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    Informacin veraz?

    ENRIQUE DE AGIJINAGA

    Catedrtico Emritode Periodismo

    El Periodismo, que anima los llamados Medios de Comunicacin Social

    (Mass Communications), no busca la Verdad. Por lo tanto, las retricas ads-cripciones de Periodismo y Verdad hay que aceptarlas con relatividades y re-servas, aunque la Verdad se haya instalado en las cabeceras de los peridicos.como Pravda, de Mosc, por ejemplo.

    Laprimera pregunta, la gran pregunta, se la hizo Pilato aJess yesten losEvangelios Sinpticos (San Juan, 1967: 1441):

    Entonces Pilato le dijo: Luego t eres Rey. Respondi Jess: S, co-mo dices, soy Rey. Para esto he nacido yo ypara esto he venido al mundo:

    paradar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escuchamivoz . LepreguntPilato: Qu es la verdad?

    A poco que se analice, enseguida se entiende que la Verdad, concepto filo-

    sfico, deraz profunda y enorme magnitud, no puede ser el objetivo del Perio-dismo, que, a lo sumo, trasmite verdades particulares (muy pocas, en relacincon el universo de la Verdad)y, en cualquier caso, teidas de interpretacin.

    No es que el Periodismo no quiera buscar la Verdad.Es que no tiene capa-cidad ni disposicin para ello. Mas, an: aunque se lo propusiera, no podraconseguirlo porque se lo impedira su propia naturaleza selectiva y valorativade la Realidad, asentada imperialmente en la subjetividadde cada Medio de Co-municacin Social. Conviene aqu recordar, una vez ms, el cantar (Machado,

    EstudiossobreelMensaje Periodstico, n.

    0 4. Pp. 123-133, Servicio Publicaciones UCM,Madrid, 1998

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    1969): Tu verdad?No, la Verdad, y venconmigo a buscarla. La tuya, gur-datela.

    La verdades y sersiemprepara el hombre unideal aperseguiry no unobjetivo conquistable; yla objetividad, ms que un hallazgo humano, es la

    fra realidadde las cosas en simisma, quefue denominadapor Kant comonumeno o lo en si

    (Vzquez, 1986)

    Desde Walter Lippmann (1889-1974), est claroqueel Periodismono bus-ca la Verdad, porque lo que busca es la Noticia, que, evidentemente, no es lomismo, aunque, por definicin, la noticia periodstica deba ser verdadera, eso

    s, con una exigencia atenuada por matices y licencias.

    Al establecer el derecho a la libertad de informacin, la Constitucin lo re-fiere al reconocimiento y proteccin del derecho a comunicaro recibir libre-mente informacin veraz porcualquiermedio de dtfusin. Pero, sin ms expli-caciones, aqula Constitucin comete,al menos, una incorreccin gramatical.

    INFORMACINVERAZ?

    No hay informacin veraz y, porende, informacin mendaz, sino informa-cin verdadera o informacinfalsa. La veracidado la mendacidad son cuali-dades del sujeto, del Informador; pero no del objeto, en este caso, la Noticia.Todos entendemos lo que la Constitucin quiere decir y todos sabemos que laexpresin informacin veraz esde uso corriente; pero el errorgramaticaldel ar-ticulo 20 ahest.

    ElTribunal Constitucional, por sentencia de julio de 1981, ha establecidoque el requisito de veracidad dela informacin no exige la demostracin plena

    y exacta de loshechos ya que estdescartada la equiparacin entre la veraci-dad dela informacin (...) y la objetividad de la misma, que expresamente no

    fue incluida. Yaade:

    No es requisitode laprueba deveracidadla demostracin plenay exac-ta de los hechos imputados. Basta con un inicio signqicativo de probanza,que no es, ni lgicamentepuedeser, la de laprueba judicial.

