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A Parte Rei 64. Julio 2009 http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei 1 El Hecho extraordinario de Giordano Bruno José Manuel García Giordano suspiró. Al amanecer crepitarían los troncos bajo sus pies. Aquel sonido, aquel calor, aquellas imágenes que tan agradables habían acontecido en otros momentos, se transformarían en dolor. ¡Qué curioso pensar ahora en momentos pasados alrededor del fuego! Y de todos, el más nítido recuerda a mi abuelo en el horno, sacando unas hogazas recién horneadas, el olor intenso del pan con el de la leña, el rostro amable de mi abuela y su voz calmosa. En el horno crepitaban con fuerza los troncos de leña de encina. Imaginaba entonces figuras que salían que aquella profundidad de colores rojos y amarillos, fantasmas en busca de claridad y frescura, almas de condenados que arderían así en el infierno o la pacífica presencia de los héroes elíseos si mi imaginación perseguía los fuegos griegos. Aquellos seres con los que imaginaba pobladas las llamas se convertirán ahora en mis compañeros. Las cosas suceden de maneras inesperadas. (G. Bruno) Las razones por las cuales Giordano Bruno fue quemado en la plaza pública no se escapan a nadie medianamente informado. No se trata de sevicia por parte de la Iglesia, ni de crueldad, ni siquiera de afán castigador. La cura de almas en ocasiones tiene que soportar desagradables decisiones, no solo por el bien propio que muchos son incapaces de ver, cegados como están por los ardides del demonio, que se viste con ropajes atractivos, como el de la razón, el de la ciencia, el del conocimiento… En efecto, el conocimiento, el más artero ropaje, por el que tantos hombres y, en menor medida, mujeres se han perdido. En el paraíso ya entrevió Dios esa clave de arco de todo el sistema del deseo y pecado humanos. El conocimiento… El árbol de la ciencia del bien y del mal…, allí estaba la clave, y por eso, Yahvé, en su infinita bondad, prohibió al hombre comer de sus frutos. Él sabía. Y allí la serpiente unida a la mujer, ambas de naturaleza fría y artera, hicieron sucumbir al hombre que vivía feliz y desocupado, sin afán de conocer ni de saber más que lo patente y lo que Yahvé había puesto a su vista, hermosura y beldad por doquier… Pero una vez comida aquella fruta maldita, la sed del conocimiento entró en él y supo que estaba desnudo…sí, desnudo…, que nada había entre él y el mundo, que todo su ser no era sino una ínfima mota en el inmenso universo, pensó que podía pedir explicaciones a su creador. Quería ser igual a Dios. Este volvió a ser, en suma, el pecado de Giordano Bruno. No se detiene ahí, sin embargo, su maldad. En los hombres notables, la exposición de sus doctrinas puede arrastrar a otros menos preparados para entender la realidad, a ingenios más pueriles o sencillos que ignoran las sutilezas de la argumentación filosófica y no llegarían nunca a la teológica, a quienes de buena fe viven sus vidas en el santo temor, aceptando con humildad y gratitud la guía de sus pastores hacia la sempiterna felicidad. Esa ignorancia no es menoscabo de sus vidas, antes bien, les sirve para librarse de las asechanzas del maligno que los sabios sufren

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Las razones por las cuales Giordano Bruno fue quemado en la plaza pública nose escapan a nadie medianamente informado. No se trata de sevicia por parte de laIglesia, ni de crueldad, ni siquiera de afán castigador. La cura de almas en ocasionestiene que soportar desagradables decisiones, no solo por el bien propio que muchosson incapaces de ver, cegados como están por los ardides del demonio, que se vistecon ropajes atractivos, como el de la razón, el de la ciencia, el del conocimiento… Enefecto, el conocimiento, el más artero ropaje, por el que tantos hombres y, en menormedida, mujeres se han perdido.

