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5/12/2018 Zooarqueologia-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/zooarqueologia 1/7 18 DESDE LA PATAGONIA DIFUNDIENDO SABERES - VOL. 6 - Nº 9- 2009 ISSN 1668-8848 Los restos de fauna de los depósitos arqueológicos El imaginario popular asocia a la arqueología con la búsqueda de ciudades perdidas, el rescate de nau- fragios o la recuperación de tesoros. Una concepción más realista y acorde con su carácter científico la vin- cula con la interpretación de los restos materiales que derivan de la vida humana -tales como antiguos edifi- cios o viviendas, útiles de piedra o metal, recipientes de arcilla o cualquier otro vestigio. Un aspecto que muchas veces queda relegado a un segundo plano son los restos que constituyen el registro zooarqueológico. Los arqueólogos denominamos re- gistro zooarqueológico a todos aquellos restos de ani- males asociados a contextos en los que predominan los desechos derivados de la actividad humana. Este registro incluye huesos, cueros, pelos, plumas, cásca- ras de huevos y otros restos asignables a especies ani- males actuales o extintas, que pueden estar presentes debido a la caza, procesamiento y/o consumo de ali- mentos de origen animal por parte de poblaciones humanas, a la muerte natural de un animal en ese lugar, o al transporte de los restos por algún carnívoro para posteriormente alimentarse de ellos. Esta defini- ción implica que muchas veces se mezclen restos de distintos orígenes y diferentes edades, conformando lo que llamamos palimpsestos. Es por eso que una de las más importantes tareas de los arqueólogos es desen- trañar cuáles de estos vestigios se derivan de la activi- dad humana (como la caza o las diversas tareas in- cluidas en el proceso culinario, la manufactura de ves- timentas o la confección de herramientas) y luego com- prender lo que implican en función de las preguntas de investigación. Lo importante es que, independiente- mente de su origen, todos los restos zooarqueológicos brindan información importante para comprender mejor diversos aspectos de la vida de las sociedades que nos precedieron en el tiempo, entre ellos la histo- ria de las relaciones entre los humanos y la fauna en distintos lugares del planeta. Debido a esto, el registro zooarqueológico forma parte del patrimonio cultural de una localidad, una región o un país. Como consti- tuyen un bien común a toda la sociedad, estos restos deben ser identificados, protegidos, conservados y va- lorizados. La provincia de Santa Cruz posee un registro zooarqueológico rico y abundante, que ha permitido conocer diversos aspectos relativos a las interacciones entre la fauna y las poblaciones humanas a lo largo de los miles de años de historia que abarca el poblamiento de la región. A través de los relatos de los cronistas y viajeros que visitaron el sur de la Patagonia desde el siglo XVI, tenemos algunas referencias acerca de la forma en que las poblaciones nativas se relacio- naban con la fauna en tiempos relativamente recien- tes. Sin embargo, si queremos comprender lo que su- cedía hace más tiempo, es necesario recurrir al regis- tro arqueológico, específicamente a lo que denomina- mos registro zooarqueológico. La información que brin- dan los relatos históricos no puede extenderse al pa- sado más lejano por dos razones. En primer lugar, el poblamiento humano temprano de la Patagonia co- menzó hace unos 13.000 años. Por lo tanto, no po-  ZOOARQUEOLOGÍA Y PATRIMONIO EN LA COSTA DEL SUR DE LA PATAGONIA Isabel Cruz, A. Sebastián Muñoz y M. Soledad Caracotche Los huesos recuperados en depósitos arqueológicos costeros del sur de la Patagonia Los huesos recuperados en depósitos arqueológicos costeros del sur de la Patagonia Los huesos recuperados en depósitos arqueológicos costeros del sur de la Patagonia Los huesos recuperados en depósitos arqueológicos costeros del sur de la Patagonia Los huesos recuperados en depósitos arqueológicos costeros del sur de la Patagonia continental nos permiten abordar algunos aspectos de las interacciones entre continental nos permiten abordar algunos aspectos de las interacciones entre continental nos permiten abordar algunos aspectos de las interacciones entre continental nos permiten abordar algunos aspectos de las interacciones entre continental nos permiten abordar algunos aspectos de las interacciones entre humanos y fauna durante los últimos miles de años. humanos y fauna durante los últimos miles de años. humanos y fauna durante los últimos miles de años. humanos y fauna durante los últimos miles de años. humanos y fauna durante los últimos miles de años. Palabras clave: zooarqueología, Patagonia, costa marina, patrimonio cultural. Isabel Cruz Dra. en Arqueología, Univ. de Buenos Aires (UBA),  Argentina. Docente-Investigadora U. A. Río Gallegos, Univ. Nac. de la Patagonia Austral, Argentina. [email protected]  A. Sebastián Muñoz Dr. en Arqueología, UBA. Investigador Adjunto CONICET. Laboratorio de Zooarqueología y Tafonomía de Zonas Áridas, CONICET - Museo de Antropología, Univ. Nac. de Córdoba, Argentina. [email protected] M. Soledad Caracotche Lic. en Ciencias Antropológicas, orientación  Arqueología, UBA.  A cargo de Manejo y Conservación del Patrimonio Cultural en la Delegación Regional Patagonia,  Administración de Parques Nacionales, Argentina. [email protected] Recibido:17/02/2009. Aceptado: 29/07/2009.

