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1 18 de marzo de 2012 Periódico de Evangelización Integral Diócesis de San Juan de los Lagos, Jal. 1 de abril de 2012 $8. 00 Año XII No. 583 Agenda Diocesana Pág 5 1 Abril - Jornada mundial de la Juventud; - Fiesta Beato Anacleto González F. 2 Abril - Convivencia vocacional 3° Secundaria, Lagos de Moreno y Atotonilco. - Campamento Asfas en San Miguel el Alto. - Aniversario de la muerte de Papa Juan Pablo II 3 Abril - Misa Crismal templo Santo Toribio Romo, Jalos. 5-8 Abril - Campamento Semfas, San Miguel el Alto. 8 Abril- Visita de la imagen peregrina de la Virgen de San Juan al decanato de Lagos. 8-14 Abril- Diplomado provincial de PAJ (Ojo de Agua) 13 Abril- Fiesta Santo Sabás Reyes 14 Abril- Reunión de la Comisión de Familia, Yahualica. 15 Abril- Domingo de la Divina Misericordia Su Santidad Benedicto XVI Visita México Pág 4 - 7

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Mensajero 583

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Page 1: 1 abril 2012

118 de marzo de 2012

Periódico de Evangelización IntegralDiócesis de San Juan de los Lagos, Jal.

1 de abril de 2012$8.00

Año XIINo. 583

Agenda Diocesana

Pág 5

1 Abril - Jornada mundial de la Juventud; - Fiesta Beato Anacleto González F.2 Abril - Convivencia vocacional 3° Secundaria, Lagos de Moreno y Atotonilco. - Campamento Asfas en San Miguel el Alto. - Aniversario de la muerte de Papa Juan Pablo II3 Abril - Misa Crismal templo Santo Toribio Romo, Jalos.5-8 Abril - Campamento Semfas, San Miguel el Alto.

8 Abril- Visita de la imagen peregrina de la Virgen de San Juan al decanato de Lagos.8-14 Abril- Diplomado provincial de PAJ (Ojo de Agua)13 Abril- Fiesta Santo Sabás Reyes14 Abril- Reunión de la Comisión de Familia, Yahualica.15 Abril- Domingo de la Divina Misericordia

Su Santidad Benedicto XVIVisita MéxicoPág 4 - 7

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218 de marzo de 2012

Sr. Felipe Salazar VillagranaObispo de la Diócesis de San Juan de los Lagos

La Voz de Nuestro Obispo

Directorio Director y editor en jefe Pbro. Sergio Abel Mata León [email protected]

Subdirector Pbro. Ildefonso García Pérez [email protected]

Sección Arandas Pbro. Álvaro íñiguez Barba [email protected]

Formato y edición Pbro. Sergio Abel Mata León Diác. Juan Manuel García Hernández

Distribución Salvador Martín Jiménez Juan Ramón Martín Jiménez Ma. de Jesús Navarro Victor Manuel Mata León

Impreso en Imprenta “Altosprint” S.A de C. V. www.altosprint.com, Allende N° 284. Arandas, Jal. Tel/Fax (348) 783 0999 y 783 1371.

En Internet www.mensajerodiocesano.com Correos: [email protected] Suplemento Arandas: [email protected]ón Hernández No. 20 Arandas, Jal. Tel./Fax (01) 34878 47083

¿Se puede ser cristiano sin creer en la Resurrección de Cristo?

No. “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana tam-bién la fe de ustedes” (1 Co 15,4).

“El acontecimiento de la Muerte y Resurrección de Cristo es el corazón del cristianismo, el punto central que sostiene nuestra fe, el impulso poderoso de nuestra certeza, el viento fuerte que aleja todo miedo y toda inseguridad, toda duda y todo cálculo humano” (Be-nedicto XVI).

Los discípulos, que antes habían perdido toda esperanza, llegaron a creer en la Resurrección de Je-sús, porque lo vieron de formas diferentes después de su Muerte, hablaron con Él y experimentaron que estaba vivo.

A la Muerte de Jesús, los discípulos huyeron o se refugiaron tras puertas cerradas: “Nosotros esperábamos que Él iba a liberar a su pueblo Is-rael” (Lc 24,21). Sólo el encuentro con Cristo los liberó de su espanto y los llenó de una fe entusiasta en Jesucristo, el Señor de la vida y de la muerte.

No hay pruebas de la Resurrec-ción de Jesús en el sentido de las ciencias positivas. Pero, como he-cho histórico y trascendente a la vez, dio lugar a testimonios indi-viduales y colectivos muy podero-sos, por parte de un gran número de testigos de los acontecimientos de Jerusalén.

La muerte y resurrección de Cristo (kerigma) fueron las primeras ver-dades que predicaron los Apóstoles; luego vino la “Tradición” y luego los escritos.El testimonio escrito más antiguo de la Resurrección es una carta que escribió san Pablo a los cristianos de Corinto aproximadamente vein-te años después de la Muerte de Cristo: “Porque yo les transmití en primer lugar, lo que también yo re-cibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al ter-cer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y más tarde a

los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales vive todavía, otros han muerto” (1 Co 15,3-6). Informa de una “Tradición viva”, que él se encontró en la comunidad primitiva cuando llegó él mismo a ser cristiano a causa de su propio encuentro deslumbrante con el Se-ñor resucitado. Como primer indi-cio de la Resurrección entendieron los discípulos el hecho de la tumba vacía (Lc 24,5-6; Jn 20,8). La certe-za que Jesús estaba vivo se afianzó por medio de gran número de apa-riciones. La multitud de encuen-tros con el Resucitado terminaron cuando la Ascensión de Cristo a los cielos. Sin embargo, hubo después y hay hoy encuentros con el Resucita-do: Cristo vive.

El Señor resucitado se dejó tocar por los discípulos, comió con ellos y les mos-tró las heridas de la Pasión. Sin em-bargo, su cuerpo ya no pertenece úni-camente a la tierra, sino al ámbito divi-no del Padre. Cristo resucitado ya no está ligado al tiempo y al espacio: pasa a través de puertas cerradas, se aparece en lugares diferentes y bajo una forma en que no lo reconocen inmedia-tamente ( Jn 20,16). Su Resurrección no es, pues, un retor-no a la vida terrena normal, sino la en-trada en un modo nuevo de ser: “Pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él” (Rm 6,9).

