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¿Y ahora quién podrá defendernos? o [surfeando a través de los
anillos de la serpiente]
Apuntes sobre “la realidad” en una sociedad de control a la chilena.
Por Daniel Rojas Pachas*
“El viejo topo monetario es el animal de los lugares de encierro, perola serpiente es el de las sociedades de control. Hemos pasado de un animal a otro, del
topo a la serpiente, en el régimen en el que vivimos, pero también en nuestra forma devivir y en nuestras relaciones con los demás. El hombre de las disciplinas era un
productor discontinuo de energía, pero el hombre del control es más bien ondulatorio, enórbita sobre un haz continuo. Por todas partes, el surf ha reemplazado a los viejos
deportes”.
Gilles Deleuze - Postdata sobre las sociedades de control
Gilles Deleuze en su artículo Postdata sobre las sociedades de control,
actualiza los postulados de Foucault en torno al poder disciplinario
(paradigma situado en los márgenes del siglo XVIII para alcanzar su
apogeo durante la primera mitad del XX) y prefigura un ambiente similar al
de las atmósferas distópicas1 de Phillip K. Dick, plagado de mecanismos de
exclusión tipo sujeto/semacode; por tanto, el castigo y la dominación no se
ejerce como antaño mutilando el cuerpo o quebrando el espíritu, ni
tampoco agrupando masas bajo la lógica de encierro a fin de administrar
las vidas, asimismo las instituciones financieras, educativas, de salud y
desde luego las artísticas al interior de una sociedad de control ya no se
preocupan de los procesos del día a día haciéndonos pasar a la fuerza
desde un tipo de encierro a otro, partiendo por la familia, luego el colegio,
la universidad y finalmente el trabajo, bajo ciertas eventualidades debemos
considerar el hospital o un asilo y claro está, la cárcel como la epítome y
molde para condicionar los otros tipos de encierro y sus transgresiones. En
los lineamientos del control, por el contrario, se busca la adhesión
voluntaria del individuo como una especie de cómplice del poder, un vector
más del virus generalizado, contaminando a los pares producto de la
1 .- Giorgio Vattimo desarrolla en su ética de la interpretación. Las utopías modernas para Vattimo responden a aquella planificación racional de la sociedad propia de la metafísica y por ello se vuelven sospechosas de violencia debido a que el término utopía tiene que ver con la producción de una realidad optimal merced a la planificación racional, esté está orientada metafísicamente o tecnológicamente. (Vattimo 1991:99) con esto Vattimo afirma que la contrafinalidad de la racionalidad consiste en el hecho de que justo para ir realizándose rectamente y según sus planes, la razón se vuelve contra los fines de emancipación y humanización que la movían, es justo tal mecanismo lo que se ha desvelado en su vocación perversa (Vattimo 1991:103)
dinámica de mercado, ser un target o portavoz ambulante de una tendencia
que se propone actitudinalmente al resto, merced de la publicidad y los
modelos de éxito.
Montserrat Herrero al respecto señala: “hay en la moda y la imagen, una
necesidad imperiosa de generar artificialmente un espacio común en un
mundo cada vez más amplio y más vacío, en virtud de la incomunicación
personal de los individuos que lo habitan. Hoy es necesario establecer la
comunicación entre personas muy diversas y muy distanciadas, en la
medida en que la sociedad se ha hecho pluricultural y globalizada. Por
tanto la imagen se muestra como el vehículo inmediato de la comunicación:
aquello que compartimos se hace de imágenes tipificadas repetidas, de
lugares y sentidos comunes, que se hacen válidos en virtud de su
repetición. Pasado un tiempo, cambian las imágenes y con ellas nuestra
existencia. Esta situación aumenta la necesidad de tipificar la realidad para
poder establecer con cierta precisión los sujetos del diálogo y los términos
del consenso”. (2002: 392-403)
Este fenómeno contribuye a configurar una estética de la frivolidad que
lleva aparejada una moral de la frivolidad, tal como lo entiende Rorty; la
moda parece constituirse en la expresión misma del pensamiento, puesto
que pone de manifiesto de modo fenoménico su debilidad. Lo característico
de la frivolidad es la ausencia de esencia, de peso, de centralidad en toda la
realidad y, por tanto, la reducción de todo lo real a mera apariencia.
