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¿Añadir a la lista a Juan José Tamayo? ¿A qué lista? A finales de 1999, citando una carta mía del 95 a un amigo, jesuita en Bolivia, escribía en mi web: Otra cita que en toda reunión de eclesiásticos progres e izquierdosos sale es ésta: Jesús anunció el Reino y vino la Iglesia . Normalmente se recuerda esta frase con un tono de tristeza: "¡Qué pena que ahora tengamos una Iglesia! ¡Qué bien estaríamos si ahora siguiéramos anunciando el Reino". En aquel momento no hice lista ni puse nombres, quizás porque los que solíamos asistir a estas reuiones de “progres e izquierdosos” la habíamos ya oído muchas veces. Más tarde, ya en una reactualización de 2009, añadí unos nombres: Últimamente (2009) he añadido dos ejemplos de autores que citan esta frase dando la impresión de que no la han leído en el libro original. A uno de ellos, lo podríamos colocar a la izquierda; el otro, a la derecha. Schillebeeckx , en Jesús, Historia de un Viviente , (original del 1974, traducción castellana del 1981) dice: Alfred Loisy dijo, no sin ironía, que Jesús predicó el Reino y que lo que vino fue la Iglesia (pág. 372) Ratzinger/Benedicto XVI dijo: Otra variante de estas concepciones que abren un foso entre Jesús y el anuncio de los apóstoles se encuentra en la afirmación, que se ha convertido en famosa, del modernista Alfred Loisy: "Jesús anunció el Reino y ha venido la Iglesia". Son palabras que dejan traslucir ironía, ciertamente, pero también tristeza: en lugar del tan esperado Reino de Dios, del nuevo mundo transformado por Dios, ha llegado algo que es completamente diferente -¡y qué miseria!-: la Iglesia

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Page 1: usuaris.tinet.catusuaris.tinet.cat/fqi_sp04/imp/tamayo_sp.doc  · Web viewLa perspective du royaume s'est élargie et modifiée, celle de son avènement définitf a reculé, mais

¿Añadir a la lista a Juan José Tamayo?¿A qué lista?

A finales de 1999, citando una carta mía del 95 a un amigo, jesuita en Bolivia, escribía en mi web:

Otra cita que en toda reunión de eclesiásticos progres e izquierdosos sale es ésta: Jesús anunció el Reino y vino la Iglesia. Normalmente se recuerda esta frase con un tono de tristeza: "¡Qué pena que ahora tengamos una Iglesia! ¡Qué bien estaríamos si ahora siguiéramos anunciando el Reino".

En aquel momento no hice lista ni puse nombres, quizás porque los que solíamos asistir a estas reuiones de “progres e izquierdosos” la habíamos ya oído muchas veces.

Más tarde, ya en una reactualización de 2009, añadí unos nombres:

Últimamente (2009) he añadido dos ejemplos de autores que citan esta frase dando la impresión de que no la han leído en el libro original. A uno de ellos, lo podríamos colocar a la izquierda; el otro, a la derecha. Schillebeeckx, en Jesús, Historia de un Viviente, (original del 1974, traducción castellana del 1981) dice:

Alfred Loisy dijo, no sin ironía, que Jesús predicó el Reino y que lo que vino fue la Iglesia (pág. 372)

Ratzinger/Benedicto XVI dijo: Otra variante de estas concepciones que abren un foso entre Jesús y el anuncio de los apóstoles se encuentra en la afirmación, que se ha convertido en famosa, del modernista Alfred Loisy: "Jesús anunció el Reino y ha venido la Iglesia". Son palabras que dejan traslucir ironía, ciertamente, pero también tristeza: en lugar del tan esperado Reino de Dios, del nuevo mundo transformado por Dios, ha llegado algo que es completamente diferente -¡y qué miseria!-: la Iglesia

José Mª. Díez-Alegría citaba también esta frase en su libro "Yo creo en la esperanza" (1972). Posiblemente también la citaba de memoria. Así le expresaba mis dudas...

Han pasado los años, y tanto unos (“los progres e izquierdosos”) como otros (los que podríamos considerar de “derechas”) siguen citando la famosa frase de Loisy, sin dar muestras de haber tenido tiempo, en más de un siglo (de 1902 a 2018), de poder leer esta frase en su contexto original, en su libro L’Évangile et l’Église.

