10 p. *. - domingo 16 de octubre de 1938.ufdcimages.uflib.ufl.edu/ca/03/59/90/22/00287/00303.pdf ·...

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1 10 ~íL MUNDO, SAN JUAN, P. *. - DOMINGO 16 DE OCTUBRE DE 1938. Importancia del detalle en los servicios Por EMZABETH M. BOYKIN Mirando pasar estrellas Clara Lair y Carmelina Vizcarrondo Por JOSÉ ANTONIO DAVILA t'na meslta baja en la anla en lo Ideal para loa refrenen* o de media tarde, cuando una visita Inespe- rnds pone a prueba ana condicione* de anfltriona. No cuesta mucho y usted queda bien. He aquf una meaa preparada para e| refrearo en mitad de la tarde de estío. Con juro de frutas puede t'd. preparar un liquido delicioso. Unos emparedados de queso y sus amigos quedarán complacidos. Muchas veces es un detalle de buen gusto el que obtiene para una dueña de casa un recuerdo impere- cedero por parte de sus huéspedes. Cualquier detalle que en una oca- sión puede ser una bandeja boni- ta y en otra una servilleta llama- tiva. A primera vista acaso el aser- to parezca raro, pero es. incuestio- nablemente, exacto. Yo nunca olvidaré una tarde que pasé en Viena. haré algunos años. Habla ido a una pequeña población muy cercana a la capital de Aus- tria a visitar a unos amigos que mi madre habla conocido tiempo atrás, citando estudiaba arte, se tra- taba de una casa modesta, pero que estaba situada en mitad de un jar- din florido, verdadero remanso de paz. Y la familia de la artista ami- ga comprendía a su padre, su ma- dre y su hija. Durante |q tarde, un par de ami- gos de ellos vinieron de visita y todos nos sentamos en el portal, al- rededor de una gran mesa, con una gran cafetera entre nosotros y el indispensable "rhlag" 'la crema sin la cual una mesa vienesa no es una mesa). Aquella tarde ha quedado prendida a mi recuerdo para ya no olvidarla nunca. Y lo que más at- mósfera |e dio a mi entender a la celebración, al "party" improvisado, i Continúa en la pág. 12 col. 2) Una finlandesa es este año "La más bella mujer de Europa" Una "Señorita Comunista"' expone en New York los proce- dimientos de belleza que la llevaron a conquistar su título La señorita Slrka Salonen, de Finlandia, que ganó la mejor de laa ha- tallas a que puede aspirar el Viejo Mundo: el titulo de Miss Ruropa, tras reñida oposición por parte de laa candldataa de otros países. NUEVA YORK. (Editora Press). De entre todos los concursos de belleza que ae celebran en el mun- jfio, uno de los que más se destaca por BUS características de seriedad y buena organización, es el de Miss Europa, en el que intervienen re- presentantes de la belleza de todos o casi todos los países del viejo he- misferio. En la época determinada para el certamen, laa provincias de cada país eligen una reina que, a su ves, toman parte en el concurso nacio- nal. La triunfadora es también la escogida para acudir a la población donde se celebra la eleeción de Miss Europa, que cada ano se realiza en une melón distinta. Asi en al ano 1033 la elección tuvo lugar en Ma- drid; y en ella fué seleccionada una rusa, mientras que al afto si- guiente el concurso se realizó en Inglaterra y fué escogida una espa- ñola. El jurado que realiza la elec- ción de la reina es de carácter In- ternacional y está Integrado por personas altamente capacitadas pa- ra juzgar sobre los mérjjos más o menos velados de las concursantes. La elección de Miss Europa sirve para la realización de fiestas sun- tuosas de carácter social y munda- no y de Inusitado esplendor. Asi la elección de Miss Rusia en Madrid dio pretexto para muy vistosos fes- tejos, incluyendo una gran corrida da toros en la que se desenterraron métodos y procedimientos taurinos a la vieja usanaa. Las misses. antes de la elección final, fueron llevadas en*calesa a la plaza y paseadas por el ruedo entre las explosiones de entusiasmo del público. Este ano, en los momentoc en que sobre el viejo mundo se cierne el fantasma terrihle de la guerra, la elección de Miss Europa se llevó a cabo en Copenhague, capital de Di- namarca. Y la elección recayó en Miss Slrka Salonen, natural de Finlandia. Entre las misses que este año se destacaron en el concurso por su extraordinaria belleza, figuraban las representantes de Noruega, Es- paña, Hungría. Bélgica. Greda, Sui- za, Yugoeslavia, Finlandia, Francia y Rusia. Mientras tanto, en los Estados Unidos se siguen celebrando innu- merables certámenes de belleza. Uno de los últimos ha tenido por objeto elegir a la belleza "comunis- la" de Nueva York. Y la vencedora ha sido una muchacha de 16 años, Etta Jaye, hija de padres rusos na- cida en Bélgica cuando viajaban ha- cia los Estados Unidos. Entre los secretos de belleza re- velados por la triunfadora se cuen- ta el de lavarse la cara "con cual- quier jabón que pueda encontrar en sv casa". También ha manifestado que el creyón de labios lo compra en el "Cinco y diez", le cuesta diez centavos y le dura varios meses. Respecto al amor, ha manifesta- do: "No comprendo del todo lo que e* el amor, pero puedo afirmar que he tenido tres novios en los últimos seis meses, y a los tres los he hecho afiliarse a la Liga Juvenil Comunis- ta". Una de las figuras femeninas his- tóricas que más admira la nueva reina.