vida y Ética - repositorio de la universidad catolica...

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DIRECCIÓN Alberto G. Bochatey COORDINACIÓN Candelaria Inés Lazzari PERIODÍSTICA Julieta Sol Gil DISEÑO Y EDICIÓN AÑO 2012 ISSN 1515-6850 Queda hecho el depósito legal que marca la ley 11.723. Derechos reservados. Se autoriza la reproducción total o parcial, citando la fuente y el nombre del autor en forma explícita. Los artículos que se publican en esta revista son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no comprometen la opinión del Instituto de Bioética ni de la Pontificia Universidad Católica Argentina. La revista se reserva los derechos de autor y el derecho de reproducir los artículos enteros en otros medios impresos y/o electrónicos. VIDA Y ÉTICA INSTITUTO DE BIOÉTICA FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA Av. Alicia Moreau de Justo 1600 Ciudad de Buenos Aires C1107AFF Argentina TELÉFONO / FAX (+5411) 4338-0634 E-mail [email protected] bioetica.uca.edu.ar www.bioetica.org.ar A Ñ O 1 3 N º 1 2 0 1 2 EJEMPLAR ARGENTINA $60.- EXTERIOR U$S60.- SUSCRIPCIÓN ANUAL ARGENTINA $100.- EXTERIOR U$S100.- EDUCA Ediciones de la Universidad Católica Argentina 000-Sumario y Preliminares:00-Indice 02/07/12 23:59 Página 1

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DIRECCIÓN Alberto G. Bochatey

COORDINACIÓN Candelaria Inés LazzariPERIODÍSTICA Julieta Sol Gil

DISEÑO Y EDICIÓN

AÑO 2012

ISSN 1515-6850

Queda hecho el depósito legal que marca la ley 11.723. Derechos reservados.Se autoriza la reproducción total o parcial, citando la fuente y el nombre del autoren forma explícita.

Los artículos que se publican en esta revista son de exclusiva responsabilidad desus autores y no comprometen la opinión del Instituto de Bioética ni de laPontificia Universidad Católica Argentina.La revista se reserva los derechos de autor y el derecho de reproducir los artículosenteros en otros medios impresos y/o electrónicos.

VIDA Y ÉTICA

INSTITUTO DE BIOÉTICA FACULTAD DE CIENCIASMÉDICASPONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINAAv. Alicia Moreau de Justo 1600Ciudad de Buenos Aires C1107AFF Argentina

TELÉFONO / FAX(+5411) 4338-0634

[email protected]

bioetica.uca.edu.arwww.bioetica.org.ar

A Ñ O 1 3 N º 1 2 0 1 2

EJEMPLARARGENTINA $60.- EXTERIOR U$S60.-

SUSCRIPCIÓN ANUALARGENTINA $100.- EXTERIOR U$S100.-

EDUCAEdiciones de la Universidad Católica Argentina

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SUMARIO

ARTÍCULOS

DOCUMENTOSINTERNACIONALES

DOCUMENTOSNACIONALES

OPINIÓN Y COMENTARIOS

CRITERIOSEDITORIALES

pág. 09 VALORES ÉTICOS DEL MÉDICO EN LA DETECCIÓN DEL POSIBLE DONANTE DE ÓRGANOSDr. Mg. Lenin De Janon Quevedo

pág. 65 LA EDUCACIÓN, LA SOCIEDAD Y LOS TRASPLANTES: UNA SOLUCIÓN A DEMOSTRARDr. Félix Cantarovich

pág. 81 LA IGLESIA CATÓLICA ANTE LA DONACIÓN DE ÓRGANOSPbro. Lic. Rubén Revello

pág. 89 EL DILEMA DE LA PROPORCIONALIDAD TERAPÉUTICA EN UN PACIENTE ADOLESCENTE CON ENFERMEDAD TERMINALLaura E. Roccatagliata

pág. 99 DERECHOS HUMANOS: UNA APROXIMACIÓN CONCEPTUAL Y SU RELACIÓN CON LA SALUDDra. Delia Outomuro y Lic. Lorena Mariel Mirabile

pág. 117 ¿CABE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA EN UNA SOCIEDAD MODERNA?Prof. Pau Agulles Simó

pág. 137 INTANGIBILIDAD DE LOS DERECHOS DEL HOMBREDeclaración pública del Instituto de Bioética de la Pontificia Universidad Catòlica Argentina

pág. 139 REFLEXIONES Y APORTES SOBRE ALGUNOS TEMAS VINCULADOS A LA REFORMA DEL CÓDIGO CIVILDeclaración pública de la Conferencia Episcopal Argentina

pág. 149 DIGNIDAD DE LA VIDA, DIGNIDAD DE LA MUERTEDeclaración pública del Instituto de Bioética de la Pontificia Universidad Catòlica Argentina

pág. 153 “MUERTE DIGNA” E “IDENTIDAD DE GÉNERO”Declaración de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina

pág. 155 LA LEY DE “IDENTIDAD DE GÉNERO” SOCAVA EL DERECHO PERSONALÍSIMO A LA IDENTIDAD EN SUS DIMENSIONES INDIVIDUAL Y SOCIALDeclaración de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina

pág. 157 DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LOS PARTICIPANTES EN LA ASAMBLEA DE LA PONTIFICIA ACADEMIA PARA LA VIDA

pág. 161 ASÍ COMO TÚ, YO TAMBIÉN TENGO DERECHO A VIVIRComunicado de la Comisión Episcopal de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Peruana

pág. 177 CRITERIOS PARA PUBLICAR EN VIDA Y ÉTICA

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PONTIFICIAUNIVERSIDADCATÓLICA ARGENTINA COMITÉ CIENTÍFICO

VIDA Y ÉTICA

Gran CancillerCard. Jorge Mario Bergoglio, S.J.

RectorPbro. Dr. Víctor Manuel Fernández

VicerrectoresDra. Beatriz Balian de TagtachianDr. Gabriel LimodioDr. Horacio Rodríguez Penelas

DecanoFacultad de Ciencias MédicasDr. Carlos B. Álvarez

DirectorInstituto de BioéticaPbro. Lic. Rubén Revello

CoordinadorInstituto de BioéticaDr. Gerardo Perazzo

InvestigadoresDr. Mg. Lenin De Janon QuevedoDra. Mg. Graciela Moya

Colaboradores del InstitutoPbro. Dr. Luis Alfredo AnayaP. Mg. Alberto G. Bochatey, OSADra. Zelmira Bottini de ReyDra. M. C. Donadío Maggi de GandolfiDra. Marta Fracapani de CuitiñoDr. Armando García QuerolDr. Lorenzo García SamartinoDra. Mg. Lilian GargiuloDra. Patricia Kuyumdjian de WilliamsDr. Jorge Nicolás LafferièreDra. María Liliana Lukac de StierDr. Mariano MorelliLic. Alejandra Planker de Aguerre

Dr. Carlos B. ÁlvarezR. P. Domingo Basso, O.P.R. P. Dr. Roberto ColomboRoberto Dell Oro, Ph.D.Dra. Maria Luisa Di PietroProf. Dra. M. C. Donadío Maggi de GandolfiDra. Marta Fracapani de CuitiñoProf. Dr. Gonzalo HerranzProf. Dr. Francisco Javier León CorreaProf. Hna. Elena Lugo, RN, Ph.D.Prof. Dra. María Liliana Lukac de StierProf. Dr. Gèrard MemeteauP. Gonzalo Miranda, L.C.Edmund Pellegrino, MD, Ph.D.P. Dr. Angelo Serra, S.I.S.E.R. Card. Elio SgrecciaProf. Juan de Dios Vial Correa

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Queridos Lectores:

Con gran alegría nos encontramosuna vez más en un nuevo número denuestra Revista Vida y Ética.

Como venimos haciendo sistemática-mente en Vida y Ética, en este número lespresentamos una nueva Tesis de Magisteren Ética Biomédica de la Maestría en ÉticaBiomédica de la UCA. Centrada en losvalores éticos del médico para la detec-ción de posibles donantes, la Tesis del Dr.Mg. Lenin De Janon Quevedo nos abre uninteresante campo de reflexión sobrecómo afrontar este delicado tema, en sudimensión ética, relacionado al progresocientífico y tecnológico.

Tomar la ética en primera persona nospermite superar un cierto intelectualismolegalista moderno que pretende no con-siderar en forma prioritaria las accionesdel agente moral. En cambio, teniendo encuenta la persona en su totalidad, con susingularidad e identidad, con su inteli-gencia y voluntad y caracterizada por suscapacidades complejas, integrales e inte-gradas, descubrimos la ética de sus actosen la posibilidad de “actuar bien”.Consideramos la ética no solamentecomo un ejercicio dialéctico y académico

EDITORIAL

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012 5

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a partir de algunos principios y leyes uni-versales, sino como el ejercicio cotidianoen el bien y del bien, para testimoniarpersonalmente en qué consiste una vidabuena y feliz.

Otros interesantes artículos relaciona-dos al tema de donación y trasplantes deórganos, proporcionalidad terapéutica ybioética y derechos humanos completan laprimera sección de la Revista. De unaforma u otra, el tema de “morir con digni-dad” está presente, como lo está en eldebate bioético contemporáneo, en el cualel cuándo y cómo morir se reclama comoun derecho fundamental de la personadonde su “autonomía” tiene que poderexpresarse también en esta elección.

En Argentina, se acaba de debatirsobre la “muerte digna”, y vale la penaaclarar que esta expresión es ambigua ycasi tautológica, ya que la muerte siem-pre es digna. Es el momento culmine detodo viviente, ya que deja de serlo y pasaa otra realidad ontológica y existencialabsolutamente diferente.

Lo que puede ser digno o no, es laforma de morir. La noción de “dignidad”nos remite a la de “digno” (correspon-diente al mérito y condición de alguien ode algo; merecedor de algo) es decir, auna excelencia o calidad de lo dignoreferido o aplicado a otro. En nuestrocaso, podríamos decir a dos realidades: la

de la muerte y la del ser humano involu-crado en este evento existencial. Es decir,considerar la muerte a la medida delHombre, “digno” del ser humano. Lamuerte es un evento que nos lleva almundo de la conciencia, de la libertad, delas relaciones y del ser.

La muerte humana en cuanto tal, esalgo que puede ser “decente” o “indecen-te”. Decente, porque el Hombre es un “serpara la muerte”: es un evento siemprepresente entre nosotros, estamos orien-tados “hacia el fin” ya que somos óntica-mente finitos. Es así que la muerte essiempre “decente”. Ludwig Feuerbachhabía elaborado la concepción de muer-te “conforme a la naturaleza” y “sana”, esdecir, la muerte en la vejez, “lleno” devida, con extrema voluntad y deseo delhombre según sus capacidades, en ser fiela la naturaleza humana, fiel a su propiaidentidad humana.

Ciertamente esto no significa reduciral Hombre a mero organismo, ya que éstees capaz de aprender y utilizar símbolos,elaborar pensamientos, regir su compor-tamiento y de preguntar y preguntarse.En estas preguntas, muchas veces lamuerte se presenta como “indecente”poniendo la palabra fin a un ser libre ypersonal. Sartre llamará a la muerte “loinhumano por excelencia”: no nos perte-nece, no podemos apropiarnos de ella,está más allá de nuestras posibilidades…

VIDA Y ÉTICA

6 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

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Si la muerte es siempre digna, esto noimplica que siempre se muera con digni-dad. La muerte puede ser de nuestra per-tinencia cuando la asumimos, involu-crando la persona con su conciencia ylibertad. La posibilidad de humanizar lamuerte (y no de elegirla o determinarla)encuentra en ellas su ámbito y sus requi-sitos. El morir con dignidad -deberíamosdecir morir en dignidad- toma su verda-dera dimensión cuando el Hombre puedeser protagonista, al menos hasta que susfacultades personales se lo permitan.Pero ser protagonista no significa dejarla vida con autonomía absoluta, como sifuera un acto humano exento de cohe-rencia y responsabilidad con todos losactos de la vida y en relación con losdemás. El “yo” de cada ser humano sehace tal, en el encuentro con los otros;logra el “tú” y el “ustedes” en diálogorecíproco y en paridad de dignidad, dis-ponibilidad y amor.

Una comprensión y un ejercicio de laautonomía como si fuese independientede la relacionalidad y de la libertad (osuperior a ella), implica en sí misma unanegación de algo que no es accesorio anuestra humanidad: la lógica de la vida.

En el debate bioético actual sobre lascuestiones del final de la vida asistimos a,por lo menos, dos perspectivas antropoló-gicas divergentes: una que entiende la

“autonomía como la que da sentido” y laque entiende “la libertad que acepta unsentido originario”. La primera intentaplasmar la vida autónomamente y racio-nalizar la muerte dominándola, regulán-dola o provocándola. La segunda se animaa pensar que es desproporcionado que unser, que es absolutamente incapaz de darsela vida, pueda darse la muerte. Mira la vidacon la sabiduría de la humildad racional,acogiéndola y respetándola incluso en laetapa final y en su consumación.

La bioética bien puede promover unacultura que, superando el individualismorelativista, reconozca la dimensión rela-cional del Hombre, su capacidad dedonación y de apertura al absoluto parauna mejor comprensión de la dignidaddel morir y en el morir.

Finalmente queridos lectores, lesrecuerdo las ya conocidas secciones de“Documentos Nacionales” y“Documentos Internacionales” y la sec-ción de “Opinión y Comentarios” con unainteresante colaboración sobre el actualí-simo tema de la objeción de conciencia,al que volveremos en otro número deVida y Ética.

Muchas gracias y buena lectura…

P. Mg. Alberto G. Bochatey, O.S.A.Director

7Instituto de Bioética / UCA

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Dr. Mg. Lenin De Janon Quevedo

. Médico por la Universidad Rusa de la Amistad delos Pueblos, Moscú (1991)

. Magíster en Ética Biomédica por el Instituto deBioética de la Pontificia Universidad CatólicaArgentina (2011)

. Especialista en Medicina Crítica (UCA, 1998)

. Profesor universitario por la Universidad AbiertaInteramericana (UAI, 2005)

. Investigador del Instituto de Bioética (UCA) conDedicación Especial Perfil Docente-Senior

. Docente de la Facultad de Medicina y Cs. de laSalud (UAI, 2003-2009)

. Médico de la Unidad de Terapia Intensiva delHospital General de Agudos Donación “FranciscoSantonjanni” y colaborador docente del Curso deEspecialista en Terapia Intensiva (UBA) con sedeen dicho hospital

. Miembro Titular de la Sociedad Argentina deTerapia Intensiva

. Miembro del Comité de Bioética del Policlínicodel Docente de OSPLAD (2009-2011)

. Capacitado en Procuración de Órganos/Tejidoscon Fines de Implante. Se desempeñó comoCoordinador Hospitalario de Procuración deÓrganos.

. Autor de los capítulos “Síndrome de EmboliaGrasa” (2008) y “Ventilación Mecánica no inva-siva en el SDRA” (2010) para libros de TerapiaIntensiva. Ha escrito artículos y colaborado enlibros de la especialidad

ARTÍCULOS

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Pa la bras cla ve· Ética de trasplantes· Identificación de donante cadavérico

· Donación de órganos· Procuración de órganos

· Muerte encefálica

Key words· Transplantation ethics· Cadaveric donor determination

· Organ donation· Organ procurement· Brain death

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

VALORES ÉTICOSDEL MÉDICO ENLA DETECCIÓNDEL POSIBLEDONANTE DE ÓRGANOS

ESTUDIO ENTRE PROFESIONALES DE ÁREASCRÍTICAS DE UN HOSPITAL DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

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10 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

[1] El presente trabajo es una síntesis de la tesis realizada por el autor para obtener el título de Magister en ÉticaBiomédica que otorga el Instituto de Bioética de la Facultad de Ciencias Médicas de la Pontificia Universidad CatólicaArgentina y que fue aprobada en diciembre de 2011.

VIDA Y ÉTICA

RESUMEN [1]

La necesidad de órganos para tras-plante exige que los médicos deáreas críticas sean competentes endetectar, entre sus pacientes, aposibles donantes. La baja frecuen-cia de comunicaciones a los equiposde procuración no corresponde conla gran cantidad de pacientes críti-cos que potencialmente podrían serdonantes. La brecha entre lo ideal,lo esperado y lo real induce a sospe-char que los meros conceptos técni-co-operativos serían insuficientes yque habría nociones que participande este reconocimiento y cuestio-nan al profesional sobre lo correcto.Se tratarían de “valores éticos”. Estetrabajo pretende hacer una descrip-ción de esos valores como expresióndel acto moral de la elaboración deldiagnóstico de “potencial donante”,diagnóstico que deberá poseer cer-teza suficiente para persuadir almédico sobre lo correcto de estadetección.

ABSTRACT

The need of organs fortransplantation requires critical carephysicians to be competent inrecognizing potential donors fromamong their patients. The lowfrequency of communication toorgan procurement teams isinconsistent with the high rate ofcritically ill patients that couldbecome potential donors. The gapbetween what is ideal, expected andreal induces to suspect that meretechnical-operational skills wouldbe insufficient and that there wouldbe a certain knowledge, which, bytaking part in this recognition,would cast doubts on doctors aboutwhat is right. This knowledge wouldbe the “ethical values”. This workpretends to describe these values asan expression of the moral act offormulating the diagnosis of“potential donor”, which diagnosisshould be sufficiently certain topersuade physicians about therightness of this recognition.

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11Instituto de Bioética / UCA

[2] Cfr. JUAN PABLO II, Discurso con ocasión del XVIII Congreso Internacional de la Sociedad de Trasplantes, Roma,29/08/2000 [en línea], disponible en: <http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/2000/jul-sep/documents/hf_jp ii_spe_20000829_transplants_sp.html> [consulta: 27/05/2010].[3] INCUCAI-MINISTERIO DE SALUD DE LA NACIÓN ARGENTINA, Donación de órganos y tejidos para trasplantes.Documento para la formación y el debate con los docentes, Buenos Aires, Ministerio de Salud de la Nación Argentina, 2008,p. 11.[4] MARMOL SOÑORA, A., “Trasplante de órganos”, en Diccionario Latinoamericano de Bioética, Bogotá, UNESCO-Universidad Nacional de Colombia, 2008, p. 237.[5] GRACIA, D., “Trasplante de órganos: medio siglo de reflexión ética”, Nefrología, 21, 4 (2001), pp. 13-29.

INTRODUCCIÓN

Los trasplantes son una gran conquis-ta de la ciencia al servicio del hombre, yno son pocos los que en nuestros díassobreviven gracias al trasplante de unórgano. La técnica de los trasplantes esun instrumento cada vez más apto paraalcanzar la primera finalidad de la medi-cina: el servicio a la vida humana. [2] Eltrasplante es un procedimiento médicoque consiste en extraer un órgano (oparte de un órgano) que pertenece a unsujeto vivo o muerto, para ser implantadoen otro individuo con sus funciones limi-tadas. [3]

Desde tiempos remotos, el trasplanteha sido un sueño muy acariciado por elhombre. En la literatura mística, el relatode los santos Cosme y Damián recoge lautilización de un miembro de un esclavoetíope para tratar de sanar a un noble,pero tuvieron que pasar siglos para queestas ideas se convirtieran en realidad. [4]

La era moderna del trasplante comien-za en los años cincuenta del siglo pasado,con el descubrimiento del sistema mayorde histocompatibilidad y, junto con ella,el desarrollo de la inmunosupresión;avances que también modificaron la éticadel trasplante.

Hasta los años cincuenta, el problemaético que se planteaba era el de extraerun órgano de un sujeto vivo y sano paratrasplantarlo a otro, y así salvar su vida.Lo que hoy parece un problema menor,era para entonces considerado como eldelito de la mutilación. [5] El trasplanteinicialmente fue limitado a órganos pares(riñón), extraídos de sujetos vivos y con-sanguíneamente relacionados, situaciónésta que en cierta manera evitaba lasposibilidades del comercio de órganos.

El cadáver humano entendido comofuente de órganos para trasplantes

El concepto predominante en la cultu-ra occidental (con excepción de Estados

Valores éticos del médico en la detección del posible donante de órganos / ARTÍCULOS

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12 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

[6] KREIS, H., “The Question of Organ Procurement: Beyond Charity”, Nephrol Dial Transplant, 20 (2005), pp. 1303-1306.[7] CASTILLEJO CUÉLLAR, A., “En la coyuntura entre la antropología y el trasplante de órganos humanos: tendencias, con-ceptos y agendas”, Antípoda, 6 (2008), pp. 215-243.[8] AD HOC COMMITTEE OF THE HARVARD MEDICAL SCHOOL, “A definition of irreversible coma: Report of the Ad HocCommittee of the Harvard Medical School to Examine the Definition of Brain Death, JAMA, (1968), pp. 205-337.[9] GRACIA, D., “Trasplante de órganos…”, op. cit.[10] Se usará la definición del Comité de Bioética de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (1999) que entiende porsoporte vital a “toda técnica o tratamiento que aplicado al organismo puede sustituir la función fisiológica de un órgano,cuando su afectación ponga en peligro la vida” [en línea], disponible en: <http://www.sati.org.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=59&Itemid=146>, [consulta: 20/08/2011]. El soporte vital es cuasi exclusivo de las salas decuidados críticos o intensivos (UTI) que incluyen: los Departamentos de Emergencia, Unidades de Terapia Intensiva y/oCoronarias y Salas de Operaciones.

VIDA Y ÉTICA

Unidos y Australia) es que sobre el cuerpohumano o sus partes, no se aplican nor-mas de propiedad, y no le pertenece anadie, de la misma manera que lo puedeser un objeto. [6]

Basado en la experiencia de la dona-ción de sangre, la donación voluntaria delórgano se instituyó como mecanismo deconsecución del mismo. Esta concepcióninterpretaba al órgano como un regalo ysu donación reforzaba la idea de unidad,solidaridad y sentido de colectividad. [7]La teoría de la donación iba adquiriendojustificativo moral, pero tenía que llegar1968, cuando la Escuela Médica deHarvard [8] expuso sus criterios para nor-matizar el diagnóstico de “coma irreversi-ble”. Acorde a esta situación, los cuerpos yórganos de los comatosos irreversibles(muerte clínica, muerte cerebral o ence-fálica) podían ser de gran utilidad eninvestigaciones, como los trasplantes,evitándose discusiones éticas generadaspor la utilización de donantes vivos. Uno

de los objetivos de la normatización deHarvard fue, además de definir la muerte,el de resolver el despilfarro de recursos entratamientos innecesarios para individuosmuertos. [9]

No cabe duda de que el momento fun-dacional fue la propuesta de un nuevodiagnóstico, capaz de presentarse antesde la parada cardiaca y desconocido hastaentonces: la muerte encefálica. Fue asícomo la pérdida irreversible de la funcio-nalidad de las estructuras cerebralespasaron a definir al fallecido y a permitirel retiro de las medidas de soporte vital.[10] La tecnología hacía posible identifi-car la muerte desde sus inicios y, a la vez,comenzaba un nuevo modo de donación:la donación del cadáver.

Algunas de las cuestiones que nosplantean los trasplantes

Además, los trasplantes planteancuestiones asociadas al significado de la

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13Instituto de Bioética / UCA

[11] MARTÍNEZ, K., “Algunos aspectos éticos de la donación y el trasplante”, Anales del sistema sanitario de Navarra, 29, 2(2006), pp. 15-24.[12] GRACIA, D., “Prólogo” en FERRER, J., y ÁLVAREZ, J., Para fundamental la bioética, Madrid, Universidad PontificiaComillas-Desclée De Brouwer, 2005.[13] En el transcurso de este trabajo se utilizará como referencia esta interpretación de “valor ético”.[14] Cfr. SGRECCIA, E., Manual de Bioética. Fundamento y Ética Biomédica, Madrid, BAC, 2009, pp. 201-207.[15] Cfr. WOJTYŁA, K., Mi visión del hombre. Trilogía inédita, Madrid, Palabra, 2005, p. 79.

muerte, la identidad humana, las fronte-ras entre los individuos y las especies, lasdiferencias entre naturaleza y cultura. Lostrasplantes dicen mucho sobre nosotrosmismos, revelan valores culturales queasignamos al cuerpo, cuestionandomuchas asunciones generalizadas sobrela relación entre cuerpo e identidad per-sonal; cuestiones todas ellas de marcadocarácter ético. [11] Esto es, de juiciossobre lo bueno y lo malo, lo correcto eincorrecto, que no necesitan de funda-mentación, pues son tan ineludibles comola vida misma. [12]

Sgreccia (2009) nos explica que valorético [13] es todo aquello que permite darsignificado a la vida humana, que estáasociado al concepto de vida que seposea, y expresa una estrecha relaciónentre la antropología y la ética. La reali-dad humana fuera de los hechos, tambiénestá constituida por valores, y no sola-mente los que nos han llegado desde elidioma de las finanzas -como los econó-micos- basados en la utilidad o conve-niencia; sino por valores culturales, espi-rituales, religiosos y morales. Los valores

morales son específicos de los hombres(varón o mujer), perfeccionan sus accio-nes, los conducen hacia el ideal del bien.[14] La bondad, el amor al prójimo, lasolidaridad, el respeto a la vida, la tole-rancia, la generosidad, la justicia, la for-taleza, la perseverancia, la responsabili-dad, la compasión, el compartir y muchosotros más, son todos ejemplos de valoresmorales. Ellos son primeramente conoci-dos, para luego poder ser descubiertos,aceptados o rechazados.

El hombre se da cuenta de que los valo-res que, desde el punto de vista objetivo leaportan más, deben también costarlemucho más desde su subjetividad. No espor eso difícil aceptar el razonamientosegún el cual el problema del valor se debeplantear desde el punto de vista del sujeto:aquellos que cuestan más son tambiénciertamente valores superiores. [15] Ci-mentar los valores desde lo subjetivo, losexpone a las mismas modificaciones querecaen sobre el sujeto o sobre el tiempo,abriéndole paso al relativismo moral. Espor esto, que los valores morales debenfundamentarse en la realidad objetiva de

Valores éticos del médico en la detección del posible donante de órganos / ARTÍCULOS

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14 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

[16] Cfr. SGRECCIA, E., Manual de Bioética…, op. cit.[17] Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologica, I-II, q. 91, a. 2, ad.[18] BOURESSA, G. y O’ MARA, R., “Ethical Dilemas in Organ Procurement and Donation”, Crit Care Nurs Q, 10, 2 (1987),pp. 37-47.[19] Toda persona mayor de 18 años de edad, que haya manifestado su voluntad de donar sus órganos y/o tejidos, puedeser donante de órganos. Si la decisión se deja por escrito, se llama “donante expreso”. Aquel que se convierte en donantede órganos y tejidos luego de su fallecimiento se llama “donante cadavérico”, en: INCUCAI-MINISTERIO DE SALUD DE LANACIÓN ARGENTINA, Manual de la Comisión de Selección y Mantenimiento del Donante de Órganos, Ministerio de Saludde la Nación Argentina, Buenos Aires, 2005.

VIDA Y ÉTICA

la persona, en una estructura inmune a loscambios del sujeto y del tiempo.

Los valores morales objetivos no cam-bian, lo que se modifica es la concienciaque se tiene del valor, su relación, la jerar-quía que se le da. Los valores requierenque sean validados por el sujeto, y queéste los reconozca como un medio paradarle sentido a su vida, para su autorrea-lización; de ahí que ellos tienen razón deser solo para el hombre y sin éste no exis-tirían. Un valor se llena de un contenidoreal, en tanto y en cuanto concuerde conla capacidad perceptivo-valorativa, queestá inscripta en la persona. La realidad setransforma en valor cuando adopta elcarácter de bondad y corresponde con elser y la vida de la persona. Si bien losvalores se presentan intuitivamente, sujustificación es obra de la razón, del inte-lecto; más allá de las notas afectivas yapreciaciones emotivas espontáneas conque están cargados los valores, requierende una verificación en el plano real yracional. La práctica de los valores se ins-cribe en la plena realización de la vida detodo ser humano en armonía con la vidade los demás, [16] en la transcripción del

código impreso en la esencia misma delser, y que no es otra cosa que la expresiónde la participación de la ley eterna en lacreatura racional (participatio legis aeter-nae in creatura rationali). [17]

PLANTEO Y FUNDAMENTACIÓN DEL TEMA

Las indicaciones médicas del trasplan-te de órganos continúan expandiéndose, ynuevos retos tendrán que enfrentar losprofesionales médicos, en especial en loconcerniente al número de órganos nece-sitados y al número de donantes requeri-dos para satisfacer la demanda. [18] Lacarencia de órganos, común denominadoren los sistemas de salud, ha sido el grandesafío de los mecanismos de procura-ción; y diferentes políticas sanitarias sehan adoptado para resolver este dramáti-co problema social. El sentido de ellas essuplir las demandas de órganos capacesde sobrevivir en el cuerpo del receptor.

Condición sine qua non para extraerun órgano de un donante cadavérico [19]

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Valores éticos del médico en la detección del posible donante de órganos / ARTÍCULOS

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[20] Es cuando, por métodos clínicos e instrumentales, se verifica el cese irreversible de todas las funciones encefálicas,aunque exista actividad cardio-circulatoria. También se la llama “muerte bajo criterios neurológicos”, en: INCUCAI, SOCIE-DAD ARGENTINA DE TERAPIA INTENSIVA, SOCIEDAD ARGENTINA DE TRASPLANTES, ASOCIACIÓN ARGENTINA DEPROCURACIÓN DE ÓRGANOS Y TEJIDOS PARA TRASPLANTE, Procurar para curar. Manual de Mantenimiento del PotencialDonante a Corazón Batiente, Buenos Aires, Ministerio de Salud de la Nación Argentina, 2009. La muerte encefálica se diag-nostica en pacientes internados en salas de cuidados críticos o intensivos y con ventilación mecánica (respirador artifi-cial). En el Art. 23 de la Ley 24.193 (de Trasplante de Órganos y Tejidos), República Argentina (1993); actualizada por Ley26.066 (2005) están consignados los criterios para identificar a una persona fallecida.[21] Son personas que fallecen en UTI en situación de muerte encefálica y que no presentan ninguna contraindicaciónmédica ni legal para la donación de órganos y tejidos. En: INCUCAI-MINISTERIO DE SALUD DE LA NACIÓN ARGENTINA,Manual…, op. cit. En la actualidad, con la vigencia del donante con corazón parado (no pulsátil), este concepto puedeextenderse a personas que fallecen fuera de las UTI siempre que existan condiciones organizativas para efectuar este tipode operativos.[22] INCUCAI-MINISTERIO DE SALUD DE LA NACIÓN ARGENTINA, Programa Federal de Procuración de Órganos y Tejidos[en línea], disponible en: <http://www.incucai.gov.ar/docs/otros_documentos/programa_federal.pdf> [consulta:19/08/2010].[23] INCUCAI-MINISTERIO DE SALUD DE LA NACIÓN ARGENTINA, Pasos operativos [en línea], disponible en:<http://www.incucai.gov.ar/profesionales/pasos.jsp> [consulta: 19/09/2010].

a corazón batiente (aún latiendo) es quese haya diagnosticado la muerte encefáli-ca. [20] De comprobarse ésta, las perso-nas así fallecidas en unidades de cuidadosintensivos pasarían a ser considerados“potenciales donantes”. [21] No hay tras-plante sin procuración, de ahí la impor-tancia de la misma.

El problema de la procuración del órgano

La procuración de órganos constituyeuna actividad interdisciplinaria, cuyoobjetivo es detectar potenciales donantes.En la Argentina, estas actividades son eje-cutadas a través del Programa Federal deProcuración de Órganos y Tejidos, en mar-cha desde 2003, que tiene entre sus fun-ciones aumentar el número de órganosprocurados, optimizando la calidad y lautilización de los mismos, y detectar el

100% de los pacientes con muerte ence-fálica. [22]

La procuración de órganos es el primereslabón de una cadena de acciones com-plejas y coordinadas. Se inicia con la lla-mada telefónica que deberá realizar elmédico ante la sospecha de cualquierpotencial donante de órganos. Estacomunicación da por activado el “opera-tivo de procuración”. El operativo estácompuesto por una logística diversa,ordenada sistemáticamente y coordinadaen todas sus etapas. Suele extenderseentre 18 a 20 horas aproximadamente. Enel desarrollo de un operativo llegan aintervenir, en forma simultánea, equiposde hasta 150 profesionales especializa-dos, desde distintos lugares físicos. [23]

La persistente carencia de órganos, elincremento de los pacientes en las listas

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[24] CANTAROVICH, F., “Educational Proposals for Promoting a Culture of Donating Organs”, Transplantation, 88, 75(2009), pp. S153-S158.[25] CHILDRESS, J., “Ethical Criteria for Procuring and Distributing Organs for Transplantation”, Journal of Health Policyand Law, 14, 1 (1989), pp. 378-385.[26] HOBEIKA, M.; SIMON, R.; MALIK, R.; PACHTER, L.; FRANGOS, S.; BHOLATO, O.; y col.; “U.S. Surgeon and Medical StudentAttitudes Toward Organ Donation”, Journal of Trauma, Injury, Infection and Critical Care, 67, 2 (2009), pp. 372-375.[27] BUSTOS, J.; PREVIGLIANO, I.; SORATTI, C.; “Programa de Registro y Seguimiento de Glasgow 7, Epidemiología yResultados en las Unidades de Terapia Intensivas Argentinas” [en línea], disponible en:<http://www.incucai.gov.ar/docs/trabajos/resumen_glasgow_7.pdf> [consulta: 25/08/2010].

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de espera y la mortalidad injusta de laspersonas que aguardan la donación comoun regalo de vida, han motivado la bús-queda de alternativas que aumenten lasposibilidades de potenciales donantes. Lasprincipales opciones sugeridas son: alter-nativas legales al consentimiento, incen-tivos económicos, expansión de los crite-rios de donantes, y la educación. Las tresprimeras apuntan a una resolución rápidadel problema, sin embargo, su ventajamédica, así como la aceptación ética decada de una de ellas, es materia de discu-sión. [24] Otras propuestas para adquirirpartes del cuerpo por vía diferente a ladonación como la venta, el abandono o laexpropiación [25] también encierran unacontrovertida licitud ética.

Ciertas dificultades para establecer el diagnóstico de muerte encefálica

La dificultad de identificar un poten-cial donante por parte del equipo médicoes, junto a la negativa familiar, una de lasdos más grandes barreras para la obten-ción de un órgano. [26] La identificaciónse hará entre aquellos pacientes con daño

cerebral severo y que muy probablementeevolucionen a la muerte encefálica, de ahíque el diagnóstico de esta última esimprescindible.

En el año 2004, profesionales delInstituto Nacional Central ÚnicoCoordinador de Ablación e Implante (INCU-CAI) realizaron un estudio en el que parti-ciparon 90 hospitales de todas las provin-cias argentinas. Este estudio reveló que enla Ciudad de Buenos Aires el 9% de losenfermos ingresados a las TerapiasIntensivas presentaban coma asociada aalteraciones de estructuras cerebrales. Estapatología presentaba una alta tasa de mor-talidad (72%), en el 56% se diagnosticó lamuerte por paro cardiaco, y en el 44% se lohizo en forma precoz, es decir, luego de lamuerte encefálica. La relación entre eldiagnóstico de muerte encefálica y parocardíaco -según este estudio- fue de 1 a 1,en tanto que reportes internacionales laubican en 4 a 1. Los autores, asumiendoque la mayoría de los pacientes podríanmorir por muerte cerebral, concluyen queesta relación refleja la ausencia del sopor-te respiratorio o hemodinámica. [27]

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[28] GHERARDI, C.; CHAVES, M.; CAPDEVILLA, A.; TAVELLA, M.; SARQUIS, S.; IRRAZABAL, C.; “La muerte en un servicio deterapia intensiva. Influencia de la abstención y retiro del soporte vital”, Medicina (Buenos Aires), 66 (2006), pp. 237-241.[29] CANTAROVICH, F, “Educational…”, op. cit.[30] INCUCAI-MINISTERIO DE SALUD DE LA NACIÓN ARGENTINA, “Certificación de muerte” [en línea], disponible en:<http://www.incucai.gov.ar/profesionales/pasos/certificacion.jsp> [consulta: 19/09/2010].[30] MACHADO, C., “The First Organ Transplant from a Brain-dead Donor”, Neurology, 64 (2005), pp. 1938-1942.[32] MOLLARE, P. y GOULON, M., “Le come dépassé”, Rev Neurol, 101 (1959), pp. 3-15.[33] Ausencia completa de actividad eléctrica del miocardio, registrada a través del electrocardiograma.

