13.la madera en choco. riquezymiseria

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1 La madera: la riqueza y la miseria en Chocó Por Juan Esteban Mejia, enviado especial de Semana.com A lo largo del río Atrato, es paradójica la gran cantidad de madera que se explota y la miseria de los pueblos. REPORTAJE ESPECIAL DE SEMANA.COM Los pueblos negros e indígenas, por ley, dueños de su riqueza, han cedido la explotación del bosque a intermediarios. Juan Esteban Mejía de Semana.com estuvo allí y esta es la paradoja que encontró. Miércoles 14 Octubre 2009 A lo largo del río Atrato se ven en las orillas árboles hasta que se pierde la vista, caseríos de cuando en cuando y decenas de enormes tablones recién aserrados amontonados, listos para la venta. Cada año se explotan en promedio 4 mil hectáreas de bosques de Chocó para extraer la madera y venderla en Medellín, Cartagena, Pereira, Buenaventura, Cali y Bogotá. Pero los chocoanos viven en casas mal armadas sobre barro, charcos y basuras, sin alcantarillados y muchas veces sin energía eléctrica siquiera. “A la gente no le queda de lo que tiene. Tanta riqueza que hay, y mire las comunidades cómo están de llevadas”, dice un líder negro. ¿Por qué la gente de Chocó tiene todo y les queda tan poco? Las comunidades negras e indígenas son las únicas dueñas de esa tierra y de las 50 variedades de maderas desde cuando la Ley 70 de 1993 les reconoció la propiedad de los territorios donde históricamente han vivido. O sea que, desde ese momento, extensas zonas que se consideraban del Estado, pasaron a ser de su propiedad. Los terrenos que pertenecen a las comunidades negras están divididos en grandes

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    La madera: la riqueza y la miseria en Choc Por Juan Esteban Mejia, enviado especial de Semana.com

    A lo largo del ro Atrato, es paradjica la gran

    cantidad de madera que se explota y la miseria de los

    pueblos.

    REPORTAJE ESPECIAL DE SEMANA.COM Los pueblos negros e indgenas, por ley, dueos de su riqueza, han cedido la explotacin del bosque a intermediarios. Juan Esteban Meja de Semana.com estuvo all y esta es la paradoja que encontr. Mircoles 14 Octubre 2009

    A lo largo del ro Atrato se ven en las orillas rboles hasta que se pierde la vista,

    caseros de cuando en cuando y decenas de enormes tablones recin aserrados

    amontonados, listos para la venta.

    Cada ao se explotan en promedio 4 mil hectreas de bosques de Choc para extraer

    la madera y venderla en Medelln, Cartagena, Pereira, Buenaventura, Cali y Bogot.

    Pero los chocoanos viven en casas mal armadas sobre barro, charcos y basuras, sin

    alcantarillados y muchas veces sin energa elctrica siquiera.

    A la gente no le queda de lo que tiene. Tanta riqueza que hay, y mire las comunidades

    cmo estn de llevadas, dice un lder negro.

    Por qu la gente de Choc tiene todo y les queda tan poco? Las comunidades negras

    e indgenas son las nicas dueas de esa tierra y de las 50 variedades de maderas

    desde cuando la Ley 70 de 1993 les reconoci la propiedad de los territorios donde

    histricamente han vivido. O sea que, desde ese momento, extensas zonas que se

    consideraban del Estado, pasaron a ser de su propiedad.

    Los terrenos que pertenecen a las comunidades negras estn divididos en grandes

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    parcelas que se llaman consejos comunitarios. Y a los territorios donde estn los

    indgenas se les dice resguardos.

    Si uno va por el ro Atrato y mira al horizonte, puede que buena parte de ese gran

    territorio verde le pertenezca a cualquier persona indgena o negra que est parada al

    lado de uno. Por eso es tan paradjico que de toda la madera que se extrae de all, sea

    tan poquito lo le queda a esta gente, duea de la tierra.

    Trmite costoso

    Lo que ha ocurrido es que, desde siempre, la explotacin de madera en Choc se ha

    hecho sin mayores controles. Para mitigar el deterioro de la naturaleza, el Ministerio de

    Ambiente emiti en 2007 la resolucin 1393, que establece que quien posea una tierra

    y quiera aprovechar los recursos que hay en ella, debe hacerle una solicitud al

    gobierno, que decide, en este caso, la cantidad de madera en metros cbicos que se

    pueden cortar.