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  • A Parte Rei 64. Julio 2009

    http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei 1

    El Hecho extraordinario de Giordano Bruno

    Jos Manuel Garca

    Giordano suspir. Al amanecer crepitaran los troncos bajo sus pies. Aquelsonido, aquel calor, aquellas imgenes que tan agradables haban acontecido en otrosmomentos, se transformaran en dolor. Qu curioso pensar ahora en momentospasados alrededor del fuego! Y de todos, el ms ntido recuerda a mi abuelo en elhorno, sacando unas hogazas recin horneadas, el olor intenso del pan con el de lalea, el rostro amable de mi abuela y su voz calmosa. En el horno crepitaban confuerza los troncos de lea de encina. Imaginaba entonces figuras que salan queaquella profundidad de colores rojos y amarillos, fantasmas en busca de claridad yfrescura, almas de condenados que arderan as en el infierno o la pacfica presenciade los hroes elseos si mi imaginacin persegua los fuegos griegos. Aquellos serescon los que imaginaba pobladas las llamas se convertirn ahora en mis compaeros.Las cosas suceden de maneras inesperadas.

    (G. Bruno)

    Las razones por las cuales Giordano Bruno fue quemado en la plaza pblica nose escapan a nadie medianamente informado. No se trata de sevicia por parte de laIglesia, ni de crueldad, ni siquiera de afn castigador. La cura de almas en ocasionestiene que soportar desagradables decisiones, no solo por el bien propio que muchosson incapaces de ver, cegados como estn por los ardides del demonio, que se vistecon ropajes atractivos, como el de la razn, el de la ciencia, el del conocimiento Enefecto, el conocimiento, el ms artero ropaje, por el que tantos hombres y, en menormedida, mujeres se han perdido.

    En el paraso ya entrevi Dios esa clave de arco de todo el sistema del deseo ypecado humanos. El conocimiento El rbol de la ciencia del bien y del mal, allestaba la clave, y por eso, Yahv, en su infinita bondad, prohibi al hombre comer desus frutos. l saba. Y all la serpiente unida a la mujer, ambas de naturaleza fra yartera, hicieron sucumbir al hombre que viva feliz y desocupado, sin afn de conocerni de saber ms que lo patente y lo que Yahv haba puesto a su vista, hermosura ybeldad por doquier Pero una vez comida aquella fruta maldita, la sed delconocimiento entr en l y supo que estaba desnudos, desnudo, que nada habaentre l y el mundo, que todo su ser no era sino una nfima mota en el inmensouniverso, pens que poda pedir explicaciones a su creador. Quera ser igual a Dios.Este volvi a ser, en suma, el pecado de Giordano Bruno.

    No se detiene ah, sin embargo, su maldad. En los hombres notables, laexposicin de sus doctrinas puede arrastrar a otros menos preparados para entenderla realidad, a ingenios ms pueriles o sencillos que ignoran las sutilezas de laargumentacin filosfica y no llegaran nunca a la teolgica, a quienes de buena feviven sus vidas en el santo temor, aceptando con humildad y gratitud la gua de suspastores hacia la sempiterna felicidad. Esa ignorancia no es menoscabo de sus vidas,antes bien, les sirve para librarse de las asechanzas del maligno que los sabios sufren

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    por su soberbia, al querer conocer aquello que Dios, en su absoluta sabidura, excluydel conocimiento humano y mantuvo escondido para no daar a los hombres.

    Por todo ello, Giordano Bruno no slo fue quemado, en efecto, sino que debiser quemado, y si volviera a vivir habra de serlo una vez ms. Su soberbia y lamaldad que sus pensamiento y palabras introdujeron en el mundo slo la catarsis delfuego poda volverlas inocuas, carbonizando su ponzoa y acbar.

    (Guido de Armini. Fraile dominico. Intelligentiae Errorum Tractatus.Traduccin de Elio Berlanga)

    No es que quisiera que me quemaran, no Es que llegado un momento nopude evitarlo. Incluso intent reconciliar mis posturas con las que aquellos quellevaban mi proceso parecan sostener, pero es que, a la postre, no sostenan ninguna.Salvo la ignorancia. Parecan querer que incluso por encima de la fe, s, incluso porencima de ella, se sostuvieran barbaridades ms all de la razn y de la fe misma.Propiamente no defendan ms que una serie de errores teidos de doctrina pero queno eran otra cosa sino una mala lectura de la Biblia, mucha ignorancia y servilismo.Gran parte de sus argumentaciones consistan en sutilezas escolsticas, en darlevueltas a unas palabras o en retorcer un argumento. Cuntas veces no tomaron unade mis frases y la torturaron hasta hacerla sostener entre gritos de agona lo quenunca quiso decir! Y no es que entre ellos no hubiera algunos de mente dotada paraentender lo que deca, incluso puedo llegar a pensar que alguno s comprenda todo elalcance de mis proposiciones, pero por una causa o por otra, pesaba ms en ellos latradicin, la costumbre o el miedo. S, tambin el miedo, que ellos tampoco podan irms all de lo que otros observaban. As se teje esta maraa de temores, dedenuncias, de ignorancia, de sometimiento que llaman autoridad y obediencia.

