23 domingo tiempo ordinario - c

14
Quien quiera seguirme… Negarse a sí mismo

Upload: joaquiniglesias

Post on 29-Jul-2015

1.108 views

Category:

Spiritual


0 download

TRANSCRIPT

Quien quiera seguirme…Negarse a sí mismo

Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío.…El que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.

Lucas 14, 25-33.

«Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus

hermanos y hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.»

Estas palabras se nos clavan como dardos. ¿Cómo interpretarlas?

La familiaNo podemos leer la frase de modo literal. Dios no desea la ruptura de las familias ni el abandono de los deberes.Pero, quien dice sí a Dios, lo convierte en lo primero en su vida, por delante de su propia familia. San Francisco de

Asís

Jesús no quiere que rompamos con nadie.

Solo desea que seamos capaces de

amar a Dios con todas nuestras fuerzas, poniéndolo en el

centro de nuestra vida.

Que nuestra libertad sea acorde con la voluntad de Dios.

Santa Teresa de Lisieux

A veces la familia es un apoyo en la vocación, pero otras veces lo dificulta. Decir sí a Dios nos puede acarrear conflictos sociales y familiares porque es un nadar a contracorriente… Es entonces cuando hay que estar

dispuesto a dejarlo todo por él.

Santa Clara

Ignorar a Dios es la gran tragedia del ser humanoA veces olvidamos que todo cuanto tenemos y somos es un

regalo: vivir, respirar, la familia, los amigos, el trabajo, los bienes de que disfrutamos… Todo es suyo.

El mayor obstáculo: uno mismoNegarse a sí mismo alude al gran impedimento: el ego. Nos aferramos a nuestras ideas, a nuestros criterios y a

nuestra visión de la realidad. Centrados en nosotros mismos, nos volvemos narcisistas y reacios a cambiar.

Negarse a sí mismoSignifica des-centrarse y volcarse en los demás,

especialmente en los más necesitados de nuestro amor. Negarse a sí mismo es ocuparse de los otros.

Como dice el Papa Francisco: custodiar a los demás, a la Creación, a Dios en nosotros.

La sabiduría del corazónLa parábola del hombre que calcula antes de construir nos habla de una inteligencia que va más allá del saber erudito o abstracto. Es la inteligencia del amor, que nos

permite descubrir la voluntad de Dios.¿Cómo alcanzar esta sabiduría?

Los niños, maestrosLos niños poseen una innata sensibilidad religiosa y una

capacidad maravillosa para captar las verdades espirituales. Si reciben la educación adecuada, con su

espontánea apertura al trascendente, se convierten en nuestros maestros.

Del intelecto pasamos a la experiencia.

Del raciocinio a la vivencia.

Estamos llamados, no a ser expertos ni

intelectuales, sino a obtener un “diez” en

el amor, en el servicio, en la

entrega.

La verdadera sabiduría consiste en abrirse a Dios y dejarse llenar por su

amor.

23º Domingo Tiempo Ordinario – Ciclo CTextos: Joaquín Iglesias Aranda.