weber, max, dos cartas sobre el país vasco

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    MAX WEBER:DOS CARTAS SOBRE EL PAS VASCO

    Max Weber

    Max Weber a Helene WeberDeba12 de septiembre de 1897

    Deba 12.9.97

    Hotel Deba

    Acaba de llegar tu carta!

    Querida madre:

    Ni en San Sebastin ni en Bilbao se han recibido segn parece cartas

    tuyas. Espero que en los prximos das podamos comunicarnos, pues nuestrasltimas noticias datan de hace casi catorce das. Tambin es posible que el ser-vicio espaol de correos esos vagos sea culpable de todo y que los funcio-narios, a los que dej mi direccin, hayan tirado sin ms las cartas.

    Ayer noche estuve en el Club Alemn de Bilbao, jugando al skat y bebien-do cerveza Pilsen con el cnsul, con quien previamente haba cenado y bebido

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    un magnfico vino del Mosela algo diferente a las bebidas locales. Previa-mente se haba revelado como hermano del crtel de Tubinga.

    El camino hacia Bilbao a travs del paisaje montaoso es una de las cosas

    ms hermosas que he visto. Castaos, pltanos y robles llenan los valles; en losclaros que dejan crece el maz y los arbustos de pimienta espaola, ambos conhojas grandes y de un gris oscuro y brillante, dando color a los ricos camposcultivados. Por todas partes, entre y en los montes, pueden verse las pequeasaldeas, compactamente agrupadas en torno a sus iglesias, las cuales, con excep-cin de un rosetn circular y sin ornamentacin situado en el lado estrecho yde una ventana situada en lo alto del lado alargado, son casi siempre edificiosirregulares y sin ventanas, que apenas consisten en algo ms que paredes, con-trafuertes y un corto campanario cuadrado situado en cualquiera de las esqui-

    nas. (As es tambin la iglesia de Deba. Todas ellas son poco vistosas en el exte-rior, si bien ciertamente grandes, parecidas a fortalezas. No obstante, al entraren el oscuro espacio interior puede verse que sus bvedas, en su mayora deestilo gtico temprano, son regulares y a menudo estn divididas en tresnaves, y que, adems, ese interior est adornado con gran cario, alcanzandogran belleza en muchos casos. Cada feligrs trae consigo una pequea lmparapara poder leer, y se arrodilla junto a ella en el suelo; una imagen ciertamentepeculiar.) La ruta hasta Bilbao transcurre durante dos horas por este paisajemontaoso, cuya configuracin recuerda ciertamente a Alemania, si bien stees ms exuberante y rico en colores. Este tipo de paisaje contina hasta unameseta en torno a Durango, una pequea ciudad rodeada de ricas huertas acuyo sur se alzan repentinamente, a modo de gigantesca sierra, altos peascosdentados en todas las formas imaginables, alzados oblicuamente en el aire,montes que son el lmite con el norte de Castilla. Uno conserva estas vistasmontaosas y otras similares hasta acceder al valle del Nervin, donde se ubicaBilbao. El propio Bilbao est situado en un estrecho valle, rodeado de altosmontes muy prximos al ro. ste sube de nivel con la pleamar, hasta tal punto

    que permite el acceso de grandes buques hasta el casco urbano. La escasez deespacio ha obligado a construir edificios de 5 6 alturas. Las estrechas callesdel Casco Viejo apenas permiten ver el cielo. Cada casa tiene o bien su serie de5 balcones uno sobre otro, con sus cortinajes colgando, o bien las msmodernas unos cajones de cristal de 5 pisos de altura a partir del primer pisouna serie de miradores de madera y cristal. Nervin abajo se extiende elmoderno ensanche de la ciudad, rpido en su crecimiento, pues Bilbao estinmerso en un acelerado desarrollo. Ya en los valles montaosos del camino yen los paseos en torno a la ciudad puede uno darse cuenta de que no slonuestro Hotel, sino tambin todas las casas de campo y los pintorescos pue-blecitos tienen iluminacin elctrica de Siemens & Halske (cuyo ingenierotuve ocasin de conocer en Bilbao) basada en el aprovechamiento hidrulico.Puede advertirse, adems, que incluso en lo ms alto de las montaas han bro-tado pequeos ncleos de capitalismo: aqu cementeras, all fbricas de maqui-naria, aceras, plantas siderrgicas, fbricas de muebles, etc.