    De las diversas doctrinas que he sostenido, ninguna les causaba ms inquietudy les pareca ms hertica que la infinitud del universo. Doctrina que de una u otramanera se puede encontrar en San Agustn y en Santo Toms. Si pudieran tambinlos quemaran a ellos, no lo dudo. Dios es omnipotente y perfecto y el universo esinfinito; si Dios lo conoce todo entonces es capaz de pensar en todo, incluido lo que yopienso. Debido a que Dios es perfecto y conoce todo, debe crear lo que yo pienso. Yopuedo imaginar un infinito nmero de mundos parecidos a la tierra, con un jardn delEdn en cada uno. En todos esos jardines la mitad de los Adanes y Evas no comerndel fruto del conocimiento y la otra mitad lo har; de esta manera un infinito nmero demundos caer en desgracia y habr un infinito nmero de crucifixiones. De aqu puedehaber un nico Jess que ir de mundo en mundo o un infinito nmero de Jesuses. Sihay un solo Jess, la visita a un nmero infinito de mundos tomar una infinitacantidad de tiempo, de este modo debe haber un infinito nmero de Jesucristoscreados por Dios. (Sobre el infinito universo y los mundos, dilogo I).

    Lo expongo como una fabulacin de la razn, pero an as no podanconsentirlo. Sin embargo, la infinitud del universo me lleg como visin intelectual, nocon los ojos, no, de manera inexplicable y repentina en cierta ocasin en que mehallaba en mi cuarto y alejado del inters en cuestin, intentaba escribir unapoesajajaja, sobre unas cerezas que haba visto aquella maana prendidas delcerezo que adorna la casa de cierta dama doncella que alegra la vista de quienespasan por su ventana.

    De repente, me vi rodeado de una luz intensa, pero de una luz no de los ojos,de los que no recuerdo si vean o no, sino de una luz mental tan clara y luminosa queno me permita ver nada con los ojos fsicos, solamente quedar absorto y pendiente delo que all ocurra. Todo a mi alrededor se suspendi. No sabra decir si en esemomento me hallaba dentro o fuera del mundo. Tuve incluso el pensamientoconsciente de si estara siendo posedo por Dios y llevado hacia un xtasis mstico,

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    me recuerdo pensndolo con la extraeza de hallarme pensando precisamente eso.Antes haba experimentado algunos estados de arrobo inducidos por ciertos humos ypor algunos hongos que me presentaron como los de los de la sibila de Cumas y laPitia, pero no se trataba de la misma sensacin ni de parecida observancia. Saba queestaba sentado, en mi habitacin, que me encontrara pensando y atento, no perd laconciencia, en todo caso dira que se me aument, que me posea una especia deulterior clarividencia que no se detena en las ideas concebidas, sino que esperabaese algo casi imposible de la intuicin. Entoncesocurri.

    No lo vi, no lo sent, no tuve impresin alguna, pero el infinito estaba all, a mialrededor, fuera de m, dentro de m, en todo punto, en ninguno. Yo era el infinito y lera yo. No haba partes ni extensin, no haba nada y estaba todo. No exista el vaco,pero nada sobraba ni caba. No vi nada, porque nada haba que ver, ni ningn sentidopodra percibir un pice de lo que all ocurra, porque no haba pices, ni ngulos nilmites. Simplementecmo decirlo, estaba all, infinito, conteniendo todas las cosas,contenindome a m, contenindose a s mismo.

