x aniversario del vertido de aznalcóllar: dossierla actuación científica. documento del csic

9
Página 1 de 9 DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN 915 855 243 MADRID [email protected] X aniversario del vertido de Aznalcóllar: la actuación científica EL ACCIDENTE 2 PROTAGONISMO CIENTÍFICO EN LA CRISIS 2 La limpieza 3 Las cifras de la catástrofe 4 La depuración de las aguas 5 DIEZ AÑOS DE RESTAURACIÓN: LA RESPUESTA DE LA INVESTIGACIÓN 5 El cangrejo americano, la nutria y la cigüeña blanca 6 Reforestación en el Corredor Verde del Guadiamar 6 UNA CATÁSTROFE ANUNCIADA 7 ¿EJEMPLO PARA EL FUTURO? 8

Upload: marcos-gutierrez

Post on 24-May-2015

931 views

Category:

Travel


3 download

DESCRIPTION

X aniversario del vertido de Aznalcóllar: dossierla actuación científica. Documento del CSIChttp://www.andalucialiberal.com/20080425-x-aniversario-del-vertido-de-aznalcollar--dossierla-actuacion-cientifica-documento-del-csic.html

TRANSCRIPT

Page 1: X aniversario del vertido de Aznalcóllar:  dossierla actuación científica. Documento del CSIC

Página 1 de 9

DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN 915 855 243 MADRID [email protected]

X aniversario del vertido de Aznalcóllar: la actuación científica

EL ACCIDENTE 2

PROTAGONISMO CIENTÍFICO EN LA CRISIS 2 La limpieza 3

Las cifras de la catástrofe 4

La depuración de las aguas 5

DIEZ AÑOS DE RESTAURACIÓN: LA RESPUESTA DE LA INVESTIGACIÓN 5 El cangrejo americano, la nutria y la cigüeña blanca 6

Reforestación en el Corredor Verde del Guadiamar 6

UNA CATÁSTROFE ANUNCIADA 7

¿EJEMPLO PARA EL FUTURO? 8

Page 2: X aniversario del vertido de Aznalcóllar:  dossierla actuación científica. Documento del CSIC

www.csic.es/prensa

DOCUMENTACIÓN

Tras el accidente en la mina de cobre de Boliden Apirsa en Aznalcóllar, Sevilla, el 25 de abril de 1998, casi un centenar de investigadores liderados por el CSIC se organizaron para emitir un informe científico sobre el impacto del vertido sólo cuatro días después del desastre. Algunos de los expertos que protagonizaron la gestión científica del mayor desastre ambiental de la historia en España hablan de la respuesta dada por la investigación durante estos diez años y se lamentan de que no se hayan sistematizado este tipo de actuaciones.

EL ACCIDENTE Durante la madrugada del 25 de abril de 1998, la balsa de residuos de la mina de pirita de la empresa sueco-canadiense Boliden Apirsa S.L. en Aznalcóllar, Sevilla, se rompió, al producirse una fractura a 14 metros de profundidad por la que escaparon seis millones de metros cúbicos de agua y lodos tóxicos de pirita. Una riada excepcional, que llegó a alcanzar hasta tres metros de altura en algunos puntos, desbordó los ríos Agrio y Guadiamar, contaminó un total de 63 kilómetros de cauce y 4.634 hectáreas de terreno.

La ‘ola tóxica’ ascendió entre dos y tres kilómetros cauce arriba antes de comenzar a descender por el río Guadiamar hacia las marismas de Doñana. No hubo víctimas mortales porque el accidente ocurrió durante la noche. La rotura de la balsa minera de Aznalcóllar ha constituido el mayor desastre ambiental en la historia de España. El vertido tóxico de Boliden fue unas 100 veces mayor que el del Prestige (seis millones de metros cúbicos de aguas ácidas, frente a 63.000 toneladas de fuel).

El vertido anegó entre 500 y 1.000 metros de llanura aluvial hasta llegar a las puertas del Parque Nacional de Doñana. La preocupación por la conservación del emblemático espacio confirió rápidamente una dimensión internacional al accidente.

