15 de noviembre,2018 gestiona mejor tu vida · que nuestra vida y nuestro trabajo son cada vez...
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Edificio Meridiano, Escazú, de Multiplaza 100mts sur. Tel. (506) 2505-5005. San José, Costa Rica,
cendente, estrés y ansie-
dad, dificultad para con-
centrarse o bajo rendi-
miento, permanecerán ahí.
A diferencia de toda esta
literatura, que rara vez
ataca el problema de raíz,
Gestiona mejor tu vida nos
enseña a corregir nuestra
conducta improductiva, a
gestionarnos mejor, y nos
explica cómo vencer esos
malos hábitos que nos
atenazan partiendo de
nuestro propio yo.
.Vivimos en un mundo exi-
gente y dinámico en el que
realizamos numerosas y
variadas actividades. Tene-
mos a nuestra disposición
herramientas y medios casi
infinitos, pero, a pesar de
ello, nos damos cuenta de
que nuestra vida y nuestro
trabajo son cada vez me-
nos productivos.
Gestiona mejor tu vida, más
que una obra académica,
es un libro de experiencias
personales en el que el lec-
tor se podrá ver reflejado
en la mayoría de los casos.
Invita a la reflexión y el aná-
lisis, pero sobre todo a las
respuestas y la acción. Nos
muestra lo que está fallan-
do (el problema), nos expli-
ca las razones por las que
vale la pena cambiar (la
motivación) y nos muestra
cómo tenemos que hacerlo
(la solución).
En muchas obras dedica-
das a la productividad se
echa en falta esa base
mental productiva sobre la
que construir una metodo-
logía de trabajo. Muchos
de estos libros se lanzan a
explicar directamente en
qué consiste tal o cual mé-
todo de gestión de tareas
o proyectos, sin detenerse
a considerar y desarrollar
lo esencial: antes del mé-
todo hay que cambiar a la
persona.
Cuando una persona im-
productiva quiera poner en
práctica uno de estos mé-
todos de organización de
tareas, es muy posible que
mejore a corto plazo, pero
a la larga su potencial pro-
ductivo será limitado.
Los grandes males, como
pereza, falta de iniciativa,
preocupación por lo intras-
EL AUTOR
Alberto Pena (Gijón, 1972) estudió Ciencias Empresariales y enseguida se vinculó a
proyectos pioneros de información digital, entre ellos Las Noticias en la ReD y LaBrujula-
iBrujula. Trabajó en la división de móviles de Telecinco, creó Kunno Systems y fue director
de marketing de Movilisto para España y Global Marketing Director de iTouch-Movilisto para
todo el mundo, cargo que le brindó la posibilidad de residir en Londres, Sidney y Ciudad del
Cabo. En 2004 fundó ThinkWasabi, blog de referencia sobre la utilización de la tecnología e
Internet en la gestión personal y la organización. Imparte cursos y seminarios, y ha volcado
su carrera profesional como asesor exclusivo para empresas y particulares en el ámbito de
la productividad.
Gestiona mejor tu vida
INFORMACION
SOBRE EL LIBRO
Título original del
libro: Gestiona mejor
tu vida
Autor: Alberto Pena
Editorial:
Libros Libres
Fecha de Publicación:
06/10/2009
ISBN:
9788492654154
INTRODUCCIÓN
15 de noviembre, 2018
Volumen 11-18
Contenido:
Introducción 1
La productividad
nos cambia la vida
2
Cómo ser producti-
vo. Los giros
2
Conclusión 12
Este es un resumen del
libro indicado. Estos
resúmenes, son enviados
sin costo, a las personas
inscritas a
Intesys Consulting
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Cada vez tenemos más
tareas que gestionar, más
proyectos que realizar,
pasamos más tiempo en la
oficina, sufrimos más es-
trés, tenemos menos tiem-
po libre, nos desgastamos
más… pero la eficacia y la
calidad de nuestra vida no
mejora y no logramos sa-
car lo mejor de nosotros
mismos. Para muchos, la
gestión personal se ha
convertido en un desafío
insuperable.
Por más que pudiéramos
culpar de ello al ritmo que
nos demandan otros o a
las imposiciones de nues-
tro trabajo, las verdaderas
causas de nuestra impro-
ductividad están dentro de
nosotros: carecemos de
gestión personal. La pro-
ductividad no es la capaci-
dad de producir más, sino
la facultad de sacar lo me-
jor de nosotros mismos. La
productividad personal no
es hacer más en menos
tiempo, sino un objetivo
que persigue la mejora de
cada aspecto de nuestras
vidas.
A la productividad pode-
mos llegar por necesidad,
por curiosidad o por cual-
quier otro motivo. Real-
mente las razones no im-
portan ni afectan en modo
alguno al resultado final.
Lo que cuenta es la volun-
tad de querer iniciar el
cambio, empezar, seguir y,
finalmente, completar el
camino. La clave de este
profundo y revolucionario
cambio reside en un con-
junto de principios y funda-
mentos muy sencillos. La
inmensa mayoría de ellos
están cimentados en el
sentido común y vienen
incluidos de serie en cada
ser humano.
El problema reside en que
nuestros malos hábitos los
han silenciado, relegándo-
los al olvido. Lo único que
tenemos que hacer es
reactivarlos. Una gestión
personal plena se constru-
ye desde abajo, poco a
poco, trabajando esos sim-
ples pero poderosos princi-
pios con firmeza y determi-
nación.
La verdadera productivi-
dad es serena, actúa de
forma pausada, no hace
alardes ni se oculta detrás
de grandes esfuerzos o
bravuconadas. La esencia
del gran giro hacia la pro-
ductividad que todos pode-
mos efectuar se basa en
pequeños giros en nuestra
conducta productiva, en
hacerlo de forma gradual,
controlada y consciente.
Cómo ser productivo.