En un estudio realizado en un hospitalde la ciudad de Buenos Aires, Gherardi ycol. (2006) encontraron que solo el 4,7%de los fallecidos presentaron el diagnósti-co de muerte encefálica, correspondién-dole al resto el diagnóstico de paro car-diaco, y estableciéndose una proporciónde 1 a 19. Esta investigación sugiereindagar la percepción moral del permitirmorir que, confundido con el dejar morir,es interpretado como un proceder incon-veniente en nuestra sociedad. [28]

La realidad nacional que estas investi-gaciones describen no parecería ser distan-te a lo reportado por Persson y col. (1995)cuando preguntó a médicos de países bál-ticos si la muerte encefálica y el paro car-diaco eran el mismo estado, es decir lamuerte del paciente, y un 45% de los pro-fesionales le respondieran que “no”. [29]

La muerte encefálica dentro del proceso de morir

A la destrucción irrecuperable de lasestructuras encefálicas se la conoce como

muerte encefálica y constituye “la muer-te del individuo”. [30] Esta sentenciaentiende que la vida humana requiere demúltiples funciones reguladas y coordina-das desde el centro integrador que es elcerebro. Sin embargo, fue necesario elprogreso de la medicina para llegar a estaformulación.

El corazón fue el único órgano quedefinió a la persona viva hasta los años 50del siglo XX. En sus postrimerías,Wertheimer y col. (1959), y posteriormen-te Mollaret, Goulon y equipo (1960), des-cribieron un grupo de pacientes que seencontraban con asistencia respiratoriamecánica y habían perdido las funcionesvitales, aunque conservaban latidos car-díacos. [31] Este síndrome, que lo llama-ron coma dépassé (coma pasada o sinposibilidad de retorno), [32] consistió enuna situación clínica verificada en todaslas UTI y con igual pronóstico: supervi-vencia cero absoluto. Luego de la instau-ración del coma dépassé, a pesar de losmedios más exquisitos de mantenimiento,inexorablemente seguía la asistolia. [33]

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[34] LÓPEZ-NAVIDAD, A., “Historia de la actitud y conducta en la obtención y extracción de órganos y tejidos para tras-plante”, en LÓPEZ-NAVIDAD, A.; KULISEVSKY, J.; CABALLERO, F.; El donante de órganos y tejidos: evaluación y manejo,Barcelona, Springer-Verlag Ibérica, 1997, p. 4.[35] Coincido con Halevy y Brody (1993) en la negativa de considerar a la muerte como un evento abrupto. Sin embargo,no comparto la propuesta de identificar criterios graduales del morir que respondan a la optimización de recursos hospi-talarios, o a la utilidad de los órganos extraídos para trasplante. Considero que los médicos, cuando certificamos la muer-te de una persona, nos limitamos a testimoniar, por medio de algún signo sensible o empírico, sobre lo que ya aconteció.[36] AD HOC COMMITTEE OF THE HARVARD MEDICAL SCHOOL, “A definition…”, op. cit.[37] Bernat y col. (1991, 1992, 1998) estiman que hay ciertas funciones que hacen que el organismo se integre como un“todo”. Estas son: respiración, regulación de la temperatura, homeostasis de fluidos y electrolitos, conciencia, búsqueda dealimentos, conducta sexual, regulación neuroendocrina y control autonómico, en MACHADO, C., “¿Defendemos una visiónencefálica de la muerte?”, Rev Neurol, 35, 4 (2002), pp. 387-396.

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Ésta se caracterizaba por no responder amedidas de resucitación cardiopulmonaravanzadas, y podía ocurrir a continuacióndel coma, luego de varias horas, infre-cuentemente varios días, con excepciona-les duraciones superiores a una sema-na.[34] El desarrollo de los cuidadosintensivos permitió entender que se podíaestar muerto aunque el corazón conti-nuara latiendo.

El diagnóstico de muerte encefálica esuna consecuencia de los tiempos moder-nos. Puede llevarse a cabo en pacientesinternados en las UTI e intervenidos consofisticados aparatos que modifican elproceso de morir. [35] Los aparatosmodernos permiten conservar el cuerpotibio, con color, pulso, expansión toráci-ca, e incluso diuresis. Quedó atrás lafrialdad, palidez, ausencia de respiracióny latidos; o el rigor mortis, que la milena-ria historia de la humanidad asoció con elcadáver.

Breve reseña del actual debate en torno a la formulación de la muerte encefálica

En la bibliografía médica perdura unvivo debate sobre el diagnóstico de muer-te encefálica como el que, desde sus ini-cios, generaran los primeros criterios de laEscuela de Medicina de Harvard, enuncia-dos a partir de la observación de pacien-tes en coma irreversible. [36] Se expondráa continuación una muestra de esta mul-tidisciplinaria controversia en torno alreconocimiento del fallecido a partir dehallazgos neurológicos.

Según Machado (2002), toda formula-ción sobre la muerte debería constar de:una definición, el sustrato anátomo-fisio-lógico y las pruebas confirmatorias.Estima que la polémica sobre la muerteencefálica gira en torno a tres corrientesconceptuales: a) las que la definen comola muerte de “todo” [37] el encéfalo, b)

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[38] Bartlett y Youngner (1988) proponen que la muerte es la pérdida de lo significativo para la naturaleza de los sereshumanos, esto es: la percepción, el pensamiento y la cognición. Piensan que solo las funciones corticales superiores, laconciencia y la cognición definen la vida y la muerte del ser humano. Veatch (1978, 1993) propuso además a la interac-ción social, enfatizando lo crucialmente significativo para la vida humana: raciocinio, conciencia, identidad personal einteracción social. Este autor considera a la muerte humana como la “pérdida irreversible de la capacidad del organismopara la interacción social”. Los que adhieren a esta formulación han dividido funcionalmente el encéfalo en: bajo (troncoencefálico), que controla funciones vegetativas y alto (hemisferios cerebrales, particularmente neocorteza) responsable dela conciencia y la cognición, en MACHADO, C., “¿Defendemos…”, op. cit.[39] MACHADO, C., “¿Defendemos…”, op. cit.[40] Electroencefalograma.[41] Son aquellos pacientes que, teniendo el diagnóstico de muerte encefálica, no desarrollan irremisiblemente una asis-tolia cardíaca en horas o días. Esta rara evolución ha sido reportada por autores como Fabro (1982), Parisi y col. (1982),Antonini y col. (1992) y Shewmon (1998), en MACHADO, C., “¿Defendemos …”, op. cit.[42] Ídem.[43] TRUOG, R., “Is Time to Abandon Brain Death?”, Hasting Center Report, (1997), pp. 27-29.

como la muerte del tronco encefálico y c)las formulaciones neocorticales de lamuerte. [38] Este investigador ha definidola muerte como “pérdida irreversible de laconciencia como la función más impor-tante del organismo, encargada de prove-er atributos humanos esenciales y del másalto nivel de control, dentro de la jerar-quía de funciones integradores del orga-nismo”. A su vez, enfatiza que “la con-ciencia no tiene una relación sencilla, unoa uno, con estructuras encefálicas supe-riores e inferiores, porque su sustrato físi-co se basa en la anatomía y fisiología através de todo el encéfalo”. [39]

Permanecen pendientes las explicacio-nes sobre las ondas en el EEG [40] pese aldaño irreversible del cerebro, la persisten-cia de funciones hipotalámicas neuroen-docrinas, el control autonómico, cuántas ycuáles neuronas deben de dejar de funcio-nar para que se pierda el “todo”, la activa-

ción cortical inespecífica al aplicar estimu-lación cerebral profunda en pacientes condaño irreversible del tronco encefálico, lasupervivencia somática. [41] Asimismo, nohay método certero para diagnosticar laausencia permanente de funciones cogni-tivas y afectivas que confirme que lospacientes en estado vegetativo permanen-te estarían muertos, ni de demostrar laausencia absoluta de pensamiento subjeti-vo, ni de los mecanismos que expliquen lasinesperadas y bien documentadas recupe-raciones de la cognición. [42]

Troug (1997) manifiesta que los “argu-mentos de por qué estos pacientes debenser considerados muertos nunca han sidosuficientemente convincentes”. [43]Observa que la formulación está plagadade inconsistencias y contradicciones,fallida en comprender la muerte demanera biológica y filosóficamente cohe-rente; elaborada para satisfacer las nece-

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[44] TRUOG, R. y ROBINSON, W., “Role of Brain Death and the Dead-donor Rule in the Ethics of Organ Transplantation”,Crit Care Med, 3, 9 (2004), pp. 2391-2396.[45] TRUOG, R. y ROBINSON, W., “Redefining the Ethical and Legal Foundations of Organ Procurement”, [letter], Crit CareMed, 32, 5 (2004), p. 1241.[46] GHERARDI, C., Vida y muerte en terapia intensiva. Estrategias para conocer y participar en las decisiones, Buenos Aires,Biblos, 2007, p. 80.[47] MAINETTI, J.A., “Ensayo de Biofilosofía” [comunicación personal del autor, 15/07/2010].[48] SINGER, P., Repensar la vida y la muerte. El derrumbe de nuestra ética tradicional, Barcelona, Paidós, 1997, p. 47.[49] Sin entrar en detalle sobre los diferentes usos de la palabra moral, diré que la acepción que he utilizado guarda rela-ción con los valores éticos tal como ya fueron definidos. Tomo como base los dos significados del vocablo griego ethos: elήθος que identificaba a la disposición fundamental de una persona ante la vida, es decir, la disposición por dejarnos atraerpor determinados motivos (o bienes, según Aristóteles) y έθος traducido como hábito o costumbre a través de los cualesuna persona realiza su proyecto de vida. La palabra “moral” se deriva del latín mos, más precisamente de su plural mores,tomada por Cicerón (De fato) para crear el neologismo “moribus”. Al respecto decía: “Ya que atañe a las costumbres, lo queellos (los griegos) llaman éthos, nosotros solemos llamar a esa parte de la filosofía ‘de las moribus’, pero conviene llamar-la ‘moral’ para que se enriquezca la lengua latina (quia pertinet ad mores, quod ήθος illi vocant, nos eam partem philoso-phiae de moribus appellare solemus, sed decet augentem linguam Latinam nominare moralem). Ética y moral tienen igualcontenido semántico; usarlas indistintamente no es un error, sino jerarquizar la etimología. Cfr. FERRER, J. y ÁLVAREZ, J.,Para…, op.cit. Esta interpretación no contradice el pensar en la vida moral como la vida humana, tanto social como indi-vidual, considerada a la luz de unas normas establecidas en un ambiente dado, en determinada época histórica, y confor-

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sidades de una fase crucial del desarrollode la medicina de trasplante. [44] Piensaque se trata de “una construcción socialque a menudo es considerada un inmuta-ble fisiológico o un absoluto ético”. [45]

Gherardi (2007) entiende que “aúnresulta difícil de asumir, que se aceptefácilmente una muerte que no provoquemodificaciones corporales visualizables yque todo resulte de la comunicación delresultado de un examen o un test efec-tuado por un experto”. [46] Para Mainetti(2010) habría resistencia en habilitar unamuerte tecnológicamente intervenida,socialmente construida y moralmenteautónoma. [47]

Desde la filosofía, Singer (1997) sugie-re que la “descripción de muerte encefá-

lica que se ha estado ofreciendo hastaahora se trata de una ficción práctica. Sepropuso y aceptó porque permite salvarórganos que, si no, se desperdiciarían ysignificaría suprimir un tratamientocuando esté resultando inútil”. [48]

En base a lo expuesto uno podríadeducir -y no por ello estar acertado- quesiendo la muerte encefálica una “ficciónpráctica” o una “construcción social”, nosería necesariamente una realidad objeti-va. Esta línea de argumentación, peligro-samente nos conduciría al error de pensarque no habría un “muerto real”, sino quealguien es declarado (consensuado víapropuesta y aceptación) o construidocomo fallecido. De esta manera se eludi-ría el delito moral [49] de la ablación [50]de un vivo, a la vez que se podría usar su

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me a éstas lo aceptado como bueno o malo. El estudio descriptivo de la vida moral (o moral vivida) corresponde a la cien-cia de la moral, pero ésta no define qué es el bien o el mal. Esto le corresponde a la ética (o moral reflexionada) la cualdefinirá las normas, expresará juicios sobre lo que es bueno o malo y proporcionará los motivos de esos juicios, demos-trando por qué es así. A la ética le toca filosofar sobre la moral. Cfr. WOJTYŁA, K, Mi visión…, op. cit.[50] La ablación es una intervención quirúrgica que permite la extracción de los órganos del cuerpo de una persona falle-cida; en INCUCAI-MINISTERIO DE SALUD DE LA NACIÓN ARGENTINA, Donación…, op. cit.[51] Cfr. DONADÍO MAGGI DE GANDOLFI, M.C., “La nueva moral”, Sapientia, 53 (1998), pp. 57-71.[52] Comulgo con los argumentos de Machado que sustentan que la pérdida irreversible de la capacidad y contenido dela conciencia -en tanto proveedora de los atributos humanos esenciales, del más alto control funcional, e integradora delorganismo- no es otra cosa que la muerte de la persona.[53] MACHADO, C., “A Definition of Human Death should not be Related to Organ Transplants”, J Med Ethics, 29 (2003),pp. 201-202.

cuerpo y evitar el desperdicio de órganos.La muerte verdadera sería el paro cardia-co en tanto la encefálica sería solo unaficción, es decir, tendríamos dos tipos demuerte. Si aplicáramos a esta conclusiónfalaz un análisis de Donadío de Gandolfi(1998), [51] diríamos que los criteriosneurológicos que describen al muerto noestarían impresos en la realidad misma dela persona, ya que la persona no seríaportadora de una naturaleza propia -quepara el caso sería la imposibilidad de vivircon un cerebro incapaz de mantener laintegridad del organismo- sino un sujetotemporal, que existe en la medida queéste pueda pensarse como tal. La muerteencefálica pasaría a ser un constructopragmático que se toma como realidad. Elacuerdo social de este constructo posmo-derno será suficiente para imprimirle rec-titud al acto, puesto que para que éstesea correcto bastarían las buenas inten-ciones. Así es como lo útil -sinónimo debueno en la contemporaneidad- imprimi-ría licitud moral al constructo. La semán-tica pragmática de la nueva moral utilita-

rista termina por un lado, negando a lapersona como un ser complejo, jerárquicoe integrado, y por otro, convalidando elerror del constructo.

Sin embargo, Machado (2003) dejaclaro que la muerte encefálica o cerebrales la muerte del individuo [52] y aludeque su identificación fue consecuenciadel desarrollo de los cuidados intensivos.Las definiciones y el diagnóstico de muer-te basados en manifestaciones cerebralesadquirieron una nueva urgencia debido ala “norma del donante muerto” y a lacirugía de trasplantes, pero no se formu-laron para su beneficio. Basta acordarsede que los trasplantes de órganos apenasestaban en sus inicios cuando se describióel coma dépassé. [53]

Sin ánimo de reducir el debate a dospolos enfrentados, se debe recordar que lamuerte de la persona es una sola y con-siste en la total desintegración de esaunidad que es la persona misma. Dicho de

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[54] Cfr. JUAN PABLO II, Discurso…, op. cit.[55] Ídem.[56] BOURESSA, G. y O’ MARA, R., “Ethical Dilemas…”, op. cit.

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otro modo, es la separación del principiovital de la realidad corpórea. Ningunatécnica científica o método empíricopuede identificar directamente la muertede la persona. Los signos biológicos cier-tos, que la medicina ha aprendido a reco-nocer con mayor precisión, son solo parareafirmar que la persona ha muerto real-mente. Nada justifica que se los entiendacomo determinantes del “momento exac-to” de la muerte de una persona. [54]

La concepción antropológica de lamuerte analiza complejas nociones aso-ciadas a la existencia de la persona, queexceden el mero campo biológico y conlas que, a la medicina en soledad, proba-blemente le resulte difícil de lidiar. El pro-fesional médico que tenga la responsabi-lidad de certificar la muerte, podrá servir-se del método que las ciencias biológicasle propongan -entre ellos los criteriosneurológicos- en la medida que su juicioético le confiera la certeza moral necesa-ria para saber que su conclusión ha sidocorrecta. [55]

La ley en su rol de estímulo para laprocuración de órganos

La sospecha de un paciente en muerteencefálica deberá -por Ley 24.193- ser

comunicada a los organismos de procura-ción, por los médicos de las UTI, dándosepor iniciado el proceso de procuración. Nohacerlo a tiempo, sería infringir la normay perder el momento de diagnosticar lamuerte encefálica. Los procesos asociadosa la muerte biológica acorde a sus leyes -que son naturales- conducirán a la para-da cardiaca. Para entonces, en la mayoríade los casos (no se incluye el trasplantede órganos a corazón parado), se habráperdido la posibilidad de salvar la vida deuna o más personas que requieran tras-plante de órgano y/o tejidos.

Bouressa y O’Mara (1987) informanque ya en 1986, la Asociación Americanade Hospitales, advertía -a propósito de lareglamentación sobre trasplante- que“algunas de estas nuevas leyes han crea-do resistencia, principalmente entre losmédicos, quienes las ven como otra intro-misión del Estado en la relación médico-paciente. Ellos consideran que, a menosque la familia inicie la discusión, esto esuna invasión a la privacidad”. [56]

Pérez San Gregorio y col. (1993) repor-tan que la ley española sobre Extracción yTrasplante de Órganos se ha limitado ensu alcance por su aplicación incompletadebido, entre otras cosas, a la solicitud

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[57] PÉREZ SAN GREGORIO, M.; DOMÍNGUEZ ROLDÁN, J.; MURILLO CABEZAS, F.; NÚÑEZ ROLDÁN, A.; “Factores sociales ypsicológicos que influyen en la donación de órganos”, Psicothema, 5, 2 (1993), pp. 241-253.[58] CABEZAS, V.; CAPURRO ROBLES, D.; FARIÑA, A.; GNISCI, B.; “Evaluación de la procuración de tejidos por el ProgramaBuenos Aires Trasplante, desde la implementación del Subprograma de Denuncia obligatoria de Óbitos. Secretaría de Saluddel GCBA” [resumen], Actas del 3er Congreso Argentino de AAPROTT, 17-18 Nov 2005, Mar del Plata (Argentina) [en línea],disponible en: <http://www.aaprott.org.ar/trabajos%20congreso/Procuraci%F3n%20de%20Tejidos/3.htm> [consulta:15/10/2010].[59] SCHAEFFNER, E.; WINDISCH, W.; FREIDEL, K.; BREITENFELDT, K.; WINKELMAYER, W.; “Knowledge and AttitudeRegarding Organ Donation among Medical Students and Physicians”, Transplantation, 77, 11 (2004), pp 1714-1718.

del permiso familiar, acción que no sealude en dicha ley. [57] Las normas escri-tas tampoco cosechan muchos frutos ennuestras latitudes; así lo dejó ver unainvestigación realizada por Cabezas y col.que incluyó 13 hospitales porteños, y enla que se demostró que en dos años(2003-2005) de implementación del sub-programa de Denuncia Obligatoria deÓbitos, se llegó a comunicar solo el 25%de los pacientes fallecidos. [58]

No es propósito de este estudio averi-guar el motivo de las diferentes interpre-taciones hechas a la ley, pero una impre-sión a priori sería que los instrumentoslegales parecerían haber modificado enpoco las actitudes de los profesionalescon respecto a la procuración.

La demanda social como modulador dela procuración de órganos

La conveniencia social es otro fenó-meno que induce un sesgo por el cual laspersonas tienden a contestar según lo quela sociedad espera que ellas contestenante cuestiones de impacto moral o ético.Cuando la sociedad aborda la temática delos trasplantes, son recibidas con mayorbeneplácito las expresiones a favor de ladonación, lo cual genera cierta presiónmoral sobre las personas (el equipo desalud) para que éstos respondan según losocialmente deseable. [59]

Esto parecería explicar los resultadosde una encuesta (2008) realizada en unapequeña comunidad de médicos, enferme-

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[60] ARCIERI, S.; DE JANON, L.; CHIAPPERO, G.; ARISTA, M.; VASTA, L.; CABEZAS, V.; y col; “Una encuesta como herramientapara conocer sobre decisiones relacionadas con la donación de órganos en una comunidad educativa/asistencial (informepreliminar)” [resumen], Medicina Intensiva (Argentina), 25, 4 (2008), p. 44.[61] ALLENO, S., “Actitud del personal de área quirúrgica hacia la donación de órganos” en INCUCAI-MINISTERIO DE SALUDDE LA NACIÓN ARGENTINA [en línea], disponible en: <http://www.incucai.gov.ar/docs/trabajos/poster_alleno_aaprott_04.pdf>, [consulta: 10/10/2010].[62] CANTAROVICH, F., “Influence of Socioeconomic and Ethical Factors on People’s Behaviour Regarding the Use ofCadaveric Organs”, Transplantation Proceeding, 37 (2005), pp. 539-542.[63] CECCHETTO, S., “Identidad personal y trasplante de órganos”, Persona y Bioética, 6, 17 (2002), pp. 12-23.[64] HOBEIKA, M.; SIMON, R.; MALIK, R.; PACHTER, L.; FRANGOS, S.; BHOLATO, O.; y col.; “U.S. Surgeon…”, op. cit.

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ros y estudiantes de medicina de la Ciudadde Buenos Aires, en la cual los médicospresentaban alta tasa de adhesión a ladonación y se mostraban interesados enser donantes, sin embargo el 87,5% no lohabía expresado en el D.N.I. [60] O losresultados que un par de años antes reve-lara un estudio a nivel nacional del INCU-CAI (2004) entre el personal de salud deáreas quirúrgicas, donde el 58,1% de losentrevistados se mostraran “de acuerdopero con dudas” frente a la donación, y asu vez un 20% de los mismos confundie-ra la muerte encefálica con el estadovegetativo. [61]

Un estudio realizado por Cantarovich(2005) reportó que el 82% de los médicosentrevistados creía que con el tiempo laeducación inducirá a la gente a aceptar eluso de las partes del cuerpo, luego de lamuerte, como parte de un contrato social,basado en el conocimiento y la compren-sión. [62]

Al parecer, todo confirmaría lo ante-riormente expresado: que lo correcto dela acción se legitimaría conforme a lasociedad y no al objeto (es decir a lanaturaleza) del mismo acto.

EL TRABAJO DE CAMPO

La necesidad de la presente investigación

Investigaciones llevadas a cabo enterritorio nacional han analizado el temadesde la perspectiva de la aceptación dela donación en la población en general,[63] pero en la bibliografía consultada nose encontró información sobre el pensa-miento médico frente a la temática dedonación y trasplante, tal como lo expre-san estudios sobre la actitud de los pro-fesionales frente al tema, en países comoAlemania, España, EE.UU., India oTurquía. [64]

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[65] CANTAROVICH, F., “Educational…”, op. cit.[66] SCHAEFFNER, E.; WINDISCH, W.; FREIDEL, K.; BREITENFELDT, K.; WINKELMAYER, W.; “Knowledge and Attitude…”, op. cit.

La actitud de los equipos médicos conrespecto a las cuestiones relacionadascon la muerte y la donación de órganospuede hacer la diferencia entre la acep-tación o la negativa familiar, por cuantoson el enlace más crítico en la procura-ción de órganos y las primeras personasen establecer contacto con la familia delpotencial donante. [65] Algunos estudiossugieren que la actitud favorable del pro-fesional hacia la donación de órganospuede influenciar positivamente en lafamilia del potencial donante a la horade decidir el consentimiento. [66] De ahílo decisivo de la intervención del médicoen el proceso de la donación post mór-tem de órganos.

La bibliografía nacional se hace eco deuna realidad que exiguamente identificaa potenciales donantes cadavéricos.Tampoco abunda la referencia acerca dela actitud de los médicos intensivistasfrente a actividades de procuración. Portodo esto, suena razonable formularseinterrogantes como: ¿habrá alguna razónpara que un profesional omita cumplircon su obligación moral y legal?, ¿esdudosa la legitimidad de un acto legal?, elestudiante de medicina ¿tuvo formación

en valores en su etapa universitaria? o¿bastarán para la vida profesional losvalores que tenía previo al ingreso a lacarrera?, los médicos ¿compartirán losmismos temores sobre los trasplantes deórganos que el resto de la sociedad?, yfinalmente ¿será que por debajo de obs-táculos logísticos subyacen cuestiona-mientos éticos?

La pregunta de la investigación: ¿dequé depende que la identificación depotenciales donantes se la considere“correcta”?

Cuando hablamos de ejecutar accionescorrectas, no hay que olvidar que las mis-mas pueden ser obstaculizadas si es quehay dudas acerca de su bondad. No escapaa este razonamiento la identificación delposible donante. Por ello, vale preguntarse:¿quién define que identificación de poten-ciales donantes de órganos se trate de algo“correcto”? Serán acaso:

a) ¿La intención del médico?b) ¿Las circunstancias socio-sanitarias?c) ¿La misma naturaleza de la procu-

ración?

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[67] Es la reflexión sobre la moralidad de la acción. El juicio prudencial consiste en conocer prudencialmente a la verdadmoral, que la voluntad apetece, antes de que ésta se convierta en un bien. Así es como se excluyen las opciones injustaso deshonestas porque suponen violación de normas morales específicas. Se entiende como prudencia a una facultad delconocimiento práctico que consiste en aplicar la recta razón al obrar. Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, S. Th., II-II, q. 47.

VIDA Y ÉTICA

Antes de responder, deberemos anali-zar el juicio prudencial [67] que ejecuta elmédico, previo a la decisión de iniciar eloperativo de procuración. También impor-ta conocer la actitud con la que el profe-sional enfrenta el cambio de pacienteactivo a “potencial donante”. Ello implicacomenzar a ver el cadáver como bien útily a la vez escaso, el cual ayudaría a milesde enfermos en lista de espera. Una prác-tica, sin dudas, éticamente correcta ynecesaria.

Objetivo general

Indagar sobre la influencia de valoreséticos en la identificación de un posibledonante cadavérico de órganos.

Objetivos específicos

1. Establecer los valores éticos enjuego en el momento de la comunicacióndel posible donante y en relación, básica-mente, a la defensa de la vida, respeto dela historia personal, el consentimientoinformado, la determinación exacta de lamuerte, la solidaridad de la donación y elejercicio de libertad con responsabilidad.

2. Conocer el significado que los médi-cos le otorgan al cuerpo (vivo o muerto) ysu relación con la persona.

3. Averiguar si la demanda social legi-tima la identificación del posible donantede órganos.

4. Precisar la formación ética que reci-bieron los profesionales, e identificar elgrado de adhesión a programas de educa-ción en Bioética.

La hipótesis de trabajo

Se trabajó con la idea de que habríanociones de naturaleza distinta a lossaberes técnico-operativos, que entraríanen juego a la hora que el médico intensi-vista tuviese que identificar al potencialdonante cadavérico.

El método

Cuando la mirada del investigador sedirige a problemas en el ámbito de la saluden su dimensión social o cultural, losmodos de análisis basados en la estadísti-ca (cuantitativos) se quedan casi siempre

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[68] AMEZCUA, M. y GÁLVEZ TORO, A., “Los modos de análisis en investigación cualitativa en salud: perspectiva crítica yreflexiones en voz alta”, Revista Española de Salud Pública, 76 (2002), pp. 423-436.[69] ANGUERA ARGILAGA, M., “La investigación cualitativa”, Educar, 10 (1986), pp. 23-50.[70] MARTÍNEZ, M., “La investigación cualitativa (síntesis conceptual)”, Revista IIPSI de Facultad de Psicología, UNMSM, 9,1 (2006), pp. 123-143.[71] TAYLOR, H.; HULL, S.; KASS, N.; “Qualitative Methods”, Chapter 12, en SUGARMAN, J. y SULMASY, D., Methods inMedical Ethics, Washington D.C., Georgetown University Press, 2010, pp. 193-214.[72] CASAS MARTÍNEZ, M., “Introducción a la metodología de la investigación en bioética: sugerencias para el desarrollode un protocolo de investigación cualitativa interdisciplinaria”, Acta Bioéthica, 214, 1 (2008), pp. 97-105.[73] DIETERICH, H., Nueva guía para la investigación científica, México, Editorial Planeta Mexicana, 2001, pp. 57-207.

estrechos y comienza la búsqueda de ins-trumentos metodológicos más flexibles yapropiados. Entonces, la investigación seabre a un espacio multidisciplinario queconvoca a profesionales de las más diver-sas disciplinas (médicos, enfermeros, psi-cólogos, sociólogos, antropólogos, trabaja-dores sociales, etc.), lo cual, lejos de ser uninconveniente, aporta una gran riqueza enel producto logrado. [68] Para ello, nos val-dremos de la metodología cualitativa [69][70] que expande el entendimiento sobrelos tipos de experiencias, creencias o acti-tudes existentes. [71]

El presente estudio se trató de unainvestigación prospectiva de naturalezacualitativa. [72] [73] El universo estudia-do fueron los médicos de áreas críticasque efectuaban el proceso de identifica-ción del potencial donante de órganos, enuna institución de categoría I A (hospitalgeneral con UTI, Neurocirugía 24 hs yCentro de Referencia Zonal o Regional)según la clasificación del ProgramaFederal de Procuración de Órganos yTejidos, ubicada en la Ciudad Autónomade Buenos Aires. Como lugar físico de la

investigación fueron seleccionadas las UTIy la Unidad de Reanimación y Shock (SRS)del Hospital General de Agudos“Donación Francisco Santojanni”, el quecumplimentaba las características insti-tucionales requeridas.

Los profesionales que accedieron aparticipar lo hicieron en forma completa-mente voluntaria y gratuita, quedando entodo momento claro que se trataba deuna investigación individual, que consti-tuía parte de la tesis final aprobatoria delautor, para la Maestría en ÉticaBiomédica del Instituto de Bioética de laPontificia Universidad Católica Argentina.

La investigación se inició explicandocon detalle el carácter, fines y alcances dela misma. Se les pidió que autorizasen suintervención por medio de un consenti-miento informado. Los que estuvieron deacuerdo fueron invitados a participar deuna entrevista semi-estructurada en laque varios ítems (ver Anexo al final) sir-vieron de guía y que no insumió más de60 minutos en cada caso.

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[74] TAYLOR, S., y BOGDAN, R., Introducción a los métodos cualitativos de investigación, Barcelona, Paidós, 1987, pp. 100-133.

VIDA Y ÉTICA

Se consideró una muestra intencionalque aprovechó los informantes claves yrepresentó lo mejor posible los subgruposnaturales. El tamaño de la muestra depen-dió de la saturación informativa y englobócasos confirmantes y desconfirmantes.

Se eligió un abordaje fenomenológicoa fin de obtener una narración que permi-tiera compartir las experiencias descriptaspor los participantes del estudio. Los datosfueron recopilados mediante entrevistasen profundidad, [74] quedando abierta laposibilidad de reanudar la entrevista enotro momento. Lo conversado durante lassesiones fue grabado y, a la vez, se toma-ron notas de observaciones de campo. Seresguardó el anonimato absoluto median-te la codificación de las entrevistas. Todala información obtenida fue descartadaluego de su procesamiento.

Finalmente los datos fueron sometidosa categorización, estructuración y con-trastación, previo al proceso de interpre-tación y teorización.

RESULTADOS

Características de la muestra

De una población de 28 médicosintensivistas, se tomó una muestra que

representó subgrupos naturales (sexo,edad, años de ejercicio profesional) eincluyó informantes claves. Las entrevis-tas se ejecutaron durante el mes de febre-ro de 2011.

La muestra se saturó al llegar a 10profesionales, número que constituyó eltamaño final. Las características de losparticipantes fueron: 3 mujeres y 7 varo-nes, con edades entre 37 y 57 años (pro-medio 46), con antigüedades de ejercicioprofesional entre 13 y 31 años (promedio20). De estado civil casados o divorciados,todos eran padres o madres, que teníanentre 1 a 3 hijos.

Además de ser especialistas en TerapiaIntensiva, tenían otras especialidadesmédicas como Cardiología, ClínicaMédica y Medicina Legal. Algunos teníanformación en Cuidados Paliativos,Medicina Estética, Administración Hos pi -talaria y Psicoanálisis. Cuatro de estosprofesionales estaban formados enProcuración de Órganos. Como formaciónextra médica: 3 habían cursado estudiosen Pedagogía (Profesorado Universitario),un tercio realizaba actividades artísticas eincluso uno con preparación académica(Profesorado en Artes Plásticas).

Todos los entrevistados estaban oestuvieron afectados a tareas de identifi-

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cación de pacientes potenciales donantesde órganos. Hubo quien además desem-peñaba tareas de conducción hospitalariay quienes trabajaban como procuradoresde órganos para la jurisdicción local delINCUCAI.

La mayoría se definió como católico,hubo un participante judío y otro que sedefinió como no adherente a creenciareligiosa.

Ninguno de los médicos había pasadopor una situación personal relacionada conla donación o el trasplante de órganos.

Se ejecutó una entrevista por cadamédico, que se llevó a cabo en sus res-pectivos lugares de trabajo. Se buscaronsitios apartados con el fin de generar unambiente tranquilo que permita la refle-xión y estimule la transmisión de la mayorcantidad de representaciones posibles delsujeto. A pedido de un participante, unade las entrevistas se desarrolló en un caféfrente al hospital. No hubo ninguna nega-tiva a la participación en el estudio nitampoco ningún profesional se expresóincómodo con la entrevista.

Las preguntas se presentaron según elorden del cuestionario guía, sin que estohaya impedido que el entrevistado tuvie-se la libertad para profundizar sobre

temas conexos u otros aspectos relacio-nados con su actividad en la detección depotenciales donantes. Todo lo conversadofue grabado para luego proceder a la des-grabación manual de los registros y, almismo tiempo, al análisis hermenéuticode los testimonios.

Las respuestas obtenidas fueron clasi-ficadas en categorías determinadas enconsonancia con los objetivos del estudio,el marco teórico y el análisis de los datosobtenidos.

Exposición de los resultados segúncategorías

Una vez reunido el material, su lectu-ra y análisis permitió establecer lassiguientes categorías:

1. Antropología médica;

2. Antropología filosófica;

3. La donación de órganos para tras-plante como bien moral;

4. La educación en valores recibida porlos profesionales médicos.

Las categorías 1, 2 y 3, fueron subca-tegorizadas como sigue:

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CATEGORÍAS SUBCATEGORÍAS

1) Antropología médica

La relación médico-paciente/familia

La relación entre el médico y su paciente recientemente fallecido

El estado de ánimo del médico y su influencia en la responsabilidad profesional

El médico frente a la demanda social

El médico como emergente del sistema de salud

2) Antropología filosófica

La identificación de la muerte

El cuerpo

Concepto de cuerpo

Disponibilidad del cadáver

Uso del cadáver

El valor del cadáver

3) La donación de

órganos para trasplante

como bien moral

Enfoques generales sobre la donación

El posicionamiento del médico ante la donación de órganos

La influencia del médico donante en la identificación del posible donante cadavérico

4) La educación en valores recibida por los profesionales médicos

Los resultados se expusieron agrupa-dos en categorías y sub-categorías; a suvez, se acompañaron de algunos testimo-nios a manera de ejemplo de las respues-tas obtenidas, tal como fueron expresadaspor los entrevistados.

