Y yo me pregunto

Al observar una, dos, tres y trescientas veces el complicado y absurdo escenario que rodea a los seres humanos, mi cabeza se ve desbordada por muchos interrogantes; entonces, abro la boca y…

Yo me pregunto: Cuando los brasileños, ecuatorianos, peruanos, colombianos, venezolanos y bolivianos acaben definitivamente con la selva amazónica, ¿cómo podrán talar más árboles para sus negocios tan lucrativos?, o ¿dónde podrán quemar otras superficies boscosas donde cultivar soya o palma africana, o hacia dónde podrán ampliar sus interminables potreros, sus fincas particulares?

Y yo me pregunto:

Cuando en pocos años de inminente futuro se diluyan las cumbres blancas de los Andes, los neveros de sus vaguadas o los glaciares de sus valles… ¿de dónde van a tomar agua los millones de personas que viven en el altiplano de Perú, Ecuador o Bolivia, o en las zonas semidesérticas de Argentina y Chile?... ¿De dónde se van a surtir los ríos más caudalosos de América?... ¿De dónde, díganme, de dónde?...

Y yo me pregunto:

Cuando deforestemos todos los cerros, montes, lomas y cordilleras, todos los bosques, selvas, espesuras y humedales que alimentan las corrientes de agua dulce… ¿de dónde se alimentarán los ríos, lagos, cañadas, quebradas y mares interiores que riegan, alimentan y mantienen viva la tierra de cosechas, pueblos y ciudades?... ¿De dónde haremos manar el oxígeno que necesitan los seres respirantes para vvir?

Y yo me pregunto:

Cuando el cambio climático impulse hacia arriba el nivel de las aguas saladas más allá de los treinta o sesenta centímetros, incluso hasta un metro las aguas oceánicas…, ¿adónde irán a vivir millones de personas, animales, casas, pueblos, ciudades, islas y civilizaciones?... ¿Adónde?... Díganme.

Y yo me pregunto:

Cuando hayamos acabado con todas las abejas, las avispas y demás insectos que polinizan las flores de nuestros cultivos… ¿a quién acudiremos para inseminar los frutos de nuestra alimentación natural? ¿A quién si estamos acabando con todos ellos y ellas a base de químicos aberrantes?

Y yo me pregunto:

Cuando hayamos exterminado todas las aves insectívoras (golondrinas, vencejos y demás pajarillos trashumantes) junto a los murciélagos y otras aves nocturnas… ¿quién nos librará de todos los mosquitos dañinos, terribles, mortales para la especie humana?

Y yo me pregunto:

Cuando hayamos cazado o envenado todas las aves rapaces, diurnas y nocturnas; cuando cortemos la cabeza a todas las culebras y reptiles habidos y por haber… ¿quién nos defenderá de las plagas interminables de ratas, cucarachas y ratones en nuestras casas y en nuestros campos?

Y yo me pregunto:

Cuando el oxígeno consumido por la especie humana sea mayor al que produce la capa vegetal de la Tierra…, ¿de dónde lo sacaremos para que respiren mañana, tarde y noche los siete, ocho, diez o doce mil millones de habitantes de este maltratado Planeta?... Sin contar, claro, con todos los animales que también respiran oxígeno por sus pulmones. ¿De dónde?...

Y yo me pregunto:

Cuando la Tierra, agotada, erosionada, desertificada, abusada y explotada no dé más de sí para alimentar a ocho, diez o doce mil millones de personas… ¿cómo, de dónde podremos extraer alimentos para todas ellas?... Abusamos del suelo, superpoblamos nuestro Planeta y… ¿qué va ser de nuestros hijos o nietos cuando no haya comida para todos?

Y yo me pregunto:

Cuando el CO2 que produce esta civilización consumista envuelva y revuelva bien espesa la atmósfera terrestre… ¿qué haremos para impedir el ascenso de la temperatura ambiente dos, tres, cuatro y cinco grados… hasta achicharrarnos en medio de una sauna artificial? Ese será el mayor ingenio diabólico de los seres inhumanos. ¿Qué haremos a no mucho tardar con el calor que llega desde el sol pero no vuelve atrás y se queda para concedernos su ingrata compañía? ¿Qué haremos entonces? ¡Eh!...

Y yo me pregunto:

Cuando el color azul del planeta Tierra se torne gris, luego marrón oscuro y al final rojo intenso… ¿qué sucederá entonces con la habitabilidad de sus locos e irresponsables pobladores?

Y yo me pregunto:

A este ritmo de consumo exagerada, cuando acabemos con todas las materias primas que atesora el subsuelo de la Tierra… ¿Dónde podremos encontrar nuevos recursos primarios para mantener vivo el ritmo industrial, económico y social de la actual civilización?... ¿Dónde?

Y yo me pregunto:

Cuando el día parezca noche y la noche parezca de día… ¿quién va a querer vivir en este desgraciado Planeta?

Y yo me pregunto:

Si cada individuo de nuestra sociedad consume para su habitabilidad entre cuarenta y sesenta árboles crecidos, y el tal no planta o siembra uno solo… ¿cuál va a ser el futuro forestal sobre la faz de la Tierra? Díganme: ¿cuál?

Y yo me pregunto: Si los cazadores y pescadores se alegran enormemente cuando se anuncia la temporada de la apoteosis, esos tales ¿forman parte de una asociación para la vida o para la muerte? Aunque ellos no, yo lo tengo muy claro: disfrutan matando o capturando hasta que no quede nada que matar o capturar… como no seamos nosotros o entre ellos mismos. ¡Mamarrachos!

Y yo me pregunto:

Cuando los ricos, los poderosos y los grandes mandamases se apoderen de todos los recursos existentes… ¿de qué van a vivir las masas más pobres y desasistidas de nuestra sociedad?... ¿De qué?

Y yo me pregunto:

Cuando los niños, adolescentes y jóvenes pierdan todos los valores y principios eternos, porque sólo les queda el gusto por el mero consumismo… ¿cómo podrán ellos construir la sociedad justa y compartida del futuro?...

Y yo me pregunto:

Cuando los hombres y mujeres, en su orgullo original, hayan desechado para siempre la existencia de Dios… ¿con quién se sentarán para sentirse acompañados?... ¿A quién acudirán para dar sentido profundo a sus vidas?...

Y yo me pregunto:

Cuando Dios deje de tener valor alguno más allá de cada uno, y nada se espere de otra vida más allá de la muerte… ¿qué sentido tendrá la existencia sobre la Tierra durante diez, veinte, cuarenta u ochenta años?... Vivir, ¿para qué?...

Y yo me pregunto:

Cuando los hijos pierdan importancia en el amor de los padres… ¿quién va a querer parir y criar hijos?... O cuando los padres pierdan importancia en el amor de los hijos… ¿quién acompañará los últimos años de sus padres ancianos?...

Y yo me pregunto:

Cuando las religiones se conviertan en negocios florecientes, en sistemas estratégicos o en ideologías dominantes… ¿dónde habrá quedado el Dios que inspiró la fe de esos creyentes espurios o interesados?

Y yo me pregunto:

Si sólo podemos malvivir cuarenta o sesenta u ochenta años al vuelo del viento… realmente, ¿merece la pena plantearse tantas preguntas amargas sin una respuesta clara?...

10 – loraila – 2014Almirante (Bocas del Toro)Larunbata

Unas cuantas preguntas entre otras muchas preguntas sin esperanza de futuro…

xabierpatxigoikoetxeavillanueva