    Para pedir ese permiso, los consejos comunitarios y los resguardos deben presentar un

    estudio que diga cuntos rboles hay en el territorio, de qu especies son y qu

    medidas de grosor y altura tienen. Adems, deben entregar un plan de

    aprovechamiento, donde diga qu es lo que se va a hacer all, qu equipos se van a

    usar y cmo es que se respetar el ambiente.

    Elaborar esos documentos vale un platal que no suelen tener los chocoanos nativos.

    Para pedir un permiso de extraccin de 10 mil metros cbicos, que es el promedio que

    se pide, hay que invertir slo en los estudios al menos 10 millones de pesos.

    Al ingeniero forestal Jess Lcides Mosquera, ex director de la Corporacin Autnoma

    Regional de Choc (Codechoc) entre 1995 y 2002 se le ocurri una solucin al

    problema.

    Tenamos una coyuntura y era que los empresarios que venan cortando madera

    cuando las tierras eran del Estado, se vieron, de repente, parados en terrenos privados.

    Pero como los dueos de esa tierra no tenan con qu tramitar los permisos para

    aprovechar la madera, propuse que se asociaran, dijo Mosquera a Semana.com.

    Esa asociacin consiste en que un empresario financia los estudios y consigue los

    permisos del gobierno. Por ese servicio, los consejos comunitarios y los resguardos les

    dan a los empresarios un 70 por ciento de descuento sobre el 30 por ciento de la

    madera que tienen autorizacin de explotar.

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    Y a m, que estoy asesorando, me dan otro 30 por ciento con un descuento igual,

    cuenta Mosquera, que ya maneja ese modelo de negocio con 40 consejos comunitarios

    en la zona alta del ro Atrato. El modelo se expandi por todo el departamento y lo

    estn aplicando varios empresarios e ingenieros forestales.

    A primera vista parece una asociacin productiva, pero en la realidad estas

    comunidades terminan entregando el control sobre sus territorios a terceros a cambio

    de una fraccin de su riqueza.

    Como esclavos

    Las normas estn hechas para que los representantes legales de los consejos

    comunitarios y los cabildos de los resguardos tengan el control de lo que pasa en sus

    tierras. As, quien va a sacar madera, debe tener su consentimiento para que

    Codechoc pueda emitir un salvoconducto que permita movilizarla por el ro o por tierra.

    Pero tener un socio implica darle licencia para que diligencie salvoconductos ante

    Codechoc.

    Y, qu es lo que est pasando? Que no siempre el empresario que inyecta dinero es

    quien va y extrae la madera directamente, sino que, a su vez, revende su cuota del

    negocio autorizado.

    Aparecen entonces los intermediarios. Ellos no suelen tener contacto con los

    representantes legales de los consejos comunitarios ni con los cabildos indgenas, sino

    con el empresario privado que tramita los salvoconductos.

    Los intermediarios utilizan cuadrillas de aserradores, que son precisamente los

    propietarios de esos bosques, pues son los que los conocen bien y estan dispuestos a

    hacer el trabajo pesado para ganarse la vida.

    El intermediario les da la motosierra, la comida y el combustible para que se internen en

    la selva durante meses, corten la madera, la saquen a las quebradas y la transporten

    hasta los sitios de acopio. Generalmente, deben llevarla hasta las cabeceras de los

    municipios ms grandes, donde el negociante maneja sus redes comerciales.

    Aqu hay unos compradores que dotan de herramientas, comida y motosierras a las

    personas que cortan esa madera, explica Manuel Humberto Moreno, alcalde de Viga

    del Fuerte, un municipio que queda en la orilla antioquea del Atrato.

    Cuando llegan los aserradores, se liquida el valor de la madera y se les empiezan a

    descontar las cuotas que deben pagar por la motosierra, el alimento, la gasolina que se

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    gastaron las lanchas y la misma motosierra.

    En ltimas, la gente termina trabajando por un plato de comida, porque en lo que cobra

    no tiene en cuenta ni el esfuerzo que realiza ni el tiempo que se gasta trabajando y,

    fuera de eso, sale a deber, cuenta una lder negra que ha observado la situacin.

    Sin control

    Este modelo presenta tres problemas para los habitantes de las orillas del Atrato.

    Primero, no ven en la madera, el producto que ms debera aportarles

    econmicamente, una verdadera posibilidad de negocio.

    La madera no es recomendable por tanto pago que hay que hacer como transporte,

    combustibles y alimentacin. No trae sino cansancio, dice un lder indgena.

