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FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES FLACSO - SEDE hEXICO DOCTORADO EN INVESTIGACION ESPECIALUACION EN CIENCIA POLITICA
NEOPOPmISMO Y D E M EN BOLmM Compadres y padrinos en la política (1988-1999)
Postulante: Fernando Mayorga Ugarte
Tutor: Dr, Jean Francois Prud'homme
Seminario: Cultura, politica y sociedad
Coordi~.;ddora: Dra. Nora Rabotnikof
México, D.F., agosto de1 20190
organizativas en proceso de adaptación permanente a sus tensiones internas >: a las
influencias del entorno institucional, independientemente de un "tipo ideal'' deducido
de ciertos valores democráticos preestablecidos en un ideario político o en la
le_9islación vicente. Es conocida la postura que desdeña el análisis a partir de estos
supuestos, puesto que impide observar el funcionamiento "realmente existente" de
una realidad matizada por la lucha por el poder.
1. MODELO PARA ARMAR PARTIDOS MODELO
Como señala Panebianco, un partido "es una estructura en movimiento que
evoluciona, que se modifica a lo largo del tiempo y que reacciona a los cambios
exteriores, al cambio en los 'ambientes' en los que opera y en los que se halla
inserto"(l990: 107). Así, "los factores que explican su fisonomía y funcionamiento,
son su historia organizativa (pasado) y las relaciones que en cada momento
establece con Lin entorno sujeto a continuos cambios" (: 108). El análisis se efectúa a
través de los conceptos de "modelo originario" e "institucionalización",
considerando diversas variables.
En cuanto al modelo originario, se consideran tres aspectos:
a) Las características del nacimiento del partido y la manera en que se "desarrolla la
construcción de la organización": por penetración territorial o difusión territorial, o
una modalidad mixtas2 (: 1 10).
b) La participación o no de una institución externa corno patrocinadora de la
fundación del partido. Hecho que está relacionado con la "fuente de legitimación de
los Iíderes"(:112), porque la existencia de un patrocinio externo provoca lealtades
indirectas y distorsiona la disputa por la conducción del partido.
--
8' LOS otros partidos reletantes son el MXR, funhdo en 19-1 l. el M1R en 1971 y U N en 1 9 3 . 82 "Estamos ante un caso de penttnción temtorial cuando un 'centro' controla. estimula y dirige el desarrollo de la 'periferia'. es decir: la constitución de las agrupcio~ies locales e intermedias del partido. Hablaremos de difusión territorial cuando el desarrollo se produce por generación espntanea: cuando son las élites locales las que, en un priinsr momento. coilstituyen las agrupaciones locales del partido p sólo a continuación estas se iriiegan en una oi.garuzación nacional" (: 110).
c) La existencia o no de una figura carismática en la conformación del panido. Si
bien en la gestacioii de un partido siempre existen ingredientes carismáticos, a veces
se dan casos en los que un líder "aparece como el creador e intérprete indiscutible de
un conjunto de símbolos políticos que Ilezan a ser inseparables de su personao'
(: 1 1 3).s3
En cuanto a la institucionalización de una organización, este proceso implica el
tránsito de mero instrumento (para la realización de ciertas metas preliminares) a su
conformación como institución, es decir, cuando ha adquirido fines propios y ha
asimilado las metas originales de los hindadores del partido. Su despliegiie implica
dos procesos: "el desarrollo de intereses en el mantenimiento de la organizacion . . . y
la difusión de 1ecrltcr~ie.s organizativas" (:116, mrsivas del autor), en el primer caso,
mediante la distribución de incentivos selectivos entre los iriiembros de la
organización (materiales y de stcrtzw, como prestigio, acceso a cargos públicos y
puestos de mando) y, en el segundo caso, a través de incentivcs colectivos
(fundamentalmente identidad, pero también cervicios asistenciales y acti\.idades de
patronazgo) que se difunden entre los militantes y se expanden hacia 10s afiliados y
las bases electorales. Esto implica distinguir los tipos de personas que participan de
un sistema de incentivos organizativos: militantes, simpatizantes y electores"? que se
encuentran en posiciones distintas de cercanía y lejanía respecto al núcleo de poder
de un partido. En el caso de los militantes se distinguen entre "creyentes" y
"anibistas" de acuerdo al interés que predomina -incentivos colectivos/lealtades o
incentivos selectivos/intereses, respectivamente- en el despliesue de sus acciones.
Por otra parte, la institucionalización organizativa de un partido político se mide
sobre la base de dos criterios: "el grado de autonomía respecto al ambiente,
83 En la medida que los casos de carisma "puro" o "primordial" son excepcionales, los pamdos de este cuño son organizaciones que no tienen impacto en el sistema político y desaparecen antes de institucionalizarse. Paiiebianco las designa cornoj'l~~sh-porries. S4 Siguiendo a Duverger, Panebianco los agrupa en militantes: afiliados y electores. sin embargo. Cotarelo, también basado en el autor francés, distingue entre militantes (o aíiliados). simplitizantes J.
electores. Esta clasificaci6n resulta más pertinente porque pernlite distinguir a quienes participan del juego interno en la orgmizíicion es decir. u los afiliados. que estári sujetos a ciems dererniimcioncs jurídicas -derechos y deberes- que rigen su accionar en el paludo ( 1985:235).
alcanzado por la organización (y) el g a d o de sistemztización, de interdzpendencia
entre las distintas partes de la organización"(Panebianco 1990: 1 1 S).
Existe autonomía de acuerdo a la capacidad de la organización para conrrolar
'-directamente los procesos de intercambio con el ambiente" o depzndencia cuando
los "recursos indispensables para su funcionamiento son controlados desde el
exterior, por otras organizaciones" (. 119). Por su lado. el grado de sistematización
tiene que 1 er con la "coherencia estnictural interna de la organización", es decir, el
margen de autonomía de sus unidades internas en el control de los recursos de
funcionainiento, siendo proporcional a la capacidad de "control centralizado de los
recursos organizativos y de los intercambios con el entorno"(:121) quc aparecen
como zonas de incertidumbre, esto es, coino amenazas y desafíos a la estabilidad de
una organización.
Precisamente, el control de estas zonas de incertidumbre resulta crucial puesto que se
refieren a aquellos "ámbitos que son inlprevisibles para la organización" (:S;) y qUe,
en la medida que exigen su mane-¡o, ponen en jueco una serie de "fa.ctores cuyo
coritrol permite a ciertos actores desequilibrar a su favor ;os juegos de poder" al
interior de una or_oanización. Panebianco establece seis factores organizativos: la
competencia, la vinculación con el entorno, la comunicación, las reglas formales, la
financiación y el reclutamiento8', que constituyen recursos de poder,
tendencialmente acumulativos, que están en disputa. En torno al control de su
distribución se articula una coalición dominante compuesta, precisamente, por los
actores que controlan las zonas de incertidumbre de mayor importancia para el
despliegue de la organización. En esa medida, una coalición dominante se convierte
en el "centro de distribución de los incentivos organizativos del paitido"(:91). SU
'' La coinpetencia tiene que Yer con la capacidad personal reconocida por los demás miembros que corisideran "indispensable" el papel de un actor. El control de las relaciones con el entorno se refiere a la capacidad pzra manejar las redes internas y, paralelameiite, la relación entre la organización y el entorno. El control de la comunicación implica el manejo de la infornución. El uso de las reglas ioririales permite definir e interpretar las noririas de manen discrecional. El control de la financiacion se refiere al inariejo de las fuentes para el fiLincion~mniento de la orgariizaciór?. El manejo del recluta~riiento perniite estableccr quien accede a los d.ir-ersos niveles de la esinctura del partido. Estos recursos son acunzulativos j' el cor:trol cie algunos perniite controlar los restantes (:U-88).
fisonomía o configuración está definida por su ~ r a d o de cohesión interria (dispersión
o concentración del control sobre las zonas de incertidumbre), su crado de
estabilidad (fortaleza o precariedad de los compromisos intraelitarios u horizontales)
y el mapa de poder resultante (relaciones entre las distintas áreas organizativas:
3rupos parlamentarios, dirigentes nacionales, dirigentes locales; y relaciones de
predominio, cooperación o subordinación con otras or3anizaciones) (:89-91). Por
otra parte, las características del entorno influyen de manera decisiva en el formato y
en la marcha de la organización, puesto que tienen que ver con las formas de
vinculación con los múltiples ámbitos en los que interviene un partido combinando
estratesias de adaptación y de dominio sobre el ambiente externo. El entorno de un
partido, para Panebianco, está cor-ipuesto por "constricciones institucionales" y
"escenarios". Las primeras se refieren a las reglas bajo las cuales actúa un partido y
que pueden influir de modo indirecto -como acontece con la legislación eiectoral- o
de modo directo -si es que existen disposiciones especificas sobre los partidos. Los
escenarios, a su vez, son los ambientes en los cuales un partido desarrolla sus
relaciones con otras organizaciones: el escenario electoral y el escenario
parlamentario son los más importantes puesto que inciden en los rasgos del mapa de
poder organizativo.
1.1. Carisma: ¿un factor de pertiirbación?
Ahora bien, este modelo es pertinente para el estudio de organizaciones que
funcionan bajo parámetros convencionales y cuya institucionalización es un
resultado cuasi-natural de su desarrollo y adecuación al contexto. La presencia de
una variable carismática, que es la que nos interesa, problematiza sus alcances
explicativos. Como señala Panebianco, la existencia de liderazgo carismático es un
elemento que juega un papel distinto al impacto que tiene el tipo de desarrollo
or_ganizativo o la presencia/ausencia de una oreanización externa en la fundación del
partido. En primer lugar, el desarrollo de un partido asentado en un carisma personal
puede producirse por penetración o por difusión territorial, siendo el caso más común
una modalidad federativa: "una pluralidad de grupos sociales surgidos
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población urbano-margiilal a través de sus medios cie comunicación. La
movilización de esa audiencia provocada por la clausura del sistema RTP adopta la
forma de un movimiento de protesta que enarbola la defensa de un derecho a la libre
expresión asumido como propio por los sectores populares de la ciudad de La Paz.
Así, un hecho que afecta a una empresa y a su labor eri el ámbito comunicacional se
constituye en el detonante de una serie de acciones que concluirán con la creación de
un partido político como "instrumento político", complementario al "ii~strumento
comunicacional" que había forjado un liderazgo y una base social susceptible de ser
movilizada. Es decir, el momento originario de Condepa está teñido de acciones
colectivas de protesta por un acontecimiento mediático aparentemente extra-político
que se produce en una época caracterizada por el pau la t in~ desplazamiento de la
acción social por la mediación mediática en el escenario político-electoral. Se trara
de un hecho paradójico: la movilización de la audiencia de un medio de
comunicación concluye propiciando la creación de un partido político.
El sistema RTP fue una instancia externa de patrocinio para la creación dei partido
en tres sentidos: primero, porque en torno a su defensa se organizó un núcleo de
activistas de la sociedad civil (dirigentes de juntas vecinales, de organizaciones
gremiales y voluntarios personales) que orsanizaron las movilizaciones y
conformaron uno de los grupos fundadores del partido"";egundo, porque su
infraestructura fue el sustento de la movilización social de protesta y posteriormente
el vehículo privilegiado de proselitismo; y tercero, porque en su seno se forjó el
entorno familiarllaboral de Carlos Palenque que será uno de los núcleos sobre el cual
se organizará el partido. E s decir, se produjo un desplazamiento del núcleo
empresarial-familiar-laboral al ámbito de la organización política, donde se reitera la
jerarquía de la empresa y las relaciones que sus miembros establecieron con el
público. Los personajes de la Triblrrln Libre del Pzleblo se transformaron en
"símbolos" del partido y los medios de comunicación en el canal de vinculo del líder
86 Ante la primera clausura se organizó de manera espontánea un grupo de personas que se encargó de organizar las movilizaciones y la huelga de lumbre. Este -mpo dio nacinuento al Comiré de Defens~ de RiP en una reunión en que participaron "dirigentes vecinales, gremiales, es-mineros, amas de casa. canlpesinos. clubes deportivos y la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder" (Archondo 1991: 18@), y hasta un representante de la Central Obrera Boliviana.
de los cargos del primer Comité Ejecutivo &acionalss. Asimismo, en la jefatura
departamental de La Paz -la única, por lo pronto- se nombró a una persona zjena al
Comité de Defensa y, luego, la sustituyó con un profesor universitario, ex-militante
del Partido Comunista. La presencia del GRO reviste importancia puesto que sus
miembros fueron los autores de la Declnrnciól~ de Pril~cipios de Condepa y de sus
filas surgieron importantes figuras en la historia organizativa del partido. La
adopción del nombre y de la sigla, propuesta por este grupo, es una evocación del
nacionalismo militar de los años 40' que se organizó bajo una modalidad de losia
con el nombre de Rnzóll de Pntrin (Radepa).
Se produjo un desplazamiento de los protagonistas de la lucha por la reapertura de
RTP y de los promotores de la proclamación de Carlos Palenque por parte de
políticos profesionales que, además, se hacen cargo de la elaboración doctrinal de la
flamante organización política y de la edición del semanario El Pcztriotcz, vocero del
partido89. Es decir, se produce una superposición y un desplazamiento. L'na
superposición organizativa entre medios y partido, aunque con roles diferenciados, y
un desplazamiento de los representantes defi~cto del "público" de RTP del mapa de
poder orsanizativo. El resultado es la conformación de dos entornos que se
encuentran en un pu~ito de intersección ocupado por el líderg0. El círculo o entorno
laboral que, a través de los medios, cumplía la función de mantener el vínculo con
los simpatizantes y electores fieles; y el círculo o entorno partidista que, a través de
la organización, cumplía la labor de vinculación con el sistema político y de
reclutamiento y movilización de una reducida militancia".
S8 Solamente un miembro del Conrité de Defensa de RTP ocupó una cartera de importancia. denotando el desplazamiento de los dirigentes de arraigo social por políticos profesionales (Archoncio 1991) 89 Este semanario era propiedad de Carlos Palenque y, aparte de los intelectuales y periodistas del GRO. un personero de RTP. Adolfo Paco. forniaba parte cie su consejo directivo. Tuvo uiia difusión impresionante en los primeros meses de existencia del partido y resultaba un instrumento idóneo para los afanes "iiurninistas" de este grupo puesto que les permitió acceder a una multitud semianaliabeta. 90 Un análisis de las redes personales en el Capítulo 4. '' Condepa obtuvo un pronedio de 200.C00 votos. sin embargo. su militancia activa'osciló entre 3.000 y 6.000 personas, de acuerdo a cálculos de dirigentes (Entrevistas a Ricardo Paz y Eduardo Paz).
Obviamente, el funcionamiento de estas esferas es conlplejo y solamente quien
dispone de información completa -el lider- puede llevar adelante su conducción
combinada, puesto que los dirisentes intermedios del partido no tienen presencia en
los espacios de RTP y los personeros de la empresa no asumen cargos formales en
~ o n d e ~ a ~ ' . E s decir, la organización partidista no desplazó a RTP que si, ouió siendo
utilizada como mecanismo de vinculación directa entre el lider y sus seguidores. Se
trata de una superposición de canales de mediación que actúan de manera
convergente con una sola finalidad: reafirmar el liderazgo de Carlos Palenque y
proyectarlo a la competencia electoral. Es obvio que, en este momento fundacional,
los recursos organizativos más importantes del partido son los medios de
comunicación y la disponibilidad de la gente y ambos están bajo el control de Carlos
Palenque quien, además, tiene la potestad de nombrar a los dirigentes. Obviamente,
esto es resultado de la influencia que tiene la dimensión carismática de Carlos
Palenque como un factor dominante e indiscutible en la conformación del partido.
En torno a su persona - y lo que representa para su audiencia- se gesta la
niovilización que lo convierte en el referente del partido naciente, que es una suerte 4
de prolongación o aditamento de sus recursos -personales y empresariales- para
actuar en otro escenario: el electoral. La intensidad de esa movilización es fmto de
una relacióii carismática construida en el transcurso de dos décadas y en el mundo de
la vida cotidiana, donde se fueron forjando unos fuertes lazos emocionales entre el
conductor de La Tribuna Libre del Pueblo y los beneficiarios de sus acciones de
solidaridad. E s decir, la relación carismática es previa a la incursión política y eso
explica la fortaleza de la identificación posterior entre el candidato-jefe y sus
seguidores y su indiscutible autoridad en el partido.
Otro elemento que tiene que ver con el modelo originario es aquel relaiivo al
desarrollo organizativo del partido. En la medida que la movilización social tiene un
carácter local, predomina una modalidad de penetración territorial en la construcción
de la organización porque su crecimiento se desplaza de un núcleo central hacia otros
95 Un ejemplo ilustrativo es la función de Adolfo Paco. el conductor de Sbbados Populares que. sin ser dirigente del partido, era el \.erdadero jefe de campaña en las sucesivas elecciones. puesto que de e1 dependía el manejo proselitista de los medios de comunicación (Entrevista a Ricardo Paz).
espacios. En esta fase, su despliegue se limitó al departamento de La Paz y, en los
años posteriores, su impulso fue lento y con efectos muy leves o fallidos9', al punto
de no modificar el estigma de "partido regionai" por su incapacidad de romper las
barreras "geográficas" que lo condenaron a tener cierta consistencia oroanizativa en
La Paz y débil implantación en otros lugares. Como vimos, el porcentaje de sus
seguidores afiliados al partido era mínimo en su bastión electoral y, en otros lugares,
esa debilidad era más evidente. Una explicación de este hecho estriba en que la
mediación básica con los simpatizantes se realizaba a través de RTP y, en esa
medida, la hnción movilizadora del partido era secundaria. Este rasgo de debilidad
institucional se reproduce en la vinculación de Condepa con grcpos sociales
organizados: juntas de vecinos, organizaciones gremiales, sindicatos. asociaciones
falklóricas, etc., que se articulan a través de un vínculo directo de sus dirigentes -que
obtienen a cambio del voto de sus afiliados acceso a cargos electivos- con el jefe del
partido, prescindiendo de la organización política y sin incorporarlos a su dinámica
interna. Se forjó una red de organizaciones sociales que se articularon
indirectamente a través de intermediarios (brokers) que no se incorporaron al partido - como dirigentes ni sus afiliados como militantes. Un rasgo peculiar de la nlilitancia y
electorado condepista era la mayoritaria presencia femenina en las labores de
proselitismo y movilizacióng4, compuesta en su seneralidad por cholas paceñas que
se convirtieron en un sello distintivo de Condepa.
Por ello, no resulta casual que en sus aprestos organizativos se planteara el debate
entre la forma "partido" y la forma "movimiento7', al punto de adoptar este último
término como un rasgo característico, aunque esta postura h e , mas bien, asumida
para justificar la escasa densidad organizativa del partido, diferenciarse de sus rivales
93 La estrategia electoral de 1993 planteó la articulación de líderes locales, "constelación de caudillos regionales", sin embargo, esta acción no tenia efectos organizativos en las filas de Condepa, va que se limitaban al funcionamiento temporal de una coalición electoral. 94 En uno de los pocos trabajos sobre comportamiento electoral que distingue la participación femenina y masculina, Hoffman establece qiie esa relación, en la votación condepista fue de 61% inujeres a 39% liombres. nuenuas el resto de los partidos tenían una relación inversa aunque inás equilibrada (1989:81). Los datos se refieren a las elecciones generales de 1989 y a las ciudades de La Paz y El Alto. Estas cifras de movilización electoral se reproducían en las bases del partido. donde la mujer asumía un papel protagónico: "las inujeres mian a sus ~naridos al partido'' (Entre\.isra a Eduardo Paz).
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y de las ciudades, cooperativistas, artesanos, empresarios, estudiantes, amas de casa:
jóvenes, la Iglesia, Fuerzas .Armadas y representantes de los partidos politicos
legalmente reconocidos"(Condepa 1993.50). Esta postura ambigua respecto a la
democracia "formal" se reforzaba con la evocación populista de las movilizaciones
callejeras que se diluyeron una vez obtenida la finalidad que las provocó -la
reapertura de RTP- y que, a su vez, provocó otra meta inicialmente no prevista: la
disputa por el poder político mediante la lucha electoral, que propició la paulatina
adaptación de Condepa al ordenamiento institucional d e la democracia
representativa96.
2.2. Institucio~ialización informal: la levedad de las normas
Como consecuencia de su desarrollo organizativo, Condepa ingresa a una fase de
débil instituciofialización formal matizada, sin embargo, por el papel decisivo de
reglas informales o pautas culturales en la definición de las relaciones intra-
partidistas. Un dato aparentemente aleatorio resulta sugerente para mostrar esta
tensión permanente: "compatriota" fue la denominación oficialmente adoptada para
el intercambio de saludos entre miembros del partido, sin embargo, nunca llegó a
desplazar a la de "compadre", que remitía al vínculo con el líder. Para evaluar esta
convivencia analizamos su estructura interna para establecer los rasgos
institucionales del partido, independientemente de que no constituyen las pautas que
guían su funcionamiento real. Sin embargo, es posible percibir en su "letra" las
prerrogativas otorgadas al jefe, en una suerte de institucionalización informal de su
"espíritu": la autoridad incuestionaoie áel iíder que concentra los recursos
organizativos y, por ende, controla las zonas de incertidumbre del partido.
Este partido presenta una estructura orgánica flexible que varía desde su fundación
en 1988 hasta la realización de su primer congreso, realizado en septiembre de 1996.
En este lapso, las formas que asiime el partido respondieron a las decisiones del jefe
Después de las elecciones generales de 1989, Palenque afirmó que se realizarían "cabildos" para definir su política de alianzas, sin embaigo, no pasó de ser una mera advertencia y su jefe terminó propiciando una cena entre los futuros aliados de la co:iliciÓn gubernamental par2 acordar el apoyo parlamentario de su partido.
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En estas circunstancias, se realizó el primer Congreso Nacional en septiembre de
1996 y salieron a relucir nuevamente las tensiones entre reglas formales e
informales. Se aprobó un nuevo estatuto estableciendo una composición del Consejo
Nacional Patriótico con más de 100 secretarias funcionales (i), cargos que keron
sometidos a una consulta entre dirigentes nacionales y departamentales antes de ser
aprobados por la plenaria que, finalmente y luego de impugnaciones de varios
delegados, solo eligió a 45 miembros, dejando en manos de ios representantes
departamentales la designación diferida de los cargos vacantes. Ante las protestas de
varios delegados que exisieron "democracia", Carlos Palenque advirtió que en el
partido "no hay consultas, sino instrwciones" y que "los condepistas tieneg que ser
como soldados (porque) Condepa es casi como una organización militar donde hay
un comandante (el jefe) y un estado mayor (las secretarias nacionales), donde
ninguna de ellas es más que las otras" (LR, 29-9-96). Es decir, el intento de
institucionalización dio paso al fortalecimiento del poder del jefe que, luego de ver
cuestionado su liderazgo e impugnados los procedimientos de elección de los
dirigentes nacionales optó por essrimir su autoridad personal para reducir la
incertidumbre organizativa manifiesta en un evento donde no tenían cabida los
"traidores".
Si bien no se terminó de elegir a los miembros restantes del Consejo Nacional
Patriótico, esa lista incompleta se registró ante la Corte Nacional Electoral,
conjuntamente los nuevos estatutos. En esa ocasión, como en las anteriores, la
Jefatura Nacional no estuvo en discusión ni se efectuó acto alguno de legitimación
de su mandato de facto, simplemente se ratificó algo obvio y Carlos Palenque fue
proclamado como candidato presidencial. Un detalle sugerente es la presencia de
Remedios Loza en el Consejo Nacional Patriótico con el sugestivo cargo de
"símbolo" y ocupando el segundo lugar en la estr~ctura jerárquica de dicha insrancia,
pese a que dicha función no estaba consignada en el estatuto. Otra muestra de
informalidad organizativa fue el procedimiento de expulsión del Secretario Ejecutivo
en 1996, solicitado por una fracción del Consejo Nacional Patriótico y asumido por
el jefe, sin acudir al Tribunal de Honor, instancia formal para ventilar casos de
inconducta. Además, no se asumió una determinación similar respecto a 3iónica
Medina con el argumento de que no se podia expulsar a un "símbolo". Estas aristas
conflictivas denotaban la inestabilidad en las reglas de funcionaniienro de Condepa y
se hicieron aún más patentes a raíz de la muerte del lider y de los desafios de la
sucesión en la conducción del partido.
En términos generales, resulta evidente que en Condepa prevaleció una elevada dosis
de informalidad en el funcionamiento organizativo, propiciando condiciones
favorables para un uso discrecional dei poder por parte del líder, quien controlaba la
asignación de recursos selectivos (candidaturas, cargos directivos, etc.) y
monopolizaba el uso de los medios de vinculación (RTP) con el electorado fiel y los
militantes, irremplazables en el manejo de incentivos colectivos. No resulta casual
que en la medida que Mónica Medina tuvo acceso al manejo de incentivos selectivos
y ocupaba los mismos círculos concéntricos cercanos al lider, pudo desarrollar uii
liderazgo propio que terminó enfrentado con el del jefe del partido. Ki tampoco
resulta casual que Remedios Loza, que también tenia presencia en los ámbitos
controlados por el líder y participaba en la asignación de incentivos coiecrivos.
asumió el seglindo cargo en jerarquía y, posteriormente, la jefatura. Pero este iiltimo
hecho fue producto de un hecho imprevisto: la centralidad del liderazgo quedó vacía
con la muerte de Carlos Palenque, seis meses después de la realización del primer
congreso de Condepa, es decir, luego de un fallido intento de institucionalizar el
f~incionamiento del partido.
2.3. Sucesión con conflictos: divídete y perderás
La sucesión en la jefatura nacional de Condepa adquirió contornos dramáticos. Miles
de personas salieron a las calles en el transcurso de la noche, bajo la lluvia, a
comprobar la veracidad de la noticia del fallecimiento de Carlos Palenque en los
alrededores de la clínica y de su vivienda. Esa multitud fue creciendo con el
transcurso de las horas y abarrotó las inmediaciones de la alcaldía, donde se velaba el
cadáver. Mientras Mónica Medina fue internada por shock nervioso y señalada como
"culpable", quedando marginada de los acontecimientos, la cúpula dirigente de
Condepa se reunió, a medianoche, en pleno velorio1o3. Alrededor de treinta y cinco
personas, de las cuales solamente veinte eran mierilbros del Consejo Kacional
Patriótico, debatieron en torno a la fisura de sucesión -de carácter personal o
colegiado-, puesto que el estatuto solamente contemplaba la elección de la jefatura
nacional mediante un congreso. Finalmelite, la "comadre" Remedios, que no
participó de la reunión porque se encontraba al lado del féretro como una suerte de
"viuda simbólica", fue elegida en ese cargo y un dirigente le tomó el juramento como
jefa naciolial de Condepa ante el cadáver de Palenque a las 4 de !a mañana del 9 de
marzo de 1997.
La decisión asumida por esa curiosa cúpula dirigente en la que se mezclaban moros y
cristianos, es decir, militantes y personas ajenas al partido fue formalizada,
posteriormente, ante un notario de fe pública mediante un acta que fue suscrita por
personas que no eran miembros del Consejo Nacional Patriótico, a pesar de que en
pleno velorio se había anunciado la reestructuración del Consejo Nacional Patriotico
integrado por dirigentes nacionales y departamentales10", entre íos que se inc!uyó a la
hija mayor de Palenque. Verónica no era militante del partido pero había participado
en el primer congreso como "acompañante" de su padre.
Más adelante, debido a las impugnaciones a esa modalidad de elección, el partido
tuvo que organizar, en marzo de 1996, u11 congreso extraordinario para nombrar
formalmente a Remedios Loza como jefa n a ~ i o n a l ' ~ ' . En esa oportunidad fue creado
un cargo que no estaba contemplado en los estatutos -Subjefatura Nacional- y que es
asumido por Verónica Palenque. Así se conforma un liderazgo femenino de doble
rostro compuesto por una figura allegada al líder por su labor en RTP y una figura
familiar: en el primer caso, se trataba de una mujer que ocupaba el segundo lugar en
103 Con base en entre\.ista a Eduardo Paz y fuentes liemerográficas. 'O4 Existe una aparente contradicción entre las declaraciones del dirigente entrevistado y la información periodística, pero es, más bien, espresi\a de la incertidumbre organizatiya que padeció Condepa. 105 También se define el binomio presidencial y es designado por la cúpula, como candidato a la vicepresidencia. Gonzalo Ruiz. miembro fundador, dirigente del Consejo Nacional Patriótico y diputado. Su presencia explicaba la necesidad de demostrar la unidad del partido como expresion de la existencia de una coalición dominante articulada en tomo a Reinedios Loza.
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género era directa (de chola a chola), en un partido con ur,a presencia femenina u
preponderante en el activismo y en el apoyo electoral, aunque sin correspondencia en
los cargos dirigentes. Si Carlos Palenque provocó simpatía extrema, Remedios Loza
produjo enpatía. Sin embargo, una relación carisrnática heredada no podía
sostenerse sin el control de las zonas de incertidumbre de la organización, hecho que
dificilmente pudo llevarse a cabo por el carácter bicéfalo en la conducción del
partido. Las diferencias se ahondaron en 1997 con la incorporación -y luego, en
1998, defección- de Condepa en la coalición gubernamental, debido a la disputa por
el acceso y manejo de cargos públicos.
La existencia de dos personas al mando de la organización no pudo perpetuarse,
pese a las declaraciones de Veró~ica Palenque que aseguraba que Remedios Loza era
"como su madre". El idilio entre ambas mujeres se había forjado previamente,
cuando la hija del líder pasó a ocupar el lugar de Mónica Ivledina en La Tribuna
Libre del PzleSlo y se fortaleció después del deceso de Palenque. Sin embargo, el
deterioro en la cúpula bicéfala de Condepa empezó cuando la propiedad de RTP pasó
a manos de Mónica Medina y La Tribzma Libre del Pueblo emigró, temporalmente, a
otro medio de comunicación, puesto que se debilitaba uno de los pilares de la
vinculación del partido con sus seguidores. Pese al tercer lugar obtenido en las
elecciones de 1997, la legitimidad de la autoridad de Remedios Loza empezó a ser
cuestionada por dirigentes que se habían alejado del partido después de los comicios,
entre los que figuraba el candidato a la vicepresidencia, con el argumento de que se
había conformado una "rosca"lo7 en la que figuraban personajes que no eran
mieinbros del Consejo Nacional Patriótico, como el caso de un diputado que actuaba
como "representante personal" de la jefa, debido a un supuesto noviazgo con
Remedios Loza, madre soltera108. Este grupo, denominado "rebelde", terminó siendo
1 o: Término coloquial utilizado para dar cuenta de conciliábulo o complot de un reducido grupo de persoiias que buscan beneficio propio. Su uso es común para descalificar a eventuales ahersarios. Frente a los "rosqueroi' están los '-rebeldes": que apoyan a Verónica Palenque. '('% Es decir, los conflictos en la organización tu~.ieron esa faceta de coinbi~iación de problemas conyugales y lazos fainiliares que no se disiparon con la muerte de Paleiique. Si él nombró a si! esposa' a su suegro, a su suegra y a su hermano en cargos de dirección, su sucesora no soi.amente estaba a c o l n p a ~ d a de la hiJa del desaparecido sino que incluyó a su propio hennano en las listas de diputados y a su supuesta pareja. (Ver Capítulo 1).
.o.\ycz~2lo lapod ap edw [a e3g!pour as 'apua lod '.i SosmDal so1 ap 104~03 [e olDadsal &nd el lod pepq!qelsa e[ aAn1yp as '031ioqed Fuo!Dex o(asuo3 [a ua Á epmtieq e1 ua 'elniejaC e1 ua emix.~j e1 lod uoysaqo3 el el!l!qap as ,,,
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su acceso a la jefatura y sufriría un serio revés externo ante su fracaso como
candidata a alcaldesa en la ciudad de El Alto, otrora bastión incuestionable de
Condepa. La profunda crisis interna y la derrota electoral llevaron a Remedios Loza
a señalar que: "Palenque nunca pensó Condepa sin él. Tampoco pensó que se iba a
morir ... El compadre esta muerto, está bien su memoria pero tiene que haber un
resurgimiento de la nueva Condepa. Este siglo termino con la Condepa del (19)88.
Ahora tiene que haber otra, fortalecida, que esté a la altura del pueblo boliviano" (P,
1 O, 16- 12-99).
Es decir, la imposibilidad de resolver el trauma de la sucesión y progorcionar
estabilidad organizativa para cosechar los réditos electorales de 1997, sacaron a
relucir la necesidad de nitinizar el carisma del líder desrtparecido, confinarlo en el
pasado -"donde habita el olvidc", diría Joaquín Sabina-, conio condición de
sobrevivencia y proyección del partido. El líder pasó a ser un hecho pretérito y su
carisma una pesada carga para su partido, dividido en fracciones, acusado de malos
manejos de fondos estatales y con la peor votación er? su historia
3. UCS: T A E A S DE E.1lPRESA
3.1. BIodelo originario: el conflicto como hábito
En octubre de 1988, en la ciudad de Cochabamba, Max Fernández fue invitado a u11
acto público para ser proclamado jefe y candidato presidencial de un nuevo partido
político. Esta acción fue promovida por dirigentes del gremio nacional de
transportistas, y contó con la presencia adicional de ex-dirigentes campesinos que
habían apoyado a las dictaduras militares. Por ello, en ocasión de su proclamación
fue declarado "sucesor civil del Gral. Barrientos Ortuño", un militar que gobernó con
mano dura entre 1964 y 1 967112.
112 Las malogías con este personaje que derrocó al ultimo gobierno de la "revolución nacionxiil" y forjó un pacto militar-campesino de corte anticomunista son múltiples. Barrientos había nacido en Cochabanlba y su farna se asentó en la realización de obras coiiio parte de la accióii chica pronlo\~ida por las FFAA y en el manejo del quechua en sil \lnculación con los sindicatos campesinos. Por ello. fue bautizado corno "El general del pueblo", cuando falleció trágicainente a raíz de un accidente aéreo. Las coincidencias, por lo visto, fueroa mayores a las previstas.
Estas organizaciones, empero, no actuaron como patrocinadores externos sino como
catalizadores de la decisión de la incursión de Max Fernández en la arena política
que sufriría una serie de vicisitudes, siznando los derroteros azarosos de su flamante
partido. A los pocos meses de su fundación, con el nombre de Unidad Cívica
Nacional, se rompió el acuerdo con la Coilfederncióiz fincioiznl de Choferes de
Bolii-in y uno de sus dirigentes se arrogó la tutoría sobre la inscripción del partido
acusando de "usurpación de nombre, sigla, logotipo triangular y principios
doctrinales" a su jefe y candidato presidencial (LT, 2-2-59) quien, finalmente, fue
"expulsado". Empero, la exclusión definitiva provino de una instancia formal la
Coite Nacional lector al"^, que negó el reconocimiento de personeria iyridica al
naciente partido aduciendo la existencia de irregülaridades en la presentación del
resistro de militantes. Así, a escasos cuatro meses de las elecciones, Mas Fernández
apareció sin pai-tido que dirigir y sin sigla que representar. Ante esa situación,
estableció un acuerdo siii geileris con un partido tradicional -FSB"" medianie ei
cual este partido "prestaba" su sigla y el empresario asumía la jefatura. Con este
"acuerdo político que tendrá la vigencia de 53 meses y 5 días", Max Fernández se
aprestó a intervenir como candidato presidencial de FSB. Sin embargo, ese pacto-
contrato tuvo una vida efímera y se disolvió como producto de desacuerdos en la
confección de listas parlamentarias y el empresario cervecero tuvo que postergar por
segunda vez sus aspiraciones presidenciales.
Esta situación signó el momento originario del partido dando inicio a ün período de
incertidumbre organizativa, puesto que adoptó diversas denominaciones y modificó
varias veces la composición su cúpula dirigente denotando las dificultades para
adecuarse al entorno institucional.
