xii concurso de narración y recitado de poesía

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1 XII CONCURSO DE NARRACIÓN Y RECITADO DE POESÍA (CNYRP) Comunidad de Madrid Repertorio Obligatorio para el XII CNYRP de la Comunidad de Madrid Subdirección General de Bilingüismo y Calidad. Dirección General de Bilingüismo y Calidad de la Enseñanza. Consejería de Educación y Juventud. Curso 2020/21

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Page 1: XII Concurso de Narración y recitado de poesía

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XII CONCURSO DE

NARRACIÓN Y

RECITADO DE POESÍA (CNYRP)

Comunidad de Madrid

Repertorio Obligatorio para el XII CNYRP de la Comunidad de Madrid

Subdirección General de Bilingüismo y Calidad. Dirección General de Bilingüismo y Calidad de la Enseñanza. Consejería de Educación y Juventud. Curso 2020/21

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 2

2020/2021

Concurso de Narración y Recitado de Poesía

de la Comunidad de Madrid

REPERTORIO OBLIGATORIO

ÍNDICE:

Romance de la loba parda. Anónimo .................................................................................... 3

Coplas a la muerte de su padre (Fragmento). Jorge Manrique (1440-1479) ........................ 4

Ande yo caliente. Luis de Góngora y Argote (1561-1627) .................................................... 5

La cigarra y la hormiga. Félix María de Samaniego (1745-1801) .......................................... 6

La canción del pirata. José de Espronceda (1808-1842) ....................................................... 7

Olas y Volverán las oscuras golondrinas. Gustavo A. Bécquer (1836-1870) ........................ 9

Si… Rudyard Kipling (1865-1936) ....................................................................................... 11

Un Pleito. -Rubén Darío (1867-1916).................................................................................. 13

Cuando sepas hallar una sonrisa.- Enrique González Martínez (1871-1952) ..................... 15

A Juan Ramón Jiménez.- Antonio Machado (1875-1939) ............................................... 16

El poeta va a caballo y Álamo Blanco. Juan Ramón Jiménez (1881-1958). .................... 17

Deshaced ese verso y Como tú. León Felipe (1884-1968) .............................................. 18

Por el sendero de plata. Gerardo Diego (1896-1987) ..................................................... 20

Muerte de Antoñito el Camborio. Federico García Lorca (1898-1936) .......................... 21

Niño tras un cristal. Luís Cernuda (1902-1966) ............................................................... 22

Delirio del incrédulo. María Zambrano (1904-1991) ...................................................... 23

Oda a la alegría. Pablo Neruda (1904-1973) ................................................................... 24

Las abarcas desiertas. Miguel Hernández (1910-1942) .................................................. 26

El niño que ya no soy. Gabriel Celaya (1911-1991) ......................................................... 27

Los tres cerditos. Roal Dhal (1916-1990) ........................................................................ 28

Isla ignorada. Gloria Fuertes (1917-1998) ....................................................................... 31

Hagamos un trato. Mario Benedetti (1920-2009)........................................................... 33

A Pancho, mi muñeco. José Ángel Valente (1929-2000) ................................................. 34

Flotando en el viento.- Bob Dylan ................................................................................... 37

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 3

Romance de la loba parda. Anónimo

Estando yo en la mi choza pintando la mi cayada,

las cabrillas altas iban y la luna rebajada;

mal barruntan las ovejas, no paran en la majada.

Vide venir siete lobos por una oscura cañada.

Venían echando suertes cuál entrará a la majada;

le tocó a una loba vieja, patituerta, cana y parda,

que tenía los colmillos como punta de navaja.

Dio tres vueltas al redil y no pudo sacar nada;

a la otra vuelta que dio, sacó la borrega blanca,

hija de la oveja churra, nieta de la orejisana,

la que tenían mis amos para el domingo de Pascua.

—¡Aquí, mis siete cachorros, aquí, perra trujillana,

aquí, perro el de los hierros, a correr la loba parda!

Si me cobráis la borrega, cenaréis leche y hogaza;

y si no me la cobráis, cenaréis de mi cayada.

Los perros tras de la loba las uñas se esmigajaban;

siete leguas la corrieron por unas sierras muy agrias.

Al subir un cotarrito la loba ya va cansada:

—Tomad, perros, la borrega, sana y buena como estaba.

—No queremos la borrega, de tu boca alobadada,

que queremos tu pelleja pa' el pastor una zamarra;

el rabo para correas, para atacarse las bragas;

de la cabeza un zurrón, para meter las cucharas;

las tripas para vihuelas para que bailen las damas.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 4

Coplas a la muerte de su padre (Fragmento). Jorge Manrique (1440-1479)

Recuerde el alma dormida,

avive el seso y despierte

contemplando

cómo se pasa la vida,

cómo se viene la muerte

tan callando,

cuán presto se va el placer,

cómo, después de acordado,

da dolor;

cómo, a nuestro parecer,

cualquiera tiempo pasado

fue mejor.

Pues si vemos lo presente

cómo en un punto se es ido

y acabado,

si juzgamos sabiamente,

daremos lo no venido

por pasado.

