121 arqueología del siglo xxi+

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. www.arqueomex.com MEXICANA Arqueología del siglo XXI LOS CAMBIOS QUE REVOLUCIONARON LA ARQUEOLOGíA Nuevas teorías, nue'lOS métodos Exhibir hasta JULIO! I 0/ 1 VOL . XXI _ NÚM. o a:: « V> a: UJ > Z « Efigies de cerámica benizaa· Mo Piedra Blanca de San Bias

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Arqueología mexicana del siglo XXI

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Page 1: 121 Arqueología del Siglo XXI+

.www.arqueomex.com MEXICANA

Arqueología del siglo XXI LOS CAMBIOS QUE REVOLUCIONARON LA ARQUEOLOGíA

Nuevas teorías, nue'lOS métodos ~ ,-~ ~ ~~.

Exhibir hasta JULIO! I 0/ 1 ~

VOL. XXI _ NÚM. 1 2,~~""'J

o a:: « V> a: UJ > Z «

Efigies de cerámica benizaa· Mo Piedra Blanca de San Bias

Page 2: 121 Arqueología del Siglo XXI+

SEP t. CONACULTA .@

o SECRETARíA DE

EDUCACiÓN rÚBLJCA

Page 3: 121 Arqueología del Siglo XXI+

E 8 ci e el

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E E e CIi :o E lO

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~ oS

Habitar mundos de fantasía y leyenda te hace único.

Page 4: 121 Arqueología del Siglo XXI+

RAíCES

arqlJ~ºtQgíf'

arqlJ.~,º19gía historio Cultivadas y nutridas por

Raíces mexicanas, identidad hacia el futuro.

BÚSCALAS MENSUALMENTE EN TU PUESTO DE REVISTAS.

Page 5: 121 Arqueología del Siglo XXI+

Consejo Nacional para la Cultura y las Artes PRESIDENTE

Editorial Raíces, S.A. de C.V. PRESI DENTE

Sergio Autrey Maza

DIRECTORA GENERAL

Rafael Tovar y de Teresa

Instituto Nacional de Antropología e Historia DIRECTOR GENERAL María Nieves Noriega de Autrey

Sergio Raúl Arroyo Garda

DIRECTORA

EDITOR

CREATIVIDAD y ESTRATEGIAS

JEFE DE REDACCIÓN

DISEÑO

INVESTIGACiÓN ICONOGRÁFICA

ARCHIVO DE IMAGEN

AsiSTENCIA DE REDACCiÓN

ADMINISTRADOR WES y DISEÑO

TRADUCCIÓN

AsiSTENTE DE LA DIRECCiÓN

PRODUCCiÓN

FOTÓGRAFOS

COMITÉ CiENTiFICO·EDITORIAL

CONSEJO DE ASESORES

CONSEJO CiENTIFICO FUNDADOR

Maria Nieves Noriega de Aucrey

Enrique Vela

Miguel Autrey Noriega

Rogelio Vergara

Fernando Montes de Oca

Daniel Diaz

José Cabezas Herrera

José Luis Alonso, Martín Yáñez Chirino

Samara Velázquez

Elisa Ramirez

Ana Cecilia Espinoza

Vicente Salazar

Sergio Autrey, Carlos Blanco, Claudio Contreras Koob, Rafael Doniz, Gerardo González Rul,

Gerardo Monciel Kline. MarcoAnconio Pacheco, Oliver Santana, Agustín Uzárraga

SergioAutrey Maza,Ann Cyphers, Bernardo Garda Martinez,Roberto Garda MolI, Leonardo

López Luján, Eduardo Matos Moctezuma, María Nieves Noriega, Xavier Noguez, José

Emilio Pacheco, Nelly M. Robles Garda, María Teresa Uriarte Castañeda, Gabriela Uruñuela

Ladrón de Guevara

Anthony Andrews,Alfredo Barrera Rubio, Claude·F. Baudez. Beatriz Braniff,Johanna Broda,

Robert Cobean, Ma. José Con, Ángel Garda Cook, Norberto González, Rebecca González

Lauck, Nikolai Grübe, Peter Jiménez,Thomas Lee,Alfredo LópezAustin, Luis Albereo López

W .. linda Manzanilla, Simon Martin, Lorena Mirambell, Dominique Michelee. Mary E. Miller,

Carlos Navarrete,Xavier Noguez, Ponciano Ortiz,Jeffrey R. Parsons, Hans Prem, Rosa Reyna

Robles, Maricarmen Serra Puche, Peter Schmidt, atto Schondube, Ronald Spores, Barbara

Stark, David S. Stuart, George E. Stuare. Philip Weigand, Marcus Winter

Joaquin Garcia-Bárcena, Alejandro Martínez Muriel, Alba Guadalupe Mastache Flores, Enrique Nalda

Editorial Raíces, S.A. de C.V. ADMINISTRACiÓN Ma. Emilia Lombana

VENTAS Gerardo Ramirez

AsISTENTE DE LA DIRECCIÓN GENERAL Ana lilia Ibarra

CiRCULACiÓN Maria Eugenia Jiménez,Jesús M. Govela

REPRESENTANTE LEGAL

INFORMACiÓN, VENTAS

Y SUSCRIPCIONES

CORRESPONDENCIA

Angelina Cué

TeI.5557-5004, Exts. 5120Y 2061 ,01800·4724237

[email protected] Editorial Raices, Rodolfo Gaona 86,

Col. Lomas de Socelo, Del. Miguel Hidalgo, C. P. 11200,

México, D.F.,Tel. 5557-5004,

Fax S557-5078 y 5557-5004, Ext. 5163

[email protected]

@ Atqueolof;a MU fCono es una publicación bimemal editada y poblicada por Editorial Raíces / Instituto Nacional de Antropologí¡ e Historia. Edi ton responsable: María Nieves Noriega BlancoVigil. Certificado de licitud de Título numo 7593, Certificado de licitud de Contenido num. S 123.t!Xpedidos en la Comisión Calificadora de Publicaciones y Re'listas de la Secretaría de Gobemación.Registro postal numo PP 09-0 I S I.autorizado por Sepomex. Registro núm. 2626 de la Caman Nacional de la Industria Editorial MeXicana. Reserva de uso de titulo núm. 1938·93.ISSN 01 88·8218.Preprenso e impresión: Offset Multicolor.SAde CV .. Calzada de laViga 1332. C.P.09430, México, D.f. , teI. S633-11 82.0i~lI¡bución en el O;SII;"O Federa/: Unión deVoceadores y Expendedores del D.f., Despacho Guillermo BenitezVelasco,A'I. Morelos 76, Col.Juarez, México, D.f. , C.P. 062OO, tel. 5703- 1 00 l. Oistribuoón

en los estados y Iocolts cerrados: INTERMEX,SA DE C.v. LUCIO Blanco 435. Col. San Juan Tlihuaca.Azcapowlco. México, D.F., C.P. 02100. La presentlctón y disposición en conjunto y de cada página de Arqueología Mexicano son propiedad del editor. Derechos R.eser'lados el EDITORIAL RAleES. SA DE C.V. I

INSTITUTO NACIONAL DEANTROPOLOGIA E HISTORIA.

Queda prohibida la reproducción pan:ial o total, directa o Indirecta, por cualquier medio o procedimiento, del contenido de la presente obra, sin contar con la autorización previa, expresa y por escrito del editor, en términos de la legislación autoral y, en su caso, de los tratados Internacionales aplicables, la persona que infrinja esta disposición, se hará acreedora a las sanciones correspondientes,

La reproducción, uso y aprovechamiento por cualquier medio de las Imágenes pertenecientes al patrimonio cultural de la nación mexicana, contenidas en esta obra, está limitada conforme a la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos. Artísticos e Históricos, y la Ley Federal del Derecho de Autor; su reproducción debe ser aprobada previamente por "EL INAH" Y " La editorial". No se devuelven originales. No se responde por materiales no solicitados. El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores. Hecho en méxico.

I / 1 Clrculaci6ncernficada poflll ivrn0 lnslJtutoVerificadordeMedios .... """'""' ..... Registro No 087 / 18

REVISTA BIMESTRAL

Mayo-junio de 2013 Volumen XXI, número 121

CR~DITOS DE PORTADA PTM, GABRIELAURUfilUELA

JUAN MONSIVAlS / RA[CES; RICAROO ALVARADQ

PATRICIA PEI'iIA I tlE, UNAM, DIGITALlZACION RAicES

ATCNA I INAH. FONDO CASO l ilA. UNAM. CARLOS BLANCO

I RAiCES; FOTOTECA NACIONAL IINAH, MARCO ANTONIO

PACHECO I RAlcES. AGusrlN UZÁRRAGAI RAleES

SECCIONES

6 Cartas

8 Noticias

14 Reseñas

16

88

DOCUMENTO Mapa de Beinecke Xavier Noguez

MENTIRAS Y VERDADES ¿Un astronauta en Palenque? Eduardo Matos Moctezuma

Page 6: 121 Arqueología del Siglo XXI+

------.-. --.- .

DOSIER

38 La arqueología del siglo XXI

Esta entrega de Arqueología Mexicana trata

de la manera en que se ha transformado

la práctica arqueológica en México en los

tiempos recientes, de los fundamentos tras

nuestro conocimiento de las antiguas culturas

mexicanas. Se trata de cambios de largo

aliento que corren a lo largo de dos vías,

www.arqueomex.com

58 La vida doméstica. Dónde y cómo vivía la gente Linda R. Manzanílla

Las interacciones entre los individuos de una

sociedad tienen lugar en diversos sitios: en los

escenarios de las actividades productivas, en

los sitios de reproducción, en los puntos de

intercambio, en el ámbito público y en el privado.

71 Los sistemas de información geográfica (SIG) en arqueología. El GPS en la mochila de los arqueólogos Diego Jiménez Badil/o Aunque algunos de los productos principales

de los SIG en arqueología siguen siendo mapas

de distribución de hallazgos, estos sistemas de algún modo con dinámica propia pero • -= son algo más que cartografía computarizada.

necesariamente complementarias: los enfoques ~X·· t( .... ~ Los SIG ofrecen una gama de herramientas para

teóricos y las técnicas. . "" ... -A. recolectar, transformar y analizar información

40 Demografía, urbanismo y población. Cómo levantar un censo de los desaparecidos Kennf'th Hirth

Las preguntas históricas más elementales son:

¡quiénes somos?, ¡de dónde venimos? Ésta es

la meta de la investigación arqueológica, y el

estudio demográfico de los pueblos antiguos es

una de las vías mediante la cual podemos llegar

a contestarlas.

49 El tiempo y la arqueología. Estratigrafía, cronología relativa y técnicas absolutas de fechamiento Joaquin Garoa-Barc~na Desde mediados del siglo xx se han

introducido en la arqueología diversas técnicas

de fechamiento, en general desarrolladas por

otros campos del conocimiento y que tienen

diversos grados de precisión y confiabilidad.

66 Enfoques ecológicos para la arqueología mexicana. El impacto del hombre en su medio ambiente Emily McClunr de Tapia

Aunque en la arqueología mesoamericana

existe una larga tradición llamada ecología

cu ltural, hoy día hay nuevas perspectivas que

ofrecen marcos teóricos y metodologías más

acordes con los tiempos.

ARQUEOLOGíA

18 Efigies de cerámica benizaa

25

Javier U, (Id

Los dientes limados,la

modificación intencional de

la cabeza y lo que se infiere

debieron ser orejeras de un

material preciado, denotan

una atri bución de gran estima

hacia lo que representaban

estas tres extraordinarias

efigies, que guardaban

múlt iples significados.

Momias y tatuajes. Leopoldo Batres y la " Momia Tolteca" /Ión Leboreiro,Josefina Mansilla, Fabiennl

de Pierrebourg, Christophe Moulherat

La "Momia Tolteca" fue un

personaje importante de

su comunidad ya que en

la antigüedad, para poder

ostentar tatuajes de tal

calidad estética, quizás de

tipo mágico-religioso y

realizados con esa técnica,

era necesario poseer cierra

jerarquía.

~

"

espacio-temporal.

77 La interpretación de la escritura.

30

La lectura de lo indescifrable Eril- Vdásquez Garcia

Aunque el desciframiento de los jeroglíficos

mayas y nahuas pudo haber tenido lugar hace

cien años, la comprensión sistemática de cómo

funcionaban y eran leídos es producto de una

serie de revol uciones científicas recientes.

ETNOLOGíA

Los coras y la Piedra Blanca de San Bias, Nayarit (siglos XVI-XXI)

Laura Magriñá En la "Estampa" de fray Antonio Arias de

Saavedra -que se aborda aquí- se plasmaron

aspectos esenciales de la cosmovisión cara

que rigen hasta nuest ros días: el quincunce como cosmograma, las deidades a las que

rinden culto, la lucha cósmica entre las

fuerzas luminosas y las del inframundo, los

ciclos rituales vinculados con los ciclos de

la naturaleza, el simbolismo de las cu lebras

de agua.

Page 7: 121 Arqueología del Siglo XXI+

Cartas

ENTIERROS CAPACHA sobre contextos hallados en el ACLARACIÓN AL ESPECIAL otros diez años más para celebrar

estado de Colima. En efecto, 49:"LAARQUEOLOGíA propiamente la fecha al "modo En el núm. 120, "La agri cultura conocemos su valioso trabajo y EL CINE MEXICANO" prehispánico" . Así que estoy intri-en Mesoamérica", encontré un y las fechas de sus contextos gado, ¿habrá una celebración si-reporte sobre entierros "Capa- en Mascota, los cuales siempre En el pie relativo a El jardín de milar este año?, pero todavía más cha" localizados en 2011 en han sido referidos en nuestras la tía Isabel, p. 24, se dice que importante aún ... ¡me invitan? Colima. Los autores dicen que presentaciones o publicaciones, Tulum estaba abandonado en la ja ja ... Bueno, quizás me estoy acaban de obtener una segunda sin embargo, el nivel de noticia época de la conquista, cuando es adelantando demasiado, en fin, fecha de radiocarbono (inex- no nos permitió dar una extensa muy probable que para la llegada quiero felicitarlos por su labor, plicablemente tardía) sobre descripc ión de los trabajos en el de los españoles a la costa de sí, sé que faltan dos meses, pero material de la fase Capacha, y Occidente en torno a esta fase. Quintana Roo en realidad el sitio quise ser de los primeros. He que es la primera fecha de radio- En efecto, seguimos tomando siguiera habitado. El que sí se estado suscrito a la rev ista, pero carbono sobre Capacha desde la fecha publicada por Kelly, a hallaba abandonado era Copán, el correo en mi zona es nefasto la publicada en 1980 por Isabel pesar de que ello no significa que Honduras, al que pertenece el y siempre tenía que ir a reclamar Kelly. Esa fecha fue rechazada la compartimos, simp lemente monumento que supuestamente mi ejemplar a la oficina postal, por la misma Dra . Kelly por ser es la publicada para contextos encuentran los náufragos. Asi- así que ahora tengo un puesto de imposiblemente temprana, pero Capacha en Colima, por ello mismo, queremos mencionar revistas de confianza en mi tra-los autores siguen colocando a decimos que la obtenida en El que en la parte en que se hace la bajo y desde hace tres años tengo ! Capacha en el Preclásico Tem- Diezmo-Adonai es una segunda relación de las películas alusivas todos los números que han sali-prano, empezando alrededor fecha, la cual obviamente es, a la Virgen de Guadalupe, faltó do, me han publicado dos cartas e de 1500 a.c. , y así anterior a como usted dice, " incomprensi- mencionar un título fundamental: (una en especial me emocionó e las tumbas de El Opeño en Mi- blemente tardía" . Sin embargo, El pueblo mexicano que camina mucho, en aquel entonces era Do

choacán. Hay varios sitios con fue el fechamiento que obtuvi- (1995), dirigida por Juan Francis- profesor, ahora soy contador na-r;

cerámica "Capacha" en Nayarit mas de una muestra de restos co U rrusti. Se trata de un docu- cional deIINEGI) y publiqué hace j{.

y Jal isco, encontrada en asocia- óseos humanos en asociación mental que aborda el culto a la tiempo una foto de mi colección ;:¿

ción con fechas de radiocarbono directa con vasijas características Virgen y cuenta con entrevistas en su muro de facebook; así que -

que indican una colocación de de esta fase. Nuestra intención con antropólogos y historiadores. como pueden ver "soy fan" de d la fase Capacha firmemente en fue compartir el resultado, mas la revista, entonces, ¡sí me van a G el Preclásico Medio y, en estos no proponerlo como definitivo, EN LAS REDES SOCIALES invitar?, ja ja ja. Ya está bien de al

casos, posterior a El Opeño. Cito por ello únicamente la mencio- bromas, en fin , lo que de verdad :o aquí las fechas procedentes de namos para determinar el grado A partirde ahora, pub licaremos en quiero decirles es: ¡MUCHAS Ot

excavaciones en tres panteones de dificultad con el que nos esta sección a Igunos de los comen- FELICIDADES! iEspero podamos .i:

en el valle de Mascota, Jalisco enfrentamos todavía para poder tariosaparecidosen el facebookde contar con ustedes otros 20 años! ;x

(2001-2005 ), donde se encon- obtener fechamientos de estos Arqueología Mexicana. I Hector Garcia Francisco

La traron ofrendas de cerámi ca contextos y contar con una serie indudablemente de clasificación de datos cronológicos firmes, o Me encanta sus revistas, aunque o Su edición de la raza africana D Capacha en Colima y en aso- que nos permitan generar una tengo 12 años desde los ocho en nuestro país, y con datos es-ciación con muestras de carbón discusión con los investigadores colecciono y leo sus revistas com- pecíficos encontrados en la zona que rindieron fechas calibradas que trabajan esta fase en otras pletas y quisiera ser arqueólogo; arqueológica de Tecoaque, ubi- p. al 95% de confian za con las áreas, como es su caso. por cierto me gustó su última edi- cado en Calpula lpan, Tlaxcala ... H siguientes fechas centrales (a.c.): En este sentido, estamos ini- ción de la agricultura, sigan ha- ME ENCANTÓ, NOS ENCANTÓ 990, 910, 860, 855,850, 840, ciando la investigación del sitio ciendo mejores revistas por favor. al resto de la familia. ;::.

795 , 670 Y 605 . mencionado y consideramos Caneqk Robertto Arva Norlid Mp ?O Dr. Joseph B. Mountjoy, Profesor que nos permitirá obtener otras 2:)

Investigador, Universidad de muestras para fechar. Está por de- o Hace diez años hi cieron una : Ca rtas a l ed itor

Guadalajara, Centro Universita rio más decir que nos gustaría poder increíble celebración en el Mu- Incluir nombre,dirección y teltHono. Sujetas a edi- ~ tarse en función de contenido. espacio y claridad

de la Costa, Puerto Va llarta, Jalisco contar con su visita, así como seo de Antropología, recuerdo (máximo med ia cuartilla). ;::]1

• E-mail: a rque [email protected] e que serán muy bien recibidas las que vi la invitación en un periódi- • Fax: 5557· 5078

• Editorial Rakes, SA de C.v.. RESPUESTA. Estimado Dr. observaciones y consejos para co en la mañana (La jornada), fue Rodalto Gaona núm, 86. lomas de Serele, lr

11200, Mexico, O.E J. Mountjoy: Agradecemos su mejor investigación, siempre un evento magnifico, quizás lo =:: de antemano su lectura de con el afán de ampliar el conoci- único malo es que fui sólo, pero

Todas las ediciones de números pasados se pue- ~

la noticia sobre el sitio de El miento de esta fase a partir de las disfruté mucho de la plática de den solicitar al tel. 5557-500-4. ext. 2061 o 5120 ....J

Diezmo-Adonai, en Colima, parti cularidades de los contextos todo el comité editorial , así como o bien a suscrt pclo [email protected].

~ También se pueden conseguir en la propia Ed ito-

así como las observaciones que en el área de Colima y del Occi- la del maestro León-Portilla, rial Raíces o en lugares como: librerías Educal -del Conaculta. Museo Nacional de Antropologia

hace al respecto, pues al leerlas dente en general. quien en ese entonces mencionó y Escuela Nacional de Antropología e Historia. _1

entendemos que tal vez no Arqlga. Laura Almendros López, que la base de los numerales pre- Para ver los temas publicados en números ante-

estuvo del todo bien redactada, hispánicos es el número 20, así r iores puede consu ltarse el "¡ndice general" en .,

Arqlgo. Rafae l Platas Ruiz, nuestra pagina de internet.

ya que nos referíamos a fechas Arqlga. Maritza Cuevas Sagardi que deseó que la revista viviera

6 / ARQUEOLOGiA MEXICANA

Page 8: 121 Arqueología del Siglo XXI+

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SEP SECRETARiA DE

EDUCACiÓN PÚBLICA

ZONAS

ARQUEOLÓGICAS

Chicanná, Campeche Dentro del área

arquitectónica de! río

Bec destaca por la gran belleza de su Estructura TI, ricamente decorada con

un mascarón de Itzamná,

el dios creador. Además, la

Casa de la boca de serpiente, como ha sido llamada, es

considerada por su

elegancia y riqueza decorativa como una

ciudad elitista conurbada

a Becán. Lu-Do,8a17h

$42"

Domingos entrada libre

Pañhú,

Hidalgo Sitio ocupado por la

cultura xajay, cuya

población tuvo autonomía

ante la expansión de

Teotihuacan. Podría estar

relacionada con e! mito mesoamericano de! Cerro

Coatepec, vinculado con la fundación de Tenochtitlan.

Uno de los hallazgos más

importantes ha sido la excavación en la

Estructura principal,

en busca de la ofrenda

fundacional de! lugar que se hallaba en e! interior.

Mayor información: www.inah.gob.rnx1

zonas-arqueologicas

UCONACULTA

CARTELERA DEL ARTE

'ha·titAtO Una protesta en contra de la "civilización": la casa-estudio de Juan O'Gonnan en avenida SanJerónimo (1948 y 1953)

Obras de Juan O ·Gorman, He!en O'Gorman, Armando Salas Portugal, Diego Rivera, Migue! Covarrubias,]uan Guzmán, Ánge!a Gurría, Mardonio Magaña, entre otros.

MUSEO CASA ESTUDIO DIEGO RIVERA Y FRIDA KAHLO

Un caso único de arquitectura moderna en México que, en su momento, desafió los parámetros establecidos de la disciplina creando un caso sin precedentes en la historia de la construcción.

Diego Rivera y Altavista, San Ángel Inn Ma-Do, 10 a 18 h / $12"

José Guadalupe Posada. Crónica de un cronista Muestra conformada por

450 obras de! grabador y caricaturista, un recorrido

cronológico de sus

trabajos, así como objetos

y piezas de creadores

influenciados por Posada.

MUSEO DEL ESTANQUILLO

Isabe!la Católica 26,

Centro Histórico

Mi a Lu, 10 a 18 h

Entrada libre

Domingos entrada libre Hasta junio 9

ZONA ARQUEOLÓGICA

Cuicuilco, Distrito Federal En este sitio se han encontrado las representaciones más

tempranas de! Dios Viejo de! Fuego, e investigaciones

que indican que en la zona pudieron darse los primeros

pasos en el establecimiento de un calendario basado en

la observación de los movimientos e! sol, principalmente

en su aparente desplazamiento sobre e! horizonte oriente

a lo largo de! año.

Anillo Periférico e Insurgentes Sur Lu-Do,9 a 17 h / Entrada libre

Mayor información: www.inah.gob.mx/

zonas-arqueologicas

1#34·~1M[·Ui Prodigios de la luz. Sorolla y sus contemporáneos Piezas del Museo

N acional de Bellas Artes

de La Habana, Cuba, de

Joaquín Sorolla y de representantes de la

pintura española de los

siglos XIX Y XX.

MUSEO NACIONAL

DE SAN CARLOS

Puente de Alvarado 50,

Tabacalera

Mié-Lu, 10 a 18 h / $31"

Domingo entrada libre

Hasta junio

• ha-tiNte" Compuesta por obras

recientes así como por

nuevas producciones realizadas especialmente

para el Museo Tamayo,

explora el nuevo lenguaje

ideado por el artista, así como usos y relaciones en

medios como la gráfica,

la animación y e! video.

MUSEO TAMAYO Reforma y Gandhi,

Chapultepec Ma-Do, 10 a 18 h $19**

Domingos entrada libre

Hasta julio

ZONA ARQUEOLÓGICA

Tamolúo E1Consudo, San Luis Potosí Lugar de los más representativos de la

cultura huasteca de!

periodo postclásico tardío

por su arquitectura, así

como por sus hallazgos:

e! Círculo o Espejo de

Agua con una especie

de graderías que tal vez

permitieron la observación

de los astros; el Edificio

Oeste o Estructura Mayor,

donde se localizó la escultura de El adolescente huasteco, entre otros.

Lunes a domingo, 9 a 17 h

Entrada libre

Mayor información:

www.inah.gob.rnx1

zonas-arqueologicas

www.conaculta.gob.mx www.mexicoescultura.com ·Descuenro a maestros, estudiantes, Maestros a la Culrura, Sépalo e INAPA . .I.\ l "Entrada gratuita a maestros, estudiantes, adultos mayores y personas ron di..~ihd

Page 9: 121 Arqueología del Siglo XXI+

Noticias

EL TROPEL, COLIMA

Hallazgo de un deformador craneal de cerámica

En el marco del salvamento arqueológico de

El Tropel, llevado a cabo por los arqueó lo­

gos adscr itos al Centro INAH Co lima, Car los

Jácome y Fernando Gonzá lez, se realizó el

hallazgo de un área funeraria con 26 entie­

rros en un predio rústico cercano al centro

de la c iudad de Villa de Álvarez, localidad

conurbada de la capita l del estado.

El asentamiento prehispánico, al igual

que la mayoría de los que se encuentran en

el va ll e de Colima, presenta una tempora­

lidad muy amplia y es evidente una reocu­

pación constante de grupos humanos, ya

que el área cuenta con importantes recursos

naturales. Por lo tanto, la cronología abarca

desde las fases tempranas Ortices y Coma la,

co rrespond ientes al Preclásico Temprano y

el Clásico Temprano, respectivamente, has­

ta las fases Colima y Armería, entre fines del

Clásico e inicios del Posclásico Temprano.

En fechamientos abso lutos analizados a

parti r de restos óseos recuperados en con­

textos funerarios en el sitio, se cuenta con

un rango de ocupación de 384 ± 45 a.C

hasta 730 ± 48 d.C

Entre los entierros había siete individuos

con deformación craneal. Este dato cobró

mayor importancia por el hallazgo, asocia­

do a uno de el los, de un elemento cerámico

que puede considerarse un deformador cra­

neal. Dicho elemento fue encontrado in situ

contra la escama del occipital del esqueleto

de un infante de alrededor de 18 meses.

Edad que se determinó tanto por la erup-

El deformador craneal recuperado en El Tropel.

8 / ARQUEOLOGIA MEXICANA

El entierro del individuo L con el deformador craneal in situ. El Tropel.

ción dental como por la presencia de cen­

tros de osificac ión y la fusión de los com­

plejos vertebrales, lo que confirmó que es­

tábamos ante un individuo en la primera in­

fancia . El cuerpo presenta una deformación

craneal muy severa, de tipo tabular ob li cua

en su va ri edad fronto-occipital.

Se trataba de un entierro primario, en

posición decúbito lateral izquierdo exten­

dido, con una orientación general norte-sur

y con los rasgos faciales orientados hacia

el oeste.

Según se desprende de la evidencia

bioarqueológica, la forma de su occipital,

por completo modificado, se adaptaba per­

fectamente a la silueta curva del elemento

arqueológico que lo sometía. Al otro lado

del hemisferio craneal , su frente mostraba

un aplanamiento severo, producto de la ac­

ción de un objeto plano desaparecido que

cumplía la tarea de la sujeción antagónica

de l mecanismo de modificación craneal,

produciendo a su vez la modificación de

su escama fronta l.

El fragmento del deformador craneal ,

fabricado en cerámica , tiene un diseño er­

gonómico y sumamente peculiar y no tiene

semejanza alguna con otros objetos tradi­

cionalesen la industria cerámica deColima.

Su tamaño es de 15.8 cm de largo por 12.5

cm de ancho y 6.3 cm de alto; la base del ob­

jetoes un rectánguloqueen su cara principal

es convexo y presenta pu limento y decora­

ción pi ntada, mientras que en el reverso,

de forma cóncava, únicamente cuenta con

un ali sado burdo. Como es de esperarse, la

región convexa y decorada del objeto es

la que se colocaba sobre la parte posterior

del cráneo con la intención de modificar su

forma y modelarla durante su crecimiento .

A partir de l estudio de este objeto, y de su

interpretación funcional, fue posible iden­

tificar otros objetos completos de la mis­

ma forma entre las piezas depositadas en

el Museo Regional de Historia de Colima.

Asimismo, en la colección de tiestos cerá­

micos procedentes de El Tropel , se identi­

ficaron dos fragmentos con características

similares que posiblemente también forma­

ron parte de otros ejemplares de aparatos

modificadores. El fechamiento por carbono

realizado en el hueso del infante que por­

taba el deformador craneal arrojó una de

las fechas más tempranas del sitio: 2285+-

42 BP. Curiosamente el tipo de decoración

del aparato en cerámica nos remite a los

estilos Coma la y Colima, por lo que este

fechamiento nos enfrenta a una reconside­

ración tanto de los tipos y sus variedades

como de sus fechas.

Los deformadores comp letos que fueron

identificados entre las piezas del Museo Re­

gional de Historia de Col ima se describieron

y analizaron, al tiempo que sirvieron para

comprobar que, efectivamente, su excéntri­

ca forma y diseño se adaptaba a la zona del

cráneo que permitiría el uso y función en

cuestión. Así pues pudimos concluir en hi­

pótesis plausibles acerca de la forma en que

este aparato era usado para la modificación

de l cráneo de los recién nacidos.

Los resultados de los estudios yanáli­

sis más profundos de los deformadores

craneales hallados en Colima, así como la

investigación respecto a la práctica de la

modificación craneal oblicua en el área yen

Mesoamérica en general , ya se encuentran

en prensa y serán publicados en breve.

Dr. Carlos Jácome. Arqlgo. Fernando González y Arqlga. Laura Almendros

Page 10: 121 Arqueología del Siglo XXI+

Noticias

CERRO DE LOS REMEDIOS, COMONFORT, GUANAJUATO

Investigaciones recientes

Durante los trabajos de investigac ión en la

zona arqueológica de Cerro de los Remedios,

cuando se llevaban a cabo actividades de re­

lleno y nivelación de viejas minas destinadas

a la extracción de basalto para la manufac­

tura actual de molcajetes, se descubrió un

entierro humano prehispánico en el sector

este, el cual estaba en riesgo debido a que se

encontraba en el perfil de una mina.

El entierro se encontró asociado a una de

las estructuras principales de l sitio arqueo­

lógico. De acuerdo con el registro y aná li sis

real izados, se trata de un entierro primario di­

recto correspondiente a un individuo de sexo

femenino, que presentó un regular estado de

conservación, con una edad al momento de

morir de entre 36 y 55 años. El cuerpo fue

encontrado en posición decúbito latera l de­

recho flexionado con orientación este-oeste

(e l cráneo hacia el este y las extremidades

inferiores hacia el oeste), sobre una capa de

tepetate excavada ex profeso.

A l rea lizar el aná l is is antropofísico de

los materiales óseos detectamos una severa

atric ión y algunas patologías dentales: car ies

degol lantes y en la raíz.

En lo referente a los materiales asocia­

dos al entierro, únicamente se encontró una

ofrenda de tres piezas cerámicas -la cua l a

los pies del indiv iduo-, entre ell as una olla

Entierro en Cerro de los Remedios.

de cuerpo globular y base convexa, con tres

soportes sólidos de forma cónica y sin de­

coración, que corresponde al tipo cerámico

Café Pu lido Laja Centra l, correspondiente a

la fase San Miguel (100 a.C.-300 d.C.).

Este ha llazgo const ituye unos de los pri­

meros entierros reportados para esta región

- la cuenca central del río Laja- , lo que arro­

ja información sobre las prácticas funerarias

desarro lladas du rante la época prehispánica

en la región.

Arqlga. Amanda Ramírez Bolaños (coord. Proyecto Arqueológico Cerro de

los Remedios), P. Arqlgo. Abraham Cortés Escobedo (colaborador del Proyecto), PAF Oiga

Villanueva Sánchez (Centro INAH Zacatecas)

---------

CHIAPA DE CORZO, CHIAPAS

Restauran ofrenda

Vasos, cajetes y ollas de 2 700 años de anti­

güedad, que fueron hallados como parte de

una ofrenda en el interior de una pirámide

de Chiapa de Corzo, Chiapas, son restaura­

dos por especialistas del Instituto Nacional

de Antropología e Historia (INAH-Conacu Ita),

con miras a su exhibición permanente. La

tarea de reconstrucción de estos objetos, que

formaban parte de la que se considera la tum-

ba de el ite más antigua de Mesoamérica, ll eva

80% de avance.

racterísticas de su

ajuar mortuorio,

se considera que

FOTO MELlTÓN TAPIA I DMe. INAH

l O / ARQUEOLOGíA MEXICANA

Se trata de 17 piezas de cerámica, pro­

venientes de l Montícu lo 11 de Chiapa de

Corzo, muchas dispuestas en torno al perso­

naje pri ncipa l que se encontraba dentro de la

cámara funeraria. Los restosóseoscorrespon­

den a un individuo masculino, de entre 40 y

50 años al momento de fallecer; por las ca-

se trató de un miembro

importante de Chiapa de Corzo, antigua urbe

vinculada a grupos de lengua zoque.

El lote cerámico se prevé forme parte de

las colecciones en exhibición en el Museo

Regiona l de esa entidad, en Tuxtla Gutiérrez.

HOMENAJE

Beatriz Barba, antropóloga mexicana

La vida y la trayectoria de Beatriz Barba, investigadora

emérita del Instituto Nacional de Antropología e H is­

tor ia, están marcadas por el destino, pues desde niña

jugaba a la maestra influida por la profesión de sus

padres, y hasta el día de hoy, a los 84 años, continúa

rec ibiendo a los estudiantes en su casa de Chima listac,

c iudad de México.

Beatriz Barba fue pionera en una línea de investi­

gación que no era cons iderada "seria": la historia de

las religiones, el estudio de la magia y la brujería, yel

esoterismo de las religiones preh ispánicas, áreas en la

cua les ha brindado valiosos aportes.

