y , sus dos obras cumbre, forman parte del primer ciclo....la narrativa de istrati se organiza en...

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  • Lanarrativade Istrati seorganizaen tornoa lavidadeAdrianZograffi, sualter ego imaginario que actúa como narrador, testigo o personaje. KyraKyralinayEltíoAnghel,susdosobrascumbre,formanpartedelprimerciclo.KyraKyralina(1923)abrelaepopeyabalcánicayrecogelavidadeStavros,su infancia,superversiónporun turcoy labúsqueda febrildesuhermanaKyraporlosharenesdeConstantinopla.Laobra,quegiraentornoalaideadelviajeydelafatalidaddeldestino,esuncantoalaamistadverdaderayala libertad.El tíoAnghel (1924),estructuradaen trespartes independientesgraciasaunacronologíaaleatoria,presentaeldevenir trágicodedosseresexcepcionalesporsuspasionesexcesivas:tíoAnghelyelbandoleroCosma.

    Istrati,conlaespontaneidaddelcuentistaoriental,aspiraaquesusnovelaspalpitencomouncorazónycombinaparaellolasfuentesdelmejorfolklorebalcánico con las anécdotas y personajes de su vida aventurera. ComoseñalaClaudioMagrisenElDanubio,eselpoetadelapromiscuidadydelaambivalencia deOriente, de ese desorden del cual parece esperarse a untiempolaredenciónylaviolencia.

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  • PanaitIstrati

    KyraKyralina&EltíoAnghelePubr1.0

    Titivillus16.10.17

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  • Títulooriginal:KyraKyralina&UncleAnghelPanaitIstrati,1924Traducción:MarianOchoadeEribe

    Editordigital:TitivillusePubbaser1.2

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  • KYRAKYRALINA

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  • I

    STAVROS

    Adrianatravesó,aturdido,elbulevardelaMadredeDios,unbulevarcortoqueenBrailallevadelaiglesiadelmismonombrealjardínpúblico.Alllegaralaentradadeljardín,sedetuvo,confusoyenfadado.

    —¡Qué diablos!—exclamó—, ¡Ya no soy un niño! Y creo que tengo todo elderechoaentenderlavidacomolasiento.

    Eran las seis de la tarde. Día de labor. Las alamedas del jardín cercanas a laspuertas principales estaban casi desiertas, y el sol del crepúsculo doraba la gravamientraslosbosquetesdelilassehundíanenlasombradelanoche.Losmurciélagosvolaban atontados en todas direcciones. Los bancos alineados en las alamedasestabancasitodosvacíos,exceptolosdelosrinconesmásdiscretosdeljardín,dondeparejas de jóvenes se abrazaban amorosamente y se ponían serios cuando pasabagente inoportuna.Adrianno reparóenningunade laspersonasqueencontróporelcamino.Aspirabaconavidezelairefrescoqueseelevabadelatierrareciénregada,unamezclaembalsamadaporelperfumedelasflores,dándolevueltasaaquelloquenopodíaentender.

    Él nopodía entender, sobre todo, la oposiciónde sumadre a sus relacionesdeamistad,unrechazoquehabíaprovocadounadiscusiónviolentaentrelamadreysuúnico hijo. Adrian se decía: «Para ella, Mihail es un extranjero, un vagabundosospechoso,elaprendizdelpastelerokir[1]Nicola.¿Yqué?¿Yoquésoy?¡Unpintorde brocha gorda y, aparte de eso, un antiguo aprendiz del mismo pastelero! Y simañana me voy a otro país, ¿sólo por ello voy a tener que ser considerado unvagabundo?».Irritado,diounapatadaenelsuelo:«¡Quédiantreniquédiantre!…¡EsunainjusticiaindignantehaciaelpobreMihail!Amímegustaesehombreporqueesmáslistoqueyo,másinstruido,yporqueaguantalapobrezasinhaceraspavientos.¿Cómo?¿Queporquenoquieragritarsunombrealoscuatrovientos,nielpaísdelqueprovienenielnúmerodelosdientesquelefaltan,noesmásqueunvagabundo?¡Pues vale, yo quiero ser amigo de ese vagabundo!…Yme siento muy feliz porello».

    Adrian siguió maquinalmente con su paseo mientras daba vueltas a lo que lehabíadichosumadreytodoleparecíaabsurdo.«¿Ylahistoriaesadelcasamiento?Notengomásquedieciochoañosyellayaestápensandoenendosarmeaunaboba,unabobaoquizáunaconeja,¡paraquemeahogueconsuamorymeobligueahacerdemihabitaciónunapocilga!…¡Diosmío!¡Comosinoexistieranadamejorenestemundoqueparirunos imbéciles, llenarelmundodeesclavosyconvertirte túenelprimeresclavodeesosparásitos!¡No,no!…MejorunamigocomoMihail,aunque

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  • fueraéldiezvecesmássospechoso.Encuantoalreprochedeque‘tirodelalenguaalagente’parahacerleshablar,¡juroqueyotampocoséporquémegusta‘tirarlesdelalengua’!Quizáseaporquelaluznacedelapalabradelosfuertes,ypruebadeelloesqueDiostuvoquehablarparaquenacieralaLuz».

    Enlacalmadeaquellatardeprimaveral,lasirenadeunbarcoatravesóelaireconsu estridente silbido. El joven se espabiló al tiempo que lo envolvía una brisaperfumadaderosasyclaveles.

    Adriansedirigióhacialaalamedaprincipal,laquevaalolargodelacantiladoydominaelpuertoyelDanubio.Sedetuvounmomentoparacontemplarlosmilesdebombillas eléctricas que brillaban sobre los barcos anclados en el puerto, y leacometióunincontroladodeseodepartir.

    —¡Diosmío!¡Québiensedebedeestarenunodeesosbuquesquesedeslizanporlosmaresydescubrenotrastierras,otrosmundos…!

    Apesadumbrado por no poder cumplir su deseo, echó a andar de nuevo con lacabezagacha,peroderepenteoyóqueunavozasuespaldagritabasunombre:

    —¡Adrian!Sevolvió.Enunbancojuntoalcualacababadepasar,habíaunhombre,conlas

    piernas cruzadas, fumando. A causa de lamiopía y de la oscuridad, Adrian no lohabíareconocido.ElhombreselevantóyAdrianseacercóaélunpococontrariado,peroseleescapóunaexclamacióndealegría:

    —¡Stavros!SeestrecharonlamanoyAdriánsesentóasulado.

    Stavros,vendedorambulanteconocidocomoel limonagiu[2] debidoalproductoquevendíaporlasferias,eraprimosegundodeAdrianporpartematernayunafiguramuyconocidaenotrostiemposentrelosjóvenesdelbarrio.Ahorahabíacaídoenelolvido,enterradoporeldespreciodeunescándaloquesunaturalezahabíaprovocadotreintaañosatrás.

    De estatura algo mayor que la media, de un rubio desteñido, muy delgado yarrugado, sus grandes ojos azules, unas veces abiertos y sinceros, otras astutos yesquivos—segúnlascircunstancias—,traicionabantodalavidadeStavros.Unavidadesolterovagabundo,llevadodeaquíparaalláporsutemperamentoraroynómada;unaexistenciaatrapadaalosveinticincoañosporlostristesengranajessociales(unmatrimonioconunajovenrica,hermosaysentimental),deloscualessalió,alcabodeunaño,muertodevergüenza,conelcorazóndesgarrado,conelcarácterviciado.

    Adrian conocía vagamente esa historia. Su madre, sin entrar en detalles, se laponía como ejemplo de una vida infame, pero Adrian extraía una moralejacompletamenteopuesta;ymásdeunavez,poruninstintoquesehallabaenlomásprofundo de su alma, se había acercado a Stavros como uno se acerca a uninstrumento musical cuyo sonido quiere escuchar. Pero el instrumento se había

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  • resistido.Además,nosehabíanvistomásquetresocuatroveces,ysiempreporlacalle.La

    casa de su madre estaba cerrada para Stavros, como le estaban cerradas todas lascasasdecentes.Yencima,¿quéhabríapodidodecirleél,esecalaveraasiduoatodaslasferias,aunchavalmimadoyatadoencorto?

    Stavroseraconsideradoportodoelmundocomouncharlatány,enefecto,loera,quería serlo. Con su traje ajado y arrugado incluso aunque fuera nuevo, con suaspectodecampesinoquesehamudadoalaciudad,conlacamisasinplanchar,sincuello, con el aire de tratante en caballos timador, él se daba a exhibiciones depalabras y de gestos que divertían a la gente, pero que no le reportabanmás quehumillaciónydesprecio.

    Llamaba a gritos a sus conocidos, en plena calle, con apodos acertados ygraciososperonuncaofensivos.Muchosdeellosperduraron.Silegustabaalguien,lollevabaconéla la taberna,pedíamediolitrodevinoy,despuésdebrindar,salíaalpatio«ahacersusnecesidades»ynovolvía,dejandoquepagaraelinvitado.Perosiseencontrabaconalgúncargante,ledecíaenseguida:

    —¡TeestáesperandoMenganoentaltaberna,verápido!Sinembargo,loquemáslegustabaaAdrianeranlasbromasdeStavrosconlas

    cabezasdearenqueyconlapitillera.Mientrasconversabaconalguien,ellimonagiuse sacaba del bolsillo una cabeza de arenque y la enganchaba con cuidado a laespaldadeotroparlanchíncomoél.Elpobrehombreseibaysepaseabaporlacalleconelarenquecolgandodelachaqueta,pararegocijodelosviandantes.

    Labromadel tabacoeraaúnmejor.Stavrosnoperdíalaocasióndeinterpelaracualquier conocido que le saliera al encuentro y pedirle que le dejara liarse uncigarrillo,peroencuantosehabíaservido,enlugardedevolverlelatabaqueraydarlelasgracias,lametíaensupropiobolsillo,queestabaroto,dedondecaíaalmomentoy rodaba por el suelo.Entonces se abalanzaba, la cogía, le sacudía el polvo, pedíaperdóny, simulandoque lametía en el bolsillodel propietario, se ladejabamediocolgada.Lapobrepitillera,dehojalataniqueladaodecartónpiedra,caíadenuevoalsuelo.

    —¡Ay,quétorpesoy!—Noesnada,hombre—solíadecirelburlado,contemplandoelobjetoabollado

    mientraslosmironessepartíanderisa.PeroStavrosnovolvíaaverlastabaquerasconlasquehabíabromeadounavez.

    Así, a Adrian había empezado a resultarle simpático este hombre por suspayasadas.Sinembargo,sucedieronunascuantascosasrarasquelodesconcertabanyconfundían: algunas veces, enmedio de las bromas y las burlas, Stavros se volvíahaciaAdrianconsemblanteseriomirándolealosojosconunamiradatransparente,tranquila y dominante, como cuando miramos los ojos buenos e inocentes de unternero. Él se sentía entonces empequeñecido por ese vendedor ambulante de

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  • limonada, por ese analfabeto. Le parecía extraño y empezó a observarlo. Pero lasocasiones eran raras. La mirada misteriosa y perturbadora que Adrian llamaba ensecreto«elotroStavros»,aflorabapocasvecesysólodirigidaaél.

    Sinembargo,undía—unosmesesantesdesuencuentroeneljardín—,cuandoacompañaba al vendedor de limonada a donde su proveedor —un griego viejo ytaciturno que le surtía de azúcar y limones—, vio de repente junto a él al «otroStavros».Adrianseprendiódesumirada.

    Enunrincóndelatiendapocoiluminado,Stavros,borradaslasarrugasdelacara,conlaexpresióndulcificada,ojosmuyabiertos,luminosos,fijos,mirabaalvendedordecaraabotargadayhuraña,ydecía, tímidoperodecidido,mientraselotroasentíaconlacabeza:

    —KirieMargulis…Me vamal…No hace calor y la limonada no se vende…Estoyacabandoconmisahorrosyconsuazúcar…Asíque, ¿estamosdeacuerdo?Tampocoestavez…lepago,¿quédice?Queseacomootrasveces:simuero,pierdediezleus[3].

    Yelnegociante,tacañoperoconocedordelaspersonas,selodabaacrédito,conunapretóndemanostanásperocomosuvida.

    Yafuera,conlamercancíabajoelbrazo,Stavrosseapresuróahacerunjuegodepalabras,adarunapalmaditaenelhombroaunconocidoyasaltarsobreunpie:

    —¡Lehetimado,Adrian,lohecamelado!—susurróaloídodeljoven.—¡No,Stavros!—protestóAdrian—.¡Nolehastimado,levasapagar!—Sí,Adrian,lepagarésinomuero…¡Perosimuero,lepagaráeldiablo!—Simueres…esoseríaotracosa…Perodicesquelehastimado:esosignificaría

    quenoereshonrado…—Puedequenolosea…—¡No,Stavros,quieresengañarme:ereshonrado!Stavros se detuvo bruscamente, empujó a su compañero contra una valla y,

    adoptandoporunmomentosuaspectooculto,detimidezyhumildadalavez,espetóalasnaricesdeAdrian:

    —No,nosoyhonrado.Pordesgracia,Adrian,nolosoy.Ydichoestoquisoirse,peroAdrian,presadeunaespeciedemiedo,loagarróde

    lasolapadelachaqueta,loretuvoylegritóconvozahogada:—¡Stavros, espera! ¡Tienes que decirme la verdad!… En ti veo dos hombres,

    ¿cuáleselverdadero?¿Elbuenooelmalo?Stavrosseresistía.—¡No lo sé! —Y zafándose violentamente de las manos de Adrian, gritó

    enfadado—:¡Déjameenpaz!—Después,unpocomásallá,alconsiderarquequizáhabíaofendidoalchico,añadió—:¡Telodirécuandotehayasalidoelbigote!

