02 el ataque de los clones

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    Hay una gran perturbacin en la Fuerza... El descontento reina en todas

    partes: desde las estilizadas naves que sobrevuelan la deslumbrante

    Coruscant hasta los exuberantes jardines del idlico mundo de Naboo. La

    Repblica se desmorona, incluso bajo el mandato del Canciller Supremo

    Palpatine, elegido diez aos antes para intentar recomponer el fragmentado

    gobierno. Los separatistas amenazan con la guerra, y el Senado, que ha

    perdido toda esperanza, no sabe si armar un ejrcito para la batalla o tratar

    de conservar la frgil paz. Se ha alcanzado un punto muerto que, una vez

    cruzado, puede conducir al caos en toda la galaxia.

    El inquieto, osado, y a veces imprudente Anakin Skywalker ha llegado a la

    mayora de edad en una poca de grandes acontecimientos. El aprendiz de

    veinte aos de Obi-Wan Kenobi es, adems de un desafo para su propio

    Maestro, un enigma para el Consejo Jedi. El paso del tiempo no ha atenuado

    la ambicin de Anakin, y su entrenamiento de Jedi no le ha hecho olvidar sus

    ansias de independencia. La senadora Padm Amidala est a punto de

    perder la vida en un atentado, lo que provoca su reunin con el joven Jedi,

    diez aos despus de su primer encuentro. Y en ese momento queda claro

    que el tiempo tampoco ha mermado el intenso amor que Anakin siente hacia

    la hermosa diplomtica.

    El ataque a la senadora Amidala, que ocurre justo antes de una crucial

    votacin, coloca a la Repblica al borde del desastre. Los Maestros Yoda y

    Mace Windu sienten una enorme inquietud. El Lado Oscuro est creciendo y

    enturbia la percepcin de los acontecimientos por parte de los Jedi. Sin que

    stos lo sepan, lo que empez como un leve rumor se est convirtiendo en el

    estruendo de cientos de soldados dispuestos a la batalla. Pero incluso con la

    Repblica tambalendose a su alrededor, Anakin y Padm conectan de

    forma tan intensa que todo lo dems empieza a perder importancia. Anakin

    se desviar del camino y provocar su propia perdicin por culpa de las

    emociones. Algo que a un Jedi, que ha jurado lealtad slo a la Orden, se le

    ha prohibido tener.

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    R. A. Salvatore

    El ataque de los clonesStar Wars Episodio II

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    LittleAngel10.10.11

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    Ttulo Original:Episode II: Attack of the Clones2002, Alberto Santos EditorTraduccin: Lorenzo F. DazISBN: 8495070286

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    Hace mucho tiempo,

    en una galaxia muy, muy lejana...

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    Preludio

    Su mente asimil la escena que tena delante: era tan tranquila, calmada y...

    normal.

    Esa era la vida que siempre haba deseado tener. Era una reunin de amigos yfamiliares y, aunque la nica persona a la que reconoca era su querida madre, saba

    que eran precisamente eso.

    As era como se supona que deban ser las cosas. Con esa calidez y ese amor,

    con las risas y los momentos de paz. As era como siempre haba soado que sera,

    como siempre haba rezado que fuera. Con esas sonrisas clidas e invitadoras. Con

    esa agradable conversacin (aunque no poda or las palabras). Con las palmadas

    amables en el hombro.

    Y por encima de todo ello destacaba la sonrisa de su querida madre, feliz, sin sera esclava. Ella le mir, y l se dio cuenta de todo eso y de mucho ms, y vio lo

    orgullosa que estaba de l, lo gozosa que era ahora su vida.

    Ella se le acerc con el rostro alegre, alargando la mano hacia l para

    acariciarle suavemente la cara. Su sonrisa se anim, se hizo ms abierta.

    Demasiado abierta.

    Por un momento pens que la exageracin era consecuencia de un amor que iba

    ms all de lo normal, pero esa sonrisa continu creciendo, deformando y estirando

    extraamente el rostro de su madre.Ella pareca moverse a cmara lenta. Como todos los dems, que se movan ms

    despacio, como si sus extremidades se hubieran tornado ms pesadas.

    No, no ms pesadas, se dio cuenta, y la sensacin de paz se volvi de pronto

    ardiente. Era como si su madre, y esos amigos, se pusieran ms rgidos, como si se

    convirtieran en algo inferior a los seres humanos que viven y respiran. Mir esa

    caricatura de sonrisa, ese rostro deformado, y reconoci el dolor que haba tras l,

    su evidente agona.

    Intent llamarla, preguntarle qu necesitaba que l hiciera, preguntarle cmooda ayudarla.

    El rostro de ella se deform an ms, de sus ojos brot sangre. Su piel se

    cristaliz, tomndose casi translcida, casi como el cristal.

    Cristal! Era cristal! La luz corri por sus bordes cristalinos, la sangre se

    deslizaba con rapidez por la lisa superficie. Y su expresin era una mirada de

    resignacin y perdn, una mirada que deca que ella le haba fallado y que l le

    haba fallado a ella, que se clav en el impotente corazn de quien miraba.

    Intent cogerla, intent salvarla.

    En el cristal aparecieron grietas. Oy el ruido que hacan las grietas al

    rolongarse.

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    Grit una y otra vez, y alarg desesperado la mano hacia ella. Pens en la

    Fuerza, y envi sus pensamientos en la Fuerza con todo el poder de su voluntad,

    ara poder envolverla en su energa.

    Pero, entonces, ella se hizo pedazos.

    ***

    El padawan de Jedi se incorpor sobresaltado en el lecho de la nave estelar, conlos ojos muy abiertos, la frente perlada de sudor y el aliento brotando en jadeos.

    Un sueo. Slo haba sido un sueo.Se lo repiti una y otra vez mientras intentaba volver a tumbarse en el lecho. Slo

    haba sido un sueo.O no?

    Despus de todo, poda ver cosas antes de que stas sucedieran.Llegamos a Ansion! dijo alguien en la parte delantera de la nave, con la voz

    familiar de su Maestro.Saba que deba olvidar el sueo, concentrarse en el presente, en la misin que le

    esperaba junto a su Maestro, pero era ms fcil decirlo que hacerlo.Pues segua viendo a su madre, a su cuerpo volvindose rgido, cristalizndose,

    explotando en un milln de agrietadas partculas.Mir hacia adelante para ver a su Maestro ante los controles, preguntndose si

    deba contrselo, preguntndose si podra ayudarlo. Pero ese pensamiento sedesvaneci apenas pas por su mente. Su Maestro, Obi-Wan Kenobi no podaayudarlo. Los dos estaban demasiado concentrados en otras cosas, en suentrenamiento, en misiones menores como la disputa fronteriza que les alejaba tantode Coruscant.

    El padawan quera volver lo antes posible a Coruscant. Necesitaba una gua, perono la que poda proporcionarle Obi-Wan.

    Necesitaba volver a hablar con el Canciller Palpatine, or sus reconfortantes

    palabras. A lo largo de los ltimos diez aos, Palpatine se haba interesado mucho porl, arreglndoselas para que siempre pudiera hablar con l cuando estuviera enCoruscant.

    El padawan encontr consuelo al pensar en ello, pese a estar el terrible sueo anvvido en sus pensamientos. El Canciller, el sabio lder de la Repblica, le habaprometido que sus poderes creceran hasta alcanzar cumbres desconocidas, que seconvertira en alguien poderoso incluso entre los poderosos Jedi.

    Puede que se fuera su destino. Puede que el ms poderoso de los Jedi, el ms

    poderoso de los poderosos pudiera fortalecer el frgil cristal.Llegamos a Ansion volvi a llamar la voz de la proa. Ven aqu, Anakin!

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    Captulo 1

    Shmi Skywalker Lars estaba parada en la berma de arena que marcaba elpermetro de la granja de humedad, con una pierna doblada y apoyada en lo alto del

    reborde y la otra arrodillada. La mujer de edad mediana, cabellos oscuros ligeramentegrises y rostro cansado, apoyaba una mano en la rodilla y contemplaba los muchospuntos de luz estelar que se vean esa tonificante noche de Tatooine. Ningn bordecortante interrumpa el paisaje que la rodeaba, slo las formas suaves y redondeadasde las dunas azotadas por el viento de este planeta de arenas aparentementeinterminables. Una criatura rugi en alguna parte, en la distancia, con un sonidolastimero que esa noche tuvo un profundo eco en ella.

    Esa noche especial.

    Su hijo Anakin, su querido y pequeo Annie, cumpla esa noche veinte aos. Eraun cumpleaos que ella celebraba cada ao aunque ya haca una dcada que no vea asu amado hijo. Cmo deba haber cambiado! Qu alto, fuerte y sabio en los caminosde los Jedi deba haberse vuelto! Shmi, que siempre haba vivido en una pequeazona del parduzco Tatooine, saba que no poda ni imaginar las maravillas que habrapodido encontrar su nio en las estrellas, en planetas tan diferentes al suyo, de coloresms brillantes, de aguas que llenaban valles enteros.

    Una sonrisa de nostalgia ensanch el an hermoso rostro de la mujer cuando

    record los das en que su hijo y ella eran esclavos del sinvergenza de Watto. Annie,con sus travesuras y sus sueos, con su actitud independiente y su valor sin igual, noparaba de enfurecer al chatarrero toydariano. Haban pasado buenos momentos enaquel entonces, pese a las penurias de la vida de esclavo, pese a los escasos alimentosy las escasas posesiones, pese a las constantes quejas y rdenes de Watto, aun assiempre haba estado con su querido hijo Annie.

    Deberas volver ya le dijo una voz suave detrs de ella.La sonrisa de Shmi se ensanch an ms y se volvi para ver a su hijastro, Owen

    Lars, caminando en su direccin. Era un muchacho fuerte y robusto, de la mismaedad que Anakin, de cortos cabellos castaos, algunos de ellos en punta, y un rostroancho que no poda ocultar nada de lo que haba en su corazn.

    Ella le revolvi el pelo cuando l lleg a su lado, y ste respondi rodendola loshombros con un brazo y besndola en la mejilla.

    Esta noche no hay naves espaciales, mam? pregunt de buen humor, puessaba por qu estaba all, por qu iba tan a menudo en la paz de la noche.

    Shmi gir la mano, sonriente, y acarici con suavidad la cara de Owen. Quera a

    ese joven como haba querido a su propio hijo, y l haba sido bueno con ella,comprensivo con el vaco que permaneca en su corazn. Haba aceptado su dolor sinuzgarlo, sin sentir celos, y siempre le haba ofrecido un hombro en el que apoyarse.

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    Esta noche no hay nave espacial replic ella, mirando a la bveda llena deestrellas. Anakin debe estar muy ocupado salvando la galaxia, o persiguiendotraficantes o a cualquier otro fuera de la ley. Ahora tiene que hacer esas cosas,sabes?

