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Colección PEDAGOGÍA GRUPAL

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C Caminando hacia eíZOOO J

Alejandro Londoño, S. J.

DINÁMICAS Y

PASTORAL SACRAMENTAL

CUARTA EDICIÓN

INDO-/\MERICAN PRESS SERVICE - EDITORES Avenida Caracas No. 49-07

Apdo. Aéreo 53274 - Chapinero SANTAFE DE BOGOTÁ - COLOMBIA

Mayo de 1994

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Con las debidas licencias

Diagramación y dirección editorial INDO-AMERICAN PRESS SERVICE - EDITORES

© Alejandro Londoño, S.J. Casa de la Juventud

© INDO-AMERICAN PRESS SERVICE - EDITORES

Propiedad Reservada

CONTENIDO

I. ANOTACIONES PASTORALES 9

1. Objetivos y límites 11 2. Visión amplia de los sacramentos 12 3. Fiestas aburridoras 15 4. Saber mirar, recibir y actuar 19 5. Qué llevar a los sacramentos 21 6. Problemas de los ritos 24 7. Metodología global 27 8. Utilidad de las dinámicas 30 9. Criterios 33

10. Teología de los Sacramentos 36

H. DINÁMICAS Y SUBSIDIOS DE APOYO

PASTORAL 45

1. Qué son los sacramentos 47

1.1 Actitudes nuevas 47 1.2 Sacramentos humanos 48 1.3 Gestos significativos 48 1.4 Tres miradas 51 1.5 Sectas, fundamentalistas 54 1.6 Nosotros y El 55 1.7 Definiciones 56 1.8 Celebrar la Vida y celebrar a Cristo 59

2. Cristo sacramento del padre 66

2.1 Cristo es Sacramento 66 2.2 Cristo "visualiza" al Padre 67

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2.3 Pasado - Presente - Futuro 68 2.4 ¿Qué encamó? 70 2.5 Por Cristo conocemos al Padre 73

La Iglesia, sacramento de Cristo 75

3.1 La casa de familia 75

3.2 Quejas a la Iglesia 77

El Bautismo 79

4.1 Metáforas sobre el Bautismo 79 4.2 Entrada 80 4.3 Foto reveladora 81 4.4 Fiesta de familia 82 4.5 H + H + O 83 4.6 Ser Luz 85 4.7 No esconder la luz 87 4.8 Frutos del Bautismo 88 4.9 Renovación de nuestro Bautismo 89 4.10 Trabajo pedagógico 91 La Confirmación 93

5.1 Características 93 5.2 Con-firmar 94 5.3 Frases del sacramento - confirmación 94 5.4 Edad 95 5.5 Tareas 96 5.6 Planes de confirmación 97 5.7 Plan de confirmación para jóvenes 98

La Eucaristía 101

6.1 Aspectos de la Eucaristía 101 6.2 Vivencia de la Eucaristía 102 6.3 Tres momento 102 6.4 La última cena 104 6.5 Emaús 105 6.6 Divisiones 106 6.7 Partes de la misa 106

6.8 Compromiso del pan-comunión 108 6.9 Creatividad litúrgica 109 6.10 Planear participación en Eucaristía 110

7. La Penitencia 111

7.1 Restaurar la amistad 111 7.2 Dos actitudes 112 7.3 Tres imágenes de Dios 113 7.4 Plan de Dios 115 7.5 Hijo prodigo 118 7.6 Celebraciones penitenciales 120

8. El Matrimonio 125

8.1 Fundamentos teológicos 125 8.2 Matrimonios modelos 127 8.3 Vivir el matrimonio 128 8.4 El amor 129 8.5 Amigos y enemigos 130 8.6 Parroquias amigas del divorcio 131

9. El orden 133

9.1 Ordenes 133 9.2 La palabra sacerdocio 134 9.3 Lo propio del sacerdocio ministerial 137 9.4 Entrevista 138 9.5 Exigencias 138 9.6 Denuncias 139

10. La unción de los enfermos 140

10.1 Pasos en la aceptación del dolor 140 10.2 En la sala de espera 141 10.3 Comunidad sensibilizada 142

BIBLIOGRAFÍA 145

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ANOTACIONES PASTORALES

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OBJETIVOS Y LIMITES

1. OBJETIVOS

La utilización de dinámicas para una catequesis y para favorecer la vivencia de los sacramentos ofrece muchas ventajas, pero tam­bién tiene sus límites. Brevemente queremos presentar los obje­tivos y las pretensiones.

Nuestro objetivo es ofrecer a párrocos, catequistas, animadores de comunidades unas dinámicas para las reuniones y asambleas pre­vias a la celebración de los sacramentos. Estas servirán para detec­tar la mentalidad con que llega la gente, despertar intereses e inquietudes, explicar la teología de los sacramentos, buscar apli­caciones e incluso dinamizar después las celebraciones. En capí­tulos ulteriores profundizaremos el cómo adaptar los objetivos a * cada caso particular. Desde ahora anotamos la posibilidad de emplear la misma dinámica con objetivos diferentes. Más aún, cuando ya los agentes pastorales tomen cierta práctica, no tendrán mayor dificultad en adaptar las dinámicas que proponemos para un sacramento a otro. Otras obviamente conservarán su especifi­cidad.

Queremos llamar la atención sobre la importancia de no reducir las dinámicas a la mera utilidad de ayudar a explicar el "conte­nido" de un sacramento. Hay objetivos más amplios. En ocasiones la "vivencia" será lo más importante; o la "percepción de la cul­tura" en que la gente vive los símbolos y ritos. Precisamente por este motivo hemos escrito estos capítulos de las Anotaciones Pas­torales, los que recomendamos leer sin ánimo polémico, pero con espíritu crítico.

2. LIMITES

El empleo de las dinámicas a la larga no irá a suplir ciertos aspec­tos básicos. No eximirá al pastoralista de prepararse bien para com­prender la teología de los sacramentos, ni suplirá a la comunidad. Allí donde ésta no exista, subsistirá el problema de la carencia de Iglesia y de un ambiente apto para la vivencia cristiana. Tal vez

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sí las dinámicas crearán en las personas más intereses comunita­rios y en los agentes la inquietud para crear la comunidad.

Finalmente, si se emplean mecánicamente, será posible descuidar la profundización, la orientación seria o la oración. Para nosotros resultaba muy difícil insistir, en los pasos concretos de cada diná­mica, en todos estos puntos. Preferimos dejarlos al sentido pas­toral de quienes las utilicen.

VISION AMPLIA DE LOS SACRAMENTOS

1. EL SACRAMENTO DE TODOS

Existe un sacramento que pertenece a todos los hombres y es de todos los tiempos: la naturaleza.

Para quien sepa mirarla, ella es el sacramento de Dios creador.

Quizás comulgaran más con este sacramento nuestros antepasa­dos. Ellos sabían mirar más la obra de Dios, que nosotros. De ahí que a través de la naturaleza y en ella misma descubrían el sacra­mento, las señales, de ese Dios Creador que les hablaba.

Nosotros enfrentamos dos problemas. Con frecuencia nos acer­camos a una naturaleza transformada por acción del hombre. Nues­tra relación no es: hombre (H), naturaleza (N), Dios (D).

H > N >D

Nuestra relación es mediada por la acción del hombre, llámase cul­tura o civilización (C), según se trate de una acción denomina­dora o técnica.

H >C N >D

Fácilmente nos quedamos contemplando, quizás mejor diríamos, "viendo" las obras del hombre y no llegamos al Hacedor Ultimo, al Creador.

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El segundo; en ocasiones aunque quisiéramos contemplar, apenas llegamos a ver. Es el drama de la juventud actual. No ha sido edu­cada para un pasar de

el ver —> al mirar —>y al admirar

Es todo un campo de acción educacional y pastoral. Relacionado con esto, estaría el desafío de tomar actitudes coherentes y res­petuosas no sólo con Dios, sino con su obra. Unas actitudes reli­giosas ante el Señor de la vida; unas actitudes ecológicas ante la naturaleza y sus diferentes formas, correctas y falsas, de transfor­marla en útil al hombre.

Algún tipo de acciones a favor de la vida, en pro de la ecología, serían una respuesta práctica a este sacramento universal que es la naturaleza.

Para vivir los sacramentos cósmicos se necesita esta sensibilidad. Para vivir los sacramentos cristianos se necesita la Fe. ¡El haber dado el paso de aceptar a Cristo!

2. ¿SOMOS DOCETAS O ARRÍANOS?

No es frecuente encontrar personas que sean bien conscientes de que Cristo es un sacramento. Algunos lo ignoran totalmente. Otros lo han leído u oído, pero en su conciencia no está muy presente.

Lo hemos constatado infinidad de veces cuando hemos pregun­tado cuál es el sacramento que más le llama la atención. Poquí­simas personas han respondido que es Jesús.

No es raro este fenómeno. Las personas de cierta edad suelen ser un poco "docetas".

Para ellos simplemente Cristo es Dios. Van a la misa no a ofrecer una Eucaristía al Padre por medio de Cristo, sino a adorar a éste. En su religiosidad la humanidad de Jesús, el hermano que sufre, el crucificado está bastante ausente.

En cambio, los jóvenes suelen tener algo de "amaños".

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Jesús es un tipo "chévere", un gran revolucionario, un gran pro­feta: Les cuesta mirar a Dios encarnado en Jesús. Prefieren pensar en el Hombre.

Por eso nos parece básico insistir en la idea, sentir la realidad de que Jesús es el sacramento del Padre. Es ir al fondo de lo que es un sacramento cristiano.

El Padre se hace sensiblemente presente en el mundo por medio de Jesús. Conociendo a Jesús conocemos al Padre. Ver a Jesús es ver, oír y palpar a Dios (I Jn. 1,1). Fue la respuesta que Jesús mismo le dio a Felipe: "Felipe, quien me ve a mí, está viendo al Padre" (Jn. 14,9). Cristo es considerado "con todo derecho como el sacra­mento primero de Dios, pues ¡El es Dios de una manera humana y es hombre de una manera divina!" \

Para conocer al Padre tenemos al Hijo. En la bondad, en el amor, en la justicia, en las preferencias de Jesús, podemos conocer la bondad, el amor, la justicia, las preferencias de Dios.

Por estos motivos le hemos dedicado varias dinámicas a este aspecto. Quienes la apliquen con cariño se van a maravillar de los efectos, el impacto que causa esta verdad de la fe en los participantes.

3. UN SACRAMENTO DIFÍCIL, PERO COMPROMETEDOR

Podríamos hablar de otras realidades sacramentales. El pobre es el lugar donde más fuertemente se está revelando hoy Jesús. La Biblia es sacramental; en esta enciclopedia encontramos nuestra familia, nuestra historia, nuestros modelos, el plan de Dios. Pero preferimos centrarnos en el gran sacramento de Cristo: la Iglesia.

Y decimos que es difícil para muchos y no para todos. Si se les pregunta a las persoras que tienen el privilegio de pertenecer a una comunidad cristiana concreta, a una C.E.B., a un grupo apos­tólico, inclusive a un grupo juvenil, en dónde encuentran a Cristo, no dudan en responder: en mi comunidad lo siento muy presente; allí voy a buscarlo, enla fraternidad, en la Palabra, en la Eucaristía.

1. Caravias José L., "El Dios de Jesús", pág. 34.

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Para muchas personas la Iglesia es una institución muy venerada o muy discutible, pero no es un sacramento. Al menos, lo ignoran.

Cuando entendemos que la Iglesia es un sacramento sentimos una gran realidad. Es como si el agua sintiera en un bautismo que es un sacramento. O como si el pan fuera consciente de ser cuerpo de Cristo. Nosotros somos parte, somos las piedras de ese edifi­cio, somos las ovejas, somos la labranza, la familia, el templo de Jesús. Valdría la pena releer aquel bello capítulo primero de la Lumen Gentium para sentirnos sacramento de Cristo. ¡Qué res­ponsabilidad y qué compromiso!

Varias dinámicas pretenden hacemos comprender esta realidad. Pero sin duda las C.E.B. serían el sitio privilegiado para vivir y com­prender los sacramentos hoy en América Latina.

FIESTAS ABURRIDORAS

¿Quién no ha participado, alguna vez, en una fiesta aburridora? Sería muy rara la persona que no tuviera esta experiencia; fiestas donde se encuentra uno como solo, donde se trata de solucionar dos problemas: Encontrar con quién hablar y encontrar de qué hablar. Fiestas donde todo es formalismo, donde falta la alegría y con música a todo volumen, que impide escuchar al otro agra­dablemente. Fiestas donde pasan bebidas buenas, pero donde no faltan personas empeñadas en que uno beba o coma a la fuerza. En una palabra, donde el único momento grato es cuando la gente comienza a pararse y a irse....

¡Esta no es una descripción de los sacramentos, pero sí podría serlo! En más de una ocasión la gente que participa en celebración sacra­mental puede sentirse así, por culpa suya, por culpa de los otros o por culpa del responsable de la celebración.

Había dos puntos que tener, principalmente, en cuenta para que a nuestros sacramentos no le suceda lo mismo.

1. El espíritu de celebración y de gratitud: Uno va a una fiesta a "perder el tiempo", no a sacar ventajas. Va a realizar una fun-

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ción no capitalista, sino gratuita. Va a ejercer un acto que tam­poco se puede medir por la "efectividad" con criterios marxistas. Va a algo más humano: A vivir, a celebrar. A ejercer un dere­cho que nadie nos puede quitar.

Téngase en cuenta que no es lo mismo celebrar que divertirse. Yo en una fiesta me puedo divertir, gozar, con la comida o la música, pero sin celebrar. Yo puedo divertirme viendo una pelí­cula por T.V. y estando solo. Pero no puedo decir que estoy celebrando.

El afán por cumplir un mandamiento, por ejemplo, de asistir los domingo a misa, podría hacerme olvidar lo gratuito. Como cuando confesamos con sinceridad: "Tengo, me toca asistir a un grado, a una boda"...

Si en los sacramentos se viviera más esta dimensión de lo gra­tuito qué tinte tan humano darían a nuestras vidas, marcadas por los intereses económicos y por la plata que debe producir; los estudios que debemos "pasar"; por los horarios que debe­mos cumplir; por los goles que debemos marcar en el partido de fútbol.

Michael Ende ha plasmado esta dimensión tan bella en "Momo"1, una extensa parábola de la vida actual dominada por los hombres grises, calculadores, negociantes, rutinizados, mecánicos, consumistas, anti-espiritualistas. Valdría la pena leer este libro y reflexionar sobre los sacramentos grises, dados a cristianos grises, por celebrantes grises, con la asistencia de comunidades grises. ¿Hay derecho a presentar así a un Jesu­cristo gris?

2. El espíritu comunitario: Las mismas comparaciones de la fiesta aburridora o de la ciudad de los hombres grises explican el porqué de la exigencia del espíritu comunitario.

Es tan diferente una comida de amigos y un almuerzo solo en un restaurante de autoservicio y de comidas rápidas. El pri-

1. Ende Michael, "Momo", Edic. Alfaguara, Madrid, 1985.

mero quiebra la rutina e invita a la celebración; el segundo se enmarca dentro de lo fastidioso, ordinario y necesario.

Aquí proponemos pensar en dos posibilidades: Celebraciones extensivas e intensivas.

Lo ideal serían las últimas: Celebraciones en comunidades pequeñas, en comunidades de base. En grupos donde la gente se conozca y comparta. Quien haya participado en estas cele­braciones comprende la diferencia y sabe que la renovación de la liturgia está saliendo de aquí. Sin necesidad de medios extraordinarios, en un ambiente parecido a las primeras comu­nidades, incluyendo a la de Jesús, las personas se sienten aco­gidas, invitadas a escuchar la palabra, a reflexionar, a orar, a expresarse, a sentirse solidarias, a vivir la Fraternidad, a com­prometerse. Estos grupos normalmente llegan a sentirla nece­sidad de profundizar en la Fe, en sus contenidos bíblicos y catequétieos, y más adelante a compartir apostólicamente con otros lo vivido.

Las celebraciones extensivas también habría que tomarlas en cuenta. Son más propias de la religiosidad popular y tienen sus reglas y características propias. Señalemos algunas indi­cadas por Casiano Floristán.

- La religiosidad popular es principalmente "un sentimiento subjetivo e individual que recubre varias actitudes de carác­ter espontáneo, instintivo, afectivo e imaginativo".

- El pueblo de la religiosidad popular busca ansiosamente seguridad y fuerza, paz y sosiego, bienestar y salud.

- Los medios populares prefieren una "fe revestida" a una "fe desnuda". No predomina en ellos la objetividad, sino lo pre-lógico, casi irracional, instintivo.

- El sentimiento religioso se expresa sobre todo en las emo­ciones colectivas. Si no hay "ambiente", no hay emoción.

2. Floristán Casiano, "Los Sacramentos signos de liberación", pág. 6.

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Por eso, los símbolos religiosos que prefieren son senti­mentales. De ahí la importancia de la Virgen (sobre todo maternal) y los santos con un "genio" especial. De ahí la celebración de la navidad como familia, como niño, como nacimiento.

Todo lo anterior explica por qué después de una misa "muy formal" por el difunto, la gente parece que no queda contenta y en sus casas van a rezar novenas bien sentimentales; tam­bién por qué después del bautismo "formal" y litúrgico, van a sus casas a hacer la fiesta; por qué en semana santa le dan tanta importancia a la visita a los monumentos.

Por no tener la liturgia en cuenta este sentimiento popular y contentarse con el texto romano y cantos españoles, el pueblo se ve obligado a reduplicar las ceremonias, pues ni en el fune­ral han expresado sus sentimientos de dolor, ni en el bautismo su alegría, ni en la semana santa su tristeza. Por eso buscan la forma de expresar el sentido comunitario, familiar, solida­rio en otros moldes alternativos o complementarios.

3. El espíritu de silencio: Téngase en cuenta que tanto la per­sona rural como la secular aman o al menos necesitan el silen­cio. El campesino pasa muchas horas de su vida en silencio. Sabe esperar callado, sabe contemplar. El hombre de la ciudad menos. Pero quizás por eso cuando se le motiva y enseña a valorar el silencio, lo estima profundamente, comprende su valor pedagógico. Las catedrales antiguas hablaban no sólo con las imágenes (la Biblia del pueblo), sino con el silencio.

Con razón Bernard Bro cita este magnífico texto de Régamey:

"Ser o no ser: Esa es la cuestión en todas las cosas. Ser, no se trata de hacer, ni de tener. Litúrgicamente se trata esen­cialmente de tender a una asimilación contemplativa del mis­terio celebrado; no de hacer muchas cosas con los cánticos, con "bonitas ceremonias", con "misas comunitarias", ni poner tanto esfuerzo en lograr la "participación de todos", y en que se divulguen los conocimientos, las teorías y los proyectos: Todo eso no es más que ceder a la inflación moderna del tener y del hacer"3.

3. Bro Bemard, "El hombre y los sacramentos", pág. 281.

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El silencio es un bello lenguaje en la educación religiosa del niño, pero también lo es en la liturgia del adulto. En una encuesta del citado B. Bro, los seglares se quejaban de las litur­gias afanadas y sin espacios para interiorizar4. He aquí otro reto para los cristianos inquietos por encontrar formas de cele­brar profundas y dicientes.

SABER MIRAR, RECIBIR Y ACTUAR

Prácticamente en todos los sacramentos se podrían tratar estas dimensiones y para ello vendrían muy bien las dinámicas que pre­sentamos en este manual.

1. SABER MIRAR

El educar a la gente en el saber mirar, saber percibir los signos y los significados es fundamental en cualquier tipo de pastoral y más en una pastoral sacramental.

Las personas ven el pan, pero no saben mirarlo, ni menos aún admi­rarlo. Las personas ven un bautismo, pero no han aprendido a escu­char las oraciones, a mirar la comunidad que bautiza.

Menos aún se sabe mirar los sacramentos en su totalidad. El bau­tismo aparece no como una acción de Cristo que nos transmite la filiación del Padre; ni como una acción de la Iglesia que incor­pora a un nuevo miembro al cuerpo de Cristo, sino como un rito sagrado al que se asiste.

El primer paso, pues, en una pastoral sacramental sería enseñar a ver-mirar-admirar, enseñar a oír-escuchar, a estar-sentir-gozar.

La gran falla y que es bien frecuente, es querer comenzar expli­cando el significado y el sentido teológico con un lenguaje con­ceptual y abstracto con el fin "de dar contenidos sólidos".

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4. Op. ctt., pág. 280.

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2. SABER RECIBIR

El enseñar a recibir corresponde también a otra posible falla. Los sacramentos se miran como unas acciones, más o menos, mágicas del sacerdote; o como unas acciones nuestras que implican ciertas molestias como el comprar un vestido nuevo, sentar una partida, "pagar" una misa, asistir a un templo, confesar unos pecados, par­ticipar en un cursillo pre-sacramental.

Cuando constatamos que lo importante no es lo que nosotros damos sino lo que recibimos, los sacramentos cambian de valoración. Entonces sí gustaríamos de participar en una Eucaristía, en un B au-tismo. No es lo mismo pensar en el sacrificio o molestia de ir a visitar a una amiga, que sentir la dicha de participar de su amis­tad. No es lo mismo pensar "en lo que debemos hacer" con rela­ción a Dios, que en sentir profundamente que El nos ama, que se nos da, que se nos comunica.

La sociedad consumista y capitalista ha enseñado durante más de un siglo a las personas que lo importante es producir, tener, ganar, acaparar, pero ha olvidado enseñar a gozar del dar y recibir gra­tuitos. Los sacramentos no se ubican en el campo de los negocios, sino de lo gratuito. Habría, por tanto, que enseñar a recibir como don y regalo del Padre su presencia y amor por medio de Cristo y en el Espíritu.

3. SABER ACTUAR

Los sacramentos son impulsos para vivir, para actuar. El sacra­mento del matrimonio impulsa a querer más al cónyuge, a amarlo más, a dar testimonio. La Eucaristía lleva a compartir la mesa, el pan, la fraternidad. La confirmación lleva a compartir la Fe, a ser misionero y apóstol.

Ya pasó el tiempo en donde los sacramentos sólo llevaban a cola­borar, pasando las vinajeras en la misa, dando limosnas o siendo buenos en la casa. La teología, especialmente la teología de la libe­ración, ha señalado retos y desafíos al cristianismo para celebrar la vida en los sacramentos y para salir luego a luchar por la vida, en contra de la muerte, del hambre, del desempleo, de la explo­tación del hombre por el hombre.

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Habría en cada dinámica y en cada celebración de los sacramen­tos, que insistir en este aspecto liberador y social de una recta pas­toral de los sacramentos.

¿QUE LLEVAR A LOS SACRAMENTOS?

Complementando un poco lo anterior diríamos que no basta con aprender a mirar y recibir. Para vivir en profundidad los sacra­mentos es necesario aprender a llevar la vida, la oración y la crea­tividad.

1. Llevar la vida. Fácilmente afirmamos que a los sacramentos llevamos la vida, la iluminamos y la transformamos. Pero el problema es que a veces los sacramentos caen como en el vacío, no sobre nuestras vidas. Así como se escuchan sermones que lo mismo valdría para Japón que para Escandinavia o para el Cono Sur, así también se dan por ahí celebraciones tan ahis-tóricas que lo mismo hubieran válido para la Edad Media o para la Edad del Renacentismo. Es que ni los celebrantes han aprendido a "e-vocar" la vida y hacerla presente, ni los parti­cipantes se han pre-ocupado por llevarla. Simplemente han entrado en el templo, pero su vida, su realidad ha quedado afuera. Muchas de las dinámicas que proponemos están pen­sadas para ayudar a este dinamismo de evocación y traer la vida, para ofrecerla, iluminarla, vigorizarla y transformarla.

Aquí habría que profundizar más. El culto fundamental cris­tiano es una vida en estado de justicia. Como dice San Pablo: "los exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcan sus cuerpos como una víctima viva, santa, agra­dable a Dios: Tal será el culto espiritual de ustedes" (Rom. 12, 11). En realidad, como dice Floristán1 "la verdadera litur­gia coincide con la misma vida cristiana" no se trata tanto de una forma ritual cuanto de una actitud existencial. O expre­sándolo con un pensamiento de Schillbeeckx: El calvario no fue una liturgia eclesiástica, sino un momento de la existencia

1. Floristán, Casiano, "Los sacramentos, signos de liberación", pág. 23.

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humana que Jesús vivió como un culto. ¿Cuándo nuestros momentos de la vida serán pleno culto a Dios y nuestra vida será sacramental? Cuando la separación vida-sacramentos no sea un abismo tan profundo. Cuando, al menos, en los sacra­mentos hagamos referencia directa a la vida.

Llevar la oración. Una persona que antes de participar en los sacramentos no ora, difícilmente orará en ellos. Es indispen­sable orar antes de celebrarlos. De lo contrario sería como el caso de unos novios que quisieran festejar su amor, sin pre­viamente haberlo vivido con el diálogo, la amistad y el cariño. O como el deportista que descuida el entrenar y se presenta de buenas a primeras al partido.

Los sacramentos no son ritos mágicos. Son invitaciones de Jesús para los cristianos. Y ser cristiano implica relacionarse con el Señor, aceptarlo y orar. Es cierto que los sacramentos son para orar y dirigirse al Padre por Cristo en el Espíritu. Pero igualmente es cierto que los sacramentos son para personas que han aceptado a Cristo y que como El se dirigen al Padre en la oración.

Cómo vamos a pretender vivir los sacramentos si a éstos sólo se presentan personas que no saben hablar, ni orar, ni admirar, a veces ni sentarse (estando todos los puestos libres adelante, la gente ocupa los últimos o se queda de pie junto a la puerta de entrada). Es que ha faltado el trabajo previo, que es propio de la catequesis de adulto; de las comunidades eclesiales de base, de educación en la Fe.