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DESDE LA PATAGONIA DIFUNDIENDO SABERES - VOL. 6 - Nº 9- 2009 ISSN 1668-8848

Los restos de fauna de los depósitosarqueológicos

El imaginario popular asocia a la arqueología conla búsqueda de ciudades perdidas, el rescate de nau-fragios o la recuperación de tesoros. Una concepciónmás realista y acorde con su carácter científico la vin-cula con la interpretación de los restos materiales que

derivan de la vida humana -tales como antiguos edifi-cios o viviendas, útiles de piedra o metal, recipientesde arcilla o cualquier otro vestigio. Un aspecto quemuchas veces queda relegado a un segundo planoson los restos que constituyen el registrozooarqueológico. Los arqueólogos denominamos re-gistro zooarqueológico a todos aquellos restos de ani-males asociados a contextos en los que predominanlos desechos derivados de la actividad humana. Esteregistro incluye huesos, cueros, pelos, plumas, cásca-ras de huevos y otros restos asignables a especies ani-

males actuales o extintas, que pueden estar presentesdebido a la caza, procesamiento y/o consumo de ali-mentos de origen animal por parte de poblacioneshumanas, a la muerte natural de un animal en eselugar, o al transporte de los restos por algún carnívoropara posteriormente alimentarse de ellos. Esta defini-ción implica que muchas veces se mezclen restos de

distintos orígenes y diferentes edades, conformando loque llamamos palimpsestos. Es por eso que una de lasmás importantes tareas de los arqueólogos es desen-trañar cuáles de estos vestigios se derivan de la activi-dad humana (como la caza o las diversas tareas in-cluidas en el proceso culinario, la manufactura de ves-timentas o la confección de herramientas) y luego com-prender lo que implican en función de las preguntasde investigación. Lo importante es que, independiente-mente de su origen, todos los restos zooarqueológicosbrindan información importante para comprender mejor diversos aspectos de la vida de las sociedadesque nos precedieron en el tiempo, entre ellos la histo-ria de las relaciones entre los humanos y la fauna endistintos lugares del planeta. Debido a esto, el registrozooarqueológico forma parte del patrimonio culturalde una localidad, una región o un país. Como consti-tuyen un bien común a toda la sociedad, estos restosdeben ser identificados, protegidos, conservados y va-lorizados.

La provincia de Santa Cruz posee un registrozooarqueológico rico y abundante, que ha permitidoconocer diversos aspectos relativos a las interaccionesentre la fauna y las poblaciones humanas a lo largode los miles de años de historia que abarca elpoblamiento de la región. A través de los relatos de loscronistas y viajeros que visitaron el sur de la Patagoniadesde el siglo XVI, tenemos algunas referencias acercade la forma en que las poblaciones nativas se relacio-naban con la fauna en tiempos relativamente recien-tes. Sin embargo, si queremos comprender lo que su-cedía hace más tiempo, es necesario recurrir al regis-tro arqueológico, específicamente a lo que denomina-mos registro zooarqueológico. La información que brin-

dan los relatos históricos no puede extenderse al pa-sado más lejano por dos razones. En primer lugar, elpoblamiento humano temprano de la Patagonia co-menzó hace unos 13.000 años. Por lo tanto, no po-