¿Qué ha cambiado en el mundo por la Resurrección?

Ya no todo termina con la muerte; la esperanza ha entrado en el mundo, “la muerte ya no tiene dominio” (Rm 6,9) sobre Jesús, y no tiene ya tampoco po-der sobre nosotros, que pertenecemos a Jesús.

¿Qué quiere decir que Jesús ha as-cendido a los cielos?

Con Jesús uno de nosotros ha llegado junto a Dios y está ahí para siempre. En su Hijo, Dios está humanamen-te cercano a nosotros los hombres. “Cuando Yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí” ( Jn 12,31). “El mismo Jesús que ha sido tomado de entre ustedes y llevado al cielo, volverá como lo han visto mar-charse al cielo” (Hch 1,11).

La Ascensión de Cristo a los cielos marca el final de una cercanía espe-cial del Resucitado con sus discípu-los a lo largo de cuarenta días. Jesús entra con toda su humanidad en la

gloria de Dios. Jesucristo está aho-ra junto al Padre, de donde vendrá un día “a juzgar a los vivos y a los muertos”. La Ascensión significa que Jesús ya no está en la tierra de forma visible, aunque está presente y está aquí.

¿Por qué Jesucristo es Señor del mundo entero y Señor de la histo-ria?

Continua página. 9

MUERTE Y RESURRECCIÓN DE CRISTO (II)

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318 de marzo de 2012

Pbro. José de Jesús Robelo

El Triduo pascualCatequesis del Papa

El Papa Benedicto XVI, conscien-te de la importancia del aconteci-miento Pascual, ha dedicado cada año, durante la Semana Santa, una catequesis para profundizarlo, bus-cando con ello ayudar a los fieles a comprender su sentido y favorecer la participación en él. Presentamos a continuación la catequesis que di-rigió en el año 2006. El Triduo pascual es el punto cen-tral de todo el Año Li-túrgico. Con la ayuda de los ritos sa-grados del Jueves Santo, del Viernes Santo y de la solemne Vi-gilia Pascual, reviviremos el misterio de la pasión, muerte y re-surrección del Señor. Son días que pueden volver a suscitar en nosotros un deseo más vivo de adherirnos a Cristo y de seguirlo generosamente, conscientes de que él nos ha amado hasta dar su vida por nosotros.

En efecto, los acontecimientos que nos vuelve a proponer el Triduo Santo no son sino la manifesta-ción sublime de este amor de Dios al hombre. Por consiguiente, dis-pongámonos a celebrar el Triduo pascual acogiendo la exhortación de san Agustín: «Ahora considera atentamente los tres días santos de la crucifixión, la sepultura y la re-surrección del Señor. De estos tres misterios realizamos en la vida pre-sente aquello de lo que es símbolo la cruz, mientras que por medio de la fe y de la esperanza realizamos aquello de lo que es símbolo la se-pultura y la resurrección» (Epístola 55, 14, 24).

El Triduo Pascual comienza el Jue-ves Santo, con la misa vespertina “In cena Domini”, aunque por la mañana normalmente se tiene otra significativa celebración litúrgica, la misa Crismal (que en nuestra diócesis de San Juan de los Lagos, por razones prácticas, se celebra el Martes Santo), durante la cual to-dos los presbíteros de cada diócesis, congregados en torno al obispo, re-nuevan sus promesas sacerdotales y participan en la bendición de los óleos de los catecúmenos, de los en-fermos y del Crisma.

Además de la institución del sacer-docio, en este día santo se conme-mora la ofrenda total que Cristo hizo de sí mismo a la humanidad en el sacramento de la Eucaristía. En la misma noche en que fue entregado, como recuerda la sagrada Escritura, nos dejó el «mandamiento nuevo»

del amor fraterno realizando el con-movedor gesto del lavatorio de los pies, que recuerda el humilde servi-cio de los esclavos.

Este día singular, que evoca grandes misterios, concluye con la Adora-ción Eucarística, en recuerdo de la agonía del Señor en el huerto de Getsemaní. Como narra el evange-lio, Jesús, embargado de tristeza y angustia, pidió a sus discípulos que velaran con él permaneciendo en oración: «Quédense aquí y vigilen conmigo» (Mt 26, 38), pero los dis-cípulos se durmieron.

También hoy el Señor nos dice a nosotros: «Quédense aquí y vigi-len conmigo». Y también nosotros, discípulos de hoy, a menudo dormi-mos. Esa fue para Jesús la hora del abandono y de la soledad, a la que siguió, en el corazón de la noche, el prendimiento y el inicio del doloro-so camino hacia el Calvario.

El Viernes Santo, centrado en el misterio de la Pasión, es un día de ayuno y penitencia, totalmente orientado a la contemplación de Cristo en la cruz. En las iglesias se proclama el relato de la Pasión y re-suenan las palabras del profeta Za-carías: «Mirarán al que traspasaron» ( Jn 19, 37). Y durante el Viernes Santo también nosotros queremos fijar nuestra mirada en el cora-zón traspasado del Redentor, en el que, como escribe san Pablo, «están ocultos todos los tesoros de la sabi-duría y de la ciencia» (Col 2, 3), más

aún, en el que «reside corporalmen-te toda la plenitud de la divinidad» (Col 2, 9).

Por eso el Apóstol puede afirmar con decisión que no quiere saber «nada más que a Jesucristo, y este crucificado» (1 Co 2, 2). Es verdad:

la cruz revela «la anchura y la lon-gitud, la altura y la profundidad» -las dimensiones cósmicas, este es su sentido— de un amor que supera todo conocimiento -el amor va más allá de todo cuanto se conoce— y nos llena «hasta la total plenitud de Dios» (cf. Ef 3, 18-19).

