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En los estudios sobre demografía, el fenómeno de la fecundidad, junto a la mortalidad y las migraciones, es uno de los más relevantes, dado que marca la trayectoria futura de una población. Es- tos estudios aportan información signifi- cativa para implicaciones futuras, ya sea para previsión de servicios y/o genera- ción o modificación de políticas relati- vas a la población en general. En la actualidad se están desarrollando múlti- ples estudios relativos a la fecundidad cuya temática se ambienta en el análisis del descenso del índice sintético de fe- cundidad, que está llegando a valores muy por debajo de la tasa de reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer). En este contexto, se ha realizado un proyecto internacional comparativo, Childbearing trends and policies in Euro- pe”, cuyo objetivo principal es el análisis de las tendencias de la fecundidad en Europa, sus determinantes y la influen- cia que pueden llegar a tener las políti- cas públicas sobre estas materias. La pu- blicación incluye ocho capítulos de descripción general, un resumen, y die- cinueve artículos sobre diferentes países europeos: Austria, Bulgaria, República Checa, Inglaterra, País de Gales, Fran- cia, Alemania, Hungría, Italia, Lituania, Países Bajos, Polonia, Rumania, Federa- ción Rusa, Eslovaquia, Eslovenia, Espa- ña, Suecia y Ucrania. Dicho estudio, ha sido promovido por el Max Planck Insti- tut for Demographic Research, coordi- nado por Tomas Frejka, Jan Hoem, Tomᡠs Sobotka y Laurent Toulemon, y llevado a cabo por equipos de investiga- dores de diferentes países. La tasa de fecundidad en Europa em- pezó a descender en la década de los cincuenta, alejándose con el paso del tiempo cada vez más de la tasa de reem- plazo generacional. Sin embargo, fue a finales del siglo XX cuando la tasa de fe- cundidad alcanzó niveles muy bajos; en algunos países estaba alrededor de 1,5 y en otros, como España e Italia, cerca de 1,3, o incluso niveles inferiores. Esta tendencia comenzó ya en la década de los sesenta, tras el surgimiento de una serie de cambios políticos, sociales y económicos que ocasionaron un nuevo estilo de vida en estas sociedades; sien- do el más relevante la creciente incorpo- ración de la mujer en el mundo laboral, lo que provocó consecuencias inmedia- tas en las tendencias de la fecundidad. Los cambios en normas y valores que tu- vieron lugar en Europa después de la Se- gunda Guerra Mundial, dieron lugar a lo que Ron Lesthaege y Dirk van de Kaa denominaron Segunda Transición De- mográfica, que se caracteriza, entre mu- chas otras cosas, por una reducción de la fecundidad. A pesar de que la Segunda Transición Demográfica ha acontecido en todos los países de Europa y el descenso de la fe- cundidad ha sido generalizado, no ha existido una convergencia entre los dis- tintos países en relación al descenso de la misma. Según Tomᡠs Sobotka, entre los años 1950 y 1960 ya existían dife- rencias notables en las tendencias de la RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS 728 Frejka, T., Sobotka, T., Hoem, J., Toulemon, L. (eds.) 2008: Childbearing trends and policies in Europe, 3 volúmenes, Max Planck Institute for Demographic Research, ISBN 978-3-8370-6188-8

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En los estudios sobre demografía, elfenómeno de la fecundidad, junto a lamortalidad y las migraciones, es uno delos más relevantes, dado que marca latrayectoria futura de una población. Es-tos estudios aportan información signifi-cativa para implicaciones futuras, ya seapara previsión de servicios y/o genera-ción o modificación de políticas relati-vas a la población en general. En la actualidad se están desarrollando múlti-ples estudios relativos a la fecundidadcuya temática se ambienta en el análisisdel descenso del índice sintético de fe-cundidad, que está llegando a valoresmuy por debajo de la tasa de reemplazogeneracional (2,1 hijos por mujer).

En este contexto, se ha realizado unproyecto internacional comparativo,“Childbearing trends and policies in Euro-pe”, cuyo objetivo principal es el análisisde las tendencias de la fecundidad enEuropa, sus determinantes y la influen-cia que pueden llegar a tener las políti-cas públicas sobre estas materias. La pu-blicación incluye ocho capítulos dedescripción general, un resumen, y die-cinueve artículos sobre diferentes paíseseuropeos: Austria, Bulgaria, RepúblicaCheca, Inglaterra, País de Gales, Fran-cia, Alemania, Hungría, Italia, Lituania,Países Bajos, Polonia, Rumania, Federa-ción Rusa, Eslovaquia, Eslovenia, Espa-ña, Suecia y Ucrania. Dicho estudio, hasido promovido por el Max Planck Insti-tut for Demographic Research, coordi-nado por Tomas Frejka, Jan Hoem,Tomás Sobotka y Laurent Toulemon, y

llevado a cabo por equipos de investiga-dores de diferentes países.