    Entonces, dormir mucho ms tranquilo a partir de hoy repuso l con una

    sonrisa.Aunque, por supuesto, Shmi estaba bromeando, tambin se daba cuenta de que

    algo de verdad haba en su presuncin sobre Anakin. Haba sido un nio especial, quese sala de la norma, incluso para un Jedi, pensaba ella. Siempre destac entre losdems. Aunque no fsicamente, pues lo recordaba como a un nio pequeo ysonriente, con ojos curiosos y cabello del color de la arena. Pero Annie poda hacermuchas cosas, y hacerlas muy bien. Pese a ser slo un nio, haba participado encarreras de vainas, derrotando a algunos de los mejores corredores de todo Tatooine,

    y siendo el primer humano que ganaba, y lo haba hecho cuando slo contaba connueve aos de edad! Y en una vaina que l mismo haba construido con piezascogidas de la chatarrera de Watto record con una sonrisa ms amplia an.

    Pero es que Anakin era especial, ya que no era como los dems nios, ni siquieracomo los dems adultos. Poda "ver" las cosas antes de que sucedieran, como siestuviera tan en sintona con el mundo que lo rodeaba que poda comprender deforma innata cul sera la consecuencia de cualquier cadena de acontecimientos. Porejemplo, a veces poda sentir los problemas que tendra con su vaina de carreras

    mucho antes de que esos problemas se manifestasen de manera catastrfica. Y unavez hasta le confes que poda sentir los obstculos de la pista antes de llegar averlos. Ese era su don especial, y lo que hizo que los dos Jedi que llegaron a Tatooinereconocieran la especial naturaleza del muchacho, liberndolo de Watto para ponerlobajo su cuidado e instruccin.

    Tuve que dejarle marchar dijo Shmi con voz queda. No poda retenerle ami lado, si de ese modo tena la vida de un esclavo.

    Lo s le asegur Owen.No habra podido retenerle ni aunque no furamos esclavos sigui diciendo

    ella, y mir a su hijastro como si se sorprendiera ante sus propias palabras. Annietena mucho que dar a la galaxia. Su don no poda verse confinado a Tatooine. Debaestar ah fuera, volando entre las estrellas, salvando mundos. Naci para ser un Jedi,naci para dar mucho a muchos.

    Por eso duermo mejor por las noches reiter Owen, y Shmi, al mirarle, se diocuenta de que la sonrisa del muchacho era ms amplia que nunca.

    Oh, te ests burlando de m! dijo ella, golpeando en el hombro a su hijastro.Este se limit a encogerse de hombros.

    El rostro de Shmi recuper su expresin seria.

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    Annie quera irse continu diciendo, repitiendo lo mismo que ya le habacontado antes a Owen, lo mismo que se haba repetido a s misma cada noche de losltimos diez aos. Tena el sueo de volar a las estrellas, de ver todos los mundosde la galaxia, de hacer grandes cosas. Naci siendo un esclavo, pero no naci paraserun esclavo. No, mi Annie, no. Mi Annie, no.

    Owen le apret los hombros.Hiciste lo que debas. Si yo hubiera sido Anakin, me sentira agradecido.

    Comprendera que hiciste lo mejor para m. No hay amor ms grande que se, mam.Ella volvi a acariciarle el rostro y hasta consigui forzar una sonrisa nostlgica.Vamos, mam dijo el muchacho, cogindola de la mano. Es peligroso

    estar aqu fuera.Shmi asinti y no se resisti cuando l tir de ella. Pero se detuvo bruscamente, y

    mir con dureza a su hijastro cuando ste se volvi para mirarla.

    Estar all fuera es ms peligroso an dijo ella, respirando entre dientes, conla voz rota. La alarma se pint en su rostro, volvi a mirar hacia atrs, al vasto cieloabierto. Y si est herido, Owen? O ha muerto?

    Es preferible morir mientras se lucha por tus sueos a llevar una vida sinesperanza dijo Owen con poca conviccin.

    Shmi le devolvi la mirada, sonriendo nuevamente. El joven era igual que supadre, con los pies tan plantados en el pragmatismo como no poda estarlo ms unhombre. Comprenda que haba dicho eso slo para tranquilizarla, y eso le haca ms

    especial an.Dej de resistirse mientras Owen volva a tirar de ella en direccin a la humilde

    morada de Cliegg Lars, su marido y padre de Owen.Haba hecho lo que deba con su hijo, se deca a cada paso que daba. Eran

    esclavos sin posibilidad alguna de conseguir su libertad de otro modo que no fuera laoferta de los Jedi. Cmo iba a retener a Anakin en Tatooine, cuando los CaballerosJedi prometan hacer realidad todos sus sueos?

    Por supuesto, por aquel entonces, Shmi no saba que un da conocera a ClieggLars en Mos Espa, y que el granjero de humedad se enamorara de ella y la compraraa Watto para liberarla, y que slo entonces, cuando ya era una mujer libre, l lapedira en matrimonio. Habra dejado ir a Anakin de saber lo mucho que cambiarasu vida tan poco tiempo despus de su partida?

    No sera ahora su vida mucho mejor, ms completa, de tener a Anakin a su lado?Shmi sonri al pensar en ello. Se dio cuenta de que no, de que aun as habra

    querido que se fuera, aunque hubiera previsto los dramticos cambios que tendranlugar en su vida. No por s misma, sino por Anakin. Pues su sitio estaba all fuera. Ylo saba.

    Mene la cabeza, abrumada por la enormidad de la situacin, por los muchos

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    desvos que tomaba el camino de su vida o de la vida de Anakin. Ni siquiera ahorapoda estar segura de que la presente situacin era la mejor posible para los dos.

    Aun as, en su corazn segua habiendo un profundo vaco.

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    Captulo 2

    Yo te ayudo con eso dijo Beru educadamente, acercndose a Shmi, queestaba preparando la cena.

    Cliegg y Owen estaban fuera, cerrando el permetro del complejo, asegurando lagranja para la inminente noche, una noche que anunciaba una tormenta de polvo.

    Shmi le entreg un cuchillo a Beru, sonriendo con calidez, contenta de que esaoven llegara a ser un miembro de su familia. Owen todava no haba hablado de

    casarse con Beru pero Shmi lo adivinaba por la forma en que se miraban. Slo eracuestin de tiempo, y no sera mucho, o no conoca a su hijastro. Owen no era unmuchacho aventurero, y de carcter tan estable como el suelo que pisaba, perocuando saba lo que quera, iba a por ello sin pensar en otra cosa.

    Beru tambin era as, y resultaba evidente que amaba a Owen con la mismaintensidad que l a ella. Su carcter era el ideal para la esposa de un granjero dehumedad, pens, observando cmo se ocupaba metdicamente de los trabajos de lacocina. Nunca se evada de sus deberes, era muy capaz y diligente.

    Y no espera mucho, o no necesita mucho para ser feliz, pens Shmi, pues laverdad es que era en eso en donde radicaba todo. Su existencia en ese sitio erasencilla, y vulgar. Haba pocas aventuras, y stas no eran bienvenidas, pues cualquierexcitacin implicaba que haba guerreros tusken en la regin, que se avecinaba una

    gigantesca tormenta de arena, o cualquier otro fenmeno atmosfrico potencialmentedevastador.

    No, la familia Lars slo requera cosas muy sencillas para divertirse y sentirsesatisfecha, y entre ellas destacaba la compaa de los dems. Esa era la nica formade vivir que haba conocido Cliegg, una forma de vida que se remontaba a variasgeneraciones de la familia Lars. Igual suceda con Owen. Y Beru, pese a habersecriado en Mos Eisley, pareca encajar en ella.

    S, Owen se casara con ella, Shmi lo saba, como saba que se sera un da

    feliz!Los dos hombres volvieron poco despus acompaados de C-3PO, el droide de

    protocolo que construy Anakin en los das en que rebuscaba entre la chatarra deWatto.

    Dos tangaroot ms para usted, seora Shmi dijo el delgado droide,entregndole un par de vegetales verdosoanaranjados recin arrancados. Habratrado ms, pero se me dijo, y de forma no muy corts, que deba apresurarme.

    Shmi mir a Cliegg, y ste respondi con una sonrisa y un encogimiento de

    hombros.Supongo que podramos haberlo dejado fuera para que lo limpiara la tormenta

    de arena. Seguro que alguno de los guijarros ms grandes le arrancaba uno o dos

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    circuitos.Le ruego me disculpe, amo Cliegg dijo 3PO. Yo slo quera decir...Sabemos lo que queras decir, 3PO asegur Shmi al droide, posando una

    mano consoladora en su hombro, antes de retirarla rpidamente, pensando que era ungesto muy tonto para ofrecrselo a una caja de cables ambulante.

    Por supuesto, C-3PO era mucho ms que una caja de cables para Shmi SkywalkerLars. Anakin haba construido ese droide... o casi. Cuando Anakin se fue con los Jedi,3PO era completamente funcional, pero estaba sin cubrir, con los cables al aire. Shmilo haba dejado as durante mucho tiempo, fantaseando con que un da Anakinvolvera para completar su trabajo. Slo tras casarse con Cliegg se anim a acabar eldroide, aadiendo la sosa carcasa de metal. Haba sido un momento conmovedor paraShmi, la aceptacin de que ella estaba donde deba estar y que Anakin estaba dondedeba estar. A veces, el droide de protocolo poda resultar irritante, pero para Shmi

    segua siendo un recordatorio de su hijo.Claro que, de haber tusken en las cercanas, seguro que lo ponan a cubierto

    antes de que estallara la tormenta continu Cliegg, que era obvio que disfrutabametindose con el pobre droide. No te darn miedo los guerreros tusken, eh, 3PO?

    No hay nada en mi programacin que sugiera un temor semejante replic eldroide, aunque habra sonado ms convincente de no temblar mientras hablaba, y sisu voz no hubiera brotado tan insegura y con un gemido.

    Djalo ya le exigi Shmi a su esposo. Oh, pobre 3PO dijo volviendo a

    darle una palmada en el hombro al droide. Anda, sal de aqu. Esta noche ya tengoms ayuda de la que necesito repuso, haciendo un gesto para que se fuera. Eresterrible con ese pobre droide le coment a su marido, golpendolo cariosamenteen los anchos hombros.

    Bueno, si no puedo divertirme con l, tendr que hacerlo con otra persona replic el rara vez travieso Cliegg, estrechando los ojos y examinando la habitacinhasta clavar una mirada amenazadora en Beru.

    Cliegg advirti rpidamente Shmi.Qu? protest l con gesto teatral. Ser mejor que aprenda a defenderse

    sola, si piensa venirse a vivir aqu!Pap! exclam Owen.Oh, no te preocupes por el viejo Cliegg intervino Beru, remarcando la

    palabra "viejo". Menuda esposa estara hecha yo si no pudiera vencerlo en unduelo de palabras.

    Aj! Un desafo! rugi Cliegg.Poco importante, en mi opinin replic Beru secamente, y Cliegg y ella

    empezaron a intercambiar insultos de buen grado, con la ocasional intervencin deOwen.

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    Shmi apenas escuchaba, demasiado concentrada en observar a Beru. S, la chicaencajara en la granja de humedad, y muy bien. Su temperamento era ideal. Era seria,pero alegre cuando la situacin lo requera. El grun de Cliegg poda batirse enduelo verbal con los mejores, pero Beru poda contarse en esa lite. Volvi aconcentrarse en los preparativos de la cena, sonriendo cada vez ms abiertamente

    cuando Beru alcanzaba a Cliegg con un comentario especialmente desagradable.Al concentrarse en sus labores, no vio venir el proyectil, y solt un grito cuando

    el vegetal maduro la alcanz en un lado del rostro.Por supuesto, eso slo hizo estallar de risa a los otros tres.Shmi se volvi para descubrir que seguan sentados, mirndola. A juzgar por la

    expresin avergonzada de Beru por el modo en que le haba llegado el vegetal, y alestar Beru sentada justo detrs de Cliegg, resultaba obvio que el proyectil lo habalanzado contra l, pero que haba ido demasiado alto.