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    En Bilbao, sin embargo, siguiendo una media hora ro abajo y luegosubiendo se modifica todo este paisaje. Sobre el valle y montaa arriba seobservan viaductos, funiculares para carbn y vagonetas de mineral, rales deferrocarril y mecanismos basculantes que bajan hasta el mismo ro. Las minasde hierro de aqu, actualmente las ms grandes del mundo en este tipo deexplotacin, se han tragado ya por completo varios montes y siguen en funcio-namiento. La devaluacin del papel moneda conduce a que las 3 pesetas que sepagan de salario cuesten al empresario expresado en marcos ahora slo los2/3 de las 3 pesetas que vala anteriormente. Los trabajadores son reclutadosentre la nueva generacin de campesinos, gente excelente, inteligente y fuerte,completamente moderna y asimilable a la del norte de Europa. Estos trabaja-dores deben cumplir puntualmente con todo lo que se les exige. Al mismo

    tiempo, se escuchan relatos tremendos sobre las dimensiones de la explotacincobros en especie, vida en barracones, similares a las ms triviales formasde principios de este siglo en Inglaterra. En esas condiciones puede exportarsehierro a Inglaterra, exportacin que continuar creciendo. Tras veinte aos sehabrn agotado las minas de hierro. Entonces llegar el turno de las hastaahora inaccesibles minas de Galicia y Asturias, y Bilbao estar acabado. Hastaentonces, sin embargo, quedan dos dcadas de rpido desarrollo capitalista, ycuando junto a la gran industria textil catalana situada en torno a Barcelona seinicie la explotacin de las minas de hierro de los Pirineos an sin ferroca-rril, y cuando los aranceles sobre el carbn, que an frenan el desarrollo dela industria del hierro, hayan promocionado suficientemente la minera de car-bn y sean suprimidos, entonces el norte de Espaa podr ser el escenario deun desarrollo industrial, si bien esta potencialidad de desarrollo puede ser fre-nada por los tristes sucesos polticos. Los peridicos de Madrid parecen, enparte, haber dado ya Cuba por perdida. En cualquier caso, la latente bancarro-ta estatal contina poco a poco su lenta marcha. Una de las ms importantesfuentes locales de ingresos y por lo tanto de impuestos, el vino, ha dejado

    ya atrs su poca dorada.En la desembocadura del Nervin, que hasta aqu desde Bilbao mediahora de trayecto en el tren elctrico constituye un nico muelle, se encuen-tran frente a frente Portugalete y la playa de Las Arenas, cada una en una orilladel gran ro, que en esta zona est rodeado por altas costas y, en uno de loslados, por un elevado monte de cumbre cnica. Ambas localidades estnconectadas sobre el ro por un puente colgante, el cual consta de dos elegantespilares de hierro uno en cada orilla de altura similar a la torre de una igle-sia, que estn unidos mediante colgantes y rieles de hierro y de los que cuelgauna barcaza que se mueve a poca altura sobre las aguas del ro. El paisaje esms hermoso aqu, si bien no existe la deseable conexin directa con Bilbaodesde Las Arenas. Sin embargo, desde que ha llegado el buen tiempo estamosrealmente contentos. Ayer noche, disfrutando del reflejo de todos los coloresdel arco iris en el mar, caminamos a lo largo de los acantilados hasta la desem-bocadura del siguiente ro. En este lugar se halla un hermossimo pueblecito

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    pegado al acantilado que abriga la baha. Frente a l como es habitual sedivisa un puerto en miniatura, con una estrecha entrada entre dos maleconesde pared de piedra. Un lugar ejemplar, lleno de botes de pesca de empavesadomulticolor. En el camino de vuelta se elevaba del mar una luna de color rojooscuro.