    Nosehabíanvistodesdeentonces;Stavrosrecorríalasferiasdesdemarzohastaoctubre,yen inviernovendíacastañasasadasDiossabedónde.NoacudíaaBrailamásqueparaaprovisionarse.

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  • Adrian estaba tan encantado de habérselo encontrado ahora en el banco delparquecomodebendeestarlolosarroyoscuandoseencuentranconlosríosylosríoscuandosepierdenenelsenodelosmares.

    Stavros,alcontrariodeloqueerahabitualenél,semostrópocolocuaz,locualgustóaúnmásaAdrian,queestudiósucaraalapálidaluzdelatardeylepareciólamisma.Nadiehabríapodidoadivinarsuedad.Sinembargo,Adriansediocuentadeque, por las sienes, el rubio desteñido del pelo se había vuelto de un blancoceniciento.

    —¿Porquémemirasasí?—preguntóStavros,aburrido—.Noestoyenventa.—Ya lo sé, pero quiero averiguar si sigues siendo joven o si has empezado a

    envejecer.—Soyjovenyviejo,comolosgorriones…—¡Esverdad,Stavros!¡Estáshechotodoungorrión!—Ydespuésdeunabreve

    pausa añadió—: ¿Noquieres acasomi pitillera para dejarla caer unpoco al suelo?Quizáesoteharíarecordarquesiempremegustasaberdedóndevienes,adondetedirigesycómotevanlascosas.

    —Dedóndevengoyadóndevoynotieneimportancia.Peropuedodecirtequelosnegocios no me van demasiado mal. ¡Y a pesar de todo, potrillo, hoy estoy muydisgustado!

    YdiounapalmadaaAdrianenlarodilla.—Esotesucedepocasveces—respondióéste—.¿Yporquéestásdescontento?

    ¿Escaseanloslimones?—No,loslimonesno,sonlosgranujasdebiendeotrostiemposlosqueescasean.—¿Granujas de bien? —exclamó Adrián—, Eso es imposible: ¡los golfos no

    puedenserhonrados!—¿Esocrees?Puesyoconozcounoscuantos…Stavrosseinclinóyfijólosojosenelsuelo.Adriansediocuentadequeestaba

    hablandoenserioy,queriendoaveriguaralgomás,ledijocontacto:—¿Podríasdecirmeparaquénecesitasasemejantegolfo?—Para que me acompañe a la feria de Slobozia el jueves que viene. A decir

    verdad,noespormí,perocomosi lofuera…Sabesqueen laferiasueloponermejuntoaunpasteleroquehacebuñuelos.Losaldeanosloscomen, lesentrasedyyoestoylistoconlalimonada.Siesnecesarioechounpuñadodesalenlamasadelosbuñuelos.Yavesquenosoyhonrado…Bueno,yatengopastelero,eskirNicola…

    —¡KirNicola!—sesobresaltóAdrian.—…Nuestrovecino,tuantiguopatrón.Peromiradóndeestálapega:élnopuede

    dejarsuhornoparairalaferia.Asíquenecesitaun«vagabundodebien»paraqueacompañeasucriado,Mihail,yparaquecobremientraselotroseocupadefreírlos

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  • buñuelos.Hace ya dos días que ando buscando un golfante para eso.—YStavrosconcluyóconseriedad,contristeza—:¡Brailaescadavezmáspobreenhombres!

    AAdrianparecióestremecerleunescalofrío.Sepusoenpieanteelvendedordelimonadaydijo:

    —¡Stavros!¿Soyyodignodeserelgranujadebienquebuscas?Elcomerciantelevantólamirada.—¿Noestásbromeando?—¡Tedoymipalabradegolfo,comoloentiendestú!¡Voyyoconvosotros!Stavrossaltócomounchimpancéygritó:—¡Chocaesapata,hijodefaldero!…¡Eresundignosucesordetusantepasados

    griegos!—¿Quésabestúdemisantepasados?—¡Oh,seguramentedebierondeserunosbuenosgranujas!Y dicho esto, el limonagiu abrazó al pintor; después, agarrándole del brazo, se

    fueronalacarrera.—¡VamosrápidoadondeNicolaadarlelabuenanoticia!Partimosamástardar

    mañana domingo, hacia la tarde, para llegar a Slobozia elmartes por lamañana yencontrarunbuensitio.Tenemospordelanteundíaydosnochesencarro;elcaballoiráalpasooaltrote,segúnsusfuerzasysegúnlacalidaddelvinoqueencontremosporlasposadas.

    Laaparicióndelrecorre-feriasydesu«potrillo»diolugaraunavivadiscusiónenlapastelería.KirNicola sepercató, por los gritosdeStavros, de la suerte que éstehabíatenido.Stavrosfarfullóunaparrafadaenturco.Mihail,queestabaalcorrientedel asunto, intervino en la conversación para gran sorpresa de Adrian, que noentendía una palabra. Ante una respuesta seria deMihail, vio cómo kir Nicola seencogíadehombrosycómoStavrossecalmaba,aunqueésteexclamóenunperfectogriego:

    —¡Noospreocupéisporloquedigasumadre,pediamu[4]!¡Simehubieradejadollevarporlavidademimadre,haceahoracincuentaaños,nohabríasabidonicómosalenicómoseponeelsolmásalládelfosoqueenotrostiemposrodeabalahermosaciudadela de Braila! Ya veis, queridos amigos, lasmadres son todas iguales: ellasquierenrevivirensushijostantosuspobresalegríascomosusaburridasdesgracias.Yademás,decidmeenquénosequivocamossisomoscomoDiosnoshizo.¿Noesverdad,Adrian?

    Mihailvolvióaintervenirenlaconversación,tambiénengriego:—Enesotienesrazón,amigo,peronosotrosnoconocemosalamadredeAdrian;

    quizátengamosquevérnoslasconunadolorosaexcepción.Porloqueamírespecta,ospropongoenviaraAdrianparaquelepidapermiso;siseloda,seréelprimeroen

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  • alegrarme.Perosinelconocimientodesumadreoencontradesuvoluntad,yonovoyalaferia.

    EstaspalabrashicieronaAdriansalircomounaexhalación.Sumadreestabapreparandolacena.Élsedetuvoenmediodelaestanciaconlos

    ojoshúmedos, lasmejillas rojas,elpelo revuelto.Comonohabíapreparado loqueteníaquedecirle,seleahogabalavoz.Peroellaadivinóalgoyseleadelantó:

    —¡Yaestásconlacabezaenlasnubes!—Sí,mamá…—¡Escucha, siquieres empezar con lamismacancióndeotrasveces,hazmeel

    favor!Haz lo quequieras, sin romperme el corazón, y no te preocupes pormí.Esmejorasí.

    —No se trata de nada que te rompa el corazón,mamá—respondió Adrian—.Desdehaceochodíasoinclusomás,notengotrabajo,yquerríaacompañaraMihailala feria de Slobozia. Sería una buena ocasión de conocer esa bonita comarca y deganarentretantoloqueestoyperdiendoaquí.

    —¿Vaisairsólovosotrosdos?—Sí…no…tambiénestaráStavros…—¡Muybonito!¡Todavíamejor!Yésetambiéndebedeserun«filósofo»parati,

    ¿no?—Ycomoelchicocallara,añadió—:Enfin,¡puedesir!—¿Notevasaenfadar,mamá?—No,nomevoyaenfadar,cariñomío…

    Lapartida tuvo lugar aqueldomingo, ante losojosde todas las comadresde lacalleGrivitsa,vecinasdelpastelero,yenmediodesusbromas.Stavrosllegócomoalascuatrodelatardeconelcarroabarrotadoconsustrastos:elbidóndeagua,yenél,las jarras, el azúcar, los limones, los vasos, etcétera. Frente a la pastelería, con laayuda de kir Nicola y de Mihail, cargó lo necesario para la fabricación de losbuñuelos:unamesa,unacocinilladecarbón,unasarténgrande,dossacosdeharina,variosbidonesdeaceiteylosutensilios.Prepararondespuésunbancoparaellostres.

    ParaahorrarleaAdrianlasburlasdelasarrabaleras,sumadrepartióconélunamediahoraantesdequellegaraStavros;sesepararonenlacalleGalatsi,ellasefueacasa de una amiga, él se dirigió hacia la carretera principal, por donde tenía queaparecerelcarro.

    —Yaves,Adrian—dijoabrazandoasuhijo—,yomesometoatusdeseos,peroalgúndíatearrepentirásdeloquehaceshoy;esteviajequeemprendesahoraavivarátu deseo de emprender mañana otros más largos, cada vezmás largos; y si tú nopuedesgarantizarmelafelicidadquetereservaesefuturo,yopuedoasegurartedesdeahoraquelosdostendremosquelloraralgúndía,¡ojalámeequivoque!

    Adrianquisoresponderle,peroellasefue.Clavadoensusitio, laseguíacon la

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  • mirada; iba hacia delante, siempre adelante, como había sido toda su vida, recta,sencilla,triste.Elúnicodesvíodelqueseresponsabilizaba,nololamentabaapesardequelehubieracostadotancaro:eraelerrordehabertenidounhijodesoltera.Conelmantónylablusadealgodónbarato,conelpañueloenlamanoderecha,levantabaligeramente,conlaizquierda,lafaldademasiadolarga,queibabarriendoelpolvo,yteníalosojosfijosenelsuelo,comosiestuvierabuscandoalgo,algoquenohubieraperdidoaún,peroqueestabaapuntodeperder.

    ¡MipobrehermanoAdrian!Tiemblas…Enesecarroqueseatascaenlacarreteraprincipal, encogido en el pescante, junto a Stavros, que lleva el caballo al trote ycantaenarmenioatuderecha,yapoyadoenelhombrodeMihail,quefumayguardasilencioatuizquierda…tútiemblas,buenamigo,¡peronodefrío!¿Tiemblasacasodemiedo?¿Oesque—apretujadoentreesosdosdiablosdetuvida—sienteselsoplode tu destino, que te empuja no sólo a la feria deSlobozia, sino hacia las grandesferiasdetuexistencia,queapenascomienza?

    Durante largo, largo rato —a la luz de un ocaso cargado por la tormenta,avanzandoporunacarreterarectacomounacuerda tensa, flanqueadaporárbolesycamposdetrigo—,Stavroscantóyselamentóenarmenio.Durantelargorato,MihailyAdrianloescucharonsinentendernada,perosintiéndolotodo.Luegolosenvolviólanoche,aellosyasuspensamientos.Pueblosyvillorriossiguieronaotrospueblosy villorrios, nidos pobres de tristezas y felicidad, tragados por la oscuridad eignoradosporelmundo.Laluztemblorosadelfarolcolgadodelpescantedescubríarústicos y tristes paisajes nocturnos, que se iluminaban por un momento y quedesaparecíandespuésparasiempre:unperroque ladrabafurioso, laesquinadeunacortinaqueseechabaaunladoparadejarsitioaunrostroqueintentabaatravesarlaoscuridadconlamirada,edificiosviejos,detejadoshundidosyennegrecidosdesdetiempoatrás,ycorralesconlascercasrotas.

    Cuando entraba en un pueblo, Stavros se detenía ante una posada, masajeabaalrededordelosojosdelcaballo,letirabadelasorejas,ledabalaalforjadeavena,leechaba la manta por el lomo y entraba como una tromba seguido de sus doscompañeros de viaje. Allí volvía a ser charlatán, frívolo, bromista, lanzaba motesgraciososadiestroysiniestroy,aveces,sepermitíadaruncapirotazoenelgorroaalgún aldeano. Después encargaba un litro y un vaso para el señor, le pedíaamablemente la pitillera, se liaba un cigarrillo y, serio como el Papa, a modo deagradecimiento,selecaíaalsuelolapobretabaqueradelcomerciante.

    AdriansediocuentadequeMihail,quesóloconocíaaStavrosdesdehacíadosdías, lo sometía a una disimulada pero continua observación. Aprovechando unmomento en que el vendedor de limonada no estaba, dijo Adrian en griego a suamigo:

    —¡Quécotorra!…¡Cuántoruidoparanodecirnada!—Esunruidoquequiereahogaralgo,enalgunaparte,nosédónde…—susurró

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  • Mihail—.Encualquiercaso,esehombreescondealgo.

    Trassietehorasdecamino,casisiemprealtrote,haciamedianocheelcarroentró—lentoacausadelcansancioybajounalluviafina—enunpueblogrande,dondenosepodíadistinguirnadaapartedeunajauríadeperrosfuriososqueatacabanrabiososalcaballo.Stavroslosfustigósinpiedadconellátigoysedirigiódecididohaciauncorral.El caballo, debido a la oscuridad, golpeó la puerta con la cabeza y a puntoestuvodederribarla.