 ZOOARQUEOLOGÍA Y PATRIMONIO ENLA COSTA DEL SUR DE LA PATAGONIA 

Isabel Cruz, A. Sebastián Muñoz y M. Soledad Caracotche

Los huesos recuperados en depósitos arqueológicos costeros del sur de la PatagoniaLos huesos recuperados en depósitos arqueológicos costeros del sur de la PatagoniaLos huesos recuperados en depósitos arqueológicos costeros del sur de la PatagoniaLos huesos recuperados en depósitos arqueológicos costeros del sur de la PatagoniaLos huesos recuperados en depósitos arqueológicos costeros del sur de la Patagoniacontinental nos permiten abordar algunos aspectos de las interacciones entrecontinental nos permiten abordar algunos aspectos de las interacciones entrecontinental nos permiten abordar algunos aspectos de las interacciones entrecontinental nos permiten abordar algunos aspectos de las interacciones entrecontinental nos permiten abordar algunos aspectos de las interacciones entre

humanos y fauna durante los últimos miles de años.humanos y fauna durante los últimos miles de años.humanos y fauna durante los últimos miles de años.humanos y fauna durante los últimos miles de años.humanos y fauna durante los últimos miles de años.

Palabras clave: zooarqueología, Patagonia, costamarina, patrimonio cultural.

Isabel CruzDra. en Arqueología, Univ. de Buenos Aires (UBA),

 Argentina.Docente-Investigadora U. A. Río Gallegos, Univ. Nac.de la Patagonia Austral, [email protected] 

 A. Sebastián Muñoz

Dr. en Arqueología, UBA.Investigador Adjunto CONICET. Laboratorio deZooarqueología y Tafonomía de Zonas Áridas,CONICET - Museo de Antropología, Univ. Nac. deCórdoba, [email protected] 

M. Soledad CaracotcheLic. en Ciencias Antropológicas, orientación

 Arqueología, UBA. A cargo de Manejo y Conservación del PatrimonioCultural en la Delegación Regional Patagonia,

 Administración de Parques Nacionales, [email protected] 

Recibido:17/02/2009. Aceptado: 29/07/2009.

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demos interpretar todo este lapso a partir de lo quealgunos viajeros y exploradores vieron durante los últi-mos siglos. Hacerlo implicaría pensar que no hubovariaciones a lo largo de miles de años de historia. Esdecir, sería asumir que lo que se vio en un momentodeterminado es representativo de relaciones y situa-ciones que son el resultado de procesos evolutivos que

involucraron mucho tiempo. En segundo lugar, las cró-nicas y otros documentos nos brindan una visión de loque sucedía durante el momento de contacto entre laspoblaciones europeas y las americanas, período du-rante el cual las actividades y costumbres de las po-blaciones nativas estaban sufriendo cambios en fun-ción de la presencia de los nuevos pobladores, los ani-males y plantas que estos traían, las enfermedades queportaban y la instalación de los apostaderos y pobla-dos que comenzaban a modificar el paisaje (aspectosque comúnmente se incluyen en el denominado “Des-cubrimiento de América”). Por lo tanto, las crónicasnos brindan una imagen del momento de cambio, queno necesariamente refleja lo que sucedía en períodosanteriores a la llegada de los nuevos colonizadores.

Uno de los usos más tradicionales de los restos defauna en el marco de las investigaciones arqueológi-cas es conocer aquellas especies animales que fueroncazadas, domesticadas y/o criadas por los humanos.En la región patagónica, los estudios zooarqueológicoshan permitido comprender el uso de la fauna de lacosta marina, el bosque andino-patagónico o la este-pa, así como la complementariedad que existía en laexplotación de estos ambientes durante diversos mo-mentos de la historia humana. Los registroszooarqueológicos de tiempos más recientes, como losasociados a la exploración europea desde el siglo XVI,han permitido conocer la forma en que los primerospobladores europeos complementaban el aprovecha-miento de la fauna exótica que transportaron con ellos(ovejas, vacas, cerdos y gallinas) con la explotación dela fauna local para su alimentación o para algún otroaspecto de la subsistencia.