    (Cuadra, 1991)

    Efectivamente, como recuerda el Tribunal Constitucional, en el proceso deelaboracin del articulo 20 de la Constitucin, se parti del concepto de infor-macin objetiva que, finalmente, fue sustituido por el concepto de informacin

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    veraz. As se llega a la sentencia del Juzgado de Primera Instancia nmero 59de Madrid, que considera que la veracidad debe interpretarse en el sentidodeque la informacin rectamente obtenida y difundida es digna de proteccin,

    aunque su total exactitud sea controvertible o se incurra en errores circuns-tanciales que no afecten a la esenciade lo informado.

    Las interpretaciones de aquella ndole nos sitanen un orden de aproxima-ciones, que se puede representar en la decisin de la Corte Suprema de los Es-tados Unidos: Nohay necesidadde que el texto entrecomillado sea totalmente

    idnticoa laspalabraspronunciadas enla calle, en una oficina o enel Parla-mento. Lo notable es que, eneste caso, se recurra al ejemplo de la fotografa,como deformacin de la realidaddesde doso tres dimensiones, para justificarque la atribucin de frases entrecomilladas no sea literal, en cuanto que elpe-

    riodista siempre est obligado a un trabajo de reduccin y transformacin(Riotta, 1991).

    LO INTERESANTE

    Axiomticamente la noticia periodstica lo es por ser interesante, de mo-do que, por desarrollo del discurso, ya podemos decir que el Periodismo no

    busca lo verdadero sino lo interesante yque esta bsqueda se efecta comouna criba de la Realidad. Queden aqu, sobre la mesa, remitidas a otras ins-tancias especulativas, las diferencias esenciales entre Realidad yVerdad (Mi-ret, 1997).

    Una perseverante reflexin, en un dilatado proceso de investigacin docen-te,me ha conducido ala formulacin tericadel Periodismo, por encima de for-mas, accidentes e instrumentos, como un sistema de clasificacin de la Reali-dad que utiliza dos operaciones (seleccin y valoracin) en virtud de dos

    factores (inters e importancia).

    As,el Periodismo divide la Realidad, el universo de los hechos, en dos par-

    tes enormemente desiguales: lo que interesa y lo que no interesa. Ques loque interesa? En Teora del Periodismo, interesa lo determinado por los llama-dos Factores Objetivos de Inters General; es decir, lo que,en cada momento yen cada lugar, interesa al ente colectivo que conocemos como el pblico o lagente (Ortega, 1957).

    A esta objetiva operacin de seleccin, que divide el universo de la Reali-

    dad en dos partes (A. Lo interesante yB. Lo no interesante), sigue un primer

    1 El Pas(diario), Una sentencia sobre el honor y la veracidad, Madrid, 22 de julio de

    l995.

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    acto subjetivo (loque debe interesar y lo queno debe interesar) aplicable a ca-da una de aquellas dos partes. De este modo se llega auna cudruple subdivi-sin: A.1. Lo que debe interesar de lo interesante; A.2. Lo queno debe intere-

    sarde lo interesante; B.I. Lo que debe interesar de lono interesante; y B.2. Loque no debe interesar delono interesante.

    LO IMPORTANTE

    Lo que debe interesar, independientemente deque intereseo no interese,es,en Teora del Periodismo, loimportante. Lo importante viene determinado por

    los llamados Factores Subjetivos de Importancia Periodstica. Aqu yano ope-ra el apetito del pblico ode la gente, sino la valoracin propia de cada medio,que, como dice todos los das me New York Times, finalmente publica lo que,a su juicio, merece serpublicado (Al the news thaPsfit toprint).

    Cada medio, en efecto, no solo divide la Realidad en aquellas dos partes (loque merece serpublicado ylo queno merece serpublicado), sino que,al mis-mo tiempo, determina interpretativamente cmo se publica lo que merece ser

    publicado. Estaes precisamente lafuncin determinativa de contenidos, propiadel director, asistido por el derecho de veto2, que puede darlugar atres mode-los de peridico: elde lointeresante (A.l.-A.2), el de lo importante (A.l.-B.l)yel mixto (A.1-A.2-B.l).