El pasado 12 de marzo -en el Centro Cu ltural Isidro

Fabe la (Casa del Riscol, en San Ángel, ciudad de Mé­

xico- colegas y un buen número de am igos yalumnos

le rindieron un merecido homenaje por su destacada

y fructífera carrera, que el la misma define como una

"especie de ensalada profesional ", pues lo mismo ha

abarcado la docencia, que la antropo logía física, la

arqueología, la museografía, la etnología ...

En la actua lidad, entre otras de sus múltip les acti­

vidades, se encuentra organizando la biblioteca de

Román Piña Chan, quien fuera su esposo, la cual será

tras ladada a la Univers idad Autónoma de Campeche.

Page 11: 121 Arqueología del Siglo XXI+

Noticias

CERRO DE TRINCHERAS, SONORA

Cementerio prehispánico revela tradición funeraria

Vasija con restos de cremación. Cerro de Trincheras.

Investigadores del Instituto Nacional de An­

tropología e Historia avanzan en el cono­

cimiento de las prácticas funerarias de los

antiguos grupos que habitaron en el noroeste

de Sonora, como la incineración desus muer­

tos y posterior entierro en vasijas, costumbre

que ha sido posible conocer a partir de la

detección de un cementerio prehispánico

de aproximadamente 700 años de antigüe­

dad, en la zona arqueológica de Cerro de

Trincheras.

El contexto funerario es de tal riqueza que

el espacio localizado hacia la ladera nores­

te de Cerro de Trincheras ha sido nombra­

do como "Loma de las Cremaciones". Este

lugar se local izó en 2008, como parte de

una prospección arqueológica, pues en sus

cercanías se pensaba realizar la instalación

eléctrica del que sería el Centro deVisitantes

de la Zona Arqueológica Cerro de Trincheras.

El descubrimiento del cementerio prehis­

pánico se da a conocer hasta ahora debido

a que se requería avanzar en el estudio del

contexto arqueológico. Sin embargo, los

descubrimientos, no term inaron ahí, pues

dos años después, en 2010, se llevó a cabo

otra intervención arqueológica en un predio

particular del poblado de Trincheras, dónde

se encontró la evidencia de las piras donde

se cremaba a los muertos.

12 / ARQUEOLOGíA MEXICANA

PROYECTO MULTIDISCIPLINARIO

Nuevos estudios sobre la Reina Roja de Palenque

Los restos óseos de la Reina Roja, enigmático

personaje de Lakamha, "lugar de las grandes

aguas", hoy conocido como Palenque, Chia­

pas, son motivo de nuevos anál isis científicos

que contribuirán a establecer con mayor pre­

cisión la fecha del entierro de quien todavía

se desconoce si fue la esposa del célebre

dignatario Pakal 110 una gobernante de esa

antigua urbe maya.

Aunque noes la primera vez que los restos

mortales de la Reina Roja se someten a di­

versos estudios, se espera que con la reciente

Agenda Congreso 9° CONGRESO INTERNACIONAL DEMAYISTAS "LOS MAYAS EN EL CONTEXTO DE LAS CULTURAS AMERICANAS"

iniciativa de investigación, que cuenta con el

aval del Instituto Nacional de Antropología

e Historia (INAH-Conaculta), los exámenes,

entre ellos de ADN mitocondrial, arrojen in­

formación novedosa sobre el contexto fune­

rar io de esta figura de la historia maya, que

se estima falleció hace más de 1 300 años.

Independientemente de lo que arrojen

los nuevos análisis, todos los investigadores

(arqueólogos, bioarqueólogos, químicos o

antropólogos físicos) coinciden en que la

biografía de la Reina Roja está inconclusa.

Exposición "EL ESPACIO SAGRADO TOLTECA RESCATE DE UNA OFRENDA Y UNIDAD RESIDENCIAL"

Se llevará a cabo en la ciudad de Campe­

che, Campeche, del 23 al 29 de junio del

presente. Para mayores informes: Centro

de Estudios Mayas, Instituto de Investi­

gaciones Filológicas, UNAM, 5622-7490,

http://l 32.248.101.21 /f i lob log/V III -C IM

mayistascongreso@gmai l.com

Cuatro sa h u madores de cerá mica pertenecie

tes a una ofrenda dedicada a Itzpapálotl, I

diosa to lteca de la Tierra y la Luna -la primeil

vincu lada a esta deidad y recuperada in sitt

en el área ceremonia l de El Cerrito-, y cuatr(

escu lturas de piedra seexh iben por primera ve;

en esta exposición. Desde el 14 de marzo de

presente, en el Centro de Interpretación de 1,

Zona Arqueológica El Cerrito, al sur del va l le di

Querétaro, se pueden apreciar estas piezas de periodo Posclásico Temprano (900-1200 d.C.

La exposición tempora l da cuenta de la ex

cavación y registro efectuados en octubre d

2008 por arqueólogos del Instituto Naciona

de Antropología e Historia, delegación QUE

rétaro, con motivo de la construcción de un

albercaen la Unidad Deportiva El Pueblito, qu

dejó expuestos pisos de estuco, esculturas d

piedra y abundantes frag­

mentos cerámicos, a 200

m del área delimitada.

Page 12: 121 Arqueología del Siglo XXI+

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Una cita en

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Page 13: 121 Arqueología del Siglo XXI+

ÁNGEL MARíA GARIBAY K. LA RUEDA Y EL Río MIGUEL LEON-PORTlLLA, PATRICK

JOHANSSON, I/H, UNAM/FIDEICOMISO

TEIXIDOR/EsPEjO DE OBSIDIANA,

MExlco. 20 13.318 PP.

La vida del padre Ángel María Garibay K.

(Toluca, 1892-Ciudad de México, 1967)

fue fecunda en realizaciones culturales en

torno al ser de México. Conocedor, desde

joven, del legado de los clásicos inmorta­

les, latinos, griegos y hebreos, hizo valio­

sas aportaciones en torno a sus respectivas

culturas. Sin embargo, lo más importante

que dejó él para beneficio de México y de

la cultura universal fueron sus estudiDs tD­

cantes a la lengua y la literatura nahuas.

En su copiosa bibliografía de tema

indígena sobresale su Historia de la litera­tura náhuatl en dos volúmenes. Allí hizo

la sabia presentación del gran caudal de

testimonios de la antigua tradición y tam­

bién del periodo colonial en la lengua

que hablaron Nezahualcóyotl y también

Sor Juana Inés de la Cruz.

En este libro, del que son autores Miguel

León-Portilla, discípulo de Garibay, y Patrick

Johansson, discípulo y ahora colega de

León-Porti lIa, se recrea lo que fue la vida del

doctor Garibay. Ampliamente ilustrado y

con algunos textos poco conocidos, es a la

vez un homenaje a quien laboró sin descan­

so como maestro e investigador de la UNAM.

14/ ARQUEOLOGíA MEXICANA

Reseñas

EL JADE Y OTRAS PIEDRAS VERDES. PERSPECTIVAS INTERDISCIPLlNARIAS E INTERCULTURALES W ALBURGA WIESHEU y GABRIELA GUZZY

(COORD.), COLECCiÓN ARQUEOLOGíA,

INAH/CONACULTA. MÉXICO, 20 12,323 PP

El jade es una piedra única; su exquisita

gama de colores, su dureza y durabilidad,

su transparencia y lustre delicado, ade­

más de sus cualidades sonoras, la llevaron

a encarnar, en las antiguas civilizaciones

mesoamericanas y orientales, valores

humanos y culturales intrínsecos a éstas.

Considerada durante algún tiempo más

preciosa que el oro o la plata; a lo largo

de la historia humana se le han atribuido

poderes místicos y mágicos, así como

propiedades curativas.

Mediante una perspectiva interdisci­

plinaria e intercultural, esta publicación

reúne 11 estudios sobre diversos aspectos

relacionadas con este material: análisis

geoquímicos y arqueo métricos, trabajos

de arqueología experimental e investiga­

ciones antropológicas que, en conjunto,

brindan un amplio panorama de la tras­

cendencia sociocultural y las profundas

connotaciones simbólicas e ideológicas

que el jade y otras piedras verdes han

tenido en varias regiones del México an­

tiguo, Centroamérica, América del Sur, el

Caribe, China y Corea.

TAMTOC. ESBOZO DE UNA ANTIGUA SOCIEDAD URBANA GUILLERMO CÓRDOVA TELLO, ESTELA MARTíNEZ

MORA y PATRICIA OLGA HERNÁNDEZ ESPINOZA

(COORDS.), COLECCION ARQUEOLOGíA, INAH/

CONACULTA, MÉXICO, 2012, PP.

El estudio del surgimiento, desarrollo, es­

plendor y decadencia de las ciudades resulta

un tema de gran interés para los estudiosos

de diversas áreas del conocimiento. El sitio

arqueológico de Tamtoc está considerado

como uno de los asentamientos más impor-

LOS RESTOS DE LOS HÉROES EN EL MONUMENTO A LA INDEPENDENCIA l. ESTUDIO HISTÓRICO CARMEN SAUCEDO

ZARCO. INAH/¡NEHRM, MÉXICO, 2012,224 PP.

11. CONSERVACiÓN y RESTAURACiÓN

(LIL/A RIVERO WEBER, COORD.). ANÁLISIS

DE ANTROPOLOGíA FíSICA OOSÉ

ANTONIO POMPA y PADILLA, COORD.).

INAH, INEHRM, Mexlco, 20 12,356 PP.

Esta investigación describe el traslado

de los restos de los héroes a la ciudad de

México en 1823, su estancia en la Cate­

dral Metropolitana, su cambio, en 1925,

al Monumento a la Independencia en el

Paseo de la Reforma, y la extracción reali­

zada en 2010 para el homenaje que se les

rindió ese año, así como los resultados de

los estudios que les fueron practicados.

Así, este trabajo no se limita a acla­

rar las vicisitudes por las que transitaron

los restos mortales de un puñado de

hombres, sino expone, también, las dis­

tintas expresiones cívico-políticas

en torno a ellos.

Como parte de los actos conmemo­

rativos del Bicentenario de la Indepen­

dencia, el 4 de noviembre de 2009 fue

creada la comisión para llevar a cabo los

estudios de los restos óseos de los héroes

que se encuentran en la Columna de la

Independencia, para lo cual fue elabora­

do un proyecto académico.

tantes del noreste de México. Por medio de

un enfoque interdisciplinario, se plantearon

ciertos problemas en torno a la urbe y, de

esa manera, la investigación abordó los di­

versos componentes históricos y culturales

del asentamiento: prácticas funerarias, mo­

dificaciones dentales, indicadores de salud,

espacios sagrados y materiales cerámicos,

entre otros. Esta obra es una importante cola­

boración para el conocimiento de la ciudad

de Tamtoc, así como para la discusión del fe­

nómeno urbano en las sociedades antiguas.

Page 14: 121 Arqueología del Siglo XXI+

Documento XAVIE R NOGUEZ

Mapa de Beinecke

Contenido El mapa, que parece completo, registra tres grandes seccio­nes: 121 terrenos, de forma rectangular o cuadrada (a) , perte­

necientes a 143 individuos, hombres y mujeres, aquí identifi­cados a través de gufos onomásticos (tradicionales y cristianos) }' una cabeza vista de perfil (h). En ocasiones una cabeza adi­cional (e) significa una segunda generación de poseedores de la cicrra. La mayoría de los campos son rulares, con excepción de algunas milpas de maíz ubicadas en el extremo derecho (d) .

Aquí los terrenos, ¿de menor tamaño?, parecen tener canales de irrigación. La seb'Unda sección, en el extremo izquierdo, co­rresponde a una lisra de gobernantes de México-Tenochtitlan, que se inicia, en la parte superior, con don Diego de AJvarado Huanitzin o Panitzin (1538-1541) (e), don Diego de San Fran­

cisco Tehuetzquirirzin (1541-1554) (1), don Esteban Guzmán

(1554-1557) (g), don Cristóbal de Guzmán Cecetzin (Cece­

pahcic) (1557- 1562) (h) Y Luis de Santa Maria Cipacrzin (Ci­

pac) (1563-1565) (i). Con excepción de don Esteban de Guz­

mán, c¡uien aparece Ut pie con vestimenta indoespañola y vara de mando, el resro de los l/oloqm tenochcas fueron represen­tados de forma tradicional, !'cmados en un tepotzoicpalli (asien­to con respaldo), rilma, xillbllilzolli (diadema de turquesa) y, en

el caso de 1 luanitzin o Panitzin y Tehuetzquiritzin, una vírgu­la saliendo de sus bocas. Además, el virrey don Luis de Vdas­ca (1550-1564) O), con una corona europea y vestimenta de

la orden de Santiago, parece tener un diálogo con don Este­ban de Guzmán. Los círculos craquelados corresponden al nú­mero de años de gestión de cada gobernante (k). La tercera pane del mapa es el excepcional ambiente geográfico donde se encuentran ubicados los terrenos: en la parte superior se di· bujú un canal (1), SiClC casas representadas con el glifo de calli (m), ), una faja horizontal conglifos de piedra (Ie/I) (n) . En una

parte de esta faja se agregó una capilla que tiene como única

identificación dos cruces cristianas acompañadas de ¿orbes? P Aliado derecho y en la parre inferior aparecen cuerpos de agua, aqui expresada de manera diferente a la del canal previamen- e te citado. En el extremo izquierdo se registraron cinco árbo-les, ¿un muro? (o) y un camino que se reconoce por las pisa-das humanas (P) . Llaman la atención dos asumos: la falta de glosas explicativas en náhuad o en español, y también la au-sencia de agrimensura. Ambos aspecms impiden saber direc­tamente la ubicación de estas tierras y su tamaño.

Fecha de elaboración A partir de la presencia de don Luis de Santa Maria Cipacrzin

(Cipac), úlcimo tla/oani registrado en el mapa, éste pudo haber

sido elaborado hacia 1565 o años ames.

Lugar de origen ]\ [éxico-Tenochritian. Se plantea la posibilidad de que los te­

rrenos registrados en el mapa hayan estado ubicados en un lu~ gar cercano al dique de San Lázaro. que prmegía la ciudad en su flanco oriente, entre los barrios de San Sebastián Atzacual­ca )' San Pablo Teopan.

16/ AAQUEOLOGiA MEXICANA

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Page 15: 121 Arqueología del Siglo XXI+

d Características físicas Una tira de papel de amate sin imprirnatura de 177 cm de largo por 72 cm de ancho. En algún

momento un pedazo de papel fue agregado, y se hicieron restauraciones en varias secciones del

mapa. Los dobleces que presenta sugieren que la

pictografía pudo haber sido parte de un legajo tamaño folio. Desde mediados de la década de 1980, el mapa ha sido cuidadosamente conser­vado y enmarcado.

Formas y colores Por lo menos seis pintores indígenas colabora­ron en la elaboración del mapa. Encontramos tanto elementos del estilo tradicional corno las novedades de la pintura española. Aquí se inclu­yeron tres glifos indígenas que más perduraron

en las pictografías coloniales: piedra (tet~, agua (at~ y camíno (ohtli). Sólo faltaría tépetl (cerro). Entre los colores se distinguen el negro, rojo, blanco, azul maya, amarillo ocre, gris yverde. Lla­ma la atención las dos formas diferentes de re­

presentación del agua.

Breve historia del códice La primera descripción -breve- que conocemos del mapa fue escrita a fines del siglo XIX por el anticuario WW Blake (1850-1918), cuando la pictografía pare­ce que estaba en posesión del magnate Charles F. Gunther (1837-1920). Resulta un enigma que cuan­do las diversas colecciones de objetos propiedad de Gunrher se subastaron, el mapa no apareció en los ca­tálogos de venta . Fue hasta la mitad del siglo xx, en 1952, cuando nuevamente se tienen noticias de su paradero, ahora en posesión de Dawson's Bookshop, en Los Ángeles, California. La librería lo vendió al co­leccionista Otto Orren Fisher, de Detroit, Michigan. Fisher lo poseyó por dos décadas y, tras su muerte, fue vendido, en 1974, en una subasta, a William Ree­

se y Fred White Jr., su asociado en los negocios. Reese, en ese tiempo estudiante de bachillerato en la Universidad de Yale, lo ofrece en venta a su institu­ción, y en 1975 se realiza la transacción.

Principales estudios Producto de una labor interdisciplinaria de carácter

internacional, el mapa se dio a conocer en 2012 en un libro, aquí citado, que rambiénincluyó una reproduc­ción facsimilar. Fue estudiado desde las perspectivas

de la historia prehispánica y colonial, la iconografía, los materiales y técnicas de elaboración, el sistemagrá­fico escritural, y la historia de su origen. También se incluyeron datos sobre su restauración y preservación. La obra en cuestión es la primera y única referencia que se ha generado sobre el mapa.

Otros títulos Codex Reese.

Lugar donde está depositado Collection of rhe Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Yale University, New Haven, Connecticut, Es­tados Unidos. Número de registro: WA MSS S-2533.

Para leer más ... Miller.~larl'E.l'BarbaraE.Mundl'(ed,).PailltingaMapof Sixleelllb­

Cm/uf) A1exico CiD'. ~1Id, rVntif~1 "fld ]\.,Tatiz;e &t!e, Yale Univcr­sity Press, New Haven-Londres, 2012. Con ensayos de Dermis Carr, Maria Castañeda de la Pa7., Pablo Escalame Gonzalbo. Diana "t\lagaloni Kerpe~ Mary E. ~[iller, Barbara E. Mundy, Richard Newman y ~[ichcllc Derrick }' Gordon \Vhirrnker.

Xavier Noguez. Profesor-investigador de El Colegio .Mexiquense, dedicado al estudio y publicación de códices coloniales del centro de México.

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DOCUMENTO / 17

Page 16: 121 Arqueología del Siglo XXI+

Efigies de cerámica benizaa JAVIER URCID

18 / ARQUEOLOGíA MEXICANA

Page 17: 121 Arqueología del Siglo XXI+

Los dientes limados, la modificación intencional de la cabeza y lo que

se infiere debieron ser orejeras de un material preciado, denotan una

atribución de gran estima hacia lo que representaban estas tres ex­

traordinarias efigies, que guardaban múltiples significados.

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H acia el fin de la época anterior a Cristo o prin­cipios de nuestra era, no muy lejos de Monte

Albán, Oaxaca, un consumado artesano alfarero produjo varias efigies cerámicas casi idénticas. No obstante, sus características tan especiales las hacen a la vez singulares. Hoy c1ia se conocen tres de esas piezas (fig. 1). Si poco sabemos acerca del pasado remoto de esos objetos, su historia más reciente es igualmente enigmática. Un ejemplar, el más com­pleto, forma parte de las colecciones del Museo de Arte en Cleveland, Ohio; el otro, desposrillado de una parte, está en el Museo de las Culturas de Oa­xaca; y la tercera pieza, de la que sólo queda la ca­beza, yace relegada en la bodega del Museo Nacio­nal de Antropología. Las dos efigies que se encuentran en México llegaron a sus respectivos repositorios a finales del siglo XJx, y nada se sabe

acerca de su procedencia precisa ni de cómo fueron descubiertas. La que está ahora en

Oaxaca perteneció primero a José Juan Canseco, un cura de Ejutla. Antes de llegar al Museo Nacional, la cabeza había sido parte de la colección del arzobispo Francisco Plancarte y Na­varrete. Por otta lado, el museo en Cleveland adquirió su estatuilla en 1954 de un coleccionista particular, y falta constatar si su manufactura es antigua o si es una reproducción aproximada de la pieza que aún se conserva en Oaxaca. Las dos efigies

.....---...... \ enteras miden aproximadamente 37 cm de altura.

1. Las tres efigies de cerámica benizaa son casi idénticas. a) Museo de Arte de Cleveland. b) Museo de las Cultu­ras de Oaxaca. e) Cabeza de estatui­lla. Museo Nacional de Antropologia. FOTOS. MUSEO DE ClEVELANO. FERNANDO ARCE I RAl­

e ES J. JIMt:NEZ I UNA. DIBUJO ElBIS OOMINGUEZ

EFIGIES DE CERÁMICA BENIZAA I 19

Page 18: 121 Arqueología del Siglo XXI+

¿Un escriba sin instrumentos de escritura? Paradójicamente, la estatua en el Museo de las Cul­turas de Oaxaca adquirió a principios de la década de 1950 una fama especial basada en el deseo de le­gitimar su calidad estética al compararla con piezas del antiguo Egipto (fig. 2) . De alú que varios estu­diosos la sigan llamando erróneamente "El Escri­ba de Cuilapan". La maestría en la elaboración de las efigies zapo tecas y egipcias es indiscutible, pero una comparación somera hace evidente que las de barro de Oaxaca no portan los instrumentos de un escribano, como en el caso de las esculturas de pie­dra africanas.

Sobre la procedencia del pretendido escriba, re­sulta quela pieza también ha sido atribuida a Zaachi­la, así como a un lugar intermedio. Tal vez el lugar del hallazgo fue un sitio que está un kilómetro al norte de San Raymundo Jalpan. Este asentamien­to se halla entre Cuilapan y Zaachila y tiene eviden­cia de ocupación coetánea a la de la manufactura

20 I ARQUEOLOGíA MEXICANA

de las estatuillas (fig. 3) . Curiosamente Nicolás León (quien escribió en 1896 el comentario más temprano que se conoce sobre la efigie en el Mu­seo de Oaxaca), pensó que era maya-quiché, elabo­rada específicamente en Palenque o en Copán yad­quirida por un mixteco mediante un intercambio comercial. Implícitamente, León fechó la estatuilla en los últimos siglos de la época prehispánica, cuan­do -según varias fuentes- un enclave de etnia mix­teca se estableció en Sahayuco ("Al pie del Cerro (Monte Albán]", hoy Cuilapan de Guerrero). Aho­ra sabemos que para entonces, tanto Palenque como Copán - ciudades mayas, no quichés- ¡ya tenían va­rios siglos de haber sido abandonadas! E l historia­dor oaxaqueño Manuel Marúnez Gracida ubicó el hallazgo de la estatuilla en 1850, y usando un sóli­do método comparativo, argumentó en su refuta­ción al estudio de León que la escultura debió ser un producto zapoteca (benizaa). No obstante, cayó en enredos escabrosos al intentar dar cuenta de los signos inscritos.

2. Si se compara la efigie del Museo de las Culturas de Oaxaca (200 a.C.-200 d.C.) con la del escribano proce­dente de Sakkara , Egipto (2563-2423a. C.), seadvier­te que la postura de la mano derecha de la escultura egipcia sugiere que el pincel con el que escribía era de material perecedero. FOTO FERNANDO ARCE I RAlcES.

DIGITALIZACION RAleES

Page 19: 121 Arqueología del Siglo XXI+

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3. a) La estatuilla del Museo de las Culturas de Oaxaca puede proceder de las cer­canías de Monte Albán, de sítios como Zaachila (Peña­fiel, 1893), Cuilapan o Qui­copecua (León, 1896) o un lugar, entre Zaachila y Cuila­pan, que tiene montículos (Martínez Gracida , 1898). b) Sitio con montículos lo­calizado al norte de San Ra­ymundo Jalpan, cuya ocu­pación concuerda con las fechas atribuidas a las es­culturas. DIBUJO . ELBIS OQMINGUeL PLANO MODIFICADO DE BLANTON ET AL 1982, P 462

Jal pan

• Zaachila

Cuerpos de barro

• San Bartolo Coyotepec

La técnica de elaboración de las efigies explica el porqué de las semejanzas entre ellas. Aunque los cuerpos fueron modelados, los rostros se manufac­turaron con un molde. Así lo asegura Nicolás León, quien tuvo la oportunidad de observar ciertos de­talles antes de que él mismo restaurara la fragmen­tada pieza ahora en Oaxaca. ASÍ, usando un barro fino de color blanquecino, y después de ensamblar los cuerpos y las caras, el antiguo alfarero dejó que las piezas endurecieran lo suficiente para permitir la incisión y el raspado de los glifos, para después dejarlas secar completamente, aplicarles un engo­be café, pulirlas y hornearlas. Su elaboración siguió el ideal de un cuerpo humano delgado y esbelto, y evidentemente representan a un adolescente o a un adulto joven. La representación aparece desnuda, pero no hubo interés en representar los genitales. Aunque los pezones saltan a la vista, por haber sido añadidos al pastillaje, no hay indicación de senos desarrollados, pues quizá se deseaba representar a

una jovencita o a un jovencito para significar simul­tánea y explícitamente una dualidad de género (fe­menino-masculino) .

La falta de representación de los genitales con­trasta con otros aspectos de manufactura que im­plican un profundo conocimiento y una penetran­te observación de la anatomía humana, pues además de marcar rasgos tan obvios como los ya mencio­nados pezones y el ombligo -este último indicado mediante una depresión con una impresión circu­lar al fondo-, también se modelaron sutilmente las honduras en la base anterior del cuello, originadas por la proyección anterior de las clavículas; el vo­lumen del músculo deltoides que conforma cada uno de los hombros; la hendidura vertical a lo lar­go de la espina dorsal, y las prominencias en el lado lateral de las muñecas, que resultan por la proyec­ción de la apófisis estiloides del cúbito.

Es la práctica de aplicar un engobe café pulido lo que permite establecer las fechas aproximadas de las piezas. El apego a una forma deseada del cuerpo humano también corrobora dicha fecha, pues hay cierto parecido entre las efigies y tres fi­guras cerámicas encontradas en la tumba 113 de Monte Albán, así como la semejanza con los per­sonajes representados en un grupo de piedras fina­mente incisas, también de Monte Albán, que debie­ron formar un programa narrativo que decoraba una estructura arquitectónica monumental (fig. 4) . Y ese ideal del cuerpo humano, especialmente la cara, evidentemente se basó en una fisonomía real, como se puede observar aún hoy en rostros juve­niles en varias comunidades de los Valles Centra­les de Oaxaca.

Tres detalles en las estatuillas dejan entrever mo­dificaciones corporales. Una concierne a los dien­tes limados, aunque el patrón dental que involucra ese limado en los incisivos centrales superiores no ha sido documentado aún en restos humanos de Oaxaca. Es evidente que originalmente las tres ca­bezas tenían orejas con grandes lóbulos perforados, horadaciones en las que seguramente se insertaron discos de otro material, tal vez jade, concha, alabas­tro u obsidiana. El hecho de que las tres piezas es­tén rotas de los lóbulos sugiere que los ornamentos fueron arrancados, posiblemente al momento de su descubrimiento. Una vista de perfil de las cabezas indica la representación de una marcada modifica­ción intencional de la cabeza, una alteración eviden­te a pesar del bonete que portan las efigies.

Metáforas corporales múltiples Hay que recalcar que no se trata de urnas, pues no hay recipiente atrás. Lo que sí se aprecia en la parte posterior del gorro es una abertura simula-

EFIGIES DE CERÁMICA BENlZAA / 21

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da de la que cuelga un haz de cabellos largos (fig. 5) . El bonete cubre lo que en las vasijas efigie que personifican al maíz es una extensión sobre la ca­beza que forma la embocadura del recipiente. Esta extensión generalmente tiene líneas verticales pa­ralelas, a veces aún con pintura amarilla, para imi­tar las barbas del jilote.

Los dientes limados, la modificación intencio­nal de la cabeza y lo que se infiere debieron ser ore­jeras de un material preciado, denotan una atribu­ción de gran estima hacia lo que representaban estas efigies. La juventud y el haz de cabellos en las cabezas puntiagudas igualmente sugieren que po­drían ser una alusión antropomorfa al elote tierno, y por extensión metonímica, al origen de mujeres y hombres a partir del maíz. Tal vez ese alfarero consumado produjo cuatro estatuillas para que su mecenas formara un retablo que imitara la estruc­tura cuatripartita del cosmos, asignándolas a cada uno de los cuatro rumbos. Una vez que las efigies se utilizaron en algún ritual, posiblemente al mo­mento de colocarlas como ofrenda se les aplicó pin­tura roja, pues al menos las piezas en los museos de Oaxaca y Cleveland tienen aún restos de ella.

22 I ARQUEOLOGíA MEXICANA

a 4. En la cultura material benizaa de prin­

cipios de nuestra era el ideal del cuerpo

humano era delgado y esbelto. La pobla­

ción actual, como esta jovencita de Teotit­

lán del Valle , Oaxaca, muestra caracteris­

ticas semejantes a las de las estatuillas de

cerámica. a) Estatuillas de cerámica; miden

42 cm de altura, aproximadamente. Tum­

ba 113, MonteAlbán, Oaxaca. b) Mo­

nolito $-10. Monte Albán. e) Jo­

ven. Teotitlán del Valle, Oaxaca. FOTOS· JAVIER URCID, OLIVER SANTANAI RAicES

DIBUJO· ELBIS DQMINGUEZ

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Page 21: 121 Arqueología del Siglo XXI+

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La técnica de elaboración de las efigies explica el porqué de las

semejanzas entre ellas. Aunque los cuerpos fueron modelados,

los rostros se manufacturaron con un molde.

5. a) En las efigies benizaa se ve la modificación de la cabeza para simular una mazorca de maíz con sus barbas Uilote), como ocurre con otras personificaciones del elote tierno en Mesoamérica. b) Vasi­ja efigie policromada. Tumba 103, MonteAlbán. e) Vasija impresa. Región de la Costa , Oaxaca. Colec­ción Gentling , Fort Worth , Texas. d) Pintura mural. Conjunto 2-sub, escalinata . Cacaxtia , Tlaxcala. FOTOS· FERNANDO ARCE, GERAROO GONzAlEZ RUL I RAicES DIGITALIZACiÓN RAlcES

EFIGIES DE CERÁMICA BENIZAA I 23

Page 22: 121 Arqueología del Siglo XXI+

Es probable que en las efigies se deseara representar a una jovencita o a un

jovencito para significar simultánea y explícitamente una dualidad de gé­

nero (femenino- masculino).

Las tres efigies llevan inciso sobre la parte ante­rior del bonete el glifo 13 agua, ubicación que tie­ne un paralelo con ciertas urnas, sobre todo las que personifican al dios de la lluvia. La mayoría de las veces, éstas portan ahí el glifo e, es decir, el signo que hace referencia a la lluvia. El glifo agua, el cual representa líquido que corre, exhíbe pequeñas va­riaciones en cada una de las estatuillas (fig. 6) . E l ejemplar en el Museo Nacional de Antropología tiene, además del flujo acuático, una serie de volu­tas que denotan nubes. Las dos piezas más comple­tas tienen inciso sobre el pecho el glifo 13 peder­nal, lo que insinúa que la tercera pieza también lo tuvo. Tampoco parece caprichosa la colocación de este o tro glifo en esa parte del cuerpo, pues el sig­no zapoteca representa un cuchillo bifacial sobre­puesto a las costuras que se hacían en la piel de los desollados para cerrar la incisión pectoral, a través de la cual se les había extraído el corazón.

Martínez Gracida leyó infundadamente los sig­nos en la estatuilla del Museo de Oaxaca como fe­chas anuales (3 pedernal y 3 agua), y sin base algu­na las correlacionó a los años gregorianos de 1430 y 1443 d.C. Además, en su opinión, las barras nu­merales fijan fechas importantes en la vida de un sacerdo te nahua imaginario (en 1430, Ometécpatl fue nombrado pontífice, a los 78 años de edad, y en 1443 falleci ó, a los 91 años de edad). Tal vez los glifos marquen importantes días rituales en el ca­lendario adivinatorio (13 agua es el último día de la treceava trecena, y 13 pedernal corresponde al último día de la sexta trecena, y entre estas fechas hay 13 trecenas completas). Pero igualmente posi­ble es que los glifos se refieran a los nombres ca­lendáricos de dos personajes importantes: una pareja de desposados o incluso los miembros in­tergeneracionales consecutivos de un linaj e. De ser así, la posición de los glifos nominales en las efigies tendría un referente más; además de nom­brar a dos personajes y marcar dos días del calen­dario ritual, aluden a una serie de significados sa­grados en relación con el cuerpo human o: la inmolación por extracción del corazón (el signo pedernal en el pecho) es una ofrenda para pedir la lluvia (el signo agua en la cabeza, la parte del cuerpo que apunta al cielo), y el agua que cae de las nubes provee el maíz, la sustancia de la cual se origina la humanidad y el alimento que permite la reproducción social.

24 I ARQUEOLOGíA MEXICANA

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Las piezas, hechas y usadas por beruzaa ances­trales, conllevan simultáneamente múltiples signi­ficados. Los nombres calendáricos no sólo proveen la identidad de mortales de alto rango social y tal vez alcurnia política, sino que transmiten un men­saje aún más profundo, uno que situaba a los per­sonajes nombrados dentro de una temporalidad ri­tual y de un marco corporal sagrado que rebasaba su propia hístoricidad. §~

Javier Urcid. Doctoren antropología porla Universidad de Yale. Profesor asociado en el Departamento de Antropología de la Universidad de Brandeis, Boston Massachussetts.

PARA LH:R .'\f .\S .. .

BI.ANTON, Richard, E., Stephen Kowaleski, Gary Feinman y J ill Appel, "Monte Alban's Hinterland, Part 1: The Prehispanic SettIement Patterns of the central and sournern parrs o f me Valle)' of Oaxa­ca, Mexico", Memoirs oJ /he MuseufII o/ Anlbropology, núm. 15, Uni­versitl' of Michigan, Ann Arbor, 1982.

LEÓN, Nicolás, "Un nuevo documento geroglífico maya". Memon·as de la Sociedad Cientijica t~nlonioAlzate". t . X, Imprenta del Gobier­no Federal en el Ex-Arzobispado, México, 1896, pp. 355-358.

lv[AR1;NEZ GRAC IDA, Manuel, "Refutación al estudio arqueológico del Sr. Dr. D. Nicolás León, intitulado 'Un Geroglífico Maya' n, Me­monos de la Sociedad Cim/[fico ':AnlonioAlzalt", t. XI, Imprenta del Gobierno Federal en el Ex-Arzobispado, México, 1898, pp. 93-107.

MII.I.IKEN, M.W., "Two Pre-Columbian Sculprures", Bulle/in 01 ¡he C/evelolld Musell"', vol. 42 (4), 1955, pp. 59-61.

PEÑAfoIEL, Antonio, <~ rqueología zapoteca", en Trabt~jos para la Ex­posición Colombina de Chicago, Secretaria de Fomento, México, 1893.

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6 a) Glifos incisos en figura del Museo de las Culturas de Oaxaca . b) Glifos incisos en la cabeza de la figura del Museo Nacional deAntropo­logia. e) Glifos incisos en fi­gura del Museo de Arte de Cleveland. OlBUJOS ELBIS OQMINGUEZ

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Momias y tatuajes LEOPOLDO BATRESY LA "MOMIA TOLTECA"

ILÁN LEBOREIRO, JOSEFINA MANSILLA, FABIENNE DE PIERREBOURG, CHRISTOPHE MOULHERAT

Se puede decir que en vida, la "Momia Tolteca" fue un personaje importante de su

comunidad ya que en la antigüedad, para poder ostentar tatuajes de tal calidad esté­

tica, quizás de tipo mágico-religioso y realizados con esa técnica, era necesario poseer

cierta jerarquía dentro de un grupo.

