27-wilhelmy - politica internacional

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34 l"isicos territorial y de recursos (por ejemplo, el nuevo Derecho del Mar). o de un ):n oblema funcional (el comercio inlernacional} En ol.rns cnsos se trata de un problema en un entorno organizacional (los asunlos mo- netarios y la deuda externa en el sistema FMI-Danco l\íundial l, o la seguridad alimentaria en Ja F/\O (ver Capitulo 5). E:n este Upo ele pro!Jlemálica, Ja condición subyacente de anarqub se pt <íctica· mente irrelevante, mientras no sob:evenga una crisis de cri1 ;\cter sisté- mico, susceptible de provocar el eslallido ele una gucrnL hegemónica (ver Capítulo 7) En tal evento, la l]gicrL conflicliva del sistema hipolar presidido por las superpotencias probablemente Lenninaria por impo- sohre los elementos constiL«1tivos de los difetmlles regímenes func1 anales. En este sentido, parece irnporlnc1te reconocer que 1::1. trama de inter- dcpendrmcias, relaciones transnacionales y acuerdos ínl.ernacionnles, de carácter específico y parcial, no puede en üllimo término clcslignrso de la existencia ele un marco de orden poli\ íco. el fin de la .Segun· da M11ndial, est.c marco hw ínicíalment.e moldc;irlo por el pre- dominio íntenmcional de los r;_;stados Unirlos M:ñ:; su eslruclura y funcionamiento rcflej:1 los cfcclos de un pi OCl!SO ele dilu- si(in del poder en el sistema inlen:acional, r¡nc volverse nnllt.ipolar en diversos aspectos ha incrnnrnnt.;do la gra\·itac·ión de adores disl in· tos de las superpotencias (ver Capitulo 9), aunque sin anula1 importan- tes elementos subsistentes ele hipolariclacl (Cápítulo ílL En otras p<1ln- brns, no se postula la oposición ni la exclusión 111ul.11as cnlre el cnloq11c tradicional y los cn(oques transnacionales y de int.erclcpr•mlencb; m:ís bien, en este Lexlo se utilizan ambos lipos ele enfoques pa1 a iluminar ·distintos aspectos interrelacionados del sistema internacional. \..\ 70,l / T !CA i N -17:: R 1\J f \ e . ; 1/ "f!-EA LI CAP1TULO 3 ENFOQUE:S TJ•:c::mrcos PARA EL ESTUDIO DE LA POLfTICA INTERNACIONAL INTIWOUCCT6N El papel de la lcorio en las ciencias sociales La ciencia exige algo m<is que hechos y descripciones de los mismos. E.xig_e una expl k<ldó11 de por qué y cómo lwn ocurrido, y algunas pre· d1cct0nc;, (o, en c<1so de las ciencias socblcs, conjelurasl ncerr::L de su comporl at11ic11lo probable en el ful.uro. En el campo de las ciencias socialP.s, como en las otras ciencias. la Lcoria cslñ llamada a suministrar poniendo 01 den en el mu1Hlo heterogéneo y a menudo ll.1comp1 rlr los hechos aislados, y a avcnlurar algunas predic· ctoncs, flH!l t:n len! a Uvas Es la ciencia la que J1a pcnnit.ido reconocer ciertas unidades en el nbigarrado cu1so ele la historia mediante proposiciones como !a ele Arnolcl Toynbce sobre surgimiento. auge y clecaclencia de las civi- lizaciones, ag111par los !lechos sociales den\ ro de delenní11adas cnlc- gorias, como lo!; tipos ideales imnginnclos por i\la.x Weber y anlid- pados por 1\11guslo Comlc. quien los consideraba como unos "liinites a los cuales se acerea cada vez más la rcalid::id sociai sin poder alcan- za¡ los nunca", o encuadrar la lucha en Lorno ele Ja conducción ele los asuntos pliblicos denl 10 ele un sistema político organizado para recibir clemanclas y lransfornw.rlns en respuestas, como lo hizo David F.aston .. 1 La b;ise ele locla ciencia es la observación de los hechos y cada olJservación pern1ite fo11nltlar una proposición segtin b cual, en un mo· llH!11lo y lugar l1;t Leniclu lllgar derló f\!1H)11ic110. La lor- n.1ulación de nurne1 osas proposiciones de este tipo, fundadas en una ng1.1tosa observación, es la condición nec,cs<1ria ele Ja ciencia, pero no es suf1c1cnle Los hcclills individunles a que ellas se ·refieren deben ser comparaclos, cla!;ificados y vinc11lados a sus causas' y posibles con:..;e- Ello pcru1ilc ::igr11pa1los dentro de clclcrminaclos Lipo!; d<Jl.a- dos de sus prnpias leyes y caraclerisLic:as que los distinguen de ol ras categorías diferentes También permite anlicipar, hasta cierto punto, el compo1 tamiento de cacla tipo de fenómenos y diferenciarlo con res· ·pecto al comportamiento de otros. 1 Arnol<l .L 'foynbr.c. Estudio 1le la llisloria ( l2 volúmenes l. Emccé, nuenos A_lres, JOS?- y J\!ax Weber, Ec<momla v Socieciad, Fcg, 1'1éxico, JD4 I y JJavid bnslon. 1 he l'o/lltcnl SysCc111: 1111 Enqulry f11lo tlw Sial e o/ Polilical Scicncc, Allreú Knop!, I1ucvu York, 1%3, y ti Svslcms A11alvsis o/ Polilical Lile Wilcy Nu••\'1\ y,¡rk /J l!Jíi5. . . .,. . .f' -

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Page 1: 27-Wilhelmy - Politica Internacional

34 l"isicos

territorial y de recursos (por ejemplo, el nuevo Derecho del Mar). o de un ):n oblema funcional (el comercio inlernacional} En ol.rns cnsos se trata de un problema en un entorno organizacional (los asunlos mo­netarios y la deuda externa en el sistema FMI-Danco l\íundial l, o la seguridad alimentaria en Ja F/\O (ver Capitulo 5). E:n este Upo ele pro!Jlemálica, Ja condición subyacente de anarqub se v1H~lvc pt <íctica· mente irrelevante, mientras no sob:evenga una crisis de cri1 ;\cter sisté­mico, susceptible de provocar el eslallido ele una gucrnL hegemónica (ver Capítulo 7) En tal evento, la l]gicrL conflicliva del sistema hipolar presidido por las superpotencias probablemente Lenninaria por impo­ners~ sohre los elementos constiL«1tivos de los difetmlles regímenes func1 anales.

En este sentido, parece irnporlnc1te reconocer que 1::1. trama de inter­dcpendrmcias, relaciones transnacionales y acuerdos ínl.ernacionnles, de carácter específico y parcial, no puede en üllimo término clcslignrso de la existencia ele un marco de orden poli\ íco. De~de el fin de la .Segun· da (~uerr<1 M11ndial, est.c marco hw ínicíalment.e moldc;irlo por el pre­dominio íntenmcional de los r;_;stados Unirlos M:ñ:; rccic11l!~tnc11lc, su eslruclura y funcionamiento rcflej:1 los cfcclos de un pi OCl!SO ele dilu­si(in del poder en el sistema inlen:acional, r¡nc ~{¡ volverse nnllt.ipolar en diversos aspectos ha incrnnrnnt.;do la gra\·itac·ión de adores disl in· tos de las superpotencias (ver Capitulo 9), aunque sin anula1 importan­tes elementos subsistentes ele hipolariclacl (Cápítulo ílL En otras p<1ln­brns, no se postula la oposición ni la exclusión 111ul.11as cnlre el cnloq11c tradicional y los cn(oques transnacionales y de int.erclcpr•mlencb; m:ís bien, en este Lexlo se utilizan ambos lipos ele enfoques pa1 a iluminar

·distintos aspectos interrelacionados del sistema internacional.

\..\ 70,l / T !CA i N -17:: R 1\J f \ e . ;

1/ "f!-EA LI .DAÍX:~:_~-

Hf\NF~ch

CAP1TULO 3

ENFOQUE:S TJ•:c::mrcos PARA EL ESTUDIO DE LA POLfTICA INTERNACIONAL

INTIWOUCCT6N

El papel de la lcorio en las ciencias sociales

La ciencia exige algo m<is que hechos y descripciones de los mismos. E.xig_e una expl k<ldó11 de por qué y cómo lwn ocurrido, y algunas pre· d1cct0nc;, (o, en L~I c<1so de las ciencias socblcs, conjelurasl ncerr::L de su comporl at11ic11lo probable en el ful.uro. En el campo de las ciencias socialP.s, como en las otras ciencias. la Lcoria cslñ llamada a suministrar ~sas cxplica~it11ws, poniendo 01 den en el mu1Hlo heterogéneo y a menudo ll.1comp1 cns11Jl<~ rlr los hechos aislados, y a avcnlurar algunas predic· ctoncs, aunqu:~ flH!l t:n len! a Uvas

Es la ciencia la que J1a pcnnit.ido reconocer ciertas unidades en el nbigarrado cu1so ele la historia mediante proposiciones como !a ele Arnolcl Toynbce sobre i~l surgimiento. auge y clecaclencia de las civi­lizaciones, ag111par los !lechos sociales den\ ro de delenní11adas cnlc­gorias, como lo!; tipos ideales imnginnclos por i\la.x Weber y anlid­pados por 1\11guslo Comlc. quien los consideraba como unos "liinites a los cuales se acerea cada vez más la rcalid::id sociai sin poder alcan­za¡ los nunca", o encuadrar la lucha en Lorno ele Ja conducción ele los asuntos pliblicos denl 10 ele un sistema político organizado para recibir clemanclas y lransfornw.rlns en respuestas, como lo hizo David F.aston .. 1

La b;ise ele locla ciencia es la observación de los hechos y cada olJservación pern1ite fo11nltlar una proposición segtin b cual, en un mo· llH!11lo y lugar cll!lt~rn1in;1dos, l1;t Leniclu lllgar derló f\!1H)11ic110. La lor­n.1ulación de nurne1 osas proposiciones de este tipo, fundadas en una ng1.1tosa observación, es la condición nec,cs<1ria ele Ja ciencia, pero no es suf1c1cnle Los hcclills individunles a que ellas se ·refieren deben ser comparaclos, cla!;ificados y vinc11lados a sus causas' y posibles con:..;e­cuencia~ Ello pcru1ilc ::igr11pa1los dentro de clclcrminaclos Lipo!; d<Jl.a­dos de sus prnpias leyes y caraclerisLic:as que los distinguen de ol ras categorías diferentes También permite anlicipar, hasta cierto punto, el compo1 tamiento de cacla tipo de fenómenos y diferenciarlo con res·

·pecto al comportamiento de otros.

1 Arnol<l .L 'foynbr.c. Estudio 1le la llisloria ( l2 volúmenes l. Emccé, nuenos A_lres, JOS?- y si~11i~·nles; J\!ax Weber, Ec<momla v Socieciad, Fcg, 1'1éxico, JD4 I y JJavid bnslon. 1 he l'o/lltcnl SysCc111: 1111 Enqulry f11lo tlw Sial e o/ Polilical Scicncc, Allreú Knop!, I1ucvu York, 1%3, y ti Svslcms A11alvsis o/ Polilical Lile Wilcy Nu••\'1\ y,¡rk /J l!Jíi5. . . .,. . .f' ~ -

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36 [] l?.11/0r¡11c' /l,Jst, os

r::1 1est11!:trlP ele estos procedin1li:11fo:; !(1¡:lcos es un;i r:cnc1:<li7.:u!icí11, SPí;tin la cn:il cier!n r~rupo de fcnti111p110.<; 1 Íl'ndr. a fo11nar prir !r: ele 1111:1 dclcrniinad;; cslructurn. o c11amlo ~;e prr<srélllan del•~rminad:1s co11rlido· ncs, prolJabkrncn(e ¡1roclucinín cic1 !o:; efr•dos. U1ia r;cncralizrici<ín no se rrfit~I e ri 11n ii«"1:lin ai;,l:1clo, :;inu que .<;e !.>asa c:11 1m.rr.l1os 1!1<clins. Es utlliznrlri ¡1:1ra rr:velnr las vinr:ul:1cin11r:'.; r~xísfcnl.cs cnlrc ellos o parn picdPcir las consccur:nclns que sr~ dt<ti•:nr:'i11 tlr: coa consl.el:lci(1n ele circunstrin:cia.<:

El nivel rlc r:cncraliT.:icicín rn:ís allc1 e:: la tco1i1i. llll'I lr.orí:t r.•; un conj1mto de ¡~,-.ncr :tlizacio11cs q1ie ak11 ca 1111 ¡:1 nn 111'1mr!rO de hechos, que cstr'in rcl 1cio11:1clos entre sf y p1 c~:rt11I :rn ci•.trfa 1'.ol!t:rcnci:1, 'i c11ya intcraccicín p1o<lui:c dclc1111inado.s IC'S•ill:1dns r¡tH! C'S posible antitipar con <ilgün r;rr rln de co11fi:111?::i. L:1 lttorfri, ndr!tn:'1s, cuando es lcc1111d;1, nbri.: el <:amino a rn1ttv;Ls obsr.rvaciones y gcn•;ralizacir.l!H:s q11c a111pll:1n el cnmpo del corwci111iento. Nos rC'fcrirnos a ct;tas ngrupacioncs tle fenó­menos cuand<:· liabiamos ele cliclaclt1r a o dcinnf'racia, ele: rit1!.m id ad rado· na! o carism:\lica, <le socieclacl rnodcrnn o ltadicional, o dr. economía pbnific:ida n de merc:ido .. Las cicnr:in;. :;nt~i11lr.:. no sr. pueden dcc.:1r1 o­lln r sin lcorfa 1

Ln ncccsitlad rlc fo teoría en la> 1e/r1cione~ i;;fr:1 nncionolcs

Por ser una dr< hi:: disciplin:is rn:ís jr'ivrmcs d¡~nlro de las cicnci:is sor:ia-.. _ks, .... cL .. esludlo .... dc" __ J:L .. ¡.10.LLLica "-lnt.n1:nac;i(.;q;i"!--!T11f~clc!1--0lr.--1111n··-pl'olr:H1fUldf\"" ------.1-

indcfir)ición en cuanln a su r.:impo 1Jc cc;l1trlin, lndefinicit\11 que f'!l :.u tiempo afectó :i otrns disciplinas rnñs !lllligu:1s. Ello :·•e debe a r¡ue la unidad de In rcalid:id --Y por lo !an\o' rlc ];¡ ciC'nch-- de!r.rmina que en el universo Indo sr. rcl:icionc con Indo y ;.cri !lifkil lra:-:nr fronteras clnrns cnl1'e los distintos cornp~irtirniento:; en qt1i; SIJ di\•irlc PI conn-r.imiento, Es lo es lri que dele1 min<i qt1í!, c:urinrlr.i sobreviene 1111 c:lll1llio cultural, el tr;insítri rlc una époc::i ;1. otrn, s1l!jl1 un nur.vo paradigma cicntffico que influye y rcvol11ciona !mlo.s lo:; c;11npos drd saber. como lo han obscrv<1.:lo d!vc)rsos nulmcs.J Fn el temn que nos oc11pri, esa inde-finichín se acenltla pues, debido nl m'1111cro y varicrlnd ele las vri1 ia!Jles que intervienen en !ns relaciones inlcrnacionalc;,, se tr;tln de un calllpo de estudio que debe acudir a olrn;; disciplinas. como 1<1 llislori:1, el clrne-

r cho, y la r.connmía Uno 1c!u Jos principalc!s obstáculos p;tra ln con­solidación de lo~ cslucliosJ i.nl.e~·~acíon:ilc~ corno clisciplim1 a::ridr'rnica, y para su Ult('rtnr moclerp17ar,1on, ntdico durn11te m11cilo t1e1npo en Ja irnposibilidrd ele lriisC".~llrlcr 11na visi()n u11irlit;eipli11riria, ya fuer a ésta provenie11le de la c1ljplnmar:ia. l:i hisf 01 iri, el (krer:ilo o la p,eo

1 Ver Nicolá' S rirnas~heff, l.a 1'Mrln Socio/d0 iro. FCJ~. i·V,ico. 1%1 <pul.ili· <ada por pri111cra \'C~ {'n íng!Cs en 1955); Piti1i1n Sn1uldn, Sncir.,lorl, Culf111a 1¡ J'crso­nnlicfad, UNAl\1, idé;.:k0. 19~();1 L Cos17r y 11 Ho:;crnbcrr; (C'dilnresl, Soclulogiu1l Theorp. A Jlook o/ llro<ii119s, ill;:icMillnn, Nueva York, !9:i7

J Ver Ilnns Kuhn, 7/ic Sl111cl11rc of Scicnlific l/c¡,r;/>1lirJ11s. tluev" 'iorl<, 1%11. En el pinno d~! la Jli"torL"l co11t6u1po1 fine~. Paul Jf1lm.~on, en A Jli..:.to1 y 11/ llic 1Hnlfrr11 H'orlrl, \Vr.idcníeld and Nkholson, Londri:oli. Hlfll, ci{rn Pl cr~n1lr.-nN) dt:l !ligio ?C{ co !n cr11r:rg~nci~ del rrlativis1110 C'll la cfl:nr.:iri {F.lnsl<~in). ln sudr.dítd {J\far:-: y !lllS cp~gu· nqs) y ~11 la prapi;1 mente humnrrn ( FreudJ.

.f:I cs111dio efe /,1 ¡mliricr1 intcrwrciorrnl U .1/

gi:ili:L F:«n ilificul!nc\ l:i;nbién revela ln ausf:rv:ia ele tco1 ín, Psi o cs. dP u1¡:1 vi:;iLlll lo suficlenl cntC'r1te general ncerca ele la es! rucl ura de Jos f1·1¡¡í mcn(rs qrre L'Olllpre11d!~ h polílica irtfernaciona[ cnmu p;ua porler ruwli zar s11s clil ·~isas cuucaknaciones. nunqu€ pnrn ello fu•:re ne\'es:,rin ccl 1a1 in:mo ele disli nl :ts perspectivas.;

fnr:h1so. IJ!ln vrz que los csludios inl!'rnncionalcs se cslal>Jcr:ic·l\11t como dl:>cipli11a acnc!é1nicri. su visión tendió a r¡ut>clar fuertcmenlt! li111i [::ida por rl ;ll edorninio dr~ teorías conslruiclns en torno rk un¡¡ v:11i:i !Jlc f111Hl;u11e1tla:, en desnicdro de ln consid•~rncic\11 prcstad;i "otros faclt>rcs

La 1 curia convencional ele la polit.ica lriternacion:1l, que r.s Ja que bajo el isl i 1 ti :1s versiones rnñs lrn influido hasta ai10rn, sostiene que t~sta rs t ;I co11<:lilt1iila por las relaciones entre estados mre persigllell su intcn<s

rn1c·io11;ll nwximizamlo su cuola ue poder a c:{pcnsaf: ck olros Como sr ·,·1:1 ;i más ndelanle, esto representa un:< siniplificación que, si bic:n p11d1) dt'scriliir los rasgos centrales de la realidad intcrnndonal rn otrns

époc:-1s, hoy dejn Iuera \'ariables q11c han pasado a ser (undamenlaks, corno la ecrn1ó111ica, lr:r'.nolóe,:ica. cull.ural e illr.•nlógic<1 La c0mpll'!jirlnd de la re:llid:id internacional contemporánea 110 :;e presta a esle tipo de si111plificacinn1;s y ello plantea otro desa[io ~'la leorla ele l:ts 1el¡¡f'inn•_•s in t. 1.: I ll ~' ci ona les

\lno r!r; psos rlesrifíos radka en In necesicfad ele conl:ir con prcdic dorws 11·l:1liv:1nienle f'Onfiables acerca de la cvolucícín ptobable del

-- - &k:;.t-~t-n r t----t.i-1t-c~-Ft+rH~i011n+--c01-rte-nT¡)o-rfrtleo-y---tI-c--·sus--p·ri11ci prd c::;-··actnrf~s-=----~:{ a---------~---- --- ---------- ---h t~111m; vh!o que ésla es una de las funciones q1w r;cneralmr:ole f,f' :it1i bup; a 1<1 tc111 ía en el cnrnpo de las ciencias sf1cialcs_ En nuest1 a disci-plina r<sta rircesidad se vaelvc particularmenle imperiosa dcbidll a q1tP,

cn111n ~'r' ri•er¡noce clcsr.le las mú;, diversas ver li«ntr.s, ('I sislerna in1cr" nHcio11:!l e~Lí atravesm1do serias lurbulew;ias, está experimcnl:rnr!o l.1 anslnnnaciones muy profundas y se carncleriza por la imprP.visibili-1fa11 y la i1Jccr(itl1n1itl!(;.' Corno estamc1s hablando ele teorin, no nos I('f0

rimo~; aq11í a Ja nccr.:;iclad ele predecir acontc;:in1ienlos singulares, sin0 a l:t d(' exlrnpolar con ect amen! e las trmdencias que prednrninan r.n la ;1cl.trnliriad a fin de anticipar p1obab/es escr'irnrios y ajustar ¡1 <1ih's

hi Ct'JHirw!;1 cln los eslarlos, !ns empresas y los individuos F]ll el mediano y !ri rv.n plazo En esll' p1tnlo el pripeJ de la teoría consiste ('fl presenlar una inlcrp1c!ncicín correcta de la estructurá de la realidad inteniacionril conler11pr¡ní11e;1 que peimíla idcnfificrlr sus tc~ndr:"ncias priricip;1!cs. Las ¡ncdi1:cicmes lmsadas r.n la estructura 'descrita por la leoría convcncio· 1 ial die 1 ns rc:lacirines internacionales han fullndo E'll cuestiones lan f1md;1111f'!tlnlPs como la evolución de Ja Guerra Fría, l:i. pi oxirniclntl d<'!

1111 iu·1;er co11[]icto m11ndial. el porvenir de la mullilateralidad, la con-tinttacidn o el rnstalllecimiento de la hegemonía de Jos Estados Unidr)s y lri posiiJilirlrid de m:mtcncr indefinidamente el congclamiellto del po-

' f\. r::. \Vor>c.lrna.n, "1lu! tJncxp~ctcd in the lnt•!lnnlional Systc1n", en GoV('.TTHI11ct• o/ lite l\'r1lrrn J{cmispr1crc, Tlle Ar.pen lnslilulc, 19112 y W .. A5cher y W H. Overlwf•l. Sl1ale9ir: l'l111111f11p and Forr:(11.<l111¡¡ f'n/ilical ll!sk a11d Ecmwmic Oppor!ul!it1;, Wlley, Nucvn Ya1 k. 19111 /<?-

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38 básicos

der mundial (incluyendo no sólo sus aspectos políticos y mili lares, sino. también otros de carácter económico, l.er.nológico y cultural).

He aquí tres de los. aportes que nueslrn disciplina espera de la teoría: definir su campo de estudios, proporcionar un mapa cognitivo que permita describir adecuadamente la estructurn y el funcionamiento dd sisttma internacional conternpo1 ~ínco y sus tendencias dominantes y r1'.rnctr, cCJn base en &ilas, pn:iyecciones relnti\amente confi;:ibles.

Algunos antecedentes históricos

La teorización en torno, a las reladoncs internncionriles lia surgido, aunque fuera en forma incipiente, cada vez que se afirma In presencia de los estados nacionnles. Al accnt.ua rse el conflicto enl.rc las ci11dades· estados de Ja Grecia Antigua, la visi6n idealista de Homero. q 11e creía en la posibilidad ele una confedernción y la preconizaba (contra el enemigo comtín, que era Troya), fue rcemplazncl¡i por la visión más renlista o trágica ele Tucídidcs, qui·~n trató de rneionaJizar esos con­flictos, cxplicanclo ele una manera i;enern 1 las cnusns ele Jn gur.rrn y sus desastrosos efectos sobre ln socicclnd griega .. El rcsutgimicnlo del estado corno consecuencia de la superación de la sociedad feucl<il y el debilitamiento del Sacro Imperio dio lugar a un con! rapunto .similar entre los que creían firmemente en la posibilidnd de s11je!.ar l<ts reln· cioncs entre estas nuevas pero pujnntes unidades po!ítirns n un orden moral comtinment.e admitido, desde Marsilio de Paclua hnsta Hugo Grocio, y los que llegaron a la conclllsió11 ele que el ünico imperativo en bs relaciones interestatales consi:,tia en aumentnr el poclP.río y la seg1iridad del príncipe (el estado), siguiendo la lradki1)n intelectual que va desde Maquiavelo a Hobbcs. Es interesnntc notar que, si bien la comunidad intcrnncionol contimin sujeta en buenn mieclídn nl r:stndo ele anarquía clescrilo por estos últimos, no fueron vailos lo!; esfuerzos realizados por los primeros para proponer un orden inlerm1cional (sea global o parcial, como en el cnso tlel uso de los mares l, basado en· principios morales, "la mayoría de los cuales h?.n sirio nceptados y puestos en práctica en las relaciones internacionales desde h épocn de Grodo".5

Con tocio, como hemos dicho, Jo qnc prevulecicí en el mundo mo derno fui: la anarquía y el conf!ido en !ns relaciones interestatales, ciando lugar a una pníct.icn qtw, c011sliLuicln en dor.lrínn, fue a nuestro juicio el primer antecedente ele la t e:iria convencional de las 1 elnciones Internacionales: la dt:I bal;:ince tlel poder E:sla cloc! rina, que inspiró lns reladcm1,:; cnlrc los estados europeos durante los c11<1lro siglos c¡ue median enl1 e In Guerrn. de los Treint ;¡, Aflos y la Segunda Guerra Mun­dial, tuvo distintos significados .. "En un sentido se rc[ir.rn a una situa­ción de equilil.Jiio en que el poder es dislrilluido entre dislintos estados.

5 Ésln nprcciar.ión e:;tá lomada ele la obra dirigi<la por el hislorindor Mnx Snnlle, La lftrnin11idad a Través de los Tiempo~ {Tomo II, p 251), Editorial Prnxis, Barcelona, ¡95g, Sobre c.~le pttnlo conviene re!erltsc al Cnpltulo 3 tkl rirescntc libro.

El estudio de In i11teniacio11al 39

JE! segundo sentido :;utge cuando ese equilibrio es perturbado: si un estado loma la primacía, y otros forman· unn coalición contra. él, esa coalición es considernrln como un "bnlance", aunque en realidad es el contrnpeso meclianle el cunl dicho bnlance puede ser restaurado. En un tercer sentido se puede h::ihlar del que "controla" el balance del poder: aquel lwlnnce se reficrt~ ni decisho i11crc111cnlo de P<'Sü o di' Jh'Ot'r qua un estado pin'de apot tar ni equilibrio entrn las naciones'', convirl len. dolo en un elemento esencial pnra una cleterrni!lada coalición.6 D1~ esta práctica nnció "la mrís antigua, más persi,stente y mñs controvertida rle todns Ja tco1 ías de IR politicn inlernacional".7

Las controversins s1~ deben a In rrmbigüieclad que rodea 11 este con­cepto. E. Hans ha encontrado ocho significados diferentes para el tér­mino: l l cualquier típo de distribución del poder; 2) un equilibrio o bn!nncc de poderes; 3 l una situació!l de hcgemonín; 4) estnbilidnd entre un concie1 lo de poderes; 5l inestnbilidad y guerra; G) la pol!tica del poder en general; 7) una ley univcrsnl tic la historia, y !J) una mela para. los que fo1mulan la política

En sum<t, nunq11e el lrnlnnce del poder es un concepto que dominó la polílica internacional dllrnnte cuntro siglos, hoy resulta insuficiente. Ante todo, por su ambigüedad o acepciones mültiples. Enseguida, por estar circunscrito n un período histórico, <tunque prolongado, y a un escenario: el concil'?rl.o d1.! las naciones eurnpeas. Por tilLi1110, por expli­car la política inlcnwcional en función del esfuerzo realizado por los distintos eslnclos parn inc¡emcnlnr su cuob rle poder en relación con otros, sin preslnr s11[icicnte atención n las fw!tÜes de dicho poder ni a sus objetivos Con lodo, esla doctrina d1~ alguna manera sirvió !le basn a la tcorfa r:lf1sica de las relaciones inlernacionales, y sigue ulili­z<indose en análisis contemporáneos (ver Capitulo 7 ).

La expnnsi<Jn europea y In ern del imperi11lismo nlrajeron 111 alen· ción hacin los fact.01 es gcopolilicos en !ns relaciones internacionales y éstos, a su vez, con( rillllyeron a fortalecer ln concepción clñ.sica de la política mundial. E:slc eníoque, dífuncliclo desde uecliados del siglo pasado', subrnyri lrr illlport.ancia de la geografía, Ja población, los recur­sos naluralcs, Ja siluaclón eslratégica de los estados, Jos tnmsporlr.s y las comunicacío11es 1Jno de los inicioJorcs ele esta eseueln fue Alfred Tlrnyer Mnhnn, un o[icia\ de mnrina e historiador norteamericano que, basado en In obscrvnción del surgimiento del Imperio Británico como un poder naval, dio gran importnncia n los mnres, las comunicaciones mnrllimas y al p:1pcl de los cslrcchos en la polflicn inlcnrncionul. l\lahan sciín lr\ q uc en csn ¡;,poca G ntn B reta tín con l roln ba lodos los accesos marítimos de im¡iortnncia estratégica mundinl, exceplo el Cannl de Panamñ. Sus ideas influyeron en el Presidente Theoclorc Hoosevclt, quien contribuyó decisivamente u convertir u los Estados Un\dos en

• H. 11 l'allncr y J. Kollon. A l/istoq¡ o/ che Modcni \Vorld, A. Knop(, Nueva Yo1 lt, 5! cdicitin.'í!l70, p, 154 Véase también el Cup!tulo 7 de este libro.

1 De nc11crdo cn1t el capitulo introductorio de la import...·mlc obra de James E Doughcrly y Hohr.1 t F. P!allr.grnCI, Co11le11rliri9 Thcoric-' o/ lnlerriatio11al Relations: ../:r­A Co111pr.,/w11sil!r S11111ev (o.i·r,11ndn cdlcl6n). lln1per nnd flow. Nueva York. inr,1, p. 2.1

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urn1 poleucia navaL Pocos :\líos clc::p1H's d1: la puhlit:ar:i1í11 d1' s11 n\Jra, en 19iH, Halfc·rd ~.I;u~kindcr prcsc11i;1 :i11k la Hciynl Cr:o¡.:wpl1ic Socidy otro libro en qllc plan lea q11e lu !1•1;nol1:¡~ia --Jos rr,11 ocanilc:'. r:i mo­tor de combw.tj¡j¡¡ illle1nn y !::is mndc1nas '.:an1~i('1:ts·- ¡rnerll'll dunlinar el hi;1lc1 Ion el :· que •:1 "1í1 ea pivolnl" dE l:i polil.ica i11tl'11wc:iqnal srm !ns vaslo:; terrilo1 ius q1;e se exlicndcn C'lll1c E111n¡,a Oricnlal y la:; li:rn11-rns sibc1 iann:;, f\la·~ldncler hizo 110Lnr q11r, léu1na, 1111 j)Oc!t.:r len il<Jrhl, derrotó n In n 11al C;trlago y convi1 li<í r!l l\Tu.lilerr:\ncn en un lago i111pe riai Del rnisir:n m1irlo. c:iuliu Dnuhe\, 1:n i1tr~c1dr:10 ilalinno, antkip<) la trasccndeucia de ia fue¡ ;·.a nr1 c::1 y, mñs 1 ('CÍPnlc1ne11tt: Il y l\l Sprout trntaron ele rc.;upcr,,r 1:1 i111port:mci:c del 111cciiu :11111Jic:1le transloi 11wrlo por Ja le1~11olugh di:sdc el pu11tn di,: vi:;!:i <Ir J:is 1 elaciones inll·rna­ciomlles.'

Ln btís(jl!f'rta pr~rm:rnente del l;nl;1ncr: fiel pc.1rlcr durante Ja Edncl Moclcr11n y ln:: crJ1Hiiciones c1 cadas por la 1~::p:rnsió11 irnperialisla r!u­

rnnle el siglo ¡::i.,:1rlr: prcp::irnrnn el c:rn1i111J p:ira 1:1 polll ica del pocl1•r qw~

inspiró a !ns 10lacio11r:s entre los csl:1llus n p::ntir de la l'rimt>1a Gtlf'rrn

Mundinl y, muy pnrliculantH:ntc, en ,,¡ ¡ic; íotlo r:omprcnclido entre los niíos :rn y los :u-11>s fiíl. S11 Pxprcsión t:w ln r·.~c1H·ln cl:i:;ica o realista do las rcl::v;ioncs i11lcri1nciP1:;il<~s. que conli111.ia ejc•rcic,ndo nnn ir1fluc•11c:ia r,repondernnte lmsta nhora. Esta e~:c1tcla ¡ia1 Ir ele la bas1! ele q11e el sislenrn i11tc111:wionn! es una socircl:icl clf' 1•st:ic10:; que~ c:ircc:c11 de 1111a

autoridml central que rcsuclvn s11s disp11t.ns y clisl 1 ibuya los 1ccursos enl re ellos. por lo c11;1! cada rnicmhm debe «Se¡>.itrar la consecuci(;n r!e sus propios inlcrr;sí':". En dicho r!slado de rn1:uq11ía es r•videnlc q110 lo que un estado pi1C'rle lnr;rnr en la política inl.ernndn11nl depende del poder que tcn¡~:i 1'01 eso cnda eslaclo prnc11rn ncunrnlnr tn11t.o poder cuanto pueda. Nalurnlmente un csl:iclo tiene rlivi:~sos intereses, prro el poder es el llleclio universal pa1a alc1117.arlos. Jl~H:s t,Jorgenlliau, el m;ís conspicuo cxpn11entc de esta escueln, rlecbi a ''c¡up todo P-slacli:;la piensa y nc;;fúa en lér111i11os de intcrpscs dl'fi11idos cn1110 poder". En unn perspectiva Jii:olcfricn, como la que se nclnpla en csLn introd11cció11, es evidente que la trndicionnl luchn por el IJ¡1bncc del poder contribuyó clccisiv~1111e1!tc a fortnlcccr cslc concepto

"El solo acto de corregir el balnnce de poder llcvn con el los dP.­mentos de nue1·ns pe1 turbaciones. La dímín1ica ele la política tlel poder hace esto inevilnble El antiguo clcfcn~or dC'I st11t11 q110 se trnnsforrna, por su victorln, en el ngrP.sor de hoy, y de q11ic11 :;e vengnr;ín nwí1a11a Jos que ahora Ecan dnrotncios. La amhicic\n clcl vic:Lorioso que se alzó en armns pnra restalJlccer el lJalnnce del pode;-, as! como el rcsi::1tli­miento del perc.edor que no p11tlo rcclrnza1!0, tienden a hacer del nuevo

A Alfrcd Tha;rr Mallan, Tl1c lnf/ucncc n/ Sr."lJ"'""r U1ic'11 lli.slo1.u, 1Y60 InJ, Bos!on, l!.lU7; llalf nrd i\!ack incler, "The Gco¡:rn¡jhir:al l'il'ol oí Jf islot y'', ¡,,,,,_1, e:;, Gcourapliical Jounrnl, abril de HlOl; Ilarold y hlarr,arcl Spro11l, ·111c E1:olo9icnl Pcrspcctivc 0¡1 l/1ww11 Af/nirs, witlt Spccial llc/<:ic11cc to 111tcrnalio11al /'olilin. Prlnc:clon, 19fi;i.

f:/ c:,twfio de /a ¡·n/ílica ir!IC!ll!ICÍ011p/ [ .J <\I

equilil>1io \!11 p1111lo i1wisible tic t1ansición desde una ¡w1tm1Jad(>11 ;; otra " ''

f:l :.urgimicnto de mtillipli:s estados sober:<nns y su ulterim ex pan :;ió11 i:11pr;1 ial, In a11scncia de una autorld:id ccnl:rnl en h cornu11id::d ir1kr11a;;ionnl y ln lJ1ísqucdn consta11!c~ del baJa¡¡ce del ¡iorl\'r gcm'r<tH.l!l 11na visii.'>11 que hizo d·~ •'sie concep!o el elemcnro centr~tl de Ja f\(>tlli1 :1

n1111Hlial, que con f1ci::1t•ncia pcrmitiü explic-:.r 1~011 con:;ide1alJlc rf':di:;­mo el nconi"cer i11lc.·n1:11:imml y prC'scribir la cC>nducta c¡11e dellia11 des-11l1:gar l"S !~'.<t'lclos f1•:!!lc a eleter111i11adas cl!i:unstanc:ias.

J .:1 c:orucla cl:ísica r; realista es considerada ac¡u[ comu la perspec­tiva dn111i11anle en Ja polllica internacioual, au11 cuando hs lendenr:in::; clesa11C1lhil:i.<: a pn1 Lit de los años '/O hayan clulcrminado que pPrcliPrn una ¡ 1<1 rt <.~ i;o despreciable ele su valor explicativo.

No es fncil clasificar las diversas perspediv~s teóricas clc la p()\ili<:a intc1nr1cic111:d ¡11optwstas durante el tíl! imo medio siglo a par\ ir de cstPs nntr·crdPnfe:; históricos Ello se debe a su hctc1'lgcneirhd, a la nu.<:rncia <k pri11ripio:; gencrnlmenle admilic\m; (con ln JM.Sible excepci6n de aqu" llos p1oporcio11aclos por la escuel:i. realista), y n la falln de un cksarrollo c<11wPpl.nnl :icum11lntivo. f;,slo se explica, a sn vr~z. por(jur~ estos plan tca111i!'1llos r:a.<:l sie111prc han s11rr:itlo de lit Lurliulenta exp<·rlt!IH'ia di'! qw~li:i•:r:r i11ter11acional, o la han seguíclo dcsdc muy CP.1ca, sin loni:11 la di'.;!;nwia r~ccesarin pnrn una ndecu.ada reflexión terídca. l<:sto hn (lc·­lc:1111l11ad1J q11e' con fn:cu<!ncla tlk:has perspectiva~; ~;e b:~se11 f:11 In "'""" 1 icncia 1·111piricn, sin ayurla suficiente de nqucllos principios filosóficos y epísl1!1nológicos que lan esencinles ·son a la 1 \'Orla (una deficiencia q1ie, sin embargo, es(:npa a los limites ele este texto).

ne nlr,w1n mnnera esle capít11lo eslá organi1.acto en torno al H·nlis-1110 J.;1 primera sección se refiere a los principales ckbales en que esta 1~f;ct iela estuvo involuc1 ada, algunos de los cuales se refieren a aspee! '.lS dP. .st1sln11da, mientras que otros girnn en torno a opciones meto<lo­lc5gica.s. La si:r,uncla incluye algimas !corlas ele Rlcance medio que com­ple1nenla11 la visión r,lobal ele Ja teoría co11veneionaL I.a tC'rcern .se cenl1 a en lns principnles escuelas inlerprelaUvas acerca de la 11al.11-rnle7.:• dd sistema ínlernacional q11e mayor prepondernncia han !Pl\ido en el lH.~:íodn más n•(:ienlc, un ¡wríodo en que dicho sistema cn1rHnó a sufrir cnrnlJios proI1111dos, dn11clo lugar así a interpretaciones C(•!l·

trnpue;,Las

LOS l'/?.JNCll'!ILES JJEIJ117'ES 1'Eóll.ICOS

lrlealislllo uc1 sus realismo en política i11tcnrnciu1wl

La Plin1cra C:uerra lVlulldhl debilitó conside1ablcmente In crectlhilir!ncl de l::i t eorla cl;\sica de la política internacional. La falla de res! riccioncs

? To111aclo ele Hans J l\fnrgcntha11, l'olitics Am<Jnq Nalions, Knopf, N11ev:i. Yo• k, /( -1973, 5: cdici<Jn, p. 21 L

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·12 bd.sicos

a In acluacíón de los estados y la b1isquccla pcrmnnente ücl balance del poder pasaron a ser considerados como una grave a nwnri,,;a contra la paz mundial mientrfls surgía una nueva escuela d8 pensamiento. cuy!l principal expresión polltica en las negociaciones consfguicnlcs csluvo representada por el presidente Wilscm, dr: los Estados Uuidos. í::ste exig!a la renuncia a la guerra como instrumento de la polfl ica exl erlor, el reemplazo de la btisqueda del balance ele! poder por la fülo¡Jción do mecanismos de seguridad colectiva y el eslablecirnienlo ele un orden internacional garanllzndo por la creación de lnslitucio11es doladas do facultades efectivas para salvaguarda; lo.

El enfoque ídeallsta dominó el estudio de Ja política interrrncional entre las dos g-uerr(l.S. 10 Su primera presuncl<\n consistía en c¡1rn el forta· lccimlento de la autodeterminación nhcional conducirla a eliminar una de las principnles causas de la guerra, y que esto se Jog1 aria organi· zundo bajo In formn de un estndo lnclc:pcnrlienle a los dlslintos gr11pos nncionalcs europeos hasta entonces oprimidos dentro del marco de organizaciones pol!ticas mayores, lo nuc efccllvnmentc consli Luy1) uno de los objetivos fundamentales clel T1 alado de Versal!es. La :;q¡unda, en que otra de las causas de la guerra son los tralridos secretos entre los ~staclos, por lo cual los idealista!; rer:lnrnabnn el fin de Ja diplo· macia secreta y una mayor parl:lcipación püblic:a en Ja cond11cci(ín de los as1mtos internacionales. Por tillimo, los iderdislr1s rech:17.ahan Ja política ?el balance de poder y propiciaban Ja adopción de un sistema de serrttndad colectiva Internacional, basado en la rerh1cción riel poderío militar ele los estados ni más bajo nivel posible y en el cstalJlecitnicnlo de una capacidacl militar conjunla por parte de la comunidad Interna· cional, la cual garnnlizaría· su seguridad conlrn la agresión armada de cualquiern de sus miembros. La materialización de estos postulados requerla la creación de un organismo polltico mundial en donde estu­vieran representadas todas las nacionalidades. se discutieran IHihlicfl Y multilateralmente los problemas y se f!doplaran medidas cokclivns para preservar la paz y la seguridad inl.ernacionaks en caso de amena­zas graves. En la pnl.clíca este lillimo r1mto c1 a el f1111damenlnL Su curn. pllmiento suponía que dicho organismo muncUul debía tener facult.ndes para determinar el s11rgirniento ele una agresión por parte de un est.aclo Y pura coordinar la respuesta de los otros, a.sí como tmnhién para agl11 linar In voluntad de éstos de parLicipar en una respuesta colectiva. Lu Sociedad de las Naciones fue la expresión de estos c:onceplos y la falLD. ele voluntad política de los estados vencedores en la Primera Guerra Mundial para oponerse colectivamenl e a los !inccsivos desafíos de la derrolada Alemania fue la causa de su crisis.11

No es de extrañar que el debate entre idealistas y lealistas se con· lriua, entonces, en el lema de Ja sf·guridacl colectiva. Los iclealisl<v; reclm7.abnn la clescripción clásica del sistema inlernncio1wl ¡1orque con·

' 10 Uno ele los mejores nndlisL~ de este c!ehnte se encuentra en l~tlward Ir Carr,

Ths Twc11I¡¡ Yean' Crisis, In!U·\939, r.fcMillan, I.onclres, l9~9. 11 Sol.ro este conccplu ele s.~gur!clad colri:Uvn, ver !nis [. Cbwlc, Sworrls i11lu

l'lo1i;.~har~s. llnnclom Housc, N11evn York. 19'/J. 1~ edición. capll1.1lo 12

i111i:111r1cio11a/ [] 43

sitleraban c¡ue sus consec1iencias eran inaceptables.! Los rcalislns se mofaban de la visión de los primeros por pt esumir que los estados podrían est::ir dispiiestos a dejar de li!clo s11s propios intereses pr.1a nyudar a una nación anwnazada aün cuando ellos mismos no corriesen peligro inmediato. De esta manera, estaban reiterando su apreciación de c¡11e la búsqueda del interés nacional meclianle el uso de sus recur. sos ele poder es la conduela nalu1 rll ele todo estado, y ele que ello condur:e lógicamente u que ésle busque acrecentar s11 cuota de poder, por lo que la teoría y b prñctica de la polilica inlernaciona\ deben ajuslarsc a esta realidad. Segün ellos, eran Jos idealistas los que estaban poniendo en peligro ht pa;r. mu11di:1! ni proponer una fórmula utópica basada en el eslablccimir:nto de un sistema ele seguridad colectiva: y al abogar por el clesa1me de los cstndos nacionales .. 1i El fracaso de la Socieclad de lns Naciones, ln incnpacidnd de los nliaclos parn dele11c1 la cxp<rnsitín alemana y el esl a!lido ele la Segunda Guerra i\1undial fueron atribuidos a la ingenuidad de los iclealistus y contribuyeron poclerosamenle n Ja restauración del pensamiento clásico.

La r¡uerclla e11llc cicrnlificos y lrn<licionalistas

Des¡'.ués r¡ue el dciJ;ite c11l.re realistas e idea!istns perdió su vigencia surgió una nuev;t quPrclla, que dominó la disciplina durante los aüos cincuenta y sesenla, entre el enfoque "tradicionalista" y una nueva escuela que pronlo .'3e autodenominó "científica". Varias diferencias l~ ?ís!ingucn ele! anterior debate .. El primero se había originado espe· c1f1comenle dentro del cnmpo de las relaciones internacionales y se mantuvo confinado a t.'1, en lanto qlle el segundo fue una consecuencia de la revolucióu "behaviouristn" en las ciencias sociales e incluso penetró lnrdínmente r11 el dominio de la polilica internacional. Ademñs, mientrns el primero se referin a cuestiones ele sustancia, la nueva q.ucrell~ se centraba en problemns metodológicos. Por üllimo, las posi· c1ones involucrndas en el nnterior debate demostraron ser irre·;ond­liables por 11punta1 n 1'1 naturaleza misrnn del sistema internacional, ni mismo tiempo que tradicionnlistas y científicos terminaron enlcn­diéndose y proclucicnclo un virtual sincretismo entre sus respectivos enfoques

Después tic la Segunda Gueua Mundial, un creciente número de investigadores comlm7.ó a emplear métodos científicos, a evila.r Jn apli­cnción ele nociones gcncrnles y utilizar conceptos operac!onales, y a proponer teo1 ías explicativas, sustentadas en una bnse cmpiricn, en Iu­gnr de las tcm ías nornrnli•Jas que habínn dominado la disciplina en el pasndo, pa1 a 111ilizn1 la cJLstinción con que comienza uno de los 1iri­mcros libros de Iloffmannu Su método se basaba en la formulnción

11 Dos nnñlisis cxcclcnlcs de csln conl rovcrsia sr. encuentran en Cilndwick F Alg0r, .''Intcmnlionr~~yctnUons", en Inlcrnalio11_(il E11cycfopacdia of t11e Social Scic11ccs. l\!ncM1llnn, Nueva \ om, 1!1Gll. pp. Gl·G3 y en Qumcy \VrlP,ht, T/1c Sludr¡ o/ [nlcn; .1Umwl ll.c1al1011s, Appfclon. rl¡¡evn Yo1 k, J9!i5.

. lJ .Slanlcy Jl. lloff1n:rn11. Co11le111710rar!I Tllco1 y i11 l11lcnwtionn1 Rclations I'rc11· t1cc Hall, 19"0 (Vr.10.itln e'pa1inla <le F:clilnri:tl Tec:nns, ~l:ufric!, HJG~. 21.1 / J -

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de hi¡,ól•!sis clt! t1f\li:1jo cuichdosmncllle ddinitl;is :ict•rc;t de t.ldr.r!lli­niuios hcch,os o comprJrlf\n1ienlos snci¡dcs y r:n su vc1 ilicadó11 c111piric;i. basada en el an:í.lisís de 11nn abund::u1lc it1f<>1 macicjn J•:lla pcnnil ín pro­poner hipótesis m:is 1 cJinatbs, rnladonnrhs c11l 1e sí e inlc¡(rnl l:is en el mnrco de gr11eraii,·:1cionr.s n1:is ;irnplia:;_ Csto a s11 \'<;7, hada J'Dsihlc ::inticip<ir el co111porta111iento d¡; los fr.nrin1e:H10. c:;lttcliar!os a Jl<li'tir clel conocirnicnln <le s11 f1ccucncia csl;iclioli-:::1 y p:1s:1r, r\t: •~sla 111nnr:1n, ele un;i. froría dcscript i':a a o Ira 111<"\'.; pro ha: iil ísl ic:1 C:u:1rnlP la r:SCll!!la "bch<1''iourista" pc11dró en el estudio dr~ b poiílicn i11tcrn::icinnal, sus cultivado1 es lr:1clicionales --m:ís apc¡~:1clo:c; a 1;1 ilislr;ri:1, a la p,eopolilica, ::i la diplomacir o al derecho- ccrr;u on fil:is ctinlrn lu:; invnso1 es, quie­nes, consklcrándose los primeros poi 1 <tdOrPs ele \111 enfoque verd:\!Jcra­rncnlc científico, rcsponclicron nHmus¡ircci:111do a los primeros.''

El dc1Ji1lc 111a11t uvo pcrm:u11~t1ktncnlc un ntlo nivd de clisr.usiün. Los t rndic!o11:lllst f\S tlllnca pll[lícro11 dt'ino.<;lrn r pm· q11é la deff'11sa tlc sus fuentes de infmmación y sus mcil.oclns <le: nn:\lisis los dt:lií::m lh~var necesari:"unent~ a rrcl1az:ir los pro1~ct!irnic11t.os has::idos en l::i veriíica­ción empírica.. Los científicos m111<·r1 pudieron ponerse tl 1~ ac1w1do a.eer· ca de si sus •JH)ceclimi0ntos consistían en disponer de un:i rimplia colcc.-:í(in di> tbfos, C'I\ formulnr ilipó!c;;is :·ig11rPsamc11le vcrificablr:s o ·~n proponer gt amlt::; loorías Jnclusn el mnl iH> dn la conl.rovcr~;ia pcr­nrnnerió bastante osc1iro: lo~; ci!.'lll íficns dr:nutH:ia!Jan Ja insqficicrn:ia del enfoque int11iti1•n ric; los trndirion:1lisl:Ls, ¡w10 11salmn gcnr!rosa· nicnte los rcsulladns ele sus invcslig:1cic"1111!s, y ln:, ti ::clicio11ali:,las no ~:abian si criticar n sus c:ontcnrlientcs por s11 l1!1H.lr:11cb a r;rnplcnr mr;to­clos ele verífíc;-ir;i<in c:mpíricn r¡ue limitaban cxlt nordin:niarncnlc la c!irn· Ja ele los fünórnr110:. analizados o por s11 in<'linacicín n c·onsl.ruir lc(11 í;1s t.iemnsintlo allslractns y grnmliosas Tr:dnmlu de cstnblc:ccr alguna linea divisoria en medio de es:1 amhigliedntl, podrin clccirse r¡ue el con:rn!;te enlre ambas po::icioncs eslribn, JlPr una pa1 t<? 1 en la cn11finnza en el juicio IJJ¡:n infonnarlo por parte de Jos tr;1<!ic'.\\'11nlisfn!; y, por !'1 otro, en la clcsconfian?:a c!c ese procetlimir?nfo por pa1le de l<•s cict1líficos, as[ corno en su necPsidad de comprob:n c~111pírica1nm1lc lodos los !Jec;)1os susceptibles' de conrlur.ír a unn gr.nernliznci6n ( q1u~ al princii •io es plan· tr.:i.da en forma !le hipótesis). 1':11 olras palal1!~1.s. parn. los l; atliclon:ilis t;1s el juicio es el final del nn:1lic;is,y lo emiten dc:-;p\H~s tlc? haber revisndc> loda la información rm:nnnblemenle disponihlc?, tornn111lo en cue.11ta tos prejuicio:. que inf111ycll en Ja considr!rncici11 d1?l tcnm y linller desca1 Lado otras explicacirnws allPrnativas, con bnse r:11 :-;u formación y cxp0rie11cb ncadémicas. Pnra el eientifico, por el cnnl1 rli iu, ?;1t prcipio juicio es s¡ílo un punto ele pr rlída que le penuíte proponr~r unn l!i1ióksís acerca de 1:1 nnlurnlez.it o el comporlamienlc1 de u11 fe11!'qn1·no, hípól csis qtte C:-1 d!!IW cono!Jorar o co11c!p,ir rnedi;-intc una !!:d1:1w;tiva acu111ul:1ci611 dt! dalos

lt k". conlrO'tCT!\Ía 1lcg6 n su punlo l\lr,ido r\t'~pw:.':~: rh) \H1 drn::urncnln pn:sr·11t;irh1 por l!cc1lcy f!ull f!li Ja London SchnCll O[ E.:cn110111i1.'s en 0.11l'TO de J!lfiti y pt1li\ic~1d~J en~} r11i1ocro de n;1ril ,k¡ 111i:;1no ;uío rn \\'odcl l'olitir·~~ J.~1:-; co11:;ii:11ic11lc'.S ri•:1n:inll 1!~ [a•:or:1l1lt'!' y n1\\·c1::a:~ {~lf.'IOíl l~'("Op.id:1!i Cll \JI\ llh11') P1lilndo rwr 1<.l·ius Kno11 ,\' .J:111tt1~; N. Ho.r.enan h:1jo ".I lll11Jo Ccm/r.11<1i11q ,1F¡iro11cJ1cs (() l11fcn:aficnwf 1""11lill< $, r'ti1wdn11 l!nivcrsily l'rc~s. l~l(;g

Íl/(t"l"lirl(Í!.1110/ u -15 -------- - ------- .. --- ------·-

;iccrca tlc! c~;1! caso, de t!l:rneta tal q11e Sil c0nclt1:0 ión st:n lo m:\s olJldiv:\ e in1pe1 somd posible.

!)c!I J'.;.s d!." las enr::11 nízadas clisrn~pancin:; rpi~;femo](i¡;i1cn:c; r¡uc n¡ia 1 <;11lc1nc11tc c:.:plican cstn. r:ontroversin se cnct1m1lran con frec'.1Jen!'i:1 facl•ncs •:in•:ubclos n lrL formnción intelectual y n las cmacterislicas psiccJlt;p-ir:as _rlr! los distintos investigadores. 11.lcunos tienPll p1opm1si(111 a ¡wn!;:.>1 en lrrminos prcscriplhos 1n!entras que otrc)s iwccsilan dnr u11:·! hase~ crn¡if rica a sus ascvernciones. /l l¡~Hnc•s c1chen d isprnw r ti•! !.'c!rtid11111l1re 1:1icnl1:1s que olios pueden vivir en un munrlo tle pn1!>n­llilidRd!'~; \Inris prefie1 en las grnnclcs generati;;;~ciones pero otros sr.· i11cli11:1ll a d1~sag1 rgnr los fenómenos que esl!Jcl!:•n .. Algunos no j)\IC<lrll nc:r:pta1 la incertidurnbrt! que significa supcmcr r¡ue 1':\s dr:m:ís r:osas pP.rtn:rnc:c¡!rún iguales mi<'nlrns se concentran r,11 el análi:;is ele 11n fC'111)­n1P110 r.:::¡wcí ! ico y n l ri liuycn rn UC'iln i mport.and0 f\ su con texlo, en tanto que ot 1 os si pueclcn ürn1s nccc.silan co1npn·1Hler las ll'ndcncins f'.!'llf!

rnh·s thd sistema intcn1ndollal aanquc sea a cc¡sta de \lll rrn11gr?11 con­¡:;idl•ra\Jlé'. ele incertidunibre y conjcturn, en tanto que ol ros prefierC'n lt>g1 ar un mayor gwclo de prE'cisión meclianle lil observ:1ción rle fenrj­l!JeiW.". 1nfls esl reclios y rldimilndos.

/\ Jr.i la1 g0 de c:s\:~ período los "behaviourist ns" reclam:1ro11 el rnonopc>tio de la obsen·acitín cienlíficn de ln ('"litica ínlcnwcionnl v sos! udc:cl!l que la link'i n1a.nern de formular predic:cicirws plnusihks consistí:i "n u 1 iliz;i r toda ln evidencia empíri<.«1 posible y en p1oyi~ct ar ha e in l'l J uf uro Jf\s trndeucias y los comporl<\ill i\~nlos dumirnm! es a la lu7. dt' la inlormacíón r,sladist.ic:n disponible. F:nlre los prim<!rns lra­hajns q11e dieron pie a est.as concli1siones Sl; cuentan fl\¡;uno'.; !'ll d c:nrn¡vJ rl<! lc>s si:>lemas de adopción ele dccísiorn!~;. del an;ilisis de ~;if 11:1 cirmc:; clr; co11fliclo y ele los pi ocesos de cu1nu1lÍcación e irit eg rm:ir'.•:i enlic disl.inl;is socicdadPs n:1cionalcsL1 la répfica,dc los tracliciriirnlistn.s soslc1iía que la complc:jídad de la vida intr:rnadonnl C(llll1;111pl11:'uw:i 110 pr.1 mitl! cr11lrnr el nn:Ui:;ls en hechos o vnríablcs <dstndos: q11 1' r·l 1nrlrnJn científico 110 es adecuado parn cnplr11 los !l.SfJ\)1'.los cualit:1! ivos que presentan lns situm:innes claves; que el iwc•~sa.rio secreto en quP se (kse1n ucl 1 en las rc:lnciones enl re los lradicion;:lisl as !mpídr. d11nu 11 t~ largDs 1v~1 iodos el acceso a ln información; que la nrgcncin con que se pla11Le<>n !u:; pro!Jlcinas intenrncionales hace i111posiblt: (~sper<ir hasb disponer de 1 ~x1a Ja ii1formac:ión necesaria ac\•1ca de las series estndis lic:is o rlc los C'studios de ca.sos de los que deµenden los "behavlo\11 ist :1s" parc1 e!lf regnr sus conclusiones, y que "11 todo caso siempre st! neci'sila reatiznr un "sallo inluiLivo·· entre la cvitlcncili empírica c.lisp11-ni1.ile y las r:1111r.:lusiones 1 devantes para el qlle form11la la política ..

CG1n1J S'J nnticipah:i m::'ts arriba 1 esta nueva controvc:rsia larn1Ji1'11 teunÍ!lCÍ perdi!!mló su virulencia inicial, y llep,l) a una espccio d(' sinr:rP

" e S11y¡)(-r, JI W. 131 uck y T1111 loo Sapin (edilo11.·'). Forcí911 T'olir-.v JJ~r:hion ftfC1h:19, Tll'· l'1 ee l'ress, l'lue•:fl Yoi k, l9fiJ; '{1¡omas C. :c;1·bellinr,, 1/1c Slrnlcc¡v !'/ Cnnllicl. C:<f111JJ :dre. M:is". ¡µro, y Knrl W. Dcul.~c:h, e! a/. l'olificlll Comn1u,,il11 nH>l 111(: Nn1 lh Atfnntic .. 1r!'d, r1 Íll<:('ton, ):J~1·1 J;::stns rwr~pec:llvfL.:; f;f~ C"'<f\Il1i'1:11 :\n 1111i'1

fldt.:'ln11fr //l ......

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46 udsicos

tismo que combinaba las distintas posiciones "Ali! donde lns diferen­cias entre los enfoques científicos y tracticionales parecían en un co­mienzo plantear una drástica opción entre premisas y proccdimienl os mutuamente excluyentes, ahora se obst;tva lit existencia de elementos complementarios junto con los conflic! !vos que predominaron en 1111 comienzo, y por lo tanto se ha aceptado la existencia de varios callli11os para el estudio de las relaciones inlernadonalcs".16

Conviene por úitímo explicar por qué, en la pnicticn, se llegó a este compromiso. El "behaviourismo" c:mst.ituyc) un intento para apli­car el método científico al campo del comporlnrnienlo hllmano De hecho. no sólo camlii6 el método de nrnílisis, sino el mnterinl 1nismo 11Lílizadn por los !nvestigudo~es. El énfn:;is se desplazó ¡\csde el c:;tll(\lo de las inslitucioncs hacia lu observación tic ln conducta hum;inn. F:sto cn[rentnl.m rt los !nternuclonul!slus con un ¡;rnvc problema: los pro!u­gonlslas de la pollllca internacional, purticulanncnte dentro de ln tcorfa cl:\sica, eran ios est:i<lns y no los im.livid11os. Y aunque el estado era, y en alg\lna medida sigue siendo, una alJstraccic5n, In. partící¡mción de los ciudadanos en la política exterior está filtrada por una serie rle inslanc!as ideol<5gicas e institucionales y mediatizada por los clrculos dirigentes en una medida mucho mayor que en otras esfenv; üc la vida política. El papel de las tradiciones cullurnlcs, el sentimiento nacíonnl, lus insliluciones fom\O.les, una persormlidad fuerte o el azur, sl¡;um1 siendo pnrticularmenle importantes en el análisis de la polltica inter­nacional. De nll! la necesidad de buscar cierta complementn1frdnd en­tre los métodos prüpuestos por ambas escuelas.

Los "imfoqucs sistémicos y sus detractores

El debate entre los que han intentado explicar la evolución lle lns rela­ciones internacionales en términos del funcionnmiento ele un sistemn. y sus detractores se sitúa a nrndío camino entre los tv;pectos sustan­tivos que dividieron a realistas e idcalist as, durnnte h• primcnt pos­guerra, y las cuestiones metodológicas que enfrentaron a tradicínnalist.a:. y científicos, durnnte la segunda. La idefl ele aplicar conceptos tornados , ele! análisis de sistemas al estudio de lns relaciones internacionales comenzó a abrirse paso en los años c!ncuenlu. Su principal diferencia con el enfoque convencional consistía r!n que éste concebin las rela­ciones internacionales como un conjunto de interaccicii1cs entre uni­dades independientes y soberanas ---·los cslados-, no ~;ujctas ;i pa11l:Js ui n previsibilidad alguna, mientras que los enfoques sistémicos enlen- 1 dían que la formá que adopten dichas relaciones es influida o dr.Ler- · minada por la estnictura y las t.cndcncias de una unidad m1ls amplia, que serla el sistema internacional en su conjunto.

La controverUdn e incompleta transición rlesde una visión nlomfs· lica hacia una visión sistémica en la realidad inlernnciorwl rinrccerín.

16 James n.oscmrn, "Intemnt!onn! Polillcs nml Forci¡:n Polir.y RS f\ Sul>jcct o( Stuc.ly", en J. N. Rosennu (cditnr), Ir1ternalional T'oliiics u11rl rorciQTl f'olicy, Thc Free Prcss, Nueva York, 1969, p. l.

El estudio di.: la ill ( C rt 1<1CÍOllO ( 47

1

estar influida por !n evolución de Ju ciencia moderna. El pensamiento ntomlst:lco se hn.sll. en !n. ldea de que pnrn extender el conoclm!ento de Ja renlldad r...s ner,csnrln tlc:;componer cualquier conjunto complejo en sus partes Jntegnmtes: !u comprensión del conjunto puede ser alean· rndn entonces medlnnle 11\ ncumulncíón de l11fon1inclón sobre cnda par· te scpnrndn. Este enfoc¡ue eslti basado en una epislemol.ogín exlrnlcJa ele In fls!cn, e impllcn una visi6n me<',ún!ca del mundo considerado como un conjunto ele picws que lnleractüan ele act!erclo con _un e~que1:1r1 fijo, de la mlsrnn rnt1ncn:i q11e los engrnnajes de tJJ111 máqu111a, sm S\IJL'­lnrse a valores o propósllos mús ninplios y sln ser capaz de o.rlapla1 se a un determlnado conlcxlo exlerno o n una clerln leleolog!a. E! avance de !ns clcncius blolóp;lcw; gene1 ó un enfoque eplstemológico que colo­cn\Ja en el cenlro de la interpretación de ln 1 callclad la capncidud de stts dlstl11tos elcmenlos ¡mrn cumplir un propósito, udaplursc n un contexto o curnpllr una función dentro de un conj un lo mtis amplio. MJentras que unu visión consiclern que ln realidad es el resultado do ¡11 !nternccit5n entre su.s parles, la otra estima que su naturaleza es función de ln. eslrnclurn de un conjunto mtis nrnplio .. A partir de los niíos 50 ambos enfoques comenzaron i:i coexistir en el campo de lns rc!nc!ones internnclonales. Mientras que los nnnllslus chí.slcos tcndian lL

explicar cualquier proceso glolml como el resultado de la lnleracción entre los dlslínlos estndos, los cultivadores de las nuevas coi rientes slsl!!micns tendfnn n lntnprelur el comportnmlento de lus unldttdcs nacionales como una consecuencia del funcionamiento de un sistema intr.rnnciorrnl, dotndo de una eslruclura y ~e una dinámica propin, Y lt

b11scar In expllcnción de lodo fenómeno particular en un nivel de gene­ruiizaclcín más ailo.