    La chica escucha cuando le dices que se calle dijo Cliegg Lars con un tonosarcstico, interrumpido por una carcajada que no pudo contener.

    Se call cuando Shmi le acert con una pieza de jugosa fruta, que le salpic loshombros.

    La pelea de comida dio comienzo. Naturalmente, de forma mesurada ylanzndose ms amenazas que verduras.

    Al finalizar, Shmi se puso a limpiar el lugar, ayudada un poco por los otros tres.Vosotros id a pasar un rato juntos sin la presencia del alborotador de tu padre

    le dijo a Owen y Beru. Esto lo empez Cliegg, as que ser l quien me ayude alimpiar. Os llamar en cuanto la comida est en la mesa.

    Cliegg lanz una risita.Y como estropees la siguiente comida, pasars mucha hambre le dijo Shmi,

    amenazndole con un cucharn. Y la pasars solo.No! Eso nunca! repuso l, alzando las manos en gesto de rendicin.Shmi ech a Owen y Beru con un gesto del cucharn, y la pareja se fue

    alegremente.Ser una buena esposa le dijo Shmi a Cliegg.Este se acerc a ella por detrs y la cogi por la cintura.Los Lars nos enamoramos de las mejores mujeres.Shmi mir hacia atrs para ver la sonrisa clida y sincera de su esposo, y se la

    devolvi. Las cosas eran como deban ser. Un trabajo honesto, la sensacin de haceralgo til y suficiente tiempo libre para divertirse, aunque slo fuera un poco. Esa erala vida que siempre haba deseado. Era perfecta, o casi.

    Una mirada nostlgica asom a su rostro.Piensas otra vez en tu chico coment ms que pregunt Cliegg. Shmi le mir

    con una expresin que era mezcla de alegra y tristeza, como una nica nube oscura

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    que cruzase un soleado ciclo azul.S, pero esta vez no importa dijo. Est a salvo, lo s, y haciendo grandes

    cosas.Pero cuando bromeamos te gustara que estuviera aqu.As es, como en las dems ocasiones repuso la mujer, volviendo a sonrer.

    Me gustara que Anakin hubiera estado aqu desde el principio, desde que t y yo nosconocimos.

    Hace cinco aos.Te habra querido tanto como yo, y Owen y l... su voz se apag.Crees que Anakin y Owen habran sido amigos? pregunt Cliegg. Bah!

    Pues, claro que s!Si ni siquiera conociste a mi Annie! le ri ella.Habran sido grandes amigos le asegur l, abrazndola con ms fuerza.

    Cmo no iban a serlo, tenindote a ti por madre?Shmi acept el cumplido, mirando hacia atrs y dando a Cliegg un carioso beso

    de agradecimiento. Pensaba en Owen, en el floreciente romance que tena con laencantadora Beru. Cunto los quera a los dos!

    Pero eso le produjo cierta sensacin de incomodidad. Shmi se haba preguntadomuy a menudo si no sera Owen parte de lo que la motiv a aceptar tan rpidamente aCliegg en matrimonio. Mir a su esposo, y le frot los anchos hombros. S, lo amaba,y mucho, y desde luego no poda negar la alegra que sinti cuando por fin la liber

    de la esclavitud. Pero, a pesar de ello, qu papel haba jugado la presencia de Owenen sus decisiones? Era una pregunta que haba permanecido con ella todos esos aos.Haba llenado con Owen una necesidad de su corazn? Una necesidad maternal detapar el vaco que dej en su corazn la partida de Anakin?

    La verdad era que los dos muchachos tenan temperamentos muy distintos. Owenera slido y estable, la roca que estara encantada de hacerse cargo de la granja deCliegg cuando llegase el momento, pues la granja de humedad haba pasado degeneracin en generacin de la familia Lars. Estaba preparado, incluso encantado, deser el legtimo y lgico heredero del lugar, ms que capacitado para aceptar suhabitual y difcil forma de vida a cambio del orgullo y el sentimiento de haber hechoalgo de forma honesta que proporcionaba el dirigir correctamente la granja.

    Pero Annie...Shmi casi lanz una carcajada al pensar en una situacin similar con su hijo

    impetuoso y con ansias de viajar. No tena ninguna duda de que Anakin dara tantosproblemas a Cliegg como se los haba dado a Watto. Saba que el espritu aventurerode Anakin nunca se vera doblegado por ese sentimiento de responsabilidadgeneracional. Su necesidad de buscar la aventura, de participar en las carreras devainas, de volar entre las estrellas, no habra disminuido en nada, y seguramente

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    habra vuelto loco a Cliegg.Shmi lanz una risita, imaginndose a Cliegg rojo por la exasperacin cuando

    Anakin volviera a descuidar sus tareas.Cliegg la abraz con ms fuerza al orla, evidentemente sin tener ni la menor idea

    de cules eran las imgenes que aleteaban por su mente. Shmi se fundi en ese

    abrazo, sabiendo que estaba donde deba estar, y consolndose en la esperanza de quetambin Anakin estaba donde deba estar.

    ***

    Ella no llevaba puesto uno de los grandes vestidos que sealaban el rango quehaba alcanzado en la vida durante algo ms de una dcada. No llevaba el cabellopeinado de forma fastuosa, ni con brillantes joyas entretejidas en los espesos cabellos

    castaos. Pero, en esa sencillez, Padm Amidala pareca mucho ms hermosa ydeslumbrante.

    La mujer que se sentaba a su lado en el banco, y con la que resultaba obvio que leuna un parentesco, era algo mayor que ella y tena un aspecto quiz ms maternal,as como ropas an ms sencillas que las de Padm, llevando el cabello algodespeinado. Pero no era menos hermosa que ella, y resplandeca con una bellezainterior igualmente intensa.

    Has terminado ya tus reuniones con la Reina Jamillia? pregunt Sola. Por

    su tono resultaba evidente que las reuniones a las que se refera no se encontraban enel primer puesto de su lista de deseos personales.

    Padm la mir, volviendo a mirar luego a la casa de muecas donde Ryoo yPuuya, hijas de Sola, jugaban frenticamente al escondite.

    Slo fue una reunin explic Padm. La Reina quera comunicarme ciertainformacin.

    Sobre el Acta de Creacin Militar afirm Sola.Padm no se molest en confirmar lo evidente. El Acta de Creacin Militar, que

    en esos momentos se debata en el Senado, era el asunto ms importante de losltimos aos, y sus implicaciones para la Repblica eran incluso muy superiores a lasde los tiempos oscuros en que Padm era Reina y la Federacin de Comerciointentaba conquistar Naboo.

    La Repblica est sumida en el tumulto, pero no debemos temer nada porque lasenadora Amidala se encargar de solucionarlo dijo Sola.

    Padm se volvi hacia ella, algo sorprendida por el sarcasmo que trasluca el tonode Sola.

    Es lo que haces, no? pregunt sta inocentemente.Es lo que intento hacer.Es lo nicoque intentas hacer.

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    Qu se supone que significa eso? pregunt Padm, con el rostro alteradopor el desconcierto. Despus de todo soy una senadora.

    Senadora despus de Reina, y probablemente todava te esperan muchos msoficios dijo Sola. A continuacin volvi a mirar a la casa de muecas y pidi aRyoo y Puuya que se calmaran un poco.

    Hablas como si eso fuera algo malo coment Padm.Es algo importante repuso, mirndola con seriedad. Si lo haces por un

    buen motivo.Y qu se supone que significa eso?Sola se encogi de hombros como si no estuviera segura.Creo que te has convencido de que eres imprescindible para la Repblica. De

    que no pueden seguir adelante sin ti.Hermana!

    Es cierto insisti Sola. T das y das y das y das. Es que nunca quierestomar, aunque slo sea un poco?

    La sonrisa de Padm evidenci que las palabras de Sola la pillaban desprevenida.Tomar qu?Sola volvi a mirar a Ryoo y Puuya.Mralas. Veo cmo te brillan los ojos cuando ves a mis hijas. S cunto las

    quieres.Pues, claro que las quiero!

    Y no querras tener hijos propios, una familia propia?Padm se sent muy derecha, abriendo mucho los ojos.Yo... empez a decir, interrumpindose, varias veces. En este momento

    trabajo por algo en lo que creo profundamente. Por algo que es importante.Y una vez lo hayas hecho, una vez el Acta de Creacin Militar sea algo del

    pasado, encontrars otra cosa ms en lo que creer profundamente, algo que serimportante de verdad. Algo que importar a la Repblica y al gobierno ms de lo quete importar a ti.

    Cmo puedes decir eso?Porque es verdad, y lo sabes. Cundo vas a hacer algo slo por ti misma?Lo hago.Ya sabes a lo que me refiero.Padm se ri y mene la cabeza, volvindose para mirar a Ryoo y Puuya.Es que todo el mundo debe definirse por sus hijos?Pues, claro que no. No lo digo por eso. O no slo por eso. Me refiero a algo

    ms importante, hermana. Te pasas todo el tiempo preocupndote por los problemasde los dems, por la disputa de ese planeta con aquel otro, o de si esta Federacin deComercio se comporta bien o mal con ese sistema. Dedicas todas tus energas en

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    intentar mejorar las vidas de los dems.Qu tiene eso de malo?Qu pasa con tuvida? pregunt Sola con seriedad. Qu pasa con Padm

    Amidala? Se te ha ocurrido pensar alguna vez en lo mucho que podra mejorar tuvida? Ya s que sientes una gran satisfaccin ayudando a los dems con tu cargo

    pblico. Eso resulta evidente. Pero, por qu no te buscas algo para ti en lo que creasprofundamente? Qu pasa con el amor, hermana? Y, s, qu pasa con tener hijos?Has pensado alguna vez en ello? Te has preguntado alguna vez lo que seraestablecerte en alguna parte y preocuparte por las cosas que harn que tu vida sea msplena?

    Padm quera replicar que su vida no necesitaba ser ms plena de lo que ya era,pero se descubri conteniendo esas palabras. Le parecan vacas en aquellosmomentos, mientras miraba cmo sus sobrinas corran por el jardn de la casa y

    saltaban sobre el pobre R2-D2, su droide astromecnico.Por primera vez en muchos das, sus pensamientos vagaron libres de

    responsabilidades, libres de la importante votacin del Senado en la que participaraen menos de un mes. De alguna manera, las palabras "Acta de Creacin Militar" noconseguan atravesar la cancioncilla que Ryoo y Puuya improvisaban sobre R2-D2.

    ***

    Demasiado cerca le coment Owen a Cliegg con gravedad, mientras los dosrecorran el permetro de la granja de humedad, comprobando la seguridad. Suconversacin se vio interrumpida por la llamada de un bantha, una de esas bestiasgrandes y peludas que solan montar los tusken.

