xi pregÓn del cargador

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XI PREGÓN DEL CARGADOR a la Semana Santa de San Fernando Organizado por la Asociación "Jóvenes Cargadores Cofrades" J.C.C. bajo el lema "cuando el Cargador se hace pregonero o el Pregonero cargador" a cargo de D. Pedro Vez Palomino pronunciado en el Salón de Actos del Colegio de las Hermanas Carmelitas de la Caridad SAN FERNANDO 03 de abril de 1993 Sábado de Pasión

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pronunciado en el Salón de Actos del Colegio de las Hermanas Carmelitas de la Caridad bajo el lema "cuando el Cargador se hace pregonero o el Pregonero cargador" SAN FERNANDO 03 de abril de 1993 Sábado de Pasión D. Pedro Vez Palomino a cargo de D. Pablo Sánchez Martín A la Semana Santa de San Fernando Pedro Vez Palomino a cargo de ~ 2 ~ (FRAGMENTO) A la Semana Santa de San Fernando Pedro Vez Palomino a cargo de ~ 3 ~

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XI PREGÓN DEL CARGADOR

a la Semana Santa de San Fernando

Organizado por la Asociación "Jóvenes Cargadores Cofrades"

J.C.C.

bajo el lema "cuando el Cargador se hace pregonero o el

Pregonero cargador"

a cargo de

D. Pedro Vez Palomino

pronunciado en el Salón de Actos del

Colegio de las Hermanas Carmelitas de la Caridad

SAN FERNANDO

03 de abril de 1993 Sábado de Pasión

VI PREGÓN DEL CARGADOR

A la Semana Santa de San Fernando

Pedro Vez Palomino

~ 2 ~

PRESENTACIÓN DEL PREGONERO a cargo de

D. Pablo Sánchez Martín

(FRAGMENTO) Una vez más, en esta antesala del Domingo de Ramos, es el cargador el que

se hace pregonero. Por fuera de estas imaginarias caídas, que forman el telón de este teatro, el cargador pierde su anonimato y se sube a un estrado para pregonar. Pregón que habla de la Semana Santa de la madera, y de La Isla de los cielos de tornillos y baterías. La mayoría de los pasos esperan, depositados en sus templos, esa inyección de vida y movimiento que en La Isla se llama carga. Pero antes de todo ello, nos hemos dado cita aquí para escuchar a un cargador. Mañana, estaremos tras las caídas.

Hay tres posibles formas de presentar a un pregonero. La primera sería la poética: lírica que glosa la personalidad del pregonero; es decir, una poesía. Pero como uno no es poeta, la poesía para la ocasión es bien corta, tan corta que solo es una palabra: ¡poderío! La segunda manera sería la histórico - biográfica. De esta manera se suelen llenar muchas cuartillas con el currículum del pregonero.

VI PREGÓN DEL CARGADOR

A la Semana Santa de San Fernando

Pedro Vez Palomino

~ 3 ~

XI PREGÓN DEL CARGADOR a cargo de

D. Pedro Vez Palomino

(FRAGMENTO)

Creo observar cierto estupor en parte del público. Y éste es el motivo de este prólogo al pregón. Después de escuchar atentamente los consejos de una persona que sé que me quiere, ya que lleva ocho años aguantándome, tenía la duda de la chaqueta y corbata, o la ropa con la que me ven. Ella se inclinaba, como se pueden imaginar, por esta ropa. Es el pregón del cargador, me repetía. Mas, al leer esta mañana el Diario de Cádiz, mis dudas se disiparon. Ella tenía como siempre la razón. Me puedo encuadrar, y además me siento orgulloso de que me encuadren, dentro del grupo de los "chauvinistas absurdos", y del fenómeno de los "cañas" o "islitas". Pero quiero dejar constancia de que para mí, creyente y no practicante como usted, que tan bien nos define, mi Semana Santa no es como un TBO; y aunque lo fuera, la conservaría; que mis padres me enseñaron, desde pequeño, a conservar mis juguetes y a no destrozarlos. Quede dedicado, pues, este pregón a mi mujer y, con ella, a todas las mujeres y novias de mis compañeros del mundo de la carga.

Buenas tardes, señoras, cargadores y señores. Cuando nuestro amigo José

González estuvo hablando conmigo, y de sopetón me preguntó si aceptaba ser el undécimo pregonero del cargador, mi sorpresa fue mayúscula. Le pedí dos o tres días para meditarlo y, en ese intervalo de tiempo, me asaltaron mil dudas y cientos de preguntas. ¿Qué méritos tenía para ser el elegido? ¿Qué le podía decir a mis compañeros de carga sobre la Semana Santa, que ellos no supieran? ¿Estaba capacitado para hacer un canto de nuestra Semana Mayor, capaz de hacer vibrar a un público sensibilizado con ella? ¿Iba a descubrir algo nuevo? La respuesta a todas ellas siempre era la misma: un claro y contundente no. Sin embargo, mi contestación, como pueden comprobar, fue: sí. Contestación osada, ya que los que me han precedido en este atril, supieron hacer un maravilloso canto a nuestra Semana Santa. Desde Salvador que las inició, hasta Rafael, que puso el listón muy alto, pasando por Chiqui, Carlos, Zaragoza... Todos fueron superándose unos a otros, y esto me produce temor. Mas esto no importa, ya que lo que diga este cargador, después del concierto de nuestra querida Banda de la Cruz Roja, no tendrá importancia y, afortunadamente, mañana ya estará olvidado.

