19de abril

9
Salazar 1 Universidad Central de Venezuela Seminario de teoría Mayra Salazar Las dos caras de la moneda: visiones del 19 de abril de 1810 La literatura ha tenido diversos papeles en la historia, uno de ellos es la representación de la sociedad. Dentro de la historia la ficción no está ausente y “colorea” mucho de los hechos que sucedieron en el pasado. Los relatos ayudan en la construcción de una identidad cultural, Doris Sommer afirma en el libro Ficciones fundacionales que “las novelas fundacionales son precisamente aquellas ficciones que tratan de hacerse pasar por verdad y convertirse en el terreno de la asociación política” (p.63) aquí podemos incluir no solo a las novelas sino a todo relato que pueda tomarse como parte en la construcción de una identidad nacional. Pascale Casanova entiende la cultura como un estado y afirma que “el capital literario es nacional” (p.54) entendiéndose por “nacionalizado” todo lo ajustado a las instituciones nacionales como “símbolo de la identidad” aseverando un poco más adelante en el mismo párrafo que “el patrimonio literario está vinculado a esas instituciones nacionales”. A su vez, Edward Said reafirma el tema de que las narraciones son fundamentales y que la cultura se encuentra en una asociación “relativamente autónoma” (p. 12) de lo económico, social y político.

Upload: mayra-salazar

Post on 18-Nov-2015

214 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

relectura sobre la literatura de la fecha

TRANSCRIPT

Salazar 1

Universidad Central de Venezuela

Seminario de teora

Mayra Salazar

Las dos caras de la moneda: visiones del 19 de abril de 1810La literatura ha tenido diversos papeles en la historia, uno de ellos es la representacin de la sociedad. Dentro de la historia la ficcin no est ausente y colorea mucho de los hechos que sucedieron en el pasado. Los relatos ayudan en la construccin de una identidad cultural, Doris Sommer afirma en el libro Ficciones fundacionales que las novelas fundacionales son precisamente aquellas ficciones que tratan de hacerse pasar por verdad y convertirse en el terreno de la asociacin poltica (p.63) aqu podemos incluir no solo a las novelas sino a todo relato que pueda tomarse como parte en la construccin de una identidad nacional. Pascale Casanova entiende la cultura como un estado y afirma que el capital literario es nacional (p.54) entendindose por nacionalizado todo lo ajustado a las instituciones nacionales como smbolo de la identidad aseverando un poco ms adelante en el mismo prrafo que el patrimonio literario est vinculado a esas instituciones nacionales. A su vez, Edward Said reafirma el tema de que las narraciones son fundamentales y que la cultura se encuentra en una asociacin relativamente autnoma (p. 12) de lo econmico, social y poltico.Relatar y escribir la historia de un pas es una accin poltico-ficcional donde la lnea entre la literatura y lo emprico se pierde entre las palabras del autor/narrador. Tomando a la literatura como parte de nuestras construcciones nacionales culturales, Edward Said, defiende la tesis de que existen voces que relatan un poco ms all de la experiencia del colono o el colonizado, debemos ahora considerar la experiencia histrica del imperio como algo comn a ambos lados (p.25) l llama la atencin a estas voces que quizs an no han sido escuchadas pero que aportan una gran parte a las teorizaciones de las culturas en la que se ven envueltos algunos lugares. La experiencia histrica de Latinoamrica corresponde a una serie de invasiones o conquistas de pueblos donde el modelo europeo era el predominante. De all sale una hibridacin cultural donde nuestro pasado y presente se ve influenciada por las diversas culturas que aqu llegaron. La literatura como dijimos antes- no escapa de todo esto pues es una buena manera de mostrar y resear determinadas pocas. Venezuela en particular cuentas con muchas de estas narraciones fundacionales entre ellas la del 19 de abril de 1810, momento en el que se da uno de los primeros pasos hacia una independencia poltica del territorio espaol.

