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  • 7/22/2019 166153363-Enjuto-Esther-Stalin-y-el-retrato-oficial-en-la-UniAn-SoviAtica-de-entreguerras-1997

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    STALIN Y EL RETRATO O FICIAL EN LA UN IN SOVITICADE ENTREGUERRASESTHER ENJUTO CASTELLANOSUniversidad de Valencia

    C ON la Revolucin de 1917 toda Rusia se estreme-ci desde sus cimientos. El nuevo Estado bolche-vique pretendi cambiar no slo la forma de gobierno ylas instituciones, sino la forma de actuar y de pensardel pueblo; para ello, el arte haba de prestar a los nue-vos dirigentes su poderosa capacidad como transmisorde los nuevos valores e ideales. El realismo socialistaes el producto de los esfuerzos por adecuar y aprove-char al mximo esta cualidad de las artes plsticas; es,sin duda, una nocin absolutamente fundamental parainiciarse en el estudio de la retratstica oficial del rgi-men sovitico, un gnero que como cualquier otro delos producidos en la era sovitica no aportara en snada nuevo si no se observara desde una perspectivaartstica global, como parte de un sistema rgidamenteestructurado. El arte por el arte fue desde los primerosmeses de la Revolucin un principio a combatir, con-trario a los intereses soviticos: cada cuadro, cada es-cultura y edificio deba remitir a una realidad nueva ,a un nuevo sistema de valores. Porque la esttica im-puesta por el rgimen exiga de los artistas una posi-cin perfectamente clara, una comprensin del mundototalitaria, completa, por lo que cada objeto que pinta-ran o esculpieran deba estar imbuido de un significadopreciso, participar de un todo ideolgico:

    ...cet objet n'acqurait de signification, de sens et debeaut, qu' travers sa participation aux valeurs le-ves de la philosophie de la vie ou de la doctrine so-dale [...] ainsi, la joie d'un groupe de jeunes garconsdans une me de Moscou s'expliquait par le titre Ilsont vue Staline [...] et mme une nature morte pou-vait servir d'illustration une citation de Staline sur lavie joyeuse du Kolkhoze (Les fruits de l'abondancedu Kolkhoze (Golomstock: Quarez, 278)

    El retrato tambin cumpla una funcin especfica quesolamente puede y debe entenderse dentro de este sis-tema y su jerarqua de valores. Por esta razn creemosque el estudio del gnero que no s ocupa debe construir-se a partir del conocimiento integral del mtodo delrealismo socialista. A su vez, ste slo puede estudiar-se desde el conocimiento de sus antecedentes.El realismo socialista es un exponente paradigm tico

    del arte totalitario sin entrar a discutir en este m omen-to por obvias razones de tiempo y espacio su existenciao definicin y est perfectamente ilustrado en la pro-duccin artstica de la poca de Stalin. Es dificil estu-diar el arte producido durante esos aos, ya que tras sumuerte los principales monumentos en su honor fuerondestruidos y la obra de los pintores por l favorecidostrasladada desde las salas de los museos principales astanos inaccesibles. Existe un desconocimiento gene-ralizado, y el inters suscitado en los ltimos aos noparece haber servido para cambiar la situacin: lasexposiciones sobre arte sovitico se han centrado ennombres como Malevitch, Tatlin, Rodchenko, Filo-nov... artistas considerados apstatas durante los aos30, rechazados por el rgimen por alejarse del realismosocialista. En cambio, la obra que cumpla con losrequisitos exigidos, obra firmada por Guerassimov,Deineka, Pimenov, Denisovski, Zinov... se ha olvida-do. Son autores favorecidos en una u otra poca porStalin; aunque hoy desconocidos, son los autnticosrepresentantes del realismo socialista. Este movimientoalcanza su apogeo cuando cum ple tres premisas sinteti-zadas por Igor Golomstock en su artculo Y a-t-il euun art totalitaire? (Quarez, 278): el partido nico en elpoder declara que el arte es un arma al servicio de laideologa, monopoliza todos los medios y formas de lavida artstica del pas y declara una guerra sin cuartel acualquier tendencia distinta de la oficial. Hasta llegar acrear las condiciones para su consecucin, el mundoartstico sovitico sufri una evolucin accidentada quese inici con el culto a las vanguardias ms revolucio-narias y termin con la imposicin del clasicismo msacademicista.Durante los primeros aos, hasta la muerte de Lenin(1924) y sobre todo, hasta el afianzamiento de Stalin(1929), no se logr definir claramente la aportacinque los artistas deban realizar para la construccin delnuevo estado socialista. El ambiente, sin embargo, es-taba en ebullicin ya desde el amago revolucionario de1905 y diversos especialistas parecen coincidir en quela evolucin de las artes en el antiguo Imperio zaristamarchaba a un ritmo rapidsimo, sucedindose desdeese ao hasta principios de octubre de 1917 varios delos ismos que en Europa occidental llevaban dcadasArs L onga, 7-8, 1996-1997, pp. 279-28379