Porque después de treinta y nueve días desde el Miércoles de Ceniza, hoy es

el pórtico de la Semana que nosotros, amantes del incienso y de todo lo que huela a Pasión, esperamos con ansiedad desde hace un año. Hoy, podemos considerarlo como el día del año que termina. Ya han finalizado triduos, quinarios y demás cultos las hermandades. Los que hemos estado "tocando maera" desde enero, hemos dado por finalizados los ensayos. Tenemos confeccionadas las cuadrillas, realizado los traslados, (o "maeras", que afortunadamente hay acepciones al gusto de todos, desde el más purista, hasta el más cerrado en el habla). Y hoy no existe, hoy es

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A la Semana Santa de San Fernando

Pedro Vez Palomino

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mañana. Es donde todos tenemos puestas nuestras ilusiones, porque ya lleva oliendo a Semana Santa algún tiempo. Y no porque haya llegado la primavera y su huelan los azahares, ni por el olor a incienso que sale de las puestas de los templos en los días de culto, sino porque sencillamente es así. Un día va uno por la calle y le dice al contertulio: Antoñito, ya huele a Semana Santa. Y ya está, no hay más explicación. Y a partir de ahí, todo el mundo comienza a contar los días que van quedando para que llegue el Domingo de Ramos. Y cuando llega, se realiza el milagro que nos viene envolviendo desde hace años en esta Semana. Trepá a trepá, irá transcurriendo la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, desde su Entrada Triunfal en Jerusalén, hasta su Gloriosa Resurrección. Pasaremos por Getsemaní, por su prendimiento, su caminar lento hacia el Gólgota, el encuentro con su Madre, su crucifixión, su descendimiento. Veremos todas estas imágenes como si de fotogramas de una película se tratara.

Porque, al parecer, son las corrientes trentinas, que circulan por bien mediado

el siglo XVI, el motivo del nacimiento de la proliferación de los cultos y representaciones de diferentes escenas de la Pasión que, movidas por seglares, fomentan el culto a las imágenes con su devoción y piedad, en contraposición a corrientes reformistas y religiosas no figurativistas. Esto da lugar a dos tipos de composiciones: los carretones, con escenas de la Pasión, o bien alegóricas, y a las piezas dramáticas que se representaron durante los siglos XVI y XVII y que por Andalucía, especialmente por nuestra tierra, se pierden casi en su totalidad, en beneficio de las composiciones escultóricas, de fácil comprensión para los que las contemplaban. Y es de donde, presumiblemente, nace el Misterio que, bien mirado, es el fundamento de nuestra Semana Santa. Enseña al pueblo los momentos de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo sobre unas andas.

Y, bajo las andas, bajo los pasos, nosotros, los cargadores; delante de ellos,

dirigiéndolos, los capataces. El ser cargador, todos lo sabéis, es duro. Va acompañado de esfuerzo, de sudor, de fatiga. De luchar diariamente con el cansancio, el saber hacer, el querer obedecer y el anonimato, gracias a las caídas, aunque ya no estén fruncidas. Es duro porque todo lo que tiene vida cambia, y el cargador no iba a ser menos. Se ha tenido que someter a la ley del cambio. Hace ya algunos años desaparecieron las cuadrillas profesionales y comenzaron a aparecer las cuadrillas a secas. Al igual que de ser llamados gentes del trajín pasó a llamárseles cargadores, cuando nacen las cuadrillas a secas, en particular una, se empieza a adjetivizar distinguiéndolas como hermanos, cofrades, aficionados, jóvenes o, simplemente, niñatos. ¿Acabarían llamándonos así? Seguramente todos lo sentiríamos, porque no nos gustaba, ni nos sigue gustando la infantilización del nombre, (que no del trabajo, que éste es ahora más duro que nunca, por el mayor peso y otras causas, de las que luego hablaremos), de los dedicados a una actividad que fue siempre de hombres, ¡y muy hombres!, por cierto. aunque desde algún tiempo a la actualidad comenzáramos a desempeñarla jóvenes casi niños.

Y digo lo del mayor peso porque hoy en día hay algunas hermandades que, por completar el Misterio -y voy a decirlo con el mayor respeto- montarían encima del paso hasta la presidencia. Siempre recordaré con simpatía a un cargador que, al ver a un maravilloso Misterio, al que se le había aumentado el numero de figuras, no pudiéndose contener dijo: ¡Hombre, bajaros algunos y meted el hombro!