    Apenas dur un segundo, una brevedad tan intensa como la que habaentrevisto, porque tambin el tiempo era all infinito. Y se desvaneci tan rpidamentecomo haba comenzado, y yo estaba presente, callado, quieto, en la misma posicin,con la pluma en la mano y el papel donde escriba el poema encima de la mesa. Perotodo era distinto, porque haba intuido la esencia misma del infinito, su ntima manerade ser. Ya no se trataba de una demostracin cientfica del mismo o de unrazonamiento que me llevara a su consideracin, no, yo haba sido aprehendido porel universo. Su presencia me haba llenado, s, pero subsumindome en l1 .

    Esta experiencia, este hecho extraordinario, una vez pensada, me pareci quepoda ser producto de mi imaginacin tan solo. No es que eso me hiciera sospechar desu veracidad, pues, en efecto, la imaginacin puede alcanzar la verdad tambin, pero

    1 Testimonios del hecho extraordinario:

    "No s cunto tiempo permanec inmvil y como hipnotizado ante su presencia. S s que nome atreva a moverme y que hubiera deseado que todo aquello - l all - durara eternamente,porque su presencia me inundaba de tal y tan ntimo gozo, que nada es comparable al deleitesobrehumano que yo senta. Era como una suspensin de todo lo que en el cuerpo pesa.Cundo termin la estancia de l all? Tampoco lo s. Termin. En un instante desapareci.Una milsima de segundo antes, estaba l all, y yo le perciba, y me senta inundado de esegozo sobrehumano que he dicho. Una milsima de segundo despus, ya l no estaba all. Yano haba nadie en la habitacin, ya estaba yo pesadamente gravitando sobre el suelo y sentamis miembros y mi fuerza sostenindose por el esfuerzo natural de los msculos ".

    Manuel Garca Morente, El hecho extraordinario (fragmento)

    Donc jtais tout a lheure au jardin public. La racine du marronier senfoncait dans la terre,juste au-dessous de mon banc. Je ne me rappelais plus que cetait une racine. Les motsstaient vanouis et, avec eux, la signification des choses, leurs modes demploi, les faiblesrepres que les hommes ont tracs leur surface. Jtais assis, un peu vot, la tte basse,seul en face de cette masse noire etnoueuse, entirement brutte et que me faisait peur. Et puisjai eu cette illumination. a ma coup le souffl. Jamais, avant ces derniers jours, je navasipressenti ce que voluait dire exister. Jean-Paul Sartre, La nause.

    Pero no nos dejemos engaar! Situados ante la percepcin la captamos como un estototalmente inmediato! Y como unidad de una duracin, y si no aadimos nada ms y soloaceptamos la posicin efectuada con ese esto!, si aceptamos esta percepcin como esto quedura, entonces pierde su sentido toda duda [] En todo caso la duda tambin supone ladacin, la indudable dacin de la mencin que es puesta en duda. Con ello, esta percepcin,este fenmeno de una dacin emprica que perdura, es dada en su ser propio y en su duraciny es dada absolutamente. E. Husserl, Desconexin, dacin absoluta e inters descriptivo.

  • Jos Manuel Garca

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    la sabemos en extremo sensible a construir realidades imaginarias a partir de datosciertos. Pero el mismo Aquinate dice ab aeterno...

    Y as que tuve la intuicin del infinito, al momento me vino el pensamiento deDios. Porque entre Dios y el universo infinito hay semejanzas y diferenciasciertamente. Pero yo digo que el universo es todo l infinito, porque no tienemrgenes, trminos ni superficies que lo limiten; afirmo que el universo no estotalmente infinito, porque todas las partes que podemos considerar en l son finitas ycada uno de los mundos innumerables que contiene es finito. Afirmo que Dios es todol infinito, porque rebasa todo trmino y todos sus atributos son uno e infinito, y afirmoque Dios es totalmente infinito, porque el est en todo el mundo y est infinita ytotalmente en cada una de sus partes, al contrario de la infinitud del universo, que esttotalmente en el todo y no en las partes- si es que prefirindose al infinito pueden serllamadas partes-, que podemos comprender en l. (Sobre el infinito universo y losmundos, dilogo I). Dios no se identifica con el universo, por ms que algunos hayanpretendido que yo afirmara tal cosa. No. Mi intuicin del infinito era radicalmentedistinta a mi pensamiento de Dios. Fundamentalmente porque la infinitud de Dios esdistinta a la del universo.