"' En ese entonces, la corte electoral estaba controlada por los tres partidos que habían obtenido las mayores votaciones en 1985: hiruR ADN y MR, y su decisión fue amsada de manipulación y respondida con "movilizaciones" y "actos de desqgavio" a Mas Femández en varias capitales del departamento pero sin efecto alguno en la determinación asumida. 11.1 Partido fundado en los años 30, de ideología consemadora y de impronta católica, se convirtió en la oposición a los gobiernos del IM~R entre 1952 y 1964. Luego de apoyar la dictadura de Bárizer en los 70', se dividió y su presencia electoral en la etapa democrática fue irrelevante.
Una vez excluido, Max Fernández desplegó una azarosa estrategia caracterizada por
un escaso apego a la normatividad electoral: en el transcurso de pocas semanas
instruyó a sus seguiciores a aplicar "voto en blancox, "voto pifiacio", "voto castigo", "
o sugirió la emisión de una '-nueva convocatoria" a elecciones o la posibilidad del
uso de una "papeleta propia" (y en caso de obtener mayoría, exigir nuevas
elecciones) que fue advertida con sanciones por la corte electoral. Luego, reromó la
idea del "voto pifiadov, sosteniendo la tesis de que si éste resulta mayoritario,
exigiría la presidencia de la república, para culminar con la consigna del -'voto
casti=oV, sin aclarar si esto implicaba votar en blanco, pifiado o en favor de otro
panido. Los desaciertos continuaron después del evento electoral, porque planteó la
anulación de las elecciones y formuló un llamado a las FFAA para que interviniera
"con mano dura" y convocara a "nuevas elecciones", ante la incertidumbre
provocada por la inexistencia de un ganador con mayoría absoluta. Esta actitud
provocó la amenaza de enjuiciamiento contra Max Fernández por "incitar a la
sedición y a la subversión", por parte del presidente de la Cámara de Diputados.
(Mayorga Fernando1 991 : 75-76).
Finalmente, y con miras a las elecciones municipales de diciembre de 1999. Max
Fernández refundó su organización política en abril de ese año, con el apelativo de
Unidad Cívica Boliviana Solidaridad, pero su registro ante la corte electoral fue
impugnado por la Universidad Católica Boliviana por uso indebido de sigla,
adoptando el nombre definitivo de Unidad Cívica Solidaridad (UCS) y estableciendo
como fecha oficial de fundación el 15 de agosto de 1989, día de la fiesta de la Virgen
de ~ r ~ u ~ i ñ a " ~ . En escasos diez meses, C C S t ~ i v o tres fundaciones y su jefe dos
infi-uctuosos intentos cie candidatura, denotando el aire de incertidumbre que rodeó el
momento originario del partido.
I l 5 Casualmente, esta es la fecha de fmdación de FSB y los colores oficiales de UCS -celeste y blanco- eran los característicos de ese partido. al,mos de ciiyos dirigentes se incorporaron a las filas de UCS después del fallido pacto de febrero de 1989 y pasaron a formar parte del entorno dirigente de M ~ Y Fernández con algiuia influencia en In elaboración doctrinal '. siendo recoriocidos conio los escasos dirigentes que elaboraban la precaria ideología del partido.
Con todo, esa incertidumbre se disipaba ante el único referente constante de esta
historia -Max Ferriández- de cuyos recursos -materiales y personales- dependía la
naciente organización. Estos recursos del líder -dinero y prestigio- eran resultado de
su posición empresarial a la cabeza de la CBN que, debido a las ganancias
obtenidas, le perinitia actuar como un "mecenas" que definía el curso de los
acontecimientos internos. La empresa cervecera fue el factor clave de patrocinio para
la conformación del partido, puesto que las ganancias que proveía y su
infraestructura material fueron recursos indispensables para la realización de los
primeros escarceos organizativos, as1 como, para las labores proseliristas' ".
Aparte de controlar los recursos financieros, el líder definía la designación de los
dirigentes del partido con base en una actitud de recelo y desconfianza -provocada
por las "traiciones" acontecidas en la etapa inicial-, que se tradujo en la inexistencia
de un núcleo o entorno dirigente permanente. Por ello, en la refundación del partido
se consignaba la presencia de personal de la CBN en la estructura jerárquica del
partido, como un mecanismo de control de la organización. Es decir, el patrocinio de
la empresa, mediante recursos financieros indirectos, se hace más evidente con la
circunstancial incorporación de cuadros administrativos -gerentes- y accionistas de
la empresa cervecera en el nivel de dirección del partido, así como, en las listas de
candidatos a parlamentarios y a concejales!". Como organización partidista. UCS
era un partido dependiente de los recursos del líder que provenían de la empresa
cuya administración le permitía, además, disponer en cierta medida de su personal.
Esta modalidad de funcionamiento estaba, además, sustentada en una 7;isión que
superponía los criterios organizativos, puesto que UCS "trata de ser manejada con
116 Para la realización de actos del partido, los responsables debían coordinar sus actos con el Departamento de Eventos de la CBN, para apoyo con infraestructura y movilidades, asimismo, el dinero para gastos de funcionamiento era solicitado a la secretaria de la presidencia de la empresa y al mensajero, hombre de confianza de Mas Fernández, responsable de entregar los cheques, adquiriendo mayor poder que un dirigente (Entrevista a Victor H. Garcia) 117 Esisten asos demostrativos: un importante accionista fue candidato a senador, el vicepresidente del directorio fue alto dirigente y a principios del 2000, asumió el cargo de Secretario Ejecutivo y un gerente de la CBN? miembro de la dirección nacional de UCS, fue candidato a concejal suplente y luego alcalde de Cocliabamba en 1989.
sentido empresarial, serio y responsable ... es regida por un principio empresarial y
cívico (sic), y quiere constituirse en un ejemplo de organización partidaria en el país"
(Max Fernández, D, 18-7-89). Esta no era una metáfora sino una certeza que en más
de una oportunidad fue crudamente recordada por el jefe que consideraba que el
partido era de su propiedad, como su empresa: "hasta los ceniceros yo los he
comprado con mi dinero", declaró en alguna oportunidad, dejando en claro que los
recursos de poder tenían un solo origen y su destino respondía a una sola voz.
Esta superposición organizativa provocó que las relaciones laborales se convirtieran,
circunstancialmente, en relaciones políticas y, en sentido contrario, las,,relaciones
políticas fuerzn consideradas vínculos con t r a~ tua l e s~ '~ , reproduciéndose el manejo
vertical en ambas instancias sometidas a la autoridad del jefetdueño, cuya
legitimidad no presentaba sino tenues contornos adicionales de carácter sinibólico.
La figura del líder ocupaba el centro de la organización y su funcionamiento
respondía 2 su accionar, empero, su legitimidad no se limitaba a la concentración de
los recursos organizativos del partido. Existía un componente carismático que
provenía de la realización de actos de asistencialismo mediante la entrega de
do~aciones y obras a sectores sociales marginados que establecían iazos de
reciprocidad con los beneficiarios y con los propios militantes que se favorecían,
mzterial y simbólicamente, de la imagen filantrópica de su jefe. Enipero, se trataba
de una débil vinculación limitada a la satisfaccibn de necesidades y denandas sin
correspondencia en términos de identificación con el líder. Este obtenía una imagen
pública positiva pero no generaba una lealtad personalizada. En otras palabras, en la
relación carismática existía un predcminio del utilitarismc respecto a la
identificación emocional que, sin embargo, era suficiente para provocar adhesiones
por millares en los actos de "desagravio" o en las proclamaciones, siempre rociadas
de abundante cerveza y transmitidas en directo por canales televisivos.
Concentraciones que se producían en menor escala cuando el líder entregaba obras
'18 Por ello se estableció la firma de papeles en blanco por parte de los candidatos a diversos cargos como garantía de cuinp!uniento de un contrato virtual que. en caso de deserción o traición era llenado con tenor de renuncia voluntaria. A la verticalidad de las decisiones se sumaba un método coinpulsivo que pretendía reducir la incertidumbre en el comportamiento de los ~nilitmtes.
en los barrios o en los poblados y en los que rara vez establecía una vinculación
directa entre el hecho asistencialista y el acto proselitista119. En suma, el modelo
origi~iario se caracterizó por la presencia dominante del líder y de su empresa.
Por su parte, el desarrollo organizativo del partido se produjo mediante una
combinación de penetración y difusión territorial, aunque con evidente debilidad en
anibos sentidosE0, puesto que si bien el partido adquirió rápidamente implantación
en todos los departamentos, mediante la incorporación masiva de ex-militantes de
otros partidos, tuvo escasa capacidad para asesurar que los militantes y dirigentes se
mantuvieran de manera constante en sus cargos. Es decir, las decisiones imprevistas
del jefe tenían un efecto disolvente en los esfuerzos organizativos. Algo similar
aconteció respecto a los grupos socia!es, particularmente gremiales y transportistas,
que se vinculaban al partido a través de la mediación del jefe.
A pesar que alcanzó una presencia territorial medianamente equilibrada en las
distintas regiones carecía de la estabilidad imprescindible para incrementar su
capacidad organizativa aunque, en compensación, disponía de la infraestructura
empresarial y del aparato publicitario de la CBN.
Por ello, el dilema entre partido o movimiento no es un problema incorporado al
debate interno acerca de las modalidades de organización, inexistente, ademas,
debido a la visión administrativo-empresarial que animaba a su jefe. De manera
lacónica, en su Declaración de Prii~c@ios se define que UCS fue creada "como
partido político al servicio de las grandes mayorías nacionales" y "constitiive un
movimiento social moderno (sic) que propugna la democracia pluralista y
'19 Según un dirigente. Ma.. Fernández proliibió expresamente que las obras donadas sean utilizadas en las campañas electorales, porque respondían a sus convicciones religiosas y no a su chiculo politico (Entrevista a Víctor H. García), sin embargo, desde la fundación del partido un lema de campaila recurrente era: "Max Obras", como expresión clara de la imposibilidad de separar la faceta filanuópica del empresario con la interpelación electoral del candidato. "O Después de fundarse en Cochabamba, la sede del partido fue trasladada a La Paz, sede también de las oficinas centrales de la CBN. Se confonnaron direcciones regionales en todos los depananientos con una distribución proporcional de militantes que, en conjunto. bordeaban la cifra de 10.000 con predominio de es-militantes de otros partidos. Este dato. muy evidente en el momento Iiindacional. se con\.irtió en un estigma de LCS co~isiderado como un partido de "tránsfugas".
participativa" (198912). Es decir, más parece la reiteración de un2 costuinbre local -
que privilegia la acción a la norma- que una definición de orden organizativo, puesto
que la noción de "movimiento" no aparece en el Estatuto Or,oánico.
Finalmente, respecto a la relación de UCS con las reglas del jue,oo democrático se
observa un lento pero progresivo proceso de aprendizaje y adaptación. A1 respecto,
las posturas de Wlax Fernández, en la fase inicial de la historia de su partido. pecan
de escasa convicción en las reglas del juego electoral, pero son resultado de los
avatares que signaron su fallida intervención como candidato. Posteriormente su
apego al régimen democrático se hará explícito en los principios doctringrios del
partido planteando, como uno de sus "postulados fbndamentales", que "la
democracia es iridiscutiblemente el mejor sistema político de sobierno, \.a que
expresa con mayor fidelidad la voluntad popular"(UCS 1992:3). Asimismo, con
relación al "Orden Institucional y Político", se menciona lo siguiente: "La
consolidación, defensa y conservación del sistema de gobierno deinocráiico,
pluralista y participativo que garantice la estabilidad política y permita el crecimiento
económico del país" (:4). Sin embargo, estos valores democráticos no eran
considerados en el funcionamiento del partido, donde las propies reglas formales
otorgaban una autoridad indiscutible al jefe, asentada en otros criterios de
legitimidad.
3.2. Institucionalización informal: el espíritu (empresarial) y las leyes (ntl-lzoc)
La estructura formal de la organización establece diversos niveles de conducción
cuyas atribuciones, sin embargo, se encuentran bajo el control del líder. Se@n los
estatutos ratificados en el tercer congreso extraordinario, realizado en 1994, ei
partido adoptó la siguiente estnictura orgáriica:
Convención Nacional
Jefatura Nacional 12'
"' Mas Femández (1 959- 1999, Jolinny Femández (1996-7 )
Subjefatura Nacional (o Coordinación General 12')
Secretaría Ejecutiva N a ~ i o n a l " ~
Comité Político Nacional
Comité Ejecutivo Nacional
Consejo Consultivo Nacional
Tribunal Disciplinario Nacional
Fiscal Disciplinario
Comités Territoriales
El Jefe Nacional es la máxima autoridad y su mandato emana de la Capvención
Nacional por un período de cuatro años con derecho a reelección (Art.30 del Estatuto
Orgánico, UCS 1994). Entre sus atribuciones está la designación de los miembros
del Comité Político Nacional, Comité Ejecutivo Nacional, Consejo Consultivo
Nacional y de asesores, coordinadores, Fiscal Nacional, jefes y comités políticos
departamentales. También tiene la potestad de "aprobar las listas de candidatos a
senadores, diputados, concejales municipales y otras autoridades electivas a
propuesta del Comité Político Nacional", y "designar a los representantes del partido
ante los organismos electorales, poder ejecutivo y otros de carácter nacional,
departamental e internacional". Asimismo, tiene facultades para "reemplazar a los
dirigentes nacionales, departamentales y otros cuando el caso así lo requiera (sic)"
(Art. 21, incisos f, h, i, m). En otro apartado se establece que los miembros del
partido cjue ejerzan cargos públicos "serán convocados por el Jefe Nacional o el
Comité Político Nacional (presidido por el Jefe) para que presten informes ... y que
"La resistencia o excusa se considerará desobediencia partidaria" (Art.88). En cuanto
a la existencia de aspectos no contemplados en dicha normativa, se establece que
"será(n) absueltos por el Jefe Nacio~ial" (Art.97). El remate a esta concentración de
'" Este fue el cargo que asumió, desde 1991, el liijo mayor de Ma.i Fernández. 123 Enue 1988 y 1993, diversas personas ocuparon este cargo. Después, Moisés Jarmusz (1 993- 1997) fue designado por Mas Femández y renunció para ejercer un ministerio: Juan C. Cliahín (1997) fue designado por una Convención Nacional y renunció p x a habilitarse conio candidato vicepresidencial. bíoisés Jarmusz (1997-2000) fue designado y sustituido por Johnny Fernández. y Enrique Pacheco (2000- ), fue designado por J o l m p Femández. Este último es vicepresidente de la CBN, ernpresaio liotelero y dueiio dc un equipo de fiitbol. Jannusz es siiipresaio j Clialiin oficia de abogado.
atribuciones de autoridad en manos del Jefe Nacional es la incorporación de una
"Disposición Especial", acompañada de la "ritualización" de su onornástico:
"La Jefatura Nacional será ejercida con plenas facultades por el Jefe del Partido, en tanto se reúna la Convención Nacional. Estas facultades permiten el iiombramicnto no previsto de autoridades para el mejor desarrollo político-partidaiio ... El 24 de diciembre de cada año será el Día de la Reafirmación y Lealtad Partidaria. conmemorando el ailiversario natal del Fundador del Partido" (UCS 1 994:2, negritas FM)
E s evidente que este estatuto, aparte de formalizar la concentración del poder en
manos del líder, le otorgó un amplio margen de discrecionalidad a sus decisiones,
merced a una "disposición especial" a la que se someten varias otras reglas. D e esta
manera, la incertidumbre organizativa es constante para los miembros del partido, ya
que su estabilidad funcionaria depende de las decisiones del líder, quien puede
modificar la composición de la coalición dominante a través de la distribución de
incentivos selectivos (como el acceso a car;os o a los recursos financieros que se
manejan por ocupar dichas posiciones) o simplemente por circunstancias
aleatoria~' '~. En esa medida, la estabilidad organizativa depende de los vinculos
personales -que se traducen eii "lealtad" de un lado y "confianza" del otro- que los
miembros de las distintas unidades mantienen con el líderlZ5.
A pesar del control de los recursos organizativos, el liderazgo de Max Fernández fue
puesto en cuestión en diversas oportunidades a raíz de las decisiones arbitrarias de la
jefatura nacional o cuando algunos miembros del partido accedían a espacios que les
otorgaban un mayor margen de acción y una menor dependencia de la voluntad del
jefe. Un hecho que sacó a relucir esta situación h e el conflicto suscitado en 1994 por
el accionar relativamente autónomo de algunos parlamentarios. Por entonces, UCS
había suscrito un acuerdo con el h4NA y manejaba dos ministerios y varios cargos en
la administración gubernamental a cambio del apoyo congresal de 20 parlamentarios.
"' '.Don h?la-í era muy enamoradizo. Y de acuerdo a su estado de ánimo, una persona que le caía bien podía llegar alto en el partido. Y eso ocurría con mucha frecuencia" (Entrevista a Víctor H. Garcia) ' 2 5 En la vida cotidiana del partido se acudía al ténnino de "congeladora" para dar cuenta del .'lugar" o "estado" de los dirigentes que han perdido la confianza del Líder. Se trataba de una posición intermedia entre la lealtad -premiada con el ascenso- y la traición -sancionada con la exp~lsión-~ue provocaba una inaudita incertidumbre en la conducta de los drrigentes estigmahdos por el silencio del líder (Entrevista a Victor H. García).
Un in~pcrsse entre Max Fernández y el presidente de la república originó la ruptura de
ese pacto, pero esa medida no fue acatada por una fracción parlamentaria que,
desautorizando al jefe del partido, renovó el acuerdo mediante un documenro
público que excluía a Max Fernandez. La respuesta fue la expulsión de los
desleales es" y de aquellos militantes que no habían sesuido las instrucciones de
renunciar a sus puestos er? el aparato gubernamental. En la medida que algunos
diputados eran además dirigentes departamentales, fueron separados de esas
funciones generándose una tensión generalizada en el partido que se tradujo en una
división entre "leales" y desleales", renuncias en apoyo de los expulsados,
movilizaciones de solidaridad con el jefe y difusas denlandas de democratizzción
interna. Los parlamentarios cesados reclamaron el procedimiento de expulsión,
aduciendo que no habían sido procesados ni sentenciados por la instancia partidista
competente -el Tribunal de Honor- y demandaron la intervención de la Corte
Nacional Electoral para que obligue al cumplimiento de los estatutos del partido,
mientras denunciaban haber sido amenazados de muerte por Max Fernández. Así, en
calidad de "disidentes", esos parlamentarios convocaron el apoyo de una fracción del
Comité Político Nacional y asumieron de manera colegiada la conducción del partido
y decretaron "amnistía" en las filas del particio, asimismo, conformaron una
dirección nacional t r a n ~ i t o r i a ' ~ ~ , anunciaron que disputarían la sigla de UCS y que un
tribunal disciplinario analizaría la "expulsión" de WIax Fernández por 'cinconducta
partidaria". Las respuestas del jefe del partido -purga, depuración, expulsión- fueron
acompañadas de acusaciones de "transfugio" y "cobardía" a los disidentes que, al
cuestionar su autoridad, ponían en entredicho el tipo de funcionamiento del partido
mientras él consideraba que se trataba de un asunto personal: "hemos expulsado a
varios malagradecidos que sin poner un sólo centavo se aprovechan del partido.
Cuando les hemos dado pan, nos mordieron la mano. Ese es el resultado de esta
maldita política que practicamos en Bolivia"(H, 15-1 0-94).
' 2 6 La jefatura provisional fue asumida por el ex-candidato a la vicepresidencia de la república - aunque no era militante del partido- y la subjefaturd por un senador.
Con el apoyo de los parlamentarios "leales" y la movilización del aparato partidario,
Max Fernández derivó este conflicto a un cauce institucional mediante la realización
de una convención extraordinaria que aprobó gna nueva composición del Comité
Político Nacional y ratificó la expulsión de los "desleales". Estas resoluciones fueron
aceptadas por la Corte Nacional Electoral y los disidentes quedaron oficialmente
marginados de las filas de UCS y desautorizados para disputar la sigla del partido127.
Así concluyó un conflicto que sacó a relucir la inconsistencia institucional del
partido y las consecuencias no previstas del control absoluto de los recursos
organizativos por parte del jefe.
Los matices que asumió ese conflicto se explican por el tipo de conducción del jefe
quien no concibió otra mariera de juzgar el comportamiento de los militantes sino a
través del filtro subjetivo: lealtad o deslealtad, que derivó en incapacidad de resolver
los conflictos por otra vía que no sea la lisa y llana expulsión, denotando el desdén
por los mecanismos institucionales internos. Mecanismos institucionales que, como
vimos, estaban subordinados a la lócica informal que guiaba el funcionamiento del
partido y que, por tanto, no eran instrumentos útiles para procesar los conflictos.
Ante una eventualidad inédita, el jefe recurrió a una instancia oficiai -convención
nacional- para legitimar sus decisiones, pero debido a que el conflicto interno fue
derivado a la Corte Nacional Electoral, instancia de donde provino la solución. La
intervención de la corte electoral sacó a relucir la influencia del entorno institucional
que actuó. indirectamente, como contrapeso al verticalismo del jefe. Este fue el
conflicto interno más serio en esta fase, puesto que las constantes demandas de
democratización en los ocho años de jefatura de Max Fernández no tuvieron efecto
alguno ni se convirtieron en riesgo de división.
Otra explicación de este conflicto y su forma de resolución, así como, de las fallidas
tentativas de democratización es la inexistencia de un entorno permanente al lado de
Max Fernández. El líder no organiza una red estable de dirigentes debido a la
"' Vanamente intentaron crear un nuevo partido con la sugestiva sigla de SED. respuesta irónica al producto que la mitiga (cemeza) y que era el sírnbolo de su es-jefe.
incertidumbre orsanizativa provocada por el carácter imprevisto de sus decisiones
que ora nombra nuevos dirigentes ora los destituye sin otro cálculo que la intuición y
la emoción. Este tipo de conducción, obviamente, impide que se forje un _orupo
regular encargado de procesar las demandas internas y manejar lz información para
la toma de decisiones. Los escasos personeros cercanos al líder tendrán una vida
efimera en el partido'28 e, incluso, su hijo no gozaría de trato especial a pesar de
acceder a cargos dirigentes. El estisma de la traición reforzaba la desconfianza de un
líder solidario que actuaba como un jefe solitario.
3.3. Sucesión sin conflicto: la unión hizo la herencia
A fines de noviembre de 1995, con la muerte de hlax Fernández, la jefatura nacional
de UCS quedó vacante. Supuestamente a su hijo Johnny le correspondía asumir
interinamente el mando del partido en calidad de coordinador nacior ia~"~ pero
aparecieron señales de impugnación a su autoridad, al extremo que el Secretario
Ejecutivo Nacional y el propio Johnny Fernández desmintieron versiones
periodísticas que auguraban que la bancada parlamentaria y los militantes de UCS
iban a dejar "en la soledad" al hijo de Max Fernández (LR, 5-1-96). Esto ocurría
pese a que, en calidad de hijo mayor de los herederos, era el indicado para ocupar el
cargo de presidente del directorio de la CBN, instancia clave en el funcionamiento
del partido'30. Sin embargo, el encumbramiento de Johnny Fernández en la jefatura
nacional no fue simple consecuencia de su nueva posición empresarial ni resultado
natural de su presencia en el segundo carso dirisente. En la medida que los estatutos
no contempiaban mecanisnios de sucesión y establecían que la Convención Nacionai
era la instancia con atribuciones para elegir al jefe nacional se formó un "triunvirato
12s De las personas Alegadas a Mas Fernándeq solamente Moisés Jarnlusz, Secretario Ejecutii.~ Nacional. tuvo una presencia prolongada en ese cargo y h e uria pieza clave en la sucesión hereditaria. "%Sta atribución estatutarianiente. correspondía al Subjefe Nacional quien era la persona encargada de "asumir interinamente las funciones de la Jefatura Nacionol en los casos en que el Jefe del Partido se encuentre fuera del país o por delegación expresa de ésten(Art 23). Joluuiy Fernández tenía el cargo de Coordinador Nacional desde 1991 pero nLma h e mencionado como Subjefe. Al parecer. se trató del uso de dos términos para un misnio cargo. puesto que el de Coordinador Nacional era un cargo no establecido en los estatutos. 130 La prensa consideraba este heclio como algo natural al señalar que Jo lmy Fernández asumiría "por consenso familiar el liderazgo de las empresas econónlicas y políticas e~nprendidas por su padren(LR, 30-1 1-95).
de transición", entre el jefe de la bancada parlamentaria, el secretario ejecutivo y el
hijo heredero, que estuvo en vigencia hasta la realización de una convención
extraordinaria, en febrero de 1996, en la cual se eligió a Johnny Fernández como jefe
nacional de UCS.
Un hecho político externo fue cmcial para que la sucesión en la conducción del
partido adquiera ribetes de legitimidad. A los pocos días del fallecimiento de su
padre, Johnny Fernández obtuvo una importante victoria electoral siendo elegido
alcalde de la ciudad de Santa Cruz; el acceso a ese cargo público mediante
elecciones permitió desechar la incertidumbre respecto a su capacidad política y a su
circunstancial liderazgo: "Yo sé lo que es ser rico y tener poder, pero no por eso me
voy a olvidar de los pobres porque mi padre nunca se olvidó de ustedes y los ayudó
sin esperar nada a cambio", declaró la noche de su victoria, al tiempo de señalar que
"Este triunfo se lo debo a mi padre" (D, 4-12-95), como una señal de que era ei
sucesor natural de su l i d e r a ~ g o ' ~ ~ . Su elección como jefe nacional se efectuó por
aclamación, es decir, sin proceso electoral interno. Su presencia en ese cargo,
obviamente, fue entendida por sus correligionarios como una obvia prolongación del
liderazgo de su padre. En esa oportunidad, declaró: "Desde hoy, algo va a pasar en
este país porque hemos decidido perpetuar la obra de nuestro gran fundador" (D, 4-
2-96). Las cosas sucedieron, sin embargo, en el seno del partido, porque a pesar que
el control de los recursos concentrados por su padre pasó a sus manos, salieron a
relucir conflictos por demandas de democratización interna con una fuerza
inexistente en el pasado.
Antes de evaluar esa nueva situación, es preciso detallar algunas facetas distintivas
del liderazgo de Johnny Fernández. En primer lugar, concentra los recursos de poder
que le permiten continuar la línea de conducción vertical del partido y el vínculo
asistencialista con la población, aunque sus determinaciones cada vez más están
'" Otras señales eran menos evidentes: "La propuesta de ir a dar una 'vuelta de la \lctona' por la plaza 24 de septiembre fue aceptada por Johnny, pero contrareplicó diciendo que primero irian a visitar la tumba de don Mas. Después. al dirigirse a la céntrica plaza- al-mien obsenx5 que la luna estaba rodeada de aureola. Al,wos ligaron al Iieclio que diclio fcnóineno se dio tarnbién el día dc las esequias de los restos de don Mas y pretendían darle significaciones premonitorias" (D, 4- 12-96).
sometidas a instancias institucionales y la orientación de las obras tiene un sello más
evidentemente proselitista y no esta influenciado por prejuicios reli;iosos. como
acontecía como su padre132. En segundo ]usar, tiene una mayor capacidad oratoria y
habilidad comunicacional, reforzada por las exigencias de su labor edil, que es
resultado de una "especializaciónE forjada de manera racional, puesto que se rodea
de asesores y algunos expertos extranjeros que modelan sus habilidades personales e
intervienen en el diseno estratégico de su campaña133. O sea, si su padre actuaba
sobre la base de su experiencia empírica y su instinto empresarial, él asume una
conducta asentada en criterios más metódicos y con una visión "moderna" que
distinguía las fronteras entre el partido y la empresa13'. Esto no era un óbice para que
la conducción de la organización siga encarándose bajo parámetros verticalistas,
actitud matizada por el hecho de que Johnny Fernández no tenia la edad mínima
requerida para ser candidato presidencial en 1997. Este factor fue decisivo para las
decisiones asumidas en la conducción del partido.
Después de su elección como jefe procedió a modificar la composición de los cargos
directivos, sustituyendo al Secretario Ejecutivo Nacional, quien había ejercido ese
cargo durante los últimos cuatro años y era potencial candidato a la presidencia, por
una persona que no tenía una trayectoria visible en las filas del partido y que,
posteriormente, fue nominado como candidato a la vic,epresidencia para conformar
binomio con una persona ajena al partido. El candidato presidencial de UCS en los
comicios de 1997 fue Ivo Kuljis, un empresario que ya había participado como
candidato a la vicepresidencia en 1993 por Condepa y que dirigía un diminuto
partido de exigua incidencia en la política nacional. E s decir, la conformación del
13' '.A diferencia de sil padre. que esta en el corazón de la gente. Johnny está en la cabeza '. en los ojos". Sus donaciones son parte de uno estrategia politica y inenos de un aíin filantrópico: "un niillón de cuadernos se l m distnbuido con la foto de J o l m y por todo el pais" (Entrevista a un dirigente nacional). .A-dern'ic, la disposición de recursos es menor. puesto que del 455: de acciones que concentraba Mis Fernández, su hijo pasó a regentar la quinta parte. 133 Un psicólogo inesicano se encargó de darle cursos de oratoria y liderazgo y para su segunda contienda electoral, en 1999, contrató !os senricios de un equipo norteamericano que trabajó en la cainpaíia de Clinton. 134 Por ejeinplo, a diferencia de su padre que utilizaba los espacios publicitarios de la CBS para el proselitisrno electoral. Johnny Fernández inició una estrategia de adquisición de ~nedios de comunicación paracoriform?~ un aparato propagandístico desligado de la empresa.
binomio respondió a un cálculo destinado a evitar el fortalecimiento de dirigentes
con larga trayectoria en el seno del partido, reforzado con el autonombramiento de
Johnny Fernández como "jefe nacional de campaña". Así, los actos proselitistas de
UCS se desarrollaron con la presencia simbólica del jefe desaparecido y con la
presencia física del jefe en ejercicio, encargado de proc.lamar a sus candidatos en las
concentraciones, dejando traslucir en quién residía el poder. El procedimiento
utilizado fue sugestivo: una reunión de dirigentes otorgó a Johnny Fernández
"amplios poderes" para elegir candidato presidencial y su decisión fue formalizada
en una convención nacional.
Paralelamente al c lbilitamiento de sus eventuales rivales en el manejo del partido,
Johnny Fernández fue conformando un entorno "regional" y familiar Regional,
porque en la medida que era y es Alcalde de Santa Cruz reside en esa ciudad y no en
la sede central del partido -y de la CBN. Además, es oriundo de Santa C a z y su
carrera política se desarrolló, básicamente, en esa zona. Esta situación provocó un
resultado obvio: la mayoría de sus cercanos colaboradores son cambas13j y esta
situación provocó tensión en las filas del partido, sobre todo entre los dirigentes de
en La Paz que se sintieron relegados. Familiar, porque su hermano menor -Roberto-
fue adquiriendo peso en el seno del partido, pese a no ocupar un cargo directivo
formal hasta que fue elegido diputado uninominal en 1997 y pasó a formar parte del
Comité Ejecutivo Nacioiial, como miembro nato. Así, se conformó un binomio
fraternal136 que empezó a actuar conio una pinza en el seno del partido y en el
escenario electoral. Ambos enfrentaron la más seria impugnación a la ausencia de
mecanismos democráticos en el funcionamiento del partido cuando un dirigente
regional, secundado por un importante sector del partido -los gremiales-, realizó una
huelga de hambre que exigió la intervención directa del jefe nacional en la solución
135 Así se denomilla a los habitantes de Santa Cruz y es usado en oposición a los collas. liabitantes de los valies y el altiplano. Con esa identidad rcgional cuestionaron el centralismo estatal y promovieron la descentralización administrativa. 136 No solo por razones familiares, Roberto es accionista y supervisor nacional de la CBN.
del conflicto. Este problema concliiyó con la suscripción de un convenio que
estableció que el partido ingresaría a un proceso de democratización de acuerdo a los
criterios establecidos en la Ley de Partidos Políticos de pronta promulgación.
Esto aconteció en mayo de 1999 y tenia como antecedente el debate interno en torno
a la modificación de los estatutos a partir del criterio de que "el dedo del jefe está
siendo relesado para dar lugar a los votos de los militantes" (secretario ejecutivo.
LR, 28-10-98). La incorporación de voto directo para elegir dirigentes zonales,
provinciales, departamentales y nacionales se combinaba con la prerrogativa del jefe
ilacional para nombrar a la mitad de los miembros del Comité Político Naclional. .;U
no asumirse estas demandas se originó el conflicto mencionado que, posteriormente,
volvió a manifestarse cuando Johnny Fernández destituyó a varios dirigentes por los
magros resultados obtenidos en las elecciones de 1999 y sus decisiones fueron
cuestionadas por considerarse anacrcnicas: "desde hace diez años sólo el jefe
nacional tenia la potestad absoluta de designar 'a dedo' desde el secretario ejecutivo
hasta el último dirigente departamental ... pero ahora estamos entrando a un proceso
de democratización interna" (ex-secretario ejecutivo, LR, 23-1-2000). Sin ernbarso,
las críticas fueron rechazadas por Johnny Femández aduciendo que los beneficiarios
de las designaciones a dedo no cuestionaron ese método sino recién cuando
perdieron sus cargos. Es decir, se mantiene el tipo de conducción de antaño pero la
autoridad del jefe ya no es incuestionable ante las fracciones que demandan
democratizar el funcionamiento del partido, aunque en este hecho influye el entorno
institucional, sometido a un proceso de reforma dirigido a "modernizar" la
competencia política.
4. ENTORYO INSTITUCIONAL: YO hIE ADAPTO, TÚ TAMPOCO
El proceso de reforma institucional de la democracia boliviana respondió a las
demandas puestas en escena por la transición que, a su vez, exigieron -y exisen-
ajustes progresivos en pos de la consolidación del sistema democrático. Sin embargo,
aparte de responder a una l ó ~ i c a interna, los cambios estuvieron impulsados por la
pérdida de credibilidad ciudadana en los partidos políticos y; también, por el impacto
que causó la presencia de UCS y Condepa en el escenario electoral. La relación
entre estos partidos y un entorno institucional en mutación constante fue una relación
de mutua adaptación. Por un lado, la orientación de varias leyes fue definida como
respuesta a la presencia de UCS y Condepa, considerados por sus rivales como la
exacerbación de los rasgos patrimonialistas, clientelares, autoritarios e informales en
su funcionamiento, aunque estas percepciones estaban preñadas de prejuicios!'7; por
otro lado, ambos partidos fueron adecuándose a las reglas formales en el transcurso
de los doce años de su existencia, a la par que el resto de las organizaciones políticas,
Sin intención de evaluar el alcance general de las leyes y reformas p~rtinentes,
abordamos su secuencia cronológica y su impacto en la labor partidista,
privilegiando aquel!os aspectos que incidieron en la dimensión organizativa y en el
funcionamiento de UCS y Condepa.