1) Antropología médica

Téngase en cuenta que el acto médicoestá inmerso en una relación entre dos

personas: la que posee el conocimiento yla que porta la enfermedad. Se trata de unvínculo entre pares que paradójicamenteincluye desigualdad.

Von Weizsäcker (1927) considerabaque el médico compartía la enfermedadde su paciente de modo virtual. Esto sedebía a la prolongación existencial quehacía que la patología, la reflexión diag-nóstica y la terapéutica, se repitieran y

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[75] ORRIINGER, N.A., “La antropología médica de Pedro Lain Entralgo: historia y teoría”, Ars Medica, 2 (2008), pp. 190-205.[76] Ídem.[77] WAYDHAYS, C., “Intrahospital Transport of Critically ill Patients”, Crit Care, 3, 5 (1999), pp. R83-R89.[78] Un paciente grave puede estar inconsciente por el severo daño sufrido en el cerebro, como consecuencia de la inju-ria sobre todo el organismo, o por el uso del coma farmacológico como parte del tratamiento.[79] Hago referencia a una relación médico-paciente adulto, y no pediátrica.

expandieran en él y viviera la enfermedadcomo un nosotros. [75]

Laín Entralgo reinterpretó esta visióncomo la camaradería surgida entre doscompañeros de viaje transitando el cami-no de la vida, pero además le aportócalor de amor. Laín (1983) concibió larelación médico-paciente con rasgo eró-tico porque anhelaba la perfección delmundo y del yo; agápico, por ser efusivahacia alguien capaz de perfeccionarse yfilial, por el afecto fraternal. [76]

Para la Medicina Crítica, la relación seinicia en el momento en que el médicotoma contacto con una persona gravemen-te enferma: alguien quien por alteración ofalla de uno o más órganos/sistemas, susobrevida dependerá de avanzada terapéu-tica e instrumentos de monitoreo. [77] Lamayoría de los pacientes que se converti-rán en potenciales donantes suelen seradultos jóvenes, previamente sanos, querecibieron una injuria aguda (traumática ometabólica) y son atendidos por médicosen las guardias de las salas deReanimación y Shock o en las UTI.

El inicio súbito de la enfermedad y larápida progresión a una situación conriesgo inminente de vida restringe la rela-ción médico-paciente a un contacto pri-merizo y de brevísimo tiempo. Este esce-nario, por lo general, propicia el descono-cimiento de la historia de vida del enfer-mo. El estado de inconsciencia, frecuen-temente asociado a la gravedad, [78]exige que la relación se canalice pormedio de terceras personas [79] (si lashay), lo que significa que, además deinterponer un sujeto externo, se extiendahacia éstos la relación, y se presuponga laveracidad de la información ofrecida. Eltestimonio familiar es a veces la única víade conocer la antropología de la personacríticamente enferma.

De tal suerte, esta categoría de lainvestigación incluyó todas las interpre-taciones que los médicos participanteshicieron sobre la relación con su pacien-te, ya sea en momentos en que éste corríariesgo de vida, o incluso después de per-derla; punto a partir del cual se lo miraríacomo un posible donante cadavérico deórganos y tejidos. El sentido de la catego-ría fue agrupar las respuestas asociadas

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con los valores de defensa de la vida, elrespeto de la historia personal y el papellegitimador de la demanda social.

a) La relación médico-paciente / familia

Debido a que la inconsciencia imponela necesidad de interactuar con terceraspersonas, los participantes consideraronque cuando se habla de relación médico-paciente, ésta se la debe extender a lafamilia:

“En el paciente grave también hay que involu-crarse con la familia”.

“En la relación con la familia me interesa saberquién es, sus vínculos, los antecedentes ycomenzar a hilvanar la historia de él [pacien-te], con lo que le está sucediendo”.

La mirada de los médicos sobre elpaciente fue diversa. Entre las identifica-das estaba aquella que veía al enfermocomo una entidad nosológica, dondeimportaba la enfermedad expresada através del cuerpo del sujeto:

“Cada paciente es una misma enfermedad, quesi bien tiene cosas en común para definirla ydefinir el diagnóstico, se expresa diferente, condiferentes puntos de un paciente a otro”.

“El paciente es un sujeto a quien le está pasan-do algo, que tiene una enfermedad, y que unova a tratar, en lo posible, de solucionar”.

Otros veían un cuerpo por donde seexpresaba el alma enferma:

“Su enfermedad se expresa a través de él, por-que su cuerpo me lo dice. En realidad yo tengola convicción de que es el alma la que seenferma y se expresa en el cuerpo”.

Hubo quienes consideraron que alpaciente se lo mira de acuerdo al tiempode instauración de los síntomas, en loagudo es una enfermedad expresada enun sujeto, en cambio en lo crónico es unsujeto enfermo:

“Una cosa es un accidente de tránsito, donde lapersona está perfecta, con cuerpo y psiquisnormal y de golpe tiene una situación traumá-tica. En otras oportunidades pasa que tengo unpaciente que viene de una enfermedad crónica,ahí se da lo de sujeto enfermo. En cambio elprimer ejemplo es una enfermedad expresada,pues ella no dependerá de su naturaleza psí-quica, ni física”.

El nivel de gravedad parece modificarla relación con el médico. Ante lo aguda-mente grave la relación médico-pacientesería “algorítmica y deshumanizada”, per-mitiendo aprovechar mejor el tiempo parala asistencia:

“Con el paciente me involucro en forma algo-rítmica, en función de lo que necesite y requie-ra para intentar salvaguardar su integridadfísica […]. El algoritmo no contempla la partehumana […] en el paciente agudo. Cuando ves

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[80] El error médico es el daño no intencionado que el médico puede ocasionar en el ejercicio de la profesión. Para Agrest(2006, 2008) “el error en medicina es expresión de un acto médico equivocado que puede estar a cargo del médico, de susauxiliares o de la organización que sustenta esa actividad médica”, en AGREST, A., “La seguridad del paciente amenazadapor el error”, Seguridad del Paciente y Error en medicina, Instituto de Investigaciones Epidemiológicas, Academia Nacionalde Medicina, junio 2008 [en línea] disponible en: <http://www.errorenmedicina.anm.edu.ar/pdf/editorial37.pdf>, [consul-ta: 20/08/2011]. Agrest entiende que el error tiene “tres fuentes principales, una el simple azar que se entretiene en crearsituaciones inesperadas, la otra es la ignorancia personal o institucional y la tercera la irresponsabilidad”; a su vez advier-te que cuando el profesional se encuentra dentro de un sistema de atención donde es solo “un engranaje”, el error “supe-ra la ignorancia del médico” y con frecuencia es “producto del sistema, por desorganización u omisiones de controles queimpedirían que el error se convirtiera en daño”, en AGREST, A., “El conocimiento y el Error Médico”, Instituto deInvestigaciones Epidemiológicas, Academia Nacional de Medicina, abril 2006, [en línea] disponible en: <http://www.errorenmedicina.anm.edu.ar/pdf/editorial16.pdf>, [consulta: 20/08/2011].

el costado humano podés perder tiempo, queen ese momento es oro”.

Para otros, la gravedad imprimiría unaexigencia diferente al médico, acrecen-tando su esmero y el control de posibleserrores: [80]

“Trato de ser lo más profesional posible. Piensoque si está grave y en estado crítico, necesitami mayor atención, tratando de ser prolija,ordenada, de no pasar nada por alto, sí, metó-dica y prolija”.

Los matices de la relación médico-paciente estarían asociados con la comu-nicación (diálogos) posible, antes de lainconsciencia:

“Me involucro de manera profunda, sobre todocon la gente muy joven o con gente que hayaestado lúcida y yo, de alguna manera, me hayaenganchado con su forma de ser, como cual-quier relación humana”.

Asimismo, la juventud y condicionesdel enfermo crítico intensificarían launión médico-paciente. Mientras másinesperado sea el riesgo de vida, mayorsería el estrés del trabajo:

“Una joven embarazada que está shockada(sic), perdió el útero y se está por morir meestresa más que cuando es algo más predecibleque se vaya a morir”.

Se escucharon diferentes opinionescon respecto a los límites entre los suje-tos actores de esta relación. Para unos nohabría restricciones:

“Trato de agotar todos los medios […], el día demañana se verá, pero no pongo límites. Es unsujeto enfermo”.

O aparecerían ante el riesgo de involu-cramiento sentimental, ya sea porque elprofesional se vería reflejado en supaciente, o llegara a concebir al enfermoen su integridad:

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[81] El “potencial” o “posible” donante son sinónimos.[82] El entrevistado considera que “con todo paciente se hace el máximo -que es tratar de salvarlo-; y cuando tiene muer-te cerebral se continúa haciendo el máximo, que es tratar de que él de vida a otra gente, porque es una obligación moral”.Es una mirada hacia la vida como en permanente continuidad.

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“Las historias de vida compartidas entre elmédico y paciente, el haber vivenciado cosassimilares; eso sí te puede llevar a que vos tengasuna ‘sensación de espejo’ con el paciente ¡ahí escuando más te jode! (sic) y ponés el límite”.

Otros vieron al límite como una fron-tera móvil que podría ser traspasada:

“Hay situaciones donde yo necesito pasar esoslímites y abrazar a la persona, tener un contac-to más directo, sentarme, darle mi tiempo,escucharlos, hablar de cosas banales, porqueayuda a cortar el hielo y contener la situación”.

b) La relación entre el médico y su paciente recientemente fallecido

Luego de horas de trabajo, habiéndoseagotado los esfuerzos y a sabiendas de queel daño cerebral parecería irreversible, noqueda más que admitir lo inútil de conti-nuar con el tratamiento y “permitir morir”.Entonces el profesional aparta de su razo-namiento médico toda certidumbre derecuperación y, cambiando su objetivo,decide acompañar a su paciente a fallecer.

Incluso allí, cuando la persona acaba deapagarse (o ya lo hizo con antelación) lamedicina no pierde posibilidad de servir a

la vida humana. Si las condiciones técnicasno lo contraindican, ese cadáver podrá serun potencial donante de órganos. [81] Elpunto de partida es reconocer que quiennecesitó de tanto empeño, ha fallecido.

En este estudio se quiso identificar lascaracterísticas de la relación nacida delencuentro del médico con la muerte de supaciente.

Para alguno de los entrevistados lavida sería un “todo continuo”, [82] sintransición entre estar vivo o estar muerto.Esta idea no ve a “un muerto” sino a unnuevo tipo de paciente capaz de mante-ner la continuidad de la vida:

“Cuando hay muerte cerebral, se trata que esepaciente dé vida a otra gente […]. No hay tran-sición, es un paciente vivo, a quien hay quetratar de hacerlo vivir, darle todo lo posible […],y después pasa a ser otra clase de paciente quedebe salvar la vida a los otros […], mantener lacontinuidad de la vida”.

Otros definieron esta situación comoel momento de reconocer que el falleci-miento es la evolución propia de la enfer-medad, y no la consecuencia del fracasode los esfuerzos médicos:

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[83] Sindrome de Burnout también llamado de cabeza quemada.[84] MORENO JIMÉNEZ, B.; ROCIO, B., MATALLANA, A.; MIRALLES, T.; “La evaluación del burnout. Problemas y alternativas.El CBB como evaluación de los elementos del proceso”, Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 13, 2 (1997), pp.187-207.

“El 99% es por llegar a un estadio irreversiblede la enfermedad de base. Puede ocurrir que sehaya demorado la cirugía de un aneurismacerebral y por eso entró en muerte cerebral,pero no es lo más frecuente”.

O experimentaron sentimientos enrelación a su propia muerte:

“Siento lástima porque generalmente son casosviolentos […], muy violentos de un minuto alotro […]; uno piensa que le puede pasar a uno,a cualquiera de la familia”.

Lo que hace pensar que el impacto dela muerte podría estar relacionado con laidentificación personal del médico con lasituación del paciente:

“La historia de uno o de un familiar se puedever reflejada […]. Tuve un paciente quemado;laburante, bonachón, se preocupó de salvar losautos que tenía en el taller […], se quemó el90% del cuerpo […]; se terminó muriendo, ypensar que lo recibí hablando. Vos hacés todosegún el algoritmo, pero te pega un poco”.

Y comunicar la mala noticia de lamuerte generaba preocupación, particu-larmente por la reacción de la familiaante la misma:

“Pienso en la receptividad que podría tener lafamilia con respecto a la información de queesa persona enferma ya dejó de serlo”.

c) El estado de ánimo del médico y su influencia en la responsabilidad profesional

Las características del paciente críticoy las extenuantes condiciones de trabajohacen a los médicos intensivistas máspropensos de sufrir estrés laboral.Freudenberger (1974) fue pionero es des-cribir un síndrome de “agotamiento deenergía experimentado por los profesio-nales cuando se sienten sobrepasados porlos problemas de los demás”. Maslach(1976) definió inicialmente este estado -denominado “burnout” [83]- como “unestrés crónico producido por el contactocon los clientes, que lleva a los profesio-nales a la extenuación y al distanciamien-to emocional en su trabajo”. Años después(1981) lo conceptualizó como “un síndro-me de cansancio emocional, despersona-lización y reducción de la realización per-sonal”, [84] y es tal como se lo conocehoy en día. Una investigación realizadaentre profesionales de un hospital poliva-lente del Gobierno de la Ciudad deBuenos Aires (GCBA) encontró que el16,8% de los profesionales médicos pade-

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[85] ZALDÚA, G.; LODIEU, M.T.; KOLODITZKY, D.; “La salud de los trabajadores de la salud. Estudio del síndrome de burnouten hospitales públicos de la C.A.B.A.”, Revista del Hospital Materno Infantil Ramón Sardá, 19, 4 (2000), pp. 167-172.[86] El proceso de trasplantes de órganos cadavéricos consta de los siguientes pasos: identificación del posible (o poten-cial) donante, la comunicación a los organismos de procuración, el diagnóstico de muerte, el mantenimiento del cadáver,la entrevista familiar que tratará de evitar la negativa a la donación, la distribución de los órganos, la ablación, el trasla-do y la implantación del órgano en un receptor.

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cían de este síndrome. [85] La repercusióndel cansancio psíquico en los actos profe-sionales desafía las fronteras de la res-ponsabilidad médica, en particular si con-sideramos a prácticas de evidente tras-cendencia moral como lo son diferenciarentre la vida y la muerte, decidir cuándoun cuerpo sería donante de órganos, opensar en salvarle la vida a un tercerodesconocido.

Lejos de detectar el “burnout” en losprofesionales participantes, esta investi-gación tuvo como objetivo identificaralgún registro de posibles influencias delos estados emocionales sobre el trabajo(o viceversa), más precisamente sobre lacomunicación al organismo de procura-ción de un potencial donante.

Siguen las respuestas: hubo quienesopinaron que identificar, comunicar yfavorecer las actividades de donación ytrasplante sería un incentivo para paliarla insatisfacción para con la especialidad:

“Si uno detecta el paciente y lo notifica, y esotermina en trasplante exitoso, uno se sientemejor. Influye para bien, en que se detecte más”.

Y que la procuración [86] y ablaciónde órganos serían acciones dignificantesdel médico:

“Para el profesional es un acto de gran digni-dad, aunque sé que hay quienes no lo piensanasí, pero es una lástima”.

Otros que el cansancio emocional yfísico, unido al descreimiento en los tras-plantes, justificarían eludir la responsabi-lidad de comunicar potenciales donantes:

“El cansancio te hace decir: ‘¡me parece que nova!, ya llamé tres veces y no podía venir el equi-po de guardia, llamé cinco veces en el último mesy no vinieron, si total me van a decir que no’”.

Como consecuencia del cansancio, elmédico creería ahorrarse un conflicto alevadir la comunicación del potencialdonante:

“… me parece que no comunican [los posiblesdonantes] para evitar conflictos y complicacio-nes, para evitar tener que hablar con la familiade cosas molestas”.

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[87] La cama que queda libre luego del fallecimiento del enfermo suele ser ocupada con celeridad. En circunstancias enque el médico intensivista trabaja ininterrumpidamente durante 24 horas, un nuevo paciente crítico significaría tensión yexigencias.[88] El equipo de procuración cuenta entre sus profesionales con un intensivista, que se hará cargo del mantenimiento delcadáver. El médico de la institución hospitalaria servirá de nexo entre el equipo externo de procuración y el personal de lainstalación sanitaria, no quedando completamente desafectado del caso.[89] El verbo “denunciar” es el utilizado por la Ley 24.193 para referirse a “comunicar” la existencia de un potencial donan-te. Al respecto, el Art. 26 de la mencionada ley dice: “Todo médico que mediante comprobaciones idóneas tomare cono-cimiento de la verificación en un paciente de los signos descriptos en el artículo 23 está obligado a denunciar el hecho”.Ley 24.193 (de Trasplante de Órganos y Tejidos), República Argentina (1993); actualizada por Ley 26.066 (2005).

Ya que para algunos la comunicaciónimplicaría más trabajo:

“Es una cuestión más práctica, pues saben quese les ocuparía una cama. [87] Otras veces pasaque les molesta las cosas que pide la gente deprocuración”. [88]

La actividad de procuración de órga-nos no sería lo suficientemente satisfac-toria, ni capaz de cubrir con las expecta-tivas profesionales:

“…antes, pensar en un operativo [de trasplan-te] era una gran cosa; y luego decís ‘¡la verdades que esto me queda corto, para lo que yoesperaba y lo que es!’. Esto es variable, no hayrespuesta tajante como bueno o malo, creo quedepende del momento en que a uno lo agarra”.

Los conocimientos del médico parece-rían ser vistos como un obstáculo en lacomunicación del potencial donante:

“El médico no comunica por una cuestión deinstrucción, y luego por presunción. Instrucción

porque no se termina de instruir a la gente […]y presunción porque uno presume qué es lo queva servir o no, ya sabe de antemano los diag-nósticos que hay de rechazo y adopta ese diag-nóstico y no lo denuncia”. [89]

Algunos pensaban que la situaciónanímica del médico no influiría en su ren-dimiento, puesto que el profesional debe-ría cumplir con su deber:

“Es continuidad de la tarea médica […]; el tra-bajo con esa persona no termina con su muer-te, ahí empieza el trabajo de otros […]. Terminami función, pero no termina la función delpotencial donante”.

“No me opongo ni rechazo el tema del trasplan-te en determinadas circunstancias. Que no estéde acuerdo no significa que no me lo tenga queplantear en lo profesional en forma adecuada”.

Y por último, aquellos que pensaronque el ánimo del médico sería un factorinfluyente en la atención del pacientevivo, pero no en la detección del potencial

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donante, puesto que se trataría de uncadáver:

“Si me pasaran todas esas cosas, a lo mejoratendería mal al paciente, pero no para ladetección de un potencial donante […]. Puedoestar cansado, renegar, pero si tiene la clínicade muerte cerebral ¡vamos y llamamos!”.

d) El médico frente a la demanda social

Unánimemente, los entrevistadosexpresaron que la sociedad piensa que alprofesional le quedaron cosas por hacer,cuando no considera las limitacionesimpuestas por la naturaleza (gravedad) delos enfermos y condicionadas por lasposibilidades de la práctica médica.

“La sociedad espera mucho más de lo quepodemos realmente hacer. Sabemos que unmontón de enfermedades no las podés tratar ofaltan medios, y ellos esperan que los salves”.

Esa demanda social, definida por algu-nos como presión, sería difícil de contra-rrestar. Por lo tanto, el médico estaríaimposibilitado de ir en contra de lo que lasociedad espera de él:

“El médico no puede estar chocando perma-nentemente con lo que es socialmente espera-ble de su función”.

Inclusive, la sociedad obligaría almédico a que proceda de determinadamanera:

“Este es un contexto en que todos tenemos quefacilitar y promover el trasplante de órganos[…]; que esté o no de acuerdo, es un problemamás personal”.

El hacer más de lo que correspondesería una manera en la que el médicocedería ante la presión social:

“Ante la presión yo tiendo a sobreactuar, ahacer de más”.

Algunos consideraron que ante la pre-sión social, el médico debería ofrecerdeterminados medios, con carácter básicoy obligatorio:

“El médico no debe hacer lo que la sociedadexige, porque las circunstancias son cambian-tes. Hay una plataforma que obligadamentedebe llevar a cabo […], hay obligación demedios y no de fines”.

En tanto que para otros una opciónsería buscar el consenso entre la posturadel médico y la demanda social. De no con-cretarse el mismo, el profesional deberíaretirarse y traspasar el caso a otro médico:

“Trato de consensuar dentro de lo que es mipensamiento y lo que se espera”.

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“Si no lo puedo manejar, lo paso a otro profe-sional, cambio el caso y me abro”.

También se manifestó que la posturadel médico debería ser prioritaria, por sercorrecta y necesaria para el enfermo:

“Doy prioridad a lo que considero correcto”.

“Hago lo que necesitan los enfermos, no lo quenecesita la sociedad”.

e) El médico como emergente del sistema de salud

El médico actúa dentro de un sistemasanitario. Sofisticados estudios por imá-genes, cirugías de urgencia y toda la com-plejidad de la medicina moderna hacenque el acto médico dependa cada vez másde la infraestructura a disposición. Es tra-bajo del médico intensivista comunicar lamala noticia de la muerte y además plan-tear la donación. Todo esto en momentosen que la familia apenas ha tomado con-tacto con su tragedia.

La investigación apuntó a recolectarlas opiniones de los participantes que,inmersos en un contexto socio-sanitario,abordan a la familia y trasmiten informa-ción incómoda y desagradable.

Se expresó la idea de que la habilidadpara comunicar la noticia de la muerte y

plantear la donación no generaría agre-sión de la familia:

“Uno tiene que buscar una forma de comunicarque permita dialogar. Claro que hay genteagresiva, pero no me pasó”.

Y que la mala evolución del pacientesería sospechada primero y constatadadespués por los familiares, por lo que lanoticia de la muerte no los tomaría enforma desprevenida:

“Si se le ha hablado previamente a la familia, nohay problema. La muerte encefálica y la dona-ción de órganos no es algo abrupto, se trata depacientes con lesiones graves y uno sabe cómoesto va a terminar”.

Para otros, el médico actual habríaperdido el respeto que inspiraba en épo-cas pasadas:

“Lo que me han enseñado, o lo que uno veía desdela casa cuando esperaba a un médico, era ¡elmédico!, se le tenía más respeto […]. Ahora cual-quiera puede venir y maltratarte, pisotearte, decir-te cualquier cosa y pensar que tiene derecho”.

Este cambio de relación médico-socie-dad generaría temor a ser agredido alcomunicar la noticia de la muerte y soli-citar la donación:

“No temí […], me agredieron. La gran mayoría delos casos es porque el problema viene de antes”.

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“Me han contestado mal muchas veces que heplanteado la posibilidad de donación de órga-nos, gente que contestó con ira, desprecio y viomal la actitud”.

En especial cuando hubiese la sospe-cha de que la muerte encefálica fueseconsecuencia del inadecuado tratamientodel paciente, debido a lo cual se veríaobstaculizada la donación:

“Muchas veces se llega tarde al diagnóstico demuerte encefálica. Se llega cuando hay dete-rioro del resto de los órganos”.

Circunstancias todas que generaríanargumentos para quienes piensan que elmédico recibe recompensas por identifi-car un potencial donante:

“Cuando uno plantea la donación, piensan queva a haber un premio por la misma”.

2) Antropología filosófica

Cuestiones como ¿qué es el hombre?¿de dónde venimos y hacia dónde vamos?¿cómo estamos insertos en el contexto dela realidad? y otros interrogantes sobre lanaturaleza del ente viviente, traspasadaspor la luz natural de la razón, demandanrespuestas a la Antropología filosófica.

Así, la muerte como parte de la vidadel hombre, la existencia de una realidadno física en la persona, el cuerpo como su

parte física y la disposición del cadáverhumano, como si se tratase de un patri-monio, son aspectos que se abordaron enesta parte de las entrevistas.

Los temas a tratar guardan relacióncon el respeto de la historia personal, laconsecución del consentimiento informa-do, la determinación exacta de la muerte,el ejercicio de la libertad con responsabi-lidad y el significado de la persona desdela corporeidad.

a) La identificación de la muerte

Hubo quien opinó que la muerte no esun asunto que deban tratar los médicos:

“No sé si me tengo que plantear cosas sobre loscadáveres, yo trabajo sobre los vivos, no trabajocon los cadáveres…Una vez que pasó el límite devivo a muerto, yo no me puedo hacer cargo”.

Algunos la asociaron con una percep-ción clínica de compleja precisión y difícilexplicación:

“Me es difícil describirlo, es algo que uno percibe.Uno tiene la percepción de que una persona estámuerta más allá del aparato”.

Otros la definieron como el fin de laexistencia de la persona que se produceluego del cese de funciones cerebrales:

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[90] Entre los médicos intensivistas, con frecuencia decimos que el paciente está muerto para la familia solo después deque ésta comience a llorarlo.[91] Cuando se diagnostica la muerte bajo criterios neurológicos (muerte encefálica) la hora del deceso es la hora en laque se obtuvo el primer electroencefalograma “plano” (sin actividad de la corteza cerebral). La ablación de órganos y elretiro de la ventilación mecánica (o respirador artificial) recién se podría realizar luego de obtener el segundo estudioplano; el mismo que se llevará a cabo con 6, 12, 24 o 48 hs. de diferencia con respecto al primero.

“Cuando ya su cerebro no funciona, para mí esun cadáver, porque lo veo como a una personasin cabeza”.

O como una realidad definida por la ley:

“La muerte la marca la muerte (sic). Tenemosparámetros legales para decir definitivamenteque una persona está muerta”.

También se expresó la idea de que lamuerte se diagnostica no solo con pará-metros, sino también con la recepción dela familia: [90]

“Están los parámetros y la familia. Así comohay tiempos para establecer la muerte, haytiempos para que la familia vaya entendiendo”.

Así como expresaron que habría dis-tintos tipos de muerte, “una cerebral yotra general” y sus diferencias estaríandeterminadas por la necesidad práctica:

“Si va a ser donante, es lógico que se haga laablación, la desconexión y la muerte general,además de la muerte cerebral”.

De la misma manera, la muerte seríaun proceso marcado por dos momentos:uno legal y otro práctico: [91]

“La muerte tiene un momento legal, cuandome firman el acta de defunción, y el otro escuando empiezo el mantenimiento del cuerpo[…]; sí, dos momentos”.

Así también manifestaron que lamuerte encefálica sería uno de esos dosmomentos. Para diagnosticarla pareceríaque la percepción clínica es suficiente-mente convincente:

“Para mí, si cumple con esta parte clínica, ¡estámuerto!”

“Sin hacer todos los estudios puedo decir que estepaciente no se va a recuperar, ya está muerto”.

En tanto que para la mayoría, la certe-za del diagnóstico se basa en métodosobjetivos, aplicados por profesionales conexperiencia y conforme a la ley:

“Voy a confiar en la persona que hizo bien lascosas, pero tiene que depender de que la otra

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[92] El cuerpo-máquina correspondería a una visión reducida y biologicista, propia del dualismo cartesiano. El cuerpo pro-pio o vivido es un “yo” pensado de manera cohesionada con su contracara corporal, que reproduce la relación forma-mate-ria y lo ubica cercano al cuerpo informado por el alma. El cuerpo-jardín y el cuerpo sagrado (o inviolable) son imágenescomplementarias de las dos primeras, en CECCHETTO, S., “Identidad personal…”, op. cit.

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persona sea confiable y haga las cosas comotienen que ser”.

“La validación del método, los años de uso quetiene y el valor científico que tiene el métodome generan confianza”

Estuvieron quienes consideraron quela tecnología no eliminaba la incertidum-bre del diagnóstico de muerte encefálica:

“Soy bastante reacio con los pacientes condiagnóstico de muerte cerebral, nunca los hedesconectado, los mantengo con el ventiladormecánico, ¡no me animo a sacárselo!”.

Pero a pesar de la desconfianza, nohabría otra opción disponible:

“¡Y!... son los elementos que tenemos para poderdeterminar la muerte cerebral”.

Esta investigación no pretendía cono-cer la opinión sobre el retiro del ventila-dor mecánico a quienes se les ha hecho eldiagnóstico de muerte encefálica; no obs-tante, algunos médicos espontáneamentehablaron sobre este retiro, opinando quela desconexión sería por ellos percibidacomo “dejarlo morir” y a la vez una faltade respeto a la familia:

“Me impresiona sacar el ventilador a unpaciente con diagnóstico de muerte cerebral.Todavía después de 20 años de médico”.

“Es un poco el miedo a la familia a ver qué dice,qué nos dice”.

b) El cuerpo

La subcategoría “cuerpo” debió a suvez ser subdividida en: concepto del cuer-po, disponibilidad del cadáver, uso delcadáver y valor del cadáver.

Concepto de cuerpo:

Cecchetto (2002) admite que las per-sonas expresamos vínculos emocionalescon nuestra propia corporeidad a travésde metáforas (Belk, 1990), o imágenes yrepresentaciones (Le Breton, 1990), queson un constructo físico-socio-culturalposeedor de un valor para otras personaso para sí mismo, inclusive después demuerto. Este autor propone resumir lasrepresentaciones en cuatro figuras bási-cas que son: el cuerpo-máquina, el cuer-po propio o vivido, el cuerpo-jardín y elcuerpo sagrado o inviolable. [92]

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[93] Ídem.

Estudios etnoanatómicos y etnofisio-lógicos sugieren que las personas tendrí-an más inclinación para donar y recibirórganos, conforme se identifiquen conuna u otra figura. [93] En relación a esto,no resultaría desatinado pensar que elmédico pueda favorecer la procuración enconsonancia con la idea que tenga delcuerpo.

Por lo tanto, en esta subcategoría seagruparon los significados que los partici-pantes le otorgaron al cuerpo (propio oajeno).

Hubo quienes coincidieron con elcuerpo propio o vivido:

“El cuerpo es lo vivido, manifiesta, expresa,muestra signos de la forma en que la personavivió”.

Algunos prefirieron generar combina-ciones propias, por ejemplo, un cuerpovivido y a la vez jardín:

“¿Jardín?, no sé si puedo cosechar, pero puedoobtener algo (los órganos) de ese cuerpo enbase a cómo ha vivido”.

O un cuerpo propio (o vivido) y a la vezmáquina:

“El cuerpo tendría que ser no solo una máqui-na, todo lo vivido también. Tenemos algo demáquina, funcionamos como una máquina,pero el cuerpo es algo más, tiene experiencia”.

O un cuerpo sagrado que envase elalma:

“El cuerpo es un envase sagrado porque con-tiene al alma, el envase es una máquina […]. Elalma está contenida adentro del cuerpo, no sécómo, pero es uno de los grandes misterios”.

O cuerpo como expresión pura delalma:

“El síntoma es la demostración de que hay undesequilibrio adentro de ese cuerpo porque elalma es la que está enferma”.

Ciertas respuestas recogieron unamirada panteísta. Por ejemplo la explica-ción que el cuerpo sagrado está en inter-cambio continuo con el universo:

“El cuerpo sagrado e inviolable es el universocomo un todo en sí, al que hay que tratar demantenerlo en equilibrio. Si para ello es menes-ter que un cuerpo pase a formar parte de otrocuerpo, entonces eso es lo que se debería hacer”.

O que un cuerpo puede convertirse enmáquina e intercambiar sustancias con elmedio:

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“El cuerpo no es una máquina, pero se trans-forma en una máquina, posible de servir comorepuesto cuando deja de tener vida y permitirque el cuerpo por encima de todos, que es eluniverso, o como lo quieras llamar, siga enequilibrio”

El cadáver fue definido como una rea-lidad física, una realidad no física, o lacombinación de ambas. Como realidadfísica tendría finitud y debería regresar aformar parte de la vida natural:

“Cuando uno se murió, no tenés nada. El cuer-po queda como una estructura que no sirve, notiene una función”.

“Lo que dejó de servir para uno, puede servirpara otro, sea un ser humano o un vegetal,puede continuar con el ciclo natural de la vida”.

Asimismo se expresó que el planteo deotra realidad, que no sea la física, seríainalcanzable para la ciencia actual, por loque quedaría para el plano personal:

“Las apreciaciones metafísicas no me las plan-teo en lo profesional, por ahí sí lo hago en lopersonal […]. En lo profesional tengo quebasarme en que es un cadáver, y nada más”.

“Creo que dentro de algunos años se va a des-cubrir que hay otra dimensión, no alcanzablepara nuestra ciencia actual”.

Disponibilidad del cadáver:

Según los diferentes testimonios, dis-poner del cadáver habría de hacerse res-petando la voluntad del fallecido:

“El cadáver es un cuerpo físico, pero la dispo-nibilidad del mismo tendría que estar en fun-ción de lo que había dispuesto en vida esapersona y no usarlo como uno quiera, sinocomo la persona quería que se lo use”.

“Reconociéndole que fue persona, creo quetiene derecho a disponer de su cuerpo comohubiese querido”.

Del mismo modo que la persona ejercitael derecho de propiedad sobre su cuerpo,debería disponer sobre su cadáver, de ahí lanecesidad de indagar la opinión del falleci-do referente a la donación de órganos:

“Es una decisión de cada persona, en su pro-piedad del cuerpo, independiente de la familia”.

Nada -ni siquiera la necesidad de dis-poner de órganos- justificaría contradecirla opinión del fallecido:

“Podría haber donado y ayudado a otro, pero siél decidió en vida no querer saber nada con ladonación, hay que respetarlo”.

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[94] El entrevistado hizo la salvedad de que se refería a un fin asociado a la investigación, estudio o educación.

Sin embargo, se opinó que estar encondiciones de donar y no hacerlo seríapercibido como egoísmo:

“Alguien que está en muy buenas condicionesde donar y no lo hace, uno lo respeta, peroparece un acto de egoísmo”.

La familia, que conoce los valores delfallecido, también podría decidir sobre eldestino del cadáver:

“Se toma en cuenta a la familia, y es creerle (yponer buena voluntad) que te dice la verdad.Supuestamente la familia sabe un poco más delo que pensaba el muerto”.

El disponer que no se toque el cuerpo,fue visto como una manera de reaccionarante la muerte:

“El disponer libremente del cuerpo no lo permi-te ni la idiosincrasia social ni el egoísmo de losque quedan. No saber cómo resolver la pérdidaconlleva la necesidad imperiosa de mantener aesa persona lo más intacta posible”.

También se expresó que el médico eraquien tenía la última palabra en la donación:

“La familia influye, pero el que termina deci-diendo es el médico”.

Y que disponer del cuerpo como cual-quier material biológico demandaría deun cambio de mentalidad:

“Hoy día no estamos preparados men-talmente para hacer nada de eso [disponerdel cadáver para órganos]. La gente toda-vía no lo ha interpretado, metabolizadodentro de sus costumbres, su ideología”.

Uso del cadáver:

El cadáver podría ser usado con respe-to y limitaciones:

“Ese contenedor se va a terminar pudriendo ydesapareciendo, se le puede buscar un uso,pero siempre respetando a la persona que fue”.

Para algunos quedaba claro que no erauna mercancía, y su uso excluía la comer-cialización. Solo sería posible la donación,fundamentada en la imposibilidad deponer precio a la “sacralidad” de la vida:

“El cuerpo debe ser utilizado para mejorar lacalidad o salvar otra vida. Es un acto volunta-rio y de entrega, no puede ser vendido porqueno se puede poner precio a una vida”.