    Hoy hemos viajado durante algunas horas hacia el otro lado, atravesandohermosas zonas montaosas que sin quererlo nos recuerdan Tubinga y losvalles y montes de la patria de Lutero. Vamos camino de Azpeitia, un pequeopueblo que, como todos los de aqu, a medioda tiene un mercado lleno decampesinos, cerdos y alborotos de todo tipo; est situado en un elevado valle,amistoso y frtil, rodeado por montes, de los cuales algunos tienen cimas grisesy peladas y otros cumbres verdes y arboladas. A un cuarto de hora, entre risue-

    as praderas y jardines, se encuentra el convento de Loyola, construido en ellugar de nacimiento de San Ignacio y que conserva todas las reminiscencias deste. Recientemente se le ha aadido una iglesia que, a pesar del negro mrmolde su interior, produce una impresin poco agradable debido a que estpedantemente recargada. El resto es seminario. Despus de comer en un hotelde los alrededores fuimos conducidos a travs de toda la coleccin de reliquiasy reminiscencias en compaa de campesinos, un capuchino, un jovendiscpulo con su director espiritual, un judo que se una a todas las reverencias(claramente un banquero) y diversas damas. En el convento no est autorizadala entrada de mujeres. Y resulta que esto era realmente lo nico que mereca lapena ver. Luz elctrica, lavado a vapor, W.C., magnficos jardines conventuales,hermosos patios, fuentes de agua corriente con vasos y toallas todo muy lim-pio, y celdas pintadas de blanco con cama, cmoda y mesa para los jvenessacerdotes y aclitos. En la puerta hay una hoja donde figuran las obligacionesinmediatas que les corresponden, con una clavija que indica lo asignado a cadauno. Tambin existen diversas aulas. Los alumnos descienden la escalera engrupos de 40-50 como una silenciosa tropa cumpliendo el mandato de

    absoluto silencio imperante, camino del refectorio donde una mesa enforma de herradura est dispuesta para la comida.La biblioteca estaba curiosamente equipada en cuanto a objetos alemanes

    se refiere: la pice de rsistence (sic) era Ennoblecimiento del estilo alemn,un mamotreto desaparecido hace ya tiempo. Cuando uno siente y ve entrareste aire delicioso y en absoluto serio del hermoso paisaje montaoso del exte-rior, el contraste entre los hombres y el edificio y los alrededores resulta real-mente especial. En cualquier caso, nadie se dara cuenta de que este paraje es lapatria del fundador de la Orden de los Jesuitas, del mismo modo que al con-templar las pacficas aldeas costeras nadie se dara cuenta de que en una deellas aqu, en las cercanas fue asesinado por anarquistas el presidente delgobierno espaol C hace cuatro semanas.

    Con esto termino la charla por hoy. No tienes razn al pensar que es unsacrificio para m. Al contrario, la forma ms cmoda de llenar el tiempodespus de la cena es recorrer las vivencias del da mediante una amplia con-

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    versacin, pues de esa forma uno mismo gana claridad sobre lo vivido. Marian-ne te pide que le hagas enviar el segundo tomo de Ruhe ist die erste Brgerp-flicht* de Alexis a Heidelberg. Por lo dems no hay ms peticiones, aparte demuchos y cariosos saludos.

    Estaremos aqu hasta el final de la semana o quizs incluso hasta el lunes.Las cartas que como tarde se enven el viernespodremos recibirlas aqu. A par-tir de entonces nuestra direccin es la siguiente: para el lunes poste restante(sic) de Zaragoza. Luego, hasta el jueves, poste restante (sic) de Barcelona.Tenemos intencin de hacer una pequea visita al convento de Montserrat enBarcelona, antes de iniciar el regreso a casa.

    (Traduccin de Javier Rodrguez Martnez y Koldo Morales Belda.)

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    * (N. del T.) La tranquilidad es la primera obligacin ciudadana.

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    Max Weber a Helene WeberLas Arenas18 de septiembre de 1897

    Las Arenas 18.9.97

    (Escrito transversalmente.)