Llevar la Realidad. Se puede llevar la propia vida con sus angustias, penas, éxito. Se puede llevar la referencia directa a Dios con una oración previa. Pero la celebración así quedaría incompleta. Es necesario llevar la creación. Jesús llevó a la Eucaristía el pan y el vino; llevó al bautismo el agua. Exigió antes de ofrecer los dones en el altar, ponerse en paz con el hermano (Mt. 5,23-25). Criticó todos los ritos vacíos del amor al prójimo (Me. 7,1-23) Anteriormente los profetas habían sido bien severos:

"Desprecio sus fiestas. No me gusta el olor de sus asam­bleas solemnes... no me complazco en sus oblaciones" (amos 5, 21).

"Estoy harto de sus holocaustos" (Is. 1, 11)

"Este pueblo me honra con sus labios, mientras su corazón está lejos" (Is. 29,13).

"Quiero amor y no sacrificios; conocimiento de Dios más que holocaustos" (Oseas 6, 6).

Concretamente en América Latina los sacramentos implican llevar las situaciones de pecado social, de explotación, de pobreza.

Habría que hacerse preguntas valerosas: ¿Puede un terrate­niente, que en la práctica se cree dueño de la tierra, recibir en comunión al Hijo del único Dueño de la tierra? ¿Puede estar en comunión con los hermanos de Jesús quien los ha relegado a vivir al borde de la carretera? ¿Debería bautizar a sus hijos un señor de la "alta" sociedad, que después les va a impedir mezclarse con los niños de la "baja" sociedad, dizque para que comiencen a ser hijos de Dios? ¿Tiene sentido esto? ¿Se debe confirmar una persona para que pueda casarse pronto, si per­tenece a un grupo violento o paramilitar?

¿Se debería celebrar un matrimonio de una pareja que a con­tinuación va a ofrecer el escándalo de una fiesta de lujo, osten­tación y derroche?

Es más, ¿y la gente buena podría participar en sacramentos que nada le van a decir sobre estas situaciones de pecado e injus­ticia? No se trata de multiplicar sermones o cantaletas. Sí de llevar esta situación a los sacramentos en la preparación, en la celebración, en las referencias, en los símbolos, en las lec­turas, en las "penitencias", en las oraciones, en el mismo ambiente de las celebraciones, en los testimonios, en los cantos, en la presencia de los pobres y de Jesús pobre.

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PROBLEMAS DE LOS RITOS

1. LENGUAJE NO SIMBÓLICO ACTUAL

Antes de hablar más específicamente de los sacramentos cristia­nos, iniciemos este capítulo con una reflexión sobre un problema muy actual: Los ritos en una sociedad técnica.

El hombre siempre ha necesitado los ritos. En todas las culturas existen. Actualmente basta asistir a un partido de fútbol: Izada de banderas, himnos, saque inicial, celebraciones de un gol.

Los hombres necesitan "domesticar" su vida, sus costumbres y para eso emplean ritos. Normalmente estos han venido expresados en un lenguaje simbólico. A los ritos, la tradición les ha conferido un simbolismo y para eso les ha dado sentido a objetos, gestos, palabras.

El problema se presenta ahora con la sociedad técnica, que los ha ido abandonando y que ha programado la existencia, eliminando lo simbólico y buscando los ritos "unívocos" con un lenguaje téc­nico y científico; donde hay una palabra exacta para cada cosa; donde el domingo es un día igual a los otros seis de la semana; donde la computadora no puede darse el lujo de crear lenguaje poético, ni irracional. Con esto ¿qué ha sucedido? Los ritos de la sociedad técnica pronto se han vuelto insípidos, pobres, aburri-dores. El rito, expresado con formas menos estereotipadas y más simbólicas, permitía expresar más nuestro interior, pues dejaba más libertad para podernos identificar con aquello que más nos tocaba.

No hay duda que normalmente habla más una cariñosa palmadita en la espalda, en una visita de luto, que un "sentido pésame".

Habría que hacer aquí una reflexión para ver si la liturgia ha tenido en cuenta este problema o más bien lo ha agudizado con el exce­sivo uso de un lenguaje técnico y teológico, que por lo "unívoco" puede tornarse también insípido y menos expresivo a la larga que el rito y el simbolismo popular. Para dar sólo una pista; casi que de la esencia del rito es la repetición que permite profundizar la expresión y dominar las tensiones de la vida, pues bien, ¿el len-

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guaje científico-teológico sí lo empleamos adecuadamente? ¿Sí le damos cabida en nuestras celebraciones al lenguaje simbólico? ¿Sabemos actualizarlo?

2. EXPRESIÓN DE TENSIONES

Los ritos guardan relación estrecha con las tensiones, con los con­flictos de la vida. Los ritos están presentes en todas las culturas. Su función parece consistir en ayudar a los hombres a acercarse a determinados acontecimientos y coyunturas existenciales. Los ritos van más allá del lenguaje racional y nos colocan frente a frente de los temores conscientes o inconscientes, para afrontarlos, domi­narlos y celebrarlos. Celebrar la cosecha que no se perdió, el hijo que sí nació, el tiempo que se logró.

Para poner un ejemplo: no es lo mismo un desfile obligatorio en un país donde la gente debe asistir para celebrar por obligación una revolución o para no perder el puesto, que una manifestación espontánea en donde se reclama un derecho. ¿La celebración de los sacramentos sí expresa esta conflictividad y sí lo expresa con un lenguaje cálido y humano?

Reflexionando en estos problemas Gérard Fourez dice: "A raíz de la reforma litúrgica propiciada por el último concilio, se han corre­gido, indudablemente, las desviaciones más flagrantes, pero apenas se ha modificado lo que estaba en el centro mismo del problema: Fueron otra vez los clérigos quienes decidieron por los demás, no dejando apenas a la gente la posibilidad de ser dueña de sus pro­pias celebraciones. Fue una teología "docta", y centralizada en el Vaticano, la que quiso regular la reforma, sin dejar suficiente espa­cio a lo irracional que toda celebración ritual implica".

3. CONFLICTOS SOCIALES

Unos ritos desligados de la vida real de la sociedad y de sus con­flictos acaban por perder el sentido. La gente acaba por no enten­derlos, pues "nada le dicen".

Los ritos de una graduación académica estarían fuera de lugar en un partido de básquet; los ritos de una graduación militar sería con-

1. Fourez Gérard, "Sacramentos y vida del hombre", pág. 44.

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traproducente traspasarlos a las celebraciones de un grupo paci­fista; en una huelga carecen de sentido los ritos propios de un carnaval. Cuando los ritos no "pegan" con la realidad se vuelven ridículos, ofensivos o al menos insignificantes.

Un aniversario matrimonial bien celebrado expresa la alegría-temor de la vida en común. Hace referencia a lo que se ha vivido.

Un grado, vivido con intensidad, expresa tanto la alegría del éxito como el recuerdo de los sacrificios y la expectativa del futuro.

Los sacramentos cristianos debieran expresar también la conflic-tividad de la vida, de la realidad social. En este sentido son libe­radores y evocan situaciones, convocan fraternidad y provocan la creatividad.

Si nos descuidamos, en las celebraciones, podemos pecar de dife­rentes maneras.

• Ser atemporales. Ciertas homilías pueden "valer" para la Edad Media y para la actual; pueden pronunciarse lo mismo en la opulenta Europa que en la endeudada América Latina.

• Ser encubridores de realidades de injusticia, de opresión, de pecado. Hay un ejemplo bien claro de una persona que no quiso serlo, San Pablo, es bien claro su lenguaje "sus Asambleas ya no son la Cena del Señor, pues cada uno se adelanta a tomar su propia comida, y mientras uno pasa hambre otro se embriaga" (I Cor. 11,20-21). Santiago tampoco quiso ser encu­bridor: "Supóngase que entra a la asamblea de ustedes un hombre con anillo de oro, con ropas lujosas, y que entra tam­bién un pobre con ropas sucias. Y ustedes fijan la mirada en el que viste ropas lujosas y le dicen: Siéntate en el primer lugar y al pobre: Tú, quédate de pie, o si no, quédate al pie de las gradas". Al actuar de tal manera, ¿no estarían haciendo diferen­cias entre los dos? ¿No estarían juzgando con pésimos crite­rios? (Sant. 2, 1-4).

• Ser pervertidores de la intensión liberadora de Cristo. ¿Cuál fue la intención de Jesús? Es la pregunta que debemos hacemos.

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Su intención fue que le diéramos más importancia a los colo­res de los ornamentos que a revelar el mal y combatirlo. No debiéramos olvidar nunca que mientras triunfaba la revolu­ción bolchevique ¡la Iglesia ortodoxa estaba en pleno discu­tiendo acerca de los colores de los ornamentos!

El uso de las dinámicas podrá ayudar a preparar las celebraciones, a descubrir los significados que la gente le da "culturalmente" a los ritos, a aflorar las tensiones y conflictos que traen y sobre los que esperan encontrar "algo" en las celebraciones sacramentales.

Las dinámicas ayudarán, tal vez, más a quienes ya han trabajado en crear comunidad y en vincular a esta actividad y dinámica­mente a las celebraciones que se realizan. Las dinámicas no ayu­darán a quienes se apegan tanto al texto escrito que olvidan a los participantes, a menos que superen esta actitud mágica y estrecha.

METODOLOGÍA GLOBAL

Muchas personas probablemente usarán estas dinámicas de una manera espontánea, aplicando alguna en una ocasión y otra en otra oportunidad. Otras personas de seguro las incluirán en los planes que previamente ya venían desarrollando. Pero lo ideal sería tener una metodología global y utilizarlas mirando a dos lados: A los destinatarios y al plan metodológico. Lo primero se irá logrando paulatinamente, pues las dinámicas ofrecen muchas oportunida­des, a quien las emplee, de conocer a los destinatarios, de escu­charlos, de sondear sus opiniones. Para ayudar a lo segundo, proponemos estos pasos metodológicos:

1. DETECTAR QUE SIGNIFICAN LOS SACRAMENTOS PARA LOS PARTICIPANTES

1. Las dinámicas deben usarse en un ambiente de comunicación y de relación humana mínimos. Si no existe esta ambienta-ción habría que favorecerla.

2. En un primer momento se buscaría indagar cómo se representa la gente los sacramentos de acuerdo con su cultura. Es decir, se debe partir.

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De ellos, de sus representaciones y no de las nuestras. Y para eso dejarlos hablar, escucharlos, estar atentos a sus frases, refranes, etc.

3. Detectar qué valores y antivalores ven en la práctica cotidiana; qué frutos esperan reportar, etc.

4. Percibir cómo se organiza la comunidad para acercarse a los sacramentos, cómo los celebra en el templo y después en las casas, con qué fiestas familiares los acompañan, qué relacio­nes familiares se crean en algunos casos.

2. HACER UN PRIMER JUICIO CON LA GENTE

1. Como fruto de la percepción anterior, formaríamos nuestras primeras hipótesis sobre el significado que los sacramentos tienen para la gente.

2. Verificar con ellos nuestras hipótesis: ¿son ciertas? ¿Así real­mente piensan? ¿Sí tienen esas representaciones?

3. Pedirles que juzguen esa manera de entender y vivir los ritos sacramentales y las celebraciones.

3. COMPLEMENTAR CON UNA SOLIDA TEOLOGÍA

Este paso no es que se omita en los dos anteriores, pero no ha sido el objetivo. Ahora sí lo es. Y para esto ayudará:

1. Utilizar elementos de la naturaleza para explicar significados por analogías con ésta.

2. Emplear vivencias familiares y sociales para dar a entender contenidos profundos no fáciles de explicar con meros con­ceptos.

3. Poner a estudiar fórmulas teológicas sencillas, pero profun­das, de los catecismos.

4. Analizar la práctica de la primitiva Iglesia y profundizar algu­nos textos.

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5. Confrontar con el Vaticano II, Medellín, Puebla.

4. BUSCAR PROPUESTAS PARA LA CELEBRACIÓN

1. Con la gente ya más consciente de lo que son los sacramen­tos, buscar nuevas propuestas para hacer vivas y actuales las celebraciones en el templo.

2. Ver cómo darle sentido profundo a las que normalmente rea­lizan después en sus casas.

5. INVITAR A LA ACCIÓN

1. Los sacramentos deben tener un efecto social y comprometer con el cambio de las estructuras injustas. Para el análisis de este punto, la Teología de la Liberación puede ofrecer ele­mentos muy valiosos.

2. Buscar acciones colectivas y comunitarias para expresar con hechos lo que significan los sacramentos.

Conclusión

Del plan anterior se desprende la necesidad de variar y adaptar las dinámicas a los objetivos. Dinámicas sencillas como la de dibu­jar un árbol se pueden usar para ver qué piensa la gente, para com­pletar el sentido que le dan o para buscar acciones, los frutos que deben producir los sacramentos. A las personas entrenadas en el empleo de las dinámicas les bastará a veces con el nombre de la dinámica para imaginársela y para ver dónde colocar el énfasis y qué objetivos procurar. Las personas no acostumbradas, deberán vigilar que los antiguos hábitos no las traicionen y que no se limi­ten a buscar la ocasión de echarse el mismo rollo de siempre con ocasión de lo que dicen los participantes.

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UTILIDAD DE LAS DINÁMICAS

1. PARA QUE NO SON

Mucha gente pregunta por dinámicas "para transmitir un mensaje". Así de simplísticamente. Otros quieren utilizarlas para poder luego decir "lo que yo quiero". Así de manipuladoramente.

Para eso no son las dinámicas. Para transmitir un mensaje, basta tomar un micrófono. Para "decir lo que yo quiero", es mejor no usar dinámicas, pues la gente pronto se sentirá burlada y el resul­tado será peor que si llanamente digo "lo que quiero decir".

No negamos que las dinámicas sirvan para transmitir un mensaje. Pero quisiéramos hacer también entender que con mayor frecuen­cia la vivencia, que se tiene realizando las dinámicas, es ya el mejor mensaje. Por ejemplo, es preferible vivir la comunidad que dar un mensaje sobre qué se entiende por comunidad; es preferible vivir la participación que escuchar una conferencia sobre ella; es mejor sentir, como dice Kempis, la compunción que definirla. Por otra parte, las dinámicas no son tanto para exponer, ni para "transva­sar" pasivamente un mensaje, sino para ayudar a pensar, buscar, reflexionar.

2. SEIS POSIBLES USOS

Las dinámicas se pueden utilizar para varios fines. Mencionare­mos, tratándose específicamente de los sacramentos, seis posibles:

1. Para detectar

Bien importante es saber qué piensa la gente sobre los sacra­mentos, cómo se les representa; cómo suelen celebrar, qué tipo de cultura viven: qué escala de valores defienden; qué cos-movisión tienen; cómo viven la práctica sacramental; qué sig­nificado le dan al agua, al pan, etc., y qué significado le dan a ciertas palabras, comenzando por la misma palabra "sacra­mentos". Pues bien, para lograr estos objetivos existe toda una gama de dinámicas y a ellas puede apelar quien desee pisar

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© suelo firme; que no le suceda, como a muchas personas, las cuales después de llevar hablando bastante rato (incluso años), caen en la cuenta de que los estaban entendiendo diferente­mente.

2. Para sensibilizar

Un segundo paso bien indispensable en la pastoral es sensi­bilizar. Es posible pasar la vida respondiendo a preguntas que nadie ha hecho. Primero es despertar intereses, inquietudes, preguntas, motivaciones, curiosidades, después responder, ense­ñar, explicar. Más aún, a veces es necesario crear actitudes pre­vias para luego trabajar un tema. Hablarle de la naturaleza a quien nunca ha contemplado un atardecer, a quien no ha escu­chado el canto del viento, a quien no sabe admirar un árbol, una cascada, un río, es sencillamente tiempo perdido.

Aquí ofrecemos una buena serie de dinámicas que es posible enfocar hacia estos objetivos. Es algo muy peculiar de las diná­micas bien empleadas y de cuando se respetan los pasos lógi­cos del conocimiento humano.

3. Para exponer

Quizás sea el objetivo en que práctica y exclusivamente estén pensando muchas personas: Para exponer ideas, conferencias, contenidos. Pensando en esto hemos indicado varias posibi­lidades, aunque hemos deliberadamente omitido ciertas diná­micas que se encuentran en cualquier manual: Los foros, mesas redondas, paneles, etc. Igualmente habría que enumerar, entre lo omitido, los audiovisuales, videotapes, películas, retablos, etc. Usados adecuadamente nos parecen útiles e ilustrativos. Por fortuna cada día se encuentran con mayor facilidad.

4. Para profundizar

No basta con exponer una materia, hay que saber profundi­zarla, hay que intentar llegar al fondo.

Y aquí deberíamos hablar de dinámicas:

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• Para juzgar y analizar. • Para completar inquietudes y temas. • Para detectar y llenar "lagunas". • Para estudiar, con interés, documentos. • Para ilustrar y apoyar. • Para cuestionar. • Para llegar a síntesis.

Quien esté acostumbrado a las Revisiones de Vida, al Estudio del Evangelio, a la Propedéutica, a metodologías científicas, no encontrará dificultad en ir bajando al fondo por escalones. Otras personas podrán correr el peligro de querer llegar con una sola pregunta. Advertimos sobre este peligro, pues no quisimos deta­llar en cada dinámica todos los posibles pasos. Con el uso y la ulterior revisión se irán aprendiendo.

5. Para celebrar

Sin duda la correcta celebración de un sacramento tiene toda una dinámica interna. Basta pensar en los pasos de la Euca­ristía: Prepararse, pedir perdón, escuchar la Palabra, ofrecer, consagrar, etc.

Este no es el objetivo de estas dinámicas; nos contentamos con ayudar a preparar las celebraciones. Para este fin las diná­micas sí pueden servir.

6. Para actuar

Los sacramentos llevan a la vida, a la acción, al apostolado, a la construcción del Reino. Para esto conviene saber planear y revisar. Apenas hemos colocado algunas dinámicas en este sentido. Preferimos remitir a manuales especializados en la materia. Adaptado, sobre todo, para jóvenes hemos escrito "Pedagogía de la Acción". Muchas de las anotaciones conte­nidas allí, servirán a las personas preocupadas por encontrar salidas al deseo de servir grupalmente a los demás. Aquí nos contentamos con insistir en el respeto con el uso de las diná­micas para no abusar de la palabra "compromisos". Hasta que las personas o los grupos no den señales de querer hacer com­promisos, no recalcar este paso, que suele ser de los últimos

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o el último. Es preferible contentarse con una sencilla y cálida exhortación a trabajar y a actuar que forzar a hacerlos arti­ficialmente.

CRITERIOS

Las reflexiones anteriores tocaron algunos aspectos de la sacra-mentología, los que más directamente tienen que ver con las diná­micas que ofreceremos en la segunda parte. Queremos ahora proponer algunos criterios a modo de deber ser cómo debie­ran vivirse los sacramentos.

1. CON RELACIÓN AL CELEBRANTE PRINCIPAL

• El sacerdote, por su misma función y vocación, está llamado a vivir los sacramentos de una manera especialísima. Debiera ser un especialista en ellos.

• El celebrante, sea o no sacerdote, debería ubicar cada uno de los 7 sacramentos en su contexto más amplio y relacionarlos siempre con el gran sacramento Cristo y con la Iglesia.

• El celebrante debiera leer dos libros: el ritual y la comunidad con la que va a celebrar: ni apegarse al pie de la letra del libro, ni despreocuparse por indagar qué está viviendo la comunidad.

• Debiera ser creativo y no convertirse en un simple lector o repe­tidor.

• Debería darle importancia al conocimiento de la comunidad para conocer su modo de ser, sus formas de celebrar, sus nece­sidades, la etapa que vive, su identidad, etc.

• Debería distinguir claramente cuándo es una celebración inten­siva, por ejemplo con una C.E.B.o un grupo apostólico, capa­ces de expresarse verbalmente, de interpretar bíblicamente la vida, de comprometerse, y cuándo se trata de una celebración extensiva, sea de una masa secularizada o de una expresión de religiosidad popular en donde prima intensamente el sen­timiento religioso.

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Su misión es anunciar a Jesús normalmente en el contexto cul­tural, aunque para ciertos grupos este anuncio ya sea real y se pueda hablar entonces de una comunidad evangelizada, en cuyo caso debería dar prioridad a la catequesis y formación más que a la evangelización y anuncio.

Su preocupación será por buscar signos claros, comenzando por su testimonio de vida y por la preocupación por la comu­nidad para que deje de ser una simple masa que se reúne a ver o a oír.

CON RELACIÓN A LAS PERSONAS PARTICIPANTES

Ante todo, estas deben sentirse personas y no simples indi­viduos. Se trata de algo relacionado con ellos, con su vida, y a lo que están invitados a participar (tomar parte) y no sim­plemente a estar.

Se les deberá hacer sentir que los sacramentos implican una conversión, un cambio; que son algo que invitan a romper con (el egoísmo, el pecado, el mal, los criterios consumistas...) y a esperar (a Jesús, al Reino y las promesas de vida Eterna...)

Los participantes deben sentirse en un encuentro con Jesús y no en un simple rito misterioso y sagrado.

CON RELACIÓN A LA MASA

Si la masa está impregnada de religiosidad popular, no se debe olvidar cómo esta se expresa, con muchos símbolos externos, con sentimientos, con emotividad, con búsqueda de la segu­ridad, con ideas "bonitas", etc.

Si se trata de una masa secularizada, evitar expresiones ana­crónicas y propias de la vida rural; se debe llevar a sentir y reflexionar sobre los problemas de la técnica, la ciencia, la socialización y ayudar a encontrar en la Fe y en los sacra­mentos una salida liberadora, humanizante.

Tanto en el campo de la religiosidad popular como en el de los ambientes secularizados, no olvidar que estas ocasiones pueden ser la oportunidad para iniciar comunidades cristianas.

• Muchas actividades y celebraciones parroquiales fácilmente se llaman de comunidad cuando en realidad pertenecen a este campo de lo masivo. No engañarse con meras palabras.

4. CON RELACIÓN A LAS COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE O COMUNIDADES CRISTIANAS

• Si se quiere una liturgia viva y plenificante se deben promo­ver las CEB y los grupos comunitarios. Estos son los lugares en donde los sacramentos se pueden vivir como verdaderas celebraciones comunitarias.

• Se debe permitir la expresión más libre y espontánea. Recor­dar que algunas de las actuales leyes litúrgicas están redac­tadas pensando en grandes asambleas y templos y no en estas comunidades.

• Se debe ayudar a sentir a las comunidades que como Iglesia (sentido que normalmente ya suelen tener) deben construir el Reino. Por tanto los sacramentos tienen una fuerte dosis de proyección hacia afuera.

• Cuando sea posible, se deben promover los ministerios, espe­cialmente en nuertro caso, el de lectores, acólitos, catequis­tas, animadores de la comunidad, diáconos. Sobre ellos debe recaer en gran parte la responsabilidad de preparar a la comu­nidad para las celebraciones y de acompañarla en las mismas.

CON RELACIÓN A TODOS

• En América Latina existe obligatoriamente una óptica para mirar lo religioso y que fue también la óptica de Jesús: los pobres. Así el bautismo debiera invitar a entrar en una comu­nidad de hermanos que comparten sus bienes; la Eucaristía debería llevarnos a ver cómo reparten su pan; la confirma­ción debería sellar nuestro compromiso de ser enviados a cons­truir el Reino; a la Reconciliación deberíamos llevar no sólo nuestros pecados individuales, sino también los comunitarios y sociales; las parejas que se casaran por la Iglesia, deberían saber a qué se ha comprometido esta Iglesia en América Latina; el orden debería conferirse a personas obedientes al Evange­lio y no simplemente deseosas de "subir". La unción de los

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enfermos nos debería llevar a luchar por tanto enfermo que se encuentra desamparado. En fin la Iglesia tendría cada día que ser más sacramento de Cristo pobre y a Jesús tendríamos que verlo cada día más como sacramento de un Padre bueno que hace llover sobres pobre y ricos, y que dejó el mundo para el hombre y no para unos cuantos nombres.

TEOLOGÍA DE LOS SACRAMENTOS

1. VATICANO II

Pero hay otros, los siete que oficialmente considera la Iglesia como los "signos eficaces" de los verdaderos seguidores de Cristo y con los cuales se celebran, a la vez que los momentos más importan­tes de nuestra vida, aquellos de la vida de Cristo que sirvieron de modelo a los nuestros en toda su dimensión humano-divina. Estos siete sacramentos oficiales de la Iglesia vienen magnífica y bre­vemente descritos por el Vaticano II cuando dice:

- "Los fieles, incorporados a la Iglesia por el bautismo, quedan destinados por el carácter al culto de la religión cristiana, y, rege­nerados como hijos de Dios, están obligados a confesar delante de los hombres la fe que recibieron de Dios mediante la Iglesia.

- Por el sacramento de la confirmación se vinculan más estre­chamente a la Iglesia, se enriquecen con una fuerza especial del Espíritu Santo, y con ello quedan obligados más estrictamente a difundir y defender la fe, como verdaderos testigos de Cristo, por la palabra juntamente con las obras.

- Participando del sacrificio eucarístico, fuente y cumbre de toda la vida cristiana, ofrecen a Dios la Víctima divina y se ofrecen a sí mismos juntamente con ella. Y así, sea por la oblación, o sea por la sagrada comunión, todos tienen en la celebración litúr­gica una parte propia, no confusamente, sino cada uno de modo distinto. Más aún, confortados con el cuerpo de Cristo en la sagrada liturgia eucarística, muestran de un modo concreto la

©

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unidad del Pueblo de Dios, significada con propiedad y mara­villosamente realizada por este augustísimo sacramento.

Quienes se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios, el perdón de la ofensa hecha a él y al mismo tiempo se reconcilian con la Iglesia, a la que hirieron pecando, y que colabora a su conversión con la caridad, con el ejemplo y las oraciones.

