1. como generar desde la pedagogia una educacion al servicio de la vida

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Sobre educación,

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  • * Licenciado en Lenguas Europeas, Profesorado en Ciencias Sociales y Religiosas, Master en Pedagoga.

    IntroduccinEn la tradicin judeo-cristiana la vidaes el mayor bien que posee elhombre. Los pueblos que hunden las

    races de su histor ia en estepensamiento han alcanzado, a lolargo de los siglos, aunque no sinaltibajos y tribulaciones, un concepto

    Resumen

    El autor presenta una panormica sobrelas tendencias de la cultura moderna ysu incidencia sobre el quehacerpedaggico. Argumenta sobre lanecesidad de reorientar la pedagogahacia una clara opcin por la defensade la vida y ofrece tres propuestasconcretas a travs de las cuales lapedagoga puede cimentarse como tal.La primera es denominada la Solidaridadcomo Pedagoga y se desarrolla sobre loslineamientos del "Learning Service" deJohn Dewey. La segunda es la Educacina la Prosocialidad, y resume las ideasdesarrolladas por el pedagogo RobertoRoche para el Sistema Educativo deCatalua. Y por ltimo, la "Pedagoga dela Reciprocidad", que pretende orientarla educacin hacia un nivel donde losvalores solidarios y prosociales evolucionanhacia un estado de "interdependenciatridica" o de reciprocidad creativa.

    Palabras clave: pedagoga, educacin,solidaridad, prosocialidad, reciprocidad

    Abstract

    The author presents an overview of thesocial trends of modern culture, and itsinfluence upon the world of pedagogy.He argues about the necessity ofreorienting the pedagogic focus towardsa clear choice for the defense of life, andoffers three concrete ways through whichpedagogy can move to such direction.The first one is called "Solidarity asPedagogy", and follows the ideas of JohnDewey's and his "Learning Service". Thesecond is Prosocially-Oriented Education,a system developed by Roberto Rocherfor the Ministry of Education of Catalua,in Spain. The third and last is the "Pedagogyof Reciprocity", a view in which the solidarityand pro-social values evolve towards astage of "triadic interdependence" orcreative reciprocity.

    Keywords: pedagogy, education, solidarity,prosociality, reciprocity

    Cmo generar desde la pedagogauna educacin al servicio de la vida

    Eduardo Garca*

    Artculo

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    del valor altsimo de la vida quedifcilmente puede ser equiparado porotras tradiciones culturales, filosficaso religiosas de nuestro planeta. Elnfasis en la libertad y la dignidad dela persona humana del quedis f ru tamos en e l occidentecontemporneo, es principalmenteun fruto del cristianismo, a lo largo deveinte siglos de ser aprendido,meditado, practicado y "digerido" porlos pueblos y culturas de este costadodel mundo.

    Sin embargo, bien sabemos que alirrumpir la ilustracin y el siglo de lasluces, este hilo conductor de la historiaque tiene su causa primordial en Dios,se fragmenta, y la razn adquiere elsitio preferencial. De esta manera, enpoco tiempo a la religin le surgencompetidores en su funcin socialprimordial, que es aqulla deproporcionar sentido ltimo a lasacciones del hombre. Segn dirHegel (Mardones, 1991), "ya no hayque mirar a la religin para percibir loshilos estructuradores de la sociedadsino al "sistema de necesidades". Lavisin tradicional del mundo comouna unidad csmica armoniosa eintegrada salta en pedazos, y sub-entra una visin descentrada ycompartimentalizada, con subsistemasque tienen su lgica propia y unaamplia pluralidad de valores.

    En los albores de la sociedad industrialla economa se constituye en la reinade las ciencias, desplazando a lareligin y la teologa hacia la periferia,y el centro de la produccin de

    significados para la colectividad dejade estar monopolizado por la religincristiana, apareciendo en su lugar otrasvisiones y concepciones de la realidady de la vida en su sentido ltimo. Actoseguido, el acelerado proceso detecnologizacin del mundo y de lavida no hizo sino acelerar el deteriorode la creencia cristiana en unos valores t i c o - m o r a l e s a b s o l u t o s ytrascendentes por originarse en el Serdel Dios Creador, y por lo tanto,superiores e independientes del voltilraciocinio humano. El siglo XX, que seabre con la promesa de un crecientedesarrollo social y una expansiva ondade bienestar material, en breve dejarver su lado oscuro. Las sorprendentesmquinas e inventos nacidos delingenio del hombre pronto muestransu devastadora capacidad dedestruccin, y las dos grandes guerrasdejan un planeta desgarrado, aturdido,desorientado.