    —¡Grigore! ¡Eh, Grigore! —gritó Stavros al tabernero desde el pescante. Ycuando, tras una larga espera, una sombra negra acudió a abrir, añadió jurandoenfadado—:¡MecagoentodoslosEvangeliosyenlossantosdelfirmamento!¡Noquerrás que haga buñuelos y limonada con agua de lluvia! ¡Venga, abre rápido,cornudo!

    Elaludidorefunfuñóycogióelcaballoporelcabestro.Stavroslequitóelarnésyarrastró el carro bajo un cobertizo. Después, los tres viajeros y el posadero seencontraronenunadeesas tascas rumanas,parecidasa ladel tíoAnghel,dondesecome,sefuma,sedicencosasbuenasymalas,segúnquién,segúnlaedadysegúnlacalidaddelvino.

    Stavrosfuebreveestavez.—Comeremos bien, pero no nos alargaremos charlando.Hacemos un alto aquí

    hasta el amanecer, y después partimos.Lomás duro ya ha pasado.Mañana por lamañana, con la mente y el cuerpo descansados, ya tendremos ocasión de hablarmientrasvayamosa lo largodel ríoviendocómosaleel sol justoante losojosdelcaballo.Mañanatendremosbuentiempo.

    Lestrajeronunadocenadehuevosrevueltos,tocinoahumado,queso¡yunvinoqueresucitabaaunmuerto!

    AlbrindarconStavros,elposaderopreguntó:—¿VasalaferiadeSlobozia?Elotroasintióconlacabeza;eltaberneroempezóatomarleelpelo.—¿Sigueshaciendolalimonadaconácidocítricoenvezdelimonesysacarinaen

    lugardeazúcar?Stavroslomiróalosojosysiguiómasticando.—Y tú, cerdo, ¿sigues haciendo con alcohol rebajado y con agua de pozo el

    aguardiente con el que envenenas a los aldeanos y te llenas las faldriqueras? —respondióalcabo.

    —Stavros, yo te vi comprar el azúcar y los limones —intervino Adrian,sorprendido—.¿Noeranparalalimonada?

    —¡No,queridomío,conesoengañoalosquetienensed!—respondióélyañadióengriego—:¡Yavesunavezmásquenosoyhonrado!Yestonoesnada,puedoser

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  • aúnpeor.Mihail y Adrian intercambiaron una mirada cómplice y los ojos del primero

    respondieronalamiradainterrogantedelsegundo:«Aquíseescondealgo…».Los tres se levantaron.El posadero cogió una caja de cerillas y una vela y los

    acompañó al desván del establo, que estaba a medio llenar de heno. Extendieronencimadelastablasunaesteragrandesobrelaqueselanzaronlostresvestidos,conlabarrigallena,unpocomareadosporelvinoyelcansancio.

    —Si fumáis, tenedcuidadoconel fuego—lesdijo el ventero al salir, llevandoconsigolascerillasylavela.

    Cincominutosmástarde,todosdormían.

    ¿Quéhorasería?Adriannopodíasaberlopero,enundeterminadomomentodelanoche, sintió cómounamano le toqueteaba la espaldaydespués la cara.Abrióuninstantelosojos,pesadosporelsueño,lecostórecordarquenoestabaencasa,sinoenungranero,y sedurmióenseguida.Peroheaquíquedenuevoaquellamanosepaseóporsucara,yalmismotiemposintióunbesoardienteensumejilladerecha.Esta vezAdrian despertó y empezó a pensar, petrificado. ¿Qué demonios era eso?Parpadeandoenlaoscuridad,recordócómosehabíancolocadoantesdedormir:asuderecha, es decir, en el centro, Stavros; más allá de éste, Mihail. «¿Cómo? ¿QueStavrosmehadadounbeso?¿Quésignificaeso?»,sedijo.

    Una idea espeluznante le vino a la cabeza, tan espeluznante que la alejódiciéndose:«No…Seguramentelohesoñado…¡Noesposible!».

    Perounosminutosdespués sintió lamanodeStavros toqueteandounascuantasvecessupecho.Espantado,lepreguntóconvozahogada:

    —¿Estásbuscandomipitillera,Stavros?Enelsilenciodelanoche,lapreguntaretumbócomoenunabóveda.Jadeando,el

    vendedordelimonadalecogiódelbrazoylesusurróaloído,temblandodeemoción:—¡Cállate!—Pero¿quépretendes?¿Nomehasdadounbesoantes?—insistióAdrian,cada

    vezmásasustado.—¡Calla!Nogrites—susurróelotro,apretándoleelbrazo.Siguieronunosminutosdesilencioyespanto,cuando,derepente,seoyólavoz

    completamentedespiertadeMihaily,susurrandoenturco,hizounapreguntabreveaStavros.Éstepareciónoquererresponder,aunquedespuéspronuncióunaspalabras.Mihailinsistióconotrapregunta.Stavrosdiounarespuestamáslarga.Ydenuevolepreguntó el primero, con mucha más vehemencia, a lo cual Stavros respondiósecamente. Mihail quedó pensativo, calló durante un rato, pero he aquí que seincorporó sobre un codo y, dando la impresión de estarmirándole a Stavros a losojos, le habló tranquilo sin preguntarle nada. El otro le respondió violentamente,

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  • interrumpiéndole.SucedióentoncesalgoqueaterrorizóaAdrian.Mihail—aquienAdriannoteníaporviolento—seincorporódeunsaltoygritó

    una frase estridente y breve. Stavros hizo el mismo movimiento y contestó conidéntico tono. A partir de ese momento, entre esos dos hombres que apenas seconocían, empezó un hostil intercambio de palabras. En una noche negra como labocadellobo,lasfrases,laspalabras,brotabanafiladascomoestocadasenunasaltode esgrima. Adivinabas cómo se acercaban sus cabezas sin tocarse, cómo sefulminabancon lamirada, impotentes, cómoseagitaban susbrazos.Enel corazónheladodeAdrian,lasvocalesdelalenguaturcaresonabancomogemidosdeoboe,ysusnumerosasyásperasconsonantesbatíancomogolpesdetambor.

    Adrian comprendió la verdad. Comprendió igualmente que Mihail agarraba aStavros como unas tenazas, y una profunda compasión por la desgracia de éste leinundóelpechoylosojosselellenarondelágrimas.

    —¡Habladengriego!—pidiósollozando—.¡Quenoentiendonada!Esaexplosióndedolorpusotérminoaladisputa.Cayóunsilenciopesadosobre

    laspalabrasdeAdriancuandoéstepreguntó:—¡Stavros!¿Porquéhashechoeso?Elinterpeladosevolvióhaciaeljovenylerespondióconvozahogada:—Amigomío,porquenosoyhonrado.¡Yatelodije!YamástranquiloMihailreplicó:—¡Estoespeorque ladeshonra! ¡Esunaperversión!Esunaviolencia ejercida

    contra un equilibrio en el que todo es armonía: has pervertido ese equilibrio. Ycometeselmáshorribledeloscrímenesalquererpropagaryextenderestevicio.—Yañadiócondecisión—:¡PideperdónaAdrian,quesinotedejoaquícontustrastosytodo!

    Stavrosnorespondió.Se lióuncigarrilloycuandoloencendió, losdosamigosvieron de perfil un rostro irreconocible. La boca y la nariz se habían alargado, elbigoteestabaerizado.Teníaunacaraespectral.Conlosojoshundidosenlasórbitas,nolesmiraba,noleshizocasonisiquieracuandoéstosseliarontambiénuncigarrilloyloencendieron.

    Fuera,elladridodelosperrosyelcantodelosgalloscolmabanelaireylanoche.

    —Sí—empezóStavrosmuchomástarde,cuandoMihailyanoesperabaoírunarespuesta—.Sí,voyapedirleperdónaAdrian…consinceridad,perosinhumillarme.Ynoinmediatamente,sinodespuésdequemehayáisescuchado…

    »Hablas, de ‘perversión’, ‘violencia’, ‘vicio’…Y crees queme hacesmorir devergüenza.Eso a pesar de que os acabode decir que no soy honrado.Y eso es lopeor,yaquepor ello entiendohacerdañode formaconsciente. Pero ¿perversión?,¿violencia? ¡Querido Mihail!… Esto sucede todos los días a nuestro alrededor y

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  • nadieseescandaliza.Haentradoenlasleyes,enlascostumbres;hallegadoaserunanormadevida.Peroyo…yohesidodestrozadoporestavidaperversa; todoenmividahasidocorrupción,violenciayvicio.Hecrecidoalalientodeesascalamidades.Y,sinembargo,nosentíaningunainclinaciónhaciaellas.

    »No es agradable verte obligado a hablar en contra de tu voluntad, pero meaprovechodequeestemoshablandodenoche,comoenelimperiodelostopos.Ynohablo para defenderme, ¡me da lo mismo!… Hablo porque quiero daros, yo, unhombreinmoral,avosotros,moralistas,unaleccióndevida;sobretodoati,Mihail,quenolosabestododelavida,comotalvezteimaginas.

    »Soyunhombreinmoralydeshonesto.Porloquealadeshonestidadrespecta,yomismomeacuso;encuantoalainmoralidad,tengoderechoaseryoeljuez.¿Juezdequién?Lovaisaver.Unacircunstanciademividaosloaclarará,yestacircunstanciaeslahistoriademimatrimonio.Escuchad:

    Hacia 1867, poco después de la entrada del príncipe Carol en el principado,volvíatambiényoalpaís,peronocomounpríncipe.VolvíadestrozadoporlapérdidarománticademihermanamayorypervertidoporlavidaaventureraquehabíallevadoalrecorrerdurantedoceañosAnatolia,ArmeniaylaTurquíaeuropea.Esunalástimaquenopuedaempezarporcontarosmiinfancia,eltristedestinodemihermanaylascircunstanciasdemiperversión.Seríademasiadolargo.Quizálohagaalgúndíasiesquequeréisseguirsiendomisamigos,ysinoqueréis¡medaigual!

    Tenía,porentonces,unosveinticincoaños,disponíadealgodedineroyconocíatreslenguasorientales,perohabíaolvidadocasiporcompletoelrumano.Losamigosde mi infancia no me reconocieron, y eso me venía de maravilla: no quería serreconocidopornadadelmundo.Porotrolado,inclusomidocumentacióndemostrabaqueeraraia—súbdito turco—.Alhablarmalmi lengua,metomarondirectamenteporextranjero.

    ¿Porquévolvíaamipaís?Pornadayparaalgoimportante.Pornadaporqueenelextranjeromesentíamuybien.Sinembargo,esafelicidadnoeramásqueaparente.Llevaba una vida libre, errante pero viciosa. No conocía mujer más que comohermanaycomomadre:comoesposaoamantemeerandesconocidas.¡Yquédeseotenía de conocerlas! ¡Pero quémiedome daba también acercarme a ellas! ¡He ahíalgoquetúignoras,Mihail!

    ¡Ay,cuántainjusticiahayenlavida!¡Aunlisiadosinunpieosinunbrazonadielodesprecia,atodoslesdapena;perolagenteseechaaunlado,nadiesientepiedadporunhombreconelalmalisiada!Yesprecisamenteaéstealquelefaltaunapoyoen la vida. Amí también me faltaba. Al volver a mi país, venía a pedir ayuda aaquellosquenoeranunosdesgraciadoscomoyo,sinohombresconunavidasexualnormal.Melaofrecieron,perotansóloporunmomento;ymelaquitaronenseguida,vergonzosamente,paraarrojarmedenuevoalvicio.Heaquícómoocurrió.

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  • Amiregreso,retomémiantiguaprofesióndesalepgiu[5]yrecorríalosmercadosylasferias,perofueradeBraila,porsusalrededoreseinclusomáslejos.Enlaciudadnadiesabíaaquémededicaba.Elsalepselocomprabaaescondidasaunturco,anteelcualmehacíapasarporuncompatriota,dándoleaentendersóloloqueyoquería.De esta manera trabajaba poco y ganaba bastante, contaba sobre todo con lo quehabíaguardadoenlafaldriquera.Poraquelentoncesempecéahaceramigos.

    Vestidocomounchiabur[6]ypagandoadiestraysiniestra jarrasdevino,diundía, en la calleja Calimereasca, con un buen vino y, almismo tiempo, con lo queandababuscandodesdemivuelta—hacíacasiunaño—:elvinoeraservidoavecesporunahermosatabernera,lahijadeldueño.Ymeconvertíalavezenfielservidordeaquelvinoextraordinarioyenpresadelasllamasquelanzabanlosojosnegrosdemi hechicera. Pero fui prudente: la casa era honrada y muy opulenta. Allí losextranjerosnoeranbienvenidosaunqueellosloshubieranenriquecido.

    Entonces,loprimeroquehicefueconseguirpapelesrumanos,unasuntofácilenelpaísdelasantaPropina.Deundíaparaotro,entierroa«Stavros,elvendedordesalep»,ymeconviertoenelseñorIsvoranu,«comercianteencobredeDamasco».Elnombreyeloficioagradan.Soytratadoconconsideraciónyatención.Enlacasanohabíamadre.Elpadreeraviejo,severo,yestabaenfermodelaspiernas.

    Después de haber ido a diario durante tresmeses,meveouna tarde invitado acenarenfamilia.Ahíconozcoaunatíaquehacíalasvecesdemadreyquenoquitabaojoalasobrina.Perosobretodomedoycuentadequeestábienmentirsiempresóloa medias. En la mesa se encontraban sus dos robustos hermanos, establecidos enGalatsicomocomerciantesenalfombrasycobredeDamasco.Porsuerte,yoconocíaDamasco y su oficiomejor que ellos; había vendido amenudo alfombras y cobretalladodeaquelpaís.