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    28 0STHER ENJUTO CASTELLANOSfragundose y madurando: desde el modernismo alsimbolismo, con el influyente grupo Rosa Azul y deaqu a la abstraccin primera del primitivismo, el fau-vismo, rayonismo, futurismo, cubo-futurismo... Lasvanguardias parecen encontrarse en un ambiente deci-didamente favorable, la euforia no tiene lmites; surgenfiguras como Malevitch, adalid del suprematismo, unmovimiento enraizado en el cubismo y de caracteresmetafisicos, frente a Tatlin, un futurista materialista ;y Lissitzky, Rodchenko, Goncharova, Larionov... Des-de el Comisariado de Cultura Popular se favorece porigual tanto a estos nuevos artistas como a los ms tra-dicionales. Unos y otros defienden concepciones di-ferentes del mundo nuevo por venir y su papel en l:unos aspiran a reflejar la sociedad con moldes bienformalistas o realistas, los otros a reflejar los cam-bios mentales expresados mediante el simbolismo o laabstraccin; unos desean presentar un modelo figurati-vo, literal y populista, frente a los que persiguen unaobra individual y elitista, de contenidos comprensiblesslo para la intelligentsia... En definitiva, las tenden-cias podran agruparse, a muy grandes rasgos, en dos:la figuracin realista y los abstractos y simbolistas. Lacontraposicin entre ambos pervivira durante variosaos, aunque es necesario subrayar que los primerossiempre fueron minora frente a los segundos, agrupa-dos desde 1922 en sociedades repartidas por todas lasrepblicas soviticas hasta formar en 1928 la poderosaAsociacin de Pintores de la Revolucin (AKhRR).Repasemos brevemente la evolucin de los aconteci-mientos.

    Con Lenin en el poder, el mundo de la cultura viviun perodo de creacin en libertad, con actitudes muyespontneas. Estos aos, llamados del romanticismorevolucionario, aun con la pujanza de las asociacionesmasivas y mayoritarias de artistas realistas, son todavade bonanza para las vanguardias, y el Constructivismose destaca com o movim iento triunfante. El propio Rod-chenko deja de pintar en 1921, convencido de que elarte deba ser reemplazado por la construccin, ya questa responda a la demanda y la utilidad de los mate-riales. El Instituto de Cultura Artstica (INKHUK), na-cido con la Revolucin, terminar por identificarse conel llamado Arte de Produccin, proclamando la supre-maca de las artes aplicadas y el diseo industrial comoreflejo verdadero del ideal comunista. En una evolu-cin lgica, recuerda David Elliott en New W orlds .Russian Art Society. 1900-1937 cmo los mentoresdel Constructivismo pasaron pronto del anlisis de laspropiedades materiales del arte a la preocupacin porla produccin industrial. Hacia 1923, la vanguardia do-mina la escena artstica, representada y propagada acti-vamente por un grupo de artistas reunidos en torno a larevista LEF (Frente Izquierdista de las Artes) qu eenfatizan la importancia de buscar nuevas form as arts-ticas acordes con los nuevos tiempos revolucionarios,con los nuevos avances de la tcnica, la ciencia, la psi-cologa... Las academias de Bellas Artes son reestruc-turadas y reem plazadas por institutos tecnolgicos y deartes aplicadas que rivalizan con la Bauhaus alemana.Lissitzky, Vesnin, Stepanova, Rodchenko, Tatlin y lamayora de los personajes relevantes de la vanguardiaestn afiliados al Instituto Superior de Arte y EstudiosTcnicos (Vkhutemas) e imparten clases en estos nue-vos institutos; defensores de la educacin favorecedora