    Tenemos dos cartas tuyas:1) la de Irn

    2) la de DevaHe mandado que me reexpidan todo a Bilbao, pero quin sabe cunto tar-darn esta panda de vagos de Correos.

    Querida madre:

    Dices que en circunstancias normales quizs no fuera bueno recibir estadiversidad de impresiones como las que estamos experimentando, y tienesrazn. Pero en una situacin en la que era imposible siquiera pensar en traba-

    jar, no habra podido permanecer quieto en un sitio. Los nervios se van cal-mando y o echbamos el ancla en algn sitio o volvamos a Heidelberg. Pero losegundo, lo preferible, no puede hacerse por Berthe, cuyas ltimas noticias noeran buenas, por lo que nos quedaremos cuanto sea posible, hasta el 2 de octu-bre. Respecto de lo primero, el tiempo lo dificulta, con el que hemos tenidomala suerte. Hay mucho viento del Sur y es evidente que a Marianne no lesienta bien la humedad de aqu; lo cual, por cierto, no me lo esperaba. Hasufrido esta noche el acceso ms fuerte de asma desde que nos casamos y an

    no se ha librado de l. Es algo hereditario (nada peridico), que lleva con unapaciencia de la que yo carezco. Con todo y con eso, seguimos con la idea de ira Aragn, cuyo clima es seco, y luego al Mediterrneo. El martes nos vamos aZaragoza 13 horas! y, a continuacin, a Barcelona, donde estaremos untiempo. Visitaremos el monasterio de Montserrat y luego a casa. De trabajar deverdad, con el viaje de vuelta que nos queda, no hay ni que hablar. Como eslgico, tampoco el nimo est en disposicin de recrearse despreocupadamenteen la naturaleza como en otras ocasiones. De modo que no queda sino dejarque la diversidad de sensaciones a que tenemos aqu acceso acte sobre uno yque se fortalezcan completamente los nervios y se pongan en condiciones deprofundizar con objetividad en nuestras vivencias. Esto ya est conseguido.

    Adems, he visto y odo tantas cosas interesantes que por ese lado el viaje noha sido infructuoso. Si ahora te las cuento minuciosamente es sobre todo por-que, dada la diversidad de las impresiones, resulta grato, llegada la noche, reca-pitularlas y resumirlas. Eso es lo que voy a hacer ahora.

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    Ya antes de llegar aqu, y tambin aqu, habamos tenido suficientes opor-tunidades de constatar el contraste tremendo que hay entre la laboriosidad dela poblacin de estas hermosas provincias y la mezquindad de la Administra-cin espaola. La bajeza empieza por los funcionarios. El Estado no confa niun solo cntimo a los empleados de Correos. Los sellos no pueden adquirirseen ventanilla, sino slo en los estancos del monopolio de tabacos, que se encar-gan de despacharlos al pblico quedndose con un porcentaje1. El giro postalno existe, y los valores declarados, solamente internacionalmente. Al telegrafiarse comprende la razn que asiste al Estado para obrar as, pues es la nica oca-sin en que el funcionario ingresa dinero. A la entrega del telegrama te dan,mediante pago, un recibo. De no hacerlo, a menos de que uno sea cliente habi-tual, el telegrama no llega a su destino y el empleado se guarda la peseta en el

    bolsillo. Esto nos ha sucedido ya dos veces y sucede aqu a todo hijo de vecino.En cambio, los campesinos son de los ms maravillosos del mundo. Alparecer no he podido comprobarlo, se trata de arrendatarios hereditariosde los grandes terratenientes (dueos todava de una parte del bosque y de losmontes). Los arrendatarios poseen un derecho sucesorio de primogeniturasobre sus caseros. Toda la estructura social del pas, los usos e instituciones dela sociedad, son estrictamente democrticos. Al contrario de lo que ocurre enel interior de Espaa, donde hay grandes latifundios y costumbres feudales,aqu no se hacen distingos entre las clases; por ejemplo, en la mesa de la fonda,

    nadie recibe ms atenciones que los dems. Cuando los terratenientes van a sushasta cierto punto encantadoras, pero sencillas, casas de campo, para irse decaza a los montes, se amoldan al lenguaje y a los hbitos del lugar. La discipli-na eclesistica es rgida. Es ella la que impone que, por lo general, nicamentese baile aqu de modo abierto, y, por cierto, muy garbosamente. A su influenciase debe, probablemente tambin, el uso en los pueblos de horribles trajes debao de color negro o marrn que cubren todo el cuerpo. Los que se llevanaqu en Las Arenas, junto al puerto internacional, son parecidos a los nuestros.

