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9 | IdZ Mayo Azul Picón Comité de redacción. Natalia Morales Fac. de Cs. Agrarias-UNju. Cosecha de manzanas y peras en Río Negro y Neuquén, uvas en Cuyo, limones en Tucumán, arándanos y cítricos en Entre Ríos, ajo en Men- doza, tabaco en Salta y Jujuy, yerba mate en Mi- siones y Corrientes, aceitunas en Catamarca y La Rioja, algodón en Chaco y Formosa, caña de azúcar en Tucumán, Salta y Jujuy, y más… Las economías regionale s se desarrollaron luego de la crisis de los años treinta, cuando el desarro- llo del mercado interno favoreció el crecimien- to de las producciones extra pampeanas y los mercados de trabajo asociados a éstas. Son pro- ducciones intensivas en mano de obra, poco tecnicadas y concentradas en tareas de cose- cha, por lo cual registran mayor presencia de trabajadores agrarios transitorios, en relación a los permanentes. Se calcula que entre 350 mil y medio millón de trabajadores rurales son trabajadores golondri- nas, es decir, trabajadores estacionales que mi- gran por diferentes regiones del país cubriendo la demanda de cosechas de diferentes cultivos. » Realizan mayormente tareas relacionadas a la cosecha de frutas y hortalizas, pero también ta- reas como poda, raleo y empaque. Las migraciones suelen darse en un sentido Norte a Sur del país; los trabajadores migrantes provienen principalmente de las provincias del norte y de países limítrofes como Bolivia y Pa- raguay. La mecanización de tareas en el campo intensicó la expulsión de mano de obra. Es el caso de la producción de algodón y de la caña de azúcar, que por esa razón convirtió a Santiago del Estero y Tucumán en las provincias que pro- veen la mayor cantidad de trabajadores golondri- nas. Por el contrario, provincias como Neuquén, Río Negro y Mendoza son receptoras de mano de obra estacional, ya que, aunque cuentan con trabajadores permanentes, en la época de la co- secha, la población local resulta insuciente. Los golondrinas intercalan períodos de ocupación con otros de sub o desocupación, conformando ciclos anuales que se caracterizan por la intermi- tencia laboral. Sin opción, los ciclos temporarios que cumplen, son parte de las estrategias de so-  breviv encia , frent e al desemp leo y la in seguri dad laboral que encuentran en sus lugares de origen. Diversos estudios 1  demuestran que estos ciclos migratorios no los hace modicar su aliación al lugar de pertenencia, al que regresan luego de cada migración. La precarización laboral como regla del juego Tradicio nalmente los trabajadores golondrinas estuvieron expuestos a las peores condiciones laborales. El trabajo no registrado en el campo alcanza niveles elevadísimos. Entre los traba-  jadores permanentes, la informalidad es de un 50 %, pero esta cifra aumenta a 8 0 o 90 % cuan- do hablamos de trabajadores temporarios. Pa- go de salarios en negro, o solo un porcentaje en  blanco, y formas de pago “no salariales” como el pago con tickets, completan el panorama. Las remuneraciones generalmente no alcanzan el salario mínimo, y se encuentran hasta un tercio por debajo de la remuneración percibi da por los Ilustración: Anahí Rivera Los trabajadores golondrina y la red de explotación agraria

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9|IdZ

Mayo

Azul Picón

Comité de redacción.

Natalia Morales

Fac. de Cs. Agrarias-UNju.

Cosecha de manzanas y peras en Río Negro y

Neuquén, uvas en Cuyo, limones en Tucumán,

arándanos y cítricos en Entre Ríos, ajo en Men-doza, tabaco en Salta y Jujuy, yerba mate en Mi-

siones y Corrientes, aceitunas en Catamarca y

La Rioja, algodón en Chaco y Formosa, caña de

azúcar en Tucumán, Salta y Jujuy, y más… Las

economías regionales se desarrollaron luego de

la crisis de los años treinta, cuando el desarro-

llo del mercado interno favoreció el crecimien-

to de las producciones extra pampeanas y los

mercados de trabajo asociados a éstas. Son pro-

ducciones intensivas en mano de obra, poco

tecnificadas y concentradas en tareas de cose-

cha, por lo cual registran mayor presencia de

trabajadores agrarios transitorios, en relación a

los permanentes.Se calcula que entre 350 mil y medio millón de

trabajadores rurales son trabajadores golondri-

nas, es decir, trabajadores estacionales que mi-

gran por diferentes regiones del país cubriendo

la demanda de cosechas de diferentes cultivos. » 