Otro importante aporte de los restos de fauna es

que constituyen uno de los medios para obtener cro-nologías de las ocupaciones humanas de una locali-dad. Como cualquier otro material orgánico, los hue-sos y otros vestigios animales pueden fecharse a tra-

vés de la técnica del Carbono 14. De esta manera, losrestos de animales han permitido discutir, entre otrostemas, la antigüedad de la presencia humana en uncontinente, el uso de determinados ambientes (comola selva tropical o la tundra siberiana) y el inicio deciertos comportamientos humanos. Un ejemplo de estoúltimo lo constituyen las discusiones acerca de la con-ducta de aprovisionamiento de carne de los primeroshomininos (antepasados de los humanos actuales). Seha propuesto que, hace más de dos millones de años,

los primeros homininos del género Homo fueroncarroñeros y no cazadores como tradicionalmente sehabía postulado. El estudio de los huesos arqueológi-cos permitió desarrollar esta hipótesis que, en lugar deatribuir un comportamiento característico de los hu-manos modernos a los primeros representantes denuestro género, propuso que el mayor consumo derecursos animales fuese el resultado de la ampliacióngradual de las estrategias de subsistencia. Desde estepunto de vista, el carroñeo constituyó una condiciónnecesaria para el posterior surgimiento de la caza.

El registro zooarqueológico también es útil paraconocer el contexto ambiental en el que se desarrolla-ba la vida humana. Ciertas especies de aves o de pe-queños mamíferos sólo ocupan hábitats específicos,por lo que la presencia de sus restos en un depósitoarqueológico permite inferir que las poblaciones hu-manas explotaron un determinado ambiente o que eseambiente existía en cercanías del sitio arqueológico.Los restos de fauna también pueden utilizarse comoindicadores de cambios climáticos: la alternancia deespecies de ciertos insectos u otros invertebrados muysensibles a las variaciones de temperaturas son fre-

cuentemente utilizados como un registro eficaz paracomprender la dinámica de estos cambios.

El registro zooarqueológico también ha permitidoestablecer que las comunidades faunísticas del pasa-

Plano de la provincia de Santa Cruz. El áreaseñalada corresponde a la zona donde se

encuentran Punta Entrada y el ParqueNacional Monte León.

ISABEL CRUZ , A. SEBASTIÁN MUÑOZ Y M. SOLEDAD CARACOTCHE ZOOARQUEOLOGÍA Y PATRIMONIO

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do estaban conformadas de manera diferente a lasactuales. Por ejemplo, en algunos de los sitios arqueo-lógicos más antiguos de Santa Cruz se han encontra-do huesos de las dos especies de ñandúes, el ñandúcomún (Rhea americana) y el ñandú petiso (Rheapennata). Actualmente, el ñandú común está ausenteen la región y su presencia en el pasado nos permitesuponer que tanto los ambientes como las comunida-des de fauna eran diferentes a lo que podemos obser-var hoy. Seguramente esto tuvo repercusión en la for-ma en que las poblaciones nativas organizaban susubsistencia.

El estudio de los isótopos estables de los huesos defauna recuperados en contextos arqueológicos permi-te conocer algunos aspectos de la historia natural delas poblaciones de animales, que son útiles tanto paracomprender la evolución de las poblaciones humanascomo la de los ecosistemas que las incluían. Losisótopos informan sobre las relaciones entre la dieta yel ambiente a través de las proporciones entre distin-tos componentes químicos de los huesos, como el car-bono, el nitrógeno y el oxígeno. Por ejemplo, a través

del análisis de los isótopos de los huesos de lobosmarinos de un depósito arqueológico, podemos saber si los mismos tenían una dieta conformada por recur-sos costeros (que poseen valores más altos de δ C 13)

o pelágica (de mar profundo, convalores más altos de δ C 12). Debidoa que los lobos marinos que se asien-tan en apostaderos obtienen su ali-mento en cercanías de la costa, losisótopos de los huesos arqueológicosnos permiten relacionar su dieta con

un lugar específico del espacio y, por lo tanto, modelar las estrategias delas poblaciones nativas para cazar-los.

