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Las 8 preguntas para Carlos Aletto (*) MAR DEL PLATA DOMINGO 18 DE JULIO DE 2010 IDA Y VUELTA: [email protected] 1 ¿Qué error le molesta más advertir en un texto literario y cuál es el último que halló en el libro que está leyendo o que acaba de leer? -Solían molestarme (hoy cada día menos) los errores referenciales, sobre todo, las citas mal hechas, datos históricos o geográficos inexactos, pero después de leer a César Aira que hace de esto su poética, me irritan menos. He encontrado errores históricos en El Anatomista de Federico Andahazi, con referencia a la sociedad y a la medicina renacentistas. Ahora más que nada esos errores también me divierten. Carlos Aletto nació en Mar del Plata en 1967. Es becario en docencia e investigación de la Universidad Nacional de Mar del Plata en el área de Literatura Argentina. Fue fundador de la revista Unicornio. Obtuvo en 2000 el tercer premio de la 3º Bienal de Arte Joven. El grupo Clarín le retiró el Primer Premio del Concurso de Cuento 2008. Acaba de publicar el libro de cuentos “Antes de perder”. N o es una sala de ensayo. Es un santuario. Y ellos no son músicos a punto de celebrar sus veinte años de tarea conjunta. Parecen culto- res de filosofía zen en armonía con el mundo, a pesar de que confiesan estar “hechos mier- da”, porque justo ese sábado Ar- gentina quedó afuera del Mun- dial de fútbol. José Milano y Marcelo Farenga son los crea- dores del grupo “Milano-Faren- ga”, una clásica formación ins- trumental marplatense, que nació en 1990 y cuyas melodías llegaron a identificarse con esta ciudad. Mientras preparan el gran concierto de las dos décadas de existencia, que se realizará el 20 de noviembre en el teatro Radio City, e imaginan los acordes del nuevo disco (el décimo), los ar- tistas no se rinden a la mecánica del oficio. Más bien siguen con la mística del garaje y con “el ac- né musical” de los adolescen- tes, esos que se sueñan músicos pero aún no lo son. “Parecemos chicos de escue- la, después de veinte años esta- mos haciendo ensayos como las bandas de rock, con el mis- mo entusiasmo y las mismas ganas de tocar”, arranca José, el más hablador de los dos, el que es padre de cinco hijos, el que viene de Buenos Aires de una fa- milia de músicos y el que acaba de inaugurar, a los 56, su abue- lazgo. “Cuando ensayamos queremos que el tiempo no pa- se, disfrutamos y no tenemos un horizonte, el horizonte es el camino”, sigue Marcelo, 51 años, nacido en estas costas, pa- dre de dos hijos y encargado de ejecutar el set de instrumentos autóctonos con el que visten sus canciones. Se conocieron en la banda Huairamapu, que se dedicaba a los sonidos de la música latinoamericana. Ter- minaba la década del ´80 y ellos no dejaban de reproducir una melodía nacida en aquellos en- sayos. La llamaron “Hace algún tiempo atrás” y más tarde fue la canción que dio nombre al pri- mer disco de “Milano-Faren- ga”. Ahí empezó todo: José te- nía el pelo largo y Marcelo era más barbudo que hoy. Más que una amistad, los Milano Farenga parecen tener una conexión que ni ellos mismos terminan de enten- der. Fruto de esa relación -tan parecida a una hermandad- es la música que crean, cuya re- cepción en el público vuelve a sorprenderlos una y otra vez. Es que si toda música resuena en el alma y crea ambientes y retumba en las propias imáge- nes interiores, la de estos dos músicos lleva este principio al límite de tal experiencia. “Los dos hemos hecho músi- ca independientemente de Mi- lano Farenga, pero lo que suce- dió con nuestra unión en los años ‘90 fue una cosa extrañísi- ma. Yo empecé a encontrar otras cosas, esos lugares, esos paisajes que uno ve, esos senti- mientos encontrados que tiene un mismo tema, eso yo lo tengo a partir de mi encuentro con Marcelo”, se sincera Milano. “Nuestra música habla de lu- gares en los que nosotros nunca estuvimos -dice Marcelo-. Ni Bill Gate se pudo imaginar algo así... estamos transmitiendo música que es como una pelícu- las con sonido y la gente, enci- ma, no ve siempre lo mismo. El tema del águila o del cóndor que vuela... la gente vio un águila o un cóndor y nosotros lo vimos también, pero el cón- dor nunca apareció”. -¿Cómo explican esto que les pasa? Marcelo: -Es realmente mági- co, no creo que eso pueda ser muy explicado, son cosas que están adentro. Nosotros no so- mos músicos litoraleños, no so- mos músicos autóctonos, no somos músicos aborígenes. Con esos instrumentos quere- mos expresar otra cosa. José: -Las sensaciones que te- nemos en los ensayos son lo que hacen que nosotros decida- mos tocar ese tema en vivo, por- que hay muchos temas que tie- nen un gran virtuosismo, pero hay otros que no tienen nada de eso, hay temas que son de co- razón exclusivamente. Cuando uno escucha una melodía y no pasa nada por el cuerpo, cuan- do no te erizás, eso no conoce nunca el escenario y pasa sin pena ni gloria. (Continúa en página 4) MILANO F ARENGA CUMPLE VEINTE AÑOS Con la mística del garaje Preparan un concierto aniversario para el 20 de noviembre y le dan forma a un nuevo disco, el décimo desde que empezaron en 1990. Cómo es la relación de estos dos artistas y lo que genera su música, tan identificada con Mar del Plata, entre sus seguidores.

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Las 8 preguntas para Carlos Aletto (*) ¿Qué error le molesta más advertir en un texto literario y cuál es el último que halló en el libro que está leyendo o que acaba de leer? -Solían molestarme (hoy cada día menos) los errores referenciales, sobre todo, las citas mal hechas, datos históricos o geográficos IDA Y VUELTA: [email protected] (Continúa en página 4) ■ MAR DEL PLATA ■ DOMINGO 18 DE JULIO DE 2010

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Page 1: 18julio

Las 8 preguntas para Carlos Aletto (*)

■ MAR DEL PLATA ■ DOMINGO 18 DE JULIO DE 2010 IDA Y VUELTA: [email protected]

1 ¿Qué error le molesta másadvertir en un textoliterario y cuál es el último

que halló en el libro que estáleyendo o que acaba de leer?

-Solían molestarme (hoy cada díamenos) los errores referenciales,sobre todo, las citas mal hechas,datos históricos o geográficos

inexactos, pero después de leer aCésar Aira que hace de esto supoética, me irritan menos. Heencontrado errores históricos en ElAnatomista de Federico Andahazi,con referencia a la sociedad y a lamedicina renacentistas. Ahora másque nada esos errores también medivierten.

Carlos Aletto nació en Mar del Plata en 1967. Es becario endocencia e investigación de la Universidad Nacional de

Mar del Plata en el área de Literatura Argentina. Fuefundador de la revista Unicornio. Obtuvo en 2000 el tercer

premio de la 3º Bienal de Arte Joven. El grupo Clarín le retiróel Primer Premio del Concurso de Cuento 2008. Acaba de

publicar el libro de cuentos “Antes de perder”.

No es una sala de ensayo.Es un santuario. Y ellosno son músicos a punto

de celebrar sus veinte años detarea conjunta. Parecen culto-res de filosofía zen en armoníacon el mundo, a pesar de queconfiesan estar “hechos mier-da”, porque justo ese sábado Ar-gentina quedó afuera del Mun-dial de fútbol. José Milano yMarcelo Farenga son los crea-dores del grupo “Milano-Faren-ga”, una clásica formación ins-trumental marplatense, quenació en 1990 y cuyas melodíasllegaron a identificarse con estaciudad.

Mientras preparan el granconcierto de las dos décadas deexistencia, que se realizará el 20de noviembre en el teatro RadioCity, e imaginan los acordes delnuevo disco (el décimo), los ar-tistas no se rinden a la mecánicadel oficio. Más bien siguen conla mística del garaje y con “el ac-né musical” de los adolescen-tes, esos que se sueñan músicospero aún no lo son.

“Parecemos chicos de escue-la, después de veinte años esta-mos haciendo ensayos comolas bandas de rock, con el mis-mo entusiasmo y las mismasganas de tocar”, arranca José, elmás hablador de los dos, el quees padre de cinco hijos, el queviene de Buenos Aires de una fa-milia de músicos y el que acabade inaugurar, a los 56, su abue-lazgo. “Cuando ensayamosqueremos que el tiempo no pa-se, disfrutamos y no tenemosun horizonte, el horizonte es elcamino”, sigue Marcelo, 51años, nacido en estas costas, pa-dre de dos hijos y encargado deejecutar el set de instrumentosautóctonos con el que vistensus canciones. Se conocieronen la banda Huairamapu, quese dedicaba a los sonidos de lamúsica latinoamericana. Ter-minaba la década del ́ 80 y ellos

no dejaban de reproducir unamelodía nacida en aquellos en-sayos. La llamaron “Hace algúntiempo atrás” y más tarde fue lacanción que dio nombre al pri-mer disco de “Milano-Faren-ga”. Ahí empezó todo: José te-nía el pelo largo y Marcelo eramás barbudo que hoy.

Más que una amistad, losMilano Farenga parecen teneruna conexión que ni ellosmismos terminan de enten-der. Fruto de esa relación -tanparecida a una hermandad- esla música que crean, cuya re-cepción en el público vuelve asorprenderlos una y otra vez.Es que si toda música resuena

en el alma y crea ambientes yretumba en las propias imáge-nes interiores, la de estos dosmúsicos lleva este principio allímite de tal experiencia.