Reprocher à l'Église catholique tout le développement de sa constitution, c'est donc

Reprochar a la Iglesia católica todo el desarrollo de su constitución es lo mismo que

Recordando a José Mª Díez-Alegría¿Cómo es que el tema del “Reino de

Dios” desaparece ya en el Nuevo Testamento?

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lui reprocher d'avoir vécu, ce qui pourtant ne laissait pas d'être indispensable à l'Évangile même.Nulle part, dans son histoire, il n'y a solution decontinuité, création absolue d'un régime nouveau; mais chaque progrès se déduit de ce qui a précédé, de telle sorte que l'on peut remonter du régime actuel de la papauté jusqu'au régime évangélique autour de Jésus, si differentes qu'ils soient l'un de l'autre, sans rencontrer de révolution qui ait changé avec violence le gouvernement de la société chrétienne.

reprocharle el haber vivido, algo que no dejaba de ser indispensable al mismo Evangelio. En ningún momento, en su historia, hay una ruptura en su continuidad, una creación absoluta de un régimen nuevo; sino que cada progreso se deduce de lo que le precede y así podemos ir remontando sin encontrar revolución alguna que haya cambiado con violencia el gobierno de la sociedad cristiana -del régimen actual del papado hasta el régimen evangélico centrado en Jesús-, por muy diferentes que sean el uno del otro.

En même temps, chaque pogrès s'explique par une nécessité de fait qui s'accompagne de nécessités logiques, en sorte que l'historien ne peut pas dire que l'ensemble de ce mouvement soit en dehors de l'Évangile. Le fait est qu'il en procède et qu'il le continue.

Igualmente, cada progreso se explica por una necesidad de hecho que viene acompañada de necesidades lógicas, y así el historiador no puede afirmar que el conjunto de este movimiento esté al margen del Evangelio. Procede de él y lo continua.

Des objections qui peuvent sembler très graves, au point de vue d'une certaine théologie, n'ont presque pas de signification pour l'historien.

Algunas objeciones que, según el punto de vista de una cierta teología, pueden parecer muy graves, no tienen casi significación alguna para un historiador.

Il est certain, par exemple, que Jésus n'avait pas réglé d'avance la constitution de l'Église comme celle d'un gouvernement établi sur la terre et destiné à s'y perpétuer pendant une longue série de siècles. Mais il y a quelque chose de bien plus étranger encore à sa pensée et à son enseignement authentique, c'est l'idée d'une société invisible, formée à perpétuité par ceux qui auraient foi dans leur coeur à la bonté de Dieu. 

Es cierto, por ejemplo, que Jesús no había previsto ni reglamentado ninguna constitución de la Iglesia, como si debiera ser un gobierno establecido sobre la tierra y destinado a perpetuarse durante una larga serie de años. Pero hay algo más extraño todavía a su manera de pensar y a su enseñanza: la idea de una sociedad invisible, formada a perpetuidad por aquellos que tendrían fe en su corazón en la bondad de Dios.

On a vu que l'Évangile de Jésus avait déjà un rudiment d'organisation sociale, et que le royaume aussi devait avoir forme de société. Jésus annonçait le royaume, et c'est l'Église qui est venue. Elle est venue en élargissant la forme de l'Évangile, qui était impossible à garder telle quelle, dès que le ministère de Jésus eut été clos par la passion.

Hemos visto que el Evangelio de Jesús tenía ya un principio rudimentario de organización social y que el reino también debía tener forma de sociedad. Jesús anunciaba el reino y es la Iglesia la que ha venido.. Ha venido ampliando y desarrollando la forma del Evangelio, que no podía ser conservado manteniéndose siempre igual, una vez que el ministerio de Jesús hubiera concluido por la pasión.

Il n'est aucune institution sur la terre ni dans l'histoire des hommes dont on ne puisse contester la légitimité et la valeur, si l'on pose en principe que rien n'a droit d'être que dans son état originel. Ce principe est contraire à la loi de la vie, laquelle est un mouvement et un effort continuel d'adaptation à des conditions perpétuellement variables et nouvelles. Le christianisme n'a pas échappé à cette loi, et il ne faut pas le blâmer de s'y être soumis. Il ne

No hay institución alguna sobre la tierra o en la historia humana cuya legitimidad y valor no podamos cuestionar, si partimos del principio que nada tiene derecho a existir si no es en su estado original. Este principio es contrario a la ley de la vida, la cual es un movimiento y un esfuerzo continuo de adaptación a unas condiciones perpetuamente variables y nuevas. El cristianismo no ha escapado a esta ley, y no es necesario criticarlo por haberse sometido a

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pouvait pas faire autrement. ella. No podía hacer otra cosa.