    Durantelacomidahablo,narroanécdotasyescenasvividasenAnatoliaeinsistosobretodoenlossufrimientosqueescondenlasalfombrasyloscobresdeDamasco,encuya fabricación,completamentemanual, seve trabajaraniñosdecincoañosyviejos casi ciegos; losprimeros, ganandounos céntimosal día, sin saber apenas loquesignificalainfanciayentrandoenlavidaporlapuertadelossuplicios;losotros,extenuadosporelhambre,sinderechoaldescansonialatranquilidaddelavejez.

    Mishistorias interesan a la señorita y su tristeza le hace llorar; pero los demástienenuncorazóndepiedraynosequedanmásqueconlaparteanecdótica.Esomemolestatantoqueestoydispuestoabatirmeenretirada;perorecuerdoatiempoqueyonoibaaesacasaparacasarmecontodoelmundo.Lachicaerademigusto,ysóloaellalaquería.

    Conella,larelaciónselimitabaalasbromasylashistorias.Dosmesesdespuésdeestaprimeracena,podíaconsiderarmeunmiembrodela

    familia. En esa casa, en la que no entraba casi nadie, reinaba una atmósferaasfixiante,perolaúnicaqueseahogabadeverdaderalamaravillosacriaturaaquienyoamaba.Ibacadatardeapasardosotreshorasjuntoaella,acontarlehistorias,a

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  • bromeary,aveces,acantarleunosairesorientales,melodiososytristes.Latíayelpadreestabansatisfechos,ylachicaestabaencantada…Ellaqueríamásymás…

    Elpadrehabíaechadodelatiendaatodoslosclientesbravucones,cuantopudieracrear bullicio; y eran pocos aquellos que abrían todavía la puerta para pedirle debeber.Retiradosenlahabitacióndeatrás,latía,queeraelamadecasa,zurcíalaropay vigilaba, a través de las cortinas de la puerta acristalada, la tienda débilmenteiluminada.Lajovenbordabaohacíabolillos,mientraselpadre,tumbadoensucamacondosel,dormitaba,gemíadevezencuandoymeescuchaba.Eratontodecapirote.Sentadoenunsofáasulado,yohilvanabalashistoriasqueseajustabanamiplan,yélselotragabatodo.

    Así,meresultófácilencontrarsupuntodébil:necesitabaunhombreespabiladoque siguiera con su negocio, y había visto enmí a ese hombre.Ya se sabe que elrumanonoesbuencomerciante:noesmásqueunesclavode la tierra.Ycomoelviejoqueríaentregarasuhijaaalguiencompetenteenelnegocio,ycomo,porotraparte,enaqueltiemposólolosextranjeroserancapacesdehacerfácilmentenegocioslucrativos,estabasatisfechoporhaberdadoconuncompatriotaquehabíarecorridoelmundo, que sabía lenguas extranjeras y que estaba en condiciones de aconsejarincluso a sus dos hijos, tan tontos como su padre.Y es que al preguntarme cómohabían conseguido semejantes animales reunir una fortuna tal, descubrí que sudifuntamadrehabíasidounamujerdeunahabilidadcomercialinigualable.Lachicateníasucarácter,perodesdelamuertedelamadre,lacasalanguidecía.

    Mi aparición había traído aire fresco, pero cada uno de aquellos cinco seres lorespiraba a sumanera. El viejo y sus dos hijos—que venían cada dos semanas apasar el domingo en familia— se reían como idiotas y me abrumaban con suspreguntassobrenegocios,siempresobrenegocios.Paraponerapruebamicapacidad,el viejo no encontró nada más sutil que pedirme una vez una suma de dinero, yconfiarmeotraenotraocasión.Nosentendimosenambascircunstancias,ymedijeque,contodaseguridad,lanecedadyeldinerodebendeserhermanosgemelos.Asípues,aquellostresnosediferenciabanmuchoentresí.

    La vieja, hermana de la difunta, ni reía ni lloraba. En cambio, me tanteaba amenudoqueriendo saberquéme traía entremanos.Duranteun tiempo, soslayé laspreguntas y ella empezó a sospechar. Después, seguro de la confianza de los trestontorrones, lemostré claramentequemisnegocios ibanmaldesdehacíaunosdosañosporquenecesitabauncapitalmayor.Ysobreesteasuntonomentíamásqueamedias, ya que era verdad. Si hubiera dispuesto de una suma elevada, el mejornegocioenaquellaépocaeraelcobreextranjero.Mirespuestacayóbien,puestoquenuncahabíadichoquefuerarico.

    PerolaalegríademicorazóneraelamordelabellaTincutsa.Ellaera laúnicaquemehizoperseveraryteneresperanzaenaquellacasadesesperanzada.

    Hombrelibre,quenoapreciabaenabsolutoeldinero,acostumbradoarespirarlasgrandes corrientes de la vida que agitan los miasmas de la naturaleza, no me

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  • entreteníaenaquellacasa—dondetodoestabaviciadoporelegoísmoylanecedad—másqueporaquellaqueaspiraba,contodassusfuerzas,alalibertad.

    Amenudo nos quedábamos casi solos. La tienda se cerraba con la caída de lanoche.Latíaibaaacostarsepuesselevantabamuydemañana.Yentonces,sentadajunto a su padre—del que sólo sabías por sus gemidos cuándo dormía y cuándoestaba despierto—Tincutsa, inclinada sobre su bastidor,me decía con unamiradaquemehelabalasangre:

    —SeñorIsvoranu,cuéntemealgo,algotriste…—¡No,tristeno!¡Quemeaburre!—gritabaelpadre.—Bueno,entoncesalgoalegre—añadíaella,melancólica.—Lesvoyacontaralgoquegustaráatodoelmundo—dijeyo—.Elañopasado

    me encontraba conmimercancía en una feria por Ialomitsa.Ya saben que en unaferia es prudente llevarse bien con toda la gente. Las amistades se hacen y sedeshacen rápidamente, pero un comerciante se puede encontrar con otro más amenudoqueunmuertoconelcuraqueloenterró…

    —¡Mmm!¡Cuántasabiduría!—gruñóelviejo.—Yomeateníaportantoaestalíneadeconductacuandoheaquíloqueunbuen

    díamepasó.ConocíadetiempoatrásaunincondicionaldelasferiasquesellamabaTrandafir,ungitanoquedecíavendercollaresdeabalorios,peroquedehechoandabaalabúsquedadenovatosparadesplumarlosconesejuegodecartasllamado«¡Miraalcura,noestáelcura!».Enotraspalabras,Trandafireraunladronzuelo.Peroaquelladronzuelomeinteresaba.Veníaconsuscollaresensartadosenelbrazoyseapoyabaenmimostrador,fumabaenpipasindecirunapalabrayescupíahastaquemedabaasco y lo echaba de allí. Entonces semezclaba con el gentío gritando: «¡Collares,collares!». Sin embargo, sus ojos escudriñaban las cabezas de los campesinossusceptiblesdeconvertirseenclientesdesujuegoyelquecaíaensusmanossalíasinblanca.Queriendohacerleganarselavidadeunaformamáshonrada,lepropuseunavezquecambiaradeprofesión.

    —¿Qué?—merespondió—.¿Quieresqueseatusocio?—No—repuse—,nopuedohacertemisocioperopuedoconvertirteenvendedor

    desalep.Seganabien.—¡Oh! —exclamó él—. ¡Se gana bien! Con tu salep no ganaré nunca lo

    suficienteparapoderañadir,cadaseismeses,unamonedadeoroalcollardeducadosimperialesdemihermosaMiranda,yentonces,querido,ellaseiráconotroporque,yaves,¡elamoresinconstante…!

    Ledilarazón:conelsalepnosacasducadosdeoro,mientrasqueconel«Miraalcura»… Pues eso, con «Mira al cura» ganó, el día del que estoy hablando, cincoducadosdeoroenunabrirycerrardeojos.Peroheaquíqueestavez losducadosvinieronacompañadosdeunahistoriagraciosa:elcampesinoquesaliódesplumado,un joven, no dejaba en paz a Trandafir y ambos, después de una enloquecidapersecuciónporloscampos,sepresentaronantemíparapedirmiopinión.

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  • —Sinoquieredevolvermeeldinero,quemeenseñesuoficio;sí,suoficio:voyahaceryolomismoqueél—decíaelaldeano.

    Trandafirseencogíadehombros.—¡Estealdeanoestáloco,tejuroqueestáloco!¡Quédesgracia!¡Quédesgracia!—¡No,chaval—decíaelotro—,eldinero,omidineroomeenseñas tuoficio!

    ¡Noesbuenoserhonrado!¡Voyasercomotú!—¡Perotútampocoeresmáshonradoqueyo!—gritabaTrandafir—:Hasquerido

    quedarte conmidinero; ¡he sidomás astutoque túy te hequitado el tuyo, eso estodo!

    —Sí—convinoelaldeano—,nohesidomáshonradoquetú,poresemotivotedejo una moneda de oro, pero devuélveme las otras cuatro. Si no, me tiro al ríoIalomitsa,yesunapena.Tengounamujer jovenysola.Noscasamosporamor.Yesascincomonedasdeoroerantodaslasjoyasdesucollar.Selashabíacogidoparacomprardoscaballosypoderararmitierra…

    —¿Cómo?—saltóTrandafir,comoquemadoporunhierrocandente—.Animal,¿eres capaz de coger lasmonedas de tumujer para comprar caballos? ¡Ay! ¡No temerecestenerunamujerhermosaconuncollaralcuello!

    —¿Yquévoyahacer?—selamentabaelcampesino.—¿Que qué vas a hacer?—gritaba el gitano—. ¡Te vas a robar los caballos a

    treinta kilómetros de tu puebloy dejas lasmonedas en el cuello de tumujer!—Yvolviéndosehaciamí,Trandafirpreguntó—:¿Hasvistoalgunavezun rumanomástontoqueéste?

    Dichoesto,sequedópensativofumandosupipayescupiendo.Elaldeanollorabaconlacabezaentrelasmanos.Yentonces,¿quévieronmisojos?Trandafirsevolvióhacia el joven, le dio un revés en las manos y rápido como el rayo le soltó dosbofetones.

    —¿Porquémepegas?—gritóelabofeteado.—¡Porqueerestonto!Nopuedosoportaraloshombresquelloran—respondióel

    gitanohaciendogirarsusojosencendidoscomoelcarbón,comosifueraeldemonio—.Ahoracogetuscincomonedasdeoroylárgate,peroporlanochetecolocasatirodepiedradelpueblo,enelcaminoprincipal:alamanecertellevaréesosdoscaballosytedaréotrosdosbofetones,paraqueteentreenlacabezaquenuncamásdeberástocarelcollardeunamujerhermosaexceptoparaañadirmonedasnuevas.

    Seismesesdespuésdeestesuceso,meencuentroaTrandafircaminodeNazaru.Ibaacaballo.Yo,encarro.Alcruzarnos,lepregunté:

    —¿Cumplistetupalabra,Trandafir?—Sí—repuso—.Ledilosdoscaballosperotambiénlosdosbofetones.

    Mientraslocontaba,elpadresehabíaquedadodormidoperoTincutsaestabamás

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  • emocionada que nunca. Por primera vez en mi vida me encontraba solo ante unachica guapa que me miraba con ojos llenos de amor, húmedos y brillantes.Inclinándosehaciamí,mecogiólamanoymedijoconunavozmásmelodiosaqueelsonidodeunviolín:

    —Dígame[7],señorIsvoranu,¿seríacapazdeamarcomoelgitanoTrandafir?Nopodríadecirossisumanomequemóomeheló,peroséqueseapoderódemí

    unespantoterrible,lacabezamedabavueltascomosimehubieracaídodeuntejadoy,sindecirunapalabra,cogímisombreroymefui.

    Ella se lo tomó como una de mis bromas y rió mucho cuando me vio al díasiguiente.Peroyoestabadesesperado:elmiedoaestarasolasconunamujereramásfuertequenunca.Todamiesperanzadepoder salvarmegraciasauna intimidaddevariosmesessehabíaesfumado:medescubríparasiemprecomounhombreconelalmalisiada.

    A pesar de todo, como se hace con los caballos que se asustan del fuego,meempeñéencreerquepasándomelallamabajolanarizdejaríafinalmentedetemerlo.Y¿quiénsabe?¿Quéconocemosdelanaturalezahumana?¡Menosquelosanimales!Quizá si hubiera tenido una tregua para controlarme, para domesticarmis sentidosdescarriados,mis instintos salvajes,habríaconseguidoelequilibrioqueme faltaba.Peroparaellohabríanecesitadodelabuenavoluntaddelagenteydelaayudadelascircunstancias.Niunaniotraquisosalvaraunhombre.Lascircunstanciashicierondemí un hombre pobre, al tiempo que la gente no veía enmímás que lo que suegoísmo lepedía. ¿El resultado?Nos rompimos la cabezacontraunmuropero,deentretodos,elmásinfelizfuiyo.

