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  • Pharus Academi

    Rectormtro. David Gmez Fuentes

    Vicerector acadmicomtro. Jorge Barrn de la Rosa

    Directora de Posgrado, Investigacin y VinculacinMtra. Myrna Alicia Fuentes Prez

    Comit editorialFrancisco Gmez ValdzJos Luis Villaseor DvalosJos Alberto Bazalda ZamarripaRafael Isaac Estrada Danell

    Diseo y FormacinElid Hernndez Avils

    Ilustracin PortadaFreepik

    Pharus Academi, Revista de divulgacin e in-vestigacin del Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas. Nmero 11, ao vii. Este nmero se termin de editar en diciembre 2016, el tiraje total de esta edicin es de 300 copias.Reserva de derechos: 04-2008-062316205000-102

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    Directorio / Contenido

    iv PrlogoR afael Isa ac Estr ada Danell

    Ensayo

    Disciplina y autoridad:elementos en la formacin mdica Jos Arturo Vzquez Vzquez

    Disciplina: responsabilidad de padres y educadoresSandr a Luz Mar Gonzlez

    La adopcin de menores por parejas homosexuales, un acto en contra de los derechos fundamentales del nio Isa ac Cervantes Garrido

    ACOMPAAR LA FRAGILIDADUna propuesta desde el Counselling Pastoral para acompaar a las personas divorciadas y vueltas a casar (1 parte)Roberto Yenny Garca

    Aportaciones del imef Universitario iest AnhuacIMEF Universitario iest Anhuac

    Los elementos del lenguaje y sus relaciones en el Per hermneas de AristtelesManuel Cevallos Alcocer

    Trabajo de Investigacin

    Papel del mdico desde la perspectiva del estudiante de medicinaJos Arturo Vzquez Vzquez

    Programa Piloto de Integracin de la Opinin Pblica en Proyectos de Explotacin de Gas No Convencional en MxicoOscar Grijalva Meza, Adhar a R amrez Corts

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    Contenido

    Uso de criterios de seleccin para proponer mtodos de recuperacin mejorada de petrleo en un campo madu-ro de aceite pesadoAgustn Rodrguez Muoz, Cuauhtmoc Pozos Vzquez

    Uso simultneo de dos tecnologas de impulso como recurso didctico en la enseanza y aprendizaje de cien-cias bsicas en Medicina: un Proyecto de IntegracinAna Eugenia Dur n, Amir Shadad D.

    Aprovechamiento de la biomasa lignocelulsica prove-niente de una maleza acutica como fuente de azcares fermentables para la obtencin de bioetanolCuauhtmoc Pozos Vzquez, Rosa Mara Saldaa Jurez,

    Sandr a Luz Suastes Acosta, Martha Ofelia Mercado

    Gonzlez

    Diciembre 201613

  • Prlogo

    Pharus Academi

    La Universidad se encuentra sumergida en medio de un choque de eras. Esta poca de cambio no se da solamente por el paso de generaciones de migrantes digitales a nativos digitales; la revolucin tecnolgica es slo un aspecto, si bien central y caracterstico, pero slo un aspecto, de la revolucin cultural que vivimos.

    Nuestro deber como comunidad universitaria es ir a las races del proble-ma. Las nuevas tecnologas implican, s, una nueva manera de interactuar en el entorno, un camino indito de aprendizaje y de generacin conocimiento y sobre todo un escenario social vinculado estrechamente a lo virtual.

    Pero esto es la superficie, en el fondo no enfrentamos el problema de lo virtual y lo tecnolgico, sino de lo real y lo humano.

    La tecnologa es seguramente el futuro de la educacin y constituye una piedra fundamental para que el ser humano se desarrolle en los siglos veni-deros. Es indispensable que como Universidad asumamos de frente el reto de la transformacin tecnolgica en la educacin; es preciso que asumamos de frente el reto para responder a tiempo y con puntera a las necesidades cambiantes del entorno.

    Es cierto, un reto importante es el adaptar nuestros mtodos de ensean-za o nuestras estructuras organizacionales a la nueva era digital, pero este no es por mucho el problema ms importante o difcil que nos toca enfrentar.

    Lo que nos toca vivir es la crisis, no de lo tecnolgico, sino de lo humano en el marco de lo tecnolgico.

    En occidente estamos presenciando una de las crisis culturales ms gra-ves, si no la ms grave, de nuestra historia: La relacin del ser humano con la verdad se est rompiendo. Esto no es necesariamente un aspecto meramente religioso, sino que el hombre en general, incluso el hombre ateo, se encuentra profundamente debilitado; ya no s cree a s mismo capaz de conocer la rea-lidad; y tanto el cristiano como el agnstico renuncian a tener una postura, a vivir un dogma para sumergirse en la pluralidad donde en pos de una tole-

    El repensar en la universidad

  • rancia de moda, todo se vuelve vlido y se cree en todo, o lo que es lo mismo no se cree en nada.

    El conocimiento de lo que es , la aspiracin a la verdad, la bsqueda de un principio de existencia ha sido el motor de generaciones enteras, es el ori-gen y sentido de la Universidad.

    Nunca ha sido tan necesario Repensar la Universidad como ahora, donde el cambio de poca actual nos revela la existencia de generaciones de jvenes estudiantes y de profesores sumergidos en la crisis humana. El monstruo de nuestro tiempo es el zombie.

    Un zombie es un ente que camina, come, entra y sale de lugares, parece que est vivo, pero no. Es un muerto. As a veces corremos el riesgo de que, en el marco de esta era tecnolgica, pero sobre todo en el marco de esta crisis cultural, nuestros estudiantes, y nosotros mismos, nos volvamos zombies.

    Pero hay esperanza, estamos convencidos de que esa no es nuestra natu-raleza, nuestros alumnos y nosotros, somos seres llamados a la vida, a la vida en abundancia.

    R afael Isa ac Estrada Danell

    Diciembre 201613

  • Pharus Academi

  • Ensayo

  • La disciplina en cada uno de los momentos de la formacin medica, debe de ser ejercida por la autoridad con el objetivo de facilitar el desarrollo y la formacin de los mdicos; deben de evitarse las agresiones, por el contra-rio, es importante generar oportunidades de aprendizaje; durante la aplica-cin de la disciplina debe de dejarse de lado el autoritarismo y la permisividad y apoyarse en todo momento en la normatividad institucional.

    Discipline in each of the moments of medical training, must be exercised by the authority in order to facilitate the development and training of physi-cians; aggression should be avoided, on the other hand is important to cre-ate learning opportunities; during application of discipline must be set aside authoritarianism and permissiveness and support at all times in the institu-tional regulations.

    Disciplina, autoridad.

    Discipline, authority.

    Disciplina y autoridad:elementos en la formacin mdica

    Resumen

    Abstract

    Palabras clave

    Key words

    dr. Jos Arturo Vzquez VzquezCoordinador de la carrera de Mdico Cirujano

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    Pharus academi

  • Una caracterstica de los procesos educativos a nivel de licenciatura y espe-cficamente en la formacin mdica tiene que ver con el respeto y hacer de la disciplina una forma de vida.

    Disciplina en el contexto educativo se refiere a la adquisicin de conoci-miento, unido al respeto de leyes, reglamentos y normas establecidas que permiten la construccin de nuevo conocimiento; un joven mdico en forma-cin respeta la disciplina cuando respeta la normatividad establecida.

    Visto en este contexto es claro que la disciplina es un elemento de actitud y de comportamiento; sin embargo, no quiere decir que se debe aceptar todo o estar de acuerdo en todo; esto ltimo de ninguna manera debe entenderse como no respetar a lo que se est en desacuerdo, de hecho, es parte de la dis-ciplina entender que existen formas y medios para mejorar las reglas vigentes cuando no se est de acuerdo con ellas. Se debe tener en cuenta que existen formas para dar a conocer a la autoridad los puntos de vista distintos a las normas, propuestas de mejora, con argumentos que pongan por delante el bien comn.

    La disciplina va de la mano con el entendimiento de que existe una autori-dad y un orden, reglamentos para el bien de todos, y para alcanzar metas que en este caso es la de ser un mdico general competente, para resolver la mayor parte de los problemas planteados por nuestros pacientes, de la mano con destrezas y valores que den como resultado un mdico profesional y exitoso en todos los sentidos.

    La disciplina impuesta durante el periodo de formacin del mdico debe ser respetada, en cada uno de los ambientes de aprendizaje, respetando la vestimenta, los horarios, las jerarquas, la forma de elaborar trabajos y tareas.

    No todas las profesiones requieren un ejercicio de formacin similar; como ejemplo tenemos las profesiones militares, religiosas o deportivas de alto ren-dimiento, estas tienen objetivos distintos y el ejercicio de la disciplina es de acuerdo a estos; pero el concepto de disciplina es el mismo.

    El profesor de medicina en ocasiones teme caer en el autoritarismo y en el falso ejercicio del poder, y esto puede provocar que se caiga en la permisividad o en el dejar hacer. La permisividad ocurre cuando no se toma la reglamen-tacin como marco de referencia y se ve como neutral cualquier situacin.

    Una postura tanto autoritaria como permisiva son un obstculo para el respeto y el desarrollo de profesionistas responsables, cuando ocurren cual-quiera de estas dos, el proceso formativo se considera incompleto; establecer lmites favorece el aprendizaje de la medicina.

    Por otro lado, las medidas disciplinarias deben ser justas y adecuadas para cada una de las situaciones que se presentan; deben hacer referencia al tra-bajo, al esfuerzo y a la dedicacin requerida para adquirir las competencias mdicas. Cuando el profesor requiere aplicar una sancin debe tener muy claro la diferencia entre un castigo y una accin que influya positivamente en el proceso formativo.

    Los actos impulsivos, cuando se presentan situaciones en las que se deben de generar medidas disciplinarias, pueden ocasionar efectos indeseables; es importante darse tiempo para evaluar cada una de las situaciones, mantener apertura, facilitar la reflexin, pedir segundas o terceras opiniones para dar la mejor solucin; de esa forma haremos de la disciplina un recurso valioso en el proceso educativo y formativo del mdico.

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  • Una situacin que se vive con frecuencia es la falta de respeto a la autoridad y a la jerarqua, esto por las diversas percepciones de la disciplina en cada uno de los mdicos en formacin, segn el grado de autoridad y la situacin que se presente. Debemos de tener presente que los estudiantes de medicina son jvenes y en la mayora de los casos predomina la falta de experiencia y la inmadurez, lo que hace de la aplicacin de la disciplina, un acto delicado y complicado; en muchas ocasiones en lugar de ayudar genera dificultades, en algunos casos infranqueables, que si no se tiene cuidado pueden termi-nar generando agresin, maltrato o influyendo negativamente en el proceso educativo.