- Con la unción de los enfermos y la oración de los presbíteros, toda la Iglesia encomienda los enfermos al Señor paciente y glo­rificado, para que los alivie y los salve, e incluso les exhorta a que, asociándose voluntariamente a la pasión y muerte de Cristo, contribuyan así al bien del Pueblo de Dios.

- A su vez, aquellos de entre los fieles que están sellados con el orden sagrado son destinados a apacentar la Iglesia por la pala­bra y gracia de Dios, en nombre de Cristo.

- Finalmente, los cónyuges cristianos, en virtud del sacramento del matrimonio, por el que significan y participan el misterio y unidad de amor fecundo entre Cristo y la Iglesia, se ayudan mutuamente a santificarse en la vida conyugal y en la procrea­ción y educación de la prole, y por eso poseen su propio don, dentro del Pueblo de Dios, en su estado y forma de vida" (LG 11).

2. ALGUNOS AUTORES ACTUALES

Detengámonos en cada uno de los sacramentos y, sin pretender hacer un concordismo barato, busquemos sencillamente cuáles son las grandes experiencias humanas que se encuentran detrás de cada uno de ellos. No se trata sólo de querer probar que no es estúpido que haya siete sacramentos, sino de descubrir hasta qué profun­didad viene Dios a agarrarnos, para ayudarnos a vivir estas gran­des experiencias, que son las nuestras, día tras día, especialmente en los momentos en que, como los discípulos de Emaús, no cree­mos muy en serio en nuestra propia existencia. A veces, es verdad, quizá sea a nuestro pesar como los sacramentos educan nuestra vida; otras veces conocemos mejor hasta dónde viene Dios a salvar esta vida que no nos importa mucho.

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Así descubrimos que hay un sacramento para comenzar: el bau­tismo; otro de la madurez: la confirmación; unos reconstituyentes sucesivos que nos van purificando poco a poco: la penitencia; está la curación del cuerpo del sufrimiento y de la lucha contra la muerte: la unción de los enfermos. Después están los sacramentos de la edad adulta, de la comunicación de vida: el matrimonio que se ocupa del don de sí y de la fecundidad humana del amor, y el orden, que consagra para el bien común espiritual a aquellos que Dios escogió para servidores de su pueblo.

Está finalmente el sacramento que nos administra, gota a gota y misericordiosamente, la dosis de alimento eterno que podemos soportar hasta que alcancemos nuestra medida; en aquel momento, la eucaristía desaparecerá como sacramento, para aparecer como una realidad eterna.

No solamente somos niños, sino también enfermos. Por eso Dios ha pedido prestados los signos que utiliza, unas veces al desarro­llo normal de una vida sana: el alimento, el matrimonio, la con­firmación, y otras veces a los actos reparadores de nuestras deficiencias y a las tareas cotidianas que nos permiten combatir contra la enfermedad*:

Aventuremos una explicación provisional, esperando que otros lo hagan mejor: El bautismo podría ser considerado como el sacra­mento de la existencia contingente rescatada. La cuestión "¿ser o no ser?" no podría borrarse tan pronto. Pero no se trata sólo de la existencia del individuo, se trata también de la existencia de la humanidad entera con la asombrosa contingencia de su aparición sobre la tierra, después de millones de años. El bautismo tiene algo que ver con Adán, el mítico antepasado salido de la tierra para volver a ella. ¿Qué hacer con la desgana que puede invadimos ante el espectáculo de nuestra contingencia? Nicodemo no planteaba la cuestión con estos términos, pero era la misma interrogación, a la que Jesús contesta con un nacimiento nuevo.

La confirmación sería el sacramento del crecimiento y de sus ries­gos. El crecimiento de cada hombre, porque es un asombro con­tinuar viviendo como hombre, y en particular, perseverar en la fe, cuando todo nos dice como al salmista: "¿Dónde está tu Dios?"

Bro, Bemad, "El hombre y los sacramentos", págs. 146-147.

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También el crecimiento de todos: crecimiento cuantitativo y cua­litativo de la humanidad, crecimiento aún con más riesgos de una Iglesia, que necesita ser confirmada en su fe incesantemente por el Espíritu de Pentecostés.

La penitencia, sacramento de la conciencia; puesto que el hombre es el único animal que tiene conciencia de tener conciencia: puede en el presente volver sobre el pasado para orientar el futuro, y a causa de esta misma conciencia, sacramento de la reconciliación con Dios por la fuerza del Dios de Jesucristo. ¿Cómo negar, enton­ces, que la penitencia es el sacramento de la humanidad recon­ciliada y, por tanto, siempre por reconciliar? Pensemos en el racismo, en las desigualdades sociales, en las distorsiones econó­micas, en tantas otras calamidades que marcan a la sociedad y que reclaman la práctica de nuevas costumbres evangélicas.

La eucaristía ha sido considerada siempre como el sacramento de los sacramentos, como un sacramento por encima de los otros. Por tanto, no es posible relacionarlo con un solo aspecto de la vida de los hombres. Tiene innumerables significados: desde el pan com­partido hasta la muerte vencida por la vida, pasando por el sentido de la relación del cosmos con el hombre y la seguridad de una comunión con los hombres entre sí. El conjunto de todos los pro­blemas humanos de hoy como de ayer debe converger en el mis­terio de la muerte y de la resurrección del Señor por toda la humanidad.

El matrimonio podría ser un sacramento particularmente impor­tante en una época en la que la sexualidad, liberada de ciertos tabúes, busca de nuevo su sentido, porque es de un modo parti­cular el lugar de la ambigüedad. El signo del matrimonio como el del celibato, en otros aspectos podría ser algo muy decisivo para el sentido de la sexualidad en el mundo de hoy. Se superaría el concepto justificable, pero insuficiente, de la ceremonia, para entrar en el misterio de la diferencia hombre-mujer, integrada en un pro­yecto que implica la duración, una institución familiar y unas exi­gencias sociales precisas.

El sacramento de los enfermos -el más enfermo de todos los sacramentos- sería el sacramento de la vulnerabilidad rescatada. Vulnerabilidad en muchos aspectos, física o mental y hasta social.

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Nuestra sociedad no puede despreocuparse de un mundo al que llama púdicamente "el mundo de la salud". ¿Llegará el día en el que el sacramento de los enfermos sea algo distinto de una unción furtiva, dada al moribundo en una sala de hospital, sino un signo vivo de esperanza en Jesús para los que han perdido todo apoyo, gracias a la presencia de hermanos y de hermanas cristianos -sanitarios, parientes y otros- que han sido el amparo del enfermo?

Se podría relacionar el sacramento del ministerio con los queha­ceres y los riesgos de la sociedad de este tiempo, pero preferimos situarlo aparte o, más exactamente, justificar su existencia, ante todo, por su función respecto a la Iglesia. Si hay obispos, sacer­dotes, diáconos y otros ministros, es, con toda evidencia, para la misión de la Iglesia a través del mundo, pero es también para que exista la Iglesia. Los ministros vienen de la Iglesia, pero son sus "servidores", como quieren serlo del mismo mundo, en razón de la dimensión profética de todo ministerio*.

* * *

Para la clave tradicional los sacramentos son instrumentos de gracia, unos canales a través de los cuales, la gracia que Cristo nos mere­ció por su pasión, se nos comunica a cada uno de nosotros. De allí proviene su eficacia infalible, con tal que se pongan las con­diciones mínimas necesarias para su recto funcionamiento. El sacer­dote es el ministro de esos sacramentos, por ser el mediador entre Dios y los hombres. El administra estas fuentes de gracia de la Iglesia. El bautismo de los niños sería el sacramento prototipo: En él aparece la dimensión objetiva de la salvación que Dios nos comu­nica a través de estos instrumentos de gracia.

La visión sacramental moderna recupera otros aspectos del sacra­mento: Su dimensión simbólica, el encuentro personal con el Resu­citado y, sobre todo, su eclesialidad. Los sacramentos son celebraciones litúrgicas de la iglesia, momentos fuertes en los que la comunidad eclesial expresa y celebra el misterio pascual de Cristo y el triunfo definitivo de su gracia sobre el pecado. A través de ellos, no sólo las personas reciben gracia, sino que la misma comu­nidad eclesial, se va estructurando, como comunidad de Jesús en

* Denis Henri, "Los sacramentos para los hombres", págs. 97-8.

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el mundo. El sacerdote aparece como representante cualificado de la iglesia. La eucaristía es el sacramento principal, ya que gracias a ella la iglesia se va constituyendo como Cuerpo de Cristo. El sacramento presupone fe y opción personal de parte del sujeto que se acerca a la iglesia. En esta clave moderna, el bautismo del niños, o es cuestionado por algunos, o no se considera como el prototipo de sacramentos, sino más bien como un caso límite muy peculiar. El ideal sacramental serían los sacramentos de los adultos, donde ellos corresponden a la gracia con su fe y disposición personal. Esta clave sacramental entra en diálogo con el mundo moderno secular y liberal.

La clave solidaria redescubre otros aspectos de los sacramentos: Su dimensión profética, el ser símbolos de la Utopía del Reino, la exigencia dé la justicia y solidaridad con los pobres, su cone­xión con el seguimiento del Jesús histórico. Los sacramentos deben ser símbolos liberadores de una iglesia que ha optado por los pobres y que desea que haya conexión entre el misterio pascual que cele­bra toda liturgia y el compromiso cristiano en la vida del pueblo. Tanto la pascua judía, como la pascua de Jesús, son acontecimien­tos salvíficos profundamente liberadores. En la liturgia debe reso­nar el clamor del pueblo y hacerlo llegar a Dios. En esta clave la preocupación principal no es por el problema de la edad de los que reciben los sacramentos (niños o adultos), sino por el compro­miso que se tiene frente a las estructuras injustas de la sociedad. Esta clave se preocupa por mantener unidos el sacramento del altar y el sacramento del hermano. Evidentemente esta mentalidad se alimenta de la constante experiencia de miseria, de pobreza y de marginación de las mayorías de AL y del Tercer Mundo*.

* * *

LOS SIETE SACRAMENTOS DESDOBLAN Y SUBLIMAN LOS MOMENTOS-CLAVES DE LA VIDA

El nacimiento aparece como un momento fuerte de la vida. Ahí está el niño, como pura gratuidad, dependiendo de la buena volun­tad de los otros para ser aceptado en familia y sobrevivir. El bau­tismo desdobla esta dependencia como dependencia de Dios y la sublima como participación en la vida de Cristo.

* Codina Víctor, SJ . "Ser Cristiano hoy en A.L." Pág. 39.

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Otro momento clave de la vida es aquel en el que el niño, ahora mayor y libre, se decide, madura, entra en la sociedad de los adul­tos, ocupa su lugar en el mundo profesional. Instante serio de su vida, en el que se juega parcialmente su destino y en el que el hombre experimenta nuevamente que depende de una fuerza supe­rior: Experimenta a Dios. El sacramento de la Confirmación es el sacramento de la madurez cristiana, que explícita la dimensión de Dios presente en uno de los ejes existenciales.

Sin el alimento, no se mantiene la vida. Cada comida permite al hombre hacer la experiencia gratificante de que su ser está ligado a otros seres. Por eso, sin duda, el comer en el hombre viene rodeado de ritos. La Eucaristía desdobla el sentido latente del comer, como participación de la propia vida divina.

Otro eje existencial está constituido por el matrimonio. El amor vive de la mutua gratuidad, la unión se establece con lazos frá­giles porque dependen de la propia libertad y, al dar garantía de fidelidad, se hace una experiencia que escapa al hombre. Por eso, depende de una fuerza superior y la invoca... el sacramento explí­cita la presencia de Dios en el amor.

La enfermedad puede amenazar la vida humana. El hombre siente sus límites y, de nuevo, experimenta su dependencia. Viene enton­ces el sacramento de la unción de los enfermos, que expresa el Poder salvífico de Dios.

Hay una experiencia profunda, en todo hombre: La de la culpa en relación con los otros y con Dios y por la que se siente dividido y perdido, con ansia de redención y de reconciliación. El sacra­mento de la conversión (Penitencia) relaciona la experiencia del perdón y del encuentro entre el hijo pródigo y el Padre bondadoso.

Vivir en un mundo reconciliado y sin divisiones, poder realizar la reconciliación universal y la paz: He ahí el secreto deseo que inspira la búsqueda de felicidad. El sacramento del Orden unge a las personas para que vivan la reconciliación y las consagra en el servicio comunitario para la construcción de esta misma recon­ciliación*.

* Boff, L., "Los sacramentos y la vida de los sacramentos", pág. 49.

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MINISTROS Y SACRAMENTOS

Indudablemente, habría que revalorizar este papel de administra­dor de los ritos, frecuentemente desacreditado por culpa de la escle-rotización de los sacramentos. Se oye a veces a sacerdotes decir que ellos no están únicamente para distribuir sacramentos, como si fueran magos. Sin embargo, dentro de la perspectiva que hemos esbozado, la cuestión se presenta de un modo totalmente distinto. Ayudar a una comunidad a celebrar con unos ritos adecuados y vividos en común es importante... con tal de que se sepa hacer. Animar un rito es una función social, tan útil al menos como la del psicólogo o la del gestor, porque consiste en ayudar a un grupo a tomar contacto con lo que de más profundo hay en él: Sus espe­ranzas, sus luchas, sus contradicciones, sus alegrías y sus penas, las manifestaciones de lo trascendente... No se trata de programar las celebraciones para las masas, sino de trabajar con ellas para que puedan discernir los ritos que son liberadores y librarse de aquellas celebraciones que son alienantes o sirven a las estructu­ras de opresión. Ayudar a una comunidad a acoger a un nuevo miembro; a escuchar con interés y seriedad su palabra como pro­cedente del propio Dios; a celebrar el perdón; a vivir con confianza aquellas decisiones que le introducen a uno en lo desconocido; a afrontar la muerte solos, pero no aislados; a esperar dentro de esa institución tan humana que es el matrimonio y la familia; a des­cubrir la manifestación de Dios en las tensiones que todo poder humano entraña... ¡todo esto no es poco! Es un servicio colectivo e individual tal vez más importante que otros muchos "ministe­rios" que desempeña el clero*.

* Fourez G., "Sacramentos y Vida del hombre", pág. 54.

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DINÁMICAS Y SUBSIDIOS

DE APOYO PASTORAL

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® QUE SON LOS SACRAMENTOS

ACTITUDES NUEVAS

DINÁMICA: "póngale malicia"

OBJ ETI VO: ayudar a comprender el sentido de, los sacramentos a partir del lenguaje popular. Analizar también los posibles cambios para mostrar cómo éstos supo­nen un cambio de actitudes en nosotros.

PASOS:

1. Se escriben en el tablero ciertas frases: "Vamos a oír misa" "Queremos mandar a bautizar un niño" "La Iglesia no debiera cobrar por los sacramentos" "Me voy a confesar" etc.

2. Se pide a los participantes discutir esas frases y ver si se pueden formular mejor. Trabajo por grupos (20')

3. Se escuchan las modificaciones y se profundizan. Por ejem­plo: en lugar de "vamos a oír misa", decir "vamos a celebrar la Eucaristía". Sentido del cambio propuesto.

4. Nueva pregunta: ¿Qué deberíamos cambiar en nuestras acti­tudes para ajustamos a la nueva frase. Qué implica para noso­tros cambiar "oír" por "celebrar"?

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SACRAMENTOS HUMANOS

DINÁMICA: "recuerdos familiares"

OBJETIVO: valorar el lenguaje de los símbolos y comprender cómo implican una relación humana y un compro­miso

PASOS:

1. Explicar con algún ejemplo lo que es un sacramento humano, por ejemplo, un recuerdo familiar.

2. Se pide a cada persona elegir un sacramento humano (objeto, persona, canto, etc.).

3. Se dividen por grupos pequeños y cada cual narra qué eligió. Entre todos eligen uno.

4. Plenario. Cada grupo expone el que escogió. Se comenta cómo éste implica unas relaciones familiares, un aprecio por la per­sona que nos dio el regalo, etc.

5. Aplicación a-los sacramentos. Diferencia entre sacramento natu­ral y sacramento de la fe.

6. Examinar cómo valoramos los sacramentos y a qué nos com­prometen éstos.

GESTOS SIGNIFICATIVOS

DINÁMICA: "enumeración de gestos ordinarios"

OBJETIVO: ayudar a valorar el sentido de los gestos a partir de la vida ordinaria.

PASOS:

1. Enumerar y escribir en tablero algunos gestos ordinarios:

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Dar las manos. Sonrisas.

Regalo de cumpleaños.

Beso.

Fiesta Familiar.

Carta.

Banquete.

Palmadas.

Ramo de flores.

Mano abierta (¡cuidado!)

Puño cerrado (rabia)

Con dos dedos "V" de victoria

2. Por grupos buscarle el significado. Cada grupo busca el de algunos (15')-

3. Plenario: Aplicación a los sacramentos, con la ayuda del coor­dinador.

4. Charla para valorar los gestos y su significado. Puede tomarse del siguiente escrito:

MATERIAL DE APOYO:

La celebración de la vida con gestos y palabras

Las personas han necesitado siempre de gestos y palabras para entrar en contacto con el otro. Es algo que el hombre le nace de su propia naturaleza por ser material y espiritual; y este aspecto esencial al hombre, encuentra en sus gestos y palabras la mejor forma de salir de su interioridad y comunicarse con otro, sobre todo, cuando este otro es una persona humana, también misteriosa en su propio ser.

Incluso el hombre secularizado por la técnica y la ciencia ha bus­cado "signos" de diversas clases para expresar el inefable misterio de su interior: el himno nacional, la bandera, el escudo, han pasado a ser símbolos de un pueblo. Cuando las fiestas religiosas han sido olvidadas por los humanistas ateos, han recurrido al día de la madre, de la amistad, de la secretaria, etc., no sólo para brindar una oca­sión al consumismo, sino también para saciarla necesidad de expre­sar con algún gesto lo que en la ordinariez de la vida no se sabe celebrar. Y la sonrisa de un niño, el apretón de manos entre dos amigos, un ramo de flores, un beso de novios, el regalo de cum-

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pleaños, la fiesta y el banquete social entre socios y amigos..., ¿qué son sino formas de querer expresar al otro el secreto indescrip­tible que anida en lo más oculto del corazón humano?

No es tanto el regalo, la palabra escueta, la materialidad de un gesto..., es el "significado" profundo que le imprime, el calor humano, lo que cuenta en las relaciones interpersonales. Y estos "signos", tan necesarios al hombre y tan cargados de fuerza, son lo que técnicamente se ha dado en llamar "sacramentos". En nues­tra vida ordinaria, sin darnos cuenta, estamos rodeados de estos signos sacramentales a todos los niveles: de amigos, de familia, sociedad, etc. Son las expresiones imprescindibles para manifes­tarnos, pronunciarnos y encontrarnos con el otro, al que interpe­lamos, esperando igualmente una respuesta reveladora del secreto de su interior.

Sólo que cuando a estos "sacramentos" o "signos" les apellida­mos con el nombre de "cristianos", es cuando merecen el título pleno de "Sacramentos de la Iglesia", porque con esos signos que­remos celebrar en el oasis de nuestro peregrinar, en nuestro naci­miento, mayoría de edad, un puesto en la sociedad, el deceso de un ser querido, la dimensión de aquel otro gesto parecido de Cristo que aconteció en su historia humana como una causa ejemplar y modelo de nuestras propias situaciones históricas. Y estos gestos de Cristo, interpretados con fórmulas y palabras que los explici-tan, constituyen esos momentos fuertes en que festivamente nos ponemos en contacto con Cristo y con los hermanos, refrescando la aridez del desierto en el que crecen las pequeñas plantas o "neó­fitos" que un día nacieron a la vida del Pueblo de Dios por el agua del bautismo.

Ciertamente se podrían enumerar multitud de signos cargados de fuerza cristiana en la vida de la Iglesia y que continuamente nos revelan y sumergen en el misterio de la vida de Jesús: se podría hablar del sacramento del pobre, del sacramento de la palabra, del sacramento de dolor, etc. Serían otros tantos símbolos o sacra­mentos con los que presencializamos la historia de Jesús. No por menos solemnes y oficiales dejan de ser profundamente sacra­mentos cristianos*.

* Ortega, Rafael, "La gran noticia", Ed. Paulinas. Págs. 102-3.

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TRES MIRADAS

DINÁMICA: "mirada a un jarro de agua"

OBJ ETIVO: profundizar qué significa un sacramento a partir de un ejemplo de sacramento humano.

PASOS:

1. Lectura de "El sacramento del jarro" (Cfr. material)

2. Por grupos: ¿Desde qué aspectos podemos mirar un objeto que­rido y familiar?

3. Plenario.

4. Complementación "qué es un sacramento" (Cfr. material)

MATERIAL DE APOYO:

El Sacramento del Jarro

Es un jarro de aluminio, de aquel aluminio antiguo, bueno y bri­llante. Tiene rota el asa, pero esto mismo le da cierto aire de vejez. En él bebieron los once hijos, desde pequeños hasta grandes porque acompañó a la familia en todas sus mudanzas: Del campo a la aldea, de la aldea al pueblo, del pueblo a la ciudad... Hubo nacimientos y muertes y el jarro participó de todo, estuvo siempre al lado de todos. Permaneció en la continuidad del misterio de la vida, en la diferencia de situaciones vitales y mortales. Siempre brillante, siempre antiguo, porque sin duda lo era ya cuando entró a casa; viejo "on esa vejez que es juventud porque genera y da la vida. El jarro de aluminio, pieza central de la cocina.

Todo lo que se bebe en el jarro es agua... Pero es la frescura, la familiaridad, la dulzura, la historia familiar, la reminiscencia de la infancia, lo que sacia la sed. Puede ser cualquier clase de agua, en este jarro sabe siempre buena y fresca. Por eso, en casa todos calman la sed bebiendo de él y todos acompañan el gesto diciendo.

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como un rito: ¡Qué bueno es beber en este jarro, ¡Cómo sabe el agua! Trátese del agua inmunda del río, o de la que se enturbia por el camino, o de la que viene cargada de cloro, gracias al jarro se toma buena, saludable, fresca y dulce.

"¡Mamá, tengo sed, quiero beber en el jarro!" El hijo ha probado tantas aguas... El "acqua de San Pellegrino", las fuentes de Ale­mania, de Inglaterra, de Francia; el agua buena de Grecia, corrien­tes cristalinas de los Alpes del Tirol, de las fuentes romanas, agua de San Francisco, agua de Porot-Fino, de Persépolis, de Petrópo-lis. Tantas aguas... Pero ninguna como ésta, de la que bebe un jarro lleno, no para calmar la sed del cuerpo -esto lo hacen las otras-sino la sed del arquetipo familiar, la sed de los penates paternos, la sed fraternal, arqueológica, la de las raíces de donde viene la savia de la vida humana. Esta sed sólo la sacia el agua del jarro de aluminio. Bebe sosegadamente, termina con un suspiro hondo, como quien se sumerge y vuelve a la superficie. Después bebe otro, lentamente, para degustar el misterio que el jarro contiene y sig­nifica.

¿Por qué el agua del jarro de aluminio es buena y dulce, saludable y fresca? Porque el jarro es un sacramento: el jarro-sacramento le confiere al agua bondad, dulzura, frescor y salud.

1. ¿QUE ES UN SACRAMENTO?

Hay mucha gente que ya no sabe hoy lo que es un sacramento.

La modernidad vive entre sacramentos pero no posee la apertura ocular capaz de visualizarlos reflejamente. Es porque ve las cosas, como cosas, las contempla desde fuera. Si las viese por dentro, percibiría que tienen un resquicio por el que entra una luz supe­rior que las ilumina, las torna transparentes y diáfanas.

Ilustremos todo lo anterior con el ejemplo del sacramento del jarro de agua.

2. EL JARRO VISTO DESDE FUERA: MIRADA CIENTÍFICA

El jarro que acabamos de describir puede ser visto desde fuera. Es un jarro como cualquiera, probablemente más feo, envejecido y disfuncional.

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Es de aluminio y esto interesa al físico, en cuanto analiza los com­ponentes de la materia. Un economista puede sacar una serie de informaciones sobre los precios del metal, su extracción, produc­ción, comercialización. El historiador (supongamos que se trata de un jarro del tiempo de Augusto), puede ocuparse en su loca-lización espacio-temporal. El artista quizás lo considere objeto sin valor estético: Ningún museo lo recibirá por su carencia de sig­nificado.

Todos ven el jarro como una cosa y esto es típico de nuestra expe­riencia actual, especialmente a partir del siglo XV: Considerarlo todo como objeto de análisis, objeto de estudio y de ciencia. Sea Dios, el hombre, la historia, la naturaleza, los lanzamos (jetare) frente a nosotros (ob) para penetrarlos con un ojo escrutador y ela­borar muchas ciencias acerca de una sola cosa que interesa a varias miradas científicas. Por eso decimos que hoy se sabe cada vez MAS de MENOS. El jarro así analizado es un objeto entre otros tantos, que no hace historia con nadie, ni entró en la vida de ninguna per­sona.

3. EL JARRO VISTO DESDE DENTRO: MIRADA SACRAMENTAL

El jarro habla de la historia de familia que siempre acompañó, en vida y en muerte... Fue penetrando en el hogar cada vez más, hasta el último hijo cercado de cariño. Y hoy está ahí, hablando todavía y recordando en la fidelidad y la humildad, sirviendo siempre un agua cada vez más fresca y buena... Esta es la visión interior del jarro: relación tenida por alguien con él que lo hace ser sacra­mento familiar.

