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24 DE EAERO 1922.

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°ROANO DE Su VENERABLE ORDEN TERCERA Y COFRADIAS: DIRECCION YADM INISTRACION: PP. MERCEDARIOS, SILVA, 39--MADRID.

(Con las debidas licencias)

Nuestro Santísimo Padre &n'edicto XV hä muerto'santamente el día 22 de enero de. 1922, a los 67 años

de edad.

El Pontífice de la paz, que supo atraer a la Iglesiaa los que de ella parecían más alejados; el compila-dor del Derecho Canónico; el que supo guiar la navede Pedro en la más deshecha borrasca, entregó suvida pidiendo la reconciliación y el amor para loshombres.

La (Yeütz' de Id Merced, a la que distinguió con sin-guldies fazi jotes, la Tercera Orden a la que se gloriabade pertenecer; nuestros lectores todos le tendrán pre-

senté eti sus oraciones y comuhiones.

R. t. P.

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aquella ciudad, en mayo de 1249,mas para esa fecha había te-nido el Santo tiempo sobrado de volver de Andalucía, aunqueaprovechara el viaje para hacer alguna redención, como afir-man las citadas memorias. S. Fernando había entrado triunfal-mente en Sevilla el día de S. Clemente, 23 de noviembre de1248.

La presencia de los Mercedarios en aquel suceso memora-ble se comprueba además por la donación que el santo Rey hi-zo a la Orden de tierras, viñas y olivares, según consta en el li-bro de la «Repartición que hicieron Rui López de Mendoza yPernán Servicial por mandado de su señor el Rei Don Ferran-d o." El original que guardaba el Concejo de Sevilla ha desapa-recido , y dicen que está en Inglaterra, pero hay por lo menosd os copias fehacientes, una publicada por Don Pablo de Espi-nosa en su Historia de Sevilla, impresa en 1627, y la otra ma-nuscrita en la Academia de la Historia, con la signatura 12-10-1,h echa en 1558 para el Cronista Pero de Mexía, signado y fir-Cniaabdioldpoo. r el noble caballero Pedro de Pineda, Escribano del

La primera después de los donadíos concedidos a -variasiglesias y m onasterios,dice: «A Santa Olalla de Barcelona cin-quenta aranzadas y seis yugadas, ario e vez en Almanzor, y enAsna 'cazar, quarenta y siete yugadas.»

La copia de Pedro Mexía repite lo mismo al enumerar lastierras de « Mosor e la heredad de pan en Almachar Alman-sor,» en que cupo también su parte a Trinitarios:«A Santa Olalla cinquenta aranzadas e seis yugadas.» Lasara nzadas eran r.-l e viñas, olivar y figueral, o de huerta, como

se ve en las partidas anteriores, y las yugadas de tierra de panllevar, que si eran buena o de cultivo anual se llama de año evez; en caso contrario solía darse doble extensión. Del citadoMan uscrito parece deducirse que la otra heredad de cuarenta ysiete yugadas en Asnalcazar fué dada por Alfonso el Sabio,(luepaedn rel.253 terminó y confirmó el repartimiento hecho poru

SumarioSAN P, NOLASCO EN SEVILLA, POR FR. GUILLERMO VAZQUEZ.-LAS INDULGENCIASY EL CODIGO DE DERECHO CANONICO, POR WILHELM. - LA VIDA DE SAN PEDRONOLASCO (PINTURAS DEL CLAUSTRO DEL REFECTORIO DE LA MERCED CALZADADE SEVILLA), POR F. J. SANCHEZ CANTON, PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DEMADRID.- UN BAUTISMO ENTRE ARCABUCES,POR. FR . PEDRO NOLASCO PEREZ.-LA SALVE POR JULIA G. HERREROS. - DESPUES DEL COMBATE, POR RAFAEL SANTAMARIA.-RESEÑA DE NUESTRA CAMPANA EN AFRICA, POR FR.MANUEL CEREIJO.-VARIEDADES.- NOTICIAS. --NUESTROS AMIQOS DIFUNTOS. - INDULGENCIAS.

San Pedro Nolasco en Sevilla

;No era verosimil que el santo fundador de la Merced deja-ra de acudir a la caridad de los Castellanos para allegar limos-nas con que redimir cautivos, estando los Reinos españoles tan

prOximóS y tan Unidos, a pesar de la separación política2Lasmernorias de Fr.Pedro de Amer noš aseguran que S.Pedro No-

lasco asistió a la Conquista de Sevilla por S. Fernando durante

los años 1247 a 48 y en afirmarlo están conformes los testimo-nios de todos los siglos posteriores.

El último documento de su generalato es la licencia conce-dida por el Obispo de Barcelona, para levantar nueva iglesia en

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Las jriclulgencias y el Código

de derecho catidnico

.Qué son las indulgencias? El nuevo Código eclesiástico nos da unadefinición clarísima al comenzar a tratar de ellas: «Estiman todos en mu-cho las indulgencias, o sea la remisión delante de Dios de la pena tem-qoral debida por los pecados, borrados ya en cuanto a la culpa, remisiónque concede la autoridad eclesiástica del tesoro de la Iglesia, para los vi-vo s por modo de absolución, y para los difuntos, por modo de sufragio»,( canon 911).

Desde el principio de la Iglesia se concedieron frecuentemente indul-gencias a los pecadores. Durante las persecuciones, por la intercesión del os santos, que después de haber confesado la fe y predicar por ella, es-pe raban el martirio en las cárceles, se concedía el perdón de gravísimasP en itencias a los cristianos débiles, que ante los tormentos habían rene-gado de Cristo. Nada más conmovedor que esas cartas de indulgencia,Cuya memoria nos conservan las actas de los mártires.

No todos los fieles estaban conformes con ellas, s in embargo, y San£ipriano, obispo de Cartago, se negó alguna vez a concederlas, mientrasdu raba la persecución, exhortando a los caídos a volver a la lucha y con-fesar valientemente la fe que habían negado, mereciendo así la palma del'martirio, pues más valía reparar con los tormentos de un día las culpasan teriores y entrar en el cielo triunfantes, que ser echados en la cárcel ded onde no saldrían hasta pagar el último cuadrante, o maravedí (alusi(nclarísima al Purgatorio).

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Una bula de Urbano IV expedida en enero de 1263 confir-ma a la Merced en todas sus posesiones, enumerando entreellas "la iglesia de Santa Eulalia sita en la ciudad de Sevillacon sus tierras, viñas, olivares y todas sus pertenencias; laiglesia de Santa Eulalia sita en la ciudad de Córdoba con to-dasilas tierras,virias, olivares y todas sus pertenencias". Estoúltimo hace pensar que la fundación de Córdoba tenía un ori-gen semeiante a la de Sevilla, aunque de su repartimiento nose coaseiva copia.

La tradición añade que el glorioso Conquistador de Sevi-lla entregó a San Pedro Nolasco la imagen de la SantísimaVirgen que consigo había llevado en toda la campaña, y estaescena es la representada en el hermoso cuadro de FranciscoReyna (ha,sta ahora atribuido a Zurbarán) y recordada tarri-bién en otra lienzo grandioso de Valdés Leal, conservado enel convento de San Clemente de aquella ciudad. La imagede Maria venerada en el convento grande de Mercedarios fuétrasladada, al secularizarse éste, al de religiosas merceciariasde la Asunción, que le dan fervoroso culto en su iglesia de lavilla de San, Vicente. Sa rostro es moreno como el de otrasimágenes, antiguas y está cubierta de ropas- que ocultan su.hermosa talla.

El convento de Sevilla, gracias ala munificencia de su fun-dador y a los cuantiosos legados de los fieles, llegó pronto aser el más importante de la Provincia de Castilla, y su edifi-cio, convertido hoy en museo, fué celebrado como el mejorde. la Orden en :.-.ispaña. Por su solidez y elegancia, ya que nopor sus. dimensiones, le supera, con todo, nuestro actual con-vento de Poyo.

Fr. Guillermo Vázpuez

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Ya entonces las indulgencias se dividían en plenarias y parciales, se-gún que por ellas se perdona.toda, o solo parte de la pena. En siglosposteriores aparecen las indulgencias parciales de cien días, tres años,siete cuarentenas, etc., que expresan que por ellas se concede la remisiónde la pena temporal que había de satisfacerse con ese tiempo de peniten-cia canónica, en oraciones, ayunos y humillaciones, como la de estar a lapuerta de la iglesia durante los divinos oficios, o postrarse mientras losdemás fieles entraban o salían. Otras veces, se concedía el perdón de omitad, la tercera parte, etc , de la penitencia impuesta (como se dice to-davía en las primeras bulas de la Merced), entendiendo siempre que esaremisión era válida en este mundo y en el otro, pues el Señor no pusolímite al poder de los Apóstoles, al decirles: Todo lo que desatareis sobrela tierra será desatado en el cielo.

En los últimos siglos, los Sumos Pontífices, han sido cada vez másgenerosos en la concesión de indulgencias, sirviéndose de ese estimulopara obligar a los fieles a la práctica de buenas obras, y con admirable re-sultado, pues no cabe duda que una gran parte del bien que hacemos sedebe al afán de ganar indulgencias. Hablando de la renovación de la pie-dad producida en Francia por el Jubileo de 1775, decía un célebre impíoque, de haber otro jubileo, se hubieran disipado las esperanzas de la re-volución.

La benignidad de la Iglesia parece haber llegado al último extremocon las indulgencias plenarias, totiés quoties, o sea que se ganan todascuantas veces se visite un altar o capilla, o se practique otra buena obra,concesiones de las que fué modelo la Porciúncula y con las que el gran corazón de Pio X, dotó a casi todas las iglesias completando su obra nuestr•Santísimo Padre, Benedicto XV con la otorgada para el día de Difuntos.

Pero a todos estos alicientes para la práctica de buenas obras, y antetodo de la confesión y comunión, reponden algunos cristianos tibios: ¡es-tan dificil ganar una indulgencia plenaria! No diré que sea cosa del todofácil, pero a esto contesto al Derecho canónico, declarando que: «La in-dulgencia plenaria se entiende concedida de tal modo que. si alguno n ola puede ganar enteramente, la gane en parte, conforme a la disposiciónque tiene>>. Si yo tengo merecidos cien arios de Purgato rio y por una in-dulgencia plenaria alcanzo solo el perdón de noventa ¿habré de despre-ciarla por eso?

