von hayek, f. august. “la pretensión del conocimiento”, en los premios nobel de economía...

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\/ | r Y.*4 f'q. r.' \-e*r , n 2 lu,ce+ovr l7C1 - FRIEDRICH AUGUST VON HAYEK Nlcr¡o en Viena el 8 de mayo de 1899. Hijo del doctor August von Hayek, profesor de botánica en la Universidad d'e Viena, y de Felicitas née Jurasch,ek. Asistió aI liceo en Viena. PreStó servi' cios de guerra en el ejército austro-hrlngaro:(Frqnte italiano), I9l7-I918. Estudios en la Universidad de Viena, 1918-1921, Doctor en jurisprudencia, 1921, doctor en re]aciones políticas, !923. Al servicio del gobierno austriaco como cons,ulto,r legal, encargado temporalmente de la ejecución de las disposiciones del Tratado de Paz, l92l-LW.6, trabajo interrumpido por lob estudios de p'os- grado en la Universidad de Nueva York, márzo de 1923-junio de 1924. Fue en 1927-1931 director del ósterre'ichisohes Institut fiir Konjunkturforsohung (Instituto austriaco para la investig+ ción del cic'lo eroonórnico). De 1929 a 1931 fue también con- ferencista (Privatdozent) e¡ economíay estadís1ica, Univer'sidad de Viena. De 1931 a 1950 fue nrof,esor Tooke de cienciaeconómica y 'estadística, Universidad de Londres (London School of Eco4o mics and Political S,cience). D,o 1950 a 1962;, p,rofesorde ciencia social y moral, Universidad de Chicago (Cornrnitiee on Social Thought). Dte 1962 a 1968, p,ro,fessor der Vo kwirtsohaftslrehre en la Universidad Albert Ludwig de Frib,urgo en Breisgh.l. ' En diversas fechas profeso,rvisitante en las universidades de S,tanford, Arkansas, Virginia, California (Los Angeles), Ciudad del Cabo y Salzburgo. Miembro de la British Academy, 1944 Ko,rrespondierendes Mitglied der ósterreichischenAkadernie der Wissensohaften,l9T0. Doctor jur.h. c., Universidad Rikkyo,Tokio, 1964, Universidad de Salzb,urgo,, 1974.Ehr,ensenator deri Univer. sitát Wien, 1971. Miernbro hono,rario, London School of Econo. rnics, 1972. Libros lpubliaados Geldtheorie r.¿nd Koni:unkt'urtheorie, Viena, 1929; también pu. blicado ,en inglés csrta Monetary Theory and the Trade Cicle, Londres, L933;y en traducciones al esp,añol y japonés. Prices and Production, Londres, 1931; traducidoal alemán, chinq The Road to Serfdam, Londres y Chicago,1944;tradacido al ohi- no, danés, holandés, francés, al,errnán, italiano, jap,o,nés,, nomego, portugués, español y sueco. I 243 I I

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Page 1: VON HAYEK, F. August. “La pretensión del Conocimiento”, en Los Premios Nobel de Economía 1969-1977, Fondo de Cultura Económica, México, 1978, Lecturas del Trimestre Económico,

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2 t¡lu,ce+ovr l7C1 -

FRIEDRICH AUGUST VON HAYEK

Nlcr¡o en Viena el 8 de mayo de 1899. Hijo del doctor Augustvon Hayek, profesor de botánica en la Universidad d'e Viena, yde Felicitas née Jurasch,ek. Asistió aI liceo en Viena. PreStó servi'cios de guerra en el ejército austro-hrlngaro:(Frqnte italiano),I9l7-I918. Estudios en la Universidad de Viena, 1918-1921, Doctoren jurisprudencia, 1921, doctor en re]aciones políticas, !923. Alservicio del gobierno austriaco como cons,ulto,r legal, encargadotemporalmente de la ejecución de las disposiciones del Tratadode Paz, l92l-LW.6, trabajo interrumpido por lob estudios de p'os-grado en la Universidad de Nueva York, márzo de 1923-juniode 1924. Fue en 1927-1931 director del ósterre'ichisohes Institutfiir Konjunkturforsohung (Instituto austriaco para la investig+ción del cic'lo eroonórnico). De 1929 a 1931 fue también con-ferencista (Privatdozent) e¡ economía y estadís1ica, Univer'sidadde Viena. De 1931 a 1950 fue nrof,esor Tooke de ciencia económicay 'estadística, Universidad de Londres (London School of Eco4omics and Political S,cience). D,o 1950 a 1962;, p,rofesor de cienciasocial y moral, Universidad de Chicago (Cornrnitiee on SocialThought). Dte 1962 a 1968, p,ro,fessor der Vo kwirtsohaftslrehreen la Universidad Albert Ludwig de Frib,urgo en Breisgh.l. '