\Jn sislernn en general -as[ como también en el campo de l'1s relaciones lntenmcionules- puede definirse como algo que "es perd­bldo como conslstent<J r.11 un conjunto de elementos o partes !nterco-­neclndns unas con otrns medlunlc un principio clarnmente identifi­cable" o. más simplemente aún, como una "paula de interacción hipo­tética" entre disUnlos cornponentesn Puede decirse, pues, que un siste­nm es un conjunto de uuldacles que ínternclürrn e;1trc s[ de ncnenlo con pautas re!otivamenle re¡;ulores y percepllbles, nlgunas ele ltis cuales pueden configurnr sullslstcmns que se relacionrrn con el conjunto si· guiendo los mismos potroncs, y cuyos llmites o parámetros lnmbién son reconoclhles, pero ¡rneden permanecer abiertos a las in!luencins provenientes de un nwcllo nmblente externo. La tendcncin n ldcnlifkar las rc¡;11lnrl<hlcles oh.scr\"1tllles en ln lnteracclón enlre lns distintas uni­clfldes: a "invcsllgur las relaciones entre Insumos y respuestas, n mo­ver;;e sislen1:\ticnmenlc entre diferentes niveles de análisis reconocien­do lns vinculaciones existentes entre subslstcmns y sislmnns. n esLar nlcrla n In cxistcncln t.le fronterns y ele csfern.:; denlto tle las cnnics oquellos opu1 an nor111alme11l<;, y a tomar en cuenla tanto los 'pnd-

11 D<:finiclc.,nco ·ltrmadus, rcspccllv1uncnlc, de N. JorcJ:tn, citado en Tr;,vor T.1ylor (r:Onlpiladorl, .4.pprvaclit..':> ond Tl1corµ in I11lt!nH1rio1wr Ji.c.lí1Uo1!s· I .. cmgrn::ui! Lond1e:;, !970, p !09, y de 1Jou¡;h•)1ly y Plnltz¡;ralf, Conlending 1hcones . , oµ c1I. P lJ:./'/-

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~ _);.!_ E·~[ <.~'l!!:~'-1)(1 si'_!_'.!_ __________ .. -···- ---=:..._-·--------------··- __

nic!ros' conw 1<1!: 'perturbaciones' i111p1H':'los por el nH•tl.io nn1l;i1:nlc en t]\l'~ c_sl<\ l:1s1:rto un slstenrn", son oLros lnnlo~; co111po:1e11lcs riel un::llisis Sistl'mir:o de ln polflicn cxtcri1>1. 1'

Las tcnhl iva:. cfecluadrts para irnprlinir un c;1f0r¡ue si;;(,~rnico al cstuc!ln de esto:. fenómc~nos res11ll:111 lrnslnnlr. njc:nns a la l.corfn cl:lsicn de la polflica intr.1nnr;ion<1l, .con s11 irtl!:rc''' por In nu!uno111la del rslndo nacional y pnr su visirín de éste como 1111 w:tor qU<\ por vivir en una sociedad nnñ1 quien, se ve obli¡;nd11 n mrixinlfzar poder parn p1 r.s•JJ vnr sil ser,uridnd y a us;irlo discredorialrne:ilr· p:11 a r!eic11dcr sus i11loerr:sr:s, sin exhibir r•:r~1tlarid11dcs nl sulcf.<trsc ;1 pn11I:>.•; ¡irnpnrcirinad:is pr_ir un slstc111:1 n org;1r1iw·-ión 111ns ampli(I:; r:s r,ic¡ !u q11c nl ._,levar la li1·1c.qucr.la del hnlance rlci poder n la cntcgoi [a <:le 1!11 ¡irlndplo 1111iv1,rs:tl, e:; la escuda Jrnr:c ele t!i un "mecanisrno auln;n~g11l:id01" de las rclacionr.~s enl.rc Jos cslndns y parece Imprimir un ci<'rl.rl r;nrr1dcr ¡;loh<1l -nlgunos dlrbn slslcni.\! Ir.o-- ni estudio de la polflicn Jnternnc!onnl crnprcndl<h dcsdr) esa pc1 spr:r:llv<L Sin cmbnrgo, se 1 rnl:; nnn vci mt\s de un ¡iarn­digmn cpislc1;1olrígico lomado ele la~; clt:ll·~i:is físic;1s, c11yo caz ñctcr mc­cñnico, incap;iz de IJ:JC'er lugar para nr:to1 es no csLatnl•)S o lJaia varbbles diferentes de la:. vinc11lnrln.<; cnn el co:11:r:pto del poder, s<? nscnH~]n mucho n l:i. sirnplicidncl d1~ un sislenw de vnsos r.nm1111icn11les P!l donde ln propln prc-;,lón t\<:l J!qulclo tlrnr.lc n lrnc1~1l1J nicnllznr 1111 nl•;(•I de equilibrio. r~u \lll 1: 1 ~njm1to nnfirqulco, carente de nulorlclnd y tic~ pn.ut.as de c1m1po:ta1,1irnl0, pru111ovcr la <~<H1pr.¡;1cití11 o !Jusc;-ir rc¡¡11lati<.!adcs en el r:ornpm 1 nmicn lCJ de !ns pa 1 lc:~ represen(;, un pe! ir; ro, pues of rrcn una ventaja rd nt;lT'(Jr o clcsvlac!o1d:;tn, rnlent r;1s que limita In cnpn­r:ic!acl ele rcspuw;la <l1l lo;, cslndo:; •:0111pr1rnlf•Lldo.s en crear un l"lin1a r.lr. cnopcrnclc\11 <> r·n ma11lc11er ciciln;; u·clllnrirlnr.lcs_

Incluso muc:l1os autores que emplr:a1011 tin r'.n(nq11c sistémico en el estudio ele Ja polfl irn inf.ernnr.tonnl lo hicieron ele 1 n! manera r¡uc, nl nplicatlo n un soln subconjunto o ul s0g1\inlir.nlo tlr. lnteraccinzH!S y corrclricloncs p~nllc11lnrcs, no nlcanzn1rn1 n ilun1!11ar 1!! funC!rmamlr!nlo del sistema en su conjunto Eso t?s lo qur! suc:edlr5 con Dnutsc!t, nl estudiar los proceso::: de inlegrncló11 a lnt\\~S del artf.lisis ele !ns ft11jos de comunicñción; con Rosccrnnce, fu11d:w1c1tl.alrncnlc lnlcresndo en mm linn la cnp;icid;::i.d de los slstr;mas par;; con! rnlar perturbaciones, en parten lrnvés <.le mecanismos rer;ulaturins; con l\.1odelsld, que acenl 1.1ó h cornposicitíri tle lns élites y su inlurmci;i e;; las p<.1t1lns de inl.cra1;ci6n entre los estados, o con el propio j\kClcllnn<l -11110 de los pioncrn'; do estas perspeclivas-- que concentró gtan pa1 !r: (.]e su an;ílisis en el izn­pacto ele ios grupos rJomé;,Ucos en el sistema inlr.nrnclonnl 1°

No es f!Í.c~l f.'scuger tin ejemplr) ele estn cnrr.ir!ntc l11lclccl11ai, tnn <liversi{icadn y [[111 compleja, pero uno (it; lri~ mús vnl•2clcro;; e:> Id que

I~ Chr.rlc5 A. McCi~llnnrl, ".Syslcm Tlir.ary nr.ú Jl11nrnn CllltClld", en E. B ~kl/r.11 (rdltor), Tlie Nntllr~ o/ !l1wrn11 Confllct, I'irnllce lfnll, 1%5. p. 2!iG.

l'J Ver l{nrl \'l ] Jc11!.~cil et ni,, r0lilit;ol Cor11111111~if~!. , np. cil ; 11.ichard no:;c-Clít?lCP, Actiorr a1ul }tenrlion In JForltl l'olilic1'., L!lllt!, Hrown, nosfon, lfltYi: Ge0r¡!C i\fodcl.~kl, "Ar.mi lfl i1nd Inll11slrln: Two Mo<klo n( lile lnlernnl.lonnl S.'<'lrmr.", ~n K. K.norr y S. Verl•a (Pdl\orrs), Tl!e Jrrlt'J 11t1tio11n/ S¡¡<lcin" Thrnrclkal };~rny.<, l'i In· r.eton, l9Gt, Y. Chrrles McClel!nnd, op .. clL

i1tf CI nucio11nl ! l 1 > -'--·--------- -·----·-·--··- -· -- -- - . - -

p111¡Jt11ci1n1'1 Mo1l<m !\'"1pl:111 ;n K:ipl;i.n so':liu:e qne bs Psladn:; rlt·~:i

r!Dll:111 diíc1c11tcs tipo~.; rlt) conducta, que dl'JWltden r.l<' h f:st1udu1:1 ,_¡,.¡ sislr•rn;i inl':rnac.ion:iJ a que pc1lcnecc11. Aclrm:\:;, a rlifrr,ncia el<• J\T(lf\'.''ll li1:111 y dP los clñsicn;.c 1:11wq11e i"'slos nunca lucrnn c;q1lícilos al 11:s¡w,,

lol, Knpla11 1:onsitlct;i jl!lsilJlt~ que el siste1nn inlr,rnar:lcmai ¡,w'da ntl,¡;1i rli 1111:1 v;11 !•:dnr.I de fflrtnns ;¡ L1;1vés del tir:rnpo, y q1w i:t tarvn dt·I ;l!l:ilisi;1 r;o!1siste e11 i11n·;lrnr rle qué maner~i 1''.·:t;is <lisli!ltas c:;lntcl>11: 1s i11fl11vcn rn la r:ondu .. :la de lo:; estados. f'~11·;1 ilustr;i¡ ~:11 :irgt111w11I') g_::pl:111 dt•fi11e ~;eh lifl"·" de slsli."!lllas inl.r!1n:u~iui::iles, c:11ntrti dt• ('ilw; Id¡"' ¡,;¡¡"o:; -, t111 cn11j<111ifl rlc cinco v;:iriahlPs 011 rdaci<in < •J!l !a.s r·11:il1"; --y 1'nq st1 diferenlc c0rnpo1 l:1111i1•11to .s•~ 1;$lructura11 c~;os sis[t'111:1'; l':ó'lns v:1ri:rl'.les coll.';islcn en !0s ¡irincipius hñ.sicos del sislp111:i, ::i"; rq:lns dr: l1 :ms!orr11'1l.'i<\n, lns varinlJlcs quE' si1 ven p<in.1 t:1:1sificar a l"-' rli:;linl•'S ;ic!on~s. la;; r¡iw :o;irven p:na medir !;11s cnpacirladL's y i:1s q1n' d1~lr.1111l11a11 !ns carnct1·1lst!cns d<! los procesos ele info!rnncl\\n

L:1 a•:litud ele los di.slinlos nclores frcnlc :\ esll~ conj1rntn i!P v:1; i:> hlr•s rlelr!rrnina, se¡~1in Enplan, la posibilidncl de que pzncrjan seis 1i¡11J:: ele ~;is!Pinns internacionales: l J un sistema caiacte1 i:r.:ido por PI lntlan ce<.!•·! pndpr que, scgün distintas vi:rsiones, rir:ió el conc:it:::rln in!r•rz1;1f:i< 1

n:d rlrsrJc la Paz de \Vestrnlia hasta. la ScgmH.la Guerra l\1undinl: 21 1111 ,d:<lerna hipolnr de cni<>clcrlst.icn<; flexibles q!lC r·n 1n1.wh11s a:-:pP•:l11.'; '" p;in'r:f' ni q111.: i111pr:ró r!:\ el sistellln internad•m:tl du1n11\l' la c;q;111Hla I'"'' gur1 r;·1: :i) 11n sislc,ma 1 ígidarncnte lJipol;:ir, q111: se clif1:n'11ci;i. ele·! :11lif 1 ior Pll r¡11l'. el nlincrnnicnto rle los ctistintos :ictnrcs con cadn 1111" 11<· lll:; ¡!r:u1rlcs liloqw:s rlf•!Jr~ :;cr ubsc1l11to y rn> ri<! lugar pa• n la r:!<i:,i1'1wi:1 d11 pai:;,·:.s 11r11lrnlr:::: ·1) 11r1 sislczna i11lern;1cio11nl u11ivcrs:il ~1:1H·1 ~1tlo

¡icq ,.¡ fin! ah'r:imicnl o rlc algunos ele !ns a<:I nrPs de un sisl !'lll:J rn111 l•' rnrl.;1111cnt1~ bipolnr que es cnpaz el<' lm¡i"ow:r sancio11es y oloz¡\ar I'"' 111iri;: \' prc.<Jigio al restn de la comur1irfocl inl1~1nacional: !il un sislr·111:1 i11le111aclonal jeratr¡11izntln, en dolltlc una inó,!.nni.:b predominnnl1! rir,<' el crinq>nilninienln de los clls!intos n.ctores, -"''ª en fonna di1rc!:1 t>

i11di1cr~l;1 (Psln r.s, pélsanclo o rw n !rav1.•s rlc Jn 11wdiación de P(r1is rsl adus :;e1ninu l:ónnrnns), y el cual,; no tenicnrlo corno cornpeticlo1 ::i

11i11g1í1J olro sistema, goza de un allo grndo de est<1t>ilirlad, y Gl 1111 si:;[ctna dc vr:tos basado en unfl sociedad inten1:1clonal ck carñcJcr 11nl) l.wsiano, 1':naclerizadr1 por la contraposición dr. los interese.~ ele tcrlos !os ::ctnrPs y por In rlc'.;eablc obsrrvanci(l de h r<'!~h de no inflir;ir n otros dnfíos que un rslnclo no querrín. para sí. y en donde los confiir;to:' se n~!'.11clvc11 por la rncdición r!e fuen:as o ei veto. Dcmñs esli\ clr'<'.ii· que l~nphn consiclcrn si\ propos!c:i(Ío in(inil.nmr.nte m:ís rigurosa y rn:í~ r;ic11iífica r¡1E) las dt~ t,lotgentltall y los olrm; cl:'tsiCOS.

S11 ;¡1111,jt.:ioso peto l"'-bslrncto y complicado :tn:ílisis no ha rlado pie· a qtH) csh1 pretensión se vc¡1 co!'fi1nrnda Tlr hecho, ha Inspirado n111y prn:t•:; ll'n \):1jns cmpÍ!Ít"'.OS y en cambio ha generado vintlr~nf 0s r1f:iq 11 es b:i:.:nrlns. p1ccisnmenlc. en la rigidez ele sus lipologírt!'L "Los ba~l1t'n•'.s

:1! v~~r principnhJll.~tlli:! J\1(lrton A Kn.plrtr1, Sysff!1i1 fl;Jfi PnJct!SS in /11fcr11oti1H1!Jl Pnlirir.>, Wil'!}', Nueva Yo1l:, !957, aitJ-

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50 básicos

no represen! ari nunca un buen camino parn la cxploracicín y aquellos que !rnn sido mal seleccionados ni fiq11íera proveen un punto de par· ticla", expresa uno ele sus. crít.icos. El profesor Ka plan "parece estimar que es correcto ser poco cicnt.ifico !:uanrlo uno es lo s\1ficir:nLcmenLe pro científico .. Yo pienso que él tiene una visión ignorante de la cien· cia". 11 Corno puede apreciarse, estos inl.enlos por dar un c;iráctcr "sis· temático" al análisis de Ja politica ir.Lernacional han provocado reaccio· nes similares a las registradas en los otros debates

En todo caso, los enfoques sisl1~mícos de las relaciones interna· cionalcs han servido para percibir mejor las regularid<ides a que se sujeta la integración entre las distinlns unidades nacionales; las paulas qnc enmarcan las 1 elaciones entre ür;Lns y el sistema infc1 nac:ional o sus diversos stJhsistcmas;' las funciones qHe descmpciían estas eslruc· turas y su influencia sobre P.l comportamiento de las tlié;linlas uni· clacle:;; la nccesid<1d de trabajar con distintos niveles de an:ílisis; los límites entre un sistema internacional y sus elementos co11tc:d.tJ;tles, y la naturaleza cerrada o abierta del sistc1rnL en Jo referente a ese con .. l11xto. En particular, estos enfoques pcrmit.ieron comprender mejor ·las relaciones existentes entre. las distintas unidades nacionales, el sistema internacional en su conjunto y Jos divr!rsos subsislcrn::is que operan en el interior del mismo, abriendo el camino para una visión m:ís clesagre· ¡;nda de la realidad internacional, en q11e 01 estado dcjaih de ser su -ü n ico- .. prot-agon ist:1.-··y-·eomcnzai-ía--a-0:1<:t1 m-r-denl-rf:J-· (-!e-H1'Ju~estn1dH rn transnacional integrada por una m11lliplir.idacl ele subsislcnrns. Esta pcrspectiv;1 se explora en In ültima scccicín del capitulo. El intento de aplicar enfoques sistémicos al análisis de la realidad intern<1cio11al, sil uados a medio camino entre el terreno de la intcrprctaci0n y el ele la mctodología, dio lugnr a clivergenc ins similares a las que generaron bs otras escuelas en torno a las cuale;, se desarrollaron l!Js debates resefiaclos en la presente secdón de este r:ap[tulo A. conl in11aci<Ín se examinarán algunas teorías de ;1lcance medio· que complr.irwntan las visiones globales anteriormente analizadas_

ALWJNAS TEOR!tlS DE ALCANCE MEDIO

Teorías de las <lecísiones

Las teorías de alcance medio se refieren a generalizaciones relativas al comportamiento de elementos, variables o conjuntos parciales de fenómenos pertenecientes :a un sistema mñs amplio. Ya hemos visto que las corrientes esc<:pticas con rcspcclo a los enfoques sistémicos consideran más fácil alcanzar una comprensión rclalivamcnle global de Ja realidad internacional a partir del examen de sus principales variables y de generalizaciones parciales circunscritas a una sola ele

11 Marion J. Levy, .Jr., "D<ics it Maflc1 i( 1!c's Nakcd?", en J< 1-':nnrr y J_ N. Ilusen:itl, Co1tle11ding Approacl1cs , op cit pp Bll íl9

l' 1 1 ¡

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!'./ cs1111lio ik la inl1!ntncio11c1[ [1 SI

ellas. El estudio ck lo:; 111ecani~;mos decisorios no sólo iluminó uno de l~s pror:0sos fundamcnlalcs d0ntro del juc¡~o- de la polílica interna· c1011al, stno que arlernrís contribuyó a lraslflrlar la ntención de Jos annlis· tas clesde los planos cxcesiv:uncnle generales en que se lrn.bian centrarlo los en'.oq11es reali!;la.s y sistémicos 'hacia un terreno más. concreto y operac1onal En tal ~;cnlido puede decirse r¡ue contribuyó a c!<"lr r:nn- 1 ?reción Y relevancia a muchas de las aspiraciones de la escuela "beliav- · 10urisla". -

Parn cornprcndn la importancia que Lttvo el an:ilisis de Jos pro· ccsos decisorios llay q11e recordar los postulaclos en que se basaba el es!.uclio ele las rclacionr~s internacionales hasta los años cincilcnl a_ El primero se rcfci ia a f]l!I~ el estado era el principal ·-cu<1nrlo no el üní· co- prot.ar;onisl<t de la política internacional. El segundo presumía c1ue los gobiernos, r¡ uc 1 eprr~scnl.an a los es Lados en este campo, siempre despliegan 1m com1wrtamicnlo univoco y dc\Jcn ser considerados c.01110

un actor monolilico .El terrero, fuertemente enraíZado en la escuela clásica, poslulaba que r.l objetivo fundamental de los estados en un muuclo anárquico es a11111enl.ar su margen ele seguridad, para lo cual debe conjugar lodos sus recursos a lravés de una política cohere11tc o unitaria: la c:ollerc11ci:ct rl¡;J estado soberano era considerada como una conclición 11ecesari01 ¡rn1a soln cvi,1ir en un:i. siLuacit\n de pen11<1nc11lu m.inrq 11i::1_ /\.pal l ir de esos pos.L.ul;:itlos~e.Lcslu_djo .de_ la poliLica- cx.Lcrior ponia énfasis en sus "imperativos contextuales" --los desafíos histó· ricos, gco¡p :\fic0s, N:ornítnicos y polilicos a los cuales debía resp011(Jcr clenlr o de una co11ccpción casi delerminbla-- suponiendo un e:.tndo monolítico inspirndo en una visión rn~ís o menos clara del interés nacía· na! y guiado por 11n solo propósito_

En 1111 libio ¡n1i1licarlo con otros auto1es en i9G2, Snyder fue uno ele los pri1ne1os en desagregar el an;ilisis de los procesos decisorios n Segün nosenmt, en m·.~dio ele crecientes eludas acerca ele la utilidad del esquema real isla par a comprender la política internacional, el esquc111a de Snyder "sirvió para cristalizar ese fermento y proporcionar una guia -o al rneoo~; h:gil.imilud- a aquellos q11c se scnlian descncanlnrlos con un mundo co111p11eslo por estados ahstrnclos y con una búsqueda mística ele explicaciones acerca ele la realidad basadas en una catJsa singular". 73 Como se h;i dicho, el paso dado por Snyder forma parte integral del movimiento "behaviourista", y ieprcsenta uno de los pri· meros intentos de aplicar el método científico al análisis de un fenó· meno impor tnnte cle11l1 o de la política internacional. El objeto del eslu· dio deja ele ser 111ia abstracción "reiricada" --el estado-- y nasa a estar conslil11idn por los grupos o Jos seres lHtmanos que lom.an las cleci· siones en representacic)n de él: "el est.aclo X como actor es 1 raclucido en términos ele las personas que torn;:in las Llecisiones como actores" .. "

u H. C Snyc[i:.r, Jl \'.' Druck y 11 M.iking. op cil. '

lJ J .. N Hoscnnu, JJ0111esiic Sources York, 10"7, Jl. 202.

21 Snyd~'.r f'/ nl np cil, l9G2, p GS

Snpin (cúilor,,s), Ford911 l'olicy !Jccisio11

of F'oreir¡11 l'olicy, The Free Press. Nncvn -ti~

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52 o

De nc11crclo ·nr1 ("'ln I\\1cva dcfínici(ii1, el r.•0>ln<lo sr: c11r:p111a c·11 los que t.onmn lns d"CÍf;ion1'!;. l':slc in1pot!n11l0 r:;1111l>it1 co11llcl'n !;is !;ig11l<:1i­tes irnplicnr:ionc:; l) la p1 f's1111ció11 r.le q11r! h ptdil ica irilcrnacirmal con· O'is!e en "drocisio11t!s" :t<iopt:1ilns por r:n1pn:; n i""t:;1>11:1s y 1ep1cscnla 1111:1 <:011d11cln q11c r\ct><: ser <·xpli<:nda como l.;ii; :::1 !:; "clcflni1·ifi11 de !:1 !;ltll:i· ci<)n" curno un,-¡ !urn ic'n u•1ilrai rlc los q1H~ loman 1:1s dccisici11cs y r:orno un concepto clavl': rn el nn(tli>~is de la p<1lílir:a 1;;.:lr:rir•r, 1p1c lr: irnprirne \!11 elcmcnlo subjetivo n111y diferr.nlr. <le la :;up111~sla ol.ijetiviclacl ck l•)S "imperativos cor·texlu:llcs" me11cionad11s rn:í;; ilrrill;1, y ~). d dcsculiriº rnicn:o de que t'.xisit.:n "fuenlcs inl1'.r11:1.•;" <k la poliiica wderior, es decir, que ¡isla 's el 1 csult ado tlr; \11\ juc:gu í!tl r¡tH: intcrvicm:n di ver· sos organismos élcl cst'1clo y variqs ¡:i:rupn:' ilr: inlcrtis l'ucc\c decirse que el r0cn;plazo de 1:1 vLsi\\11 csl<tdO·ct•ntrit:a lit: 1:1 polítir:a i11lcrnacional por rsla otrn, crt que la pol!tic:1 cxlcrinr !'~; '~<rnccliirla como el n:sul· twlo de i111;i serir; ele clrc:isiom::s parf.ir:ui:1rc«; :\clt1p!ad:1s por una gran multiplidda<l rln •ldorr>éó, ahrc el r:nn1i110 parn u11:i concepció11 enlcrarne11-lc r!L,<:1sa n<.:crG del fu11cionarni<::11lo del .''Íf:i.-:0 rna i11ler11;1cio11al, c01110 se :1prcci:t en la 1illima sección de csl1: crq.>1111!11

Desde 111ecli;1dry; de los arios cincuenl.;1 ccn1cnzci n ncu11111larse 1111P. ~drnndante Jilcrnt.ur-:1 ln~;ncln en el an:íiisis cli: tlr:ci.<:ic•ncs tornar.las en e'l.;,c1s relevantes, r:omo Ja respuesta mililnr dr. los E:stados Unido«> :i

Ja ngresión cornunisin m1 Corca <m l:J!:ifJ, la decisión l.Hil:\.1ica ele inler· venir en Suez en l~);:iG o la crisis de lo~; rnisilr:s en Cuba c11 1~)()2. 11

-;., ·11 ¡~~;-~:-e·~¡; ~1~ ~~\- ~~11 ;;~~¡~;r~;-c¡~~- -~ 111:;-~í-ú i r1 ;·~-r~::-~i~-1-1~¡~-1~,iJi!iZ;g~~ ic~-~ da un importan!!• poso had;\ adelnnlc r!ll 1.:i an:'disis del prrweso de ;1c!opción de deci:;io11i:s al propc111cr ln!'' rnoclr~h1s difr.rcnles. E:n el rno· delo cl;:í~;ico, lrnsa<ln pn el comporl:unim1lo rlc! un ";-iclo1 rncinnnl", las opciones p0lílica.' :-on considcrnclns como dceisim1cs t.cleoVigicas de 1111

gobierno complelarne11lé' unificado, f1111d:1da:; e11 l<l e:;! i111acióll de los medios ndecundos p:11n nlc:111zar obj•!Livc;:; pcrlr!cbnH:ntc claros, co1110 las que adoptaría el •!sladi!;l.a ideal rlc !IIorgr:11tl1a1t, al co11sidcrnr las ar.ciones que requicre el interi~s na1;io11al e11 !111 mmn011lo dclern1i11ado El ()tro modelo cr!nfrn el :tn:íli.sis en el "procr::so org;111izadonnl" y no cidine lanlo la politlc:1 cxt1:dor en términos de una opr.ión ddilJernda fldnptacla por un aclor unitario sino más bin11 1:01110 el rnsullado de Ja interacción, entre diversas orr,anízacioncs guht'rnatn<'nl;ifps r,onrdi­n;ir!as por sus lic!eres Bl tercer modelo, qu¡; JJtel.cndc csl11cliar más de cerca la "poliUca 1J11rncrúlica", parte (!el anlc1 ior, pero en lugar de prcsumi1· que ;los lideres de un gobierno cn11!1 cil:in lns relaciones cnln: sus diversns r;gcncias, supone que 1:1.r, der:isionc:; de poli! ica son el 1 r· sullado de una in le11sa cornpelencia cnl rn ellas. y no f>Oll suscepl i 1 ile;; ele encuadrarse dt ntro d·~ un pl::m cslrntégíco, sino que if'flcjan la!; Jlí>f·

cepciones conlrnpuesl as ar::c1 ca del intt~rés nacional de las dísti11l<1s

11 H. c. Snydcr ,. G D. f'aír,c, "Thc Unitt:d Suite,; Decír,íon to llesisl l\r,gr~$Siun in Knre:-i: Thc Appl cntinn c1f nn J\nnI:;lical ~r:hcnw", en Arlmi11isl1olt1H! Sdt:11r.c Quarterly, N? 3, 195íl; E n .. Clilldcrs, A Roarl lo Sur.z, l\!c(~llJl>oll, Lon<lr~s. l!l<l'l., ; e; T .. Allison, Fsscncc o/ /J<.'CÍ.'Ío11. Eiplaining lile. Cu/11111 Mis.si/e Cri.si.s, Lílllc, Dro10,11, B•;:;t011. 1971

orr;:rnÍ7;1•:Í!l11r·:: hurocrrífi(~.s y los disc:tcpante~; olJjetivos !J81!illll:tits r!I' q11ic11c;; !:;;-: di• ir'.t'Jl f\r¡ui la J1<1gm!'11lación dei pretendido nclor tllllln 1 k -·PI r'sfildo-·-· e.s iwís cornplct.n y la dific•.illad para ellcuar\1 ar l:ts d i"I i 11! ns dN:i.c.ir>nes pnr lkulares en u:1n. cslra:.1'gin cohcrr:ntP o r:ir.:!Pna! r~s 111:"s :11:>11ln ,., Ot1 o pn;;r; davr: hacia <tdcl?.nlc 1111' dndo por Kcohane y

Nyc. 81 ampli:Ir r;I circulo tic Jos agentes que iuler\·icnr:n en la arl<.'P c\1\11 dr:: 1111n drcisión par:• incorporar actores 11n ¡;ubernam1~ntnlcs, corno !ns •:írc11lu;, 1~c011ómicos y financieros, los simlir:11to:), las ip;le~:ias y olros 11n1po•; r!r• pn~<:ir5n Sin r:11iL1argo, en la visión de estos aulm es, dichos ¡;nqio;, nrJ d1~l·r>n ser clasificados ;c;<ílo <>nt1e las fuentes inl.ernns de la polílic:i cxlcrh1, sino que han rlesa1rollado 11na auténtica cap:1ddad p:1ra p1oyr;t;larse como aclores transnadonah~s en la polilici\ m1mdinl, pnr 1•) rp1" las pcrspcct!vas que abri<í csle trnbajo so!l exarnina(\;1s con 111;1yur rÍ':l.:tlle en otrns scccionesY

J ,f.i'.; n11merusos r1doq11cs propucstns pnrn r:.';!.11diar el pt ocrso clo ;1clr1pcirín dr'. clPcisiom:s combinan de clifercntc!-1 fororns dblinla:> cale ¡>,orias nn~tlítkn:; -·o cln¡ms c·n el pron~so dn;:i:o;urio--, que !:u\'le11 in <~l11ir, s~'i.:•'111 lo:; casos: !;1 it.icntificadrin, dcs:1grq;flción y np0raci(H1a

Jb1dó11 <lr.1 inf.<)Iés nacional en unn sit11acióll delermin:1rla; la <lPlini· ci6n r\e la situación por los actores, un proceso <:uya importancia fu0 s11lJrn\;i\h 111;\s ni riba· !;1 definición de los objetivos pcrscgllidos y el c::ili.:ui.o r\1~ los rccurs~)S 1wcesaric•s v de los !llcdios mús :ulcc:11ac\os

______ p_a.r.a .... rücaJJz.:.LLl.os.;_los...cUsl.int.os_1ucc::utlsn1.0s_orga1üz:üiv.os_ ern.pleado.s __ e_L\. ·-····------­

rl pro1;v:;ri de ndopción de decisiones {iudividuales, colectivos o insU-lucional·~", J y J~.5 dislinl:ts combinaciones de elc~mcnlos psicológicos Y or¡(animlivns r¡,11e inlcnichen en dkho proceso; los métodos m:is n<le-c1wdns il:tra li:v:er frente> a situacimws rutinarias, exr.:epcinnales o de incprl irl;11ni1re y crisis, y olras alternativas si!llibres sol'Jre lns cu;il1·s Pxi;.L,~ una nlH;ndante liler:it11ran ·

Tr.01 íus .oolne d con/licio

A pesar de q11r. el ecm[liclo esl:í. en el ce11t10 rle 18.s rel¡iciones inkr· 1wcin1i:1l<:s. y rlc q11e PxislP. una antigua y mt1y nl.Juncbnte litP1at11rn sob1 e f'l lP111a, su a11{disis 110 ha tenido 1:1 importancia que lmblcra sido ele cspc1 a1 drcsclc el punto de vista de la teoría <le las relaciones inLPr· t1:ido11alcs. i\1mque unu de los textos clfisicos ulilizados sobre el tema clcclic:1 1:1 mil:1d ele sus p:í.ginas ;1 las teorías dPI conflicto, ln maytH

~,; Vr:r l;u11lii1 11 !!l lilnn de f\Io1lon H. Hnlp~Íin, lluremu:rn.lic l'olitic:; an<l fort io;-i l'ollcu, "ll>P llronkings lnsliiullon. Wa~hí11gl<Jn D C., 19'11 y los trabajos elabnrn<los JH>r :\!ewndcr f.. Ci;orge !l p;u lir de s11 a1 lkulo "Tl1c Case lor Mull!ple l\dvnrnc}' i11 ~lllkin¡: roceíf:n f'o)ícy", en Allleri<:an /'olitlcnl Scie11cc lleeiew, vol. LXVI, 1977.

11 l! ü K1,,11J1111c y J. S Nyr. (cdilorcs), Tranc.•ialinnol Relntio11s m1d World roliticy;, flnrt:ard U1úver~ity Prcss, 1972. :

'" Pa1 lc de cita Pslá revisnda rn :!1 trab:ijo ae L. Tomas~!ni titulado "F.lementos p~ra el An;\llsís ctr: la Pol!tíca Exlcriqr", c:n Eiludios lnterrrncimwtcs, Snnliar,o, N~ 7fl, obril ju ni» t\1, l!IB l. Al respecto ver cspcclalrnenle Tl. '-"· Uo¡;wo0<.! y L. A Gunn, Poli1:v An~lv1íc. in lilr. Rcnl Worl<l. Ox!ord llllivcr,ity Prcss, l~íl·I y Alcxnnder G<!orgr, I'reside11tioi lJcci.do11·Makin¡; 1'he F:ffeclivc L'se of Jnformaticm •J111l Adl'icc, We~tvícw J) ;:> f'resr., 19ilfl ,.;;...:;-

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54 básicas

parte de los enfoques re(;eñudos en esa obra son purnrncnle aneccló· ticos, 'siendo difícil extraer de ellos generalizaciones iniporlanLcs.n Si se deja aparte el papel que desempeña el conflicto en la escuela rc¡¡list.a o clásicrL de las relaciones internacionales, puede decirse que el análisis de este tipo de fenómenos raramente ha akarnmlo un ver da de ro nivel tr.órico, y ha sido escasa su contrib·.-ción al desarrollo de la t.i~oria.

Todos los estudiosos ele lns reluciones internacionales, c;1;ilq11iera que sea su respeclivo en[oque, reconor::en que la guerra es uno de sus temas centrales, aunque no lodos haC<!n de la guerra y de Ja paz el objeto casi exclusivo de sus preocupaciones, como oc11rre con J;i escue­la realista en sus versiones tmís extremas. Pero Ja g11erra es sólo una de las formas posibles del conflicto a nivel inLernacio1wl (la m:1s grave de lodas), el cual, a su vez, es 11na expresión del conmcto social cnl.endído en un sentido amplio .. Desde esta perspectiva algunos sostienen que Ja vlolencia es una forma nat\lrnl de comporlamient.o político, y que Ja amenaza de Útílizar la fuerza conslil.uye un instrumento norm;il de negociación, asi como tambíén un indicador de la seriedad con quo 1ma de las parles plantea sus demandas a sus advo1 sarios.)(1 Como ya se ha nnlic:lpado, In escuela realista, con su visión del sistema inlcr­nncional como una IJüsqueda permanente, inevitable y autorrnilir.a de un cicrlo balance del poder, contribuyó mucho a hacer nlgo nat11rnl del conflicto y de la amenazn del uso ele ht fuerza. Olra.s escuelas, al destacar las funciones que cada actor o cnda subsbtema cumplen en el sistema internacional y al mostrar cómo en muchos ca.sos é~;los persi­guen intereses comunes o pPlcuran concertar intereses divergentes, asignan un lugar mtis destacaci<J a la cooperación.

Junto a c.sta cuestión de énfasis, 11110 de los prohlem;is fundnrncn­tales en el estudio del conflicto consi' le en dclerrninm si !\sle, en sus divers<ls manifestaciones, constituye la expresión ele un fenómeno uni­versal o es simplemente un nombre al.ribuiclo a siluacloncs radical­mente diicrentes. Una primera dislinción a este respecto es la que se plantea entre el conflir.to a nivel micr oanalíi.ico, en donde la atención se centra en sus aspectos subjetivos, y a nivel socioL Olrn se refiere a la diferenciación que podr!a formularse enli e el conflicl o social, en general. y los conflictos internacionales pi opiamente dichos (muchos ele los cuales tienen un origen social enr:dzaclo en divisiones rcgistrnclns al inl.erior de las sociedades nacionales). Una dislinci(ín más sepnra aquellos conflictos internacionales qw! enfrcntnn funclamcntalmenle a dos o más eslnclos {como las guerras ::i1abc-isrnelí y entre ldn e Irakl, de aquellos en que hay divisiones i11/1?rna:; dentro de los estados con­tendicnlcs (como la. guerra de Víctnn1:1 l, y de aquellos o t. ros quL: en el fondo éons!.iluycn una guerra civil con proyecciones int.c1 nacionales (como la de España o Ja del Libano) i\11nque muchos esturlíosos han tratado de clasificar y comparar esto!; dislinlos tipos tlc conflicto y ele

n Nos referirnos a J. E Do•q~hcrly y r 111.>r.1 l !. J'fallzgraff, Crrn(enrli119 Tiieo· ríes ... o¡>. cit., Capilulos V nl JX ·

w 1L L 11Iichnn:. Pnlificnl Vi0Cc11cc. Sl. l"l:utin'::; Pn~.c;.s. Nu1:vn Yorl\, 191.9.

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F.l estudio de 1<1 55

c;irrelacionar sus diversos niveles ele análisis, hasta ahora no han po­dido_ enmuicnrlos dcnl1 o ele catego1-ías comúnmente ndmiticlas, y el nm'illsls ele estos fenó111e1111s pcnnanece en Hn JJivel 'primitivo, debido n que "la mnyor pntle dr. los inveslignrlores ernplrico~ se hn lirnilado a ncumulnr inforrnodón en fornm exhibicionista sin tratar cte poner anaJi .. Ucarnonle el temu en 01den".-'1 Una ele las m;í.s import~nles zonas grises entre -ost.os dislinLos tipos (le conflicto es la. que se despliega entre Ja g·ll8rra er, l'.n sentido inlernacional propiamente dicho, por una parle, Y la re-voluc1ón o subversión interna, por la olra. Por eso resulta dificil, clesdB un p11nto ele \'is! n. leürico, estudiar Ja guerra sin un conocimiento profund1J de los p1 ocesos subversivos, sus o-rígcncs, su c:Unámlcn y sus mí!todos, Y sus comlmcs cl1~norninndores con J11 guerra así como también sus el! f ercncia~;. i1

Hecho l'Slo, el especialista en política mundial deberla conce11-trnrac en el r.onflic!o 1t nivel Jnlernacional, un lema ele suyo complejo. El cnn\cter desc1 ipl ivo y ¡1oco sisle1náUco ck la mnyor parte de los arul.llsls sobre siluar:ioncs cnnflidivas lln sido compensado en los úlll· mos tuíos por 11na creciente literaturn. sohrr. cuestiones relucionndus con la "rcsol11ci1~11 de conflictos" y los "estudios sobrn In paz", ele cnró.cler rnús rrnrrnat.ivo Una cuiar.Lerlslicn de estos estudios es su carácter interclisciplinnrio, ya que generalmente incluyen análisis sobre lRs bases socinccondmicas cl•;i conflicto, la psicología de sus líderes, las lm11gcnes y pcr ccpdones que se cncucnLwn delr:ís de ellos y las di fe­rencins cul Lur«les ent rr los actores anLagónicos. Otra característkn, en la pníclica, consiste en que, adcm:1s de h1s insliluciones ucadémlcas lrnd!cíonales, t!Il estos csluclios interviene un crccíenl.e münero de orga­nismos polll.icos o técnico::; guuernarnentales o no guhernamenlales.

Sin embargo, t raclicíonalmcntc, el grueso de la literatura está cen­lrnclo en In guerrn, sus cnusas y Jos medios para prevenirla_ii Singer y Smnll l eunicrnri inforrnnción sobre novenl<t. y tres conniclos pro­ducidos cl111nnte el siglo y rneclio a que se refiere su obra, cincuenLa de ellos enlrc sus miembros rJel sistema internacional y cuarenta y cu;1-tro entre micrn bros y otras ngrupaciones (de n.cuerdo con la concep" clón que se lenia de ese sistema rlcpencliemlo de cada época}, corno ent!dfldes r.olonialc:s o comunidades prirnit.ivns que gozulmn de inde· pcnclencln. Desc11ln ieron, enl1e otrns r.osns, que hu aumentado la pro· porclón de conflictos entre cslndos pertenr.cienles al sistema (sin eluda, por la simple razón de que con el fin del colonialismo éste se amplió

i; ll!lr.hnel lla:is, /11lc11.'otio11nl íon/licl. l)ob\Js Mt'rrill, Nueva York, 19H. p. ·l. l Ver._ por eJernplo, Clinlmers Johnsun, Rcvofulio11ory Clzunge Lit.lle Brc.wn

Doslo11, !Gl:o;, l'el.cr. C:J!,·~rl, n~11ol!1li01r, Pn•q;cr, Nuev~ York, 1070; .lncqt;es .Fllul: ~11(nps_u o/_ J,.'~L'ol1'.(101:, hm1pf, N;1cvn Y?rk. 19'.I y Anlho11y Burlon, Rct•olaliorwn¡ l lolencc 1 lt~ TliUHlcS, Cr.111c, hueva xorlc 19/fi. Sm embargo puede decirse que poco se}'ª. _nnnrl1clo :11 nr11\l1~is de Cranc llri11lon en linnlornv o/ Hc1•ol11lio11, Norlon, Nucvn !01!., 19111 i l1aducc1ó11 ca.';tcllona en /\¡~11ilar, Marl1id, l%2J

l . Jl 1'J.slns obras s; r:.i1cal?nn11 desde c;.tudios de tipo cltLsico c01no el ele Quincy \'11r;hl, A ~(11dy of-llor,Clucago, \Ul2, k1sta lnvesti¡;ad:m·~s de canlcter cn:mlitali'.'O COIJIO las _oc l.i,w1s F Hl<:h:1rclson 011 SfaUsiics o/ LJr.arJ(;¡ (:l:rnrrel.>. nuxwoorl f'ills· o:np.I'., !9"0 Vu ."Spcr.1at;1n:1:t(~ .f ll;i~id Sinr,er y i.tcl\'in Small, 1 /1e i\'a:'CS o'f \\'nr, , 1/illi Uóo A Slni1s/F.nl l1<11irll1or,/,:, Wilcy, Nueva York, iun. '.J,'.} -

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exl.1:10rdi11nrin11lt'lllcJ; que, dentro clf' i·slc tíllirno, J;is polcnci:is ma­yores han tendido " involucrarse en un tilnynr nürncro de guerras por un periodo m:\s li.ir,o pnra mnnlcncr ~;11 sfnliL quo; qt1e 111 f!llcrrn Sll!J~O en ciclos, o cort derlrt pcrlocllcidacl dlsccnili>lc!, ntmq1w sólo se tr;1le del pcrfodo !lCCP.Sfll io pnrn "olvldnr la últlinn r:1wrrn"; que In fonnnclt)Jl do nlinm:ns, nl po!ariznr el ~;lslcmn, lrnr:.1• 1111h p1(1!irilJle la guerra, y oLrns tendenclns slnl'l:trrs

Como puc<if' npi-cc!nrsc, se !rnl<i de gt-rlf~J:i!l7,nclones lJnstantP. vn¡~ns que, por lo rlem;1·'· no ayudnn muclw n l;w;c;u fó1 rnul;1s que pcrruit11n prevenir la gueri n La lileraturn sohr1~ r.sl1• lill lrno Lr·1:11', no mPnos

nbundnnlr. por cfcrlo, se hn ccnlrnrlo ¡me;] e;ludlo del dP1cclio lnlcrrm dona!, el") los rndodos pncl!lcos de srJ!uclón de co11lrov<:rslas (como In ncg-ociaciún, el :11iJi!1aic, la mcd!rtción y otros sin!llnrr;s); en las clislin· tns experlencln > de diplomncla n1ullilalr:r n\ o dP. seguridad coledlvn (como los funt:!ones clesarrollndns por ln.:. Nnciones Unidas pnrn el mnntenimicnlo de Ja pnz, en casos de conf lkt (lS menores y con resul­tados muy varhblcs, ''in Intervenir jam:\s cn conflictos que lnvoluc1n­ran n nlgunas ele lns rn andes polcnd:t';) o. in:\s n:clentcmrntc, r:m las diversas estrnte;las d1' c!i·:ur1sión rnui:u[l s111¡ddns clel nvance di! ln tecno­log[n l.Jéllca y !Jasndns en ln ncwmtlncirln ele poderosos nrmnrncntos n11cJe;1re:; transportados con grnn preci.si()n por medios aeroespnciaks. Serla difícil cor.cl11ir esta se1;ción sin 1·eitnrnr In apreciación de r¡11c, ::i pesnr de In imr:·orlanda del tem:-r y de lo. aburnJnncin de la Jit1)rnl11rn que se iln ocupwJo <k él, el esl11clío del conflidu Jia nporla11(1 muy poco n·la teorfn de ]P .. 5 rel:ti.:l<-mcs lnlf!tnnr:ionni•.!S y !in Influido <'ll la renlldnd 1nud10 menos que nl!!l!!lo.s esftwrzos '-"!lltradm; en otros fenómenos, lo cual se debe se¡;urnmcnle n. qur, en rn;-.c'in rk su vln1lcncl:1, el conflic!o no se deja nnrlliz111 f!Íclllllenlc J' su p¡ cvcnr:l1Sn 110 (!<!pende de rcco· 111cndnclonc:. acr,dérnlcas.

Tc.Jrlas de la lnlcqrocic5n

E! estudio de las fucrzns que conlribt1:,'cn n ln forniaclón e integr;ición ele J;is comunidades polftlcn.s es otro elemento cenlnd e11 el estudío do i?.:> relaciones Jntemacionales. Al le-ual que el n111\lisls del conflicto ---Y también el ele las decisiones-, la revish511 de lrJs procesos de inte­gración a nivel intc1 nnclonnl forma Jlíl rte de 111111 preocupación más nmpl!a, escnclnl e¡¡ la ciencia pollllca, quo lrn llevnr!o a estucllnr los ¡-Jrocesos de lntegrac!(5n a nivel comunnl, urliann, nncionnl e lntC'rna­C'lonnl. Como en ca~os anteriores, nos defenclrcrnns rn esl.r: 1ílllrnn plano.

La pregunU1 acerca tlc cómo se forman Jri.:; lenllacles que vincu!nn n los individuos, n un conjunto de uniclncles socínles o a un cierto rnímero de estados, '' unn comunidad m:ís nmp!ía. se p1iecle respOll·· c!tff de dos maneras. Ln escuela realista piensa que ln eai1sa de este proceso mellen. en PI empleo de In fuerza, o (~11 ln nmcrrnza de usarla, por parte de i.mn a1ifnrirlad cenlrnl ... o, c~n nu!:cncln ele esa nul.oricJ[!d, como ocurre en la vfcln lntcri1nclonnl, por 1111 es(ndo o una conllcíón dotados de poder suficiente parn utlllzar la fueriu o dnr c1etlll.Jllidad

17

a ln n1nena>'..a de hnce1 ln .. Otrns cnnicntes estiman que In fürmaclón ilt' comur1!darl1~s pollllcu.s se debe f11ndnmcnlalmFn!P a la nc111rnilnchín 1\1'

valnrcs e lnt(!reses cornpudlclos, tmn slluad<ín a In r:11ni .<:e llr·¡:rt :1 tra\'és d1~ In interacci<ín t•nlm sus rlistínt.ns unirlndcs, y pnr procr.dln1IP11 (os consL·nsunles. Es cvldenlr: In d!fe1endu q1•c cx!slc entre la forrna­cit\n dP C'om1mldnde.s pnlltlcn.s median le la. coerción y si! foi mnr:ió11 :1 tra•'<fa rlc In inleraccicín y del coosenso cnt rr~ !ns pnrl(~S Aquí rHJS

cen!rarcrnos en las tc11i ía.s de lr. integracic.ln q11e adoptan esia t'!l!i111:: persr1f'1-:iív:i

Lns lr;orlns de la í11ticgración deben muclio al pensamiento fw1dn-11nllsl:t, qur. ndqulri<í p:ra:i fuerza en el campo ele Jns c!1~1H.:las s11<'i11lr•s ¡;racin;, a la (>brn de 11.r_>lJert Merton, :L'>f como también en los estudi<.>S intt~rr1:1cionalcs realiznd 1.>o. corno consecuenei:l de los ese: itos de Il:ll'irl Mít1 nny y s1is diversos sc>guiclores." Los funcioualistas, en ¡;c>nc1 al, se prep:unlan p!1r el p::ipel q•ic cumple cada uno de los actores ele un ·si~:\f'­ma, lo c-11:ll no sólo irnpiica rlcscribir Ja aclivid~HI que dcsi:111peií:1, sinn tami1íé11 el p1 apósito a que a'.;pirn y su aporl.t' al f1111cionamienl.o dl'I sislen1n (!l d subsistema) en su conjunto, e iw:luye In suposicié111 de que estos úllirnos, en lur~nr de estar aglornernclos por la f1wrza, son ~¡

rnc;ult;1do ele la inlemcci<.!n entre sus divcrsns p:trtes, 1;ar1a una ele las cunlcs desernp¡~íia un 10! necesario pala el to!ln, y de su cnpacidnd par:i.

dcsnnollar pautas ele coope1 ación y estnblecer 1!lla adecuada divisir!n dd 1 rnlJ;1jo r~nlrc ellas. Pero el pr.nsnmicnto ftmcionalistn, no obstante constit<:ir tnl vez In principal fuente dP. lnspir;1c~ión de los (•st11dins ;,nllre los procesos ele in!f'¡;rnci<ln, trasciende con 1n11cho r;s!e krn_ír11r~nn y s!n·e d!: L>nsrJ n otra,; corrientes que rP.¡ires1rnt.an una revi~i611 m:ís radien! dP la leorla corll'encional de las relnciont:s inteniacionn!es. pnr lo q111' se exnmlna al final de este c::1pftulo .. Ot•os nul<ires, enl.rcla11tn, a t111q11e l1J:;pl rnclos en los funcionalislas, han pnrtldo de definicii>nr!S mrís pH~cl ~;:1s: ele un con1:epto tln la lnl egrnci0n como un proceso "mr­dia11tf! el cual los :1cl.orres pollllcos pertenecientes n. disUntos sistr.mns nncionnles se persuad<:n de la convenim1cia de l.r?.sladar sus lefl!tndes, cxpeclalivns y actividad.es pol!licas hacia un 1111· .. ~vo centro, c11ya:; insli· iucirmcs pnsan n posC'er o reclamar Jurisdicción sobre los estados na· cionnJ(:s pree dslenles''.JI

F:nlrc cslcis aportes se cuenta ciertamente el ele K::irl Deutscll, quo hasa !a explicación de los procesos de integración en el fenómeno de las com;1nlcaclones utill:r.ando, a su vez, los umí!Jsls de Norbert Wlciwr sobre cibernética y In cl(lslea con! rilJución de Talcott Parsons sobre !1;;,

dlslintos llpos de sistemas sociales. "La exlslC'ncln de ln clcncln social está basada en la capneiclad ele considernr a un grupo social como utJ;\

organi<.nr:icín y no como un conglomerado. La.e; comunicaciones coo.<:tl­tuy12n el cemrnto de !ns organizaciones. Sólo las comunicad?11es cnpa-

JI nohcrt J\!~1 Ion, Tcr>rfa r¡ F:Jtrucl11ra Sodnles, Fí;lc, Múleo, !Vfi·t rprirn~111 cdld1í11 en lnl~l(!c, corrcsponúl~nte n rnn J y David Mltrnny, "lhc F'<mr.tlonnl Apprcrncl! to Wor !ti 01 p,n11i;nlio11", en /11lernalirmat Alfolrs, vol. XXIV, mm y tarnl1i1'11 A ll'or•:l1117 l'Mc~ Sy.Hcm, Q\t:lilrn11¡:le Dooks, Ch!cngo, Jf¡Gr,,

Jl Knrl W l)c11tsch, Tite A.rw/ysi' o/ 111tcrnatiorzol Rt'laiior1s, Prcnllce l!Rll, l!l'Jll,dl/; pp 19íl·l!i~ (2! cdlcliln). Jf, 7 -,

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58 bá1icos

citan a un grupo para pensar unirlo, 1Jara percibir unirlo y para actuar unido. La sociología necesita comp1 ¡~ncler el fenómeno ele h cornu­nicnción".36 Dcutsch analiza las relaciones rntre la inle¡;t ;ición de las comunidades políticas y las comunirncioncs Para él Jos paises son con Juntos poblacion;iles unidos por flujos dt: comunicaci<ín y de trans­portes Y separados por territorios vncios o poco poblados. E:n gm1eral, las fronteras corresponden a á1 ens clnndc las cornunir.aciones dismi­nuyen drásticamente. Por eso la intcn1cción al interior rfo los estados nacionnles ha sido trndicionalmente mayor que enLre los distintos esta­dos. La principal contribución ele Deutsch a la teot i<l ele ln integración radica en su trabajo sobre lns condiciones en las c1_wles se [ormó una "cornuniclad de segllridncl" en el áren del Albntico Norte. Duscanclo 1:is slmilit.udes entre la fOJ nmción de una conrnnidad politir.a (y también ele sqp.iridadl en los Estados Unidos, clmante el siglo pasado, y Ja fo1ma­clón de la OTAN y la Comunidad Europea a pnrtlr dr~ los acuerdos [ran­CO·gerrnanos sobre el clesarrollo conjunto de su incl11strin del hierro y el acero, después de la Segunda Guerra Mundial, Deutsch analirn cuan· titaliva Y cletallaclamente tocios los f111jos de comunicacitín generados en esos distintos ámbitos en sus respcct ivas épocns. Deutsch compruelrn que entre los resultndos ele! incremento de las cornunicacirmes entre las distintas unidades, en .dichas experiencias se cuenta una creciente proporción ele Vfllores comp;irticlos; el desarrollo ele 11n estilo de vida distintivo; In percepción ele la posihl'iclad ele compartir los premios y castigos ntribuidos por el resto ele la comunidnd internacionnl e11 fun­ción de In conducta de los distintos miembros de c!;los nuevo::; conglo­merados; una acelernción del desarrollo cconómiq¡ de la comunidad eh su conjunto, y un forlnlecimlento ele la capacidnd política y admi· n!strativa de las dislintas unidades nacionales corno consecuencia de su mayor cohesión y de mm crncienle com di nación ele sus polflicas. Segün Dcutsch, estos logros se basan en el incren1ent o de las comu­nicaciones y las transacciones entre Iris r>acionales de los clislintos esta­dos o partes integrnnles de una con11Jnidacl en formación m;ís amplia, en la mayor movilidad ele las personas, en Jos crecientes inlr.;rcamllios culturales y en la integración de las lililes de cada un<1 de !;is corres­ponclientes unidades. En su trabajo Deutscll comparó clist in los casos históricos de integración y desintegración de comunidades nacionales.

Siguiendo este camino, E!tzioni e>; aminó cuatro csfuc1 zos 1 ecient.es para formar unidades políticas integradas por varios eslnclos nacionales: ln Asociadón Europea de Libre Comctcio, entre l!J53 y 19G·l; la Comu­nidad Económica Europea entre 1968 y l!J74; la neptfülica lirnbe Unida entre 195fl y 1961, y la Federación de l«s Indias Occidentales enLre l!J58 y 19G2_ En cada cnso este autor se plan!e<t lns siguienlr~s preguntas: "¿Ba­jo qué condiciones [la inlegrnciónl s·~ inicia'? ¿Qué fucrzns dirigen ese movimiento'? ¿Qué caminos sigue°? ¿:r qué estruclurn tiene el sisletna que se forma, una vez que dicho proc<?.so ha Lerminndo?" Ji Elzioni tam-

J6 Esta apreciación ele Wiencr está cila:la ~n K:u I W Dc11Lsch, Tl;c Ncrves o{ l.ove~"meryl, H~c Fr"c Prc_s~, Nueva. York, l!Jf.9, p. TI.

- 7 Arruta! 1'.l?.10111, Poltltc:ol Unl{1caiio11, 1 f"ll, ftinchnrl, H11cvn York, 19r,:,, p H

El estudio de /,1 i111cr11aciu11al 59

bién :;ub1ay;i. el papel 1\e las comunicaciones en los procesos de inte­gración y llega a la conclusi6n ele que éstos son más probahlr:s entre paises desarrollados que enLre paises en vh1s de desarrollo, cle!Jielo a que el h;1jo nivel cullurni de estos últimos impide generar corrientes impo1 lanles rlc conlllnicncir5n. Olra de s11s condusiones apunta a q\le la integració11 es más faclible mientras mayor sea el número de \trü­clades o sectores c¡uc se consideren beneficiados por dicho proceso. Sus investigaciones dernucstrnn también que la integración es más dificil en la medida en que !ns unidades que se integrnn posean élites más numerosas y mús fuertes, un elemento que torna la negociación más complicad¡¡,. Et1 clefinil.iva, :E;tzioni estima que, como consecue1Jcia de los procesos ele in legración rlesat rollados en d mundo actual, el sistema internacional lended ;1 arlicularse en un gran número ele subsistemas globales.-'ª

!Iaas da 111nyor proyección u la teorfu de la integración al prn­fundb~ar el concepto de spill-ovcr, que ya 11lilrany habi:i utilizado con el nombre de "1;11nificación"_ Esle concepto implica que todo proceso concreto de integración posee una "lógica expansiva" c¡ue contribuye u exf.rapol<1r esas experiencias, sus beneficios y sus metodos, hacia otros sectores Un ejrnuplo es la Lransformación de la Comunidad del C<1rb6n y del Acero en una Comuníclacl Europea mucho más amplia. Den Lro de es\a visión lns decisiones encaminadas a crear ámbilos de acción r.olec, Uva nunca son ai~dacl<1s, sino "incrementnlistas", ejerciendo un c[ecto ele clcmoslrac:ió11 q11c esli11Htla a ensayar fót mulas similares en otros sr.ctorcs.H

PJUNCIPAI.ES VISIONES INTERPRETATIVAS

Realismo y neon cr1/isino

Sería difícil subr ay;ir sufir:icntcmentc la irnporlancia de la teoria clásica o realista en el r?sludio de ln politka internacional En el plano filos6· fico se entronca clirectnmenle co11 liobbes, quien e,.;lrapoló al lerrcno internacional su vio,i(ín de una soch!dacl dominada por un permanente estado ele ana1 quia ¡:;¡ conside1 abG que "los convenios, sin la r,spada, son meras palabras y carecen de fuerza p<•ra infundir seguridad"_ Para Hobbcs la vida internacional es una conlinua lucha por el poder, caren· te ele valores, en lo cual se diferencia sustancialmente ele] gran fil<iso[o q11e, licmpo des¡mes, proporcionaría los antecedentes de que se valieron müs ln1 de los 1mí~; refinados panr.giristns cli:I poder: los es tactos tota­litarios llc¡~el no absolulizó t:rnto el Estado como un mecanismo cocr­cilivo cuanto la "ic!cr1 del estado" como el principal agente y encarna-

-'~ _:\111i~ni El<.ioni, Thc Adive Socicly A J /1eon¡ o/ Sociclal anrl PoUtical l'roce­s;cs, ll1c hcc Pícss, Nueva York. 1950, p 535 y sig11icnles ..