-es la de "La Pasionaria", la conocida líder extremista española. También siente admiración por Juana de Arco. La comparación —esa valiosa mu- letilla de la ciencia— puede ser en el arte bastante indiscreta. Alguien ha dicho que "las comparaciones son odiosas"; y lo son más que nunca, cuando las acoge el prejuicio para discernir de entre sus meao-tlntas, ideas que nunca se pensaron, co- sas que jamás se quisieron decir. Se nos ocurre todo esto conmoví- dos ante el violento contraste que presentan dos de nuestras poetisas contemporáneas; y decimos con- traste, porque es a ello y no a la comparación, a lo que sus obras nos provocan, cuando leyendo la poesía de Clara Lair, pensamos en la poesía de Carmelina Vizcarrondo, y vice-versa. No sabemos de otra incidencia dentro de las letras nativas, que me- jor ilustre cómo, en el arte, de na- da valen esos denominadores comu- nes que se llaman Cultura, Raza, Sexo. Época, Religión, etc., para de- terminar el último contorno artís- tico que toma el Individuo: y de nada valen, porque ahí está el tem- peramento para dar al traste con los atributos tenidos en común, y hacer que el diseño definitivo de la cualidad poética, sea todo lo impre- decible que es. He aquí dos mujeres nacidas en la misma tierra, sujetas al mismo influjo ambiental, nutridas por la savia de la misma cultura, recor- tadas contra el foro de la misma generación, ceñidas a las mismas providencias sociales y sensibles a la misma Incongruencia política: ambas, hondamente puertorriqueñas, ambas refinadas, educadas, artistas; y amhas tan distintas, que sus ohras son Incomparables entre si. No es porque tengan intereses disimiles, pues que cuando escriben sobre el mismo tema siguen siendo tan dife- rentes cuanto es posible serlo. Carmelina es la más objetiva y la más cerebrada: por eso es más fiel al ambiente y a la vida. Es elln cuerda que vibra en las manos de todo lo creado. Clara es la más sub- jetiva, más sentida, más hondamen- te pasiva; por eso es más fiel a si misma. Aquella habla, pregunta. des ( - crihe. pinta; esta sugiere, insinúa, monologa, casi recrimina y lejana- mente desafia. Clara es la "prima" plateada en el cordaje del amor. Siendo Carmelina más objetiva es por ello mult i valvular, para poder coincidir con el vivir pluralizado que la rodea; para recoger en cada una de sus muchas facetas perso- nales, cada uno de los mychos co- lores de la época que le pasa por el lado. Es esta su virtud y es tam- bién su defecto. Virtud, porque la hace más viva y multiplicada en la emoción y en la idea. Su defecto, porque la lleva a veces a escoger un tema inhóspito a su naturaleza, en el cual no luce ella bien —el negroide, verbigracia— haciendo de su verso algo a.si como un templo gótico chn ventanal morisco. Otro tanto puede decirse del subjetivis- mo de Clara: es ella especialista en una psicología exclusivamente individual, y por ende, resulta su- perior al describir la odisea de su espíritu melancólico; pero por lo mismo que es especialista y honda y capaz, también lo es más limita- da, más circunscrita, más incom- pleta en todo lo otro que puede ser la vida. Carmelina es pródiga en el mati- zado de la frase y agresiva en el co- lorido del fondo: el resultado es vivido, polfcromo, vibrante. Clara usa la penumbra: sus tonos son los grises y los claroscuros, los ama- rantos y los cárdenos. El efecto es uno de sosiego patricio y triste- za contenida: como el del estanque sereno con sus limos y sus lotos y su duermevela de sombras. La, filo- sofía de Carmelina es alerta, an- cha, piadosa, analítica; incompleta en su longitud, porque aún no ha terminado de vivir; inexacta, por- que es negligentemente cerebrada para que no deje de ser poética. La filosofía de Clara es brumosa, melancólica, casi amarga: incomple- ta en su latitud, porque sólo le In- teresa el amor y el desamor; intui- tiva, y por lo tanto errátil; pero femenina, y por lo tanto, final. Com- prende Clara que sabe sentir, y sien- te. Sabe Carmelina que es capaz de pensar, y piensa. El vocabulario de Carmelina no es muy rico: pero parece serlo por lo hábilmente manejado que es y por el color que tiene. Y es que con las palabras, como con los co- lores, no hay menester de muchas cuando se saben usar las que se tienen. Y su adjetivo es dinámico, exacto, audaz y se vale mucho del tinte pujante y de la temperatura. Ni es rico el vocabulario de Clara: no es refinado, ni aún exquisito, si- no sencillo y transparente; pero pa- rece ser todo aquello porque toma el visillo de exquisitez que la idea le presta. Clara piensa y siente con tanta elegancia que es parte de su naturaleza expresarse elegante- mente. La emoción de Clara es sosegada —pero no resignada— apacible, re- miniscente: su coraje es linajudo y no alborota; ha sentido y vivido la vida y la está recordando. La de Carmelina es ebullente, motriz, mul- tifacetada, dinámica: está pensan- do en, y viviendo la vida, y no ha tenido tiempo de recordarla. El verso de Carmelina es un ge- nieclllo inquieto y preguntón, cu- rioso y "entrometido": averigua, me- dita, declama, dogmatiza. Su téc- nica es insegura, su azote incon- fundible y difícil de olvidar. A ve- ces no es sencillo por lo mucho que trata de serlo y puede aparecer cui- dadosamente descuidado. Conoce ella lo suficiente de la técnica del ver- so para saber no usarla, y aunque es el suyo un verso más ágil que el de Clara, Jamás logra ser tan ele- gantemente incorrecto como éste. El de Clara es verso hembra: no co- nocemos un verso más ñu mujer en la lista prolongada de poetisas his- panoamericanas. Es una jovenzuela elegante y un poquitln consentida, pero hondamente herida por la zar- pa del vivir, recortando su lángui- da exquisitez contra la penumbra de un salón lujoso. No habla: susu- rra, medita, monologa el pasado con una cara triste por donde cruzan sombras taciturnas. De vez en vez, en un gesto preciosamente inútil "echa cascos y coz" que apagan la gruesa alfombra de Baluchistán.. A veces casi logra traicionar su tris- teza con el ligero tinte de "sevoir- faire" que le tiñe el decir en el re- cuerdo de alguna exquisita indiscre- ción; pero torna a ponerse triste y acaba por enjugarse el llanto con el trapito chispeante de su filoso- fía de mujer fina. Su técnica no es descuidada, es sencillamente