En diversas fechas profeso,r visitante en las universidades deS,tanford, Arkansas, Virginia, California (Los Angeles), Ciudaddel Cabo y Salzburgo. Miembro de la British Academy, 1944Ko,rrespondierendes Mitglied der ósterreichischen Akadernie derWissensohaften,l9T0. Doctor jur.h. c., Universidad Rikkyo, Tokio,1964, Universidad de Salzb,urgo,, 1974. Ehr,ensenator deri Univer.sitát Wien, 1971. Miernbro hono,rario, London School of Econo.rnics, 1972.

Libros lpubliaados

Geldtheorie r.¿nd Koni:unkt'urtheorie, Viena, 1929; también pu.blicado ,en inglés csrta Monetary Theory and the Trade Cicle,Londres, L933; y en traducciones al esp,añol y japonés.

Prices and Production, Londres, 1931; traducido al alemán, chinq

The Road to Serfdam, Londres y Chicago, 1944; tradacido al ohi-no, danés, holandés, francés, al,errnán, italiano, jap,o,nés,, nomego,portugués, español y sueco. I

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AUGUST VON HAYEK

Capitglism and the Historinns, Londres y Chicago, 1954; traducido al fltaliano.

9. LA PRETENSTÓiV O¡r CONOCIMIENTO *

Fri.ed,rich August aon Hayek

Ll ocesróN particular de esta conferencia, combinada con elprincipal prgblema práctico que afrontan hoy los economista's,ha vuelto casi inevitable la selección de este tema. Por u¡aparte, el establecimiento aún reciente del Premio Nobel enEconomía rqarca un punto importante del proceso por el cual,en la opinión pública, Ia economía ha recibido la dignidady el prestigio de las ciencias ffsicas. Por la o,tra, se estápidiendo ahora a los economistas que expliquen cómo el mqn-do libre po{rá librarse de la grave amenaza de la inflaciónacelerada, qna amenanL creada -debemos admitirlo- porlas políticas recomendadas y aun aconsejadas a los gobiernospor la mayoría de los economistas. En efecto, tenemos esca-sas razones para sentirnos orgullosos: como profesionaleshemos enredado las cosas.

Me parecq que esta incapacidad de los economistas para'guiar la politica económica con mayor fortuna se liga estre-chamente a su inclinación a imitar en la mayor medida posib'le los propedimientos de las ciencias ffsicas que han alcqn-zado éxitos tan brillantes, un intento que en nuestro.campopuede condgcir directamente al fracaso. Es este un enfoqire

cómo algunos de los errores mas grayes de la po'lftica económica reciente son una consecuencial directa de este errgrcientífico.

La teoría que ha venido guiando la polltica monetaria yfinanciera duiante los riltimós treinta 4ños, y que en mi op!" 'nión proviene en sr*;;;i,il á;;;ó;;;pÉió-n erónea del'

* Conferencia en homenaje de Alfred Nobel, p¡onunciada el 1l de dicien'o*r 93"1#irm and the studv oi socieiv". Ew¡nmica, vol. IX, nÍ¡o. t-(,agosto de 192, reproducido d. The Couniei-Revplutiott of Sclatce, Gl@ine,Ill., 1952, p. 15.