    El bajo clero, sin estudios superiores, alterna con los campesinos de formanatural y amistosa, y comparte sus aficiones: fumar, que incluso lo hacen disi-muladamente en las ceremonias religiosas y en los entierros, y escupir. El estra-to superior del clero parece estar compuesto aqu por jesuitas, reconocibles porsu faja negra. En las poblaciones pequeas, los servicios pblicos municipalescomprenden adems de la escuela, oficialmente obligatoria, pero apenas fre-cuentada plazas de mdicos retribuidas. (Sus titulares no tienen derecho acobrar honorarios, aunque las personas acomodadas les pagan voluntariamen-te. Su nmero es elevado; junto a ellos hay medicos [sic]que ejercen privada-

    mente y que anuncian en la va pblica su cabinete [sic]como si se tratase deuna barbera.) El municipio tiene a su cargo tambin la contratacin de jugla-

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    1 (N. del T.) Esta prctica sigue vigente hoy en da. Weber, por su situacin psicolgica, muyirritable, interpreta las diferencias con su pas de origen en trminos de corrupcin, lo cual tienemucho de cierto, salvo en este caso. Es notable su incapacidad para entender lgicas distintas a lasuya propia. La falta de serenidad en su estado de nimo no le beneficiaba.

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    res que, en cada atardecer y los domingos a medioda, se ponen a tocar lamsica para acompaar el baile y el paseo. Tambin las ciudades, como, porejemplo, Bilbao, tienen su banda de msica. Adems est el paseo (sic) poruna avenida si hace buen tiempo; si hace malo, por todas partes hay soportalesamplios adosados a menudo a la iglesia o a la casa consistorial. El paseo (sic)representa aqu, para todos los estamentos sociales, el papel que nuestro bailede sociedad desempea como lonja matrimonial. Desde la criada hasta la seo-rita, todas estn all los domingos a la hora de la msica, envueltas en su man-tilla y casi siempre con mam. Por mediacin de alguien, los pretendientessolicitan autorizacin para caminar con la seorita. En las clases superiores,la mam no falta. Como entre las familias no hay trato como el que nosotrospracticamos, el mutuo conocimiento de los futuros esposos se limita con fre-

    cuencia a las conversaciones del paseo (sic). Por lo general no hay esponsa-les: el novio, o bien se presenta un buen da como pretendiente y se casa, obien se esfuma. El baileconcierne slo a la clase inferior. Las clases acomoda-des no bailan ni ofrecen reuniones de sociedad. nico lujo de las damas: searreglan para ir a la iglesia (2 veces al da) y para ir de paseo (cada anochecer ylos domingos a medioda). El marido vive en el caf. Intereses culturales: nin-guno. Al llegar la noche, a la cama con las gallinas; por la maana, acicalndo-se hasta la hora de misa; en casa, nada, slo hijos, perdn. Cada municipio,adems, tiene a su cargo el frontn: un ngulo formado por dos paredes muyaltas sobre un suelo enlosado frecuentemente cubierto donde el juego depelota vasca, similar al lawn-tennis, se practica a diario. Cuando se trata decompeticiones como hoy en Bilbao constituye un espectculo pblico.Este juego es la diversin popular ms importante, junto a las corridas detoros, a cuyo atractivo no se sustraen los alemanes residentes aqu. Muy pecu-liar es el gremio de pescadores de sardinas en los pueblecitos costeros. Cadacaptura es llevada a la lonja y, sea quien sea el pescador, pertenece al gremio.Existe, pues, un comunismo gremial. La pesca se vende en subasta, para la que