Que no se ganan muchas indulgencias plenarias (aparte el sentir dealgunos santos), lo persuade una razón evidente: para que se perdone lapena, debe antes perdonarse el pecado, y el carecer de pecados veniales,de afectos desordelados, salvo una gracia especial, es cosa de muy pocosjustos. Y es natural que no se perdone la pena de esas faltas actualmente

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q ueridas. Es probable en cambio, que las indulgencias plenarias, aplica-das a los difuntos, no requieran tanta pureza de corazón en el que las

aplica, y como las benditas almas carecen de todo afecto pecaminoso,tampoco en ellas hay obstáculo; pero como la Iglesia no tiene ya jurisdi-ción sobre el Purgatorio y la aplicación se hace solo por medio de sufra-gio o de súplica el resultado que da también incierto.

La consecuencia es, pues, en ambos casos la misma, muy útil, aunquePoco halagüeña para nuestra pereza: que debemos esforzarnos por ganarcuantas indulgencias podamos a fin de asegurarnos lo más posible. ¡Bendi-ta incertidumbre que a tan buen resultado conduce! Dios nuestro Señorno ha querido asegurarnos en esto, como tampoco en la tocante a la pre-destinación y a la hora de la muerte, a fin de tenernos siempre en vela„com o El mismo dice en el Evangelio.

En el código eclesiástico se aclaran dudas antiguas, y se contienen al-gunas leyes nuevas, que deben divulgarse entre los fieles, pues a todosinteresa grandemente.

"Los inferiores al Romano Pontifice no pueden conceder indulgenciasaplicables a los difuntos' '(canon 913) y por tanto las que figuran ordina-riamente en las esquelas de defunción sirven solo de estímulo a los vi-vos, para ejecutar obras buenas. Más práctico juzgamos por consiguienterec omendar en esos casos alguna jaculatoria indulgenciada por el Padre

• Sa nto,como las conocidas,!Piadosisima Madre, de la Merced ruega por no-sotros! Redentora de cautivos, ruega por nosotros! que tienen cada una 300días por cada vez; y son aplicables a los difuntos.

Los inferiores al Papa que conceden nuevas iudulgencias a un actod e piedad o a una cofradia indulgeuciada ya por él deben prescribir tam-bién nuevas condiciones (913).

Las indulgencias concedidas para una fiesta, novena u octav.;rio, setrasladan al día en que se celebre la solemnidad externa, ya sea la trasla-ció n perpetua, ya sólo temporal (922).

Para ganar la indulgencia concedida a un día determinado, si se re-quiere la visita de una iglesia u oratorio,ésta podrá hacerse desde el me-dio día precedente hasta la media noche del día señalado (923).

Las indulgencias concedidas a las coronas u otros objetos, sólo cesanc uando éstos dejan enteramente de existir, o se venden (924).

Para que uno sea capaz de ganar indulgencias, debe ser bautizado, noexcomulgado y en estado de gracia, por lo menos al fin de las obras pres-critas, y súbdito de que concede las indulgencias (925). Es por tanto unerror sumar todas las indulgencias concedidas por varios obispos de todoel mundo a:una oración; cada fiel ganará sólo las concedidas por su obis-po , las del Arzobispo de quien éste depende, y las del Nuncio de suNación

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• Nadie puede aplicar las indulgencias que gana a otra persona vivapero las indulgecias concedidas por el Romano Pontífice son todas apl i

-cables a las almas del Purgatorio, si no se expresa lo contrario (930).Para ganar cualesquier indulgencias, la confesión requerida puede ha-

cerse en uno de los ocho días que preceden al señalado para la indulgen-.cia; la comunión puede hacerse la vispera o dejarse ambas para Un o delos ocho días siguientes (93]).

Los fieles que suelen confesarse al menos dos veces al mes, o comul-gar diariamente, aunque dejen de hacerlo uno o dos días por semana,pueden ganar todas las indulgencias que exijan confesión sin hacerla es,pecialmente por eso, excepto las del jubileo (931).

Las obras que son obligatorias por ley o precepto no sirven para g a-nar a la vez indulgencias, si en la concesión no se expresa lo contrario; no

así la penitencia sacramenta] con la que pueden ganarse también indul-gencias (932).

Si para ganar las indulgencias se prescribe rogar por la intención delSumo Pontífice, no basta la oración mental, pero queda al arbitrio de losfieles escoger la oración vocal que han de rezar.

Si está prescrita una oración determinada, ésta puede rezarse en cual-quier idioma, con tal que la traducción haya sido declarada fi JI por la Sa-grada Penitenciaria, o por uno de los ordinarios donde se habla aquellalengua. Cesan enteramente las indulgencias por cualquier añadidura, dis-minución o interpolación.

Basta para ganar las indulgencias alternar la oración con un compañero,o seguirla mentalmente mientras otro la reza (935).

Los confesores pueden conmutar las obras piadosas mandadas para g a-nar indulgencias, a los que están legitimamente impedidos para cumplir-

las (936).

Wilhetm

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La Vida de San Pedro Nolasco(Pinturas del claustro del refectorio de la Merced calzada de Sevilla)

A mi antiguo compañero en las äulas universitarias Fray.Guillermo Vázquez, de la Orden de la Merced, debo la fi-

-varios cuadros que solían atribuirse a Francisco de Zurbarán.neza de un interesante documento por el cual se discriminan

Darlo a conocer, comentándolo, es el objeto de estas cuartillas.

-

Es notoria la afición de Zurbarán por los asuntos de laVida monástica: "el pintor de los frailes " se le llama'conj usto título. Fué el ascetismo manantial de su inspiración.tila ésta para el pintor extremeño mansa y tranquila, y nía-

fnejaba los pinceles con unción que recuerda la de los primi-tivos. No era temperamento dado a martirios cruentos, nia sabias composiciones en el gusto de Italia. Placíanle las es-cenas de pocos personajes y escaso movimiento. Cuando elterna pedía complicaciones, solía prescindir de ritmos y ar-q uitecturas, copiando la realidad sin buscar primores.

En el gran lienzo de la Apoteosis dc Sto. 7 ()más se dejóganar por los gustos del tiempo; y amigue es pintura admi-rable, bien se echa de ver en la excesiva simetría la sujeciónforzada a un patrón rígido, no la obediencia a normas propias.

Es Zurbarán pintor religioso, pero no gusta de las apa-Tatosas visiones a la italiana, ni de los deliquios deslumbra-dores a lo Rubens: su devoción es honda y recatadä.tase en narrar loyel--estiales regalos qne reciben los siervosde Dios en celdas desguarnecidos de todo atuendo; los

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suaves coloquios espirituales, los santos erguidos en el campomirando a los cielos radiantes. Es el pintor de la vida contem-plativa. Rehuye suplicios y milagros asombrosos. Su alma essencilla, su visión clara, su pincel minucioso, su aleta sobria.

Tres encargos fueron decisivos para la evolución del artede Zurbarán. Sabido es que su nota dentro de la pintura es-pañola es la maestría, que ya señalaba Ceän Bermúdez cuandoescribía " nadie le igualó en la templanza y suavidad de losblancos " pues este que con las sombras coloreadas — segúnobservación del Sr. Tormo son los avances técnicos másnotables del gran pintor extremeño, debióse quizá • en buenaparte a las muchas obras que pintó para .cartujos y merce-darios -- frailes blancos sin olvidar que trabajó en variasocasiones para jerónimos y dominicos, que visten hábitoblanco y negro.

Consta que el 24 de Junio de 1629 había terminado Zur-barán las pinturas de la Merced calzada en Sevilla. De esteconvento— hoy Museo de Bellas Artes--proceden los célebresretratos de Mercedarios de la Academia de San Fernando yvarios lienzos que decoraban el claustro pequeño, ' y son lasobras que aquí nos interesan.

Creo que el texto más antiguo conocido referente a estaspinturas es el de Palomino: "(Zurbarán) ganó fama de exce-lente pintor con las muchas obras que hizo, y en particularcon las que hay de su mano en el claustro segundo de laMerced calzada de dicha ciu_lad, en la historia de San PedroNolasco que es obra famosa 'y a todas luces .excelente, dondees una admiración ver los hábitos de los religiosos quecon ser todos blancos, se distinguen unos de otros según elgrado en que se hallan, con tan admirable propiedad en tra-zos, color.y hasta hechura, que desmienten a el mismo natu-ral: porque fué este artífice tan estudioso, que todos los pañoslos hacía por maniquí y las carnes por el natural.....En el di-cho sitio tiene un quadro que llaman el de la perra, donde

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t i ene hecha una tan al natural que se teme no embista a losque la miran; y allí mismo está una figura de un mancebo conunas mangas de lama o tela de plata que qualquiera conocede qué tela son.") Museo pictórico. Madrid-1724.Vida -108.

Al de Palomino sigue el texto del Abate Ponz (párrafo 47de la carta 111 del tomo 1X ):" los cinadros del claustro chico-los hicieron Zurbarán y Francisco Reyna su condiscípulo; sonquince y es mucha la naturalidad, buenos pliegues, expresiónY fuerza que en todos se reconoce. Los asuntos pertenecen ala vida de S. Pedro Nolasco; lo malo es que hay en ellosmuchos retoques y alguno se ha repintado casi del todo."

Por extraño que parezca, esta información no fué seguidaPor Ceän Bermúdez contra su costumbre de marchar siempretras las huellas de Ponz; sin embargo no engloba su atribu-ción como Palomino, pues escribe son de Zurbarán «sietecuadros de los doce que están en el claustro chico, relativosa la vida de San Pedro Nolasco, alguno de los cuales está fir-mado en el año 1629». ¿Qué se había hecho de los tres cua-dros más que vió Ponz? ¿Por qué Ceän calla que eran de Rey-na las cinco que declara no ser obras de Zurbarán? No sé eóntestar a la primera pregunta;en cuanto a la segunda, recuér-dese, que habiendo vivido Ceän en Sevilla, fné de los luga reen donde se permitió opinar.