No se engañe nadie, no,

pensando que ha de durar

lo que espera,

más que duró lo que vio

porque todo ha de pasar

por tal manera.

Nuestras vidas son los ríos

que van a dar en la mar,

que es el morir;

allí van los señoríos

derechos a se acabar

y consumir;

allí los ríos caudales,

allí los otros medianos

y más chicos,

y llegados, son iguales

los que viven por sus manos

y los ricos.

Este mundo es el camino

para el otro, que es morada

sin pesar;

mas cumple tener buen tino

para andar esta jornada

sin errar.

Partimos cuando nacemos,

andamos mientras vivimos,

y llegamos

al tiempo que fenecemos;

así que cuando morimos

descansamos.

Los placeres y dulzores

de esta vida trabajada

que tenemos,

no son sino corredores,

y la muerte, la celada

en que caemos……..

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 5

Ande yo caliente. Luis de Góngora y Argote (1561-1627)

Ande yo caliente

Y ríase la gente.

Traten otros del gobierno

Del mundo y sus monarquías,

Mientras gobiernan mis dias

Mantequillas y pan tierno,

Y las mañanas de invierno

Naranjada y aguardiente;

Y ríase la gente.

Coma en dorada vajilla

El príncipe mil cuidados,

Como píldoras dorados;

Que yo en mi pobre mesilla

Quiero más una morcilla

Que en el asador reviente,

Y ríase la gente.

Cuando cubra las montañas

De plata y nieve el enero,

Tenga yo lleno el brasero

De bellotas y castañas,

Y quien las dulces patrañas

Del rey que rabió me cuente;

Y ríase la gente.

Busque muy enhorabuena

El mercader nuevos soles;

Yo conchas y caracoles

Entre la menuda arena,

Escuchando á Filomena

Sobre el chopo de una fuente;

Y ríase la gente.

Pase á media noche el mar,

Y arda en amorosa llama

Leandro por ver su dama,

Que yo más quiero pasar

De Yepes á Madrigal

La regalada corriente;

Y ríase la gente.

Pues amor es tan cruel,

Que de Píramo y su amada

Hace tálamo una espada

Do se junten ella y él,

Sea mi Tisbe un pastel

Y la espada sea mi diente,

Y ríase la gente.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 6

La cigarra y la hormiga. Félix María de Samaniego (1745-1801)

Cantando la cigarra

pasó el verano entero,

sin hacer provisiones

allá para el invierno.

Los fríos la obligaron

a guardar el silencio

y acogerse al abrigo

de su estrecho aposento.

Vióse desproveída

del precioso sustento,

sin moscas, sin gusanos,

sin trigo y sin centeno.

Habitaba la hormiga

allí tabique en medio,

y con mil expresiones

de atención y respeto

le dijo: “Doña Hormiga,

pues que en vuestros graneros

sobran las provisiones

para vuestro alimento,

prestad alguna cosa

con que viva este invierno

esta triste cigarra que,

alegre en otro tiempo,

nunca conoció el daño,

nunca supo temerlo.

No dudéis en prestarme,

que fielmente prometo

pagaros con ganancias,

por el nombre que tengo.”

La codiciosa hormiga

respondió con denuedo,

ocultando a la espalda

las llaves del granero:

“¡Yo prestar lo que gano

con un trabajo inmenso!

Dime, pues, holgazana:

¿Que has hecho en el buen tiempo?”

“Yo -dijo la cigarra-,

a todo pasajero

cantaba alegremente,

sin cesar ni un momento.

¡Hola! ¿Con que cantabas

cuando yo andaba al remo?

¡Pues ahora que yo como,

baila, pese a tu cuerpo!

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 7

La canción del pirata. José de Espronceda (1808-1842)

Con diez cañones por banda,

viento en popa, a toda vela,

no corta el mar, sino vuela,

un velero bergantín.

Bajel pirata que llaman,

por su bravura, El Temido,

en todo mar conocido,

del uno al otro confín.

La luna en el mar rïela,

en la lona gime el viento,

y alza en blando movimiento

olas de plata y azul;

y ve el capitán pirata,

cantando alegre en la popa,

Asia a un lado, al otro Europa,

y allá a su frente Estambul:

«Navega, velero mío,

sin temor,

que ni enemigo navío

ni tormenta, ni bonanza

tu rumbo a torcer alcanza,

ni a sujetar tu valor.

Veinte presas

hemos hecho

a despecho

del inglés,

y han rendido

sus pendones

cien naciones

a mis pies.»

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

«Allá muevan feroz guerra,

ciegos reyes

por un palmo más de tierra;

que yo aquí tengo por mío

cuanto abarca el mar bravío,

a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,

sea cualquiera,

ni bandera

de esplendor,

que no sienta

mi derecho

y dé pecho

a mi valor.»

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 8

A la voz de «¡barco viene!»

es de ver

como vira y se previene,

a todo trapo a escapar;

que yo soy el rey del mar,

y mi furia es de temer.

En las presas

yo divido

lo cogido

por igual;

sólo quiero

por riqueza

la belleza

sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!