Los huesos y otros restos de faunapueden tener modificaciones que evi-dencian las diferentes formas en quese llevaban a cabo diversas activida-des, los cambios que las mismas pu-dieron sufrir a lo largo del tiempo y elimpacto que posiblemente tuvieron en

la conformación de las sociedades.Se presenta un ejemplo de estas modificaciones en laFigura 1, en la que se observa una porción de unhúmero de guanaco (Lama guanicoe) recuperado enun sitio arqueológico del Parque Nacional Monte León.Este hueso presenta marcado perimetral, una técnicautilizada para fracturar el hueso de forma controlada,que se ha detectado en restos de diferentes depósitosarqueológicos de la Patagonia y cuya función en elpasado aún es debatida entre los arqueólogos.

En síntesis, los restos de animales son una vía paraplantear y corroborar hipótesis acerca de la movilidad,uso del espacio, amplitud de dieta, uso estacional derecursos y aprovechamiento de los distintos ambientesque pudieron haber constituido el rango de acción deuna determinada población humana. Desde una pers-pectiva evolutiva, estas variables son indicadores sen-sibles que atestiguan gran parte de los cambios acae-cidos a lo largo de la historia humana. Además, losestudios zooarqueológicos permiten conocer diversosaspectos de la historia natural de una región. En con-junto, todos estos temas hacen posible comprender tanto la evolución de las poblaciones humanas como

la de los ambientes en las que las mismas se desenvol-vieron.

Figura 1. Húmero deguanaco (Lama guanicoe)recuperado en el Conchero4 del P. N. Monte León, quepresenta marcadoperimetral.

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Zooarqueología en Punta Entra-da y el Parque Nacional MonteLeón

Las investigaciones zooarqueológicas enla provincia de Santa Cruz han tenido unimportante desarrollo desde la década de1980. Uno de los temas que se han deba-

tido en este marco es el uso de la costaatlántica y sus recursos por los cazadores-recolectores continentales, abarcando dis-tintas escalas espaciales y temporales. Laevidencia recuperada en algunos sitios ar-queológicos del interior de la Patagoniacontinental muestra que la costa fue utili-zada, por lo menos esporádicamente, des-de épocas tempranas.

Durante muchos años se pensó que loscazadores-recolectores continentales de la

Patagonia eran fundamentalmente cazadores de gran-des animales terrestres, especialmente guanaco y ñan-dú, tal como aparece en los textos históricos de lossiglos XVIII y XIX. Esta concepción tradicional ha sidocuestionada por varios investigadores que consideranque en la costa patagónica continental hubo un usoimportante de los recursos costeros y marinos.

Como ya mencionamos, es factible que existan dis-cordancias entre el registro histórico y el arqueológi-co, debido a la larga historia del poblamiento humanode la región. Con el fin de aportar elementos que per-mitan corroborar hipótesis acerca de este tema, re-cientemente hemos comenzado investigaciones enPunta Entrada y Monte León. En el marco de estudiosarqueológicos más amplios, las investigacioneszooarqueológicas de nuestro proyecto de investigacióntienen como objetivo comprender las interaccionesentre la fauna y las poblaciones nativas en estos secto-res de la costa santacruceña. Punta Entrada se ubicaen la margen sur del estuario del río Santa Cruz, aunos pocos kilómetros de la ciudad de Puerto SantaCruz y del puerto de Punta Quilla. Sobre la costa atlán-tica y a pocos kilómetros al sur de Punta Entrada se

encuentra Monte León, que desde 2004 forma partede un Parque Nacional. Ambas localidades cuentancon un rico y abundante registro zooarqueológico enla zona costera, por lo que son sumamente aptas para

comprender desde cuándo y de qué manera las po-blaciones humanas interactuaban con la fauna de esteambiente.

Gran parte de los sitios arqueológicos costeros deambas localidades son lo que los arqueólogos llama-mos “concheros” o “conchales”. Los concheros sonacumulaciones de valvas de moluscos, que derivan delconsumo humano de los mismos. Generalmente, es-tas acumulaciones se encuentran asociadas a otrosrestos arqueológicos, tales como artefactos líticos, fo-gones o huesos. Las valvas de los moluscos constitu-yen la matriz sedimentaria en la que se encuentranincluidos los otros restos arqueológicos, por lo quepueden conformar ambientes especiales para la pre-servación, que es necesario conocer y comprender. LaFigura 2 muestra uno de los concheros que estamosestudiando en Punta Entrada, que denominamos Pun-to 35.

