visiones sobre la independencia de chile

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CORRIENTES HISTORIOGRAFICAS CHILENAS Visiones independencia de Chile Liberales clásicos (Segunda mitad S. XIX) Miguel Luis Amunátegui Aldunate, Los precursores de la independencia de Chile, Imprenta de la República, Santiago, 1871 Los mestizos, tan temibles por el número i por una posición muy especial e intermedia entre los conquistadores i los conquistados, habrían podido ser harto funestos para la dominación española en el nuevo mundo. La única defensa de la metrópoli contra los individuos de la raza mezclada, pero defensa mui poderosa, consistía en la ignorancia supina, la cual casi rayaba en el embrutecimiento, en que procuraba cuidado de mantenerlos. Si la raza indígena i la mezclada, las dos más numerosas de los dominios hispano- americanos, i ambas mui maltratadas por los españoles i sus descendientes, se hubieran ligado contra el común opresor, el conflicto habría podido ser mui serio para los conquistadores. Los gobernantes de la metrópoli temieron siempre una conspiración de esta especie, que probablemente habría derribado su dominación en las comarcas del nuevo mundo. Al cabo de mui pocos años, la calidad de nacido en España era un título de especialísima recomendación para todos los puestos honoríficos i lucrativos, i la de nacido en América un motivo de desconsideración. Los hijos nacieron inferiores a sus padres. Los descendientes de los conquistadores, pacificadores i primeros pobladores comenzaron a ser menos estimados, que los aventureros de ínfima ralea traídos por los galeones. Se concibe fácilmente que semejante orden de cosas debía ofender sobre manera a los criollos, que se sentían heridos en lo más vivo del orgullo, i sobre manera perjudicados en sus intereses.

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Page 1: Visiones sobre la independencia de Chile

CORRIENTES HISTORIOGRAFICAS CHILENAS

Visiones independencia de Chile

Liberales clásicos (Segunda mitad S. XIX)

Miguel Luis Amunátegui Aldunate, Los precursores de la independencia de Chile,

Imprenta de la República, Santiago, 1871

Los mestizos, tan temibles por el número i por una posición muy especial e intermedia

entre los conquistadores i los conquistados, habrían podido ser harto funestos para la

dominación española en el nuevo mundo. La única defensa de la metrópoli contra los

individuos de la raza mezclada, pero defensa mui poderosa, consistía en la ignorancia

supina, la cual casi rayaba en el embrutecimiento, en que procuraba cuidado de

mantenerlos.

Si la raza indígena i la mezclada, las dos más numerosas de los dominios hispano-

americanos, i ambas mui maltratadas por los españoles i sus descendientes, se hubieran

ligado contra el común opresor, el conflicto habría podido ser mui serio para los

conquistadores.

Los gobernantes de la metrópoli temieron siempre una conspiración de esta especie, que

probablemente habría derribado su dominación en las comarcas del nuevo mundo.

Al cabo de mui pocos años, la calidad de nacido en España era un título de especialísima

recomendación para todos los puestos honoríficos i lucrativos, i la de nacido en América un

motivo de desconsideración. Los hijos nacieron inferiores a sus padres.

Los descendientes de los conquistadores, pacificadores i primeros pobladores comenzaron a

ser menos estimados, que los aventureros de ínfima ralea traídos por los galeones.

Se concibe fácilmente que semejante orden de cosas debía ofender sobre manera a los

criollos, que se sentían heridos en lo más vivo del orgullo, i sobre manera perjudicados en

sus intereses.

Page 2: Visiones sobre la independencia de Chile

La sociedad hispano-americana de la época colonial tenía por principio la aristocracia del

color.

La raza española o blanca era considerada por la leí i en la práctica como mui superior a la

raza indiana, i por supuesto a la negra, i de consiguiente también a la mestiza o mezclada.

Era admitido que los blancos habían venido al mundo para mandar, i los indios, los negros i

los mestizos para obedecer i servir.

Los primeros eran los señores de la tierra; los segundos, los sirvientes de los primeros.

La desavenencia que poco a poco se había ido suscitando entre los peninsulares i los

criollos fue causa de que en los últimos tiempos de la dominación española no hubiera una

completa armonía entre la audiencia de Santiago, que representaba los intereses de la

metrópoli, i el cabildo, que representaba los intereses locales.