    hay una pequea lonja donde cada uno de los asentadores del gremio respecti-vo tiene su puesto fijo y numerado. El subastero vocea un precio y luego lo varebajando: 30, 29 3/4, 29 1/2, etc., hasta que un asentador aprieta un botnque hay junto a su puesto, sale su nmero, y as adquiere preferencia para rea-lizar cuanta compra quiera al ltimo precio voceado. Las sardinas, en parte,son revendidas frescas; la otra parte se ponen en aceite all mismo. Si los pre-cios bajan mucho, se iza una bandera roja que significa prohibicin de hacersea la mar. Clsica institucin gremial!

    Los municipios y los distritos de las provincias vascas se autoadministranen forma estrictamente democrtica. No existe ningn impuesto general delEstado, sino que las provincias, que no pagaban nada a Espaa hasta la ltimaguerra carlista, contribuyen ahora con una reparacin de guerra fija. Elimporte se cubre exclusivamentecon los gravmenes tradicionales sobre el sueloy sobre los artculos de primera necesidad. El patrimonio y las rentas estnexentos. Por otra parte, el rgimen electoral se basa en el sufragio universale

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    igual de todos los que llevan dos aos domiciliados en el municipio. Esto signi-fica que, en la prctica, la eleccin es un negocio de compra-venta. Para la dediputado a Cortes el voto cuesta 25 pts. (= 25 francos, actualmente slo 13marcos). Las papeletas de los partidos estn impresas y cada una de ellas constade dos talones separables: uno se le da al elector para que vote; emitido elsufragio, ste recibe el otro taln como pagar cobrable de la caja del partido.Lo mismo ocurre en las elecciones municipales. La capacidad tributaria delcapital acta como capacidad adquisitiva de voto: en lugar de impuestos, lospudientes pagan el soborno electoral. Esta organizacin democrtica ha reem-plazado a la vieja junta (sic) de los vascos, cuyos derechos se hallaban consig-nados en los furos (sic): una asamblea de notables que se reuna junto alroble sagrado de Guernica, a dos horas de tren de aqu, en un hermoso valle.

    El tronco del roble, ya reseco, desde hace siglos reemplazado por uno nuevo, seconserva en una urna de cristal como reliquia sagrada nacional. Lo estuvimosviendo en el viaje, y a uno le recuerda la Vehmlindede Dortmund2. La Casa de

    Juntas donde se celebran las sesiones durante los ltimos siglos3 es de una sen-cillez del mejor gusto. Las juntes (sic) fueron motores del movimiento carlis-ta, por lo que se suprimieron en 1875, despus de la ltima guerra4. Tambinahora est en marcha un movimiento separatista carente, sin embargo, de por-venir5. Lo que se quiere es no estar sujetos a la contribucin6.

    Es sorprendente que esa democracia d lugar a una Administracin efi-caz, pues hay que reconocer que el estado de las vas pblicas, la limpieza delas ciudades, etc., son mucho mejores de lo que cabra esperar; mejores inclu-so, por ejemplo, que en el sur de Francia (excluyendo Burdeos). La altapor-quera comienza por el Gobernador, primer funcionario estatal. Sobre estoscimientos se est desarrollando el ms moderno capitalismo con una furiaextraordinaria. Una maana estuve con el ingeniero de la Orconera en lasminas de hierro de la empresa sus socios son Krupp, dos ingleses y tres ocuatro espaoles de parecido calibre cuyo terreno ha sido arrendado a una

    familia vasca terrateniente7

    a la que la compaa paga un canon de un chelnpor cada tonelada de mineral extrada. Dado que se extraen anualmente unmilln de toneladas, pagan un milln de chelines por ao. La sociedad, cuyodirector es un cierto seor Gill hermano o primo, a juzgar por su aspecto,del berlins fallecido, equipa las minas, que comprenden toda una montaa,con ferrocarriles, cargaderos, etc., y dirige la explotacin. La contratacin demano de obra est adjudicada en cada mina a un contratista que percibe untanto por ciento por tonelada extrada y hace un gran negocio. Por su parte, la

