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1 De Muchos, Uno: La Organización de la Autoridad en las Organizaciones de Gobierno de la Costa Norte Patricia J. Netherly Universidad de Massachusetts, Amherst ¿QUÉ TIPO DE HISTORIA ES LA HISTORIA ANDINA? La historia como la conocemos es una creación de la cultura occidental. La escrupulosa determinación de causa y efecto necesaria para la creación de una narración certera de eventos pasados materializa conceptos particulares de tiempo y causalidad. Aunque trabajan con restos materiales y sus contextos en lugar de documentos, los arqueólogos comparten estos conceptos con los historiadores y raramente los cuestionan. Conceptos como tiempo lineal –el ordenamiento de eventos pasados, a través del presente, hacia el futuro- parece universal pero, de hecho, no lo es. En el mundo mediterráneo de la Antigüedad Clásica como en los Andes, el tiempo era visto como una serie de edades o ciclos repetitivos. Por otra parte, en la visión andina, la distinción occidental entre pasado y futuro no es hecha; el tiempo es presente o no-presente (Delran 1974). A pesar de su esquema temporal, los eventos que figuran en una crónica particular deben ser seleccionados y ordenados. Esto impone elecciones, porque de otra forma tales crónicas serían incomprensibles a las culturas de las que derivan. Las elecciones de los historiadores occidentales están tan culturalmente constreñidas como aquellas de los historiógrafos no occidentales. De esta manera, cuando se trabaja con registros europeos tempranos de la historia oral andina, uno debe tener en cuenta tanto las predisposiciones del historiador occidental y los muy diferentes conceptos y propósitos a ser encontrados en lo que aparentan ser narraciones históricas andinas (Netherly 1988b). El objetivo de los cronistas del siglo XVI era informar a los lectores de las acciones de los hombres que habían vivido en el pasado (J. Rowe 1948). El énfasis está en relaciones causales: quien o que fue responsable de un acto o evento particular. Las narraciones genealógicas y las listas de reyes proveyeron útiles puntos de referencia en tales historias. La suposición subyacente es que el conocimiento de eventos pasados asistirá en la comprensión del presente. En su encuentro inicial con el mundo andino, los españoles encontraron sociedades cuyo estándar de

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De Muchos, Uno: La Organización de la Autoridad en las Organizaciones de Gobierno de la Costa Norte

Patricia J. Netherly

Universidad de Massachusetts, Amherst

¿QUÉ TIPO DE HISTORIA ES LA HISTORIA ANDINA?

La historia como la conocemos es una creación de la cultura occidental. La escrupulosa determinación de causa y efecto necesaria para la creación de una narración certera de eventos pasados materializa conceptos particulares de tiempo y causalidad. Aunque trabajan con restos materiales y sus contextos en lugar de documentos, los arqueólogos comparten estos conceptos con los historiadores y raramente los cuestionan.

Conceptos como tiempo lineal –el ordenamiento de eventos pasados, a través del presente, hacia el futuro- parece universal pero, de hecho, no lo es. En el mundo mediterráneo de la Antigüedad Clásica como en los Andes, el tiempo era visto como una serie de edades o ciclos repetitivos. Por otra parte, en la visión andina, la distinción occidental entre pasado y futuro no es hecha; el tiempo es presente o no-presente (Delran 1974). A pesar de su esquema temporal, los eventos que figuran en una crónica particular deben ser seleccionados y ordenados. Esto impone elecciones, porque de otra forma tales crónicas serían incomprensibles a las culturas de las que derivan. Las elecciones de los historiadores occidentales están tan culturalmente constreñidas como aquellas de los historiógrafos no occidentales.

De esta manera, cuando se trabaja con registros europeos tempranos de la historia oral andina, uno debe tener en cuenta tanto las predisposiciones del historiador occidental y los muy diferentes conceptos y propósitos a ser encontrados en lo que aparentan ser narraciones históricas andinas (Netherly 1988b). El objetivo de los cronistas del siglo XVI era informar a los lectores de las acciones de los hombres que habían vivido en el pasado (J. Rowe 1948). El énfasis está en relaciones causales: quien o que fue responsable de un acto o evento particular. Las narraciones genealógicas y las listas de reyes proveyeron útiles puntos de referencia en tales historias. La suposición subyacente es que el conocimiento de eventos pasados asistirá en la comprensión del presente. En su encuentro inicial con el mundo andino, los españoles encontraron sociedades cuyo estándar de vida, tecnología, y la habilidad de movilizar energía humana eran en muchos aspectos muy superiores a los propios. Los cronistas intentaron registrar y explicar su grandeza, sus orígenes, y su destrucción.

En contraste, la historiografía andina se concentró en relaciones estructurales más que causales, esto es, relaciones entre personas o grupos de personas en lugar de relaciones procesuales entre eventos. Entre otras cosas, la intención de las narraciones andinas es definir o redefinir el orden social y político. Diferentes narraciones sirven para enfatizar diferentes aspectos de la estructura sociopolítica. Así, ya que la distinción andina es entre presente y no-presente, la distancia del presente o ego (la persona tomada como punto de referencia) puede ser expresada en términos ya sea de futuro o de pasado para definir la distancia social o jerarquía. Personas o eventos más cerca del presente (o ego) superan en rango a aquellos más lejanos (Duviols 1979; Zuidema 1973, 1978, 1982). En este volumen y otros lugares R. Tom Zuidema ha mostrado como la estructura de autoridad fue usada como un atajo para expresar estas relaciones temporales y sociales.

La historia oral andina debe ser usada con estos puntos en mente. Un personaje o evento histórico –en el sentido occidental- puede ser registrado, pero esto es incidental al mensaje engastado en la forma de la narración, que reafirma, por ejemplo, los derechos de un grupo particular o su lugar en la jerarquía sociopolítica. La forma misma puede variar de acuerdo a los

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cánones de los principios andinos de jerarquía y autoridad con la ubicación de la persona que es el punto de referencia. Las cosas se ven de una forma si el ego es un ancestro fundador y de otra si el foco está en los descendientes de la quinta generación (Zuidema 1977, este volumen). Esto pone verdaderas restricciones al uso occidental de la historia oral andina, particularmente las listas de reyes provistas por los cronistas europeos (Duviols 1979; Zuidema, este volumen). La interpretación de narraciones andinas retrabajadas como aparecen en las historias narrativas españolas deben ser abordadas con cautela (Netherly 1988b). Incluso donde las narraciones de eventos específicos aparentan estar incluidos, como la fundación de la dinastía de Naymlap o el castigo de Fempellec (Cabello Balboa [1586] 1951: 327-328]), su principal propósito es hacer una afirmación estructural, no dar una narración certera de eventos, como Zuidema demuestra en su discusión en la siguiente contribución. Mientras la cultura de la región de la costa norte se comprende mejor, será posible usar la historia oral de los andes con mejor ventaja.

Los documentos españoles coloniales administrativos y legales proveen otras de las fuentes principales para la redacción de una etnohistoria andina, si no historia como generalmente la entendemos. Una etnohistoria en este contexto es una descripción sincrónica de sociedades al tiempo del contacto o inmediatamente antes, no la narración histórica de relaciones entre pueblos occidentales y no occidentales. En el curso del gobierno de las sociedades complejas de los Andes, los españoles fueron obligados a mencionar categorías sociopolíticas que eran desconocidas en su propia tradición política. Esto hizo posible un análisis etnohistórico de la organización social y estructura política chimú independiente de las narraciones históricas intencionales o los mitos de origen (Netherly 1984, nda, ndb), que pueden ser comparadas con información similar de otras áreas de los Andes. Los resultados de este análisis también proveen un marco estructural para el análisis de la historia oral andina en combinación con información de estudios etnográficos contemporáneos.

