wamba el osario de wamba

10
El osario de Wamba, la muerte entre cuatro paredes. “Como te ves, yo me vi, como me ves te verás. Todo acaba en esto aquí. Piénsalo y no pecarás” se puede leer e incluso escuchar de la voz de tu acompañante en el momento de entrar a un cubículo cerrado inundado de calaveras y fémures perfectamente ordenados como en un puzzle de huesos sin límite. Nos encontramos en un caso único en España, un osario con restos de más de 2000 personas entre monjes, mujeres e incluso niños que se recopilaron desde la Alta Edad Media por razones que no se explican. Todo son hipótesis en Wamba, una pequeña localidad vallisoletana en los Montes Torozos con legendario pasado visigótico, mozárabe y que vio posarse a la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén hasta asentarse en el lugar de forma definitiva. El osario de Wamba es un viaje al mundo de la muerte donde el mensaje aparece escritos con tinta de huesos y calaveras. Una metáfora macabra de lo efímero de la vida en uno de los habitáculos monacales que resiten adosados a la iglesia mozárabe de Santa Maria de la O. Wamba: visigoda, mozárabe y hospitalaria

Upload: antonio-lara-munoz

Post on 14-Feb-2016

37 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

El osario de Wamba

TRANSCRIPT

El osario de Wamba, la muerte entre cuatro paredes.

“Como te ves, yo me vi, como me ves te verás. Todo acaba en esto aquí. Piénsalo y no pecarás” se puede leer e incluso escuchar de la voz de tu acompañante en el momento de entrar a un cubículo cerrado inundado de calaveras y fémures perfectamente ordenados como en un puzzle de huesos sin límite. Nos encontramos en un caso único en España, un osario con restos de más de 2000 personas entre monjes, mujeres e incluso niños que se recopilaron desde la Alta Edad Media por razones que no se explican. Todo son hipótesis en Wamba, una pequeña localidad vallisoletana en los Montes Torozos con legendario pasado visigótico, mozárabe y que vio posarse a la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén hasta asentarse en el lugar de forma definitiva.

El osario de Wamba es un viaje al mundo de la muerte donde el mensaje aparece escritos con tinta de huesos y calaveras. Una metáfora macabra de lo efímero de la vida en uno de los habitáculos monacales que resiten adosados a la iglesia mozárabe de Santa Maria de la O.

Wamba: visigoda, mozárabe y hospitalaria

La excepcionalidad de Wamba (pronúnciese Bamba) contrasta con el desconocimiento que se tiene de este insólito apartado de los Montes Torozos con mucho que contar y que se trata de la única localidad española cuyo nombre empieza por W. El porqué de esta denominación llena de orgullo a los wambeños honrados por su glorioso pasado. Y es que la vieja Gérticos vio morir al Rey visigodo Recesvinto y proclamar in situ a Wamba como uno de los últimos monarcas cristianos antes de la invasión musulmana. De ese modo Gérticos pasó en el año 672 d.C a llevar el nombre del rey elegido y entrar en la Historia como un núcleo visigodo de gran importancia.

Se sucederían los siglos desde que llegaran los musulmanes hasta que la Reconquista convirtiera el área en tierra de nadie y después en territorio preparado para ser repoblado. El antiguo templo cristiano visigodo se convirtió en una de las

primeras construcciones mozárabes de la zona, aunque con pocas influencias del sur y numerosos elementos de la arquitectura de la repoblación, al contrario que la iglesia de San Cipriano en San Cebrián de Mazote a la que llegaron constructores provenientes de Córdoba y le dieron un toque andalusí diferente. En Santa María de la O (que hace referencia a la Virgen embarazada) y donde llegaron para quedarse los caballeros seglares de la Orden de los Hospitalarios de San Juan, se puede disfrutar hoy día de composiciones mozárabes, románicas y sobriedades obvias en la nave central, que no en los capiteles bien ornamentados ni en los motivos policromados que se conservan en el altar principal y otras dependencias como la capilla de Doña Urraca (gótica). Como es normal en este tipo de construcciones, es fácil situar una amalgama de estilos como si fuera un collage arquitectónico pegado siglo a siglo.