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    2 (N. del T.) Tilo sagrado bajo el cual se administraba justicia en la Edad Media.3 (N. del T.) De hecho, fue construida en 1826.4 (N. del T.) La guerra termin en 1876 y la Juntas se suprimieron en 1877.5 (N. del T.) Se est refiriendo, sin duda, al movimiento nacionalista promovido por Sabino

    Arana a partir de 1893.6 (N. del T.) Se refiere al lema el Fuero es no pagar.7 (N. del T.) Se est refiriendo a los hermanos Ybarra y Gutirrez de Caviedes, los socios vascos.

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    compaa reparte la produccin, en bruto, entre los socios, los cuales la utili-zan, la funden, etc., en sus empresas respectivas. Los dividendos nominalessuelen llegar a un 40 50%.

    No hay en el mundo cosa ms imponente que estas minas. Ninguna regla-mentacin administrativa limita la audacia del tcnico. Se sube en una loco-motora o en un pequeo vagn enganchado al tren de mercancas de la mina,viajando luego hacia lo alto en una de las vagonetas colgantes del funicular queascienden a toda velocidad mientras del otro extremo del cable las vagonetascargadas a rebosar se deslizan rpidamente hacia abajo. A unos mil pies dealtura se puede observar el febril aplanamiento de la montaa en forma deterrazas, donde slo se trabaja al raso. Para los varios millares de obreros hansido construidos por la compaa, pegados a estos montes, poblados con igle-

    sias, hospitales, puestos de polica, tabernas, guarderas, inmersos en una sucie-dad a veces repelente: constantemente se ven marcas de viruela negra, etc. Lagran masa de trabajadores no cualificados son gallegos; los cualificados ba-rrenadores, etc. son vascos, que estn muy solicitados y perciben jornalesms altos: entre 14 y 15 reales = 3 1/2 pesetas al da: un sueldo nada bajoincluso comparado con Alemania. El problema tcnico se reduce al transporte;es decir, no se trata sino de hacer bajar hasta el Nervin, con el mayor ahorroposible de trabajo, las masas parduzcas de mineral que hay a ras de suelo, bajola hierba, y llegan hasta la roca calcrea yacente a una profundidad muchomayor, despus de haberlas partido o haberlas barrenado y haberlas limpiadopor encima de las impurezas de arcilla y otras. No tengo los conocimientos tc-nicos para saber la forma tan sencilla y genial en que resuelven el problema:primeramente, el mineral es vertido desde lo alto en una tolva enorme abiertaen la tierra, por la que pasa a un tnel subterrneo a travs del cual una mqui-na arrastra las vagonetas que lo transportan; una vez cargadas, stas se deslizanpaulatinamente hacia abajo mediante un sistema de planos inclinados, tiranhacia arriba, por su propia inercia, de las vagonetas vacas que se han descarga-

    do abajo y llegan a unos dispositivos automticos donde se vacan volcando sucarga en otras mayores mientras los desechos son arrojados al fondo del valle;al final, el mineral es cargado en barcos, hasta donde llegan por un sinfn decables areos que se cruzan unos con otros a gran altura sobre el valle enpequeas vagonetas, cubos y otros recipientes colgantes. Todo esto, as comolos montes que la mina se va comiendo en direccin a Santander, alzndosesobre el mar y el valle del Nervin humeante por cien chimeneas, es un espec-tculo tan sencillamente grandioso que resulta inolvidable.