    Su reconstruccin pone ms quenunca en ev idenc ia e l ro lpreponderante que jugarn lasciencias exactas y los oficios liberalescomo la economa, la ingeniera y lamedicina en la estructuracin de lasociedad moderna; mientras teologa,sociologa o filosofa pasan al rol deciencias auxiliares que no siempregozarn de mucho prestigio. Poco apoco el valor absoluto de la vida tpicode la sociedad de matriz cristianaempieza a desdibujarse, y en lasltimas dcadas, con el adviento dela llamada "postmodernidad", la vidapasa a ser un elemento ms de valorrelativo, como relativos son todos

    Generardesde lapedagogaunaeducacinal serviciode la vida

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    los valores que a duras penas intentansobreaguar en el panoramapostmoderno. Como bien haexpresado Benedicto XVI (2004), la"cultura moderna nos ha impuestovivir en medio de una dictadura delrelativismo". Y en el peor de losescenarios, hoy podemos constatarque la vida tiende a convertirse cadavez ms en un elemento deproduccin controlada, manipulable,comercializable, consumible; y en finde cuentas, desechable.

    Sin embargo, a pesar de encontrarseremando contra una fuerte corrientesecularizadora y relativizadora, la visinde la vida como el mayor bien delque dispone el hombre en virtud desu filiacin divina, que sigue siendoinherente a la visin cristiana delmundo, no debera desaparecer enun "funeral de tercera". El deber detodos aqullos que, bajo unainspiracin de orden trascendente,nos movemos en e l mbi topedaggico, educativo y formadorde las nuevas generaciones es el derecuperar y proponer una vez y otrael valor altsimo de la vida, y hacertodo lo que est a nuestro alcancepara relanzar este principio basilarpara la supervivencia y la convivenciaarmoniosa de la familia humana.

    Hecha esta premisa, se puede entraren la materia especfica afirmandoen forma rotunda que la pedagogay las ciencias de la educacin tienenuna posicin privilegiada a la hora deensear e incentivar en todos losactores de la comunidad educativa

    una cultura que defienda, estimule yreinvente una vez y otra un amorincondicional por la vida. Quereconozca su valor inalienable. Quela promueva y la proteja desde elmomento mismo de su concepcin.Que la custodie, la alimente y la valoreen sus fases ms frgiles como son laprimera infancia y la niez temprana,que la gue, la corrija y la instruya ensu fase escolar y juvenil, y en fin, quela preserve y le brinde oportunidadesde realizacin al abrirse a la plenitudde su manifestacin adulta.

    Ahora bien. Desde qu ngulos lapedagoga se puede situar paraofrecer propuestas concretas quepermitan a los operadores del mundoeducativo concebir e instaurar unacultura de amor y defensa de la vida?Personalmente creemos que sonamplios y variados; sin embargo,concentraremos la atencin enofrecer tres pistas, o en demarcar tressenderos desde los cuales proyectary difundir una cultura de respeto y deservicio a la vida.

    La s o l i d a r i d a d c o m opedagogaUno de los ms negativos frutos delprogreso material y de la sociedaddel consumo que ste gener ha sidoel crecimiento paralelo de unindividualismo exacerbado. A medidaque las sociedades se tornan mscultas y ms ricas, tambin el hombreparece asociar la idea de libertadcon una idea de privacidad a todaprueba, que termina por cortar loslazos de interdependencia social y

  • 10.

    de pertenencia comunitaria. Es ascomo nacen las ra ces de lsegregacionismo y el darwinismosocial, del hedonismo niquilista y dela insolidaridad generalizada. Siquisiramos ser pesimistas, este es elmejor momento para serlo. Sinembargo, precisamente por lo gravede la situacin, y llamados comoestamos, a dar un testimonio de fe yconfianza en el hombre, la preguntapertinente es Qu mejor momentoque ste para el urgente relanzamientode una Pedagoga de la Solidaridad?

    La Pedagoga de la Solidaridad es unconcepto ligado al surgimiento del"Service-learning" en los albores delsiglo XX. Maria Nieves Tapia (2001),una de las mayores especialistasargentinas en el tema de la Educacina la Solidaridad la describe como unametodologa, o bien una filosofaeducativa que pone de relieve lasactividades escolares solidarias alservicio de la comunidad, y desarrollasu potencial educativo conectndolascon el aprendizaje formal y elprograma curricular.