En definitiva, el proyecto de hombre con Carta Gantt y FODA como credos,
se autoregula producto de la ambición; por ejemplo, el estudiante
promedio actualmente en Chile cursa mediocremente cuatro años de una
licenciatura en franca modalidad funcional, esto significa aprobar de modo
acelerado, tomar atajos si es posible a fin de salir a laborar y pagar su
crédito universitario, esto se complementa con la inmensa oferta de
Centros de formación técnica, o carreras express en OTEC´s o programas
de nivelación, otros ansiosos de poder, raudos toman un postgrado sencillo
y técnico, quizá un diplomado que le sume bonos a su sueldo, las famosas
asignaciones de títulos, lo cual garantiza una mayor renta o viabilidad para
postular a mejores créditos hipotecarios y por ende a una vivienda y
vehículo que marque simbólicamente un status de superación.
Con orgullo los medios hablan de una clase media aspiracional que
consume joyería, ropa de diseñadores, tragos y comidas exóticas, viaja a
parajes caribeños y detenta marcas de relojes pues dichas fruslerías nos
deslindan de una alteridad pauperizada.
Más tarjetas y endeudamientos, nuevas puertas para cruzar y ascender
socialmente trasladándose de ciertas comunas populares a departamentos
modernos que emergen superpoblando las ciudades, o quizá condominios,
en apariencia más abiertos y naturales, pero cercados por un circuito de
cámaras y pequeños tableros que reconocen las huellas digitales o
password del propietario; en síntesis, murallas que impiden el traspaso de
los indeseables, aquellos que no pudieron sumarse a la carrera carnívora
que implica el sueño del progreso y emprendimiento, y por ende están
condenados a vivir en los extramuros, algo así como los proféticos
personajes de la obra de teatro Los Invasores2 de Egon Wolff (escrita en los
sesenta).
Deleuze nos dice: “Sin duda la fábrica ya conocía el sistema de primas,
pero la empresa se esfuerza más profundamente por imponer una
modulación de cada salario, en estados de perpetua metastabilidad que
pasan por desafíos, concursos y coloquios extremadamente cómicos. Si los
juegos televisados más idiotas tienen tanto éxito es porque expresan
adecuadamente la situación de empresa. La fábrica constituía a los
individuos en cuerpos, por la doble ventaja del patrón que vigilaba a cada
elemento en la masa, y de los sindicatos que movilizaban una masa de
resistencia; pero la empresa no cesa de introducir una rivalidad
inexplicable como sana emulación, excelente motivación que opone a los
2.- Los invasores nace en una época de elecciones presidenciales (1962- 1963) en el que uno de los candidatos era Salvador Allende quien significaba la amenaza. ¿La amenaza de qué? La amenaza de que toda la vida burguesa iba a ser trastocada. En Chile se creía que íbamos a tener una Revolución Cubana y eso produce mucho horror, entonces Los Invasores fue escrita en un clima del terror frente a este cambio. Recuerdo perfectamente cuando fue electo Salvador Allende (1970), la gente se preguntaba ¿Qué vamos a hacer ahora? Y la segunda pregunta era ¿Habrá que irse? Es precisamente ese miedo el que está impreso en la obra. Es un texto que crea anticuerpos. Cuando escribí esta obra mis amigos de la burguesía me acusaron de traidor, de comunista y me dejaron de saludar. Evidentemente no todos, los más inteligentes no. Por el otro extremo, el partido comunista tampoco me aceptó porque no era una denuncia estratégicamente conveniente. Sufrí bastante soledad. Esta obra es importante para mí porque invita a pensar y meditar. Absolutamente, y creo que va a estar vigente en 50 años más. La sociedad no ha cambiado y no va a cambiar porque el ser humano es el mismo. Hoy en día el servicio al dinero es espantoso, todo está en función del dinero. (Entrevista a Egon Wolff- Me acusaron de traidor, me dejaron de hablar”)
individuos entre ellos y atraviesa a cada uno, dividiéndolo en sí mismo”
(1991).
La idea de empresa, me lleva a pensar en Codelco, Metro de Santiago o
Minera Escondida, y el “desinteresado” apoyo que estos Leviatanes hacen
al arte a través de Centros Culturales como Balmaceda o el ya emblemático
Santiago en Cien palabras, tenemos la famosa ley Valdés que los exime de
impuestos con lo cual se impulsa a privados a invertir en cultura, y así se
suman otros subterfugios que van dando una impronta especial a la
empresa, la edificación de una imagen en directa relación con la
comunidad cuyos recursos explotan y contaminan. Otra muestra de lo que
Deleuze llama “el alma de la empresa”, son los supermercados y cadenas
de farmacias que retienen a la fuerza esas incómodas y dispares sumas de
centavos para donarlas en nuestro nombre a fundaciones de niños
quemados o ancianos sin techo, una vuelta de mano para tener en calma
las consciencias de esos aspiracionales con Rolex y BMW del año, pues
comprando aspirinas y peptobismol camino al condo “Los Álamos”, pueden
perpetuarse siempre dignos donando migajas bajo la coerción de la fórmula
mecánica, “”donaría siete pesos a…”. Módica cuota para comprar buen
karma y de paso, un juego de sábanas al hogar de niñas.