Al mirar algo desde fuera, nos concentramos en la cosa, nos arro­jamos sobre ella, manipulándola, transformándola, dejando que la cosa permanezca siendo cosa, objeto del uso y del abuso huma­nos. Este es el pensar científico de la modernidad, que no es malo, sino apenas diferente. ¿Cómo podríamos ser enemigos de nuestro propio mundo que, gracias a esta mirada científica, nos alarga, nos facilita la vida, nos prolonga la acción de los brazos, de las pier­nas, de los ojos, como instrumentos portentosos y nos hace cada vez más señores de la naturaleza?

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Pero, ¿el hombre es solamente un robot de acciones, un compu­tador de informaciones, un lente micro y macroscópico orientado hacia el mundo? O más bien ¿es ser capaz de relacionarse huma­namente con las cosas, dotado para ver en ellas valores y detectar su sentido?

Al mirar una cosa en su interior, no me concentro en ella, sino en el valor y en el sentido que asume para mí. Deja de ser cosa para transformarse en un símbolo y en una señal que me e-voca situaciones, pro-voca reminiscencias y me con-voca hacia el sen­tido que ella encarna y expresa. Prácticamente, sacramento sig­nifica esa realidad del mundo que, sin descartarlo, habla de otro mundo humano de las vivencias profundas, de los valores incues-tinables, del sentido que da plenitud a la vida. Comprender este modo de pensar es abrirse a la acogida de los sacramentos de la fe, que radicalizan los sacramentos naturales en medio de los cuales vivimos lo cotidiano*.

SECTAS FUNDAMENTALISTAS

DINÁMICA: "Sociodramas"

OBJETIVO: comprender por qué las sectas fundamentalistas tienen una visión recortada de Cristo, la Iglesia como sacramentos originales y de los 7 sacramen­tos1. No se trata de atacar Iglesias protestantes que tienen una teología seria.

PASOS:

1. Preparar por grupos sociodramas con estos personajes:

• Pastor fundamentalista: fanático, apegado a citas sueltas, con dualismos (el mundo malo; los otros condenados...)

* Boff Leonardo, "Los sacramentos de la vida y la vida de los sacramentos", págs. 17-20.

1. Bibliografía: Juan Díaz Vilar, S. J. "Las sectas. Un desafío a la pastoral "Northeast Catholic. Pastoral Ccnter for Hispanic. N.Y. 1985. CELAM, "les sectas en América Latina", Bogotá, 1985. Gilíes Anthony, "Fundamentalismo", Washington, 1984.

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• Católicos tradicionalistas (ignorancia, pasividad, ignoran­cia bíblica, etc.).

• Católicos comprometidos (compromiso social, Biblia, comunidad, etc.).

2. Presentaciones. Analizar actitudes: agresividad, fanatismo, eva­sión del mundo, dualismo, etc.; pasividad, indiferencia, etc.; compromiso con pobres, apertura, etc.

3. Explicación. ¿Por qué visión recortada de Cristo e Iglesia? Reducen la Encarnación, convierten Iglesia en secta, la Biblia por encima del Cristo completo y de la Iglesia debido a miti-ficación e interpretación literal. Dificultad para entender sacramentos y mediaciones históricas (espiritualismo)

NOSOTROS Y EL — .—.

DINÁMICA: "qué hacemos y qué hace El"

OBJ ETIVO: reflexionar sobre las actitudes que debemos fomen­tar nosotros para disponernos ("ex opere operantis" y "non ponentibris obicem") y para recibir la acción gratuita y bondadosa de Dios ("ex opere operato").

PASOS:

1. Los participantes se dividen en 7 grupos (según los sacra­mentos que se van a tomar).

2. Cada grupo analiza: - Cuál es la acción del Padre, por medio de Jesuseara noso­

tros. - Cuál debiera ser nuestra acción, nuestra respuesta.

3. Plenario.

4. Complementación insistiendo en la gratitud del don de Dios y en la acción del Espíritu.

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MATERIAL DE APOYO

Un ambiente para la vida

Todos los seres vivientes tienen necesidad de un ambiente dónde poder desarrollarse. Cualquier cosa, una perturbación atmosférica, un cambio de tiempo bastan para destruir la vida. Una helada en primavera, un descenso de temperatura en una noche primaveral, y se ha perdido la cosecha. Lo mismo sucede con lo más precioso y frágil que hay en el hombre: la vida divina. No puede respirar impunemente ciertas atmósferas. Hay tierras sin sol, lugares sin calor que no dejan en el alma más que un desierto. Todo hombre necesita un hogar para que su vida pueda nacer y desarrollarse, un ambiente donde pueda aprender a obrar según las costumbres de Cristo. Este ambiente es la asamblea de la Iglesia y su liturgia.

Lo mismo que el hombre no inventa su vida, tampoco inventa su fe: la recibe. De la misma manera, no tiene que inventar su sal­vación, la recibe de Cristo; recibe la vida nacida del Espíritu de Dios y dada ya a la comunidad de los hijos de Dios. Para ello se necesita una educación. Se nos presenta una pedagogía de la manera más justa: a través del desarrollo de una historia, a través de una existencia que no pasa, de una historia que fue vivida por un hombre y que se ha hecho eterna porque el que la vivía era Hijo de Dios*.

DEFINICIONES

OBJETIVO: revisar y corregir los conceptos que se tienen de Cristo, Iglesia, sacramentos, etc.

PASOS:

1. Se preparan hojas en blanco con títulos encima (Cristo, Igle­sia, sacramentos, Eucaristía, Bautismo, etc.), según las defi­niciones que se quieran analizar y revisar.

* Bro, Bernad, "El hombre y los sacramentos", págs. 220.

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2. Las personas previamente colocadas en círculo, se dividen en grupos de 3; se les pide que al menos quede una que tenga letra clara. Se reparten las hojas para que escriban definicio­nes y frases sobre el tema que les tocó.

3. Cada 3 minutos rotan las hojas y procuran que cada hoja pase al menos dos veces.

4. Al final se leen, por separado, las definiciones. Entre todos cuestionan definiciones no exactas y completan el sentido. Aquí el animador tiene un papel muy importante para clarificar e iluminar.

MATERIAL DE APOYO

Los Sacramentos tienen la fuerza salvadora que Cristo nos mere­ció por su Muerte y Resurrección. Cristo Redentor es el gran Sacra­mento que se manifiesta de diversas maneras, colocándose muy cerca de nuestro diario vivir. Por los Sacramentos participamos de la Pascua: paso del hombre pecador al hombre de la gracia.

Los Sacramentos suponen nuestra fe pero también la alimentan constantemente conduciéndonos a la santificación.

El Sacramento es gracia de Dios

Para entender la relación que tienen con Cristo los Sacramentos debemos mirar a su persona. Ninguno de nosotros duda del amor de Jesús para con la humanidad. El no iba a dejar como recuerdo una simple tarjeta postal. Una tarjeta es una cosa sin vida. Cristo se quedó con nosotros, vivo y actuante. El mismo es quien nos hace hijos de Dios en el Bautismo, que nos alimenta en la Euca­ristía, que nos envía como testigos en la Confirmación, que san­tifica el hogar en el Matrimonio, que se hace presente por el Sacerdocio, acompaña la hora de la enfermedad y de la muerte, que va con el Perdón al encuentro del hombre. Bautismo, Euca­ristía, Confirmación, Matrimonio, Orden, Unción de los Enfer­mos y Penitencia son las siete señales principales que hoy reconocemos como Sacramentos.

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Pero Jesús no dejó los Sacramentos para que viviéramos una vida individualista, pues, como Pueblo de Dios, en la Iglesia es donde la gracia nos santifica y transforma. La Iglesia, "santa y pecadora", que vive el misterio Pascual en cada uno de sus miembros, nos transmite la fuerza de Cristo Sacramento. Ella fue colocada por Cristo como "Sacramento universal de Salvación", y como tal, mani­fiesta y realiza el amor de Dios para con todos los hombres. La fuerza de Cristo Resucitado es la gracia de Dios que llega a la humanidad por medio de la Iglesia. Por eso la Iglesia tiene el com­promiso constante de trabajar en la realización del Reino de Dios.

Los Sacramentos no son momentos mágicos que transforman sin participación, automáticamente. Los Sacramentos traen una gran riqueza que queda escondida para quien no tiene fe. Los símbolos que se usan, los gestos que se hacen, procuran expresar toda esta riqueza, pero sólo la persona de fe es capaz de descubrirla. Muchas personas se quedan sólo en la parte externa, en las apariencias, y entonces los sacramentos quedan en ritos vacíos.

Los Sacramentos alimentan nuestra fe y nos convocan para una vida de comunidad. La fraternidad es fruto de una vida sacra­mental profunda. La preocupación para con el otro, nuestro her­mano, es el primer compromiso que exige Cristo: "En esto conocerán que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros". Nuestra fe debe tener una expresión social clara y comprometida. Quiere decir, una preocupación por la humanidad toda y por la persona que está más cerca de nosotros. Nadie se santifica solo. Jesús nos llama para ser sus testigos. Somos para el hermano, signo de la santidad de Dios, de su bondad, y amor para con los hom­bres. El cristiano no puede vivir ajeno a los problemas de la vida diaria. El hermano espera de nosotros una señal de Dios.

Concluimos que el Sacramento es gracia y compromiso. Es una señal de la gracia de Dios y es Dios mismo que viene a nuestro encuentro. Dios y el hombre están unidos en la eterna alianza hasta que los signos dejen de existir porque "aquel día veremos a Cristo tal como El es".*

Instituto de Teología y Ciencias Religiosas, Porto Alegre, "Los sacramentos - forma­ción permanente" págs. 13-15.

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CELEBRAR LA VIDA Y CELEBRAR A CRISTO

DINÁMICA: "sistema reja".

OBJ ETIVO: (para un grupo bien preparado) profundizar el texto de Henri Denis y compartirlo.

PASOS:

1. Se forman, con igual número de personas, cinco grupos (A-B-C-D-E) y cada uno estudia la parte del texto que corres­ponde a su letra. Advertir que a todas las personas les toca hacer de Secretario.

2. Cada grupo se enumera (por ejemplo Al, A2, A3, etc.). Se reúne entonces por números (Al, Bl, Cl, etc.) y cada per­sona comunica lo que estudió en su grupo, lee su resumen.

3. Plcnario. Aclaraciones y consecuencias. Complementar: ¿en América Latina qué tipo de vida y de logros debiéramos cele­brar?

MATERIAL DE APOYO

1 Nos es ya conocido el principio que vivifica esta reflexión. A decir verdad, no puede expresarse sino bajo la forma de esta reciprocidad: No hay vida verdaderamente humana que no exija una celebración; no hay celebración verdaderamente cristiana que no acoja en profundidad a la vida humana.

Con otras palabras, estamos convencidos de una profunda con­vergencia, la misma que define el misterio de Jesús, hombre entre los hombres y manifestación del Padre. Pero no basta con afirmar una convergencia teórica para que aparezca a los ojos de nuestros contemporáneos. Hay que tratar de "conquistarla", de hacerla visi­ble y manifiesta.

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Recorramos el camino en los dos sentidos: ¿cómo celebrar a Cristo celebrando la vida? ¿Cómo celebrar la vida de los hombres cele­brando a Cristo?

Celebrar a Cristo celebrando la vida de los hombres.

Es extraño el éxito repentino de esta expresión: "Celebrar la vida". Es quizá una idea de sacerdotes. El sacerdote tiene a veces la impre­sión de aislarse en ceremonias y siente al mismo tiempo, estar "fuera de la vida". ¿Por qué no unir las dos palabras, celebración y vida? ¿Por qué no hacer de la vida misma una celebración? El descu­brimiento es feliz, pero no es sólo asunto de los sacerdotes. En el mundo de hoy, los hombres se ahogan bajo el peso de la racio­nalidad; todo se calcula, se pesa, se numera, se prevé. De tal modo que las personas más comprometidas en los combates humanos, un día -felizmente- olvidan todo y exclaman: "Si hiciéramos una fiesta..." Ya está lanzada la palabra: La fiesta, la realidad indis­pensable al hombre para ser hombre, para que todo lo que habi-tualmente está oculto en el quehacer diario pueda estallar, para que afluya la gratuidad y anegue la cadena de las necesidades y de los intereses. La fiesta, lo festivo: este es el vocabulario que aflora con frecuencia a los labios de los que hablan de celebraciones. ¿Qué hace falta para que la celebración de la vida de los hombres sea una fiesta cristiana?

En primer lugar, se trata de conocer la magnitud y la ambigüedad de la vida humana. Mejor dicho: la magnitud de la ambigüedad; porque no hay magnitud humana sin ambigüedad, si todo está cal­culado por adelantado, si se sabe lo que hay que pensar, si se ha llegado a la perfección.

"Celebrar la vida" es casi una fórmula de sustitución, una fórmula litúrgica convertida en fórmula profana. Quiere uno quedarse en la vida tal como es, para no maquillarla ni disfrazarla. Incluso qui­siéramos quedarnos en una interrogación, en un "suspense" que, tal vez, caracteriza la profundidad del deseo.

Y sin embargo, el hombre no puede quedarse en espectador de su propio deseo. Aquí se desliza la ambigüedad de toda celebra­ción de la vida... sin más. Por no querer celebrar sino lo que se vive, se termina por no celebrar sino a uno mismo. ¿Sería hon-

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rado pedir a Dios su ayuda para que nos permita celebramos a noso­tros mismos?

Pero en este momento, la celebración cristiana nos pone ante la opción radical, la que consiste en acoger al que quita la ambigüedad de la existencia humana, pero sin dispensamos de vivirla y de correr sus riesgos. La vida que se celebra no es ya el reflejo de nosotros mismos, sino la vida de que habla Juan, es decir, Cristo en per­sona. Este reconocimiento no es fácil: exige tiempo, reclama una conversión. Se trata de reconocer la vida de Cristo en la nuestra y la nuestra en la suya.

Ese momento de la fiesta cristiana, ese momento del "reconoci­miento" es siempre el momento de la muerte, el momento del gozo, muy distinto de la felicidad humana. La fiesta cristiana es siem­pre seria; pero el dolor cristiano lleva siempre a la esperanza de la alegre resurrección.

2 Otra exigencia de una celebración, para poder calificarla como cristiana: debe hacer posible la realización de nuestra identidad eclesial, es decir, debe forjar la comunidad de los que reconocen al Señor resucitado y profesan su fe en él.

Dicho de otro modo, los cristianos no son sólo el grupo de los que "celebran la vida" sino la reunión de todos los que acogen a Cristo en su vida, apoyándose en los signos de su reconocimiento.

En un mundo secularizado, en el que los grupos nacen por todas partes, hay que dar una importancia capital a esta identificación, sobre la que volveremos. La celebración sacramental nos permite identificar la Iglesia como Iglesia "confesante".

Se comprende muy bien la repulsa que puede engendrar tal o cual grupo de Iglesia, que nos parezca demasiado lejos de las preo­cupaciones de los hombres de nuestro tiempo. Pero tampoco sería un remedio bueno refugiarse en una comunidad en la que se oyera, por principio, que la referencia a la Iglesia carece ya de impor­tancia. Es probable que, poco a poco, ese grupo perdiera también su referencia al mismo Jesucristo.

Si está muy bien celebrar la vida de los hombres, es aún más nece­sario no separar nunca esta celebración del conjunto de la comu-

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nión eclesial, si se quiere que siga siendo cristiana. Esta solidaridad con los cristianos es siempre difícil, es nuestra solidaridad en el pecado. Pero con tenacidad, y teniendo en cuenta las distancias necesarias, puede preparar nuevas formas de Iglesia, nuevas mani­festaciones de la gracia de Cristo, puesto que sólo él puede "cam­biar la vida" radicalmente.

3 Por último, si se quiere que la celebración de la vida sea una celebración de Jesucristo, hay que aceptar la necesidad de un rito sacramental propuesto por la Iglesia.

El rito tiene sus límites, ya lo hemos dicho. Tiene también posi­bles esclerosis, somos conscientes de ello. Conviene reaccionar incesantemente contra los peligros del ritualismo que acecha a toda institución.

Sin embargo, el reconocimiento de Cristo pasa por los ritos del reconocimiento. Es una ley a la que la celebración cristiana no puede sustraerse. La razón es muy conocida. Es sabido que la fiesta lleva consigo una liberación difícilmente dominable. A veces, puede llegar a su cumbre de un modo espontáneo: se dan en este punto éxitos tan extraordinarios como inesperados. Pero generalmente, la fiesta, lo mismo que la creación artística, no es fruto de la mera espontaneidad. Supone una preparación larga y además una pro­gramación ritual. De lo contrario, se pierde en la insignificancia, y se dice que ha fracasado. Es fácil hacerla trasposición en la fiesta cristiana. Sin programación ritual, hay eucaristías que fácilmente se convierten en un psicodrama. Se discutirá indefinidamente para saber lo que se va a hacer; ni siquiera se sabe si terminarán cele­brando. El rito tiene aquí una verdadera función de liberación, libera de la tentación de todas las subjetividades, es decir, de la tenta­ción de soñar la Iglesia, de soñar a Cristo de soñar la fe. El paso por el rito libera a las conciencias cristianas de los fantasmas del deseo.

Ciertamente, no habrá que olvidar nunca que los ritos sacramen­tales no se presentan como algo absoluto. Son siempre relativos por su referencia a la Escritura y, sobre todo, por su referencia a Aquel al que quieren significar. Ya hemos hablado de la distancia entre Cristo y la Iglesia que hay que salvaguardar a toda costa.

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Pero el rito es irremplazable para significar que Cristo no es el "producto" de la Iglesia y que la celebración de la vida en Cristo es siempre un don que hemos de recibir.

Estas son algunas de las exigencias de la celebración, si queremos que sea cristiana. El camino ya está libre para buscar cómo la cele­bración cristiana no deja nunca de ser la de la vida de los hombres.

4 Celebrar la vida de los hombres al celebrar a Cristo.

Ahora tenemos que recorrer el camino en sentido inverso, según la ley de la Encamación que es la de un "admirable intercambio". ¿Con qué condiciones podemos esperar que la celebración de los sacramentos sea también la celebración de la vida?

Un rito que sea una profecía.

No hay nada más aburrido que el desenvolvimiento de unos ritos que se realizan como un deber que hay que cumplir. Salimos para una aventura, ávidos de paisajes nuevos. Pero el camino se con­virtió en rutina. Los gestos se han gastado y los hombres en ellos.

Un bautismo, un matrimonio, una confirmación, una eucaristía no serán verdaderas celebraciones sino en razón de su dimensión pro-fética. Deben anunciar algo. Este anuncio misterioso se relaciona con el Evangelio; todo sacramento tendría que repetir al mundo: "El reino de Dios está en medio de vosotros". Lo sabíamos, pero siempre tenemos que aprenderlo de nuevo, al volver a descubrirlo. Cuando se realiza el rito, ocurre un acontecimiento muy semejante a un descubrimiento insospechado como el de un tesoro escon­dido en el campo, una perla preciosa a cuyo lado todas palidecen.

El rito sacramental es un "todavía no" que se convierte para noso­tros en "ya aquí". Sí, el reino no ha llegado aún y, sin embargo, tenemos la seguridad de que ya está entre nosotros. Es el "entre dos" que el sacramento hace existir, porque rechaza la sacraliza-ción de uno de los dos extremos: o el Cristo de la parusía, que transformaría la asamblea de los cristianos en una liturgia de ánge­les; o el buen comportamiento de los cristianos que, por fin, podrían reconocerse como los justos de este mundo.

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Los sacramentos no nos trasladan mágicamente al más allá, pero tampoco justifican nuestra conducta moral o nuestra buena con­ciencia. Porque son proféticos, actúan como una reserva simbó­lica de la que se puede sacar agua para proseguir el camino. Este sería el caso de un bautismo en el que la asamblea se reúna en torno del futuro bautizado, para volver a escucharlas palabras defi­nitivas de la fe: "Sí, lo creo". Entonces, "Yo te bautizo...", es decir, proclamo a la faz del mundo que nuestra humanidad, caminando a tientas, puede bucear en su propia historia puesto que espera resur­gir de las aguas en el resplandor de la luz del Resucitado. Tam­bién sería el caso de un matrimonio en el que las palabras cam­biadas entre los esposos fueran mucho más que una garantía de permanencia para los dos; resonarían como la expresión de una esperanza compartida por toda la asamblea, esperanza indesarrai-gable en la unión misteriosa del hombre y la mujer, profecía de la humanidad reconciliada.

5 Una humanidad que, al celebrar, realiza el advenimiento de la Iglesia. Sacramentos para los hombres.

Ninguna celebración, por muy lograda que sea, está pura y sen­cillamente ordenada a sí misma. Después de los momentos de eufo­ria, se tendrá la impresión de "girar en círculo", de encerrarse en el cerco de los que celebran.

Todo sacramento remite la comunidad a algo distinto de ella misma, a un más allá, a la comunión de fe de todos los creyentes. Siempre tendremos que interrogarnos sobre este punto. Porque existe la gran tentación de instalarse en la montaña y poner allí la tienda, con la esperanza de una transfiguración permanente. Pero Cristo nos envía a la llanura, o más bien hacia otra colina, la de la Cruz, que fue el precio único de la comunión universal.

Por tanto, es muy verdad que siempre una Iglesia concreta hace un bautismo, una eucaristía o se reconcilia, una Iglesia hecha de hombres y de mujeres, situados en el mundo, conscientes de su fe y deseosos de dar cuenta de ella. Pero hay que añadir, recípro­camente: la celebración sacramental realiza el advenimiento de la Iglesia. Se podría pensar casi en una nueva creación, siempre en un pueblo nuevo. Es una de las ideas preferidas por San Pablo: "Sois una nueva criatura en Cristo". Podemos decir que los sacra-

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mentos son los actos privilegiados por los que se realiza esta trans­formación. He aquí un pueblo, hecho de hombres y de mujeres, como los demás pueblos, con situaciones muy precisas, con preo­cupaciones mundanas, con pasiones y defectos, pero por la gracia de una eucaristía, ese pueblo abigarrado podrá reconocerse como la manifestación del Cuerpo del Señor.

Toda celebración sacramental, al edificar simbólicamente la Igle­sia hace saltar las fronteras de la comunidad y los límites mortales de la autosatisfacción. Remite a los otros cristianos, semejantes y diferentes. Abre además a todos los hombres, porque traza el camino de la caridad sin fronteras*.

* Denis Henri, "sacramentos para los hombres", págs. 104-7.

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© CRISTO, SACRAMENTO DEL PADRE

¡CRISTO ES SACRAMENTO!

DINÁMICA: "el puntaje de los sacramentos"

OBJETIVO: descubrir si se ha asimilado el verdadero sentido del sacramento y la explicación del Vaticano II sobre Cristo. N. B. Es válido también para la Iglesia como sacramento.

PASOS:

1. Breve motivación: por curiosidad queremos conocer cuál es el sacramento que más les llama la atención a ustedes. Favor piénselo y comuníquenselo al vecino, junto con la razón para elegirlo.

2. Plenario. Cada cual va diciendo cuál escogió y se van sumando en el tablero. Normalmente pocas personas eligen a Cristo o a la Iglesia como sacramento. Suelen elegir el bautismo, el matrimonio, la Eucaristía preferentemente.

3. Se da el resultado de mayor puntaje a menos. Suelen causar extrañeza y desconcierto.

4. Se envía la gente a grupos para que den: excusas, explicacio­nes y significados del resultado.

5. Plenario.

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CRISTO "VISUALIZA" AL PADRE

DINÁMICA: "canciones-recuerdo"

OBJETIVO: comprender cómo Cristo es Sacramento del Padre en cuanto que en El se visibiliza el ser de Dios.

PASOS:

1. Pedir que cada cual trate de recordar algunas canciones que le evoquen sitios, personas, situaciones o experiencias valio­sas para sí.

2. Se dicen y comentan en plenario y por grupos. Se analizan en qué sentido evocan y hacen presente esas otras realidades.

3. Charla: Cristo como hombre también evoca y manifiesta, con sus gestos, acciones, palabras; el misterio de la divinidad. Puede utilizarse el material de apoyo.

4. Comentarios libres.

5. Completar: Cristo manifestó la bondad del Padre (Tito 3,4), la compasión (Mt. 9,36), la misericordia (Le. 15, 20)

MATERIAL DE APOYO

Jesucristo, Sacramento del encuentro con Dios

Cristo es considerado con todo derecho como el sacramento pri­mero de Dios, pues él es Dios de una manera humana y es hombre de una manera divina. Ver a Jesús es ver a Dios; oír y palpar a Jesús es oír y palpar a Dios (1 Jn, 1,1); experimentar a Jesús es experimentar a Dios mismo. Por ello Jesús puede ser considerado verdaderamente como el sacramento por excelencia, puesto que él es la realidad única que puede expresar con verdad lo que es Dios y porque sólo él puede asumir totalmente lo que en el hombre hay o puede haber de experiencia de Dios.

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2.2

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En Jesús de Nazaret muerto y resucitado. Dios y el hombre se encuentran en unidad profunda, sin división y sin confusión: por el hombre-Jesús se va a Dios y por el Dios-Jesús se va al hombre. Jesucristo es el camino.

Jesús es el sacramento vivo de Dios, que contiene, significa y comu­nica el amor de Dios para con todos. Sus gestos, sus acciones, sus palabras, son sacramentos que concretizan el misterio de divini­dad. Jesús hace visible a Dios a través de su inagotable capacidad de amor, su renuncia a toda voluntad de poder y de venganza, su identificación con todos los marginados del orden de este mundo.

El hombre Jesús es además el sacramento original porque fue des­tinado por Dios a ser el único camino por el que el hombre puede llegar a la realidad sorprendente de la salvación. "Porque no hay más que un Dios y no hay más que un mediador entre Dios y los hombres, un hombre, el Mesías Jesús" (1 Timoteo 2,5). Si los sacramentos son camino y encuentro de los hombres con Dios, es lógico concluir que Cristo, el Hijo de Dios, es el sacramento ori­ginal, la fuente, la raíz misma de todo sacramento. Y cada sacra­mento tiene que ser revelación de Dios, el Dios que se nos ha revelado en Jesús. Por consiguiente, la celebración de un sacra­mento tiene que ser siempre manifestación de la presencia y la cercanía de Jesús a los hombres, porque sólo a través de él sabe­mos quién es Dios y cómo es Dios.