    Es responsabilidad de las autoridades educativas y de los profesores generar un marco de referencia transparente, y un adecuado ejercicio de supervisin para detectar cualquier indicio de una aplicacin inadecuada de la normati-vidad.

    En este contexto, en el que los profesores ejercen la autoridad, cada es-tudiante, enriquecer su proceso formativo conforme desarrolle su propia disciplina, que cuando forma parte del profesionista se conoce como auto-disciplina; esta se conforma de una serie de pasos y comportamientos, cons-tancia y actitud positiva que cada profesional desarrollar a favor de cumplir objetivos y alcanzar metas en beneficio de los pacientes y del sano ejercicio de la profesin.

    Conclusiones

    Cuando las autoridades y los profesores tienen claros los marcos de referen-cia se facilita la aplicacin de la disciplina; estos marcos de referencia son la normatividad institucional, reglamentos, criterios de operacin, procedi-mientos, entre otros.

    Estos facilitan que se desarrolle la creatividad, generan estmulos positivos para quien no respete las normas por lo que es determinante que todos los actores: autoridades, profesores y alumnos, estn involucrados en la prctica disciplinaria. El xito depende de todos y cada uno debe de trabajar en el de-sarrollo de la autodisciplina y que el ejercicio de la profesin sea de acuerdo con la exigencia de los estndares nacionales e internacionales, pero, sobre todo, de acuerdo con la exigencia personal de cada uno de los jvenes mdi-cos en formacin.

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    Pharus academi

  • Ramrez AJ, Ocampo LR, Rodrguez WF. (1972). Profesionalismo en Medicina. Acta Mdica Grupo ngeles 2008;6:133-137.

    Meja R, Diego A, Alemn M, Maliandi MR, Lasala F. Percepcin del maltrato durante la capacitacin de mdicos residentes. Medicina. (Buenos Aires) 2005;65:295-301.

    Papalia E, Wendkos OS y Duskin FR. Desarrollo Humano. Mxico: Mc-Graw-Hill, 2004; Cap. 1:4-25.

    Faras Rodrguez M. El profesor jefe, una misin fundamental. Santiago: Tiberiades, 1994.

    Gotzens C. La disciplina escolar. Barcelona: Horsori, 2001.

    Referencias

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    Diciembre 2016, nmero 13

  • Disciplina: responsabilidad de padres y educadores

    Mta. Sandr a Luz Mar GonzlezLicenciada en Psicologa. Profesora del IEST

    Rosas, Mara. La disciplina: valor indispensable en la crianza infantil. Grupo Editorial Norma. 2. Edicin, Mxico: 2005. Pg. 1-11 Passim

    No es no

    Cuando la instruccin tiene sentido

    Con frecuencia mis hijos me reclamaban mis tajantes No! Y se que-jaban porque a veces se lo deca sin haberlo escuchado Y la verdad, en mu-chas ocasiones, los padres negamos injustamente, ms que educar,

    Adems, siendo honesta, al decir si todo es ms sencillo, especialmente cuando consideramos que las demandas que hace un pequeo suelen ser simples.

    Como paps a veces tenemos que negar peticiones que consideramos inade-cuadas. Sin embargo, hay que tomar en cuenta lo que representa un no en la vida de un nio; seguramente, al igual que un adulto cuando algo no sale como lo desea, siente frustracin y enojo, sobre todo si no lo entiende o le parece injusto.

    En el libro La disciplina: valor indispensable en la crianza infantil 1, la autora afirma que podemos decir s con mayor frecuencia, siempre que los lmites sean claros, para lo cual se requiere congruencia y constancia.

    Efectivamente, los nios deben ser disciplinados para que adquieran domi-nio propio, ya que la disciplina es necesaria por su propia seguridad y bienes-tar personal, adems de que les permite adaptarse a los patrones culturales.

    Es muy importante que los padres seamos congruentes, con aquello que pe-dimos a nuestros hijos que hagan. Vivir lo que se dice es la herramienta de educacin ms valiosa que existe.

    En cierta ocasin, uno de mis hijos me dijo que tena antojo del atole de la abuela. Le dije: Llmala y pdeselo. A ella le da mucho gusto hacerte feliz. Vaya sorpresa con este descubrimiento! Entender que lo aman, y que l hace feliz a los dems, ocasion grandes cambios en su comportamiento.

    Caramba! Tantas veces que le ped que saliera a saludar, o que llamara a alguien de la familia para agradecerle algo y, accidentalmente, se vuelve amo-roso y dispuesto, al menos en ese aspecto.

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    Pharus academi

  • Cuando hacemos algunas prohibiciones a los hijos, a veces es importante decirles la razn de las mismas. El nio tiene una percepcin del mundo di-ferente a la nuestra; es un ser inteligente que necesita razones para pensar, y lgica para comprender. Y, aunque no siempre es conveniente dar explica-ciones de todo lo que hacemos, o de todas las reglas que dictamos en nuestra familia, si es posible ser congruentes y firmes, al hacer lo que consideramos apropiado, y as, crear adems las condiciones adecuadas para una vida en armona

    Encontrarle sentido a la instruccin es lo que provoca que muchos de noso-tros los adultos exclamemos cunta razn tenan mis padres!

    La autoridad de los padres

    No te equivoques

    Es cada vez ms comn ver que el control y poder en la familia es cedido a los hijos y esto de ninguna manera es sano para el nio, ni bueno para los padres. La firmeza es fundamental, al igual que la constancia. Los adultos responsa-bles de la educacin de los infantes, que viven bajo un mismo techo pap y mam, pero tambin tos o abuelos, entre otros, deben ponerse de acuerdo en las consecuencias de una conducta inadecuada, y mantener su liderazgo en el hogar como figuras de autoridad. Y los paps debemos estar conscientes de esto.En Proverbios 29:7 (RV60), la Biblia nos dice:

    Corrige a tu hijo, y te dar descanso, y dar alegra a tu alma. Pretender corregir a golpes es como mostrar a los nios que nosotros tampoco tenemos recursos diferentes a los que ellos estn utilizando para arreglar las cosas, que las emociones nos ganan y no podemos controlarlas, al igual que ellos. Sin embargo, aunque en verdad estoy convencida que un manotazo o una nal-gada no trauman a nadie, es necesario entender que los golpes no funcionan. Lo repito: los golpes no funcionan y en ello estn de acuerdo la mayora de los psiclogos respetables.

    Lo ms lamentable es que con frecuencia el manotazo o la nalgada no se da por querer hacer una correccin, sino por la frustracin del adulto, y se con-vierten en un ataque que muchas veces termina con maltrato; y entonces s, se ocasiona a los hijos un dao fsico y emocional que tardar mucho en sa-nar (si no es que nunca sana), y causar resentimiento y deseos de venganza. Realmente no se me ocurre ninguna buena aportacin a la vida de un nio, como resultado de cualquier tipo de abuso.

    Al disciplinar estamos educando y no hay cabida para la burla, venganza, frustracin o resentimiento, amenazas sin cumplir o groseras, las manifes-taciones del estatus de autoridad o el maltrato.

    Una de las herramientas ms valiosas que le podemos dar a un hijo en la formacin de la disciplina es la enseanza de la fe y el amor a Dios. Y una de las mejores formas de educarlo es con el ejemplo diario.

    El ruido que haces me impide escuchar lo que me dices. Dar instrucciones es sencillo, mientras que disciplinar a travs del ejemplo es un proceso con-tinuo y permanente, que no siempre resulta fcil. Los hijos son el espejo de sus padres, de quienes aprenden sus actitudes; imitan constantemente lo que ellos hacen o dejan de hacer, lo que dicen o dejan de decir. Por eso, los paps son los responsables de iniciar a sus nios en la vida espiritual.

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  • La disciplina y la escuela

    Otra rea en donde el nio a joven aprende a ser disciplinado es en la escuela. Soy mam y tambin maestra, as es que me enfrento con alumnos que retan a la autoridad con gran frecuencia. He trabajado en todos los niveles educati-vos, incluso un ao y medio en una universidad semi militarizada y reconsid-er el valor de algunos conceptos clave: disciplina, obediencia, congruencia y afecto.

    Pude comprobar que la disciplina cuando es rgida logra obediencia, pero cuando la disciplina es congruente logra obediencia, afecto y crecimiento personal.

    En alguna ocasin, una amiga me visit en la escuela y le expliqu el sistema de trabajo, me dijo Pues as deberan ser todas las escuelas: donde los alum-nos saluden, respeten a sus profesores, esperen su turno y no usen celular en clase.

    Creo que los profesores tenemos que aplicar las mismas normas en el aula, que los padres en casa. Decir si, cuando las demandas son simples y no cuando consideramos que son inadecuadas, llmese inadecuado a romper las normas de la institucin o el respeto a sus compaeros. Saber cundo rer-nos y dejar pasar y cuando la firmeza es esencial.

    Las normas deben ser claras y las consecuencias cumplidas, por enorme que sea el berrinche que esto pueda provocar.

    El control lo debe tener el profesor, no cederse al grupo. Esto, no es ni bueno para la escuela, los maestros o los alumnos. Ya tenemos un avance con la prohibicin del maltrato fsico a los estudiantes, pero los gritos siguen siendo comunes y definitivamente no funcionan, tambin deben evitarse los abusos. La autoridad sin respeto pierde vala.

    En mi experiencia docente, los alumnos se comportan de forma diferente, segn lo que permite cada profesor, igual que un hijo con pap o mam, se-gn le convenga. El maestro debe mantenerse firme, hacerse respetar y res-petar a sus alumnos.

    Se espera que los alumnos asistan a la escuela para que obtengan educa-cin, pero ni siquiera responden al buenas tardes, y aunque deba elevar la voz y forzar una respuesta, as como con mis hijos, seguir insistiendo mien-tras los tenga a mi cargo.

    Los padres forman para la vida, los maestros tambin y no debemos ser una luz incipiente, sino un gran reflector que, mientras sea posible, gue hacia la direccin correcta en el camino de los valores, el autocontrol, la empata y el servicio.

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    Pharus academi

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    Diciembre 2016, nmero 13

  • El movimiento posmoderno conocido actualmente como ideologa de gnero, esta tan lleno de un relativismo moral, gnoseolgico y jurdico. Esta ideologa propone a causa de la unin legal en las parejas no tradicionales, que se les facilite efectuar ciertos derechos de adopcin habilitndolos como sujetos idneos para ejercer los roles de padre y madre. Esto es bsicamente deconstruir cultural y naturalmente a la familia, para luego construir un modelo de familia deficiente en los aspectos morales, sociales y psicolgicos; pero a la sociedad se le ha presentado como un modelo propositivo, lleno de cualidades humanas que lejos de daar el ncleo social, le expone un nuevo y mejor sentido humano: el del infante que crece en un hogar sin diferencias, sin discriminacin, totalmente igualitario. Y esto es completamente errneo.En este ensayo se analizaron seis argumentos, tres a favor y tres en contra de la adopcin de infantes por parejas homosexuales. Los argumentos fueron en base a la dignidad humana, al aspecto psicolgico, al de identidad, al filos-fico, al social y al jurdico.