Una reseña de lo que se sabe de estas fuentes dará una idea bastante buena de los niveles medios de la organización socio-política justo antes de la conquista europea. Los principios pueden luego ser usados para alcanzar una mejor comprensión de la versión española de la narración chimú de sus gobernantes empezando con Tacaynamo.

LAS ORGANIZACIONES POLÍTICAS DE LA COSTA NORTE A NIVEL REGIONAL

El amplio bosquejo de la organización sociopolítica a nivel regional o nivel de valle en el inmediato periodo prehispánico ha sido establecido (Netherly 1984; nda, ndb). Esta organización fue construida alrededor de principios de jerarquía y dualidad que ordenaban la población en una serie de rangos de grupos aún mayores, discretos y vinculados, que se encuentran a través de la región andina. He llamado a los grupos de la región de la Costa Norte por el término español de parcialidades ya que la palabra yunga para estos grupos no es conocida. La dificultad encontrada con la palabra parcialidad, que simplemente significa “parte de un todo”, es que fue usada en los documentos sobre grupos tales en diferentes niveles de organización (ver Fig 1). En cada instancia es necesario establecer el contexto o nivel en la jerarquía con el que uno está tratando. Esta labor es complicada por el hecho que los señores de alto rango operaban en diferentes niveles simultáneamente (Netherly 1984, nda, ndb).

Hay varios rasgos que caracterizan la variante de la Costa Norte de la organización sociopolítica andina. Primero, en cada nivel las parcialidades u organizaciones de gobierno están agrupadas en pares como mitades, y los jefes de estas mitades están también agrupados en pares ranqueados en cada nivel. Así, cuando el rango relativo o jerarquía de los señores es conocido o puede ser inferido, la posición de los grupos que encabezaban –y la organización sociopolítica- puede ser deducida. Un sistema así resulta en el anidamiento de lealtades y ofrece a los señores de mayor rango acceso directo a la energía humana a través de grupos en niveles de organización

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inferior que estaban directamente sujetos a ellos, pero no toda la energía disponible en estos niveles inferiores (ver Fig 1). De manera similar, le daba a los señores de mayor rango acceso al liderazgo y habilidades administrativas de los señores de menor rango sujetos a ellos (Netherly 1984, nda, ndb).

Una segunda característica de la organización política andina en la Costa Norte es que ningún gobernante, ni siquiera el supremo, gobernaba solo. Aunque un gobernante pudiera haber sido supremo o de mayor rango en cualquier nivel dado, su gobierno estaba limitado por el hecho que solo una parte de los niveles inferiores de la organización de gobierno estaban sujetas a él directamente. La presencia requerida de los señores de las otras secciones principales de la organización de gobierno actuaba como control sobre acciones unilaterales por un señor supremo (Netherly 1984, nda, ndb). Esta organización política conciliar es uno de los rasgos salientes del gobierno andino. Su eficiencia para la movilización de energía humana es la razón de su éxito en los estados andinos. La estructura de esta organización también explica cómo era posible para grandes estados expansivos crecer tan rápidamente y porque las unidades políticas de menor nivel no desaparecían cuando grandes imperios se desmoronaban. De manera similar la estructura política andina indica las líneas de clivaje a lo largo de las cuales los grandes estados podían subdividirse sin gran disrupción social o política.

La Figura 1 ofrece una demostración visual de la ordenada complejidad que caracteriza la estructura política andina como se encuentra en la Costa Norte. En este esquema ideal, la mitad de mayor rango en cada nivel es distinguida por color o patrón. El primer o superior nivel representa la organización de gobierno completa de forma abstracta, y solo el supremo, “Señor A”, está indicado. El nivel 2 muestra la misma organización política como dos mitades de diferente rango con el señor A encabezando la primera mitad de mayor rango (en blanco) y el señor B encabezando la segunda mitad (en negro). En el nivel 3 las mismas mitades se muestran divididas en mitades de diferente rango en un nivel inferior, produciendo un total de cuatro secciones en toda la organización política. A este nivel el señor A encabeza solamente la submitad de mayor rango, mientras en señor C encabeza la otra subdivisión. El señor B, cabeza de la segunda mitad de menor rango en el nivel precedente aquí es señor de la subdivisión de mayor rango de esta mitad y el señor D encabeza la otra sección. Los mismos principios pueden verse en operación en los niveles 4 y 5. En el nivel 4 hay un total de ocho señores; los señores A y B cada uno gobierna solamente una sección de ocho a pesar de aquel de mayor rango en su respectiva mitad. Para el nivel 5 hay un total de dieciséis señores con solamente una sección de dieciséis controlada por los señores A y B, aunque estos continúan siendo los de mayor rango en cada mitad a este nivel. Este anidamiento le daba a los señores de mayor nivel una base de poder en los niveles inferiores, pero limitaba su libertad de acción requiriendo el consenso de los señores de menor rango para cualquier acción concentrada por la organización de gobierno en su totalidad. Hay muchas referencias en las crónicas de señores supremos, incluyendo al inca, recibiendo recomendaciones de su “consejo”, que debe ser comprendido como incluyendo a los señores de menor nivel (cf Netherly 1984: 234, Cuadro 1). Las drásticas consecuencias que acaecían a un señor que desafiaba a su “consejo” de cogobernantes se discuten en otro lugar (Netherly nda, ndb; Cabello Balboa [1586] 1951: 327-328). Entre estos ejemplos está el castigo de Fempellec, señor supremo de Lambayeque, que fue ordenado por los señores subordinados de su consejo.

Este sistema de organización política ha sido descrito para la organización de gobierno de Chicama como existía en los 1560s sobre la base de los documentos administrativos coloniales (Netherly 1984, nda). El valle de Chicama ha sido subdividido bajo el gobierno incaico en dos organizaciones de gobierno: Chicama y Licapa (ver Fig 2, también Netherly 1984: 232, Fig 2). Las antiguas listas de encomiendas de los 1540s se refieren a Licapa simplemente como la organización de gobierno de “Apocama” (Loredo 1958: 251). El uso del término quechua apu o “gran señor” indica que este gobernante era probablemente una imposición incaica. El segmento –cama, que no es quechua, puede muy bien ser una corrupción en la transcripción de la forma –namo, que parece

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haber sido un título entre los señores del territorio chimú, cf Taycanamo (Netherly 1984: 232-233, nda, ndb). La división del valle en dos organizaciones de gobierno fue el resultado de la política inca de dividir las grandes organizaciones gubernamentales chimúes como se anota en la genealogía de Tacaynamo de 1604 (Vargas Ugarte 1936: 232; Netherly 1988a, nda).