En el misterio del Crucificado «se realiza ese ponerse Dios contra sí mismo, al entregarse para dar nue-va vida al hombre y salvarlo: esto es amor en su forma más radical» (Deus caritas est, 12). La cruz de Cristo, escribe en el siglo V el Papa san León Magno, «es fuente de to-das las bendiciones y causa de to-das las gracias» (Discurso 8 sobre la pasión del Señor, 6-8: PL 54, 340-342). En el Sábado Santo la Iglesia, uniéndose espiritualmente a Ma-ría, permanece en oración junto al sepulcro, donde el cuerpo del Hijo de Dios yace inerte como en una condición de descanso después de la obra creadora de la Redención, realizada con su muerte (cf. Hb 4, 1-13). Ya entrada la noche comen-zará la solemne Vigilia pascual, du-rante la cual en cada Iglesia el can-to gozoso del Gloria y del Aleluya Pascual se elevará del corazón de los nuevos bautizados y de toda la comunidad cristiana, feliz porque Cristo ha resucitado y ha vencido a la muerte.

Queridos hermanos y hermanas, para una fructuosa celebración de la Pascua, la Iglesia pide a los fieles

que se acerquen durante estos días al sacramento de la Penitencia, que es una especie de muerte y resu-rrección para cada uno de nosotros. En la antigua comunidad cristiana, el Jueves Santo se tenía el rito de la Reconciliación de los peniten-tes, presidido por el obispo. Desde luego, las condiciones históricas

han cambiado, pero prepararse para la Pascua con una buena confesión sigue siendo algo que conviene valo-rizar al máxi-mo, porque nos ofrece la posi-bilidad de vol-ver a comenzar nuestra vida y tener realmente un nuevo inicio en la alegría del Resucitado y en la comunión del

perdón que él nos ha dado.

Conscientes de que somos pecado-res, pero confiando en la misericor-dia divina, dejémonos reconciliar por Cristo para gustar más intensa-mente la alegría que él nos comu-nica con su resurrección. El perdón que nos da Cristo en el sacramento de la Penitencia es fuente de paz in-terior y exterior, y nos hace apósto-les de paz en un mundo donde por desgracia continúan las divisiones, los sufrimientos y los dramas de la injusticia, el odio, la violencia y la incapacidad de reconciliarse para volver a comenzar nuevamente con un perdón sincero.

Sin embargo, sabemos que el mal no tiene la última palabra, porque quien vence es Cristo crucificado y resucitado, y su triunfo se manifies-ta con la fuerza del amor misericor-dioso. Su resurrección nos da esta certeza: a pesar de toda la oscuridad que existe en el mundo, el mal no tiene la última palabra. Sostenidos por esta certeza, podremos compro-meternos con más valentía y entu-siasmo para que nazca un mundo más justo.

Hago de corazón esta felicitación para todos ustedes, queridos her-manos y hermanas, deseándoles que se preparen con fe y devoción para las ya próximas fiestas pascua-les. Los acompañe María santísima, que, después de haber seguido a su Hijo divino en la hora de la pasión y de la cruz, compartió el gozo de su resurrección.

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418 de marzo de 2012

GuadalajaraMatriz: Paseo DegollaDo No. 123 Guadalajara, jal.

tels.(33) 3613-9431, 3614 9876

Pablo ValDez No. 3574 HerMosa ProViNcia. tels. (33) 3698 2862 Y 3698-2864

araNdaSHiDalgo No.182. tels. (348) 783-0416 Y 7830132

Por: Pera

Madrugados y ani-mosos. A pesar de las pocas horas que dormimos, a las 3:30 de la mañana del domingo 25 de marzo de 2012, con ilusión nos dirigi-mos hacia el parque bicentenario, en Si-lao, Guanajuato, frente al impre-sionante cerro del Cubilete, coronado por la imagen de Cristo Rey. Mien-tras más nos acer-cábamos al lugar, el tráfico se volvía lento. Quedamos estacionados aproximadamente a unos 3 km del parque y, sin importar el frío de la mañana, caminamos, jun-to con miles de personas, con la única ilusión de participar en la Eucaristía presidida por el Vica-rio de Cristo, S.S. Benedicto XVI.

Entre porras y cantos. El ambiente en el parque era impre-sionante… Las porras no cesaban: ¡Benedicto, hermano, ya eres mexicano! ¡Benedicto, amigo, México está contigo! Miles de jóvenes gritaban: ¡Aquí está la juventud del Papa! Pero los ánimos aumentaron cuando apareció el helicóptero so-brevolando el lugar y todo se tornó en aplausos y gritos. Se escucharon gritos como: ¡Ya llegó el Papacóptero! ¡Viva el Papa! ¡Y se dice por ahí, y se dice por ahí, que Benedicto ya está aquí! ¡Be-nedicto te amamos, por eso no nos vamos!

Con sombrero charro Por espacio de media hora el Papa se trasladó por el lugar en el Papamóvil y portó un sombrero charro que se le obsequió; fue un de-talle muy significativo, el transitar por el parque, ya que miles de personas quedaron muy lejos y con este recorrido tuvieron la oportunidad de verlo cerca. El Papa no dejaba de sonreír ante las muestras de cariño de los 640,000 fieles que nos congregamos en el parque.

Estos son tiempos de evangelizar con una fe re-cia y firme

EN SUS DOS DOMICILIOS: Km. 2 Carr. Arandas-León Y Km. 3 Carr. Arandas-Guadalajara. Tel/Fax. 01 (348) 783 10 04 I.D. 62*167777*1

El Arzobispo de León Mons. José Gua-dalupe Martín Rábago dio la bienvenida al Papa y expresó, entre otras cosas, que el Papa viene a alentar los trabajos de la misión continental, así como a proclamar la Palabra de Cristo y enfatizó que estos son tiempos de evangelizar con una fe recia y firme.

Volvamos nuestros ojos a Dios El Papa nos pidió que volvamos nuestros ojos a Dios y que expresemos como el salmista:

Crea en mi Señor un corazón puro, para que con esta exclamación nos preparemos para celebrar el misterio pascual de la pasión, muerte y resu-rrección del Señor.

¡Viva Cristo Rey! Su Santidad Benedicto XVI resaltó la importancia de ver a Cristo como Rey y dijo que la realeza de Cristo no es para someter por la fuerza, que es un poder más grande que gana los corazones ya que ese poder es el amor de Dios.

ENTUSIASTA MUESTRA DE FE EN EL PARQUE BICENTENARIO

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Y no pudo elegir mejor mo-mento para regalar una imagen de Cristo Rey, la cual será colocada en el Santuario del Cubilete.