La conservation de son état primitif était impossible, et la restauration de cet état l'est également, parce que les conditions dans lesquelles s'est produit l'Évangile ont à jamais disparu. L'histoire montre l'évolution des éléments qui le constituaient.

Conservar su estado primitivo era imposible y restaurarlo también lo es, ya que las condiciones en las cuales el Evangelio ha surgido han desaparecido ya para siempre. La historia muestra la evolución de los elementos que lo constituían.

Ces éléments ont subi et ne pouvaient manquer de subir beaucoup de transformations; mais ils sont toujours reconnaissables, et il est aisé de voir ce qui représente maintenant, dans l'Église catholique, l'idée du royaume céleste, l'idée du Messie agent du royaume, l'idée de l'apostolat ou de la prédication du royaume, c'est-à-.dire les trois éléments essentiels de l'Évangile vivant, devenus ce qu'ils ont eu besoin d'être pour subsister.

Estos elementos han sufrido -y no podía ser de ninguna otra manera- muchas transformaciones, pero son siempre reconocibles, y no es nada difícil ver qué es lo que representa hoy día, en la Iglesia católica, la idea del reino celestial, la idea del Mesías promotor del reino, la idea del apostolado o de la predicación del reino, los tres elementos esenciales del Evangelio vivo, convertidos hoy día en aquello a lo que se han visto obligados para poder seguir subsistiendo.

La perspective du royaume s'est élargie et modifiée, celle de son avènement définitf a reculé, mais le but de l'Évangile est resté le but de l'Eglise.

La perspectiva del Reino se ha desarrollado y se ha modificado, la de su venida definitiva ha reculado, pero el fin del Evangelio ha permanecido como el fin de la Iglesia.

Alfred Loisy L'Évangile et l'Église Pag 152ss 

Alfred Loisy L'Évangile et l'Église

Pag 152ss 

En ningún momento, en su historia, hay una ruptura en su continuidad,

Nulle part, dans son histoire, il n'y a solution de continuitéEl historiador no puede afirmar que el conjunto de este movimiento esté al margen del Evangelio.

L'historien ne peut pas dire que l'ensemble de ce mouvement soit en dehors de l'Évangile.

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Ha venido [la Iglesia] ampliando y desarrollando la forma del Evangelio

Elle [l’Église] est venue en élargissant la forme de l'Évangile,Las condiciones en las cuales el Evangelio ha surgido han desaparecido ya para siempre.

Les conditions dans lesquelles s'est produit l'Évangile ont à jamais disparu

Pero el fin del Evangelio ha permanecido como el fin de la Iglesia.Mais le but de l'Évangile est resté le but de l'Eglise.

Recordemos que Alfred Loisy, en L ' É V A N G I L E E T L ' É G L I S E , está "dialogando" con Adolf von Harnack, quien en otoño de 1899 había pronunciado en la Universidad de Berlín, con una asistencia regular de más de seiscientos alumnos de todas las facultades, sus famosas conferencias sobre la esencia del cristianismo. Estas conferencias fueron publicadas en 1900 con el título D A S W E S E N D E S C H R I S T E N T U M

Creo que podemos añadir a Juan José Tamayo en la lista de los que citan esta frase sin haber leído el libro, ya que en su escrito Tridecálogo para la descolonización del cristianismo, que yo he podido leer en ATRIO, en el punto 7 dice:

7. Deseclesiastizar el cristianismo. Hans Küng se pregunta si la Iglesia puede apelar razonablemente a Jesús de Nazaret y si está fundada en el evangelio. La respuesta viene de dos autores ideológicamente alejados. El primero es el teólogo modernista francés Alfred Loisy, condenado por el papa Pío X en 1903: “Jesús anunció el Reino y lo que vino fue la Iglesia”. Y yo añado: ¡Qué fracaso! En parecidos términos se expresaba medio siglo después el exegeta católico Rudolf Schnackenburg, biblista de referencia de Benedicto XVI: “No la iglesia, sino el Reino (de Dios) constituye la última intención del plan divino”.