    Los dos saban que era improbable que hubiera algn bantha salvaje en la regin,pues haba pocas zonas de pastos cerca de la desolada granja de humedad. Perohaban odo su llamada, la haban identificado sin ninguna duda, y sospechaban de laposible cercana de enemigos potenciales.

    Por qu se acercarn tanto a la granja? pregunt Owen.Hace demasiado tiempo que no organizamos nada contra ellos replic Cliegg

    speramente. Dejas libres a esas bestias y olvidan las lecciones que les enseasteen el pasado. Mir con dureza la expresin escptica de su hijo. De vez encuando hay que ir a ensear modales a esos tusken. Se organiza una partida dehombres, se les da caza y se les mata, y los que han escapado recuerdan cules sonlos lmites que no pueden sobrepasar. Son como animales salvajes que necesitan unoscuantos latigazos.

    Owen se qued inmvil, sin decir nada.Te das cuenta del tiempo que ha pasado? repuso Cliegg con un bufido.

    Ni siquiera recuerdas la ltima vez que salimos a cazar tusken! Ah est el

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    problema!El bantha volvi a mugir.Cliegg gru en direccin al sonido, agit la mano y ech a andar hacia la casa.No te separes de Beru. Quedaos los dos dentro del permetro y ten a mano un

    lser.

    Owen asinti y sigui obediente a Cliegg mientras ste entraba en la casa. Elbantha volvi a mugir justo antes de que tocaran la puerta.

    No suena muy lejos.Qu pasa? pregunt Shmi en cuanto su marido entr en la casa.Este se par, forzando una sonrisa tranquilizadora.Es la arena. Ha cubierto algunos sensores, y ya me estoy hartando de

    desenterrarlos! repuso con una sonrisa todava ms amplia, movindose hacia unlado de la sala, en direccin al gabinete de aseo.

    Cliegg le dijo Shmi con aire de sospecha, detenindolo.Owen cruz entonces la puerta y Beru le mir.Qu pasa? pregunt ella, como un eco inconsciente de Shmi.Nada, nada en absoluto replic Owen, pero Beru se puso en su camino

    apenas cruz la sala y lo cogi por los brazos, obligndole a mirarla a los ojos, conuna expresin demasiado seria para ser ignorada.

    Slo que hay indicios de una tormenta de arena minti Cliegg. Pero estmuy lejos y seguro que no es nada.

    Pero lo bastante cerca como para enterrar algunos sensores del permetro? pregunt Shmi.

    Owen la mir con curiosidad, y despus oy cmo Cliegg se aclaraba la garganta.Mir a su padre, que mene levemente la cabeza antes de mirar a Shmi y asentir.

    Son los primeros vientos, pero no creo que sea tan fuerte como cree padre.Vais a quedaros ah mintiendo? solt bruscamente Beru, quitndole las

    palabras de la boca a Shmi.Qu habis visto, Cliegg? exigi saber sta.Nada respondi el hombre con conviccin.Pues, qu habis odo entonces? presion la mujer, reconociendo con

    claridad el despiste semntico de su marido.Slo o un bantha, nada ms admiti Cliegg.Y crees que es una montura tusken. Son muy lejos?Quin sabe? De noche y con el viento soplando? Pudo ser a kilmetros de

    aqu.O...?Cliegg camin por la sala hasta pararse ante su esposa.Qu quieres que te diga, cario? pregunt, dndole un fuerte abrazo. He

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    odo un bantha. No s si haba un tusken con l.Pero ha habido ms seales de los tusken admiti Owen. Los Dorr

    encontraron deposiciones de bantha medio tapando uno de los sensores de supermetro.

    Puede que slo se trate de unos cuantos banthas salvajes, quiz medio

    hambrientos y buscando comida sugiri Cliegg.O puede que los tusken se estn envalentonando, se estn acercando hasta los

    confines de la granja para comprobar la seguridad dijo Shmi.Sus palabras resultaron casi profticas, pues las alarmas sonaron apenas las

    pronunci, indicando que algo haba cruzado la lnea de sensores del permetro.Owen y Cliegg cogieron los rifles lser y salieron corriendo de la casa, seguidos

    por Shmi y Beru.Vosotras quedaos aqu instruy Cliegg a las dos mujeres. O al menos

    coged un arma!Mir a su alrededor, indicando a Owen un lugar elevado para que asumiera all

    una posicin defensiva y le cubriera.A continuacin, corri por el complejo, rifle en mano, zigzagueando,

    mantenindose agachado y buscando cualquier seal de movimiento, con intencinde disparar e investigar despus si vea alguna forma que se asemejara a un tusken o aun bantha.

    Pero no hubo que llegar a eso. Cliegg y Owen registraron todo el permetro,

    exploraron la zona y comprobaron las alarmas, sin encontrar seal alguna de intrusos.Los cuatro permanecieron en vela lo que quedaba de noche, aunque mantuvieron

    las armas cerca y slo durmieron por turnos.Al da siguiente, Owen encontr junto al lado occidental lo que haba disparado la

    alarma: una huella junto a una zona de terreno slido situado en los confines de lagranja. No era la gran depresin que habra formado un bantha, pero s la que podaesperarse de un pie envuelto en un material blando, muy semejante al que llevara untusken.

    Deberamos hablar con los Dorr y los dems dijo Cliegg cuando Owen lemostr la huella. Reunamos una partida y devolvamos a esos animales al desierto.

    A los banthas?A ellos tambin ladr Cliegg. Escupi al suelo, con los ojos ms acerados y

    furiosos que le haba visto Owen.

    ***

    La senadora Padm Amidala se encontraba extraamente incmoda en sudespacho, situado en el mismo complejo donde se hallaba el palacio real de la ReinaJamillia, aunque no comunicado con ste. Su escritorio estaba cubierto de holodiscos

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    y dems parafernalia inherente a su cargo. Ante ella se proyectaba el holograma deuna serie de nmeros, con un soldado a un lado de la escala, y una bandera de treguaal otro, agrupando la previsin de votos de la asamblea en Coruscant. Larepresentacin hologrfica de esas escalas estaba equilibrada casi a la perfeccin.

    Padm saba que la votacin estara muy igualada, ya que el Senado estaba

    dividido casi en partes iguales sobre la cuestin de si la Repblica deba tener o no unejrcito oficial. Le irritaba que hubiera tantos colegas suyos que, en vez de votar porlo que ms convena a la Repblica, votasen movidos por beneficios personales quepodan ir desde potenciales contratos para avituallar a los ejrcitos de sus sistemasnatales a sobornos directos de algunos de los sistemas separatistas que pensabansepararse de la Repblica.

    En su corazn, Padm segua convencida de que deba actuar para derrotar lamocin de crear ese ejrcito. La Repblica se fund basndose en la tolerancia. Era

    una vasta red de decenas de miles de sistemas, con todava ms especies diferentes,cada una con una perspectiva diferente. Lo nico que tenan en comn era latolerancia. La tolerancia de unos para con los otros. La creacin de un ejrcito podraresultar a muchos de esos sistemas y especies, seres que vivan muy lejos de la granciudad-planeta de Coruscant, algo irritante, e incluso claramente amenazador.

    Una conmocin en el exterior atrajo a Padm al ventanal, desde donde mir alpatio de abajo para ver a un grupo de hombres pelendose mientras las fuerzas deseguridad de Naboo acudan a controlar la situacin.

    Alguien llam a la puerta del despacho, y cuando se volvi hacia ella, la puerta sedesliz dando paso al capitn Panaka.

    Slo es una comprobacin, senadora dijo el hombre que haba sido suguardaespaldas personal cuando era Reina. Alto y de piel oscura, tena una miradaacerada y un fsico robusto acentuado por el corte de su casaca de cuero marrn, sucamisa azul, y sus pantalones. Su mera visin llenaba a Padm de tranquilidad. Yarondaba la cuarentena, pero segua dando la impresin de poder vencer en combate acualquier hombre de Naboo.

    No debera ocuparse de la seguridad de la Reina Jamillia? pregunt Padm.Le aseguro que est bien protegida asinti Panaka.De quin? repuso Padm de inmediato, haciendo un gesto con la cabeza en

    direccin al ventanal y al tumulto de ms all.Mineros de especia explic Panaka. Problemas de contratacin. Nada que

    deba preocuparle, senadora. En realidad, yo me diriga hacia aqu para hablar de laseguridad de su viaje a Coruscant.

    An faltan semanas para eso.Lo cual nos da ms tiempo para prepararlo todo adecuadamente repuso

    Panaka, mirando por el ventanal.

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    Padm saba que no servira de nada discutir con el testarudo hombre. Panakatena el derecho, cuando no la responsabilidad, de supervisar su seguridad desde elmismo momento en que empez a volar en las naves oficiales de la flota de Naboo.Y, en realidad, su preocupacin le agradaba, aunque nunca lo admitiese ante l.

    Un grito en el exterior y la renovacin de la trifulca desviaron brevemente su

    atencin, provocando una mueca de su rostro. Otro problema. Siempre haba unproblema en alguna parte. Padm empezaba a preguntarse si no estara en lanaturaleza de la gente el crear problemas cuando todo pareca ir bien. Tras tener eseincmodo pensamiento, acudieron a ella las palabras de Sola, junto a imgenes deRyoo y Puuya. Cunto quera a esos dos pequeos espritus despreocupados!

    Senadora? dijo Panaka, arrancndola de sus meditaciones privadas.S?Deberamos hablar de los procedimientos de seguridad.

    A Padm le dola tener que dejar a un lado la imagen de sus sobrinas, pero asinti,obligndose a ser responsable. El capitn Panaka deca que haba que hablar decuestiones de seguridad, y Padm Amidala hablara de cuestiones de seguridad.

    ***

    Estaban escuchando, una noche ms, el mugido de numerosos banthas. Ningunode los cuatro tena ya dudas de la presencia de tusken en la zona, no muy lejos de la

    granja, quiz hasta vigilando las luces.Son bestias salvajes y deberamos haber pedido a las autoridades de Mos Eisley

    que los exterminaran como a las alimaas que son. A ellos y a esos apestosos jawas!Shmi lanz un suspiro y pos una mano en el tenso antebrazo de su marido.Los jawas nos han ayudado le record con suavidad.Pues a los jawas no! rugi Cliegg, sobresaltando a su mujer, y calmndose

    enseguida al darse cuenta de la expresin horrorizada de ella. Perdona. A los jawasno. Pero s a los tusken. Matan y roban siempre que pueden dondequiera que van.

    Nada bueno sale de ellos!Si intentan entrar aqu, habr menos a los que expulsar de vuelta al desierto

    sugiri Owen, y su padre asinti apreciativamente.Intentaron acabar la cena, pero se alertaban cada vez que muga un bantha,

    llevando las manos de los cubiertos a las pistolas lser.Escuchad dijo de pronto Shmi, y todos se callaron, oyendo con atencin.

    Todo estaba silencioso fuera; no muga ningn bantha.Puede que slo pasaran por aqu sugiri Shmi cuando estuvo segura de que

    los otros lo oan atentamente. Camino del desierto al que pertenecen.Por la maana iremos a ver a los Dorr le dijo Owen a Cliegg.

    Organizaremos a los granjeros, y puede que tambin llamemos a Mos Eisley. Mir

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    a su esposa y asinti. Slo por si acaso.Por la maana asinti Owen.

