1876 la revuelta de tuxtepec en el estado de san luis potosí
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COLECCIÓN INVESTIGACIONES
1876. LA REVUELTA DE TUXTEPEC
EN EL ESTADO DE Sr Luis POTOSÍ
Luz CARREGHA LAMADRID
\
EL COLEGIO ARCHIVO HISTÓRICO DEL DE SAN LUIS ESTADO DE SAN LUIS POTOSÍ
ÍNDICE
Introducción..................................................................9
1. El escenario potosino ........... . .......................................... 15
Hacia la revuelta .............. .... ....................... . ................. 21
La contienda por el poder ....... . ......................... . ........ . .... 27
San Luis Potosí bajo el gobierno lerdista ................ . ............ 35
Diseño de portada: Pablo Labastida
Primera edición: 2007
© Luz Carregha Lamadrid © El Colegio de San Luis
Parque de Macul 155 Colinas del Parque San Luis Potosí, S.L.P. 78299
© Archivo Histórico del - - - Eet iiii Luis Potosí
ISBN 970-762-028-5
Impreso y hecho en México
2. La proclama de Tuxtepec ............. . ...... . ........ . ...... . ......... .. 43
El Plan de Tuxtepec y su reforma en-Palo Blanco ................. . 43
El inicio de la revuelta ..................................................... 51
El mando militar en San Luis Potosí ........ .... ........ . ............ . 58
De Matamoros a Icamole ................................................ 65
Anexo 1. Considerandos del Plan de Tuxtepec,
enero de 1876 ........... ... . ..... . ... . ......... .................. ....... • 74
Anexo 2. Artículos del Plan de Tuxtepec reformado en Palo Blanco, marzo de 1876 ..................................... 75
Anexo 3. Proclama de Ignacio Martínez.
5 de marzo de 1876, Buenavista, S.L.P. ............ ............. .. 77
3. La revuelta en territorio potosino ..................................... 79
La ocupación de Rioverde............................................... 80
San Luis Potosí, campo de batalla ........... . ... . ............ .. ....... 90
La batalla de Salto del Agua ............................................ 96
Anexo 4. Acta de adhesión del Ayuntamiento de Rioverde
al Plan de Tuxtepec reformado en Palo Blanco. l4demayo 1876.................................................... 102
4. El fin de la administración lerdista ........ . ........................... 103
San Luis Potosí en poder de los tuxtepecanos ....................... 103
INTRODUCCIÓN
En 1876 el territorio mexicano fue afectado por la revuelta armada que
dirigió el general Porfirio Díaz luego de proclamar el Plan de Tuxtepec
reformado en Palo Blanco contra el gobierno del licenciado Sebastián
Lerdo de Tejada. La victoria que obtuvo el jefe tuxtepecano le abrió el
camino hacia la presidencia de la República, en la que permanecería por
un lapso de treinta años conocido por la historiografía mexicana, de ma-
nera genérica, como porfiriato.
La misma historiografía ha denominado "porfirista" al grupo que se
integró en torno del presidente Díaz y habitualmente ha situado su ori-
gen en dicha revuelta armada. Uno de los objetivos de este trabajo es
mostrar que si bien el conjunto tuxtepecano conformó la base para la in-
tegración del porfirista, se trata de dos grupos distintos, pues en el segun-
..........................................................
El caso del estado de San Luis Potosí ofrece la oportunidad de expli-
car el desarrollo de la contienda y conocer la conformación tanto del gru-
po tuxtepecano como del porfirista, pues aunque la revuelta armada tuvo
su origen fuera del territorio potosino, éste fue un objetivo militar clave
para los bandos en conflicto debido en gran parte a su ubicación geopolítica
en el mapa nacional, por lo que ahí actuaron varios de los principales je-
fes castrenses del gobierno lerdista y de las fuerzas tuxtepecanas.
De acuerdo con la opinión que sostuvieron algunos sectores en 1876,
la revuelta armada no tendría significación alguna. Para entonces ya ha-
bía triunfado la República luego de una larga serie de luchas civiles que
tuvieron lugar en e1 territorio nacional desde que México surgió como
país en 1821, en las que se enfrentaron tanto en el discurso como en el
campo de batalla monarquistas y republicanos, centralistas y federalis-
tas, conservadores y liberales. Sin embargo, el movimiento tuxtepecano
involucró a los militares más sobresalientes del grupo vencedor en las
guerras de Reforma y contra la intervención francesa, y que antes ha-
Lerdistas, tuxtepecanos e iglesistas . 109
El triunfo tuxtepecano ...................... . ...... . ....................... 120
Anexo 5. Decreto por el que se declaró en estado de sitio
a San Luis Potosí ...................................................... 130
Anexo 6. Acta de adhesión de la guarnición militar -
potosina a José María Iglesias ................... . ................ ... 131
5. El inicio del nuevo régimen .............................................. 133
La respuesta lerdista ..................................................... 133
De nuevo lerdistas y tuxtepecanos ......... ... ..... . ..................... 141
Los albores de la nueva administración estatal ........... . ............ 146
Anexo 7. Plan revolucionario lerdista ................................ 161
Anexo 8. Carta de Ascensión Ríos al gobernador potosino ....... 162
Consideraciones finales.. ............... .... ............. .... .............. - 167
Fuentes consultadas .......................................................... 171
9
bían sido compañeros de armas, unQs en defensa del gobierno lerdista y
otros en apoyo del general Díaz.
El conjunto liberal que triunfó en 1867 fue incapaz de mantener la
unidad y pronto comenzó a fracturarse. Poco a poco distintos sectores se
fueron distanciando políticamente tinos de otros. Primero los militares,
relegados del círculo de pder integrado en su mayoría por civiles; lue-
go, estos últimos dividieron su apoyo entre Benito Juárez y Sebastián
Lerdo ae Tejada, Fina1ment, el surgimiento del grupo iglesista terminó
de mermar al sector civil. Simultáneamente, los caciques locales, muchos
también caudillos militares, se opusieron a la política centralizadora que
instrumentaron los gobiernos de la Répública Restaurada. El Plan de
Tuxtepec reformado en Palo Blanco fue resultado de esa fractura y reco-
gió además las causas de descontento en el territorio mexicano.
A diferencia de lo que sucedió con los resultados nacionales en 1871,
en el estado potosino las votaciones presidenciales favorecieron la candi-
datura de Lerdo de Tejada frente a la de Juárez. Esta preferencia elec-
toral fue ratificada posteriormente en la nueva contienda presidencial
lo mismo que en las estatales, donde sucesivamente obtuvieron el triunfo
en las urnas los lerdistas Mariano Escobedo y Pascual María Hernández
para la gubernatura del estado. Sin embargo, aunque nuevamente en
1876 los electores locales apoyaron a ese sector y se inclinaron por la ree-
lección del presidente Lerdo, algunas poblaciones de la Huasteca se ume ......................
ron de inmediato a la proclama de Porfirio Díaz y apoyaron su causa
desde el inicio, ante la promesa de "independencia" municipal que con-
tenía el manifiesto tuxtepecano.
La extensión de la revuelta armada en el estado tuvo una estrecha
relación con las características físicas de su territorio y con la ubicación
de los distintos partidos políticos y municipios que lo integraban. En tie-
rras huastecas irrumpieron grupos armados procedentes de Tamaulipas
que encontraron refugio en las zonas montañosas; la sierra de Catorce en
el Altiplano ofreció condiciones favorables para los rebeldes que arriba-
ron de Zacatecas y Nuevo León, mientras los partidos del Oriente fueron
asaltados por gavillas de Guanajuato y Querétaro.
El triunfo de la revuelta y la inmediata renuncia del presidente
Sebastián Lerdo de Tejada a finales de 1876 provocaron una importante
confusión política en el país. Los partidarios de José María Iglesias se
habían levantado en armas, desconociendo también al mandatario, y lo
mismo que los tuxtepecanos veían la necesidad de reinstalar el orden
constitucional. Para dar legalidad a su lucha ambos recurrieron a
la Constitución de 1857, aunque los segundos condicionaron el ascenso
de Iglesias al Ejecutivo de la Unión, a su público pronunciamiento en fa-
vor del Plan de Tuxtepec reformado en Palo Blanco. Durante varios días
el estado potosino fue gobernado simultáneamente por lerdistas, tuxtepe-
can6a e iglesistas. Luego, en un breve lapso, la entidad pasó de ser lerdis-
ta a iglesista, para definirse finalmente cwno ti teecaiia.
Sin embargo, la victoria del grupo de Porfirio Díaz sobre sus enemi-
gos no significó el fin del conflicto. Entre los primeros meses de 1877 y
mediados del año siguiente los partidarios de Lerdo de Tejada, preten-
dieron recuperar la presidencia del país para el depuesto mandatario.
Nuevamente el estado de San Luis Potosí jugó un papel importante en el
desarrollo de la contienda, donde el fracaso de los lerdistas en 1878 fue
también su derrota definitiva. Lo mismo que los vencidos iglesistas, a
partir de entonces los lerdistas buscarían acomodo de manera individual
en el régimen inaugurado por Porfirio Díaz, mientras que algunos desta-
cados tuxtepecanos se distanciarían de su antiguo jefe, e incluso se opon-
drían a su gobierno. Finalmente, no todos los porfiristas fueron tuxte-
pecanos, como tampoco todos los tuxtepecanos fueron porfiristas.
A pesar de la importancia que la revuelta de Tuxtepec y el conflicto
armado de 1877 tuvieron para la conformación del régimen porfirista, la
parte de los numerosos textos que abordan el porfiriato se han
referido a ella únicamente como el suceso armado que puso fin a la Re-
pública Restaurada, pues en general han centrado su atención en la
última etapa del gobierno de Porfirio Díaz. En este sentido, la consulta
de la obra de Daniel Cosío Villegas sigue siendo imprescindible. En su
Historia moderna de México el historiador dedicó un buen espacio al
estudio de dicha revuelta. Si bien desde su publicación han circulado
nuevas propuestas historiográficas, es indudable que sigue vigente y su
examen aún es fundamental para concer el periodo que trata.
Por su parte, la historiografía potosina únicamente ha considerado el
tema en obras generales sobre San Luis Potosí, y en la mayoría de los
casos las referencias son más de índole nacional que local. Incluso, en
dichos estudios la etapa porfirista dista mucho de tener la misma exten-
sión y cuidado que destinaron a las primeras partes de sus trabajos, re-
servadas a los periodos prehispánico y virreinal, excepto cuando abor-
dan la cuestión urbanística y la realización de obras públicas. Tal es el
caso de la Historia de San Luis Potosí escrita en cuatro tomos por Primo
10 . . 11
Feliciano Velázquez, quien dedicó el último volumen de su trabajo al pe-
riodo que va de mediados del siglo xix a la tercera década del siglo xx. Editor además del periódico El Estandarte, que circuló en la capital del
estado entre 1884 1912, el autor no ocultó su inclinación lerdista cuan-
do someramente abordó el caso de Tuxtepec, y aunque reconoció a Por-
tirio Díaz como presidente de la República, cabe mencionar que fue tam-
bién un severo crítico del gobernador porfiristCnl Díez Gutiérrez.
Entre los autores potosinos contemporáneos de la revuelta se encuen-
tra Manuel Muro, quien además ocupó la jefatura política de la capital
del estado durante la época que aquí se estudia y contendió frente a Pas-
cual M. Hernández por la gubernatura del estado en 1874. Sin embargo,
su también Historia de San Luis Potosí, inicia con la época prehispánica
y concluye en la víspera de la revuelta tuxtepecana, pues como explicó el
mismo autor, optó por no abordar la contienda armada ni tampoco el
régimen porfirista por haber sido partícipe de los hechos.
Considerando lo anterior, el punto de partida para realizar este traba-
jo fueron los periódicos oficiales del estado de San Luis Potosí, así como
los abundantes documentos que sobre el tema albergan el Archivo Histórico
del Estado y la Colección Porfirio Díaz de la Universidad Iberoamerica-
na. Además, en vista de la importancia que tuvo la ciudad potosina de Rio-
verde tanto para las fuerzas lerdistas como para las tropas tuxtepecanas,
exploré también el Archivo Histórico Municipal de aquella población. No
obstante, es necesario explicar que en dichos acervos sólo localicé algún
escrito emitido por los rebeldes, por lo que en general la información ana-
lizada procede de impresos y manuscritos gubernamentales.
El trabajo se compone de cinco capítulos, en los que se van entrela-
zando los sucesos nacionales con los locales para contextualizar estos úl-
timos. En el primero presento una somera descripción del territorio po-
tosino, a fin de ubicar al lector en ese espacio geográfico y mostrar cómo
su situación geopolítica hizo que frecuentemente se viera afectado por
conflictos armados ajenos a la entidad. Así mismo, explico las condicio-
nes políticas presentes en el estado durante la República Restaurada, en
especial el conflicto de 1869, que puede considerarse antecedente inme-
diato de la revuelta de La Noria, encabezada también por el general Por-
fino Díaz. Para ello analizo los procesos electorales de 1871 y 1872, así
como la situación del estado durante el gobierno lerdista.
El segundo capítulo tiene como tema central el Plan de Tuxtepec y
su reforma en Palo Blanco, Tamaulipas. Luego de revisar dicho mani-
fiesto y los dos que lo precedieron, abordo el inicio de la revuelta armada
hasta el fin de su primera etapa. Muestro además la conformación de las
fuerzas armadas que participaron en la contienda, destacando a los
principales jefes militares que actuaron en el estado potosino tanto en
defensa del gobierno lerdista como en favor del plan tuxtepecano. - -
En el tercer apartado explico el desarrollo y los efectos de la revuélta
armada en el territorio potosino y dedico una sección a la ocupación de
Rioverde, pues además de la importancia de dicha ciudad potosina como
objetivo militar de lerdistas y tuxtepecanos, el caso sirve para conocer los
procedimientos -seguidos por estos últimos luego de ocupar alguna pobla-
ción. En aíra sección presento una breve reseña de la batalla que tuvo
lugar en el Salto del Agua, Ciudad del Maíz, triunfo que erróneamente se
ha atribuido al general tuxtepecano Carlos Díez Gutiérrez, cuya partici
pación en la revuelta también evalúo en este capítulo.
Destiné el cuarto apartado al triunfo tuxtepecano y a la conclusión
de.Lrégimen lerdista. Aquí muestro la evidente confusión que reinó tanto
en el estado potosino como en el país ante la disyuntiva de reconocer a
Porfinio Díaz o a José María Iglesias como presidente de la República.
A manera de epilogo, en el quinto capítulo me refiero al intento ar-
mado que los lertlistas encabezados por el general Mariano Escobedo hi-
cieron para reinstalar a Sebastián Lerdo de Tejada en el Ejecutivo de la
Unión, durante el cual nuevamente el estado potosino adquirió impor-
tancia, ahora en defensa del recién instalado régimen tuxtepecano. Fi-
nalmente, hago referencia someramente a las primeras acciones del nue-
vo gobierno estatal.
Cabe mencionar que este texto se desprendió del trabajo con el que
obtuve el grado de maestría en historia hace algunos años en la Univer-
sidad Iberoamericana, el que fue posible gracias a la orientación y a los
atinados consejos de la doctora Jane Dale Lloyd. Luego de desarmar y
rearmar el texto original con la idea de publicarlo, el doctor Antonio Es-
cobar Ohmstede tuvo la amabilidad de revisarlo y de hacerle diversas y
valiosas observaciones. Vaya también mi agradecimiento a la maestra
Flor de María Salazar, directora del Archivo Histórico del Estado de San
Luis Potosí, por su interés en lograr esta publicación, y a El Colegio de
San Luis por el apoyo que me brindó para su realización. A Jorge, Artu-
ro, Paulina y Mica, con quienes siempre catará en-deuda, y a todos
aquellos que de una u otra manera colaboraron e impulsaron esté pro-
yecto, mi sincera gratitud.
12 . . . . . . 13
1. EL ESCENARIO POTOSINO
El estado de San Luis Potosí se localiza en la parte centro nororiental de
. la República Mexicana.' Como lo hacía en el último tercio del siglo XIX,
actualmente colinda con los estados de Coahuila al norte, Nuevo León y
• Tamaulipas al noreste, Veracruz e Hidalgo al este, Querétaro y Guana-
juato al sur, Jalisco al suroeste y Zacatecas al oeste, aunque al estallar la
revuelta de Tuxtepec en 1876 algunos de estos limites aún estaban pen-
dientes de definir.-2 Su territorio ocupa una extensión de 63 820 km' y presenta una for-
ma irregular, con su mayor longitud de sureste a noroeste. 3 En general
está atravesado por diversas cadenas montañosas, aunque la parte occi-
dental es la menos accidentada:
iillerajiipartede ISÍéiMadr Orfii va- l
recorre los territorios de Veracruz, Tamaulipas y Nuevo León, reco-
rre igualmente el territorio de San Luis Potosí, en general de sur a
norte, tomando sucesivamente los siguientes nombres: cordillera de
San Luis al oeste de la capital; de.Bocas en los terrenos de esta ha-
cienda; del Venado desde la referida hacienda hasta la del Clérigo; de
Charcas, desde el Clérigo a Laguna Seca; y de Catorce, desde Laguna
1 Las coordenadas geográficas del estado potosino son latitud norte: 2492' y 21°10',
y longitud oeste: 98°20' y 102°18'. Anuario Estadístico del Estado de San Luis Potosí, INEGI, 1995.
2 En 1882 se realizó el reparto de tierras en la Huasteca potosina y se fijaron los lí-
mites con el estado de Hidalgo; al año siguiente, los gobiernos de Zacatecas y de San Luis
Potosí negociaron el establecimiento de limites bien determinados y aceptados por ambas
entidades. Por último, los trabajos para tender las vías férreas y el decreto presidencial
del 28 de diciembre de 1905 fijaron la colindancia con el estado de Veracruz.
Jesús Hermosa (1857) y Francisco Macías Valadés (1878) anotaron 4 101 leguas
cuadradas; mientras José M. Gómez del Campo (1872), Pío Mendoza y Rafael del Castillo
(1890) asentaron 74 824 km' 04262 leguas cuadradas.
15
Seca a la hacienda de Poblazón que da fin a la cordillera. Otras sie-
rras en diversos lugares del estado separan unas de otras, las llanu-
ras, siendo las principales la sierra de Coronado al oriente, paralela
con la de Charcas, la de Guadalcázar al noroeste de San Luis, la cual
extiende al sur hasta muy cerca de la capital; la de Naola, en los II-
sisites del estado con Tarnatilipas; las de Ramos y el Salino en la re-
gión occidental; y por último las de Xilitla, Tancanhuitz y Tarnazun-
chale en la parte suroeste del estado.'
A causa de estos sistemas orográficos el territorio de la entidad pre-
senta una forma escalonada. En el este se encuentra la parte más baja,
ahí se localiza la zona geográfica conocida como Huasteca potosina. Al
norte, en la parte más alta y separada por unos 2 000 metros de altura de
la anterior, se sitúa el Altiplano. Entre ambas se localiza la porción que
hoy se conoce como Región Media y que durante el porfiriato recibió la
denominación geopolítica de Oriente del estado.
Las corrientes de agua más importantes se encuentran en el este, es-
pecialmente en la Huasteca. En su Almanaque de 1890 Antonio Cabrera
citó entre ellas al río Santa María en el sur, y a los ríos Verde, Pinihuán,
Desagtieo o Moctezuma, Coy, Valles, Tampaon, Tamul" y Axtia. La pre-
.. provoca un notorio contraste entre las tierras del Oriente
y las del Altiplano, cuyas características físicas lo identifican más con el
desierto. En 1876 la Huasteca era la principal productora agrícola y ganadera
de la entidad, el Oriente producía sobre todo caña de azúcar y cítricos,
mientras que en el Altiplano la actividad económica más importante era
la minería. En esos años se calculaba que la población del estado era de
unos 450 000 habitantes. Sin embargo, en ese tiempo la práctica tIc acu-
dir a las oficinas del Registro Civil para notificar nacimientos, defuncio-
nes o matrimonios todavía era poco común; no obstante, el registro civil
se instaló en la capital potosina en 1869 y poco después en los diferentes
municipios de la entidad.
La población era eminentemente rural. Los grupos indígenas que en
su mayoría formaban parte de este sector se concentraban sobre todo en
la Huasteca y algunos se localizaban en el Oriente:
Antonio Cabrera, Almanaque 1890. San Luis Potosí, p. 2.
tres razas indígenas que son: la mexicana, la huasteca y la pame, ha-
blando cada una su idioma propio y siendo la primera la más nume-
rosa y civilizada [ ... ], todavía conservan la costumbre de nombrar su
República por medio de los indios viejos, cuyo título ellos mismos se
dan, y de que se enorgullecen porque constituyen un poder político,
y llaman aún gente de razón a los que suponen descendientes de los
conqui iIndígnas no han procurado su mezcla con la
raza descendiente de los conquistadores, y así es que viven separados
de ella; bien aislados en las asperezas de las serranías, o reunidos en
comunidades o barrios en las cercanías de las poblaciones que son
cabeceras de municipio.'
Desde el punto político y administrativo, al estado lo integraban di-
versas fracciones, fincas rústicas que podían ser haciendas, ranchos o
congregaciones, según su extensión, tipo de propiedad y características.
Varias fracciones conformaban una municipalidad, cuya cabecera reci-
bía el título de villa. A su vez, distintos municipios constituían un partido
político, delimitación territorial entre la municipalidad y el estado.<>
Cuando una población era sede de la jefatura política, acompañaba su
nombre con el título de ciudad.
Como sucedería a lo largo del porfiriato, durante la República Res-
taurada eran trece los partidos políticos que formaban el estado. Para su
mejor gobierno las autoridades los agruparon de acuerdo con la región
geográfica en la que se ubicaban:
• Partidos de la Huasteca: Tamazunchale, Tancanhuitz y Ciudad de
Valles.
• Partidos del Oriente: Cerritos, Ciudad del Maíz, Hidalgo, Rioverde
y Santa María del Río.
• Partidos del Norte: Catorce, Guadalcázar, Salinas y Venado.
Si bien el partido de la capital 7 correspondía al grupo del norte, ge-
neralmente recibió un tratamiento independiente del resto, pues su cabe-
Francisco Macías Valadés, Apuntes geográficos y estadísticos sobre el estado de
San Lui.s Potosí en la República de los Estados Unidos Mexicanos, pp. 104-105.
'Véase Romana Falcón, "Jefes políticos: dominio y propiedad sobre las comunida-
des campesinas", p. 17.
La capital potosina estaba circundada entonces por siete barrios. Un acueducto
surtía a la población del agua que bajaba por la sierra de San Miguelito, cerca de cuyas
faldas se ubicaba la ciudad; mientras los ríos Santiago y Españita, que corrían al norte yal sur de ella, permanecían secos la mayor parte del año. Además del municipio de San
16 17
SALSEAS PEAS IdOS
RELIEVE DEL ESTADO DE SAN Luis POTOSÍ
1 • 1.500 MIS -
rl . DoilIs VALLES 1 _______________
150 MIS
MAR AMES
Octaviano Cabrera Ipiña, San Luis Potosí, 4a. ed., San Luis Potosí, s.e., 1969, s/n.
cera, la ciudad de San Luis Potosí, además de ser la sede de la jefatura
política y del municipio del mismo nombre, lo era también de los poderes
estatales.
Durante la segunda mitad del siglo xix y antes de la consolidación
del régimen porfirista, el centro político del estado se asentó en la ciudad
de Rioverde, localizada en una de las rutas que comunicaban a la Ciii-
Luis Potosí, la jefatura política tenía a su cargo las municipalidades de Cuesta de Campa,
Armadillo, Arriaga, Ahualulco, Mexquitic, Pozos y Soledad de los Ranchos, Francisco
Macías Valadés, op. cit., pp. 12-17.
dad de San Luis Potosí con el Golfo de México y cabecera del partido del
mismo nombre. 8 Desde ahí el grupo encabezado por la familia Verás'tegui
ejerció una importante influencia, tanto en la política estatal como en la
nacional a partir del segundo tercio del siglo.' En varias ocasiones dicha
ciudad captó la atención de los gobiernos nacionales y estatales, ya por
conflictos ajenos que amenazaron con extenderse por su territorio o a
raíz de brotes rebeldes locales que pusieron en riesgo la estabilidad po-
lítica del estado. Así sucedió, por ejemplo,7 en 1853, criando el Ayunta-
miento rioverdense desconoció al gobernador Julián de los Reyes y poco
• • después fue acusado de instrumentar su asesinato.
• - Debido al poder político que detentaban 19s grupos rioverdenses y a
la importancia económica que tenían para el desarrollo del estado, fue
común que los mandatarios estatales en turno mantuvieran una estrecha
relación con esa población, e incluso que se trasladaran con frecuencia
a ella, donde muchas veces despacharon asuntos de vital importancia
para la vida política y económica de la entidad. Por ello no resulta extra-
ño que el gobernador lerdista Pascual María Hernández encabezara in-
cluso algunas sesiones del cabildo rioverdense,'° o que ahí conociera la
noticia del levantamiento tuxtepecano. Allá recibió también las primeras
- instrucciones del presidente Sebastián Lerdo de Tejada para enfrentar a
los simpatizantes de Porfirio Díaz y dictó las órdenes para cumplirlas.
También la población de Ciudad del Maíz" ejerció un influyente pa-
pel en la política estatal, especialmente hasta la primera mitad del siglo
El partido de Rioverde limitaba al sur con los estados de Querétaro y Guanajuato,
de los que estaba separado por la Sierra Gorda. Ocupaba en general un territorio plano,
excepto al sur y al suroeste, donde lo atravesaban las sierras Gorda, Canoas y Bagres. El
río Verde, del que recibió su nombre, corría por sus tierras procedente de la sierra de
Alonso, en el municipio de Armadillo. Según los textos de la época, esta corriente sólo era
permanente desde que pasaba por terrenos rioverdenses, donde aumentaba su caudal
con el agua de los ríos Calabazas y Blanco o Enterrado. Además del municipio de ffiover-
de, la jurisdicción política del partido incluía al de Ciudad Fernández, cuya cabecera
municipal estaba separada de la anterior únicamente por una calle, San Ciro de las Al-
bercas (hoy San Ciro de Acosta) y Pastora, idem, pp. 20-22.
Véanse Manuel Muro, Historia de San Luis Potosí, y Primo Feliciano Velázquez,
Historia de San Luis Potosí.
' Véase Libro de Actas del Cabildo de Rioverde (en adelante JÁctt), 1876.
' Ciudad del Maíz era cabecera del partido del mismo nombre, cuyo territorio esta-
ba atravesado por algunos sistemas montañosos, corno la sierra de la Colmena, que lo
separaba del estado tamaulipeco, con el que colindaba al norte y al este. Durante la
República Restaurada estuvo integrado por los municipios de Ciudad del Maíz, San
Nicolás de los Montes y San José. Francisco Macías Valadés, op. cit., p. 75.
18 . . . . 19
DwIsIÓN POLÍTICA DEL ESTADO DE SAN Luis POTOSÍ EN 1876
CATORCE ZAC. . . N.L.
VENADO
SALINAS
DEL GUADALCÁZAR
PEÑÓN BLANCO
SAN
ZAC. LUIS CERRITOS TAMPS.
CD. DEL MAIZ POTOSI
1. CD. DE VALLES SANTA ROVERDE
2. TANCANHUITZ MARÍA DEL RIO D 3. TAMAZUNCHALE
A
JAI........................GIO........................ 3.... ... ORO.
Fuentes: Antonio Cabrera, Almanaque 1890; Francisco Macías Valadés, Apuntes geográ-ficos y estadísticos sobre el estado de San Luis Potosí en la República de los Estados Unidos Mexicanos; Pío Mendoza y Rafael del Castillo, Cartilla de Geografla descriptiva del Estado
de San Luis Potosí.
xix. Incluso, en ocasiones el centro político de la entidad pareció alternar
su sede entre ésta y Rioverde. Ambas ciudades formaron una especie de
eje político y económico cuya presencia fue decisiva en el desarrollo del
estado potosino, y así mismo fueron consideradas objetivos militares de
importancia para los bandos que se enfrentaron en la entidad a lo largo
del siglo xix, incluida la revuelta tuxtepecana. Igual que la cabecera del
partido rioverdense, la de Ciudad del Maíz —conocida también como
Valle del Maíz—, estaba en el trayecto de una de las rutas entre la capital
potosina y Tamaulipas, derrotero que antes de la inauguración del Fe-
rrocarril Central Mexicano fue el más utilizado en los traslados entre la
capital potosina y el Golfo de México.
En Ciudad del Maíz tuvieron su origen varias de las familias que inte-
graban la élite potosi-tia en la década de 1870. En general formaban parte
de la descendencia del matrimonio del español Felipe Fernández de Lima
Barragán y Josefa Ortiz de Zárate y Andrada Moctezuma. Entre ellas
se encontraban los Verástegni, emparentados cón ese linaje a raíz de un
matrimonio; además de los Barragán, Moctezurna y Arguinzóniz, así
como los Díez Gutiérrez, a cuya familia perteneció el gobernador provi-
sional y comandante militar de San Luis Potosí nombrado por Porfirio
Díaz durante la revuelta de Tuxtepec, Carlos Díez Gutiérrez
En el siglo xviii, Fernández de Lima Barragán adquirió las tierras
que la corona había confiscado en esa zona al arzobispo de Manila, Ma-
nuel Antonio Rojo y Vieyra. Del fraccionamiento de esas propiedadés
entre sus herederos y posterior descendencia resultaron las productivas
haciendas que colocaron a sus propietarios decimonónicos entre los más
acaudalados del estado.' 2
Hacia la revuelta
Antes de estallar la revuelta de Tuxtepec fueron varios los levantamien-
tos armados que afectaron al estado potosino, entre ellos la rebelión de
láSiéria Góidá iíüé ricábé EleiitéribQm.oz entre 1847 y 1849, quien
luego de desertar de las fuerzas nacionales se levantó en armas contra el
gobierno general y dirigió un movimiento que abarcó parte de los actua-
les estados de Veracruz, Hidalgo, Puebla, Guanajuato, Querétaro y San
Luis Potosí. Durante el conflicto, las poblaciones potosinas de Santa Ma-
ría del Río y Rioverde, además de Xichú en el estado de Guanajuato,
conformaron el eje por el que se movieron los rebeldes.`
En franca oposición contra el gobierno nacional por los resultados
de la guerra con los Estados Unidos, Quiroz promulgó el plan político y
eminentemente social del Ejército Regenerador de la Sierra Gorda. A
través de este documento, en cuya redacción, al parecer, intervino el rio-
verdense Manuel Verástegni, ofreció a sus seguidores el libre uso de tie-
rras baldías y de madera en la sierra, la división de haciendas y otros
beneficios al triunfo de la rebelión.
12 Véanse Manuel Muro, op. cit.; Primo Feliciano Velázquez, op. cit.; Tomás Calvillo Unna e Isabel Monroy Castillo, Breve historia de San Luis Potosí, 1997.
13 Tomás Calvillo e Isabel Monroy, op. cit., p. 179.
20 9 1 -
Entre sus simpatizantes se contó, el general Tomás Mejía, destacado
militar que apoyaría después al segundo imperio mexicano, quien enca-
bezó otro levantamiento armado en la misma Sierra Gorda y que tuvo
contacto con la rebelión de Quiroz. Mejía aglutinó a militares y civiles
descontentos eón los tratados de paz que se habíais firmado con los Esta-
dos Unidos, ls que por cierto también fueron descónocidos por las auto-
ridades potosinas.
La causa de Quiroz contó así mismo con la adhesión de un buen nú-
mero de seguidores de Mariano Paredes^ y Arrillaga, que se unieron a
sus tropas cuando pretendió sublevar sin éxito los estados de Guanajua-
to, Jalisco, Zacatecas y San Luis Potosí, también contra el gobierno que
pactó la paz con los norteamericanos. 14 - Cuando las autoridades nacionales ofrecieron el indulto a los suble-
vados a cambio de que dejaran las armas, Tomás Mejía se acogió al per-
dón, mientras que Eleuterio Quiroz continuó la lucha y ocupó varias po-
blaciones en el oriente del estado potosino. A finales de 1849, el mismo
Mejía encabezó las tropas que derrotaron y apresaron a Quiroz, ponien-
do término así a la rebelión. Uno los resultados inmediatos de este con-
flicto fue la fundación de tres colonias militares para mantener la paz en
la zona, entre ellas San Ciro de las Albercas en la parte oriental del esta-
do.qie..bÁgQ. .igr.a.ría .. partido de Rioverde.`
Nuevamente, entre 1869 y 1870 el territorio de San Luis Potosí se vio
afectado por un levantamiento armado cuyas dimensiones rebasaron sus
límites territoriales, aunque en esa ocasión el conflicto sí tuvo su origen
en la entidad y aparentemente fue resultado de cuestiones meramente
locales, pues inició cuando el gobernador Juan Bustamante se enfrentó
a la Legislatura estatal y fue destituido de su cargo. No obstante, dicho
enfrentamiento preparó el terreno para que algunos grupos descontentos
con el gobierno que encabezaba Benito Juárez y que eran ajenos al esta-
do potosino iniciaran un movimiento armado contra la administración
federal. En él participaron Jesús Toledo, Ireneo Paz y Jorge García Gra-
nados, quienes habían intervenido también —al lado del general Angel
Martínez—, en el pronunciamiento registrado en el estado de Sonora en
1868 contra la designación de las autoridades estatales que había reali-
zado el Ejecutivo de la Unión.
14 Ibídem, pp. 177-178. 15 Dicha colonia militar posteriormente daría origen a la actual población de San
Ciro de Acosta, hoy cabecera del municipio del mismo nombre.
Desde el comienzo, los levantados en San Luis Potosí contaron con el
apoyo de Jerónimo Treviño, quien ejes cia una gran influencia política
en el vecino estado de Nuevo León. Posteriormente se unieron a ellos el
general Pedro Martínez, originario también de aquella entidad y jefe de
la tercera brigada de la tercera división, con sede en la capital potosina,
así como el tamaulipeco, entonces coronel, Ignacio Martínez, con tropas
procedentes d Guadalajara, y Trinidad García de la Cadena, goberna-
dor de Zacatecas.
Si bien durante la República Restaurada se registraron diversos le-
vantamientos armados en distintos puntos del país, la InayQría no había
tenido gran significación política o militar. Sin embargo., el conflicto poto-
sino fue diferente por los actores que participaron en él. Varios de ellos
habían destacado en las guerras de Reforma y contra la intervención
francesa, y en muchos casos detentaban un importante poder político en
sus zonas de influencia. No obstante, como bien afirmó don Daniel Cosío
Villegas, "la opinión pública coetánea —tanta era su fe en la razón huma-
na!— no la vio como claro preludio de las otras dos revueltas, éstas sí for-
midables, que habrían de seguirla: La Noria y Tuxtepec". 16
Juan Bustamante había ocupado la gubernatura interina y la coman-
dancia militar potosina durante el gobierno imperial encabezado por Ma-
ximiliano de Habsburgo, aunque luego, y a través de préstamos forzosos,
reunió y envió un fuerte contingente armado para apoyar a los sitiadores
de Querétaro. A pesar del descontento que provocó entre los habitantes
la imposición de aquella contribución, en 1867 obtuvo el triunfo en las
elecciones y asumió el gobierno constitucional del estado. Sin embargo,
para entonces el grupo liberal, que había conseguido la victoria en el
campo de batalla contra los imperialistas y reinstalado el sistema republi-
cano en el país, comenzaba a fracturarse, y esta división afectaba ya .al
estado. A esta situación se sumó al disgusto causado por las nuevas me-
didas fiscales que impuso el gobierno de Bustamante en 1868. Poco tiem-
po transcurrió antes de que el mandatario fuera acusado ante la Legis-
latura local de haber realizado gastos fuera del presupuesto autorizado
y de invadir facultades ajenas al Poder Ejecutivo. El Congreso estatal lo
separó de su cargo, primero temporal y después definitivamente, y para
sustituirlo nombró como interino al diputado local Carlos Tovar.
' 6 Cosío Villegas, Historia moderna de México. La República Restaurada. La vida
política, p. 539.
22 .. .23.
Un año después los partidarios de Bustamante proclamaron el Plan
de Villa del Cidral, que desconocía al Legislativo potosino y al goberna-
dor interino, aunque declaraba su adhesión a los poderes federales.` Se
levantaron en armas en el municipio de Ahualulco y en Rioverde, e in-
tentaron extender el levantamiento a la Huasteca potosina, donde no tu-
vieron éxito. Frente a su inminente derrota, Bustamante se refugió en
Saltillo,-Goahuila, y desde allá envió su renuncia corno gobernador del
estado de San Luis Potosí. Para restablecer el orden constitucional en
la entidad, el Congreso local publicó de inmediato la convocatoria para
elegir al nuevo mandatario. -
La contienda electoral evidenció la división del grupo-liberal poiosino,
que presentó seis candidatos a la misma. Entre ellos se encontraba Fran-
cisco Bustamante, quien posteriormente se uniría a las tropas tuxtepecanas
y fungiría como secretario particular de Carlos Díez Gutiérrez durante la
revuelta, y luego como secretario de Gobierno en las primeras administra-
ciones que el mismo Díez Gutiérrez encabezaría en la entidad," cuando
también Bustamante asumiría la gubernatura provisional debido a las fre-
cuentes licencias que el mandatario solicitaba para ausentarse del estado.
Además presentaron su candidatura el diputado Carlos Tovar; el general
Sóstenes Escandón, que ya había sido gobernador en ocasiones anteriores"
y contaba con el apoyo de los liberales de Rioverde, y el general Francisco
Antonio Aguirre, con quien simpatizaban el antiguo círculo de Bustamante
y los integrantes de la tercera división. La situación fue aprovechada por
Toledo, Paz y García Granados, quienes se reunieron en la capital de Fa
República para ponerse de acuerdo: el
Los tres conversan en México largamente; la revuelta misma daría el
caudillo, y siempre contarían con Porfirio Díaz, a quien sólo debía
llamarse después de la primera victoria militar, para no gastarlo; mo-
verían los estados de Querétaro y San Luis, donde los conflictos po-
líticos locales creaban las condiciones propicias a una conspiración,
' Ibídem, pp. 540-541. 18 Carlos Díez Gutiérrez fue gobernador del estado de San Luis Potosí de 1876 a
1881 y de 1885 a 1898, año de su muerte.
Como gobernador constitucional, Sñstenes Escandón estuvo a cargo del Ejecutivo
estatal de septiembre de 1860 a enero de 1862, de octubre a diciembre de 1862, y de
diciembre de 1869 a agosto de 1870. Véase Rafael Montej ano y Aguiñaga, San Luis Poto-sí, la tierra y el hombre, pp. 153-155.
y el de Nuevo León, en el cual contarían con la ayuda benévola de
Jerónimo Treviño. 2° ..
Para entonces Tovar se había distanciado del Congreso local. Poco an-
tes de las elecciones fue sustituido por el licenciado Juan Barragán, quien
pronto renunció al cargo y lo entregó a Sóstenes Escandón por mandato -
de la Legislatura, no obstante desconocerse aún el resultado electoral.
Para evitar un conflicto que empañara el proceso electoral y en vista -
de la activa participación que empezaban a tener los militares, los dipu-
tados potosinos acordaron despojarlos del derecho al voto. La reacción
no se hizo esperar, el grupo castrense protagonizó diversos desórdenes
que obligaron al Congreso a solicitar al presidente Juárez el retiro de las
fuerzas federales a una distancia no menor de tres leguas de los principa-
les centros urbanos del estado. Inmediatamente el Ejecutivo de la Unión
giró la orden en este sentido al general Pedro Martínez, jefe de la guarni-
ción militar potosina, a quien además hizo responsable de cualquier al-
boroto que provocaran sus tropas.`
Llegada la fecha de las elecciones, la mayoría de los electores se abstu-
vo de votar por la inseguridad que reinaba en el estado, sólo lo hicieron
los partidarios de Francisco Antonio Aguirre, quien obviamente resultó
triunfador. Sin embargo, debido a sus simpatías con el grupo de Basta-
mant Ag1rrfudconoeidñportCngre$wdcFestado..quedeelar6 ............
gobernador constitucional a Sóstenes Escandón. En respuesta, Trinidad
García de la Cadena, al mando de un grupo armado, irrumpió en la sede
de la Cámara local y apresó a los diputados potosinos, mientras los levan-
tados organizaban una junta popular que entregó el mando político y mi-
litar del estado al general Francisco Antonio Aguirre. De inmediato el
gobierno federal le exigió a este último que procediera a restituir a las au-
toridades legítimas y se presentara en la capital del país para responder
por su conducta, mandato que evidentemente Aguirre no obedeció.
A finales de 1869 el general Pedro Martínez se unió al movimiento
en favor de Aguirre, por lo que el presidente Juárez lo despojó del man-
do provisional de la tercera brigada en San Luis Potosí y nombró en su
lugar al general Manuel Larrañaga, a quien encargó imponer el orden
en el estado con la fuerza de las armas. Sin embargo, antes de que éste
Cosío Villegas, op. cit., pp. 540-541. 21 Ibídem, p. 542.
24 ...... . ..- 25
pudiera actuar, Martínez, ostentándose como titular de dicha brigada,
suspendió los preparativos bélicos que llevaba a cabo y lo instó a unirse
al movimiento.
Pedro Martínez promulgó el Plan Regenerador dé San Luis, "una de
las manifestaciones más expresivas del militarismo mexicano". 22 del siglo
XIX. Lo mismo que el Plan de Casá Mata promulgado años antes, dicho
documento reconoció al ejército como el sostén de los principios demo-
cráticos de la nación. En una clara demostración de rebeldía y a nombre
del grupo militar, Martínez declaró su desobediencia al régimen juarista
y lo acusó de haber intervenido en los estados de la Federación, centrali-
zando el poder en la capital del país. Así mismo, manifestó que los Pode-
res federales eran ilegítimos, desconoció a Juárez corno presidente de la
República y exigió la "instalación de un mandatario interino, cuya elec-
ción llevaría a cabo una junta de representantes estatales nombrados
por los ayuntamientos.
Pronto el levantamiento se extendió a varios puntos del estado poto-
sino, abarcando los municipios de Santa María del Río y Villa de Reyes
cerca de la capital, y Matehuala, Ahualulco y Catorce en el Ahiplano, 23
mientras los simpatizantes de Bustamante y Aguirre en la ciudad de San
Luis Potosí buscaban ahí la victoria. Por su parte, Sóstenes Escandón
Escobedo ocupó la ciudad de San Luis Potosí con el apoyo de Sóste-
nes Rocha y las tropas de Aguirre la evacuaron. Si bien el levantamiento
continuó algunos meses más en Venado, Matehuala y Cedral en el Alti-
plano, así como en Tancanhuitz, Tamazunchale y Valle del Maíz,` el es-
tado pronto recuperó la calma.
"No puede dudarse de quela revuelta San Luis-Zacatecas, Martínez-
García de la Cadena, fue la más chabacana políticamente- hablandoy la
más desastrosa desde un punto de vista militar y la más deslucida huma-
namente".` No obstante, preparó el terreno para el estallido de la re-
vuelta de La Noria que encabezaría Porfirio Díaz en 1872. En ella, como
luego en la tuxtepecana, participarían también Ireneo Paz, Trinidad
García de la Cadena, Jerónimo Treviño y Jesús Tóledo.
La contienda por el poder
Como demostró el conflicto potosino, hacia 1869 el grupo liberal se había
dividido. La República Restaurada heredó a un grupo de dirigentes, en
general civiles, y a un conjunto de aspirantes al poder, en su mayoría
militares, ambos con ansia interna de dominio, además de una "masa II-
-con el nombramiento de gobernador—, se mantenía en Rioverde y con- beral" que sería llamada continuamente por uno y otro bando para apo- .. ..óéálÉ4iiúnéstalian......................................... yar sus iíóiésftiieieses, y si llegaba el caso, también para participar
con e reconocimiento e os iputa os
presos en la capital potosina. Sin embargo, evidentemente, en ese mo- en la lucha física: mento era mayor el peso de las armas que el de las instituciones.
La extensión del levantamiento y las crecientes muestras de simpatía en fin, deja al grupo de los vencidos, a quienes los dirigentes y los as- que ganaba hicieron temer al gobierno federal que influyera en otros es-
tados, como ya había sucedido con Zacatecas, donde el general Trinidad
García de la Cadena, "enconado desafecto del Ejecutivo federal",` acep-
tó la propuesta de Ireneo Paz para unirse al movimiento y se acogió al
Plan Regenerador de San Luis reformado en Zacatecas. Con el fin de so-
focar el movimiento, la administración juarista entregó el mando militar
al general Mariano Escobedo, destacado liberal de las guerras de Refor-
ma y contra la inervención francesa, a quien encargó restituir el orden
en la entidad potosina.
22 Ibídem, p. 545. n Tomás Calvillo e Isabel Monroy, op. cit., p. 201. ' Daniel Cosío Villegas, op. cit., p. 550.
pirantes también llaman: a veces para contrarrestar el progreso que
los dirigentes o los aspirantes hacen en la masa liberal, y en la segun-
da fase, para remachar con su apoyo a la hegemonía sobre todos los
grupos del país. Por esta sola razón el país estaba destinado a una
vida política muy inestable. 27
En las elecciones que se efectuaron al reinstalarse la República en 1867
obtuvo el triunfo el licenciado Benito Juárez frente a la candidatura del
aspirante militar Porfirio Díaz. Si bien en San Luis Potosí el resultado fa-
'-' Tomás Calvillo e Isabel Monroy, op. cit., p. 201. 26 Daniel Cosío Villegas, op. cit., p. 573. 27 Ibidem, p. 431.
26 27
- co it - '.0 4 0'. voreció ampliamente al primero, los distritos electorales de Santa María del u: ' - U")0 ' u:- co '0 co O
- o Río y-Rioverd te otorgaron el triunfo al segundo; en tanto que el de Gua- a
dalcázar, en el Altiplano, registró una diferencia a favor de Juárez de solo c'1 1.1 co iq tres votos, como puede verse en el cuadro que se incluye a continuación.
u:-
C) - co
En el mismo cuadro se observa también la preferencia electoral de la co N
•. . u! lo
- u:- entidad en 1871, cuando se realizaron votaciones para el nuevo periodo . co
.................................
u:- constitucional y nuevamente se postularon Juárez y Díaz, además del licen-
o - 'O CO - ciado Sebastián Lerdo de Tejada. En esa ocasión únicamente el distrito. -
o
co N co . " " CÑ co
a de Matehuala favoreció a Díaz, probablemente por la influencia que el ge-
-. ci ..co ....................
neral Pedro Martínez tenía en esa-zona, pues aunque ambos se distancia-
.........................................................
rían posteriormente, eñtonces era su aliado. Al contrario de lo que sucedió
a nivel nacional, en el estado de San Luis Potosí Lerdo de Tejada obtuvo
4'.
4?
una amplia victoria sobre sus contrincantes. La diferencia de votos obte-
z O ci
..• nidos por Benito Juárez en ambas contiendas electorales muestra que ya
ce - co había perdido el apoyo de una buena parte de los electores potosinos, quizá - O
co ci u:- u:- co u:- ci co co '0 ' co -
4?
porque cuando. se realizó la segunda votación el gobernador constitucional
z 4? de la entidad era Mariano Escobedo, quien ya no sostenía una buena -O
relación con él y cuya filiación lerdista era evidente. 28 U)
Si bien Juárez obtuvo el triunfo en 1871, su muerte al año siguiente
condujo a Sebastián Lerdo de Tejada a hacerse cargo interinamente del '48 a c- ° Ejecutivo de la Unión por mandato constitucional, pues entonces presi-
4?'.' .-. - día el Supremo Tribunal de Justicia. Poco después, conforme a
ci '0 - ' co '.0 co N 'O ' titución de
1857, el Congreso de la Unión expidió la convocatoria para el
ce E2
' co u:- 00 'O' u:- co 'O
. proceso electoral correspondiente. La votación general favoreció clara-
1 b mente a Lerdo de Tejada, quien obtuvo la mayoría sobre su contrincante O
O más cercano, Porfirio Díaz. Nuevamente, como había sucedido un año
- cc ' antes, el estado potosino se inclinó por el primero, aunque en esta oca-
4? ' C\1 -i '.0 O'. co
co co co 'O Sión el número de votos obtenidos por el segundo apenas alcanzó poco CO
mas del 10% de la cifra que consiguió el presidente. Incluso los distritos
4? ci co 'o co co ci ci electorales de Santa María del Río, Rioverde y Matehuala, que antes ha- '.