Ante la Guadalupana Después del rezo del Ánge-lus, el Vicario de Cristo se arrodilló ante la Guadalupana y todos en si-lencio nos unimos a sus intenciones.

Qué mejor manera de festejar. Nuestra diócesis de San Juan de los Lagos representada por nuestro Obispo Diocesano Dn. Felipe Salazar; nuestro Vicario Ge-neral, Dn. Pedro Vázquez; buen número de sacerdotes, religiosas y laicos estuvo presente en esta mag-na celebración. Y qué mejor manera de festejar nuestros 40 años como diócesis, ya que precisamente fue erigida como tal, aquel 25 de marzo de 1972. Dios nos quiso bendecir con la presencia del Papa Benedicto XVI en un día tan significativo para todos nosotros.

Asoleados pero contentos Al terminar la celebración nos dispusimos a salir, fue algo ti-tánico ya que era imposible cami-nar rápido, por la multitud que

formábamos; más algo para de resaltar, fue la alegría que se sentía alrededor por haber participado en la Santa Misa con el Papa. Todos avan-zábamos sin renegar, en un ambiente fra-terno. Llamó mi atención el comen-tario de un niño que expresó: yo pedí en la misa que para el otro año otra vez venga el Papa, los que lo escuchamos sonreí-mos pero el niño en su inocencia, repetía: a ver si viene, a ver si viene…

Hubo momentos de hacer alto total y luego volver a caminar lentamente; así fue nuestra travesía de regreso por espacio de dos horas en medio de un sol intenso, del pol-vo levantado al caminar de las per-sonas y de la sed que se acrecentaba a cada momento; las piedras afila-das sobre la vía del tren calaban en nuestros pies, mas el ánimo no cayó, platicábamos con personas de otros

lugares, cantábamos y así avanza-mos hasta llegar al estacionamiento donde para salir fue otra proeza por la inmensa cantidad de autobuses que se encontraban en el lugar.Por la carretera vimos miles y miles de personas que regresaban a pie; más todos nos sentimos felices y agradecidos con Dios por habernos permitido vivir esta inolvidable e histórica experiencia.

InvitaciónOjalá que esta visita nos sirva a to-dos para reflexionar en el mensaje de Cristo, que no quede en sig-nos externos ni en superficialida-des, sino que nos anime para vivir la unidad y colaboremos cada uno desde nuestro ambiente para ir for-jando una sociedad impregnada con los valores del reino.

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Queridos hermanos y her-manas:Me complace estar entre ustedes, y deseo agrade-cer vivamente a Monseñor José guadalupe Martín rá-bago, arzobispo de león, sus amables palabras de bienvenida. saludo al epis-copado mexicano, así como a los señores cardena-les y demás obispos aquí presentes, en particular a los procedentes de latino-américa y el caribe. Vaya también mi saludo caluroso a las autoridades que nos acompañan, así como a todos los que se han con-gregado para participar en esta santa Misa presidida por el sucesor de Pedro.

«crea en mí, señor, un co-razón puro» (sal 50,12), he-mos invocado en el salmo responsorial. esta excla-mación muestra la profun-didad con la que hemos de prepararnos para celebrar la próxima semana el gran misterio de la pasión, muer-te y resurrección del señor. Nos ayuda asimismo a mi-rar muy dentro del corazón humano, especialmente en los momentos de dolor y de esperanza a la vez, como los que atraviesa en la ac-tualidad el pueblo mexica-no y también otros de lati-noamérica.

el anhelo de un corazón puro, sincero, humilde, aceptable a Dios, era muy sentido ya por israel, a medida que tomaba con-ciencia de la persistencia del mal y del pecado en su seno, como un poder prácticamente implacable e imposible de superar. Quedaba sólo confiar en la misericordia de Dios om-nipotente y la esperanza de que él cambiara desde dentro, desde el corazón, una situación insoportable, oscura y sin futuro. así fue

abriéndose paso el recur-so a la misericordia infinita del señor, que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva (cf. ez 33,11). Un corazón puro, un corazón nuevo, es el que se reconoce impotente por sí mismo, y se pone en ma-nos de Dios para seguir es-perando en sus promesas. De este modo, el salmista puede decir convencido al señor: «Volverán a ti los pecadores» (sal 50,15). Y, hacia el final del salmo, dará una explicación que es al mismo tiempo una firme confesión de fe: «Un cora-zón quebrantado y humilla-do, tú no lo desprecias» (v. 19).

la historia de israel narra también grandes proezas y batallas, pero a la hora de afrontar su existencia más auténtica, su destino más decisivo, la salvación, más que en sus propias fuer-zas, pone su esperanza en Dios, que puede recrear un corazón nuevo, no insen-sible y engreído. esto nos puede recordar hoy a cada

uno de nosotros y a nues-tros pueblos que, cuando se trata de la vida personal y comunitaria, en su dimen-sión más profunda, no bas-tarán las estrategias huma-nas para salvarnos. se ha de recurrir también al único que puede dar vida en ple-nitud, porque él mismo es la esencia de la vida y su autor, y nos ha hecho par-tícipes de ella por su Hijo Jesucristo.

el evangelio de hoy prosi-gue haciéndonos ver cómo este antiguo anhelo de vida plena se ha cumplido real-mente en cristo. lo explica san Juan en un pasaje en el que se cruza el deseo de unos griegos de ver a Je-sús y el momento en que el señor está por ser glo-rificado. A la pregunta de los griegos, representantes del mundo pagano, Jesús responde diciendo: «Ha lle-gado la hora de que el Hijo del hombre sea glorifica-do» (Jn 12,23). respuesta extraña, que parece inco-herente con la pregunta de los griegos. ¿Qué tiene que

ver la glorificación de Jesús con la petición de encon-trarse con él? Pero sí que hay una relación. alguien podría pensar –observa san agustín– que Jesús se sentía glorificado porque venían a él los gentiles. algo parecido al aplauso de la multitud que da «gloria» a los grandes del mundo, diríamos hoy. Pero no es así. «convenía que a la ex-celsitud de su glorificación precediese la humildad de su pasión» (in Joannis ev., 51,9: Pl 35, 1766).