Hubo expresiones a favor de la ventadel cadáver que serían justificadas por sufin [94]; asimismo, quien sospechó que al

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cadáver se lo comercializaría en un futu-ro, y que la única prevención sería la clo-nación de órganos:

“Me parece que la única forma de evitar lacomercialización es la clonación de órganos apartir de la propia gente. Si no, a fines del sigloXXI estarán vendiendo parte de los órganos dela gente”.

Uno de los usos del cadáver seríacomo fuente de órganos para salvar otravida, un bien útil para usarlo con limita-ciones:

“No vale más un cuerpo que otro, pero es unbien útil, a los fines de la humanidad y de lasalud en general”.

“Es un bien siempre y cuando sea útil para ladonación, investigación o enseñanza de proce-dimientos. Para otras cosas no lo veo comobien útil”.

Y como tal, aumentaría la disponibili-dad de posibles donantes:

“No me cabe duda que interpretarlo como bienútil aumentaría la cantidad de donantes. Entodo el mundo pasa más o menos lo mismo”.

Otros consideraron que interpretarlocomo bien útil no influiría en la cantidadde posibles donantes:

“Que lo interprete como bien útil no significaque habrá más órganos, podría haber másdenuncias”.

O que no sería redituable, pues secorrería el riesgo de perder potencialesdonantes que provendrían de las familiasafectadas:

“Si lo interpreto como un bien y hago lo quequiero con el cadáver, en contra de la voluntadfamiliar, me haría mala fama. Entonces sobreesto (la donación de órganos), que sería bueno,no van a querer saber más nada”.

Otras ideas fueron desconocer que elcadáver sea un bien útil:

“Tomar a una persona que está muriendo o a uncadáver como una cosa -útil o no- lo veo comouna falta de respeto”.

Que su manipulación con fines dedonación no sería un ensañamiento:

“No lo veo como un encarnizamiento. Al con-trario, trataría de tenerlo lo mejor posible paraque ese órgano llegue a la otra persona en elmejor estado”.

“Si el mantenimiento se prolonga en exceso yno se logró la ablación, me parece absoluta-mente terrible, ¡un encarnizamiento!”.

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[95] Cfr. DONADIO MAGGI DE GANDOLFI, M.C., Amor y bien. Los problemas del amor en Santo Tomás de Aquino, BuenosAires, EDUCA, 1999, p. 241.

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Que manipular el cadáver podría servisto por la familia como un sufrimientoque genera beneficios:

“Lo puedo llegar a ver como sufrimiento para lafamilia, aunque generalmente piensan que estásirviendo para otra persona”.

También que habría condiciones detipo de origen étnico, religioso y social queimpedirían a las familias pensar al cadávercomo fuente de órganos, pero no evitaríanque el médico plantee la donación:

“Tiene que ver con lo que mucha gente piensasobre la muerte, si coincide con el concepto demuerte que tienen muchos médicos. Haycomunidades que no creen, no donan, porcuestiones culturales, de educación”.

En tanto para otros, basta que hayasido persona para considerarlo potencialdonante de órganos:

El valor del cadáver:

El cadáver tiene valor intrínseco dadopor la persona que fue, por los órganosque contiene, o por un tercero que sueleser familiar o una estructura que tras-ciende lo humano, como la ciencia:

“¡Fue una persona!, merece respeto aunque quesea un cadáver que está ahí”.

“Tiene un valor en cuanto a ser fuente de órga-nos; y, con la donación, proseguir con el circui-to de vida”.

“Me parece que tiene el valor que le da la familia,o la misma persona antes de morir”.

“El valor intrínseco es la utilidad que ha adquiri-do de acuerdo a la ciencia; ésta es una cosa apar-te, un más allá de lo humano, ¡nos trasciende!”

3) La donación de órganos para trasplante como bien moral

El “bien” es aquello que genera unatendencia, una atracción. Mientras másresplandeciente y perfecto se muestre elbien, más atracción generará. [95] Sinembargo, la sociedad moderna se cautivacon la idea de que el bien es tal, en tantosatisfaga los deseos del sujeto atraído, ysus consecuencias sean las buscadas porél. Esto reviste al bien de subjetividad yrelatividad. La práctica de donar órganoscon fines de trasplante se inserta en lasociedad moderna e inmersa en todosanálisis posibles del “bien”.

El acto médico, al ser un acto humano-en cuanto racional y voluntario-, es al

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mismo tiempo un acto moral. Debido aque las acciones de los profesionales estánsometidas a su conciencia moral, la iden-tificación del potencial donante y el plan-teo de la donación pasarán por el juicioprudencial del médico ejecutante. Estodemuestra que los actos médicos depen-den, ineludiblemente, de posturas perso-nales que preexisten en el profesional.

Esta parte del estudio hizo énfasis enlas opiniones de los participantes en tornoal bien moral de donar órganos, así comola predisposición para la detección depotenciales donantes y el planteamientode la donación. El propósito fue explorar laautodefinición como “médico donante”.

Los aspectos que esta categoría agrupaestán asociados a los valores de defensa dela vida, solidaridad, ejercicio de la libertadcon responsabilidad, respecto a la historiade la persona y consentimiento informado.

a) Enfoques generales sobre la donación

La donación fue vista como la continui-dad de dar vida, una ayuda desinteresada aotra persona, la respuesta a una necesidadfutura o la búsqueda de reciprocidad:

“Donar es bueno porque continúa dando vida aotra persona, independientemente de la vida tuyaque ya terminó, si podés salvarle la vida a otro estonto no hacerlo”.

“Es desinterés absoluto por el órgano que ya nocumple ninguna función en un cuerpo, y puedeser de utilidad en otro cuerpo. La donación es actode bondad, de dar”.

“Creo que hay un interés que es la reciprocidado el agradecimiento, aunque sea humano, perohay interés”.

“Uno tiene algo de egoísmo que te hace pre-guntar ¿y si me toca a mí?, ¡me gustaría queme den! (los órganos)”.

También fue definida como productode la aplicación de la ley:

“Más que moral, es legalmente válido”.

Acción favorecida por la enseñanzaque deja el experimentar una tragedia, opor la eliminación de prejuicios:

“Mucho depende de cómo se asesore o seacompañe a la familia, hacerlo bien genera ali-vio al momento de la ablación. Si uno se haceentender, la familia aprende, y si aprendepuede decidir mejor”.

Aunque no podría ser planteada entodos los casos, no es una panacea yexige mucha reflexión:

“Tampoco creo en la fantasía de que la donaciónde órganos curaría todas las enfermedades cró-nicas. El trasplante de órganos es una soluciónen algunos casos, pero solución temporaria al

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fin; es cambiar una enfermedad por otra.Tampoco se debería indiscriminadamente hablarde donación y generar falsas expectativas”.

b) El posicionamiento del médico ante ladonación de órganos

Los participantes solieron concordarcon el altruismo de la donación:

“Mis órganos pueden ser trasplantados y cola-borar con otra vida humana. Como agente desalud procuro la salud de otro también con ladonación de órganos”.

Hubo quienes podrían dudar sobre suvalidez moral:

“No estoy del todo de acuerdo con el trasplantede órganos. Si hay determinados órganos quefallaron, y que van a llevar a la muerte a esa per-sona, es eso lo que uno tiene que acompañar. Aveces hacer un trasplante es prolongar determi-nadas agonías, y no me resulta tan válido”.

Y quienes consideraron que el contex-to obligaría al médico a actuar en contrade sus convicciones:

“Tengo determinado concepto en ese sentido,lo podemos discutir racionalmente pero es unacuestión personal, no profesional. Me tengoque abocar a lo que hay que hacer al respecto”.

Sería por esto que no es extraño que elmédico patrocine la donación y trasplan-

te para un tercero, pero evite pensarlopara sí mismo o sus seres queridos:

“No he pensado en la donación, creo debe serpor lo desagradable del tema, que uno no lotrata. Nunca le pregunté a mi esposa si queríaser donante. Quizá porque uno niega tambiénla muerte de los seres queridos”.

c) La influencia del médico donante en laidentificación del posible donante cadavérico

La postura del médico frente a ladonación influiría sobre el trabajo de pre-servar los órganos, donde la afinidad con-vertiría al profesional en promotor de estapráctica:

“Influye en cuanto a la posibilidad de que yo,como un donante, que sabe qué pasa y ve losresultados de eso, trate de mantener que todo[el órgano] llegue en la mejor forma posible,pero no influye en cuanto al trato del cadáver,ni con la familia. Acepto la postura de nodonar”.

En cambio, lo contrario obstaculizaríala procuración:

“Genero una cierta influencia para definirdeterminadas cosas y dejar al enfermo en paz,ayudarlo a que sufra o padezca lo menos posi-ble. No necesariamente tengo que estar deacuerdo con lo que marcan determinadas leyeso la actualidad social”.

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[96] CANTAROVICH, F, “Educational…”, op. cit.[97] MOLZAHN, A.E., “Knowledge and Attitudes of Physicians Regarding Organ Donation”, Ann R Coll Physicians Surg Can,30 (1997), pp 374-377.[98] CANTAROVICH, F. “Educational…”, op. cit.

VIDA Y ÉTICA

Finalmente hubo quienes se definieroncomo neutros:

“Trato de ser objetivo, me abstraigo de misprincipios”.

4) La educación en valores recibida porlos profesionales médicos

Serían dos los caminos para incremen-tar la disponibilidad de órganos para tras-plante: uno actuar sobre la poblacióngeneral y el otro ejecutar una políticaespecialmente dirigida al equipo de salud.La falta de información, los sentimientosmezclados y los prejuicios estarían en labase de algunas de las reacciones adver-sas que los profesionales manifiestanpara con la donación. [96]

Molzahn (1997) ha sugerido que ofre-cer más formación a los profesionalesredundaría en mayor cooperación de lasociedad en asuntos de donación y tras-plante. Investigaciones que estudiaron laconcientización en estos temas, mostra-ron una falta de conocimiento público einsuficiente capacitación universitaria delos equipos médicos. [97] Cantarovich(2009) ha considerado necesaria la activi-dad educativa intensa, estructurada

desde el Estado, las diferentes organiza-ciones interesadas (asociaciones de tras-plantados, ONG), la escuela y la universi-dad. Tal actividad debería tomarse comomisión primordial por parte de las autori-dades, que son a fin de cuentas responsa-bles de la salud y la educación. Lo princi-pal a desarrollar sería salvar las deficien-cias de formación en todos los niveleseducativos. [98]

En esta categoría se alistaron todas lasrespuestas a las preguntas asociadas aconocimientos generales de Bioética,específicos sobre donación y trasplante, ellugar de adquisición y la adhesión a lapropuesta de formarse en el tema.

En general, se opinó que no huboentrenamiento en Bioética durante losestudios de Medicina (tampoco en formade educación médica continua), que sedesconoce lo que estudia esta disciplina,o que tuviese relación con la donación ytrasplante de órganos:

“Campañas para médicos no existen, el mismomédico tiene que buscar, hacer cursos, pero nohay educación al respecto”.

“Tengo una idea vaga, no sé con precisión. Nohe leído mucho de Bioética”.

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“La Bioética estudia todas estas cuestionessociales, culturales, espirituales, que tienenque ver con la Medicina”.

La ética fue vista como acción y lamoral como reflexión:

“La ética es la forma de proceder, ser lo queuno debe ser; la moral, en cambio, tiene aspec-tos de nuestro yo interior, eso de hacer lascosas como creemos nosotros que correspondehacerlas”.

Tampoco se observó diferenciaciónentre Deontología médica y Bioética:

“Hay muchos que no tienen ética, y eso generaque sean más comerciantes que médicos”.

Se planteó que la Bioética debería serobligatoria en el posgrado y que seríanecesaria para la medicina crítica:

“Todos obligatoriamente tendríamos que pasarpor Bioética. Tendría que ser como un posgrado”.

Que permite reconocer la existencia dela muerte, reflexionar sobre el buen morir,modificar la omnipotencia médica e invitaral intensivista a un diálogo enriquecedor:

“En la facultad te decían que ibas a curar, asalvar al paciente; y en la realidad hay cosasque uno no puede curar y lo mejor que puedehacer es acompañar en el buen morir”.

“Hoy en día es necesaria la Bioética, porque elmédico no está preparado para la situaciónsocial que ha cambiado; la ética de antes era lade un medico omnipotente, ahora no es másomnipotente, es alguien que trabaja de médico”.

“Si se trabajase sobre vivos, sí iría, pero no si seva a trabajar sobre la muerte. Ahí hay un límitepoco definido entre la vida y la muerte, dondecae la Bioética. Prefiero hablar de los vivos”.

Sin embargo, se advirtió que los comi-tés de Bioética serían incapaces de resol-ver problemas asistenciales:

“Cuando se mete el comité de Bioética es com-plicado, sobre todo en el paciente crítico, quetiene muchas cosas distintas. ¡Algún día seenterarán de que no es nada igual, ni su fisio-logía, ni el metabolismo!”.

CONCLUSIONES

1. El médico intensivista abordaría laidentificación del cadáver potencialdonante de órganos con conceptos perso-nales, por lo general no siempre imparti-dos en su formación profesional.

2. El fin de defender la vida generaríatensiones en la relación médico-pacientecrítico/familia.

3. La relación con la persona grave-mente enferma haría necesario el conoci-

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miento de su historia de vida. El diálogocon el paciente o terceros juega un rolpreponderante.

4. Habría diferentes visiones sobre lamuerte del paciente, en la mayoría de loscasos asociadas con vivencias personalesdel médico.

5. La percepción del paciente fallecidosería el primer signo para diagnosticar lamuerte. Su abordaje diagnóstico es com-plejo y requiere del complemento de latecnología.

6. La muerte encefálica sería válida,pero su diagnóstico no estaría exento decuestionamientos.

7. Las representaciones que el médicotiene del cuerpo se verían reflejadas endistintas visiones sobre el cadáver comofuente de órganos.

8. El valor del cadáver sería intrínseco yextrínseco, a usarse con diferentes fines,inclusive comerciales. Se respetaría la con-dición de haber sido persona y, sobre todo, lavoluntad del fallecido. La familia y el médi-co también participarían de su disposición.

9. La donación de órganos podríaincluir reciprocidad, sin embargo no fueunánime la apreciación de la donacióncomo acto moralmente lícito.

10. El estado de ánimo del médicopodría influir en la detección del poten-cial donante.

11. En asuntos de donación, el médicoactuaría según su conciencia sin que estélibre de proceder conforme la presiónsocial. El médico no donante obstruiría ladonación.

12. El médico padece las ineficienciasdel sistema sanitario que entorpecen laprocuración de órganos. Las falenciascomunicacionales complicarían la rela-ción con la familia del fallecido.

13. Los médicos no disponen de capa-citación adecuada en Bioética. Habríaentusiasmo en querer formarse en eltema.

14. Los comités de Bioética no fueronvistos como capaces de ayudar a resolverdilemas asistenciales de la medicina crítica.

Dios Todopoderoso, Tú has creado el cuerpohumano con infinita sabiduría. Tú has combinado en él diez mil veces, diez mil órganos, que actúan sin cesar y armoniosamente parapreservar el todo en su belleza: el cuerpo que es envoltura delalma inmortal. Trabajan continuamente en perfecto orden,acuerdo y dependencia. Sin embargo, cuando la fragilidad de la materia

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[99] Fragmento de la plegaria diaria de un médico antes de visitar a sus pacientes, traducida de un manuscrito en hebreode un médico judío del siglo XII. Traducción por el Dr. Harry Friedenwald publicada en agosto de 1917, en FRIEDENWALD,H., California State Journal of Medicine, 16, 1 (1918), p. 51.[100] HOBEIKA, M.; SIMON, R.; MALIK, R.; PACHTER, L., FRANGOS, S.; BHOLATO, O.; y col.; “U.S. Surgeon…”, op. cit.[101] GÓMEZ ESTEBAN, R., “Las ansiedades del médico frente a la muerte”, Psiquiatría Pública, 12, 3 (2000), pp. 247-257.

o las pasiones desbocadas del alma trastornan ese orden o quiebran esa armonía, entonces unas fuerzas chocan con otras y el cuerpo se desintegra en el polvo originaldel cual proviene… [99]

REFLEXIONES FINALES

La diversidad ha caracterizado a lasmiradas en torno a la relación médico-paciente/familia, el significado del cuerpoy la manera de concebirlo como un biencon gran posibilidad de ayuda.

Estos enfoques, aunque limitados porla muestra, expusieron detalles del juicioprudencial de quienes dan el puntapiéinicial a la procuración de órganos.

Debo poner acento en la multiplicidadde criterios para explicar la confianza enel diagnóstico de muerte encefálica, lainjerencia del médico en la disposición delcadáver, la mercantilización de los cuer-pos, la respuesta ante la presión social, yla licitud de los trasplantes de órganos.Tal dispersión de opiniones pareceríareflejarse en las dificultades para identifi-car y comunicar un potencial donante.

Sin ánimo de analizar una relacióncausa-efecto, ni de ensayar la reflexiónde todos los argumentos recolectados,intentaré plantear solo un par de aspectosque, dado los resultados, estimo entorpe-cen el reconocimiento del cadáver surti-dor de órganos.

Tomaré como partida lo sugerido porHobeika y col. (2009) quienes consideranque uno de los obstáculos para obtener unórgano es la dificultad del equipo médicopara identificar al potencial donante. [100]Tratándose de un donante cadavérico, elprimer paso será entender que el pacienteha fallecido, lo que significa racionalizarnuestra naturaleza mortal.

Gómez Esteban (2000) advierte queconfrontar a la muerte es una problemá-tica que “no suele ser tenida en cuentadurante la formación de la carrera deMedicina, ni durante la especialidad, porello estas carencias en la formacióninfluirán negativamente cuando el médi-co tenga que enfrentarse en su quehacera estas circunstancias humanas, hacién-dolas más dolorosas y angustiosas.” Elmédico confronta a la muerte como unode los acontecimientos más ansiógenosde su profesión. [101]

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[102] GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, A.; DOMÍNGUEZ RODRÍGUEZ, M.; FABRE, O.; CUBERO GONZÁLEZ, A.; “La influencia deDescartes en el desarrollo del método anátomo-clínico”, Neurología, 25, 6 (2010), pp. 374-377.[103] DE JANON QUEVEDO, L., “Del sueño cartesiano a la muerte encefálica”, Vida y Ética (publicación del Instituto deBioética, UCA), 12, 2, Buenos Aires (diciembre, 2011), pp. 119-143.[104] NELSON, J.E., “Identifying and Overcoming the Barriers to High Quality Palliative Care in the Intensive Care Unit”,Crit Care Med, 34, 11 (2006), pp. 324-331.[105] BYOCK, I., “Improving Palliative Care in Intensive Care Units: Identifying strategies and interventions that work”, CritCare Med, 34, 11 (2006), pp. 302-305.

VIDA Y ÉTICA

El evadir el contacto con el pacienterecientemente fallecido, ciertas indefini-ciones o imprecisiones sobre la muerte ylos legalismos extremos observados eneste estudio, no serían más que formas denegarle a la muerte un sitio dentro delciclo de la vida. Del mismo modo la des-conecta de sus dimensiones psíquica,social y espiritual, reconociéndole unúnico aspecto corporal (biológico). Esteúltimo en consonancia con lo que elmédico ha aprendido en la universidad: eldiagnóstico anátomo-clínico, [102] deri-vado del método cartesiano. [103]

El análisis de las entrevistas sugieredos situaciones que soslayan el falleci-miento del paciente: una es la resistenciaa morirse que impone la tecnología y laotra es la vivencia de la muerte del enfer-mo como si fuera la del propio médico.

Nelson (2006) considera que vivimosen una sociedad que niega la muerte, loque se fortalece a medida que avanza latecnología. Las expectativas en los trata-mientos médicos se encuentran sobredi-mensionadas, especialmente en aquellos

que prolongan la vida. Entre los usuariosdel sistema de salud se ha robustecidouna especie de derecho que parece exten-derse más allá de la salud, hacia la inmor-talidad. La inmortalidad es el “imperativo”de las investigaciones biomédicas y de lostratamientos clínicos; es incluso, comodiría Callaham (2000), el deber sagradode la medicina moderna. Desde sus ini-cios, el campo de los cuidados críticos seha puesto a la vanguardia de esta cultu-ra, ofreciendo las estrategias más sofisti-cadas para evitar la llegada de la inevita-ble muerte. Mientras tanto, los intensivis-tas y otros, han luchado con la sensaciónde fracaso profesional cuando, a pesar delos más agotadores esfuerzos para salvarvidas, sobreviene la muerte. [104]

Para Byock (2006), a esta percepcióntecnológica le corresponde la visiónpopular de los cuidados críticos como el“pináculo de la corriente principal de lamedicina, el epítome de la destreza cien-tífica y técnica, la especialidad bienremunerada de los médicos y enfermerasmejor entrenados y técnicamente máscualificados”. [105]

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[106] Cfr. DONADÍO MAGGI DE GANDOLFI, M.C., “La nueva…”, op. cit.[107] Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th., I-II, q. 91, a. 2, ad.[108] GÓMEZ ESTEBAN, R., “Las ansiedades…”, op. cit.[109] Todos los pacientes que evolucionan a potenciales donantes cumplen criterios de terminalidad.

Este trabajo también recolectó opinio-nes que dejaron traslucir el imperio delenfermo crítico, como único merecedordel esfuerzo profesional y la premura enla atención.

Observo resistencia a la muerte cuan-do la tecnología olvida el adjetivo “vital”que acompaña a todo soporte, o ejecutacon desmesura técnicas que buscan el“marcador” preciso del morir. Interpretocomo resistencia la división de la muerteen “momentos” y su fundamento en laconstrucción social que desconoce lacompleja integración de la personahumana, [106] y pretende alejar a lanaturaleza de su participación en el hom-bre. [107]

Sin embargo, el imperativo tecnológi-co que abona el enfoque biológico resul-ta inconsistente y genera angustia en elmédico al momento de encarar en sole-dad a la muerte. Parece difícil discernirque ni el mecanicismo sobre el cual latecnología se apoya, ni los números quetanto han cautivado al positivismo, nitécnica empírica alguna, son vastos paraexplicar el único tipo de muerte que exis-te: la total desintegración de esa unidad

que es la persona misma. No hay argu-mentos para pensar que los signos bioló-gicos, cuyos detalles la medicina vaaprendiendo a reconocer, correspondan al“instante en que se produce la muerte”.Ellos sirven solo para comprobar que lapersona ya ha fallecido.

Viktor Freiherr Von Weizsäcker (1927)y luego Pedro Laín Entralgo (1983) advir-tieron sobre el vínculo médico-pacienteen clave de nosotros, lo que explicaría lasansiedades intensas que esta relacióngenera, sobre todo, si no es satisfactoria ohay sufrimiento debido a la enfermedad,en donde la simple comunicación deldiagnóstico hace pensar al médico en eldolor que podría ocasionar al paciente o ala familia. Santo Domingo (1976) opinaque una gran ansiedad surge cuando elpronóstico presupone la muerte, lo queinduce al médico a evitar la relacióndirecta con el enfermo. [108] Estas condi-ciones se presentan en enfermos graves ysobre todo terminales. [109]

Para la presente investigación, la eva-sión sería olvidarse de identificar elpotencial donante que hay tras unpaciente moribundo.

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[110] GÓMEZ ESTEBAN, R., “Las ansiedades…”, op. cit.[111] GÓMEZ ESTEBAN, R., El médico como persona, Madrid, Fundamentos, 2002, p. 143.[112] HERRANZ, G., “Intervenciones para mantener la vida y pacientes terminales: contenido de la medicina paliativa y lamedicina de cuidados intensivos”, en SGRECCIA, E. y LAFFITTE, J., Junto al enfermo incurable y al que muere. Orientacioneséticas y operativas, Madrid, BAC, 2009, p. 79.[113] SGRECCIA, E., “La información al enfermo incurable”, en SGRECCIA, E. y LAFFITTE, J., Junto…, op. cit.

VIDA Y ÉTICA

Gómez Esteban (2002) estima queante un diagnóstico que implica algoinefable y difícilmente explicable conpalabras, como es la muerte, es frecuenteque el médico proyecte sus vivencias per-sonales y no sepa qué hacer. [110] Skelton(1993) piensa que la enfermedad haceque el médico viva real o imaginativa-mente el riesgo de la propia muerte. [111]

Atento a mis propias experiencias yconforme a lo observado entre mis cole-gas, tengo la sensación de que para elmédico la muerte de su paciente remedala suya propia. Por eso, me aventuro apensar que las limitaciones en la relaciónmédico-paciente o las interpretacionesmísticas del fallecido -trasmigración delas almas o ideas panteístas- expuestaspor los entrevistados, serían vías parapreservar la integridad emocional y, a lavez, evitar (negar) la muerte.

Vale recordar que “la sabia aceptaciónde la condición finita de la vida humana ytambién de los límites de la medicinadebe ser un requisito indispensable paraprestar en las UTI cuidados terminales yun elemento básico del ethos intensivis-ta”. [112]

Concluyo esta parte dejando comoreflexión las palabras de Caturelli (1994)que escribía: “aquel centro interior incon-mensurablemente fuera de cualquier veri-ficación es el campo de la lucha (agonía)y del ‘Instante’ puro sin pasado y sin futu-ro sucesivo; en el ‘Instante’ no existeduración posterior. En este punto, elmédico (que no ha hecho en su vida pro-fesional otra cosa que intentar posponereste instante) estará obligado a afirmar(ya definitivamente fuera del aconteci-miento que contempla) que el problemade la vida sigue siendo enigmático […]; laciencia empírica y sus medios se mantie-nen exteriores a la lucha y a la fracturafinal. Se limita solo, según un criterio demuerte siempre discutido, a descubrir elmero hecho del cese de la vida, pero tieneque callar ante el acto de morir”. [113]

Otra cuestión a reflexionar es la acti-tud de los entrevistados y la relación consus intenciones (deseos, emociones, ten-siones, elecciones, etc.) en el contextosocio-sanitario.

A tales fines interpretaré el acto médi-co como lo que es: un acto moral. Lo exa-minaré bajo el enfoque filosófico

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[114] Cfr. BASSO, D., Los fundamentos de la moral, Buenos Aires, EDUCA, 1997, pp. 190-196. Más detalles pueden consultar-se en “El fin último del hombre” y “Tratado de los actos humanos” de SANTO TOMÁS DE AQUINO, S. Th., I-II, q. 1 y q. 6-21.[115] De circum star (estar alrededor). Son las variables de modo, momento, medios, ocasión, lugar, cantidad y el carácteragente o paciente del sujeto. Contestan a preguntas ¿dónde? ¿cuándo? ¿cómo? ¿cuánto?, etc.[116] Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th., I-II, q.1, a.5, ad.1.[117] Este es un claro mensaje que difunden las campañas a favor de la donación de órganos. Por ejemplo: un afiche de laFederación de Clubes de Leones de España expone una mano adulta agarrada por una mano de recién nacido y una leyendaque dice: “Mañana puede ser él, sé solidario, dona tus órganos”, en Federación de Clubes de Leones de España [en línea], dis-ponible en: <http://www.spain-lions.net/apNoticias/index.php?pgn_rsNoticias=11&tot_rsNoticias=31> [consulta:25/4/2011]. La Secretaría Distrital de Salud de Bogotá-Colombia presenta un afiche con el texto: “Si tu vida, la de quien amaso la de otro ser dependería de la donación de un órgano o tejido ¿qué harías para salvarla? Responde con la donación de órga-nos y tejidos. Comparte el don de la vida”, en Secretaría Distrital de Salud de Bogotá [en línea], disponible en: <http://mai-lingfactoryco.com/portafolio/medios-impresos/conceptos-creativos/.>, [consulta: 25/4/2011]. La Red de CuadernosCiudadanos del Ayuntamiento de Santander-España presenta una propaganda que dice: “Dar sangre hoy, es dar vida maña-na”, en Red de Cuadernos Ciudadanos del Ayuntamiento de Santander [en línea], disponible en: <http://santander.cuadernosciudadanos.net/antoniomovellanmuriedas/2007/10/26/dona-sangre-y-organos/.>, [consulta: 25/4/2011].La Asociación de Trasplantados de Castilla-La Mancha tiene un afiche que dice: “¿Aceptarías un órgano para seguir vivien-do? Los demás, también ¡Hazte donante!”, en Asociación de Trasplantados de Castilla-La Mancha [en línea], disponible en:<http://www.eldecano.es/index.php?option=com_content&task=view&id=13853&Itemid=33.>, [consulta: 25/4/2011].[118] La viabilidad de los órganos son condiciones necesarias que deben cumplir los donantes y sus órganos. Sirven paradecidir qué órganos podrán ser trasplantados. Los criterios a evaluar son de tipo clínico, bioquímico, morfológico y fun-cional. De esta manera se intenta, dentro de lo posible, asegurar el funcionamiento de los órganos luego de los procesosde ablación, conservación, implantación y reperfusión, y evitar la transmisión de infecciones o tumores, en GUTIÉRREZ, E.y ANDRÉS, A., “Selección del donante y criterios de viabilidad de los órganos: expansión de los criterios de donación”, RevSoc Esp Enferm Nefrol, 10, 2 (2007), pp. 87-97.

clásico [114] que puntualiza que la mora-lidad de los actos humanos procede desus componentes: el fin, el objeto y lascircunstancias. [115] El fin responde a lapregunta: ¿para qué hago lo que hago?,es una intencionalidad remota, allá dondese quiere llegar. Será correcto siempreque sea perfecto y perfeccionador. [116]El objeto contesta a: ¿qué es lo quehago?, es la esencia de la acción médica.Es el acto físico próximo que la voluntadquiere y la inteligencia valora, para des-pués ser calificado como correcto o inco-

rrecto. La identificación del potencialdonante, el diagnóstico de la muerte, laprocuración del órgano, el tratamiento delcadáver, la formación profesional, entreotras, serán acciones correctas en tanto sealineen al fin último de defender la vida,[117] mas no lo serán si responden a finesespurios, como podría ser incrementar lastasas de procuración, sin importar la viabi-lidad [118] de los órganos.

Hoffenberg (1987) y Le-Poidevin(1987) identificaron que “muchos profe-

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[119] PÉREZ SAN GREGORIO, M.; DOMÍNGUEZ ROLDÁN, J.; MURILLO CABEZAS, F.; NÚÑEZ ROLDÁN, A.; “Factores socia-les…”, op. cit.[120] VÉLEZ VÉLEZ, E., “Donación de órganos, una perspectiva antropológica”, Rev Soc Esp Enferm Nefrol, 10, 3 (2007), pp.179-185.[121] Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 1761, Castelgandolfo, 1997 [en línea], disponible en:<http://www.vatican.va/archive/ESL0022/_INDEX.HTM>, [consulta: 27/52010].[122] Cfr. JUAN PABLO II, Veritatis splendor, 78, Roma, 1993 [en línea], disponible en:<http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_06081993_veritatissplendor_sp.html>, [consulta: 27/5/2010].[123] Cfr. PIO XII, Alocución a los miembros de la Asociación de Donantes de Córnea y de la Unión Italiana de Ciegos, Roma,14/5/1956 [en línea], disponible en: <http://www.vatican.va/holy_father/pius_xii/speeches/1956/documents/hf_pxii_spe_19560514_cornea_sp.html>, [consulta: 27/5/2010].

VIDA Y ÉTICA

sionales rechazaban iniciar el proceso dedonación, porque éste supondría unasobrecarga, a la vez que interrumpiría elritmo normal de trabajo”. [119]

Algunos de los participantes recono-cieron que las condiciones anímicas(incluyo la satisfacción por cumplir con lanorma), o variables operativas del proce-so de procuración, determinarían el cum-plimiento de prácticas de donación ytrasplante. No obstante, en términosgenerales los profesionales coincidieronque la procuración de órganos/tejidos(objeto) es una práctica correcta cuandotiene como finalidad el trasplante (fin). Nilos deseos del médico (subjetividad), ni lascondiciones socio-sanitarias (circunstan-cias) podrán modificarla. La consecuenciade esta práctica es la autorrealización,como lo demuestran al decir “sentirsemejor” o considerar al operativo como un“acto de gran dignidad”.

La demanda social hacia la donacióncomo respuesta frente al peligro que corre

uno de sus miembros, [120] o la escasez deórganos, no autoriza al médico a disponerdel cadáver según le parezca. Este seríauno de aquellos comportamientos cuyaelección siempre sería errada [121] puestoque las buenas intenciones no justificanque se cometan malas obras. [122] No haydudas de que el fin es comprensible y loa-ble, pero el método sobre el que se apoyaes incorrecto. La apropiación desconoce ladiferencia entre el organismo físico y elorganismo moral. El ser humano es unorganismo físico, un “todo” que absorbe a“partes” (los órganos) unidas y conexas,dependientes, y sin otro fin que no sea eldel todo. En cambio, la humanidad es unorganismo moral, un todo solamente en laacción y finalidad. Está conformada porindividuos que son partes funcionales, queen cuanto a su ser físico no dependen unode otro, ni tampoco de la humanidad. Poresto, la humanidad (sociedad o estado) notiene atributos para imponer a los indivi-duos exigencias físicas (ablación) en virtuddel derecho que el todo tiene a disponer delas partes. [123]

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[124] DÍAZ GARCÍA, A., “La ética de la virtud y la bioética”, Revista Colombiana de Bioética, 4, 1 (2009), pp. 93-128.[125] Del filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679).[126] LUKAC DE STIER, M.L., “La moral por acuerdo. Sus fuentes modernas”, Vida y Ética (publicación del Instituto deBioética, UCA), 11, 2 (diciembre, 2010), pp. 11-31.[127] Cfr. DONADIO MAGGI DE GANDOLFI, M.C., “Ética y Éticas aplicadas”, Philosophica, 16 (1994), pp. 137-147.[128] PÉREZ SAN GREGORIO, M.; DOMÍNGUEZ ROLDÁN, J.; MURILLO CABEZAS, F.; NÚÑEZ ROLDÁN, A.; “Factores socia-les…”, op. cit.[129] El bien moral es muy exigente, constituye un todo único e indivisible que puede echarse a perder por el mínimo errorde uno de sus elementos. Como dice el proverbio latino: “El bien nace de una causa íntegra, para el mal basta solo undefecto” (bonum ex integra causa, malum ex quocumque defecto).

El concepto de “lo que vale es la inten-ción” se deriva de la idea de que las accio-nes no son buenas en su esencia, y quetodo depende de la valoración de quienlas comete, es decir, de la satisfacción delos deseos (inclúyase consecuencias) delsujeto actuante. La sociedad moderna,definida por MacIntyre (1981) como sub-jetivista, relativista y emotivista, [124]honra el pensamiento hobbesiano [125]donde “nada es bueno o malo sino conreferencia a la acción que procede de allí,y también con referencia a la persona a laque le hace bien o la daña”. Para Hobbes“todo hombre, por su parte, llama bien aaquello que le place y lo deleita; y mal alo que le displace”. [126] A propósito detiempos modernos, Donadío de Gandolfi(1994) piensa que la “nueva ética” es unaética aplicada a campos de la vida huma-na vaciados de toda realidad moral intrín-seca y manipulada por una “sedicenteracionalidad moral computarizada” […]donde el fin y las circunstancias han devo-rado al objeto, por lo que no hay actosabsolutamente malos o prohibidos. [127]

Lo dicho nos permite entender por quéidentificar y comunicar un potencialdonante dependería de variables maneja-das por el médico como son, por ejemplo,favorecer o no la procuración según suspropias vivencias. Las expresiones observa-das en esta investigación concuerdan conlo informado por Harris y Jasper (1991),que describieron un aumento del porcen-taje de donaciones cuando las familiaseran atendidas correctamente por el per-sonal sanitario, haciendo que su númerosea directamente proporcional a la con-fianza que se tenía en los médicos. [128]

Ciertamente habrá ocasiones en queno se pueda procurar órganos debido avariables circunstanciales que ponen enriesgo al bien moral, [129] pero esto nosignifica que las condiciones socio-sani-tarias terminen definiendo cuán correctosea el acto médico.