'-4 co 'O co ' 'o co
bían favorecido a Díaz, apoyaron ahora a Lerdó de Tejada.CU = Lo mismo que Juárez, Porfirio Díaz era originario del estado de
Oaxaca y pertenecía al grupo liberal. A diferencia del primero, se alistó 4? O
N 0muy joven en- la Guardia Nacional, en la que recibió el grado du:-cpitn.........
En 1857 fue ascendido a comandante de batallón y posteriormente obtu- 'o 2
4? '. . u:s'a ' • - - ' - 2
PP yo el grado de coronel. Tres años después ocupó un escaño como diputa-
'E 48 -
- -
'o
Daniel Cosío Villegas lo definió como "un adicto a Lerdo", ibid-em, p. 90.
28 - - . - . - -
- 29
do en el Congreso de la Unión y abandonó temporalmente el mando mili-
tar.Sin embargo, poco después se reintegró a las fuerzas armadas y
alcanzó el grado de general. 29 El 2 de abril de 1867 se convirtió en noticia
de primera plana por la derrota que infligió .a los partidarios de Maximi-
liano de Habsburgo en Puebla. Si bien contaba con el apoyo de casi to-
dos los militares de su generación, la exclusión de la milicia del grupo de
poder que ordenaron tanto el régimen juarista como el lerdista lo dejó
sin oportunidad de ascender al poder por la vía constituciónal.
El temor del grupo civil a los militares era justificado, pues aunque
durante el siglo xix generalmente el presidente de la República fue el jefe
de las fuerzas armadas y sus colaboradores mái cercanos los comandan-
tes militares, en diversas ocasiones los miembros de la milicia encabeza-
ron levantamientos contra el gobierno en turno o se unieron a los levan-
tados. El de Juárez era el primer gobierno de tipo civil en varios años.
Una de las primeras medidas de su administración fue licenciar al ejér-
cito imperial:
Los jefes militares perdieron hasta la ciudadanía. El nuevo ejército
dio preferencia a las fuerzas que habían sido guerrilleras. Entre estas
se encontraban bandoleros legendarios [...]. Varios jefes leales a la
república fueron hechos gobernadores en premio a sus servicios.
La nueva oficialidad republicana tendría ahora un elemento de cohe-
sión: haber luchado en las batallas que dieron triunfo a las ideas li-
berales [ ... ]. Con la república liberal, el nuevo ejército debió cumplir
funciones de apaciguamiento del país -y prestar protección al comer-
cio que por décadas había sido víctima constante de los salteadores
de caminos. Sería el preámbulo de la paz porfiriana que iba a traer
para el ejército un primer intento de formación der grupos dirigentes
unidos alrededor de la figura del general Porfirio Díaz. 30
Las facultades legales de los jefes militares habían llegado a rebasar
su fuerza, inclusive organizaron los ramos de Hacienda, Justicia, Edu-
cación y Obras en los territorios que tenían a su cargo .n Sin embargo, el
" Véase José C. Valadés, El porfirismo, historia de un régimen. El nacimiento
(1876-1884), I:2ss. 30 Jorge Alberto Lozoya, "Un guión para el estudio de los ejércitos mexicanos del
siglo Xix", en Historia mexicana, 1968, pp. 558-559. 31 Daniel Cosío Villegas, "Dónde está el villano?", en Historia mexicana, pp. 433.
militar que surgió como héroe de las guerras de Reforma y contra la in-
tervención francesa fue más un hombre de acción con amplios poderes
públicos y sólo en contadas ocasiones participó en los debates que tuvie-
ron lugar en el Congreso.
-Para restarle fuerza a la milicia y con-miras a lograr la normalidad
ciudadana, el gobierno juarista ordenó la reducción y reorganización -de
las fuerzas armadas. Cesó las facultades extraordinarias con que se ha-
- - llaban investidos los principales jefes militares y redujo las tropas de
poco más de sesenta mil hombres a veinte mil soldados integrados en cin-
co divisiones, cada una con cuatro mil efectivos. La ciudad de San Luis
Potosí se convirtió así en sede de la tercera división, cuya dirección estu-
vo a cargo de oficiales de primera importancia, entre ellos Mariano Esco-
bedo y Carlos Fuero.
Pronto la milicia se sintió desplazada por quienes consideró que ha-
bían llegado al poder gracias a sus triunfos en el campo de batalla. Los
resultados obtenidos en las elecciones de 1867 y 1872 mostraron las esca-
sas posibilidades que tenía un militar de acceder a la Presidencia de la
República en esos años.
Los gobiernos de la República Restaurada también pretendieron re-
ducir el poder de los caciques locales, quienes al verse amenazados se
unieron a los caudillos militares descontentos y relegados por la tenden-
cia ffi liiPcooco,amL- --- —iii iiidiiiór- -
no de la figura del general Porfirio Díaz. Entre ellos se contaban Jeróni-
mo Treviño en Nuevo León, Trinidad García de la Cadena en Zacatecas
y Servando Canales en Tamaulipas, quienes estarían ligados a él durante
esos años y los posteriores, además de acompañarlo en las revueltas de
La Noria y Tuxtepec.
El proceso electoral de 1871 que enfrentó a Porfirio Díaz con Benito
Juárez fue una lucha perdida desde sus orígenes para el Héroe del 2 de
- Abril, quien ante la imposibilidad de obtener el triunfo en las urnas elec-
torales desconoció la reelección y el 8 de diciembre del mismo año pro-
mulgó el Plan de La Noria, con el que justificó la revuelta armada que
también inició:
La reelección indefinida, forzosa y violenta, del Ejecutivo Federal,
ha puesto en peligro las instituciones nacionales [ ... ] [la] ley que con-
vocaba a todos los mexicanos a tomar parte en la lucha electoral bajo
el amparo de la Constitución, debió ser el principio de una época de
30 - - - 31
positiva fraternidad, y cualquiera situación creada realmente en el
terreno del sufragio libre de los pueblos contaría hoy con el apoyo
de vencedores y vencidos.
Los partidos, que nunca entienden las cosas en el mismo sentido,
entran eh la liza electoral llenos de fe en el triunfo de sis ideas e.inte-
reses, y vencidos en buena lid, conservan la legítima esperanza de
contrastar más tarde la obra de su derrota, reclamando las mismas
garantías de que gozaban sus adversarios; pero cuando la violencia
se arroga los fueros de la libertad, cuando el soborno sustituye a lá
honradez republicana, y cuando la falsificación usurpa el lugar que
le corresponde a la verdad, la desigualdad de la lucha, lejos de crear
ningún derecho, encona los ánimos y obliga a los vencidos por tan
malas arterias, a rechazar el resultado como legal y atentorio [sic]
[ ... ] Combatiremos pues, por la causa del pueblo, y el pueblo será
el único dueño de su victoria. Constitución de 57y libertad electoral
será nuestra bandera; menos gobierno y más libertades nuestro pro-
grama [...] Que ningún ciudadano se imponga y perpetúe en el ejer-
cicio del poder, y esta será la última revolución. 32
La revuelta no prosperó. En julio del siguiente año la muerte de Juá-
r z*jó.si!. efçcto. la proclamayresultó en el inmediato ascenso de Lerdo
de Tejada a la Presidencia de la República. Así quedó anulada la bande-
ra de la no reelección bajo la cual se había acogido Porfirio Díaz.
El movimiento armado puso en evidencia el distanciamiento que ya
existía entre el general Mariano Escobedo y Benito Juárez. El general
estaba al frente de la gubernatura de San Luis Potosí desde 1870, pri-
mero interinamente a raíz de la victoria sobre los partidarios de Juan
Bustamante y luego por elección constitucional para el periodo de 1871
a 1875. Cuando Mariano Escobedo conoció la noticia de la revuelta en-
cabezada por Díaz solicitó al Congreso local licencia por tiempo indefini-
do para separarse del Ejecutivo estatal, ante la expectativa de que el pre-
sidente lo llamara para enfrentar a los levantados, como había sucedido
en ocasiones anteriores. Sin embargo, la administración juarista pres-
cindió de sus servicios militares e incluso fue expulsado del territorio
potosino por el general Diódoro Corella —entonces a cargo del gobierno
32 Ernesto de la Torre Villar, Moisés González Navarro y Stanley Ross, Historia do-
cumental de México, 11:358-362.
.
de la entidad—, ante el temor de que se uniera a los insurrectos y exten.
diera la revuelta en el estado:" Al concluir la revuelta, Escobedo.r.etomó
el Ejecutivo estatal.
Lo mismo que el general Escobedo, otras figuras militares de relieve
también estuvieron a cargo de algún gobierno estatal durante el régimen
juarista; entre ellas Jerónimo Treviño en Nuevo León, Trinidad García
de la Cadena en Zacateca ...Félix Plaz en Oaxaca. De ellos, Cosío Ville-
gas afirmó que eran gobernadores "por derecho propio", pues tenían
arraigo local. 34 Dichos generales lograron un amplio dominio personal
como resultado de su participación en las diferentes contiendas armadas
que habían ocurrido en el país, en las que lucharon siempre al lado de los
liberales. El Congreso potosino había distinguido incluso al general Es-
cohedo con el nombramiento de Benemérito del estado, conforme al de-
creto expedido el 25 de noviembre de 1867.
— El apoyo que este grupo de gobernadores brindó al presidente Juárez
fue limitado como resultado de la política centralizadora que instrumen-
tó su administración. Escobedo, Treviño, García de la Cadena, Díaz y el
resto rechazaron la sumisión y resintieron la dependencia del centro. Cada
vez resultaba más evidente el distancianiiento entre el presidente Benito
Juárez y los jefes militares. En 1871 algunos apoyaron la candidatura de
Porfirio Díaz y otros a Sebastián Lerdo de Tejada, quien también se ha-
bía separado políticamente de Juárez. Entre los últimos se contó el general
Escobedo, que desde entonces se declaró lerdista y no juarista. Frente a
la revuelta de Tuxtepec defendería al gobierno de Lerdo de Tejada y luego
encabezaría un movimiento armado contra Díaz, en un último intento por
reinstalar al primero en la Presidencia de la República.
En 1874 Mariano Escobedo renunció a la gubernatura potosina para
integrarse al gabinete lerdista. La Legislatura local entregó entonces el
mando provisional del estado nuevamente a Carlos Tovar, quien publicó
la convocatoria para las respectivas elecciones. Manuel Muro, jefe poli-
tico de la capital —y autor de varios textos de historia potosina—, renunció
a su cargo y presentó su candidatura frente a la de Pascual María Her-
nández, lerdista originario de Santa María del Río que contaba con el
apoyo del general Escobedo. Si bien la prensa local aseguró en varias
ocasiones que también contendería José Encarnación Ipiña, miembro de
Primo Feliciano Velázquez, op. cit., IV:42 :34
Daniel Cosío Villegas, Historia moderna..., op. cit., pp. 83-84.
.... 33
32
una de las familias económicamente más poderosas de la entidad, final-
mente éste no aceptó. Su postulación.
La candidatura de Manuel Muro fue apoyada y difundida por el pe-
riódico El Potosino, que empezó a circular en la capital del estado en
abril del mismo año bajo la dirección de Jacobo Villalobos, Rafael M.
Gordoa y Ramón F. Gamarra. Los muristas se reunieron en torno de su
candidato en el Club Potosino y utilizaron . .dicho órgano informativo
para acusar públiamente a Escobedo de favorecer la candidatura de
Hernández, entonces diputado local por Cerritos. Conforme se acercaba
la fecha de las elecciones, el descontento de los simpatizantes de Muro
fue en aumento, y los desórdenes que provocaron obligaron a posponer
las elecciones por cerca de un mes:
el domingo 29 de mayo designado para elegir Gobernador, los miem-
bros del Club Potosino alteraron el orden y enervaron el acto de ins-
talación, que se suspendió; poco después, se dirigieron en masa pre-
tendiendo entrar a Palacio, arrojando piedras [ ... ], que lesionaron
a algunas personas; en estos momentos llegó un piquete de infantería
y al colocarse frente a la puerta de Palacio los muristas se echaron
sobre él, resultando en el encuentro, un muerto y varios heridos; la
.presencia del general Revueltas hizo que renaciera la tranquilidad;
las elecciones se verificaron en el siguiente mes, resultando electo el
Lic. Hernández, quien tomó posesión el 22 de junio. 35
Pascual M. Hernández concluyó el periodo de gobierno que Escobe-
de¡ había dejado inconcluso. Meses después obtuvo nuevamente la victo-
ria en las urnas para el periodo de 1875 a 1879, aunque en esa ocasión su
gestión sería interrumpida a finales de 1876 por el éxito de la revuelta
tuxtepecana.
Además de pertenecer al grupo liberal potosino que simpatizaba con
Lerdo de Tejada, Hernández era miembro de la élite local. Siendo dipu-
tado federal había sido expulsado del territorio potosino con Muro y Es-
cobedo por órdenes del general Diódoro Corella, cuando la entidad fue
declarada en estado de sitio por el peligro que representaba la revuelta
de La Noria. Esa fue la respuesta de las autoridades juaristas ante la po-
Nereo Rodríguez Barragán, "El historiador potosino don Manuel Muro", p. 62.
Véase también La Sombra de Zaragoza, 31 de mayo de 1874.
sibilidad de que los tres se unieran a los rebeldes procedentes de Nuevo
León, que ya amenazaban algunas poblaciones del norte del estado.
San Luis Potosí bajo el gobierno lerdi.sta
El triunfo del licenciado Pascual María Hernández en las elecciones de
1874 y su inmediato arribo-al gobierno estatal fueron bien recibidos por
el periódico oficial La Sombra de Zaragoza, que aseguró a sus lectores:
Halagüeño se presenta el porvenir de este Estado cuando los prime-
ros de sus mandatarios se inauguran bajo los felices auspicios de la
confianza pública. Exhaustas las Cajas del erario al encargarse del
gobierno el Sr. Lic. Pascual M. Hernández, trató de suplir el desfalco
con su crédito particular y aunque con ello tuviese que gravar sus
- .. propios bienes. 36
Dos años después, instalada ya la nueva administración estatal a raíz
de la victoria tuxtepecana, La Sombra de Zaragoza dejaría de circular
y sería sustituida por La Unión Democrática, que en sus primeras edi-
ciones juzgó a Pascual M. Hernández y a Mariano Escobedo "[el prime-
ro] tan legítimo como el anterior d
prime- .....
........
peto a la libertad, a la seguridad personal".` También acusó al primero
de haber ordenado golpear durante su ejercicio a varios escritores y edi-
tores de periódicos de oposición, entre los que citó a Bruno E. García,
José Othón y Evaristo Dávalos.
A principios de 1877 los nuevos funcionarios potosinos dirigieron
también sus acusaciones contra el régimen lerdista, y el entonces secreta-
rio del gobierno y de la comandancia militar de San Luis Potosí, Francis-
co Bustamante, aseguró en una circular que envió a los jefes políticos de
todos los partidos de la entidad que:
Durante los últimos tres años, reportaron todas las clases sociales los
más onerosos impuestos; el comercio, la propiedad, las artes, y en
general todos los ramos de la riqueza pública sufrieron exacciones
" La Sombra... op. cit., 3 de agosto de 1874. La Unión Democrática, 6 de junio de 1878.
34 . .
muy superiores .a sus rendimientos. La mano del fisco todo lo invadía.
y ningún ingreso a sus arcas llegó jamás a satisfacer las ambiciones
pecuniarias de aquella administración [...] [La opinión pública] se
queja de que los sacrificios que se le obligó al Estado a hacer para
cubrir los fuertes gravámenes que se le impusieron, no tuvieron una
aplicación en beneficio público, sino que distrayéndose de eseobjeto,
fueron a aumentar los bienes de fortuna de algunos individuos. 38 -
Si bien la acusación requería una amplia averiguación ante los tri-
bunales competentes, según indicó Bustamante, el ex gobernador murió
en el exilio sin haber sido llamado por alguna instancia para aclarar los
cargos que se le imputaron.
Entre las obras que impulsó el gobernador Hernández en el estado
sobresalió el proyecto para la construcción de un camino entre la capital
potosina y la Huasteca en dirección al puerto de Tampico, cuya primera -
- fase incluía el tramo San Luis Potosí-Rioverde. Dicho proyecto también
fue considerado prioritario por gobiernos anteriores, pues lo suponían
indispensable para el tránsito y la comunicación entre la capital del es-
tado, los partidos del Oriente y los huastecos. Además se le identificaba
como un detonante económico para la entidad, ya que facilitaría el enla-
ce comercial entre el Golfo de México yel interior del ............
a...
La construcción de ese camino fue apoyada por el gobernador Her-
nández desde el inicio de su gestión, primero a través de una compañía
constructora con fondos estatales y particulares, y en 1876 subvencio-
nada por la Legislatura local. Sin embargo, al triunfo de la revuélta tux-
tepecana el camino estaría inconcluso aún, y no sería sino hasta varios
años después, incluso posteriores a la puesta en marcha del ferrocarril
Aguascalientes-San Gil-Tampico en 1890, cuando fmalrnente se concluí-
ría la obra. Cabe mencionar que la línea ferroviaria siguió en general el
itinerario propuesto por la administración lerdista para el camino de he-
rradura, excepto en el tramo que actualmente corresponde a los muni-
cipios de Rioverde y Cárdenas. 39 En distintos momentos de su gobierno, el licenciado Hernández
expresó que ante la escasez de recursos públicos las obras de interés
Ibidem, 2 de febrero de 1877. u Véase Luz Carregha Lansadrid, Begoña Garay López y Jesús Narváez Berrones,
Camino de hierro al puerto. Estaciones del Ferrocarril Central Mexicano en el estado de
San Luis Potosí.
público sólo serían posibles cbn la participación económica de los partic-
ulares. Así lo expuso el 1 de enero de 1876 ante el cabildo de Rioverde:
el C. Gobernador manifestó que [ ... ] estaba animado por los más vi-
vos deseos para apoyar las iniciativas que se le hicieran, encamina-
das a promover obras de. conveniencia-y utilidad pública, y excitaba
al presente Ayuntamiento para .que siguiera el ejemplo de su antece-
sor y, en cumplimiento de su deber, procurara e1 engrandecimiento
de esta población en todos sus ramos-, emprendiendo las mejoras ma-
teriales de mayor importancia, entre las cuales consideraba como de
mayor urgencia y con probabilidades de realizarse, el establecimien-
to de una escuela de párvulos y de un hospital civil [ ... ]. Que así mis-
mo la introducción del agua potable, la apertura del camino que se
ha proyectado a la fracción de Callejones que facilitaría su conduc-
ción, la recomposición del cementerio y el establecimiento dI ramal
telegráfico a Cerritos para comunicar esta Ciudad con la Capital y
demás puntos de la línea, eran obras de primera necesidad que no
sería difícil llevarse a cabo si las autoridades y vecindario coopera-
ban eficazmente. 4°
Las actividades del Ejecutivo estatal fueron ampliamente difundidas
po..............i1e1estado .... '7, con la intención de minimizar el impacto de la revuelta tuxtepecana que se extendía por el
territorio potosino. La Sombra de Zaragoza aseguró a sus lectores que
no obstante el levantamiento armado, el gobernador seguía ocupándose
del ramo de mejoras materiales en toda la entidad y continuaba traba-
jando en ellas "según lo permiten las circunstancias".` Además del cami-
no al Golfo, la administración de Hernández proyectó reformas al Hos-
picio y al Palacio de Gobierno en la capital del estado, así como la
conclusión de un puente cjime había iniciado el gobierno de Escobedo en
la cabecera del partido de Santa María del Río' para unir a la población
n Acta de la reunión de cabildo del 1' de enero de 18761 en la que participaron tam-
bién el visitador de los partidos de Oriente, coronel Jesús Alvarez, y el jefe político del partido de Rioverde, Urbano Flores, LAUs, 1876.
La Sombra de Zaragoza, 10 de junio de 1876. 42 El territorio de Santa María del Río era tránsito obligado entre la ciudad de Mé-
xico y la de San Luis Potosí, así como parte de la ruta de esta última hacia los partidos del Oriente y la Huasteca potosina. El partido limitaba al este con ci de Rioverde, al flor-
37 36
dividida por el río del mismo nombre. Sin embargo, igual que el camino
a Tampico, no todas las obras pudieron ser terminadas.
El licenciado Hernández pertenecía al grupo político más cercano a
Sebastián Lerdo de Tejada, en cuya administración el Congreso de la Unión
incorporó las Leyes 1e Reforma a la Constitución de 1857, y con el general
Mariano Escobedo al frente de las fuerzas federales ihivó a cabo la expulsión
de jesuitas y Hermanas de la Caridad del territorio nacional. Estas y otras
medidas anticlericales provocaron un enfrentamiento con la Legislatura
potosina. A finales de 1874 el presidente expidió una ley reglamentaria de
las de Reforma, con la que prohibió la instrucción religiosa en instituciones
públicas y suprimió las órdenes monásticas en el país. De inmediato el
Congreso local se opuso a la promulgación de dicho reglamento y buscó
el apoyo del resto de las entidades de la Federación.
El peso que la cuestión religiosa tenía en el estado' se sumó al argu-
mento que sostuvieron los diputados locales, quienes aseguraban que la
aprobación de esa reforma atacaba la soberanía de las entidades federa-
tivas, ya que se les imponía una ley que no había sido sancionada confor-
me a los procedimientos que establecía el artículo 127 constitucional.
Este indicaba que para que una reforma o adición fuera integrada a la
Constitución se requería que fuera acordada primero por el Congreso
..d,e.la. -.U.uión.alravés del voto de las dos terceras partes de sus integrantes
presentes, y que posteriormente se aprobara por la mayoría de las legis-
laturas estatales, procedimiento que, según los diputados potosinos, no
había sido observado en esa ocasión, por lo que firmaron un acuerdo
que hicieron llegar al resto de los congresos estatales para su adhesión:
10 Excítese por telégrafo al ciudadano Presidente de la República
para que se sirva hacer observaciones a la ley orgánica de las adicio-
nes y reformas constitucionales, por entrañar dicha ley nuevas re-
formas que se están llevando a efecto sin cumplirse con los requisitos
te con el de la capital y al sur con el estado de Guanajuato. La jefatura política tenía a
su cargo los municipios de Santa María del Río, Tierranueva y Villa de Reyes. Francisco
Macías Valadés, op. cit., p. 64.
En julio de 1877 el diputado Gamarra afirmó: "sentaríamos un absurdo si afirmá-
ramos que el culto externo ha cesado completamente en San Luis Potosí". Según el legis-
lador, desde hacía tiempo no se veían procesiones formadas por mucha gente y en esa fecha sólo se registraban tres o cuatro diarias, esto es, 90 o 120 al mes, "aunque de una
forma tan diminuta, tan microscópica, que solamente los ojos de lince [...] han podido
descubrirlas". La Unión Democrática, 10 de julio de 1877.
que establece el artículo 127 de la Constitución federal, y por ata-
carse en ella la soberanía de los Estados. 2° Transcríbase .elanterio .........
acuerdo,a las Legislaturas de los Estados, suplicándoles se sirvan ha-
cer con la debida oportunidad la misma gestión ante el Poder Ejecu-
tivo de la Unión.
Los legisladores también soliit roralCongreso de la Unión que en
el caso de que aprobara dicha ley reglamentaria, la turnara a las cáma-
ras estatales para sü correspondiente aceptación. Como respuesta, reci-
bieron un telegrama del oficial mayor de Gobernación, Cayetano Gómez,
quien les aseguró que dicha ley no había sido aprobada aún:
Enterado el C. Presidente del telegrama que Uds. le dirigieron en la
tarde de ayer, por el que, en nombre de esa Legislatura lo excitan se
sirvaliacer observaciones (a las adicionales) y reformas constitucio-
nales, por los funcionarios que al efecto exponen, me ordena les diga
en respuesta que el proyecto aún no pasa al Gobierno para los efectos
constitucionales por estarse aún discutiendo en la Cámara; que lo
alegado por la Legislatura se tomará en consideración cuando se re-
ciba, y en vista de los términos en que se halle redactada, se harán o
no observaciones, según el juicio que al efecto forme el Gobierno. 45
A pesar de las afirmaciones de Gómez, Lerdo de Tejada no se apegó
a los procedimientos constitucionales y la ley quedó definitivamente
aprobada el 10 de diciembre del mismo año, sin que alguna otra legisla-
tura local se uniera al reclamo de la potosina. Como en otras ocasiones,
los opositores del régimen lerdista se apresuraron a asegurar que la con-
ducta del presidente era consecuencia de la política de centralización que
llevaba a cabo.
Si bien Lerdo de Tejada heredó de su antecesor condiciones favora-
bles para gobernar, pues al iniciar su gestión estaban ya sometidos quie-
nes se habían levantado en armas contra Juárez y en general reinaba la
paz en el país, la tendencia centralizadora de su régimen y las medidas
anticlericales que impuso provocaron malestar en algunos sectores de la
El documento fue firmado por los diputados Arriaga, Degollado, Perca, Vidales,
Vega, Muro, Palacios, Hernández y Ramírez el4 de diciembre. Primo Feliciano Veláz-quez, op. cit., 1V:59.
Ibidem, IV:60.
38
• población nacional. A éste se sumó el descontento que. provocó el decreto grupo que lo secundaba, y recurrió al argumento de la ansiada paz para
publicado el 6 de marzo de 1876, 4 por el cual se impuso a los habitantes obtener el apoyo que necesitaba Lerdo de Tejada para triunfar. Así mis-
de la República tina contribución del 25% sobre capitales —comprendi- mo, insistió en la necesidad de que él grupo lerdista se unificara para po-
das las propiedades urbanas o rústicas, las imposiciones sobre unas u der hacer frente al enemigo por la vía legal:
otras y los giros mercantiles e industriales—, destinada a cubrir el déficit .
• del erario federal. En el estado de San Luis Potosí varios municipios, en- En rigor existen hoy dos paiiidos: el de la paz y el de la guerra. El.
tre elloCI i[partido de Venado, 47 solicitaron a las autoridades partido de la paz, esto es, el partido que proclama la tradición legal;
estatales tramitar la reducción del pago de dicha contribución. Al no ob- el partido de la guerra, esto es, el partido que haciendo pedazos las
tener una respuesta favorable se negaron a pagar la cantidad que se les tablas de la Ley pretende erigir sobre sus ruinas un edificio sin posi-
- había impuesto. Para entonces la revuelta de Tuxtepec ya había estalla-- - ble base {...].
El partido de la guerra. El partido revolucionario en
do. y el gobierno federal destinó los recursos recaudados a cubrir losgas- - - medio, de una sedición militar levanta sobre la pavez un hombre a
tos extraordinarios que ocasionaba su defensa. - quien proclama imperator: esto y no otra cosa significan los Planes
Aunque su impopularidad iba en aumento, Lerdo de Tejada presentó - de Palo Blanco yTuxtepec [...].
El partido de la paz [...] se divide en
su candidatura al proceso electoral que se realizaría en 1876. Ahí conten- tres grandes grupos. El primero y más importante por su número y
dería frente a Porfirio Díaz y a José María Iglesias, quien entonces ocu- su influencia en el país, es el grupo reeleccionista; el segundo, frac-
paba la presidencia de la Suprema Corte de Justicia y, lo.mismo que Juá- ción del partido gobiernista, proclama la candidatura del C. Ignacio
rez y Lerdo, pertenecía al grupo liberal civil; no obstante, ya se había Mejía; el tercero, subdivisión del lerdismo, tiene a obtener el triunfo
distanciado del presidente de la República, pues consideraba qüe éste al C. José Ma. Iglesias. Estos tres grupos se encuentran unidos por ,
había violado las normas constitucionales por las que él exigía respeto un pensamiento común: la conservación del orden legal [ ... ] por la
El licenciado Iglesias era un candidato independiente del grupo po- - lógica natural de los sucesos, esos tres grupos forzosa y necesaria-
litico al que pertenecía y por lo mismo contaba con pocos apoyos. Algo si- mente tendrán que confundirse en uno solo para combatir al enemigo
milar sucedía en el caso del general Porfirio Díaz, quien tampoco tenía . .cín. .......................................................................................... común . I 1ii
posibilidades de conseguir el triunfo en las urnas electorales por la con-
vicción de quienes dirigían los destinos de México en la supremacía del El autor de la nota se refirió también al grupo de Iglesias, al que desa-
poder civil. La votación se realizó el 9 de julio de 1876 y el resultado llevó ;, creditó y llamó "epiceno". Según afirmó, éste pertenecía tanto al partido
a Lerdo de Tejada nuevamente a la Presidencia de la República; sin em- de la guerra como al de la paz y proclamaba la no-reelección para llevar
bargo, la revuelta de Tuxtepec ya se extendía por el territorio nacional ' al presidente de la Suprema Corte de Justicia a la primera magistratura
En vísperas de las elecciones, el periódico oficial potosino transcribió , de la nación, postura que el mismo escritor definió como ¡legal."" Efecti-
un mirtículo tomado de El Correo del Comercio, en el que se analizaba a varnente, los iglesistas desconocieron la reelección de Lerdo de Tejada y
los candidatos presidenciales. El escrito desacreditó al general Díaz y al con fundamento en los preceptos constitucionales declararon que la pre-
sidencia interina de la República le correspondía a José María Iglesias, n Secretaría General de Gobierno (cii adelante sGG), Manuscritos, legajo 1, marzo ' pues, en su opinión, el Ejecutivo de la Unión estaba acéfalo.
de 1876. 47 El partido de Venado era uno de los distritos mineros de importancia en esa época.
, - . Como sucedio a nivel nacional, en el estado potosmo la votación favo-
Hasta 1874 su cabecera se ubicó en la población de Moctezuma y luego fue trasladada a recio ampliamente a Sebastián Lerdo de Tejada, mientras que José Ma- la de Venado. Durante el gobierno de Pascual M. Hernández ya lo largo de 1876 se le co- ría Iglesias no obtuvo aquí ningún voto y Porfirio Díaz escasos nueve. noció indistintamente como partido de Venado o de Moctezuma. En general su territorio
era montañoso y comprendía los municipios de Santo Domingo, Charcas, Venado y Moc-
tezuma. Limitaba al norte y al poniente con el estado de Zacatecas. Francisco Macias . La Sombra de Zaragoza, 8julio 1876.
Valadés, op. cit., p. 108. Idem.
40 • • .•.
41
RESULTADO DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES
DE 1876 EN SAN Luis POTOSÍ
Distrito electoral Porfirio Díaz Sebastián Lerdo de Tejada
San Luis Potosí - - - 140
Soledad. Tlaxcala - - 4 - - 126
Mexquitic 1 81 -
Santa María del Río 2 - 90
Guadalcázar . - 60
Armadillo. Iturbide. San Nicolás 80
Rioverde 80
Rayón. Ciudad del Maíz. Maquines 130
Venado. Moctezuma 2 69
Matehuala 150
Cerritos. Salinas 52
Tancanhuitz
TOTAL 9 1064
Fuente: La Sombra de Zaragoza, t. X, núm. 984, 10 de julio de 1876, p. 4.
Los distritos electorales que antes habían apoyado a este último ahora
favorecieron al presidente Lerdo, como sucedió en los casos de Santa
................María del Río y Rioverde, donde al parecer la realización de obras pú-
blicas y la presencia del al ré-
gimen lerdista.
Como se observa en el cuadro, la prensa oficial no registró el resulta-
do de la elección en el distrito electoral de Tancanhuitz, comprendido
por los tres partidos políticos de la Huasteca. Probablemente ahí no se
realizaron las votaciones debido a que ya se encontraba en poder de los
tuxtepecanos que habían arribado procedentes de Tamaulipas. Sin em-
bargo, La Sombra de Zaragoza evitó hacer algún comentario al respecto
y se apresuró a informar a sus lectores que las elecciones se habían efec-
tuado sin contratiempo y en un clima de paz en todo el estado.
Si bien Sebastián Lerdo de Tejada obtuvo la victoria electoral, final-
mente perdió la partida frente a Porfirio Díaz, pues sólo cuatro meses
después de declararse vencedor en las urnas, el triunfo de la revuelta
encabezada por el "Héroe del 2 de Abril" lo obligaría a presentar su re-
nuncia al Ejecutivo de la Unión y a salir del país rumbo a los Estados
Unidos, en donde permanecería hasta su muerte en 1889.
42
2. LA PROCLAMA DE..TUXTEPEC
La revuelta de Tuxtepec involucró a la mayor parte de las figuras milita-
res de la época, unas en defensa del régimen lerdistáY otras en ipoyo de
Porfirio Díaz. Con una duración de menos de un año, puso fin a la ad-
ministración de Sebastián Lerdo de Tejada y a la supremacía del sector
civil del grupo liberal en el poder.
Lo mismo que otros movimientos armados desarrollados anterior-
mente en México, el levantamiento inició en eiuorte del país por las con-
diciones favorables que esa parte de la República y el sur de los Estados
Unidos ofrecían a los rebeldes. Allá pudieron abastecerse fácilmente de
armamento norteamericano, y las aduanas fronterizas se convirtieron
para ellos en una segura fuente de ingresos. Además, esa zona había ser-
vido de tefugio a algunos cabecillas derrotados en levantamientos ante-
riores, a quienes el jefe tuxtepecano buscó atraer para su causa. "De los
estados del norte llovían cartas para Díaz. De allá bajó Manuel Gonzá-
lez,' el amigo fiel, a dar consejos y a ofrecer sus servicios, y por sugestio-
nes suyas fue trasladado al norte del país el teatro de las primeras opera-
ciones que Díaz en persona había de dirigir".'
El Plan de Tuxtepec y su reforma en Palo Blanco
En 1876 ya había desaparecido la aparente homogeneidad que caracte-
rizó el triunfo liberal de 1867. Con la muerte de Juárez, sus partidarios
' Manuel González, quien ocuparía la presidencia de la República de 1880 a 1884,
era originario del estado de Tamaulipas. También brindó su apoyo a Porfirio Díaz en la revuelta de La Noria, donde fue reconocido como segundo en jefe del movimiento.
2 Juan Fidel Zorrilla, Maribel Miró Flaquer y Octavio Herrera Pérez, (comps.), Ta-maulipas. Textos de su historia 11:26-27, apud José López Portillo y Rojas, Elevación y caída de Porfirio Díaz, pp.103-104.
43
se integraron aotras fracciones políticas. Varios, especialmente militares desacuerdo en la prensa contra la administración federal ayudó a crear
y caciques locales, se reunieron en torno de Porfirio Díaz. No obstante un clima propicio para la revuelta de Tnxtepec. A él atribuyó Cosío Vi-
que varios simpatizantes de Lerdo de Tejada optaron por retirarle su llegas la redacción del plan que enarboló el movimiento armado, no obs-.
apoyo y unirse a la causa que encabezaba José María Iglesias, el grupo tante —como también escribió don Daniel—, que Ireneo Paz presumiera
lerdista aumentó sus filas en una pr6porción mayor, como lo reflejaron - de haber sido coautor del mismo. 3 Vicente Riva Palacio apoyó in revuelta
los resultados electorales - encabezada por Díaz desde sus inicios, y estuvo con él en1a batalla defi-
A la división del grupo liberal y al disgusto de los militares se sumé el nitiva en Tecoac, Tlaxcala, ocupando un lugar prominente dentro del
descontento de algunos sectores de la población a raíz de las medidas an- - - - grupo vencedor. -
ticlericales adoptadas por el régimen lerdista, así como el repudio de El 1 de enero de 1876, unos meses antes de la realización de las ¿lee-
otros a la imposición deunacontribución extraordinaria del 25% sobre ciones presidenciales, y de acuerdo con Porfirio Díaz, Hermenegildo
los capitales, además del malestar de varios grupos de poder locales por - Sarmiento —con el título de comandante militar y jefe político del distrito la tendencia centralizadora de la administración federal. Lerdo de Teja- de Tuxtepec, Oaxaca—, suscribió en primer término el Plan de Tuxtepec
da, lo mismo que había hecho Juárez, impuso a sus candidatos como go- en la villa de Ojitián, del mismo distrito. En sus considerandos, el mani-
bernadores y presidentes municipales en distintos puntos del país y no fiesto desconoció al gobierno lerdista, exhorté al levantamiento armado
dio oportunidad a los ayuntamientos de aplicar en sus municipalidades y expuso las quejas principales contra esa administración (anexo 1).
los recursosqti&estaban obligados a recaudar por concepto de contribu- La prensa oficial potosina no difundió el documento hasta diciembre
ciones. Aparentemente la impopularidad de Lerdo de Tejada iba en del mismo año, cuando ya las fuerzas tuxtepecanas habían obtenido el
aumento. Su postulación como candidato para las elecciones de 1876 se triunfo sobre las lerdistas y ya el grupo de Porfirio Díaz asumía el con-
convirtió en la justificación que utilizó Porfirio Díaz para iniciar la re- trol del país. De esta manera actuaría también cuando se trató de publi-
vuelta armada, con fundamento en la advertencia final del Plan de La car las noticias sobre las victorias que los levantados iban consiguiendo
Noria publicado años antes: "Que ningún ciudadano se imponga y per- contra el gobierno de Lerdo de Tejada, pretendiendo minimizar así los al-
petúe en el ejercicio del poder, y esta será la última revolución". cances ................ mw
Al parecer, el fracaso de dicho plan y los resultados de las contiendas . En su proclama, Sarmiento aseguré que la República Mexicana esta-
electorales en las que participé habían opacado la figura del Héroe del 2 ba regida por un gobierno que había hecho "del abuso un sistema polí-
de Abril, a quien la prensa oficial potosina describió en julio de 1876 como tico, despreciando las instituciones", y acusó a Lerdo de Tejada de haber
a un "soldadón" que peleaba por su propia causa frente a un grupo de centralizado el poder en el Ejecutivo de la Unión, violando con ello la
mercenarios que lo seguía por intereses personales o para alcanzar algún independencia del Legislativo y el Judicial, a los que según él había redu-
premio que les había prometido. "Esta épóca de Porfirio [afirmaba también cido a sueros instrumentos del primero. También atribuyó a ese régimen
el periódico] aparece inicua, sin grandeza, y apasionada sin generosidad; la prostitución de la administración de justicia, asegurando que había
no hay en ella entusiasmo, pero sí razonamientos, cálculos e intrigas indeco- convertido a los jueces de distrito en sus agentes. De igual manera se re-
rosas con un fin diverso del que se ostenta" .3 Sin embargo, ese "soldadón", firió al Senado, cuya instalación atribuía a Lerdo de Tejada, diciendo
a través del Plan de Tuxtepec reformado en Palo Blanco, canalizó el des- que se trataba de otra herramienta del presidente para limitar las atribu-
contento de caciques locales y caudillos militares contra la administración ciones de la Cámara (le Diputados. No obstante, en 1877, apenas insta-
lerdista y logró aglutinar a su alrededor a los divididos liberales. lado Porfirio Díaz en la Presidencia de la República, tanto el Congreso
Entre sus simpatizantes más cercanos se contaba el licenciado Vicen- potosino como el resto de las legislaturas estatales aprobarían el estable-
te Riva Palacio, opositor declarado del gobierno lerdista. Su constante cimiento de esa institución legislativa en el país.
La Sombra de Zaragoza, 8 de julio de 1876. Daniel Cosío Villegas, "Sebastián emparedado", en Historia mexicana, p. 194.
44 Im 45
El Plan de Tuxtepec se refirió también al tema de la independencia de
los municipios, uno de los reclamos más frecuentes a lo largo de. la Repú-
blica Restaurada. Afirmó que el poder municipal había desaparecido y que
los ayuntamientos sólo eran dependientes del gobierno para realizar elec-
ciones. Aiíadía que si bien éstos tenían atribuciones para encargarse de
las .funcionei gubernativas en las municipalidades que no eran cabecera
de partido y debían actuar como auxiliares de los jefes politicos,.la -mayo-
ría de las decisiones administrativas y de gobierno eran tomadas por estos
últimos, quienes dependían directamente del gobernador, que también los
nombraba. Si bien las autoridades municipales tuvieron la obligación de
cobrar las distintas contribuciones federales y estatales entre la población
a su cargo, generalmente esos recursos no se aplicaron a las obras que re-
querían, e incluso, en muchas ocasiones, carecieron hasta de los materia-
les indispensables para el funcionamiento de sus oficinas.
Respecto de las elecciones, el plan aseguró que se habían convertido
en una farsa y acusó a Lerdo de Tejada de imponer a sus candidatos
—como había sucedido en el estado de San Luis Potosí con Pascual M.
Hernández—, "rechazando a todo ciudadano independiente". Así, tácita-
mente, la acusación se refirió al caso de Porfirio Díaz.
No faltaron tampoco las reclamaciones por la imposición de contri-
buciones extraordinarias y la Ley del Timbre decretadas por el gobierno
lerdista...... El plan..
mientras que la instrucción pública estaba abandonada, pues según se
asentó, los fondos que debían destinarse a ésta iban a parar "en manos
de los favoritos del Presidente". Afirmó además que el país estaba inmer-
so en un clima de crisis económica por culpa del Ejecutivo de la Unión,
pues el tesoro público se disipaba en "gastos de placer" y el gobierno no
presentaba a la representación nacional la cuenta de los fondos que ma-
nejaba, mientras "los protegidos del Presidente perciben tres y hasta
cuatro sueldos por empleos que sirven con agravio de la moral pública".
El país registraba un creciente endeudamiento externo como resulta-
do de las continuas guerras que habían asolado su territorio en los años
anteriores. En 1876 el principal acreedor era Inglaterra, cuya deuda re-
sultaba indispensable reconocer si se quería rehacer el crédito exterior
de la República. Los trabajos realizados en este sentido por el gobierno
lerdista también fueron desacreditados en el Plan de Tiixtepec. La poste-
rior administración a cargo de Porfirio Díaz consideraría desde sus ini-
cios un asunto prioritario el reconocimiento de la deuda inglesa, el que
lograría en 1885 a raíz de la ley de la conversión general de la deuda
que el entonces ministro de Hacienda, Manuel Dublán, presentaría al Congreso de la Unión. 5
En cuanto a la inversión extranjera, el plan centré su atención en las
negociaciones que la administración lerdista llevaba a cabo con empresas
de otros países. Hizo énfasis en el caso del ferrocarril MéxicoVeracruz, 6 propiedad entonces de una compañía inglesa, a la que acusó de cobrar
excesivos fletes, mientras que le imputó al gobierno federal la falta de
restricciones en las tarifas como causa del estancamiento del comercio
nacional y de la agricultura.
Finalmente, el grupo de Porfirio Díaz justificó el levantamiento ar-
mado al que exhortaba: Aseguró que ese era el único medio para termi-
nar con un régimen que buscaba únicamente su bienestar y se olvidaba
del nacional: "Lerdo de Tejada destruyó toda esperanza de buscar el re-
medio a tantos males en la paz, [por lo que] en nombre de la sociedad ul-
trajada y del pueblo mexicano envilecido, levantamos el estandarte de la guerra contra nuestros comunes opresores". 7
Meses después, el 2 de marzo, el coronel Miguel de la Peña, también
de acuerdo con Porflrio Díaz y con base en el Plan de Tuxtepec, promul-
gó el Plan de Reynosa en el estado de Tamaulipas. Si bien tomó los con-
siderandos del manifiesto tuxtepecano sin modificarlos e incluyó todos
los artículos contenidos en esa proclama, sustituyó el artículo sexto para ofrecer que:
El Poder Ejecutivo, sin más atribuciones que las administrativas, se
depositará, mientras se hacen las elecciones, en el presidente de la
Suprema Corte de Justicia actual o en el magistrado que desempeñe
sus funciones, siempre que uno u otro, en su caso, acepte en todas
sus partes el presente plan y haga conocer su aceptación por medio
de la prensa, dentro de un mes contado desde el día en que el mismo
plan se publique en los periódicos de la capital. El silencio o nega-
tiva del funcionario que rija la Suprema Corte, investirá al jefe de
armas con el carácter de jefe del Ejecutivo.'
Colección Porfirio Díaz (en adelante CPU), legajo 10, caja 7, doctos. 3436-3437. 6 El ferrocarril México-Veracruz, inaugurado por Sebastián Lerdo de Tejada el 10 de
enero de 1873, fue la primera vía férrea concluida en el país. La Un6mn Democrática, 28 de diciembre de 1876.
'Juan Fidel Zorrilla, Maribel Miró Flaquer y Octavio Herrera Pérez, op. cit., 11:29-30.
46 111,... 47
Ene! mismo artículo, el Plan de Tuxtepec indicó que al triunfo de la......
revuelta, y en tanto se realizaran las elecciones, en el país. el Ejecutivo de
la Unión se depositaría provisionalmente en el ciudadano que obtuvie-
ra la mayoría de 'votos de los gobernadores de los estados; aunque especi-
ficó que dicho funcionario y quienes quedaran a cargo de la autoridad
estatal tendrían únicamente atribuciones administrativas. 9
El 20 de marzo, el general Porfirio Díaz se proclamó comandante en
jefe del Ejército Constitucionalista, conocido también por suspartidarios
corno "Regenerador". Al día siguiente, en la población de Palo Blanco,
Tamaulipas, al sur de Matamoros, publicó un plan que modificó al de
Tuxtepec y que fue adoptado a partir de entonces como bandera por sus
seguidors. El documento siguió en lo general al (le Sarmiento, aunque
modificó su articulado e incluyó el apartado sexto del Plan de Reynosa.
Designar al encargado de la Suprema Corte de Justicia como presi-
dente interino de la República respondió al interés que tenía el general
Díaz de darJegalidad al movimiento armado que ya encabezaba, pues
así se apegaba al mandato constitucional que otorgaba dicho cargo a
quien estuviera al frente del Poder Judicial. Si bien dicho postulado re-
presentó un punto de coincidencia con el grupo de José María iglesias, a
quien le ofreció la oportunidad de ocupar el Ejecutivo de la Unión, el
magistrado mantuvo silencio frente a la proclama, actitud interpretada
por los partidarios de Díaz como un acto de desconocimiento a su causa.
Los iglesistas se opusieron también a la reelección de Lerdo de Tejada
y lo mismo que los tuxtepecanos la consideraron inconstitucional, sin em-
bargo, Iglesias se reconoció a sí mismo como presidente de la República
en apego a la Constitución (le 1857. Su adhesión al Plan de Tuxtepec re-
formado en Palo Blanco habría significado supeditarse al general Díaz,
mientras que asumir la presidencia interina lo habría dejado sin oportu-
nidad de presentar su candidatura en las elecciones que se prometían
realizar al término de la revuelta armada, por el principio de no reelec-
ción que contenía el artículo segundo del mismo documento (anexo 2).
El plan de Palo Blanco tuvo un corte estrictamente liberal. Reconoció
la Constitución del 57, el acta de Reforma (le! 25 de septiembre de 1873 y
la ley del 14 de diciembre de 1874. Además, no obstante ser una de las can-
sas del descontento de algunos sectores de la población, omitió cualquier
referencia a las medidas anticlericales impuestas por el gobierno lerdista.
SGG, Manuscritos, legajo 2, marzo de 1.876.
Por otro lado, además de desconocer a Lerdo de Tejada .y a los fun-
cionarios de su gobierno, les negó la oportunidad de ocupar cargos públicós
en la admiiiistración que se instalaría al triunfo -de-la revuelta armada,
excepto a aquellos que se declararan en su favor. Lo mismo se advirtió a
los gobernadores de los estados, a los cuales indicó que serían sustituidos
interinamente por funcionarios nombrados por.ei jefé d armas en tanto
se realizaban los procesos electorales en las entidades federativas.
En su proclama, el general Díaz ofreció que las elecciones para la
instalación del nuevo gobierno se llevarían .a cabo conforme a las leyes ,electorales del 12 de febrero de 1857 y 23 de diciembre de 1872. Las co-
rrespondientes para elegir a los encargados de los poderes de la Unión se
efectuarían dos meses después de que fuera ocupada la capital del país,
de acuerdo con la convocatoria que expediría el jefe del Ejecutivo lue-
go de un mes de dicha ocupación. Así mismo, al mes de verificarse las
elecciones secundarias entraría en funciones el Congreso de la Unión,
que daría posesión al Presidente Constitucional de la República y se ins-
talaría la Suprema Corte de Justicia.