    A estos argumentos se les objet y refut sus respectivas rplicas con otros argumentos que defienden y declaran que: la adopcin por parejas homo-sexuales busca primeramente satisfacer un deseo egosta y por tanto perso-nal de fungir como padres o madres, pero no considera ampliamente y a la vez de forma profunda, la dignidad y naturaleza humana y menos el deseo y el derecho natural del adoptado, luego las parejas homosexuales no son ade-cuadas ni correctas para la formacin de un infante. El infante para tener un desarrollo psicosocial integral y estable, necesita de una familia compuesta por una pareja heterosexual que brinde amor, educacin, valores y roles defi-nidos por ambos gneros.

    Ideologa, Homosexual, Heterosexual, Gnero, Sexo, Familia, Infante, Adop-cin, Naturaleza Humana, Cultura, Dignidad, Discriminacin, Libertad, Igualdad.

    La adopcin de menores por parejashomosexuales, un acto en contra de losderechos fundamentales del adoptado

    Resumen

    Palabras clave

    LF Isa ac R afael Cervantes GarridoLicenciado en Filosofa y estudiante de la Licenciatura en Ciencias Teolgicas

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    Pharus academi

  • Ideology, Homosexual, Heterosexual, Gender, Sex, Family, Infant, Adoption, Human Nature, Culture, Dignity, Discrimination, Liberty, Equality.

    Key words

    Abstract

    Introudccin

    The postmodern movement nowadays known as gender ideology is full of moral relativism, epistemological and legal. This ideology proposes because of the legal union in non-traditional couples so they are provided to make certain adoption rights as suitable subjects to enable them to exercise the role as Mother and Father. This means basically deconstruct culturally and naturally the family, then build a model of poor family in moral, social and psychological aspects; but to society it has been introduced as a proactive model, full of human qualities that far from harming the social core, exposes a new and better human sense: the infant growing up in a home without dif-ferences, without discrimination and fully equal. This is entirely wrong.

    Six arguments were analyzed in this trial, three in favor and three against infant adoption by homosexual couples. The arguments were based on hu-man dignity, the identity, as well as the psychological, philosophical, social and legal aspects.

    These arguments were objected and refuted by their respective replicas with other arguments which relate and declare that the adoption by homo-sexual couples seeks to satisfy a personal and selfish desire to act as a father or mother, but not widely considered and at the same time deeply human dignity and nature nor the will and right of the adoptee. Consequently the ho-mosexual couples are not adequate nor proper for the formation of an infant. The infant needs a family of heterosexual couple who provide love, education, values and roles defined by both genders to have a psychosocial, comprehen-sive and stable development.

    El tema de la ideologa de gnero abarca diversos aspectos de la vida social del ser humano. La igualdad en derechos y en oportunidades para hombres y mujeres es la columna de esta ideologa. El poder elegir en base a la libertad como personas, les brindan una fuerte conviccin a los que son partidarios de esta igualdad o ideologa. Uno de los diversos aspectos de este nuevo pensa-miento liberal es: las relaciones homosexuales, su legitimidad y sus alcances.

    Para este ensayo se entender la homosexualidad como: la orientacin de la necesidad sexual hacia una o varias parejas del mismo sexo; y hetero-sexual como: sexualidad entre individuos de sexo diferente (Bastin, 1972).

    Cada vez es ms frecuente que la sociedad acepte este tipo de relaciones homosexuales. Se van creando en algunos pases una convivencia entre los heterosexuales y homosexuales; claro que en algunos sectores sociales sigue existiendo una fuerte resistencia ante ese tipo de convivencia.

    El problema a analizar, ser que dndose ya en muchos pases la legitima-cin civil de estas parejas homosexuales, sera justo en base a su derecho como personas y como parejas reconocidas en matrimonio por el Estado que se les permita adoptar un hijo, la cuestin aqu que se plantea es si, la pareja homosexual puede formar una familia? Si se responde a que no puede, se estara fundamentando desde la perspectiva homosexual como una discri-minacin a sus derechos como pareja.

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  • La parte tradicional o conservadora la fundamentar esencialmente en que, una pareja homosexual propiciar en el nio traumas profundos dndole una inestabilidad que daara significativamente su dimensin psicosocial.

    Las parejas homosexuales deliberan que tanto ellos como los heterosexua-les tienen las mismas oportunidades para formar una familia sana y estable. Los traumas que pueden surgir dependern del trato social que recibir el nio, no tanto por la adopcin; pero qu es la familia y cmo se configura? Es necesario para formar una verdadera familia, que el hombre y la mujer manifiesten sus respectivos roles?

    La familia se concebir para este trabajo como: donde se forja la perso-nalidad de los hijos. Da facilidad a los hijos para dar con la persona digna de identificacin, de ella dependen su futuro equilibrio afectivo (Bastin, 1972).

    Los nios que han sido abandonados y maltratados por parejas hetero-sexuales, son aquellos que pueden ser parte de una familia homosexual, pues ellos les pueden brindar un hogar y un verdadero amor. Y as como la pareja heterosexual tiene el derecho a realizarse como familia, Por qu no la pareja homosexual puede vivir esa misma experiencia familiar?

    Pareciera que todo este problema en sus races mira hacia una discrimina-cin, hacia la intolerancia por ambas parejas, es decir, lo conservador contra lo liberal. Donde los derechos de esas parejas estn siendo expresados fuerte-mente, pero Qu pasa con los derechos de los nios? Ellos al igual son perso-nas, sujetos de derechos.

    Se puede apreciar y juzgar afirmativamente que se est pasando por encima de esos derechos para instalar el criterio del nuevo pensamiento liberal y de la igualdad; ciertos sectores sociales pareciera que lo nico que estn haciendo y logrando, es daar a los ms indefensos, o en todo caso, tendramos que aceptar que con esta ideologa de gnero se est aportando un avance signifi-cativo en materia de lo civil y de lo moral para la cultura humana? Debemos reconocer como sociedad que el bien y la felicidad de aquellos pequeos de una u otra manera dependen de la estabilidad moral y psicosocial de los adul-tos.

    Mi postura es que la familia tradicional, conformada como una pareja hete-rosexual, es la nica que puede ofrecer a sus hijos un bienestar integral, y que por tanto es la nica con el derecho civil de poder efectuar una adopcin. Las parejas homosexuales no brindan suficientes elementos esenciales para que el desarrollo humano del nio sea sano, ntegro y con posibilidades reales de ser seres valorados y amados por lo que son y no por lo que pueden represen-tar para estas parejas que exigen ser Padres o Madres.

    Argumentacin

    Un primer argumento en contra de la adopcin de infantes por parte de parejas homosexuales es que es fruto de la ideologa de gnero. Esta busca una igual-dad plena entre el hombre y la mujer. La humanidad por medio de la cultura va construyendo instituciones que buscan la armona y estabilidad personal y social. La ideologa de gnero busca deconstruir lo establecido por la tradi-cin y costumbres, insertando en las instituciones una nueva cultura, luego busca modificar el concepto de familia.

    Es decir, no es slo buscar el derecho a la igualdad de gneros, sino que las diferencias sexuales esenciales (que no son culturales sino ms bien natura-les) del hombre y la mujer no estn siendo respetadas, se estn alterando y por tanto desvindose de su fin, pues una diferencia natural es la unin de un hombre y una mujer para formar una familia. Por tanto la institucin del matrimonio que conlleva a la formacin de una familia no es nicamente cultural es natural.

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    Pharus academi

  • Por tanto, la adopcin de un nio por parejas homosexuales es una nueva construccin social que impide cumplir con los objetivos de una familia los cuales son: la procreacin y la educacin moral y humana de los hijos, junto con la plenitud y felicidad de los cnyuges mediante el mutuo amor y ayuda. La familia es una sociedad natural, ya que responde a una inclinacin natural del individuo: la perpetuacin de la especie, que constituye un bien propio y necesario de la naturaleza humana (Luo, 1984).

    La unin homosexual no va conforme a la mejor dignidad de la persona, ni de la familia, es decir la ideologa de gnero aade una dilucin signifi-cativa ante la dignidad humana del nio adoptado, pues en su valor como persona tiene derechos fundamentales que al estar inmerso en un entorno homosexual se estn violando sus derechos en contra de su dignidad. No es slo darse el gusto por parte de la pareja homosexual de tener un hijo. Se es-tara cosificando principalmente al nio. Y en un mundo relativista y posmo-dernista esta ideologa de gnero ha encontrado aceptacin y una resistencia irnicamente nula, pues deconstruye la realidad ignorando la verdad, para construir un mundo vaco de sentido guiado nicamente por instintos.

    Para objetar este argumento, la dignidad humana debe ser validada, y con-tar principalmente con la igualdad, pues todo ser humano por serlo es digno y por tanto tiene el derecho de ser reconocido y tratado de manera igual. La dignidad no est en funcin de un sexo o gnero. Por eso la ideologa de g-nero respeta esa dignidad fundamentada no slo en la naturaleza humana, sino en la libertad. El trato igualitario es manifestacin de esa libertad. El poder de decidir tener una familia heterosexual se respeta, de igual manera la ideologa de gnero dice: que la pareja homosexual por su dignidad de per-sonas pueden formar una familia.

    Si se les niega ese derecho fundamental, se estara atentando a su dignidad. Por tanto, no es ignorar la verdad ni cambiar la realidad, es dar el verdadero sentido a la dignidad humana, una igualdad que permitir una convivencia sin marginacin y sin discriminacin. La adopcin por parte de la pareja ho-mosexual ha de ser permitida, pues la pareja por ser seres racionales tienen las mismas posibilidades y probabilidades de formar en el amor a sus hijos adoptivos.

    Ante esta objecin, se refuta demostrando que la libertad no es el funda-mento de la dignidad, es lo contrario, por ser dignos somos libres. Este valor nico se funda en el aspecto ontolgico de la naturaleza humana, por ser, seres racionales y espirituales la persona humana es libre. La dignidad bien entendida lleva a la persona a vivirse en libertad; pero tambin se debe juz-gar correctamente dicha libertad, pues es verdadera libertad aquella que por eleccin se opt por el bien. Y todo aquello que propicie un bien al ser humano debe ser reconocido como tal, pues lo perfecciona dentro de su grado de ser (somos personas, no cosas, no objetos, no animales irracionales). Por tanto, al optar por una unin homosexual y por la formacin de una familia se est eligiendo en contra de la naturaleza, es decir, por ser seres racionales no se puede elegir ir en contra de esa naturaleza humana.