Imper- fecta porque es inconsciente: la poe- tisa no necesita de ella lo suficien- te para tener que depender de ella. La idea sale de las oquedades inte- riores versificada ya; su belleza es de cuño tan legitimo, que se hace poesía sin beneficio de la poética. Su alejandrino se quiebra a ratos, p/»ro se quiebra "por el centro" y nunca se deforma con el jadeo reza- gado del verso con exceso silábico; la emoción sale hinchada y rompe el empañetado, pero como los mo- saicos jamás se desprenden, la idea siempre se salva. Tal vez en esta dirección es que yace la tan desea- da liberación de esa monotonía que tiene lo impecable y lo ebene. Amhas poetisas, cada una a su manera, abundan en excelencias ad- mirables en estos dias tan magros en excelencias. Ambas tienen sus de- fectos; pero también los tiene el poema del Universo, con todo y ser su autor uno de los poetas más pa- sajeritos que conocemos. Bayamón. Otoño, la - ». CONFIDENCIAS Y LENITIVOS SENTIMENTALES ¿Por qué la gente no actúa en su propia casa como se comporta en otras? Por KATHLEEN NORRIS ~ Eatoa mismos padrea estarán sorprendidos en exceso cuando au hijo Benjamín toma un empleo en otra du- dad o au hija María decide Irse a vivir con variaa compañeras de la oficina en que trabaja . Conocimientos útiles El histerismo no es un mal sin importancia, como ae presume. Tomar con ligereza esta dolencia es como permitir su desarrollo, ya que sigue periodos de progresión hasta afectar gravemente y poner en peligro la salud física y mental. Los baños turcos constituyen una de las prácticas higiénicas cu- rativaa más recomendables. Pre- vienen numerosas enfermedades. Los que no puedan tomarlos, los sustituirán por los henos calientes a 38 grados, una vez por semana, hasta llegar a la traspiración, ter- minando luego con el agua enfria- da a 35 grados. Cuando se ocupe usted de me- jorar su alimentaeión, no olvide el maiz: el cereal de América, rico y nutritivo, con el cual pueden prepararse más de 100 platos di- ferentes. * Las más pequeñas heridas des- cuidadas son puertas abiertas a las infecciones más peligrosas. , La limpieza de las almohadas de plumas suele preocupar a muchas amas de casa. A veces también se toman un trabajo supérfluo o en- gorroso sin por esto obtener me- jores resultados, con le agravante de que se pierde bastante plumv Para que la limpieza sea eficaz se sumerge en un recipiente de agua jabonosa ia almohada, moviéndo- la de arriba a abajo. Conviene que ei agua sea templada. Después de enjuagar la almohada, tratan- do siempre de que sea a la misma temperatura, cuélguesela a secar en un lugar donde sople un vien- to suave. El viento secará las plu- mas rápidamente, haciendo que és- tas recobren su primitivo aspecto. Sin embargo, si el forro está muy manchado, es preferible quitar las plumas y lavarlo separadamente, porque si se frota mucho el forro las plumas pueden quebrarse fá- cilmente, lo que irá en perjuicio do la prenda. * En el arreglo del hogar se intro- ducen constantemente nuevas va- riantes, aumentando las posibili- dades de obtener combinaciones da gran efecto. Asi, para hacer juego con los divanes y sofáa bajitos, te han ida- Ensalada de pollo Ingredientes: 1 libra de papas. 1 pollo grande (5 ó 6 tibts '. 1 lata de petit-pois. 6 huevos. 1 pomo de pepinillos dulces. 2 cucharada» de mostaza. 1 lata de espárragos. 1 repollo de lechuga bien tierno. 4 huevos para la mayonesa. Aceite y vinagre. Se cortan en pedantos bien chi- quitos ¡as papas, después de cri- das. El pollo después d e cocinado también, se pasa por la maquinita junto con los seis huevos cocidos, parte de los pepinillos y media la- ta de espárragos. El repollo de la lechuga, bien la- vado previamente, se corta en ti- ritas finas. Se forma una mesa con todo lo anterior, añadiéndole la mostaza y la mitad de la lata de petit-pois. Si se desea se- puede servir en una fuente o en platillos indivi- duales. Por último se le vierte la ma- yonesa y se adorna con pe»it-pois, espárragos y pepinillos. El caldo obtenido por la cocción del pollo puede emplearse en :a confección de una sopa de menu- dos. ado unas mesas para sala, bajisi- mas, con pies muy anchos y gran- des de madera, reminiscencia de estilos antiguos. Con el marco de una alfombra de tono oscuro, es- tas mesas lustradas en color claro quedan preciosas, no necesitando más adorno que un jarrón gran- de con profusión de flores. Las repisitas que parecían des- terradas de los interiores moder- nos vuelven poco a poco aún e.n los departamentos de lineas casi futuristas. Se las ve hechas de mármol o madera, sostenidas por hierros labrados, con un pequeño florerito y casi siempre ubicadas dejabo de una miniatura o cuadro de reducidas dimensiones, - llenan- do una misión decorativa acerta- da. / Nada puede ayudar mejor a la felicidad de un hogar que la exac- ta comprensión da la importancia que tienen las maneras y humores de Ja gente que vive en torno nuestro. Una casa «legre en la noche significa reposo, felicidad,, buen sueño. Pero eso de temer el regreso a casa, o llegar nerviosos con el miedo de que la mamá es- tará en uno de susu modos o nos va criticar otra vez. es perder to- do el encanto que le hogar debe tener. Un padre poco razonable, o una madre débil o desgraciada son cor. frecuencia la causa de que los hi- jos pronto abandonen el hogar. Es- te mismo padre y madre estarán sorprendidos cuando Benjamín to- ma un empleo en otra ciudad o cuando María decide irse a vivir con varias compañeras de la ofici- na en que trabaja. Desprecian es- tos nuevos sistemas que dan a ¡os hijos el derecho de marcharse de casa apenas se les ha criado y edu- cado. ¿"Qué le pasa a una mucha pregunta indignada una madre— que deja su cesa con su padre. »n madre, un