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tuáción basada en ella, como ahora ocurre.E,sto me lleva a la cuestión fundamental. Al revés de lo que

ocurre en las ciencias fisicas, en la economía y otras disci-plinas que se ocupan esencialmente de fe-nómenos cornp'lej-os,los aspectos de loi hechos que deben explicarse, ácerca de loscuatres podemos obtener datos cuantitativos, so'n necesaria-mente limitados y pueden no incluir los más inr,portantes.Mientras en las ciencias físicas se supone generalmente, quizác'on razón, que todo factor inaportante que détermina loshechos observados podrá ser directamente obselvable y me'üble, en el estudio de fenórnenos tan cornplejos corno elrnercado, que depende de las acciones de muchos individuos,

previa, en las ciencias sociales se trata a menudo corno im-portante 1o que resulte ser accesible a la medición. Esto selleva en ocasiones hasta el punto de que se exija que nuestrasteorías se formulen en términos tales que se refieran sólo amagnitudes medibles.. No puede negarse que tal exigencia limita en forma por

demás arbitraria los hechos que habrán de admitirse comocausas posib,les de los hechos que ocurren en el mundo real,Esta concepción, que a menudo se acepta muy ingenuamentecorno algo requerido por e,l procedimiento científico, tienealgunas consecuencias paradójicas. Por supuesto, sabemos demuchos hechos referentes aI mercado y estructuras socialessimilares que no pueden medirse y acerca de los cuales tene-fiIos en efecto apenas alguna información muy imprecisa ygeneral. Y dado que los efectos de estos hechos en cualquier'caso,p,articular no pueden ser confirmados por pruebas crlan-

LA PRETENS,IÓN DEL CONOCIMIENTO 247

sal que irnporta. Según este criterio, p,ueden existir sin duda

verso's bienes y servicios y la asignación de la mano de obray otros recursos en la producción de tales bienes v servicios.Poseemos un conocimiento "cualitativo" bastanté bueno delas fuerzas que producen una correspondencia entre la de-manda y la oferta en los diversos seótores del sistema eco

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AUGUST VON HAYEK I¿ PRETENS,IÓN DEL CONOCIMIENTO

információn. En otras pa,labras, conocemos las condicionesgenerales en que se estab,lecerá por si solo lo que llamamos,én forma un tanto equívoca, un equilibrio; pero nunca sabe-mos cuáles son los precios o sa'larios particulares que existi-rían si el mercado produjera tal equilibrio. Sólo podemosseñalar cuáles so¡r las condiciones en que podemos esperar

tante, un aume4to general de los salarios no condujera aldesempleo, esta no es ciertamente la clase de teoría que po-drlamos utilizar para obtener p,redicciones,puméricas especí-ficas acerca de las tasas de salarios, o la distribución de larnano de obra, gue deban esperarse.

Sin embargo', ¿por qué habríamos de suponer, en economía,la ignorancia de la clase de hechos acerca de los cuales, en elcaso de una teoría física, se esperaría sin duda que un cien-tífico ofreciese una información precisa? Probab,lemente nodeba so¡prendernos que quienes se han im'presionado por elejemplo de las ciencias físicas encuentren muy poco satis-factoria esta posición e insistan en los cfiterios de pruebaque se encuentran en tales ciencias. La razón de este estadode cosas es el hecho, al que ya hice b,reve referencia, de quelas ciencias sociales, como gran parte de la bio'logía pero alrevés de Ia mayoría de los campos de las ciencias físicas,deben ocuparse-de estructuras dotadas de una complejidadesmcinl; es decir, de estructuras cuyas propiedades caracte-rísticas sólo pueden mostrarse por modelos integrados porun número relativamente grande de variaples. La competen-cia, por ejemplo, es un proceso que producirá ciertos resul-'tados'sólo si ocurre en un número bastante grande de agen-tes econó,micos.

En algunos cannpos, sobre todo cuando ocurren problemassimilares en las ciencias físicas, las dificultades pueden superarse utilizando, en lugar de una infofmacién específicaacerca de los elementos individuales, datos acerca de la fre-cuencia relativa o la probabilidad de la presentación de lasdiversas propiedad-es distintivas de los eiementos. Pero sólo

se aplica cuando debemos ocuparnos de lo que el doctorWarren Weaver (anteriormente miembro de la Fundación

que la presentan de,pende no sólo de las propiedades de los ele-mentos individuales de que se componen, y de la frecuenciarelativa con que ocurran tales propiedades, sino también dela forma en que los elementos individuales se conecten entresí. Por esta razón, en la exp,licación del funcionamiento deta.es estructpras no podernos sustituir la información relativaa los elemerltos individuales con inforniación estadfstica, sinoque requerirnos una información completa acerca de cadaelemento para que nuestra teoría pueda obtener pronósticbsespecíficos acerca de hechos individuales. Sin tal informacióndeterminada acerca de los elementos individuales, estaremosconfinados a lo que en otra ocasión he llamado los merdspronósticos de patrones, o sea los pronósticos acerca de algu-nos de los atrib,utos generales de las estructuras que se for-marán, pero sin contener enunciados específicos aeerca delos elementos individuales de que se compondran las estructurasi