    TodoPeriodismo, por su propia naturaleza, es interpretativo y, por eso,nopasa de merasimpleza la primitiva y recurrente proposicin de separar infor-maciones y opiniones. Habr que repetir que el Periodismo es un sistema queclasifica interpretativamente la Realidad; pero, adems, yahay que aadir que

    la clasifica por sincdoque, ofreciendo una partecomo si fuera el todo. As lohace el peridico cuando elipticamente nos dice: Estoes lo que ayerpasenel mundo o, ms precisamente, Esto es lo ms importante de lo que ayerpa-so enel mundo. Y nos lo dice, a su juicio, con las doscientasnoticias aque se

    reducen las minadas y minadas de hechos que componen la Realidad de eseda.

    2 ElPas(diario), Estatuto de la Redaccin (Articulo 12: El directores el responsablede la linea editorialde ElPasante loslectores y los tribunales, en el marco de los principiosenunciadosen esteEstatuto. A tales fines, mantieneelderecho de veto sobre todos los originales,incluidos los de publicidad), aprobado por la JuntaGeneral de Accionistas de PRISA, Madrid,

    9-20 de junio de 1980.

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    REALIDAD ARTIFICIAL

    Este epitome de Teora del Periodismo no solo no nos aleja de la proposi-

    cin inicial (Medios de Comunicacin Social y Verdad)3, sino que seconsti-tuye en su mdula, en cuanto que el Periodismo, mediante la interpretacininmanente y la opinin contingente, nos propone, con nimo de persuasin,

    qu es lo que importa y qu es lo que no importa; qu es lo que existe yques lo que no existe (dice un aforismo: solo existe aquello quese conoce comoexistente), creandoun dominante sistema de valores, creando una nueva Rea-lidad.

    La ideade que el Periodismo no se limitaa dar una versin de la Realidad,sino que,al mismo tiempo, crea una nueva Realidad ya es clsica en los anli-sis tericos. Ttulos como Lainvencindela actualidad (Benito, 1995),Lo pro-duccin dela noticia(Tuchman, 1983) o Lafabricacin dela noticia (Fishman,1983) significan, endefinitiva,que el sistema periodstico creauna Realidad ar-tificial en la que estamos inmersos naturalmente, con la misma naturalidadque

    el actorse mueve en el decorado teatral.

    Realidad artificialno quiere decir realidadfalsa. Lamquina con que es-cribo es artificial pero no es falsa. Desde esta situacin, los excesos delos me-dios, la conversin de los testigos en protagonistas, puede conducira la de-mocratura; es decir aesadictadura democrtica que degenera en tiranade losmedios (Mermet,1987) y pone en riesgo a la propia democracia (Fallow,

    1996).Hay tambin (Maras, 1997) una perspectiva espaola:

    Despus [de 1974]ha habido unnuevo distanciamiento entrela realidady su presuntaexpresin... Desdevanosfrentes,seha producidoun desprecioa la verdad, de consecuencias muygraves, aunque no irreparables. Varios

    factores han contribuidoa que esto suceda. Elms importante, el enorme in-crementode podery eficaciade los medios de comunicacin, cuyo alcanceha sido extraordinario. Todo ellofavorecidoporalgotan preciosocomolalibertadde expresin, la ausenciade censura. Sedirque esto hubiera debi-do permitircorregir todo abuso, mostrarlasfalsificaciones cuandosepro-dujeran, restablecerlos derechosde la verdady el derechoa laverdad. Pe-ro hay quepreguntarseen qumanos hanestado esos instrumentos, quien hadispuestode ellos...