    Si esa cantidad de gastos deben asumirlos quienes estn dentro del modelo de negocio

    que est operando, para aquellos que no estn en l s que les sale ms caro.

    Aqu uno corta cuando hay mucha necesidad. A veces le compran a uno y queda

    debiendo porque toca pagar 80 mil pesos de gasolina para la motosierra, 70 mil para la

    lancha, 100 mil al que maneja la motosierra, comida y el salario para los empleados,

    ms los impuestos a los consejos comunitarios o los resguardos para que le den a uno

    el salvoconducto y los que cobra adems Codechoc, cuenta un habitante de la orilla

    del ro mientras repara su motosierra para salir a cortar madera, sin esperanzas de

    obtener mucho dinero.

    El segundo problema para las gentes negras e indgenas es que a sus territorios entran

    personas que ni siquiera se sabe quines son. Pueden ser enviadas por los

    intermediarios, que mandan a los aserradores a trabajar a cualquier parte donde hayan

    comprado rboles para cortar, o desconocidos que quieren usar las tierras ajenas.

    Eso ha generado sealamientos y algunas tensiones. El problema sobre la explotacin

    de la madera es que los negros de la comunidad vecina no respetan nuestro territorio.

    Se pasaron el lindero, segn le dijo a Semana.com un lder indgena.

    Entonces los lderes no saben si esas personas estn dentro del negocio o si estn

    robando sus recursos. Si tuvieran la potestad de certificar cunta madera sale de sus

    resguardos o consejos comunitarios para que Codechoc expida los salvoconductos de

    movilizacin, podran pelear ms fcil por lo suyo. Pero como ya le han entregado a sus

    socios capitalistas parte de esa potestad tambin, perdieron el control.

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    Adems, en 2007 se perdieron 800 salvoconductos en blanco de las bodegas de

    Codechoc y no se han recuperado ni se han detectado a los culpables. Posiblemente,

    sea muy fcil tener uno de estos en el mercado negro para movilizar la madera cuyo

    corte no ha sido autorizado por ninguna autoridad ni por ningn empresario.

    Hctor Damin Mosquera, director de Codechoc, reconoce que en todas partes hay

    tala ilegal, pero no tenemos la capacidad operativa para controlar todo el territorio.

    Silencio y miedo

    Y si alguien nota que en su tierra estn cortando madera sin permiso, prefiere el

    silencio, y este es el tercer problema del modelo que se est aplicando. Por qu

    callan? Porque el primero que puso en practica la idea de repartir motosierras, comida

    y gasolina a cambio de trabajo fue el paramilitar Fredy Rendn Herrera, alias el

    Alemn, y su bloque, el lmer Crdenas, que asol esa regin entre 1995 y 2006.

    El negocio de la madera era porque necesitbamos finanzas. Nosotros les

    entregbamos la motosierra, la comida y el combustible al precio que vala. Y como la

    tropa avanzaba combatiendo a la guerrilla, ellos trabajaban en zonas que estaban ms

    controladas y nos vendan la madera a nosotros al precio que se venda en Riosucio. Si

    nos vendan a 700 mil, nosotros se lo vendamos al comprador de Cartagena a 850 mil,

    por decir algo. En Cartagena nos compraban directamente a nosotros. Manejbamos

    200 motosierras, 400 500 mulas, que podan producir 100 millares de madera

    trimestral, segn le dijo El Alemn a la revista SEMANA en una entrevista.

    De acuerdo con sus declaraciones, en su negocio no haba contrabando. Los

    campesinos tenan los permisos y lo nico que nosotros hacamos era una venta.

    Pagbamos a la proveedora, pagbamos combustible y pagbamos un porcentaje a la

    mquina y a los semovientes. Le vendamos al que nos trajera la plata en efectivo,

    nosotros no fibamos. Nos llegaba la plata en costal. Haba meses de 200 millones, 100

    millones. Era la participacin que tenamos nosotros. Y el campesino tena la posibilidad

    de volver al monte e ir pagando la herramienta que no tena, dijo 'El Alemn' en aquella

    entrevista.

    La gente de la regin, conociendo cmo actuaban estos hombres y que estaban detrs

    de muchos de quienes entraban a cortar madera en sus tierras, considera todava que

    es mejor no hablar.