Los giros
Los giros son principios,
fundamentos e ideas que
promueven cambios en
nuestro comportamiento y
reajustes en nuestra con-
ducta. Para ser producti-
vos hemos de convertirlos
en hábitos, que suponen la
repetición diaria y perma-
nente de una serie de ruti-
nas productivas. Para
desarrollar dichos cambios
y reajustes debemos em-
plear un mecanismo con la
siguiente secuencia: giro,
rutina, repetición, hábito,
espontaneidad.
Su último fin es lograr que
actuemos de forma pro-
ductiva en todo momento y
hacerlo además de forma
espontánea. Son siete los
giros o leyes de productivi-
dad con que podemos me-
jorar la gestión de nuestras
vidas: proactividad, pers-
pectiva, simplicidad, enfo-
que, método, autocontrol y
evaluación.
Primer giro: proactividad
La proactividad es la acti-
tud y predisposición para
tomar el control efectivo de
todos los aspectos de
nuestra vida y lograr, me-
diante iniciativa, anticipa-
ción y acción, unos resul-
tados positivos y beneficio-
sos, tanto en el ámbito
personal como en el profe-
sional.
El giro hacia la proactivi-
dad, como los demás seis
giros, se completa con cin-
co pasos indispensables y
complementarios entre sí
que deberíamos ir dando
uno a uno: Primer paso:
actitud mental positiva. La
actitud mental positiva se
vive desde nuestro interior
y luego se exterioriza en
forma de optimismo, vitali-
dad, entusiasmo, ilusión y
esperanza. Es un ardor
La productividad nos cambia la vida
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Volumen 11-18
“La produc-
tividad
personal no
es hacer
más en
menos
tiempo, sino
un objetivo”
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esfuerzo, el fastidio o la
molestia de tener que ha-
cerlo. Por el contrario, una
persona proactiva, sin ig-
norar el esfuerzo que con-
lleva una tarea, proyecta
imaginariamente el resulta-
do y el éxito postrero con
el fin de utilizarlos como
arma de motivación y aci-
cate. El hecho de imaginar
una tarea o un trabajo bien
hecho y concluido con éxi-
to genera una cascada de
estímulos positivos en
nuestra mente que nos
hace querer hacerlo.
Es un ejercicio mental que
aporta un ingrediente más
a la fórmula de la proactivi-
dad y nos ayuda a conven-
cernos de que nos levante-
mos, nos pongamos en
marcha y lo hagamos.
Tercer paso: nosotros
somos la solución. Una
actitud positiva y la capaci-
dad de visualizar el éxito
que aguarda detrás de la
acción nos proporcionan
argumentos para la convic-
ción de que nosotros so-
mos el remedio al proble-
ma, que contamos y pode-
mos cambiarlo con iniciati-
va. La solución, en muchí-
simos más casos de los
que creemos, está en
nuestra propia mano, la
tenemos nosotros mismos
y pasa inevitablemente por
hacer. Las personas
proactivas no permanecen
inmóviles esperando que
la solución llegue de rebo-
te, no se vuelven buscan-
do a otros que les saquen
positivo que impregna
nuestros pensamientos y
se plasma en nuestras ac-
ciones. En la proactividad
que buscamos, la actitud
mental positiva actúa en
dos niveles distintos: 1) en
nuestro camino hacia la
productividad y una mejor
gestión personal, nos em-
puja a iniciar el cambio y
desarrollar los giros; 2) en
nuestro trabajo y vida dia-
rios, imprime, por un lado,
entusiasmo, pasión y ener-
gía en todo lo que hace-
mos y, por otro, serenidad
y optimismo ante cualquier
conflicto o problema.
En cualquiera de las situa-
ciones, como una crisis de
pareja, un enfrentamiento
con un compañero de tra-
bajo, una reclamación por
un producto en mal estado,
etc., la actitud mental posi-
tiva es la que nos posibilita
el primer paso para dar el
primer paso. Pensando y
actuando guiados por ella,
sentamos las bases para
la solución. Sin ella, esta-
mos condenados al fraca-
so.
Segundo paso: visualizar
el éxito. El siguiente as-
pecto que debemos desa-
rrollar para ser proactivos
es la habilidad de visuali-
zar creativamente el bene-
ficio y adelantar el éxito
que nos espera tras nues-
tra acción. A la hora de
ponerse a caminar o resol-
ver un conflicto, una perso-
na negativo-pasiva sola-
mente concibe y valora el
las castañas del fuego, no
se esconden detrás de la
obstinada y tan extendida
aseveración “no se puede”.
Saben que ellos mismos
tienen la llave para solven-
tar el problema. Es el sí
frente al no.
Cuarto paso: desterrar el
“no se puede”. Hemos de
mirar positivamente dentro
y fuera de nosotros mis-
mos, aferrándonos a lo
que ya somos y tenemos,
y a todo lo que puede salir
de nosotros.
Debemos empezar por
considerar nuestro propio
talento y creatividad. Nues-
tra formación, experiencia,
buen hacer y actitud pue-
den ayudarnos a conse-
guirlo. También hay que
mirar positivamente hacia
fuera y valorar las circuns-
tancias, los medios que
nos rodean y las personas
que tenemos cerca, que
nos darán fuerza, consejo
y estímulo para conseguir-
lo. Alrededor de nosotros
hay muchas cosas que nos
impulsan a decir “se pue-
de”.
Quinto paso: ¿qué haría
nuestro ídolo? Muchos
de nosotros tenemos un
ídolo o un modelo que se-
guir. Es una persona que
admiramos, que nos inspi-
ra y a la que nos gustaría
parecernos. Puede ser una
figura histórica, un perso-
naje contemporáneo, una
celebridad o alguien mu-
cho más cercano y querido
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“ Debemos
empezar por
considerar
nuestro propio
talento y
creativi-
dad.”….
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vital.