“Los dos hemos hecho músi-ca independientemente de Mi-lano Farenga, pero lo que suce-dió con nuestra unión en losaños ‘90 fue una cosa extrañísi-ma. Yo empecé a encontrarotras cosas, esos lugares, esospaisajes que uno ve, esos senti-mientos encontrados que tieneun mismo tema, eso yo lo tengoa partir de mi encuentro conMarcelo”, se sincera Milano.

“Nuestra música habla de lu-gares en los que nosotros nunca

estuvimos -dice Marcelo-. NiBill Gate se pudo imaginar algoasí... estamos transmitiendomúsica que es como una pelícu-las con sonido y la gente, enci-ma, no ve siempre lo mismo. Eltema del águila o del cóndorque vuela... la gente vio unáguila o un cóndor y nosotroslo vimos también, pero el cón-dor nunca apareció”.

-¿Cómo explican esto queles pasa?

Marcelo: -Es realmente mági-co, no creo que eso pueda sermuy explicado, son cosas queestán adentro. Nosotros no so-mos músicos litoraleños, no so-mos músicos autóctonos, no

somos músicos aborígenes.Con esos instrumentos quere-mos expresar otra cosa.

José: -Las sensaciones que te-nemos en los ensayos son loque hacen que nosotros decida-mos tocar ese tema en vivo, por-que hay muchos temas que tie-nen un gran virtuosismo, perohay otros que no tienen nadade eso, hay temas que son de co-razón exclusivamente. Cuandouno escucha una melodía y nopasa nada por el cuerpo, cuan-do no te erizás, eso no conocenunca el escenario y pasa sinpena ni gloria.

(Continúa en página 4)

MILANO FARENGA CUMPLE VEINTE AÑOS

Con la mística del garajePreparan un concierto aniversario para el 20 de noviembre y le dan forma a un nuevo disco, el décimo desde que empezaron en

1990. Cómo es la relación de estos dos artistas y lo que genera su música, tan identificada con Mar del Plata, entre sus seguidores.

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El autor de estareseña sedetiene en unlibro que elfilósofo yantropólogoargentinoRodolfo Kuscheditó en 1966y que narra susviajes porAmérica.

POR VALENTINO CAPPELLONI

Rodolfo Kusch viaja al alti-plano. 1966. ¿Por qué viajaRodolfo Kusch al altiplano?

Rodolfo Kusch busca una respues-ta allá arriba para el mal de acáabajo. ¿Es válido decir hoy día quenos alejamos tanto de nuestrosantepasados como para aceptarque pertenecemos a otra raza?Puede resultar evidente, peroKusch se niega, porque si no todofundamento , todo pedido deKusch de volver a esa especie deorden anterior quedaría absoluta-mente refutado. Debe existir unamínima reminiscencia, un peque-ño vínculo que aún nos ate, por-que, de forma contraria, estaría-mos condenados a nuestro fétidosistema social.

Kusch marcha en búsqueda deindicios en común, en búsquedade una forma de entender, de com-prenderse a él mismo y al resto delos porteños. Plantea, a medidaque su viaje progresa, un sinfín dediferencias entre las dos socieda-des (y divide además, entre hoy yayer), las cuales se hayan clara-mente separadas, las cuales pue-den ser simplemente calificadasde “ellos” y “nosotros”.

Si bien parece que Kusch se em-peña en criticar a la sociedad delmomento (de la cual somos here-deros), en realidad está intentan-do lo contrario: Kusch busca unahermandad entre las dos formas,Kusch intenta difuminar la líneaque separa a indios de porteños y,¿cómo piensa hacerlo? Através delos dioses. Kusch se vale de una di-visión del hombre moderno endos: una parte hundida en el ba-rro, que emerge inconscientemen-te en los efímeros momentos quese recuerda el orden anterior,cuando se quiere recuperar la ma-gia y el llamado “asombro origi-nal”, con el cine, el tango, la zam-ba y otros inventos maravillosos;y otra mitad que es la material, laracional, la que nuestra cultura yeconomía empuja a emerger. Esesta última nuestra máscara detodos los días. Entonces ya no hayotro, nosotros llevamos al “otro”dentro nuestro, en algún lugarprofundo (la susodicha “Américaprofunda”), que cada tanto golpea

la tapa de la cacerola porque se es-tá ahogando ahí abajo; y sólo de-bemos dejarlo salir, entrar en co-munión con nuestras dos partes.

De esta manera, para Kusch losdioses, lo espiritual, lo sagrado, opor lo menos el respeto por algunade estas ideas son la herramienta,el medio, para retornar a un equi-librio anterior que es consideradoabsolutamente necesario. Sólodebemos conciliar los opuestos.

Y es que nosotros olvidamos es-to que los incas bien sabían, es de-cir, perdimos esta costumbre poruna imposición racional, y luegola trocamos por otros opuestosque dejan de ser espiritualmenterelevantes para convertirse enmateriales o en todo caso, si nosreferimos a algo religioso, ya nohay una oportunidad de equili-brio, sino que este par cumple unafunción de elección dilemática so-portada por el miedo (dios/diablo,cielo/infierno).

¿Es por esto entonces que apa-rentemente vagamos por el mun-do, no, por el universo, sin dar piecon bola? Parece ser que sí, pareceser que al no poder encontrarnos anosotros mismos, al no poder com-pletamente aceptar lo que somos,una parte falta, y vagamos por unlimbo en busca de nuestra esenciaperdida, ésa que al obtenerla noscomplete y nos permita ganar elacceso al paraíso. Y encontrar es-ta parte, entendernos y aceptar-nos, ¿no es lograr nuestra identi-dad como pueblo? Por lo que tantoreniega García Márquez, Kusch loplantea de una forma un poco másprofunda: nuestra identidadsiempre estuvo, pero nos impusie-

ron otra que no noscuadra, una quesuena a mentira yde la cual es necesa-rio desligarse.

Kusch advierte,también , e l granmal de la política ar-gentina de nuestrotiempo: seres de iz-quierda y derechamatándose entre el-los para convertirseen líderes de una ma-sa social anónima,con tal de ser ellos lanueva clase dirigen-te. Pero la idea princi-pal sigue siendo lamisma, ésta es sólouna consecuenc ia ,porque, en el fondo, só-lo cambiamos un siste-ma por otro, y ¿es éstemejor? Nos brinda máscomodidades, nos brin-da más entretenimien-to, nos empuja a la ideade que podemos llegar,en algún momento, acomprender el Univer-so; pero, ¿es nuestra ra-

zón mejor que su espiritualidad?Sobran los ejemplos para decirque nuestra razón nos empuja asufrir más de una vez, ¿y el indio?¿Es infeliz? El indio sobrevive, acáhay gente que se muere de ham-bre. Lo único que hicimos fue des-balancear, esclavizamos a algu-nos para poder subir unos escalo-nes. ¿Y somos por eso mejores? Silos conocimientos por los cualestraicionamos nuestra tradición, silos saberes por los cuales mata-mos a nuestros antepasados y suhistoria, si la tecnología a la cualnos rendimos no la aplicamos albien de los pueblos, al progreso delas razas y del mundo; entonces,¿qué clase de evolución existe?Una más bien egoísta, permitidaen base al acceso a estos bienes.

Y es esta sólo la más triste y sala-da prueba de que ya no hay vueltaatrás, jamás podremos volver al or-den anterior que Kusch ansía (“¡Novamos a volver al taparrabos,che!”), la bifurcación es, hoy en día,demasiado grande. Para volver aeste tipo de sociedad es necesariauna destrucción masiva, la limpie-za de nuestro sistema que empujela creación de uno nuevo (o en rea-lidad más viejo) en pos de la comu-nión del hombre con el hombre. Endefinitiva debemos sufrir y sufrirpara entender, darnos la nariz con-tra la pared, rodar cuesta abajohasta que nos duela tanto la cabe-za que caigamos en la cuenta deque si no promovemos un cambiorotundo, si no hay alianzas en co-mún, simplemente no quedará na-da para nadie. Y es esto lo queKusch grita desesperadamentedesde cada una de sus palabras.

2 C U L T U R A Domingo 18•07•2010

2 ¿Qué situación de su vida cotidianaencontró reflejada con sorpresivaexactitud en un libro, una película, una

canción o cualquier otra obra de arte? -Cuando chico alguna vez, en el ‘77, tuve que negar

por su postura política, mi vínculo con una personaque quería mucho. Años después al leer el cuento “Lalengua de la mariposa” de Manuel Rivas, viví laangustia del niño que tenían que negar al queridomaestro por ser “rojo” durante la caída de la

República. La angustia de convertirse en un traidorque trasmite el niño de “La lengua de la mariposa” fuemuy similar a aquella angustia mía que aún hoy enalgún lugar sigue doliendo.

Reunión de GabinetePOR SEBASTIÁN CHILANO(sebastianchilano.blogspot.com)

–No podés hacer lo que hiciste. ¿Entendés?El presidente estaba furioso. Decía la mitad o un ter-

cio de lo que quería decir. No se animaba a insultar alDiablo en la cara, no todavía. Los demás ministros esta-ban rígidos en sus asientos. No sabían a quien temerlemás. El Diablo, inmutable, miraba al presidente pa-searse frente a él.

–No podés. ¿Cómo se te ocurre una medida así y noconsultar a nadie? Y encima decirla por cadena nacio-nal. Una locura –el presidente levantó la cabeza y mi-ró al ministro del interior–. No sé en qué estaba pen-sando…

El ministro del Interior buscó con la mirada al secre-tario de Turismo y le hizo un gesto que sólo ellos dos po-dían entender. Ellos dos y el Diablo.