    Por ejemplo: la inteligencia en su fin primero y ltimo es la verdad, pero la persona opta por mentir, eso es bsicamente ir en contra de la naturaleza de la inteligencia humana. Por eso la libertad de la persona en cuanto eleccin de parejas, debe optar por ser parte de una heterosexual, pues dentro de la natu-raleza humana hay diferencias sexuales esenciales del hombre y de la mujer y que estas no impiden la complementariedad y formar desde ah la familia. La libertad bien entendida y asumida perfecciona la naturaleza humana de cada persona y de esto si es digna.

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  • Un segundo argumento en contra se presenta en base a las diferencias na-turales entre hombre y mujer, las cuales son fundamentales para la comple-mentariedad de la pareja y estas no se agotan en ellas mismas, sino que sirven como guas para sus hijos, es decir, que la unin de hombre y mujer resulta necesaria para un correcto y adecuado desarrollo humano de los hijos.

    En el problema de la unin antinatural de la pareja homosexual, se estar provocando reacciones negativas en el aspecto psicolgico del nio adop-tado, pues lo natural es que aprenda sus diversos modos y alcances de su sexo y de su gnero, es decir, las diferencias naturales y no nicamente culturales del rol de hombre y el rol de mujer que el infante va experimentando da a da a travs de su familia, y podr ir formando su identidad sexual.

    El problema del rol de cada sexo tambin presentar sus propios problemas, pues el nio desconocer esos roles, pues se le estara privando de tener esa experiencia a travs de los modelos (padre y madre). Por tanto el nio al no ver claramente las diferencias naturales y culturales en su familia se confun-dir considerablemente en lo psquico y en lo social, y esto traer problemas de adaptacin, de autoaceptacin (autoestima) pues se desarrollar un des-equilibrio en la personalidad del nio, y tambin ser vctima de los proble-mas de discriminacin; pues el que exista parejas homosexuales no significa que la sociedad acepte sin ninguna objecin las diversas manifestaciones de esas relaciones, y el infante cargar injustamente con toda la intolerancia que an existe en el medio social.

    A todo este problema de adopcin por parte de parejas homosexuales, hay que aadir el trauma que los nios adquieren por el simple hecho de que son adoptados. Por tanto, se debe trabajar con ellos de manera especial, prime-ramente, en que acepte el primer rechazo, y segundo trabajar por el posible rechazo de la sociedad que se gener por su condicin de hijo adoptado por una pareja homosexual.

    Ante este argumento se objeta que el mbito cientfico no se ha desatendido de este problema social y cultural y hasta biolgico. Se han hecho estudios para buscar los efectos negativos con los que se encuentran los nios adopta-dos por parejas homosexuales. Existen dos estudios (publicados en las revis-tas profesionales Child Development and Developmental Psychology, en APA), mencionados por Stacey (2001), revelan que no existen diferencias negativas en la paternidad/maternidad asumida por padres y madres homosexuales, contradiciendo as las predicciones originadas en sectores conservadores ba-sados en sistemas ticos tradicionales normativos.

    Estas son algunas de las conclusiones de los estudios realizados, en donde se encuentra que la orientacin sexual de los padres/madres adoptivos homo-sexuales no afectan el desarrollo psicosocial del infante adoptado:

    a. No daa el estado general mental de sus hijos.b. No daa la autoestima de sus hijos.c. No les crea impedimentos en la capacidad de establecer relaciones so-

    ciales con sus padres.d. No afecta la calidad de las relaciones entre padres/madres e hijos/as.e. Las destrezas parentales de homosexuales y lesbianas son iguales, y en

    algunos casos mejores que las de padres heterosexuales.f. La orientacin sexual de los padres no guarda relacin con el estado

    de salud mental de los padres homosexuales/lsbicos (no lo determina). (psicopediahoy, 2006)

    Por tanto, falta que se demuestre por la va cientfica que realmente los ni-os adoptados por parejas homosexuales tienen no slo posibilidades, sino ms bien probabilidades de presentar un desarrollo psicolgico deficiente.

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  • Dando una respuesta a distancia sobre estos estudios que se han realizado en esta rea de anlisis, suelen tener una gran diferencia ante la realidad que se est viviendo. Un estudio de este tipo requiere fundamentalmente un muestro real, por ser muy temprano el fenmeno de la adopcin por parejas homosexuales hay faltante de sujetos que se sometan a pruebas y se realice un anlisis de seguimiento en su desarrollo psicolgico, que opino que debe-ra ser de mnimo de 15 aos. Por tanto, no se puede concluir an nada certero ni veraz.

    Si bien estos nios no presentaron problemas psicolgicos, no significa que sean resultados que puedan interpretar y aplicarse como una generalizacin. Es necesario tener el apoyo cientfico, para ir teniendo mejores elementos para procurar un mejor desarrollo humano, no slo para este caso, sino para muchos mbitos sociales.

    Por estas razones no se niega el buen trabajo realizado en esos estudios, pero no se puede ignorar que de una u otra forma hay un dao en el ser psi-cosocial del infante y no aceptemos que por algunos estudios estadsticos se fundamente que la adopcin de infantes por parejas homosexuales sea algo culturalmente admisible, y sobre todo no pude fundamentar que es una prctica encaminada hacia la perfeccin de la naturaleza humana que reside completamente en el infante.

    Un tercer argumento en contra de la adopcin, es que la persona encuentra la identidad de su yo por medio del encuentro con el t, con el otro, es decir entre ms se reconoce las diferencias del otro, ms se puede reconocer el yo personal. Por tanto el ser humano para conocerse en todos los aspectos posi-bles debe entrar en relacin con el otro, la parte social es indispensable para un correcto y adecuado desarrollo humano, la intersubjetividad y la disponi-bilidad abren el camino hacia el encuentro con el otro.

    En la adopcin del nio se genera un grave problema, pues el nio no puede estar aislado, no se desarrollara correctamente, y tampoco se le puede privar de relacionarse con otros pues de igual manera se est limitando el aspecto social o relacional e ir identificando el yo personal. La familia como ncleo social, brinda al nio los recursos de encuentro, la familia es la primera expe-riencia donde se reconoce al otro y se reconoce uno mismo.

    Una familia integrada por ambos sexos, complementan en un primer y elemental momento la identidad personal del nio/a la cual ser fundamen-tal para el correcto encuentro con el otro. En las parejas homosexuales que buscan formar una familia, es evidente que el nio no podr ejercer correc-tamente su dimensin social, pues su relacin se reduce a un solo sexo, y ade-ms con una confusin de roles, los cuales tienen mayor sentido en el ejercicio social.

    Luego esos nios padecern el peligro de no saberse relacionar con los de-ms, aunndose que la sociedad, como ente que juzga, critica, seala, ad-vierte, amonesta, etc. Puede ser muy cerrada en su relacin con estos nios, no tanto por ellos, sino por su procedencia. Adoptar un hijo, y ofrecerle ex-clusivamente un sexo, y roles invertidos, solo provocar en los infantes una relacin deficiente con las dems personas.

    Como objecin se presenta que los nios adoptados no estn en lo absoluto asilados de la sociedad, por lo menos estn en una relativa convivencia con otros nios y nias. Su identidad personal no depende nicamente de sus padres o madres, sino tambin de todos los dems integrantes de la familia o de la comunidad. El infante adoptado tendr la experiencia de relacionarse modestamente con hombres y mujeres y de cualquier forma ellos podrn for-marse exitosamente en la idea de hombre y mujer.

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  • Por tanto no es fundamental para la dimensin social tener pap y mam, basta con que la pareja le ensee oportunamente en lo que consiste las rea-lidades de sexo y de gnero para que su insercin en la sociedad sea cada vez mejor y no propicie complejos y traumas, y as la sociedad, al ver estos nios educados por parejas homosexuales les ensee a la sociedad el derecho y valor a la igualdad y al respeto y tolerancia, valores que en la sociedad de hoy se estn viendo comprometidos en estos mbitos.

    Esta objecin se responde entendiendo que, aunque la pareja homosexual brinde al infante adoptado la informacin necesaria para su correcto juicio y comportamiento en la sociedad, de cualquier modo no se estara evitando los dems hechos, donde se incurre otras faltas graves para los nios, especial-mente en las escuelas, que es el lugar donde ms puede presentarse un peligro a su integridad personal.

    La sociedad no est preparada para el cambio que la ideologa de gnero con su cara de libertad e igualdad est proponiendo, los que sufren sin merecerlo ni buscarlo son esos infantes. No se puede pedir que el deseo de unos cuantos como parejas homosexuales, logren un mayor dolor en el nio. No es posible poner a un nio como medio de solucin para los problemas sociales de dis-criminacin, desigualdad, etc. El nio, la nia no son una cosa, ellos tienen el derecho de que se le brinde un medio social estable, armonioso y sobre todo complementario (familia), para que crezca de una forma ms plena.

    Un argumento a favor de estas adopciones de tipo filosfico enuncia que siempre se ha especulado sobre la relacin sujeto-objeto. Si en verdad el sujeto puede conocer plenamente al objeto y predicar sobre l o slo parcialmente. Hay otras corrientes que dicen que el objeto tiene aquella informacin que el sujeto le acu, es decir el objeto en s mismo no existe, estrictamente existe en cuanto es conocido. Por tanto, en el problema de las parejas homosexuales, y como problema principal la conformacin familiar a partir de parejas de este tipo, son el objeto de estudio.

    No se puede negar la existencia de esas parejas que quieren adoptar, pero en definitiva, la filosofa realista ya ha quedado superada, pues es evidente que las cosas-objetos de estudios cambian, se transforman, no permanecen, la realidad tiene varias posibilidades de ser, que el intelecto humano es incapaz por su finitud de acceder y conocer el objeto plenamente, por eso el realismo no es fundamento para instruir sobre la existencia y cualidades del objeto.

    Sealara el filsofo alemn Kant, slo tenemos el fenmeno de la cosa, el nomeno que es la cosa en s, nunca podremos conocer. Es por tanto as que la realidad o el estado de los objetos la podemos ir construyendo, no delibe-radamente, sino en base a principios y valores humanos. Concretizando en el problema de la adopcin, la comunidad de parejas homosexuales, pueden con todo el derecho adoptar un infante, pues no se tiene la certeza de que la familia tradicional es el nico modo para formar y educar a los nios, por tanto la ideologa de gnero que se basa en la construccin de la realidad o del objeto de estudio, ve varios valores y principios en que se le permita a la pareja homosexual adoptar, como la igualdad, la libertad, tolerancia y sobre todo el amor, estos valores y principios testifican que es buena esta nueva construccin de la familia porque alimentar con esos valores y principios a la sociedad.

    Refutando este argumento, la construccin del objeto es aceptable hasta cierto punto. Hay cosas que no pueden construirse-deconstruirse y volver a construirse, es una manipulacin de la verdad. En toda realidad existe la ver-dad plena o parcial, pero nunca podr hallarse en una realidad dos verdades contrapuestas, una de ellas forzosamente sera una mentira.