E l ser humano, al igual que cualquier otra especie animal, se ha expresado de múltiples formas

por medio de su cuerpo, incluso antes de desarrollar unlenguaje fonético. Podemos reconocervisualmen­te estados de ánimo como la ira, la tristeza, la felicidad, el aburrimiento, etcétera. Así también aprendemos a reconocer y a expresarnos ante múltiples situaciones afines o discordes a nuestro grupo social. Al evolu­cionar nuestra especie, tanto biológica como cultu­ralmente, desarrollamos innumerables y complejos sistemas de comunicación verbal y no verbal. Entre los últimos, el tatuaje es una de las formas de expre­sión y de modificación corporal más antiguos que nos han acompañado a lo largo de nuestra historia.

El tatuaje en momias Existen diferentes implicaciones o intenciones del tatuaje; indican ritos iniciatorios, funcionan como protectores contra enfermedades o magia negativa, dan un sentido de pertenencia jerárquica dentro de una comunidad, narran sucesos míticos o bien de la vida personal del que los porta, entre muchos otros.

La práctica de tatuarse la piel en la antigüedad no fue común a todas las culturas del mundo, sin em­bargo, se han hallado momias humanas con tatuajes en diferentes puntos del planeta, incluido México.

1. Las evidencias de perso­nas tatuadas de la época prehispánica son escasas; hasta el momento, una de las pruebas más contunden­tes son los tatuajes de la mo­mia estudiada por Leopoldo Batres en 1889. Litografía en Leopoldo Batres, "Momia Tolteca" (1889).

MOMIASYTATUAJES /25

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2. Aunque la práctica del ta­tuaje no está presente en to­das las áreas culturales del mundo, hay momias huma­nas con tatuajes en diferen­tes puntos del planeta, in­cluido México . a) Tatuajes de la momia conocida como "Otzi". Valle Otz, Alpes ita­lianos. b) Tatuajes en mo­mias de la cultura Chancay. Costa central del Perú. e) Tatuajes de la momia llama­da "princesa Ukok" o "la dama de hielo". Meseta de Ukok, Rusia. DIGITALIZACiÓN I RAlcES

3. Leopoldo Batres mencio­na que "la momia fue encon­trada en el pueblo de Coma­tlán [Camotlán], distrito de Huajuapan de León , Estado de Oaxaca".

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26 I ARQUEOLOGiA MEXICANA

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Probablemente el ejemplar más antiguo hasta el mo­mento descubierto sea "Otzi" o "el hombre de hie­lo" . Se trata de la momia de un hombre adulto (de unos 45 años de edad) hallado en 1991 en el valle Otz, en los Alpes Italianos, a 3 210 msnm. Murió hace unos 5 300 años y pertenece a la Edad de Co­bre europea.

Sobre el cuerpo de Otzi se encontraron más de 50 tatuajes en forma de rayas paralelas y en forma de cruces (fig. 2a). Al parecer se trata de tatuajes de tipo terapéutico, es decir, carecen propiamente de una simbología mágico-religiosa. Los estudios radiológicos demostraron que en vida e! individuo padeció osteoartritis y los tatuajes parecen coinci­dir con los puntos corporales sometidos a esfuer­zo que le causaban fuertes dolores.

En 1993 en la Meseta de Ukok, en la Rusia sibe­riana, se halló la momia de una mujer joven de aproximadamente 25 años de edad. Conocida como la "princesa Ukok" o "la dama de hielo", fue inhu­mada hace unos 2 500 años. Presenta numerosos y elaborados tatuajes zoomorfos en buena parte de sus brazos, hombros, piernas y manos, que tenían un sentido mágico-protector y de pertenencia (fig. 2e).

En e! continente americano, en especial en la región andina de América del Sur (perú, Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina), se ha descubierto un importante número de momias tanto de tipo na­tural (por efecto del medio ambiente) como artifi­cial (resultado de una intervención humana), que se encuentran entre las más antiguas del mundo, algunas de ellas con tatuajes (fig. 2b).

En el México prehispánico, tatuarse la piel fue una práctica que se extendió desde las culturas de! norte hasta los mayas en la peninsula de Yucatán, y existen numerosas referencias históricas sobre el tema.

La "Momia Tolteca" de Batres A pesar de las referencias escritas y de las represen­taciones de tatuajes en códices, cerámica y piedra, la evidencia fisica es verdaderamente escasa. La más contundente hasta e! momento es la de una momia estudiada por e! arqueólogo Leopoldo Batres hacia 1889 (fig. 1).

En e! artículo "Momia Tolteca", Batres mencio­na que "fue encontrada en e! pueblo de Comatlán, distrito de Huajuapan de León, Estado de Oaxaca, según refiere el actual poseedor de ella, Don Igna­cio Peralta", en 1889 (Batres, 1889, p. 3). Sin dar ma­yores detalles respecto a su procedencia y descubri­miento, Batres analiza y describe morfológicamente a la momia como un adulto masculino en posición sedente, el cual poseía tatuajes en diferentes partes de! cuerpo (en ambos brazos y abdomen). Basándo­se en el estilo de los tatuajes y comparándolos con la incipiente información arqueológica de aquel mo­mento, Batres concluye que la momia perteneció a la cultura tolteca, luego de compararlos con diseños provenientes de Teotihuacan, estado de México.

Es importante mencionar que la momia no fue descubierta por Batres, ni tampoco fue producto de una excavación arqueológica. Como la gran mayoría de las momias prehispánicas en México, éstas son ge­neralmente hurtadas de cuevas, y la momia descrita por Batres no fue la excepción. Es importante resal­tar que la primera norma legal en nuestro país diri­gida a proteger monumentos y materiales arqueoló­gicos, impulsada por e! mismo Batres, estuvo vigente desde junio de 1896; por lo tanto, no es de extrañar que el señor Ignacio Peralta aparezca como el poseedor de la momia. Antes de dicha norma, exis­tía un comercio importante de objetos arqueológi­cos a nivel mundial manejado por coleccionistas, y entre sus clientes se encontraban numerosos museos.

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Después del estudio de Batres sobre la momia, ésta fue llevada a París por un coleccionista de la ciu­dad de Puebla llamado M.Ch. Baur, y adquirida por el antiguo Museo Etnográfico de Trocadero. Años después, el doctor León D erobert disertó sobre la filiación cultural de la momia de Comatlán al poder estudiarla personalmente en dicho museo, y publicó sus conclusiones en la obra Les momies (1910).

Cabe resaltar la importancia de la momia, ya que hasta la fecha sólo se han descubierto cuatro mo­mias prehispánicas en el área cultural mesoamerica­na. La que comentamos se encuentra a resguardo del Museo de Quai Branly, París, Francia, en perfecto estado de conservación, ya que no ha sufrido mayor deterioro desde su descubrimiento. Como parte del proyecto de investigación "Las momias de México", de la Dirección de Antropología Física deIINAH, so­licitamos a las autoridades del museo estudiar mor­foscópicamente a la momia y tomar muestras para poder establecer su antigüedad con la técnica de car­bono 14, así como realizar análisis de ADN, como un primer paso en nuestra investigación. Amablemen­te se atendió nuestra petición y ahora se trabaja en estrecha colaboración con investigadores del Museo de Quai Branly para llevar a cabo diversos estudios cienúficos. Es importante resaltar que los resultados aquí vertidos son preliminares, y aún falta un largo camino en la investigación.

Primeros avances A 123 años de distancia del estudio de Leopoldo Ba­tres, cabe aclarar que el pueblo referido como Coma­tlán es probablemente un error tipográfico, ya que en realidad se llama Camotlán y pertenece al municipio de Huajuapan de León, Oaxaca (fig. 3); se encuen­tra a 171 km al noroes te de la ciudad de Oaxaca y per­tenece a la región de la Mixteca Baja, que abarca la parte noroeste de Oaxaca y el suroeste de Puebla.

A primera vista, dadas las características del siste­ma de enterramiento (clase, tipo, forma y variedad) habitual en el área mesoamericana, la deformación cefálica, entre otras características que mencionare­mos a continuación, nos indicó que la momia era de la época prehispánica o bien de un periodo muy tem­prano del contacto europeo. Posteriormente, con los resultados obtenidos con la técnica de Carbono 14 de las muestras tomadas a la momia de Camotlán, ésta se ubicó alrededor de 250 d.C. Es muy probable que la momia haya sido inhumada al interior de una cueva (ya que presenta similitud con numerosas mo­mias de tipo natural halladas hasta la fecha en nues­tro país), de la cual siglos después fuera saqueada.

La momia fue descrita por Leopoldo Batres, en 1889, como un sujeto adulto masculino que "con­serva aún el pene, los tesúculos y el vello del pubis";

20 años después, León Derobert la clasificó también como masculino. Nuestro análisis morfoscópico e imageneológico (tomografía axial computarizada) indica, sin embargo, que se trata de una mujer adul­ta de entre 30 y 40 años de edad. Por la posición se­dente que presenta la momia, la manipulación des­de su hallazgo y los traslados, la zona genital se encuentra muy deteriorada y por lo tanto se entien­de la confusión. En nuestros días, los antropólogos físicos tomamos en cuenta diversas características para poder emitir un diagnóstico. La momia presen­ta un ángulo subpúbicomuyabierto, arcadas supraor-

4. La momia fue descrita por Leopoldo Batres como un sujeto adulto masculino; en realidad se trata de una mu­jer adulta , de aproximada­mente 30 a 40 años de edad, pues el cuerpo presenta un ángulo subpúbico muy abierto, arcadas supraorbi­tarias minimas y un ángulo mandibular obtuso; además tiene glándulas mamarias y el aspecto general del cuer­po es grácil.

MOMIASYTATUAJES / 27

Page 26: 121 Arqueología del Siglo XXI+

5. El estado de conserva-ción de la momia de Camo-tlán en general es bueno y

en las caras laterales de am-bos brazos y en el antebra-zo derecho. entre la muñe-ca y el radio , tiene tatuajes de color negro con elabora-dos motivos geométricos. a) Detalle de los tatuajes del brazo derecho. b) Detalle de los tatuajes del brazo iz-quierdo. e) Dibujo de los ta-tuajes del brazo derecho. d) Dibujo de los tatuajes del brazo izquierdo.

El tatuaje es una de las formas de expresión y de modi­

ficación corporal más antiguas que nos han acompaña­

do a lo largo de nuestra historia.

28 I ARQUEOLOGíA MEX ICANA

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Entre las diferentes implicaciones o

intenciones del tat uaje se pueden

mencionar: r itos iniciatorios, pro­

tectores contra enfermedades o

magia negativa, sentido de perte­

nencia jerárquica dentro de una co­

munidad, narran sucesos míticos o

bien de la vida personal del que los

porta, entre muchos otros.

bitarias mínimas y un ángulo mandibular obtuso, to­dos caracteres propios de las mujeres. Además, se observan las glándulas mamarias colapsadas y un as­pecto grácil en general del cuerpo (fig. 4).

El estado de conservación de la momia de Camot­lán es en general bueno ya juzgar por las descripcio­nes 1:.-'1nto de Batres y Derobert, así como por las lito­grafías y fotografías de fmales del siglo XlX ypri ncipios del xx, no ha sufrido cambios significativos.

Se observan tatuajes en ambos brazos, en las ca­ras laterales (fig. 5a-b), y también sobre el antebra­zo derecho, entre la muñeca y el raclio, los cuales son de color negro con elaborados motivos geométricos (fig. 5c-d). Presenta impronta textil sobre la espal­da -a la altura de los omóplatos-, en ambos brazos, sobre el pecho, abdomen, glúteos y rodilla izquier­da. Se advierten también marcas de cuerdas en el fé­mur izquierdo, las cuales son inclicadores de que el cuerpo fue envuelto con textiles para formar un bul­to mormorio (fig. 6) .

Sería muy aventurado con los datos obtenidos profundizar en el contexto culmral en que pudo ha­ber vivido esta mujer; sin embargo, por la fecha ob­tenida de las muestras tomadas a la momia de Ca­motlán (250 d.C.) y por el área donde fue localizada es posible que pertenezca a la culmra ñuiñe de la Mixteca Baja. Podemos decir que en vida fue un per­sonaje importante de su comunidad ya que, como mencionamos al principio, en la antigüedad, para po­der ostentar tamajes de tal calidad estética, quizás de tipo mágico-religioso y realizados con esa técnica, era necesario poseer cierta jerarquía dentro de un grupo. A pesar de que no hay abundantes esmclios relativos a las prácticas mormorias prehispánicas en cuevas en la Mixteca Baja oaxaqueña, sabemos que en muchos casos la inhumación en cuevas se reser­vaba a los "principales" de la comunidad, que ade­más se acompañaban de ricas ofrendas para su sus­tento en la otra vida.

Consideraciones finales Quedan penclientes para futuras publicaciones los avances en los esmclios de ésta y otras mornias ha­lladas en la región. Cabe mencionar L]Ue el estuclio sistemático del fenómeno dela momificación en Mé­xico y de csmclios de caso como la momia de Ca­motlán, Oaxaca, han empezado a dar importantes frutos a la investigación antropológica en nuestro país. Es de gran importancia la colaboración intc­rinstimcional y multidisciplinaria en nuestros días para avanzar en el conocinuento científico. Agrade­cemos a las autoridades e investigadores del Museo Quai BranJy por su apoyo y colaboración. ('ii.~

• lIán Lcboreiro. Maestro en antropología)' postulante a doctor por la UN 1M. Investigador de la Dirección de Antropología Físi­ca del [N,II!.

• Josefina Mansilla. D octora en antropología por la UNAM. Inves­tigadora de la Dirección de Antropología Física del IN V!.

• Fabienne de Pierrebourg. Dra. en prehistoria, etnología l' antro­pología por la Universidau de Paris T-Panthéon-Sorbonne. • Christophe Moulherat. Dr. en prehistoria, etnología y antropo­logía por la Universidau ue Paris I-Panthéon-Sorbonne.

PARA LEER MÁS ...

AUFDI-.RHEIDI ~ . A., TIJe SciellliJic Jllldy clj t\IIfIJlIIÚeS, Cambridge Univer­sir}' Press, 2003.

B \ntr ... ". 1..., " Momia Tolteca", AII/ropología .\fexirolltl, Tipografía de la Escuela Nacional oe Arres y Oficios/ Ex Convemo de San Lázaro, México, 1889, pp. 1-6.

f.,r.\N~III\, J., e 1. Leborciro, " 1 Lisrorias de vida. El fenómeno de la momificación en e1i\ réxico prehispánico", Arqueología Ate>.:icOJlo, vol. X\'II, núm. 97, mayo-junio de 2009, pp. 22-29.

R OBLES, N., Y 1\. Juárez, ¡Iislolia de lo orqlleología en Oo ...... a((/, Ins[iruw Oaxaqueño de las Culturas/Gobierno del Es[ado de Oaxacaj Conalculra-I" 111, México, 2004.

6. En la momia hay impron­ta de textil en la espalda, a la altura de los omóplatos, brazos , pecho, abdomen , glúteos yen la rodilla izquier­da. Hay también marcas de cuerdas en el fémur izquier­do, indicadores de que el cuerpo fue envuelto con tex­ti les pa ra formar un bulto mortuorio. Detalles de im­pronta textil sobre la piel de la momia de Camotlán .

MOMIASYTATUAJES I 29

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Los coras y la Piedra Blanca de San Bias, Nayarit (siglos XVI-XXI)

LAURA MAGRIÑÁ

En la "Estampa" de fray Antonio Arias de Saavedra -que se aborda aquí- se plasmaron

aspectos esenciales de la cosmovisión cora que rigen hasta nuestros días: el quincunce

como cosmograma, las deidades a las que rinden culto, la lucha cósmica entre las fuer­

zas luminosas y las del inframundo, los ciclos rituales vinculados con los ciclos de la

naturaleza, el simbolismo de las culebras de agua (los tornados) ..•

Los coras conforman un grupo indígena que habita la Sierra Madre Occidental, en el actual estado de Nayarit. Para evan­

gelizarlos, primero había que conocer sus creencias y la manera en que ellos concebían el universo, labor que iniciaron los franciscanos.

Antonio Arias de Saavedra nació en Tepic y estuvo en calidad de compañero del cura de Acaponeta. Ya ordenado sacerdote, des­de 1656 fungió a veces como ministro doctrinero y otras como guardián del convento, para luego pasar a Guadalajara, el conven­to más importante de la provincia de Santiago de Xalisco.

Arias escribió un informe de todo lo que averiguó sobre aquel grupo indígena, sus costumbres y su territorio, el cual envió jun­to con un dibujo a su provincial, fray Juan Mohedano de Agudo, el2 de febrero de 1672.

La "información" original llegó a manos de fray Francisco Trevi­fio, comisario general de todas las provincias y custodias de la orden de San Francisco en Nueva España y las Islas Filipinas, tluien le so­licitó al fraile que profundizara en su investigación. El 26 de marzo de 1673 fue remitido e! segundo informe. Éste ha sido publicado y el manuscrito se encuentra en la Biblioteca Nacional de México.

Es importante destacar que sólo la primera versión, que se res­guarda en el Archivo General de Indias, en Sevilla, va acompañada de la "Estampa" coloreada, a la que López González ha denomi­nado "Calendario cora" (1990, p. 18). Su título da cuenta exacta tanto de su contenido como de su relación con el informe: "Des­cripción y explicación de los ritos y ceremonias que observa e! gen­tilismo de! Nayarit deducidos de los cuatro tiempos de! año, a que se reduce su total y vano culto. Como se irá reconociendo por ma­yor extensión en la relación que se hace en este escrito por las le­tras y reclamos de! A. B. C. D. etcétera" (AGI, MP, Estampas, 25).

Arias de Saavedra muestra en e! siglo XVJI un profundo manejo de! simbolismo local. Aunque uno de sus objetivos fuera acreditar a la orden seráfica, éste no fue e! único. Obtuvo sus datos en parte gracias al trato familiar que se dio entre él y los coras, como resul­tado de sus repetidas entradas a la sierra desde Acaponeta, pero también por informes que obtuvo de los indios gentiles yapósta­tas que bajaban a comerciar y de los españoles y mestizos que ha-

30 I ARQUEOLOGíA MEXICANA

bían entrado sierra adentro, contando así con varias percepciones acerca de los nayares. Otro de sus propósitos fue conocer a fondo a estos indígenas con el fin de destruir sus "idolatrías" y convertir­los al catolicismo, profundizando en la cosmovisión nativa. Queda patente su gran capacidad para asimilar, sintetizar y transmitir e! co­nocimiento de la cosmovisión de estos indígenas. Pero no se esca­pa de adoptar cierta visión emocéntrica en algunos pasajes.

Sin ninguna duda, este complejo documento pictográfico es el pilar de toda investigación sobre los coras.

El cosmograma de los nayares La Mesa del Tonati -hoy Mesa del Nayar-, núcleo político-religio­so de los cotas, era, primero, el sitio en cuyas proximidades se en­contraba la cueva de Tuakamura -esto es, e! adoratorio de las cua­tro momias que se ilustran en la "Estampa", y que son descritas por fray Antonio Arias de Saavedra; segundo, el lugar central de la sierra de! Nayarit o Gran Nayar, la ranchería desde donde los in­dígenas rendían culto al sol, y tercero, la morada de! Tonati.

Este personaje -el tonati- era e! jefe supremo de! Gran Nayar; aunque nunca operó unilateralmente en la toma de decisiones, sí era e! cacique más importante, por la posibilidad de llegar a for­mar parte de la dinastía de los tonatis, pues si al morir su cadáver se momificaba, sustituiría a la momia más antigua de dicha cueva. De tal forma que contaba con e! carácter de futura deidad.

La "Estampa" es un dibujo de clara factura indígena. Los ca­ras colocan e! oriente arriba. El punto por donde sale e! Sol es e! más importante. Aquí se han plasmado aspectos esenciales de la cosmovisión indígena que rigen hasta nuestros días: el quincunce como cosmograma, las deidades a las que rinden culto, la lucha cósmica entre las fuerzas luminosas y las de! inframundo, los ci­clos rituales vinculados con los ciclos de la naturaleza, e! simbo­lismo de las culebras de agua (los tornados) ...

Por un lado está e! movimiento cotidiano del sol, pero además está e! tránsito estacional de! sol a lo largo de! año.

En la "Estampa" queda claro que la Piedra Blanca de San Bias es e! marcador del solsticio de invierno y e! hecho está suficiente-

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32 I ARQUEOLOGíA MEXICANA

El poniente -por donde se pone el sol en el equinoccio de primavera, el 21 de marzo (señalado aqui con Nicanori)- y el interrumbo cuya "entrada del sol" es el21 de junio, duran­

te el solsticio de verano (representado por Narama), corres­ponden a la desembocadura del río San Pedro y a las sali­nas de Olita , respectivamente. La Piedra Blanca , para los ceras del siglo XVII, era la Uxuu (Mujer Criatura); actualmen­te en cora se le denomina Niyekuari Wawatana (Mi Abuela, La que Tiene MuchaAgua) y en huichol Tatei Haramara (Dio­sa del Mar y Reina del Maíz de los Cinco Colores). Plano de Nueva Galicia hasta la punta de Tecucitan (siglo XVII) .

mente confIrmado por testimonios y prácticas ritua­les. Por otro lado, después de cotejar las dos versio­nes del informe de Arias de Saavedra y tras el análisis de los datos aportados por mapas y varias fuentes do­cumentales, propongo que el poniente - por donde se pone el Sol en el equinoccio de primavera, el 21 de marzo (señalado aquí con icanori)- y el interrum­bo cuya "entrada del sol" es el 21 de junio, durante el solsticio de verano (represent,'ldo por Narama), co­rresponden a la desembocadura del río San Pedro y alas salinas de Olita, respectivamente. La Piedra Blan­ca, para los coras del siglo XVII , era la Uxuu (Mujer Criatura); actualmente en cora se le denomina Niye­kuari Wawatana (Mi Abuela, La que Tiene Mucha Agua) yen huichol Tatei 1 Iaramara (Diosa del Mar y Reina del Maíz de los Cinco Colores).

La distorsión que se aprecia en la distancia que separa a Nicanori y Narama, respecto a la que hay entre Nicanori y Uxuu, se debe a que los indígenas se acomodan de acuerdo con el paisaje. Es la ade­cuación del concepto del cosmograma a la geogra­fía del entorno real.

En la versión " tradicional" más ampliada del cos­mograma -"tradicional" en el sentido de que se pue­de ampliar progresivamente-, también se ve esta dis­torsión proyectada en la realidad geográfIca.

El panteón cora Los coras tenían por dios al Sol, por ser hijo del Dios Fuego. Nayarit es igual que Pyltzintli, Nayaly, Na­hualy ("pronóstico o adivino"); es oráculo. El sol Pyltzintli era el creador de todos los animales y sa­bandijas; desataba los vapores en agua y enviaba los rayos y truenos. Era el dios de los ejércitos.

La Cruz era "la imagen del Nayarit o Pyltzintli, que es lo mismo en forma de cruz o aspa en quien confían la victoria [oo. La llevaban] como por su ca­pitán" (Arias de Saavedra, apud Calvo, 1990 [1673], p. 293), para tener éxito en las batallas.

Estos indígenas eran politeístas y sus deidades principales, además del Nayarit, eran: la Uxuu (Mu­jer Criatura), cuya tarea era disponer la tierra con los rocíos y neblinas para que los remitiese al Sol, en el oriente, donde estaba el asiento de su hijo, para que

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en el tiempo señalado éste desatara las lluvias, propiciando así las semillas y frutos de verano. Narama, creador de la sal, el mezcal y el chile, y Nycanori, de las aves, los ríos y los peces. Pero Pyltzint­li influía en todas ellas. Pues toda su idolatría se fundaba en los cuatro tiempos del año: "verano, esúo, invierno y otoño [y] los cua­tro cuerpos que están en la casa del Nayarit son relativos de estos cuatro tiempos" (ibid., p. 300), por eso les ofrendaban.

En la ranchería de Tzacaymuta estaba la casa del Nayarit, en ella había una sala con una mesa en el centro -que según Arias repre­senta la sierra- "rodeada de cuatro cadáveres secos y enjutos [:1 el de don Francisco Nayaryt, don Pedro Huaynoli, don Alonso Yo­quary y don Luys Urysti" (ibid" p. 294), sentados sobre equipales, con las manos cruzadas y atadas sobre las piernas. No los enterra­ban a lo largo, sino sentados para que así permanecieran. Estaban "vestidos y adornados con muchos quetzales de plata y plumas blancas y de todos colores" (idem),

Estas momias eran sustituidas periódicamente, quitando la más antigua y añadiendo una nueva. Conservaban los mismos nom­bres nativos y sólo los nombres de santos se modificaban.

Los cuatro cadáveres eran de antiguos gobernantes. A estas dei­dades les ofrendaban sacrificios humanos, los primeros frutos y se­millas de todo género, "sal, carne, pescado, algodón, jícaras, platos, quetzales, plumeros, xihuites, formas de barro, arcos y flechas y en algunos tiempos sangre humana" (ibid., p. 295); para lo cual esta casa tenía un pozo donde depositaban la sangre que cada ranche­ría llevaba en platos, "principalmente la ofrecían cuando daban la muerte a algún indio huaynamoteco" (idem) , para brindársela al SoL

Las dos mujeres que se hallan dibujadas abajo de las momias -una a cada lado- eran las sacerdotisas: Noxat e Y chima, que se en­cargaban del aseo y el cuidado del oráculo.

Al oriente se representa al sol Pyltzintli -que luego fue asimi­lado a Cristo. Nycanori se ubica al poniente, Narama en el solsti­cio de verano y Uxuu en el solsticio de invierno, como una peña que emerge del mar.

Los salineros, por ejemplo, adoraban a Narama, los pescadores rendían culto a Nycanori.

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La Piedra Blanca, para los caras del siglo XVII, era Uxuu (Mujer Criatura); actualmente en cara se le denomina Niyekuari Wawatana (Mi Abuela, La que Tiene Mucha Agua) y en huichol Tatei Haramara (Diosa del Mar y Rei­na del Maíz de los Cinco Colores). Detalle de la "Estampa".

Arias describe a dos demonios que rodearon toda la tierra. Lue­go, Naycuric, creador del peyote, en forma de cangrejo se quedó en medio de la tierra. Lo "invocan para sus pactos y hechizos, ad­virtiendo que para la disposición del pacto beben el peyote, habien­do antes ayunado privándose en cinco días de ayuno de no probar sal ni chile y el lugar para su invocación ha de ser cueva, piedra o agua porque es natural habitación del cangrejo" (ibid., p. 301) .

El Tzotonaric, después de rodear la tierra tomó forma de cule­bra y se metió al ...

mar donde está la estatua de la Uxuu, le invocan para la adquisición de

mujeres, para tomar formas distintas [,] hacer hablar los cuerpos [y] volar por el aire [. Se le llama] tentación de mujer por autonomasia l ... J porque son más [ ... ] mujeres que varones [ ... ] que tienen el pacto con

este demonio a el cual llaman en otras ocasiones Chebyma criador de

la hierba Tapat, la cual dicen toman para la disposición de! pacto (idem) .

Le ofrendan en cuevas, piedras o cerros. Quien le invoca toma "la hierba del Tapat y no siendo el lugar de su natural habitación que­da simple o mentecato [;] esto es general, pues sólo se diferencian en los términos y no en el significado según el idioma de cada pro­vincia" (ibid., p, 302).

Estos dos demonios dejaron ...

estatuas milagrosas [ ... ] en un cerro inmediato al pueblo de Xalisco lla­

mado Choatepet que quiere decir "cerro de la culebra", donde dicen

quedó e! Tzotonaric y otro llamado Sanhuanguey que interpretan "el

de las ancas grandes", donde dicen quedó e! Naycuric, donde hasta

hoy se ven sus efectos en formas de culebras que aparecen en las nu­

bes en tiempo de aguas, batallando con rayos y truenos, la que sale de

un cerro con la que sale del otro (zdem).

Sobre el término Québima/ Kéwima, el cora Máximo Javier Solís sin ninguna vacilación dijo, "es idioma de huichoL Antes estába­mos juntos y luego nos separamos". Según Nicolás Aguilar Caye­tan o, Jaiyura (Nube Creciente), huichol de Teponahuaxtla, "es

LOS CORASY LA PIEDRA BLANCA DE SAN BLAS, NAYARIT I 33

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Narama. Detalle de la "Estampa".

Cueva del Tuakamuta. Los cuatro tiempos del año: verano, estio , invierno y otoño, representados por cuatro momias. Las dos mujeres abajo de las mo­mias -una a cada lado- eran las sacerdotisas en la Casa del Nayarit: Noxat e Ychima, que se encargaban del aseo y el cuidado del oráculo.

Uxuu/Niyekuari (Mi Abuela, la que Tiene Mucha Agua).

34 I ARQUEOLOGíA MEX ICANA

Nicanori. Detalle de la "Estampa".

nombre de mujer y significa Brisita de Lluvia". Por su parte, José Manuel Carrillo Carrillo, Werika Temay (Halcón Joven) asegura que "es nombre de huichola. Como la lluvia que protege todo lo que crece".

El peyote y el cheri: las culebras de agua del Valle de Matatipac

El peyote -hikllri (en huichol)- y el árbol del viento -cheri (en cora), kieri (en huichol), tapa! (en náhuatl)- son dos plantas psico trópi­cas de importancia central para todas las culturas del Gran Nayar, en la meruda en que éstas comparten la misma cosmovisión.

Los im-estigadores han puesto un exagerado énfasis en el pe­yote (Lopbopbora ¡v¡¡Jia!1lsit) y en su uso ritual por parte de los hui­choles. Aunque se ha hecho mención del cheri, su papel ha sido ge­neralmente minimizado o mal interpretado. Yas umoto presentó una síntesis sobre la función del kieli, estableciendo que este gru­po étnico reconoce los efectos farmacológicos de rucho vegetal, pero, más que a la plan ta, a lo que temen es al poder sobrenatural que ésta puede llegar a conceder (1996, p. 262).

El Tzotonaric, después de rodear la tierra tomó forma de culebra y se metió aL .. "mar donde está la estatua de la Uxuu". Uxuu vista desde el camino.

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"En un cerro inmediato al pueblo de Xalisco llamado Choatepet que quiere decir 'cerro de la culebra', donde dicen quedó el Tzotonaric y otro llamado Sanhuanguey que interpretan 'el de las ancas grandes', donde dicen quedó el Naycuric, donde hasta hoy se ven sus efectos en formas de culebras que aparecen en las nubes en tiempo de aguas, batallando con rayos y truenos, la que sale de un cerro con la que sale del otro". Detalle de la "Estampa".

Jáuregui ha demostrado, por su parte, la complementariedad estructural de ambas plantas en la cultura huich ola, al esclarecer sus oposiciones simbólicas (1996 [1991], p. 332).

Los testimonios en las fuentes coloniales dan cuenta de la re­lación de estas dos plantas en la geografía ritual de los nayaritas desde mediados del siglo XVl. Aunque se refieren específicamen­te al Valle de Matatipac, su vigencia abarca una región muy vasta. De hecho, los volcanes que se mencionan -el Sangangüey y el San Juan (Coatéped)- se divisan y llaman poderosamente la atención desde las cumbres serranas occidentales del Gran Nayar, así como desde la llanura costera. Por otra parte, las culturas aborígenes de la región de Tepic y Xalisco no só lo eran vecinas de los nayariras, sino muy próximas en términos culturales.

Entre todas las implicaciones simbólicas de la "Estampa", se ilustra también la lucha entre la tempestad destructora y las lluvias favorables que fecundan la tierra.

Para los indígenas del Gran Nayar, la tradición de las culebras de agua del Valle de Matatipac sintetiza el simbolismo del torna­do, de la espiral, de la serpiente, de la cuerda, de! rayo, del t1'ueno, del humo, de las nubes, del peyore y del cheri, así como de sus trans­formaciones, a través de mitos, cantos, disel10s de textiles, ofren­das, danzas y 1'ituales para at1'ae1' las lluvias a voluntad, pl'Opician­do las benéficas y ahuyentando las tempestades (lluvias nocivas), en lo que supone una dicotomia, esperanza-temor y atraer-apla­car. Los tornados que todavía se forman en este valle deben ver­se imponentes desde la sierra.

Agustin Puga Avelar, controlador de tránsito aéreo del Ae1'o­puerro Nacional de Tepic nos explicó en 1999 que:

La culebra de agua es un fenómeno meteorológico. Se origina de una nube que se llama "nube de embudo" por su apariencia; la nube tie­ne una prolongación hacia tierra que se ve como una serpiente. Se pre­senta en julio, agosto)' parte de septiembre, en ocasiones hasta cinco veces durante la temporada de lluvias.

Aquí, exclusivamente en el Valle de J\1atatipac, juSto donde se ubica el aeropuerto, se originan normalmente dos zonas de tormenta en las que participan dos nubes CI/JlIlI/lIflil/1bllS, una en cada ladera de estos ce­rros. Asemejando dos cosas vivientes, empieza a tronar en un extremo y, en seguida, empieza a tronar en el otro)' tienden a juntarse en el cen­tro, entre Pamana! y San Cayetano.

Los dos volcanes son factores determinantes para que suceda este tipo de fenómeno. Ambos deben tener cierta atracción magnética, por­que lo curioso es que las nubes siempre se forman sobre el volcán San­gangüey y sobre el cerro San Juan. ¡Y después viene la pelea!

Los nayares emplean e! peyote como tónico, ya que estimula e! or­ganismo y lo vuelve capaz de soportar la fatiga y las privaciones (Benzi, 1972, p. 310), y para curar distintos tipos de enfermeda-

cles, pero en especial el piquete de alacrán (Mariano Ruiz, a/md Rouhie1', 1927 [1913J, p. 341). Sin embargo, esta planta posee ot1'as cualidades, pues provoca sensaciones de falra de peso y alteración de la percepción del tiempo y del espacio (Furst, 1980 [1976], pp. 200-201).