    Sus orgenes se remontan a laexperiencia de John Dewey, quienprivilegiaba una visin del "aprendizajea travs de la experiencia". Con suafi rmacin de que el serviciocomunitario era "el equivalente moralde la guerra", Dewey sembr la semillade lo que luego se convertira en la"objecin de conciencia" al serviciomilitar, y propici el nacimiento demuchas formas de servicio civil quese fueron configurando en las dcadas

    posteriores, y que fueron dandoestructura y direccionalidad al serviciocomunitario estudiantil.

    El "Programa de Trabajo Comunal" dela Universidad de Costa Rica desarrollael concepto de aprendizaje-servicio,y lo presenta como (Tapia, 2001 p.23):

    " la obl igatoriedad de todo

    estudiante, para graduarse, de

    ofrecer un nmero determinado

    de horas de trabajo en servicio a

    la comunidad, para contribuir con

    la solucin de problemas y

    necesidades concretas. Es una

    actividad acadmica que cumple

    a la vez con objetivos de servicio

    a la sociedad, y de formacin en

    los estudiantes de valores y

    actitudes de responsabilidad,

    solidaridad y liderazgo social".

    Ilustremos mejor este concepto a travsde una experiencia concreta.Situmonos imaginariamente en lapequea poblacin de Ramona, enla Provincia de Santa Fe, en el centro-norte de Argentina. En la nicaInstitucin de educacin media delpueblo, la profesora de Biologa lespropone a los alumnos de Cienciasde segundo ao profundizar un temasper-comn. El agua potable. Porqu en Ramona no hay aguacorriente? Vayamos a preguntar a lasautoridades. Luego de visitar laComisin de Fomento se enteran queel proyecto de acueducto duerme elsueo burocrtico desde hace unadcada. Los muchachos recogen unamuestra de agua y la llevan a la

    Generardesde lapedagogaunaeducacin alservicio de lavida

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    escuela para analizarla. Descubrenque el agua que todos creen pura ynatural contiene arsnico suficientecomo para una novela de suspenso.Hasta all, todo podra haber concluidocon la redaccin de una buenamonografa y una excelente nota parael Club de Ciencias. Sin embargo,motivados por su profesora, los chicosse apropiaron del tema y quisieronllevarlo hasta el fondo. Pidieron ayudaa los alumnos de informtica ytabularon los resultados de suinvestigacin. Luego con el apoyo delos de C ienc ias Soc ia les yMatemt icas elaboraron unaencuesta preguntndole a los vecinosqu saban del agua. La mayorarespondi que pensaban que erapotable. Ante la evidencia de que elprimer problema era la falta deinformacin, los chicos, apoyados enla profesora de Lengua redactaronun informe y se presentaron ante elcanal de televisin por cable local.

    Despus de su aparicin en televisinvolvieron a encuestar al pueblo. Ahoraeran ms los que opinaban que elagua no era buena. Con estos datosy armados de cmara y libretas sefueron a entrevistar al Alcalde y apreguntarle qu pensaba hacer alrespecto. Para resumir la historia e iral final, cuando los alumnos del Clubde Ciencias llegaron al quinto ao,no slo haban ganado varios premiosen Ferias de Ciencia y concursosescolares, sino que haban obtenidodel gobierno la instalacin de unaplanta purificadora de agua, lamunicipalidad ya estaba adelantandoel tendido de la red de acueducto, y

    el hospital local, asociado con unauniversidad nacional haba iniciadoun programa para prevenir los efectosdel arsnico en la poblacin.

    Como podemos ver, el ejemplo nosmuestra una combinacin afortunaday eficaz del concepto de Solidaridadcomo Pedagoga. Los chicos no sloobtuvieron un beneficio concreto parasu comunidad y fortalecieron susentido de pertenencia, sino queadems obtuvieron un aventajadoconocimiento prctico en losconten idos de su programaacadmico, y sin hablar de lascondiciones y dotes de liderazgo quese vieron forzados a desarrollar yejercitar en la interaccin con losactores a lo largo de todo el proceso.Vemos cmo, siendo solidaria con lacomunidad, su escuela no slo seconvirti en un elemento de progresopara los vecinos, sino tambin en unamejor escuela para sus alumnos.