En otras palabras, des-
aprovechamos nuestro yo
diario en actividades in-
transcendentes que nos
impiden desarrollar aque-
llas que sí son esenciales
y a las que sí nos debería-
mos dedicar con absoluta
pasión. Al adoptar pers-
pectiva logramos tener
presentes una serie de
principios con los que po-
dremos fotografiar desde
lejos nuestras elecciones,
actividades, gestos, el mo-
do y la forma en que gas-
tamos nuestro yo diario en
unas cosas y otras. La
perspectiva nos permite
decidir de forma inteligente
a qué dedicar y a qué no
nuestro tiempo.
Primer paso: escala de
valores. El mal hábito de
actuar de manera incontro-
lada e irreflexiva, sin pers-
pectiva, provoca que en
muchas ocasiones que-
brantemos nuestro propio
sistema de valores y priori-
dades personales.
Anteponemos algo insigni-
ficante a algo que de ver-
dad nos importa, como
puede ser el tiempo con
nuestros hijos, un fin de
semana con nuestra pare-
ja, nuestro propio descan-
so, crecimiento personal,
afán por aprender, un as-
censo en el trabajo, la vo-
luntad de evolucionar co-
mo expertos en un área,
etc. Todo ello se resiente
cuando no pensamos ni
como nuestro padre, nues-
tra madre o un amigo de la
infancia. Pensar en esa
persona que tanto admira-
mos y nos inspira, e imagi-
narla justo antes de la en-
crucijada, duda, decisión o
atolladero frente al que nos
encontramos, es algo que
actuará como activador de
nuestra motivación. Nos
llenará de determinación y
nos proporcionará el movi-
miento y la intensidad que
nos faltan para hacer las
cosas.
Segundo giro: perspecti-
va Todos, en mayor o
menor medida, tenemos la
capacidad de identificar lo
que para nosotros es
esencial, importante, nota-
ble, o bien aquello que, por
el contrario, es trivial o in-
significante. Es decir, ac-
tuamos y decidimos con
perspectiva. Sin embargo,
en la práctica diaria a me-
nudo nos traicionamos a
nosotros mismos y nos
dejamos atrapar por aque-
llo que, en el fondo, no
cuenta. Salpicamos nues-
tras horas con mini o mi-
crotareas absurdas que
poco a poco consumen
nuestro tiempo y activos
diarios; leemos con fruición
revistas y páginas web que
nunca llegarán a tener im-
pacto en nuestra vida real;
o bien participamos en dis-
cusiones acaloradas sobre
temas que no van con no-
sotros, ni en el fondo ni en
las formas, y que no van a
influir en nuestro proyecto
actuamos con perspectiva.
En ese momento nos con-
vertimos en protagonistas
de este tipo de frases: “es
que mi trabajo casi no me
deja tiempo para mí” o
“siempre llego tarde y ape-
nas veo a mi familia”. Las
personas que realizan afir-
maciones como estas de-
berían preguntarse: “¿a
qué cosas me he dedicado
de verdad durante el día?”,
“¿he elegido bien dónde
he invertido mi yo diario?”.
Segundo paso: objetivos
personales. Quien piensa
y actúa con perspectiva
tiene en su horizonte men-
tal la consecución y el
cumplimiento de sus pro-
pios objetivos personales.
Un objetivo es algo que
queremos alcanzar o con-
seguir a corto o medio pla-
zo, sea por razones perso-
nales, familiares o profe-
sionales. Es el porqué de
hacer las cosas. Un objeti-
vo o un plan se compone
de varias fases que impli-
can diversas actividades y
tareas que vamos realizan-
do a lo largo de los días.
Los objetivos bien defini-
dos nos dan razones de
peso para decir “no” a
cualquier nimiedad o dis-
tracción que se nos pre-
sente para zancadillear
nuestra productividad.
Para pensar y actuar con
perspectiva es también
imprescindible que nos
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“...Es decir, actua-
mos y decidimos
con perspectiva”
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compensa de incontable
valor.
Nuestra autoestima y
nuestra propia satisfacción
personal salen reforzadas
después de haber hecho
algo muy bien. Las perso-
nas que actúan sin pers-
pectiva suelen tener muy
poco respeto por su tiempo
y por lo que pueden llegar
a conseguir si invierten
bien su dedicación y talen-
to.
Por eso es habitual oírles
decir nada más llegar al
trabajo: “Tengo tiempo de
sobra. Voy a leer primero
los titulares de prensa y
luego me pongo con lo que
tengo que hacer para hoy.
De paso iré a por un café”,
etc. Por el contrario, quie-
nes piensan y actúan con
perspectiva valoran por
encima de todo lo que pue-
den aportar. Si, por ejem-
plo, tienen que redactar un
informe importante, com-
prueban varias veces las
cifras, se aseguran de que
todo está en su sitio y, a
última hora de la mañana,
si les queda tiempo, se
dedican a otras cosas. Es-
te es el comportamiento
que marca la diferencia.
Quinto paso: crecimiento
personal. A la hora de
pensar y actuar con criterio
definido y de elegir entre lo
importante y lo trivial, es
fundamental tener presen-
te la búsqueda del creci-
miento personal.
hagamos una serie de pre-
guntas: “¿realmente esto
que voy a hacer responde
a mis objetivos para hoy?”,
“¿ayuda a acercarme al
conjunto de mis objetivos
personales y profesiona-
les?”, “¿de verdad busco
esto?”.
Tercer paso: impacto en
nuestras metas. Todos
deberíamos tener un plan
maestro en nuestra vida.
Ese plan tendría que con-
tener los grandes objetivos
que queremos cumplir en
los próximos años, metas
que nos gustaría conseguir
o cosas que pretendemos
ser en los próximos meses
o años: por ejemplo, iniciar
la expansión internacional
de nuestra empresa; orga-
nizar la boda y casarnos
en el mes de septiembre;
presentarnos y aprobar las
oposiciones, etc.