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A la Semana Santa de San Fernando

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Y otras causas. ¿Cuáles son las otras causas? Son muy simples aunque parezcan lo contrario. No debemos olvidar que un gran porcentaje de los que actualmente cargamos en nuestra Semana Santa procedemos del mundo cofrade. Creo, y es opinión personal, que ahí radica el problema. Porque nos duele el mundo de las cofradías y, aunque queramos abstraernos de ellas, nos es imposible. Hemos sido nosotros lo que, por intentar hacer un trabajo digno y ofrecer el mayor número de facilidades, por cariño y respeto a nuestra Semana Santa y a nuestras hermandades, hemos contribuido a un enfoque del que ahora muchos estamos arrepentidos. Y lo digo con pena, mas sin acritud.

Porque, después de haber pertenecido a la Junta de Gobierno de una

cofradía, llevar treinta y cuatro años de hermano de la misma, y pasar por casi todos los puestos del orden procesional, di con mis huesos debajo de un paso. Y fue entonces cuando mi corazón encontró lo que, sin saber, había estado buscando durante mucho tiempo. Y nació en mí la dicotomía cofrade - cargador. Dicotomía que se mantiene algunos años, los primeros, hasta que la madera va dejando su impronta en mi cuerpo. ¿Qué embrujo tenía esa madera para conseguir que un enamorado de las cofradías dejase de correr por las calles para no perderse un detalle de todas las hermandades que procesionaban (salidas, recogidas, carrera oficial) y, durante algunos años, verlas al cabo de un mes, en casa y en vídeo? Y la balanza comienza a inclinarse hacia el lado de la madera.

Y cuando pretendo hacer una exaltación de la carga, me encuentro con el gran problema de que, debajo de los pasos, hay solamente una cosa: trabajo. Trabajo no remunerado desde hace años, y últimamente hasta criticado. Trabajo realizado con cariño y seriedad, y que no se considera. Trabajo que, al igual que antaño, está mal visto. Trabajo que algunos quieren cambiar, brusca y rápidamente, para que se acople a los cambios que este año tendremos oportunidad de contemplar.

No veremos en la tribuna de nuestra Carrera Oficial al representante de la

cofradía que está pasando por ella. Después de múltiples discusiones, así se ha decidido en el Consejo. Quizás esto no fuera muy sevillano, mas era costumbre en La Isla. Costumbre que podría venir de la profunda raigambre militar que tiene nuestro pueblo. Comparándolo con la milicia, tendría su similitud con el jefe de la fuerza, viendo desfilar a ésta al lado de la autoridad que preside. Tendremos en cambio una magnífica mesa, supongo que bellamente exornada, con libro, a la que se le dará el nombre típico sevillano. Me decía un hijo de... La Isla, con la típica guasa que nos caracteriza: ¡Joé, eso va a parecer el control de firmas de la contrarreloj de la vuelta ciclista!

Se critican los encuentros, ya que al parecer van en contra de la ortodoxia eclesial, y ser en esos momentos cuando el pueblo da rienda suelta a sus más bajas pasiones: silban, vitorean y aplauden. ¡Qué falta de respeto! ¿Y no se considera falta de respeto recoger nuestras imágenes dando la espalda al pueblo? Alguna cofradía que hace esto, en lugar de contar los ¡quietos! que hace su cuadrilla, podría observar que cada año asiste menos público a la recogida. Mas no importa, el que nos esté de acuerdo con nosotros, que no venga a vernos. Eso se llama humildad.

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A la Semana Santa de San Fernando

Pedro Vez Palomino

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Cambios para mí no justificados, aunque algunos intenten justificar culpando de algunos desaguisados a nuestros antecesores. Hace pocos años, leí un artículo titulado: Ética y estética. Tardé un tiempo en ver qué relación podría tener con la Semana Santa, y ahora lo entiendo. Mar veo con estupor que la primera palabra ha sido olvidada y cambiada por otra: estilo. Hoy es lo que priva: estilo y estética. Y no olvidemos la línea. (Pueblo que por cierto yo conocía desde hace varios años). ¡Qué horror! Por lo visto llevamos cincuenta años haciéndolo hortera.

Ya que las hermandades, en cuanto cumplen los cincuenta años (al parecer

es la mayoría de edad) hacen balance y descubren con pavor que el estilo está equivocado, que estéticamente no lucen y que la línea no es la correcta. Y viene el cambio. Ya se nos ha informado de lo que es una cofradía de cola y una de capa. Ya podemos hablar de lo que es el estilo juanmanuelino, de que ahora lo que se lleva son los palios de cajonera, (palio que por cierto a mí, que no entiendo de estilo y estética, y que soy un hortera, siempre me ha recordado la carreta de un simpecado rociero); de que se compraron capas porque, al parecer, eran más baratas que las colas, y de que nuestros mayores que pertenecieron a Juntas eran unos clasistas, por diferenciarse del resto de los que procesionaban.

Real Isla de León, 3 de abril de 1.993, Sábado de Pasión Pedro Vez Palomino

(Joven Cargador Cofrade)