    de la libre creatividad, hacen que los alumnos trabajendirectamente en la industria, tipografia, fotomontaje,diseo...Por su parte, Lenin conoca el valor de la propagan-da, aunque en URSS, como recuerda J. A. Kurz, arte ypropaganda son dos trminos tradicional y naturalmen-te inseparables: el arte, para un sovitico, debe servir auna causa. En los primeros momentos de la Revolu-cin, Lenin necesitaba tiempo para asentar los cambiosy afianzar su Nueva P oltica Econmica; desde el parti-do no se prest demasiada atencin a los artistas, ni seestableci claramente cul sera su papel en el nuevoestado. Pero Lenin s se pronunci sobre el tema: Cada artista y quien lo desee, puede reclamar el dere-cho de crear libremente de acuerdo con su ideal, lohaga bien o no (citado por J. A. Kurz, 179). En cual-quier caso, obraba con sentido histrico, consciente desu actuacin para la posteridad; as, busc premedita-damente la ritualizacin y la solemnizacin de las fies-tas como parte de un programa destinado a familiarizaral pueblo, a las masas, con el nuevo sistema y sus nue-vos lderes. Lenin ya apareca en fotografas en algnacto pblico, pero no fue hasta despus del fallidoatentado contra su vida cuando esta propaganda perso-nal adquiere un nuevo cariz, reforzndose y transfor-mndose en autntico culto a la personalidad. Wladi-mir Berclowitz, firmante de un artculo en la obra cita-da de Quarez, lo explica por la tendencia a la idolatrade los movimientos rusos, en 1920 el partido y el ejr-cito, en sustitucin de los zaristas, o los realistas, o lospopulistas... As pues, desde 1920 Lenin, por encimade cualquier otro jefe revolucionario, se convierte envojd , gua suprema del proletariado, en figura deculto ms por las circunstancias que por una voluntadactiva que respondiera a un plan determinado. Contodo, el apogeo de este culto no se produce hasta des-pus de su muerte, en enero de 1924; slo entonces Le-nin se convierte en parte del ritual oficial. Las imge-nes de su infancia se repetirn incansablemente en la li-teratura infantil, y su imagen se convierte en objeto deproduccin masiva, modelo en las escuelas de BellasArtes, en la loza domstica, en la industria textil... Noobstante, durante los aos de Lenin en el poder el cultoa la personalidad no hizo sino iniciarse tmidamente,mientras el mundo artstico gozaba de pluralidad y li-bertad considerable, favoreciendo el surgimiento yconsagracin de artistas vanguardistas de indudableproyeccin universal. Con todo, como ya apuntbamos,ciertos indicios preconizaban una evolucin desfavora-ble a estos movimientos nuevos. En fecha tan tempranacomo 1902 Lenin se haca eco de las palabras deChernichevsky, inspirador de los Ambulantes, cuandoadvierte: ...el arte no se limita a lo Bello... abarca larealidad en su totalidad... el contenido del arte es lavida en su aspecto social (Chernichevsky: Elliott, 8).Tolstoi, por su parte, remacha la importancia del artecomo medio de comunicacin con su obra Qu es elarte?: Elliott recoge una cita de sta segn la cual lasgrandes obras de arte son grandes slo porque sonaccesibles y comprensibles para cualquiera que lascontemple. As pues, en los prolegmenos de la revo-lucin ya se haba perfilado el tipo de manifestacin ar-tstica que mejor servira a los fines del nuevo Estado,y no pareca apuntar precisamente hacia los novsimosmovimientos de la vanguardia, con unos presupuestos