Veintisiete años más tarde (1929), en el PRÉFACE a la quinta edición, Alfred Loisy recuerda -a la vez que confiesa que ya ha perdido buena parte de su buena voluntad primera del 1902- sus discretos esfuerzos para que el catolicismo oficial (“intransigente, encerrado en las fórmulas de los últimos concilios i encíclicas papales, encarnado en la curia romana, gran máquina política por la cual el papado administra los negocios de la religión") comprendiera la necesidad de una reforma indispensable de las doctrinas absolutas del catolicismo oficial (la revelación, la autoridad histórica de los evangelios, la divinidad de Jesucristo, la institución divina de la Iglesia y de los sacramentos),

Una amiga francesa......de la Iglesia Reformada, con la cual mantuve contacto internetero durante unos cuantos años, contacto que por desgracia se perdió, me comentaba que Alfred Loisy (malgré l’estime qu’on peut lui porter et que je lui porte, n’est qu’un obscur professeur dans une université certes pontificale et catholique, mais dont l’envergure n’atteint pas celle de l’École de Paris) no hacía otra cosa que “voler dans les plumes de...” (il s’agit de monter une polémique pas toujours fondée contre un célèbre), a fin de obtener parte de la fama del contrincante (en espérant qu’un peu de la gloire du célèbre professeur retombera sur le modeste professeur de la Catho).

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reconociendo que fue un intento absurdo de un hombre que no pretendía otra cosa que mantenerse lo más cercano posible del catolicismo tradicional.

La doble finalidad que tenía era, por un lado, instruir sin rupturas al clero católico sobre el estado real del problema de los orígenes cristianos, demostrando contra la crítica protestante que este estado no imposibilitaba una apología del catolicismo; que la Iglesia aparecía como un desarrollo necesario y legítimo del Evangelio.

Ou plutôt le double objet qu'il avait en vue était d'instruire sans fracas le clergé catholique sur l'état réel du problème des origines chrétiennes, tout en démontrant contre la critique protestante que cet état ne rendait point impossible l'apologie du catholicisme; que l'Église y apparaissait, au contraire, comme un développement nécessaire et légitime de l'Évangile.

La amiga francesa......anteriormente citada, mantuvo en 2003 (año en que Juan José Tamayo fue condenado por el Vaticano a raíz de la publicación en el año 2000 de Dios y Jesús) contacto -por correo electrónico- con él, ya que Croyants en liberté de la Sarthe preparaban un comunicado de apoyo. Pero citando este párrafo de Tamayo:

Los teólogos modernistas que quisieron compaginar cristianismo y modernidad, derechos humanos e Iglesis, fracasaron en el intento. Uno de los más significativos fue Alfred Loisy (1857-1940), autor de importantes obras exegéicas, entre ellas El Evangelio y la Iglesia, donde puede leerse esta sentencia lapidaria: “Jesús predicó el Reino y vino la Iglesia”

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Para hablar del Reino de Dios anunciado por Jesús (reino que, según el evangelio de Mateo, Juan el Bautista ya lo anunciaba), aconsejo la lectura del libro L O S M I T O S P O L Í T I C O S de Manuel García-Pelayo. Para los que ya no estén acostumbrados a leer “libros”, sino sólo “blogs”, puedo ofrecerles, como “producto de la casa”, esta “página web”, que quizás algunos podrán considerar un poco demasiado larga

anunciado por Juan Bautista y por Jesús,

sin hablar de los romanos?

He leído y releído el libro de Loisy: predica la catolicidad en todas las páginas. Su única ambición consiste en “volar en las plumas de” A. Von Harnack y de su obra La esencia del cristianismo. En mi opinión, no se equivoca: Harnach quería despojar el evangelio de todo lo que era judío para sólo guardar lo que era helenístico (él decía “griego”). Pero Loisy devuelve a Jesús su dimensión judía...La única innovación avanzada por Loisy es la hipótesis -hoy día verificada- de que los evangelios son una relectura de recuerdos de eventuales testimonios (la memoria olvidada y transformada) a la luz de la resurrección. Incluso, a nivel europeo, no parece que fuera una innovación. La corriente Radikal Kritik ya lo había hecho, ¡me parece! Loisy proponía una posición de compromiso doctrinal entre los exegetas protestantes liberales alemanes y las posiciones del Vaticano. Condenando a Loisy, la ECAR (Iglesia Católica Apostólica Romana) se disparaba una bala a su propio pie.Loisy debería ser rehabilitado. Es el primero de una larga serie a quien el Estado concede una cátedra una vez que la Iglesia se la ha quitado. Su posteridad es numerosa.