Los escritores posteriores hicieron caso omiso del texto dePonz y aun de las restricciones de Ceän, y todos los cuadrosdel claustro chico de la Merced calzada de Sevilla pasaron alCa tálogo de las producciones de Zurbarän; del mismo modoq ue se atribuyen a Pacheco todos los del claustro grande aPesar de que ya Ponz advirtió que algunos son de AlonsoVázquez.

En 1909, varios artistas y críticos sevillanos, entre ellosD . Gonzalo Bilbao, y el erudito poco ha fallecido José Ges-t050, hicieron, Una requisa de cuadros en la Catedral deSevilla (Titulo del folleto de Gestoso impreso en Sevilla en

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el mismo ario), que dió a conocer valiosas obras ignoradasdescubriendo en la sacristía de los cálices trasladados dela capilla dé los Dolores dos lienzos del claustro pequeño dela Merced: y otros dos en la contaduría mayor que se duda siserán de Zurbarán o de Alonso Vazquez, sin que falte quienlos atribuya a Vicente Carducho. (!)

El mismo Gestoso (Sevilla monumental,) menciona cornode Zurbarán dos cuadros muy estropeados de la Vida dc SanPedro Nolasco en la Sacramental de la Magdalena, mas comono tengo mayor noticia de estos lienzos, no puedo afirmarsi serán del claustro de la Merced calzada, o del retablo del a descalza también de Zurbarán y del mismo tema.

Hasta el Dr. A. L. Mayer distinguido historiador del"Arteespañol en su Geschichte der spanischen Malerei, Leipzig 1913-11-p.-66- adscribe a Zurbarán los restos de la serie, que ni citaen su Die Sevillaner Malerschule.

No ha de extrañar, por tanto, que asimismo los crea delgran pintor Hugo Kehrer en su Francisco Zurbarán (München,1918) y que publique los cuatro lienzos de la Catedral deSevilla a su nombre,

Cascales y Muñoz en su monografía sobre nuestro pintor(Madrid - 1911) y en, la traducción inglesa de la misma obra(New York. - 1918) a pesar de aducir el texto de Ceán Ber-múdez, no para mientes en lo dicho por Ponz y da por obrasseguras de Zurbarán las cuatro pinturas de la Catedral deSevilla.

En notas inéditas mi maestro don Elias Tormo, eliminadecididamente de la producción de Zurbarán las cuatro pintu-ras, pensando más bien, en que serán de Alonso Vazquez.

En tal estado el conocimiento de la serie, viene el papelorigen de estas páginas a establecer la verdad, apurándola ydepurándola. Pero antes de copiar el documento anotare cua-les son los cuadros del claustro pequ2rio de la Merced cazadade Sevilla que han llegado hasta nosotros.

ZURBARAN, VISION SINBOLICA DE LA JERUSALEN CELESTE

S. PEDRO NOLASCO

Visión de la Jerusalén celestial.—Número 1236 del Museo del PradoFirmado: F. de Z. F. San Pedro Nolasco, dedicado a la redención de

cautivos, sintió nacer dudas en su espirith sobre si seria más provechosoPara la salvación retirarse a hacer vida solitaria. Oraba una noche, guan-do le fué mostrada una hermosísima ciudad que tenía doce puertas abier-tas y oyó que un mancebo de gentil apostura le decía: «No temas, haym uchas mansiones en , la casa de Mi Padre, Decidiéndose así su vocación -41te había de crear la Orden militar de la Merced. Zurbarán se tomó la li-l?ertad de pintar a San Pedro Nolasco con el hábito de mercedario, añosantes de la fundación, y de más edad de la que de seglar tenía. Declaran-ee los asuntos siguientes al P N. Perez en su: S. Pedro Nolasco... Octubre ,1915, libro con cumplida ilustración y en donde se publican todos loslienzos de la serie corriente.

Apariciónide4 e4pdstol S. Pedro.—Número 1237 del Museo del Pra-Francisco de Zurbarán 1629.—Estando en oración 5.

Pedro Nolasco, ante el altar de la Virgen de los Dolores en la igle-

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-sia del convento de la Merced de Barcelona, se le apareció su Santo Pa-trono cual fué crucificado, y lleno de gloria le dijo: 4-le aquí que yo ven-go a visitarte, ya que tú no puedes ir a mi sepulcro».

(Estos dos cuadros salieron del convento antes de la ex-ciaustración, pues al Museo pasaron desde Palacio en 18...)

Aparición de la Virgen en el coro de la Merced de Barcelona.—Cate-dral de Sevilla.—Estaba una noche en el coro de Barcelona, cuando vióentrar una Comunidad de hermosísimos ángeles cantando laudes á la Vir-gen que los presidía: ocuparon los ángeles las sillas, y la del Prior, la Ma-dre de Dios que entonó maitines respondidos por el coro y por el santoFundador.

San Pedro Nolasco abandonado en .el mar.—Catedral de Sevilla---.Losmoros argelinos le colocaron en una lancha sin remos, ni vela, para quepereciese, y el Santo hizo vela de su capa, arribando felizmente a España.

San Pedro Nolasco en el sitio de Sevilla. —En la Catedral hispalense.—Aparece el santo arrodillado ante San Fernando. Ocurre la escena en elreal, viéndose al fondo tiendas de campaña. El rey entrega a San PedroNolasco la imagen de la Virgen que tenía en su tienda, para el conventosevillano de la Merced.

Muerte de San Pedro Nolasco. --Catedral . de Sevilla.'—Pasó de estemundo en Barcelona, a las doce de la noche de la vigilia de la Natividaddel Señor del ario 1256. Fué su tránsito dulce y feliz. En la agonía pidióun crucifijo grande, y rodeado de sus hermanos de religióii.reZando elsalmo Confitebor tibi entregó su espíritu al Señor.

Aun juzgando solamente por fotografías salta a los ojosla diferencia patente entre los dos primeros lienzos y los dela catedral de Sevilla; en intensidad y concentración espiri-tual, son incomparables los del Prado con los Sevillanos.Echase de ver en el que reproducimos y en el de la Muerte deSan Pedro Nolasco todavía mayor desmaño que ,en otrascomposiciones de Zurbarán sin ,que se destaquen en cambioaquellas cabezas reales y vivas que hacen de algunos lienzos,por ejemplo: los de la vida de S. Buenaventura del Louvre,

2i5 -

de la misma fecha que ios de la Merced extraordinarias seriesde retratos. Si el de la Barca y el del Coro resultan mejorclisp uestos,atribilyase a la sencillez de aquel tema y al encantoY sugestión de éste; más claramente, se advierte duieza en laexpresión y falta de variedad en los tipos.

Basta comparar la muerte de San Pedro Nolasco con lasexequias de San Buenaventura; la desigualdad de mérito esnotoria, y todavía se ve mejor si se recuerda que son' obrasdel a misma época.

A Ponz no se escapó la diferencia que Ceán también in.dicó sin llegar a pormenores.

El documento que sigue aclara el problema. Es una «Me-moria de las Pinturas y Escultura singular que hay en esteReal Convento, casa grande de la Real y militar orden denuestra Señora de la Merced... de Sevilla» basada, a lo que pa-rece, en las declaraciones hechas en 1730 por el PresentadoFray Pedro Vázquez, hombre de más de 70 anos muy vezaze inteligente en Pintura, y copiada en 1788 por el P. ArquésY Jover. Al llegar al Claustro del Refectorio, dice: «Los óbàlosde los ángulos,que son ocho medios cuerpos de los Patriarcasde las Religiones, son de mano de Francisco de Zurbardn. Ylos cuadros grandes de Nuestro Santísimo Patriarca son delinismo, excepto el primer cuadro, que fué necesario mudarloen la Historia. Y otros quatro que son; la entrega de nuestraIm agen de María Santísima por el Rey San Fernando a nues-tro Padre, el de la Barca, el del- Sepulcro de San Ramón y eiMi lagro del Coro, que son de Francisco Reyna, condiscípuloque fué de Zurbarán». No es dudosa la conclusión, pues me-rece entera fe el documento: nótese que el informe arranca deaños muy próximos a la obra, y que quien lo transmite eshombre tan autorizado y escrupuloso en noticias artísticas"rno el ilustre mercedario Fray Agustín Arqués y Jover.

Todo lo que de Francisco de Reyna se sabe, además de la

Un bautismo entre arcabuces•

•

Mención del Viaje de España, es lo que escribe Ceán Bermú-dei en su Diccionario en 1800:

QUe fué discípulo adelantado de F. de Herrera,. el viejoyenSeVilla por 1645. que pintó 'el ctiadro de ánimas en Ont-•uium Sanctorum «imitando a su maestro en el empastado yfuerza del claro obscuro» y otros lienzos para la capilla delRosario, del colegio de Monte Sión. Murió en Sevilla joven,el ario 1659. No llega a tres renglones lo que dedica el Dr.Majer en su Oie sevillaner malerschule.

Revélasenos 'Francisco Reyna en estos lienzos como unseguidor de Zurbarán, sin personalidad acusada; no le aven-taja en la ordenación de las escenas y por otra parte quedaiuuy a la zaga en el estudio del natural: sus cabezas si no es-tán sobradas de vida, están casi todas faltas de la honda ex-presión espiritual que es prez de Zurbarán: el plegado de losropajes recuerda de lejos el del Maestro. Es Reyna en sumaith artista vulgar 'elite a 'creer a Ceán dió fruto sazonadoVer miorir tüozo,'dIeri 'que si nitteió en 1659 y pintaba treintaafids antes no fu é preciSaniente Un malogrado.

F. J SANCHEZ CANTON,

0000(3)0000

Ladrones fueron los indios antes que llegasen los españoles al nuevoMundo, ladrones fueron mientras duró el dominio de España y hoy toda-vía lo son, y sin enmienda.

Primero, robaban los de una tribu a los de otra lo poco que poseían;discutían, se insultaban y acababan tomándose la justicia por sus manos,a golpes de lanza, a flechazos o a pedrada limpia, según la época .0 segúnla región.