    ***

    Al alba del da siguiente, Owen y Cliegg salieron de la casa antes incluso dedesayunar, pues Shmi se haba adelantado a ellos, tal y como haca cada maana, pararecoger hongos de los vaporizadores.

    Esperaban cruzarse con ella camino de la granja de los Dorr, pero en vez de esoslo se encontraron con sus huellas, rodeadas de las de otros muchos, huellas de lasbotas blandas de los tusken.

    Cliegg Lars, el hombre ms fuerte y duro que haba conocido esa regin, cay derodillas y llor.

    Tenemos que ir a por ella, pap repuso de pronto una voz fuerte einamovible.

    Cliegg alz la mirada para ver a Owen parado ante l con expresin hosca ydecidida, como un hombre y no como un simple chico.

    Est viva y no podemos dejarla en sus manos dijo Owen con una calmaextraa, casi sobrenatural.

    Cliegg se sec la ltima de sus lgrimas y mir con fijeza a su hijo antes deasentir hoscamente.

    Haz correr la voz entre las granjas vecinas.

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    Captulo 3

    All estn! grit Sholh Dorr, sealando hacia adelante, mientras mantena lamoto speeder a plena potencia.

    Tras orle, los otros veintinueve vieron el objetivo, la humareda que levantaba unafila de banthas al paso. Los ultrajados granjeros aceleraron a fondo, lanzando unrugido comn, decididos a obtener su venganza, decididos a rescatar a ShmiSkywalker, de manos de esa banda de guerreros tusken, si es que an viva.

    Bajaron por la ladera entre un rugir de motores y un gritero de venganza,acercndose a los banthas, deseosos de entrar en combate.

    Cliegg meca la cabeza adelante y atrs, gruendo todo el tiempo, como sisuplicara a su deslizador que acelerara an ms. Vir bruscamente, salindose de la

    fila por el flanco izquierdo, seguido por Owen, y volviendo a entrar en la formacinpor el centro, bajando luego la cabeza y acelerando al mximo, intentando alcanzar alos que iban en vanguardia. S, Cliegg quera estar en el corazn de la lucha, poderrodear el cuello de un tusken con sus fuertes manos.

    Ya se vean los banthas con claridad, igual que sus jinetes.Se oy otro grito, de venganza.Pero que se transform rpidamente en uno de angustia.La vanguardia del ejrcito de granjeros se hundi literalmente, cuando sus

    speeder pasaron bajo un cable situado cuidadosamente a todo lo ancho deldesfiladero, a la altura del cuello de un humano que pilotase una moto speeder.

    El grito de Cliegg se torn en uno de horror al contemplar la decapitacin devarios de sus amigos, mientras otros eran arrojados al suelo lejos de sus vehculos.Movido por el instinto, y sabiendo que no podra parar a tiempo, dio un saltoplantando un pie en el asiento de su deslizador, y volviendo a saltar desde all.

    Entonces sinti un fogonazo de dolor, y se vio girando hacia atrs. Aterriz confuerza en el suelo rocoso, escurrindose brevemente por l.

    El mundo que le rodeaba se volvi borroso, un frenes de repentina actividad. Violas botas de sus compaeros granjeros, oy la voz de Owen llamndole, aunque lepareci que la voz de su hijo se oa muy, muy lejos.

    Vio el cuero que envolva una bota tusken, sus ropajes del color de la arena, y conuna rabia superior a su desorientacin agarr la pierna cuando pas por su lado.

    Alz los ojos y levant un brazo para bloquear el golpe que le propinaba el tuskencon su bastn. Acept el dolor, sintindolo apenas dentro de su rabia, y se arrastrhacia adelante rodeando las piernas del tusken con los brazos, obligndolo a caer al

    suelo. Despus se arrastr sobre l, golpendolo con sus fuertes manos, hastaencontrar el lugar que buscaba.

    Los gritos de dolor de granjeros y tusken lo rodeaban, pero Cliegg Lars apenas los

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    oa. Sus manos se cerraban firmemente en el cuello del tusken. Apret con fuerza, yalz la cabeza de su presa para golpearla contra el suelo, una y otra vez, y siguiapretando y golpendolo hasta mucho despus de que el tusken dejara de resistirse.

    Pap!Ese grito sac a Cliegg de su ira. Solt al guerrero tusken y se volvi para ver a

    Owen combatiendo cuerpo a cuerpo con otro de los guerreros.Cliegg gir y empez a levantarse, poniendo una pierna bajo l, e incorporndose

    deprisa.Se cay con fuerza, al perder inexplicablemente el equilibrio. Confuso, Cliegg

    mir hacia abajo esperando que otro tusken le hubiera hecho tropezar. Pero entoncesvio que haba sido su propio cuerpo el que le haba fallado.

    Slo entonces se dio cuenta Cliegg Lars de que haba perdido una pierna al saltarde su moto speeder.

    La sangre se encharcaba en el suelo, brotando libremente de la pierna cortada. Seagarr la pierna con ojos llenos de horror.

    Llam a Owen. Llam desesperadamente a Shmi.Una moto speeder pas rauda por su lado, un granjero que hua de la masacre,

    pero el hombre no se detuvo.Cliegg intent llamarlo, pero su voz no pudo superar el nudo que se haba

    formado en su garganta al darse cuenta de que haba fracasado y que todo estabaperdido.

    Entonces, un segundo speeder pas a su lado y se detuvo. Cliegg se agarr a l enun acto reflejo, y antes de que pudiera prepararse, antes de que pudiera subirse a ella,la moto se alej, arrastrndole consigo.

    Aguanta, pap! le grit Owen, que result ser el conductor.Cliegg aguant. Aguant con la misma cabezonera que le haba hecho aguantar

    en los malos tiempos de la granja de humedad, la misma determinacin implacableque haba permitido al hombre conquistar el duro terreno de Tatooine. Aguant porsu vida, y con los tusken pisndoles los talones.

    Y aguant por Shmi, porque l era su nica posibilidad de ser rescatada.Una vez en la ladera, Owen detuvo el speeder y salt para ocuparse de la pierna

    arrancada de su padre. La at lo mejor que pudo en los pocos momentos que tena yayud a su padre, que estaba perdiendo la conciencia, a tumbarse en la parte de atrsdel deslizador.

    Entonces Owen aceler a toda potencia. Saba que deba llevar a su padre a casa,y cuanto antes. Deba limpiarle y cerrarle la herida.

    Le dio por pensar que slo haba visto a dos speeder abandonar la masacre antesque l, y que, en toda la conmocin no haba podido or el zumbido de un solo motor.

    Obligndose a no desesperar, y encontrando la misma y slida determinacin que

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    haba mantenido a Cliegg con vida, Owen no pens en los muchos amigos perdidos,no pens en el apuro de su padre, no pens en nada que no fuera llegar a su destino.

    ***

    No son buenas noticias dijo el capitn Panaka, tras informar a la senadoraAmidala.

    Siempre sospechamos que el Conde Dooku y sus separatistas entraran entratos con la Federacin de Comercio y los Gremios de Comercio replic Padm,intentando poner buena cara.

    Panaka acababa de llegar con su sobrino el capitn Typho para informarle de quelos neimoidianos y la Federacin de Comercio se haban aliado al movimientoseparatista que amenazaba con dividir a la Repblica.

    El virrey Gunray es un oportunista continu. Har todo lo que crea quepuede beneficiarle financieramente. Su lealtad acaba en su bolsa. El Conde Dooku hadebido ofrecerle un acuerdo muy favorable, libertad para producir sin preocuparse delas condiciones de sus trabajadores o de los efectos que pueda tener su produccin enel medio ambiente. El virrey Gunray ha dejado ms de un planeta convertido en unaesfera muerta y rida flotando en el espacio. O puede que el Conde Dooku hayaofrecido a la Federacin el control absoluto de algn mercado muy lucrativo, sincompetencia que valga.

    Me preocupa ms lo que eso implica para usted, senadora coment Panaka,consiguiendo que Padm le mirara con extraeza. Los separatistas han dejado muyclaro que no estn por encima de la violencia. Han llevado a cabo intentos deasesinato por toda la Repblica.

    Yo pensaba que tanto el Conde Dooku como los separatistas consideraran a lasenadora Amidala como una aliada intervino el capitn Typho, y tanto Panakacomo Padm miraron sorprendidos al hombre normalmente callado.

    La mirada de Padm era penetrante, y cierta ira se pint en sus hermosos rasgos.

    No soy amiga de nadie que quiera disolver la Repblica, capitn insisti ella,con un tono que no daba lugar a discusiones y que, por supuesto, no estaba abierto adiscrepancias.

    En los pocos aos que llevaba siendo senadora, Amidala se haba revelado conouno de los defensores ms leales y poderosos de la Repblica, una legisladoradecidida a mejorar el sistema, pero a hacerlo dentro de los confines de la constitucinde la Repblica. La senadora Amidala era una mujer que crea fervientemente que laautntica belleza del sistema de gobierno radicaba en su capacidad interna para

    automejorarse.Entendido, senadora dijo Typho con una reverencia. Era ms bajo que su to,

    pero tambin de constitucin poderosa, con msculos que llenaban las mangas azules

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    del uniforme, y un pecho slido bajo la tnica de cuero marrn. Llevaba un parche decuero negro sobre el ojo izquierdo, perdido en la batalla que se libr una dcada antescontra esa misma Federacin de Comercio. Typho slo era un adolescente porentonces, pero se haba portado bien, haciendo que su to se sintiera orgulloso de l. Y no me doy por ofendido. Pero usted siempre ha favorecido la negociacin por

    encima de la fuerza, y se ha opuesto a crear un ejrcito de la Repblica. No cree quelos separatistas estaran de acuerdo con lo que usted votar?

    Una vez dej a un lado la afrenta y medit la cuestin, Padm no tuvo msremedio que estar de acuerdo con l.

    Los informes dicen que el Conde Dooku se ha aliado a Nute Gunray intervino Panaka, en tono conciso y decidido. Ese simple hecho exige quereforcemos la seguridad en torno a la senadora Amidala.

    Por favor, no hablen de m como si no estuviera presente les reproch ella,

    pero Panaka ni siquiera parpade.Cuando se trata de cuestiones de seguridad, usted no est aqu, senadora

    replic l. Al menos no est para dar su opinin. Mi sobrino responde ante m, yusted no puede mermar la responsabilidad que l tiene en esta cuestin. Tendrn quetomarse todo tipo de precauciones.

    Tras decir esto, hizo una reverencia corts y se fue, y Padm contuvo las ganas dereplicarle. l tena razn, y ella hara bien en callarse. Se volvi para mirar al capitnTypho.

    Estaremos vigilando, senadora.Tengo un deber que cumplir, y ese deber exige que vuelva a Coruscant.Y yo tengo el mo le asegur Typho, y al igual que Panaka, hizo una

    reverencia y se march.Padm Amidala mir cmo se iba y tras lanzar un suspiro, record las palabras

    que le haba dirigido Sola. Se pregunt con toda honestidad si alguna vez tendra laoportunidad de seguir el consejo de su hermana, un consejo que en esos momentosencontraba extraamente tentador. Entonces se dio cuenta de que haca dos semanasque no vea a Sola o a las nias, o a sus padres, desde aquella tarde en el patio conRyoo y Puuya.