–Pero la medida es genial. Reactivaría toda la activi-dad industrial y comercial del país. Podemos…

–Y terminar cómo…–el presidente dudó–… ¿comouna isla empobrecida? –los ministro de Planificación yAgricultura y Educación se rieron. El presidente los hi-zo callar con la mano–. Además hay un protocolo quecumplir. Primero la reunión de gabinete, después connuestros líderes de bloques, después debatir en el Con-greso, interiorizar a nuestros periodistas, prever qué vaa decir la oposición, comprar diputados, atraer senado-res, buscar impedir el veto de la Justicia. No todo es tansimple como usted cree.

–Se puede hacer por decreto.–Hay algo que tiene que entender, señor ministro

–dijo el presidente–. La burocracia que usted tanto des-precia es fundamental para nuestro gobierno. Paracualquier gobierno. Hay que entarquinar, religar, pa-liar y reformular cada ley… cada palabras, diría, paraque su significado no sea claro. ¿Me entiende?

El Diablo asintió. Lo que no entendía era que el presi-dente le estaba tomando el pelo, le hablaba como a su hi-jo de cuatro años cuando le daba una orden y quería en-cubrirla, que no pareciera una imposición.

–Nadie dice que su iniciativa no es buena, pero es im-practicable. Todos nuestros aliados en el extranjero nosdarían la espalda –dijo el ministro de relaciones exte-riores.

–Dejaríamos de importar electrodomésticos de Bra-sil –dijo el presidente de la cámara industrial.

–Y zapatillas –dijo el presidente de la cámara del cuero.–Y papel –dijeron los representantes de la prensa

gráfica.–Y pelotas de béisbol, y telenovelas mexicanas, y pes-

cadores chinos, y vasos de plástico, y cuchillos, y pulóve-res, y muñecas rusas, y ron añejo, y penne rigate, man-dalas, y relojes y cadenas de plata, y traducciones llenasde gilipollas y tíos que no son tíos en consanguinidad, yvacunas vencidas del otro hemisferio, y películas en 3-D, y anteojos para películas 3-D, y cenizas de volcanes, yatentados terroristas, y mega-descargas y mega-recita-les, y...

–Basta…–Y hombres caminando sobre Marte, y anticoncepti-

vos aprobados por la FDA, y comedias francesas, y lasfotos exclusivas de las últimas vacaciones de todos losreyes europeos, y la F1 corriendo por debajo de un fas-tuoso hotel, y...

–Basta ¡Basta! ¡Ya entendí! Ya entendí –dijo, se paró,gritó, se sentó y finalmente lloró el Diablo.

El presidente se acercó y le puso la mano en el hombro.–No te pongas mal –le acarició la cabeza–. Tenés que

entender que somos una familia.El Diablo apoyó su cabeza contra el abdomen del pre-

sidente y siguió llorando.–Somos una familia –dijo el presidente y les hizo un

gesto a todos los ministros para que se levantaran y ro-dearan en un abrazo al pobre Diablo que lloraba des-consolado.

(Continuará la semana que viene)

Las 8 preguntas para Carlos Aletto

RESEÑA DE UN LIBRO DE RODOLFO KUSCH

Entre indios y dioses

Page 3: 18julio

Domingo 18 •07•2010 C U L T U R A 3

Las 8 preguntas para Carlos Aletto

3¿De qué lugar, personaje común o circunstancia engeneral que ofrece Mar del Plata se apropiaría paraincorporarlo como pasaje central de alguna de sus

obras?

-La mayoría de mis cuentos suceden en Tierras de Oro, unbarrio de Mar del Plata en mi infancia. Me he apropiado de sugeografía, de su vida social, del Club Satélite, del puente delarroyo, de los vecinos y sus historias. Algo que nunca escribí,

pero siempre recuerdo como una posibilidad de personajeliterario es a E. D. Borthiry tocando su bandoneón y diciendo:“No quiero escribir más”.

CIRCULÓ EN AMÉRICA A MEDIADOS DEL SIGLO XIX

La colmena: un periódico europeopara lectores hispanoamericanos

POR HERNÁN PAS (*)

Hace ya algunos años que el im-preso periódico se ha converti-do en objeto de estudio privile-

giado para la historia de las ideas o lahistoria cultural, sobre todo a raíz delimportante rol que le cupo como arte-facto de transformación cultural en laspostrimerías del siglo XVIII, y en for-ma singular a partir de la caída del An-tiguo Régimen, tanto en Europa comoen América. En el contexto hispanoa-mericano revolucionario y pos revolu-cionario, las hojas periódicas resulta-ron determinantes no sólo para la di-fusión del ideario independentista yamericanista, sino también para eldespliegue de modelos pedagógico-ciudadanos y de redes de informaciónlocales, regionales y foráneas: los le-trados criollos encontraron en la im-portación y circulación de impresos yrevistas extranjeros –antes que en el li-bro– una especie de biblioteca cosmo-polita y flotante.

Entre los periódicos europeos que cir-cularon por estas tierras a mediados desiglo existe uno que ha permanecidohasta hoy olvidado y casi desconocido:La Colmena. Periódico Trimestre deCiencias, Artes, Historia y Literatura,publicado en Londres por la firma Ac-kermann, entre 1842 y 1845, cuyo re-dactor principal fue el español Ángel deVillalobos. Como El Correo de Ultra-mar (París, 1845) y otras publicacionesafines, La Colmena era un periódico es-crito en castellano y dirigido principal-mente a los hablantes hispanos del nue-vo continente. La publicación de Villa-lobos era, a su vez, continuación de ElInstructor o Repertorio de Historia, Be-llas Letras y Arte, que se había publica-do por Jiménez de Alcalá y el mismo Vi-llalobos desde 1834, también desdeLondres y destinado principalmente aSudamérica. Más parecido por el des-pliegue iconográfico y la prolijidad desu edición (“belleza pictórica y nitideztipográfica” de las que se jactaba su edi-tor al cierre del primer volumen) a unaespecie de revista ilustrada, la nuevaempresa de Villalobos contaba enton-ces con el éxito de una audiencia hispa-noamericana formada en casi dos lus-tros de edición previa, y aparecía en unmomento en que las técnicas del graba-do habían introducido las planchas deacero, lo que mejoraba bastante la cali-dad de las imágenes. Escrito a dos co-lumnas y acompañado de imágenes, elperiódico se componía de seis seccio-nes: “Crónica de historia y biografía”,“Topografía, Costumbres, Antigüeda-des y Viajes”, “Ciencias físicas, Quími-cas y Naturales”, “Economía, Política,Industria y Comercio”, “Literatura,Poesía, Bellas Artes” y “Dentro y fuerade casa”, esta última dedicada a la mo-ral y la educación.

Como muestra la enumeración pre-cedente, la amplitud temática buscaba

cubrir una amplia gama de intereses delpúblico lector, demostrando asimismoun criterio moderno en la organizacióndel material periodístico. No obstanteesa diversidad, el predominio del temacostumbrista (icónico y literario) se ha-cía ostensible y predominante a travésde las imágenes que adornaban cada

número y de las colaboraciones del es-critor español Mesonero Romanos, cu-yos textos aparecían bajo el célebre seu-dónimo de El Curioso Parlante.

LO LEYÓ SARMIENTO

La relevancia de esta publicación resi-de en el hecho de ser mencionada porlos integrantes de la Sociedad Literariade Santiago, quienes se propusieron ad-quirirla mediante suscripción. En efec-to, en la sesión del 20 de diciembre de1843, según consta en las actas recogi-das por Guillermo Feliú Cruz y publica-das en la Revista Chilena de Historia yGeografía, Jacinto Chacón propuso lacompra de “La Colmena, periódiconuevo e interesante”, propuesta apro-bada por la totalidad de los miembrosde la sociedad.

Sarmiento, por su parte, dio cuentade su aparición en El Progreso de Santia-go y no sería desacertado suponer que

de sus páginas extrajo material para nu-trir las de su propio periódico (la sec-ción biográfica de La Colmena pudodisponer al sanjuanino a introducir lasbreves biografías que comenzó a publi-car en enero de 1843).

Si aceptamos que La Colmena circulóen Santiago (¿tal vez en Buenos Aires o

Montevideo?), hipótesis reforzada ade-más por el hecho de que su antecesor,esto es, El Instructor, efectivamente lohacía, su incidencia cobra un relieve es-pecífico. Pues si se tiene en cuenta, porejemplo, que los contenidos literariosdel periódico londinense eran exclusi-va o casi exclusivamente españoles yque, además, estaba impregnado deuna visión tradicional de las letras, vi-sión que puede corroborarse tanto ensus halagüeños artículos sobre el ro-mance español cuanto en su claro posi-cionamiento frente al romanticismocontemporáneo, puede vislumbrarse elinflujo que pudo haber tenido en el gru-po de letrados chilenos que discutíandesde las páginas de El Semanario deSantiago las doctrinas literarias román-ticas de la emigración argentina.

En efecto, las páginas dedicadas a laliteratura en La Colmena estaban domi-nadas por autores clásicos y, como coro-lario, por una visión de la literatura vin-

culada a la tradición de las “bellas le-tras”, como indicaba el apartado corres-pondiente. La sección de poesía la ocu-paba casi exclusivamente el romanceespañol (varias páginas con artículosdedicados al poema del Cid) y la litera-ria autores como Calderón de la Barca,Cervantes, Petrarca o Shakespeare. Bajoel título de “De lo que hoy se llama Ro-manticismo”, escribían los redactoresde La Colmena: “Nada es más opuestoal espíritu, a los sentimientos y a las cos-tumbres de una sociedad monárquica ycristiana, que lo que ahora se llama ro-manticismo, al menos en la parte dra-mática. El drama moderno es digno delos siglos de la Grecia primitiva y bárba-ra: sólo describe el hombre fisiológico:esto es, el hombre entregado a la ener-gía de sus pasiones, sin freno alguno derazón, de justicia, de religión” (La Col-mena, Tomo I, 1842, p. 72, col. 2).