PROTAGONISMO CIENTÍFICO EN LA CRISIS Un hecho excepcional tras el accidente fue que los protagonistas de la gestión de la crisis, sobre todo en la fase de emergencia, fueron los científicos, que se autoorganizaron para emitir un informe de impacto tan sólo cuatro días después del accidente.

Así lo explica el que era director de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), en Sevilla, cuando se produjo el accidente, el investigador Miguel Ferrer: “El primer informe que le llegó al presidente José María Aznar venía del CSIC, y lo emitimos a los cuatro días. La información era entonces la que se daría después, bastante correcta y muy rápida. El CSIC organizó un comité científico con 90 investigadores,

Página 2 de 9

DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN 915 855 243 MADRID [email protected]

Page 3: X aniversario del vertido de Aznalcóllar:  dossierla actuación científica. Documento del CSIC

www.csic.es/prensa

que dejaron casi todo para centrarse en este tema. Un mes y medio más tarde recibimos el encargo oficial de formar el comité”.

El presidente del CSIC en aquel momento, César Nombela, recuerda la experiencia: “En mi mente estaban otras situaciones anteriores, como la del síndrome del aceite tóxico, de la primavera de 1981, en las que la voz de los científicos quedó oscurecida por una pugna política muy radicalizada. Estaba convencido de que la voz de los científicos expertos era lo primero que se debía oír en circunstancias así, por lo que decidí reunir a un comité de personas del CSIC, muy basado en los expertos de la Estación Biológica de Doñana”.

Nombela rememora que algunos colegas trabajaron entonces sin tregua: “La disponibilidad de todas las personas a las que se pidió colaboración, para trabajar incluso en domingos, aportó un ánimo extraordinario. Pensé que el CSIC no debía defraudar a la sociedad española que lo sostiene y creo que fueron tiempos para poner de manifiesto el valor de la investigación científica. Como investigador, sentí que era un privilegio tener la responsabilidad, con el apoyo del Gobierno, de uno de los principales organismos de investigación del mundo”.

La Comisión de Coordinación de la Emergencia que puso en marcha el Plan de Medidas Urgentes estuvo formada por la Junta de Andalucía y la Administración del Estado y asesorada por un Comité de Expertos, constituido en origen por representantes del CSIC y liderado por uno de sus centros de investigación, la Estación Biológica de Doñana. Más tarde se sumarían otras instituciones científicas y universidades.

La limpieza Miguel Ferrer, el ex director de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), recuerda la toma de decisiones en los primeros momentos: “Lo primero que decidimos, desde el punto de vista práctico, fue la construcción de muros para evitar que el vertido llegara al río Guadalquivir y a Doñana. Desde el punto de vista científico, lo más urgente era tomar muestras de cómo estaba el lugar antes de que llegara el vertido”.

De forma paralela, se paralizó la actividad minera y se cerró la grieta, para evitar que se escaparan los otros 20 millones de metros cúbicos de lodos que aún había en la balsa. Dos días después del accidente, la riada estaba controlada y la zona de influencia del vertido acotada. Se había evitado la entrada en el Parque Nacional de Doñana y el Estuario del Guadalquivir. “Con la construcción del último muro respiramos aliviados, no sabíamos si íbamos a poder pararlo”, detalla Ferrer.

“Lo que más me impresionó era ver venir el agua y a los peces saltar fuera, porque el agua ácida tenía un pH de 2,5 y los peces preferían morir asfixiados que abrasados”, describe el ex director de la Estación.

La antigua corta (mina a cielo abierto) de Aznalcóllar sirvió de depósito para los lodos recogidos. Los expertos también aconsejaron el procedimiento idóneo para la limpieza: retirada manual de los residuos y uso de maquinaria adaptada al terreno,

Página 3 de 9

DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN 915 855 243 MADRID [email protected]

Page 4: X aniversario del vertido de Aznalcóllar:  dossierla actuación científica. Documento del CSIC

www.csic.es/prensa

para evitar la pérdida de los semilleros y la capa fértil del terreno. A petición también de la comunidad científica, se mantuvieron los lodos en algunas zonas para que estas parcelas sirvieran de testigos donde investigar los efectos de la contaminación original.