    Yunaestampa(Fox, 1958) ms terrorfica:

    3 Enrique n~AGUINAGA, Mediosde Comunicacion Socialy Verdad, en Veintiuno (revis-ta),n.0 37, primaverade 1998, Pp. 33-44.

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    Esta vincha, nosdice el director [del Museo deArequipa], serva pa-ra vendarlos crneos de los recin nacidos yproducir sus espantosas defor-

    maciones... Los grandes trusts periodsticos nos vendan las meninges...Quien posee actualmentela fuerza es el Dueo delAdjetivo... El Dueo del

    Adjetivo determina quienesson hroes, aunque a suspies humeen lasciuda-des, y quienes criminales..., nuestra civilizacin ya no tiene salida, porquejuegacon la Verdad. Estospobres indios deformadoseranunos cuantos cien-

    tos... peroahoraandan millonesy millones de hombrescon el crneo venda~do...

    MENTIRAS GACETAELES

    Es en aquel caldo de cultivo donde no solo la Verdad es suplantada por laNoticia, sino tambin donde la falsedad no es extraa. Ya el Padre Feijo(1676-1764) escriba acerca de las mentiras gacetables y, coetneamente, To-bias Peucer, autor de la primera tesis doctoral sobre Periodismo (Leipzig, 1690)

    prevena en contra de la tolerancia y consumo de la mentira, propios de las no-vellw, como se llama a los peridicos de la poca (Aguinaga, 1996). Que la re-alidadno arruine tu reportajedice un cnico proverbio delas Redacciones.

    Se cita frecuentemente la frase de Thomas Jefferson (1743-1826), que fuetercerpresidente de los Estados Unidos (1801-1809): Si tuviera que decidiren-

    tre Gobierno sin peridicos o peridicos sin Gobierno, no vacilara un mo-mento en escoger esta ltima opcin (1787). Pero, aos ms tarde, el propioJefferson dej escrito:

    El hombre quejams echa un vistazo a un peridico est mejorinforma-do que aquel que los lee, en tanto... quien no sabenada est ms cerca delaverdad que aquel cuya mente est llena defalacias y errores (1807)... Los

    anuncios contienen lasnicas verdades merecedoras deconfianza que hay en

    un peridico (J819)~.

    En un manual de principio desiglo, que ya es un clsicoen la bibliografadel periodismo (Mamar, 1906: 168-170), se justifica el infundio como recursopara resolver la carencia de noticias. Sus recomendaciones, entrepintorescas yescandalosas, ah estn:

    ...Se infunda inventandolo quenose sabe;peroentreesoy elmentirpormentirhay una gran distancia;tanto es, que la mentira difcilmente resultaexcusable y elinfundio lo es casi siempre.

    4 ThomasJEFFERSON, Writings, The Libraryof America.

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    Es necesarioinfundiar? Disculpable,ya hemos visto que lo es; necesa-riopuedeque tambinlo sea. Cuandono hay noticiasy elperidicoaparecesinellas, no se leocurrepensaral lectorque haya sido unda gris, sino que

    exclama: Que sosos estn hoy losperidicos! . No acusa alperiodistaelque no haya noticias; hade darlas, yporeso, para cuandono abundan, es

    un recurso heroicoel saberlas inventarcon buen ingenio opresentirasporesfuerzo deductivo.

    Quiz es lo mejorla verdad;pero el respetable publico no siempre laacepta como mercaderade buena ley, y hay que entreverara a las veces consu poquitodefantasasinfundiosas.

    Mejorseria no haberde infundiar;pero, pues ello es indispensable, h-gase que nunca el lector, que aciertosy planchas olvida pronto, diga al leerEstono puede ser Hgaseque, a lo sumo, cuando dude, lo haga pensando

    que si no es verdadpudieraserlo lo que le cuentan.

    No fueun infundiador reportero, sino elPresidente-editordel diario Ya, Jo-sEmilioRodrguezMndez, quienpublic en elmesde abril de 1997, en ca-lidad deexclusiva y reiterada noticiade portada,el descubrimiento del parade-ro de Antonio Angls, presunto asesino de las nias de Alcsser (1992), ascomosuencuentroy entrevista en Amrica. La exclusiva estabaurdida con to-do genero de falsedades, incluidas las fotogrficas, que, poco despus, fuerondesveladaspor la revista Intervi(9de junio) como una alucinante patraa pe-riodstica.