En su artículo séptimo, el plan respondió a los intereses locales y
ofreció que uno de los primeros trabajos que realizaría el Congreso de la
Unión sería realizar la reforma constitucional que garantizaría la inde-
pendencia de los municipios. Como resultado de esta promesa, diversos
ayuntamientos potosinos, especialmente de la Huasteca, se unieron a la
revuelta armada; otros, cuando Díaz se hizo cargo del gobierno, el cum-
plimiento del artículo tuxtepecano, como sucedió en julio de 1877, cuan-
do las autoridades municipales de Ciudad del Maíz informaron a la
Legislatura estatal "haber elevado una iniciativa al ciudadano Presidente
de la República para que se sirva excitar al Congreso de la Unión, a fin de
que expida la ley que organice la libertad de municipios". 10 A partir de
entonces y hasta el mes de octubre, varias municipalidades se sumarían
a dicha petición, entre ellas Salinas del Peñón Blanco en el partido del
mismo nombre, 1 ' Tierranueva en el de Santa María del Río, y San José
en Ciudad del Maíz. Si bien el Concreso local daría lectura a dichas so-
licitudes, no acordaría ninguna postura al respecto, y tampoco elgobier-
no federal emitiría una respuesta.
La Unión Democrática, 17 de julio de 1877.
El territorio del partido de Salinas del Peñón Blanco estaba atravesado por las sierras que se desprendían de las cordilleras de la Ballena y en su jurisdicción se locali-
48 ... . 49
Dos años después, en febrero de 1879, el ayuntamiento de Xilitla,
partido de Tancanhuitz,' 2 solicitaría al gobierno estatal su segregación
del estado potosino para integrarse al de Querétaro, "a consecuencia de
que por las circunstancias actuales, así como por las pasadas, [los veci-
nos] están desengañados de no poder progresar y ser cada vez peor las
condiciones sociales del pueblo que lucha con dificultades continuas".' 3
Las autoridades municipales asegurarían que la situación por la que
atravesaba Xilitla se debía en buena parte a la distancia que h,ibía entre
ese municipio y la capital del estado, lo que resultaba en falta de aten-
ción. Además alegarían que los funcionarios no podían formarse una
idea exacta de sus necesidades desde la ciudad de San Luis Potosí, y por
ello consideraban a este municipio igual que a otros que tenían condicio-
nes más ventajosas, pues contaban con vías de comunicación de las que
Xilitla carecía. En el acta que levantó el cabildo de aquella municipali-
dad en sesión ordinaria quedó asentado que no se había visto interés de
la representación nacional para ocuparse del mejoramiento del partido,
y tampoco de la Legislatura potosina, "ni para defender sus limitados
intereses".
La solicitud fue presentada al Congreso estatal, con la advertencia,
por parte de las autoridades de Xilitla, tic que de no aprobarse harían la
petición al gobierno de Querétaro.para.que.dnitic.1i4çlrnu:.
nicipio y después lo ayudara a separarse legalmente del estado potosino.
Aunque la propuesta fue aceptada inicialmente por el gobierno quere-
tano, llevarla a cabo resultaría en la alteración del territorio de dos enti-
dades federativas, por ello.su resolución correspondía al Congreso de la
zaban importantes yacimientos minerales. La jefatura política tenía a su cargo los muni-cipios de Concordia, Ramos y Salinas del Peñón Blanco; en este último se ubicaba la ca-
becera del partido. Al oeste y al sur limitaba con el estado de Zacatecas. Francisco
Macías Valadés, op. cit., p. 94. 12 El territorio del partido de Tancanhuitz era montañoso por la presencia de la Sie-
rra Madre y muy fértil por los ríos Tocomón y Xumucunco que nacían al sureste e iban
a formar el río Axtla. El partido estaba conformado por los municipios de Aquismón,
Huehuetlán, Coxcatlán, Tampamolón, San Antonio, Xilitla, Tanquimn y Tancanhuitz. En 1863 fue segregado parte J' su territorio para constituir ci partido de Tamazunchale y posteriormente las haciendas de Miraflores y Lagunillas que obtuvo este último. Anto-
nio Cabrera, op. cit., p. 24.
Copia del acta levantada el 10 de febrero de 1879 y enviada por Gabino Morales,
jefe político de Tancanhuitz, a la Secretaría General de Gobierno. Contiene varias rúbri-
cas y está certificada en la cabecera del partido el 31marzo del mismo año. SGG, Manus-
critos, legajo 1, enero de 1879.
Unión, "Poder que instituyó los Estados.todos de la República determi-
nando sus respectivas demarcaciones"." No obstante el interés inicial de
las autoridades de Querétaro y la insistencia del municipio de Xilitla, la
Legislatura nacional rechazaría la petición y el asunto no prosperaría.
En el Plan de Tuxtepec reformado en. Palo Blanc, Porfirio Díaz no
olvidó referirse al grupo castrense,. al que ofreció la oportunidad de inte-
grarse nuevamente a la vida política del país. Conforme al artículo octa-
vo, serían reconocidos grados, empleos y condecoraciones de los milita-
res que aceptaran la proclama y se unieran al levantamiento armado.
Los tuxtepecanos afirmaron que tomaban las armas en nombre "de
la sociedad ultrajada y del pueblo mexicano vilipendiado", y con el lema
de "sufragio libre y no reelección" que se desprendió del artículo segun-
do del plan se lanzaron a la lucha contra el gobierno lerdista. Dicho lema
acompañó las rúbricas de los rebeldes en los documentos que emitieron
en el estado potosino a lo largo de 1876. Luego de obtener el triunfo, la
nueva administración federal elevaría el plan al mismo rango que las le-
yes supremas del país; todavía en 1885 el compromiso que adquirían los
funcionarios al tomar posesión de su cargo en ci estado de San Luis Po-
tosí rezaba así: "Protesta U. guardar fiel y cumplidamente la Constitu-
ción General de la República y particular del Estado, Leyes de Reforma
y..?litn..dee '.'5
El inicio de la revuelta
A finales de 1875 el general Díaz se trasladó al norte del territorio mexi-
cano acompañado, entre otros, por el tamaulipeco Manuel González.
Poco después cruzó la frontera y se estableció en la ciudad norteamerica-
na de Brownsville, Texas. Ahí nombró jefe único con facultades superio-
res al general Donato Guerra,' 6 a quien ordenó ponerse en contacto en
Celaya con el general Sóstenes Rocha —que años antes había enfrentado
a los levantados del Plan de La Noria—, y con Francisco Cañedo en Sina-
" Ibidem, 6 de agosto de 1879.
"La Unida Democrática, 4 de febrero de 1881, 13 de marzo de 1883 y 3 de junio de 1885.
16 Originario de Jalisco, Donato Guerra participó en el ejército republicano Contra
el segundo imperio y se unió a Porfirio Díaz a partir de la revuelta de La Noria. En sep-tiembre de 1876 fue capturado y fusilado en Chihuahua.
50 51
loa.. Además envió instrucciones al general Anacleto Falcón y al coronel otras rutas llegaban a la ciudad de San Luis Potosí yal estado de Zacatecas,
Hipohto Charles '17 que se encontraban en Coahuila en tanto que al este tema comunicación ..con. Ciudad de Valles," en terri
En los primeros meses de 1876 "los agentes del general Porfirio Díaz tono huasteco.
cubrían ya la mitad de la frontera norte y se internaban hasta San Luis El telegrama del presidente se recibió el 10 de enero de 1876 en la oflci-
Potosí".' 8 Mientras, un grupo armado al mando de Fidencio Hernández nade Cerritos y de inmediato se reenvió a Rioverde, donde se encontraba
y apoyado por las tropas de Francisco Meijueiro' 9 se levantó en Ixitán, - el gobernador Hernández, quien le respondió de la siguiente manera:
Oaxaca, y ocupó la capital de ese estado. Fue entonces cuando Hermene-
gildo Sarmiento —auxiliado por él coronel Zafra— se hizo cargo de la co- - C. Presidente México. Hasta hoy a las once recibí telegrama de U.
mandancia militar, proclamó el primer plan tuxtepecano ' reconoció a - de ayer. Hay en el Valle del Maíz veinte gendarmes que pueden salir
Díaz como caudillo de la revuelta armada. Paralelamente, este último inmediatamente. De esta ciudad pueden salir treinta que traje de es- - -
ordenó la movilización de tropas en el estado de Tamaulipas con el objeto colta. Digo al Jefe Político del Valle disponga salida de dichos veinte
de ocupar la ciudad fronteriza de Matamoros. hombres remitiendo orden del Ministro de Guerra y que reúna la
Ante el inicio de la revuelta, el gobierno federal se apresuró a aplicar . fuerza ruralque sea posible. Los treinta de aquí saldrán luego que U
medidas para enfrentarla. Entre sus prioridades consideró el resguardo me indique. [...}
lo que espera mi extraordinario en Cerritos. [Jeró-
de los caminos para evitar que se extendiera al interior del país. En este mmo] Treviño está en el Valle del Maíz.`
sentido, el estado de San Luis Potosí adquirió una gran importancia por - - -
su ubicación geográfica. Una de las primeras medidas instrumentadas Esa fue la primera noticia que las autoridades potosinas tuvieron de
por Lerdo de Tejada fue solicitar vía telegráfica al gobernador Pascual M. la revuelta. Si bien el mandatario estatal no explicó el motivo por el que
Hernández que ordenara la inmediata movilización de las fuerzas estatales se encontraba el general Jerónimo Treviño en San Luis Potosí, la inclu-
para proteger el camino a Tula, Tamaulipas, en tanto arribaban las tropas sión del aviso indica que esa situación podía convertirse en una amenaza
federales.` Dichapoblación se localizaba cerca de los límites con el estado para el régimen lerdista, pues se trataba de uno de los aliados mas im
potosino, y a través de un camino carretero se comunicaba al oeste con portantes de Porfirio Díaz.
los municipios de Ciudad del Maíz, Cerritos2 ' y Guadalcázar,27 desde donde El avance de la revuelta y su rápida expansión por el territorio poto-
sino a lo largo del año provocaron continuos cambios y nuevos nombra-
mientos en el mando de las fuerzas armadas de la entidad, especialmente 17 Originario de Coahuila, Charles ocuparía la gubernatura de ese estado al triunfo
en las zonas amenazadas por el conflicto. Agustín Alvarez, administra- de la revuelta de Tuxtepec. Sin embargo, en 1885 perdería el apoyo de Porfirio Díaz, de
anularía su poder político en la contienda electoral para su reelección. Posterior-
mente abandonaría el país. Véase María de la Luz Carregha, Catálogo de documentos-
carta de la Colección Porfirio Díaz (enero-marzo 1885), pp. cxvm-cxxlv. - becera del partido servía de enlace en la comunicación telegráfica entre el Oriente y la 18 Juan Fidel Zorrilla, Maribel Miró Flaquer y Octavio Herrera Pérez, op. cit., 11:30. capital de la entidad. Francisco Macías Valadés, op. cit., p. 56. 19 Al triunfo de la revuelta tuxtepecana Francisco Meijueiro se haría cargo de la gu-
2.3 El partido de Ciudad Valles ocupaba un terreno fértil en el que se unían varios ríos
bernatura del estado de Oaxaca. caudalosos, entre ellos el Valles o Bagres que se originaba en el río Santa María; el Tam- ° sGG, Manuscritos, legajo 1, enero de 1876. paon, alimentado por los ríos Verde, Gallinas y Tamasopo, y Coy, Moctezuma y Capadero,
21 El partido de Cerritos era un punto necesario en las comunicaciones terrestres y . que al unirse formaban la corriente del Pánuco. Integrado por los municipios de San Vi-
telegráficas entre los partidos del norte (incluido el de la capital) y el resto del estado. La cente Tancuayalab, Tanlajás, Tainuín y Valles, su territorio era accidentado por" la sierra,
sede de la jefatura política se localizaba en la población del mismo nombre y tenía a su . que tiene su último declive como a 18 kilómetros al norte de Valles, la de Chantal a 24 del
cargo los municipios de Cerritos, Carbonera y San Nicolás Tolentino. Su territorio estaba mismo rumbo, la de las Cucarachas, 24 kilómetros al sur y en la misma dirección y casi
atravesado por varias sierras, entre ellas la de Labor de Nieto, de norte a sur, y del Rin- : a igual distancia el Abra, paso de la Sierra Madre por aquel rumbo". Ibiden,, pp. 84-86.
eón, de oriente a poniente. Antonio Cabrera, op. cit., pp. 19-20. 24 Telegrama enviado por Pascual M. Hernández a Lerdo de Tejada desde Rioverde
Al partido de Guadalcázar lo integraban las municipalidades de Arista, Iturbide el 10 de enero de 1876 y transmitido por la oficina telegráfica de Cerritos. SGG, Manus-
y Guadalcázar. Su territorio estaba atravesado por varias cadenas montañosas. La ca- critos, legajo 1, enero de 1876.
52 . . .
. 53
dor del municipio de Rioverde, fue llamado a desempeñar."una comisión
militar", con la que recibió el encargo de enfrentar a los .levantados -en, el
oriente de la entidad,'-' y Amado Rangel, jefe político del partido de Ca-
torce.` fue nombrado jefe de la línea militar del norte, con autorización
para levantar una fuerza armada en el Altiplano. El gobernador Her-
ñández justificó estos y otros nombramientos al afirmar que la tranquili-
dad públicadel adoseéncontraba amenazada "y al efecto se hace in-
dispensable que los funcionarios que hasta hoy han secundado al
Gobierno en este sentido, sigan ayudándolo según las circunstancias que -
concurran en cada uno". 27
Como había sucedido en otras ocasiones ante la amenaza de confli -
tos armados, las tropas federales y estatales fueron reforzadas con el
"contingente de sangre". Estos cuerpos "se formaban y reemplazaban
con un número de hombres a prorrata, con que contribuía cada Estado.
Sin embargo, no hubo órdenes precisas que reglamentaran el recluta-
miento ni los poderes del comandante general". 28 En muchos casos la fal-
ta de regulación propició el abuso de los encargados de reunir a los reem-
plazos y el consecuente descontento de las poblaciones afectadas. En
general se tomaba por la fuerza a los varones mayores de edad, solteros
y en buen estado físico, lo que afectaba la economía de las comunidades,
que perdían así parte de su mano de obra. En numerosos casos los hom-
bres tomados como reemplazos se vieron forzados a participar en conflic-
tos armados ajenos a ellos y a integrarse a tropas cuyo campo de acción
se encontraba en puntos distantes de su lugar de origen, lo que resultó en
numerosas deserciones.
Para combatir a los tuxtepecanos, el Ministerio de Guerra asignó va-
rias veces a los estados distinto número de reemplazos. La frecuencia de
las asignaciones y la cantidad solicitada varió conforme se extendía la
revuelta; En el estado potosino, cuando el Ejecutivo estatal recibía dicha
orden, giraba de inmediato instrucciones a los jefes políticos, indicándo-
25 L&CR, 26 de junio de 1876. 26 La sede de la jefatura política del partido de Catorce se localizaba en Matehuala
por el difícil acceso a ese antiguo real de minas, pues el territorio que abarcaba dicha
jurisdicción política estaba atravesado de sur a norte por la sierra de Catorce. El partido
limitaba al este con el estado de Nuevo León ylo integraban los municipios de Matehuala,
Catorce, Cedral y Guadalupe. Francisco Macías Valadés, op. cit., p. 42. 27 Manuscritos, legajo 1, mayo de 1876. 28 Jorge Alberto Lozoya, op. cit., pp. 555-556.
les el número de elementos con los que cada jefatura debía cooperar. A
su vez, dichas autoridades fijaban a cada municipio la cantidad de hom-
bres que tenía obligación de reunir.
Los reemplazos eran tomados por la leva y se concentraban en la cár-
cel de la cabecera del partido, de donde .eran enviados a la capital del
estado o al sitio en que fuera necesaria su-presencia para reforzar a las
fuerzas gubernamentales. Con el fin de granjearse la amistad de la po-
blación, los tuxtepecanos propiciaron su fuga en las localidades que ocu-
paron; de esta manera también aumentaron sus filas, pues en ocasiones
los liberados se unieron 'a la revuelta.
- En diciembre de 1876 y luego de la victoria de Porfirio Díaz, el secre-
tario del gobierno provisional y comandancia militar del estado, Francis-
co Bustamante, informó abs jefes políticos de la entidad que ninguna
autoridad civil o militar tenía autorización de llevar por la leva a ningún
ciudadano, y en caso de que lo hiciera debía presentarse la queja para li-
berar al detenido y castigar al culpable. 29 Si bien la medida estaba orien-
tada a obtener el apoyo popular para el régimen que recién se instau-
raba, a partir de 1877 esa misma administración solicitaría el envío del
contingente de sangre para enfrentar otros levantamientos armados,
ahora en su contra. Así lo justificaría ante el Congreso local Carlos Díez
Gutiérrez, siendo ya gobernador constitucional del estado:
Enemigo del odioso sistema de la leva y las alcabalas, abolí éstas y
para el reclutamiento ordené que se organizara la guardiá nacional.
Sin embargo: la violencia con que se dieron los acontecimientos im-
pidió que se realizara este pensamiento, y tuve que hacer uso de vo-
luntarios y algunos consignados al servicio de las armas por las auto-
ridades, de los que menos falta hacían a la sociedad. 3°
Cuando las tropas federales no fueron suficientes para detener el
avance de los tuxtepecanos, las mismas autoridades locales organizaron
la defensa de su territorio y recurrieron también a la práctica del "con-
tingente de sangre". En esos casos, el gobierno estatal giraba la autoriza-
ción correspondiente y ordenaba a la Administración General de Rentas
que pusiera a disposición de la jefatura política los fondos necesarios
" La Sombra de Zaragoza, 28 de diciembre de 1876. 30 La Unión Democrática, 6 de abril de 1877.
54 55
para el sostenimiento de los cuerpos armados que formara. No obstante,
generalmente fue la misma población la que sostuvo a la tropa a través de
préstamos en efectivo, armas y animales, o de la venta de forraje, equipo,
alimentos y bestias, habitualmente a cambio de la promesa de pago pos-
tenor. De esta manera se sostuvieron también las fuerzas tuxtepecanas. - -
El gobierno lerdista recurrió además a -cuerpos de rurales y a las jun-
tas de -protección y vigilancia municipales, así como a la Guardia Nacio-
nal. Los primeros fueron creados a mediados del siglo XIX para frenar
el pillaje y asegurar las principales rutas comerciales, y luego del imperio
fueron organizados de nuevo:
tan pronto como Juárez y sus compatriotas recuperaron el control
de la república [en 18671 reinstituyeron la policía rural, aumentada
a casi 2,000 hombres [de los 800 iniciales] y convertida en un cuer-
po de oficiales respetables que patrullaba la zona centro del país; y
aunque de hecho no eliminaron el bandidaje rural por completo, sí
lo disminuyeron
Si bien el sostenimiento de los rurales correspondía a las autoridades
estatales, el gobierno federal, ante la escasez de fondos que registraban
varios estados, ofreció correr con los gastos que requerían estos cuerpos
armado---para n rentar la revuéria- .... t-üitpecan--- Eii- iéiapo---diciós..............................
destacamentos estuvieron en constante contacto con gobiernos estatales,
jefaturas políticas y ayuntamientos, a los cuales apoyaron en la defensa
de sus territorios.
Jefaturas políticas y municipalidades contaron además con fuerzas
propias para mantener la seguridad en el campo. Así mismo, los hacen-
dados organizaron y sostuvieron cuerpos armados para la defensa de sus
propiedades. A ellos recurrieron en distintas ocasiones las autoridades
locales cuando las tropas federales o estatales resultaron insuficientes,
aunque no siempre recibieron una respuesta afirmativa. En varias opor-
tunidades algunos ayuntamientos informaron al gobierno del estado que
las poblaciones estaban expuestas a ser asaltadas hasta por partidas in-
significantes, "porque los hacendados no dan los rurales que se les pide".`
' Paul J. Vandei-wood, "Los rurales: producto de una necesidad social", en Historia
mexicana, p. 37 32 Telegrama del presidente municipal de Villa de Reyes, 22 noviembre 1876. SGG,
Manuscritos, legajo 3, noviembre de 1876.
• Resulta difícil diferenciar las fuerzas locales del grupo de rurales fe-
derales que actuaron contra los tuxtepecanos en el estado de San Luis
Potosí. Si bien el presupuesto estatal de gastos en el ramo de Guerra in-
cluyó la relación de sueldos de los propios y el Ejecutivo estatal autorizó
por escrito a las autoridades locales integrar estas tropas, los informes
sobre enfrentamientos, acciones armadas y otros únicamente asientan la
palabra rurales.
- En diversas localidades potosinas se organizaron también juntas de
protección y vigilancia conforme al artículo 15 del Reglamento del 2
de diciembre de 1871 del Código Penal. Para su conformación, el man-
datario estatal solicitaba a los jefes políticos una relación con los nom-
bres de las personas que proponían para integrarlas,iécomendándoles
que fuera gente "de reconocida probidad y eficacia en el desempeño de
esa clase de comisiones"." En tiempos de paz estos cuerpos cubrieron la
falta de policía.
Como lo hicieron gobiernos anteriores para enfrentar distintos levan-
tamientos en el país, la administración lerdista se auxilió también con la
Guardia Nacional, aunque en el estado de San Luis Potosí su instalación
formal no se concretaría sino hasta 1879. La formación, organización y
eficacia de estos cuerpos armados dependió directamente del jefe militar
de cada región. Las autoridades proporcionaban sueldo y vestuario, en
isütóipálójihiiiehto, pásffirá y otros elementos eran suministrados por
la misma población que defendían a través de préstamos realizados di-
rectamente a los propios jefes militares. Dicha práctica provocó que
quienes los encabezaron, además de conocer el territorio bajo su cargo,
se relacionaran con los habitantes de la zona y adquirieran cierta auto-
ridad sobre ellos. En general, los jefes militares tuvieron el mismo radio
de acción durante los distintos conflictos armados en los que participa-
ron, por lo que incluso detentaron ahí el poder político. -
Conforme los tuxtepecanos ocuparon posiciones en el estado potosino,
el régimen estatal recurrió también a los cuerpos de policía de los diversos
municipios, e incluso a los celadores de diferentes cárceles, para su defensa.
Así, de manera general, los diversos grupos armados suplieron la fal-
ta de una fuerza militar organizada; sin embargo, en varias ocasiones
decidieron apoyar la "causa regeneradora" proclamada por el Plan de
Tuxtepec reformado en Palo Blanco y se unieron a los sublevados.
Ibidem, legajos: 2 de marzo de 1876; 6 de marzo de 1876; 2 de abril de 1876.
56 ..- 57
El mandomilitaren San Luis Potosí
Para sofocar la revuelta, el presidente Sebastián Lerdo de Tejada entre-
gó el mando de las fuerzas federales al general Mariano Escobedo, en-
tonces jefe de la .tercera división y miiistro de la Guerra y Marina en su
gabinete. Bajo sus órdenes actuaron otros militares también de renom-
bre y surgidos como él de las guerras de Reforma y contra la interven-
ción francesa, eñtre ellos el general Carlos Fuero, segundo en jefe de la
tercera división, José Guillermo Carbó 34 y Pedro Martínez. -
La defensa del territorio potosino quedó directamente a cargo del ge-
neral Angel Martínez, quien había participado en 1868 en el levanta-
miento armado del estado de Sinaloa contra la administración juarista,
y se haría cargo del gobierno provisional y de la comandancia militar de
la entidad a finales de 1876, al ser declarada en estado de sitio por el go-
bierno federal. Años después el presidente Díaz lo comisionaría para en-
frentar a Cajeme durante la guerra yaqui. 33 -
Por su parte, el general lerdista Pedro Martínez había recibido el
apoyo de Jerónimo Treviño entre 1869 y 1870, durante el movimiento
armado contra la administración juarista en el territorio potosino. Sin
embargo, hacia 1872 ambos se habían distanciado, el primero luchó en
federalyel segundo optó por unirse al Plan de La
Noria. De esa enemistad se valió Lerdo de Tejada en 1875 cuando impu-
so a sus favoritos en el Congreso de Nuevo León. Ante el descontento y la
agitación que provocó su decisión, el mandatario previó un alzamiento
en su contra y decidió auspiciar otro en oposición del grupo local al que
pertenecía Jerónimo Trevifio. Así, de acuerdo con el general Fuero, Pe-
dro Martínez se sublevó en Linares, Nuevo León, ci 27 de agosto, 36 ahora
en apoyo del presidente Lerdo de Tejada.
El general Carbó fue originario de Oaxaca. Participó al lado de Porfirio Díaz en
la guerras de Reforma y contra la intervención francesa. Luego de la derrota lerdista
reconocería el gobierno de su antiguo compañero de armas, quien lo comisionaría para
enfrentar a los yaquis sublevados en el estado de Sonora, como jefe militar de la primera división. Moriría en 1885 de una afección cerebral. Véase María de la Luz Carregha
Lamadrid, op. cit., p. CLXVIII. -
u Lo mismo que otros lerdistas, el general Angel Martínez reconocería a Porfirio
Díaz como presidente de la república a raíz de la victoria que obtuvo sobre los simpati-
zantes de Lerdo de Tejada. En 1886 recibió el nombramiento de jefe militar de la prime-
ra división. Ibidem. 36 Israel Cavazos, Breve historia de Nuevo León, p. 165.
Corno lo hizo durante las guerras de Reforma y contra la interven-
ción francesa, así como al enfrentarse a la revuelta de La Noria, a lo lar-
go de 1876 Pedro Martínez se movió prácticamente en el mismo radio de
acción, que incluía el suroeste de Nuevo León y el noreste del territorio
potosino, fijando su cuartel general en el partido de Catorce, en el estado
de San Luis Potosí. Al triunfo de la revuelta tuxtepecana se uniría al le- ............ ................
vantamiento que Mariano Escobedo encabezó en el norte del país para
reinstalar a Lerdo de Tejada en la presidencia. En 1878, al fracasar di-
cho movimiento, La Unión Democrática lo describió como:
un guerrillero listo y madrugador en cuyo sistemabélico se rehúyen
siempre los encuentros con la fuerza enemiga para caer sobre las po-
blaciones indefensas [ ... ]. Dióse a conocer en la cámpaña contra la
intervención francesa, donde adquirió fama y fortuna, con justicia o
sin ella; y avezado desde entonces a los goces del insurrecto, que no
conoce más ley que su capricho,.y que es un soberano absoluto por
donde pasa, ha tomado parte en todas las revoluciones posteriores y
bajo todas las banderas ha desenvainado el machete: con Juárez y
contra Juárez, por Lerdo y contra Lerdo, con Díaz y contra Díaz.
La posición de su rancho [Pabilo], situadoa gran distancia de las
poblaciones de alguna importancia de los estados de Nuevo León y
San Luis, le facilitan los medios de prepararse con impunidad por lo
mismo que está lejos de las pesquisas gubernativas.`
Efectivamente, Martínez se enfrentó a Juárez en San Luis Potosí y
posteriormente actuó en su defensa, sin embargo, se contó entre los ene-
migos de Porfirio Díaz y no se opuso a Lerdo de Tejada. Después de la
derrota definitiva del grupo lerdista, en 1878, se reintegraría a las
fuerzas federales, corno también lo harían Mariano Escobedo, Carlos
Fuero, Guillermo Carbó y Angel Martínez, entre otros.
A lo largo de 1876 la participación de jefes políticos y visitadores ad-
quirió una enorme importancia en la defensa del territorio potosino. Di-
chos funcionarios eran nombrados directamente por el gobernador, ante
quien eran responsables. Los primeros representaban su autoridad en
los partidos que tenían a su cargo y de ellos dependía la organización del
orden administrativo y militar del sitio:
u La Unión Democrática, 30 agosto 1878.
58 - 59
"encabezaban a los cuerpos..deadministración pública, presidían los
ayuntamientos, constituían los conductos oficiales entre el gobierno
del estado y las demás autoridades locales, estaban encargados de
proveer el contingente de sangre para el ejército nacional y las fuer-
zas del Estado, es deéir la leva, y de conservar la paz y suprimir to-
dos los movimientos opositores" «38
Entre sus obligaciones, los jefes políticos tuvieron la de mantener la
paz en su territorio, donde incluso quedaron formalmente al mando de
la fuerza armada en casos de persecución de gavillas, sublevados, revol-
tosos, bandoleros y otros elementos perturbádores del orden. En muchos
casos, también fueron los responsables de integrar las tropas con vecinos
voluntarios de la misma población amenazada. Así mismo, encabezaron
las fuerzas que provenían de cuerpos municipales o rurales, gendarme-
rías o policía, e incluso de la Guardia Nacional.
Ante la posibilidad de que algunas jefes políticos pudieran unirse a la
revuelta tuxfpecana, a lo largo de 1876 el gobierno potosino sustituyó a
varios. Posteriormente, la nueva adrniniiltración que se instalaría a raíz
del triunfo de Porfirio Díaz removió prácticamente a todos y nombró en
su lugar a quienes apoyaron o participaron activamente cón los levanta-
dos, pues para ocupar el cargo era indispensable contar con la confianza
del gobernador y mostrar su lealtad al régimen.
Por su parte, los visitadores tuvieron la obligación de vigilar el buen
funcionamiento de las diferentes áreas de la administración pública. En
1876 el Ejecutivo estatal contó con un visitador para cada región geopo-
lítica de la entidad. Frente a la revuelta tuxtepecana, tuvieron la facultad
de remover a las autoridades de jefaturas políticas y ayuntamientos, así
como nombrar a los respectivos suplentes. 39 Si bien estos cambios debían
ser aprobados previamente por el gobernador, cuando fueron necesarios
para evitar que el enemigo ganara terreno, los visitadores procedieron a
la remoción de los funcionarios y al nombramiento de interinos sin con-
tar con la autorización previa del mandatario estatal; cabe mencionar
n Romana Falcón, Revolución y caciquismo. San Luis Potosí, 1910-1938, p. 41.
° Nombramientos del visitador Juan Oyarzum a Francisco Hervcrt corno Adminis-
trador de Rentas del partido de Tamazunchale; del mismo funcionario a Basilio González
como jefe político de dicho partido, y del visitador de los partidos de Oriente a Genovevo
Martínez como jefe político de Rioverde. SGG, Manuscritos, legajo 1, marzo de 1876.
que sólo en una ocasión ci gobernador Hernández rechazó algún nom-
bramiento hecho por un visitador. 40
Lo mismo que los jefes políticos, los visitadores tuvieron injerencia en
la organización de .fuerzas armadas para la defensa de los partidos. En
dichas ocasiones giraron órdenes a los encargados-de las jefaturas polí-
ticas para laconformación de tropas, así como para la obtención de ar-
mamento, equipo y animales. En general compartieron el mando con los
jefes políticos, especialmente en el Oriente y la Huasteca; no obstante,
en la defensa del régimen lerdista adquirieron una importancia política
y militar incluso mayor que la de aquellos.
En lo que se refiere a las tropas tuxtepecanas, también en ellas se
contaron militares de renombre, que lo mismo que los lerdistas habían
participado en las guerras de Reforma y contra la intervención francesa.
Entre ellos se encontraban, además del general Manuel González, los ge-
nerales Jerónimo Treviño y Francisco Naranjo en Nuevo León; Donato
Guerra en Sinaloa y en Chihuahua; Hipólito Charles en Coahuila; Pedro
Galván en Jalisco; Servando Canales en Tamaulipas y Trinidad García
de la Cadena en Zacatecas.
Treviño detentaba un importante poder en el estado de Nuevo León.
Había acompañado a Díaz en la revuelta de La Noria y en 1876 respon-
dió de inmediato al llamado que le hizo desde Brownsville, Texas. Desde
"Iefjefe jecaiio idiiaieviie..ta .... .n los iado. .e
Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y San Luis Potosí. En este último, el
general Treviño tenía intereses económicos y a través de las tierras que
poseía en el partido de Ciudad del Maíz se había relacionado con algunos
ricos empresarios potosinos, entre ellos los Muriedas y los Arriaga. 4 '
Por su parte, el general Servando Canales ejercía una amplia in-
fluencia política en el estado de Tamaulipas y en 1876 era el candidato
más viable para ocupar la gubernatura de esa entidad. Si bien tardó en
responder afirmativamente a la invitación que le hizo Porfirio Díaz en el
mes de enero para unirse a la revuelta, cuando lo hizo fue nombrado jefe
de la línea militar de Tamaulipas, Veracruz y San Luis Potosí. Bajo sus
órdenes actuó Carlos Díez Gutiérrez, quien lo reconoció como autoridad
Respuesta del gobernador Pascual M. Hernández al visitador de la Huasteca poto-
sina fechada ci 19 de marzo de 1876, sobre el nombramiento que extendió dicho funcio-
nario para ocupar interinamente la jefatura política de Tancanhuitz. SGG, Manuscritos,
legajo 2, de marzo de 1876.
' scc, Manuscritos, legajos: 1(19) de enero de 1877; 1 de abril de 1877.
60 .. ... .. 61
aun después del triunfo tuxtepecano y no obstante estar ya al frente de -
la gubernatura potosina: "Hace tiempo se me dio a conocer al General
Canales como Jefe de esta linea militar,y como no he recibido orden en
contrario lo reconozco aún como Jefe inmediato".'
También bajo el jnando de Canales se desempeñó el doctor Ignacio
Martínez, aunque posteriormente se separaría de él para reconocer a
Porfirio Díaz como su autoridad directa. Martínez, quien ya poseía el
grado de geñeiaI, participó también en el levantamiento armado que se
desarrolló en el territorio potosino entre 1869 y 1870: "Rebelde, levantis-
co y de reacciones tan violentas que ya se había dado el lujo de desafiar
públicamente al general Escobedo en pleno Casino de San Luis Potosí
[ ... ], no ambicionaba el puesto burocrático de gobernador de una ínsula
cualquiera, sino la gloria militar"."
Lo mismo que Treviño, el general I. Martínez se unió al Plan de La
Noria, y en 1876, respondiendo nuevamente al llamado de Díaz, se levan-
tó en armas en Tula, Tamaulipas. Ingresó al estado potosino por la Huas-
teca al mando de la división militar a la que pertenecía el batallón Libres
de San Luis Potosí y proclamó el Plan de Tuxtepec reformado en Palo
Blanco en esta entidad. En 1879, siendo ya presidente de la República
Porfirio Díaz, renunciaría a las tropas federales argumentando proble-
as.de.salud..Sn.enbargo.entre.1885.y.1.88í.ap.oyaríad.sde. lafrmte- .
ra tamaulipeca a grupos opositores al gobierno porfirista, con las armas
y a través del periódico El-Mundo. A partir de entonces, y ante el temor
de que encabezara una revuelta armada, fue sujeto a una estricta vigi-
lancia por parte de la administración federal. Murió asesinado en 1891
después de varios atentados anteriores en su contra.
No obstante que, en general, la historiografia potosina ha reconoci-
do a Carlos Díez Gutiérrez como el propagador de la revuelta tuxtepeca-
na en el estado de San Luis Potosí, fue el doctor Martínez quien además
de proclamar el Plan de Tuxtepec en la entidad obtuvo la mayoría de los
éxitos militares en territorio potosino. Siempre bajo las órdenes de Ser-
` Ibidem, legajos: 2 de febrero de 1877; 1(17) Je enero de 1877. Daniel Cosío Villegas, Historia moderna de México. El Porfiriato. Vida política
interior. Primera parte, p. 318. "Véase Maribel Miró Flacquer, Catálogo de documentos Carta de la Colección Por-
fino Díaz. Tamaulipas. Marzo 1876-noviembre 1885, 11:42, 94y 98; Juan Fidel Zorrilla, Maribel Miró Flacquer y Octavio Herrera Pérez, Tamaulipas. Una historia compartida, Ji, 1810-1921, p. 124; La Unión Democrática, 28 de enero de 1879.
vando Canales, la participación de Díez Gutiérrez en dicho movimiento
careció de importancia, por lo menos en las acciones militares, que enca-
bezó en el estado.
Díez Gutiérrez era originario de Valle del Maíz, donde nació el 4 de
noviembre de 1836. Siendo abogado de profesión se integró al grupo II-
beral á raíz de la guerra de Reforma, cuando optó por la carrera de las
armas. Participó en la guerra contra la intervención francesa y poste-
riormente se unió al Pln de La Noria. En esos años ingresó al estado
mayor de Jerónimo Treviño y a través de él se relacionó con Porfirio
Díaz. 45 En 1884, siendo ministro.de Gobernación en el gabinete de Ma-
nuel González, obtendría el grado de.general de brigada del ejército per-
manente, nombramiento que sería ratificado por el Senado a finales del
mismo año.46 Al triunfo de la revuelta de Tuxtepec se haría cargo del go-
bierno del estado hasta su muerte en 1898, excepto durante el periodo
gonzalista, cuando el cargo recaería en su hermano Pedro, quien tam-
bién ocuparía algunos escaños en el Congreso de la Unión.
Los Díez Gutiérrez estaban emparentados con dos de las familias te-
rratenientes de mayor tradición en el Valle del Maíz —Moctezuma y Ba-
rragán—, aunque su riqueza personal y su participación en la vida polí-
tica del estado hasta 1876 no los colocaban dentro del grupo de poder de
1a.époç. $ • bien para esa fecha contaban con algunas propiedades en el
estado potosino, aparentemente "se hicieron famosos por la enorme for-
tuna que llegaron a amasar durante su largo gobierno". 47
Probablemente debido a su origen potosino y a la recomendación del
general Jerónimo Treviño, el 16 de abril de 1876 el entonces coronel Car-
los Díei Gutiérrez recibió de Porfirio Díaz el nombramiento de goberna-
dor provisional y comandante militar del estado de San Luis Potosí en los
siguientes términos:
Teniendo este Cuartel General absoluta confianza en el patriotismo de
Ud., lo mismo que su aptitud y actividad, ha tenido a bien autorizar-
lo para que encabece la insurrección en el Estado de San Luis Potosí,
atendiendo a todos los ramos de su administración interior, tanto en
"Carlos Díez Gutiérrez mantuvo una estrecha amistad con el general Jerónimo Treviño, quien fungió como su padrino de boda en 1880. La Unión Democrática, 5 de noviembre de 1880.
46 Ibídem, 11 de noviembre de 1884. Romana Falcón, op. cit., p. 25.
62 1 63
el orden político COifiO en el militar, con arreglo a las instrucciones que
privadamente le tienen comunicadas; y a fin de que pueda utilizar los
elementos pertenecientes al de Veracruz que estén a su alcance, lo au-
toriza también para que estienda [sic] su acción sobre ese Estado, cui-
dando de respetar las disposiciones que en él dicte o haya dictado su
Gobernador y Comandante Militar, con el cual obrará de acuerdo en
el caso de que puedan mutuamente ponéiéniuiüiiéación.
Y tenso el gusto de decirlo a Ud. para su conocimiento, recomendán-
dole que con la frecuencia que le sea posible, se comunique con este
Cuartel Gral., del cual dependerá directamente. L. en la C.H. Ma-
tamoros. Abril 16 de 1876.
A pesar de que el nombramiento le otorgó el mando político y militar
de la entidad, sus compañeros de armas en la entidad no lo reconocerían
como tal sino prácticamente hasta el final de la revuelta armada.
El movimiento contó también con el apoyo y la participación de va-
rios civiles. En el estado de San Luis Potosí destacó entre ellos el licencia-
do Benigno Arriaga, 49 quizá la figura tuxtepecana no militar más sobre-
saliente en la entidad. Miembro de la élite potosina, poseía además un
gran ascendiente político que no se reducía al ámbito local. Acompañó a
Benito Juárez durante la peregrinación de la República y a su muerte
en I7seii:ió al grupo encabezado por Porfirio Díaz. Pronto se convir-
tió en su hombre de confianza en el estado 50 y durante la revuelta tuxte-
pecana fungió como enlace entre Díaz y las fuerzas rebeldes en el territo-
rio potosino. Lo mismo que Díez Gutiérrez, sostuvo una estrecha amistad
con Jerónimo Treviño. Durante los primeros años del régimen porfirista
fungiría como senador por el estado en el Congreso de la Unión, aliado
de Pedro Díez Gutiérrez. A la intervención de ambos en la Cámara se
debería la aprobación de diversas obras materiales para la entidad, en-
tre ellas el camino a Tampico, así como la concesión al gobierno estatal
CPD, legajo 1, caja 1, docto. 460. ° Sobrino de Ponciano Arriaga, destacado liberal decimonónico y padre de Camilo
Arriaga, quien se contó entre los precursores intelectuales de la Revolución Mexicana,
Benigno Arriaga ocupó varios cargos en el gobierno potosino y en el ayuntamiento de
San Luis Potosí. Como periodista dirigió los periódicos Club Zaragoza y El Barbero,
además de colaborar en La Ilustración Potosina como poeta. La Unión Democrática,
27 de febrero de 1890. 50 Daniel Cosío Villegas, Historia moderna de México. El Porfirioto..., op. cit., p. 318.
para construir una línea de ferrocarril entre la capital potosina y el mis-
mo puerto tamaulipeco. 51
De Matamoros a Icamole.
UnáIáhneriácéidiins 4elgobicruoierdista para frenar la revuel-
ta de Tuxtepec fue decretar el estado de sitio en Oa áYJalinomjen -
tras algunos gobernadores —como los de Querétaro y guascalientes—,
solicitaron licencia para separarse temporalmente de sus cargos, argu-
mentando diversos motivos, probablemente con la intención de evitar te-
ner que tomar partido por alguno de los bandos en conflicto.`
Desde el inicio de 1876 las autoridades potosinas recibieron distintos
mensajes que informaban del avance de los tuxtepecanos en diferentes
puntos del estado. El primer comunicado procedente del Altiplano fue
enviado en enero por el jefe político de Venado, quien reportó que una
partida de "revoltosos" compuesta por seis u ocho individuos había ama-
gado al veino partido de Salinas del Peñón Blanco; si bien éstos partie-
ron rumbo a Durango, el funcionario informó que había organizado ya
una tropa de cien hombres entre rurales y vecinos para vigilar los cami-
nos.` Ambos partidos limitaban con el estado de Zacatecas, de donde
provinieron los levantados; paradf diIii!o...iij1s dos jefaturas políticas unieron fuerzas en distintas ocasiones.
A finales de enero los tuxtepecanos ingresaron a la Huasteca poto-
sina también procedentes de los estados vecinos. Así lo informó el jefe
político de Tancanhuitz, a nombre de sus similares de Tamazunchale 54
y Ciudad de Valles, al gobernador Hernández:
51 Véase Luz Carregha Lamadrid, Begoña Garay López y Jesús Narváez Berrones, Camino de hierro al puerto. Estaciones del Ferrocarril Central Mexicano en el estado de
San Luis Potosí.
SGC, Manuscritos, legajos 2 y 3 de febrero 4 e 1876.
Ibidem, legajo 1 de agosto de 1876. El partido de Tansazunchale estaba integrado por los municipios de Axila, San
Martín, Taxnpacán y Tatnazunchale; en este último se localizaba la sede de la jefatura
política, ubicada a 117 leguas de la capital potosina. El terreno que ocupó el partido era
montañoso por la presencia de la Sierra Gorda y. estaba atravesado por los ríos Zacati-
pam y Moctezuma, a los que se unían el Xumucunco y Tancuilin que formaban al norte
el río Axila. Limitaba al este y al sur con Veracruz e Hidalgo, respectivamente. Francisco
Macías Valadés, op. cit., p. 88.
64 .
1 . 65
Con fechi29 del mes anterior tuyo conocimiento esta Jefatura, por
la de Tamazunchale [...] que se hallaban en los tres Partidos [de la
Huasteca] varios agentes revolucionarios procedentes de Sierra Gor-
da y el Mezquital y que la mayor parte conspiraba en la cabecera de
Tamazunchale [...].
Estos pormenores difundidos en todos los pue-
blos han causado una grande alarma ypy consuienie:-ieta-ofid-na
la de Tamazunchale 'CmIad de Valles, han dictado las más eficaces
pruviiíeiiicias poniéndose de acuerdo para auxiliarse y sofocar la re-
volución que debió haber estallado si oportunamente no se hubieran
descubierto algunos de los que trataban de invertir el orden, como sucedió en Taniazunchale. 55 -
Los partidos huastecos no opusieron una fuerte resistencia a la ocu-
pación de las tropas rebeldes y pronto quedaron bajo su control. La dis-
tancia que los separaba de la capital potosina aunada a la falta de cami-
nos y al accidentado relieve de su territorio, particularmente en la parte
sur, convirtieron a esta zona en un lugar propicio para la extensión de la
revuelta. En los primeros meses del año los informes que se recibieron en
la Secretaría General de Gobierno muchas veces fueron contradictorios.
El 4 de febrero Epifanio González, jefe político de Ciudad de Valles, ase-
guró al gobierno estatal que tenía conocimiento de que "una próxima
revolución puede estallar rumbo a Tanquián y Tantojon [jurisdicción de
Pánuco, Ver.]';` pocos días después, desde la cabecera de la misma
jefatura política, el visitador de los partidos huastecos, Juan A.
Oyarzum, invalidó el comunicado y afirmó que había investigado "la
realidad sobre los temores de una próxima revolución en la Huasteca;
[y] según los informes recibidos no hay nada que pueda indicar la alte-
ración de la paz pública".`
Para enfrentar a los levantados, las autoridades dé los tres partidos
huastecos organizaron la policía rural y ordenaron al vecindario armar-
se y preparar su defensa. En Tancanhuitz se reunió la guardia nacional
sin esperar la aprobación de la autoridad estatal, "Por la distancia que
° SGG, Manuscritos, legajo 4 de febrero de 1876. 56 Carta de Epifanio González, 10 de febrero de 1876, Ciudad de Valles, "Carpeta N°
2, Secretaría de Guerra". Idem. Telegrama de Juan A. Oyarzum, 18 de febrero de 1876, Ciudad Valles, "Carpeta
N° 10, 1876. N° 6, Hacienda". Idem.,
separa este Partido del Superior Gobierno"." Dicho cuerpo fue equipa-
do con el poco armamento que había en el partido, cuyo jefe político giró
órdenes a la Administración de Rentas para el pago de los haberes co-
rrespondientes; posteriormente informó al secretario de gobierno, Lo-
renzo Agoitia, de las medidas qué había dlictacto "en vista de las circuns-
laercias por las que atraviesa eFpartido", solicitándole que trámitarala
autorización respectiva del mandatario estatal.
A finales de febrero el gobernador PascualM. Hernández dispuso la
organización de fuerzas armadas en diversos puntos del estádo. El man-
dato fue acatado de inmediato por distintas autoridades, como sucedió en el partido de Ciudad del Maíz, desde donde el capitán Manuel Alva-
rez, del tercer cuerpo de gendarmes, le informó que "La organización
de la fuerza se está activando y el día l [de marzo] quedará en su mayor
parte instalada para disponer de ella conforme a los deseos e instruccio-
nes de U., siendo dicha fuerza de la mayor seguridad y cercanía de esta
ciudad"." La defensa de este territorio se convirtió en una prioridad por
su cercanía al camino nacional que unía a Tula, Tamaulipas, con el
puerto de Tampico.
En las mismas fechas, también los partidos cercanos a la capital del
estado se vieron amenazados por los tuxtepecanos, que en general pro-
...ministrador de la
hacienda de Gogorrón, en los alrededores de Villa de Reyes rondaron le-
vantados que "llevan uniforme militar y [...] sólo dos que van adelante
visten de particular". 60 Sin embargo, a pesar de su cercanía con la ciu-
dad de San Luis Potosí, la jefatura política de Santa María del Río no
recibió respuesta del gobierno estatal a sus peticiones de ayuda. La rá-
pida movilización de las tropas rebeldes y la falta de recursos para la de-
fensa del territorio, impidió a las autoridades locales vigilar los distintos
puntos del municipio que a lo largo del año sufrió varios ataques.