    Pareca que el tiempo se le escapaba de las manos.

    ***

    No se mueve con rapidez suficiente para alcanzar a los tusken! bramaba enprotesta Cliegg Lars mientras su hijo y su futura nuera le ayudaban a subir a la silla

    deslizadora que haba improvisado Owen.Ya hace mucho que los tusken se han ido, pap! dijo Owen Lars con calma,

    posando la mano en los anchos hombros de Cliegg, intentando calmarlo. Y dado

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    que no quieres usar una mecanopierna, tendrs que utilizar esta silla repulsora.Lo nico seguro es que no vas a convertirme en un medio droide replic

    Cliegg. Este pequeo vehculo bastar. Y ahora, vamos a reunir ms hombres dijo, con voz que suba frenticamente de tono, mientras su mano se movainstintivamente hacia el mun que era todo lo que le quedaba de la pierna derecha,

    cortada a medio muslo. Ve a Mos Eisley y entrate de cuntos refuerzos puedenproporcionarnos. Enva a Beru a las granjas.

    Ya no tienen ms refuerzos replic Owen de forma honesta. Se acerc a lasilla y se inclin para mirar a Cliegg a la cara. Las granjas tardarn aos enrecuperarse de esa emboscada. Muchas familias quedaron destrozadas en el ataquetusken, y otras muchas ms en el intento de rescate.

    Cmo puedes hablar as, estando tu madre ah fuera? rugi Cliegg, bullendode frustracin, sobre todo porque en el fondo de su corazn saba que Owen deca la

    verdad.Owen respir profundamente, pero hizo frente a su imponente mirada.Tenemos que ser realistas, pap. Hace ya dos semanas que se la llevaron dijo

    hoscamente, dejando que las implicaciones quedaran en el aire. Implicaciones queseguramente comprenda Cliegg Lars, que conoca bien a los temidos tusken.

    De pronto, los anchos hombros de Cliegg se hundieron derrotados, y su ferozmirada se suaviz mientras clavaba los ojos en el suelo.

    Ha muerto susurr el hombre herido. Ha muerto de verdad.

    Detrs de l, Beru Whitesun empez a llorar.A su lado, Owen luchaba por contener las lgrimas, permaneciendo calmado y

    erguido, slido como una roca, decidido a mantenerlos unidos en esos momentosdevastadores, pasara lo que pasara.

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    Captulo 4

    Las cuatro naves estelares sobrevolaron los grandes rascacielos de Coruscant,serpenteando entre las enormes estructuras ambarinas, estalagmitas artificiales que se

    elevaban ms y ms cada ao y que ahora empequeecan las formaciones naturalesdel planeta como en ningn otro lugar de la galaxia. La luz del sol se reflejaba en lasmuchas ventanas espejadas de esas impresionantes estructuras, arrancando brillantesdestellos del cromo de las esbeltas naves. La mayor de las naves estelares, semejantea un plateado bumern flotante, liso y casi resplandeciente, se deslizaba movindosecon fluidez gracias a los enormes y potentes motores situados en cada uno de susbrazos, a un tercio de la punta del ala. Junto a ella volaban los cazas de Naboo, conelegantes motores de distintivas colas alargadas situados en alas que brotaban del

    casco principal.Uno de los cazas iba en cabeza de la procesin, recorriendo y rodeando cada

    torre, en vanguardia de la segunda nave, el crucero real de Naboo. Tras el cruceroiban dos cazas ms, volando veloces y cercanos, protegindolo, con pilotospreparados para interceptar al instante cualquier posible amenaza.

    El primer caza evitaba las pistas con ms trfico de la gran ciudad, por las quepodan volar potenciales enemigos aprovechando el camuflaje que prestaban losmiles y miles de vehculos que las recorran. Muchos saban que la senadora Padm

    Amidala de Naboo volva al Senado para votar contra la creacin de un ejrcito queayudase a los sobrecargados Jedi en su misin contra el creciente antagonismo delmovimiento separatista, y haba muchas facciones que se oponan a su voto. Amidalase haba ganado muchos enemigos en los aos que haba sido Reina de Naboo,enemigos poderosos con muchos recursos a su disposicin y que, quiz, la odiaban lobastante como para dedicar algunos de esos recursos a acabar con ella.

    En el caza de vanguardia, el cabo Dolphe, que se haba distinguido enormementeen la guerra que libr Naboo contra la Federacin de Comercio, lanz un suspiro de

    alivio cuando finalmente localiz la plataforma de aterrizaje prevista, aparentementesegura y despejada. Dolphe, un curtido guerrero que reverenciaba enormemente a susenadora, sobrevol la plataforma por la izquierda, haciendo un giro cerrado por laderecha y rodeando la gran estructura del Edificio de Apartamentos Senatorialesadyacente a la plataforma de aterrizaje. Mantuvo el caza en el aire mientras los otrosdos descendan a cada lado de la plataforma, mientras el crucero real flotaba inmvilpor unos momentos antes de iniciar un suave aterrizaje.

    Dolphe dio otra vuelta, comprobando que no haba trfico en las cercanas, y

    descendi frente a sus compaeros. Pero sin tocar tierra del todo, preparado para girarsobre s mismo y golpear con fuerza a cualquier posible atacante, de surgir lanecesidad.

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    Ante l, los otros dos pilotos de caza echaron hacia atrs las cubiertas de susrespectivas carlingas y bajaron a tierra. Uno de ellos, el capitn Typho, recinnombrado Jefe de Seguridad de Amidala por su to Panaka, se quit el casco ysacudi la cabeza, pasndose la mano por el corto y rizado pelo negro y ajustndoseel parche de cuero negro que le tapaba el ojo izquierdo.

    Lo conseguimos dijo Typho cuando el piloto del otro caza salt de un alapara ponerse a su lado. Parece que estaba equivocado. No hay ningn peligro.

    Siempre hay peligro, capitn respondi el otro con clara voz femenina.Slo que a veces somos lo bastante afortunados como para evitarlo.

    Typho empez a responder, pero hizo una pausa y mir al crucero, cuya rampa yadescenda a la plataforma. El plan consista en que todo el grupo saliera de laexpuesta plataforma y subiera a un vehculo de transporte lo ms rpidamente quefuera posible. Aparecieron dos guardias de Naboo, alertas y preparados, empuando

    ante ellos los rifles lser. Typho asinti hoscamente, satisfecho de que sus soldadosno dieran nada por hecho, de que comprendieran la gravedad de la situacin y suresponsabilidad de proteger a la senadora.

    Despus apareci Amidala en su habitual esplendor, con su paradjica belleza,sencilla y aparatosa a la vez. Con sus grandes ojos castaos y sus delicados rasgos,Amidala poda ensombrecer a quien pudiera estar a su lado, incluso vestida con lasropas de una simple campesina, pero cuando vesta su atuendo senatorial, en estaocasin de un fabuloso entretejido de blancos y negros llevando el pelo recogido y

    exagerado por una tiara negra, poda hacer palidecer a las mismas estrellas. Sumezcla de inteligencia y belleza, de inocencia y seduccin, de valor e integridad,combinado todo ello con una buena medida de la malicia de un nio, noqueaba aTypho cada vez que la miraba.

    El capitn apart la mirada de la comitiva en direccin a Dolphe para dedicarle unasentimiento con la cabeza en reconocimiento a su labor.

    Y entonces, de pronto, Typho se descubri con el rostro pegado al asfalto,arrojado al suelo por un tremendo impacto, cegado durante un momento por elbrillante fogonazo de una explosin que rugi detrs de l. Alz la cabeza mientrasrecuperaba la visin para ver a Dolphe tirado en el suelo.

    En ese terrible momento todo pareci moverse a cmara lenta para Typho. Se oya s mismo gritar "No!", mientras se pona de rodillas y se volva.

    Pedazos de ardiente metal flotaban sobre el cielo de Coruscant como si fueranfuegos artificiales, dispersndose a gran altura en amplio abanico desde el lugar de laexplosin. Lo que quedaba del casco del crucero real arda luminoso, y en el sueloante l yacan siete figuras, una de ellas con las decoradas vestiduras que tan bienconoca.

    El capitn, desorientado por la explosin, se tambale al intentar levantarse. Se le

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    hizo un gran nudo en la garganta, pues se daba cuenta de lo que haba sucedido.Era un guerrero veterano, haba participado en combate y haba visto a la gente

    morir con violencia, y al ver esos cuerpos, al ver las hermosas vestiduras de Amidaladesplegadas encima del inmvil cuerpo, lo supo por instinto.

    Las heridas de la mujer deban ser mortales. Se mora por momentos, si es que no

    haba muerto ya.

    ***

    Has cambiado las coordenadas! le dijo Obi-Wan Kenobi a su jovenpadawan.

    Obi-Wan llevaba los cabellos trigueos largos hasta el hombro, y una barba untanto descuidada adornaba su rostro an juvenil. Las ropas marrn claro de viaje,

    holgadas y cmodas, parecan sentarle bien. Pues Obi-Wan se senta cmodo,habindose acostumbrado a estar en el pellejo de un Caballero Jedi. Ya no era elimpulsivo y vehemente padawan de Jedi, que fue aprendiz bajo la tutela de Qui-GonJinn.

    En cambio, su acompaante pareca ser todo lo contrario. Daba la impresin deque el alto y delgado cuerpo de Anakin Skywalker no poda contener su exceso deenerga. Vesta de forma semejante a Obi-Wan, pero sus ropas parecan msajustadas, ms nuevas, y los msculos que se ocultaban debajo mostraban una

    constante tensin. Llevaba los cabellos color arena muy cortos, a excepcin de ladelgada trenza indicativa de su posicin como padawan de Jedi. Los ojos azules lebrillaban repetidamente, como si fueran fogonazos de energa que escapasen de suinterior.

    Slo prolongaremos un poco ms nuestra estancia en el hiperespacio explic. Saldremos ms cerca del planeta.

    Obi-Wan lanz un suspiro largo y resignado y se sent ante la consola,examinando las coordenadas que haba metido su discpulo. Por supuesto, ya poco

    poda hacer al respecto, pues un salto al hiperespacio no poda cambiarse una vez sehaba entrado en la velocidad de la luz.

    No podemos salir del hiperespacio tan cerca de las pistas de aproximacin aCoruscant. Hay demasiado atasco para un vuelo seguro. Ya te lo he explicado antes.

    Pero...Anakin repuso el Maestro Jedi intencionadamente, como si regaara a una

    mascota perootu, tensando la mandbula y mirando fijamente a su padawan.S, Maestro dijo Anakin, bajando obediente la mirada.

    Obi-Wan mantuvo un rato ms la mirada.Ya s que ests impaciente por volver le concedi. Llevamos demasiado

    tiempo lejos de casa.

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    Anakin no alz la mirada, pero Obi-Wan pudo ver que las comisuras de sus labiosse curvaban en una ligera sonrisa.

    No vuelvas a hacer esto le advirti Obi-Wan y se volvi para dirigirse alpuente de la lanzadera.