Yo me río;

no me abandone la suerte,

y al mismo que me condena,

colgaré de alguna entena,

quizá en su propio navío.

Y si caigo,

¿qué es la vida?

Por perdida

ya la di,

cuando el yugo

del esclavo,

como un bravo,

sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

Son mi música mejor

aquilones,

el estrépito y temblor

de los cables sacudidos,

del negro mar los bramidos

y el rugir de mis cañones.

Y del trueno

al son violento,

y del viento

al rebramar,

yo me duermo

sosegado,

arrullado

por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento, mi única

patria, la mar.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 9

Olas y Volverán las oscuras golondrinas. Gustavo A. Bécquer (1836-1870)

RIMAS:

- LII -

Olas gigantes que os rompéis bramando

en las playas desiertas y remotas,

envuelto entre la sábana de espumas,

¡llevadme con vosotras!

Ráfagas de huracán, que arrebatáis

de alto bosque las marchitas hojas,

arrastrando en el cielo torbellino,

¡llevadme con vosotras!

Nubes de tempestad que rompe el rayo

y en fuego ornáis las desprendidas orlas,

arrebatado entre la niebla obscura,

¡llevadme con vosotras!

Llevadme, por piedad, adonde el vértigo

con la razón me arranque la memoria...

¡Por piedad!... ¡Tengo miedo de quedarme

con mi dolor a solas!

- LIII -

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamarán;

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 10

pero aquellas que el vuelo refrenaban

tu hermosura y mi dicha al contemplar,

aquellas que aprendieron nuestros nombres,

ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas

de tu jardín las tapias a escalar,

y otra vez a la tarde, aún más hermosas,

sus flores se abrirán;

pero aquellas cuajadas de rocío,

cuyas gotas mirábamos temblar

y caer, como lágrimas del día...

ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos

las palabras ardientes a sonar;

tu corazón de su profundo sueño

tal vez despertará;

pero mudo y absorto y de rodillas,

como se adora a Dios ante su altar,

como yo te he querido... desengáñate,

¡así no te querrán!

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 11

Si… Rudyard Kipling (1865-1936)

Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,

cuando todo a tu lado es cabeza perdida.

Si tienes en ti mismo una fe que te niegan,

y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.

Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera;

si engañado, no engañas, si no buscas más odio,

que el odio que te tengan...

Si eres bueno, y no finges ser mejor de lo que eres;

si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.

Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo;

si piensas y rechazas lo que piensas en vano.

Si tropiezas al Triunfo, si llega tu Derrota,

y a los dos impostores les tratas de igual forma.

Si logras que se sepa la Verdad que has hablado,

a pesar del sofisma del Orbe encanallado.

Si vuelves al comienzo de la obra perdida,

aunque esta obra sea la de toda tu vida.

Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría

tus ganancias de siempre a la suerte de un día;

y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea,

sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.

Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,

aun después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,

y se agarren contigo cuando no quede nada

porque tú lo deseas y lo quieres y mandas.

Si hablas con el pueblo, y guardas tu virtud.

Si marchas junto a Reyes con tu paso y tu luz.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 12

Si nadie que te hiera, llega a hacerte la herida.

Si todos te reclaman y ni uno te precisa

Si llenas el minuto inolvidable y cierto,

de sesenta segundos que te lleven al cielo...

Todo lo de esta tierra será de tu dominio,

y mucho más aún: serás Hombre, hijo mío.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 13

Un Pleito. -Rubén Darío (1867-1916) (Le Fromage, de La Motte)

Diz que dos gatos de Angora

en un mesón se metieron

del cual sustraer pudieron

un rico queso de bola.

Como equitativamente

no lo pudieron partir,

acordaron recurrir

a un mono muy competente;

mono de mucha conciencia

y que gran fama tenía,

porque el animal sabía

toda la Jurisprudencia.

—Aquí tenéis —dijo el gato

cuando ante el mono se vió—

lo que este compadre y yo

hemos robado hace rato;

y pues de los dos ladrones

es el robo, parte el queso

en mitades de igual peso

e idénticas proporciones—.

Aquel mono inteligente

observa el queso de bola,

mientras menea la cola

muy filosóficamente.

—Recurrís a mi experiencia

y el favor debo pagaros,

amigos, con demostraros

que soy mono de conciencia;

voy a dividir el queso,

y, por hacerlo mejor,

rectificaré el error,

si hubiere, con este peso.—

Por no suscitar agravios,

saca el mono una balanza

mientras con dulce esperanza

se lame un gato los labios.

—Haz, buen mono, lo que quieras

—dice el otro con acento

muy grave, tomando asiento

sobre sus patas traseras.

II

Valiéndose de un cuchillo,

la bola el mono partió,

y en seguida colocó

un trozo en cada platillo;

pero no estuvo acertado

al hacer las particiones,

y tras dos oscilaciones

se inclinó el peso hacia un lado.

Para conseguir mejor

la proporción que buscaba

en los trozos que pesaba,

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 14

le dió un mordisco al mayor;

pero como fué el bocado

mayor que la diferencia

que había, en la otra experiencia

se vió el mismo resultado,

y así, queriendo encontrar

la equidad que apetecía,

los dos trozos se comía

sin poderlos nivelar.