hermanilo y su abuela para ir a poner casa con dos com- pañeras de su oficina?" Algo le pasa, pero por lo gene- ral, la culpa viena del padre, ,1e la madre, del hermanito o de ;a abuela. Las malas maneras de al- guien de la casa, su injusticia, su mal humor, su, despotismo o su egoismo están destruyendo ese ho- gar y la muchacha se marcha, porque la inquieutd y desagrado continuos, más el trabajo de su ofi- cina, son demasiado pera ella. Me escribe Elena: "Mi padr» que es un buen hombre y nos ado- ra a mi y a tomas, nos regala a la comida con su critica de la ge- neración que se levanta, nos no* le$ta e irrita todos los dias. AI desayuno está de buen humor pero llega de la oficina con mal humor y a nosotros nos toca soportarlo. Mi padre me habla, mal de José, con quién mantengo una algo más que amistad, y condena la música moderna que nos gusta, el auto- móvil, el lipstick. la manera co- mo bailamos, el cine y e T'nigbt club". Una noche que estaba muy arreglada para salir con mi pr a - tendiente, me dijo que si estarla .yo tan contento después de varias a él y lavando los pañales de mis hijos. "Nuestra madre se limita a de- cirnos: bueno ya saben como es vuestro padre". Le ha tenido siempre miedo y casi defiende su derecho sagrado a ser lo más des- agradable que puede con nosotros. Mi hermano cree que tendrá que irse pronto de casa. ¿Qué cree Ud. que puede hacerse? No hay mucho que yo pueda ha- cer; pero papá y mamá deben ha- cer algo y pronto no quieren sus hijos. Mamá debe hablar cla- perder para siempre el afecto de ro con papá y si es necesario de- cirle que comiera en adelante só- lo mientras ella hará con sua hi- jos una mesa elgre. Y debe de- cirle a papá lo molesto que se ha- ce: hacerle comprender lo ridi- culo de sus criticas. Como que su hija se verla hoy ten extraña sin lipstick como su abuela se hubie- ra visto en su tiempo sin él. Otra mucha me escribe en tér- minos parecidos. Elisa vive con sus padres, una abuela y tres htr- manitos menores. Ella tiene 19 años. "El de la abuela tiene que estar caliente y mientras lo caliento se le han enfriado las tos- tadas, escribe. Mi madre me pide que le vuelva a calentar el y cuando voy e hacerlo, mi abuela añade "y tráigame otras tostadas también." "Por el amor de Dios, contesta a ese teléfono gruñe mi padre"; "y dile al muchacho que llame a otras horas". "Pásale la leche a Pepito, dice mi madre, y vete a buscarme una toalla". "Puedo en verdad afirmas que jamás tengo quince minutos con- tinuo.» de tranquilidad en casa. Tu- vimos mejores medios antes; mi madre trahajaha a matarse, pero hay mucho que hacer en casa. Pe- ro ¿no serla posible que la gente que vive Junte Juntará también sus esfuerzos para hacer más agra- dable la vida común? ¿Por qué no se alegra alguna vez le conversa- ción y no nos hablamos siempre con afecto? ¿Por qué discusio- nes interesantes, juegos etc., en vei de estos silencios agresivos y miradas turvas y criticas mutua.»? Estas son dos cartas que deben hacer meditar a todos los padres y madres. —— -^ - ———— LA ULTIMA MODA Por Vivienne MONDET Con pimienta Por Diógenes El amor de un hombre o por si mismo es el único que siempre crece. Luden Lelong preaenta este bonito modelo de vestido de noche, con- feccionado en muaelina blanca con un "echarpe" de muselina azul me- dianoche aujeta en loa hombros por grandes anillos dorados. I'n clnturón formado de loa miamos anillos aepara al vestido en dos partea, PARÍS, octubre.— Puede decirse mujer afecto Lo mejor que podrían hacer mu- chos de los jóvenes que regresan de ahora de la Universidad es in- gresar en la escuela. Los hombres están en lados muy opuestos cuando se discuten cues- tiones de finanzas y dinero. Pero la mayoría está al lado afuera. No juzgues al sacerdote por lo largo del sermón que predica. Por lo general, la gente no se arrepiente de haber obrado mal ti- no de haber obrado mal infructuo- samente. que, por regla general, los modelos que lucen las parisienses elegan- tes a comienzo del invierno presen- te se caracterizan por la sencillez de sus lineas, aunque los modistos den mayor atención a los detalles del corte. Lucien Lelong, por ejemplo, cu- yos dictados dan a menudo la pau- la para lo que habrá de llevarse en breve, mantiene las lineas de sus modelos dentro del marco de simplicidad que ha sido la nota dominante últimamente. Empero, si bien las siluetas acusan esa sen- cillez,, el corte, por au parte, per- mite introducir detalles que contri- buyen e dar al conjunto unV aire alto y delgado. En cuanto a las pieles que fte lle- varán cuando los fría» se hagan más intensos, cabe destacar que provendrán en tu mayoría de Us regiones á/tic&s. La piel de reno, por ejemplo, se utiliza en algunas creaciones muy novedosas: una de ellas consiste de un vestido ajusta- do al cuerpo, confeccionado en ese material, con un "Jersey" o trico- ta del mismo tono que se lleva den- tro de la falda en la cintura. La chaqueta, de estilo esquimal, es Je lana de oveja mongol, y la toca es de piel. En lugar de botones se empica mucho ahora una especie de broche, hecho de colas ale zorro, para las chaquetas que tienen bolsillos de plastrón. La falda corta y acampanada, cortada en lineas circulares, se va poniendo de gran moda en los mo- delos de este invierno. Los mode- los para el deporte siguen el molde serio clásico. En su mayoría son trajes sastre, con capas o chaque- tas de tres cuartos. Sus colores son generalmente de un solo to- no, amenizado a veces con rayas de tonos que hacen juego con el conjunto. Vestidos de calle Los vestidos de cali* llevan mu- cho adorno, como Inserciones con fondo de encaje, pinados y drape- ados. El blanco sa usa bastante, y ,2" í? n .? ^0, Mt ««P*dos no han (Continua en la pág. 12 col. 1) 4*