Los aspectos deficitarios de la democracia estaban relacionados con la i~ccnsistencia
de las reglas electorales y con el desordenado funcionamiento de los panidos
políticos. El primer problema era resultado de la existencia de fraude electoral y el
segundo tenia que ver más con el "transfugio" de militantes y dirigentes que con la
inexistencia de democracia interna. Esta situación adquirió contornos yaves en 1989
y la respuesta fue la adopción de dos acuerdos cupulares para encarar varias
reformas, entre las que se plantearon: la conformación de cortes electorales
independientes del gobierno y de los partidos y la elaboración de una ley de partidos
políticos. Y si bien la reforma electoral entró en vigencia en los comicios de 1993, la
normatividad sobre la dinámica interna de los partidos políticos recién h e
promulgada a fines de 1999. Obviamente, existía un cuerpo no r~~a t ivo previo pero
era genérico y ambiguo. Así, la Ley Electoral de 1991 establecía que los partidos
debían regirse por "sus esratutos internos" y por algunas disposiciones generales
13' En realidad. todos los partidos pecaban de estos males, empero, su valoración era distinta cuando se trataba del partido del Gral. Bánzer (ADN), del Dr. Víctor Paz Estenssoro y Lic. Sánchez Ue Lozada (MTITR) o del Lic. Jaime Paz Zarnora personajes de la élite política al 13ando de organizaciones dirigidas por cuadros profesionales y miembros de la clase rnedia. Sin duda la presencia del "cholaje" en las filas de UCS y Condepa y el perfil de sus líderes era el arguniento decisivo para descalificarlos conlo partidos "rnodernos'~. aunque este prejuicio era reconociao solamente en los comllos políticos.
contempladas en dicha ley. tales como, libertad de afi!iación. igualdad de derechos y
deberes de sus miembros, derecho a Iri fiscalización de los afiliados En cuanto a la
dimensión organizativa (Zegada 1996), se limitaba a plantear la obli_oatoriedad del
registro de estatutos que definan la estruc1ura orgánica y los procedimientos de
elección de dirigentes, así como, de "encuadrar todos sus actos a la declaración de
principios, programas de acción política y estatutos que norman su cor?stitución"
(Art 110). Sin embargo, a pesar de su levedad, estas normas adquirieron otra calidad
con la existencia de una corte electoral independiente e imparcial que empezó a
constituirse en árbitro de los conflictos internos irresueltos en el seno de los partidos
y en garante para el cumplimiento de sus propias disposiciones in te r~as . Los
niilitantes y dirigentes empezaron a invocar la "institucionalidad partidaria" y la
intervención de la corte electoral para plantear sus demandas o sus denuncias
respecto a la ausencia de canales democráticos.
Otras disposiciones que tuvieron incidencia en la dimensión organizativa de los
partidos fueron aquellas relativas a la competencia electoral: la Ley de Participación
Popular, en vigencia desde 1994, amplió la cantidad de escenarios electorales
mediante la municipalización y exigió una mayor presencia territorial de !os partidos
y un sometimiento parcial a las dinámicas locales que indujo al establecimiento de
estrategias destinadas a reclutar a -o aliarse con- personalidades ajenas a los
partidos. Este hecho se agudizó parcialmente con la incorporación de diputados
uninominales para los comicios de 1997 que, además, fue establecida con el
propósito explícito de debilitar el poder de los jefes de los partidos, cuyas decisiones
eran más arbitrarias con el sistema de lista completa de candidato^'^^.
Ese mismo año se aprobó el financiamiento estatal para las campañas electorales y
por primera vez se asignaron partidas presupuestarias para los gastos proselitistas de
los partidos, de acuerdo a la votación obtenida en las anteriores elecciones generales,
con la finalidad de equilibrar relativamente el acceso a los recursos y evitar la
138 Un sistenn electorzi mixto, corno el boliviano, diversifica las instancias que intenienen en la definición de carididaturas porque los diputados uninorninales son seleccionados por las unidades organizativas locales , en cambio, los diputados plurinoninales son definidos por el jefe del partido.
intromisión de dinero ilícito en las campañas. Este beneficio estaba acompañado de
la obligación de presentación de los estedos financieros a la Corte Sacional Electoral
que permitió conocer los gastos y los recursos de origen privado recaudados para las
labores proselitistas. E s decir, el financiamiento implicaba el control de su
administración y la fiscalización de su utilización por parte de una instancia externa a
los partidos. En cambio, con relación al "transfugio7' -tema latente pero esquivo- se
estableció !a conformación de una comisión de ética en la Cámara de Diputados para
procesar las denuncias, circunscribiendo su tratamiento en una instancia controlada
por los propios partidos.
Otro aspecto importante está referido a !a inclusión de la "ley de cuotas" para
propiciar una mayor participación de mujeres en los cargos electivos. En 1997 se
estableció la incorporación obligatoria de un tercio de mujeres en las listas de
candidatos a diputados plurinominales y una "efectiva" participación en las
candidaturas a diputados uninomina!es; en 1999 esta nonna se amplió a las
concejalías, con mayor rigor, y en las instancias dirigentes de los partido> Esta
última disposición está contemplada en la Ley de Partidos Políticos promuilada a
fines de 1999, es decir, nueve años después que apareció como demanda. Esta ley,
obviamente, está dirigida a institucionalizar el funcionamiento de los partidos
políticos con base en criterios democráticos y sus efectos podrán ser evaluados
recién a fines del 2000, puesto que los partidos políticos tienen un plazo para
adecuarse a sus disposiciones. El debate y la posterior aprobación de la Ley de
Partidos Políticos puede considerarse como una respuesta al hncionamienio
deficitario general de los partidos, pero, particularmeilte, a estos dos nuevos partidos
que se caracterizaban por el secante verticalismo de sus !íderes y el predominio de
reglas informales en su funcionamiento. Pese a que los rasgos riegativos asignados a
Condepa y UCS eran pautas de conducta de las distintas organizaciones partidistas,
el patrimonialismo, el caudillismo y la debilidad institucional aparecían como
cualidades específicas de estos partidos. En esa medida, esta dimensión de la reforma
institucional fue motivada por la necesidad de encuadrar a estos partidos a normas de
funcionamiento democrático aunque su implantación provocó efectos similares en el
resto de los partidos.
¿Cuál es !a relación entre estas reformas y los partidos que analizamos? En primer
lugar, la mayoría de estas reformas entraron en vigencia cuando estos partidos habian
sufrido la pérdida de sus líderes fundadores. Esto originó que las disputas internas y
las exigencias de democratización adquieran una resonancia que no tenían en el
pasado y permitió que una institución ajena -como la corte electoral- interviniera
para dirimir los conflictos. Ante la ausencia de reglas claras o su inobservancia, los
militantes impugnadores o los dirigentes impugnados acudieron a instancias. exqemas
para resolver sus querellas. Así ocurrió en 1996, con la formalización de la elección
de Johnny Fernández como jefe nacional, aunque un antecedente fiie el conflicto
suscitado entre la bancada parlamentaria y hfax Fernández que derivó en una disputa
por la sigla que, pese a resolverse favorablemente para el jefe del partido, estableció
ciertos límites al manejo arbitrario de su organización. En el caso de Ccndepa, a
pesar que las resoluciones de la Corte Nacional Electoral favorecieron a Remedios
Loza, cuya jefatura fue impugnada por Verónica Palenque, cada vez más la \.alidez
de sus decisiones se sujetó al reconocimiento de esa instancia ajena al partido. Este
hecho se vio agravado por las denuncias originadas por un supuesto mal manejo de
los fondos estatales otorgados para la campaña electoral de 1997 y el litigio respecto
a la validez de la lista de candidatos presentada por Remedios Loza que origin6,
también, la intervención de la corte electoral. Es decir, en la medida que la autoridad
de la jefatura nacional estaba en cuestión, la participación de una instancia externa al
partido fue más decisiva en la resolución de los conflictos internos. Estos hechos no
adquirieron la misma gravedad en el caso de UCS, puesto que la certidumbre en la
sucesión de la dirección del partido fue un factor de estabilidad organizativa y de
resguardo a la injerencia del entorno institucional extra-partidario.
Desde otra perspectiva, la orientación de varias reformas estuvo influenciada por la
práctica o el discurso de UCS y, particularmente, de Condepa. Las demandas de
equidad de género o de discriminación posiriva respecto a la participación de las
mujeres tuvo un impulso particular por la experiencia de Condepa que propicio la
presencia de una "mujer de pollcra" como diputada y de una mujer joven en la
alcaldía más importante del país. X i;~biir de no esgrimir reivindicaciones de $enero
de manera explícita, el desempeño de Condepa otorgó mayor verosimilitud a las
demandas de género que eran propiciadas por sectores de la sociedad civil. Caso
parecido aconteció con las reivindicaciones étnico-culturales incorporadas en la Ley
de Participación Popular, a pesar que esta reforma fue cuestionada por Condepa. En
cambio, UCS no propició directa ni indirectamente estas reformas, inclusive su
adaptación fue lenta, puesto que fue uno de los partidos que planteó la prórroga del
plazo de inscripción de candidatos, en 1999, por sus dificultades para incorporar en
su lista de candidatos al tercio de mujeres requeridos en la "ley de cuotas",
aduciendo que los prejuicios machistas, sobre todo en las zonas rura!es, impedían la
participación de las mujeres. Además, a diferencia de Condepa. nunca existió
presencia femenina en su plana mayor de dirigentes ni figuras destacadas en su
bancada parlamentaria ni en sus candidaturas municipales.
Con reiación a las diputaciones uninominales y su impacto en las decisiones
partidistas, en ambos casos optaron por postular a militantes con una finalidad de
fortalecimiento organizativo y como reacción, en Condepa más claramente que en
UCS, a los peligros de un mayor debilitamiento de la autoridad de la jefatura
nacional. Precisamente, un conflicto suscitado en las filas de Condepa fue
demostrativo del marsen de manipulación dirisencial: como diputado uninoininal fue
postulado Adolfo Paco, pero antes de la realización de los comicios fue despedido de
RTP por un entredicho con Verónica Palenque y en las elecciones se instruyb a la
militancia a aplicar un voto cruzado, esto es, a favor de la candidatura presidencial
pero en contra de Adolfo Paco. El resultado fue su derrota y su exclusión definitiva
de las filas del partido.
Finalmente, la Ley de Partidos Políticos tuvo una incidencia específica en las filas de
UCS, puesto que sirvió como referente para dirimir el conflicto más grave que
enfrentó la jefatura de Johnny Fernández. La aceptación de una adecuación futura del
funcioriamiento del partido a esa norma como un medio de responder a demandas de
democratización interna, a pesar de su manejo retórico por parte del jefe, sacó a
relucir el papel de un sistema norn,?':::.~ externo en las disputas internas, de manera
similar al rol que jugó la Corte Nacional Electoral con relación a Condepa.
En suma, a medida que se hicieron evidentes los cambios institucionales en el ámbito
electoral y parlamentario, el funcionamiento de los partidos políticos fue
adecuándose al nuevo entramado normativo y, en el caso de Condepa y CCS. la
influencia del entorno institucional -Corte Nacional Electoral y Ley de Partidos
Políticos- fue adquiriendo mayor importancia, hasta Ilesarse a constituir en un
referente para la resolución de los conflictos internos suscitados por la debilidad de
la coalición dominante -en el caso de Condepa- o por la impugnación a la
conducción vertical -con relación a UCS.
Estos partidos tienen una historia similar y transitan por fases análogas: fundación en
torno a líderes carismáticos, desarrollo organizativo caracterizado por la tensión
entre reglas formales e informales. desaparición de !os líderes fundadores, sucesión
en la jefatura nacional y desafíos de institucionalización formal. Sin embargo, a
pesar de sus evidentes coincidencias cronológicas y las analogías en la relación Iíder-
empresa-partido, presentan facetas distintivas en su funcionaniento organizativo.
Si bien UCS y Condepa pueden ser considerados "partidos carisn~áticos" por los
rasgos generales de sus nlomentos fundacionales coetáneos, su desarrollo
organizativo permite señalar que son or_oanizaciones políticss en proceso de
transición de un centralismo carisniático a un funcionamiento institucional. La
desaparición de sus jefes fundadores fue un hecho fortuito que les cocdujo a encarar
la rutinizació~~ del carisma perdido y a enfrentar la necesidad de una adopción
progesiva de reglas formales que otorguen certidumbre a un funcionamiento
organizativo acostumbrado a la autoridad indiscutible de sus líderes.
Durante este proceso general de doce años de duración se produjeron modificaciones
en la dimensión organizativa de ambos partidos cuya evaluación permite esrablecer
similitudes y diferencias.
Los partidos políticos que surgen en tomo a líderazgos carismaticos son
organizaciones que dificilmente pueden ser caracterizadas a partir de sus fines
programáticos -"prejuicio teleológico"- y tampoco pueden ser analizados como mera
expresión de determinados intereses sociales que buscan su representación en la
arena política -"prejuicio sociológico" (Panebianco 1990:28-3 1). Como vimos,
factores subjetivos son importantes para explicar el surgimiento de UCS y Condepa,
puesto que el carisma de sus fundadores se constituyó en el sustento de la formación
de ambas organizaciones políticas, El peso de las cua!idades personales de lMax
Fernández y Carlos Palenque está íntimamente vinculado a cálculos de orden
empresarial y al papel que, en esta historia, juegan los medios de comunicacibn y la
empresa cervecera como factores heterónomos en la gestación del prestigio extra-
político de ambos líderes y en el nacimiento de sus partidos. El modelo ci-iginario de
ambos partidos presenta facetas similares en dos aspectos: la presencia Se un factor
externo que oficia como mecanismo de patrocinio en la fundación del panicio y la
incidencia directa de una relación carismática en la constitución y organización de su
base social. E s decir, a diferencia de lo que señala Panebianco para el tipo de partido
carismático, en UCS y Condepa se produjo una coexistencia entre una instancia de
patrocinio externo y un liderazgo carismático, y esta superposición se tradujo en la
exacerbación de los rassos patrimonialistas en el origen y desarrollo organizativo.
El papel de los medios de comunicación y de la cervecería tuvo un impacto disímil
en las modalidades que asumió la incursión política de ambos personajes. Uno fue ,,. "impulsado" por una multitud anónima en las calles para organizar un instrumento
político, mediante la distribución combinada de incentivos colectivos y selectivos:
identidad a la masa migrante y ayuda social a los oyentes. Otro fue "invitado" por
organizaciones sindicales a fundar un partido merced al prestigio adquirido como
hombre de éxito en los negocios y como filántropo por la donación de obras,
combinando un trasfondo comercial y religioso. Por ello, su fuente de legitimidad es
distinta y el grado de adhesión de sus seguidores es disímil: en el caso de Condepa,
la intensa relación carismática matizada por lazos identitarios provoca el predominio
de militantes "creyentes" en sus filas, mientras que en UCS, la débil personalizacicn
en el vínculo entre el líder y sus seguidores y la ausencia de referentes identitarios
provoca el predominio de militantes "arribistas" en el seno del partido.
Otro aspecto referido al modelo orisinario tiene que ver con el desarrollo
organizativo. En ambos casos predomina una modalidad de penetración territorial
porque la construcción de la organización se desplaza de un núcleo lerritorial,
aunque presentan dinámicas y resu!tados diferentes. La capacidad de crecimiento
orgánico de Condepa se circunscribió al departamento de La Paz, en cambio, UCS
desplegó un esfuerzo organizativo equilibrado en las distintas regiones del país,
combinado con acciones de difusión territorial. Casualmente, su capacidad de
diseminación geográfica correspondía a los radios de acción de las empresas que
actuaron como pztrocinadores en la creación y desarrollo organizativo de ambos
partidos. Por otra parte, su vinculación con grupos sociales organizados, sobre todo
de carácter sindical, se produce de manera diversa por el tipo de vinculación que
establecen los intermediarios con el líder. En ambos casos, varias organizaciones son
"controladas" por Condepa y UCS y, por esa vía, se convierten en una suerte de
bastiones políticos: juntas de vecinos, organizaciones gremiales y sindicales, etc.,
empero este "control" es desplesado mediante br0ker.s que negocian el apoyo de sus
clientelas o afiliados a cambio de carsos electivos negociados directamente con el
jefe del partido'39, aunque la relación es n-iás personalizada con Palenque y menos
directa con Max Fernández, aparte que -como vimos- en el caso de Condepa existían
ingredientes simbólicos que no se manifestaban en UCS.
139 Un caso especial es el accioiiar de un dirigente nacional de los gremiales que, luego de pactar con varios partidos en el pasado, estableció acuerdos de esta índole con Condepa, prirnero. y UCS, después. accediendo a dii.ersos cargos electi1.0~. En 1991. estus partidos se disputaror! e! control de las organizaciones i.ecinaies de El Alto dr La Paz. llegando a erifrentaiiuenios i iolen~os que conc1iipe:on con el repliegue de UCS dc aquella plazi fuerte de Condepa.
Finalmente, la creación de UCS y Condepa está directamente vinculada a la
participación electoral pese a que sus afinidades con la democracia representativa
eran puestas en cuestión por sus rivales. N o formularon metas ni ejecutaron acciones
de subversión de los procedimientos democráticos, su adaptación al orden
institlicional fue paulatina pero de ritmo distinto, puesto que las vicisitudes que UCS
vivió -expresadas en sus tres intentos de fundación- provocaron una relación
conflictiva con el sistema político que se disipo con el transcurso del tiempo En
ambos casos, la forma orsanizativa es el partido, aunque con mayor inconsistencia
en Condepa que hizo apelación a una figura "movimientista" que acompañó sus
escarceos crganizativos. La meta de los líderes es la presidencia de la república y la
arer?a de acción partidista es la competencia electoral, en esa medida, son expresión
anti-stntlis-qlio por los grupos e identidades sociales que organizan e incorporan al
juego político y no por esgrimir postulados de transformación revolucionaria. Su
finalidad es ocupar el aparato estatal -también porque sus líderes tienen intereses
estratégicos de orden empresarial- y no cuestionar el sistema político, a pesar de la
ambiguedad en sus actitudes -UCS- y en sus declaraciones principistas -Condepa-
respecto a la democracia representativa.
En cuanto a su funcionamiento, estzs organizaciofies se basan, en términos generales,
en el predominio de la lealtad al líder, subordinando las reglas formales -que
supuestamente debían guiar la conducta de sus miembros- a pautas informales
sustentadas en vínciilos personales (familiares y10 laborales) que provienen de! rasgo
patrimonialista provocado por el papel que juegan las empresas de Carlos Palenque y
Max Fernández. El cariz que asumen estas relaciones personalizadas tiene
consecuencias diferentes: en Condepa, estos lazos directos -sobre todo familiares y
de compadrazgo- son la base de la conformación de un entorno estable que tendrá
mucha importancia en el desarrollo organizativo del partido y, también, en la
gestación de la crisis que puso en riesgo la unidad del partido en la medida que la
ruptura conyugal y política con 12 esposa se transformó en la emergencia de una
fracción que puso en entredicho la auroridad del jefe. En cambio, en CCS, la
inexistencia de u11 grupo dirigente permanente en torno a Max Fernández debido al
predominio de una visión empresarial que concebía las relaciones políticas como
vínculos contractuales que convertían a los militantes en seudo-empleados, asudizó
la conducción vertical y arbitraria así como reforzó la estabilidad organizativa,
puesto que no existían posibilidades de la aparición de facciones con intereses
propios y el juego interno se redujo a una disputa por cercanía o lejanía respecto al
jefe.
El carácter personalizado de las relaciones intra-partido permite la existencia de un
elevado grado de arbitrariedad en la toma de decisiones, puesto que las conductas se
distinguen entre "lealtad" y "traición", conductas que se refieren al jefe y, por
extensión, al partido. En esa medida, las 1-eglas formales establecidas en el estatuto
orgánico carecen de obligatoriedad para el líder y son invocadas cuando c-linciden
con sus decisiones. El grado de institucionalización formal, empero, varía en cada
caso y afecta a la incidencia de usos y costumbres. En UCS, el establecimiento de
una estructura formal se produce de manera paralela a la refundación del partido,
aunque en sus estatutos se otorga al jefe la capacidad de tomar decisiones
incorisultamente y sin apego a los plazos -de vigencia en los carsos- que las normas
establecen, así como, la prerrogativa de designar directamente a todos los mienibros
de las instancias orgánicas de importancia. Se trata, pues, de la forrnalización del
carácter centralizado y vertical de la conducción del partido que no se modificará con
la sucesión hereditaria en la jefatura nacional. En Condepa, por su parte, las pautas
formales son secundarias y las instancias orzánicas de dirección son modificadas de
manera aleatoria, de acuerdo al criterio del jefe o en función de necesidades
electorales; solamente después de varios años de existencia se intenta adecuar la
organización a sus estatlitos de una manera parcial y relativa. Antes y después de ese
i n t e ~ t o , la autoridad del líder es indiscutible y su presencia en el cargo máximo de
conducción partidista no es motivo de debate. Sin embargo, su desaparición sacó a
relucir los problemas derivados de un ejercicio del poder sin apego a pautas formales
puesto que su sucesora sufrirá las consecuencias de esa debilidad organizativa. Así,
el estatuto -y su aplicación- se convertirá en un espacio de resolución para los
grupos que se disputaron el conrrol del partido.
Es decir, existe una superposición entre reglas formales y reglas informales que son
utilizadas de acuerdo a la conveniencia del actor concentra los recursos financieros,
los mecanismos de vinculación con los simpatizantes, el prestigio transformado en
carisma, la elaboración/aplicación de reglas y las relaciones con el er?tomo. La
concentración de estos recursos de poder permiten al lider definir la composición de
la coalición dominante en el seno del partido, contenido que se perfila a partir de la
cercanía o confianza respecto al jefe y no del resultado de una "carrera" basada en la
demostración de otros atributos distintos a la fidelidad al lider. En ambos casos, su
composición está sujeta a los intereses del jefe. En Condepa, las razones están
referidas a la necesidad de limitar el ascenso y el prestigio de aquellos dirigentes que
tienden a adoptar una imasen propia y mayor margen de acción como efecto de su
acceso a espacios de poder y fuentes de legitimidad no monopolizados por el lider.
El hecho más evidente está referido al conflicto con Mónica Medina que, si bien no
provocó una división del partido, es demostrativo de los juegos de poder interno y de
su impacto en la composición de la coalición dominante, reestructurada por el jefc
para restituir su dominio. En cambio, en el caso de UCS, los juegos de poder entre
fracciones son prácticamente inexistentes, porque no llegar? a estabilizarse como
~ r u p o s con intereses propios. En la medida que se producen carnbios imprevistos de
los cuerpos colegiados o, por lo menos, en su composición jerárquica, difícilmente se
uan sus logra consolidar una coalición dominante como red de actores que desplie,
estrategias para asumir o disputar puestos de importancia en el partido.
Como puede verse, la imbricación entre reglas formales e infcrinales no opera bajo
el signo de la contradicción sino, más bien, de la complementariedad, con un
predominio evidente de las pautas informales en los primeros años de existencia de
ambos partidos. En esa medida, la informalidad normativa jugO un papel crucial en la
consolidación organizativa y en el mantenimiento de la estabilidad del
funcionamiento partidista. Esla importancia salió a relucir en las coyunturas criticas
de sucesión de los líderes desaparecidos.
INTERCAMBIO POLITICO, IDENTIDADES Y DEMANDAS
En el aiiterior capitulo se abordó el estudio de UCS y Condepa privilegiando su
dinámica orsanizativa como un pi-oceso de institucionalización formal, motivado por
las exigencias de su adaptación progresiva a los procedimientos de la democracia
representativa. Esto sin perder de vista la tensión entre pautas forma!es e informales
que, en estos casos, es más expresiva que en los partidos convencionales. Sin
embargo, ese análisis requiere un abordaje complementario que ahonde en ei papel
de la cultura en e1 funcionamiento partidista, esto es, de aquellas reslas informales -
particularn~ente, el clientelismo como intercambio politico- que son decisivas para
dar cuenta de su reproduccióri organizativa y de su vinculo con los segmentos
sociales que representan. En ese papel incluimos la ideología -que se atisba en los
discursos paitidistas condensados en sus propuestas programáticas-, desde la
perspectiva de las identidades políticas y las demandas sociales que ponen en juego a
partir de factores culturales más que como efecto de sus enunciados ideológicos. Los
programas son elaboraciones doctrinárias que les permiten situarse en el conri~zlrlrnl
ideologia-pragmatisnio (Sartori 1992: 105) o, ntortí ideológico: izquierda-derecha,
esto es, en un espacio unidimensional de interdiscursikidad polilica, en cambio, las
identidades y demandas que construyen o expresan se sitúan en un contexto cultiiral
más complejo -multidimensional- que establece iüs f i i i ~ j o i i ~ ~ v las posibilidades de
eficacia de las ideologías entendidas como "sistemas de ideas dirigidas a la acción"
(Sartori 1999: 117).
Esto supone establecer una relación entre ideologías y creencias, donde la "ideolo_«ia
denota únicamente la parte política del sistema de creencias (definido a su vez)
como el sistema de orientación simbólica que se encuentra en cada individuo (:118,
cursivas del autor). Esta función de "oiientación simbólica" está anclada, a nuestro
juicio, en la cultura definida, en términos ;enerales, como 'juego de herramientas"
(Swidler 1996197) Si las ideologias se refieren a la parte política del sistema de
creencias y las creencias no son opiniones ni ideas puesto que " son creidas. son
ideas tenidas por ciertas, que se dan por descontadas, y por lo tanto ampliamente
exoneradas de inspección y revisión" (Sartori 1999 11 8-1 19). en esa medida. las
creencias son el soporte de la ideología y de su eficacia para hacer intelisible la
rezlidad -reduciéndola a unos cuantos principios exp!icativos- y para guiar la acci6n
individualiJ0. Y ambas pautas de "orientación simbólica" -ideologías y creencias-
que "o~ientan la navegación . en el mar de la política" ( 11 8) están contenidas en la
nocion de cultura. En Geertz (1973) se encuentra una postura aná1o;a en su concepto
de -'matriz narrativa" que combina un "mapa cognitivo" -ideología- que permite que
un individuo se oriente en un mundo confuso y un ";uión dramático" -creencias-
que permite ia expresión de sus impulsos altruistas, agresivos y auiodestructivos.
Así, "las expresiones culturales deben ser consideradas no como sisnificados
subjetivos 'experimentados' azarosaniente por los actores sociales, sino cono . .
elementos insertos en sistemas de signos, sinibolos y prácticas iin,ouísticas
~rl;anizzdas por sus propias regias y estructuras internas. Los actores sociales
irripiicados en el habla y la acción son, por consiguiente, intérpretes de cultura que
están al tiempo constreñidos y capacitados por estos códigos de signos y por sus
relaciones internas" (Somers 199611997.61) Como señala Swidler, a partir de
criticar la noción de cultura como constelación de valores que guían la acción y del
supuesto de que la accijn colectiva es resultado de las elecciones -los gustos- de ios
actores individuales, "todas las culturas reales contienen diversos (y a veces
contradictorios) símbolos, rituales, historias y guías para la acción. . (En suma) una
cultura no es un sistema unificado que empuja la acción en una dirección consistente.
Al contrario se parece mis a un -juego de herrainientas' o repertorio del que ¡os
actores seleccionan distintas piezas para construir las líneas de acción". acción que
está integrada en estrategias que "incorporan, y por lo tanto dependen de, los hábitos,
'" .4nálogan:ente. cegin Ortega y Gasset (1970): ideas tenemos. pero en las creencias estamos. o como diría René Za\.aleta (1953). tenemos juicios. pero nuestros prejuicios nos 'consriri-.eri coino sdjetos Así las creencias se situarían en aquello que Bourdieu (1997) define como "habitus".
los estados de ánimo, los sentimientos y las visiones del mundo" <: 137-1 38): es
decir, de elementos que están moldeados por la cultura141. O sea, Ia cultura es un
espacio de interdiscursividad, de encuentro de diversas formas de codificación de la
realidad social e implica que las creencias -e ideologías- se sitúan en un espacio
conflictivo y son susceptibles de articulación o desarticulación; su "valor" o
"sentido" -y el valor o sentido de sus eleinentos- depende de su articulación en un
discurso concreto.
E ~ I una veta análoga, las identidades sociales (y políticas) son resultado del contexto
cultural en el cual los individuos interactúan y "depende(n) de los cbdigos de
intersubjetividad válidos" (Villena 1997:2). En es2 medida, las identidades tienen un
carácter contingente y ambisuo, "son formas de identificación, necesariamente
precarias e inestables" (Mouffe 1338:122), puesto que dependen de sus relaciones
con otras identidades eri el reno de un discurso. Las identidades pueden estar
alticuladas o no a un discurso concreto y, cuando se produce, esa articulación es
sien?re parcial y provisional, así como, parcial y provisional es el significado que
adquiere una identidad: "la articulacion de elementos (identidades) ... solamente
resulta en una fijación parcial de significado. Esto no es porque los e!ementos
carezcan de significzdo, por el co~trar io , es porque son tan ricos y sobrecodificados
que una fijación última es imposible. La incompletud de las prácticas aniculatorias
genera un excedente de significado, disponible para nuevas articulaciones. El
excedente que flota libremente, constituye lo que ha sido denoiniílado cnnlpo dc
discursividíld ( 'rofing 1998:12, cursivas del autor). A 12 interdisci~rsividad como
espacio de encuentro de discursos partidistas que pugnan por articular las identidades
sociales para representarlas en el escenario político, se suma el campo de
1.11 La noción de cultura como "juego de nerramientas" también permite considerar las preferencias políticas desde una perspectiva no instruinentalista es decir. no coino una simple búsqueda de rnaximización de beneficios. A diferencia de los econoinistas que plantean que las preferencias son esógenas y esthn basadas en el uiterés de rnaslinización de la función de utilidad. "la teoría de la cultura, en contraste, se basa en la preinisa segun la cual las preferencias son eiidógerias ... de foriru que einergen desde Ia interacción sociall defendiendo u oponiendo difererires modos de \.ida. Cuando los individuos toinan decisiones importantes. esas eleccicnes son siinuItáneninerite elecciones de cultura -valores compartidos que legitirm diferentes patrories de conducta de ias practicas sociales" (Wildavsky 1996D7: 168).
discursividad que define el carácter parcial y provisional de esas articulaciones. Así,
las identidades no están preconstiti!idas ni adoptan un carácter definitivo1". Cultura,
creencias, ideologías e identidades son parte de un juego de arriculacioi:zs y
desarticulaciones sin sujeto ni sentido preestablecido en el devenir social.
Este razonamiento permite analizar de manera más amplia las relaciones del
intercambio político al interior de una orsanización y sus interacciones con otros
actores políticos, Con estos criterios, abordamos el análisis de UCS y Condzpa con
relación a: (1) las nlodalidades que asume el intercambio politico como una
combinaciGn de clientelismo y reciprocidad que saca a relucir la irnportailcia de lo
cultural-simbólico, (2) las redes personales que se conforman y modi5can para su
funcionamiento interno; así como, (3) los elementos ideológicos explícitos e
impl íc i t~s en sus planteamientos procrarnáticos y (4) las identidades políticas y
demandas sociales que incorporan en el campo de discursividad.
El clientelismo político puede ser analizado en una doble perspectiva. por un lado.
como re!aciones de intercambio al interior de los grupos políticos y, por Gtro, como
mecanismo de mediación entre sistema político y sociedad En este caso.
privilegiamos el anilisis del canje que se produce en las relacicfies entre lider-
partido-seguidores con la finalidad de evaluar las combinaciones entre clientelism~ y
reciprocidad en el funcionamiento de UCS y Condepa, así como, con el objetivo de
describir las redes clientelares que se tejen en torno a sus líderes como otra facera de
sii funcionamiento interno.
1.1. El intercambio político
El intercambio político, según Lemarchand y Legg (1972), caracteriza de manera
' " La nocijn de articulación se rcfiere a ''cualquier practica que establezca relaciones entre elen?entos de rnmen que sus ideiitidades sean modificadas corno resultado cie la práctica artici?latoria" (Laclau y rvlouffe, citados en Torfing 1998:4 1).
genérica a los sistemas políticos, independientemente de. su grado de desarrollo - económico e institucional. Ya ser! bajo la modalidad de patronazio, "maquinaria"
política o clientelismo, lo que está en juego es un tipo de relación que caracteriza todos
los contactos entre los individuos bajo "el esquema de dar y devolver el equivalente"
(Simmel). Se trata, pues, de un rasgo societario básico que requiere un breve preámbulo
antes de situarlo en el ámbito político.
El intercambio es inherente al proceso de asociación y se asienta en las relaciones de
desiyualdad que caracterizan a la realidad social (Blau 1964). Independientemente de la
disparidad en tomo al acceso de recursos materiales y no materiales existe uria
disyunción más genérica que explica esta heterogeneidad: la distinción -didasdálica-
mtre "la sociedad" como orden y "lo social" como proceso (.&diti 1987), que involucra
una tensión entre la racionalización de las relaciones sociales que tienden a su
rsproducción por efecto de una trama institucional que establece jerarquias y ordena !a
distribución -desigual y legítima- de recursos-, y la produccibn de nuevas prácticas y
hábitos en los intersticios y en las fronteras normativas e institucionales. Precisanlente.
en estf: ámbito más dinámico y menos recurrente se genera el intercambio social, como
un mecanismo de compensación y equilibrio "simbólico" de la desisualdad estructural,
o bien, de legitimación y celebración de las diferencias sociales, cuando se afinca en
uria trama institucio~al (el Estado). A eso se refiere Simmel cuando señala que "la
cohesión y el equilibrio social no existen sin la reciprocidad de dar y devolver un
servicio" (en Lemarchand y Lezg 1972:149). Aunque en el intercambio también se
manifiesta el conflicto inherente a la desigualdad social que, por efecto de la
transacción, se resueive circunsrancialniente o se postersa temporalmerite por temor a ia
inseguridad generalizada. Parafraseando un ciicho clásico, diríamos que si la política es
la continuación de la guerra por otros medios, el intercambio es la prolonsación del
conflicto por otras vías.
El intercambio es, pues, constitutivo a la trama social porque establece pautzs de
conducta recurrente y de carácter relativamente obligatorio. Sin embargo, se trata de
"obligatoriedades no especificadas, es decir, (que) dependen de la confianza" (Blau
!964:93) más que de constreñimientos externos. Implica, por lo tanto, iin gado de
internalización o convenciiniento que remite a la dinimica cohesion~dora del orden
social.
Por otra parte, el intercambio se realiza bajo determinadas condicior.es que prefigura^?
su funcionamiento, siendo las más importantes: a) el carácter de la relación entre las
personas que intervienen en el intercambio, que se traduce en una suerte de
desequilibrio motivado por la deuda o el favor iniciales; b) los costos de las
recompensas surgidos de la permuta, siendo los más importantes aquellos que provocan
respeto o complicidad porque entran en jueso relaciones de poder; y c) el contexto
cultural, puesto que toda transacción implica un contraste entre stcrtlrs de los
intervinientes (39- 105).
En suma, el intercambio es un acto inherente a toda relación social porque expresa
la desigualdad social y la reproduce bajo parámetros rituales que transmutan las
diferencias individuales (en cuanto al acceso de recursos t a ~ ~ i b l e s e iritan~ibles) en
relaciones de poder. Empero, se trata de una microfisica del poder, diría Foucault,
que adquiere otra connotación cuando opera en un ámbito que excede las
interacciones individuales: el espacio politico.
1.2. Clien telismo: intereses y afectos
El clientelismo es la figura más utilizada para dar cuenta de las peculiaridades del
intercambio político. .4sí, se define el clientelismo politico como "una relacicn más o
menos personalizada, afectiva y recíproca entre actores o set de actores que manejan
recursos desiguales y que implica beneficios reeipi-ucus 1-esii;tarites de dicha
tra~sacción, y que tiene ramificaciones políticas más allá de la esfera inmediata de la
relación cliente-patrón" (Lemarchand y Legs 1972: 15 1- 152). Además, esta relacicn
difiere de ser una mera amistad instrumental debido al carácter de las lealtades
personales que involucra, puesto que está investida de una cierta cuota de afectividad.
h8fás aú? "Reducir la dinámica del clientelismo a las acciones de individuos racionales
y pragmáticos puede hacemos perder de vista los significados corilpartidos ... que
ernersen y sosrienen a estas acciones. Las lealtades, identidades gupales e
identificaciones, esto es, la dimensión simbólica o cultual del clientelismo. no es
sxsceptible de ser entendida sólo en términos estratégicos ni abordada simplemente
como una explicación nd-hoc o como un resabio 'emocional'"(Xuyero 1997.36)
En una relación de intercambio político, pues. se combinan factores ta!es como: .Ytatz~.r,
poder, influencia, por un lado, y obligaciones, servicios, lealtad, por otro. Se trata de lo
que Wolf define co~ilo una "zmistad asimétrica" (en Lemarchand y Lesg 1973: 150).