Son numerosos los disgustos que ocurrieron entre aquellas dos altas corporaciones,

particularmente desde la segunda mitad del siglo XVIII.

La organización de la industria i del comercio en las colonias que la España había

establecido en el nuevo mundo, porque indudablemente el legítimo descontento que esa

organización produjo en el ánimo de los habitantes de estas regiones contribuyó

sobremanera a prepararlos para que procuraran separarse de la metrópoli, cuando se les

presentó ocasión propicia para ello.

Las escaseces i privaciones producidas por el pésimo régimen económico establecido por el

gobierno español en sus posesiones ultramarinas despertaron en gran número de los

habitantes de América, i por supuesto en algunos de los de Chile.

Sostenían con sinceridad la dominación del rey de España sobre los dominios del nuevo

mundo, pero no la explotación de la América por los peninsulares, ni la superioridad que

éstos osaban atribuirse sobre los nacidos en las comarcas hispano-americanas.

La majestad de Fernando VII, tan invocada en los documentos oficiales, no pasaba de ser

en la realidad la más vana de las palabras.

Page 3: Visiones sobre la independencia de Chile

Mientras los publicistas inventaban distinciones i sutilezas para conciliar los intereses del

monarca i del pueblo, los magistrados establecidos por la revolución ejercían toda la suma

del poder. Formaban ejércitos, cobraban las contribuciones, creaban empleos públicos,

nombraban las personas que debían desempeñarlos, abrían puertos al comercio extranjero,

fundaban escuelas i colegios, dictaban constituciones i leyes, i hacían, en, todo lo que podía

hacer el estado más soberano.

La independencia no existía en las palabras, pero sí en los hechos. Esta situación, que fue

prolongándose, acostumbró naturalmente al pueblo a un nuevo orden de cosas.

Page 4: Visiones sobre la independencia de Chile

Revisionismo nacionalista

Jaime Eyzaguirre, Ideario y ruta de la emancipación chilena, Editorial Universitaria,

Santiago, 1957

Las continuas luchas de España con otros países, la independencia de Portugal (que fue

parte de España desde 1580 a 1640 y se independiza gracias a Inglaterra), los intentos

separatistas catalanes, la postración económica, la inepcia del último de los Austrias, Carlos

II (“el impotente”) y en 1700 la guerra de sucesión con la que termino la herencia Austria,

hacen ver al pueblo español la decadencia de su país, frente a todo eso el modelo francés se

pone como ejemplo.

La nueva postura política propicia el arreglo de las finanzas, el estímulo de la educación, el

desarrollo de la industria, el ensanche del comercio y la realización de grandes obras

públicas. Se mira a la corona como el brazo ejecutor de estas empresas, por eso se le quiere

atribuir mayor autoridad para llevarlas a efecto. Todo esto se aviene con la nueva dinastía

Borbona con el reinado de Felipe V.

Aunque el proceso de centralización administrativa y la persecución de doctrinas

limitadoras del poder real, alentadas por los Borbones, parecían no dejar espacio a la

comunidad para hacerse presente en la política, otras circunstancias vinieron a alentar esa

participación.

La lectura y la Universidad de San Felipe ayudan a la maduración de los criollos en Chile.

Igual efecto produjo la Real Cédula de 1703 que dispuso que los campesinos chilenos se

agruparan en ciudades para facilitar la administración de justicia y educación. El pasó no

solo fue de importancia civilizadora, sino también política.

En varias ciudades se instituyeron Cabildos, lo que creo una escuela de adiestramiento

cívico para los habitantes. El nuevo Cabildo de Santiago comienza a tener influencia, a él

se debe (bajo los Borbones) a la creación en Santiago de la Universidad de San Felipe, la

fundación de las Casa de Moneda y la construcción del canal del Maipo.

Page 5: Visiones sobre la independencia de Chile

(Como posible causa de la Independencia tenemos)1 El amor a la tierra natal y la toma de conciencia (de su

identidad identificada con su tierra natal más que con España)2 de los criollos acentuaron el apego hacia la patria

chica.