    No habría querido pedir la mano de Tincutsa antes de estar seguro de queempezaban a remitir mis inclinaciones pero se me adelantó otro pretendiente quepuso mi situación en peligro. La chica gritaba que no quería casarse más queconmigo.Elpadremepreguntóentoncesquéintencionestenía.

    ¡Quéintenciones!¡Aydemí!¡Lasolaideadecasarmemearrojabaalaspenasdelinfierno!Nopuderesponderlenada.Memostrétitubeante,agobiado.Tincutsa,heridaen su orgullo, lloraba, y sus lágrimas me partían el corazón. El viejo achacó mivacilaciónalhechodequeyo«noeraunhombrerico»ymeconsolódiciendo:

    —¡Unbuendíaserástambiénricositrabajasaquí!¿Habéisoído?Creíanqueloqueyobuscabaensucasaeralafortuna.Yasífui

    acercándomealabismo,ibaderechoaél:pedílamanodeTincutsa.Lachiquillasaltódealegría,lacasadespertódesusoporperoyo…yomesentíaperdido.Losdíasquesiguieron a la pedida en matrimonio se parecían a los últimos minutos de uncondenadoamuerte.Tincutsaestabaencantada.

    —¿Es la emoción loque teperturba tanto?—mepreguntóundía—¡Qué felizsoy!

    ¡Pobrechica!Paradarmeánimo,yobromeabadelamañanaalanoche,perosenotabaqueno

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  • eracomoantes,ylatardedelcompromisoapuntoestuvedeperderelconocimiento.Los parientes se quedaron muy desconcertados y, al igual que mi prometida,achacaronmi confusión a la emoción.Me pedían que hablara, que contara cosas.Escarbabaenmicerebroynoencontrabanada.Peroelcuraquenoshabíacambiadolosanillos,despuésdepronunciarsusoraciones,meofrecióunmotivoparabromear.

    Estabanhablandosobreel trabajoenelcampo,yelcurasequejabadeque lostrabajadoresletomabanelpelo,quetrabajabandemasiadodespacio.Paraintroducirmianécdota,dije:

    —Siquierequetrabajenmásrápido,sólohayunaforma,padre.—¿Cuál,hijo?—¡Jurar,jurarcomouncarretero!—¡Ah!,nosotros,loscuras,nopodemosjurar,especado.—Sí, es pecado, por supuesto—reconocí—, pero el arzobispo de Bucarest ha

    dadopermisoparahacerloencualquiercircunstanciaenquenosepuedaactuarsinjurar.

    Elcurapusocaradeincredulidad,perolosasistentesgritaban:—¿Cómo?¡Dinoscómo!¡Cuéntanos!—Puesbien, fue así: undía el arzobispodeBucarest teníaque ir auna ciudad

    para tomar parte en una ceremonia oficial. Se le llevó la mejor diligencia y susantidad subió. Pero el carretero estabamuy descontento a pesar de la sustanciosapropinaque leesperabayelmotivoeraque,como todos sabemos,uncarreteronopuedearrearloscaballossinjurar.Paraél,hacerrestallarellátigosobresuscabezasyecharpestesesmásnecesarioquelapropina.Elcarreterodelarzobispohacíahonorasunombrepero,temiendolairadelprelado,elpobrehombresemordióloslabiosyarreó los caballos comopudodurante doso tres horas de camino.Sin embargo, alllegar a un vado se detuvo bruscamente. Rojo de ira como un cangrejo, soltó lasriendas de los cuatro caballos y esperó, decidido a conseguir a cualquier precio suderecho.Alarzobisposeleacabólapacienciay,alcabodeunrato,sacandolacabezaporlaventanilladeladiligenciapreguntóalcarreteroporquésehabíadetenido.Elcarreterosequitólagorrayrespondióconhumildad:

    —Mire usted, santidad, los caballos están acostumbrados a los juramentos delcarretero,ycomoyonopuedojurarporquesusantidadestápresente,ellosyanomereconocenynoquierenpasarelvado.

    —¡Hijo,grítales:arre,arre,caballitosbuenos!…—leaconsejóelarzobispo.Elastutocarreterodijoconlabocapequeña:—¡Arre,arre,caballitosbuenos!…Peroloscaballosnosemovieron.—¿Ynohayotramanera,apartedelosjuramentos,deconseguirquesemuevan?

    —preguntósusantidad,perdiendolapaciencia.—No.Comolehedicho,padre,¡loscaballosnosemuevenmásqueconavenay

    juramentos!…

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  • —¡Estábien—respondióelarzobispo—,jura,yteabsolverédelpecado!Elcarreterosepusoenpie,cogiólasriendas,hizorestallarsuinterminablelátigo

    ygritóconunavozcapazdeasustaralosmuertos:—¡Ea!¡Ea!…¡MecagüenlassandaliasdelaVirgen!¡Ea!¡Ea!…¡Lamadreque

    osparió!…PorloscatorceEvangeliosylossesentasacramentos…Ea,quelesdenpor culo a los doce apóstoles y a los cuarenta mártires y a todos los santos delfirmamento…Arre…arre…caballitosbuenos,¡lamadrequeosparió!

    La diligencia cruzó el vado volando como una golondrina. En la otra orilla, elarzobispovolvióasacarlacabezaydijoalcarretero,quelomirabatriunfante:

    —Esextraordinariocómohasadiestradoatuscaballos,peronosabesmuchodedoctrina cristiana: no son catorce Evangelios, sino cuatro, y no son sesentasacramentos,sinotansólosiete.

    —Tienerazón,padre,esotambiénloséyo;peromire,cuatroysietesonnúmerosdemasiado cortos como para poder jurar desde las tripas. ¡Así que nosotros, loscarreteros, hacemos lo que podemos para adaptar los asuntos religiosos a laprofesión!

    Esta anécdota, por las risasqueprovocó,pusoal cura en apurosyyome sentímásanimado.Tincutsaestabaencantadayorgullosademí.

    ¡Ay! ¿Por qué no acabó todo ahí? ¿O por qué no me decidí a huir antes deldrama?Porqueeldrama,largo,incompleto,llegótressemanasdespués,tressemanasde un sufrimiento extraordinario e increíble, en las que cada beso demi noviameparecíaunestímuloparasalirhuyendo,paracometerunalocura.Estedramaempezóconlaboda.

    LleguéentoncesalaterribleinfamiaquemedestrozólavidayladelainocenteTincutsa; llegué, querido Mihail, a la perversión, a la violencia, al vicio del quehablabas, a todas las canalladas que las bestias de dos patas tienen a modo decostumbre,detradición,envenenandolavidayatormentandoainocentes.Porque,aligualquemiprometidaerapura,yomismoera inocente,unavíctimadelvicioquesufría.

    Quizátúnosepas,Mihail,dequésetrata.Túnosabesqueentrenosotros,enlanoche de bodas, las mujeres de la familia, e incluso las de fuera, irrumpen en lahabitacióndelosreciéncasadosunashorasdespuésdequeéstossehayanacostado,los echan y husmean en su cama para encontrar la prueba incontestable de lavirginidadde lanovia,pruebaquedespuéssemuestra triunfalmentea los invitadosque están celebrando la fiesta en la habitación de al lado. He llegado a ver cosasinclusopeores:hevistounabanderadeésasllevadaenloaltodeunapértigaporelcaminodePetroiaCazasu,enmediodeunamuchedumbredemujereshistéricasqueaullaban en torno al asqueroso trofeo.Acompañadas por un gitano que rasgaba suviolín,iban,unlunesalamanecer,allevarel«aguardienterojo»alafelizmadredelainfeliznovia.

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  • ¿Conocestú,Mihail,algomásbárbaroymássoez?¿Acasohayenelmundounaperversiónounaperversidad,unaviolaciónounaviolencia,unvicioounsadismoqueseanmásinhumanos,máscrueles,másinimaginablesqueestaalegría,queesteespectáculo,queestacostumbreofensivayvergonzante?

    Yoyalosabía,conocíatodoesoantesdequellegaraeldíadelaboda.Nosólome había repugnado desde siempre, sino que entonces, en aquella hora peligrosa,cuandomissentidosmetraicionabantandolorosamente,eraparamícuestióndevidaomuertemandaraquellamalditamascaradaaldiablo.

    Llamé al padre y a la tía y hablé con ellos. El viejo, aunque apreciaba esacostumbre asquerosa, no se mostró demasiado testarudo, pero la vieja insistíatozudamenteenrespetarla,yaqueeraunatradicióndelpuebloyunescudodelhonor.

    Lascosasquedaronasíyunahermosatardelabodasepusoenmarchahacialaiglesiacon lapompahabitual: todoelmundo ibaapie,excepto losdos jinetesqueabríanelcamino;despuésveníaunhombrequellevabadosenormesvelasdeMoscú,colocadassobreunabandejadeplatatalladaconincrustacionesdeoro;luegoseguíanlos invitados. Al salir de la iglesia, los jinetes se adelantaron y descargaron suspistolas,ondeandoalvientounospañoslargosatadosalbrazoyhaciendocabriolascon sus caballos, que tenían las crines adornadas con lazos e hilo de plata. En labandeja, en lugar de las velas, estaban ahora el pan y la sal tradicionales.Inmediatamentedespuésibayo,queapenaspodíaarrastrarme,temblandodemiedoydedesesperación,conunavelaenlamanoyconTincutsadelbrazo.Ellaestabafelizbajo los atavíos que la cubrían por entero. Detrás de nosotros, todo el cortejo,ensordecido por una docena de músicos que tocaban cuatro instrumentos: violín,laúd, clarinete y trompeta. Por el camino, las mujeres que venían de la fuentearrojabanelaguadesuscántarosalpasodelacomitivacomodeseodeprosperidad.

    Y por la noche sonó para mí la hora fatídica. A la mesa había unos veinteinvitados, incluida la familia. Los vítores de la boda desencadenaron una alegríadesbordanteytuvequeestarasualturayresponderconbromasalasbromasdeloscomensales.Unodeéstos,unpocoachispadoporelvino,tuvoelmalgustodecontarcómounavez,ensupueblo,aldescubrirelmaridoquelajovennoviahabíapecado,lediounapalizaenlamismanochedebodas;alamañanasiguiente,lametióenuncarro,lasentódeespaldasalosbueyesydecaraalapartetraseradelcarro,dondehabía colgadoen lapuntadeunpalounacazueladebarro conel culo rotoque sebalanceabaalandar.Coneseséquitolamandóacasadeloshorrorizadospadres.

    Miré a Tincutsa: lo escuchaba tranquila, segura de su inocencia. Pero yo,espantado,gritéqueloquesucedeentremaridoymujernoatañemásqueaellos.

    —Enseguidaveremosnosotrossiesoatañesóloaellos—respondieronalgunosíntimos.

    Finalmente,ese«enseguida»llegórápido,yaqueencuantodieronlasdocedelanoche,medicuentadequeunasbolitasdemigadepanempezaronavolarhaciamídesdetodaspartesyachocarcontramicara.Alasbolitassiguierontrozosdepany,

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  • unosminutosdespués,rebanadasenteras.—¿Quésignificatodoesto?—pregunté.—¡Significaquetienesquelevantarteysaldartudeuda!—megritólamadrina.Os juro, amigos, que no entendía nada, pero lo entendí cuando el padrinome

    llevóaunaparteymedijodequédeudasetrataba.Mientrashablaba,lamadrinaylatíaacicalabanaTincutsaenlahabitaciónnupcialquenoshabíanpreparado;despuésvinieronabesarmey lomismohizoelpadre, tras locual, sinmáspreámbulos,meabrieronlapuerta,meempujarondentroylacerraronamisespaldas.

    Recuerdovagamenteque,enaquelmomento,unodelosmástrágicosdemivida,vi la hermosísima cabeza de Tincutsa sobre la blancura de la almohada y su pelonegrosueltoyextendido.Esofuetodoloquesucedióaquellanoche.¡Caídesmayadoenmediodelahabitación!

    Deliréduranteveinticuatrohoras sacudidopor la fiebreyyací enfermodurantedossemanas.Noséquédijemientrasestuveinconsciente,perorecuerdoquefueronpocos losquemevisitaron.Unavezrepuesto,despertéderepenteenunmundodeenemigos. Mi suegro y la tía de Tincutsa vinieron a pedirme cuentas por haberhumilladosucasa.Porelmomentomesalvéalegandoquehabíasido«hechizado».Notuvieronniunapizcadecompasiónpormipersonaymeodiaronaúnmás.

    Apartirdeeseinstanteydurantediezmeses,elodioylaenemistadseabatieronsobremí.Memantuvieronapartadodecualquiernegocio,noqueríandarmetrabajo,guardabaneldinerosiemprebajollavecomosifueraunladrón.Conloqueteníanopodía emprender nada, excepto hacerme de nuevo salepgiu, porque había gastadocasitodosmisahorrosenregalosdeboda.Ycomenzóentoncesunavidahorriblequeaúnhoymeproduceescalofríos.

    Nopuedocontároslaendetalle,meresultademasiadopenoso.Encerradoenaquellamalditacasa,nomeatrevíaaponerunpieenlacallemás

    queraramente,ysólopor lanoche.Nomedabanpermisoniparabajara la tienda.Nadieveníaaverme…Noteníafamilianiamigos…Nadaquehacer…Todoloquedecía,todoloqueproponíaestabamal.Enlascomidasparecíaquemehallabaentresordomudos.Yyo,enzapatillasycamisa,deambulabaporlashabitaciones,comounzángano,comounridículo,comounaespeciedejubilado.