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1 10 ~íL MUNDO, SAN JUAN, P. *. - DOMINGO 16 DE OCTUBRE DE 1938.

Importancia del detalle en los servicios Por EMZABETH M. BOYKIN

Mirando pasar estrellas

Clara Lair y Carmelina Vizcarrondo Por JOSÉ ANTONIO DAVILA

t'na meslta baja en la anla en lo Ideal para loa refrenen* o té de media tarde, cuando una visita Inespe- rnds pone a prueba ana condicione* de anfltriona. No cuesta mucho y usted queda bien.

He aquf una meaa preparada para e| refrearo en mitad de la tarde de estío. Con juro de frutas puede t'd. preparar un liquido delicioso. Unos emparedados de queso y sus amigos quedarán complacidos.

Muchas veces es un detalle de buen gusto el que obtiene para una dueña de casa un recuerdo impere- cedero por parte de sus huéspedes. Cualquier detalle que en una oca- sión puede ser una bandeja boni- ta y en otra una servilleta llama- tiva. A primera vista acaso el aser- to parezca raro, pero es. incuestio- nablemente, exacto.

Yo nunca olvidaré una tarde que pasé en Viena. haré algunos años.

Habla ido a una pequeña población muy cercana a la capital de Aus- tria a visitar a unos amigos que mi madre habla conocido tiempo atrás, citando estudiaba arte, se tra- taba de una casa modesta, pero que estaba situada en mitad de un jar- din florido, verdadero remanso de paz. Y la familia de la artista ami- ga comprendía a su padre, su ma- dre y su hija.

Durante |q tarde, un par de ami-

gos de ellos vinieron de visita y todos nos sentamos en el portal, al- rededor de una gran mesa, con una gran cafetera entre nosotros y el indispensable "rhlag" 'la crema sin la cual una mesa vienesa no es una mesa). Aquella tarde ha quedado prendida a mi recuerdo para ya no olvidarla nunca. Y lo que más at- mósfera |e dio a mi entender a la celebración, al "party" improvisado,

i Continúa en la pág. 12 col. 2)

Una finlandesa es este año "La más bella mujer de Europa" Una "Señorita Comunista"' expone en New York los proce- dimientos de belleza que la llevaron a conquistar su título

La señorita Slrka Salonen, de Finlandia, que ganó la mejor de laa ha- tallas a que puede aspirar el Viejo Mundo: el titulo de Miss Ruropa,

tras reñida oposición por parte de laa candldataa de otros países.

NUEVA YORK. (Editora Press). — De entre todos los concursos de belleza que ae celebran en el mun-

jfio, uno de los que más se destaca por BUS características de seriedad y buena organización, es el de Miss Europa, en el que intervienen re- presentantes de la belleza de todos o casi todos los países del viejo he- misferio.

En la época determinada para el certamen, laa provincias de cada país eligen una reina que, a su ves, toman parte en el concurso nacio- nal. La triunfadora es también la escogida para acudir a la población donde se celebra la eleeción de Miss Europa, que cada ano se realiza en une melón distinta. Asi en al ano

1033 la elección tuvo lugar en Ma- drid; y en ella fué seleccionada una rusa, mientras que al afto si- guiente el concurso se realizó en Inglaterra y fué escogida una espa- ñola. El jurado que realiza la elec- ción de la reina es de carácter In- ternacional y está Integrado por personas altamente capacitadas pa- ra juzgar sobre los mérjjos más o menos velados de las concursantes.

La elección de Miss Europa sirve para la realización de fiestas sun- tuosas de carácter social y munda- no y de Inusitado esplendor. Asi la elección de Miss Rusia en Madrid dio pretexto para muy vistosos fes- tejos, incluyendo una gran corrida da toros en la que se desenterraron

métodos y procedimientos taurinos a la vieja usanaa. Las misses. antes de la elección final, fueron llevadas en*calesa a la plaza y paseadas por el ruedo entre las explosiones de entusiasmo del público.

Este ano, en los momentoc en que sobre el viejo mundo se cierne el fantasma terrihle de la guerra, la elección de Miss Europa se llevó a cabo en Copenhague, capital de Di- namarca. Y la elección recayó en Miss Slrka Salonen, natural de Finlandia.

Entre las misses que este año se destacaron en el concurso por su extraordinaria belleza, figuraban las representantes de Noruega, Es- paña, Hungría. Bélgica. Greda, Sui- za, Yugoeslavia, Finlandia, Francia y Rusia.

Mientras tanto, en los Estados Unidos se siguen celebrando innu- merables certámenes de belleza. Uno de los últimos ha tenido por objeto elegir a la belleza "comunis- la" de Nueva York. Y la vencedora ha sido una muchacha de 16 años, Etta Jaye, hija de padres rusos na- cida en Bélgica cuando viajaban ha- cia los Estados Unidos.

Entre los secretos de belleza re- velados por la triunfadora se cuen- ta el de lavarse la cara "con cual- quier jabón que pueda encontrar en sv casa". También ha manifestado que el creyón de labios lo compra en el "Cinco y diez", le cuesta diez centavos y le dura varios meses.

Respecto al amor, ha manifesta- do: "No comprendo del todo lo que e* el amor, pero puedo afirmar que he tenido tres novios en los últimos seis meses, y a los tres los he hecho afiliarse a la Liga Juvenil Comunis- ta".

Una de las figuras femeninas his- tóricas que más admira la nueva reina.-es la de "La Pasionaria", la conocida líder extremista española. También siente admiración por Juana de Arco.

La comparación —esa valiosa mu- letilla de la ciencia— puede ser en el arte bastante indiscreta. Alguien ha dicho que "las comparaciones son odiosas"; y lo son más que nunca, cuando las acoge el prejuicio para discernir de entre sus meao-tlntas, ideas que nunca se pensaron, co- sas que jamás se quisieron decir.

Se nos ocurre todo esto conmoví- dos ante el violento contraste que presentan dos de nuestras poetisas contemporáneas; y decimos con- traste, porque es a ello y no a la comparación, a lo que sus obras nos provocan, cuando leyendo la poesía de Clara Lair, pensamos en la poesía de Carmelina Vizcarrondo, y vice-versa.