La situación en varias partes del país era similar. Con el fin de ganar
adeptos, en marzo el Ejecutivo federal decretó la dispensa del pago de la
contribución del 25% sobre capitales a los estados de Aguascalientes,
"Carpeta N° 2, Secretaría de Guerra, 10 de febrero de 1876, Tancanhuitz". ídem. Carta de Manuel Alvarez, 28 de febrero de 1876, Ciudad del Maíz, ibídem, legajo
1, febrero de 1876. 60 "Carpeta N°3, 1876. N° 14, Gobernación. Novedades de revolución. Noticias de
algunas jefaturas sobre gavillas de pronunciados según se expresan". Ibídem, legajo 1, mayo de 1876.
66 .... - 67
• Tlaxcala y Puebla, y luego la hizo extensiva a otras entidades de la Fede-
ración. Sin embargo, ni esta medida ni la victoria que José Guillermo
Carbó obtuvo en Celaya sobre las fuerzas tuxtepecanas de Galván y
Cuervo surtieron el efecto esperado, pocos días después la administra-
•ción lerdista se vio obligada a decretar el estado de sitio en Tlaxcala, So-
nora y Veracruz, involucrados - ya en la revuelta armada. - -
Uno de los objetivos militares más importantes de los tuxtepecanos
durante esta primera etapa fue Matamoros, Tamaulipas. Ante el inmi-
nente ataque que preparaban sobre esa población fronteriza, en marzo
el general Jesús Toledo, quien luchó junto a Porfirio Díaz en ocasiones
anteriores, reprobó la conducta de su antiguo compañero de armas y lo
recriminó desde ahí, aunque meses después se contaría entre los milita-
res que se unieron a la revuelta:
viene Ud. al extranjero y apoyado en la tolerancia americana, sin
exponer su vida, se lanza Ud. al filibusterismo, no puedo menos que
decirle que el pueblo de esta ciudad invicta y heroica, no ayudará a
Ud. jamás en ese crimen, sino que al contrario, sostendrá la legalidad
entre ese pueblo [...]. El invicto pueblo matamorense [y sus compa-
ñeros de armas] escarmentarán a los que están arrastrando nuestra
bandera en el extranjero."'
El Héroe del 2 de Abril había encontrado en Texas las condiciones
propicias para organizar y dirigir el movimiento armado. Sin embargo,
en un claro gesto de apoyo al régimen lerdista, a principios de marzo las
autoridades norteamericanas ordenaron a sus jefes militares impedir
"toda organización revolucionaria en este lado del Río Bravo, así como
toda expedición militar en ayuda de los revoltosos y toda violación a-la
neutralidad, y [ ... ] que sean arrestadas, desarmadas e internadas cual-
quiera tropas que crucen de México". 62 Así mismo, les mandaron prestar
auxilio en estos casos a las autoridades civiles mexicanas. Dos meses
después el general Manuel González comunicó vía telegráfica a Porfirio
Díaz que el cónsul estadounidense radicado en Matamoros seguía sién-
doles hostil.`
Como lo hizo la prensa oficial federal para evitar que la revuelta su-
mara más simpatizantes, el periódico oficial potosino, se abstuvo -de pu-
blicar notas relacionadas con derrotas de las fuerzas lerdistas, excepto
cuando pudo anunciar que los .tuxtepecanos habían sufrido un descala-
bro mayor; por el contrario, en todos los casos se apresuró a informar de
las victorias que obtenían las tropas gubernamentales.
Si bien eii distiiita ?iéaiione& La Sombra de Zaragoza aseguró a sus lectores que el levantamiento armado tendría una corta duración, ya que
pronto sería sofocado por el gobierno federal. En el primer cuatrimestre
del año afirmó que se había obtenido la victoria definitiva por la derrota
de Treviño y Naranjo en el rancho de La Barraca, Nuevo León y el triun-
fo de Carbó en San Pedro, Guanajuato. No obstante, lo cierto era que la
revuelta ganaba cada vez más terreno en el país.
El 5 de marzo, días antes de que Porfirio Díaz promulgara la refor-
ma de Palo Blanco, el general Ignacio Martínez lanzó una proclama en la
hacienda de Buenavista, ubicada en el partido potosino de Ciudad de
Valles,"' dirigida especialmente al sector militar, invitándolo a unirse al
movimiento armado y a reconocer al general Díaz como jefe (anexo 3). Si
bien la prensa oficial del estado publicó el documento, lo utilizó para
desacreditar a su autor, a quien acusó de ser un mercenario sin bandera.
Sin embargo, Martínez extendió el levantamiento en el territorio poto-
sino, ocupó la Huasteca y se preparó para internarse en los partidos del
Oriente, ganando así la aprobación de la mayoría de los tuxtepecanos en
el estado de San Luis Potosí, quienes entonces lo reconocieron como jefe
inmediato
Porfirio Díaz regresó a territorio mexicano a mediados de marzo, y
luego de la publicación de la reforma de Palo Blanco se hizo cargo física-
mente del mando de las fuerzas rebeldes. Poco después, el general Ma-
nuel González se pronunció en Los Cuates, Tamaulipas. El 2 de abril,
fecha significativa para el jefe tuxtepecano, sus seguidores tomaron por
asalto Matamoros, donde permaneció Díaz hasta finales del mismo mes.
• Para combatirlo, el presidente Lerdo de Tejada comisionó al general Ma-
riano Escobedo, cuya designación mereció la felicitación de La Sombra de Zaragoza:
61 La Sombra de Zaragoza, 23 de marzo de 1876. ' Ene! documento sólo se anota Buenavista, S.L.P. Aunque existían otros puntos en 62 Ibideni, 10 de abril de 1876. la entidad con el mismo nombre, únicamente éste se localizaba en el radio de acción de 63 ct'o, legajo 1, caja 1, docto. 121. Martínez.
68 . 69
Creemos aún que el mismo D. Porfirio Díaz al pasar el Bravo del Nor-
te no -coitó con tener que habérselas con un enemigo tan formidable.
Más el general Escobedo que después de haber sido en anterior época
el más heroico campeón de la segunda independencia, parece que en
la actual crisis estaba destinado a ser el más inexpugnable baluarte
contra la révolución donde quiera que se presente."'
En mayo, Dolores Plascencia organizó una gavilla de ochenta hom-
bres en Ojuelos, Zacatecas, y con ella amenazó la población de Salinas
del Peñón Blanco. Del ataque informó inmediatamente al Ejecutivo es-
tatal el jefe politico .de. aquel partido, Mariano Dosamantes. Luego de explicar- que al recibir noticias de la autoridad del partido zacatecano
de Pinos en el sentido de que una facción de sublevados había pasado
por ese punto y se dirigía a Salinas, afirmó que aplicó las medidas nece-sarias para defender la plaza:
Coroné las alturas con algunos vecinos de la población entrando por
el centro ocho rurales de caballería que de pronto se pudieron reu-
nir, con los cuales recorrí las calles de la población. Los insurrectos
al ver los preparativos de defensa se retiraron tomando como trin-
chera la barda del campo mortuorio, donde se pusieron en resisten-
cia, devolviéndome luego a reconcentrarme a la población por no ser
dable emprender darles un ataque rudo por la superioridad de los
insurrectos e insuficiencia de la fuerza que traía a mis órdenes. 66
Dosamantes también comunicó al gobernador que luego de ser derro-
tados los rebeldes salieron rumbo a Matehuala o al estado de Zacatecas.
Días después, en los partes de novedades enviados de Venado, Cerritos
y Salinas del Peñón Blanco, se conoció que tras amenazar algunas pobla-
ciones de esos partidos la gavilla de Plascencia se dirigió a Pinos y a Ojo
Caliente, en la entidad zacatecana.
Como lo hizo con otros tuxtepecanos, la prensa oficial potosina cali-
ficó a Plascencia de bandido. Aunque efectivamente algunos bandoleros
65 La Sombra de Zaragoza, 22 de abril de 1876.
"Carpeta N° 3, 1876. N° 14 Gobernación. Novedades de revolución. Noticias de algunas jefaturas sobre gavillas de pronunciados según se expresan". SGG, Manuscritos, legajo 1, mayo de 1876.
aprovecharon la revuelta para cometer asaltos y otros delitos, resulta
difícil distinguirlos por el uso generalizado que las autoridades hicieron
de este adjetivo. Considerar a los rebeldes como bandidos respondió a la
posibilidad que judicialmente existía de aplicarles las mayores penas en
caso de ser capturados.
Conforme avanzó el año aumentaron los rumoresde posibles ataques
tuxtepecanos en el estado potosino. En el primer semestre del año el jefe
político de Guadalcázar reunió bajo su mando alrededor de quinientos
hombres para enfrentar un probable asalto de Ignacio Martínez; 67 mien-
tras la jefatura política de Catorce preparó la defensa del antiguo real
de minas y congregó fuerzas federales y estatales en Matehuala, en espe-
ra del mismo general tuxtepecano, que entonces se encontraba por el
rumbó de Tula en el estado de Tamaulipas. El partido de Catorce tuvo
una gran importancia económica para el estado durante la segunda mi-
tad del siglo xix por su producción minera, y lo mismo que el de Guadal-
cázar, quedó dentro del radio de acción de los grupos rebeldes encabe-
zados por Brígido Cañedo, Marcelino Castillo y Gil Calvo.
Villa de Reyes fue atacada por tuxtepecanos procedentes del estado
de Guanajuato nuevamente a finales de marzo. En esa ocasión, el visita-
dor de los partidos de Oriente, Jesús Alvarez, se hizo cargo de su defensa
y ordenó al presidente municipal que:
organice veinticinco hombres de la fuerza rural del Municipio po-
niéndolos a las órdenes del Comandante de Celadores de hi [hacien-
da] Ventifia C. Javier Legorreta para que marche inmediatamente a
la hacienda de Bledos y obrando de acuerdo con el dueño o admi-
nistrador de la referida finca emprenda desde luego la persecución
de la gavilla que se halla en la hacienda de Santiago a las órdenes del
cabecilla Salgado [ ... ]. Bajo la más estrecha responsabilidad de U.
cuidará que la fuerza que se dispone vaya en auxilio de la hacienda
de Bledos lo verifique perfectamente armada con armas de repeti-
ción y municionada con parque competente y que los caballos que
lleven estén en perfecto estado para que logren el objeto a que se
destinan."'
67 Informe del jefe político de Guadalcázar, 18 de marzo de 1876. Idem.
30 de marzo de 1876, Santa María del Río. Idem.
70 71
El mismo Álvarez se puso al frente de las fuerzas estatales que se encon-
traban en el partido de Santa María del Río y recibió refuerzos de la capi-
tal potosina. Tras la derrota, los tuxtepecanos se retiraron de nuevo al
Bajío. Por su parte, el general Pedro Martínez obtuvo un importante triun-
fo sobre las tropas del doctor Ignacio Martínez en Noriega, Tamaulipas,
que se sumó al que lograron las fuerzas del visitador Oyarzum sobre las
del coronel Victoriano Segura en Tamuín, jurisdicción de Ciudad de Valles.
Sin embargo, pese a los fracasos la revuelta armada continuó y siguió
ganando adeptos en la entidad. En abril se informó al gobernador que
Tainazunchale y Tancanhuitz se habían pronunciado "{...] contra el Go-
bierho General y particular del Estado"." En general los tuxtepecanos
que ocuparon la Huasteca potosina procedían del estado de Tamaulipas,
donde Servando Canales e Ignacio Martínez se pronunciaron desde el
inicio del año, pero también hubo grupos que arribaron de Veracruz y en
nilsionó al general Pedro Martínez para "[...] limpiar la frontera [norte] de esas pequeñas gavillas". 71 En esas fechas las noticias para los tuxtepe-
canos parecían halagüeñas, incluso algunos esperaron ocupar pronto la
capital del país, como quedó asentado en un telegrama que el general - Manuel González, jefe.de la linea del Bravo, envió al "jefe del ejército • constitucionalista", "donde se halle": -
Loaeza fue derrotado en Azúcar.de Matamorospor Coutolenc.
Fidencio [Hernández] queda con cinco mil hombres en Acatlán y
Alatorre está en camino a Puebla. Coutolenc entró a Cuernavaca de-
rrotando a Ugalde, Becerril y Olivares. Veracruz se encuentra insur-
reccionado. Se esperan sus órdenes para marchar sbbre la capital.
Donato [Guerra] derrotó una brigada de Ceballos y se encuentra
amagado en Guadalajara. En esa plaza no hay novedad."
menor número de Hidalgo.
Aunque en muchos casos los rebeldes cometieron abusos en las po-
blaciones que ocuparon, desde el principio de la revuelta el general Por-
fino Díaz ordenó a sus oficiales dictar medidas conducentes a impedir
el pillaje yios excesos. Sin embargo, La Sombra de Zaragoza aprovechó
-esas acciones para desprestigiar al movimiento tuxtepecano:
Ayer como l dE Iiii"ibildíaldo Jídia1ióbTá-..............
ción {Tamazunchale] por una gavilla de bandidos como de diez hom-
bres armados, capitaneados por don Justino Rodríguez, quienes en
alto grito vociferando Muera Lerdo que Viva Porfirio Díaz y que
Viva el general Martínez, entregándose inmediatamente a excesos de
pillaje y atropellamientos de toda clase de personas y cometiendo
además el grave atentado de echar fuera de prisión, llevándose las
armas que había en la guardia .70
En mayo se rumoró que Porfirio Díaz se dirigía a Monterrey proce-
dente de Matamoros, mientras Jerónimo Treviño organizaba sus fuerzas
cerca de Agualueguas, Nuevo León. No obstante, el gobierno federal co-
18 de abril de 1876, Rioverdc. Ideos. 70 Informe del visitador de los partidos de la Huasteca potosina, 12 de marzo de
1876. Ibidem, legajo 1, marzo de 1876. Véase también La Sombra de Zaragoza, 6 de
abril de 1876.
Sin embargo, días después el mismo González solicitó a Díaz informes
sobre la ocupación de Camargo, Tamaulipas, lograda por los lerdistas
al mando del general Escobedo. Además le hizo saber pie contaba única-
mente con seiscientos hombres para defender la plaza de Matamoros,
por lo que se proponía defenderla desde el interior. Según explicó, no le
había sido posible obtener los recursos materiales necesarios para soste-iira......oja,pues reinaba la desconfianza entre los habitantes de esa su
ciudad. Finalmente, le notificó que la Guardia Nacional había llegado a esa plaza desde el 10 de mayo .13
Poco después de ese comunicado, las fuerzas de Escobedo recupera-
ron Matamoros, donde ya no se encontraba Porfirio Díaz, a pesar de los
rumores en otro sentido. Luego de esta derrota, los tuxtepecanos sufrie-
ron otra más importante en Icamole, Nuevo León, frente a las tropas del
general Carlos Fuero. Este último fracaso se registró el 20 de mayo y
mnarcó el fin de la primera campaña militar abanderada por el Plan de
Tuxtepec reformado en Palo Blanco que había iniciado el 2 de abril con
la torna de Matamoros. Los opositores de Porfirio Díaz no lo olvidarían
y lo recordarían aún en 1911 al final del régimen porfirista, cuando lo
mismo que en 1876 lo apodarían "el llorón de Icamole".
La Sombra de Zaragoza, 13 de mayo de 1876. CPD, legajo 1, caja 1, docto. 472. Ibídem, docto. 121.
72 1 73
ANEXO 1
Considerandos del Plan de Tuxtepec, enero de 1876
Los que suscriben, considerando: que la República Mexicana está regida
por un gobierno que ha hecho del abuso un sistema político, desprecian-
do las instituciones y haciendo imposible el remedio de tantos males por
la vía pacífica; que el sufragio público se ha convertido en una farsa,
pues el Presidente y sus amigos por todos los medios reprobados hacen
llegar a los puestos públicos a los que llaman sus candidatos oficiales, re-
chazando a todo ciudadano independiente; que de este modo se hace la
burla más cruel a la democracia que se funda en la independencia de los
poderes; que el Presidente y sus favoritos destruyen a su arbitrio a los go-
bernadores entregando los Estados a sus amigos, como sucedió en Coa-
huila, Oaxaca, Querétaro y Yucatán; que sin consideración a los fueros
de la humanidad, se retiró a los Estados fronterizos la mezquina subven-
ción que les servía para defenderse de los indios bárbaros; que el tesoro
público se disipaba en gastos de placer sin que el gobierno haya llegado
a presentar la cuenta de los fondos que maneja a la representación nacio-
nal; que la administración de justicia se encuentra en la mayor prostitu-
cínn,-pue& so.constitu.yen los-jueces, de Distrito en. sg.ents del Centro para
oprimir a los Estados. Que el poder municipal ha desaparecidocompletamente, pues los
ayuntamientos son ya simples dependientes del gobierno para hacer elec-
ciones; que los protegidos del Presidente perciben tres y hasta cuatro
sueldos por empleos que sirven con agravio de la moral pública; que el
depositario del Poder Ejecutivo se ha rodeado de presidarios asesinos y
que provocan, hieren y matan a los ciudadanos ameritados; que la ins-
trucción pública se encuentra abandonada; que los fondos de ésta para
en manos de los favoritos del Presidente; que la creación del Senado,
obra de Lerdo'de Tejada y sus favoritos para centralizar la acción legis-
lativa, importa el veto a todas las leyes; que la tal ley del timbre, obra
también de la misma funesta administración, no ha servido sino para ex-
torsionar a los pueblos; que el país ha sido entregado a la compañía in-
glesa con la concesión del ferrocarril de Veracruz y el escandaloso con-
venio de las tarifas; que los excesivos fletes que se cobran han estancado
el comercio nacional y la agricultura; que con el monopolio de esa línea
se ha impedido que se establezcan otras, produciendo el desequilibrio
del comercio en el interior, el aniquilamiento= de todos los demás puertos
de la República y lamásespáitosa miseria en todas partes; que el go-
bierno ha otorgado a la misma compañía con pretexto del ferrocarril de
León, el privilegio de establecer loterías infringiendo la Constitución;
que el Presidente y sus favoritos han pactado el reconocimiento de'la
norme deuda inglesa mediante dos millones de pesos que se reparten
entre sus agentes; que ese reconocimiento además de inmoral, es injusto
porque a México nada se le indemniza por perjuicios causados en la in-
tervención; que aparte de esa infamia se tiene acordada la de vender tal
deuda a los Estados Unidos, lo cual equivale a vender al país 'a la nación
vecina; que no merecemos el nombre de ciudadanos mexicanos,' ni si-
quiera el de hombres los que sigamos consintiendo el que estén al frente
de la administración los que así roban nuestro porvenir y nos venden al
extranjero; Lerdo de Tejada destruyó toda esperanza de buscar el re-
medio a tantos males en la paz; creando las facultades extraordinarias y
suspensión de garantías, para hacer de las elecciónes una farsa cramnal.
En nombre de la sociedad ultrajada y del pueblo mexicano envile-
cido, levantamos el estandarte de la guerra contra nuestros comunes opresores".`
ANEXO 2
Artículos del Plan de Tuxtepec reformado en Palo Blanco,
marzo de 1876
"[...] En nombre de la sociedad ultrajada y del pueblo mejicano [sic]
vilipendiado, levantamos el estandarte de guerra contra nuestros comu-
nes opresores, proclamando el siguiente Plan:
Artículo primero.- Son leyes supremas de la República la Constitu-
ción de 1857, el Acta de Reforma promulgada el 25 de septiembre de
1873, y la Ley del 14 de diciembre de 1874.
Artículo segundo.- Tendrá el mismo carácter de Ley suprema la No-
Reelección de Presidente y Gobernadores de los Estados, mientras se
consigue elevar este principio al rango de reforma constitucional, por los
medios legales establecidos por la Constitución.
La Sombra de Zaragoza, 28 de diciembre de 1876.
74 1 75
Artículo tercero.- Se desconoce a don. Sebastián Lerdo de Tejada ANEXO 3
como Presidente de. la República, y a todos los funcionarios y empleados . . . . . .
designados por él, así como los nombrados en las elecciones de julio del Proclama de Ignacio Martínez. 5 de marzo de 1876,
año de 1875.. . . Buenavi.sta, S.L.P.
Artículo cuarto.- Serán reconocidos todos los Gobernadores de los . .. . -
Estados que se adhieran al presente Plan. En donde esto no suceda, se Compatriotas: Indignada profundamente la nación de la criminal con-
reconocerá interinamente, como gobernador al que nombre el Jefe de ducta de D. Sebastián Lerdo de Tejada, depositario del Supremo Poder
las Armas. . Ejecutivo, alyer que durante su administración se ha ocupado sólo de
Artículo quinto.- Se harán elecciones para Supremos Poderes de la centralizar el poder, de sofocar el voto público por medio de las bayone-
Unión, a los dos meses de ocupada la capital de la República, en los tér tas; de desprestigiar nuestras instituciones para probar al pueblo que
minas que disponga la convocatoria que expedirá el Jde del Ejecutivo, sólo con una dictadura se puede gobernar; cEe promover contratos ruino-
un mes después del día en que tenga lugar la ocupación, con arreglo a sísimos para el país, movido por las ventajas que reportan a sus intereses
las leyes electorales de 12 de febrero de 1857 y 23 de diciembre de 1872. 1 particulares y declarar en estado de sitio a Nuevo León, Jalisco y otras
Al mes de verificadas las elecciones secundarias, se reunirá el Con~ entidades federativas, sin más razón que no tener ciegos instrumentos
greso, y se ocupará inmediatamente de llenar las prescripciones del ar como cómplices en sus gobernantes, constitucionalmente electos.
tículo 51 de la primera de dichas leyes, a fin-de que desde luego entre al Avergonzada al ver que su prestigio y decoro son arrastrados por el
ejercicio de h encargo el Presidente Constitucional de la República y se fango, pues el gobierno se ha prostituido al grado de tener por sostenedo-
instale la Corte Suprema de Justicia. res a hombres que la conciencia pública acusa de ladrones, asesinos o
Artículo sexto.- El Poder Ejecutivo, sin más atribuciones que las ad traidores, y por panegiristas cínicos especuladores que a su lado se han
ministrativas, se depositará, mientras se hacen las elecciones en el Pre improvisado millonarios: Justamente alarmada de la próxima ruina y
sidente de la Suprema Corte de Justicia actual o en el Magistrado que bancarrota a qué camina por ser invertidos sus caudales en cosechar di-
desempeñe sus funciones, siempre que uno u otro, en su caso, acepte en iiiá dciii+oiñpér ób áñli téherconúsión- -
todas sus partes el presente Plan y haga conocer su aceptación por medio
---- . lujo para beneficiar favoritos: y por fin, íntimamente convencida la Na-
de la prensa, dentro de un mes contado desde el día en que el mismo ción entera de que el Sr. Lerdo trata de perpetuarse en el poder, por me-
Plan se publique en los periódicos de la capital. El silencio o negativa del dio de la reelección, y de que los recursos legales son insuficientes para
funcionario que rija la Suprema Corte, investirá al Jefe de las Armas derrocar su nefando [sic] gobierno, pues cuenta para dar visos de legali-
con el carácter de Jefe del Ejecutivo, dad a los golpes de estado más escandalosos con un Congreso y un Sena-
Artículo séptimo.- Reunido el octavo Congreso Constitucional, su§. do serviles que sacó por la chicana y sostiene por el oro; no prometiéndo-
primeros trabajos serán la reforma constitucional de que habla el ar- se ver en las próximas elecciones para presidente sino una nueva burla
tículo segundo, la que garantiza la independencia de los Municipios y la al sufragio libre y a la voluntad nacional, apela al sagrado derecho de la
ley que dé organización política al Distrito Federal y Territorio de Baja insurrección para defender sus libertades y castigar a los tiranos. ¡Arri-
California. ba pueblo! Sonó ya la hora del combate. Morir mil veces antes que do-
Artículo octavo.- Los generales, jefes y oficiales que con oportunidad blar la rodilla al déspota. El estandarte de los libres flamea por do-
secunden el presente Plan, serán reconocidos en sus empleos, grados y quiera. Las hurras a la libertad asordan nuestras montañas. ¡Vuelve en
condecoraciones. ti, ultrajado pueblo! No permitas exista más el que te aboféteó cobarde.
Campo de Palo Blanco, marzo 21 de 1876. PORFIRIO DÍAz.75 Soldados de la libertad, aquí tenéis a vuestro antiguo compañero de ar-
mas. En distintas épocas ha derramado su sangre, conduciéndoos [sic] al
75 Maribel Miró Flaquer, op. cit., 1:29. combate. Hoy quiere verterla una vez más en defensa de nuestras caras
76 . . . ...-
instituciones, a la guerra. ¡Patriotas denodados! Interrumpid un instante
vuestras tareas para empuñar un rifle y salvar nuestra República. Acor-
daos que tenéis una Patria cuya honra es la vuestra propia y unos hijos
a quienes debéis legar la suma de libertad que recibisteis de nuestros pa-
dres. Compatriotas de Hidalgo, Zaiagoza; de Ocampo y Degollado, sed -
libres o morid como héroes: ¡Viva la República! ¡Viva la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma! ¡Viva el Plan Político Regenerador de nues-
tro ilustre caudillo benemérito general Porfirio Díaz! ¡Viva México!
¡Muera la reelección! ¡Mueran los tiranos! Vuestro compañero de ar-
mas.- I. Martínez.- Hacienda de Buenavista.- Estado de San Luis Poto-sí.- Marzo 5 de 1876.76
` La Sombra de Zaragoza, 30 de marzo de 1876.
3. LA REVUELTA EN TERRITORIO POTOSINO
En un intento por desprestigiar la revuelta tuxtepecana y especialmente al general Ignacio Martínez que la encabezaba en el territorio potosino,
las autoridades estatales difundieron una nota en la prensa sobre la de-
rrota que sufrió en Matehuala frente a las tropas del general Pedro Mar-
tínez. Según explicó La Sombra de Zaragoza en esa ocasión, una partida
de levantados capturó a un asistente de oficial que había quedado re-
trasado, quien luego fue degollado por órdenes del doctor Martínez,
"acabándolo de matar a cañonazos".' Sin embargo, no existe evidencia
documental que confirme esta acusación.
Tras el triunfo lerdista en Icamole, la prensa oficial del estado insistió
en que las tropas rebeldes eran únicamente una "gruesa chusma de ban-
didos` y continuó retrasando u omitiendo la publicación de las victorias
obtenidas por ellos. También se abstuvo de informar sobre cualquier acto
que pudiera poner en duda el prestigio de las tropas defensoras del régimen,
como sucedió cuando el jefe político de Salinas del Peñón Blanco exigió
al juez auxiliar de la hacienda de La Parada en el municipio de Ahualulco,
que le facilitara alojamiento y caballos para conducir a los reos que llevaba.
Según el comunicado del presidente municipal de aquel lugar, cuando dicho
funcionario se negó a entregar el apoyo solicitado, el encargado de la
jefatura política abusó del poder que tenía y ordenó golpearlo.'
No obstante los esfuerzos de la prensa oficial potosina por desacredi-
tar a los tuxtepecanos, luego de la derrota sufrida en Icamole la revuelta
recobró fuerzas y se extendió cada vez más en el territorio potosino. Luis
Buzo la encabezó en el municipio de Arriaga del partido de la capital y
Estanislao Landeros en las poblaciones de Guadalcázar, Matehuala y Ve-
'La Sombra de Zaragoza, 10 de abril de 1876. 2 Ibidem, 25 de mayo de 1876.
"Carpeta N° 3. 1876. N° 14. Gobernación. Novedades de revolución". SGG, Ma-
nuscritos, legajo 1, mayo de 1876.
78 79
nado, mientras que en los partidos de Oriente actuó Mariano Mendoza, ría Hernández, entonces diputado en el Congreso de la Unión, se opuso
nombrado por Porfirio Díaz jefe de la línea militar de los partidos de Hi- ....terrniiianternente a que la Legislatura federal otorgara atribuciones sinii-
dalgo' y Rioverde. lares al presidente Benito Juárez con miras también a restablecer la paz:
La ocupación de Roverde
No sólo en el campo de batalla perdieron a varios de sus elementos las
fuerzas estatales. A lo largo de 1876 algunos óptaron por unirse a las tro-
pas de Porfirio Díaz y otros renunciaron a participar en la contienda ar-
mada. En este último caso, el licenciado Pascual M. Hernández se apre-
suró a ordenar a la Adinirsistración de Rentas proceder de inmediato a la
baja de las personas en cuestión, a quienes en general envió el siguiente
comunicado:
La circunstancia de presentar U. esa renuncia en momentos de difi-
cultad y estando al frente del enemigo, hace que el Ejecutivo la acep-
te sin tener en cuenta las causas en que se apoya, supuesto que su
presentación en días de conflicto demuestran que no hay voluntad
de parte de U. para continuar prestando sus servicios al Estado que
había protestado defender.'
La defección de militares y el avance de la revuelta en el territorio po-
tosino condujo a la Legislatura estatal a conceder facultades extraordina-
rias al gobernador en los ramos de Hacienda y Guerra desde el mes de
abril.' Años atrás, frente a la revuelta de La Noria, el mismo Pascual Ma-
'El partido de Hidalgo adquirió gran importancia en 1876 por su localización geo-
gráfica. Colindaba al norte con el territorio de Ciudad del Maíz; al sur y aloeste con el
de Rioverde; al este con la Huasteca potosina y al sur con el estado de Querétaro. Entre
1869 1884 la sede de la jefatura se ubicó en la población de Rayón, luego fue trasladada
a Maquines. El partido ocupaba un terreno montañoso principalmente al oriente, donde
lo atravesaban la Sierra Gorda y una de las cordilleras de la Sierra Madre, sitios que al-
bergaron a diversos grupos rebeldes durante ci siglo XIX. En general su territorio era
fértil y contaba con importantes corrientes de agua, entre ellas los ríos Pinihuán, Verde,
Tambaca, Vaqueros y San Agustín. El partido estaba integrado por los municipios de
Santa Catarina, Lagunifias, La Palma, Rayón y Maquines. Francisco Macías Valadés,
op. cit., p. 26.
SGG, Manuscritos, legajo 1, mayo de 1876.
Decreto número 38, vi Legislatura del estado, 10 abril 1876. SGG, Manuscritos,
legajo 1, mayo de 1876.
el diputado Pascual Hernández quiere considerar la cuestión de las
facultades [extraordinarias] desde los tres únicos puntos de vista
pertinentes: si es jurídicamente admisible, si es conveniente y si es
justificada; concluye que la Constitución es contraria a ellas, que la - -
situación no las justifica y que el gobierno no las merece. Por eso,
excita a la mayoría a votar adversamente.'
Si bien la oposición de Hernández probablemente fue consecuencia
de la escisión del grupo liberal, en 1876 no tuvo objeción en aceptar el
mandato del Congreso local, aunque la revuelta de Tuxtepec no había
alterado todavía de manera significativa la vida diaria de la mayoría de
la población potosina.
En ejercicio de dichas facultades extraordinarias, el mandatario es-
tatal expidió dos decretos. Con el primero puso en vigor el nuevo regla-
mento para la portación de armas y prohibió el uso de las blancas o cor-
tas, además de aquellas que udieranocu1tarse fácilmente, como las
pistolas de bolsa; también fijó las multas y sanciones que deberían cubrir
los infractores. 8 Con el segundo, Hernándezim. iiiüiflMbuctón...........................
extraordinaria del 25%. sobre capitales, "comprendiendo las propie-
dades rústicas y urbanas, las imposiciones sobre unas y otras y los giros
mercantiles o industriales"." Del pago quedaron exentos únicamente los
propietarios cuyos capitales no excedían los quinientos pesos. El mismo
decreto estipuló que la liquidación correspondiente debería efectuarse
en tres pagos y fijó para ello los primeros .días de junio, julio y agosto.
Esta medida se añadía a otras impuestas por el gobierno federal y causó
descontento entre la población potosina; no obstante, el mandatario jus-
tificó su aplicación con los gastos extraordinarios que su administración
se veía obligada a realizar para conservar la paz y restablecer la tranqui-
lidad en los sitios donde había sido turbada.
'DanielCosío Villegas, Historia moderna de México. La República Restaurada. La
vida política, p. 291.
`La Sombra de Zaragoza, 16 de mayo de 1876.
'Ibideni, 1 de junio de 1876.
80 .... 1 . . 81
El gobernador también aplicó varias medidas, para terminar con las
• 'deserciones de los militares. En distintas ocasiones dispuso vender los
caballos que se quitaran al enemigo después de alguna batalla y ordenó
que el cimero obtenido se repartiera entre los soldados que hubieran par-
ticipado en la jornada. -
Con la finalidad de conocer la cantidad de equipo que tenía el estado
para su defensa solicitó a los jefes políiicos una relación detallada del
armamento que había en cada partido, excepto aquel que se encontrara
en poder de las fuerzas sostenidas por el gobierno. Poco después autori-
zó a las autoridades de los partidos de Catorce, Guadalcázar y Cerritos
organizar tropas de cincuenta hombres de cahallería y otro tanto (le in-
fantería para detener las incursiones que los tuxtepecanos estaban ha-
ciendo en esos lugares.
Así mismo, Hernández designó como comandante militar de los par-
tidos de Hidalgo y Rioverde a Agustín Alvarez, quien era el administra-
dor de rentas de esa última jéfatura política. Lo facultó para utilizar los
servicios de rurales y organizar una compañía de guardia nacional en
Rioverde, concediendo a los que se alistaran las exenciones y franqui-
cias que creyera convenientes;" para armarla le ordenó que a la breve-
dad posible recogiera en esos partidos las armas propiedad federal o es-
tatal que estuvieran en poder de particulares.
visitador del partido de Santa María del Río a Abraham Hernátidez" y
dispuso que la oficina de rentas del estado en esa jurisdicción le entrega-
ra los recursos que requiriera para la organización y el sostenimiento de
las fuerzas necesarias para conservar la paz en dicho territorio.
Sin embargo, las medidas aplicadas por el gobernador potosino no fue-
ron suficientes para frenar el avance de los tuxtepecanos, quienes frecuen-
temente huían a los estados contiguos perseguidos por ras tropas estatales
luego de tomar por asalto alguna población en la entidad. Si bien en varias
ocasiones la persecución fue suspendida antes de entrar a territorio ajeno
al potosino para evitar dificultades con sus autoridades, en otras el mismo
mandatario ordenó seguir a los rebeldes aún en el estado vecino, casi siem-
pre luego de afirmar que contaba para ello con la autorización del Miiiis-
teno de Guerra.` No obstante, fueron contadas las ocasiones en que las
fuerzas potosinas cruzaron los límites del estado tras el enemigo.
SCG, Manuscritos, legajo 1, mayo de 1876.
Ibidem, legajo 1, enero de 1876. 12 Ibiden,, legajo 1, febrero de 1876.
En vista de que en mayo la Huasteca se. encontraba ya bajo 'el control
de los levantados, el gobierno del estado fijó su atención en la defensa de
los partidos de Ciudad del Maíz, Hidalgo y Rioverde por su cercanía con
aquella zona. Hernández dispuso la salida de tropas de infantería y ca-
ballería de la capital rumbo a esas plazas y entregó el mando al coronel.
Jesús Alvarez, que fungía entonces como visitador de los partidos' de
Oriente, a quien acompañaron las fuerzas al mando del coronel Jesús
Orozco y una columna federal encabezada por el teniente coronel Orne-
las. Sin embargo, el general Ignacio Martínez se adelantó a su arribo
ocupó Rioverde el día 13 del mismo mes, luego de varias horas de com-
-bate contra las fuerzas del comandante Agustín Alvarez.
La derrota de las tropas estatales se atribuyó a la defección del subte-
niente Porfirio Ramírez, quien con cuarenta hombres fue encargado de
defender la ciudad desde la penitenciaría, pero abandonó supuesto para
unirse a los tuxtepecanos y dejó sola a la tropa, "lo que ocasionó la toma
de ese punto sin resistencia [y] también que el enemigo penetrara en
la plaza principal sin obstáculos"." Luego del triunfo, Martínez reunió
a los prisioneros en la plaza principal y les hizo protestar que no toma-
rían nuevamente las armas contra la "revolución regeneradora". Poste-
riormente convocó a las autoridades y principales vecinos de la pobla-
cióx n.ci.difiç.io.dciAy.nntamientp..para qu.finmii ...an.tm acta.de
adhesión al Plan de Tuxtepec reformado en Palo Blanco (anexo 4), lo
que éstos hicieron en los siguientes términos: "levantamos la presente
que firmamos, haciendo nuestro el Plan Regenerador proclamado por
el C. General Porfirio Díaz apelando a la vez al sagrado derecho de la
insurrección para castigar a los tiranos y defender nuestras leyes"."
Días después, recuperada la plaza por las tropas lerdistas, las autori-
dades rioverdenses reportarían al gobierno estatal algunos robos come-
tidos por los tuxtepecanos durante su estancia en esa población, entre
ellos el de la valija de correos de la que los rebeldes sustrajeron los comu-
nicados oficiales y algunos impresos, para entregar después el resto de
las piezas que contenía en la misma oficina de correos." Por su parte, la
"Carpeta N° 7. Infantería. Guardia Nacional móvil. Informe sobre la conducta
militar de los subtenientes Felipe Azpeitia y Porfirio Ramírez en la toma de Rioverde". Ibídem, legajo 1, mayo de 1876.
"Ibídem, legajo 3, noviembre de 1876. 15 "Carpeta N° S. 1876. N° 1. Gobernación. Correos. Admón. de Correos: participan
los robos de correspondencia por fuerzas pronunciadas". Ibidem, legajo 2, mayo de 1876.
82 ' ' ' 83
Administración de Rentas comunicó -el hurto de los, fondos que se encon-
traban en la oficina de esa ciudad, entre los qué "había una cantidad
perteneciente al Erario Federal por recaudación del impuesto extraordi-
nario decretado [por el Ejecutivo General] en 6 de marzo último".' 6
En Rioverde, Ignacio Martínez, con el título de coronel en jefe de la
brigada de San Luis Potosí, decretó el pago del 1% sobre capitales como -
contribución al sostenimiento de las fuerzas tuxtepecanas en el estado.
Dicha disposición fue aplicada posteriormente por el resto de los jefes
rebeldes en las poblaciones de la entidad que iban ocupando, como lo
explicaría en abril de 1877 ante el Congreso estatal el entonces goberna-
dor Carlos Díez Gutiérrez:
En los Partidos ocupados por mis fuerzas se impuso un solo présta-
mo en el que cuidé que hubiera moderación y equidad por parte de
los Jefes a quienes delegué autorizaciones; sólo cuando sus productos
se agotaron en los gastos de vestuario, equipo, elaboración de parque
y habers de los distintos cuerpos tuve necesidad de mandar cobrar
una contribución del 1% que ya antes había sido impuesta y empeza-
da a hacer efectiva por orden del C. General Ignacio Martínez.`
En esa ocasión, Díez Gutiérrez expuso también que la imposición de
tuvo os dsperad j juese
a los causantes un 50% de créditos por las ministraciones en especie que
habían hecho anteriormente a las fuerzas tuxtepecanas y además se ha-
bía condonado el pago a un buen número de contribuyentes que estaban
imposibilitados de cubrir esa cantidad. De acuerdo con las cifras que
presentó, la Administración de Rentas reportaba hasta entonces única-
mente la cantidad de 38 000 pesos por concepto de dicha contribución.
La primera ocupación de Rioverde duró apenas unos cuantos días,
pues la proximidad de las tropas de Jesús Alvarez y Ornelas obligaron a
Martínez y a su fuerza a abandonar la plaza rumbo a Rayón, en el veci-
no partido de Hidalgo. En su retirada se llevó como prisioneros al co-
mandante Agustín Alvarez y al jefe político de Rioverde, Urbano Flores,
16 "Carpeta N° 3. 1876. N° 14. Gobernación. Novedades de la revolución. Noticias
de algunas jefaturas sobre gavillas de pronunciados según se expresan". Ibidem, legajo
1, mayo de 1876. 17 La Unión Democrática, 6 de abril de 1877.
entre otros.` Si bien fueron perseguidos por la columna expedicionaria ............
del teniente coronel Ornelas, quien atacó su retaguardia .cerca .de .Tanla-
cú, en la Huasteca potosina, pudieron internarse en ese territorio sin ser
capturados. Al conocer la noticia de la derrota, de Martínez, las fuerzas
rebeldes que se encontraban en San Ciro de las Albercas abandonaron el
lugar y- se dirigieron también hacia tierras huastecas, donde se encontra-
ba el cuartel general tuxtrp canode San Luis -Potosí.
Ante la ausencia del jefe político, el visitador Alvarez nombró como
interino al rióverdense Genovevo Martínez y procedió a reinstalar el
Ayuntamiento en la ciudad, con la plena seguridad de que las autorida-
des y los vecinos de la misma habían firmado el acta de adhesión a Por-
fino Díaz, "en virtud de las circunstancias críticas y obligados por fuerza
mayor [sin ánimo] de desconocer al Supremo Gobierno de la Unión ni el
del Estado".'9 Dos días antes, la mayoría de las personas que habían sus-
crii6e1 documento enviaron un escrito al gobernador del estado manifes-
tándole su adhesión y exponiendo que:
previendo los malos resultados que podría traer nuestra resistencia nos
hemos visto obligados a suscribirla, pero esto sin que abrigáramos la
más mínima intención de desconocer al Gobierno Supremo legalmente
constituido ni a las autoridades superiores que de él dependen, pues
es bien sabido que le hemos prestado siempre el debido respeto y aca-
tamiento [ ... ]. En este concepto, repetimos, tenemos la honra de mani-
festarlo a U. con nuestra entera y libre espontaneidad; protestando
nuevamente nuestra adhesión tanto hacia el Gobierno Supremo de la Nación como al Primer Magistrado del Estado. 2°
Dicho pronunciamiento respondió a dos circunstancias. Por un lado,
aunque las tropas tuxtepecanas controlaban ya parte de la Huasteca po-
tosina, el futuro de la revuelta todavía era incierto todavía. Por otra par-
18 En relación con estos hechos, la prensa oficial desmintió a varios periódicos de la
capital del país que atribuyeron la recuperación de la plaza al rioverdense Gonzalo Ve-
rástegui y además informaron que el jefe político de Rioverde había sido fusilado por los
sublevados. La Sombra de Zaragoza, 1 de junio de 1876. 19 LACR, 23 de mayo de 1876. 25 "Carpeta N° 3, 1876. N° 14. Gobernación. Novedades de la revolución. Noticias
de algunas Jefaturas sobre gavillas de pronunciados según , se expresan". SGG, Manuscri-tos, legajo 1, mayo de 1876.
84 .... . ...
te, la administración de Pascual M. Hernández había favorecido al par-
tido de Rioverde, así que reconocer el levantamiento cuando aún no esta-
ba claro su desenlace, implicaba la posibilidad de perder el apoyo del • - Ejecutivo estatal.
- Poco después de la recuperación de Rioverde se reunió el cabildo en
sesión extraordinaria y acordó solicitar al gobernador la exención del pago
de la contribución personal extraordinaria que había dectetado a los ha-
bitantes de ese municipio verdaderamente insolventes. En su petición, las
autoridades aludieron a las dificultades que tenían los pobladores para efec-
tuar dicho pago debido a la pobreza por la que atravesaba el municipio,
así como al exceso de lluvias que. probablemente afectaría las sementeras,
a la entrada violenta de las fuerzas pronunciadas de Martínez, "y final-
mente [a] la desconfianza que reina en todas las clases por el temor de sufrir
una nueva invasión, [y el cobro de la contribución] podría ser un pretex-
to para que [los pobladores] fueran a engrosar las filas de los trastorna-
dores de la paz".` A pesar de los argumentos esgrimidos y la lealtad de-
mostrada, el gobierno potosino no emitió respuesta alguna.
El mismo 20 de mayo en que las fuerzas del doctor Martínez se vieron
obligadas a abandonar Rioverde se verificó la derrota del general Porfi-
rio Díaz en Icamole. Inmediatamente la prensa oficial del estado difundió
...........rnb.os fracasos y aseguró a sus lectores que la revuelta tuxtepecana "Pa-
rece que ha sufrido grandes descalabros, y que ha entrado en un período
visible de decadencia. Los jefes más caracterizados nada emprenden, y
algunos de ellos han sido derrotados y perseguidos activamente por las
fuerzas del Gobierno". 22
En efecto, la recuperación de Matamoros, la victoria en Icamole y
otros triunfos en diversos puntos del país, como Rioverde, llevaron a la
administración lerdista a considerar que la revuelta había llegado a su
fin. Sin embargo, el general Porflrío Díaz abandonó nuevamente el terri-
torio mexicano, ahora por Veracruz, y después de llegar a Cuba se tras-
ladó sin contratiempos al estado de Oaxaca, desde donde reorganizó el
movimiento. Mientras tanto, diversas gavillas se mantuvieron levantadas
en armas en varios estados de la República, algunas aprovechando el
movimiento tuxtepecano y de manera independiente a la revuelta; otras,
• reconociendo al general Díaz como jefe del Ejército Regenerador.
• Pos meses después, cuando se realizaron las elecciones presidencia-
les, el país se encontraba bajo los efectos de la guerra. A la revuelta tux-
tepecana se sumó una nueva división en el grupo gobernante. El presi-
dente de la Suprema Corte de Justicia, José María Iglesias, desconoció
los resultados electorales que dieron la victoria a Lerdo de Tejadá, en
un proceso cine consideró fraudulento, y se trasladó a la ciudad de Gua-
najuato, donde se declaró Presidente de la República.
En vista de que Iglesias no se había pronunciado contra el Plan de
Tuxtepec reformado en Palo Blanco —aunque tampoco a su favor—, la
administraéión lerdista temió que se uniera a Porfirio Díaz. Previendo
esa alianza, conientró y reorganizó sus fuerzas armadas, y.con ese fin
recurrió a sus oficiales de mayor prestigio, entre ellos al general Angel
Martínez, quien a mediados de agosto se trasladó a la ciudad de México,
dejando la guarnición federal potosina a cargo del coronel del quinto
cuerpo de caballería Ventura Ortiz. Por su parte, Ornelas fue ascendido
nl grado de coronel y recibió el mando del decimoprimer batallón de in-
fantería; Jesús Orozco fue nombrado comandante militar de Ciudad del
Maíz; el coronel Francisco Araujo recibió el cargo de comandante de la
línea militar de Guadalcázar y el coronel Jesús Alvarez fue ratificado en
el mando de las fuerzas del estado. 23
Ante la IV Legislatura estatal, en jimio, Pascual María Hernández afir-
mó que elementos extraños al estado habían irrumpido en el territorio po-
tosino perturbando la paz y dirigiéndose "especialmente hacia los partidos
de Oriente que por su posición geográfica eran los más inmedatamente
amenazado?;` aunque también explicó que la recuperación de Rioverde
se debió a la pronta acción que realizó su gobierno, apoyado por fuerzas
federales y estatales. Si bien se refirió a las victorias lerdistas obtenidas
en Matamoros e Icamolé,en esa ocasión omitió cualquier alusión a la Hitas-
teca potosina, que llevaba varios meses bajo control tuxtepecano.
No obstante la confianza que mostró entonces el gobernador, los re-
sultados electorales fortalecieron la revuelta. A partir de entonces se ex-
tendió a otros puntos del estado y del país, aumentando el número de
enfrentamientos armados, de plazas ocupadas y el número de adeptos.
Incluso las autoridades federales se vieron en la necesidad de exentar al
estado de San Luis Potosí del pago del 25% de contribución extraordi-
21 LACR, 30 de agosto de 1876. 23 Ibídem, 28junio 1876; SGG, Manuscritos, legajo 1, junio de 1876. 22 La Sombra de Zaragoza., 20 de mayo de 1876. 24 La Sombra de Zaragoza, 10 de junio de 1876.
86 87
nana, como lo hicieron también en otras entidades.` Si bien la medida
tuvo como fin eliminar una causa de descontento en vías de recuperar
la paz, en el territorio potosino no surtió el efecto esperado.