Después, robaban a los conquistadores cuanto hallaban a su alcance,especialmente el ganado mayor; entraban de noche en las poblacionesnuevas, las saqueaban y se llevaban hasta las mujeres y los niños; repar-tian se el botín como entre hermanos; huían el bulto si les perseguían,escondían en los bosques lo hurtado, y... hasta otra.

Por et año 1680 habla en la jurisdicción de la ciudad de Buenos Aires,qu e abarcaba muchas leguas, numerosas "estancias" o sean, grandesProp iedades rurales, en las que sus dueños criaban toda clase de ganado.esli eron la presa los indios de las pampas y los de la sierra y no tardaronen ponerse de acuerdo para hacerles sus visitas nocturnas.

Una noche le tocó a la "estancia" de Don Juan de Castro, otra, a lade Don Juan de Perialba y durante dos meses asaltaron, a intervalos, lade Don Marcos de Loyola y las de otros vecinos de la gran ciudad. Caíanso bre ellas, cuando menos se pensaba.

R o baban siempre los mejores caballos, y, a fuer de buenos jinetes,Cuando eran sentidos, escapaban veloces, camino de la sierra. Generalm ente no mataban a nadie, aunque tuvieran que llegar hasta las casas

—219—

para coger su presa; por entonces ya estaba lejano el tien po en que ase'sinaban y robaban mujeres y niños.

Quedáronse una noche acechando en su "estancia" los capitanes donIgnacio y don Cristóbal Ponce de León con algunos criados y, como sa -liesen a defender lo suyo, los indios, que eran más, vencieron en la luchadiéronles muerte alevosa y escaparon como siempre llevándose el ganado.

Los españoles en América solían ser pacientes y algo lerdos para tornarel desquite; pero cuando decían "allá vamos", iban de verdad. Esta vezfué tan grande el atrevimiento que pedía pronto y severo castigo. No sehizo esperar mucho.

Presentóse de oficio, una mañana, el Procurador de Buenos Aires anteel Gobernador Don José Garro y en breve pero apremiante memoria l lepidió, en nombre de la ciudad, que castigase con mano dura a los autoresdel bárbaro atentado. Don José no se hizo repetir la súplica.

En primero de Octubre de 1680 publicó un bando para que el día se isdel mismo mes se presentasen, en la plaza principal de la ciudad, to doslos hombres de a pie y a caballo, capaces de empuñar las armas y dióle 5orden de apercibirse para entrar en campaña.

Al capitán Don Juan de San Martin le tocó ir de jefe de la expedicióny a su cargo quedaron todos los preparativos de municiones y víveres dela jornada.• Partió el ejército del río de las Conchas, del paraje donde empezaba a

formarse un pueblo, en el cual se fundó más tarde un ‘'convento de mer-cedarios, distante pocas leguas de Buenos Aíres.

Y, como los españoles de aquellos tiempos, aunque fuesen a dar una p a-liza, no sabían ir sin capellán, nomb7aron para el caso al P. Fray Melchor

Casco de Mendoza de la Orden de la Merced.Don Juan de San Martín recibió orden de marchar hacia la cordillera

•:de los Andes y correr los caminos y escudriñar los bosques y barrancosdel distrito de Buenos Aires y entrar en las jurisdiciones de Córdoba yMendoza (eran menester buenas piernas) hasta dar con los indios pampa sy serranos, autores de los robos y asesinatos mencionados.

Mandó el gobernador muy seriamente que no se matase ningún indioa sangre fría, y no se olvidó de prevenir a los soldados que dijesen a losque encontraran de paz en el camino, que no se asustasen, porque no ibana , hacer la guerra a los indígenas sino a castigar a los ladrones.

Metidos ya en la sierra, a más de setenta leguas de Buenos Aires, ob-servó un día el capitán San Martín que cuatro indios pampas iban siguien-do con cautela las huellas del ejército español. Manió traerlos a su pre-encia, e interrogados, respondió uno de ellos, llamado Yeque, que todos

cuatro andaban por aquellas breñas potreando (I), que el era un angelito,que sus tres compañeros eran ladrones y. que su tribu acampaba más allá,sobre el arroyo de Cairú.- Como acabaron culpándose los unos a los otros,quedó bien claro que todos eran del a banda de los descendientes de Cacoc uyo paradero iban buscando.

Llevando'de guía a Yeque y puestos a buen recaudo los otros tres,Marcharon en busca de la tribu y en el camino cogieron los soldadosotros siete indios sospechosos, en cuyo poder fueron halladbs Más de se-se nta caballos, herrados tbd os con los hierros de algunos dueños de" estancias" de los términos de Buenos Aires. A poco ele se les apretó,cantaron la verdad, con la agravante de no haber robado éstos solamente,sibo 'algunos más que habían vendido a otros indios. •

Reunió el capitán su Consejo de guerra ante el cual mandó comparecera los once indios los cuales, convictos 'y confesos, fueron condenados am uerte, exceptuando a Yeque por encontrarle menos culpa y en gracia deconocer muy bien la tierra para que guiase e 1 ejército. Y luego, sinPérdida de tiempo, comenzaron los preparativos para ejecutar là sentencia.

Plantaron los soldados en tierra una hilera de palos, y en ellos fueron.atando a los diez condenados. Parecían, los infelices, indiferentes y resig-rudos con su suerte.

Aquí comenzó su ministerio el capellán Fray Melchor. Apenas se ente-ró de que la sentencia les fué adversa, se retiró con los indios para explicaries las principales verdades de nuestra santa fe, sin cesar de ponderarlesa felicidad eterna que les prometía, si quisiesen recibir en aquel momen-to el santo bautismo.

A punto ya de ser ejecutados, corría el religioso del uno al otro, conun crucifijo en las manos,diciéndoles que ya iban a morir y que aprovecha-sen el don del cielo que les ofrecía. No se llevó llevó el viento sus pala-bras, porque la mayor parte de aquellos desgraciados pidió el bautismo,sacramento que el padre les administró en el mismo patíbulo.

Cumplida su misión, se apartó a un lado Fray Melchor y una descargace rrada de arcabuces indicó que estaba cumplida la sentencia, que fue a1 7 de noviembre de 1680.

Entretanto, rompiöse la disciplina militar en el ejército de San Martin.Una compañía entera de soldados abandonó el campamento y se volvióa Buenos Aires, dejando al capitán en la cordillera, a más de ciento veinteleguas de la capital.

(b Cogiendo potros salvajes.

220 —

Mandóle sin tardanza el Gobernado' un refuerzo de treinta hombres-acaballo, alas órdenes del capitá i Don Juan Baes de Alpen, y, cómo al p a

-cecer, Don José Garro no se andaba con chiquitas, ordenó, con pena demuerte, a los desertores que volviesen inmediatamente a cumplir sudeber;

Habían llegado ya los españoles a la vista de. la segunda sierra, por la ,parte sur de Buenos Aires, cuando, a 27 de Noviembre, San Martín tuvonoticia de,que por aquella región habitaba la "toldería" de los indiosserranos. Guiaba corno siempre el indio Yeque y, gracias_ a que cumpliómuy bien su oficio, dieron con la tribu, que pronto fue rodeada Y, cogidacomo en ratonera.

No, se intimidaron ni huyeron los indios, antes bien armándose dechtmes„ de puntas de espadas, de.. arcos con flechas y de "boleadoras"(4) arremetieron briosamente contra los soldados con quienes anduvieron&golpes y a flechazo& cerca de hora y media hasta que murieron en la lu -cha casi todos. Las mujeres ylo.s.nifion fueron hechos prisioneros.

Recobláro.nse hasta, ciento ochenta caballos,, procedentes todos de las"estancias" de Buenos Aires. Aquí se dió por terminada la campaña. SanMartittreunió..sus. soldados. para repartirles amistosamente el botín; al queno. le.to.có, ery suerte,un.caballo se le dió una india por esclava, y, mediavue.lta,,y todos a casa,.

Cuando empezó el regocijo de la repartición, el capellán Fray Melchorse alejó diciendo para sí: mi premio no está en este mundo.

Fr. Pedro Nolasco Pefrer

(2) Son tres bolsa de madera forradas en piel de potro, unidas a los extremos de dosfuertes correas de lo mismo. El extremo libre de una de las correas va atado en el centro depi otra. Usanse cogiendo una bola e imprimiéndole movimiento de rotación (como se haceton el laxo) y se tira a las patas dclanteras del animal para enredarle y dar con él en tierra .

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(Continuación)

Se puso violentamente de pie al sentir rasgarse el velo que ocultaba aquel recuerdo, uno de los mas puros y dulces de su infanciaaquella Salve que la brisa de la tarde llavaba hasta él como evocació n de un pasado dichoso, con esa dicha celestial que se respira enel regazo de una madre, aquella Salve era su primera composicióndedicada a aquella madre tan santa y buena.., que dormía en la tum-ba hacía más de veinte arios.

Y un vivo deseo de saber cómo había llegado al aquellas soledades la más ignorada de sus composiciones, se apoderó de él; y, conPaso rápido se dirigió al vetusto edificio, que a medida que él seacercaba dejaba escapar más vivos resplandores de sus ventanalesIrlas suaves armonías.

11

Atraído por aquellos sublimes acordes, que parecían vivificar suespíritu, como suave rocío sobre una planta agostada por abrasadorsol canicular, León se dirigió con paso rápido, al punto de dondePrevenian, no tardando en llegar a aquel edificio, de aspecto monás-

que perdido en aquella soledad, parecía ofrecer hospitalario des-canso al fatigado peregrino. Traspasó con una emoción nueva emélel alto pórtico de piedra, y se encontró en la casa de Dios.

Una media semioscuridad reinaba en ella; sólo el altar de la Vir-gen resplandecía corno un faro luminoso, destacándose en su centro,

e

OCK,...00•00000000e•e000000000000000000ecooueoe 000000

— 222 — •

rodeada: de luces y flores blancas como el manto que la cub-ria,la hermosa imagen de María estrechando contra su pecho a su Divinohijo y tendiendo a los fieles: devotos su otra mano, en la que sosteníaun escapulario, blanco también, corno prenda amorosa de redención

Las majestuosas voces del órgano, llenaban el espacio, subiendohasta la cúpula entre las azuladas nubes del incienso: Una devo ta -

multitud llenaba el espacioso recinto; ante el altar tres sacerdotes r e

-vestidos, lo incensaban, y allá arriba, en el coro, voces graves y va-

roniles entonaban aquel cántico, primera composición de aquel bo l

-bre que penetraba tímidamente en el santuario, como si no tuvieraderecho a penetrar en él.