    Cuando exista el bloque paramilitar lmer Crdenas, quien no estuviera dentro de su

    esquema de negocio deba pagar vacunas. Eran pagos concertados. Los madereros

    pagaban voluntariamente un impuesto del 5 por ciento sobre maderas finas y 3 por

    DaftpunkNota adhesivaOJO!, ANEXAR DESPUS DE LOS PROBLEMAS DEL MODELO

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    ciento sobre maderas ordinarias. A las personas que no queran contribuir, no se les

    tomaba algn tipo de retaliacin. Esas empresas que aportaban eran Maderas del

    Darin y Trplex Pizano, de acuerdo con lo dicho por el Alemn en sus versiones

    libres de junio de 2007.

    Es decir, buena parte del negocio de la madera estaba controlado por los paramilitares.

    Por eso es que el aprovechamiento de la madera a lo largo del ro Atrato es un tema

    casi secreto, del que no se habla en pblico.

    Usted quiere que le hable de la madera?, pregunta la gente en susurro, mirando a

    los lados, para decir despus: pero aqu no. En seguida, sugieren hablar en un

    espacio privado y sin que se vaya a hacer pblico su nombre. Y ah s comienzan a

    contarlo todo.

    En Riosucio cuentan que los paramilitares les estn pidiendo a los representantes

    legales de los consejos comunitarios un porcentaje del total de madera que les dejen

    cortar. De cada licencia piden el 10 por ciento.

    Al que no acepte, lo amenazan. Usted tiene que financiar esta guerra tambin, es el

    pretexto que usan hombres que dicen pertenecer a las guilas Negras. Y vaya y

    denuncie y ver que ms se demora usted en contar que nosotros en enterarnos, les

    advierten.

    Adems, cuando nos ven con madera, nos piden vacunas, relata un indgena, igual de

    sigiloso, midiendo sus palabras.

    El sargento Gabriel Pea, comandante de Polica en Riosucio, cuenta que la gente

    dice que la extorsionan, pero cuando vamos a averiguar, dicen que no. Les da miedo

    hablar con nosotros porque creen que si los ven, piensen que nos estn dando

    informacin y tomen venganza. El problema es que la gente no denuncia, pero se dice

    que por todas partes andan actores armados, estn unos das y despus se van. No

    hemos podido detectarlos.

    La guerrilla, que sigue asentada en las partes altas de las montaas, donde estn los

    mejores rboles madereros, sabe que quien sube a cortar es porque est financiando a

    sus enemigos. A veces piden vacuna tambin, amenazan o golpean y les impiden su

    presencia a quienes suben a talar.

    La Defensora del Pueblo ha advertido que en algunos lugares de este municipio, las

    Farc han impuesto una exaccin forzosa del cinco por ciento sobre la madera que

    extraen las comunidades e intervienen constantemente en las decisiones de las

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    autoridades indgenas, adems de realizar homicidios selectivos.

    Una fuente de esa institucin en Bogota cont que es bien conocido que desde Viga

    del Fuerte, en la orilla antioquea del ro Atrato, los paramilitares controlan sus

    operaciones. Pero tambin, en algunos lugares alejados del casco urbano de ese

    municipio, las Farc estn implantando cultivos lcitos e ilcitos y vienen explotando y

    comercializando recursos maderables, segn alertas emitidas por la Defensora.

    El coronel Hernando Herrera, jefe de Estado Mayor de la brigada XV, sabe que en

    Choc, la madera mueve mucho comercio y es por medio de pequeos y medianos

    comerciantes que los grupos ilegales buscan apoyo. Hemos combatido y hablado con

    los comerciantes para que denuncien, pero nadie lo hace, segn cuenta.

    En ltimas, en Choc la gente sigue soportando la pobreza, bien sea por la violencia

    que los aqueja o porque estn, como explica una lider, como la parbola del elefante.

    La conoce?, pregunta. Y responde: a los elefantes de los circos los amarran desde

    pequeos a una cuerda y ellos se acostumbran a que sta los domina. Pero cuando

    crecen, los elefantes tienen tanta fuerza, que son capaces de tumbar el circo entero.

    Sin embargo, se mantienen controlados cuando los amarran, porque no se han dado

    cuenta de lo que pueden hacer.

    Y eso, segn ella, puede estar pasndoles a sus coterraneos de Choc. Ya son dueos

    de la tierra y sus recursos, pero les falta usar el poder que tienen para exigir lo justo.

    Cuando se den cuenta de que ya no son como los elefantes pequeos, ese paradjico

    paisaje de maderas, verdes de muchos rboles y pobreza a lo largo del ro Atrato,

    podra convertirse en otro diferente, donde se vea que la riqueza que crece en esa

    selva todos los das es para quienes se ganaron su derecho a aprovecharla