A mediados. del año el gobierno estatal envió armamento y equipo a
distintos puntos del estado para poner en pie de defensa a las fuerzas lo-
cales, además solicitó reemplazos a las diferentes jefaturas políticas para
organizar nuevos cuerpos armados. únicamente los trabajadores del ca-
mino que se construía entre Rioverde y la capital potosina quedaron
exentos-de ser tomados por la leva debido a la importancia que tenía di-
cha obra para el resguardo del territorio. Desde el mes de abril las auto-
ridades estatales esperaban que los tuxtepecanos marcharan al interior
de la entidad luego de ocupar la Huasteca potosina; para frenarlos y pro-
teger a la ciudad de San Luis Potosí era indispensable contar con un ca-
mino adecuado que permitiera la rápida movilización de tropas. Por esa
razón giraron órdenes a los ayuntamientos de Cerritos, Carbonera, San-
ta Catarina y San Nicolás Tolentino, entre otros, a fin de que no tomaran
para reemplazos del ejército a los trabajadores de la cuadrilla que labo-
raba en esa ruta.`
Paralelamente, La Sombra de Zaragoza procuró mantener la con-
fianza entresus lectores:
[Aunque] Las actuales fuerza --da d iiiiiie-
rosas [...] con su actividad y buena disposición para el servicio, así
como la lealtad y decisión de sus jefes [ ... ] suplen el mayor número
y concurren violentamente a donde la aparición de las gavillas recla-
ma su presencia [ ... ] la revolución ha entrado en un periodo mar-
cado de decadencia, y ya las fuerzas que la sostienen han sido recha-
zadas de todas las poblaciones que atacan y tampoco resisten en
empuje de las fuerzas del gobierno en el campo de batalla, lo que
hace comprender perfectamente que la revolución toca a su término
[...]. Mas si así no fuere [ ... ] y la guerra civil se prolongase, el estado
de San Luis está preparado, cuenta con fuerzas leales, disciplinadas
y valientes que acaban de recibir un magnífico armamento y que
sabrán sacrificarse por conservar la paz pública.`
Los informes de los tuxtepecanos interceptádos en esas fechas por las
tropas gubernamentales diferían de la versión oficial. A mediados de
agosto, Pedro E. Ortiz, desde Ciudad Valles, le comunicó Jacobo Verás-
tegui, en Rioverde, que:
Las noticias que tenemos recibidas por unoque vino de San Luis de
exprofeso son las siguientes: -
El general Treviño derrotó a Fuero en Cerralvo y Escobedo se reti-
raba de Monterrey para Saltillo. García de la Cadna se hallaba úl-
timamente en el cañón de Tuchipila con una fuerza de 600 u 800
hombres e hizo prisionera a una fuerza del Gobierno.
Donato Guerra llegó a Chihuahua con una fuerza de mil hombres
que reunida a la que encontró en aquel punto forman un total de dos
mil con los cuales salió para Durango, donde debe operar con buen
éxito. - -.
La Laguna se pronunció. Regalado y Rosales se pronunciaron. Te-
nemos noticias del Valle [del Maíz] y son favorables. Raro derrotó
en Pueblo Viejo al Gral. Pavón y le hizo 400 prisioneros. Hay otras
noticias del Valle [del Maíz] que te las comunicaré mañana.`
En junio, los jefes políticos de Guadalcázar, Ciudad del Maíz, Ca-
Riiid1bi.-onoideii"de- --ptiitar af'faioso" Juan N.
Cortina, quien al parecer se internaría en el territorio potosino después
de la derrota que sufrió en Ajuchitlán; sin embargo, días después se les
informó que había sido visto en Soto La Marina. Un mes después, el go-
bierno federal comunicó a las autoridades potosinas que Servando Cana-
les, Jesús Toledo y Juan de Haro —comisionado por Porfirio Díaz para
extender la revuelta en Veracruz—, pretendían atacar la ciudad de Tam-
pico. 29 En esas mismas fechas también corrió el falso rumor de que el ge-
neral Pedro Martínez se había pronunciado en Ciudad del Maíz en favor
del Plan de Tuxtepec reformado en Palo Blanco. Poco después la admi-
nistración federal declaró a Zacatecas en estado de sitio y nombró a Ma-
riano Cabrera gobernador y comandante militar de esa entidad.
25 Ibidem, 28 de junio de. 1876. 26 "Carpeta 1876. N° 11. Sublevados". SGG, Manuscritos, legajo 1, junio de 1876. 28 SGC, Manuscritos, legajo 2, julio de 1876. 27 La Sombra de Zaragoza, 5 de julio de 1876. 29 CPD, legajo 1, caja 1, docto. 210-211; SGG, legajo 1, julio de 1876.
88 .. 89
San Luis Potosí, campo de batalla
La revuelta armada y la permanencia de tropas armadas federales o tux-
tepecanas en los diferentes puntos del estado provocaron malestar entre
la población. Si bien la maybría de las quejas se refirieron a robos de ca-
ballos, alimentos y otros aiiículos cometidos por los levantados, en mu-
chos casos las protestas fueron dirigidas contra las tropas gubernamen-
tales. Entre ellas sobresale la reclainacióh formal que presentó en julio
ante la Secretaría de Gobierno del estado el apoderadó de la señoraAn-
tonia Prieto de Lavín, propietaria del hotel San Carlos en Matehuala.
Según el quejoso, las fuerzas federales ocuparon dicho hotel desde el mes
de marzo y lo declararon cuartel permanente, sin permitir que alguien
más permaneciera ahí. El inmueble fue abandonado por los huéspedes
con la consecuente pérdida económica para su dueña, que tampoco reci-
bió algún pago por concepto de renta durante los cuatro meses que fue
habitado por los militares.
Aunado a lo anterior, el representante de Prieto de Lavín indicó que
las tropas dejaron el local por las malas condiciones que presentaba de-
bido a su propio descuido. De acuerdo con el informe que presentó, la
negligencia de los militares provocó que se cayeran cuatro habitaciones,
................. 1gpim del ..o y otra smá...nel patio por una gran avenida de agua
que inundó el edificio, pues el caño estaba azolvado. Según quedó asen-
tado en la reclamación, el resto de los cuartos también estaba en riesgo
porque la milicia "para colgar sus ropas y fornituras ha crujido de esta-
cas de madera todas las paredes interiores"." La propietaria solicitó el
pago de la renta correspondiente y avaló su petición con una constancia
firmada por el jefe político del partido de Catorce. Sin embargo, las au-
toridades no dieron curso a su reclamación "por faltarle la estampilla
que previene la ley".
Si bien los grupos rebeldes que afectaron el partido de Catorce pro-
cedían de Nuevo León, al resto del norte de la entidad llegaron del estado
de Zacatecas. A mediados de julio la guardia rural de Salinas del Peñón
Blanco fue sorprendida por cincuenta hombres al grito de "Viva Porfi-
rio Díaz!" y al mando del coronel Antonio García, a quien las autorida-
30 "Carpeta 1876. N° 43. Indiferentes. Guerra. Ocurso de D. Diego Lavín pidiendo
el pago de los arrendamientos del hotel de San Carlos en Matehuala que fue ocupado
por fuerzas federales". SGG, legajo 1, julio de 1876.
des locales atribuyeron un ataque reciente a la capital zacatecana. El en-
frentamiento tuvo lugar en la plaza principal de la cabecera del partido.
Luego de tomar el armamento que había en la población, los levantados
huyeron rumbo a la hacienda del Carro, Zacatecas, hasta donde fueron
perseguidos, sin éxito, por las tropas potosinas, que como en otras oca-
siones no recibieron el apoyo que solicitaron a los hacendados. 3 '
Poci lnel García regresó a territorio potosino y ocupó
el cerro de Santiago, en el municipio de Ramos. Luego, compartiendo el
mando con Fernando Ugarte, reunió a cerca de cien hombres en la ha-
cienda del Carro y amenazó nuevamente Salinas del Peñón Blanco. Para
enfrentarlo, el jefe político ordenó la salida de una columna de fuerzas
federales al mando de Ornelas 32 y solicitó el apoyo de su similar en Vena-
do para que situara tropas en la hacienda de Cruces, punto intermedio
entre los dos partidos. Sin embargo, de Venado solamente pudo partir
una columna de infantería debido a la poca cooperación que ya brinda-
ban los habitantes del lugar a las autoridades lerdistas para su defensa.
Si bien el ataque no se realizó y al parecer fue evitado por la presen-
cia de las tropas de Ornelas, las fuerzas de García y Ugalde entraron a
Villa de Concordia en el mismo partido y exigieron una contribución for-
zosa a sus habitantes.
A finales de septiembre nuevamente la población de Salinas del Pe-
ñón Blanco fue amenazada por una fuerza de pronunciados procedente
del estado zacatecano al mando de Dolores Plascencia. En esa ocasión
el jefe político contó con el auxilio de un piquete de carabinerosde Gua-
dalcázar, con el que persiguió a los rebeldes hasta los limites con Zacate-
cas, pues consideró imprudente continuar la persecución en aquella en-
tidad y provocar un conflicto con sus autoridades?'
También el partido de Venado se vio continuamente amagado por los
sublevados. Para su defensa, el Ejecutivo estatal ordenó a los presiden-
tes municipales de Venado y Charcas que organizaran una fuerza rural
y envió las indicaciones correspondientes a Jesús Orozco, comandante
del cuerpo de gendarmes comisionado para tal efecto. En esa zona el jefe
principal de los tuxtepecanos era Estanislao Landeros, quien fue derro-
31 "Carpeta N° 14. Sublevados. Sublevados en Salinas, persecución a éstos y medi-das tomadas para la defensa del Partido". Idem.
32 Epitanio González, Salinas del Peñón Blanco, 24 de agosto de 1876. Idem. "Carpeta N° 14. Sublevados. Sublevados en Salinas, persecución a éstos y medi-
das tomadas para la defensa del Partido". Idem.
90 i 91
tado y muerto en los primeros días de agosto durante un enfrentamiento
armado en la misma cabecera de Venado.
La situación no fue distinta en otras partes del territorio potosino.
En varias ocasiones la cabecera del partido de Santa. María del Río fue
objeto de ataques por parte de tropas tuxtepecanas procedentes del es-
-tado de Guanajuato, cuyo marido-ostentó Francisco Vega, quien se sepa-
ró de Luis Buzo por un conflicto enti-eamb.o:Esté último movía sus tro-
pas principalmente en la Villa de Arriaga del partido de la capital, y
amenazó constantemente Villa de Reyes, en la vecina jurisdicción de San-
ta María del Río.
En junio, Ladislao Reyes, con el apoyo de las tropas de Vega y con
Fiomeno Puebla corno explorador, invadió el municipio de Tierranueva.
De inmediato el visitador del partido, Abraham Hernández, ordenó a
Javier Legorreta, comandante del piquete (le la segunda compañía de
policía montada, unir sus fuerzas a las de infantería de Santa María del
Río a los rurales de las haciendas del Fuerte y Villela para enfrentarlos.
La medida óbtuvo el resultado esperado y días después los rebeldes hu-
yeron de nuevo a territorio guanajuatense.
También a mediados del año, Jesús Alvarez, visitador de los partidos
de Oriente y comandante de las fuerzas del estado, persiguió exitosamen-
te en el partido de Bioverde a varias gavillas de pronunciados encabeza-
daS por Luis Castro, Mariano Mendoza y Ledesma, aunque algunos pun-
tos de la Sierra Gorda cayeron en poder de los levantados. Mendoza
había sido nombrado por el general Porfirio Díaz jefe de la sección Rio-
verde e Hidalgo del Ejército Regenerador, y circunscribió su radio de
acción a esa zona, desde donde mantuvo frecuente contacto con los tux-
tepecanos que se encontraban en la Huasteca potosina:
Proporcionaré a su extraordinario recursos y bagajes suficientes
hasta qué llegue hasta donde está U. según me lo indica en su favore-
cida fecha de ayer.
Según los comisionados que repetidas pasan del Gral. Treviño y Na-
ranjo, la línea desde Matamoros hasta Pesqueira está cubierta con
numerosas fuerzas que amagan a Zacatecas.
Les suplico ya no se vayan a tratar con los monos y los jilgueros para
darles noticias interesantes, pues hace un mes que no he podido re-
lacionarme con Ustedes hasta ahora, ya merito les mandaba buscar
por pregones.
Conipañero: No crea U. que es evasiva, es cierto que tenemos un
buen herrero, lo mismo que desearía obsequiar su pedido, pero no
hay fierro que es lo mismo pero lo voy a encargar.
Dígale a Tiburcio que lo espero y que aquí tengo un poquito del
licorcito aquel (100 galo')
Explíqueme U. por que soy tontito, me dice U. que Qrtegita [sic] está
malo de las patas y me pide herraduras ¿que pretende U. herrarlo?
Ya libro mis órdenes para que le remitan él frijo1. 3 -
El mensaje anterior, aparentemente en clave, fue remitido en noviem-
bie desde Bueñavista, Ciudad de Valles, por el jefe político Manuel Espín-
dola, quien mantuvo una frecuente comunicación con Mendoza durante
el segundo semestre del año. Si bien Espíndola había combatido al lado
de las fuerzas estatales, para entonces se había unido a los tuxtepecanos.
Los enfrentamientos entre las fuerzas de Mendoza y Jesús Alvarez
fueron frecuentes en el territorio rioverdense y en el municipio de Ra-
yón. Entre ellos destacó el combate que sostuvieron el 21 de junio en el
puerto de Hipasote, en esa última jurisdicción.` Desde Rioverde, Alva-
rez informó con oportunidad al gobierno del estado que Mendoza, Luis
Castro, Revilla y Ledesma estaban reunidos en Tanlacú con doscientos
hombres dispuestos a atacar la cabecera rioverdense, pues tenían cono-
cimiento de que ahí habiá5l iéjiiíágu.
de las tropas había salido rumbo a los municipios de San Ciro, Lagunillas
y Rayón. Para enfrentarlos solicitó el apoyo del comandante Agustín
Alvarez, que se encontraba en Santa Catarina camino a Rioverde con
fuerzas de la capital. Cuando éste recibió la noticia dejó una escolta a
cargo del equipo y material que transportaba en la hacienda de Canoas
y marchó con la mayor parte de sus hombres rumbo a Rioverde.
Confiando en su pronta llegada, el visitador salió hacia Rayón para
reunirse con el comandante Pedro Macías y el teniente Canto. Apresu-
rando el paso de su tropa llegó a ese punto y continuó a la hacienda de
Cárdenas, donde pernoctaron. Ahí se les unieron los jefes políticos
de los partidos de Ciudad de Valles e Hidalgo, Manuel Espíndola y Jesús
Izaguirre, con fuerzas armadas de ambas jefaturas.
SCG, Manuscritos, legajo 3, noviembre de 1876. ' "Carpeta 1876.-N912.Smiblevado. Parte circunstanciado de la derrota de los su-
blevados en el Puerto del Ilipasote",ibidam;legajo 1, junio de 1876; La Sombra de Za-
ragoza, 10 de julio de 1876.
92 . .. ... 93
• Los tuxtepecanos al mando de. Mendoza tomaren posiciones en el
puerto del Hipasote, a tres leguas de la hacienda de Cárdenas, donde se
les incorporó Vicente Vega con sesenta hombres de la sierra de Laguni-
has. Para combatirlos, Izaguirre propuso flanquearlos por un camino
¿le brecha'rech que los colocaría en su retaguardia, y el visitador giró órdenes
para realizar la estrategia. Sin embargo, la columna de Macías avanzó
con precipitación y fue alcanzada recién iniciado el combate. El resto de
las fuerzas lerdistas batió a los tuxtepecanos, que se dispersaron hacia
un cerro en el que se encontraba una segunda línea de tiradores. Ef te-
rreno, lodoso por las lluvias, evitó que los caballos pudieran subir al sitio
donde se defendían los rebeldes. Álvarez ordenó entonces resguardar ci
camino hacia San Nicolás de los Montes y Laguna Grande en el partido
de Ciudad del Maíz, que era ci único que podrían seguir los tuxtepecanos
para internarse en la Huasteca. No obstante que sus órdenes fueron
cumplidas, Mendoza y su gente lograron huir sin ser alcanzados.
Mariano Mendoza estuvo siempre atento a que los hombres bajo su
mando no cometieran abusos en las poblaciones que ocupaban, e incluso
apresó a algunos que impusieron préstamos sin autorización, pidieron
armas o robaron alimentos a los habitantes. En julio informó a Carlos
Díez Gutiérrez —a quien ya reconocía como su jefe inmediato—, de los ex-
.i csos..que . cometió. el, comandante Juan .Díaz. .eoutra. los. pb.l ior.es . S i. .
bien se le había ordenado incorporarse a las fuerzas de Díez Gutiérrez en
la Huasteca potosina y no tomar armas, caballos o gente porque allá le
darían nuevas instrucciones, según Mendoza, Díaz había reunido gente
y estaba "echando leva de caballos y monturas", lo que afirmó no le ex-
trañaba, "porque individuos como éste ven las revoluciones como época
de vengar agravios y no de defender ningún principio". 36
Si bien durante la revuelta la mayoría de las acusaciones se refirieron
a actos cometidos por los tuxtepecanos, luego del triunfo se dieron a
conocer también otros de las fuerzas lerdistas. En este sentido, el asunto
que más atraería la atención del gobierno instalado a raíz de la victoria
tuxtepecana fue el que protagonizó en la batalla de El Limoncito Amado
Senisson, jefe político de Ciudad del Maíz en 1876, a quien las nuevas
autoridades pretendieron llevar a juicio. Pocos meses después de iniciar
su circulación, La Unión Democrática publicaría diversas notas sobre
36 o,-tegájo 2, julio de 1876.
el particular, incluidas declaraciones de algunos testigos de los sucesos
que le imputaron a Senisson. 37 . .. ..........................................
Según ci testimonio del acusado, en su oportunidad notificó al gobier-
no estatal de la "función de armas"" donde enfrentó a las fuerzas rebel-
des encabezadas por Juan N. Cortina y Luis T. Figueroa. De acuerdo
con su verión, sus exploradores en la Huasteca le informaron que di- ............................. chos "titulados" generales iban rumbo a Tamaulipas al mando de una
tropa de 45 jefes y oficiales, y una escolta de treinta y tantos hombres.
Para enfrentarlos solicitó el apoyo del teniente coronel Jesús Ornelas,
jefe de la columna expedicionaria que operaba en ese rumbo, quien se-
gún su declaración ,e lo negó en vista de que su hombres se encontraban
fatigados por la penosa campaña que acababan de realizar sobre la
Huasteca y Tula.
... Ante la negativa de Ornelas, Senisson afirmó que decidió combatir
al enemigo. Acompañado por su secretario, Benigno Fuentes, salió al
mando de una columna integrada por 39 hombres, 15 gendarmes a caba-
llo, bajo las ordenes del teniente Vargas, y 5 policías de la jefatura polí-
tica a su cargo. En la hacienda de Minas Viejas, a 15 leguas de la cabe-
cera de Ciudad del Maíz, fue informado de que los tuxtepecanos se
encontraban en el rancho El Limoncito, unas siete leguas más adelante.
Antes de llegar a ese punto, reorganizó sus tropas para evitar ser sor-
prendido por los tuxtepecanos y las dividió en tres secciones. Luego de
media hora de combate sus hombres ingrsaron al corral del rancho,
donde el enemigo se rindió a discreción.
Senisson explicó que consumada la victoria ordenó tomar prisioneros
y recoger los caballos y el armamento de los vencidos, en lugar de perse-
guirlos en su huída. Justificó su conducta afirmando que lo escabroso
del.terreno y la fatiga de sus hombres hicieron imposible la persecución,
por lo que decidió régresar a Ciudad del Maíz, "centro de operaciones de
las fuerzas del Estado". Sin embargo, fue informado de que Luis Castro
se dirigía a la hacienda de Gallinas con doscientos hombres en busca de
Cortina y Figueroa para integrarse a sus tropas. Al parecer olvidó el can-
sancio de sus fuerzas y lo abrupto del terreno, pues dejó a los heridos
Véase La Unión Democrática, 19 de junio de 1877; 26 de junio de 1877; 13 de julio de 1877; 17 de julio de 1877.
"Carpeta 1876. N° 10. Sublevados. Parte de la derrota de los ex generales Cortina
y Figueroa en el rancho del Limoncito el 12 de junio del presente año y providencias tomadas con los prisioneros". SGG, Manuscritos, legajo 1, junio de 1876.
94 i 95
de gravedad a cargo del juez de la fracción de Minas Viejas y ordenó
montar á la infantería para dirigirse a ese punto. En la hacienda del lla-
no del Perro, a unas 2 leguas de Ciudad del Maíz, tuvo noticia de que
Castro había cambiado de dirección, por lo que regresó a la cabecera de
la jefatura política. Desde ahí envió a los presos de la batalla a la peni-
tenciaría del estado. - .- - - Sin embargo, la versión de los tuxtepecanos en torno de los sucesus
fije distinta. Según ella, el jefe político de Ciudad del Maíz ordenó el ata-
que mientras se encontraban dormidos y, por lo mismo, desprevenidos.
Los testigos coincidieron en afirmar que Senisson mandó sustraer un
buen número de cosas y animales de su pertenencia del campo y de las
casas que ocupaban, y ninguno pudo indicar el destino de eso ines.
Al parecer esa fue la única investigación que se siguió contra alguna
autoridad de la administración lerdista en el estado de San Luis Potosí
por sucesos registrados durante los combates de 1876. A pesar de la im-
portancia que la prensa oficial potosina le otorgó al caso, la causa contra
Senisson norosperaría.
La batalla de Salto del Agua
.n un comunicado que ad sn envió al gobierno del estado en
septiembre de 1876 informó que en el partido de Ciudad del Maíz ronda-
ban "[ ... ] algunas chusmas de las que acaudilla el titulado general y go-
bernador Carlos Díez Gutiérrez"." Si bien este último recibió en abril la
orden de Porfirio Díaz de extender la revuelta armada en el territorio
potosino, no fue sino hasta mediados de junio cuando la prensa oficial es-
tatal hizo la primera referencia a su participación en el movimiento ar-
mado, ylo mismo que Senisson, tampoco le otorgó alguna importancia.'°
Si bien de manera general las fuerzas militares y las autoridades estatales
se refirieron a los tuxtepecanos utilizando calificativos como facciosos,
gavilla, levantados, pronunciados e incluso malhechores o bandidos,
únicamente a las tropas de Díez Gutiérrez las denominaron siempre
chusma, aunque su composición fue similar a las que encabezaron otros
"Carpeta 1876. N°27. Sublevados. El Jefe Político de Ciudad del Maíz da aviso de
- que algunas gavillas merodean en aquel Partido". Ibidem; legajo 2, septiembre de 1876.
° La Sombra de Zaragoza, 14 de junio de 1876.
jefes rebeldes. Dicho término refleja el escaso reconocimiento que tanto
él como -sus .hombres - tuvieron do parte de sus adversarios.
Algo similar sucedió entre los tuxtepecanos en relación con el poto-
sino. En varias cartas interceptadas por las autoridades lerdistas en la
Huasteca potosina fueron comunes frases como: "[.;.] el lic. Carlos Díez
Gutiérrez andaba por aquí con su fuercita". 4' Antes de la victoria defi-
nitiva de la revuelta, en el estado de San-Luis Potosí al parecer única-
mente Mariano Mendoza se refirió a él como su jefe inmediato, pues en
general su autoridad fue reconocida por sus compañeros de armas en la
entidad poco antes de concluir el levantamiento. -
Una de las acciones militares que la historiografía potosina ha atribui-
do a Carlos Díez Gutiérrez es el triunfo en 1-a batalla de El Salto, partido
de Ciudad del Maíz, que tuvo lugar en septiembre. Sin embargo, la in-
formación que contienen los documentos ofrece una versión distinta. De
acuerdo con ella, a principios del mismo mes salieron de ese partido la
mayoría de las fuerzas lerdistas para dirigirse a la capital del estado, que-
dando la jefatura política quedó a cargo de una tropa integrada por dos-
cientos hombres. 42 La ocasión fue aprovechada por los rebeldes. Marcos
herrera, coronel en jefe del ejército constitucionalista de San Luis Potosí,
inició la campaña sobre El Sabinito;u en tantó que Juan Díaz, comandante
del escuadrón Díaz del ejército regenerador, avanzó desde Abritas hacia
Ciudad del Maíz por órdenes del teniente coronel Rafael Barragán, a-quien
los sublevados reconocían como jefe político de dicho partido.
Mientras La Sombra de Zaragoza aseguró a sus lectores que no ha-
bía nada que temer pues la plaza estaba totalmente protegida por las
fuerzas del comandante Agustín Álvarez, las autoridades estatales en-
viaron parque metálico para carabina y fusil Remington a Cerritos, a
fin de que fuera remitido a los defensores .45 Por otra parte, el coman-
dante Pedro Macías salió de Rayón con su columna de policía montada
también hacia Ciudad del Maíz y aquella plaza quedó a cargo del capitán
Manuel Alvarez.
Ibidein, 10 de julio de 1876. 42 "Carpeta N° 8. Movimiento de fuerzas y ataques en Rioverde y Jalpan.1876."
SGC, Manuscritos, legajo 2, noviembre de 1876.
"Carpeta N° 5. Comunicaciones del C. cori. Marcos Herrera, dando parte de los movimientos de la fuerza enemiga." Ibidem, legajo 1, septiembre de 1876.
La Sombra de Zaragoza, 16 de septiembre de 1876.
"Carpeta 1876. N° 24. Sublevados. Parte de la función de armas que tuvo lugar
en el Salto del Agua el 19 de septiembre". SGG, Manuscritos, legajo 2, septiembre de 1876.
96 .-. 97
El enfrentanúento tuvo lugar en Salto del Agua, donde las tropas ler-
distas al mando del comandante Agustín Alvarez derrotaron a las tuxte-
pecanas. De acuerdo con el informe que el mismo militar envió al gober-
nador Pascual M. Hernández, los exploradores que estableció en el
camino nacional y en el que iba de Ciudad del Maíz a la Huasteca potosi-
na le comunicaron.que.las.chusmas" acaudilladas por el "titulado gene-
ral y gobernador" Carlos Díez Gutiérrez se dirigían de la Villa de Valles
a la del Maíz y merodeaban por el rumbo de Mesillas, Sabino, Salto del
Agua y otras rancherías circunvecinas. Con el fin de enfrentarlas, Alva-
rez salió de Ciudad del Maíz acompañado por Amado Senisson, Benigno
Fuentes y Francisco Velázquez, administrador de rentas de ese partido.
Iba al mando de una columna compuesta por ochenta gendarmes de a
caballo, veinte auxiliares y treinta infantes de Guadalcázar, noventa ele-
mentos de la guardia móvil de San Luis y veintiocho de la guardia civil de
la misma cabecera de la jefatura política.
Luego de acampar en el rancho de Avalos continuaron al del Saliini-
to, donde Alvarez fue informado que los rebeldes se habían replegado al -
Salto del Agua. Ahí, al mando de Marcos Herrera y Rafael Barragán, se
concentraba el grueso de las tropas tuxtepecanas, cuyo número calcula-
ron los exploradores en cerca de doscientos. Las fuerzas lerdistas per-
noctaron en el Sabinito y en la madrugada llegaron a media legua del
sitio donde se encontraba el enemigo. En la ribera del río, el comandante
dividió su tropa en tres y entregó el mando de cada grupo a Amado
Senisson, al capitán Alejandro Martínez y al teniente Marciano Gallegos
respectivamente.
Los tuxtepecanos estaban en la ribera opuesta del río, protegidos por
un espeso bosque de "corpulentos sabinos y espesos jegüitales". Para
desalojarlos, Alvaréz colocó una prolongada línea de tiradores de infan-
tería y ordenó a dos voluntarios cruzar a nado para traerle de la otra
orilla el bote que tenían. Debido a la dificultad que tuvo la misión, pues
se realizó bajo un nutrido fuego, ambos voluntarios serían premiados
posteriormente por el gobierno estatalu de la misma forma como también
reconoció a quienes sobresalieron en la defensa del régimen lerdista a lo
El guardia civil Juan Sandoval y el guardia móvil Francisco Tovar recibieron una
gratificación de cinco pesos cada uno y una comunicación honorífica enviada por el go-
bernador, quien también dispuso que el periódico oficial hiciera mención especial sobre
el heroico comportamiento que tuvieron en la batalla del Salto del Agua. Idem.
98
largo de 1876. A través de la gratificación monetaria y el reconocimiento,.
escrito que se entregaban en estos casos, el Ejecutivo potosino buscó
motivar a las fuerzas leales al presidente Lerdo de Tejada.
Ya con el bote enemigo en su poder, el comandante Agustín Alvarez
ordenó al teniente Juan Alvarez cruzar el rí con ócho tiradores para - -
proteger el paso del resto de la tropa. Luego de alcanzar la orilla, las
fuerzas estatales se reorganizaron y atacaron a los rebeldes. Los tuxtepe-
canos no pudieron contrarrestarloé y huyeran "en completa dispersión"
rumbo al cañón de Santa Bárbara. Si bien los lerdistas los siguieron a lo
largo de cuatro leguas, la persecución fue suspendida por la fatiga luego
de tres horas de combate, así como la "fragosidad y quebrado del terreno
que lo hacía imposible". Obtenida la victoria, Alvarez abandonó Ciu-
dad del Maíz para dirigirse al estado de Tamaulipas, donde bajo las
órdenes del general Angel Martínez debía enfrentar a los insurrectos en
Tula. Sin embargo, dicho combate no tuvo lugar, Martínez regresó a la
ciudad de México y Alvarez a territorio potosino.
Meses después, cuando Carlos Díez Gutiérrez se refiriera a la revuel-
ta tuxtepecana ante la Legislatura estatal ya como gobernador constitu-
cional del estado, omitiría hacer mención de este hecho y en cambio alu-
diría a otros encuentros armados en los que afirmaría haber obtenido la
ctoria.durante la misma revuelta, los que en general se registraron ha
cia finales de año, cerca del triunfo definitivo de Porfirio Díaz.
La información localizada conduce a afirmar que la participación de
Díez Gutiérrez en la revuelta tuxtepecana no tuvo relevancia, por fo menos
en territorio potosino. No cabe duda de que fue el periódico La Unión Democrática, órgano informativo del gobierno estatal porfirista, el que se
encargó de construir para el potosino la imagen del tuxtepecano triunfador
cuándo éste ocupaba ya la guhernatura del estado y la misma fue repro-
ducida posteriormente en los textos publicados durante la etapa porfirista.
En junio de 1876, meses antes de la batalla del Salto, el mismo co-
mandante Agustín Alvarez infligió también una importante derrota al
general Ignacio Martínez en Tula. 47 En esa ocasión el lerdista contó con
el apoyo de las tropas de Orozco y del teniente coronel Ornelas, además
de una columna de treinta hombres montados procedente del partido de
Catorce al mando del alférez Zavala. A raíz de ese fracaso los tuxtepe-
canos se dispersaron y se internaron en la Huasteca potosina. Ahí, en
-° La Sombra de Zaragoza, 10 de junio de 1876.
99
los límites con el. estado de. Tamaulipas, se encontraba la hacienda de
Buenavista, que sirvió de cuartel general al doctor Martínez. También en
esa zona los seguidores de Porfirio Díaz establecieron la comandancia
militar de los tres partidos huastecos, cuya sede se ubicó en Tancanhuitz
y estuvo a cargo de Juan C. Charco.
En agosto corrió el rumor de que la fuerza rebelde que guarnecía la
plaza de Ciudad de Valles se había sublevado. De inmediato La Sombra.
de Zaragoza informó el suceso y aseguró que "{ ... ] el cabecilla Carlos
Díez Gutiérrez, estaba en Valles y mandó pasar por las armas a unos sar-
gentos de los dispersos, porque la mayor parte de la fuerza se largó con
todo y armas"." Así pretendió mostrar la desmoralización que existía
entre los sublevados, para asegurar que no podrían detener el ataque de
las fuerzas leales al presidente. Sin embargo, de manera general los jefes
tuxtepecanos que actuaron en el territorio potosino —incluido Díez Gutié-
rrez—, no reaccionaron de forma violenta ante sucesos como el que narró
el periódico oficial del estado, y la acusación contra el gobernador provi-
sional y coiiiandante militar no pudo ser demostrada.
En septiembre, Pascual M. Hernández se dirigió al Congreso del
estado con motivo de la apertura de sesiones de dicha Legislatura, y ahí
afirmó que:
Ha cabido al estado de San Luis la suerte de preservarse de los horro-
res de la guerra civil que está asolando al país, no obstante que ama-
gado por todas partes, han estado siempre en alarma los pueblos si-
tuados en sus fronteras con otros estados. Los sacrificios que ha hecho
para obtener este resultado, sobre no haber sido costosos, no han sido
estériles; y este bien sabrá apreciarse debidamente por los que consi-
deren los males que les habría acarreado la invasión de las gavillas re-
volucionarias para las que poco son los recursos que el trabajo propor-
ciona a los hombres honrados y laboriosos. Empero, las ventajas
obtenidas hasta ahora no dan la seguridad de que se sigan obteniendo,
sino a condición de que el estado persevere en su actitud de defensa,
mientras no amanezca el día tan ansiado para la nación, en que se res-
tablezca el respeto a ¡a ley y a la autoridad.""
Ibídem, 8 de septiembre de 1876. Ibídem, 20 de septiembre de 1876.
Nada más alejado de la realidad. Lo mismo que en otras entidades,
en el estado potosino la revuelta tuxtepecana adquiría cada día más
adeptos y sus acciones armadas se extendían por el territorio, donde fue-
ron ocupado diversas poblaciones. Dos meses después del discurso del
Ejecutivo estatal, la "revolución regeneradora" encabezada por Porfirio
Díaz obtendría el triunfo definitivo en el país.
100 . . 1 . 101V
ArExo4 . . . . 4. EL FIN DE LA ADMINISTRACIÓN JiER1MSTA
Acta de adhesión del Ayuntamiento de Rioverde al Plan de Tuxtepec
reformado en Palo Blanco. 14 de mayo 1876.
"En la Ciudad de Rioverde a los catorce días del mes de Mayo de mil
ochocientos setenta y seis, reunidas lais autoridades y vecindario en la
sala capitular, después de las manifestaciones que hizo el C. Pedro Ortiz
que presidía la anunciada reunión, considerando que la Admón. de D.
Sebastián Lerdo de Tejada, como depositario del Poder Ejecutivo Na-
cional sólo ha tendido a despedazar nuestra Constitución y Leyes procu-
rando por todos cuantos medios le ha sugerido su mala inclinación para
centralizar su mandato, sofocando con ellos el voto público por la pre-
sión de las armas y considerando que no hay objeción que pueda probar
lo contrario porque sus disposiciones han venido a declarar en estado
de sitio algunas entidadés féderativas con el fin de poner en ellas instru-
mentos ridículos que sirvan a sus intereses particulares, y considerando
por último que la nación entera está convencida que trata de convertirse
en Zchar [sic] por medio de la reelección, declarando insuficientes los
recursos legales al Pueblo para nombrar sus mandatarios en las próximas
elecciones y no pudiendo por más tiempo dejar que se axrX. a
República por el fango en que los servirles la quieren hundir, oprimien-
do al pueblo para que no sufrague con la libertad que la Constitución y
las leyes le tienen concedidas de común acuerdo y de nuestra mutua
aquiescencia, levantamos la presente que firmamos, haciendo nuestro el
Plan Regenerador proclamado por el C. General Porfirio Díaz, apelando
a la vez al sagrado derecho de la insurrección para castigar a los tiranos
y defender nuestras leyes. = E.P. = Por más tiempo No vale = Sufragio
Librc y Nó Relección [sic] Rioverde Mayo 14 tic 1876 "5°
[Entre las rúbricas están: Guillermo Martínez, M. Morales, Juan Es-
pinosa, Antonio Rocha, Joaquín Galván, José Morales, José D. Pérez,
Nicolás Robles, Antonio M. Yáñez, Antonio Domenzay, A. Prado, J.A.
González, Germán Alfaro, Antonio O. de Castro, Rafael Alvarez, Celso
Anguiano, V. Rocha, José Ma. Yáñez, F. Narváez Ortiz, Cosme Pérez,
Pedro O. Ortiz, Jesús S. Alva, Antonio Pro, G. Méndez y otras ilegibles.]
'° SGG, Manuscritos, legajo 3, noviembre de 1876.
Mientras los tuxtepecanos ganaban terreno en el país, el licenciado José
María Iglesias se proclamó presidente de la República y fijó la sede de
su administración en Salamanca, Guanajuato. Ahí dio a conocer su plan
de gobierno el 28 de octubre.' Si bien no reconoció el Plan de Tuxtepec
reformado en Palo Blanco ni se unió a la revuelta armada, tampoco
interfirió en su desarrollo.
A mechados de noviembre el general Porfirio Díaz reunió a cerca de
5 000 hombres en Huamnantla, Tlaxcala, y con ellos se dirigió a la hacien-
da de Tecoac en el mismo estado para enfrentar a las fuerzas del general
lerílista Alatorre. La batalla tuvo lugar el día 16 y en ella el jefe tuxtepecano
contó con el oportuno apoyo de las tropas del general Manuel González.
No obstante, "le opuso Alatorre 500 hombres de caballería mandados por
el valiente coronel [potosino] Joaquín Verástegui [...],
la superioridad nu-
mérica y la acción combinada de frente y flanco vencieron toda resistencia
y la desbandada de la tropa del gobierno se hizo general".' Poco después,
Díaz y sus hombres entrarían a la capital del país. La victoria en Tecoac
representó el triunfo definitivo de la revuelta.
San Luis Potosí en poder de los tuxtepecanos
El 20 de noviembre el Ejecutivo Federal decretó el estado de sitio en la
entidad potosina. La orden fue dada a conocer por el general Carlos Fue-
ro en la ciudad de San Luis Potosí por instrucciones del Ministro de Gue-
rra y Marina, general Mariano Escobedo (anexo 5). Así, el licenciado
Pascual M. Hernández dejó el mando político y el general Angel Martí-
' La Sombra de Zaragoza, 6 de diciembre de 1876. 2 Primo Feliciano Velázquez, op. cit., IV:65-66.
102 1 1 103
nez fue nombrado gobernador provisional y comandante militar del es-
tado. Sin embargo, el cargo recayó provisionalmente en el coronel de
caballería Ventura Ortiz, en vista de que Martínez se encontraba en la
ciudad de Zacatecas, pronunciada días antes por José María Iglesias,
donde se esperaba el ataque de Trinidad García de la Cadena. -
El día 21 las nuevas autoridades estatales publicaron des decretos
dirigidos a ganar la simpatía de la población para la ya perdida causa
lerdista. Con el primero se liberó del pago.del derecho respectivo. al frijol,
Maíz, grano de cebada y pastura que llegaran al estado potosino; con-
ductores de estos y otros comestibles quedaron exentos de ser tomados
por la leva, y sus carros y bestias, del embargo. Con el segundo se exigió
a los civiles entregar a la comandancia militar las armas que tuvieran en
supoder, a cambio de una gratificación, en elentendido de que quienes
no acataran la disposición serían considerados trastornadores del orden
público y tratados como tales. Así mismo, Ortiz lanzó un manifiesto a la
población, advirtiendo que "todos aquellos que quisieren o pretendieren
alterar la tranquilidad excitando los ánimos, ya sea en reuniones secretas
o esparciendo noticias subversivas, serán perseguidos y castigados con
todo el rigor de la ley".' Días después arribó a la capital del estado el ge-
neral-Ángel Martínez, quien al asumir el mando ratificó todas las disposi-
ciones emitidas por el coronel Ortiz .4
Ante el temor dequeiaciudwddeSanLnisPtusífueratoTundar .............
asalto, el nuevo gobernador provisional y comandante militar continuó
las obras de fortificación iniciadas unos días antes, bajo el gobierno de
Hernández. De inmediato la jefatura de Hacienda en la capital potosina
le informó que "En virtud de orden verbal del C. General en Jefe de la
Tercera División Carlos Fuero, se comenzaron a efectuar por esta Ofici-
na los gastos precisos para la fortificación de la plaza, ascendiendo éstos
a la suma de $300. 0011,5 y solicitó su autorización para continuar ero-
gando dichos recursos.
Los trabajos para fortificar la plaza causaron gran malestar entre la
población capitalina y afectaron también a algunos extranjeros, entre
ellos a la empresa alemana Agustín Gutheil y Compañía, cuyo represen-
tante solicitó al cónsul del imperio germano en la ciudad de San Luis
Potosí, Juan Bahnsen, presentara en su nombre una reclamación a las
3 ldein.
SGC, Manuscritos, legajo 3, noviembre de 1876. 5 ldern.
autoridades potósinas por el embargo de 88 pacas de algodón de su pro-
piedad ordenado por el jefe político del partido. Las pacas se utilizaron
para levantar parapetos de guerra en las calles de la ciudad y la empresa
no recibió indemnización por ellas.
Bahnsen presentó la queja correspondiente. Conforme a las leyes y
tratados internacionales exigio el pago de la. indemnización o la restitu-
ción inmediata a sus dueños de la mercancía embargada. En su respues-
ta, el licenciado Hernández explicó al diplomático que la resolución del
asunto estaba fuera de la competencia de su autoridad:
habiendo solicitado el Jefe de las armas federales en esta plaza del Go-
bierno del Estado, algunas disposiciones que se consideraban necesarias
al mejor servicio militar, el mismo Gobierno dictó lo relativo a las pacas
de algodón [...] cuya orden fue ejecutada por la Jefatura política de
esta Capital, en los términos a que se refiere ese Consulado [como no
compete al Gobierno el asunto] por ser esa apreciación del resorte ex-
clusivo de la autoridad militar, ya transcribo al C. General Condey la
nota de U. y ante el expresado Jefe puede ese Consulado hacer las ges-
tiones que sobre el particular estime convenientes.'
El mandatario recordó al cónsul que las garantías a las que se refería
ii reehimcióne habían suspendido debido -a- las facultades extraor-
dinarias que el Congreso federal había concedido al Ejecutivo de la
Unión y las propiedades podían ser ocupadas sin el consentimiento de
sus dueños por causa de utilidad pública o en caso de necesidad urgente.
Finalmente, le indicó que el pago de la indemnización podría hacerse
posteriormente, pues la defensa del régimen justificaba la ocupación de
las propiedades de la empresa.
No fue esa la única ocasión en la que se afectaron bienes de naciona-
les o extranjeros a lo largo de 1876, incluso antes de que el Congreso de
la Unión otorgara facultades extraordinarias al presidente Lerdo de Te-
jada. La mayoría de las reclamaciones recibieron una respuesta desfavo-
rable y en general los demandantes no obtuvieron pago alguno por con-
cepto de indemnización, como tampoco sucedería al término de la revuelta
armada. El caso de Agustín Gutheil y Compañía se sumó a otros, lo mismo
que el del hotel San Carlos en Matehuala.
6 tbk/em, legajo 3, noviembre de 1876.
104 .. 105
• A raíz del triunfode Porfirio Díaz en Tlaxcala, el general Carlos Díez nez, Admón. de Rentas y Ceballos el telegrafista deCerritos, a que- Gutiérrez fue reconocido como gobernador provisional y comandante mi- nes di orden de que se replegaran a ésta por la poca seguridad que te- Jitar del estado en varios sitios de la entidad. Así lo comunicó el jefe poli- nían en aquel punto.' tico de Cerritos, F. Vives, al general Ángel Martínez: "ya ha cambiado el
orden de cosas y [...] la revolución no reconoce en este Estado - otro Go- El 30 de octubre tuvo lugar la última sesión del cabildo de Rioverde bernador y Comandante Militar que el C. lic. Carlos Díe Gutiéfrez".7
1 correspondiente a 1876. Baste recordar que meses antes, cuando la po- Nuevamente Rioverde se convirtió en un objetivo militar clave Po blación fi ij ji -Ias fuerzas de Ignacio Martínez, las autoridades
cos días después del triunfo en Tecoac, el coronel en jefe de la línea (le municipales se encontraban en ejercicio de sus funciones y desde esa po- Oriente, Ignacio López Portillo, inició el ataque sobre dicha población. sición fueron obligadas a firmar el acta de adhesión al Plan de Tuxtepec En el informe que envió a Díez Gutiérrez, "donde esté", también le soli- reformado en Palo Blanco, aunque posteriormente se retractaron. !Pro- citó apoyo para ocupar la plaza: bablemente, con base en esa experiencia y ante el inminente ataque de
las tropas rebeldes, el Ayuntamiento decidió disolverse para esperar el El enemigo fuerte en la casa colorada, manzana de la aduana e iglesia desenlace de la revuelta. De esa manera evitaría ser obligado nuevamen- comunicados estos puntos por oradaciones [sic]. En la noche pasada te a apoyar el levantamiento, aunque también a declararse en favor de han intentado romper el cerco. Nuestras pérdidas hasta estos mo- un régimen cuya permanencia era ya incierta. mentos son lamentables aunque pocas [...]. Sería bueno me auxilia- Desde Matehuala —cuya ocupación logró a finales de noviembre—, el ras por el camino más corto.' general Servando Canales, jefe de las Divisiones Unidas del Ejército Re-
generador, envió un telegrama de felicitación a Carlos Díez Gutiérrez, Aunque al parecer Díez Gutiérrez no envió los refuerzos solicitados, "donde se halle", por la victoria obtenida en Rioverde. Antes de la ocu-
Rioverde cayó el 21 de noviembre en poder de los tuxtepecanos encabe- pación de dicha plaza el mando tuxtepecano había previsto trasladar su zad porM oendoza,LópezPortill.yChasco.Deinniediatoel cuartel general de la Huasteca potosina a la población de Cerritos; sin jefe político de Guadalcázar, Francisco de Araujo, lo informó al gobierno 1 embargo, debido a la importancia que tenía Rioverde, fue ahí donde se estatal lerdista: ubicó. Hacia allá se trasladó el general Díez Gutiérrez, quien, tal como
lo había hecho Martínez meses antes desde ese sitio, emitió sirios decre- No hubo lugar para dar aviso a comandante [Agustín] Alvarez para tos a la población potosina; entre ellos la convocatoria para la elección de que se replegara a ésta según su última determinación, cuando co- ayuntamientos, alcaldes y comisarios populares que deberían funcionar rreo llegó a extramuros de Rioverde, fuerzas de adentro estaban ha- en 1877.10 tiéndose con la enemiga, en el primer empuje que dieron los de afue- (. Durante la segunda quincena de noviembre también cayeron en po- ra, entre varios cadáveres que estaban allí, estaba el de Jesús Martel. der tuxtepecano otras poblaciones del estado y el partido de la capital El jefe político de aquella plaza abandonó a [Agustín] Álvarez y se 1 sufrió varios ataques. Ahualulco fue amagado por Tejada, al mando de fue con rumbo a la de Jabalí; la cárcel la taladraron y pusieron en cuarenta hombres, mientras las autoridades locales reportaron al go- salvo la prisión, creyendo que los ayudarían en algo, pero se puso en bjerno provisional y a la comandancia militar del estado no contar con fuga desde luego. Álvarez hasta las diez del día de ayer se había de- armas para defender la villa;" en Mexquitic un grupo armado bajo las fendido heroicamente, hoy espero en ésta se replieguen a ésta Jimé-
7 lbi4den,, legajo 2, noviembre de 1876. 'Idern. '° Ibidem, legajo 1 (21) de enero de 1877; La Unión Democrát ica, 28 de diciembre
'"Carpeta N° 8. Guerra. Movimiento de fuerzas y ataques en Rioverde y Jalpan. de 1876. 1876". Ibidem, legajo 2, noviembre de 1876. ' Ibidem, legajo 3, noviembre de 1876.
106 107
órdenes de Sixto Zepeda amenazó a la población y liberó a los reempla-
zos que las autoridades muniçip.ales debían enviar a la ciudad de San
Luis Potosí. ` Si bien en ambos casos se solicitó auxilio a las fuerzas es-
tatales, los refuerzos no fueron enviados yios rebeldes ocuparon sin ma-
yor resistencia las poblaciones.
El 24 de noviembre el jefe de carabineros del cuerpo auxiliar de la li-
nea de SanLuisPotosí del Ejército Regenerador, Ignacio Ramírez, in-
formó desde Venado a Carlos Díez Gutiérrez, en Rioverde, que había
ocupado Catorce con 31 hombres montados, sin encontrar resistencia
del vecindario. 13 Otra partida de rebeldes tomó la cabecera del partido
- de Guadalcázar, cuyo jefe político comunicó al gobierno estatal qu luego
déexigir caballos y dinero a los pobladores de algunas rancherías de esa
jurisdicción, los tuxtepecanos habían salido rumbo a Ciudad del Maíz,
asegurando que "Estas gavillas sueltas harán pedazos a las rancherías y
poblaciones indefensas"."