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  • Entonces en la construccin emergente de una nueva familia formada por parejas homosexuales, esa realidad choca con la realidad puesta por la fa-milia tradicional, una de ellas ser falso lo que propone. Si la ideologa de gnero nace en un contexto relativista, donde no importa la verdad sino lo que el individuo quiera construir haciendo a un lado lo establecido, es lgico que el criterio para adoptar infantes por parejas homosexuales es contrario a la verdad porque es alimentada por el relativismo, no es verdad que en esa nueva familia se le brinde valores como el amor, la verdad, la tolerancia, la justicia, etc.

    Por tanto, construir el objeto desde la subjetividad radical es un error, por-que desecha en un momento dado la verdad que pueda existir, y esa, es la que gua el comportamiento humano y social, luego no se debe desechar la verdad por querer imponer la de otros, que a final de cuentas no es la Verdad.

    Un argumento social a favor de la adopcin muestra que la Iglesia, la poltica, el derecho y la sociedad en general, dictan que las parejas homosexuales no puedan adoptar un infante, por razones que se desprende de sentimientos y pensamientos generados por la discriminacin hacia estas personas. Es as que la sociedad junto con las dems instituciones se cierra a poder dialogar y abrirse a aceptar las nuevas formas de convivencia. El valor de la igualdad que debe tener la sociedad y la tolerancia son ignorados y fomentan todo lo con-trario, al no prestar atencin ante esta realidad y necesidad. No se da cuenta que daa gravemente a los infantes, pues crecern en un mundo intolerante, haciendo que permanezcan las injusticias, haciendo menos a aquellos que le son diferentes.

    Los infantes con ideas y experiencias de desigualdad son los primeros y ms afectados. La sociedad debe permitir estas adopciones, pues es un signo de madurez humana. Una sociedad donde sus miembros saben respetarse y tratarse con igualdad, ser una sociedad sin discriminacin, lista para crear lazos de fraternidad fuertes y estables. Y la otra realidad social, es el aban-dono del nio, el desprecio por los nios que no son deseados. Estos nios son abundantes, hay demasiados nios olvidados por sus padres, y que esperan a una pareja que le puedan brindar un hogar. Hay parejas heterosexuales que no quieren formar una familia y mientras tanto hay nios desamparados, esta razn es de gran peso para que se le permita a la pareja homosexual poder adoptar un infante.

    Se distingue de este argumento, que la discriminacin sexual hacia estas parejas es real, no se puede negar ni ocultar que an existe esa intolerancia hacia esa tendencia sexual, y en eso la sociedad junto con sus instituciones deber atender y proponer medios para ir madurando en ese aspecto. La hu-manidad no puede vivir desde la discriminacin, promoviendo a un grupo que sea mejor que el otro.

    Pero no es la causa primera ni final de la adopcin de los infantes. Pues hay que mirar ante todo el bien de ellos, y no utilizarlos como medios para so-lucionar los graves errores que han existido en la convivencia humana. La discriminacin se ha de solucionar sin la necesidad de poner en peligro el bienestar de ellos.

    Si se apoyar esta idea y no resolvera la discriminacin, la intolerancia, los culpables seras ahora esos infantes que fueron incapaces desde su realidad solucionar semejante problema social. Sera totalmente injusto ponerlos ante la magnitud de la situacin.

    Ahora sobre los infantes abandonados, la adopcin no resuelve ese pro-blema social, el Estado con sus diferentes organismos y polticas, debe aten-der este aspecto, para que los adultos sean responsables, y muestren madurez ante esta situacin de abandono infantil. Si la adopcin fuera la solucin ante ese hecho injusto, hace mucho tiempo ya se hubiera finalizado, pero la reali-

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  • dad es que, aunque las parejas heterosexuales puedan desde hace aos poder adoptar, el desprecio y el no tener el deseo de formar a los nios se da cada vez con mayor frecuencia. Aceptar que la pareja homosexual adopte, es poner al infante como cosa.

    Se tiene que defender su estabilidad familiar desde antes, es decir prevenir esos embarazos no deseados, para evitar as que esos nios/as, que suelen ser los que son desechados como cosas, y adquiridos despus como cosas y no como personas, no sufran y no se les exponga por un deseo que suele ser en lo ms profundo, pero real un acto egosta. La adopcin en s misma no resuelve ese problema social.

    El argumento jurdico que favorece la adopcin de nios por parejas ho-mosexuales que por ejemplo en Argentina la ley contempla: El instituto de la adopcin se encuentra receptado en la legislacin argentina del artculo 311 al artculo 340 del Cdigo Civil. De acuerdo al artculo 315 del Cdigo Civil:Podr ser adoptante toda persona que rena los requisitos establecidos en este Cdigo cualquiera fuese su estado civil, debiendo acreditar de manera fehaciente e indubitable, residencia permanente en el pas por un perodo m-nimo de cinco aos anterior a la peticin de la guarda. No podrn adoptar: a) Quienes no hayan cumplido treinta aos de edad, salvo los cnyuges que tengan ms de tres aos de casados. An por debajo de ste trmino, podrn adoptar los cnyuges que acrediten la imposibilidad de tener hijos; b) Los ascendientes a sus descendientes; c) Un hermano a sus hermanos o medio hermanos (MarianeLa NoeL SangaLLi, 2015).

    En Colombia,Podr adoptar quien, siendo capaz, haya cumplido 25 aos de edad, tenga al artculo 68. Requisitos para adoptar:15 aos ms que el adoptable, y garantice idoneidad fsica, mental, moral y social suficiente para suministrar una fami-lia adecuada y estable al nio, nia o adolescente. Estas mismas calidades se exigirn a quienes adopten conjuntamente (Valencia, 2013).

    En Mxico, La Corte interpreta la constitucin en clave social y establece como conclusin de su fallo que:La existencia de matrimonios y familias con miembros homosexuales, ni impulsa ni prohbe, ni mucho menos excluye la continuacin y crecimiento de las familias heterosexuales. No se trata de destruir a la familia, sino de enriquecer su contenido, de reconocer su variedad, de hacer posible la unin de personas para cuidarse, quererse, protegerse y tener vida en comn, lo que es mucho mejor que negar el derecho a la integracin humana, y con ello, impulsar a los seres humanos a tener nios abandonados en la calle, que en Mxico se calculan en ms de cien mil, sufriendo marginacin, drogadiccin, insalubridad o explotacin sexual, en vez de que estn insertos en una fami-lia, y a desconocer la realidad en que vivimos (Valencia, 2013).

    Como oposicin ante estos sistemas jurdicos o constitucionales se puede expresar que son leyes que slo estn buscando los derechos de la pareja, y no aclaran como garantizar el bienestar psicolgico, moral de los adoptantes. Son leyes elaboradas sin una profunda reflexin, esto es evidente al no con-templar los derechos de los infantes y adolescentes, pues en ellos, su estabili-dad esta puesta en algunos documentos vlidos.

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  • Por ejemplo: El Instituto Interamericano del Nio, la Nia y Adolescentes ofrece tambin su perspectiva sobre qu es lo que constituye una familia pro-poniendo lo siguiente: ... Es un conjunto de personas que conviven bajo el mismo techo, organizadas en roles fijos (padre, madre, hermanos, etc.) con vnculos consanguneos o no, con un modo de existencia econmico y social comunes, con sentimientos afectivos que los unen y aglutinan. Naturalmente pasa por el nacimiento, luego crecimiento, multiplicacin, decadencia y tras-cendencia. A este proceso se le denomina ciclo vital de vida familiar. Tiene adems una finalidad: generar nuevos individuos a la sociedad.7 (Maria-neLa NoeL SangaLLi, 2015).

    Las leyes deben tomar en cuenta que es fundamental para el nio, que se le brinde la diferencia de gnero, es decir de roles en base al sexo para su forma-cion de identidad sexual, y como anteriormente el enunciado dice: la familia tiene la mision de generar nuevos individuos para la sociedad, esperando que ellos nios y nias se les haya dado una formacion integral para que su participacion en un futuro dentro de ella le brinde un desarrollo cultural es-table, basado en principios y valores que humanicen su sociedad.

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  • Conclusiones

    La adopcin de un nio por una pareja homosexual encuentra sus races en la ideologa de gnero. Un pensamiento que ha surgido dentro de un marco posmoderno, donde los valores, las instituciones, la verdad estn siendo rela-tivizadas. Se manejan desde una hipersubjetividad daando fuertemente la cultura, modificndola segn criterios poco confiables.

    Esta ideologa fuerte en voces, pero dbil en su estructura, busca modificar el concepto y vivencia de la familia tradicional. Por tanto responder a la pre-gunta si es justo, si es posible, si se debe apoyar a las parejas homosexuales a que adopten un infante, la respuesta seria no pueden, y no deben. Porque buscan primeramente satisfacer un deseo personal de fungir como padres o madres, pero no se toma en cuenta el deseo y el derecho del adoptado.

    No pueden porque va en contra de la naturaleza humana, pues en la familia tradicional se presentan los elementos necesarios para un desarrollo inte-gral, y porque la familia as entendida es ncleo de la sociedad, mismo que transformar la cultura, y la cultura siempre mira hacia la perfeccin de las personas. Luego una familia distinta a la que propicie esa perfeccin en la naturaleza humana no se le puede permitir.

    Tambin no debe porque, como ya se mencion, va en contra de los dere-chos del infante, entonces sera un acto jurdicamente injusto privarlo de una familia formada por una pareja heterosexual, y por tanto complementaria la cual le brindar armona y estabilidad, para que su desarrollo psicosocial sea sano y su identidad sexual no se vea perturbada y sepa distinguir claramente los roles del hombre y de la mujer, respetando ante todo las diferencias exis-tentes entre los dos sexos, pues si se puede decir algo positivo de la ideologa de gnero es la igualdad que propone, pero sta entendida desde la realidad de cada gnero, sino es as, su propuesta est daada, viciada y alterada.

    El infante adoptado aprender a vivir en un mundo diverso, en un mundo donde viven hombres y mujeres, que por su dignidad son iguales, pero que tienen diferencias significativas, que lejos de crear desigualdades, el infante formado en una familia heterosexual podr complementar esas diferencias anulndolas, haciendo de las interacciones entre individuos de diferente sexo, una real y verdadera convivencia humana basada en los ms altos valo-res humanos que dignifican y perfecciona la naturaleza humana.

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  • Bastin, G. (1972). Diccionario de psicologa sexual. Barcelona: Herder.

    Luo, A. R. (1984). TICA. Pamplona: EUNSA.

    MarianeLa NoeL SangaLLi, f. s. (05 DE 08 DE 2015). EL INTERS SUPE-RIOR DEL NIO EN LAS ADOPCIONES HOMOPARENTALES*.