    Anakin se dej caer en el asiento del piloto, posando la barbilla en la mano con

    los ojos fijos en el panel de control. La orden haba sido todo lo directa que podaserlo, claro, y Anakin se dijo en silencio que la acatara. Aun as, mientras pensaba ensu actual destino, y en quin le esperaba all, le pareci que la amonestacin habavalido la pena, aunque al cambiar las coordenadas slo hubiera conseguido unaspocas horas ms en Coruscant. Estaba impaciente por llegar, aunque no por losmotivos argumentados por Obi-Wan. No era el Templo Jedi lo que atraa al padawan,sino un rumor odo en el espacio sobre que cierta senadora, antigua Reina de Naboo,se dispona a votar en el Senado.

    Padm Amidala.El nombre tena eco en el alma y el corazn del joven Anakin. Ya haca una

    dcada que no la vea, desde que la ayud, junto a Obi-Wan y Qui-Gon, en su guerracontra la Federacin de Comercio. Anakin slo tena diez aos por aquel entonces,pero en cuanto puso los ojos en ella, supo que sera la mujer con la que se casara.

    No importaba que Padm fuera varios aos mayor que l. No importaba que lslo fuera un nio cuando la conoci, cuando ella le conoci a l. No importaba que alos Jedi no se les permitiera casarse.

    Anakin slo saba, sin ninguna duda, que la imagen de la hermosa PadmAmidala le haba acompaado, grabada a fuego en cada uno de sus sueos yfantasas, todos los das desde que abandon Naboo acompaado de Obi-Wan. Anpoda oler el frescor de sus cabellos, ver el brillo de inteligencia y pasin en susmaravillosos ojos castaos, or la msica que era la voz de Padm.

    Notando apenas su propio movimiento, Anakin dej que sus manos volvieran alos controles del ordenador de navegacin. Igual poda encontrar una pista pocousada que le permitiera sortear la congestin de trfico en Coruscant y llegar antes acasa.

    ***

    Se oyeron bocinas y una mirada de alarmas rasg el aire de la zona, aullandosonoramente, ahogando los gritos de los asombrados viandantes y los gemidos de losheridos.

    La piloto que acompaaba a Typho pas corriendo por su lado, y el capitn

    forceje para recuperar el pie y seguirla. Al otro lado, Dolphe tambin corra hacia elcuerpo cado de la senadora.

    La piloto del caza fue quien lleg primero, apoyando una rodilla ante la mujer

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    cada. Se quit el casco y mene la cabeza para liberar sus trenzas castaas.Senadora! le grit Typho, pues era Padm Amidala quien se arrodillaba ante

    la mujer moribunda, ante su seuelo. Vamos, el peligro an no ha pasado!Pero Padm hizo una sea furiosa al capitn para que se apartara y volvi a

    inclinarse hacia su acompaante cada.

    Cord dijo en voz queda, rota. Cord era una de sus queridas guardaespaldas,una mujer que llevaba muchos aos a su lado, sirvindola a ella y a Naboo. Padmcogi a Cord en sus brazos, abrazndola cariosamente.

    Cord abri sus ojos, de hermoso color castao muy semejantes a los de Padm.Lo siento, milady jade ella, luchando por respirar con cada palabra. No...

    no estoy segura de... Hizo una pausa y se qued inmvil, mirando a Padm. Lahe fallado.

    No! repiti Padm, rebelndose contra el razonamiento de la

    guardaespaldas, rebelndose contra toda la locura que rodeaba a su vida. No, no,no!

    Cord continu mirndola, o mirando ms all de ella, le pareci a la apenadasenadora. Los ojos de Cord miraban ms all de ella y ms all de todo, a un lugarmuy diferente.

    Padm sinti que su cuerpo se relajaba de pronto, como si su espritu se limitase aabandonar su forma corporal.

    Cord! grit la senadora, y abraz con fuerza a su amiga, mecindola,

    negando esa espantosa realidad.Milady, todava corre peligro! declar Typho, intentando sonar compasivo,

    pero con un claro sentido de urgencia en la voz.Padm apart la cara del rostro de Cord, y respir hondo para calmarse.

    Deposit suavemente a Cord en el suelo, mirando a su amiga muerta, recordandotodas las ocasiones que haban pasado juntas.

    No deb volver aqu! dijo, levantndose al lado del cauteloso Typho, con lasmejillas empapadas en lgrimas.

    El capitn abandon su actitud por un momento, lo bastante como para cruzar unamirada con la senadora.

    Esa votacin es muy importante le record, con tono firme, con la voz de unhombre comprometido con su deber por encima de todas las cosas. Muy parecido a suto. Usted cumpli con su deber, senadora, y Cord con el suyo. Ahora, vamos.

    Empez a alejarse, cogiendo a Padm del brazo, pero ella se libr de su mano y sequed all inmvil, mirando a su compaera perdida.

    Senadora Amidala! Por favor!Padm mir al hombre.Acaso quiere quitarle importancia a la muerte de Cord, quedndose aqu y

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    arriesgando la vida? manifest bruscamente Typho. De qu habra servido susacrificio si...?

    Basta, capitn le interrumpi Padm.Typho le hizo una sea a Dolphe para que trazara un permetro defensivo tras

    ellos, y se llev a la afectada Padm.

    Y en el caza de Padm, el droide astromecnico R2-D2 lanz un pitido y ungemido y se dispuso a seguirlos.

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    Captulo 5

    El edificio del Senado en Coruscant no se encontraba entre los edificios ms altosde la ciudad. Con forma de cpula y relativamente bajo, no se elevaba en las nubes

    recogiendo el sol de la tarde como hacan los dems en un brillante despliegue deresplandeciente mbar. A pesar de ello, la magnfica construccin no se veaempequeecida por los elevados rascacielos que la rodeaban, entre los que seencontraban los diferentes complejos de apartamentos senatoriales. Situado en elcentro de ese complejo, su diseo era tan diferente al del tpico rascacielos cuadrado,que su lisa y azulada cpula resultaba un alivio para quien lo contemplaba, una obrade arte en el centro de una comunidad de simple eficiencia.

    El interior del edificio no era menos vasto e impresionante, y en su gigantesco

    anfiteatro del que sobresalan, fila tras fila, las plataformas flotantes de los muchossenadores de la Repblica, estaban representados la gran mayora de los mundoshabitables de la galaxia. En esos momentos, haba una cantidad significativa de esasplataformas vacas, debido al movimiento separatista, ya que varios miles de sistemasse haban unido en los ltimos aos al Conde Dooku, abandonando a una Repblicaque, a sus ojos, se haba hecho demasiado grande para ser efectiva, una afirmacinque ni los defensores ms radicales de la Repblica podan negar del todo.

    Aun as, y al estar programada una importante votacin, las paredes de la sala

    circular se hacan eco de los centenares y centenares de voces que hablaban a la vez,expresando emociones que oscilaban entre la ira, el pesar y la determinacin.

    En el centro de la sala, parado en el estrado, nica plataforma inmvil de todo eledificio, el Canciller Supremo Palpatine observaba y escuchaba, atento al tumulto ymostrando una expresin de profunda preocupacin. Haba superado la edadmediana, tena el cabello plateado y un rostro surcado por las profundas arrugas de laexperiencia. Su mandato deba haber concluido varios aos antes, pero una serie decrisis le haban hecho permanecer en el cargo mucho ms all del lmite legal. Desde

    lejos, daba la impresin de ser una persona frgil, pero de cerca no caba ningunaduda de la fortaleza de este hombre notable.

    Tienen miedo, Canciller Supremo le dijo su ayudante Uv Gizen. Muchos sehan enterado de las manifestaciones y los actos violentos que han tenido lugar cercade este mismo edificio. Los separatistas...

    Palpatine alz una mano para acallar a su nervioso ayudante.Son un grupo conflictivo replic, tras reflexionar un poco. Parece ser que

    el Conde Dooku les ha calentado los nimos. O puede que sus frustraciones vayan en

    aumento pese a los esfuerzos que haga para calmarlos ese antiguo Jedi. Sea cual seael caso, debemos tomarnos en serio a esos separatistas.

    Uv Gizen se dispuso a responderle, pero Palpatine se llev un dedo a los

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    fruncidos labios para silenciarlo, haciendo luego una sea al podio principal, dondeMas Amedda, su consejero, intentaba llamar al orden.

    Orden! Tengamos orden! gritaba el consejero, cuya piel azulada brillabapor la agitacin. Los tentculos de su cabeza de lethorn, que partan de su nuca paraenvolverle el cuello y enmarcarle la cabeza como si fueran una capucha, se agitaban

    impacientes con los apndices de sus puntas marrones balancendose a la altura delpecho. Al volverse de lado a lado, sus apndices principales, que se elevabanverticalmente hasta medio metro de altura, rotaron como antenas recabandoinformacin de la multitud. Pese a ser una figura imponente dentro del Senado, elmurmullo de un millar de conversaciones privadas no se acall.

    Senadores, por favor! exclam alzando la voz. Tenemos mucho quedebatir. Hay muchas cuestiones importantes hoy, pero la mocin que tenemos ahoraante nosotros para crear un ejrcito que proteja a la Repblica tiene precedencia sobre

    todas ellas. Y ser eso lo que votaremos ahora, y solamente eso! Cualquier otracuestin queda pospuesta para otra asamblea.

    Mas Amedda escuch algunas quejas, y alguna conversacin pareci aumentar detono, pero fue entonces cuando el Canciller Supremo subi al podio, miro a sualrededor, a los all reunidos, y el anfiteatro se sumi en el silencio. Mas Amedda seinclin en deferencia al gran hombre, apartndose a un lado.

    Palpatine pos las manos en el borde del podio, con los hombros notablementeabatidos y la cabeza gacha. Esa extraa postura slo consigui aumentar la tensin,

    haciendo que la cavernosa sala pareciera an ms silenciosa, si es que eso era posible.Estimados colegas empez a decir con deliberada lentitud, pero incluso as

    su voz flaque, pareciendo que fuera a quebrarse.La curiosidad despert murmuraciones en todos los reunidos. El Canciller

    Supremo rara vez se mostraba tan afectado.Disculpen dijo en voz baja. Entonces, un momento despus, se enderez y

    respir profundamente, como haciendo un acopio de fuerza interior que se reflejampliamente en la solidez de su voz al repetir: Estimados colegas, acaban dedarme noticias trgicas y preocupantes. La senadora Amidala del sistema Naboo...acaba de ser asesinada!

    Una oleada de pasmado silencio recorri la multitud: los ojos se desorbitaron, lasbocas de quienes tenan bocas se abrieron incrdulas.

    Este terrible golpe me afecta de manera muy personal explic Palpatine.Antes de ser elegido Canciller, yo fui senador al servicio de Amidala cuando eraReina de Naboo. Fue una gran lder que luchaba por la justicia, tanto en estahonorable asamblea como en su planeta natal. Fue tan querida entre su pueblo quepoda haber sido elegida Reina de por vida repuso, lanzando un suspiro ychasqueando los dientes, como si esa idea hubiera sido considerada ridcula por la

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    idealista Amidala, que fue lo que sucedi. Pero la senadora Amidala crea enlimitar los mandatos, como crea fervientemente en la democracia. Su muerte es unagran prdida para todos. La lloraremos como a una incansable campeona de lalibertad. Y como a una querida amiga.

    Esto ltimo lo dijo inclinando la cabeza y bajando los ojos para suspirar una

    ltima vez. En el anfiteatro dieron inicio algunas conversaciones, pero el silencioreverencial se mantuvo en su mayor parte, habiendo muchos senadores que asintieroncon la cabeza, mostrndose de acuerdo con la elega de Palpatine.