    Losdos cuñadosvenían ahora todos losdomingos.Lespedíqueme llevaranaGalatsi,asunegocio,delqueentendíabastante.Mehablarondedivorcio.Diréis,contodalarazón,quehabríasidolasoluciónmásinteligente.Enabsoluto.

    Desde laboda,miesposahabía rotoconsu familia.Todasuvidahabíaechadoraícesenlamía,enaquellavidamiserableyarruinada.Sinlágrimasysinamargura,ella había aceptado la desgracia con un valor inesperado. Creía sinceramente quedebía de estar «hechizado» por alguna bruja y rezaba ardientemente a Dios

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  • misericordiosoparaquevenciera aldiabloy curara a su esposo, alqueamabacontodossusdefectos.

    Encerrados los dos en la habitación, pasábamos los días en conversacionesíntimas,interminables,conunamorsinigual.Lepedíaperdón…Ellamerespondíaquenoeraculpabledenada.Ay,¿cómovoyaolvidaraesacriatura,laúnicaquemehaentendidoyquehasentidocompasióndemí?Yquiénsabesi,denohaberexistidoaquelodioquenosenvenenaba,nohabríallegadoaserelesposoyelhombrenormalal que aspiraba con todasmis fuerzas.Ya no era tan tímido como al principio, noteníatantomiedodemiesposa,habíadesaparecidotambiénelpavorquemehelabala sangre cuando se acercaba. Experimentaba incluso momentos de suave deseo,ligerosdespertares,pequeños impulsossensualesmehormigueabanporelcuerpoyme hacían sonrojarme cuando ella me tomaba en sus brazos, me acariciaba y medeclarabasuamor.

    Peroloqueconstruyeelamorcondificultad,lodestruyeelodioenunmomento,yesonoseloperdonarénuncaalagente.Cadamañana,encuantosalíadenuestrahabitación, losdosbúhosdenuestradesgracia seabalanzabansobre lapobrechicapara preguntarle si «había pasado» algo. Y como ella no quería hablar, aquellosmalditos agoreros le aconsejabanque se separarademíy la atormentabanhasta ladesesperación.

    Aquel martilleo y la destrucción sistemática de lo poco que la naturalezaintentaba reconstruir duraron diez meses. Nos ahogábamos. Los dos verdugos deGalatsi se hicieronmás agresivos,me insultaron y exigieron que convenciera amimujerparaqueseseparara.Resultabaimposibleresistir.Acurrucadoselunojuntoalotro,nosnegábamosavecesabajaracomer;pasábamosdíasenteroscomiendounasolavez.Después,derepente,semeocurriólaideadehuir.

    Ellamepreguntósipodríaganarmelavidaconelpocodineroquemequedabay,antemirespuestaentusiastasobreelfuturolibreyllenodeamorqueseríacapazdecrearle lejos de aquella desgraciada casa, se le humedecieron los ojos. Abrazadoscomodoshermanosperdidosenunmundohostil,conlacaraylasropasempapadasdelágrimas,vivimosasílashorasdelafelicidadmáspuraquepuedansaborearseenestemundo.

    Peroésas fueron lasúltimashorasdestinadasavivir juntos.La inmensaoladelodiohumanoseacercaba.

    Estábamosafinalesdefebrero.Habíamospreparadobiennuestroplan:esperarunmesmásy,haciafinalesdemarzo,huirenunvelerorumboaEstambul.

    Sinembargo,deunosdíasaesaparte,habíamosnotadouncambioextrañoenelcomportamiento de nuestros dos tiranos: habían dejado de repente de venir por lamañanaadondemiesposa,yanolaaterrorizabany,respectoamí,unanocheelviejomedijoquepodía salirdecasayvolver cuandoquisiera. ¡Mequedéboquiabierto!FuicorriendoadondeTincutsa,peroellaestallóensollozos:

    —¡Creoquenosesperaunadesgracia!—medijo—.Tengopesadillas:teveopor

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  • lanoche rodeadodeniñosque lloranymeveoamíengalanadaconoroypiedraspreciosas…Esmalo,peorquemalo.¡Nosalgas!¡Quiénsabeloquepuedepasarte!…Sufrimosestacárceldesdehacediezmeses.¡Aguantemosunassemanasmás!…

    Anteestaspalabras,sentíunapuñaladaenelcorazónyempecéatemblar.Pero,queridosamigos,eldestinodelhombreestáescritodeantemano.

    Aldíasiguiente,amanecióunamañanabrillantedeinvierno,tranquila.Lanieve,de unos tres palmos de grosor, cubría la tierra con unamortaja inmaculada, y lascampanillasdelostrineosllenabanelaireconsutintineonostálgico.Estabajuntoalaventana yme parecía que las paredes seme caían encima. ¡Me sentía enloquecer!Unafuerzaincontrolablemellamabaafuera,almovimiento,alavida,alimpetuosomisteriodelaexistencialibrequehacíacasiunañoquenoconocía.¡Mearrojéalospiesdemiesposayledijequemedejarasalirunahora,mediahora,cincominutos,salirdeaquellasparedes,deaquellostechos,deaquellamiseria!

    Ellaseapiadódemíymediopermiso,aconsejándomequecogieraelcuchilloylas dos pistolas; insistió en que no permitiera que nadie seme acercara. Besé suszapatillas,mepuseelchaquetóndepielylagorradeastracánybajéalatienda.

    ¡Ay,esasalidafuemiruinayladelapobreTincutsa!Fuenuestraperdición,peronoenseguida,porqueaquellamañananomepasónada,nitampocoenelpaseodelatarde ni en el del día siguiente. Pero probablemente, al pasar por la tienda, fuireconocidoporelojotraidorqueelviejohabríaescondidodetrásdealgunapuerta¡yquemedesenmascaró!

    Enlatardedeaquelúltimodomingoquevivíenesacasa,trasvolverconlosojosllenosdelagrandezadelDanubio—quearrastrabahaciaelmarenormesbloquesdehielo—,beséporúltimavezamimujer,aaquellaquedurantediezmesesfuelamástiernadelasesposasylamáspuradelasdoncellas.

    Estabatranquilo…Peroalbajaracenar,unaangustiatrágicaentristecíanuestrascarasyapenasaguantábamoslaslágrimas.Haciaelfinaldelacomida,ellapreguntó:

    —¿Porquénohanvenidomishermanos?—Vendránenseguida—respondiósupadre.Encendimoslosnarguilesytomamoscaféturco.Fuera,lanocheerasilenciosa…Eratarde.Derepente,alobservarunamiradallenadecomplicidadentreelviejo

    ylatía,Tincutsaestallóensollozos.En aquel momento la puerta crujió y aparecieron los dos hermanos, sombríos

    comounosverdugos,trayendoconsigoaunhombreanteelcualempalidecí.Eraungriegoquehabíasidoenotrostiemposamigomíoyqueahoraveníacomo

    delatoryasesino.Depielostresantelapuerta,quedejaronabierta,suprimerapalabraamodode

    buenasnochesfueladeltraidor.Alargandoelbrazoyseñalándome,dijoenrumano:—¿ÉsteesvuestroseñorIsvoranu?Claroqueestá«hechizado»:ésteesStavros,

    vendedordesalepymaricón.Anteestaúltimapalabraquellamabaporsunombreamivicioqueeratambiénel

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  • suyo,Tincutsadioungritoysedesplomó,mientrasyo…Apresadoporlacrueldadylaseddevenganzademiscuñados,fuiarrastradoala

    tienda,mepisotearon,megolpearonenlacabeza,enlacara,enelpecho,hastaqueperdíelsentido.Después…

    Despuésme desperté fuera, enmedio de la nieve, ante la puerta cerrada de unpatioquedabaauncallejón sin salida.Estabahelado…Laspiernas, lasmanos, lacabeza,elpecho,encarneviva.Ycomoropadeinvierno,meencontrabaencamisayconlacabezadescubierta.

    Hiceacopiodetodasmisfuerzasyfuiapedirrefugioadondeelturcoqueantesmevendíalonecesarioparaelsalep.Merecibiócristianamenteymetratócomounhermano.

    Alcabodecuatrodías,estehombredebien,sinsaberconquiénestabahablando,trajoamilechodedolorlanoticiaquecorríaporlaciudad:unoslipovenos[8]habíanpescadoelcuerpodeTincutsaenlaorillaizquierdadelDanubio…

    Desdeentonceshanpasadoyatreintaycincoaños,ycadaaño,esedíafatal,voyalaorilladelDanubio,quearrastraperezosamentesusbloquesdehielo,parapedirperdónaTincutsaporlahumillaciónquelecausé.

    Yatitambién,Adrian,tepidoperdónporlahumillaciónquetehecausado.

    DecaminoaSlobozia,entredoscamposdecebada,elcarrodelostreshombresavanzabaaltrote.Antelosojosdelcaballo,queresollabaenelfrescordelamañana,brillabaellucerodesdelacúpulapúrpuradelamanecer.

    Unaalondrasaliódeunsembradoyseelevóhacialoalto.Stavroslasiguióconlamiradahastaquelaviocaercomounapiedra.Conlosojosfijosallídondelahabíavistodesaparecer,cantóenesalenguauniversalqueconocentodosloshombressinpatriayconesamelodíaquenopuedeescribirsesobrepapel:

    Sifueraunaalondra,atravesaríacomoellaelazuldelcielo;peronobajaríaalatierra,dondeloshombressiembrantrigo,dondeloshombressiegantrigo,dondesesiembraysesiegasinsaberporqué…

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  • II

    KyraKyralina

    Enelboscajeenelqueelcarrodelostresferiantessehabíadetenidoparacomer,Stravrossehacíaderogarporsuscompañeros,loscualeslepedían,desdehacíaunahora,quelescontarasuinfanciayladesuhermana,evocadasporélalcomienzodesuhistoriaenelgranero.Nolefaltabanganasdehacerlo,puestoquesuánimoestabaahoradispuestoaevocaraquellejanorecuerdo,peroasísucedecuandoquieresabrirlas oxidadas compuertas que impiden el paso de las aguas del pasado: te gustaresistirte.

    Tumbados sobre la mullida hierba del soto, fumaban en silencio mientras elcaballopastabayresollaba,paseándoseconpasosmenudosasualrededor.Stavrosselevantó, recogió algunas ramas secas y encendió el fuego; cuando la brasa estuvolista,buscóenelcarroloscacharrosparaprepararcafé,hirvióaguaypusoenelibricde latón el azúcar y el café necesarios. Después, con la habilidad propia de unespecialista,vertióellíquidoespumosoyaromáticoentrestazas,sesentóalaturcaycomenzó:

    Norecuerdonilafechanilaedadexactaqueteníayoenaquelmomento.PeroséqueelsucesomáscercanoquesiguióaldramaqueosvoyacontarfuelaguerradeCrimea.

    Siendoniño,recuerdolacrueldaddeunpadrequezurrabaamimadretodoslosdías sin que yo entendiera por qué.Mamá faltaba de casa a menudo, volvía y lagolpeaba otra vez, antes de salir y después de llegar. No sé si la maltrataba paraobligarla a irse o bien para retenerla, ni si a la vuelta la paliza era a causa de suausenciaodebidoaquehabíaregresado.

    Tambiénrecuerdoque,enaquellaépocaconfusa,juntoamipadreseencontrabasiempremihermanomayor,tancruelcomoél,yquejuntoamimadrelloriqueabamihermanaKyra,cuatroañosmayorqueyoyhacialacualmesentíaatraído.

    Poco a poco la niebla se disipa, crezco y empiezo a entender.Y entendí cosasraras…Yo tendría ocho o nueve años; mi hermana, entre doce o trece, y era tanhermosa que me pasaba el día a su lado para contemplarla de pies a cabeza. Seacicalabadesdelamañanahastalanoche,ymimadrehacíalomismo,yaqueeratanguapacomoella.Lasdosanteelespejoseatusabanlaspestañasconpolvoderesinamojadoenaceite,lacejasconuncarboncillodemaderadealbahaca,peroloslabios,lasmejillasylasuñasselospintabanderojocarmín.Ycuandoterminabanestalargaoperación,sebesaban,sedecíanpalabrascariñosasyempezabanaarreglarmeamí

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  • también.Después, cogidos los tres de lamano, bailábamos según lamoda turca ogriegaynosabrazábamos.Formábamosasíunafamiliapeculiar.

    Enesaépoca,mipadreysuhijomayoryanoveníanacasatodaslasnoches.Eranambos fabricantesdecarros, losmejores artesanosy losmás solicitadosde toda laregión;sutallersehallabaenlaparteopuestadelaciudad,enelbarriodeKarakioi,mientrasquenosotrosvivíamosen laCiudadela.Entrenosotrosyellos seextendíatodalaciudad.LacasadeKarakioieralademipadre.Teníaallídostrabajadoresydosaprendices,alosquedabacomidayalojamiento.Teníatambiénunaviejacriadaqueseocupabadelaslaboresdecasa.Eransiete.Nosotrosnuncaíbamosyyoapenasconocíaeltallerdemipadre,quemeespantaba.EnlaCiudadelaestábamosenlacasade mi madre. Nada nos preocupaba, nos divertíamos todo el tiempo. En inviernobebíamosté,enveranozumos,ydurantetodoelañocomíamosbaclava,pastelesdehojaldre,bebíamoscafé, fumábamosnarguiles,nosarreglábamosybailábamos.Eraunavidahermosa…

    Sí,eraunavidahermosa,exceptolosdíasenquemipadreosuhijo,olosdosalavez, irrumpíanenmediode lafiestaymolíanapalosamimadre, laemprendíanapuñetazos con Kyra y me daban bastonazos en la cabeza, puesto que ahora yotambiénestabadesuparte.Comohablábamoshabitualmenteenturco,llamabanalasmujerespaciauri,yamíchiciucpezevenghi[9].Laspobresdesgraciadasselanzabanalospiesdelosesbirros,seabrazabanasusrodillasylesrogabanqueseapiadarandesurostro.