Si el estrés del trabajo produjeramodificaciones patológicas del estado de

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[130] Lo que no excluye evaluar si continúa siendo técnicamente idóneo para seguir con iguales tareas.[131] SCHAEFFNER, E.; WINDISCH, W.; FREIDEL, K.; BREITENFELDT, K.; WINKELMAYER, W.; “Knowledge and Attitude…”, op. cit.[132] William Osler (1849-1919) fue un médico canadiense que miró a la medicina como arte, desarrolló una filosofía deldiagnóstico basada en la evidencia, las probabilidades y el error, pregonando el trato humano a los enfermos. Semiólogoprolífico, describió muchos signos, síndromes y enfermedades que hoy llevan su nombre. Famoso por sus citas y aforismos.Fue además patólogo e historiador de la medicina.[133] Profundizar sobre el análisis de la ordinariedad y proporcionalidad de los medios terapéuticos, así como la elecciónde personas a someterse a terapias intensivas, excede los objetivos de este trabajo. No obstante, tomo como referencia losconceptos desarrollados en CALIPARI, M., Curarse y Hacerse Curar. Entre el abandono del paciente y el encarnizamientoterapéutico, Buenos Aires, EDUCA, 2007, p. 71, pp. 109-145.[134] Cfr. DONADÍO MAGGI DE GANDOLFI, M.C., “Recurso de justificación en el conocimiento de lo social”, Comunicaciónen la XXIX Semana Tomista: diálogo entre Filosofía, Teología y Ciencias, Buenos Aires, 8/9/2004 [en línea], disponible en:<http://cablemodem.fibertel.com.ar/sta/xxix/files/Miercoles/Donadio_04.pdf >, [consulta: 30 /1/2011].

VIDA Y ÉTICA

ánimo que coaccionen el juicio moral dealgún profesional, sus actos difícilmentepodrían someterse a un análisis ético. [130]Esta realidad, circunscripta a la psicologíalaboral, no fue contemplada en este estu-dio y podría ser el germen de otras inves-tigaciones.

Una última reflexión en torno al con-texto, será sobre la presión de las políti-cas sanitarias benefactoras de los tras-plantes de órganos. Al respectoSchaeffner y col. (2004) han manifestadoque las expresiones a favor de los tras-plantes, que con agrado recibe la socie-dad, generan presión moral para que losmédicos procedan en consecuencia. [131]

Los participantes de este estudio reco-nocieron que la relación tensa con lasociedad podría resolverse cediendo, con-sensuando e incluso imponiéndose.Mayor inconveniente tuvieron los médi-cos que disentían con el trasplante como

medio para defender la vida. Éstos opina-ron que hace falta reflexionar sobre eltema a fin de que las políticas no termi-nen aplicándose en contra de su voluntad.

Aludo a la medicina que Osler [132]concebía como “ciencia de incertidum-bres y un arte de probabilidades” y cons-tituye la base del fructífero debate dediagnósticos y tratamientos. Si olvidára-mos analizar la proporcionalidad [133]del trasplante, de igual modo que lohiciéramos con cualquier otro medioterapéutico, correríamos el riesgo desubestimar la “duda”, punto de partidadel método racional. Tal situación llevaríaa evocar casos históricos en que el cono-cimiento ha sido usado en pos de unaconstrucción social, generadora de unperfil de humanidad ajeno a los interesesoriginarios del saber. [134]

Que el médico desconfíe de la ponde-ración de los trasplantes, que muestre

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[135] Ídem. [136] Cfr. PIO XII, Alocución a los miembros…, op. cit.[137] Expreso mi sincero agradecimiento al Dr. Félix Cantarovich y a la Dra. Liliana Pantano por su tutelaje técnico y metodo-lógico. Asimismo, a todos mis maestros que pacientemente compartieron su sapiencia, en especial a mis profesores universita-rios, por ser los primeros en enseñarme a observar la persona enferma como un verdadero e irrepetible ser. [Traducción en ruso:благодарю всех своих преподавателей за то что впервые учили меня смотреть больного человека как настоящее

неповторяющееся существо]. Mi gratitud a mis padres, porque comenzaron a cultivar la semilla. Este trabajo no hubiese sidoposible sin la enorme generosidad de Yanet, Alejandro y Tomás, quienes me permitieron que les robara su tiempo.

interrogantes frente a la muerte encefáli-ca o que perciba al sistema como intere-sado en crear potenciales donantes,podría ser resultado de la intromisión deintereses apócrifos, en la vulnerable rela-ción entre lo subjetivo del profesional y loobjetivo de la realidad. De ahí la descon-fianza sobre si el objeto no forzó al saberpara justificar fines impropios, o fueronlos métodos que proyectaron un objetoconveniente. [135]

De esto surge pensar cuán prudentesería que todo sistema sanitario estimula-se la reflexión ética y evitase una repre-sentación colectiva a favor de los tras-plantes. Sería la manera de alcanzar lacerteza moral que la certificación de lamuerte exige, para luego abocarse al reti-ro del soporte vital o la ablación, siemprecon el previo consentimiento informadodel fallecido o sus familiares.

La educación en valores éticos evitarálos excesos por acción o defectos poromisión, acordándose siempre que “si lascircunstancias no imponen una obliga-ción, es preciso respetar la libertad y laespontánea decisión de los interesados;

habitualmente el problema no se presen-tará como un ‘deber’ o un acto obligadode caridad”. Los trasplantes “que en símismos no levantan ninguna objeciónmoral, pueden sin embargo, ‘por otrarazón’, no ser irreprochables e incluso serdirectamente inmorales”. [136]

No cabe duda que nuevas y más pro-fundas investigaciones servirán de conti-nuación de este estudio. A modo de colo-fón, estimo que los conceptos con los queel médico aborda su actividad, pese a noser identificados como tal, no son otrosque valores éticos. Las inquietudes sobrela certeza de la muerte encefálica y lajustificación del retiro del soporte vital,también son formas de defender la vida.El interés por la historia del enfermo y laconsideración del cadáver, portan el res-peto a un ser humano integrado que sehace extensivo a la persona muerta.Incluso frente a la presión social, el pro-fesional evaluará no traspasar los límitesque la responsabilidad le propone comoresguardo del libre despliegue de sussaberes, sopesando su carácter solidario,la prevención del daño y el servicio a lavida. [137]

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ANEXO

GUÍA DE ITEMS PARA LA ENTREVISTA

1. ¿Cuál es la manera de involucrarsecon el enfermo grave? ¿Qué límites esta-blece? ¿Ve al paciente como un sujetoenfermo o una enfermedad que se expre-sa a través de un sujeto?

2. ¿Debe el médico hacer siempre loque la sociedad espera de él? ¿Por qué?

3. Hay un momento en que un pacien-te deja de ser una persona enferma y setransforma en un cuerpo potencialdonante que requerirá ser conservado.¿Qué parámetros suele usar Ud. para defi-nir ese momento de transición?

4. ¿Confía en la tecnología para diag-nosticar la muerte? ¿Por qué?

5. ¿Le genera alguna duda el diagnós-tico de muerte encefálica? ¿Por qué?

6. ¿Cuál de estas siguientes compara-ciones le parece que mejor define al cuerpohumano: cuerpo-máquina, cuerpo-propio ovivido, cuerpo-jardín, o cuerpo-sagrado oinviolable. ¿Podría explicar la elegida?

7. Además de la realidad física delcadáver ¿piensa que posee una realidadno corpórea, es decir no física?

8. Debido a la naturaleza física delcadáver ¿lo considera como un materialbiológico del que se puede disponer conlibre voluntad? ¿Por qué?

9. ¿Ve al cadáver como un envaseinútil al que hay que buscarle un uso?

10. Ud. se encuentra frente al cadáverde quien hasta hace horas fue su pacien-te: ¿puede considerarlo como un bienútil? ¿Me explicaría por qué?

11. ¿Piensa que el cadáver humanoposee un valor intrínseco per se, o es dadoen forma extrínseca por la voluntad delhombre? ¿Cómo lo entiende?

12. ¿Cuál cree que sea el destino de uncadáver humano?

13. ¿Conoce algún(os) usos que sepueda(n) dar a un cadáver?

14. ¿Está de acuerdo con que un cadá-ver pueda ser comercializado? ¿Por qué?

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15. ¿Suele interpretar al cadáver comoun potencial donante de órganos?

16. Si tenemos un cadáver con finesde donación ¿considera al mantenimientodel mismo como una prolongación de laagonía o un encarnizamiento? ¿Por qué?

17. ¿Cómo entiende el papel influyenteo decisorio de la familia en la donación deórganos? ¿Con cuál estaría de acuerdo?

18. Ciertas condiciones no médicas,como sexo, clase social o etnia ¿influyenen Ud. a la hora de interpretar un cadávercomo potencial donante?

19. ¿Considera la donación de órganoscomo un acto moralmente bueno? ¿Por qué?

20. ¿Valora la opinión que sobre ladonación de órganos tenía el fallecido envida? ¿Cómo lo hace?

21. Si se le presenta un dilema de res-petar la voluntad de no donar expresadaen vida y de procurar el bien común(como lo es donar), ¿cómo lo resolvería?¿Piensa en las personas necesitadas deórganos?

22. ¿Relaciona la identificación de un potencial donante con el reconoci-miento del fracaso terapéutico? ¿o deineficiencia de un sistema de salud, elcual Ud. representa?

23. En el momento de identificar unpotencial donante ¿influye el cansancioemocional, la valoración (por otros) de sutrabajo o la satisfacción de sus expectati-vas laborales que como intensivista laespecialidad le genera? ¿Por qué?

24. ¿Teme que lo acusen o lo agredansi plantea a los familiares que el caso espara donación de órganos?

25. ¿Cree que los médicos realmentecomunican todos los potenciales donantes?

26. Si no es así, ¿a qué cree que eso sedeba?

27. ¿Es Ud. un donante de órganos?¿Qué lo motivó a tomar esa decisión?

28. ¿Influye su posición tomada frentea la donación de órganos a la hora deidentificar un potencial donante cadavé-rico? ¿Debería influir?

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VIDA Y ÉTICA

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29. ¿Qué sería para Ud. interpretar elcadáver como un “bien útil”? ¿Estima queasí aumentaría la cantidad de potencialesdonantes?

30. ¿Conoce a qué se dedica la Bioética?

31. ¿Le hablaron sobre temas éticos ensu formación como médico?

32. ¿Ve necesaria la formación entemas de Bioética para el ejercicio de lamedicina crítica o terapia intensiva?

33. ¿Asistiría a un programa de forma-ción en temas de Bioética? ¿Por qué ypara qué?

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ARTÍCULOS

Dr. Félix Cantarovich

. Doctor en Medicina (Universidad Nacional de LaPlata)

. Integrante de la comisión generadora de laprimera ley argentina de trasplantes de órganosy tejidos (Ley 21.541 de 1977)

. Organizador y primer Director Nacional delCUCAI (1978-1990)

. Generador del Curso de Coordinadoras deTrasplantes desde el año 1981 a 1990 (rol delpsicólogo)

. Organizador y primer Presidente de la SociedadArgentina de Trasplantes (1983-1984)

. Propulsor de la ley creadora del INCUCAI (1990)

. Director del Curso de Posgrado enTrasplantología (UCA)

. Generador y chairman del Comité de Educaciónde las Sociedades de Organ Sharing andDonation y de la Sociedad Internacional deTrasplantes

. Miembro del Comité de Educación de laSociedad Internacional de Trasplantes

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Pa la bras cla ve. Donación de órgano. Escasez de órgano. Educación. Programas educativos

. “El regalo de vida”

Key words. Organ donation. Organ shortage. Education. Educational programs

. “The Gift of Life”

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

LA EDUCACIÓN,LA SOCIEDAD Y LOS TRASPLANTES:UNA SOLUCIÓNA DEMOSTRAR

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RESUMEN

La grave consecuencia del compor-tamiento renuente de la sociedadrespecto de la donación es la “muer-te injusta de pacientes” en listas deespera. La escasez de órganos y elincremento de estas listas han alen-tado la búsqueda de soluciones.El público necesita educación einformación sin ambigüedades.Además, la parcial formación uni-versitaria sobre este tema es tambiénresponsable de una inadecuadaacción médica.Para lograr esto, sería necesaria laincorporación de programas de edu-cación en trasplantes en los planesde estudios escolares, el apoyo de lascomunidades trasplantológicasnacionales e internacionales y elactivo sostén del Estado y de los dis-tintos credos religiosos.Es nuestro deber generar una solu-ción para evitar que políticas racio-nalistas dirigidas a modificar laescasez de órganos no resulten inefi-caces y aun contraproducentes debi-do a una atención inadecuada a loscomplejos rasgos antropológicos,psicológicos y ético-sociales del serhumano.

ABSTRACT

The serious consequence of society’sreluctance to organ donation is the“unfair death of patients” in waitinglists. Organs shortfall and increasingwaiting lists have boosted the questfor a solution.The public needs unambiguouseducation and information. Inaddition, the biased universitytraining on this issue is also thereason of inadequate medicalactions.In order to achieve this goal, theincorporation of transplanteducational programs in schoolcurricula, the support of nationaland international transplantationcommunities and the active supportof the State and of the differentreligions would be required.It is our duty to find a solution inorder to prevent the rationalisticpolicies which aim at changing theorgan shortfall situation fromturning out to be inefficient andeven counterproductive due to aninadequate focus on the complexanthropological, psychological andethical-social features of humanbeings.

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[1] TENNESSEE DONOR SERVICES, Stats and Facts about Organ and Tissue Donation [en línea], disponible en:<http://tds.dcids.org/who_we_are/newsroom/stats_and_facts.aspx> [consulta: 02/05/2012].[2] SHEEHY, E.; CONRAD, S. L.; BRIGHAM, L. E. [et al]; “Estimating the Number of Potential Organ Donors in the UnitedStates”, NEJM, (2003), 349:667-674.[3] Ídem.[4] EUROPEAN COMMISSION, Special Eurobarometer 333, “Organ Donation and Transplantation”, Fieldwork Octubre 2009,Junio 2010:29.[5] MOCAN, N. y TEKIN, E., “The Determinants of the Willingness to Donate an Organ among Young Adults: Evidence fromthe United States and the European Union”, Soc Sci Med, (2007), 65, 12:2527-2538.[6] WORLD CENTRIC, Social and Economic Injustice [en línea], disponible en: <http://www.worldcentric.org/conscious-living/social-and-economic-injustice> [consulta: 02/05/2012].

INTRODUCCIÓN

Un desarrollo significativo de los tras-plantes de órganos y tejidos comenzó amediados del siglo XX, alcanzando hoy díaun avance progresivo y prometedor.

Sin la pretención de hacer futurismo,las actuales evidencias científicas sugie-ren que la medicina del trasplante puedeser considerada como una garantía desalud para la sociedad del siglo XXI. Sinembargo, la paradoja de “la escasez deórganos” limita todavía la medicina deltrasplante transformando a este conceptoen algo incierto e irreal.

La escasez de órganos es un problemasocial, psicológico, ético, moral y, proba-blemente, legal y político que, imperativa-mente, debe ser solucionado, pues estainjustificable realidad genera un númerosignificativo de pacientes que muerenesperando un órgano. En 2010, de 5.678candidatos de trasplante en la lista de

espera en los EE.UU., 1 persona de cada 92muere por minuto. Esta estadística se repi-te proporcionalmente en todos los países.[1] [2] Solo el 42% de los potencialesdonantes fallecidos están siendo “usados”en los EE.UU. [3] y únicamente el 55% dela población europea está dispuesta adonar sus órganos. [4] En EE.UU., la faltade órganos engendra un costo presupues-tario de 4.8 mil millones de dólares. [5]

La cruel realidad es que hoy día, elcomportamiento de la sociedad condenaa los pacientes en listas de espera a unamuerte injusta.

Respecto de este concepto de “moririnjustamente”, es también cierto quemiles de personas mueren cada día debi-do a desigualdades socio-económicas. [6]Sin embargo, la diferencia principal deesta triste realidad (respecto de la demorir esperando un trasplante) es que lasolución está únicamente en nuestrasmanos, a través del claro entendimiento

La educación, la sociedad y los trasplantes: una solución a demostrar / ARTÍCULOS

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VIDA Y ÉTICA

de nuestro deber cívico-social en relaciónal trasplante y la donación.

Este comportamiento social insufi-ciente difiere con los principios de laDeclaración sobre la Responsabilidad delas Generaciones Presentes sobre FuturasGeneraciones de la UNESCO (12 denoviembre de 1997):

“El reconocer que la tarea de protegerlas necesidades y los intereses de futurasgeneraciones, en particular mediante laeducación, es fundamental para la misiónética de la UNESCO, cuya Constituciónconsagra los ideales ‘de la justicia, lalibertad y la paz’ fundados en ‘la solidari-dad intelectual moral de la humanidad’.

Artículo 1.- Necesidades e interesesde futuras generaciones

Las generaciones presentes tienen laresponsabilidad de asegurar que las nece-sidades y los intereses de generacionespresentes y futuras estén totalmente sal-vaguardadas.

Artículo 3.- Mantenimiento y perpe-tuación del género humano

Las generaciones presentes debenesforzarse para asegurar el mantenimien-to y la perpetuación del género humanocon el respeto previsto para la dignidadde la persona humana. En consecuencia,la naturaleza y la forma de vida humana

no deben ser socavadas de ningún modo.

Artículo 12.- Implementación1. Los Estados, las Naciones Unidas,

otras organizaciones intergubernamenta-les y no-gubernamentales, individuos,instituciones públicas y privadas debenasumir sus responsabilidades en la pro-moción, en particular a través de la edu-cación, la formación y la información, elrespeto de los ideales establecidos en estaDeclaración, y fomentar por todos losmedios apropiados su pleno reconoci-miento y aplicación efectiva”.

Además la Declaración Universal sobreBioética y Derechos Humanos de UNESCO(19 de octubre de 2005) declaró:

• “Es conveniente elaborar nuevos enfo-ques de responsabilidad social para ga-rantizar que el progreso de la ciencia yla tecnología contribuyan a la justicia yla equidad y sirvan al interés de la hu-manidad”.

Además, los objetivos expresados ensu artículo 2 c) mencionan:

• “promover el respeto a la dignidad hu-mana y proteger los derechos humanos,velando por el respeto a la vida de losseres humanos, y las libertades funda-mentales, de conformidad con el derechointernacional de los derechos del hombre”.

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[7] THOMAS, S.L.; MILNES, S.; KOMESAROFF, P.A.; “Understanding Organ Donation in the Collaborative Era: A QualitativeStudy of Staff and Family Experiences, Intern Med J, (2009), 39:588–594.[8] KESSELRING, A.; KAINZ, M.; KISS, A.; “Traumatic Memories of Relatives Regarding Brain Death, Request for OrganDonation and Interactions with Professionals in the ICU”, Am J Transplant, (2007), 7:211–217.[9] CANTAROVICH, F., “Improvement in Organ Shortage through Education”, Transplantation, (2002), 73, 11: 1844-1846.[10] CANTAROVICH, F.; CANTAROVICH, M.; FALCO, E. [et al]; “Education on Organ Donation and Transplantation inElementary and High Schools: Formulation of a New Proposal”, Transplantation, (2010), 89, 9:1167-1168.[11] CANTAROVICH, F., “Education, a Chance to Modify Organ Shortage: A Different Message to Society”, Transplant Proc,(2002), 34, 7:2511-2512.[12] WAMSER, P.; GOETZINGER, P.; BARLAN, M. [et al]; “Reasons for 50% Reduction in the Number of Organ Donors with-in 2 Years-Opinion Poll amongst all ICUs of a Transplant Centre”, Transpl Int, (1994), 7, Suppl 1: S668-S671.

Y en el objetivo f) comenta:

• “promover el acceso equitativo a losadelantos médicos, científicos y tecno-lógicos así como el mayor flujo posibley un rápido aprovechamiento compar-tido de los conocimientos relativos aaquellos adelantos y de sus correspon-dientes beneficios, con atención parti-cular a las necesidades de los países envía de desarrollo”.

Por lo tanto, resulta imperativo -acor-de con esta Declaración de principios-encontrar los motivos responsables de lainsuficiente respuesta social hacia ladonación de órganos y tejidos, y tratar desolucionarla.

CUÁLES SON LAS RAZONES DE ESTE DILEMA

A diario, las unidades de cuidadointensivo se encuentran impotentes para

actuar porque un donante potencial nopuede ser “utilizado” debido a la negativade su familia. [7] [8] Han sido sugeridasvarias posibles explicaciones de esto:

• La gente no es consciente de que eltrasplante de órganos es una medicinaaceptada y corriente.

• Los individuos no son conscientes deque, durante la vida, pueden ser másreceptores de órganos que potencialesdonantes de órganos. [9] [10]

• La sociedad no ha entendido comple-tamente que el empleo de partes delcuerpo después de la muerte ofreceuna fuente única de salud. [11]

• Los equipos médicos no están suficien-temente integrados en el tema de do-nación de órganos debido a unainsuficiente educación universitaria enel tema. [12]

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[13] MAHOWALD, M.B., “Self-Preservation: An Argument for Therapeutic Cloning, and a Strategy for Fostering Respect forMoral Integrity”, Am J Bioethics, (2004), 4, 2: 56-66.[14] NICHOLI, A. M. Jr., “C.S. Lewis and Sigmund Freud. A Comparison of Their Thoughts and Viewpoints on Life, Pain andDeath”, The Independent Institute, (23/09/1997) [en línea], disponible en: <http://www.independent.org/publications/article.asp?id=1668> [consulta: 02/05/2012].[15] ROTHMAN, D.J.; ROSE, E.; AWAYA, T. [et al]; “The Bellagio Task Force Report on Transplantation, Bodily Integrity, andthe International Traffic in Organs”, Transplant Proc, (1997), 29:2739-2745.[16] The Land of Pharaohs. Religion. Death and eternity [en línea], disponible en: <http://library.thinkquest.org/C0116484/>[consulta: 02/05/2012].[17] O’CARROLL, R.E.; FOSTER, C.; MCGEECHAN, G. [et al]; “The ‘Ick’ Factor, Anticipated Regret and Willingness to Becomean Organ Donor”, Health Psychology, (2011), 30, 2:236-245.[18] COUNCIL ON ETHICAL AND JUDICIAL AFFAIRS (CEJA), Report 3-I-94, Ethical Issues in Organ Procurement FollowingCardiac Death In Situ Preservation of Cadaveric Organs [en línea], disponible en: <http://www.ama-assn.org/resources/doc/code-medical ethics/2157b.pdf> [consulta: 02/05/2012].[19] APPLBAUM, A.I.; TILBURT, J.C., COLLINS; M.T. [et al], “A Family’s Request for Complementary Medicine after PatientBrain Death”, JAMA, (2008), 299, 18: 2188-2193.[20] GHORBANI, F.; KHODDAMI-VISHTEH, H. R.; GHOBADI, O. [et al]; “Causes of Family Refusal for Organ Donation”,Transplant Proc, (2011), 43, 2:405-406.[21] CUNNINGHAM, J.; CASS, A.; ANDERSON, K. [et al]; ”Australian Nephrologists’ Attitudes Towards Living KidneyDonation”, Nephrol Dial Transpl, (2006), 21, 5:1178-1183.[22] SCHEPER-HUGHES, N., Organ Stealing: Fact, Fantasy, Conspiracy, or Urban Legend? [en línea], disponible en:<http://poundpuplegacy.org/node/14245> [consulta: 02/05/2012].[23] CANTAROVICH, F., “Sectarianism, Uncertainty and Fear: Mechanisms that May Reverse Attitudes Toward OrganDonation”, Transplant Proc, (1989), 21, 1: 1409-1410.[24] CANTAROVICH, F., “Public Opinion and Organ Donation Suggestions for Overcoming Barriers”, Ann Transpl, (2005), 10,1:22-25.[25] CANTAROVICH, F., “Organ Commerce in South America”, Transplant Proc, (1996), 28, 1: 146-148.

VIDA Y ÉTICA

Por otra parte, la decisión de ser donan-te de órganos después de la muerte, o larespuesta de los familiares para donar,puede despertar prejuicios e ideas primiti-vas como las relativas al instinto de preser-vación, [13] la noción freudiana de quenadie piensa en su propia muerte hasta queun ser querido muere, [14] y la clásica con-cepción egipcia: que la integridad del cuer-po es obligatoria para emprender el caminoa la eternidad. [15] [16] [17] Además, lamayoría de las personas tiene reparos entomar órganos de individuos cuyo corazónno ha dejado de latir (surge la pregunta,por ejemplo: “¿está realmente muerto?”).

Es necesario educar a la poblaciónsobre el concepto de muerte clínica,enseñando en todos los niveles -incluso eluniversitario- que la muerte es irreversi-ble y una sola, y que lo único que havariado son los procedimientos diagnósti-cos de la misma. [18] [19]

Es bien conocido que a las personasles disgusta que sus órganos, o los de susseres queridos puedan ir a cuerpos extra-ños; [20] [21] “primero a los ricos y des-pués a los pobres”. [22] [23] [24] [25]

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[26] CANTAROVICH, F., “Sectarianism…”, op, cit.[27] CANTAROVICH, F., “Organ commerce”, Transplant Proc, (1999), 31, 7: 2958-2961.[28] CANTAROVICH, F., “Influence of Socioeconomic and Ethical Factors on People’s Behaviour Regarding the Use ofCadaveric Organs”, Transplant Proc, (2005), 37, 2: 539-542.[29] MACHNICKI, G.; SERIAI, L.; SCHNITZLER, M.; “Economics of Transplantation: A Review of the Literature”,Transplantation Reviews, (2006), 20, 2: 61-75.[30] Ídem.[31] CHUGH, K.S.; JHA, V.; CHUGH, S.; “Economics of Dialysis and Renal Transplantation in the Developing World,Transplant Proc, (1999), 31, 8:3275-3277.[32] ASHLAGI, I.; GILCHRIST, D. S.; ROTH, A. E. [et al]; “Nonsimultaneous Chains and Dominos in Kidney-Paired Donation”,Am J Transplant, (2011), 11, 5:984-994.[33] KUMAR, A.; MANDHANI, A.; VERMA, B. S. [et al]; “Expanding the Living Related Donor Pool in Renal Transplantation:Use of Marginal Donors”, J Urology, (2000), 163, 1: 33-36.[34] ISRANI, A. K.; HALPERN, S. D.; ZINCK, S. [et al]; ”Incentive Models to Increase Living Kidney Donation: EncouragingWithout Coercing”, Am J Transplant, (2005), 5, 1: 15-20.[35] O’CONNOR, K. J. y DELMONICO, F. L., “Increasing the Supply of Kidneys for Transplantation, Semin Dialysis, (2005), 18,6:460-462.

Por otra parte, los medios de comuni-cación informan reiteradamente sobrehistorias relativas al “comercio de órga-nos”, sin ningún tipo de demostraciónlegal. [26] [27] [28] [29]

Además, las personas son poco cons-cientes del enorme beneficio de los tras-plantes en el cuidado de la salud de lasociedad, y desconocen el impacto queesta terapéutica produce en el presupues-to de salud, al evitar costosos tratamien-tos producidos por algunas fallas orgáni-cas terminales; [30] [31] por ejemplo: eltratamiento dialítico de por vida de lainsuficiencia renal terminal.

Todos estos mitos, desinformación yprejuicios, al aumentar el egoísmo y lasdudas, son fuertes barreras que inhibenuna mayor solidaridad y altruismo.

QUÉ HA SIDO HECHO HASTA HOY

Las soluciones actualmente propues-tas y vigentes son las siguientes:

1) Intensificar la utilización de losdonantes vivos (ampliando los criterios clí-nicos de aceptación y desarrollando el tras-plante entre pares, donante/receptor norelacionados, no ABO/HLA compatibles).

2) Ampliar el criterio de aceptación dedonantes cadavéricos (inicialmente lla-mados donantes “marginales” o “sub-óptimos”).

3) Establecer alternativas legales deincentivos económicos.

4) Modificar el criterio legal del consen-timiento del donante. [32] [33] [34] [35]

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72 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

[36] TABARROK, A., Organ Shortage Lobbying Effort Intensifies. Members go on Offensive with Media Appearances; Ad hocGroup Adopts a Name [en línea], disponible en: <http://www.ahcsios.org/proposal.htm> [AHCSIOS-Ad Hoc Committee forSolving the Intractable Organ Shortage], Press Release #3, (11/06/2003), [consulta: 02/05/2012].

VIDA Y ÉTICA

Frente a estas discutidas alternativas,la educación puede representar la únicasolución no controvertida y probablemen-te más eficaz para este dilema aún noresuelto.

Basados en principios éticos, socio-económicos y médicos, los ensayos paramodificar la actitud de la sociedad hacia ladonación de órganos mediante la educa-ción deberían ser implementados median-te programas nacionales de informaciónpermanente, adaptados a los distintosniveles de enseñanza y de cultura social.

Sin embargo, los programas de educa-ción han sido considerados por algunosautores como inútiles e innecesarios. Porejemplo, el economista Tabarrok, entu-siasta defensor de un mercado estatallegal de órganos y tejidos, manifiesta:“Desde la introducción de la Ley deTrasplante Nacional de 1984 (EE.UU.) elpúblico ha sido bombardeado con grancantidad de campañas educativas por unvalor aproximado de mil millones de dóla-res y, sin embargo, la tasa de donación deórganos se ha mantenido esencialmentesin cambios en la década pasada”. [36]

Seguramente, esta opinión es bastan-te correcta, porque, a pesar de que en los

últimos años el público pareciera másconsciente acerca de los problemas deltrasplante, la escasez de órganos aumen-ta día tras día.

Deberíamos reflexionar, entonces, silos programas de educación para la dona-ción de órganos y trasplantes requierenuna modificación, principalmente en losmensajes y técnicas utilizados hastaahora, en búsqueda de una real eficaciaen la aceptación de los mismos por partede la sociedad.

CUÁLES SON LAS POTENCIALES RAZONES RESPONSABLES DE ESTA SITUACIÓN

1) Como se mencionó anteriormente,el mensaje pro-donación transmitido ala gente no ha sido exitoso.

Desde siempre, la donación de órganosde personas fallecidas fue y es concebidasimbolizando un regalo de vida que mejo-rará la vida o evitará la muerte de un seranónimo; una verdadera expresión dealtruismo y solidaridad.

Encuestas internacionales respecto dela donación de órganos después de la

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73Instituto de Bioética / UCA

[37] MORGAN, S. E.; HARRISON, T. R.; LONG, S. D. [et al]; “Family Discussions about Organ Donation: How the MediaInfluences Opinions about Donation Decisions”, Clin Transplant, (2005), 19, 5: 674-682.

muerte han sido siempre significativa-mente positivas. Sin embargo, enfrenta-dos a ese momento, un alto porcentaje depersonas no recuerda su opinión, y la res-puesta a la donación de órganos es nega-tiva en un número significativo.

Los motivos para este cambio de acti-tud son múltiples: la donación de órganoses un tema complejo y multifacético queno solo afecta al donante, sino también asus familias, a los receptores y a la socie-dad. El deseo de los familiares de protegerel cuerpo del ser querido puede provocartensiones diversas, una de ellas es cuandose informa que sus órganos serán entre-gados a personas desconocidas.

Una alternativa para un cambio deactitud podría ser la de renovar, a travésde la educación, la petición de la dona-ción. La información sobre este tema fuetransmitida a los distintos niveles de lasociedad, de manera poco profesional. Latransmisión actual de informaciones queinfluyen en las actitudes sociales se lograa través de los medios de comunicación,particularmente la televisión.

Lamentablemente, la informaciónreferente a trasplantes ha sido -en su

mayoría de las veces- sensacionalista ynegativa. Los medios han generado infor-mación muchas veces vinculada a los másarraigados mitos que negativamente pre-dominan en la población respecto de lostrasplantes, por ejemplo: la declaraciónprematura de muerte, la transferencia derasgos de personalidad del donante alreceptor, el mercado negro de órganos, lacorrupción en la comunidad médica y enel sistema de asignación de órganos (quepermitiría a famosos conseguir prioridaden ser trasplantados).

Aunque éstos no sean los únicos mitosque el público tiene como verdaderos, losmedios de comunicación constituyen unafuente poderosa de apoyo y permanenciade los mismos en la sociedad. [37]

Una campaña bien informativa porparte de los medios podría tener unainfluencia importante en el desarrollo dela donación de órganos.

2) Los grupos humanos receptores deinformación no fueron suficientementeseleccionados.

Diversos estudios y encuestas handemostrado que el nivel de conocimiento

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74 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

[38] WAMSER, P.; GOETZINGER, P.; BARLAN, M. [et al]; “Reasons for 50% Reduction…”, op. cit.[39] CANTAROVICH, F.; HEGUILÉN, R.; ABBUD FILHO, M. [et al]; “International Opinion Poll of Well-Educated PeopleRegarding Awareness and Feelings about Organ Donation for Transplantation”, Transplant Int, (2007), 20, 6:512–518.[40] CANTAROVICH, F., “Improvement in Organ Shortage…”, op. cit.[41] CANTAROVICH, F.; CANTAROVICH, M.; FALCO, E. [et al]; “Education on Organ Donation…”, op. cit.[42] CANTAROVICH, F., “Education, a Chance…”, op. cit.[43] CANTAROVICH, F.; HEGUILÉN, R.; ABBUD FILHO, M. [et al]; “International Opinion Poll…”, op. cit.[44] CANTAROVICH, F.; FAGUNDES, E.; BIOLCALTI, D. [et al]; “School Education, a Basis for Positive Attitudes Toward OrganDonation”, Transplant Proc, (2000), 32(1):55-56.[45] RÍOS, A.; FEBRERO, B.; LÓPEZ-NAVAS, A. [et al]; “From Where do our Children Receive Information about OrganDonation and Transplantation?”, Transplant Proc, (2010), 42(8):3113-3115.[46] RÍOS ZAMBUDIO, A.; CONESA BERNAL, C.; MUNUERA ORENES, C. [et al]; “Information Campaign on Organ Donationand Transplant in School Children”, Aten Primaria, (1998), 21(9):623-626.[47] RAMSEY, P., The Patient as Person: Explorations in Medical Ethics, New Haven, Yale University Press, 1970 (2ª ed.2002), p. 210.[48] CHILDRESS, J. F., “How Can We Ethically Increase the Supply of Transplantable Organs?”, Ann Int Med, (2006), 145(3):224-225.

VIDA Y ÉTICA

de estudiantes en colegios y universidades-como también en graduados, incluso en elcampo de la medicina- es escaso. [38] [39]

Además, ha sido sugerido el valor dedesarrollar entre los niños de la escuela,la educación sobre trasplante y nocionesde donación de órganos. [40] [41] [42][43] [44] [45] [46]

La razón de esta sugerencia es que losjóvenes no tienen aún prejuicios consoli-dados, y que aprenden con facilidad losnuevos conceptos, a veces incluso mejorque los adultos.

Además, la transmisión a través de losniños de nuevos conceptos aprendidos enla escuela, podría ser la fuente de conoci-miento para sus familias.