    La experiencia del aprendizaje-serviciopronto se propag por Amrica Latina,y hoy la mayora de los programasministeriales incluye la obligatoriedadde las horas de servicio. Sin embargo,privadas de su ms profundo espritusolidario, a menudo este objetivoadquiere la negatividad de las normasobligatorias, y termina vaciado de sucomponente p ro fundamentevinculante, renovador y humanizante,elementos estos indispensables paraque la idea de aprendizaje-serviciopueda ser traducida a la msdescriptiva e integradora idea de"Pedagoga de la Solidaridad".

  • 12.

    La Educac in para laProsocialidadLa segunda pista que nos proponemosofrecer es la propuesta de una"Educacin para la Prosocialidad." Ens u a c e p c i n b s i c a , l o scomportamientos prosociales sepueden definir como "aquellasacciones tendientes a beneficiar otraspersonas, grupos o metas sociales sinque exista la previsin de unarecompensa exterior".

    Para Robert Roche (1998, p.16), quienha trabajado e implementadoprogramas para el desarrollo de laprosocialidad en el sistema educativode Barcelona y la ComunidadAutnoma de Catalua, el conceptotiene un alcance ms amplio, aldescribirlo como:

    "aquellos comportamientos que, sin

    la bsqueda de recompensas

    externas, favorecen a otras personas,

    grupos o metas sociales y aumentan

    la probabilidad general de una

    reciprocidad positiva, de calidad y

    solidaridad en las relaciones

    in te rpe r sona le s o soc ia le s

    consecuentes, salvaguardando la

    identidad, creatividad e iniciativa

    de las personas o grupos

    implicados".

    Este especialista en el tema afirmaque toda persona t iene unacapacidad para la prosocialidad y lapone en prctica en muchasocasiones. Y aunque aqu no tenemosespacio para entrar en el terreno delas motivaciones, s podemos afirmarque la experiencia educativa orientada

    hacia los comportamientos prosocialesha sido considerada como uno de loscaminos con ms potencial tanto paracuidar la salud mental del propioindividuo como para disminuir laagresividad y la violencia en nuestrosambientes educativos y mejorarsensiblemente las relaciones sociales.

    El trmino "prosocial" lo propuso L.Wisp en Tapia (2001, p.35) paradescribir un comportamiento contrarioal "anti-social", y lo describi como"comportamientos socialmentedeseables, que a menudo requierende un esfuerzo por parte de quien losprotagoniza, en beneficio de otros, yu n a i n t e n c i n d e r e d u c i rdesigualdades, injusticias, sufrimientos,estructuras de violencia etc." Dehecho, naci del deseo de hallaralternativas a la agresividad tanto auto-como hetero-destructiva, actitudesstas que siempre han amenazado elrespeto por la vida propia y la ajena.

    Dice un refrn africano que "senecesita una pareja para crear unnio, pero se necesita una tribu paraeducarlo". Esa sencilla mxima esexpresada en t rminos msconceptuales por Michele de Beni(2000) en su "antropologa del don",en la cual argumenta que:

    "el ser de la persona es un ser

    'relacional', es decir, que existe

    como relacin, que es 'don-de-s-

    para-otro'. Este 'ser fuera de s', en

    tensin hacia el otro, encuentra su

    plenitud en la reciprocidad. La

    'relacionalidad' intra e inter-personal

    es la base sobre la cual se construye

    Generardesde lapedagogaunaeducacinal serviciode la vida

  • 13.

    la solidaridad, y debe por ello estar

    en la raz de todo proyecto de

    capacitacin en prosocialidad".

    Algunos etnlogos afirman que elcomportamiento prosocial es denaturaleza prevalentemente biolgica,y por lo tanto ser transmitidogenticamente. Estos afirman que laprosocialidad es una conquistacomportamental filogenticamentereciente, cuya adquisicin en losvertebrados se ha modelado a partirde necesidades originadas en lacr ianza de la pro le. Se hadocumentado cientficamente cmoes comn que en sus organizacionesgregarias, algunos animales sesacr i f iquen para asegurar lasupervivencia de la manada, laperpetuacin de su especie. Undocumental moderno registra elasombroso caso de un hipoptamoque logra salvar a un pequeoantlope de las fauces de un cocodrilo,alejarlo del ambiente peligroso, ydespus, increblemente, tratar derevivirlo1. Y muchos otros casossemejantes documentan una basebiolgica del comportamientocooperativo en el mundo animal, loque permite suponer una base positivaen el hombre para la estimulacin decomportamientos cooperativos yaltrusticos.