Empero, el clientelismo politico no se agota en una relación entre actores individuales
sino que opera en grupos informales, así como en estructuras formales e instituciones,
como los panidos políticos y la bur~cracia"~. El intercambio politico irnplica conflicto
y, por lo tanto, compete1;cia. Esta, la competencia, se produce a travis de _onipos
políticos, como mecanismos de expresión de las élites dominantes y emergentes o de
determinados intereses colectivos. En general, los p p o s políticos son definidos a partir
de una visión instmrnentalista que hace hincapié en las re!aciones clientelares, es decir,
como producto de vínculos personales motivados exclusivamente por el interés o
beneficio material. Sin embargo, a esta idea utilitarista es necesario sumar la presencia
de lazos de amistad y la existencia de valores y experiencias sociales compartidas
(Hernández 1997)
Es decir, el clientelismo no puede ser caracterizado solamente a partir de relaciones de
carácter utilitario sino que su lectura exige iricorporar una noción de reciprocidaci como
aquella carga significativa y de obligatoriedad emocionaVmoral que conlleva una
transacción: "el hecho de que haya bienes, servicios y favores que se dan a camb~o le la
lealtad y el apoyo, tlo garc¿t?nza que /CJ lec~llari y ei ai~oyo \let~gatr por esos b~etles,
servicios yf-?lores ... lo que se intercambia, c imo se !o intercamhia y 1-% rnzot7es por
10s que ese iillercm:bio itl!eracll\~o adquiere ui7a forma pnrticirlcrr, coi~stituyen
presuntas diferentes -aun cuando sean complementarias" (Ape ro 1997: 3 5. cursivas
del autor).
1-13 E~iste una diferencia inlportn_nie entre estructuras fornlales e informales puesto que se prcduce una i,;Jordcion ciistinra d i ¡as jemrqiiias: en el pninei caso. las relaciones asiinitncas son iinp~orililes. r:icioiiales y burocrihas E11 el segxido caso. la relación entre cliente y patrón esta re\.estida de lazos e!nocionales y se il~aniñesta como reciprocidad asiinitrica.
De esta manera, el c,lientelismo puede explicar cualquier situación en la que líder y
seguidores buscan beneficios con base en un interés mutuo. pero su vinculación se
traduce en la gestación de lealtad y solidaridad entre ese persone,je y sus partidarios
que le reconocen virtudes. Al intercambio utilitarista se incorpora la reciprocidad
como imperativo personal de retribuir una ayuda recibida. Se trataria de una norma
moral internalizada por los individuos, pero asentada en una tradición cultural o un
sistema de creencias compartido. En una perspectiva análoga, Gouldner señala que
no siempre hay cálculo de interés sino, también, un intercambio cie ayuda basado en
principios morales (en Hernández 1397:70). Si solamente existe interés la relación es
frágil e inestable y puede desaparecer cuando se alcanza el objetivo, , y si eso
acoritcce es posible cambiar de patrón. Es decir, el esquema de "dar-y-devolver"
establece pactos emxionales que trascienden -y en algunos casos definen- el alcance
del intercambio de recursos. Se puecie sefialar que en una transacción de recursos
tangibles está implícito un intercambio simbólico, puesto que la propia actitud -el
ge~ to , como se dice- establece obligaciones de retribución'".
1.3. Grupos políticos, incentivos y redes
La consideración de esta faceta emocional no elimina la importancia de los incentivos
t.n la dinámica de los ,mpos políticos (Olson 1965). A diferencia de los lazos de
amisrad y confianza que parecen teñir la transaccibn de una suerle de atmósfera
err~ocional, la existencia de incentivos como mecanismos que impulsan la a c c i ~ n
política es manifestación de una racionalidad instrumental. En la medida que el
intercambio político aparece como una "negociación desequilibrada en ¡a que un actor
gana más que el otro", se produce "un juego de poder vertical" en e! cual "los líderes
intercambian incentivos por participación a los seguidores" (Panebianco 1/90:65j. Es
decir, la participación se debe a "una oferta más o menos manifiesta o mis o menos
oculra de incentivos, es decir, de beneficios o de promesas de filiuros beneficios, por
parte de los líderes" (:39). Estos beneficios o promesas pueden srr repartidos de manera
14.1 Como diría bfauss, "el acto de dar y la forma del acto de dar (son) e!einentos inseparables. La 'forma' no es un plus que se agrega al acto concrero de resolver u11 problen~a, siiio qut lo co?ulitii~e como tal" (Auyero 1997.2 17).
182
ceneral :t todos los miembros y asumen la figura de iricentivos colec:.vos (solidaridad2
identiddd e ideo1o;ía) o pueden ser distribuidos de manera discriminada y desigual
asumiendo la forma de incentivos selectivos (statzis, poder y recursos materiales). Asi
se explica "el comportamiento de las élites que compiten entre si por el control de los
cargos, así como de los clientes que intercarnbian votos contra beneficios materiales
(:41). En ese caso, cuando los códigos de perteriencia grupa1 no son compartidos por
sus miembros, los lazos enlocionales son meros revestimientos de estrategias racionales
de carácter utilitarista que guían los actos individuales. De acuerdo al predominio de
uria u otra faceta -clientelismo o reciprocidad- es posible caracterizar los lazos entre
l í d e r - p p o político y líder-electores.
Las relaciones al interior de los crupos o partidos políticos adoptan la modalidad de
redes personales y las relaciones con el electorado implican la presencia de brokers o
mediadores que establecen a su vez redes sociales. Ambas están articuladas en tomo
a líderes. Se adopta el uso descriptivo de las redes para explicar la interacción de un
siieto con varios individuos, donde entran en jueso tantos roles personales como
gi-upos de amistad o instrumentales ai-ticulados en torno a cada rol del líder
(Hernández 1997). Ahora bien, en la medida que se produce el predominio del
interés en los actos asociativos de carácter político, el clientelismo aparecería como
el contenido de las redes políticas, por lo que ios grupos políticos serian resulrado de
una voluntad de liderazgo en despl iepe mediante tina capacidad de satisfacción ( o
promesa de satisfacción) de intereses. Sin embargo, la conformación y reproduccibn
de una red requiere a1,ounos ingredientes axiológicos compartidos que provocan que
ese conjunto de reiaciories se encuentre más cerca de la complicidad que de la
sumisión irreflexiva y eso involucra la existencia de reciprocidad.
B e esta manera, la artjculación de una red o grupo político a partir de un componente
de lealtad o amistad no elimina el principio de interés, sino que lo desdobla. Por una
parte, existe el interés conipartido por los miembros del grupo bajo la modalidad de
un proyecto común que se acrega a las motivaciones individuales, con la
peculiaridad de que la relación dura hasta la conclusión del compromiso y en ella se
manifiesta un predominio de la reciprocidad en la relacicin de intercambio. Por otra
parte, existe el interés -de algunos o todos los mieinbros- que le sirve al !ídcr para
establecer compro~nisos de diferente duración y, en la medida que se trata de una
relación temporal, el intercambio presenta un predominio del utilitarismo. En cuma,
en las redes conformadas al influjo del intercambio político se combinan
reciprocidad e interés -como dos caras de una moneda- que permiten establecer
distintos niveles de relación de acuerdo a la estrategia o al estilo personal del lider.
Tentativamente se puede señalar que a mayor distancia y menor frecuencia de
contacto con el líder, predomina el sesgo clientelar, y a menor distancia y mayor
frecuencia de cor~tacto entre líder y seguidores, ias relaciones de reciprocidad tienen
más peso que el mero intercambio utilitarista.
2. LiCS Y CONDEPA: CIdIEYTELZS310 Y RECIPROCIDAD
Estos partidos se sustentan en líderes cuyo víilc~ilo con el electorado está mediado
por un prestigio social -extrapolítico-, o ~ t e n i d o en el ámbito de ia interacción
cotidiana mediante una labor asistencialista desplegada a través de instrumentos
privzdos. La identificación de los seguidores con los líderes está acompañada por un
vínculo afectivo que acompaña el intercambio social inaugurado por las donaciones
o las obres efectuadas por Carlos Palenque y Max Fernández. El beneficio recibido
se transforma en una deuda que es respondida con el apoyo electoral. Las figuras de
"compadre" y "padrino" son parte de un juego de transacciones que involucra
diversos bienes materiales y siinbólicos que instauran una relación de reciprocidad
asimétrica (obra; por votos). La relación personal se ha trafisformado en relación
po!ítica que aparece como ex~ensión de una intersubjetividad -la relacicr,
casisinática- previamen~e construida.
En ambos casos, las pautas de intercambio social, bajo la figura de compadrazgo o
padrinazgo, remiten u relaciones asimétricas entre un "patrón'' que hace un favor - marerial o no- y una "clientela" que queda en deuda moral. El detalle significativo
radica en que estes transacciones no fueron realizadas como ec!abones de una
estratezia política, sino que formaban parte del accionar de sus empreszs en e!
mundo de la vida cotidiana y, con posterioridad, sirvieron de susterito electoral
cuando ambos personajes ingresaron al juego político. El interés del intercambio era
más bien de carácter instrumental-comercial, motivado por las estratesias y los
iritereses de los medios de comunicación y de la cervecería, o bien, de corácter
religioso-cultural -como una expresión de bondad católica de! devoto de la virsen de
Urqupiña o de los valores comunitarios de la cultura andina incorporados como
estilo comunicaci~nal por el ex-folklorista-; en ambos casos, la acción personal se
tradujo en "obras" de ayuda destinada a beneficiarios individuales o colectivos La
relación cliente!ar se produce en una esfera ajena a la política y no involucra al
Estado, y en esa medida es un intercambio social que se manifiesta en la cesión de un
bien o de un recurso que es retribuido con lealtad y reconocimiento de prestigio.
Este intercambio está revestido de connotaciones por el perfil sociológico de los
beneficiarios y por las características del contexto socio-econófilico Los
beneficiarios, eil su mayoría, son personas que ocupan las franjas de pobreza y
ext rena pobreza y soportan la exclusióri de la estructura económica y del sistema
político, así como, son víctimas de discriminacion racial. Los recursos materiales a
los que acceden responden a necesidades casi elementales que no pueden ser
satisfechas por la c a r e ~ c i a de empleo estable o por la inern~idad del aparato estatal.
Las desisualdades socio-económicas que originan este c u a d r ~ de necesidades
adoptan una situación más grave debido a la crisis hiperinilacionaria de principios de
los SO' y la aplicación posterior de la Nueva Política Económicz, cuyo costo social se
trodujo en la cesantía de miles de traba-jadores mineros y fabriles, la contracción del
aparato productivo y la reducción de las -de por si escasas- políticas estata!es
destinadas a otorgar servicios básicos a la población. Correlativar~iente al
desmantelamiento del Estado surgido en 1952, se produce el debilitamiento de la
estadolatría que caracterizaba las relaciones corporativas entre los sectores
sindicalizados y el aparato estatal, basada en la ilusión de quz el Estado era el
responsable del desarrollo y del bienestar común en ~ o d a s sus facetas. Así, material e
ideoló,oicamente, el Estado sufre un proceso de "achicamiento" que deja a los
sectores sociales más depauperados en una situación de indefensión que, a su vez,
provoca una mayor receptividad a !os actos de asistencialismo privado.
Paradójicamente, las condiciones estmcturales propicias para el desarrollo a e
relaciones clientelares se tornan más favorables cuando la sociedad transita al
résimen democrático y ello permite explicar el porqué de la invitación a klax
Fernández para incursionar en la arena política o porqué la clausura de RTP coilcluye
en la creación de Condepa. La "modernizaciijn" política debe soportar el peso de la
"tradición" clientelar, aunque revestida de nuevas fermas. Así, aquel intercambio
social se transforma en intercambio político puesto que a la lógica de la transacción
en la esfera cotidiana (obras por prestigio) se incorporan -.con relación a Ics
beneficiarios- los votos como devolución a los favores recibidos y, por pace de los
Íideres-partidos, se establecen proyectos de h t u r o y posibilidades de participación.
En suma, el carácter del ir!tercambio se modifica cuando se traslada al escenario
electoral.
S los condiciones estructurales propician que el intercambio asistencialista se
perpetúe y extienda, las formas de su realización adquieren una mayor connotación
cilando estos líderes iilgresari al juego elec~oral, acrecentando sus rasgos afectivos y
simbólicos. Este dato es importante para relativizar e! aserto dirigido a sobreialorar
el cálculo estratégico que acompaña el intercambio político y para distineuir los
matices que adopta la relación clientelar en Condepa y UCS. En el primer caso,
Dan un existen ingredientes identitarios -idioma, vestimenta, gestos y ritos- que otor=
fuerte sesgo simbólico y afectivo a la relación entre Carlos Palenque y sus oyentes-
votantes y que enriquecen la motivación basada en la utilidad (la consecución del
bien solicitado o la esperanza de su niultiplicación). Adeinás, el contesto ci~itural
proporciona otra connotación al interczrnbio puesto que éste aparece como la
reedición de la reciprocidad que caracteriza las relaciones comunitarias andinas, cie
raigambre rural, que se reproducen en Una red clientelar urbana. Por eso, los factores
culturales que acompañan el intercambio politico en Condepa lo sitúan más cerca de
la reciprocidad que del clientelismo. En cambio, en UCS predomina la relación
utilitarista entre líder y beneficiarios-votantes puesto que la despersonalización del
intercambio político mitiga su impacto simbó!ico y afectivo y, en esa medida. esta
inás cerca del clientelismo que de la reciprocidad. No perdemos de vista que se trata
de una relación desisual entre "patrbn" y "clientela", en esa medida, la reciprocidad
es asimétrica como el clientelismo, sin embargo, es posible distinguir!os para poner
de relieve algunos matices presentes en la lógica del intercambio en uno y otro caso.
Es evidente que reciprocidad y clientelismo están entrelazados si partimos del
supuesto de que uno involucra identificación común y otro utilidades compartidas,
pero alsuno de ellos prevalece en la interacción de acuerdo a la densidad de los
factores culturales puestos en juego. Esto también es resultado del iipo de mediación:
en un caso, 13. entrega de bienes está acompañada de un acto comunicativo que
implica la puesta en escena de ingredientes cuiturales (su realización es,,diaria, se
iiabla en aymara, se entrega el bien y se agradece en un acto público -mediático-. los
beneficiarios no son anónimos y portan señales de identidad étnica), en el ctro, ei
intercambio está mediado por una lógica de mnrketitlg y su efecto siinb0lico es más
tenue (los beneficiarios son coiectivos y, en esa medida, anónimos, su realización es
episódica, la presencia del donante es fugaz y sólo queda como recuerdo el bien
recibido o la placa conmemorativa).
Desde otra perspectivz, el referente identitario es mucho más evidente en Condepa,
debido a la concentracibn urbano-marginal de su electorado y a las pautas de la
interncción social de los inmigrantes aymaras y la cohabitaciódenfrentamiento de
dos lósicas culttirales en la ciudad de La Paz: una occidental y otra aymara. Aunque
los beneficiarios son individuzles, constituyen una colectividad por el sesgo cultural
del beneficio ("dar voz a los sin voz") y, por eso, el electorado condepista es una
masa susceptible de ser movilizada. En cambio, la base electoral de L C S está
dispersa ter~itorialmente y no pone en juego elementos culturales de identificación,
en este sentido, es más utilitarista, pese a que los beneficios -las obras- son de
carácter colectivo más que individual. Ahora bien, estas diferencias solamente ponen
de manifiesto diversos grados de intensidad en la relación carismática, puesto que el
gesto alírzris?a es común, es valorado de manera similar y, en ambos casos, establece
un acto de con~plicidad.
Esto permite explicar el "voto póstumo" - in 1?1~n7orjni1 de 3lax Fernández en 1995 y
de Carlos Palenque en 1997- como una devolución de los favores recibidos y sin que
exisra la promesa o posibilidad de que continúe la cadena de intercambio. El tono
trágico de su desaparición personaliza, momentáneamente, la relación entre hlax
Fernández y sus sesuidores que no sustituyen un patrón por otro, sino que retribuyen
sus deudas afectivas con el apoyo electoral a su partido y a su hijo-heredero, en gran
medida, debido a la cercanía temporal -una semana- enlre un evento -el deceso- y
otro -la elecció~i-. De manera distinta, la fortaleza de los rasgos identitarios en
Condepa permite que los tres meses transcurridos entre el deceso de Pzlenque y los
comicios no hagan mella en el apoyo electoral al partido y más bien se incremenre,
merced a una fidelidad más arraisada En ambos casos, !a desaparicibn del lider
hndador debi!ita el intercambio originario y, 2 la larsa, se traduce en la menzua del
peso del vinculo afectivo que acompañaba las reiaciones políticas,
3. REDES PERSONALES EN UCS Y COKDEPA
Si las re lac io~~es con el electorado estaban matizadas por la presencia de
componentes simbólicos y afectivos que acompañaban los intereses estraréeicos, las
relaciones internas en las organizaciones partidistas se ordenaron eil tomo a la
distribución de incentivos a través de las redes personales de los líderes. Los
i~cen t ivos selectivos son de distinta índole. En el caso de Condepa, el gmpo político
organizado alrededor de Carlos Palenque accede a cargos de representación
parlamentaria y de administración municipal pero su inclusión exi;e un fi~erre grado
de idznrificación -iriceLlL p+i %.- ,, vu!,,;; - . 7n ,,- con !a "familia" condepista que dirige el
líder. En ULS, en cambio, los incentivos colectivos son débiles y, más bien, existen
OiJnos incentivos selectivos adicionales -aparte de los cargos públicos- puesto que al,
empleados y socios de la C B N forman parte de la burocracia dirigente y, en esa
medida, su presencia en las redes está matizada por vínc~llos laborales con Max
Fernández.
El control de la distribución de incentivos selectivos en un marco de escasa
institucionalización organizativa permite a los líderes ejercer su poder básicamente a
partir de redes personales más que en sujeción a normas que regulen el acceso a
cargos directivos o electivos. En Condepa, las redes son de índole familiar/laboral,
politica y sindical, cuyos miembros ejercen los principales cargos dirisentes y
electivos. En UCS, los vínculos son de carácter laboraiícomercial y,
secundariamente, de índole política, denotando un carácter precario y circunstancial.
Por ello, la lealtad y la confianza no eran moneda corriente en las relaciones de Max
Fernández con los dirigentes de su partido, a quienes en vez de purgar. literalmente,
los "despedia"; a diferencia de Carlos Palenque quien recurrentemente hacia
referencia a la "familia condepista", de la cual eran expulsados los "traidores" que
ponían en riesgo la unidad del partido.
3.1. La familia condepista
La "familia condepista" se refería a la fortaleza de los lazos identitarios del
"ccmpadrazgo. Pero no era solamente una metáfora, puesto que los lazos familiares
son fundamentales en su historia organizativa. El funcionamiento del partido estaba
basado en una serie de redes articuladas por Carlos Palenque, el núcleo de
in~ersec.ción del conjunto de redes, donde se intercambiaban sus roles de "marido-
padre", "patrón", "jefe" y "compadre".
Las redes personales son: familiar/laboral (RTP), políticas (bancada parlamentaria y
Consejo Nacional Patriótico) y sindical (brokers de organizaciones gremiales y
vecinales):
Red funtiliur/loborr!I: RTP 1Ionica .\Izdina Remsdios Loza
Adolfo Paco
Red políriciz: Cotlsejo ~Vacionul Pírrriúrico Ricardo Paz Ballib-ián. Gonzalo Ruiz Paz
hlónica hledina, h d r é s Soliz k d a Eduardo Paz Rada. Jorge ~,ledina"'
Centro Carlos Palenque
Red política: bancada parlam.onrtiria Red sindical: brokers Andrés Soliz Rada, Goiizalo Ruiz Paz Dirigei!.tes de organizaciones gren~iales, Jorge bledina, Ricardo Paz Ballivián sindicales i~ecinales. Eduardo Paz Rada, Remedios Loza
Esta disposicijn "espacial" de los actores permite explicar algunas pautas de
funcionamiento del partido y del liderazgo de Carlos Palenque. En primer lugar, el
líder es el actor en torno al cual se organizan las distinras redes que no están
conectadas entre sí sino a través de Palerique (el ego); dos redes -las politicas-
forman parte de la or,oanizacibn partidista, la red familiar/laDoral, aunque contiene en
su seno a miembros del partido, está conformada por su esposa y el persona! de
confianza de si! empresa, y la red sindical, más difusa y orgánicamente ajena al
partido: esta constituida por mediadores o brokers que tienen una relación directa
.:o11 el líder. A través de estas dos últimas redes se produce el iínculo con e!
cíectorado de Condepa y las anteriores son utilizadas para el relacionamiento con el
sistema político.
El líder es el único actor que tiene la mirada completa de ese juego de interacciones,
aunque exister, algunos miembros que ocupan más de una red: es el caso de la esposa
de Palenque (en RTP y el Consejo Nacional Patriótico) y Remedios Loza
(organizaciones sindicaies, RTP y bancadz parlamentaria). Precisansilte, su aiianza
circunstancial con Ricardo Paz (secretario ejecutivo y diputado) en !a hora de la
crisis interna le permite a ~Wóilica Medi~ia acceder a la red parlamentaria y a través
de su presencia en la Alcaldía -y el mznejo de incentivos selectivos- también ingresa
parcialmente a la red sindical. La incuisión de Mónica Medina en ei conjunro de
145 - La profusión de apellidos similares puede dar una señal equívoca. Paz Roda y Solíz Rada son liermmos de madre, Paz Bd1ivi.h. Ruiz Faz y Paz Ra& no tienen parentesco, aunque estos dos 1il:imos y Solíz Rada eran niie~:!bros del gzupo Octubre, en el que participaban parientes de Pai: Eaílivián cuya esposa y hennana em conccj2.l y diputada. Jorge híedina era el suegro de Palenque, pero renunció ai partido en solidandad cor, su liija. También 1s suegra ocupó un c2~go en el partido.
redes permite entender la disputa de liderazgo y, también, su derrota y aislamiento
posterior, puesto que no tenia capacidad para desplazar del núcleo al líderlmarido.
Asimismo, la presencia de Remedios Loza en varias redes, pero subordinada a su
"patrónljefe", permite comprender su eleccibn como sustituta en la jefatura.
;Cómo se modificó la composición de las redes -y su propia existencia- con la
muerte de Carlos Palenque?
Red farniliarAabora1:RTP Red Política: Consejo ivacionul Pafriótico Verónicci Palenque Verónica Palenque, Gonzalo Ruiz Paz
Hugo Palenque .Andrés Soliz Rada, Eduardo Paz Rada Adolfo paco'% Facundo ~ u r t a d o ! "
Centro Remedios Loza
Red políticu: baiícada parlamentaria Red sii7dical: brokers Verónica Palenque. Eduardo Paz Rada Dirigentes de organizaciones sindicales Andrés Soliz Rada. Gonznlo Ruiz Paz gremiales - i.ecina1c.s
Claudio Loza, Facundo Hurtado'"
L a inestabilidad en las relaciones y la persistencia de vínculos familiares son los
rasgos que caracterizan la composición y el funcionamiento de las redes personales
heredadas del líder fundador. Remedios Loza ocupa el centro del conjunto pero
comparte tres redes con Verónica Palenque que se sitúa, temporalmente, en RTP, la
bancada parlamentaria y el Consejo Nacional Patriótico. La presencia de dos cabezas
en tres redes con prerrogativas similares (Verónica Palenque asume transitoriamente
la dirección de RTP, es subjefa y diputada, tiene la "sangre" del caudillo) propiciará
la disputa por el control en la distribución de incentivos selectivos. La posterior
"pérdida" de RTP, la división en la bancada parlamentaria y en el Consejo Kacional
:'6 Adolfo Paco fue despedido de RTP y no accedió a la diputación. fue borrado de la lista de candidatos plurinominales y fue derrotado -por boicot de su es-partido- coino diputado minominal. Hugo Palenque es el hermano de Carlos. Esta red se desarticuló por efecto del traspaso de los bienes de RTF' a Mónica Me-. 147 Aldo Michei sustiwó a Ricardo Paz en la secretaria ejecutiva y luego fue expulsado. GonzaIo Ruiz, candidato vicepresidencial y diputado, se separó del partido. Verónica Palenque sigue siendo nominalmente miembro del Consejo Naciorial Patriótico. 'le El núcleo de la bancada en 1997. presenta nuevos rostros: la luja de Carlos Palenque, el hermano de Remedios Loza y Facundo Hurtado, supuesta pareja de la jefa.
~ a t r i ó t i c o ~ ~ ~ destruyó la coherencia de las cuatro redes conectadas por Remedios
Loza, puesto que la red sindical tenia en RTP un sostén de innegable importancia que
no pudo recomponerse pese a la iniciativa de utilizar otro medio de comunicación y
las dos redes políticas dejaron de funcionar como tales. La desarticulación de las
redes y su desconexión provocará que la disputa en torno al uso del dinero
proveniente del financiamiento estatal, desde 1997, se constituya en el centro de un
conflicto entre las dos jefas y sus subgrupos que terminó debilitando _oravemente al
partido. La costumbre del manejo patrimonialista de la organización por parte de su
lider extinto dio paso a una lucha entre facciones que se disputaron la distribución y
el manejo de incentivos selectivos.
La conformación de las redes muestra una combinación entre reglas formales e
informales, puesto que el acceso a las redes políticas estaba relativamente normado
pero siempre sujeto a las decisiones del jefe. Las otras redes se articulan de manera
distinta: en RTP el vínculo es conyugal con hlónica Medina y laboral con los
empleados -Remedios Loza y Adolfo Paco-, aunque son "compadres" y "comadres";
y en el caso de los brokers sindicales la relacibn no tiene otras normas que la lealtad
(en el líder) y la confianza (del líder). Cuando Remedios Loza sustituye a Carlos
Palenque se produce el predominio inicial de un incentivo colectivo (la unidad del
partido) que dará paso a la pugna de intereses personales puesto que se reducen los
incentivos selectivos y su distribución no está bajo el dominio monopólico de la
jefatura.
En esa medida, las zonas de incertidumbre exceden el ámbito partidista y su control
se irá diluyendo debido a la desaparición del lider y a la posterior ruptura del
binomio sustituto. A la par que se debilitan las redes sindical y familiarllaboral y
prevalecen las redes políticas, las reglas formales adquieren mayor predominio y su
interpretación es motivo de disputa y la resolución de los conflictos se desplaza a una
institución externa como la Corte Nacional Electoral. Asimismo, en un primer
IJ9 Aridrés Solíz v Eduardo Paz se mantienen como aliados de Remedios Loza. Gonzalo Ruiz t. Jorge Medina se alejaron del partido. Es decir. del núcleo Findador del partido. solamente quedm tres personas con trayectoria constante: Andrés Soliz Eduardo Paz y Remedios Loza.
momento, los miembros de las diversas redes pueden ser caracterizados, en mayor o
menor medida, como "creyentes", posteriormente, la subordinación de los intereses
de los "arribistas" a la fidelidad al líder se irá erosionando con la desaparición de
Carlos Palenque. La reciprocidad de antaño' dar i lugar al clientelismo y,
paulatinamente, las redes sufrirán su debilitamiento y desarticulación.
3.2. La empresa Fernández
El manejo empresarial de hlax Fernindez y su modo solitario en la conciucción
partidista, basado en la desconfianza y la improvisación, no le permiten establecer
redes estables; su composición es variable y su funcionamiento es intermitente. El
líder articula dos redes políticas (bancada parlamentaria y comité político) y una red
empresarial (CBN) y sus roles se limitan a "patrón" y "jefe", que resultan sinónimos:
Red empresarial: CBlV Red polílica: bancada parlamentaria Johnny Femhdez, Adolfo Gonzáles Jaime Ponce, Angel Baldivieso Mario Galindo. Gustavo bledinacelli Héctor Cartacena. Micliel Meier
Jorge Pacheco Guillermo Rosso, Hugo Baptisra
Centro Mas Fernáildcz
Red política: Comité Político Nacional Johnny Fernández, Moisis Jannusz
Víctor Hugo Garcia, Angzl Baldivieso Mario Galindo, Adolfo Gonzáles
En la medida que la composición del comité político nacional se modificaba con
cierta frecuencia por disposiciones del jefe y debido a que se produjo ~ n a kactiira
entre "leales" y "desleales" en la bancada parlamentaria, estas redes fueron precarias.
El único miembro sobreviviente desde la fundación del partido es Angel Baldivieso,
con presencia constante en las redes políticas. Aunque no suscribió el acta de
fundación, Mario Galindo fue una persona de mucha influencia por sus lazos de
amistad con Max Fernández y participó parcialmente en las redes política (además,
fue representante personal del jefe y candidato a alcalde en Cochabarnba) y
empresarial (fue gerente regional de una distribuidora de la CBN) hasta 1996.
Igualmente, Moisés Jarmusz, que provino de las filas de otro panido, ocupó desde
1993 la secretaría ejecutiva, constituyéndose en una fisura con presencia pern-ianente
en una red política.
Esta inestabilidad en las redes personales del líder se puede entender como resultado
del predominio de intereses selectivos entre los militantes ("arribistas") y el férreo
control de su distribución en la cúspide de la organización. En la medida que no se
satisfacen las expectativas de ambos, se rompen con relativa facilidad unos lazos que
no están reforzados por el respeto o la admiración al líderljO. Cuando se produce la
sustitución hereditaria, el l ide raz~o de Johnny Fernández se asentará en otras redes,
aunque manteniendo -y acrecentando- la imbricación entre personeros de 1.9 CBN y
dirigentes del partido. A las redei políticas y empresarial, se sumará una red
regional:
Red empresarial: CBiV Red poiitica: bancada parlanrenturiu Jorge Pacheco, Roberto Femández Carlos Quiroga, Angel Baldivieso
Gustavo Medinaceiii Roberto Femández, Rubén poma'" Cel~tro
Johnny Femández
Red política: Comité ~olítico"' Red regional: Santa Cruz Moisés Jarmusz (Jorge Pacheco) Roberto Femández, Carlos Subirana
Carlos Quiroga, Angel Hugo Baldivieso comunicador cordobés: con-ipañzros de Mario Galindo jr., Roberto Femández comparsa y amigos carnbas Rubén Poma, comunicador cordobés
Johnny Fernández es el ego que comunica estas redes inconexas, aunque su hermano
menor comparte parcialmente esa función. Precisamente, el cambio sustantivo es la
presencia de Roberto Fernández en las distintas redes que ocupa ei jefe, dando orisen
a una subred familiar basada en la confianza y en el manejo conjunto de la empresa y
el partido, sin que eso implique que las decisiones no estén concentradas en Johnny
Fernández. Su hermano es miembro nato del Comité Político Nacional por
150 Un jefe regional. en una entrevista realizada hace años, me comentó lo siguiente: '-h/la~ es muy lúcido, solamente Iiay que tener Iiabilidad para descifrar sus ideas que no son planteadas con claridad". Este dirigente. pedagogo y profesor universiíano. sena destituido al poco tiempo. ! 51 Rubén Poma dejó la senaturía para ejercer como ministro. Roberto Fernández asumió uria concejalía y abandonó la vicepresidencia de la c,?mara de diputados. 152 Este grupo no corresponde ai Conuté Político Sacionai, pero es el más cercano al jefe. Así funcionó, por lo menos, en una reunión fonnal que sostuve con la "plana mayor" del partido.
pertenecer a la bancada parlamentaria y realiza una tarea informal de control
orgariizativo y recepción de demandas de la militancia como una deiegacion de
autoridad De los miembros de las redes personales de Max Fernández, solamente
h s e l Baldivieso se mantiene en sus roles originales y Mario Galindo ha sido
reemplazado por su hijo en una de las redes políticas En la medida que los
Fernández radican en Santa Cmz se conformó una red regional en la que participan
algunos dirigentes del partido y personas directamente ligadas al jefe por vincuios
laborales (comunicador cordobés) o afectivos (compañeros de comparsa
carnavalera). Este dato no es desdeñable habida cuenta del conflicto implícito entre
identidades regionales (cambas de Santa Cruz donde reside la jefatura 11s. ..collas de
La Paz, sede del partido) que parece escindir el partido entre _grupos que tienen
vínculos diferenciados con el jefe. Un detalle llamativo es la sustitución del
secretario ejecutivo, hombre de confianza de Max Fernandez, por el vicepresidente
de la CBN e importante accionista, Jorge Pacheco, después de la crisis empresarial
provocada por la venta de acciones a la transnacional Quilmes y debido a los
resultados electorales municipales en La Paz, donde Moisés Jarmusz obtuvo una
ínfima votación. Precisamente, esta sustitución por un socio de la empresa -sin que
medie la realización de un congreso ordinario- muestra la imbricación entre normas
formales y reglas informales y la adecuación de la red política a la red empresarial.
Por otra parte, la imbricación entre 12 CBN y UCS tiene un efecto decisivo en la
composición y función de las redes personales puesto que implica la superposición
de los intereses empresariales del líder y las necesidades de control del partido.
Mientras que en Condepa las redes estaban articuladas por el líder con base en un
reconocimiento del carisma y su funcionamiento implicaba la existencia de un
componente afectivo que, en el caso de Remedios Loza, se irá diluyendo para dar
paso a la confrontación, en UCS la pauta dominante parece ser la administración
racio~ial del partido a la usanza de la empresa cervecera y con el consecuente
predominio del cálculo estratégico en los actores intervinientes.
4. PROPUESTAS PROGR~TVIATICAS
Aunque algunos autores consideran que la ideología resulta irrele~ante para
caracterizar un partido político, bajo el supuesto de que los fines que persi, uuen no
están expresados por ella (Panebianco 1990 3 I), es evidente que una lectura de las
proposiciones programáticas permite indagar acerca de los rasgos particujares de un
partido y de las diferencias que establece con sus contendientes en la arena política
En el caso de UCS y Condepa, la ideología es un dato secundario para explicar su
desempeño electoral e igualmente no es determinante para la definición de sus
negociaciones en el escenario parlamentario. Obviamente, existen matices en cada
caso, resultantes de su configuración como organizaciones políticas, sobre todo por
la presencia -Condepa- o ausencia -UCS- de un núcleo intelectual encargado de la
elaboración discursiva que determina el grado de complejidad de los principios
doctrinarios y propuestas programáricas.
En términos generales, Condepa es un partido que combina una fuerte carga
sinbólica de raigambre étnica con un estatismo típico del nacionalismo. matizado
por proposiciones de corte corporativista que se sintetizan en su programa central: el
"modelo endóseno de desarrollo". Este perfil ideológico, empero, no ordena la
práctica politica de Condepa que pacta con los partidos "neoliberales" y ofrece obras
de corte desarrollista cuando ejerce el poder municipal. Por su parte, UCS carece de
propuesta programática y de identidad politica. El mensaje de solidaridad que
acompaña la prácticü asistencialista del líder es el principio y el fin de sus probables
connotaciones ideológicas y por ello, su accionar puede definirse como una "política
del silencio" (hechos y no palabras), puesto que el sentido de su discurso es provisto
por la imagen pública de su extinto fundador y no por sus desordenados enunciados;
puede modificarse el nombre del partido y sustituirse los colores y las consignas,
empero, no cambia nada mientras pernlanece la figura de Max Fernández, evocada
posteriormente por su heredero.
4.1. El modelo endógeno
La propuesta programática de Condepa si,oue un recorrido que se inicia en su
Declnrncióiz dr Prillcipios de 1989, adquiere cuerpo con la elaboración y difusión
del Libro del Modelo ~ i z d ó ~ e n o ' ~ ~ en 1993 y tiene su más reciente formulación en el
documento Cien Resprestas n la Crisis, presentado en 1997"'.
De manera paulatina transcurre de vagas proposiciones principistas a propuestas
específicas. Así, el documento fundacional esta teñido de un aire hegeliano:
Condepa es el "nuevo despertar de la sabiduría colectiva y del almz de la nación", la
que es definida como una "realidad histórica irreversible, actuante y pensante ...
porque la nación es un plebiscito permanente". En esa veta, "cultiv~ la mística de la
tierra" y se opone "a toda forma de colonialismc y neocolonialismo, inclu>fendo el
cultural y el ideológico". Su anticolonialismo se expresa en una "posición definitiva,
irrevisable e irreconciliablemente antioligárquica en lo interno y, en lo externo, (en)
una posición de independencia, de dignidad y de soberanía" y se traduce,
coyunturalmente, en una propuesta de sustitución del "modelo colonial, antinacional,
dependiente y oligárquico de la Nueva Política Económica" por un "Proyecto
Nacional, extraído de la realidad y al servicio de las grandes mayoricts" a tra\.és de la
"consolidación de un "Estado nacional modernc, dinámico, fuerte, participativo y
con justicia social" y dirigido a "los sectores más empobrecidos y poster;ados. .
porque ellos son los principales depositarios de la conciencia colectiva y la dicnidad
suprema de la nación y constituyen la eterna reserva morai de la patria" (Condepa
198911 1-13).