Deleuze añade: “El servicio de venta se ha convertido en el centro o el
“alma” de la empresa. Se nos enseña que las empresas tienen un alma, lo
cual es sin duda la noticia más terrorífica del mundo. El marketing es ahora
el instrumento del control social, y forma la raza impúdica de nuestros
amos. El control es a corto plazo y de rotación rápida, pero también
continuo e ilimitado, mientras que la disciplina era de larga duración,
infinita y discontinua. El hombre ya no es el hombre encerrado, sino el
hombre endeudado” (1991).
Ese “hombre endeudado” es quizá la pieza clave de todo el juego, y el que
sin duda se moviliza en un delicado equilibro enfrentando múltiples
instituciones en crisis. Prisión, hospital, fábrica, escuela, familia, los
ministros no han dejado de anunciar reformas supuestamente necesarias.
Reformar la escuela, reformar la industria, el hospital, el ejército, la
prisión: pero todos saben que estas instituciones están terminadas, a más o
menos corto plazo. Como dice Deleuze: “Sólo se trata de administrar su
agonía y de ocupar a la gente hasta la instalación de las nuevas fuerzas que
están golpeando la puerta. Son las sociedades de control las que están
reemplazando a las sociedades disciplinarias” (1991).
Chile, desde hace unos años, es el país de las continuas reformas, la
reforma de la salud y el plan auge, la reforma del transporte en la capital y
el experimental transantiago, la reforma de los créditos universitarios, la
reforma educativa, la reforma de la reforma, en fin, lo curioso es que las
predicciones filosóficas de Deleuze, fuera de toda paranoia, se desarrollan
de modo calcado a la pesadilla de cifras y passwords que vimos en películas
tan burdas como The Net con Sandra Bullock. El guión es simple, una joven
hacker ve técnicamente borrada su vida, cuando por error se inmiscuye
con la gente equivocada, los cuales en represalia toman el control de todas
sus cuentas, las bancarias, el número de seguro social, sus propiedades,
etc.
En ese sentido, la maquinaria de una sociedad de control que vino a
reemplazar las viejas poleas de un sistema medieval y los equipos
energéticos afectos al sabotaje y a la huelga de los operarios, pasa a ser
sustituido por dispositivos virtuales, software, tarjetas, máquinas
informáticas y ordenadores que, claro está, pueden fallar en su
programación, ser pirateados o contaminados por un virus. Un ejemplo
bastante mundano fue la implementación de las tarjetas de transporte en la
locomoción colectiva de Santiago, algo práctico pues elimina la figura del
cobrador y el exceso de monedas en los bolsillos, también el riesgo al
chofer abordado entre cuadra y cuadra por masas depauperadas que
actuaban como salteadores en pos de unos morlacos; sin embargo, este
amigable sistema de plástico recargable a través de cuentas de débito que
funcionan en línea bajo un password, estilo cuenta rut, una cuenta bancaria
asociada al número de identificación del sujeto, o la común compra de
créditos para la card en locales autorizados, para personas nacidas a
principio de siglo XX y acostumbradas al topo monetario resulta frenético
y desorbitante, pues implica adecuarse a una nueva lógica mental y social,
sin contar que en muchas ocasiones dicho sistema ha sufrido denuncias por
abonos no efectuados o cobros excesivos al usarla, algo que en escala se
asemeja a lo que Felix Guattari postula: “imaginaba una ciudad en la que
cada uno podía salir de su departamento, su calle, su barrio, gracias a su
tarjeta electrónica (dividual) que abría tal o cual barrera; pero también la
tarjeta podía no ser aceptada tal día, o entre determinadas horas: lo que
importa no es la barrera, sino el ordenador que señala la posición de cada
uno, lícita o ilícita, y opera una modulación universal”. (1991).
Como se puede observar el control es algo inevitable y que viene de la
mano con nuevos mecanismos que adopta el progreso y el capitalismo en
su mutación tecnológica. El capitalismo actual ya no se basa en la
producción, que relega frecuentemente a la periferia del tercer mundo,
incluso bajo las formas complejas del textil, la metalurgia o el petróleo.