Podemos tener objetivos
muy importantes a corto y
medio plazo, tanto perso-
nal como profesionalmen-
te, pero las metas son, por
su naturaleza, mucho más
determinantes e influyen-
tes en nuestra vida. Persi-
guen realizarnos como
personas y profesionales,
y nos ayudan a elegir y
actuar solamente sobre
aquello que en verdad es
importante.
Cuarto paso: dejar hue-
lla. Hacer algo y hacerlo
bien, de forma excepcio-
nal, exquisita y buscando
la excelencia, es una re-
Cuando llega el momento
de discernir si lo que tene-
mos delante de nosotros
merece la pena o no, de-
bemos preguntarnos: “Esto
que voy a hacer ahora,
¿me va a enriquecer como
profesional y como perso-
na? ¿Realmente me va a
aportar algo con lo que
construir un yo más robus-
to y duradero? ¿De ver-
dad, viendo, leyendo o ha-
ciendo esto me voy a con-
vertir en mejor persona?”.
Tercer giro: simplicidad
Tendemos por naturaleza
a complicarnos en casi
todo, incluso en la gestión
personal. Intentamos mu-
chos cambios a la vez; nos
rodeamos de múltiples y
complejas herramientas
que, en lugar de ayudar-
nos, complican nuestro
flujo de trabajo; ejercita-
mos la multitarea para
completar trabajos que
requieren concentración y
no dispersión; creemos
erróneamente que lo gran-
de supera en brillantez a lo
pequeño; y no aprovecha-
mos las sencillas cosas
que ya tenemos y nos ro-
dean.
Simplificar, buscar y fo-
mentar lo sencillo elimina
muchas de las complica-
ciones de las que nosotros
mismos somos responsa-
bles sin darnos cuenta.
Muchos de los obstáculos
que tenemos que sortear
se deben a nuestra incapa-
cidad para ver la esencia
de las cosas.
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Primer paso: pequeños objeti-
vos. La clave para tener éxito
en nuestros proyectos y retos
pasa por despedazarlos, tro-
cearlos, dividirlos en pequeños
objetivos diarios que podamos y
debamos completar con éxito.
Si, por ejemplo, queremos escri-
bir un libro, no importa si vamos
a tardar cinco u ocho meses en
completarlo si el capitulo que
hemos escrito hoy ha sido todo
un éxito y nos acerca a nuestra
meta final.
Segundo paso: valorar lo pe-
queño. Rara vez nos paramos
a valorar y recrearnos en lo pe-
queño. Los rasgos hacen que
nuestro rostro tenga carácter; la
revisión final de un guión al que
se agregan pequeños matices
hace que una película tenga
una historia sólida; los sencillos
retoques en un diseño web ha-
cen que nos impresione su
equilibrio; los suaves golpes de
un pincel consiguen que un cua-
dro alcance una extraordinaria
armonía…
Sin embargo, muy poca gente
repara en lo pequeño ni se em-
peña en hacerlo bien. Y es aquí
donde se marca la diferencia en
muchos ámbitos, también en la
productividad. Sabiéndolo, con-
viene concentrarse en lo peque-
ño, valorarlo y utilizarlo. Una
persona productiva sabe utilizar
pequeñas frases de un correo
electrónico, pequeñas conver-
saciones, pequeñas aplicacio-
nes informáticas, pequeños
gestos, pequeños detalles… en
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tre. No nos resultaría
complicado analizar, revi-
sar y enumerar muchas de
las cosas que nos rodean
–objetos, actividades y
compromisos– y que nos
aportan poco o casi nada:
sustituir nuestra suscrip-
ción al gimnasio, al que no
vamos desde hace meses,
por cuarenta minutos de
carrera por el parque; dar-
nos de baja en varias re-
des sociales a las que ha-
ce meses que no entramos
pero de las que seguimos
recibiendo notificaciones
cada dos por tres; anular la
suscripción de varios catá-
logos de ropa, videojuegos
y material de oficina que
recibimos en casa por co-
rreo ordinario; revisar to-
das las aplicaciones insta-
ladas en nuestro ordena-
dor, etc.
Todas estas cosas son
ruido o lastre. Si queremos
avanzar con firmeza en el
camino de la productivi-
dad, es necesario detectar-
las y desprenderse de
ellas.
La simplicidad consiste en
desechar absolutamente
todo lo que no nos ayude a
sumar.
Cuarto giro: enfoque
El enfoque consiste en
estar presentes y tomar
conciencia del momento,
saber qué estamos hacien-
do, por qué y cómo lo esta-
mos haciendo. Eso nos
permite tomar el control y
su provecho.
Tercer paso: hacer sola-
mente una tarea. Salvo
para tareas absolutamente
mecánicas que exigen un
nivel muy bajo o nulo de
atención, poca energía y
ninguna creatividad, practi-
car la multitarea no es re-
comendable; es una de las
grandes enemigas de
nuestra productividad, por-
que hace que nuestro tra-
bajo adolezca de mediocri-
dad, retraso, ansiedad y
precipitación. Lo que, por
el contrario, promueve la
simplicidad es ejecutar las
tareas una a una. Convie-
ne poner frente a nosotros
todas las tareas y objetivos
para el día e ir completán-
dolos con toda nuestra
atención e inspiración, pe-
ro siempre uno a uno. Esto
redundará en una serie de
beneficios, como tranquili-
dad, calidad, eficacia y
naturalidad.
Cuarto paso: definir y
fijar límites. El hábito de
fijar límites nos proporcio-
na los beneficios de con-
trol, priorización, concen-
tración y sencillez. Fijar
límites, por tanto, supone
tomar el control y los man-
dos de aquellas tareas que
se repiten diariamente y
que, irremediablemente,
consumen ciertos minutos
de nuestro tiempo. No hay
que dejar que nos domi-
nen, sino ponerlas a nues-
tro servicio.