La disputa de empleos entre españoles y criollos se mantuvo firme, a pesar de que los

criollos lograron un predominio en la burocracia nacional y un ascenso en la española. De

los 9 obispos que tuvo Santiago entre 1708 y 1807, y de los 8 que tuvo Concepción entre

1704 y 1806, solo 2, en cada caso, fueron españoles. Aunque la mayoría de estos obispos

no fueron chilenos, 9 chilenos fueron obispos en otros países americanos entre 1701 y

1810, lo que se ha dicho de la iglesia, puede añadirse a los empleos militares y civiles.

La revolución de independencia no fue provocada la injusta omisión de los criollos en

cargos públicos, pero el concepto de Estado, muy caro a sus espíritus, les hizo querer la

exclusividad de los cargos públicos chilenos.

Se puede afirmar que el libro llego a América con los primeros conquistadores, que su

divulgación fue amplia en los siglos siguientes y que no solo fueron libros religiosos, sino

que también fueron de recreación literaria, filosóficos y científicos. La prohibición de obras

heréticas (equivalente a las obras católicas para los protestantes) no obstaculizo que

llegaran libros de la edad de oro española como El Quijote. El profesor de la Universidad

de Michigan, Irving Leonard dice que hubieron más libros en América el siglo XVI que en

Norteamérica el siglo XVII.

1 Agregado por el docente 2 Ídem

Page 6: Visiones sobre la independencia de Chile

Marxismo (mediados del siglo XX)

Hernán Ramírez Necochea: Antecedentes económicos de la independencia de Chile

Facultad de Filosofía y Educación. Universidad de Chile. Santiago, 1967

Los principios ideológicos divulgados por los pensadores del siglo de las luces, el

despotismo ilustrado español, la revolución francesa y la independencia de los Estados

Unidos, junto con los múltiples y complejos procesos que de ellos derivaron, concurrieron

de un modo eficaz – directa o indirectamente – a promover la emancipación de las colonias

españolas en América.

Es preciso dar énfasis a estos antecedentes; algunos historiadores, despojados de toda

objetividad de sus juicios, han pretendido de modo casi absoluto, o les han asignado una

mínima importancia; de esta manera, virtualmente, aíslan la independencia de las

repúblicas hispanoamericanas de los trascendentales cambios que se estaban operando en el

mundo.

La independencia era una especie de paso necesario, de etapa que necesariamente debía

alcanzarse para que estos países (americanos) pudieran continuar su desenvolvimiento; el

sistema colonial estaba haciendo crisis, suscitaba contradicciones de tal magnitud, que las

colonias estaban amenazadas de estancamiento si no evolucionaban hacia su liberación.

A lo largo de la colonia germinó y maduró un organismo económico poseedor de

indudable potencialidad y apto para desenvolverse vigorosamente. Sin embargo esta

estructura carecía de libertad: 1; por una parte, estaba subordinada a la política económica

española, 2; sobre sus actividades se hacía sentir la presencia omnipresente de los intereses

predominantes del virreinato del Perú.

El país necesitaba romper el enclaustramiento económico, zafarse de las limitaciones que

gravitaban en su comercio internacional y abrir las posibilidades de expansión a su enorme

potencialidad productora que se encontraba contenida. Esencialmente, todo esto requería

independencia.

Page 7: Visiones sobre la independencia de Chile

Entre 1789 y 1810, se adquiere plena conciencia sobre estas necesidades; una cantidad de

hombres ilustrados, no solo lo expone con inusitada claridad, sino que ejecuta esfuerzos

que permitan su realización. Entre ellos destaca Ambrosio O’Higgins.

Debe reconocerse que las proposiciones en orden a lograr una ampliación del comercio

internacional chileno no estaban fundadas en simples especulaciones teóricas, sino en una

situación real que habría demostrado ser provechosa. Tal era el comercio de contrabando

que realizaban en nuestras costas naves inglesas y norteamericanas, comercio que se

intensifico notablemente en los últimos decenios de la colonia.