En la edicin de abril de 1910 la revista venezolana El cojo Ilustrado public varios ttulos en conmemoracin a dicha fecha, entre ellos dos artculos: el primero llamado El 19 de abril de 1810 relatado por historiadores realistas espaoles y el segundo o su contraparte- El 19 de abril de 1810 relatado por historiadores patriotas. En ambos artculos podemos ver cmo una experiencia en comn es reseada segn el bando poltico -realista y patriota- que comparte cada autor. Considero necesario aclarar las posiciones polticas de cada escritor: Jos Domingo Daz, Mariano Torrente, Don Pedro de Urquinaona y Pardo y Jos Francisco Heredia comparten la idea de la permanencia de Espaa en territorio americano mientras que Francisco Javier Ynes, Feliciano de Montenegro y Coln, Rafael Mara Baralt, Juan Vicente Gonzlez, Francisco Gonzlez Guinn y ngel Csar Rivas pertenecen al bando que se hizo llamar patritico.La historia comienza con la llegada de un buque mercante proveniente de Cdiz que atrac en Puerto Cabello el 13 de abril, con noticias de haber sido disuelta la junta central y de haber sido invadida por franceses. Ynes afirma que esta noticia se procur ocultar (El cojo ilustrado, 232), por su parte Baralt y Daz comentan que esta noticia situ en un estado de temor y sobresalto a los espaoles mientras que los criollos revivieron pasadas pretensiones y ganaron fcilmente partidarios (El cojo ilustrado, 232). Luego de esto se dice que el jueves santo (19 de abril) se reunieron muy de madrugada en la plaza de la catedral todos aquellos partidarios de la idea revolucionaria, apellidos como Montilla, Bolvar, Sojo, Rivas, Tobar y Anzola resonaban entre los sublevados; segn Urquinaona y Pardo ellos fueron los que sedujeron a la incauta plebe con algunos reales [a] cambio de su asistencia a la plaza de la catedral (El cojo ilustrado, 230). Aquellos que profesan el lado realista proponen que muchos de los asistentes a la plaza que no pasaba de una docena (El cojo ilustrado, 230) eran gente que estaba all por dinero y sin conocimiento de los planteamientos reales que all se disputaban y el cual vio tranquilamente la mudanza, creyendo que no era malo el hacer lo que haban hecho todas las provincias de Espaa y que por este medio se precava el peligro de caer bajo la dominacin francesa (El cojo ilustrado, 231). Juan Domingo Daz hace referencia hasta la forma en que iban vestidos estos jvenes, acota: envueltos en su capote [sic] pesar de la solemnidad de aquel da, y acompaados de otro tantos de sus esclavos (El cojo ilustrado, 229) denotando con esto la posicin social a la que pertenecan dichos jvenes. Y sobre el prebstero Don Jos de Madariaga tambin hay opiniones encontradas: por el lado de los patriotas se dice que l promovi y consum con audacia e inteligencia notable (El cojo ilustrado, 235) el desconocimiento del gobernador. Por el lado realista se dice que este cannigo era el principal director de la conspiracin () llev el descaro i [sic] la arrogancia hasta el estremo [sic] de destruir el acuerdo, pidiendo la exoneracin, del capitn general en nombre de un pueblo que l diriga [sic] su antojo, con su audacia, charlatanera, i fingida austeridad de costumbres (El cojo ilustrado, 230)Emparan fue conjurado a una reunin por el personal de gobierno en el Ayuntamiento, all se expuso que era indispensable que su autoridad y el gobierno del pas fuesen trasladados [sic] una junta que se compondra de los Ministros de la Real Audiencia, del mismo Ayuntamiento, y de algunas personas principales de la ciudad (El cojo ilustrado, 229). Ante esta exposicin Emparan asever dar una respuesta despus de la misa, los que all se encontraban dejrosle salir, ms los patriotas que esperaban afuera tenindose por perdidos si la revolucin no se verificaba en el da, se dirigieron en masa hacia la catedral para impedir la entrada en ella del capitn general, temiendo que desde ese lugar dara las rdenes que a bien tuviese y usara de las fuerzas que tena acuarteladas. Al llegar a las puertas Emparan, le detuvo D. Francisco Salias, y los dems gritaron, que volviese al cabildo con su presidente [sic] la casa capitular para oir [sic] y resolver sobre lo que el pueblo tena que representar y pedir (El cojo ilustrado, 232).Por su parte Domingo Daz relata este acontecimiento en otro tono: y al poner el pie en sus umbrales, le alcanz Francisco Salias que habia [sic] [sic] carrera atravesado la plaza: le tom por el brazo: le puso un pual al pecho, y le intim que volviese al Ayuntamiento. En ese instante terrible el sargento y los granaderos prepararon voluntariamente las armas para salvar [sic] su general: pero el capitn Don Luis Ponte que los mandaba, orden lo contrario, y lo obedecieron (El cojo ilustrado, 229).Volviendo Emparan al lugar de la reunin sucede aquel famoso acontecimiento que tenemos guardado como memoria histrica: el gobernador sale al balcn y pregunta al pueblo si quiere que lo gobierne, sobre esto hay varias versiones: por el lado realista Urquinaona y Pardo afirma que Emparan se asom al balcn y el populacho ignorante de lo que pasaba adentro, empez a gritar viva, viva nuestro capitn general. Desmentido el cannigo con una demostracin tan libre y conforme [sic] la franqueza [sic] integridad del gobernador, sali impvido [sic] perorar [sic] su miserable auditorio; y mientras le preguntaba con arte y prevencin, si quera ser gobernado por el general Emparan, el regidor Dionisio Palacios colocado a su espalda, diriga a la plebe las seales en tono negativo en que deba responder. El mdico Villareal () fue el primero en contestar acorde [sic] sus delirios y la chusma sigui el lolle, lolle sin oir [sic] lo que se le preguntaba, ni saber lo que respondan (El cojo ilustrado, 231).Este hecho relato por los patriotas es narrado por Francisco Javier YnesLa multitud se aumentaba instantneamente, y enterada de lo que se haba acordado, viendo que los diputados no haban expresado con exactitud su voluntad () fue nombrado el cannigo de Merced Dr. Jos Cortes Madariaga para que hiciese conocer la voluntad general: introducido en la sala con este carcter expuso con vigor y energa que el pueblo se hallaba altamente ofendido con la conducta pblica del general Emparan () Entrse en discusin, y dudando Emparan que el pueblo le tuviese por odioso y sospechoso, tal vez por lo que haban pedido los dos primeros diputados, se present en el balcn, [sic] inquiriendo a la multitud si estaba conforme con que l mandase; el Dr. D. Rafael Villareal, mdico, contest que no, [sic] que correspondi la multitud gritando, no lo queremos; [sic] lo que repuso Emparan, pues yo tampoco quiero ningn mando (El cojo ilustrado, 231).Lo siguiente a este hecho es el lo acordado en el acta firmada por esa fecha donde se respeta los derechos y la fidelidad al Sr. D. Fernando VII siempre y cuando sea acorde a la nueva soberana del pueblo, que se mantuvieran los empleos de los militares segn su grado, etc. Al finalizar el evento se tena a una parte del pueblo contento con el triunfo de una revolucin y a otra conjurando maldiciones e improperios sobre aquellos jvenes de la moda, hijos del conde Tobar e individuos de las casas ms opulentas de Venezuela con rentas que circundaban los 20.000 pesos anuales.