No sabemos de otra incidencia dentro de las letras nativas, que me- jor ilustre cómo, en el arte, de na- da valen esos denominadores comu- nes que se llaman Cultura, Raza, Sexo. Época, Religión, etc., para de- terminar el último contorno artís- tico que toma el Individuo: y de nada valen, porque ahí está el tem- peramento para dar al traste con los atributos tenidos en común, y hacer que el diseño definitivo de la cualidad poética, sea todo lo impre- decible que es.

He aquí dos mujeres nacidas en la misma tierra, sujetas al mismo influjo ambiental, nutridas por la savia de la misma cultura, recor- tadas contra el foro de la misma generación, ceñidas a las mismas providencias sociales y sensibles a la misma Incongruencia política: ambas, hondamente puertorriqueñas, ambas refinadas, educadas, artistas; y amhas tan distintas, que sus ohras son Incomparables entre si. No es porque tengan intereses disimiles, pues que cuando escriben sobre el mismo tema siguen siendo tan dife- rentes cuanto es posible serlo.

Carmelina es la más objetiva y la más cerebrada: por eso es más fiel al ambiente y a la vida. Es elln cuerda que vibra en las manos de todo lo creado. Clara es la más sub- jetiva, más sentida, más hondamen- te pasiva; por eso es más fiel a si misma. Aquella habla, pregunta. des(- crihe. pinta; esta sugiere, insinúa, monologa, casi recrimina y lejana- mente desafia. Clara es la "prima" plateada en el cordaje del amor.

Siendo Carmelina más objetiva es por ello mult i valvular, para poder coincidir con el vivir pluralizado que la rodea; para recoger en cada una de sus muchas facetas perso- nales, cada uno de los mychos co- lores de la época que le pasa por el lado. Es esta su virtud y es tam- bién su defecto. Virtud, porque la hace más viva y multiplicada en la emoción y en la idea. Su defecto, porque la lleva a veces a escoger un tema inhóspito a su naturaleza, en el cual no luce ella bien —el negroide, verbigracia— haciendo de su verso algo a.si como un templo gótico chn ventanal morisco. Otro tanto puede decirse del subjetivis- mo de Clara: es ella especialista en una psicología exclusivamente individual, y por ende, resulta su- perior al describir la odisea de su espíritu melancólico; pero por lo mismo que es especialista y honda y capaz, también lo es más limita- da, más circunscrita, más incom- pleta en todo lo otro que puede ser la vida.

Carmelina es pródiga en el mati- zado de la frase y agresiva en el co- lorido del fondo: el resultado es vivido, polfcromo, vibrante. Clara usa la penumbra: sus tonos son los grises y los claroscuros, los ama- rantos y los cárdenos. El efecto es uno de sosiego patricio y triste- za contenida: como el del estanque sereno con sus limos y sus lotos y su duermevela de sombras. La, filo- sofía de Carmelina es alerta, an- cha, piadosa, analítica; incompleta en su longitud, porque aún no ha terminado de vivir; inexacta, por- que es negligentemente cerebrada

para que no deje de ser poética. La filosofía de Clara es brumosa, melancólica, casi amarga: incomple- ta en su latitud, porque sólo le In- teresa el amor y el desamor; intui- tiva, y por lo tanto errátil; pero femenina, y por lo tanto, final. Com- prende Clara que sabe sentir, y sien- te. Sabe Carmelina que es capaz de pensar, y piensa.

El vocabulario de Carmelina no es muy rico: pero parece serlo por lo hábilmente manejado que es y por el color que tiene. Y es que con las palabras, como con los co- lores, no hay menester de muchas cuando se saben usar las que se tienen. Y su adjetivo es dinámico, exacto, audaz y se vale mucho del tinte pujante y de la temperatura. Ni es rico el vocabulario de Clara: no es refinado, ni aún exquisito, si- no sencillo y transparente; pero pa- rece ser todo aquello porque toma el visillo de exquisitez que la idea le presta. Clara piensa y siente con tanta elegancia que es parte de su naturaleza expresarse elegante- mente.

La emoción de Clara es sosegada —pero no resignada— apacible, re- miniscente: su coraje es linajudo y no alborota; ha sentido y vivido la vida y la está recordando. La de Carmelina es ebullente, motriz, mul- tifacetada, dinámica: está pensan- do en, y viviendo la vida, y no ha tenido tiempo de recordarla.

El verso de Carmelina es un ge- nieclllo inquieto y preguntón, cu- rioso y "entrometido": averigua, me- dita, declama, dogmatiza. Su téc- nica es insegura, su azote incon- fundible y difícil de olvidar. A ve- ces no es sencillo por lo mucho que trata de serlo y puede aparecer cui- dadosamente descuidado. Conoce ella lo suficiente de la técnica del ver- so para saber no usarla, y aunque es el suyo un verso más ágil que el de Clara, Jamás logra ser tan ele- gantemente incorrecto como éste. El de Clara es verso hembra: no co- nocemos un verso más ñu mujer en la lista prolongada de poetisas his- panoamericanas. Es una jovenzuela elegante y un poquitln consentida, pero hondamente herida por la zar- pa del vivir, recortando su lángui- da exquisitez contra la penumbra de un salón lujoso. No habla: susu- rra, medita, monologa el pasado con una cara triste por donde cruzan sombras taciturnas. De vez en vez, en un gesto preciosamente inútil "echa cascos y coz" que apagan la gruesa alfombra de Baluchistán.. A veces casi logra traicionar su tris- teza con el ligero tinte de "sevoir- faire" que le tiñe el decir en el re- cuerdo de alguna exquisita indiscre- ción; pero torna a ponerse triste y acaba por enjugarse el llanto con el trapito chispeante de su filoso- fía de mujer fina. Su técnica no es descuidada, es sencillamente Imper- fecta porque es inconsciente: la poe- tisa no necesita de ella lo suficien- te para tener que depender de ella. La idea sale de las oquedades inte- riores versificada ya; su belleza es de cuño tan legitimo, que se hace poesía sin beneficio de la poética. Su alejandrino se quiebra a ratos, p/»ro se quiebra "por el centro" y nunca se deforma con el jadeo reza- gado del verso con exceso silábico; la emoción sale hinchada y rompe el empañetado, pero como los mo- saicos jamás se desprenden, la idea siempre se salva. Tal vez sí en esta dirección es que yace la tan desea- da liberación de esa monotonía que tiene lo impecable y lo ebene.