El cheri constituye la contraparte de! peyote, pues para la concep­ción indígena, está en una relación de oposición y complememarie­dad con dicho cacto. Hoy en día está claro llue el cheri o kieri es con­siderado como muy poderoso para otorgar dones de diverso tipo (chamánicos, musicales, anesanales, amatOrios, etcétera), pero a la vez es muy exigente con lluienes los solicitan, de tal manera que un incumplimiento de la promesa con esta planta puede conducir a la locura e incluso a la muene. La investigación sobre el cheri de los co­ras se encuentra en un estado inicial, sobre todo debido a que los chamanes de este g1'UpO étnico tienden a ser mucho más reserva­dos que los huicholes en su trato con los estudiosos "occidentales".

E l cberi tiene una naturaleza andrógina, ya que, según los infor­mantes, puede manifestarse como hombre o mujer, o bajo la apa­riencia de diversos animales, como serpiente, venado, lagarto, puma, jaguar, oso, lobo, etcétera. Por último, también asume la

personalidad del Charro Negro. El Valle de Matatipac es el espacio simbólico donde se lleva a

cabo la confrontación entre las dos fuerzas opuestas. Dentro de esa geografía ritual regional se muestran dos fuerzas en confron­tación: los llamados "demonios" por Arias de Saavedra.

Continuidad y cambio La transmisión oral se ha encargado de difundir los mitos y sus transformaciones rebasan el ámbito regional. Hoy en día, la reli­gión de los caras se reproduce a través de un sistema de templos que se distribuye en cuatro categorías: e! templo "católico" (de planta cuadrangular), el patio del mitOte comunal y el patio del mi­tote parental (ambos de planta circular), así como los "templos naturales": cerros, promontorios rocosos, cuevas, manantiales,

ríos, lagunas, el mar. El simbolismo, el culto a la territorialidad sagrada y la corres­

pondiente práctica ritual que fue plasmada en la "Estampa" en el siglo 2\."vn, siguen vigentes en e! x..'O.

LOS CORASY LA PIEDRA BLANCA DE SAN BLAS. NAYARIT I 35

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Los volcanes Sangangüey (izquierda) y San Juan (Coatépetl) (derecha) se divisan y llaman poderosamente la atención desde las cumbres serranas occi­dentales del Gran Nayar, así como desde la llanura costera.

Dentro del cosmograma de los indigenas del Gran Nayar, en su máxima extensión geográfica, el punto del poniente correspon­de a la zona del actual puerto de San BIas.

Como parte de las políticas borbónicas, en 1767 se clio parale­lamente la expulsión de los jesuitas de todo el imperio y en la Nue­va España cobró énfasis la empresa de expansión hacia el norte, por la costa del Pacifico. El puerto de "Matanchel como punto de partida para las Californias" (Mathes, 1993, p. 44) fue abandona­do y se construyó uno nuevo a una legua de distancia (BurtUS, apud Mathes, 1993, p. 45). Durante mucho tiempo el puerto de San Blas fue la base del suminiSlro para las misiones de la Alta California (De la Torre Curiel, 2001, p. 344).

Ahí se rinde culto al monolito blanco que sobresale de las aguas del océano Pacífico, al mar mismo, a una cueva ya la cumbre del cerro del faro.

Desde diciembre de 1990, en el estado de Nayarit - por decre­to administrativo- , Tatei Haramara Oa Isla del Rey, en San Blas) fue declarada "sitio de patrimonio cultural del pueblo étnico hui ­chol". El sitio sagrado incluye la Piedra Blanca, que es considera­da la Diosa del Mar y la Reina del Maíz de los Cinco Colores; una

La tradición de las culebras de agua del Valle de Matatípac sintetiza el sim­bolismo del tornado, de la espiral, de la serpiente, de la cuerda, del rayo, del trueno, del humo, de las nubes, del peyote y del cheri, asi como de sus trans­formaciones, a través de mitos, cantos, diseños de textiles, ofrendas, dan­zas y rituales para atraer las lluvias a voluntad, propiciando las benéficas y ahuyentando las tempestades (lluvias nocivas), en lo que supone una dico­tomía, esperanza-temor y atraer-aplacar. Los tornados que todavia se for­man en este valle deben verse imponentes desde la sierra. Al fondo, los ce­rros Pichachos y Sangangüey.

36 I ARQUEOLOGIA MEXICANA

pequeña cueva artificial que se encuentra a las faldas del cerro, que representa a Takursi akawe, la Diosa Abuela, y a Tatewarí, el Abuelo Fuego, que habita en el faro; un centro ceremonial (xirik¡) de planta cuadrangular frente a la cueva y otro circular (tukz) que está en la cima del Cerro del Vigía, junto al faro. Para los huicho­les e! sitio ceremonial en su conjunto se denomina Haramaratsié. Arriba del cerro, en los peñascos que fueron destruidos en los se­tenta del siglo pasado, había un árbol del viento. Los huicholes construyeron ahí el kallihllBJ grande.

Pero a la par, así como los huicholes acuden a ofrendar a la cue­va de Tuakamura, cerca de la Mesa de! Nayar, los coras van por pe­yate a Wirikuta y San BIas es visitado y está incluido en la geogra­fía ritual cora, desde hace varios siglos.

Hoy en dia, entre los coras serranos hay tres variantes de pere­grinación a la Piedra Blanca de San BIas: la peregrinación indivi­dual, la comunal y la congregación de las autoridades tracliciona­les de todas las cabeceras caras.

Van de manera inclividual, para solicitar dones de cliversos tipos, o cuando los curanderos acuden a entregar los elementos rituales de los di fun tos en cuya ceremonia mortuoria han participado, como

"La culebra de agua es un fenómeno meteorológico. Se origina de una nube que se llama 'nube de embudo' por su apariencia; la nube tiene una prolon­gación hacia tierra que se ve como una serpiente".

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fue e! caso de los instrumentos de don Esteban Chávez Silverio, chamán (sacerdote/ curandero) cora de Rosarito. Sus flechas fueron deposi tadas en la cue­va de San Blas por Abundio Flores, quien ofició la primera despedida de! alma de don Esteban y comen­tó: "Yo las llevé las plumas de don Esteban, en San Blas, a la cueva abajo [de! faro]. Allí es lo mismo que Tuakamuta [una réplica], pero este patrón de San BIas es mujer: tiene nombre, Niyekuari Wawatana (Mi Abue!a, La que Tiene Mucha Agua). Niyashu (Mi Abue!o) Tuakamuna es e! patrón de Tuakamuta".

Por su parte, cada comunidad cora envía repre­sentantes a entregar ofrendas entre enero y mayo (que es e! límite). Llevan también tejuino que ade­más de ofrendarlo, lo consumen ahí mismo. En la actualidad, dejan sus ofrendas en la cavidad cons­truida a los pies del Cerro del Vigía -en la Isla del Rey. Había una cueva natural que fue destruiua, pues la dinamitó la Marina hacia 1970. Era tan grande que dentro de ella se llevaban a cabo velaciones. Tam­bién dejan sus reliquias en e! farallón, justo frente a la Piedra Blanca.

En tercer lugar tenemos la peregrinación de todas las autoridades tradicionales coras. La última se llevó a cabo el5 de mayo de 2012. En esa ocasión se con­vocaron para ofrendar todos juntos con el fin de que cesen los temblores y la violencia del narcotráfico.

Además, acostumbran llevar agua a todo lugar donde ofrendan y de ahí también toman agua para llevarla a su comunidad, la cual es considerada ben­dita. Este es un aspecto que forma parte de las pe­regrinaciones, pues recolectan e! agua para usarla en e! mitote. La llevan a sus centros ceremoniales des­de sitios lejanos asociados a los cuatro puntos cardi­nales y el centro (Coyle, 2000, pp. 119, 126).

Así, estos indigenas continúan marcando reitera­damente la ubicación de los rumbos cardinales y los interrumbos solsticiales en la secuencia ritual, en pe­trograbados, en sus jícaras, en las coreografías de sus danzas, en sus bordados . .. La lucha cósmica rige to­dos los aspectos de su cultura: e! simbólico, e! social, e! económico y e! político.

Estas prácticas prevalecen, debido a que e! cato­licismo llevado por los evangelizadores no brindó ri­tos propiamente de fertilidad. Así, a través de dan­zas y rituales precolombinos los incligenas intentan controlar el azar (Frazer y Malinowski apud Gluck­man, 1978 [1965]: 288), con base en las trayectorias de zigzag que dibuja el rayo, en' forma circular, imi­tando el remolino -que en estas latitudes gira en sen-

EI 5 de mayo de 2012 todas las autoridades tradicionales ca­ras se reunieron en San Bias para ofrendar con el fin de que cesen los temblores y la violencia del narcotráfico.

tido levógiro- y representando el o//in me­diante coreografías y movimientos en ocho (Ortiz, 1947: 31, 36, 598-600, 604).

La cosmovisión cora conjunta espacio y tiempo en función de gobernar a las fuerzas de la naturaleza para conseguir las lluvias benéficas que proporcionen el maíz para su sustento. Se comunican así con lo sagrado, con el fin último de ob­tener buenas cosechas y propiciar el bienestar y la salud de los individuos y de la comunidad. ('ii~

Laura Magriñá. Ernohisturiadora. Cemro IN.\ H

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Peyote

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za andrógina; puede mani­festarse de diversas formas e incluso asume la persona­

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Naycuric Deidad masculina Salió del norte

Tzotonaric Deidad andrógina Salió de! sur

En forma de cangrejo Se quedó en e! volcán Sangangüe)', "el de las ancas grandes"

Fuerza de la luz (del bien) Proporciona lluvias oportunas )' adecuadas

En forma de culebra Se quedó en el volcán San Juan (Coatépetl, "cerro de la culebra"), Cerro de Xalisco Fuerza de la oscuridad (del mal) Trae las tormentas y e! viento destructor

LOS CORASY LA PIEDRA BLANCA DE SAN BLAS. NAYARIT 137

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DOSIER

La arqueología del siglo XXI

Desde su nacimiento, hace 20 años, Arqueología Mexicana se ha dedicado a la difusión de los resultados de la in­

vestigación arqueológica desde una pers­pectiva informada y actualizada. Debido a las peculiaridades de nuestra historia, marcada por la mezcla de tradiciones cul ­turales, la arqueología en México se ha enfocado principalmente en el estudio ele la época prehispánica, y de su diversidad de objetos de estudio hemos dado cuen­ta en distintas ocasiones sin que esto sig­nifique que otros periodos no pueden, ni

Tzintzuntzan, Michoacán. Pablo Beaumont, Crónica de Michoacán, siglo XVIII.

deben, ser abordados con técnicas y con­ceptos propios de la arqueología. Es im­portante destacar que buena parte de lo que hemos ofrecido a nuestros lectores a lo largo de estos 20 años son los resulta­dos de investigaciones recientes y en cur­so, las que necesariamente se nutren de las llevadas a cabo durante más de dos siglos. En este sentido, el conocimiento arqueológico es el que se produce por la acumulación de datos que pueden ser analizados e interpretados bajo marcos de referencia gue se van transformando conforme se desarrollan mejores teorías,

Xochicalco, Morelos. José Antonio Alzate, 1791.

las cuales con frecuencia implican la aten­ción sobre áreas antes poco atendidas o incluso insospechadas. Pero no es sólo de la utilización de mejores marcos inter­pretativos que dependen los cambios en nuestra manera de acercarnos al pasado, también son de importancia las técnicas que permiten recuperar, registrar y ana­lizar una cada vez más amplia variedad de datos asociados a la cultura material del pasado,

De eso trata esta entrega de At'f1le% ­

gia NlexicCllla, de la manera en que se ha transformado la práctica arqueológica en

Cuadrángulo de las Monjas. Uxmal, Yucatán. Frederick Catherwood, ca. 1844.

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los tiempos recientes, de los fundamen­tos tras nuestro conocimiento de las an­tiguas culturas mexicanas. Se trata de cam­bios de largo aliento que corren a lo largo de dos vías, de algún modo con clinámica propia pero necesariamente complemen­tarias: los enfoques teóricos y las técnicas. Respecto a los primeros, se incluyen artí­culos que dan cuenta de algunos de los rubros en los que el planteamiento de marcos de interpretación distintos a los que se venían utilizando ha ampliado sig­nificativamente nuestra visión del desa­rrollo cultural en la época prehispánica. El enfoque desde una perspectiva integral de temas como el surgimiento, desarrollo y declive de los grandes centros urbanos es esencial para entender la dinámica his­tórica de la región mesoamericana, al igual que lo es el estudio de la vida cotidiana tomando en consideración sus múltiples variables y ramificaciones. También son de resaltar los avances en la in terpretación de las escrituras antiguas, una rama en la que además de los arqueológicos conflu­yen los afanes de clisciplinas como la his­toria, la lingüística y la etnología.

Cempoala , Veracruz. Rafael Garcia , ca. 1895 .

Dos de los ejes principales que estruc­turan toda inves tigación arqueológica son el tiempo y el espacio, pues para enten­der cabalmente un fenómeno cultural es fundamental saber cuándo y dónde ocu­rrió. Respecto a las herramientas para acercarse a este par de cuestiones se han dado algunos de los avances más noto­rios de los últimos tiempos, en buena me­dida como consecuencia de la impresio­nante revolución digital que estamos viviendo. Ofrecemos aquí un par de artí­culos que sintetizan las técnicas disponi­bles para obtener fechas (absolutas y re­lativas) y para situar en el espacio y analizar metodológicamente los datos ar­queológicos. El primero de ellos fue ela­borado por nuestro querido maestro Joa­quín García-Bárcena poco antes de su muerte y su publicación nos permite traer su recuerdo y hacer el reconocimiento a su preocupación por establecer las bases para la utilización en México de técnicas novedosas de investigación.

No está de más señalar que lo que el lector ha encontrado en los más de 120 números de Arqueología Mexicana es preci-

Trono del Templo XIX. Palenque, Chiapas, ca. 2006.

samente un pulso de los avances en la in­vestigación en los últimos 20 años. A modo de un alto en el camino para reflexio­nar sobre dónde hemos estado parados, dónde lo estamos ahora y hacia dónde nos dirigimos, es que ofrecemos este dosier declicado a los fundamentos teóricos y téc­nicos de la arqueología. Consideramos que así ponemos a la clisposición de nuestros lectores una herramienta más para la va­loración adecuada de las distintas expre­siones culturales de la antigüedad. Esto no es un asunto banal, pues en la medida que se difunda y se comprenda la complejidad inherente a la investigación arqueológica y lo variado, rico y frágil que es su objeto de estuclio, estaremos en mejores condi­ciones de enfrentar el que, sin duda, es uno de los mayores retos de la clisciplina en la actualidad: la preservación de nuestro pa­trimonio arqueológico, Esta labor requie­re necesariamente de la participación de todos y sólo será efectiva en la meclida que se clifunda la noción de que todo resto ar­queológico, sin importar su tamaño o sus cualidades "estéticas", es fuente de infor­mación y merece ser conservado, !~,

Exploración subacuática. Costa de Canpeche , ca. 2008.

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Demografía, urbanismo y población

Cómo levantar un censo de los desaparecidos

KENNETH HIRTH

Las preguntas históricas más elementales son: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos? Ésta

es la meta de la investigación arqueológica, y el estudio demográfico de los pueblos antiguos

es una de las vías mediante la cual podemos llegar a contestarlas.

Tajín es una de las grandes ciudades mesoame­

rica nas. Como otras ha sido objeto de investiga­

ciones en las últimas décadas que han permitido conocer sus características urbanas. FOTO GUlllERMOAl DANAI RAleEs

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¿Quiénes eran? Ésta es la pregunta más re­currente cuando algún arqueólogo descu­bre un sitio prehispánico. La razón es sim­ple: la gente quiere conocer a los otros, sean familia, vecinos o desconocidos re­cién llegados; queremos conocer a nues­tros ancestros y a quienes construyeron los sitios antiguos. A partir de esa pregun­ta básica se iniciaron los estudios de po­blación, que rápidamente se convirtieron en una útil herramienta para analizar cómo vivieron y usaron su entorno los ha­bitantes del pasado.

El interés en la investigación demográ­fica es tan antiguo como la arqueología misma; ciertamente marcó la búsqueda de Troya emprendida tempranamente por Heinrich Schliemann. Conocía la existen­cia de Troya por las descripciones de bata­llas de Homero y quería identificar el lugar donde estuvo la ciudad y cómo fue real­mente, en términos humanos. Sus explo­raciones en el Mediterráneo occidental abarcan muchas décadas, durante las cua­les encontró muchos otros sitios, cuyos constructores aún no habían sido identifi ­cados. Esto detonó a su vez nuevas inves­tigaciones que par tían de la misma pregun­ta: "¿quiénes vivieron aquí?" Nació así e! interés por las poblaciones antiguas; aun­que aún no se determinaba e! curso que to­marían eventualmente las investigaciones demográficas.

LA Ii\IPORTANCIA DE LAS INVESTIGACIONES DEMOGRÁFICAS

En 1798 Thomas Malthus escribió su fa­moso Ensqyo sobre el principio de la población, que le valió a la demografía el sobrenom­bre de "ciencia aciaga". Malthus conside­raba que el tamaño y la complejidad de una sociedad era resultado directo de la canti­dad de alimentos que producía. El tamaño de la población no podía exceder la capa­cidad de los sistemas agrícolas de los cua­les dependía; e! futuro de la sociedad era aciago, según Malthus, ya que los humanos se reproducían con mayor velocidad que la agricultura que los sustentaba.

Esta idea estuvo vigente hasta media­dos de los sesenta de! siglo pasado, cuan­do se publicó un breve y trascendental es­tudio de Ester Boserup, Lts condiciones del desarrollo en la agriC1lltlfra. Si bien se centra­ba en las condiciones que dieron lugar al cambio agrícola, sirvió de plataforma para e! lanzamiento de los estudios demográfi­cos como parte de la investigación arqueo­lógica. La tesis de Boserup es que e! au­mento de la producción agrícola no sucede por sí mismo sino, sobre todo, como re­sultado de la tensión demográfica. Las po­blaciones crecen hasta ellirnite que les per­miten los recursos alimenticios y se ven forzadas a intensificar la producción para

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sobrevivir. Las nuevas tecnologías y lareor­ganización de! trabajo son resultado de la necesidad de aumentar la producción de alimentos. Según Boserup, e! crecimien­to demográfico es e! pivote que motiva la inventiva humana a gran escala. El aumen­to de la población fue considerado el fac­tor más importante en el cambio cultural y los arqueólogos se percataron pronto de la relevancia que tendría en sus estudios del desarrollo de las sociedades antiguas.

"'IÉXICO y EL DESARROLLO DE L\ lNVESTIG1\CIÓN DEMOGRÁFICA EN ARQUEOLOGÍA

"¿Cómo marcó el desarrollo de las so­ciedades antiguas el crecimiento de­mográfico?" Ésa fue la pregun-ta que se hicieron los arqueólogos. En el Méxi­co prehispánico, corno en otras partes del mundo antiguo, hay una estrecha correla­ción entre el au­mento de la pro­ducción, el desarrollo de

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turaL Las grandes sociedades de! Altipla­no mexicano, como Teotihuacan, Monte Albán, Tula y Tenochtitlan, se desarrolla­ron en áreas de alta densidad demográfica, a lo que se aunaron nuevas tecnologías en la irrigación, terraceado y chinampas. Se trata de lugares idóneos para indagar si e! crecimiento y presión demográficos fue­ron factores clave en e! surgimiento de ca­cicazgos, estados e imperios. Ya para 1970, el enfoque poblacional dominaba e! pano­rama de la investigación arqueológica en todos sus frentes, y no sólo en México, sino alrededor de! mundo.

Es significativo que la investigación en México se enfocara en los patrones de asentamiento, que llevó al desarrollo de la metodología usada para e! estudio de la evolución de las poblaciones antiguas. Los recorridos de superficie de Pedro Armillas, Ignacio Bernal y otros, ya desde las déca­das de 1940 y 1950, se plantearon la loca­lización de comunidades prehispánkas y la determinación de las fechas en que fue­ron ocupadas. Desde principios de los se­senta, los investigadores que trabajaban en la Cuenca de México desarrollaron méto­dos de recorrido intensivo, parcela por par­cela, para elaborar mapas de los sitios ar­queológicos y recuperar materiales en superficie, lo que permiáa calcular el tama­ño de la población de acuerdo al tamaño del sitio y a la cantidad de vestigios arqueo­lógicos recuperados. Como cualquiera sabe, a mayor cantidad de habitantes, ma­yor cantidad de basura: esta simple corre­lación brinda las bases para calcular e! ta­maño de una población. Una vez adoptada

Teotihuacan yTenochtitlan son dos buenos ejem­plos de metrópolis antiguas. En condiciones dis­tintas, derivadas de sus diferentes historias tras la época prehispánica, han sido objetos de inves­tigaciones que han permitido acercarse no sólo a su estructura urbana, sino a la vida cotidiana de sus pobladores. a) La información sobre Teo­

tihuacan, la ciudad más importante del Clásico, procede de un nutrido conjunto de exploraciones y en lo que se refiere a su estructura urbana re­sultó fundamental el mapa elaborado por René Millon. b) El recinto sagrado de Tenochtitlan es

bien conocido gracias a las excavaciones del Pro­yecto Templo Mayor y la información para el res­to de la ciudad proviene en buena medida de des­cripciones y documentos coloniales, así como de trabajos de rescate arqueológico. ILUSTRACIONES DIGITALES JUAN MONSIVAIS I RAlcES

DEMOGRAFfA. URBANISMO Y POBLACiÓN I 43

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tal metodología, miles de kilómetros cua­drados de México se han analizado me­cliante esos recorridos intensivos. El resul­tado es que la historia demográfica del México prehispánico se conoce mejor que la de ninguna otra civilización de la anti­güedad. Esta metodología para investiga­ciones de campo fue más tarde adoptada y moclificada por arqueólogos en otras zo­nas del mundo, incluyendo Norteamérica, Sudamérica, China y el Mecliterráneo.

LOS NIVELES DE LA INVESTIGACIÓN SOBRE POBLACIÓN

Los arqueólogos pronto se clieron cuen­ta de que los estudios de población les da­ban la oportunidad de estudiar las socie­dades antiguas en términos de unidad habi tacional, comunidad y región. T ~a uni ­dad habitacional es el punto de partida en los estudios porque alli se cría a los hijos y se transmiten, de generación en genera­ción, las normas sociales. Las unidades domésticas más grandes eran capaces de producir más trabajo efectivo que las pe­queñas y por lo tanto eran más adecuadas en contextos agrícolas, en los que la uni ­dad doméstica producía el alimento re­querido para su sobrevivencia. Las inves­tigaciones nos muestran que la presión debida a la escasez de recursos crea ten­siones en la unidad doméstica y conduce a un buen número de innovaciones eco­nómicas. Los tiempos clifíciles y el miedo al hambre son causa principal de la inno­vación, pues las unidades domésticas, más que permanecer estáticas a lo largo de los siglos, se comportan casi como pequeñas empresas para buscar nuevas formas de intensificar la producción y mejorar sus concliciones de bienestar.

En Mesoamérica las unidades domés­ticas responclieron de cliferentes maneras a estos retos: no solamente produjeron su comida, sino que fabricaron de manera ca­sera todas las herramientas y textiles usa­dos por la sociedad y los clistribuyeron en prósperos mercados. La arqueología exa­mina las tensiones en el interior de las uni­dades domésticas analizando la salud y bienestar de sus miembros. Los análisis en los cementerios nos brindan valiosa infor­mación acerca de la esperanza de vida y

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Cómo se desarrollaron las ciudades es una pregunta clave para los

estudios urbanos. Las ciudades atraen población por sus oportu­

nidades de trabajo, el deseo de asociarse a miembros de la elite o

por la posibilidad de participar en formas más interesantes de

interacción social.

las principales causas de enfermedad y muerte, así como el grado de mortalidad infantil.

Los análisis químicos de huesos y dien­tes, junto a otros estudios, nos permiten recons truir en gran medida la dieta de una población. Aunado a esto, los esn¡dios de la organización comunitaria y la interac­ción regional nos permiten entender cómo se adaptaron las poblaciones anti­guas a las constantes variaciones sociales y naturales de los lugares donde vivían, en términos de unidad doméstica, comu­nidad y región.

URBANISMO PREHISTÓRICO

El estudio de la historia urbana es parte in­tegral del enfoque demográfico. Los ar­queólogos siempre se han interesado en las ciudades antiguas, ya que se asocian es­trechamente a los reyes y reinados de la an-

46 I ARQUEOLOGIA MEXICANA

tigüedad. La investigación urbana comen­zó con la arqueología clásica )' e! estudio de grandes cen tros como Babilonia, Roma y Atenas. Continuó, dado el desarrollo, en cantidad y tamaño, de las ciudades euro­peas justamente después la Revolución 1 n­dustrial. Nuestra sociedad urbana actual es producto de la colonización, industrializa­ción y un sistema capitalista mundial que se han desarrollado durante los cuatro úl­timos siglos. Comprender e! origen de! ac­tual sistema urbano incluye la respuesta a las preguntas: "¿quiénes somos y de dón­de venimos?"

Un sesgo desafortunado de la arqueo­logía urbana ha sido su énfasis desmedido en la investigación de las ciudades euro­peas o mediterráneas. Esto se explica, cla­ro, por el vínculo histórico entre las ciuda­des modernas y el capitalismo industrial global. Se pasa por alto, sin embargo, que el urbanismo se estudia mejor desde una

perspectiva comparativa y que la mayor parte de los centros urbanos de la antigüe­dad se encuentran fuera del mundo medi­terráneo. Teotihuacan y Tenochtitlan son dos ejemplos bien conocidos de metrópo­lis antiguas. A principios del siglo XVI, Mé­xico adelantaba por mucho a Europa en e! diseño y organización de los centros urba­nos, lo cual resulta evidente por la reacción de los españoles al ver, a su llegada, el de­sarrollo urbano de la Cuenca de México. Bernal Díaz lo describe sorprendido: "Y de que vimos cosas tan admirables, no sa­bíamos qué nos decir, o si era verdad lo que por delante parecía, que por una par­te en tierra había grandes ciudades, y en la laguna muchas otras, e veíamoslo todo lle­no de canoas, y en la calzada muchos puen­tes trecho a trecho, y por delante estaba la gran ciudad de México ... "

U na pregunta clave para los estudios ur­banos es: ¿cómo se desarrollaron las ciu-

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Desde principios de la década de 1960 se desarrollaron métodos de reco­rrido intensivo , parcela por parcela, para elaborar mapas de los sitios aro queológicos y recuperar materiales en superficie, lo que permitia calcular el tamarlo de la población de acuerdo al tamaño del sitio y a la cantidad de ves­tigios arqueológicos recuperados. Como cualquiera sabe, a mayor cantidad de habitantes, mayor cantidad de basura: esta simple correlación brinda las bases para calcular el tamarlo de una población. Una vez adoptada tal me­todología, miles de kilómetros cuadrados de México se han analizado me­diante esos recorridos intensivos, El resultado es que la historia demográfi­ca del México prehispánico se conoce mejor que la de ninguna otra civilización de la antigüedad. a) Teotihuacan , estado de México. b) Monte Albán, Oaxaca. e) El Mirador, Guatemala . d) Tula, Hidalgo. e) Recolección de materiales en superficie. Teotihuacan, estado de México,

dades? Las ciudades atraen población por sus oportunidades de trabajo, el deseo de asociarse a miembros de la elite o por la posibilidad de participar en formas más in­teresantes de interacción social. Suelen ser con frecuencia, además, sede de mercados donde pueden venderse y comprarse mer­cancías. Sabemos que la mayoría de las ciu­dades antiguas crecen por inmigración, más que por reproducción interna. Para sa­ber el origen de los migran tes, los arqueó­logos usan análisis isotópicos de carbono y oxígeno. La gente que crece en otros en­tornos porta signos quimicos distintos en

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huesos y dientes, causados por las caracte­rísticas del agua en sus regiones de origen. La huella química de los recién llegados a las ciudades difiere, en consecuencia, de las de los pobladores originarios. Un ejem­plo es la aplicación de esta técnica en Teo­tihuacan, la cual ha mostrado que el 25% de sus residentes no crecieron en la ciudad, sino que llegaron siendo sobre todo jóve­nes, más que adultos.

Por más atractivas que sean las concen­traciones urbanas, en tiempos premoder­nos eran también sitios relativamente insa­lubres, como se ve claramente en Londres

y otras ciudades tempranas que acumula­ron población en condiciones de salubri­dad escasa y de pobreza; estas aglomera­ciones permitieron la rápida diseminación de enfermedades infecciosas y produjeron altas tasas de mortalidad. A pesar de su im­portancia, las primeras ciudades con fre­cuencia se caracterizan por ser "cemente­rios urb ano s", dadas la s insalubres condiciones creadas por el hacinamiento. Los aztecas tuvieron especial cuidado en remover los desechos humanos de Teno­chtitlan, pero es poco probable que otros grandes núcleos de población de Mesoa-

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Xochicalco, una importante ciudad del Epiclásico en el Centro de México, es uno de los sitios que fueron investigados desde una perspectiva global que bus­caba determinar su desarrollo urbano. Para ello, además de un mapa detalla­do de sus distintos componentes, se excavaron distintos contextos. a) Xochi­calco, Morelos, ca. 1950. b) Plano elaborado por el Proyecto Xochicalco en la década de 1980. e) Edificio B o el Palacio, Xochicalco Morelos. d) Unidad ha­bitacional de la Terraza 2, Xochicalco, Morelos. A) DIGITALIZACiÓN RAICES COMPARIA MEXICANA DE AEROFOTQ. B) FOTO ADALBERTO Rlos I SECTUR MORElOS e, D, E) DIGITALIZACiÓN RAlcES TOMADO DE HIRTH Y CYPHERS, 1988

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las sociedades antiguas.

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mérica lo hicieran. Las investigaciones muestran que la tasa de mortalidad era muy alta en los grandes complejos habitaciona­les de Teotihuacan. Tan alta, que los ar­queólogos dudan que hubiera podido mantener una población estable sin el re­clutamiento de jóvenes sanos en los terri­torios vecinos. Teotihuacan fue, en este sentido, "completamente urbana", con to­dos los problemas de salud que caracteri­zaron la vida de las ciudades antiguas.

E n términos evolutivos, el tamaño de pobladores es una medida del éxito de la especie y en este sentido hasta ahora, he-

48 I ARQUEOLOGfA MEXICANA

mas sido muy exitosos. El crecimiento de­mográfico crea la necesidad de más recur­sos, lo cual a su vez estimula el surgimiento de nuevas formas de produc­ción para satisfacer dichas necesidades. E l crecimiento y la presión demográficos también crean tensiones que conducen a la decadencia cultural y el colapso. E nten­der la estructura de las poblaciones prehis­pánicas nos brinda una visión de las fuer­zas evolutivas que subyacen tras el desarrollo de las sociedades complejas, a la vez que responde a nuestras preguntas históricas más elementales: ¿quiénes so-

mas?, ¿de dónde venimos? Ésta es la meta de la investigación arqueológica, y el estu­dio demográfico de los pueblos antiguos es una de las vías mediante la cual pode­mos llegar a contestarlas. @J

Traducción: E lisa Ramirez

Kenneth Hirth. Doctor en antropología por la Uni­versidad de Wisconsin-Milwaukee. Traba ja en el Departamento de Antropología de la Pennsylvania State University.

PARA LEER MÁS •• •

Iv éase esta sección en nuestra página de internet: \Vww .

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El tiempo y la arqueología Estratigrafía, cronología relativa y

técnicas absolutas de fechamiento JOAQuíN GARCíA-B ÁRCENA

Una excavación estratigráfica es aquella en la que no sólo se registran y describen los estra­

tos presentes, sino que la excavación misma se lleva a cabo estrato por estrato, empezando

~; H por el más superficial, y más reciente, y terminando por el más profundo, y más antiguo.

Desde mediados del siglo xx se han introducido en la arqueología diversas técnicas de fe ­

chamiento, en general desarrolladas por otros campos del conocimiento y que tienen diver­

sos grados de precisión y confiabilidad.

EL TIEMPO Y LAARQUEOLOGiA / 49

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continuas, colocadas una encima de la otra. Los materiales de los que estas capas, o estratos, se formaron tienen diversas com­posiciones químicas y mineralógicas, y llegaron al lugar por diferentes medios: unas veces son sedimentos, materiales dis­gregados por erosión de otro lugar y arras-

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La excavación que Manuel Gamio realizó en San Miguel Amantla se hizo a partir de las superficie por capas de un espesor constante, que aparece marcado en el dibujo, y la cerámica contenida en cada una de las capas se estudio por separado. La estratigrafia misma no se obtuvo durante la excavación, sino que se registró a partir de la paredes del pozo excavado. Si comparamos la estratigrafia con los niveles de excavación, veremos que en los niveles 9 y 10 hay una intrusión de los estratos superiores, por lo que la cerámica de estos niveles es una mezcla de la de los estratos superiores y la de los nive­les 11 y 13. Sin embargo, como los contactos entre los estratos son en general horizontales, se pudo separar satisfactoriamente la cerámica más recientes (azteca) de las intermedias (tolteca) y éstas, de las más antiguas (Cultura de los Cerros). Las excavaciones como las que realizó Gamio se conocen hoy como excavaciones por niveles métricos y se usan para obtener una primera aproximación a la se­cuencia estratigráfica de un lugar.

50 I ARQUEOLOGíA MEXICANA

trados al lugar que ocupan por corrientes de agua o por el viento; otras veces son materiales de origen volcánico que llegaron a la superficie de la tierra en estado líquido, como los estratos de ceniza volcánica, o aquellos que llegaron al lugar como co­rrientes de lava que se enfriaron y solidifi­caron allí. En los estratos sedimentarios se hayan incluidos restos de plantas yanima­les que vivieron en la época en que el es­trato se formó; estos fósiles se encuentran sólo en los estratos de origen sedimentario, mas no en los de origen ígneo.

Un estrato se continuará formando mientras los aportes de sedimento, la to­pografía local y las condiciones ambien­tales no se modifiquen; si alguno de es­tos factores cambia, pueden ocurrir vanas cosas:

• Continuará habiendo aporte de sedi­mentos, pero de distinta composición, con lo que se iniciará la formación de un nue­vo estrato sobre el anterior.

• Se suspenderá el aporte de sedimen­tos, con lo que la superficie expuesta del estrato existente se comenzará a erosionar y se perderán en parte los materiales que ya habían sido depositados, proceso que continuará hasta en tanto no se renueve la acumulación de sedimentos en el lugar.

De ahí la importancia de estudiar no sólo los estratos, sino las características de los contactos entre ellos.