    La teora del aprendizaje quepredominaba en los aos 70 terminde consol idar el trmino decomportamiento prosocial, como unaevolucin del concepto tradicionalde altruismo, e investigadores como

    Radke y Yaroow (Roche, 1998)enumeran algunos trminos queasocian con la conducta prosocial,entre los cuales encontramos: "Ayuda,generosidad, sacrificio, rescate,justicia, honestidad, respeto de losderechos y sentimientos de los dems,responsabilidad social, cooperacin,proteccin, compartimento, simpata,consue lo, cu ido, cu rac in,preocupacin por el bienestar de losdems, bondad, lucha contra lainjusticia, etctera. Roche, msrecientemente, aporta elementossobre cmo lograr, desde lapedagoga, e l desar ro l lo deconductas empticas y prosocialescapaces de instalarse solidamenteen la conducta, como hbitosalternativos a las conductas agresivaso apticas, y como posibilidad o llavepara la resolucin socialmentecreativa de situaciones de friccin ode conflicto.

    Qu diferencia hay entre el conceptode educacin para la prosocialidad,y aqul de pedagoga de lasolidaridad propuesta anteriormenteen el contexto del aprendizaje-servicio? Bien, a la base delaprendizaje-servicio se halla la ideade altruismo, de abordar tareas yrealizaciones concretas a favor delotro, a travs de cuya realizacin ala larga tambin el donante se vebeneficiado; ya sea por los nuevosconocimientos que adquiere o por elaumento en su grado de autoestima.Sin embargo en el concepto deprosocialidad no viene tanto enevidencia que el donante reciba

    1. www.YouTube.com. "Crock vs. Hippo", 2006.

  • 14.

    Generardesde lapedagogaunaeducacin alservicio dela vida

    algn tipo de beneficio; en otraspalabras, la prosocialidad implica unaidea ms generosa y transparente dela intencin altruista, colocndola entrelas caractersticas ms deseables parael desarrollo de la personalidad.

    Ejemplo de esto es el testimonio dadopor un joven sobreviviente de la guerraargentina de las Islas Malvinas. Cuentaque en una ocasin se encontrabacon otros 2 soldados dentro de unatrinchera cuando una granada caydentro del foso. Sin pensarlo un instante,uno de los tres se arroj sobre lagranada, y mientras reciba en sucuerpo todo el impacto, logr con suacto salvar la vida a los otros dos.Como puede verse, aqu no se puedeargumentar ni premeditacin niesperanza de beneficio para el jovenque en unas fracciones de segundoofreci la vida por sus dos amigos.

    Sin embargo, an el concepto deprosocialidad, con todo el gran valorque tiene como objeto de unapedagoga que se esmere en educarpara la vida, no queda totalmentelibre de una pequea dimensin deunidireccionalidad; que pone ms elacento en "hacer por el otro" que en"hacer con el otro", lo que nos impulsaa movernos un paso hacia delante,hacia la an ms amplia e incluyenteperspectiva de la "pedagoga de lareciprocidad".

    L a Pe d a g o g a d e l aReciprocidadEl concepto de Pedagoga de laReciprocidad est ligado a la idea de

    que todas aquellas acciones quesurgen de un sincero impulso desolidaridad o de una generosadisposicin a la prosocialidad, si sonofrecidas y aplicadas de manerainclusiva e incluyente, poco a pocogeneran un espontneo deseo derespuesta en aqullos que han sidobeneficiados por la accin prosocial,dando origen a un impulso dereciprocidad que sana el tejido social,refuerza el sentido de pertenencia ygenera una ms genuina disposicina la convivencia en paz y a laarmoniosa integracin comunitaria.

    La idea de reciprocidad buscaaprovechar al mximo las aptitudes ytalentos de todos los actorespresentes, en la bsqueda desoluciones y respuestas a uninterrogante, ya sea de carcterpedaggico o un problema cualquieraque nos atae como grupo. Desdeesta perspectiva se enfatiza que esbienvenido el aporte de todos losparticipantes con su mirada singular,y se acogen todos los nuevos enfoquesacordes a las diversas inteligencias allpresentes. Si la inteligencia es lacapacidad para elegir mejor entreopciones, cada tipo particular deintel igencia presente, ya seaemocional, relacional, cintica, olgica-inferencial apreciar un aspectodistinto, arrojar luz sobre una facetad i fe rente y complementar ia.

    La Pedagoga de la Reciprocidad,afirma Ivern (2004, p.17), no se reduceentonces a una metodologa deestudio o a una estrategia de

  • 15.

    enseanza, sino que es la llave deentrada al territorio ms amplio de laeducacin.