Alegoría de vida y muerte en el osario de Wamba Pero la bella Santa María tiene algo singular que atrae la atención de los visitantes, y que es lo que yo había venido a ver. Y no es otro que el recinto adosado a un patio del que no queda nada del claustro monacal que fue en el que se guardan los huesos de miles de personas. El osario de Wamba se trata de un habitáculo de cargados matices fúnebres sin parangón en territorio español. Sin bien se tienen documentados otros osarios en el país, pocos de ellos visitables, ninguno es mínimamente comparable en forma y tamaño al que se encuentra este tímido pueblo situado apenas a 17 kilómetros de distancia de Valladolid. De hecho Wamba me trajo recuerdos de la versión original portuguesa en otras capillas de huesos en la región del Alentejo como Elvás, Campo Maior y compañía donde la historia nos muestra que la tradición de recopilar (y apilar) restos óseos siempre fue mucho mayor.

Al otro lado de una puerta de metal en el lateral del claustro más próximo a la fachada norte de la iglesia pude acceder a una de las mayores alegorías de la muerte presentes en Castilla. Una habitación con bóveda de cañón apuntado se abría de manera repentina con un irrefrenable horror vacui en el que huesos y calaveras apiladas de manera concienzuda tapaban los sillares. Sus dimensiones de 6 metros de largo y 4 de ancho parecían aún más grandes de lo que eran en realidad. Ya una vez dentro, creí percibir el ritmo de toda una melodía macabra en la que rostros descarnados sonrientes entonaban una y otra vez el epitafio más famoso de Wamba que dice eso de “Como te ves, yo me vi, como me ves te verás.”

El osario de Wamba impacta hasta el punto de limitar tu vocabulario. A partir de entonces es solo la mente la que se ocupa de situar en la imaginación las procedencias de los cráneos, tibias y fémures que participan en una composición de tinieblas y moraleja manriqueña. Es un lugar donde las coplas son sólo las osamentas en las que una capa de telarañas aparece tejida entre las cuencas de los ojos y mandíbulas entreabiertas.

La vieja capilla de los huesos vallisoletana fue mucho mayor de lo que podemos ver hoy día. El paso del tiempo y los muchos descuidos llegaron a su cénit en los años cincuenta en los que el Doctor Gregorio Marañón llenó dos camiones enteros de huesos y calaveras para estudiarlos en la Universidad Complutense de Madrid, los cuales nunca regresaron al pueblo. Se certificó que los restos procedían de los siglos XIII a XVII, y que pertenecían no sólo a hombres sino también a mujeres y niños. Si bien siempre se había pensado que correspondían únicamente a los frailes que habitaron el monasterio durante una larga etapa existen más hipótesis lanzadas por los historiadores que determinan que el osario es producto de que se vaciara un viejo camposanto que ya no existe en el municipio e incluso que se recogieran cadáveres de hospitales y otros cementerios de distintas localidades de Castilla y León.

Es decir, se mezclan explicaciones motivadas por la practicidad aprovechada para la necesidad de la época de dejar mensajes claros de muerte y reflexión a los vivos.

Hay ancianos que recuerdan cómo cuando eran niños se jugaba con huesos que pertenecían al osario y que su esparcimiento era seña de las dimensiones del habitáculo original, cuyas calaveras – dicen – tocaban el mismo techo. El actual osario tiene que ver con la conciencia tomada por algunos wambeños para preservar una singularidad creada siglos atrás. Y gracias a ellos tenemos la suerte de poder ser testigos de un rincón que, por supuesto es tétrico y pone la piel de gallina, pero que es parte de una historia de vida y muerte entre cuatro paredes.

Wamba, de poco más de 300 habitantes, guarda numerosos secretos desde los tiempos en que los godos ocupaban la península ibérica. Y en Santa María se encuentra uno de los que merece la pena contar. Cuando lo descubráis no os olvidéis de dejar la puerta cerrada al salir y seguir disfrutando de una vida que realmente son dos días.

Información y horarios para visitar la iglesia y osario de Wamba

La iglesia de Santa María de la O abre los sábados de 11:00 a 13:30 y de 16:30 a 18:00 horas. Los domingos y festivos la apertura se retrasa a las 12:00 horas, el resto sigue igual. En días de diario, con la salvedad de los lunes, se deberá llamar al teléfono 679142730 para realizar la visita. Y aunque la entrada es oficialmente gratuita, se pide un donativo de 1´50€ por adulto para ayudar a mantener el templo y el curioso osario de Wamba.

+ Más información oficial sobre este y otros destinos de la provincia en la web del Patronato de Turismo de la Diputación Provincial de Valladolid www.provinciadevalladolid.com.

- See more at: http://www.elrincondesele.com/osario-wamba-valladolid/#sthash.yUhgIi0E.dpuf