.n Ver Ernsl D. I!nus, IJcyo11d lhc Naliori Slalc, Stanforcl Univcrsily Press, l9G1. ns[ c01no l.:nnhit!n Tite U11iti110 of Errrope, de la n1ísn1n editorial, 1U5fL .Zt?-

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60 []

ción de los vnlores que se dnsplicr:nn en In J1btorl:1, dnnclo l11¡;nr nl cnrnblo y n 11 sucesión ele las civi!lznc!o11r:s.'º ·

Por otra parl_r2, pncdr. decirse que la vi:;ir'Jn renlí;,[¡i es el ori¡;c~n de los esluclios so!J1 e las rclncloni:s Jnfcrnac:in11nks cor1s!dc1 ndo:; cut110

discipllnn acad1~n1k;-i y que ese <Jrlgcn PSI u1·u vinculado n tlllfl pn1 lli:1.1lnr coyuntura hi<;f<\1 ic:-' y polftic:n. Hoffrnann l1n sn.r,leniclo que los cst11rllos lnternncio11al1 s ~;c111 una clencln 1irnlc¡\l11e1 icnna or lr.inndn en !ns pre~

disposiciones inlcledunlcs. las ciicunsl'lncia;; poli~icns y las u¡in: tullí· dndes i11stlt1H:ionnlcs que presentó ese país ·~n 1~slc si¡;lo y, muy parti· culnnncntc, dcsptH's de la .Ser.umla (;1_J':\lTfl Lns prcdisposiciom~s nnle­riormcnte rncncionarln.s se h::srtn en !11 impor tancin de la cicncin en una socieclad en 1 ápido proceso de expansión y desnrrolln como era Ja sociedad nortcnrneric:rnn. en el prestlgio de ins cicncins exaclas dcnt.rn de ellas, y en la ab11ncla1üe !mnigrnci(ín de ínt•Jer:l.m1les europeos r¡ue desde su nueva pntria mner icana iucwn ra¡J<1ces rle niirnr con mavor indqienc!encia 11 ohjetivitlml los asuntos 1n1111tlioles. Las clrc11nstnm;ios pollticns fueron prc1po1cion::i<las por la posicit.ín ele preeminencia que adquirir.ron los Es! ndos Unidos, posidón que hizo posible v lmsla nece­sario desarr ol 1 ar una visión glol.rn J acerca de la po 1 ft ica i~ lernacionnl; por las r'=percusiones que pasó ri fencr en 1.odo el mundo el ejercicio del poder por pnrlc <lr;l gnblcrno no1 fP.amcricrmo. lo r:unl proporcinnr) un cxr:elcntc lnlrnrntor io n los nnnlistns J11ler11•1dorrnlcs, q11e hnbfnn hecho ele! poder su princíp;il campo ele c.st11rlin. y por el J11lcH's dcniosl1aclo pe: iódicnmenlc~ por los polfl.ir.os y ](is r.obcrnanl.es norlen111Pricanos rn obtellcr asesor nm!C'nto de parte de !ns ncndrmicos en c11c;,! ionc:, rcla­ciomidns COll ia poiilic;1 cxfr:rivr de ese f{í<l:I prifs. L; -; O]lOJ tunidades institucionnles fur.1011 sumlnlstr ad:is. r.iet ln1rwnlc, por ni rico y flexible slstenin universif ar in norf carne1 lca110.'1

Los eleme11tos cenlrnlrs del pensaniicnlo rC'ali,;fn son: r:l poder como factor fundrm><'nlnl r~n lns relr.clorws Jnlcrnar:íonnlcs, d Interés noc!o­nnl como el criterio r¡ue inspira lns tlcc:lsiuncs de polfl!ca ni mn1 gen ele todo compromiso moral o colcctiHJ, y el concepto del bnlnnco del poder como una situación que es ncccsoríu preser vni a ctialquicr precio ncumulnnc!o Y po11iPndo en j11e¡;o pnin ello, prccisamelllc, recursos de poder. Ln "polifir:a del poder" eo. la columna vertebrnl el!~ Jn tcorln ~!!\sien c~c las iclaciones i1_1l<~rnaclonnles Mor¡;cntlrnu define In po!ltica mternnc1onal corno una "lucha por el poder". Spykmnn sostiene que "toda vid;:i civilbHln descansa en tillillla instuncln en el poder". Bmton declara que "probnlJlcmcnte no hay ni11g1í11 común denorninnclor rrnls importante en el estudio de las reladorH~s i11\ crnacion;iles que Ja pre­sunción de que los estados dependen del poder parn su su!Jsislencin, y de que logran sus objetivos por medio del poder, hncicndo nsí de la ndministración ele ese poder el principnl problema r¡llc debe ser re·

.fiJ Ver principnl111cnle, ric Thonws Ifohbr.:;, ;r;u ohra J.cuialh1J1J, ('r,r.rlln ('Jt 1Íi51 en el exilio, Y de IV. U .. Ilcgel, La fc11omcr10/09fn riel T>.>plritu (Jíl0l) " s11 filoso/la del Derecho (1821). '

<l s.t<rnlcy IroUman~, la_1111s and Mii1e11>a: E.>.rny.> in tite 1'lir0rt¡ a11d f'rnclicr. o/ lnlernalconn/ l'ol1c1cs, \\ e'tv1cw Prrss, 1907, p 10 l' siguiente~

El csiuilio lle la >lliirn inlc11wcio11rrl 61

s11ello" u r;n general, P.l poder Ps concebido como Ja cupnc!d:id de 101~''' r qtH! ni ros nclúen de •ic!r>rrnlnadn manern !l t~rr,·és de "la persunshín, el ln1cc¡¡1c, lu comprn o la coerción". Sin emh:irgo, en la puícUr:a, P.Sn 1illima :;11clr; ser ln vla ·---o nl menos el n1curso de ültlrnn fnstnnclr1 ·­n q11t~ gr>11crnlrnenlc npr~ln el pi::nsnmlenlo reallst.n cuando nrrnllzn el c011ccplo ele! poder o In nplir.u a determinadas sltuncion('S

I.115 re:1li',tas y sus crfticos mtís imparciales sosl'~nr.n que esta f'"Ctl('la 11:111cn lla dc[inido el pocler en términos exclusiva1ne11te mili­tares. Mw·Jir•s anü!Lsis s11brnyrm la lmporla11da de la sit unción g('(1pC1 lllir:n di) un pn!s clelei mlnnc'!o, de .su capacidnd económica WPdi<la en lfarnir1"~; de s11 procluclo nacional o ele sus exportr.ciunes, de su ¡nes t igiu o dr, la solidez ele sus instituciones. Se hn dicho que la ful"!rza con­siste c;1 la utiliz:leión ¡:Je medios físicos para obligar a tomar ciertas cleci:>in11c~~. rp1e la influencia es la capacidacl di: lograr el mismo objetivo por nir:dios diferente~. y que el prestigio es el rr.spelo delJiclo n los que ciefr.nla11 el ¡;c>der, sugirÍl'IHlo que este último concepto est:i intcgrntlo p>:ir t.odos estos elementos. Tn!Tlbién se ha lledlCl una disl l¡¡ción enlrn la f!lc>f7.n de que dispone una nnción y su capttddad de utillzarla di­cí1mternenle.'! Por otrn parte, el poder no sólr:i ha sido flefinido corno !a capndtl:1d de logrnr ciert-Js resultados, slnn tnrnbién como el cont.rol ele mm cif'r 1:• c11ota de recursos que permite in[luir sobre ellos y q111~

cln prc11onder :mcia n un actor sobre ot.ros ae1.or<~s." (\1n Indo. es dillr.11 desconocer la cen!rnlidaci dí!! conr.eplc• de>!

poder en la visión reallsl u de las relac:iones lntcrnncionales y d hecho dP qne, en ti!Lima lnsln!l(;in, este fenómcnó tiende r1 ser definido en léi mi­nos de cnpaeitlacles militnres. Y11 uno ele los pioneros del pensamiento clnsico vlncnla esta centralldnd del concepto <:leí poder a ln nat.urnleza mlsrnn dt! lfls relaciones lnternaclo11alcs. En n:cclio de la ariarqulu creacln por la aui'enr.in de tmn alltoridncl mundial, las relaciones entre Jos C'Slíl· dos li1:11dcn 11 ser competitivas, confl!ctivas e incluso ngreslvns, con· forme c11cin uno de ellos procurn mantener o rcestalJlecer el equllil11 lo clr.I poder o l!i:mar los vaclos que éste dejo, y so!Jrevlven sólo en la medida L'll que sean fuertes o en que otro eslado más fuerte Jos proteja. En esle r.c•nlt!xto, para asegurar su supervivencia, los estndos "clebr.n lrncer rlc la p1 Pservacfl5n o del mejorilrniento de sus posiciones ele poder PI princi¡mt ohJctivo ele su politlca exterior''. En último término la supr.1 vivencia ele un estado se pmw en juego en los casos limites re{JI·e s;ntnd.os por el estallido ele una guerra y, en tales casos, dicha suprr­v1venc1:1 cl•~pe11cle de su capac:ldad pum ganarla utilizando recursos mili-

:! lli~lrnla;' l0

Spy;-:¡:n:i. Amcrica's SU·ateqy in Wor!r! l'olilic,,, Nueva Yorlc, J912; llnn.',J. ¡,_,>rgu>lh,.u, lollltcs Amo11g Natrrms, op. c<l y J. W. 1Jurton, J11tm11rtlio11al lleln/1011~ A Grncrnl Thenrt¡, Cnmbridge Unlyerslty Press, 19ffl, p. 46 Din ton no puede con'.fdern,se, clerlomcnle, un "renllstn ... Ln ctcfln!ci<~n slgulcnle pror.ede do ln ohrn de Spyl:man cliodn en este capitulo. · · · ·

41 Ver yrlndpnlrn~nle Chnrles P. Klndlerb'!rgcr. l'owcr anr! llfonev· 7 he Polilics o/ l11ta1'.n!crJnat y;co11omics n!td the Econ()mic~ ·a¡ I11t;:rnalfo11al l'olitlc~. Bt"lc JJool1:; . ll11cvn > o;J:. l~•O y !'=fnus Knorr, 1·1ie l'ower o/ Nations· T/le Poliltcnl Ecorwrnr1 of lrrl•?111a.lo11n/ Rclalwn.< llnslc Dooks Nueva Yorlc 1975

" Jr_l_rrey llar l, "Thrée Appronches' lo !he Me::su;·emcr;t of Power ln Inlernnl i<mnl nelnllons . rn J11ten101io11al Or17rrnlzalio11, vol. 30, 1976. .,2((:.,

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62 básicos

tares.'5 De 'allí el énfasis de la escuela r•)alisln en el confliclo como cstn­do normal de las relaciones internaci-:inales, su excesivo in!.cré:; en el papel de los recursos militares en la polítícn mllndial en desmedro de otros factores que influyen en ella, y su incvilnble confusión c11t1 e fines y medios en la política internacional (en 1n medida en que se consiclcrc el poder como un medio para alcanzar ciertos objetivos) l!':sla confusi<ln alrnvicsa el pensamiento chísico clesde los cscri los ele uno (le los pione­ros ele la ciencia polítka moderna, Lasswell, quien hal.Jl:lba del "uso del poder para la ndqui.sición de má.s podr)r n de otros valores", llasla el verdadero fundador de los acluales cslu(lios inlern<1cionalr.s, Morgen­thau, quien afirmaba (j\le los estac\islas aclualmn rm términos de "inte­reses definidos como poder" en donde la acurnulacicín ch recursos ele poder (que debería ser un medio) reemplaza l<t suslanci;i. ele los intereses supuestamente perseguiclos.~6

En todo caso, los reali.stas, sus predecesores y sus epígonos, han dominado la visión ele las relaciones í11le111;1cionalr;s en el m111Hlü mo <il:rno desde Ja Paz de Weslfalia hasta la declinación del p1 estig in de Hcagan .. Todos los intentos por presentar una imagen de la ¡mlíl ic;1 internacional como un proceso más regulado, raciom1l y prcclccible han ocupado en cldinil.iv;1 un lugar m;is o menlls nrn1 ginal, cles(le la pro­puesta ele Grocio en su t1 atado De 1 w e ne/li ac l'ricí.>, puhlic:Hlu en IJ~c_r~~ Gtwrra de los Treinl.f\ Años hasta Poro la paz ;w1pc/1w, 1 r:!Jaclaclo por Kán[ 811 · f7·9y L;1S-dffsci:JfHlngraciones-11mndi<ile-s qHe 1.11 vieron. lu¡;ar durnnle la primera mitad del presente siglo y su irnnerlint.a consecuenc.ia, b Gllcrra Fría, lendieron a convalidar y conr;clar ln valid1~r. de esta pers· P.ectiva. JVIorgenthau tuvo la c<ipncirlad ele hacer de esos principios, que Jurante siglos hah[an inspirado b JH<1clica de la polilica it1lcnwcional, la base de una cienda de las relaciones interrrncionales En su obra principal, publicada en UJ1íl, define la polilica inlcrnadon;1l como una lucha por el poder La maximización del uso del poder es lo r¡11c pro· porciona un cornün denominador a l:i conducl a inlernaciona 1 ele uno:; estados que, clcsrlc otros puntos ele visla, deberían presentar caracterís· tic:as y perseguir- intereses diferentes. La rcdllcció11 de Jn polilica inter­nacional al empleo (le este cormin denominador se juslificn t:'n la In(!dida en que se considere que todos los dem:ís inlcrese.s clP la.s dislint.as socie­dades nacionales se subordinan ;i_ su nccesiclad --u ohscsió11-- de super­vivencia De c.sta manera el interés nacional, que podrín desagregarse en múltiples aspectos de acuerdo con los intereses específicos de los clislintos scr,mcntos de las socicdade:; nacionales, se identifica con estn ultimo conccplo, y con d poder consid1:rado con10 t!l úlli1110 llll!dio p;ua garantizarla Sólo en la medida en qtic se asegure el i11 le1 c.s nacional -enlencliclo como supervivencia- un eslado puede perseguir olros intereses de menor jerarquía. En clcLnil.iva, la acumulacir'in ele recursos de poder, que podría considerarse c::irno un medio para lograr ciertos objetivos. se convicrle en la fina1idad fumlnmenla\ de la acción inler-

li Nicllolas J Spykman, op r.it., p. 7. <6 Hnrold Lasswr.11, f'owcr artd ['erso1111li!y, Norlon. Nueva Y•nl:, ID líl, p 30 y

llans J. Mnrgenlhau, f'olitics Among Notio t.t O)J cil, p. 5

El cswdio rlc la i11tcrriacio1wl

nacional ele los estados .. La puesta al día y ulterior incorporncíón a esta esct'.eln de la cl~~trinn del balance del poder como objeto permanente de 1,1 prcocupacll)n clr. los estados, es una natural consecuencia de Jos ¡w:-;t.ulndo!J anlmiormente sci1nlaclos. Al mismo licmpo, Morgenlhau csll­ma que en la prosr.cuci0n ele! interés nacional el estado ncttia siempre COI.no \lll actor rncionnl y unitario, capaz ele definir con el[lriclad sus ob!ctlvos en cualqnier situación que se presenle y ele escoger los medios mas apt.os para n!canz;1r esos objeLivos. Dentro de esla visión es nalu­~al que "no pueclcn nplicarse a la ílcdón de los estados ~rincipios rnora!es de <ilca11ce gr.1:eral en su formulación abstracta, universal, sino que estos de\Jnn ser f1ll1ados a la luz de las circunstancias concretas planteadas en cada l11¡;ar Y. cada cpoca"O Ot.ro postulado de Morgen­thau. apun~a n la nut.onomia de la esfera políllca con respecto n las clemas vanaliles que ililcrvíenen en la vida social e internacional (un postulaclo que ser:í cuPstionado seriamente por otras corrientes de prnsami:nlo rescrínd:1s a 1 final r\e eslc -capílulo) En suma, Ja polltica l11lc1 nacional "busca ya .sen rnnnlcner el poder, aumcntarlo o demo~;Lrar poder".' 8

Aron es olro de los fund<idores ele la disciplina. Aunque en su gigan­tc~ca ?b1a s:~ 111czcla11 01Jscrv;1clones socioll\gicas e históricas, su con­lnbuc1ó11 teo1ica es muy importante y él mísmo declara s11 propósito ele cl~boia'.· \lila le'.ní:1 gcm~ral a partir de los rasgos espccificos de las rel acwncs 1n tcn1ac1on~tles:-''la-·-1nul U-pliddad--dc-Ge1.Jtrns de decisi.ón auló­nom.os Y por lo. 1 nnlo el riesgo de la guerra"" Adoptando un punto ele pnrl1cla que lo mscnbc clainmenlc dentro de Jn escuela realista Aron considera q11e el si!;!cnrn internacional se dislingue ele los dcrnñ; sislc-1:1as sociales en que eslá formaclo por "1clacioncs entre unidades noli­licas. cada 1~11a ele las c1 iales reclama el clereclio ele tomar la justicia en sus propias m<inos y :>cr el tinico árbitro en la decisión de Iuclrnr o no h~rh::r". Dr: ;illí que dicho sislema se carar.lcrice por "una ince­sante r1val1cl::id en que cacla parle se rese1 va el derecho n recurrir a Ja 11.ll~mCl ratio, es rJccir, a la violencia"."' Como puede nprecíarse, en Ju. v1s1ó11 ele Aron las relaciones internacionales están marcadas P. or el confliclo

Sería difícil qw~ una obra dolada de tanta penetración histórica no ofreciera u1w nocirí11 más rica y matizada acerca del poder. Para Aron .. el porlerío relativo ele un estado se modifica de acuerdo con el cambio ele las ci1cun.sl:i11cias ecnnómicas, las innovaciones tecnológicas Y la lra11sfonn11c:irín <le lns i11still!ciones y las idcolo¡;ias. Sus relaciones cr?~1 ol1 o.s es.l<1rlos 110 sc51u son el reflejo de su poder relativo, sino tarn­~tcn de las ideas, valorr.!; y emociones de sus sociedades y sus lidcres. 1.01 e!io Aron Jll opone dos modelos de sis lema internacional, un llamado s1sleinn homogt!nco e11 clonde "lodos los estados pertenecen al mismo

4~ H J /,forgenlhnu, op cil . p JO ;s I.L .J. Morr,ct~l.J¡au, op cil. p. :IG. ¡ 1 omado de su obrn principal, en

1%2, p 2íl ft·nncés, l'aix el Gucrrc, Calrnan Lcvy, l'arls,

io Citas tom:lfbs ele la misma ohm, pp 10 rn. resp~clivarnente .2 J'

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64 /)(isicns

tipo y o\Jcdecc11 :1 \lil:l mis111n co11ccpclri11 el•' !:t polllka" y 1•n :;islrn1a lietcror,éneo en donde "los es! nclos c.•;t :in Pq~an li:tdos dt: :1c11e1 do r:r_>ll principio~; difcrcnlc'; y npelrm n vnlm e~; contrndíctorio.-;""' Adclll:\s de e~tos dos siste111;-is, lnrnl.Jién es pnsililt~ clistinguir entre un csqut·mri. bipolar Y otro 111ulllpnlar, clepcndiendo de si Ja 1nnyorla ele l:1s unitl:Hlcs politic:ls cslrín subor di1rnclas a dos e:;ladn~: l1omo¡;é11eos o si el pod1:r está distrihuido en forrnn mns clifus:1 (ve1 C:ipíl.ulos 1 y 7)

Si(~tHlO la g11crrn un peligro JJCI mnnc11le en un si:o:Lc11rn i11lc1 naclo· 11al c:omo el dEserito, J\ron propone lrc!s tipos de pa;:, h<isados en el rqHilílnio, la 111 f!!'71lOT:ia o el imperio, scglin si el poder <.le l;•s disl.inlas rniidadcs polítit :is se t:11c11entrn lrnlanr:cndo, :;i r1sl:í s\•lJorclinado al prc­clominio de Ull:t dr. r·s;is unirl:icles o f;i l1:i p:1~;11fin n (kj1•~11clcr incl11so formnlmc:nlc de u11:1 ele r.ll:is. J'.:n 11no clr. :-;us 1ílll111os lilllos sol>rc el imperio amcrica11u, 1\1on nplicó b1 ill:-i11lr111'.'ille rsln~; ldcns. '

'\Vall7. intentó, en sus líltimos c.sr:1 itos, llc1•ar l:l corr!cnle ncorn~:ilis­tn a un nivel altanwnlc sisl.cirniticoY Un sislcnn crmsislc en una e:;l111c­lura integracfa por u11id:1cles que infcrndúm1 !~ntre sí (r.n el caso de las relncionr.?s inler·incionalrs, los estados) L:1 es! ructu1 n es el cornponc11lP. que hace posibl;~ pensar en dichas unidades r~n L6rmlnos de un sislcmn. El problcmn que ha impedido definir cl si:;\('lll:t !nl.r.rn'1cionnl y ni;;Jnrlo tic otro:, sisl.cnns sor:iales C<'nsistr. en ddinir <!.s:1 C'SI ntclurn sin ii1cl11lr los at1 ihulns ele !:is 11nid:Hlr's r¡ue i11lcractli:in cl1;11tro de ella. \Vnlt;~ dej:i fucrn de su clcfi11klc\1t no sólo los nt1 iln1to.s pnrli('11lnres quc p1esu1l<i. c;icla P:.taclo. sino l:•tnlJi('n In inlcrncr:!rSn cnln? ellos, ;i pa11 i1 ele una visir)n dr.I conccplo clr. "relnción" al qur~ k nsi¡.:1w dos difr~rcntes ar:cpcio­n~?: rel;ic:ión conio inlcrncciún entre cllsLinlr1:. unidades y como la po::i­r;10n r¡uc cada una de ellas ocnpfl re.spr•r:I o de la::; otra:; dcnLro de una ;-.<;tructurn. Por ln t"nto, el nn:\lisis rlcl ~;l.s\.(:ma inlen1aciomd supone i¡;nornr los nlrihufo.~ d•' los disl.intm; c:;l:1.rlor; y in fonnn como int(~nH> t'.ían unos cbn oll "'" pnrn co11ccnl1 'lrsc !;ol:irncnlc r:n la posici(\11 rcln· t1va qllc ocupa '~ada cs!:irlo 1~011 rc!;¡Jr~cfr1 :i In~ ni ros. La eslrncl11ra q11c permite lla!Jlar de' 1111 si.sl.ema es ddinida n,;i c11 ((lrmi11os del ordcnn· miento ele sus p:utcs

Avnm::::rndo mns por cstr. c<irnino, \V;iltz c<in•;irli!rn qttr) el rrnálisis del sistcrn;i intcrn:ic:ion<:l rlebc incluir la idenUlicat:it.ín ele sus principios ordernic1ores, de la función ele sus di.stii1t:is unid:1d<•s y de b forma comn están distribuiclns sus capaclclacles. El prir1cipio urdcnarJor ele un sis!e· rnfl c<i ractcriznclo por el des;irrolln ele 1 elaciones políl icns Pnlrc sus c!i.slintas unitfadC's, sin la m1toridacl de un 1;0\Jicrno c:cnlrnl, 1H1 es olro que bs rclacionP.s de predominio o :;uiJordinac:ión c::islenl(~S e11t re ellas, es decir, una rchción j()r:írquíca. J .n fu11ción que des:-ir rol In c:atla una de las unidades c!P.ntro del conjunto depende de ~u posición dentro de e."a jerarquía. Corno el sistenrn no es <kfinidn en función de los alri·

51 Op. cil, p. 1112. 51 V cr su Thcory o/ 1 ¡¡f crnolio11nl I'nlllic.•, Ad•ll.,nn \Ves Ir.¡', Mnssndiuscl t.s, 191!1

y, c•irno nnlccc(knlrs. ·"'°' r.serilos dcsdn Mn11. U1c Slrrlc rlltrl l\'ar t:olu1111Jln Unl\·cr ~lfy Prcs5; Nur.v-n _York, tn:ia~ F~l rc.:;utnen q111! !-ilg1H? r.'ll1\ ton1ado

0

¡n!rn.:lpalt;1cnlc dr.l .. :ipHulo \ del ·pr1m0rn r\c lo.s libro., r11c11dnrindflc,.

í:I rstudio d1: la

liulns rk .sus p:irl('s, !:Í•)n a 11n nivel de nbstr:icd,ín n1ás nll11, éslai: s1)lo sr! dilc:cncir\11 entre si prn ln cuota de pi)ucr lle que cauu mm dispone, p'.;to es, pm l<i clisltih•ir i(.n Lle capacld:ides ob::uvahks r~ntrr~ clliis.

Cor110 puede obsc1 t•¡,r:"e, en la formulació11 de Waltz lr\ vi~ión reali.s la di: l;1s rPlai::iones inle1 nacionnles ulcam:a nn 11i·;el de nbr.:trar:CÍ(Íll n1uv di~li11lo d<'l Cf\Ie presenl.an los trabnjos de Morr,entl1:1n o Arnn Sin r·mb:iren. cu:rndo unu quiere nproxim:-irse ni Bllfilisis dr: la rc¡tlid'lrl c·onr:ret a <t p·:; rl ir de rn 1as vn1 in bles definidas ei1 (nnna cnsi taulolúgkn, se r:nc:ir.1111 n 111ia vr.z m(is con el ¡iredomini0 nbrumac1rn ,fe las uni d:lfk.~ rr.•p1c~c1tlnclas pn¡ eol es lado soly:;rano, ww co11st il.uirian 11n slsl<· 111a s1ílr• r:P tr, mr.cli(hi e;11 que Jn<1.ntcng:-in claras 'r.lnciones de jernrqui<i 1'.nl1t~ r:ll:1:(, rs decir, \<n (1'rrninos de su poderlo relaliH> A 011estro !•ti· cio <!I i11trnto leórico de \V;ill:r, es nlgo nUpi< 0 dentro ck la csc11Pln iealisl:-i, <¡11e si: llail!a r:nrncterizat\o pnr prescnlnr descripciones Jlislt1· ricas y empíricas de determinadas situ:iclonc>s. entre ia::> r:1_;;:i.les rlio cs¡wci:1I írnJHlTlancí;1 a las de orrkn conflidivo, y por hnb1:1 nporhl\O imp•Hta?1tf'S anal islas a L:t vicia polílit!a. Ent1r.' ellos CfllJt la rnencinnar ri !·(1•1Jlla11, l\.issínger o nrzczinsld, pero sus aporles nos llr.varifln n1:\s

nll:\ de Ju q¡¡,; es crn1ve1iíenle c11 un 1csumen como rstc.

F'l e:;l1¡¡cf1u-11/ismo 11 su posición conteslrilcu i·1

l':~ difir:il rlí'finir y evnlur>r la conlrlbución dr:1 peusamicnlo nrnrxi::ln y dr (1(1:1:-; corrientes crnllé•st:-itarlns frente al ~t.111! ¡¡110 lnt,1~1n:idonnl. in(luid:is 0 n<1 por ese p1msni11ienlo, en el anriilsis de las re!ncionrs inh•r nacion:il('!'i ll11<1 prirnPra dlficullu<l radica en la contradiccicín plnntPad:t JH.1r· 1n r'tlllfi;HF.a marxi:::la en un proceso !neluctuhle quP. conduciría a Hila ;;oc\ednd munclinl en que el esl;ido desap:1rccería y el doble )l(:clw

de q11,•, por u1w parte, el sistema internacio1rnl sigue sieotlo un mun(lo de e:>ladr1s y, por In oln1, el marxismo ha <1Uiizado inli:nsainP.nt.e ni e:; tacto ;ia1 a drfendcr, pi 1J[uncliwr y expanctir :m ideologla. Otra c1lfl· cullad procecle de que el carácter dial6ctico del pensamiento marxisl.r1 Ir; lla llrvndo a adoptar formulaciones a!lenrntivas, hastu el punto c¡uio hs pri;1ci¡1aJc~; aut01iclatles en la nw.leria hun dedarado que ln mayorfa ele las inl.crprelac:iones recientes del pensamiento marxista en el m1mdfJ oc:ci(knf;il y 1m la F.urnfJfl. clr~l E:st.e son claramente revisionist;isY 1.lnn dlficull:<<l adici<Hlal surge del hecho de que, dr:bldo a su vi:;ión hele· rorloxn y no Wi!nclo eénl ric¡t de las rel:-iclones internacionales, el p1·nsn miento m:irxistn por regla general no se ha dirigido slsternátican.f·nt·~ a 1:-is cuestiones fundamentales que aborda la !.eorh convencional de lns 1r.t:icio11r;s inlP1m1cio11:-1les: el papel del estado, la soberanla, el rrnclo-1wlis11w, ln g\H:1 ra y la paz o el Derecho Internacional Por dichas 1a7.o 11Ps, y muy ¡nrticulannenle por esta última, muchos especialistas con­side1 <tn irrelevanle o imposible examinar el aporte doctrinario del pcm­pensarniicuto marxista e11 el contexto de otros enfoques teóricos miis

!i1 Vt~r L AHhu~scr, For ftfarI. Landre,-;, l!JG!J }' T. :\nrlerson. Co11sicfPrafio11.1 nn H'r::tf1n ,H.ir.i:is1n, Lo111ln!s 1 H11G~

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66 básicos

habituales en el estudio de !;i. política internacionaL Sin cmba'.go, la in· negable importancia práctica que lll visión marxista ha lc:11t10 en la evolución reciente de las relaciones internacionales, Y la eJ:lSlcnclíl. ele significativos enfoques desarrollados fuera del r.ensamicnlo rna1 xis:a pero también basados en una visión e~trur.Lural1sta . y 1:evo\11c1~nat in.

del sistema internacional, hacen necesuno, a nuestro Jt!lc10, considerar a esta corriente junto con las demás Con todo, rlebido a la .hel e:oi;c· neidacl del punto de partida ello es difícil Por ello en estu s1ntes1s se tratará este tema en forma aún más breve que los otro~ .

La visión internacional del marxismo se de:ivn. de su m~erprelnc1ó.n acerca de la sociedad que, por razones de espnc10, no es p_o:1ble resurmr aquí en forma adecuada. La sociedad, sc¡;¡in Marx, se d1v1de enlre. los que poseen la propiedad del capilal y las granrles ~nayorlas qu.e v.1ven lJajo -condiciones ele explotación, debiendo trans.fenr a los cnp1lal:sLas la plusvalla generada por su trabajo, que configuran el pro\cla1 i.ado. La clin,\rnic<1 sQcial es impulsada por la lucha ele clases a rJllf! '.~sin sil 11 a· ción obviamente cla lugar. La posibllirlcid de que el prolclai indo logre inclinar en su favor dicho balance de fuerzas y logre algunas cnnc11ns~ns, qirn úllimamente llevarán a la derrota de los cnpilalislas, a l<t n1Jol1c1ón de la propiedad sobrn los medios de producción (y del csladn cnni'.1 representante de los primeros y garnnle del slal11 qll(.J) Y <d ::slableci .. mienlo de unn sociedad sin clases, di:opendc de una conce¡Jr'1on fllosó· fica más honda, Ja del materialismo histórico. Segün ésle, la infi aes· trnctura económica, las relaciones de producción Y la basr! lccnol_i)­gica de una socierlacl constituyen el soporte que, al dcfin~r la pos1c:on de las distintas clases sor.in.les en la división del lrabaJo, dct.cr111111n. su supereslruclura social, religiosa o ideológica. Por lo l<rnlo, confo.r· me las lrnses materiales de la sociedad se nllernn como consr:c\1cncia de fuer7,;is objetivas. el poder de la bttrguesín se rlebilila Y aumentan las posilJiliclacles del prolctariaclo. Esl1: proceso cli<tldctico s11ponr. 11cr.c­sndamenlc unn. acción revolucionnrb, concnrrlante con cicrlns trm!len­cias obielivas identifir.;idas a la lu7. del malerialismo hisl1írico, acción que pu~de ser oríentnda y precipitada por obra de una élite activista y visionarla, ele acuerdo coi1 uno de !ns principales aporles efectuados por Lenin al pensamiento marxista ..

Este rnovimienlo contenía imporlanles supuestos internacio11ales que ulteriormente fueron desarrollados por el propi9 Lenin Y por otros pensadores. Uno se refería a que las e !ases sociales -la h11í¡;1iesía Y el proletariado- poseen intereses y dc:s:-1rrollan est.rateghs universales, no sol::imente nacionales Otro a que, e nmo cm1secucnci¡1 del 1 riunfo del pro!elnri<ldo, el estado, que en la etapa acl11ul es el rcprc:;.cnlant'.: del capitalismo, tenderá a desaparecer dando lugar a una soc1edad 111Ler· nacional lib1e de estados. Otro sup\l\~sto npuntaha a q11c en el largo plazo Ja explolación de las clases trabajadoras prod\l{:iría un r.mpob1 C·

cirnienlo general qur: limitaría las opnrl1111idades de invon;ir511 en los países 1icos, prornovienclo el éxoclo d!:'I capital hada ol.rns ¡íreas Y dan· clo lugar al impe1ialismo, consickrnd<1 como la lillima fa!;c rlel capita­lismo, un proceso que lernporalment<: contribuiría a la crcndó11 de una

í:f est111lio d1! la i111c111acio11a/ 67

sociedad global marcada por la lucha ent;r. los sectores cnpítnlist;;s -nacionales e inlernadnnales-- y el movimiento proletario mundi<:d.

Hobson, un ec:momisla brilü1Jico liberal de principios de siglo, contribuyó poclt,ros:imcnle a poner los cimientos de la teoría del im­perialismo al decla 1 ;1r filie el capitalismo eslaba condenado a ser una víctima de los inlc1escs de sus rep1esentantes, a trav1!s de la progre· siva explolación y p;1upe; izncil'in de los trabajndores, lo c¡ue conduciría a la internndonalizncíón del capilal a través de la inversión extranjera y el impe1 ialísmo y, por lo Umto, a la unificación del mundo. Por su parte Kn.ulsky, en la misma c!pocn., esln.bleció una conexión causal enlre el modo capitalista de prncluccíón, encarnado y protegido por el eslado burgués, y la creciente propensión a la guerra r.ntre las potencias colo· niales, o sen., al conflicto entre esos mismos estados en su lucha por b expansión económicn. IIilfcrcling subrayó la importancia de la rel:1dón en!Ie el capilalisn10 industrial y el fin;inr;iern, 1111 nuevo fenómeno cot1· síslcnte en la cxpn1 t:1ciü11 de capitnlcs clcslle los centros ind11strialc:; 1111cla olrns regit>IH!S pan1 desarrollur t!f1 cll:is aclivicladcs producliv:is, que lenclía a Cíe:ir vinculnciones rnuy estrechas entre las industrins y los bancos, y a ¡;Pnern.1 graneles conglomerados o carteles internncio· nnles, con lo C\l<!l d poder del capital tende1 ia n. equilibrarse entre los paises capilalist;1s y sw:; coloni;is La asociación entre el ímperial!smo, J;1 difusión internar.lo11al de capitalismo y el aumento de la prospe1 ídad de las rlislinlas sociedades nacionales empujci a Hilferdíng y tamllió1 a Ku11lslty hncia posiciones 1cfo1 mistas que fueron n.rdorosamcnt.c com­lJntidas por Leni11, J1ul\liarin y Hosa Luxemburgo. ~sla estimaba que el capitalismo no ¡111edr: formar un ci1culo mundial homogéneo y cerra· do, dorninado por sus propios inlei eses y sus propias leyes, pues siem· pre al lado de los factores económicos que podrían empujar en esa dirección lrnbr;\ far.lores polílicos que cslimulanín la explotación ele los seclorcs m;is rklJilcs y la desigualc!acl entre los dístinlos grupos La socir.clacl i11I c1 n;1cion'd r:onforma, en lod:1s es las visiones, una cstn1c t111 a rcl:1livame11l e rígida, cuya a1 licul::ición pasa ¡ior In. cale¡;orín de explotadores y explril.ados, y en rlonde el estarlo nacional pierde impor· 1.ancirr, en comparar.iiin con las fuerzas universnles que se encuentran en l11clia, o pasa a ser el vulnerable represenlanle de una ele ellas .. El lógico corolrrrio de esta visión es el llamado a lo. acciün revolucionaria de los segmentos explotados como ünico medio de alterar el slalu q1w."'

Si bien, como se hu dicho, el pensamiento marxista sobre las rr:la· cionr.s inlerna•:ionalcs ha permanecido un trullo ni margen de las gran· des conienles Leóricns prcdoniirwnlcs en Occidente sobre la polilica mundial, no puede! 111?garsc• r¡tte. 11demús du haber lrLspírndo un 1110\'Í·

mienlo polilico a nivel glnb::il, ccrntribuyó a abrir camino a una serie de nociones r¡ue han alleraclo Ju vlslón clásica de las relaciones interna· cionales, como las f!ll<2 se refieren a ln utc1111nciün del rol protngónico

, '.·' Vr.r .1., f. Ilo!2;¡vn, fm¡>crlolism. o Slurl;¡, Lontlrcs. 1948; K Knulsky, 1 hc Social i«'U'.J/1111011. Cilk:1go, 1002; n. llllfcrding, Tire 1 heor¡¡ o/ Capllalisl fmperÍfilism. l.nn d1c1., IOC.7 Y. R. Luxcmbur~o. 1 /re Acc11m11/aliori of Capital, Londres, Houlled¡;r. ,1< ,.J 9-· Kc¡~an, 2' r:d1cl<Jn, 1%5

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liR o I:níM/Ué.< /J1fsi< "' -· del cstndn y :Ú rccmu~ci1nicnt.o de·! pnpel el': ni nic: <tclo11~s. a l:i i111p'1r t:-incia de In econo111i;i rn la polltir::a inlf!1!la1:iu11;d v n h cnnf!ic:ti'a din;\. mica que iilspir:-i las 1 i:Jnciones entre In;; p;1ísc:. dc;;:irroll:1dns y Jo.•; n1bclcsn rr0Ji;1dos.

l.:-i única contriln1r:it',n iinporl:ll\lc <pH: lia dcclllado J\1111;ri<:,1 Lal i11:1 :i l:i tr·orb rli: !ns !t•Jncin11c;; intr~r11;1r·irn1:t!e;; ... \111 :\1 e:1 doll(ii.~ 1:J ti :id\ cinnal rc¡~n¡:u de esta disciplina sn ha vistn :q:_¡~11..:¡Hlo pnr un d(!~;:dPn­

lador silencio - s1! in"crilic df'nlro de r.-.·;lc 1iJti111:1 u'nle:do. llcsde fÍ11"s dt~ lcis nf1os sesenta 1111 conjunlo ele inll:'lccl11a1":: lnlinn0m01 icanos con10 Fc111;inclo 1Ir:nriq11" C:11do;,0, Ilclio J:q:11:u ilH; y Os1·:il<lo S\lnlu•I d'.':::1-rruila b tcnría d1! !;1 dcpem!encia, q111~ 111:\;, r1dcl:111l1! t>S :\vid:unenir· asimilada por los 17'.sl.nc!ns Unidos.~' La ick;i ccnlt;ll de e;;ta tt•o1 i:i, clü la c11al cxislC'n 11\llllernsas versiones, es la 1]13 qu0 la cv0lud<in de Jos pafsos 1 ir.os y dr~ J¡1é, p;\iscs pobres es pa1 Ir. dr un mismo proceso q\le produce desarrollo en in;; r:cnlros y suhdrs:n rnlln f~ll In JH~I iícria."'-' 1':11 olr:is palabras, la C(Jndici¡jn de los p:1iscs su111ln!:;1¡ rollados PS un:t cu11· ::pcuenci:i de J;¡ "'")!11ció11 del capil:ili~:mo 11111:1(\i:il J\u111¡•1c su sil.11a· cicin no sea c!:látic:1 y P'it·da 11•gislrnr pr 0~1 csns :1 !IJ lar¡:rJ <Id lic111pn, t'stos rnpre~:cnlan 1111 lipn de di:sarrollo tlcpc11rliP11le - un :dlc:jo de l:1s 11e•::i,sid;idcs e i11fc11:si:s dr: los paísc~; induslri:di:-.t1dus-·- q1w en alg111w:; .:;1sos priviicgirtdos (<:orno el del Ilrn~;il o Cnrr::1 <;(!1 8111 l p11rclr: tbr lugar :' dcrt:ts formas ele tlt•::nrrnllo asor:iad11 Un c<.1:H:1'plo cc11l1al t·n J;;

l 1.•n1 b de la <h·¡.11·1Hir';1r:í:t e~ que (:inln lns p:d;w;; dP!;n11 ni Indos CC'íll<' !"~'

~:ul1dcsnrroilndos ··fr·,rtn:rn pnrlc de u11a~c~;I r11d11r:1 iritei 11;1ciunal y q111: :;u sil unción sólo í'11od1• ;mlP11rlr~1 se :t p:1rlir rlf! r!lln. cr111c:eplo que le hnc0 considerar lti•; p1 ry:csos 1wcionnles c].-:s11!: el punto de vis la d(·i func:ionnmielllo d<· un sistc111:i glo!J:tl, y qur. i:nnstil.1.1ye su p1 illci¡nl r.n1min clcncminaclor con las escuelas c:;;l.i11ct1;rnli::las clP origen nw1· :·:isln. tin aporte cc¡1pci:il clP f~sla escueln t:1r.lir:a i:n .~11 nprcciaciú11 ele ql.lP. los engrnnajr'.~ n lr:ir1•s tle los cu:tlr:s se prnrluce Ja :dacilin de dr:pe11<lr:nch i11f":!uye;1 h 1·;d~;lr.ncia de i11~crcses c•Jmu1ies, ~dinnzas p11li· tic~as y cstrnt.egins com'<:rgcntcs enlrn los si:¡(nH~nlns c;1pi\aiisl;is (111ayo­rilarios) de los p:\i::es inrluslri:tli;:atlo~; v los n:i~:rno:; scdores (mii1n-ritariosl tle los paises ;;n desa1 rollo. .

La l<:orin de 1:t clrpe11<Je11cia !la siclo vincl!lada c:1m el pe11s<11nionlo marxista !IO sólo por sus detractores, sino l:11111Ji1;11 por alv.t1110 d,.. sus ·propios autores "l.:t irica de la dr.pcndcncia se in:;crilJe en el cai:1-po teórico de la lcoria marxista ele! c::ipilaiismo TJna \'r>Z que t'Sl<: iíltimo sc eslablccr, no 1~s posible negnr J~ <·xisle111'.ia d1; un cspaciu

5; Fernando H. Cnrdo::o y J':n:r.o [";)1etlo. lk¡w11<1cnd11 y f}1.'H111nl/n r11 :11111'rir.n fJ.1t!un, Jnc.;titutt• de F-;tudi~1s i"'t'tt1nnns, Liln~, lt111·1 Jfclio J;1~;11~uilJe r·: ul, l~n / 1ond ;wr.ii:ín en Américn //ltina, Frt\nci~co J\fonclcm, Linw, l!lfifl y Osvald0 S\111i<c1. {·qn la cnlahor:1dón de Pedro i':-t7., E"l S1i1Jdesa1 rollo f,11(innr:1111:i ica110 !I In 117 n1 Ílí tlcl Jlcr;n rrnllo, Sir.lo XXI, 1\téxico, iffi:J

Ver tnn1hién C(l.nloso, "Thc Cons1.11npti1111 of Or•p1.•ni\i:ucy Throty in lile UnP1~d ~lalr.~", en lAlin A111r:1knn Rcscnrc:li Rcvicw, vol. I:~ llJl'l.

y, Esln tcrn1ino!(Jgin, ;-is[ co1110 lo;, prin1Cros n11:\li!:;i:; a('.c11:a tl'~ 1:1 rchr:i:' .. 11 <:-('ni ro p~ri(crin, Sí! deben n Hatil J,r chic:r:h, pt incip~tlnwntr. n p;i1 lir de 171 1J1 .~o; r nfl.; rconó· ?7lÍCO <le .Arnéric.·rz Lr1tina V sus l'tincipnfcs r10Ulc11ws, C."'0p:1l, S:tnfklf!O. 1:11:1 )' rrn­/lll'1111Zs Tc<iricos y l'rdc tíc1" del Crccirnlcrlfo F.co11ó111iro, Cc¡;~I. i\1(:xii:u, in~,¡

El c<lru.íio de Ir:

1 [·¡íri\'n p:1 r:t !:> <kpenllr•ncia, pp1·0 cst<l esp:ido PSI:\ Ji mi 1 a: lo y s11J1¡ ir din;1<ll) pin h leoriu in:-irxlsla del c:1pila!i~;mo" C11ando lnbi;1m0s ele un "<lr-;:arrollu cnpitnlist:-i dependiente ll:iblamn5 necc::ari<1. v simullú· 1wa11H.·:1lt1 de l'):plot:-iciti:i ~ocio !lCOri6ntica, clesig11¡¡\ clisllilJ1wi.r)11 del in f;í•'!'O, [l¡q '..')Jiar:ión pr Í\'t:da ele los medios rlc jlfl•ritwción y de suhnrcli n:1«i1i11 <le alr:1111:-is ecrin 1md:is rn1cionalcs a olrn~""' 11. rn1esl ro j11lcin. n pr:<::11 r!« 1·1q 1,r>;: 1 li r una dsir\ri p~;l111d ural isl :i ,¡.,; ~:hlPíll'l in! "l llaci(ln:: 1 que p1 i\ ili:gia las rcl:11.·io11es dr r.simet:ria cntrr) Jos pal<>es ind11st 1 i:!les ~ lo~ pnisr:s ;;111Jt\es:-irroiJnrlos, la n!lscripdóri 1k ia icor h de In dcpr¡n. ri(·n1;ia :11 p 1~ns:uniE'nf<1 rtint ,uJsta es inueccs:u in. \a q11c los p~:;:1 i!.os r.Ha­d, :s 1n;í;: ar1 il.1a y ol ros flllhl icaclus i:n la mbniil r:'¡.>11ca cf\rrc1'n de rnud1:1s de hs 111 r•;:11n1~iones cn que se basaba aquella conient.e.~; ¡\ ¡;11111 im1:Jr'i(1n t1an~1:iild111os :ilgunos p{11rnfos que sintetizan ndecuadarnionle <'sla p1:r:; pcct il a en un:t ele s11s fonnuladoncs inicial!';;,

"llo p111~cli! adrnilirs,; 1¡ue el subcksarrollo ;:r·a un n1on1P11\(l en la Pvnlucitín de una socicdnd eco11ómicn, politic'<i y cull.urnlin1•nlr: ;iisl8rla y ~1tJl1íno111a Sr: po:o:t11l:1. ¡:nr el contrario, que el :'ulldesarrnll" es parle 1lc:I pr 111 '°·°''' hi.<;ttixíco gl•il,al de desarrollo, r¡1¡¡, d subdes:irrollo y f'l d1.':-:arr1Jiln son dos car;is r.lt! un rnisrno JlfOC'c~:<1 univer:><tl, rpte arnhn;: prot:Pso;; ;;rm ~1íslóricam1•¡tle si111n!Ui11cos, que t>sUín vinc11l:l.do,-: runci" n:ill"fl"llt(', r.~s decir, que i;llcracltian y: se conctkinnan nml;mmcntc, y <1 1 11; .c:1i e><pt c•si,'n r,eo¡.;1 áfil ;i se c-nncreta en dos ¡~1 :111ch·s pola1 i7.:1c:irnw::: J 1t'r u1n ¡i;i1!1-. 1:t pnlari7rtci()11 di'! H1\l11do cntr(' lw; pní:·:cs i11rl11::lri:ll•>.c., w:n11?:H!os i.J¡ .. ;:;r rollado:; u n!ntralcs, ·y +os p:rísi:<; snlrclP;o;m-rolbtlt1s, nl.rn­:;:i.to:-:, )'f 11.ire:;, perifé1 icns y clepcndicntcs; p1H otra, una polrtrizacl<ín dcn1·rn ti·~· Iris p;-iises cn espacios, grupos sochlrs y ar:ti\'idades r.van-7:1d11s ,. 111nrlenins, y rn espacios. gr u pos y acti••ir.lades al 1 ::.sados, p1 ¡. lllili'.'<X'. ;n;1rgin:1dos y cl!:pendir!ltr~s (como so muestra en el griifkn síg11i1.,nl.:!,,) ·

''El dr.~!:arrollo y el sqbclcsnrrollo pueden cnm 1,; ender;;P. entoncPs co-1no c~f.riwt11ras pnrciales, p1:ro inlenl1:·p~nclientE's. q;i~ c(1nfonn:tn un :;;is l'"'111a tínico .. llna carncterísliea ¡1rindpal que difr:rrrncia a amli;-i:s estruc turne: e,•; qur la rlesarrnllnda, en grnn medida r:11 virtud ele su capaddad r•nclti¡:r211;¡ dr~ r•1 r:ci1nienlo, es la dornin;m! P, y Ja ~;il.>de~~al! ol!arh, debido Pl1 p;n Ir.• al cr11 :1cfer incl11ci\'o rle su cliruímic:i, e:. clc¡Wl'1.li1:nte; v csLn SP aplica l:.11!0 c11l1e paises como enLre rrgiones dentro de rn; nlism" pnL~" •,? ..

~ 7 I.a pr!:lJera cita cort0.r:pn11de :\ Cntrl0:Jo~ "As tdci:ts ~ seu Lur,~r" Cl':DHAr l:iflfl. p. ·.·~~ r l;i :iq~unda "Thc Consuznption .. '•t ap cir., p, 17. ., ' '

si \:.:.r .c~P'.',':i~l1nP,11lc O::ialdo Sunkcl, "l'olllica Na::;jq¡¡nJ de Dr~arrnl!n y f1ep1·n dcnnn 1 .. ,l• rna , u1 l:sl11d1é1s l11/crnacw11nlcs Nº l. lflG7, 1·11 domle esl.e ullirno l"nr) 11_H·r 10 .¡10 es •-•·-(plicndo n. p:utír de postulndqs ld0.nlógicos, sino ti'? In ob.<>er"'-ncicín de Slt t:~lí'.l• iJ"H'S r·oncr ('fas y pro~:i:!.S(•S histcJriCOS

~·1

La_ r-iia Y el _i:ci!ícv c5L:ín tnnH1tJos de (Jsvaldo Sunki::I, "Capit:-dis1no 1 trin!'n::i.cio ~~'i/ lJ""'"l"f.""''''" Nncimrnl •11 América l;llin:t", en Esft:rlio.< J11tcrnncio1111lr<. n' ¡r,Bt)-...

Page 19: 27-Wilhelmy - Politica Internacional

//lisi"cos

CUADTIO 2/1

Sectores lnt.egraclos y marginados e11 el desarrollo y el subdesarrollo

Los enfoques de la transrwcionalización y la intcrdrpendcncia

El mundo descrilo por la escuela clásica, un mundo marcadamente estado-céntrico y estructurado en torno de la rígida jerarr¡uía ex.istentc entre sus diversas unklades, no se definió tnnto alrededor de valores sustanlívos, cuanto en función de los conceptos de "poder" Y ele "segu­ridad". Esto se explica si se considera cuáles fueron lo~ dos grandes problemas que tuvo que enfrentar el mundo occiffon!.ul -Y dentro de él, la potencia dominan le- RI concluir la üll ima connagracic5n bélica: la reconstrucción de los antiguos y nuevos nliados destruidos por la guerra y la contención del avance so 1iético. Por lo dern;\s, el logro de! primero de estos objetivos era fundamentalmente un medio para alcan­zar el otro. Veinte años más tarde, la morigeración de la C:w:m a Fría y el surgimiento de otros intereses EF1 ][t_<; relaciollcs entre lo~ estados, en un mundo política, social y tecnolc\gicamente más complc¡o, conr'.ll· jeron a un mayor entrelazamiento entre las distintas :oocicda'.les 11ac10-nales y a unn profunda trnnsformadón del sistema internac1onal, con sus naturales consecuencias sobre Ir; tcorf::l. Sur¡;c as!, grndunlmente, una nueva visión de la polltica mundial que privilegia 11\ int e raer.Ión entre los distintos segn;cntos de las sociedades nacionaies en funcióri de múltiples intereses es¡iec!ficos. dt!Tltro de un mundo cadn vc·i m:.í.s

l:l cst11rlio de !11 i11ternacio11al 71

transnncionnllzndo. en el que predomJnan los conceptos de "interdepen­dencia" y "blcncslnr" (un concepto que anticipa !as múltiples dimen­siones en que se expresa Ju "calidad de la vidn", para usar una noción que comenzó u emplearse más Larde).

La visión realista de lo.s relnciones inlernacionales se basaha en varias presundonc:.. La primera conceb!a J;:i polltk~'\ internacional como centrada en tonio u los Intereses de las grandes potencias, con una u otra de las eurill!.s deblnn nlinearse los estados menores, dando Iugnr a la formnclc5n ele hloq11es o csferns de influencia en cuyo interior la potencia hegemónica dirlmla conflictos, y entre las cuales impen:.ba un perma­nente estado ele confrontación controlado por la declüuwte prinmc!n de los Esta dos Unidos. La scgi.mda visua!i1.aba las sociedades nacionales como unidades rcl::itivarncnte simples, cuya conduela !nlernacionn.l se orlentabn hacln un número reducido de objetivos, generalmente subordl­nudos nl manlcnimicnlo ele Ja paz y la seguridad. De ali{ la tercera presuncll\n, que red u da la ngemia Internacional o. un: lirn.i.lado número de temas rfgiclnmcnte jerurqul1,ados entre si, dentro de los cuales el pro­blemn de la se¡:;ttddnd cllsfn1laba ele una prioridad lncontestablc. La cuarta presunr:l'5n se refer!n a la básica homogeneidad de los ngenlcs que 11cttian en la vida inlernncional, representados exclusivamente por los estados nnclorwlcs, los cuales no reconor:fan la legitlmlclad de olros ngentes dotados de capacidad de actuación l.nLernaclonaL No es de

·-------··--ex+raíiar-qt1-c-;--e1rr:¡urnta-·1irgar;·se·tuvie-rn-·i:rn'avi·síon·rgiialfüeñte-resTrm;----· gida acerca del repertorio de recursos de poder que un estado podla empicar para influir sobre otros, recursos que parecío.n preferentemente circunscritos 11 Ja esfera política y, sobre todo, militar, asi como Lam· blén ncerca de la.s nrenns en que podinn ponerse en juego esos recursos, las que pureclan ser pocas, bien acotadas y suficientemente conocidu.s_

Toclns esas presuncionPs fueron dcsborcludas por la lrru1sform[lCÍ~r:! de iu realid;-icl internacional contemporánea. Poclri2 aventurarse ar¡ul 111 hlpl5tesis de que, a cliferem:la del pasado, en !u actualidad lns relaciones internacionales: l l son protagonizadas por un creciente número de cen­tros de poder; 2) cuy<i actuación externa no sólo representa los inlc­reses riel es lacio, sino lnmbién !os de la sociedad civil organizada; 3) se desenvuelven en torno ele una agenda más compleja y menos jcrnrquí­zadn, n la curil se incorporan nuevos temas; ·l l que son rnunejados por nuevos y mülliples ngenles, con frecuencia distintos del estado, los cuales ~i l ponen en juego reeursos de poder no tradicionales de wm variedad de arenas mucho más numerosas, cambiantes y enlreln:zactns r¡uc nntes. Conviciw analiwr con mayor detención las nuevas realidndes que han venido a inv1tdir uquellas presunciones.1-0

tQ Uno de los librCJ:; que nbri!) cntnino 1\ esln perspectiva es Ja obro ccHlndil pr;r !l. O. Keohnnc y .J. !J. Nyr: lll11lnda 1"nlllrnalio11al IlelnCio11s a11d H'urlcl /'olillcs, op cit., si bien en r$1t etapa lm oulorcs ¡xmcn el nccnlo en In nnlurnlcrn. no cslnlnl o l1 r.nsna· clono! tlc nlr.11nos uclores do ln rcnlltln<l lnlcmaclo1rnl. un punto de v!sln que po~tcrlor· 1110.ntc lm sido s¡¡p<:?rudo, como se cxpllconl mó.s ndclnntc. Ambos out.ores dieron 1u1

rn'o odclnntc en su libro Potocr a11d J11(e1:dc¡;cndc11:-e. World I'oUtics in Trart$ilion. Lillle. Brow11. lloslon. IDTI y I<cohnnc pu~hcó posl~nonncntc. dos !mporlnnles_ob~as: -? /_ Afler Jlc¡;erno11;• Cnopaafio11 arte! Discurn m lite l\ orld rclil•c~! f.co110111y, Pnncd0n ,:J/ ·

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J::ª. pri111cr;1 ~;e rr·ficrc ;1 1<1 cvol11ci(í11 di: la jt!rr<rquía inlcrna1:ionnl. En cslc plaúo, la lcndr.ncia hacia la 111ullipn\;\lidild y el cn~;anck1111icnlo del m:uccn ele rnaniohrn de 1:11a cfl!r.Íi~olc 1:;u11a de paises ittl crrncdic>s ha lcndido a C! osio11:11 el rígido sistema de t·!;lrnl ificadcín inlcrnadon;tl que i111pcró du1a11tc h posgucrrn, va r<'tiuc:i1 ia rdH1111wdora i111po1 t:-in· c:ia atribuida d·1rnr1ln i'SC per indo a J:is con;;icir!racinncs vinc11l:H\;1s 1:011 la !;Cf'.tJridacl n1ililnr, abrirndn pasn :il su1P.i1ni1:nl11 de otros inlc:1r·ses en el ¡il;rno int!'111u c in ter 11a1:ion;iL Cn11fo1111c I¡: pnlil it:a di' confr on­!:ición seguida poi i;:s rlos ~uperpol<'111·i:1s :;·~ eí<:s¡~:ista y pierde r.1 ctli· lJiliclad, ¡>st:is r 11c•1t•11:.1an c:1d;i 1c;-. 111:í•: cli!icil exi¡'.ir u11 ;lii11c:u11ic11lc' inr.ondicionnl a !n'.; dc111:ís paises Si a ello se ngrq;a Ja te11clc11ci;1 '' la dispi::!rsicín clcl podr•1 cccHHimic:o mu1Hlial, nr1 !'S rk <.?xt1ari:i1 que se h:1ya estruc:turndo u11 si:;lenrn inlcrnncion:-il rn;is frnr;111i:!11lnclo y fluido.

La srgtllld:i C(llJ:>i:;tc en In cxp;1nsiei11 '''! 1n sn,·ic•!lnrJ civil y su 1 ctn­ción con el cst;,do A ln largo del ¡wríodo (ir• po.sg11crr<i, conl.ra el tclrin de fondo de u1:;1 elap:i de prospericlact sin prr-r.erknlcs. asislimos a 1111 poclcrrJso proccq1 ck desarrollo y divr·1siíic;¡r;ión ele~ la:; o;or.iedaclcs nar:io­rrnlcs. Éstas, en unn ¡¡;·imei n clapa, pr r.:;ion:in sulirc el e:.taclo p;1r:i que nsunia un;i gnllia cada ve1. inris ;tlllplia cll" l1t1H:i1111c~'.> y, p1lsleriormenlr~. disputan con c~stc el c1implintie11lo de las n:i'.;1m1s. J\ lr.1s conflicl.os Sl 0ci:i­les originnclos r.n In inten:.;i p11gna di:.trilJu\ i1•a que lir.nc lng:u en l:ts socir'daclcs a·:at::'.ndi!>', ';e nr,rcgan po:.tcrio1111r.11lr. c>l1o:s conflicllls pro!a­goni;-:aclos por 1111<;1ns r;ri1pos 01ganizarlns e11 tonw ;i vnlorcs vi1H·11l:lfiil='>

· ··cnn rn.-Ci!Tirracr-ccT:l'-.:~r:1--s-c-rro<r11Ce-•ísí -¡-¡¡\riü11TffO-ci1-'i!r-1'faflcTrc r;11 ív<i- ---- - --­el e Ja socíetlnd r;i·.··il \ rlQt eslndrJ con !;t. e!!lH'l gPn<:i~i Lle 1,1n n1'1rncr o c~irla

ve1. mayor de z.grup::ciunrs cnnslituicl;is p:11a la p1ospcuc:irín ele dcl 1~t·

minados v;ilon;!; o !1i!r•1 r.sr.s, c11yo logro !'U\H'IH' •.:flil fn:r11r:11cin Ja ne! 1¡¡1. ci<5n internacional de dichos grupo'.;, y;1 se:i di1 c~r:l:lrncnlü o a trn1<:s de los distintos sc:g11v.~n~os en que par:.1lC'l:1111cnle SE! clivi(le la b111ocrar:ia estat;il con el clJjctn ele! rilender los intcH:s<'s tle los clislinlo'.; seclo? e.c, l.!c h sociednd c:idl ni ¡:ai1irnda (/J11re1111c111/ir• ¡>olilics) ,.,

La tercera se refiere a la config11r;ició11 ele Ja <ir;end:i inf Pnrncional Como consecuc·ncb de li! revolucicín de !ns exped<itivns a que da lur,ar el desarrollo e'.~ las sr;r;iedacles modernas, clc1itro del nrnrc:o de una creciente permi;ivídad internacional r.reada por f'! del;ilil:i111ie11lo de la estralificnción q11c surgió de !a posgu<'na, d c:rnicrpto cJcl interés na· ciJnal como lii: irno ei ilci io parn definir u1;:1 p<Jiitica exlcrior pie1 du

Universitr Prcss, 1nn1, y en olro liuro eclitalio por él l•ajo el !il11lo Ncw Ilc111i.1111 n11d ifs Critics, Colum\Ji;, Univcrsily Press, lflll(i Uos col~cci(>IJr::; lnle.rcsanles y rnur lJie·11 sistea1ati:mda.s ,se P.ncuenlr11n en el volt1111e11 {'tlif.ado ror H. J\1aghroo1 i y B. H.n111bcrg. Cilobalism t:er,'jll.) l~talism Jnlcrnnfional Jl('/nlicn1:;;' Fh!•ri !Jr.l.Jall!, \Vcsl\iCw PrPSS. lf.82 y [:l\ el lihro Ct>lllpil;tdo pnr l\I Sn1ilh, rt l,illk :: ~L $1lncldeton, l'~rspcclil•cs oi: World l'olilic~. 'Iile Open Urtl\'ersil.y Pres,, Lt•n:Jrcs, 1:1111 ll~s•lr: un p1111!0 tic vista Jatino:.trnPric;ano p11rclr~ cxainin:-irsc r.1 libro cdilncln pnr r... Tc1n:1.ssinl titul:Hlo Tra11snacio11alizació11 y J)r.rnrrnllo Nncio11nl r.11 t11111'1irn l.nli11a, Grnpo F:dit,.r Lnlinna nH~rknno, Buenos 1\lrr.s, tt1n1 y el nrtkulo publkad<1 pnr el 1nl.<::.1no ntilor 1~11 Rci:i:>fn 1l1? Ciencia Polltica, Sanlingo, volurncn 7, lU05, lilttiado "Hf·lnt:innes Inlt rnadonales: Teorías y ncalidarks", en el cual se lrnsa la lll:i) or pat le de esln :;cr:ciórt

61 El conceptr, ele "hurcnucralic pollt ics" !tic difundirlo !11nd'ln1>:nlnl11wnlc por Grnham T. All!son, rn Fssi!•r<e o/ llccisio11. ri¡i cil., en l\171

f:I C51W{fo de /¡¡ p11fÍfÍCíl ÍllfC/11'1Cl(lllllf (J 7.\

nper:ilidt!ad y si¡;nifir::!dr>, y se fragmenta por \li\<l a¡:wnrl:t intern;idon'il que C';id;1 vez se vuelve más amplia, ffl:ÍS t·ornplcj¡1 y nn'11os Jcrarqui 7.wl::i u ni11g•i11 l(~!lla do111i11a abrurnacloraml'!t1c sobre 1ns otros. Junln nl r1r.JJk•1na de !;i sc¡,uridad n:1cional emeru1!11 0L1os vi11c11Jados con l'i dc[;:i1111JJ(I l"<:Dncímíco, c!l prc>greso tccnolt5gicu, el biencslz¡r soc:i;t!, l:t p1olPr.:chí11 dd medio a!llbientc, la air1ono1nín nacional, I;i idP!lfid;irJ cull ur;tl y 1:1 ,··<ili<lnd dí' l;t vida, que inlcrcsau r: un credcn(f: número de v111¡Hy; civil1·!~ ucgnni?.:1dos. La 1nayor parlt! de los 1n1c·\·os intf•J('~;c!:

s0ci:li1's ti1111c c¡11e v•.!r ccn la rrosccucilÍn <.ll:l hienest:tr v cnf:1Li:'.a S'IS :1!"pcrl:i;: cuatilalivos. por lo c11<1l su prt>[;('cucir)¡¡ nn es i11<l.ivisihl•·! (COil'O ocu11 ía co11 los intr.rc•;,ps vinculndos con la r,12g11ritl:ul o b soberanía) sino grad11al o disldb11l1va, apun!:indo a );1 sa!isfncci(in rf'la(iva111c11!1: cquili111arla di; la;; aspi1:1•:ionC's de los distintos grupus. Esto, 1mir.!e1 ni r.11!1cln;.nrnicnlo que t:.üsl.e desde un ptmlu de visla tc>c1ticn entre los r!i~;i i11tn:; prr.>l;lemas, abre la posibilidad de esL;illll'ccr nexos o cnrnp1ri tnisus f'l1 t'l manejo de lo:; clif1?renles temas y, por con:>i¡plÍcnt<', amplia l:is opo1 [;mitJadcs par'! q11r. participen en el jt!ego !nler11a1.:i1.1nal pai:,r-:; n1erli;u1os o pequetios Q\lP posee¡¡ algún inlcrc;:; 0 cnpncid:id frcnlP :1

ddl'f1t1i11ndns problema." Cobra así especial iinportancia In c1m(t'ci:íe\n '.>' p] m;1111•jo rlto la a¡;pnda que Clll'll'1fC3 las ](•\ncicmes Íllll!lT)[le'iO!)ales ) se ;ih1<:11 i11Psperad;1s ¡1;.:ispect.iv;is cotllíl eonsr:cu<'ncia de la posil1!\irJ:irl de cn1nl1i11ar !~! t1al;1rni!'11!0 de los distint[Js tr:ilrns (/i11!rnpc polilin).º'

1':1 c1¡;¡1 ln pimto csl:\ vi11c11!ndo con J;t p1 oliferadün rle los ;iw:ntc:s. ·-Cnr.í1o- co!1-~P',;·11c~i1cíii(fc-ra:s· 1en(f;;t](i ;is -m!Tcr i o r r nen t e ni~ 11:;¡;¡-()·!;;l(Ei~-¡¡-----·--------

cs t n rJ o r!"i:i "" rnonnpulizar el manejo de las 1 eladones exlr'rna~;. rnicn· lrns qw: :<g1·11lf~s no gulir~rname11lales cornicnzan a intervenir c11 eli:i'; :"r:r! '"'''." cic1t\ íficos y l0cnológic:os, agp1pnciunes emprcsnrink~;. 01w:r1i wr.:ic•n,~;, laJ1{ltalPs, p;1rtictr;s políticos, corriente;, culturales, él.ic::is o reli· gi<J~:as y ec.lal,lccimienlo='> militares .. Estos nuevr;s ngentes \HH·d1.!11 ínlt:I venir c·n la v icl:1. inll' rn:ir;ionnl, ya sea ;ictun11do en con t:ict o di I C"clo r:rn 1 é;11'.; 1·p11i r:ip:: 1 I íclas en <1t1 as snr:ierJadr.s, a trnvc's de los sedo res pé'rt ic11·11

lP.s rle: !,11,; p1r-pias lHrrocracias nacionales, o rnedi;rnle su accr~so a org;1 nismo:- n foros inle1 nacionales que se ocu¡rnn de tem;is afi11es con ~u,; in!rrest.:s Este fenómeno no implica necesariamente una dismiw1ci1ín cid pnpel ele! r>slado .. Por una parte, éste conscrl'a muclrns de sus f1111-cin1ws trncJidrHiales, las que se concentran cnd:1 ve~ mús en la dl'fi nir.:ión rli! lus parámetros dentro ele Jos c11aks tlelie encuadrars•' la ncl11a dc'ill rl1~ los clernrís ser:l:on~s. Por la otra, la com¡1nrtimcntaliwción rle la "pnlilira !Jurncrálica" clP.terrnína que el comporl.:nnienlo ele las distinl:is ngc11cias del <'Slaclo t ieuda a asimilar se al de 11r¡ ucl los SPdül P.S no guhei ll'lllll'nlalcs ¡1 1~uyos in!ercses se encuentran vinc1ilací:1s, dando lugar ;r l:t acl11:.1c:i1)11 r:Pnju11ta de :igr:nt:cs públicos y p: ivados' en un 111i~1nr> (~!iCf~tlH 1 io~

(~ Vc·r ta nilic:-i del c0rn:('pto de "inlP1és D¡ldOn!tl" rr.alizndn. pnr L 'lo111as!'-ini C/l F'k1nr.11fos para el an~ílisis dC" Ja política exterior", F.."il11tlios /td<'r 1101 innri!t .'i. 11 11 ·rn. J~Hl7,

'! l.r>s nulorcs q1ie n1ñs hao llnntado la atcnci<\11 sobre esta pr:lcl ir·a ~1111 .J 1.:eoh111~ y J l';ye, e.<pecinl;nenl~ en su libro !'on·cr a11d l11lcrrlr]1r•11klfcr•. llfl rif3-2-·

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74

El último aspecto se refiere' a la trnnsformac'ión ele lo.s rccll.rsos de ·poder: Mientras se devalúan los recursos rnililares. en .. u:m era et.: que Ja amenaza de un holocausto nuclear hace ncces::ir10 iccurrlr a J. disuasión, Jos "proxies" y las guerras limitadas, surgen recursos de P.~cl~~ no traclicionti.les que antes no se em¡1leaban en la ~sfera. de I:•. al ' polilica", de can\cter cornetclal, tecnológico, financiero, 1clcolog1co . o cultural. "Hoy en dla se arguye que los intereses que realmente. eslan en juego en Ja política internacional están co111pletamente clesv1ncul~· dos ele los usos trndicinnales del poderío militar, tales como la .ªd:1Ul· sición de imperios y territorios. En el rnunc!o moderno. Jos obJcl1vos cJe Jos estados son mucho m:iS int::ingibles, como, pbr ejemplo, rnejorn: sus relaciones comerciales, a.segurar sus mercados. obtener ;in1igos polt· ticos y gnnar el ruvor ele la opinión rnunclial. En la prosecución de estos objetÍvos, el ¡-iodcr militar es, en el mejor de los ca.sos. ínelev::intc, Y en el peor, cont.raproduccnte".60 En efecto, en un· mundo en que. los objetivos de l3 política inlernacion<ll -y sus agentes- h<in cn.mb~ado tan profuncio111enle, el poder deja de ser medido solamente en lerm11:os de la acumulación de c<lpaddades militares, Y p<J.sa. a. ser concebido como la c;ipacidad específica de cierto~ agentes -gube.rn;i,mcnlales o no crubernnmenlales.:_ parn Influir sobre el cornporl.anuento de otros y p;ra obtener los resultados esperados rlenlro de áml~ito.s ca?.;: vez más específicos. Desde este punto de vista resulta todav1a msuf1c1~1:te la lnlcrprelnción sc¡;ún la cunl el fem',mcno tnrn:,nncioi:ril se ldent1f1ca con Ja apai iclón de 'lcstrucluras ele aulorirlud que lrnsc1end"!1.1 las froll· leras nacionales". cslo es, con aquellos c;i.sos en r¡ue la autond;id _supe rior está sit.uacfa en un estado y las orgnniznciones n las que lcg1t1mu· rr{ente puede exigir oliedicmcia, en olros .'1 L::i.s m;:mif~slac1'1n~~ modcr'.1~~ del poder llenen mucho más que ver con el conceplo de . 1n[luenc:a es decir, con J;:i capacidad de.ddermin<ir ciertos resultndos 111dcprncl1c11-lr!mentc ele J:Ls cstn1ct11ras formalr~ ele auloridacl,· nacionales o supra­n;:icionales. Al mismo tiempo, el surgitnicnlo y la ul.iliznción de recursos cte poder no lradidonales multiplica Ja:; esferas r.n las c1inlcs estos recur-sos pueden ponerse ei1 juego_ . . .