Quinto paso: soltar las-
los mandos de cada una
de nuestras acciones y
orientarlas hacia donde
nosotros queremos.
El enfoque nos permite
decidir y elegir dónde,
cuándo y cómo aplicamos
nuestra proactividad, pers-
pectiva y simplicidad. Es el
giro que facilita a los giros
anteriores tocar tierra y
actuar.
El enfoque nos hace pre-
sentes en el instante ac-
tual, nos da lucidez para
interpretar el ahora, evita
que nos escapemos men-
talmente y convoca a
nuestros sentidos producti-
vos para invertir nuestros
recursos internos en la
actividad que tenemos
frente a nosotros.
Primer paso: enfoque de
mañana. Una buena for-
ma de empezar a desarro-
llar el enfoque es hacer,
todas las mañanas, un re-
paso mental muy rápido de
lo que nos espera en el
día: una entrevista de em-
pleo, una reunión con el
departamento de ventas,
un examen en la universi-
dad, etc. Este ejercicio
mental tiene que ser muy
rápido y ágil, de dos minu-
tos como máximo.
Consiste de tres pregun-
tas sencillas:
1) ¿Qué dos o tres ta-
reas clave he de
afrontar hoy?
2) ¿Por qué esas ta-
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“...El enfoque
consiste en
estar presentes
y tomar
conciencia del
momento.”
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las siguientes: si estamos
con un cliente o en una
reunión cara a cara, cen-
trarnos en cada frase que
dice anotando y remarcan-
do en un bloc las más im-
portantes; acordarnos con
frecuencia del propósito y
el fin de lo que estamos
haciendo; antes de entrar
en una reunión, escribir en
nuestro bloc de notas una
palabra que la defina y
recoja la importancia de
permanecer atento: por
ejemplo, “gran cliente”, “mi
producto” o similares.
Quinto paso: enfoque de
elección. Nuestro éxito
diario depende en su totali-
dad de las elecciones que
hacemos.
Nos vemos perjudicados o
beneficiados por aquello
que elegimos en cada mo-
mento del día. Saber ges-
tionarse y ser productivo
es solo una cuestión de
elegir bien. Ante imprevis-
tos y decisiones repenti-
nas, es el enfoque de elec-
ción el que nos aporta in-
tuición, agudeza y presen-
cia en el momento para
elegir de manera producti-
va.
De ese modo, no perjudi-
camos nuestro plan de
trabajo y las prioridades
que nos fijamos con nues-
tras acciones. Quinto giro:
método El quinto giro es
uno de los más prácticos.
Expone el procedimiento y
las pautas de actuación
precisas para lograr reali-
reas son tan impor-
tantes para mí?
3) ¿Estoy dispuesto a
poner todo de mi
parte en ellas? Se-
gundo paso: enfo-
que de objetivo.
El enfoque de objetivo nos
permite tomar conciencia
real del alcance de lo que
estamos a punto de hacer.
Elimina el resto de cosas y
centra todos nuestros sen-
tidos en una tarea concreta
para que podamos ejecu-
tarla con sencillos y peque-
ños pasos.
Tercer paso: enfoque de
entorno. Lo que logra-
mos con este enfoque es
centrarnos en modificar
nuestro entorno en lugar
de nuestro comportamien-
to. Controlando y reducien-
do los estímulos externos
–las distracciones– esta-
mos fomentando la con-
centración y salvaguardan-
do los niveles de atención
que requerirá la tarea que
nos espera.
Cuarto paso: enfoque de
concentración. Este en-
foque nos permite que si-
gamos presentes y con-
centrados mientras realiza-
mos una tarea. Facilita que
nuestros sentidos producti-
vos no decaigan ni desfa-
llezcan en tanto en cuanto
no se haya terminado.
Algunas de las claves para
conseguir el enfoque de
concentración pueden ser
zar las cosas cotidianas.
Se trata de un método pa-
ra gestionar y completar
nuestras tareas diarias
llamado de las Dos Listas.
El nombre indica que he-
mos de crear y mantener
dos listas de tareas inde-
pendientes pero relaciona-
das entre sí.
La primera es la Lista de
Entrada, donde añadimos
y almacenamos las nuevas
tareas que van surgiendo a
lo largo del día.
La segunda es la Lista de
Salida, donde previamente
hemos anotado aquellas
tareas que tenemos que
hacer hoy mismo.
Lista de Entrada. En esta
lista van las cosas que de-
bemos hacer algún día.
Aquí guardaremos toda
aquella tarea, necesidad
de hacer algo, encargo,
petición, obligación o acti-
vidad que surge durante el
día y que exige que la
realicemos o terminemos
en un espacio corto o me-
dio de tiempo: dos días,
una semana o diez días.
Es esencial que, una vez
aparezca la tarea o la ne-
cesidad de hacer algo, la
añadamos de forma inme-
diata a nuestra Lista de
Entrada.
Solo tenemos que añadir
la tarea a la lista y seguir
trabajando con normalidad.
Por ejemplo: convocar una
comida de trabajo; iniciar
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“...es centrarnos
en modificar
nuestro entorno
en lugar de
nuestro
comportamien-
to...”
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porque vienen de los días
anteriores, y les asigna-
mos una fecha de ejecu-
ción, es decir, decidimos si
las dejamos en esa misma
lista o bien las movemos a
la Lista de Salida para lle-
varlas a cabo mañana. La
revisión de la Lista de Sali-
da la hacemos al día si-
guiente.
Este ejercicio sirve para
familiarizarnos con las ta-
reas que nos esperan. Ac-
túa como el tráiler de una
película antes de su es-
treno: nos prepara, nos
abre la mente, estimula
nuestros sentidos y genera
el interés y la atención ne-
cesarios dentro de noso-
tros. Esta doble revisión
diaria garantizará que no
se nos escape nada y que
nuestros sentidos producti-
vos estén siempre alerta y
orientados hacia la ejecu-
ción de las tareas.