Entre estos viejos papeles de 2003......he encontrado un correo mío a Juan José Tamayo. Copio estos dos párrafos:

Creo -y lo espero con ganas- que este verano tendremos ocasión de conocernos personalmente, si sigue en pie lo de vuestra venida a los Ejercicios de Lamiarrita.Te adelanto un tema, del cual inevitablemente tendré deseos de hablar contigo: el de la famosa frase de Loisy, que he visto que citabas en uno de tus últimos artículos. Creo que en este punto tendríamos algunas diferencias de interpretación. Si me permites que me haga un poco de “propaganda”, puedes mirar: http://www.tinet.org/~fqi_sp04/loisy_sp.htm ( Reino e Iglesia )

Parece ser que durante estos quince años no ha tenido tiempo de mirar esta página...

Para ampliar el temaReino e Iglesia

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Y si por una de las mil razones que uno pueda tener no hay oportunidad de lerla, puede quedarse al menos con el enunciado de la tercera tesis o afirmación:

Cuando las condiciones psico-sociológicas que hicieron posible la proclamación del Reino de Dios (como una formulación adaptada del mito del "reino feliz de los tiempos finales"), desaparecen, desaparece también la vigencia del tema del Reino de Dios.

El lector (¡Beatus ille!, si ha llegado hasta aquí) habrá advertido que no entro en el tema de fondo que plantea Juan José Tamayo en este número 7: si hay que “Deseclesiastizar” o no el cristianismo y cómo hacerlo. Sólo indico que la frase citada por él del abbé Alfred Loisy no juega a su favor.

Pero la lista de los que citan la frase de Loisy sin haber leído el libro no queda cerrada con la incorporación de Juan José Tamayo. Podemos ampliarla incorporando a Antonio Duato. En su escrito editorial, publicado en ATRIO el 13 de agosto (Inesperada circular de un autor de ATRIO), dice:

Yo sabía ya que esa frase no está en el libro de Loisy El Evangelio y la Iglesia. Aunque tal vez la dijo o escribió en otra parte…

Sin comentarios...

Afirmación insólita en Antonio Duato, ya que él invita a sus lectores Puede quien quiera, ver la cuestión en el  blog de Sunyol   o con más profundidad en Cuadernos de la Diáspora nº 18 (2006) que está accesible en  Servicios Koinonia.

En ambos documentos queda bien patente que la frase en cuestión está en el libro de Loisy L’Évangile et l’Église.

El segundo link señalado por Duato remite a un estudio de 186 páginas de Domingo Melero sobre el modernismo. El estudio incluye los textos de Légaut sobre el modernismo anotados, más una selección de fragmentos, noticias y presentación de algunos de los personajes que padecieron la represión antimodernista. Para la frase en cuestión (La frase más citada) hay que ir a la página 124 del pdf (hasta la 129). La interpretación de D. Melero es coincidente con la mía: después de tantos años podríamos discutir quién depende de quién. Yo argüiría a mi favor que mi publicación llevaba fecha de 1999 y que su estudio era del año 2006; y él replicaría recordándome que los dos libros de Loisy (L’Évangile et l`’Église y Autour d’un petit livre) me los había regalado él.

A quien ha llegado (¡Beatus ille!) hasta aquí también le pueden interesar, a más a más de los links ya señalados, los siguientes:

Una palabra sobre este señor, Alfred Loisy...

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Incluye visita al cementerio de Ambrières, breve estudio sobre la frase de su tumba, un comentario de George Tyrrell, lo que publicó el Observatore romano

George Tyrrell, un jesuita expulsa do Lo que el Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús dice de él

Las dos “ aventuras ”: los modernistas y los curas obreros A través de un intercambio de cartas con Isidoro Galán, cura obrero de Cartagena

La “aventura” de los curas obreros En recuerdo de Siscu, cura obrero de Tarragona, muerto en accidente “peatonal”, al cruzar la carretera de madrugada, camino de la fábrica (1986)

Una “tabla” cronológica sobre el modernismo Incompleta, en proceso de fabricación. La dejo en formato de word, por si alguien la quiere aprovechar y hacer los cambios que estime oportunos. Agradeceré que estos cambios me lleguen...

El Modernismo teológico en Juan Ramón Jiménez Un texto de Juan Ramón Jiménez