la respuesta de Jesús, anunciando su pasión in-minente, viene a decir que un encuentro ocasional en aquellos momentos sería superfluo y tal vez enga-ñoso. al que los griegos quieren ver en realidad, lo verán levantado en la cruz, desde la cual atraerá a to-dos hacia sí (cf. Jn 12,32). allí comenzará su «gloria», a causa de su sacrificio de expiación por todos, como el grano de trigo caído en tierra que muriendo, ger-mina y da fruto abundan-

SANTA MISAHOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Parque Expo Bicentenario de León Domingo 25 de marzo de 2012

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te. encontrarán a quien seguramen-te sin saberlo andaban buscando en su corazón, al verdadero Dios que se hace reconocible para todos los pue-blos. este es también el modo en que Nuestra señora de guadalupe mos-tró su divino Hijo a san Juan Diego. No como a un héroe portentoso de leyenda, sino como al verdaderísimo Dios, por quien se vive, al creador de las personas, de la cercanía y de la inmediación, del cielo y de la tierra (cf. Nican Mopohua, v. 33). ella hizo en aquel momento lo que ya había ensayado en las bodas de caná. ante el apuro de la falta de vino, in-dicó claramente a los sirvientes que la vía a seguir era su Hijo: «Hagan lo que él les diga» (Jn 2,5).

Queridos hermanos, al venir aquí he podido acercarme al monumento a cristo rey, en lo alto del cubilete. Mi venerado predecesor, el beato Papa Juan Pablo ii, aunque lo deseó ar-dientemente, no pudo visitar este lu-gar emblemático de la fe del pueblo mexicano en sus viajes a esta que-rida tierra. seguramente se alegrará hoy desde el cielo de que el señor me haya concedido la gracia de poder es-tar ahora con ustedes, como también habrá bendecido a tantos millones de mexicanos que han querido venerar sus reliquias recientemente en to-dos los rincones del país. Pues bien, en este monumento se representa a cristo rey. Pero las coronas que le acompañan, una de soberano y otra de espinas, indican que su realeza no es como muchos la entendieron y la entienden. su reinado no consiste en el poder de sus ejércitos para so-meter a los demás por la fuerza o la violencia. se funda en un poder más grande que gana los corazones: el amor de Dios que él ha traído al mun-do con su sacrificio y la verdad de la que ha dado testimonio. Éste es su

señorío, que nadie le podrá quitar ni nadie debe olvidar. Por eso es justo que, por encima de todo, este san-tuario sea un lugar de peregrinación, de oración ferviente, de conversión, de reconciliación, de búsqueda de la verdad y acogida de la gracia. a él, a cristo, le pedimos que reine en nues-tros corazones haciéndolos puros, dóciles, esperanzados y valientes en la propia humildad.

también hoy, desde este parque con el que se quiere dejar constancia del bicentenario del nacimiento de la na-ción mexicana, aunando en ella mu-chas diferencias, pero con un destino y un afán común, pidamos a cristo un corazón puro, donde él pueda habi-tar como príncipe de la paz, gracias al poder de Dios, que es el poder del bien, el poder del amor. Y, para que Dios habite en nosotros, hay que es-cucharlo, hay que dejarse interpelar por su Palabra cada día, meditándo-la en el propio corazón, a ejemplo de María (cf. lc 2,51). así crece nuestra amistad personal con él, se aprende lo que espera de nosotros y se reci-be aliento para darlo a conocer a los demás.

en aparecida, los obispos de latino-américa y el caribe han sentido con clarividencia la necesidad de confir-mar, renovar y revitalizar la novedad del evangelio arraigada en la his-toria de estas tierras «desde el en-cuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros» (Documento conclusivo, 11). la Misión continental, que aho-ra se está llevando a cabo diócesis por diócesis en este continente, tie-ne precisamente el cometido de ha-cer llegar esta convicción a todos los cristianos y comunidades eclesiales, para que resistan a la tentación de una fe superficial y rutinaria, a veces

fragmentaria e incoherente. también aquí se ha de superar el cansancio de la fe y recuperar «la alegría de ser cristianos, de estar sostenidos por la felicidad interior de conocer a cristo y de pertenecer a su iglesia. De esta alegría nacen también las energías para servir a cristo en las situaciones agobiantes de sufrimiento humano, para ponerse a su disposición, sin replegarse en el propio bienestar» (Discurso a la curia romana, 22 de diciembre de 2011). lo vemos muy bien en los santos, que se entregaron de lleno a la causa del evangelio con entusiasmo y con gozo, sin reparar en sacrificios, incluso el de la propia vida. su corazón era una apuesta in-condicional por cristo, de quien ha-bían aprendido lo que significa verda-deramente amar hasta el final.

en este sentido, el año de la fe, al que he convocado a toda la iglesia, «es una invitación a una auténtica y renovada conversión al señor, úni-co salvador del mundo [...]. la fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo» (Porta fidei, 11 octubre 2011, 6.7).

Pidamos a la Virgen María que nos ayude a purificar nuestro corazón, es-pecialmente ante la cercana celebra-ción de las fiestas de Pascua, para que lleguemos a participar mejor en el misterio salvador de su Hijo, tal como ella lo dio a conocer en estas tierras. Y pidámosle también que siga acom-pañando y amparando a sus queridos hijos mexicanos y latinoamericanos, para que cristo reine en sus vidas y les ayude a promover audazmente la paz, la concordia, la justicia y la soli-daridad.amén.

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818 de marzo de 2012

http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=36465

deseo elevar mi voz invitando a todos a proteger y cuidar a los niños, para que

nunca se apague su sonrisa, puedan vivir en paz y mirar al futuro con confianza.

Benedicto Xvi

¡¡¡Amiguines, el Papa Benedicto XVI dirigió un

mensaje exclusivo para los niños mexicanos!!! Para que no lo olviden les presento algunos fragmentos, así lo

tendrán presente.

«ustedes ocupan un lugar muy importante en el corazón del papa.»

«dios quiere que seamos siempre felices. Él nos

conoce y nos ama. si dejamos que

el amor de cristo cambie nuestro

corazón, entonces nosotros podremos cambiar el mundo. ese es el secreto de la auténtica

felicidad.»

