Yo no ped nacerDRAMATIS PERSONAEAna,AlbertoSala de ANA y ALBERTO. ALBERTO lee un libro, distrado. Entra ANAANA. - Necesito hablar contigoALBERTO (suspira). - Es un alivio!ANA (irnica). - S, hablar siempre es un alivioALBERTO (notando su molestia; su voz suena triste y fatigada). - A veces no es posible hacer otra cosa. Ojal no fuera asANA. - No te puedes liberar de esos vicios, verdad? Ojal... sabes lo que eso significa?ALBERTO (re. Con ternura). - Perfectamente. "Quiera Al"... y sabes una cosa, me importa un carajo lo que l quiera. Qu quieres t?ANA. - Quiero tenerlo. Qu quieres t?ALBERTO (con pasin contenida). - Quiero vivir, Ana, quiero vivir. Quiero cambiar al mundo, quiero deshacerme de las ataduras... (re) Cuando hablo contigo, me siento libre del lenguaje, porque no te puedo decir nada que t no sepas de m. Pero igual te lo digo, de la misma manera que te digo que te amo, aunque no sea necesario... entonces hablar no es comunicarse, es como una caricia. T comprendes mi idealANA. - S, lo comprendo perfectamente! "Vivimos en medio de una red compleja llena de nudos que nos aprisionan... para comenzar a deshacerlos todos, debo empezar por deshacer los que hay en mi interior... como si deshilachara todo un suter, empezando por este pequeo hilo rebele que se escapa por mi cuello" (Re) Por eso mismo no puedo hacer lo que me pidesALBERTO. - No te estoy pidiendo nada (orgulloso) Hace mucho que renuncie a pedirle nada a nadie! Pero el caso es que esperamos un hijo, y nuestro hijo no tiene posibilidades de sobrevivir. El caso es que no podr valerse nunca por s mismo, siempre necesitar que estemos ah... y cuando, lleno de envidia por lo que la naturaleza le neg, por lo que nunca conocer, por lo que nunca podr vivir, me reproch: yo no te ped nacer, no voy a poder soportarlo. Yo no podra vivir as, y no quiero para mi hijo esa vidaANA. - No es acaso que te duele ms entregarle tu vida?ALBERTO. - Me duele, en efecto, Ana. Yo no podra ser feliz. Ni hacerlo feliz a l. Valdra la pena?ANA. - Para m lo valdra. Cuando supe que estaba embarazada, empec a amarlo... y ahora debo asesinar al ser que amo? Siempre nos dicen que el amor de madre es incondicional, y yo as lo siento. Ahora, ante el primer conflicto, ante la primera dificultad, decido renunciar a mi deber... ALBERTO. - Quin te impuso ese deber, Ana?ANA. - No vengas a marearme con tu estpida filosofa!ALBERTO. - No te pareca tan estpida cuando nos conocimos. No te ha parecido estpida hasta este momento, en el que te pide algo verdaderamente difcil, Ana. (Con tristeza) Para ti la vida ha sido demasiado fcil (re) No te lo estoy reprochando! No puedo echarte la culpa por eso. Pero, sabes? La libertad nunca ha sido un conflicto para ti. Hasta este momento. No has sufrido por tus ideales. Yo s he sufrido por ellos: cumplirlos me ha costado a cada momento, ha destrozado mi comodidad, ha arrancado lgrimas a mis seres queridos, que eran tambin mis opresores. Cuando te hablaba, con orgullo, de la libertad, y te enamoraste de m... y yo me enamor de ti, porque en ti brillaba ese ideal. Ahora todo se desvanece! La existencia nso pone a prueba. ANA. - Osea que vas a matar a tu hijo para probrar tu filosof? Es un sacrificio a tus ideales? Eres tan brbaro como los medievales sacrificando paganos a su dios...ALBERTO. - Pero este dios soy yo mismoANA. - Ser padre es sacrificarseALBERTO. - No. Ser padre es tener un hijo. Nada ms. Nada ms. Nada ms.