153 Editado en dos tomos, es un intento de sistematización del núcleo ideológico-programático concentrado en la noción de modelo endógeno v en su presentación se propone como un aporte "a la cons~rucción ... de un pensamiento propio para Bolivia y América Latina" con "el común anhelo de ingresar al tercer rnilenio por el venturoso camino de la unidad de América Latina. soñado por Sirnón Bo1h.a- nuestro Libertado?'. 15; Con el slogan "Remedios para Bolivia"_ en alusión a su candidata, este testo fue difhdido en 13
camp~ña presidencial de 1997. sin embargo. en el acto de preseniación. elia señaló que no había lenido "la oportunidad de leerlo t~davia" (H, 29-5-97).
Estas vagas apreciaciones adoptarán una forma más elaborada en El Libro del
ibiodelo Gldógerio que se ordena en tres tesis: cultural ("El Contenidc Etico de la
República de Prodiictores"), institucional ("Reforma Institucional del Estado") y
económica ("La Readecuación Productiva del Estado"). Curiosamente, en la tesis
cultural se desarrolla el "modelo endógeno" cuyo objetivo "inicial" reside en
"transformar a Bolivia en un país de productores, autosuficiente, en forma prioritaria,
en alimentación, vestido y vivienda" (Condepa 1993:43) en oposición a las "políticas
neoliberales ... que se caracterizan por despreciar el valor del ser humano, de su
salud, alimentación, educación y empleo" (:44).
Aquellos planteamientos se definieron de manera más sucinta y articulada en C'ie?~
Resptrestcts r! 10 Crisis aunque, al postular sus "bases principistas", la noción de
"modelo endógeno" ya no fue uti!izada como el compendio de su progranla, a pesar
de que se retoman los tres elementos que lo sustentaban: revolucióil prod~ictiva,
revolución moral y democracia participativa. La "revolución productiva" riene ccrno
~bjet ivo alcanzar un "armónico desarrollo nacional, explotando racionalnlenie los
recursos naturales ... e inpulsando la inversión y la creacibn de riqueza que consigan
edificar una sociedad con equidad y justicia" (Condepa 199750). Con esa finalidad,
plantea "el fortaleciniento y control, en la mayor proporción posible, del mercado
interno, como paso ineludible para la conquista de mercados internacionales". La
"revolución moral" es una "respuesta imprescindible a ia estwctura de corrupción y
(al) tráfico de influencias", planteando la aprobación de una Ley de Investigacijn de
Fortunas ''contra la imp:!nidadn (:31). La "democracia participativa" plantea una
"efectiva participacibn de todos los bolivianos y bolivianas en 1a.s uecisiones del
país" mediante una "transición pacífica de la democracia representativa a una
efectiva denlocracia participativa, lo que contribuirá al fortalecimiento de las
organizaciones de base, de barrio y de empresa, de manera que las decisiones
comunitarias orienten el destino de. la. Patria" (:3 1-32). A "mediano plazo" propofien
el remplazo del "actual parlamento obsoleto y verborrágico (sic) por una Asamblea
de Productores integrada, en proporción a su participación en el Psoaucto Interno
Bruto, por todos los sectcres que apoi-tan a la economía nacional" (:49).
19s
Estas tareas serían parte del proceso de coilstrucción de la nación y la consolidación
del Estado Nacional e iinplica el reconocimiento de Ia inulticulturalidnd como
"sinónimo de respeto a lo diverso" y de la existencia de tres "raíces" de la nación:
"indissna, la mestiza y criolla", para "refundar la república" en pos de la "armonía y
convivencia social" riendo, para ese propósito, "imprescindible reconocer los
derechos de los pueblos originarios" (:33).
Esas propuestas adquieren matices específicos en el espacio de interdiscursividad
política, puesto que sus alcances se redefinen en el contraste o semejanza con otros
planteainieritos electorales. En la coyuntura electoral de 1989, el rekrentr del
"rnodelo endógerio", aquel que le otorga su sentido contestatario, es e! "modelo
neoliberal" desplegado desde 1985 y enarbolado por el MNR, co~isiderzdo el
instrumento de los "intereses cclonialistas y oligárquicos":
"La nueva política econbmica es totzlrnente antipopular y por eso vamos 2 modificarla con el modelo endógeno (que) tiene que remplazar al modelo esógeno q~i: sl \mTR ha implemeiltado con el (D.S.) 21060" (Ehl? 27-4-89). "Este modzlo cocsiste en un incremenro de la producción agropecuaria e industrial, con lo que se conseg~iiri que las importaciones disminuyan en f o m ~ a sustancial y los pocos rec~!!-rcs que pueda conseguir el país sean invertidos en nuestras fronteras. En otras paiabris se trata de naciorlalizar el mercado interno de Bolivia y que haya una real y efectivrr protección a la prod~icción nacio~ial, además de brindar importmtes incenrivos a ias esportaciones" (Wt 26-2-89) Pero "nada ... se podrá llevar a la prácticz si, en fi~rma previ. no se espulsa ciel poder a la oligarq~iia, agente del capital financiero y de intereses ar,ti~lacionales" (0, 14-89).
La oposición entre "modelo neoliberal" y "modelo endógeno" se traduce en el
an;a,oonismo entre Condepa y MNR. En términos generales, esa oposiciór! reitera ia
clásica dicotornía entre nación y antinación, que caracterizó el discurso del
nacionalismo revolucionario, elaborado en los 40' y hegemónico hasta mediados de
los 80'. Si en el pasado, la contradicciór: entre nación y antina.ciÓn se manifestaba en
la pugila entre "pueblo" y "oligarquía minero-feudal", en la actualidad se traduce en
la confrontación entre "el movimiento patriótico"155 y "id nueva oligarq~iia'.
(Condepa 1989: 13)
155 En su Deciarociot~ de Priticiplos, este incluye a "todas las fuerzas vitales idemificacias con los suprelnos intereses de la P a t r . ~ con la sola exclusión de la extrema izquierda ideologiin ... y de Ia extrema derecha internacio~al y dependiente del capitalismo internacional" (Condepa 1989: 1 1 j.
Algunos matices serán introducidos en la coyuntura electoral de 1993. En esa
oportunidad, el discurso de Condepa se sitúa en dos planos de interdiscursi\idad.
respecto a sus rivales que acsptan la Nueva Política Económica como una realidad
incuestionable y respecto a sus aliados de la coalición conformada para las
elecciones y entre los que sobresale un empresario como candidato vicepresidencial.
El carácter antagónico del "modelo endógeno" es relativizado con una propuesta de
conciliación con el "modelo neoliberal" a través de la aceptación de una "economía
social de mercado". Por ello, el Movimiento Pat:iotico que promueve como
coalición electoral adquiere un carácter general156 y menos excluyente, aunque
Condepa siga definiéndose como la única alternativa al "modelo neoliberal" que. a
pesar del peligro que representa para la nación, no impide considerar que "el capital
extranjero puede y debe jugar papel importante ... pero sin dejar de lado la
conducción rectora del Estado y la participación de los trabajadores" (Condepa
1993:44) como parte una "economía mixta" que implica la "concurrencia.
concertación y complementación de capitales nacionales, extranjeros, cooperativos y
autogestionarios ... bajo la orientación de !a economia riacional por parte de! Estado"
(: 130). Es decir, Condepa modifica algunos postulados centrales de su programa con
el afán de obtener mayor capacidad de convocatoria pero, también, como una
muestra del efecto de los otros discursos en su propia concepción. Así, plantearán
que "El endogenismo es complementario a la economia de mercado" (H, 14-2-93) o
que "estamos plenamente identificados con el modeio endógeno, y en contra de un
neoliberalismo puro. Creemos en la economía social de mercado" (Candidato
vicepresidencial, LR, 26-2-93).
En 1997, con Remedios Lo7a como candidata, si bien Condepa reloma su postura
antineoliberal y ya no postilla la "economía social de mercado", sustituyen el término
"modelo endógeno" por la idea de "modelo productivo". Su candidato
vicepresidencia1 señalaría que "el término endógeno es muy ifitelectua!, no es
- 155 Ta! vez en demasía: ''cubrirá todo el dilatado espacio de la Paiíii: los intereses de obreros, c~mpesinos, capas medias, empresaiios nacionales y FFAA ... Las regiones y dzpartamentos, la Iglesia, la cultim y la educaciór~ estarán uriidcs en la c o n s ~ u c c i o ~ ~ nacional" (199?:2 1 j.
didáctico (y) prefiero hablar de revolución productiva" (L3-7. 9-3-97) En Clrtr
Respllestas a la Crlsis, ei "modelo endógeno" no es siquiera mencionado y se
plantea un "modelo productivo" asentado en los "principios" de "se!ectividad,
austeridad, eficiencia, equidad y concertación" que incluyen proyectos econóinicos
respaldados por el Estado, reorientación del sistema educativc, programación
empresarial, reactivación del aparato productivo y democratización de beneficios y
sacrificios (Condepa 1997:94-95) Aunque su impupnación al "modelo neoliberal" se
manifiesta en el cuestionamiento a la capitalización de las empresas públicas
"considera que el capital extranjero debe jugar un papel preponderante eri el
desarrollo de la economía boliviana" mediante "un consenso enrre .Estado,
trabajadores y empresarios"(:107-m). Ya en 1996, en ouasijn de su primer
congreso, Carlos Palenque había omitido en su d i s c ~ r s o inaugural el liso de la noción
de modelo endógeno y se refirió a ur,a "economía productiva", basad2 en un -'Estado
"fiderte, sólido y responsable ... que recupere la dirección estratégica de !a economía y
las frinciones socialrs de educación y salud" (Condepa 1997: 33).
La elaboración doctrinaria no es uria consecuencia de las demandas impliciras157 en
el movimiento social que sigue a Carlos Palenque sino una impostación, puesto que
es producto de una historia inte!ectual que tiene antecedentes previos al surgirnierito
del partido. En Condepa se adoptd como "ideología oficial" un conjunto de ideas
introducidas por un grupo político que se inccrpora a 12 hcra de la furidacijn. Se trata
del Grzq~o Octubre, conformado por políticos profesionales, periodistas e
intelectuales de dilatada trayectoria y que reivindican una serie de postulados que
provienen de una matriz nacionalista que combina la "defensa de los recursos
~~aturales" con la "unidad la!inoamericana", supone un Estado fuerte como condición
de soberanía frente al "colonialismo" capitalista y otorga un rol preponderante a las
FFAA. Asimismo, conciben el proceso histórico como el autodesenvoivimiento de
una "energía nacional" que se manifestó en la historia a través de diversos agentes
como los guerrilleros de la independencia, algunos gobernantes proteccionistas y
! 5- Xiuique el énfíisis en la autosuficiencia alimentaria. de vestido y i;i~ienda puede entenderse como iina ampliación del asistencialismo de RTP hacia la adrniiiistnción estatal.
4.2. Un programa secreto
plebeyos, la insurrección de 1953 y los ,nobiernos militares nacionalistas de O ~ a n d o
y Torres. De ahí el uso de slognris conlo "Primero la Patria" en 10s documentos
públicos o la denominación de "compatriotas" a los militantes. Este nacionalismo de
cuño anacrónico, sin embargo, se combinó con el reconocimiento de la diversidad
étnica y la asimilación de simbología andina en los ritos electorales, la recuperacion
de lo "telúrico" para incluir las visiones andinas acerca de la relación hombre-
naturaleza, el uso del vocablo "compadre", la combinación de héroes indígenas como
Tupaj Katari y Bartolina Sisa con Simóii Bolívar o un intento de teorización del
mestizaje conlo fuerza creadora, ya no como síntesis de la nación sino como otra
categoria sociologica que convive con criollos e indígenas. Este grupo, segur! Silvia
Rivera, es expresión de la élite criolla que asume posturas de vangiiardia porque
históricamente "ha monopolizacio las tareas de gobernar, la producción discursiva
formal y la visión de totalidad" (1991: 18). En esa medida, este grupo le proporciona
a Condepa una ideología que se convierte en un discurso funcional para el
i~tercambio con los otros partidos y para su ubicación eii el escenario politico y no
así para la interpelación/constitución del movimienío social que apoya a Carlos
Palenque, y que puede prescindir de un discurso que resulta en cierta irtedida extraño
y ajeno, puesto que las identidades sociales que constituye Condepa no son producto
ni expresión de esa elaboración doctrinaria. Por ello, a la hora de establecer sus
diferencias con otros actores políticos evoca esa matriz disctirsiva: "Condepa no está
ni en la extrema derecha ni en la extrema izquierda, ya que ambas sor, destmctivas
para iin sistema nacional. Somos un partido nacionalista revolucionario y popular"
(ED, 27-4-89), sin embarbo, su in~pronta específica y su impacto en el sistema
poli~ico no se sustenta en ese perfil ideológico sino en las identidades sociales que
pone en juego.
La propuesta programática UCS es difusa, contradictoiia y no desempeña un papel
importante en el surgimiento ni en la consolidación del partido, aunque este "vacío"
funciona como un operador idóneo pzra e! pragmatismo que caracteriza su accionar
en el sisterna de partidos.
Esa precariedad se hizo manifiesta desde su origen, cuando Max Fernández esbozó
criterios inconsistentes sobre la "modificación sustancial" de la Nueva Política
Económica. Su "nueva propuesta" estaba basada, más que en criterios técnicos, en
percepciones normativas acerca de la administración estatal: "existen los medios y lo
que falta es saber utilizarlos y saber aplicar la parte administrativa moralizando el
manejo del aparato productivo" (LT, 13-10-88). La reactivación del aparato
productivo estaba sustentada en "el interés social y de las empresas estatales" y
tendría como modelo a la CBN: "personalmente me ocuparé de ese trabajo como del
nzarketir~g para llevar a Bolivia hacia adelante. como ocurrió en los nueve neses que
estoy al frente de la CBN, que obtuvo una utilidad de dos millones de dólares" (0,
17-12-88). Paralelamente a la reactivación económica se plantea la noción de
'justicia social" -tneta central de su Dec/mción de Principios de 1989- y; de la
misma manera que en el primer caso, donde la empresa sirve como clave explicativa,
en torno a la 'Justicia social" no existe otro criterio que la evocación o multiplicación
de los actos asistencialistas que funcionan como "ejemplos" de nitiira capacidad
eubernamental. Es decir, el plan de gobierno es la experiencia, la sensibilidad y la u
inttiición del iider. Así, la formulación programitica de UCS se sitúa en un plano
sec~ndario y la ausencia de propuestas específicas es justificada con la argucia de
que su plan de gobierno es "secreto y estratégico". Este criterio será reiterado en
1993 para justificar la preseiltación tardía de su oferta electorzl, cuyo carácter
genirico se explica porque "son esquemas a utilizarse en función de gobierfio, de lo
contrario otros partidos nos copiarán el plan" (LR, 4-4-93).
Las anécdotas no son triviales. Un leve recuento de los planteamientos esbozados en
el Progrnma de Gobierno de 1989, en la Declaración de Principios de 1591 y en el
P/arz SoIihridnd de 1993 permite percibir !a escasa importancia que tiene el
referente programático para la identidad partidista.
Así, en 1989, su "prograina" de gobierno no manifiesta criterio alsuno respecto a la
Nueva Política Económica y formula planteamientos nacionalistas genéricos que
p. esentan al Estado como agente económico preponderante:
"Propugar -en minería y mztalurcia- una política de atracción dc capitales zs?ranjeros y tecnología, mediante el sirtema rocietario con el Estado en concesionzs qiie no signifiquzn peligro para la soberanía nacional. Propugnamos el fortalecimiento de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos mediante créditos. tanto dzl Estado como estemos. Fortalecimiento de las empresas estatales (aérea y ferrocamlsra). Fomento directo a la iniciativa privada y pública para la creación de nuevas fuzntes de trab2jo "(bCS 1959:4-10).
Aunque se plantea la presencia de inversiones extranjeras y el fomento de la
iniciativa privada, el pilar de su propuesta económica hace hincapié en el
fortalecimiento de las empresas monopólicas del Estado. En 1993, se incluyó un
matiz en su "propussta económica" mediante la adopción de una "ecunomia socia!
de mercado" como "el ambiente más adecuado para el libre ejercicio de la iniciativa
individual y la de los crupos humanos". Así, la "economía social de mercado" pasa a
constituirse en "uno de los aspectos básicos de nuestros principios e ideología'' y "no
es incompatible con el desarrollo de los valores humanos, incluyendo básicamente la
solidaridad, coino pilar sustantivo del accionar de UCS" (bCS 199214). Esto no
impide que sigan postulando la "conformación de un Estado vigoroso y rnoderno" y
a pesar de reconocer que se ha reducido la participación estatal en ia economía,
plantean su oposición a la privatización de las empresas públicas. En 1997, las
propuestas, con Ivo Iculjis como candidato, adoptarán un sesgo mas técnico y se
sustentarán en cuatro pilares: generación de empleos, potenciamiento de la
agricultura y las ciudades intermedias, conversión de Bolivia como centro integrador
de Sudamérica y fortalecimiento de la educación que serán viables gracias a su
"criterio empresarial'' (ED, 2-4-97).
La propia autoidentificasión peca de ambigüedad o tiene escasa in~ponancia. Antes
de 1989, cuando Max Femández pretendía despejar las incógnitas acerca del perfil
de su partido, las definiciones eran tales como: "Soy un hombre de derecha, pero con
sensibilidad social (H, 8-8-88) " la línea del partido (es) de centro, con tendencia a
trabajar en beneficio de las nayorias nacionales" (0, 9-8-88), En 1989, en su
Declaracio~i de PrR~cipios, se define como un "partido político al servicio de las
grarides mayorías r~acioiiales, sustentando la jirsricia social como hndamento de su
doctrina al servicio del plreblo" (UCS 19893, cursivas nuestras). En la versión
reformulada de 1992, actualmente en vigencia, el partido es caracterizado como "la
nueva estructura politica que surge como una jirerzc~ cívica y parriórica con un
profundo contenidofilosóf;co, h~rn~a~iisrico y cristiario, cuyo primer propósito es la
defensa intrarrsiger~te y el cirn~plin~ierito estricto de los deberes clire otorgo lcr
Coristitilciórr Política del Estado a todos y cada uno de los bolivianos, en un inarco
de respeto y solidcrridid' (UCS 1992:2, cursivas nuestras). A tiempo de ratificar que
está "al servicio de lrrs grar~des mayorit~s iiacior?ales" señala que se "constituye en
un movimiento social moderno que propucna la democracia plzrrnlistn y
participativa, en la que todos los sectores sociales encuentren un horizonte pleno de
oportunidades para trabajar por el mejoraniierito de Ia cc~lidcrd tk i:itlir del ~11rrh10
boliviano y el desarrollo iriteg.al de lo nación" (:2). Es decir, los propósitos, los
destinatarios y los fines son modificados o suplantados sin que afecte a la identidad
del partido, ya que su accionar responde a otras motivaciones. La vaguedad de!
destinatario, "las grandes mayorías nacionales", es otro ejemplo de su precariedad
ideológica porque no convoca a sujeto alguno que actúe como por-íacior de su
interpelación. Asimismo, la "justicia social" da paso al "respeto y solidaridad" o al
"mejoramiento de la calidad de vida" y "al desarrollo integral de la nación". O la
"democracia pluralista y participativa" está reducida a la "defensa intransigente de
los derechos constitucionales" o se incluye al "cristianismo7' y al "hiln~anismo" entre
sus valores constitutivos, denotando la zusencia de principios articulatorios que
permitan la conformación de un discurso concreto.
Así, el programa de UCS es la carga de connotaciones que esgrime la imagen del
líder en un contexto que proporciona un significado político peculiar a su éxito
empresarial y a su origen social. Con todo, esta precariedad proyarnática se
constituye en un sello característico que le permite legitimar su accionar pragmático.
Es un caso extremo en que los fines no sólo no están definidos por la ideología, sino
qi?e parecen seguir ia clásica definición de Downs: maximizar sus votos para acceder
al gobierno, aunque su presencia en el sobierno no está niotivada por la finalidad de
ejecutar políticas sino por intereses extrapoliticos!'" En esa medida, sisuiendo z
Sartori, su accionar se sitúa en un pragmatisnio ("no-ideología") que se caracteriza
por "elementos flexibles (con) baja intensidad emotiva y una estructura cognitiva
abierta" (1999:126) El "prosrama secreto" se sustituye con la elocuencia de las
obras y su verosimilitud está ref~rzada con un hilo argumental. la critica a la política
tradicional. Bajo el supuesto de que "no se necesita se; político pura comprender los
problemas del país" (P, 24-4-59), el discurso de hlax Fernández apela al
cuestionamiento del rol de los partidos y politicos tradicionales para lec' !timar ' su
práctica asistencialista. Esta crítica se sustenta en un enjuiciamieriio de la política en
general, ya que es asociada a la manipulación. a la demagogia y al usufíucto dei
poder por parte de "políticos profesionales" que son la antípoda del trabajo, la
honradez y el servicio a la comunidad "los políticos sólo se aprovechar1 de! pueblo"
(0, 39-1-89) Se denuncia y se condena. "la traición de políticos profesionales que
buscan sus propios beneficios" (P, 8-5-89) o que los "políticos qiie hoy dicen estar a
lado del pueblo, lo único que pretenden en utilizarlo como escalera para I!egar al
poder y luego olvidarse de las grandes mayorías nacionales" (D, 21-5-89), en ur.a
suerte de desplazamiento de Una comradicción que opera en la sociedad (obras 1%
promesas) a otra que se sitiia en la política (UCS 17s. partidos tradiciona!~~)
En general, se contrapone la va!idez del asistencialismo a una concepción negativa
de la actividad política: "Alto al hambre, a!to a la demagocia, al desemp!eo, a las
falsas promesas, adelante con obras y no palabras" (D, 24-12-89). Así, la práctica
política es vinculada a la deinagogia: "desde hace muchos años hemos venido
recibiendo sólo promesas de viejos políticos que nunca cumplieron" (D, 13-10-581,
políticos que son caracterizados como una "camarilla que se turna en el poder
(desde) hace cincuenta años" (D, 24-4-89), haciendo hincapié en el hecho de que "al
! 5 s Se puede serialar que la libertad de acción en el conrinzrurn izquierda-derecha es posible porque los militantes no tienen un 'poder de veto' respecto a los cambios en la ubicación politicq porque no hay una oriectación ideológica que sirva de referente. y porque el lhico actor que tieiie "poder de \.eto. es el líder (Panebianco 1990:33, nota 15).
país se lo están jugando como un pa.sanakzc"g entre los partidos políticos antiguos"
(LiH, 1-5-89), como una impu,anación al carácter elitista del acceso y ejercicio del
poder estatal.
Ahora bien, esta carencia de proyecto societal o formulación programática se traduce
en incertidumbre estratégica que no es otra cosa que la ausencia de un horizonte
ideológico capaz de otorgar sentido a las acciones susceptibles de desarrollarse en el
futuro. Y paradójicamente, esta aparente debilidad en vez de constituir un obstáculo
para el desenvolvimiento político de UCS se convierte en la panacea para el
desai-rollo de una flexibilidad táctica que le permite adecuarse a cualquier escenario
de ne;ociaciones (Mayorga Fernando 1991). La capacidad de acción de UCS no está
basada er. la ocupación de un "centro" político o ideológico que permita la
ampliación de su radio de interpelación, a la usanza de los catch-all-partles, sino en
la percepción y ocupación de múltiples espacios sociales debido, precisamente, a la
ciusencia de un referente ideológico.
Este cariz es resuliado del azar, puesto que en la historia or,oanizativa de UCS no
existe un núcleo dirigente ni intelectual que elabore un discurso ad--hocl"'. La
inexistencia de un grupo emisor de ideolo_oía y la carencia de sirnbología en la
relación carismática explica la precariedad ideoiógica y programática de UCS, que le
permite encarar sin posiciones doctrinarias su relación con los restantes partidos y
establecer un vínculo débil con una base electoral que asume posturas pragmáticas,
a f nes al accionar del partido.
5. LDENTlDADES POLITICAS Y DEMANDAS SOCIALES
159 Algo similar a la inesicana. Un juego que consiste en el aporte mensual de los jugadores y e1 uso de la bolsa común por parte de iino de los miembros mediante un sorteo que -ha establecido la secuencia de los ganadores. Los partidos coino rosca jugarianpasnnaku para unifnicfxir el poder. 1M) Al,mos dingentes señalar011 a ciertos es-dirigentes de FSB como "ideologos del partido". aunque se trata de un partido que nunca se caracterizo por esa tarea. En 1993 se mencionaba que algunos intelectuales y profesionales operaban como asesores de hila Femández pero niinca salió a la liu. publica esa tarea. por los prejuicios que circulaban respecto a cuna 1inculaciSn política con ese empresaio.
Al margen de los rasgos personales de los líderes carismáticos y del ethos colectivo
que movilizan, estos partidos ponen en juego una serie de elementos culturales que
modifican las identidades políticas y amplían el universo de demandas. Esta
mutación está vinculada al proceso de transformaciones politicas (vgr. proceso de
ciudadanización) y económicas ( v g . desestructuración de la clase obrera), aunque el
impacto del neopopulismo en el campo de discursividad política incide -con
intensidad e influencia variables- en las formas que adoptan las identidades y las
demandas sociales.
Para entender a cabalidad este impacto es necesario esbozar, de manera ~oncisa, el
tipo de identidades prevalecientes en el sistema político. A partir de los 40', las
idenridades políticas, ordenadas en el contin~[~rn? ideológico izquierda -derecha,
tenían una referencia discursiva central: el nacionalismo revolucionario, expresado
en la contradicción nación-antinaciónl6'. El carácter hegemónico del nacionalismo
revolucionario y su capacidad de actuar como un operador ideológico que englobaba
los diversos discursos políticos (de izquierda -socialista- y derecha -capitalista-) se
traducía en la invocación del sujeto interclasista "pueblo", como expresión de la
nación condensada, desde 1952, en el Estado. Los avatares políticos e ideo!ógicos de
ese período estaban signados por ese discurso he;emónico convezida en ideologia
estatal y en torno a él se ordenaron las prácticas discursivas: la "izquierda socialista"
invocaba el nacionalismo como antiimperialismo y la "derecha reaccio~laria" ccri~o
anticomunismo. Así, las prkticas discursivas oscilaron, desde la postguerra del
Chaco hasta la crisis del Estado del 52, entre las categorías de clase y nación que
aparecían como los referentes para la conformación de las identidades políticas.
Las identidades políticas convocadas por el nacionalismo revol~cionario estaban
subordinadas a la categoría de "pueb!~" como sujeto interclasista (alianza de obreros,
campesinos y clases medias) que expresaba a la "nación" enfrentada a la oligarquía
minero-terrateniente. Después de la revolución de 1952, el pueblo y, por ende, la
16' Al rspecto. Fernando h~íayorga (1985). para la conformacián del discurso del nacioralisino revolucionario antes de 1952, Luis H. Antezana (1983). para su despiiegue hegeiiibriico hasra fines de los 70'.
nación, son representados por el Estado y el carácter "nacional" de las c!ases sociales
está definido por su vinculo con el Estado y una actitud contestataria --como en el
caso de los mineros- implica su exclusión de la nación. Por otra parte, la categoría de
nación tiende a homogeneizar la diversidad étnico-cultural bajo el concepto de
mestizaje, entendido como una fusión biológica y cultural que expresa la
"bolivianidad", una entidad superior que se asienta en las "culturas nativas" pero las
supera y las redime. La nación es un conglomerado de clases sociales que tienen una
identidad cultural común a la que se subordinan las identidades parciales: étnicas,
regionales, de clase, de género. El uso de la categoría "campesino" expresa ese juego
de disolución de la piuralidad de identidades étnico-culturales en ur! sujejo clasista,
puesto que los elementos de diferenciación eran suprirnidos por la posición de clase.
En suma, en el discurso del nacionalismo revolucionario las identidades pclíticas
eran clasistas pero estaban subsumidas en una identidad genérica -la nación- que
definía su inclusión o exclusión de la interpelación estata!.
Asimismo, las identidades políticas de izquierda se conformaron a pai~ii- de
concepciones ideológicas que privilegiaban la lectura clasista de la sociedad,
impulsadas por la importancia del proletariado minero en la econor~iía estatal y la
f~r ta leza de la red sindical articuiada en torno a la clase obrera. .A partir de estas
concepciones marxistas se produjo la emergencia de los nuevos p a ~ i d o s de iziuieída
en los años 70': el 1Movimiento de Izquierda Revolucionaria y el Parido Socialista,
que conjuntamente el PIR y el POR'^' se disputaron el control d las or;anizaciones
sindicales para promover la revolución socialista cor. base en un " s~ j e to
revolucionario" de íiidole clasista. La centralidad del pro!etariado minero zbsorbía
las identidades políticas y los parámetros para caracterizar a los actores sociales
estabar, reducidos a consideraciones clasistas : la "clase obrera" o la "alianza obrero-
can-ipesina" eran los sujetos invocados por la izquierda partidista y sindical. Así, las
-
162 El Partido Cbrero Revolucionario. de filiacijn trorskista, y el Partido de fzquicrda Revo!ucionaria, estaliiusta. fuero11 los partidos que le disputar011 al bfiX la \panguardia de la reboluciin de !952.
identidades políticas se establecian en referencia a u11 espacio unidimensional que
recorria de la izquierda (socialista) a la derecha (capitalista). La revolución socialista
era entendida como la superación o profundización del nacionalismo revolucionario
y los actores de su realización iio tenían otro referente que su carácter clasista. En
suma, la "clase obrera'' o la "alianza obrero-campesinav remplazaban al "pueblo" y
expresaban a la "nación" en oposiciór: al "imperialisn~o norteamericano" y la
"burguesía entreguista".
. . Este orden discursivo empezó a resquebrajarse con la crisis del Estado del 52 al
influjo de la t ra~~sic ión democrática y el desniantelamiento de la economía estatistz.
La importancia del sindicalismo minero fue debi!itándose y la consolidzción
democrática sacó a relucir otras identidades (como las étnlcas y de sénero) que no
estaban referidas a posiciones clasistas sino a reivindicaciones de ciudadaflia.
Un hito importante del desmantelamiento del discurso político en ciave clasista y
nacionalista fue la emergencia del k n t a l i s n ! ~ ' ~ ~ , un movimiento intelectual y
sindical de raigambre aymara, que cuestionj el predominio de las visiorier clasistas y
nacionalistas en el discurso político y en la concepción del proceso histórico a partir
de postular la noción de "colonialisrno interno" para explicar, descle xna perspectiva
étnico-cultural, lo estrueura de poder estztal y las diferencias sociales. La idzntidad
étnica era diferenciada de la identidad clasista, aunque se 12.s combinaba en una
propuesta de revolucióri, asimismo, se cuestionaba la idea de nacibn hornogécea con
la reivindicación de las "naciories orisinarias" (aymaras, quechuas, tupi-guaracíes,
etc.). Esta operación incluyó la reescritura de la historia, la auto~iornia orsanizativa
de los sindicatos campesinos y la incorporacibn de reivindicaciones idsntitarias eri el
universo discursivo de la izquierda, en particular, y en el espacio de
iiiterdiscursividad política en general.
163 La denominación proviene del líder a>,mara Tupaj Kaiari que comandó una re~uella indígena que en 1781 sitió la ciudad de L.a Paz. Contemporinea~nente. se uti!ia la eicpresién "ce-co" ajmara para referirse a las protestas campesinas-indilis que asumer: la ~uodaiidad de bloqueos caniineros (Hurtado 1989).
Surgido como fuerza sindical en los 70' y expresado en partidos politicos
indicienistas L. en el período democrático, el kcrtarismo constituyó la expresión más
nítida de ia crisis del discurso clasista y nacionalista. Sin embargo, su in-ipacto %e
variable: como tendencia ideológica modificó el discurso de la izquierda partidista y
sindical e incorporó la dimensión étnica en el campo de discursividad pero como
pafiido tuvo escaso éxito en el escenario e~ectoral '~' .
Con la aparición de Condepa, las reivindicaciones identitarias esbozadas por el
kcrfarismo adquieren otra dimensión, puesto que las bases movilizadas por este
partido eran portadoras de esa identidad reclamada (eran ayniaras), y<, aunqce
Condepa adoptó un discurso nacionalista, la identidad étnica era un elemento
ideológico común a los inmigrantes y los marginados ~irbanos que ingresaban al
j~ iego político sin despojarse de sus rasgos culturales Las identidades políticas no se
definieron solamente a partir de los postulados ideológicos o doctrinarios sino
también por factores culturales: rasgos faciales, idioma, vestimenta -en el caso de las
mujeres- apelaiivos que sirven para definir categorías sociales -(indios, cholas). Se
produjo una compleja superposición discursiva en el mundo de la vida cotidia!:a
esos factores culturales son objeto de discriminación y en el escenario politico
adquieren un valor positivo. aunque existen matices en el uso de los términos indio
y cholo, puesto qiie esta última identidad tiene un estigma negativo en ariibas esferas:
privada y p~blica'6' . Sin embargo, el cholaje será inchido en la intei-pelación
condepista, no solamente como invocacicn de un sujeto sino como elemento cie
autoidentificación de esa masa movilizada electoralmente y el alegato contra la
discriminación asumirá otro carácter: "Bolivia es un país está de iridios y cholos,
indios y que los mismos no están en el gobierno ni en el parlamento. Ya es tiempo
que terminemos con esta discriminación social que subsiste en Bo!iviam (H, 3-1-59).
I M Al respecto, el deseiripeño electoral de los panidos kataristas: PdiTKA, FULS.4~ MRTK, klRTKL (Ver Cuadros 2,3,4 y 5) . '" En a1,pm.s encuestas sobre "identidad", a la pregunta "¿Se considera mestizo?", las respuestas afirmativas bordear. el 75%, aunque esas persona no rzsponderían de igual i ~ - i ~ e r a si la pregmta se refiriera a que si se corisidera cholo. Auilqce es la rnisma persona el pri~rier usa es "biológico" y el segundo "social ", en esa iiledida, esta teiiido de prejuicios ( P W 1997).
Condepa "es una cruzada por defender la dignidad de todos los bolivianos ante la
agresión y discriminación por el color de la piel y la forma de vestir"(0, 35-4-89).
Ahora bien, no se trataba de uria iriterpelación sin efecto ni solamente era una
estrategia discursiva para captar votos: la presencia de Remedios Loza sintetiza ese
proceso de subversión o rearticulación de valores (prejuicios) cultur~les. Su b io~ra f i a
es expresiva de esa identidad social que se incorporaba de manera inédita a la
política: artesana bordadora de polleras, madre soltera y -un rasso e.xcepcioria1-
bisagra entre Carlos Pa!enque y los "compadres" y "comadres", es decir. una
broker: "Ella mejor que nadie puede llevar a la mujer de pollera y a IGS cho!os el
mensaje de salvación de Condepa y puede hablar perfectameiite en español, aymara
y quechua" (EL), 27-2-89). Se trata, pues, de una identidad cultural que irrurnpe en
el escenario político, independientemente de los postulados ideolbgicos del partido
que se inueven en una tensión entre el nacionalismo de viejo cuco y el
multiculturalisno. Existe un efecto complementario en la presencia d , Remedios
Loza en la política, su condición de género. En una chola opera una doble exclusión:
es indígena y mujer. Las reivindicaciones de género, escrimidas por intelectiiales
feministas y el "movimiento de mujeres", adquieren una resonancia distinta que es
alimentada por otro hecho po!itico que involucía, otra vez, a Condepa: la presencia
de bióníca Medina como la primera alcaldesa de La Paz, con el aditamento de que se
trataba de una persona joven, otro criterio de discriminación en una reaiidad política
básicamente niasculina, criolla y adulta. La presencia de Mónica Medina provocó -
por efecto de la competencia electoral- una mayor participación femenina en las
candidatura^'^^ y, posteriormente, a raiz de la crisis interna en su partido y su ruptura
conyugal y política con Carlos Palenque propició un debate acerca de la
participación de la mujer en la política y la crítica feminista a las posturas machistas
156 En las elecciones niunicipales de 1995, en La Paz, el MIR y MhX postularoii a mujerzs cclrno cmdidatas a la Alcaldía.
en torno a ese conflicto privado-público que se resumían en el criterio conseivador
que la esposa debía alinearse detrás de su marido y no poner en entredicho la unidad
familiar por razones políticas,
Las reivindicaciones de género eran consideradas de manera convencional
periférica, y las demandas étnicas estaban incluidas en una idea de "unidad en ia
diversidad" que remitía al mestizaje (como meltiilgyot) y no a la autodeterminación.