Segundo paso: tareas
clave. Son aquellas ta-
reas que, por la creativi-
dad, el talento, el nivel de
concentración o el tiempo
que nos llevará completar-
las o por su relevancia en
nuestros planes, deman-
dan más de nuestro yo
productivo.
Debemos considerarlas,
por su importancia, como
peldaños hacia la culmina-
ción de nuestros objetivos
más personales. Si bien
todas las tareas de la lista
han de ser completadas
durante el día, las clave
la selección de candidatos;
analizar la estrategia de
lanzamiento del producto
X, etc.
Lista de Salida. En esta
lista van las cosas que te-
nemos que hacer hoy.
Aquí tendremos aquellas
tareas que hemos de com-
pletar hoy mismo y que,
por tanto, requieren toda
nuestra atención.
Esta lista y sus tareas son
las que importan. Frente a
ellas, lo demás no debe
existir durante el día de
hoy.
Al final del día, tenemos
que haber borrado de ella
todas las tareas que nos
habíamos propuesto.
Ejemplos de Lista de Sali-
da: completar la presenta-
ción y demo para el cliente
Z; reservar billetes y hotel
para el viaje a Sudáfrica;
hacer una lista de ideas
para la reunión creativa de
mañana, etc.
Revisiones diarias. El
método de las Dos Listas
se fundamenta en una do-
ble revisión diaria, una por
la mañana y otra a última
hora de la jornada o bien
por la noche. Así, unos
minutos antes de terminar
nuestro día de trabajo te-
nemos que revisar la Lista
de Entrada.
Repasamos una a una las
tareas que tenemos en la
lista, bien porque las he-
mos añadido hoy o bien
han de ejecutarse en mo-
mentos álgidos de nuestra
productividad, cuando es-
tamos más frescos, despe-
jados, llenos de vitalidad y
sin distracciones aparentes
a la vista.
Tercer paso: el Minuto de
Oro. El Minuto de Oro es
una regla del método se-
gún la cual todo aquello
que podamos completar
más o menos en un minuto
debemos hacerlo en ese
momento y quitárnoslo de
en medio, siempre y cuan-
do no se nos interponga la
ejecución de una tarea
clave.
Responder rápidamente a
un mensaje de correo con
una sola línea, devolver
una llamada para confir-
mar algo, imprimir un do-
cumento, archivar una fac-
tura y decenas de casos
similares que se nos pre-
sentan a diario son algu-
nos de los candidatos per-
fectos para el Minuto de
Oro.
Cuarto paso: tareas pe-
riódicas. Todos tenemos
una serie de tareas que
hemos de ejecutar de for-
ma periódica y repetitiva
todos los días o todas las
semanas, tales como des-
pachar y contestar el co-
rreo electrónico, clasificar
documentos de marketing
y ventas, hacer seguimien-
to telefónico de nuestros
tres clientes principales,
etc. A la hora de ejecutar
estas tareas periódicas,
Volumen 11-18
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“...como pelda-
ños hacia la
culminación de
nuestros
objetivos más
personales. .”
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nuestro correo electrónico
desde nuestro ordenador
portátil; en el taller nos han
entregado el coche media
hora antes y utilizamos ese
tiempo para hacer la com-
pra; en lugar de ir a visitar-
le, hemos solucionado un
problema con un cliente y
aprovechamos ese tiempo
para ejecutar nuevas ta-
reas de nuestra Lista de
Salida, etc.
Nuestra jornada está pla-
gada de momentos en los
que podemos y debemos
robar minutos al día. Sexto
giro: autocontrol Tenemos
una innata disposición a la
dispersión, a la distracción
y a la indisciplina. Esa ten-
dencia natural, además de
otros factores externos,
hace que tendamos a olvi-
dar y a no practicar los
giros. Es aquí donde he-
mos de recurrir al autocon-
trol, que es el que nos lla-
ma al orden y nos propor-
ciona los mecanismos
mentales para volver a ser
productivos. El autocontrol
nos protege contra aquello
que amenaza nuestra pro-
ductividad. Nos da la vi-
sión, la serenidad y la for-
taleza necesarias para en-
frentarnos a ello y, en últi-
ma instancia, interconecta
todos y cada uno de los
giros.
Nos proporciona la capaci-
dad y el hábito de reclamar
y activar nuestros férreos
principios productivos
cuando estemos desarro-
llando cualquier actividad y
diarias o repetitivas, debe-
mos acostumbrarnos a
trabajar por parcelas. Esto
significa que, una vez que
nos pongamos con una
actividad, tenemos que
hacer todo lo relacionado
con ella y no empezar otra
hasta haber terminado la
primera de un tirón.
Es decir, la actividad no se
debe partir por la mitad ni
decidir terminarla más ade-
lante. Así, por ejemplo, es
muy recomendable desti-
nar momentos determina-
dos del día para gestionar
nuestro correo electrónico
(tarea periódica) y, ade-
más, hacerlo por completo
y de una vez. Si tenemos
quince correos, debemos
leerlos, despacharlos y
contestarlos todos en ese
momento.
Quinto paso: rincones
del día. Uno de los pe-
queños grandes secretos
de la productividad perso-
nal son los rincones del
día, pequeños lapsos o
espacios de tiempo que
quedan libres entre una
actividad y otra, y que po-
demos y debemos aprove-
char para adelantar trabajo
y completar otras tareas.
Podemos imaginar cual-
quiera de las siguientes
situaciones y sacar partido
de los rincones de tiempo
que quedan sueltos: la
reunión a la que asistimos
ha concluido diez minutos
antes de lo previsto y lo
aprovechamos para revisar
algo intente frustrarla. La
mejor forma de explicar el
autocontrol es conociendo
y diseccionando sus
enemigos: Primer enemi-
go: procrastinación.