Habían dos mitades en la organización de gobierno de Chicama, que aparenta haber retenido dos tercios de la tierra y población del valle de Chicama. Las personas y tierras de la mitad encabezadas por el señor supremo –el cacique principal en el habla administrativa colonial- estaba localizado en la margen norte del río Chicama. Aquellos de la segunda mitad de menor rango estaban en la margen sur. Cada mitad fue posteriormente dividida en dos y nuevamente en cuatro partes, haciendo un total de ocho subsecciones bajo cuatro secciones principales, cada una sujeta a su propio señor. Estos gobernantes regularmente aparecían ante las autoridades coloniales en conjunto. Algunas veces solo las dos cabezas de mitades estaban presentes; en otras ocasiones se les unían los señores segundos en cada mitad, haciendo un total de cuatro gobernantes. En Chicama unos dieciocho otros señores aparecen en el registro documental bajo las divisiones iniciales en dos, cuatro y ocho secciones (Netherly 1984, nda, ndb) La presencia de dieciocho señores sugiere que pudo haber habido tanto como seis niveles de organización bajo los chimúes cuando la población fue probablemente mayor que durante la parte tardía de la dominación incaica y ciertamente mucho mayor que a mediados del siglo dieciséis.

Dada la despoblación y desorganización social de las organizaciones de gobierno andinas a mediados del siglo dieciséis, es difícil saber con exactitud cómo estaban organizados estos señores y sus parcialidades. Aunque la división dual aparenta ser casi universal en los Andes, otros principios como tetrapartición y organización decimal, que estuvieron presentes en la Costa Norte del Perú, aparentan entrar en juego en diversas maneras en diferentes áreas de los Andes. La descripción clásica es la de Zuidema para el Cusco (1964; Wachtel 1966), que intenta mostrar la integración de tripartición, tetrapartición y división decimal en un sistema. Waldemar Espinoza Soriano (1967) ha presentado documentos que establacen claramente la presencia de un sistema de diez warangas decimalmente basadas (unidades de mil familias) en Cajamarca. Un número de erúditos han reportado sobre la tetrapartición en los Andes del sur, entre ellos nathan Wachtel (1974) en su estudio de Chipaya, y Thérèse Bouysse-Cassagne (1978) para la región Omasuyu alrededor del lago Titicaca. Javier Albó y sus colegas han registrado una combinación de sistemas tripartitos y tetrapartitos en agrupaciones de doce (Albó et al 1972). Los sistemas tetrapartitos en los Andes Centrales han sido estudiados por un número de erúditos, entre ellos José María Arguedas en su descripción de Puquio (1964), el estudio de Marie-France Houdart-Moritzo de Cuenca (1976), y el examen de Chuschi por Billie Jean Isbell (1978). Patricia J. Netherly y Tom D. Dillehay (1986) han discutido esto y otros materiales con respecto al establecimiento de modelos para ser probados en el registro arqueológico.

Finalmente, los multinivelados sistemas andinos incorporando dualidad, tetrapartición y división decimal en diferentes niveles de organización están empezando a ser reconocidos (Platt 1975; Zuidema 1964, este volumen). Mencionados por Cabello Balboa ([1586] 1951: 327-329) como parte del mito de Naymlap, esta evidencia ha sido discutida y evaluada para su aplicación a la organización chimú (Netherly nda: 307) resumiendo brevemente, este argumento nota que, ya que los sistemas de contabilidad de la Costa Norte aparentan haber estados basados en diez (Carrera [1644] 1939: 82-84), una solución con el patrón de división dual y posterior subdivisión en cuatro y ocho partes parece yacer en la afirmación que Naymlap trajo con él un total de cuarenta sirvientes principales (Cabello Balboa [1586] 1951: 327). Un número tal permitirá veinte señores con sus grupos de súbditos en cada mitad, diez señores en cada sección de 1:4, y cinco señores en cada división de 1:8. Líneas adicionales de evidencia de división decimal en la organización política de la Costa Norte se discuten en otro lugar (Netherly nda: 158-161), pero la evidencia actual es fragmentaria en el mejor de los casos.

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La estrecha asociación de parcialidades, las tierras que ocuparon y trabajaron, y los canales que irrigaban estas tierras están registradas repetidamente en los documentos administrativos y legales coloniales españoles. Usando este material, ha sido posible demostrar que el sistema de irrigación prehispánico puede ser empleado para localizar mitades, secciones e incluso unidades de menor nivel (Netherly 1984, nda). La organización de grupos humanos a través de un paisaje irrigado sigue reglas o prácticas predecibles en los Andes, limitadas en parte por la tecnología misma de la irrigación. Rastrear los canales asociados con las cuatro principales secciones de Chicama facilitó la localización de sus territorios nucleares (Netherly 1984: 232, Fig 2). Pretensiones sobre canales particulares así como regulaciones sobre irrigación datando de mediados del siglo dieciséis y supuestamente codificando la práctica prehispánica han sido usadas para establecer que la organización de gobierno que incluía Lambayeque como una mitad y Cinto como la otra irrigada con canales que parten del principal canal de Taymi (Netherly 1984: 240-242 y Fig 5; nda).

Las funciones de los señores de mayor rango están también bastante bien establecidas, con la excepción de su rol militar (Netherly nda, ndb). La supresión de toda la actividad militar y el desmantelamiento de toda la organización militar en Chimor aparenta haber sido el resultado directo de una gran rebelión en contra del gobierno incaico durante el reino de Huayna Capac (Netherly 1988a). De acuerdo con la versión cusqueña de los eventos como es relatada por el cronista y administrador colonial Agustín de Zárate, la rebelión fue suprimida, el gobernante chimú muerto, y las armas prohibidas a la gente de Chimor ([1555] 1944: 46). La extrema “desestructuración” –para usar el término de Nathan Wachtel (1977)- realizada por el inca es particularmente evidente en el caso de Chimor, el núcleo formal del estado Chimú, que fue reducido a una organización de gobierno regional ocupando solamente una parte del valle de Moche. Nuevamente, la Figura 1 demuestra como una organización de gobierno puede ser así degradada sin ser destruida.

Incluso bajo la dominación incaica, los señores de mayor rango ejercían funciones principales en la movilización de energía humana, que era la fuente principal de riqueza y poder de la Costa Norte como en otros lugares de la región andina, para su propio apoyo y para beneficio de los señores sobre ellos. Para este fin los señores supervisaban, ya sea directamente o a través de sus agentes, muchos aspectos de la producción y redistribución. Estos incluían tanto la producción primaria de cultivos y la explotación de los recursos marinos así como la producción artesanal secundaria. Los artesanos eran agrupados en parcialidades bajo señores y principales que dependían directamente de los señores de mayor rango (Netherly nda, ndb; Rostorowski 1975). Este es un aspecto de la organización económica y política chmú para la que existe actualmente confirmación arqueológica (J. Topic 1982, nd; Donnan 1983; Shimada et al 1982). Los señores de mayor rango también aparentan haber sido responsables del intercambio no-redistributivo, ya fuera a través de parcialidades dependientes de especialistas de intercambio, como en la región de Lambayeque, o ya sea directamente a través del comercio administrado (Netherly nda, ndb; Rostorowski 1975). Dado el rol de los señores en el inicio y administración de la producción, esperamos hallar eso en términos de la economía total, el almacenamiento fue probablemente descentralizado incluso hasta niveles de organización bastante bajos como un mecanismo de reducción de riesgos (Netherly nda).

El otro aspecto del rol administrativo de los señores para el que hay evidencia arqueológica es la supervisión de los servicios laborales en grandes proyectos (Hastings y Moseley 1975; Moseley y Day 1982). La evidencia arqueológica es particularmente valiosa porque la confirmación que ofrece sobre los patrones laborales andinos conocidos por descripciones etnográficas de grupos andinos contemporáneos.