No se pudo contener

el gato, y prorrumpió así:

—Yo no traje el queso aquí

para vértelo comer.—

Dice el otro con furor,

mientras la cola menea:

—Dáme una parte, ya sea

la mayor o la menor;

que estoy furioso, y arguyo,

según lo que va pasando

que, por lo nuestro mirando,

estás haciendo lo tuyo.—

III

El juez habla de este modo

a los pobres litigantes:

—Hijos, la Justicia es antes

que nosotros y que todo.

Y otra vez vuelve a pesar

y otra vez vuelve a morder;

los gatos a padecer

y la balanza a oscilar.

Y el mono, muy satisfecho

de su honrada profesión,

muestra su disposición

para ejercer el Derecho.

Y cuando del queso aquél

quedan tan pocos pedazos

que apenas mueven los brazos

de la balanza en el fiel,

el mono se guarda el queso

y a los gatos les responde:

—Esto, a mí me corresponde

por los gastos del proceso.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 15

Cuando sepas hallar una sonrisa.- Enrique González Martínez (1871-1952)

Cuando sepas hallar una sonrisa

en la gota sutil que se rezuma

de las porosas piedras, en la bruma,

en el sol, en el ave y en la brisa;

cuando nada a tus ojos quede inerte,

ni informe, ni incoloro, ni lejano,

y penetres la vida y el arcano

del silencio, las sombras y la muerte;

cuando tiendas la vista a los diversos

rumbos del cosmos, y tu esfuerzo propio

sea como potente microscopio

que va hallando invisibles universos;

entonces en las flamas de la hoguera

de un amor infinito y sobrehumano,

como el santo de Asís, dirás hermano

al árbol, al celaje y a la fiera.

Sentirás en la inmensa muchedumbre

de seres y de cosas tu ser mismo;

serás todo pavor con el abismo

y serás todo orgullo con la cumbre.

Sacudirá tu amor el polvo infecto

que macula el blancor de la azucena,

bendecirás las márgenes de arena

y adorarás el vuelo del insecto;

y besarás el garfio del espino

y el sedeño ropaje de las dalias…

Y quitarás piadoso tus sandalias

por no herir a las piedras del camino.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 16

A Juan Ramón Jiménez.- Antonio Machado (1875-1939)

Era una noche del mes

de mayo, azul y serena.

Sobre el agudo ciprés

brillaba la luna llena,

iluminando la fuente

en donde el agua surtía

sollozando intermitente.

Sólo la fuente se oía.

Después, se escuchó el acento

de un oculto ruiseñor.

Quebró una racha de viento

la curva del surtidor.

Y una dulce melodía

vagó por todo el jardín:

entre los mirtos tañía

un músico su violín.

Era un acorde lamento

de juventud y de amor

para la luna y el viento,

el agua y el ruiseñor.

«El jardín tiene una fuente

y la fuente una quimera...»

Cantaba una voz doliente,

alma de la primavera.

Calló la voz y el violín

apagó su melodía.

Quedó la melancolía

vagando por el jardín.

Sólo la fuente se oía.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 17

El poeta va a caballo y Álamo Blanco. Juan Ramón Jiménez (1881-1958).

EL POETA VA A CABALLO

¡Qué tranquilidad violeta

por el sendero a la tarde!

A caballo va el poeta...

¡Qué tranquilidad violeta!

La dulce brisa del río,

olorosa a junco y agua,

le refresca el señorío...

La brisa leve del río.

A caballo va el poeta...

¡Qué tranquilidad violeta!

Y el corazón se le pierde,

doliente y embalsamado,

en la madreselva verde...

Y el corazón se le pierde.

A caballo va el poeta...

¡Qué tranquilidad violeta!

Se está la orilla dorando.

El último pensamiento

del sol la deja soñando...

Se está la orilla dorando.

¡Qué tranquilidad violeta

por el sendero, a la tarde!

A caballo va el poeta...

¡Qué tranquilidad violeta!

ÁLAMO BLANCO

Arriba canta el pájaro

y abajo canta el agua.

(Arriba y abajo,

se me abre el alma).

¡Entre dos melodías,

la columna de plata!

Hoja, pájaro, estrella;

baja flor, raíz, agua.

¡Entre dos conmociones,

la columna de plata!

(¡Y tú, tronco ideal,

entre mi alma y mi alma!)

Mece a la estrella el trino,

la onda a la flor baja.

(Abajo y arriba,

me tiembla el alma).

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 18

Deshaced ese verso y Como tú. León Felipe (1884-1968)

DESHACED ESE VERSO

I

Deshaced ese verso.

Quitadle los caireles de la rima,

el metro, la cadencia

y hasta la idea misma.

Aventad las palabras,

y si después queda algo todavía,

eso

será la poesía.

II

Poesía,

tristeza honda y ambición del alma,

cuándo te darás a todos… a todos,

al príncipe y al paria,

a todos…

sin ritmo y sin palabras!

III

Sistema, poeta, sistema.

Empieza por contar las piedras,

luego contarás las estrellas.