«el discípulo de Jesús no responde al mal con el

mal, sino que es siempre instrumento del bien, heraldo del perdón,

portador de la alegría, servidor de la unidad.»

«ténganlo, pues, como el mejor de sus amigos.»

«ustedes, mis pequeños amigos, no están solos. cuentan con la ayuda de cristo y de su iglesia para llevar un estilo de vida cristiano. participen en la misa del domingo, en la catequesis, en algún grupo de apostolado, buscando lugares de oración, fraternidad y caridad.»

«los beatos cristóbal, antonio y Juan, los niños mártires de tlaxcala,

que conociendo a Jesús, en tiempos de la primera evangelización de méxico, descubrieron que no había tesoro más grande que

Él.»

«los invito, pues, a rezar continuamente, también en casa; así experimentarán la

alegría de hablar con dios en familia. recen por todos, también por mí. yo rezaré por ustedes, para que méxico sea un

hogar en el que todos sus hijos vivan con

serenidad y armonía.»

¡El secreto de la felicidad nos lo

dijo el Papa!

¿Conoces las vidas de estos niños mártires?

Nos dijo quién

debe ser Jesús para nosotros:

No olvidemos orar con mucho

fervor por nuestro querido Papa.

Amemos a nuestra madre, la Virgencita, el Papa también la quiere mucho.

«que la virgen les acompañe.»

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918 de marzo de 2012

Vamos caminando hacia Semana Santa: El Encuentro Pascua, ¡Te espera!

AL LÍMITE DEL SUICIDIOPastoral Juvenil

Voces pastorales de los adolescentes y jóvenes de nuestra diócesis.

Porque todo fue creado para Él. Todos los hombres han sido salvados por Él y serán juzgados por Él.

Su cercanía se puede experimentar sobre todo en la Palabra de Dios, en la recepción de los Sacramentos, en la atención a los pobres y ahí “donde dos o tres están reunidos en mi nombre” (Mt 18,20).

Cuando el mundo llegue a su fin ven-drá Cristo visible para todos. “Cuando estas cosas comiencen a suceder, levanten la cabeza, se acerca su liberación” (Lc 21,28). Con la venida de Cristo habrá “un cielo nuevo y una tierra nueva”. “Enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto, ni dolor, porque lo primero ha desapa-recido” (Ap 21,1.4).

A quien no quiere saber nada del amor, no le puede ayudar Cristo; se juzga a sí mismo. Como Jesús es “el camino, la verdad y la vida” ( Jn 14,6), se mostrará en Él lo que tiene consis-tencia ante Dios y lo que no. Según el criterio de lo que es la vida de Jesús saldrá a la luz la verdad completa de todos los hombres, de todas las cosas y de todos los pensamientos y aconteci-mientos.

3ª VERDAD: CREO EN LA RESU-RRECCIÓN DE LOS MUERTOS

Creemos en la resurrección de los muertos porque Cristo ha resucitado de entre los muertos, vive para siem-pre y nos hace partícipes de esta vida eterna. Cuando un hombre muere, su cuerpo es enterrado o incinerado. A pesar de ello, creemos que hay una vida después de la muerte para esa perso-na. Jesús se ha mostrado en la Resu-rrección como Señor de la muerte; su palabra es digna de fe: “Yo soy la re-surrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá” ( Jn 11,25).

En la muerte se separan el cuerpo y el alma. El cuerpo se descompone, mientras que el alma sale al encuen-tro de Dios y espera a reunirse en el último día con su cuerpo resucitado. El cómo de la resurrección de nuestro cuerpo es un misterio. No sabemos nada de la apariencia futura de nues-tro cuerpo. Sin embargo, san Pablo está seguro: “Se siembra un cuerpo sin glo-ria, resucita glorioso” (1 Co 15,43).

Cristo nos sale al encuentro y nos conduce a la vida eterna. “No me atrapará la muerte, sino Dios” (Santa Teresa del Niño Jesús). Cuando mo-rimos, no caemos mas que hasta las manos de Dios. Quien muere no viaja a la nada, sino que regresa al hogar del amor del Dios que le ha creado.La vida eterna comienza con el Bau-tismo. Va más allá de la muerte y no tendrá fin.

YOUCATContinuación de la página 2.

Por: P. Alonso Jiménez Gómez

Un amigo me co-mentó un día, cuando se encaró con esta situación, decía: Fueron momentos de angustia del cuerpo y del alma. Las personas se tras-formaban en un tormento. El horizonte se mostraba totalmente cerrado y se me habían quitado por com-pleto las ganas de vivir. Ante ese panorama parece que sólo había una salida. Apenas faltaba un empujoncito para saltar al abismo del suicidio. No lo hice, no sé por qué. Por cierto que el suicidio se equipara al homicidio. Homicidio es quitarle la vida a otro; suicidio es quitársela a sí mismo. Y esto implica dos consideraciones: primero, el impedimento del principio de que la vida y la muerte son propiedad exclusiva de Dios (yo daré la vida y yo la quitaré Dt. 32,39) Por tanto, disponer de la propia vida y pro-vocarse la muerte es apropiarse un derecho que únicamente le pertenece a Dios. Somos adminis-tradores de la vida. Se nos ha concedido aprove-charnos de los frutos, no que cortemos el árbol. Y, en segundo lugar, borrarse, suprimirse, tirar los guantes, es una gran cobardía, pues sig-nifica que no se cuenta con el coraje para ascender la corriente. Es de valientes dar pelea a los peo-

res contratiempos y enfrentar las mayores dificultades.

Por otra par-te, aún en el peor de los casos, cuando pa-reciera que tu vida es negativa, o por lo menos insignifican-te, la verdad es que tu persona, tu indi-vidualidad es única e insustituible. Es la

construcción de una casa todos y cada uno de los la-drillos son importantes. Si le faltara uno, la casa estaría incompleta. Aunque no lo creas, tu vida es preciosa y es ne-cesaria tu presencia. Si llegaras a faltar, sobre todo, si te suprimes por tu propia cuenta, el mundo quedará más pobre y un vacío que nadie podrá llenar. La vida, in-dependientemente de su pequeñez, de su enfermedad, de su podredumbre, de su soledad, vale por sí sola. Es parte de la vida de Dios, imagen del Dios de la vida, vela prendida en su hoguera. Suprimir la vida es supri-mir un poco de la imagen de Dios, dejar al mundo en mayor oscuridad; nadie tiene el derecho de apagar la vela. Ante los linderos de la desesperación que re-claman el facilismos del suicidio en casos extremos, siempre será posible el coraje de decirle SI a la vida y NO a la muerte, hasta que el Señor de la vida disponga trasladarnos a los horizontes de la otra vida.