Esto es vgrdad en particular con relación a nuestras teo-rias que se ocupan de la determinaciÉn de los sistemas deprecios y salarios relativos que se for¡narán en un mercadoque funcione bien. En la determinacipn de estos precios y.salarios intervendrán los efectos de la lnformación parlicufarposeída por cada uno de los participaptes en el prbceso {elmercado, una suma de hechos que en su totalidad no puedeconocer el observador científico, ni nipgún otro cerebro sin-grrlar. Esta es en efecto la fuente de la superioridad dél ordendel mercado', y la razón de que, cuanflo no se ve suprimidopor los poderes del gobierno, el mercado desplace regularmen'te a todos los demás tipos de orden, de que en la asignaciónde recursos resultante-se utilizará una óantidad de conoci'mientos de hechos particulares, que sólo existen disperqos

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entre innumerables personas, mayo'r que la que pueda poseercualquier individuo. Fero en virtud de que no'sotros, los cien-tfficos observadores, no podemos conocer entonces todos losdeterminantes de tal orden, y en co'nsecuencia tatnpoco pode'

' mos saber en cuál estructura particular de pnecios y salariosserá igual en todas'partes la demanda a la oferta, no,podre'mos medir las desviaciones de ese orden; tampoco po'dremosverificar estadísticamente nuestra teoría de que las desvia-éiones de ese sistema de "equilibrio" de precios y salarios sonlaq qu.e vuelven imposible la venta de algunos de los produc-tos y-senricios a los precios a que se ofrecen.

Antes de continuar con lo que realmente me interesa, losefectos de todo esto sobre las políticas de empleo que ahoraée siguen, trataré de identificar en forma más específica laslimitaciorfes inherentes de nuestro conocimiento numérico

. que se o,lvidan tan a menudo. Quiero hacerlo para no dar lairnpresión de que rechazo en general el método matemáticoen la eonomla. En rgalidad, considero que la mayor ventajade la técnica matemática co,nsiste en que nos permite des-cribir, por medió de ecuaciones algebraicas, el carácter ge-neral de un patrón aun cuando ignoremos los va'lores numé-ricos que determinarán su manifestación particutrar. Sin estatécnica algebraica, no hab'rlamos podido lograr esa repre-sentación comprensiva de las interdependencias recíprocasexistentes entre los diversos hechos de un mercado. Sin em-bargo, esa técnica ha creado la irnpresión de Que podernosutilizarla para la determinación y el p'ronóstico de los valoresnuméricos de tales magnitudes; esto ha conducido a unabúsqueda vana de constantes cuantitativas o numéricas. Estoha ocurridoa pesar de que los fundadores mo,dernos de laeconomla matemática no albergaban tales ilusiones. Es ciertoque sus sistemas de ecuaciones que describen el patrón deun equilibrio de mercado se fo'rmu,lan como si pudiéramosIlenar todos los espacio's en blanco de las fórrnulas abstrac-tas; es decir, si conociéramos todo,s los parámetros de estasecuaciones, podríamos calcular los precios y las cantidadesde todos los bienes y sewicios vendidos. Pero como, enuncióclaramente Vilfredo' Pareto, uno de los fundadores de estateoría, su propóeito no puede ser el de "llegar a un cálculo

/ numérico de los precios" porque, como dijo pareto, sería'l'absurdo" suponei qt e pmáiérámos tener tódos los áatos,n

l,' , En rea,li'dad, ll punto pti"tipáifráUla siáo apreciádo ya por

exclusiva en los fenórneno,s superficiales cuantitativarnentemedibles ha producido una po,lítica que ha empeorado lascosas.

6 Véase, por e¡'emplo, Luis Molina, De iustít¡a et iure, Colonia, 159&1ó(0, tomo II, disp. 347, nrim. 3, y en particular Joha¡nes de Lago, Dispu-tationum de iustitta et iure tamus secundus, Lyon, 1642, disp. 26, sec,, 4:,

V. Pareto, Manuel d'écorpmiepolitique, Zr od., parfs, l9ll,pp.?f,j-n4, núm. ¿K),

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que pupdeh gandr las teorlas aParentemente sencillas.pero -thsai por su aparente conformidad cor¡ criterios científicosreconocidos, puede tener consecuencias graves.