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La importancia ritual de los señores regionales es frecuentemente ignorada. No obstante, la religión y el ritual eran fuerzas incuestionablemente motivadoras de gran importancia. La mayoría de actividades económicas requirieron de la participación ritual de los señores o probablemente no habrían sido realizadas (Netherly nda, ndb). Además, la posición de los señores como ancestros vivientes, como el vínculo entre los vivos y los muertos, el presente y el no-presente, incremento en mucho su poder (Conrad 1982; Netherly nda, ndb; Zuidema 1973).

IMPLICANCIAS PARA EL ESTUDIO DE CHIMOR

La imagen de la organización política de la Costa Norte a nivel regional apenas delineado ha sido reunida a partir de la evidencia fragmentaria hallada en los registros coloniales españoles documentarios administrativos y judiciales. No habría sido posible extraer una imagen coherente si no fuera por la descripción de varios modelos de la estructura sociopolítica andina de otras áreas de la región andina que se describen sobre la base de una evidencia etnográfica y etnohistórica mucho mejor de la que está disponible para la Costa Norte. Ha sido una interrogante encontrar el modelo que cuadre con la información disponible y lo que está presentado aquí. Aunque no fue posible empezar con los pocos fragmentos sobrevivientes de la historia oral de la Costa Norte, una vez que se haya establecido el bosquejo de la estructura sociopolítica estos fragmentos se hacen mucho más informativos y comprensibles.

Usando materiales tanto etnográficos como etnohistóricos como fuentes de modelos, ha sido posible establecer los patrones de asentamiento a través del paisaje, que aparentan ser una extensión de los principios de organización sociopolítica (Netherly y Dillehay 1986). En la organización espacial andina a nivel regional, se encontró que los ríos actuaban como líneas medianas en una división dual inicial. Patrones duales en cada margen del río confirman los sitios de mayor rango corriente arriba en relación con aquellos corriente abajo, que es consistente con la información etnográfica (pp. 90-91, 108-109). La división dual y tetrapartita al interior de asentamientos arqueológicos como se expresa tanto en la organización del sitio como la planificación arquitectónica tienen una sorprendente profundidad temporal, extendiéndose hasta el periodo Precerámico Tardío en las costas Norte y Central (pp. 92-94, 110-113). Hay un número de diferentes maneras en que se puede expresar la dualidad y la tetrapartición, pero una vez que los principales modos o patrones son conocidos, son difíciles de ignorar. La evidencia de la expresión física de la organización sociopolítica se ha hecho tan apremiante que se ha hecho necesario buscarla como algo de esperar.

En las siguientes secciones las implicancias organizacionales de la genealogía de Tacaynamo, el remanente de la organización de gobierno chimor del siglo XVI, las divisiones territoriales del estado chimú, y la organización interna de Chan Chan serán consideradas. Se supone que la organización política de chimor no es diferente en líneas generales de la organización dual y tetrapartita encontrada a nivel regional en la Costa Norte, no es diferente en principio de la organización de nivel estatal encontrada en otros lugares en los Andes.

La Genealogía de Tacaynamo

Hay tres narraciones conocidas sobre el origen dinástico en la Costa Norte del Perú: aquella de Eten (Liza 1967; Netherly nda: 300-301, ndb), Lambayeque (Cabello Balboa [1586] 1951: 327-329), y Chimor (Vargas Ugarte 1936: 231-233). Estas tres narraciones comparten un número de características formales sugiriendo que los mitos de origen de la Costa Norte comparten ciertos temas.

El mito de Eten fue registrado a inicios del este siglo por Jacinto Liza de los viejos residentes de Eten. Representa una historia oral popular de Eten en que en tiempos antiguos un señor ( jefe) y

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su gente (hombres y sus familias) vinieron del norte por mar en balsas tocando tierra en un punto de la margen sur del rio Reque entre el río y el Morro de Eten (un hito local con una larga historia prehispánica) extendiéndose hacia el interior (ver Fig 2).

El mito de Lambayeque, que se discute extensamente en este volumen, ofrece mucho más detalles sobre la serie de esposas y señores y sus cortesanos que Naymlap trajo con él en balsas desde el norte (Netherly nda: 301-307, ndb). Este mito continúa describiendo las subsiguientes actividades del fundador, quien construyó un palacio/centro ritual y se ocupó de actividades del culto, dejando la expansión al interior a sus hijos y seguidores.

En la narración de Tacaynamo, que está incompleta, faltan los detalles iniciales; sin embargo, el narrador anota que las balsas de madera sobre las que llegó Tacaynamo son bien conocidas en el extremo norte del Perú en Paita (en la desembocadura del río Chira) y Tumbes. La extranjería de Tacaynamo se enfatiza por el hecho de que hablaba un lenguaje diferente y debía aprender el dialecto del yunga hablado en el valle de Moche (cf Netherly nda: 86-100). Un gran señor ostensiblemente había enviado a Tacaynamo a gobernar. Esta era una forma de validación de su gobierno, que estaba fortalecido aún más por su uso de polvos amarillos y taparrabos conocidos. La importancia de las vestiduras de los señores chimu, particularmente los taparrabos con sus elaborados paneles frontales y posteriores, está soberbiamente documentado en el estudio de Ann Rowe sobre los textiles chimu (1984). Los polvos amarillos (pintura facial y corporal) también se señalan en la narración de Naymlap como parte de los adornos del gran señor. Así, parece que tanto en forma como contenido la historia oral de Tacaynamo se conforma a los cánones de las narraciones de la Costa Norte sobre la validación dinástica.

La narración de la expansión territorial como se le atribuye a los descendientes de Tacaynamo se encuentra a continuación. Su hijo, Guacricaur, venció a señores y sus súbditos en el valle de Moche. Su hijo Ñancempinco (sic), a su vez, conquistó la cabecera del valle de Moche y la costa norte hasta Pacasmayo (el valle de Jequetepeque) y al sur hasta Mayao (el valle de Santa). Ver Fig 2. Se dice que Ñancempinco fue seguido de siete descendientes innominados que fueron seguidos por Michancaman. A este gobernante se le atribuye la conquista de la costa tan al norte como Tumbes y tan al sur como Carabayllo en el valle de Chillón al norte de Lima. Michancaman fue también el gobernante chimú que fue conquistado por Topa Inca Yupanqui, llevado al Cusco como rehén, y se casó con una hija del Inca. La subordinación ritual al Inca fue completada con la instalación de su hijo, Chumuncaur, de una (presumiblemente secundaria) esposa de Huaura para gobernar la propiedad de su padre, y enviar los bienes y mujeres requeridos al Cusco. El hijo de Chumuncaur, Guamanchumo, le sucedió y fue seguido a su vez por su hijo, Ancocoyuch, durante cuyo reino Huayna Capac inició la fragmentación de las organizaciones de gobierno chimúes de mayor tamaño (Netherly 1988a, nda; Rostorowski 1961). Ancocoyuch fue sucedido por su hermano Cajacimcim, quien reino sobre una organización de gobierno chimor vastamente reducida al tiempo de la llegada de los españoles. Cajacimcim fue también conocido como Sachas Guaman, un título quechua usado por el Inca y por su nombre bautismal, Don Martín (Rostorowski 1976). Siguen seis descendientes coloniales, pero la narración da el nombre solamente de Don Antonio Chayhuac, cacique principal en 1604 al tiempo que la historia oral fue registrada. Es posible suministrar los nombres de tres de los señores coloniales más tempranos, Don Cristobal y Don Rodrigo de los 1540s y 1550s y Don Pedro Oxa Guaman de los 1560s hasta los 1580s (AGI Justicia 338, en Rostorowski 1976; Netherly nda).