Entre tanto, las tropas lerdistas encabezadas por Ornelas, Ramírez
y Garza se incorporaron a las fuerzas del general Pedro Martínez, que se
encontraba en Moctezuma bajo las órdenes directas de Carlos Fuero.
Ante el avance de los tuxtepecanos y la ocupación de Charcas por las
tropas de Margarito Zepeda, Martínez solicitó auxilio al gobierno estatal
"para retirar estas gavillas porque van engrosando bastante y están oca-
sionando graves males"." Si bien su opinión coincidió con la del jefe po-
lítico de Guadalcázar y con la que tenían las mismas autoridades del es-
tado, estas últimas no contaba ya con recursos suficientes para resistir el
ataque de sus enemigos. Durante los últimos meses de 1876 los tuxtepe-
canos encontraron poca resistencia para la rápida ocupación de varias
poblaciones de la entidad.
Luego de ocupar Charcas, el comandante de rifleros de Zaragoza, de
la primera división de la brigada Canales del Ejército Regenerador, coro-
nel Margarito Zepeda, informó a Díez Gutiérrez que iba en persecución
de Pedro Martínez, quien según le habían notificado se dirigía con su tropa
a la capital potosina. Días después comunicó que no le fue posible alcan-
I 2 l m
"Carpeta N°6. 1876. Expediente relativo a que el Cori. Jesús González organice un cuerpo de caballería en los Partidos de Salinas, Catorce y Venado". Ibídem, legajo 1, noviembre de 1876.
ibídem, legajo 3, noviembre de 1876. "Idem.
zarlo y que sus tropas se habían unido .a las del capitán Ignacio Ramírez
para ocupar Venado el 24 de noviembre. Por su parte, el general Servan-
do Canales había instalado ya su cuartel general en Matehuala.' 6
Obtenida la victoria en Tecoac, las fuerzas de Porfirio Díaz ocuparon
la ciudad de Puebla y continuaron hasta la capital del país, a la que entra-.
ron el 23 de noviembre. Dos días antes, Sebastián Lerdo de Tejada entregó
la ciudad de México al general Luis Mier y Terán, representante del jefe
tuxtepecano. Acbmpañado, entre otros, por Mariano Escobedo y Pascual
María Hernández, se trasladó a Toluca y de ahí partió al puerto de Aca-
pulco para embarcarse al exilio en los Estados Unidos. Ni él ni Hernández
regresarían a México, ambos morirían en territorio norteamericano.
La renuncia del presidente y su posterior salida del país fueron reci-
bidas con beneplácito por diversos sectores de la población, que ahora
felicitaban a Porfirio Díaz por su triunfo y auguraban para México el
inicio de una nueva época. Sin embargo, el movimiento en favor de José
María Iglesias continuaba y el grupo lerdista, que no se había disuelto
como tal, mantenía su apoyo a Sebastián Lerdo de Tejada. Así, mientras
algunos aplaudían la victoria tuxtepecana, otros continuaban en la lucha
armada en apoyo de Iglesias o del mismo Lerdo de Tejada.
Lerdista
A lo largo de su administración, Sebastián Lerdo de Tejada proclamó los
principios constitucionales por lo cuales, en ausencia del Presidente de la
República, se reconocía como mandatario provisional a quien encabe-
zara la Suprema Corte de Justicia; él mismo se hizo cargo del gobierno
federal por este mandato a la muerte de Benito Juárez. Sin embargo, a
finales de 1876 entregó la presidencia al general Porfirio Díaz y no al li-
cenciado José María Iglesias, como correspondería. El primero lo había
derrotado y el segundo no le había brindado apoyo, a pesar de haber re-
querido los elementos armados con que contaba. De haberse limitado
Lerdo de Tejada a abandonar la capital del país sin entregarla formal-
mente, ésta habría corrido el riesgo de convertirse en un campo de bata-
lla entre tuxtepecanos e iglesistas. Confiarla a Iglesias entrañaba el mis-
"Carpeta N° 8. Guerra. Movimiento de fuerzas y ataques a Rio-verde y Jaipan".
Ibidem, legajo 2, noviembre de 1876.
108 . . - 109
mo peligró, pues el general Díaz había vencido a las. fuerzas leales a su
gobierno y el magistrado era su enemigo.
El distanciamiento entre José María Iglesias y Porfirio Díaz fue evi-
dentea raíz del silencio que el primero guardó respecto del Plan de Tux-
tepec reformado en Palo Blanco. El presidente de- a Suprema Corte de
Justicia no estuvo dispuesto a ascender a la preiidencia de México corno
resultado de una victoria obtenida por el jefe tuxtepecano y evitú correr
el riesgo de quedar supeditado á él. - -
Así, no obstante reconocer 1s preceptos constitucionales vigentes,
Lerdo de Tejada optó por entregar la capital del país al jefe de la "revo-
-lución regeneradora", evitando probablemente que el país se enfrascara
en un conflicto armado de mayor duración. Sin embargo, el licenciado
Iglesias no cejó en su empeño. Ante la renuncia del presidente, buscó
apoyo entre los derrotados lerdistas que veían en Porfirio Díaz a un ene-
migo y desconoció al gobierno provisional instalado por los tuxtepecanos.
Varios militares decidieron unirse a su causa, entre ellos el general Pedro
Martínez en San Luis Potosí, aunque lo mismo que otros, posteriormente
apoyaría el levantamiento armado de Mariano Escobedo para reinstalar
a Lerdo de Tejada como Ejecutivo de la Unión.
El triunfo tuxtepecano no significó la inmediata y definitiva derrota
de los sectores que mantenían su apoyo a Lerdo de Tejada o a José María
Iglesias. Sil! ij mero hbí andoaoe! país, sus jiai,os
mantuvieron la resistencia contra Porfirio Díaz, mientras algunos esta-
dos se pronunciaron en favor del segundo, a quien reconocieron como
Presidente de la República interino.
El mismo día que los tuxtepecanos entraron victoriosos a la ciudad
de México, el coronel Antonio M. Jáuregui, jefe de la brigada iglesista de
operaciones sobre San Luis Potosí, envió al coronel Ventura Ortiz varios
telegramas invitándolo a cesar hostilidades para evitar un mayor derra-
mamiento de sangre y, por supuesto, a reconocer la legitirnidad de Igle-
sias como primer mandatario del país:
Como verá U. [ ... ] la ruina del Gobierno de Lerdo es ya un hecho y
deberá pesar esto en el ánimo de U. tanto porque la lucha que se sos-
tiene contra la opinión pública no debe prolongarse más, como por-
que ls resultados de ella son ineficaces para la causa que desgracia-
damente aún sostienen las fuerzas de esa Plaza, razón por la que
creo mi deber en obvio de mayores desastres invitar a U. a un arreglo
que sin que menoscabe su reputación de soldado y de caballero se
encamine al restablecimiento de la paz pública, que es el bienestar
de la sociedad; antes que obligados a ejecutar órdenes superiores ten-
gamos que operar sobre esa plaza.
Si estima U. conveniente, como lo espero, el evitar todo derrama-
miento de sangre y no -tuviere embarazo en establecer los puntos de
un arreglo pasivo; puede U. con el comisionado, que es el portado ...........................
de la presente, comunicarme su resolución.`
Ortiz se limitó a responder que el general Ángel Martínez era quien
estaba investido con la autoridad estatal, por lo que haría de su conoci-
miento la propuesta en cuanto llegara a la capital del estado.
No era la primera vez que un partidario de José María Iglesias se di-
rigía a las autoridades potosinas con ese objetivo. En los últimos días de
su gobierno, Pascual M. Hernández recibió un escrito del licenciado Gui-
llermo Prieto, encargado de la Secretaría de Estado y del despacho de
gobierno de la administración iglesista en Guanajuato, quien lo invitó a
reconocer a Iglesias como Presidente de la República. En esa ocasión,
Prieto aseguró que la actuación del magistrado era la correcta, pues el
suyo era el único gobierno apegado a las normas constitucionales. Ade-
más, calificó a la revuelta de Tuxtepec como un movimiento nacido de
las doctrinas libe r!sd 1a mis Coistitución vigente —elementos que
también defendía el grupo iglesista—, y definió como una tiranía al go-
bierno lerdista por haber violado los preceptos constitucionales a los que
se apegaban tuxtepecanos e iglesistas, lo que desde su punto de vista jus-
tificaba haber recurrido a las armas.
El reconocimiento de Prieto a la revuelta tuxtepecana se limitó única-
mente a la intención que tenían los levantados de restablecer el orden
constitucional y defender los principios legales vigentes. Al general -Por-
fino Díaz lo definió como un usurpador y aseguró al gobernador potosi-
no que, de acuerdo con la Constitución de 1857, el Ejecutivo de la Unión
debía recaer en el licenciado Iglesias:
Por los documentos que tengo la honra de remitir a U. verá las cau-
sas determinantes de la conducta del Presidente de la Suprema Corte
de Justicia en ejercicio interino del poder Ejecutivo de la Nación.
17 Ibidem, Manuscritos, legajo 3, noviembre de 1876.
110 . . ... . 111
Al imponer a U. de acontecimientos de la más alta trascendencia
para 'la Nación, al excitar su patriotismo para que coopere al resta-
blecimiento de la Constitución y al triunfo de .los principios, cuenta
U. entre los mexicanos capaces, el C. Presidente, de proponer cual-
quier consideración al bien-de la Patria.
En efecto, si U. refléxiona detenidamente en el justo reclamo de los
fueros del pueblo, si U. se detiene en la contemplación del hecho de
existir -una revolución que nace de la propagación de nuestras mis-
mas doctrinas, del prestigio de lá misma Constitució,i que nosotros
por nuestro honor debemos defender, conocerá que son impotentes
para contener aquellas convicciones, las armas y los recursos de un
poder herido de muerte son facultades en su agonía más que para
hacer. En personas de alta civilización se entiende cuanto se debe a
la pujanza del hecho, él se eclipsa no se apaga jamás, se le puede su-
jetar alguna vez, jamás extinguir. - - -
Así pues, en la lucha empeñada siempre que pueda ponerse en duda
que el-pueblo repugna la tiranía, siempre que la misma actitud de
este Gobierno pueda atribuirse a otra causa que al influjo de la opi-
nión, siempre que en libertad plena los pueblos pudieran proclamar
la degradación sería licito sostener al usurpador de México y sería
disculpable en un verdadero patriota, la vacilación. ---------------- ----------- -Yó por --áléstim—óión..qtiéh ápersonalmente de su individuo, le em-
peño a que se aliste en la bandera Constitucional y de orden del ciu-
dadano Presidente le intimo a que conteste esta comunicación con la
brevedad posible, sea la que fuere su resolución.' 8
Si bien la respuesta de Hernández a la invitación de Prieto se deposi-
tó en la administración principal de correos de San Luis Potosí, "no
pudo caminar a su destino en virtud de la Suprema orden del 18 de di-
ciembre de 1871, comunicada a esta Principal en 20 del mismo y en la
cual se previene terminantemente no se dé curso a la correspondencia
que se despache para puntos ocupados por los sublevados". 19 Conside-rando la filiación del potosino, ésta debió ser negativa.
Como lo hicieron antes otras entidades de la Federación, el 26 de no-
viembre la guarnición militar potosina se pronunció por José María Igle-
' 8 ldem. ' Idem.
sias. Luego de que jefes, y oficiales firmaron el acta en la ciudad de San
Luis .Potosí (anexo 6),. el comandante Angel Martínez promulgó un de-
creto por el cual el estado reconoció "como Presidente interino de la Re-
pública y desde el primero de diciembre al que lo es de la Suprema Cor-
te de Justicia"." De inmediato envió una copia de dicho documento a
Carlos Díez Gutiérrez, "donde se halle", invitándolo a cesar los enfren-
-tamientos en el territorio potosino y asegurándole que en caso contrario
las fuerzas gubernamentales se verían obligadas a rechazar "cualquier
intentona de parte de las fuerzas que U. -manda".`
Emanado uno de la administración lerdista y el otro de la jefatura
tuxtepecana, Martínez y Díez Gutiérrez poseían el mismo nombramiento
como Gobernador provisional y Comandante militar del estado. Eviden-
temente esto implicó la duplicidad en el mando de la entidad, aunque
ninguno de los dos tenía entonces el control del territorio y su radio de
acción se limitaba a algunas poblaciones. Mientras Martínez despachaba
en la capital potosina, Díez Gutiérrez lo hacía desde Rioverde.
En su misiva, el lerdista no reconoció el grado militar del tuxtepeca-
no, se dirigió a él como civil utilizando el título profesional de abogado
que poseía el potosino; no obstante, ambos fueron compañeros de armas
durante la guerra de Reforma. El 30 de noviembre DIez Gutiérrez res-
pondió a la invitación en los siguientes términos:
Sr. Gral. Don Angel Martínez
He recibido la comunicación de U. fecha 28 del presente y el decreto
que me acompaña en el que como Gobernador y Comandante Militar
de este Estado reconoce como Presidente interino al C. Lic. José Ma.
Iglesias. Sobre esto diré a U. que funcionando yo con el mismo carácter
por nombramiento que desde el mes de Abril hizo en —mi persona el C.
Gral. Porfirio Díaz, jefe de la insurrección nacional, me he dirigido
al Sr. Iglesias por medio de un comisionado para reconocerlo.
En cuanto al contenido del segundo párrafo de su comunicación creo
también conveniente que cesen las hostilidades y al efecto doy órdenes
a los jefes que me obedecen para que no hostilicen esa plaza ni a las
'°Idem. "Expediente relativo a la suspensión de armas que pide el C. Gral. Ángel Martínez
al C. Gobernador y Comandante Militar del Estado, Carlos Díez Gutiérrez. 1876".
Ibídem, legajo 2, noviembre de 1876.
112 . '' 1 . . ' ' ' 113
fuerzas que están a su mando, siempre que de su parte se proceda de
la misma manera. 22 .. .
A pesar de que Díez Gutiérrez reconoció a José María Iglesias como
Presidente de la República sin previo acuerdo con Porfirio Día o Ser-. ando Canales, en su escrito explicó a Martínez que dependía directa-
mente del segundo: "Siento no poder moverme con la preniura que de-
seara a esa capital para arreglar lo que fuere necesario, corno U. me
dice, porque esto no depende de mi sino del Gral. Cañales, cuyo acuerdo
necesito por reconocerlo como jefe inmediato en-el ramo militar".` Si
bien no realizó alguna maniobra en favor de Iglesias y se maiitiivo leal a
Porfirio Díaz, el reconocimiento que brindó al primero refleja la confu-
sión que reinaba entonces en el país, resultado en buena parte del retra-
so y la dificultad en las comunicaciones.
En la Huasteca potosina, Enrique Naytl y Jesús Martel 24 ostentaban
el título de comandante militar de los tres partidos huastecos; el primero
emanado de las fuerzas tuxtepecanas y el segundo de la administración
lerdista. A finales de noviembre este último exigió al primero depusiera
las armas y reconociera a la administración lerdista:
Sé que has sido nombrado Comandante Militar de los tres Partidos
que forman la Huasteca Potosina: yo tengo igual nombramiento y tú
debes convenir en que uno u otro tiene que quedar necesariamente,
pero no los dos. Supe oportunamente tu paso por Tancanhuitz rum-
bo a Huehuetián y el número de fuerza que te acompaña. Sabes de-
masiado que no soy fanfarrón y que no me gusta decir falsedades, y
porque sabes esto, te digo que pude emprender mi marcha sobre ti y
derrotarte; pues con la fuerza de Vega que se me ha incorporado hóy,
tengo aquí cerca de doscientos caballos: pero la amistad que me liga
a ti por una parte y por otra el deseo qué tengo de ver claro, me ha-
cen no emprender contra ti hostilidad ninguna.`
22 Idem. 23 Idem. 24 En el informe que Francisco de Araujo envió al gobierno del estado sobre la toma
de Rioverde el día 22 de noviembre comunicó erróneamente que Jesús Martel había muerto en ese enfrentamiento.
25 SGG, Manuscritos, legajo 1, diciembre de 1876.
Desde Tamazunchale, Nayti respondió a Martel, quien se encontraba
en Tampamolón, en el partido de Tancanhuitz, y lo puso al tanto.de los
últimos acontecimientos en el país:
hizo mal en no haber emprendido su marcha sobre mí-hasta haber-
me derrotado si 1e era posible [...].
U. querido amigo, permítame
que se lo diga, creo cine vacilaría al dirigir un ataque contra los que
ayer srntenía y cimtra sus compañeros; su situación es triste y lo com-
padezco y en prueba de ello y ajeno (le todas pasiones ruines, cum-
pliendo con nuestra amistad y respeto, para que U. vea claro y sepa
trazar la línea que deba adoptar, le acompaño copia de las recientes
noticias oficiales [ ... ] para que no se haga ilusiones, en la inteligencia
que comprendiendo U. su situación y mi deber calculará que no hay
más disyuntiva que, atacar o resistir, pues uno de los dos deber ser
el Jefe de estos Partidos y U. calculará quien sea. 26
Al conocer la noticia de la dimisión de Lerdo de Tejada, Martel firmó
el acta de adhesión al Plan de Tuxtepec reformado en Palo Blanco, cuya
copia envió tanto a Nayti como a Díez Gutiérrez. Además se puso a las
órdenes del segundo para recibir instrucciones, en vista de que había
termínado ....
sidente de la República y teniendo además en consideración que por el
nuevo giro que la revolución ha tomado, no puede la fuerza que es a mis
órdenes seguir sosteniendo a ese Gobierno por considerarlo ilegítimo".`
Como respuesta, Carlos Díez Gutiérrez le ordenó incorporarse a la bri-
gada bajo su mando, mientras Enrique Nayti continuó al frente de la co-
mandancia militar de los partidos huastecos.
Mientras los diferentes mandos militares del estado potosino acorda-
ban el cese de ataques, los representantes del licenciado José María Igle-
sias y del general Porfirio Díaz intentaban llegar a un arreglo. Si bien
Lerdo de Tejada había abandonado el territorio nacional y el Plan de
Tuxtepec reformado en Palo Blanco otorgaba la presidencia interina
de la República a Iglesias, ni Díaz ni su grupo lo reconocían como tal por
no haber realizado la declaración pública impuesta por el mismo mani-
fiesto. Por otro lado, el grupo iglesista se negaba a aceptar a Porfirio
26 Idem. 27 Idem.
114 i . 115
Díaz, quien según el plan ,tuxtepecano debía asumir el Ejecutivo de la
Unión ante el silenció del Presidente de la Suprema Corte de Justicia.
El 10 de diciembre el licenciado José María Iglesias nombró al gene-
ral Manuel Sánchez Rivera gobernador provisional y comandante mili-
tar del estado potosino, 28 mientras Angel Martínez y Carlos Díez Gutié-
rrez continuaban' al frente de sus cargos en espera de algún acuerdo
entre tuxtepecanos e iglesistas. La situación en la entidad se complicó
• aún más al triplicarse el mando estatal. Sánchez Rivera estableció la sede
de su gobierno en Villa de Reyes —cerca de los limites con el estado de
Guanajuato—, Martínez continuó en la ciudad de San Luis Potosí y Díez
Gutiérrez en la de Rioverde.
Sánchez Rivera era originario de Rioverde. En 1866 fue nombrado
comandante de la guardia nacional en el estado y un año después se in-
tegró a la fuerza de auxiliares del gobierno federal, donde recibió el gra-
do de general de brigada en marzo de 1876,29 año en que también se unió
a las fuerzas de José María Iglesias. A partir de entonces su radio de ac-
ción inéluyó San Felipe, Guanajuato, que colindaba con Villa de Reyes en
el estado potosino. Durante el movimiento armado contra el gobierno ler-
dista fue acusado por el administrador principal de correos de San Luis
Potosí por el robo de valijas de correspondencia remitidas de la ciudad
de México a la capital potosina, de las que según su denunciante sustra-
jo documentos e impresos oficiales en varias ocasiones. Cuando asumió el
mando del estado realizó pocos cambios en las oficinas gubernamentales,
aunque sustituyó a Lorenzo Agoitia por Víctor Peña en la secretaría del
gobierno provisional y comandancia militar, por la renuncia del primero.
El escenario estatal no era muy distinto al nacional, el desconcierto
reinó en el país mientras lerdistas, iglesistas y tuxtepecanos se mantenían
a la expectativa de los acuerdos a que pudieran llegar los representantes
de Iglesias y Díaz. El 4 de noviembre la situación en el estado comenzó a
aclararse, el general Angel Martínez entregó la gubernatura provisional
y la comandancia militar a Manuel Sánchez Rivera" y se puso a sus ór-
denes luego de reconocer a José María Iglesias. Por su parte, Carlos Díez
"Carpeta N° 15. 1876. N° 3. Gobernación. Nombramientos y renuncias de Jefes
Políticos". Ibidem, legajo 3, noviembre de 1876. 29 Diccionario histórico y biográfico de la Revolución Mexicana. Tomo VI. San Luis
Potosí, Sinaloa, Sonora y Tabasco, p. 181.
° SGG, Manuscritos, legajo 2, diciembre de 1876; La Sombra de Zaragoza, 6 de
diciembre de 1876.
Gutiérrez continuó en espera del resultado de las negociaciones que se
realizaban. -..
Finalmente, las negociaciones fracasaron. El licenciado José María
Iglesiascalificó de penosas las, condiciones en las que Porflrio Díaz que-
ría obligarlo a dejar el poder, que según afirmaba le correspondía legal-
mente. Así, nuevamente las fuerzas armadas de ambos bandos se lanza-
ron al campo de batalla:
1. No hay arreglo entre los Sres. Díaz e Yglesias [sic] y se han roto
hostilidades.
3. El Gral. Díaz a la cabeza de 12 mil hombres [sic] y 100 piezas de
artillería ha salido de México rumbo a Querétaro.
4. Veracruz se sometió en favor del ilustre caudillo y es Gobernador
del Estado el invicto Gral. [Mier y] Terán.
S. Treviño, Naranjo y Charles han ocupado la plaza de Saltillo con
1 500 hombres y se les unieron 600 que había de guarnición.`
Poco a poco las fuerzas del general Díaz fueron en aumento. Días antes
de que se rompiera la tregua, el general Berriozábal, encargado del des-
pacho de Guerra y Marina del gobierno iglesista, preguntó desde Querétaro
a Sánchez Rivera si tenía elementos suficientes para dejar protegida la ea- ........ .
Pitál potóiina y "batir por medio de un movimiento rápido al sublevado
[Servando] Canales, para destruirlo o alejarlo de esos rumbos". 32 También
le ordenó que si no tenía seguridad de vencer al enemigo en tres o cuatro
días, redujera la guarnición de la plaza a 1 500 hombres de las tres armas
y entregara el resto al general Pedro Martínez, quien debía situarse en Do-
lores, Guanajuato, para recibir instrucciones del mismo despacho. Sán-
chez Rivera respondió que había intentado sin éxito batir a Canales desde
que se hizo cargo de la guarnición potosina y no creía lograrlo en sólo cuatro
días. Siguiendo las indicaciones de Berriozábal, redujo el número de efec-
tivos militares en la ciudad de San Luis Potosí.
La lealtad del general Servando Canales a Porfirio Díaz, a quien ya
reconocía como Presidente de la Repi'slliea, se sumó al amp1idr que
adquirió en los estados de San Luis Potosí y Tamaulipas a lo largo de la
31 "Carpeta 8. Guerra. Movimiento de fuerzas y ataques en Rioverde y Jalpan.
1876". Ibid.em, legajo 2, noviembre de 1876. 32 "Carpeta N° 6. Guerra. 1877. Movimiento de fuerzas". IbkJ.em, legajo 1, (17) de
enero de 1877.
116 . , . .... . . 117
• revuelta y. lo convirtió en- ua serio peligro para el régimen que Iglesias
pretendía Cst.bier. -
En los primeros días de diciembre, las fuerzás ig1iátaeal mando del
coronel Antonio Juregui se movilizaron en el territorio potosinóyexi-
giéron a los pobladores de la villa de Ahualulco un préstamo de cincuen-
ta pesos, aunque lós habitantes del lugar solamente pudieron reunir
veinticinco. 33 Mientras, el general SánchezRivera ordenó, sin éxito, a los
hacendados del municipio de Villa de Reyes. que enviaran a sus rurales
en apoyo del Ayuntamiento, que estaba organizando la Guardia Nacional
para la defensa de la población. 34 Así mismo, previendo que los tuxtepe-
canos pretendieran entrar al estado de Guanajuato por ese rumbo para....
enfrentar a los iglesistas que controlaban ya la mayor parte de dicha en-
tidad, dispuso el envío de fuerzas armadas a aquella municipalidad. Por
otro lado, encargó a Angel Martínez la defensa de Charcas y a Francisco
de Araujo la de Guadalcázar, y mandó columnas armadas a Matehuala
y Santa María del Río, ambas bajo el control de sus enemigos.
Desde Rioverde, Carlos Díez Gutiérrez dictó órdenes para enfrentar
a los iglesistas. Otorgó a Ignacio Ramírez el grado de capitán de escua-
drón y dio instrucciones al comandante Miguel F. Martínez para organi-
zar una columna en el partido de Venado. Además, encargó a Enrique Na.ytl.runir . a .los.desertors del batallón de.Tancanhuitz y a los reempla-
zos que pudiera para integrarlos a las tropas que tenía a su cargo. Dio
también instrucciones de perseguir a los malhechores que, haciéndose
pasar por tuxtepecanos, cometían toda clase de delitos, y dispuso abrir
proceso contra Genovevo Sánchez y Camilo y Epitacio Canseco, acusa-
dos de robar dinero y otros efectos en doscasas del municipio de Lagu-
filas. 35 Con el fin de obtener recursos y cubrir los nuevos gastos de gue-
rra, promulgó un decreto por el que impuso a los habitantel del estado
el pago de otra contribución extraordinaria, "a pesar de no ser el deseo
de este Gobierno de afectar a la población".` Sin embargo, exentó a los
partidos huastecos del pago de asignaciones pendientes y de la contri-
ijetaN°2. Estado de Sitio. r'i 6. Guirra. 1877. tovixiiicnto ile fuerzas". ¡der. Ibidem, legajo 2, noviembre de 1876.
"Carpeta N° 6. 1876. Expediente relativo a que el Cori. Jesús González organice
un cuerpo de caballería en los Partidos de Salinas, Catorce y Venado"; "Carpeta N° 39. 1877. Guerra. Indiferente. Estado de sitio. Diligencias practicadas en Lagunilas con
motivo de los desórdenes cometidos por Canseco y Sánchez". Ibídem, legajo 1, noviembre de 1876.
La Unión Democrática, 7 de enero de 1877. -
bución para el sostenimiento de la GuardiaNacional que anteriormente
se les había fijado. -probablemente por el apoyo que dieron a la revuelta
de Tuxtepec.desde sus inicios.
Con el objetivo de tomar la ciudad de San Luis Potosí los tuxtepeca-
nos se movilizaron por los partidos del oriente y norte de la entidad. El
coronel Jesús González recibió la orden de organizar un cuerpo de caba-
llería en los partidos de Salinas del Peñón Blanco, Catorce y Venado,
cuya base serían las fuerzas de Margarito Zepeda e Ignacio Rodríguéz,
que se encontraban en Charcas y Moctezunia respectivamente. 37 Cuan-
do el coronel Enrique Nayti solicitó al general Díez Gutiérrez apoyo para
defender la Huasteca potosina, se le mandó unir sus tropás a las de Ta-
maulipas, en vista de que, según informó el cuartel.general de Rioverde,
no había elementos suficientes para auxiliarlo:
Debiendo continuar la guerra por falta de arreglos entre los Sres.
Díaz e Yglesias [sic], las circunstancias exigen concentrar todos nues-
tros esfuerzos contra la plaza de San Luis, ocupada por los decem-
bristas [iglesistas], en consecuencia no es posible por ahora despren-
der fuerza alguna que vaya en auxilio de U. como no lo fue antes por
la necesidad de rendir esta plaza [Rioverde] quetambién ocupaba
el enemigo. Así es que debe , U. hacer un esfuerzo y conservarse en
esos Partidos [Huasteca], poniéndose de acuerdo y auxiliándose mu-
tuamente con la fuerza del Sr. Cori. D. Jesús Guillén, quien me ha
escrito manifestándome que está en relaciones con U. y dIspuesto a
obrar de acuerdo para defenderse mutuamente, aun cuando sea ne-
cesario que las fuerzas de uno y otro traspasen alternativamente la lí-
nea divisoria entre este y el Estado de Tamaulipas. Esto sin perjuicio
de aprovechar los servicios y buena disposición de los C.C. que tan
abnegadamente le han ayudado hasta hoy. 38
En todas las poblaciones que fueron ocupando los jefes tuxtepecanos
reorganizaron el ramo de la administración pública; nombraron entre
los simpatizantes de su causa a las nuevas autoridades locales y pusieron
en vigor los decretos expedidos por Díez Gutiérrez.
"Carpeta N° 6. 1876. Expediente relativo a que el CorI. Jesús González organice
un cuerpo de caballería en los Partidos de Salinas, Catorce y Venado". SGG, Manuscritos, legajo 1, noviembre de 1876.
e Idem.
118 - - - - • - 119
Como lo hizo primero frente .a los lerdistas, durante el conflicto con
los iglesistas .Porfirio Díaz. prohibió a los tuxtepecanos cometer abusos
contra los habitantes de las poblaciones ocupadas; además ordenó a sus
jefes militares proceder al pago de indemnización a quien fuera víctima
de alguna arbitrariedad o robo de sus pertenencias por parte de sus tro-
pas. A pesar de su interés, en el cuartel general de Rioverde se recibieron
varias acusaciones contra algunos tuxtepecanos. Una de ellas la presentó
Enrique Nayti contra Jesús Marte!, a quien denunció por intimidar con
su fuerza a los habitantes del partido de Ciudad de Valles, "con objeto de
embarazar las elecciones municipales y a la vez preparar el terreno para la candidatura d Iglesias". 9 La familia Martel poseía cierta influencia
política en la Huasteca potosina, donde disputaba desde hacía tiempo el
control del municipio de Tasupasnolón en el partido de Tancanhuitz. Al
parecer, la acusación de Nayti tuvo relación con dicha disputa. Aunque
entonces Díez Gutiérrez aparentemente no prestó atención a la denuncia,
más tarde, ya como gobernador del estado, ordenaría la disolución de
las tropas al mando de Jesús Marte!, mientras en otros casos las integra-
ría a las fuerzas-estatales. De esta manera la nueva administración co- mpn'7n4n a matarla nnrlau. l 1 1
"Acepto sin vacilar la suspensión de hostilidades que U. me propone
y doy desde luego las órdenes correspondientes, a mis fuerzas avan-
zadas para que no hagan demostración alguna que pueda causar un
rompimiento. Esta suspensión, como U. dice subsistirá mientras no
se sepa el éxito que tengan las negociaciones que cerca de- los Sres.
Díaz e Iglesias van a emprender los cómisionados salidos de- esa Ca-
pital para .unirse con el C. Joaquín Alcalde que se encuentra en Ce-
laya. En el caso de que fracasen las negociaciones citadas antes de
principiar las hostilidades lo pondré en su conocimiento, pues si bien
los compromisos contraídos con la revolución me obligan a respetar
las órdenes todas que me dé el Caudillo que la inició, esto no impide
que como Caballero le anuncie mi marcha sobre esa Capital que está
U. guarneciendo antes de emprenderla". Y lo transcribo a U. para
que con todo empeño haga por que se cumpla estrictamente esta sus-
pensión de hostilidades sin permitir haya la menor demostración de
ofensa para lo cual sería conveniente proporcionara U. al citado C.
Gral. Sánchez Rivera la linea que debían de fijar para actuar las
avanzadas que tanto U. como él deben poner. 4° a ,,ut... a, fJttL ca 5,1 tAJIJ 1,,ual.
- Atendiendo a las órdenes de Canales, Díez Gutiérrez envió una cir-
cular urgente a los jefes militares bajo su mando, indicándoles que de-
El triunfo tuxtepecano ---------------- --------------------------------- - ------------------------------- ------------------- bíÍÍbd Prhiidi3posieiti del- generaleizjcfedelas fuerzas de-Ta-
maulipas y San Luis Potosí, "bajo el concepto de que en caso que se
Desde mediados del mes de diciembre el fortalecimiento de las fuerzas
tuxtepecanas y el debilitamiento de las tropas iglesistas en distintos pun-
tos del país hicieron prever el triunfo de Porfirio Díaz sobre José María
Iglesias; no obstante, las negociaciones entre ambos se habían reanudado
en Celaya, Guanajuato. En espera del resultado, el general Manuel Sán-
chez Rivera solicitó a Servando Canales el cese de hostilidades, tregua
que fue aceptada inmediatamente por el general tamaulipeco, quien des-
de Matehuala giró órdenes a Carlos Díez Gutiérrez para que la acatara,
en los siguientes términos: -
el C. Gral. Manuel Sánchez Rivera de San Luis Potosí pide oficial-
mente una suspensión de hostilidades y en respuesta le digo así:
"' "Carpeta N° 3. Estado de sitio. 1877. Organización de fuerzas y órdenes para disolverlas". Ibidem, legajo 1, (17) de enero de 1877.
rompan las hostilidades se le avisará a U. oportunamente por este cuar-
tel general. Entre tanto debe U. permanecer en ese punto, con la mayor
vigilancia posible, y sólo en caso de que el enemigo lo ataque, repelerá la
fuerza con la fuerza, dándome cuenta inmediatamente para disponer lo
que fuere necesario"."
Tampoco en esa ocasión los representantes de Díaz e Iglesias llegaron
a un acuerdo, sin embargo, el general Sánchez Rivera decidió defeccio-
nar a las fuerzas iglesistas para unirse a las tuxtepecanas. Si bien la guar-
nición militar potosina nombró en su lugar al coronel Ambrosio J. Con-
dey y el encargo recayó provisionalmente en el coronel Juan Robles
Linares por encontrarse enfermo el primero, pocos días después la mis-
"Carpeta N° 8. Guerra. Movimiento de fuerzas y ataques en Rioverde y Jalpan.
1876". Ibidem, legajo 2, noviembre de 1876.
41 Idem.
120 . . . . . . .... .
ma guarnición militar, reunida en junta de guerra, resolvió secundar el
Plan de Tuxtepec reformado en Palo Blanco e invitó al resto.de las jefa-
turas políticas de la entidad a que hicieran lo mismo.` Así, "El 20 [de di-
ciembre de 18761 las fuerzas de San Luis Potosí completaron la suerte
del triple salto: declararse lerdistas primero, después iglesistas y al final
órfiristas",'t lo que no file sino el reflejo de la confusión .que reinaba entonces. -
Luego que las autoridades de la capital potosina reconocieron a Por-
fino Díaz lo hicieron también otras poblaciones en el estado de San Luis
Potosí. Con la misma fecha que las primeras, los mandos civiles y milita-
res del municipio de A uihdo se unieron al acta de adhesión de la guarni-
ción militar y dos días después lo hizo la jefatura política de Santa María
del Río. Posteriormente, el resto de los partidos políticos del estado se pro-
clamó por el Plan de Tuxtepec reformado en Palo Blanco, como lo habían
hecho antes los partidos de la Huasteca potosina, Rioverde y Catorce.
En cuanto asumió el mando de la entidad, Robles Linares informó
al general Díaz que la guarnición militar potosina, compuesta por 3 000
hombres, había proclamado el plan tuxtepecano y que él se encontraba
provisionalmente al frente de la misma. 44 También envió dicha comuni-
cación al general Trinidad García de la Cadena, gobernador provisional
y comandante militar del estado de Zacatecas; al doctor Ignacio Martí-
nez, que se encontraba en el municipio de Charcas, a quien solicitó tam-
bién que informara al general Servando Canales de esta decisión, 45 y al
general Carlos Díez Gutiérrez, al que invitó a tomar posesión como go-
bernador del estado de San Luis Potosí.
En vista de lo anterior, el coronel iglesista Antonio Jáuregui, general
en jefe de la segunda columna de la brigada de operaciones de San Luis
Potosí, optó por adherirse también al manifiesto de Tuxtepec, y así lo
comunicó desde el camino de Escalerillas al gobierno provisional y co-
mandancia militar del estado, al que solicitó las instrucciones que creye-
ra convenientes. 16 Robles Linares se limitó a felicitarlo por su decisión y
Ibidem, legajo 11, diciembre de 1876; legajo 2, diciembre de 1876; La Unión Democrática, 28 de diciembre de 1876.
Daniel Cosío Villegas, Historia moderna de México. El Porfiriato. Vida política interior. Primera parte, p. 98.
SGG, Manuscritos, legajo 2, diciembre de 1876. Ibidem., legajo 1, marzo de 1876. Íbklem., legajo 1, (17) de enero de 1877.
le indicó que antes de trasladarse a la capital potosina debía terminarla.
comisión que le había confiado el general Manuel Sánchez Rivera.
La concentración de tropas en las diversas poblaciones del estado si-
guió causando malestar entre los habitantes. Días antes de que las fuer-
zas tuxtepecanas hiéieran su entrada a la ciudad de San Luis Potosí, el
jefe político del partido de la capital envió la siguiente solicitud a la Se-
cretaría dl gobierno provisional y comandancia militar de la entidad:
Sírase U. poner en conocimiento del C. Gobernador y Comandante
Militar del Estado, que varias mujeres de soldados pertenecientes a
una fuerza que está alojada a inmediaciones del Santuario de Guada-
lupe,-lavan diariamente la ropa de aquellos y la suya en las conchas
por donde pasa el agua que surte a la Ciudad. Y como esto redunda
en perjuicio de los vecinos que la consumen, por la suciedad que re-
cibe, he de merecer a U. recabe de dicho respetable funcionario la
orden correspondiente para el Jefe de esa fuerza, en el sentido de
evitar el abuso que queda referido; advirtiendo a U. que el C. Co-
mandante de la Policía en cumplimiento de su deber quiso corregirlo,
más no logró ser oído de los oficiales que la mandan. 47
Como la estancia de las tropa.enla ............. Potosí fue
considerada necesaria para la defensa de la plaza, las autoridades mili- -
tares no resolvieron el problema ni dieron seguimiento a la petición del
jefe político. En cuanto el general Ignacio Martínez tuvo conocimiento de que la
capital potosina se había proclamado por el jefe tuxtepecano salió de
Charcas rumbo a ese lugar. Ahí, el 21 de diciembre, recibió el mando
militar estatal de manoS del coronel Juan Robles Linares, quien informó
al general Porfirio Díaz "en Celaya o donde se halle", que Martínez le
había manifestado verbalmente que "está nombrado por U. Comandan-
te Militar de este estado; y en esa virtud he dispuesto inmediatamente
que las fuerzas que están en esta plaza queden bajo su mando"." Así
mismo, envió otro comunicado similar al Ministerio de la Guerra y Ma-
rina en la ciudad de México.
Ibideni, legajo 1 de diciembre de 1876. " Idem. -
122 . .-. 123
Efectivamente, como general en jefe del cuerpo del ejército del norte
de la brigada de operaciones sobre -San Luis Potosí, el día anterior el
doctor Martínez había enviado un telegrama a Robles Linares, en el que
además de felicitar a la guarnición de la capital potosina por su pronun-
ciamiento en favor del movimiento tuxtepecano le indicó que, "Estando
nombrado por el Sr. Gral. Díaz, Jefe de las armas.del Estado de San Luis
Potosí, espero se sirva seguirme comunicando todo lo relativo a esa guar-
nición. Teniendo que avanzar para esa Capital pronto tendré la satisfac-
ción de felicitar a Ud. personalmente"." Así, a pesar de ser Carlos Díez
Gutiérrez quien poseía el nombramiento de gobernador provisional y co-
mandante militar expedido por Díaz, Ignacio Martínez se consideró el
jefe de las armas del estado por juzgar que fue él quien actuó como tal
durante la revuelta, cuando incluso expidió algunos decretos que como
el de Rioverde no habían sido derogados por Díez Gutiérrez, quien no
obstante anuló otros promulgados por distintos jefes militares.
Desde Querétaro, Porfirio Díaz respondió al comunicado de Robles
Linares, y sin hacer ninguna mención de Ignacio Martínez o de Carlos Díez
Gutiérrez, le solicitó que "se sirva seguir conservando la moral y la disci-
plina de [las fuerzas], entretanto se presenta en la plaza el C. General Ser-
vando Canales cuya llegada se servirá Y. avisar desde luego por telégrafo
para que pueda ponerse en relación conmigo".` La omisión de Díaz no ..................fi ódidtódéiiTóMdb:ciniTórmea la ..ifriictura ñuilitr tui*tepecana
el general Díez Gutiérrez dependía directamente de Servando Canales, por
lo que la plaza potosina debía ser entregada en primer término al tamau-
lipeco. Por otra parte, la intervención de Canales en esta cuestión podría
evitar un conflicto entre Martínez y Díez Gutiérrez, que evidentemente no
favorecería en ese momento al grupo tuxtepecano.
En su comunicado, el general Díaz también felicitó a los jefes y oficiales
de la capital potosina por la decisión que habían tomado; a quienes expresó
"la grata complacencia que experimento al ver a mi lado a mis antiguos
compañeros de la Guerra de Intervención"." Entre ellos se encontraban
el general Ambrosio J. Condey, Robles Linares y Sánchez Rivera.
Sin esperar la llegada de Servando Canales, el general Ignacio Mar-
tínez asumió el mando militar del estado. Antes de que estallara algún
Ibi.dem, legajo 2, diciembre de 1876.
Ibi.dem, legajo 1, diciembre de 1876. fdeni.
conflicto que pusiera en riesgo el triunfo recién -btenido, Porfirio Díaz
recurrió al licenciado potosino Benigno Arriaga, a quien solicitó actuara
como intermediario ante Martínez. Este último envió de inmediato el si-
guiente comunicado al general tamaulipeco:
Cumpliendo con las instrucciones que con fecha del actual [diciem-
bre] verbálinente. se sirvió comunicarme el Sr. Gral. D. Porfirio Díaz
para que las transmita al Jefe que tuviera el mando de la guarnición
de esta plaza, que en igual fecha secundó el Plan de Tuxtepec y Palo
Blanco, tengo el honor de poner en conocimiento de U. como jefe que
tiene el mando de ellas que tales instrucciones se reduceii: a que di-
chas fuerzas se pongan a disposición del Gobernador y Comandante
Militar de este Estado C. Gral. Lic. Carlos Díez Gutiérrez, en el caso
de que a mi llegada a esta ciudad no se halle, como no se halla en ella
el C. Gral. Servando Canales, a cuyas inmediatas órdenes deben
quedar sujetas por disposición que en iguales términos me comunicó
el Sr. Gral. Díaz.- Lo que digo a U. para su inteligencia; en el concep-
to de que para los fines consiguientes con esta fecha transcribo la
presente comunicación al Sr. Gral. Servando Canales y al C. Gober-
nador y Comandante militar del Estado Lic. Carlos Díez Gutiérrez.-
Ruego a U. se sirva acusarme el recibo correspondiente de este oficio
a efecto de acreditar el cumplimiento de mi comisión.`
Arriaga actuó con la autoridad que le confirió Porfirio Díaz, pero
Martínez no lo reconoció así; como tampoco lo hizo con Carlos Díez
Gutiérrez, a quien informó telegráficamente que ya se había hecho cargo
de la guarnición militar de San Luis Potosí, pues a él le correspondía el
mando con base en las siguientes circunstancias:
V> Que la Guarnición, al pronunciarse por el Plan de Tuxtepec y
Palo Blanco me ha pedido como Jefe de ella.
2 0 Que como soy el General más antiguo, por derecho me correspon-
de el mando.
3° Por ser el Jefe encargado de la Campaña en el Estado de San Luis
Potosí. 53
idem.
53 Idem.
124 - -. - . 1 - - 125
En su mensaje, Ignacio Martínez se dirigió a Carlos Díez Gutiérrez
corno gobernador del estado, sin reconocer el nombramiento como co -mandante militar que también poseía. Además, le informó que en cuanto
se puso al frente de la guarnición militar potosina se lo hizo saber tanto
al grneral Servando Canales corno a Porfirio Díaz, de cuya autoridad
dependía directainente, yque "no siendo suficientes las órdenes verba-
........ * ...........
: ........
les que me ha comunicado el C. Benigno Arriaga, es ncesaro que algsi-
no de los CC. Generales antes dichos me ordenen por escrito haga a U.
entrega del mando, en cuyo caso no tendré ningún inconveniente". 54
Lo mismo que Arriaga y Martínez, Díez Gutiérrez ya se encontraba
en la ciudad de San Luis Potosí. Desde ahí envió a Porfirio Díaz copia de
los comunicados que recibió de ambos y le informó también sobre la si-
tuación que guardaba el gobierno de la entidad. Por su parte, el general
Díaz solicitó a Benigno Arriaga, "hombre de sus confianzas", concentra-
ra en la capital potosina las fuerzas armadas de la zona capaces de acu-
dir en auxilio de los sitios próximos en los que se les pudiera necesitar.
Se suponía que como jefe de la línea, Servando Canales era la auto-
ridad superior que debería organizar y mandar esta concentración;
pero Canales no había llegado.a San Luis, de modo que creyó poder-
1Q.st irn esta tarea Carlos Díez Gutiérrez, gobernador y coman-
dante militar del estado. En esas condiciones, Arriaga ordenó a Igna-
cio Martínez que se pusiera a las órdenes de Díez Gutiérrez. 55
Nuevamente Martínez ignoró las indicaciones de Arriaga e insistió en
que él dependía directamente del general Servando Canales, y en última
instancia de Porfirio Díaz, por lo que no estaba sujeto a Benigno Arriaga
ni a Carlos Díez Gutiérrez. Sin embargo, tampoco esperó la llegada de
Canales, que ya se dirigía a la capital potosina acompañado por Rómulo
Cuéllar, dejó la ciudad de San Luis Potosí para dirigirse al partido de
Salinas del Peñón Blanco, donde había ordenado que se concentraran
sus tropas. El 25 de diciembre, sin que opusiera alguna resistencia, Díez
Gutiérrez asumió el mando de la comandancia militar del estado, como
dos días antes recibió la gubernatura de manos del secretario de gobier-
no y la comandancia militar, Víctor de la Peña. 56
Idem.
Daniel Cosío Villegas, op. cit., p. 318. 56 SGG, Manuscritos, legajo 1, diciembre de 1876.
• Aunque aparentemente Martínez acató las disposiciones de Porfirio
Díaz, y reconociendo su autoridad desistió de su objetivo pacíficamente,
recién llegado a Salinas del Peñón Blanco salió rumbo al Bajío al mando
de sus fuerzas para enfrentar a las tropas iglesistas, sin contar con su
autorización o la de Canales. Pósteriorinente informaría al jefe tuxtepe-
cano que llegó sin novedad a San Felipe, Guanajuato, y que en tres días
más estaría en Laps, donde esperaba enfrentarse a Ceballos. Si bien su
actuación contrarió las órdenes que el general Díaz dictó a lo largo dé la
revuelta para que -ninguno de sus hombres actuara sin coordinación,
probablemente para evitar poner en-riesgo el terreno ganado "se limitó
a decirle que no le gustaba nada que hubiese llegado a Lagos el solo con
su división, y que para evitar riesgos había ordenado a Canales.que en-
viara con urgencia al general Jesús Toledo a reforzarlo con la suya".` Por lo anterior, apenas llegó el general Servando Canales con sus tro-
pas a la capital potosina se puso en marcha rumbo a Guanajuato, luego
de habrrdenado al general Toledo que auxiliara a las fuerzas de Mar-
tínez. Sin embargo, antes de la llegada de éste, el general Ignacio Martí-
nez logró la rendición del iglesista Florencio Antillón en Unión de los
Adobes, cerca de Lagos, Guanajuato. Así lo informó telegráficamente
Porfirio Díaz desde León, Guanajuato, a Carlos Díez Gutiérrez el 3 de
enero de 1877: "Antillón batido y rendido por Martínez .lg~3lqi9.,..c.on
todo su personal y material de guerra. Avise ............................aTreviño y García de la Ca-
dena". 58 Aparentemente la victoria obtenida por el general Martínez hizo
que Díaz olvidara que había actuado por su cuenta, sin acatai las órde-
nes que se le habían dado.