Los elementos mencionados en esta. sección permtl en rcconslnnr el surgimiento de un sistema inlern2cio1rnl integrndo por numerosos .. · '·l " "J·l1ncroº" 0 "circuitos" que operan en torno n la agenda, arn1)l os . 1-'r-1 ~' ' • 'b ., los ngentes, los recursos y !ns esfer;i-s .señalado~ mas nrn. ,;:i. Y .r¡ttc:

Vl·ncuhn de i11últiples maneras a las c,1st.1ntas soctedndes nac1C'.11ales. en

' · · · l. ~ -~ sible función de mtereses espec1f1cos. D8sde esta .pcrspcc 1v~, s~:i,, po. postular el surgimiento de circuitos t•:.rnsna_c10na_Jes en el. ca:1;, o ~ner: P,élico, alimentario, induslri<il, tecnolog1co, fmanc1cro, estratéc-•C::?·. i_deo lóoico y cultural, dolados de un considerable grndo' dc; .. espe~1í1c1Cbcl pr~;ia. Lo que es mis importante, la c?rrelnción d~ f!ierzns enLr~·rln:'. distinl as agrnpaciones ele pa'.se.~. que ;ictu<m en c::iclfl. ,uno ele. :sos c11 ... u1

t··.s.:_i~·I·;., : ~. ¡., (:~::·~. f,~~\·

" Jnhn (lornrll. Conlcmporary Stratepy, 1975, 'p. 42 ·'· ; .' : · '[: ,i·i)! :"·.,\ · , ,..., ·'ierw ~ta tesis J·unes N Tinsen:-tu. en uno de sns HlUmos! h!>tos. T_lir:.

Sludy o/ cioba.l Jnl~rdepcnd;11cc: Es;ays on l11c Tro1is11aliorinliwi<or1 O/ IVorl.~ Af/airs,

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los es en r:acla c;i."o diferente, dependiendo de la nalurale7.a de los inlc· reses en torno n lo:; cu:-ilr.s se orgr.ni1.ó cada circuito. Esto, a su vez, representa una rillern;:itiva a Ja visión ele una sociedad anárquica sola· mente regida por relaciones ele poder que proponen las corrienles realis­tas. co1110 a Ja 1 i¡.;id;1 relación de dependencia y de con[]iclo, con sus secuclns revolucion;irins, que postulan los enfoques estructuralislas .. Las lt es escuelas son r:ornparaclas en el cuadro de l;:i pág. 76.''

El análisis del proceso ele lransnacionalización y de las relncioncs de interdependencia entre lris distintas sociedades nacionales como una intcrprr.l<ición :tllcrnaliva de 1" política mundial ha da.do lugar a mime·· rosos m;ilos entendidos. Uno de ellos consiste en estimar que el origen ele clic-ho proceso se e:1cuenlra en el surgimiento y la actuación de acto· res transnacionnles tlislinlos del eslado. en circunstancias en que, a nuestro juicio, eslos actores no •·nacen", sino que "se ll;:;cen", sicnclo gencrnlmcnte agr.:-.tcs n:.iciotrnles que comienzan a desarrollar ese com­portamiento confo1 me se incorporan a un circuito de carácter tnrnsm1-cional. El scgu1H.lo tiene: que ver corí la noción de que el estudio de las relaciones lransnnc.:ionales se concentra en los ngentes no gubernamen­tales, mienlras q11c c11 la realidad se refiere tanto al comportamiento de éslos como al de las agencias gubernamentales que, P.11 virtud de Ja llamada "po!!tica buror.r<Ílica", se articula:' en función ele los intereses de los dislirolos scr;mr.nlos de lns sociedades nacionales y los ncornpaiínn en su nctuacit\n l1uns11<1clo11al El te1ccro tiene relación con la idea de que los :Hrnlisl;is de la interdependencia son herederos de los idealistas que su1 ¡:;ir.ron después de la Primera Guerrn r-.!undial y, por lo tanto, Ucnclen a n1i11imiw; la función del conflicto en la vida intern;icional, cuando la vcrclacl es que. si bir.n su marco de análisis arroja rná.s luz sobre los procesos de coopernció1i, no descartan en manera alguna las situaciones conflicliv<ls. Un cuarlo prejuicio se refiere a que el é11fnsis en b inl.crclr;pendr.nci<1 tendería a silenciar dcliberadamcnle la relación ele nsimetria que e::isle entr los paises desarrollados y subdesarrolla· dos, cuando lo q11c hace es diversificar sus fuentes y mosrtrn que existen dislinlas r.orrclacioncs de poder, segt.in sean el ámbito o circuito en que su inlerncción se desarrolla, lo cual de alguna manern implica ntcnunr dich.-i nsimelría. Por tiltimo, existe b tendencia a considerar el proceso de lr;1ns11acio11aliznción como un proyecto de los paises c;ipi­lalisl:is ::ivnn?.nrlos, siendo que en realidad se trata de una tendencia ele la vicia internacional r:onle111por<'ine;:i en l:.i cual Uencn que apoy:use necesarinme11lc ianlo los sectores domin;rnles como Jos sectores domi­n;iclos, corno oc111re cada ve7. qtl!) estos üllimos quieren encontrar aliwos ( clclern1inndos p;1 iscs pi og resistas, rnovi mi en los sindicr;les,· partidos pO· líticos de izr¡uieicla, iglesias. y movimientos ideológicos, religiosos o culturnles)_

Final111cnte. tres observaciones c¡uc escapan a los límites de este capílulo, ¡inra ·,:!~crion:s consullns bibliográficas_ La primera se re(iere

<·~ El cu;idr0 está lnz, ;il de L Ton<n.o;sini .. J1cJ;¡ciones Inlemncionalcs: Teoría..<> y rtc;i!!rJ:Jdcs··. O}J. cil ,, ) ;;u r::lnlJornd,~n a su vez se bnsó en Ja obra cdilHd!!. pnr i".fnghr,)oti y n!p~ __ y;i .. ciln.JlíL_._, - . -.-'X-~---.~. -

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El estudio <k /a

r. In i111po1 tancin del r·on(:cplo de "fu11cio11alisrno" r.1i ec,!;1 \ isi<in de 1' polilicn inll'l 11;1r:io11ai, r:onccpto que p1 ivilq>,i:t Ja fund<ln que cnda p:u lc c.urnplc en el conjunto en lugar de conccni r;1 r se c;u:lusiv:unr·11le f'rl s•'' r~J;n;i1)11cs ele poder ,y que csl;í clesarrollad:i. en 1ma vasta literalu1n, par· tr~ rlc la ella! y¡1 llar.ido mencirhmda."' 1~'1 sE'g>1111l;l oi)se1 va<::l(Jn li!~m· t¡\>C

ycr C(.>11 la Ílll\•Orfnncia que esta pcrspecliv;1 a:;igoa tl los fnclorc:s (".:cnt'>·

m!cos \' tecr1ulógicos, Pn J¡, evolución de !;is rr>l;iciones iniernacionah''· un énf::isis que debe ;;igo al pensamiento 1rnlrxi,;ln, p1.;ro qtte a rrnPsl10 juicio se origina mayoritaria mente en !ns condiciones de la lt":didad i11le1 nacional .-::onlrrn¡ior;\nca.u· Por úlli1110, no poclr!nn dejar de mcn cion;irsc l'.OJ!lO una e~presión directa del en(Pc¡ue de Ja inl'.!t depc1;,\c11· cia los planlc;t¡nier1itl:; ekduados recic1itcmcnle acerca ele Jos n'gÍllH'·

rn·s Jnlcrnaciom1les con~;icleiados como un co11Junlo <.le priodpios, reglas y pfl)c:r.c!irnientos accpt¡¡clos y puestos en pníclica por un grupo de acl.01 (!S para compalilJilizar sus intereses y regular !'U p:ul i(:i¡ncirín ni dclr.nni1indns :ircns o drcuifos <c:orirn el curnercin y las fina111.:10: iolt'r 11:id1)1):1fes.' la e11ergía o los rccu¡!;os del 1nnr, parn ponr;r ~1ílo 111«>:; c11anlr¡5 ejcnip!os). Asl ::ntemlÍclo, eiilos regímenes sirven para ad1ní11i:; liar la interciepcndcncía y represenlan 1m~ rrllc·rnati,;a fr::!nlr; 't ur; l'Si;1 ~ •. ; de ::nn1 quia intern¡1ciorrnl q11e postula la r~~('lleb chísir.r1 ( Vc1 C:>pi t 11Jo l l.'7

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61 yCr l!Í1idan1cnlalmt:nle In obrn de n. }( f\lcrlon. 1'cor io y f:5[1 uclurcis Sodnfr..<r, yn citad:'\, cnp. ~ y. rn el cnrnpo de J:t potltlca Jntcrn.:tcionnl, el tnp. fi di'\ ll!tn) (lr·

!Crnluu1r, Aflrr l/c9emoav. op. cii ~H. yr.r priorlp3l1nc.:ntc l:t.11 obr~ de J. E, Sp~ro. 'file Folilics oj lnlcrnntio!lnl

Ecc11101nic Jidnlion>, :'il «larlln's l'rc,;.~, Nueva Yor~ .. J971; el libro de 11 ll BJ:<l<e y H. S. i\'al.ler.<, J'l1e l'oli/icl o/ Global Economic nrtalinris, Prenticc ll~ll, !97G, y el vo111t11C'!l f'dtlétdO p;ir \\'. Ladd HulJi.sh y S" l .. 'l.MrJrH!C T1JJiL~. An {11lr.rllaliunnl l'oiitit ni E.'cpno!llTJ, \\'í.!Sl\le.\: Prc!'s, 1905. En n~bdón con Ja vnri:1Ulc ti:'<nolúgien, u·r el librn cd1lacl'• por C. 0111rnaml bojo el tll11lo Úl Tcrcc111 Rr•·t•!ud<)H lr>rf.11Ú:inl, 1111/YJ< lus J;1/cn~11dotJalcs del .tlclua/ Viraje Tec:1otóvico~ GF:f., [l>J~nos Ai1cs, l!HIG

~ E:-;t..:i Hl("rnturn fue rrscña<l.i por L. To11m.sslni en cr N'! 77, de rn rC'\ i!-.\:1 i:~t11~i1os /11ler11oci,n10lcs, enrrCl nrn~zo .tic .1971, e :incJuye obras co1no l:L"i tlc H o hcnJ1aqt ... 1/ler ll<'r;e111011y. Ofl, ¡;il .. , J.¡ a:;Ruggic.' cclilo1·. Tire A11fino111i,:s o/ }ll(cr d_cµo~de11ce: Nafionol (\'el/are at1ri Intci11atio11cl Didsion n/ L aben, Ct,.)lumhin Ul\ht r ~rl} 1 rcss, .rnR1. )' S. D J(rosn~r editor!; 111/c.n!r.lionn/ flegimn Cunwll llnilr<!»IJ ·) /, t.,rcpt.. J!JllJ::-:;:-' 1;

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CAPíTULO 3

EVOLUCIÓN DEL SISTEMA INTERNACIONAL

INTRODUCCIÓN

El origen del sistema internacional es lnseparable de la evolución del concierto de estados europeos de los últimos cuatro o cinco siglos. Es esle sistema lnternucionnl el que termlnnrla por unincar el planeta, principalmente en el curso del siglo x1x, y que influiría decisivamente en el nclvenimlento del s!stemn lnten1acional de nuestros dius.

Sin embargo, tonto paru trutnr el origen de estn Europa u "Occi­dente" como para adquirir mayor conciencia acerca. de la historicidad rndical de nuestra conclición, es necesario dar una rnirncla rapidísimn n tres s!luac!ones de las relaciones ínternuclonalcs del mundo pre­moderno.

ALGUNOS EJEMPLOS DE SITUACIONES INTERNACJONALES EN EL MUNDO PREMODERNO

No en Lodos Jos casos que a continuación se enumeran se da propia­mente un "sistema" internacional. Es preferible hablar de "situación" lntcrnncionni, ya que de todos modos es parte de In historia de las relaciones internacionales.

En primer lugar, un ejemplo clásico en más de un sentido: la ant!guu Grecíu, lo. "Hélude", en la época de la Guerra del Peloponeso ( 431-111 o..C.), entre dos coaliciones encnbezndas cada una de ellus por Ale11ns y Espnrln. Ln. Hélndc era más que uno. unión de estados rclucionnclos por una mlsmn cultura. Ya en 491-479 a.c. In guerra con­tra los persas les habla dudo una suerle de sentimiento de identidad. Esn guerra tuvo parn los griegos una significación de confront.a.cíón entre dos culturas, y de defensa de su libertad y de la libertad como representantes de un orden humo.no superior ni de ,los persas. Lucha de estnclos y de luchu ele concepciones y creencias en un solo momento, fenómeno recurrente en In historia, y que ha dado luz u los sistemas lnternacíonnles hct.erogéncos.

Pero por fruto de ese encuentro ocurrió el fortalecimiento de dos núcleos ele poder en la Hélade, uno liderado por Atenas, el otro por Espnrtn. Atenos upo.recio. liderando a los estados {o mejor dicho, "ciu­dndes-estndos" l democráticos y Esparta a los aristocráticos. En la ma­yorln de ellos se formo.ron asimismo "partidos" ya sea pro-atenienses o pro-espartanos, scgün su orientación "democrática" o "aristocrática" ./·-

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'80 O rtnfoq11cs luísicos 1 l_'. ;;,

;rcspcctivnmente. Pero n Jos contc!i~1~'ill~Lictls 110 se les ;;scnp:ulr: que ·también Atenas, bnjo el manlo ele' fotíí'i:ble0clón de ias libertades, lle· vubn n' cubo una polltlca <le !mpcr)&1ts\hb pul!Uco y económico, y qne su demoerncia interna no significali~ ;¡1,::ccsnrinmcnle unu politica extc­rlor "democr:Hicn". En este cuso, I1d~~:~c1.;lnáos m:1s militarlzados fueron .los tri~mfndores, con Esparta (\ 11~ !:,q;l;lj,~j,f!-, pero in guerra nnunció el eclipse· no sólo de la clvlllzaclón gd(i[~1\, ·~'ii¡cr que !.rimblén de una forma 'de orden polltlco por cosi elos rniicn\o~}:;.; , La1 Guer;a clel Peloporw;;o co1;i~:_ti\1~i~,¿::.1 amhién un cí;isico ejemplo en el senlido ele que nos ofrece a ;do;:~;·~iQilJ\doncs cncnl.Je7.aclas por dos estados her;emónlcos, y que vuelc:i :¡;1~)"'..-~.ís.lqí11a multlpolf\r en Hno hipo· lnr, este ültimo genernlmenle m:í..,¡ lrtioflk19 ni conflicto, más inestuble 'y que tiende a guerrns mils lotald.~I\ir:~i'!'li';iclidurn este sistema tuvo su 'narrador geniai (y, con exugernclóh','.\r,1;;.:í:1rúos, el primer teórico "renl!s­,t11" de las relaciones internncionrdi!~)),.d;,\;)\{c1clides, r¡ue lodo estudiante de J¡¡s !relaciones internacionales lr¡jtrt\''::¡il.Gn en leer.

Como tnnlns veces en in h!s(cfr.ln{:;\s'J.misrno los estados ele estos pueblos cacrlan nl final vlclímns t(d¡tfü)Ucclnu n.nlcs hnló¡;cno n. su slste· mo. lntcrnadonal, Mn.ceclonln, r¡ue P.(rí'1\if,5·prímlllvo en civ!llznclón, pero rrnis fuerte en voiunlnd bélica, y q1•~'ler.111itió por nprovechnr In desunión y desp'olcncin!i?:aclón helénlcns. 1 ¡ ·:'. .. . El segundo ejemplo tiene unit :;c-,1111icilnción paracicSjic11: se trntu de un proceso meclianle el cu:1l un is,í.stq1Jn lnLr~rnadonai ,Jeju de ser tal por el clorninío indlsculielo de u1p •;.sólo nctor, que al film! ejecuta una acción: imperial r¡ue convierte n (Ü:dos< los otros adores en merns pro· vlneias internas ele su eslndo: porl {~1pucsLo, cslnmos hablando de noma. Originalmente unn ciudncl-estllclo !cpniri las griegn.s, tras conquist11r toclu · ln península ele lo r¡ue hoy es ItnÍin; sé: lan7.n a 1m11 serie ele encuenLros bélicos más o menos dcscf\dos,, r::ni:\:s ~f menos ímpucstos, y entre el s!r,io rr'r y !l 1L C. pr!nclpnlmentc.l t~kil1r¡1iL~ln in curnca clcl Meciilerrilncn, tocio el sistema inlernncional ele ~~'. ii~pm:a, su "m111Hlo", con lo que eren una situación imperial. 1 '~''. .:,'·'/

. No sin razón se ha llamnelo n·!Il.011ia "'un vasto sistema de incorpo­'rncionós", ya r¡ue, sin nlternr rneÚdd-iinc'ntc las soc:eclaclcs conquistadas, supo ninntrnerlas bajo un conlrÓ1(;1ja:dLb11i.e efica:;:; y c!ol::lr ele concicncin de unidad ni munclo conocido. /l~lb1:il':ís·;: aimque sin proponérselo, sirvió de centro de fusión ele culturn~:ff¡tÍa.':est.arian en Ja hase del nmnclo moderno europeo oceldentaL iic~ro ';er~ ·csle proceso desapareció una realidad fundamental, irrs rciaciodd.~.,;l·r1tcrr:aclonalcs dentro ele! slstem11 ·internacional del Meclilerráneo. lJ\t1Eit¡:[ú~ u partir del Imperio, hacia co­mienzos de In era cristiana, RoniJji,óifo.rrnllarla una burocracia parn en· cn.rar los problemas de Ja UCl11~iúfo,fra~lón Imperial, seria diferente tic una: Institución existente cles:cfo' hit.di). sigios, ias embajadas (aunque sin funciona rindo perrnanenle) '•Yf1 )¡pe trnt.arlan con unidades pollli·

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~ fr(<·.,_, . , ' Pnrn este lr.mn son muy tílllcs¡;.[n!> __ ;.toinos !V, V y VI cie Tlic Cnml>rirfgc Anc!cnt Jllslory, Cntnhrhlr,c, Cnmllrl<Jr..~~'Un!vers!ly ['re", J!lGO. Tnmhlén c¡r.: l'ctcr J. Fllcss, Thucvrfi<fcs onr! C/Jc Polfllcs i•.o,'f _.111,.,olnrlly, Na.~hvlllc, Loulslnnn Stntc Unl· .vcrsity l,'ress, !%G. ::.: .. ··:.

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Evol1Ició11 clrl siscema i11terr1acio11al l1 ºi

cns s1t1 sohcrunía externa (sólo con una sobern.nia limitada en lo iní.t . no}, ¿()currió ello por 1ncd!o de unn vo111ntad o hasta de una nln1ú­fi1:aclón consciente del mando polltlco romano? Problema díficÚ ,,ue vuelve cada vez que nos ason1arnos a una expansión imperial. Par:~le­lamente se tia el cuso cie una "expansión defensiva", como ocurrió con ias Guerras Púnicas conlra Carlngo, que quería -en la época de Jl.nlbal- conquistar Rodia. De la defensa apasionada y tot.al puede muy bien surgir una vocación que identifica seguridad con expansión, todo ello sublimaclo por una suerte de mesianismo (aunque estas palabras no seaq enteramente adecuadas a esa circunsl.ancia histórica). Se t.ral(\ de otros fen6rnenos recurrentes en la historia. En fln, dent.ro ele los márgt~nc:s del Imperio no habla un sistema interestatal. ya que l:is pro­vincias no ernn uní-:lacles políticas que pudieran rei»cionnrse entre si nl margen de lo dispuesto por Roma.

Lns relaciones internacionales continuaron exist.lenclo a un nivel muy primario y sin pose!"!r un vinculo diplomático. Esto se ciaba espe· cialmqnte en dos frentes: ante los persas en el Oriente, y ante los "b:\r· lJ¡¡ro:." n.I norlc. Pero cliflcilme¡ite podrla lmbbrse ele un "sistema", ya q11e c:ücclo de regulnrídn.cl en las relaciones, yn sean de gi¡c-r.ro o d1! pa1 .. Ern perfectamente imngínable -Y de hecho se dio- una situacl1in cie mutua ignorancia e indiferencia.

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Se dio tnrnbi?n e! caso de rein?s -sobre-~o en Oriente-- que nn potdan ser sometidos, pero si relalivarnenle hegemomzados. Se operaba entonces con una cierta ficción -un fenómeno larnhién rccurn:nlc en lfl hislorlo. ele ias relaciones int.ernacíonaies-, y sus reyes eran consl· cleracios como "client.es" de Roma.1 ··

J\ l proclncirse el pnnlat.íno clesmoron11t to dei Imperio norn:u10, hacia el siglo v el. C., la mayor parte 'de su esfera orienl.al se agrupó bnjo una unidad politica que mantuvo la ficción de ser el legítimo s1tccs6r ele aquel Imperio: Bizancio. Aquí se da un· caso muy especial do ln,, rclnclnncs lnt.ernncionnlcs. "Dlzunt.1110" ha llrgndo !l ser sin<111i1110 de esletllidacl discursiva, delallismo parnliz::i.nt.e y teorización nlejndfl (o lcrncrosn) de la realidad. Pero la actitud "biznntina" de 13iwncio le permitió la supervivencia a un estado durante mil años en medio ele amena7.as premunidas ele un poder a veces muy superior. También sus enemigos fueron casi siempre civilizaciones más primili vas, más ruclus, pero l.nmbién más implacables y enérgicas en el arte de la guerra y clr~l tlorninio. Frente a los "bárbaros", a los clesplaznrnientos más o nwnos belicosos el~ las tribus que venían del Norie y del Este ele Europa, de Asia, frente n los persas, a las convulsivas expansiones islámicas, clE' árabes, ele turcos, seleticidas y otomanos, a veces también a Ja ele <.0sta· dos crislinnos, Bizancio hubo de hacer acopio de energías políticas y espiritunles con las que por largo tiempo, con diversos avatares de l11s clrcunslancias, pudo sobrevivir, hasta que finalmente sncumbe en !15:l .

l Para la formación del Imperio, cfr. Clauclc Nicolet, Romo y la Cmzquisrn ª"¡ Mundo Mcdilcrrá11co, 261-27 AC. 2. Ln Gt!rresis r!e un Jmperro. Tinrcelon11, Lahor, 1Bíl4. l'nrn d !unclonn.m!cnto tld Imperio mismo, cfr. I,..,c)n liorna, F:l Imperio J1nr•ur>10. Madrid, F:spasn Cnlpc, IDGl.

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'82 O E11f oques b.dslc'ol ¡, ·, 1

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¿Cómo l~ hli~? Comperlsando su debilidad material con un arte de in polltlca lnlernuClonul mtty superior nl de los cstudos de su slslema lnternaclonnl. Basado en uha teoría imperial -algo semejrmle a una "ideología" oficial- que destacaba la misión providencialista del estado (tarea querida por Dios, para el Emperador y su pueblo), sobre lodo a partir de 1054 cuando sostiene que su religión "estatnl", el cristianismo orlodoxo, es la única "verdadera", su pretensión de unlvci·snlidad, de destino superior y mislonerÓ frente a los otros pueblos, lodo ello anima a un func!onarlado ceremonioso y de mentalidad sutil, que lleva a cabo un delicado Juego· diplomático de incorporación de los lideres extran­jeros -sobre todo si son "bárbaros"- al esquema de poder bizantino. Al resto se le inlenta manejar provocando la disensión entre los enemi­gos, ofreciendo incentivos y desviando energías. ofreciendo ía fuerza cunndo se agolan los otros recursos. Requlsllo parn ello es nnturnl­mente una cultura y un nivel educativo de su funcionnriado muy supe­rior al de sus.pares (si es que los hab[a) en los estados conlcrnporáneos.

Naturalmente que las bases ernn frágiles, que la teoría imperial no pasaba de ser una ficción y que un triunfo verdaderamente universal hubiera llevado a que el adjetivo "bizantíno", en el peor de los sentidos, tuviera plena justificación histórica. Mas toda doctrina es un aliento fantasioso, pero muy humano, por adivinar la naturaleza y el senlido del hombre; y ayudar a vivir por añadidura. Así Bizancio ofrece a sus contemporáneos una doctrirla que presenta al Imperio como una reali­dad supraestatal, aunque sólo pueda lograr un equilibrio internacional que le permita sobrevivir c6mo actor de su sistema intenrncionaL Un faclor importante de, su eficacia estuvo constituido por la configurn­ción de un funcionariado especializado, los embajadores. con una forma­ción superior Imbuida de la doctrina oficial. Éstos ejecutaron una pollt!­ca internacional relativamente coherente durante varios siglos -que co­rrespondieron a la creación de una "diplomacia"-- y que no fue el menor de los· aportes de Blzancio a la historia de Jos sistenws y de ias relaciones internaclonaid.3

PRETENSTóN IMPERIAL Y FRAGl\fENTACióN l'OUTTCA

Desde el derrumbe del Imperio Romano ia histor!n de !ns relaciones lntcrnncionnles en lo que hoy es el escenario europeo presenta un con­tinuo movimiento de fragmentación política, de real!dndes de poder que, con cierto abuso del térrnino, se podrían denominar "estados". Pero éstos eran muy variables en su dimensión y conLinuiclad. La _constitu­ción de Infinitas unidades de poder, proceso ayudado por la''feudallza­c!ón" de Europa, se nos pres~nta como Ja realidad polltlca !11nc!amcnto.L

Por otro lado, el recuerdo tanto politico como cultural del Imperio

¡ Un trnbujo de un historlndor intinoameric:mo soDre este temn, cir. Húcwr Herrern. Las Relaciones- Jnlernacionales del Imperio Dizanlino duran Ir. las Grandes Invasiones, Sanlingo. Unlversltarlá, 1972. Tlllnblén cfr. el clús1co de Louis Bréhicr. El Mundo Btw11tlno, tres tomos, f..1éxlco, UTE!IA, 1956.

Evol11cid11 dd sistema i11tcr11acio11al O 83

constituyó un poderoso aliciente parn conformar una conciencia de uni­tl11d en la Europa cristiana. Ocusionnlmenle hubo lnlenlos polltlcos por formar un gran estnclo que fuera sucesor del Imperio, Ya hemos hablado acerca del papel que Bizancfo se alribuía a si mismo. 1Hacia el siglo 1x, la

. .9.í.'.:'.::_slia carolingia domina un amplio espectro geopolítico que va desde > Espaiia hasta lo que hoy es Alemania, aproxírnadamenle. Su historia está epítomizada por un nombre, Carlomagno, coronado Emperador por el Papa León III para Navidad del año 800. Un emperador tenía el nlributo ele ser el brazo secuiar de la cristiandad, halo muy superior al de cualquier otro jefe político, sea rey o mero señor feudal.

Pero fallalJan las condiciones históricas. Ln Lendencia llamaba a Ja fragmentación, aunque ei ideal de Imperio haya conslituido un factor no despreciable en la historia de las relaciones internacionales de la Edad Media. Hacia el lsigio x 1se restablece el Imperio con la constitu­ción en Alernar.1in del Sñcro Imperio Romano GennánÍco, pero que sólo podía ostentar un poder moral sobre la Europa cristiana. Su poder real yacfa, en fuerte medida, en la importancia ele la posesión patrimo­nial ele la dinaslla gobernanle. En este sentido, el "poder espiritual'', el Papado romano, poseía a veces mayor poder polílico que su "brazo secular", el Emperador Ocasionalmente ambas fuerzas podían coligar­se, y con ello potcncialiwr a las fragmentadas unidades políticas en Ja escena internacional de la época, sobre todo frente a las civilizaciones no cristinnas, uno de cuyos episodios más notables fueron las Cruzadas. Pero la mayor pnrte de las energías se desplegaron en esa infinita frag­mentación polilica que subsistió y floreció bajo el ideal (en cuanto tal, no menos real) del Imperio.'

l\fos este ícleai seiialaba hacia otra realillacl. ~.!11undo cristiano-¡ conlinuó siendo una unidad. La religión y la Iglesia le dieron esa comu-

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nicación física y espiritual que hízo ele unidades diferentes una comu­nidad en algunos sentidos mucho m:is "internacional" que el mundo unificado de nuestros días. La articulación del poder en Papado e­Irnperio hizo ele esta conciencia un catalizador para la defensa anle las ' amenazas de anegamiento por parle ele civilizaciones exlrafias. Por otro lado, el poder en el interior de las unidades políticas no estaba concen­trado. La Europa cristiana vivía baío el influjo ele una religión institu­cionalizada muy poderosa, pero que no llegó a configurar un estado teocrátíco. Tampoco un "despotismo asi:ilíco" del rey-dios. La monar­qufa era débil, pero no inexistente como para no plantear la posibilidad ele un equilibrio. La nobicza feudal era una clase privilegiada, pero tam­bién otro poder que ingresaba en ese equilibrio, y germen del desarrollo constitucional moderno, por lo demás. En las cíudades comienza a emerger la burguesía, otro poder que se añade. También surge una sensibilidad cornplelnmenle nueva y de enormes consecuenCÍ[L<; para la clvlllzuclón moderna. As! se orgunlzu la socleciud bajo un pluralismo

• Tnnto nquí como en íos ncdpiies que s1¡;11en recomendamos In JfisCmre des Rclaiio11s Irilernat1011alcs (íl tomos), dlrlgldn por Pierre Rcnouvín. El tomo primero, ') __ correspoi!rllcnle ni mundo medievnl, de Frnrn;;ois L. Gnnshof, Le Moyen A oc, Parls, _? !Inchelle, 1 !)Gt;_-

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84 O E11foq11cs /Jtist'cos _;,:r'

' ! ; > v!!n!1 de polos de poder, lr,1s:C~\iü1Ps se nrtic11inn en 1111cvns imidncles po1!­llcns1, pero que en ci nüclCil')::-"clc ia l0:1Hopn nioderlln no ¡,bollrinn csi\

' 1 ·?'C' _::: multlplicldad: serln el estndg~h1odPrno_ : .. ,

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RA!CES Y TJESARROUO bfá, ESTADO MOTJEI?NO

!. ; ~-- -·- ., ; ·-~~:~: ~·~· i · En cíerta manera, ''.'éstndo~?Jhan existido siempre. Pero en el sentido ' que comünmente dnrnos-;-n.(t¡~- pnlalJrn. esta rcaliclncl empieza n conii­

gun\~se hacln los s~~ yco_ufonnaríii.Itt li:i,se del sistema inler­naclonnl europeo. 1Rntnr11chtc, er-1 f'l trnnsr:urso de la Ecl<ld Media,

1 comienzan a conflgurars~ ,ti~idnclc;, políticas rn::iyorcs, teniendo como marc'o de refercncla un lc\ló1·11a r.,Jmún en casi lodos los casos, una unl­.9J1Ji.lw.li.Q.dnl aproxlmnclnrnCiJt;Cciherente, unn flLQ,sof~'l__ J?olitica C¡ii'é destab1ba el can1cter trnscéndenlri! f en su sen U do teológTco) cle1 hrnzo s-célilfir, esto es, del poc!Cr'.',político, y una dinnstín que ic lhn d::mtlo formlt y perrnnnencln en ni.~cllo de vlclsitudc~ordlnar!amenle im· predecibles y cnmblantes.' '·'

A r,rnncics rnsv,os pmldnós ckcir qtlP. in evoi\ll:lón sl¡:u!ó lrcs esta­dios. En primer lugnr, el es'i,n\:lo pair!rnonl.iT.-cplese orl¡rlnn n pnrllr de la frrigmentnclón medlevnf'.'y q'\'IC rcclbt~ s1t nl~1t-o con el fc11tblis:no. Su 1notor estó. en ui1n rlldhsUn quP. 111antlenP. y 11creclenta un pntrl·

i monio qué deviene en unn :unidnrl polltica. En seguida ese pnlrlmonlo adquíere una mil dad terrltcúial que no puede -r:nmbinr sin mú.s de patri­monio entre clinnstfns, no s!'i1 nfcctnr nl menos s\l entorno lnternncionnl. Este paso decisivo es ei qué puede JI:-imnrsc "cslndo terrltorlal", y que lr.n.nsc_ur.re nproxlmndamenJe cnlre-los_ si¡>,ios xrv y xv1Í. -·--

Por ült.lmo, hncln fine.~· del xv111 y comienzos del x1x lriunfn en Ellf9P~_el '_'estac\o nncion~\"" ~luye -~'l._'.'.ccmeienc!n ñ~~l~~-nl", en otras ¡mlnbrns, I{J;eS.11p_o)\e_ l]nn pnrllcfpnc!<'.tn socin-1 y pol!tlca mns

, rium_lirt yuna lc¡;!tlrnnclón sec.uinr del j')c1dcr po!Itlco. Esln moclnlldncl se ! repite en lns nuevas fundnclones de eslaclos en los siglos x1x y xx. inclu­' yendo !ns refundaciones !cle1ylóg1cns de nuestro si¡;!o, como· las fundn­. clones ele estados en Ja estCln de ln descolonización después de In , Segunda Guerra Mundial. · : Hny varios mecnn!smos 'Importantes ele In r:onCi¡;urnción de los cstn­! ct9 s. En pi-lmer fuga-i elfos súpuslcron in formación tJe unn. hurocrncln 1-- . .• ~, .... ~-

: :g~nente, como suber cspécinlizado y herrnrni·;ntn. ;{le clornlnlo. Tam-1 blén In progreslvn cap¡icltaclón del poder rcnl ele "centrnllzar", esto es, : de hacer obedecer normas- ge1~úales--cn el espc\c10Tcrr1torlnl de S\l clornl­: nio. La más importante ftie' Jn vnld;id Y ni ribu.ci?'.J i_!_!]J?,<?Sitl_vn, que '. lil2eró '.nl poder pol!lico ele Id, :ctepcilclencia ·deTós estamentos pnrn finan· '.ciar stis empresas, en especlítl l<tS ¡;uerrns. Por iílti!no, y casi como coro­¡ larlo de lo anterior, la c;_QQ_~lltucicSn de los eJS,¡;2ilos, pe_r:rn!l.!.;.Q.Ptes, que : luego Uejaria al respectivo jefe. políli'coSíí'li!V11li;f en e! interior de su 'unidad política territorial, iy que paulal.lnamente se convertirla en ln ;deman'cla por el "monopo!iq de ln violencia legitima", dogma de ln vida -estat'll hasta nuestros díns. f.

1 '

Evoi11ció11 del sistema internocio1rnl ¡·1 R~.

E:-~istcn alrcs___f2.ctu-res n. los que apenas podernos referirnos, pf?ro que 1111 rsluc!Ti;sc; cíe in instoria de ias relaciones ir1t1-~niacícHndc;; salic que 1rn puede Ignorar: l_Q_ __ ~~c_uJ:-:,rtzació[l __ cj~ _ _!a vida cul.t-urnl. Es\.O 110

Sií~llifl~:a necesariamente irreligiosidad o anliclerícalisrno. Pero es un muy fuerte cambio en In perspectivo. ele mirur n la socledad. Con ello vnn el racionaiismo y el desarrollo de la curiosidad c!entifica. El .s:_apj· talisnn ~coñ1o· -üm1-m1cfa Ti:frmi· de energía eccilí\fmíca, que no fúñcla y-;';fS'i(j\iiern i;npregnn clecis1vamcnte por sí soio a la civilización modcr­nn, pero que ha siclo uno de Jos componentes fundnmentaies dei rn\lndo conl1!111por:i.neo. Para nuestro lema se debe destacar su !mporlnncin en In. interrelación cconómicn de Europa primero, y su irradiación por ei mundo, después. El desarrollo de l~.J;,.QJ.1)._UJ1ics,ciones cor:. la impresión y Ja clíf11sión ele los .. periódicos y -la-obtem:\"(fr;" ele not1Cias regulares, nyudó a que sectores socinles c-ada vez más mtrnerosos luviesen acceso a la informnción. Ello se ;nmó al advenimíP.nt.o de la "opinión pública", discur:;iva y nrgumentativa, que diseñada y discutirla las finalidnciPs del orden político y social, más allá de Ja legitimidad vigente, de lípo tratlicional. y con esto tenemos el advenimiento de los slstem<ls p0li llcos c011tcmpor~\neos que terminan por erosionar --gr:ncralmc>nt•~ en n·¡r~c~s~l~ -e-volutivos- al Antiguo H.égimen. No en último término, ima ~cUL.u.c.l racional y racicm;llista ciaría lcgiti¡n_í.t~_(l.tl ª~~ª büsq~ic_~la cicntlficn, y liarla ele!- conoci1Í1í;;nLÓ. un foco emisor y conccntrndor de un- nuevo estrntc-: la clase lntelectua!.l

E~tos fenómenos, que aqui st1lo podemos apenas enumernr, definen los cont en!dos del eslali_g_1noderno. Bste s:;_ co~1~~iluye e~ un.o d~ _los ¿ uclorp:; del sistema !'ñE-:nm'2FoñU1 de estados europeos a pm llr dd si- ,,; g!o xvr-;~¡¡-p-iüÜr de fii1es de esLe siglo ya se puede hablar ele un "con--....._ c-ieYfo de éstaclos", y expresamente se lrnblarla del "equilibrio" entre ellos ;p;~ú;<l~i Tratado. de ULrecht, enl713. Pero hasta entonces este siste­ma de cslndos hnbla estado obligado a aceptar abierta o resignadamente n nlg\llJOS actores no pertenecientes a su mundo cul-twnl. Aunque ¡¡lg-11-nas nn:iguas civilizaciones o zonas "ignotas" sólo serian incorpornclns a esle sistema en el curso del siglo x1x, ya en el siglo anterior el sistema europeo, lnnlo en lo interno como en lo extern?, era el centro de poder en el globo.

l rara la evolución del Estado moderno, la lllernlurn y los buenos manuales abundan. se debe recomendar la exc,elente The New Cambridge Modern H1st0ry, li torno~ Cambridge Cambridge Unlversity Press, 19Gl-19GB. Nombramos <>sla colec­ción ya que existe t~aducción al espafiol, Historia del Mundo Moderno, 14 lo1~1os, D:ucelot,a, sopen.a, 1910. Cnda uno de los tomos está d!rigtdo por un espect"hstn. Para el nacimlenlo del Estado moderno c!r. el tomo I d1ng1do por George Ric.harcl I'ottcr, ¡.;¡ [lenacimienlo ( 1193-1520}; el tomo Il dirigido por GeoUrey Rudolph f,llon, Ln n.,¡0,·mn (1520-1559). Tnmbién c!r. Henry Lapcyrc, La., Monarq1das Europea.< del Sl¡¡fo )( l' ¡_ ¡,a3 relaciones Internac:onales, Barcelona, Labor i Nueva CJ!o 1. 1975. ~ _

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86

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Enf oq11esl bdsidoi '1 'J ---~

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LA CONFIGI~1f L CLC!ERTO EUROPEO ' ! .. ¡ .. ;¡,: 1 !, '¡'

Junto al r;aclmlentd dei. estadd moderno, para la vida internacional fue de capital importahcla¡ el sUtgimiento de la diplomacia permanente. Aunque por mucho tiempo seha exagerado hablar todavía de un "fun­cionariado permanente'', de ,tddos modos hacia el siglo xvr ya existen las embajada~ perman~ntes y el sistema de los consulnclos, uno de carácter político, económico

1el otro. Venecia, verdadera potencia y

actor europeo desde el Siglo XtII hasta el XVI (aunque con variable for­tuna) sería la, maestra de Europa en este sentido. Corno Blzancio an· tes. como Austria en partlcúldr en e! síglo xix, Venecia era algo vul· ncrabie en un entorno: de actores muy poderosos. Esta debilidad es compensada con uria• diplomacia que permite establecer un mapa cog· nllivo Y uha acumulación de lriformaciones superior a la cie los rivales nctuaies o potenciales, ,entre ~llos Francia, Espar1a y Turquía, poten­cias cada una de éllns 1 de un' poder consldernhlernent.e superior.

Un segundo !uctor es la ei-Ípansión de Europa u parl.lr del sir,lo xv, con los grandes· descubrimlen~os de portugueses y cspai'íolcs, que cul­mina con la int:lusión del continente americano, vasta empresa fje enor­mes repercusiones en' la vida europea. En el siglo xvrr se incorporarían Inglaterra, Francia y Holanda ia esta política, y ia cornpctcncla econó­mica por el lngreso 1de las rlqtiezas americanas (o del Oriente) al esce­nario europeo fue un factor de; importancia en el origen de las guerras. En los casos inglés Y. holandés '.éllo estuvo bastante vínculado a las for­mas de producción capitalista. Este desarrollo ultramarino, junto al naci­miento de grandes estados territoriales (España, Francia, Inglaterra, en Europa Occidental); llevó a url relativo eclipse del rnnr Mediterráneo, centro de la historia por ,varios milenios, y a un corresponclientc auge del Atlántico como escenario interriaclonal. Pero en términos comparnlivos, este último no akanzaría el mismo canícter de centro vil.al que en su momento alcanzó el primero. 1

Este sistema internacional 'se enmarcaría dentro de un radio cultu­rnl bastante homogéneo! e! ele la Et1ropa crisllana, Eilo est.niJiecia una c(inninicación fácil y unn senslbllldnd rélntiv.umente cornün. A11les del advenimiento de los estados nnclonales las lealtades eran cíe carácter fllnclamentalmente territorial y personal, tambíén religioso. Pero ello aumentaba la volatilidad de las'a!ianzas y Jos cambios de escenario, que operaban en el .marco de un sistema internacional homogéneo que tenf!l un efecto de compensación frente al anterior factor.

Pero entre mediados del siglo XVI y mediados del XVII se desarrolló la era de las guerras de religión, como secuela de Ja Hcformn y la Contrarreforma, que alteraron ·profundamente Ja senslbilldad religiosa y dividieron la clvlli.zri.eión cristiana. Este factor lé dio un cariz hete­rogéneo al sistema lntetnnclonal europeo. Como siempre en estos ca­sos, las guerras que produjo , fueron radicales, bastante carentes de espíritu cristiano por lo demás; y tendió n dividir n Europa en un cnm-

1

Evolución d.!.!! sisten:a itaernacional O 87

po cntóllco y otro protestante, abocados ambos a conflictos con volun­tacl cxlerrnlnnclora. Pero esta descripción conslituye sólo una cara del panorama.

Parnlelamente se desarrolló el principio de la "razón de Estado", que de:stacaba una ética de engrandecimiento y ele interés propio, en­marcado en el naciente absolutismo, que ídenlificaha al portador de la dinastía con el "interés" del Estado, como guía de racionalidad para la conducta del estadista. En la práctica ello significó que las guerras de rel_i_gión se entrelazaron con conflictos dinásticos, económicos y geopo­líticos. que traslrocaban "alianzas naturales", y se vio a catóiicos aiiados con proleslanlcs en conflicto con otros católicos y protestantes, [lSÍ

como a la muy católica Francia (que terminó por aniquilar como comu­nidad a s11s sectores reformados) estrechamente aliada con los "infie­ies", el imperio lurco que toclnv!a en 1G!33 llegó a amenazar al centro de Europa. En la pnktíca ello impuso asimismo una cierta modera­ción en ias guerras y una limitacion de las pa..<>ioncs doctrinarias, así como un ambiente favorable parn In recepción del derecho de gentes y del eslal.Jlecímíent.o ele regias ele juego civilizadas en la vicia inter­nnclonnl. El desarrollo del capitalismo no estuvo ausente ele este üllimo aspecto.'

LOS ACTORES DEL CONCIERTO EUROPEO

En general se pueden Identificar tres grandes úreas geográficas. La prírncrn es el Mediterníneo central y-ür'íe-ntii.L La..§ reQ_tl_l?_lj~as italianas -príncipaimerit'e Génova y-·YJ.iB~~~a~','étJñstítuyeron estados fuertes e !nfluyentes en la Baja Edad Media. Pero su radio no pasaba mucho más allá de la ciuclad·estado. Su influencia económka y cultural fue enorme en la Europa de los siglos xrv y xv, pero sus divisiones y conflictos concitarían Ja atención de estados periféricos -Y más poderosos, las tro­pas del emperador germano, las del rey de Francia y las ele la gran nueva estrella, España. En 1498 comienza In intervención de estas po­ter1cias, que llevaria n ia postre al eclipse veneciano, y iuego de los estados llalianos como octorcs de nrngo "europeo", n.l menos en lo que a pol!líca inlcrnucional se refiere. La obra de Mac¡uiavclo l111111.nén debe ser !cicla corno un lamento por e! triste estado de la penin· sula, converlida en campo de 1.Jatalla de vecinos más primitivos pero más fuertes.

Hacia el oriente, In lurgn. soml.Jrn de T~ula proyectaría hasta fines del siglo XVII una amenaza sobre EuropU,y sus movimientos eran

-·-···-·-6 Sobre estos lemas y paru lo r¡ue sígiie, cfr. Ilistorjn del J\lunclo Moderno,

lomo HI. ulrl¡;ido por Tllchanl Bnice Wt!rnhnm, I..a Contrarreforma y la Revolución Económica (1559·16/0); y el torno IV dirl¡ddo por J. P Coopcr, I..a Decadencia ESJXl· r1ola y la Guerra de los Treinta Arios (1610·1618/59). Tnmblcn de b hislorla dlngldo. por Hcnouvln, clL el lomo II, cscrlto por Gastan Zel!er, I..es Temps J\foúer11cs. 1. De Clirlslophe Colo111bo a Cromwcll, París, Ilachelte, 19G8. También cfr. Pierre C!rnuny, I.a Expcwsión Europea (siglos XIII al XV), Barcelona. Labor <Nueva Clio), -H177 Y l\richanl Ho_}vnrd, La Guerra en la lfistorío Euro¡ica, México, Fondo de Cultura ') • Econóllllc1t, ID03:·

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BB IJ Enfoques i>á.<icos --='--'----'------------------=---

" '¡ i' . i . : . . seguidos con atención por todos los gobiernos e11ropeos. Los principa-les .estrldos europeos (Venecia en primer lugar) manlcn!an sus ernbajn­das en !Ja Stib!ime Puerta. Su porkr militar era enorme y manten la una hegemdnfa de diverso grado sobre locln el ~;fecliterníneo isbí.mieo y sobre 1io pocas poblaciones crlst.innns r'n Europ:1, cspecínlrnente en los Dnlcnn6s. Pero como clvlllzac!ón no potll:i cnrnpcli.r con Europa, y s\l iitrnso tecnoiór;ico -que pronto quedarin en evidencia- no respond!a SÍI10 a Url arelen SOCl<ti y econótnico -y a Una CO!lC(!pcion de i<t vitla-­que n~\podrí<t rivnliznr c~n la ele los r;rnndes eslarios europeo~. _Pero Turqu1n: no solamente sena una nmc11:1:r.n; progres1vamenle, qlllzas en razón d~ su debilidad, ser!<l. lambiP.n un factor ele eqttilibrio en ci sisle­mn !ntc'rnnclonnl, ¡¡{ menos (\entro ¡Í¡~j c;Íl<:lllO rk :ilgunos cslados CllfO·

peos, y 'cstnbleccr!n niinnzas con 1111 lltlllH'rn sir,nlficnllvo de ellos. j Un \s~nclc;i esccn;'1r~ou íntern~cíc_i_11al. y hnsla. l D 17 e! más impor­

tunte, estaba co1fü:'ffü!oo por Europn _ _()rt:uJ~n[.:tl. f<:n primer lugar dcbe­rúos Tcfcrirnos n la Penlnsulrí"-'ffl¡'\[1(?;\':~.02>-Y en menor medida POíit1gal- seria la gran potencia ele! síglo xv1. Rica, extendida n lodo el~~. eslratég1camenfe- sfrll;ida, respetada por todos fy también temida por todos), duef\a ele la inmensa mnyorln del continente ame­ricano, también podfa reclamar, i11Nccd a su milit.antc espíritu de "re­conquista católica", b adhesión ele los eslnclos católicos en las luchas confesiohales cíe los siglos xvr y xvrr. A11nque no pudo renlizar su nm­blción de conservar el extenso territorio que C:ulos V hnb!a hereclndo ( 151G-i5SG), y que inclula ai Imperio, y perdió la lucha por mantener la unlclacl católica, se mantuvo como !a prirnern potencb curopen en el curso' del siglo xvi, y conscrvaríri un rango internaeionril dcstacaclo hasta el fin rle la Guerrn dé~ S1L<;sir)n ele Espaf\a, que finaliza precisa­mente con ei Trnlado ele Ut.red1t. En Stl política de defensa ele la unidad cristlnnn• m11~í10s vil'ron íno clnl lrHio ernlncamcnlc) unn pol!llcfl ele expansión espa iíola. De todas manc~rns s11 pocier llcr;6 a ser inmenso. Las poscSionr:s rtrnerican;ts y ::;us expediciones al Lc:jnno Orlenle ia con­vertirían en "potencia munclinl", y su lit.crat11rn y pint.urn del Siglo de Oro le darían un puesto permanente en la cultura europea. Pero tampoco fue ei pa!s en donde se produjese una modcrniwción. Ni se desarrolló el '.capitalismo, ni la secularización ni el cultivo ele la ciencia_ Su atraso económico llegó a ser un terna de conversrtdón en la Europa ele su Uempo. Se desangrarla en sucesivas guerrns, tratando de mnnlener lntl1ctas sus posesiones europeas, Flan\ics especinlmente. Su estanca­miento econdmico y social la llev<1rln a una paulatina pero imparable dec,!lnacion y clespotcncíaiización en el transcurso ele! c.iglo xvir.

~ Frangia·sería el gran actor internacional en los siglr>s xvrr y xvr1r, hasta ci Congreso de Viena inclusive. Fue ia primern potencia europea y la que en este perlado más buscó !a hegemonía continental. l:)e_sde mediados''. del siglo xvr1 fue eje ele nlr;unns de las d!versas alianzas en tornocfe ¡¡¡5--·qi-r·e -periódicamenle (pero volublemenle) se articulaba el s-lstema Internacional europeo_ En la scr,uncla mitad del siglo XVII F'rnn­¿!a~ tuvó úna serie de dirigentes políticos que conscientemente tuvieron urnr-suerte de "proyecto" de expansión: nichelieu, Mnzzarino, Luis XIV.

\ 1

.!

Parn e! prin1rro ( IG2·'l·U342), considerado el padre de esta. polític~, n1:1.s lrn~n p8 recia dominar la idea ele las "fronl.erns seguras" y de una r•0 .'a l 1 ·:a i10111og1;11ización del est.aclo al interior de sus fronteras. Con L11is xi v 1 JGtii l 7l!i), adquiere más bien un carácter cíe conquista. que culi11in:t cn11 t1t1n serie ele lncorporadoncs en su frontera norLl' y 1HH·c11•sl.r F1 an1:ir1 llega ril ccnil de su poder. Pero en la práctica ya n¡ll'rnki rl principio deí cquilil1rio europeo. Las guerrns de Luis x1v, f1ll!HJ1lt~ l?X·

lendiernn n Frnncin a costa de territorios alemanes princípalrncntc. lamhit'11 mrmluvieron al fisco ln:incés ai borde ele la ruma, y no poc::s vece." r• l;; sociedad t;1111bién Muchos ven en este desgaste un geniwn rlt' h r>rnc;i<\11 de In influrncia francesa. En tocio ca.so, esta polílir::l di' prn.IPr din a Francia llll srilido y r>quilibrado desarrollo econ1)111icll, t!ll

rn;.t C:' ! ;!rrilorío y una poLencia dicmognifica con ia que scílo f{usía co" mem:;Hia a rivali7.ar en el curso del siglo xvn1. Por ülllmo, ei magnetismo c11ll.11r:il rrnnc:cs, que proyectaría una lnflucncía decisivrt en Ja E111npa del siglo xvrrr y en •'! ft•nómeno de la Ilustrnciün. no dejarin dl' c:·1J11sii· 11lir 111u vcllfajn intanglible en la posición internacional ele Frani:ia. ~.constituye unact.or singular en la historia ele! cunr:ierto

e11roj:;;;;, aclor clesTacwo--ií1-clusg hasta el fínnl del periodo_ 1rata<10 en este-· (~a j1ilulo ( ia Segunda Guerra Mundial l aun_ql]_e --~-u período cJ¡' oro se sil i'1e ('ll la primer::i mitad del siglo xix .. Su conclicióí1 de isla pn\x1111a al conlinente explica Ja razón geográfica.de su influencia: pero hny oLras muelws. Dcscle luego, el desarrollo institucional m:í.s evolutivo í' acírlan­lndl> ele f:ll!'Opa, CO!l la cx(~cpCÍÓ!l (parcial) de Íi\5 gucrrns cl\'Í]f'S del siglo xnt. Allí se creó por vez primera la socícdad polilica crnll1·n11H1· r:ine:i, ;1! menos en su versión democrática pluralisl:t. Aclcrn:\s, 1:. poli­lica t;xf.;rior ern más o menos cohl'renle, cauta en lo necesario, :1rrnj:1da e in1pl:.cnhle cunndo lns circ11nslancins in drmarnl:1h:111. f'l_(_l ._h11s1·" 1:1 !1cgemo111a, pero fue consecuP.nLe en impedi_r l~ _de olras potencias Y con ello alcar1zó i1-n status de potencia dirigente, y sobre tocio lnr~ni una prc1yccción global en los mares, de moclo de poder anclar fuPrle­nu:nte su base económica. F¿la, a su vez, consístió en el desarrollo riel comercio en Ja colonización -de Arrféticá del Norte y, a partir drl si­gl~ ~vrn.' pasó de una polit.i~-~ comercial~~ una de asentamientos ierri· torfoles·é-i1ctExt.remo Oriente, sobre 'todo con el resultado de ia Guerra d-~-Sietc Años ( 1756-1763), con exageración llam<ltla la "primera r,uerra mundial" La -~ne_r_gi,.'l _ci::onómica inglesa y el apoyo ge Sll_· política exte­rior a In empresa económica harían que este país, pionero en la r>xpan­sion de ias fuerzas productivas, culminara con el nacimiento de la H;D'Q: liición.lndustrial hacia fines ele! xv111. Supo combinar capitalismo con cli"';~ccitfo politícn, 'con desarrollo científico empirico y con una opinión pt'tblica inquieta y activa gracias a sus institucíones p<Jrticipativ:is, las que en est.:i calidad pudieron acrecentarse haciendo de 1ngiaterra un paradig1na en la Europa ilustrada.

La filosofía polflica inglesa ejerció una infl11enci<1 nolable l'll d clima de ideas que originó la Ilustración, y un par ele generaciones n1ús !arde provocaría In admiración de un contingente que veía cómo evolu­cionaba sin ¡evolución. por sobre la quiebra riel Antiguo Régimr>né)'·-

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90 O '!!!f'!'iues básicos i . p ' • i· ; ' ' • 1 ! ' ' . ~ .

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Además. ha..s:fa ,el adveiltn:ilento del motor a carbón y, sobre todo, el de combus;Hóti in tema,' las viaS marítimas siguieron siendo el cami110 de lransporte más .expedito. Inglaterra. con su superíoridad marílima, y teniendo a la vez un ejército '.relativamente pequeño, tuvo una superio­ridad militar· relativa, al merlos para impedir una h•"gcmonfa de otra potencia en ef continente. ¡ 1

(Austria~ como sede del Irnperlo, o lo que en estos siglos quedaba de iCco~tftuía ia' última del las grandes potencias clásicas europeas. Su eclipse seria: gradual.' y rr\antuvo un apoyo polftico al c;i.lolicfsmo ele manera más o menos ventajosa. Pero no pudo finalmente consolidnr uno ele sus grandes objetivos, una hegemonía consistente sobre los estados alemanes. Su poder, salvo el del territorio propiamente aus­! ríaco, de fa dinastía de los Habsburgos, ern fragmentado y obedecia a intereses contradictorios. De todas maneras hastn el Congreso ele Viena 0814-1815), y todavía después, mantendría lii1-slntus de potencia europea mediana, o _a lo menos de una con la que había que contar.

Los -Paises Bafo.s, en dura lucha que combinó afán de inclepen­dcncía nacíonal con ldenHfldción religiosa (calvlnisll\), las llamadas Provincias Unidas,: lograrfan conquistar su Independencia de Espafia entre el siglo ,xvr y el xvrr. Su poder financiero y su extensión mnrl­tima hicieron de lo que sería'. Ifolinda una potencia de primer rango en la Europa del siglo xvrr. Pero las guerras de Luis xiv prnncro, y·Ja rivalidad inglesa después, pusieron límites a ese poder. y también res­trtngieron la expansión holandesa en ultramar, en donde ele t.ocl;is mane­ras logró erigir su pequ~ño lmiJerlo. En todo caso, l::U_mport;inci;i fin:in­cicra ele Holanda tiene una profunda influencia en cC-clesnrrollo eco­nc~1ico de la Europa de los siglos xvir y xvrrr, e inclllso algo después. De ·ra rivalidad con Inglaterra, como subproducto, Holanda nos ha legado Ja obrn de Hugo Grado, J\fare liberum ( 16091. Grocio es uno de los padres del derecho Internacional: no es extraiio r¡ue los m<Ls clébiles sean los que ·eduquen ºen las nociones de derecho.

Finalmente, dentro de est.a' Europa_Os;.cJli~ntnl y_Gi;:ntral, que hemos incluido, los Cifr-iíforlos alemahes .. ·se presentan como un escenarlo ele fr_agmentación polltlca. La Guelrra de los Treinta Años ( 16líl-16·!íl} aña­de una miseria económica y demográfica. Sólo se divisa un poder emer­gente, pero preñado de· futurq: de la antigua Marca de Brnndeburgo surge Prusía. un actor de la escena internacional a partir de esos. años precisamente. Estado curioso, 'con un ínmenso ejército, el más perma­nente dé su época, y una buroct:acfa que ha dejado su huella hasta en l;i. Alemania de nuestros días, 12_ucio ejercer una proyeccicfo de pode¡:- sobre una l!:uropa a.tgo sobreclimenslonacfa--en relación a su tamaño. Durante la Guerra de los Siete Afios, la Prusia de Federico el Grande ( U738-17!l6) con la sota pero lejana nllanza de Inglaterra, resistirln. ;i una .:oa:Lichín rnncho m5s poderosa. F\1e un ¡modelo de adminístrndón, y s111 1nonar­ca, Fedleri'co,: .era admfrador ¡ de los g:rnndes ilustrados ~mantenía corresp¡¡¡:r.rd'enda' con Volta.ite,! a quien en un tiempo redbEó el'\ su cortel; ea s1ll: persona se ven· ias d'i-ten;ins entre los deberes; del jefe poiftiico·. rr·lleutcr a la política de

1podcr, y los modelos qne ofrc-da la. Ilus-

Evo(11ció11 del sisle111a i11tcrnacío11a/ O 91

tración. Su ejército inmenso hizo de Prusia un estado militarista en su ordenación civil, aunque In espontaneidad de su desarrollo le privaba de los rasgos 1rn.t» potencialmente despólicos. Por otra parte, desarrollaría entre sus súbditos un endiosamiento -tnmbíén espontáneo- del esta­do, que serla cxtraiío pnra In época, aunque anunciarla futuros desa­rrollos. En el siglo x1x, trtis un cierto eclipse con el cambio de siglo, Prusia serla nuevamente un estado irnportanle, sobre todo porque fun­dnrín la moderna Alemania.

Un último escenario pol!líco es b Europa del Este y del Norte. Aqul mcfüfü1é)s d'Ii!íffic-o y íos paises escÜ-ricÜiinvos-. én donde ae manera cambiante se dcs;ít"mll.''ir'ian un; serie de pequeñas potencias. Po1onia, ayüdada en su conciencia de defensa de la religión católica asediada en la región, tendría un pape! protngónico entre los siglos xvr y XVIII.

Pero al finnl, esta "República", como era conocicfa {pues era una mo­narqul;¡ electa por una aristocracia semifeudal), de gran irradiación cultural, perdería su independencia y serfa dividida entre sus vecinos en 1772, 1793 y 1795. Pero la conciencia de pertenecer a una nación no se pcrderfa y íugnr!a su roí en el siglo xx. -Oinamarc¡¡ y Suecia serian las otras potencias bálticas que, con variable fortuna en el siglo xv¡¡ y comienzos del xv1rr, formnrfan parte de un rango de actores medianos. Aunque pequeñas, podían disponer de un poder mililar con· sidcralJle y larnpoco eran fronterizas con un gran estado.

,,--Pero ello solamente hast;i. el comienzo del siglo xv1rr. La ;¡lusía de

in dinastía l1omanof emerge entonces como una polencía europea, aun· que no en primerisirna fila. Sobre ia historia rusa en !ns relaciones lnternnc!onnles europeas de periodos anteriores no podemos hablar aquí. Dasla decir que con el cambio de siglo sobresale Ju figura de Pedro I el Grande f1G!l9-l 725), que in;iugura una política de "occ!den· tni-izaclón" para combatir el atraso ruso frenle al resto de Europa: por dívcrsns vi as 1~ste sení. el problema ruso lmsla el siglo xx. Por cierto, ese ntraso significaba debilidad en la cantidncl de poder que se puede desplcgnr en la política internnc!onai. l1usí;i · nrnpensaba esto con la concentración en el factor militar, gracias a la extensión territorial y a su riqueza demográfica, ni menos hasta el advenimiento de la Revolución Industrial. lleducirfa el poder sueco, absorbería a Polonia y sería un elemento confir,uraclor del sistema internacional europeo hasta bien avanzado el siglo xrx. A comienzos de ese siglo, alcanzaría su momento estelar cuando contuvo e hirió mortalmente n la expansión nnpoleónlca.7

Flnulmenle. hnbrfa que nombrar un nuevo escenario internacional, un nuevo actor. En Amérlc11 del Norte las colonias inglesas se sublevan en los aiios setenfa ~del sfg.iÜ xvm. anlrnacÍas por una conciencia de ldentificnclón propb y por principios políticos muy anUguos, pero en

1 Aúemi\s ele lo nnlerlor, hoy que examinar los siguientes lomos de The Ncw Cambrlcl¡¡c .. .. en su versión cspnñoln: tomo V, dirigido por Frnncis Ludwig Carslcn, Ln rnpremacla ele Frn11cin (!648-1688); lomo VI dlrlglclo por S. Brornlcy, El Auge ele Grn11 !Jretarin v Rusia ( I6S8·1725). También Frédenc Mauro, Ln Expansión Europea (16001870), Darcelnnn, Lnbor <Nueva Cllo), 1!179. r-

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92 O ;E11/oques /Jclsicos

!os drn.!es se ve lr. huc!ln de ln Tluslrncir\n. 11na hur.ll:i. "klcolóirlcn", podrí'nn10~ decir. con cicrtn. exnr:.t:11tcíc'.in. Se lirocin.rnan indcpcncli~ntcs eí1 1776, y en l 7íl3, cuimin:i. una 1~uc1 1 a que lncluYón1"rrff1cla ·-y l":spaiín.,

1 culinlnrt con el1'rutnclo ele París, qne reconoce Ju inclcpendencia ele ln..s treéc !colonlrts. Su import.nncin. pnra ri sislcm:i. lnlern:i.cional sólo nos ocúpat:i m:ís n.clclnnte. Ahorn drhcrnos sciíalar que luvo un lmpnclo . en cu'anto nuevo sistema polllico, que fue reclbido como sensnclón en el clllnn de ícleris y sentimientos dr: In Europ;i y, sobre todo, de la Frnncia prcrrevolucíonaria.

l RASGOS (;F.NERALES DEL SISTE'MA INTETCNACIONAL EN F:L SIGLO XV Il l

EL.füiQ~ c~e bs Luces lll~'-º su~"'2.9J1.0!1'~,_fnc l]~l _período <m el C\lnl abundaron las guerrns, pero tnmhi•'n es necesario lfcc!r ·que fueron lirnifiíi:las;·y·hasta la época de In Revolución Frnnccsa no tuvieron un componente ernocionni que permitit~rn una polilícn de exterminio. Se bnsab:-in en cjérci!os pcrrnnncnlcs, pero su composicíón y reclutarnicll· to no, reflcj;ib;in necesnrlnmrnlc 1nn1 miiilnriz:-tehín de in sociedad. il.

veces 'ernn nrnyorílarlnmcnle mr:1-cc11:-trio:::: inciuso en Prusia una parle consiÚernbic rlc los soldados lo era. Pero In ~ucrrn fnc un instrumento ele In pol!llca inlenrnc!onnl. ni que se recurrln con!:tnntcmcnlc. Los ccn· tros de deci:;ic)n se conccntrnb;m en las mnnos del circulo eslr-ecllo de

, ln jefatura del estndo, el "déspoln iluslrado", aunque muchas veces no fuera :ni déspota ni ilustrado. Pero sf que csl::i. nodón indica dentro de una c'omunídad cullural en clontle. había ingresado. a las respectivas

' clases' politicas la idea ele que el "rncjornmicnto" ,de lrt socieclacl era un deber! del gobernante, y c¡ue los ftmclamentos ele csla íclen eran básica­mento racionales.