La emisión de estos elementos proviene del katarismo y del movimiento de mujeres
pero adquieren otra connotación con el impacto político-electoral de Condepa. Este
partido no elabora una ideolocia con estos elementos pero los c.ataliza..y los vue!ve
realizables: el reconocimiento constit~cional del carácter pluricultural y multiétnico
de la sociedad (aprobado en 1994), el sesgo intercultural y bilingüe de ia. reforma
educativa (en 1394), el reconocimiento jurídico de las organizaciones indígenas
autóctonas y de sus autoridades tradicionales (en 1991), la ley de cuotas para la
participación femenina en las listas de candidatos (en 1997) si bien son propuestas
larsameme debatidas -y que no tuvieron en Condepa un centro de emisión ni
formaban parte central de su prograna- adquieren mayor importancia debido al
impacto electoral de ese partido. En otros términos, !as demandas étnicas tienen una
larga historia que se remonta a la década de los años ?'O7, cuando se organiza un
movimiento indigenista que se cristalizará en la conformación del L-cztarismo como la
principal fuerza sindical campesina en el período de transición democrática, y
adquirirán una resonancia mayor a principios de los 90', cuando se movilizan lcs
_ompos itilicos de la amazonía y los llanos bajo la consigna del Estada rnultiérnico y
pluricultural, sin embargo, estos planteamientos serán incorporados en la agenda de
la reforma estatal a raíz de los iesl:ltados obtenidos por Cundepa en La ~ a z ' ~ ' . Algo
similar acontece con las reivindicaciones de género, propugnadas por el
"movimiento de mujeres", que adquieren una mayor importancia cuando las figuras
femeninas de Condepa asumen una diputación o una alcaldía. Así, identidades
167 También otros foctores inciden en este lieclio, como la '.ceiebrdciÓn" de los 500 aiíos del descubrimiento de IZmCrica que inotivarori la gestación de una fallida Asamblea ae X~:acic>riilidades, en 1992. o la suscripciori -por parte del Estacio boliviario- dei i r a ~ d o de respeto o ia di\,ersidad étnica de la O r p m a c i ó n Internacional del Trabajo.
sociales que sufrían discriminación en la vida cotidiana y que estabzn excluidas de
los discursos partidistas se transforman en identidades políticas portadoras de
demandas que pasan a ser incorporadas en las estrategias electorales y en la agenda
de reforma estatal.
A eso hay que sumar la introducción de elementos simbólicos (potlcho, ll~rch'zl,
chicote con tres puntas, kocr, pz~tzltzls, bastón de mando, música autóctona) que
modifican la parafernalia electoral, sobre todo en La Paz, que se traduce en !a
adopción generalizada de ritos, objetos y tradiciones de la cultura andina que dejan
de ser expresiones de la "nación clandestina", antes marginada de los discursos y
ritos partidistas tradicionales.
En el caso de UCS, las cosas no tienen esa carga connotativa y su explicitación
discursiva es prácticarneilte inexistente. La explicación está referida a la ausencia de
componentes étnico-culturales y a un soporte simbólico adicional. Si a Carlos
Palenque lo vestían de indígena, envuelto en brumas de incienso y sus
proclamaciones eran acompañadas con alusiones mesiánicas del imaginario aymara,
Max Ferná~ldez aparecía siempre vestido con la misma indumentaria: temo de colo:
oscuro, que no significaba otra cosa que su perfil empresarial. Y aunque usaba el
idioma quechua en alguna de sus intervenciones, la identidad érnica no cump!ia una
finción de reconocimiento ni fue incorporada en una estrategia disrursiva que, a lo
sumo, definia como destinatario del accionar partidista a un sujeto difuso: "las
g r a ~ d e s mayorías nacionales", es decir, aquellos sevgmentos sociales que eran objeto
de ia labor asistericialista. Ni e! "pueblo" del nacionalismo, ni !as -'clases
revolucionarias" del marxismo y mucho menos "las naciones originarias" del
indigenisrno eran elementos de referencia de sus propuestas programáticas.
Con todo, se produjo un hecho particular en Santa Cruz que resulta llamativo por las
connotaciones que encierra, aunque es u11 caso aislado y no expresa iiria tendencia de
comportamiento partidista. UCS pone en juego elementos identitarios, a pesar de que
no forman parte de su estrategia discursiva, con la presencia de un hraker sindical en
calidad de concejal y que llecó a fungir como alcalde interino de Santa Cniz por
escasos dias. Este dirigente sindical -Jesús cahuana1"- es un inmigrante aymara de
la zona altiplánica que representa al cremio de los comerciantes, una importante
h e r z a electoral en esa ciudad. Este sector, junio con los transportistas, son la base
social más constante de UCS y su peso es decisivo para definir el curso de las
votaciones. Pese a ser colla y cholo, fue elesido concejal en una sociedad, corno la
c,ruceña, en la que se combinan y refuerzan los prejuicios rocistas con otra
discriminación proveniente de una fi~erte identidad regional basada en la antinoinia
"cclla-camba". El tema de la identidad regional no es un asunto de poca importancia
en una sociedad organizada corporativamente y con fuerte control social p3,r parte de
las organizaciones cívicas que exigen la ascendencia camba a sus tifiliados y con
monopolio de ía política por parte de una élite organizada en logias.
Debido a esas condiciones culturales y políticas, la presencia de Jesús Cahuana tiene
una connotación aná.loga a la de Remedios Loza, pero con la diferencia de que en
UCS las reivindicaciones identitarias no forman parte de su discurso. Mas aún;
mientras este dirigente gremial era postulado para su reelecciór! como concejal , un
alto dirigerite ucesista cruceño, que oficiaba como ministro de justicia, dcclaró
respecte! a un pleito judicial que "un par de collas no iba a imponerse a medio millón
de cambas", denotando esa disyunción entre e! discurso y la prfictica de este partido
que impulsaba -indirectamente- !a integración socio-cultural
Si en t éminos iderititarios la produccióil discursiva de LTCS es débil, algo sirriilsr
acontece con relación a 12s demandas que incorpora en la discursividad politica El
iinico tema que es impulsado por este partido es la vaga consigna de "solidaridad",
como expresión de la "justicia social" que -junto con "honestidadw- forman parte de
su ideario y adornan su escudo. Sin embargo, estas demandas no tienen un
tratamiento específico en su precaria elaboración progamática y su verosimilitud es
resulttido de! asistencialismo propugnado por sus líderes. Su discurso son las obras
163 Nacido en Oruro y emigrado a Sarta Cruz a los 19 años. se dedico a! co~nercio ! Funde la federa~ión del ramo. que dirige desde iiace 17 aíjos. En 1995 finno ~n acuerdo con Fcmariíiez para que un dxigente gremal ocupe el segiuido lugar en las listas de candidatos municipales.
("Hechos y no palabras") y estas adquirieron otra connotación debidc al crecimiento
electoral de UCS, allá por 1991, y sus rivales incorporaron en sus estrategias
discursivas temas como redistribución y equidad que pasaron a fcrmar parte de la
"cuestión socia!" irresuelta -y agravada- por el modelo económico.
Sin embargo. en la medida que se da un zccionar coetáneo -aunque nunca conjunto-
de Condepa y UCS, su impacto general puede ser valorado como manifestación de
un estilo neopopulista que modificó las identidades políticas. Ya mencionamos la
incorporacióri de nuevas identidades que desplazaron a las identidades c!asistas
prevalecientes, empero, se pueden esbozar algunas consideraciones acexca de 1.1
desarticulación del discurso nacionalista, como desacrecación de sus elementos más
que como aitici.ilación de un nuevo sujeto. El discurso del neopopillismo parece
transcurrir entre "pueblo y populacho" y este aspecto permite establecer nítidas
diferencias con el nacionalismo de viejo cuño. Si e! populismo nacionalista se refería
al "Pueblo" -con mayúscula- como identidad política integral susceptible de ser
portadora de la energía revolucionaria de la nacicn en busca de su ai:todeterminación
estatal, este neopopulismo invoca al pueblo -sin rnayiiscula- coino "niultiplicidad
fragmentaria de cuerpos necesitados y excluidos ... -corte de los milagros o cainpo-
de los miserables, los oprimidos, los vencidos" (Agamben 1995: SO), es decir, corno
"populacho". Así, lo popular aparece vaciado del contenido revolucionario ztribuido
por el discurso nacionalista (y clasista) y se transmurz en un termino sin otro
referente que no sea la (dez)esperanza mundana de los "miserables, los oprimidos,
los vencidos" de la sociedad.
Para concluir, es necesario establece: un nexo entre las modalidades del intercambio
político y las identidades y demandas sociales p~es t a s er, juego por UCS y Condepa.
El intercambio político es prefigurado por las labores de asistencialismo que
desplegaron hfax Fernández y Carlos Palenque, en esa medida, el lazo personal está
preñado de una faceta emocional que relcitiviza e! calculo iiiilitaristü que caracteriza
la relación clientelar. Este es, sin duda, un aspecto distintivo del neopopulismo en
Bolivia, puesto que excede la lógica clienrelista que permea los procesos electorales
en zeneral. Las labores de asistencialismo de los líderes carismáticos precedsn al
intercambio político y lo hndan , en esa medida, éste adopta un rasso peculiar que se
complementa con el prestigio personal transmutacio en carisma político. Ahora bien,
lo que se pone en juego no se limita a la transacción entre obras por prestigio y,
lueso, a la permuta entre favores por votos.
Cuando la lógica del asistencialismo privado se traslada a la escena politica entran en
juego otros elementos -discursiv~s- aparte del intercambio entre ayuda social y
apoyo electoral. Estos elementos complementarios son, precisamente, las identidades
y las demandas sociales que constituyen el contenido del intercambio político. No re
trata, por ende, solamente del gesto altruista que añade un ses;o s~ibjctivo
(agadecimiento como actitud y prestigio como resiiltado) sino de un c o n j ~ n t o de
significantes que remiten a revindicaciones de participación y redistribución. Las
necesidades mínimas satisfechas por las "obras" y la "ayuda social" se iransforman
en demandas de equidad incorporadas al campo de discursividad 11 la representacion
be identidades pron~ovida por UCS y Condepa se convierte en una ampliación de la
participación política.
Por lo tantc, cuando señalamos que estos partidos ampliaron el radio de interpe!ación
de la democracia representativa no limitamos e! hecho a la incorporazicn de sectores
rnarsinados al juego electoral, sino que consideramos que las identidades y
demandas que ponen en juego UCS y Condepa amplían el campo de discursividad.
Por esa vía, la politica procesa nuevos ingredientes y se transforma zl iiiflujo del
neopopulismo y de las imágenes que evoca e instala en el espacio electoral. Ahí
radica la importancia del neopcpulismo a pesar de sus escasos diez años de
existencia: ni tan joven ni tan viejo; diría Joaquín Sabino, pero decisivo.
CAPITULO S DESEMPERO EN EL ESCENARIO ELECTORAL Y PARLL4MENTARI0
En un sistema político conipetitivo, los "anibientes relevantes" que ejercen una
irifluencia decisiva en el desempefio de los partidos son el escenario electoral y el
escenario parlanientario. Como señala Panebianco, "los escenarios representan las
distintas mesas de juego en las que el partido participa y de las que extrae, en una
cuantía proporcional al resultado de los distintos juegos: los recursos necesarios para
su fi~ncionamiento" (1990:394) y también para las modalidades que asume su
articulación al sistema político y para el tipo de relaciones con otros integrantes del
sistema de partidos.
En el escenario electoral se produce la competencia por el control de los votos Los
grados de estabilidad y complejidad que presenta este ambiente inciden en el
desempeño y la capacidad de adaptación de íos partidos, de acuerdo a SLJ coiiesion y
grado de institucionalización interna. En el caso que analizamos, el escenario - electora! es de tipo "turbulento", esto es, se manifiesta por "la fluidez. de la situación
electoral y por grandes cambios en la correlación de herzas entre los partidos"
(.396). Este tipo de ambiente relativamente inestabie -característico de los sistemas
multipartidistas- incide en el grado de complejidad del escenario electoral que se 169 3 - ~i?iiiiiFesiz en la existencia de partidos que se disputan los "~ei-ritorios de caza'' UG
sus rivales. Así, las relaciones entre los pai-iidos aparecen como relaciones de
oposición y de competencia: "hay oposición pero no conipetencia, cuando los
'territorios de caza' de los partidos no se superponen", en cambio, hay competencia
cuando "otros partidos ... actúan zobre el mismo 'territorio de caza' de (un) partido
169 Este se define como "la resenfa sobre la que la organización (portidista) establece sus deredws y en relación cori la cual se defice la identidad organizativa tanto 'elterna' (a los ojos de los que rio forman parte de la organización) como 'interna' (ante los miembros de la organización). y se establecen las relaciones de contlicto (lucha por los misnios recursos) y de cooperacibn (in!ercmibios de recursos diferentes) con las dcmis organizacioces" (:47). Se trata, pues, de un "territorio eíectoral" sobre el cual iui partido despliega actividades de co~itrol y dominio frente a las otras orgariizaciones.
(con) pretensiones hacia (sus) recursos electorales fundamentales" ( 398). En la
medida que existen partidos "competidores", el grado de complejidad del escenario
electoral es mayor y la disputa se resuelve de acuerdo a la fuerza de atraccion que
cada partido tiene sobre su "territorio de caza" y del número de competidores
intervienientes.
Por su parte, el escenario parlamentario es el espacio donde se produce el proceso de
intercambio entre los partidos en función del establecimiento de aliánzas que deciden
el acceso al gobierno o la definición de políticas, Es obvio que existe una relación de
interdependencia entre el escenario electoral y el escenario parlamentario puesto que
"el número de escaños que cada partido controla depende de! ~ ú m e r o de votos que
obtiene (y) A su vez el fiúmero de escaños incide en las relaciones entre los partidos"
(:406). Este último aspecto se traduce en el "potencial de coalición" o de "chantaje"
que adquieren los partidos con presencia parlamentaria relevante y su capacidad
sucedánea para influir en las tácticas de los demás partidos (Sartori 1992: 153-1 56 y
351).
Las alianzas resultantes dependen de inúltiples factores. En referencia al teina qlie
nos ocupa, nos interesa privilegiar la relacion entre partidos opositores y
competidores y su incidencia en las formulaciones ticticas: "Ante la presencia de
uno o varios competidores, los líderes del partido tefiderán la mayoría de las veces ...
a desarroilar actitudes fuertemente hostiles hacia los competidores, a veces muclio
más hostiles y agresivas que hacia los opositores 'c;ficiales7" (Panebianco 1990:41 l),
puesto que un partido competidor pone en riesgo la estabilidad y la identidad
organizativa -en la medida que pretende incursionar en e¡ "coto de caza3' del partido
amenazado- y este pe l igo predispone la adopción de deterininada politica de
alianzas.
En la drmocracia boliviana, ambos escenarios presentan peculiai-idades prove~ientes
de !a norma constitucionai. El sistema electoral presenta las siguientes
características: la cámara de senadores está compuesta por 27 senadores. 3 por cclda
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establece la presencia obligatoria de un tercio de mujeres -como mínimo- en las listas
de candidatos. También resalta, a partir de 1993, la modific;zción de la composición
de las cortes electorales que, mediante su despartidización- han otorgado certidunbre
y legitimidad a los procesos electorales.
En cuanto al escenario parlamentario, un elemento decisivo es la eleccion del
presidente y vicepresidente mediante un sistema híbrido caracterizado como s is~ema
de gobierno "presidencialista parlamentarizado". El Art. 90 constitucicnal establece
el acceso directo a la presidencia mediante victoria por mayoría absoluta en las
urnas, empero, en caso de inexistencia de esta figura, los tres candida:os.más votados
ingresan a una secunda vuelta congresal en la que se e!ige a presidenre y
vicepresidente por mayoría absoluta. Desde 1997, reforma constituciorial mediante,
se redujo a dos el número de bifiornios que ingresan a la segunda vuelta congresal y
se estableció la indivisibilidad del binomio. Esta modalidad tiene consecuencias de
peso en las caracteristicas que asume el escenario pariamentario, conver+'d L I O en un
ámbito de concertación y convergencia partidista, puesto que las normas inducen a la
a d ~ p c i ó n de pactos o alianzas entre diversas fuerzas parlamentarias como
procedimiento de elección del titular del ejecutivo y para el apoyo legislativo a la
gestióil gubernamental.
,4 partir de estos criterios abordamos el análisis (1 j del desempeño electoral de UCS
y Condepa, (2) los recursos que ponen en juego en sus campzñas, (3) las
necociaciones emprendidas en el establecimiento de alianzas en el escenario
parlamentario y (4) la competencia entre ambos partido, con la finalidad de evaluar
su impacto en el sistema político y en el comportamientc de sus rivales.
1. ESCENAXIO ELECTORAL: EFECTOS Y DEFECTOS
L a incursión de UCS y Condepa tuvo evidente impacto en un escenario electoral
ocupado por tres partidos tradicionales ADN y h/LIR) que, desde 1985, tienen
presencia nacional y definen la disputa por la titularidad del poder. Sin embargo, en
las tres elecciones presidenciales del periodo analizado no lograrori ingresar en ese
juego reservado a los tres partidos mencionados y su incidencia resultó más decisiva
en el ámbito local-municipal y en los rassos que adoptó la discursividad política y
las tácticas electorales de sus rivales. Ni Condepa ni UCS tuvieron liosibilidades de
ingresar a disputar la presidencia en las negociaciones postelectorales: en 1989,
Carlos Palenque obtuvo el cuarto lugar y quedó marginado por la disposición
constitucional que establecía la secunda ronda congresal entre los tres más votados, y
si en 1993 alcanzó el tercer puesto, la aniplia diferencia obtenida por el vencedor
eliminó cualquier consideración acerca de esa posibilidad. En 1997, Remcdios Loza
reiteró el tercer lugar, empero la reforma constitucional habia reducido la p u y a por
la presidencia a los dos candidatos mas votados y nc intervino en ese proceso. En el
caso de UCS, no tuvo ningún dilema porque en sus dos interv.enciones electorales,
sus candidatos 110 ingresaron ai círculo de los posibles elegidos: Max Fernácdsz salió
cuafio en la contienda de 1993 e Ivo Kul-iis ocupó el quinto lugzr en 1997. Sin
enhargo, debido a su fuerza parlamentaria, ambos partidos intervinieron en los
acuerdos políticos para elegir al presidente de turno, aunque de maiiera disímil, así
con-~o, disímil fiie su participación en las coaliciones ~ubernamsntales resultantes de
esas negociaciones.
En los comicios municipales, a pesar de que en ninguna de las seis elecciones
realizadas en este periodo se produjo una victoria nacional por pafie de Condepa o
UCS; estos pareidos lograron sus resultados más importantes, llegando a ocspar el
seguiido lugar en 1993 y 1995, respectivarnente. Desde 1987, lo; comicios
municipales se realizaron de manera separada d; las e!ecciones nacioiiales y si bien
en todos los casos vencieron los partidos tradicionales, ya sea en la oposición (ADN
er! 1987 y MlW en 1999) o en ejercicio gubernamental (la alianzn ADN-kfIR en
1989 y 1991 y e! r\.N en 1993 y 1995) (Ver Cuadro 32), la presencia de UCS y
Conclepa niodificó notableniente el mapa electoral, introduciendo una serie de
elementos que influyeron en la conducta de los partidos tradicio~~ales.
Los triunfos electorales de Condepa en el departamento de La Paz (el distrito
electoral de mayor población) en 1939, 1991, 1993 y 1905 y dos gestiones
municipales, de 1991 a 1995, en la sede de gobierno convirtieron a este partido en un
referente ine!udible del juego político, aunque su votación nacional estaba
concentrada de manera inaudita en esa zona171. Asimismo, UCS obtuvo, desde 1989,
victorias electorales en distil~tos departamentos pero de manera discontinua, así
como, se hizo cargo del manejo de varias alcaldías de capitales de dep- artamento
(entre las que sobresale Cochabamba, la tercera en importancia, entre 1989 y 1992):
Empero, no logró establecer un arraigo electoral y, ?aulatiriamente, por las
circunstancias de su historia or~anizativa fue concentrando sus empeños e!ectorales
en la zona oriental hasta convertirse en una de las principales fuerzas en el
departamento de Santa Cruz, dirigiendo la alcaldía de !a ciudad capital entre 1995-
1999 y por el periodo 2000-2005. La importancia de Santa Cruz tier,e un doble
rostro: es el distrito electoral con mayor índice de c:ecimientol", debido al flujo
migratorio continuo de diversas zonas por las oportunidades labora!es que ofrece, y
se hd transformado en la zona más pujante de la economía por la actividad
a_oroexportadora y las inversiones petroleras y gasíferas, conformando un puio de
desarrollo vi~iculado al mercado brasileño. Este hecho le otorga ur, valor estratégico
adicional a la presencia de UCS en ese espacio electoral.
Durante diez años, Condepa tuvo una presencia hecemónica en el departamento más
importante y cuando había logrado extender su apoyo electoral a otros departamentos
de la regi6n occidental sufrió una derrota electoral en 1999 que estuvo a plinto de
borrerla del napa político. En esa década, UCS tuvo una presencia diseminada pero
variable en los distintos departamentos sin establecer arraigo en una zona en
"! En 1989, de 173.459 votos, 158.742 correspondían a La Paz (92%), en 1997, de 373.528, le correspondieron 289.175 (77%), ese desplazamiento muestra irna tendencia, aunque sea leve, de crecimiento de su implantación temtorial. ''' Estos son los cambios en los votos emitidos en los tres distritos más importantes: La Paz ............ 606.207 (19S5), 75 1.520 (1999) Santa Cruz ...... 299.542 (1985)? 552.803 (1999) Cochabamba ... 267.655 (1985), 362.33 1 (1999: Total nacional (1985): 1.728.365, estos tres departamentos equivalen 1 68%. Toial nacional (1997): 2'321.1 17, estos tres departamentos ecpivalen al 72%.
particular sino a mediados de este periodo, cuando vence en Salita Ciuz en 1995 y
termina concentrando en ese distrito, en 1099, más de un tercio de su votación total.
Es necesario mencionar que paralelamente a la caída de Condepa y a la relativa
"regionalización" de UCS se produce la emersencia de líderes y partidos locales que
vencen en varias capitales de departamento y en cierta medida sustituyen a Condepa
y UCS. Así aconteció en las ciudades de Potosí, La Paz y Cochabainba. En el primer
caso, con una votación superior al 60%, el candidato de un partido sir1 presencia en
otras regiones fue reelecto como alcalde después de una gestión a la que accedió por
descarte. En La Paz, un flamante partido postuló a un diputado uninorninal que fue
ungido cono alcalde con el apoyo de un partido irrelevante en otras regiones. Y en
Cochabamba, un partido de reciente formación en torno a un ex-candidato que iba a
la reelección por tercera vez consecutiva, obtuvo mayorín absoluta. S' 1 a eso se sunia
la victoria en Sucre de un partido sin representación pai~amentaiia'~' y la reeleccióri
de Johnny Fernández en Santa Cruz, resulta que en cir~co (entre ellas las tres más
imponantes) de las nueve capitales de departamento los partidos tradicionales fueron
derrotados. Era la ratificación de una situación que se habia manifes~ado en 1995 en
eszs ciiico ~apitales"~. Si en todas las elecciones municipales entre 1959 y 1999
alguno de los tres partidos tradicionales -lMNR, ADN o MIR- había vencido -en
solitzrio o en coalición- en el cómputo general, el control de varizs importantes
alcaldías fue as!irnido por partidos de nuevo cuño. El carácter no concurrente de las
eiecciones presidenciales y municipales"' influyQ, sin duda, en este
comportamiento. Además, a partir de 1995, la municipalización promovida por la
Ley de Participación Pcpular reforzó esta situación, puesio que en el ámbito
ri?unicipal se 111anifiesta más nítidamente la precariedad iíistituciorial y la crisis de
1-3 Vanguardia 9 de Abnl fiie la sigla utilizada por el es-alcalde intenlx su reelección y, pese a vencer eri las urnas. fue desplazado por el candidato de un partido con escasa representación congresal. 1'4 UCS en Santa Cruz y Potosí. ME)L en Sucre y Cochabamba. Condcpt: en La Paz. ' - S Las elecciones presidenciales se realizaron en el primer semestre y cada cuaro aios, las municipales. en el últirilo mes del año 14 c3& dos alos Con la reforma constitiicion~l. 105 periodos de gestión fueron ampliados a cinco ai'ios. pero se realizan de inanera imercaiac!a favoreciendo el mantenirnierito de la dinzimica electoral que ponemos de relie\e.
representatividad de los partidos políticos, creando coridiciones para el surgirnie:lto
de liderazgos perscnalistas que actúan con rasgos análogos al neopopulismo.
Así, el impacto electoral del neopopulismo fue relativo en el escenario nacional y
más determinante en el ámbito municipal. Ahora bien, jen qué medida intluyó en la
estrategia de los partidos tradicionales? La primera reacción de los partidos
tradicionales fue de incredulidad y desdén, bajo la suposición que GCS y Cmdepa
no superarían su primer desafio electoral. Los resultados en los comicios municipa!es
de 1989 -tercer y cuarto lugar para Condepa y UCS, respectivamente- cofivirtieron
esa postura en preocupación: "la clase politica tradicional ... le ha quitado (ala gente)
la esperanza que ésta ofrecía al pueblo cor! estabilidad, crecimiento y empleos ... Al
perder estas perspectivas, el pueblo está buscando soluciones para sus terribles
problemas mediante el populismo. Creo que realmente estamos en I-in rnomerlto de
crisis y yo preveo que las elecciones del 93 serán entre el hmR y las fuerzas
populistas de Max Fernández y Carlos Palenque" (EM, 4-12-89). Con el escrutinio
de 1991 -UCS en el tercer lugar y Condepa en el cuarto- !a preocupación dio paso al
estupor: "Está visto que en este país para ganar las elecciones no se necesita ter~er
solamente 'cabeza' sino también 'corazón"' (entrevista televisiva en ATB, 4-13-41).
El emiscr de ambos comentarios era Gonzalo Sánchez de Lozada, candidato del
MNR y sucesor de Paz Estenssoro en cuyo gobierno ofició como acérrimo defensor
de ia Nueva Política Econóniica, que había vencido en las urnas en 1989 aunque 110
accedió a 13 primera magistratura. Su talante tecnócrata y su racionalismo ilustrado -
era un C'hiccrgo-boy pero de la facultad de filosofia en cuyo fiontis dicen que dice:
"Nada es ciertov- dieron paso a una lectura desapasionada de aqiiellos resultados
electorales r;~unicipales convertidos en nubarrones para sus aspiraciones
presidenciales.
El resultado fue la conversión programática del MNR expresada en su programa de
gobierno, El Plan de Todos, que se asentó en tres pilares: educacijn interc~ltural y
bilingüe, participación popular en los espacios locales y capitalizaci6n ¿e las
empresas estatales monopólicas enganchada a la propiedad de la mitad del paquete
accionario de los bolivianos niayores de edad. Las tres pilares eran respuestas
evidentes a problemas planteados por los partidos neopopu!istas y sus bases
electora!es, puesto que tenían un sesgo iriiico-cultural, redistriburivo y participativo.
Además, en franca reacción a Condepa y su predominio en La Paz invitó a un
dirigente aymara, de tradición sindical campesina y vinculado a la izquierda, como
acompañante de fórmula. Semejante cambio en su visión y estratesia era inlpensable
sino como respuesta a ur, fenómeno incierto que se había convertido en un par de
años en un real peligro. Pero no solamente el MN-R si;frió esa metamorfosis; en
menor esca!a los otros partidos tradicionales adoptaron una actitud reactiva: la
coalición electoral entre ADN y MIR postuló como acompañante del ey-dictzdor
Bánzer a un ex-guerrillero y ministro de trabajo para proporcionarle un "rostro social
y progresista" a su candidatura. Con una estrategia dirigida a disputar las bases
electorales del neopopulismo, el LfNR venció en L a Paz y logró una clara victoria en
los cómputos generales, sin embarso, este hecho no impidió que, posteriormente, en
las elecciones municipales de 1993 Condepa obtuviera el segundo ingar y UCS
ocupara una posición similar en 1995.
Esta influencia se difundirá en otros ámbitos más ortodovos de la táctica e!ectoral
cuando sus rivales acuden a propiciar o a retornar actitudes cliefitelistas que. en el
caso de los partidos tradicionales, carecían de la verosimilitud que gozaban Max
Fernández y Carlos Palenque, puesto que el asistencialisn~o estrenado por estos
líderes se había materializado anres de su iilcursión en la política y, por !o tanto, su
uso electoral aparecía dotado legitimidad. Algo similar ocurrió er, el uso de cbdigos
culturales de raigambre indígena que resultaban una impostura en las formas de
acción proselitista de los partidos tradicionales que se resían por 2autas "modernas"
o por su adscripción a tendencias ideológicas. El sunmzzlm de estas imposturas
inevitables como método de disputa electoral se produjo en la ciudad de La Paz
donde todos los candidatos rivales de Condepa empezaron a utilizar mixtura, kon,
atzendos indígenas, radioemisoras y cznales en remedo directo de RTP, hasta e!
extremo que u? profesor de Harvard de apellido McEean, tres veces alcalde y sin una
sola victoria en las urnas, declaró en 1399 que en su infancia había sido amamantado
por su sirvienta chola y que eso !e condujo a educar a sus hijos pzra que traten a los 176 indios como si fueran seres humanos . O que un dirigente del ?dIR antaño de
izquierda, se haga dueño de una pequeFa red de rriedios de comunicación para
emular a Carlos Palenque y ofrezca un bono de diez dólares a !as madres que tengan
hijos en la escuela, en una campaña que concluyó con su victoria en El Alto. AIFIOS
antes, en 1995, el iMNR y el hIiR postularon a mujeres como candidatas a la alcaldía
en respuesta a la presencia de Mónica bledina como alcaldesa cofidepista que
apostaba a su reelección.
La influencia no se limit6 a los partidos tradicionales. En Cochabamba, uil ex-
capitán, luego de abandonur el partido del general Bánzer y ser aliado circunsrancial
de Condepa en 1993, forjó un liderazgo local que concluyó en la creación de un
pzrtido a su medida, cuyas siglas incorporan las letras de su nombre: Nueva Fuerza
Republicana @TR) es el partido y Manfred Reyes Villa su jefe, vencedor en tres
elecciones consecutivas con mayoria absoluta a partir de un carisma aderezado con
eficiencia administrativa. El1 Potosí, un militante de izquierda que oficiaba de albañil
antes de ser concejal y luego a!ca!de, obt ivo la victoria más ho!sada en 1999 con
más del 60% de los votos: el peso especifico de su personalidad h e suficiente para
escoger sigla -Partido Socialista-, después que el resto de las p;irLidcis declinó en
postularlo como candidato de una amplia coalicióil. A su nialiera estos scn, también,
unos líderes "minimalistas", a la usariza de Max Fernández y Ccir!os Pa!enque, pero
acotados a su teiniño. Perfil análogo presenta el vencedor de los coinicios de 1999 en
La Paz, cuyo partido reproduce el adjetivo que i.isó en su anterior campaña como
dipulado uninominal: Juan "Sin Miedo" se transformó en Movimiento Sin ~ i e d o " ' ,
en o1ra muestra de la personalización de la representación política que caracteriza a
LCS y Condepa. En estos casos, el aparato municipal sustituyó funcionalmente la
1-15 Esie candidato, en 1991, desplegó su camp,& bajo el le-m: "Todos los colores", r x n a j e de aprrtura a la inclusión de la áiversidid étnica para enfrentarse al canáidzto de Condepa. , -- " ' Juan De! Granado adquirió f a ~ ~ conio abogado que propició la condena cxcclaria al dictador Gzrcía Meza: militante de izquierda y político profesional file diputado dei MBL y verició por mirito personal en una circunscnpciirn en 1ü c i ~ d a d de La Paz. Aiejado de su pariido, propicio la fonllación de un movimiento local p m pastiihrse coino candidato a alcalde.
labor que cumplían RTP y CEN: realización de obras como sostén del intercarnhio
político y de la credibilidad del liderazeo local.
Asimismo, en 1997, el tenor predorninante de las campanas presidenciales h e la
miniinización de las propuestas de gobierno, que aparecían con el sello de UCS y
Condepa. La oferta generalizada se basaba en el hecho de que habían concluido las
"grandes reformas" y las propuestas de antaño dieron a Faso a "soluciones de
verdad" (MNR) o "vertebración caminera" (MIR) que si bien respondían a lcs
latidos de la sociedad no expresaban sino una actitud casi de reflejo a las
circunstancias de una recesión económica que volvía a poner en el escaparate de las
necesidades sociales aquellas "pequeñas cosas" que la niayoría de !a población
alguna vez había recibido de manos de los líderes neopopulisths. P L ~ e110. un aspecto
central de la campaña de ese año fiie el debate en torno al mantenimiento del
"bonosol", un bono de 250 dólares otorgado a 10s ancianos y ancianas con el dinero
de las ~itilidades previstas de la capitalización de las ernpresas públicas. Ena medida
asistencialista de corte estatal que se mezclaba con la privatizació~i ponía el
descubierto la tensión entre la profundización de la Nueva Política Econótnica y la
adopción de medidas redistributivas.
Esto era resultado del desempezo electoral de UCS y Condepa que, en diez años,
habían terminado por minar la cultura política y los hábitos electorales con
relaciones tradicionales -como el compadrazgo y el padrinazgo- que aparte de
evocar el clientelisrno, mostraban la importancia de la existensia de otro tipo de
nexcs entre las preferencias electorales y la definición del voto. Con este panorama
oeneral, abordamos el análisis del recorrido electoral de Condepa y UCS.
1. l. CONDEBA: el cerco altiplánico
Entre 1989 y 1999, Condepa participó en tres elecciones piesidcnciales y cinco
municipales, obteniendo un proinedio de 13.9% y 13.5 % respectivamente, aunque
en este último caso hay que considerar su caída en 1949, cuando obtuvo apenas el
4% de votación. En ambo; escenarios, su desempeño electoral muestra una nítida
tendencia a la concentración de sus votos en una región, lo qUe conduce a
caracterizarlo como una fuerza regional.