Vale como ejercicio contrastar estaspalabras con los dicterios estrictamentecontemporáneos del chileno Sanfuen-tes contra los dramas de Víctor Hugo ylas respuestas encolerizadas de Sar-miento para tener una idea cercana delos modos en que se pensaba, consumíay disputaba la literatura de la época.

La historiografía y la crítica han pasa-do por alto la publicación de Villalobos.Norberto Pinilla, en su pionero y clási-co estudio sobre la generación chilenade 1842 menciona la referencia de Ja-cinto Chacón, pero dice no conocer lapublicación y cita, como toda informa-ción, un pasaje de la reseña que le dedi-có Sarmiento. A partir de entonces to-dos –o casi todos– los investigadores dela cultura del período se han conforma-do con esa mención de Pinilla, y ningu-no ha ofrecido ni siquiera una descrip-ción del periódico. Existe, por suerte,una versión digitalizada en el sitio http-://books.google.com.ar, aunque sólodel tomo primero. El único ejemplar delos tres tomos encuadernados del origi-nal permanece hoy en la Sala del Tesorode la Biblioteca Nacional, en Argentina(quien esto escribe tuvo la oportunidadde revisar además los catálogos y archi-vos hemerográficos de la Biblioteca Na-cional de Chile –suponiendo que allídebía encontrarse el impreso que andu-vo por manos chilenas a mediados delXIX– pero no logró dar con el mentadoperiódico). Confiamos en que esta bre-ve presentación sirva para dar a conoceralgunas de sus características promi-nentes, y también para allanar el cami-no a futuras búsquedas e indagaciones.

(*) Profesor y licenciado en Letras. Tra-baja en el Centro de Estudios de Teoría

y Crítica Literaria y en el Instituto deInvestigaciones en Humanidades y

Ciencias Sociales. También se desem-peña en la Facultad de Humanidades yCiencias de la Educación de la Univer-

sidad Nacional de La Plata (UNLP).

Page 4: 18julio

(Continuación de página 1)

Marcelo: -No grabamos los en-sayos, no tocamos con partiturasni en la sala ni en el escenario,uno está educado en la lectoescri-tura, ésa es la manera de trans-mitir el conocimiento, pero no esla única, la música no sólo está enla cabeza o en una partitura, pue-do buscarla en otros lados, ese esel desafío.

-¿Y dónde la buscan?Marcelo: -Adentro, tenés que es-

tar abierto para buscarla, eso tepropone un desafío. Este (por la sa-la de ensayos) es un santuario paranosotros. A este lugar no podemosvenir con una energía que no perte-nezca a este lugar porque sino no tesale lo otro.

-¿Cómo se oxigenan comogrupo, dónde encuentran airefresco?

José: -Muchas veces retomamoscosas que hicimos hace muchosaños y las llevamos a nuestra edadhoy, a nuestra experiencia arribadel escenario, a nuestra experien-cia con los instrumentos. Esa esuna forma de oxigenarse.

Marcelo: -Las diferencias que te-nemos generan un movimientooxigenado, venimos de lugares di-ferentes.

-Después de veinte años y denueve discos, ¿qué gustosquieren darse ahora?

José: -No necesitamos zanaho-rias permanentemente. A vecessucede que estás haciendo unacantidad de conciertos y eso es loque te mantiene con la vista en lapróxima fecha. Anosotros nos pasaque los ensayos son nuestra zana-horia, además de la amistad quetenemos. En todas esas cosas quenos van sucediendo surgen esassupuestas zanahorias.

-¿Cómo resuelven la parado-ja de que la música que reali-zan pretende ser una músicadel mundo, pero a la vez estátan identificada con Mar delPlata?

José: -Mar del Plata es una ciu-dad cosmopolita, con distintasidentidades, gente de todo el paísvive acá. Siempre fue así, por esonos cuesta tanto culturalmente te-ner nuestra identidad. Y nuestramúsica es exactamente igual, norenegamos de ningún género, deninguna herramienta que sirva

para expresarnos, vas a escucharcosas del norte, del sur, del centro,cosas de Italia, de España, tiene co-sas de tango, del rock o del folklore.Nuestra música está abierta, en laentraña de nuestros temas está elrock, hasta el rock del garaje, y no

tenemos ese prejuicio de sacar eso,no, nada que ver.

Marcelo: -Creo en esto de “pintatu aldea y pintarás el mundo”. Es-ta es nuestra aldea, desde acá que-remos generar y en esto de pintarla aldea cada uno de nosotros tiene

sus colores. Ojalá que podamos se-guir tocando juntos hasta que nosden los dedos.

José:-Nos van a tener que subir alescenario, nos van a tener que decir,“mire abuelo, toque”, mientras este-mos rodeados de jóvenes.

4 C U L T U R A Domingo 18•07•2010 C U L T U R A 5

4¿Cuál es el mejor diálogo que recuerda entredos personajes de ficción?

-El diálogo entre Anastasio El Pollo y Don Laguna en el Faustode Estanislao del Campo. Es muy divertido el contrapunto dementiras in crescendo que inventan para entretenerse

mutuamente. Ante esta pregunta dudé con algunos pasajes deShakespeare, sobre todo en Hamlet, pero me quedo, sin dudas,con la larga y entretenida conversación del Fausto criollo.

5Si le permitieran ingresar en una ficción yayudar a un personaje, ¿cuál sería y qué haría?

-Haría todo lo posible para ayudar a Pascual Duarte. Es un

personaje que con otra cultura podría haber sido mejor persona.Lo sacaría de su contexto familiar y trataría de darle unaeducación adecuada. Pero pensándolo bien con este procederarruinaría todo el “tremendismo” español. Sin dudas: mi

intervención en cualquier novela terminaría por acabar con lahistoria. Me niego rotundamente a ayudar a un personaje endetrimento de una historia bien contada. Que los personajessufran, pobrecitos.

Las 8 preguntas para Carlos AlettoLas 8 preguntas para Carlos Aletto

(fotografía de autor)

POR ALFREDO CARDOZO

No me voy a otro continente a sa-carle fotos a gente extraña. Hago re-tratos de tipo social en Mar del Plata,desde hace más de treinta años.Cambio de temas, de ambientes, pe-ro es el retrato lo que me identifica.Me interesa cómo vive la gente, lascondiciones de trabajo y de vida, esoes lo que resulta de mi búsqueda. Miforma de mirar es lo que me lleva ahacer una foto.

Para eso me vinculo con los foto-grafiados, entro en sus ambientes yme transformo en uno de ellos.Siempre termino involucrándome:me pasó con los gitanos (cada tantovoy a visitarlos y les llevo las fotosque les saqué, es más que nada un se-guimiento) y con la gente del puer-to, hasta llegué a embarcarme parasacar mejores fotos.

Con los gitanos me acerqué y les

fui explicando lo que quería hacer.Me entendieron y me dejaron quelos retrate. De hecho todas las perso-nas que retrato miran a la cámara, loque es una forma de recibir aproba-ción.

A la madre gitana la encontré en ladécada del ‘80, en una carpa que es-taba, creo, en Polonia y Ortiz de Zá-rate, cuando los gitanos vivían encarpas. De ellos me llamó la atenciónel misterio que generaban sus vidas ylo que hacían.

También tengo imágenes del cen-tro cultural Galileo, donde funcio-na una peluquería. Y varios temasinéditos, entre ellos retratos de per-sonas desconocidas que andan porla calle e imágenes de artistas mar-platenses, sean actores, músicos.Tengo imágenes de Astor Piazzollay Alberto Bruzzone. En algún mo-mento voy a exponer estas nuevasimágenes.

RetratosLos gitanos y el puerto marplatense son los

dos grandes temas que aborda la fotografía deAlfredo Cardozo. El artista explica cómo llega

a cada retrato.

Con la mística...

El autor propone conocer la obradel filósofo y crítico literario WalterBenjamín, nacido en Berlín en1892 y suicidado en Portbou, en1940, cuando escapaba de losnazis.

POR MARTÍN VIRGILI

A Jimena

Me subí al auto en Port Lilagt, una calade pescadores en la Costa Brava ca-talana, sobre la cual Salvador Dalí

diseñó y construyó su casa de verano. Dudá-bamos con mis acompañantes acerca de si se-guir subiendo para el lado de Francia o volvera Barcelona, a responder a las ya postergadí-simas obligaciones laborales de todos. Deci-dimos seguir. O mejor dicho, los convencí.“Tenemos que ver el memorial a Walter Ben-jamin, en Portbou. Tenemos que verlo”. Aho-ra que lo pienso los persuadió mi tono, no miargumento. Desayunamos y salimos.