    —¡Lasmejillas no!—gritaban ellas—. ¡En nombre deDios y de la SantísimaVirgen,nonosgolpeéisenlacara!¡Nonostoquéislosojos!¡Perdonadnos!

    ¡Ah!¡Lacara,losojos,labellezadeaquellasdosmujeres!¡Nohabíaotraquelasaventajara!Teníanuncabellodeoro,largohastaeltobillo,lapieldelrostroblanca;lascejas,laspestañasylosojosnegroscomoelébano,yaqueeneltroncorumano,porpartedemimadre,sehabíaninjertadotresrazasdiferentes,turca,rusaygriega,segúnlosocupantesquehabíandominadoelpaísenelpasado.

    Mimadretuvoasuprimerhijoalosdieciséisaños,pero,cuandoyoabrílosojos,nadiehabríacreídoqueeramadredetreshijos.Yesamujer,queestabahechaparaser acariciadaymimada, eravapuleada sinpiedad.Sinembargo, simipadreno lacolmabadecaricias,susamanteslacompensabansuficientementeynuncasupesialprincipio la golpeó porque había engañado a su marido, o si lo había engañadoporquelehabíapegado.Encualquiercaso,eljaleoennuestracasanocesabanunca,yaquealternabanlosgritosdealegríaconlosgritosdedolor;yencuantoacababalapaliza,estallabanlasrisotadasenlascarasmojadasporlaslágrimas.

    Yo montaba guardia comiendo pasteles, mientras los cortesanos, con uncomportamiento por otra parte educado, sentados a la turca por las alfombras,cantabany animaban a lasmujeres a bailar danzasorientales al sonde la guitarra,acompañadasdecastañuelasytambores.MamáyKyra,vestidasdesedayasaeteadas

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  • porsudeseo,bailabanladanzadelvelo,girabancimbreantes,semareaban.Después,conelrostroacalorado,serecostabansobreunosenormescojines,escondíanlospiesbajo sus largos vestidos y se daban aire. Se bebían finos licores y se quemabanesencias aromáticas. Los hombres eran jóvenes y atractivos. Siempremorenos, depelonegro,teníanunporteelegante,losbigotesrecortados,lasbarbasbiencuidadas,yelpelo,lisoorizado,despedíaunfuerteoloraaceitedealmendrasperfumadoconalmizcle.Eranturcos,griegosyavecesrumanos,yaquelanacionalidadcarecíaaquídetodaimportanciaacondicióndequetodosloscortesanosfueranjóvenesyguapos,delicados,discretosynotuvieranprisa.

    Mi situación era muy ingrata. Hasta hoy no le he contado a nadie missufrimientos de aquella época. Mi misión era vigilar sentado en el borde de laventana,yprevenircualquiersorpresa.Esomegustabamucho,puestoqueyoodiabaamuertealosdeKarakioi,quenospegaban.Peroenmipechohabíaunaluchaentreeldeberyloscelos.

    Eraceloso,extremadamenteceloso.La casa estaba situada al fondo de un vasto jardín rodeado demuros.Algunas

    ventanasdabanhaciaesejardín,perootras,lasdeatrás,estabansuspendidassobrelaexplanadaquedominabaelpuerto.Nosepodíapenetrarenlacasasinoporlaúnicaentrada de la fachada principal, pero para huir, ¡ay!, los invitados hacían pocosmelindres y si la ladera hacia la explanada pudiera hablar, ¡a cuántos hombres novieraellaintentandoescaparporallí!

    Encaramadoalmarcodelaventana,permanecíaconlosojosfijossobreelfarolqueiluminaba,durantetodalanoche,elportón,altiempoquemioídoestabaatentoalruidodeloscerrojosoxidados.

    Pero quería asistir igualmente a lo que sucedía dentro. Mamá y Kyra estabanhermosascomoparavolverte loco.Elvestidoceñía sucinturacomosi lahubieranhechopasarporunanillo.Lospechos,redondoscomodosmeloncitos.Laabundantemelenasueltaporlaespaldayloshombrosdesnudos.Lafrenterodeadaporunacintarojaylaspestañaslargas,centelleandodiabólicamentecomoparaatizarlasllamasdelosojosencendidosporlapasión.

    A menudo, en su intento desesperado por gustar a las mujeres, los hombresllegabanaserridículosconsuimprudentepalabrería.Así,unanoche,unodeellos,queriendohalagaramamá,dijo:«Lagallinaviejahacebuencaldo».Lapobremujer,ofendida, le tiró el abanicoa la cabezay empezóa llorar.Otro invitado se levantófurioso,ledirigióungestoretadorconlamanoyleescupióalacara.Seenzarzaronenunapelea,pusieronlacasapatasarriba,tiraronlosnarguiles.Noshicieronllorardelarisa.Parahacerlaspaces,mamábesóaambos.

    Peroesosbesos,esosabrazos,eranunadesusformasderecompensarcualquiermérito.Porunabellavoz,poruncomentariogracioso,unjuegodivertido,elladabaunosbesos,ylomismohacíacuandoteníaquealegraraalguienenfurruñado,borrar

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  • la huella de un comentario inapropiado, calmar a un fanfarrón demasiado celoso orecompensareldespistedeuntonto.

    Kyra,porotrolado,brillabaasumanera.Muydesarrolladafísicamentedesdeloscatorceaños,parecíadosañosmayor.Alocada,refinada,conlanaricillaligeramentearqueada,conlabarbillaafilada,condoshoyuelosenlosqueeldiosdelamorhabíadejadocaerdospequeños lunarescasi simétricos,Kyra irritabaconsus juegos, susironíasysusbromastantoasusenamoradoscomoamí.Ellossequejabandequenopodíanconseguirmás,yyoconsiderabaqueerademasiadogenerosa.Paranoofendera nadie, llamábamosmusafiri[10] a los cortejadores que venían a nuestra casa.Y acadacosaquedecía,losinvitadoslebesabanlamanoylassandalias.Ellalestirabadelanarizydelabarba,echabazumoenlasbrasasqueardíanenlosdepósitosdelosnarguiles, lesdabaabeberdesuvasoyacontinuación,parahumillarlos,rompíaelvaso,perovolvíaunminutodespuéspararozarconlapuntadesucabelloloslabiosdelofendido.

    Todo esto me enfurecía, puesto que amaba a Kyra más que a mi madre. Laadoraba,ynosoportabaningunacariciaquevinieradeotroquenofuerayo.

    Recuerdoque una noche, para colmodemis celos, el nudode una sandalia deKyrasesoltómientrasbailaba,ellaapoyósupiesobrelarodilladeuninvitadoylepidió que le atara el cordón. ¡Imaginad la felicidad de aquel bienaventurado! Élobedeció,prolongandosuplacercuantopudoaltiempoqueyonopodíaquitarojo.Acontinuacióneldesvergonzadoempezóaacariciarelpieeinclusolapantorrilla.¡Yella…bueno,ellanodecíanada,sedejabahacer!Entonces,furioso,perdílacabezaygrité:

    —¡Papá!…¡Huid!En un abrir y cerrar de ojos, los dos musafiri saltaron por la ventana y

    desaparecieronenlaoscuridad,rodandocuestaabajo.Unodeellos,ungriego,olvidóen su precipitación el gorro y la guitarra, mi madre los cogió y los arrojó por laventanatrasélmientrasKyraescondíalosdosnarguilesdemás.

    Laescena fue tangraciosaque,unavezpasadoelenfado,mediounataquederisa enloquecida, caí del alféizar, rodé por la alfombra yme pusemorado.Mamácreyó que me había vuelto loco por miedo a la llegada de mi padre: los gritosaterrorizadosde laspobresmujeresdesgarrabanelaire, seolvidarondemipadreydeldiabloyselanzaronsobremídesesperadas.

    —¡Novieneningúnpadre!—conseguígritarfinalmente—.¡PeromeheenfadadoporqueKyrasehadejadoacariciarlapantorrillaymehevengado!¡Esoestodo!

    Laalegríaleshizogritartodavíamás.Medieronunosbuenosazotesalavezquemebesaban, después empezamos abailotear por la habitación, encantadosde estarjuntos,ellasaúnasustadas,yyoconuntiróndeorejasquehabíaacabadoconmimos.

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  • Dosotresañospasarondeestafelizmanera,losúnicosañosdemiinfanciaquehanquedadoclarosenel recuerdo.Habíacumplidoonceaños.Kyra teníaquinceyéramosinseparables.Laseguíaatodaspartescomounperro,laespiabamientrassepreparaba, besaba sus ropas impregnadas en perfume; y la pobre niña se protegíacomo podía, con delicadeza, creyéndome inocente, libre de pasión. Por decirlofrancamente, no tenía las ideas claras, no sabía qué quería, moría de placer ymederretíaporella.

    Tengo que decir también que en casa demimadre vivíamos en el infierno delamor.Todoeraamor:lasdosmujeres,asícomosusamantes,losbaños,loslicores,los perfumes, los cantos y los bailes. Incluso la fuga ridícula y dramática de suscortesanosme parecía voluptuosa y apasionada. Sólo la llegada demi padre y losgolpazosdelacabezacontralasparedeserandesagradablesyfaltosdeamor.Perolosrecibíamoscomountributo,eltributoalplacer.Mamádecía:

    —Todafelicidadtienesupartetriste,inclusolavidalapagamosconlamuerte.Esporellopor loque tenemosquevivirla.Vividla,hijosmíos,vividlasegúnvuestrosgustos,paraquenoosarrepintáisdenadaeldíadelJuicioFinal.

    Llevados por semejante «filosofía», es fácil de entender con qué rapidez nosaplicábamosKyrayyoenseguirelejemplodemimadre.Consu fortunapersonalbienseguraenmanosdesushermanos,contrabandistasdeartículosorientales,ellasepermitía cualquier placer, se hacía adorar, cambiaba de amantes, más o menossatisfechos,igualquedevestidos,sedejabazurrarpormipadreprotegiéndosesólolacaraypasabarápidamenteaunanuevadiversión.

    Pero tenía también cierta virtud: cuando sentía que había pecado demasiado ytemía que la furia de sumarido cayera sobre nosotros,mantenía la puerta cerradahastaqueconseguíamoshuirporlaventana.Despuéslaabríaconcorajeyencajabalosgolpazosellasola,tambiénpornosotros.

    Cuandovolvíamos,variashorasmástarde,laencontrábamostumbadaenelsofá,con la cara cubierta conmiga de panmojada en vino para aliviar los golpes y losmoretones. Se levantaba riendo como una loca y, espejo en mano, nos decíamostrándonoslacaradestrozada:

    —¿Noesciertoquenomehadesfiguradodemasiado?Endosdíasnoquedaránirastro…¡Yentoncesinvitaremosaalguienotravez!¡Nadiemueredeunapaliza!

    Nospreocupábamosporsucuerpo.Debíadetenerunaspectohorrible.—¡Ah,elcuerpo!¡Elcuerponoseve!—exclamabaella.Yunavezcuradaslashuellasdelapaliza,lasfiestascomenzabanconrenovado

    entusiasmo.Encasano secocinabaabsolutamentenadaporqueamimadre ledabaascoel

    oloracebollafrita.Estabaabonadaaunalocanda[11]vecina,quenosdespachabaloque necesitábamos: sopas, comidas, pasteles, cremas… en recipientes de latónenviados pormimadre.Una lavandera venía los lunes por lamañana a recoger laropasuciadelasemanaanteriorynosdejabaotralimpia.Juntoconunviejoturco—

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  • vendedordepomadasyafeites—,ésaeratodalagentequevientrarenlacasa,apartede los invitados, por supuesto, que nunca sabían si iban a salir por donde habíanentrado.Aparte,igualmente,demipadreydemihermano,queeranunos«invitadosindeseables»ycuyasvisitasresultabanmuydesagradables.Comohacíamásdedosañosquemipadrenodormíaconnosotros,ypuestoquenoveníamásdedosotresvecesalmesparapegarnos,lacasaestabatranquila.

    Liberadas de las preocupaciones del hogar, las dosmujeres pasaban el tiempodescansando,bañándose,acicalándose,tomandozumos,comida,fumandonarguilesyrecibiendoasuspretendientes.Tampocoseolvidabanderezar,peronoibannuncaalaiglesiayeltiempoconsagradoaDioserabreve.Mamáseexcusabadiciendo:

    —El Señor observa que no le llevo la contraria: sigo siendo comome hizo…Escucho,obediente,losgritosydictadosdemicorazón.

    —Pero,mamá,¿nocreesqueaveceseldiablo interviene también?—replicabaKyra.