    No se trata de una mera infinitud espacial, ni siquiera temporal, sino en todoslos rdenes, tambin en las perfecciones. Por eso, si el universo se compone demltiples cuerpos, su infinitud tambin abarca infinitud de cuerpos, mientras que la deDios se integra en un solo ser que es infinito de manera distinta a como es infinito eluniverso. Yo no reclamo un espacio infinito - y la naturaleza no tiene un espacioinfinito- por la dignidad de la extensin y de la masa corporal, sino por la dignidad de lanaturaleza y de las especies corporales, porque de una manera incomparablementemejor se presenta la excelencia infinita en individuos innumerables que en individuosnumerables y finitos. Por eso es necesario que del inaccesible rostro divino elsimulacro sea infinito y que en este, como miembros infinitos, se encuentren mundosinnumerables, cuales son los otros: los miembros propios de la divinidad. Por ello,mediante innumerables grados de perfeccin- que expliquen por modo corporal laexcelencia divina incorporal-, deben existir individuos innumerables, cuales son estosgrandes animales, -uno de ellos es la tierra, madre divina que nos ha parido y nosalimenta y, ms tarde, volver a acogernos-; as, para contener estos mundosinnumerables se requiere un espacio infinito. Al igual que est bien que este mundohaya existido y pueda existir, as no est menos bien que, pudiendo existir, existanmundos innumerables similares a ste. (Sobre el infinito universo y los mundos,dilogo I).

    Sin embargo, parece que la idea de un infinito infinito resulta turbadora paramentes a las que no da ningn reparo pensar en un infinito, por ejemplo, Dios comoinfinito, pero sin querer que lo sea. Parece que quisieran un Dios infinito pero quecupiera dentro de unos lmites, de manera que se le pudiera manejar, al menosconceptualmente. As, afirman su infinitud, pero lo piensan finito, quiz para evitarconsiderar dnde les conducira sacar todas las consecuencias de un Dios Infinito. Yno es la menor de ellas el llegar a decir que Dios es el universo, o mejor an, que nadahay que salga fuera de Dios, y que los mltiples e infinitos universos que podemospensar tienen que formar parte de ese dios que se dice infinito, segn entiendo, enespacio, en perfecciones, en tiempo. Incluso en movimiento, pues todos los cuerposque observamos en el universo se mueven, bien por el esfuerzo de su voluntad, bienpor el de su interior fuerza. Siendo el universo infinito e inmvil no es preciso quebusquemos su motor; segundo, que siendo infinitos los mundos contenidos en l, aslas tierras, las estrellas y otras especies de cuerpos llamados astros, todos ellos semueven por un principio interior, que es su propia alma, como lo hemos probado enotro sitio, de ah que sea en vano andar buscando su motor extrnseco; en tercer lugar,que estos cuerpos mundiales se mueven en la regin etrea y no estn ms fijos ni

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    clavados en cuerpo alguno de lo que lo est la tierra, que es uno de esos cuerpos, porello podemos probar de este modo que, por el interior animal nsito, circunda el propiocentro y el sol, de varias maneras (Sobre el infinito universo y los mundos, dilogo I).

    No quiero decir con esto que en su movimiento y energa sean autnomos, sinoque su interior nima les proporciona la energa para moverse, en tanto que esainterior nima toma y fluye desde la gran energa que llena todo, y esa energaprimaria, nica, inconfundible e infinita de manera absoluta es Dios.

    Sin embargo, por lo que veo, confunden o quieren confundir unas cosas conotras y afirman que yo niego a Dios para afirmar el universo, o que le quito alguno desus atributos al ser divino. Con ello, transforman mis pensamientos en pura vanidad ysin sentido. Cmo hacerles entender la sustancia del hecho extraordinario...! Algo lesconcedo, que hay ms formas de pensar a Dios que la nica en que ellos soncapaces.