Esla misma comunidad cull11rnl hizo de las guerrns hechos mns . o meúos· llmilndos, 11. veces cnprir.hosamenle ínicinclos, pero ele los cua­¡ les ln/pohl::tcíón civil estaba relntivnmcnle :ttlscntc. Además, l:::_i_llj§_ma

1 l~~<l: ... Sl('!l "equilibrio" y del "concierto europeo", que impeclfa in hege-monfa de un esln.do, tendln n poner límites a la ferocidad propirt ele los

¡ ¡¿_ncuentro:> bélicos. Lns alianzas crmibi:rntcs ponlnn freno a los odios insuperables, y ln pauialfna vigencia del derecho !nlernncional se vio favorecida por el clima ele idens "il11slrarins". Con el siglo avanzó tnm­

i blén una 11aciente conciencia ncerea de ln dcscabilidad ele ln pn y de la 'necesidad ele desterrar a la ¡~uerrn como instrumento de "int.er­cambi'o" entre las naciones. Aunqur! en ei siglo xx no se divisa ninguna

: esperanza de realización de este deseo, el cambio ele conciencia ni res-' pecto ·es un:i suerte de rcvol\lción en la mcnlaiicl:1d social. Al menos, ia ¡ filosofía política comienza a preoeup:irse, y en 1705 nparece el tratado : ele Kl\nt La paz pcr-petlla, que lcnía sus anlcccdcnles a lo largo del ! síglo. i i " A\mque la opinión p1íblica grndunlrncntP. corníP.nza :i Lener influen­

·! da erl lns formulnciones de políticn inlernacio1rnl, el proceso de deei-, 1

! 1

E1·ol11ció11 del sis1e11rn i111enrncio1wl 93

siones eslá todavla concentrndo en muy pocns manos, sin mayor r::on­troi externo del misrno. La ejecución se ~ncuenlra encargnda n ln dip!n, macw. que quizás haya encontrado su época de oro en est.e siglo y su n10mcnío estelar en el Congreso de Viena en lfll4·llll5. Su reclutamir.nto r.ra fund:11nentnlrnente aristocrático, y en ese siglo cnsí había una idcn­lificacic.ín entre el "hombre de munclo" y el diplomático. Sin embargo, este aristocralismo no dejó de influir en una cierta humanización en las rei;ic:iones internacionales, así como en el sentimiento de que exié'lía una suerte de "sociedad de naciones civilizadas", sostenidas pnr mm scnsibiliclnd cosmopolitn. Pero muy pronto, bn.jo el manto ele una con­clcncli1 de cambio y de ordennclün rnclonnl. se nhrlrlrr pnso n mm ntH'vn serle de rupturas.1

.i..'? 'f.. .... .,..:.v."-·' ~~

EL lMl'ACTO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y IJEL 11\f PEJ?.JO ~Dó-!:!a'b,,._,_.. ·---~~~.2!&L.

Lns cnnsecuencins de la Revolución y de la expansión napoieri11ic¡¡ poclrínn cClmpnrnrsc a una ~igantesca explosión, q!lr. dr.ntro cir. sn rndit> c!ejn pocas huellas que ia continúen en cu<:!nlo tnl; pero sus r.011sr· r.ucncias llegan a ser inauditas. Aparentemente en iill:; se ha restrrn rnclo el mundo y el sistema internacional de 11íl9. Pero en realiliad 110

se tral.ó m;is qur: tic 11na breve pausn, aunque sin distinguir cnlre n>n·

secuencias ínternns y externas. Al interior de Jos sistemas polllicos, los aíHls ele revolución y de proyección napoleónica dejarían una huelb f1ierl1!, o•ie encnminarla la evolución hacia los sistemas políticos modPr­nos; al menos, en todo caso, quebrarían definitivamente 18 legit.imíci:1ci de los sislemas ele! Anlíguo Régimen.

Ot.rn cosa es en las relaciones internacionales. En 1815 se int.cntn y se logrn, hasta clerto punto, recrear el concierlo--etlrope(), aunr¡ne aqut ln111ilién ias huellas revoiudonarias impuisarínn nuevas evolucio· nes. Anfe todo, ¿en qué con-slstíó el impacto revolucionario para e! síslcr11n internacional europeo?

Desde luego, en primer lugar, en el fin del carácter hoi.nog(•nro del concierto europeo. Hacia l 792-l 7!J3, la Frañf:Ta-· re-~;)itléT¡ñ);rí;i, -pri· 111CrapiíTcricfiluef co11tine.11té-.~io!i=í-úlía --fñdT\:¡¿¡t_¡,;1mcri1.e; se irlr:Jltifirn con !lli:t creenci:i, y puerle apéfor ·a -i"éaftades en 1a5 filns advr:i'sari:1s. Ásimismo, al inició- de In revolución, éi1 178!Fl 790, en muchos gohiernos europeos se notaban señales de regocijo por los problemas de Paris, en cuanto representaban una debilidad de Ja acción internacional de Frnncía. Pero en la época de la Convención ello representarla un peli­gro pnrn el orden interno de los diversos estados. Los revolucionnrios llCY.J1.!Jau. .. cln.rnm.ente UI~a po.!_ítica. d.e :·expo~taci.ón" de.sus-priliclpios

1 D~ Jn hlslorln de ncnouvln, nqui es muy vnl!o~o C'! srr.undo volumrn, ric GrLston Zr-ller <lomo Ill de In !Jlstoire), Les Temps Modcrncs 2. De Louis X /V ii 1789. Pnrl~. llnchP.lle, 1966. Asimismo cfr. el tomo VI! de In C:imbridr,c, dirlgíd'J por J. O. Llndsny, El A11tl¡mo Ré¡¡1me11 f1713·176JJ. 8"'

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· ~ ~·.~r1'._~::~1!\1~'.1~'~~ 1. ,~;··.· .\~' . '. . 1·cvomcronanos,:10 quo termmana'por converl1rse en unn pode'.~osu ven.' taja -d\plomática 'para In p~oyecCión internacional de Francia_

La expansión' !y! cJasl-domínio' napoleónico sobre Europa se vieron facilit'adós pórqtte tiiuthos 'etlropeos podían l'dentíflcúisc genuinamente con el programa qu'e Napoleón les ofrecía_ Las víclorí<is c!P. las tropas francesas dieron lug'ar: a la e:l:pansión de una nueva forma ele organiza­ción y legitimación social. Lo que Francia por momentos perdió en orga­rnzación y disciplina, lo compensó en "potencia de con versión", en irra­diación ideológica y en modelo para muchos grupos que en ar¡uella Europa miraban hacia París como fuente de inspiración polilica_ Y Napoleón terminó por demoler la magia ele intangibilidad que suslen­tnbn a las monarquías absolutas europeas a comienzos del siglo x1x_

Pero estamos nnte'una rn'onecla de dos caras. Muy pronto e;1 Euro­pa. no sólo los "rcaccionarioh" verían en ias ideas rcvoluc1onnrí:1s un arma de la expansión del éstaclo nacional francés Muy pronto la pplít.íca francesa s'er!a: vista como la amenaza mñs seri:1e!l":Stgfos al principio del' e'Cjt1ilibrio europeo. Y no seria una visión errónea_ Con iodos los elernrinlos progresístiLs do la dominación napoicónicn, con el 1rnportante hecho ele que corr'espondía en lo ínterno a una síntesis feliz 1~ntre Jo antiguo y lo r\uevo, a una suerte ele compromiso posl-rcvolu­cionario, sin embargo ·no cabe eluda de f1Ue buscaba una hcge!llonla francesa en el continente_ Quh:¿ls- no una absorción. pc!·ó-sí un fü1erazr;o l11disp11taclo de París eh Europa. Media docena de coaliciones de esta­dos europeos se lévnnlarfan 'conlra ese intehlo.

En dos momentos' pareció que In Prnncia napolec)rnrn alc:a~~z:iria s11 objetivo. En líl02,' con in Paz de Amíens <antes que N;ipolcc'n ftlera propinmente emperador; era Primer Cónsul l, y con el Tr:ilaclo de Tilsit en '1307. En ambos tasos no existía todavía una hegemonía, pero si 11lla clara preeminencia francesa. Quiz:ís pudo elcrníz:-trse esta síl.11acíc\n_ En el proceso se habían eclipsado Austria y l'ntsía, y E:spa!'ia 1:s!aba muy subordinada. Rusia estaba a la expeclaliva, y d11daba del resultado de una confrohtacióh final con el emperador

Pero hubo una potencia 'irreductible en su tenacidnd ;inlinnpoleóni­ca: Irfgiatcira. Con breves interrupciones; L01idl'es siempre-se consideró ~~n gíicrra o en hostilidad con 1 la Francia revolucionarl:< y napolccinica_ ln<'e:-;lida de su poder marítimo y de su crecienlc superioridad econr)­rnica, pudo imponer sucesivos bloqueos comerciales al continente, y animó constantemente a los rlvales potenciales de Napoleón_ Y podía, no sin cierta razón, afirmar c¡ue su política no esta1;a encaminada a obtener la hegemonía propia_ Como ya decíamos, Ja política inglesa sería definfcla como una que obstaculizaría consecuentemente fa emer­gencia de cualquier hegemoníá en el continente ..

fü1sia sería la otra potencia ant.e la cual naufragarían las amilicio­nes napofeónicas. La incapacidad de la diplomacia francesa tJara "dis­ciplinar-··· a Rusia en un frente' continental decidid amen le anlflb.rit;íníco llevaría a Nl:rpoleón n stÍ malhadada expedición ele líll'.2, que temünaria por arnürra,r primero a su ejército y después su prestigio p-0.lftfco Y las haslíS de· su poder. Al año sigxüent.e, en la "batalla ,de ras m1;;ic.iones",

Evo/uci<J11 del 5C5tema i11ter11ncío11al O 95

en Le!pzi¡;, una coalición europea le llsestn una herida mortal, repelida conlundentemenle en l[l1'1 y IBIS.

Pero habría otro escenario europeo que seria indigerible para Napo­león: Espa1ía_ Su penetraclón ali!, en l!lOB, apoyada inicialmente por ios sectores liberales (toda vi a no se denominaban así), anticlericales, "progresistas", que velan en los franceses un aire de renovación para ia alica!da España, sufrirla luego un gran revés_ Hubo un alzamiento popular, provocando la prlmera guerra ele guerrillas en gran escala en Europa. La rebelión popular duraría largos años. y tenia una orienta­ción profundamente conservadora, legitimista, clerícalista hasta cierto punto. Pero dejaría un aire de "movilización" que impediría en la Euro­pa restaurada que los Barbones españoles pudiesen imponer su absolu­tismo ele manera estable_

El -jJrohlcnrn csparíoí conduce hacia una circunstancia nueva_ Fran­cia tenía un alraclivo como modelo para amplias capas y élites euro­peas. y ello sin duda constituyó un factor de Ja expansión napoleónica. Pero pronto ios ideales napoleónicos serían identificados con unll mera vohmtnd ele dominio francesa, en una dialéclica aparentemente írreduc­t.lble_ Al comienzo Napoleón encontró seguidores y admiradores en casi toda Europa_ Al finai fue vislo como la representación de un Levinli'in que nspirnhu ni despotismo unlversaL

~ ·.. Pero esta percepción no fue particular de las élites tradicionales. j Se vinculó con nna poderosa senslbilldud que emergía irresistibiemen­, le: ci s.! .. IJ:g_irnienlo del estado nacional y del nacionalismo. Es el tillimo

estudio de un;i evolución enunciada aC inicio del capltliio. -Elld~i!l nacio­nal. no se refiere ünicamente u una soberanía del poder político, sino en general también a una relflliva unidad lingüística. cultural, étnica y n una conciencia de comunidad, de "nacionalidad" común. Eslri. con­ciencia vn unicla a un sentimiento coleclivo de identificación, a---veces muy agudo fnacionallsmo), y que a ia vez se vincula con una creciente participar:ión social en la vicia política y en otr<lS esferas de Ja "nación"_ Naturalmente este proceso t;l!nbién se reíaciona con lo que con cierta ex;igernción se hn denominado "revoJución burg1iesa", pero que va mu­cho más nlli\ ele una capa social "burguesa"_ Tnrnbién es parle, al menos en su:; orí¡;cties y c11 algunos estados europeos. del desarrollo de íos procesos clemocni.ticos_

La Francia napoiec5nlca y rcvoluclonaría constituyó el primer ejem­plo de P .. sta conciencia naciono.I ngucb_ P~ en su expansión europea despertó los misrnos senlim1enlos por doquie-r,-qúc se volvieron contra ella y minaron lns bases de su he¡;emon!a. El nacionalismo alemán, que surge con fuerza en estos uños, es el ejemplo más acabado de ias paradojas del proceso. El nacionalismo sería una de l?s piedras de toque de lns relaciones internaciono.les eurÓpéas en el siglo XIX, Y lle­varla" en el curso ele! siglo, n la creación de nuevos eslados. Italia y Alemania en ios lugares más destacados, y tnrnbíen a una efervescencia

·en Europa oriental y en los Dalcanes, minando a Turqula y creando la "cueslic)n oricr:JJll", factores que contribuir!an no poco a la Primera 9------·

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1 1 '

96 O: E11foqucs básicos

.1 Guer):a Ivf\md ial e 1!l11-1 !l líl), y con ello n 1 cicrrnni be de l[l __ prcc:ninencia el cI-5lsTCilfa Trllcrn f\clonnTCUropcoT ·

. 1 - ---

EL d~.J;JJ.JJ.:1 .. j;)~.E;J:JJ\ Y J,;IS RE[.JICJONES INTJffWACIONALES EN EJ, SIGJ,O XIX.

1 1

-~· El Con!r?.s~ .?e _Viena O_l3l·1·iíl_l_:i J ha l_cnido __ una imp~rtflncia cnpit11_l en c·-'c · · l~_ble.~?_EW ele las_ r_elnclones mlcrnnr:ionn1es. Se puede eomparnr per·

: fectai11ente con WesLfiúm· y-con UrrcC'ht~--ia nostnl¡;ia por su huella se ha hbcho más fuerte en nuestros días, debido n. la "incnpncidad de la pnz",; n. lfl incnpncirin.cl ele f!rmnr trnindos ele pn7. efectivos, que se lln vlsto; en este siglo después de c;ida un:t de las gucrrn.s mundiales. Pero su eficacia no está en relación con J;i esperanza que en él pusieron sus actor'es: :;e podr!a decir que fue cficl7. a pesar de los anhelos de su.s auloi'es.

Jt11 primer iur,ar, hay que dcstac;ir q11e tuvo un sesr,o doctrinario, c_~i_¡'ictec)fog!co''~ f':!e_ Ja piiz-crc las· 1mt(~nctas' vtctorios:~s,·-r:~~.o.::_aclemás la paz de los "restauradores", que ia querính rri{Cs cfüe por In pnz misma, porqÍie pretendían estabilizar r\I AnLig\ió füi~ímc;~ ·rr·e_1Ílc--ai-csim:tro r~ttlun::iTio. De ah! ci ncnerc!o piir<iiCTo ~¡~ ia "S-nr~ta .. AÍiaÍ1za", pro­movido princip:-ilmenle por los regimcncs m:°ls consNvaclores: Rusín, Prusia y Austria; estas dos lil\.iJ11;1s polcncias reasumieron su sLntus nn· tes confiscnclo por la expansión napoleónica. El crmcierLo europeo cleb!a. oper~r también, de ahora en adelante, como una salvaguardia inslit.u­cion:il en io interno.

Pero no todos los eslndos estaban en in misma posición. Principnl·

1 mente 1_'.lglnterrn, tanto por sus insl.it.uciones como, sl)hre todo, por sus inter8S-es, impid!cS el clesnrrollo más ñcal)ár.ló 'e.te esta posibillclnd. cornó .se vio en el ca:;o de li:l An1éric:t f'!Spnr1oln.-,·--ElifCñlidncf C1 concierto ~.te-rflúeg0.vr)TVeria n sus trndicinr1cs·i1c "cquill1Jrfo·-;-.Soslcn!entioTiiif!ó.­teI.!:!Lunn política ele "espléndido l1íslamlcnto" qÍJc le permil!a, con apu· rente·-c1esffrin ~pé:ff ·ios iísuñfcis cOíí"fhienláks, rnan.·renl~r üna posición rñ-ediaclotu indispensable pzira un equilílirío mullipolar. Aclem:'ls, los ven­cedores de ill15 t11vlcron la sabiduría de fhCiulr u los vé'nci'do!'('y ·lJien pronto Frnncin (restaurada) ser fa otrn vez flctor destacadlsimo ( nun­qffe no 5;:1 la primern pbfor'ícin l'i'ii'lo:!nts-tmtos· íntcnmclonálcS. De este modo ya hemos nombra.do n ln;; prlnclpnles polcncius tl'e este concierlo en el siglo x1x, hnsla mediados ele si~lo. Como yrt hab!:.mos adelantado, Rusia mantendría su irnportnncia, pero amlnornda por su atraso eco·

•De b Hisloírc ... el temo IV ciP. 1\ndré Fttr.ler, l.a Rfrolurion Frnncaise et l'cmplre "',1polco111cri, Pnrls, llnchcUr, l!lr.Jl. J/0. In Cnmhritlr.e r.! lomo VIII (llrlr,ido por A. Goc·clwin, úis flcvolucioncs ele A111é1 icn v de rrn11cia ( J<GJ-17.93); el lomo IX que lncluy¡, n In llrstnurncíón, dirigido pnr C. W Crnwley, Guerra r¡ Paz c11 Tiempos de Reuoluclón (1793-18.JO}. Los llhros ele .Jncqucs Godcchot en su versión cspnf10ln son ntnpll'1mcntc nscqulblcs: Las n~11ol11clo11cs (1770-lí99), Dnrcclonn, Lnbor <Nucvn Cl!ol.' 19íll; v F.11ro¡l<l y Amt'rlca en In epoca Napolc<lnlcn, nnrc:!ionn Lnbor !Nucvn ClloJ,'. IDG9. Sobre et tcmn dl'I nnclonnl!s1110 tnnlo pnrn cs\J1 pnrlc co;no pnrn lo qur. slguc .cfr. Gcorgcs Wcll, La Europa del '.<iolo XIX y la Idea ele Naclo11allclncl, Mé· x!co, :Fondo de Cullurn Económlcn, 1919.

1

. E\'oi11ciá11 del sisl ema i11rcniacío11al (] 97

nJ:)_m!co, que cada vez se hudu más manifiesto, y por su vulm!rahilldnd ínslITucfon:í.T;co!nC> ·1a tiltlnm u11toc¡-acía europ-en hasta l 905, en un grfltlo que no lo llab!Ü--s.ido rililgún ¡mis europeo en toda su hlstor!t1.

En in per!fern europea se manHestariu una novedad relatlvnmente Importante. Lu intrusión napoleónica en Espnña, y la crisis eterna de esta últlma, llevar!an 11 la secesión de 111 casi totalid11d de !RS colonias e.spnñolIJ.S en América (1310-1824), lo que culminarla con la creación de _g!IC':.a __ c!~ una veintena de estados nacionales de habla y cultura ~spa­ñolas, :rnm¡ue-no hnblan exj)cdmentndo las bases culturales y socin!rs dé-fii modernlznclón. n la. lnversR de lus colonias inglesas que formarlan los Estados Unidos. Un nuevo continente ingresa a la vida internacional at!_I]_fti(; .S.Cfl. nl comierÍzc)"coniO·cainpo de penetraciÓñecoñÓmica"de la~ íÍÍTiTv=hYll\TiüeiíCiñS glofiafés. ·· · ·· - -.;¡Cü~1cstü-i1ei11os-urribauo a in eclosión de un renómcno cardinn1 en la fundación del mundo moderno, y que tiene relación cun la vidP. rnnterlal. La. revolución industrial, hija del capitalismo, entre otros, y q 1ie se.,desarr]!f':'f~f_a"h1_ wrrar_erra lwcia J;ns_. ~B25._ en_ primer lugar, pero htefo .s·e ·exP:·rndlrin por Éúropa bcdclenfal j Am~rlca del Norte. Cam­ilfa ia reTncfón material del hombre con su naturaleza lnmedfala, lo q1re n~;Jfi."creaciórlcl'e-ÜÍ1n scgi.mcla. nalurlil'ezn, artificial, con alto gn1do de uuslrncción. Su consecuencia rnás directa para las relaciones inler­nacicmnlcs fue otorgar· a E:l.1ropa- una.· süueriorJ.Q~~fI .. 111.atei-i~l ínnlc'.J:n:z.;•ble @11 ei 'rtjs\.o-dci mui1dó, lo gue ie 'permfür[a incorpornr a todo ei globo ni s!stcnrn !Dlernncional e;trOp(!O.: en -el· transct\rso del siglo xtx. Los s!sfe·ma·s-Ít-lfemaC!onales periféricos a Eur.opu sólo se podrlan ·calificar de ahor:i. en adeia.nte como "subsistemas" o "sistemn..s regionales". Lo que pas1ún en cunlquier parte incidiría en el e_quilibrio del concierto europeo. ~-'Xí inlerior t1t~ este ültimo, la consecuencia más importante fue r¡ue

co111e~~!u '\íñá'"i;~~e-;u .c.stratifica«'.ló¡; (fé.po(ler. Siempre fue importante 1rF·cu)iTicidnd-·lccnológicft parn ln 'm'<lñfréstll.ción de poder en l:ls rela­ciones internncionnles. Pero ahora tal ecuación. tendría. una signiíicac1c'>n comparnlivamente mucho mayor. Aqu[ estaría la fuente de dcbilidnd rusa, el origen del poder impactante(Ié''i'üerñá!\Ta., Ji¡. _9gnságriicü5n por unís de un siglo - de la debilidad .espa.iiola, y ln p'alilat~iñ;J" pcrufüa rle pocler de Au.str!n."lmperio Austrn-Ilúng;iro más. t.ar_cje __ _{J!Hl7~19 rR f.

-- . :De-l.i:"re~oTLición-i"nc!l"lstrlat siguen alguna~ consccuendas de usos y técnic<Ís de ln.s relaciones internacionales. La m<is importante en el si­

'gJO'Xlx ·es·"ffi ·trfü1sfbrrnaclón de Ja guerra por f>! industrialismo y el l1.!!_<::J2nal(~:íí1~,--~)'ñ''clesde las guerras napoleónicas' sé ani1nciaba un nuevo girÜ..Loo; nuevos ejércitos serían "nacionales", integrados sólo por ciu­dndanos tfol estado nacional. Hncia el final clel siglo se imporniría la. conscripr:ión obligatoria, que los haría masivos, _)' __ adeiT_lás un elemento integfñTfvo -de la nacionalidad. Su .capacidad t.ecnológicn los harín, pnrn ln polílir;a interna, un factor de estabilidad y de contención tle !ns ten· ciencias revolucionarias. El factor demográfico, aunque disminuye en nl¡;o. ~cr;ttlrín siendo fuente ele poder militar; sólo en el ~iglo xx comr.n­zaria un eclipse mñs pronunciado~ L.as potencias rnnrltimas, con Inf_!ln-

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e¡¡1j-·'::¡.q(~.;hí ·/ :;1~(i · j: ~ , : terra a la cabezli;JieHan ·müJtiplicado su poder, con ei clommio do Jos meCüqs de comunicación mdrítimos modernos y el nuevo carácter de la

~on~~i~~%1t~ª~;~l Íproces~ de 1

toma de decisione:·~: política cxt~·rlor habrfa algunas innoviiclonesl La diplomacia permanecería como una ins· tancia primordial. Pe'ro su ~tatui'fíajada. algún peldaño. Hacia los nños 30 y 40 del siglo icrx se introduce ef us'o del télégr;f º·.y con ello la loma de decisiones se concentra c&n mayor fuerza en ei jefe polílico y no en su embajador, ya ,que el prime~o puede tener acceso a mayor información y en un lapso de tlerripo mucho menor que antes. Después, con el cable, el teléfono y -hacia la última fase correspondiente a esle capítuio­la radio, no harían sino acentuar este desarrollo. Por olro lado, el .el esa· rrollo Q_e,__iqs proc~sos dem'ocrálicos institucíonaliwy~·1.'umenta ¡;-··ín· fluencia de la opinión pública sobre las políticas .e.xfédéfrcs. No siempre como presencia serena: hahta la Primera Guérrn Mundi3l la opinión pública ejercería la mayorfd de las veces una influencia mús bien beli· c:ísta que paéifista. ! 1

Volviendo al ten~a lnici~l. uno de los méritos dei Orclcnamícnto de Viena es que .:_ya .. sea por házañ~· de sus aclores o por.1as clrcu;1slan­cias...-:. .supo· 1hctuir ei desa~rollo de estos elementos La.u. dcs()stobilizu· liores. Duf'ante UD ~iglo no ~e desarrolló otra gt1erra general Cll el eSCC· iw rio europeo, y sci adoptó ~ los cambios a veces cli:a11.1'1UcQs. .. pg_rmilicn­d~~-solamente guerras limitadas y "civilizadas", denLro de lo que cabr:. ElSe~tido de la cfvil!zación' europea petlnanecc. A pesar del rol expio· sivo ele la c:ipiníóri pública, no debe olvidarse el avance de las inquíetll· des humanistas. MáJ allá de las causas económicns, ia lucha por ia abolición de la esclaVitud li.ivo un decisivo impulso debido a las posi· dones doctrinarias de la .opinión pública en este sentido.

En suma, el S~ XIX correspondió a la cúspide ele Ja vigencia del sis tema in ternacíon_al cofriS.12.smd.!J:~ki![conde.rl~'t.lfüli)c"ó~ro---" ··· · ·

" 1

! HACTA EL FIN 'DEL CONCIERTO EUROPEO

'¡ Ninguno dd los :ractbres r~feridos a continuación podía sigrnficnr la erosión Irrevocable ctefconderto europeo. Pero en su conjunto in.:i.rireg· n:_irfan la atmósfera ;de su ;tiempo y sentarían JilSl)r\séS0í.ra un fin relativamet1le caót!cd 09 l4il94 l) de este sistema internacional. -· . -E~úc'fonaiisrno fue una' de ]as grandes fuerzas nuevas ele! siglo XIX.

Cc.mo llevaba a la fundacióh de mievos estados, a veces por la vía de ctcsiegHliññr· a~algüñ-osya exisí.enieS-r'Tu.rCiuía, el 'fn'i rú!ilo· Ji tísfro:-tfíi n· garn r;f:f7i'costn'-parCI3C"Cft-afgurios estados ( Frandn J. S.l!.. exp<insión l <mdría consecuencias enormemente deseslabíliz;~doras en el sislcmn ·-- ·-·--·- -~--.-- r--~-- -- -~~·--·- ----· ---.-------.. ·-----

"' La Iflsloire ... continúa ahora escrita por el mismo Pierre ITcrtottvin. Pero los cu;r.&ro- tomos corresnondicntes a los s\glos XIX y X..X están reun1d·os en 110 solo volumen· en su edición española; Hisfaria de las Rclncio11cs Interrrncianales. Siglo' srx 1r XX, Madrid, Aknl, 19!12' Con respecto a la Cnmhrid¡;c, cfr. el torno X. rlíri\l,1<lll por John Pntrick Tncr trrrry, E/' Cc11il riel Poder Eurapeu tISJIH870J.

l I'

Evolución di..!! sistc11H1 'inten1a.cioual O 99

!nternacionnL Por ello no deja de ser un mérito el que hasta 1914 no iiúbiera conducido a una guerra general.

La. fundación clei m erj9_ Alemán (1871·19lfi) constituyó una trans­formucfon decisiva de em.. 10 e ropeo. El Jrnperio se basó en uno. P.rt1si~ renovada, en una industrialización que harí; de Alen,-ania la ¡)rimera potencia de Europa. Limitó el triunfo liberal pero a la vez 1ñOc1emfaó -eí -cóúservadorísmo prusiano; bajo la guía de Otto von Dismarck se produce en el' curso de tres guerras cortas ( 1864 contra Dinamarca; l!JGG contra Austria y los estados del sur de Alemania; en 1870-1871 contra Francia) la unificación de Alemania.

Por muchos siglos -en cierto modo desde In Edad Media- en el centro de Europa hnbia existido un vacío de poder o unn fragmenln· ción, Jo que viene a ser casi lo mismo. Ahora se forma una nación demográficamenle fuerte, laprimera potencia industrial del continente lwcia· fines de siglo, segura de si misma ( tai vez, excesivamcnle), que se coíiríi;uró' a partir de una erosión (relativa) ele poder de los vecinos. sobre loclo de Francia.

Esto tendría profundas Influencias en el sistema mlernacionaL Mientras Disrnarck estuvo en el poder (hasta 1090), logró reprimir las tentnclones descslabilizacloras propias del ímpetu de un estado joven. Pero a pnrtír de su clcslitucíón -durante ei período "guillenninb", del kaiser Guillermo II, JOfifl.l()JO-, Alemania jugaría un rol arriesgado, amenazador, aunque serfa una exageración atribuirle la responsabilidad Gxciusi\'a en la scríe de aconlecímíentos que condujeron a ia Primera Guerra l\lunclial. Bismarclc creía que en 107 i Alemania babia llegado a su miiximo poderfo; sus sucesores, algo envanecidos por el poder nue· vo, quisieron acrecentar y proyectar aigo parecido a una tendencia hegemónica. Con ello crearon un vac!o a su alrededor, echando por lierra la poHlica del fundador en orden a impedir la formación de una conlición conlraria mucho más poderosa. Y las condiciones serian bas­tante difcrcnlcs de lus trndicíonnics coaliciones europeas.

. Otro escenario Importante lo constituyó la ~...,2~,2,}al y la región de los I?nlcanes. El nucionulismo culturul y político echar!an profundas rnfces como elementos formadores ele la nacionalidad. La agonía clei Imperio Turco crearfa un eventual vacío de poder, por el que rlvrilizadan Rusia y Austria-Hungría principalmente. Es.ta "cuestíón o'ffontal" constiluirla una fuente cie interminables conflictos y sería la chi'Spa que llevaría a Ja confrontación de 1914. Incluso la Sublime Puer­tñliiiuo iírolongar su ;idu a-rtÚi~ialmente, ya que algunas potencias europeas preferían ver u Turqula conservando posiciones antes que enlregánclolas a estados que ncrecenlarían excesivamente su poderío. Esto úllimo se referla especialmente u Rusia.

Er)trQ.)U71 y !!Jl4 no existen guerras genernles, y sólo algunas gue­rras limitadas en Europa, estas-Últimas en Jos I3alcanes. Pero la atmós­fera general apareda no sólo parn la posteridad, sino que.para ·ms pro­pios contempornneos, C9.QJQ.. una preparación para. una gnm ruptura. En el escenario de Europa Centnil el nacionalismo, a medida que se acercaba 1911';-'lenía otrn vírtud desestabilizadora del sístema. El.Jmpe-

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1

wol o E11foqlll'S bdsicos

rio! Auslro-Ffüngnro const!tuín unn. rn.rcz« DHiH.inucionrli en la crn <le Íasinacionaliclades. Ei derrumbe del Tmpcrio Turco ncr.nt.unlJa este pel!­g:ro,-·:y¡¡·-qtíe- algunos ele- sus sc¡;mcntos tenclfan a unirse con otros quo cstábnn bajo el dominio ! no ele! todo impueslo l de Viena. Tambi~n se exn'geraba In rivnlldncl con Hw;la. De este rnoclo, J\lemrmln y Aust.rln-

' Huhgrla c:omcn7.aron n formar 11na estrecha nlinnza, pero que ver!n. reuhirse en contra de elln una coordinación el<' cstnclo.s poLenclaimente más poderosos_

l Al mismo tiempo, existfan fnclorcs profundos que nfectarlan enor­m~:._ricr1ti: ni sis temo. Internacional: el~ en primer lugnL Se hu discutido -y exngcracló- m11r;ho el ro'l-uet··tfr1pcrlallsrno, tanto

·en la política internaclonnl como en el desnrrollo econcímico de Europa. Lo cierto es que hacia líl70-l900 alr;unas potenr.!ns europe;is ( Frnnci::i e IiisL'.:.ts¡sn princípnlmcnt.eJ ocupan tnnto lns zonn..s no estatmé'S" del globo (A.frica) corno nlgunns sociedades nnli¡;uas que no pueden resls­tirfo-lnlrusión de los estados europeos (Asia L Se pueden citar una multitud de causas: rivalidades cornerciaíes, hüsquecla de equilibrios de ~oder, razones ele presllgio, neceslclacl ele materias primas, desahogo de tensiones sociales. Aunque siempre encontramos varias respuestas aprópincbs, l:imblén es necesario inslsi.ir en que no toclns ins naciones ejercieron este imperialismo. 1\lemrmin e Itnlin sólo recogieron drspo· Jos, y In primera no se emiqtir.'Cfo-l1f fue ilirrspodcrosa mediante esta polflica. Rusia prnctlcó un cierto ex¡rnn:;lonismo. I<:stados Unidos, caso aparte, a parece con un cuasl·lmpcrialismo, en el cual las razolles gcopo­lftic~s y de polltíca interna explican con mayor credibilidaci su expan· sión, En todo caso, esJ;.c_em.¡:mk_l'urope_o_l(!r_111i1.n~P9I Q~UpJ1r_ eJ,gJobo e. incorporarlo a un sistema inlr.n1ncional giollal. Naturalmente, otra cosa es er· fort.alecimiento ele una cconomfa mundial, de la cual esle imperialismo no es más que un episodio.

Pero más importante es otrn cara del imperíalísrno. Las disputas coloníales dejaron un rnsg-o exl.remadament.e conflicth·o en ~los'"1'fe!tofes d_cl sislenfa-iriter1-1ncfonnl, y coi1t'rilltiyéroi1 ¡{ crirr,ar Ja nlrnosfera intcr­n"iícional con un aire ele c11fre11ta111í1~11lo irreversible. La sensación de asedio de las clases pollticns responsables de !ns poHticns exleriores resp~ctivas se vio incrcmenl.acta por esla rivalidad colonial.

Más importante todavía, la época del imperialismo ejercería 1111

atra~tivo irresislible sobre ia__s l11nsas · "fncorporacla.5· :í-ia vida polrlica, arque ·no se"rían inmunes l:ls tendencias revolucionarias ruptíirlsb.s ·ctci .:;;octnW;_:r1rn marxis(:l, la grnn n11eva ldeologia clei mundo moderno. De efill¿j:rlodo la cnrrQ..UL p_or las colonias se revlslíó de un cnnlcler erilo­cionál que lir11itó la acción más' racional ele 1nuchos nparalos diplomá­ticos; Además, éste no era un fenómeno desvinculado de lenclcncias ideológicas afines, como los movimienlos "pan" (¡;cnnanismo, eslavis­mo. -'·),el socialdarwinismo, ci vrrnf~uardismo estético, el nncio11nli.smo comq ideología, el racismo y el nnliscmil.ismo. En su sentido de "orr.n­n!zación", estas tendencias no reprcsenlalmn en general más c¡\tc 11

pequeños grupos. Pero como contribución ni "espfrltu del liempo" se infilt~arfan sulilmenl.e en la mentnliclad ele lf\.s respectivas clases poli-

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/;1•0/ucid11 ,¡,.¡ 5Í5/<'111tl i11fcrt1r1cior111I Ll 101

Uca~; y de 1ns grandes n1fl.c:;n..s, de rnodo que las coLfrontncioncs in l.<:'rna .. cionalcs sufrirírin una cierta inflexibilidad por el -::arácter moral (y

moralista) que se les atribuiria, de modo de hacer cada vez m:is difi· culco~;a una transar:ción en las sucesivas r.risís que experimentó PI sis. tr:nw intcn1aclonal Pn los últimos cuarenta aíios antes de l!ll·1.

En este senliclo, hny c¡11e ciecir que el nrlliJieol~sls si: ..'.~i:l!:.:!!16 en 1:1 configuración de dos grande<; bloques de alianz.ns entre, ;_iprnx111rn­cT:ilnente, 1090.rn11: -r;-or una iJarce;ta ~~ªJ.~~-4.!J!°Jú~1n-ía, j\;;:.;iría­IIu11gr1a e Ilalia (que desertaría de ella· en !Ul1) y, por la otra, l;\'fríplr: ~e:-;;0;1 F;.~;1cía~ii.usia e Inglaterra, que al fin tuvo qlresiiflr ~le su aislamiento, que ya no era tan "espléndido". De este _111cJclo, C'Jl_i•¡¡rn'.a uo pilz se presenció ya la desaparición ele! sL-;tema multipolar y--·fa ! CIÍde-ncfa'afa·CQllSéiJída'ciOÓ. de \lDO bi pülnr:IQ que-i\titJncíilí:1a··1;\--gt!P­ira, rrircnsa y pasioí1ai, -qúc 5epúltaría la preeminencia europea en ei InlllHlO.

Finalmente, en este periodo se da el surgimiento de dos~os'irrtn. ·r-e::!Pen el escenario inlernacional. Estados Unidos es. ya desde e! punln de visfil de Ja "cantidad" ele pode;-('l¡;{ioniblé, iií primera potencia ciPi

m1mJo después ele 1900. Pero su doctrina de política exterior, en la mcct:da en que la tiene, le d-cmancla unn actit.ucl "aishcionis!.a" Por ol ro lado los principíos morales, que csl1í11 muy vivns en sus ti :Hlii·irnir;, dr. cund11da ante el sistema i11ten1acíonal, se acornodnn a aclil11dros lllll)'

pragmñticns en su entorno imnedinto. Pnr lo dem:ís, caso pr;ídic~111H'nte excepcional, hasta la segunda mitaci del siglo xx su exlslenr!a n:H:ion~ll

no e·;t;iría jamás amenazada. De allí que pueda barajar ]lasta comíi·n­zo:-; de siglo 1ma política cnorrrlei11cTile i11oralista y r.normcmcntc prnr, mnlica lado a lacio, casi sin percibir la lensii:in entre arnlJas. S11 nísfa. cionTsrrio; en todo caso, tiene límites. ~n el nrca de Amcüca C(!ni.rnl y del Caribe _lleya a cabo una política cunsLimperíai'. Y se conduce crm u11~n'i:tícfo sentido geopolítico en el Pacífico, chocando :va mny ni conJPn zñr-i?i ... síglo con ofro actór emerge'ni.e~ -el Japón.

Es le pa!s corresponde al tiníco caso en J\si:-1 en doncle J11 inl r11sir'J11 europea desde mediados del siglo x1x provoca una rcacciün lnmr'llialn ele' .. i:wdernización de parte de sus élites tradicion:dcs'-.Japón dcs:irro­ll;~í;! Úna poliffca con la nmbición de crear w1 imperio Ci)mo r.1 de ;ilgu nas pote11cias europeas y ser aceptado como par-por aquéllas. l'or r.i !110 menlo S1:.:J?_f?~'._p,_'. seri;l limitado, pero ya Se desi.ac:iba pnr Sll singularidad.

L;:is tenclcr¡<;;jasJi('liGi;;la:; __ y_ milit.arist:is no ya de p;o;!.aclo~;, sino como c!esarrollo espont:íneo de importantes sectores de la optnión p1'1lllica, tienen su contrapartida en un tímido nacimíenlo del pacifismo. Algunas tcr1dencias son de tipo élico-llumanista, otras de tipo revoitwin11:uío, que E:n algunos casos anuncian una modalidad dif Prenle .PPrO ele no menos implacable belicismo. Pdr ol:ra parle, el :11·ance d~! derecho int.<'r­nacion:<l en el siglo x1x lle1·ó al nlumbramicnlo- de 1111;1 seríc dr. antr-rdos inlernncionalcs no polí!.icos <postales, de comunicaciones flttvínies, rk l e~(? 'llñi:Ian vislu!llbrar a las futuras organizaciones inlernacionaiPS In­cluso hubo algunos intentos falliclos de planes ele desarme. Estos ult.i-

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tnos ft¡eron lmpor_tantes más. que por su concreción (nula l. por sn sim-ple aparición en el escenario:universal.11

' . ; : ' ¡ ' i; ~ ~! ! : ' ' 1 '. . , , r , ; ! ¡

LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y L11 DESPOTENCIAUZAClóN DEL CONCIERTO .EUROPEO

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La guerra fue el, result~do 1de tendencias y tensiones c¡ue se habían

áttmú11Itto-pdtT-tfrgu9:remp~:'l'ero"l:tifütjiencünsfrtti%'--rmrci:rcrnse po!TfiCaet"'cfü1eorinTñ!a·-éiíñ1°1anza en--el iñapelabJC aviüice y triunfo- del "p_rc¿gi::eso" Y, de los' ºi.r:l.lores llumahístas de la cultura cosmopolila curo· p_i::a. Este hethó no está en absoluto desvinculado del quiebre del sistc· nia lnternacioi;al. '. .. ! i

Pues, en primer lugar, si la tendencia a la bipolaJjzacíón del sistema internacional va. habla acerit'uad.o Ta-inestábilidad, la carga emocional c¡t~OirÍpañÓ el 'estallido y; las prim'Err:-ls""efá¡)as -ele la guerra se con-

• . ,, . • 1 virtl_ó en un factor agregado ,de ese quiebre. La guerra iba a ser breve, pero se extendió entré_.lQ.liJ:,.l~~: Al comienzo fue rc·cibida con una explosión de· jübilo qúe al.Jarcó a la abrumadora mayoría de todas las capas de la poblaciód europ1ea en todos Jos estados involucrados. Ei fenómeno tuvo relaclóh con los procesos ele clemocrali?.ación, en cunñlo la <?Pl!:!.!..9~.R~-blíca tenía rná~ influencia en ias decisíone.s ele· poiíl1ca mternacional. El clima de carácter belicista abrió paso a odios y a una téndencia a introouc1r et pnnbp1Q.QefexUfrmi1ii:O e!1 las relaCÍ()l1ús entre los esfados ... eiie!nTg°c)s, 1· auñqub· ncl"sea-níirii qÚe pcile11ciüTfii"cnTc¡lür el '- ' 1 rn_omento. LbT1!p1rratós de propaganda de ambos bandos ayudaron a

profundizar el foso que separaba a los puebios y con ellos a convertir a ia guerra en inmanejable cómo acto político. La dirección militar del

¡ . - . . - - --· -- ---conflicto pareci9 impor1¡;r su¡ Jógica a Ja dirección-polítlci;· con lo que se desvaneció toda posíbílldad de limitarlo. Para los Alinclos, F'r:rncía e Iñglnterra. las "potencias centrales" e Alemania, Au~lria·Ütingria: Tur­quía) aparecian como despo~isinos militaristas, aunque los primeros tenían la incómoda aliánza de: la Rusia zarista. Los segundos -víctimas de una propaganda en genetal exagerada- desarrollaron nn<t ideolo­gfa de la defensa hacional, apoyados en los inicios enlusiastamcnLe por los intelectuales, pero 'no podrían ofrecer una creencia más universal para competir' con las democracias occidentales.

~~_seg~n?~ lugar. ¡a p.rol6ngacíón de la guei:[email protected] estrat('.~ia mililar

n Como· aritcs, y para: los ndñpile·J que vícncn se rcco1nientia g¡:;11ai11:1entc a !1cnnm'¡ti.._ De fo Cambridge, en su ed.tclón en español prir cicrlo, h:ty- que ver el tomo Xf dlrf¡;iclo por F. H .. Hlnsleyj El Progreso Material V los Problt:m,1s M11mliafes r 187(} !.r.'1-.VI. También el lomo XH. que ashnis.mo vnle parn !ns aeípitr-s poste no res, rlirJ¡;roo porr C. L. Hownl. Los Grnrides. Con/tfctns Murrflinlcs ( Jif9S/190f-¡;9¡5 r P11ra el clima d'<r i'ci'cas suscllndo por el imperfaJL~mo y la influcnda rlc las fdlcolo~ias ratll­c:t~es ;nm:t!em de 191-1, dr. Hannnh ~rendt, Los Ori9enes riel Toca[f(arrs:ma. Madrid, Alianza:,. f9U1, espec!almenté tomos' 1 y 2. Sobre el aspecto di¡>fom;lltco del: origen de la. g;ncnr.a queremos referirnos: a dos: clásicos que a veces se- eocucntrnn en bfüfíotmms. de nuestro continente:· A._ J!. P. Taylor, The srniqg-fe fa'IT ,Unste.ry irt E1irop1!;. 18.f.~'1918, Qx[ord, 1951; Lul~l A·l'Ocrlinl', Tlze Orfr¡ins o.f !he· \\:O'l7 o/ 1914, tres tomos .. illS-2-1957, Por otro lado. un libro· f.:fullmente rlisponihic. WoU¡p1'n1r I. Mom-111,;en, !Ur: Gpoc<t del lmperlaffs-ma. ¡ Eu;r.oprr J:BifS,f!lI-~. Mad.ri-c.1'_ >.ig-ln X-X.TI,. lffíl:li.

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Evo/11ció11 del sistema ir1temacio11al f] 103

i.r:iepta, ;-1 des~~T?llo inaudito ele las técnicas de triloración militar y el Q.¡¡1Jf[ag10 blo1og1co de una generación europea impusieron un tremen­do sacrificio y una tremenda impresión a los- coillemporáneos_ :Allí se hlrió ele muerte a la vieja Europa, y la sinrazón' del conflicto para muchos, como la fanatlzación contra los "traidores internos" para otros muchos. produjeron transformaciones profundas en la legitimidad poU­Uca. Entre otras consecuencias, la relación entre guerra y paz parece ser que experimentó un punto de inflexion: aunque la guerra. en nóm­b~~ de la paz sigue siendo una presencia en nuestros días, por Ótro lado la experiencia ele la guerra como algo normai e inevitable ha sufrido u!~ª deslcgitimación a partir de entonces. Al menos se pagaría un tri­buto a la retórica de h paz con posterioridad a los días de Ja "Gran Guerra" r como se la llamó entonces), y ningún conflicto significativo serla saludado, 11 partir de entonces, como una salvación en sí mismo. . En tercer lugar, !3;,.~1erra fu.e_ .'.',nrnn~l". No sólo porque Europa involucraba ni mundo, smo tamb1en porque el mundo se unificó en un sistema de emociones único. La guerra, al demandar sacrificios tan inenarrables, y muchas veces incomprensibles para ias grandes masas, demandó también nuevas jusllficaciones. En este sentido existe un cia­r.o i:~oceso de l.d_~)_Qgl~<;ti;Jó.1.1.de.J~c:-~~1_?-.![ª· ·e¡1 cUantó-que su nueva legi­l1mwad está representada por doctrinas supranacionales, que le da­rJ.an gran fuerza (y en cierto modo salvarian) ¡i un grupo ele aclores, los Aliados. Este hecho estú vincuíaclo con el ingreso de Estados Unidos en la guerra en 1917 y con su liberalismo aÓlicado a las relaciones inter­nacionales, privilegiando retóricamente los aspectos de democracia y ante-determinación nacional. Por otra parle, aunque no iníluiría ·de ma­nera inmediata con ia misma fuerza, ia ~~voiucíón Rusa ayuda a ideolo­gizar e! couílicto_. gracias a su nueva inter!frClaffóñ ae Ta gu-erra ínter­naci~_i:i_al como guerra civil internacíonal.-Los nombres de Lenin y Wilson --el iíder boichevTque y el presidente norteamericano- están indiso­luhlcmcnle ligados 11 este proceso.

I~n el choq11e de voluntades y ele resistencia, a la postre los siste­n:_:i_s clemocrúlícos demostraron ser más vigorosos que los sistemas auto­r~tn rios (Austria-Hungría y_Rusia, sobre todo; también Turqttía, aun­que es un caso aparte) o_ monarquías semiparlamentarias, semiautorila­rias como. Aiemania. El dc-rrumbe del zarismo, y con ello de un camino "occldenlal" para n.usiri~ tendría hondas consecuencias. Pero el fenó­nu;:no _c¡ue en el curso de la guerra produjo mayores transforn{ociones fue el ingreso norteamericar1o al confliclo. Bajo el liderazgo del presi­cTCií1e Wilsoli ( 1!Jl2·1921), Estados Üriiclos roi11pe -su aislamiento y pe­netra en la política mundial dispuesto a participar en la configÚrnción d~l futuro sistema lntcrnacional global. Aunque ya desde !9H se había compromeliclo económicamente con el conflicto, fue un vuelco ele la opinión pübiica y \lila suerte tic sul.Jlev;1ción moral la que lleva al país a.involucrarse en el conflicto y a una resolución "democrálica" del mis· n"!._o. Esto le olorgaría a .su participación \In carácter de cruzada, a la que, .s111 embargo, y en dificil coexistencia con lo anterior. se añadían motivos geo.12-olil.icos que se anidaban en parle de la clase política nor-. 4

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!0-1 O Ir11foq111·s /l<lsicos

fe::11ncr(cana desde comienzos ele slr~lo. Corno los Aliados estaban ngola­dos en ~ 917, ~e puede dec}r que ja_~!1tcrvcncit'>n norlcatnericnnn decidió el resuifado ele ia guerra. Por primera v<!7. en varios s!gios, una potencia extrneuropea -aunque salida cie Ja cultura europP:i- fue decisiva pnrn la resolución ele un confllclo en el interior del ;,i~t.emn lnlcrnaclonnl europeo, cuyos aclores -ahora clespoicncializados- ya no se bnslaban a si mis'mos pnrn configurar un sislcma inlcrn;iclon:-il de alrance g!obai. También prnscncinmos, aunr¡uc tm!aví:-i limil.adamenle, Ja penetración ele crecnci:1s en el sistema internacional que terminarían con su horno· g~neic!ad y le darian --entre olros rasgo.~- un cnrndcr helcrogéneo, de acuerdo¡ con ia cleno111lnnc1ón de nnymond Aron (ver Cnpftulo 7). 11

EL ORDEN DE VERSMLLES Y El, \!ACTO DE l'ODF:R EN EL SISTF:MA INTERNACIONAL

Ln Pnz de Pnrfs 119J!J) constituyó In serie ele lrntnclos auc los vcnce­r!Or~rra firmnron con .cnda uno cíe íos vencidos~ Pero es más conocida por uno de esos trntaclm;; el de Versnilles, concluido entre Alcmani:i y los es! netos vencedores El "Orden cl1, Vcrsail!cs" corresponde n la. situación íniernacionai e11ropea.-·~;·7;C-1'.(,Tfere nl predominio ele los vencedores en Europn, Francia e I11r,ln!rrr:1 e11 prlmt•rlsimo lugar, y a stls-·visfones diverr,entcs ncc"rcn del senLido ele rse "orrlrm", quf! n1:is JJ!cm t~rminó siC'wio 1111 dPsorclen y un nn11frngio cnsl sin paralelo en In historia. '

V~::_s}illes, corno simbolo de Jos Lr:ti.ado:;, )¡;¡ clcj;iclo 11nn negrn memorin ·tras de sf. .En Jn Jiteraltirn se Ir' 110111l1r;1 cr!n10 un r:Jcmplo de cómo 110 se debe concebir un trnlaclo de pm;. El Lrntaclo 110 estuvo en la lracliclón del concierto europeo, en cuanto n~ITnTln fa íí1dusión más o menos fluida clcl vencido en el s1stenn de los vencedores, como lo_ fue el Congréso ele Vicnn. y· tanij1oco se !ratrí de una p:1z "cartn­glnrsa", que condujcrn al clcrrun1\Jc 1.oln! riel vencido. n .su impotencia c:omo nclor del s1slr.ma, como scrfa l'fl lfl.1;, r--:slo es v<ilido, por sup11es­to, sólo si hablalllos en el plano ele Ja cfic:ici:1 de una paz, y no en Ja de su moralidad. Versailles impuso no poc;-is :irbilraríedaclcs y nlgunos abusos territoriales, políUcos, repar:ir:ionr.s eco1Hirnicas difíciles de obli­gar n cumplir. Parn J\lemanin si¡;niflcü el cnsi tol.a! desarme. enormes reparaciones eéonórnic¡¡s a los ve11ccclorr~s. ocupación parcial rie su territorio y re•.;onocirnienlo ele su culpnliilidarl. Desde ci punio ele vista de la cfectivíclnd, hHmilló pero no nplnsl 6. !'ero t.<111Jpoco fue una paz imposible: Originalmente se pensó que la Socirclncl de !ns Naciones harfa las vece~ de una lnslanch co11cili:-iilora; pi:ro la nusenr.in de Esla-

t! La bJblior,r;"tfh ;1ntrrir1nni;nte citnd:-i v:d1· lr.n1bi1~n p:n;t r~slc irina ScSto c¡uc· remos ;ir,rcgnr un p:ir rlo lltulos de nhra~ rci:itivnrJJcnlc ns!!!¡tliblcs. D. S. Lidrlcll !Iarl. 111.<tory o/ thc Fint World l\'nr. Londres, l'an llouk;,, l07fl, es un cl:ísko en la m:itcrín. H; _.Stuart llur,~1cs, Historia ríe Europa Co11tc111porá11en, Snntiago, Etlilo· rml cJrl Pac1f1co. inr,G, twnc \•nlor, cspcr111!111Pnlc por ilal>N sicio lrnd11c1<lo v publicado en nuc.,tro medio. ·

E1·0/11CÍ<Í11 dd sistema i11tcr11anrnwl [.J 105

clos lln1dos. la potencia inspiradora, l3. convirtirS en sus prinll'r<>s _v q:ii­z<ís cruciaies años ( ID20-l923) en tl!l instrumcnlo ele la polílic:i. frn1wr•s:i. mucho menos rlispuesln a las concesiones que la inglC'sa v J;1 nortr:mir. ric:-irrn. l\dem:'ts, n! comienzo, Alemania f11e cxcluidn de J;~ or¡;aniz:wic'>ll.

DP este modo el sistema ínt.ernacionai se arUculr> en dos seclores. Por unn parle, en los esl:1clos clel stalu quo, Francia e I11glalerra soli!l' tocio, y los estados revisionislas, Alemania. y la nhora Un ion Sov1r·I ka en prinier !ur,ar. aunque sumnmente dcspotenci;1lizados. El conflido fr:rnco-alerrnín se cleslncaria corno el problemn cie las reiacionrs íriler nnc1onales. y asl lo aparecería Laml)ién para sus <Jclores, mieni.rns que Ingialerra lnlcnl;iba un cierto rol mecliaclor. Pero desde nuestr;i ¡wr:-;pioc liva, y p:-irn no pocos contemporáneos de mirarla penetrante, 0110 si[.!ni­f\có una grn,·osa distorsión de ias persper;tivn.s. Para entnHlC'r rl r:on­tr•xlo en el nrnl se dnbn ese conflicto-eje, tenemos q11c ponderar a Jos nclores ele! sistema internacional y a sus conductas.

En el interior ele Alcmanía habla unanimidad aceren c1e la llC'<:e­sicbd de revisar Versailles y devolver ni país el status anlerior; h:1bín clivergcnr:íns sobre el méiodo y los a.lcnnces de la revisión. En Frnncía llabín 1111a11imiclnd en el uso del .tral.nclo y de la Sncicciacl ele !:is N;icin­nes corno instm1dns de congelacíón ele ln sil.uar:íün del mon1f'nto. Se percibía el futuro como evolucionanrlo en r.ontrn de las pro!Jnl>ilid:1rlrs de poder de P;irís. !'ero mñs ;1ll:i ele ellos y aunque l.nrnhif'n girn11rto en torno n estns posiciones, los diversos actores t'fectuaron s11 propia evaluación de las clrcunslnncias.

Q11<7.;Ís el_ cinto clave que permite ent.rndr.r el vacín de pocl<'r rn f'l sistema internacional ío constituye la· política lnícrnnciori:>l de ll1S

EE.UU El presidente Wilso11 fue C'l gran impulsor efe la Spc:ir'.rl:ld ele las Nndones, que recogin variadas tendencíns mtei;nacio11.11ist.;.ís'-~tci si[iio -0x;··)~que estnbn pensada en su origen r:orno una orr~nn1?.~ción medinclora y conclliadora entre vencedores y vencidos. pudif'nclo ser 1111

dcctivo agenle de paz en el mundo ele la posgllcrrn. Pero el .')<'n:ido nor!eamericnno -gunrclíáJJ de sus prerrogalivas constii.11cwnalcs y rle i<Í t r:1clieión nlslaclonísla- rechaza la adhesión ele EE.TJU. a ln orga-11izací(ir!, respondiendo así las tenclencins más profundas de la poli! íca exterior ele s11 pais. De esla manera EE.UU. regresa a una :1cl il nd aislacio11istn y no intervendrá en la política europea, s:-ilvo en as¡wr-Los r~lalivnmente marginales. No se t.raln de que EE.UU. no intr:rvengn Pn rl inundo, Sóío de que In hnrd ele ac11crclo con una definición esl.rn:fl(l rle sus lnl.ereses, corno en J¡¡ región de América Centrnl y el Caribe, corno f'11

el_ Pacifico, al punto de enfrentar una creciente rivnlidacl, tensi~1-i1 y enfrentarnicnlo cor!...]i1J!Q!l_,_g!!e __ culminaría en I'ear! Harbor, Ilirnshima y Nagasakl. Intervendría Lamblén, ocnsionalmente, ele manera no sislr· niñlíca, en ei ordenn!lliento ele las finanzas inf.ernacionales <Pln.n Drtw<'s ! r¡z,¡; Plan Yo1mg, 1928, de regulación ambos sobre las reparac101ws ·;,; préstnmr:is de guerra). Cuando lo hizo en este fünbito su actuación rnsi siempre f11e constructiva, y permitió echar las bases ele la tínica all.er­nntiva íntcrnnclonal nl dcsnstre que aparece en este período, el "Espí­rit11 ·r1e Lnrnrno". Pero para muchos historiadores C's precisamente l:i

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106 o .. ' _, ¡· .. ; ¡·

' 1¡ ;¡ . ¡ l ' " ' carencia de Una'inano regulativa en Jos flujos mundinles de intercambio comercia[ y iimmciero lo quk explica la profundidad y prolongación de la Gran Depresión (hacia 1920-1939)_ En esto Estados Unidos tendría una gran responsabilidad,! ya qu~ una gran potencia no puede definir sus intereses ,de manera; estrecha, y aislarse de las fuenles ele conflicto ele! sistema_, internacibnal. Sll sistema internacional es global, y en el sigio xx eUo lmplica a lodo ~¡ mundo. El aislacionismo norteamericano

l ---~--------- ····· --no fue más que un espejismo que cubrió un intervencionismo eslrecho de rnlr'ás, hasta 'que: en Pe/ir! Harbar el sistema internacional se le presentó en su formtl más ~ruta!, como una guerra a la que no podla sustraerse_ ' ;. : · 1 '

. La ap~riclón;d_e ia ~íi~;_i_en. 19~7- (aunque este nombre solo lo recibe .de manera o la 2) es el otro gran acontecimiento de ese año. Triunfa una revolución de nuevo cuño en la hisloria euro­pea, que tennin-a .. cor(e1 gobierno"tamcanIClfnpari.fr1o, y no como antes, con una sintesis en-fre J()" antigffoy-lo nuevo. También se fu.!ltllL!J[l P~sJado con "potencia de ;conversiónl'. que puede apelar a leal~es'"más allá de síis fronleras,'y que ve su sentido de existencía en la prbpagación de la revolución m~ndial, como lb creia su fundador, Lenín ( l 917-1921) en 1917. Después,. al triunfar la revoluélón e-n Rusia, pero fracasar en ei resto de Europa, Lenin y los· bolcheviques trasladan la concepción revo­iuclonarla al plano internacional hasta prefigurar el resultado ele esa revolución mundial e'n un conflicto entre eslados. Fue una revolución contra la letra del rnarxism'o, pero dentro de su esplrltu, que llevó a la construcción de un nuev'o modelo de dominación polllic<l, qne en algunos sentidos no ha'.sldo más que el renacimiento ele antíqulsim::is formas de legitimación del poder político. Pero ha mostrado una solidez notable en un mundo de legitimidades cambiantes.

El nuevo estado tiene que sacar a luz una doctrina, ya que el mar­xísmo,e~ g-eneral~ n(í-consicieraba eCpfobler1m.deiií.5--r6r;¡:-c:ro11cs- inter­nacionales. Asl cree que, a 1 Ja espera de Ja revCíJucioú- i11t1nc1n-tl, debe esperar su propia consólldacton;aDSferiteiiaüsccfe-fi1grcS.-1r en lapUl:ítíca rnundiat y no cooperando .erl 1a configuracion-c1er _:;Ji!:CI!TIT~rri:'l.cionai europeo. Su doctrina habla! de la "próxima- guerrn imperialista~. que presmitamente las potencia1 "capitalistas" llevarán a cabo enlrc sí, Y que podrfa conducir a una nueva etapa revolucionnria. Tambíen se habla de una'posible guerd contra la URSS, corno clel "cordón sani· tarlo" que Occidente le ha irnpuesto. ,,..---·

Pero la realidad tanto propia como ajena habla de olrg, modo. La URSS rápidamente, a parUr· de 1921, regularizó sus relaciones clipforit¡-:--­ticas y r..oiúercillles éori 1os' paiSés-europe0s:-soro-ílei_1_íoriifl1inl'ú1s-ta19:33 las-iefadones · cori los -Estados Un!·dos~ debido n disputas e:n torno----¡¡-­v1cjas de:udns, pero las relac;:lones cornerdales cnlre amhos, estados se­rían norma:les. Ahora bien, l\n Fa medidq eIJ: __ q_ue l\,1oscú llev6 :;i.. cabo una poJit~_e:;cterlor, lo hizo en duanto es.lado "revislornsla , conm• perdedor

.-9.~__ln:. ... ©li!rrn. En -ese senticlcClanto por motivos políLicos·-..:.:.:1jfircffdas terril<mriules- como por tazon-Bs -c1oc.trtifürit1s·-~mr.1m.-·Hanrrhrq-Jerirrlis­ta"- dli?-~mO..eiiémfgs> riú.merrnr un-o a:l "íi11pirn~ilí~ni_o <l!;rgJ10:.tr~r~_cés",

------·- --~---~----_..:.

r~:~:;:§Jt:;;~.r:1: .'.ii ,~": ~:~J}~m1~; ¡nrr~ ii}i.;¡~uti-ff~:i-tJf-~_:-,f:ü-il. ~~~:~~;·~~ ~; .... fI;: L:: ~ _ ; ~. 1

" Evol11ciótr del siste111h í11temacio11al O 107

o s~_a", el Qll1en de Versailles. Asi'--en la mecí ida en que se manifestó como lñlegrante CfCTofCienTñternacional, toda su politica concurrió n debi­litar a las polencins occidenlnles. Fruto -de-ello son los Tratados de Ragall~fl922i Y ~_p~rlín Cl92G), con Alemania, que reanudarori '1as relaciones entre ambos estados, y que acompañaron al proceso ·ae acti va interrelación económica entre los dos paises. Para entender el clima político de estas relaciones, hay que señalar que en Berlín eran los sectores conservadores y "rcsLuurodorcs" del ejército y de Ja burocracia quienes promovían esta política, y que eran criticados por los social­demócratas, el pnrtido mayoritario.