    Rodrguez Mndez minti pblica y clamorosamente en su peridico, se-guramente,como invencindela noticia, con elclsico objetivoperiodstico deaumentar la ventade ejemplares.Qu cdigo deontolgicose leaplic?Qudijo al respectola Asociacinde la PrensadeMadrid? Yla Asociacinde Edi-tores de Diariosde Espaa? Fue objetode alguna sancin? Eldirectorde Ya,JosMariade Juana,dimiti; pero EmilioRodrguezMndez siguifigurandocomo Presidente-editor: es decircomo mximoresponsabledel peridicoenelque enga deliberadamentea sus lectores.

    EL MUNDODEL REVS

    Enla mentirade Rodrguez Mndezhubo deliberacin; pero Ortega,en sufamosa diatribacontra la Prensa, vamslejos: aunque,se propusierala Verdad,elPeriodismo no podra evitar sus aberracionesintrnsecas.

    Habran de no obrarsobre losperidicos losintereses, muchasveces in-confesables, de sus empresas; habra de mantenerse el dinero castamentealejadode influiren la doctrinade los diarios,y bastara a la Prensa aban-

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    donarse a supropia misinparapintarel mundo del revs... Cuanta ms im-portancia sustantivayperdura ntetengaunacosa opersona,menos hablarnde ella losperidicos,y, en cambio, destacarn en suspginaslo que agotasu esenciacon ser un suceso y darlugara unanoticia.

    (Ortega, 1932: 1223)

    Veinticinco aos despus, Gregorio Maran, en el primerode sus imagi-narios monlogos, en la Hemeroteca Municipal de Madrid, entra en sintonaconOrtega:

    Abte un tomo cualquiera de esas colecciones. A vecespuede leerse unao henchidode sucesossin que se rastree una vez siquierala huella de loeterno. Todo esto, todo ese ao tan penosamente vividopormuchos hombres

    algunos pensaban que el ao nuevo no llegara jams, es hoynada, na-da. Los hechos que al ocurrirjustificaban los grandes ttulos de la primera

    plana, apenasflotan en el gran naufragiodel pasar Quiz un menudo suce-so escondido en un rincn nosparece hoy ms dignode sobrevivir, porque,ensu pequeezhistrica, est transido de humanidaddirecta. Ms an: le-

    yendoesta crnica pretritay rtmica sepresienteque lo ms importantepa-ra elporvenirno era nada de lo que se supona, sino otras cosas ms nti-mas, que escaparon alpatrndel inters de cada da.

    (Maran, 1945: 17)

    Aade Maran una consideracin que se puede tomar como la ultima ra-tio de los reproches intelectuales a la Prensa:

    Lo vida, hoy, es accinpura,sin el noble contrapesode la razn. Acasoen eso resida la turbulencia trgica enque nosagitamos, odindonos y ma-tndonoslos unos a los otros sin saberporqu. Ya esta accin, sinfreno ysintope, nos empujael exceso de informacin, la informacinde los hechossecundarios, a los que da la actualidadfalsa categora:y, sobre todo, la es-clavituddelpensamientoalritmo de lanoticia peridicaque esincompatiblecon librejuego de la meditacin.

    Y,finalmente, Maranintroduce un trminoclave y escandaloso, aberra-cin,con elque signalanaturaleza aberrante del Periodismo:

    Losperidicos estn inspiradosporun monstruo anormal que se llamala actualidad, el cual, entre otrascosas,padece de un defecto de la vista queno se como llamarn los oftalmlogos: consiste en la incapacidadde apre-ciar el verdadero colory lasdimensiones exactas de las cosas. Lo que la ac-tualidadjuzganegro, resulta, a veces, en lalejana, blanco como la nieve; loque se crea grande, puede ser un grano de arena, y ascon lo demas.