La historia de Venezuela ha decidido quedarse con las historias provenientes del lado patritico ms sta ha sido modificada a conveniencia de las intenciones polticas de cada perodo presidencial aunque en nuestro caso creo ms conveniente decir Repblicas-. Los relatos anteriores estn escritos entre 1829 y 1909 podramos aventurarnos a pensar que quizs estos autores presenciaron los hechos, sin embargo, decirlo es arriesgado y como no tengo certeza de ello tomo la historia como una ficcin construida en torno a un hecho. Es de notar que el bando patritico siempre se defiende bajo la premisa de que era el pueblo el que peda la relativa independencia de Espaa, ms con los ejemplos anteriores podemos pensar que era realmente el pueblo? O eran los blancos criollos que pedan un lugar socio-poltico en la comunidad? Como dice Said los relatos de emancipacin e ilustracin son historias de integracin, no se separacin, historias de pueblos excluidos del grupo principal pero que ahora estn luchando por un lugar dentro de l (p. 32) Este es el discurso que se promulga actualmente y por el cual se trata de resaltar los acontecimientos histricos, ya que el modo como representamos el pasado modela nuestra compresin y perspectiva del presente (Said, 36) Aunque actualmente no se resalta quienes conformaban realmente el pueblo uno suele pensar que es mucha gente de diversas razas ms esto son las imgenes romnticamente coloreadas de las que nos habla Said. Ahora 200 aos despus, existen otras formas de conmemorar dicha fecha ms el discurso integrador, el repudio a la monarqua espaola que ya no es tal en cuanto a forma de gobierno-, las ideas nativistas y la prctica de una poltica intelectual de la culpa (Said, 85) sigue vigente an en la V repblica y quien sabe por canto tiempo ms. No podemos negar nuestra cultura de colonizados pero tampoco podemos vivir con una mentalidad de excluido cuando ya la globalizacin no permite este trmino. Hay que dejar que el tiempo siga corriendo y la historia se siga reescribiendo y re-presentando solo as nuestra identidad cultural y la literatura nacional seguir vigente.Bibliografa

Casanova, Pascale. Literatura, nacin y poltica en La repblica mundial de las letras. Barcelona: Anagrama, 2001

Said, Edward W. Introduccin, Territorios superpuestos, historias entrecruzadas en Cultura e imperialismo. Barcelona: Anagrama, 1996.

Sommer, Doris. Ficciones fundacionales. Colombia: Fondo de Cultura Econmica, 2004.

V/A. El 19 de abril de 1810 relatado por historiadores espaoles y El 19 de abril de 1810 reltado por historiadores patriotas patriotas en El Cojo ilustrado. Abril 15, 1910/1. Caracas.