Amhas poetisas, cada una a su manera, abundan en excelencias ad- mirables en estos dias tan magros en excelencias. Ambas tienen sus de- fectos; pero también los tiene el poema del Universo, con todo y ser su autor uno de los poetas más pa- sajeritos que conocemos. Bayamón. Otoño, la-».

CONFIDENCIAS Y LENITIVOS SENTIMENTALES

¿Por qué la gente no actúa en su propia casa como se comporta en otras? Por KATHLEEN NORRIS ~

Eatoa mismos padrea estarán sorprendidos en exceso cuando au hijo Benjamín toma un empleo en otra du- dad o au hija María decide Irse a vivir con variaa compañeras de la oficina en que trabaja .

Conocimientos útiles El histerismo no es un mal sin

importancia, como ae presume. Tomar con ligereza esta dolencia es como permitir su desarrollo, ya que sigue periodos de progresión hasta afectar gravemente y poner en peligro la salud física y mental.

• • • Los baños turcos constituyen

una de las prácticas higiénicas cu- rativaa más recomendables. Pre- vienen numerosas enfermedades. Los que no puedan tomarlos, los sustituirán por los henos calientes a 38 grados, una vez por semana, hasta llegar a la traspiración, ter- minando luego con el agua enfria- da a 35 grados.

• • • Cuando se ocupe usted de me-

jorar su alimentaeión, no olvide el maiz: el cereal de América, rico y nutritivo, con el cual pueden prepararse más de 100 platos di- ferentes.

• * • • Las más pequeñas heridas des-

cuidadas son puertas abiertas a las infecciones más peligrosas. ,

• • • La limpieza de las almohadas de

plumas suele preocupar a muchas amas de casa. A veces también se toman un trabajo supérfluo o en- gorroso sin por esto obtener me- jores resultados, con le agravante de que se pierde bastante plumv Para que la limpieza sea eficaz se sumerge en un recipiente de agua jabonosa ia almohada, moviéndo- la de arriba a abajo. Conviene que ei agua sea templada. Después de enjuagar la almohada, tratan- do siempre de que sea a la misma temperatura, cuélguesela a secar en un lugar donde sople un vien- to suave. El viento secará las plu- mas rápidamente, haciendo que és- tas recobren su primitivo aspecto. Sin embargo, si el forro está muy manchado, es preferible quitar las plumas y lavarlo separadamente, porque si se frota mucho el forro las plumas pueden quebrarse fá- cilmente, lo que irá en perjuicio do la prenda.

• * • En el arreglo del hogar se intro-

ducen constantemente nuevas va- riantes, aumentando las posibili- dades de obtener combinaciones da gran efecto.

Asi, para hacer juego con los divanes y sofáa bajitos, te han ida-

Ensalada de pollo Ingredientes: 1 libra de papas. 1 pollo grande (5 ó 6 tibts '. 1 lata de petit-pois. 6 huevos. 1 pomo de pepinillos dulces. 2 cucharada» de mostaza. 1 lata de espárragos. 1 repollo de lechuga bien tierno. 4 huevos para la mayonesa. Aceite y vinagre. Se cortan en pedantos bien chi-

quitos ¡as papas, después de cri- das.

El pollo después d e cocinado también, se pasa por la maquinita junto con los seis huevos cocidos, parte de los pepinillos y media la- ta de espárragos.

El repollo de la lechuga, bien la- vado previamente, se corta en ti- ritas finas.

Se forma una mesa con todo lo anterior, añadiéndole la mostaza y la mitad de la lata de petit-pois.

Si se desea se- puede servir en una fuente o en platillos indivi- duales.

Por último se le vierte la ma- yonesa y se adorna con pe»it-pois, espárragos y pepinillos.

El caldo obtenido por la cocción del pollo puede emplearse en :a confección de una sopa de menu- dos.

ado unas mesas para sala, bajisi- mas, con pies muy anchos y gran- des de madera, reminiscencia de estilos antiguos. Con el marco de una alfombra de tono oscuro, es- tas mesas lustradas en color claro quedan preciosas, no necesitando d« más adorno que un jarrón gran- de con profusión de flores.

• • • Las repisitas que parecían des-

terradas de los interiores moder- nos vuelven poco a poco aún e.n los departamentos de lineas casi futuristas. Se las ve hechas de mármol o madera, sostenidas por hierros labrados, con un pequeño florerito y casi siempre ubicadas dejabo de una miniatura o cuadro de reducidas dimensiones, - llenan- do una misión decorativa acerta- da.

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Nada puede ayudar mejor a la felicidad de un hogar que la exac- ta comprensión da la importancia que tienen las maneras y humores de Ja gente que vive en torno nuestro. Una casa «legre en la noche significa reposo, felicidad,, buen sueño. Pero eso de temer el regreso a casa, o llegar nerviosos con el miedo de que la mamá es- tará en uno de susu modos o nos va criticar otra vez. es perder to- do el encanto que le hogar debe tener.

Un padre poco razonable, o una madre débil o desgraciada son cor. frecuencia la causa de que los hi- jos pronto abandonen el hogar. Es- te mismo padre y madre estarán sorprendidos cuando Benjamín to- ma un empleo en otra ciudad o cuando María decide irse a vivir con varias compañeras de la ofici- na en que trabaja. Desprecian es- tos nuevos sistemas que dan a ¡os hijos el derecho de marcharse de casa apenas se les ha criado y edu- cado.

¿"Qué le pasa a una mucha — pregunta indignada una madre— que deja su cesa con su padre. »n madre, un hermanilo y su abuela para ir a poner casa con dos com- pañeras de su oficina?"