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    STALIN Y EL RETRATO OFICIAL EN LA UNIN SOVITICA DE ENTREGUERRAS81probablemente demasiado intelectuales, plasmados enlienzos llenos de formas incomprensibles.Por otra parte, la tradicin decimonnica perviva enasociaciones de artistas realistas como la mencionadaAKhRR, que haba absorbido tanto a los Ambulantessupervivientes como a los denotados Cezanistas . Ensu primera exposicin de 1922 definan su propsitocomo el de describir el da a da de los soldados delEjrcito Rojo, de los campesinos, los revolucionarios,los heroicos trabajadores. A mediados de los aos 20se haba convertido en la asociacin ms numerosa detoda la Unin Sovitica, aunque no en la nica dentrodel realismo. El Comisario de Instruccin Pblica,Lunacharsky, logr mantener durante aos y hasta sudimisin en 1929 el dificil y fructfero equilibrio entreestos conservadores y los radicales, hasta que tal neu-tralidad se hizo imposible a finales de la dcada, cuan-do Stalin logr hacerse definitivamente con las riendasdel poder. Con la Revolucin encauzada, Josif Vissa-rionovich fue capaz de disear con astucia y precisinel desarrollo de la cultura sovitica.Gracias a la indefinicin de Lenin en los primerosaos revolucionarios en cuanto a poltica cultural, Sta-lin haba podido preparar el camino manipulando a losdirigentes de las dos tendencias enfrentadas. As, hastaque hacia 192 5 las vanguardias ostentaron el poder cul-tural, Stalin intent equilibrar la balanza apoyando aBujarin, conservador defensor del realismo pictrico,de la NPE y la cultura proletaria frente al cosmo-politismo y pluralismo defendidos por el izquierdistaTrotsky, que adems propugnaba la no ingerencia esta-tal en el desarrollo artstico. En 1927 es expulsado jun-to a sus seguidores del Partido y dos aos m s tarde de-portado, apareciendo su nombre cada vez con mayorfrecuencia asociado a trminos como izquierdismo,vanguardia y cosmopolitismo, nociones repentinamen-te presentadas con tintes desfavorables. Una vez libredel ala izquierdista, Stalin maniobrar contra Bujarin,que pronto ser desacreditado, acusado de formalistade derechas . A principios de la dcada de los 30 Stalinest totalmente libre para crear la nueva cultura so-vitica.

    Se abre pues una nueva etapa que no podra enten-derse sin tener en cuenta este breve repaso a la evolu-cin sufrida en las artes desde principios del siglo xx.Josif Vissarionovich, dueo absoluto del poder, quisoreescribir la historia y presentarse ante su pueblo comoel nico y verdadero heredero del legado marxista,como el padre protector, el salvador de la Unin Sovi-tica; para ello, no poda prescindir del poder de convic-cin de las artes plsticas que, una vez ms, sernpuestas al servicio de la propaganda. En los textos fun-dacionales de la Academia de Bellas Artes, en el sigloXVIII, se lee lo siguiente: el arte debe aspirar a revelarvirtud, a inmortalizar hazaas de grandes hombres quefueron dignos de la gratitud de la nacin, y a estimularel corazn y la mente para emularlos (recogido porKurz, 182). Luego, en e l siglo XIX, el realismo con pro-psitos sociales fue la tendencia dominante, cristalizan-do en los Ambulantes desde 1863. As pues, es muy ra-zonable afirmar que el realismo reclamado por el go-bierno sovitico [desde 1929] no es slo un asunto de

    doctrina comunista , sino que ...indudablemente re-presenta las opiniones de las masas educadas en losgustos de los maestros de la Rusia del siglo xix (Kurz,185). Esta doctrina ser impuesta por la fuerza y artis-tas de la resonancia de Malevitch, Rodchenko y mu-chos otros antiguos vanguardistas terminarn por do-blegarse. Constantemente se repiten las mismas consig-nas: nada hay que inventar, la vida real es hermosa yde ella se debe aprender y a ella retratar de formainteligible para todo el mundo. El culto a la personali-dad alcanzara cotas muy elevadas. En evidente contra-diccin, presenta a la nueva cultura como innovadora yrevolucionaria a la vez que favorece a los movimientosartsticos proletarios, los ms conservadores y com-bativos, defensores de un realismo a ultranza, enemi-gos declarados de los experimentos ininteligibles de losvanguardistas a los que acusaban de anti-sociales porelitistas. Con l se revalorizarn las escuelas de pinturaclsicas; en palabras de K urz,...se observa una apasionada admiracin por las cultu-ras artsticas de la antigedad clsica, del Renacimien-to y del siglo xvll [...] Se refuerza la idea de que es in-disoluble la vinculacin de la cultura sovitica con lasgrandes tradiciones culturales de la humanidad [...] Sepretendi que el artista sovitico se viese y se sintieseheredero y continuador de todo lo mejor que fue crea-do en el pasado (Kurz, 97)El objetivo es el afianzamiento de una cultura popular,accesible para todos y, por tanto, inspirada en la tradi-cin, en las formas ya conocidas y por ello fcilmentecomprensibles.Con las vanguardias liquidadas, el modo en el queesto deba conseguirse, el estilo, no estaba aun defini-do, si bien el impresionismo conservaba su gran pre-dicamento; su preocupacin por captar la luz, el trazolargo y pastoso o la indefinicin de los contornos con-figuraba un lenguaje pictrico de gran aceptacin po-pular y gubernamental. Sin embargo, pronto estos as-pectos tcnicos tambin habran de restringirse a unanormativa precisa: hacia 1939 se desata una campaaanti-impresionista atacando el trazo suelto y pastosopor considerar que resta realismo a la obra y favorecela ensoacin del espectador en detrimento del esprituactivo y de compromiso social que toda obra de artedebe transmitir. Adems, la fobia de Stalin hacia lo ex-tranjero alimenta la crudeza de esta campaa, que per-manecer vigente aun despus de terminar la guerra.En realidad, el realismo socialista no es un estilo ni elrgimen stalinista quiso nunca que lo fuera sino unmodo de entender la vida, un mtodo; desde el gobier-no no se hace sino marcar directrices que condiciona-rn el modo de entender el arte y de representar la rea-lidad, sin emitir ninguna reglamentacin estilstica oformal, una actitud que orientar la evolucin del artehacia el clasicismo a medida que las circunstancias lofacilitaran. En 1947 se funda la Academia de BellasArtes de la URSS, adalid del academicismo ms clsi-co, cerrando un proceso iniciado con las nfulas revolu-cionarias de unos soadores que quisieron cambiar ra-dicalmente unas concepciones artsticas indeleblemen-te arraigadas en un pueblo m ayoritariamente a nalfabetoy campesino que difcilmente poda asimilar formas ylenguajes radicalmente distintos; no contaron con el