    "..'Lo educativo', es aquello que

    nos permite desarrollar las

    capacidades de convivir, de ser,

    y de hacer la propia parte en la

    tarea de todos. Es decir, que slo

    en la reciprocidad se nos insta

    constantemente a dejar de ver a

    los miembros ms dbiles de

    nuestro grupo como 'beneficiarios'

    y a otros como los 'hroes

    benefactores'.

    Cuando se habla de "sujeto" escomn que asociemos el trmino conun individuo, por lo cual siempre seha hablado de "maestro y alumno"como los dos sujetos de la educacin.S in embargo, en esta v is inpedaggica, ensear y aprender sev u e l v e n r o l e s i n t e r a c t i v o s ,desempeados s imultnea oalternativamente por uno y otro delos polos de la dada, y cuandollegamos a este nivel, nos acercamosa las condiciones para que nazca lareciprocidad. Es decir, para pasar deuna relacin "dialgica" a una relacin"tridica", donde el objeto de deseocompartido, el conocimiento, y lainteraccin que brota en torno a lse constituyen en el tercer elementodinmico (Ivern, 2004).

    Desde una perspectiva curricular,

    en esta visin la calidad de las

    relaciones interpersonales de

    todos los miembros de la

    comunidad escolar se convierten

    en el "currculo oculto" que es

    necesario desocultar, revisar,

    modif icar, conver t i r en el

    "contexto" de aprendizaje desde

    el cual es posible aprender y

    ensear una exper ienc ia

    alternativa a las conductas anti-

    sociales, y a incentivar actitudes

    prosociales, a abrir un espacio

    donde tenga sentido desarrollar

    la responsabilidad personal en la

    construccin de la convivencia,

    la paz, el amor y el respeto por la

    vida.

    Gimeno Sacristn (1992, p. 67) criticacmo la pedagoga moderna ha sidoafectada por una corriente marcadapor el eficientismo y el tecnicismo,que se preocupa ms por actuareficazmente y no tanto por el conocer;una pedagoga apoyada en lasexigencias de la sociedad industrial,donde el acento se coloca enprecisar objet ivos y controlarresultados.

    "La cultura hay que entenderla

    ms en trminos antropolgicos

    que en trminos acadmicos"

    afirma. Por trminos acadmicos

    entendemos "conocimientos y

    destrezas del mbito cientfico

    especializado". Mientras en

    trminos antropolgicos, la cultura

    comprende mucho ms, es la

    conjuncin de significados,

    convenc iones , c reenc ias ,

    comportamientos, usos y formas

    de relacionarse en los grupos

    humanos", y en las aulas "hay algo

    ms que comunicacin de

  • 16.

    conocimientos de "alta cultura"; all

    se desarrolla todo un proceso de

    socializacin de los alumnos y los

    contenidos del currculum real son

    precisamente los instrumentos de

    esa socializacin".

    Levy (Ivern, 2004 p.39) por su parte,habla del "curriculum implcito", segnel cual vivimos dentro de unacomun idad desde que noslevantamos hasta que nos acostamos,y all aprendemos todo el tiempo cosasbuenas y malas, y asimilamos la"lgica" que justifica, naturaliza y ocultalos vnculos interpersonales negativos:el desprecio, la exclus in, laagresividad, la inequidad, el desgarroinsoportable entre ricos y pobresNosotros sin embargo, estamosllamados a visibilizar en todo momentolos gestos de solidaridad, los avancesde quienes logran desmentir esedes t ino fa ta l que re ins t i tuyepermanentemente e l f racasoeducativo y social, y consiguen encambio producir nuevo sentido parala vida de s mismos y la de los dems.Vctor Frankl (1998, p.11), deca en susmemorias: "he encontrado el sentidode mi vida en ayudar a los dems aencontrar sentido en la de ellos".

    La Pedagoga de la Reciprocidad tienecomo uno de sus objetivos el logrardesocultar aquellos elementos quedesde la educacin y la academiareinstituyen y perpetan la cultura delindividualismo, que De Beni llama "esatrgica enfermedad social, que noshorroriza con toda la gama desntomas que la caracterizan"; y trata

    de demostrar que a menudo, inclusodesde la pedagoga, actualmente nosmovemos segn la lgica de unacultura de la exclusin.