IV

Ni de tu corazón,

ni de tu pensamiento,

ni del horno divino de Vulcano

han salido tus alas.

Entre todos los hombres las labraron

y entre todos los hombres en los huesos

de tus costillas las hincaron.

La mano más humilde

te ha clavado

un ensueño…

una pluma de amor en el costado.

V

No andes errante…

y busca tu camino.

—Dejadme—.

Ya vendrá un viento fuerte

que me lleve a mi sitio.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 19

COMO TÚ

Así es mi vida,

piedra,

como tú. Como tú,

piedra pequeña;

como tú,piedra ligera;

como tú,

canto que ruedas

por las calzadas

y por las veredas;

como tú,

guijarro humilde de las carreteras;

como tú,

que en días de tormenta

te hundes

en el cieno de la tierra

y luego

centelleas

bajo los cascos

y bajo las ruedas;

como tú, que no has servido

para ser ni piedra

de una lonja,

ni piedra de una audiencia,

ni piedra de un palacio,

ni piedra de una iglesia;

como tú,

piedra aventurera;

como tú,

que tal vez estás hecha

sólo para una honda,

piedra pequeña

y

ligera...

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 20

Por el sendero de plata. Gerardo Diego (1896-1987)

Corriendo va Margarita

por el sendero de plata.

Despepita

el grillo su serenata.

Son a la luna sus trapos

un montoncito de nieve.

Unos sapos

silban su motivo breve.

Va pensando sonriente,

va pensando en Micifuz.

En la frente

lleva un gusano de luz.

Margarita va contenta.

Va contenta Margarita.

Soñolienta

la esperará la abuelita.

Margarita con el viento

corre, con el viento vuela.

¡Cuánto cuento

le sabe contar la abuela!

El cuento de Cenicienta

y el cuento del Ratoncito.

De contenta

bota un brinco y lanza un grito.

Y sobre todos le gusta

aquel de Caperucita.

No se asusta

al oírlo Margarita.

¡Oh, si el lobo la asaltase,

cómo se iba a divertir!

Si asomase

¡oh, cómo se iba a reír!

El engañarla querría:

-Margarita, ¿Adónde vas?

Y abriría

una boca así. No: más...

-¡Ay, que gracia. Mira, lobo.

No me engañas, no me engañas.

No seas bobo,

que ya conozco tus mañas!

Y al pensarlo, Margarita

su fresca risa deslíe.

Qué bonita

se pone cuando se ríe.

Margarita es una niña

que corre por el sendero.

La campiña

duerme a la luz del lucero.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 21

Muerte de Antoñito el Camborio. Federico García Lorca (1898-1936)

Voces de muerte sonaron

cerca del Guadalquivir.

Voces antiguas que cercan

voz de clavel varonil.

Les clavó sobre las botas

mordiscos de jabalí.

En la lucha daba saltos

jabonados de delfín.

Bañó con sangre enemiga

su corbata carmesí,

pero eran cuatro puñales

y tuvo que sucumbir.

Cuando las estrellas clavan

rejones al agua gris,

cuando los erales sueñan

verónicas de alhelí,

voces de muerte sonaron

cerca del Guadalquivir.

*

Antonio Torres Heredia,

Camborio de dura crin,

moreno de verde luna,

voz de clavel varonil:

¿Quién te ha quitado la vida

cerca del Guadalquivir?

Mis cuatro primos Heredias

hijos de Benamejí.

Lo que en otros no envidiaban,

ya lo envidiaban en mí.

Zapatos color corinto,

medallones de marfil,

y este cutis amasado

con aceituna y jazmín.

¡Ay Antoñito el Camborio

digno de una Emperatriz!

Acuérdate de la Virgen

porque te vas a morir.

¡Ay Federico García,

llama a la Guardia Civil!

Ya mi talle se ha quebrado

como caña de maíz.

*

Tres golpes de sangre tuvo

y se murió de perfil.

Viva moneda que nunca

se volverá a repetir.

Un ángel marchoso pone

su cabeza en un cojín.

Otros de rubor cansado,

encendieron un candil.

Y cuando los cuatro primos

llegan a Benamejí,

voces de muerte cesaron

cerca del Guadalquivir.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 22

Niño tras un cristal. Luís Cernuda (1902-1966)

Al caer la tarde, absorto

tras el cristal, el niño mira

llover. La luz que se ha encendido

en un farol contrasta

la lluvia blanca con el aire oscuro.

La habitación a solas

le envuelve tibiamente,

y el visillo, velando

sobre el cristal, como una nube,

le susurra lunar encantamiento.

El colegio se aleja. Es ahora

la tregua, con el libro

de historias y de estampas

bajo la lámpara, la noche,

el sueño, las horas sin medida.

Vive en el seno de su fuerza tierna,

todavía sin deseo, sin memoria,

el niño, y sin presagio

que afuera el tiempo aguarda

con la vida, al acecho.

En su sombra la perla ya se forma.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 23

Delirio del incrédulo. María Zambrano (1904-1991)

Bajo la flor, la rama

sobre la flor, la estrella

bajo la estrella, el viento;

¿Y más allá?