Lucha por tus ideales, cree en ellos y acércate a Dios, él dará sentido nuevo y diferente a tu vida.

Por: Juan Leonardo Reyes F.- Movimiento Diocesano de Pascua Una Cuaresma mas ha pa-sado y estamos a punto de entrar a una nueva Semana Santa, una semana de viven-cias y experiencias acercadas a Jesucristo. Pero joven, ¿te sientes prepa-rado para encontrar a Cristo Vivo dentro de ti, o piensas dejar pasar en vano esta nue-va oportunidad? Semana Santa está llena de misterios, no solo es una se-mana más de vacaciones como cualquier otra, como navidad o vacaciones de verano, no solo es una se-mana para ir a acampar con la familia y amigos. Esta semana debe servirte a ti joven para que pue-das despejar tu mente, para que puedas conocer un poco más sobre tu religión, sobre ese Cristo que dio la vida por ti, debería ser un tiempo de reflexión.

¿O acaso conoces lo que es una la-vatorio de pies, una vigilia pascual, un rosario del pésame, o el motivo del porque celebramos la resurrec-ción de Cristo? ¿Te conoces a ti? Si tú, como yo y al igual que cientos de jóvenes más tienes esas inquie-tudes sobre qué hacer esta Sema-na Santa y conocer más sobre tu culto católico, sobre Cristo y sobre ti. Te invito a vivir una experiencia a través del encuentro PASCUA JUVENIL, en donde vivirás cada uno de los días santos al máximo y conocerás a un Cristo vivo den-tro de tu persona, de esa persona maravillosa y excelente creación, única, que eres tú. Pascua juvenil es un encuentro que

puedes vivir en tu parroquia más cercana, pregunta por las solicitudes con tu párroco en tu librería parroquial, créeme que por experiencia propia es un encuentro que no te arrepentirás por vivir y te aseguro encontrarás res-puestas a tus dudas.

Así que ¿qué esperas? Cristo te está llamando, ¿tú le responderás?

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Sección Infantil

Domingo de Ramos¡QUE VIVA MI CRISTO, QUE VIVA MI REY!¡QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY!

PrIMEra lECTuraLectura del libro del profeta Isaías. 50, 4-7

en aquel entonces, dijo isaías: «el señor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de alien-to.

Mañana tras mañana, el señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo. el señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia ni me he echado para atrás.

ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos.Pero el señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endureció mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado».

SalMO rESPONSOrIal:

R. DIOS MIO, DIOS MIO,¿PORQUE ME HAS ABANDONADO?

todos los que me ven, de mí se burlan;me hacen gestos y dicen:«Confiaba en el Señor, pues que él lo salve;si de veras lo ama, que lo libre». r.

los malvados me cercan por doquieracomo rabiosos perros.Mis manos y mis pies han taladradoy se pueden contar todos mis huesos. r.

reparten entre sí mis vestidurasy se juegan mi túnica a los dados.señor, auxilio mío, ven y ayúdame,no te quedes de mí tan alejado. r.

SEGuNda lECTura:Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2 , 6-11

cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerro-gativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anona-dó a sí mismo, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el señor, para gloria de Dios Padre.

aClaMaCION:

R. Honor y gloria, a ti Señor Jesús.

cristo se humilló por nosotros y por obediencia aceptó incluso la muerte y una muerte de cruz.Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre.

R. Honor y gloria, a ti Señor Jesús.

EVaNGElIO (Lectura breve) PaSION dE NuESTrO SEÑOr jESuCrISTO SEGuN SaN

MarCOS 15, 1-39

luego que amaneció, se reunieron los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el sanedrín en pleno, para deliberar. ata-ron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato. este preguntó: «eres tú el rey de los judíos?» el respondió: «sí lo soy». los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan». Jesús ya no le contestó nada, de modo que Pilato estaba muy ex-trañado.

Durante la fiesta de Pascua, Pilato solía soltarles al preso que ellos pidieran. estaba entonces en la cárcel un tal barrabás, con los re-voltosos que habían cometido un homicidio en un motín. Vino la gente y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les dijo: «¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?» Porque sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente para que pidieran la libertad de barrabás. Pilato les volvió a preguntar: «¿Y qué voy a hacer con el que llaman rey de los judíos?» ellos gritaron más fuerte: «¡crucifícalo!» Pilato, queriendo dar gusto a la multitud, les soltó a barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran.

los soldados se lo llevaron al interior del palacio, al pretorio, y reu-nieron a todo el batallón. lo vistieron con un manto de color púr-pura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a burlarse de él, dirigiéndole este saludo: «¡Viva el rey de los judíos!» le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y doblando las rodillas, se postraban ante él. terminadas las burlas, le quitaron aquel manto de color púrpura, le pusieron su ropa y lo sacaron para crucificarlo.

entonces forzaron a cargar la cruz a un individuo que pasaba por ahí de regreso al campo, simón de cirene, padre de alejandro y de rufo, y llevaron a Jesús al gólgota (que quiere decir «lugar de la calavera»). le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo aceptó. lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echando suertes para ver qué le tocaba a cada uno.

Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusa-ción estaba escrito: «El rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. así se cumplió la escritura que dice: Fue contado ente los malhechores.

los que pasaban por ahí, lo injuriaban meneando la cabeza y gri-tándole «¡anda! tú, que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo y baja de la cruz». los sumos sacer-dotes se burlaban también de él y le decían: «Ha salvado a otros, pero a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos». Hasta los que estaban crucificados con él también lo insultaban.

al llegar el mediodía, toda aquella tierra se quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. Y a las tres, Jesús gritó con voz potente: «eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní? (que significa: Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?), algunos de los presentes, al oírlo decían: «Miren; está llamando a elías». Uno corrió a empapar una esponja en vinagre, la sujetó a un carrizo y se la acercó para que bebiera, diciendo: «Vamos a ver si viene elías a bajarlo». Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. el oficial romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expira-do, dijo: «De veras este hombre era Hijo de Dios».