En los concheros de Punta Entrada y Monte León,gran parte de los restos zooarqueológicos son valvasde diversas especies de moluscos, que incluyenmejillones (Mytilus sp.), cholgas ( Aulacomya sp.), vieiras(Chlamys patagonica), lapas (Patinigera/Nacella sp.)

y diversos gasterópodos (como Trophon sp., Acantinasp., entre otros). Cada una de estas especies habitasectores particulares del litoral atlántico (a mayor omenor profundidad, más cerca o más lejos de la cos-

Figura 2. Punto 35, uno de losconcheros estudiados en Punta

Entrada. En la parte inferior dela foto puede apreciarse una

cuadrícula de excavación.

ISABEL CRUZ , A. SEBASTIÁN MUÑOZ Y M. SOLEDAD CARACOTCHE

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ta), por lo que la determinación taxonómica de lasvalvas nos permitirá comprender algunos aspectos dela explotación humana de estos moluscos. Las investi-gaciones también incluirán estudios vinculados con eltamaño de las valvas para comprender, por ejemplo,si hubo sobreexplotación de los moluscos. El supuestoque subyace a este análisis es que generalmente serecolectaban los moluscos de mayor tamaño, que sonlos que pueden brindar un mayor provecho para laalimentación humana. Sin embargo, cuando los re-cursos son escasos, es factible que también se utilicenlos más pequeños. De esta manera, el tamaño peque-ño de las valvas de los moluscos puede ser un indica-dor de situaciones poco favorables.

  Además, se analizarán los anillos de crecimientode las valvas, que pueden ser importantes indicadoresde estacionalidad y de las condiciones ambientales queimperaban en el pasado. El ancho de los anillos decrecimiento, en conjunto con los valores de isótoposestables del carbonato que conforma las valvas y loselementos traza presentes en las mismas, brindaránuna aproximación a las tasas de crecimiento de losmoluscos en función de parámetros estacionales a

escala anual e incluso en escalas menores al año (por ejemplo, meses). Unidos a los fechados radiocarbónicosefectuados sobre las mismas valvas, estos datos per-mitirán detectar cambios ambientales y climáticos en

la localidad, así como eva-luar la estacionalidad de lasocupaciones humanas.

En los sitios de ambaslocalidades también se hanrecuperado huesos de diver-sos animales terrestres y

marinos, entre los que pre-dominan los que se han de-terminado como pertene-cientes a lobos marinos yguanacos. A partir del aná-lisis de los huesos de lobosmarinos del conchero 4 deMonte León, se identificaronrestos asignables al lobomarino de un pelo (Otariabyronia), que es común ac-

tualmente en la región. Pero además, también se iden-tificaron varios especímenes correspondientes a lobomarino de dos pelos ( Arctocephalus australis), especieque no figura entre las registradas actualmente en elParque. La presencia de esta especie también ha sidodetectada en varios depósitos de Punta Entrada. Esdecir que el registro zooarqueológico permitió estable-cer que la diversidad de especies era diferente en elpasado y que, por lo tanto, los cazadores humanoscontaban con un repertorio más amplio dentro del cualelegir sus presas.

Otro de los aportes del análisis de los restos de lo-bos marinos de Monte León se relaciona con laestacionalidad de las ocupaciones humanas. Varios delos huesos de lobos marinos analizados correspondena individuos juveniles, lo que pudo determinarse a tra-vés del grado de fusión que presentan los especímenesóseos. Esto puede verse claramente en la Figura 3,que en la parte superior muestra varios fémures nofusionados recuperados en el Conchero 4. El espéci-men de la parte inferior, también un fémur, está fusio-nado y permite apreciar el tamaño pequeño de losespecímenes no fusionados. Los huesos largos de los

mamíferos están compuestos por tres elementos: dosepífisis o extremos y una diáfisis o porción central delhueso. Al cesar el crecimiento, estos tres elementos sefusionan, conformando una unidad. Como cada hue-

Figura 3. Fémuresde lobo marinorecuperados en elConchero 4 del P.N. Monte León.