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    He dedicado buena parte de mi investigacin universitaria a la observacinde aquellas aberraciones, en un planteamiento que he llamado el drama inte-lectualdelPeriodismo: No es dramticala eleccin entre laperfeccin yla ra-

    pidez? No es dramticala certeza de que elPeriodismoest parcializandolaRealidad?No es dramtica,en fin, la evidenciadeque el Periodismocrea unaRealidad artificialde carcter reflejo?

    Todas estas reflexioneslas he sintetizadoenlasque, a mijuicio,son las trescausas principales de la congnita aberracin periodstica: 1. El Periodismo co-mo estado de modificaciones; 2. El Periodismo como satisfaccin de la de-manda;y 3. ElPeriodismo como actitudaprioristica (Aguinaga, 1982).

    HABITUALIDADES PERIODSTICAS

    El Periodismo como estado de modificaciones es consecuencia de la impo-sibilidad de informar de todo el universo de la Realidad actuante o actualidad.Por eso seda por supuestala actualidadpermanente y se informa de la reali-dad diferencial. As, el peridico de cada daviene a decirallector: Todosigueigual queayer;salvo estas alteraciones, salvo este estado de modificaciones de

    la Realidad.

    El estado de modificacionesde la realidad,convertido en hbito periodsti-

    co, produce la aberracinde que la alteracinse identifiqueo confundaconlaRealidad;quese considere quela Realidadsolo est constituidaporlodiferen-cial, lo chocante o lo anormal y que lo permanente, lo vulgar o lo normal noforman partede nuestromundo.

    El Periodismo como satisfaccin de la demanda es consecuencia del carc-ter social del peridico.Por esose hacenconcesiones paraaumentaro sostenerla recepcin,medidade lacalidady dela competencia.El peridico,aunquenocoincida con sus propsitos oconvicciones, determinasu contenido enfuncinde lamayor demanda.

    La satisfaccin de la demanda, convertida en habitualidadperiodstica, pro-ducela aberracin de que la empresa se identifiqueo confundacon lamisin;de quese considere dogmticala complacencia del pblico (ese monstruo),demodo quela misindel peridicosea complacerle yque todo lo queno lecom-plazca sea eliminado.

    El Periodismo como actitudaprioristica es consecuencia de que, aunquesea la simple complacencia del pblico, todo peridico constitutivamente sepropone algo y a ello condicionasu conductaperiodstica, que sepodra resu-mir en la provocativa sentencia de que cadaperidico publica lo que le con-viene o, al menos, como le conviene.

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    La actitud aprioristica convertida en habitualidad periodstica produce la

    aberracin de que los propsitos se identifiquen o confundan con la Realidad;de que se informe desde los deseos y que se llegue a la tergiversacin de quelos hechos no sean importantes per se, sinoporque se publican.

    ALREDEDORDE LAVERDAD

    Y la veracidad sufreenel imperio de aquellas aberraciones, enla lucha porla audiencia; en la ideade que, en definitiva, los peridicos venden lectores alos anunciantes; enla realidad de que los peridicos sonresistentes ala rectifi-cacin; enla confirmacin de que los peridicos sustituyenrpidamente una ac-tualidad por otra; oen la evidencia de que los peridicos, inevitablemente, dansu propia versin de loshechos.

    El Periodismoen definitiva esun productode la Sociedad. La televisin noentontece alpblico; es el pblicoel que entontecea la televisin (Haro, 1989).Desde esta base, es imaginable otro Periodismo ms veraz? Es imaginabte un

    Periodismo de la normalidad, frente al Periodismo dela alteracin? Es imagi-nable un Periodismo que no sea simplemente estado de modificaciones, satis-faccin de la demanda o actitud aprioristica?

    Un hipottico Periodismo de aquella nueva traza requiere, evidentemente,un mbito social igualmente nuevo. Quede aqu, en los alrededores de la Ver-dad, el reto intelectual de un nuevo Periodismo para una nueva Sociedado deuna nueva Sociedad para un nuevo Periodismo (Aguinaga, 1982).

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