En Jesús se nos ha comunicado de tal manera la presencia amo­rosa y perdonadora de Dios, que hemos experimentado en él de una manera nueva y definitiva la concreta cercanía de Dios*.

* * *

PASADO - PRESENTE - FUTURO

DINÁMICA: "P-P-F".

OBJETIVO: Relacionar los sacramentos con la vida de Cristo y la nuestra en el tiempo. Profundizar el sentido. N.B. Esta sencilla dinámica es válida para el aná­lisis de cada uno de los 7 sacramentos.

* Caravias, José Luis, "El Dios de Jesús", págs. 34-35.

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PASOS:

1. Se eligen uno o varios sacramentos según sea el caso. El grupo se divide en 3 subgrupos.

• El primero debe describir el sacramento en el Presente (P) qué es, qué efectos saben que producen, etc.

• El segundo lo relaciona con la vida de Cristo y de la pri­mitiva Iglesia en el Pasado (P).

• El tercero procura indagar sobre el Futuro (F) qué se nos promete para el futuro inmediato y para el Futuro eterno.

2. Plenario. Se escuchan en orden el P.P.F. y se reflexiona.

3. El coordinador complementa. Caso de no encontrarse tan pre­parado puede utilizar el material de apoyo.

4. Oración de acción de gracia.

MATERIAL DE APOYO:

Pues bien, lo que los sacramentos nos ofrecen es la posibilidad de enfrentarnos día tras día con el resultado de nuestra vida. Nos permiten relacionar el instante actual, la tarea cotidiana -por ejem­plo, el nacimiento en el bautismo, aquella culpa y aquel pecado en la penitencia, aquella enfermedad en la unción de los enfer­mos, aquella jomada en la eucaristía- con el fin último de nuestra vida, la unión definitiva con Dios y la formación del cuerpo total de Cristo. Los sacramentos nos obligan a dar un salto por encima de la historia para acercarnos a un más allá, que sin embargo, no es ajeno a la historia. Cada mañana, el sacerdote es contemporá­neo de la cena, de la cruz y de la resurrección. Cada penitente, cada enfermo, cada confirmado es verdaderamente un contempo­ráneo de la pascua y de Pentecostés.

Los sacramentos tienen un poder recapitulador en nuestra vida: nos ligan a una realidad que está por encima de lo fraccionado de nuestras psicologías. Alguien lo ha designado como la triple dimensión de los sacramentos. Reúnen juntamente el presente, el

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pasado y el porvenir. De cara al pasado, reavivan para nosotros la fuente de toda vida y de toda salvación: hacen presente la poten­cia de la pasión de Cristo sin que existan por ello dos actos sepa­rados. La misa, o la absolución en la penitencia, no hacen que comience de nuevo la cena o la redención. Los sacramentos no duplican los actos de Cristo, sino que los hacen presentes en nues­tra vida aplicándonos la fuerza misma de estos actos"*.

¿QUE ENCARNO?

DINÁMICA: "mi personaje favorito".

OBJ ETIVO: a partir de un sacramento humano, descubrir a Jesús como el gran sacramento del Padre.

PASOS:

1. Pedir a los participantes que piensen en un personaje especial, que les haya impactado. Si al grupo le falta motivación para hacer esta dinámica comenzar con la lectura sobre el profesor Mansueto (Cfr. material).

2. Por grupos comentar a quién escogieron y por qué. Luego entre todos eligen uno.

3. Plenario. Analizan de qué son sacramento estas personas selec­cionadas.

4. Leer la segunda parte "Jesús de Nazareth el sacramento fontal de Dios" (Cf. material).

5. Interiorizar por grupos con comentarios, con la Biblia u ora­ción especial.

MATERIAL DE APOYO:

El sacramento del profesor de primaria

* Bro, Bernad, "El hombre y los sacramentos", pág. 67.

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Era casi un mito. En las poblaciones del interior, donde no habían llegado los grandes medios de comunicación con sus super-héroes, él era considerado un héroe, un sabio, un maestro, un consejero. Su palabra hacía sentencia y sus soluciones abrían caminos. ¿Quién era ese mortal?

El señor Mansueto, profesor de escuela primaria en Planalto, Santa Catalina, aldea de colonos italianos. Para quienes lo conocimos a fondo y fuimos sus alumnos, él representó el símbolo sacra­mental de los valores fundamentales de la existencia, como idea­lismo, abnegación, humildad, amor al prójimo, sabiduría de la vida. Los valores no se comunican abstractamente, proclamándolos o defendiéndolos, sino concretamente viviéndolos, refiriéndolos a las personas que los encarnan en sus vidas.

El señor Mansueto fue una de estas encarnaciones. No sé si con el pasar de los años la tendencia del espíritu es mitificar las expe­riencias del pasado; pero, en todo caso, en relación con nuestro querido profesor de primaria, el mito constituye, tal vez, la mejor forma de conservar su historia sencilla y concreta. En la aldea, él sobresalía como un árbol en medio de un sembrado o de campos de pasto ondulantes y verdes.

Ese hombre era profesor de escuela primaria, pero ya en la escuela nos enseñaba las primeras palabras en griego y latín, nos daba rudi­mentos de filología... Y con qué orgullo mostrábamos estos cono­cimientos después en el bachillerato. El transmitía en la escuela todo lo que un hombre formado apenas debía saber: nociones de ecología, medición de tierras, legislación civil, rudimentos de cons­trucción... religión como visión de Dios en el mundo que nos rodeaba.

Democratizada la penicilina, salvó decenas de vidas, algunas de personas ya desahuciadas por los médicos. Por eso crecía su fama y los colonos profesaban una fe ciega a sus recetas que él sacaba de buenos libros y acompañaba con remedios adquiridos en far­macias distantes.

Actuaba como abogado en medio de los presos, fuertemente dis­criminados. Cuántas veces oímos exclamar: Dios en el cielo y el señor Mansueto en la tierra".

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Murió de fatiga y agotamientos por los trabajos con que se car­gaba en beneficio de su numerosa familia y de todos. Supo que iba a morir, lo adivinó en el cansancio de su corazón y se puso a acariciar la muerte como a una amiga y a soñar con sus con­versaciones en el cielo con los grandes sabios y con las preguntas que haría a Dios. Como falleció a más de mil kilómetros del lugar, el pueblo reclamó su cuerpo y los funerales constituyeron una apo­teosis; inmediatamente después se empezó a relatar su vida, a inter­pretar sus palabras y sus gestos y se le convirtió en un símbolo del tipo de humanidad consagrada a los otros hasta el extremo de la autoconsumación. El pueblo no inventa, sino que aumenta, idea­liza, magnifica.

Jesús de Nazareth el sacramento fontal de Dios:

En esta línea, Jesús de Nazareth, por su vida, por sus gestos de bondad, por su muerte heroica y por su resurrección, es llamado el Sacramento por excelencia. En El, la historia de salvación, como realización de sentido, encontró su culminación. El llegó primero al término del largo proceso de hominización, venció a la muerte, e irrumpió dentro del Misterio de Dios. En cuanto encama el plano salvífico de Dios, que es unión radical de la criatura con el Crea­dor y anticipación del destino de todos los hombres redimidos, Jesús se presenta como sacramento primero de Dios.

Si Dios es amor y perdón, servidor de toda criatura humana, y sim­patía gratuita para con todos los hombres, entonces Jesucristo cor-poreizaba a Dios en medio de nosotros por su inagotable capacidad de amor, de renuncia a toda voluntad de poder y venganza, y de identificación con todos los marginados del orden de este mundo. Era el sacramento vivo de Dios que contenía, significaba y comu­nicaba el amor de Dios para con todos. Los gestos, las acciones, las palabras, eran sacramentos concretizadores del Misterio divino.

Los Santos Padres, en efecto, hablaron de "mysteria et sacramenta carnis Christi". De El nos viene, como asegura San Juan, gracia sobre gracia (Jn. 1,16); en El estaba la Vida (Jn. 1,4); El era Vida (Jn. 11,25; 14,6). Con Jesús de Nazareth "apareció la benignidad y el amor humanitario del Dios, Nuestro Salvador" (Ti. 2,4;2 Tim. 1,10). El érala forma visible del Dios invisible (Col. 1,15), la irrup­ción epifánica de la divinidad en la diafanidad de la carne visible

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y palpable (Col. 2,9; 1 Jn. 1,2). "Quien me ve, ve también al Padre" (Jn. 14,9). En este sentido, la gran tradición de la Iglesia, hasta el Vaticano II, llama a Cristo sacramento de Dios. El Profesor Man­sueto era sacramento de aquellos valores que Jesús de Nazareth vivió hasta su última radicalidad y encarnó en la más cristalina limpidez*.

POR CRISTO CONOCEMOS AL PADRE

DINÁMICA: "hacer y decir o decir y hacer"

OBJETIVO: mostrar en qué sentido Cristo fue sacramento que nos reveló al Padre.

PASOS:

1. Breve discusión sobre qué es más importante: ¿decir o hacer? (10').

2. Enfoque: Hacer es más real; decir puede ser engañoso. Pero el decir completa y explica el hacer. Dice la Biblia que Cristo hizo y habló (Le. 24, 19).

3. La gente se divide en dos grupos (cuatro si son muchos...)

Grupo A: ¿Cristo como hombre qué hizo y con ello cómo reveló quién era Dios? ¿Como hombre qué actitudes vivió y qué reveló así de Dios?

Grupo B: ¿Cristo qué dijo de Dios Padre? (si es necesario ayudar con citas Le. 23,46; Jn. 17,1-26; Jn. 1,18).

4. Comparar las conclusiones de los dos grupos. Mostrar el sen­tido de "Quien me ve a mí, está viendo al Padre" (Jn. 14,9).

* Boff Leonardo, "Los sacramentos de la vida y la vida de los sacramentos", págs. 39-41.

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MATERIAL DE APOYO:

Además, en estos casos, cuando a Dios se le llamaba Padre, se refe­rían siempre a la paternidad divina sobre todo el pueblo de Israel (Jer. 31,9; Is. 63,16). Pero no tenemos pruebas de la invocación a Dios como Padre de ninguna persona en concreto.

De ahí que la originalidad de la costumbre de Jesús es doble: es la primera vez que encontramos una invocación al Padre hecha por una persona concreta en el ambiente palestino, y es también la pri­mera vez que un judío al dirigirse a Dios lo invoca con el nombre de "Abbá". Este es un hecho de suma importancia. Mientras que en las oraciones judías no se nombra ni una sola vez a Dios con el nombre de Abbá, Jesús lo llamó siempre así.

Abbá era la palabra familiar que los niños judíos empleaban para dirigirse a sus padres. Más o menos corresponde al "papito" cas­tellano o al "yaya" quichua.

Invocar a Dios como Abbá constituye una de las características más seguras de Jesús, histórico. Abbá pertenece al lenguaje infan­til y doméstico, un diminutivo de cariño, utilizado también por los adultos con sus padres o con los ancianos respetables. A nadie se le podía ocurrir usar con Dios esta expresión familiar; sería como una falta de respeto a Yavé. Y sin embargo, Jesús, en las oracio­nes llegadas hasta nosotros, se dirige siempre a Dios con esta invo­cación "Papito querido" (Abbá)*.

* Caravias, José Luis, "El Dios de Jesús", pág. 27.

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® LA IGLESIA, SACRAMENTO DE CRISTO

LA CASA DE FAMILIA

DINÁMICA: "comparación".

OBJ ETIVO: comprender cómo la Iglesia es sacramento y sentir cariño por ella.

PASOS:

1. En plenario comparar una casa extraña con la casa de los padres o abuelos.

• La casa extraña: Desconocida, sin relación, cuando más causa cierta admiración...

• La casa propia: Conocida, recuerda momentos, evoca per­sonas, se quiere, algo propio se ha colocado allí...

2. En grupos comentar: Cómo sentimos la casa propia, la casa de los abuelos... (no hay que nombrar secretario).

3. Plenario. Hacer una resonancia (F. B.) de sentimientos: cómo nos sentimos hablando, escuchando...

4. ¿Si habláramos de la Iglesia cómo nos sentiríamos? ¿Qué vivencia de ser Iglesia tenemos? ¿Hasta qué punto es un sacra­mento para nosotros?

5. Lectura (Cfr. material de apoyo).

6. Conclusiones.

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MATERIAL DE APOYO:

El sacramento de la casa

Todo, porque la casa es un gran sacramento, y cada cosa dentro de ella participa de su sacramentalidad. Se convierten en sacra­mentos la sala de recreo, el comedor, los cuartos, la biblioteca, los cuadros que penden de las paredes, las estatuas, las plantas de los corredores, las viejas escaleras; todo es, en cierta forma, sagrado y sacramental. No se viola una casa, es un santuario; no se con­vida, sin más, a alguien para entrar en casa; porque hay en ella una sacramentalidad tal que sólo los iniciados en la amistad y en el amor pueden saborear con nosotros de la familiaridad de los objetos de la casa.

Cristo, sacramento de Dios-Iglesia, sacramento de Cristo

La Iglesia en su totalidad como comunidad de los fíeles y comu­nidad histórica de la fe en Jesucristo resucitado, con su credo, con su liturgia, con su derecho canónico, con sus costumbres y tra­diciones, con sus santos y sus mártires, fue llamada siempre el Gran Sacramento de la Gracia y de la salvación en el mundo. Es porque ella porta en sí, como don precioso, a Cristo, el sacramento fron­tal de Dios. Así como Cristo era el sacramento del Padre, así tam­bién la Iglesia es el sacramento de Cristo, que continúa haciéndose palpable a través de ella, a lo largo de la historia.

Lo que hace que una casa sea sacramental no son sus cuatro pare­des, no es su capacidad interior que nos permite habitarla, sino el espíritu, la persona que llena de vida y confiere sentido a las cuatro paredes: cuando existe, es habitable y familiar.

De forma semejante ocurre con la Iglesia. No es el Credo, no es la liturgia, no son las instituciones ni las tradiciones, lo que hace que la Iglesia sea Iglesia, sacramento del Cristo. Es la fe en el Señor presente que vivifica el credo, se expresa en la liturgia, se encarna en las instituciones y vive en las tradiciones. Todo esto constituye el sacramento, vale decir, el instrumento por el cual el Señor invi­sible en el cielo se hace visible en la tierra.

Dentro y detrás de las señales sensibles (sacramentos), se esconde la verdadera realidad salvífica de la Iglesia, Jesucristo y su mis-

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terio. La Iglesia posee estructuras como las demás sociedades; en ella se dan leyes y doctrinas, como en cualquier sociedad; hay un orden, una disciplina y una moral, como en toda sociedad... Sin embargo, es diferente de las demás sociedades y esto por causa del espíritu que la anima.

Lo mismo que en la casa familiar: tiene cuartos, corredores, mesas, cuadros, como en todas las casas de los hombres. Y, sin embargo, es diferente porque hay un espíritu que llena de afecto y da sig­nificado a todas las cosas, haciéndolas precisamente familiares y sacramentales. Visto de fuera, nadie podría distinguir: sólo el cora­zón lo sabe y lo discierne. Analógicamente ocurre con la Iglesia: Sólo la fe conoce y descubre en las frágiles _y no rara vez con-tradictorias_ apariencias exteriores, un secreto íntimo y divino: La presencia del Señor resucitado. Por eso los Santos Padres llama­ban con frecuencia a la Iglesia "mirabile et ineffabile sacramen-tum"*.

QUEJAS A LA IGLESIA

DINÁMICA: "meme-ial de quejas"

OBJ ETIVO: tomar conciencia de que formamos parte de un gran sacramento llamado Iglesia.

PASOS:

1. Por grupos pedir que escriban un memorial de quejas contra

la Iglesia.

2. Plenario. Escúchalos y analiza.

• ¿Qué se entendió por Iglesia? • ¿Nos incluimos nosotros?

3. Realimentación por grupos:

* Boff Leonardo, "Los saciamentos de la vida y la vida de los sacramentos", págs. 44-5.

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• ¿Cómo queríamos ver a la Iglesia?

• ¿Cómo haría esta para asemejarse más a Cristo?

• Conciencia de que somos Iglesia.

4. Leer a Haring (Cfr. material)

5. ¿Qué debemos nosotros hacer para ser un sacramento claro de Jesús?

¿Cómo debiera ser nuestra comunidad?

MATERIAL DE APOYO:

La Iglesia, sacramento del amor

"Cristo, el gran sacramento, hace plenamente visible el amor del Padre en el amor del prójimo. En él se sintetizan de manera visi­ble y eficaz, y por tanto sacramentalmente, el amor de Dios que lleva fruto para el prójimo y el amor del prójimo que glorifica el nombre del Padre. El sacerdocio y la sacramentalidad de Cristo no pueden considerarse como próximas a la ley del amor. Cristo es el sacerdote y el sacramento que encarnan salvíficamente la dinámica del amor.

Lo mismo hay que decir de la Iglesia, el amor no es un manda­miento añadido a sus instituciones y estructuras. La Iglesia cris­tiana se manifiesta auténticamente sólo como misterio de amor, como sacramento de amor. La Iglesia recibe la vida del corazón atravesado del maestro. Como esposa de Cristo, elegida por pura gracia, vive de este amor en el empeño gozoso del testimonio.

Principio de su vitalidad es el Espíritu Santo. Por obra del Espí­ritu, la naturaleza humana en Cristo vino a ser sacramento per­fecto del amor de Dios. Cristo, en virtud de su amor redentor, envía a la Iglesia este mismo Espíritu, como signo y prenda de su amor infinito.

La Iglesia, por obra del Espíritu, viene incorporada al amor-respuesta de Cristo, que se da al Padre y se sacrifica por los hom­bres.*

* Haring Bernhard, "La vida cristiana a la luz de los sacramentos, pág.12.

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(4) EL BAUTISMO

METÁFORAS SOBRE EL BAUTISMO

DINÁMICA: "crear metáforas".

OBJETIVO: recuperar todo el profundo sentido teológico que encierran metáforas sobre el bautismo y que empicamos casi por rutina.

PASOS:

1. Preguntar qué es una metáfora. Explicar con ejemplos: Tus cabellos son como hilos de oro... tú eres un sol... el cristiano es sal, es luz... sentido translaticio.

2. Pedir que cada uno haga una metáfora sobre el bautismo.

3. Analizar las metáforas. Quizás primero sea necesario agrupar las semejantes. Ver qué significado le dieron a este sacramento.

4. Cuestionamiento: ¿Se descubrieron las implicaciones sociales del sacramento del Bautismo? Por qué si y por qué no.

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ENTRADA

DINÁMICA: "tiquetes de entrada"

OBJETIVO: comprender lo que significa "puerta de entrada a la Iglesia".

PASOS:

1. Se entregan varios tiquetes o papeletas: Entrada a cine... a foot-ball... a fiesta. Se deja que las miren un rato.

2. Se pregunta:

• ¿Qué tienen de insignificante estos tiquetes?

• ¿Qué tienen de valioso?

La gente reflexiona. Normalmente descubren que el papel en sí poco vale, pero autorizan la entrada a espectáculos que sí valen...

3. Aplicación al bautismo, significancia del agua, óleo... y valor: VIDA ETERNA, ENTRADA EN LA IGLESIA...

4. Explicación de los efectos del bautismo. Cfr. Material de apoyo.

N.B. Variable, con un cheque de cierto valor.

MATERIAL DE APOYO:

Al celebrar, en el agua vivificada por la fuerza del Espíritu, la muerte y la vida, el hombre da muerte al pecado, que es destrucción, y surge para vivir la dimensión última que todo hombre tiene en rela­ción con Dios; es decir, se celebra en signos y palabras el misterio pascual de Cristo.

Una nueva vida aflora en lo más profundo del hombre bautizado. La semilla de Dios que llevaba en sus entrañas, brota en pujante primavera pascual. El bautizado es un "neó-fito", una planta nueva

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y tierna, decían los primeros cristianos. Un tallo nuevo en el jardín de Dios, que habrá que cuidar con el esmero y cariño que exige una paternidad responsable en quienes lo engendran, para que no muera sofocada por una atmósfera despiadada, sin luz (buenos ejemplos), sin alimento (buenas doctrinas) y sin educación. Engen­drar, aunque sea a la vida de los hijos de Dios, no es solamente lanzar al mundo un nuevo cristiano. Engendrar con "paternidad responsable" a un cristiano en las aguas bautismales, es iniciar el cultivo de una nueva planta que necesita alimento, cuidados, edu­cación y un ambiente para que pueda llegar al desarrollo que se inició en el éxodo del neófito. De ahí el compromiso para los que bautizan al niño: padres, padrinos, párroco. El bautismo es un signo que compromete a todos los que se solidarizan con el bautizado*.

4.3 FOTO REVELADORA

DINÁMICA: "la foto".

OBJETIVO: descubrir los elementos básicos del bautismo y su significado para los participantes.

PASOS:

1. Se coloca la foto de un bautismo en medio y se pide pensar en dos preguntas.

• ¿Qué "clases de personas" aparecen allí?

• ¿Qué "cosas sagradas" hay?

2. Se escucha las respuestas:

• Padres, padrinos, niños, sacerdotes, espectadores...

• Agua, libros, óleo, ornamentos...

3. Se profundiza en el significado de estas clases de personas y en los objetos.

Onega, Rafael, "La gran noticia", pág. 105.

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FIESTA DE FAMILIA

DINÁMICA: "el periodista"

OBJETIVO: Ayudar a que las personas descubran algunos ele­mentos del bautismo a través del folclor de las cele­braciones familiares.

PASOS:

1. Se piden unos 5 voluntarios para que hagan de periodistas y averigüen con la gente cómo piensan celebrar después, en sus casas, el bautismo.

2. Plenario. Informe de los periodistas. El coordinador sintetiza hechos: Fiesta, reunión familiar, brindis, fotos, cantos, etc.

3. Por grupos discutir: qué de estos pertenece, de algún modo, al sentido del bautismo.

4. Charla: Sólo en la Fe de los padres se pueden bautizar niños y eso si ellos piensan educarlos cristianamente. La celebra­ción es importante en familia, pero no como algo yuxtapuesto.

MATERIAL DE APOYO

"El rito, por el contrario -como hemos visto-, es un símbolo al que se pueden asociar múltiples significaciones. El discurso y la dis­cusión racionales tienden a la univocidad, mientras que el rito es sobredeterminado y puede ver modificadas sus significaciones por una serie de transacciones ligadas al contexto social. Así pues, y por lo que se refiere a la razón, el rito parece ser lo primero; lo cual, por otra parte, armoniza con una intuición sumamente fecunda y tradicional que afirma que la vida sacramental es más impor­tante para la Iglesia que la teología. Y así es; porque la vida sacra­mental celebra la vida misma del pueblo de Dios, mientras que la teología es siempre un discurso más o menos "poseído" por una élite, cuando no por una casta de clérigos. La teología es una ins­tancia crítica, pero no puede pretender reemplazar, y ni siquiera regir, la vida de las comunidades cristianas"*.

* Fourez Gérard, "Sacramentos y Vida del hombre", pág. 45.

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H + H + O

DINÁMICA: "composición química del agua".

OBJETIVO: profundizar en el sentido del agua y su simbolismo.

PASOS:

1. Se colocan tres letras en el tablero H, H y O. Se pregunta para qué pueden servir estas letras. Diferentes respuestas. Cuando salga H20, se discute la sencillez de su composición química, su universalidad y usos.

2. ¿Para qué sirve el agua? Por grupos y plenario

3. Complementación bíblica.

• Hacer germinar y fecundar tierra: Isaías 55, 10-11.

• Lavar y purificar: Hechos 2, 38-41.

• Calmar sed: Isaías 55, 1; Juan 4, 13-14; Juan 7,37-38.

• Recibir la vida: Rom 6,3-6.

4. Complementación: ¿De qué pecados necesita lavarse especial­mente nuestra sociedad? y ¿nosotros?

MATERIAL DE APOYO:

Lo que el Antiguo Testamento dice acerca del agua

El agua está presente en la vida del pueblo de la Biblia. Ellos le daban un gran valor porque no siempre la tenían en abundancia. El que vive en lugares desérticos y áridos, como el pueblo judío, valoriza mucho más el agua, pues a veces puede faltarle. Es posi­ble que usted sepa ya lo que es una sequía de meses o de años...

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Desde el comienzo de la Creación, la Biblia nos habla del agua. Leemos en ella que el Espíritu de Dios revolotea sobre las aguas (lea el comienzo del Génesis). Allí se dice también que Dios separó la tierra del agua (Génesis 1,9). El Espíritu de Dios revoloteaba sobre las aguas "para que ellas fuesen capaces de engendrar vida". El agua y la lluvia son señales de que Dios bendice a su pueblo. Y la sequía era, para los judíos, señal de la ira de Dios a causa de los pecados del pueblo escogido.

El agua era también signo de purificación. Es lo que sucede en la narración del diluvio (Génesis 7). La humanidad había pecado. Sólo Noé y su familia habían permanecido fieles a Dios. Y con las aguas del diluvio, Dios acabó con los vicios de la humanidad pecadora, haciéndola renacer para una vida nueva.

Moisés fue salvado de las aguas del Nilo (lea Éxodo 2,10). Una de las plagas de Egipto fue la transformación del agua en sangre (Éxodo 7,20). Liberado de la esclavitud de Egipto, el pueblo de Dios atraviesa el Mar Rojo a pie seco. El pueblo de Israel, libre de la esclavitud, es símbolo de la Iglesia, pueblo de Dios, liberado del pecado por el bautismo. En el desierto, al faltar el agua, el pueblo de Israel comienza a reclamar contra Moisés. Y Dios hace brotar agua de la piedra (lea Éxodo 17).