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    28 2STHER ENJUTO CASTELLANOSpeso de la tradicin en las masas y con la orientacinadoptada por el jefe supremo surgido de entre ellas.Por ltimo, como factor tambin determinante en eldesarrollo del gnero del retrato, deben tenerse encuenta algunas circunstancias del desarrollo del culto ala personalidad y sus implicaciones. La Great SovietEncyclopedia (edicin de 1976) atribuye las dificulta-des surgidas en la URSS durante los aos 30 a lo queel propio partido denominara el culto a la personalidadde Stalin. En un decreto del C omit Central de junio de1956 se declaraba lo siguiente:

    Todos nuestros grandes triunfos se vincularon err-neamente a su nombre. El xito del partido y del pue-blo sovitico junto a las alabanzas que se le dirigieronle hicieron perder el sentido de la realidad. Como re-sultado, surgi y se desarroll el culto a la personali-dad en tom o a Stalin. (Traduccin libre de la autora)Philippe Bourrin, en un artculo sobre el fascismo, co-menta la mitificacin del jefe como una de las caracte-rsticas del culto a la personalidad. Indudablemente,tambin lo es del stalinismo, si bien en este caso esciertamente una perversin o una aberracin dentro delmarxismo. En cualquier caso, Stalin busc esta presen-cia mitificadora, intuyendo quiz una comunicacinms fcil con el pueblo ruso, para quien pueden apli-carse tambin las palabras de Bourrin: El mito del jefe[...] remite a la impronta persistente de una mentalidadtradicional, si no arcaica, que asegura la supervivenciade los mitos (Bourrin, 203). El objetivo ya no era slofamiliarizar a las masas con su lder, con sus dirigentes,sino materializar la presencia de Stalin en todo lugar yen todo momento, reforzando as su papel de Jefe Su-premo. Es opinin generalizada que sobreestim supropia vala, que transform las reglas de funciona-miento del partido (para unos, las pervirti, para otrostan slo las desarroll hasta sus mximas consecuen-cias). Stalin lleg a creerse infalible e incuestionable,y no deba permitir que nadie lo olvidara. De estemodo, en todo el entramado totalitario, las estatuas ylos retratos oficiales de Stalin eran temas preferentes,incluso, en opinin de Igor Golomstock, ...occupaientune place centrale dans l'idologie et reprsentaient lenoyeau esthtique de l'art de ces pays (Golomstock:Quarez, 276). El era el artfice y director de la nueva yesplendorosa realidad y a travs de sus innumerablesretratos estaba presente en todos y cada uno de los lu-gares y momentos en la vida de un ciudadano soviti-co, vigilando velando es el trmino empleado en laliteratura oficial por su seguridad en el trabajo, com-partiendo la alegra de servir a la patria, o la intimidadde su hogar... Cuando en el artculo mencionado Bou-rrin analiza las representaciones del jefe tanto valensus conclusiones para la retratstica nazi o fascistacomo para la stalinista; pretendiendo la creacin de un arte nuevo , no hacen sino combinar elementos quetoman prestados de la modernidad (el jefe como hom-bre de orgenes modestos, luchador entre los suyos,etc.) y, fundamentalmente, de la tradicin culturalcristiana:

    El jefe es presentado corno hombre de la providencia,el fundador de una nueva religin, el salvador [...] Deuna tradicin ms cultural que religiosa, provienen

    otros elementos:... genio universal, pensador, orador oartista (Bourrin, 203)Efectivamente, as es representado constantemente porVictor Zinov, Nicolai Denisovski y tantos otros, que lomuestran enfrascado en los asuntos de gobierno comoen el lienzo de Fiodor Rechetnikov, Josif Vissariono-vich Stalin, Generalsimo de la Unin Sovitica (1948)pluma en ristre, erguido y concentrado en el diseo deun plano (ntese el comps sobre la mesa), como ar-quitecto, artfice de la nueva patria; o bien compartien-do con el pueblo la alegra del trabajo que redunda enbeneficio de todos, como en Stalin inspeccionando lacentral elctrica de Rion (Toidz, s.f.), donde aparece,sin uniforme militar y con su pipa perenne (aunque fu-maba tambin cigarrillos, jams permita que le retrata-ran con uno en la m ano) en actitud distendida pero des-tacada en camaradera con un grupo de obreros, felicesde estar junto a l; o paseando junto a alguno de susgenerales, como en el cuadro de A. Guerassimov, Sta-lin y V oroshilov ante las murallas del Kremlin (1938),lienzo en el que se retrata junto a un hroe de la guerramuy popular sobre una vista de Mosc desde el Krem-lin; la atmsfera ntida tras la lluvia proporciona unasensacin de calma refrescante transmitida tambin alas figuras, impresionantes en sus uniformes militares.Las tendencias clasicistas dominantes, junto a las nue-vas necesidades y el afn contradictorio de presentarsecomo innovadores propiciaron el afianzamiento delmonumentalismo: formas grandes y rotundas llenabanel lienzo, en un ejercicio en palabras de Kurz de so-lemne ostentacin que caracteriza la retratstica de es-tos aos. El rostro y el porte de Stalin es invariable enlos retratos producidos a lo largo de todo el perodo:mesurado, afable, pulcro, de mirada recta y decidida,como c orresponde al jefe supremo, al padre y salvador.As aparece en una portada de 1929 de la revista ucra-niana Za Gramotou (Por la alfabetizacin), en un afi-che de Sokolov-Skalia de 1942, junto a soldados delEjrcito Rojo, en fotografas, en medallas, serigrafas,copas conme morativas, etc.Concluimos ya esta brevsima aproximacin al retra-to oficial, con la cual solamente se ha pretendido desta-car alguna clave comprensiva y presentar una visinglobal que ayude a conocer un poco mejor un perododel arte ruso mal conocido y peor juzgado, por una dis-torsin en la evaluacin de la obra producida desde elcomienzo de la Revolucin de octubre que ha propaga-do una imagen falsa por parcial. Conocemos muy biena los vanguardistas aceptados mundialmente y rechaz a-dos por el gobierno stalinista pero se han condenado apriori al olvido a los autores aceptados por el rgimen.Creemos necesario una amplitud de miras mayor, deacuerdo con Igor Golomstock:

    En s'enfoncant dans le nant historique, la culture to-talitaire emporte avec elle ce qui constituait sa natureintime, sa force, sa grandeur qui attirait les masses, nelaissant l'observateur contemporain que des frag-menta isols, dpourvus de leur contenu essentiel [...]Pour comprendre l'art totalitaire, il faut l'observer del'interieur, avec ses yeux lui, alors il nous apparaitracomme une construction ou une structure precise avecson centre et sa priphrie relis l'un l'autre par unciment idologique solide (Golomstock: Quarez, 274)

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    STALIN Y EL RETRATO OFICIAL EN LA UNIN SOVITICA DE ENTREGUERRAS83ibliogr fBourrin, P. Fascismo y poder , en Reyna Pastor et al., Estructuras yformas de poder en la historia. U. de Salamanca, 1991.Elliott, D. New Worlds. Russian Art Society. 1900-1937. Thames

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