Las ideas expresadas en Chile (libre comercio), sólo podían materializarse mediante la

ruptura completa con el imperio español. Por eso quienes la sustentaban y exponían, aun

cuando no tuvieran en sus mentes ni la más tenue o propósito independentista, estaban

actuando como eficientes portavoces de las necesidades por independencia que se hacía

sentir sobre la estructura económica de Chile. Una de las primeras y más trascendentales

cuestiones que se planteó la Primera Junta Nacional de Gobierno, fue la relativa libertad de

comercio.

Page 8: Visiones sobre la independencia de Chile

Estructuralismo (mediados del siglo XX en adelante)

Sergio Villalobos, Tradición y reforma 1810, Editorial Universidad de Chile, Santiago,

1961.

Los obstáculos que la naturaleza oponía a las relaciones con América, se unían a los que

levantaba la política española con el objeto de preservar su imperio de los embates

externos. Sus medidas iban desde el control comercial hasta la vigilancia espiritual,

cubriendo todas las gamas de la vida pública y privada.

No había asunto en que el Estado no se inmiscuyese a fin de asegurar la integridad de los

dominios y la unidad religiosa. Iba esto unido a1 interés de los españoles, que veían en

América el “pedazo de tocino que les proporcionaba caldo gordo”

En lo que respecta a1 comercio, el monopolio a favor de España fue el sistema que rigió

desde que se conquist6 el territorio americano, Solamente el contrabando, ejercido a la luz

del día, morigeraba en gran parte el rigor del sistema, hasta que el movimiento general de

1810 proclamó la libertad de comercio.

Se ejercía también un riguroso control sobre las personas que pasaban a América antes de

darles autorización. Debían tener sangre libre de mezcla mora o judía y sus antecedentes ser

aceptables; En esa forma se mantenía alejado a los extranjeros, que podían ser enemigos de

la nación o podían sembrar ideas contrarias a1 sistema establecido por la metrópoli y

propagar doctrinas heterodoxas.

Si alguien tenía en su poder una obra prohibida, debía entregarla a riesgo de ser sorprendido

y castigado. La Inquisición estaba alerta y también los gobernantes.

¿Y el pueblo? El pueblo era un individuo que se vestía de jerga y de tocuyo. Llamábase

por esto roto, y a la comunidad del pueblo Ilamáronla en consecuencia rotería, y como tal

vivía el pueblo colonial la descansada vida de la inercia, harto de los abundosos bienes de

la madre tierra. El hombre moral que vivía bajo el poncho, era la nada; el estómago era

todo.

Page 9: Visiones sobre la independencia de Chile

El pueblo era entonces tan pechoño como es hoy; y si hubiera visto impasible destruirse

una nación por un derecho o una conquista, no habría quedado dentro de su vaina un solo

cuchillo chileno si fuera para recobrar una perla del rosario de la Virgen de Andacollo, que

sana de las reumas y chavalongos. "Tal era el pueblo colonial".

La serie de adelantos promovidos durante el siglo, solamente fue posible a la conjugación

de dos elementos: los buenos gobernadores y la alta clase de los criollos.

Los criollos eran 1os descendientes blancos de los españoles, podían tener algunas gotas de

sangre indígena, pero no demasiado acusadas, se habían enriquecido o poseían la tierra,

formaban la aristocracia colonial, que por muchas razones bien puede ser llamada la dueña

del país.

La aristocracia era la dueña de la riqueza, descendía de los antiguos conquistadores, su

sangre era limpia, su linaje claro: es decir, tenía forzosamente que considerarse como lo

mejor del país, de esta tierra que amaba ingenuamente como algo suyo.

El grupo de los criollos sustentaba aspiraciones que provenían, no de las influencias

foráneas, sino que de sus experiencias dentro del país. Deseaban reformas de fondo que

más adelante constituirían el programa desarrollado por el gobierno cuando paso a manos

de chilenos (Cabildo 1810). De esas aspiraciones, que podrían resumirse en el mayor

progreso del reino, participaban todos los criollos. Es en la libertad comercial donde se

quiere ver el ansia reformista más vigorosa.

La postergación que sufrían en los cargos públicos, con desprecio de sus méritos, era

motivo de una queja constante y ya muy antigua, cierto es que uno que otro criollo lograba

elevarse; pero esos casos eran los menos y no desmentían la reticencia de las autoridades

españolas hacia los nacidos en América.