"Eia ergo, advocata nostra, il/os tuos misericordes oculos ad Ilos

converte".Esta dulce invocación, resonó en el corazón del artista, con ter'

nura infinita; se apoyó en uno de los pilares del templo y cerrandoos ojos, todas sus potencias y sentidos se reconcentraron en su oídoy allí permaneció, bebiendo el místico canto, que hacía correr Portodo su ser una bienhechora placidez, que domaba todas sus rebel"días, todos sus pesares.

¡Oh clemens! ¡Od, pia!.,. Después de un brillante arpegio, las vo"ces se elevaron en esta última suplica con dulcísimas modulacione5,muriendo en un suavísimo y místico suspiro al exclamar:

¡Oh, dulcis Virgo María!Y nna voz gave y reposada, pronunció desde el Coro:—Ora pro nobis, Santa Dei Genitris.La frente de León se apoyó en el borde de una pilastra, algo ca"

lido cayendo, sobre su mano desde sus ojos le hizo extremecer; tuvoeun movimiento de rebeldía asi como verguenza de su flaqueza y mirótemerosamente a su alrrededor, por si había algun testigo de éste;entonces su mirada tropezó con un cuadio que le hizo el efecto deun suave y consolador bálsamo sobre una herida.

A poco pasos de el, se alzaba un gran confesonario de talladamadera; arrodillado ante él, un hombre de aspecto semejante al suY°'

nclinaba su cabeza sobre el , hombro de un religioso del que solo sepodía ver la parte superior de su tonsurada cabeza y su brazo cubiert°de blanco hábito, que abrazaba misericordiosamen te al penitente.

Al cabo de algunos momentos, este se desprendió de avene

brazos e inclinando más su frente, golpeó su pecho con ademán con-trito, mientras de sus ojos corrían lágrimas que el respeto humano nbpretendía ocultar. El sacerdote, elevando sus ojos su mano derechanac ía el cielo, llamó sobre la cabeza humildemente inclinada deaquel hombre con la bendición de la Trinidad Santísima, la abso-lución de sus culpas.

Y León, vió a aquel hombre ponerse en pie, después de besarel blanco escapulario del Religioso y alejarse lentamente, limpiandosus ojos, yendo á pronternarse ante el altar de la Madre de Dios.

El ministro de Dios quedó sólo en el confesionario; por un mo-Mento su mirada se posó en el artista; tal vez creyó ver en el unnuevo penitente... 1..,eón rehuyó aquella mirada, retrocediendo algu •nos pasos buscar la sombra de la pilastra en que poco antes se apo-3rara. el Religioso se puso en pié y abriendo la puertecílla del tribunalde l a penitencia, se alejó lentamente.

Los fieles abandonaban ya el templo, los acólitos apagaban lasluces, una suave penumbra envolvía la cúpula, los altares... gravestnurmullo de oración bajaba del coro, sucediendo a la brillante melo-dia de la Salve.

El músico permanecía inmóvil, apoyado en el muro a la sombrade la pilastra, parecia haber perdido la noción de tiempo; entre susPärpados entornados desfilaban mil fantasmas del pasado, mientrasen s u espíritu, continuaba resonando la música aquella, que el dedi-cara a su madre, su buena madre que tantas veces le llevara a los piesde l a Virgen Santísima, de una imagen en todo semejante a la queadornaba aquel altar.. .

Y, confundida con las notas de la Salve, León creía oír la voz deSU m adre que le decía como en aquel tiempo dichoso.

—Yo soy tu madre de la tierra. . . pero Esta, es tu madredel c ielo. Yo, moriré algún día, pronto quizás. . . Esta, no muere,cuando no me tengas ä mi no la abandones a ELLA.

Y él la había abandonado corriendo tras engañadores y falsosSueños...

—Caballero; se va a cerrar;—dijo una voz tímida a su lado, arran-cähdole súbitamente a sus pensamientos., El artista abrió los ojos, se enderezó penosamente mirando al quete hablaba con expresión estúpida.

Era un niño, vestido también con blanco hábito, llevando en sus

manos un manojo de grandesas llaves.La mirada del músico cayó sobre el confesonario; estaba desierto,

mostrando su fondo obscuro.... vacío...El niño sorprendió aquella mirada.- qué espera V. para confesar?—preguntó.--No;—dijo León bruscamente haciendo un esfuerzo para arran-

carse al especie de encantamiento que le retenía en aquel sitio.Pero sus píes parecían haber echado raíces en el piso: al abando-

nar aquel recinto en que su madre resurgia entre las nieblas de suespíritu, evocando sus piadosas enseñanzas, sentía miedo... coni°si al otro lado de sus muros viera una legión de enemigos imp la-cables, dispuestos a arrojarse sobre él.

El acólito le miraba en silencio, agitando débilmente las 'llavesentre sus manos. De pronto, una figura alta y majestuosa, aparecióen una de las naves de la Iglesia, se detuvo al ver el grupo que forma'han el niño y el caballero, y acercandose a ellos, preguntó suavame n-te a este último:

— Deseaba V. algo, Señor?León le miró; era el mismo religioso que viera poco antes abra

-zando paternal pecador arrepentido.Ante su mirada llena de bondad y mansedumbre, ante su acent°

grave y dulce, León se sintió atraído por irresistible simpatía y conespóntanea y noble franqueza:

—Padre; --dijo tendiéndole la mano,-- Hace poco rehuí su mira-da casi con miedo, ahora, daría cualquier cosa por que me concedieraunos momentos de at-nción.

- Ahi o en el locutorio?—dijo'el religioso, sonriendo con dulzura, mientras señalaba simultaneamente el confesonario y la puerta Pordonde acababa de .mtrar.

En el locutorio--dijo León bajando la cabeza.— AH I . hoyno.

—Sírvase seguirme.—dijo sencillarnente . el sacerdote, dirigiendo"'se a la puerta León le siguió.

Sentados frente a frente en la pequeña sala de visitas del convell*to, los dos hombres terminaban una larga conversación en la cual el

artista había depositado en el pecho del sacerdote todas sus pasadasluchas, todos sus dolores presentes, todas sus ansias del iaorvenir.

--225--

:Ha sido nueStra Madre Santísima la que le ha traído 'hasta aquí,.iler. inano inio, --decía el Mercedario, con acento dulce 'y penetrante:—P-4 premià cuantos obsequios le tributa nuestra pequeriéz; esas Salvehe usted la dedicó, es hoy la tabla de salvación que le tiende parallevarle a sus playas de bendición; no rechace a esta Madre de mise-ric,Ordia, acójase a Ella y será salvo.

León, que permanece ' con la frente 'inclinada, la levantó lenta-/lente.

Usted creé, Padre, que es Dios quien me ha traído a esta casa?'—Sin duda; ve usted su mano misericordiosa en cuanto le

stfeede?.

El artista guardó silencio; sus dedos tinos y ariStocraticos ador-lYlos de 'gruesos anillos con magníficos brillantes, Se perdían entre811s ' ensortijados cabellos, atusándolos nerviosamente.

- ; , Me permitirà venir arnenudo a 'verle, padre inio?--dijo dePronto poniendose en pié.

— Sin duda, hijo mio, y cuanto mas amenudo mejor; siempre seráaqu í recibido con la alegría que Su padre recibió al hijo prodigo.

Y , diciendo 'esto, el religioso tendió la mano a su nuevo amigo,qu e la estrechó entre las suyas y, después de una corta vacilación, la4v6 , a sus labios.

Padre;_dijo tornando el sombrero de sobre 'una silla:usted que es un santo, pida por mí.

--Adiós y 'hasta pronto. --recalcó' el sacerdote, acOmparlándole•h asta la puerta.

Y en dila permaneció hasta que la silueta del artista se perdióe ntre las sombras de la noche.

..................... Algunos años . despirés, la devota concurrencia que llenaba la

iglesia de la Merced en la función que todos los sábados dedicaba ash Madre Saritisima, escuchaba extasiada las n las verdaderamentesobrehumanas que una mano habilísima arrancaba al órgano,

--Es un nuevo organista...--decía en voz baja una viejecilla avecina de banco; ;-- ¿Dicen que ha sido un famoso músico, La ver-

dad es que parece que son los própios ángeles los que tocan.--Ayer le ví por primera vez; .-- replicó esta _No es ningún niño,,

tiene el pelo del color de la plata.Así era en efecto; el nuevo organista de la Merced, cubierto de-

Después del Combate.............

Ira no se escucha el cañón,31a el m ermado batallóntrasponeye clari ay loma laco rens ec tuae t a

n O la nzan su alegre son.

lYaarsoii Se el día ,

el

entre el ópalo y el rasocl°11guqeurerelraa rfeavnitsatseiaacaso.

\la cesaron los horrores,el vertigo, los clamores;Y Cl es tridor de la lucha,37 Ya el hurra no se escuchade lo s tercios vencedores.

Sólo en la falda vecinaalto cerro dormido,

estulirgcletielalaltsizomblbarnaqdueocmininaa,del postrimer estampido.

Yque

al lá en el pico encrespadoce ntinela avanzado

5e eleva hasta el firmamento,Se escucha del campamento41 rumor entrecortado.

De las hogueras la luz,rasgando el negro capuzdestaca su masa oscura,cual se alza en la sepulturade un cementerio una cruz.

fiNi el viento su eco despliegani el aura susurra ya;tan sólo gime en la vegaentre un:lamento que llegauna queja que se va.

Dulce es el dulce reposode aquel silencio,que abate,mas es silencio engañoso;‘paréntesis que forzosoabre la noche al combate;

que a veces la soledades tan incierta en el alma,que no se sabe en verdad,si es-más terrible la calmaque la misma tempestad.

