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BIENVENIDOSMuchos líderes desean dar inicio a su ministerio y así cumplir el llamado que Dios les ha hecho.

El primer paso para lograr este propósito y el crecimiento es a través de una célula. A

continuación te daremos algunas pautas que harán que tu célula sea eficaz.

RECOMENDACIONES BÁSICAS

Utiliza un lenguaje sencillo, se amable en cada una de tus expresiones, no utilices un lenguaje religioso.

Pídele al Señor creatividad para que cada semana la célula sea una experiencia de vida impactante para todos los asistentes.

Tu mensaje debe ser de fe, esperanza y motivación para que los invitados sigan adelante en su vida cristiana.

Transmítele el amor de Dios a cada persona.

Programa con anterioridad los siguientes puntos: preparación del tema, puntualidad y presentación personal.

Es importante que tengas una excelente relación con el anfitrión, esto te permitirá crear una atmós-fera en la cual el Espíritu Santo podrá moverse con libertad.

Motiva a los asistentes a participar de las reuniones y a ser miembros activos de la iglesia.

Enséñales acerca de la importancia de la ofrenda.

No excedas el tiempo acordado para la célula (45 minutos a 1 hora).

Guarda prudencia dentro del hogar donde realizas la célula, tu testimonio habla por ti.

Lee, estudia y prepárate para recibir la bendición que Dios tiene preparada para ti.

Ponte de acuerdo con el anfitrión para invitar siem-pre personas nuevas a la célula.

No olvides realizar siempre la oración de fe.

Ora siempre por las necesidades de los asistentes.

DINÁMICAPara un desarrollo efectivo de las células se sugiere tener en cuenta el siguiente esquema:

1. BIENVENIDA Y SALUDO (5 MINUTOS).

2. INTRODUCCIÓN (5 MINUTOS).

3. DESARROLLO DEL TEMA (20 MINUTOS).

4. MINISTRACIÓN (5 MINUTOS).

5. OFRENDA (5 MINUTOS).

6. CIERRE (5 MINUTOS).

7. REGISTRO (5 MINUTOS).

CÉSAR CASTELLANOS D. © 2017Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de la presente obra incluyendo la carátula y las imágenes, en cualquiera de sus formas, gráfica, audiovisual, electrónica, magnetofónica o digital sin la debida autorización de los editores.Cuando no se indica otra fuente, las citas bíblicas corresponden a la versión: Reina Valera, 1960 (Copyright Sociedades Bíblicas en América Latina).

ISBN: 978-958-8453-07-1

Dirección Editorial_G12 MEDIA_M.C.I.

Impreso en Colombia por G12 Editores S.A.S.Printed in Colombia by G12 Editores S.A.S.2017

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El dEsEo dE dios para las familias

“Las vestiduras que harán son estas: el pectoral, el efod, el manto, la túnica bordada, la mitra y el cinturón. Hagan, pues, las vestiduras sagradas para Aarón tu hermano, y para sus hijos, para que sean mis sacerdotes”.(Éxodo 28:4)

ALGO EN QUÉ PENSAR

Un padre y su hijo estaban caminando en las montañas. De repente, el hijo se cayó, lastimándose, y gritó: -¡Aayyy! Para su sorpresa, oyó una voz que repetía, en algún lu-gar de la montaña: -¡Aayyy! Con curiosidad, el niño gritó: ¿Quién está ahí? Y recibió esta respuesta: -¿Quién está ahí? Enojado, gritó: -¡Cobarde! Y escuchó: ¡Cobarde! El niño miró al padre y le preguntó: ¿Qué sucede, papá? El hombre, sonriendo, le dijo: Hijo mío, presta atención -Y gritó hacia la montaña: ¡Te admiro! Y la voz le respondió: -¡Te admiro! De nuevo, el hombre gritó: -¡Eres un cam-

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peón! Y la voz le respondió: -¡Eres un campeón! El niño estaba asombrado, pero no entendía nada. Entonces el padre le explicó: -La gente lo llama eco, pero en realidad es la vida. Te devuelve todo lo que dices o haces. Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestras acciones.

Si desea más amor en el mundo, cree más amor a su al-rededor. Si anhela felicidad, dé felicidad a quienes lo ro-dean. Si quiere una sonrisa en el alma, dé una sonrisa al alma de las personas que conoce. Esto se aplica a todos los aspectos de la vida. Ella nos da de regreso exacta-mente lo que le hemos dado. Nuestra vida no es una coin-

cidencia, sino un reflejo de nosotros mismos.