    Psicopediahoy. (22 de 05 de 2006). Recursos de psicologa y educacion. Ob-tenido de http://psicopediahoy.com/etica-y-homosexualidad/

    Yale low school legal scholarship repository. (01 de 01 de 2009). SELA. Obtenido de Seminario de latinoamerica de teora constitucional y politica.

    Bibliografa

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  • El artculo comienza describiendo el acompaamiento pastoral que pide el Papa Francisco en Amoris Laetitia para el discernimiento e integracin en la vida de la Iglesia de las personas divorciadas y vueltas a casar. Propone despus las actitudes y estrategias del Counselling pastoral como herramien-tas eficaces para que del sacerdote pueda Acompaar (acogida), Discernir e Integrar (accin) la fragilidad.

    En cada una de las tres fases se describen primero las actitudes y tcnicas en general y despus se se aplican al acompaamiento concreto de las per-sonas divorciadas y vueltas a casar. En esta primera parte del artculo abor-daremos las primeras dos fases y en el prximo nmero propondremos los caminos de integracin para las personas divorciadas y vueltas a casar en la vida de la Iglesia.

    La Iglesia debe acompaar con atencin y cuidado a sus hijos ms frgiles, marcados por el amor herido y extraviado, dndoles de nuevo confianza y es-peranza, como la luz del faro de un puerto o de una antorcha llevada en medio de la gente para iluminar a quienes han perdido el rumbo o se encuentran en medio de la tempestad. No olvidemos que, a menudo, la tarea de la Iglesia se asemeja a la de un hospital de campaa (al 291).

    ACOMPAAR LA FRAGILIDADUna propuesta desde el Counselling Pastoralpara acompaar a las personas divorciadas yvueltas a casar (1 parte)

    Sumario

    Roberto Yenny GarcaEl autor es sacerdote diocesano, prroco y profesor del Seminario de Tampico. Licenciado en Teologa Moral por la Academia Alfonsiana (Roma), Maestro en Terapia Familiar por la Universidad Autnoma de Tamaulipas y Master en Relacin de Ayuda y Counselling por la Universidad Catlica de Valencia. Autor de Reconciliadores: Pequeo manual para confesores, Buena Prensa (2014).

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  • El 8 de abril de 2016 se public la exhortacin apostlica Amoris Laetitia (al) escrita por el Papa Francisco despus de los dos Snodos de los obispos sobre la familia 1. Muchas eran las expectativas entorno a la situacin de los ma-trimonios divorciados y vueltos a casar y su acceso a la comunin; y otros esperaban pronunciamientos y cambios en torno a la enseanza moral so-bre la homosexualidad y las uniones entre personas del mismo sexo. Aunque responder slo a ello no era el objetivo del Snodo, sin embargo, los medios alentaban a esperar grandes cambios.

    Algunos dicen que nada cambi. Otros decimos que, efectivamente la doc-trina sobre el matrimonio no cambi, sino que se reafirm con un nuevo lenguaje. Pero lo que si cambi es el nivel de exigencia a los pastores y a la comunidad eclesial a acompaar de un modo ms eficaz a las personas ho-mosexuales y a sus familias, as como a los matrimonios heridos, para ayu-darlos a discernir su situacin particular y as poder ayudarlos a integrarse lo ms posible a la vida eclesial.

    El papa ofrece en su exhortacin una visin actualizada de la teologa del matrimonio y la familia; de la maravilla del amor y el placer en el matrimonio; el regalo de los hijos y la generosidad de los que adoptan; el testimonio de tantas familias que viven la alegra del amor. Se rechaza la discriminacin y violencia contra la mujer; se defiende el derecho y deber de los paps a la educacin sexual de sus hijos; se menciona el tema de la homosexualidad y de las uniones entre personas del mismo sexo; se denuncia la explotacin sexual. Y en el captulo 8, el ms delicado, el papa pide a toda la Iglesia a acompaar, discernir e integrar la fragilidad de las personas y los matrimonios que estn en una situacin existencial donde requieren ser acogidos en la lgica de la misericordia, especialmente los que se han divorciado y vuelto a casar por el civil: los divorciados en nueva unin () pueden encontrarse en situaciones muy diferentes, que no han de ser catalogadas o encerradas en afirmaciones demasiado rgidas sin dejar lugar a un adecuado discernimiento personal y pastoral (al 298).

    El Papa no dice en ningn momento que todos los divorciados vueltos a casar por el civil puedan casarse de nuevo por la Iglesia o comulgar sin ms. No se ha creado una nueva normativa general de tipo cannica, aplicable a todos los casos. Solo cabe un nuevo aliento a un responsable discernimiento pastoral de los casos particulares (al 300).

    Lo que s se fundamenta y declara de manera rotunda es la obligacin de la Iglesia de acompaar a los que se han divorciado y se han vuelto a casar civilmente, y caso por caso, discernir el grado de integracin en la vida de la parroquia y los sacramentos: su participacin puede expresarse en diferen-tes servicios eclesiales: es necesario, por ello, discernir cules de las diversas formas de exclusin actualmente practicadas en el mbito litrgico, pastoral, educativo e institucional pueden ser superadas (al 299).

    Recuerda que los sacerdotes tienen la tarea de acompaar a las personas interesadas en el camino del discernimiento de acuerdo a la enseanza de la Iglesia y las orientaciones del Obispo (al 300). La conversacin con el sacerdote, en el fuero interno, contribuye a la formacin de un juicio correcto sobre aquello que obstaculiza la posibilidad de una participacin ms plena en la vida de la Iglesia y sobre los pasos que pueden favorecerla y hacerla cre-cer (al 300).

    1. La exhortacin apostlica Amoris laetitia

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  • Pide tambin que los obispos y sacerdotes evitemos el rigorismo y el legalismo, as como poner atencin a al-gunos fieles empeados en marginar a otras personas, ayudndoles a asumir la lgica de la compasin con los frgiles y a evitar persecuciones o juicios demasiado du-ros o impacientes (al 308). Nadie puede ser condenado para siempre, porque esa no es la lgica del Evangelio. No me refiero slo a los divorciados en nueva unin sino a todos, en cualquier situacin en que se encuentren (al 279). Deben terminar las condenas automticas: La Igle-sia posee una slida reflexin acerca de los condiciona-mientos y circunstancias atenuantes. Por eso, ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situacin as llamada irregular viven en una situacin de pecado mortal, privados de la gracia santificante (al 301).

    Y despus exhorta vivamente: Invito a los pastores a escuchar con afecto y serenidad, con el deseo sincero de entrar en el corazn del drama de las personas y de com-prender su punto de vista, para ayudarles a vivir mejor y a reconocer su propio lugar en la Iglesia (al 312).

    Menuda tarea nos ha recordado el Papa: debemos acompaar de una manera especial a las familias heri-das, a los matrimonios en conflicto, a los divorciados y vueltos a casar: escucharlos con empata, evitar juicios condenatorios, ser autnticos con ellos, ayudarles a dis-cernir su situacin y sus posibilidades de insercin y par-ticipacin en la vida eclesial y sacramental. Iniciarlos a la accin y animarlos en su camino de vida cristiana. Para esta misin pastoral, ofrecemos en este artculo, una he-rramienta muy valiosa para ello: el modelo de counselling pastoral centrado en la persona, cuyas tres fases: acoger, discernir y actuar se convierten en un medio para reali-zar lo que el papa nos pide: acompaar (acoger), discernir e integrar (actuar) la fragilidad.

    2. El counselling pastoral: un instrumento para el acompaamiento

    dote est llamado a vivir para los dems y acompaar a sus hermanos en su camino de fe y de vida cristiana (1Pe 5,2; Hch 20,28; Mt 18,15-18). Los sacerdotes son en las comunidades cristianas compaeros de camino que nos abordan como Jess a los discpulos de Emas (Lc 24,17) y nos preguntan sobre aquello que nos angustia o entristece. O estn all para que, como Nicodemo (Jn 3,1-21), acudamos a aclarar nuestras ideas y a verificar nuestro rumbo.

    Esto supone del sacerdote un reconocimiento de sus propias fuerzas, pero tambin de sus propias limitacio-nes. Al tratarse de problemticas complejas, el sacer-dote se descubre no pocas veces limitado en cuanto a herramientas y estrategias para el dilogo y la relacin de ayuda eficaz. Se llega a reconocer rebasado por los problemas de los feligreses y no saber qu ms hacer o decir. Y por su parte, los fieles no siempre encuentran en el dilogo con el sacerdote o los agentes de pastoral la ayuda y estmulo adecuados para reconocer sus propias capacidades, gestionar sus recursos, responsabilizarse y salir adelante de sus dificultades. Por el contrario, reci-ben muchas veces consejos bien intencionados pero in-eficaces, sumamente directivos y moralizantes.

    Muchos sacerdotes han recibido una formacin hu-mana y cristiana que los hace confiables para acompa-ar a sus hermanos y algunos de ellos poseen habilidades naturales para escuchar y aconsejar; facilidad para em-patizar y acoger con un corazn abierto a otras personas. Pero es importante que el sacerdote desarrolle sus habi-lidades y adquiera un conocimiento cada vez ms eficaz para ejercitarse en ese arte del acompaamiento.

    Ciertamente la direccin espiritual ha estado presente durante siglos en la vida de la Iglesia y ha dado maravillo-sos frutos, pero cuando las limitaciones del tiempo y del nmero de sacerdotes no permiten a muchos fieles tener a su alcance un director espiritual, es en una consulta ms ocasional y breve que recurren al sacerdote para pe-dir orientacin y consejo sobre alguna problemtica en especial.

    Gracias al desarrollo de la psicologa y otras formas de psicoterapia, en los ltimos aos han surgido otras for-mas de relacin pastoral de ayuda, diferentes a la direc-cin espiritual. Una de ellas es el Counselling pastoral, que poco a poco se ha convertido en una herramienta muy valiosa para el acompaamiento 2. Como dice Ber-mejo, J. (1993, p.12): la relacin pastoral de ayuda pre-tende colaborar a aumentar esta especializacin de cara a una asistencia ms cualificada y competente a los que sufren.

    En general podramos decir que el counselling 3 es una forma de acompaamiento pastoral que, basndose en competencias relacionales y comunicativas, y con una clara referencia la visin cristiana de la persona y del mundo, acompaa la persona en los momentos crticos de su existencia: prdida del trabajo, situaciones familia-res complejas, enfermedad, etc. (Marchica, 2012).

    En la Exhortacin apostlica Evangelii gaudium del papa Francisco sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual se afirma: En este mundo los ministros ordenados y los dems agentes pastorales pueden hacer presente la fragancia de la presencia cercana de Jess y su mirada personal. La Iglesia tendr que iniciar a sus hermanos sacerdotes, religiosos y laicos en este arte del acompaamiento, para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex 3,5). Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sa-nador de projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasin pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana (eg 169).