La Junta de Andalucía prohibió asimismo toda actividad agrícola, pesquera y ganadera en la zona, y las cosechas de los terrenos cultivados fueron retiradas, para garantizar la salud pública.

Una estrategia de comunicación basada en la transparencia y la objetividad fue clave para acabar con la alarma social generada en un primer momento. “Recuerdo que la gente nos paraba por la calle para agradecernos que se estuviera contando la verdad”, declara el ex director de la Estación Biológica de Doñana (CSIC).

Las cifras de la catástrofe El comité científico advirtió de que los dos millones de metros cúbicos de lodos y los cuatro millones de metros cúbicos de aguas ácidas tenían que ser retirados antes de las lluvias del otoño, que multiplicarían los efectos de la contaminación. Con la suerte de cara, se acometieron las tareas de recogida durante 208 días en los que no llovió en ningún momento, a pesar de que el año anterior había resultado bastante lluvioso (hecho que favoreció la rotura de la balsa por exceso de presión).

El 64% de la superficie afectada correspondía a espacios protegidos del actual Espacio Natural de Doñana. En los primeros días tras el vertido, se llegaron a recoger en los cauces más de 37 toneladas de peces, 170 kilogramos de cangrejo rojo y 40 ejemplares de rana común. La cantidad de peces muertos recogidos sería equiparable al total de bailas contabilizadas en la Lonja del Puerto Pesquero de Huelva en 2003. La superficie contaminada fue equivalente a 6.482 campos de fútbol y el volumen del vertido equiparable a 630,76 veces el de la Giralda.

Aunque mucha de la fauna que se encontraba en el terreno aluvial pudo desplazarse, fue necesario recoger 890 huevos y 14 pollos de aves que en ese momento se encontraban en fase de reproducción o incubación.

La magnitud del accidente supuso un despliegue sin precedentes ante un desastre ambiental. La limpieza y restauración del Guadiamar le costaron a la Junta de Andalucía y al Ministerio de Medio Ambiente 165.396.261 euros. Los investigadores realizaron 15.110 análisis, con 3.128 puntos de muestreo.

Un total de 868 operarios recogieron siete millones metros cúbicos de lodos y tierras contaminadas, ayudados por 500 camiones de limpieza que recorrieron casi 17 millones de kilómetros (lo que equivaldría a que hubieran dado 424,16 veces la vuelta a la Tierra, sobre la línea del Ecuador).

El vertido contenía la mitad de los metales pesados conocidos, así como un tercio de los elementos químicos, como uranio, arsénico, cobre, plomo, cadmio, zinc y talio. Estos elementos con gran movilidad podían introducirse en los acuíferos y

Página 4 de 9

DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN 915 855 243 MADRID [email protected]

Page 5: X aniversario del vertido de Aznalcóllar:  dossierla actuación científica. Documento del CSIC

www.csic.es/prensa

en la cadena alimentaria, y estaban compuestos por partículas pequeñas susceptibles de ser inhaladas. Según los expertos, esto confería al vertido una peligrosidad potencial elevada.

La depuración de las aguas Otro de los grandes problemas era resolver qué hacer con los 2,5 millones de metros cúbicos de aguas tóxicas que quedaron embalsadas en la zona de Entremuros (el encauzamiento artificial del Guadiamar y otros afluentes). Un nuevo informe científico-técnico desaconsejaba el desagüe directo al Guadalquivir, por lo que las aguas tuvieron que ser depuradas in situ. Con este cometido, se construyeron ad hoc dos depuradoras, una de emergencia y otra convencional. La depuración se inició dos meses después del accidente y finalizó antes de los tres meses recomendados.