Theresa Topic (en este volumen) ofrece un perceptivo y sensible comentario de la narración de Taycanamo como historia. Como anota, los gobernantes desde Michancaman en adelante son muy probablemente históricos. También llama la atención hacia la categorización implícita en esta historia oral.

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La información dada en la narración de Taycanamo se muestra esquemáticamente en la Figura 3. Aquí, es más fácil visualizar como el ancestro fundador, Taycanamo, su hijo y su nieto, que están dibujados en negro, son establecidos como los fundadores y constructores del territorio nuclear del estado chimú. Ellos están separados de gobernantes más recientes por la interpolación de siete gobernantes innominados que son colectivamente responsables de conquistas territoriales adicionales. Siguen los cinco gobernantes protohistóricos. Solo a Michancaman se le acredita la expansión final del territorio chimú hasta Tumbes y carabayllo. Este gobernante y sus sucesores quienes gobiernan organizaciones de gobierno crecientemente reducidas bajo el dominio incaico son diferenciados en achurado de los señores innominados que los preceden y los caciques coloniales que les siguen. El único ejemplo dado de sucesión por hermanos son los dos últimos gobernantes en el grupo, Ancocoyuch y Cajacimcim, aunque esta forma de sucesión era muy común antes de la llegada de los españoles (Netherly nda: 190-199, ndb).

Hay un número de dificultades presentadas en la narración de Taycanamo tal como la hemos recibido. De lo que se conoce de la estructura política andina como es presentada a través de los modelos de autoridad, la separación de Taycanamo y sus descendientes inmediatos es completamente consistente (Zuidema 1973, este volumen). ¿Pero quiénes son los siguientes siete señores innominados o que es lo que representan? Si, como las monografías de Carol Mackey y A. M. Ulana Klymyshyn (este volumen) y Theresa Topic (este volumen) sugieren, la segunda expansión, esto es, el principal agrandamiento del imperio chimú, fue un proceso que tardó siglos y no fue un solo evento, entonces esto quizá explique la elisión de los gobernantes que intervinieron. Sin embargo, en cualquier caso, siete gobernantes son insuficientes para cubrir la longitud de tiempo involucrada –por lo menos tres siglos.

La lista está también incompleta como si, como es incuestionablemente el caso, la estructura política en el mayor nivel era dual. Dada la penetración de las estructuras políticas duales en toda la región andina y la evidencia de dualidad sobreviviente presentada en las siguientes secciones, se necesitará presentar pruebas de cualquier otro tipo de estructura. Siguiendo los argumentos presentados para los incas por Zuidema (1964, 1978, este volumen) y Duviols (1979), estos siete gobernantes innominados pueden ser vistos como los señores de la segunda mitad complementaria de ambas líneas de sucesión (cf Netherly nda: 199; ndb).

Esta hipótesis está presentada en la Figura 4. El hiato entre Ñancempinco y Michancaman se muestra, como los últimos cinco gobernantes. En conjunto, si Taycanamo como fundador de ambas mitades es excluido, hay siete señores nombrados y siete señores innominados. Así, debemos asumir que en esta narración solamente el principio y el final del gobierno chimú fueron considerados relevantes para la historia oral (cf Zuidema 1973, este volumen), pero no se hace violencia contra uno de los principios fundamentales de la estructura política andina. En conclusión, aunque hay evidencia implícita en la narración de Taycanamo para apoyar esta interpretación, el modelo aplicado está basado en evidencia externa a la narración. También puede ser señalado que la organización de la expansión chimú en tres estadios en la narración genealógica puede reflejar la realidad sociopolítica indicada por los tres cambios principales en el estilo de los taparrabos y las túnicas usadas por los señores chimú (A. Rowe 1984).

El Remanente de la Organización de Gobierno Chimú en 1535

Aunque los documentos de finales del siglo XVI ofrecen abundante evidencia de organización dual y tetrapartita en el valle de Moche, he estado reacia a usar este material como un argumento para la organización sociopolítica chimú por el muy profundo impacto del régimen colonial español en el valle de Moche donde la ciudad de Trujillo fue el principal centro español en la Costa Norte (Netherly nda). Sin embargo, a través de la amabilidad de John Murra tenemos ahora dos de las dos concesiones de encomiendas más tempranas para la Costa Norte, y otros materiales tempranos han

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salido a la luz también (AGI Justicia 1065; AGI justicia 398 en Rostorowski 1976; Loredo 1958). Estos materiales, si son tomados junto con la evidencia de los canales chimú en el valle de Moche, permite una ubicación más segura de las principales divisiones sociopolíticas en el paisaje.

La concesión de encomienda original (hallada por Murra) del “pueblo” de Manziz (o como era llamado, el repartimiento de Chimor) a Martín de Estete fue hecho por Pizarro en marzo 5, 1535. Son mencionados tres señores: el cacique principal (un título administrativo usado por los españoles a través de las Indias), Sachas Guaman (Cajacimcim). De sus principales o señores subordinados, dos están nombrados: Yspilco, señor del “pueblo” de Cabin (Sauin), y Cuycuy (Suysuy), señor del “pueblo” de Nasapac (AGI Justicia 1065).

En una concesión hecha a Melchor Verdugo en el mismo día en el mismo lugar, Trujillo, recibió la mitad de Cajamarca y un principal o señor llamado Chicama Anaque que era señor del “pueblo” de Chonqueo, llamado Changuco en la litigación publicada por Rostorowski (Lee 1926: 1819; AGI Justicia 398 en Rostorowski 1976). El testimonio en la litigación establece sin lugar a dudas que este señor era un hamaquero o portador de hamaca, una designación de servicio que, como los títulos de los señores en la historia oral de Naymlap, indica una posición muy alta. Era señor por propio derecho, con tierras localizadas en la margen sur del río sobre la “guaca grande” (la moderna Huaca del Sol). Aparentemente esta concesión pretendía proveer a Verdugo con un servicio laboral más cerca de Trujillo que sus vastas posesiones en Cajamarca.

En 1548 o 1549, el Presidente de la Real Audiencia en Lima, licenciado Pedro de la Gasca concedió el repartimiento de Guaman a Rodrigo Lozano. En esta concesión el señor principal es dado como Guaman y la segunda persona o cabeza de la segunda mitad es llamado Cipra (AGI Lima 118: fol. 36r, en Rostorowski 1976: 103). La concesión de Guaman no aparece en las listas de encomiendas elaboradas en los 1540s por Diego de Mora para La Gasca, ni incluso en las últimas de estas datadas en Abril 6, 1548, y firmadas por Diego de Mora y Rodrigo Lozano entre otros (Loredo 1958: 251-258). Lozano había tenido la encomienda de Guañape (valle de Virú) y Chao (valle de Chao) desde los 1530s, y esto aparece en todas las listas. El repartimiento de Guaman tenía como su “pueblo” Chichi o Chuchi, el que estaba ubicado en la margen norte del río Moche cerca del mar (AGI Justicia 398 en Rostorowski 1976: 121-147). La ubicación de Guaman puede ser corregida incluso con más precisión, porque estas tierras estaban irrigadas por los canales d elos puquios en el valle medio (ART Juan de Mata 1598: fols. 459v-461r; ver Netherly nda: 277, fig. vi.i; Ortloff et al 1985: 70, fig 1). Esto pone las tierras de Guaman en un área en forma de cuña cerca de los puquios al este, el río Moche hacia el sur, el Océano Pacífico hacia el oeste, y las tierras irrigadas por el canal Mochica Baja hacia el norte (cf Netherly 2984, 1988b: 263, fig 9.3). Esta era una ubicación particularmente favorable, porque los canales de los puquios, alimentados por fuentes subterráneas en el valle medio, los puquios proveían irrigación a lo largo de todo el año (ibid).