Durante el viaje mis compañeros –que no se de-dican a las ciencias humanas- me confesaron nohaber leído nada de Benjamin, aunque sí cono-cían su figura como caso histórico y hasta tenían,gracias a esa presencia silenciosa que tienen algu-nos nombres en los cielos de una sociedad, ciertaidea sobre él. Escuchábamos el Disco Blanco. Mepreguntaron por qué era tan importante para míWalter Benjamin y si había escrito algo verdadera-mente trascendente. Les dije que Benjamin mehabía presentado a Marcel Proust, que necesitóuna sola apreciación, lo suficientemente técnica,lo suficientemente poética sobre su lenguaje, parairme a perder en él. (Ahora, en mi casa, puedotranscribirla con precisión: “Quien alguna vez co-menzó a abrir el abanico de la memoria no alcanzajamás el fin de sus segmentos; ninguna imagen losatisface, porque ha descubierto que puede des-plegarse y que la verdad reside entre sus plie-gues”). Benjamin había dado en el clavo en lo queposteriormente iba a ser el giro del pensar dialécti-co al estético. El hecho de concebir que una idea esun campo abierto e incierto, desplazada sobre supropio movimiento, abierta y múltiple, refracta-da en un compendio complejísimo de citas, en de-finitiva, su poética, fue uno de los legados episté-micos más silenciosos que se hayan conocido. Suvida, disgregada e intermitente, se transcribe en suobra bajo el estilo de una prosa fragmentaria ypoética, reflexiva y redentora, mística y rigurosa.Lo segundo que les comenté, es que Benjamin, es,actualmente, una de las orejas que me corrigecuando hago o pienso música.

Cuando alguien comienza a hacer música, bási-camente se enfrenta a dos senderos de base, que seirán subdividiendo al infinito, y en el que proba-blemente, lejos, allá, en ese final, dichos senderosse entrecrucen. O se le entra a la música por el soni-do o por el silencio. Yo entré por el silencio y espe-ro reencontrarme alguna vez con el otro lado. Pe-ro lo cierto es que desde el inicio de mis trabajos, ti-tubeantes como todos los inicios, me acompaña-

ron y me acompañan dos espíritus que me ayu-dan a pensar y corregir cada nota que traigo almundo. Esos espíritus son: el de John Cage y el deWalter Benjamin.

Cage introdujo como nunca antes en la historiade la música, los inmateriales productos de la filoso-fía, las cosas que ella sabe crear. No me refiero a quepudo señalar el elemento filosófico pertinente a lamúsica, sino más bien a que hizo de la filosofía, entanto práctica, un material más (a la par del timbre,el tiempo, espacio, etc.), a ser trabajado musical-mente. Pudo encontrar la intemperie sobre la cualdesplegar una música verdaderamente nueva, des-de una dimensión nueva. No filosóficamente nue-va, sino nueva, a secas. Cage me ofreció esa multi-plicidad, la confianza en esa multiplicidad.

Benjamin hizo otra cosa: como ningún otro es-critor, o como pocos, inventó una escritura desdo-blada, concebida en un límite que él mismo creó yque reconcilia la agudeza del entendimiento for-mal y la informalidad del sentido –transfigurado-del pensamiento estético. Sus ideas escritas, su for-ma de pensar a través de la escritura posee un men-saje otro, lejano a la reflexión que se expresa enprincipio de forma enfática. Todo está dicho paraque esta idea, tenue pero inquietante, se manten-ga vibrante en el espacio de la sensibilidad. Eseotro mensaje, semicrítico, semiespiritual, le brin-dó a mis ideas musicales la certeza de que siemprese está diciendo más allá de lo dicho, que el plieguese produce por encima de nuestras imposiciones,que el sentido es siempre un sentido reversible,equívoco, y por qué no, esquizofrénico.

Y llegamos a Portbou.En 1940, Benjamin viajaba desde París a New

York, donde lo esperaba Adorno y señora. Tenía

una visa estadounidense, y ese era su pasaporte alhastío nazi que controlaba todas las fronteras.Benjamin era un refinado intelectual judío, quevivió en la biblioteca de París, refugiado de la ame-naza alemana. Las cosas se pusieron bravas y Ben-jamin tuvo que escapar, y decidió hacerlo víaFrancia – España, hasta que finalmente, un 26 deseptiembre de 1940, se suicida en la frontera queune a esos dos países.

Hablábamos de esto con mis compañeros deviaje, a medida que nos acercábamos al memorialque el artista israelí Dani Karavan realizó en su ho-menaje. La pieza es simple, dramática y hermosa.Un túnel se introduce en el medio de un acantila-do. Una escalera-gruta desciende por el medio dela piedra, oscureciendo el viaje casi hasta la negru-ra extrema. Al final, se ve, del otro lado, el mar tur-quesa del Mediterráneo que aguarda si uno bajahasta el final. Pero a un poco más de la mitad delcamino, el visitante tiene que detenerse a la fuerzaporque un vidrio nos impide seguir avanzando.Sobre el vidrio, en un sobre relieve, se puede leeruna cita de la Obra de los pasajes, el último corpusde obra asignado a su pluma. Entonces, sumido enla oscuridad del túnel, pero con el mar de fondoque inquieta por su belleza, se recorta suspendidaen el cristal, la siguiente cita: “Es tarea más arduahonrar la memoria de los seres anónimos que la delas personas célebres. La construcción histórica es-tá consagrada a la memoria de los que no tienennombre”. Nos quedamos mudos, con un respetoextraño, misterioso. Lo recordamos y retornamosdistintos. Quizás, un poco más humanos, quizásun poco más tristes.

(*) Compositor y coordinador

A PROPÓSITO DEL MEMORIAL A WALTER BENJAMIN EN PORTBOU

El dueño de una prosafragmentaria y poética

En estas dos décadas de vi-da, Milano-Farenga es-tuvo acompañado por va-

rios músicos. “Armamos la pri-mera banda por necesidad detocar, porque cuando sacamoslos dos primeros discos nuestramúsica se escuchaba por todoslados y la gente se preguntaba‘¿y éstos quiénes son?’ Había-mos hecho las primeras graba-ciones como multiinstrumen-tistas, o sea que los dos solos no

podíamos salir a tocar. Así fueque se armó el primer quinte-to”, recuerda José Milano.

Aquel primer quinteto estuvoformado por Sergio Salvatore, Pa-blo Parisi y Juancito Sardi, ademásde ellos dos. Luego vinieron lostiempos del cuarteto: Milano, Fa-renga, Sardi y el percusionista Fer-nando Romairone. Fue este últimoquien más tarde acompañó la for-mación del trío, la misma que man-tienen en la actualidad.

En estos últimos años, el jovenFacundo Passeri se hizo cargo de lapercusión. “Tiene otro aire, estámás cerca del rock, es muy creativoy le pone su impronta”, dicen losmúsicos.

Los que nunca dejaron de ayu-dar, sea en la producción como enla prensa, fueron los hijos y las es-posas de ambos. “Ana y Mariquison el alma mater del grupo”, agre-gan y se ríen cuando se comparancon una pyme familiar.

Varias formaciones: del quinteto al trío actual

Sardi, Farenga, Parisi, Salvatore y Milano.

DiscografíaHace algún tiempo atrás (1993)Cuca (1994)Me verás cada vez que quieras(1996)Milano Farenga 4 (1997)A las puertas del arco iris (1999)De parte nuestra (2000)Tiempo (2002) Entintado (2005)Círculos (2008)

Memorial a Walter Benjamin titulado “Passagen”, realizado porel artista israelí Dani Karavan.

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6 C U L T U R A Domingo 18•07•2010

Gigante, de Graciela Bialet,Ilustraciones deClaudiaDegliuomini. BuenosAires: Sudamericana,2009.32 páginas.Colección PrimeraSudamericana,Puercoespín.

POR CARINA CURUTCHETIntegrante de la ONG Jitanjáfora

Gigante es la historia deuna hormiguita. PeroManucho, un explora-

dor con lupa y mucha curiosidad,la ve como una hormigota gigan-te. Ni hablar de su abuela, que vivepersiguiéndolas en defensa de surosal, y que se enfurece ante la po-sibilidad de que haya semejantebicho en su jardín. ¿Y la hormiga?¿Cómo verá a estos dos personajesdesde su percepción de insecto?¿Y si los mira a través de la lupa?

Gigante nos cautiva desde la ta-pa, a través del juego con la tipogra-fía, el espacio y los colores. Las le-tras con “antenitas”; la hormiga,cuyo tamaño otorga sentido al tí-tulo del cuento; el fondo, en dondeaparece Manucho, el niño que nosirá mostrando el jardín de la casa desu abuela a través de su lupa…

La lupa, precisamente, se cons-tituye como un objeto clave, yaque “hace foco” en ciertos obje-tos, y, podríamos decir, en ciertaspalabras o frases significativasque, en el texto, tienen mayor ta-maño. Generalmente, estas pala-bras destacadas dialogan con la

imagen y a veces podrían funcio-nar como epígrafe de la ilustra-ción.

La disposición del texto en el es-pacio acompaña la imagen plan-teando un recorrido visual quecontribuye a la generación delsentido. Los colores elegidos encada página para el fondo y el tex-to favorecen y facilitan la lectura,particularmente adecuado paralos primeros lectores.

EN AGOSTO, LAS JORNADAS

Jitanjáfora organizó para el 20 y21 de agosto las X Jornadas La lite-ratura y la escuela, destinadas adocentes y directivos de Educa-ción inicial, primaria y secundariay alumnos de los profesorados co-rrespondientes, bibliotecarios ypúblico en general. Se realizaránconferencias, talleres, encuentroscon autores, presentaciones de li-bros, mesas de experiencias, feriadel libro infantil y juvenil, activi-dades para niños y espectáculos.Como todos los años, se realiza-rán en las instalaciones de la E.E.T.N°3 (14 de Julio y Gascón).

Como invitados especiales lle-garán las escritoras María TeresaAndruetto, Iris Rivera, Lilia Lardo-ne, la ilustradora María Wernickey la especialista en literatura in-fantil Lidia Blanco, entre otros.

Grandes libros,

pequeños lectores

Las 8 preguntas para Carlos Aletto

6 ¿Recuerda haber robado un libro alguna vez? ¿Cuál ocuáles?