1.1.2. Elecciones presidenciales: 1989,1993 y 1997
En 1989, la respuesta a la creación de Condepa, por parte de los restantes partidos,
estcvo matizada por el desdén y la incredulidad ante un "partido folklórico"
condenado a fracasar y a desaparecer después de su primer escíutinio. Esas
apreciaciones se afincaban en los datos que arrojaban las encuestas y en las.aparente
imposibilidad de que, a escasos meses de su fundación, tuviera capacidad para
obtener una votación significativa. Los resu!tados arrojaron por la borda esas
apreciaciones y sacaron a relucir la consistencia del vínculo czrismático entre Carlos
Palenque y su audiencia, convertida en base electoral. Con un discurso de tinte
nacionalista -"queremos reactivar el modelo endóge~io contra ei modelc neoliberal "
(LT,26-3-89)- y con reivindicaciones étnico-culturales -"Bolivia es un pais de cholos
e indios y los mismos no están en el gobierno ni en el parlamento ... ya es tiempo que
terminemos con esta discriminación social" (UH, 1-4-89); participó en los ccmicios
con un ex-canciller como candidato ~ i c e ~ r e s i d e n c i a l ' ~ ~ . En mayo de 1989, fonte a
!os resultados obtenidos, este partido sería caracterizado como "e! fenbneno
Condepa", "realidad política perturbadora", "sorpresa electorzl" y su jefe se
convertiría en "Un recién llegado que sorprendió a todos". La sorpresa era evidente
por !os datos que arrojaba el recuento de votos: C o ~ d e p a obtuvo el cuarto lugar eil e!
escrutinio nacional (Ver Cuadro 5 ) , empero, su votación estaba concentrada
regional~ne~te, puesto que de 173.459 votos, alrededor de 160.000 correspondían al
departamento de La Paz, es decir, más del 90% del apoyo a Cai.!os Palenque provino
del electorado afincado en el espacio de su convocatoria mediática. A sus sendas
victorias en las ciudades de El Alto (con 11.7%) y La Paz (con 28.1%) se sumaba el
s e p n d o lugar obtenido en las provirlcias de ese departanlento (con un 17%),
1 -a Jorge Escobari Cusicmqui fue no de los personajes qce apareció en la fundación cie Condepz y, a m o Secretario Nacional de Asuntos Internacionales, formó parte del primer comité ejecutivo.
convirtiendo a este flamante partido en la principal fuerza política de la zona
electoral más importante (Ver Cuadros 18 y 19). Este departamento concentraba
alrededor de un tercio del electorado nacional y, al margen de su obvia incidencia en
los cómputos nacionales, tiene una importancia complementaria: su capital es la sede
de gobierno.
Con la aparición de Condepa, la ciudad de La Paz ingresó a una fase de intensa
polarización del electorado debido al predominio del clivaje étnico puesto en escena
por Condepa: en las laderas, donde están asentados los barrios pobres, su votación
promedió el 50%, mientras que en los barrios del sur, habitados por clases medias y
altas, obtuvo votaciones menores al 10% (Romero 1998:237). Ese componente de
diferenciación étnico-cultural tenía correspondencia con los sectores sociales que
habían sufrido las consecuencias recesivas de la Nueva Po!itica Económica
desplegada desde 1985 y que eran los asiduos oyentes de los programas de RTP. Así,
el discurso condepista del "modelo endógeno" como crítica al neoliberalismo se
articuló al "compadrazgo" y a la "ayuda social" desplegada por Carlos Palenque a
través de sus medios, gestando una lealtad electoral que duró casi diez años.
Con estos resultados, Condepa obtuvo los dos senadores de La Paz y nueve
diputados (Ver Cuadro 15) y con esa fiierza parlamentaria intervino en la definición
de la titularidad del poder ejecutivo.
En 1993 se produce la sesunda y última participación de Carlos Palenque como
candidato presidencial. En esa oportunidad, Condepa asciende al tercer l ~ ~ a r ' ~ ~ ( ~ e r
Cuadro 8), incrementando levemente su porcentaje nacional de 1989 y denotando
algunos desplazamientos interesantes, puesto que fue derrotada en el departamento
de La Paz por el MNR. Como contrapartida, la presencia de Condepa creció - escasamente- en otras regiones. Estos resu!tados se explican, con relación a la
derrota en La Paz, por la estrategia electoral de su principal adversario -MKR- que
'-' Dos (MIR y AüN) de los tres partidos tradicionales participaron como coalición (Acuerdo Patriótico), lo que permite suponer que Condepa era, entonces, la se,wda fuerza partidista y, sin duda, el principal partido de oposición al "mode!o neoliberal".
presentó como candidato a ia vicepresidencia a un dirigente poiítico aymara y esbozó
una propuesta programática que enfatizaba en el "contenido social" del modelo
económico. Es decir, era una respuesta a las reivindicaciones esgrimidas por
Condepa que, en sentido contrario, no tuvo éxito en la conformación de un binomio
que pretendió romper ei cerco geográfico y social que io limitaba a una votación
concentrada en los sectores populares del departamento de La Paz.
Mientras el MNR y sus candidatos disputaron el "coto de caza" de Condepa, este
partido no pudo ampliar su interpelación electoral para crecer en desmedro de sus
rivales en otros distritos. Esto a pesar de que invitó como acompañante de fórmula a
un empresario de Santa Cruz, el segundo distrito electoral en importancia, con la
consisna de "unir el occidente y el oriente" y dar una señal de heterodoxia respecto a
sus posturas contrarias al neo l ibe ra l i sm~~~~. La presencia de Ivo Kuljis como
candidato vicepresidencia1 fue parte de un esfuerzo de conformación de una
coalición electoral que pretendió su:nar votos de otras regiones. En esta coalición
participaron el Movimiento de Unidad y Progreso de Ivo Kuljis y un partido de
reciente creación, Comunidad, Cambio e Integración, que controlaba la alcaldía de
Cochabamba, la tercera plaza electoral en importancia. A este empeño se sumó una
acción fallida que pretendió eliminar a UCS de la contienda electoral, partido que
constituía un peligro especial puesto que intentaba socavar, infructuosamente, su
hegemonía en La Paz y El Alto.
A pesar que los resultados en el departamento de La Paz fueron considerados como
una catástrofe (a pesar de perder en la ciudad de La Paz con escasa diferencia y
vencer en El Alto), las cifras conseguidas en otros lugares evidenciaron una leve
diversificación de la geografía electoral de Condepa. La Paz siguió concentrando la
votación condepista aunque aumentó en otros distritos, principalmente Oruro, Potosí
1 SO Este empresario es accionista de un canal de TV, una uni1,ersidad privada y un banco; propietario de fabricas de papel, cuero y empresas agro-exportadoras. Presidió la Cárnara de Industria y Coinercio de Santa Cruz y h e vicepresidente de la Confederación de Empresarios Privados. Asimismo, promovió una campaña de integración económica con los mercados chileno y brasileño. es decir, estaba muy lejos del "endogenismo" que promovía Condspa y matizó sus críticas al neoliberalismo con la manida fórmula de "economía social de mercado".
y Santa Cruz, sin ocupar posiciones importailtes (Ver Cuadro 20). En este último
caso, el aporte de Ivo Kuljis fue mínimo puesto que la mayor cantidad de votos
obtenidos por Condepa provenía de las zonas habitadas por inmigrantes aymaras. Si
a eso sumamos la magra votación obtenida en Cochabamba (alrededor del 3%), se
percibe que la estrategia de alianzas con otras fuerzas locales resultó un fracaso en el
objetivo de romper las barreras que condenaban a Condepa como fuerza regional. El
incremento en la zona altiplánica (Oruro y Potosí) fue producto, más que del
crecimiento orgánico del partido, de la ampliación del radio de las emisiones de RTP
y de los efectos negativos de la política económica. Sin embargo, estos resultados le
permitieron ampliar su bancada parlamentaria de 11 a 15 representantes (Ver Cuadro
16) aunque, a diferencia de 1989, quedó excluida de las negociaciones para la
confornlación del gobierno.
En 1997, con la candidatura de Remedios Loza, Condepa enfrentó la prueba de la
ausencia de su líder, fallecido tres meses antes. Sorprendentemente, obtuvo la mayor
votación de su historia, reeditando el tercer lusar de 1993 pero con un mayor
porcentaje y volviendo a triunfar, como en 1989, en el departamento de La Paz.
En el departamento de La Paz obtuvo el primer lugar con 3S%, con más de 100.000
votos de diferencia sobre su inmediato seguidor, supremacia en la mayoría de las
provincias y claras victorias en las ciudades de La Paz (30.8%) y El Alto (52.7%).
Además, venció en varias provincias de Oruro y Potosí, departamentos en los que
obtuvo el segundo y el quinto jugar, respectivamente (Ver Cuadro 21) y, por primera
vez, representación parlamentaria. Sin embargo, su votación no creció en otras
zonas, ratificándose su "cerco andino", esta vez reforzado por la composición
militante del binomio presidencial y la lista de candidatos. Esta estrategia fue una
respuesta a la crisis provocada por la muerte de su líder y terminó por reafirmar su
anclaje en el altiplano. Pese a que su demostración empírica es dificil, se puede
mencionar que un importante factor explicativo es el "voto póstumo" por Carlos
Palenque, es decir, la reproducción de un voto expresivo bajo la forma de
"agradecimiento", habida cuenta de los fuertes lazos que caracterizó la relación entre
el "compadre" y sus sesuidores. Obviamente, su figura fue evocada por Remedios
~ o z a ' ~ quien, además, sostuvo que "el voto de pollera a pollera nos llevó al tercer
puesto", haciendo énfasis en los factores identitarios que representa como chola y
como mujer. A ello se sumó, el debilitamiento del IvNR -su principal rival en 1993-
que recibió un "voto castigo" por su paso por el gobierno, cayendo estrepitosamente
en La Paz y la dispersión general del electorado que distribuyó sus preferencias en
cinco fuerzas políticas,
Convertida en la única fuerza opositora relevante con posturas criticas a las reformas
estructurales, Condepa obtuvo una bancada parlamentaria de 22 representantes (Ver
Cuadro 17), aunque su discurso constestario no fue un impedimento para ingresar a
formar parte, por primera vez, de una coalición gubernamental.
1.1.2. Elecciones municipales: 1989-1999
El carácter regional de la implantación electoral de Condepa impidió su acceso al
manejo de otras alcaldías aparte de las ubicadas en el depanamento de La Paz, sin
embargo, este partido se convirtió en un referente ineludible en la sede de eobierno y
de El Alto que, en el primer caso, se manifestó en una polarización entre el voto
condepista y el voto anti-condepista y, en el segundo, en una virtual hegemonía que
desfalleció en 1999.
En 1989, Condepa repitió, en el nivel nacional, el tercer lugar obtenido en las
elecciones generales de ese año (Ver Cuadro 6) con un significativo incremento del
6% que, aparte de consolidar su presencia en el escenario político, demostraba sus
perspectivas de crecimiento en una jornada que, además, traía la novedad de la
irrupción electoral de UCS. Excepto en La Paz, no sobrepasó el 5% de votación en
los otros departamentos, concentrando el 90% del escrutinio en las ciudades de La
Paz y El Alto (Ver Cuadro 22 y 26). En la primera, fue postulado por primera y Única
I g 1 También por la presencia de Verónica Palenque e, inclusive, de un periodista, Johnny Plata, que adquirió súbita y efímera fama cuando fuz considerado la "reencarnación" del "compadre Palenque" por remedar su voz y estilo de conducción.
vez, el jefe de Condepa que pese a alcanzar el primer luoar (Ver Cuadro 23) no
accedió a la alcaldia por un pacto entre sus adversarios. En El Alto obtuvo un
categórico triunfo con mayoría absoluta y ninguno de sus contendientes superó el
10Yó. (Ver Cuadro 27). En 1991, alcanzó el cuarto lugar nacional (Ver Cuadro 7)
pero reiteró su victoria en el departamento de La Paz con escaso margen respecto a
UCS, debido a la votación provincial. Aunque ratificó su supremacía en las ciudades
de El Alto y de La Paz, consiguió pingües resultados en otros distritos (Ver Cuadro
25). En la sede de gobierno, Condepa postuló a un profesor universitario, Julio
Mantilla, quien venció en las urnas con diez puntos menos que en 1989, pero accedió
a la alcaldia, merced al respeto a la "primera mayoría". Se trató de la primeta gesrión
municipal condepista en la ciudad de La Paz que despejó las dudas y los temores
acerca de la capacidad administrativa de sus cuadros. Es más, la presencia de un
profesional como alcalde le permitió a Condepa mitigar el estigma que lo condenaba
a ser despreciado por los sectores medios.
Sin embargo, en 1993, Julio Mantilla fue a la reelección pero como candidato por el
MNR, después de ser expulsado de condepalg2. Frente a este desafio, Carlos
Palenque optó por postular a su esposa, Mónica Medina, quien obtuvo el segundo
lugar en las urnas (Ver Cuadro 23) pero accedió a la alcaldía merced al apoyo de los
partidos de oposición al gobernante MNR. Así, se inició la segunda gestión
condepista con la presencia inédita de una mujer al mando de la institución edil con
un discurso de concertación y una imagen dirigida a interpelar a los sectores medios.
Estos cambios darían sus fmtos en 1995, cuando hlónica Medina se presentó a la
reelección y consiguió la mayor votación de Condepa en su historia municipal (Ver
Cuadro 23). Sin embargo, los restantes partidos le cerraron el paso y fue desplazada
de la alcaldía. Paradójicamente, en 1993 a pesar de su derrota en la ciudad de La Paz,
Condepa obtuvo, en términos nacionales, la mayor votación de su historia llegando a
ocupar el segundo lugar con casi 20% (Ver Cuadro 9) y, en 1995, cuando vence con
182 En realidad se trató de una pugna interna entre cuadros dirigentes por la candidatura- aunque también motivada por el liderazgo que Mantilla había forjado en las filas del partido -era el promotor de las posturas étnico-culturales- y en el ejercicio del cargo de alcalde. Según Archondo (1994): Palenque promovía líderes pero cuando éstos atentaban contra su hegemonía prccedía a defenestrarlos.
holgura en la sede de gobierno, su promedio nacional desciende a un 15% y se sitúa
en el tercer lugar (Ver Cuadro 10). En ambas oportunidades, mantuvo su predominio
en la ciudad de El Alto (Ver Cuadro 27).
En 1999, sin la presencia de Carlos Palenque -fallecido- ni Mónica lMedina -
marginada- y con una crisis interna a cuestas, Condepa sufre un drástico derrumbe,
obteniendo menos del 5% en el cómputo general y descendiendo al octavo puesto
(Ver Cuadro 12). En el departamento de La Paz fue desplazada al cuarto lugar, detrás
de los tres partidos tradicionales, y en la ciudad de El Alto, pese a la candidarura de
Remedios Loza, obtiene el segundo lugar y abandona, después de diez .años, su
último bastión municipal (Ver Cuadros 27 y 28). Asimismo, en la ciudad de La Paz,
con un dirigente de segunda fila como candidato, obtuvo una magra votación al
punto de no alcanzar una sola concejalia. La victoria correspondió a un partido de
nuevo cuño, Movimiento Sin Miedo, que utilizó elementos simbólicos
~ o n d e ~ i s t a s ~ ~ ~ , así como, en El Alto, el vencedor -un diputado uninominal del MIR-
había desplegado una campaña previa mediante medios de comunicación de su
propiedad y labores y ofertas de corte asistencialista. El estilo de Carlos Palenque
había hecho escuela, mientras su partido quedaba mortalmente herido.
Después de diez años de presencia dominante en el escenario electoral paceño,
Condepa enfrentaba un futuro lleno de incertidumbre. En dos años y medio, los que
transcurren del "voto póstumo" a Carlos Palenque a la derrota de Remedios Loza,
Condepa perdió alrededor de 300.000 votos. De un promedio general de 15% en las
siete previas contiendas electorales cayó estrepitosamente al 4% y quedó marginada
del poder municipal, mientras su bancada empezó a actuar de manera dividida en el
escenario parlamentario.
lS3 SU candidato fue señalado por Mónica Medina como "sucesor" de Carlos Palenque en una de sus visitas a La Tribrrna Libre del Pueblo, programa al que acudieron la maxoría de los candidatos en el afán de conquistar el incierto voto condepista. En el cierre de campaña, este político de raigambre marxista y que h?bía transitado por filas de otros partidos -coino el ME¿- se dirigió a la multitud con los sugerentes vccablos de "compadres" y "comadres".
1.2. GCS: de la dispersióri a la regionalizacióri
Entre 1989 y 1999, UCS intervino en dos elecciones presidenciales y cinco
municipales obteniendo un promedio similar cercano al 15% en ambos escenarios,
aunque resalta su drástica disminución en los comicios municipales de 1993, cuando
descendió al 8%. En este periodo se transformó de partido con presencia nacional en
una fuerza con tendencia a su "regionalización".
1. 2.1. Elecciories presidenciales: 1993 y 1997
Después de su intento fallido en 1989, y con importantes resultados en los comicios
municipales precedentes, UCS participó en las elecciones generales de 1993 con
Max Fernández como candidato. En esa oportunidad obtuvo el cuarto lugar con 13.1
%, con una diferencia menor a 10.000 votos respecto a Condepa. (Ver Cuadro 8). La
distribución territorial de sus votos evidenció una presencia diseminada y
relativamente similar en términos porcentuales en varios departamentos excepto en
La Paz y Chuquisaca, donde su votación fue exigua. Sin victorias a cuestas, obtuvo
el tercer lugar en cinco departamentos y el segundo en dos (Ver Cuadro 20). Al
disponer de una votación geográficamente dispersa obtuvo una mayor representación
parlamentaria que Condepa pese a que tenían similar porcentaje de votos1s4 (Ver
Cuadro 16) y participó en la conformación de la coalición que eligió como presidente
a Sánchez de Lozada del MNR.
Las expectativas de esta primera incursión tuvieron un sabor amargo para Max
Fernández y fue la constatación de sus dificultades de superar su "aislamiento social"
provocado por la escasa convocatoria hacia los sectores medios y altos de la sociedad
debido a su precariedad programática y su perfil personal. Su votación se concentró
en el occidente y centro del país, y sobre todo en ciudades intermedias y poblados
l g 3 Debido a la sub y sobrerepresentación, puesto que los diputados eran elegidos mediante el sistema plurinominal por lista conipleta en distritos que tenían una cantidad de diputados que no era proporcional a la población habilitada. Obblamente. un partido como Condepa. afincado en un departamento, salía pe judicado.
rurales beneficiados con las obras de asistencialisrno que no tuvieron el mismo
impacto en las capitales de departamento, sobre todo en las tres más importantes,
donde obtuvo votaciones menores a su promedio nacional (8.S% en La Paz y 12% en
Santa Cruz y Cochabamba) (Romero 1998:255). En cambio, en las regiones
depauperadas tuvo un mejor desempeño (Potosí, 19% y Oruro 16.7%, segundo luear)
ratificando el apoyo de aquellos espacios y grupos sociales caracterizados por la
pobreza. En contrapartida, a diferencia de UCS que carecía de argumentos para
seducir a los sectores medios, sus rivales adoptaron su estilo proselitista y tiñeron de
contenido social sus propuestas electorales y le disputaron su "territorio de caza",
como ocurrió con el MNR. Además, en la estrategia electoral de UCS se dispuso la
incorporación de un candidato vicepresidencial, oriundo de Santa Cruz, que no le
redituó aportes significativos.
Similar estrategia se adoptó en 1997 con la invitación a Ivo Kuljis como candidato
presidencial. Este candidato había participado, cuatro años antes, como acompañante
de fórmula de Carlos Palenque sin provocar un apoyo sustantivo en su lugar de
origen. Sin embargo, esta vez existía mayor afinidad entre su perfil empresarial y
regional y los rasgos del nuevo jefe de UCS. Dotado de un discurso tecnocrático, sin
críticas a las reformas estructurales y con un perfil proclive a interpelar a los sectores
medios, Kuljis logró una amalgama entre su "modernidad" empresarial y la
"tradición" de aquella faceta filantíópica sembrada por Max Fernández. Así, obtuvo
el quinto lugar con 16.1% a escasa distancia de los cuatro primeros (Ver Cuadro 11)
y con mayor porcentaje que aquel obtenido por el líder fundador aunque a costa de
un desplazamiento en su mapa electoral que se concentró en la zona oriental del país,
principalmente en Santa Cruz. En ese distrito cosechó más de un tercio de su
votación y obtuvo su única victoria, puesto que en otras regiones su desempeño fue
débil, alcanzando el tercer lugar en dos departamentos, el cuarto en cuatro y el quinto
en dos departamentos: La Paz, dominada por Condepa, y Oruro, antaño su plaza
fuerte (Ver Cuadro 21).
Con estos resultados incrementó levemente su presencia en el parlamento a 22
representantes (Ver Cuadro 17) y pasó a formar parte de la nueva coalición
oficialista, constituyéndose en el único partido que se mantiene en función
~ubernamental en dos períodos presidenciales continuos, a pesar de la alternancia - que caracteriza a la competencia política.
Es importante evaluar de manera específica el comportamiento electoral en el
departamento de Santa Cruz, puesto que tiende a convertirse, desde 1995, en su
espacio electoral más significativo. En esa oportunidad, la estrategia de UCS logró
unir las dos puntas de un ovillo que para Max Fernández resultaba un enredo: el
apoyo de los sectores populares mediante el lazo -débil, pero efectivo- de las obras
de asistencia social y una apertura a los sectores medios y empresariales merced a la
ima;en y discurso de su candidato. Esa ampliación de la interpelación electoral a
otros grupos sociales dio como resultado, paradójicamente, una concentración de
votos en la región amazónica, particularmente en Santa Cruz: el candidato
presidencial era oriundo de ese lugar, así como Johnny Fernández, quien oficiaba de
alcalde, a lo que se sumó la participación de Roberto Fernandez como diputado
uninominal. Es decir, en esa zona se produjo una concentración de recursos -
personales y organizativos- a diferencia de la débil interpelacijn hacia la región
altiplánica, puesto que la figura vicepresidencia1 destinada a captar votos en La Paz
era una personalidad de escasa resonancia pública. De esta manera, UCS transitó
hacia una "regionalización" de su apoyo electoral, tendencia que también se
manifestó en el escenario electoral municipal.
1.2.2. Elecciones municipales: 1989-1999
La primera participación electoral de UCS se llevó a cabo en los comicios
municipales de 1989, sesenta días después de su refundación. Sorpresivamente
obtuvo el cuarto lugar nacional (Ver Cuadro 6), con una presencia interesante en
Dar en siete de los nueve departamentos pero sin ninguna victoria: segundo lu,
Cochabamba, Oruro y Pando y tercer lugar en Santa Cruz, Potosí, Pando y Reni (Ver
Cuadro 22). Con una votación equilibrada en capitales de departamento y en
provincias y merced a un pacto post-electoral con el iM'SR se hizo cargo un tercio de
la mitad de las alcaldías del país, entre las que sobresalían las capitales de Oruro y
Cochabamba.
Las sorpresas no fueron como la espuma de la cerveza, es decir, efimeras. En 1991,
el partido de Max Fernindez consiguió el tercer lugar en el escrutinio seneral,
incrementando en un tercio su votación y desplazando a Condepa (Ver Cuadro 7).
Este crecimiento se debió en buena medida a la incorporación de candidatos de perfil
profesional en las capitales de departamento, una estratesia exitosa que na. repetiria
en el futuro debido a los conflictos suscitados entre el jefe de UCS y sus
circunstancia!es candidatos que, antes que termine la gestión municipal, se alejaron
del partido. En esta oportunidad, UCS venció en el departamento de Oruro y obtuvo
el segundo lugar en Chuquisaca, Cochabamba, Potosí y Pando, y la tercera posición
en los restantes (La Paz, Santa Cruz, Tarija y Beni), denotando una presencia
relativamente equilibrada en todas las regiones y logrando incursionar en los "cotos
de caza" de Condepa (Ver Cuadro 25). Al ratificar su pacto con el MNR, pasó a
administrar las alcaldías de tres capitales de departamento, entre ellas, por segunda
vez consecutiva, Cochabamba y Oruro.
En 1993, sin embargo, sufrió una merma considerable y descendió al quinto lugar en
el cómputo general (Ver Cuadro 9), perdiendo en el camino más de 200.000 votos
respecto a la elección municipal anterior y obteniendo solamente un segundo lugar
en Potosí. En Oruro, h e desplazada del tercer lugar por Condepa, ocupó esa posición
en seis departamentos y el cuarto en los dos restantes (Ver Cuadro 29). En 1993, una
semana después del fallecimiento de Max Fernández y de la incidencia del "voto
póstumo" por klax Fernández, UCS obtuvo un resonante segundo lugar general con
17.4% (Ver Cuadro 10). En esa oportunidad, obtuvo la victoria en dos
departamentos, Oruro y Santa Cruz, que irán perfilándose como sus temtorios
privilegiados, y el segundo puesto en Cochabamba y Potosí. En cuanto a los distritos
de mayor importancia, obtuvo el triunfo en dos capitales de departamento, Potosí y
Santa Cruz, el s e ~ n d o lugar en otras d ~ s ciudades y en La Paz no superó el 5% de
votos (Ver Cuadro 23). Sin duda, el dato más importante fue la victoria de Johnny
Fernández en Santa Cruz, ciudad donde obtuvo 46.8% (Ver Cuadro 2 1). Esta victoria
no solamente resultó importante para encarar los riesgos suscitados por la
desaparición de su líder sino que sirvió como trampolín para la carrera política de su
nuevo jefe.
En 1999, UCS obtuvo el cuarto lugar nacional con una votación disminuida ai 1 1.8%
(Ver Cuadro 12) y sin victorias en ningún departamento, concentrando mas de la
mitad de sus votos en Santa Cruz. En general, su desempeño fue paupérrimo,
exceptuando la segunda posición en Santa Cruz y Oruro, con inéditos sextos lugares
en un par de departamentos. En La Paz, pese a la debacle de Condepa, se situó en el
cuarto lugar, denotando su debilidad para intentar incursionar otra vez en una plaza
aparentemente susceptible de disputa (Ver Cuadro 28). Con todo, en algunas
capitales de departamento se dieron resultados siugnificativos: Johnny Fernández
volvió a triunfar en Santa Cruz, con un porcentaje inferior a 1995 (Ver Cuadro 30), y
en Oruro alcanzó el segundo lugar, ratificando la tendencia esbozada cuatro años
antes.
Así, después de diez años, UCS aparece como una suerte de partido "regionalizado"
en el distrito de Santa Cruz y con relativa presencia en Oruro. Como señala Romero,
UCS es "el único partido que conoce cambios significativos de su distribucibn
electoral en plazos tan breves" (1998:258), aunque, como vimos, su funcionamiento
e historia organizativa fueron factores decisivos para este comportami,~nto.
2. PRACTICA ELECTORAL: ROSTROS Y RASTROS
2.1. Un tercio del electorado: un promedio expresivo
A la lectura de las trayectorias electorales de UCS y Condepa por separado, es
preciso sumar un balance de su votación conjunta para definir su impacto como
tendencia electoral y política, al margen de los cambios provocados en las estrategias
y tácticas de sus rivales en determinados escenarios electorales de vital importancia,
como La Paz y Santa Cruz. Su existencia como tendencia, obviamente, es
cuestionable porqiie está dividida en dos organizaciones políticas que se enfrentan
como competidores, sin embargo, es preciso encarar su aná!isis de manera
combinada para evaluar su impacto en el sistema de partidos.
Entre 1989 y 1999, el neopopulismo como corriente cautivó a casi un tercio del
electorado, tanto en las elecciones municipales como presidenciales. Hasta 1997 a
través de dos partidos políticos y en 1999 mediante una diversificación de
expresiones partidistas. En estos diez años, con altibajos alternados la votación
sumada de estos partidos se mueve entre el 26.69% (elecciones nacionales de 1993)
y el 33.95% (comicios municipales de 1991), y en 1999, aunque su votación
conjunta apenas rebasa el l j % , otros partidos locales afines a su estilo incrementan
esa cifra al promedio histórico cercano al tercio del electorado na~ional '~ '(ver
Cuadro 12). Es dificil comprobar empíricamente este aserto y demostrar que los
votos de UCS y Condepa transitaron a esos partidos, pero es una hipótesis plausible
por las características análogas de estos líderes de nuevo cuño -y de sus partidos- con
el estilo de UCS y Condepa. ¿Cuáles son los rasgos de ese esti!o en el escenario
electoral?
2.2. Proselitismo indirecto y perrnariente: las palabras y las obras
A diferencia de los partidos tradicionales y los habitúes de la clase política
convencional, UCS y Condepa sacan a relucir un proselitismo permanente e
indirecto: permanente porque no está sujeto al calendario electoral e indirecto porque
no se demuestra como interpelación política sino de manera elíptica. O sea, su
dinámica no es paralela al tenlpo de la política y su ejecución tiene antecedentes que
lo exculpan de su uso meramente clientelista: es un acto previo a la configuración de
la organización partidista y no es una oferta circunstancial ni está motivada
solamente por el cálculo racional: es origen y no efecto de la tactica electoral.
'" MSM (5.83%). hrFR (8.3%). PS (2.79). sunlan conjuntamente UCS y Condepa alrededor del 33% del total nacional (Ver Cuadro 12). PJFR desplazó a UCS del espacio cochabarnbino, MSM sustituye en cierta medida a Condepa en la ciudad de La Paz y el Partido Socialista a UCS en Potosí.
Las obras y donaciones de Max Fernández, y de su hijo en menor proporción, son
actos de realización continua y diseminada en el territorio, ajenos al ritmo de las
disputas electorales. Este rasgo está presente con mayor énfasis en el uso de los
medios de comunicación por parte de Carlos Palenque -y en nenor proporción de
Remedios Loza- que hizo de Ln Tribzrnn Llbre del Pueblo un escaparate de
proselitismo cotidiano y, a la vez, concentrado en un radio de emisión que permite
que su electorado fiel reciba las señales y las invocaciones de manera constante y
reiterativa. La mayoría de sus rivales optaron por remedar estas modalidades de
acción, sin embargo, su verosimilitud era menor puesto que aparecían como. acciones
explicitamente destinadas a cosechar votos, mientras que Max Fernández y Carlos
Palenque no precisaban incorporar un mensaje político a sus actos asistencialistas
para provocar la adhesión de sus electores potenciales. Además, su interpelación
elusiva se reforzaba con una crítica a la política tradicional definida como
demagógica: el lema de UCS, "hechos y no palabras", combina perfectamente ambas
dimensiones y las amalgama con una invectiva a los políticos rivales. E s evidente
que, a medida que las organizaciones políticas se institucionalizan y se reiteran los
eventos electorales, estos rasgos se van diluyendo y pierden su eficacia original.
2.3. El voto fiel y el voto instrurnentallS6
El tipo de intercambio político incide en el perfil del votante de estos partidos que
comparten un electorado con características similares: hombres y mujeres excluidos
políticamente, segregados socialmente, marginados económicamente y
discriminados culturalmente. Sin embargo, su adhesión es distinta. En Condepa
predomina el voto expresivo o fiel porque existe una fuerte carga simbólica en la
identificación con el líder -o la jefa- y los elementos culturales que expresa o
representa, identificación reforzada por la acción comunicativa que establece una
suerte de pertenencia y destino común: los comportamientos individuales se reiteran
I s 6 Parisi y Pasquino señalan tres tipos de voto: fiel, de opinión y de intercambio (clientela) (en Panebianco 1990:69). Para relativizar el voto de intercambio como relación clientelar, Ver Capitulc 4.
cuando el líder desaparece y el "voto p6stumc" aparece como una rememoración de
la identidad resquebrajada que, además, es evocada por una figura femenina ante un
eleciorado compuesto por una mayoría de mujeres. Por eso la fidelidad se diluye
cuando las condiciones de producción discursiva se modifican y el partido no puede
llenar de manera adecuada el vacío simbólico dejado por Carlos Palenque ni puede
s e ~ i r usando los medios de comunicación para reproducir la identidad colectiva que
sostiene esa fidelidad.
En UCS, en cambio, predomina el voto instrumental, puesto que los lazos de
reciprocidad son más débiles y no están reforzados por aditamentos simbólicos. La
modalidad del acto asistencialista establece una distancia que permite el cálculo del
apoyo electoral y su uso pragmitico. Esto explica la volatilidad del voto por este
partido que efectúa una constante misración en busca de adeptos perdidos
circunstancialmente. Si el "voto póstumo" funciona, ello se debe a la cercanía
temporal entre la tragedia y el desafio electoral del vástago de la víctima. Y cuando
el candidato presidencial es alguien con un perfil distinto al del líder, se producen las
mutaciones más evidentes en su geosrafia electoral. Obviamente, en ambos casos, el
voto de opinión es muy débil porque los referentes programáticos son secundarios.
2.4. Geografia electoral: el sesgo regional
E! perfil del votante permite explicar también los alcances y las peculiaridades de la
presencia territorial de UCS y Condepa. En 1989, UCS se incorpora al mapa
electoral con relativo equilibrio aunque con debilidad innecable en los espacios
controlados por Condepa. Esta característica se reproduce a lo larso de seis años y
cuatro eventos electorales, hasta que obtiene su primera victoria en Santa Cruz -en
1995- y arma un binomio presidencial en 1997 con un sesgo nítidamente destinado a
reforzar ese espacio conquistado y a desdeñar sus embates en La Paz, donde en 1991
y 1993 había intentado infmctuosamente sentar sus reales a costa de Condepa. En
1999 reitera este plan con la presencia del jefe del panido como candidato a la
reelección como alcalde de Santa Cruz. De esta manera, UCS empieza como partido
con proyección nacional y coilcluye, por lo pronto, como partido relativamente
regionalizado.
En cambio, Condepa nace como partido regional y cuando empieza a denotar un
crecimiento electoral lento pero sostenido en otros distritos del occidente, como
Oruro y Potosi, sufre un desastre electoral en 1999 que pone en peligro su existencia.
Pierde en sus plazas fuertes y prácticamente es borrado de aquellas zonas en las que
le había costado casi una década asentar algún dominio. En 1993 había apostado a
una coalición electoral conformada por varios partidos locales con la intención de
crecer en Cochabamba y a Santa Cruz pero sus resultados fueron magras y, para
1995, se mitigaron sus afanes de romper un cerco que la condenaba a las alturas del
altiplano.
Otra dificultad para que estos partidos se consoliden como partidos nacionales tiene
que ver con otro aspecto, referido al perfil de sus electores, que se tradujo en una
suerte de "aislamiento social", esto es, la dificultad de interpelar con éxito a sectores
sociales distintos a su electorado típico. Las razones son varias: el perfil de sus
líderes, la ausencia o inexperiencia de cuadros profesionales, la percepción
generalizada acerca de su incapacidad técnica, pero sobre todo, la identidad de las
bases sociales que convocaban. Percatados de esta limitación que los condenaba a
reiterar sus porcentajes de votación, estos partidos elaboraron y ejecutaron
estrategias para superarla a un costo muy elevado, en el caso de Condepa, o de
manera fortuita, en el caso de UCS. Con Mónica Medina se abrieron las puertas y se
tendieron los puentes hacia los sectores medios de una ciudad polarizada entre
"modernos" y "populistas", pero el costo de la victoria en 1995 y del liderazgo
resultante de ese intento -el propio de la esposa de Palenclue- provocó,
indirectamente, la mayor crisis in te rn~ del partido. En 1997, la muerte de Palenque
fue respondida con una cerrazón de las filas 'del partido y una inevitable
autoreferencia -Remedios Loza- que terminó por eliminar cualquier posibilidad de
enfrentar nuevamente el desafio de seducir a otro electorado distinto al que votaba
fielmente por el "compadre" o sus elegidos. Los intentos pretéritos de 1993,
mediante una apertura organizativa hacia otros partidos y la inclusión de un
empresario cruceño para ingresar al oriente y cautivar a los sectores medios fueron
un fracaso que sirvió como antecedente para encarar las elecciones de 1997 sin
invitar a ningún extraño. UCS, por su parte, transitó una mta incierta puesto que los
intentos de mostrar un rostro "moderno" -con los candidatos ediles en 1991- no se
repitieron en el futuro. Un hecho imprevisto, la sucesión en la jefatura, permitió
acceder de manera casual a un perfil apropiado para interpelar a sectores sociales
distintos a los de su electorado convencional y esa posibilidad se reforzó con la
candidatura presidencial de 1997, empero, a costa de una concentración regional de
su votación que terminó debilitando su presencia nacional. Con todo, sobce la base
de un voto mayoritariamente instrumental y la imagen renovada de su líder, UCS
tiene mayores perspectivas de romper ese "cerco social" que su competidor
condenado a un voto fiel en proceso de discregación.
El sistema electoral establece ciertas pautas conducer~tes al establecimiento de una
lógica de pactos para resolver el acceso a la titularidad del poder central y municipal.