A favor de la educación a los niños,Paul Ramsey dijo: “Los jóvenes raras vecespiensan en su propia muerte o en dar susórganos después de la muerte. Por lotanto, deberían ser capacitados para ellopor las instituciones, prácticas y leyes quepromulgamos”. [47]

También Childress afirmó: “La educa-ción sobre la donación de órganos esimportante para reducir la escasez deórganos”. [48]

La educación y la información biendesarrollada aumentarán el valor asigna-do al altruismo, haciendo hincapié en laacción abnegada y cívica de la donaciónde órganos. Con ello, se protegería a lapersonas de la explotación que podríasignificar el fracaso social al no generar-

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[49] SOTIROPOULOS, G. C. y BROKALAKI, E. I., “Living Organ Donation: Is there Still Place for Altruism?”,Hepatogastroenterology, (2004), 51 (55):6-8.[50] CANTAROVICH, F., “The Organ Shortage: A Social Paradox to be Reversed”, Transplant Proc, (2002), 34(8):3031-3034.[51] KANNIYAKONIL, S., The Promotion of Organ Donation and Transplantation. Clear thinking about crucial issues [enlínea], disponible en: <http://www.lifeissues.net/writers/kan/kan_03organdonation1.html> [consulta: 02/05/2012].[52] Ídem.

se una amplia conducta altruista y com-partida en la concepción de los trasplan-tes. [49]

CUÁLES SON LOS PASOS A SEGUIR

Como se manifestó, “la donación deórganos también destaca el valor de lasolidaridad en la sociedad”. La donaciónde órganos indica una dimensión socialen la cual los donantes y receptores sonparte de la sociedad. [50] [51]

El aspecto social es también uno de loselementos que ayudan en la toma dedecisiones respecto de la donación deórganos y trasplantes. El valor de la soli-daridad alienta a los donantes, receptoresy todos los que participan en el trasplan-te, a tomar decisiones responsables. En lasituación presente donde afrontamos unacrisis de escasez de órganos, ayudar a lospacientes que están en una etapa críticarealmente muestra el carácter social de lapersona humana.

La Encíclica Evangelium Vitae de JuanPablo II (n. 101) habla sobre la proclama-ción y la promoción de vida: “El Evangelio

de vida nos es dado como un bien para sercompartido con todas las personas, demodo que todos los hombres y mujerespuedan tener comunión con nosotros ycon la Trinidad”.

“Sugiero que una forma de promoveruna verdadera cultura de la vida es ladonación de órganos, realizada según cri-terios éticamente aceptables con el obje-tivo de ofrecer una posibilidad de cura-ción, e incluso de vida, a enfermos tal vezsin otra esperanza”.

“Hay una necesidad de inculcar en loscorazones de la gente, en especial en loscorazones de los jóvenes, un apreciogenuino y profundo de la necesidad deamor fraterno, un amor que puede expre-sarse en la decisión de ser donante deórganos”. [52]

La decisión de donar órganos y tejidoses compatible con la mayoría de las cre-encias religiosas.

Al respecto, la Iglesia Católica ha apo-yado durante mucho tiempo la donaciónde órganos. Los principales credos protes-tantes aprueban la práctica, y el Consejo

La educación, la sociedad y los trasplantes: una solución a demostrar / ARTÍCULOS

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76 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

[53] BBC, Religions. Buddhism and Organ Donation [en línea], disponible en: <http://www.bbc.co.uk/religion/religions/buddhism/buddhistethics/organdonation.shtml> [consulta: 02/05/2012].[54] CANTAROVICH, F., “Reducing the Organ Shortage by Education and by Fostering a Sense of Social Responsibility”,Transplant Proc, (2003), 35(3):1153-1155.

VIDA Y ÉTICA

Rabínico de América, en la década de1990, considera permitida la donación deórganos.

No hay religiones conocidas con unaposición contraria a la donación, puestodas las principales religiones apoyan ladonación de órganos como una de lasmás altas expresiones de compasión ygenerosidad.

En Canadá, el rabino Reuven Bulka,Presidente de la Junta de Trillium deOntario “Regalo de la Red de la Vida”, hasugerido que la mejor manera de obtenerresultados es promover la donación deórganos como una responsabilidad reli-giosa.

“Tenemos que promover como un cum-plimiento religioso, como un imperativoreligioso, como una obligación religiosa,como algo que debemos hacer para salirde esta”. “Oh, está bien” -dice Bulka-. “Eslo que hay que hacer. Es algo para salvarvidas que debemos hacer” (The OttawaCitizen).

En el budismo no hay ninguna regla afavor o en contra de la donación de órga-

nos. Fundamentalmente, para el budismohay un deseo de aliviar el sufrimiento.También puede haber ocasiones en que ladonación de órganos puede ser vistacomo un acto de caridad. Asimismo, enesa religión, la decisión a favor o en con-tra de la donación de órganos se basa engran medida en la decisión de cada indi-viduo. La gente puede decidir a favor o encontra de ello, sin que estas opcionessean vistas como correctas y como inco-rrectas respectivamente. Además, el pro-ceso de muerte es visto como muy impor-tante y el cuerpo debe ser tratado conrespeto.

No hay ninguna creencia que diga queel cuerpo debe ser conservado íntegra-mente, por lo que la extirpación de unórgano no es un problema desde estepunto de vista. [53]

La donación de órganos y el trasplan-te destacan las racionales y socialesdimensiones de la vida humana. [54] Losprincipios confucianos parecen excluircompletamente la donación de órganos.Los Confucianos eruditos modernos hanadoptado diferentes posturas. Ellos citana Confucio, que dijo: “El hombre de Jen (lahumanidad) es aquel que, con el deseo de

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[55] TAI, M. C., “An Asian Perspective on Organ Transplantation”,Wien Med Wochenschr, (2009), 159 (17-18): 452–456.[56] CANTAROVICH, F., “Improvement in Organ Shortage…”, op. cit.[57] CANTAROVICH, F., “Education, a Chance…”, op. cit.[58] CANTAROVICH, F., “Public Opinion…”, op. cit.[59] CANTAROVICH, F.; HEGUILÉN, R.; ABBUD FILHO, M. [et al]; “International Opinion Poll…”, op. cit.[60] CANTAROVICH, F., “Reducing the Organ Shortage…”, op. cit.[61] CANTAROVICH, F., “The Role of Education in Increasing Organ Donation”, Ann Transplant [quarterly of the PolishTransplantation Society], (2004), 9, 1:39-42.[62] CANTAROVICH, F., “Organ Shortage, are we doing our best?”, Ann Transplant [quarterly of the Polish TransplantationSociety], (2004), 9, 1:43-45.

mantenerse, sostiene a los demás”. Elloscreen que Jen y la justicia son más valo-rados en el Confucianismo que la conser-vación de la integridad del muerto, y porlo tanto aprueban la donación de órga-nos. [55]

CUÁLES PUEDEN SER LOS ENFOQUESPARA UN CAMBIO

Las siguientes nociones podrían ser untema de discusión que espera con impa-ciencia alcanzar una razón de ser consen-sual, para conocer y formar parte de laeducación general y transmitir un nuevomensaje a la sociedad: [56] [57] [58] [59][60] [61] [62]

• El empleo de órganos de personas fa-llecidas y de tejidos debería ser acep-tado por la sociedad, como unaimplícita póliza de seguros para susalud futura.

• Debería ser reconocido que esta acep-tación da a los miembros individuales

de una sociedad la posibilidad de com-partir una fuente de salud que es únicae irremplazable.

• Es esencial educar a la población sobreel trasplante, sobre todo a las genera-ciones más jóvenes para acentuar suderecho de convertirse en donantes deórganos o permitir el empleo de los ór-ganos de sus familiares después de lamuerte.

• Los jóvenes del mundo deberían estarcomprometidos con la donación de ór-ganos como una parte integral de susobligaciones con la sociedad.

Para organizar el plan de estudios, sedebe hacer un esfuerzo para entender lasrazones de la actual escasez de órganos,que es en gran parte el resultado de lasactitudes negativas de los posiblesdonantes.

En la estructuración y el desarrollo deprogramas que conciernen a la educaciónde las personas respecto de la donación

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[63] BEAUCHAMP, T. L. y CHILDRESS, J. F., Principles of Biomedical Ethics, 5ª ed., New York, Oxford University Press, 2001.

VIDA Y ÉTICA

de órganos y el trasplante, los cuatroprincipios de Beauchamp y Childress [63]deben ser estrictamente seguidos:

• Respeto por la autonomía• No malversación• Caridad• Justicia

Toda la información sobre las implican-cias y las posibilidades de la donación deórganos debe ser transmitida a los miem-bros de la sociedad. Confucio dijo: “Cuandouno planta una semilla una vez, uno con-sigue una sola cosecha. Cuando uno ense-ña a la gente, uno obtiene cientos”.

Esta información debe ser incorporadaen un programa de educación diseñadopara permitir a la población entender queel uso de partes del cuerpo después de lamuerte está moralmente justificada y noviola creencias tradicionales. Como ya seseñaló, los órganos de cadáver son unafuente de salud para todos, tanto ahoracomo en el futuro. La donación de órga-nos debería ser generalmente aceptada,como una parte de un acuerdo tácitosocial del cual todos pueden ser eventual-mente beneficiarios.

Estudiantes bien informados podríancompartir sus conocimientos con amigosy familiares. La inclusión de la educaciónen el plan de estudios de escuelas, cole-gios y universidades debería ser puesta enpráctica con el objetivo de evaluar la via-bilidad e importancia de un programaeducativo sobre donación de órganos ytrasplantes.

Los temas que se incluyen en el plande estudios deberán ser pedagógicamenteadaptados a la edad, etnia, aspectossocio-económicos, costumbres y caracte-rísticas psicológicas de cada grupo social.

Los siguientes temas se han incluidoen experiencias ya desarrolladas:

• Historia del trasplante.• Concepto de falla terminal de un ór-

gano.• Listas de espera de trasplante.• Muerte clínica.• El concepto de que nuestro cuerpo

al final de vida es una fuente única eirreemplazable de salud.

• Apoyo de las religiones monoteístas ala donación de órganos y el trasplante.

• La idea de que el trasplante es una po-sibilidad de vida para miles de personas.

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[64] Ídem.[65] CHILDRESS, J. F., “The Failure to Give: Reducing Barriers to Organ Donation”, Kennedy Inst Ethics J., (mar, 2001); 11 (1):1-16.

La inclusión de la educación sobreestos temas en el currículo de la escuelaserá un importante esfuerzo para tratarde modificar en el futuro los sentimientosde la gente hacia la donación. Para teneréxito, este programa debe ser realizado ydesarrollado siguiendo condiciones bási-cas. Deberá ser permanente, motivado eimplementado por personal especialmen-te capacitado.

COMENTARIOS FINALES

La falta de programas educativossobre la donación de órganos en todos losniveles de la sociedad (p. ej. responsablesde decisiones, equipos médicos, mediosde comunicación, público y escuelas) hasido señalada como uno de los motivosprincipales de la escasez de órganos.

Este permanente problema dentro dela década pasada ha sido consideradocomo la expresión de una inmutable rea-lidad. La educación y la información bien

dada sobre la donación de órganos y eltrasplante, evitando el “sensacionalismode los medios de comunicación”, debenser evaluadas como una medida eficazque integre la política nacional estatal desalud.

En cuanto a la constante escasez deórganos, la educación acerca de la dona-ción da la impresión de ser “algo parademostrar”. Por consiguiente, es nuestrodeber generar una solución urgente, ase-gurando una positiva acción a estos prin-cipios principales como: “Las políticasracionalistas para anular la escasez deórganos podrían resultar ser ineficaces yaún contraproducentes debido a la aten-ción inadecuada de los rasgos complejosdel cuerpo humano”. [64] El altruismodebe ser la piedra angular de la donaciónde órganos. [65]

Programas racionales educativosdeben cambiar la opinión general sobreeste tema y modificar una conductasocial injusta y poco ética.

La educación, la sociedad y los trasplantes: una solución a demostrar / ARTÍCULOS

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ARTÍCULOS

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

Pbro. Lic. Rubén Revello

. Sacerdote del clero de Lomas de Zamora

. Párroco de Sagrada Familia de Nazareth,Banfield

. Licenciado en Teología Moral por la UniversidadCatólica Argentina (UCA)

. Especialista en Bioética por la Universidad delSacro Cuore (Roma)

. Consejero Titular de la Facultad de CienciasMédicas, UCA (2001-2005)

. Director del Instituto de Bioética, Facultad deCiencias Médicas (UCA)

. Director de la Maestría en Ética Biomédica,Facultad de Ciencias Médicas (UCA)

. Docente e Investigador del Instituto de Bioética,Facultad de Ciencias Médicas (UCA)

. Docente a cargo de la materia “Introducción a laBioética” en la carrera de Medicina (UCA)

. Prof. a cargo de “Teología Moral” en la Maestríaen Ética Biomédica del Instituto de Bioética(UCA)

. Perito en Bioética de la Conferencia EpiscopalArgentina (CEA)

. Coordinador de la Comisión de SeguimientoLegislativo de la CEA

. Miembro titular del Comité en Ética en Medicina(Academia Nacional de Medicina)

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Pa la bras cla veDonación

· Religión· Vida

Key words· Donation· Religion· Life

LA IGLESIACATÓLICA ANTELA DONACIÓNDE ÓRGANOS

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82 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

[1] ELIADE, Mircea, Lo sagrado y lo profano, Madrid, Guadarrama, 1981, pp. 3-6.

VIDA Y ÉTICA

RESUMEN

El presente artículo expone sobre lateología católica del cuerpo y lamoralidad vinculada con la disponi-bilidad del cadáver. Asimismo, expo-ne los diversos textos del Magisteriode la Iglesia en referencia a la dona-ción de órganos.Para la Iglesia Católica el cadávermerece un trato respetuoso -en vir-tud de su vínculo con la persona-pero puede disponerse de él parahacer el bien y sostener la vida deotro, sin que ello sea una degrada-ción del mismo. De allí que los últi-mos Sumos Pontífices se hayanmanifestado a favor de la donaciónde órganos de donantes cadavéricos;incluso varias conferencias episco-pales han organizado campañasentre los fieles, a favor de ese tipode acciones.

ABSTRACT

This article deals with the catholictheology of the body and themorality associated with thedisposition of the corpse. Further, itsets out the different texts includedin the Catholic Church’sMagisterium regarding organdonation.From the viewpoint of the CatholicChurch, the corpse deserves arespectful treatment -due to itsbond with the person- but it may beused to do good and to save anotherperson’s life without it implying anydegradation thereof. It is because ofthis that the latest Popes have stoodin favor of organ donation fromcadaveric donors; moreover, severalEpiscopal conferences haveorganized campaigns with theirfaithful members in favor of thiskind of actions.

INTRODUCCIÓN

Las religiones, en general, crean unpuente entre la vida cotidiana y lo tras-cendente de manera tal que sacan alhombre de su ensimismamiento paraabrirlo a los valores eternos. Esto es algoque estudiosos de las religiones compara-das, como Mircea Eliade, han analizado

de modo exhaustivo poniendo de mani-fiesto numerosas características que soncomunes.

Eliade plantea un punto de vista inte-resante al respecto ya que en su concep-ción lo sagrado y lo profano son ámbitostotalmente diversos [1] que no se mez-clan entre sí pero que se requieren

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La Iglesia Católica ante la donación de órganos / ARTÍCULOS

83Instituto de Bioética / UCA

[2] Ibíd., p. 98: “La vida se vive en un doble plano; se desarrolla en cuanto existencia humana y, al mismo tiempo, par-ticipa de una vida trans-humana, la del Cosmos o la de los dioses”.[3] 1 Cor 15, 54-55: “Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmor-talidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?”.

mutuamente. El paso de un mundo a otro,del caos profano al cosmos divino, se pro-duce por medio del rito. Esto es posibleporque el hombre se descubre a sí mismocomo alguien llamado a santificar la rea-lidad. [2]

En esta serie de ritos que permiten esasantificación, es decir, pasar de una exis-tencia profana -por lo tanto limitada,falible, temporal- a la existencia sacra es,sin lugar a dudas, la muerte aquella queguarda un significado más profundo. A talpunto se cumple esta afirmación que losritos iniciáticos son, en síntesis, formasrituales de morir para resucitar y partici-par de una vida más perfecta. El bautismocristiano es un ejemplo claro de ello.

La palabra griega Baptizo “βαπτειν”,significa: “sumergir”, “zambullir”, “hun-dir” (en el agua), “ahogar”, siendo el sen-tido último morir (por eso, originalmenteel rito era por inmersión total) en el nom-bre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,de modo que el recién bautizado ya noera la misma persona, ahora vivía la VidaNueva de Cristo.

El paso de esta vida terrena a la vidaeterna no debe ser temida por el creyente

pues Cristo ha vencido a la muerte [3] ycon Él todo bautizado. Esta clara concien-cia sobre la resurrección lleva al cristiano aplantearse el sentido de la vida desde latrascendencia de modo tal que esta vidano es lo definitivo. El verdadero horizontedel hombre es la eternidad y desde allídebe plantearse cómo vivir. Cuanto más seaferra a lo terreno, más sufre con el inevi-table desprendimiento al cual la muerte loenfrenta.

Si la verdadera vida de fe consiste en eldesprendimiento, es lógico que la donaciónde sí mismo sea la clave de la santidad,pues el santo pone toda su felicidad en laimitación de Cristo quien se entregó “hastala muerte y muerte de Cruz”.

En este sentido, son numerosos lostextos que retoman la misma idea: “nohay amor más grande que dar la vida porlos demás”, “habiéndolo dado todo, losamó, hasta el fin”, “Padre, en tus manosencomiendo mi espíritu”. La constante esla donación de sí en favor de los demássiguiendo el ejemplo de Cristo.

En ese contexto religioso tenemos queentender la donación en general comouna parte esencial de la fe y la donación

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[4] Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2300: “Los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y caridad en lafe y la esperanza de la resurrección. Enterrar a los muertos es una obra de misericordia corporal (cfr. Tb 1, 16-18), quehonra a los hijos de Dios, templos del Espíritu Santo; n. 2301: La autopsia de los cadáveres es moralmente admisible cuan-do hay razones de orden legal o de investigación científica. El don gratuito de órganos después de la muerte es legítimoy puede ser meritorio”.

VIDA Y ÉTICA

de órganos en particular como una de lasformas más extremas del mandamientodel amor.

LA TEOLOGÍA DEL CUERPO Y DEL CADÁVER

En la concepción cristiana del cuerpoconvergen dos vertientes culturalesdiversas: por un lado, el concepto semíti-co de hombre que integra cuerpo y alma;por el otro, los conceptos griegosσομα�(soma, cuerpo)�y σαρκοσ (sarkos,carne), los cuales -aun cuando se distin-guen entre sí- destacan el valor de lacorporeidad en oposición al principioespiritual (πσιχε)

De este modo, mientras que la raízjudía comprende al cuerpo como expre-sión de la persona total, el mundo heléni-co distingue y opone cuerpo y alma. Es asíque el concepto cristiano de cuerpo, here-dero de ambos mundos, sostiene el valorde la corporeidad como expresión de lapersona pero le asigna un valor transitivo,temporal, no eterno y, por lo tanto, noimprescindible para la vida eterna.

La consecuencia directa que nos intere-sa ahora es que el cuerpo debe ser cuidadoy custodiado, protegido y respetado, comoexpresión y presencia del hombre; perouna vez sucedida la muerte, la persona noestá en ese cuerpo y, por tanto, tampocolos derechos que la asisten. Lo anterior nosignifica faltarle el respeto al cadáver -elcuidado del cadáver, su purificación y suentierro han sido preceptos moralesimportantes tanto en el Nuevo como en elAntiguo Testamento- [4] sino un modo declarificar la conciencia respecto de la pér-dida de su condición de persona.

Al no ser más persona deja de ser unfin en sí mismo y puede adquirir un valorinstrumental, es decir, servir para otro finque no sea sí mismo. Uno de los finesmás nobles que se pueden pensar es parasostener la vida de otro ser humano.

LA DOCTRINA DE LA IGLESIACATÓLICA Y LA DONACIÓN DE ÓRGANOS

La Iglesia Católica ve en los trasplan-tes de órganos una forma de perfecciona-

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[5] JUAN PABLO II, Discurso a los participantes del Congreso sobre trasplantes de órganos, Roma, 20/06/1991.[6] BENEDICTO XVI, Discurso del Papa Benedicto XVI a los participantes en un congreso internacional sobre la donación deórganos, organizado por la Academia Pontificia para la Vida, noviembre de 2008.[7] Ídem.

miento personal y “celebra que la medici-na, en su servicio a la vida, haya encon-trado en el trasplante de órganos unnuevo modo de servir a la familia huma-na, precisamente salvaguardando el bienfundamental de la persona.” [5]

Al mismo tiempo, señala y busca sen-sibilizar respecto de la necesidad crecien-te de disponer de un mayor número dedonantes. A tal punto que el mismoBenedicto XVI señala:

“Por desgracia, el problema de la dis-ponibilidad de órganos vitales para tras-plantes no es teórico, sino dramáticamen-te práctico; se puede constatar en la largalista de espera de muchos enfermos cuyasúnicas posibilidades de supervivenciaestán vinculadas a las pocas donacionesque no corresponden a las necesidadesobjetivas”. [6]

La solución que propone es formar enla cultura de la solidaridad y promover ladifusión para la donación de órganos. Alrespecto, hay que decir que el actual pon-tífice suma a las palabras el gesto concre-to; y esto no solo ahora sino en el lejano1978, cuando siendo joven cardenal y

arzobispo de Munich, se presenta y obtie-ne el carnet de donantes n. 1 de toda laregión de Baviera.

Años después, siendo Papa, afirmará:

“Hasta que la ciencia descubra nuevasformas posibles y más avanzadas de tera-pia, deberá ser la formación y la difusiónde una cultura de la solidaridad que seabra a todos, sin excluir a nadie. Unamedicina de los trasplantes coherente conuna ética de la donación exige de todosel compromiso de realizar todos losesfuerzos posibles en la formación y enla información a fin de sensibilizar cadavez más a las conciencias en lo referentea un problema que afecta directamente ala vida de muchas personas. Será necesa-rio, por tanto, superar prejuicios ymalentendidos, disipar desconfianzas ytemores para sustituirlos con certezas ygarantías, permitiendo que crezca entodos una conciencia cada vez más gene-ralizada del gran don de la vida”. [7]

Algunas notas a considerar son:

1. En el caso de donantes vivos, ladonación no debe dejar al donante en

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[8] Ídem.[9] JUAN PABLO II, Discurso…, op. cit., n. 3.[10] Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2294: “Es ilusorio reivindicar la neutralidad moral científica y de sus aplicaciones.Por otra parte, los criterios de orientación no pueden ser deducidos ni de la simple eficacia técnica, ni de la utilidadque puede resultar de ella para unos con detrimento de los otros, ni, peor aún, de las ideologías dominantes. La cienciay la técnica requieren por su significación intrínseca el respeto incondicionado de los criterios fundamentales de lamoralidad; deben estar al servicio de la persona humana, de sus derechos inalienables, de su bien verdadero e integral,conforme al designio y la voluntad de Dios”.

VIDA Y ÉTICA

una situación precaria o penosa desalud, pues dejaría de ser una virtud paratransformarse en un acto imprudente eirracional.

2. El cuerpo no es un objeto, sinoexpresión de la persona, por lo cual habráde evitarse toda instrumentación o lógicade mercado. Al respecto, es muy fuerte laoposición de la Iglesia a la compra-venta de órganos, que priva a la donaciónde su carácter altruista propio.

“Eventuales lógicas de compraventade órganos, así como la adopción de cri-terios discriminatorios o utilitaristas,desentonarían hasta tal punto con el sig-nificado mismo de la donación que por símismos se pondrían fuera de juego, cali-ficándose como actos moralmente ilíci-tos. Los abusos en los trasplantes y su trá-fico, que con frecuencia afectan a perso-nas inocentes, como los niños, deben serunánimemente rechazados de inmediato

por la comunidad científica y médicacomo prácticas inaceptables”. [8]

1. Sostener, como instrumento quegarantice la libertad y conciencia deldonante, el consentimiento informado.Las dos características señaladas hacen ala esencia de la donación y la transformanen un acto altruista y humano.

“Sobre todo, esta forma de tratamien-to es inseparable del acto humano dedonación. En efecto, el trasplante suponeuna decisión anterior, explícita, libre yconsciente por parte del donante o dealguien que lo representa legítimamente,en general los parientes más cercanos. Esla decisión de ofrecer, sin ninguna recom-pensa, una parte del propio cuerpo para lasalud y el bienestar de otra persona”. [9]

En el caso de donante cadavérico sedebe tener certeza técnica y moral de lamuerte del paciente. [10]

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SÍNTESIS Y PROPUESTA FINAL

La Iglesia Católica ve con agrado ladonación de órganos como un medio éti-camente válido para sostener la vida detantas personas aquejadas por la enferme-dad y, si bien señala algunos cuidados quedeben tenerse respecto del modo de pro-curación de órganos y del cuidado de laspersonas, fomenta las campañas de dona-ción de órganos. Ejemplo de esto últimohan sido los discursos de los sumos pontí-fices en ocasión de congresos internacio-nales, algunos de los cuales fueron organi-zados por organismos de la Santa Sede.

Este mismo ejemplo ha sido seguidopor algunas conferencias episcopales deEuropa (España, Italia) y América Latina(México, Chile, Ecuador).

Creemos que es mucho lo que sepuede hacer para ayudar a tomar con-ciencia del gesto altruista que supone ladonación de órganos, sobre todo en cuan-to a la educación formal y espiritual; y enesto, la Iglesia Católica, en AméricaLatina, puede ser de gran ayuda.

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ARTÍCULOS

89INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

EL DILEMA DE LA PROPORCIONA-LIDADTERAPÉUTICA EN UN PACIENTEADOLESCENTECON ENFERMEDADTERMINAL

Laura E. Roccatagliata

· Estudiante de 6º año de la Facultad de Medicinade la Universidad Austral

· Ayudante de la cátedra de Farmacología de laUniversidad Austral

Pa la bras cla ve· Proporcionalidad terapéutica

· Ética· Caso-clínico· Cereidolipofuscinosis

Key words· Therapeutic proportionality

· Ethics· Clinic case· Neuronal Ceroid-lipofuscinosis

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VIDA Y ÉTICA

RESUMEN

Frente a enfermos graves, terminaleso con enfermedad irrecuperable, elmédico se plantea si aplicar o nociertos tratamientos. Es en esassituaciones cuando conviene realizarel juicio de proporcionalidad tera-péutica, basándose en la condiciónclínica y personal del paciente, yponiéndolo a éste en la posición deser quien toma la decisión sobre lautilización o no de medidas terapéu-ticas dada su situación individual.Medidas ordinarias son aquellas quedeben aplicarse siempre, con el finde preservar la vida y la salud; ymedidas extraordinarias son aquellasque, dada una condición objetiva-mente grave, el enfermo puedenegarse a utilizar por considerar queexceden lo necesario. La profundiza-ción en el conocimiento ético de laproporcionalidad terapéutica permi-te a los médicos comprender por quédos pacientes con la misma situa-ción clínica prefieren distintos tra-tamientos. El siguiente trabajo pre-tende la aplicación de los conceptosal caso de un paciente pediátricocon enfermedad irrecuperable, en elque se decide limitar los esfuerzosterapéuticos.

ABSTRACT

When dealing with seriously illpeople, or patients with a terminalor an unrecoverable disease, doctorsconsider whether or not to givecertain treatments. It is in thesesituations when the value judgmentof therapeutic proportionalityshould be carried out on the basis ofthe clinical and personal conditionof the patient, who should be theone who, given their individualcondition, takes the decision on theuse or not of therapeutic measures.Ordinary measures are those thatmust be always applied in order topreserve life and health; andextraordinary measures are thosethat, in an objectively severecondition, the patient may considerthey exceed what is necessary andrefuse to utilize them. In-depthethics training on therapeuticproportionality allows doctors tounderstand why two patients withthe same clinical condition preferdifferent treatments. The followingarticle intends to put these conceptsinto practice for the case of apediatric patient with anunrecoverable disease, in which itwas decided to limit the therapeuticefforts.

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INTRODUCCIÓN

Con frecuencia, el médico se encuen-tra ante pacientes próximos a la muerte,sin posibilidades de remediar la enferme-dad. En estas situaciones surgen interro-gantes acerca de la conveniencia de rea-lizar determinados tratamientos. Por estemotivo, es importante que los profesio-nales de la salud tengamos una adecuadaformación ética, para así ser capaces detomar decisiones apropiadas respecto dela proporcionalidad de los tratamientos.

En este trabajo, el especialista entemas de proporcionalidad terapéuticapodrá echar de menos la investigación delos autores que intervienen en el debatesobre la materia. No se pretende un estu-dio exhaustivo de la proporcionalidadterapéutica, sino plantear suficientementeel problema para dar una respuesta éticaadecuada a un caso clínico concreto.

En mi último año de estudios universi-tarios en la Facultad de Medicina realicéparte de mis prácticas en un hospitalmunicipal de la provincia de Buenos Aires.Allí conocí a un paciente que padecía unaenfermedad terminal, cuya familia habíadecidido no realizar maniobras de resuci-tación y limitar los esfuerzos terapéuti-cos. Después de comprender la situaciónclínica del enfermo, me pregunté cómo ypor qué habían tomado tal decisión.Fueron estos cuestionamientos los que

me llevaron a buscar respuesta ética a losproblemas clínicos que se presentarondurante mi internado rotatorio, por lo quecreí necesario estudiar el concepto de laproporcionalidad terapéutica.

El presente trabajo tiene por objetoaplicar el concepto de proporcionalidadterapéutica a un caso clínico. Para ello, elescrito está estructurado del siguientemodo: en primer lugar se presentará elcaso de un adolescente con enfermedadgrave. A continuación, se analizarán lasnociones generales sobre la proporciona-lidad terapéutica, así como las implican-cias prácticas que se derivan de dichoconcepto. Finalmente, se señalará la apli-cación de la proporcionalidad de los tra-tamientos al caso expuesto, planteandouna discusión ética sobre la cuestión.

EL CASO DE UN PACIENTE CONENFERMEDAD GRAVE

El paciente crece y se desarrolla comoun niño sano en los controles pediátricoshasta los cinco años, edad en la que pier-de la visión y presenta deterioro progresi-vo del desarrollo madurativo en la mar-cha, el habla, etcétera. A los ocho añospresenta un cuadro convulsivo, por lo quelos padres consultan al servicio de neuro-logía del hospital. Se tratan los síntomasy el paciente mejora. Dados sus antece-dentes, los médicos sospechan que se

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[1] Conocida también como Lipofuscinosis Neuronal Ceroidea.

VIDA Y ÉTICA

trata de una enfermedad de depósito:cereidolipofuscinosis. [1] Durante losaños siguientes el paciente no concurre anuevas consultas en el hospital.

A los diecisiete años, el enfermo desa-rrolla dificultad progresiva en la deglu-ción, demostrando a partir de esemomento un marcado deterioro clínico.Luego de dos meses de no poder alimen-tarse correctamente, es admitido al hos-pital para colocación de una sonda naso-gástrica. Se encuentra vigil, en regularestado general, con movimientos volun-tarios mínimos, incapacidad para la mar-cha, atrofia muscular de los miembros,posturas distónicas y ausencia de controlde esfínteres.

Al ingreso presenta hipoventilación enambas bases pulmonares, a predominioderecha. Luego de la colocación de lasonda nasogástrica se efectúa un controlradiográfico, evidenciándose un infiltradodifuso en el pulmón derecho. El enfermocon encefalopatía crónica evolutiva esinternado en la sala general con diagnós-tico de neumonía aspirativa. Se inicia eltratamiento.

Durante la internación se plantea laposibilidad del estudio etiológico de laencefalopatía crónica, para lo que se

toma biopsia de piel y músculo en regióndeltoidea izquierda. El resultado confirmael diagnóstico clínico brindando certezadiagnóstica de cereidolipofuscinosis.

Al tercer día de internación, el pacien-te evoluciona con deterioro del estadogeneral, hipoventilación generalizada,rales gruesos diseminados y abundantessecreciones que no puede movilizar; pre-sentando episodios de desaturación deoxígeno, aun con administración de oxí-geno por máscara de reservorio.Evoluciona con mayor dificultad respira-toria, descompensándose hemodinámica-mente.

Los médicos de planta efectúan inter-consultas con la Unidad de TerapiaIntensiva Pediátrica del hospital y con laneuróloga de cabecera para analizar lasopciones terapéuticas. Una vez conside-radas las alternativas, se conversa con lafamilia. Los padres deciden que el enfer-mo no ingrese a la terapia intensiva parapermanecer juntos en los que parecen sersus últimos momentos de vida.

Posteriormente, el enfermo se deterio-ra rápidamente, mostrando gestos dedolor que no ceden a pesar del aumentode la analgesia. Los padres continúan fir-mes en su decisión.

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[2] En este trabajo, tal como lo hacen muchos autores, los términos ordinario y extraordinario se utilizan como sinónimosde proporcionado y desproporcionado, respectivamente.

Luego de veintitrés días de interna-ción, el paciente presenta episodios decianosis, palidez y progresiva desatura-ción de oxígeno. La dificultad respiratoriapersiste, exhibiendo respiración espasmó-dica tipo gasping. Durante todos estosepisodios el paciente se encuentra tran-quilo y relajado.

Por la noche, los padres llaman almédico de guardia refiriendo que su hijopresenta mayor dificultad respiratoria,constatándose que el paciente deja derespirar e ingresa en paro cardiorrespira-torio. Se realiza un electrocardiograma,evidenciándose ausencia de actividadeléctrica. Durante todo el episodio, elpaciente se encuentra sin evidencias dedolor. Horas después, el enfermo muere.

CONCEPTOS GENERALES SOBRE PROPORCIONALIDAD TERAPÉUTICA

La proporcionalidad terapéutica es unjuicio ético que consiste en evaluar quétratamientos son ordinarios y qué trata-mientos son extraordinarios. [2] Todo jui-cio ético es una justificación racional delas elecciones sobre el bien. En el caso deljuicio sobre proporcionalidad terapéutica,la distinción entre medios ordinarios yextraordinarios se basa en el pronóstico

clínico individualizado y en la situaciónpersonal del paciente.

Una medida terapéutica ordinaria es laque siempre hay que aplicar, ya que deella depende la preservación de la vida yla salud. El fundamento de esta afirma-ción se apoya en que todo hombre tieneel derecho y el deber de tomar las medi-das necesarias para conservar la vida y lasalud. En cambio, una medida extraordi-naria es la que, por diversos motivos,puede no ser necesario realizar. Al respec-to, dada una condición objetivamentegrave, el enfermo puede considerar queen su situación clínica y personal, dichamedida excede lo necesario para mante-ner su vida y su salud.

IMPLICANCIAS PRÁCTICAS DE LA PROPORCIONALIDAD TERAPÉUTICA

Una vez comprendida la noción deproporcionalidad terapéutica, es conve-niente señalar las dimensiones prácticasque derivan de ella. Para esto, se puedepartir de los siguientes interrogantes:¿Por qué se dan situaciones en que dospacientes con la misma enfermedad ypronóstico pueden tomar una decisiónopuesta? ¿Por qué un enfermo puedeoptar por recibir tratamiento, y otro

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negarse a ser tratado por considerarloextraordinario?

En mi opinión, estas preguntas puedenresponderse adecuadamente si se consi-dera que la situación personal del pacien-te es un elemento importante en la for-mulación del juicio de proporcionalidadterapéutica. Son estas condiciones lasque, más allá de la obligación del enfermode conservar su vida y su salud, puedenhacer que éste juzgue como extraordina-rias algunas medidas terapéuticas. Estoscasos se presentan particularmente fren-te a una enfermedad objetivamentegrave, irrecuperable o terminal.