La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía dictaminó, finalizada la primera fase de la limpieza, que había que limpiar nuevamente el tramo asignado a Boliden Apirsa S.L. La multinacional no tuvo en cuenta los informes científicos y empleó maquinaria pesada, lo que afectaría de forma negativa a la recuperación del suelo y la vegetación de la zona. Boliden no quiso asumir los costes de esta segunda limpieza, que fue afrontada por la Junta de Andalucía. La compañía minera no ha pagado ninguno de los costes del accidente ambiental del que fue responsable, y aún no ha sido condenada por los tribunales.

La primera fase de la limpieza se inició ocho días después del accidente y se realizó en un tiempo récord de siete meses. La segunda fase se prolongó desde los últimos meses de 1998 hasta el año 2000. Se eliminaron el 99% de los contaminantes vertidos.

DIEZ AÑOS DE RESTAURACIÓN: LA RESPUESTA DE LA INVESTIGACIÓN El conocimiento científico sería clave también después de la primera fase de emergencia para acometer la restauración del corredor del Guadiamar. En 1999, el investigador del CSIC Joan Grimalt coordinó un número monográfico en la revista The Science of the Total Environment sobre los estudios realizados tras el vertido.

La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía puso en marcha dos programas de investigación multidisciplinares, PICOVER (1999-2003) y SECOVER (2003-2006), para remediar los efectos negativos del vertido y analizar su impacto en los suelos, la fauna y la vegetación. En estos dos programas intervinieron varios centros del CSIC y diferentes universidades.

Un Programa de Seguimiento y Remediación analizó los niveles de contaminación en seres vivos de los elementos más abundantes del vertido: zinc, plomo, cadmio, cobre y arsénico. Todos los estudios realizados apuntan la necesidad de continuar con el seguimiento de los efectos del vertido sobre las diferentes poblaciones de seres vivos, dado que se requeriría de un mayor registro de datos para conocer los efectos subletales que puedan causar los elementos traza (elementos químicos que tienen una concentración baja, inferior al 0,1 %) tóxicos en el medio. Los análisis

Página 5 de 9

DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN 915 855 243 MADRID [email protected]

Page 6: X aniversario del vertido de Aznalcóllar:  dossierla actuación científica. Documento del CSIC

www.csic.es/prensa

también apuntan a fuentes de contaminación ajenas al vertido, como los organoclorados de los pesticidas procedentes de la explotación agrícola.

El proyecto de restauración Doñana 2005, a su vez, supuso un conjunto de actuaciones para regenerar hídricamente las marismas de la zona.

El cangrejo rojo americano, la nutria y la cigüeña blanca Tres especies de animales han sido estudiadas como bioindicadores del estado de la zona tras el vertido: el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), la cigüeña blanca (Ciconia ciconia) y la nutria (Lutra lutra).

La abundancia de cangrejo rojo americano estuvo gravemente afectada por el impacto inicial del vertido, aunque después presentaría una gran capacidad de recuperación. La concentración de metales pesados y arsénico en los tejidos del cangrejo sigue mostrando valores altos en las estaciones más cercanas a la mina, aunque, en general, existe una tendencia a disminuir en el tiempo.

La nutria americana ya había sido utilizada como indicador de los niveles de contaminación del ecosistema en el naufragio de Exxon-Valdez en 1989, dado que es un depredador situado en la cúspide de la cadena trófica. La concentración de metales detectada en las heces de la nutria continúa siendo más elevada en la zona del Guadiamar. La tendencia observada, que no se ha mantenido, fue de reducción rápida de las concentraciones tras las labores de remediación. Los niveles de contaminación por cadmio, por ejemplo, se han estabilizado, lo que apunta a una fuente de contaminación ajena a la mina.

El registro histórico de datos de las poblaciones de cigüeña blanca desde 1973 facilitó el estudio de esta especie como indicador de calidad ambiental. Los investigadores analizaron el daño en el ADN de estas aves, que relaciona la contaminación por metales con la patología ósea (con deformaciones en pico y patas) de los pollos que han nacido en la colonia desde 1999, sobre todo durante el primer año después del vertido.