Más allá ¿no recuerdas?, sólo la nada

la nada, óyelo bien, mi alma,

duérmete, aduérmete en la nada.

Si pudiera, pero hundirme.

Bajo la flor, la rama…

Ceniza de aquel fuego, oquedad, agua espesa

y amarga, el llanto hecho sudor

la sangre que en su huida se lleva la palabra

y la carga vacía de un corazón sin marcha.

Bajo la flor, la rama…

De verdad ¿es que no hay nada?

Hay la nada.

La nada, óyelo bien, mi alma.

Duérmete, aduérmete en la nada.

Y que no lo recuerdes. Era tu gloria.

Bajo la flor, la rama…

Más allá del recuerdo, en el olvido,

escucha en el soplo de tu aliento.

Mira en tu pupila misma dentro

en ese fuego que te abrasa, luz y agua.

Bajo la flor, la rama…

Mas no puedo, no puedo.

Ojos y oídos son ventanas.

Perdido entre mí mismo

no puedo buscar nada

no llego hasta la Nada.

Bajo la flor, la rama

sobre la flor, la estrella

bajo la estrella, el viento

¿Y más allá?

Más allá ¿no recuerdas?,

sólo la nada.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 24

Oda a la alegría. Pablo Neruda (1904-1973)

ALEGRÍA, hoja verde

caída en la ventana,

minúscula

claridad

recién nacida,

elefante sonoro,

deslumbrante

moneda,

a veces

ráfaga quebradiza,

pero

más bien

pan permanente,

esperanza cumplida,

deber desarrollado.

Te desdeñé, alegría.

Fui mal aconsejado.

La luna

me llevó por sus caminos.

Los antiguos poetas

me prestaron anteojos

y junto a cada cosa

un nimbo oscuro

puse,

sobre la flor una corona negra,

sobre la boca amada

un triste beso.

Aún es temprano.

Déjame arrepentirme.

Pensé que solamente

si quemaba

mi corazón

la zarza del tormento,

si mojaba la lluvia

mi vestido

en la comarca cárdena del luto,

si cerraba

los ojos a la rosa

y tocaba la herida,

si compartía todos los dolores,

yo ayudaba a los hombres.

No fui justo.

Equivoqué mis pasos

y hoy te llamo, alegría.

Como la tierra

eres

necesaria.

Como el fuego

sustentas

los hogares.

Como el pan

eres pura.

Como el agua de un río

eres sonora.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 25

Como una abeja

repartes miel volando.

Alegría,

fui un joven taciturno,

hallé tu cabellera

escandalosa.

No era verdad, lo supe

cuando en mi pecho

desató su cascada.

Hoy, alegría,

encontrada en la calle,

lejos de todo libro,

acompáñame:

contigo

quiero ir de casa en casa,

quiero ir de pueblo en pueblo,

de bandera en bandera.

No eres para mí solo.

A las islas iremos,

a los mares.

A las minas iremos,

a los bosques.

No sólo leñadores solitarios,

pobres lavanderas

o erizados, augustos

picapedreros,

me van a recibir con tus racimos,

sino los congregados,

los reunidos,

los sindicatos de mar o madera,

los valientes muchachos

en su lucha.

Contigo por el mundo!

Con mi canto!

Con el vuelo entreabierto

de la estrella,

y con el regocijo

de la espuma!

Voy a cumplir con todos

porque debo

a todos mi alegría.

No se sorprenda nadie porque quiero

entregar a los hombres

los dones de la tierra,

porque aprendí luchando

que es mi deber terrestre

propagar la alegría.

Y cumplo mi destino con mi canto.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 26

Las abarcas desiertas. Miguel Hernández (1910-1942)

Por el cinco de enero,

cada enero ponía

mi calzado cabrero

a la ventana fría.

Y encontraban los días,

que derriban las puertas,

mis abarcas vacías,

mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,

ni trajes, ni palabras:

siempre tuve regatos,

siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,

me lamió el cuerpo el río,

y del pie a la cabeza

pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero,

para el seis, yo quería

que fuera el mundo entero

una juguetería.

Y al andar la alborada

removiendo las huertas,

mis abarcas sin nada,

mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado

tuvo pie, tuvo gana

para ver el calzado

de mi pobre ventana.

Toda gente de trono,

toda gente de botas

se rió con encono

de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto, hasta

cubrir de sal mi piel,

por un mundo de pasta

y unos hombres de miel.

Por el cinco de enero,

de la majada mía

mi calzado cabrero

a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas

hallaban en sus puertas

mis abarcas heladas,

mis abarcas desiertas.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 27

El niño que ya no soy. Gabriel Celaya (1911-1991)

Logré el uso de razón.

Perdí el uso del misterio.

Desde entonces, la evidencia,

siempre rara, me da miedo.

Me da miedo cuando ladra

en la perrera mi perro.

Quizá me esté saludando.

Más no lo entiendo. No entiendo.

El niño que fui recuerda.

Me trabaja como un hueco.

El niño que fui me llama

a gritos con su silencio.

Me he mirado en mis retratos,

de marinera, riendo

con rizos rubios y un aire

impertinente y despierto.