Desde que la crisis de España fue conocida en Chile (secuestro del rey), se produjo la

polarización de dos bandos, el criollo y el español, que divergieron profundamente en la

forma de apreciar 1os hechos Cada grupo, debido a su origen, vinculaciones y sentimientos,

optó por soluciones diferentes frente a los sucesos, aun cuando ambos permanecieron fieles

a1 rey caído y lucharon por guardarle sus dominios mientras durase su cautiverio.

Page 10: Visiones sobre la independencia de Chile

Sin embargo, la incomprensión de los bandos agudizó las discusiones y las rencillas, hasta

hacerlas derivar en odios desatados. Cada grupo lucho por sus opiniones y trató de ponerlas

en práctica, generándose así una fuerza dinámica que hizo del periodo 1808-1810 uno de

los momentos claves de los sucesos que llevarían a la emancipación.

La prolongada agonía de España y la situación inestable de América, eran motivos

suficientes para poner punto final a un estado de incertidumbre que de otra manera

amenazaba prolongarse indefinidamente, en medio de las vicisitudes, los criollos habían

fortalecido la confianza en sí mismos y el Cabildo había tenido un resurgimiento que había

sido determinante en la solución de las dificultades.

Como siempre, los hombres actuaron con una intención y 1os sucesos en su derivación

condujeron a otra parte, desde el 18 de septiembre de 1810, la aristocracia criolla pudo

llevar a cabo las aspiraciones que los siglos habían generado en su alma, la instalación de la

Junta fue la culminación de un lento proceso de maduración, desarrollado a través de los

años coloniales, que encontró su perfecta interpretación en las reformas del nuevo gobierno

y luego en las del Primer Congreso.

Aquel proceso (Cabildos Abiertos), que de no haber mediado la invasión napoleónica no

habría conducido a la independencia, Chile y los demás países hispanoamericanos se

independizaron por un accidente inmediato y no porque hubiesen alcanzado la madurez

necesaria.

Las campañas militares que se desarrollaron entre 1813 y 1814, no hicieron más que

ensanchar el abismo infranqueable que se iba interponiendo entre españoles y criollos, la

lucha de los criollos no era contra el monarca, sino contra el despotismo del virrey, cuyas

represiones en otras partes eran de sobra conocidas.

Reiniciada más adelante la guerra, vino a concluirse con el triunfo de las fuerzas virreinales

en 1814, se inició así el periodo llamado de la Reconquista, en el cual debemos a la masa

del pueblo, el mestizaje que abundaba en las ciudades y el campo, también sintió

conmoverse su conciencia y a1 contemplar cómo sus amos, a quienes respetaba y seguían

sin reservas, eran humillados, (el pueblo) no pensó en más que en vengarlos en cuanto la

oportunidad se presentase.

Page 11: Visiones sobre la independencia de Chile

Tendencias actuales (1980 en adelante)

Julio Pinto Vallejos, El rostro plebeyo de la Independencia chilena 1810-1830, disponible en: http://nuevomundo.revues.org/59660, 20103.

Para la historiografía fundacional del XIX y comienzos del XX, esa temática en general no

revistió mayor interés: o bien los grupos plebeyos quedaban subsumidos en un “pueblo”

abstracto y unitario que se habría plegado masiva y espontáneamente a la lucha

emancipadora, o, con mayor frecuencia, eran derechamente descalificados como sujetos

incapaces de iniciativa política o intervención histórica consciente.

Durante la primera etapa del proceso propiamente independentista, entre la conformación

de la primera Junta de Gobierno y el estallido del enfrentamiento armado con el Virrey del

Perú (septiembre 1810-marzo 1813), los indicios de participación autónoma plebeya son

extremadamente escasos. Descontando la concurrencia con fines básicamente aclamatorios

a algunas ceremonias, estimulada, como se hacía en tiempos coloniales, mediante

despliegues escenográficos y la distribución de monedas, el bajo pueblo de la capital estuvo

más bien ausente de los principales hechos políticos de lo que en Chile se conoce como la

“Patria Vieja”

Una lectura cuidadosa de los escritos del propio Carrera, demuestran que su invocación al

bajo pueblo—salvo, como se verá más adelante, en el plano militar—nunca adquirió un

carácter sistemático o de verdadero reconocimiento social, y que cuando llegó a valerse de

tales apoyos fue sólo como un instrumento para desequilibrar las pugnas que se

desarrollaban al interior de la élite. El “populismo” carrerino habría sido más una

construcción historiográfica que un síntoma de temprana politización plebeya.