    Pero, con todo, tambin estoy seguro de que mi muerte ser un escaln msen la lucha por el conocimiento y por desentraar los enigmas del universo, de la luchacontra la ignorancia teida de autoridad y religin. Quiz sea intil en tanto que muertede un individuo, pero no en esta urdimbre de que se compone el universo, en estarelacin ntima de unas cosas con otras, y, menos an, en el decurso de la historiahumana, en la que la concatenacin de causas y efectos tan variada y mltiple nopermite predecir con necesidad la meta a donde conducen nuestros actos, ni siquieralos de ellos. Mi nombre perdurar en los siglos, los de aquellos que me quemaron sedispersarn como cenizas en el viento, el del traidor llevar siempre el baldn consigo.Ellos tienen ms miedo de decirme sentencia que yo de recibirla. Pero yo, ahora,muero.

    (Giordano Bruno)

    A las ideas que sostiene de manera contumaz el padre Bruno se les podranaplicar varias consideraciones tanto desde la filosofa como desde la teologa. Algunoshan pretendido que quiz se pudiera establecer vnculo de unin entre ambasmediante las doctrinas que promueven una cierta concordancia entre los pareceres dela filosofa y las razones de la teologa, pero estas propuestas han de ser rechazadas,como en tantas otras ocasiones, por pecar de menoscabo a la autntica religin comopor provenir de las ya declaradas herticas doctrinas de Averroes, filsofo que en granmanera se desvi de la recta doctrina, de la que l, por otra parte, no tena mayorobligacin en virtud de su fe musulmana, pero s el tal Sigerio de Brabante, tanto msculpable cuanto que la suya debiera de haber sido siempre la recta doctrina. No sepuede dudar de esta razn: la Biblia tiene como cualidad insita la inerrancia, y por ellocualquier contradiccin formal o interpretativa debe rechazarse con firmeza.

    De sus doctrinas, la ms alejada de la fe es aquella que sostiene la infinitud deluniverso o, incluso, como afirma Bruno, de los universos, siendo estos infinitos tantoen cantidad como en tiempo como en su extensin. Y, segn sus propias palabras,esto implicara la existencia de infinitos Cristos que efectuaran infinitas redenciones,algo que ya bordea, no la hereja, sino la locura. Si procediramos lgicamente de lamisma manera, llegaramos al caos y la inexistencia de la primera causa, quesupondra la inexistencia de la segunda y de la tercera y de todo a la postre, como sino bastara dudar de la propia accin divina tan sutil y ntidamente descrita en elGnesis en sus primeras palabras.

    No cabe infinitud de universos ni en el espacio ni en el tiempo. No cabe en elespacio porque la voluntad divina es patente segn lo expuesto en el Gnesis de crearun mundo para su mayor gloria, dentro del cual se recrearan sus maravillas y entretodas ellas el hombre, para que cual fue dispuesta la creacin entera, en tanto que aste lo cre a imagen suya, como pastor y administrador de su obra. Podramossuponer una infinitud de creaciones de hombres, infinitos hombres igualmente

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    creados, que de manera infinita cayeran en el pecado inducidos por infinitos enemigosde Dios? Ms an, podramos suponer que Dios ve constreida su omnipotencia a lacualidad infinita del universo sin poder crear solo uno si tal fuera su voluntad?

    No cabe en el tiempo, porque por ms que pudiramos afirmar, como hace elAnglico que su creacin tambin se llega a figurar ab aeterno, no as el final, queprefigurado en el libro de la Revelacin ser fijado en da y hora, y all pasarn unos ala derecha del Padre y otros al fuego eterno. Si tanto el premio como el castigo estnfijados, pesados y medidos, ha de alcanzar la retribucin segn los merecimientos y lagracia a un nmero fijo de hombres, de tiempos y de espacios. nicamente la gloria yel castigo durarn toda la eternidad, para felicidad sempiterna de unos y castigoinenarrable de otros.