En realidad, en el caso que comentamos, las mismas medi'das . recomendadas por la teoría "macroeconómica" domi'nante iorno un remedio para el deser:r,pleo, o sea el incre'mento de la demanda agregada, se han convertido en unade las gausas de la mala asignación muy generalizada de losrecurso's que probablemente vo,lverá inevitab'le el desempleoposterigr á grán escala. La inyección continua de cantidadesádicionales de dinero en algunos puntos {el sistem-a econó'mico donde crga una demanda tenapor4l que debe cesarcuando el incremento de la cantidad de dinero cese o sevuelvaimás lento, aunada a la expectativa de un aumentocontinuo de los precios, canaliza la manq, de obra y otrosrecursos hacia enr,pleos que sólo pueden durar -mientras elincremento de la cantidad de dinero continúe al mismo rit'

que pueden prgvenir de los errores relativos a los problemasabstractos de la filosofÍa de la ciencia. Hay tanta razón para

es que sin duda en mi caÍrpo, pero creo que también en gene-ral en las ciencias del hombre, lo que parece superficial-mente el procedimiento más cientlfico es a menudo el menoscientífico, y además que en estos campos hay lfmites defi-nidos que la ciencia no podrá alcanzar. Esto significa que siencargamos a la ciencia -o al control deliberado de acuerdocon principios científicos- más de 1o que el método cientlfi-co p'uede lograr, podemos obtener efectos deplombles. Porsupuesto, el progreso dq las ciencias naturales en la épocamoderna ha superado tanto todas las expectativas que todasugerencia de que puedan'existir lfmites despertará inevitable-mente sogpechas. Eobre todo se opo4drán a ese enfoque quie-nes tienen esperanzas de que nuestre cneciente poder depronóstico y contpol, cqnsid-efado gongrahne.nte corno el re'iu,ltado parápteríslicó aet adélanto=cientfficó, aplicadb a Io!procesos de la sociedad, pro¡to nos permitirá rnoldear [asociedad totalmente de act¡erdo con nuestros gu.stos. Es ciertoguef por contraste coq e! entusiasmo Ere lienden a produeirlos descubripientos de las ciencias físicas, las percepciongsque obtenemos del estudio de la sociedad fenen a qregudgun efecto negativo sobre 4uestras aspiraciones, y quizá nodeba so'rprendernos que los miernbros más jóvenes e irnpetuosos de nuestra profesión no estén siempre dispuegtos a

gui¡ algunag recetas de cocina para resolver todos los prgblemSs sopi4les. A veces p4rgsg que lag técnicas de la cienqiase aprendieran co¡ faciliclad muc[o mpyor que el pensamiqnto que nos r¡tuestra cuá,les son lqs problBmas y cómo debgmosenfocarlos.

pl conflicto e4tre lo que espera ahora el públiqo que _laciencia logre para satisfacer las aspirpciones populárre$ V 10

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el silencio de los mismos medios de difusión acerca de lacrítica devastadora que ha recibido este informe a manos de

.'veniencia de sustituir los p'rocesos espontáneos- po-r el "con--

trol humano consciente". Si no estoy equivocado, la psicolo-gia¡ la psiquiatría y algunas ramas de la sociología, parano decir nada de la llamada filosofía de la historia, se venmás'afectadas aún por Io que he llamado el p'rejuicio cientí'

. fico y por las pretensiones falsas acerca de lo que la ciencia

. siado a filósofos mo,dernos de la ciencia corno Sir Karl Pop-

esencialmente comple;io,s, de los que las estmcturas sociales' constituyen un ejemplo tan im,portante', que me l,levan a tra-

Angeles, 194. Haberler llama con razón "devastadoreJ" los efectos de estascrlticas,

? IIe dado algunas ilustraciones de estas tendenclas en otros campos€_n rni conferencia inaugu,ral como prof,esor visitante en la Universidad de$_al¡!rrgo, Dí¿ lrrtümer des Konstruktivismus un die Grwtdlagen legitimerKritlk gesellschaftlbher Gebilfu, Munich, 19?0, ahora reproducida para el

. Instituto Walter Eucker de Friblrrgo por Í. C. b. Mohr, Tubinga, 1975.