    Pero las tristes noticias no podan ensombrecer ese momento crucial en tanimportante da. Palpatine observ sin sorpresa que Ask Aak, el voltil senador deMalastare, maniobraba su plataforma para descender al centro de la sala. Su grancabeza giraba lentamente mirando a todas partes, mientras sus tres ojos, quesobresalan de tallos semejantes a dedos, se movan de forma independiente unos de

    otros, al tiempo que agitaba sus orejas horizontales.Cuntos senadores ms debern morir antes de que concluya esta discordia

    civil? grit el malastariano. Debemos enfrentarnos a esos rebeldes, y para esose necesita un ejrcito!

    Por supuesto, tan osada declaracin obtuvo tantos gritos en contra como a favorentre la enorme asamblea, y varias plataformas se movieron a la vez. Una de ellas,con un ser de cabellos azules y rostro aplastado, baj con rapidez para situarse junto ala plataforma de Ask Aak.

    Por qu no han podido los Jedi impedir ese asesinato? pregunt Darsana,embajador de Glee Anselm. Resulta evidente que ya no estamos a salvo bajo laproteccin de los Jedi!

    Otra plataforma se acerc pisndole los talones a la de Darsana.La Repblica necesita ms seguridad! se manifest de acuerdo el senador

    twi'leko Orn Free Taa, temblndole las espesas papadas y los tentculos del lekku desu cabeza. Y ahora! Antes de que tengamos una guerra!

    Debo recordar al senador de Malastare que an estamos en negociaciones conlos separatistas? intervino el Canciller Supremo Palpatine. Nuestro objetivo aques la paz. No la guerra.

    Dice eso mientras su colega yace muerta, asesinada por la misma gente con laque desea negociar? pregunt Ask Aak, y su rostro de piel anaranjada era unamscara de la incredulidad.

    Los gritos y exclamaciones brotaron por todo el lugar, discutiendo los senadoresvehementemente entre s. Muchos puos, y otros apndices ms exticos, se agitaronen el aire ante tan explosiva cuestin.

    Palpatine, supremamente calmado ante todo esto, mantuvo su pacfica miradaclavada en Ask Aak.

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    No acaba de decir que Amidala era su compaera? le grit Ask Aak.Palpatine se limit a seguir mirndolo, como un centro de calma, ojo de la

    tormenta que ruga a su alrededor.El consejero de Palpatine subi entonces al podio, asumiendo que su seor deba

    estar por encima de tan petulantes disputas si quera ser la voz de la razn dentro de

    tan feroz debate.Orden! grit repetidamente Mas Amedda. Por favor, senadores!Pero siguieron reinando los gritos, las exclamaciones y el agitar de puos.Y, sin que nadie se fijara en ella, otra plataforma ms, transportando a cuatro

    miembros, se acercaba por un lateral movindose de forma deliberadamente lenta.A bordo de la plataforma iba la senadora Padm Amidala, meneando disgustada

    la cabeza ante el gritero y la falta de educacin de que hacan gala los all reunidos.Es precisamente por esto por lo que el Conde Dooku ha podido convencer a

    tantos sistemas para que abandonen la Repblica le coment a su guardaespaldasDorm, que iba a su lado, yendo delante de ellas Jar Jar Binks y el capitn Typho,este ltimo a los mandos de la plataforma.

    Se movieron despacio en direccin al centro, pero los senadores all congregados,y los de las primeras filas del anfiteatro estaban demasiado ocupados gritando ydiscutiendo como para fijarse en su inesperada aparicin.

    Pero Palpatine, al estar en lo alto del podio, s vio a Amidala. Por un momento, suexpresin fue de absoluto pasmo, pero entonces se recuper y una sonrisa ilumin su

    rostro.Mis nobles colegas dijo Amidala subiendo el tono, y el sonido de su

    conocida voz silenci a muchos de los senadores, que se volvieron para mirarla.Estoy de acuerdo con el Canciller Supremo. Hay que evitar la guerra, cueste lo quecueste!

    La sala del Senado se sumi en el silencio, primero gradualmente y despus conms rapidez, oyndose a continuacin un atronador estallido de aclamaciones yaplausos.

    Es con gran sorpresa y alegra con la que cedemos, la palabra a la senadora deNaboo, Padm Amidala declar Palpatine.

    Amidala esper a que remitieran los gritos y las aclamaciones antes de empezar ahablar de forma pausada y clara.

    Hace menos de una hora que se llev a cabo un atentado contra mi vida. Unade mis guardaespaldas y seis personas ms fueron implacable y cruelmenteasesinadas. Aunque yo era el objetivo, creo que en realidad se atacaba al acta quedebe votarse hoy. Yo he encabezado la oposicin a crear un ejrcito, y hay personasque no se detendrn ante nada para que se apruebe esa acta.

    En cuanto esas palabras se asimilaron, los aplausos se volvieron abucheos en

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    muchas zonas del anfiteatro, mientras otros muchos senadores agitaban la cabezaconfusos. Acababa de acusar Amidala a alguien concreto de intentar asesinarla?

    La senadora pase la mirada por la vasta sala circular. Saba que sus palabraspodan ser consideradas por muchos como un insulto. En realidad no las haba dichoen ese sentido al referirse al atentado. Tena una corazonada muy clara de quin era el

    responsable, aunque sta iba contra toda lgica. Las personas que ms deseabansilenciarla deban ser aquellas a favor de crear un ejrcito de la Repblica, pero poralguna razn que no consegua determinar, tal vez por algn conocimientosubconsciente, o slo porque as lo senta en las entraas, estaba convencida de quequien buscaba silenciarla era precisamente quien, en justa lgica, no deba desear sumuerte. Record la advertencia de Panaka sobre los informes de un acuerdo entre laFederacin de Comercio y los separatistas.

    Respir hondo, se prepar contra el creciente malestar de los reunidos, y continu

    hablando.Les advierto que si votan para crear un ejrcito, no tardaremos en tener una

    guerra. He vivido de primera mano las miserias de la guerra, y no deseo repetirlo.Las aclamaciones empezaron a acallar a los abucheos.Esto es una locura! chill Orn Free Taa por encima del gritero. Solicito

    que se posponga de inmediato la votacin!Pero esa sugerencia slo provoc ms gritos.Amidala mir al senador twi'leko y comprendi su repentino deseo por posponer

    una votacin cuyo resultado pasaba a ser dudoso al estar ella presente.Despierten, senadores... Despierten de una vez! continu diciendo ella,

    silencindolo. Si ofrecemos violencia a los separatistas, ellos respondern conviolencia! Habr muchos que pierdan la vida, pero todos perderemos la libertad. Esadecisin podra destruir los cimientos sobre los que se edifica nuestra gran Repblica!Les ruego que no dejen que el miedo los empuje a tomar una decisin desastrosa.Voten contra esa acta que no es ni ms ni menos que una declaracin de guerra!Acaso hay aqu alguien que quiera eso? No puedo creer que sea as!

    Ask Aak, Orn Free Taa y Darsana, a bordo de sus respectivas plataformas paradasante el podio, intercambiaron miradas nerviosas a medida que las aclamaciones y losabucheos resonaban en la gran sala. El que Amidala acabara de sobrevivir a unintento de asesinato y aun as estuviera all suplicando al Senado que no creara unejrcito contra sus presuntos atacantes, no haca sino reforzar su posicin y aumentarsu prestigio a ojos de muchos, y ya haba muchos que tenan en muy alta estima a laantigua Reina de Naboo, que diez aos antes se haba mantenido firme contra laFederacin de Comercio.

    Ante un gesto de Ask Aak, Orn Free Taa solicit la palabra y Palpatine se laconcedi rpidamente.

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  • 7/25/2019 02 El Ataque de Los Clones

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    Por cuestin de orden, primero hay que debatir mi mocin de diferir lavotacin exigi. As lo dice la ley!

    Amidala mir al twi'leko con una expresin tan frustrada como furiosa por esaevidente tctica dilatoria. Se volvi suplicante a Palpatine, pero ste se limit aencogerse de hombros, aunque su expresin pareca indicar que estaba de su lado. Se

    movi hasta el podio y alz las manos solicitando orden. Cuando la sala estuvo lobastante silenciosa, anunci:

    En vista de lo tardo de la hora y de la gravedad de esta mocin, nosocuparemos de ese asunto maana. Hasta entonces, pueden irse.

    ***

    El trfico atascaba el cielo de Coruscant, fluyendo con lentitud a travs de la

    luminosa polucin que lo envolva. El sol ascenda hacia lo alto, baando la ciudadcon un brillo ambarino, pero an haba muchas luces encendidas, brillando tras losventanales de los grandes rascacielos.

    Las enormes torres del Edificio de Autoridades de la Repblica sobresalan entrelas dems como si quisieran alcanzar los cielos. Y eso pareca lo ms apropiado paral, pues, pese a lo temprano de la hora, los acontecimientos que se sucedan en suinterior y los participantes en los mismos adquiran una estatura casi divina a ojos delos trillones de personas corrientes de la Repblica.

    El Canciller Supremo Palpatine estaba sentado tras el escritorio de su espacioso yelegante despacho, mirando a los cuatro visitantes Jedi. Al otro lado de la habitacin,dos guardias vestidos de rojo flanqueaban la puerta, como dos figuras imponentes ypoderosas, con sus grandes cascos curvados y las anchas capas que les llegaban alsuelo.

    Temo esa votacin recalc Palpatine.Es inevitable replic Mace Windu, un humano alto y musculoso, calvo y con

    penetrantes ojos, parado junto al an ms alto Ki-Adi-Mundi.

    Y podra acabar con lo que queda de la Repblica dijo Palpatine. Nuncahaba visto a los senadores tan enfrentados por un tema.

    Pocos temas son tan importantes como crear un ejrcito para la Repblica coment el Maestro Jedi Plo Koon, un nativo de Kel Dorian alto y macizo, de cabezaarrugada en los lados y cabello rizado como si fuera el de una jovencita, de oscuros ysombros ojos y al que una mscara negra le tapaba la parte inferior del rostro. Lossenadores estn tan impacientes como asustados, y piensan que es la votacin msimportante de su vida.

    Se apruebe una cosa u otra, mucho se deber enmendar dijo el MaestroYoda, fsicamente el ms pequeo de todos, pero cuya estatura como Maestro Jedirivalizaba con la de cualquier otro en la galaxia.

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  • 7/25/2019 02 El Ataque de Los Clones

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    Sus enormes ojos parpadearon lentamente y sus tremendas orejas se movieron deforma sutil, evidenciando para quienes lo conocan que estaba sumido en suspensamientos, dedicando a esta situacin la mayor de las atenciones.

    Mucho hay que no se ve dijo, y cerr los ojos en meditacin.No s cunto tiempo ms podr posponer la votacin, amigos mos explic

    Palpatine. Y temo que cualquier demora pueda afectar negativamente a laRepblica. Cada vez se unen ms sistemas a los separatistas.

    Mace Windu, pilar de fortaleza incluso entre los Jedi, asinti, comprendiendo eldilema.

    Y si, una vez realizada la votacin, los que la pierdan se alejan...No permitir que