El análisis de las secuencias estratigrá­ficas, o estratigrafías, se desarrolló en el campo de la geología; un primer principio para ello es:

• Un estrato y los materiales contenidos en él corresponden a un periodo determi­nado, mientras que el estrato que se en­cuentra directamente encima de él será posterior, y el que se encuentra directamen­te por debajo de él será anterior.

Se mencionaba antes que los estratos de origen sedimentario pueden contener fósiles, los cuales son característicos de la época en que el estrato se formó. Si com­paramos estos fósiles con los que provie­nen de los estratos de una secuencia estra­tigráfica distinta y encontramos que los fósiles de alguno de los estratos de dicha secuencia son los mismos, podemos apli­car el segundo principio de la estratigrafía:

• Dos estratos que contienen los mis­mos fósiles serán contemporáneos entre sí.

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El tronco de un árbol crece por agregación de anillos sucesivos que se forman bajo la corteza; bajo ciertas condiciones, en diversas especies de árbol se formará un solo anillo anual, pero aún en estos casos, de acuerdo con la variación de las condiciones ambientales, pueden formarse anillos extra, como se indica. a) Sección de un tronco de árbol. b) Sección transversal , al microscopio, que muestra las series de anillos de una conifera.

De esta manera podrán correlacionar­se los estratos de secuencias estratigráficas distintas, estableciéndose una cronología relativa que lo es porque conocemos qué eventos son contemporáneos en distintas áreas, cuáles son anteriores y cuáles poste­riores, pero desconocemos sus fechas co­rrespondientes.

Los sitios arqueológicos presentan tam­bién secuencias estratigráficas, pero en ellos no todos los estratos son de origen natural, sino que parte, o incluso todos ellos, son el resultado de la actividad hu­mana. Sin embargo, los mismos principios aplicables a las secuencias estratigráficas geológicas son aplicables a las secuencias arqueológicas, pero en éstas el lugar de los fósiles lo toman los materiales arqueológi­cos mismos. Para llevar a cabo la correla­ción estratigráfica en arqueología se han usado los tiestos o tepalcates, fragmentos de cerámica que son abundantes y resis­tentes a la degradación; en particular, ce­rámicas relativamente abundantes, de dis-

túbución amplia y que se utilizaron durante un periodo reducido de tiempo; casi siempre se trata de cerámicas decora­das, ya que la decoración responde a fac­tores estilísticos que cambian más rápido, mientras que las formas son más bien re­sultado de las funciones de las vasijas. Para épocas anteriores al empleo de la cerámi­ca, se han usado ciertos artefactos tallados en piedra, con formas estandarizadas y para cuya manufactura se recurrió a técni­cas complejas, pero aun estos artefactos cambian más lentamente que las cerámi­cas decoradas.

En 1913 Manuel Gamio llevó a cabo la primera excavación estratigráfica realizada en México, en San Miguel Amantla, Azca­potzalco, y muchas más se han hecho en todo el país desde entonces. A partir del análisis estratigráfico de todas ellas, se ha podido establecer una cronología relativa para la arqueología en México.

U na excavación estratigráfica será aque­lla en la que no sólo se registran y descri-

ben los estratos presentes, sino que la ex­cavación misma se lleva a cabo estrato por estrato, empezando por el más superficial, y más reciente, y terminando por el más profundo, y más antiguo.

Sin embargo, siempre se consideró de­seable contar no sólo con cronologías re­lativas, sino también con fechas en años, fechamientos absolutos. Desde mediados del siglo xx se han introducido en la ar­queología diversas técnicas de fechamien­to, en general desarrolladas por otros campos del conocimiento y que tienen di­versos grados de precisión y confiabili­dad; a continuación describiremos algu­nas de ellas, las más usadas en la arqueología de México.

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Si observamos el corte del tronco de un ár­bol, veremos que la madera muestra una disposición en anillos concéntricos, alre­dedordel centro del tronco; cada anillo está

EL TIEMPOY LAARQUEOLOGiA 151

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DOSIER

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muestras de

troncos de casas y árboles antiguos

árboles modernos--

1870 1880

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árboles modernos

muestra de madera

Construcción de una cronologia dendrocronológica mediante la correlación de los anillos de crecimiento de troncos cada vez más antiguos. Las muestras se ob­

tuvieron de troncos de pinos viejos y jóvenes. La primer muestra es de un pino joven y vivo, cortado en 1939, después de su periodo de crecimiento. Dos mues­tras más se obtuvieron de troncos de pinos viejos o de los empleados en casas antiguas yen ruinas.

52 I ARQUEOLOGIA MEXICANA

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formado por un sector más claro y ancho y otro más oscuro y angosto; si se observa la madera bajo el microscopio, se verá que las partes claras están compuestas por cé­lulas más grandes y de paredes más delga­das, y las porciones oscuras por células más pequeñas y de paredes más gruesas. E l tronco crece por la formación de nuevos anillos bajo la corteza, por lo que el anillo exterior será el mas reciente y el más inte­rior el más antiguo. Muchos árboles que crecen en regiones muy frías, o muy áridas, formarán un anillo cada año, que reflejará en su espesor cuán favorab le fue ese año para el crecimiento de esa especie de árbol; ya que los requisitos ambientales de cada especie son distintos, la respuesta de cada especie a las condiciones de precipitación y temperatura será también diferente.

Por ejemplo, si el anillo exterior de un árbol vivo se ha formado en el año 2009, los anillos sucesivos en dirección al centro del tronco serán cada uno un ano más vie­jo, y en conjunto reflejarán las condiciones ambientales bajo las que creció éste. Al

comparar las secuencias de anillos de este tronco con las de troncos más antiguos, podrá construirse una correlación en la que la fecha de cada anillo es conocida. A par­tir de esa secuencia podrán fecharse mues­tras de madera, incluso si ésta se halla car­bonizada, por comparación con ella; las fechas obtenidas serán en años de calen­dario.

La dendrocronología, que es la única técnica de fechamiento verdaderamente absoluta, se ha usado para fechar vigas en sitios del norte de México, como Casas Grandes, Chihuahua, y las casas en acanti­lado de la Sierra Madre Occidental. Para emplearla es necesario que la secuencia dendrocronológica de esa especie de árbol haya sido determinada y que haya buena conservación de la madera, por lo cual la técnica no es aplicable a las regiones más cálidas y más húmedas de México.

Una secuencia dendrocronológica de gran importancia es la derivada de PifltlS anstata, una especie de pino que crece en la Gran Cuenca, en el oeste de Estados Unidos, bajo condiciones áridas y frías. Cada árbol vive por largo tiempo y las con­diciones ambientales han permitido la con­servación de la madera de los árboles muer­tos, lo que a su vez ha permitido construir

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DOSIER

una larga secuencia dendrocronológica para es ta especie. Pormediodelfechamien­to por radiocarbono de muestras de ma­dera de fecha conocida, se ha construido una curva de corrección dendrocronoló­gica para las fechas de radiocarbono.

El carbono es un elemento muy importan­te para los seres vivos, pues forma parte de los compuestos orgánicos que los consti-

Vigas de las casas en acantilado de la Sierra Madre Occidental y otros sitios arqueológicos de Oa­sisamérica han sido fechados por dendrocronología. En una misma construcción, la mayoria de los arboles de los que provienen las vigas fueron cortados el mismo año que corresponde a la fecha de con strucción, pero algunas pueden ser anteriores, lo que indica la reutilización de materiales de construcciones previas, y otros, posteriores, de los que se infiere que se iniciaron reparaciones en esta fecha.

INAH-25, 500 ±25 años C14 BP (Cal. 20 AD 1406-1444, según Reimer et al., 2004)

lNi\H identificación del laboratorio.

25 número de identificación de la fecha dentro de este laboratorio. - -500 fecha más probable en años de radiocarbono antes del presente

(BP, bifore presen~, en donde el presente es el año 1950 de nuestra era (AD).

±25 D esviación estándar de la fecha (s), también en años de radiocarbono.

AD1 406-1444 Es el rango de ± las desviaciones estándar de la fecha ya calibrada (20)

~_ [ ;~I ,".1 ¡"J' 95.4 % d, pwb.bilid.d" d, q"' " '"c"'m~ ,n l. ["h. verdadera; este valor está dado en años de calendario, antes (BC) o

después de Cristo (AD).

Reimer el al. curva de calibración usada.

Por convención internacional, las fechas de radiocarbono se reportan de esta manera, y para calcularlas se usa una vida media del l4C de 5 568 años, aún cuando determinaciones más recientes indican que un va-lor más exacto es 5 730 años.

Una fecha de radiocarbono publicada consta de varias partes.

EL TIEMPO Y LA ARQ UEOLOGiA 1 53

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DOSIER

rayos cósmicos

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14 C + O 6 2

oxidación con el aire

emisión de partículas í5

incorporación a la biósfera

fotosíntesis

temporalidad promedio ca. 5 700 años

1

El radiocarbono se produce en la alta atmósfera por interacción de la radiación cósmica con el 14N del aire y luego se oxida convirtiéndose en bióxido de carbono , que en parte se disuelve en el agua , para formar allí carbonatos y bicarbonatos. Otra parte es usado por las plantas en la fotosíntesis para for­mar compuestos orgánicos, que a su vez son utilizados por los animales como alimento. EI 14C se incorpora a la corteza terrestre, a las aguas y a los se­res vivos. El 14C no es estable y se convierte de nuevo en 14N por emisión de una partícula ; en unos 5 700 años la mitad del 14C que existia originalmen­te habrá desaparecido.

54 / ARQUEOLOGíA MEXICANA

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tuyen. Todos los átomos de carbono con­tienen 6 protones con carga positiva; el nú­cleo tiene además de 6 a 8 neutrones, sin carga, por lo que el carbono tiene tres isóto­pos, 12C, 13C y 14C; los dos primeros son estables, pero el 14C es radioactivo y se transforma en 14N por emisión de una par­tícula ~-, un electrón de alta energía.

El14C se forma en la alta atrnósfera,por in teracción de la radiación cósmica con el nitrógeno del aire. Este carbono radio activo, transformado en bióxido de carbono, es utilizado por las plantas en la fotosíntesis e incorporado a ellas como materia orgánica, que a su vez es utilizada por los animales como alimento, y así se incorpora a ellos también el 14c.

Cuando una planta o animal muere, deja de incorporar 14C, y el que ya contenía em­pieza a desaparecer por desintegración; en 5 568 años la mitad del 14C habrá desapa­recido por conversión en nitrógeno; 5 568 años es la vida media de este isótopo de carbono, y es un valor constante y caracte­rístico del mismo.

De acuerdo con lo anterior, si se deter­mina 14C en una muestra proveniente de una planta o animal, de su proporción en relación con el carbono total podrá calcu­larse una fecha para la muestra, que corres­ponderá a la fecha de la muerte del animal o planta de que proviene.

Se usan dos formas para determinar la cantidad de 14C que hay en la muestra:

1) Después de un proceso de carácter químico que elimina los contaminantes que pueda haber en la muestra, el carbono que contiene se transforma en benceno (C6H6) y éste se introduce en un contador de centelleo, el cual cuenta las partículas ~­que produce la muestra durante un perio­do determinado (de dos a tres días); cada partícula ~- corresponde a la desintegra­ción de un átomo de 14C, y de esta cuenta y la vida media puede calcularse cuánto ra­diocarbono hay.

2) Después de purificar la muestra, ésta se procesa en un espectrómetro de masas que separa los tres isótopos, 12C, 13C y 14C entre sí y cuenta cuántos átomos hay de cada uno.

Una fecha de radiocarbono se compone de dos partes: media ± desviación estándar.

La media es el valor más probable de la fecha, y la desviación estándar indica la pre-

cisión de la misma: así, en el intervalo en­tre media más desviación estándar y media menos desviación estándar, habrá 68.2% de probabilidades de que la fecha verdade­ra se encuentre en ese rango. Así, una fe­cha de radio carbono no es propiamente una fecha absoluta, sino de carácter pro­babilistico.

Las fechas de radiocarbono son com­parables entre sí, pero no con fechas ca­lendáricas o con las obtenidas mediante otras técnicas de fechamiento. Esto se debe a diversos factores, entre los que des­taca la falta de constancia en la radiación cósmica. Cuando se estableció la técnica de fechamiento, se pensó que la radiación cósmica era constante y, por tanto, la pro­porción de 14C en relación con el carbo­no total en el aire también lo era; para compensar estas diferencias se desarrolló una curva de corrección para las fechas de radiocarbono basada en la dendrocos­nología, como antes se explicaba. Tal co-

DOSIER

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Cuando un mineral está expuesto a radiación, algunos electrones de los átomos que lo for­man son desplazados, al absorber parte de la energía de la radiación; si el mineral se calien­ta a temperaturas en elrango de 2500 a 600°C, los electrones vuelven a su lugar y la energía acumulada se emite en forma de luz.

La radiación proviene de isótopos radioactivos que se encuentran en cantida­des muy pequeñas tanto en el mineral mis­mo como en su entorno inmediato. La ra­diación que estos isótopos producen es de tres clases:

1) Radiación a2+, formada por núcleos de helio de alta energía, que tienen dos pro­rones, con carga positiva, y dos neutrones, sin carga eléctrica.

2) Radiación ~-, formada por electro­nes de alta energía con carga negativa.

3) Radiación y, que es radiación electro­magnética de alta energía,

Los sitios arqueológicos presentan también secuencias estratigráficas,

pero en ellos no todos los estratos son de origen natural, sino que

parte, o incluso todos ellos, son el resultado de la actividad humana.

rrección, y otras, se han incorporado a va­rias curvas de corrección para las fechas de radio carbono, como 1 ntca104 o SHCal 04. Las fechas ya corregidas de esa mane­ra son comparables con fechas calendári­cas o con las obtenidas por otros proce­dimientos, pero continúan siendo de carácter probabilistico.

La cantidad de muestra recomendada para obtener una fecha de material vege­tal carbonizado es de 20 g si la cantidad de 14C presente se determina a través de su radiación ~-, pero puede ser hasta de 1 mg si se usa un espectrómetro de ma­sas. Muestras que contengan menos car­bono tendrán que ser necesariamente mayores.

El fechamiento por radiocarbono es el más utilizado en la arqueología de México, y pueden fecharse muestras con antigüe­dades hasta de 40 000 años; las muestras anteriores no contendrán bastante 14C para que pueda ser medido.

Además, los materiales sufren el efecto de la radiación cósmica, que es poco im­portante hasta altitudes de 1 000 msnm, pero debe tenerse en cuenta si la muestra proviene de un lugar más alto.

Los isótopos de los que la radiación pro­viene son 40K, 87Rb Y diversos isótopos de U y Th. El potasio y el rubidio producen al desintegrarse radiación ~-, y el primero también radiación y, mientras que el ura­nio y el torio dan origen a otros isótopos radioactivos, hasta que finalmente se con­vierten en isótopos de plomo, que son es­tables; durante este proceso se producen radiaciones a2+, ~- y y.

El efecto de estos tres tipos de radia­ción sobre los materiales no es el mismo, ya que la sensitividad a la radiación 0 2+ es bastante menor. La penetración es tam­bién distinta, pues la radiación y penetra 0.30 m, la radiación ~-, 3mm, y la radia­ción 0 2+, 0.3mm, por lo que las radiacio­nes 0 2+ y ~- que recibe la muestra pro-

EL TIEMPOY LA ARQUEOLOGíA I 55

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DOSIER

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Técnicas de datación y el rango de años que pueden abarcar.

56 I ARQUEOLOGíA MEXICANA

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Curva de calibración Intcal C14 en el rango entre 2000 BP y2000 BP

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Curvas de termoluminiscencia en relación a la tempera­tura de una muestra tomada de una estatua de terracota, La curva a corresponde al primer calentamiento y es la suma de la luz emitida como resultado del calentamiento mismo y de la termoluminiscencia; la curva bes la emisión de luz que resulta sólo del calentamiento, por lo que la termoluminiscencia es la diferencia entre ambas curvas,

• •

Curva que muestra la relación que existe entre las fechas de radiocarbono y las fechas calendáricas,

El Instituto de Geofísica de la UNAM tiene el instrumental requerido para hacer fechamientos por termoluminis­cencia, Ahí, las muestras de cerámíca arqueológica son fechadas, con lo que se da aun más certidumbre a los datos provenientes de las excavaciones arqueológicas,

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vendrán de la muestra misma, mientras que la radiación y se originará en los se­dimentos que la rodean.

Basada en estos principios, se ha desa­rrollado una técnica de fechamiento apli­cable a cerámica y otros objetos de barro cocido. La fecha que se obtiene, en años . de calendario, es la fecha en que el mate­rial estuvo por última vez expuesto a altas temperaturas, la cual es la fecha de manu­factura de la cerámica de que se trate.

Una fecha de termoluminiscencia está dada por la energía acumulada en la mues­tra, que es la termoluminiscencia de la mis­ma, dividida entre la dosis de radiación anual efectiva que la muestra recibe. A ve­ces se usa como muestra el total de un ties­to, pero es más exacto usar minerales es­pecíficos separados de él, usualmente cuarzo o feldespatos, que están menos su­jetos a irregularidades en el proceso de acu­mulación de energía.

Para obtener la termoluminiscencia de una muestra, ésta se calienta hasta 500°C con gran rapidez, registrando la emisión de luz que se produce mediante un foto­multiplicador, en relación con la tempe­ratura. Una vez enfriada la muestra, se ca­lienta de nuevo para registrar igualmente la luz emitida. La diferencia entre ambas mediciones es la termolumjniscencia. El calentamiento se hace en atmósfera de ni­

trógeno u otro gas inerte, para evitar reac­ciones de oxidación que pudieran produ­cir luz. Todo el procesamiento y lectura de las muestras se lleva cabo bajo ilumi­nación roja tenue, ya que en ciertos ma­teriales la luz, y no sólo el calor, produce pérdidas en la energía acumulada en la muestra.

Además de la radiación cósmica en muestras que provienen de altitudes ma­yores a 1 000 msnm, la dosis de radiación anual efectiva tiene dos componentes:

1) Radiación de la propia muestra, que se obtiene usualmente exponiendo la mis­ma muestra en la que ya se determinó la termoluminiscencia a la radiación a2+ de un radioisótopo que emita dicha radiación durante un tiempo determinado y midien­do la termoluminiscencia así producida; este proceso se repite utilizando un ra­dioisótopo que produzca radiación 13-o y. Esta doble determinación es necesaria por­que la sensibilidad de las muestras a la ra-

diación a2+ es menor que la correspon­diente a la radiación 13-o y.

2) Radiación externa a la muestra. La mejor manera de obtenerla es colocar, du­rante un año, una cápsula que contiene un fósforo, un material altamente sensi­ble a la radiación, enterrada en el corte de la excavación de donde provino la muestra; al recuperar la cápsula, la radia­ción a que estuvo expuesta se determina por termoluminiscencia; este procedi­miento tiene además la ventaja de com­pensar las variaciones de humedad a que la muestra estuvo expuesta, pues el agua contenida en los poros de la muestra mis­ma y el sedimento que la rodeaba absor­be parte de la radiación.

Si no es posible colocar la cápsula, pue­den obtenerse muestras del sedimento que rodeaba a la muestra, hasta 30 cm de dis­tancia; al analizar el contenido de uranio, torio, potasio y rubidio, puede calcularse

DOSIER

no pierdan la humedad que contienen, ya que a partir de ella se estimará el conteni­do de agua promedio desde que la mues­tra quedó enterrada.

Las fechas por termoluminiscencia son de carácter probabilístico y a ellas está aso­ciada una desviación estándar de ±S% a ± 10%. Las fechas son comparables con las fechas calendáricas o con las obtenidas me­diante otras técnicas.

Además de las técnicas de fecha miento que arriba se describen, hay otras que tam­bién han sido usadas con cierta frecuencia en la arqueología de México. Una es la hi­dratación de la obsidiana, que permite de­terminar la fecha de manufactura de un ar­tefacto hecho de ese vidrio volcánico, y otra el paleomagnetismo, que permite ob­tener fechas de manufactura de cerámica, hornos o edificios incendiados. Ambas son también de carácter probabilísrjco y tienen la ,'cntaja de que los costos de cada deter-

Además de las técnicas de fec hamiento aquí descritas: dendrocro­

nología, carbono 14 y termoluminlscenda, hay otras que también

han sido usadas con cierta fre cue n cia en la arqueología de México,

como la hidratación de la obsidiana y el paleomagn etismo.

la radiación que éstos producen, y agregar­se a ella una es tima ció n de la radiación cós­mica. Si la muestra proviene de un contex­to no conocido, será necesario es timar el total de la radiación externa, con lo que la fecha es menos confiable. Esta situación ocurre cuando se busca autentificar una pieza hecha de barro cocido; sin embargo, como el propósito es determinar si el ob­jeto fue hecho hace unas cuantas décadas o varios siglos atrás, una fecha de termo­luminiscencia permite distinguir si se tra­ta de una falsificación.

Las muestras usadas para el fechamien­to por termoluminiscencia deberán haber estado enterradas por lo menor a 30 cm de profundidad y consistirán entre 6 y 12 ties­tos de por lo menos 1 cm de grueso; si es necesario, se tomarán también las mues­tras del sedimento quelos rodea. Las mues­tras no se expondrán a la luz ni a altas tem­peraturas y serán selladas de manera que

minación son más bajos que los de radio­carbono y termoluminiscencia, y es tam­bién posible repetir la determinación de la fecha sobre la misma muestra. @.~

Joaquín García-Bárcena (1935-2010). Arqueólogo e ingeniero químico. Fue miembro del Comité Cienó­fico-Editorial de esta revista.

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EL TIEMPOY LAARQUEOLOGIA 157

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Las interacciones entre los individuos de una sociedad tienen lugar en diversos sitios, como en un grupo de casas alrededor de plazas, el barrio, la comuni­dad y su área de sustentación , la región y la macrorregión . Reconstrucción de la vida aldeana maya. TOMADO DE, MANZANILLAYSARSA,20n mBUJO' FERNANOOBOTAS OlGITAUZACI6N RAlcES

La vida doméstica Dónde y cómo vivía la gente

LINDA R. MANZANILLA

Las interacciones entre los individuos de una sociedad tienen lugar en diversos sitios: en los

escenarios de las actividades productivas, en los sitios de reproducción, en los puntos de

intercambio, en el ámbito público y en el privado.

58 / ARQUEOLOGIA MEXICANA

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Las escalas de análisis espacial son unidades territoriales incluyen­tes en las que están plasmadas estas interacciones: las áreas de

actividad femeninas o masculinas, indivi­duales o colectivas, e! espacio arquitectó­nico rodeado por tres o cuatro muros, la casa de una familia, sus espacios externos de actividad, las unidades residenciales multifamiliares, e!grupo de casas alrededor de plazas, e! banio, la comunidad y su área de sustentación, la región y la macrorregión (Struever, en Flannery, 1976, p. 5). En va­rios trabajos, siguiendo a Flannery, hemos insistido en la importancia que tiene abor­dar e! tema de las áreas de actividad como las unidades espaciales mínimas de! regis­tro arqueológico en las que las acciones

Bajo el piso de la casa 17 se sepu 1 tó a una mujer de mediana edad que llevaba como ofrendas cuentas y

orejeras de jade, lo cual también es indicio de la posición social de los

habitantes de esta unidad.

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sociales, repetidas, quedan impresas (Flan­nery, 1976, pp. 5-6; Manzanilla, 1986). En nuestros proyectos definimos al área de actividad como concentraciones yasocia­ciones de materias primas, instrumentos, productos semiprocesados y desechos en superficies específicas o en cantidades que reflejen procesos particulares de produc­ción, consumo, almacenamiento o desecho (Manzanilla, 1986, p. 11). Hemos preferido contrastar los tipos de producción (sean éstos de elementos de subsistencia, de ma­nufactura y de construcción) contra los

tipos de consumo y uso que se hace de ellos (individual/ familiar inmediato, reproduc­tivo, en la rama de la distribución y elinter­cambio, en la instancia política y en la vida simbólica).

DOSIER

Las cocinas se ubican en el registro ar­queológico por el área de cocción de ali­mentos, sea ésta un tlécui/ o un sitio don­de se encontraba e! anafre. Alrededor de! área de cocción existen generalmente evi­dencias de consumo, y zonas ricas en quí­micos de fosfatos, así como áreas de pre­paración y molienda. En sociedades urbanas como Teotihuacan, las cocinas tienen anexos almacenes para guardar ali­mentos y plantas medicinales. Cerca de ellas hay traspatios donde se llevan a aca­bo actividades "sucias", corno el destaza­miento o la cría de animales domésticos (Manzanilla, ed., 1993).

Generalmente es importante ubicar las cocinas, ya que las sociedades mesoameri­canas por lo regular tienen familias inde-

La casa 17 era la residencia de una familia de buena posición social,

... __ .-- --- como 10 indica la calidad de la ._-.,- construcción, con una capa de cal

¡/ sobre las paredes de bajareque.

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La casa 16 es una especie de cobertizo que servía de área de trabajo; ahí se

encontraba un horno que se utilizaba para quemar calcedonia y facilitar la

fabricación de utensilios con ese material.

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De acuerdo con Kent V. Flannery, las áreas de actividad pueden abordarse como unidades espaciales mínimas del registro arqueológico porque en esos es­pacios quedaron impresas las acciones sociales, que fueron repetidas en el transcurso del tiempo por quienes los habitaron. En el dibujo se ven las casas 16 y 17 de San Juan Mogote, Oaxaca, y sus áreas de actividad.

LA VIDA DOMÉSTICA I 59

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DOSIER

traspatio

EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS LOCALIZADAS EN LA COCINA Y

ALMACÉN DEL CONJUNTO RESIDENCIAL OZTOYAHUALCO

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Pirámide de la Llma

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• OBSTDIANA GRIS

• BASALTO

o SILEX

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MICA F\I CUAlrros y rOSAS

Pirámide del Sol

Las cocinas se ubican en el registro arqueológico por el área de cocción de alimentos , sea ésta un tlecuil (fogón) o un sitio donde estuvo el anafre. Alrededor del área de cocción existen, general­mente , evidencias de consumo, y de espacios de preparación y molienda. En sociedades urbanas, como Teotihuacan , las cocinas tienen anexos almacenes para guardar alimentos y plantas medi­cinales. Cerca de ellas hay traspatios donde se llevan a efecto actividades "sucias", como el des­tazamiento o la cría de animales domésticos. Conjunto residencial de Oztoyahualco, Teotihuacan , estado de México.

60 I ARQUEOLOGíA MEXICANA

pendientes (como el caso de las familias gue co-residen en los conjuntos multifa­miliares de apar tamentos en Teotihuacan) o familias rituales (según Kulp, citado en Blanton, 1994), es decir, aguellas gue tienen cocinas independientes pero gue comparten un santuario doméstico, y por ende, el número de cocinas nos indica el número de unidades domésticas.

Más allá de las áreas de actividad, es ne­cesario abordar el tema del tipo y la con­formación de las unidades domésticas, las identidades y su materialización en el re­gistro argueológico, las trazas de especia­lización del trabajo, los indicadores de es­tratificación social y jerarguías. Un grupo domés tico está formado por los indivi­duos gue comparten el mismo espacio fí­sico para comer, dormir, crecer, procrear, trabajar y descansar. Los tres criterios bá-

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::>

sicos que nos permiten definir este con­cepto son e! de residencia, e! de activida­des compartidas y el de parentesco (Manzanilla, 1986a, p.14).

Las unidades habitacionales incluyen la vivienda (con sus dormitorios, cocinas, bo­degas, traspatios, sectores de desecho, áreas para recrear e! ritual doméstico y e! funerario) y las estructuras accesorias para almacenar, preparar alimentos, criar ani­males domésticos, cultivar hortalizas, etcé­tera (Flanner)' )' Winter introdujeron e! concepto de "conjunto doméstico" o h01/­

sehold e/I/slel). Al analizar un sector deter­minado de un sitio arqueológico es nece­sario, pues, abordar e! problema de la función cspecífica a la que están destina­das las construcciones.

Hemos insistido en e! enorme poten­cial de las excavaciones extensivas con-

....

wv--'-. "

troladas para comprender asociaciones de artefactos, desechos y materias primas en superficies o volúmenes discretos. Nues­tro trabajo se ha basado en la premisa de que un grupo doméstico es aquel que, en esencia, comparte actividades, como Ashmore y Wilk (1988, p. 3) lo han seña­lado recientemente. Si bien algunos ar­queólogos han escogido una metodolo­gía etnoarqueológica para abordar estudios espaciales, en particular para de­sarrollar métodos de estudio de áreas de actividad, mi equipo interdisciplinario ha

preferido, sin cmbargo, análisis más con­vencionales que se basan en la interpreta­ción de patrones de distribución de infor­

!lución arg ueológica, os teológi ca, química)' paleo biológica en esrructuras domésticas (Manzanilla, ed., 1993; Man­zanilla )' Chapdelaine, eds., 2(09) .

DOSIER

l ~ \ \ 'I\'Il''\iJ).\

El análisis de las viviendas debe comenzar por definir los límites, la forma y las dimen­siones de la estructura principal donde ya­cen los contextos de dormitorio y estancia, y determinar si dentro de ella o en las inme­diaciones se encuentran las áreas de cocina, almacenamien to a diversas escalas, desecho, destazamiento, ritual doméstico, ritual fu­

nerario, cría de animales y trabajo artesanal. Las dimensiones tienen que ver con las

funciones, las jerarquías, el tamaño de la unidad doméstica, las estrategias de repro­ducción ye! tipo de sociedad.

La forma de la vivienda alude a identi­dades (particularmente étnicas), movili­dad, segregación de funcioncs, tipo dc fa­milia, crecimiento de la unidad doméstica, factores ambientales y cosmología.

El análisis de las viviendas debe comenzar por definir los límites, la forma y las dimensiones de la estructura principal donde se encuen­tran los contextos de dormitorio y estancia, y determinar si dentro de ella o en las inmediaciones se encuentran las áreas de cocina, alma­cenamiento, desecho, destazamiento, ritual doméstico, ritual funera­rio, cría de animales y trabajo artesanal. Reconstrucción de viviendas y actividades de sus habitantes.

LA VIDA DOMÉSTICA I 61

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DOSIER

Los materiales constructivos nos ha­blan de los recursos disponibles, de la adecuación al ambiente, de la tecnología empleada y de las jerarquías. Los sistemas constructivos se relacionarían con las funciones y jerarquías, así como con las adecuaciones al ambiente, pendiente y sismicidad.

La orientación aludiría a las necesida­des de iluminación, ventilación y protec­ción contra el viento; tendría que ver tam­bién con las pendientes y el régimen de lluvias; se relacionaría con la disposición

de las estructuras vecinas; en fin, con la cosmogonia.

La distribución de los espacios y fun­ciones en el interior de la vivienda tienen que ver cQn las fuentes deilurninación, ven­tilación y calor; la disposición de áreas de actividad, las separaciones de sectores por género, la estructura de la familia, la jerar­quía en el interior de la unidad doméstica, la organización y tipo de trabajo, y las es­trategias de reproducción.

Los patrones de circulación se refieren a funciones ya la división entre espacios

más públicos (cerca del acceso, con men­sajes indéxicos y despliegue de indicadores de esta tus, riqueza e identidad) versus espa­cios más privados, con mensajes canónicos de índole culrural (Blanton, 1994). Asimis­mo, las fachadas tienen ornamentos que guardan mensajes indéxicos y elementos estéticos (Blanton, 1994) que son percibi­dos por "los otros", es decir, los que se apro­ximan desde el exterior a una vivienda.

Por último, la ubicación de la vivienda en su entorno físico requeriría del análisis de la proximidad a fuentes de agua y recur-

Costin ha desarrollado una metodología para evaluar la especialización , la identificación de los sistemas productivos, la organización espacial de la producción y la división del trabajo en el ámbito doméstico. En particular, en este ámbito, señala que hay que abordar el contexto, la concentración, la escala y la intensidad de la producción. Reconstrucción de las habitaciones de una aldea de agricultores y pescadores del Preclásico en Terremo­te-Tlaltenco, Tláhuac, D.F.

62 I ARQUEOLOGfA MEXICANA

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La ubicación de la vivienda en su entorno físico requeriría un análi­sis de la cercanía a fuentes de agua y recursos, mientras que su cerca­nía al núcleo administrativo, polí­tico y religioso del asentamiento tendría connotaciones dejerarquía y función.

Los materiales constructivos nos hablan de los recursos disponibles, de la ade­cuación al ambiente, de la tecnología empleada y de las jerarquías. Los siste­mas constructivos se relacionarían con las funciones y jerarquías, así como con las adecuaciones al ambiente, pendiente y sismicidad.

Las dimensiones tie­nen que ver con las funciones, las jerar­quías, el tamaño de la unidad doméstica, las estrategias de re­producción y el tipo de sociedad.

La orientación al ud i ría a las necesi­dades de iluminación, ventilación y protección contra el viento; ten­dría que ver también con las pen­dientes y el régimen de lluvias; se relacionaría con la disposición de las estructuras vecinas y. en fin, con la cosmogonía.

La distribución de los espacios y funciones al interior de la vivienda tiene que ver con las fuentes de iluminación, ventilación y calor; la disposición de áreas de actividad, las separa­ciones de sectores por género, la estructura de la familia, la jerarquía al interior de la unidad doméstica, la organización y tipo de trabajo, y las estrategias de reproducción.

Los patrones de circulación refieren a funciones, y a la divisiónentre espacios más públicos (cerca del acceso, con mensajes indéxicos y despliegue de indicadores de esta tus, riqueza e identidad) versus espacios más privados, con mensajes canónicos de índole cultural (Blanton, 1994). Asimismo, las fachadas tienen ornamentos que guardan mensajes indéxicos y elementos estéticos (Blanton, 1994) que son percibidos por "los otros", es decir, los que se aproximan desde el exterior a esta vivienda.

La forma de la vivienda alude a identidades (par­ticularmente étnicas), mo­vilidad , segregación de funciones, tipo de familia, crecimiento de la unidad doméstica, factores am­bientales y cosmología.

DOSIER

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Reconstrucción de uno de los grupos habitacionales de Dzibilchaltún , Yucatán.

LA VIDA DOMÉSTICA I 63

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DOSIER

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Estructura 5 bis

Estructura 5

Estructura 12

"" Estructura 8 bis

pequeña depresión

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l. METATES

OLOTES

Más allá del nivel descriptivo de áreas de actividad y viviendas, está el estudio de qué tipo de unidad doméstica utiliza dichos espacios; la manifestación más clara de las familias extensas es el solar maya. a) Reconstrucción de las unidades habitacionales mayas prehispánicas. b) Unidad habitacional exca­vada por el Proyecto Cobá, 1983-1984, y objetos arqueológicos asociados.