DESARROLLO

Esta Palabra en el libro de Éxodo nos deja ver el cora-zón de Dios y Su deseo sobre nuestras familias; Él desea que construyamos una generación para Dios. Quizá ha sido líder por mucho tiempo y ha permitido el argumento acerca de que servir a Dios le demanda mucho tiempo, al punto de creer que su familia no es tan importante en lo que respecta al llamado, más esto no es cierto, pues la voluntad de Dios es que cada uno de quienes hacen parte de nuestra familia entren al Arca de la salvación donde encontrarán cobertura y propósito divino. Como Iglesia estamos viviendo un tiempo poderoso de conquista y ésta es la oportunidad para avivar en usted el sueño de levantar una familia sacerdotal.

Para levantar una familia sacerdotal, ésto es lo que debe

hacer:

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CREER QUE EL LLAMADO ES FAMILIAR

En Abraham, Isaac y Jacob vemos una misma familia sir-viendo al Señor. El pacto con Dios sobre esas generacio-nes fue transmitido del abuelo hacia el padre y del padre hacia el hijo, éste siempre ha sido el plan de Dios. En la antigüedad, quienes sucedían a los reyes en el trono eran directamente sus hijos, no había siquiera lugar para pen-sar en que otra persona tomara el trono. Si bien es cierto que los padres son establecidos por Dios como sacerdo-tes de cada hogar, encargados de transmitir los princi-pios del Reino de Dios a sus hijos, también los hijos o las esposas o cualquier miembro de la familia que haya dado su vida a el Señor, puede ser usado para llevar salvación a su casa.

Ahora bien, no hay mayor protección para una familia que una pareja de esposos trabajando en unidad comprome-tidos con el ministerio. Su ejemplo, su compromiso y pa-sión por la obra debe motivar a los miembros de su casa a ser parte de lo que ellos están haciendo.

Recuerde que su familia con el tiempo, será el resultado de lo que usted inicie, declare y transmita ahora. Sea cual sea su posición dentro de su familia, determine sembrar en los de su casa actitudes positivas, hable con un len-guaje de fe, aprenda a hablar la Palabra de Dios pues ésta anima hacia el éxito y la conquista. Sea amigo de sus hi-jos, padres etc. Tráteles con amor y confianza, de tal ma-nera que acudan a usted para recibir una respuesta que desate la unción de Dios.

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ESTUDIO PARA CÉLULAS

- Determine sembrar integridad; recuerde que la pri-mera impresión que una familia se lleva de Dios viene a través de aquel que conoce del Señor. Genere siem-pre un ambiente de armonía y respeto de tal manera que su familia se sienta motivada a seguir sus pisa-das.

- Aunque sabemos que la salvación no es algo heredi-tario, sino un compromiso personal con Dios, usted debe sembrar espiritualidad, creando el ambiente propicio para que su familia rinda su vida a Jesús. Dios le recompensará su esfuerzo al ver a cada uno, en su momento, tomando la decisión personal y vo-luntaria de seguir al Señor.

- Determine sembrar una imagen correcta en cada uno de los miembros de su casa. ¿Quienes son las per-sonas más próximas a ustedes? Hijos, hermanos, pa-dres, esposos. Quite el dedo acusador y practique el lenguaje del perdón. Por ejemplo, usted necesita ver a sus hijos y creer en el gran llamado que Dios tiene para sus vidas, cuando comienza a verlos y tratarlos como todo lo que son en Dios, el ambiente del hogar cambiará completamente.

Si sueña con levantar una familia sacerdotal, debe tener en el corazón la convicción que el llamado ministerial es también para cada uno de los miembros de su casa. Debe creer que esta verdad opera a nivel familiar, pues lo que Dios dice en Su Palabra acerca de su familia, primero tie-

ne que avivarse en usted para así transmitirlo con pasión.

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VENCER LOS TRAUMAS

Nuestro llamado se desarrolla y se perfecciona a través de experiencias que implican desafíos, conquistas, pér-didas y grandes esfuerzos. En este punto es importante entender que para levantar una familia sacerdotal, nece-sitamos pedirle a Dios la gracia para guardar y conquis-tar el corazón de los hijos, padres, cónyuges que aún no conocen de Jesús.