La procrastinación no es
otra cosa que la habilidad
de retrasar y posponer una
tarea o actividad inevitable
que de forma reiterada nos
negamos a hacer. “Ahora
me viene mal hacerlo pero
mañana me levanto una
hora antes y lo hago segu-
ro”, “ahora no estoy sufi-
cientemente concentrado,
mañana creo que estaré
más fresco”, “es que ahora
no me veo yo a tope: voy a
dar una vuelta con los ami-
gos y tal vez me despeje”,
etc. Todas estas son fra-
ses bajo las que habitual-
mente se esconden tareas
que nos resistimos a hacer
y que aplazamos de forma
reiterada.
La procrastinación se pre-
senta habitualmente cuan-
do nos resistimos a hacer
algo o bien lo evitamos de
forma consciente o incons-
ciente. Esa omisión repeti-
da está causada por algu-
na o varias de estas razo-
nes: pereza, temor, indeci-
sión, mala organización y
planificación, incapacidad
para calibrar el esfuerzo
necesario, etc.
El único modo eficaz de
derrotar la procrastinación
es apelar a nuestros princi-
pios productivos, tales co-
mo valorar y darle sentido
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razones más comunes por
las que en la práctica se
resiente nuestra productivi-
dad diaria es porque no
somos capaces de decir
“no” a una persona que
nos está pidiendo algo.
En ese sentido, hay una
serie de claves que nos
pueden ayudar a hacerlo:
antes de acceder, calibrar
el impacto que la tarea que
nos piden va a tener en
nuestra Lista de Salida;
intentar comprender en
toda su extensión lo que
nos están pidiendo para
ver si entra en conflicto o
nos impide desarrollar
nuestros objetivos perso-
nales; si nuestra respuesta
tiene que ser “no”, al me-
nos de momento, no dudar
ni un instante en pronun-
ciar esa frase; y si nuestro
jefe o supervisor es quien
nos ordena hacer una ta-
rea, no acceder a la prime-
ra, sino intentar hacerle ver
la transcendencia de lo
que estamos haciendo en
el momento y lo contrapro-
ducente que sería inte-
rrumpirlo.
Cuarto enemigo: estrés.
La dificultad para concen-
trarse adecuadamente, la
mala planificación con fe-
chas límite mal ajustadas,
la multitarea y la incapaci-
dad para distinguir lo ur-
gente de lo importante
suelen ser algunos de los
principales motivos del
estrés que a veces nos
domina en el trabajo. No
a la tarea, descomponerla
en pequeñas partes, apro-
vechar las horas en las
que más rendimos, pensar
en los que pagan nuestra
procrastinación (familiares,
amigos, compañeros), apli-
car la regla del Momento
de Oro, conectar la tarea
con nuestros objetivos,
enfrentarnos a la procrasti-
nación que proviene del
temor y dar el primer paso
para que todo fluya mejor.
Segundo enemigo: im-
previstos.
Además de la procrastina-
ción, las tareas imprevistas
y los encargos inespera-
dos son uno de los mayo-
res retos a los que cada
día se enfrenta nuestra
productividad. Es nuestra
base mental productiva la
que puede ayudarnos a
enfrentarnos con éxito a
cualquier tarea o encargo
imprevisto que se nos pre-
sente.
Así, en tal caso, debería-
mos actuar con calma y
serenidad, analizar durante
unos instantes la dimen-
sión real y los requisitos de
la tarea o encargo que
inesperadamente nos han
asignado, evitar la multita-
rea, no dejarnos llevar por
el pánico del momento y
por el impacto que ese
imprevisto pueda tener en
el resto de nuestras tareas
pendientes.
Tercer enemigo: decir
“sí” a todo. Una de las
debemos nunca subesti-
mar el estrés y la ansiedad
que genera la presión por
terminar las tareas.
Es algo muy serio que
coarta nuestra imaginación
y nuestra inventiva, obsta-
culiza nuestra iniciativa y
claridad de ideas, e inmo-
viliza nuestro juicio y prin-
cipios productivos. Es un
enemigo que debemos y
podemos combatir con
varias medidas, tales como
descansar y dormir ade-
cuadamente, planificar y
visualizar por adelantado
las tareas o momentos de
mayor exigencia del día,
identificar aquello que nos
estresa y hacerle frente,
pararnos unos minutos sin
hacer nada para relajar-
nos, y divertirnos y reírnos,
ya que el ocio y el esparci-
miento resultan determi-
nantes para espantar el
estrés.
Quinto enemigo: desmo-
tivación. Nuestra motiva-
ción y las ganas de mejo-
rar nunca permanecerán
inquebrantables: habrá
días o momentos difíciles
en los que desaparezcan o
se desmoronen por com-
pleto.
En esa situación nos pue-
den ser de ayuda algunas
claves prácticas: cuidar
con mimo el arranque de
nuestro día buscando
aquellos hábitos matutinos
que revitalicen y reactiven
nuestros biorritmos pro-
ductivos desde primera
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ción semanal podemos
preguntarnos esto: “¿cómo
están actuando los giros
en mi actual trabajo?”,
“¿me han convertido en
mejor profesional y mejor
persona?”, “¿qué está fa-
llando y dónde puedo me-
jorar?”. Segundo paso:
conclusión, acción, mejora.
El propósito de las conclu-
siones en el ejercicio de la
evaluación siempre es ob-
tener una acción y, a la
postre, una mejora. Si he-
mos hecho bien el proceso
de evaluación, al final ten-
dremos ante nosotros una
serie de acciones, medidas
a adoptar o cosas que
cambiar. A la hora de reali-
zarlas no hay que precipi-
tarse: la importancia de
fijarnos pequeños y sim-
ples retos que podamos
cumplir para alcanzar y
afianzar nuestro cambio es
decisiva. Por ello, hemos
de fijarnos un solo cambio
a la vez, muy pequeño,
muy concreto, que nos
apetezca hacer, que poda-
mos palpar y medir, y que
no nos suponga un esfuer-
zo desmedido.