Los daños observados en el ADN y la reducción en la respuesta inmune de las aves también indican una posible relación directa con los pesticidas utilizados en los cultivos agrícolas de la zona. Los resultados preliminares del análisis a nivel poblacional apuntan hacia un menor éxito reproductor de la colonia tras el vertido.

Uno de los investigadores del CSIC implicado en estos estudios de seguimiento, Miguel Delibes, valora la investigación realizada durante estos años: “Se ha hecho mucha y buena investigación, tanta que se han descubierto problemas que existían antes del vertido y no se conocían”.

Reforestación en el Corredor Verde del Guadiamar Diferentes estudios señalan que las diferentes especies de plantas leñosas y herbáceas presentan niveles normalizados de metales pesados, excepto pequeños núcleos contaminados. Dentro de las medidas de restauración de la vega del Guadiamar, tras terminar las labores de limpieza y remediación de suelos, se

Página 6 de 9

DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN 915 855 243 MADRID [email protected]

Page 7: X aniversario del vertido de Aznalcóllar:  dossierla actuación científica. Documento del CSIC

www.csic.es/prensa

procedió a la reforestación con especies autóctonas, como álamo blanco, sauce, encina, acebuche y algarrobo, entre otras. Las últimas crecidas del río confirman el regreso a su dinámica y morfología natural, con el restablecimiento de la funcionalidad de antiguos brazos y áreas inundables.

El proyecto Corredor Verde del Guadiamar pretende restaurar esta zona para convertir el cauce del río en el corredor de conexión entre Sierra Morena y Doñana. El actual director de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), en Sevilla, Fernando Hiraldo, afirma: “Gracias al proyecto Corredor Verde del Guadiamar la zona está mejor que antes del vertido, y como público, todos la podemos disfrutar”.

Para Delibes, “el corredor es una buena idea, pero a corto plazo no puede conectar áreas distantes, salvo para especies que se muevan con facilidad en áreas humanizadas, y que, tal vez, ya estuvieran conectadas antes. Su mejor efecto a corto plazo ha sido reducir la contaminación local y las tomas de agua en verano, así como potenciar la sensibilización hacia la naturaleza”.

“La otra gran acción que se puso en marcha como consecuencia del vertido, el Proyecto Doñana 2005, ha sido enormemente beneficiosa. Sin embargo, se ha quedado corta. Los problemas de las aguas que inundan Doñana y que se pretendían atajar distan mucho de estar solucionados”, añade Hiraldo.

UNA CATÁSTROFE ANUNCIADA Diferentes trabajos científicos previos al vertido, realizados por investigadores del Instituto de Recursos Naturales de Sevilla, así como otros centros de investigación del CSIC y universidades, mostraban que la contaminación procedente de la mina recorría el Guadiamar y alcanzaba Doñana.

El suroeste de la Península Ibérica, y en concreto la faja pirítica ibérica, ha sido explotada desde tiempos de los romanos, por lo que la zona ha estado expuesta a la contaminación que este tipo de minería genera durante siglos. El mineral se muele, se lava, y los sulfuros metálicos se separan por flotación, un proceso que genera enormes cantidades de residuos. Después, este residuo se conduce a la balsa donde se estabiliza y almacena.

La pirita de Aznalcóllar fue explotada desde 1975 por la compañía española Apirsa, y a partir de 1987 por la empresa sueco-canadiense Boliden Apirsa, que produjo el cese total de la actividad minera en el año 2000. La empresa española Cobre Las Cruces tiene previsto empezar a producir pirita próximamente en una nueva mina en Gerena, Sevilla.

Con anterioridad al vertido, la cuenca del río Guadiamar era una zona bastante degradada por la acción antropogénica, la presión urbanística y la inexistencia de regulación en la explotación agrícola de la zona, con cultivos que llegaban hasta las márgenes del río.