Desde 1985, por la experiencia catastrófica del gobierno precedente, los pactos no se
limitaron a la elección del presidente y vicepresidente, sino al establecimiento de una
mayoría parlamentaria constante que garantice la estabilidad del poder ejecutivo, a
costa de su subordinación a los dictámenes del presidente. A partir de 1987, este
procedimiento se incorporó en la conformación de los gobiernos municipales.
Ello explica la facilidad u obligatoriedad para encarar pactos y acuerdos entre
partidos que no comparten otro objetivo común que el acceso al poder, dejando de
lado sus consideraciones programáticas, los enconos de la previa campaña, las
filiaciones ideológicas y cualquier actitud de consecuencia con las preferencias de su
electorado. Con mayor razón si, progresivamente, se produjo una convergencia
centrípeta en el sistema de partidos en torno a un modelo estatal compartido -con
matices, obviamente- como horizonte común por todos los actores políticos,
incluidos UCS y Condepa. Por razones didasdálicas, distinguimos el comportamiento
de estos partidos en el escenario nacional-parlamentario y en el local-municipal, para
precisar sus peculiaridades.
3.1. Negociaciones por la presidencia: por sus votos los conoceréis
En 1989, Condepa obtuvo el 11% en el escrutinio y una bancada parlamentaria del
7%. (Ver Cuadro 15). Esos parlamentarios, "once votos de oro" según su jefe, no
resultaban decisivos para la elección presidencial, puesto que dos de los tres partidos
en disputa (m ADN y MTR) alcanzaban la cifra necesaria. Sin emb'argo, su
victoria en el departamento de Ida Paz lo convirtió en un referente ineludible a la par
que se sentía con derecho a exigir cuotas de poder en el aparato estatal como
reconocimiento a su predominio electoral. La estrategia condepista se dirigió a
negociar el control de la corporación regional de desarrollo, una entidad
descentralizada. Las razones eran obvias, no tanto sus arsumentos: "corresponde la
administración de Cordepaz porque Condepa ocupó el primer lugar en el
departamento ... con gran margen sobre los otros partidos (y) tiene derecho a
administrar las instituciones departamentales" (0, 4-7-89), supuesto derecho
aderezado con amenazas de "movilizar al pueblo" para exigir su cumplimiento. A
partir de esgrimir una posición contraria al "modelo neoliberal", su táctica se asent6
en la negativa radical a negociar con el candidato vencedor -del MNR- acusándolo
como el "mayor representante de la oligarquía". Aunque durante varias semanas el
jefe de Condepa anunció la decisión de realizar "cabildos abiertos" para consultar a ,
sus bases sobre la determinación a sesuir, el apoyo de su bancada parlamentari~ se
definió en una cena que sostuvo con los candidatos de ADN y MLR: "A nosotros no
nos preocupa que sea presidente el licenciado Paz Zarnora o el general Bánzer. Nos
interesa salvar el proceso democrático ... a fin de buscar el cambio de la política del
MNR" (UH, 23-7-89).
Finalmente, Condepa sumó sus votos a la alianza conformada por ADN y MIR para
elegir a Jaime Paz Zamora como presidente, sin integrar la coalición gubernamental
y haciéndose cargo de la cuota de poder exigida. Su estrategia combinó una postura
ideológica (an t i -hnX) y un cálculo racional (Cordepaz), aiinque sus argunlentos
para declarar su "independencia del gobierno" fueron genéricos: "Apoyaremos e
impulsaremos positivamente todas las medidas ... que se orienten a la construcción
del Estado nacional, la independencia económica, la soberanía política y la justicia
social (para) evitar por todos los medios, el avance y la consolidación oligárquicos"
(Pr, 28-8-89). D e esta manera, en su primera incursión electoral Condepa ingresa a la
dinámica de los acuerdos partidistas pero sin formar parte de la coalición
subernamental y situándose en una postura antagónica al LMNR. Postura que sufriría,
circunstancialmente, una variación sustantiva en la coyuntura postelectora! de 1993.
En esa oportunidad, Carlos Palenque obtiene el tercer lugar con 13.59% y Condepa
una bancada parlamentaria cercana al 9% (Ver Cuadro 1G); a pesar de que
constitucionalmente podía aspirar a disputar la presidencia, la clara victoria del MNR
y la pésima votación de sus posibles aliados -aquellos circunstanciales de 1989,
ADN y m- eliminaron de tajo esa posibilidad. Pese a plantear una demanda de
anulación de las elecciones, Condepa se sumó a una fuerte tendencia de opinión
pública que pidió el respeto de la "primera mayoría" y, a diferencia de 1989, varió su
postura fiente al candidato del MNR -el mismo de 1989- declarando que respaldaría
a ese partido "sólo para la elección de Sánchez de Lozada". L o cierto es que su
flexibilidad llegó a mayores, como plantear que "cuando compatibilicemos (sic)
nuestros programas de gobierno, cuando veamos el Plan de Todos y el Pvlodelo
Endógeno, y analicemos coincidencias vamos a entrar en un diálogo que podría dar
resultados interesantes ... Será de vital de importancia que ambos programas logren
encontrar coincidencias en puntos fundamentales, para que Condepa decida realizar
algún tipo de negociación con el MNR" (Carlos Palenque, H, 12-6-93). ¿Cuál fue la
razón que llevó a este partido a modificar su posición de crítica radical al MNR? Sin
duda, la necesidad de ingresar al gobierno para disponer de mayores posibilidades de
enfrentar su principal obsesión en mejores condiciones: ampliar su presencia
electoral en otros distritos, dar una señal de apertura a los sectores medios y
fortalecer su presencia en la Alcaldía de La pazlS7. Pero, además y sobre todo, el
peligro que representaba la presencia de UCS como cuarta fuerza electoral y tercera
fuerza parlamentaria, constituida en el principal obstáculo para los afanes de
fortalecimiento condepista y un peligro a las futuras aspiraciones de Carlos
Palenque.
En la coyuntura previa, este partido intentó sin éxito anular la participación de Max
Fernández, quien en respuesta entabló un juicio a Palenque dando inicio a una espiral
conflictiva que los convirtió en enemigos a muerte. Y si la posma era explicable
frente a UCS, no dejó de ser sorprendente la descalificación de ADN y MTR,.. partidos
que habían apoyado a Mónica Medina en la alcaldía paceña: "El MnrR no puede
gobernar con la UCS, que está moralmente descalificada por la conducta de su jefe y
tampoco entra el Acuerdo Patriótico (ADN y m), desgastado y desprestigiado por
un mal gobierno salpicado de corrupción" (Carlos Palenque, Pr, 14-6-93).
Asi, comparando la estrategia negociadora de Condepa en 1989 y 1993 se percibe un
virtual trastocamiento en sus posturas y en sus razones motivado, en gran medida,
por la existencia de un competidor de perfil análogo. Precisamente, el ingreso del
partido de Max Fernández en la pugna por apoyar al MNR se convirtió en el factor
decisivo de las decisiones asumidas por Carlos Palenque que, esgrimiendo la
consigna: "Si UCS entra sale Condepa", terminó en el bando de la oposición al
iiuevo gobierno conformado por una coalición que tuvo como socios principales al
M N R y UCS.
El acercamiento entre UCS y IvíNR tenía antecedentes. En 1989 y 1991 habían
suscrito un acuerdo que les permitió controlar la mayoría de las alcaldías del país y
pese a que en la campaña electoral de 1993 sus candidatos tuvieron agrios
enfrentamientos no fueron óbice para retomar aquella experiencia. Era evidente que
uno de los partidos neopopulistas iba a formar parte de la coalición gubernamental y
'" Obviamente, tanbien se trataba de incentivos selectivos para sus dingentes, pUesto que el apoyo estaba condicionado al manejo de dos ininislenos y otros cargos gubernamentales.
puesto que el tenia una clara ventaja por su victoria relativamente abultada, la
definición estaba en sus manos. Y en buena medida se definió por el tipo de
exigencias que planteó cada uno de los interesados. LMientras Condepa hacía
malabarisrnos para encontrar coincidencias programáticas y exicía cuotas de poder,
UCS terminó aceptando el manejo de apenas un ministerio y una corporación de
desarrollo. Es posible que el acuerdo respondía a un interés particular de Max
Fernández con relación a las deudas tributarias de su empresa que, en ese período
gubernamental, no fueron ventiladas con el mismo énfasis que en el pasado. A eso,
obviamente, se adjuntó la necesidad de derrotar a su rival de siempre, Carlos
Paleiique, y la facilidad de movimiento que le otorgaba su carencia de.,posturas
ideológicas y propuestas progamáticas. Así, UCS, en su primera incursión
parlamentaria, terminó formando parte del gobierno, inaugurando un accionar
peculiar que se tradujo en una postura que combinaba apoyo y crítica simultánea al
gobierno del que formaba parte, porque en reiteradas oportunidades Max Fernández
se opuso a medidas adoptadas por Gonzalo Sánchez de Lozada y un par de veces
rompió unilateralmente el acuerdo para retornar con voz autocritica y alguna victoria
a cuestas18s. Es importante señalar que la coalición gubernamental involucró a cuatro
partidos (MPK MRTKL, MBL y UCS), sin embargo, nunca operó con base en una
instancia colectiva de coordinación y más bien se asentó en relaciones unilaterales
del presidente de la república con cada uno de los jefes partidistas.
Esta fue la primera vez que UCS y Condepa se enfrentaron en un escenario distinto a
la arena electoral, las calles de El Alto y los estrados judiciales. La segunda vez h e
en 1997, pero como los líderes enemistados no estaban ya presentes, la sansre no
llegó al río y ambos partidos pasaron a formar parte de la coalición gubernamental
presidida por el jefe de ADN. Remedios Loza no tuvo dubitaciones para nombrar al
ex-dictador Bánzer como "compadre Hugo" y Johnny Femández se olvidó de la
188 Al inicio de la gestión se opuso a la reducción de la burocracia estati31 y cuestionó la presencia de dos empresarios como "supenninistros", amenazando con alejarse de la coalición. Y así sucesivamente. El presidente era el encargado de persuadir a Max Fernández para que retorne al redil y en más de una oportunidad adoptó actitudes para congraciarse con él, como cuando lo incluyó en una comitiva oficial con el cargo de "embajador", pocos días después de la elección municipal de 1993 que resultó un fiasco para UCS.
pistola que ese general a l ~ u n a vez esgrimió contra su padre189. En cierta medida,
Condepa retomó su postura de 1989, cuando sumó sus votos al N í I R y ADN, con la
diferencia de que en esta oportunidad se incorporó al gobierno para acceder al
manejo de dos ministerios. Es evidente que otros motivos, aparte de la necesidad de
la militancia para acceder a cargos públicos toda vez que la alcaldía paceña había
pasado a otras manos, llevaron a tomar esta decisión. La disputa por el control de
RTP -batalla perdida pocos meses después- y el fortalecimiento de la unidad
partidista eran razones importantes para integrar una coalición que incorporaba en su
seno a su enemigo de siempre: UCS. Sin embargo, la crisis interna en la conducción
del partido y ciertas acciones de sus dirigentes y militantes orillaron a su expulsión
de la alianza o f i ~ i a l i s t a ' ~ ~ . Otra vez, Condepa pasó a ocupar el bando opositor pero
con una bancada escindida y en una soledad manifiesta, puesto que la principal
fuerza parlamentaria opositora era el MNR, partido con el que sus diferencias nunca
fueron superadas.
En cambio, UCS se convirtió en el primer y único partido con presencia en dos
gestiones gubernamentales continuas, formando parte de bloques políticos
enfrentados. Si en 1993 se alió al MNR para formar un gobierno que fue enfrentado
por ADN y MIR, en 1997, lo hizo con estos partidos mientras en la trinchera
opositora se situó el MNR. Otra vez, los ministerios que pasó a dirigir no eliminaron
la sospecha de que las deudas fiscales de la CBN aparecieran como una razón
suficiente, pero invisible, de su conducta. Con todo, la defección de Condepa y de
otros socios menores redujo la amplia mayoría parlamentaria de la coalición
eubernamental y acrecentó la importancia del apoyo de UCS que, como erz el pasado, u
osciló entre el respaldo y la crítica a la gestión gubernamental aunque sin poner en
entredicho su presencia en la coalición.
l Y 9 En realidad, las relaciones entre Mau Fernández y Hugo Banzer se restablecieron en la campaña de 1993. al extremo de que circularon rumores de una pacto -"el pacto de la cenleza": apoyo a cambio de iinpuestos- despues que aparecieron juntos en una comparsa de carnaval en Santa Cruz. 190 Toma de oficinas gubernanientales -or parte de militantes exigiendo su control, ataques a las iristalaciones de RTP conducidos por la jefa y subjefa, conductas parlamentarias condenadas por la opinión pública y pleitos con sus aliados.
Así, al inicio de su ciclo de existencia, Condepa se adapta a las reglas formales e
informales del juego político, apoyando la conformación del gobierno y adoptando
una postura ambigua debido al prurito contestatario que caracterizó su nacimiento.
Al final del ciclo, se incorpora a la gestión gubernamental despojándose di. sus
aprestos contestatarios, porque en el camino administró el "modelo neoliberal"
cuando se hizo cargo de la comuna paceña. Los conflictos internos y la dificultad de
controlar sus relaciones con el entorno alejaron al partido de Remedios Loza del
gobierno y retornó a su inercia opositora, aunque esta vez el "endogenismo" ya no se
refería a un proyecto de "construcción del Estado nacional" sino a la imagen de su
solitaria jefa y a sus bases electorales reducidas a la mínima expresión. ,,
Debido a la hecemonía del neoliberalismo democrático en el sistema de partidos y a
la imposibilidad de su constitución como partido nacional, Condepa se vio obligada a
adoptar una posición pragmática que contrastaba con el fundamentalismo de su
discurso. En su caso, la ideología tuvo un peso específico a la hora de definir su
ubicación y sus movimientos en el escenario político; su programa explícitamente
antineoliberal le llevó a adoptar una postura antagónica respecto al MNR, cuando
todos 10s partidos convergían en esa posición, hecho que limitó su margen de acción
en el juego de alianzas y selló su derrota en las negociaciones de 1993. A eso se
suma su predominio electoral en la sede de gobierno, puesto que era un partido
demasiado fuerte para que sus rivales prescindan de él pero también para acogerlo
como aliado gubernamental (por eso el acuerdo m-ADN acepta su apoyo
congresal pero no le invita a incorporarse al gobierno en 1989) y sólo cuando pierde
esa hecemcnía puede ser desdeñado en las negociaciones (por eso el k m vencedor
en La Paz, opta por la UCS).
De igual manera, UCS se incorpora a las reglas del juego inmediatamente después
de su incursión electoral y en las dos oportunidades en las que participa en la
contienda presidencial ingresa a formar parte del gobierno de turno. En el primer
caso, su apoyo parlamentario fue crucial y, en el segundo, pese a ser prescindible, la
estrategia de ~ á n z e r ' ~ ' y su característica ubicuidad propiciaron su permanencia en
el gobierno. Esta ubicuidad puede entenderse como una simple actitud pragmática
definida por objetivos empresariales y partidistas: los problemas tributarios y los
beneficios indirectos del ejercicio de poder en términos de fortalecinliento
organizativo y distribución de incentivos selectivos. Esto explica porqué UCS forma
parte de la coalición gubernamental en los dos períodos consecutivos en los que
dispone de influencia parlamentaria pese a actuar de una manera peculiar puesto que,
en ambas gestiones, sobre todo en la primera -cuando el jefe era blax Fernández-
adopta una posición dual: es opositor y oficialista de manera simultánea. Este
accionar poco ortodoxo se explica por las características de su modelo griginario
signado por su relación conflictiva con el sistema político, su precariedad
programática y su inasible posición ideológica.
Así, el accionar de UCS está basado en una combinación entre incertidumbre
estratégica y flexibilidad táctica, esto es, en una indefinición programática que le
permite un enorme grado de acción autónoma (Mayorga Fernando 1991). A
diferencia de los restantes partidos, la carencia de una identidad ideológica le permite
moverse como pez en el agua en el juego de alianzas postelectorales presidenciales y
municipales. Es preciso tener en cuenta que, desde su primera incursión electoral,
UCS desplegó una peculiar táctica de alianzas que, a diferencia de lo acontecido con
otros partidos, no fue objeto de estigmatización sino que fue entendida como la
manifestación de un estilo. La misma postura tenía costos enormes para la imagen de
los otros partidos que aparecían como revisionistas de sus principios y cuyo
pragmatismo era considerado como una traición o, al menos, oportunismo. En UCS,
en cambio, esa flexibilidad táctica no es juzgada como transfugio -rótulo que deben
cargar los restantes partidos- porque no reniega de un programa o de una identidad
ideológica y, adernás, le permite actuar sin problemas, y con réditos electorales,
como oficialista y opositor al unísono.
191 La coalición que eligió a Bánzer dispcnia de IMS del 73% de la fuerza parlamentaria. Este tanaño fue requerido para dotarle de una !egitimi&d inaudita a un presidente con pasado dictatorial. También era una convergencia de fuerzas contrarias al MNR, a la que se sumó UCS, su ex-aliado.
Desde otra perspectiva, se puede señalar que Condepa actúa en un espacio
unidimensional, percibido como un contin~c~trn que recorre de lo nacional (su
"modelo endógeno") a lo antinacional (el "modelo neoliberal"), situándose en el polo
izquierdo y ubicando al M N R en el otro extremo, en cambio, UCS opera en un
espacio multidimensional que carece de referentes ideológicos que ordenen su
accionar, hecho que le permite, indistintamente, apoyar a cualquiera de los partidos.
La única alianza que no se produce en este penodo es, precisamente, entre ambos
partidos -su presencia simultánea en la coalición de 1997 no puede considerarse tal-
porque se disputan un electorado similar y entre ellos prevalece el impulso
competidor sobre el de oposición.
Estos matices se reiteran en el escenario municipal con la novedad del despliegue, en
1996, de un intento informal, efimero y fallido -"movimiento generacionaln-, wyas
peculiaridades son analizadas más adelante.
3.2. Negociaciones municipales: por sus obras los reconoceréis
i 1 . ,
En diciembre de 1989, en una votación polarizada, Carlos Palenque triunfó en La
Paz con mayoría relativa pero no obtuvo el apoyo de ningún partido para acceder a la
Alcaldía. Su rival, candidato del oficialisn-io (ADN-MIR), recibió el apoyo del lMNR
y de UCS y desbarató las aspiraciones del "compadre". Las afinidades y las rencillas
pasaron a segundo plano a la hora de cerrar el paso a un partido que había
consolidado su electorado local e incrementado su votación nacional.
La consolidación de Condepa se manifestó en 1991, cuando venció por segunda vez
pese a que su líder no fue candidato. Julio Mantilla obtuvo la primera mayoría
relativa y fue elegido alcalde merced al apoyo de su inmediato seguidor que anunció
el respeto a la "primera mayoría". Así, por primera vez, Condepa se hace cargo de la
administración del municipio paceño. La iinportancia de este hecho es evidente,
p ~ e s t o que su acceso a la alculdia no está mediado por negociaciones sino por
decisión de uno de sus rivales que, en alianza con otros partidos, podía evitar esa
situación. Sin duda, un factor personal permite explicar, también esa situación,
puesto que la ausencia de Carlos Palenque facilitó, sin duda, esa decisión, porque el
profesor universitario Mantilla resultaba una personalidad menos resistida que el jefe
de Condepa.
En 1993, Condepa apuesta a su permanencia en la Alcaldía pero con fvlónica Medina
como candidata. La presencia de la esposa del líder fue una respuesta desesperada a
la candidatura de Julio Mantilla quien buscaba su reelección pero con la bandera del
IWX. Si bien los resultados le otorgaron la victoria al MNR con una mínima
diferencia, los partidos opositores al gobierno cerraron filas en tomo a, Mónita
Medina y, con el apoyo de ADN y fvíIR, Condepa encaró su segunda sestiói~
consecutiva. En esa oportunidad, a pesar de sufrir su primera derrota en las urnas,
desplecó una táctica de apertura que le permitió cosechar aliados. La ausencia de
Carlos Palenque favoreció las negociaciones, aunque en el cálculo de sus socios
circunstanciales tenía más peso la necesidad de evitar que el partido en funciones de
gobierno (MNR) controle la alcaldía más importante del país.
Por su parte, la táctica de alianzas de UCS, en 1989, se tradujo en un pacto original
con el MbR que le permitió conquistar el poder municipal en casi la mitad de las
capitales de departamento. Este pacto, empero, no fue cumplido a fardo cerrado por
UCS ya que en La Paz apoyó al candidato de ADN y en Cochabamba conformó un
"bloque cívico" con otros partidos, en contra del candidato de ADN.
Es sugerente el tenor del convenio suscrito entre Max Fernández y Gonzalo Sánchez
de Lozada porque da cuenta de la levedad de las percepciones sobre su perfil
para el jefe de UCS no se trataba de una "alianza partidaria" sino de "un
convenio para llevar adelante los intereses de cada región" como aplicación de una
"política moderna", mientras que para el jefe del MNR no era un "acuerdo electoral"
"' UCS se atribuía las características -"inoderno"- que los demás le negzban por su filiación "popuiista" y el MNR invocaba al nacionalismo revolucionario -"tradiciónn- para encontrar un sustento ideoiógico de identificación con un partido que aparentemente contradecía los postulados rnodernizadores propugnados por Gonzalo Sánchez de Lozada.
sino un "compromiso de trabajar mancomunadamente" por los intereses regionales,
destacando que UCS era "una fuerza política afín, que está en la gran corriente de la
revolución nacional y del nacionalismo" (Pr, 22-1 2-89). En 199 1, esta alianza táctica
se repitió pero con problemas de ejecución debido a conflictos internos en el partido.
En 1993, debido a los magros resultados en las urnas, UCS no intervino de manera
decisiva en las negociaciones postelectorales, en cambio, en 1995 se produjeron
algunas sorpresas. La mas importante aconteció en Santa Cruz: la mayoría relativa
conseguida por Johnny Fernández frente al candidato del iMNR condujo al
establecimiento de un pacto con el concejal del MIR que inclinaría la balanza en
favor de UCS. A pesar de los antecedentes de apoyo mutuo y pese al pacto
gubernamental con el Johnny Fernández optó por apoyarse en un partido de la
oposición al gobierno del cual formaba parte. En cambio, en 1999, cuando UCS
reitera su mayoría relativa frente al bíNR, su jefe es reelecto como alcalde con el
apoyo de ADN, esta vez su aliado de la coalición gubernamental.
Es preciso considerar los acontecimientos en la ciudad de Cochabamba, porque
permiten explicar algunos acontecimientos que se analizan más adelante. En 1989,
un candidato de UCS fue elegido como alcalde con el apoyo de varios partidos. Esta
situación se repitió en 1991, sin embargo, a fines de 1992 se produjo una ruptura en
esa coalición y varias fracturas internas en sus miembros que originaron una grave
crisis que concluyó con la elección de un alcalde interino: Manfred Reyes Villa, que
iniciaría una carrera exitosa traducida en su reelección en tres oportunidades -en
1993, 1995 y 1999- con mayoría abs~luta '~' . Es decir, en un espacio donde Condepa
no tenía ninguna incidencia, UCS terminó marginada y sus bases se convirtieron en
sostin electoral de un nuevo liderazgo. Así, a fines de 1995, las tres ciudades más
importantes del país mostraban el siguiente panorama: UCS había vencido en Santa
Cruz, Condepa en la ciudad de La Paz y en Cochabamba, un líder local ajeno a los
Ig3 Manfred Reyes Villa accedió a !:: cconcejalía como dirigente de ADN, de! que se separó para crear un pequeño partido que se alió con Condepa y apoyó a Carlos Palenque en 1993. Este idilio y aquel partido duraron nada y en 1993 se presentó como candidato de una fuerza de izquierda siendo ganador con esa sigla, MBL, también en 1995. Posteriormente fundó Nueva Fuerza Republicana, que conformó una coalición electoral can su ex-partido ADN en 1997.
partidos tradicionales. Manfred Reyes Villa y Johnriy Fernández eran alcaldes, pero
Mónica Medina había sido relegada pese a su victoria. Este último hecho provocó la
gestación de un "movimiento generacional" que, por unos días, se convirtió en el
único intento de convergencia de líderes y fuerzas con talante neopopulista.
3.3. Un "movimiento generacional"
Durante los primeros años de su existencia, UCS y Condepa -como partidos
"competidoresn- no desplegaron ninguna acción convergente, más aún, una creciente
hostilidad sisnó su relación en los escenarios electoral y parlamentario, p,ugna que
también se manifestó en el plano personal a través de los litigios sostenidos entre sus
líderes fundadores. Sin embargo, las cosas cambiaron con la sucesión en la jefatura
de UCS y la pugna desatada en Condepa entre Carlos Palenque y Mónica Medina,
hechos que dieron origen a un acontecimiento que permite consignar otro tipo de
impacto del neopopulismo en el escenario político.
Entre agosto y septiembre de 1996 germinó la idea de conformar un "movimiento
~eneracional" en torno a la alianza de varios líderes locales. La idea fue promovida
por algunos dirigentes de Condepa al mando de Mónica Medina y se plegaron los 194 alcaldes de Santa Cruz y Cochabamba, además de otros alcaldes y ex-alcaldes . En
su origen, se trató de un intento informal de sondear la conformación de una posible
fórmula presidencial con miras a las elecciones de 1997 y terminó adoptando el
tenor de una demanda de "renovación generacional" en las élites partidistas. Los
hechos y las percepciones de sus actores nunca se manifestaron de manera nítida
porque involucraban estrategias partidistas, conflictos intra-organizacionales,
disputas de liderazgo y cálculos personales; sin embargo, no es preciso dilucidar este
fenómeno en todas sus aristas sino en aquellos aspectos que permitan evaluar el
impacto del neopopulismo en el sistenia político.
194 Junto a Manfred Reyes Villa. johnny Fernández y Mónica Medina aparecieron los nombres de Germán Gutierrez (alcalde de Sucre) y Lorgio Ribera (de Trinidad) y otras personalidades locales. Aparecieron de manera conjunta en un par de efemérides departamentales y tuvieron una decisiva reunión en Santa C m , el 21 de septiembre de 1996, que no ambo z acuerdo alguno y este "movimiento" se diluyó.
El "movimiento generacional" salió a luz pública a raíz de los conflictos internos
desatados en Condepa -y que tuvieron una de sus razones en este hecholg5- y el
comportamiento autoritario de Carlos Palenque para resolver la crisis organizacional
en su partido. La expulsión de Mónica Medina y sus seguidores dio pie para que una
difusa propuesta196 se convirtiera en factor de catalización de una tendencia de
cuestionamiento al caudillismo de los líderes tradicionales y al deficitario
funcionamiento interno de los partidos políticos, temas que ocuparon la agenda del
debate público durante varias semanas.
A pesar de autodenominarse como "movimiento generacional" porque enarbolaban
una crítica a los políticos tradicionales, la legitimidad de su interpelación tenia otra
razón: el dato relevante era la presencia de nuevos liderazgos forjados en el ámbito
municipal merced al prestigio resultante de su ejercicio del cargo edil. Precisamente,
en este punto se produce el encuentro entre el "movimiento generacional" y el estilo
neopopulista, porque no es difícil establecer similitudes entre la labor edil y la
práctica asistencialista de UCS y Condepa: en la realidad municipal se produce una
vinculación directa entre los alcaldes (personalidades locales) y su medio social
(sección de provincia) a través de un tipo de gestión (municipal) en el que despliegan
una labor (más técnica que política) que se traduce en obras tangibles que, a su vez,
otorgan un elevado grado de verosimilitud a su accionar. La población cree en estos
líderes porque cumplen lo que prometen, aunque su labor sea una obvia función del
tipo de institución que dirigen.
I g S Según una entrevista realizada al es- secretario ejecutivo, Ricardo P a 5 espulsado por "traición". Carlos Palenque estuvo enterado de las gestiones realizaron con Mónica Medina, sin embargo, a la llora de esgrirnir argumeiitos para su marginamiento. la cúpula condepista los acusó de "complot" contra el jefe. Supuestainente, los "generacionales" plantearon el binomio Reyes Villa- Paz para 1997. como parte de una estrategia dirigida a postular a Mónica Medina en el 2002 (Pr. 13-9-96). '% La "tesis político-ideológica'' del grupo de Mónica Medina planteaba la combinación de dos factores: "emergencia regional e in:i,;grncia generacional" como los pilares de la construcción de un "nuevo Estado Nacional" que satisfaga las necesidades de los desposeídos. En tomo a lo generacional, se señalaba que esta " k e a de conflicto ... se manifiesta en la creciente desconfianza ciudadana en los partidos 'tradicionales', vinculado's reiteradamente a escándalos de corrupción o incapacidad para atender las demandas sociales" y que una f a m a de solución de los problemas del país era la "insurgencia generacional ante el caduco sistema político" m, 11-9-96).
Así, el escenario municipal se convirtió en un espacio proclive al surgimiento de
nuevos liderazgos afines al neopopulismo -en los aspectos mencionados- o de
figuras de renovación en las filas de UCS y Condepa -como Johnny Fernández y
iMónica Medina. A partir de esa legitimidad, este "movimiento generaciona12 puso 7 , 197 en escena el debate sobre la vigencia de los "viejos caudillos y la necesidad de su
renovación y aunque se especuló con la candidatura presidencial de Manfred Reyes
Villa -puesto que Johnny Fernández y Mónica Medina estaban inhabilitados por
minoría de edad- no fructificó en acuerdo alguno y se diluyó tan rápidamente como
había ocupado las primeras planas de los periódicos. El desenlace fue previsible:
~Mónica Medina intentó formar su propio partido después de su expulsión de, las filas
de Condepa y se mantuvo al margen del proceso electoral de 1997, Johnny
Fernández se refugió en su alcaldía e invitó a un empresario como candidato
presidencial de UCS y Manfred Reyes Villa optó por establecer un pacto entre su
partido y ADN para apoyar a uno de los caudillos criticados.
Lo sugerente de esta coyuntura radicó en la posibilidad de una alianza entre líderes
de cuño neopopulista cuya cristalización hubiera modificado el escenario político.
Los intereses personales y los errores de cálculo prevalecieron sobre esta iniciativa:
la ilusión de democratización interna de Condepa para disputar su control y
enderezarlo en esta perspectiva se estrelló contra el poder de Carlos Palenque; la
inhabilitación del jefe de UCS como candidato presidencial apaciguó el interés de
este partido porque lo eliminaba de un juego que beneficiaría otro líder local; este
líder, Reyes Villa, el único habilitado para postular, no desplegó ninguna estrategia
propia y subordinó sus decisiones a las acciones de sus circunstanciales compañeros
de ruta. Este efímero "movimiento", sin embargo, tuvo la virtud de poner en el
centro del debate la necesidad de la aprobación de la Ley de Partidos Políticos,
1 97 Los partidos tradicionales tienen jefes que dominaron la política en las últimas décadas: Bánzer de ADN (dictador de 1971-1979, jefe desde su fundación en 1979, candidato presidencial en 1980. 1985. 1989, 1993 y 1997), Paz Zarnora !lzI MIR (jefe desde su fundación en 1971, candidato vicepresidencial en 1979 y 1980, candidato presidencial en 1985, 1989 y 1997, presidente en 1989- 1993), Sánchez de Lozada del MNR Cjefe desde 1989, candidaro presidencial en 1989 y 1993, presidente en 1993-1997). No se produjo ninguna renovación generdcional, al extremo que para los comicios del 2002, Paz Zamora y Sánchez de Lozada son finnes candidatos y el presidente saliente será Bánzer.
promulgada tres años después, e incidió relativamente en la estrategia de los partidos
políticos en los comicios de 199719'. Así concluyo la Única experiencia de
convergencia de expresiones partidistas de la corriente neopopulista, sin
materializarse en una fórmula electoral ni en una alianza parlamentaria.
4. ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
Una característica peculiar del neopopulismo boliviano, respecto a otros casos? es su
esistencia dividida en dos partidos políticos, porque aparece como una comente
debilitada y con escasas posibilidades de crecimiento electoral. Con mayor cazón, si
ambos partidos actúan sobre un electorado de similares características sociológicas
que es, en algunos casos, motivo de disputa. En esa medida, son partidos
"competidores" a pesar que sus "territorios de caza" no se superponen: Condepa es
un partido circunscrito al altiplano, zona en la que UCS es muy precaria, en cambio,
el temtorio electoral de UCS es variable, pero a la larga, termina concentrado en el
oriente, la zona de menor presencia condepista. Solamente en un momento del
período analizado, UCS intenta disputar el "coto de caza" de Condepa cuando logra
acceder al concejo municipal de la ciudad de El Alto en 1991 e intenta disputar el
control de las organizaciones vecinales y gremiales, sin embargo, fracasará en esa lid
después de violentos enfrentamientos entre seguidores de uno y otro bando y la
deserción de sus representantes en el municipio. De 1993 en adelante, la presencia
electoral de UCS será irrelevante en esa zona, la única que fue motivo de pugna
directa.
Si el escenario electoral presenta ese caso peculiar, en el escenario parlamentario la
"competencia" se traducirá en abierta hostilidad: en 1993, frente a las negociaciones
que incluían a ambos partidos en la posibilidad de aliarse con el MNR, la respuesta
condepista fue contundente: "O ellos o nosotros", quedando (auto)marginada de la
1 98 El acompañante de fórmula de Bánzer fue un joven ex-ministro en una coalición que aglutinó varios lideres locales del "movimiento genemcionai". El candidato vicepresidencia1 del MNR fue otro líder local: un ex-alcalde, rival de Johnny Fernández en Santa C m . El candidato vicepresidencia1 del MTR fue un joven empresario de escasa trayectoria en el partido.
mesa de negociaciones. Esta postura era resultado también de una estrategia previa
que se manifestó en el intento -fallido- de inhabilitación de la candidatura de Max
Fernández mediante una solicitud de anulación de la personería jurídica de UCS.
Aparte de las denuncias de supuestos vínculos de Max Fernández con el narcotráfico
que fueron respondidas con demandas de enjuiciamiento por calumnia y
d i f a m a ~ i ó n ' ~ ~ .
Con la desaparición de los líderes fundadores y los cambios en la geografía electoral
de UCS amainaron las razones de la "competencia" entre estos partidos y, en calidad
de socios menores, pasaron a formar parte de la coa!ición gubernamental de 1997.
No tenían potencial de chantaje y su potencial de coalición era intercambiable, por
eso, Condepa fue excluida del gobierno por una decisión unilateral del presidente de
la república. En cambio, en 1993, la sustitución de Condepa por UCS en las
negociaciones y la participación del partido de Max Fernández en la coalición
gubernamental le permitió utilizar su potencial de chantaje pero en el seno del propio
gobierno, mientras Condepa se recluyó en la oposición.
Por otra parte, ambos partidos sufrieron la arremetida de sus rivales para disputarles
SUS "territorios de caza", mientras que ellos tenían marcada debilidad para conseguir
resultados similares por el "encierro social" que padecían y a pesar de sus esherzos
de diversificar su imagen ante el electorado. Precisamente, un hecho curioso está
motivado por esa necesidad de ampliar sus radios de interpelación para disputar
bases electorales de los partidos rivales. Se trata de la presencia alternada de Ivo
Kuljis como candidato vicepresidencia1 por Condepa en 1993 y como candidato
presidencial por UCS en 1997. En el primer caso, fracasa en su intento de sumar
votos a las necesidades condepistas de poner un pie en la región oriental y, en el
segundo, logra una mayor votación que el líder fundador. Rompe con Condepa sin
'" Se puede rastrear uno de los orígenes de esta enemistad: en 1991. Max Fernández declaró que había regalado diez mil dólares a Carlos Palenque para encarar su pelea por la reapertura de RTP. Al señalar que Palenque era un "desagradecido", desató la enemistad del jefe condepista y fue el inicio de una espiral de acusaciones mutuas que agudizó las diferencias entre sus partidos. Se supo que pocos meses antes de la muerte del empresario cervecero se habían reconciliado, pero era tarde para la modificación de las estrategias de sus partidos.