-Cuando era peón de albañil, en una casa en construcción,había varias pilas con cientos de libros que deberían pertenecer ala familia que se iba a mudar. De esas pilas robé Pedro Páramo de

Juan Rulfo. La culpa de haberlo robado sólo me duró hasta quesentí que esa obra ya era parte de mí.

TEXTOS AUTOBIOGRÁFICOS DE LA VIDA TRÁGICA DEL ESCRITOR

Cartas y diarios de viaje nutren el libro “Quiroga íntimo”

La tragedia marcó la vidadel escritor uruguayo Ho-racio Quiroga y se abrió

paso “brutalmente” en su obraliteraria y, también, en sus tex-tos autobiográficos, que porprimera vez se publican en Es-paña y reflejan facetas desco-nocidas de quien fue “el primernarrador moderno en lenguacastellana”.

“Su importancia para nues-tra literatura es semejante a laque tuvo Edgar Allan Poe en elmundo anglosajón”, afirmó enuna entrevista con Efe, la pro-fesora y escritora Erika Martí-nez, responsable de “Quirogaíntimo”, una edición anotadadel “Diario de viaje a París” delnarrador y de las 350 cartasque se conservan de este granescritor (Uruguay, 1878 - Bue-nos Aires, 1937).

Que nadie busque, advirtióMartínez, “la revelación de to-dos los secretos que Quirogaguardó en vida, porque el escri-tor sepultó bajo el silencio loshechos más traumáticos de suexistencia, aunque sí se percibela presencia de algo terrible ycruel detrás de lo que cuenta”.

El padre murió en un acci-dente de caza cuando Quirogatenía un año. A esa muerte sesumaron la de su padrastro,que se suicidó; la de su amigoíntimo Federico Ferrando, aquien el escritor mató acciden-talmente; el suicidio de su pri-mera mujer y el suyo propiotras enterarse de que tenía cán-cer.

La tragedia saltó a la siguien-te generación y, tras la muertede Quiroga, se quitarían la vidatambién sus tres hijos.

Las consecuencias vitales deesos trágicos acontecimientos“fueron inmensas y se abrenpaso brutalmente en su litera-tura”. El escritor no alude a el-los directamente en sus cartaspero “la elipsis siembra de hue-llas el epistolario”, aseguróMartínez.

Como le sucedía a otros escri-tores de su época, Quiroga“creía que no había una separa-ción real entre literatura y viday trabajaba su vida como si fue-ra una obra de arte. Quiso con-vertirse a sí mismo en un perso-naje literario”.

Esa concepción se nota sobretodo en su Diario, escrito entreel 20 de marzo y el 10 de junio de1900, durante su viaje en barcodesde Salto (Uruguay) hastaParís y su estancia en la capitalfrancesa durante la Gran Ex-posición Universal.

Además del “interés testimo-nial” que tienen las descripcio-nes del escritor de ese aconteci-miento y de las Juegos Olímpi-

cos de 1900, el Diario es “unejemplo significativo de cómo laficción se abre paso en el discur-so autobiográfico” y es unaprueba, afirmó Martínez, deque ese género es “un gran apa-rato de tergiversación y oculta-miento”.

En su Diario, Quiroga repasa“todos los tópicos modernistasdel intelectual del momento:escritor decadente, dandy, en-fermizo, aficionado a las dro-gas, a las mujeres lánguidas y alas adolescentes morbosas”, co-menta Martínez.

París “le defraudó totalmen-te”. Desde el punto de vista eco-nómico la experiencia “fue de-sastrosa” y lo que vio en la Ciu-dad de la Luz “no le interesó”,comentó la editora de “Quirogaíntimo”.

En realidad, lo que le apasio-naba al escritor era el deporte y,aunque suene a “boutade”, Qui-roga fue a París “por la bicicle-ta”. “Lo que le gustaban eranlas carreras y el ciclismo, por-que veía en él un encuentro en-tre la fuerza humana y la mecá-nica”, agregó.

Quiroga amaba el peligro de“forma compulsiva” y “buscabalos espacios de conflicto entre

civilización y barbarie”. Por esose fue a vivir a la selva, que seconvertiría en “el gran motor desu obra literaria”.

Pasó años en Misiones, “lu-gar fronterizo por antonomasiaentre Paraguay, Argentina yBrasil” y frontera también en-tre el guaraní y el castellano. Leinteresaba “el castellano mes-tizo”.

En la selva se transformó suestilo para siempre, y el esfuer-zo por hacer habitable aquellatierra está detrás de obras co-mo “Cuentos de amor, de locuray de muerte”, “Anaconda”,“Cuentos de la selva” y “Deste-rrados”.

Quiroga supo dar a su estilo“frontalidad, coloquialismo,densidad y concreción, y alcan-zó una gran eficacia narrativa”.Todo eso lo convirtió en un grancuentista, subrayó Martínez.

Las cartas de Quiroga fueronescritas entre 1902 y 1937 y,además de permitir observar laevolución de su escritura, sir-ven para “rastrear un hito queel escritor vivió en primera per-sona: la profesionalización dela literatura”. “Fue un gran de-fensor de la literatura como ofi-cio”, concluyó Martínez.

“CONTINUIDAD DE LAS VOCES 2010”

Concurso de poesíay narrativa breve

En el marco de sus diez años de vida en el mercado editorial, el selloDe los Cuatro Vientos realizará el XXII Certamen Internacional dePoesía y Narrativa Breve “Continuidad de las Voces 2010” con el obje-tivo de reunir a los autores más destacados en una antología que serádistribuida en las principales librerías y núcleos culturales del país.Las obras se recibirán hasta el 6 de agosto de 2010.

Cada autor podrá presentar de tres a siete poesías con una exten-sión máxima de treinta y dos líneas cada una; y en el género narrati-vo, de una a tres obras con una extensión de doscientas veinte líneasen total. Los textos deben ser inéditos, individuales y no premiadoscon anterioridad, y se presentarán por triplicado, a máquina o porcomputadora (en el caso de ser manuscritos deben tener letra bien le-gible).

Los interesados deben enviar sus obras a: Editorial De los CuatroVientos – Balcarce 1053 – Of. 1 (1064) Cap. Fed.- Bs. As. Firmadas conseudónimo y en un sobre cerrado que incluya datos personales. Con-sultas: [email protected]

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POR LEO HUEBE

Estas no son reseñas de libros, sinorecuerdos de lecturas. Han sido escritosen mesas de bares, sin un soporte elec-trónico enfrente ni una biblioteca cer-cana. Cualquier corrección, comenta-rio o sugerencia serán bien considera-dos en [email protected].

Varias personas me han mandado yaal psicólogo por afirmar que, para mí, elmejor investigador en la literatura del si-glo XXI no es el inspector de pueblo KurtWallander de Henning Mankell, ni el pe-riodista protector de la moral MikaelBlomkvist, ni la hacker punk Lisbeth Sa-lander (en los dos últimos nombrados elorden de los factores no altera el produc-to) de Stieg Larsson, sino el adolescentecon Síndrome de Asperger ChristopherBoone de Mark Haddom, protagonistade “El curioso incidente del perro a me-dianoche”.

Números primos, ecuaciones de no séqué grado, comida marrón o amarilla,autos rojos, incapacidad para el engaño,familia partida, repugnancia ante el con-tacto humano, mentiras piadosas.

Y Conan Doyle, otra vez, comosiempre, en todas partes.

Christopher decide investigar el“asesinato” de su mejor amigo, We-llington, el caniche de su vecina, y ha-cer con esta historia “una novela poli-cíaca”, de la que Haddom hace, tam-bién, una novela de iniciación (inicia-ción traumática debido a las caracterís-ticas del muchacho) y, a mi entender,una novela de amor, del amor máscomplejo: el amor entre padres e hijos

(y no escribo más sobre esta particulari-dad para no arruinarles la posible futu-ra lectura).

Humor y sensibilidad, lógica y pri-mera persona, trenes y astronautas,Christopher Boone y Mark Haddom,y, por supuesto, un fragmento:

“Y cuando miras el cielo sabes que es-tás viendo estrellas que están a cientosy miles de años luz. Y algunas de las es-trellas ni siquiera existen ya porque suluz ha tardado tanto en llegar a noso-tros que ya están muertas, o han explo-tado y han quedado reducidas a ena-nas rojas. Y eso te hace sentir muy pe-queño, y si en tu vida tienes cosas difíci-les es agradable pensar que son lo quese llama «insignificantes», es decir, queson tan pequeñas que no tienes que te-nerlas en cuenta cuando haces un cál-culo”.

Domingo 18•07•2010 C U L T U R A 7

Los libros más vendidos de la semanaFICCION

1”EL LADRÓN DEL RAYO”. Rick Riordan. Salamandra. $45.2 ”LA SEGUNDA VIDA DE BREE TANNER” Stephenie Meyer. Alfaguara. $59.3 ”9 HISTORIAS DE AMOR” Mempo Giardinelli. Ediciones B. $52.

NO FICCION

1.”EL ESCARMIENTO” Juan Bautista Yofre. Sudamericana. $75.2.”SI ME QUERÉS, QUEREME TRANSA” Cristian Alarcón. Norma. $59.3.”1810” Felipe Pigna. Planeta. $69.

Recomendados:

1.”EN BUSCA DE RESPETO” Philippe Bourgois. Siglo XXI. $69. 2”POSTALES DE LA ARGENTINA PRODUCTIVA” Matías Kulfas. Libros del Zorzal. 3”LA CÚPULA” Stephen King. Plaza y Janés. $149.

Fuente: Cámara de Libreros del Sudestede la provincia de Buenos Aires.