Hablamos de un capitalismo de superproducción. Ya no compra materias
primas y vende productos terminados: compra productos terminados o
monta piezas y lo que quiere vender son servicios, y lo que quiere comprar
son acciones, ya no es un capitalismo para la producción, sino para el
producto, es decir para la venta y para el mercado.
Ahora, si bajo todo lo expuesto pensamos en las editoriales, por ejemplo,
que es el medio en el cual quiero situar el cierre de mi artículo, podemos
pensar en la censura, la prohibición de emitir masivamente ciertos
discursos como una de las armas clave de la disciplina dictatorial en Chile.
Toda la diáspora de escritores, la que se fue al exilio y no pudo dialogar con
sus pares que quedaron aislados en la represión interna, debieron hacer
frente al silencio forzado y el castigo aparejado al quiebre de dicho
mutismo.
Una medida contraria a favor de la masificación de la lectura, con claves
populistas y aún dentro del régimen de la disciplina, nos lleva a mencionar
el proyecto Quimantú de la Unidad Popular, el cual buscaba regalar libros y
ediciones de muy bajo costo pero con alto valor literario al grueso de la
población, una idea en crisis y pobre réplica de ese proyecto de los setenta
encabezado por Germán Marín y Salvador Allende, fue la triste idea del
maletín literario durante el último periodo de la Concertación. El maletín
literario consistía en crear una especie de cajita feliz con libros que
Mineduc (Ministerio de Educación) consideraba la canasta básica que todo
lector chileno merece, lo único que se consiguió al regalar los dichosos
maletines fue superpoblar los baratillos de libros, los libros de viejo o los
remates de libros usados con los mismos diez títulos, pues las familias
optaron por vender a bajísimo precio los ejemplares que jamás pensaron
leer, prueba fehaciente de la crisis de la disciplina y sus esfuerzos
materiales por castigar el conocimiento o difundirlo.
Hoy, bajo los lineamientos del control, el libro corre otra suerte, es el
momento de los libros evento aparejados del paseo familiar al mall, un libro
que vale no por su contenido sino por quién lo escribe o quién lo comentó.
Otro caso lo marcan los libros de autoayuda con la frívola fórmula de éxito
y felicidad en doce pasos, son los best sellers asimilables a prodigios
literarios como Padre rico, Padre pobre o ¿Quién se ha llevado mi queso?,
Elegí vivir o El caballero de la armadura oxidada. Los ebooks y los tablets
son el nuevo token o moneda de cambio que promete llevar el libro a todos,
democratizar la lectura, otra estrategia de venta la desarrollan las
invitaciones de figuras que compiten en glamour con George Clooney, me
refiero al escritor Pablo Simonetti que televisivamente nos invita otra vez
al mall, pero ahora a disfrutar en familia del Biblioteca Viva, por ende, el
control es más sutil, pero todas sus estrategias las delimita el mercado y la
trivialización del libro como objeto, como chiché cultural, lo cual
paradójicamente va asociado a un mayor acceso y financiamiento, pero
bien sabemos que cantidad no es calidad, y que las promesas de un Chile
más cultural parecen los anillos lisérgicos e hipnóticos de una sierpe que
encubre otras formas de manipulación y no de censura como en la
disciplina, pero si de dirigismo y fagocitación, pues se produce en función
de expectativas de un mercado, no de lectores sino de evaluadores de
proyectos, por tanto, el presente nos encandila con la imagen de una
democracia orgullosa de su economía e inversión en capital humano, con
una alta oferta de universidades privadas y políticas de fomento lector, con
bibliotecas que promueven la alfabetización digital y redes comunitarias
gratuitas interconectando blogs de provincias aisladas dando cuenta de su
devenir, hablo de un país donde internet está masificado y se busca que
cada comuna o ciudad que supere los 200.000 habitantes tenga un centro
cultural a su disposición, de esta manera, se prefiguran todas las cartas
para una utopía del saber.
Pero debemos volver a la famosa viabilidad del individuo y la editorial bajo
la óptica de relaciones que generan una matriz de competitividad por ver
quién se apropia del fondo anual en determinada área, qué editorial se
adjudica la compra de libros de cultura central, y en principio para poder
ser autosustentable y ser parte de esta tómbola de financiamientos
estatales, se debe esgrimir la formalización ante servicios de impuestos
internos (otro servicio nacional orgulloso de su plataforma digital y emisión
de facturas y boletas electrónicas), los cuales te permiten el password de
postulación, en ese sentido cultura también tuvo recientemente su reforma
digital y ahora toda presentación a becas y fondos de proyectos anuales en
torno al libro, a fin de ser ecológica, se hace únicamente en línea.