En 1997, Ferrer, como director de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), se opuso a la ampliación de la balsa y pidió un plan de emergencia para que, en caso de

Página 7 de 9

DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN 915 855 243 MADRID [email protected]

Page 8: X aniversario del vertido de Aznalcóllar:  dossierla actuación científica. Documento del CSIC

www.csic.es/prensa

rotura, los lodos y aguas ácidas no se extendieran por la cuenca del Guadiamar y llegaran a la reserva de Doñana. La estabilidad e impermeabilidad de la balsa de residuos mineros de Aznalcóllar fueron denunciadas también, unos meses antes del accidente, por distintas organizaciones, como Ecologistas en Acción, la Confederación Ecologista Pacifista Andaluza y la plataforma Salvemos Doñana.

El director de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) en la actualidad, Fernando Hiraldo, se lamenta: “Con independencia de las responsabilidades de los demás, que sin duda las hay y son muchas y graves, para mí resulta obvio que la ciencia no tuvo la fuerza suficiente para convencer a la sociedad de que se enfrentaba a un peligro cierto y serio antes de que ocurriera el accidente.”

¿EJEMPLO PARA EL FUTURO? El presidente del CSIC cuando se produjo el vertido, César Nombela, no cree que se haya aprendido de la gestión de la crisis vivida en 1998: “Aprender la lección significaría que en otras situaciones similares se actúa desde el primer minuto, sin esperar instrucciones de nadie, para estudiar lo que ocurre, hacerlo público y proponer soluciones si se tienen claras. Por desgracia, cuando se hundió el Prestige en el otoño de 2002, cuatro años más tarde, no se actuó así desde el primer momento”.

El ex director de Doñana, por su parte, reflexiona sobre las acciones que se llevaron a cabo entonces, y las que se pondrían en marcha hoy día si un accidente semejante se repitiera: “Yo pensé que la actuación de 1998 era un ejemplo que iba a cundir, pero no ha sido así, nuestra actuación fue anecdótica. Sin ir más lejos, en la gestión de la crisis del Prestige no se tuvo en cuenta a los científicos. No se ha sistematizado un protocolo. Si vuelve a pasar algo parecido, la resolución de la crisis va a depender exclusivamente de las personas a las que les toque tomar decisiones, no de la respuesta organizada que hayan planificado las instituciones. Entonces decidimos las personas a las que nos tocó y acertamos, pero nos podíamos haber equivocado”.

Ferrer califica la recuperación de la zona de “magnífica”, y añade: “Quedan dos cosas pendientes, la guinda del pastel, en esta recuperación espectacular e incomparable: mejorar la funcionalidad del corredor verde y garantizar su conectividad, así como el sellado definitivo de la presa. Sigue entrando contaminación al río Agrio [afluente del Guadiamar]. Había filtraciones antes de la rotura, y sigue habiéndolas”.

Para Hiraldo: “No sólo se limpió algo que parecía imposible, sino que también se recuperó para todos un espacio como la cuenca del Guadiamar. No obstante, no sé si hemos aprendido la lección. Quisiera creer que sí, pero tengo serias dudas. Viendo cómo se ha llevado el proyecto de la mina de Las Cruces, cuyos desechos contaminantes van también al Guadalquivir, pienso que no. No es que el proyecto, ya en marcha, no cumpla ley, bueno estaría, es que creo que era necesario un debate mucho más intenso y pensando en el largo plazo”.

Página 8 de 9

DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN 915 855 243 MADRID [email protected]

Page 9: X aniversario del vertido de Aznalcóllar:  dossierla actuación científica. Documento del CSIC

www.csic.es/prensa

Página 9 de 9

DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN

El actual director de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) lanza diferentes preguntas: “¿Cómo quedará la zona cuando el precio del cobre baje y la compañía minera abandone?, ¿de verdad lo limpiarán y restaurarán ellos?, ¿y si quiebra la compañía también?, ¿por qué no se ha contado con grupos científicos potentes para evaluar el coste a largo plazo y los riegos a corto? En fin, las preguntas son muchas, las respuestas que he oído también, pero no me han convencido. El matrimonio ciencia-sociedad de nuevo no ha funcionado”.

Héctor Garrido, coordinador. Guadiamar. Ciencia, técnica y restauración. Colección Divulga, Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

915 855 243 MADRID [email protected]