    La sociedad actual ha llevado a sustituirla natural e irrenunciable necesidadcomunitaria del hombre, por unaespecie de primaca del individuo porsobre la comunidad, del estar bienconsigo mismo por sobre el estar bienjuntos pero, cada vez queaceptamos mximas como "felicidades igual a libertad individual", "cuantomenos dependamos de los dems,ms libres y felices seremos", yo mepregunto si no estamos manifestandoun implcito rechazo a nuestro hermanoel hombre, y en definitiva, expresandoun mal disimulado desprecio por lavida.

    En su "tica de la medianoche", MartinLuther King critica a una cultura en lacual ya nadie quiere dejarse tocar porlos problemas o las necesidades desu hermano. En el relato bblico Diosle pregunta a Can: Dnde est tuhermano? y Can, quien acaba dematar a Abel, le responde: "No lo s"Pero, rebate el Dr. King, "quien no sabednde est su hermano se halla lmismo perdido" (King, 1998, p.110).El gran salto que nuestra cultura estllamada a dar est en el "saber"responder a esta pregunta, en tenerel coraje de convertirnos cada uno denosotros en centinelas de nuestroshermanos y ellos de nosotros. Slorecuperando este "ser-en-relacin"lograremos aquella conversin, o aquelconverger en una cultura del "tu" y del

    Generardesde lapedagogaunaeducacinal serviciode la vida

  • 17.

    "nosotros", cuya extraordinariadinmica es la reciprocidad.

    El ensayista y poeta italiano Lucianode Crescenzo deca que "somosngeles con una sola ala, ynecesitamos abrazarnos a otro parapoder volar". La reciprocidad implicaeste vnculo positivo con el otro, dondeno tratamos de inventarlo o mejorarlo,y mucho menos de instrumentalizarlo,sino que nos encontramos con l, loreconocemos como "otro", y en estemutuo reconocimiento de ladiversidad descubrimos una luz intensaque nos alumbra y nos hace descubriruna propia y desconocida plenitud.Si partimos de la base de que cadaser humano tiene una capacidad deamar y de responder al amor del otro;as, descubrir la riqueza de lareciprocidad ser como volver al"tero de lo humano", a nuestraverdadera casa paterna; terrena y almismo tiempo celeste. "Nadie liberaa nadie, ni nadie se libera solo. Loshombres slo se liberan en comunin",afirma enfticamente Paulo Freire(1970, p.18).

    Como se ve, es te enfoquepedaggico trata de dar un gran saltoentre la solidaridad asistencialista, yla reciprocidad dinmica. Por sigloshemos asistido a innumerables gestosde "caridad" como si se tratase de lamayor expresin de la generosidadhumana. Pero estos actos no hancontribuido a sanear la inequidad delsistema, y con frecuencia solo hanayudado a perpetuar la desigualdady la pobreza. En palabras de Ivern,

    "no han constituido un verdaderoavance hacia la solidaridad sino unaestrategia para contener la ira de losdespojados". Freire (1970, p.20) insisteen que:

    "el opresor slo se solidariza con

    los oprimidos cuando su gesto

    deja de ser un gesto ingenuo y

    sentimental de carcter individual,

    y pasa a ser un acto de amor

    hacia aquellos Slo en la

    plenitud de este acto de amar, en

    su dar vida, en su praxis, se

    cons t i t u ye la so l ida r idad

    verdadera".

    En esta concepcin inclusiva de lapedagoga ya no es una obligacindel maestro dominar todas lasi n te l i genc ia s pos ib le s , s i noreconocerlas en cada educando,valorar los aportes diferentes de cadauno, festejar cada aporte, e inclusoincentivar esas diferentes riquezas ysu integracin en el proyectocompartido. No debe saberlo todo;debe saber reconocer, e integrar atodos, No debe dominar desde elmonopolio de la informacin, sinoincentivar el proceso de produccindivergente de sentidos, de riquezassubjetivas, de procesos de recprocoreconocimiento, para ir "hacia laconstruccin grupal del entusiasmo",de la esperanza por un mejormaana. Esto quizs se acerca msa un ideal de educar para laconvivencia, para la paz, para la vida.