64 / ARQUEOLOGIA MEXICANA

sos, mientras que su cercanía al núcleo ad­ministrativo, politico y religioso del asen­tamiento tendría connotaciones de jerarquía y función.

Más allá del nivel descriptivo de áreas de actividad y viviendas, se encuentra el es­tudio de qué tipo de unidad doméstica uti­liza dichos espacios: familias poligínicas en las que cada choza está ocupada por un adulto; familias nucleares generalmente ubicadas en chozas de unos 25 metros cua­drados de área techada; familias extensas cuya manifestación más clara es el solar maya; grupos corporativos en conjuntos multifamiliares, o sociedades "de casa" (so­ciété d maison).

En su estudio clásico sobre las socieda­des formativas del Valle de Oaxaca, Flan­nery y Winter (1976, pp. 36-40) señalaron que a través de la comparación de los ar­tefactos, desechos y prodl.lctos de diversas casas en sitios distintos se podían estable­cer actividades universales, aquellas reali­zadas en todos los sitios por la mayor par­te de las familias; actividades sólo en ciertOs sitios, y actividades únicas.

Dentro de la misma perspectiva, Costin (1991,2001,2004) ha desarrollado una me­tOdología para evaluar la especialización, la identificación de los sistemas productivos, la organización espacial de la producción y la división del trabajo en el ámbito domés­tico. En particular, en este ámbito, señala que hay que abordar el contexto, la concen­tración, la escala y la intensidad de la pro­ducción. Para la metodología de Costin es importante identificar a los que producen, es decir, sus identidades sociales (género, clase, procedencia, etnicidad y estatus le­gal), para después abordar el grado de es­pecialización, la intensidad del trabajo (es decir, la cantidad de tiempo invertida en la producción de las artesanias), la naturaleza de las compensaciones Oas relaciones pro­ductor/ consumidor), la destreza del pro­ductor y los principios de reclutamiento de los trabajadores. A mi modo de ver hay que analizar los lugares de producción, así como los entierros de los artesanos para evaluar estos elementos.

En relación con los medios de produc­ción, Costin menciona la necesidad de ana­lizar las materias primas (y los patrones de explotación de recursos), las herramientas (con sus huellas de uso) y los conocimien-

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a

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tos técnicos, en cuamo a elecciones de tec~ nologías de manufactura y funciones pre~

vistas para los bienes hechos. Respecto de las tecnologías, éstas nos ayudan a com~ prender el grado de especialización y la na~

turaleza del iovolucramiemo de la elite en las actividades productivas; Costio propo~

ne estudiar cinco aspectos; la complejidad,

b

...... ~'

En relación con los medios de producción es ne~ cesario analizar las materias, las herramientas (con sus huellas de uso) y los conocimientos téc­nicos para la manufactura y funciones de los bienes. a) Alisador, Oztoyohualco, Teotihuacan. b) Reconstrucción del uso del alisador.

la eficiencia, la cantidad de bienes produ~

cidos, el control y la variabilidad. En cuanto a los principios organizado~

res, Costin menciona que existen patrones temporales (producción diaria o estacio­nal; de tiempo parcial o de tiempo complc~

to); patrones espaciales o sociales (la orga­ni7,ación del trabajo, la concentración o

GLOSARIO

área dl.' acti\idau: unidad espacial mínjma del rc­

gisuo arqueológico en la que las acciones socia­

les, repetidas, guedan ullpresas. Se trata de COIi­

centraciones y asociaciones de tnatcrias priJnas,

instrulllentos, productos semiprocesados r de­

sechos en superficies especificas o en cantida­

des que reflejen procesos particulares de pro­ducción, consumo, alnlacenamienro o desecho.

cocina: en el registro arqueológico, se ubica por el

área de cocción de alimentos, alrededor de la

cual hay generalmente evidencias de consumo,

y zonas ricas en quimicos de fosfatos, así como

áreas de preparación r molienda. familias independientes: ejemplo de ellas son las

familias que ca-residen en los conjuntos mul­

tifamiliares de apartamentos en Teotihuacan.

familias nucleares: las ubicadas generalmente en

chozas de unos 25 m2 con área techada. fanúlias poligínic,¡s: aquellas en las que el hom­

bre tiene varias esposas altnlsmo tiempo.

familias rituales: aquellas que tienen cocinas in­

dependientes pero que comparten un santua­

rio doméstico. grupo doméstico: el que está formado por indi­

viduos que comparten el mismo espacio físico

para comer, dormir, crecer, procrear, trabajar

y descansar; tres criterios básicos para definir

este concepto son: residencia,acrividades C0111-

partidas y parentesco.

grupos corporativos: los que habüan en conjun­

tos tnultifatniliatcs o sociedades " de casa".

mensajes indéxicos: elementos en las fachadas

que pel'miten a quien los ve identificar a los que

viven dentro: mensajes de tipo simbólico, je­

rárquico, étnico, etc. tipos de consumo: pueden ser individual/ fami­

liar inmediato, reproductivo, de la rama de la

distribución y el intercambio, de la instancia po­

litica o de la vida simbólica.

tipos de producción: aquéllos formados por ele­

mentos de subsistencia, de manufactura y de

construcción.

unidades habitacionales: son aquellas que inclu~

yen la vivienda (dormitorios, cocinas, bodegas, trasparios, sectores de desecho, áreas para re­

crear el ritual doméstico y el funerario) y las es­

tructuras accesorias (almacenar, preparar ali­

mentos, criaranimales domésricos,culrivar,etc.). n,'ienda: aquélla en la que deben considerarse ele­

mentos como: lúnites, forma y dimensiones de

la estructura principal, materiales y sistemas

constructivos, orientación, distribución de los espacios, funciones en su interior de la vivienda

(disposición de áreas de actividad, separaciones

de sectores por género, estructura de la familia,

jerarquia en el interior de la unidad doméstica,

etc.), patrones de circulación, ubicación en su

entorno físico.

DOSIER

dispersión de las actividades de manufac~ tura, el contexto sociopolítico en que la producción tiene lugar), y por último, la distribución y el control.

Respecto de los objetos habría que es~ tablecer, siguiendo a Costin, el uso de los productos artesanales (si se trata de obje~ tos utilitarios o bienes de prestigio), el gra~ do de restricción en su uso, y qué cantidad de bienes estaban siendo utilizados. Para los principios y mecanismos de distribu~ ción, Costin propone averiguar los medios por los cuales los bienes son transferidos de los productores a los consumidores y qué tan voluntaria es la transferencia (espe~

cializaciónindependiente versuscspccializa­ción dependiente, cuando hay un agente que auspicia la producción). En este mo~

delo conviene indagar quiénes son los con~

sumidores. Por último esrá el asunto de las jerarquías sociales y su evaluación. (i)

Linda R. Manzanilla. An.¡ueúlvga, maestra en cienci'1s antropológicas y ooctota en cgi¡Jtologia. Investiga­

dora del] nstituro de T nvesrigaciones AnrropolrígicnR de la UN,\M r miembro de El Colegio Nacional.

PAR\ LLLR ~1.\~ . ••

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LA VIDA DOMESTICA I 65

Page 64: 121 Arqueología del Siglo XXI+

DOSIER

Enfoques ecológicos para

la arqueología mexicana

El impacto del hombre en su medio ambiente EMILY MCCLUNG DE T APIA

Siempre ha habido interés entre los arqueólogos por considerar las características del en­

torno de los sitios que estudian, no obstante la dificultad de incorporar esta información

de manera productiva a la investigación. Aunque en la arqueología mesoamericana existe

una larga tradición llamada ecología cultural, hoy día hay nuevas perspectivas que ofrecen

marcos teóricos y metodologías más acordes con los tiempos.

Son varios los enfoques en la ar­queología en los que se consideran aspectos de la relación entre los grupos humanos y su entorno,

natural o consrruido. Sus matices se deri­van de la manera en que diferentes disci­plinas, antropológicas tanto como arras, han influido en el c¡uehacer arqueológico. Así, aquí consideramos algunas definicio­nes/precisiones de terminología relevan­tes para el tema y describimos algunas de las direcciones que han tomado las inves­tigaciones ligadas con dicha problemática, así como algunas de los nuevos rumbos que prometen ampliar el panorama de la arqueología mesoamericana.

El interés por temas relacionados con el ambiente se empezó a manifestar en la arclueología mesoamericana a partir de los trabajos coordinados por Manuel Gamio en el Valle de Teotihuacan, al inicio de los vei nte del siglo pasado. La influencia del llamado determinismo ambiental \' la teo­ría hidráulica de Winfogel tuvieron cierta importancia durante los cincuenta, aunque fue la perspectiva ecológico cultural, deri­vada principalmente ele los planteamien­tos de Julian Steward, la que adquirió mayor auge. Steward propuso una herra­mienta metodológica, no propiamente una teoría, para estudiar cómo los cambios en la adaptación del ser humano al ambiente

se manifes taban en cambios culturales; pretendía explicar los orígenes de ciertos rasgos culturales en el contexto de deter­minados tipos de ambientes, particular­mente visibles en las formas de explorar recursos (e.g., caza-recolección) o modifi­car el entorno (e.g. , sistemas agrícolas). No

Los grupos humanos se han acomodado a las cir­cunstancias cambiantes : políticas, culturales, ambientales. Algunos aspectos de las adaptacio­nes relevantes en épocas pasadas podrían apli­carse en la resolución de problemas regiona les actuales. Luis Covarrubias, Mural de los nichos ecológicos. Sala Maya, MNA. FOTO. MARCO ANTONIO PACHECO I RAleES

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se trataba a los seres humanos como com­ponentes biológicos del ecosistema, consi­derado por él tema de la ecología humana. Desde finales de los cincuenta y en la déca­da siguiente, se desarrollaron numerosas in­vestigaciones con el fin de entender el pa­pel del ambiente en el desarrollo cultural de los grupos humanos antiguos. Desde en­tonces y hasta la actualidad se han ensaya­do diversas metodologías que intentan ar­ticular los conocimientos biológicos, geográficos, históricos, sociales y arqueoló­gicos. Con todo, los resultados no siempre han despejado de manera clara las dudas respecto a la interacción hombre-naturale­za en el pasado prehispánico.

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J..o.COSISTUL\S y P\IS \.WS

El ambiente, o entorno, se refiere aquí al conjunto de características físicas, quími­cas y biológicas que tiene un lugar deter­minado. Los ecosistemas son sistemas di­námicos, complejos, auto-sostcnibles, constiruidos por organismos y los fenóme­nos físico-quírnicos asociados. Incluyen las interacciones entre los componentes bió­ticos y abióticos del ambiente, cuya fun­ción cs la de establecer y mantener la ope­ración de los flujos de energía propios del sistema. Por lo tanto, "ecosistema" no es sinónimo de cntorno o ambiente.

Respecto al paisaje, partimos del pun­to de vista de que existe de manera inde­pendiente de la percepción que determi­nados seres humanos tengan del mismo. Puede ser comprendido como un conjun­to de ecosistemas con sus respectivos componentes dentro de las geoformas propias de una región. En la actualidad, sin embargo, hay cierta tendencia entre los arqueólogos a asociar el concepto con la manipulación y percepción que los seres humanos tienen del mismo. Si considera­mos a los grupos humanos como parte de los ecosistemas presentes en uno u otro lugar, podríamos concebir al paisaje sin necesariamente tomar en cuenta la per­cepción cultural que ellos tienen, es decir, podemos considerar el paisaje como ob­jeto de estudio desde una u otra perspec­tiva, o desde ambas.

Por otro lado, los ecosistemas pueden ser abordados como sistemas complejos

adaptativos. Asimismo, se pueden conce­bir las estructuras socioeconómicas y po­líticas de las sociedades como sistemas.

ECOLOcL\ Cl'lTLoRAL

Uno de los conceptos que tuvo impacto en la arqueología mesoamericana fue el de "zonas ecológicas", desarrollado amplia­mente en la Cuenca de México por WT. Sanders y, particularmente, por J.R. Par­sonso Estos investigadores definieron una serie de zonas con base en rangos de ele­vación, cualidades de los suelos y los recur­sos potenciales que ofrecian para los po­bladores prehispánicos. Las relaciones ecológicas se entendían primordialmente como las económicas, de uso y explotación de dichos recursos, más que como las re­cíprocas entre los componentes bióticos y abióticos del entorno. Aunque se tomaba en cuenta la degradación del ambiente y la posible deforestación en lugares específi­cos (por ejemplo, el Valle de Teotihuacan), no se explicaba el impacto que las activi­Jades humanas tendrían sobre el ambien­te y los ecosistemas, ni cómo ese impacto, a lo largo del tiempo, persistiría. Otro con­cepto propuesto por Sanders es el de "re­gión simbiótica", con base en la idea de la simbiosis (dependencia mutua) entre poblaciones biológicas. Esta idea se mani­festó en la propuesta de regiones que con­juntaban varios ecosistemas con una di­versidad de recursos, de tal manera que, desde la perspectiva humana, fomentaban el contacto e intercambio cultural a través de la obtención de ciertos recursos indis­pensables y únicamente disponibles fuera de la zona ecológica en que se localizaban determinados centros de población.

En el curso del tiempo, los arqueólogos han considerado el ambiente como factor limitan te o como el trasfondo del desarro­llo cultural. Otros han considerado a los grupos humanos como un componente más del ecosistema, especialmente en el es­tudio de las sociedades de cazadores-reco­lectores, en las cuales se supone una rela­ción más estrecha con el entorno y sus características físicas y bióticas. Sin embar­go, para la mayoría de los estudios arqueo­lógicos, el análisis del entorno se queda en una descripción de características como clima, suelos, fauna y flora y la disponibi-

DOSIER

lidad de algunos otros recursos potencial­mente útiles. Más problemática aún es la tendencia a considerar las características actuales cuando, dependiendo del tiempo transcurrido, el entorno podría haber su­frido diversas alteraciones a consecuencia de factores como el cambio climático, pro­cesos locales -como erosión e inundacio­nes-, y el uso por los grupos humanos a lo largo del tiempo. Todos estos procesos se dan en distintas escalas temporales y espa­ciales, lo que debe considerarse para en­tender cómo interactúan los grupos huma­nos con su entorno. En algunos casos, la fácil adopción de los conceptos derivados de la ecología confunde el problema que se va a analizar; ecología implica conocer los elementos que integran el sistema pero también las relaciones existentes entre to­dos los componentes del mismo.

.\IODELOS SISTÉ::-.rrcOS EN L.:\ l\RQCEOLOGÍA

Un problema verdadero es tratar de en­tender y comunicar la complejidad de los sistemas naturales y sociales. En un inten­to de ir más allá de los modelos funciona­listas de la antropología, que enfatizaban la identificación de un número de varia­bles y la interacción entre ellos para des­cribir la trayectoria del cambio cultural, desde el final de los sesenta )' durante la década siguiente K.v. Plannery exploró la utilidad de modelos basados en la teoría de sistemas, los cuales intentan expücar la complejidad de las interacciones entre va­riables significativas, las confrontaciones entre diferentes mecanismos de retroaü­mentación positiva (favoreciendo cam­bios en la trayectoria del sistema) y nega­tiva (amortiguando el cambio) y los pesos relativos de distintas variables en la ope­ración del sistema. Algunos autores han criticado la manera en que los conceptos tomados de la teoría de sistemas se apli­can a la interpretación arqueológica. Por ejemplo, la estrategia de aislar una parte del sistema por analizar y enfocarse en la actuación de las variables consideradas re­levantes en dicho subsistema (por ejem­plo, la procuración de alguna materia pri­ma y su transformación en productos específicos, la distribución de éstos en es­pacio y tiempo, y las ramificaciones socia-

ENFOQUES ECOLÓGICOS PARA LA ARQUEO LOGiA MEXICANA / 67

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DOSIER

Desde finales de los cincuenta se desarrollaron numerosas inves­

tigaciones para entender el papel del ambiente en el desarrollo

cultural de los grupos humanos antiguos. Desde ento nces y has­

ta la actualidad se han ensayado diversas metodologías que inten­

tan articular los conocimientos biológicos, geográficos, históricos,

sociales y arqueológicos.

Generalmente, la alteración del paisaje ha sido tanta que, en ocasiones, no quedan sino restos de éste; sin embargo, las fuentes históricas y algunas tradiciones orales pueden contribuir a comprender cómo fue en el pasado. a) Casimiro Castro, El Valle de México, ca. 1865. b) Paisaje del bosque de Chapul­tepec, 2013.

68 I ARQUEOLOGíA MEXICANA

les, económicas y políticas para esta parte del sistema). Así, se dejan de lado otros factores que en su conjunto contribuyen al funcionamiento del sistema (como el grado de disponibilidad de la materia pri­ma en cuestión - lejanía, escasez, estacio­nalidad, etc.-, así como su valor, prestigio, los riesgos implicados en su obtención y factores ecológicos que restringen su ob­tención, entre otros). Sin una visión del conjunto subyacente, la metodología con­sistía en llevar a cabo la investigación de diferentes especialistas por separado, quienes juntaban sus resultados al final.

OU'a crítica ha sido el énfasis en descri­bir paisajes con base en sus recursos po­tenciales (fauna, flora, fuentes de agua y minerales, entre otros), sin considerar el papel cultural y simbólico que tuvo dicho paisaje para la población antigua allí asen­tada. Es difícil conocer las maneras en que las sociedades pretéritas concebían su en­torno, representado por su paisaje, aunque algunos indicadores no pasan desapercibi­dos. Por ejemplo, la ubicación de las pirá­mides de la Luna y del Sol sobre la Calle del Muertos en Teotihuacan sugiere una clara relación con el Cerro Gordo en la pri­mera y el Cerro Patlachique en la segunda. Sin embargo, para el reconocimiento de orros puntos de importancia como ma­nantiales o zonas boscosas, formaciones topográficas menos prominentes, es tarea

arqueológica descubrirlos y asociarlos con la cosmovisión de la sociedad en estudio. D e nuevo, podemos recurrir a Teotihuacan para ilustrar este aspecto: si asumirnos que el Valle de Teotihuacan es igual que cuan­do fue la sede del centro urbano del perio­do Clásico, no tendremos elementos para acercarnos a esos puntos, porque la altera­ción del paisaje durante tres milenios ha sido tal que no quedan rastros de aquel periodo en la superficie. Aunque en ocasiones hay fuentes históricas y algunas tradiciones ora­les que pueden contribuir al conocimiento de la cosmovisión del pasado, también hay que recordar que esa región tuvo diferen­tes historias a consecuencia de su ocupa­ción por diferentes sociedades. A pesar de ciertas tendencias panmesoamericanas evi­dentes en Teotihuacan, ¿podemos asegurar que el paisaje tal como fue percibido por la cultura teotihuacana fue el mismo para sus habitantes aztecas?

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ECOLOGí \DEL P,\IS\JE

La llamada ecología de! paisaje, desarrolla­da principalmente durante la década de los ochenta, representa una orien tación inte­resante para la arqueología, dado su énfa­sis en la definición de unidades de análisis que reconocen e! conjunto de hábitats (las partes de un ecosistema habitados por de­terminadas especies o tipos de organismo) situados en una región. Ofrece la posibili­dad de integrar evidencia biológica, física e histórica. Se define paisaje como un área heterogénea constituida por un grupo de ecosistemas que interactúan y se repiten en forma similar. Una vez definida la escala de análisis, la metodología permite obser­var las interrelaciones existentes entre los diferentes hábitats, que pueden ser narura­les o bien el resultado de la modificación y

fragmentación de los ecosistemas como consecuencia de las actividades humanas. Aun considerando la cosmovisión, la cons­trucción del paisaje de acuerdo con la cul­rura en cuestión tiene componentes que pueden ser caraCterizados, cuantificados y ubicados en el tiempo y el espacio, permi­tiendo así la construcción de un marco de

referencia comparativo, espacial y tempo­ralmente hablando.

STSTUI \S CO-:"lIPLFJOS .\n\PT \Tl \ ()S

El estudio de la adaptación humana fue un componen te fundamental de los enfoques ecológicos desde la mitad de! siglo pasado, pero parece haber pasado desapercibido e! problema de su caracterización y medición. Los estudiantes de antropología hasta aproximadamente finales de los setenta aprendimos que el hombre se adapta al am­biente por medio de la Cl/ltura. Pero en efecto, este planteamiento nos lleva a la conclu­sión simplista de que si tal sociedad sobre­vive en determinado ambiente, está adap­tada; si no, pues no está adaptada. Una posición poco útil para estimular la inves­tigación con e! propósito de entender cómo opera la adaptación.

Un enfoque surgido de las deficiencias de la teoría de sistemas para enfrentar la complejidad, operación en diferentes esca­las temporales y espaciales, y e! carácter di­námico de los sistemas socioecológicos ha

DOSIER

La colaboració n entre especialistas de diferentes ClenClas, como

las d e la tierra, biología y ecología, historia y arqueología, prome­

te un futuro muy rico en beneficio del mejor entendimiento de las

relaciones co mplejas entre las poblaciones humanas y su entorno.

La llamada ecología del paisaje postula que es posible observar las interrelaciones que existen entre los diferentes hábitats, que pueden ser naturales o bien el resultado de la modificación y fragmenta­ción de los ecosistemas como consecuencia de las actividades humanas. Quiahuiztlan, Veracruz.

ENFOQUES ECOLÓGICOS PARA LA ARQUEOLOGíA MEXICANA / 69

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recibido diversos nombres, como el de teo­ría de la resiliencia o estudio de los sistemas complejos adaptativos. Enfatiza lo socioe­cológico con el propósito de señalar las co­nexiones estrechas entre el mundo físico­biológico y los grupos humanos. Se deriva de un cambio radical en el paradigma de la ecología, en el cual se planteó repensar el funcionamiento de los sistemas ecológicos; en lugar de concebirlos como sistemas en busca de un estado estable, o punto ópti­mo de equilibrio, se proponía tratarlos como sistemas dinámicos con múltiples es­tados estables que podrían oscilar en dife­rentes momentos, dependiendo de la inte­racción de diferentes variables internas y externas, y el efecto de variables operando en diferentes escalas espaciales y tempora­les. A pesar de algunos problemas con la instrumentación metodológica de tal pers­pectiva, a nivel teórico presenta algunas op­ciones interesantes, particularmente para la arqueología. Resilimcia se refiere a la capa­cidad de un sistema para absorber pertur­baciones y reorganizarse (dentro de los lí­mites de los diferentes estados estables que lo caracterizan) mientras cambian las con-

abiótic o : bts características 6s1cas. r químicas del entorno.

adapmbiUdud: capacidad de los ac(Ores dentro de un ~i~[~ma para influir u manipular ro,ilionci,,; cunsisle en el rango de respuestas invocadas frenle a los csttesorcs) internos y ex ternos; se

pone énfasis en la variabilidad)" flexibilidad po­tencial de las respuestas, en lugar de destacar los fracasos)' colapsos.

ambiente o entorno: conjunto de características físicas, químicas )' biológicas que tiene un lugar determinado.

biótico: que es característico de los seres vivos o que se refiere a ellos.

ecología cu ltural: herramienta me(Odológica para esturliar cómo los cambios en la adaptación del ser humano al ambiente se manifestaban en cambios culturales; pretende explicar los orí­genes de ciertos rasgos culturales en el contex­to de determinados tipos de ambientes, parti­cularmente visibles en las formas de explotar recursos o morlificar el entorno.

ecología del paisaje: aquella que pone énfasis en la definición de unidades de análisis que reco­nocen el conjunto de hábitats situados en una región; ofrece la posibilidad de integrar eviden­cia biológica, física e histórica.

ecosistema: sistema ecológico rlinámico, comple­jo, auto-sostenible, constituido por organismos y los fenómenos físico-químicos asociados; in­cluye las interacciones entre los componentes

70 I ARQUEOLOGfA MEXICANA

diciones. En esta perspectiva, se plantea que un sistema socioecológico puede continuar funcionando bajo presión hasta llegar a un umbral a partir del cual se debe transfor­mar, o cambiar su estructura. Adaptabilidad se refiere a la capacidad de los actores den­tro del sistema para influir o manipular re­siliencia; consiste en el rango de respuestas invocadas frente a los estresores, internos y externos. Así, se pone énfasis en la varia­bilidad y flexibilidad potencial de las res­puestas, en lugar de destacar los fracasos y

colapsos. Por ejemplo, regresando al Valle de Teotihuacan, podríamos visualizar por lo menos dos momentos de colapso: Teo­tihuacan al final del Clásico y la organiza­ción regional del Posclásico Tardío. Ambos sistemas colapsaron, aunque por razones distintas. Sin embargo, también es posible visualizar el desarrollo de esa misma región desde una perspectiva adaptativa, en la cual desde el asentamiento inicial hasta tiempos recientes los grupos humanos se han aco­modado a las circunstancias cambiantes: políticas, culturales, ambientales. Enfocan­do nuestro análisis de este modo, podemos aprender más del mismo pasado, incluso

bióticos y abióticos del ambiente, cuya función es la de establecer y mantener la operación de lus flujos de energía propios del sistema.

geoforma: cOD1ponentc o rasgo físico de la super­ficie terrestre formaclo por procesos naturales.

hábitat: parte de un ecosistema habitado por de­terminadas especies o tipos de organismo.

paisaje: conjunto de ecusistemas con sus respec­tivos componentcs dentro de las geofo tlnas propias de una región; ex iste de manera inde­penrliente de la percepción que determinados seres humanos tengan del él.

región simbiótica : aqueUa basada en la idea de la simbiosis (dependencia mutua) entre poblacio­nes biológicas, que conjuntaba varios ecosiste­mas con una rliversidad de recursos, )' fomen­taba el contacto e intercambio cultural a través del abastecimiento de ciertos recursos indis­pensables.

relacio nes ecológicas: relaciones recíprocas en­tre los componentes bióticos y abióticos del entorno.

resiliencia: capacidad de un sistema para absor­ber perturbaciones)' reorganizarse (dentro de los límites de los diferentes estados esta­bles que lo caracterizan) mientras cambian las condiciones.

zonas ecológicas: aquellas definidas con base en rangos de elevación, cualidades de los suelos y los recursos potenciales que ofrecían para los pobladores prehispánicos.

de algunos aspectos de las adaptaciones en épocas pasadas relevantes para aplicarlos a los problemas regionales actuales.

Cabe mencionar el desarrollo de la dis­ciplina llamada ecología histórica, que com­parte algunos de los preceptos básicos de los sistemas complejos adaptativos. Por otro lado, la historia ambiental también su­giere lineas y metodologías productivas de investigación. Una linea conocida como sis­temas globales se ha desarrollado con la in­tención de derribar las divisiones entre las disciplinas científicas para fomentar el de­sarrollo de un verdadero enfoque integral.

Hasta ahora, estos enfoques no han tenido un impacto importante en la arqueología mesoamericana, pero en mi opinión ofre­cen herramientas útiles para plantear y en­tender las relaciones complejas en una pers­pectiva histórica y con base en el desarrollo local y regional. Ciermmen te, la estrecha co­laboración entre especialistas de diferentes ciencias, como las de la tierra, biología y ecología, historia y arqueología, promete un futuro muy rico en beneficio del mejor entendimiemo de las relaciones complejas entre las poblaciones humanas y su entor­no, Sobre todo, la posibilidad de contribuir al conocimiento de cómo fue el paisaje en diferentes mamemos del pasado, produc­to de este tipo de colaboración. (ii~

Emil)' IvrcClung de Tapia. Ductora en antropología por la Brandeis University, l\lassachuserts, E.U.A. T nvestigadora dell nstituto de Investigaciones Antro­pológicas, UN , \~I; responsable del Laboratorio de Paleoct11obotánica y Paleoambiente.

P.\R \ I.l:. I-R \1, ... . . .

POR.'L-"'-, R.T.T. r M. Gordoll, úmdscape Erolqgy,John Wi­le)' and Sons, Nue\"a York, /986.

,,-, I':CHTU ., \X'ilhelm, Las /IItH/OIias de/¡ardi"ero de l\/axi",i­/it11lo. Ap,,"/es ,,,allJlSf7i/os de mis i",presiones)' e~'<fJeáenci(ls personales en Alfxico en/re 186(y 7867, estudio intro­ductorio de Amparo Gómcz Tepexicuapan, lNAII,

México, 2012. ,MCCLUN(, DE T \P1A, Emily, uEnfoque ecológico en la ar­

queología ue Teorihuacan y la Cuenca de l\féxico", en E. Vargas (ed.), Elocrid'l/feycelllrodeMi,ico, \'01. 1, IV Colo­' Iuio Bosch Gimper.t, lu\, C",'-'I, 2005, pp. 253-272.

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S_-\;-.JDLR~, \X~T., y B.J. Price, j\!esoafllenú: Ihe etoo/u/ioll of ti

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DOSIER

Los sistemas de información

geográfica (SIG) en arqueología

El GPS en la mochila de los arqueólogos DIEGO JIMÉNEZ B ADILLO

Aunque algunos de los productos principales de los SIG en arqueología siguen siendo mapas

de distribución de hallazgos, estos sistemas son algo más que cartografía computarizada.

Los SIG ofrecen toda una gama de herramientas que hacen más eficientes las tareas de re­

colectar, transformar y analizar información espacio-temporal.

Gran pane de la información producida y analizada du­rante el curso de una inves­tigación argueológica des­

cribe las caracrerísticas físicas de los restos dejados por culruras extintas, ya sea que se trate de artefactos, restos de flora o fauna, edificios, sitios o paisajes. Otra parte está constiruida por información medio am­biental del área de estudio, a lo cual se su­man cuantiosos registros de tipo cronoló­gico. Por si fuera poco, los proyectos arqueológicos de campo también generan una gran diversidad de datos espaciales. Entre estos últimos destacan coordenadas de localización de sitios, ubicación de ha­llazgos, planos de estructuras arquitectó­nicas, mapas de densidad de materiales, e te.

Sin una adecuada integración de infor­mación descriptiva, cronológica y espacial resultaría imposible desarrollar interpreta­ciones sobre culturas antiguas. Por ello, los arqueólogos tratan continuamente de in­corporar a su disciplina mejores medios de procesamiento y análisis de datos.

Uno de los fenómenos más frucúferos en las últimas tres décadas ha sido la adop­ción de los llamados sistemas de informa­ción geográfica (SlG, o GIS por sus siglas en inglés). Se trata de sistemas computariza­dos diseñados para adquirir, almacenar,

transformar, analizar y visualizar datos de entidades del mundo real organizándolos dentro de un marco espacial.

Dicho marco puede corresponder a un área geográfica en sen ticlo es tricto; la C uen­ca de México, por ejemplo, o puede ser un espacio de estudio virtual. En cualquier caso las entidades de interés inscritas en un SIG son defmidas tanto por sus caracterís-

1. Mediante datos vectoriales se muestran estruc­turas arquitectónicas de Teotihuacan . estado de México.

ticas no-espaciales (e.g. peso, color, texrura, estilo, materia prima, cronología, ete.) como por el lugar guc ocupan en el área de referencia, es decir, por su ubicación. Por ello se dice que el rasgo característico de los SlG es su capacidad para procesar simultá­neamente esos dos tipos de datos, en otras palabras, su habilidad para gestionar infor­mación geo-referenciada.

Los componentes básicos de un SlG son: a) Equipo de procesamiento de datos

(computadoras, tabletas digitalizadoras, receptores GPS, estaciones totales, escáne­res terrestres, impresoras,p/otters, ete.).

b) Software especializado (e.g. ESRl Arc­gis, GRASS GIS, MapInfo, AutoCad Map 3D, ete.).

c) D atos espaciales en formato digital. d) D atos descriptivos específicos para

cada aplicación. e) Infraestructura institucional. Los expertos en tecnología srG han de­

sarrollado dos modelos para representar objetos del mundo real en formato digi­tal. El primero es conocido como vecro­rial. Este utiliza puntos, lineas y polígonos para representar la ubicación de entidades discretas, es decir objetos con límites cla­ramente distinguibles tales como sitios ar­queológicos (puntos), caminos (líneas) y plantas de edificios (polígonos). Obvia-

LA UTILIZACiÓN DE LOS SISTEMAS DE INFORMACiÓN GEOGRÁFICA (SIG) EN ARQUEOLOGíA J 71

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mente, la escala del estudio determina si entidades tales como los sitios arqueoló­gicos pueden tratarse como puntos (estu­dio regional) o como polígonos (excava­ción) (fig. 1) .

El segundo modelo -Uamado raster- es apropiado para registrar rasgos o fenóme­nos continuos, entre los que se cuentan la elevación de un terreno (t.e. topogra fía), la temperatura, la precipitación pluvial de una zona, el tipo de vegetación, o la densidad de material cerámico. Un rastersegmenta el espacio de estudio en celdas de igual for­ma y tamaño. En la retícula resultante cada celda contiene un número, el cual repre­senta el valor de la propiedad registrada, por ejemplo el grado de temperatura en cada cuadrante, la altura del terreno, el ni­vel de precipitación pluvial, la frecuencia de fragmentos líticos o cerámicos hallados sobre una superficie, etc. A este tipo de mo­delo pertenecen las imágenes sa telitales (fig. 2a-2c). Ambos modelos permiten re­presentar en el espacio objetos reales y fe­nómenos de muy distinta naturaleza.

La mayoría de las aplicaciones de los sis­temas de información geográfica deman­dan procesar simultáneamente varias fuen­tes de datos geo-referenciados. Por eUo los SI G han sido diseñados para incorporar tan­tas capas de información como sea nece­sario en un proyecto específico. El único requisito es que cada capa contenga datos de entidades del mismo tipo. Por ejemplo,

72 / ARQUEOLOGIA MEXICANA

2. Ejemplos de datos raster. a) Superficie de la Cuenca de México mostrando valores de pendiente. b)Una imagen de satélite cubre la región de los volcanes Popocatépetl e Iztacihuatl. e) Los llamados modelos de elevación son generados a partir de superficies donde cada celda contiene un valor de altura. Con ese tipo de raster es posible generar modelos 3D de regiones geográficas.

la primera capa de un SIG argueológico po­dría contener las coordenadas de localiza­ción de si tios antiguos (i.e. pumos), la se­gunda podría registrar los ríos que surten de agua a la región (i.e. líneas), la tercera podría definir áreas de captación de recur­sos del sitio (i.c. polígonos), la cuarta po­dría contener información sobre la eleva­ción del terreno (i.e. superficie), la quinta podría ser un raster que registrara la densi­dad de material cerámico en el área de es­tudio y así sucesivamente.