Realizan mayormente tareas relacionadas a la

cosecha de frutas y hortalizas, pero también ta-

reas como poda, raleo y empaque.Las migraciones suelen darse en un sentido

Norte a Sur del país; los trabajadores migrantes

provienen principalmente de las provincias del

norte y de países limítrofes como Bolivia y Pa-

raguay. La mecanización de tareas en el campo

intensificó la expulsión de mano de obra. Es el

caso de la producción de algodón y de la caña de

azúcar, que por esa razón convirtió a Santiago

del Estero y Tucumán en las provincias que pro-

veen la mayor cantidad de trabajadores golondri-

nas. Por el contrario, provincias como Neuquén,

Río Negro y Mendoza son receptoras de mano

de obra estacional, ya que, aunque cuentan con

trabajadores permanentes, en la época de la co-secha, la población local resulta insuficiente. Los

golondrinas intercalan períodos de ocupación

con otros de sub o desocupación, conformando

ciclos anuales que se caracterizan por la intermi-

tencia laboral. Sin opción, los ciclos temporarios

que cumplen, son parte de las estrategias de so-

 brevivencia, frente al desempleo y la inseguridad

laboral que encuentran en sus lugares de origen.Diversos estudios1  demuestran que estos ciclos

migratorios no los hace modificar su afiliación

al lugar de pertenencia, al que regresan luego de

cada migración.

La precarización laboral como regla del juegoTradicionalmente los trabajadores golondrinas

estuvieron expuestos a las peores condiciones

laborales. El trabajo no registrado en el campo

alcanza niveles elevadísimos. Entre los traba-

 jadores permanentes, la informalidad es de un

50 %, pero esta cifra aumenta a 80 o 90 % cuan-

do hablamos de trabajadores temporarios. Pa-

go de salarios en negro, o solo un porcentaje en blanco, y formas de pago “no salariales” como

el pago con tickets, completan el panorama. Las

remuneraciones generalmente no alcanzan el

salario mínimo, y se encuentran hasta un tercio

por debajo de la remuneración percibida por los

Ilustración: Anahí Rivera

Los trabajadores

golondrina y la

red de explotación

agraria

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10   MOVIMIENTO

OBRERO|

en desuso y containers son adaptados como vi-

viendas improvisadas5. Reducción a la servidum-

 bre e indicios de trata laboral.

La falta de registro de los trabajadores, la casi

nula representación sindical, el desconocimien-

to de sus derechos, y la falta de documentación

de muchos de ellos, hacen que esta realidad sea

más fácil de ocultar. Las corporaciones mediá-

ticas no ayudan: salvo raras excepciones, la in-

visibilización es lo que reina. Las patronales se

sirven de las mismas instituciones del Estado y

fuerzas represivas estatales y para estatales pa-ra garantizar el funcionamiento de la red de ex-

plotación.

Tanto en los diarios6 como en internet, dece-

nas de testimonios de trabajadores de la fruta

denuncian el maltrato policial. Algunos incluso

dan cuenta de cómo la policía los amenaza di-

ciéndoles “te va a pasar como a Solano”, en re-

ferencia al trabajador golondrina desaparecido

en Choele Choel (ver recuadro).

…las vaquitas son ajenasLa mayoría de estas economías regionales son

de exportación, es decir que mientras los cose-

cheros trabajan en condiciones deplorables, lafruta recolectada se destina al primer mundo.

La empresa que lidera el mercado es Expofrut

Argentina, una multinacional de capitales bel-

gas, que está en 9 provincias y terceriza traba-

 jo a través de más de 450 empresas. Dispone de

una superficie de 20 mil hectáreas y exporta el

24 % de la producción frutihortícola del país,

lo que representa aproximadamente 250 mil to-

neladas de frutas7. Es una de las 100 empresas

del Grupo Univeg en todo el mundo, aunque es

de las principales en cuanto a facturación. Hein

Deprez, fundador de Univeg, factura 3.000 mi-

llones de euros anuales. Para esta multinacio-

nal trabajaba Daniel Solano en el momento desu desaparición.

En los últimos años, los productores hablan

de una grave crisis económica y financiera, que

atraviesan las economías regionales, de la que

culpan a la política económica. Pero las mismas

patronales que hoy se declaran en alerta, ale-

gando que esta crisis afecta a los trabajadores,

son las que en tiempos de bonanza económica

se enriquecieron a costa de trabajo en negro y

esclavo. Aún así, los directivos de Expofrut hi-

cieron acuerdos el año pasado con la ministra

de Industria Débora Giorgi, para seguir operan-

do en el país por 5 años más.