El testimonio de litigación ya aludido en el juicio entre Pedro Lozano, hijo y heredero de Rodrigo, y Melchor Verdugo provee información adicional sobre la margen sur del Río Moche. Aparte de la organización de gobierno encabezada por Chicama Anaque, localizada en la parte inferior del valle, había otro señor, Don Alonso Chancon, quien tenía tierras en la margen sur hacia el este y corriente arriba de Chicama Anaque. Un segundo señor o principal es mencionado, Don Diego Tintomys, quien creo es la segunda persona de Don Alonso o señor de la segunda mitad a ese nivel (AGI Justicia 398 en Rostorowski 1976). Esto clarifica la situación de la margen sur del Río Moche donde habían dos parcialidades, la de Don Alonso Chancon (a inicios de los 1550s al tiempo de la litigación) y el de Chicama Anaque (en 1535). Ya que las ubicaciones corriente arriba tienden a tener mayor rango que aquellas corriente abajo (ver Netherly y Dillehay 1986 para la argumentación), si consideramos la margen sur del Río Moche como una unidad por el momento, podemos asumir una división en mitades corriente arriba/corriente abajo que dejaría al predecesor

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de Don Alonso Chancon o señor de la mitad de mayor rango con el predecesor de Don Diego Tintomys como la cabeza de la segunda división al interior de esa mitad. Chicama Anaque era señor de la segunda mitad en la margen sur del río. Ningún señor es mencionado como su segunda persona en los documentos de litigación, pero el testimonio establece repetidamente que había un segundo “pueblo” o parcialidad llamado Xacon (Jacon) sujeto a él y localizado cerca del mar.

Podemos ahora ubicar estas unidades sociopolíticas en el paisaje usando los canales (Netherly 1984). Había tres canales en la margen sur del Río Moche en tiempos chimú. El más lejano corriente arriba es el Canal Orejas (S3 en la designación usada por Ortloff et al 1985: 79, fig 1). Este canal puede estar asociado con el señor de la primera división en mitades de la margen sur, el predecesor de Don Alonso Chancon mencionado en el testimonio de litigación. La segunda sección de la primera mitad en el lado sur del valle, la parcialidad del predecesor de Don Diego Tintomys, puede haber usado el Canal de Santo Domingo (S2 en Ortloff et al 1985). Hay un área al oeste de Cerro Orejas que tiene arquitectura chimú de estatus relativamente alto y un relativamente extenso asentamiento chimú ahora en su mayoría sepultado bajo la arena en movimiento (m. E. Moseley, comunicación personal, 1984). Hay un extenso asentamiento chimú en la Quebrada de Santo Domingo, que también está cubierto por arena. Esta área puede estar asociada con la segunda sección de la primera mitad de la división de la margen sur. Toda el área entre Cerro Orejas y Cerro Ochopitur hacia el oeste es de gran importancia estratégica. El valor estratégico de Cerro Orejas ha sido anotado por T. Topic (este volumen), y la Quebrada de santo Domingo-Quebrada Ancados hacia el oeste es el lugar de muchas rutas importantes de comunicación hacia el sur (M. E. Moseley, comunicación personal, 1978; Mujica en Rostorowski 1976: 112-120).

Aparentemente las dos secciones de la segunda mitad de la margen sur, de Chicama Anaque en 1535, eran irrigadas con el canal ahora llamado la general de Moche. El testimonio de la litigación de inicios de los 1550s indudablemente ubican la sede del señor de Changuco justo al este de la enorme pirámide llamada la Huaca Grande en el siglo XVI y que ahora es llamada Huaca del Sol (Netherly nda). Elías Mujica ha discutido sobre la posible localización arqueológica de Changuco y Xacon, la parcialidad subordinada mencionada para esta mitad en el testimonio de litigación (Rostorowski 1976: 112-120). El lado sur del Río Moche no ha sido tan afectado por la expansión urbana de la ciudad de Trujillo y sería productivo estudios adicionales con esta hipótesis en mente.

Había también una división tetrapartita en la margen norte del Río Moche. En 1535 tres señores son mencionados en la concesión de la encomienda de Chimor: Sachas Guaman (Cajacimcim, posteriormente Don Martín), cuyo “pueblo” fue Manziz y quien era supremo y por lo tanto cabeza de la primera división en mitades de la margen norte así la primera sección de las cuatro. Asumo que Yspilco de Sauin, cuyo nombre sigue al de Sachas Guaman, era la cabeza de la mitad de menor rango de la margen norte. Esto dejaría a Suysuy (con seguridad un título, ya que aparece repetidamente como nombre se los señores en el territorio chimú desde Licapa hasta Casma [Netherly nda]), cuyo “pueblo” era Nasapac como señor de la segunda sección de la segunda mitad (AGI Justicia 1065). El cuarto señor era Guamannamo, cabeza de la parcialidad de Guaman al que ubicaría como el señor de la segunda mitad de la primera sección, debido a su obviamente estrecha relación a Sachas Guaman, cuya orden de reemplazar al ausente Chicama Anaque con servicio laboral al encomendero de este último, Melchor Verdugo, fue obedecida por Guamannamo (cf Fig 1; AGI Justicia 398 en Rostorowski 1976: 121.143). El Cipra mencionado en la concesión de la encomienda de Guaman a Rodrigo Lozano era incuestionablemente la cabeza de la segunda mitad al interior de la parcialidad de Guaman, pero esto nos lleva a un nivel de organización un escalón más bajo que aquella anteriormente descrita (Rostorowski 1976: 103). La ubicación de Guaman es segura. Muy probablemente la primera mitad irrigada con aguas del Canal de Puquio Septentrional y la segunda mitad usaba aguas del ligeramente más pequeño Canal de Puquio Meridional (ver Netherly nda: 277, fig vi.i; 1988b: 263, fig 9.3).

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Habían tres largos canales en el lado norte del valle de Moche que tomaban agua directamente del río: los canales de Moro (el nivel máximo del canal), el Vichansao y el Mochica. Estos estas numerados N3, N2 y N1 respectivamente, en los recientes estudios del sistema de canales del valle de Moche (Ortloff et al 1982, 1983, 1985; ver también Netherly 1988b: 263, fig 9.3). De estos, el de Moro, aunque el canal más alto en tiempos chimú, irrigada la menor área en el estrecho cuello del valle (Ortloff et al 1985: 79-80). El canal del medio, el de Vichansao, fue un canal muy grande y largo en tiempos chimú. El área irrigada en el valle medio y superior es relativamente modesta; sin embargo, en su extremo distal este canal alimentaba el sistema de Huanchaco al norte de Chan Chan y fue probablemente el canal más significativo en el valle para el periodo en que lo hizo (pp. 80-82). El tercer canal es el Mochica Alta y Mochica Baja. Este canal ha estado en uso continuo desde tiempos chimú (pp. 82, 95, Cuadro 4) y irriga la mayor área de tierra arable en el valle. Los canales Puquio inferiores ya ha sido mencionados.