“Cuando el policía apareció enla puerta de mi departamento esanoche y me dijo Alcira, han asesi-nado a su marido, sentí que laspiernas se me doblaban. Parece unajuste de cuentas, dijo. Eran treslos muertos. Y les habían bajadotres cargadores enteros. Mi mari-do, el padre de mi hijito Damián,

en un charco de sangre, imaginabayo. Pero necesitaba verlo con mispropios ojos. Estaban tirados enuna piecita de Constitución. A lostres grandes, aunque bolivianos,como Grove, mi esposo, los ha-bían fusilado. Por lo visto, ellos nopudieron responder ni esconder-se; estaban desarmados, fue unaratonera. Uno se había arrastradohacia detrás de un aparador de es-os de fórmica de antes, pero allá lehabían ido a dar. Mi marido estaba

desparramado sobre una silla, conla cabeza hacia un costado. Cuan-do llegué hasta él, alguien ya le ha-bía cerrado los ojos. Se lo llevaronen tres bolsas negras, como las deconsorcio. A mí todavía me faltabauna semana para saber qué habíapasado en realidad. Mi marido notraía electrodomésticos de Boliviacomo me había dicho cuando noscasamos; yo, con quince años, élcon veinticinco. Resultó que mimarido era narco”.

Recomendados:

■ Lecturas Semana del 11 al 17 de julio de 2010Fuente: Cámara de Libreros del Sudeste de la provincia de Buenos Aires.

■■■■ El anaquel de los usadosUn cliente de El Atril (Diagonal Pueyrredon y Rivadavia/Santa Fe 1600) se

puso a curiosear entre libros de escritores en lengua inglesa buscando algodistinto y encontró un clásico de la literatura de compromiso y denuncia, ellibro del estadounidense Dalton Trumbo, “Johny fue a la guerra”.

La novela cuenta la historia de Johny, un soldado que está convalecienteen una cama de hospital después de una explosión en batalla; sus heridasson terribles: perdió las piernas, los brazos, la granada le desfiguró el rostro,no tiene orejas, ni nariz, ni boca, casi todo el cuero cabelludo se consumió enlas llamas y, por cierto, quedó completamente ciego.

No obstante, la conciencia de Johny despierta, su cerebro está intacto perono recuerda nada del accidente. Siente que flota en una oscuridad absoluta y,sumergido en el vacío, nada con facilidad en la no existencia, no entiendedónde esta o qué le pasa. El infierno, la muerte es su cuerpo, una humanidadanestesiada, un sistema nervioso que no envía ningún estímulo sensorial alcerebro. En efecto, Johny acepta su destino y se rinde, se deja vivir.

“Johny tomó su fusil”, también conocido por “Johny fue a la guerra”, esun clásico de la novela antibelicista que junto a “Sin novedad en el frente”,de Remarque o “La roja insignia del coraje”, de Crane, inscriben al género enun culto por la paz.

Trumbo, perseguido por la censura durante la triste “caza de brujas” con-tra el comunismo, forjó en Norteamérica una genial carrera como guionistade cine y estuvo por años en las listas negras de Hollywood. Vale el recuerdopara otros dos clásicos del cine: “A la hora señalada” y “Exodo”, ambos escri-tos bajo seudónimos.

Esta edición de 1985 de “Johny fue a la guerra”, perteneciente a Bruguera,tiene un valor de 45,50 pesos.

En Libros Mariano (Santa Fe 1828, local 30), hay dos primeras edicionesde autores distinguidos. Se dice que “La Invención de Morel” es la gran nove-la de Adolfo Bioy Casares, sin embargo para muchos el punto álgido de suobra es “Diario de la Guerra del Cerdo”. Está novela fue editada en 1969 porEmecé y algunos ejemplares todavía quedan. Por 59 pesos se puede adquiriren dicha librería de usados.

Las 8 preguntas para Carlos Aletto

7Un extraño hongo se esparce por su bib-lioteca y consume de manera irrefrenablelos libros. Sólo dispone de unos segundos

para actuar y salvar a tres de ellos. Lo que ustedhace para ganar tiempo es arrojar a la voraci-

dad del hongo a otros tres libros. ¿Cuáles seríanlos sacrificados y cuáles los salvados?

-Salvaría los tres libros que más cerca tengo: la Odisea, ElQuijote y el tomo de las Obras Completa de Juan Carlos Onetti.Aunque me conformaría con salvar sólo el Quijote. Arrojaría En

busca del tiempo perdido de Marcel Proust (con eso el hongotendría para entretenerse un buen rato), le agrego Museo de lanovela de la eterna de Macedonio Fernández y Respiración arti-ficial de Ricardo Piglia. No tengo en mi biblioteca otros librosque lamentaría menos deshacerme.

Fragmento de “Si me querés, quereme transa”, de Cristian Alarcón

Recuerdo de lecturasHoy: Mark Haddom

Herrera y los diccionariosinútiles

Por un error involuntario,en la edición del pasadodomingo salió publicadauna respuesta incorrecta delescritor Ricardo H. Herrera,quien contestó Las 8preguntas. Al interrogantesobre qué libros sacrificaría ycuáles salvaría si un extrañohongo se apoderara de subiblioteca, debió decir: “Elhongo no deja margen parala reflexión, de modo queactuando con totalarbitrariedad lo cebo con tresviejos diccionarios inútiles(cuya edición digital está enmi computadora) y me llevolos Cuatro cuartetos de Eliot,los Huesos de jibia deMontale y los Tres poemassecretos de Seferis. Veo conhorror que he dejado que loshongos se devoren Il desertoe dopo de Ungaretti, lo cualagrava mi delitoadolescente, convirtiéndoloen un irredimible delitointelectual”.

Apareció una nueva edición de “Tres tristes tigres”

En 1967 Guillermo Cabrera In-fante publicó su novela “Tres tris-tes tigres”, uno de los hitos del“boom” latinoamericano. Ahora,los profesores Enrico Mario Santíy Nivia Montenegro han prepara-do una edición crítica de esta granobra que refleja como ningunaotra la cultura popular cubana delos 50.

Publicada por Cátedra, dentrode su prestigiosa colección “Le-tras Hispánicas”, la nueva ediciónde “Tres tristes tigres” recuerda lasnumerosas vicisitudes por las quepasó esta obra y contiene sendosapéndices con los cortes de la cen-sura franquista y los que el propioautor realizó en el “Bound Ma-nuscript” de Princeton.

La novela se presentó reciente-mente en la Casa de América, enun acto en el que intervendránMontenegro, catedrática de Lite-ratura Hispanoamericana en Po-mona College, en California; San-tí, catedrático de Estudios Hispá-nicos en la Universidad de Ken-tucky; el cineasta Orlando Jimé-nez Leal y la escritora Rosa Pereda.

Santí y Montenegro son cuba-nos exiliados en Estados Unidosdesde hace más de cuarenta años

y están casados. Como explicó elprimero en una entrevista conEfe, esta edición forma parte deuna serie de Cátedra centrada enclásicos de la literatura hispánica.En todos ellos se parte de “un tex-to fiable y se elabora un aparatocrítico que facilite la compren-sión del autor y la de la obra”, y seofrece además una bibliografíamanejable para estudiantes uni-versitarios y especialistas en lamateria.

En el caso de “Tres tristes ti-gres”, “un monumento de juegosde palabra” porque, como el pro-pio autor decía, está escrita en“cubano”, “era indispensable fa-cilitar un aparato filológico quepermitiese entender muchos gi-ros”, indicó Enrico Mario Santí.

“Lo sorprendente de esta obra esque, a pesar de ese idioma secretode la novela, siempre ha sido unéxito de ventas y un libro favoritodentro del ‘“boom” de la novelalatinoamericana, en el que hubootros títulos monumentales desdeel punto de vista de la experimen-tación lingüística y de la forma”.Su publicación coincide con la de“Cien años de soledad”, de Ga-briel García Márquez.

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8 C U L T U R A Domingo 18•07•2010

Las 8 preguntas para Carlos Aletto

8 Se le concede la extraordinaria excepción de hacer-le una única pregunta a uno de sus tantos escritorespredilectos. ¿Qué le preguntaría?

-No murió hace mucho, pero como era muy reticente a las en-trevistas me he quedado con ganas de hacerle a J. D. Salinger lasiguiente pregunta: “¿Dónde van los patos del Central Park en

invierno?”.

Ciencia.9POR LUCIANO W. FRANCO

Hay un parásito dentro del aparato digestivo de ciertahormiga que habita la pampa. Se siente cómodo allíhasta que decide mudarse. El organismo, entonces,avanza por el interior de la hormiga hasta llegar a su ce-rebro y apenas arriba, se aloja con más comodidad queantes. Pero tiene intenciones de huésped aprovecha-dor, ya que comienza a controlar el cerebro del diminu-to anfitrión. Finalmente, le ordena a la hormiga quemarche en otro sentido al habitual –no a ese que de tan-to caminarlo formó un sendero en la meseta- y asciendapor el tallo rígido de cierta plata hasta llegar al extremode sus hojas. Ovoides y carnosas, éstas penden a poca al-tura del piso. Aferradas con sus pinzas, las hormigas sesostienen en una condena a muerte que desconocen.Algunos días después un conejo llega para comer de esashojas sin avistar a la hormiga, entonces el plan del pará-sito sigue su perfecto proceso.

Ya no hay hormiga. El parásito llega al interior delintestino del conejo donde crece y a la vez pone millo-nes de huevos que son defecados por el animal. Loshuevos caen al césped y un caracol de coraza aperladalos recoge en su lento andar. Sólo en ese tipo de caracoles que fecundan los huevos del parásito. Al cabo de unbreve período de incubación, el caracol siente una mo-lestia. Un grupo de células dentro de él se ponen enmarcha para rechazar al extraño y genera una baba queencierra en un capullo al parásito y lo expulsa. Una go-ta de baba almibarada cae al césped en territorio de lashormigas que, entusiastas y golosas, van por ella. Laingieren con voracidad, devolviendo al parásito a supunto de partida.