La tasa de fecundidad en Europa em-pezó a descender en la década de loscincuenta, alejándose con el paso deltiempo cada vez más de la tasa de reem-plazo generacional. Sin embargo, fue afinales del siglo XX cuando la tasa de fe-cundidad alcanzó niveles muy bajos; enalgunos países estaba alrededor de 1,5 yen otros, como España e Italia, cerca de1,3, o incluso niveles inferiores. Estatendencia comenzó ya en la década delos sesenta, tras el surgimiento de unaserie de cambios políticos, sociales yeconómicos que ocasionaron un nuevoestilo de vida en estas sociedades; sien-do el más relevante la creciente incorpo-ración de la mujer en el mundo laboral,lo que provocó consecuencias inmedia-tas en las tendencias de la fecundidad.Los cambios en normas y valores que tu-vieron lugar en Europa después de la Se-gunda Guerra Mundial, dieron lugar a loque Ron Lesthaege y Dirk van de Kaadenominaron Segunda Transición De-mográfica, que se caracteriza, entre mu-chas otras cosas, por una reducción dela fecundidad.

A pesar de que la Segunda TransiciónDemográfica ha acontecido en todos lospaíses de Europa y el descenso de la fe-cundidad ha sido generalizado, no haexistido una convergencia entre los dis-tintos países en relación al descenso dela misma. Según Tomás Sobotka, entrelos años 1950 y 1960 ya existían dife-rencias notables en las tendencias de la

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Frejka, T., Sobotka, T., Hoem, J., Toulemon, L. (eds.) 2008: Childbearing trends andpolicies in Europe, 3 volúmenes, Max Planck Institute for Demographic Research,ISBN 978-3-8370-6188-8

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fecundidad: mientras los países de Euro-pa del Norte, Europa Occidental y Eu-ropa del Sur experimentaban un aumentoen sus tasas (denominado baby-boom),en los países de Europa Central y del Es-te la fecundidad se redujo. En las déca-das posteriores la situación se reinvirtió,de manera que en estos últimos países lafecundidad empezó a incrementarsehasta niveles próximos a la tasa de reem-plazo; mientras que en el resto de Euro-pa la fecundidad disminuyó rápidamen-te, hasta niveles muy bajos. Actualmenteningún país europeo registra un índicede fecundidad por encima del reempla-zo, pero a pesar de esto, existen grandescontrastes entre ellos, dando lugar a dosgrupos: uno con baja fecundidad y otrocon alta fecundidad. Cerca de las trescuartas partes de la población europeavive en sociedades con un índice sintéti-co de fecundidad por debajo de 1,5 hijospor mujer (Austria, Bulgaria, RepúblicaCheca, Alemania, Hungría, Italia, Litua-nia, Polonia, Rumania, Federación Rusa,Eslovaquia, Eslovenia, España y Ucra-nia), mientras que el resto vive en paísespor encima de 1,7 (Inglaterra, País deGales, Francia, Países Bajos y Suecia).

Si se buscan mecanismos explicati-vos al descenso de la fecundidad y a lainexistencia de una convergencia entrepaíses, hay que tener en cuenta queexiste una gran diversidad de factoresque explican esta reducción. Así, ade-más del componente biológico, tambiénhay que analizar otros determinantes so-ciales, históricos y culturales que afec-tan a todo el proceso reproductivo. En-tre este amplio abanico de factores, cabedestacar la educación, la incorporaciónde las mujeres al mercado laboral, el au-

mento de métodos anticonceptivos efi-caces para regular la fecundidad, el cam-bio en el modelo y tamaño familiar, y laspolíticas sociales de los gobiernos.

La educación es un factor condicio-nante para la cuestión de la fecundidad,dado que la continuidad en el tiempo delos estudios, especialmente entre lasmujeres, suele conllevar una menor fe-cundidad. El desarrollo educativo alargael momento de contraer matrimonio delas mujeres al igual que el de tener hijosy también modifica las expectativas pro-fesionales de éstas. Asimismo, la incor-poración de la mujer al mercado laboralconlleva muchas veces que exista unaplanificación del momento óptimo de suvida para tener hijos, lo que contribuyea retrasar la edad media a la maternidad,además de producir un descenso del nú-mero de hijos. Como consecuencia deestos y otros factores sociales, a partirde 1990 un modelo tardío de materni-dad se implantó en el continente euro-peo, sustituyendo al modelo típico dematernidad temprana que predominabaen la década de los 50 y los 60 (baby-bo-om). Tomas Frejka y Tomás Sobotkamuestran que las mujeres de muchospaíses de Europa Occidental, Europa delNorte y Europa del Sur, han experimen-tado un aplazamiento de la maternidad,de 24-25 años en 1970 a 28-29 años enla actualidad; resaltando que las mujeresde Suecia y España (29,3 años en 2005)son las que registran una edad mediamás elevada. Por el contrario, las muje-res de los países postcomunistas de Eu-ropa Central y Occidental tienen hijos auna edad más temprana, con diferenciasque superan los tres años en algún caso.El hecho de que la edad media a la ma-

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ternidad haya aumentado, conlleva queel número de hijos descienda, ya que seobserva una relación inversa entre laedad a la primera maternidad y la di-mensión final de las familias.