Entonces, ¿por qué resulta imprescin-dible que la aplicación de un tratamientose adecúe a la situación clínica, psicológi-ca y espiritual concreta del enfermo? Asícomo en determinada situación un indivi-duo se muestra capaz de tolerar más dolorque otro, ese mismo individuo puede tenermenor tolerancia al mismo tipo e intensi-dad de dolor en otro momento de su vida.Análogamente, cada persona reacciona demodo distinto ante una misma condiciónclínica, y toma decisiones basadas en susituación personal en ese momento parti-cular. De esto se sigue que el juicio de pro-porcionalidad de los medios utilizadostenga una dimensión subjetiva que ha debasarse en todos los componentes de lasituación clínica, siempre apoyados en laevidencia científica.

El paciente es quien toma la decisiónsobre la aplicación de las terapéuticaspropuestas, actuando el médico solohasta donde éste lo autorice. Para uncorrecto juicio de proporcionalidad tera-péutica, es necesario tener en cuenta quepara poder juzgar apropiadamente el tra-tamiento a utilizar, el paciente tiene querecibir del médico toda la informaciónsobre su situación clínica, incluyendo elpronóstico. En las situaciones donde elprofesional sanitario se encuentra involu-crado en la deliberación sobre qué trata-mientos realizar, considero que debe seruna decisión conjunta, siempre teniendoen cuenta y respetando la voluntad delpaciente. Si el médico decidiera por sísolo, sin considerar la voluntad delpaciente, desconocería la justa y respon-sable decisión del enfermo.

En el caso de que el paciente seencuentre en un estado de inconscienciay no pueda expresar su consentimiento, lafamilia es responsable de tomar las deci-siones. Los derechos y deberes de la fami-lia dependen de la presunta voluntad delenfermo, y no obligan habitualmente másque al empleo de los medios ordinarios.De esta forma, siguiendo el principio deproporcionalidad terapéutica, les permiteoptar lícitamente por no aplicar medidasextraordinarias.

Frente a un paciente grave, con dudasdel beneficio de un tratamiento, es nece-

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95Instituto de Bioética / UCA

[3] Para un análisis más detallado sobre el tema, se puede consultar JUAN PABLO II, “Encíclica Evangelium Vitae sobre elvalor inviolable de la vida humana”, Acta Apostolicae Sedis, 87, Ciudad del Vaticano (marzo,1995), pp. 401-522 y BELLI-NO, Raffaello Maria, “Voz Accanimento terapeutico”, en SGRECCIA, Elio y TARANTINO, Antonio (editores), Enciclopedia diBioetica e Scienza Giuridica, volumen I, Roma, Edizioni Scientifiche italiane s.p.a., 2009, pp. 106-118.

sario plantearse si pudiera tratarse deencarnizamiento o ensañamiento tera-péutico. Conviene remarcar que existeuna clara distinción entre ensañamientoterapéutico y medida extraordinaria. Sinembargo, en las situaciones en las que seutilicen medidas extraordinarias, conside-ro correcto abrir un debate más profundoque permita diferenciar entre dichos con-ceptos. [3]

Por lo expresado anteriormente, puedoafirmar que es conveniente realizar el jui-cio de proporcionalidad en base a la con-dición clínica y personal del paciente,poniéndolo a éste en la posición de serquien toma la decisión sobre la utilizacióno no de medidas extraordinarias para susituación individual.

APLICACION DE LOS CONCEPTOS AL CASO

El pronóstico de la cereidolipofuscino-sis es malo, siendo mayor el riesgo de dis-capacidad y muerte temprana del enfermocuanto más joven sea al momento deldebut de la enfermedad. Por ser una ence-falopatía crónica evolutiva no hay posibili-

dades de reversibilidad del estado delpaciente, siendo una patología grave queen sus últimas etapas amenaza la vida.

En el caso en estudio hay certezadiagnóstica encontrándose el paciente enestado terminal al momento de su inter-nación ya que poseía las posturas distóni-cas características de esta etapa.

Por tratarse de un enfermo que, ade-más de ser pediátrico, se encuentrainconsciente, se involucra a la familiapara que tome la decisión. Los médicosplantean las siguientes alternativas tera-péuticas:

• Colocar un tubo endotraqueal parabrindar Asistencia Respiratoria Mecá-nica y realizar una traqueostomía luegode los siete días o, por el contrario, oxi-genar con cánula nasal o máscara.

• Ingresar a la Unidad de Terapia Inten-siva Pediátrica o permanecer en la salade internación general.

• Prolongar el sufrimiento del niño uti-lizando medidas terapéuticas agresivas

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o procurar evitarlo brindando solo cui-dados paliativos.

• Realizar maniobras de resucitación yutilizar las medidas que prolongarían lavida en caso de falla respiratoria o noresucitarlo y permitir que siga el cursonatural de la enfermedad.

• Morir sin tener a sus padres cerca en laUnidad de Terapia Intensiva Pediátricao fallecer junto a su familia en la salade internación general.

Ante estas alternativas terapéuticas,los padres y los médicos conversan acer-ca de la decisión a tomar. Finalmente, lospadres resuelven que el enfermo noingrese a la terapia, pudiendo de estemodo permanecer junto a él en sus últi-mos momentos de vida.

Luego de dicha decisión, se indica lasiguiente terapéutica: aspiración de secre-ciones naso y oro faríngeas para evitarbroncoaspiración, ya que no puede expec-torarlas ni deglutirlas; administración deoxígeno por máscara, por presentar episo-dios de dificultad respiratoria y desatura-ción de oxígeno; colocación de sondanasogástrica para proporcionarle alimen-tación; administración de tratamientoantibiótico endovenoso para tratar la neu-monía aguda; mantenimiento del trata-miento anticonvulsivante, ajustando ladosis por presentar nuevos episodios con-

vulsivos durante la internación; adminis-tración de morfina por vía endovenosapara tratamiento del dolor y la disnea.

DISCUSIÓN ETICA DEL CASO

El paciente tenía diagnóstico certerode cereidolipofuscinosis neuronal enetapa terminal. Como es sabido, se desco-noce hasta el día de hoy la existencia deun tratamiento que pueda modificar elpronóstico de muerte próxima.

En base a la situación clínica particu-lar del paciente se realizó un juicio deproporcionalidad terapéutica aplicandolos siguientes razonamientos:

En caso de haber intubado al pacientepara asistir su respiración e ingresado a laUnidad de Terapia Intensiva Pediátrica, laevolución hubiese sido prácticamente lamisma. Es más, tan solo se hubiera poster-gado la muerte del enfermo, sin existir posi-bilidad de evitarla. Tomar la decisión de limi-tar los esfuerzos terapéuticos permitió queel niño permaneciese en la sala de interna-ción general, dándole la posibilidad de estaracompañado por sus padres y familiares ensus últimos momentos de vida.

Si bien las medidas extraordinariasson teóricamente lícitas, en este casoconcreto se decide no recurrir a ellas,dando lugar al tratamiento paliativo.

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Considero que los tratamientos admi-nistrados son proporcionados para lasituación clínica del paciente. No se indi-có ningún tratamiento que no fuesecapaz de soportar, y se aplicaron medidasterapéuticas ordinarias para su patologíaaguda y los cuidados paliativos necesariospara brindar la mejor calidad de vidaposible y el máximo confort en su padeci-miento. Además, estuvo siempre acompa-ñado por su familia.

En otros términos, no se utilizaronmedidas extraordinarias, respetando ladecisión de los padres, quienes las consi-deraron inadecuadas para preservar lasalud y la vida de su hijo. Esta decisiónexpresa la aceptación del hombre comoun ser limitado y mortal.

El paciente murió en forma pacífica,sin evidencias de signos de dolor y evitan-do la prolongación innecesaria de susufrimiento. No se recurrió a maniobrasde resucitación, dando lugar a la evolu-ción natural de su enfermedad.

CONCLUSION

Considero que el entendimiento de laproporcionalidad terapéutica permiterealizar un juicio cuidadoso acerca de lostratamientos. Para esto, correspondetener presente la dimensión subjetiva de

la persona para la aplicación de losmedios terapéuticos. De este modo, apo-yando las decisiones sobre la limitaciónde esfuerzos terapéuticos en dicho con-cepto, podremos evitar prolongar el sufri-miento innecesario de nuestros pacientespor temor a cometer errores éticos.

Durante el ejercicio de nuestra profe-sión constatamos que las personas reac-cionan de diversas formas frente a unaenfermedad grave. En la actividad médi-ca, estas situaciones se presentan confrecuencia y no deberíamos evadirlas porsuponer difícil su manejo. Creo que esnuestra tarea, como cuidadores de lasalud, acompañar a nuestros pacientesdurante las situaciones límite de la vida;no solo con los conocimientos médicosadquiridos sino también a través de lacaridad y la solidaridad. Nos correspondeaprender de ellas y buscar el conocimien-to que nos sea necesario para poder guiara nuestros pacientes frente al sufrimientoy al proceso del buen morir.

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El dilema de la proporcionalidad terapéutica en un paciente adolescente con enfermedad terminal / ARTÍCULOS

97Instituto de Bioética / UCA

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ARTÍCULOS

Dra. Delia Outomuro

. Médica. Licenciada en Filosofía. Doctora enMedicina

. Profesora Regular Adjunta. Facultad deMedicina (Universidad de Buenos Aires -UBA-)

Lic. Lorena Mariel Mirabile

. Licenciada en Ciencias de la ComunicaciónSocial. Doctora en Salud Pública (UBA)

. Docente Autorizada de Bioética. Facultad deMedicina (UBA)

99INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

Pa la bras cla ve· Derechos Humanos· Concepto· Historia· Derecho a la Salud· Bioética

Key words· Human Rights· Concept· History· Right to Health· Bioethics

DERECHOSHUMANOS: UNAAPROXIMACIÓNCONCEPTUAL Y SU RELACIÓNCON LA SALUD

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RESUMEN

Este trabajo tiene como objetivoprincipal desarrollar un análisis con-ceptual de “Derechos Humanos”.Primeramente se dará cuenta de lasdefiniciones habituales, entre ellas,aquellas facultades e institutos que,en cada momento histórico, concre-tan las exigencias de libertad, igual-dad y dignidad humana, y que debenser reconocidos por los ordenamien-tos normativos interno e internacio-nal. A su vez, se pasará revista a suscaracterísticas (innatos, necesarios,inalienables, imprescriptibles, oponi-bles erga omnes, universales, laicos,carentes de connotación ideológica,ya sea religiosa o política, fundadosen una filosofía humanista e indivi-sibles.Luego, se enunciarán y analizaránsus fuentes y antecedentes históri-cos: desde 1945 con la Carta de laONU, hasta 1993 en la Conferenciade Viena. Además, se estudiarán losprincipales sistemas de proteccióntanto a nivel nacional como interna-cional. Finalmente -y como ejemploilustrativo de uno de los DerechosHumanos-, se explicitará a laBioética, puntualizando el análisisen el derecho a la salud.

ABSTRACT

The main purpose of this work is tomake a conceptual analysis of“Human Rights”. Firstly, it willprovide the customary definitions,including, inter alia, those powersand rules which have, on eachperiod of history, set forth thedemands for freedom, equality andhuman dignity which ought to berecognized by the domestic andinternational legal systems. Inaddition, it shall review the featuresthereof (i.e., innate, necessary,inalienable, imprescribable,enforceable erga omnes, universal,lay, lacking any ideologicalconnotation, be it religious orpolitical, based on a humanisticphilosophy and indivisible).Then it shall enumerate and analyzethe sources and historicalbackgrounds thereof: from 1945,with the issuance of the UN Charter,to 1993 at the Vienna Conference.In addition, the main protectionsystems, both at a domestic andinternational level, shall be studied.Finally -and by way of example ofone of the Human Rights- Bioethicsshall be explained with a specialemphasis on the analysis of the rightto health.

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Derechos Humanos: una aproximación conceptual y su relación con la salud / ARTÍCULOS

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INTRODUCCIÓN

Desde hace algunos años se advierteuna creciente vinculación entre laBioética y los derechos humanos (DH).Sin embargo, poco se dice acerca de quéson esos DH, de su historia o de susfuentes. Se da por sentado que el inter-locutor sabe a qué nos referimos cuandolos mentamos. Tampoco se analizanotras cuestiones esenciales para eldebate bioético: ¿son los DH verdadera-mente objetivos o requerimientos esti-mativos? ¿Son una verdad absoluta yeterna o una proyección histórica propiay adecuada a un tiempo y lugar deter-minado? ¿Los DH tienen límites? En casoafirmativo: ¿cuáles? ¿cómo? ¿cuándo?Estos presupuestos pueden ser motivode grandes confusiones pues es posibleque los interlocutores estén hablando decosas muy distintas aplicando la mismaterminología.

En este trabajo nos proponemos elu-cidar el concepto de DH. Se comenzaráhaciendo referencia a las definicioneshabituales y se pasará revista a suscaracterísticas. Se describirán sus fuen-tes y antecedentes históricos así comolos principales sistemas de protección.Finalmente, y como ejemplo de uno delos DH vinculados a la Bioética, centra-remos el análisis en el derecho a la salud.

¿QUÉ SON LOS DERECHOS HUMANOS?

Una definición clásica de derechoshumanos (DH) nos dice que son aquellasfacultades e institutos que, en cadamomento histórico, concretan las exigen-cias de libertad, igualdad y dignidadhumana, y que deben ser reconocidos porlos ordenamientos normativos interno einternacional.

Otra definición, más abstracta, esta-blece que los DH son “la proyección jurí-dica de la naturaleza humana” con lassiguientes características: inherencia,necesidad, inalienabilidad, imprescriptibi-lidad, oponibilidad erga omnes, universa-lidad, indivisibilidad e interrelación.

En ambas definiciones se vislumbra larelación, no exenta de crítica, entre eliusnaturalismo y el iuspositivismo comocausa origen de los DH.

De las características de los DH mereceespecial mención la universalidad, concep-to entrelazado con el de internacionaliza-ción de los DH y el de subjetividad interna-cional. Describiremos brevemente qué sonesas cualidades. Los DH son:

• Innatos, inherentes al hombre: es decir,son propios de la naturaleza humana.

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[1] BIDART CAMPOS, Germán, Teoría General de los derechos humanos, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Universidad Nacional Autónoma de México, 1989.[2] MANILI, Pablo, El bloque de constitucionalidad, Buenos Aires, La Ley, 2003.

VIDA Y ÉTICA

• Necesarios: precisamente porque soninnatos, no son contingentes, no sonotorgados por un gobierno o estadoparticular.

• Inalienables: no puede renunciarse aellos ni pueden transferirse.

• Imprescriptibles: no caducan con eltranscurso del tiempo.

• Oponibles erga omnes: pueden ser re-clamados frente a cualquier hombre oestado.

• Universales: por ser innatos e inheren-tes a la naturaleza humana, están pre-sentes en todos los hombres, en todotiempo y lugar. Son, por lo tanto, lai-cos, carentes de connotación ideoló-gica, ya sea religiosa o política,fundados en una filosofía humanista.

• Indivisibles: la conocida clasificaciónen derechos de primera, segunda y ter-cera generación atenta contra esta ca-racterística, pero ella debe entendersesolo con fines didácticos o como des-cripción histórica del surgimiento delos DH. No ha de interpretarse que al-gunos tienen prioridad sobre otros o

que unos son directamente ejecutablesmientras que otros son programáticos.

• Interdependencia: en relación con elpunto anterior, se acepta que no puedengarantizarse unos derechos en ausenciade otros pues todos se precisan mutua-mente para su realización. En este sen-tido, no podría sostenerse, por ejemplo,un derecho de primera generación comoes el derecho a la vida o a la salud sin, almismo tiempo, promover derechos detercera generación como la proteccióndel medio ambiente. [1] [2]

LA UNIVERSALIDAD Y LA SUBJETIVIDAD INTERNACIONAL

Si bien podemos hablar de universali-dad de los DH a partir de 1945 con laCarta de la ONU, cabe señalar que las tresúltimas características fueron explícita-mente reconocidas en 1993 en laConferencia de Viena. No están exentasde polémica, en especial la universalidad,que debe conjugarse con la diversidadcultural. Asimismo, la internacionaliza-ción -esto es el proceso por el cual sereconocen los DH fuera del propio esta-do- es un fenómeno en el que, si bien seha avanzado mucho, está aún en pleno

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[3] Ídem.

desarrollo. Enlazado con ello, el impor-tante concepto de subjetividad interna-cional implica la posibilidad de toda per-sona de ser sujeto de derecho frente aorganismos judiciales fuera del propioestado de pertenencia. El sujeto devieneasí ciudadano del mundo, pudiendo recla-mar por sus derechos vulnerados ante tri-bunales internacionales.

El derecho internacional de los DH serige por los siguientes principios:

1) Autoejecutividad: puede ser aplica-do directamente, sin la necesidad de unanorma que reglamente su aplicación en elpaís en cuestión.

2) Subsidariedad: la autoejecutividadcolisiona con otro principio del derechointernacional que es la soberanía de losestados; para paliar este enfrentamientode principio surge el de la subsidariedad,por el cual el sujeto debe agotar primerotodos los recursos internos. La subsidarie-dad encuentra excepciones ante: denega-ción o retardo injustificado de justicia,ausencia o ineficiencia de los recursosinternos, inaccesibilidad a los mismos.

3) Irreversibilidad: una vez que unestado ha reconocido un DH no puedevolver a desconocerlo.

4) Progresividad: la positivización delos DH se va haciendo cada vez másextensa y amplia.

5) Provisión de un estándar mínimo deDH: los estados se comprometen a garan-tizar un piso mínimo de derechos sin per-juicio de que su legislación interna reco-nozca un número mayor.

6) Coincidencia con el derecho inter-no: no puede haber contradicciones entreel derecho internacional de los DH y lasnormas propias del estado que ha firma-do el tratado, quedando obligado a hacerlas reformas pertinentes. [3]

ANTECEDENTES DE LOS DH

Desde que el hombre es hombre, haluchado por obtener cada vez más dere-chos. A lo largo de la historia, esos dere-chos han sido arrancados al poder, ya seade manera pacífica o, más frecuentemen-te, por medio de violentos enfrentamien-tos. Sin embargo, no se trataba de dere-chos en el sentido que hoy damos a losderechos humanos pues carecían de lapropiedad de universalidad. Se teníanderechos solo si se pertenecía a un gruposocial, a la polis o al Estado; por ejemploen Roma, si se era ciudadano romano.

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Otros antecedentes que van marcando laevolución histórica hacia esta categoríaconceptual instaurada en la posguerra, amediados del siglo XX, son:

• 1215 - Carta Magna de Juan sin Tierra:el rey de Inglaterra reconoce ciertos de-rechos como el derecho a la propiedad,pero son derechos solo de los nobles.

• 1776 - Declaración de Virginia: se re-conoce que los hombres son por natu-raleza libres e independientes y quetienen derecho a la vida, a la libertad ya la felicidad. Pero “los hombres” sonlos blancos; los indios y los negros que-dan al margen.

• 1789 - Revolución Francesa, Declara-ción de los Derechos del Hombre y delCiudadano: he aquí el germen de launiversalidad de los DH. Por primeravez se reconoce que todos los hombrestienen derechos por el solo hecho deser hombres y que el Estado debe reco-nocerlos.

• 1917 - Revolución Rusa: se reconocenpara el proletariado algunos derechoslaborales y sociales.

• 1930 - Estado Benefactor y constitu-cionalismo social: los derechos socia-les y económicos son positivizados envarias constituciones.

• 1945 - ONU: ese año se reúnen en laciudad de San Francisco cincuenta paí-ses y firman la Carta de las NacionesUnidas que tiene entre sus propósitosasegurar la paz mundial, fomentar laamistad entre las naciones colabo-rando mutuamente en la solución delos problemas sociales y económicos,promover el desarrollo y respeto por losDH. Si bien se hace una mención gene-ral, no se especifica cuáles son esos de-rechos.

• 1948 - Declaración Universal de Dere-chos Humanos: queda establecida launiversalidad como característica pri-mordial de los DH y se mencionan vein-tiocho de ellos.

A partir de entonces se van sucedien-do una serie de pactos internacionalesque contribuyen a la internacionalizacióny progresión de los DH, reconociéndoselos derechos de primera generación (civi-les y políticos) y luego los de segundageneración (sociales, económicos y cultu-rales). En las décadas de los ‘70 y ‘80 sur-gen los derechos de tercera generaciónllamados derechos de los pueblos, dere-chos colectivos o derechos de incidenciacolectiva, como son los relacionados conla protección del medio ambiente, con lapaz o la autodeterminación de los pue-blos; algunos autores incluyen en estacategoría a los derechos de los usuarios yconsumidores. A diferencia de los ante-

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[4] Ídem.[5] TRAVIESO, Juan Antonio, Historia de los derechos humanos y garantías, Buenos Aires, Heliasta, 1993.[6] MANILI, Pablo, El bloque…, op. cit.

riores, son derechos que afectan no solo aun individuo aislado sino al grupo, yrequieren también del compromiso detodos para su defensa. [4] [5]

FUENTES DE LOS DERECHOS HUMANOS

Se reconocen fuentes internacionalesy nacionales, a saber:

Fuentes internacionales:

1) Costumbre: la forma reiterada, per-manente y prolongada en que se tratanlos estados.

2) Tratados: si bien son firmados porpersonas individuales, ellas no actúan porsí mismas sino en representación de losestados; son entonces los estados los quese comprometen a cumplir lo pactado yson sus ciudadanos los beneficiarios. Nose trata de tratados-contrato como entreparticulares porque no hay una presta-ción y una contraprestación. Son másbien tratados-ley, donde todas las partesse obligan a cumplir las mismas cosas.Otra característica es que pueden reali-zarse reservas. Sin embargo, éstas no

pueden ser amplias ni oponerse al espíri-tu del tratado.

3) Jurisprudencia: los fallos de las cor-tes internacionales constituyen una fuen-te considerable.

4) Principios generales del derecho:por ejemplo, pacta sunt servanda, sinelege nulla poena, nemo auditur quem pro-priam turpitúdinem allegans, etc.

5) Resoluciones de las AsambleasGenerales de la ONU y de la OEA.

Fuentes nacionales:

1) Constitución Nacional

2) Leyes Nacionales

3) Constituciones Provinciales

4) Leyes Provinciales

5) Ordenanzas [6]

SISTEMAS DE PROTECCIÓN DE LOSDERECHOS HUMANOS

En nuestro país contamos con lossiguientes sistemas de protección:

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1) Sistema nacional: fundamental-mente por la Constitución Nacional.

2) Sistema internacional: a través dela ONU.

3) Sistema interamericano: por mediode la OEA.

Sistema nacional

Nuestra Constitución Nacional, a par-tir de la reforma de 1994, contempla laprotección de los DH en el artículo 43 yen el artículo 75, incisos 22 y 24. El pri-mero se refiere al recurso de amparo, alhabeas corpus y al habeas data.

El inciso 22 del artículo 75 consta detres párrafos: el primero señala que lospactos internacionales tienen jerarquíasupralegal. El segundo, luego de mencio-nar una serie de tratados, entre ellos laDeclaración Universal de DerechosHumanos y el Pacto de San José de CostaRica, establece que tales pactos “en lascondiciones de su vigencia, tienen jerar-quía constitucional, no derogan artículoalguno de la primera parte de estaConstitución y deben entenderse comple-mentarios de los derechos y garantías porella reconocidos”. Las tres alocucionescontenidas en el entrecomillado han sidoobjeto de debate. La primera de ellas (“enlas condiciones de su vigencia”) es enten-dida por parte de la doctrina comohaciendo referencia a las reservas u otras

observaciones con las cuales se firmó elpacto; otros interpretan la expresión en elsentido de respetar el pacto de la formaen que el mismo es respetado y aplicadoen la jurisprudencia de los órganos inter-nacionales de justicia. La segunda alocu-ción deja en claro que no hay contradic-ciones entre el contenido de los pactos ynuestra Constitución; y la tercera com-pleta la idea expresando que los derechosdefendidos en los pactos son un plus aña-dido a los de nuestra Carta Magna y, encaso de existir redundancia, se aplicará lanorma que otorgue mayor protección.Termina este párrafo señalando que ladenuncia de intratado por el PoderEjecutivo requiere la aprobación de lasdos terceras partes de cada cámara delLegislativo. Finalmente, el tercer párrafodeja abierta la puerta para que nuevostratados se incorporen con rango consti-tucional si es que cuentan con la aproba-ción de las dos terceras partes de cadacámara.

El inciso 24 del artículo 75 describe laforma en que se aprueban los pactos conjerarquía superior a las leyes, dependien-do de si se realizan con estados america-nos o de otros continentes. En el primercaso se precisa mayoría absoluta de losmiembros de ambas cámaras. En elsegundo, luego de la aprobación pormayoría absoluta de los presentes deambas cámaras, debe esperarse un lapsode 120 días y luego, si corresponde, se

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aprueba por mayoría absoluta de losmiembros de cada cámara.

También los Códigos y las leyes nacio-nales, así como las constituciones y leyesprovinciales, contemplan la protección delos DH. Incluso, antes de la reforma cons-titucional de 1994, eran las leyes las quehacían referencia al amparo y al habeascorpus.

Sistema internacional. ONU

En la Carta de la ONU de 1945 secrean los siguientes órganos encargadosde llevar a cabo los propósitos del pacto:

• Asamblea General

• Consejo de Seguridad (integrado porUSA, URSS, Gran Bretaña, Francia yChina; con poder de veto sobre las re-soluciones de la Asamblea)

• Consejo de Administración Fiduciaria

• Consejo Económico y Social

• Corte Internacional de Justicia

• Secretaría

A partir de entonces y luego de laDeclaración Universal de DH de 1948, se

fueron firmando unos siete tratados (con-tra la discriminación racial, contra la dis-criminación de la mujer, contra la tortura,sobre los derechos del niño, etc.) y cadauno acompañado por un órgano o comi-sión homónima encargada de supervisarel cumplimiento del pacto por los paísesfirmantes. Para ello, las comisiones sevalen de:

• Informes periódicos: los estados fir-mantes deben enviar un primer informeal año o dos de la firma y después uninforme periódico, en general cadacuatro años. Estos informes son eva-luados por la comisión pertinente enpresencia de un representante del Es-tado, luego se emite un informe final,eventualmente con recomendaciones.

• Recepción de peticiones: ya sea indivi-duales o de los estados parte; no todaslas comisiones están habilitadas paraesto y, de estarlo, deben contar con elreconocimiento de su competencia porparte del estado firmante.

• Investigaciones: de oficio o a pedido departe; tampoco todas las comisionespueden llevarlas a cabo y ha de con-tarse con la aceptación del estado investigado.

Las comisiones solo pueden elevarinformes con recomendaciones ya que noestán constituidas por jueces sino por

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[7] TRAVIESO, Juan Antonio, Los derechos humanos en la Constitución Argentina, Buenos Aires, Eudeba, 2000.

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expertos. Asimismo, pueden aplicarsesanciones de tipo económico a los esta-dos que incumplen un tratado. [7]

Sistema interamericano. OEA

En 1948 se firma la DeclaraciónInteramericana de Deberes y Derechos delHombre. Con el propósito de que no seauna mera expresión de deseos sino unpacto de cumplimiento efectivo es que en1959 se crea un organismo encargado deello, la Comisión Interamericana deDerechos Humanos o simplementeComisión, que entra en vigencia en 1960.

En 1969 se firma la ConvenciónInteramericana de Derechos Humanosconocida como Pacto de San José deCosta Rica, que entra en vigencia en1978. Este pacto consta de: preámbulo,primera y segunda parte y consideracio-nes transitorias. En la primera parte seproclaman los derechos civiles y políticosy se hace mención a los sociales, econó-micos y culturales. En la segunda parte sedescriben los organismos encargados degarantizar su respeto, es decir, laComisión antes citada, y se agrega laCorte Interamericana de DerechosHumanos o simplemente Corte.

La Comisión está conformada por sietemiembros, expertos en el tema y de reco-nocida autoridad moral. Duran cuatroaños en su función pudiendo ser reelec-tos; no debe haber más de un miembro dela misma nacionalidad. La Comisión operade la siguiente forma:

1) Recibe denuncias individuales, degrupos de personas o de ONGs con perso-nería jurídica en alguno de los estadosparte.

2) Analiza la admisibilidad de las mis-mas; para ello tiene en cuenta que secumplan estos requisitos:

• Identificación del denunciante (nombrey apellido, nacionalidad, profesión, do-micilio, etc.).

• Descripción de los hechos y debida fun-damentación.

• Agotamiento de los recursos internos(condición vinculada al principio desubsidariedad antes mencionado y conlas excepciones también antedichas).

• Lapso no mayor a 6 meses de habersido notificado el denunciante, por

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[8] MANILI, Pablo, El bloque…, op. cit.

parte del Estado, de la sentencia defi-nitiva (la Comisión puede aceptar otroplazo razonable).

• Ausencia de litis internacional pendiente.

• Ausencia de cosa juzgada internacional.

3) Una vez admitido el caso, laComisión comienza las investigaciones,cita testigos, analiza las pruebas presen-tadas, etc. y remite al Estado que presun-tamente incumplió con sus obligacionesun informe confidencial, otorgándole unplazo de tres meses para revertir la situa-ción. En todo momento se trata de llegara una solución amistosa entre las partes.Si esto no ocurre, o si el caso no es lleva-do a la Corte por la Comisión o por elEstado, se emite otro informe ya no con-fidencial sino público. Si bien no se tratade una sentencia no debe menospreciarseel efecto que la publicación de estosinformes tiene en la opinión pública y lapresión política que pueden ejercer.

La Corte está compuesta también porsiete miembros pero en este caso se tratade jueces, también con solvencia moral yacadémica. Duran seis años en su cargo ypueden ser reelectos. Tampoco puedehaber más de un juez de la misma nacio-

nalidad y, de acuerdo al caso, pueden serdesignados algunos ad hoc. La Corte fun-ciona con un quórum de cinco. Tienecompetencia consultiva y contenciosa.Sus fallos son definitivos e inapelables ysus sentencias vinculantes, de cumpli-miento obligatorio. Tienen acceso a laCorte solo los estados y la Comisión, nolas personas, de modo que la subjetividadinternacional es indirecta, a través de laComisión. [8]

LÍMITES DE LOS DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE SITIO

Ríos de tinta se escriben acerca de silos DH son o no absolutos. Desde el libe-ralismo más extremo, con una posiciónatomista del individuo y una concepcióndel mismo como anterior a la sociedad,los DH son absolutos. Ideologías filosófi-cas y antropológicas de corte comunita-rista advierten lo contrario pues concibena la sociedad como anterior al sujeto y, enconsecuencia, al bien común por sobre losderechos individuales.

Sin entrar en esta polémica cabe decirque, aun en el marco de un pensamientoliberal, los DH tienen límites y ellos estánplasmados en los mismos instrumentosque los promueven. Así, es ampliamente

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aceptado que el primer límite del derechode una persona es el derecho de otra. Lasobrevida del propio estado de derecho quees el que garantiza la vigencia de los DH estambién otro límite no discutido. Esto sevincula con el instituto de estado de sitioal que nos referimos a continuación.

Definimos al estado de sitio (ES) comoun instituto de emergencia que tienecomo propósito defender el orden consti-tucional y las autoridades establecidaspor dicho orden ante dos situaciones quelo ponen en peligro: la conmoción internay el ataque exterior. Se entiende por con-moción interna cualquier circunstanciaque altere el orden público y por ataqueexterior la invasión del territorio nacionalpor una potencia extranjera, la declara-ción de guerra o la amenaza o riesgo deque ello ocurra.

En caso de conmoción interna, el ES esdeclarado por el Congreso Nacional y, siéste estuviera en receso, por el presidente;al entrar en sesión, el Congreso deberáratificarlo o suspenderlo. Si se trata de unataque exterior, corresponde al presidentejunto con el Senado declararlo y, si elSenado estuviera en receso, el presidentedeberá convocarlo a sesión extraordinaria.

El ES puede aplicarse en todo el terri-torio nacional o en parte de él y debe ser

por tiempo limitado. Sus efectos son lasuspensión de los derechos y garantíasconstitucionales. Existe diversidad de opi-nión en la doctrina en cuanto al alcancede esta suspensión, desde posicionesamplias, amplia con control judicial deracionalidad, hasta interpretaciones limi-tadas y restringidas de la libertad perso-nal. Es de hacer notar que la personaafectada puede solicitar revisión de lamedida mediante la presentación de unhabeas corpus.

El ES está contemplado en el artículo23 de la Constitución Nacional y en elartículo 27, capítulo IV, del Pacto de SanJosé de Costa Rica. El primero otorga alPresidente la facultad de arrestar a laspersonas y de trasladarlas de un punto aotro de la nación si no prefirieran salir delterritorio argentino, pero le impide con-denar o aplicar penas por sí mismo. Elsegundo deja en claro que la medida debeestar absolutamente fundamentada, portiempo limitado, y que el estado que loimplemente debe comunicarlo de inme-diato a los estados parte del tratado.Asimismo señala que no todos los dere-chos pueden ser suspendidos y que, porejemplo, el derecho a la vida, a la integri-dad física, al nombre, a la nacionalidad, ala protección de la familia, a la libertadreligiosa y de conciencia, a la no esclavi-tud y servidumbre, al debido proceso,entre otros, no pueden suspenderse.

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Derechos Humanos: una aproximación conceptual y su relación con la salud / ARTÍCULOS

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[9] ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD, El derecho a la salud, nota descriptiva nº 323, agosto 2007 [en línea], dispo-nible en: <http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs323/es/index.html> [consulta: 30/10/11].

El derecho a la salud

En una primera aproximación a estetema, quizás resulta aclaratorio distinguirentre dos derechos: derecho a la salud yderecho a la asistencia sanitaria. Sueledecirse que no hay un derecho a la saludporque ello implicaría el deber de garan-tizar el estado de salud de las personas, locual es imposible. En realidad, lo que sepuede garantizar es solo el acceso a laasistencia sanitaria por lo que, en rigor deverdad, habría que hablar más apropiada-mente de un derecho a dicha asistencia.

Algunos distinguen entre derechosnegativos y positivos. La salud no pareceser un derecho positivo precisamente por-que no se la puede garantizar, pero sísería un derecho negativo. Ello significaque podemos exigir a nivel de justicia queno se nos dañe, que se proteja nuestraintegridad física y nuestro derecho a lavida. Esta es, precisamente, la idea quesobre el derecho a la salud tienen los libe-rales; en su defensa de otro derechohumano, el derecho a la propiedad, sugie-ren evitar cualquier distribución coerciti-va de bienes, incluso a través de impues-tos. La atención sanitaria, a diferencia delderecho a la salud, no podría entonces serexigida a nivel de justicia, aunque sí brin-

darse por beneficencia y benevolencia,incluso como un ideal moral.

Desde una perspectiva no liberal y decorte más socialista, el derecho a la asis-tencia sanitaria es exigible a nivel de jus-ticia igual que el derecho a la salud.

En esta última línea de pensamientose ubica la OMS:

“El goce del grado máximo de saludque se pueda lograr es uno de los dere-chos fundamentales de todo ser humanosin distinción de raza, religión, ideologíapolítica o condición económica o social.

El derecho a la salud obliga a losEstados a generar condiciones en las cua-les todos puedan vivir lo más saludable-mente posible. Esas condiciones com-prenden la disponibilidad garantizada deservicios de salud, condiciones de trabajosaludables y seguras, vivienda adecuada yalimentos nutritivos. El derecho a la saludno se limita al derecho a estar sano”. [9]

Queda claro que el concepto de saludque aquí se está manejando es un con-cepto amplio; junto con la atenciónmédica, es decir, con el acceso a los ser-

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[10] DEVERS, G. E. Alan, “An Epidemiological Model for Health Policy Analysis”, Soc Ind Res, v. 2, (1976), pp. 453-466.