El doctor Francia lo explicó con brillante oratoria ycapacidad didáctica durante el congreso que, entre acti-vidades protocolares y otras más relajadas, se desarro-llaba en el principal hotel de la ciudad. En ese ámbito nohubo ninguna referencia al verdadero origen. Todo seanalizó con donosa rigurosidad a partir de los elemen-tos y formas de vida aparecidos sobre este planeta.

Qué inquietos y qué divertidos son los hombres. En elmismo congreso, después del café de la tarde, la mesa dedebate tuvo como tema principal “Porque sí; Dios en laciencia”. La ponencia más maravillosa fue la de IgnacioArrutigaray, un científico desconocido para muchosque durante años indagó el avance evolutivo de las es-pecies desde la lógica, no desde la biología. En un mo-mento sostuvo: “Dios es humanoide, ya que las ense-ñanzas religiosas indican que hizo al hombre a su ima-gen y semejanza. Por tanto, uno debe comprender, sicree en que un dios ideó todo, que no postergaría a su re-presentación en el mundo. Sin embargo, desde la crea-ción de la Tierra hasta la aparición del hombre no sólopasaron millones de años, sino, millones de otras espe-cies. En ese detalle, se justifica aquello que afirma quefueron los hombres los que crearon a dios y no al revés.Si es al revés, vaya dios que tenemos”.

El aplauso fue inmediato. De pronto la sala de confe-rencias ganó aspecto de estadio deportivo y los asisten-tes celebraron como si una victoria bendijera a su equi-po favorito. Arrutigaray estuvo brillante, aunque lo queno sabe es que su pensamiento tiene un límite. Que ja-más podrá siquiera acercarse al estado de entendimien-to y que, sí, nos fijamos hasta en ese parásito cuando senos ocurrió todo esto. No tiene ningún sentido alabar laperfección del trabajo realizado. Suena jactancioso, pe-ro ahí hemos hecho un gran trabajo. Viniendo de noso-tros suena jactancioso porque como ha dicho un poeta,en un anoche de iluminación… “son de sus buenasobras tan responsables, ¡como de sus espumas lo son lasolas!”

(Continuará la próxima semana)

El milagro secreto POR GONZALO VIÑAO

Te lo dije. Cuando caés en elpozo te das cuenta. Pode-mos inventar todo tipo de

distracciones, pero el pozo estásiempre ahí para recordarnos quela vida es una mierda, que la con-dición humana es miserable, yque todo transcurre a la velocidadsuficiente como para reconocer-lo, pero sin evitarlo.

Y ahí va otra vez. Ya intenté tirar-lo, pisarlo, escupirlo, hasta probéquemar a una vecina que pasaba.Cuando el cigarrillo se termina seproduce un desvanecimiento, vaci-la la luz, se siente la sangre dentro dela cabeza, como al darnos un golpefuerte en la nuca, aunque esto suce-de sin dolor, y elcigarrillo vuelvea a p a r e c e r .Completo y en-cendido, en mimano derechacon la que aca-baba de apagar-lo. Vuelven a pa-sar por la callelos mismos au-tos, por la vere-da las mismasvecinas, los mis-mos empleadosdel registro au-tomotor que es-tá a media cua-dra. El tipo delpuesto de diarios se asoma un mo-mento, me ve fumando acá al costa-do, entre el puesto y el árbol, me po-ne cara sospechosa, siempre la mis-ma cara, y se vuelve a meter en su ca-silla de lata naranja. A veces no medoy cuenta cuando se asoma, y no loveo, pero sé que está ahí y que memira todas las veces. Para confirmar-lo sólo tengo que esperar a que seapague mi cigarrillo, y que aparezcaun cigarrillo nuevo, o el mismo (¿se-rá siempre el mismo?); un momentodespués reaparece el diariero, conlos bigotes y el sweater escote ve, griscomo la camisa que le asoma por elcuello, en la que trae enganchadosunos anteojos que lo asisten en sutarea de comerciante viejo.

Quise asomarme al puesto de dia-rios, pensando que la lectura de lostitulares y las tapas de revistas po-drían reportarme alguna distrac-ción. Lo intenté varias veces, perodoy unos pasos en esa dirección (oen cualquier otra) y me acobardo,pierdo la fuerza de voluntad, y pre-fiero volver y seguir fumando. Asícomo estoy, en la vereda, medio aso-mado al sol por entre la sombra delárbol, es agradable. Siempre me gus-tó fumar parado, mirando las cosasde pie. Como todo el mundo, expe-rimenté momentos de esos en losque uno quisiera que todo se queda-ra “así para siempre”. Es un deseo re-pentino y muy poderoso, relaciona-do directamente con la intensidadde las circunstancias que nos rodeanen determinado momento, y que seenfrenta inevitablemente con las le-

yes de la naturaleza y del tiempo queno se detienen, y que nos contienencomo el mar a los peces, sin pregun-tarles cuáles son sus deseos.

Pero este no es uno de esos mo-mentos memorables, al contrario.No quiero decir que sea un mal mo-mento, es simplemente un momen-to de tránsito. No hay nada muy res-catable en el hecho de fumarse unpucho en la vereda, pero no me refie-ro tampoco a eso. No hay nada muyrescatable en ningún lado, por lomenos en lo que se refiere a mi vida.Todo está a mitad de camino entredestinos y puntos de partida incier-tos. Tanto para desandarme comopara seguir adelante, debería cami-nar arduo y lejano, un andar de ca-minatas que muy posiblemente yono esté capacitado para ejecutar con

acierto. Como todo el mundo, soyun tipo al que no le gusta tomar deci-siones, y que regularmente las tomasin llevarlas a cabo.

También pensé, pero de esto haceya un buen rato, muchos cigarrillosatrás, en volver al trabajo. Porque es-to me sucedió en horario de trabajo.“El trabajo es ley de vida”, leí hoypor casualidad. Lo leí en el trabajo,cuando todavía se podía hablar de“más temprano”. Y lo que me dejópensando de esa frase no fue la frasemisma, sino que la escribiera -su au-tor- como si se tratase de un aspectopositivo de la vida. En una segundainstancia también descubrí que lodecía en términos redentorios. Eltrabajo es el método por el cual se ex-pía el pecado original, que nos mere-cemos por haber provocado nuestrapropia expulsión del paraíso; perocomo Dios es generoso nos ha con-cedido, al mismo tiempo, un castigoy una herramienta para expiar laculpa, lo que nos permitirá volver asu regazo: el trabajo.

No deliro. El tipo que escribió esafrase es cura católico, y “El trabajo esley de vida” es una frase de consuelo.

Así que, sin dudarlo, me quedé fu-mando debajo de mi árbol y no reali-cé ningún intento voluntario porvolver a trabajar. Lo único que meinquieta es que, contra todo pronós-tico, apareciera de pronto mi jefe, aquien una parte muy desdichada demi ser le atribuye la capacidad de en-contrarme en cualquier lado, bajocualquier circunstancia, y en detri-mento notorio de mi felicidad. In-

cluso ahora, él sería el único capazde revertir este nuevo ordenamien-to del universo, y atravesar capas detiempo replegadas sobre sí mismas,repitiéndose una y otra vez, y gritar-me al oído que estoy despedido.

Y el tiempo volvería a correr, y pa-saría del actual postergamiento delas desgracias a la confrontación in-mediata con las mismas.

Es el único hijo de puta que mequita el sueño, y espero paciente-mente la hora de su muerte, desean-do que le resulte dolorosa y lenta, yespeculando sobre la posibilidad deintervenir como factor decisivo paraque esa muerte se produzca.

Cuando pienso en mis hijos mefumo varios atados de silencio.

Ahora todo indica que no voy aconvertirme en asesino. Y si las ac-

tuales leyes delu n i v e r s o s emantienen, mefumaré la canti-dad suficientede cigarrillos co-mo para culti-var tumores devarias tonela-das. Y la voy aver pasar segui-do a mi vecinita,la rubia que estácasada con el ti-po del almacén.Podré reflexio-nar largamentesobre la invero-similitud de esa

pareja, hasta convencerme de queyo la haría intensamente y muchomás feliz.

Sé que “actuales leyes del univer-so” suena apresurado, incluso pre-tencioso y banal. Las verdaderas le-yes del universo son irrevocables,es una payasada el intento mínimode discutirlas. No cuenta que seantan arbitrarias como cualquier otroordenamiento aleatorio, ni que senos hayan adjudicado sin ningunaposibilidad de discernirlas. Esto nodebería pasar del poco ingeniosoresultado de exprimir un talento li-terario bastante pobre, pero yo si-go fumando un cigarrillo detrás delotro sin interrupción, y todavía es-toy acá parado, viendo pasar losautos, los mismos autos, una y otravez, con displicencia, y siempre esmediodía.

Entre las primeras cosas que se meocurrieron está Jaromir Hladík. Séque ese nombre, en primera instan-cia, no dice nada, pero no lo elegí yo.Si Borges tiene razón, llegará el mo-mento en que yo mismo discurrapor mis propios medios todo el argu-mento de su cuento, por supuestoque también habré redactado men-talmente la Odisea y habré descu-bierto la cura del sida. Pero yo novoy a escribir “El milagro secreto”,no voy a escribir ningún cuento, nivoy a leer ningún libro, ni me voy amorir fusilado. Y me fumo otro ciga-rrillo completo pensando “y a lamierda Borges, y a la mierda Borges,y a la mierda…”.

Total, tengo tiempo.