El agua es un don gratuito de Dios. La lluvia que cae del cielo es bendición divina. Para los antiguos, el agua era el principio de todas las cosas. Algunos, como los griegos, creían que todas las cosas, inclusive los hombres, nacían del mar.

Los hebreos solían comparar a los países enemigos con las olas del mar, furiosas y destructoras. Y si ellos permanecían fieles a Dios, él apartaría de ellos los peligros de las invasiones enemigas, así como Dios quebranta la furia de las olas, esparciéndolas por las playas del mar. Hay varios salmos y pasajes de la Biblia que usan esta comparación. La sed de Dios se compara con la sed del agua: Este ejemplo también se encuentra con mucha frecuencia en la Sagrada Biblia.

Lo que el Nuevo Testamento dice acerca del agua

En el Nuevo Testamento vemos a Jesús haciéndose bautizar en las aguas del río Jordán. El dijo que dar un vaso de agua al que tiene

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sed es un acto de caridad (Marcos 9,40). En la conversación que tuvo con la Samaritana, Jesús dijo: "Aquel que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed. Pues el agua que le daré se hará en él una fuente de agua brotando para la vida eterna" (Jn. 4,14. Sería bueno que usted leyera todo el capítulo 4o. de San Juan). Un poco más adelante, Jesús afirma: "Si alguien tiene sed, que venga a mí y beba. De aquel que cree en mí, brotarán desde su interior torrentes de agua viva, como dice la Escritura" (Jn. 7,37-38).

En su conversación con Nicodemo, Jesús insiste en que es preciso nacer del agua y del Espíritu Santo, para entrar en el Reino: "En verdad te digo: El que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. El que nace de la carne es carne; el que nace del Espíritu es Espíritu" (Jn. 3,5-6).

Después que murió Jesús, un soldado le abrió el costado con una lanza. E inmediatamente brotaron sangre y agua Qe& Juan 19,31-34)

Usted se puede dar cuenta, pues, del valor del agua y de su sig­nificado en la Sagrada Biblia. La Iglesia de los primeros cristia­nos llamaba el bautismo baño de purificación"*.

SER LUZ

DINÁMICA: "luz y tinieblas"

OBJETIVO: reflexionar sobre los compromisos que implica el bautismo y vivenciar las promesas.

PASOS:

1. Realizar un vivencial:" Se oscurece el salón y se coloca una velita encendida en medio. Se motiva primero para guardar un breve silencio y luego para expresar qué sentimos sobre la luz y las tinieblas.

N.B. El coordinador de la reunión procura captar las palabras o frases claves a medida que la gente habla.

* Bartolini, "Los sacramentos en tu vida", págs. 25-7.

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2. Enciende la luz eléctrica del salón y pregunta: Por qué diji­mos que debemos ser luz, que nos dan miedo las tinieblas, que Cristo es así, etc.

3. Se busca la relación de lo comentado en este vivencial con el bautismo y concretamente con la entrega de la luz. ¿Qué tinieblas existen en nuestra sociedad? ¿En qué debemos ser luz?

MATERIAL DE APOYO:

La luz en el Nuevo Testamento

El evangelio de San Juan dice: "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas" (1,4-5). Juan Bautista vino a dar testimonio de la luz verdadera que, al llegar al mundo, ilumina a todo hombre (lea Juan 1, 7-9).

Jesús se declara luz del mundo: "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn. 8,12). En el episodio de la curación del ciego de nacimiento vemos cuáles son los compromisos del cristiano (el ciego curado) y cuáles son las consecuencias de su actitud de fe: Abandono de los padres, persecución, expulsión de la sinagoga, etc. Adverti­mos también quiénes son los verdaderos ciegos: Aquellos que no se abren a la luz que es Cristo (lea y reflexione sobre el capítulo 9 de Juan).

Jesús dice que el cristiano es luz del mundo: "Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida sobre la montaña. Tampoco se enciende una lámpara para colocarla debajo de un tiesto, sino para ponerla en un candelero, y así brille para todos los de la casa. Del mismo modo debe brillar su luz delante de los hombres, para que, al ver sus buenas obras, glorifiquen al Padre de ustedes que está en los cielos" (Mt. 5, 14-16).

En los evangelios tenemos además el episodio de la transfigura­ción de Jesús (lea Mateo 17). Jesús se transfigura para decirnos que él es el Hijo de Dios y que nosotros, si lo escuchamos, sere­mos semejantes a él, y un día contemplares al Padre cara a cara.

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El evangelio, nos dice también que la luz es símbolo de pureza (lea Mateo 6,22-23). Y el bautizado debe ser una persona que viva el precepto del Señor: "Felices los puros de corazón, porque ellos verán a Dios"* (Mt.5,8).

NO ESCONDER LA LUZ

DINÁMICA: "discusión de una frase".

OBJETIVO: revisar los compromisos del bautismo.

PASOS:

1. Discutir por grupos el sentido y la realidad de esta frase "el hombre guardó la vela de su bautismo y se olvidó de que era luz" (Bortolini).

2. Plenario. Después de las relaciones de los secretarios, el coor­dinador invita a sintetizar los compromisos del cristiano y los va anotando en el tablero.

3. Reflexión en silencio para ver cómo los estamos cumpliendo.

4. Iluminación con citas bíblicas casi a modo de paraliturgia (Cfr. material).

MATERIAL DE APOYO:

El bautizado es un iluminado

Los primeros cristianos llamaban iluminación al bautismo, porque el bautizado recibe la luz de Cristo; o, mejor dicho, Cristo viene a ser la única luz para él. Así como las plantas y los animales nece­sitan la luz del sol para sobrevivir, el cristiano necesita la luz de Cristo para ser verdadero cristiano.

A nuestro siglo se le ha llamado "el siglo de las luces" a causa de las maravillas de los descubrimientos científicos y de los pro­gresos de la técnica. Hoy día, el hombre no sólo es capaz de trans-

* Bortolini J., "Los sacramentos en tu vida", págs. 30-38.

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formar en día las noches, sino, que utiliza incluso la luz del sol para transformarla en energía. Sin embargo, vivimos aún rodea­dos de miserias, de todo tipo de injusticias y de pecados. Todo esto son tinieblas. Es oscuridad que necesita la luz del cristiano y la luz de Cristo. Y hasta pareciera que el mal se vuelve cada vez más fuerte. ¿Cuál debe ser la reacción del bautizado frente a todo esto? ¿No será que estas injusticias se cometen a causa del olvido y del rechazo de aquella luz bautismal? Es preciso, por tanto, caminar como hijos de la luz, pues el que ha nacido de la luz, es luz*.

FRUTOS DEL BAUTISMO

DINÁMICA: "el árbol".

OBJETIVO: motivar la explicación que se dará a los padres y padrinos sobre el sentido del bautismo.

PASOS:

1. Cada participante escribe en el dibujo del árbol lo que piensa que son:

• Las raíces cristianas del sacramento.

• Lo esencial, el tronco, del bautismo.

• Las ramas y los frutos.

2. Comparten por grupos, discuten y dibujan un nuevo árbol en una hoja de papelógrafo.

3. Plenario.

4. Charla complementaria. Analizar si se han tenido también en cuenta los frutos sociales de Justicia y amor.

Bortolini, J., "Los sacramentos en tu vida", pág. 33.

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MATERIAL DE APOYO:

Hojas con esquema de árbol.

RENOVACIÓN DE NUESTRO BAUTISMO

OBJ ETIVO: vivenciar el sacramento del B autismo reviviéndolo en Jesús.

OCASIÓN: en unos retiros, hora santa, meditación de una hora, etc.

PASOS:

Paso previo: Haber hecho una meditación sobre el pecado, sobre nuestras fallas más graves.

1. Meditación sobre el bautismo de Cristo:

a. Jesús: va a bautizarse al Jordán. Humildemente se pone en fila con los pecadores (Le 3, 21).

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b. Juan: Siente desconcierto. No sabe qué hacer. Le quedan dudas que después procurará aclarar cuando está en la cárcel (Mat. 3, 13-15).

c. El Espíritu desciende sobre Jesús; lo unge como mesías y lo declara Hijo de Dios.

Vivenciar esta meditación personalmente (20').

2. Nuestro bautismo. Meditación. Repetir interiormente la escena anterior en una segunda medi­tación (20'), sintiendo que también entramos en la fila, que llevamos nuestros pecados, que recibimos el agua y el Espí­ritu. Jesús se acerca como Hijo del Padre y nosotros para serlo. El, por nuestros pecados; nosotros, con nuestros pecados.

3. Comunitariamente, volver a revivir nuestro bautismo, siguiendo lo fundamental del ritual:

• Renuncias.

• Profesión de Fe.

• Confesión de los pecados (en lugar de agua).

• Imposición de manos de unos a otros.

MATERIAL DE APOYO:

Las tentaciones del hombre bautizado

Todos nosotros, después del bautismo, somos llevados al "desierto de la vida". Basta que miremos a nuestro alrededor: La vida no es fácil y las tentaciones son muchas. Podemos advertir que el hombre de hoy siente la tentación del poseer: queremos cada vez más. Y para eso, explotamos a los demás, engañamos, robamos. Muchos ven sólo el lucro, el dinero-Piense un poco en los placeres que el hombre busca: Sexo, drogas, riquezas, bienes, automóviles, tierras... Jesús, el Hijo querido, venció la tentación del placer. Y el bautizado debe hacer lo mismo.

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Piense en la tentación del poder: Nuestra sociedad está llena de "jefazos poderosos", de patrones malos y deshonestos, de ídolos ... Jesús enseña que es poderoso aquel que vence estas tentacio­nes. El también fue tentado de arrodillarse delante del Diablo. ¡Cuántos se arrodillan hoy delante de los poderosos, del dinero, de los placeres!...

SER BAUTIZADO = SER VENCEDOR COMO JESÚS

Vivir el bautismo es vencer todas las tentaciones. Nuestra socie­dad es "un desierto donde se provoca a Dios" de muchas maneras.

Mientras el hombre siga siendo víctima de las tentaciones, jamás dará testimonio de su bautismo. Ser un bautizado es actuar como Jesús: Decir que no a todas las formas de idolatría. Decir que no al abuso del poseer, del placer y del poder. Decir que no al Diablo y al pecado*.

TRABAJO PEDAGÓGICO

DI N AMICA: "somos pedagogos "

OBJETIVO: que los padrinos y padres tomen conciencia de sus deberes con el bautizado para traducirlos en accio­nes concretas.

PASOS:

1. Breve charla sobre deberes pedagógicos de los padres. Ellos enseñarán al niño a hablar, caminar, evitar peligros, relacio­narse, defenderse en la vida, estudiar, trabajar...

2. Reflexionar por grupos sobre qué le van a enseñar al niño sobre el bautismo:

• Qué verdades

• Qué actitudes

* Bortolini, "Los sacramentos en tu vida", pág. 24.

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3. Plenario: Complementar algunos aspectos de la vida cristiana que no hayan mencionado: filiación divina, semejanza con Cristo, Iglesia, Reino, oración, mandamiento, etc. y reflexio­nar sobre algunas actitudes cristianas: Caridad, fidelidad, soli­daridad con pobres, oración, humildad, etc.

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® LA CONFIRMACIÓN

CARACTERÍSTICAS

DINÁMICA: "características de la persona madura".

OBJETIVO: profundizar en los objetivos de la confirmación como sacramentos de la madurez cristiana.

PASOS:

1. En dos grupos se trabajan dos temas: ¿Cuáles son las carac­terísticas de una persona madura y de una inmadura?

2. Plenario. Complementar.

3. Ver qué exige la confirmación: Responsabilidad en la fe, com­promiso, seriedad, apertura a los otros y al mundo, creativi­dad, justicia, etc.

4. Confrontar con los textos sobre la confirmación, del capítulo 10 de la Primera Parte.

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CON-FIRMAR

DINÁMICA: "sentido etimológico".

OBJETIVO: Profundizar en el sentido de este sacramento.

PASOS:

1. Se coloca en el tablero la palabra CON-FIRMAR. Se dan 10' para que cada grupo le encuentre el mayor número de senti­dos a esta palabra.

2. El tablero se divide en 3 partes: Sentidos que se refieren direc­tamente al sacramento, sentidos que se relacionan con él, sen­tidos que nada tiene que ver. Plenario.

3. Comentarios libres.

4. Complementación.

FRASES DEL SACRAMENTO -CONFIRMACIÓN

Lea con detenimiento estas frases y señale las que le llamen la atención con una cruz. Vuelva a leer las señaladas con cruz, y a las que significan más para usted, póngales otra cruz.

1. Me parece muy importante el conocerme a mí mismo. 2. Me preocupan los problemas de América Latina. 3. Quisiera conocer más a Cristo. 4. Me gusta llamar a Dios con el apelativo de Padre. 5. Quisiera trabajar como Cristiano por la justicia. 6. Me interesan las amistades y el dialogar con los demás. 7. Quisiera conocer las Enseñanzas sociales de la Iglesia. 8. Me preocupa el que casi no conozca los Evangelios y la Biblia.

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9. Estoy interesado en profundizar en el Bautismo. 10. Aprecio la fuerza que nos da el Espíritu Santo.

11. Valoro, por encima de todo, el ser libre. 12. Creo ser una persona algo concientizada. 13. La palabra "Reino de Dios" significa mucho para mí. 14 Desearía poder participar activamente en las Eucaristías. 15 Quiero ser testigo de Cristo en la Iglesia.

16. Siempre he querido ser responsable y aprecio a las personas que lo son.

17. Me duelen mucho las injusticias sociales. 18. Alguna vez en mi vida hice una opción clara por Cristo. 19. Aprecio la celebración de la Reconciliación. 20. Me gustaría comprometerme a fondo con los pobres y opri­

midos.

21. Ante todo, creer en Dios. 22. Quisiera ver una solución eficaz para cambiar las estructuras

injustas. 23. Me siento pecador y necesito de salvación. 24. Me interesa el estudio de la Teología y de los documentos ecle-

siales. 25. Sé valorar la palabra misión.

26. Aprecio a las personas creativas. 27. En mí puede anidar un opresor. 28. Jesucristo me dejó inquieto. 29. Me preocupa el que no haya más C.E.B. 30. Quisiera dar testimonio claro de mi fe.

EDAD

DINÁMICA: "discusión sobre edad".

OBJ ETIVO: detectar qué sentido le da la gente a la confirmación.

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PASOS:

1. Objetivamente, y sin mostrar inclinación por la edad en que debieran confirmarse las personas, se expone el sentido de la confirmación.

2. El grupo se divide en tres partes para defender como edad de la confirmación respectivamente: 2 años, 11 años y de 18 años en adelante. Preparan un defensor.

3. Discusión entre estos tres defensores.

4. Participación del resto de personas tomando partido por uno o por otros.

5. Síntesis de razones. Síntesis del sentido de este sacramento.

TAREAS

DINÁMICA: "las tareas de la comunidad"

OBJ ETI VO: reflexionar y llegar a compromisos concretos sobre cómo la confirmación capacita al cristiano para ejer­cer tareas y servicios en la comunidad. Peligro: Donde no existe comunidad parroquial o CEB esta dinámica puede quedarse en la teoría.

PASOS:

1. Los grupos: ¿Qué necesidades, qué retos y desafíos existen en nuestra comunidad?

2. Plenaño. Puesta en común.

3. Analizar cómo la Confirmación capacita al cristiano para afron­tar estos retos por la fortaleza que da, por el compromiso, sen­tido de misión, etc.

4. Compromisos.

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PLANES DE CONFIRMACIÓN

DINÁMICA: "Discusión de ventajas"

OBJ ETI VO: motivar la importancia de la preparación para reci­bir este sacramento.

PASOS:

1. Exposición de planes de 2 ó 3 diócesis (Cfr. material).

2. Discusión sobre las ventajas y desventajas de cada plan.

3. Conclusiones.

MATERIAL DE APOYO:

Planes de diócesis

Primer plan: Dos charlas sobre el tema de qué es la confirmación y sus efectos, y sobre las actitudes de los padres y padrinos de los niños.

Segundo plan: Cuatro sábados seguidos. Temas con reflexiones: 1. ¿Por qué queremos confirmarnos? 2. ¿Quién es el Espíritu Santo? 3. ¿Qué significa la confirmación? 4. ¿Cómo prepararnos?

Tercer plan: Durante 4 meses. Temas, reflexiones y apostolado.

Programa: Primer mes: Situación de América Latina; grandes desafíos; cómo vivimos nues­tra vocación cristiana; pertenencia a un grupo o comunidad.

Segundo mes: Nuestra vocación cristiana; la fe como respuesta a la vida; Cristo modelo; la Iglesia lucha por el Reino. Compromisos.

Tercer mes: Los sacramentos; la acción del Espíritu Santo; el compromiso apos­tólico. Se completa con algunas vivencias de apostolado.

Cuarto mes: Se siguen las vivencias. Se procura ofrecer grupos o comunidades

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a los que aún no pertenecen a ninguno. Sentido de la vida cris­tiana. Misión. Significado de la confirmación.

PLAN DE CONFIRMACIÓN PARA JÓVENES

DINÁMICA: "análisis de un plan"

OBJETIVO: formarse una idea de cómo podría ser un plan de confirmación para jóvenes.

PASOS:

1. Se reparte a cada persona una hoja (Cfr. material) y se explica brevemente cuál era hace unos años el plan de Ciudad Juárez en México.

2. Por grupos lo analizan y sacan sugerencias para mejorarlos.

3. Se podrá después, por grupos base, elaborar los propios.

MATERIAL DE APOYO:

Grupos para la confirmación

Características:

• Edad mínima 17 años (16 para mujeres) • Equipo de jóvenes cristianos, comprometidos en la animación

y responsables de las dinámicas. • 16 domingos, trabajando 4 horas. • 2 horas para actividades; 2 horas para contenidos.

Domin. Contenidos Actividades y Dinámicas

lo. 1. VOCACIÓN HUMANA Presentación del equipo. Sentido del curso.

-Aspiraciones del hombre: Dinámica de presentación. Felicidad, amor, justicia, Temores y esperanzas sobre la p a z . confirmación.

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2o. 2. PERSONALIZACIÓN Apertura del otro. Concientización de la situa­c i ó n .

3o. El hombre. El proyecto de Dios.

4o. B. VOCACIÓN CRISTIANA

Cristo: palabra de Dios Respuesta a las aspiraciones del hombre liberador de esclavitudes.

5o. Mensaje de Cristo

6o. Quién es Cristo

7o. Vocación a la Iglesia.

8o. Compromiso histórico.

9o. Liberación

10. Plenitud Humano-Cristiana

11. Reconciliación

12. Misterio Pascual.

13. C. OPCIÓN APOSTÓLICA

14. Relectura Bíblica de la realidad

15. Vocaciones en la Iglesia.

Dinámica de Integración Audio-visuales sobre injusticias. Análisis de la realidad.

Aspecto Humano de Cristo

Manejo de Nuevo Testamento.

Cantos y oración - 20' Aspecto Divino de Cristo Estudio de citas bíblicas, Trabajo en grupos. Plenario. Afinación y complementación. Cantos y oración.

Sociodramas

Citas: Bienaventuranzas. Tarea: Entrevista 5 personas.

¿Qué es la Iglesia?

Tarea: Estudio sobre Lumen Gentium y Gaudium et Spes

Citas: Bautismo. Audio-visual.

Citas: Espíritu Santo.

Sonorama: Confirmación la. p a r t e . Celebración Penitencial.

Citas: Eucaristía.

Citas: Compromiso Cristiano. Análisis: HECHOS DE VIDA

Análisis: HECHOS DE VIDA

Profetas de Ayer y Hoy. Ensayo ceremonia: Candidatura

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16. Compromisos Examen final. Eucaristía con Obispo. Renovación Promesas Bautismo.

SERVICIO ECLESIAL: la gente debe por un mes, los domingos y sábados, prestar servicios en sus parroquias, hospitales, cárce­les...

17. Apostolado.

Confirmación Símbolos, sentido.

Revisión de Servicio Eclesial.

Sonorama: Confirmación. Ensayos ceremonias.

18. Entrega actas y diplomas. Celebración: Eucaristía. Confirmación. Convivencias familiares.

CITAS BÍBLICAS

Aspecto humano de Cristo: Le. 1,26-38; Ja 11,32-43; Le. 19,41-44; Le.

17, 11-19; Le. 22,39-47; Le. 2,1-14; Me. 15,34-35; Jn. 2, 1-11.

Aspecto divino y liberador de Cristo: Mt. 9,20-26; Le. 7-11-17; Me. 2,17; Le.

5,17-25; Me. 6,45-52; Jn. 9,1-12; Le. 9, 10-17.

Testimonio y compromiso: Hch. 6, 8-15; Le. 9, 1-10; Hch. 7; Jn. 4,

6-30.

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(6) LA EUCARISTÍA

ASPECTOS DE LA EUCARISTÍA

DINÁMICA: "elegir palabras"

OBJ ETI VO: detectar qué elementos de la Eucaristía valoran más los participantes.

PASOS:

1. En el tablero, en desorden, se colocan palabras alusivas a la Eucaristía.

misterio

Eucaristía

banquete

comunidad . sacrificio alimento memorial

renovación de la Cena

rn:.,„ comunión comunión

presencia misa

de Cristo compa»1

ofrecimiento

2. Cada persona puede levantarse en silencio y subrayar las dos que más le signifiquen.

3. Reflexión:

- Por qué subrayaron esas palabras - Qué otras añadirían y por qué

4. Oración pidiendo valorar esos aspectos reflexionados.

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VIVENCIA DE LA EUCARISTÍA

DINÁMICA: "entrevista a joven y a viejo"

OBJ ETIVO: tomar conciencia de los cambios realizados, en rela­ción con la Eucaristía, y de los que faltan por rea­lizar.

PASOS:

1. Entrevista a dos personas por un coordinador:

• Un viejito: explica los cambios realizados: latín, rigidez, horas de ayuno, posiciones, piedad y devoción, respeto.

• Un joven: se queja de lo que falta aún: sentido de comu­nidad, lenguaje actualizado, participación efectiva de la gente, silencios para sentir las ceremonias, etc.

2. Por grupos preparan nuevas preguntas (10')

3. Diálogo con los dos conferencistas (15')

4. Síntesis del coordinador

5. Interiorización:

Se propone reflexión personal: en qué estoy fallando... qué podría hacer...

TRES MOMENTOS

DINÁMICA: "reflexión histórica"

OBJETIVO: entender las diferentes formas de comprensión de la Eucaristía y valorar algunos aspectos como la comunidad y el compromiso.

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PASOS:

1. Explicar los diferentes momentos filosóficos, con una charla basada en Libario1:

• Momento del objeto: la filosofía trata de definir las cosas y la realidad. El sujeto se coloca frente al mundo, el hombre, la realidad y a la gran Realidad que es Dios. Trata de defi­nir con la mayor precisión posible, los objetos de su refle­xión. Se trata de una filosofía más de tipo aristotélico.

• Momento del sujeto: los filósofos se preocupan más por el sujeto filosofante: la existencia del hombre, sus caracterís­ticas, su capacidad de conocer las cosas, su vivencia rela-cional y comunitaria. Estamos en una filosofía existencial y antropocéntrica.

• Momento dialéctico social: el hombre al filosofar concibe su primera responsabilidad no cómo el entender y definir al mundo, sino cómo el transformarlo. Estamos ante filo­sofías críticas que pretenden el cambio social.

2. Se lee despacio la Ultima Cena y se deja un momento para pensar qué nos llama más la atención (Lucas 22,14-20; Mateo 26,20-29; Marcos 14,22-25; I Corintios 11,17-29).

3. Luego cada cual comenta a qué le suele dar más importancia y se va anotando en el tablero siguiendo los tres momentos:

• Primer momento: a la hostia consagrada; a que se entienda bien el sentido; al culto a la Eucaristía, a la bendición con el Santísimo, a las rúbricas, a la definición de transubstan-ciación...

• Segundo momento: a la fraternidad, a la comunidad, a la oración en común, al amor de Jesús, al compartirla Palabra...

• Tercer momento: al compromiso de Cristo, a nuestro com­promiso con los hermanos, al mandato de compartir el pan, al sentido que le da la teología de la liberación...

1. Libanio, J.B., "La formación de la conciencia crítica I, aportes filosóficos"

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4. Breve charla valorando cada uno de los aspectos, pero mos­trando cómo los jóvenes son más sensibles a los últimos hoy en día. Qué hacer para que valoren aspectos de los otros dos momentos.

LA ULTIMA CENA

DINÁMICA: cuestionario

OBJETIVO: explica el sentido de la última Cena y de la Euca­ristía

PASOS:

1. Se entrega fotocopia del material

2. Se responden las siguientes preguntas

* ¿Cuál fue la orden que Jesús dejó? • ¿Qué quería Jesús cuando dio aquella orden? * ¿Qué celebraba el Pueblo de Israel en la Cena de la

Pascua? * ¿Qué fiesta conoces que recuerde realmente una victoria

del Pueblo? • ¿Por qué Jesús escogió la hora de una comida para dejar­

nos ese recuerdo suyo? • ¿Por qué Jesús usó pan y vino?

3. Lecturas de la Biblia

1. Dinámica tornada del folleto de CODECA "Qué es la misa?"

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Dios manda al Pueblo que celebre cada año la Fiesta de la Liberación comiendo un cordero: Éxodo 12,1-14. La cena de Jesús era la Cena de la Pascua: Marcos 14,12-16, Lucas 22,7-13. ¿Cómo nació la Misa? Mateo 26,26-30, Marcos 14,22-26, Lucas 22,15-20, 1 Corintios 11,23-25.