    Pero siendo estas doctrinas herticas y gravemente contrarias a la rectaconsideracin de la naturaleza de la creacin, de la providencia y de la accin divina,no me parecen las ms graves en orden a la salvacin del pueblo cristiano. Estasdoctrinas quedan, en el mayor de los casos, a la consideracin de los entendidos yperitos en materias difciles. Pero a ellas han de aadirse otras referentes a la vidaprctica que no se pueden pasar por alto, tanto ms cuanto que el padre Bruno haadquirido notoria fama de sabio. La religin no es cosa que se haya de ausentar dealgn mbito de la vida, ni siquiera del mundo especular del filsofo. El pueblocristiano, la grey que espera de sus pastores una gua firme y clara para el caminohacia la bienaventuranza, no puede ser confundida. El pastor no dejar a ningunaoveja, ni siquiera aquella que dbil o torpe se pierda o atrase del camino del rebao. Elbuen pastor vuelve a por ella y se alegra de encontrarla. Cunto ms de quienespromovidos por un exagerado uso de su inteligencia naturalmente proveda por Diosnuestro criador, pretenden que haya excepciones a la cura de almas, por ms quesean mentes claras y, como vamos viendo, tantas veces equivocados en su soberbia.

    El fuego, aunque dura medicina, cauteriza y purifica las almas y as, de algunamanera, las prepara para el encuentro con su creador, a la infinita bondad del cual hande ser encomendadas.

    (Roberto Belarmino, Inquisidor)

    Qu razones tuve? Yo mismo las busco todava hoy. Pero bien s que no lashubo, salvo el enfado porque no me enseara lo que quise y una especie dedesasosiego cuando estaba con l. A veces no hay ms razones que la propia envidia.

    Bruno era de fcil trato, buen conversador, amable, pero no poda evitarlo,volva siempre a los temas que le preocupaban, de manera constantecomoindagando cada vez en un aspecto nuevo, en una nueva ordenacin de las cosas yyo, y yo en ocasiones no poda seguirle, me perda en sus elucubraciones, en susrazones. Bruno me haca ver constantemente mis lmites. En cierta ocasin le haballevado a ver unos caballos que acababa de adquirir, hermosos y carsimos ejemplaresa los que haba buscado durante mucho tiempo. Los mir por compromiso, como semira un regalo que ni esperaste ni te gusta. Yo poda pagarle y mantenerle, pero nopoda hablar con l.

    Por otra parte, un noble ha de atender a ciertas consideraciones no siemprefciles de pasar por alto, presiones, insinuaciones, requerimientos. Y no siempre seencuentra uno libre de culpa La ma fue descubierta por los espas del Papa y asque la supieron, apenas en dos das tena en mis aposentos a un enviado que no tuvosino que recordar ciertas palabras para que yo atendiera su requerimiento. Uno tieneque velar por su piel antes que por otro, sobre todo por alguien del que no se est muyseguro respecto a su propia cordura.

    Un prncipe, un noble, quien de una u otra manera tiene cargos deresponsabilidad y confianza; de quien dependen no solo su propia persona, sino otrasvidas y haciendas, solo ha de tener un propsito y preocupacin: poder. S, poder

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    permanecer en su lugar frente a asechanzas e intrigas; poder salvaguardar supropiedad, la de sus vasallos, la de su familia; poder vivir en la propia manera en queuno quiere; poder seguir vivo

    Cuando un visionario se defiende a s mismo o se pone en peligro, al fin y alcabo, a l solo compete, en mi caso toda una familia poda quedar marcada por eldeshonor, el desprecio, cuando no la asechanza o el asesinato. El poder, susaledaos, el simple aroma de poder mueve las voluntades y las mentes con msfuerza que cualquier otra apetencia humana. El dinero, del que tanto se habla, no esms que un medio para conseguir poder, como la religin, como la sabidura.

    (Giovanni Moncenigo, traidor)

    De las muchas decisiones que Nos tenemos obligacin de determinar yejecutar, pocas nos han causado tanto desasosiego como la que atae a la persona yobras del padre Giordano Bruno, de Nola. Si se nos preguntara el porqutendriamosserios problemas para responder, tal como ensea San Agustn: Si nemo ex mequaerat scio, si quaerenti explicare velim nescio (Conf 11,17). Aunque pueda parecerlo contrario, es difcil encontrar asuntos en los que haya absoluta claridad en susextremos y fines, de manera que la decisin que se haya que tomar sobre ellos puedaevacuarse de manera clara y sin dudas. Los asuntos humanos suelen resultarcomplejos incluso para quienes los iniciaron de buena o mala fe.