¿Quién eras tú? ¿Qué sabías?

Ahora sólo siento sueño.

Me aturde tu desafío

y tu risa me da miedo.

Ya no puedo, sin romperlos,

atravesar los espejos.

Mi sistema no funciona

como solía. Lo siento.

Si funcionara, quizá

no escribiría estos versos.

Lloraría de otro modo.

Lo diría todo en perro.

Pero me creo que soy

algo más que un niño muerto,

y como estoy medio calvo

me hago bucles con mis versos.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 28

Los tres cerditos. Roal Dhal (1916-1990)

El animal mejor que yo recuerdo

es, con mucho y sin duda alguna, el cerdo.

El cerdo es bestia lista, es bestia amable,

es bestia noble, hermosa y agradable.

Mas, como en toda regla hay excepción,

también hay algún cerdo tontorrón.

Dígame usted si no: ¿qué pensaría

si, paseando por el Bosque un día,

topara con un cerdo que trabaja

haciéndose una gran casa... de _paja_?

El Lobo, que esto vio, pensó: "Ese idiota

debe estar fatal de la pelota...

"¡Cerdito, por favor, déjame entrar!".

"¡Ay no, que eres el Lobo, eso ni hablar!".

"¡Pues soplaré con más fuerza que el viento

y aplastaré tu casa en un momento!".

Y por más que rezó la criatura

el lobo destruyó su arquitectura.

"¡Qué afortunado soy! -pensó el bribón-.

¡Veo la vida de color jamón!".

Porque de aquel cerdito, al fin y al cabo,

ni se salvó el hogar ni quedó el rabo.

El Lobo siguió dando su paseo,

pero un rato después gritó: "¿Qué veo?

¡Otro lechón adicto al bricolaje

haciéndose una casa... de _ramaje_!

¡Cerdito, por favor, déjame entrar!".

"¡Ay no, que eres el Lobo, eso ni hablar!".

"¡Pues soplaré con más fuerza que el viento

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 29

y aplastaré tu casa en un momento!".

Farfulló el Lobo: "¡Ya verás, lechón!",

y se lanzó a soplar como un tifón.

El cerdo gritó: "¡No hace tanto rato

que te has desayunado! Hagamos un trato...".

El Lobo dijo: "¡Harás lo que yo diga!".

Y pronto estuvo el cerdo en su barriga.

"No ha sido mal almuerzo el que hemos hecho,

pero aún no estoy del todo satisfecho

-se dijo el Lobo-. No me importaría

comerme otro cochino a mediodía".

De modo que, con paso subrepticio,

la fiera se acercó hasta otro edificio

en cuyo comedor otro marrano

trataba de ocultarse del villano.

La diferencia estaba en que el tercero,

de los tres era el menos majadero

y que, por si las moscas, el muy pillo

se había hecho la casa... ¡de _ladrillo_!

"¡Conmigo no podrás!", exclamó el cerdo.

"¡Tú debes de pensar que yo soy lerdo!

-le dijo el Lobo-. ¡No habrá quien impida

que tumbe de un soplido tu guarida!".

"Nunca podrá soplar lo suficiente

para arruinar mansión tan resistente",

le contestó el cochino con razón,

pues resistió la casa el ventarrón.

"Si no la puedo hacer volar soplando,

la volaré con pólvora... y andando",

dijo la bestia, y el lechón sagaz

que aquello oyó, chilló: "¡Serás capaz!"

y, lleno de zozobra y de congoja,

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 30

un número marcó: "¿Familia Roja?".

"¡Aló! ¿Quién llama? -le contestó ella-.

¡Guarrete! ¿Cómo estás? Yo aquí, tan bella

como acostumbro, ¿y tú?". "Caperu, escucha.

Ven aquí en cuanto salgas de la ducha".

"¿Qué pasa?", preguntó Caperucita.

"Que el Lobo quiere darme dinamita,

y como tú de Lobos sabes mucho,

quizá puedas dejarle sin cartuchos".

"¡Querido marranín, porquete guapo!

Estaba proyectando irme de trapos,

así que, aunque me da cierta pereza,

iré en cuanto me seque la cabeza".

Poco después Caperu atravesaba

el Bosque de este cuento. El Lobo estaba

en medio del camino, con los dientes

brillando cual puñales relucientes,

los ojos como brasas encendidas,

todo él lleno de impulsos homicidas.

Pero Caperucita, -ahora de pievolvió

a sacarse el arma del corsé

y alcanzó al Lobo en punto tan vital

que la lesión le resultó fatal.

El cerdo, que observaba ojo avizor,

gritó: "¡Caperucita es la mejor!".

¡Ay, puerco ingenuo! Tu pecado fue

fiarte de la chica del corsé.

Porque Caperu luce últimamente

no sólo dos pellizas imponentes

de Lobo, sino un maletín de mano

hecho con la mejor... ¡_piel de marrano_!

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 31

Isla ignorada. Gloria Fuertes (1917-1998)

Soy como esa isla que ignorada,

late acunada por árboles jugosos,

en el centro de un mar

que no me entiende,

rodeada de nada,

sola sólo.