Laluna a trechos veladapor fugaces nubarrones;que en constante marejadasobre su tez nacaradaflotan en negros girones,

226 - ........... •uUS us..a..UU.M

111311111111/1311111111111111119111111

::sti _blanco hábito de redentor, parecía una hermosa estätua; la P ali-dez de su rostro, la blancura de sus cabellos, el color inmaculado desu hábito, todo formaba un conjunto de mística belleza que hacía re-,cordar los hermosos cuadros de Zurbarán, el pintor de los blancoshábitos.

Nadie hubiera reconocido en aquel rostro apacible, en aqn0apupilas apagadas, que parecian mirar más allá de las cosas deesteinundo, al altanero y orgulloso León Rossi.

Después de larga temporada de prueba las puertas de la Mercedse habian abierto para él de par en par: el hijo pródigo había sidorecibido por su amoroso padre, que habia celebrado su vuelta conespléndido festín

Y cuando a los pfés de aquella Madre de Mercedes pronunció Ittsprimeros votos que ponían una valla entre su turbulento pasado , y elporvenir de paz y perdón que la religión le brindaba, el nuevo reli-gioso se sintió renacer a nueva vida, y después de la ceremonia os'lemnísima que le ab,ria aquellos nuevos horizontes, doblando 14 fi el-te y la rodilla ante el virtuoso Padre, que fuera su guia en el camin°de su regeneración, le dijo con profunda emoción: •—Padre mío, (7,quiere acompañar a Fray Armengol a rezar una O ra

-ción sobre la tumba de León Rossi?

---Con el alma y la vida hijo mio,---dijo dulcemente, , que descanseen paz León Rossi, Fray Armengoi conquistará para él la dichaque nunca acaba, la única gloria, la de los hijos de Dies.;

JULIA 0. IrtERREROS

{1M Si Ese —229—

*1"',

alumbra de aquellas bre'riaS'los horizontes perdidos,.y cuartétrieas enserias,los caballos, las cureriasy los hombres confundidos.

Por la escarpada ladera,que termina en la llanurado lué la lucha postrera,posa su planta ligerade un soldado la figura.

Apenas el suelo tocaen su difícil camino,y salta de roca en rocacon la inconcebible y locarapidez del torbellino.

Suspende el pas o un instante;su enardecida pupilareconcentra deliranteen la penumbra inquietantede la llanura tranquila

y peneträndo en el llanopor el lab erinto humanode palpitantes despiájos,busca con ávidos. ojos,tienta con trémula mano.

Y ora tardo, ora fugaz,muerto por nierto examinacon loco empeño tenazbañada -en sudor la faz,que el ciar.) disco ilumina.

Nada mitiga el ardorde su 'penoSa `tarea,busca y busca en derredorcomo el 'lebrel cazadorque el tibio rastro olfatea.

—228--

Ya el débil cuerpo postradocede al cansancio, rendido,cuando agudo y a su ladovibra el acento apagadode doloroso gemido.

La vista vuelve espantadapor la inquitud que le agita;posa en torno su mirada,y cual furiosa oleadaque el huracán precipita,

revuélvese, y encontrandopor fin el cuerpo sombríode un hombre que está expirando,cae a su lado exclamandocon voz sorda ¡ hermano m ío !"•

Repercute aquel rumorpor el espacio profundo;luego calma en derredor,en el vivo ni un clamor,ni un ¡ ay! en el moribundo.

La triste monotoníade la paz que reina allí,rompe al cabo en su agoniay con voz débil, tardía,exclama el que muere así:

"Si es tu destino volvera aquel lugar donde el cielorisueño nos vió nacer,procura de madre serel amoroso consuelo,

Dila–que el fugaz accesode este momento en que expir°lleva en Sil dolor impreso,para sus labios un beso,para su aliento un suspiro.

Que Si una bala homicidaPuede at rancarme esta vidaqu e ella en su seno meció,

cambio no puede, no,borrar su imagen querida.

her mano, donde quiera,Po r tu patria y por su bien,da tu sangre la primera,Por que es ella tu bandera3' es n uestra madre también."

Call ó; su postrer alieAosurcando el espacio en posde ana ráfaga de viento,dej ó del suelo el tormentoPor la bonanza de Dios.

C° 1110 púdica doncella* *

Por densos tules velada,e oculta la última estrella

en ruborosa querellac°nla naciente alborada

aún en el mismo lugar,el so ldado permanecePresa de acerbo pesar

que su calma aturbarVenga la luz que amanece.

Mas s úbito allá en la cumbreagita marcial dianala guerrera muchedumbrebalo la aurífera lumbre(tel so l de aquella mañana;

y al escuchar el rumor,de su amargura a despecho.despierta al punto el honorpara ocultar el dolory prisionarlo en su pecho,

Besa al muerto; ve la altura,en su semblante fulgurala más honda agitación,que el grito de su razóncalmar un tanto procura,

y el breve paso encaminapor sendero solitarioperdiéndose en la neblina,que a la gigante colinasirve de augusto sudario,

Honrado y triste a la pares el penoso deberdel que, sin gloria buscar,de su patria ante el altarcorre su sangre a verter;

que a veces toca el ponientede su existencia gloriosa,demandando inútilmenteun laurel para su frenteo una cruz para su fosa.

Rafael Santamaria.

Nrrestras tropas, que en Africa pelean corno valientes, van 'caminand°día tras dia, con brillantes triunfos parciales, a la victoria final, que. Diosmediante, no tardará en llegar. El cerco puesto a los rebeldes comienzaa cerrarse y estrecharse cada vez mas. Continuamente avanzamos en 11111"bas zonas con no pequeña dificultad, es cierto, que otra cosa no permi te erterreno en que se opera; mas siempre con energía y sin retroceder u°solo paso. Dejeinos correr los días y veremos corno el que castillo formidable parece, falto al fin de sólida base se derrumba con estrépito.

13.--Las fuerzas del general Cabanellas, avanzando por el valle de l Se-bra, se a poderan con felicidad, ya que el enemigo hurta el bulto, de lasposiciones de Neba, Torreta, Sidi-Sadik y Karu-Sba. Algunos de dicliclsnombres no figuran en mapa alguno; mas lo importante es saber que a van-zamos tierra mora adentro.

Muerto ya definitivam r nte, en el Congreso, el debate sobre Marrtle-cos, resurge a veces, en el Senado, con escasa elevación de miras. La trla-ola, que otra cosa no puede llamarse, de algunos generales y jefes mtares de pregonar a los cuatro vientos su sentir presente y pasada l nter-vención en los sucesos, con menoscabo de la más estricta prudencia y dis-ciplina, obligó al ministro de la Guerra a poner coto con su afortunad°discurso, de este día, saturado de patriotismo y energía, a tan desdic ha-dos y peligrosos derroteros.

Habla asimismo el señor Crolcoechea, afirmando que en Marrueco s de'bemos permanecer a todo trance. No se comprende que haya generalesque sueñen en un biocam de territorios o plazas cuando para el doinini°del Estrecho nos es preciso permanecer en ambas orillas. Algún hecho l lar-

-- 231 —

lo edfo.0cruoeria-iate0dr.e la última gran guerra abona sobradam,ente el pensamien.0

In glaterra, a pesar de poseer la eScuadr‘a más formidable del mundoviáse obligada a rettOceder de la desdichada empresa de dos Dardanelos:ante la débil y moribunda Turquía, merced .a que esta era dueña de ambascostas.

14. --Firme el' Gobierno en su propósito de no consentir manifestacio-nes ino portunas o disconformes de sä criterio tratándose de individuos quelesem perian cargoS de confianza, decretö el relevo del comandante general de Melilla marqués de Cavalcanti; nominando para sustituirle al ge-nera l. de brigada Sanjurjo que tanto se ha distinguido en todos los comba-tes. 'Son de lamentar tales sucesos tratándose, sobre todo, de un general,c° 416.Cavalcanti, ejemplo vivo de heroísmo ,‘ valor; pero es evidente quela dis ciplina exige tales enérgicas medidas.

las tales bandas contribuirá n tanto a la victoria como otros tantos caño--

tirgen temente a Marruecos cuatro bandas militares. A buen seguro que-

9tros que

con gusto la determinación del señor La Cierva de enviar

nos. Así al menos lo deben creer los soldaditos que allá luchan cuando.ue sin ser soldados ni estar en Afric son, sin embargo, del mismo

15 . --Aboga por nuestra permanencia en Marruecos el marqués de'lucernas. Suscribe en casi su totalidad el discurso de Goicoechea aquien dedica grandes elogios.

To ma Sanjtirjo posesión del mando, en Melilla, con general simpatía,31 contento. Todos saben que se trata de un general cuya alma parece hin -dida e n el mismo crisol del heroísmo. Se publican bandos en los zo.cos.QXigie ndo la total entrega de armas y caballos, siendo ésta unade las con-(lici ones necesarias para someterse; en caso de no tener fusil abonarán1-Ina m ulta de doscientas cincuentas pesetas. Piensa que de no poseer una11,11edl a docena de fusiles, cada uno serán muchos los que paguen la multa,

rifeño tiene mu cho amor aldinero; pero de morir que lo entierren con.su inse rn pa ble

16. —Los cabilefios de Quebdana parecen que vuelven al buen cam

iuril la entrega de mil fusiles. Los de Benisicar, si bien en menos númerottu f e.Lan asimismo tan digno ejemplo.

E:r1 el Senado prosigue el debate, entono lánguido, sin arrojar nuevae n el esclarecimiento de las causas Lel desastre, ni remedio para el

iltnro . Los lugares comunes que se repiten lo saben los lectores de me-.Moría.

A los de Taxuda impone el caid Ade-el-Kader 2000 pesetas de multa/10Pojaaagres idóinta. cEiöstne. hecho no necesita comentario alguno; pero convida a

mel

0c,

%o'

—0 0

eseña nuestra ampaiia

en (Tlfricaoo

-332--

Por estos dias recorre los hospitales militares de Andatucia, como all"gel tutelar de 'paz y coAsuelo, la reina Victoria Eugenia. Tan alto eieri109penetra muy adentro en el corazón de todo español. También la reinaMadre acude a Sevilla y San Sebastián con el mismo patriótico y ca ritati-vo objeto.