Ln. __ J2Q.!ilica exterior_ soviética era dirigida por el "Comisariado de A!i_untos Exteriores", y represeiüafo sóTo--ulm cura de la misma. Pero como p~lencía revoludonuria, corno -éentro de l.Ína fe universal, que­ngrupó nurnnle los primeros 30-'10 nños de su existencia u la inmensa muyorin del marxismo (sin tener en cuenta al socialismo de Ja Segunda Internacionai l, el entonces muy real "comunismo internacional" tn.rn­bién tenía otrn organización que representara esta ftiz. f:sla seria el "Q~t:i:ínl()_:.::'._'._o TercerQ_J!1:~E_n_a~~9_nal __ QQ!D_11.n.!§la (1919-1943), que reuñra a los p~rlidos comunistas de todo el mundo, y que del:J_ia promover le. revolución. Pero esto serla cierto solamente en los primeros años, no después de 1923, con la excepción parcial de China. Bien pronto el II}ag!1.t"l}sn~~ _c!ei ~?lema soviético servirla a Moscú para subominnrel C:>~1.:1~f1 t_::_::n ~l_;'.~_.1:1e.SOe~i:Ci¡¡de~~ ~de-r(i::Ji()lTJ.Tc["_~~t~jfor-sovlétlca, río siempre cc:_lncicl_()nles -n veces contrnd!clorias, como Cfür-anle -ra-gu€fffü civil espnjíola-, con las de los movlmlénros ·rnvotuctmrarl6s. ·:sxísfio otrn ventajn ele la po1Tticuexterí6Tsüv1e1Tca:""EITnagnetiSri10también se exten­día a sectores liberales en_ Occidente_: -!;:l"unca Iu.e-·tun--po-P"tl:hrr:::l:a URSS e.n Europa como e11 lo:; ,uiio.s ~9.L:J.9, !i!l. )¡¡ época g_~LJrrit_ri~Ücidío y del "Gran Terror". · - .--· ---------~,=-----~-

-UCtüdas-~1~anerns, hasta ¡93.¡ la unss no consideraría necesario c.<;ms.titui rse en un actor JegitimocteT--Sistcrría-r(1W:f!1lfC'.lonar:--surmpor­tancm p~ra el mismo aguardaba en silendó el paso ·cre-1 tiempo, y en e~() _se11_~1do su polllica inlernacionul tiene una cierta correspondeilCTa con el a1slacio11isrno norteamericano. ·Desclc--Pedro-er-Grande Rtisia h:lbfn cónslituído un acto~ dé ·Ía escena europea. Su falsa a~sencla nyuclarfa a conformar el escennrio de vado de poder que caracteriza al sistema internacional de esta época.

En E1{:·opa ()r)c;J1lal y en la zona del J-?áltic;o e1 ordenamiento de posguerra ¡rrusrln'c1o é1 'ñacimíento de una~~ Estados nacionales nuevos, producl?s de In ~esintegrnción y /o derrotas de otros mayores. A veces profuncmmente nvules unos de otros, aproximadamente .. sub­desnrrolhidos" (dlrlamos hoy) la mayorfu de ellos, con la excepción de Checoslovaquia, y de lamuño mñs bíen pequeño, no podfan con­tribuir n equilibrar el sistema internacional. No podían tener iniciativas 1ndividunles y depondlun de un cierto clicntelísmo de otros .mayores en su ncluar irilernacional.

°§.!LeJ__mundo_ ~()_lonl_<:il nos encontramos con cambios no menos tras­cendentales. La Jntruslón europea habJ? __ provocado en .. algunos de ellos

.. /5-..,

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ÍOS O Enfoques lidsícos ~~~~~~~~

tea_cc!ol1es vl<¡cer:~leo;, P!':.1':() que frente: a l<LS técníc1s y n ín orr.nn1zac1ón europe~~ no tcninn poslbilfciiidés. ·J\·füy üHerente fue cuando Jns 15lites !_ocales ;adoptaron la mentallcfaéf y las iclcolo¡;in:; emopcas para inter­pretnr SU circunstancia histórica. lle eslc modo, c\¡•sclc los f\ÍÍOS GO P.ll la I!.1_C!2ª se formó un movimiento nacioil.:ílisTa e ·rñ¿1c-rfr~11clr.ntistn, y- desde comíCñZOs-l\e sfgkí se'Toríjl_ó"tin 1novimicnlo Cll China que lrnscaba rom­pe'. la hegcmo11ia occiciental. A.si sucedería en muchas regiones cíe Asm, incluyendo ai dééndentc imperio Lurco, lanto r.n Turqu!a misma como en las sociedades árabes dominadas por el!:1 o por lns potencíns europeas.

La Primera Guerra Mu_ndlal :i.cclr!ra e l11te11slfiGn este proceso por vía de dos ínfluencias. Por unn parte, la gncrra clebilitn la capacidad europea de t!mplear recursos en el dominio o lnlluencía de ins reglones eolonizf!das o hegemonizaclns. Por la otrn, como ia gucrrn se ideologízó desde ti_n primer lnstnnt.e, y ello se !ntenslfica exponencialmente con e! ingreso de EE.U-U. y In íl.evülliclc5n llu:-a, las tloctrlnas con que se comb:lt? en Europ:i. no se clcj:\11 llni!Lrir rif conUnnnle europeo. ~p ___ s_e pod!n combatir por ia autocictc:nni11ricit'.111 nacional para Poionln y Bél­gica, y cleneg:ula n China o n fo India, ni menos a Jos oios de las élites coloniales. Como tantas veces en ln historia, el proceso" venía de todn.s mnr.cra.s, pero ln guerrn Jo nccnltín f'n dimensiones no s(1finclns. Mns todnvfn, ln empresa Imperial pierde IP¡~lt!mlclncl para la c:lrisr. poHtlcn Y In opl'nión pública europea..s. Ello se vr.r!a en ln enérgica repulsión que provocó la anexión de Etiop!;i. por pnrte ele Italia b<1jo Mussoiini (1922-1943), en 1935, y frente a ln pol!tica jnpon('s:-t en China por esos mismos años. . Ln fndln se _c,:onvicrt_e en un <lo.minio co_nfl_i~:_tivo riara In¡'.laterrn y-¡

China se vuelve rnmane3able p;i.ra ins potenclas puropcas, y:i. a partir de i91i. Pero la v_ercladern climensit)n clei probicma chino se plantenria ( recién después de la guerra. Fruto de ia dr.spolencializacir)n europea es ia larga guerra civil china, que se inicín L'n Jos arios 20 y sólo con­cluirín con el triunfo ele Mao en !019.

1

_-!_ar?:r:i_,_J' caso aparte, aumentn su ambición imperial en Ja regir5n ...­asiática; y nunienla -tamblén su confrontnción cliplomállc:i. con Estados Unidos.'.La c!_ebiliclad_ f_r_f!!)_<::OJ_J_1:i~¡l_nica __ e_r1 ia rcp,_i_:Sn es aprovechada por Tokio para desarrollrir una polllíca ndiva y expansionlsta que obeclece a úna· tendencia iniciada con Ja renovación del Japón tradicional hacia mediados del siglo xrx. Japón vive, en la mentalidad de sus cuadros dirigentes, la historia bélica y de clelimil.ación tle lnflucncins que Ji:uro-P'I desarrolló a lo lnrgo de siglos Además, la rápida trnnsf ormación japonesa con la Reslaurnción Meiji ( illGll-UJ 12), culmínn con una explo­siva síntesis entre los valores ·heroico-feudales y de aclornción n un poder mitificado, y los ele una occicl1mta lización C'COnomica y social que haría del pnis una potencio. regional en el Extremo Oriente. Por sobre una estructura constitucional al estilo curopro, las inslituciones japonesns se hallaban fuertemente influirlas por lenclcncias belicistas; sus representantes provenían de 11na cnltura c8pn7. de producir una abnegación admírnble en sus mierniJros, pero que en el entorno clel si·

E"ol11ció11 del sisrcma rn1n11,-,c10•1<il íJ 111'1

glo xx !lr;v;uí;-i nl pa!s por un derrolero que finalizarin en IIiroshimn y Nagw;aid.

ne todas maneras, la expansicín japonesa, favorecicb por la deb1-lida<l de las potenci8s europeas en Asia, mirada con hostilidad por el gobierno y In opinión públien de EE.UU., se malerialiwrin. cnnflictíva­menle ~!11 la década ele 1930, en i\fanchuri:i, primero ( J 931), y clr:.~prn's

con la invasión ele! res lo de China ( 19:J7), convirliéndose en una larga ¡;uerra . .Japón no esgrimiría, en líneas generales, una "icleologia nntioccí­denlal". sino que al menos ha?.~~}9.~_afl_()_:'!_~!:.einta quería ser recon0c:cln co..1110 par por las potencias europens y por Eslados Unidos y nrlq11irir un ini[.er!o tomo nquéllas. Sólo que los Ucmpos hnbían c:fünbi;-1Clo. Por otro lado, a ralz de la Primera Guerra Mundial -en la que Japcín, sin clhparar cnsi un solo tiro, había estado junlo a los aliados--, lwhi:i aclquiriclo un;1 serie ele islas y archipiélagos en el Pacifico, con lo q1w se hizo ele una base geoestratégicn pnrn. un posihle conflicto. Los dmirn­tos prira éste eslnbm1 echados. La 1.mlca duda del "pnrtido rnllita11~;la .. en .Jap<.n era si el futuro enemigo seria la URSS o EE.UU

Lf'l olcacla nncionalisla en Asín Jlcgnría hnst.a rl Mrr!ilr'rr:í11"Pc desp\it~~; ·de cubrí r prácticamente tocio el continente. Digna de 110111-

brnrse e~ Ju renovaclón turca, con MustaC:i K!'rnal Bajfi 'A uit ii 1 le l,

quien secularl7.a el eslndo, Jo occíclentaliza (] 920-l 92:1 l. rompe con la pn7, q111' íe hnblrm Impuesto los alindas y logra un tratado rnrís <'<JllÍ

tntivo, ei de Lausanne en 192:!. El "kemalísmo", un nncionalismn, sucrtP ele sinl•'Sis entre modernización y traclicionnlismo, ideologí;i revoitH·ío­naría que es anliocciciental, pero que incorpora conscientemente alg\lnas tendencias europeas y elementos de Ja cultura occidentr-il, "diclnliurn rlc des:i.rrollo" que a Ja vez rech:i.7,:i. enérgicamente el ca1ni110 rnarxi'.'l:t. serla llfl modelo que haría una profund:i. impresión en Asia, prdii:11-rando la inmensa mayoría de los sistemas políticos de los paisPs i.siri­micos y ürabes posteriores n la Seguncla Guerra Mundial.

En Europa locinvla no se percibía ele! lodo el panoram:1 a Ja rlr.riva que presentaban muchos actores dei sistema internacional, y las co11-secuendns de su propia universalización, que comenznba n lnn7.ar al escenario mundial a nuevos actores de ese sistema. Por ahora ese pro­ceso se encontraba en transición. ¿Podían las potencias europeas pre­sidir esa transición? Quizás sí, si cfe:::tuaban un rcacomocio de su posi­ción en el m1111do. Pero ello no podía .ser si se envolvían en sus ri va­l id acles seculnres.

I.n prlrnern posibilidnd lla tenido un nombre, eL:,EspJr_lt.u_de __ J~ornr no", rle breve pero intensa y prometedora vída l 1924-l~~~fo 'tra_t~-tle tiñ íntrnto de parte de los principales actor_es europeos (Francia, J ngla· lerra, Alemania, Italia) por transformar el "Orden de Versailles" ele herramienta ele hegemonía y de congelamiento riel slalu quo, enJ!1!"1 ru­mento de revisión gradual y consensual de ese orden, de , mori.(i de acTinTtTi -e íiiteicesar- a -los clerrófaclos en lns ventajns del nuevo OJ rlen internncional.

Trns el rechazo de las medidas punitivas por parte 'ele Franc1n, y ele ia ri:siste11crn activa de parte ele Alemnnia en l!l23, se abre pa~n t:'!l

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1' • Hi(l:f:! \ '·' l and.!os paí~eS,': co_n·)a; actitu~ moderada de Inglaterra y el ;;poyo nor-teamericano ( lnteresádo en ¡e1 arreglo de las deudas J una poslura ele ncgocfaclón en ,torno al litigio más intratable de todos, el franco-alemán. Presupuesto de esta situacióh es el predominio en ambos paises ele un estado de animo dispuesto d1 compromiso, una CÍeI'la idcolo~ia "curo­peista", cansancio con el chauvinismo, el descalabro económico ele las políticas "ultras" y la:existencia de líderes de gran enver¡;adurn, Driand en Francia y Stresemann en' Alemania, quizás los únicos estadistas de relieve en la época, al meno~ en los países democráticos. F'rulo de es lo es el Tratado de Locarno (1925) y el ingreso alemán a la Sociedad de l:ls Naciones (1926). Paralela'mente se produjo un acuerdo en lomo de los pagos de. reparaciones y ;cteudas de guerra (pianes Dawes y Younr,, ln·t y l!l2!l); y una serie de cistipulaciones sobre Ja evacuacíón de zonas ocupadas en Alemania.: Más !que :los logros mísmos, lo importante es que los actores del si~tema )nternac1on[ir-eñ EWrópa .. lograron.!Jcrcibir a este como .un campo legftiino en el cual descmperinr su ¡H1est;~-Cn el lllttndo, y qtie· 11n c!m1bio dróslico del mismo ir[a en perjuicio -cfircclo ;Je ellos mismos. Pero el pri'nclpal aclor europeo lo percibiría ·cxacla-111ente a la inversa en. la tlclcnda siguiente, y con ello na11frnr,aría la posibilidad del. ':Espíritu de Locarno"."

: ' : ¡ ¡' 1 1

Lt EMERGENCIA DE LA ALEi\IitNIA NAZI IfACIA LA .SEGUNDA GUE~RA MUNDIAL

Y L11 M:lUCilA

1

La Gran DepresÍ·Ó~, qu'e se inlció en 1929, tuvo profunci;is consecucncíns económicas, sociales y culturales. Mas no se puede decir Jo mismo de ios componentes del slstema)nternacional en cuanto t::i l. Sin fJnbarr,o, existe una gran excepdón en ~l caso alemán. r,.a Grnn Depresión origina una_:_r!:;_is poJJtlca que se p1:0Jongó ele 1930 a 1933, y que íinalrnente c;JJ 1m1nó e:n e1 accesO:-:::a.I._¡)g.i;f~Léfe-¡;tn-p1frtm0-pb11rrco comprometido co.n~a_attt!rª.cióu ra~icuL del orden iiil.eiiiaCiciriaf)~:QsCc}'ífc. -Kqüí está el origen fundamental de la .Segunda Guerra Mundial.

Aun sin "Espíritu de Locarno", una guerra general era impro· bable, suponiendo un mundo 'con revisionismos desenfrenados. El can­sancio de la guerra, la sensación percibida por ca.sí todos Jos actores

i ~

lJ Pari1 el Medio Oriente y Asia tanto la Cambrídge como Renomnn proporcio­nar, nmplfa: informacítSn. Parn el periodo de enlrcguerras en general, cfr. Mauríce Jloumont, l.a Fallllie de la Paiz, dl>s lomos, l'arls. PUF, 1%0. Sohre el Impacto de la Ul1SS en !ns relaciones lnlcn1aclormle1, cfr. E:. H. Carr, Tite llols/t<.:vil< Revol11tiort ( !!117-192:3)'; Lomo ,3, Londres, Penguin, !97'1; y del mismo autor. Socialism i11 one Cmmlry, 19:Z:i-I926, Londres, Pengulh. l!l72,. tomo 3. Parn ambas olJms. partes ele un estudfo cl!ÍSICO en 15 tomos Sobre: et desnrrollo de Ja UflSS, CXLS(Cn lrn(\Ucciones hechas .r:ior Allanzn. También hny que citu a uno de los analistns r;nás percepllvos de la htst0.r:!a sov!éllca, Adam B. Ufrrm. Erpgnsian arrd Coerislence. The I/istor¡¡ o¡ Snví~t Forrei¡¡n Policy, 1917-1967, Londres,. Secker y Warhurg, 19Gíl {:tambien hay edtcrán en:, IlL Y. del mismo año par P'raegerl. Para el caso norlearnerkano., ch. John W. S¡;mnl'e;r. A·merican Forelon Policy· since IVorM War IJ, N. Y .. Pr;i;eger" 1'971, cuya lntradcree!Gn· Incluye un excelente r~strnnen de· l'os dilern:is de ln cxpertCJJcia histórica n.ortea:·rnerlcann· en relación con su p<ilHtlea exterior. Cfr. t"mblén ar lmpovt'a'nle hlslo­nndor !Tnncés, J. Il. Duroselle, De: Wíl·san a Rooseve!l, Parls, Armamtl. Co!'in·,. 1960.

: 1 . ...,~-... -~~·-·" ... ~-.-.;;-, ... .._=_.._ __ ~"'""~-""'~1-

1 1

1

Evol11c1J11 del sis1ema i11t~n10cio11al O 11 i

de Ja escena poHtica interna de los respectivos estados acerca de su propia vuine.rabilidad, hacían Improbable el estallido de una nueva gue­rra de carácter mundial. Pero en la agilada_!}Jrnósferaldeológico-cultural de los nños veinte no se podla lmpedlr--e!-surgimiento de revisionismos rnrli~nles, que aunuran una demanda nacional (a veces legitima)' con una ordenaclón Interna y externa basada en presupuestos divergentes de la herencla política y moral de la cultura europea. . ~

~tQ-~s _J_Q_@e sucede .con el¡fiac1onal~~c.1.~~l~-rn~ Se trata de uñ sistema politlco salido del amblen.te revolucionarlo y contrarre­voluclonario de la Europa de la primera posguerra. En parte corres­ponde a los "fascismos", dictaduras de partido único, con movimiento de m-asus, nntimilrxlstus, pero que a la vez combatlan la amenaui. revoludonatla con métodos y con estilos extraños ¡¡. la tradición. En parte corresponde a los sistemas polllicos "lot.nlltur!os", y tiene a.som· brosas ·semejanzas con el marxismo en el poder. Pero de los primeros lo scpnrn su rndlcullsmo. c!el segundo su Impaciencia por reul!zur un programu en el corto piflZo sln fijarse en el precio. Fue parte de una sensib!l!dad europea, que quiere reaccionar al exterminio -bolchevique con un contruextermlnlo, llevando husln el absurdo el propósito de defensa de la tradlclón. Y se interpreta la tradición nacional de manera restringida, t.an selecllva que se-concfénn. a todos los componentes reales de los que ha sido una rmclón. El nazismo correspondió, en este senli­ci().-a·Ún nacionalismo extremo que resultó ser antlnacional.

Mlrnda en su conjunto, la ideología nazi es vaga e incoherente. Pero si tomamos en serlo la palabra de su fundador (y después de Auschwltz no es posible hacer otra cosa), Hitler <1933-1945), ·es tre­mendnmente coherente, terriblemente lógica. s.l!. ,p_r9pJ)_§jJ,9, y el que condujo al estado ulemún, er_~la configuración Cie un espacio geopoH­tlco en el centro y en el Este de Iturofú1;-Jer¡WqtI!Cñ.méhTe· organí.zndo, r;;¡nirñéñfo eS'trarnicndo, . coh pueblos de señores, de servidores, de escl.ñvos, mienfrus-olros errin ciesÜnucfos nl exterminio radical. El fin último ern la preparación para una guerra eterna por la consGivaéfóñ d-;)'la ñi.it.arqu!a céOnómlca y cullural de ese espacio. SI esTa ínterpre­taCión es correcta, nqu[ yace el origen de la Segunda Guerra Mundial.

El nazlsmo tuvo udcmó.s una especial genialidad en presentarse trun­blén en el lenguaje de J.ll,5. <Jemí'íñaus )eg!~l!1:1_t\S_c!._~ .§1:.1_Jl~fi:1_!!º· é~pecíal­mente la exigencia de autodeterminación nacional. Esto explica en bue­nñ porte J(l movllldnd ele la Alemanh1 nnil eñtre HJ33 y 1939. Ln Grnn Depresión no afectó lu estnbllldad polit!cu de los estados europeos, pero si paralizó su voiunt.n.d, y tnmblén reforz.6 ei pacifismo (o aver­sión n la guerra, que no es necesariamCRle lo mismo) de masas y dirl· gentes, algo perfectamente comprensible. Por otro lado, los años '30 presenciaron una Iucrte agilacíón y sensibllldad ideológicas en las res­pectivas culturas pollt!cas europeas. El nazismo pudo presentarse como baluarte del "orden", y con ello aminorar la voluntad de resistencia de amplios sectores de la opinión pública europea.

Mediante una serle de golpes espectaculares, Hitler pudo rom­per c6ifins·ffit1~fo-nes <l:e-Vers-Úil!es-:-i_!-~s:_~n__si,_r.:.~:_i.EIEª.X.:.il .. Al§ñ;:¿.a~ _,

···t -"'T" -- --::•-·:· ·~=- -~ -.~ ... ~-

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!i2 O Enfoques /Jdsícos

recupcrnr tcrrllorlos perdlclos o en d!scuslém nncxnrsc Auslrln v Che· S2_~Cl_\.'.'.Jqtdn-. esta ntfürnr--ch ·1ñ. -"i"ffSls"-<1r:f' fo~ .Si1llctes", en unÍJ, que C.Q~Crl)XÓ ~cfñ el Trntrmo ·uc·Munlcl1, thn célebre en In h!storin de ins re luciones lnternnclonnles. ·Es cons!clerndo un mndC'io de Jn ncl!tucl qun 110 se debe tener en In mesn de rwgoclncloncs lnlernnclonnles. As!, hacln 1939, Alemnnia proyeetalm unn yn inr¡;a hcgcmonin sobre Europn Óffc!1-t:1C y posefa un poder militar no Inferior ni de íos pnlscs occidcntaies, Frnncln e Inglnlerrn.

La actitud de estos ti!Umos mC'rcce unn breve mención. La. poJJt.lcn de estos pulses ha recibido el nombre de "npnclguamiento" ( nppense­mcntJ, usndo peyorntlvnmC'ntc: Serf1t ln c!n.<;lca comprn de ln pnz me­diante concesiones nnte in nrnennzn del uso de In fuer:m; nl finnl no se obtiene in pnz, sino que unn guerra mucho mi\s costosn que si so hubiese emprendiclo ante la primera ngreslón El npnclguamiento, en· tendldo como "lección de ln hlstorln" (un prolJ!crnu cnpltnl en el pro­ceso de tomu de decisiones en polft.lcn !ntcrnnclonnl), ha sido funda· mental en la mentnllclad de In cínse poHticn occldcntnl después de In Segunda Guerra Mundial.

Oríginaimenle se referla a imn clivls:i. lnp,:lcsn de comienzos de la dé­cada de 1920, y que clestncnbn In pollt.ica de "npncígunr" a !ns zonas ele conflicto, con el objeto ele iIT)pedir imn m1eva gue;-rn por rnzones que no fueran vitales parn Ja nnc!ón. Pero en los nfios 30 el "a¡mclgun­mlento" estuvo lnextrlcnblemente unido r'i- Ufl __ ,,e'>ptrttu- del-- !-tempo": cnnsnnélo y horror n In gucrrn, cl!spos!r.12,n n. pngllr ciisl_c_u_ufr1uier pre­cio por evlt.nrln; tnmblén relnclonncfo ccm- !ns tensiones"- kleo-ÍÓglcns. Esto ultimo en cuanto que In opinión púhl!cn conservutlorn en Occi­den ~e pensn bn que resistir nn telosim7.IS--( }; a11tel'ví:l!ssolinl, Jrn..stn ! 935 firmemente nnciaclo en el campo occlcienlai, por; lo dem{is) poclla signi­flcnr nbrir lns puertas n unn revolucl(m cnmun!stu o nlgo s!mllnr en In pol!tlen lntcrnn. Ln Guerrn Civil Sspníiolíl fue lmporlnntc en este eon-­fox:ro de fdcologiznc!ón de In poliUca lnl.crnneionnl. Por otrn parte, In cip!nlón pública de izquierda pedfa resistencia nntc Hitler, pero a in vez exigía un pacifismo a ultrnnza y denegn bn su concurso a ios esfuer­zos de rearme.

Asf el apaclgunmlento se convlrticí en una polflica de "apnclgunr a Hitler", que también escondía et proftmció clesconcierlo de unn men­Uilidad diplomática acostumbrada 11 la comunidncl de criterios mo· mies de la cln.se poHtica europea de la época del "concierto". Pero ante los dlctádores cic nuevo cuño -entre los r¡tie hay que incluir n Stnlln ( lfl?.·1·! !l53 )--- la po!ftiCfl de! apaclguamir!nl o :.ólo exeitnrla a mayores audacias. Ademi1s darla la falsa lmpresit5n de que Franela e Inglalerrn otorgaban lmplicitnmcnte lo que el ticlcr fl[l7,l les solicitnba: ln libertad de acción en Europa Oriental y frente n In UI<SS. Pero ello constltuia una mula leclurn de In sltunclón por nmbns partes. Los gobiernos occi­dentales, al vniorar el anticomunl.smo na.zl, sólo pod!an entender que la Alenrnnln nazi, lrns las concesiones Upo Munich (que sir_;nlf!cnron In dlsoluclón ele Chccoslovnqu in.), ser!n gnr:i.nlc de un sta tu qrw. Preclsn· mente lo contrario era la intenclón nnzl.

!:1·ol11c1ú11 del s1~tc111a 1111cnwr.1011al 1 1 113

/\si, cunndo el lidl,rato i.nglés de pronlo percibe •'l carú•·ll'r r:ulir·:ll del programa nnzi (marzo rle Ja:rni, gira t.ol<1ltncnl.c en su pr>lilira y pasa a In t.rnaz resislf~ncia. F.n sd.irmbre ele l!l:J(l se inlcr¡"J11r· "11 Pi

ca1ni11n nazi y entra junto cor1 Fr:ir1cih- n ln guC'rrft -p;ir:i dd1,~1fkr l'.1. independencia polaca. Lns circunsl:rncías no podían sC'1·¡irntTs, v:1 q11<' 1:1 ali:ll!za nazi-soviélica les llabía inverl.ic\o un r.quilibrio f".;I 1·:i11•r..1•·•' IJ:1sln el mo111c11lo relal.ivamente favorable para aq116lla!C' f'eré1 r·n ""¡,, 110 s\'¡¡h:iraj:iron solamr.nte cálculos de equilibrio de f11Pr-r,ns propir1'.' del c"Jncierto europr.o, sino que también los valores de la cull11r:1 poli l.ic:t r•uropea. puestos en t.eia ele juicio en ttn ¡:;rado no visto :rnl<'s "n l:l hi~;lor!a.

La actil11d soviética merece una peq11eíia cxplicitacírín l'"r r!(w

triiw y por·c:;Uc'\'J;~ ··¡a· polit.ica; soviética se ilabfa encamínarlo a---¡¡¡¡11:tr ef·Z__-'tf-rtmclC·Ve~rttes. Incluso !10 vela er( ios nazis :i. rívnlr~s Jlf'lie.nn•~: tP.frfo_:)r1ií:~:::.b.0_s_!Jfü!gd por· ios socinlista_s S"l_cmocr::íTicos. Fern ri1trr> ·1 !J:U y- i!'l:J1 cñ'ri'mihsu--peTccpc:fon. Ln .destruéé-ión (ÍCÍ Orckn de Versailks iwl2ía_ puesto efectivamente por p-rúi'lcra·--v-¡,z- en peligro Hl ·T'xísfrnci:i ~Úiviét lc:a Consccurntcrnl'nte Mosc11 cambin su pollt ic'n con t111a, '"'11'"' tacularídad a Ja que debla ncostumbrnrse el mundo en los aiíos sig11ir:n tes. Tncres:<.Pn in Sociedad de las Naciones r i~J:l1 l, donde sP har<' pnrl:i l'O?, de ... '.it1 ¡livisa ele la "seguridad colecLiva", r¡11P. impTTcnba una acq1 t:1ción y defensa dei s/ntu q110 internacionui, nrclcna pnlit.ícns prud1·nlt·s y 11:1da revolucionarlns a los partidos comunistas r ingreso en lns Frf'll · Les ['()p11l:1rcs J, pide rParnH: a las potencias ciccídcni.ales, y hrn1llJ<."1 q1w cní n•ntr?n nclivamenlc a Ja Alemnnia nazi. fCt:Q_QL.c~m11Jio.í1w rl1•111;1•d:id1i bn1<>cn y careció de crcclibiliclad. Les exigía lo que antes h:i!Jia s1rlo 111otivo de ncusacion1;s apocalípticas. Los paises democr::ílicos no _¡)•H\i:rn varia1 s11.s políticas con in rapidez de una clictad11rn l.o!.aliLarin, ni ig110-rnr la falla de aliento a un aclívi.smo in!.ernacio1rnl clP p:nlP dP s11s rr·s­pr;c!ivas opiniones públicas. l'or lo cleinas, aunque P-n C'slo~: n!1r>,; 1:1

UHSS t!xpanciió su poder con el desarrollo induslrial de lo'' "pl:u11·,; quinquenales", se lanzó a unn serie de purgas ·paranoícas qu0 C'ii111í· nnron físícamcnle a la inmensa mayoría ele s1t dirigencía y a la mitad de Ja oficialiclncl del ejército. Un estado nsi no podía ser gnrnnlr dP un slal11 r¡uo' inlernacíonal. Otra cosa es que probablernenl.e el ap:-w1g11:i miento occidenlal haya. sido leido por MosclÍ r erróneamente l como 1111a í11citnción a Hil.ler a realizar su progrnmn expansivo a costa ele la UHSS

Tampoco [all:rn indicios de que Pn esos aí1os l;:t polít lea sovirl ir-a no al.Ja~íCfor1o su sueí10 de una guerra "intrairnperíalist:i." entre la A lr" nrnnin nazi y las clernocrncía.s occiclentales. Sea io r¡uc fuere, el cnso l'.<>

qt;e en. :1goslo de l9:1!l se decide --en medio de una situación que a sus ojos nparecin ambivnlenle- p~Q_.~.PJL!_q__ Alcr_nn11ia m1zi. El l'ac to Nazi Soviélico del 2:i de :igosto ele l!l3!J, qui:' era oficlalmenl.e dr:_ "1111 :ir•resíón", condenaba a Polonia. Pero había algo rnñs-_ Por nwdío dP ríos s~~~sivos protocolos entonces s.ecret.os. hubo un rcpnrtao--e---r.síí:ras d0 infl11rncln en Europa Oriental, que--j:icir"'·fo rlc!J_"!,<'i,~_fQl_l_~tHt_1yó (_'! oril'r·11 cfc-·fil:Jrürusión sovic;t ica en esa región __ lJ_~cia l_D~E,"._:~ La U llSS t'()Jl

sir,uió sti guerra "inlrnimperialisl.a", ya que ios dirigentes anglo frnn-" . /8

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l 14 O Enfoques básíCos

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ceses no pucHeron, competir rti en eficiencia ni en carencia de cscnípu· los en ia oferta· ante Moscú. i-Iiller podía ofrecerlo lodo, pues pensaba siempre en stI guerrri. de exterminio.

La URSS no ignoraba el! carácter pasajero del 'acuerdo (que ade· más contuvo disposiciones de colaboración policial y económica l. Pero quizfís los dÍÍ-lgentcs soviétic6s no pensaron que ese aclo seria el des· lello que iniciarla la rasgaduta del halo mágico que en el comunismo internacional operaba el atractivo de la URSS. Sería un largo proceso qm~ culminarfn en la: década

1de 1970, pero cuyo nacimiento estnría en

agosto de 1939. Occidenté te.ndría que pagar asimismo su precio. En lfJ.!0 Frnncia

me más víctima de su.crisis politica que de una derrota militar. Ingla­terra debe enfrentar s'ola a Hitler, a pesar de los ofrecimientos nada desventajosos de éste .. Pero bstaban pensados de acuerdo a una des· nuda política de poder, y Jal; trndiclones inglesas -con todo lo que representaban en la historia europea- se manifestaron como algo más qlle una legitimación ideológica de una voluntad de poder La concien· da ele representar un tipo de civilización política superior a la de la Aiemania nazi <y la de la URSS) fue un aliciente no pequeño en su resis­i cncia. Pero por sf misma, desde la Primera Guerra Mundial, ya no podín soñar con la mantención de un equilibrio en el sistema intcr· nncionai.

La nueva adecuación de éste vino por los avatares del conflicto inichido en setiembre de 1!J39. El Pacto Nazi-Sovlélico decidió al "par· tido ele la guerra" en Tokio a dirigir su expansión contra EE.UU., o llegar a un acuerdo con éste. Sin embargo, un modus vive11di japonés· norteamericano parecía improbable dacio ei ambiente de I::i política norteamericana, que no podía aceptar el precio exigido por J:ipón ! hegemonía en China). Por un tiempo la paz se mantuvo debirlo ni neulraiismo norteamerlcaná, reforzado constantemente por tm Senado n1slacionístu, el que no pudo al comienzo ser equilibrado por el Prcsí· dente R.oosevelt (1933-1945), quien veía y quería el rol que la evolución del sistema fnternaclonal arrojaría sobre EE.UU.

Por otro lado, en junio !dé l 91Ll.a. lmgacicnc;la hitleriana por reali· ~---,--:- . ·-·-· -· ·---

1.H r 1111 programa· rndlcal en un plazo .cort!simo lleva a emprender una guerra contra la Unión Soviélica. Fue un conflicto extrnño a la tradi· -rfon europea. Excesos y extermTñfosc-spontáneos jalonnn toda su hi:s.to­riñ. Peto una política : exteridr cáñcel:iida consciente· ·y frfomentc, ele eiclavización y exterminio (qu~ no daba ni siquíern espacio de rendición pnra los condenados), fue algo nuevo y, desgracindamenlc. no desco­nectado del diima de ideas de Ja modernidad. Pero esa ¡:ucrrn ennpezó a delinear a rae coalición victoriosa de 1945.P

" A<lemás. de· lo ya citado podemrn: dar algunos dalos hlbltogr:\Hcus especlarles para este acá.¡;iile-. Para la: polltica de Roosevelt. cfr _ llobert Daltek. Fmn'li:l'in D. Rooscvclt ami' A'nr.erican Forcign I'úlicy, 1932·I94S. Oxford. N.Y .• Ox!m;.J. Uni.,,crsily !'n•ss. lBRL Pmrac eJ: surgimiento de la' Alemania mcd· como fnclor cscnc1;ct de 1:1 Sc¡;ttndn C:uerrn Murulfali cxfste una ·buenn. a ínnbarcnbl'e l'llera[urn.. De lo meJor nos. perml~ lirnos sdeccibnar algunns ohrns de l\CCE'!:O· relnti.vamente f:lc!L i\l':m nufloo:I< .. Hitler t:scudio rte una· T1ranfa. Móxico, Grij:tlbc., 196-f. Knrl' Díelrich Jllrnr::hcr. La dii?t"adm•a

E1•0/11ció11 del sisccma i111cmncio1zal [1 l 15

El prcs11puesto más imporlanle llegó el 7 de. diciembre de 1941: Japón decide llevar ndclanle su proyecto (espacial y cualitativamente mucho mús modesto que el na7,i} en guerra contra EE.UU. Asi e! gigante norteamericano es convocado irrevocablemente a ocupar su lugar en el orden internacionnl, formándose la alianza de los necesitados, con la UnSS y con Inglaterra, que con todas sus discordias y conlradicdones ínltcrentcs, sentarían :;in embargo ias b;1ses del sislema internacional de la segunda posguerra. Pero serí::i,_ tJn. sis lema internacional cualitati­vamente muy dí fcrente del "co'ncierlo europeo·;·,; que nnufrngó cle[i­niUvarncntc c11··csli1-es!íé.cfo ele gran guerra civil e1_1ropea entre 1914 Y 191i. De nhora en adelante los estados europeos osténtnr!an un puesto significativo pero secundario en relación con el de las dos graneles su­perpolencias.

Alemana. Géncsís, Estr11ctura ¡¡ Co11..!ccue11cías del Nacional-socíalismo, 1'.!aclnd, Aiian-zn, 1973, dos lomos. Un estudio clásico. Ernsl Nollc, El Fascismo en su tpoca. Action Fnw('nisc. E"ascisrno, Nacional Socfalbmo. Mndrid, Ediciones Pcnlnsuln. 19G7. llcl mismo nntor. un lrnbnjo mny rccomcndnblc pum comprender In evolución ldcoió-glcn de la Europn de entrCb'tlCrrns y su !nllucncln en el slslemo. internacional. La Crisis del Sisl~ma Uveral y lo3 Movimienios Fascislas, Madrid, Ediciones Pcnlnsula, !971. Un csludio conlundcntc sobre el origen ele In Segunda Guerra Mundinl está en Gcrhnnl L. Wclnbcrg, 1"/ie Forei¡m Palie¡¡ o/ llirler"s Germany, ChJcago, Londres, /9-The Univcrsily of Cldcn¡;o Pres.>, turno l: 1910, tomo 2: 1980.

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CAPrTULO 7

LOS PROCESOS POL.1TICO.S EN F;i_, SISTEMJ\ INTERNACIONAL

lN1'l?ODUCClúN

Esle c;ipltub y los siguientes se dcdicnn ni estudio del sistema pol!llco inlernacionul. Primeramente se jJresentnn los conceptos y proposidonc.'3 ~córícas Indispensables, parn entrnr luego al amilisis de los procesos del actual sistema internacional. A partir de una lipologfa de slslem::\.~ se desarrollan los temas básicos para In discusión de los fenómenos de confllclo y cooperación inlernacionules: Ju diplomacia, el problo:111:1 clel uso d<:! Ja fuerza, y los cambios en las relaciones de poder que tien­den, a través del tiempo, a allerar los perfiles de estratiCicación de los nctores.

En el lrntamiento del sistema contemporáneo ha sido nercsar!o distinguir -en fonnn un tanto esquemática- aspectos politlco-eslralé· glcos y económicos. Tal distinción es Importante p:trn el ordenamknlo de ln exposición, pero no debería ocultar las conexiones entre los clus plrrnos: el ejercicio del poder polltico-estrátégíco depende, entre olr0s, de fnclores económicos, como se estableció en el estudio del poder naclon<tl y se rcitcrnrl'\ posterionncnle. For olrn parte, d poder poll­Uco conforma un rnnrco condicionante de la:; relaciones econétulc:l.c; inlernaclonnles. Los Cnpltulos 6, 9 y 10 aportan elementos de Juicio prim una ntlccuada lnlcgrnción de Jo po)ltico·estralégico y io econórnir:o, 'Vil como dr. lo inlerestatl11 y lo lrn11snacionnl en el s!stema contemporñ11co.

Los capítulos precedentes han aportado elementos esenciales para el estudio de los sistemas internacionales. Los dos primeros capitulo.-; deiinearon las m<ls ímporl:mles opciones teórico-conceptuales. El Ca­pitulo 3 sintetizó Ja evolución histórica del sistP.rna inlernaclbnal, que configuró, a grnnc'.cs rasgos, un sistema de balance de poder. hasla que dicho sí.>tema se rompió en las primerns déc;id::t.'> de este siglo. Los c;ipítulos 4 a 6 prcparnron la presente discusión al presentar el pano­r;inia de los actores inlernacionales contemporáneos, tanto desde In prrspr:ct ivn ele los modelos tradicionales como de los de orienlacicín tr:rnsnacional. No estñ de mñs, por otra parle, recordar que la dislin­ci~i1_1_~.n.t_rn ador y sis lema es de carácter analítico, ya que en la m1í(l:ld aJ_l_lQQ_,<; ª"Pc:.clos op~rnn en Jorma conjunta e_ inseparable. Uña pluralldnd clc.l!_dorcs ll~D.cle a confib'l.lrrtr un sistema, y é·sfe· es incoiíccl)l"!Jle r11 ausrncTñ de- actores. Se lrnla, por lantó. ue··con·siéferáf éii una.Jase del iiliITGTsícis- lfflelnbros. -11nidades o actores, y erí oli:á ei conJÜnfo y sus

. :ZI-

.. 1 •

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222 O El sistema i11temacio11al co11temportl11eo

interacciones. Mientras en los capitules precedentes primó la perspec­tiva de los actores, en adelante n_os situaremos ante todo en la pers­pect.i.va deJ sistema . .!'fo obstante, se retomará parcialmente la prirnera perspectiva al estudiar las políticas exteriores de ias superpotencias, excepción que se funda en la particular inc1denc1a "sistémica" de las politicas de estos estados.

BALANCE DEL PODER Y SISTEMA BIPOLAR

/

En el Capítulo l se definió el sÍStema ínternacwnal como el c;:o!)_J_t_mto g_e interacciones de los actores políticos internacionales, las que tienen lugar bajo determinadas formas de control. A continuación se utiliza este concepto para contrastar 10~ sistem_a_~ _i;1eJ,a1irice-rt&T i:iQ.ilit -~ _iun_o-

1 ~ qu~ so!_! __ los dos tipos de sistema internacwnal de mayor impor-¡ l!lflcia en la era moderna y contemporánea. 1

El concepto de balanpe del poder ha sido uli ·zado en diferentes §_~ntidos. En primer lug;r, se ha entendido por alance del p""Oae)¡ el resultado_ cte Uf!.. conjunto de relaciones interesta . consTsfeñ.T(; en unacondicló.n_!!:filoximada de grz..mli2rio entre dos _f~~-~!!~~~ Pero, ctado que el balance puede entenderse también como un proceso, e~te equlllbrlo aproximado --es dilícil l¡ablar de un equilibrio matema­tico, en la medida en que las relaciones de poder están siempre somel1· das !l diversos grados de incertidumbre- tiende a ser mestabie. Esta ob­&ervación sugiere un nuevo sentido de! balance, según el cual éste puede

• concebirse como un erlrz.cípio de accióll.=J!PJW.f(!, u09 má:::;irruL~QIT!.:. port.amiento..~ de;;fiñaaa -ª.J2rüdu_cJr. º. rriantener:~termi­llJUÍQ_ filita<}o de _co~. sea de equilibrio o, prefer5=n.temente,_ de _4.eseq0· libdü. a faY.Qr_.tjeLaci.QLJnteresado. 1de hecho,-1os actores illdiviciuaíes -y_llls. roalicione::¡ generalqlente no se conforman .con la igualdad, sino q~~_J:¡uscan c_ierto grado de superioridad para asegurar sus inlereses !rénte a sus adversarios. Con todo, la=ci~si~_~cLentre las. co;;;lie10nes d~be ser moderada: una fuerte asimetría terminarü+ con el sistema. ¡;¡ern:H~ruili.ijfo es~do o .. éoaljClÓn impc:iner__§u .Y9!\illhi.íl §RQr~.!Q.!L.9_\)­~~.!lA fP.rnla.JD~tlfllllilu P~ro habría, en ·todo casó: un ;;saldo de poder" 1 a favor de una coalición, cuyos miembros desarrollarlan p-Olft!cas protectoras de su ventaja, mientras la coalición conlrana ínten­t-alia socavarla por diversos medios, 4).cluyendo la posible reorganJ.Za-

·; ción de~ alianzas. La potencia .9!::.~!:!1!!. p_Q!f~!~?: ~~pene!~l? mant~-~n -· .. ~.~lter~~!L4~L9fil!!llf!i.~ el estad_Q_'J.!e!anceador". Esla idea sugiere ·un principio de diferenc~ión eñfre-los miembros· del sistema, ya que por lo menos µno de ellos ~endría que poseer una cuota de poder sufi-ciente y una ortentac!ón diplomática adecuada para encauzar el sistema en una det.enn.lnada dirección, preservándolo a través del tiempo. Por último, en la medida en que ninguna distribución del poder sea est.able,

1 Una d.a las acepciones de la palabra "balance" en ingles es, precisamente, Nll&ldo".

Los procesus puiíttcos .:11 el ~ístc11ia i11/c1 w1cjo1111l 223 -~~~~~~~~~~~~~

se ha planteado que el !)[llanee iiuciria rekrirse a ia estn1h w a lle "ucier ei-1s1e11te, cualesquiera que sean la forma Lle cllslr ibuc1ón ,k ¡iodt:, y l.'" pulit:cas cit.: ios miembros. Esta üll ínrn ace¡ic1ón es tan vaga q111" ! con­cepl0 pusariu ¡¡ rotular cunlqu1cr descr1pci¡)n del cua<.iro tlt.! rl!l.,. 1.J11es de poder, equiparándose a un reflejo de las permanentes osdL1uu1":~. flujos y refluios en las posiciones relativas ele las umdades que cu1 .­

piten en el s1~tema:i En lo que ::;1gue, se exclu1ni. estu ucepc!llt "ª ia discusíón del ·_l.l.alaÓ-ce del poder, sistema que a nuestro Jllt1:111 com· prende tanto siluac1one.s lll; eanililmu .c..íil.11.A:.llt..~l..!Ur! 1ii.;;u::_¡w11dal!1. con tal de gm,_se trnte_iJ.X...llIL.Lillifilllb!lW .!1.JU: g~l]l'.f.C i·1;nirnrn~M!;i.l!.l!li­tjfQ:etrat~g!~!ܪ2.J"!fitc1~~l.9.!l~:>. 9~ ~1qq n YHfl",º- S>l·~!¿'~'< !A~ f~l~!~~:-~~r un¡¡ lill:ilcií1n. ÜlL.Rre,poudern¡¡cin. s·Jb1 - lus demJ.o..,

Las ~rlst~c__a_:; del s1stenrn. t.ie balance del poder puec.ien smLe, tizurse en ius stt,ruíentes ¡iunlos.'

,"i_ Número de miembros. El s1:;ternn requiere por lo :menos i 11.;_, m1e!;·1bros-:- Por lo tanto, un sistema t.ie dos 1i11embros o sistema bipcil<" no sería, .. como propone Bull, un "bahrnce ~;imple", smo u11 tipo lle:

sistema cualilat1vamente dbllnto. i'arn Dull, L_ ¡:oncepto de l.Jahu1ce qui; aquí se prt:senta serla un "balance complejo"' ·1:res wíernhrü:, son, srn e1nbargo, una cant1duc! muy n;duc1dü. de uctu1 es, porque es muy prd·

bable c¡ue se den desequilibrio:.. prununewdos en las inevitables com­l;?inacwnes 2: l que .,se forman con tun liaJa c11nt1dad de mternbros. Pur esto se _ __¡;_stmrn generuírnellte que u11 numero e.le cn~cs~ o más actores puede hacer vü,blfi e! j)¡¡Jµnce. El mi.mero Llltal de estadus en el s1ste­fñ[¡""j~;teí-rlác1onal- puede en realidad ::;er bastante supt.:rior u estas cHra..s. pero el cómputo e.le los miembros considera solamente las potencias más irn¡)ortü.nles, baJO el supue::;lo de 'l"" l~.l.l~"!t~nct<:lli.l.!1'=~llil~!2 ~~!!'.l! :~.!) i:;-;:;u_ particlpacjt.ín marginal Cfl.!lL.1!.~lf~!li;.~ ee~t~rnL Muchas vecí:s ~sla" I?.~ .. encias menores interaetuan en diversos balances lüci.üc:s o :.,id,¡ t:¡;10-

. !1.~es:-=-q~T{!!~~~I':Í.!l. su~~fif~!!lf.Ú. -~!~Ífro-d¡:(§i.~fofíiíi .°Qenfrá"L-Talcs -su lJ· ·sistemas presentanin diversas cai-;..icterblicas µolíticu.s propt1h que re· flejarán circunstancias geograficas, !J1slóncas, etc., jJL 1 ._, 11u1 "",¡¡¡1d1k se desenvolverJn bajo algún gratlo de conclicwnamw11to del llahmc<. central. En tales casos pueden ddimrse como ~iiLJ.ÍJJllí.1.llwd12;;,

El número de miembros es, 1:n fin, variable. Un actor secundario puede, a través del desarrollo sE;temát1c-o de sus recu1 :oc" y d1.; una pol!Uca "revisionista" exitosa. ganarst: 1:n lugar en el bulunce central. A Ja lnversn, un actor centrnl puede percler estu condición en ia medid .. en que 1.leJe de contribuir s1gnificat1vamente a su func10nnmie11tu. L"·' casos de Husia y Prusia descle el siglo xv1i1 ilu.<itran la primera situa­ción, mlentrns el cuso sueco Ilustra Ja segunda.

f2._) poda_· naciona!._.L!L d!s~r!lw.!;J@_g¡;._¡1~.r!lt\1!1).§. q¡_e nm!..:1 .;:H u;¡

l Sobre csl.ils concupclu11e.s. ver Jnls ·Cluudu, Power a11d folernat101wl Ild,111<·11>, Nueva York, :RurnJom Housc, lllü.I; Wl~hl, op. cit., pp. 173·!'/9 y Rcynolcb, op. ~11, capitulo 9. ·

l Segulremo:i, en lineas gcneralc:i. e! m~todo cxpusll1vo quo so l.J115a en el cltb1~0. tratamiento del temu por Morton Kn¡ilo.n, S¡¡sttm a11d Proce1s 111. Iuter11atw11a1 Pollllcl, Nueva York, Wl!ey, 1057.

~ llull, op. clt., p. 10:1.

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dl-..lo.t1 ......... .

224 O El siltcma intcmncio1111I cm1/c1Hporó11co

! : sistcmh de ha lance n~ebe_~".r_~lc'.rnL<;_lr¡do ti es igual. Enj11 mctlldri en que uno d~ los estados sea tan poderoso que por si solo pueda enfrentarse a todos los clcmñs, no puede dar~e un bnlar1cc,y--en cambio tiende u SUI'_gfr iun sistema hcgemóh!co, por ejemplo, Un imperio, que en caso ·ex1remo podrfü n-dr¡uir!r cnn\.Cter universal (en esta hipótesis, el slste­mn lnternr.clonnl tenderla u tlesnp;irecer, surgiendo unn especie de go­bierno¡ muncl!nl). Por otrn parle, nlnr.ün miembro del slslemu hn clo ser taq débil que sea ínclifen;nte s11 pr)rlcnencia n unn u otra con1lclón. Es lrrélevant.e la pnrtlclpnclón de un cstuclo cuyos rm:nrsos sean mu· nHlestñmente insuficientes pnrn forl.ulrcer unu conlición; tul estndo

· .tlendc in ser dejado de lacio en ll\s polil.!cn.s de Jos uctorcs centrnles y debe limitarse n ulgtin rol en 1m s!stemn locnl o subrcglonnl. En tn.l calldacl, puede ~encr nl¡;tma influencia limitada, pero po- lo gencrnl será uh objeto ele !ns pol!licas ele los nclores cenlrnlcs más que un sujeiQ en el proceso de bolunce. •

, f :i.'¡ Alineg._?nientos. El balance ciel poder se cnrncleri7.a por In iJ.!2;.í· QllidJrá d~'i{¿ififi'réñtó: el sisLc111n no conrla lo opci&i tjQ_c\ldn. miembro de-cam-lih:ir de \iar!do o --;;-onlición, sin riue sea- ·¿-cEi11s1JJ1e l[l i~terven, ciün-di:- otro es lado pnrn dictarle ur~a · dctcrmirn\iT:-i-con·crücü\cliplomú· tlcn.. De este modo se pretende preservar In Cl\pncidad de encla cslndo de "lnellnl\r ll\ bnlanzri" en el scnlldo que el gobll!rno considere mt\s fnvornhle :i sus intereses, incurdcmlo, por cicrl o, en los costos diplo­málicos, rnllit.arcs y económicos rp1e implique i:1 rlección del rcalinea­miento. La. f\ex!billdnd ele nl!ncamicnt.o supone q11e las nlln.n7.[IS 1;011 entendimfrú1LÓs-csen¿iaÍr~~~nte \~os, qtJe deben acon1otlnrse a la.s c;i[t;:\lfl_S~ancbs combil\ntes de iris relaciones de poder y de los obJe· tlvos ·políticos de los actores.

: 7.4). i J1epondcrnncia. E.l bl\lnncc. del poder funclomi. en la medida en que\füs acTores.no~1n1squen alrnm:r1r Ulln posición de tal predomlnlo individual en el sistema, que pudiera Jlevl\r n un control unilateral de lus pol!Ucus tle los dcnu\.s mlembrcr;. No obstnnl.e, se reconoce In exls~ tcnclo cvcnl\rnl de nmblclones cie prcponclcrnnéla. En cnunlo éstns se trn.dt.¡zcun en polltlrns ele orlent(ldón ilcr,cmónlcn, el sis!emn estnn'l en peligro y se requerirá ln formnr.ión rJc una coalición tendiente n frus· ti-ar ln_;_prelcnsión hegemónicn. Este mccnnismo es escncil\l pnrn la pro· .lección éfol -cnrúctcr <lesccnlrnliwclo del sistema y, en la medida en qHe cumpla su finaiitlncl, el bl\lm1cc rc¡¡resar:í a su concllcit5n normnl, en Jn cunl los conflictos inlcrnacionnlcs giran en torno a un constnnle rcl\jus· te i;l.~ posicione¡; relntivns de poder.

, i 5_.}; l..clr:!!lidod ~.Qg_l.Q~ acl<wcs. Lns __ actores ccnlrnles no proc11rrm n!Lértl'r reclpré)c.ilmcntc sus idei1lidatrc::; o las de actores sccunclarios, por 111edío- de políticns de inlcrvcnción, n trnvés de movimicnlcs subvcr· si vos, conspiraciones u olrns polit icas revoh 1cionarias. Los ;ictores ccn­trnles: no trntnn de excluirse 1m1lunm<:!nle del sistema, pero acP.ptnn

' eventnn.Jmentc in climinnción y cre;n:irín de aclares secunct:-i:rios. En J;is ¡;ueTni-.S entre l\ctores ccntr;i.lcs, el objetivo no es In rr.;ndicíón Tncon· didomil y ·~! término o elilnitrnciún del adversario como ente político; más blen se limita n Ja exacción de condiciones ele pa¡; favorables a

i0~~~·;¡y~~~~-~:~:;.;7.~.· ··1··.·.··~·-: t~~~- -~--~~-·:··;

Los procesos polícicos en el sisrcma. i11tcrnacional O 225

IQ~ .. JDJ1:~E~1;es .-º~ los vencedores. Uni:\ vez logrado ese objetivo, Ja pl\rle ,·~nc!dn .<:e remlegra ni sistema de balance, que por entonces habrá regis­trndo Y tenderó. a legitimar el cambio de relaciones de poder producido P.or ~I resultado d~ las hostilidades. La cyerra limitaga, en consecuen-~ cia_, tiene una función esencialmente poiltica en el sistema. -../

El funclonnmiento de los sistemas históricos puede njustnrse en mn­yor_ o menor medida n estns cl\rncterlsticns generales, Jo que dep<'nderó. de faclorcs como ei grado de apoyo de los miembros u la exlstrn1cín. y conservnclón del balance, las relaciones de poder prevalecientes v Ja cJ.cstreza política de ios gobiernos. A juicio de teóricos como Ray~-ond Aron y Stanley Hoffmann, el balance tiende a perdurar, y el proce.<;o n funcionar de manera más fluida, en la. medida e9_ que la estructura in· tema de los estados no constituye un tema u objetivo ele !ns politica,5 ~~eriores, descartándose en consecuencia las políticas de intervenciün en los asu!Jtos internos de los participantes. Esta caracteristicn. se cum­ple_ en los sistemas homogéneos, esto es, aquellos cuyos actores res­poñdcn n similares principios de organización poHtica de las unidades. por ejemplo, monarqula hereditaria o régimen republicano. Tales sis­te_mas sen'i.n generalmente moderados en la formulación de los obje­tivos de los actores y en ios procesos de ajuste de las relaciones de poder. Aunque la gucrrn no se excluye como método de acción de Jos gobiernos, ios actores de un balance homogéneo entienden que el con· Oicto elche ml\ntenerse limitado, tanto en los objetivos que se persiguen como en los métodos de conducción militar.

La concepción de la variante moderada del balance o, en términos de J\:on, del "equilibrio multipolar", se reneJa fielmente en el siguiente pasaJc. BnJo este sistema, los est~dos ...

· · .s~ __ c_q_r:isideran mutuamente rivales, pero no enemigos mortales. Los gobiernos no se juzgan amenazados personalmente por los de ios cst ndos vecinos. Todo __ ~-~~~d<! es pnra cualquier otro un posible nlindo, por io que el enemigo de hoy es pcrdonndo, ya que hn do s_~_-_e1- alfado de mañana y porque, desde el mismo momento, es lndhpensabie parn ci equilibrio del sistema. Lo dlplomacln en un slstemn como éste es realista y hasta cfn!cn, pero siempre mode· r~dn. Y razonable. Por ello, cuando los destrozos de otro tipo de diplomacia salen trágicamente a In luz del dln, esta sabldurfn. sin ilusión nos parece, retrospectivamente, no sólo 11n tipo ideal, sino un verdadero ideal. . Lo l!flniad¡i. diplomacia realista lmpllcita en el sistema. de equilibrio mn!t!polar no esti\ en conformidad con !ns más nltns exlgcnclns

·de los filósofos. El estado que cambia de bando al ella siguiente de In victoria despiertl\ la amargura y el resentimiento de sus alía· dos, que han hecho, u veces, más sacrificios que él por In -victoria común. Y1:~ípl_omncia pura de equilibrio ignora, y debe Ignorar, los_ ~er1J_1mientos. y no tiene amigos ni enemigos auténticos, porque no conslcler;i. peores a estos últimos que a aquéllos, y porque no condena la guerra en sí. Admite el egoismo o. si se quiere, la

..23 -

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22Z O El sistema internacio11al co111emporá11eo

interacciones. Mientras en lÓs capítulos precedentes primó la perspec­tiva de ios actores, en adelante nos situaremos ante todo en ln pers­pectivá del sistema. No obstante, se retomará parcialmente la primera perspectiva al estudiar las polfticas exteriores ele las superpol encias, excepción que se funda en la particular incidencia "sístémic;1" de lrts polltícas de estos estados. !

BALANCE DEL PODER Y SISTEMA BIPOLAR

En el Capitulo 1 se deflnló .el sistema internacional como el conju:llo de interacciones de los actores polílicos internacionales, las que Ucnen lugar bajo determinadas formas de control. A continuación se utiliza este concepto para contrastar los sistemas de balance del poder y bipo­lar, que son los dos tipos de sistema internacional de mayor impor­tancia en la era moderna y contemporánea.

El concepto de balance· del poder ha sido utilizado en diferentes senlidos. En primer lugar, se ha entendido por balance ele! poder el resultado de un conjunto de relaciones interestatales, co11s1slenLe en una condición aproximada de equilibrio entre dos coaliciones o nHanzas. Pero, d11do que el balance puede entenderse también como un proceso, este equilibrio aproximado -es difícil hablar de un ec¡uilibrío malem!l­tico, en la medida en que las relaciones de poder eslán siempre somf!ti­das a diversos grados de incertidumbre-- tiende a ser me~;talJlc. Esta oh· servación sugiere un nuevo sentido del balance, según el cunl este puede ccincebirse como un principio de acción pol!tica, una máxima de com­portamiento diplomático destinada a producir o mantener un determi­nado estado de cosas, sea de' equilibrio o, preferentemente, de dcser¡11i­

libri0 a favor del actor interesado. De hecho, ios actores individuales y las coaliciones generalmente no se conforman con ln i¡:,rtrnldad, sino que buscan cierto grado de· superioridad para asegurar sus intereses frente a sus adversarios. Con todo, 1a desigualdad entre las coaliciones debe ser moderada: una fuerte asimetría .lermlnar!a con el sistema, permitiendo a un estado o coalición imponer su voluntad sobre los cle­más actores en forma indefinida. Pero habría, en todo caso, un "saldo de poder" 1 a favor de una 'coalición, cuyos miembros desarrollar!nn políticas protectoras de su ventaja, mientras la coalición contrarla inten­taría socavarla por diversos medios, Incluyendo la posibie reorganiza­ción de las allanzas. La potenéia de cuya polltica depende la mantención o alteración del balance sería el estado "balanceador". Esta idea sugíere un principio de diferenciación entre los miembros del sísLcrnn, yn que por lo menos uno de ellos tendría que poseer una cuota de poder sufi­ciente y una or!entaclón diplomática adecuada para encauzar el sistema en una determinada dirección, preservándolo a través del liempo. Por último, en la medida en que ninguna distribución del poder sea estable,

1 Unn de las acepciones de In palnhra "balance" en Inglés es, prcclsnmcnte, "'saldo".

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Los procesos po/fticos c11 el sistema Í11tcmacio1wl O 223

se ha planteado que el balan¡:e podría referirse a la estntctura de poder er1slcn/c, cualesquiera que si~nn la forma de distribución de poder y las polílicas de los miembros. Esta tíllima acepción es tan vaga q11e el con­ce:pto pnsur!a n rotular cuak¡uler descripción del cuadro de relaciones de .poder, equiparándose n un reflejo de illS permanentes oscilnciones, flujos Y reflujos en ins posiciones relativas de las unlclndes que com­piten en el sistema.' En lo que sigue, se excluirá esta acepción en la dlscusicín del balance del poder, sistema que a nuestro juicio com­prende tanto situaciones de r·quilibrio como de moderado desequilibrio, con tnl de que se trate de un mecanismo que ¡;enere contrapesos polí­tico-estrntégicos a las preten~;lones ele 11110 o varios estados de u!canzar una posición de preponderancia sobre los demás.

Las características del sistema de balance del poder pueden sinte­tizarse en íos siguientes pun:os.J

i. Nrimero de miembros. El slstemn requiere por lo menos tres miembros. Por lo tanto, un sistema de clos miembros o sistema bípolar no serla, como propone I311ll, un "bnlance simple", sino un tipo rle sistema cualital!vnmente distinto. Pnrn Dull, el concepto de balance que nqui se presenta serln 11n "balrmce complejo"• 'L ,,s miembros son, sin cmburgo, una canlidnc1 muy reducida de actores, porque es muy pro· bable que se den desequilibrios pronunciados en las inevitables com­binacwnes 2: 1 que se forman con tan baja caniiríad de miembros. Por esío se estima ¡~cnernlmente que un número de cmco o más adores puede hocer viahie el balance. El número total ele estados en el siste­ma internacional puede en realidad ser bastante superior a estas cifras, pero el cómputo de los miembros considera solamente las potencias más Jmportnntes, bajo el supuesto de que las poi.encías menores tendrán unn participación marginal en el balance central. Muchas veces estas potencins menores lnter::icttinn en diversos balances locoles o subregio­na!es, qup formnn\n subsíste111as dentro del sistema central. Tules sub­sistemas presentanln diversas caracterísLicas poiíticas propias, que re­flcjarün circunstancias geogró.ficas, históricas, etc., pero nornrnlmente se desenvolverán bajo algún grado de concliclonamíento del bal::ince central. En tales casos pueden definirse como balances subordinados.

El número ele miembros es, en fin, variable. Un actor secundarlo puede, n través del desarrollo sistemático ele sus recursos y de una política "revisionista" exitosa, ganarse un lugar en el balance central. A la inversa, un nctor central puede perder esta condición en la medicla en que deje de contribuir significativamente n su funcionamiento. Los cnsos de n.usia y Prusi!l desde el sl¡;lo xvHr ilustran lá primera situa­ción, mientras el en.so sueco !lustra !u segU11da.

2. Poder 11acíoual. La d;stribuclón de atributos de poder en un

l Sobre cst11S concepciones. ver: Inls Clnudc, Power all(! lnierna(!o11al Jlelailons Nuevn York, llnndom Ilousc. 1962; WJ¡;ht, op. cit., pp. ¡73.¡79 y llcynold.s op. cit.'. cnpitulo 9. ' ·

l Scgl!!rcmos, en llncns genernlcs, el método expositivo que se basa en el clásico trntnmlenlo del lemn por Morlon Knplnn, Syslem a11d Process In International l'ollllcs, Nueva York, Wllcy, 1957.

< B11ll, op. cll., p. 102.

1

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226 O Et sfrstema i!lternaciona/ co11temportl11eo

¡ ;: : ; .:: \i ! ' : ~ ·I" 1 \ corrupción mora! de !os estndos (o.splraclcín nl poder y Jn glorlnJ, pero_ es~n .~orrupción c1<lculadora nos parece al fin menos lmpre­v!s!bia y' menos : temible que las pasiones, tul vez ldea!lslas, pero slempre Clegns.s :

En la medida en que el sistema se vuelve heterogéneo --como ocu­rre cuanª~_ se _e1!!:_E:'fl.ffifl- e5tados-qt:t¡<-süscfíoeri YfrmciíJios lde~s opuesto~ ~que tratan clfnJn¡'\onetse-ínTiTuamente-~ si_pífadtTlll nWdera­clól!_Y__g_ventualmente el sistema puede volverse reoolucionario. -En -ésta variante del balance.·ras-polltícás se c11rfglril.n--nosóio a allernr las rela­ciones de poder, sino también la organización Interna de los estados y aun su identidad poHtlca. Bajo estas condiciones tiencle a hacerse insos­tenible el equilibrio mulUpórar;-puesto ql1e en ültimo término las vlsio­neSd§"'~1flíl~íJfü; __ <_:!tloi ji;_tgreS:j;ólCi:füífüí(~n- plén;{ realiz:ición ·en el marco de algún tipo de hegemonía. No obstai=itc, la poÚtlcn-inlérnaclo­nal en-un sistema de esúis ciiracteristicas no debe considerarse lan sólo una proyección de causas ideológicas. Aunque !ns polll.lcas exteriores de corle ideológico dan lugar n percepciones del sistema inlernacíonal y del rol de cadu actor coherentes con las respectivas visiones clel 111un­clo, éstas también incluyen ;en medida importante rncionalizaciones o justificaciones -más o menos elaboradas- de orlenlaciones de largo plazo de las políticas, que su'elen mantener una continuidad sígníficalivu bajo regímenes de diferentes carncleristlcas, tendencias y visiones. Por ejemplo, si bien la politica exterior soviética no se plleclc comprender sin estudiar el rol que en ella cumple la ideología marxista-lenínisla, al mismo tiempo esta pol!tica exterior ha utilizado esta ideología como justificación de políticas que exhiben ciertos rasgos de continuidad con la política exterior rusu bajo el imperio zarista. '

~l balance del pOcl.f:lr rigió la política internacional europea de la Edad__::1Y!odern-a!_~ e_sp~~lal_mente _en_ el perfodo de-sde la ségLÍildamífad del siglo xv1i <después de la Paz.de Westfalla·y-el :í-efnádo <lci.ulsx1v) hasta la Revolución Francesa. Fue ésta ','la edad clásica de la ri:ohllcaoe poder si1_1 tonalidades doctrinar!a.S: La diplomacia ya no era i;i- sfrvlentá de la réligión, y las guerras eran \:eslringidas en sus objelivos".6 Pero mien­trns _en Europa los cambios en los posiciones de poder en ningün mo· m~nto füeron ·radicales, en" los ámbitos americano y asi;íticü· v11stos lf!rritorios cáínb!aban O.e· fülTilOs- eri nombre der--ecflTffihi'lo-eüropeo. Frente u este tipo de política Internacional, la Revohíéi.ú-n- -Francesa necesar!arn~nte _\}eb!a Implicar un cambio de grandes proyecciones, al irú..rO.dl!.cfr_ de lleno. los elementos de confrontación dod.!"inaria (Ver Capitulo 3). ' ----- -- -- -

La esJ;~ctura y funcionamien~o del sistema bipolar cantrasla mar­cadamente con -él sTstema _que hemos estudiado.