Algo le pasa, pero por lo gene- ral, la culpa viena del padre, ,1e la madre, del hermanito o de ;a abuela. Las malas maneras de al- guien de la casa, su injusticia, su mal humor, su, despotismo o su egoismo están destruyendo ese ho- gar y la muchacha se marcha, porque la inquieutd y desagrado continuos, más el trabajo de su ofi- cina, son demasiado pera ella.

Me escribe Elena: "Mi padr» que es un buen hombre y nos ado- ra a mi y a tomas, nos regala a la comida con su critica de la ge- neración que se levanta, nos no* le$ta e irrita todos los dias. AI desayuno está de buen humor pero llega de la oficina con mal humor y a nosotros nos toca soportarlo. Mi padre me habla, mal de José, con quién mantengo una algo más que amistad, y condena la música moderna que nos gusta, el auto- móvil, el lipstick. la manera co- mo bailamos, el cine y e T'nigbt club". Una noche que estaba muy arreglada para salir con mi pra- tendiente, me dijo que si estarla

.yo tan contento después de varias a él y lavando los pañales de mis hijos.

"Nuestra madre se limita a de- cirnos: bueno ya saben como es vuestro padre". Le ha tenido siempre miedo y casi defiende su derecho sagrado a ser lo más des- agradable que puede con nosotros. Mi hermano cree que tendrá que irse pronto de casa. ¿Qué cree Ud. que puede hacerse?

No hay mucho que yo pueda ha- cer; pero papá y mamá deben ha- cer algo y pronto n¡ no quieren sus hijos. Mamá debe hablar cla- perder para siempre el afecto de ro con papá y si es necesario de- cirle que comiera en adelante só- lo mientras ella hará con sua hi- jos una mesa elgre. Y debe de- cirle a papá lo molesto que se ha- ce: hacerle comprender lo ridi- culo de sus criticas. Como que su hija se verla hoy ten extraña sin lipstick como su abuela se hubie- ra visto en su tiempo sin él.

Otra mucha me escribe en tér- minos parecidos. Elisa vive con sus padres, una abuela y tres htr- manitos menores. Ella tiene 19 años. "El té de la abuela tiene que estar caliente y mientras lo caliento se le han enfriado las tos- tadas, escribe. Mi madre me pide

que le vuelva a calentar el té y cuando voy e hacerlo, mi abuela añade "y tráigame otras tostadas también." "Por el amor de Dios, contesta a ese teléfono gruñe mi padre"; "y dile al muchacho que llame a otras horas". "Pásale la leche a Pepito, dice mi madre, y vete a buscarme una toalla".

"Puedo en verdad afirmas que jamás tengo quince minutos con- tinuo.» de tranquilidad en casa. Tu- vimos mejores medios antes; mi madre trahajaha a matarse, pero

hay mucho que hacer en casa. Pe- ro ¿no serla posible que la gente que vive Junte Juntará también sus esfuerzos para hacer más agra- dable la vida común? ¿Por qué no se alegra alguna vez le conversa- ción y no nos hablamos siempre con afecto? ¿Por qué nó discusio- nes interesantes, juegos etc., en vei de estos silencios agresivos y miradas turvas y criticas mutua.»?

Estas son dos cartas que deben hacer meditar a todos los padres y madres.

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LA ULTIMA MODA Por Vivienne MONDET

Con pimienta

Por Diógenes El amor de un hombre o

por si mismo es el único que siempre crece.

Luden Lelong preaenta este bonito modelo de vestido de noche, con- feccionado en muaelina blanca con un "echarpe" de muselina azul me- dianoche aujeta en loa hombros por grandes anillos dorados. I'n clnturón

formado de loa miamos anillos aepara al vestido en dos partea,

PARÍS, octubre.— Puede decirse

mujer afecto

Lo mejor que podrían hacer mu- chos de los jóvenes que regresan de ahora de la Universidad es in- gresar en la escuela.

• • • Los hombres están en lados muy

opuestos cuando se discuten cues- tiones de finanzas y dinero. Pero la mayoría está al lado afuera.

• • • No juzgues al sacerdote por lo

largo del sermón que predica. • • •

Por lo general, la gente no se arrepiente de haber obrado mal ti- no de haber obrado mal infructuo- samente.

que, por regla general, los modelos que lucen las parisienses elegan- tes a comienzo del invierno presen- te se caracterizan por la sencillez de sus lineas, aunque los modistos den mayor atención a los detalles del corte.

Lucien Lelong, por ejemplo, cu- yos dictados dan a menudo la pau- la para lo que habrá de llevarse en breve, mantiene las lineas de sus modelos dentro del marco de simplicidad que ha sido la nota dominante últimamente. Empero, si bien las siluetas acusan esa sen- cillez,, el corte, por au parte, per- mite introducir detalles que contri- buyen e dar al conjunto unV aire alto y delgado.

En cuanto a las pieles que fte lle- varán cuando los fría» se hagan más intensos, cabe destacar que provendrán en tu mayoría de Us regiones á/tic&s. La piel de reno, por ejemplo, se utiliza en algunas creaciones muy novedosas: una de ellas consiste de un vestido ajusta- do al cuerpo, confeccionado en ese material, con un "Jersey" o trico-

ta del mismo tono que se lleva den- tro de la falda en la cintura. La chaqueta, de estilo esquimal, es Je lana de oveja mongol, y la toca es de piel.

En lugar de botones se empica mucho ahora una especie de broche, hecho de colas ale zorro, para las chaquetas que tienen bolsillos de plastrón.

La falda corta y acampanada, cortada en lineas circulares, se va poniendo de gran moda en los mo- delos de este invierno. Los mode- los para el deporte siguen el molde serio clásico. En su mayoría son trajes sastre, con capas o chaque- tas de tres cuartos. Sus colores son generalmente de un solo to- no, amenizado a veces con rayas de tonos que hacen juego con el conjunto.

Vestidos de calle Los vestidos de cali* llevan mu-

cho adorno, como Inserciones con fondo de encaje, pinados y drape- ados. El blanco sa usa bastante, y ,2" í?n.?^0, Mt««P*dos no han

(Continua en la pág. 12 col. 1) 4*