MATERIAL DE APOYO

Fue en una Cena

El Pueblo de Israel se liberó de la escla­vitud en Egipto

Cada año, ellos recordaban este aconte­cimiento; y para celebrarlo, se reunían en familia y comían juntos un cordero

Era la gran fiesta de la liberación

Era la Pascua

JESÚS

también celebró esta fiesta

Antes de su muerte, decidió con sus dis­cípulos que comerían juntos la Cena del Cordero.

EMAUS

DINÁMICA: "Reconstruir una catequesis"

OBJETIVO: Comprender toda la dinámica interna de la Euca­ristía. Llegar a la oración.

PASOS:

1. Se explica cómo el pasaje de los discípulos de Emaús (Lucas 24,13-35) es toda una catequesis.

2. Se divide el grupo en estos 5 subgrupos:

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• Acto penitencial, preparación...

• Lecturas, liturgia de la Palabra...

• Oración de los fíeles

• Eucaristía, comunión

• Misión

3. Se va leyendo el texto por partes y cada subgrupo toma nota de lo suyo para poder relacionarlo con las partes de la misa.

4. Plenario: Comentarios y explicaciones

5. Nueva lectura y oración tomando la base: Quédate con noso­tros, Señor.

DIVISIONES

DINÁMICA: "sociodrama"

OBJ ETIVO: descubrir cómo podemos estar celebrando la Euca­ristía, sin luchar porque se acaben las injusticias sociales.

PASOS:

1. Se lee el texto de San Pablo (I Corintios 11,17-34).

2. Se pide "actualizarlo" en sus sociodramas, representando la realidad de nuestras comunidades actuales.

3. Análisis. Reflexión sobre causas y posibles líneas de acción.

PARTES DE LA MISA

DINÁMICA: "reconstrucción"

OBJ ETI VO: capacitar a la gente para reconocer las partes prin­cipales de la Eucaristía.

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(Q)

©

PASOS: 1. Colocar en el tablero al meno seis divisiones (Lit. Palabra:

Purificarnos, escuchar y Lit. Eucaristía: Presentar, consagrar, compartir y misionar). Enuméralas de 1 a 6.

2. Repartir papeletas por grupos para que escriban el resto de partes de la misa que recuerden, pero colocando a qué número pertenece.

3. Se recogen papeletas y con cinta pegante se van fijando en el tablero.

4. Analizar qué faltó y en qué hubo dificultad.

MATERIAL

LITURGIA DE LA PALABRA

1. Purificarnos 2. Escuchar Saludo Lecturas Acto penitencial A. T. Gloria Salmo Oración-colecta N.T.

Evangelio

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

3. Ofrecer

Presentación. de ofrendas. Pan. Vino. Oración de ofertorio

4. Consagrar

Prefacio. Santas. Canon. Epiclesis. Relato de la Institu­ción. (consagra­ción Anamnesis. Epiclesis. Intercesiones. Doxología

5. Compartir

Padre Núes. Embolismo. ("libranos"). Paz. Fracción del pan y Cordero de Dios. Comunión. Oración de gracias.

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Homilía Credo Oración de los fieles.

6. Misionar

Bendición. Despedida.

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COMPROMISO DEL PAN-COMUNION

DINÁMICA: "análisis de un afiche"

OBJ ETI VO: sentir la necesidad de vivir la opción por los pobres para ser coherente con la participación en la Euca­ristía.

PASOS:

1. Se coloca un afiche como el propuesto aquí (Cfr. material)

2. Por grupos lo analizan y sacan conclusiones

3. Plcnario.

MATERIAL DE APOYO

Sólo puede comer de este pan aquel que es compañero fiel

* Que sabe repartir con los otros lo que tiene

* Que se compromete con los pobres y los débi­les, como Jesús

* Que lucha para que no falte el pan en la mesa de nadie, para que todos tengan justicia y liber­tad

No puede comulgar

Aquel que sólo se preocupa de sí mismo, de sus negocios e intereses:

* Que explota a la clase trabajadora

* Que obliga a los otros a vivir en la opresión

* Que persigue a los demás y no da valor a los pobres y a los débiles

© La mesa de Dios

Es la mesa de los pobres y de los que luchan por igualdad y por la justicia

(CODECAL, "¿qué es la Misa?")

6.9, CREATIVIDAD LITÚRGICA

DINÁMICA: "lluvia de ideas"

OBJ ETI VO: recibir sugerencias para dar variedad a la Eucaristía.

PASOS:

1. Breve motivación sobre lo que es la creatividad y sobre el uso de la "lluvia de ideas" (se trata de un "brain storning"); no es necesario que todas las ideas sean factibles ni ortodo­xas... Después se seleccionarán.

2. Se divide el grupo para producir ideas y sugerencias sobre cómo dar participación a la gente en:

Pedir perdón

Motivar las lecturas

Comentar las lecturas

Hacer peticiones

Expresar la Fe en el credo

Rezar el Padre nuestro

Maneras de dar la paz

De dar gracias en la comunión

Despedidas

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3. Plenario: Se escuchan nuevas propuestas. Se descartan ideas descabelladas.

4. Si es el caso, se seleccionan las que se vayan a utilizar.

PLANEAR PARTICIPACIÓN EN EUCARISTÍA

DINÁMICA: "planes"

OBJ ETIVO: analizar si la gente mira lo esencial o no de la Euca­ristía.

PASOS:

1. Planear, por grupos, la posible participación en una Eucaris­tía. Cada grupo debe presentar un plan.

2. Análisis de los planes: Ver qué dijeron sobre algunos aspec­tos. Por ejemplo:

Vida de los participantes Gestos Explicaciones Hay divisiones... Cantos... Valor de la Unos muy pobres... Ofrecí- comunidad... Falta fe... mientos... Gratitud con Dios...

4. Analizar qué faltó más y por qué. ¿Hubo creatividad?, ¿se destacó lo esencial? ¿Se tuvo en cuenta la vida de los par­ticipantes y los problemas de la comunidad?

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® LA PENITENCIA

RESTAURAR LA AMISTAD

DINÁMICA: "momentos de sinceridad" OBJETIVO: llegar a sentir la Reconciliación como un acto de

amistad con Dios.

PASOS:

1. Motivación: Una verdadera amistad tiene momentos muy boni­tos como cuando sentimos la necesidad de pedir perdón.

2. Por grupos comentar qué ha significado la amistad para noso­tros; qué momentos bellos hemos vivido y qué ha significado en este contexto el pedir perdón.

3. Plenario. Resonancia sin repetir los hechos comentados en los subgrupos.

4. Lectura "Restaurar la amistad con alguien" (Cfr. material).

5. Preparación para las confesiones u oración de perdón al Señor.

MATERIAL DE APOYO

Restaurar la amistad con alguien

La penitencia es, sin duda, el sacramento en el que nuestro encuen­tro personal con Cristo está más marcado. Es el único sacramento

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en el que no hay más signo que un acto humano. No se necesita ninguna cosa exterior; el signo, soporte del sacramento, es el acto mismo de la confesión y del reconocimiento de nuestros pecados. Por otra parte, Cristo ha querido que esta confesión se haga delante de un rostro humano -"a los que Vosotros perdonéis..."-, para que podamos estar seguros de que, si el pecado ha afectado personal­mente a Dios, también nosotros somos personalmente amados y perdonados. Delante del rostro de aquel a quien hemos maltratado es donde podemos descubrir la profundidad de nuestro pecado. El pecador viene a refugiarse en las llagas que han abierto sus peca­dos. Se lava en la sangre que él mismo ha hecho brotar. No sola­mente le perdona Dios, sino que hace mucho más: viene a llorar con el pecador, a tomar sobre sí el peso de sus faltas, a colocarse entre los culpables. Con razón el Cura de Ars se complacía en repetir:

Venís de crucificar a Jesucristo, de vender vuestra alma; pero cuando vayáis a confesaros, tenéis que comprender también lo que vais a hacer: ¡Podéis decir que estáis desclavando a Nuestro Señor!*

DOS ACTITUDES

DINÁMICA: "mayúsculas o minúsculas"

PASOS: 1. Motivación: Existe una gran diferencia entre CONFESIÓN

y confesión. ¡Desgraciadamente en la práctica casi se han iden­tificado! Para muchos cristianos ha desaparecido el sacramento de la penitencia o reconciliación con Dios y sólo queda el de "contar" o confesar los pecados. El sacramento de la Penitencia fue establecido por Jesucristo como el medio de reconciliarnos con Dios para volver a vivir en su amistad, si la habíamos perdido por el pecado mortal. El confesar nuestras faltas es sólo una condición del perdón. No es lo esencial del sacramento.

Bro Bernard, "El hombre y los sacramentos", pág. 100.

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Esta desviación es muy grave en la práctica. Se llega incluso al caso absurdo de que el sacramento del re-encuentro con Dios, a veces más bien aleja de Dios.

Niños, por ejemplo, que jamás han ofendido gravemente a Dios, llegan tan preocupados de no olvidar ningún pecado de la lista hecha en el examen de la confesión y tan temerosos del sacer­dote, que salen del confesionario "sicológicamente" alejados de Dios y de sus ministros. Sólo pensaron en "confesar" la lista de sus pecados y recibir la "penitencia" en padrenuestros o ave­marias.

2. Se propone a la gente realizar sociodramas en que aparezcan estas diferencias.

3. Análisis del contenido de los sociodramas.

4. Examen personal: yo cuál actitud vivo frente a Dios.

TRES IMÁGENES DE DIOS

DINÁMICA: "encuesta"

PASOS:

1. Se entrega a la gente una hoja así:

1. DIOS MÁGICO

2. DIOS FILOSÓFICO

3. DIOS DE JESÚS

Frases de la gente Relación con ese Dios

Se explica cómo según sea la imagen, según sea lo que la gente piensa y diga de Dios, así será la manera de relacionarse con El. Se invita a llenar la hoja personalmente con lo que saben y han oído.

©

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2. Subgrupos: compartir y llenar una hoja de papelógrafo.

3. Plenario. Escuchar, analizar.

4. Complementar con el material de apoyo

MATERIAL DE APOYO

Influjo de las ideas sobre Dios

El sacramento de la Penitencia es el sacramento, pues, de la Recon­ciliación y no el sacramento de la "enumeración" de pecados.

Para entenderlo así es necesario antes una observación previa, muy sicológica: Nadie se reconcilia con una fórmula matemática ni con un desconocido. Sólo se reconcilia uno con los que previamente eran amigos.

Para algunos filósofos, Dios es solamente una fórmula matemá­tica, que explica el universo. Para esos tales, no puede existir este sacramento cristiano. A lo más, quizás, sentirán tristeza y lástima de no haber llenado un ideal digno de un ser humano.

Es totalmente indispensable tener una idea correcta de quién es Dios, para tener relaciones filiales con El.

Según que consideremos a los demás como desconocidos, ene­migos, amigos o hijos, los trataremos de diverso modo: Con rela­ciones de indiferencia, odio, amistad o amor filial. ¡No trata lo mismo un padre al hijo que ama, que a un desconocido!

Del concepto, pues, que nos hayamos formado de Dios, depen­derá en gran parte el tipo de relaciones que tengamos con El. Ahora bien, la idea de Dios no la formamos nosotros arbitrariamente. Depende más bien de El y del modo como se nos ha revelado El mismo. Y este modo es precisamente lo que encontramos en la Escritura. La Biblia y la Confesión están más unidas de lo que aparentemente parece.

Dios "amor"

La Sagrada Escritura, que nos describe el designio divino de salvar al hombre pecador, nos narra cómo Dios escogió un pueblo y se

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le manifestó. Este pueblo escogido fue el pueblo de Israel. Dios se le reveló y le manifestó su grandeza y su amor.

La grandeza de Dios es precisamente esa "santidad", ese tener un ser totalmente diferente del nuestro. Nosotros somos limitados, con­tingentes, temporales. Dios es todo lo contrario. Nosotros hemos recibido el ser: "tenemos ser". Dios en cambio, es el mismo ser: "Yo soy el que soy". Tal fue el nombre con que Dios se reveló a Moisés.

Pero Dios no es simplemente el "Sanctus", el inaccesible y tras­cendente, sino el "Dios bueno y bondadoso para Israel", el Dios que se muestra lleno de amor hacia los hombres:

"Yo he tenido piedad de ti en un amor eterno, dice Yavé tu redentor" (Isaías 54,8). "Yo te he amado con un amor eterno" (Jeremías 31,3).

Los atributos de Dios por lo que se refiere a sí mismo son: Gran­deza, Inaccesibilidad, Suma Perfección, etc. En lo referente a noso­tros: Bondad, amor, piedad:

"Yavé es piadoso y benigno, lento para la ira y pleno de amor". (Salmo 103,8).*

PLAN DE DIOS

DINÁMICA: "elegir palabras por orden"

OBJETIVO: ubicar la Reconciliación en el plan de salvación

PASOS:

1. A cada grupo se le entregan 10 papeletas cada una con estas palabras: Hombre-Reino de Dios-pecado-Iglesia-amor-moral-salvación-Cristo-Padre

* Londoño, A. "El sacramento de la Reconciliación" pág. 28).

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©

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2. Cada grupo procura ordenarlas como desee y dar una expli­cación del orden elegido

3. Plenario. Análisis

4. Complementación. (Cfr. material de apoyo)

5. Vivencial: ¿Qué enseñanza me dejó? Qué me cuestionó de mi manera de entender las cosas.

MATERIAL DE APOYO:

Plan de Dios

Uno de los fenómenos religiosos más curiosos es la manera como viven sus creencias personas que se dicen cristianos: Viven un cris­tianismo sin Cristo.

El hecho es más frecuente de lo que a primera vista parece. Y entre otras cosas, explica las fallas actuales en el sacramento del Perdón.

Ese cristianismo tan especial consiste en vivir un código moral fundamentado en los Mandamientos, asistir periódicamente a Misa (¡ignorando en qué consiste!) y contar al confesor los pecados una vez al año. ¡No más! En esta religión el gran ausente es Cristo.

Existen religiones en el mundo, en las cuales el hombre rinde culto a Dios y procura guardar ciertas normas de moralidad. Son los caminos por los cuales el hombre busca a Dios. El Concilio invitó a los fieles a considerar estos valores religiosos como buenos, e incluso como muestras de la acción de Dios fuera de la Iglesia.

Pero el Cristianismo es algo más. No consiste sólo en el movi­miento del alma hacia Dios, sino principalmente en el movimiento de Dios que busca al hombre.

Para explicarlos gráficamente: No solo es la flecha que sube de la humanidad hacia Dios, sino la flecha que baja de Dios hacia el mundo. Es Dios quien busca al hombre para hacerlo hijo suyo.

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Ese buscar Dios la humanidad se realizó por medio de Cristo. Dios tomó una naturaleza humana y se hizo visible a nosotros.

Así, pues, llevado de un gran amor hacia nosotros los hombres, "Cristo nos amó y se entregó por nosotros en oblación y sacrificio a Dios". (Efesios 5,1).

Cristo, por otra parte, vino a establecer el Reino de Dios. Era el cumplimiento de las promesas de Dios en el Antiguo Testamento, en donde se anunciaba que Dios visitaría a su pueblo y que lo con­duciría como el pastor conduce al rebaño.

Desde la predicación de Cristo, ese Reino de los Cielos no ha dejado de crecer y de extenderse en extensión y profundidad. Como el grano de mostaza, ha cubierto el mundo entero. Como la leva­dura, ha fermentado la masa y ha hecho realidad la petición de Cristo: "Permanezcan en mi amor". (Jn. 15,3).

Estas ideas, aunque en apariencia nada tengan que ver con el Sacra­mento de la Penitencia, son la base del mismo.

Si nos confesamos es porque tratamos de obtener ese Perdón de Dios: queremos volver a su amistad y volver a recibir a Cristo por la fe y el amor. Si nos confesamos es porque deseamos volver a la paz con la Iglesia, a la que también ofendemos con nuestras faltas.

Caín ¿por qué fue malo? ¿Por ofender a Dios? Sí: le ofrecía lo peor. Pero no sólo por eso. Por ofender a su hermano: "¿A mí qué me importa mi hermano?" Todo pecado nos separa del prójimo, nos hace egoístas. El sacramento de la Penitencia nos reconcilia también con el prójimo y nos hace extender el Reino.

Para comprender el sacramento de la Penitencia, hay que entender tanto a Cristo como su obra.

Tan pronto como Cristo dio comienzo a su vida pública y comenzó a predicar el mensaje, su precursor Juan Bautista dijo:

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"Arrepiéntanse porque el Reino de los Cielos está cerca" (Mt. 3,2).

Son dos ideas muy unidas: Perdón y Reino de los Cielos. ¡Es el programa político de Cristo!

Cristo es el gran Perdón de Dios. Cristo, en cuanto Dios es evi­dente que no podía sufrir. Pero en cuanto hombre, sí. Y lo hizo en toda su vida, especialmente en su Pasión. Sufrió y murió por nuestros pecados, para reconciliarnos con Dios.*

HIJO PRODIGO

DINÁMICA: "dos lectores"

PASOS:

1. Motivación: La actitud del hijo

La actitud, con que hemos de acercarnos al sacramento del reencuentro con Dios no ha de ser puramente jurídica: tantos pecados, tanta penitencia. Ha de ser cristiana, devota, sin cera: He ofendido a Dios y perdido su amistad, vengo ahora a reconciliarme con El y a regresar a su amistad como buen hijo.

Una vez asegurada esta disposición interior de amor y de ver­dadero dolor por haber ofendido a un Padre tan bueno, sí ven­drían los demás requisitos: contar los pecados, cumplir con la satisfacción impuesta por el sacerdote, etc.

2. Lectores:

Un lector lee en Lucas el Hijo Pródigo (12, 11-31) y otros los comentarios.

Lector 1: Si la persona se acerca con esta preparación a reci­bir de nuevo la amistad de Dios, no se le hará muy pesado

Londofio, A. "El sacramento de la Reconciliación" pág. 28

O

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el humillarse ante otro hombre y confesarle sus pecados. Esta humillación será parte de su mismo espíritu de penitencia.

Será imitar la maravillosa "confesión" del hijo pródigo.

Lector 2: Un padre tenía dos hijos... Un día dijo el menor: padre,

dame la parte de la herencia que me corresponde-

Lector 1: Nuestra herencia es la gracia, que nos hace verda­

deros hijos de Dios »

Lector!: Y partió a lejanas tierras y allí disipó toda su hacienda viviendo disolutamente...

Lector 1: El pecado mortal nos aleja de Dios y acaba con nues­tro tesoro, la gracia santificante...

Lector 2: Y comenzó a sentir hambre...

Lector 1: El pecador también siente el vacío de Dios en su alma.

Lector 2: Y volviendo en sí, dijo: cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen pan en abundancia y yo aquí me muero de hambre...

Lector 1: El pecador algún día recapacita...

Lector 2: Me levantaré e iré a mi padre y le diré: ¡Padre he pecado contra el Cielo y contra ti, ya no soy digno de ser lla­mado hijo tuyo! Lector 1: Aquí está todo el meollo de la penitencia: se ofende no sólo a Dios en el cielo, sino al hombre, su imagen, en la tierra. Y entonces hay deseos de cambio, hay arrepentimiento.

Lector 2: Y levantándose vino al padre...

Lector 1: Hubo un cambio total de actitud. El hijo pródigo pro­curó entonces un reencuentro con su padre.

Lector 2: Aún está lejos, le vio su padre y compadecido corrió hacia él y se le arrojó al cuello y le cubrió de besos...

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Lector 1: Dios en realidad, nos estaba buscando aún antes de que le hubiéramos pedido el perdón.

CELEBRACIONES PENITENCIALES

DINÁMICA: "preparar celebraciones"

OBJETIVO: Enseñar a planear celebraciones penitenciales y a vivirlas en plenitud.

PASOS:

1. Se da una breve explicación de qué son. Lo ideal sería vivir una previamente.

2. Se entregan los posibles textos para trabajar los cantos, las moniciones, las preces, etc. (Cfr. Material).

3. Análisis de los trabajos realizados. Celebración si es el caso.

MATERIAL DE APOYO:

Esquema I

Tema: EL ARREPENTIMIENTO

CANTO DE ENTRADA:

SALUDO: Hijitos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo el justo. (I Jn. 2,1).

LECTURA: El profeta Isaías nos invita a un arrepentimiento interior. Dios detesta las apariencias y mira sólo el corazón humilde. Escuchemos las palabras tan vigorosas del profeta en contra del culto mera­mente exterior, sin santidad interior: Isaías 1,11-17.

©

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CANTO:

LECTURA: La palabra de Dios nos debe llevar a la since­ridad, a reconocernos pecadores. Y de ese reco­nocimiento brotará un deseo de reconciliación con Dios Padre, por medio de nuestro hermano Jesucristo: / Juan 1,8 a 2,11.

CANTO:

LECTURA: Por el pecado nos hemos alejado de la casa de nuestro Padre. Un verdadero arrepentimiento nos llevará a buscarle de nuevo y a decirle: ¡Dios mío, he pecado contra Ti! Todos somos hijos de Dios. Nuestra confesión debe ser la del hijo que busca la amistad: (El hijo pródigo) Lucas 15,11-32).

HOMILÍA:

LETANÍAS DE INTERCESIÓN:

CONFESIÓN:

COLECTA: Oh Dios, de quien es propio compadecerse siem­pre y perdonar; recibe nuestra súplica, para que a nosotros y a todos tus siervos encadenados por la culpa, nos libre tu misericordiosa piedad. Por N.S. J.C.

Esquema II

Tema: AMISTAD DIVINA.

CANTO DE ENTRADA

SALUDO: Ved qué amor nos ha mostrado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios y lo seamos. (I Juan 3,1)

LECTURA: En una hermosa parábola el profeta Isaías nos describe la historia de Israel y el amor de Dios hacia su Viña elegida. Isaías 5,1-9.

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CANTO:

LECTURA: Israel, por sus infidelidades, se ha convertido en una Viña inútil. Sólo le aguarda el fuego y la con­denación. Nuestra alma, elegida por Dios, ¿merece en este momento la mirada de Dios compasiva o se ha hecho acreedora a que Dios aleje de ella su rostro? Ezequiel 15.

CANTO:

LECTURA: El pueblo de Israel pide perdón a Dios por boca de David: "Mira desde los cielos y contempla y visita esta viña" (Salmo 80,15). La respuesta de Dios sobrepasa a todo cuanto podemos imagi­nar. Escuchémosla: Juan 15,1-9

HOMILÍA: Mostrar a través de la parábola de la Viña, la his­toria, no sólo de Israel, sino la nuestra.

PRECES LITANICAS:

CONFESIÓN:

ORACIÓN: Oh Dios, que te ofendes por la culpa y te apla­cas con la penitencia: atiende propicio los ruegos de tu pueblo suplicante y aparta los azotes de tu ira, que merecemos por nuestros pecados. Por N.S. J.C.

Esquema III

Tema: SENTIDO ECLESIAL DEL PECADO.

SALUDO: Carísimos, amémonos unos a otros porque la caridad procede de Dios y todo el que ama es nacido de Dios y a Dios conoce. (I Juan 4,7).

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CANTO:

Tenemos una conciencia que nos dice qué es bueno y qué es malo. Si nos dejamos llevar del egoísmo, seguimos el camino del mal, como Caín. Y nuestra conciencia nos hará andar cabiz­bajos y tristes: Génesis 4,1-11.

El pecado es una ofensa a Dios y al prójimo. Nos reunimos no sólo para considerar si hemos amado a Dios, sino para examinar si hemos cumplido con su voluntad de que amemos al prójimo con obras: Santiago 2,14-19.

El día del juicio seremos juzgados por la cari­dad. Desde ahora preparemos nuestra respuesta a Dios. Enseñémonos a mirar el aspecto eclesial del pecado: es una ofensa a Dios y a la Iglesia, cuyos miembros somos todos nosotros. Mateo 25,31. (El Juicio final).

PRECES LITANICAS:

CONFESIÓN:

Esquema IV

Tema: PROPOSITO DE ENMIENDA

CANTO:

SALUDO: Sabemos que le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. El que dice que le conoce y no guarda sus mandamientos, miente y la verdad no está en él. (I Juan 3,2-4)

LECTURA:

CANTO:

LECTURA:

CANTO:

LECTURA:

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LECTURA: Señor, ¿qué quieres que haga? Esta frase de San Pablo debiera ser la nuestra también. Escuche­mos el relato de la conversión: Hechos 9,1-6.

CANTO:

LECTURA: La lucha es dura. La concupiscencia nos inclina al egoísmo. La gracia nos impulsa a lo bueno. Esa misma lucha la experimentó San Pablo: Romanos 7,13-15.

CANJO:

LECTURA: Al acercarnos al sacramento de la Penitencia, debiéramos tener la generosidad de Zaqueo. Le promete al Señor dar la mitad de sus bienes a los pobres y devolverle el cuadruplo a quienes ha defraudado. Que nuestras confesiones no sean un subterfugio, cuando estemos intranquilos, para así no acordanos más de Dios... Lucas 19,1-10

HOMILÍA: PRECES: CONFESIÓN

(8) EL MATRIMONIO

FUNDAMENTOS TEOLÓGICOS

DINÁMICA: "Estudio de textos".

OBJETIVO: Meditar en el plan de Dios sobre el matrimonio.

PASOS:

1. Se divide el grupo en 5 subgrupos: El Génesis, el Profetas, el Marcos, el Pablo y Juan. Deberán meditar en las ideas que se expongan en seguida.