L _}VrimcrQ_ de 171J~mbrÓs. Los actores cenlrnlcs son dos- grnnde.s polcLlcias·. _Éstas constituyen los "polos" de poder en el sistema, al rede-

l Aron, op. cit., pp. 171-172. •· Wlght, op. cll., p. 83.

l 1

¡:

¡:

Los procesos políticos c11 el sistema i11temacio11al O U7

dor de los cu;1ies se encuentran otrns ¡iolcncias, íornrnndo dos ¡;.lbnzas s_m11pnctas o bloques. Morton Kupfon propoi'lé~dfstirÍgukcfos variantes de sistema bipolar: la r!_g!ga, en qúe-"fú)"haorrii actores fuera -de los r bfoques, y la flexible, en -que ex1sllria la opción de: no alineamiento. : ~o obst~nte, los no alineados no constituyen un "tercer polo". Alterna-_ ltvamcnte, puede considerarse que cada "poio" es una alianza de varios estados centrada en un estado dirigente. El.. problema báSico de un sistema bipolar reside en la alta probub!lldad de que cada "pulo"-· trate de eliminar af otro. A pesar de que puede haber una voluntad mínima de c·oopernc!ón entre los bloques, un sistema bipolar se caracteriza por un gE_~?o t~11_nl__!:o d~ _ _ccg_rJ_~n!r~clón d_~l _-e~cter, c¡11e la.s relaciones entre los bloques tienden lntrlnsecamente a ser tensas y coriTilctivos. Ello- ocurre subTe- tod·o en In medida en que los gobernantes de las potencias pola­res sospechen recíprocamente de sus motivos de acumulación de poder. Aunque ninguno de los bandos en determinado momento abrigue pro­pósitos expansionlstns, cada uno debe, en el Interés de su propia segu­ridad, atender ante todo a ius cupucldudes objetivas de la otru parte para hacerle cifllíO, y sólo secundariamente a las declaraciones concilia· doras sobre sus intenciones, que pueden constituir una retórica vacia o destinada a crear confuslón.7

2. Poder nacional. Las bases de poder se encuentran fuertemente concentradas en ·ios· polos del sistema. Especialmente en los aspectos militares, las potencias rectoras controlan p-roporciones muy altas de lo_s recursos de poder de cada bloque, ejerciendo un 'control estrecho -con diversos grados posibles de lnstilucio;~lización_..:. sobre las actua­clon>?s de éste. Las posiciones de poder de los estados subordinados s-on de clnra inferioridad, situación que se considera insuperable en ei corto y mediano plazo, tnnto frente al bloque rival como dentro del bloque propio. Sólo los polos del sistema tienen Interese_?. poutlco­estratéglcos verdaderuliieñle" g1otiiíJes. r;a:s i'>otencfos sl.íbordinadas tienen rñtcrescs locales y en algunos casos regionnle:s;·-rosq'líé -pueden--promo­ver, en la. medie.la en que sean compatibles con los de la respectiva po­tencia rectora.

3. J\_IJ.¡i.c;.q_111.i_q11los. Los ullnenmlentos son rlgldos." Los polos pro­penden a Ja mnxlmfaución del poder colectivo de cada .bloque. La hipó­tesis de realin~arnlento de. un ac.t.or:. S.\Jb_ordln¡i_qg P!fJ._i:!_~~a una a.mene.za u la seguridad del bloque, cuya composición y modulidades ·ae-·¡:ierte· né-ncla se definen, bajo los auspicios de Ju potencio. redora, como deci­siones y sil11aciones polílicas de largo plazo. Por consiguiente, las aliarizas centrales se organizan como combinaciones virtualmente per­manentes, involucrando Ja adhesión de cada mlembro .a los principios y métodos de la potencia rectora. o, al menos, un reconocimiento a 111 prlmnc!n de sus lnlereses de seguridad (concepción de las esferas de influencia). Al mismo tiempo, los polos buscan reclprocrunente socavar Ju disciplina pof!Ucn de los integrantes subordinados del bloque rival.

1 Rcynolds. op. cit., pp. 209·210. ~5-

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' 228 O Ef sistema i11temacio11al cn11CC111po_n_fi_1r._.o __ -_· __________ _

~ !

" be estci modo, la estructura bipolar Ucncic tt generar elevndos niveles

de ten~ión. , 4. ¡ ~r.:~11azuüxancla. Cada bloque busca, al menos c~mo _ _objel.ivo ele

· !¡¡rgo p'!azo, suriernr la sitUiü::í011--nc-bi¡:Jorarídad. gn ült.1mo lfüITmo, la eliminaclón del bloque rival y Ja consiguiente lransfornrncíón del siste­ma constituven ia única garnntírt de SC[!,"1lricbd integral desde la ·pcrspcc·

·: tiva de. las' grandes polencías en[renl.adas. en co11rlicto bi_Q.Qfor. ' ; Tal objetivo, sin embargo, no se aclopln corno metrr práctica e lmne-

· ! diata en la medida en que prevalc7.ell la tlisuasiún mutua. En tal situación, las potencias rectoras no 1rc¡~an n. n.Uicnrse ele rimnern fronlal, porque' estlmnn alln.mcnte probable qlle lai acción no pocirla rf'porlarles beneficios comparables a los nitos costos ele las !r.!prcsaibs fllle se des.e:1· cadenatinn en su contra. Ln disunsi(Sn requiere, por lo tnnto, la poses1on y uso de capncidndes de cálculo rn<:ional por parle de .los actores prin­cipales; Pero en la medida en que ios procesos de dcc_ls1ón de ~l¡;una de las partes: n) lleven a In conciuslón -crrónen o no-- ne que ex1sle e.n. un momerito o iapso delerminaclo un mnrg1'.11 s11jícic11le de s1:pcr101:wnd, que posibilita unn. viclorín, iJ) que se perciba qn~ unn s~t11aczo1t de superioridad mnrgi11al, que se considicra 1mn. garnnl.1n rscncial de scr;u­rldaci, ·está en vías de dcsnpan:ccr, o e) que un ;1clor, por cu:dr¡uter causa, .se comporte irracío11nlmc11lc, no habrr\ disuasión. E:1 estos casos ·sení muy difícil evitar un conrnclo rronLal entre los b1oqucs.

5 .. Jdc¡¡fidad de los actores. Como consecuencia de su volunlnd de nlcañzar.un predominio r;íobnl, los polos dci sistemn no descartan la elimlnación ele los actores del b!oc¡lle rivai. En ausencia de disu;is~ó1:, un conllíclo bélico entre bloque:. lícncle a ser totnl. Lns g11r.rrns .111n1-tcidas ciii. un sistema bipolar sólo se exrillcnn: al como consecuenc1;i de la relativa sirnetr!a de poder entre los bioques, que es apta pnr<t la disuasión entre nctores rncionalcs, y b) como una forma de ataque lateral· a las posiciones de un bloque, que bendicin al que lo lnnza, instiga: 0 protege, sin llcr,nr emprro a confi¡~ur:tr un~ :u11cna7,n tal quo la otrn' pnrte no vea otra alterna! iva q1Jr! in rr.prcsnlm en r,ran esc<:lla. Dajo estas concliclones, la potencia rectora del bloque que pro;111ieve Ja revisión de! statu quo en diversos escenarios rr:gionnlcs, po?ra soca.· var progresivamente la posición ele pocler clel bloque adversano. Corno ha adverlido Eobert Giipin,

:

Ba1jo condiciones de disuasión mutua. . unn ser!~ de ,f?l-1erras l!mi­tadas podría servir pnra cambiar el sistema ínlqrt!_<!_c:_1onal. E~ la mádida en que una amenaza de rectüdr a J~ c:1erra nuclear careciese cte"credibilidad, podría prevalecer l<:l supenortclad local,'! 1111 estado en: ascenso podría usar Ja fucrzrl limitada pnra c~n:biar el sial~L qu'o territorial. La pérdida de acceso a recursos cnt1~os o a ler~t­torio estratégico flUe resullarin, pocir!a, n su vez, reducir la potencia dominante a una posición inferior y trnns(ormar el gobierno del sistema int.crnacíonnl. En el p:isado, los estados han precípibdo In guerra Lot.al para proteger lntere~;es vitai~s. amenazuclos por una

·estrategia gradual de este Upn . Es pos1bw, a pesar tle nrncha

Los procesos políticos en el sistema i11temacio11al O 229

espcc\llación en sentido contrario, que la disuasión mutua sirva en último término pnra inhibir a la potencía 1domínante de la defensa del stntu r¡110, en vez de impedir n la potencia en nscenso actuar parn cam\Jiarlo.A

En caso de realincamient.o exitoso de un actor secundario, producto ele una combinación ele cambios internos y del uso limitado de la fuerza, la poten<:i;i. rectora del hloque beneficiado procurará subordinar a sus designio.<: al nuevo inlegrrrnle de su bloque, de modo tal que pase a perlcnec1!r a éste de manera estable. E~aiineamiento lleva, en cierto modo, a un cambio ele identídad internaciotllii ·<le la! actor, y no sello a·-un cambio de sus polillcas, que por cierto contrastarán radíca!menlc con ias del pasado.

M;\s nll;í de estos cambios parciales, en sf altamente r:onflict!vos en es le tipo ele sistema, ~!__.gn1_n _pbjetlvo sigue siendo, sin embargo, !a tlcnot;1 y eventual disolución del bloque rívaL

Es mnnifiesto que el sistema descrito deja poco espacio para Ja práctica de la moderación política. Importantes casos históricos, corno los effffeiiüíl1ffCiffos elitrc Atenas y Esparta y entre Roma y Cartago, hnn pueslo en evidencia las tendencias dest.ructivns inherentes n. Jn blpolnrld:id. En líneas generales, estas tendencias están presenles tam­bién en e1. sistema contemporáneo. No obstante que las superpoLencins hnn demostrado cierta cautela en sus relaciones mutuas, ello se ha ciclJido funcíamenlalmente a Ja presencia de un factor nuevo: ia disua­sión nuch!ar o el "er¡uilibrio del terror". Un segund9_Jn.ctor que ha debí· iil ado las lcnsioncs bipolares ha siclo la reintrodur:cíón, cspeciaimcnte a JJa rUr de ia década de l 9GO, de ele~1c:nJps ge_ñl.iffff¡)ofarréfad en _el siste­ma, que de es le rnoclo h;i ;i.dr¡ui:rido un ... cará,t;:tcr mix_t_o. Volveremos a e~osp.u1llos-··¡nás adelante en este· capitulo y los dos siguienles.

Diversos autores han debatido los méritos relativos de los sistemas mulU y bipolares en términos de sus niveles de estabilidad. El punto de vista ni:is generalmente aceptado es el de Deutsch y Singer, quienes soslif'nen que un sislema con un mayor número de actores proporciona numerosas oportunidades de interacción para encauzar los conflictos interestatales sin destruir el sistema, lo que contrasta con la poderosa lógica destructiva del sistema bipolar. Kenneth Waltz, por el contrario, ha enfnLiz.ac!o el rol moderador de la disuasión nuclear, que obliga a las parles rn conrncto a limitarse a un uso nltamente selectivo y con­trolado en e! uso ele la fuerza convencional." Este argumento obviamente sólo puede ser persuasivo en un sistema como el contemporáneo, ya que en la medida en que no se den las inhibiciones gencrad,'\S por el empate nuclear, d1!berían prevalecer las tendencias conmctivas del sistema. Ade­más, aún <!n condiciones de disuasión mutua, es posible modificar gra-

! G!lpln, op. el!., p. 216. 9 Los arllculos pertinentes se encuentran en Jnm!'S Roscn:rn, ed., Inlernnfional

l'olil!cs amI Fordon I'olicy, edición rcvisad:t, Nueva York, TI1c Free Press. 196íl,_ (} /_ P:utc IV. ~o-

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: : ¡; '1; ¡1 ¡;j ¡ ' ¡,, dualmente et sistema en benéfico de una de las parles; sobre eslc punto, véase la precede'rlté, cita ele G\lpin.¡

Aunque en décadas recientes están reemergiendo algunos n.spectos de multipolaridad, no , es posible desconocer que las concllciones de funcionamiento del .balánce 1 del poder en su versión moderada están hoy lejos de· cumplirse. Como ha enfatizado Hans Morgenlhau, l¡t prác­tica del balance en su' variante moderada requiere la adhesión de Tocios los participantes a url c'óctCió. cte cc)ñctuctn aiplomállta congruente con lasregrn-s·aers!sTem-á:~-Pero!Tüs -~randes procesos de caml:ilo social y poTIUcó del siglo ·han: transformado profundamente la diplomacia lra­cridonal. De "un"pas~tfe'mpd aristocrático, un depcitte· para lJrincipes, lodos los curiles recorioclnl1 fos mismas reglas del juego y jugaban por los mismos objetivos' limltados",1º la diplomacia ha devenido en una. forma de lntera.cciónJ.oI'malinenle pacifica, pero qlle no reliüye la con­frQ!itación radical entre los' actores polltlcos. En el sis lema aclual, u pes~~- ~i"e la rein.trodtlcchl~ de algunos elementos mullipolares. no ha emergido un nuevo consensó acerca de la conducción de las poHticus exleriores, que proyectan al ámbito internacional esquemas políticos na· cionales mutuamente excluyimtes, con Ja consiguiente exacerbación de las tensiones y los conflictos internacionales. Segundo, los cambios tec· nológlcos, sobre todo en el 1 campo militar, han aumentado significa· tivamente las capacidades nacionales para. el conflicto. Por üllimo, el rápido proceso de desarrollo económico y de crecimiento demográfico que ha abarcado a tasi todo el mundo desde el siglo pasado ha incre­mentado las perspectivas de 'coopcrnción, pero también ha multiplicado ios roces y conf!lctos interestatales y transnaclonales en función de intereses entrelazados que rrlovilizan cada vez más miembros del siste­h1a. Estbs fenómenos 'dan lugar a procesos de coalición y conflicto que rebasan los límites de Ja variante moderada del balance del poder y re· fuerzan las cara.ctedsticas de' heterogeneidad e inestabilidad del sistema.

' : i 1

f,A DIPLOMACIA ..

La<olplo~~-;;I'ii es el cÓnjuntd de interacciones irtternnclonaics de carác· l?r: p~;/conduddas por agentes oí1da1QS_g_u9=iuG'~Jndo,s y de orga­nizaciones intergubernamentales.

Por medio de los procesos diplomáticos, los estados y organiza­ciones lntergubernamentales se informan, mantienen comunlcacloncs y realizan negociaciones tendientes a promover sus objel!vos e intereses externos. Aunqlie el término "'diplomático" suele emplearse como adje­tivo para atribuir cuá.JldadeÁ como inteligencia, discreción y tacto en el manejo, d'e las re!p.clones, una definición de la dlplom;icln en términos de tales earncterfstlcas sería normativa. Como advierte Bull, "los diplo­máticas; pueden ca.recer de inteligencia y de tncto, pero no por ello cesa.n die ser diplomátlcos".11 •

ro Margenthan, op. cit., p. 220. 11 Huff,. o;¡. cit., p. 163.

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Los procesos pollticos w el sistema i11tcmacio1ial O 231

.. La clipioma~!a. consiste en internc.Qi9_1~s __ aLmenos....iox.m.al¡n?.!ll.e pa­czf:cas,,}p _q_u.~u2~~111[.l1e. .. ~s.te._!.llél1?.9_0 de_ interacción internacional de Jos '.111!t~do.§ .. _/Je/1cos. L_?. ~igt1r¡;i_,del ~ipl~_fl1álico, c11y_a n1}sión es promover !OS intereses exlernos del estado procurando convé11cer a otros acto­rJ!.§, ..iie_ coul.n11<0D.~ _c_o11cl!J!.~~~111,1enfC a .. Ia aeT 'fffii1tttr;-e1 agente "eslatal encargado de. pr9mov_er los intereses del es lado bajo ia dirección de la autoriclad poííf.ica que procur;;i. y~nc.i:"ia-fos.eíiemigos exte.ri10s del esta­do en situaciones de guerra. Sin emba~go, ... los dos niveles y mélodos de acc.!2_~_ S()n m11luamente excluyen les, y en la práctica Se relacíonan en mliltlplcs -aspe_clos.ICic-:.1.ímeilTe; ti.dfpfornacia debe servir para evitar la guerra, pero en momentos cruciales puede llegar a quedar prisio­nera, como advierte Aron, ele mecanismos militares preparados de ante­mano. que una vez puestos en ejecución resultan difíciles de detener o modificar.° De este modo. el factor mililar puede introducir un clc­mcnlo de rigidez en el proceso de decisiones diplomáticas. Por ejemplo, se ha observado que las órdenes de movilización militar impartidas por los gobierno:; : <1so y austríaco en los días anteriores al estallido de la Primera Guerra Mundial prácticamente elimínaron cualquier alternativa diplomática de evitar el inicio de las hostilidades.

A la inversa, ;-iunque se ha definido la diniomacia como un método de Interacción paci_Q0'!, .i'.§1li glarQ_fJÜE __ éiTa.:.~clf:se.ÍJ1Péfi~a~dív~x.sos papeles en con\ ex tos b~licos. Por ejemplo, los estados beliaeranle:;. recurren a la diplóiiiiicfa multilateral para acusar a sus enemig;s de agresores, y a la diplomacia bilateral para procurar el apoyo o modificar las posiciones desfavorables de dctenni1wdos estados. Parlicularmenle importantes suelen ser los esfuerzos diplomáticos cie terceros estados -como las grandes potencias o estados 110 alineados de gran prestigio internacio­nal- para influir en el curso de un conflicto bélico y posibilitar una paz nc¡;ociacla. E:n otras oµorlunlclacles ias influencias de terceros se utilizan para producir o fac!lit.ar un determinado resultado militar. E:n r:ualr¡uicr caso, la diplomacia de guerra y de posguerra son de gran importancia, por cuanto la victoria mililar no asegura la estabilidad política internacional. La Segunda Guerra Mundial y la guerra árabe­israell de 1967 (Guerra de los Seis Días) son ejemplos de guerras que no. fueron seguld<is ele arreglos diplomáticos suficientes para la con­solldación. de un sistema de relaciones aceptado por todas las partes. Como advierte Adam Watson, "hasta que se ha negociado o impuesto un arreglo, no puede haber una paz que sea más que una mera cesación de lloslilidadcs"."

En tercer lu¡;ar, los sujetos de ia diplomacia son agentes oficiales: Jefes de estado, ministros de relaéióne·s· exterióre·s, asesores de segu· rielad nacional, agentes cliplomúticos acreditados ante gobiernos y orga­niz~ciones internacionales y delegados en misiones especiales. E.§.!e caracti;.Ld.l>.J.os...~ usegura la represenlutividad de sus actuaciones. No obstante, ~al reprcsentati~idad no asegura que nabrá, en 'último

12 Aron, op. el!., p. Gil. fJ /\dnm Wal~l, Di¡¡lo111ac¡¡, f'ilndclfln, ISIII Pui,Jlcnllons, 1903, p. 63.

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¡ 232 OiEI siste111a i11ter11acin11a/ co11re111¡wrci11ro

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íJ térmiilo, consentimiento del estado. Así, l'1 clcrc_c;J_;o !~1lcrnnci_QDnl rnnr:­~ ¡ tiene la instTtud6ii cre·ra---tñlTJRr1cíón dr~ Jos lrnlaclos inlcrnacionalcs.

1 M:~~iarntc lo. rnt.ificációr1, Ío;-Órg1-;-;;c;5¡Í]Lernos "ife-jmcler colísicffilcn en j o}¿l.i~\!:-ª é_stc en términos ele ti~ nct_1c_rslo __ \ll!~~ 0· rnü~}-~rn_L~-1~aTs~ffscri~o ; antcnonncntc en rcpresenlaclon clcl estado. ALJllíil.I_Q. _ _l!t_J.1u1_1_g_ del tw­: Lndo Jia constiluit1o una nctunc!t)n oficial, ln ncccsldntl Lle rnt.ificación ! pone ¿¡e tnniÍiflesto que -Cl CP,ntr() cfo- p(Kf_cr_jfc_fc°5:QiIT:ó':illl _se fül d~spl~-zado hacia Jos negociadore,s diplo111útícos, sinp que conLi11úa rns1d1cnc10

. en la organización institucíonai cc11Lr;d, instancía decisoria que resuelve , si se asumen clelerminadas oblig:1cioncs internacionales. Esta siluació~1 1 subraya el hecho rle que ln acción de los clipiom:ilicos rara vc7. es. ~u to­: noma; sino que se inserla en venlmlcras cadenas. de comunicac1on Y ! contr~l entre diversos nivcics al interior de los ¡:obiernos, así corno entre éstos.

La actuación ocasional ele CTfJCHics privados para determínaclas ges­, tiones. internacion-ales ·no-·p-;-L;;;· de é:c1;;~;¡_ff\1ir un método auxiliar_ de la , dl¡:ffófnada. Los gobiernos suelen recurrir a ias vías extraofiéTtifos cuan· , do se tratn, por ejemplo, ele realiznr contactos exploratorios o "soncle?s" que nd los comprometen en forma oficial, o cuanrlo juzgan que 1:u.eaen

:serles ütiles cleterminaclos contactos r.xternos de personeros no oficiales. Se t.rabi.. por tanto, ele sit.llaciones e;c(·.cpcío11ales que no moclif~c~n sus-üincinlmcnle ci carácter de la díplo!11acia como inlernccH\n of1cwl.

. Ln diplomacia es un elerru'níci cr.ntr:ii en la r:onclucción tle ia;, rcla­, cioncs cxt:e)'iores. Como lla sr.iia l;1do Morgenl iinu, de la cn!Jd¡id de la diploniacia clepenclen i¡¡ armo11izacicí11 de los ~bjei.ivos e instrumenlos de

,la política exterior con los recursos disponibles, __ asi coino la _pcrce_r· · ción ntlecuacla de las oportllníclaclf's y n!slr1cc1onrs parn la ¡iccion p1 e­valecicntc en cada coyuntura inlcrnar:ional. En caml.Jio,

si. ;su l'isión es borrosa, su juicio dr.fecluoso y s11 clelerm_i1:ación débil, toclas las ventajas ele 11bíc:1ricí11 geo¡:;r:i.fica, de autosufic1enc1a en' alimentos, materias primas y producción incluslri:il, de prepa­ración miJil¡ir, y de tamaiio y c¡ilidacl de]¡¡ población, a largo plazo de'poco servirán a un país. Un p:lis que puede ostentar todas e_stas ve;1tajas, pero no una dipíomaci;i. congruente con _ella~,' podrn lo· grár éxitos temporales gracias al peso ele sus "activos natllrales. /\. largo plazo es probable qun 111rilgaste estos :•¡¡clivos'_' naturales al aprovncharlos de manera inc:ornplela, disccntmua Y d1l<.p1daclorn en¡ rclaci(m con ios ohjdivos i 11Lcrnacio11ales clel pni~;.n

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L~i diplomacia, más que cualquier otr;i. forma de in_terac_ción _in ter· nacionnllrn -alCanzado un sig11ftlcillrvo nivel ere insttlucrormlrzn.·cwn. L<1 pnictíca 'de !::is misiones cliplomáHcas · 1)criniú1enté~,. el 1irinc.ipio de no interfetencin o no inlervención en los procesos poltl.1cos de los estados, de profesionalización de la diplomacia como un cl_emenl? parlic~lar­mente: imporlanle de l:l ndminístraci¡jn pública, las rn111u111dades chplo-

1< Morgcnthau, op. cil., p. 141.

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Los e11 el sistema i11tcn10cicmaf

rn:itica.s y otras insli luciones de la diplomacia, se c\esarrollaron de rnanern gradual a lo largo ele varios síglos. Inicialmente esle proce;.o se circunscribió al ámbito europeo, pero la presencia internacionai de los estados americanos y <1siáticos desde el síglo xix y, más recíente· mc1ltP, lle los estados africanos y otros nacidos del proceso de liq11i­dación de los Imperios coloniales, ha contribuido a l:i efectiva univer­sa lizar.i<in de las rel¡icíones e instiluciones diplomáticas. En ci curso ele e;,1.a evolución, J::i diplomacia ha experimentado profundas transfor­rnncioncs. que se aprecian nítidamente al estudiar las funciones de la di¡ilowqcia: in[ormación y análisis, comunicación, nJ:!gOciac1on, -fmnle-1p_enlación ele programas- y ·represe·ntación. ·

l. l 1~Jorn¡acíóú --y __ QT,lJiiisís. La. récolección de información acerca ele hechos y tendencias observados en el exterior y su análisis e intcr­prd¡icíón. 'son esenciales p¡ira la elaboración e implementación de las pol!ticas exteriores. En ausencia de información y análisis, las políticas exteriores consislirán meramente en un conjunto de actuaciones basa­rl¡is en elementos subjetivos, como las disposiciones psicológicas de lo» gobP.rnantcs y sus prejuicios y preferencias ideológicas (lo que no quiere decir, por cierto, que cslus elementos desaparezcan necesariamente c11nrnlo $e cuenta con información)._

El lmpprativo cliplomátíco de informar genera tanto conflicto como cooperncilin en el ñmbilo inlernac!on::il. Los agent.cs diplomáticos pro­curan reunir la mayor cantidad ele antecedentes para sus gobiernos a lra ves del estudio del comportamiento y ele las motivaciones ele los actores políticos del estado u organización donde esl<in acreclilncios. así como ele las actuaciones de los diplomúlicos y actores de otros estados en ei mismo país. Pero estos actores t.ienen inlen~s en retener lnfor· mación, o e11treg;1rla de manera selectiva y no siempre veraz, guiados por sus ohjcl.ivos frente al estncio en cuestión. Especínímente en situn­clones de conflicto, un objetivo importante puede ser la confusión o desinformación de los adversarios. Ante esta situacíón, los agentes di­piomálir:os procuran complementar, contraponer y comparar los datos que logran extraer ele las má.s diversas fuentes oficiales y ele otra natu­raleza, emp!Panclo de manera ocasionai o sistemática. ia astucia y ei arclid para penetrnr hasta el conocimiento de los hechos que desean <1VC· rir,uar. Este empeño conslant.e del diplomático en reunir información ha contrib11ido a que nunca haya desaparecido de! t.odo su imagen de "espí<1 llonornble". De hecho, las funciones de diplomacia e inteligencia exterior, aunque distintas en principio, frecuentemente se tocan en la pnicticn, tnnto de modo cooperativo como conflictivo.15

Entre los cambios recientes en esta función, debe destacarse la multipiicació11 de las fuentes no diplomáticas de información que están <1i alcance de los actores internacionales. El desarrollo contemporáneo de los estudios políticos, económicos y tecnológicos pone a disposi­ción ele los gobiernos abundantes flujos ele infomrncíón, que en algunos c¡isos cluplkan la labor diplomálica y superan ias capacidades de pro-

1\ \\'ighl. O)l. cif., p. l !f. J ff -

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234 O El siste;ira fr¡fenh'1Cion}il cottte:r:porá:zeo

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cesamiento y· arnilisls de lis unidades participantes en la elabo;ación e implementación de pollticas. Algunos gobicrn?~ cuentan ad~ma~ ~on medios técnicos de Inteligencia -como los sateltles de llpo espia -, que proporcionan Informaciones difíciles de. obtener, por los conductos diplomáticos. En tercer lugar, la coberturn mternuc10nal ele rcporlajes y análisis de los medios de·, comunicací?n social ha alcanzado .un volu, men, y en algunos casos un: nivel de calidad, que c.omp1te e'.ect~vai:nente con muchos informes dlplotnáticos. Estas tendencias han d1smmu1do la impo;tancia relativa del agente diplomático como fuenlc ele mform[l· ción gubernamental,: salvo ~n cuanto el diplomát~ico ~onscr_v¡: wrn apre­ciable ventaja sobre los demás actores en el cultivo s1stemal1co de rel~­ciones políticas con Jos personeros del pals d~nde está acrecliLado;, Ja

tan criticada vida social diplomática sirve precisamente para el cullivo de estas relnclones, permitiendo el lnt.ercnmhlo inforrnnl de informrr-

y Complementando 1a labor desplegncla a trav<~S de los canales Clones · 0

• j'} 0r formales y de Jos medios no diplomáticos. La asociac1on dr.l e lp om,. 1co con los círculos de poder de un estado no cst:I., cle,~de lue~o, ex_e:1la ele riesgos, sobre todo en cuanto el diplomático puede llegar a 1denllficarse, consciente 0 inconscientemente, con ias perspectivas predommnntes en éstos· puede en última instancia informar a su gobierno ele manera sc­lecti;a y distorsionada. Un ejemplo irr;portante -p·~r sus nefnstas con-

1Cnclas- es ei del embajador brtánico en Alemm11a entre 1!)37 Y 1939, ~~~l Nevile Henderson, quien contribuyó al clesustre de 1¡1 "polílica ele apaciruamlento" del avance' bitlerisla por parte del gobierno del Pnrner Ministro Chamberlaln, al ddjarse llevar por su deseo ele mostrar lo que vda como el "lado bueno" de las políticas naz!s.'6

2. ~.es0i-ón. Una función esencial de la di¡~iomacia ~s la t_r~ns­misión de mensajes entre Jos gobiernos. El memorandum d1plon:rnt..co, ln nota de protesta, la entrevista de un embajnel~r con un C~nc11l?r 1~ otro funcionario de gobierno, son algunos de los mslrnrnenlo::. ll~bitua les de comunicación, tanto. en contextos de cooperación como ue con­fl' t En situaciones de crlsís intenwcional, se ha obscrvndo r¡ue los fl~ji~ de comunicación entre las partes tienden a ínlerrump1r_se, espc cialmente cuando ln.9 relaciones diplomáticas -canal no.rmal oe con::1· nicación intergubernamental- se deterioran por el rcl1ro _ele _crnbaJ.~­dores, 0 se rompen íormnlrhente. Tales bloqueos ele _comum.cación c_OL· tribuyen a exacerbar las tensiones, aumentando la msegundad. Y aes-

fl nza entre las hartes,, agregándose a los factores sustantivos. en con a F .6 d · d comun1c'1·

isl·s lnteniacional Por esto la mantenci n e v1as e ' una cr · . 1 t' .· ntes en ción abiertas y expeditas es una alta prlondad de os r:r:r ic1pa · la diplomacia. Por ejemplo, los gobiernos de Estados Un1C1as Y. l_a URS~, qne enfrentaron serios problemas de comunicación en ocas10~ ~e J,;

· ~ d. los ntislles en Cuba en octubre de 1962, acordaron la .nstal;i-cnsis. e . . · 1 · !lo nivel · · de lineas especiales de comumcac1ón dtrect;:. a mas a . c1on · 't · . d me-rrencm (}zaf.. Une), reservadas para el uso en si u¡tc10nes e e Lb •

1& Ejemplo torondo de Ernsl .Hmts y Allcn Whillnr,, D1,mamics: ot 1'nt.anaíio71al RdcJC!bn~· •. Nuovn York, McCTraw-Urn. 1956'. P'- LH.

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Lu5 proce5os poiiticos e11 cí sis1e111a i11temacio11al O 235

La comunicación en el plano bilateral suele ser útilmente complemen­tada por las oportunidades ele comunicación en los foros multilaterales como las Naciones Unidas y la OEA. Exagerando un tanto se podría sos­tener r¡ue, nunr¡ue estas instituciones no cumplieran ningún otro rol, esta función de comunicación -vital en situaciones de crisis aguda- bas­taría para justificar su existencia (ver Capítulo 5).

Tradicionalmente ha existido un idioma diplomático predominante: el latín, luego el francés y actualmente -en menor medida- el inglés, cuyo uso generalizado permite reducir los inconvenientes y dificultades de comunicación producidos por la multiplicidad de idiomas nacionales. El uso del idioma diplomático predominante no tiene carácter oficial. En Naciones Unidas, los· cinco idiomas mencionados en el artículo 111 de la Carla (chino, francés, ruso, espa1íol e inglés) tienen -igual valor oficial, pero las delegaciones usan nmpliarncnte sus Jenguns nnlivns. No obstante, ia vasla difusión del idioma diplomático predominante en élites internacionales le da una gravitación determinante en la comu­nicación política, reflejando indirectamente la situación global ele poder. Así, ei progresivo desplazamiento ele! idioma francés por el inglés en el mundo cliplom;ílico responde, tanto en el piano simbólico como en la práclíca, al proceso de declinación relalívn de Francia y al predo­minio inglés en el siglo xix y norteamericano en el presente sigio.

El annlista de la polilica internacional también debe prestar alen­clón a las circ1rnsla11cias y modalidades que rodean ía interacción cliplo­málica. Eslos detalles del proceso, lejos de ser triviales, contienen cla­ves para la interpretación del estado de ins relaciones polítícas. La observa1 .cía ele formuiismos de lenguaje y ele una cortesía oficial expre­sada a través de forrnaliclndes protocolares, de apariencia a veces super­ficial y obsoleta para el observador común, cumple una importante función de ocultamiento y /o reducción de fricciones internac10nales. Segundo, no son indiferentes las circunstancias de tiempo y lugar ele ia comunicación. Por ejemplo, el otrora acostumbrado viaje a Washing­ton ele los presidentes latinoamericanos poco después de asumir sus funciones servia para confirmar la primacía de Estados Unidos como polo orientador de las polflícas exteriores en la región. Por esta razón, los gobiernos latinoamericanos han procurado terminar con este uso, trdt.:ndo las visitas ofícinles a Estados Unidos en un plano comparalJle c,111 vtras visitas importantes. También es necesario determinar las res­pectivas posiciones jerárquicas nacionales ele los sujetos de la comunica­ción. Por ejemplo, el ncceso expedilo ele funcionarios de nivel medio ele un gobierno a Jos más altos niveles políticos de otro gobierno,-cuyos funcionarios no gozan de iguai acceso a los centros dé decisión del primero, indica la existencia de una relación de poder que favorece a aquél. Muchas dificultades diplomáticas derivan precisamente de Ja insistencia de los gobiernos en contar con interlocutores de alto mvel en los países con los que deben tratar.

La función de comunicación política está expuesta a factores de cambio parecidos a los r¡ue nfeclan a la información. Primero, han ere- ,¡¡o cido slgnlficntiv,a.menle lns oportunldndcs ele comunicnclón i11t.ernncional ..<J I -

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236 O .ti sistema in1ernacio11al co111c_111por1li __ 1c_o_-=- ---------

.fuera de lo!i cnuccs convenr:ionnlt;s de Jn dlplnrnaci;-i.t inci11ycndo cornu· nícncioj1cs n i ravés ele soclcdndcs profesionales, cnl.ldadcs ncnclém!cns, empresas multinacionales, ele., cuyas nctivlcladcs concitan el Interés de Jos gobiernos. Se¡:;unclo, Jos conlacl.os tanto polft.icos como técnlco­burocrátlcos ele unidades ele Jos r.ohiernos fuera clr: los ministerios ele i.-elnclo1\es exteriores se han mulÍ.lpllrnrlo, de modo que ministros de econom!u y finanzas, ele defensn, de agricultura, salud, educación y otrns carterns. así como funcionarios minlslerinles, ele servicios, entes asesores y empresas püblicn.s, tra!.;m con sus contrapnrtes externas y se conderten en ocasionales y, por tanto, improvisados diplomáticos. TercerO. las comunicaciones directas en los niveles polílicos altos -je­fes de 'estado v de g-obierno, cancilleres, :1sesorc'.; ele seguridad naclo­nnl, etc.- ~e l1an );echo pr:\ctlca111e11l.c ntllnnr!ns. Las "reuniones en Ja cumbre" entre algunos gohiernos se l1an inslilucionalizado, y el uso de los foro~; mullilaterales como puntos de c11c11entro para ln diplo­nrncln bllateral es rul!narlo. I~l uso de in com1111lcac!t)n telcfónlcn desde luego J1n ido en conslanle aumr.rllo. l''.s!os. c:rn1bí_os han c_rosi?_na;io ei tradicional rol de intermecliación casi cxclns1va ele 1:-t comuntcacwn mler­gubernarnenlril que poseían los ngcntes ciiplom:\licos, disminuyendo su ínflucnda y limitando la vigencb ele sus cr5rJigos profesionales Y cultu­rales. En este nuevo conlexlo, ei proceso ele cornunicacilín puecle haber g;rnado en fluiclcz y flexibilidad; pero al 111ísmo Ucmpo ins amplias opor­tunidades de comunicncí<5n, utilizad:1,.<; por personas no sujelas a los cánones' de interncción diplomá!.ic;i, :mmentan los riesgos -de por s[ consídernbles en un mundo altamente: hclerogénr.n- de desmteligcnclas y percepciones encontrarlas. Poecic:n s11r<;ir, nsi, conflictos que. l~s vías diplom:ítlcas tradicionnlcs se han especiallz:Hlo c~1 prcca1•cr o m1rnmlz11r, pueden ·exncerbarsc conflictos exí~;tenles y cllf1cul!nrse, por ende, su

solución. 3. Neoocinción. La conclusión ele ncucnios i11ter11acionales es la

función fñá~dñ"i¡)-ortante de la tllplomnci:<, en cu:1nto concreta iniciativas de cooperación y disminuye o supera siluaclo.n:s de con[J~cto. No obs· tnnte, éstos no son los únicos fine~; ele la nct1v1clncl ner,ocrndorn, como veremos oportunamente. . .

Ln negociación diplomrilica se funda en una ¡¡0!1!1ca c:r.ferior, que se traduce en una estrategin frente a íos demás participantes en el pro­ceso. El 'negociador debe comprenclcr P.l m;uco de condiciones pol!Lícns en que tiene lugar su actuación, ele modo de conrJ11c~rse en el rango de alternativ:1s coinpatibles con los intereses del J!Ob1erno que rcpre­seiitn, Jos qw:i debe traducir en proposiciones nc¡~or.iables con J;is con-

trnpnrles. . _ . Hnas y Wlliting advierten ccrleranwnlc que los negociadores sm

directivas pueden "conceder intereses vilales en ar;L5 de un acuer~o, 0 pueden rehusarse a hacer cr111cesloncs po'.dbles C'll 110111\Jre ele la m·

truns!genci a" .'7 En segundo lugar, la 1~cgor.iacicín no puede fructificar si no existe

17 llnas y Whiling, op. cit., -p. 140.

!.os procesos polílicos en el sisl1!111a íwcmacio11al IJ 237

unn. lJ:tsc de sustcnlación de poder nacionai. La calidad de la diplo­macia puede amplificar o reducir la ¡:;ravitadón negociadora de ;111

estado; pero, en tiltimo término, ur] diplomático que actúa por un est::ido carente ele recursos parn producir determinados resull.;idos no tiC'ne creclilJilidacl: sus mnrnaza.<; de poner fin a negociaciones est.ancncias no csl:'in respaldada$ por la perspectiva de consecuencias que las otras par­tes quisieran evilar, y sus ofertas de coneesloncs 110 agregan narla ln!e resanle :¡( contenido ele los eventuales acuerdos. Por esto es poco pro­halJle que un estado muy débii freüte a otro u otros logre negociar efec­t ivamcnte. Es más probable que deba adherir ai rcsullado de una nego­ciación conducida por otros estados, o que deba nccplar en la mesa de negocinciot?f'S hs demandas que se le formulen, que en t:il cnso t.cllflr:"lll cadcter de imposiciones más que ele auténticas concesiones.

En tercer h1gar, la Hegociación requiere un conjunto ele aq('nfes. q11e pueclr?n comprender desde jefes de estado o ric ¡:ohirrno llnsta t1rJ('­¡;aclo1ws especiales. Las negociaciones :ti mas alto nivel político tienen b venlnja ele la máxima representatividad: si se logran acuerdos, los parlicipantcs empeñanín su peso político en defenderlos en sus paísPs y en irncerlos cumplir. Pero el riesgo de las negociaciones "en ia c11m­bre" es muy alto. Una negocinción fracasada, sobre todo cuando es alta­mente visibie, compromete seriamente la carrera de los máximos cliri­g011'es asociados con ella. pudiendo corltribuir a crear o a.gravar situa­ciones ele; crisis internacional. Por estas consideraciones, las "cumbres" diplomálicas generalmente se reservan, primero, para la celebraci<)n de conFeL;aciones exploratorias y ele comunirnción simbólica, que pue­den servir, por ejemplo, pnra "romper el hielo .. r¡ue afecta 11na rel:icícín lJlllllcrnl < c:iso de ía reunión Rcagan-Gorbachov en Ginebra en novlem­brc de l\JJ!i), Un segundo uso de este tipo de diplomacia es la con­clusión solemne de acuerdos cuidadosamente negociados de antemano n lravés de los canales diplomáticos normales o de procedimientos "acl­lioc". Eslo deja la celebración de reuniones "cumbres" para el intercam­bio a111plio ele puntos de vista y la negociación de acuerdos política­mente lrnporlantes prácticamente limitada al marco ele acuerd0s rPgio­nalcs, grupos de potencias aliadas u otros entendimientos cooperativos. También en estos casos, sin embargo, se realizan esfuerzos consicie­rnhlcs de preparación previa a niveles ministeriales medios y altos p3ra prevE'nir posibles fracasos. La1 "diplomacia en ia c11mbre .. cons· t.iluye, por Lanto, un;:i. práctica exce

1pcional, aunque entre algi.mos go­

Liernos ha adquirido recientemente cierta regularidad l por ejrmplo, en el m3rco ele la Comunlgad Europea o del grupo de !ns siete prin­cipn les potrncias industriales: Estados Unidos, Grnn Bretaña, Francia, Alemania Federal, Italia, Can~dá y Japón <ver Capítulo 10). La regla general slg11cn siendo las neRociaciones u través ele los agentes· diplo­mMicc>s ncreclitarJos anLe los gobiernos f caso dC las negociaciones bila­terales) o las dele¡~aciones ante organizaciones intergubernnment.ales !en lns ne¡;ocíaciones rnultilnterules). Alt.ernat.ivamente, .se rec!lrre a plenipotenciarios o m1s1ones especiales, sobre todo cu:u-.do las mal~ dr.s son al'n1nente técnicas. En estos casos, puede lrnbt!r tanto una 30 _

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! 238 O E! sistema internaciana1, con!!!mpord!!!!O

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sustitución como 1Uh \efuerz6 de los equipos diplomáticos de los serví· cios e~tcriores. La intervención de íos minislros de relaciones exterio· res o de otras carteras es de importancia muy variable, dependiendo ele la materia, del .estilo político de los gobiernos parlicipantes, y de la gravitación y estilo políticos, de los ministros ínvolucrndos. La tenden· cía parece ser reservar el nivel ministerial para cicrlas lnlervencioncs, como la apertura de las negociaciones, la formación de acuerdos ele principio, la superación de situaciones de estancarnienlo, y ia conclu­sión formal clel proceso, qJe en algunos casos será ía firmn. cíe un tratado internacional. ¡

Et cuarto elemento de i~ negociación -eslrechamcnle relacionado con el primero- es la disposición a un compromiso de intereses. Mien-

1 ' tras en el primer elemento ~e aludió a Ja sustancia de hl posición de cada parle, nqul se trata áe la actilucl y de las tácticas de negociación. Si la negociación se utiliza sólo para una guerrn verbai con un adver· sarlo, si se dice ver en la otra parte la "encarnación de! mai en Ja hisloria", o una rémora del; proceso histórico, pronta a ser "bnrrida por las fuerzas del progreso", probablemente no habrá disposición a iograr un entendimiento que no sea una capilulacícín. La confrontación clara de posiciones en el proceso negociador es necesaria y ülil p<na dislínguir entre elementos esenciales y secundarios. y para evitar ia confusión y duplicidaCl en la negociación. Pero al mismo tiempo debe prevalecer, avanzadas, las n~gociacíones, una dlsposicMn a las conce­siones mutuas, basada en la.concepción de la polítlrn como el nrte de lo posible, idea que ihcluye Ja determinación ele puntos de encuentro cnlre los intereses dé d!ver¡:;os actores y l¡t valornc1ón de conscnso.s -aunque sean imperfectos~ sobre los intenlos de imposición coer­citiva de polltlcns puramente nacionales. En la negociación diplomá­tica, Ja honestidad y ío. claridad no exigen adoptar ncliludes de rigicíc7,; ní la disposición al compromiso y el retiro de posiciones lácticas índi· can necesariamente que hay inconsistencia, debilidad o cngai1o.

Esta disposición al compromiso exige de parle del diplomático ei desarrollo de la aptitud de persuasión, consistente en llevar a la otra parte a aceptar determinada perspectiva acerca de un asunto. Muchas veces ello aconseja seguir una estrategia de f raccionamienlo de los pro· blemas en aspectos parciales, evitando a Ja vez r¡uc los aspectos secun­darlos hngan perder de vista lo principal de una malcría. Un cjempio ele fraccionamiento es la distinción "entre cese del [ucgo" y "acuerdo de paz" en Ias negociaciones pata poner fin a una guerrn .. Aunque el cese clel [acgo y J;i separación física de los contendientes no bastan parn cor>.solidar la paz, en general. es menos difícil encarnr las negociaciones de paz si prlmero se logra rll objetivo de interrumpir las hosl.itidadcs y diftcultar su reanudación.: Un acuerdo en torno a estas cuestiones inmediatas puede aytidar a !disminuir los niveles de Lensf.c:in y hosli· tidadir creando condiciones propicias p;i.ra encarar Jn. prob>Iernática de t oncl'o• .. 1i·

11· Russett y Sl:nr, op. ciL, p, 170,

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Los procesos poií 1 icos e¡¡ cí sís 1 ema imen1acio11ai O 239

En la práctica, sin embargo, uno o más actores pueden utilizar las negociaciones -o la idea de celebrarlas- para fines dislíntos de Ja con· creción. de acu:rdos. Una ele las críticas a la diplomacia pública de la era c?ntemporanea es la constante subordinación de las negociaciones -:-º de la clemanc!a de negociar- a ¡Jropósitos propagandísticos. Por ejemplo, un gobierno puede proponer un acuerdo inlernacíonal de de­sarm~ nuclear, a sabiendas de que en Ja forma en que lo presenta no es :iegocial;Ie p;ira _las parles interesadas, con el propósito de mejorar su imagen mtcrnac10nal y de obligar a sus advcrsaríos a asumir el incómo­do rol de opo.sit?res a una idea de apariencia conslructiva y pacifica, que la op1111ón publica internacional no esta preparada oara evaluar en su contenido concreto y sus alcances políticos y eslratégícos. , Olro fin t;íctico de íns negociaciones puede ser la ganancía de

tiempo, sea que no se desee llegar a acuerdo aiguno, sea que se busque un acuerdo poslcrior clislínto ai que se discute actualmente. Este uso de la clipíornacía es frecuente cuando ía parte dilatara anticipa un vueico favorabic a sus intereses en las relaciones dé poder entre las parles. Por ejempio, un estado en guerra probablemente demorará Jas neg?ciaciones de paz sí estlma que son favorables sus perspectivas millta_rcs, puesto que espern para mns adelante un acuerdo de paz más benef1c10~0. o aun una rcndíclón lnconclícional que le permitirá impo· ner conci1crnnes altamente onerosas a Ja p<irte derrotada. Por esta ra· zón, la parte mas débil tiene especial interés en negociar la paz previo acuerdo de cese del fuego.

Es obvio que el comportamiento descrito puede chocar con la lógica ele un balance multipolar, que aconsejaría limitar los objclivos ele la negociac1cin en vísla ele la futura reincorporación del estado que se espern derrotar mil!larmcnte. En estas situaciones es también evi· denle que, por ío menos de una parle, no existe buena fe para ncgocinr. Frente a lai estado ele cosas, son posibles diversas reacciones, las que dependerán de 1'1 cnpacídacl diplomática del estado afectado, su urgen­cia en llegar a un acuerdo, el nivel ele apoyo de las partes por terceras potencias, y la percepción ele relevancia o irrelevancia de Ja opinión pública internacional. Por ejemplo, un gobierno puede, de acuerdo a ias circunstancias, poner fin a ias negociaciones o variar la arena o medio del nivel hilateral al multilateral o viceversa.

1. Impleme7ltación. Gran parte de la rutina diplomática consiste ·en ejecutar progr;imas y acuerdos internacionaics de ios müs variados contenidos. Esta íabor es en gran medida administrativa, cslo es, de me· ra implcmenlación, pero también suele a.sumir caracteres políticos. Algu-nos acuerdos internacionales son de carácter general, y en su ejecu-ción debe detenninarse su alcance práctico. Por ejemplo, existen nume· rosos ucuerdos culturaies y cicnlliicos entre los estndos, los que sólo llegan a lener un impaclo real en la medida en que se movilice la volun· tad política de los gobiernos y otros actores para una ímplernentación pníctíca y concreta. También es posible que en el proceso de implemen­tación sur jnn circunstnncins nuevas que no se preví e ron en el momento / de cclebració;n:lcl nt:uerclo, lo que muchns veces plnntea dificultades de 3 · ·

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240 O El sistema i1rfenwcio11a/ cor1te111pord11co -· ímolementac1ón cnya snpcraclón es importante pnrn evitrrr el estancn­mi~nt.o (:le lrrs rcla~loncs- en delcnninncÍn mrrtcrli~.

Existe, en consecuencia, un vasto campo para !o que podría deno­minarse' !u "diplomacía postacucrdo".

5. Representación. Grnn parte de los es(uerzos de un diplomiítico acreditado ante tin estado \! org1rnismo internacional se dedican n pro­yectar uhrr lmngen favornlJic de su estado. Frente al gobierno, las élites polfticas y In sociedad donde actúa, el diplomntlco es uno de los sl.mho­los visibles más clestacaclos de un pa!s. Junto con destacar esta fun­ción simbólica de la diplomacia, cabe ndvf"!rti r que éstn no es ner.e­sarlamente una función separada ele las anteriores, sino que se encuen­tra presente en cierto modo en tocias ellns.

LAS ALIANZAS

Las alianzas son act1c_rrl_9_s_c..nt.1~e dos o m:ís cstndos. dcstlnnclos ní logro de determinados objcllvos mcdl-ántC.,-·ia nccLÓ.ri_conjunlao coordinncla ele Jos mismos.

El primer fundamento ele las nll!lnzns es in pr.rccpch5n de !nsufi· cicncin de los recursos de los estnclos parn promover un delcrmlnndo interés, que incentlvn n los gobiernos a buscar combinaciones Interna­cionales con dicho fin. Algunos gobiernos suelen evitar las <1l!am.ns por­que esliman que están en condiciones de !ogrnr sus propógitos por si nilsmos, o porque no dcscnn nsum!r los compromisos polltlcos !nhcren· tes n éstas. Una famosa exhortación en este sent.!do, que puede carne· teriznrse como aislacionista, dirigida n mantener a Estados Unidos fuern de los problernns po!!tlcos europeos, se cncucnt rn en el discu~so ele despedida del presidente Gcorge Wnshlngton Cl 79G), en que advtrtló n. sus conrlacionaies sobre las complicaciones provenientes de !ns nlian­zas, que aconsejaban, en su oplnlón, evitar esta forma de acción ex· terna. Pero este tipo de polltlcn ha siclo excepcibnal. Son pocos los estados .que rehúyen deiiberadamente lo. conclusión de cnlendimlentos y acuerdos internacionales de acción conjunta; Japón, hasta mediados etc! siglo XIX, y la URSS, en la clécncla de l!J20, son nl¡~unos tle Jos escasos ejemplos de cstn polftícn. Por lo general, conserva su vlgencla la regla enunclncln en el siglo xvII por el lntcrnar.ionalistn holandés Hugo Groc!o:

Ningún estado es tan poderoso que no necesite alg1mn vez In nyuda de otros, sea para fines comerciales o para repeler las ft1er7.as de muchas nnciones extrnnjerns ... en consecuencia, vemos que hasta los pueblos y soberanos más poderosos buscan !ns nllanzas.19

Ln formación de afümzas y .sil C}'eritu111 funcionamiento -no lodas las u!lanfiiS.TregafCn ·aperar, nlgunns qucclnn cn-·el papel- dependen de conslder.uciones sobre los intereses de los estados en determlnndas co·

19 Hugo Groclo, cllndo por Wlght, op. cit., p. 123.

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Los procc.<as polílicos CI! el sistema i11tcniacio11a/ lJ 21- i

Y\lllt.ura'.' mternac;i_on_alcs. En algunos caso:;, los gobirrnos pcrdl>•·n c!;trcchos r.r!Hlos de nfln!dnd pol[tlca, estrnt15gicn. cco11<1rnlca o ldcoli) gica. Bajo estas condiciones, el establecimiento de nlian7.ns se ver:í fad­lilado y :..i fllncionamiento generalmente seró. expedito, aunque no nece­sariame11le exenlo de roces. En el extremo opuesto se hallan los estados scparndos por profundas divergencias en todos los aspectos señnlaclos, circunstancia que vuelve improbable el establecimiento de cunlqu!n tipo de alinnza. No obstante, aun en este caso puede haber alguna coin­cidencin --como la común rivaiidad con un tercer estado- que puecla esLim1Iiar la formación de una alianza.

CierLas divergencias de intereses derivan de ln estructura clcl siste-11111 inlernacíonal. Como se vio más arriba, la coexistencia de dos poten­cíns clo111!nant.cs en un sistema bipolar tiende a ser intrínsecamente confliclil'a; las alianzas en este _tip_Q __ de .sisi.ema tiend_~n a formarse ai.r:_g_c_l<:.~Jor_rl_<:!_g~()~CIC:Y?éier- q_ue se encuentran enfr~ntados Algo menos critica, pero en todo caso bastante problcrnútíca, es la relación hislórica:ncnte observal>le entre estados vecinos. Entre vecinos es pn\c­ticamcnt•2 imposible mantener polltieas distantes e TñéiifÚentes, de mo­do que. corno advierte Aron, ,;sí rio es 'aliado permanente', un estncl0 vecino fácilmente se convierte en enemígo".10

No se trata de sostener una hipótesis de "fatalismo geográfico": el cnfrcnla1nienlo entre estados vecinos no es una ley de ia polllica inter­nacional. Las relaciones entre estados vecinos que han tenido proble­mas bilaterales -incluso guerras-- pueden eventualmente evolucionar hacia la coopcrncíón, como ha ocurrido en las rclnc!oncs entre 1'-:staclos Unidos y C;rnad:i desde el síglo xix, y Francia y Alemania después de In úllirna guerra mundial. Por tanto, con excepción de la situación de las potencias dominantes en el sistema bipolar, no hay fundamentos para sostener la exlst.cncia ele "enemigos naturales" y permanentes y, por tanto, irreconciliables. La mayor aproximación a la situación de "aliado natural" par2ce surgir de la convergencia de intereses que se observa entre urrn potencia que -¡:¡retende equilibrar el poder de un estado veci­no y los demás estados colindantes con ei vecino, que comparten igual preocupación. En Europa, esta convergencia de intereses se ha dado hisf.óric:imrnte entre Frnncla y los paf ses al Este de Alemania, su trn· dicionai 1·ecino y rival; pero en ia merlida en que las relaciones cntrP. estados v~cinos puedan lrascencler la lcírOca clásica del balance del no· c!er, come• ha ocurrido en las relaciones entre estos paises, este juego. ciP. nlian?.ns tiende a perder Interés.

L~ r~l!f.!.!1.z.as _q_t}~ ___ se fundan en determinadas carncterlsticns del sistema int<'rnacional son de inspiración fundameptafrnente ·¡:íragmátic:a. Otros fni;torcs ele división entre algunos estados, y de álTafizaentrc otros, son los ideológü:QS, que han dado lugar a agrupaciones como In Santa Alianza "tvcr Capitulo 3J, y el sistema de estados socinlist~s diri· gfdo por Ja UUSS <Capft.ulo 8). Los factores económicos han generado lQs. J:!:!·i~_div()_'.SO~--esci_uemas de cooperación-, -ql:ie en a!gtin sentido pue-

32-lO An>ll. np. cfr., p. 13l.

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1 1 242 O El sistema 111tú11acio11al co11te111poránco

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den consfdernrse alianzas: hay un elemento de alianza en el Grupo de los '77, ·que promueve ,los intereses de los paf ses en desarrollo frente a los países altamente industrializados. También se da un elemento de alianza en los acuerdds de ihtegración regional, aunque éstos suelen desarroHer una instituclonalidad que los diferencia de las meras fllian­zas. Según Adarn Watson, aunque el Movimiento No Alineado profesa oficialmente la no participación en las alianzas de la Guerra Fría, en el fondo no estarla lejos de c6nstltuir una alianza altematlva.21 La evo• luclón reciente de los no alineados, sin embargo, muesLrn tanto coope­ración como conflicto lnterno¡(ver Capitulo 9).

Los elementos. anteriores penníten entrar a distinguir d.i.s.U_ntos tipos de alianzas:, ofensivas y defensivusL_de paz y de guerra, tempo­rales y pemmnentes, y bilateraies y -inultilaterales.

Las alianzas defensivas comprometen a ios estudos a enfrentar conjuntamente las contingencias polítlco-mililares derivudas de accio­nes agresivas de terceros estados. Aunque estos estados no suelen ser aludidos de modo expreso -lo que podría percibirse como una seria provocación-, generalmente Je cohoce en forma clara Ja idenlid;id del estado o coalición que los aliados procuran equlllbrnr o cnfrcntnr por medio del acuerdo. Los miembros de las alianzas defensivas se reúnen con el fin de combinar sus recursos frente a un estado o alianza adver­saria. No obstante, también .es posible que, desde el punto de vista de un miembro importante de una alianza, uno o varios de sus rníembros estén en ella con el, fin de denegar su eventual coopernción al adver­sario. Una consideración importante en la formación ele lus alianzas es, por ejemplo,' cerrar el acceso de los estados o coaliciones rivales a territorios o recursos naturales que se consideran estratégicos, para lo cual se procura integrar a Ja alianza en los estados que ele otro modo podrían caer eri la esfera del adversario. Esta justificación es especial­mente válida cuando se trata de estados débiles en relación con los contendientes centrales en unn situación de conflicto internacional.

Mientras las alianzas defensivas se orientan fundamentalmente u mantener el statu qua, las ii.llanzns ofensivas procuran alterarlo en beneficio de los participantes ·y a expensas de otros estados. Dado que los gobiernos que abrigan propósitos de esta. na.turaleza por lo general tratarán de ocultarlos para no aparecer manlfiestamcntc como agre­sores, en fa práctica nó resulta fácil identificar alianzas explfcitn.mente ofensivas. I!:stas se mantienen secretas o se formulan en términos deli­beradamente vagos, como pactos de no agresión o de colahoración en las situaciones que las partes oportunamente puedan determinar. Un ejemplo de este tipo de alianza. es el pacto ítalo-alemán de l!J'40, que comprometió a los gobiernos de Hitler y Mussollni a aslstírse reclpro­camente e.ri, caso de verse comprometídos en complicaciones l'ieJ.fcas, sin limitarse a situaciones de carácter defensivo.

Segund.o, según el contexto de su celebraclón, las atfü.mzas son de pazº' dfe guerra. Las primeras su:¡:H:inen un esfuerzo dtp!01a:l'átk0· pre-

" \Wat.s.en-, op. cit., p. 63.

'1 1

Los procesos políticos CH el si.stc;na iuterttúcÍonal O 243

ventivo de la guerra, aunque no necesariamente tengan ese resultado; las segundas resultan de Ja necesidad de un estado de asegurarse la asistencia de otros, o al menos Ja no cooperación con ei adversa.río con el fin de soportar militar y políticamente el esfuerzo bélico. E~ ambos casos, Ja composición de las alianzas depende de las relaciones o proporciones de poder y de las posiciones e identidades hístóricas, políticos y geográficas de los estudos. Por ejemplo, en el caso inglés la polltica de alianzas desde el siglo xvr se guió por el principio de oposición a la hegemonla de una sola potencia en el continente euro­peo. De este modo se lraló en el pasado de salvaguardar la seguridad de la posición insuiur británica, y por ende el Interés nacional en el desnrrollo del comercio, lu navegaclón y la colonización de ultramar. En in medidn en que ias políticas de una potencia continental {Espnña, Frnncia. Alemania) presentaban un reto a esta política de equilibrio continental, Gran Bretaña reaccionaba mediante una política de forma­ción de alianzas con los estados interesados en frenar las aspiraciones hegemónicas del estnclo en cuestión. Tal diplomacia solamente podía prnctlcarsc n partir ele nniUlsls renllstus de las relaciones de poder y de la disposición de los gobiernos a considerar la proposición de aliar­se, que dependía de las percepciones sobre los respectivos roles y posiciones pollticas nacionales en diversas épocas y contingencias. En el caso inglés, la oposlclón a ia pollllca de hegemonía de Hitler se percibió, nunqHe tardíamente, como un virtual imperativo. En cambio, después ele In Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña no se opondría a la hegemonía norteamericana en Europa occidental, alterando su tra­dicional diplomacia de equlllbrlo y pasando a depender política y eco­nómicamente de la nueva potencia dominante. En tal calidad, la polí­tica británica siguió los lineamientos de Washington en orden a opo­nerse ni uvance soviético en el continente europeo. Ello involucró el término del rol de "bnlanceador" autónomo que se había adjudicado Gran Bretaña.

Los niveles de cooperación entre los aliados varían ampliamente, según las percepciones mutuas ele las polftlcns aliadas y de las contin­gencias que enfrentan los aliados. La principal amenaza a la cohesión de una alianza defensiva proviene de ia falta de confianza en las pro­mesas de colaboración y apoyo prestadas para el caso de un ataque contra unn de las parles. Este problema es particularmente agudo si una ele las parles teme enfrent.ar situacíones políticas y militares más críticas que el resto de los a.lindos. Desde el punto de vista de estos tiltímos, la participación en la alianza puede verse socavada por la per­cepción de que ésta, en vez de contribuir a fortaiecer Ja seguridad de Jos participantes, aumentu el riesgo de ser arrustrados a una guerra de imprevisibles consecuencias. Así, los aliados europeos de los Estados Unidos a veces expresan el temor de que Washington, enfrentado en un conflicto extraeuropeo con la URSS, se podría trabar en guerra con esa superpotencia!_.arrastrnndo a Europa occidental a una conflagración 33 -

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244 O Ei' sístc11rn i11tcnincio11nl co111c111:_,_T'_:º:__r:__if_,,_c_n_, __ -_· _________ _

gcneraJ.2~ OtrD factor de tensión dcriv;i de ias dudas curc~pc<L5 sobre ln disposición real ele ios Estados Unidos a responder clccliv:-tmcr~tc a un ataque en Europa. Este cuestiorrnmicnto evcnturtl!ll8nLc contnbuyó a la nnrgihación frances:-t ele la estrucLurn milibr de la OTAN, en l!JGG.