    La atmsfera actual de f ieracompetencia en la economa entre

  • 18.

    las naciones, de reida confrontacinpor obtener los empleos disponibles alinterior de las sociedades, y deconstante presin de los medios paradi fe renciar ent re "ex i tosos" y"perdedores", tiende a provocarrecurrentes tensiones entre losposeedores y los desposedos.Tensiones que fracturan la sociedad yresucitan a menudo enterradasrivalidades histricas. En el informe ala UNESCO de la Comis inInternacional para la Educacin delSiglo XXI se urge a educar para la paza travs del "descubrimiento del otro":

    "La educacin tiene una doble

    misin: ensear la diversidad de la

    especie humana y contribuir a la

    toma de conciencia de las

    semejanzas y la interdependencia

    entre todos los seres humanos. el

    conocimiento del otro pasa

    forzosamente por el conocimiento

    de uno mismo; para desarrollar

    en el nio y el adolescente una

    visin cabal del mundo, la

    educacin debe hacerle descubrir

    quin es. Slo entonces podr

    ponerse realmente en el lugar de

    los dems y comprender sus

    reacciones. El fomento de esta

    actitud de empata en la escuela

    s e r f e c u n d o p a r a l o s

    comportamientos sociales a lo

    largo de toda la vida".

    ConclusinAl aproximar la conclusin de estabreve reflexin, reconocemos que params de uno puede sonar a unempeo inalcanzable, o a un sueo

    imposible el deseo de instalar laprosocialidad, la solidaridad y lareciprocidad en el corazn mismo delquehacer pedaggico debido alevidente deterioro en la calidad de laeducacin. Hechos como elabandono y la desercin escolar, lasuperpoblacin en las aulas, el estrsde muchos profesores sometidos a lafatiga del multi-empleo o a servir eninstituciones donde el inters comercialprima vistosamente sobre todocompromiso au tn t icamenteformativo; todos estos sumados a laburocratizacin de nuestros sistemaseducativos nacionales, la ineptitud denumerosos funcionarios pblicos y lacorrupta voracidad de tantos polticosque fagocita gran parte de nuestroslimitados recursos; nos pueden hacerpensar que nos hallamos ante unabatalla de titanes, ante una tareairrealizable.

    Sin embargo, quienes ya han vivido ysiguen reproponiendo esta experienciaaseguran que para dar origen a lareciprocidad bastan dos que generenel primer ncleo. Dice una viejamxima que "un largo caminocomienza por un primer paso"y otradice que "todo gran incendio empiezapor una pequea chispa". Pero paraque esta chispa se propague esimprescindible que cada uno adquieraconciencia del valor de su propio rolen la tarea. Si cada uno de nosotrosasume su responsabilidad desde supropia esquina particular, tendremosmuchas ms probabilidades de xitojuntos.

    Generardesde lapedagogaunaeducacinal serviciode la vida

  • 19.

    Cuenta una fabula que el bosquearda en llamas y todos los animaleshuan despavoridos, mientras unpequeo chupaflor volaba al ro, traauna gotita de agua en su pico y ladejaba caer. En cada fatigoso viajealguno de los aterrados fugitivos lepreguntaba, -Pero ests loco? Creesque vas a apagar el incendio? Y elresponda, "Seguramente no, perohago mi parte."

    El oficio pedaggico pareceratornarse cada vez ms dif ci l,desafiante, fatigoso y a veces, inclusoimproductivo. Sin embargo quieneslo vivimos con esperanza fuerte y conentusiasmo positivo, gozamos en estaprofesin, como quiz en ningn otra,la fortuna de contemplar y participarde cerca en el milagro de la vidanueva; nos alimentamos y nosreconstruimos un da tras otro de "esemisterioso rayo de luz que brilla sobrecada nio", de esa mezcla dedesconcierto y maravilla que matizael rostro de cada estudiante. Y si aesta autntica vocacin por servir ala vida en su etapa ms temprana,sumamos la fe de que no estamossolos en este empeo, sino quealguien desde lo alto vigila nuestrosesfuerzos y comparte nuestras fatigas,entonces podemos abrigar la slidaesperanza de que la educacin engeneral y la pedagoga en particularun da recuperarn su rol, no slocomo eficaces socializadores de losnuevos miembros de nuestra tribuhumana y salvadorea, sino tambincomo autnticos regeneradores yvertebradores del tejido social.

    Concluimos aqu, preguntndonoscon Michele De Beni, si no es acasodando vida a una verdaderacomunidad de aprendizaje y deservicio, de altruismo y solidaridad, deinclusin y reciprocidad, comoencontraremos juntos el sentido deuna nueva humanidad, el significadoms sublime para nuestra existenciay la de los otros.

    BibliografaBenedicto XVI. La Risposta al

    Relativismo. Zenit.org, Roma,Mayo 28, 2004.

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  • 20.

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    Tapia, Mara Nieves. (2001). LaSolidaridad como Pedagoga.Buenos Aires: Ed. Ciudad Nueva.

    Generardesde lapedagogaunaeducacinal serviciode la vida