¿Y ahora quién podrá defendernos?Actualmente está vigente la Nueva Ley de

Trabajo Agrario (N.º 26.727), impulsada por

el kirchnerismo y aprobada en diciembre del

2011 con el objetivo de combatir la informa-

lidad y dotar de los derechos que habían si-

do negados por la Ley 22.248 (sancionada en

la última dictadura militar) al asalariado rural.

Sin embargo la “nueva Ley” solo es una refor-

ma de la anterior. En líneas generales mantiene

y permite establecer nuevas formas contrac-

tuales, como es la creación de la figura de “tra-

 bajador permanente discontinuo” que deja lapuerta abierta a la precarización laboral. La re-

gulación del trabajo por la polémica figura de

“usos y costumbres” legitima el pago del traba-

 jo a destajo, la posibilidad de que el emplea-

dor pueda establecer jornadas de trabajo que

superen las ocho horas y los días de descanso,

en caso de que fuese necesario, aspectos que le

permiten seguir explotando al máximo al tra-

 bajador estacional .

Respecto al derecho a huelga, la Comisión Na-

cional de Trabajo Agrario, encargada de regular

aspectos que tienen que ver con el salario y los

conflictos sindicales, asume una postura ambi-

gua: por un lado reconoce el derecho a huel-ga y por el otro restringe el mismo durante la

negociación de un conflicto, dotando de funda-

mentos legales contra el trabajador para accio-

nar judicialmente contra los mismos.

Mientras la ley presenta coartadas contra el

trabajador, premia a las patronales por reco-

nocer a trabajadores temporarios o permanen-

te discontinuos, a través de la reducción de los

aportes patronales en un 50 %, haciéndose car-

go el Poder Ejecutivo de dichos aportes. Este ti-

po de beneficios al patrón también se producen

a través de los Convenios de Corresponsabili-

dad Gremial (CCG), Ley 26.377, suscriptos en-

tre asociaciones de trabajadores con personeríagremial y empresarios del sector rural, que tie-

nen trabajadores estacionales a cargo. Con el

CCG el empleador reemplaza el pago mensual

de contribuciones destinadas al sistema de la se-

guridad social, por un pago diferido, engloba-

do dentro de la denominada “tarifa sustitutiva”,

a través de un agente de retención definido por

las partes en el convenio. La misma se estable-

ce a partir del valor establecido por unidad co-

sechada, o sea legitimando los aportes sociales

en función del trabajo a destajo.

Uno de los aspectos más polémicos de la ley fue

la creación del RENATEA, en reemplazo de la

desprestigiada RENATRE (manejado por la UA-TRE y representantes patronales), que legitimó

durante años las condiciones descriptas y estable-

cidas. Hoy bajo la órbita del Estado, debería sig-

nificar un mayor control, pero la precarización y

malas condiciones de trabajo no han cambiado.

trabajadores permanentes. Es habitual que las

promesas de pago sean incumplidas, percibien-

do efectivamente la mitad o menos del salario

estipulado.

El incumplimiento de la legislación laboral y

los reducidos índices de registro de los trabaja-

dores hace que los mismos tengan que realizar

 jornadas de trabajo de más de 12 horas, expues-

tos a elevados riesgos de trabajo, sin seguro de

accidentes, cobertura de salud ni jubilación. Su-

mado a esto, la utilización de trabajo infantil y

el trabajo a destajo, convierten a esta actividaden una de las más precarias.

Por su parte, la intermediación laboral cum-

ple un rol fundamental en el mercado laboral

transitorio: vincula oferta y demanda de traba-

 jadores y facilita el reclutamiento de los mismos

diluyendo la clásica relación de dependencia la-

 boral. Los agentes de intermediación pueden

incluir la figura del contratista, las cooperati-

vas de trabajo fraudulentas –para eludir cargas

sociales–, las empresas de prestación de servi-

cios o incluso organismos sindicales y estata-

les, como UATRE, que conjuntamente con la

Secretaría de Trabajo y Empleo de la provin-

cia de Tucumán, actúan como intermediarios yreclutadores de personal transitorio2. A su vez,

la subcontratación permite evitar los costos la-

 borales, desdibujar la relación laboral y generar

sistemas de control de trabajo que no involu-

cran al productor de forma directa3.