PROCESAIvIIENTO DE DATOS POR MEDIO DE OPERACIONES Y HERRAMIENTAS SIG

Además de permitir la incorporación de datos vectoriales y rastu; los SIG deben aso­ciar a éstos la información descriptiva de los objetos registrados. Esto se logra anexando una tabla a cada capa,la cual con­tiene una hilera por cada objeto, así como una serie de columnas que almacenan los datos descriptivos. La liga de las tablas y las capas se realiza mediante un sistema de base de datos relacional. Por medio de ese mecanismo es posible efectuar consultas de muy diversa índole. Por ejemplo, si se selecciona el punto correspondiente a un hallazgo arqueológico se pueden desple­gar todas las caracterís ticas asociadas al mismo como son materia prima, peso, co­lor, medidas, etc. Asimismo, al seleccionar

un registro en la tabla descriptiva es posi­ble ver en el mapa el punto que correspon­de a dicho ob jeto (fig. 4).

A esas consultas simples se agregan operaciones más complejas para explorar las relaciones espaciales entre los objetos representados. Estas ayudan a indagar, por ejemplo, ¿cuáles se ubican en sitios cerca­nos?, ¿cuáles se cruzan entre sí?, ¿cuáles contienen a otros?, etc. A continuación se mencionan las más importantes.

Para trabajar con capas de tipo raster, los SJG permiten hacer cálculos matemáticos con los valores de las celdas. Dichas opera­ciones se distinguen por la cantidad de cel­das que afectan. La Uamada operación local se centra en celdas individuales; otra opera­ción abarca W1 conjunto de celdas adyacen­tes; asimismo hay operaciones que cubren toda la retícula del raster. Una operación lo­cal es útil, por ejemplo, para convertir la uni­dad de medida de un raster con valores de pendiente de porcentaje a grados. Otra apli­cación común es aplicar una fórmula mate­mática para simular como luciría un terre­no debido a la interacción de la luz solar con el relieve. La ladera de una montaña que re­cibe la luz directamente aparecerá más bri­llante que las zonas ocultas o profundas, dando la impresión de relieve en tres dimen­siones. Otra aplicación posible es calcular el área visible desde un punto dado del te­rreno. De es ta forma se pueden indagar, por ejemplo, qué tan apropiados eran algunos

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sitios antiguos desde un punto de vista de­fensivo. Ejemplos de estas operaciones pue­den verse en la fig. 5a-5b.

Si la operación local se aplica a varias capas rasta; entonces puede servir para ob­tener una nueva capa en donde cada celda representa el promedio de valores de las capas originales (Chang, 2003, p. 10).

Cuando se trabaja con varias capas ras­teres posible también aplicar la operación de sobreposición (overlqy, en inglés). La so­breposición es tal vez la operación más im­portante implementada por los SlG y se apli­ca tanto a datos raster como vectoriales, aunque su implementación difiere según el modelo de los datos. Consiste en combinar datos espaciales y atributos de distintas ca­pas para crear una capa nueva. Por ejem­plo, supongamos que un proyecto argueo­lógico tiene como objetivo identificar las áreas de cultivo de amaranto en el periodo mexica. Sabemos que el amaranto crece en zonas de elevación de 1 000 a 1 500 msnm, que requieren de una precipitación pluvial de entre 500 y 800 mm al año, que se bene­fician de suelos semiarenosos y que tardan unos 120 c1ias en desarrollarse, por lo que no deben existir heladas durante dicho pe­riodo. Para encontrar las áreas de cultivo potencial de amaranto, el arqueólogo debe incorporar al SIG capas de elevación, preci­pitación pluvial, tipo de suelos, temperatu­ra promedio, etc. La respuesta se obtiene sobreponiendo dichas capas y buscando aquellas celdas donde los cuatro atributos muestren valores adecuados. El resultado

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es almacenado en una nueva capa que los arqueólogos podrían usar para calcular el volumen de una cosecha en época mexica (Ormsby el al., 2001, pp. 8-9).

Para el modelo vectorial, es decir, para capas compuestas de puntos, lineas o po­ligonas, existen además de la sobreposi­ción otras operaciones útiles. Éstas se de­nominan análisis de proximidad (l.E .

btiffering, en inglés), manipulación de mapa y análisis de distancia.

El llamado análisis de proximidad con­siste en resaltar una zona de interés alrede­dor de cada punto, linea, o poligono de la capa para recuperar datos dentro o fuera de dicha zona. El área obtenida podría re­presentar un región de in fluencia. Por ejemplo, si se traza un círculo de cierto diá­metro alrededor de cada punto en una capa de sitios arqueológicos, se podría evaluar el área de captación de recursos a una dis­tancia fija de cada asentamiento.

Algunos SIG incluyen también una he­rramienta adicional gue calcula los llama­dos poligonos Voronoi. ÉS(()S uunbién re­presentan áreas de influencia alrededor de sitios, pero a diferencia de lo que puede ocurrir con los círculos del bttjferi12g, las zo­nas no se traslapan y se asume que todos los sitios tienen la misma capacidad para controlar territorio. La distribución de los sitios determina entonces la forma y tama­ño del área de influencia de cada asenta­miento (Hodder y Orton, 1976) (fig. 6).

Por su parte, la manipulación de ma­pas se refiere a acciones aplicadas a los

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objetos representados en el STG con fines exploratorios. Dichas acciones incluyen cortar, combinar, separar, borrar, disol­ver limites, etc.

Finalmente, el análisis de distancia sir­ve para mediciones que demanden cono­cer la separación o cercanía de rasgos y sus correspondientes atributos.

APLICACIONES DE LOS SIG EN ARQUEOLOGÍA

La combinación adecuada de las opera­ciones antes descritas forma la base para estudios complejos en los que los ar­queólogos exploran sus hallazgos den­tro de un contexto espacio-temporal. A continuación describo algunas de las aplicaciones más importantes de los SIC

en arqueología .

OBTENCIÓN DE DATOS EN CAMPO

U no de los principales beneficios de la tecnología SIC en arqueología se refiere a la recolección de datos en campo. Gene­ralmente, dicha tarea ~e emprende en re­giones donde aún no existen cartas geo­gráficas digitales, o en ciertas áreas donde es necesario mejorar la resolución de los datos espaciales existentes. Para ello se utiliza softlJltlre SIG en combinación con dispositivos tales como receptores de po­sicionamiento global, estaciones totales y escáneres de diversa índole.

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3. Pantalla de inicio del sistema de inventarios desarrollado en la Dirección de Registro de Monumentos y Zonas Arqueológicos deIINAH.

4. Datos espaciales y descriptivos de sitios arqueológicos del Posclásico Tardio en la Cuenca de México mostrados mediante la aplicación de un SIG.

LA UTILIZACIÓN DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA (SIG) EN ARQUEOLOGíA I 73

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5. Superficies generadas con dos operaciones locales sobre un mismo raster. a) La luz solar. bajo cier­tas condiciones. en interacción con el relieve produce un sombreado que muestra la apariencia del re­lieve de la Cuenca de México. b) Un tono oscuro muestra el área de visibilidad que corresponde al si­tio del Templo Mayor de Tenochtitlan. El área clara es invisible desde dicho sitio.

El sistema de posicionamiento global (¡.e. gps) funciona gracias al envío cons­mnre de señales de tiempo por parte de 29 satélites que recorren la órbita terrestre c1o~ veces cada día. Dichas señales son ge­neradas por un reloj atómico que funcio­na a intervalos extremadamente precisos. En tierra, los arqueólogos utilizan un re­ceptor de señal GPS -el cual cuenta con su propio reloj interno- para medir el tiem­po que tardan las señales de cada satélite en alcanzar un punto sobre el terreno. Aplicando fórmulas matemáticas, las se­ñales de tiempo son convertidas por el dis­positivo GPS en mediciones de distancia, para así obtener la localización exacta en tres dimensiones (i.e. coordenadas de lon­gitud, latitud y elevación). Existen antenas receptoras GPS de gran precisión, las cua­les permiten efectuar un mapa topográfi­co con sólo caminar sobre el terreno, ofre­ciendo márgenes de error de tan solo +- 2 cm (fig. 7a-7c). OtroS dispositivos, espe­cialmente los GPS de mano, son menos pre­cisos -algunos llegan a tener márgenes de error de aproximadamente +- 10 m- pero su portabilidad ofrece ventajas para cier­tas aplicaciones arqueológicas. Exportan-

74/ ARQUEOLOGiA MEXICANA

do los datos del GPS a un SlG los arqueó­logos pueden visualizar la localización precisa de artefactos i/l si/ti o incluso rea­lizar un mapa completo del área de esru­dio (Conelly y Lake, 2006, p. 33). Se espe­ra lJue en un par de años se ponga en funcionamiento un segundo sistema de posicionamiento global, producido por la Agencia Espacial Europea, el cual llevará el nombre de Galileo y permitirá efecruar localizaciones terrestres con mayor preci­sión que las logradas con el GPS.

Por su parte, las estaciones totales uti­lizan rayos láser o infrarrojos para medir ángulos horizontales y verticales, así como distancias desde el equipo hasta puntos del terreno con el objeto de convertir dichas mediciones en datos de elevación y orien­tación. Los datos pueden ser transferidos a un módulo SIG, como el Leica gis Data­PRO o el softJvare Survey Analyst de ESRl,

para ser visualizados. Otro equipo utilizado en prospección

es el llamado escáner láser terrestre. Se tra­ta de un aparato habilitado para obtener las coordenadas tridimensionales de millo­nes de puntos sobre una superficie dada con sólo un barrido de luz láser. Por lo ge-

neral, el escáner también cuenta con una cámara fotográfica que extrae información de color y textura de cada punto medido. Tanto la "nube de puntos" resultante como la información fotográfica son posterior­mente procesadas para generar modelos digitales en tres dimensiones de estructu­ras arquitectónicas o de partes del terreno.

Los levantamientos efectuados por cualquiera de los métodos descritos antes son transferidos a un SIG para validar y en caso necesario editar la información. Cual­quier so/flvare SIG ofrece herramientas espe­cialmente dedicadas a dichas tareas. Final­mente, los nuevos datos espaciales pueden integrarse con información procedente de otras fuentes. De tal forma que los arqueó­logos pueden trabajar en un solo ambien­te computarizado la información proce­dente de mapas topográficos, fotografías aéreas, cartas geofísicas, imágenes satelita­les, planos arqueológicos, mapas de rlistri­bución de artefactos, modelos 3D, etc.

6. Mapa de sitios y sus área de influencia calcu­ladas mediante un análisis de proximidad Voro­noi. Este método ha sido utilizado desde la déca­da de 1970 para generar hipótesis acerca del control de territorio por parte un sitio arqueológi­co determinado. La validez del mismo sigue sien­do tema de discusión entre los especialistas.

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CONTROL Y REGISTRO DE EXCAVACIÓN

Los SIG desempeñan un papel muy impor­tante como herramienta para gestionar la información procedente de una excava­ción arqueológica. En primer lugar, por­que permiten integrar registros de locali­zación con descripciones de los hallazgos para obtener vistas inmediatas del progre­so de la excavación. Dichas vistas, general­mente en forma de mapas, pueden inducir la detección de patrones de distribución de materiales, lo cual a su vez puede ayudar a los arqueólogos a planear las sigujentes eta­pas de la excavación. De tal forma, que la " ... obtención de datos de excavación se convierte en un ejercicio más iterativo, per­mitiendo que las ideas acerca de posibles

patrones y relaciones entre los datos sean identificados y explorados más rápida yefi­cientemen te de lo que suele ocurrir con sis­

temas de registro basados en papel" (Co­nell)' y Lake, 2006, p. 33).

MODELOS DE PREDICCIÓP;: DE SITIOS

Los SIG pueden ser el punto de partida para pro)'ecros que busquen predecir la existencia de sitios en regiones inexplo­radas. El ob jetiyo de esta aplicación es ubicar dentro de una región las zonas don­de hay más posibilidades de encontrar si­tios arqueológicos.

Proyectos de este tipo suelen empren­derse cuando existen planes de alteración del terreno a gran escala -por ejemplo, de­bido a la construcción de una presa- y no se cuenta con recursos o tiempo suficien­tes para efectuar una prospección física que abarque toda la región afectada. En dichas situaciones es necesario localizar las zonas de más alta probabilidad estadís­tica donde pudieran encontrarse sitios con el objeto de protegerlos o bien de realizar

, operaciones de rescate arqueológico an tes de su destrucción.

Una metodología común, mediante la cual los arqueólogos pueden desarrollar predicciones empíricas, es la aplicación de métodos cuantitativos de localización de sitios. La premisa básica en este tipo de es­tudios es que existen ciertas variables me­dio ambientales que condicionan la pre-

senCJa de asentamientos humanos. Sabemos, por ejemplo, que los seres hu­manos eligen como lugares de habitación aquellos espacios cercanos a fuentes de agua, con topografía que facilita el trans­porte y la movilidad, así como con una apropiada distribución de recursos natura­les y materias primas. La clave del análisis es entender el peso de cada variable inde­pendiente y la relación entre ellas en zonas donde hay sitios para luego comparar las condiciones de otras zonas donde no exis­ten sitios.

Por tanto se crea un modelo matemáti­co que evalúa la correlación entre esas va­riables y la presencia de sitios. Entre las téc­nicas más usadas se encuentran la regresión múltiple por pasos y el análisis de regre­sión logística.

Para su aplicación se utilizan capas de información en formato rastery se utilizan operaciones de sobreposición de datos con el objeto de generar una capa nueva con información combinada. Durante el pro­ceso de sobreposición de datos se asigna un peso a cada variable, haciendo q\,le al­gunas de ellas sean más importantes que otras en la capa combinada. El peso asig­nado debe responder al conocimiento que se tenga sobre cuál factor es más impor­tante en la antigüedad para la elección de asen tamien tos.

7. Tres tipos de dispositivos utilizados frecuente­mente para recolectar datos en campo: a) antena gps, b) estación total, e) escáner láser terrestre.

DOSIER

El análisis consiste en examinar la capa nueva para observar que combinación de variables existe en aquellas celdas donde se sabe que existen sitios arqueológicos. Luego, a través de una prueba estadística se identifica cuáles variables son más im­portantes y finalmente se buscan celdas donde pudieran existir condiciones simi­lares. El trabajo de prospección y rescate puede entonces dirigirse a las áreas repre­sentadas por estas últimas celdas (Kelin­martin, 2005, pp. 238-239).

En México, la ley federal obliga a cual­quier compañía constructora involucrada en una alteración del terreno a gran escala a realizar un proyecto de salvamento y res­cate arqueológico por lo que existe una enorme demanda potencial por proyectos SIG de este tipo.

GESTIÓN DEL PATRIMONTO ARQUEOLÓGICO

Tal vez la aplicación arqueológica más im­portante de los SIG en términos de impac­to social es la gestión del patrimonio C\.11-

tural, Esta tarea surge como respuesta a las leyes federales que exigen a instituciones como el TN J\ H el inventario de recursos cul­turales, la evaluación de su importancia desde un punto de vista científico y turís­tico y la administración del patrimonio ubi-

LA UTILIZACiÓN DE lOS SISTEMAS DE INFORMACiÓN GEOGRÁFICA (SIG) ENARQUEOlOGfA 1 75

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cado en territorio público. Como recursos culturales se entienden" ... todos aquellos rasgos físicos, tanto naturales como he­chos por el hombre, asociados con la acti­vidad humana. Estos incluirían sitios, es­tructuras y objetos que posean alguna importancia, ya sea individualmente o en grupo, para la historia, arquitectura, ar­queología, o el desarrollo cultural huma­no" (Fowler, 1982, p. 1).

Muchos países han aprovechado la ca­pacidad de los SIC para almacenar una gran cantidad de información espacial y no es­pacial junto a las ventajas que ofrecen en términos de bases de datos y análisis. En México, la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos dellNAH estableció en 2005 un proyecto SIC para gestionar la información de los si­tios arqueológicos del país. Para lograrlo se fijaron estándares y formatos de regis­trO de información. En el sistema se inclu­yeron datos georeferenciados de más de 40000 lugares de interés arqueológico, así como descripciones de los res ros arqueo­lógicos presentes en cada caso. Los atribu­toS incluyen número de montículos y de

análisis de distan~ia; sirVt para hacer medi­

ciones que dema nden conocer la sepa ración

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a tribu tos.

análisis de proximidad: consiste en resaltar una

zona ue interés alrededor de cada punto, línea,

o polígono de una capa para recuperar datos dentro o fuera de dicha zona.

escáner láser terrestre: aparato habilitado para

obtener las coordenadas tridimensionales de

millones de puntos sobre una superficie dada

con sólo un barrido de luz láser. estaciones totales: son aquellas que utilizan rayos

láser o infrarrojos para medir ángulos horizon·

tales)' verticales, así como distancias desde el

equipo hasta puntos del terreno con el objeto de convertir dichas mediciones en datos de ele­

vació n y o rientación.

manipulación de mapas: se refiere a acciones

aplicadas a los objetos representados en el sig con fines exploratorios, entre ellas cortar, com­

binar, separar, borrar, disolver límites, etc.

modelo raster: es el apropiado para registrar ras­

gos O fenómenos continuos, entre los que se cuentan la elevación de un terreno (i.e. topo­

grafía), la temperatura, la precipitación pluvial

de una zona, el tipo de vegetación o la densi­dad de material ceránuco.

76 I ARQUEOLOGfA MEXICANA

estructuras arquitectónicas, datos de fe­chamiento, extensión de los sitios, fotogra­fías, planos y dibujos de prospección, en­tre muchos otros. El objetivo es la creación de un sistema centralizado que pueda ofre­cer información tanto a especialistas y ges­tores gubernamentales como al público en general. Con dicha herramienta ha venido mejorando las tareas de planeación, orga­nización, control y evaluación de recursos culturales en México (fig. 3).

CONCLUSIONES

Aunque algunos de los productos princi­pales de los SIC en arqueología siguen sien­do mapas de di stribución de hallazgos, debe entenderse que estos sistemas son algo más que cartografía computarizada. Como explicamos antes, los SIC ofrecen toda una gama de herramientas que hacen más eficientes las tareas de recolectar, transformar )' analizar información espa­cio- temporal. Tal vez la mejor manera de concluir esle artículo es enumerando al­gunas preguntas importantes que el ar­queólogo Stanton Green enumeró en uno

modelo vectorial: el que pat'a representar objetos

dd munuo rtal en furmato iligit.1 utiliza pun­tos, líneas l' polígonos para sdíalar la ubicación

de entidades luscretas, es uecir, objetos cun lí­mites claramente distinguibles, como sitios ar­

queológicos (pumos), caminos (líneas) )' plan­

tas de edificios (polígonos). operación de sobreposición: consiste en combi­

nar datos espaciales)' atributos de distintas ca­

pas para crear una capa nueva. operación local: es la que se centra en celdas in­

dividuales, por ejemplo, para convertir la uni­

dad de medida de un raster con valores de pen­

diente de porcentaje a grados. sistema de posicionamiento global (GPS): fun­

ciona gracias al envío constante de señales de

tiempo por parte de 29 satélites que recorren la órbita terrestre dos veces cada día.

sistemas de información geográfica (SIG): sistemas

computarizados diseñados para adquirir, almace­

nar, rransformar, analizar y visualizar datos de enti­dades del mundo real organÍ7js¡dolos dentro de un

marco espacial, ra sea un área geográfica en senti­do esrtictoo un espacio de estudio virtual. Sus com­

ponentes básicos son: equipo de procesamiento de

datos, SOFI\X' IRE especi"lizado, datos espaciales en

formato digital, datos descriptivos específicos para cada aplicación, infraestructura insonlcional.

de los primeros libros dedicados a estimu­lar la aplicación de los SIG en arqueología (Allen, Green, y Zubrow, 1990, p. 3): ¿cómo definir áreas de actividad?, ¿cómo definir un sitio arqueológico?, ¿cómo comparar y definir tipos de comporta­miento en el espacio?, ¿cómo correlacio­nar espacialmente actividades sociales con actividades de su bsis tencia?, ¿cómo corre­lacionar espacialmente el medio ambien­te percibido y usado con los medios am­bientes natural y físico?, ¿cómo comparar distribuciones de artefactos en el espacio?, ¿cómo puede uno determinar los efectos relativos de diferentes aspectos del medio ambiente natural sobre aspectos del me­dio ambiente cultural?

El desarrollo futuro de la tecnología de los sistemas de información geográfi­ca (SIG) y su mejor adaptación a la disci­plina arqueológica deberán tener en cuen­ta los retos teóricos, metodológicos y técnicos que implica responder a dichas preguntas. ('ii~

Diego J iménez llaUillo. Experto en aplicaciones de COlllpu tación en arclucologia. Doctor en ci encias de la in fo t'l11ación geográfica por la Universidau ue T.ondres, maestro en ciencias de la computación )' licenciado en arqueología. Estudios de maestría de Asia y Á frica con especialidau en China en El Co­kgio de México. Investigador del IN.III , dirige el proyecto "Desarrollo de aplicaciones de computa­ción en argueología".

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1. El Bloque de Cascajal , ca. 900 a.C. , contiene secuencias lineales de signos jeroglíficos que, aunque no están descifrados , presentan patro­nes repetitivos que sugieren la presencia de an­tropónimos u otro tipo de nombres propios. El ha­llazgo de este bloque en las cercanías de San Lorenzo reaviva la sospecha de que los olmecas fueron la primera sociedad mesoamericana en usar un sistema de escritura , si es que, como su­ponen varios estudiosos, se trata de una inscrip­ción prehispánica y no de manufactura reciente , algo que por el momento es difícil de evaluar en un sentido o en otro. FOTO. PONCIANOORnz

La interpretación de la escritura

La lectura de lo indescifrable

ERIK VELÁSQUEZ GARCIA

Aunque el desciframiento de

los jeroglíficos mayas ynahuas

pudo haber tenido lugar hace

cien años, la comprensión sis­

temática de cómo funciona­

ban y eran leídos es producto

de una serie de revoluciones

científicas recientes, cuando

se adoptó un método com­

probado en el estudio de otros

sistemas de escritura.

LA INTERPRETACiÓN DE LA ESCRITURA I 77

Page 76: 121 Arqueología del Siglo XXI+

DOSIER

De acuerdo con Roger D . Woodard (2004), todaescri­tura es un medio gráfico para registrar el habla hu­

mana. Así las cosas, el sumerio sería el idioma documentado más temprano de que tenemos noticia, pues sus hablantes fueron los primeros seres humanos en de­sarrollar un sis tema de escritura hacia 3200 a.c., en el sur de Mesopotamia. E l hallazgo en Veracruz del Bloque de Cascajal (fig. 1), que fue dado a conocer en 2006, sugiere que los pueblos mesoamericanos contaron con medios de escritura al menos desde 900 a.c., si bien solamente de los sistemas maya y náhuad tenemos un grado avanza­do de comprensión. D urante los últimos dos siglos, los estudiosos de diversas partes del mundo han podido descifrar antiguos sistemas de escritura que fueron usados en el Cercano Oriente y la Cuenca del Medi­terráneo. A excepción de la escritura lineal b micénica, el desciframiento siempre fue

alcanzado con la ayuda de un biesm'to, esto es, un texto redactado en dos sistemas dis­tintos de escritura. Otros requisitos nor­malmente esgrimidos para descifrar un sistema de escrirura son con tar con un corptlS de textos abundante, así como con una idea cer tera sobre el idioma que está representado.

CO"JCEPTOS R\SJCOS PAR,,\. r:5TCDL\R SlSTE\L\~

DE ESCRITL'R"\

La experiencia obtenida del desciframien­to de los sistemas de escrirura del Viejo Mundo muestra que todos funcionaban con al menos dos de las siguientes catego­rías de signos: a) logogramas, que represen­tan palabras completas o morfemas (la unidad lingüística más pequeiia con signi­ficado) y tienen valor tanto conceptual como fonético; b) fonogramas, que repre­sentan sonidos del habla, ya sea sílabas,

consonantes o vocales, y sólo tienen valor fo nético; y c) determinativos, que se utilizan para definir el sentido preciso de algunos signos, y tienen valor conceprual pero no fo nético; d) diacríticos, que sirven para de­finir ciertos rasgos prosódicos o de p ro­nunciación, como nuestra diéresis yacen­tos ortográficos; y d) atlxiliares, que ayudan a la mejor comprensión del texto, como nuestros signos de punruación. Los siste­mas maya y náhuad trabajaban principal­mente con logogramas y signos silábicos (silabo gramas) abiertos (figs. 5 y 9), esto es, de estrucrura V (vocal) o CV (consonan­te más vocal), por lo que caen en la cate­goría de escrittlras logosilábicas. D ebido a que sus caracteres guardan un alto grado de fi­guratividad o iconicidad, se les considera escrituras jeroglíficas.

Cabe advertir que los especialistas del siglo XIX usaban el término ideograma para referirse a los logogramas, pero ac tual­mente dicha palabra es evitada entre los

~I 2a . Las glosas que Landa puso junto a su "alfabeto" son la mejor prueba de que, como proponía Knorozov, los signos silábicos mayas de este documen­to reproducían los nombres de las letras españolas. En este ejemplo Landa le pidió a Chi que le escribiera la palabra "lazo" (le ' en maya yucateco). Cuan­do vio que Chi sólo puso un signo (el silabograma le), le hizo "entender que son dos letras": </> y <e>, por lo que el obediente amanuense maya escribió la secuencia de signos silábicos e-Ie-e antes del le que habia colocado pri­mero. La glosa que puso Landa es: <e-L-e-Ié>.

2b. En este ejemplo, Landa le pidió a Chi que le escri­biera la palabra "agua" (ha ' en maya yucateco) , por lo que el amanuense indígena le puso un silabograma ja , que tiene forma de media luna. Al ver Landa que sólo se trataba de un signo, hizo la observación de que la pa­labra ha ' comienza con la letra <h>, por lo que el escri­ba maya lo complació escribiendo la secuencia de sig­nos silábicos a-ehe antes del ja que habia colocado primero. La glosa que puso Landa es: <A-ha>.

2. El "alfabeto" de fray Diego de Landa es el ejemplo de biescrito más famoso de Mesoamérica , pues ha servido como clave para descifrar la escritura maya. Contiene un puñado de signos silábi­cos cuyos sonidos coincidian con los nombres de las letras del abecedario español. Se cree que el informante de Landa fue Gas­par Antonio Chi , un famoso miembro de la nobleza indígena. En 1880 fue descalificado por ser considerado una "fabricación espa­ñola", pero más de siete décadas después Yuri V. Knorozov de­mostró su validez como fuente para comprender la escritura maya.

2e. La tercera glosa que acompaña al "alfabeto" de Landa no pudo ser com­prendida por los estudiosos modernos sino hasta 1982, cuando Kathryn Jos­serand y Nicholas Hopkins observaron que el amanuense maya escribió una sorprendente expresión fonética de su frustración: ma-i -ne-k'a-ti , ma[1 ink'áati, 'no quiero'. La glosa que puso Landa es: <ma-in-ka-ti> .

78 I ARQU EO LOGíA MEXICANA

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especialistas en teoría de la escnitlra o gra­mat%gía (ciencia de las escrituras), en vir­tud de que conlleva la engañosa creencia de que en los sistemas de escritura pue­den existir signos que transmiten ideas sin mediación de las palabras. De acuer­do con el reconocido sinólogo Jerry Nor­man (1988), "la noción que algunas veces es encontrada en el sentido de que los caracteres chinos en alguna forma plató­nica representan ideas más que palabras chinas específicas, es evidentemente ab­surda". Otro término innecesario es el de pictograma, que a veces se emplea como si­nónimo de ideograma. La razón por la que esa palabra no se utiliza entre los es­tudiosos de la escritura reside en que no nos dice nada sobre la jtlflción de un sig­no, ya sea logograma, fonograma o deter­minativo, diacrítico o auxiliar. Finalmen­te, existen símbolos como los de las estaciones del metro o el cuchillo y el te­nedor cruzados en los directorios de los hoteles, que transmiten conceptos en un contexto cultural plurilingüe. Ignace J. Gelb (1952) los llamó semasiogramas, pero los teóricos actuales dela escritura no sue­len considerarlos lo suficientemente es­tandarizados para concebirlos como 10-gogramas. Más bien constituyen un código de comunicación pictórico no ver­bal, pero ajeno a la escritura.

Es preciso señalar que en el caso de los códices nahuas la escritura casi se restrin­ge a fechas, numerales r nombres propios Ougares r personas), por lo que más de 90% de esos manuscritos es ocupado por un discurso de tipo iconográfico que no re­produce la lengua hablada. Como no se tra­ta de un estilo pictórico naturalista, sino conceptual r altamente codificado, los tér­minos lengllaje pictográfico o pictografía narra­tiva podrían ser adecuados en ese contex­to, siempre )' cuando se precise que se trata de un sistema de comunicación dis­tinto al dela escritura, aunque complemen­tario y paralelo. Cada uno de esos sistemas tenía sus propias reglas y recursos, de tal modo que para poder estudiarlos necesi­tamos métodos distintos: la epigrafía, la lingüistica y la teoría de la escritura para los textos jeroglíficos, mientras que para las escenas pictográficas pueden ser de utili­dad la historia del arte, la iconografía o la semiótica de las imágenes.

[*bul-Iu-ku, buluk, 'once' (Knorozov). Códice de Oresde. p. 19a.

DOSIER

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ku-Izu, kutz, 'pavo silvestre' (Thomas y Knorozov). Códice de Oresde. p. 17c.

k' u-k' u, k'uk', 'quetzal' (Thomas y Knorozov). Códice de Oresde. p. 16c.

Izu-Iu, tzul, 'perro' (Knorozov). Códice de Oresde. p. l3c.

3. Yuri V. Knorozov, apoyado en estos ejemplos del Códice de Dresde, propuso que entre las reglas de composición de los escribas mayas estaba el enlazar secuencias de signos silábicos CV-CV, pero sin leer la vocal del último silabograma escrito : CVC(V). Esta voca l, muda por lo común, era idénti­ca a la vocal precedente, fenó­meno que bautizó como prin­cipio de sinarmonía vocálica.

LA INTERPRETACiÓN DE LA ESCRITURA I 79

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DOSIER

LOS BIí~CR1TOS ME.50AMERIG \NOS

Las escrituras maya y náhuatl cuentan con biescritos que fueron producidos en e! si­glo XVI. Se trata de una serie de textos cor­tos escritos con alfabeto latino, que servían para glosar o explicar e! valor logográfico o fonético de los jeroglíficos indígenas. El ejemplo más reconocido de biescrito es e! llamado "alfabeto" de fray Diego de Lan­da (fig. 2), recabado por este mismo sacer­dote en algún momento entre 1549 y 1562, aparentemente con la idea errónea de que se trataba de un abecedario. Hacia 1566 Landa lo incluyó en e! capítulo 110 de una obra cuyo útulo se desconoce, mientras tra­bajaba como maestro en e! convento de San Juan de los Reyes, Toledo. En un mo­mento que ignoramos del siglo XVII, algún funcionario de la Corte de Madrid escribió un extracto de la obra de Landa. o cono­cemos los motivos precisos que inspiraron la ejecución de esta nueva obra, que lleva como útulo Relación de las cosas de Yucatán. Según Tsubasa Okoshi, en esta última e! "alfabeto" de Landa pasó a formar parte de! capítulo 39. La Relación fue redescubier­ta en 1862 por e! abate Charles Étienne Brasseur de Bourbourg en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid . El propio Brasseur la pu blicó dos años más tarde y desde entonces ha gozado de múl­tiples eeliciones. Los cartuchos jeroglíficos de los días y de los meses mayas que con­tiene enriquecen con más signos al "abe­cedario" de Landa.

Por su parte, tenemos una pléyade de biescritos nahuas que se encuentran en có­elices indígenas como e! Azcatitlan, Mendo­cino, Osuna y Tepetlao:¡foc, por mencionar al­gunos. Sus glosas alfabéticas en náhuatl fueron escritas o elictadas por tlacuilos ex­pertos en las convenciones de la escritura logosilábica. Los destinatarios para los que fueron hechas esas glosas eran los funcio­narios y administradores españoles de aquel tiempo, que no comprendían el sis­tema de escritura nativo.

Aunado a la existencia de esos biescri­tos, así como a la certeza de que aquellas escrituras plasmaban respectivamente al­gún ielioma mayance y náhuatl, ambos sis­temas cuentan con cientos y aun miles de ejemplos, aunque en el caso de los nahuas la inmensa mayoría son documentos colo-

80 I ARQUEOLOGIA MEXICANA

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.~ (')0 .~ I~ ' .. ~ 4. En 1937 Hermann Beyer presentó esta lámina que atestigua una secuencia recurrente de sig­nos en las inscripciones de Chichén Itzá. En 1968 David H. Kelley, apoyado en las ideas de Kno­

rozov, pudo leer esta secuencia como k'a-k'u-pa-ka-Ia. K'a[h]k' Upakal, nombre de un persona­je mencionado en las fuentes escritas del siglo XVI. La comparación de este tipo de combinaciones repetitivas de signos recibe el nombre de análisis estructural. Mediante él puede descifrarse el valor de signos desconocidos y reconstruirse confiablemente textos ya perdidos. Un modelo ejem­plar de este tipo de análisis es el ensayo Ten Phonetic Syllables (1987), escrito por David S. Stuar!.

niales. Es preciso decir que también exis­ten cóelices de! siglo XVI que fueron pinta­dos y glosados por mixtecos y zapotecos, así como quizá por cuicatecos, otomíes y otros grupos mesoamericanos. o obstan­te, la mera existencia de estos biescritos no implica e! desciframiento automático de esos otros sistemas de escritura,pues es pre­cisodominar las herramientas y técnicas ne­cesarias para aprovecharlos adecuadamen­te, y elichos métodos no son otros que los que ya han probado su eficacia en otras par­tes del mundo. Por otra parte, no siempre están anotados en sus idiomas vernáculos, sino que lo pueden estar en alguna lengua franca como el castellano o el náhuatl, por lo que en esos casos sus glosas no consti­tuirían lecturas directas de los signos, sino sólo paráfrasis de sus valores lago fonéticos originales. En otras ocasiones, pintores cuya habla materna no era e! náhuatl qui­zás escribían topónimos en eseielioma, pues durante e! siglo A'VI era usado como lengua franca. Finalmente, los estudiosos de los códices muchas veces han quedado con­funelidos por e! hecho de que una buena parte de! inventario de signos de todos esos sistemas del Posclásico Tardío suele trasla­parse. Ello se debe a que se trata de escri­turas que pertenecen a la misma familia grá­fica, pero como elice Maurice W. M. Pope (1999), dos lenguas eliferentes no pueden tener el mismo sistema de escritura.