La Junta (Primera Junta Nacional de Gobierno conformada tras el Cabildo de 1810) que a

la sazón gobernaba el país decretó la recluta obligatoria de “todos los ciudadanos del

Estado”, comprendiendo dentro de esta categoría no sólo a quienes hasta entonces habían

ejercido efectivamente derechos políticos, sino al conjunto de la población masculina. Una

derivación interesante de ese llamado fue el cambio de denominación del cuerpo de

milicias hasta entonces conocido como “Batallón de Pardos y Mulatos” por la mucho más

3 N. del A: editado con fines pedagógicos

Page 12: Visiones sobre la independencia de Chile

edificante de “Infantes de la Patria”, atendiendo a que “la patria no debía permitir que los

ciudadanos que acudían a su defensa se distinguiesen con título alguno que suponga

diferencia entre ellos y los demás cuerpos del Estado.

(Los Sectores populares) Tendieron a favorecer al bando realista, al que además le costó

bastante poco reclutar soldados entre las filas populares. Dicha predilección fue reforzada

por la acción del clero, el que en su inmensa mayoría puso en juego su innegable

ascendiente popular en favor del Rey. Decía al respecto José Miguel Carrera: “los frailes y

los curas han influido sobremanera en los ánimos de estos habitantes, persuadiéndolos que

nuestras miras tienen por objeto destruir la religión, y que el no reconocimiento y

desobedecimiento al Rey son crímenes de igual naturaleza y gravedad”. Así las cosas, no

llama la atención que la derrota de las fuerzas insurgentes no haya suscitado demasiadas

lamentaciones en el Chile plebeyo, y que la entrada triunfal en Santiago del general realista

Mariano Osorio haya sido acompañada por “gritos de aplauso lanzados por el populacho”.

El primer asalto de la lucha independentista no había logrado entusiasmar a los más pobres.

La restauración del gobierno colonial entre 1814 y 1817 parece haber modificado

parcialmente la situación. Las autoridades realistas se condujeron en esta etapa con un

despliegue militar y represivo inusual en el Chile anterior a 1810, despertando antipatías

que durante la “Patria Vieja” se habían mantenido sólo latentes. Dicha acción se focalizó

preferentemente en el liderazgo criollo, que debió sufrir reclusiones, confiscaciones y

relegaciones a las islas de Juan Fernández, pero también afectó aspectos de la cotidianeidad

popular que no dejaron indiferente a un actor poco aficionado a ver sus espacios invadidos

por la vigilancia oficial.

Las constantes deserciones y los diversos actos de indisciplina, culminados más de alguna

vez en violentos motines, indican que la “gesta patriótica” no gozó de mucha

popularidad. Apremiadas por las urgencias militares y por la falta de recursos, las

autoridades independentistas apelaron más al reclutamiento forzoso y al castigo físico que a

la persuasión nacionalista

En suma, y a diferencia de lo ocurrido en otras partes de América Latina, la Independencia

no suscitó en Chile un proceso significativo de politización popular autónoma—salvo la

Page 13: Visiones sobre la independencia de Chile

que se produjo en defensa de la causa realista. Aunque el reclutamiento militar

efectivamente movilizó a un contingente numeroso de campesinos y peones entre 1813 y

1832, ello no redundó en un empoderamiento visible del mundo plebeyo, o en una demanda

discernible de reconocimiento nacional.

Page 14: Visiones sobre la independencia de Chile

Tendencias actuales (1980 en adelante)

Alfredo Jocelyn – Holt Letelier, La Independencia de Chile, Tradición, Modernización

y Mito , Editorial Mapfre, Madrid, 1992

La transición chilena de colonia a república independiente fue una de las más suaves del

continente, hubo caudillismo, regionalismo e inestabilidad política pero duraron

relativamente poco, no hubo rebeliones sociales y la autonomía nacional adquirida durante

la independencia no se vio afectada a lo largo del siglo XIX.