Con todo ello, actualmente la mujertambién dispone de múltiples opcionespara controlar su maternidad: los nue-vos métodos anticonceptivos y la posibi-lidad de la interrupción voluntaria delembarazo. Ambas permiten un controlmás exhaustivo de la fecundidad y facili-tan la adecuación de la maternidad almomento deseado por las parejas enfunción de sus necesidades y circunstan-cias. Según Tomas Frejka, los principa-les métodos anticonceptivos que hanpermitido a las sociedades europeas re-gular los nacimientos son: los métodoshormonales, el DIU, la esterilización ylos preservativos. Sin embargo, estosmecanismos de control de la fecundidadmuestran grados muy diversos de utili-zación por país.

En los últimos años se ha producidouna modificación del modelo tradicio-nal de familia. Pese a que la familia siguesiendo el lazo de unión más importantepara los individuos, el tamaño de estasha tendido a disminuir. Además, cabedestacar el fenómeno de la aparición dede múltiples formas familiares. Todoello, sumado a factores sociales, econó-micos, culturales y políticos, han con-ducido a un nuevo modelo familiar don-de predomina la familia con un hijo o lafamilia sin hijos, que ha sustituido almodelo universal de dos hijos que pre-dominaba durante la segunda mitad delsiglo XX y de dos o más hijos en años an-teriores (Tomas Frejka). El descenso deeste tamaño familiar se observa princi-

palmente en los países de Europa Cen-tral, Occidental y del Sur.

Acerca de si la política social de losgobiernos puede afectar o no a la fecun-didad, existen dos posiciones claramen-te diferenciadas: una de ellas se inclinahacia la ineficacia de las políticas públi-cas, mientras que la otra cree que unapolítica social familiar sí puede mante-ner o modificar los niveles de fecundi-dad de un país, aunque teniendo encuenta que solo puede ser eficaz si sedesarrolla durante un largo período detiempo.

Desde 1990, en Europa, se han idosucediendo diversas oleadas de flujosmigratorios, principalmente hacia Eu-ropa del Norte, Occidental y del Sur. Es-te aumento de población inmigrante haconducido a un incremento del númerode nacimientos de madres extranjeras.Por ejemplo, en Inglaterra, País de Ga-les, Suecia y Alemania estos nacimien-tos corresponden a casi una quinta par-te del total, y en Suecia a una cuartaparte. En España han crecido desde un3 por ciento en 1996 hasta un 16 porciento en el año 2006; y a pesar de esteaumento, la recuperación de la tasa defecundidad de los últimos años en estepaís ha sido más la consecuencia de unaumento de la fecundidad de las muje-res de nacionalidad española que de laaportación de las mujeres extranjeras,como se puede observar en el capítulode este país. En algunos casos se planteasi la inmigración puede ser una solu-ción para el bajo nivel de fecundidad enEuropa, ya que las mujeres extranjerassuelen tener una tasa de fecundidadmayor que la de las nativas. Sin embar-go, diversos estudios han mostrado que

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la inmigración no es una solución yaque es un fenómeno muy difícil de pre-ver, el cual solo podría modificar la fe-cundidad si se produjese una masivaoleada de inmigrantes y a la que hayañadir que la mayoría de las mujeres in-migrantes suelen adaptarse a las pautasreproductivas del país receptor.

Tomas Frejka, Tomás Sobotka, JanM. Hoem y Laurent Toulemon, en lasconclusiones sobre el estudio, señalanque a pesar de este ligero incremento delas tasas de fecundidad de los últimosaños, estas siguen siendo bajas y proba-blemente sigan así en un futuro, provo-cando un acelerado proceso de envejeci-miento de la población. También seprevé que no se llegue a una convergen-cia entre los diferentes países de Europa,ya que las proyecciones nos indican que

mientras en Europa del Norte y Occi-dental la fecundidad se mantendrá alre-dedor de la tasas de reemplazo genera-cional, en los países de Europa del Sur,Europa Central y Europa Oriental la fe-cundidad aumentará, pero seguirá man-teniendo una distancia con la tasa de re-emplazo.

A modo de conclusión, cabe resaltarla importancia del libro, por la cantidadde países analizados y por la posibili-dad de llevar a cabo comparaciones encuanto a evoluciones tanto de la fecun-didad, como de las políticas que prevale-cen en estos países. Esto hace que sea unvolumen imprescindible para los estu-dios de estas materias.

Raquel Tejero RamosUniversidad Complutense de Madrid

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