En lits alianms bélicas, ln fucntP. principal tic tensión es el Lernor !1

la celebración de una paz separarla •:cm r.i ;ulvcrsarlo. que dejarla solo a un estado frente a un enemigo, o rcslnr!a fuern<i militar y poclcr p.oli­tico a la alirmza que lo combate. Eslr. temor estuvo presente .~n. la almn­za anglo-francesa con Rusia en la I'rillH!nt Guerra Mtmom1, pti:-sto que lo. materialización de unn pa7. separncla ele R11si:-t con Alemania Y Austria debla debilitar gravemente lrt situación dr. los nll:-te!os en el frente occidtmtal. Otros problemns caraclerlsticos de estas alianws giran en torno de la nnturnle7.a y el monto ele las ,preslac:i~nes malc_nalcs (la tendencia de cada parte es contribuir d mímmo Y ex1g1r el maximo a los al!ndos: ln situación exlrema es In del "viaje gratis", en que un alindo obtiene protección de una gran potencia sin hacer ninguna con­tribución significaliva a ia defensa corntin), ele los rnecanism?s de .con­sulta sobre ias decisiones militares y polll.icns, de lns nllerna~1vas d1plo· mátlcns y militares tendientes a llevar a término el conf11cto, inclu­yendo lns condiciones de un eventual acuerdo cíe p;:i7.. En cada uno tic estos aspectos, Ja política de cacla ¡mr.ticir:~nLe debe c~mpar:-tr los :J~ne­rtcios do la participación -segurlclno militar, o\Jtenció~ ele subs1cl1os, admisión a tm circulo de potencias importantes-- con_ Jos c?stos, que pueden ser rnuy vnriaclos: clisminuclón ele ia n11l?n:>mm nnc1onal par<i. tomar decisiones polfticas, aumento ele p;:-tslos p111Jl1cos Y otrns contn­bllciones n la alianza, necesidad cie admitir f11C!rzas 111iiitares exlranjcras en ei propio territorio, posibilidad de convertirse en blnnco o teatro ele

hostilidades, etcétera. , Las negociaciones de paíl smneten n las nlinnzas a difíciles r:·uebas.

Mientras Ja especificación de los requisitos para poner en marcna una nlinm:a ·suele ser mó.s o -menos prcr.lsa, no ocurre lo mismo c?n las cÜtldlciones de terminación de un conllido, que dependen de º.bJetlvos polftlcos no siempre fijados con clarid~u, y expuestos a cambios ª. In luz de la evolución de las circunstancias. De este modo, la. .cohesión de las alianzas bélicas tlencle :-t debilit;nse a mcrJicla que se vislumbra el fin del confllcto que ics !Ja dacio origen. Al estar p0r de~aparecer In causa de su transitoria asociación, disminuyen las motivaciones. que sustentan las acciones conjuntas y retornan n primer plano los rnlc-

reses individuales de cada estado. . Esta observacíón nos lleva a Ja síguiente clislindón: las ahanzas

son temporales 0 permanentes. L:i.s primeras constituyen la regla gene­ral, y las segundas son fencímenos allamcnte excepciotmies. :ar l.º. gene­rtii. las alianzas son temporales, form;'tnclosc, operondo y cllsolv1endose eh cletermin'lclas coyunturas ilistórico·pol!licas que dependen, como se ha visto, ele los intereses percibidos por ios .gobiernos_ intcr:saclos. El sistema de balance del poder, con sus c;onlmuos renlmcam1enlos, cl;i.

¡¡ KI~;is 1:norr, "Tiurdcn Shnrlng in NATO", Orbis, olt•Ílo ele 1~115, p. 519.

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1 ¡

1

Los procesos políticos en el iiste111a irllcmaciona! ll 2·iS

lugar 11 nllanzas escncinlmente temporales, aunque iormaimente no se especifiquen plazos de duración de estos a.cuerdos, y se hable ---en casos extremos- de alianzas a perpetuidad_ En cambio, el sislemn blpolar sirve de marco polilico a la fom1ación de alianz;i.s que se plan­tean como esquemas de duración prncticamenie indefinida, con ia res­pecliv:-t potencia dirigente de un bloque. Aunque los respectivos instru­mentos especifiquen plazos de duración de las alianzas, éstas se reno­varán mientras persistan las condiciones que les hnn dado origen El :-tbandono de una alin11za por parte de un estado es inusual, y mñs ctifícíl aün el realineamienlo de un aliado con el bloque rivaL

Por tílllmo, las alianzas son bilatemles o multilaterales, se¡:;ün C'l mímero de eslat!os participantes. Las primeras se concluyen entre dos cslmlos, mientras en las sehri.mclns los participan les son tres o más est :-t­dos. En la práctica, sin embargo, un sistema o haz de alianzas bilalcc­rales ele una gran polencí:-t con unn serie de estados puede parec!~rse a una alianza multilaleral, que funcionará bajo la dirección del estado ubicado en la posiclón central.

Hislcíricamente hnn predominado las ali:mws bilaterales, salvo en circunslancias excepcionales, como las guerras generalizadas o hegemó­nicas, que favorecen el surgimiento de grandes co:-tliciones o ligns r ver Capítulo 3). En cambio, en ei período contempor:íiwo han aíc:1m:arlo especial desarrollo las alianzas multilaterales. Este fenómeno se ha debido principalmente a la gravitación tanto global como regionai que tienen bs superpotencias, organízndoras de vastas agrupaciones polí t.icas r milílares con potencias medianas y menores desUn:-tdas a fur­lalecei s11s posiciones en el conflicto políti<::o-estratégico bipolar. Estas alianzas (como la OTAN, el Paclo de Varsovia y el TIARI se fundan jurldlcamente en el ya mencionado ArL 51 de ia Carta de las Nacio11es Unidas, que autoriza la legitima defensa colectiva. En la práctica. la función ,Je defensa colectiva persigue crear un efecto de disuasión eslrntégic:-t rntre las superpotenclos, as[ como nscgurar 111 coordina­ción polltlca y estratégic,'l. de los bloques en el contexto ele la bipo­lnridad. Ello no obsta a la existencia de tensiones y conflictos al interior de estas alianzas, que derivan de Ja operación de los factores que han siclo enumerados precedentemente. El Capitulo ll ofrece más nnlece­cle!ll es al respecto.

El, USO llE J,;l FVERZA

El uso de la fuer7:-t por parte de los estados en ;;us relaciones recípror:-ts es una alternativa cenlr:<l de los gobiernos, aunr¡11e en h práctica no sea la reela genernl que el conflicto interm1cional se resuPlva en este terreno. El uso de In fuerza en sus diversas modalidades, o la simple demostrndón o amenaza de utilizarla, ptteclen constituí r instrumcnf os de ejerclció del poder. Así, se pueden encontrar al servici0 de objetivos como obtuwr la cesión ele un territ;rio, ubnndon:tr a un. ;i.Jiado o impe-3 4-

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246 O El sistc!na. i1;ternhciot1al '~011ten1pord!!co

dir la consu~ació~· de ide'teJin::ido propósitJ de un ndver.sario. En los dos prl.meros casos el uso de Ja fuerza o su amenaza es ele carácter compulsivo, mlentra.5 que en bi tercero es disuasivo. I~• fuerza también se puede utilizar con la !ntentión de aniquilar o destruir. Por ejemplo, los romanos no tenlan la !ntencíón de obtener concesiones ele los carla­~ineses; simplemente ¿oncluyéron en determinado momento en que el mterés de Roma exigía la destrucción de Cartago. Obviamente, en este caso también eicistló una consideración de poder, en cuanto .se percibió la existencia misma del enemigo como incompallble con los intereses vitales del estado. · 1

La principal modálldad histórica d1l uso de la fuerza entre los estados es la guerra. Ob:as modalidades Incluyen las demostraciones de fuerzas, las alertas, los bloqi!eos, sabotajes, tomas de rehenes y asis­tencia a otras acciones terrr,i-ista.s, la ayuda a grnpo.s o movimientos subversivos o sepat:.L!<>tns, etc. Estas modalidades pueden ciar.se aunque entre los estados no h&.ya guerra propiamente dicha, y pt1edcn implicar a actores no esta.tr\les, como lds movimientos subversivos o separatistas. No opstante,'unn o más de Iris pattes puede t!Sthnar que estas formas de w¡o de la fuerza corlstltuy~n nctuaclones de guerra, de modo que es fücll .que las modalidades anotadas eventualmente comluzcan al esta· llldo 'de una guerra. Especialmente en el periodo contemporáneo, en qlle debido a la disuasión nuolear y otros factores las guerras rara vez se declaran formalmente, esth..s alternativas ponen de manifiesto que la distinción tradicional entre paz y guerra se ha vuelto difusa e Incierta.

Una somera observación c.d sistema inlernaclonai contemporáneo revela que el uso de la fuerza' sigue siendo una modalidad relcvant.e de comportamiento de los estados. Según un estudio, entre 1915 y 19!33 tuvieron lugar 106 conflictos atmados civiles e inlemaclonales, que deja­ron más de 16 millones de víctimas fatales. La gran mayorla de ios conflictos consistió en guerra:! civiles, esto es, guerras libradas sin par­ticipación formal de varios estados, pe,ro en muchos casos existió algu· na intervención indirecta de agentes políticos externos.2

J

Es cierto que algunos estados que en el pasado libraron grnndes guerras entre sí hóy práct!carhente descartan el uso de Ja fuerza como instrumento en sus relo.ciones' reciprocas. Tal es el caso de los estados ele Europa occidental, que eri este aspecto exhiben un progreso alen­tador respecto dei periodo quJ llega hasln 1915. También cxlslen nl¡¡<mns relaciones bilaterales en otras regiones en que el uso de ía fuerza prác­ticamente no juegá ningún papel entre determinados estados, sea por el respeto de una tradición de cooperación y de limitación ele confllc­tos. sea pot voluntad unilater

1al de determinados gobiernos; dos ejem­

plos importo.ntes son las relii.clones exteriores entre Estados Unidos y Canadá y la política exteriot contemporánea de Costa Rica. Lament.n­hlemente no hay, por ahora, indicios de generalizacl6n de osle tipo de situación en el sistema internncional. Las "comunidades de seguridad", corno llama Karl Deutsch a las agrupaciones de estados que no con-

ZJ Itussett y Slnrr, op. cit., p. 178.

Los procesos po/íticus c11 el sistema 111temacio11al O 247

siclcran entre sí Ja alternativa de la g11errn, son todavla muy excepcio­nales; en parle se deben ai aprendizaje de la experiencia hisl6rica, que ha demoslrado a gobernantes y pueblos los elevados costos de la guerra en grnn escala, y en parle pueden atribuirse tnmbién a la estructura del sistema de la posguerra: por ejemplo, la tradicional rivalidad franco-aíemana no tiene cabida en el sistema bipolar que emergió de la última gran ¡,ri.icrra, al menos en cuanto esta rivalidad condujo en el pasado a violfmtos enfrentnmientos bélicos entre las dos potencias.

El fenómeno de la guerrn no lm siclo controlado por Ja proscripción jurldica del uso de la fuerza como instrumento de política estatal y como método de solución de controversias. Los esfuerzos en tal sen­tido se Iniciaron en el período posterior a la Primera Guerra Mundial. El Pacto ele In Sociedad de las Naciones obiigaba a los m.iembros a no recurrír u ia guerra mientras la Sociedad ayudaba a la búsqueda de soluciones pacHlcas de las disputas que conocia; comprometía además n no realizar netos de ngresíón contrn. In integridad territorial o ia independencia política de los estados, y establecía sanciones económicas conlra los estados que violasen estas normas. El Pncto Kellogg-Briand de l!J2íl, que llegó a contar con Jn adhesión de G3 estados, obligaba u éstos a renunciar a la guerra como un instrumento de política nacional en sus relaciones reciprocas, debiendo arreglar sus diferencias por me­dios pacíficos. El fracl.150 de estos esfuerzos legales y polílicos de ter­mlnnr con el uso agresivo de lu fuerza se relata en el Capítulo 3 (ver '\ también Capl!.ulo 5 en relación con la Sociedad de las Naciones).

Bajo el imperio ele la Carta de Naciones Unidas se ha reiterado y rcforwdo la ilicitud del uso de la fuerza, que reconoce como únicas excepciones l;:i. situación de legitima de[ensa o el uso de in fuerza bajo la autoridad del Consejo de Seguridad. El primer propósito de la Orge.· nlzación es, justamente, mantener la paz y seguridad internacionales < Art. 1? N? l de la Cartn J, para lo cual los miembros se obligan a no usar la fuerza en sus relaciones reciprocas. Complementan estas dispo­siciones las normas que encomiendan al Consejo de Seguridad determi· nar si ha habido agresión por parte de un estado, en cuyo caso el Consejo puede tomar medidas políticas, económkas y militares. En cuan to n 1 derecho de legitima defensa reconocido por el Artículo 51, éste no limita el derecho ele Naciones Unidns de adoptar medidas pnrn terminar con la siluación ele quebnmtanúento de la paz (ver Capitulo 5).

La eficacia práctica de la normativa de Naciones Unidas se man­tiene muy limitada, a pesar de diversos esfuerzos realizados para lograr su lmptementnclón. Numerosas guerras que han tenido lugar desde 1945 as! lo ntesti¡;uan. En estos conflictos, los gobiernos han procurado /__'¡

1 f

legitimar sus acciones bélicas invocando el ya referido derecho de legí-tima defensa reconocido en el Articulo 51, procurando reivindlcar el .\ rol de defensores y acusando a sus adversarios de agresores. De este 1

modo, el derecho internacional se ha subordinado a los intereses poli-tlcos de los eslaclos, y el Artículo 51 se ha convertido en una verdadera "cláusula de escape" para los más diversas pretensiones. El principio _ de seguridad-colectiva prácticamente no ha operado desde la guerra de 3) -

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248 o· El sisrc111a i111crnacio11al COllll'lllf'Ol'IÍllCO

·~-------------

Corcn y, en un contexlo de división hipoJ;lr, son escasas lns situaciones en que podría funcionar. En olrns p:<lallr:ts, el dNccl!o inLernacionnl coclificndo parcinlmentc en la Carta, l!a visto 01Jst;1culiz:1da su oprrn­ción por falta de condiciones políticas adecuadas. Esta círcunslancla ayuda n mantener la guerra como una opcíc)n que diversos estados uti­lizan c<?mo un insln11ncnlo tic acci<\n lnl.ernacionaL

E1Úcnclcmos -por 9ucrrn el uso nrr¡r¡¡¡iwrlo y nl.Jfe1·10 ele i;i f11Cr:r.a mlllU-ir enlrc cslaclos que tr:iL:in reciprocnmcnle de cloblcgnr su volun­tad polílica.11 Se trata de una forma organizada de uso de la fuerza, en cHanto es una secuenéia sistcrnút ica ele netos de violencia, desarrollnclos bajo la,cllrección de ios gobiernos, por medio tic agentes -fuerzas mili­tares- prrpnrnclos ni efecto; se trata, rn sep;unc!o lugar, de violencia ~bierta, en cuanto los netos y/o rcsullarlos sr. atribuyen por lo general al csta40 que los realiza (esta carnclerlst.lca no excluye, por cierlo, las acciones .secretas en ei curso ele l<is hostilidades).

El fenómeno de la guerra lla sido esludbclo príncipnlmenle desde dos perspectivas. La primera se n~fiere rt la gé11csis o ca11sac1ón de csle fenómeno; la !'Cgunda, a íos ti]Jos y modnlirlruies ele manifestación de la guerra, y n su significación en ei sistema ínlernacionai.

En la primera perspectiva, Kennelh V.'all¡; ha presentado la ya chí­sicn categorizaclrín según la cunl ias r.sr.w?las sobre el orí1:cn de la gue­rra vinculan el fenómeno l l con la naturnlczn lt11rnmin, 2) con In cslrllC· tura social, política y económica t!ci r'slncio, y :n con las caraclerfslicas del sistema ín1cnzacio11al. 15 En cada uno ele estos nívf'les hay proposicio­nes ele interés que arrojan luz so!Jrr? cil'r!os aspeclos ele! problema; pero no es posible nin¡i:ún reduccionlsmo o Intento ele forzar la explicaclón c:c un fenómeno complejo, a parlir de un solo nivel de an;í.lisis o varia­ble especifica. En los siguiente·' pñrrafos se resumen algunas clí! las proposiciones teóricas más importantes, scr;uiclns en cndn ·caso ele bre­ves comentarios crlticos.

ll U1 lllcratura ofrece pocn' delinle!oncc. tic! concepto. Morr,r·nthnu, Wl~hl y Gilpln no definen ln !'ucrrn, nunquc la tratan cxlcnsamenle. J\ror;, op. cit., p. 21, se limita !1 scgL•lr l:i cinstcn delinlclón de Clau5cwll7.: "f!clo de viokncin clcslinndo n olJ!Jgnr R nu.,stto oponente a ncntnr nucslrn v0lunlntl", concepto sin duda t!cmn,lodo amplio. Alnstnlr Duchan, War ín Mo<lcm Sncrct.v. nucvn ;·ork. llarpcr. J9GG, p. IX, habla de ltt guerra como "conClicto ffsíco nrm;iclo y on;n1Jl7~'1do" y, en otm p!lsa3c, p. XV, Jncluyn en Jn r;uerrn los conilicto!l Pnirf! grupos dentro de los estados. en In medldn en que se t·inculcn con llll conflkto l11tern'1cionnl. En este cnpltlllu se lrnln b:l.slc:amcntc de l:i gucrrn inlcrnnclonnl propiamente dicha, mrnr¡u<' reconociendo In lmportnncln creciente de manlfcsL1cíones del 11~0 de In !uP.rza, como la subl'crslón lnducldn o nslsticln del exterior. I~.,, clc!lnlclcln del lcxto parte tlr! concepto de Du!l, op. cit.. p. lfl.\: "vlolcnci'1 orr.nnlrntla r¡ue llr·nr. lur,ar entre unidnclc~ pollllcn.,", que se hn complemcntndo con ins cnrnctcr!sllcas tic "nbicrtn" y dírir.l<la ni objetivo d~ doblcgnr ln vuluntnd pol!ticn del ndl'ersnrlo. N<\tcse Qtlr. <!sln úlllma cnrnctcrfs­Uca se cumple l:"':t? en el CflSO del ngrcsor cnmo del que se clclicndc, para quien In gucrrn :cslñ dmgttln n doblcr,nr ln volunlnd ngrcslvn del gobierno que Inició lns hostlllclndes.

!I Kmnclh Wnltr., El Hombre, el Estado y la Guerra, nucnos Aires, Novn, 19?0 .

..-~. ¡·'ir··r• --

J,os procesos polí1icos en el sis1?11rn i11icrnacirma/ U 2·19

l. Fnfoq11cs psicológicos y qntropológicos.7"

i De ;icuerdo con estos enfoques, la ~~uerra se d(:!be en últ.imo tr'rn1ino a determinados rasgos psicológicos o -dicho en lenguaje nnrm;itivo !.rndicinnal- a la imperfección de la naturaleza humana. El despb7.n· miento y proyección de la a¡;resívidad burnann hacía los micrnbrns de otras socieclacles constit.uye el mecanismo psicosocíal deterrnin:rntc r¡u!' subyace en la guerra. El fenómeno se facilita en ia medida en r¡ue <'n los procesos de decisión ele un estado ínlcrvíenen signifir.ativamcnic mdi·

viduos inseguros, frustrados, emocionalrnenle inestables e incscrnpu· !osos, quicnrs tienden a justificar sus propias ínsuficicncl:1s por medio

ele víclirnas expiatorias o blancos externos, especialmente en el Pxtrnn­jero. Frente a este tipo ele proposiciones, perteneciente a la !corla cli' los Impulsos, una segunda corrienle, de tipo conciuclist.a, íde11tifica las ni!ccs de la agresividad en determinados problemas ele aprendizaje psi cosocial. Por tanto, en cunnto se trntnrín de rnsgos adquiridos y no ele disposiciones lnnatas, existir!an ciertos márgrncs para proprnder .... por ejemplo, mediante la educación- a la modificación ele las comluct:is ap,rPsivns en un sentido socialmente constructivo.

Sin eluda, las hipótesis psicológic;is son sngPrentcs y p1H'd"n 1·1m.

tribuir a iluminar diversas situaciones de conflir.to. Es preciso nwnrio­nar l ambién la irnportanr:ia de Jos faclores psicn!ó¡;iros <'71 in r;1u·r 1 n. sea r¡11e se trate de sosle11er un determinado esfuerzo bélico o de mirrnr el de un ndversario. No obslant.e, los enfoques psicológicos lirm<'n varhs limll:icíoncs. Primero, salvo en siluadonf's extremas, es impmlJalJl<' q11e los procesos ele decisión de un estado se encuentren dominado~ i:'l;íe ramente por individuos cuyos rasgos psíquicos correspnnclan a ios entrn­ciados, y que éstos puedan f¡ícilmcnte clnr rienda suelta a su agresividad n través de los mecanismos de elaboración de In política exterior. Tal fcnón~eno se encuentra solamente en situaciones nlt.amente exc<'pcio­na!Ps, como la creada por IIitier en Alemania. Segundo, asumknclo r¡uc en distintos pníses tienden n prevalecer distribuciones aproximadamente homogéneas de individuos de diversas características psír¡uíc;i.s, r¡nrcia­rian por explicar las diferentes' conductas belicistas o pncíficas el<' los respectivos gobiernos. En tercer lugar, la guerra no es un enfrenta­miento entre individuos personalmente enemigos, sino de organizar.io­nes complejas, como los ejércitos, distintas ele los individuos r¡ue las componen. Desde este punto de vista, la animadversión por el ext rnn­jcro no serla una causa ele la guerra, aunque a través de las poli! ir.ns de vilificnción del extranjero se pueden dcspei·tar pasiones r¡uc contri­buyen a crear o mantener un clima bélico. En gcnE'rnl, habria nnimad­versíón entre individuos de distintos bandos más bien como cnns~·

c11c11cin ele su identificación con diferentes estados en el curso dr: una guerra.

/' !, .a siguicn'.e discusión se b0;sn principalmente en Qulncy Wríght, "The Sl.u<ly or \',ar . 111/ematronal Encyclo¡xzerlta o/ the Social Scienccs, vol. 1G v Thom:ts Niele· bock, "Krlegsursachenforschung", Pipen l\'iirtcrbuch zur Po/ilik. vo( 5. ;36- -~

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250 O El sis;cn;a._ f¡¡ternacio;1al co::tc:~:poráneo ' 1 ' ~j" . : i:;, : ' ' .

::: 1

2. En/oques sociológicos , ' 1 1

1 • " : 1 : Estos en!oques,-que ~e sitúan en el segundo de los niveles de análisis iclentificados precedentemente- incluyen líneas de argumentación de cllferente5 orientaciones. Por \J.n lado, teóricos importantes como Joscf Schumpeter sostienen que Ja; guerra es un atavismo sociai, 11na insti­tución retrógrada en las sociedades contemporáneas. Persiste soia­nienle en la medida eil que e~ algunas sociedades no se haya c\csplaza­do dcfinitivamcnle el poder dd grupos histórica y profcsinnnlmcnlc aso· ciados con Ja guerra, como las' castas militares. Por otra parte, desde el siglo x1x los escritores ele orientaciones como la socialclarwinisla han caracterizado y aun ensalzado la guerra como una forma ncccsaría y "saludable", "progresista", de liberación de energía social. JO:nlre las funciones de la· guerra, estos ,autores (como Ernest Renan y IIeinrich von Trcitschke} destacaban la contención de supuestas tendencias de "degeneración social", en lo Interno, y, en lo inlernacional, el estable· cimiento de una jerarqufa dominada por los pueblos r¡11c se dicen mejor dotados. Sobre la base ,ele ideas como éstas se prctcnclieron jus· tificar pollllcas como el coloriialismo y el imperialismo ele las üll1mas décadas del siglo xrx y comienzos del sigol xx. ,

Como crítica de' ambas posiciones debe ohserv<irsc. en primer iu­gar. que son en gran ,medida determinadas por ias posturas icleoló· gicas de sus sostenedores, JB:lerales y reformistas, en el primer caso, autoritarias y ocasionalmente' reaccionarias y racistas. en el segundo. fo:n segundo lugnr, si bien la escuela liberal acierta al subrnyar la im­portancia del balance de fue~zas entre grupos pro y anlihclicislas en la sociedad, su identificación de los primeros con los rc¡;tos ele! orden 111on:irquieo y aristocrático de la Europa preliberal omite considerar la posibilidad de surgimiento 'de poderosos grupos que, bajo condicio· nes de alta moderni?:aclón, Impulsan no obstante políticas beiicislas. Tal ha sido el caso, denlro y fuera de Europa, de diversos movímícnlos contemporáneos de orientación nacionalista exallada y de pari idos revo­illcíonarlos altamente ldeologizados.

'

3. Enfoques económicos

1'11ra la mnyoría de los. economistas liberales, Ja re¡;ulaci<Ín de las eco­nomías nacionales y del comerclo internnclonal por !ns leyes del mer­cado debe contribuir a fortalbcer Ja paz. En el plano interno, tienden a prevalecer criterios de eficiehcia económica civil por sobre las deman­das de asignación improductiva de recursos del sector milil:u. En el átnbítn externo, en Ja medida• en que no se introdll7.can distorsiones en la opcn1dón ele! principio de lds ventajas comparativas -hase de una correda división internacional del trabajo-, como serian elevados nive­les de barreras nrancclarías y no arancelarias, se maximl?:nrá. el inter­camhii©• fnlernacional y se incrementarán los niveles de bienestar de todos llros participantes. Ello contribuirá a que se creen intereses nacía·

!.os proceso:; pofft:-cos e:: e! sistenuz bucrnacioNal O 25!

na!es contrarios a eventuales políticus belicistas, que podrian llevar a la interrupción del comercio.

La escuela marxista sostiene, en cambio, que los sistemas capita­listas tienden a Ja expansión imperialista, en la medida. en que los altos niveles de explotación interna de los asalariados causen severas crisis ele sobreproducción por falta de demanda. La tendencia imperialista se manifiesla prímcro a través de guerras coloniales,' y en último tér­mino como un enfrentamiento directo entre las metrópolis capitalistas, en las r¡ue por otra parle madurarían las condiciones para la revo­lución social.

Las investigaciones empíricas del comportamiento bélico de los estados preslan poco apoyo a esta hipótesis. Lewis Richardson, en su clásica obra Stalistics o/ Deadly Quarrels, concluyó que las motíva­ciones económicas figuran en primer Jugar solamente en un 29 % de las guerras libradas entre 1820 y l!J.19, tratándose principalmente de Jos conflictos de menor envergadura. En la mayoría de los casos parecen prevalecer cons1cleracioncs ele seguridr.id, y si hay motivaciones econó­micas, se presentnn en forma conjunta o combinada con otras molí· vacíones prcciominanles. En segundo lugar, las demandas del desarro­llo económico nacional suelen subordinarse a ios requerimientos de las politicas de poder nacional. aunque los sistemas económicos sean básl· camente capitalistas: esto ocurre especialmente bajo regímenes auto­rilarios. Obviamente, lai situación no es compatible con las hipótesis que soslien<:n una relación de determinismo económico. En tercer lu· gar, es cierto que unn politica beiicista puede favorecer determinados intereses económicos. En esle punto es posibic criticar fundaclamentc ias lesis liberales, que ofrecen una visión demasiado general y benigna de ias molivacíones económicas. Pero lo mas. probable es que los be ne· ficiarios ele una política de este Upo se encuentren solamente en deter· mínaclos sectores o actividades económicas, como podrían ser los pro­veedores ele armamentos o ios índustrinles que requieren ciertas male­rias primas que se encuentran en un pais al que se trata de someter o de incluir en una esfera de influencia.

No obstante, las políticas belicistas e imperialistas no constituyen un imperativo del sistema en su conjunto, y son en muchos casos evi· tables por medio de acciones polltlcas apropiadas. Éstas podrían, llega­do el caso, fundarse en alegaciones de racionalidad económica. Como hn señalndo Klaus Knorr, "desde un punto de vista global, la guerra es económicamente destructiva. Sumando las ventajas de países victo· rlosos y derrotados, la capacidad económica. global declina. como conse­cuencia de la guerra".n Por último, el estudio ele 273 guerras libradas entre los siglos xv y xx, realizado por Quíncy Wright, muestra que los eslndos con cconomíns capilalistns modernas participan en menos gi.1e­rra;, que los estados con otros tipos de organización económica. No obstante, la participación bélica de los primeros ha sido más letal. lo

11 Kln11s Knorr, Et Poder de tas Naciones. Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 3 J. -1961, p. 193.

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252 O 1".l sisfo11a intcniac1011al co111e111¡10uf11co -· ·-------------

que se debe a !as caraclerfsliens de la tccnolor,ía mililnr moderna em­plcadn' por estos estados, m:\s q11r :i las est.rucluras econ<5I11icas illlpe­ranles en ellos.

1. F.nfnq11cs ¡JolíUr.os

Algunos enroques polilicos inshlr·n rn r~l rol dP los faci.ores ele orclr.n interno, mientras oLros ncent.ú:rn ios ele orJen "xtcrno. Entre los pri­meros, clesLncan los que vincul:i.n r•i cnn1porLan1icnlo lH~lir:ista con la existencia ele rcginwnes autoritarios y IPl.:llit:iríns, y que p11cde11, por tanto, ciesnrrollar políticas rle r.uc'rra sin lr~ner que cnfrnntar poderosos contrapesos polii.icos inLrrnos. J3:1jo eslos [~ohicrnos, el empleo ele la "tierra con•o una política dciilJerndn de "en¡;ranrlcr:i111ir:nto n:1cíonal" ~ ele exp:i.nsí<ín icleológica, o cn1110 1111a fPnna de dcsvi:i.eión ele 1.cn­síones internas, es más prolJaiJlr~ cp1c li:1jo regímenes democn\ticos. Tales polític:i.s auloritarins y loialilar:a:. rdlejan una valoración gene· raimente alt:-i del papel de la f11rr7.;1 en las rei:1cio11cs internacionales por partc ele estos regímcnrs, q11e co11I rnsla r.011 Ja~; aclitucles nr:\s conperal.ivns y ncgociador;1s q11c r·:1r:u:i c~ri;•,a11 a las t!liles democrúlicns. En cuanto n los regimcnc!S dc1nrwr:ilir:ns, su p:1ri.ir:ipad!Jn en confli;> Jos lHtlicos :.c \'inntla solJn~ Lodo cnn la t':ll1:.a in111edi:1ta t:tl ve?. m:is ro111ún: dr• Ja.'-' J'.llCrras· Jos r•rrori'~;. rl¡:idr-cr": y f:1!l:is dr~ pt•rr:cpcir"111 d<~ los dirigentes en condiciones dc! c:risis inln11:1cio11nles severns. 1;:n lales situaciones, los gobiernos se ven r~n rletermin:idos 111ome11los enfren­tados nnte el dilema político ele librar 1111:-1 guerra o. en su defeclo, acep· tar de¡;roln~; políticas extcrn:-is, que purdcn sn de grnn nwgnilud, e im­poner altos costos fuluros en lr.!rrninos rlc scguridnc\ naeionnl, prcsligio, ncccso'n re1:ursos y apoyo externo.

Las hipótesis que vincul:i.n a ía g11crrn con la estructura ele! sist.en;a fnternn'cional -el tercero cíe los nivc:ies ele anñlisis em11nerados m:i.s htrüs- se ccntrnn en la conclicir\n ele a1wrq1.1fa irnpernnLP. enLrc los estados. l'.:>-te ha sido un postul:ir.ln pnrcini111entc u\.ilizndo cu este eslu­élio m1e no creemos necesario rciiPrar en r~ste punto, y que se admite sin' p~rjuicío de lo expresa el o acncn clc i(ls c11f0cpH:s anteriores Y clei uvance·quc rcprcsf'nta 1:1 prosc:ripcirin lc~:tl ele la guerra. CaiJe re~?rdar, como se expresara anLerlormcnl.e en este r:npi\.ulo, que la operac1nn del sistema binolar liencie a enfrentar r:iclic:il!rlcnte a los bioques, Y que en el haim;cc clr~l poder los adores ~;JJr~l<:n upl ar por ln gnr.rr:i. limil:1d:i pura frenar el expansio111smo ele 1111 csl.ado q11e busca establecer sn

hegemonía. El est.uclio cíe los tipos i¡ mor/nlid11rlcs ele cpterrns se n~mil.e en p:i.rle

itl onñllsis ele ins cnusns. Asi, l\-i:lrli11 Wight < IJas;índosc en Thomns Ho])bes), clasifica las guerras en tres catC[!Ori¡¡s: l) gverras tlc ganan­cia: se trata ele guerras ele cxpa11sirin y c:o11quisl:1, por medio ele Jns cuales ciertos estados tratan ele n11111é'nlar el alcanr:r: ele su poder regio­nal o global; 2) guerras de lcmor, c¡i1e son prccipiladas por la ¡iercep­eión de pérdida inminente ele una pnsidrin de pori<!r a que se atribuye imporlrtnci:-i, a manos de una poLP11cia n cnalícíón e!llpeíinda en alt.crnr

1 .... _. -- --... -;·

____ Lo_s.c.11_,_·u_c.~.'~'~ .!.'0/iticos c11 el sisrc11ia i11tcnracíc·:rnl [i 253

ci stntu qua. Ji:slas guerras p\1edf•n ser tanto prP-t,cnlivas <de agn··~ií)n a la J10[e!1CÍa (jlle Se perCiOC' P"lll!) U!l peJigrU) C01TI0 r/('feltS1!JaS, Si ¡c•Sill

toma la inicíntiva; y 3) gurrr:i.s rlor-lri1rn1·zas, mediante· ias cuales r·wr tos ¡;olm.>rnos procuran calllll}ar el sístcmfl int.crnacionnl difunclie11rlo con ,:_1_v11r1'.t ~!? las nrm:i..s, con!u11ios de id?as polilicns, r~lí¡dosns. rlc_1;

·'1!1 oud.t, en el primer IJP•> ele conmct.o son ímporlant.cs los fac· lores r!conómic.:os. en el s1•g1mdn los psicológic'.OS y políticos intnna­cíonnlc·s, y en el lerccro los políl i<~os nncionales.

Una segunda clasíficac1l>11 :itiende a los ob¡clii•os y morlos ri<' con ri,11r.c11)11 ele las guerras, distin!:icic·ncto entre guerras limifad:1s y lolal<>s. Ln las primeras, los fines y 111t!loclos del conflicto se circunscrilH'n dr> rnoclo f¡¡l Cjll:) el resultado es 1111 rcnjusle en las rcí;1cíones de podPr r11i re l:i.s parles, que no ll1~gan a 111111-ilizar en el conflict.o la tot:aliclad de sus n?ct'.rsc;s sociales, y tras la l!llrrra conservan sus irlenlicindcs p<>lilir':i.<;, Jl!HIH!l1dn evenlual111e11te rrslnblecer sus posiciones iní.enrncwnai•!S. En cambio. la guerra total exige, r·n principio, la cotl\'ersicin ele t.odos Jos recursos socín les (políticos. ecornimicos, demográficos. psic0Vig1cos l p:ira 1n1 r:nfrentnmiento bélico e11 el que se juega Ja super~iívenc1~ mio,­n1a e~~- los participantes. Frrc·ttenlrmeni.e son de este t.ipo las !(llf'rras

que: 1.>1lp111 llama lwgcmcinzcns, que son aq11éllns en que se lr;ila rl<! definir a qué ¡:ran polrncia o coalicirin servir:i rl rconknamicnln o ¡,, 1rnu1lr•1wlr'1n d<'I sist!'nra lnl1·rn:1clo11:il. En casu de rec111pln7.o de w 1:1

pnt1:11c1a hegc!ll<inica, Ja guerra conlleva una amplia rC'clislrihnci<Ín de tcrntnno. de esfcrns de influencia y de división internacional del tra­bajo en torno a la parle q11c emerge lriunfanle 29 Cabe observar r¡11p los golJirrnos invoiucrnrios en una situacicín bélica ptwrlcn o no coin­cidir en Sl!S percepciones acerca de Ja nalural1!za tlcl conflicto. Por ejemplo, en condiciones de marcada c!esigualdaci entre los eslnclos, ésta p11cde sn lolal para la parle más débíl y limitada para la más tuert e. J•:n csli! síttmcíón, ia primera se jugará por entero, rnienlrns la moi.lva­cicín de la segunda generalmente será menos ínlensa. Esto explica ,-. 11 !iar~e la ocurrencin ocnsional del "fenómeno de Dnvicl y Goliat", o sPa, la cterrol.;:¡ de gr:incles potencias en conflictos 111P11ores, o al mC'tHlS s11 1~1cap:i.c1<l'1rl p:i.ra imponerse sobre adversarios p~queiios nlt:-inwntr~ 1110-ll vnclos.

Una l<1rcera clasificacir'in aticndf' al ;ímbilo gf'ogr:ifico y políl i!'o el'.' la ~u erra, que p11erle ser focal, regional o glolml. La gucrrn local í por eJcmpl!!, l:i ~uc iibra11 Irñn f' Irak descte l980J gcncrnlment.e compro­l!lcle solo a oos estados, míenlras la guerra regionnl --q11e puede origi­n:-irse en una guerra iocal- compromete a bandos que abarcan por .lo n_irnos 1111 :1 ¡nute significaliva ele una zona geográfica o subsistema polí­l1cn. F:n Sil pnmr.ra fase, Ja Segunda Guerra M1111clial fue en n:nlid:id t111 conf.lido ele este tipo, aunq11e desde su ínício Psluvo claro sli rnni1' ter .hegrmcinico. La guf'rra global comprende símult:áncanwnie varias n·g1011es. involur:ranc!o a las potencias más importflrllf's del sisl.('lllfl

ll /\lorl in Wi¡~hl., op. rH .. pp. 1311 J:m., 1• r:tJp1n, º"· ri/ .. pp. 197-l!líl.

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254 O El siSte;na iiiternhcional '.cont6ntponineo ; ' ,I '.I'' .. , \• , . .,¡ ' '1· ¡ ! . ··.'.' '

internacional. Este tipo de gu~rra Se desarrolla en la era moclcrna como consecúencia 'de la' expansiónjde las potencias coloniales: según Quincy Wright, la Guerra· de ,los Siéte Años ( 1756-1763) lillrada básicamente entre una coalición artglo-pnÍsíana y una alianza franco-austriaca, fue la primera guerra· verdaderamente global, con hostilidades en Europa Central, el sut de Asia, Nortea\:nérka y ia alta mar, que comprometfan el destino de vastos territorios en los tres continentes, incluyendo partes ele Canadá y de la India.30 Una guerra global es, en términos del antes citado concepto ele Gilpin, necesariamente hegemónica, aunt¡ue no len­ga por resultado inmediato $1 establecimlenlo de una nueva potencia dominante. En el i caso mendionado, la guerra sirvió para consolidar significativamente la posiclód de Gran Bretaña en el sistema interna­cínnal. pero S.Olamente en el s\glo XIX, después de las ¡;tierras rn1poleóni­C<lS, se establecerla claramentb la hegemonía inglesa ("!'ax Drzla111zica" l. La declinación de esta' hegen:\onía fue tanto un antecedenle como una c:onsecuencln de las dos guerras mundiales de este siglo (ver Capilnlo :ll.

La claslflcaclón de· las gi.1erras en convencionales y nllclcares, segün la naturaleza· de las; fuerzas 1 y armamentos empleados, es particular­mente importanle en el período contemporáneo, por razones l<into teó­ricas como prácticas. Aunque, en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos usó' armas nucleares contra Japón, el mundo no ha conocido una guerra nuclear propiamenlc dicha. ConsccucnLcmen­te, los estudios sobre este tipó de guerra son en gran medida especulati­vos, aunque muchos de ellqs se caracterizan por un elevado rigor cien tífico. i ¡I

í E'L DEBATE EN TO,RNO DE;LA GUERRA NUCLEAR

Ilasla el presente, la función central de las armas nucleares lrn siclo de '\ disuasión. Entendemos por disuasión aquella reiación eslralégica en

virtud de la cual dos 'o más1 partes en conflicto se abstienen de con­cretnr entre si eventuales propósitos estratégicos ofensivos, debido a que anticipan que Jos costos de una acción de esta especie serian en lodo caso superiores a cualquier beneficio que ella pudiere reporlaries. Las interrogantes centrales acerca de ia disunsión se refieren, en pri­mer lugar, a sus condiciones de estabilidad o !nestn.biliclad y, en seg1111-do lugar, a las consecuencias de su eventual falla o fracaso. En lal eventualidad, ¿puede Ja guerra nuclear ser limitada, o ha de ser nece­sariamente total? A continuación se ini.enla abordar eslas cuestiones en un nivel conceptual. En él capítulo siguiente se complementará el análisis mediante algtinos elementos descriptivos del comportamíenlo de las superpotencias.' ·

E! sistema bilaterb.l de disuasión descansa en tres premisas funda-mentali.es:

L Interés común por sobrevivir. Solamente podrá operar la disua­sión en Ia medida en que en ninguna de las parles prevalezca una volun-

111 Q:\ml:ncy Wrlght, op. cit., p. 4S7.

Los 11rocesos po/iticos c11 el sistema i11tcniacio11n/ O ?55

lad suicida: Ei 1.nlerés en iu supervivencia debe persí~tir en todo mo­n:ento, ~t.talesquwra que· sean la naturaleza e intensidad de las diferen­crns pol!t1cas que separan a las partes en pugna.

2. Com1micación. Las partes deben relacionarse por medio de un proceso ele cornunícncíón apto para intercambiar señales de amenaza. De este modo, cada una procura dar certeza a la otra acerca del com­portamiento político y militar que desea prohibirle.·

~· T'ulnerabilidad. Cada parte debe poseer la capacidad de dañar sensiblemente a su adversario, aunque éste disponga medid:-is defen­sivas con la intención de impedir o disminuir e! impacto de tma acción de represalia.

. La.s premisas anteriores ponen de manifiesto que la relación de d1suas1ón conforma un proceso interclependiente ele toma ele decisiones destmndo a impedir que las partes lleguen a librar una guerra. La hipó'. tesis ele uso efectivo de la fuerza militar a escala estratégica -o sea, la guerra ent 1·e ías superpotencias- implica ria, por tanto, que la disua­sión habría fallado. Dajo taies condiciones, regiría la hipótesis de de­/e11s~1. aunque la disuasión podrl<l seguir dííndose, según se ver;í, en Ja mcd1cla en c¡uc se estime que las parles puedan tratar de evitar un "esca­l?~arniento" cleí conflicto más alla de un determinado ni~·el de hos­t 1l1clac1es.

Lr1s opiniones sobre la probabilidad de fracaso de la disuasión v s1_1s consccuc;1cl:_s se encuentran divididas. Los analistas más pes1misln~ 1'.1ensan que 1a t11suas1ó11 tiende a ser una reiación íncslable y poco con­f1al;le y se ínclinnn a creer que, en c;:iso de su fracaso, la guerra sena tolnl. De este moclo, se enfrentaría la perspeeliva de un desastre irrevcr~ible para la humanidad, tal vez su aniquilación definitiva. En o~ros términos, para esta posición la guerra nuclear es cualilativamcntc d1/cre11le clc tocias las guerrns que ha conocido la historia una verda­dera revolur.íón en la polit.ica internacional que configura l;na amenaza q11e solamente puede conjurarse mediante un plan efectivo de desarme n11clear. Eventualmente, este pl;:in debería ser parte de un programa ele tra11sfornwcló11 raciicnl ele! sistema internacional a través del desarme general y r.omplet.o.J'

. Co1:t rnsla con eslrr posición ia tesis o:it.imisla seg1ín la cual la d1s11<1s10n en un sislerm1 bípoiar liende a ser estable. pudiendo conce­~irse, p;:in1 ei cnso improbable de que llegase a fallar, una guerra nuciear lz'.111/acla, en que las parles tendrían un mterés común en evitar un rn;el i11co11Lrolado ele hostilidades. La guerra nuclear no seria, clesde este punto de v1sla. un fenómeno completamente inédito y distinto de las p1erras. híst_óricas, y podría ser susceptible de alb'1Ín Upo de manejo pol1t1co. Aoemas, ei peligro ele guerra nuclear extiende la disuasión a lo~ ?onflictos ele c:arácter convencionnl entre las superpotencías y sus alrnoos, en la 111ec11da en que se trale ele evitar el riesgo de "nuclcaríza-

JI Tal es 1.n posición. enlre olros, de Richard A. Fnlk, Th1s E11da11qered P/anet Nucv~ Y.?1 k, Vmlogc, J97l, cnps. l y G. Véanse los inlcrcsanlcs comenlanós de Ignacio' Wallcr, . Las armas nucleares y el car:lctcr de las relaciones ínlernacionalcs" Estudios 3 o/-l11tcrnnc1rmalcs 7.'k-cnero·mnrzo l90fi, pp. 76-07. '

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256 O 'El si.S1c11w i11ter1111cio11r1i cm11c111¡•or1í11i:o ~·

1 ·ción" (le t;ilcs confliclos. De cslc 111oclo, aunc1uc Ja r.:tterra convencional !persis~iría, se limitaría fumlarncnlnlmcnl.c a sil.uaci,;ncs que no afcclan ~direct.~mente el equilibrio cenlrnl de iris polcncias.·~ ¡ La tesis anterior es criticada por quienes consideran que, si bien .la dist1asió~1 en Ja práctica l1a dado pruebas ele no ~;er tan fr:ígil como '.temen l los :rnaiistas pesimísl:1s, en el c:iso de fracasar é;erín al\a1uent.e probal)lc una g\ll:rrn total. DPscii: cslc ¡nlllio ele vi~;La, r'l dl!fccio ccnlrnl de ia posící<in oplimista es el ncrccc11\<1111it:nl.o c\n 1n probalJilicl:id ele consider<ir b guerra nuclear como 1ma allcrnali\'a política rncional, ya . que existe r:onfianza en la cnpaeidarl ele 11i::111lencr limitada la conflagra­ción. En clcfinil,iva, soianwnie la a11Licipnciú11 ele un:i r~ucrra total servi­ría par.a reforznr eficazmente ia disuasión. Se volverá sobre cslc punto. ' La, condición ccnlral ¡rnra m:u1f.c!rH~r 1:1 ciisua~ión nucle;ir consiste en unn sítiiacirin de equilibrio y de rli';posicicín de f11crzas 111ililares estratégicas, que los .nnnlistas clr.::cri!Jr.11 r:omo conslitut íva ele la cnpa­ciducl de cinr un "sc91mcio oolpc" ¡:;sla es, por tanto, unn siluaci6n de­seable,; míentrns la situación contraria, o capac!dacl de ciar un "primer golpe", es una condición de cleser¡uilibrío que c\elle evitarse, aunque las partes traten de mnleri;iliz;irla en su propio beneficio. El "primer go/pc":serí;i un alaque nuclear capuz de rlesarrnnr cfcct.ivamenle ni ad­versario, que quetlnria privado ele capacir\atl de rc·spuest.a eslrnlégrc<1. ,En otras palabras, Ja agresión lmjn c:;ln cnnrliciün proclur:iría un benc­·ricio consiclernble para el agrr.sor, q11c no lenclria qut! pagar un nllo precio ·por su acción. Dcsclc q11c la ar;rc•sión se vuelve "racional", la probabilidrid de guerra aumc11la ,;usla11cialrncnle y, en caso ele victorht nuclear, 18 parle que se impo11r,a poclrí:l transformar ei sistema bipolar en un ¡;islema imperial l.lajo su clomi11:ició11.

La capaciclacl ele "segundo ¡~olpc", 1~11 cambio, consiste en la apt.ilucl ele ambas partes ele sol>revivir un ataque r:sl.rnlr;r;ico nuclear, y tle res­ponder mediante una rcprcsnlia cslr;1l.1··gica capaz tic daiiar ni agresor en una mcclicla que éste es lima inoccpt.<ibl1! para sus i11lcrcses. En ol.rns prilabds, la ugresión es irracíonal por c1wnto produce rn;1s perjuicios que bet1Cficlos, aunque la parle agrcrlida evidentemente también sopor­tará una pérdida considernhle.

1 Los an;llisis de l<1 clis1wsión ba~;:1da en un segundo golpe r1isc11rren

en torno ele dos variantes búsicas: aniquibd6n y combate. Según la }irimern, el ciniío se vuelve inaccpta!Jie para el rigresor en la mee.licia en que suponga su tlesLruccíón nseguracl<i. Desde la perspectiva del s!stem::I, esta hipótesis implica la "cleslrueción mulu<i nsegur<iclri" ( est rn· tegia "M/\D", según ias iniciales ele la exprcslr.in rn inglés). Tal hipr)­les!s hu siclo calificada ele vercla(il!ro pacto :::uidr.la o ele toma mutua de rehenes enlre los conlcndienlcs (Thnmas Sc:lwllingl. En efecto, la población civil ele cacla superpotencia estaría a merced ele la represalia contraria en c<iso de que una clr. las s\1pcrpolcncias sufriera una agre­sión nuclear de la otra. l'~slo succclerí:i r~spcciaimenlc si ln cslratP.gia

Jl Esln po~idón snrf!ÍÓ de Ja crfllrn n la!i prínwras tcoriri~ ;1c:Hid1nir:as de la dísun.sión funclnd:t C'I1 f'l concepto de f(:Jlff'~alia 1na~ivn. por nutnres ro1no 11crny Kisslnr,cr; ,·e1 Capitulo íl.

Los procc.ws poiíticos e¡¡ ei sistema i11tcnwcio11u/ IJ 257

de r~prcsalia es ele! tipo "contrnciudades" más que "conlrnfuerzas" ~.n versión m;is extrema de Ja hipótesis de lilliquilación se encuentra l"!ll ~os planteamientos simples de disuasión por represalia masiva. r¡ 11e 1mpllc:in, frente n una agresión, una respuesta nuclear vírlualmenie ili· n.1i'.~da Y proballlerncnle ünicn e indiscriminada. En defensa ele esta po· s1c1011 se ha ar¡;urnentaclo que la disuasión ejercerá un mayor f'fccl.rJ m1e11t.rns 111ayor sea el nivel de a¡nenaza de rcprl'saliu. !'ero, por oi ra parle, está claro que unn. cslralegia de est.e tipo enfrenta serios prohl"· mas de credibilicincl. En cfeclo, ia hipótesis ele r(·prcsalia masiva esl ¡ . 11111la a 11n agresor potencial a clesarrollar acciones culdadosamcniP r·al· c1ilml:1s para no sobrepasar lo que se piensa es el umbral de t.olr•rancia ele! arlvr~rs<irlo a In agresión y la provocación. Por ejemplo, sr.rá r!ifír!ii, pnra 11na potencia que adhiere a In doctrina ele represalia masiva. utilizar l'Sl~ respur.sta nnte cualquier inciclenle front.C>rizo F:l agresor purriP

expwtnr esta situación, ponir.ndo sobre las espaldas de s11 adversario la carga dr. elegir entre la represalia masiva y la im1r:tívidnd, producto de la panili!;is de voluntad política que puede producir ia perspectiva dP dr!senc:1de1wr un holocausto nuclear. En ot.rns pn!abras. Ja crit.ica fu11rln-111cnlal al "balance ele lrrror" ele la "dcstruccic'>n mulua asPgurnr\a" 1~s que tiende n chocar con la prernis::t inicial de volunl:id ele sobrevívir

tina posición alternativa. de gran importancia pnícl.ica, es la hipe\· les is ele r\isuasión que podemos denominar "combat.ivu" En esta ver sir'111 rlc Ja r.apacidac! de s<~gunclo golpe, se trnt.a escncíalment.c rie gar:rn­lí7ar !n snpervívcncía de fuerzns aptas para librar una guerra n;1r:lí'ar en ei nivel correspondiente al alaque inicial. J\11nq11e la parl.e agreclirh prncu r:i r:i man lcner las llost ilitlades en el icho ni ve! o reliaj<i rl as a u 11n

inferior. i'll la medida que eslé expuesta a la clf'rrnla rlebc conscnnr h opcHin e:;lratégica ele amennznr con "escalar" el con(Jicto a 1111 ni"r'l s11pcrior. De este modo, se trata de contar con una vnriectad r\e rcs­j1lH~st:is que penn!ta cvilnr el dilema entre i11activirlarl y rPpres:ili:i lllasivn a q\1e se nluclió anteriormente. Se supone que la amenaza rte escalonamiento de las hostilidades puede ejercer un efecto disuasivo frente a la parte agresora, de modo de incentivarla a desistir del pro­IJ(Ísilo de husc<ir una victoria mililaL Otras finnlid;ides serian estimular una limitación ele l<ls hos!ilidacies y -según un escenario optimista-­buscar t111 cese de ésta y la solución de las diferencias en Ja mcs;i de 11egílciac1ones.

La rloclrina ele disuasión, llamada de "respuesta flexible" o "gn1-duada", pretende acomodar los requerimientos militares en ln disuasilin a !:is c:1racicrísticas de divers<is situaciones de provocación, evitanrlo las nmt n:dicdones ele Ja represalia m'1-'>iva, qne se plantea solnmcni.e corno caso límite, consecuencia finai del fracaso ele la rlisuasi<ín f'll

niveles inferiores de conflicto polilico y guerra com·encional y ,n11clP8r r el estrnlr·ga Ilerman Kahn llegó a distinguir 4•1 "escalones" de int.ensi-ciGrl y ge1wraliclad ele conflicto). Pero el concepto de respuesta flexible ila s.id~ crilícarlo en cuanto abriría la puerta a hipótesis diversas de guerra llll11I acla, lo que en Ja prácl.ir:a debilitaría Ja disuasión. Desde oí ro punto ele visla, se lrn argumenlado que sería demasiado optimista e~{/·-

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258 O El sisteniá. .interi'taci~na! conte~nporáneo

'' ¡; ': l ' 1 enfoque del escalonllllliertto como un proceso susceptible de control potftlco racional. Aunque \el uso Inicial de armns nucleares fuern limi­tado y el armamento empleado de carácter táctico (armas nucleares pequeñas, cuyos efectos :!;e circunscriben principalmente a un campo de batalla); el: tra.Spaso del umbral entre armns convencionales y nu­cleares generarla presiones psicológicas muy dlrlclles de contnirrestar, en el sentido de que la guerra habría adquirido Irreversiblemente un ca­rácter nuclimr. Una vez er\. ese terreno, la secuencia de golpes y contra­golpes podi:la llevar rápidamente las hostilidades a sus más altos niveles.

Independientemente de las variedades de disuasión, la relación misma se encuentra sujeta a Importantes factores de incertidumbre. Algunos de los elemento~ de incertidumbre son los siguientes:

L El supuesto de raClonal!dad. Es Inevitable considerar una dimen­sión psicológica, ya que lo. disuasión opera sobre Ja base de percep­ciones de las partes; es. en la me·nte de los actores en posiciones de responsabilidad eslratéglda donde debe operar en definitiva la disua­sión. El supuesto general :de la teoría es que estos actores se conducen racionalmente {esto es, tienen preferencias clarnmenle especificadas y ordenadas, procurando maximizar las alternativas preferidas sobre la base de informaclon completa acerca de cada situación). Aunque este supuesto es útil para el análisis de alternativas, en la rcalidRd puede ser claramente inadecuado, ya que las condiciones de la racionalidad pueden verse modlClcadus;por múltiples factores de tipo personal, orgrt­n!znclonal y sltuac!onaL ¡

2. La naturaleza del equilibrio de fuerzas. Existe un complejo de­bate sobre los requerimientos de fuerzas y disposiciones militares aptas para producir disuasión. Siempre es complicada Ja comparación cuanti­tativa de fuerzas, sobre. tbdo cuando las estructuras de fuerzas de las partes son diferentes. Lás apreciaciones cual!talivns estó.n sujetas a conjeturas, no pudiendo :excluirse completamente lrt subjetividad. Tal cotnparación es de carácter principalmente hipotético y -nl Igual que la comparación cuantitativa- está sujeta a cambios, como consecuen­cia de nuevas dlsposlclonb; estratégicas, variaciones en los arsenales Y revisiones de estimaciones de inteligencia.

En cuanto al nivel d~ fuerzas de represnlla que requiere la disua­sión para ser eficaz, las:poslclones varian ampllamenle. Por una parte, se sostiene la Idea de un· alto nivel de equilibrio -de fuerzas. Como ha señalado Gilpln,

i la amenaza de guerra y el uso de la fuerza y la guerra lrnn sido· gobernados históricamente por una relación fundamental entre la destructividad y la probabilldad de guerra: mientras más poten­cialmente destructlva parecía ser una guerra, menor su probabi­lidad de ocurrencia, ~ viceversn.ll

.u Gllpln, op. clt., P- :111t

Las procesos palUicos e11 el siste111a i11ien1acio11al O 259

De a~uer~lo .con esta premisa, un alto nivel de equilibrio estratégico ~ar!~ mas d1flc1l la violación de los cánones de comportamiento del equ1llbrio de! terror". Tul conclusión, si bien tiene fuerza lógica y

pslcoló~l.cn, p!:rece con todo r:rltlcable en cuanto terminarla legitimando las poht1cas oe aumento y renovación de los arsenales estratégicos en nombre de Ja disuasión.

Frente a esta posición se ha sostenido lo. idea de "disuasión mínima" segün la cual no es indispensable un equilibrio, ni menos un alto niveÍ de fue:·zas, .mientras se satísfaga la condición básica de capacidad de superv!ve1.1cia de unn fuerza estratégica de represalia capaz de causar un dano importante a un eventual agresor. La falta de consenso en torno ele este requerimiento crucial de la disuasión revela que el meca­msmo no es suficientemente univoco, lo que resta conCíanza en su establlidad y eficacia_

3. Los procesos de comunicación y control. Nada asegura, en fin, qu~ los procesos de comunicación entre las partes mantengan las nece­sanas características de fluidez, sin las cuales no es posible el inter­cambio rncional de amenazas ni la cooperación en la limitación del con· flicto. La disuasión está expuesta a fallas en la medida en que ten<>an lugar lapsos cruciales de incomunicación, que los mensajes se perciban crróncrimcnte y /o se Interprete equivocadamente la actuación del adver­sario. Ai Interior cie cacia actor nacional, no es posible descartar Ja ocu­r;,e~~ia ele fallns en los procesos ele comando, control y comunicación C C l. También pueden tener lugar problemas en estos procesos en el seno, ele los respectivos sistemas de alianzas. Este conjunto de contin­genc1ns plantea el problenrn de guerra por error, accidente o insubor­cli'.rn.ción, hlpótesis que preocupa seriamente a las partes, que presu­m1b1ernente deberían extremar las medidas para reducir Ja probabili­dad de una eventualidad de este Upo. La dependencia constante ele fac­tores de esta naturaleza subraya una vez más el carácter lnsatísiactorío ele Ja dlsm1.slón.

El capítulo siguiente complementa este anó.lisis con antecedentes de las políticas estratégicas seguidas por las superpotencias.

LA DINAMICA DE LOS PROCESOS INTERNACIONALES

Este panorama de algunos procesos internacionales sería Incompleto sin una dimensión clinúmlca. Los sistemas internacionales, en la medida en que uno o varios actores esperen obtener beneficios promoviendo la allcrn.ción ele! slal.11 q110, cstún constnntcmcnte sujetos a presiones de camb10. Aun en situaciones de relativo equilibrio, el sistema manifes­tnrá tendencias a In inestabilidad, por lo menos en el largo plazo, ya que enfrentará desafíos provenientes tanto de actores estatales como transnncionales, los que genernrún reacciones defensivas de los estados y de otros actores interesados ·en conservarlo.

Los procesos de cambio en el sistema internacional se originan b1\slcnment~311 el desigual desari-ollo del poder de los octorcs estatales Í/ /-

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260 O El sistema i111cmacio11al co11tr111¡iurcf11co-· ¡. ~~~~~~~~~~~~~~~

y ot~os actores. I'vfientrn.s las c:-ipncicladcs ele algunos cambian lenta­merile, la.s de otros sucien expandirse dP. manera nípítin, incluso stibitn, debldo a Ja ncción de fncLores lccnolc\r;lcos, econórnicos, de llrlernz¡;o político, religiosos, Ideológicos, ndministrntivos y rnilitnres. Para los

'elembntos' dirigentes de nclores inlcrnncion;:lcs que .oxpcrimcnlnn Lrans­formhcíoncs lmportnntcs en l!llll o vanas cie las d111wns1oncs nomh1 n­dns, In nllernclón del estnclo ¡l¡~ co~;as !mpcrn.nlc puede ¡mrcccr impcru­livn para asegurar sus nuevos lo¡.;ros, asi como beneficiosa en la me­dida en que su mejor dotación ncluní rlc rcr.ursos les presente nlterna­tivas 'y oportunidades de acción que an!cric1nncnlc no podlan considerar ele mhnern realista.

En otras palabras, el sistema !ntcrnnclonnl constantemente expc­rlmcdtn dcsfnsnjes de cllvcrsn mn¡;11il.11d cntre s.u cstrucl11ra polflica (P.!

conju'nto de relaciones pol!llcns eslnlJleclclas y, en pnrte, lnstilucio­nüliz[\das) y íns cambiantes rcaíiclaclcs dd pocicr. J<::st.a lensi~n genern desequilibrios que pueden nfcctnr lodo el s1stcmn o part.cs ele este, :om­prendiendo tanto in!.erncciones culirlianns como excepc1:mnles, la iden­tidad: y carncleríslicns ele Jos neto res accpt.ndos o. que pugnan por su acept~clón, y -en tíllimo !.ér111i110- ias carnclcríslícris b;ísicns del con· junto (si se hn ele mantener o lrnnsformnr \lll sistema entre las vane-

1 c!ades: básicas ele equilibrio cíe! poder, bipolaritlad y sistema ímperiall. . L~s estados y otros nctores favorecidos por la situación impcrnnte ! clesnrfollnn poHticns t.enclicntes n dccJnrnr viílido ·y le¡~Itímo el orden '. de cst'rnli ficnclón qtÚ:! fu11ci01w pnrn s1t lJcncflcio; propugnan en el fD~l·

do cohsolíelnr un "régimen intcrnnr.ional" -que cvenlualrnenlc puecte ' diferenciarse funcionalmente- lnjo su é¡;icla. Pero ven amagndas sus

posiciones por los actores "insalisfcchos". Eslos nprO\'ecl:an las cnrnc: ; terísticas 11orízonta!es y anñrq11ic:ns del sistema que persisten, a pesn.r 'del peso ele !ns grandes potencias, pn1 a socnvnr el orclcn y lns moclal1-dndes 'de acción prcfericl;i.s por éstas, c¡uc dcnur1cinn como ~legilimn~ en cmmtd no conesponden n sus nctualcs nspirnciones y capac1dades. Algu­

. nos retos de esta especie 110 llegan a constituir desafíos duraderos Y 'exitosos al statu quo: las potencins clominnn!.cs pueden desalentar, anu-lar V en tíltimO término derrotar Jas demandas qtte SC Jes presentan.

: Par~ ello pueden recurrir a medios como rcformns i~t:-r~rns dirigidas n acrecehtar su poder, estrategias diplon1:1Licns para d1v1d1r a s:1s ndvcr­snrlos, políticas ele alianza y guerras, tanto de cnrñcter preventivo como

'defensivo. Pueden tnrnbién consolicl;ir posiciones meclinnt.c retiros estra­tégicos de fuerzas expuestas, abandonando nliaclos inciefen~iblcs Y /o ofreciendo concesiones con ánimo ele npar.igunmicnl.o, cooplnc1ón o s1m· ple ganancia de tiempo. En otros cosos, Jos retos de !ns pote~1~ias. :n ascenso conducen, gcncralment e por meclios bélicos, a la mocllf1cac1on 'ctel sistema inlernncíonai. Al esl.nllJeccrsc corno nuevas gr.andes P?ten­cias los estados triunfantes procurnn modificar el sistema mlernacwnal de ~odo qne sirva a sus intereses y políticas. Mientras no se generen puevos. desafios tle consideración --provenientes de Jos estados c¡;ie fue­'ron desplazados o de nuevos conlendicntes por el poder-, el sistema 'estnrñ en cstndo ele rclnl!vo cr¡ull!brlo.

Los procesos políticos e11 el .<i.1te111a inremacimrni U 261

Esle modelo de cambio internacional, desarrollaclo por Gilpit., se silllctizn en el siguiente gráfico:

SISTEMA EN ESTl\nO DJ;; EQliILIDRIO.

t RESOLUCIÓN DE CIU.SlS SISTl~MICA.

_, crcclmicnlo cliferencfnl _, del poder.

HEDISTRIBUCfcJN DEL PODE!?. EN r-:r. SISTEMA.

SISTEMA EN DF.SEQU!LIBH!O.

Es preciso evitar las lnterprelaciones mecánicas de este tipo ele esc¡1H·ma de cnmbio. Aunque se admita la existencia de ciclos interna­cionales, éstos pueden ser ele muy diversa naturaleza y duración: as!, el sislemn imperial romano fue mucho más duradero que la dom!nadón ínU:rnndonal española del siglo xv1. Las transiciones ent.re las fases no son repetitivas ni lineales. SI bien no se pueele afirmar una "ley cld pror,Tc::o" en el sistema internacional -un acLor altamente clesnrro­llacio, como el Imperio Romano, pudo ser eliminado por actores com­parar ivar11ontc primitivos-, tampoco exlst.en fundamc!ntos cicnt.!fic:os para predecir colapsos "inevitables".

Pno no podemos dejar de preguntarnos qué alternativas enfrenta el aclunl sistemn internacional. Como puede inferirse de la discusión cun­cepLUnl clr: In guerra nucicar, no es despreciable la probal>ilidad ele que una falla c!e la clisua..~íón ponga fin a la política internacional al preci­pilnr una confrontación estratégica que podría. destruir a la humanidad.

El próximo capitulo analiza los aspectos bipolares del sistema lnter­nnclonai que emergió en 1945, procurando identificar los factores de eslabiliclad e inestabilidad que operan en él. El Capítulo g agrega una nueva dimensión: el surgimiento y desarrollo de aspectos multipolares.

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