Estos tres canales indudablemente estuvieron asociados con las tres secciones representadas por los tres señores en la concesión de la encomienda en 1535. Podemos asumir que en 1535 el señor principal, Cajacimcim (Sachas Guaman), como señor de la mitad de mayor rango, y su sección estaban asociados con los canales Mochica. Esto es reforzado por el hecho de que una temprana reducción española de Mansiche al oeste de Trujillo representa la reubicación del “pueblo” de Manziz mencionado en la concesión de la encomienda de 1535 y estaba irrigado por el canal Mochica (Netherly nda). Puede muy bien ser que en el pasado el señor principal de Chimor controlaba el Vichansao. El abandono de la parte inferior del canal y la red de Huanchaco alimentada por él sería justificación suficiente para su reasignación. Si Yspilco fue el señor principal de la segunda sección (1:2) de la margen norte, entonces Suysuy sería la cabeza de la segunda división al interior de esta sección. Ubicaría entonces a Yspilco y su gente en control de las tierras irrigadas por el Vichansao y la parcialidad de Suysuy en las tierras irrigadas por el de Moro. Aquí uso el tamaño de las tierras irrigadas como un criterio en bruto para el rango de los grupos o secciones asociadas con él, a pesar del hecho que las bocatomas de estos canales están más lejos río arriba que la bocatoma del canal Mochica. De acuerdo con el esquema andino, esto debe estar de acuerdo con ellos, y los grupos asociados con ellos deben ser de mayor rango (Netherly y Dillehay 1986). Esta fue, de hecho, una de las consideraciones usadas en el establecimiento de los rangos de las secciones de las mitades en la margen sur.

En el caso de Chimor, sin embargo, hubo indudablemente múltiples rearreglos para acomodar la situación mucho más compleja involucrando los niveles de autoridad medios de los gobernantes imperiales. Esto es particularmente cierto para el sistema de irrigación de la margen norte. El sistema de organización política que estoy proponiendo para Chimor permite tanto el movimiento hacia arriba y hacia abajo a través de los niveles de organización, que debió ser constantemente redefinido mientras la organización de gobierno chimú se expandía y contraía

La estructura política de la organización de gobierno chimú remanente, que ocupaba el valle de Moche en 1535, puede ser ahora descrita. El señor supremo, Sachas Guaman, estuvo asociado en todo momento con los señores de las siguientes divisiones. Había una división dual principal en dos mitades de diferente rango mediadas por el Río Moche (Netherly y Dillehay 1986), que ponía la mitad de mayor rango en la margen norte del río bajo Cajacimcim (Sachas Guaman) y la mitad de menor rango en la margen sur bajo el predecesor de Don Alonso Chancon. Al siguiente, tetrapartito nivel de organización, las cabezas de las dos secciones de diferente rango en la margen norte serían Cajacimcim (Sachas Guaman) e Yspilco. Aquellos en la margen sur serían el predecesor de Don Alonso Chancon y Chicama Anaque. Al tercer nivel de organización en ocho divisiones, tenemos una división en mitades de las cuatro divisiones en el nivel precedente como sigue: Guamannamo es la cabeza de la división de la segunda mitad al interior de la división encabezada por Cajacimcim (Sachas Guaman); Suysuy se encuentra en la misma relación con Yspilco; en la margen sur de la segunda mitad la sección encabezada por el predecesor de Don Alonso Chancon está encabezada

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por el predecesor de Don Diego Tintomys; y presumiblemente el señor de Xacon estuvo en la misma relación con Chicama Anaque.

Una vez que los españoles concedieron a los señores de la margen sur en encomiendas separadas en 1535 (AGI Justicia 398 en Rostorowski 1976), el repartimiento de Chimor quedó confinado a la margen norte del río. Esto significa que la división dual y la tetrapartición manifiestas en el registro escrito español del Chimor colonial corresponden a los niveles dos y tres en el Cuadro 1.

La División Territorial de Chimor

Cualquier discusión sobre la organización territorial y jerárquica del estado chimú antes de la conquista incaica, involucra ciertas asunciones y ciertos riesgos. Los últimos surgen porque no hay evidencia escrita aunque menos de un siglo separa en final de la independencia chimú de la llegada de los europeos. Más significativa es la eliminación por parte de los incas de los niveles superiores de la organización política chimú, quizá tanto como cuatro o cinco, dejando el nivel local de la estructura intacto. Los señores verdaderamente grandes eran ya una cosa del pasado, aunque los españoles fueron sobrecogidos por la riqueza de aquellos a quienes vieron en sus reducidos estados. Aún más importantes, idas con los niveles de organización superiores estaban las funciones administrativas de un gran e intacto estado.

La asunción hecha aquí es que la organización formal del estado chimú no difería de la organización dual y tetrapartita descrita anteriormente para la organización de gobierno regional de Chimor. En esto, se parece al estado incaico, cuyas instituciones estaban también modeladas en y surgieron de aquellas halladas en los niveles de organización inferiores. También asumo que el estado chimú era uno de un continuo de estados andinos y su organización formal refleja los conceptos de organización política andina.

Es importante, cuando se consideran los estados preindustriales, distinguir entre funciones de nivel estatal, como la administración, obtención de ingresos, y producción directa, y las instituciones a través de las que estas eran realizadas. Nunca hubo una clase de burócratas independientes en el estado chimú similar a la que surgió en los estados naciones de la Europa Occidental. Las funciones de un estado preindustrial deben haber sido realizadas en el estado chimú por grupos bajo sus propios señores cuya función era la administración, que dependía directamente en uno u otro de los grandes señores de una manera análoga a la posición de los artesanos; o por miembros de los linajes de los señores dependiendo directamente de ellos por prestigio, poder y mantenimiento; o por sirvientes personales de los señores extraídos de los grupos que gobernaban en la manera de los yana yanayayku de las tierras altas, “aquel que me sirve exclusivamente”; o con más probabilidad una combinación de todos los anteriores (Netherly nda, ndb). Tales individuos también pueden contar como grandes señores ellos mismos. Sin una comprensión de los conceptos andinos de la administración de nivel estatal, no es probable que identifiquemos los centros asociados con tales actividades.

La organización territorial del estado chimú también puede ser mostrada para conformarse a los principios andinos de organización espacial (Netherly y Dillehay 1986). La organización dual y tetrapartita en la organización de gobierno chimú en el valle de Moche ha sido demostrada. Para mostrar como el estado chimú en su nivel superior se conformaba a estos principios, debemos considerar los modos andinos de división dual y tetrapartición. Los cuatro suyus del Tawantinsuyu, el estado incaico, están organizados a manera de sectores desde un punto central, el valle del Cusco, donde el río media la división territorial entre Hanan y Hurin –la división dual fundamental. Hay otra forma de dividir el espacio andino en cuatro partes longitudinalmente, que es descrita por Thérèse Bouysse-Cassagne en su estudio de Omasuyu en la región del Lago Titicaca (1978). Aquí,

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la distribución de las partes es lineal en lugar de circular. Una línea media divide todo el territorio en dos partes de diferente rango con una subdivisión adicional en cada mitad paralela a la línea media. Las dos divisiones posteriores reciben diferentes rangos entre ellas debido a la posición relativa de su mitad.