El triunfo de Ignacio Martínez se sumó al avance y fortalecimiento
de las fuerzas tuxtepecanas, a las que se unieron varios oficiales que an-
tes defendieron la causa de José María Iglesias. Derrotado, el grupo igle-
sista se vio obligado a olvidar sus pretensiones a la Presidencia de la Re-
pública y el licenciado José María Iglesias abandonó el estado de
Guanajuato para trasladarse a Manzanil1o, Colima, desde donde se diri-
gió al exilio en los Estados Unidos, como antes lo hizo Sebastián Lerdo de
Tejada. Las poblaciones que se mantuvieron leales a su causa fueron
pronto sometidas por las fuerzas armadas de Porfirip Díaz.
" Daniel Cosío Villegas, op. cit., p. 319. La Unión. Democrática, 7 de enero de 1877.
126 127
En los primeros días de 1877 el gobierno potosino recibió dos tele-
gramas que informaban del fin del conflicto armado. El primero fue en-
viado por Trinidad García de la Cadena a Carlos Díez Gutiérrez:
Todo ha concluido. Hoy entró fuerza -de Aguascalientes sometida.
Rincón escribe que Iglesias dejó en libertad a todos retirándose
Manzanillo hasta donde lo custodiará Ceballos. Todas las fuerzas
desmoralizadas no hallan que hacer y es de calcularse que unas se
someterán y se dispersarán otras".`
primer número como periódico oficial vio la luz el 28 de diciembre. Tres
años antes había circulado otro periódico con el mismo nombre en la ca-
pital potosina y entre sus redactores estuvo Benigno Arriaga. En su pri-
mer editorial, el nuevo órgano informativo oficial afirmaba que "Una
nueva era de regeneración comienza hoy para el estado de San Luis Po-
tosí, con motivo de los faustos uconteciinientos que acaban de tener lugar
en esta capital. Aludimos al movimiento verificado en esta ciudad a favor
del Plan de Tuxtepec y al feliz arribo del C Gobernador Carlos Díez
Gutiérrez"." -
El segundo fue remitido por Porfirio Díaz y se refirió al pronuncia-
miento de la plaza de Guadalajara:
Después de participarme por telégrafo que el personal y material de
guerra que existen en la plaza de Guadalajara quedan a mi disposi-
ción, se ha separado Ceballos. Pérez Castro desde San Pedro tam-
bién se pone a mis órdenes con la brigada que manda. En consecuen-
cia, terminó la revolución en estos Estados. 60
El triunfo de la revuelta armada que abanderó el Plan de Tuxtepec
reformado en Palo Blanco condujo a Porfirio Díaz a la Presidencia de la
RepúIli,aTaqu ¿i ii _ den .l
país durante el primer cuatrimestre del mismo año de 1877. Por su par-
te, Carlos Díez Gutiérrez asumió el gobierno constitucional del estado de
San Luis Potosí también como resultado del proceso electoral que se lle-
vó a cabo en la entidad. Sin embargo, a diferencia del general Díaz,
quien se abstuvo de ocupar provisionalmente la silla presidencial,
respetando así los principios de no reelección del plan tuxtepecano y los
mandatos constitucionales vigentes, el potosino se desempeñó primero
como gobernador provisional, y luego de realizarse las elecciones cuya
convocatoria también expidió, se hizo cargo del Ejecutivo del estado.
Con la adhesión de las autoridades militares potosinas al Plan de
Tuxtepec reformado en Palo Blanco dejó de publicarse La Sombra
de Zaragoza, que había funcionado como órgano oficial del gobierno del
estado desde 1867. En su lugar apareció La Unión Democrática, cuyo
SGG, Manuscritos, legajo 1, (19) de enero de 1877. 6O J
61 La Unión Denwcrátka, 22 de noviembre de 1876.
128 1 129
ArEXo5
Decreto por el que se declaró en estado de sitio a San Luis Potosí.
El C. Carlos Fuero, General de brigada y segundo en Jefe- de la Y Divi-
sión del Ejército, a los habitantes de San Luis Potosí, sabed: Que por la
Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra y Marina, se me ha co-
municado el decreto que sigue: -
Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra y Marina.- Sección P
- El C. Presidente de la República se ha servido dirigirme el decreto que sigue:
SEBASTIÁN LERDO DE TEJADA, Presidente Constitucional de
los Estados Unidos Mexicanos a sus habitantes, sabed:
Que estando perturbada la paz pública en el Estado de San Luis Po-
tosí, y en ejercicio de las facultades de que se halla investido el Ejecutivo,
ha tenido a bien decretar lo siguiente:
Art. 1°. Se declara en estado de sitio el Estado de San Luis Potosí.
Art. 2°.- Desempeñará el mando político y militar del mismo, la per-
sona a quien nombre al efecto el Ejecutivo de la Unión.
Art. 3°.- La autoridad militar se sujetará en el ejercicio de sus facul-
.4 1çji.JQ.LpjsQtsí,a. lo pre-venido en los artículos 5°, 6°, 7 y 8° de la Ley de 24 de enero de 1860
que se declaran vigentes para este caso.Por tanto mando se imprima,
publique, circule y se le dé el debido cumplimiento.
Dado en el Palacio Nacional de México a quince de Noviembre de mil
ochocientos setenta y seis.- Sebastián Lerdo de Tejada.- Al C. General -
Mariano Escobedo, Ministro de Guerra y Marina.
Y lo comunico a vd. para su inteligencia y fines consiguientes.
Independencia y Libertad. México. Noviembre 15 de 1876.- Escobe-do.- C. General Carlos Fuero, segundo en Jefe de la 36 División del Ejér-cito.- San Luis Potosí.
Por tanto, mando se cumpla y ejecute el presente decreto y que todas
las autoridades lo hagan cumplir y guardar, y al efecto se ¡imprima, pu-
blique y circule a quienes corresponda; en la inteligencia de que la per-
sona designada por el Ejecutivo para desempeñar el mando político y
militar es el C. General Ángel Martínez, y mientras dure la ausencia de
este, el jefe más caracterizado de esta plaza.
San Luis Potosí. Noviembre 20 de 1876. Carlos Fuero.
ANEXO 6
Acta de adhesión de la guarnición militar potosina a José María Iglesias
En la ciudad de San Luis Potosí a los veinte y seis días del mes de no-
viembre de mil ochocientos setenta y seis Reunidos en el alojamiento del
C. gral. Angel Martínez, Gobernador y Comandante Militar de este Es-
tado, los ciudadanos generales y jefes de la guarnición de esta plaza que
firman la presente acta, el referido C. gral. Martínez tomó la palabra
para manifestar: que según las noticias fidedignas recibidas últimamente
en esta Ciudad, a consecuencia de los dos últimos reveses que han sufrido
las fuerzas que sostenían el gobierno del C. Lic. Sebastián Lerdo de Teja-
da, dicho gobierno había desaparecido de la Capital de la República sin
que se tuviese noticia cierta respecto del lugar a donde se hubiese dirigi-
do; que en virtud de esos mismos sucesos la representación nacional ha-
bía quedado disuelta, y que en tan graves circunstancias era un deber -
sagrado el conservar a todo trance en las mejores condiciones posibles
los elementos constitutivos del Estado de San Luis Potosí que se le han
confiado, así como las fuerzas que guarnecen esta Capital.
Tomados en consideración por la Junta los hechos anteriormente
manifestados, y discutidas con toda madurez las ideas que se vertieron
relativamente a este asunto, la misma Junta de CC. Grales. [sic] y jefes
resolvió que era de actual conveniencia general el reconocer como
Presidente interino de la República al que lo es de la Suprema Corte de
Justicia C. Lic. José Ma. Iglesias. Se acordó así mismo que el gobierno y
comandancia militar del Estado promulgase esta resolución en la debida
forma y que todos los ciudadanos generales y jefes que estaban reunidos
firmasen la presente acta para constancia. 62
[Siguen siete páginas confirmas, entre ellas las de Angel Martínez, P.
Martínez, Ambrosio J. Condey, Ventura Ortiz y F. Ayala.]
62 La Sombra de Zaragoza, 22 de noviembre de 1876.
scc, Manuscritos, legajo 2, noviembre de 1876.
130 1 131
5. EL INICIO DEL NUEVO RÉGIMEN
El gobernador Carlos Díez Gutiérrez mantuvo un estrecho contacto con
sus antiguos compañeros de armas, Jerónimo Treviño y Servando Ca-
nales, con quienes tuvo que unir fuerzas especialmente al inicio de su
administración. Además de vigilar conjuntamente los caminos que comu-
nicaban a los estados de San Luis Potosí, Nuevo León y Tamaulipas, aso-
lados por grupos de bandidos al término de la revuelta, los tres actuaron
de común acuerdo para detener el levantamiento que el general Mariano
Escobedo inició en el norte del país con el fin de reinstalar a Sebastián
Lerdo de Tejada en la presidencia del república.
Los primeros rumores de dicho levantamiento corrieron en enero de
1877. Si bien el ex gobernador de San Luis Potosí se encontraba en los
EádU ;b ílliuidaddeliiciaraenla zonafronte ............ ..........
riza del norte del territorio mexicano. El número de simpatizantes que
tenía en el estado potosino y en el de Nuevo León, obligó a Díez Gutié-
rrez, Treviño y Canales a mantener una comunicación constante e inclu-
so a apoyarse militarmente para evitar que el movimiento armado ga-
nara adeptos y se extendiera al centro del país, poniendo en riesgo la
estabilidad del nuevo gobierno. Nuevamente el estado potosino sé vio
afectado por un conflicto que enfrentó a lerdistas y partidarios de Por-
fino Díaz en el campo de batalla.
La respuesta lerdista
Según afirmó Daniel Cosío Villegas, las grandes figuras militares de la
Reforma y la Intervención no fueron en general irrefrenablemente ambi-
ciosas. Ese fue el caso de Mariano Escobedo, sobre quien el mismo don
Daniel añadió:
133
Escobedo parece conformarse con ser influyente en el gobierno cen-
tral y en los Estados del Norte; acepta figurar como candidato al go-
bierno de San Luis Potosí, en parte, quien lo duda, por ambición de
emprender una carrera política, pero también por servir designios
del gobierno federal; acepta resignado y silencioso su-ecclusión de la
campaña del Norte cuando la revolución de La Noria; no parecer ha-
ber hecho un esfuerzo desesperado para llegar al ministerio de la
Guerra cuando Lerdo, su patrón pohuico, sucede a Juárez y tampo-
co que se hubiera decidido a lanzarse como candidato a presidente de
la República, sino en el caso de una eliminación voluntaria de Lerdo - - y cuando sus contrincantes fueron Díaz y Mejía.
En efecto, Escobedo se mantuvo leal al grupo liberal partir de su par-
ticipación en las guerras de Reforma y contra la Intervención, no obstan-
te se distanció de Benito Juárez y brindó su apoyo a Lerdo de Tejada desde
1871. Aunque en 1878 La Unión Democrática afirmaría que "D. Maria-
no era ya un moribundo político, [y] estaba ya a la orilla del sepulcro cuan-
do la desaparición eterna del Sr. Juárez lo volvió a la vida de los negocios
públicos a la sombra del único hombre que le dio cabida en la vida polí-tica -del país" .'Lo cierto es que a partir de la derrota del segundo impe-
rio detentó un amplio poder en el norte del país como resultado de sus cam-
pañas militares en esa zona, incluido el estado potosino donde al término
de Segundo Imperio se hizo carga de la tercera división militar con sede
en la ciudad de San Luis Potosí y luego ocupó la gubernatura.
Tras la renuncia de Sebastián Lerdo de Tejada, Mariano Escobedo es-
tableció su residencia en San Antonio, Texas, donde también se refugia-
ron otros lerdistas, mientras algunos más lo hicieron en Nueva Orleáns y
Nueva York. Desde allá continuaron sus esfuerzos para reinstalar a Lerdo
de Tejada en la presidencia de México. A finales de 1876, luego del triun-
fo tuxtepecano, Servando Canales informó a Porfirio Días que el licencia-
do Pascual M. Hernández y el general Díaz de León se habían reunido en
San Antonio y sospechaba que organizaban una conspiración contra el go-
bierno mexicano recién instalado.' Como respuesta, el jefe tuxtepecano le
'Daniel Cosío Villegas, Historia moderna de México. La República Restaurada. Vida política, pp. 79-80.
2 La Unión Democrática, 6 de junio de 1878. Daniel Cosío Villegas, op. cit., p. 133.
pidió ordenara vigilar la zona fronteriza de Matamoros y lo mantuviera
informado de cualquier suceso. Meses después, la prensa oficial potosina
comunicó a sus lectores qué Hernández era redactor del periódico El Tiem-
po que circulaba en la misma población texana de San Antonio y a través
de ese órgano informativo propagaba las aspiraciones lerdistas. 4
La- noticia del probable levantamiento hizo temer a las autoridades
potosinas que pudiera extenderse por el territorio del estado, pues ade-
más de que el general-Escobedo y el licenciado Hernández habían ocupa-
do la gubernatura estatal, Pedro Martínez y Cai1os Fuero también man-
tenían su lealtad al jefe lerclista y no habían reconocido todavía al
régimen instalado por Porfirio Días.
Si bien durante los primeros meses de 1877 las autoridades de los
tres partidos de la Huasteca potosina reportaron tranquilidad y paz en
sus territorios, en el norte del estado la situación era distinta. El 2 de fe-
brero el jefe político del partido de Catorce informó a la Secretaría del
gobierno provisional y comandancia militar la persecución y captura
del "titulado capitán" Filomeno López, quien había llegado con una
fuerza armada al rancho de La Concepción exigiendo a los vecinos pas-
tura y maíz para sus tropas.' Unas semanas después llegaron también
reportes procedentes del partido de Guadalcázar sobre la aprehensión
del soldado Pablo Zapata, que recogió caballos en el municipio de Itur-
bide,6 aparentemente para apoyar a los opositores lerdistas.
Los rumores sobre el posible levantamiento encabezado por Mariano
Escobedo fueron en aumento. El 11 de marzo el general Carlos Díez
Gutiérrez ordenó a los jefes políticos del estado que previnieran con
todos los medios a su alcance cualquier acontecimiento que pusiera en
peligro la tranquilidad en sus jurisdicciones.' Así mismo, les mandó
ponerse de acuerdo con vecinos y dueños de fincas rústicas para que
cooperaran en la persecución de las gavillas que amenazaran los partidos
a su cargo, y autorizó a los administradores y mayordomos de las
haciendas organizar a sus sirvientes para perseguir a los levantados en
coordinación con la autoridad local.
Unión Democrática, 26 de junio de 1877.
"Carpeta N° 15. Guerra N° 6. 1877. Movimiento de fuerzas", SGG, Manuscritos,
legajo 1, (17) de enero de 1877. 6 Ibidem, legajo 3 de marzo de 1877.
"Carpeta N° 32. 1877. N° 14. Gobernación. Circulares". Ibid.em, legajo 2, marzo
de 1877.
134 135
Pronto los rumores que corrían hicieron alusión a que en la ciudad
de San Luis Potosí se reunían simpatizantes de Lerdo de Tejada para cons-
pirar contra el gobierno establecido. Los primeros .mencionaron a Manuel
Sánchez Rivera,' quien eh realidad mantuvo su adhesión a Porfirio Díaz.
Más tarde hubo quienes pretendieron involucrar al ex gobernador Juan
Bustamante, recordando que Pedto. Martínez lo apoyó durante el conflicto
que protagonizó en el estado potosino. El 29 de mayo de 1878, Bustamante
fue asaltado y golpeado en la calzada de Guadalupe frente a la casa del
ingeniero José María Gómez del Campo,` quien también fue víctima de la
misma agresión. Según el informe de la jefatura política, el atraco fue perpe-
trado por cinco individuos unos de los cuales golpeó a Bustamante porla
espalda mientras los otros observaron sin sacar sus armas; cuando llegó ......
el guardia más cercano los asaltantes huyeron llevándose solamente el som-
brero de ambas víctimas. Si bien la opinión pública atribuiría el ataque
a un acto premeditado ordenado por funcionarios estatales contra ambos
lerdistas, La Unión Democrática afirmaría que el asalto llamó la atención
por tratarse de personas conocidas, pero era necesario considerar que ro-
bos como ése eran comunes en cualquier parte del mundo.` En vista de
que no se apresó a los asaltantes y tampoco se dio seguimiento al caso, no
pudo establecerse si efectivamente tuvo alguna relación con las simpatías
no obstante el gobernador Díez Gutiérrez le hizo saber que sin esas tro-
pas la capital potosina qdaría desprotegida.
En esas mismas fechas, Mariano Escobedo de trasladó de San Anto-
nio a Laredo, también en el estado norteamericano de Texas, pues pla-
neaba cruzar el río Bravo hacia el territorio mexicano, "país a revolucio-
nar".' 3 De inmediato Ogazón solicitó a Díez Gutiérrez informar lo
anterior a Jerónimo Treviño en Monterrey y le ordenó aplicar todas las
medidas necesarias para evitar que las fuerzas lerdistas entraran al terri-
torio potosino. Treviño se encontraba en La Ventura, municipio de Ma-
tehuala, en espera de avíos y mozos que llevaría a Monterrey. "
No obstante la amenaza que representaba Escobedo, el 30 de abril el
gobernador Carlos Díez Gutiérrez solicitó al Congreso local la primera
de las múltiples licencias que gestionaría a lo largo de su mandato para
separarse temporalmente del cargo," confiando probablemente que la
tranquilidad se mantendría en la entidad. Como sucedió en casi todas
esas ocasiones, la gubernatura provisional del estado quedó a cargo del
secretario de gobierno, Francisco Bustamante.
Ante la conducta rebelde que mostraba Mariano Escobedo, el 4 de
mayo la vii Legislatura de San Luis Potosí derogó el decreto número 8 por
el cual había declarado "Benemérito del estado" al ex-gobernador.' 6 Días
políticas de Bustamante y Gómez del Campo. ..............................
Eh ábrit le 187 lgóbiériiiófederál preparó la defensa de la zona
fronteriza del norte del país. El general Servando Canales, jefe de la li-
nea militar de Tamaulipas, San Luis Potosí y la Huasteca veracruzana,
solicitó vía telegráfica al gobierno potosino hiciera llegar las listas de re-
vista de las fuerzas que había en la capital del estado y que pertenecían
a la división militar que tenía a su cargo, así como una relación comple-
ta de las tropas con que podía contar la entidad." Entretanto, el minis-
tro de la Guerra y Marina, Pedro Luis Ogazón, ordenó la salida rumbo
a Zacatecas del 1° y 3° batallón de San Luis integrados a la Federación,' 2 -- - - - -
después se registraron en el país los primeros enfrentamientos armados
entre lerdistas y fuerzas gubernamentales. Estos se desarrollaron en Túla, ........... .............
8 La Unión Democrática, 13 de abril de 1877. Originario de Chihuahua, José María Gómez del Campo fue ingeniero en minas,
ensayador, catedrático, diputado constituyente y periodista, así como miembro desta-
cado de la Junta Auxiliar de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística en San
Luis Potosí.
La Unión Democrática, 6 de junio de 1878
' SGC, manuscritos, legajo 1, abril de 1877. 12 Im
Tamaulipas, donde apareció un "pequeño grupo de rebeldes". De inme-
diato, a través del ministro Ogazón, el presidente Porfirio Díaz giró instruc-
ciones a los comandantes militares de dicho estado, Nuevo León y San Luis
Potosí, para que coordinaran fuerzas y exterminaran a los levantados.
Ya entonces rondaban algunas partidas armadas en el municipio po-
tosino de Soledad, muy cerca de la capital del estado, las que de inmedia-
to se sospechó contaban con el apoyo del general Pedro Martínez.' 7 Así
lo informó el gobierno estatal al ministerio de Guerra y Marina, ponien-
do además sobre aviso a Jerónimo Treviño. Mientras tanto, el general An-
gel Martínez se pronunció en Colima también a favor de Lerdo de Tejada.
u Idem. 14 Idem. 15 En esta primera ocasión se separó del cargo por un mes. La Unión Democrática,
22 de mayo de 1877. 16 Idem.
SGG, Manuscritos, legajo 1, mayo de 1877.
136 -. ......
137
Desde los Estados Unidos, Mariano Escobedo reclutó gente para -iii-
tegrar sus fuerzas a través de sus agentes en Matamoros. Como lo hizo a
lo largo de la revuelta tuxtepecana, en ese primer momento el gobierno
norteamericano brindó su apoyo a Sebastián Lerdo de Tejada, quien
solicitó un préstamo en Nueva York aparentemente para financiar el mo-
vimiento.'8 En junio las autoridades estadounidenses comunicaron a su
ministro en México su determinaciónd hacer cesar las incursiones "de
gente malvada" a su territorio y afirmaron que "México tendrá que con-
tener a su pueblo o de lo contrario, el general Ord [jefe del Departamen-
to de Texas] recibirá instrucciones para perseguir y castigar a los me-
rodeadores del territorio mexicano".` Si bien como sucedió antes la
indicaéión fue dirigida a los enemigos de Lerdo de Tejada, ahora no se
refirió a que se organizaran en aquel país grupos armados para enfren-
tar al gobierno mexicano.
Con la protección del gobierno norteamericano, el general Escobedo
continuó comprando armas y reclutando gente desde el país vecino. Sin - -.
embargo, a raíz de las reiteradas solicitudes que presentó el gobierno de
Porfirio Díaz, el 21 de julio fue aprehendido por tropas norteamericanas
junto con varios de sus oficiales cuando intentaban cruzar el río Bravo
para desembarcar allá el armamento reunido en territorio mexicano.` Pre-
vio pago de la fianza que le fue impuesta, Mariano Escobedo recobró su
libertad, no obstante que en otras situaciones similares los reos fueron en-
tregados a las autoridades mexicanas. El cambio de conducta del gobierno
estadounidense aparentemente fue resultado del reconocimiento tácito que
decidió brindar a la administración encabezada por el general Porfirio Díaz.
El levantamiento de Mariano Escobedo fue aprovechado por el gene-
ral Luis Mier y Terán, gobernJor del estado de Veracruz, para despres-
tigiar. a Servando Canales ante el presidente Díaz. En una carta "reser-
vada" informó al présidente que tenía noticias de que el tamaulipeco -
organizaba una revolución con el fin de anexar la lluasteca veracruzana
al estado de Tamaulipas. Según hizo saber a Porfirio Díaz, temía que "una ves preso el general Mariano Escobedo, Canales se dirija a Tam-
pico como fuente de recursos e insista en anexarse la Huasteca". 2 ' A pe-
CPD, legajo 2, caja 2, doctos. 877-878. ' 9 La Unión Democrática, 15 de junio de 1877. 20 Ibidem, 24 de julio de 1877. 21 Cm, legajo 2, caja 1, docto. 298.
sar de la estrecha amistad que lo unía a Mier y Terán, el presidente no
dio curso a la acusación; como se hizo frecuente en sus respuestas a.este
tipo de comunicados, únicamente se limitó a responder al gobernador de
Veracruz que estuviera pendiente de Canales ylo mantuviera informado,
pues aquel no había dado muestras de deslealtad y el proyecto de unir a
las huastecas en un solo estado databa de mucho tiempo atrás.
A finales de año, las autoridades de Tamaulipas y Nuevo León repor-
taron que merodeaban por su teriitorio gavillas arinaclás. Si bien esto
inquietó a las autoridades potosinas,. La Unión Democrática afirmó que
se trataba de pequeños grupos mal armados que no eran de temer, "los
mal son borregos, arma lerdista muy gastada".` No obstante, las fuerzas
estatales se trasladaron a Matehuala, población cercana a Dr. Arroyo,
Nuevo León, por donde se preveía podían ingresar los levantados al es-
tado de San Luis Potosí, por encontrarse en el radio de acción de Pedro
Martínez.
El general Martínez era propietario del rancho Pablillo en el estado
de Nuevo León, localizado cerca de Matehuala y en esta zona se había
movido durante los alzamientos armados en los que había participado.
Ahí también se levantó en armas para apoyar el movimiento de Mariano
- Escobedo. Para enfrentarlo y evitar que la revuelta se extendiera más
allá del partido de Catorce, Jerónimo Treviño movilizó tropasd ...de
Nuevo León.
Hasta entonces los enfrentamientos armados habían tenido lugar en
la frontera norte del país, mientras Mariano Escobedo y Pascual M. Her-
nández continuaban reuniendo armas, municiones y gente en los Estados
Unidos. Sin embargo, en noviembre las autoridades realizaron las prime-
ras aprehensiones en el territorio potosino cuando capturaron en Sacra-
mento, partido de Catorce, a Marcos Vázquez, Dámaso y Eulogio Cuello,
"quienes armando un motín en la referida fracción, lanzaron varios gri-
tos de mueras al actual Gobierno y vivas a Lerdo"." Corno se temía, los
levantados procedían del vecino estado de Nuevo León.
En diciembre la prensa oficial potosina difundió una nota del Trait
d'Union que informaba que el licenciado Sebastián Lerdo de Tejada, a
través del general Carlos Fuero, había notificado a sus partidarios que
se retiraba de la vida política y abandonaba sus pretensiones de retornar
22 La Unión Democrática, 22 de noviembre de 1877.
23 Idem.
138 1 . 139
a la presidencia de la república, 24 no obstante el jefe lerdista mantenía
contacto desde Nueva York con Pascual María Hernández en Nueva Or-
leáns y le proponía llevar a cabo nuevas acciones.` Por su parte, Her-
nández sostuvo una constante correspondencia con lerdistas tanto en el
estado potosino como en otras partes del territorio mexicano, a quienes
mantuvo en comunicación con Lerdo de Tejada; a él informó constante-
mente de las noticias que recibía del país. El ex gobernador firmó varios
de sus comunicados con el seudónimo Luis Bernal, a petición del mismo
Lerdo de Tejada.`
Durante su discurso ante el Congreso local con motivo de la clausura
del periodo ordinario de sesiones en enero de 1878, el general Carlos
Díez Gutiérrez hizo alusión al levantamiento:
A fines del añó pasado circulaban especies vertidas por los descon-
tentos asegurando que la paz pública sería interrumpida por perso-
nas que enarbolando la bandera revolucionaria al otro lado del río
Bravo;la traerían al centro del país. No faltaron ilusos que creyeron
realizables esos propósitos y tomando la parte que les permitía su po-
sición y circunstancias, emprendieron la propaganda de una manera
notable en la Frontera Norte y en el Partido de Catorce de nuestro
estado. Las que en la Frontera se levantaron en armas han concluido
dé ñiénilolasy..ñinñdibiéiGéheral,un.."o.nidfiér.
....... .........
seguidos eficazmente por las fuerzas nacionales y aún por los mismos
pueblos que rechazan toda intentona contra su bienestar y tranquili-
dad y han sido destruidos desde sus primeros pasos. Los que en el
Partido de Catorce pretendieron ayudar a aquellos fueron descu-
biertos a tiempo y se hallan ya sometidos a la acción de los Tribuna-
les, pudiendo asegurar a la H. Legislatura que nada hay actualmente
que haga temer que el orden público se altere.`
Aunque el mandatario estatal pareció olvidar que el general Pedro
Martínez contaba todavía con simpatizantes en el partido de Catorce,
especialmente en la villa de Matehuala, también informó que no había
24 Ibidem, 7 de diciembre de 1877. 25 legajo 3, caja 1, docto. 4. 26 legajo 3, caja 1, doctos. 0010-0010 A. 27 La Unión Democrática, 24 de enero de 1878.
sido posible reducir el gasto en el ramo militar ante la situación de alar-
ma que reinaba en el estado; lo que significaba que la entidad efectiva- ......................
mente se encontraba en riesgo de ser atacado por grupos leales a Sebas-
tián Lerdo de Tejada.
De nuevo lerdistas y tuxtepecanos
El gobierno de Porfirio Díaz consideró a Mariano Escobedo como "un
simple faccioso fuera de la ley" que se levantaba en armas contra un ré-
gimen legalmente constituido. Por su parte, las autoridades potosinas
además de despojarlo del título que le habían otorgado años antes, em-
bargaron sus propiedades en la ciudad de San Luis Potosí aunque no en
la de Rioverde. De acuerdo a la versión oficial, una de esas fincas sirvió
de alojamiento a varios jefes de la división Canales en 1876 porque esta-
ba deshabitada y al salir dichas tropas de la capital potosina al término
de la revuelta tuxtepecana volvió a quedar desocupada. El gobierno es-
tatal afirmó también que solamente embargó una huerta y una construc-
ción que había levantado Escobedo, porque éste no había pagado las
contribuciones correspondientes •25
Mientras algunas poblaciones del estado de Nuevo León enfrentaban
a ¡o.
s levantados y en el estado de San Luis Potosí se esperaba un ataque
al partido de Catorce, en el norte del país se registraron varias incursiones
de grupos indígenas procedentes del territorio norteamericano, algunos de
los cuales ingresaron a tierras potosinas. De inmediato, la prensa oficial
estatal acusó a los partidarios de Lerdo de Tejada de instigarlos. 29
A principios de 1878 nuevamente la cabecera de Rioverde se con-
virtió en campo de batalla. El asalto tuvo lugar el 24 de febrero . 3° La
pléza fue defendida por los vecinos encabezados por las autoridades lo-
cales, quienes lograron dispersar a los rebeldes que estaban al mando
del anterior jefe político del partido de Cerritos, Espiridión Jiménez. De-
rrotados, unos huyeron hacia la sierra y otros a Santa Catarina en el
partido de Hidalgo. Jiménez había recorrido varias poblaciones de los partidos de Cern-
tos y Rioverde meses antes reuniendo gente acompañado por Nicolás
28 Idem. 29 Ibidem, 14 de mayo de 1878.
° LACR, 2 de marzo de 1878; La Unión Democrática, 24 de febrero de 1878.
140 . 1 ...
Nieto, quien fue capturado durante él asalto a esta última población. En-
tre sus pertenencias se encontró un manifiesto que desconocía al gobier-
no de Porfirio Díaz y declaraba legítimo presidente a Sebastián Lerdo
tic Tejada (anexo 7). Según el documento, quienes se levantaron en 1876
proclamando el Plan de Tu.xtepec reformado en Palo Blanco no tuvieron
derecho a rebelarse contra un gobierno legalmente establecido, ni tam-
poco reformar la Constitución de la República; de lá que según se indica-
ba habían quebrantado ya varios artículos. Por supuesto, invitaba tam-
bién a la población a tomar las armas como único medio de restablecer
el orden constitucional en el país. Dicho documento bastóa las autorida-
des para relacionar el ataque a Rioverde con el levantamiento de Maria-
no Escobedo.
En abril el general Rómulo Cuéllar informó al presidente Porfirio
Díaz desde Matamoros que se llevaría a cabo una reunión en Brownsvi-
lle, Texas, a la que se esperaba asistieran Carlos Fuero, el general Re-
vueltas y otros lerdistas más.` El EjécutÍvo de la Unión respondió que si
bien no lograrían nada, era preciso estrechar su vigilancia. Días después
Servando Canales hizo también referencia a dicha reunión en una carta
que envió al mismo general Díaz.` En ella mencionó entre los jefes a
Monroy y a Cristo, quienes recientemente habían salido de esa población
norteamericana rumbo al territorio mexicano. En esas mismas fechas,....
también Mariano Escobedo ingresó al país, aunque su paradero fue des-
conocido por Lerdo de Tejada durante varios días. 33
Poco después, los lerdistas ocuparon el rancho mexicano de La Agu-
ja, cerca de Laredo y luego fueron vencidos en el del Capote, próximo a
Matamoros. 34 También en el partido de Catorce sufrieron una importan-
te derrota cuando las autoridades de Matehuala ordenaron al coronel
Jesús González perseguir con sus tropas a los levantados encabezados
por Ascensión Ríos,` quien luego de fugarse de la cárcel municipal se
unió a las fuerzas del general Pedro Martínez y amenazó con atacar esa
población. El enfrentamiento tuvo lugar a mediados del mismo més de
abril en los cerros de La Rinconada. Ahí murieron Ascensión y Juan
CPD, legajo 3, caja 1, docto. 265. r Ibidein, docto. 254.
Ibidein, docto. 16. ' Ibidem, docto. 12. ' La Unión Democrática, 12 de abril de 1878; 19 de abril da 1878.
Ríos; varios de sus hombres fueron capturados .y la gente de González
recogió armas y animales.
Como sucedió en el caso del asalto a Bustamante y Gómez del Campo
en la capital potosina, la opinión pública acusó al gobierno estatal por el
asesinato de los hermános Ríos y la prensa oficial salÍó en su defensa.
Según el periódico, Ascensión Ríos llegó a Matehuala procedente de Dr.
Arroyo a finales del año anterior huyendo de sus enemigos personales.
Ahí fije capturado por las autoridades del partido de Catorce que descu-
brieron estaba involucrado en la conspiración contra la administración
federal. 36 La Unión Democrática publicó también una carta que Ríos
había enviado al gobernador para solicitar su perdón (anexo 8). En ella
denunció el movimiento que se preparaba en el estado, en el cual involu-
cró a Juan Bustamante y José María Gómez del Campo, aunque no ofre-
ció alguna evidencia para demostrarlo. Los sucesos de La Rinconada
revelaron que los hermanos Ríos se habían unido a Pedro Martínez en
apoyo a del levantamiento y las autoridades locales no dieron seguimien-
to al caso para investigar su muerte.
Luego de la victoria sobre las fuerzas de Ríos, el gobierno estatal ase-
guró que ya no existía peligro de un levantamiento armado en la entidad.
Nada más alejado de la realidad. Pedro Martínez se pronunció en la villa
de.Zaroz. ....a.ú1a. .ee1patIq Catorce el 24 de agosto.`
De inmediato el coronel Jesús González salió de Matehuala para enfren-
tarlo. Las tropas de Martínez se colocaron en la retaguardia de sus per-
seguidores y fueron asaltando las poblaciones que iban quedando entre
ambos. 38 Al darse cuenta de su estrategia, el coronel González regresó a
los poblados que había dejado atrás, mientras Martínez llegó a la villa de
Catorce apoyado por las fuerzas de Miguel Palacios.
La defensa de la plaza estuvo a cargo de Brígido Cañedo, originario
del lugar y jefe de las guardias nacionales de ese municipio, quien había
participado en esa zona en la propagación de la revuelta tuxtepecana.
Desde la torre de la parroquia dirigió la defensa de la población:
La iglesia de Catorce, aunque dominada de cerca por el cerro de El
Zanjón, en cuya ladera está situada permite dominar a su vez la
36 Ibidein, 19 de abril de 1878; 28 de abril de 1878; 1 de mayo de 1878; 14 de mayo de 1878.
Ibid.em, 4 de septiembre de 1878.
SGG, Manuscritos, legajo 1, agosto de 1878.
142 . 143
mayor parte de la ciudad, por esto Cañedo y sus hombres pudieron
controlar al enemigo que no pudo realizar muchas acciones porque
inmediatamente abrían fuego desde la iglesia contraél. 39
- La estrategia obtuvo los resultados esperados. Las tropas de Pedro
Martínez fueron obligadas a retirarse rumbo al estado de Nuevo León.
Días después la prensa oficial del estadóló sacieditó y aseguró a sus
lectores que "La par turbada en una población fronteriza de este Esta-
do, nolo fue ciertamente pór causa de sus hijos, que no pecan gran cosa
de revoltosos, sino por las turbas de Nuevo León mandadas por el cons-
tante trastornador Pedro Martínez [. ..].
El golpe fue ejecutado con as-
tucia y diligencia, pero no se logró por fortuna". 40
Mientras tanto, Jerónimo Treviño había situado su cuartel general
en Pablillo, donde esperó el ataque de Martínez. Luego de la derrota que
sufrió aquél en Catorce y en vista de la cercanía del lugar, tuvo la posibi-
lidad de darle alcance y apresarlo. Tras ponerlo a disposición de la auto-
ridad federal informó lo sucedido al gobernador Díez Gutiérrez . 4 'Aun-
que Miguel Palacios escapó en esa ocasión, más tarde fue capturado en
San Luis de la Paz, Guanajuato. -
Corno lo hizo la administración lerdista frente a la revuelta tuxtepe-
cana, el gobierno de Porfirio Díaz recompensó a quienes destacaron en
su defena. Cumpliendo las órdenes del presidente, el general Manuel
González, a cargo del Ministerio de Guerra y Marina, solicitó al gobierno
potosino los nombres de los defensores de Catorce para hacerles llegar
los premios a que se hicieron acreedores. A los oficiales se les confirió el
grado militar inmediato y Brígido Cañedo fue ascendido a comandante.
Tanto él como el resto de los oficiales que estaban a sus órdenes recibie-
ron también una pistola de 300 tiros como obequio, mientras el resto de
la tropa obtuvo espadas y gratificaciones económicas. 42
A pesar del contacto que Mariano Escobedo y Pascual María Her-
nández mantuvieron con los partidarios de Lerdo de Tejada en el estado
de San Luis Potosí, el movimiento armado fracasó en la entidad. La de-
rrota de Pedro Martínez se sumó a la que habían sufrido los lerdistas en
La Unión Democrática, 30 de agosto de 1878.
4O Jj
ibídem, 4 de septiembre de 1878. 42
la villa de Arriaga del partido de la capital meses antes. 43 En esa ocasión
los rebeldes llegaron procedentes del territorio zacatecano y fueron per-
seguidos por una fuerza rural al mando de Manuel Muro, jefe político
del mismo partido. En general, a mediados de 1878 el estado potosino se
encontraba en paz y la derrota de los lerdistas parecía inminente. Así lo
informó en junio Servando Canales a Carlos Díez Gutiérrez; - -
Han pasado por distintos puntos los enganchados en Texas [por Es-
cobedo]; los de Amador, Cristo y Monroy, perseguidos por Cuéllar,
Rodríguez y Mier de Nuevo León. Escobedo pasó por Piedras Negras
fue- derrotado por Nuncio. Sólo García, Ayala y Machorro se encon-
traban frente a Nuevo L aredo .n
Poco después los partidarios de Lerdo de Tejada fueron vencidos en
Nuevo Laredo, Tamaulipas, y Mariano Escobedo se dirigió a Cuatro Cié-
negas, Nuevo León. De inmediato el general Treviño ordenó su persecu-
ción y después de un breve enfrentamiento donde la superioridad de las
fuerzas gubernamentales fue evidente, el coronel Ponciano Cisneros lo-
gró la captura del jefe lerdista:
el día 25 de julio llegó Escobedo a Monterrey custodiado por su apre-
hensor, el coronel ......................
vigilancia del general Francisco Naranjo, alcanza San Luis Potosí y
el 13 de septiembre concluye su peregrinación en la prisión militar
de Santiago Tlatelolco. 45
La derrota y captura del general Mariano Escobedo representaron
un alivio para el gobierno de Porfirio Díaz, con ellas terminó la amenaza
que significaba un movimiento rebelde encabezado por tan destacado
militar. A pesar de su trayectoria en el campo de batalla y del número de
simpatizantes con que contaba, Escobedo no pudo obtener la victoria.
La Unión Democrática, 14 de mayo de 1878.
Ibidem, 14 de junio de 1878. Según la prensa oficial potosina, Escobedo llegó prisionero a Monterrey el 26 de
julio, y a la ciudad de San Luis Potosí el 28 de agosto; el día 31 salió rumbo a la capital
el país. Daniel Cosío Villegas, Historia moderna de México. El Porfiriato. Vida política
interior. Primera parte, p. 175ss; cfr. La Unión Democrática, 30 de agosto de 1878; 4 de
septiembre de 1878.
144 1 145
El fracaso del levantamiento armado fue consecuencia de la impopulari-
dad de Lerdo de Tejada y del agotamiento del país luego de la serie de
guerras civiles que lo habían azotado desde el inicio de su vida indepen-
diente. El gobierno que iniciaba Porfirio Díaz ofrecía una época de paz.
El 16 de septiembre, días después de la aprehensión de Escobedo, La Unión Democrática dedicó un pequeño espacio para informar a sus
lectores que el licenciado Pascual María Hernández había muerto en la
ciudad de Nueva Orleáns víctima de la fiebre amarilla que estaba cau-
sando estragos en varias poblaciones del territorio norteamericano.
Preso Escobedo y muerto Hernáisdez, el movimiento en favor de Sebas-
tián Lerdo de Tejada terminó por extínguirse.
Dos meses después de su captura, Mariano Escobedo salió bajo fian-
za de la cárcel de Tlatelolco por encontrarse enfermo y requerir cuida-dos especiales. 47 Posteriormente, reconociendo sus méritos militares an-
teriores, el gobierno de Porfirio Díaz le permitiría reintegrarse a las
fuerzas armadas federales aunque ya sin el mando de tropas por el riesgo
que podría representar. En 1883 figuraría entre los asistentes invitados
a la boda del entonces gobernador de San Luis Potosí, licenciado Pedro
Díez Gutiérrez. Ambas cuestiones muestran que a pesar de haberse
opuesto por la vía de las armas a Porfirio Díaz aun cuando ya ocupaba
la presidencia de la República, Escobedo contaba con e. to- antiguos compañeros de armas, quienes olvidando esto lo reconocieron
como una de las figuras militares más destacadas de la época.
El fracaso del levantamiento armado significó la derrota definitiva
del grupo lerdista como conjunto político. A partir de entonces sus miem-
bros buscarían acomodo de manera individual en la nueva administra-
ción y tendrían que integrarse al nuevo grupo político que se formaría al-
rededor del general Porfirio Díaz, al que la historiografía nacional ha
denominado porfirista.
Los albores de la nueva administración estatal
Además de enfrentar el levantamiento de Mariano Escobedo, el general
Carlos Díez Gutiérrez llevó a cabo distintas acciones al iniciar su primer
La Unión Democrática, 16 de septiembre de 1878. 17 lbidens, 31 de octubre de 1878.
Ibídem, 15 de mayo de 1883.
Periodo como gobernador del, estado • de San Luis Potosí. Entre ellas la
suspensión del pago de las contribuciones que los tuxtepecanos impusie-
ron a los potosinos durante la revuelta armada en 1876, aunque mantu-
vo el cobro de una extraordinaria que él decretó en la ciudad de San
Luis' Potosí durante el mismo año; cuya vigencia justificó ante la VII Le-
gislatura estatal.` Según el mandatario, una parte- de dichos fosidos se
utilizó para cubrir los gastos que ocasionaron las salidas de Ignacio Mar-
tínez rumbo al Bajío y Servando Canales hacia Guanajuato, cuando el
primero decidió enfrentar a los iglesis tas y el segundo recibió órdenes de
Porfirio Díaz de reforzarlo. Con otra parte se costeó la estancia de di-
chos cuerpos armados en la ciudad de San Luis Potosí y el regreso de las
tropas de Canales al estado de Tamaulipas, mientras el resto de los re-
cursos, de acuerdo a su explicación, se destinó al sostenimiento de la
guarnición militar de la capital potosina.
Desde Tamaulipas, el general Servando Canales ordenó la disolución
de las tropas tuxtepecanas. En el estado potosino fueron dados de baja
alrededor de mil elementos en las fuerzas estatales, no obstante también
se integraron a ellas algunos efectivos del ejército regenerador, princi-
palmente oficiales.` También esto lo explicó Díez Gutiérrez a la VII Legis-
latura estatal en abril de 1877:
luego que recibí instrucciones del general en Jefe de esta línea, pro-
cedí a disolver más de mil hombres, ministrándoles a unos un mes y
a otros una quincena de la paga económica que estaban recibiendo [...] quedando actualmente bajo mis órdenes como fuerza federal, un cuer-
po de infantería, otro de caballería y una sección de artillería que for-
Ibidem, 6 de abril de 1877. ° Cuando el tuxtepecano inició su gestión las fuerzas armadas que dependían del
gobierno estatal eran: eh 0 cuerpo de Lanceros de Hidalgo al mando de Mariano Mendo-
za; 30 cuerpo de caballería a cargo del teniente coronel Jacobo Verástegui, cuya 1° com-
pañía quedó bajo las órdenes del general Ignacio López Portillo; batallón número 3 lige-
ros cuyo jefe era Casimiro Guzmán; así como la 3° brigada de artillería, 5° cuerpo de
caballería, brigada de San Luis, Legión de Honor, 2° batallón de San Luis, 1° batallón
de infantería Libre de la Huasteca Potosina, 2° brigada de la división Canales, escolta francesa y cuerpo de exploradores. Entre las tropas disueltas se contaron las de Enrique
Naytl y Jesús Martel en la Huasteca potosina; Brígido Cañedo en Catorce; Zenón de la
Torre en Riovercie; coronel Sotomayor en Villa de Arriaga; teniente coronel Luciano To-rreblanca en Ciudad del Maíz y Jesús González en el partido de Salinas del Peñón Blan-
co. Idem.
146 147
man aún la 2° Brigada de la División que manda el General Canales;
y cómo pertenecientes al Estado, un cuerpo de gendarmes destinados
a cuidar de la seguridad pública en su territorio, un piquete de policía
montada mandado organizar [ ... ] como más a propósito para la perse-
cución de malhechores en este Partido de la Capital, y un piqsete de
infantería de guardia nacional que existe aún en el Partido de Cator-
ce, por haberlo creído necesario para su seguridad.`
Por su parte, el nuevo gobierno federal realizó también reformas en
el campo militar. El territorio nacional fue objeto de tina nueva división
y quedó repartido inicialmente en diez zonas militares, tres comandan-
cias y catorce jefaturas. La capital potosina se convirtió así en la sede de
la sexta Zona Militar. En 1879, el mando militar de los estados de San
Luis Potosí, Michoacán, Guanajuato, Colima, Jalisco, Durango, Sinaloa,
Sonora y los distritos de Tepic y Baja California, recayó en el general
Manuel González, comandante del ejército del centro y occidente. Bajo
sus órdens, el general Jesús Altamirano se hizo cargo de la guarnición
militar de la capital potosina y un año después el general Francisco To-
lentino, jefe de la 1° división militar, quedó al frente del regimiento de
San Luis Potosí.
Dos años después el Ministerio de la Guerra nombró al coronel Lo-
renzoGarcía jefe de arias en el estado potosino en sustitución del gene-
ral Otero. La prensa oficial de la entidad aseguró que "Este digno jefe es
acreedor de toda consideración pues en sus servicios ha recorrido la Re-
pública de polo a polo, y también por la parte activa que tomó en las
campañas de Sinaloa y la Baja California".` En mayo de 1883, el ge-
neral Bernardo Reyes tomó posesión como jefe de la sexta Zona Militar,
cuya sede era aún la capital potosina y comprendía además los estados de
Aguascalientes y Zacatecas.
Desde sus inicios, la administración de Porfirio Díaz procuró, mejo-
rar la situación de los cuerpos armados en el país. Si bien como resulta-
do del déficit que registraba el erario público durante los primeros años
retrasó e incluso redujo el pago de sueldos a los empleados de diversas
dependencias gubernamentales, los ministerios de Guerra y Fomento
fueron la excepción, pues ahí los pagos se hicieron con puntualidad y sin
51 Idem. 52 Ibidem, 4 de abril de 1881.
alteración. -13 Ambos ramos fueron los que más preocuparon entonces a
las autoridades federales, yen el caso.del.priniero,.proyocar el descon-
tento de los militares representaba el riesgo de una manifestación arma-
da. Como resultado, el número de solicitudes para ingresar a las fuerzas
armadas superó al de peticiones de empleo en otras áreas del gobierno fe-
deral, incluso en 1885.
También errehiei&ir fas fuerzas armadas, el Ejecutivo federal pu-
blicó un decreto en 1877 conforme al cual su vestuario quedó a cargo de
la Nación, sin descuento a los efectivos como sucedía antes. Dos años des-
pués e1 general Manuel González, ministro de Guerra y Marina, expidió
una circular sobre el cuidado que los elementos militares debían tener
con el armamento a su cargo, pues mucho se encontraba deteriorado ya
que se guardaba sin engrasar ni precaución alguna para su conserva-
ción. El documento también incluyó instrucciones para la limpieza de
las armas y la forma como debían guardarse.