19.—Operan combinadas las columnas de Ceuta, Tetuán y Laraehe'bajo la suprema dirección de Bereguer, De un solo tirón llegaron nuestras tropas desde Buharrás a Casa Hamido (unos 4 kilómetros). P or l°abrupto del terreno y la tenaz resistencia del enemigo,cuyas filas se hallasengrosadas por los individuos más rudos y fanáticos de toda la zona;un avance de todo en todo brillante. Otro segundo empuje, irresistible,conducen nuestras tropas hasta el poblado de Ayelía y collado de Azarnum. dejó 18 aparatos de aviación cooperaron eficazmente al avance.enemigo dijo en el campo de batalla muchos muertos, con armatnerit°

20.—En la zona de Melilla se nota también mucho movimiento. A leque pareee vamos ya derechos a no dar tregua ni descanso a los morosen ninguno de los rientes. Aplaudimos el deseo. Hoy dos nuevas P°s¡-'dones fueron ocupados en dicha zona, Tauriat Buchi y Tauriat-Zag.

El presidente del Consejo, lee, primero en el Senado y más tardeel Congreso, el correspondiente decreto, suspendiendo las sesion es deCortes, en la presente legislatura. Más de un sabroso comentario acu de 3•la punta de mi pluma; pero, siquiera _por esta vez, quiero ser discret°'Acudamos a Marruecos que parece tocan allí a gloria.

21,--Y ello es así. ¿Recordáis aquellos tristes nombres, de la todavíamás triste tragedia de julio, de Batel y Tistutin?...d.os nuestros resistenhacia Batel y Tistutin; óyese fuerte cañoneo» . Poco más o menos este erael lenguaje que corria por la prensa durante aquellos angusetiosos y lo-tuosos días, que llevaba un rayo de esperanza a muchos corazones . 1)e5pues, nada, .. ¡ el silencio de la muerte sobre aquel campo de d eseilg-ción!...

Si aquellos héroes, que por la Patria cayeron, pudieran levantar la za-

beza, (desde el cielo seguramente nos animan) aplaudirian con gus to el

nuevo avance de nuestras tropas.'Estas, cc:ni —automóviles brindados y l'gdaclase de aumentos modernos de combate, recorrieron los 17 kilómetr°s'que separan Monte Arruit de Batel. Tistutín, estación final del ferrocarril'Uzuga y Tringuinez t:trnbiért cayeron en nuestro poder. El enemig o de'tendió ei terreno con bastante energía, dejando abandonados algull°5muertos. Por nuestra parte sólo tuvimos cuatro soldados heridos leVeS'

(continnara

'")..”)0000000000 000000000000000000001,000C.Proot 00(>00000000000000000,,OUVU00..000000090000

ci arieclades

ESTADOS UNIDOS DE NORTE AMERICA.

CONVENTO DE LA MERCED

Hace más de dos años que el P. Fr. Martín Compagno, merce-(14 rio italiano, llegó a los Estados Unidos con orden de nuestro P. Ge-nera l dé fundar algún convento de la Merced. Consiguió en Toronto (Ca-Ticla) que el arzobispo le diese la parroquia de Santa Inés para atender

Servicio religioso de la colonia italiana; pero, como el Prelado no le. c" eedió la admisión canónica para fundar convento, porque aquella parro-

la estabaestaba destinada a desaparecer, últimamente hizo diligencias para',lindar en otra parte.

En los primeros meses de este ario mandó nuestro P. General alPr. Ramón Bolados Cárter, mercedario chileno, que fuese a ayudar aCornpagno y juntos han trabajado en la nueva fundación.l'res entáronse al Obispo de Cleveland, (Estados Unidos), Ilmo. D. José

jellie mbs, a pedirle la admisión canónica y el Prelado les atendióadrnitió con gusto en su diócesis. Ordenóles que le hiciesen por escri-

s° la pe tición de licencia para fundar convento de la Merced a fin de pre-Ge kntar la a su Consejo,e1 cual la aprobó sin dificultad.Pocos dias después el

uis'Po escribió al P. Compagno diciéndole que, aunque esperaba que la9111,111:la dón de convento permanente fuese en Cleveland, capital de su

i "j213ado , necesitaba que le mandasen en seguida un sacerdote a la4 -11da'cl de Youngatown para darle la parroquia de San Antonio, porque iba

rehtirar al párroco, Rev. Eduardo J. Spitzg, que la servía.4(0:-. art ió el P. Compagho, mientras el P. Ramón fue a entregar al ar-

" IsPo de Toronto las llaves de la parroquia de Santa Inés. Dióle las

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gra cias el Prelado por los servicios prestados en ella durante dos ariosEl 31 de Octubre pasado tomaron los padres posesión de la Pa"

rroquia de San Antonio de Youngstown. Festejaron los feligreses e n ia

escuela parroquíal a los que llegaban y al que se iba, con un acto lite ra-

rio-musical. Diéronles la casa rectoral amueblada.También el Obispo de Detroit Irno. D. Santiago R. Gallagh er , Pr°-

metió darles una parroquia que ha de crear para la colonia italiana.De " El Vindicator " de Youngstown de 3 de noviembre, totnallOs

siguientes notas: "El P. Martín Compagno [trabajó durante ocho arl°Sen México hasta que, de 'acuerdo con su Prelado, abandonó aque l País

causa de la revolución. Vino a los Estados Unidos y pasó otros tres afn'srabajando entre los mexicanos de Tejas.

El P. Martín tuvo aquí por compañero al R. P, Fr. Ramón BoladasCárter, cuyo opúsculo Co!ön y los Hijos cl? Ntra. Sra, la -Merces'.

ha stido muy leido. "Youngstown, de 201009 habitantes, está en el Estado de Ohiorentred•

las grandes ciudades de Cleveland y Pitsiteburg, a 67 millas de una y °tíFelicitamGs a los RR. PP. y hacemos votos para que de la fundación Ca-

nónica del convento de la Merced sea pronto una realidad. elLa Isla de los Santos, el pueblo que con mayor tesón defen dio 1

Catolicismo que pretendían arrebatarle sus opresores, ha lograd o fina

mente su libertad, Inglaterra que durante la conflagración europea inscri;bió en su bandera la libertad de las pequeñas naciones oprimid as P°

.tos imperios centrales, se vió acosada por los reproches del pueblo 0141.-

tir, que con tina vigorosa campaña de palabra y obra, le echaba en carasu hipocresía.

La presión ejercida por los Estados Unidos,donde viven unos trec e rxi-

llones de irlandeses, influyó tal vez más que nada sobre el gobiernoglés que con la autonomía ahora otorgada pone término a uno d e I°S

episodios más repugnantes de la Historia de la Humanidad. Ningún P ile-

blo moderno ha sufrido persecución más larga y cruel.La misma esclavitud de España bajo los sarracenos paiece benignal

corta al lado de la de Irlanda. , sDesde que el protestantismo se enseñoreó de Inglaterra, uno de i°s

principales objetivos fué estirpar la religión católica del corazón deLaiirlandeses. Confiscaciones, destierros, cárceles, tormentos los más liar%bles, todo se puso en juego. Al, cabo de algunos arios los católicos n o

eran dueños de nada, carecian de todo derecho civil y político, y era

considerados menos que esclavos. Se los privó de sus sacerdotes y

tros, sese les prohibió ejercer las profesiones liberales se se les excluP5todo cargo público. (continuara)

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2 8jYoticicts„ o ...o_.00, O.300'

MADRID. BUENA DICHA

I. Durante los días 21, 22 y 23 de diciembre pasado se celebró un solemne'ribo a la Sma. Virgen de las Mercedes para implorar del Señor el prontorescate de los prisioneros de Africa. Predicó 'el, primer día el P. Gilabert,el segundo el M. R. P. Serratosa, Provincial de Castilla y el tercero el

`‘anión Sellas, S. I.Desde el 2 de diciembre al primero de enero se vió muy concurrída

nilestra iglesia con motivo del octavario del Nirio Jesús.día 29 predicó la Hora Santa el R. P. Ramón Gavilanes.

„ los "Jueves Eucarísticos" han solemnizado el tercer aniversario de su'stablecimiento en esta iglesia el día de Ario Nuevo. La misa de comunióngeneral fijé celebrada'por e/ P. Monroy, ex-provincial de Quito. El sermón

hee:nlososetireco

dile la tarde estuvo a cargo del P. Turiso, redentorista; se cantó un solem-Te

pin yrecordatorios.juraron la bandera las socias, repartiéndose entre tanto

Con motivo de aliviar en lo posible la situación de los prisioneros deci ' rica re uniéronse en la Buena Dicha el 19 y 28 de diciembre los presi-centes de las Juntas directivas de varias Asociaciones Mercedarias de esta

C. Presidíalas nuestro M. R. P. Provincial.DE VIAJE

Salió para los conventos de Galicia nuestro M. l. P. Provincial F. Ra-° n Serratosa. Acompáñale el P. &labert, Director de La Merced.

EN ALARCON.ci La Asociación del Apostolado, establecida e n don Juan de Alarcónci edicó un solemne Triduo al Sgdo. Corazón de Jesús que terminó el díae la Ep ifanía. Predicó el señor Benedicto.

br . La Co munidad de MM. Mercedarias en unión de algunos devotos, cele-,

nila muy olemne novena, desde el siete al quince de enero, al ,Smo.Jesúslos ,ús de la Parra, pidiendo por el ejército español y en sufragio de

ko que han muerto defendiendo la Patria. Los sermones estuvieron a car-1 4 del s eñor don Rogelio Jaén, Licenciado en S. Teología, Coadjutor de

Parroquia kle Sta. Teresa de esta Corte. '

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ALUMNAS I EL COLEGIO DE MM.MERCEDARIAS DE DON JUANDE ALARCON QUE HAN OBTENIDO ,LOS 1. 0 Y 2.' PUESTOS EN EL RESUMEN

DE NOTAS DEL PRIMER TRIMESTRE

JUNTA GENERAL DE RELIGIOS

En el Círculo Católico de la calle del Duque de Osuna, celebrar)Asamblea general los procuradores y representantes de las Ordenes,YeCongregaciones religiosas de España. Leída y aprobada la memoriasecretario señor Martín, fué elegido por unanimidad para la presidencide la Comisión permanente el reverendo padre Postius.