Palabra del Señor.R. Gloria a Ti, Señor Jesús.

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Domingo de RamosMeditación

con la entrada a Jerusalén comienza una nueva etapa. Jesús deja por el momento de instruir a sus discípulos y se dedica a clarificar la actitud de israel frente a él y su mensaje. con tres acciones sim-bólicas muy parecidas a las que solían hacer los profetas del a.t., Jesús expresa su condición mesiánica. la primera de ellas y la que nos ocupa en este evangelio es la entrada a Jerusalén, un hecho sencillo y solemne a la vez que debemos de entender a la luz del texto de zac 9, 9 se acerca tu rey, justo y victorioso, humilde y mon-tado en un burro.

Jesús se acerca a Jerusalén, sabe que pronto llegará la hora en que ofrecerá su vida para salvación de los hombres; pronto tendrá qué experimentar en sí mismo el dolor, el sufrimiento, en sacrificio para el perdón de los pecados.antes de entrar en la ciudad santa prepara su entrada triunfal como lo hacen los reyes después de la victoria en la batalla. con sus obras y con su palabra ha manifestado su ser de Mesías y el rey tan esperado.

es recibido por el pueblo con grande gozo, le rinde homenaje y lo aclama como rey. Pero no es el rey majestuoso de este mundo, su cabalgadura cuidadosamente preparada y elegida, habla de mo-destia, de humildad, de sencillez y de paz.

su reino es un reino de Justicia, de amor, de Verdad y de Paz. subrayemos la motivación sencilla que Marcos pone en boca de Jesús para apropiarse por breves momentos del pollino atado so-bre el que no había montado todavía ningún hombre: “el señor lo necesita” (v. 3). “Necesita” de cada uno de nosotros para que, como nuevos cirineos, le ayudemos a llevar la cruz: la cruz de los hermanos que sufren a nuestro lado, de todos los que están de una u otra manera participando íntimamente de su cruz, de su pasión.

“el señor lo necesita”. en su misericordia nos necesita porque quiere compartir con nosotros el fruto de su redención (cf. col 1, 24), quiere hacernos partícipes de la obra de la salvación: nuestra y de todos nuestros hermanos, los hombres y mujeres, cargados a veces, y hoy de manera especial, con la pesada cruz del sufrimien-to, del sin sentido, la desesperanza, las luchas y conflictos bélicos y de todo tipo.

el que las gentes no hayan impedido que los discípulos se llevaran el borrico nos habla de la conciencia que tenía el pueblo de que los tiempos mesiánicos han llegado. el pueblo está cansado de la opresión, de las injusticias y en aquel rey Manso y Humilde encuen-tran una luz de esperanza. lo han escuchado decir que en Él en-contrarán descanso los fatigados, los cansados, los atormentados y por eso ahora lo proclaman Mesías-rey.

Jesús al entrar en Jerusalén se contenta con un pobre animal por trono y se contenta con un pobre pesebre al nacer. a lo largo de su vida pública nos transmite la virtud de la humildad, como una de las virtudes más queridas por el señor y el rechazo a las riquezas. Montado a lomos de un borriquillo entra en Jerusalén. Muchos de los allí presentes vitoreando al señor, le habían visto actuar, habían oído sus mensajes de amor, de aliento, habían sentido en sí una transformación interior; muchos le habían seguido por los caminos. Y reciben a Jesús como a un rey.

Entre aquellos nos encontramos reflejados nosotros, que también hemos recibido las gracias del señor; hemos recibido sus palabras de aliento; sus palabras sanadoras para nuestra alma herida por el pecado... también alabamos al señor cuando ha trocado en alegría nuestra tristeza, cuando hemos recibido su bálsamo eficaz con sus palabras de perdón en el sacramento de la Penitencia; cuando lo hemos recibido en el sacramento de la eucaristía. Nuestras accio-nes de gracias, nos llevan a aquella entrada de Jerusalén, en alas de la fe. Allí estamos nosotros cada día que mostramos esa fideli-dad al señor. Nuestras obras, nuestras oraciones, nuestros ofreci-mientos se elevan como las palmas de aquellas gentes.

No es ese rey que se sirve del pueblo, sino que ha venido a poner-se al servicio de la humanidad. es ese rey-Pastor que no trasquila a las ovejas sino que da la vida por ellas; las cuida, las defiende y las guía hasta las fuentes de la felicidad.

es el rey que no extiende su mano para señalar el pecado sino que extiende sus brazos en la cruz para salvarlo. Por eso, junto con la multitud, proclamemos a cristo como el señor, como nuestro rey y dejemos que Él transforme nuestro corazón y lo llene de su amor y de su bondad.

oraciÓNPadre celestial, reconozco que mi vida ha sido un desastre, que la guía humana que he tenido hasta ahora no ha sido suficiente para librarme de los errores del pecado. Pero ahora yo te pido perdón por mis pecados. reconozco que tú enviaste a tu Único Hijo, Jesucristo, para traer-me liberación espiritual, moral y emocional. Yo recibo a Jesucristo en mi corazón como mi guía, como mi rey y señor. gracias por tu perdón y por la sangre de Jesús que me limpia de todo pecado.

señor, Padre santo, “rico en misericordia” renueva en mí, por el poder de tu espíritu, el “oído de discípula” para que sepa “escuchar”, de manera especial en esta gran semana tu Palabra, la Palabra que es tu mismo Hijo, mi señor y Maestro. Que el espíritu santo me introduzca en su Misterio pascual de muerte y vida, me impregne de la fuerza de la salvación para que sepa decir al aba-tido, a todo el que sufre y se cruza en mi camino “una palabra de aliento”, tu Palabra de amor: que sea cirineo que ayude a llevar la cruz.

como María la Virgen de la escucha y obediencia, que yo sea capaz de acompañar a Jesús Maestro en su pasión y a los hermanos y hermanas en los caminos de su propio calvario.

aquí me tienes, Padre, para hacer tu voluntad

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“Que hermosos son los pies de los que anuncian buenas noticias”

Romanos 10,15