Como sucedió a lo largo de la República Restaurada e incluso eii épo-
cas anteriores, una de las principales preocupaciones del nuevo gobierno
fue la educación. En este sentido se preocupó también por la milicia. Así
lo informó a sus lectores a principios de 1878 La Unión Democrática:
El Batallón Mixto de San Luis se encuentra en el mejor estado de dis-
ciplina y moralidad, debido al empeño de sus jefes. Desde los prime-
ros días del corriente mes [enero] se han establecido en dicho cuerpo
clases de educación primaria y es de esperarse de ellas el mejor resul-
tado, por el entusiasmo con que se han planteado. Por este medio, ci
soldado adquirirá conocimientos que lo harán más útil a la sociedad
en que viva, distinguiéndolo ventajosamente del común de nuestro
pueblo que yace en la más lamentable ignorancia. 55
Sumado a lo anterior, el gobierno potosino insistió en la necesidad
de crear formalmente la Guardia Nacional en el estado. En México hubo
varios intentos para formar un ejército permanente a partir del inicio
de la vida independiente. Ante el fracaso, los distintos gobiernos optaron
Véase María de la Luz Carregha Lamadrid, Catálogo de documentos-carta de la
Colección Porfirio Díaz (enero-marzo de 1885).
"ldeni.
La Unión Democrática, 18 de enero de 1878.
148 . ... 149
por integrar cuerpos de reclutamiento local y campesino que luego die-
ron origen ala Guardia Nacional en el país:
En ella debía servir todo mexicano cuando la .nación lo requiriese;
debía permanecer normalmente en asamblea y estar sujeta a los go-
biernos de los-Estados de la República [ ... ] esta Guardia Nacional
tomó pronto un camino dff liéi1ii liiztria mexicana, hasta que el
presidente Benito Juárez hubo de disolverla, después de que ésta se
había aliado a las fuerzas conservadoras.`
Si bien la Guardia Nacional había sido restablecida en 1862 en el te-
rritorio nacional, al estallar la revuelta tuxtepecana aún no se instalaba
de manera formal en el estado potosino. El 26 de abril de 1877, a raíz de
la propuesta del diputado Mariano Muro, la Legislatura local expidió el
decreto número 6 para crear este cuerpo armado: "Artículo 1 ° . Interin
se expide por el Congreso de la Unión la ley que reglamente la organiza-
ción de la Guardia Nacional, se organizará en el Estado con arreglo a la
ley del 16 de julio de 1848 y su reglamento del 16 de Enero de 1862 en
todo lo que no se oponga a la Constitución de 1857".
Por su parte, la prensa oficial potosina explicó a sus lectores la im-
portancia de contar con Guardia Nacional. Aseguró que su formación
estaba considerada dentro de los preceptos constitucionales y era indis-
pensable por la precaria situación que atravesaba la república, impedi-
da para mantener un gran ejército:
nadie puede velar con mayor eficacia para conservar ese beneficio
[de la tranquilidad pública] que la misma sociedad, luego, la crea-
ción de la guardia nacional, es evidentemente útil, porque es el pue-
blo el que deberá formarla, y tanto el comerciante, como el artesano
y el jornalero, serán Otro tantos mantenedores de esa paz tan desea-
da actualmente por las clases trabajadoras y se aprestarán gustosos
a defender sus propios intereses en el momento en que los vean ama-
gados. - 58
Jorge Alberto Lozoya, "Un guión para ci estudio de 'os ejércitos mexicanos del siglo xxx", pp. 554-555.
SGG, Manuscritos, legajo 2, abril de 1877; véase La Unión Democrática, 27 de abril de 1877; 5 de mayo de 1877; 8 de mayo de 1877.
' La Unión Democrática, 16 de abril de 1877.
En las notas que el mismo periódico dedicó posteriormente a este
asunto dio a conocer las características que debía tener la Guardia Na-
cional que se proponía; así como los haberes destinados para ella, los
avances en su organización en diversos puntos del estado y las contribu-
ciones impuestas a la población para su sostenimiento. No obstante,
todavía en 1879 no se había logrado la conformación de etos cuerpos
armados en la entidad, situación que el gobernador atribuyó a la falta de
hábitos en la población para integrar y sósteneresa institución: "porque
no estando en las costumbres de los ciudadanos, sería necesario hacer
uso de medios violentos con la generalidad y no compensaría el descon-
tento y désprestigio para la Administración, con el bien que de ello resul-
tara". 59 Sin embargo, el mandatario no hizo referencia a las reiteradas
solicitudes de algunos sectores de la población para que suprimiera el
pago de la contribución que había impuesto a cambio de no quedar obli-
gados a integrarse a dicho cuerpo armado:
Los pueblos de la Huasteca no han recibido con agrado el estableci-
miento de la Guardia Nacional en el estado, por los abusos que en
épocas pasadas se han cometido a su amparo y por los que temen se
cometan de igual modo en la actualidad; así como porque los indíge-
nas de estos puntos se resisten al pago de la contribución que para
ser ti-
ma ley expedida sobre la materia. 60
Ante el fracaso en el intento de establecer estos cuerpos armados en
el territorio a su cargo, diversas autoridades locales recurrieron al siste-
ma de rurales voluntarios para mantener la seguridad y perseguir a los
malhechores en- su jurisdicción. Ese fue el caso de las jefaturas políticas
de Salinas del Peñón Blanco y Venado en 1879. En la misma fecha, Ma-
riano Mendoza, jefe político del partido de Hidalgo, informó al gobierno
estatal que la Guardia Nacional no se había organizado en ese partido
por las dificultades que se estaban presentando en los municipios al nom-
brar jefes y oficiales, y porque tampoco se completaba el número necesa-
rio de los mismos. 6 '
Ibidem, 19 de septiembre de 1879. 60 Ibiden,, 2 de octubre de 1877. 61 Ibidem, 30 de mayo de 1879.
150 ...... . . . . 151
A pesar de lo anterior, algunas jefaturas políticas sí tuvieron éxito al
aplicar la disposición del decreto número 6. Así sucedió en ci partido de
Ciudad del Maíz, cuyas autoridades informaron en julio al Ejecutivo es-
tatal que la Guardia Nacional había sido integrada por doscientos. efecti-
vos divididos en dos compañías que recibían instrucción los domingos por
la tarde. 62 En 1878 el partido de Ciudad de Valles reportó setenta y siete
hombres alistados, y el de Catorce doscientos setenta y seis. Sin embargo,
en este último la cifra disminuyó un año deipués a treinta soldados de infan-
tería bajo el mando de un capitán '63 probablemente porque sus servicios
no-se consideraron necesarios ante la derrota de las fuerzas de Pedro Mar-
- -. tmnez y el fin del movimiento armado de Mariano Escobedo.
Otro asunto que preocupó al general Porfirio Díaz al triunfo de la
revuelta tuxtepecana fue la legalidad de su ascenso a la presidencia de
la República. Luego de la renuncia de Lerdo de Tejada entregó de mane-
ra provisional el mando político del país al general Juan N. Méndez,
segundo jefe del ejército constitucionalista, quien el 23 de diciembre de
1876 expidió la convocatoria para elegir diputados al Congreso de la
• Unión, presidente y magistrados de la Suprema Corte de Justicia, así
como Ejecutivo Nacional, "en cumplimiento del artículo 5° del Plan de
Tuxtepec reformado en Palo Blanco". De esta manera el jefe tuxtepe-
cano cuidó de no violentar el principio de no reelección enarbolado por
el mismo plan que jñíiffiéXfla revuelia quenea ezo
Las elecciones primarias se realizaron el 28 de enero del año siguien-
te y las de distrito el 11 de febrero. Un mes después se instaló el Congreso
federal. El decreto de Méndez dejó "sin posibilidad de ser electos [a]
quienes apoyaron el fraude electoral de Lerdo y quienes lo declararon
reelecto", 65 aunque no excluyó a los iglesistas ni a quienes defeccionaron
de las filas lerdistas para apoyar la revuelta tuxtepecana.
En vísperas de las elecciones para la presidencia dé la Suprema Cor-
te de Justicia, donde contenderían Ignacio L. Vallarta y Juan N. Mén-
dez, el gobernador provisional y comandante militar Carlos Díez Gutié-
rrez "se sintió inseguro" sobre a quién debía brindar su apoyo. Como
"el amigo, no el subordinado", pidió la opinión de Porfirio Díaz, quien
62 Ibideni, 19 de julio de 1879; 22 de septiembre de 1879. Ibidem, 25 de julio de 1879; "Gobierno del estado. Noticia estadística del Partido
de [Catorce] Matehuala", scc, Manuscritos, legajo 1, enero de 1876. ' 4 La Unión Democrática, 3 de enero de 1877; SGG, legajo 2, cliciembré de 1876. 65 Idem.
"se la da, pero debe entenderse que es privada: Vallarta". Probable-
mente la consulta del potosino fue resultado del error que cometió meses
antes cuando reconoció a José María Iglesias como presidente del país; si
bien corrigió su decisión, aparentemente en esta ocasión no quiso correr
el riesgo de volver a equivocarse apoyando a un candidato que no era
favorecido por el general Porfirio Díaz. -
El 14 de febrero se publicaron los resultados electorales para diputa-
dos federales. Entre los triunfadores para representar al estado potosino
se contaron Ambrosio J. Condey, Ignacio Lópéz Portillo, Manuel Orella-
na y Mariano Arguinzóni.z, quienes habían participado activamente en la
revuelta tuxtepecana. Mientras Benigno Arriaga y Pedro Díez Gutiérrez
resultaron electos senadores también por el estado de San Luis Potosí. ..
Como era de esperarse, la votación para elegir al presidente de la re-
pública favoreció ampliamente a Porfirio Díaz tanto en el estado de San
Luis Potosí como en el resto del país. Días después, el iiiievo encargado
del Ejecutivo de la Unión agradeció el apoyo que recibió de los potosinos
en un telegrama que envió a Carlos Díez Gutiérrez, a quien solicitó "ser
el intérprete de mi gratitud cerca de los habitantes de ese Estado, por la
honra que me hacen depositando [en] mí su confianza" .67 El presidente
Díaz integró de inmediato su gabinete: Ignacio L. Vallarta quedó a cargo
de la cartera de Relaciones Exteriores; Pedro Luis Ogazón en Guerra y
...Mipiiiá BiiÍjmí Híéd liéiiféRiva Palacio en Fomento;
Ignacio Ramírez en Justicia y Protasio P. Tagle en Gobernación. 68
Por su parte, las elecciones para ayuntamientos, alcaldes y comisa-
rios populares se realizaron en el territorio potosino de acuerdo a la con-
vocatoria que Carlos Díez Gutiérrez publicó en noviembre de 1876 en
Rioverde. Estas se llevaron a cabo en las distintas poblaciones conforme
fueron cayendo en poder de los tuxtepecanos y el 2 de febrero de 1877,
cuando se llamó a votar por diputados al Congreso estatal y gobernador
de la entidad, ya estaban instaladas las nuevas autoridades locales en los
diversos municipios del estado. El día 25 se desarrollaron las elecciones
primarias para integrar la Legislatura y se fijó el 12 de marzo para elegir
al Ejecutivo estatal.
"Cosío Villegas, Historia Moderna. El Porfiriato..., op. cit., p. 474. 67 SGG, Manuscritos, legajo 4, febrero de 1877. 66 "Carpeta 8. Guerra. Movimiento de fuerzas y ataques en Rioverde y Jalpan.
1876", Ibídem, legajo 2, noviembre de 1876.
152 .- .. 153
JEFES POLÍTICOS EN EL ESTADO DE Si' Luis. POTOSÍ. (1876-1877)
Partido 1876 1877
Catorce Jesús Lozano Amado Rangel
Jesús González Jesús Sánchez
Amado Rangel*
Cenit.. - Espiridión Jiménez F. Vives
Ciudad de Valles Manuel Espíndola Pascual Ma. Sepúlveda
Ciudad del Maíz Amado Senisson [sic] Bustamante
Rafael Barragán G. Cabrera
Guadalcázar Francisco de Araujo Luis Castro*
Hidalgo Jesús Izaguirre Mariano Mendoza*
Rioverde Urbano Flores Gabriel Amador*
Pedro Ortiz
Genovevo Martínez
Salinas del Peñón Blanco Mariano Dosamantes Jesús González*
José Epitanio González
San Luis Potosí A. Álvarez Manuel Muro
Juan A. Rojas Antonio Susano Anaya -
Crispín Medina -
Antonio Marín
Manuel Muro
Santa María del Río Francisco Segura Proto Verástegui
Pedro Hernández
Tamazunchale Miguel Rivera J. José Terrazas *
Basilio González
Tancanhuitz Ignacio Loyde Ignacio Loyde
M. O. Martel*
Venado Pedro Navarro Miguel F. Martínez
* Participaron militarmente en la revuelta de Tuxtepec en territorio potosino.
Carlos Díez Gutiérrez inició así el amplio periodo durante el cual
fungiría como Ejecutivo constitucional de la entidad, el cual concluiría
hasta su muerte en 1898; excepto durante la administración gonzalista,
cuando ocuparía la cartera de Gobernación y su hermano Pedro se haría
cargo de la gubernatura del estado a raíz de las elecciones correspon-
dientes. A su primer año de gestión el historiador potosino Primo Felicia-
no Velázquez lo definió como "de consolidación", cuando afirmó que a
De acuerdo con la convocatoria respectiva, el domingo 25 de febrero
los ayuntamientos se erigieron como colegios electorales para elegir a los
magistrados y fiscales que integrarían el Tribunal de Justicia en el esta-
do. Lo mismo que la nacional y el resto de las estatales, dicha convoca-
toria dejó sin posibilidades de contender a quienes participaron en la
administración lerdista, excepto a aquellos que -apoyaron la causa tuxte-.
pecana. De esta manera algunos funcionaros del gobierno de Lerdo de
Tejada se integraron a la nueva administración, entre ellos Mariano•
Muro, quien fue electo diputado al Congreso local y José" os Encarnación
Ipiña, antes legislador, ahora magistrado.
De manera general las elecciones se llevaron a cabo sin alteración del
orden público en el estado de San Luis Potosí, aunque algunos distritos -
electorales reportaron irregularidades que provocaron la anulación de la
votación. En Moctezuma se dentmció falsificación de votos 69 y el vecinda-
rio de Tancanhuitz acusó a sus autoridades de haber ejercido presión
sobre ellos cuando se efectuaron por segunda vez las elecciones, ya que
las primeras habían sido anuladas también por anomalías."
La VII Legislatura del estado se instaló el 2 de abril, fecha significa-
tiva para Porfirio Díaz y su grupo. El día 20, La Unión Democrática pu-
blicó el decreto por el cual el mismo Congreso local declaró electo a Car-
los Díez Gutiérrez como gobernador constitucional del estado de San
Luis Potosí. Sin embargo, el caso del po tos ino fue distinto al del general -
Díaz, mientras aquel se apegó al principio de no reelección y esperó el
resultado electoral para asumir el Ejecutivo de la Unión, Díez Gutiérrez
publicó las primeras convocatorias para elecciones en el estado desde
la gubernatura provisional y comandancia militar que asumió durante la
revuelta de Tuxtepec.
Días después de su elección, el gobernador potosino recibió la felici-
tación del general Servando Canales en los siguientes términos: "le deseo
mucho acierto en su administración y le doy las gracias por los ofreci-
mientos de la sinceridad de su amistad".` Si bien reconoció de inmediato
a Díez Gutiérrez, lo hizo en el entendido de que dentro de la miliçia es-
taba supeditado a él como jefe de la línea militar a la que pertenecía el
estado de San Luis Potosí.
69 "Inventario de los expedientes de la Sección de Gobernación correspondientes a los
últimos días de diciembre de 1876 y el año de 1877", ibiden, legajo 1, (14) enero de 1877.
IbicL-nn; legajo 4 febrero de 1877. 71 SGC, Manuscritos, legajo 1, abril de 1877.
154 .... 155
partir del segundo iniciaría la era de las grandes empresas. 72 Sin embar-
go, como sucedió también a nivel federal, 1877 en el estado potosino fue
un año de nombramientos y definición de funciones para una adminis-
tración inexperta. en el ramo político. Aunque efectivamente entonces
iniciaron algunas obras de importancia, las grandes empresas comenza- -
ron a materializarse en la entidad a partir de la administración de Pedro
DiáiGiitíYrez.
Una de las primeras acciones que realizó el gobernador Díez Gutié-
rrez al inicio de su gestión fue expedir los nombramientos para los jefes
políticos que quedarían a cargo de los distintos partidos del estado. En
varios casos éstos recayeron en militares que participaron activamente
en la revuelta tuxtepecana como se indica en el siguiente cuadro, donde
también se observan los cambios que sufrieron los mandos de las jefatu-
ras políticas a lo largo de 1876, cuando el levantamiento se extendía por
el territorio potosino.
El inicio de la administración a cargo de Díez. Gutiérrez no estuvo
exenta de críticas. Recién inaugurado su mandato, en la capital del país
La Patria aseguró a sus lectores que el estado potosino se encontraba en
decadencia a pesar de no haber sido afectado por la revuelta tuxtepeca-
na y atribuyó dicho atraso al nuevo gobierno. No tardó en responder La
Unión Democrática para afirmar que el retraso al que se refería "su co-
lega" era resultado de las administraciones estatales anteriores y para
demostrarlo enumeró las causas que lo habían motivado. Entre ellas
mencionó la falta de caminos carreteros para el comercio, ausencia de
gravámenes para esa actividad y el contrabando. Así mismo, indicó que
el estado había sido "cuna de revoluciones" desde tiempo atrás y no solo
la revuelta tuxtepecana había causado daños en su economía sino tam-
bién todos los movimientos armados anteriores:
la revolución pasada que se inició en el estado en mayo del año pasa-
do en que el C. Lic. Carlos Díez Gutiérrez ocupó los Partidos de
Oriente donde sostuvo más de dos mil hombres; algunos meses des-
pués el C. General Canales se posesionó del Partido de Catorce con
cerca de tres mil soldados, a la vez que la guarnición de esta plaza
se aumentó hasta el número de cuatro mil y pico de hombres: todas
estas fuerzas se mantuvieron por algún tiempo a expensas del Esta-
72 Primo Feliciano Velázquez, Historia de San Luis Potosí, IV:72.
do, en medio de una situación anómala en la que el comercio y toda
clase de giros permanecieron en la más completa inacción [... ] no
escaseaban las contribuciones extraordinarias y los préstamos las
gabelas y la leva [...
] y a más que todo esto, tuvo el estado que hacer
un nuevo sacrificio demasiado. costoso para socorrer todas esas fuer-
zas que marcharon al estado de Guanajuato .71
Al niiimo tiempo que el nuevo gobierno ofrecía al estado la esperan-
za de resolver las deficiencias que venía padeciendo en los distintos ra-
mos, se vio obligado a destinar recursos económicos y humanos para la
defensa del territorio ante el movimiento armado para restituir a Lerdo
de Tejada en la presidencia del país. Por otro lado, a pocos meses del
triunfo tuxtepecano, la población potosina fue asolada por varias epide-
mias que causaron estragos en la entidad. La primera fue de tifo y se ini-
ció en la capital en marzo de 1877, aunque pronto se extendió también a
la cabecera municipal de Matehuala. Para combatirla, el jefe político
Manuel Muro dictó severas medidas de higiene. 74 Luego, entre octubre y
noviembre del siguiente año, varias localidades fueron afectadas por fie-
bre amarilla y viruela '71 especialmente los partidos de Salinas del Peñón
Blanco y Ciudad de Valles.
Aparentemente la instalación del grupo tuxtepecano en el poder trae-
ría una época de paz al país. Sin embargo, durante los primeros diez años
de gobierno de los Díez Gutiérrez se registraron en el estado alrededor de
14 brotes rebeldes. Algunos atrajeron la atención de las autoridades esta-
tales y nacionales varios años. El más grave fue el que estalló en 1879 en
el partido de Tancanhuitz encabezado por el gobernador de indios Juan
Santiago .71 Si bien la causa del conflicto tuvo una importante relación con
la cuestión de la propiedad de la tierra, también tuvo vinculación con la
disputa por el control político del municipio de Tampamolón que protago-
nizaban desde tiempo atrás las familias Martel y De los Santos. Dicho levan-
tamiento afectó a algunas municipalidades huastecas vecinas, incluso del
estado de Hidalgo. Si bien De los Santos apoyó la revuelta tuxtepecana des-
de sus inicios y Martel lo hizo luego de defeccionar al ejército lerdista, la
Unión Democrática, 22 de mayo de 1877.
u Ibidein, 23 de marzo de 1877.
Ibidern, 12 de noviembre de 1878. 76 Véase Luz Carregha Lamadrid, "En torno a los levantamientos armados en la
Huasteca potosina al inicio del porfiriato", pp. 167-184.
156 . . 157
administración de Porfirio Díaz brindó su apoyo al segundo y debilitó políti-
camente al primero. Más tarde Pedro Antonio de los Santos se contaría
entre las figuras más cercanas a Francisco 1. Madero.
Cuatro años después inició otro levantamiento armado en el partido
de Ciudad del Maíz que al parecer tuvo relación con el de Juan Santiago,
encabezado por el cura Mauricio Zavala, a quienes algunos autores han
atribuido ser el precursor del agrarismo en el estado potosino. 77 A pesar
de que las autoridades estataiud lo consideraron concluido al poco tiem-
po, en realidad tuvo una larga duración y desembocó en el levantamiento
armado de Vicente Cedillo en 1907.
No obstante lo anterior, la expectativa de un nuevo orden en el esta-
do resultó en que durante los primeros años del gobierno de Díez Gutié-
rrez re ciaran publicaciones algunos periódicos clausurados por gobier-
nos anteriores y además aparecieran otros por primera vez. En 1877 vieron
la luz en la capital potosina La Instrucción Primaria, El Constitucional,
El Regenerador y La Unión de los Obreros, además de La Opinión Libre
en el municipio de Matehuala. Así mismo, volvió a circular La Regesu3ra-
clon; como también lo hizo El Gacetillero en plena revuelta tuxtepecana.
Posteriormente, en 1878, aparecieron El Artesano, El Azote y El Cáustic0 78
en la ciudad de San Luis Potosí. Algunos nombres de los rotativos refleja-
ron Jaxp..taiY.s..cJa.pohlacián.pQtQinfriueyo..*iei1.y.otrQs ...................
aludierdn a los principales temas que ofrecían publicar.
También la administración del gobernador tuxtepecano puso aten-
ción al ramo de las obras públicas, en especial las relativas a comunica-
ciones. Desde finales de 1876 Díez Gutiérrez se interesó en la conclusión
del camino entre la capital potosina y el Puerto de Tampico, proyecto
que databa de las primeras décadas del siglo xix y había sido atendido
sin éxito por distintos gobiernos anteriores. Si bien el estado esperaba
obtener importantes beneficios económicos con dicha obra, se preveía
también que su terminación facilitaría el traslado de tropas armadas a la
Huasteca potosina en caso de que verse afectada por algún movimiento
armado, como sucedió durante la revuelta tuxtepecana.
` Véase María Isabel Monroy Castillo y Tomás Calvillo Unna, Breve historia de San Luis Potosí.
78 La Unión Democrática, 10 de enero de 1877; 20 de abril de 1877; 29 de junio de 1877; 10 de agosto de 1877; 9 de septiembre de 1877; 29 de octubre de 1877; 10 de no-
viembre de 1877; 24 de diciembre de 1877; 23 de julio de 1878; véase Rafael Montejano y Aguiiíaga, Nueva hemerografla potosina 1828-1978.
Recién iniciado su mandato, el gobernador Díez Gutiérrez obtuvo del
gobierno federal una asignación de $4 000 para concluir la obra gracias
a la gestión de los senadores Benigno Arriaga y Pedro Díez Gutiérrez. 79
Los trabajos • ciaron en abril y fueron inaugurados un año después por
el gobernador del estado, previo recorrido de inspección que hizo desde el
puerto tampiqueño hasta - la capital potosina el ministro de Fomento, licen-
ciado Vicente Riva Palacio. La ceremonia de apertura que sffzóiÍ5
de mayo fue aprovechada por las autoridades estatales para comenzar ofi-
cialmente el tendido de una linea de ferrocarril en la misma ruta, cuya con-
cesión habían obtenido meses antes. No obstante, la falta de recursos eco-
nómicos y técnicos retrasaría la apertura del caminó de hierro hasta 1890,
cuando fue concluido por la empresa del Ferrocarril Central Mexicano que
obtuvo el traspaso de la concesión unos años antes."
En el mismo ramo de comunicaciones, la administración de Díez Gu-
tiérrez apoyó el tendido de ramales telegráficos en distintos puntos del te-
rritorio potosino. El 6 de junio de 1877 inauguró la Enea entre Rioverde
y la ciudad de San Luis Potosí con un telegrama que el jefe político de aquel
partido envió a Francisco Bustamante,` provisionalmente a cargo de la
guhernatura. A mediados del mismo año se reportaron avances en las lineas
telegráficas entre Matehuala y Catorce; Cerritos y Tula, Tamaulipas; ade-
m amcióel los trabajos para comunicar a Ciudad del Maíz
con la Huasteca potosina y al partido de Santa María del Río con la capital
del estado. Lo mismo que caminos y ferrocarril, la adnimmtraión estatal
consideró al telégrafo un importante instrumento para la comunicación y
rápida movilización de tropas en los casos que fuera necesaria.
Por otro lado, en el mismo ramo de obras fue impulsada la termina-
ción de una presa en el racho de San José, cerca de la capital potosina.
Aunque el proyecto para surtir de agua .a la ciudad de San Luis Potosí
databa igualmente de las primeras décadas del siglo XIX, no había sido
posible realizarlo por distintos motivos.` En julio de 1877, Carlos Díez
' La Unión Democrática, 20 de abril de 1877.
° Véase Luz Carregha Lamadrid, Begoña Garay López y Jesús Narváez Berrones, Camino de hierroi al puerto. Estaciones del Ferrocarril Central Mexicano en el estado de
San Luis Potosí. ' La Unión Democrática, 8 de junio de 1877.
82 Sobre esta obra véase Hortensia Camacho Altamirano, Empresarios e ingenieros
en la ciudad de San Luis Potosí: La construcción de la Presa de San José 1869-1903,
San Luis Potosí, S.L.P., San Luis Potosí, Instituto de Cultura de San Luis Potosí-
Editorial Ponciano Arriaga, 2001.
158 159
Gutiérrez anunció a la Legislatura estatal la próxima integración de una
comisión de ingenieros que elaboraría los planos e iniciaría la construc-
ción de dicha presa. 83 No obstante el interés de la autoridades, la obra no
se inauguraría sino hasta 1903, cinco años después de la muerte del go-
bernador. tuxtepecanó.
- Durante su- prinieia administración, el mandatario estatal apoyó
además el ramo de Instrucción Pública, como lo haría tambi&ialoIargo ......
de sus próximos periodos de gobierno. De esta manera respondió a los
preceptos libérales que consideraron a la educación como el vehículo
para alcanzar el progreso y por ende la modernidad, entendida esta ú1-
tima como industrialización. Además de impulsar la construcción de es-
cuelas en distintos puntos del estado, el gobierno de Díez Gutiérrez inau-
guró en la capital potosina una biblioteca pública y un museo de historia
natural integrado con las colecciones que el mismo mandatario ordenó
comprar en París. Así mismo, en febrero de 1878 comenzó a funcionar
un observatorio meteorológico que proveyó de instrumentos adquiridos
también en aquel país;M a partir de entonces La Unión Democrática in-
cluiría en sus páginas la información meteorológica recabada por esa ins-
titución. Biblioteca, museo y observatorio se instalaron en el edificio que
ocupaba el Instituto Científico y Literario.
Recién asumió l mando el general Porfirio Díaz se interesó en cono- ................ ................. ............... . .... ... — .... ..
cer los excesos que las autoridades anteriores hubieran cometido hacia
los habitantes del país. Cumpliendo sus órdenes, al iniciar su administra-
ción Carlos Díez Gutiérrez mandó a los jefes políticos de los diferentes
partidos le informaran sobre el particular.` Sin embargo, aunque efecti-
vamente el gobierno recibió algunas denuncias, rara vez procedió y úni-
camente lo hizo en casos donde estaban involucrados funcionarios de
menor nivel. En general, el nuevo régimen buscó atraer a sus antiguos
enemigos. Lo mismo que permitió a Mariano Escobedo reintegrarse a las
fuerzas armadas del país, dio cabida a los generales Pedro Martínez,
Carlos Fuero, Guillermo Carbó, Angel Martínez, Manuel Sánchez Rive-
ra, entre otros. Así, teniendo como base a los tuxtepecanos, el grupo por~
firista se integraría con juarista, lerdistas e iglesistas.
' La Unión Democrática, 24 de julio de 1877.
Ibidem, 24 de febrero de 1878.
SGG, Manuscritos, legajo 1, (22) enero de 1877.
ANEXO7
Plan revolucionario lerdi.sta
En nombre de la sociedad ultrajada y del pueblo mexicano vilipendiado levantamos el estandarte de la resiaurae;íln del orden .constitucional, contra los constantes trastornadores del orden público proiirei—_...
siguiente plan: .
Art. 1°. Son leyes supremas de la Nación, la Constitución de 1857 y.
todas sus legítimas reformas, y de - los Estados sus respectivas Constitu-
ciones en los mismos términos.
Art. 20 . Se reconoce como Presidente de la República al C. Sebastián
Lerdo de Tejada, que fue electo para tan elevado puesto en las elecciones
verificadas en todo el país en jumo y julio de 1876, y declarado así solem-
nemente en el supremo decreto del 28 de octubre del mismo año, para
funcionar durante el cuatermo que comenzó el 10 de diciembre de 1877
y que terminará el 30 de noviembre de 1880. Se reconoce así mismo como
legítimo el 8° Congreso Constitucional Federal, la Suprema Corte de Jus-
ticia de la Nación y todos los tres Poderes de los Estados que estaban
funcionando conforme a la ley del 1° de octiibre de 1876.
Art.3°. Se desconoce como Presidente de la República al C. general
Porfirio Díaz, a los llamados Congreso General y Corte de Justicia, que
falsamente pretender haber sido electos por ilegal y nula convocatoria
publicada en México el 23 de diciembre de 1876 por el C. general Juan
N. Méndez y a todas las tituladas autoridades de los Estados que tienen
el mismo vicioso origen.
Art.4°. Todos los funcionarios constitucionales que hayan faltado a
su deber en el cumplimiento de sus respectivos encargos, lo mismo que
los ciudadanos de que habla el artículo 3° de este plan, serán juzgados
con entera sujeción al artículo 128 de la Constitución Federal y a las
Constituciones de los Estados, en su respectivo caso.
Art.5°. Los generales, jefes y oficiales que con oportunidad secunden
el presente plan, serán reconocidos en sus empleos, grados y condecora-
ciones.
Art.60 . Son responsables personal y pecuniariamente, tanto por los
gastos deg uerra como pr los perjuicios causados a particulares, todos
los que directa o indirectamente opere1ra1-osteniniiento de las titula-
das autoridades de que habla el artículo 3° de este plan, haciéndfé-------...
160 . 1 161
tivas las penas, desde el mójijéntó en que los culpables o sus intereses se
hallen en poder de cualquier fuerza perteneciente al ejército -constitu-
cional. 86
ANEXO 8
Carta de Ascensión Ríos al gobernador potosino
Matehuala, diciembre 22 de 1877
Señor Lic. D. Carlos Diez Gutiérrez, Gobernador del Estado de San Luis
Potosí.
Muy Señor mío de todo mi respeto:
Tomo la pluma para comunicarle noticias de suma importancia, las cua-
les no dudo redundarán en beneficio de la Nación toda, porque sabedor
Vd. y el Gobierno General de lo que va a pasar, tomarán a tiempo sus
medidas y conjurarán la revolución.
Como hombre honrado y amante de la paz voy a exponerle.hk.que.sú
de revolución, de una manera cierta, informándole quienes son sus jefes,
las fuerzas con que cuenta y los trabajos que tienen arreglados sus comi-
sionados.
Ya el Gobierno sabe de una manera positiva que Amador se pronun-
ció en Tamaulipas y que este tiene sus agentes en Linares, Morelos y Villa-
grán para que estalle la revolución al pasar Escobedo el río, lo cual según
me han dicho no será ya tarde. Ignoro quienes sean los jefes en todos los
puntos solo sé que un tal Farías se pronunciará en Linares con 150 a 200
hombres, estos se están armando con armas que continuamente están pa-
sando el río y remitiéndolas a todos los puntos indicados. Don Perfecto
García anda por los pueblos de Tamaulipas arreglando el pronunciamiento
con Braulio Vargas, Emilio Parra y don Nieves Hernández, vecino de Jau-
maye así como con otras personas que ignoro sus nombres.
El general Pedro Martínez de acuerdo con don Juan Bustamante (el
almay principal agente) sepi1qnuueip8erUW1iUStYFWCuJflarIdfl
86 La Unión Democrática, 4 de febrero de 1878.
con los pueblos deGaleana, Rioblanco.e Iturbide. En San -Luis se pro-
nunciará Ceballos, Macías y otros, al estallar en este punto el movünieíi-
to, estará allí ya (en San Luis) el citado don Juan, quien dará una pro-
dama a la Nación diciendo que desde la orilla del río Bravo hasta el
centro.de la República se han pronunciado cóntra el Gobierno del Sr.
Díaz, por supuesto una proclama adulterando los hechos: cuando esto
suceda se pronunciará Valle del Maíz y Huasteca Potosina, en donde
tienen arreglados algunos trabajos.
El citado Bustamante ha mandado de comisionado para que arregle
todos los trabajos (le la revolución a varias partes de la República a un
licenciado de Saltillo nombrado o más bien dicho se apellida Santos Coy,
este ha estado con el general Olvera quien le ha ofrecido todos los ele-
mentos que tiene para la revolución poniéndolos a disposición del jefe
que nombren y ofreciéndole también que cuando se haga el movimiento
no saldrán de Querétaro a perseguir a los pronunciados.
El mismo señor Santos Coy habló con el señor Cervantes en Queré-
taro a quien lo tiene conquistado y este les ofreció una fuerza de 400 a
500 hombres del Gobierno que ya tiene conquistada.
Estuvo en Morelia con unos señores Ambrises con quien también se
puso de acuerdo; aunque estos revolucionarios estaban por pronunciarse
pronto,.con.atros.del.Estado..de.Mordos.e.Hidalgo;.p.eruiodos.coii elfin
de derrocar al Gobierno.
Del Estado de Morelos dicen se devolvió, pues iba en busca del ge-
neral Angel Martínez con quien también se quería poner de acuerdo; es-
tuvo en varias poblaciones del Estado de Guanajuato y nada arregló con
los descontentos de estos puntos porque estos están por pronunciarse
por el señor Iglesias para lo cual se preparan.
El mismo Bustamante tiene arreglado en todo el estado de Coahuila
la revolución, contando en primer lugar con un tal Regalado y un español
que sirve en la Laguna (ignoro su nombre) este último le ha ofrecido 200
hombres montados y armados. El mismo señor Bustamante ha mandado
• agentes por otros estados entre ellos Zacatecas, donde sé de una manera
vaga que un general de apellido Palacios son los del movimiento, de acuerdo
con otros de Aguascalientes. No sé sus nombres por eso no los digo.
El plan que tienen ahora cutre manos es llamarle la atención al Go-
bierno por los Estados fronterizos, apareciendo pequeñas partidas de
revolucionarios, lo mismo que por Sonora, Guerrero, Baja California y
demás puntos lejanos, para que el Gobierno se debilite ene! centro, man-
162 163
dando fuerzas a todos estos puntos y luegoen seguida hacerlo en los pun-
tos del centro del país que tienen ya conquistados.
Para que Vd. se entere más de lo cierto mande en esa ciudad al
Administrador de Correos que le remita la correspondencia que venga
dirigida dé varios puntos de la República a don Jesús Vargas o sea a
Administrador de Correos de esta ciudad; este es el agente de
Bustamante y sobre cartadas [sic] vienen las cartas de aquel; en ellas se
enterar! Vd. por menor de todo. El citado Bustamante tiene ganado al
telegrafista de Saltillo, quien día con día le está dando parte de cuanto
pasa y lo mismo lo hacia otro que estaba en Cedral. También se me ha
asegurado que tiene una magneta, para saber los telegramas que pasan,
no sé si esto sea positivo como lo es todo lo demás que lo he llegado a
saber por un dependiente de este Señor que es de todas sus confianzas y
le ha comunicado todo lo que le dejo escrito.
Los trabajos de Martínez los sé por un hermano mío que vino con su
familia a tres leguas de la Hacienda de Pablillo y se lo ha comunicado el
jefe principal Antonio Luna, que en aquel punto tiene Martínez y es
íntimo amigo de mi citado hermano. Las fuentes de donde sé estas noti-
cias son buenas y nada hay, absolutamente que sea mentira o supuesto.
Réstame para concluir que, Martínez cuenta de pronto con 200
hombres de . .que ya dejo mencionados y con 50 o más
hombres que Bustamante le mandará montados y armados. Que este
señor, su agente para llevar correspondencia a Escobedo y traerla lo
mismo que algunas armas, es un tal Ramón Martínez sobrino del mismo
general y que vive en San Pedro de Iturbide.
He concluido señor, de exponerle a Vd. lo que sé, Vd. estimará en lo
que valgan mis noticias, ofreciéndole como caballero hacer cuanto este
de mi parte para hacer nuevos descubrimientos, y avisarlo pues quiero
ayudar al Gobierno y probarle que nunca he sido revolucionario ni
pretendo serlo. Por esto es señor que si he estado al tanto de las tramas
de la revolución es porque convenía a mis intereses en particular ver
como me vengaba de los Cameros y otros vecinos de Doctor Arroyo que
me han dejado en la última miseria, si en algo he faltado a mis deberes,
ruego a Vd. señor se sirva perdonarme y hacer que cese un proceso que
me difama, yo ofrezco a Vd., darle cuantas garantías me pida que nunca
me mezclaré en cuestión política y ayudaré a Vd. y al Gobierno en
cuanto pueda como lo hago hoy con las noticias adjuntas.
Espero señor de su generoso corazón oirá la suplica que le hace un
hombre que nunca se ha metido en revolución, que todos sus intereses
que ha buscado en 45 años de trabajos y penalidades los he perdido, y
que a mis expensas mantengo a mis decrépitos padres y una gran
numerosa familia. Esta acción señor que espero de Vd. no dudo me la
concederá y tanto yo como mis hijos lo bendecirán siempre. En espera
con ansia de su contestación.-merepitodeVd. afectísimo S.S.Q.B.S.M.
Ascensión Ríos.`
87 lbiden, 14 de junio de 1878.
165 164
• CONSIDERACIONES FINALES
• . Generalmente los levantamientos armados que se registraron en el terri-
torio mexicano a partir de la consumación de la Independencia y hasta
bien entrado el siglo xix fueron encabezados o apoyados por militares,
quienes convencieron a la tropa de seguirlos con ofrecimientos de grados,
empleos y botín. Casi siempre estos movimientos se acompañaron por
manifiestos o proclamas que explicaron y difundieron el propósito de los
-rebeldes, usualmente derrocar o imponer a algún gobernante. En este
sentido, la revuelta de Tuxtepec, encabezada por Porfinio Díaz en 1876,
no fue la excepción. Sin embargo, contrario a lo que opinó la prensa ofi-
cial potosina de la época cuando le resté importancia y aseguré que sola-
mente se tratalm de otro levantamiento que se sumaría a los muchos que
se habían sucedido en los años anteriores, ésta fue diferente tanto por
- los actores que participaron eili ni u1 los que obtuvo
Quienes contendieron entre 1876 y 1878 compartían los ideales libe-
rales. Como los juaristas, también los lerdistas, los iglesistds y los tux-
tepecanos surgieron del grupo que obtuvo la victoria en la guerra de Re-
forma y derrotó luego al Imperio. En el conflicto participaron distintos
militares que sobresalieron en ambas luchas y que a través de su actua-
ción en un mismo radio de acción habían obtenido arraigo y poder sobre
diversas poblaciones. Algunos se unieron al grupo tuxtepecano, otros
apoyaron la defensa del régimen lerdista, mientras varios más respalda-
ron la lucha iglesista.
Si bien la revuelta de Tuxtepec resulté de la fractura del grupo libe-
ral, su triunfo suscitó nuevamente la integración de dicho conjunto polí-
tico. Tras la guerra civil la debilidad del país se hizo patente, y paralle-
var a la práctica el plan liberal del progreso fue necesario aplicar
simultáneamente una política de pacificación, por ello durante los prime-
ros años del nuevo gobierno contarían más los militares que los civiles
en México. Los enemigos de 1876 fueron incluidos en el nuevo círculo de
167
poder, donde no solamente ocuparon cargos militares sino también pues-
tos en la administración pública. Así, los antiguos compañeros de armas
enemistados durante la contienda volvieron a reunirse, ahora alrededor
de Porfirio Díaz. De esta manera, Mariano Escobedo, Carlos Fuero, Pe-
dro Martínez, Manuel Sánchez Rivera y Angel Martínez, entre otros,.
reingresarían a las fuerzas federales y en varios casos ocuparían también -
gubernaturas estatales o cargos políticos de importancia.
Algo similar sucedió con el sector civil. Tras la derrota sufrida, las
distintas fracciones liberales perdieron la posibilidad de aspirar al poder,
excepto reconociendo al nuevo mandatario. Así, teniendo como base al
conjunto tttxtepecano.eomenzóa integrarse el grupo porfirista, ene! que
por cierto no participarían todos aquellos que combatieron junto al ge-
neral Díaz, pues algunos optarían por distanciarse de su antiguo jefe de
armas, como lo haría el general Ignacio Martínez, y otros serían relega-
dos con el fin de debilitar el poder local que detentaban, como sucedió
con la familia De los Santos en el estado potosino.
Sin embargo, en casi todos los casos, quienes apoyaron la revuelta
tuxtepecana se vieron favorecidos con algún cargo político al término de
la contienda. Lo mismo que Mariano Mendoza, otros más obtuvieron la
jefatura de algún-partido y varios la gubernatura de un estado. Ese fue
el caso del general Carlos Díez Gutiérrez, quien desde los primeros meses
de 1876 recibió el nombramiento dgibrnaffót' viinntymnii ...................
dante militar del estado de San Luis Potosí. Desde ahí convocó a eleccio-
nes para ocupar el Ejecutivo estatal (le manera constitucional, no obs-
tante violar con ello los postulados del mismo Plan de Tuxtepec
reformado en Palo Blanco que había defendido. Sin embargo, su con-
ducta fue pasada por alto lo mismo por el gobierno federal como por la
opinión pública local, aparentemente la imagen del tuxtepecano vence-
dor que creó para él la prensa oficial estatal logró minimizar su incum-
plimiento al mandato del plan reformado en Palo Blanco, que se oponía
a la reelección. Si bien puede considerarse que el encargo original no fue
resultado de una elección, es necesario recordar que el mismo Porfirio
Díaz procuró dar un tinte de legalidad tanto al movimiento armado que
encabezó como al gobierno que inauguró.
Durante la revuelta armada, Carlos Díez Gutiérrez actuó bajo las
órdenes del general Servando Canales, como también lo hizo el general
Ignacio Martínez. Sin embargo, aun después de su elección corno gober-
nador constitucional, Canales seguiría fungiendo como su superior en el
ramo militar, mientras Martínez y la mayoría de los tuxtepecanos que
actuaron en el estado de San Luis Potosí le negaron reconocimiento en
esa materia.
La vinculación del potosino con Porfirio Díaz se debió a la amistad
que ambos sostenían con Jerónimo Treviiío, la que -se sumó a su perte-
nencia a dos familias que más renombre habían tenido en el estado. Sin
embargo, al conocer la renuncia de Sebastián Lerdo de Tejada reconoció
a José María Iglesias y no al general Díaz, como habría podido esperar-.
se . Aunque es posible explicar su decisión con base en la reforma de Palo
Blanco y la confusión general que resalió entonces, ésta muestra también
que Díez Gutiérrez aún no se encontraba estrechamente identificado con
el jefe tuxtepecano, como sucedería después. Incluso entre 1876 y 1877
el mismo Porfirio Díaz recurrió en diversas ocasiones a Benigno Arria-
ga como su hombre de confianza en el estado y no a su subalterno. Si
bien algunos autores han afirmado que su fortuna personal la obtuvo a
raíz del ejercicio del mandato estatal, como al parecer también adquirió
el poder que lo caracterizó, en realidad su caso ha sido poco estudiado.
Otra figura que casi ha pasado inadvertida en la historiografía poto-
sina es la del general Pedro Martínez. Triunfador de las guerras de Refor-
ma y contra el imperio, fue uno de los militares más sobresalientes de la
época. Durante la República Restaurada participó activamente en diferen-
el estado de an Luis Potosí y
adquirió un gran poder político en el norte de la entidad, principalmente
en el partido de Catorce. Luego de la derrota lerdista,' el presidente Díaz
reconoció sus méritos militares y contó con su apoyo para consolidar el
nuevo gobierno.
La presencia de figuras como Pedro Martínez, Mariano Escobedo, Car-
los Fuero, Servando Canales, Ignacio Martínez o Jerónimo Treviño en el
estado de San Luis Potosí antes y durante la revuelta tuxtepecana no fué
fortuita. A partir de la firma de los tratados de Guadalupe-Ilidalgo, al tér-
mino de la guerra contra los Estados Unidos, su territorio se convirtió en
la puerta de entrada al norte del país, lo cual, sumado a su colindancia
con nueve entidades federativas y al poder que detentaban algunos gru-
pos locales, lo convirtió en un objetivo militar clave para los bandos que
se enfrentaron entre 1876 y 1878, que también lo consideraron un punto
de tránsito forzoso para sus tropas entre el norte y sur del país, así como
entre el Golfo de México ye! interior de la República Mexicana, de la misma
manera que había sucedido a lo largo de conflictos anteriores. -
168 - - - ---. -. 169
No obstante la tnclinaciónlerdista que mostraron sus electores desde
1871, la resistencia para enfrentar la revuelta en el estado potosino fue
insuficiente. A poco de haber iniciado la contienda, la Huasteca cayó en
poder de los rebeldes procedentes de Tamaulipas. La lejanía de esta zona
de la capital estatal se vio agravada por la falta de vías .de comunicáción
y por las características físicas, de su territorio, lo que propició el rápido
control de los rebeldes y el establecimiento de su cuartel general para ex-
tender desde ahí el movimiento al resto de la - entidad. En varios casos
algunos ayuntamientos se proclamaron por el Plan de Tuxtepec reforma-
do en Palo Blanco, ante la promesa de "independencia municipal" que
contenía; luego de la renuncia de Lerdo de Tejada otros reconocieron a
José María Iglesias como su sucesor, y posteriormente las autoridades
estatales se inclinaron a favor de Porfirio Díaz. En poco tiempo el estado
potosino cambió su filiación de lerdista a iglesista, para finalmente defi-
nirse como tuxtepecano.
El gobierno instaurado por el general Porfirio Díaz al triunfo de la
revuelta logró consolidarse en el país. Olvidando el principio de no ree-
lección que había justificado la contienda y luego de las correspondientes
reformas a- la Constitución de 1857, permaneció en la presidencia de la
República hasta mediados de 1911, cuando el avance del movimiento ay-
mado ençabezadop anciscoLMme ligó ..renunciar. Du-
rante ese periodo, únicamente se separó del Ejecutivo de la Unión entre
1880 y 1884, cuando el general Manuel González estuvo al frente del mis-
mo. Si bien en el mismo lapso la gubernatura estatal recayó en un mayor
número. de gobernantes,' y no obstante su debilidad inicial, también en
el estado se consolidó el régimen que inauguró la victoria de la revuelta
armada proclamada por el Plan de Tuxtepec reformado en Palo Blanco.
'Carlos Díez Gutiérrez 1876-1880 y 1885-1898, año en el que fallece; Pedro Díez
Gutiérrez 1881-1885; Ignacio Barajas 1898; Blas Escontría 1989-1905, año en que fue
nombrado Ministro de Fomento; José María Espinosa y Cuevas 1905-1906; José María
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