La mayoría de los trabajadores estacionales

provienen de comunidades rurales y/u origina-

rias en situación de alta vulnerabilidad y condi-

ciones de pobreza estructural, lo que los obliga

a aceptar estos trabajos, sometiéndose a la arbi-

trariedad y abuso de sus empleadores4.

Las penas son de nosotros…

De tanto en tanto se encuentran en periódicosregionales noticias que denuncian las condiciones

de vida de los trabajadores golondrinas. Hacina-

miento, falta de agua, de baños, habitaciones sin

ventanas y falta de energía eléctrica son la regla

más que la excepción. Gamelas, carpas, colectivos

“  La mayoría de los trabajadores estacionales provienen

de comunidades rurales y/u originarias en situación de alta

vulnerabilidad y condiciones de pobreza estructural.”

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Mayo

La madrugada del 5 de noviembre de 2011,Daniel Solano –trabajador golondrina de

la comunidad guaraní Misión Cherenta,en Tartagal– fue visto por última vez. Te-nía 27 años y había migrado a Lamarque(pueblo cercano a Choele Choel) un mesatrás para trabajar en Agro Cosecha SRL,una empresa que tercerizaba trabajo pa-ra Expofrut Univeg hoy Expofrut Argenti-na–, multinacional de capitales belgas yuno de los motores económicos de Río Ne-gro (ver nota principal). Ese día había idoa bailar al boliche Macuba, y fue sacadode allí por personal policial. Nunca más selo volvió a ver.A pocas semanas de su desaparición,Sergio Heredia y Leandro Aparicio, abo-gados de la familia del joven, iniciaronsolitariamente una profunda investiga-ción poniendo al descubierto un oscuroentramado que involucra a las empre-sas, la Policía, la Justicia y funcionariosdel gobierno. También sacaron a la luz ladesaparición de dos trabajadores, PedroCabañas Cuba y Héctor Villagrán, relacio-nadas con la causa de Solano.En base a decenas de testimonios que re-cogieron de testigos claves, reconstru-yeron la historia. El 4 de noviembre del

2011, Daniel Solano cobró $ 800 cuandodebía cobrar entre $ 1.500 y $ 2.000. Locomenta con sus compañeros y planificanir el lunes siguiente a reclamar el reinte-gro de lo que faltaba del salario. “A Daniel

DANIEL SOLANO, UN CASO TESTIGOlo desaparecieron por descubrir la estafamillonaria de la empresa Expofrut a tra-

vés de la tercerización, asegura Heredia.Según la investigación de los abogados,las empresas mencionadas estafaron acientos de originarios por más de 18 mi-llones, quedándose parte de los salariosde los trabajadores.Según Heredia, el crimen fue planificadopor la empresa y están implicados la poli-cía, la justicia y el Ministerio de Trabajo. Eljoven fue al boliche Macuba, donde la poli-cía lo sacó del lugar, lo golpeó y se lo llevó.La primera jueza de la causa, la Dra. Ma-risa Bosco, abonó la teoría de que Danielse había ido a Neuquén por voluntad pro-pia y que no había delito. Los abogados de-nuncian que la Dra. Bosco era cuñada delgerente de Agrocosecha. La primera abo-gada de la familia de Solano, María CeciliaConstanzo, era además abogada de la mis-ma empresa y como si fuera poco, delega-da de la Secretaría de Trabajo.Al mismo tiempo los policías implicadosen la desaparición de Solano, son quie-nes estaban a cargo de la investigaciónde la desaparición de Cabañas Cuba. Hoyen día hay 22 policías imputados, 13 pro-cesados y 7 detenidos, pero los abogados

apuntan a que se juzgue a los autores in-telectuales y sus cómplices encubridores.El sindicato no se pronunció nunca por laaparición de Daniel Solano, ni realizó ac-ciones tendientes al esclarecimiento de

la causa. Tampoco hace frente a las em-presas o instituciones estatales por las

condiciones aberrantes en que viven lostrabajadores rurales, estando al tan-to de las estafas a las que son someti-dos. En 2012 la UATRE participó de unamarcha organizada por las partes im-plicadas en la causa (empresa, Policía,jueces y dueños del boliche Macuba), pe-ro nunca participó en las movilizacionesque se han realizado por justicia y la apa-rición de Daniel.Del otro lado, los familiares de Daniel –que acampan frente al juzgado de ChoeleChoel, desde hace 3 años y medio– juntoa trabajadores, artistas y organizacionessolidarias, nucleadas en una multisecto-rial, llevaron adelante distintas manifes-taciones y acciones exigiendo la apariciónde Daniel Solano. También se impulsó elpronunciamiento de la legislatura neu-quina por la aparición de Daniel Solano,proyecto presentado por el diputado delFrente de Izquierda, Raúl Godoy1. Todasmedidas necesarias en el camino de lo-grar la aparición de Daniel y la cárcel co-mún y efectiva de todos los responsablesmateriales e intelectuales de este crimeny sus encubridores.