Y repetirlo hasta mejorar
de verdad y pasar al si-
guiente reto.
Tercer paso: ser honesto
pero benévolo. Con la
evaluación seremos toda-
vía más conscientes de
que los errores y los tropie-
zos son parte inherente de
la gestión personal y abso-
lutamente necesarios para
nuestro aprendizaje y me-
hora; no pensar o decir “no
me apetece”, sino poner-
nos en marcha; no olvidar
que el éxito de los grandes
proyectos se sustenta en
las pequeñas cosas bien
hechas que pueden activar
nuestra motivación; ser
consciente del momento y
no dejar que nuestra men-
te esté en otra parte.
Séptimo giro: evaluación
Este giro consiste en desa-
rrollar el saludable hábito
de revisar y analizar perió-
dicamente el comporta-
miento de nuestro yo pro-
ductivo. El eje de este giro
es el ejercicio de volver
sobre nuestro día o nues-
tra semana y evaluar con
espíritu analítico y cons-
tructivo el estado de nues-
tra gestión personal. He-
mos de ser conscientes de
que no puede haber cam-
bio real, duradero y efecti-
vo sin una evaluación rigu-
rosa.
Primer paso: doble eva-
luación. Es recomenda-
ble llevar a cabo dos tipos
de evaluación de nuestro
comportamiento producti-
vo: una diaria y una sema-
nal (o quincenal).
Las preguntas que nos
podemos hacer para la
evaluación diaria son las
siguientes: “¿he sido pro-
ductivo hoy?”, “¿he aplica-
do los giros a mi trabajo y
cada una de mis tareas?”,
“¿me ha ayudado todo ello
a cumplir mis objetivos
para hoy?”. Para la evalua-
jora. Lo peor que podemos
hacer con nosotros mis-
mos es fustigarnos, repro-
charnos o maltratarnos por
haberlos cometido.
La evaluación es un ejerci-
cio para ayudarnos a mejo-
rar, no para castigarnos
por los errores cometidos.
Hemos de utilizar la fran-
queza y la honestidad para
analizar en frío nuestras
acciones, y la benevolen-
cia y el optimismo para
aprender de nuestros tro-
piezos.
Cuarto paso: celebrar
nuestros éxitos. Nuestra
actitud mental positiva no
solo debe alimentarse de
nuestra denodada determi-
nación y de nuestra fuerza
interior, sino también de
momentos de alegría y
júbilo interior –o exterior, si
vemos la necesidad de
manifestarlo–.
Nos merecemos esos mo-
mentos de celebración, de
saborear durante algunos
instantes que realmente
hemos sido capaces de
recorrer el camino con éxi-
to a pesar de todas las
dificultades.
Quinto paso: el ejercicio
de evaluación. El mejor
momento para realizar la
evaluación es hacia el final
de día, cuando ha termina-
do nuestra actividad labo-
ral, estamos de vuelta en
casa y hemos completado
nuestras tareas diarias.
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Página 11
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Conclusión
La sociedad que nos ha
tocado vivir nos impone un
ritmo frenético y demanda
de nosotros posiblemente
más de lo que física y
mentalmente podemos
dar. Cada día millones de
personas experimentan la
desagradable sensación
de estar a merced de su
agenda, sin tiempo apenas
para sí mismas, su familia
y su ocio. Para ellas se
deberían haber inventado
los días de 25 horas.
En el día a día hemos de
conciliar nuestro trabajo
con nuestra propia vida
personal y familiar. Es algo
que debemos hacer y en lo
que la mayoría hemos fra-
casado. Tareas de casa,
proyectos personales, pla-
nes familiares, organiza-
ción de nuestro tiempo
libre, entre otras activida-
des, se ven beneficiados o
perjudicados directamente
por nuestra capacidad o
incapacidad para saber
qué, cómo y cuándo hacer
las cosas.
Por todo ello, mantener
una óptima gestión perso-
nal, ser productivo, organi-
zado y eficaz en nuestra
vida es un desafío de pro-
porciones titánicas.
Reprogramar nuestro cere-
bro productivo, corregir
gestos improductivos y
eliminar los malos hábitos
arraigados en nuestro inte-
rior es un proceso que lle-
En cualquier caso, elija-
mos el momento que elija-
mos, hemos de asegurar-
nos de que, por lo menos,
vamos a disponer de cua-
tro o cinco minutos dedica-
dos solo a la evaluación
sin interrupciones ni dis-
tracciones. Uno de los se-
cretos de la evaluación es
conseguir que dure poco.
Tiene que ser algo liviano
y sin rodeos. Haciéndola
corta, breve y concisa,
conseguiremos que sea
menos monótona y nos
resultará más fácil formar
ese hábito.
El momento de la evalua-
ción es algo que no debe-
mos saltarnos si realmente
queremos que surta efecto
y nos ayude a mejorar.
Hemos de recordar que al
hábito se llega con la repe-
tición constante, por lo que
debemos realizar la eva-
luación con regularidad.
Por último, debemos saber
que el momento de la eva-
luación no está reñido en
absoluto con nuestro des-
canso.
Cuando nuestra jornada ya
ha terminado, lo único que
tenemos que hacer es mi-
rar hacia atrás y observarla
con ojo crítico pero con
espíritu flexible y distendi-
do. Esos cinco minutos
son algo nuestro, parte de
nuestro yo diario y parte de
nuestro yo del día siguien-
te.
Debemos tomarlos y tratar-
los como un regalo único.
va tiempo, requiere pacien-
cia, el seguimiento de un
método y, sobre todo,
práctica continua.
Esta práctica se puede
construir o cimentar sobre
los siete giros presentados
en este libro, que nos ayu-
dan a modificar nuestra
actual conducta improduc-
tiva. Gracias a ellos pode-
mos interpretar, elegir y
actuar ante cualquier situa-
ción de nuestra vida y tra-
bajo.
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