Cuando se es joven y osado se pueden cometer muchas imprudencias al seguir nuestros propios impulsos, pero usted debe prepararse espiritualmente para poder con-quistar a toda su familia; esto quiere decir que cuando enfrente circunstancias difíciles o se encuentre en un tiempo de gran esfuerzo ministerial o atraviese un tiempo de quebrantamiento donde está siendo purificado, usted debe aprender a ver cada experiencia desde la óptica de Dios y transmitirla así a su familia.

En ocasiones, por causa de nuestros dolores o frustra-ciones ministeriales alejamos a nuestra familia del minis-terio. Algo diferente vemos en Abraham, cuando decidió ser un padre que protegió a su hijo de vivir un trauma. Cuando Dios le pidió sacrificar a Isaac en el altar, aun-que lo que estaba viviendo no era lógico, Abraham pudo haber respondido con una mente natural alimentada por los conflictos que habían en su mente y en su corazón, más Abraham hizo lo que debemos hacer si queremos levantar familias sacerdotales, transmitió a su hijo toda la situación a la manera de Dios, con la óptica de Dios.

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ESTUDIO PARA CÉLULAS

Las cosas difíciles que encontraremos en nuestro caminar con Dios, tienen sentido cuando las vemos con el punto de vista de Dios. Quite la mirada de sus familiares, de las

circunstancias y llévelos a ver a Dios.

VAYA CON ELLOS

Nada deberá quitar el tiempo que necesita la familia, nada reemplaza el tiempo que debe usar para trabajar en el carácter de los hijos. ¿Cuántas veces ha hecho las co-sas que ellos deben hacer con el propósito de evitar una contienda? Pero esto no es lo correcto, debe permitir que ellos hagan el trabajo pero con un ingrediente especial, usted debe estar con ellos y caminar junto a ellos en su proceso de aprendizaje.

En la Palabra aprendemos una gran lección de lo que su-cedió con el sacerdote Elí. Él fue un padre que no caminó el camino con sus hijos. Elí escuchaba que hablaban de sus hijos pero no veía lo que hacían, porque él no estaba ahí con ellos; este sacerdote sólo limitó la relación con sus hijos meramente a delegar funciones más no orientó, no los instruyó ni estorbó en la formación de sus vidas. Abra-ham fue un padre diferente, caminó con su hijo durante todo el camino. Él tomó a Isaac y juntos fueron caminan-do hacia la dirección que había recibido de Dios.

El Señor le quiere enseñar a guiar a sus hijos y a toda su familia a transitar el camino del ministerio desde la pers-pectiva de Dios. Si bien es importante la disciplina para

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dar dirección, ésta no puede ser usada para herir o causar traumas, la disciplina es usada para poner freno a los im-pulsos desordenados del ser humano.

Nuestra misión principal es presentar nuestras generacio-nes a Dios. Debemos transmitir a nuestros hijos que el lla-mado no es una opción, el llamado es su destino. No hay otro camino ni otra puerta, cuando ellos vean en nuestros ojos y entiendan que esta es nuestra verdad, esa también se volverá la verdad de ellos.

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ESTUDIO PARA CÉLULAS

ORACIÓN Y MINISTRACIÓN

Aunque usted actualmente represente la primera generación de cristianos dentro de su familia, determine apropiarse de la verdad que hay en el corazón de Dios y descansar en las promesas de salvación para ella.

Pida a cada integrante de la célula hacer un listado de las personas de su principal núcleo familiar que desee conquistar para el Señor en este tiempo, teniendo en cuenta el mover que está viviendo nuestra iglesia.

Tome un tiempo para guiarlos a una tiempo de arrepentimiento por permitir el argumento tales como: “servir en el ministerio demanda mucho tiempo”; por enterrar el sueño de tener una familia sacerdotal, por causar heridas familiares y no ver la importancia de caminar con ellos.

Cree una atmósfera de gloria pidiendo que el Espíritu Santo los visite. Ministre sanidad al corazón de cada asistente, declarando que la Sangre de Jesús hace las cosas nuevas y declare que los sueños de ver una familia en el temor a Dios cobran vida.

Por último es importante confesar que el espíritu Santo santifica su boca y sus ojos y que a partir de ahora cada uno declarará lo que Dios piensa acerca de su familia y transmitirá la visión correcta siendo ejemplo en todo.