    En medio de la confusin moral, los dolores de la cada y la necesidad de apoyo que viven las personas, el sacer-dote puede ser un referente, un apoyo incondicional, un acompaante. A imagen de Jess Buen Pastor, el sacer-

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  • El objetivo del counselling pastoral es conducir a la persona a ser autnoma en la gestin de su propia vida, a fortalecerse para afrontar los momentos di-fciles, a orientarse mejor en el proceso del crecimiento humano y espiritual, esto contando siempre con la ayuda y la gracia de Dios (Brusco 2009). 4

    El adjetivo pastoral, hace que la relacin de ayuda o counselling se en-tienda en referencia a la misin evangelizadora de la Iglesia, que prolonga las actitudes, preocupaciones y actuaciones de Jess, Buen Pastor. l ha venido para que los hombres tengamos vida en abundancia (Jn 10,10) y, en el segui-miento de Jess, el creyente es acompaado en sus luchas, sus dudas, sus crisis vitales para responder a la llamada de Dios y caminar hacia una vida plena.

    Como se ha dicho, el objetivo del counselling pastoral es conducir a la persona a ser autnoma en la gestin de su propia vida, a fortalecerse para afrontar los momentos difciles y a orientarse mejor en el proceso del crecimiento hu-mano y espiritual (Brusco, 2009). Y el proceso inicia desde la iniciativa y la disposicin que el counsellor tiene para ofrecer la relacin de ayuda: la visita breve a un enfermo en su casa u hospital, la disposicin despus de la misa dominical para agendar una cita para el da siguiente, y otras muchas oportu-nidades se presentan en la vida ministerial para ofrecer este servicio.

    En el ministerio de Jess la disponibilidad e iniciativa es muy clara. Jess recorra todas las ciudades y aldeas (Lc 9, 35-36), visitaba las sinagogas (Lc 4, 14ss), los lugares pblicos (Jn 5, 2ss) y los hogares (Lc 14,1ss) para llevar la Buena Noticia del Reino. Se pone a caminar con los discpulos de Emas (Lc 24, 13-15) e inicia la conversacin con la mujer samaritana (Jn 4, 6-7).

    As, iniciado ya el encuentro de counselling pastoral, empieza a desarrollarse un proceso que, siguiendo a Brusco, A. (2009) dividimos en tres las fases: la acogida, el discernimiento y la accin. Y cada una de estas fases ir pidiendo del counsellor el despliegue de actitudes y destrezas relacionales para ir lo-grando objetivos sucesivos.

    3. Las fases del proceso de acompaamiento

    1 La investigacin, prctica y enseanza del counselling pastoral est cada vez ms desarrollada en el mundo anglosajn (Stone, 2001), mientras que en los pases de habla hispana la literatura y formacin que encontramos es mucho ms modesta. Son algunos ejemplos: Giordani, B. (1992); Bermejo, J.C. (1993); Szentmrtoni, M. (2003); Zaracho, R. (2007); Montalt, E. (2010). Dos Universidades ofrecen el Mster en relacin de ayuda counselling: la Universidad Catlica de Valencia y la Universidad Ramn Lull, sin embargo no se trata especficamente de counselling pastoral.

    3 El trmino counselling deriva del verbo ingls to counsel, que podra traducirse en espaol por aconsejar. Sin embargo la connotacin de la palabra en espaol consejo no es la ms apropiada, pues puede suponer cierta pasividad por parte de quien solicita ayuda (Marchica, 2012). En la bibliografa en espaol la palabra counselling es casi sinnimo de relacin de ayuda (Bermejo, 2011), y as lo haremos en estas reflexiones.

    4 Dice Bermejo (2011, p.10) El ayudante o counsellor (asesor, consejero), acompaa al otro a clarificar cuanto vive, a identificar los recursos con los que cuenta, a movilizarlos y a comprometerse activamente en el afrontamiento de las dificultades.

    FASE META

    1 Acogida A travs de la aceptacin incondicional, la escucha activa y la comprensin emptica se busca crear una relacin interpersonal autenntica donde la persona se siente acogida, comprendida, respetada y amada.

    2 Discernimiento Con la personalizacin y la confrontacin se ayuda a la persona a reconocer el problema como propio, asumir su responsabilidad y descubrir (discernir) en qu direc-cin conviene moverse para superar sus dificultades.

    3 Accin La persona es animada y apoyada a determinar las alternativas, definir metas y concretizar los pasos que ir dando progresivamente hacia la superacin y el crecimiento como persona y como cristiano.

    Dividir en fases el proceso no debe quitar la espontaneidad y naturalidad al dilogo. Tampoco se pretende que en cada encuentro se realicen todas las fa-ses, o que en cualquier momento de una conversacin pudiera determinarse en qu fase del proceso exactamente se encuentran. Ms bien, el esquema presentado es para el counsellor la brjula que le dar sentido a su manera de proceder en cada momento de la relacin de ayuda, con la flexibilidad y la creatividad que se requiera.

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  • Aplicaremos ahora las mencionadas fases del proceso a lo que sera al acompaamiento a las personas y pare-jas que se encuentran en una situacin existencial que requiere un acompaamiento para ser escuchado, dis-cernir su situacin y responsabilidad y progresivamente integrarse lo ms plenamente posible en la comunidad eclesial.

    4. Acompaar (acogida), Discernir e Integrar (accin) la fragilidad

    4.1 primera fase:acoger (acompaar) la fragilidad

    a) la aceptacin incondicional

    b) la escucha activa

    El objetivo de esta primera fase es crear una relacin in-terpersonal autntica en la que la persona necesitada de ayuda se sienta acogida, tomada en consideracin, com-prendida, respetada, amada. El vnculo que logra estable-cerse entre el counsellor y el ayudado ser el motor en el dinamismo del proceso.

    El counsellor transmite la acogida a la persona por me-dio de un conjunto de condiciones. La primera de ellas es un espacio adecuado: no ayuda en nada un lugar rui-doso o donde hay otras personas que pueden escuchar fcilmente; donde hace un calor insoportable o detrs de un escritorio que marca una distancia. Hay que procurar que en el lugar del encuentro haya silencio y privacidad, donde la distancia entre el counsellor y el ayudado no sea ni invasiva ni evasiva.

    Pero, sobre todo, es con las siguientes actitudes y des-trezas relacionales que se desarrolla esta primera fase del proceso: aceptacin incondicional, escucha activa, com-prensin emptica y autenticidad.

    El counsellor refleja esta aceptacin de Dios cuando acoge a la persona reconociendo su valor infinito frente a l. Cuando con una actitud y una mirada comprensiva le hace sentir a la persona la aceptacin incondicional de Dios que nos ama, no por nuestros mritos, sino por su bondad. No tenemos que portarnos bien para que nos ame, ni nosotros podemos hacer nada para que l deje de amarnos (Rom 8, 35. 37-39).

    El amor del Padre manifestado a nosotros en Jess se tradujo en una aceptacin incondicional de todas las personas: nios y adultos, mujeres y hombres, judos y no judos, justos y pecadores (Gal 3, 23-28). Dios acoge in-condicionalmente a la mujer pecadora que arrepentida lava y perfuma sus pies (Lc 7, 36-50), y tambin a sus dis-cpulos a quines eligi, no por sus mritos y virtudes, sino porque l quiso (Mc 3,13). Dios nos acoge incondicio-nalmente como al hijo que regresa a su casa paterna: nos abraza y nos cubre de besos. Rebasa nuestras expectati-vas de misericordia y de aceptacin (Lc 15, 17-24).

    Una saludo amable, un gesto de cortesa, una sonrisa, una mirada suave Todo eso ayuda para que el counsellor comunique un respeto profundo y un inters por la per-sona, de manera que sta se sienta libre de ser ella misma, apreciada y confiada de que sus palabras no lo llevarn a la condena, sino a la comprensin (Yenny, 2013).

    Esta aceptacin incondicional implica al menos tres elementos ms.

    1. La ausencia de algn juicio moralizante respecto a la aparecia, antecedentes o el contexto existencial de la persona. De manera que la persona se siente aceptada y respetada independientemente de su comportamiento, su pasado, o su situacion actual.

    2. La conviccin del gran valor de su persona, de la existencia de recursos o capacidades en ella que tal vez estn oxidados, atrofiados o no los ha descu-bierto, pero que Dios ha sembrado en ella y que de-bemos facilitar que emerjan.

    3. La aceptacin y respeto de los pensamientos que la persona vaya expresando durante el dilogo, aun-que no coincidan con los propios o nuestra escala de valores. As mismo, la aceptacin de los senti-mientos que la persona expresa, sin calificarlos como inadecuados incorrectos, o bien, evitando minimizarlos o censurarlos.

    Uno de los principios ms importantes y difciles de todo dilogo pastoral es saber escuchar (Szentmartoni, 2003). La escucha activa significa escuchar y entender la comu-nicacin desde el punto de vista del que habla. Escuchar no slo lo que la persona est expresando directamente, sino tambin los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se est diciendo.

    Algunos elementos que facilitan la escucha activa son: a. La disposicin interior: prepararse interiormente

    para escuchar. Una pequea oracin antes de reci-bir a la persona para tomar conciencia de nuestra ser colaboradores del Espritu. Hacer consciente el propio estado interior y acallarlo un momento para poder centrarse en el otro.

    b. Observar al otro: identificar sus gestos lenguaje no verbal, atender el contenido de lo que dice y leer los sentimientos y emociones latentes.

    c. Reflejar al otro: hacerle ver que lo estamos escu-chando, con expresiones como: ya veo, aj, en-tiendo, etc. y de manera no verbal: contacto visual, gestos, inclinacin del cuerpo, etc.

    Por otro lado, hay que evitar algunos errores comunes: no poner atencin al lenguaje corporal, distraerse con objetos del entorno, interrumpir para ofrecer soluciones prematuramente; minimizar lo que el otro est sintiendo o contar la propia historia cuando el otro necesita hablar; evitar el sndrome del experto que ya tiene las respues-tas antes que el otro termine de hablar, etc. (Yenny, 2013).

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  • c) la empata

    Es la capacidad de comprender y de transmitir comprensin de los pensa-mientos, emociones y significados del otro. El counsellor est llamado a hacer un esfuerzo por ponerse en los zapatos de quien le est abriendo el cora-zn, contando su historia, revelndole sus sentimientos y compartiendo sus pensamientos.

    Jess nos da un excelente ejemplo de empata en diferentes momentos de su vida: se conmueve con aquella mujer viuda cuyo hijo nico iba a ser ente-rrado, logra comprender la profunda tristeza de aquella mujer y el significado de la prdida de su hijo y acta en consecuencia (Lc 7, 11-15). Jess descubre lo que hay en la mente y el corazn de los hombres (Mc 2, 8; Mt 22, 18; Jn 2, 25) y desde all se relaciona con ellos.

