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Domingo 21
Lc. 13, 22-30 Ciclo ‘C’
La puertaestrecha …
Jesús atravesaba ciudades
y pueblos enseñando, mientras caminaba
hacia Jerusalén.
23. Una persona le preguntó:
«Señor, ¿son pocos los que
se salvan?»
24. «Luchen por
entrar
por la puerta
estrecha,
porque,
les digo,
muchos
pretenderán
entrar y no
podrán.
Él les dijo:
25. «Cuando
el dueño
de la casa
se levante
y cierre la puerta,
ustedes,
desde fuera,
se pondrán
a golpear
la puerta diciendo:
`¡Señor,
ábrenos!'
Y les
responderá:
„No sé de dónde
son ustedes.‟
“No sé
de dónde
son ustedes.
27Pero él les dirá:
¡Apártense
de mí,
todos los que
hacen el mal!”
28. «Allí habrá llanto y rechinar
de dientes, cuando vean
a Abraham, Isaac, Jacob y a todos
los profetas en el Reino de Dios,
y ustedes sean arrojados fuera.
“Y vendrán muchos de
Oriente
y de Occidente,
del Norte
y del Sur,
a ocupar su lugar
en el banquete
del Reino de Dios.”
30. «Hay algunos que son
los últimos y serán los primeros;
y hay primeros que serán últimos.»
Dios no quiere hacer
difícil
la entrada
a la salvación,
pero si quiere hacernos
responsables
del empeño que
tenemos que hacer para
alcanzarla .
La salvación no es para unos cuantos
privilegiados.
La salvación pertenece a todos.
Todos podemos ser salvados.
No puedo engañarme …
La salvación se alcanza
entrando por la puerta
estrecha.
Y ésta puede cerrarse
para los que lleguen con sus maletas
llenas de egoísmos,
de ambiciones,
de una falsa piedad…
¿Me siento
acabad@…?
Jesús dijo:
“L@s últim@s serán los primer@s”.
¿Quiero pertenecer
al Reino ,
siendo de los que
se sentarán
a la Mesa
con Dios?
Dios Bueno:
Qué equivocados estamos cuando
pensamos que porque Tú eres bueno,
nosotros no tenemos que esforzarnos
por alcanzar la gracia de estar contigo
para siempre.
No existe preferencia
ni lugar privilegiado:
y el que es de los
últimos, podrá ser recibido
por Ti…
El que está
entre los primeros, no está
seguro de entrar en tu Reino,
Es una insensatez quedarnos fuera y para
siempre lejos de tu amor,
por no haber estado
contigo siempre …
Que venzamos con tu gracia,
todo lo que nos pueda apartar de
tu amistad y de la de nuestro
prójimo.
Que tu Palabra
nos inquiete y a la vez nos
lance hacia la salvación.
Que nos liberemos
de las falsos espejismos y nos alegremos
sabiendo que Tú nos amas.
María, Madre Nuestra:
Tú, verdadera creyente
viviste en amistad con
Dios y con el hermano,
¡Así sea!
enséñanos a luchar
por alcanzar la
salvación.