Hay aves en mi isla relucientes,

y pintadas por ángeles pintores,

hay fieras que me miran dulcemente,

y venenosas flores.

Hay arroyos poetas

y voces interiores

de volcanes dormidos.

Quizá haya algún tesoro

muy dentro de mi entraña.

¡Quién sabe si yo tengo

diamante en mi montaña,

o tan sólo un pequeño

pedazo de carbón!

Los árboles del bosque de mi isla,

sois vosotros mis versos.

¡Qué bien sonáis a veces

si el gran músico viento

os toca cuando viene el mar que me rodea!

A esta isla que soy, si alguien llega,

que se encuentre con algo es mi deseo;

manantiales de versos encendidos

y cascadas de paz es lo que tengo.

Un nombre que me sube por el alma

y no quiere que llore mis secretos;

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 32

y soy tierra feliz que tengo el arte

de ser dichosa y pobre al mismo tiempo.

Para mí es un placer ser ignorada,

isla ignorada del océano eterno.

En el centro del mundo sin un libro

sé todo, porque vino un mensajero

y me dejó una cruz para la vida

para la muerte me dejó un misterio.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 33

Hagamos un trato. Mario Benedetti (1920-2009)

Compañera

usted sabe

puede contar

conmigo

no hasta dos

o hasta diez

sino contar

conmigo

si alguna vez

advierte

que la miro a los ojos

y una veta de amor

reconoce en los míos

no alerte sus fusiles

ni piense qué delirio

a pesar de la veta

o tal vez porque existe

usted puede contar

conmigo

si otras veces

me encuentra

huraño sin motivo

no piense qué flojera

igual puede contar

conmigo

pero hagamos un trato

yo quisiera contar

con usted

es tan lindo

saber que usted existe

uno se siente vivo

y cuando digo esto

quiero decir contar

aunque sea hasta dos

aunque sea hasta cinco

no ya para que acuda

presurosa en mi auxilio

sino para saber

a ciencia cierta

que usted sabe que puede

contar conmigo.

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XII Concurso de Narración y Recitado de Poesía 34

A Pancho, mi muñeco. José Ángel Valente (1929-2000)

Perdona, viejo Pancho, el no ser por mi culpa

más que esto que eres,

el muñeco de un hombre.

Jamás podrás decir cómo te he obligado

a hacerme compañía:

sea nuestro secreto.

Yo te he liberado de una muerte temprana

(perdóname de nuevo)

entre la ingenua flor de la juguetería.

Te he librado por pena,

acaso por terror,

acaso por creer

(comprendo que no es cierto)

que me pertenecías.

Viejo Pancho de trapo,

de dulce trapo verde,

escribo este poema

copiándote de cerca,

del natural. ¡A ti!

A ti: quién lo diría.

Que pocos lo dirían

que no te conociesen.

Y esto eres ahora,

el muñeco de un hombre.

Ya sé yo que aquel día

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jamás te hubiese visto

a no ser por tus labios,

por tus inmensos labios

y tu enorme nariz

y tus zapatos, Pancho.

Porque tú, Pancho mío, no estabas esperándome.

Esperabas los ojos asombrados de un niño,

el paquete cerrado con lazos cuidadosos,

el grito de alegría.

¿Pero acaso –contesta-

no me has hecho mirarte

con los ojos remotos de un niño olvidado?

Tú callas.

Sí, no ignoro

que no puedo engañarte.

Aquel niño no existe.

Acompañas a un hombre

que te obliga a durar

entre papel y días

y libros y sus sueños.

Qué historia, viejo Pancho,

durar a duras penas

de un lunes a otro lunes,

de un otoño a otro otoño,

mudar la risa en llanto,

el llanto en vida nueva,

los días en más días.

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Te digo que estoy vivo,

en suma. Ya me entiendes.

Tú tienes tu casaca

con un remiendo sólo,

tu cuello almidonado

con su lazo impasible,

el gorro siempre puesto

(no te descubras nunca)

la negra piel de trapo

y los brazos abiertos,

casi crucificados.

Porque también a ti

te hicieron (¡tan grotesco!)

hermoso Pancho mío, a nuestra imagen.

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Flotando en el viento.- Bob Dylan

¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre

Antes de que le llaméis hombre?

¿Cuántos mares debe surcar la blanca paloma

Antes de dormir sobre la arena?

¿Cuántas veces deben volar las balas de cañón

Antes de ser prohibidas para siempre?

La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,

La respuesta está flotando en el viento,

¿Cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba

Para poder ver el cielo?

¿Cuántos oídos debe tener un hombre

Para poder oír a la gente llorar?

¿Cuántas muertes serán necesarias para que comprenda

Que ya ha habido demasiados muertos?

La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,

La respuesta está flotando en el viento,

¿Cuántos años puede permanecer una montaña

Antes de ser arrastrada al mar?

¿Cuántos años pueden algunas gentes vivir

Antes de conocer la libertad?

¿Cuántas veces puede un hombre volver la cabeza

fingiendo no ver nada?

La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,

La respuesta está flotando en el viento.

Versión de Marcelo Covian