    El enorme poder de los capitales invertidos sobre estas bases, que tambinse asientan en el mbito metalrgico, en instalaciones de altos hornos, en talle-res de fundicin, incluso en algunas fbricas algo atrasadas tcnicamente dearmas y maquinaria, junto a todos los ramos imaginables de la produccin, seaprovecha, en proporciones gigantescas, de la deplorable situacin de la Admi-nistracin espaola. Para las personas con quienes he hablado, la venalidad delGobernador, de los ministros y de todos los funcionarios estatales es algo total-

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    mente natural. Por mucho que exageren, la parte de verdad es bastante. Enestas circunstancias, vinculadas a la mala situacin de las finanzas, lo que noso-tros llamamos Cartelle se forman aqu de la forma ms sencilla. Por ejemplo,el gobierno monopoliza la fabricacin de dinamita, lo que significa que elsector privado no puede crear fbricas nuevas. El Gobierno no puede, ni delejos, crearlas l mismo, pues de dnde sacara los medios? En lugar de ello,como en la antigua Roma, se arrendabala recaudacin de todoslos impuestos aempresarios privados a cambio de un tanto alzado y adjudicndola, mediantesubasta, al mejor postor. Del mismo modo se procede con el negocio de laestatalmente monopolizada dinamita. La concesin se otorga mediantesubasta. Naturalmente, slo se formula una oferta: la de las fbricas unidas atal efecto. De modo que ingresan al erario pblico una cantidad anual fija a

    cambio de la concesin del derecho exclusivo de fabricar dinamita sin compe-tencia, y cubren el gasto que ello les supone duplicando como ha sucedi-do el precio del producto. Tal es la consecuencia del monopolio estatal.Exactamente lo mismo ha ocurrido ahora con el petrleo, tambin monopoli-zado estatalmente desde hace poco tiempo. El gobierno sac a subasta elarrendamiento y fij un precio inicial de 18 millones de pesetas al ao. Resul-tado: hay una oferta, procedente de Bilbao, que asciende tan slo a 14millo-nes. Los peridicos estn que trinan, pero cuentan con la posibilidad de que dehecho se acepte la oferta. Y de hecho, aun ofreciendo 2 3 millones de sobor-no anuales, los postores saldran mejor que aceptando la oferta del Estado. Elpetrleo tendra un precio arbitrario. As es como el capital insolente avasallaal Estado inerme por vas formalmente legales.

    Se elogia a los obreros por su sobriedad, por ser de buen conformar, etc.Del confinamiento en el tradicionalismo por obra del clero depende la medidaen que an pueden seguir siendo explotados, tanto en lo poltico como en loeconmico, ms en lo primero que en lo segundo. Actualmente, los socialistasestn trabajando duro. Cuando la democracia llegue en serio, nadie sabe lo

    que podr pasar.Domingo por la noche.Ayer Marianneno me acompa en mi excursin alas minas, porque por la noche haba tenido un fuerte ataque de asma. La deayer a hoy ha sido, desgraciadamente, mucho peor. La pobrecita ha estado todala noche sentada en la cama esforzndose espantosamente para aspirar aire. Envista de ello, hemos renunciado a hacer cuanto tenamos previsto hoy, y se hapasado el da entero en cama. Por fortuna, esto la ha mejorado. Entre tanto hesabido de lo perjudicial de este clima para personas con afecciones respirato-rias. El director Gill, que es tuberculoso, se morir a consecuencia de ello. Par-tiremos hacia Zaragoza, el martes a primera hora a ser posible, pasando porMiranda de Ebro y descendiendo a lo largo del valle del Ebro. El jueves segui-remos para Barcelona. Es una gran pena, porque la playa de aqu es magnficay las olas son gigantescas. Toda la comarca es preciosa, pero ms vale as. Espe-ro que una vez en el Mediterrneo se le pasar; eso es lo que dicen aqu.

    Termino. Las cartas que salgan hasta el sbado a primera hora las recibire-

    DOS CARTAS SOBRE EL PAS VASCO

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  • 7/24/2019 WEBER, Max, Dos Cartas Sobre El Pas Vasco

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    mos en Barcelona, poste restante (sic). Todo lo dems de que tratas en tu cartalo dejo para otra ocasin. Marianne os saluda tambin, de todo corazn, a ti ya los hermanos.

    Tu Max

    Lunes: Olvid la carta. Las cosas van mejor hoy, despus de que el mdicome ha dado un expectorante. Sigue el mal tiempo. En todo caso, queremos salirmaana.

    (Traduccin de Javier Rodrguez Martnez y Koldo Morales Belda.)

    MAX WEBER

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