La actitud punk del fanzine, de la distribución mano a mano y del arte por
el arte, seguirá, pero en la medida que está desvinculada de las esferas de
aprobación del ministerio de cultura va cada vez atisbando más cerradas
las puertas y altas las murallas. Un exilio que se ejerce no con la violencia
de un golpe o garrote, sino con los obstáculos burocráticos y
formalizaciones de un rubro que demanda ser un emprendedor o
microempresario del arte.
Te cierran las puertas y no te censuran, claro que no, el sistema no
derrocha energías en esa dirección, pero, pese a la calidad, dejan de
considerarte una fuente existente y considerable de producción literaria, la
alternativa para los productores de arte es ser una pyme cultural, estar en
los catastros y como autor, ajustarte a los parámetros no de escritura o
estéticos en definitiva, sino a la gestión, una mirada empresarial, vale la
pena señalar que esa metamorfosis es lo que se anticipa o se está viviendo
en delicada tensión en muchos países del continente. Chile por su modelo
económico y tendencia a asimilarse a naciones del primer mundo con
franca alienación, carente de crítica, ya goza el modelo, lo cual me lleva
preguntar al igual que lo hace Deleuze: “¿Por qué Muchos jóvenes dentro
de este sistema demandan extrañamente ser, “motivados”, piden más
cursos, más formación permanente?”(1991). La lucha por la educación
gratuita no ha reparado en esos millones que poco les importa en realidad
una búsqueda del conocimiento, pues para algunos el sólo hecho de
ingresar a la universidad como divisa de un tipo de status social, es su
sueño y por ende endeudarse millonariamente o incluso la idea básica de
estudiar y vivir la experiencia universal del saber, pasa a un cuarto y quinto
plano, cuando lo primordial para los usuarios del control es estar allí y lucir
bello para la foto de anuario o perfil de facebook. “Los anillos de una
serpiente son aún más complicados que los agujeros de una topera.”
Referencias bibliográficas.
Deleuze, Gilles. (1991). “Posdata sobre las sociedades de control” en
Christian Ferrer (Comp.). El lenguaje literario, Tº 2, Ed. Nordan:
Montevideo.
Herrero, Montserrat. (2002). “La moda en la posmodernidad”,
Humanitas. Revista de antropología y cultura cristiana, nº 27.
Santiago de Chile.
Rorty, Richard. (1991). Contingencia, ironía y solidaridad, Paidós,
Barcelona.
Rorty, Richard. (1996). Objetividad, relativismo y verdad, Ed. Paidós,
Barcelona.
Vattimo, Gianni. (1991). Ética de la interpretación. Barcelona: Paidós
Ibérica S.A.
Daniel Rojas Pachas (Lima 1983) Escritor, Magíster en Ciencias de la Comunicación y Profesor de Literatura egresado de la Universidad de Tarapacá. Reside en Arica-Chile donde ejerce la docencia Universitaria Actualmente edita la Revista Literaria virtual y Editorial impresa Cinosargo. Ha publicado el poemario Gramma en el 2009 con Ediciones Cinosargo, en investigación ha publicado Realidades Dialogantes, ensayo por el cual fue beneficiado el 2008 con el fondo nacional de fomento del libro que otorga el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile. Actualmente sus publicaciones aparecen periódicamente en revistas literarias nacionales e internacionales, en la Linterna de Papel del Mercurio de Antofagasta y ha sido seleccionado para formar parte de numerosas selecciones de poesía, se destacan la Antología Poética 2009, ediciones Jaguar de México y el libro Mi país es un Zombie (Editorial Casamanita - México). Ha participado como ponente en importantes congresos en Perú, Bolivia, Argentina y Chile entre los cuales se destacan el JALLA, SOCHEL y CONELIT y en encuentros internacionales de poesía como La Colectiva (Perú 2010) y El Vértigo de los Aires (México 2011). Además ha sido beneficiado con la beca de perfeccionamiento, modalidad apoyo a tesis de postgrado en Chile o el extranjero 2010 del fondo del libro a fin de realizar su investigación sobre la novela
Ariqueña: Proyección y recepción dentro del canon nacional. El 2011 publica con Groenlandia (España) su poemario Carne, este título tiene una segunda edición impresa a través de Cinosargo. El 2012 publica su traducción del libro Morgue y otros poemas del poeta alemán Gottfried Benn y su tercer libro de poesía llamado SOMA a través de la editorial Mexicana Literal, en su colección Limón Partido. Más información en su weblog Personal: http://www.danielrojaspachas.blogspot.com/