    En las doctrinas del padre Bruno se mezclan observaciones de una ciertacalidad cientfica, algunas otras que ms parecen disputables opiniones filosficas,otras de calidad eminentemente teolgica, y, dentro de sta de contenido ciertamentehertico o cuando menos dudoso en la integridad de sus postulados, y otras que seincluiran en los productos fantsticos o incluso delirios de una mente que tiende asalirse de sus lmites.

    Siendo as, Nos, en defensa de la autntica religin y por prevenir que mentesms dbiles o ms dadas o proclives al extravo pudieran ser amenazadas por latentacin de esos pensamientos expuestos, por otra parte, con la brillantez de unescritor notable, capaz de presentar sus ideas de manera atrayente, nos vimos en lanecesidad de atender a su causa y de imponer las sanciones y cargascorrespondientes a lo que la recta doctrina y la sanidad de costumbres impone parapreservar la defensa de la cristiandad.

    Por otra parte, Bruno defender, al igual que todos los copernicanos, que lareligin debe ser entendida como una ley destinada al gobierno de las masasincapaces de regirse por la razn y es por ello que los buenos telogos no debenentrometerse en la vida de los filsofos, del mismo modo que los filsofos debernrespetar el trabajo de los telogos en su tarea de gobierno de las masas populares. Lafuncin de la religin es, segn Bruno, meramente civil. (Wikipedia). Esta ltimaconsideracin no puede por menos de ser enrgicamente rechazada por Nos y portodo aquel que atienda con cuidado y devocin a los dictados que para su Iglesia elpropio Jesucristo orden, como para quienes tengan a esta como gua de sus pasos,Dado que la ley natural y las eclesistica afecta por iguala todos, sean hombres desabidura o la humilde grege que labora la tierra. En el mbito de la religin todos sonhijos de Dios.

    Si bien es cierto que la gua de almas compete directamente a la Iglesia,debemos decir, y decimos que, siguiendo la doctrina del doctor anglico, tambin esmisin suya trazar el correcto rumbo a la nave del estado, para que de esa manera sealcancen los fines que para eso mismo la voluntad divina dej encargados a Pedro. Yno solo afecta esta consideracin a los asuntos humanos referentes a la poltica, sinotambin, y muy especialmente, a aquellos que tocan al pensamiento y a la gua delconocimiento de las cosas.

  • Jos Manuel Garca

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    La humana vanidad se acrisola y ejerce especialmente en la futilidad delconocimiento. De ah proceden los ms grandes extravos del hombre. El pecadoprimero estuvo vinculado al rbol del bien y del mal, al conocer, por encima de lasposibilidades humanas aquello que, por su naturaleza y efectos, deba estar reservadonicamente a la mente divina. La humana vanidad se llena e hincha con un orgulloespecialmente difcil y arisco al verse aupada sobre su propia capacidad y aldesentraar alguno de los misterios que la providencia divina instituy que quedaranocultos por mejor apacentamiento del gnero humano.

    Por ello, el filsofo, ms si cabe, debe permanecer siempre atento a la doctrinacon que la madre Iglesia le provee para una mejor direccin de sus investigaciones,que nunca deben ir ms all de donde procura la prudencia humana y que debe serestablecida por los principios de la sana doctrina y la recta razn a ella sometida. Laautonoma de la razn, desligada en absoluto de la gua de la fe, es doctrina queprocede de graves errores o de sabios ajenos a nuestra religin. Por eso no debe sertolerada. Tanto ms cuanto que puede inducir a error a otros filsofos que investigancon honradez y piedad los principios de la naturaleza y la voluntad de Dios expresadaen ellos.

    Sin embargo... En los escritos y las palabras del padre Bruno no dejamos deapreciar una intensa y honda religiosidad. El algunas ocasiones parece que sudesmesura se debe a alguna especie de arrebato mstico que lo eleva por encima desus posibilidades, incluso que lo trasporta en mentalidad de poeta ms que de filsofo.Sin desdear sus errores, que en efecto han de ser corregidos, alienta en sus escritosun profundo e intenso aleteo... Condenamos en virtud de la santa autoridad que nosfue conferida para salvaguarda de la fe y las costumbres, sin embargo...

    (Clemente VIII, Papa)

    Giordano Bruno fue quemado en el Campo dei Fiori de Roma el 17 de febrerode 1600.