1. Ver “Se votó por unanimidad declaración exi-giendo la aparición de Daniel Solano” en http://diputadosceramistas.wordpress.com, 15/08/13.

A pesar de la gran cantidad de asociaciones

sindicales existentes –dentro de las cuales la

UATRE es la única de alcance nacional– los ni-

veles de sindicalización son muy bajos (menos

del 40 %). La responsabilidad es compartida,

tanto del Estado y sus organismos de control,

como de las burocracias sindicales del agro que

poco y nada han hecho para cambiar las con-

diciones de los trabajadores golondrinas, a los

que ni siquiera representan sindicalmente. Ge-

rónimo “Momo” Venegas, quien conduce desde

hace más de 20 años la UATRE, destinó 20 mi-

llones de pesos en construir un excéntrico ho-

tel y complejo termal “para que el trabajador se

tomase las vacaciones que le corresponde”, me-

dida obscena si consideramos que sus represen-

tados no cuentan con vacaciones ni conocen el

trabajo en blanco. Por otra parte, su política pa-

ra combatir la informalidad consistió en contra-

tar empresas amigas a las que pagaba millones

para que “fiscalicen el trabajo no registrado”8.

Su vinculación política a través de los años fuecon sectores patronales peronistas del PJ disi-

dente. Actualmente tiene un acuerdo electoral

con el macrismo mostrando, una vez más, que

siempre estará parado de la vereda del frente a

los trabajadores.

A modo de cierreLos peones rurales, y entre ellos los trabajadores

golondrinas, son los sectores que fueron conscien-

temente olvidados en la disputa del 2008 entre el

gobierno y la oligarquía agraria, una de las razo-

nes para que algunas fuerzas de izquierda, entre

ellas el PTS, hayan tomado una postura indepen-

diente de ambos. Los gobiernos kirchneristas ha-

 blan de la mejoras en las condiciones de trabajo

de estos trabajadores, pero se trata meramente de

cambios cosméticos. Lo que queda en los papeles

nada tienen que ver con la realidad de vida y de

trabajo de los trabajadores golondrinas. La súper

explotación y trata de personas en el campo, el

acoso policial y la prepotencia patronal, se man-

tienen igual que hace 100 años.

Las ganancias millonarias de estas empresas

no serían posibles sin las condiciones de traba-

 jo a las que someten a los trabajadores. Y estas

condiciones de vida y de trabajo son posibles

por la cadena de complicidades, que incluye no

solo a las empresas, sino también al Estado ylas direcciones sindicales, en tanto permiten la

flexibilización y legitiman la precariedad labo-

ral, mientras las cadenas siguen recayendo en

el sector más vulnerable de la red de explota-

ción agraria.

1. Radonich, Martha y Steimbreger, Norma, “Go-londrinas, una migración obligada”, disponible encienciaenlaunco.blogspot.com.ar, diciembre 2007, yBendini, Mónica et al., “Mundos migratorios: peri-plos en los ciclos de vida y de trabajo”, Trabajo ySociedad 18 [online], 2012, entre otros.

2. Bendini, Mónica; Steimbreger, Norma; y Rado-nich, Martha, “Aquí todos se van para todos lados”,Continuidad y relevancia de un proceso histórico: lostrabajadores golondrinas, XI Jornadas Argentinas deEstudios de Población, Neuquén, 2011.

3. Benencia, Roberto y Quaranta, Germán, “Los mer-cados de trabajo agrarios en la Argentina: demanda yoferta en distintos contextos históricos”, Estudios delTrabajo 32, julio-diciembre 2006.

4. Un estudio realizado por el RENATEA en Santia-go del Estero, mostró que un 24 % de los trabajado-res consultados desconocía al momento de la contra-tación el tipo de trabajo que iba a realizar y el lugaral que iba a migrar.

5. “Trabajadores golondrinas santiagueños dor-mían en micros abandonados”,  Diario Panorama,

14/02/2014.6. “Trabajadores golondrina denuncian maltrato”, Diario Río Negro, 08/12/2010.

7. Tomado de www.expofrut.com.ar.

8. “Contratos para los amigos con aportes de los peo-nes”, Página/12, 15/07/2013.