LA PRETENSIÓN D,EL CONOCIMIENTO 255

tar de concluir enunciando en términos más ge,nerales lasrazones po,r las cuales no hay en estos carnpos sólo obstácu-los abso,luto,s para el pronóstico de hechos específico,s; peroactuar como si poseyésemos un conocimiento científico quenos permita superarlos puede convertirse en sí mismo en unobstáculo grave para el adelanto del intelecto humano.

El punto principal que debemos recordar es que el adelan-to grande y rápido de las ciencias físicas ocurrió en camposdonde se probó que la explicación y el pro,nóstico podrfanbasarse en leyes que describen los fenómenos observadoscomo funciones de un número re'lativamente pequeño devariab'les, y,a¡ fuesen hechos particulares o frecuencias relati-vas de los hechos. Esta puede ser aun la iaz6n final de que

último término no son, como podría creerse a primera vista,dificultades acerca de la formulación de teorías para la ex.plicación de los hechos obseruados, aunque tarnbién causandificultades especiales en re'lación co,n la verificación de lasexplicaciones propuestas y por lo tanto en relación con laeliminación de las malas teorías. Tales dificu'ltades se debenal problema principal que surge cuando, aplicamos inuestrasteorías a cuafquier situación particular de,l mundo real. Unateoría de fenómeno,s esencialmente comp,lejos debe referirse

chos particulares.Un ejemplo sencillo rnostrará Ia naturaleza de está difi-

cultad. Consideremos un partido de beis ol entre unos cuan-tos jugadores de habilidad aproximadamente'igual; Si cono-ciésemos unos cuantos hechos particulares además de nuestroconocimiento general de la capacidad de Ios jugad¡es indi-

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AUGUST VON HAYEK

'v iduales,

óuuvgI Yvr\ ¡ ¡á¡ ! ¡ \I

tales como su estado de atención, sus percepciones.y e'l estado de sus corazones, pulmones, músculos, etcétera, encada momento del juego, probab'lemente podríamo's prono'sti-car el resultado. En realidad, si estuviésemos familiarizadoscon el jüego y con los equipos, probablemente tendríamos

' ' una idea, muy buena de los factores de los cuales dependeráel resulthdo. Pero por supuesto no podremos determinar es-

. tos hechos y en consecuéncia el resultado del partido que-dará fuera del alcance de lo científicamente pronosticab'le,por bie4 que conozcamos los efectos que algunos hechosparticuldres tendrán sobre dicho resultado. Esto no significaque no podarnos fprmular ningún pronóstico acerca del cursodel partido. Si conocemos las reglas de los diversos juegos,al observar uno dg Ellos sab'remos muy pronto cqál juego seestá desb¡rollando, qué tipo de acciones podemos esperar ycuáles nb. Pero nlrestra capacidad de pronóstico estará linri-tada a esas caracferfsticas generales de los hechos que pue-den esperarse y no incluirá la capacidad de vaticinar hechosindividuales partipulares.

Esto corresponde a lo que he llamado antos los pronósticosdel mero patrón, a los que nos limitamos cada vez más amedida que pasarpos del carnpo donde prev4lecen leyes rela-tivamente seneillas al carnpo de fenómenos regido por la com-plejidad organizada. A medida que avanzamos encontramo'seada veL con más frecuencia que en efecto sólo podemosdeterminar algunas de las circunstancias particulares, pero notodas, que deterrpinan el resultado'de un proceso dado, y

. en consgcuencia sólo podemos pronosticar gfgunas propieda-des del resultado Ere debernos esperar, aunque no todas. Arnenqdo sólo pod¡emos pronosticar alguna caracterlstica abs-tract4 del patrón que aparecerá; algunas relBciones entreclases de elementos acerca de los cuales sabemos muy poco

. individualmente. Sin ernbargo, me interesa mucho recalcarqu'e todavía podremos formular pronó,sticos susceptibles de

,nto tienen una importancia em-

:i6n con los pronósticos precisoslrar de las ciencias físicas, estao patrón es una alternativa me-siéramos conformarnos. Pero eles precisamente la creencia de

q-úe para 'Lener uila pretensiórr que se acepte como científica

. es necesario lograr más. Por este camino-se llega a la char-

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