    —No—respondíaella—,nocreoeneldiablo;Dios esmás fuertequeél.Y sisomoscomosomos,esporqueDiosasílodesea.

    Y, por supuesto,mamá estaba contenta con aquello queDios deseaba que ellahiciera,yaqueÉlnodeseacosasdesagradables.

    Quería, en primer lugar, que mamá y su hija se quedaran en la cama por lasmañanas cuanto les apeteciera, un lugar adecuado para mordisquear galletas conmantequillaymielyparabebercaféconleche.ElSeñorlesordenabadespuésquesebañarany ungieran sus cuerpos con elixir demirra, que se limpiaran el rostro convapor de leche hirviendo a fuego lento; que se pusieran aceite en el pelo; que sepintaranlasuñasconunpincelmojadoenesenciadecaoba.Despuésveníalatareadearreglarlaspestañas,lascejas,loslabiosylasmejillas.Ycuandotodoestabalisto,seguía la comida, el narguile y la siesta. Se despertaban al atardecer para quemaresencias,beberzumosy,finalmente,comenzarlagranjuergadeldía:loscantos,losbailes,lafiestaquedurabahastamedianoche.

    Mamáeramuchomásricaquepapáy,apesardetodossusgastosincontrolados,sufortuna,gestionadaenactividadespococlarasporsushermanos,leaportabaunosingresostangrandesquelequedabalosuficienteparaahorrarunapartedesudinero—tambiénenmanosdesushermanos—destinadaaKyrayamí.

    Yonoconocíademasiadobienlavidademimadre.Recuerdohaberleoídocontarquesuspadreshabíansidounosricoshosteleros.Supadre,unturcobuenoypiadoso,había llegado desde Estambul con una orden del sultán de la Sublime Puerta paraabrirunaposadaenIbraila[12]haciafinalesdelsigloXVIII,yconelencargoderecibiryalojaratodoslosdignatariosenviadosporelsultánasucolonia.Teníatresmujeres:dosgriegasyunarumana.Larumanafuelamadredemimadre.Lasotrasdosdierona luz a tres niños, unode los cuales enloqueció y se ahorcó. Peromimadre y sushermanastrosnoseponíandeacuerdoenlacasapaternasinoparadesordenarlapor

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  • completo. Al parecer, no sucedía en esa casa nada más interesante que acumulardineroyrezaradosdiosesentreslenguas.

    Losdoschicos se lanzaronal contrabando,ymimadre, aúnmuy joven, estabalistaparaseguirloscuandoelturcodecidióderepentecasarlaconunhombrecruelysin corazón, mi padre, que se enamoró de ella «probablemente», decía mimadre,«mientrasDiosestabahurgándoselanariz».Elabueloledioamipadremuchooroydejóenherenciaamimadreunagranpartedesufortuna,conderechoaadministrarlaasugustoperoconlacondicióndepermanecercasada.

    Asípues,unidaaunhombrealquedetestaba,supodoblegarsea losdeseosdelturco;portemoraversedespojadadesuherencia,sehizolabuena,ganósuconfianzayasumuerteconsiguióhacerseconlafortunaqueleestabadestinadayquedejaríadespuésenmanosdesushermanos,quelaadoraban.

    Entoncescomenzólavidadefiestas,deplaceresydeamoríoslocosqueyoteníaantemisojosyquemipadrenopodíaevitarapesardetodasubrutalidad.Mimadrelehabríadadogustosamenteunapartedesudotesiélhubieraqueridodevolverlelalibertad,peroéldeseabaatodacostavengarsedeldeshonorcausadoporella.Eldíadesuseparación,cuandocogiótodoloquelepertenecía,mipadredijoamimadreseñalándonosaKyrayamí:

    —Aestasdosserpientestelasdejo.Nosonhijosmíos,separecenasumadre.—¿Querríasacasoqueseparecierantambiénasupadre?—respondióella—.Tú

    eresunhombreseco,unmuertoqueimpideviviralosvivos.¡Mesorprendequetusequedad haya podido procrear también a este inútil con el cual tienes tanto encomún,peroquenoeshijomío!

    Lapobremamáteníarazónaldecirqueaquelmuertonosimpedíavivir.Lohacíaincluso cada vezmás amenudo. Sabiendo quemamá amaba su rostro como a supropia vida, él la golpeaba siempre en ese centro de su existencia; y después ladesdichada tenía que cuidarse unos ocho o diez días hasta que desaparecieran losmoretonesy lasheridas.Durante ese tiemponohabíaninguna fiestani se recibíaninvitados.Estolasumíaenunestadodemelancolía,yanonosmimabacomoantesy,porprimeravez,lavillorardedesesperación.

    Pero la desesperación le hacía igualmente desear la venganza con una pasiónmultiplicada,conlaintencióndehacerenfadaraúnmásaltirano;yloconsiguiódetalmaneraquesufurianosresultófatal.

    Una noche, la casa estaba abarrotada de musafiri. Había por lo menos siete.Mamáhabía colgadocuatro candelabrosde lasparedes, pornomencionar la arañadel techo. Conté las luces: había veinticuatro. El brillo era cegador. Aquel día,precisamente,mimadrehabíallamadoauncerrajeroyhabíacolocado,enelportónmacizodeljardín,uncerrojograndequesecerrabasolamenteconllave.Aseguradadeestamanera, sedioa laalegríamásdesenfrenadadecuantasyohabíaconocidohastaentonces.Creoaúnhoyendíaqueellahabíapresentidoelfinaldesuvidafelizyqueríavivirloconlamáximaintensidad.

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  • De los siete invitados, tres eran unos músicos griegos muy conocidos en lasfiestasdelaépoca.Alabrirelbaile,mamádioacadaunounabolsitadepielcondiezmonedasdeoro,envueltasenunpañuelodesedabordadaylesdijo:

    —¡Palikarias[13]!¡Tenéisenestasbolsascincovecesmásdeloquemerecéisportocardurantetodalanoche!Peronoospagoconcrecestansóloporgenerosidad.Enestacasa,lagenerosidadsepagacarayquizáestanochesalgáisporlasventanasqueveisahí.¿Soiságiles?

    Y les abrió las ventanas que daban a la ribera. Los oficiales se asomaron alalféizar,midieron con los ojos la caída, sopesaron el oro cambiando las bolsas demanoenmanoylasaceptaronconunamable«¡Evallah!»[14].Empezaronlafiesta,elcantoyladanza.

    Tocabanlos tres instrumentos,elclarinete, laflautay laguitarra,conhabilidad.Kyraymamá,tumbadasenelsofácomoodaliscas,escuchabanarrebatadaselcantollorónyluegotumultuosodeladoinaş, laslánguidasbaladasturcasyloscantosdepastores griegos, acompañados de las palmas y las vocesmasculinas de los cuatroinvitados restantes.Despuésde cada canciónmamá servía licores, cafés, narguiles.Dosbandejasgrandesconpastelesyhojaldresseofrecíantentadorasalosojosdelosmásglotones.

    Comoaquellanocheno teníaquehacerguardia,bailé conmihermana, conmimadre,soloyconambas,hastamarearme.Elbaileeralaprincipalpasióndemicortainfanciaencasa,asícomounmediopararecibirdeKyralasmáslocascaricias.Ladanzaárabedelvientre,quebailéyosolo,fuetanricaenmovimientosenlanochedeaquella última fiesta, que los tres músicos, buenos entendedores, me abrazaronemocionados.Kyrallegóalparoxismo.

    —¡Sí, señores! ¡Éste sí que es hijo mío! ¡No cabe ninguna duda! —exclamómamá.

    En unmomento de descanso, cuando todos los hombres estaban sentados a laturcaporlasalfombras,Kyrapreguntóquéhabíasidodeunodesusmásfervientesadmiradores.

    —Setorcióelpielaúltimavezquesaltóporlaventana—respondióelinvitado.Yenmediodelahilaridadgeneral,explicócómoelpobrehombreestabaenese

    momento en cama, al cuidado de un masajista. La historia dio qué pensar alguitarrista, que era bajo y grueso. Se dirigió a la ventana y escrutó de nuevo elabismo.Uninvitadolotranquilizódiciéndole:

    —¡Noesmuyalto!Dosmetroscomomucho.Sóloquenotienesquesaltarcondemasiado impulso, sino que debes deslizarte resbalando despacito, y despuésmantenertetiesocuandoempiecesarodarporlapendientemásinclinada.Alfinaldelamismaencontraráselgorroylaguitarra.

    Todosreímosyelbailecomenzódenuevo.

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  • Esteacontecimientosucedióporelmesdejunio,pocoantesdelasiega.Lasventanasquedabanhaciaeljardínestabancubiertasconpesadoscortinones,

    mientrasquelasquedabanhaciaelDanubionoteníansinounosvisillosligeros.Yestábamos todos cansados cuando, aquella mañana, la aurora arrojó su blancuradoradaatravésdelasventanas.Nosahogábamos…Elaireestabaenrarecidoporelhumodelosnarguilesyportodaslasesenciasquemadas.Mamáabrióunaventanayrespiróprofundamenteelaireperfumado.Juntoaella,Kyrayyocontemplábamoselamanecer,queiluminabayalalagunaysubosquedesauces.

    —¡Bien, queridos míos! ¡Se acabó la fiesta! —dijo ella después, volviéndosehacialosinvitados—¡Adormir!

    Enaquelmomento,elgolpesecodeuncuerpoalcaereneljardínnossobresaltóyalpocoseoyóelcrujidodeloscerrojosylosgoznesdelapuerta.

    —¡Escapad!¡Hansaltadoelmuro!—gritómimadre.Yaltiempoquemipadreysuhijoaporreabanlapuerta,losinvitadosselanzaron

    por las dos ventanas olvidando cualquier cautela, como si fuera les esperarancolchonesdelana.Losmúsicosfueronlosprimerosensalircorriendo,mientraslosotrosseatropellabanpordetrásapesardelconsejodenosaltardemasiadolejos.Enunos instantes la casa estaba vacía, los juerguistas rodabanunos sobre otros por lacuesta arenosa. En cuanto a esconder las huellas de la fiesta, era ya imposible. Yentonces, valientemente, mamá fue a abrir. En ese momento fue agarrada por loscabellosyarrojadaalsuelo.MihermanohizolomismoconKyra;yyo,enloquecidoal ver a mi hermana humillada de esa manera, cogí un narguile y lo rompí en lacabezadeaquelsinvergüenza.ÉlsoltóaKyra,sellevólamanoalacabezay,llenodesangre, se abalanzó sobremí. Tenía casi veinte años y eramuy fuerte.Me golpeóhastacansarse,hastaquemebrotósangreporlanarizylaboca.

    Entretanto,mimadre estaba literalmentemuerta. Aunque se había desmayado,con la ropadesgarraday el cuerpo casi desnudo,mi padre seguía golpeándola.Mihermano fuea lavarse lacabezaensangrentadayKyracorrióauncajón,dedondevolvióconunpuñalenlamano;peronosquedamospetrificadosanteelhorrorqueteníalugarantenuestrosojos:papáhabíacogidounasandaliademadera—perdidaporalgúninvitadoalhuir—yconeltacóngolpeabaelrostrodemipobremadre,queapenasmovíalosbrazos.Sucara,bañadaensangre,estabaencarneviva.

    Kyraseadelantóparaherirporlaespaldaalbárbaro,setambaleóysedesmayó.Papálalevantó,laarrojódentrodeunaespeciedearmarioempotrado,llamadoiatac,ycorrióelcerrojo.Amímedejóalcuidadodemihermano,queestabavendándoselacabezaconunpañuelo,yélseechóamamáalaespaldaysalióaljardín.Despuésdeunosminutos, oí cómo se cerrabapesadamente la puertadel sótano sobre la pobredesgraciada,a laqueencerrabaasíenuna tumba.Volvióaentraren lacasa,enfiló

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  • haciamíconlospuñosapretadosymefulminóconlamiradadetalmaneraquecreíquehabíallegadomihora.Peronometocó,tansólogritó:

    —¿Conqueésastenemos,eh?¡Rompeslacabezadetuhermanomayorylazorradetuhermanaqueríamatarme!¡Puesbien,seacabócontodosvosotros!

    Apagaron las luces y me llevaron con ellos. Al pasar por el jardín, lancé unamirada a la puerta del sótano: un candado grande que atravesaba los dos ganchoshacíaimposiblelahuida,ysollocéalpensarquemimadre,herida,desfigurada,peroaún con vida, estaba enterrada en aquella horrible tumba, mientras Kyra, en elarmario,seahogabadedesesperación.

    Fuerayaeradedía…Loscarbonerosturcossedirigíanalpuertoatrabajarconlaalbardaalaespaldaysuafiladobastónbajoelbrazo.Yyo,¿adóndeiba?

    Llegamosalacasademipadreymepusierondeinmediatoadarvueltasaltornocon el que los obreros afilaban las hachas y los cinceles. A mi alrededor,amontonados,yacíantroncosderoble,detiloydeálamoentrecarrosdesmontados:ruedas,ejes,radios,aspas,mezcladosconvirutasdemetal.

    Hastaelmediodíanomedieronnadadecomer.Sincostumbredetrabajar,estabacompletamenteagotado.Mihermanomefustigóconel látigo.Después laviejametrajolacomida