Enseguida se dió cuenta del proyecto de constituir la Unión DiOCCS 5

del Clero de Madrid, para fomento de las Misiones entre infiele s. Tuj

lós religiosos acordaron secundar personalmente el proyecto del reVere.at5

dí,simo prelado de Madrid -Alcalá, así . para la constitución de la Junoorganizadora como para las conferencias, con proyecciones, de la tuttiAsamblea constituyente de la Unión Misionera. f TI

Resolvieron asimismo colaborar en el órgano oficial de la

Misionera española, provisionalmente establecida en Burgos y proteglpor el cardenal arzobispo de aquella sede.

UNION MISIONERA DIOCESOA'

El día 8 de enero se celebró en el Palacio episcopal de Madrid litig

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P ortante reunión para constituir la Junta organizadora de la Asamblea(le l a Unión Misionera de esta diócesis.

El R. P. Postítts, como asambleísta de Burgos y representante de laJunta de religiosos dió lectura a una memoria sobre el proyecto de laUnión Misionera Diocesana.

A fin de preparar la Asamblea constituyente de la Unión MisioneraI3i0eesana, el Sr. Obispo declaró constituida la Junta organizadora y nom-bró el futuro Consejo de Secretariado corno comisión permanente de la,

Exhortó además a todos a coadyuvar a la obra de las misiones;Porque el Papa lo quiere, porque lo ordena la S. Congregación de Propa-ganda Fide y porque las oraciones de los misioneros y de los fieles con-vertidos salvarán a los pueblos modernos.

EI NUEVO OBISPO DE ALMERIA

A las 3 de la tarde del día N, de diciembre último y en el tren espe-vial , llegó a Almería procedente de Pechina ,e1 nuevo obispo.

En Pechina se le tributó ana afectuosísima despedida.En la estación de Almería esperaban al prelado todas las autoridades,

cabild o catedral, hermandades, comisiones, representaciones y numerosoPúblico.

Todas las calles del tránsito estaban engalanadas y se agolpaba himen-s° gentío para saludar al nuevo prelado.

El obispo ocupó el carruaje del alcalde, acompañándole éste, el gene-ral Nado y el gobernador civil.

El prelado se dirigió a la Catedral, donde se entonó un Te Deurn.

Durante el trayecto fué objeto el prelado de grandes manifestacionesearifio.

CONSAGRACION DE UN PRELADO

En la Santa Iglesia Catedral de Tuy se ha verificado el acto de la corte_grac ión solemnísima del obispo electo de Orense doctor don FlorencioCA ervirioActuaronct uaron de consagrantes los obispos de Tuy, Lugo y Meliapur.

Fueron padrinos seglares el ex ministro de Hacienda don Mariano Or-%U y su esposa, que han regalado al nuevo pastor el pectoral y el anillo:

El báculo es regalado, por suscripción popular, de autoridades, enti_mades, vecindario, etc.

El día dos de enero hizo su entrada en Orense. Su viaje desde Tuy,te,r1 tren especial, fue una verdadera manifestación de simpatía. En Sal va-letra > Arbo y Ribadavia el pueblo en masa acudió a la estación con sus

datl. toriclades y clero. No se recuerda en Orense un recibintlento más gran_'losó. Unas diez mil personas vitoreaban al nuevo Prelado, el cual seguí-

do de laS autoridades y de- la muchedumbre se dirigió al Seminar io Ydespués a la catedral. Después del . Te Deum saludó en una emocionan te Ysentida plática a sus diocesanos.

Terminado el acto religioso se celebró en Palacio una recepciónconcurridísima. Ad multos annos.

TRASLADO.• El Sr; Ministro de Gracia y Justicia ha puesto a la firma del Rey uridecreto nombrando obispo de Orihuela al que hasta ahora ha sido Priorde, las Ordenes Militares, ilustrísimo Sr. Irastorza:

• EL PROGRESO DE BEA TIFICACION DEL P, CLARET

La Sta Congregación de Ritos en sesión plenaria emitió voto favorablesobre el heroísmo de las virtudes del venerable P. Claret,arzobispo que blé.de Cuba, cómfesor de la reina Isabel 11 y fundador de la esclarecidaCong-regación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.

FERROLEn el Socorro. — Predicó los sermones en honor de S a.Lucía el R.P.GalteRector de este Colegio.

En nuestra iglesia.--Se ha practicado la devoción de las jornadas,la n o-vena al Niño Jesús y el octavario de Epifanía.La parte musical,dirigida

p o rel Diácono Fr, Mignel ESi-ämez, rayó a mucha 'altura siendo congratuladoslos niños Juan y Carlitos Blanc, Antonio y José María Balseiro y

Pe P il°Peña-María por el buen gusto con que cantaron los villancicos. Los ser -mos eStuvierog a cago de los PP. Gaite y Ameno.

En la noche del 31 se celebró con religiosa solemnidad la función deas Suertes de los Santos viéndose invadida nuestra iglesia de much isi-mos fieles, hermanos terceros de la Merced en su mayoría. Ofició e l P.Rector. A media noche como despedida del año cantó la Comunidad 10>Deum de acción de gracias y el Magnificat, resultando un acto írluYdevoto y conmovedor.

En nuestro Colegio —Se han verificado, antes de las vacaciones de N'vidad, los exámenes previos, presididos por el R. P Calvelo, Vicarioconventual y Regente del Colegio con los PP. Luis y Ameno. Los resu l

-tadós han sido muy satisfactorios.• , En las Angustias.--Se ha inaugurado un-valiosísimo Sagrario de platasjoya de arte, obra de los talleres de Granda, cuya iniciativa se debe aR. P. Alonso, Superior de los PP. del Corazón de María y de la florciente Asociación de las Marías. En el solemnisimo Triduo predicaron Cl

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1); Gaite , de nuestra residencia el Dr. Borrego Capellán de la Armada y." 13,A onso.

Donativo . -Una persona devota ha dado para la custodia la 'limosnaincuenta pesetas.

En Bailar. — Han celebrado una gran fiesta religiosa los PP. del In-n»eulado Corazón de María con motivo de haber declarado la Santa Sede'as vir tudes del Venerable Padre Antonio Maria Claret en grado heroicó.üllci ó en la misa el P. Rector de esta Residencia. Asistieron muchossacerd °tes y distinguidas personalidades de la ciudad departamental14 Viajeros ilustres. —Han llegado a esta casa-colegio procedentes de

i adrid , el M. R. P. Ramón Serratosa, Provincial de la Merced de Castilla yR • •Juan Gilabert, Director de nuestra revista.

P0Y0 .—Acompariando el M. R. P. Provincial salió por algunos días• r . 'Luis Barros, Director del colegio de esta Residencia.ixjParto de premios. —Con asistencia del Sr. Sánchez , Calvirio, Alcalde de

errol , y otras distinguidas personas hubo la repartición de premios en lan seuelas D 9minicales y las de primas de la Caja Dotal.Con este motivo pro-bunclaron hermosos discursos nuestro amigo don Arsenio Barreiro y el',Rector.

h CaPitulo de la Venerable Orden Terhera.--Se reunió en Asamblea plenarara deli berar asuntos de impctancia, relacionados con los cautivos.

‘811111~ffliffloweismmurNUESTROS AMIGOS DIFUNTOS

MADRID. —El señor don Domingo Martinez Olalla, licenciado ennerecho y jefe de la Secretaría de la Unión Eléctrica Madrileña.Acompañamos en su legítima pena a la viuda Doña Natalia Klett Peláez.'La Sra. dona Carmen Lope-Becerra y de Obregón.

c —la respetable y virtuosa señora doña Dolores García-Benedito yeilibrero.

A su he rmana doña M. Victoria enviamos' nuestro sentido pésame.señor D. Fernando Sainz y Ortiz de Urbina.

acetil os presente nuestro sentimiento a su viuda, padres y demáseudos.ft

Pors

•

—240

--El señor don Jacinto dat'anguán y Casiejón, ititestró suScriptor.Nos asociamos al justo dolor de su viuda doña Engracia Rodiríg11e73

hermanas.__El Sr. D. Francisco Gálvez González jefe de Admirastración de prini e

-ra clase y Contador Decano del Tribunal de Cuentas del Reinó. Reciba sil

viuda doña Concepción Villabrille la expresión de nuestro sentiiriferitd.

EN HERENCIA. — Doña Ursula Amaro, terciaria de la Merced.

EN ALORA. — La señora doña Dolores RuiZ, terciaria de la Merced.Tomamos parte en el dolor qu'e aflige a' su' hija doña Francisca Moren(/'

ANIVERSAR1

El día 7 de enero se cumplió el tercer aniversario de la muerte de laseñorita María Margarita Barcena y Saracho.

almas.

El tiempo transcurrido no ha amortiguado el recuerdo que dejó entrelos suyos y en todos cuantos la trataron y saborearon sus delicadas n ae:

sias, reveladoras de su corazón lleno de amor de Dios y de amor a.

Renovamos nuestro sentido' PéSame a su familia y Muy ekpécialrica sumadre la excelentísima señora condesa viuda de Casa Barcena.

El día 8 de enero de 1921 falleció en Alcaudete (Jaéa) el Excmo. Si' . 9'Antonio Romero Norzagaray, Marqués de Romero-Toro, Caballero de

Santo Sepulcro, gran cruz de Isabel la Católica.En el primer aniversario rogamos a nuestros lectores una oración

su eterno descanso y acompañamos en su justo dolor a su viuda, hijodemás familia.

RIP

INDULGENCIAS DE LA ORDENFebrero. 2. La Purificación de Ntra. Señora. — Indulgencia Plenaria,

• 12. Septuagésima ludulgencia de las Estaciones de Ratna'19. Sexagésima. Indulgencia de las Estaeiones de Roma.

• 25. Indulgencia' Plenaria, asistiendo a la misa'votiva cantada

de Nträ. Sma'. Madre en los conventos de' la Orden:

• 26. Indulgencia de 1 ts Estaciones de Roma.

***Recomendamos d los lectores de La . Meted 1

casas que se anwician en la misma

os