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so se fusiona a una edad determinada, eva-luar el grado de fusión de un espécimen per-mite conocer la edad que tenía un animal enel momento de su muerte. En el caso queestamos presentando, los fémures no fusio-nados de lobo marino nos indican que secazaron animales muy jóvenes. Como los

nacimientos ocurren en un lapso corto a fi-nes de la primavera e inicios del verano, esposible discutir la estacionalidad de la pre-sencia humana en la localidad. Cuando seunan estos resultados con los que derivendel estudio de las valvas de moluscos, ten-dremos un panorama más claro de los mo-mentos en que las poblaciones nativas utili-zaban los recursos de la región costera.

Un último aspecto que resaltaremos delregistro zooarqueológico de Punta Entrada

se relaciona con el conocimiento que el mismo brindaacerca de la movilidad de las poblaciones humanas,especialmente entre diferentes ambientes. En uno delos concheros que investigamos en esta localidad, pu-dimos recuperar un artefacto confeccionado con unasta de huemul (Figura 4), que tiene una edadradiocarbónica de 1150 ± 50 años (UGAM #02946). En la foto puede observarse que todos losextremos del asta han sido modificados con una fina-lidad que por el momento desconocemos. Este arte-facto puede ser tanto un instrumento como un dese-cho de manufactura, derivado de la confección de al-gún instrumento con alguno de los extremos del astao con la roseta que conforma su base.

El huemul (Hippocamelus bisulcus) es uno de loscérvidos autóctonos de la Patagonia, y su hábitat na-tural es el ecotono entre el bosque y la estepa. Estoimplica que, de alguna manera, las poblaciones hu-manas de la costa tenían contacto con la zonacordillerana, distante unos 250 km. Este contacto pudoestablecerse a través de la movilidad de objetos o depersonas, desde la costa marina hasta la cordillera,utilizando los valles de los ríos como corredores

biogeográficos. Entre los sectores posibles de contac-to se cuentan el área de bosque y ecotono cercana allago Argentino, posiblemente a lo largo del valle delrío Santa Cruz, o el área de los lagos Belgrano y Nansen

-en donde actualmente habitan huemules- a través delrío Chico. También podría indicar el desplazamientode poblaciones desde el estrecho de Magallanes y susalrededores, sectores en los que se ha recuperado evi-dencia arqueológica que señala la utilización de estecérvido. De la misma manera, este artefacto puedeindicar la circulación de bienes entre poblaciones ubi-cadas en los diferentes ambientes mencionados.

La conservación del patrimoniozooarqueológico

En síntesis, los restos incluidos en el registrozooarqueológico nos permiten conocer diversos aspec-tos relativos a la vida humana en el pasado, entre ellos,los ambientes y el clima de una determinada región, laconformación de las comunidades de fauna, las espe-cies con las que las poblaciones humanasinteractuaban y la cronología de estas interacciones. Además, a través de las modificaciones en los huesospodemos comprender las diversas formas en que susrestos se procesaban para el consumo o para la con-fección de prendas, herramientas o utensilios. Debidoa todo el conocimiento que brindan, los arqueólogos

extremamos las precauciones para efectuar una ade-cuada recuperación de esta evidencia.

Pero la recuperación de los materiales arqueológi-cos es sólo el comienzo de la investigación. Los restos

Figura 4. Artefacto confeccionadoen asta de huemul

(Hippocamelus bisulcus),recuperado en Punta Entrada.

ISABEL CRUZ , A. SEBASTIÁN MUÑOZ Y M. SOLEDAD CARACOTCHE

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Lecturas sugeridas

zooarqueológicos son patrimonio provincial y nacio-nal, por lo que deben ser valorizados y conservados.Por lo tanto, luego de la recuperación es necesarioacondicionarlos, analizarlos y almacenarlos de mane-ra adecuada, que garantice su preservación a largoplazo.

Como otros restos orgánicos, el registro

zooarqueológico es particularmente vulnerable a todotipo de procesos de destrucción. Cuando es afectadopor los procesos naturales, su deterioro es más rápidoque el de otros vestigios arqueológicos, como artefac-tos líticos o vasijas cerámicas. En el caso de los depó-sitos de tipo conchero, un aspecto que aumenta lavulnerabilidad es que su alta visibilidad los hace parti-cularmente susceptibles a la depredación por parte de

Binford, L. R. 1988. En busca del pasado. Barcelona.Crítica.