2. Charla de unos 15' sobre los fundamentos del matrimonio (Cfr. material de apoyo).

3. Cada grupo, ayudado por las citas, reflexiona en el sentido que Dios le ha dado al matrimonio.

Génesis 1, 26-28 y 2, 20-24. Oseas 3, 1-3 Marcos 10, 2-9 Efesios 5, 22-23 I Juan 2, 9-11 y 4, 7-8

4. Plenario. Reflexión. Oración.

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MATERIAL DE APOYO

Para entender: fundamentación teológica

En la celebración del matrimonio los novios se acogen mutua­mente en un compromiso de amor para toda la vida. Su unión es señal de la unión de Cristo con su Iglesia. Además de la ayuda mutua en el crecimiento personal, engendran y educan hijos, for­mando así una familia.

Cuando Dios creó el mundo, creó también al hombre. Pero al ver al hombre en la soledad, lo que no era bueno, hizo a la mujer y se la dio como compañera al hombre. Juntos y con la misma res­ponsabilidad recibieron como tarea crecer y dominar la tierra en nombre de Dios.

Los profetas aparecieron en Israel mucho tiempo antes de Jesús. Ellos querían mostrar cómo era la relación de Dios con su pueblo escogido. Dijeron que era como un matrimonio. Dios se casó con su pueblo. También decían que el amor de Dios era tan grande que no importaba que el pueblo de Israel fallara: Dios siempre estaba esperando para perdonar. Inclusive si el pueblo de .Israel se olvidara de aquello que había prometido (Os 3,1). Por eso, cuando se casan, el hombre y la mujer deben ser fieles el uno al otro, como Dios.

Jesús cuando vino al mundo recordó que Dios tiene un plan de comunión para todos sus hijos. Habló también de que el matri­monio debe ser para toda la vida, como quiso Dios a la hora de hacer al hombre y a la mujer. El dijo que el divorcio sólo fue per­mitido porque los judíos eran duros de corazón para entender esto. La unión del hombre con la mujer en el matrimonio nunca se puede deshacer, si quieren corresponder verdaderamente a la voluntad del Creador (Me 10, 2-9).

Después de Jesús, el matrimonio como imagen fue también uti­lizado por San Pablo: Dice él que Jesús está unido a su Iglesia como esposo. Su gran amor por la Iglesia hizo que El muriese para que ella fuera santa (Ef 5, 22-33).

Así debe ser en el matrimonio cristiano. Tanto el esposo como la esposa deben interesarse para que ambos puedan ser cada vez más

126

parecidos a Cristo. Con esto los esposos ayudan en la salvación del mundo realizada por Jesús con su muerte y resurrección.

San Juan nos dice que sólo podemos amar a Dios amando a nues­tro hermano. El matrimonio es un estado donde debe realizarse este amor. El amor entre el marido y la mujer debe llevarlos hacia Dios.

Jesús también nos dijo que donde dos o más estuvieran reunidos en nombre de El, él mismo estaría allí presente. Recuerde Ud. que al ser bautizado, entramos en un pueblo sacerdotal. En el matri­monio el marido y la esposa son sacerdotes el uno para el otro.

Y a causa de estos motivos: Jesús en medio del matrimonio y el hecho de que esposo y esposa son sacerdotes el uno para el otro, decimos que en el matrimonio existe una pequeña Iglesia. Esta pequeña comunidad con las demás comunidades forman la Igle­sia de Jesucristo.

MATRIMONIOS MODELO

DINÁMICA: "Estudio bíblico".

OBJETIVO: Sentir la belleza de un matrimonio donde se rinde culto a Dios, hay relaciones familiares sanas, se da la preocupación por los pobres y se aman mutua­mente.

PASOS:

1. Por grupos estudian el bello libro de Tobías del A.T. Cada grupo debe leer y resumir como un cuento estos capítulos. Grupo 1 = cap. 1-3 Grupo 2 = cap. 4-6 Grupo 3 = cap. 7-10 Grupo 4 = cap. 11-14

* Instituto de Teología y Ciencias Religiosas, "Los sacramentos: Formación permanente" págs. 7-8-9.

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2. Con la ayuda del animador reconstruyen toda la novela. Es necesario que este la haya leído previamente y que conozca los personajes: Tobit (papá), Ana (mamá), Tobías (el hijo y protagonista), Ragüel (padre de Sara), Sara (hija de Ragüel y futura esposa de Tobías), el Ángel Rafael (compañero de viaje de Tobías) y Azarías (amigo de Tobías).

3. Los mismos grupos o si se prefiere, cambiados deberán volver a leer esos capítulos y entresacar las frases más bellas o las actitudes más dicientes, con relación a:

• Cómo ven a Dios y cómo oran.

• Cómo se relacionan ellos entre sí.

• Cómo se preocupan por los pobres.

VIVIR EL MATRIMONIO

DINÁMICA: "Comparación con formación permanente".

OBJETIVO: Descubrir en qué se debe seguir construyendo el matrimonio día tras día.

PASOS:

1. Motivación. Importancia de la formación continuada, el médico debe seguir estudiando e investigando toda su vida, lo mismo el ingeniero, el sacerdote, etc. ¿Los esposos también?

2. Por grupos responder: - ¿En qué aspectos deben los esposos seguir buscando una

formación permanente? ¿Por qué? ¿Cómo?

3. Plenario: Destacar lo más importante. Meditar luego perso­nalmente en qué fallamos.

Todos los días son iguales, con sus veinticuatro horas. Pero el día del aniversario es diferente, es sacramental, se celebra el mayor

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de todos los milagros, el que se expresa diciendo: ¡Empecé un día a vivir y todavía vivo! Por eso los cumpleaños vienen cargados de símbolos y de ritos que hacen la fecha diferente a todas las demás.

En el aniversario del matrimonio se festeja el comienzo de una historia de amor y el amor de la historia personal. Pero no se recuerda solamente eso, sino que se actualiza siempre de nuevo el pasado, fortificando el presente para garantizar el futuro. Por esto, es un día sacramental, en el que las flores, los abrazos y la cena asumen una función eminentemente simbólica.

EL AMOR

DINÁMICA: "creatividad en buscar aplicaciones".

OBJETIVO: gustar el texto clásico de I Cor. 13, 4-7.

PASOS:

1. Se motiva sobre la belleza del texto de San Pablo sobre el amor (I Corintios, cap. 13). Se lee despacio.

2. Se dividen en subgrupos, cada cual con una misión y un tra­bajo sobre (I Cor. 13, 4-7).

a. Escribir una carta recomendando esas actitudes (paciencia, servicialidad, no envidia, etc.).

b. Elaborar un cuestionario para examinarse acerca de esas mismas actitudes.

c. Hacer un decálogo matrimonial con esas recomendaciones.

d. Hacer una oración con esas ideas.

3. Escuchar a los grupos y dar tiempo suficiente de interiorización.

Boff, L. "Los sacramentos y la vida de los sacramentos", págs.

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AMIGOS Y ENEMIGOS

DINÁMICA: "cuadro de influjos".

OBJETIVO: descubrir en la sociedad actual quiénes y qué cosas son enemigas del matrimonio y quiénes amigas.

PASOS:

1. Motivación: A una persona, para realizar un feliz matrimonio, le ayudan muchas personas, estructuras, instituciones, etc. Y a la vez son numerosos los enemigos que desde el nacimiento le salen al paso. Por ejemplo, los siete primeros años son bási­cos, el tipo de educación que recibe, los grupos a que perte­nece. Vamos a descubrirlos.

2. Escribir, entre todos, los rasgos del matrimonio deseado: Con amor, unión, sabiendo perdonar, con plena comunicación, nb materialista ni interesado, etc. \

3. Por grupos descubrir los apoyos y las cosas que se oponen con actitudes, modelos de vida, etc. Se puede entregar una hoja para trabajar, parecida a esta:

Cuadro de influjos

Personas Instituciones Estructuras

Familia

Escuela

Amigos

Papas que dialogan comprensión etc.

compartir reflexionar estudiar

Enemigos

Desunión autoritarismo etc.

menorismo individualismo competencia etc.

© Personas Instituciones Estructuras

Grupos juveniles

Fábrica

Sociedad

Propaganda

Amigos

comunicación amistades servir planear etc.

trabajar

socialización orden

cosas útiles

Enemigos

roscas encerramiento

rutina explotación

egoísmo actitudes capitalistas

consumismo cosificar a la mujer

PARROQUIAS AMIGAS DEL DIVORCIO

DINÁMICA: "cuestionamientos".

OBJ ETIVO: motivar a los agentes pastorales a construir estruc­turas favorables a la estabilidad matrimonial.

PASOS:

1. Los responsables de cada parroquia hacen una lista de lo que están haciendo para favorecerla estabilidad matrimonial. Luego la comparten.

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2. Confrontación. Ver qué se colocó y qué faltó.

• Se dan cursos prematrimoniales.

• Existe consejería matrimonial.

• Hay movimientos (M.F.C., Encuentros conyugales, etc.).

• Se celebran fiestas familiares.

• Conferencias, retiros.

• La parroquia es comunitaria. Hay CEB, grupos.

• La Eucaristía es participada

• Se analiza la sociedad capitalista y su influjo materialista.

• Se busca con hechos su cambio.

• Existen grupos que enseñen a convivir.

• Hay un equipo que prepara la celebración de los sacramentos»

• La pastoral juvenil es concientizadora.

• La pastoral vocacional no se reduce a la pesca sino que forma1! personas capaces de elegir libremente.

• Se enseña a orar a las parejas.

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(9) EL ORDEN

ORDENES

DINÁMICA: "lluvia de ideas"

OBJETIVO: aclararla palabra "orden" y el significado de obispo, presbítero y diácono.

PASOS:

1. Cuando escuchamos la palabra "orden sacerdotal" en qué pen­samos. Lluvia de ideas.

2. Aclaración. Cfr. material de apoyo.

3. Redefinir estre todos qué es el episcopado, el presbiterado y el diaconado.

MATERIAL DE APOYO

1. El sacramento del orden

El Sacramento del Bautismo es el camino por el cual todos los cristianos hemos sido introducidos en el sacerdocio común de las Iglesia. El Sacramento del Orden es el camino por el cual algunos cristianos son introducidos en el sacerdocio ministerial para la misma Iglesia y para el mundo.

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Este sacerdocio fue dado por Cristo a los Apóstoles. Con el tiempo, como los doce no podían atender a todas las comunidades, encon­traron colaboradores en este servicio. Y antes de morir, los após­toles establecieron sucesores. Estos sucesores están llegando hasta hoy en las personas de los Obispos. Por eso la fe católica dice que en los obispos está la plenitud del Sacramento del Orden. Por la sucesión apostólica, ellos recibieron del mismo Jesús tal plenitud. Y como los apóstoles tenían colaboradores, los obispados tam­bién continuaron teniéndolos: Son los sacerdotes y los diáconos. De esta manera, decimos que hay tres grados en el Sacramento: Diácono: anuncia el evangelio de Jesucristo y da testimonio de él con las obras de caridad. El bautiza, asiste a los matrimonios y preside celebraciones. Puede ser una persona casada. Presbiterio: Sacerdote, que, además de las funciones del diácono, celebra la Eucaristía, confiesa y da la unción de los enfermos; Preside a la comunidad. Hace parte del Presbítero: Ejerce el ministerio junto con sus colegas sacerdotes en comunión con el obispo. Obispo: Que en la sucesión de los apóstoles, preside una porción del Pueblo' de Dios, llamada Diócesis, sirviéndole junto con los presbíterosl Unido a los otros obispos, responde por la Iglesia de todo el mundo)

El Papa no tiene un grado más en el Sacramento. Es el obispo de Roma, elegido para suceder a Pedro en el servicio de la unidad de la Iglesia universal.

Por la conformación mayor con Cristo, aquellos que reciben el Sacramento del Orden tienen el deber de preocuparse especial­mente por los que sufren, los pobres, los marginados. Es Cristo que sigue buscando a los que más sufren.*

LA PALABRA SACERDOCIO

DINÁMICA: "símbolos".

OBJETIVO: detectar el significado que tiene para la gente esta palabra y las grandes "lagunas" que hay.

* Instituto de Teología y Ciencias Religiosas, Porto Alegre," Los sacramentos", págs. 70-1.

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PASOS:

1. Se escribe en el tablero la palabra SACER DOCIO y se comenta cómo para cada persona tiene un significado especial. Cada cual debe hacer un dibujo con un símbolo de lo que para él significa esta palabra.

2. Por grupos pequeños van interpretando (no adivinando) qué quisieron decir con los respectivos símbolos. El autor del dibujo habla de último.

3. Cada grupo dibuja un símbolo en un papelógrafo procurando plasmar en él lo más significativo de lo comentado.

4. Plenario: De nuevo en lugar de meras explicaciones se pueden dar primero interpretaciones.

5. Exposición sobre qué es el sacerdocio, basada en este esquema (Cfr. material).

CRISTO = SACERDOTE

IGLESIA = pueblo sacerdotal

i Sacerdocio ministerial

6. Renonancia. Aciertos y desaciertos. Conclusiones.

MATERIAL DE APOYO

1. Cristo, nuestro único Sacerdote

Jesucristo es Dios-Hombre y Hombre-Dios. En su persona se encuentran la divinidad y la humanidad. El fue constituido, por eso mismo, como el más perfecto mediador. Como hombre nos representa y nos lleva al Padre. Como Dios, nos trae la presencia viva de la Trinidad en el mundo. El no es una persona encargada de una función exterior. El mismo ya es la unión, la mediación, el sacerdote, justamente porque es Dios y hombre. El no va a llevar una ofrenda a Dios, porque El mismo es ofrenda viva. El no nos

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entrega una bendición, porque El mismo es la bendición presente. El no busca una víctima, un cordero, como hacían los judíos, para ofrecer a Dios y conseguir su gracia. El en persona se hizo víc­tima sacrificada al Padre en nuestro favor. Por eso lo llaman "Cor­dero de Dios que quita el pecado del mundo".

Para nosotros cristianos, hay un único sacerdote, un sacerdote que da Dios: Jesucristo. El es el único sacerdote, la única víctima de sacrificio ante el Padre. El mismo dijo: "Yo soy la puerta... Quien me ve, ve al Padre... Sin mí nada pueden hacer Uds.". Por eso mismo no hay otro sacerdote a su lado. El es suficiente. Y su sacrificio también es único. No necesita otro. Las misas no son sacrificios que se van colocando unos encima de otros, sobre el sacrificio de Cristo. Es el mismo sacrificio de Cristo que continúa en la his­toria. Es la eterna alianza: La unión entre el cielo y la tierra, Dios y el hombre, que ha tenido lugar en el Hijo de María de una vez para siempre.

2. La continuación del sacerdocio de Cristo

Como continúa el sacrificio, también continúa el sacerdocio de Jesús. ¿Dónde? ¿Cómo? ¿En el sacerdote? ¿En el Papa?

Jesús nos ha visitado. Tuvo algún trabajo con nosotros. Pasó difi­cultades. Fue clavado en la cruz como si fuera el peor ladrón. Pero nunca dejó de ser un apasionado por nosotros. Y como tal quiso permanecer con nosotros. Pero tenía que volver al Padre. Su sacri­ficio en la cruz ya había sellado definitivamente su casamiento con la humanidad, más específicamente con la Iglesia. Su Resurrec­ción probó que esta unión tiene todas las condiciones para no fra­casar.

El volvió al Padre y quiso dejar un grupo para continuar su obra, su sacerdocio: Dejó al Pueblo de Dios que es la Iglesia. Formó un pueblo sacerdotal. Ahora la Iglesia va a ser para el mundo la que promueve el encuentro con Dios. Va a ser sacerdotisa, recon­ciliando a los hombres entre sí y con el Padre. Esto lo realiza ella por el llamado Misterio Pascual, o sea: va a buscar fuerza en la muerte y resurrección de aquel que fue y es el único pontífice, el único camino hacia Dios. Cuando hablamos de Iglesia, como veremos luego, no estamos refiriéndonos sólo a los sacerdotes, obis-

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pos y el Papa. Todos los bautizados son Iglesia. Todos juntos somos, en Cristo, mediadores de la salvación para el mundo. A esto se llama sacerdocio común de los fieles.

A más de esa forma de sacerdocio, existe la llamada ministerial o jerárquica. Jesús, que formó un pueblo entero como continua­dor de su sacerdocio, escogió dentro de este pueblo personas para ejercer la función sacerdotal. Llamó a doce, a quienes envió bajo el liderazgo de Pedro. Como doce eran las tribus del Antiguo Pueblo de Israel, ahora son doce los que van a ser signo de Cristo, cabeza del Nuevo Pueblo de Dios. En esto consiste el sacerdocio minis­terial: una vocación especial para la misión de ser signo de Cristo, cabeza para la comunidad eclesial y para el mundo.

Este sacerdocio no existe sin el sacerdocio común de los fieles. Y los dos no existen fuera del único sacerdocio de Cristo. Y como tales, nunca deberán ser ejercidos en función de sí mismos. Ellos sólo tienen razón de ser en el estar vueltos hacia el otro.

LO PROPIO DEL SACERDOCIO MINISTERIAL

DINÁMICA: "diferencias".

OBJETIVO: aclarar qué aspectos de la vida son más propios del sacerdote. Incluso llegar a analizar lo esencial.

PASOS:

1. Vamos a analizar qué es lo específico del sacerdote con un estudio simple y difícil: ¿Qué puede hacer un médico frente a un enfermo grave o moribundo que normalmente no hace el sacerdote? y viceversa ¿qué no puede hacer un médico?

2. Se trabaja por grupos: El de los médicos y el de los sacerdotes.

(Inst. de teología y Ciencias Religiosas, "Los sacramentos: Formación permanente", págs. 69 y 70).

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3. Plenario. Aclaraciones: Qué es propio del médico en cuanto profesional... qué es común al médico y al sacerdote en cuanto bautizados (servir, orar, etc.) y... qué es propio del sacerdote (absolución, celebrar la Eucaristía consagrando, etc.).

ENTREVISTA

DINÁMICA: "entrevista".

OBJETIVO: aclarar qué es lo específico del obispo, del sacer­dote y del diácono.

PASOS:

1. Motivación.

2. Entrevista a un obispo, a un sacerdote y a un diácono hecha por un coordinador.

3. Phillips 6,6 entre los participantes para enviarles preguntas escritas.

4. Plenario.

EXIGENCIAS

DINÁMICA:

OBJETIVO:

PASOS:

1. Por grupos escribir qué exigen a los sacerdotes.

2. Plenario, colocando en tres filas: Qué es propio del sacerdote, qué lo es del cristiano incluido el sacerdote y qué es cultural:

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SACERDOCIO CRISTIANO CULTURAL

Presidir comunidad amar mandar celebrar servir sotana identificarse con su opción por los latín ministerio pobres

3. ¿Qué reflexiones sugiere este cuadro?

4. Interiorización: ¿Y a mí qué me afecta? ¿En qué debo cambiar?

DENUNCIAS

DINÁMICA: "quejas".

OBJETIVO: expresar las quejas contra la manera no cristiana de vivir el sacerdocio. Según sean los destinatarios deberá adaptarse el objetivo pretendido.

PASOS:

1 Todos tenemos quejas contra los ministros ordenados. Vamos a expresarlas en un ambiente sano. Hagamos un "memorial de quejas".

2. Se trabaja individualmente. Luego por grupos se comparte y se escribe el memorial.

3. Plenario. Escuchar. Sólo intervenir en caso de una injusticia muy clara y responder o dejarle al grupo la discusión. Se puede completar con Jeremías, 23, 1-7.

4. Interiorización (bien importante):

Para ministros: ¿Qué de eso nos cae encima? Reflexión per­sonal para laicos: ¿Como bautizados y participantes del sacer­docio común de los fieles, qué nos cae también a nosotros? Reflexión personal.

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LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

PASOS EN LA ACEPTACIÓN DEL DOLOR

OBJ ETI VO: reflexionar con el enfermo y los participantes acerca de dolor y la enfermedad.

PASOS:

1. Indicar cómo normalmente en la aceptación del dolor tene­mos etapas. Enumerar algunas.

lo. Rebeldía: "¿Por qué a mí?" "¿Qué mal he hecho yo?" ...

2o. Preguntas sobre Dios: "¡Si es infinitamente bueno, porqué permite el dolor?"....

- 3o. Aceptación del mal: "Ya estoy resignado a todo", "estoy en manos de Dios y de los médicos"...

4o. Agradecimiento: "Qué bueno es Dios que me trajo a este hospital en donde me atienden tan bien", "qué buenos son ustedes"...

5o. Querer ofrecer a Dios enfermedad: "Sufro por todos uste­des", "lo ofrezco por la paz del mundo", "me siento unido a los sufrimientos de Jesús y lo ofrezco por los pobres y enfermos".

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2. 2. Ver cuál de esos pasos nos afecta más ahora. Escuchar expre­siones con calma y aceptación. Incluso compararla con hechos de la Biblia (Job. 3,3; 3,11-12; etc.).

3. ¿Cuál debe ser nuestro paso siguiente?

4. 4. Reflexión sobre el sacramento de los enfermos. En este con­texto ¿qué significa?

EN LA SALA DE ESPERA

DINÁMICA: "diálogo".

OBJ ETI VO: crear ambiente comunitario para vivir el sacramento de la Unción.

PASOS:

No vamos a presentar pasos sino posibles preguntas para iniciar un diálogo con las personas que esperan al sacerdote y para crear un ambiente comunitario.

- ¿Qué relación y grado de amistad tenemos con el enfermo?

- ¿Por qué lo queremos acompañar en esta hora?

- ¿Cómo podemos darle más ánimos de vivir?

- ¿Cómo ayudarle a entender que con la aceptación de sus dolo­res y penas toda la Iglesia crece?

- ¿Nos sentimos simples curiosos, interesados o hermanos en la fe al acompañarlo en este momento?

- ¿Quién quisiera animarlo con algunas palabras?

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COMUNIDAD SENSIBILIZADA

OBJETIVO: preparar la comunidad para la oración y vivencia.

PASOS:

1. Leer despacio las siguientes frases: "La comunidad encomienda el enfermo al Señor. Encomendado al Señor". Encomendarlo al Señor no quiere decir centrar exclusivamente la atención sobre el enfermo sino también sobre Aquel que padeció y murió, pero que triunfó y está glorioso junto al Padre. A este enfermo -no pensemos ahora en la posibilidad de la muerte física- le deseamos unido a Cristo para que, así como parti­cipa en sus sufrimientos, participe eternamente en su gloria. Un cristiano que ha superado así la prueba de la enfermedad no puede ser ya el mismo de antes: Es miembro más vivo del Cuerpo de Cristo; miembro que, a través del dolor superado, es radicalmente más glorioso, aunque esa gloria no se mani­fieste todavía. En una palabra es un miembro más miembro, y más Iglesia, a la que ha hecho crecer en perfección".

2 Si es necesario volver a leerlo, hacerlo. Dejar tiempo para refle­xionar. Escuchar expresiones.

3. Completar con este párrafo: "Lo anteriormente dicho ha de llevar a esta comunidad a vivir los ritos del sacramento, a par­ticipar de verdad en ellos y a través de ellos en el misterio que se celebra; ha de tener un deseo muy vivo de que el enfermo se sienta animado y alegre para que pueda asociarse volun­tariamente a la pasión y muerte salvadoras de Cristo; que viva en profundidad el misterio pascual de Cristo del que el enfermo está participando".

MATERIAL DE APOYO

Los ritos de la Iglesia.

Los sacramentos son los ritos de la Iglesia. Esta proposición exige diversos comentarios. En primer lugar, no son ricos individuales.

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En todas las culturas existen ritos que afectan a los individuos y a su vida de relación. Los sacramentos, por su parte, afectan a la comunidad de los cristianos: Es la comunidad como grupo la que vive los sacramentos, muy por encima de lo que puedan vivir cada uno de los participantes y los administradores de los ritos. Se quedan muy cortos, por lo tanto, aquellos análisis de los ritos que se con­tentan con hablar de lo que le sucede a una persona. Así, por ejem­plo, el sacramento de la Unción de los enfermos no concierne únicamente al individuo en peligro de muerte, sino a toda la comu­nidad que vive con él. Y lo mismo puede decirse de los demás sacramentos*.

* Fourez G. "Sacramentos y Vida del hombre", pág. 54

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BIBLIOGRAFÍA

N. B. Sólo citamos los libros empleados.

BAIGORRI, Luis, "Confirmación". Ed. verbo Divino, Pamplona, 1985.

BOFF, Leonardo, "Los sacramentos de la vida y la vida de los sacramentos" Indo American Press Service. Bogotá, 1985.

BORTOLINI, José, "Los sacramentos en tu vida: Una visión com­pleta en lenguaje popular". Paulinas, Santiago, Chile, 1983.

BRO, Bernard, "Cuál es el secreto de la confesión" Ed. Sigúeme. Salamanca, 1985.

BRO, Bernard, "El hombre y los sacramentos". Ed. Sigúeme, Sala­manca, 1967.

CODINA, Víctor, "Ser cristiano en América Latina" Col. Refle­xión Teológica. Cinep. Bogotá, 1986.

DENIS, Henri, "Sacramentos para los hombres". Ed. Narcea, Madrid, 1979.

EVELY, Louis, "La Iglesiay los sacramentos" Ed. Sigúeme, Sala­manca, 1967.

FLORISTAN, Casiano, "Los sacramentos, signos de liberación", MACC, San Antonio, Texas. 1975.

FOUREZ, Gérard, "Los sacramentos y la vida del hombr". Cele­brar las tensiones y los gozos de la existencia". Ed. Sal Terrae, Santander, 1983.

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INSTITUTO DE TEOLOGÍA Y CIENCIAS RELIGIOSAS (Porto Alegre, Brasil) "Los sacramentos: Formación permanente"', Indo American Press Service, Bogotá, 1987.

PRELATURA DE J. Feliz do Araguaria, Mato Grosso, Brasil, "¿Qué es la misa?" Codecal, Bogotá, 1985.

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VARIOS, "Los sacramentos signos de salvación", Ed. Cristian­dad, 1982.

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