El siglo XVII vio el surgimiento de un estrato alto comercial – terrateniente que compitió y

compartió con los funcionarios reales el gobierno de la colonia (criollos).

Durante este siglo (XVII) el rango social se va a adquirir por diversas vías o mecanismos de

ascenso, siendo los más importantes las alianzas matrimoniales, los vínculos de parentesco,

la relación con los funcionarios reales y fundamentalmente la acumulación de riquezas en

actividades mercantiles y agrícolas.

Dicho de otro modo, el rango social depende cada vez más de factores sociales y

económicos, que escapan la fiscalización y control de la corona.

El proceso de modernización comienza bajo el auspicio oficial español (reformas

borbónicas), el efecto político más perdurable del reformismo borbónico fue la extensión

progresiva del Estado. Se crearon nuevas instituciones imperiales, las otras existentes

fueron reforzadas y por último, surgió una elite imperial a cargo del aparato administrativo

que vino a controlar y a disputarle a los grupos dirigentes locales la enorme ascendencia

que habían ido adquiriendo.

El reformismo borbón una nueva concepción política que eventualmente tendría

consecuencias revolucionarias, a saber, que el poder – ya sea económico, político, social –

deriva del Estado.

La ilustración americana fue ante todo una imposición vertical, no fue motivada por

transformaciones sociales. De ahí su carácter eminentemente proyectual y

Page 15: Visiones sobre la independencia de Chile

“arquitectónico”, carácter que distinguirá a todos los movimientos ideológicos posteriores

en Iberoamérica, y que por lo mismo le confieren un sentido precursor prototípico de

nuestra modernidad.

Introdujo una cosmovisión novedosa, más moderna; no incitó un quiebre con el orden

establecido, aun cuando alteró las bases de la legitimidad política tradicional; y si bien no

tuvo repercusión revolucionaria, permitió crear las condiciones para el cambio radical en

orden político (no social).

La crisis institucional de la monarquía (corona sin el rey) le siguió un periodo de autonomía

jurídica y política que se manifestaba en la primera junta nacional de Gobierno y en la

convocatoria del Primer Congreso Nacional.

La caída sorpresiva y accidental de la monarquía empujó a Chile a una crisis de orden

político institucional inédito y desconcertante, agravando la crisis sistémica que ya

embargaba la relación entre la colonia y el imperio (crisis sistema borbónico).

A la autonomía local parcial lograda a fines del siglo XVIII, le seguiría una autonomía total

de hecho, fruto de la inesperada orfandad creada por las nuevas circunstancias externas

(crisis monarquía española), a las cuales se sumó un agravante interno adicional: la

necesidad de terminar con el gobierno corrupto del gobernador (García - Carrasco).

La independencia de Chile no introduce al cambio: más bien lo reitera y ratifica. Ya antes

de 1810 existía en Chile una predisposición favorable a lo moderno en cuanto criterio

político rector, remontable al reformismo borbónico.

La independencia es un fenómeno coyuntural dentro de un proceso de más larga duración

que lo envuelve, proceso que puede ser visto como emancipatorio toda vez que sus efectos

implican dejar atrás la tradición (colonial), y aceptar la modernidad (republica –

ilustración).

Page 16: Visiones sobre la independencia de Chile

Actividad (un autor por grupo)

Clase 01

Primera parte

¿Cuál es la tesis central del autor?

¿Qué antecedentes y argumentos da para afirmar su tesis?

¿Qué tipo de información ofrece? Indica si es política, económica, social o cultural.

¿Me parecen convincentes las afirmaciones de este autor? ¿Por qué?

Clase 02

Segunda parte

Recopilar nueva información que complemente a la entregada por el autor.

¿Quién este autor?, ¿Cuál es su posicionamiento ideológico y político?, ¿Qué pasaba en

Chile en el momento que fue escrita la tesis del autor?

Clase 03

Defensa de la investigación

Breve presentación de las investigaciones grupales de los estudiantes, que den cuenta de

los resultados de la investigación.

Elaborar un escrito grupal en la que se presenten resueltos todos los puntos anteriormente

preguntados.