1927_10_15 cartagena ilustrada p-13

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CARTAGENA ILUSTRADA 12 Cuando el sol hiere con sus rayos más fuer- tes es cuando pensamos de mejor gana en las calientes toilettes de invierno, de la moda próxima, hecha sin duda de la unión de mil en- cantadoras novedades que vemos diseminadas. Nos agrada conocer en estos tímidos movi- mientos que modifican imperceptiblemente la •linea femenina, las características de la moda futura. No anticipemos, nada, amigas lectoras, gratuitamente; admiremos sin soñar en maña- na las frivolidades bonitas cuya frivolidad que- da tan preciosa: ¡Qué de tejidos cuyos nom- bres imprevistos no serán retenidos absoluta- mente por vuestros oidos distraídos, se em- plean en la confección de vestidos ligeros que os adornan! Verdaderos oasis que tiemblan a los más pequeños movimientos dando impre- siones muy artísticas que nos dispensan las toilettes de complicaciones. Los pequeños damirs son combinados en escocesa; ellos abundan y nosotros estamos siempre contentas de encontrarlos en uno de sus aspectos tan nuevos y tan jóvenes. Yo llamo vuestra atención, demasiado soli- citada de una parte y de otra, sobre los ta- ffetas tan frescos y de colores tan bonitos y elegantes; ellos permiten la multiplicidad de los pequeños volantes que se levantan como lindos pétalos; su disposición rebela siempre un arte infinito. ¿Podré y j , en fin, no hablar del encaje, parurc royal, inimitable de distin- ción y de gracia? Para no velamucho la ropa que se lleva pondréis sobre vuestros hombros la capa de esta ciase arachnéenne a penaá fruncido al cuello de crespón o de autriche. Todas las elegantes quieren poseer el boa muy largo adecuado a la toilette (¿No es esto un pretexto para recomendar una colección?)' ¿Donde se ha refugiado el fieltro? La maro- quinerie se ha hecho de él y nos presenta bol- sos bastante voluminosos todo lisos o en dos tonos que hacen juego muy acertadamente. LYDIE <T>IRUETAS <^ DIVAGACIÓN.—Cuando nos tragó una estación del metro, recordamos al punto el- cuento de Caperucita y el lobo. LA CASTELLANA.-Tan estirada, taa estirada y tan brillante, la Castellana tiene el emnaque aristocrático de una pechera de ca- mi-a de etiqueta. EN EL RETIRO. -Cuando vimos el estan- que creímos qce un aguador valenciano había llevado hasta Madrid una inmensa cuba de agua del Mediterráneo JUAN LACOMBA Madrid-1927, '•M r á |> ^H tÁ-' V WtttH ^^MAira <t. |> ^H tÁ-' V WtttH ^^MAira "••\ ^ 1 . i. 4 \í \ \ lUrf-vJ A ir M ff ^> ' \ 1 3JP- : -1 ^ f / '1- wKt'T 1 J \ 1 3JP- : -1 ^ f / '1- 1 1 J K f C* ,, ' .i 4 4 &•••, ,.1 •5.» K f C* ,, ' .i 4 J^ y) ,.1 •5.» Autondudi's e jiivi'adcs qun asistieron F, !a «Fiesta de la Raza» que se ce'ebtó en el cuarte- lillo de los exploradores cartageneros. "íotn. sácz

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Page 1: 1927_10_15 Cartagena Ilustrada p-13

CARTAGENA ILUSTRADA 12

Cuando el sol hiere con sus rayos más fuer­tes es cuando pensamos de mejor gana en las calientes toilettes de invierno, de la moda próxima, hecha sin duda de la unión de mil en­cantadoras novedades que vemos diseminadas. Nos agrada conocer en estos tímidos movi­mientos que modifican imperceptiblemente la •linea femenina, las características de la moda futura. No anticipemos, nada, amigas lectoras, gratuitamente; admiremos sin soñar en maña­na las frivolidades bonitas cuya frivolidad que­da tan preciosa: ¡Qué de tejidos cuyos nom­bres imprevistos no serán retenidos absoluta­mente por vuestros oidos distraídos, se em­plean en la confección de vestidos ligeros que os adornan! Verdaderos oasis que tiemblan a los más pequeños movimientos dando impre­siones muy artísticas que nos dispensan las toilettes de complicaciones.

Los pequeños damirs son combinados en escocesa; ellos abundan y nosotros estamos siempre contentas de encontrarlos en uno de sus aspectos tan nuevos y tan jóvenes.

Yo llamo vuestra atención, demasiado soli­citada de una parte y de otra, sobre los ta-ffetas tan frescos y de colores tan bonitos y elegantes; ellos permiten la multiplicidad de los pequeños volantes que se levantan como

lindos pétalos; su disposición rebela siempre un arte infinito. ¿Podré y j , en fin, no hablar del encaje, parurc royal, inimitable de distin­ción y de gracia? Para no ve lamucho la ropa que se lleva pondréis sobre vuestros hombros la capa de esta ciase arachnéenne a penaá fruncido al cuello de crespón o de autriche.

Todas las elegantes quieren poseer el boa muy largo adecuado a la toilette (¿No es esto un pretexto para recomendar una colección?)' ¿Donde se ha refugiado el fieltro? La maro-quinerie se ha hecho de él y nos presenta bol­sos bastante voluminosos todo lisos o en dos tonos que hacen juego muy acertadamente.

LYDIE

<T>IRUETAS <^ DIVAGACIÓN.—Cuando nos tragó una

estación del metro, recordamos al punto el-cuento de Caperucita y el lobo.

LA CASTELLANA.-Tan estirada, taa estirada y tan brillante, la Castellana tiene el emnaque aristocrático de una pechera de ca-mi-a de etiqueta.

EN EL RETIRO. -Cuando vimos el estan­que creímos qce un aguador valenciano había llevado hasta Madrid una inmensa cuba de agua del Mediterráneo

JUAN LACOMBA Madrid-1927,

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Autondudi's e jiivi'adcs qun asistieron F, !a «Fiesta de la Raza» que se ce'ebtó en el cuarte­lillo de los exploradores cartageneros. "íotn. sácz