    De acuerdo con Brusco, A. (2009), el comportamiento emptico implica tres condiciones:

    1. la capacidad de situarse en el punto de vista del otro (poniendo entre parntesis aunque slo sea temporalmente los propios sentimien-tos, opiniones, creencias y gustos);

    2. la comprensin del counsellor de la vivencia del otro como si fuese suya, manteniendo por consiguiente una distancia afectiva suficiente y necesaria para garantizar objetividad a su valoracin de la situacin;

    3. la auto aceptacin del counsellor pastoral de su vulnerabilidad, es decir, de que l mismo es susceptible de ser herido de alguna manera por la vivencia del interlocutor, exponindose al riesgo de ser tocado por sus heridas. Esto pide la prevencin para evitar el propio agotamiento psi-colgico (burn out) que resulta inevitable cuando la implicacin emotiva es excesiva y no se toman las medidas de precaucin suficientes.

    Adems de comprender la vivencia del ayudado, es importante que el coun-sellor transmita dicha comprensin; es a lo que llamamos respuesta emp-tica.

    Lo que distingue a la respuesta emptica del resto de respuestas 5 que se suelen dar, es que aquella no se detiene a juzgar el contenido de la comunica-cin del interlocutor, no hace interpretaciones, no pretende analizar y ofrecer soluciones inmediatas. nicamente se centra en el t del interlocutor y le muestra como en un espejo cuanto ha comunicado: en trminos de conte-nido y de sentimientos. Y para transmitir la propia comprensin al ayudado el principal instrumento tcnico con que cuenta el counsellor es la reformu-lacin (Brusco, 2009).

    De acuerdo con Bermejo, J. (2011) estn diferentes tipos de reformulacin: a. la reiteracin: consiste en devolver al ayudado en pocas palabras las cla-

    ves de cuando l viene comunicando de manera que experimente que est haciendo seguido en su discurso;

    b. la dilucidacin: el counsellor pone orden en lo que el ayudado expone y se lo devuelve con ms claridad, de modo que el ayudado haga ms ma-nejable lo expuesto y se responsabilice a afrontarlo

    c. devolver el fondo emotivo: el counsellor ayuda a poner nombre a los senti-mientos y emociones expresadas por la persona, lo que equivale a ayu-darle a limpiar una herida del corazn;

    d. y otros tipos de reformulacin como repetir, asentir con monoslabos, reflejar con la mirada o la mmica facial, etc.

    Es as como: a) la actitud de aceptacin incondicional, b) las destrezas de la escucha activa y c) la empata, permiten la acogida de la persona y su mundo, de su narracin y su problemtica.

    5 Moralizantes, interpretativas, consoladoras,

    investigadoras solucionadoras, que en opinin

    de Bermejo, J.C. (2011) debemos desaprender.

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  • d) la autenticidad

    Existe adems una actitud ms que cultivar y hacer operativa en esta primera fase: la autenticidad. Segn Brusco, A. (2009) es la capacidad de ser uno mismo en el mbito del encuentro. Implica una congruencia entre lo que el counsellor piensa o siente y lo que comunica a la persona ayudada.

    La autenticidad se verifica: A nivel personal, cuando se acepta como propio cualquier

    sentimiento que surge dentro de s, llevando acabo de ese modo una integracin entre la experiencia y la conciencia

    A nivel interpersonal: cuando el counsellor se muestra dispuesto y libre de comunicar al otro su propio es-tado de nimo, realizando as una integracin entre experiencia y comunicacin.

    Por el contrario, la falta de autenticidad se manifiesta en la incoherencia entre lenguaje verbal y no verbal y con-fianza y malestar que se traduce en incapacidad escucha y en imposibilidad de participacin.

    Jess es un claro ejemplo de autenticidad: se muestra muy libre para hacer el que es y expresar lo que piensa y lo que siente. Es capaz de manifestar enojo frente a la cerrazn de los fariseos (Mc 3, 5) y su inconformidad ante quien lo abofetea sin razn (Jn 18,23). Expresa su enojo frente a los vendedores del templo (Mc 11, 15-18) y su per-plejidad frente a la incredulidad de sus contemporneos (Lc 7, 31-35).

    Apliquemos ahora estas actitudes y destrezas en el en-cuentro con personas divorciadas y vueltas a casar (en adelante pdvc).

    Muchas veces el primer encuentro se da cuando piden el bautismo para uno de sus hijos, la inscripcin al ca-tecismo o para la primera comunin, la confirmacin o para ser padrinos en algn sacramento; o bien cuando se les llama a participar en alguna actividad o apostolado. Es en estas ocasiones cuando el pastor y las pdvc estn cara a cara y en donde la acogida incondicional es una exigencia.

    Hay que aprovechar todo encuentro casual con ellos para hacerles sentir la preocupacin por su integracin en la comunidad eclesial y darles signos claros de acepta-cin incondicional, acogida e invitacin.

    Supongamos que hemos tenido la oportunidad de co-nocer una pareja de pdvc y los hemos citado para ha-blar ms extensamente sobre el tema; es normal que esa primera entrevista sea un poco incmoda para las pdvc y por lo mismo no sea muy abierta, sin embargo, esperemos tambin aquellos casos donde estas personas abrirn su corazn y primero buscarn desahogarse y desearn encontrar comprensin. Es aqu donde la acep-tacin incondicional, la escucha activa, la comprensin emptica y la autenticidad sern la clave.

    As lo deca la comisin episcopal para la familia en Francia (1974): Debemos estar atentos a lo que expresan acerca de su situacin, vida familiar, trabajo, compromi-sos No se trata de una tctica para captar su simpata, sino de una actitud pastoral necesaria.

    En su carta pastoral (1993) los obispos alemanes del Rhin Superior reflexionan: La manera como las perso-nas que han visto quebrarse su matrimonio sobrellevan su destino personal, escapa la mayora de las veces a la opinin pblica. () no se debera olvidar la degrada-cin del sentimiento del propio valor, el estremecimiento existencial que se expresa en la angustia, la soledad, el sentimiento de culpabilidad, el temor de la privacin, las depresiones y la falta de confianza en s; del mismo modo que no se deberan olvidar las heridas en lo ms profundo del alma.

    Son sobre todo los hijos los que sufren las consecuen-cias negativas del divorcio. Con frecuencia son ellos los que, despus de un divorcio o una separacin, sienten con ms dolor la ausencia de uno u otro de sus padres. Tales experiencias, sobre todo cuando no son tratadas por psiclogos, a menudo ejercen influencia en el futuro sobre su propia concepcin del matrimonio.

    A veces los divorciados vueltos a casar constatan tam-bin que los miembros de su propia familia toman dis-tancia de ellos. Ya no se sienten comprendidos por la comunidad y tienen la impresin de ser dejados solos frente a sus problemas. Es la razn por la que a menudo creen que ya no hay lugar para ellos dentro de la Iglesia. Por otra parte, a causa de su propia historia, tienen difi-cultades para aceptar las leyes de la Iglesia sobre el ma-trimonio cristiano. Los catlicos que se casan con una persona divorciada sienten an ms la actitud de la Igle-sia como una dureza incomprensible. Muchos de entre ellos estiman tambin que son castigados por la ruptura del primer matrimonio de su pareja.

    Estamos entonces frente a personas y matrimonios que requieren de los pastores escucha atenta, comprensin, aceptacin incondicional, misericordia.

    Y como deca la citada comisin episcopal francesa para la fmailia (1974) aunque su situacin personal est re-probada por la Iglesia, viven probablemente un amor ma-duro actualmente fiel, verdadero, durable: una segunda fidelidad que con frecuencia se ha hecho ms humilde y ms segura por la primera experiencia, desgraciada, fra-casada () es un deber habitual de los pastores ayudar a descubrir y a celebrar la presencia activa de Dios en las realidades de la vida; con mayor razn cuando se trata de esos cristianos que se sentiran muy tentados a creerse abandonados y rechazados.

    Este primer encuentro puede tener varias consecuen-cias. Puede ser que no haya ningn encuentro posterior y que all acabe todo. No creamos que perdimos el tiempo, tal vez hayamos al menos sentado las bases para un fu-

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  • turo e impredecible acercamiento mayor. Y en el mejor de los casos habremos logrado que esas personas se hayan sentido acogidas por Dios, escuchadas y hasta alguna vez liberadas de una carga que tal vez llevaban de ms.

    4.2 Segunda fase:Discernir la fragilidad

    b) la confrontancin

    a) la personalizacin

    El objetivo de esta segunda fase es que la persona sea acompaada a descubrir (discernir) las causas del con-flicto, a reconocer el problema como propio, como algo que forma parte de su vida y de lo debe asumir la respon-sabilidad, y a pensar en qu direccin conviene moverse para superar sus dificultades (Brusco, 2009). Es en el dis-cernimiento donde el ayudado realiza la bsqueda de la volunad de Dios despus de haber sido confrontado con sus propios valores y los representados y comunicados por el counsellor pastoral. Es ah donde la propia situa-cin del ayudado, marcado por el sufrimiento y la angus-tia, se encuentra con la experiencia de un Dios que le ama y con el mensaje que es transmitido por counsellor en el nombre del Seor (Bermejo, 1993).

    A lo largo de esta fase, adems de las actitudes y des-trezas relaciones de la fase de acogida (aceptacin in-condicional, escucha activa, comprensin emptica, autenticidad) el counsellor pastoral est llamado a poner en prctica: a) la personalizacin y b) la confrontacin.

    Segn Bermejo, J. (2011) con esta intervencin el counse-llor pretende acompaar al ayudado a tomar conciencia de lo que le est sucediendo, de su significado, de su res-ponsabilidad en el afrontamiento y del objetivo que pre-tende conseguir. En el fondo se trata de que el ayudado tome conciencia de que el problema, aunque tenga sus causas fuera o sea producido por un tercero , es suyo. Es decir el ayudado debera llegar a reconocer: tengo este problema, esta o aquella es mi responsabilidad, esto o aquello deseo hacer, esto aquello puedo hacer. Yo soy el protagonista, el dueo de mi problema y de mis posibi-lidades.

    Como dice Giordani, B. (1992), la personalizacin es una intervencin con la que el counsellor procura que la persona supere la tendencia comn a atribuir a los de-ms la responsabilidad de lo que ha sucedido. Se trata de una tendencia muchas veces egosta, a veces injusta y siempre intil y estril. La nica ayuda que el counse-llor puede prestar a la persona para que supere una difi-cultad, consiste en llevarla a comprometerse en primera persona a hacer cuanto le corresponde para mejorar la situacin y disponerse a aceptar con generosidad aquello que no puede cambiar.

    La confrontacin consiste en colocar al ayudad