Así, en el caso de Chimor, el Río Moche divide el largo, estrecho territorio imperial en una mitad septentrional de mayor rango análoga a la división Hanan de las tierras altas y una mitad meriodional de menor rango similar a la Hurin. Cada mitad estuvo dividida a su vez en dos partes asimétricas, con la de mayor rango bordeando el Río Moche y la de menor rango en la periferia. Mientras el estado chimú se expandía, los límites interiores al interior de las divisiones septentrional y meridional eran constantemente redefinidos. Como tanto T. Topic y Mackey y Klymyshyn han indicado, esto hace muy difícil fijar estos límites interiores o incluso establecer fronteras contemporáneas septentrionales y meriodionales. Sin embargo, me siento confiada en que el rango de las cuatro divisiones territoriales corresponde con el rango de los cuatro principales señores del reino, incluyendo el de mayor rango: el Chimo Capac, como lo llamaba el Inca.

Así, podemos esperar que el supremo gobernante chimú estuviera asociado con la sección septentrional de mayor rango más cercana al Río Moche y se puede suponer que la línea media separando esta sección de la sección más septentrional de menor rango cambió de Chicama a Pacasmayo a Zaña al límite norte de la organización de gobierno de Lambayeque mientras el imperio se expandía hacia el norte. La otra sección septentrional habría estado bajo el gobierno del señor de tercer rango de los cuatro, segundo por supuesto al señor supremo en la división septentrional. El señor de segundo rango en Chimor gobernaba la sección meridional alrededor del Río Moche, con la división entre ella y la sección meridional periférica desplazándose desde Virú a Santa a Nepeña a Casma a Paramonga y finalmente, quizá, hasta Huaura. Esto puede explicar la multiplicidad de centros “administrativos” chimú y asistir en su interpretación. La mitad meridional de la división meridional habría estado gobernada por el señor de menor rango de los cuatro grandes señores de Chimor. La Figura 2 muestra como los límites internos se habrían desplazado mientras el imperio chimú se expandía.

La Organización de Chan Chan

Debe haber evidencia de las divisiones duales y tetrapartitas fundamentales del estado chimú en su capital, Chan Chan. La complejidad de la organización imperial, el tamaño de la ciudad, la remodelación histórica que atravesó, la naturaleza de la evidencia arqueológica, y los paradigmas de los erúditos estudiando la ciudad han todos limitado la comprensión de la ciudad.

La interrogante sobre que expresión física los principios de dualidad y tetrapartición, que son tan penetrantes en otras áreas de la estructura política, puedan haber tenido en la muy simbólica capital chimú aún permanece. Esperamos ver en el diseño arquitectónico y urbano alguna clave de estos principios ya que reflejan la organización sociopolítica de la sociedad. A primera vista este no parece ser el caso. Sin embargo, el análisis de Kolata del crecimiento de la capital chimú que está basado en una seriación de adobes usados en diferentes fases constructivas ofrece algunas sugerencias prometedoras. Estos se encuentran en la arquitectura ceremonial, claramente tetrapartita en el plano urbano final de la ciudad, y en los conjuntos de elite o ciudadelas, las sedes de los gobernantes chimú, que están aparentemente concentradas en su uso a través del tiempo.

Zuidema advierte, sin embargo, que los señores de las mitades Hanan y Hurin del Cusco, el inca y su cogobernante, estaban localizados en solo dos áreas de la ciudad y vivían sucesivamente en solo dos estructuras o palacios. No hay una interpretación simple para la evidencia de Chan Chan, que me parece estar plagada de vacíos y de un gran número de estructuras de diferentes tipos en cualquier punto del tiempo.

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En la figura 3 de Kolata, las estructuras ceremoniales y ciudadelas presentes durante la primera fase de la ciudad, Chimú 1A, son mostradas. Hay un gran montículo aterrazado, Huaca Higo, y una gran cercadura, Chayhuac. Considerando tantas estructuras tempranas fueron arrasadas por los chimúes mismos para hacer espacio para construcciones posteriores, no sabemos que más pudo haber existido en esta temprana fecha. Sin embargo, una cercadura, una gran estructura ceremonial, no es incompatible con los patrones estructurales andinos. Podemos especular que Chayhuac era la sede del supremo señor chimú en esta fecha temprana y que Huaca Higo sirvió como centro de culto para toda la organización de gobierno chimú. La construcción de Uhle en los tempranos tiempos Chimú 1B puede sugerir el inicio de una expresión dual; sin embargo, parecen haber habido múltiples ocupaciones contemporáneas al interior de Uhle mismo. Este plantea la interrogante si estas ciudadelas tempranas no eran sedes de cogobernantes así como del supremo. Sería tentador ver tetrapartición en el cúmulo de ciudadelas, aparentemente todas en uso al mismo tiempo. Más significativo, me parece, es el uso continuado de Huaca Higo y la aparición en Chimú Temprano 1C de Huaca Olvido. Este patrón claramente dual en las estructuras ceremoniales continúa a través de tiempos Chimú temprano 2.

Durante Chimú Medio dos nuevas estructuras ceremoniales entran en juego, Huaca Las Conchas y Huaca Obispo en asociación con el extremadamente grande complejo Gran Chimú. Gran Chimú es un complejo que, debido a su tamaño y complejidad, puede sugerir una concentración de toda la estructura sociopolítica en un esquema arquitectónico. Las dos estructuras ceremoniales asociadas con él sugieren una expresión de dualidad.

Las fases finales de construcción en Chan Chan durante Chimú Tardío 1 y 2 sugieren una planificación urbana y arquitectónica mucho más delicada. El número de estructuras ceremoniales es elevada a cuatro con la adición de Huaca Toledo, asumiendo que Huaca Higo continuaba como centro de culto. La configuración de cuatro debe casi seguramente haber estado asociada con la estructura sociopolítica tetrapartita y las cuatro divisiones del territorio chimú. Los cuatro conjuntos ciudadelas finales pueden haber estado ocupados en pares. Si se les usó independientemente, entonces estos conjuntos requieren que nosotros examinemos el interior de la arquitectura nuevamente. La reducción en el área destinada al almacenamiento en Chan Chan durante el periodo Chimú Tardío puede indicar que, de hecho, tres de los cuatro cogobernantes residieran en otro lugar, presumiblemente en capitales regionales localizadas en sus respectivas secciones territoriales. Tales capitales regionales deberán ser identificadas y correlacionadas temporalmente al periodo tardío. El almacenamiento puede estar disperso regionalmente como mecanismo de reducción de riesgos y conveniencia logística. Sin embargo, la lógica de las estructuras políticas andinas sugeriría que los cogobernantes estaban localizados en la capital.

CONCLUSIONES

La anterior discusión ha enfatizado la evidencia del cogobierno en el imperio chimú, no solo a nivel regional, donde sobrevivió hasta el periodo colonial español, pero también la proyección de esta forma de organización hasta los niveles más altos de organización imperial. La justificación para esto yace en el modo de organización de otras sociedades andinas de nivel estatal, particularmente el Tawantinsuyu y en los mecanismos por los que los señores andinos podían desplazarse hacia arriba y abajo en la escala jerárquica, retrocediendo en disminución de su gobierno respecto a las organizaciones de gobierno de menor nivel. Remodelando el modelo político fuera del gobierno unitario hacia la variedad andina de gobierno colegiado, donde ningún individuo podía tener poder sobre toda la sociedad, pero en cambio debía negociar la adquisición de sus cogobernantes, cabeza de importantes secciones de la sociedad, más interrogantes han surgido de las que han sido respondidas. En la integración de modelos etnológicos basados en información documentaria y etnográfica ha abierto nuevas vías de investigación, la evidencia corroborante aún debe provenir de la evidencia arqueológica.