FONETISTAS CONTRA ANTIFONET1STr\ S EN LOS ESTem OS J\L\YAS

Cuando e! llamado "alfabeto" de Landa fue publicado, un temprano grupo de es­tudiosos intentó aplicarlo en la investiga­ción de la escritura maya. En 1876 un es­pecialista en sistemas de escritura de! mundo, llamado Léon de Rosny, se perca­tó de que, además de los signos fonéticos, los mayas usaban ideogramas (logogra­mas), a los que identificó como las "figu­ras y algunas señales de las mismas" que menciona Landa. En esto coincidiría con su contemporáneo Cyrus Thomas (1893), quien opinaba que la escritura maya era un sistema con ideogramas (logogramas), pero también con un alto número de sig­nos fonéticos. Thomas predecía que con e! tiempo los epigrafistas iban a encontrar diferentes signos para expresar el mismo sonido, fenómeno que hoy hemos com­probado. A cada uno de esos signos elistin­tos pero con e! mismo valor fonético lo lla­mamos alógrafo (figs . 5 y 9). Con ayuda de los signos que aparecen en Landa, yvalién­dos e de la comparación entre textos e imá­genes, Thomas pudo leer los cartuchos je­roglíficos de kut'{, 'pavo' (fig. 3), k'uk', 'quetzal' (fig. 3), mo'o ', 'guacamaya', otoch, 'casa', y u/e', 'su lazo'. Pero a pesar de que estos desciframientos son correctos, y de

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que poseía la visión más clara que cualquier persona de su época podía tener sobre la escritura maya, la mayoría de sus lecturas eran incorrectas, pues éstas se basaban en una identificación errónea tanto de los sig­nos como de los objetos representados.

Sus errores fueron señalados en 1893 por e! gran sabio alemán E duard Se!er, quien no sólo se opuso a las lectu.ras inco­rrectas de Thomas, sino que sostuvo la idea de que las escrituras mesoamericanas eran básicamente ideográficas, y que los indíge­nas sólo desarrollaron el fonetismo que apreciamos en e! "alfabeto" de Landa du­rante la época colonial, instigados o inspi­rados por los frailes. Se!er se apoyaba en las teorías de Philip J. J. Valentini, quien en 1880 propuso que los signos fonéticos in­dígenas fueron inventados en e! siglo XVI,

como p flrte de! proyecto de evangeliza-

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ción. La autoridad intelectual de Se!er, así como e! éxito obtenido por otros estudio­sos alemanes en e! ámbi to de! descifra­miento numérico y calendárico, inhibieron durante largas décadas la lectura de los 10-gogramas y fonogramas mayas.

EL APROVECI iAMIENTO CORRECTO DEL BlESCRlTO ~IAYA

Una revolución científica tuvo lugar en 1952, cuando e! inves tigador soviético Yuri V Knorozov publicó un trabajo ti­tulado "La escritura antigua de América Central" . Knorozov era un especialista en los estudios comparativos de diversas es­crituras de! mundo (gramatología). Pro­puso que los jeroglíficos de! "abecedario" de Landa tenían exactamente el valor fo­nético que e! fraile les atr ibuía, sólo que

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~~@ 5. El si labario maya (del que se ve un fragmento) es producto del trabajo de muchos epigrafistas del mundo. En él están incluidos los signos del "alfabeto" de Landa, que se han enriquecido con muchos otros fonogramas gracias al desciframiento moderno. Se trata de un si labario de tipo abier­to , ya que se compone de signos que representan vocales (V) y sonidos de consonante más vo­cal (CV). Hay algunas casillas de este silabario que contienen dos o más alógrafos, es decir, sig­nos diferentes que se pronunciaban igual. Por ejemplo, hay 5 alógrafos para ba y 9 para u .

DOSIER

no eran alfabéticos, sino silábicos. La cla­ve residía en que los nombres de las letras de! abecedario español eran silábicos, de tal forma que cuando Landa le solicitó al amanuense maya que le escribiera la letra < b>, és te le puso e! silabograma < be >; cuando le pidió la letra < t>, su informan­te le proporcionó el signo silábico < te>, y lo mismo pasó con la letra < p> , que fue escrita con e! fonograma < pe>, etcétera. Las pruebas de esta mala comprensión entre e! fraile y el escriba maya pueden en­contrarse en los mismos ejemplos expli­cativos que incluyó Landa (figs. 2-2c).

Con base en e! "alfabeto" de! religio­so español, Knorozov formuló algunos desciframientos correctos, entre los cua­les se encuentran el de! número 'once' o b"Juk (fig. 3) Y el de! sustan tivo 'perro' o tifil (fig. 3). E l p ropio Knorozov recono­cía que una parte de sus lecturas ya habían sido mencionadas por Thomas, a quien admiraba. Lo novedoso de la aportación del soviético es que sistematizó las pro­puestas de los antiguos fonetistas, al tiem­po que las dotó de un susten to teóri co y metodológico. D e acuerdo con I<noro­zov, e! sistema maya era de tipo morfémi ­ca (logográfi co) y silábico, con taba con ciertas reglas de composición precisas, como por ejemplo la construcción de palabras mediante secuencias de signos silábicos (fig. 3), y h acía uso de comple­mentos fonéticos que se unían a algunos 10-gogramas para res tar ambigüedad a la lec­tura (fig. 7).

Aunque durante varios años las ideas de I<norozov fueron e! blanco de un sin­fín de descalificaciones encabezadas por J. Eric S. Thompson, seguidor de las hi­pó tesis de Valentini y Se!er, e! trabajo de todos los epigrafistas de! mundo iba a de­mostrar con e! tiempo que la escri tura maya era efectivamente un sistema logo­silábico, semejante a otros sistemas jero­glíficos de! mundo.

E n 1968 D avid H . Kelley utilizó las propues tas de I<norozov para descifrar e! antropónimo K'ahk' Upakal (fig. 4), que desde 1937 ya había sido aislado de diver­sos monumentos de piedra por Hermann Beyer, quien a su vez mostró que se tra­taba de una combinación recurrente de signos. Era un ejercicio comparativo en­tre todos los ejemplos conocidos en e! cor-

LA INTERPRETACiÓN D E LA ESCRITURA I 81

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DOSIER

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6. La transliteración consiste en representar con letras latinas cada signo escrito en los sistemas logosilábicos. Se realiza con negrillas , distinguiendo los logogramas con mayúsculas de los signos silábicos con minúsculas, como en yi-IL-Ia-ja y tla-TLATEL-ko. La transcrip­ción es la representación con letras latinas de cada palabra pronun­ciada por los lectores mayas o nahuas y se anota con cursivas, como en yi/aj, 'él lo ha visto', y Tlatel[o~ko, cuya glosa del siglo XVI era: <Tla­telolco>. Estas técnicas de trabajo son comunes en los estudios so­bre escrituras del Viejo Mundo, pero su aplicación en los sistemas me­soamericanos fue propuesta apenas en 1988 por George E. Stuar!. a) Estela 13. Uaxactún, Guatemala. b) Códice Xó/otl, Lám. 6.

pus, donde aparece la secuencia de silabo­gramas k' a-k'u-pa-ka -Ia . Conviene decir que ese tipo de análisis, que se en­foca en secuencias completas de grafías y no en signos aislados, recibe el nombre de método estructural. Su aplicación sistemá­tica durante las últimas tres décadas fue la pieza central de una segunda revolución en el campo de la corriente fonética de la epigrafía maya, que ha permitido desci­frar de forma acelerada la mayor parte del

silabario (fig. 5) . Al cabo de algunos años, la propia inercia del desciframiento gene­ró la necesidad de refinar las técnicas de transli teración y transcripción de los tex­tos jeroglificos (fig. 6) , pero una revolu­ción todavía más rotunda comenzó en 1998, cuando los epigrafi stas comenza­ron a trabajar en colaboración estrecha con los lingüistas a fin de comprender la gramática de las inscripcio nes mayas (véase recuadro).

FONETISTAS CONT~\ l\NTIFONETIST,\S EN LOS ESTCDIOS NAHL1r\S

Entre 1849 Y 1851 el estudioso francés Jo­seph Marius Alexis Aubin publicó un in­teresante libro sobre la escritura del náhuatl (cuya versión completa sería dada a cono­cer hasta 1884) donde utilizó ejemplos glo­sados de algunos manuscritos coloniales, como el Códice Vergara y los mapas Tlotzin

UNA NUEVA REVOLUCiÓN EN LA INTERPRETACiÓN DE LA ESCRITURA MAYA

El desciframiento de la escritura maya estaba tan avanzado en 1998, que los epigrafistas vieron la oportunidad de aclarar de una vez por todas cuál de todos los icliomas mayances es el que está representa­do en las inscripciones, y cómo era su gramática. Para lograr esos propósitos comenzaron a trabajar en colaboración con los lingüis­tas )' a ver a los textos jeroglíficos como fuentes directas para com­prender la historia de las lenguas mayances. En el año 2000 Stephen D. Houston,john S. Robertson )' David S. Stuart llegaron a la con­clusión de que los antiguos mayas escribían en sus signos de presti­gio que estaba emparentado con el ch'olti' de la época colonial)' con el ch'orti' moderno. Aunado a esto, desde 1998 han sido aclarados mu)' cliversos aspectos relacionados con la fonologia (estuclio de los fonemas de la lengua), la morfologia (estudio de la estructura formal de las palabras) )' la sintaxis (estuclio del orden de las palabras den­tro de las oraciones) de ese antiguo idioma registrado en los jeroglí­ficos. Gracias a ello, hoy podemos traducir con más refinamiento lo que los mayas antiguos escribieron con sus glifos. Por tomar un ejem­plo, los epigrafistas ahora saben que los mayas del Clásico contaban con un sistema de cuatro voces verbales: la voz activa (a), que re­quiere de un sujeto \. de un objeto directo,)' las voces pasiva (b), me­

cliopasi\'a (e) y antipasi\'a (d), que sólo tienen un sujeto:

82 I ARQU EOLOGíA MEXICANA

g .. --.. u

'fJ . .... -TZAK

• ------wa

a voz activa

(propuesta por Victor R. Bricker en 1986) u-TZAK-wa

utzak[alll1 'el lo conjuro'

fMTZUTZ 0 -- ---YI

voz mediopasiva (propuesta por Stephen D. HOllston, ¡hon S.

Robertson y David S. Stuart en 2000) TZUTZ-yi

tzutzluulyo tzutzlulyi 'ello se terminó'

mm- :: .. .... chu

~ 1I ...... -Ja

. - .. .. .. .. - .... -ka

b voz pasiva

(propuesta por Alfonso Laeadens en 2004) chu-ka-ja chu [hlkaj

'el fue capturado'

~• - -- --------- TUN . ,

-- --- ----wi

O --- -- -- ------ K' AL

a voz antipasiva

(propuesta por Alfonso Laeadena en 2000) K' AL-wi-TUN

k'al[aalw 'el ató-pied ra'

Page 81: 121 Arqueología del Siglo XXI+

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7. Uno de los recur­sos más comunes en los sistemas de es­critura es el de los complementos foné­ticos , que consiste en añadir un fono­grama a un logogra­ma a fin de propor­cionar una pista para leerlo correctamen­

te. Un ejemplos en nuestro sistema es el dellogograma <3>, 'tres', con un comple­mento fonético <a> (3"), para leerlo 'terce­ra' en vez de 'tres'. WINIK-ki , witnik , 'hom­bre'o'persona' .AWEWE-we.Awéwé[panj, <glosa del siglo XVI: Ahuehuepan>. a) Es­

tela 51 , Calakmul , Campeche. b) Códice Mendoza, f. 24v.

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DOSIER

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y Quinatzin. Aubin descifró alrededor de un centenar de signos y llegó a la conclu­sión de que los nahuas tuvieron una escri­tura silábica. No obsrante, la comprensión de ésta no avanzó sino hasta 1888, cuando Zelia Nuttall, inspirada en su comparación con la escrirura egipcia, propuso que los si­labogramas nahuas algunas veces podian funcionar como signos complementarios de ideogramas (logogramas), proporcio­nando una pista fonética para despejar po­sibles ambigüedades en la lectura (fig. 7).

Los desciframiento s de estos fonetistas tempranos fueron ignorados o descalifica­dos desde los mismos tiempos de Seler, re­trasando por más de un siglo la compren­sión sistemática de la escritura náhuatl. Se argumentaba, siguiendo a Valentini, que to­das las escrituras prehispánicas eran esen­cialmente ideográficas, con escaso o nulo empleo de signos fonéticos, pues sólo se llegó a reconocer el principio de rebus (fig. 8). También se decía, siguiendo a Seler, que los códices estudiados por Aubin no eran fieles representantes del sistema de escritu­ra precolombino, ya que estaban altamen­te influidos por el alfabeto europeo. A esto hay que agregar que durante los siglos XIX

y x..'é la inmensa mayoría de los estudiosos de Mesoamérica estaba muy poco familia­rizada con los sistemas de escritura de otras partes del mundo; de acuerdo con Marc U. Zender (2008), ello propició que ocasional­mente confunclieran la escrirura jeroglífica con las imágenes no verbales de los códi-

ces (pictografia narrativa), impulsando de­finiciones amplias (no fonéticas o semasio­gráficas) del término escritura. Aello podría agregarse el error opuesto en el que caye­ron unos cuantos investigadores, de pre­tender leer fonéticamente 10 que de hecho eran imágenes no verbales, de tipo icono­gráfico o pictográfico.

EL " \PRO\'CC! L \~llEl'\TO CORRl cCTO OF LOS HIE~C:RIT()S N AtTl .AS

La comprensión sistemática de la escrirura náhuatl, que no pudo ser alcanzada duran­te los tiempos de Aubin, apenas lo fue en los últimos años por el historiador español Alfonso Lacadena. Gracias a su conoci-

miento ddidioma náhuarl, a su larga expe­riencia en el desciframienlo de la escritura maya y a su habilidad para comparar siste­mas de escritura del Viejo y Nuevo Mun­do, Lacadena pudo mostrar que no hubo dos sistemas de escl"itul"a náhuatl: unu pre­hispánico de naturaleza ideográfica y otro colonial, c¡ue estaba comaminado por el fo­netismo europeo. Se trataba sólo de dos tra­diciones regionales y contemporáneas del mismo sistema de escrirura: una que rendía a escúbil" silábicamente (Tetzcoco) y otra gue prefería transliteraciones con una ma­yor proporción de logogramas (Tenochti­tlan y T latelolco). Ambas escuelas fuero n fieles a esos gustos idiosincrásicos, desde los ejemplos atestiguados más tempranos hasta la desaparición de ese sistema de es-

@ 8. Otro de los recursos escriturarios es el rebus , también llamado escri­tura de acertijos o de charada. Con­siste en jugar con el valor de lectura de un logograma, queriendo signifi­car no su sentido original o primario, sino otro sentido homófono (palabra

b

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distinta con el mismo sonido) o casi homófono, pero más dificil de representar. a) En maya, ellogograma BAH, baah, 'tuza', en un contexto donde puede significar 'asi mismo, cabeza, cuerpo, frente , imagen' o 'ser (humano)', palabras que también se decian baah. b) En náhuatl , ellogograma TZIN , tzTn[tli]. 'ano' o 'asentaderas', en un contexto donde significa un morfema diminutivo o de respeto, que se pro­nunciaba -tzin , como en el caso del topónimo AKA-TZIN , Akatzin[tit la']. <glosa del siglo XVI:

Acatzintitla>. a) Marcador del Juego de Pelota, Tikal , Guatemala. b) Códice Azcatitlan, Lám. XI.

LA INTERPRETACiÓN DE LA ESCRITURA I 83

Page 82: 121 Arqueología del Siglo XXI+

DOSIER

critura en el siglo XVII. Una prueba de que se trataba del mismo sistema puede inferir­se del simple hecho de que los jeroglíficos escritos por un tlacuilo del área de Tetzco­ca algunas veces eran glosados o leídos para los funcionarios españoles por escribas in­dígenas de Tenochtidan, pues se trataba de documentos legales. Es preciso señalar que los tlacuilos de esta última ciudad no pare­cen haber tenido díficultad para entender lo que escribieron sus colegas.

Lacadena sostiene que la escritura ná­huad era un sistema lago silábico semejan­te en funcionamiento a las escrituras japo­nesa, lineal b rnicénica, luvita jeroglífica y maya. Y en opinión de Zender (2008), es­tas afirmaciones son indiscutibles dada la cantidad abrumadora de ejemplos existen­tes. Por lo tanto, hoy sabemos que la es­critura náhuad contaba con todos los ele­mentos de cualquier sistema de escritura: un repertorio de signos, una serie de recursos

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9. El primer silabario náhuatl fue publicado por Al fonso Lacadena en 2008. En él están incluidos los signos fonéticos reconocidos por Joseph Marius Alexis Aubin (1849-1851), pero refinados con las técnicas modernas del desciframiento, ya que algunos no eran si labogramas, sino logogra-mas. Signos si lábicos nuevos han sido descifrados por Lacadena. Se trata de un silabario de tipo abierto, ya que se compone de signos que representan vocales (V) y sonidos de consonante más vocal (CV). Igual que en el caso maya, hay algunas casillas de este si labario que contienen dos o más alógrafos. Por ejemplo, hay 2 alógrafos para ka y 2 para te.

84 / ARQU EOLOGrA MEXICANA

escriturariosy ciertas reglas de composición, que funcionaban del mismo modo tanto en Tenochtidan como en Tetzcoco. El reper­torio de signos se componía de logogra­mas y silabogramas; los primeros repre­sentaban sustantivos, adjetivos o verbos en su estado más elemental, sin sufijos temáticos como -ti, -di o -ji (morfemas), mientras que los segundos eran vocales o silabogramas abiertos (fig. 9). Los recur­sos escriturarios eran el uso de comple­mentos fonéticos (fig. 7) y el principio de rebtls (fig. 8), mientras que las reglas de composición incluían la utilización de aló­grafos (figs. 5 y 9), la agrupación de los signos en bloques de signos con formato de emblema (figs. 6, 7, 8 y 10), la inexis­tencia de un orden fijo de lectura dentro delos mismos bloques (si bien favorecien­do el orden de derecha a izquierda y de abajo h acia arriba) , así como un par de convenciones de abreviación, que con­sistían en abreviar en medio (síncopa) (fig. 10d) o al final de la palabra (stl.rpemión) (fig. lOe), a\lnque ambos tipos de abrevia­rura sepuedencombinaren el mismo ejem­plo. Como afirma Zender (2008), en la es­critura náhuad se permite un mayor grado de abreviación que en la maya, y en ese ras­go se parece más a la uneal b micénica.

Dado que la propuesta de Lacadena es tan revolucionaria, quizá se enfrente al es­cepticismo de algunos académicos que no están entrenados en el estudio de la escri­tura. No obstante, es seguro que no será el blanco de oposiciones tan agresivas como las que experimentaron Aubin, Thomas y Knorozov, pues la experiencia obtenida del desciframiento de la escritura maya y de otros sistemas semejantes del mundo nos ha preparado para comprender mejor el caso de los nahuas.

CONCU.':SIONES

El desciframiento de las escrituras maya y náhuatl debió haber tenido lugar hace muchas décadas. Su rezago obedece a que la mayor parte de los estudiosos de Me­soamérica no contaba con preparación en el ámbito de la epigrafía y la teoría de la escritura (gramatología), por lo que du­rante casi un siglo se vio influida por las hipótesis ideográficas que se cultivaron al amparo de la autoridad académica de Se-

Page 83: 121 Arqueología del Siglo XXI+

10a. Logograma WEPAN, we 'pSn[(m)itl], 'viga' o 'travesaño', incluido en TLAKA-WEPAN, TlSkawe 'pan, <glosa del siglo XVI: Tlacaquépan>.

1 Ob. Substitución silábica: we-pa, we[']pa[mitl]; <glosa del sig lo XVI: huepa>.

10c. Entre las reglas de composición estuvieron las de abreviatura. Éste es un ejemplo no abrevia­do: XIKO-ko-o, Xiko[']. <glosa del siglo XVI: Xico>.

10d. Abreviatura por síncopa: xa-ko, Xa['kal]ko, <glosa del siglo XVI: Xacalco> .

10e. Abreviatura por suspensión : pi-a, Pia[stISnj: <glosa del siglo XVI: Piaztlan>.

10. Para comprobar el desciframiento de un logograma necesitamos un ejemplo donde éste se encuentre escri to silábicamente.

GLOSARIO

alógrafo: signos distintos pero con el mismo va­lor fonético.

antropónimo: nOl11br~ propio de persona. biescrito: texto redactado en dos sistemas d istin­

toS de escritura, como la fa mosa piedra de Ro­sena.

cartucho jeroglífico: caracteres encerrados en un bloque y que deben leerse en conjunto.

determinativos: signos que se utilizan para de­fin ir el sentido preciso de algunos caracteres, y que tienen valor conceptual pero no fonéti ­co; son habituales en las escritura s egipcia y china.

escritura lineal b micénica: escritura de tipo si­lábico usada en Micenas entre los siglos XV! a XI a.c., cuyo sentido era horizontal, de izquier­da a derecha.

escritura luvita jeroglifíca: escritura en una len­gua de un antiguo pueblo de Anatolia, en Asia Menor.

escrituras logosilábicas: sistemas de escritura que se basan en el uso conjunto de logogramas y signos silábicos.

fonética: es tudio de los sonidos de un idiom a, sea en su fisio logía y acústica, sea en su evo­lución hi stórica.

fonogramas: signos que representan sonídos del habla, ya sea sílabas, consonantes o vocales, )' sólo tienen valo r fonético.

fonología: estudio de los fonemas de la lengua. ideograma: jeroglífico que en la escritura de

ciertas lenguas significa una palabra o mor-

fc ma determinados, sin rep resenra r cada un a de sus síl abas o fonemas; ha sido sustituido por el tér mino logograma.

logofonético! adjetivo que significa que algo está escrito mediante logogramas )' fo nogramas,

logográfico: signo que representa una imagen. logogramas: signos que representan palabras

completas o morfemas (la unidad lingüísti ca más pequeña con significado) y tienen valo r tanto conceptual como fonético.

método estructural: análisis que se enfoca en la comparación de secuencias completas de je­roglíficos y no en signos aislados.

morfología: estudio de la estructura formal de las palabras.

principio de rebus: consiste en el uso de signos logográfi cos que representan palabras homó­fonas o casi homófonas.

semasiogramas: símbolos pictóricos no verba­les, pero convencionales y conceptuales, aun­que ajenos a la escritura (ejemplo: los iconos de las es taciones del metro de la ciudad de Mé­xico) .

silabario: conjunto de los signos silábicos de cier­tas escri turas.

silabogramas: signos silábicos. síncopa: convención que consiste en abreviar en

medio de una palabra. sintaxis: estudio del orden de las palabras den­

tro de las oraciones. suspensión: convención que consiste en abre­

viar al fi nal de una palabra.

DOSIER

ler. No es casualidad que todos los inves­tigadores que se han opuesto al paradig­ma antifonetista hayan contado con un amplio conocimiento sobre sistemas de escritura de o tras partes del mundo. Gra­cias a ellos, hoy podemos sustentar la te­sis de que los principios mediante los que operaban las escrituras maya y náhuatl, así como seguramente los otros sistemas no descifrados de Mesoamérica, eran simila­res a los de cualquier escritura del mundo antiguo. Es to es, un repertorio de signos (logogramas, fonogramas y determinati­vos), una serie de recursos escriturarios (principio de rebusy complementación fo­nética) y reglas de composición (cierto or­den de lectura, uso de variantes de signos, composición de las palabras y convencio­nes de abreviación) . No es necesario, pues, suponer que las escrituras indígenas de América constituyen un caso mi gene­ris en la hi storia universal, como tampo­co necesitamos pensar que pudieron exis ­tir sistemas de escritura en un sentido "amplio" (semasiográficas), que no se vinculaban con idioma alguno. ~!

Brik Velásquez Gu rda. D octor en hisLOria del arte por la Facul tad de Filosofia y Leu as de la UN.U !, don­de imparte asignaturas sobre a rte prchispJÍnico r epigrafía map. Investigador dd Insrinuo de Investi­gaciones Esréticas de la UNAM, especialista en arte y escritura jeroglífica maya. Forma part~ dd equipo de p ro feso res de los Maya Meetings de la U niversidad de Texas, en AustÍn .

PARA LEER MA.S

AUH IN. Joseph ~1arius Alexis, Alemonas sobre la pin/llra didáctica y /0 !Seno/uro figurativa de los antiguos mexicanos, Ser:ie Cultura Náhuatl.lvlonografías 26, Insti tu to de Investigaciones Históricas, UNAJ\I, México, 2002

AYALA FALCÓN, .Maricela, El jonetisnJo en la esm·tllra flIcrya, Cuaderno 17, lnsriruro de Im'esrigaciones Filológi­cas, Centro de Estudios .Mayas, UNA.\I, ~1éxico, 1985.

COE, Miehael 0., El descifromiento de los gliJos mayas, FCE,

México, 1995. L ACADENA GARC íA-GALLO, Alfo nso, y S0ren Wich­

mann, "Longitud vocálica y glomlización en la es­crirura jeroglífica náh uatl", Relúla Espaliola de AII­tropología Americana, vol. 38, núm. 2, 2008, pp. 121-150.

L\CADENA GARCiA-GALLO, Alfonso, Mare U. Zender y Zelia Nuttall, 5pecial Nahuatl I17ritilrg [ssue. Tbe pari JOllrtlal, vol. VIII, núm. 4, The Pre-Columbian Art Resea rch 1 nstitute, San Francisco, primavera de 2008. Vers ió n e lec tró n ica en: http://www. mesoweb.com / pari/ publica tion s / ¡ournal/ 804/ index.html

POPE, Maurice \VI. ~L , Detectit'ts delp(uado. Una histon'a del descifrallJiellto: desde los jeroglífiros egipcios a la escritllra mcrya, Colección Oberon His[Qria, 3, Editorial O be­ron, Madrid, 2003.

STUART, David 0. , Ten Pbon,tic 5y//ab/es, Research Reports on Ancient Maya \Xlriting 14, Centre for Maya Re­search, \Vashington, 1987 Versión electrónica en: htrp: / /",w",meso\Veb.com/beare/ cmr/ 14.html

LA IN TERPRETACiÓN DE LA ESCRITURA I 85

Page 84: 121 Arqueología del Siglo XXI+

Mentiras y verdades EDUARDO MATOS MOCTEZUMA

¿Un astronauta en Palenque? En 1949, e! arqueólogo Alber­to Ruz L'huillier, destacado mayista, encontró en e! inte­rior de! Templo de las Inscrip­

ciones de Palenque, Chiapas, una escalera que conducía hasta una cámara mortuoria

que contenía e! sarcófago en piedra de un soberano maya. E l sarcófago estaba cubierto por una lápida con una serie

de motivos, misma que pudo ser levantada con la ayuda de gatos mecánicos e! 27 de no­

viembre de 1952 y debajo de ella había una tapa de piedra, la que una vez removida dejó

ver los restos óseos y parte de! ajuat funetado de K'inich ]a­nahb' Pakal (603-683 d.C.),

quien gobernó Palenque has­ta su muerte. Aunque en sus

primeros informes Ruz se re­firió a la lápida como un "al­

tar", la duda quedó despejada una vez que se constató su ca­

rácter de tumba, como antes

se dijo (Ruz, 1973).

88 / ARQUEOLOGíA MEXICANA

El Templo de las Inscrip­ciones está formado por nue­

ve cuerpos superpuestos que aluden a los nueve pasos al in­framundo. La escalinata inte­rior conduce hacia e! poniente,

siguiendo e! movimiento solar. Después de un descanso, con­

tinúa hacia e! oriente, trayecto que sigue e! Sol en e! inframun­do, para llegar finalmente fren­te al acceso a la cámara mor­tuoria. En su interior, tanto e!

sarcófago como la enorme lá­pida de piedra caliza tienen una

serie de magníficos labrados que nos hablan de! pensamien­

to maya acerca de la vida y de la muerte. En e! caso del pri­mero, en sus costados norte y sur se ven las representaciones de los padres del gobernante enterrado. Diversas imágenes representan a otros ancestros, como su abuelo materno y su

bisabuela paterna, y otros más que completan ocho persona­

jes, todos asociados a plantas

frutales como nance, cacao, guayabo, zapote y aguacate (De la Garza, Bernal y Cuevas, 2012). En cuanto a la lápida,

vemos cómo la figura central muestra a un hombre joven re­costado sobre tres símbolos

importantes: una flor, un cara­col y lo que parece ser un gra­no de maíz. De ser así, los tres elementos guardarían estrecha

relación con la fertilidad y la vida. Del personaje recostado - que representa a Pakal-, sur­ge una planta cruciforme que

se eleva r sobre ella reposa un ave. A su vez, debajo del per­

sonaje tenemos un rostro des­carnado, rodeado de huesos de lo que podría ser el lugar de los

muertos, Xibalbá, según el pensamiento quiché. Precisa­mente de este lugar óseo va

emergiendo el gobernante. Toda la escena es tárodeada por una banda de glifos.

Ahora veamos la manera en

que se ha interpretado la esce­na por especialistas del mun­do maya:

Pero exisre una novena repre­

semación de un gobernante

vinculado con un árbol. Se tra­

ta de la imagen del propio

K'inich Janahb' Pakal en la lá­

pida del sarcófago, donde él

aparece recostado de espalda,

con sus joyas, faldellín y cintu­

rón; sobre su nariz hay un sím­

bolo que represema la exhala-

Alberto Ruz Lhuíllíer explorando la crípta funeraria de la tumba de K'inich Janahb' Pakal. Templo de las Inscripciones. Palenque, Chiapas. La foto fue tomada hacia 1952. FOTO: ARCHIVO DE LA MAESTAA

CELIA GUTIÉRAEZ VDA. DE RUZ

ción del pixán, que se produce

con la muerte del cuerpo. Per­

sonifica al dios Unen-K'awül

(relacionado con el maíz, ma­

teria de la que provenían los se­

res humanos, según el mito cos­

mogónico) y sale de las fauces

descarnadas de la entidad Sak

B'aak Naah Chapaat (el waf?y o

alter ego de esa deidad). En su

CaImnO ascendente desde las

profundidades delinframundo

al que ha descendido, sigue,

como el Sol, el curso quele mar­

ca un árbol cósmico axis ttltln­

di, formado con serpiente bicé­

falas, una con mandíbula de

cuemas de jade rubulares, la

otra con cuerpo flexible forma­

do por cuentas de jade, y gran­

des cabezas con mandíbulas

abiertas, de las que salen dos fi­

guras de deidades, el Dios Bu­

fón y K'awiil, númenes de los

atributos delgobernante, la dia­

dema y el cetro maniquí, res ­

pectivamente. Ambas serpien­

tes son símbolo del Dragón

Celeste, Itzamnaaj. Este árbol­

dragón-axis ttlundi conducirá al

espíritu del gobernante hasta

las alturas celestiales, donde se

posa, sobre otra cabeza de ser­

piente con mandíbula de cuen­

tas rubulares de jade. Muut It­

zamnaaj, aspecto de ave de esta

deidad suprema del panteón

maya clásico, el numen se re­

presenta con largas plumas de

quetzal, rasgos del dios K'awül

en la cabeza y, sobre ella, el sig­

no yax (agua, fertilidad, verde,

azul). Este signo se repite en la

punta del ala, e identifica a It­

zamnaaj en su aspecto antro­

pomorfo en algunas represen­

taciones de la cerámica clásica

[ ... ]10 que confirma que el pá-

Page 85: 121 Arqueología del Siglo XXI+

La lápida del sarcófago de K'inich Janahb' Pakal en una foto tomada por Merle Greene Robertson , que apareció publicada en 1983 en The Seulp­ture of Palenque, vol I : The Temple of Inscriptions. REPROGRAFiA TOMAS PÉREZ SUÁREZ

jaro serpiente es un aspecto del

dios supremo celeste. Del pico

de Muut Itzamnaaj pende un

símbolo jade-petate, "poder

precioso". El simbolismo del

descenso al mundo de los

muertos, seguido por el ascen­

so al cielo, parece mas trar la

deificación del gobernante.

El cuerpo de Pakal en esta

lápida reposa sobre el gran

mascarón del Dragón Celeste

Nocturno o Monstruo Cuatri­

partita, cuyo cuerpo, formado

por una banda astral, se extien­

de a los lados de la lápida. Así,

esta deidad, dragón bicéfalo en

sus aspectos celeste diurno y

celeste nocturno, acoge e im­

pregna de sacralidad al gober­

nante muerto, para situarlo en

el nivel de las deidades (De la

Garza, Berna! y Cuevas, 2012,

pp. 111-114).

Pero, ¿qué pasó con el astro­nauta? Como puede verse, los investigadores serios no hacen la menor alusión al tema, pero no han faltado personas pueri­les que dicen que lo que se re­presenta es la imagen de un ex-

La lápida del sarcófago de K'inich Janahb' Pakal fue dibujada por Agustin Villagra y publicada en 1951 , en Arquitectura prehispánica , p. 998 , de Ig-nacio Bernal. FOTO: TOMADA DE BEANAl. 1999. DIGITALIZACiÓN: RAreES

traterrestre que está dentro de su cápsula espacial. Se trata de personas ignorantes que, como ocurre en muchas ocasiones, niegan el poder creativo del hombre y acuden a ideas extra­vagantes e irreales sin valor científico para interpretar a su manera lo que es, simplemen­te, obra del hombre y de su pen­samiento ancestral. e:.~~

Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializa­do en arqueología. Fue director del Mu­seo del Templo Mayor, INAH. Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emé­rito dellNAII.

PARA LEER MÁS .•.

BERNA!., Ignacio, Arquitectura prebis­pánica, facsitnilar de las ediciones de 1951 y 1964, INAII, México, 1999.

DELA GARZA, Mercedes, Guillermo Bernal Romero y Manha Cuevas Garcia, Palenqlle.Lakalllha: filia presmcia ¡"morta/ del pasado indíge­l/a, Serie Ciudades, FCE/ El Cole­gio de México, México, 2012.

GREENE ROBERTSON , j\1[erle, The SCJllpture of Palel/qm, vol 1: Tbe Temple 01 1l/scriplions, Princeton University Press, Princeton, New Jersey, 1983.

RU/., Alberto, El Templo de las 1m­cripcio!1es, Palenque, iV/ éxico, Co­lección Científica, 7, INA H, Mé­xico, 1973.

MENTIRAS Y VERDADES / 89

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I Q ;t-tal: t-,: ti): I ª ;t-] NÚMERO 122

Cotnercio tnercado

Page 87: 121 Arqueología del Siglo XXI+

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