Borrero, L. A. 2001. El poblamiento de la Patagonia.Toldos, milodones y volcanes. Buenos Aires. Emecé.

Caracotche, M. S., Cruz I., Espinosa S., Carballo F. yBelardi J. B. 2005. Rescate arqueológico en el ParqueNacional Monte León (Santa Cruz, Argentina).Magallania. 33:143-163.

Cruz, I. y Caracotche, M. S. (editoras). 2008. Arqueologíade la costa patagónica. Perspectivas para laconservación. Universidad Nacional de la Patagonia

 Austral y Subsecretaría de Cultura de la Provincia deSanta Cruz, Río Gallegos.

 ZOOARQUEOLOGÍA Y PATRIMONIO EN LA COSTA DEL SUR DE LA PATAGONIA 

Carbono 14 (C14

): la técnica de fechado por C14

oradiocarbono es una de las más utilizadas por laarqueología y es útil para datar restos de hasta50.000 años de antigüedad. El cálculo de una edadradiocarbónica se establece a partir de lacomparación de la concentración de los isótoposdel carbono en la muestra a analizar y la del dióxidode carbono atmosférico, con la que un organismoestá en equilibrio mientras vive. El sustento de estemétodo es el ritmo constante en que el C14 sedesintegra para producir N14 y radiaciones beta. El

tiempo que tardan en desintegrarse la mitad de losátomos de un isótopo radioactivo se denomina vidamedia. La vida media del C14 es de 5.568 años,cifra que es la base para efectuar las medicionescronológicas de cualquier material orgánico.

Elementos traza: la presencia y concentración deelementos como el estroncio, el uranio, el magnesio,el vanadio, el manganeso, el bario y el cinc, entreotros, en la hidroxiapatita o porción mineral de loshuesos o en las valvas de los moluscos, permitenevaluar la dieta de un organismo o algunosparámetros del ambiente en el que el mismo vivía.Uniendo el análisis de isótopos estables (ver abajo)y el de elementos traza en los anillos de crecimientode las valvas de moluscos, es posible conocer laedad, la tasa y el patrón de crecimiento de estosorganismos. Las variables meteorológicas yambientales que pueden conocerse son latemperatura del agua y la del ambiente, la existenciade años de sequía y, por sobre todo, la variabilidadclimática a largo y corto plazo. El estudio de lasconcentraciones de estos elementos en las valvasde moluscos colectados en el pasado por las

poblaciones nativas permite identif icar lavariabilidad del clima local y los cambios en elambiente inmediato en el que habitaron estaspoblaciones.

aficionados y coleccionistas de objetos arqueológicos. Aunque en general los restos de fauna no se encuen-tran dentro de los objetivos de los coleccionistas, ladestrucción de los depósitos para localizar otro tipo demateriales tiene como resultado la pérdida y/odescontextualización de la evidencia zooarqueológica.

Un primer e importante paso para poder tomar 

medidas eficaces para la conservación del patrimonioes conocer su importancia, sus características y suvulnerabilidad. Esperamos que el avance de los estu-dios zooarqueológicos en Santa Cruz brinde una ideaacabada de la riqueza de este patrimonio en la provin-cia y señale los desafíos que deberán enfrentarse paraprotegerlo.

Isótopos estables: los isótopos son variantes de unelemento químico, que poseen el mismo númeroatómico (número de protones) pero una masadiferente (número de neutrones). Los valores de losisótopos del carbono, el oxígeno y el nitrógenocontenidos en el colágeno de los huesos (tantohumanos como de animales) o el carbonato de lasvalvas de los moluscos permiten conocer la dietade un organismo y/o algunas variables ambientales.En el caso de la dieta, a través de la medición deestos isótopos es posible establecer si la misma se

componía de alimentos de origen terrestre o marinoy el tipo de plantas (diferenciadas en función dediferentes senderos fotosintéticos) que se consumíanhabitualmente. Los resultados obtenidos a través deesta técnica deben complementarse necesariamentecon los del registro zooarqueológico.

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