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vicios de salud, el Estado debe garantizarla satisfacción de las necesidades básicas(alimento, vivienda, vestido).

La atención de la salud (AS) involucrala atención médica (AM) pero es muchomás amplia que ella. Desde un modeloholístico que abarque de modo integral elproceso salud-enfermedad, no puedenexcluirse las miradas de otras disciplinasmás allá de la medicina, ni tampoco lasacciones sobre otros aspectos de la realidadmás allá del cuerpo. Así, la AS reclama eltrabajo de antropólogos, sociólogos, asis-tentes sociales, psicólogos, etc. y accionessobre el medio ambiente, la economía, eltrabajo, la vivienda, la educación, etc.

La AM consiste en la totalidad de losservicios médico-sanitarios que se pres-tan directamente a las personas para laatención de su salud y que, por tanto,incluyen las medidas que se toman tantopara la promoción de la salud como parala prevención, la recuperación y rehabili-tación de las enfermedades. Es decir que:promoción, protección o prevención,recuperación y rehabilitación son las fun-ciones de la AM.

Es sabido que los determinantes de lasalud guardan una relación inversamenteproporcional con el gasto en salud. [10]

En lo que hace a la influencia de los dis-tintos determinantes de la salud en la dis-minución de la mortalidad, se aceptan lassiguientes proporciones:

• Herencia (biología humana) (27%)

• Entorno (19%)

• Estilo de vida (43%)

• Sistema sanitario (11%)

Por su parte, el gasto respectivo sesitúa en los siguientes niveles:

• Herencia (6,9%)

• Entorno (1,6%)

• Estilo de vida (1,5%)

• Sistema sanitario (90%)

Resulta fácil advertir que la mayorinversión debería estar en modificar elentorno y el estilo de vida. En este últimopunto es importante aclarar que no setrata de culpabilizar a la víctima. Nopuede responsabilizarse íntegramente alsujeto de sus “malos hábitos y costum-bres”. Tanto el Estado como la sociedaddeben hacerse cargo de la parte de res-ponsabilidad que les compete. Pensemos,por ejemplo, en la publicidad que pro-mueve el tabaquismo o en los ideales de

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Derechos Humanos: una aproximación conceptual y su relación con la salud / ARTÍCULOS

113Instituto de Bioética / UCA

[11] OFICINA DEL ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS DERECHOS HUMANOS, Pacto Internacionalde Derechos Económicos, Sociales y Culturales [en línea], disponible en: <http://www2.ohchr.org/spanish/law/cescr.htm>[consulta: 30/10/11].

belleza postulados actualmente en losmedios de comunicación.

El derecho a la salud así concebidaestá consagrado en tratados internacio-nales como también en las constitucionesde países de todo el mundo. A modo deejemplo, la OMS cita: Pacto Internacionalde Derechos Económicos, Sociales yCulturales (1966), Convención sobre laeliminación de todas las formas de discri-minación contra la mujer (1979),Convención sobre los Derechos del Niño(1989), Carta Social Europea (1961),Carta Africana de Derechos Humanos y delos Pueblos (1981), Protocolo Adicional ala Convención Americana sobre DerechosHumanos en materia de DerechosEconómicos, Sociales y Culturales(Protocolo de San Salvador, 1988).

En especial, el artículo 12 del PactoInternacional de Derechos Económicos,Sociales y Culturales establece que:

“1. Los Estados Partes en el presentePacto reconocen el derecho de toda per-sona al disfrute del más alto nivel posiblede salud física y mental.

2. Entre las medidas que deberánadoptar los Estados Partes en el Pacto afin de asegurar la plena efectividad deeste derecho, figurarán las necesariaspara:

a) La reducción de la mortinatalidad yde la mortalidad infantil, y el sano desarrollo de los niños;

b) El mejoramiento en todos susaspectos de la higiene del trabajo y delmedio ambiente;

c) La prevención y el tratamiento delas enfermedades epidémicas, endémicas,profesionales y de otra índole, y la luchacontra ellas;

d) La creación de condiciones que ase-guren a todos asistencia médica y servi-cios médicos en caso de enfermedad”. [11]

El Comité de Derechos Económicos,Sociales y Culturales de las NacionesUnidas -que supervisa la aplicación deltratado respectivo- en 2000 realizó uninforme con una observación generalsobre el derecho a la salud. La misma deja

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114 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

[12] COMITÉ DESC, Observación General n. 14 [en línea], disponible en <http://observatoriopoliticasocial.org/index.php?option=com_content&view=article&id=39&Itemid=308> [consulta: 02/05/12].[13] OUTOMURO, Delia, Manual de Fundamentos de Bioética, Buenos Aires, Editorial Magister, 2004.

VIDA Y ÉTICA

en claro que la salud debe entenderse delmodo que hemos señalado:

“El Comité interpreta el derecho a lasalud… como un derecho inclusivo que nosolo abarca la atención de salud oportunay apropiada sino también los principalesfactores determinantes de la salud, comoel acceso al agua limpia potable y a con-diciones sanitarias adecuadas, el suminis-tro adecuado de alimentos sanos, unanutrición adecuada, una vivienda adecua-da, condiciones sanas en el trabajo y elmedio ambiente, y acceso a la educacióne información sobre cuestiones relaciona-das con la salud, incluida la salud sexualy reproductiva. Otro aspecto importantees la participación de la población entodo el proceso de adopción de decisionessobre las cuestiones relacionadas con lasalud en los planos comunitario, nacionale internacional”. [12]

El último enunciado de la observaciónque transcribimos nos introduce en eldelicado tema de distinguir entre necesi-dades y meros deseos. Innumerablesdebates han existido en torno a qué debeentenderse por “necesidad” y qué criterioutilizar para dirimir entre necesidadesobjetivas y deseos subjetivos. Algunoshablan de necesidades “verdaderas” y de

necesidades “falsas”. Sin embargo, parecemás adecuado distinguir entre necesida-des y deseos. Las primeras están más liga-das a lo biológico (alimentación, ropa,vivienda, etc.) y, por ende, tienen límite.De todos modos, no siempre es fácil ponerun tope o límite ya que nada es exclusi-vamente biológico sino que es entrelazacon lo cultural y es en este punto dondelas necesidades pueden tornarse difusas(la alimentación es una necesidad peroqué, cómo, cuándo y dónde comer corres-ponde a la cultura). En cambio, los deseosson psicológicos, no biológicos, y son ili-mitados ya que buscan la autogratifica-ción, que nunca es total pues una vezalcanzado el objeto de deseo se buscaotro y así continuamente. Pero el tema noestá aún zanjado. [13]

Cada comunidad, incluso cada indivi-duo, puede entender como necesidad deAM cosas muy distintas. Desde la ópticade la medicina también la caracterizaciónde las necesidades de AM puede diferirrespecto de lo que la comunidad o el indi-viduo consideran. La medicina puedeentonces incurrir en medicalización ygenerar una demanda inducida. Dicho deotro modo: existen situaciones individua-les o grupales que requieren AM pero queno responden a una entidad gnoseológica

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descripta; viceversa, existen entidadespatológicas claramente descriptas que norequieren AM porque quienes las padecenno se beneficiarían con ella.

Además, no siempre la necesidad setransforma en demanda. Si la poblaciónno percibe algo como necesidad difícil-mente lo reclame y se convierta endemanda manifiesta, quedando así en elplano de la demanda no manifiesta. Si nohay demanda manifiesta, no se percibe elvalor de uso de los recursos sanitarios y,por ende, no se los utiliza. Es decir, la uti-lización de los recursos depende de lapercepción de su valor de uso, percepciónque se hace posible a partir de la deman-da manifiesta.

En otras palabras: en la poblaciónpuede haber necesidades no percibidas y,por tanto, no demandadas. A su vez, lapoblación puede tener necesidades queincluyen tanto necesidades reales comodeseos. Finalmente, los profesionales dela salud plantean necesidades que suelenexceder las necesidades reales, medicali-zando situaciones que no significan unverdadero problema sanitario ni indivi-dual ni grupal. Por lo expuesto, la defini-ción de “necesidad” debe ser consensuadaentre la población y los profesionales dela salud; la correspondiente asignación derecursos constituye una decisión técnico-política.

La observación citada también señalaque:

“El derecho a la salud en todas sus for-mas y a todos los niveles abarca lossiguientes elementos esenciales e interre-lacionados…: a) Disponibilidad: cadaEstado Parte deberá contar con un núme-ro suficiente de establecimientos, bienes yservicios públicos de salud y centros deatención de la salud, así como de progra-mas. b) Accesibilidad: presenta cuatrodimensiones superpuestas: i) no discrimi-nación; ii) accesibilidad física; iii) accesibi-lidad económica (asequibilidad); y iv)acceso a la información. c) Aceptabilidad:todos los establecimientos, bienes y servi-cios de salud deberán ser respetuosos de laética médica y culturalmente apropiados…y deberán estar concebidos para respetarla confidencialidad y mejorar el estado desalud de las personas de que se trate. d)Calidad: los establecimientos, bienes yservicios de salud deberán ser tambiénapropiados desde el punto de vista cientí-fico y médico y ser de buena calidad”.

Con respecto a la condición de accesi-bilidad entendemos que la misma tam-bién comprende: accesibilidad geográfi-ca, económica, cultural y legal. La prime-ra se mide no solo en distancia sino tam-bién -y especialmente- en tiempo. Unconsultorio puede estar cerca del usuariopero los medios de transporte ser inade-

Derechos Humanos: una aproximación conceptual y su relación con la salud / ARTÍCULOS

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[14] OUTKA, G., “Social Justice and Equal Access to Health Care”, Journal of Religious Ethics, (1974), pp. 21-23.[15] CORTINA, A., Por una ética del consumo, Madrid, Taurus, 2002.

VIDA Y ÉTICA

cuados. La segunda forma tiene que vercon el arancelamiento de los servicios, elcosto de los medicamentos, de las próte-sis requeridas, etc. y está íntimamenteligada al poder adquisitivo de la pobla-ción y de la política sanitaria implemen-tada en relación a quién costea el gastoen salud. La gratuidad de los serviciosfacilita la accesibilidad pero no la garan-tiza pues pueden existir barreras cultura-les que la impidan. Abundan las experien-cias de campo en este sentido, especial-mente en el área de obstetricia. La posiblepertenencia a distintos estratos sociocul-turales del médico y del usuario tambiénpuede obstaculizar el uso de los serviciosya que toda relación médico-pacienteinvolucra valores y creencias no siemprecompartidas. La formación humanísticadel médico y el trabajo en un equipointerdisciplinario son esenciales parafranquear estas barreras. Finalmente, losobstáculos legales se vinculan con la co-existencia de distintas formas de AM: pri-vada, por obra social o prepagas, estatal,etc. A veces, el usuario se encuentra cercade un centro de salud pero le está vedado

acceder a él por no poseer cobertura paraello. El establecimiento de convenios esuna manera de paliar este tipo de dificul-tades. [14] [15]

A MODO DE CIERRE

Sin duda, no hemos agotado el temade los derechos humanos ni muchomenos el del derecho a la salud. Tampocofue esta nuestra intención. Como señala-mos en la introducción, consideramosoportuno dejar en claro de qué hablamoscuando hablamos de derechos humanos yqué se entiende por derecho a la salud.Quisimos también mostrar que al hablarde estos derechos, si bien nos movemosen el marco de un discurso filosófico eideológico, estamos fundamentalmenteen el ámbito del derecho positivo. Estotiene vital importancia pues permitepasar del debate teórico a la aplicaciónpráctica y concreta de normas nacionalese internacionales en materia de derechos,entre ellos del derecho a la salud.

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OPINIÓN Y COMENTARIOS

117INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

Prof. Pau Agulles Simó

. Farmacéutico por la Universidad de Barcelona-España (2000)

. Doctor en Teología Moral

. Profesor Titular de Bioética en la UniversidadPontificia de la Santa Cruz (Roma)

. Autor de La objeción de conciencia farmacéu-tica en España (Edusc, 2006), Ética de la inves-tigación biomédica. Trasplantes, vacunas yembriones (Edicep, 2011) y varios artículos ycolaboraciones en obras colectivas

Pa la bras cla ve· Objeción de conciencia

· Resistencia a lanorma

· Derechos Fundamentales

Key words· Conscientious objection

· Resistance to law

· Fundamental Rights

¿CABE LA OBJECIÓN DECONCIENCIA ENUNA SOCIEDADMODERNA?

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INTRODUCCIÓN

Los días 10 y 11 de noviembre de 2011asistí en Sevilla (España) al III SimposioNacional de ANDOC (la AsociaciónNacional para la Defensa del Derecho ala Objeción de Conciencia), que llevabapor título “Ética Médica del Siglo XXI:Deontología Vs. Ideología”. Las conclusio-nes de esta reunión constituyen un docu-mento poco conocido, pero importantísi-mo y muy significativo, también porqueson fruto de una reflexión atenta yvaliente, pluridisciplinar y de gran caladocientífico, en un país que en los últimosaños ha visto una progresiva acentuacióndel plano inclinado hacia la deriva subje-tivista y relativista en el campo ético.

Un atento examen de estas conclusio-nes lleva al lector a entrever cuan evolu-cionada está la reflexión acerca de laobjeción de conciencia en muchos países,tanto desde el punto de vista estricta-mente legal como en los ámbitos éticogeneral o deontológico profesional. Eneste documento, por ejemplo, se expresauna neta oposición a la creación de regis-tros administrativos de los objetores, quelos relegarían a una categoría de “los queno colaboran con la ley”. Se rechaza tam-bién cualquier obligación legal de que elmédico que objeta al aborto facilite a lamujer información sobre dónde y cómopuede abortar -lo cual constituiría unacooperación indirecta, pero eficaz, al

mismo aborto-. Asimismo se arroja luzsobre las problemáticas relacionadas conla prescripción -e incluso venta sin pres-cripción- de algunos abortivos precocesque empiezan a comercializarse en todoel mundo... Uno concluye que el profesio-nal sanitario, hoy en día, encuentra grandificultad para ejercer su derecho a nocolaborar a ciertas acciones que conside-ra éticamente ilícitas.

Y es que no solo en España, sino queen muchos Estados del ámbito constitu-cional democrático, últimamente se estáponiendo en tela de juicio, sobre todo enel ámbito sanitario, el derecho a la obje-ción de conciencia. Se diría que cualquierforma de oposición al acatamiento de unanorma legal se debe percibir inmediata-mente como una intolerable resistencia ala democracia o a la misma idea deEstado, olvidando que en ocasiones, dehecho, se está poniendo en ejercicio unode los Derechos fundamentales de los ciu-dadanos, que constituyen el fundamentode tal democracia.

Con este artículo se pretende arrojarluz sobre la figura de la objeción de con-ciencia, que ha sido tradicionalmenteestudiada desde la perspectiva de distin-tas disciplinas, entre las que se destacanla jurídica, la ética filosófica y la teológi-ca. Teniendo todas ellas en cuenta, se tra-tará de exponer en qué consiste y cuálesson sus características principales.

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VIDA Y ÉTICA

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¿Cabe la objeción de conciencia en una sociedad moderna? / OPINIÓN Y COMENTARIOS

119Instituto de Bioética / UCA

[1] SÓFOCLES (s. V a.C.), “Antígona”, en Tragedias, Madrid, Gredos, 2002.[2] MIGLIETTA, G., “Evangelium vitae tra coscienza professionale e obiezione di coscienza. Il tema dell’obiezione di coscien-za nel Magistero recente”, en LÓPEZ TRUJILLO, A.; HERRANZ, J.; SGRECCIA, E. (cur.); Evangelium Vitae e Diritto (ActaSymposii Internationalis in Civitate Vaticana, 23-25.05.1996), Ciudad del Vaticano, Libreria Editrice Vaticana, 1997, p. 409.[La traducción es del autor].[3] Cfr. ibíd., p. 411.

UNA DEFINICIÓN

La problemática relacionada con laobjeción de conciencia se remonta atiempos tan remotos como cuanto hemosalcanzado a tener constancia documen-tal: no tenemos más que remitirnos a loscasos de Sócrates o Antígona, o a episo-dios veterotestamentarios como el de losMacabeos. Son ejemplos en los que quedapatente la percepción de un valor éticoque, en conflicto con otro valor obligante,el de la ley positiva, rige el actuar de laspersonas en un determinado sentido: elde la obediencia a la ley de la concienciaantes que la de los hombres. Conocido esel pasaje en el que, oponiéndose al edictodel tirano Creonte, Antígona da sepulturaa su hermano. Cuando le piden cuentasde su actuación, contesta al rey: “No pen-saba que tus proclamas tuvieran tantopoder como para que un mortal pudieratransgredir las leyes no escritas e inque-brantables de los dioses. Éstas no son dehoy ni de ayer, sino de siempre, y nadiesabe de dónde surgieron. No iba yo aobtener castigo por ellas de parte de losdioses por miedo a la intención de hom-bre alguno.” [1]

La figura jurídica y ética de la objeciónde conciencia, tal como la entendemos ennuestros días, es una cuestión surgida enel mundo contemporáneo. Hoy en día estefenómeno ha trascendido poderosamenteel nivel de la actuación personal, proyec-tándolo hacia la dimensión social ycomunitaria del hombre.

Se puede definir la objeción de con-ciencia como “el rechazo de someterse auna norma, una disposición de ley que seconsidera injusta, en cuanto que se oponea la ley natural, es decir, fundamental enla vida humana, y percibida como tal en laconciencia”. [2] La palabra objeción deri-va del latín ob-iactare y, tal como vere-mos, entra ya en el uso de los escritorescristianos del siglo IV para indicar elrechazo de los creyentes a venerar alEmperador romano como divinidad. [3]

El significado genérico de esta expre-sión puede ser entendido como “la oposi-ción y protesta de la conciencia contrauna determinada institución o ley. Taloposición puede surgir en los campos másdispares de la vida social y estatal: pién-

¿Cabe la objeción de conciencia en una sociedad moderna? / OPINIÓN Y COMENTARIOS

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[4] GÜNTHÖR, A., Chiamata e risposta, vol. 3, Milan, Edizioni Paoline, 1988, n. 508. [La traducción es del autor].[5] Cfr. MELGAR RIOL, J., “Objeción de conciencia y Farmacia”, Cuadernos de Bioética, 14, España (1993), p. 37.[6] Cfr., por ejemplo, con la Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 18), el Convenio Europeo de DerechosHumanos (art. 9), o la Constitución Española (art. 16.1).[7] Cfr. MARTÍN DE AGAR, J. T., “Problemas jurídicos de la objeción de conciencia”, Scripta Theologica, 27, Navarra (1995),p. 524.[8] Ibíd.

sese, por ejemplo, en la oposición depadres contra determinadas formas deescuela y determinados principios educa-tivos puestos en marcha en las escuelas,en la oposición de los médicos y del per-sonal sanitario contra ciertas leyes refe-rentes al aborto, etc.”. [4] De fondo, estála idea de la resistencia que la concienciapersonal opone a una ley general por con-siderar que las propias convicciones per-sonales impiden cumplirla. Cuando unamayoría propugna una ley que otros ciu-dadanos consideran injusta, surge la posi-bilidad y el derecho de la objeción de con-ciencia, como recurso legal para oponerseal cumplimiento de esa ley. Y este recursolegal tiene sentido solo cuando se admiteque una ley puede no ser justa, por ejem-plo cuando atenta contra un derecho fun-damental, como la vida, la integridad físi-ca, etc. [5]

La objeción de conciencia representa,por lo tanto, una forma de disentimiento,de carácter no violento, que se manifiestaen el rechazo individual, por motivos fun-damentales de tipo ético o religioso, de laobediencia externa a una disposición legis-

lativa. En el plano ético-especulativo, sefundamenta en la ley moral que todas laspersonas -en virtud de la común naturale-za humana- tenemos impresa en la con-ciencia y nos dicta el obrar recto hacia elbien, evitando el mal. En la dimensión jurí-dico-legal, se ancla en el derecho funda-mental que todas las personas tenemos ala libertad ideológica, de conciencia y reli-giosa, como parte del reconocimiento uni-versal de la dignidad humana.

Este derecho a la libertad de concien-cia, de pensamiento y de religión con fre-cuencia está enunciado en lasConstituciones y documentos internacio-nales de derechos, [6] aunque a menudosin una terminología uniforme. [7] sehabla indistintamente de libertad de reli-gión, culto o convivencia, convicciones ocreencias, pensamiento o ideología. En elfondo, todos convergen en el fin prácticoque se pretende: “tutelar aquellas dimen-siones más íntimas y definitorias delhombre como persona, su autodetermina-ción como ser racional y libre frente a lascuestiones más profundas y vitales”. [8]Sin embargo, diremos con Martín de Agar

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¿Cabe la objeción de conciencia en una sociedad moderna? / OPINIÓN Y COMENTARIOS

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[9] Ibíd.[10] FERNÁNDEZ, A., Teología Moral, 2ª ed., vol. 3, Burgos, Ed. Aldecoa, 1996, p. 357.

que existe una cierta distinción entre losámbitos de libertad a que cada uno deesos conceptos se refiere, en razón delobjeto específico al que se dirigen, asaber: la verdad (libertad de pensamien-to), el bien (libertad de conciencia) y Dios(libertad de religión). Estas tres instanciasde la persona “tienen muchas vecesmanifestaciones vitales peculiares, queexigen una tutela jurídica específica.Baste pensar en la dimensión comunitariade la religión, con la consiguiente libertady autonomía que se deben garantizartambién a las confesiones religiosas”. [9]

Sin entrar a tratar la historia y el papelde los derechos humanos fundamentales,podemos señalar brevemente que sonderechos que le corresponden al hombreen cuanto tal, y son, por lo tanto, lógica yontológicamente anteriores al Estado.Hacen referencia a las exigencias funda-mentales de la persona, enraizadas en elmismo ser del hombre, que deben serreconocidas, valoradas y defendidas jurí-dicamente. Estos derechos “no son algoconsensuado por la sociedad. Tampocoson fruto de la concepción democráticadel Estado que pondera la importancia decada individuo. Menos aun se deben con-siderar como un privilegio de los ciudada-nos alcanzado por la mayoría democráti-ca del voto. Su origen no está en la socie-

dad sino en el individuo mismo, en su ser-hombre”. [10]

Por lo tanto, tratándose la objeción deconciencia de una manifestación concre-ta de un derecho fundamental y esencialde la persona humana, ningún Estadoestá en condiciones de otorgarlo ni dero-garlo: tiene el deber de reconocerlo, pro-tegerlo, tutelarlo y regularlo, según loslímites lícitos establecidos por la dimen-sión social de este derecho: no hay moti-vo para colocar de modo apriorístico laconciencia individual por encima delorden social o del bien común.

Por otro lado, mientras que el Estadodebe prever la posibilidad del ejercicio dela objeción de conciencia, señalando susmodalidades, en ningún caso ha de incluirsanciones para los objetores que se aco-jan a este derecho dentro de los límites de“seguridad” reclamables en la sociedad.Desde el punto de vista ético, porque lasleyes que inducen a objeción en realidadse consideran inicuas, por perder su vin-culación con la ley moral. Desde el puntode vista jurídico constitucional, porqueparece contradictoria la prevalencia“ontológica” que se da a la conciencia dela persona individual en el ordenamientodemocrático -como fundamento y razónde ser de tal ordenamiento-, con el hecho

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[11] Cfr. HERVADA, J., “Libertad de conciencia y error sobre la moralidad de una terapéutica”, Persona y Derecho, 11, España(1984), p. 43.[12] Cfr. LÓPEZ GUZMÁN, J., Objeción de conciencia farmacéutica, Barcelona, Ediciones Internacionales Universitarias-Eiunsa, 1997, pp. 42-43.[13] MARTÍN DE AGAR, J. T., “Problemas jurídicos …”, op. cit., p. 525.[14] LÓPEZ GUZMÁN, J., Objeción de conciencia…, op. cit., p. 43.

de castigar la actuación de acuerdo contan importante principio rector: sería lanegación, por parte de la autoridad, de lalibertad que le ha dado origen.

La libertad de conciencia implica lagarantía, por parte del Estado, de que eljuicio personal que emite el individuo, y laadecuación de un determinado compor-tamiento a él, se va a realizar sin interfe-rencias o impedimentos de cualquier tipo.Me permito glosar que estamos hablandode juicios del individuo porque, dado quela conciencia solo se predica de la perso-na singular, la libertad de concienciatiene por titular únicamente a las perso-nas individualmente consideradas, y no alas comunidades o grupos. [11] Posee, porlo tanto, una dimensión interna y otraexterna, que suponen una libertad deacción congruente con la decisión toma-da: la libertad de conciencia no es solo lalibertad de cada persona para escogeruna determinada actitud filosófica o reli-giosa ante la vida, sino que incluye, ade-más, el derecho a adecuar el comporta-miento personal a las propias convicciones,en tanto y cuanto no se lesione ningúnbien socialmente protegido, a saber: elorden público, requisito para la vida social

del hombre; y los bienes y derechos funda-mentales de los otros ciudadanos. [12]Este último es un punto que desarrollarémás adelante. La conciencia pone al hom-bre en relación no ya con la verdad o el bienen cuanto aprehendidos, sino con “la ver-dad o el bien que exigen de él, como deberético, una conducta determinada”. [13]

Consecuentemente, “los problemasque se generan con respecto a la libertadde conciencia surgen, no cuando éstaefectúa su razonamiento práctico, sinocuando la persona pretende comportarsede acuerdo con la determinación adopta-da. Y ello porque tal decisión puede entraren conflicto con las disposiciones legalesvigentes, los derechos de los demás, laseguridad pública, la paz social o la moralpública”. [14]

OBJECIÓN DE CONCIENCIA Y RESISTENCIA A LA NORMA

Podemos pasar a hacer un brevecomentario de la clasificación y diferen-cias de las distintas formas de resistenciaa una norma, de las que la objeción deconciencia forma parte, en el sentido jurí-dico de la expresión. Las distintas postu-

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¿Cabe la objeción de conciencia en una sociedad moderna? / OPINIÓN Y COMENTARIOS

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[15] Cfr. ibíd., pp. 23-29. En esta exposición, sigue a PASSERIN D’ENTRÈVES, A., “Legitimidad y resistencia”, Sistema, 13(1976), pp. 28-30.[16] Ibíd., p. 23.

ras que los individuos pueden adoptarfrente al Derecho son variadas. Para LópezGuzmán [15] serían ocho:

1. Obediencia consciente: los indivi-duos y grupos obedecen a las leyes sinvacilación y por convicción. Es la posturahabitual de cualquier persona, puesto quese encuentra en la ley, emanada por laautoridad legítima y competente, un recla-mo a la conciencia, directamente derivadode su ser esencialmente social.

2. Obediencia formal: obediencia a laley en el fuero exterior y en forma mecá-nica, más allá del juicio que el sujetotiene sobre la legitimidad de tal ley. No lohace necesariamente por miedo a la san-ción ante la desobediencia, ni tiene porqué ser una ideología contraria al ordena-miento que ha dado origen a la ley encuestión.

3. Evasión oculta: se obedece a la leysolo para evadir la sanción derivada de lairregularidad en su cumplimiento. Se obe-dece solo a la ley que va a ser probable-mente controlada y penada en la even-tualidad de su desacato.

4. Obediencia pasiva: negativa a obe-decer una o varias normas concretas

inaceptables por razones de principio, yaceptación resignada de la consiguientesanción. A pesar de que supone el incum-plimiento de la ley, se la denomina obe-diencia por el hecho de que el sujeto sesomete, sin oponer ninguna resistencia, ala aplicación en su persona de ley penalprevista en caso de desobedecer la ordenconsiderada injusta. Esta sería la situa-ción en la que se encontraron, por ejem-plo, los primeros cristianos.

5. Objeción de conciencia: además dela definición que hemos dado anterior-mente, este autor añade el “carácter deli-berado y patente de la negativa que serealiza de forma pública y manifiesta, conla finalidad no solamente de ser coherentecon los propios principios, sino de procla-marlos”. [16] Creo que esta última notaseñalada por López Guzmán, aun no sien-do característica esencial, suele darse casien la totalidad de los casos, como conse-cuencia del carácter público del servicioque suele ofrecer el objetor y de la ley querehúsa cumplir.

6. Desobediencia civil: la transgresiónde la ley se lleva a cabo de modo organi-zado y planeado por un grupo de perso-nas. Se trata de “aquellas manifestacionesde insumisión al Derecho que, no obstan-te ser ilegales, guardan una mínima leal-

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[17] PRIETO SANCHÍS, L., “La objeción de conciencia como forma de desobediencia al Derecho”, Il Diritto Ecclesiastico, 95,Italia (1984), p. 11.[18] Cfr. RODRÍGUEZ PANIAGUA, J. M., Lecciones de Derecho natural como introducción al Derecho, Madrid, Univ.Complutense, 1988; RODRÍGUEZ PANIAGUA, J. M., Ley y Derecho, Madrid, Tecnos, 1976.[19] DE LUCAS, J., “Una consecuencia de la tesis de los derechos: la desobediencia civil según R. Dworkin”, Doxa, 2 (1985),p. 199, citado en LÓPEZ GUZMÁN, J., Objeción de conciencia…, op. cit., p. 24.

tad al régimen jurídico político (...), quedebe cifrarse en la aceptación de que elcambio de política o de sociedad que sepropugna ha de obtenerse a través delconsentimiento de la mayoría, nomediante imposición”. [17]

7. Resistencia pasiva: aunque excluyela violencia, contempla un cambio en elordenamiento global; promueve un cam-bio político radical o la supresión sin másde un poder considerado ajeno o enemi-go. Este sería el caso de la resistencia pro-movida por Gandhi.

8. Resistencia activa: resistencia vio-lenta a la ley, con intención análoga a laresistencia pasiva.

Vemos que en la propuesta de LópezGuzmán se generan dos grupos netamen-te diferenciados: los cuatro primerosconstituyen formas de obediencia alDerecho; los cuatro finales, en cambio,suponen formas de desobediencia alDerecho. Dentro de estas últimas, a suvez, observamos dos grupos: la objeciónde conciencia y la desobediencia civil, porun lado, que son fruto de la transgresión

de pocas normas jurídicas, aisladas en elordenamiento aceptado en general; [18]y las resistencias pasiva y activa, que pro-mueven un cambio de muchas normas, yla subversión del ordenamiento estableci-do. La complicación viene cuando tene-mos que establecer las diferencias entrela objeción de conciencia y la desobe-diencia civil, ya que se usan a menudoindistintamente y para señalar situacio-nes un tanto confusas.

Sin embargo, tal como señala De Lucas:“Ni la objeción de conciencia implica nece-sariamente actitudes tipificables comodesobediencia civil, ni tampoco la desobe-diencia civil se practica solo por razones deconciencia o éticas”. [19] Esta afirmaciónnos permite aclarar ya alguna diferencia:la conciencia moral es la que nos obliga aobjetar en conciencia, mientras que en elcaso de la desobediencia civil pueden serotros motivos: políticos, económicos...Para Ruiz Miguel, la diferenciación entreestos dos términos se puede realizar“mediante un conjunto de criterios quegiran en torno a dos dicotomías parcial-mente relacionadas entre sí, como son lasque diferencian lo público y lo privado,por una parte, y lo político y lo ético [per-

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[20] RUIZ MIGUEL, A., “Sobre la fundamentación de la objeción de conciencia”, Anuario de Derechos Humanos, 4 (1986-1987), p. 402.[21] Cfr. PALOMINO, R., “La objeción de conciencia”, Madrid, Montecorvo, 1994, pp. 20-21. Cfr. también LÓPEZ GUZMÁN,J., Objeción de conciencia…, op. cit., pp. 25-29.[22] Cfr. ESCOBAR ROCA, G., La objeción de conciencia en la Constitución Española, Madrid, Centro de EstudiosConstitucionales, 1993, p. 48.[23] Cfr. PRIETO SANCHÍS, L., “La objeción de conciencia…”, op. cit., p. 15. Es lo que podemos denominar carácter proféti-co de la objeción de conciencia (cfr. BERTOLINO, R., L’obiezione di coscienza moderna, Torino, Giappichelli, 1994, p. 28).

sonal], por otra”. [20] En el siguienteapartado, tratando las característicasesenciales de la objeción de conciencia,trataré más detalladamente las diferen-cias entre ésta y la desobediencia civil.

CARACTERÍSTICAS DE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA

La objeción de conciencia está típica-mente caracterizada por los siguientesrasgos. [21]

1. Su ejercicio implica un comporta-miento. Esto significa que no basta, tansolo, el reconocimiento legal de la posi-bilidad de eximirse del cumplimiento dela norma jurídica a la que se objeta.

2. El comportamiento del que habla-mos es omisivo, de un deber exceptuable,en determinados casos y con determina-das condiciones; pero esto no quieredecir que, por exceptuable, deje de ser unverdadero deber jurídico. [22] La obje-ción de conciencia, como tal, comporta

menos peligro para la sociedad que unposible comportamiento activo: esteúltimo podría llevar a un estado de revo-lución, o al menos resultar gravoso ydañino. La actitud del objetor no corres-ponde a una táctica o estrategia, sinoque simplemente se niega a cumplir unaobligación concreta que la ley le impone,pero que considera injusta. Es un com-portamiento pacífico, que poco tiene quever con acción o lucha política, ya que notrata de cambiar la ley, sino solo protegerla rectitud moral de su conciencia perso-nal frente a la violación y quebranta-miento que supondría la realización delacto considerado ilícito. La intención decambiar la ley, de existir, debería ser solosecundaria en el ejercicio de la objeciónde conciencia. [23]

Entiendo que ésta es la diferenciaesencial entre la objeción de conciencia yla desobediencia civil: esta última, talcomo veíamos, es la actitud “que porcualquier causa pretende un determinadocambio, legislativo o de otro tipo, y paracuya consecución se presiona con el

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[24] ALONSO-VEGA ÁLVAREZ, J. M., “La objeción de conciencia al servicio militar y la objeción de conciencia fiscal”, RevistaGeneral de Derecho, 56, (1989), p. 7860.[25] DURANY PICH, I., La objeción de conciencia, Tesis de Doctorado defendida en la Pontificia Università della Santa Croce,Roma, 1996, p. 30. Éste cita, en una clarificación brillante, a Ciáurriz, que dice que “el objetor podrá oponerse a una leypor considerarla injusta, pero no podrá -desde la objeción de conciencia- luchar para que deje de serlo. Tal actitud entra-ría en otro ámbito: el de la desobediencia civil” (CIÁURRIZ, M. J., “La objeción de conciencia”, Anuario de DerechoEclesiástico del Estado, 3, (1987), p. 275).[26] Cfr. LÓPEZ GUZMÁN, J., Objeción de conciencia…, op. cit., p. 30.[27] CÁMARA VILLAR, G., La objeción de conciencia al servicio militar. Las dimensiones constitucionales del problema,Madrid, Civitas, 1991, p. 24.[28] Cfr. DE OJEDA, R., El régimen jurídico positivo de la objeción de conciencia a la luz de su fundamentación doctrinal, enColección Excerpta e dissertationibus in Iure Canonico, 5, Pamplona, Eunsa, 1987, pp. 532-534; PRIETO SANCHÍS, L., “Laobjeción de conciencia…”, op. cit., p. 11; PECES-BARBA, G., “Desobediencia civil y objeción de conciencia”, Anuario deDerechos Humanos, 5, (1988-1989), pp. 167-168.

incumplimiento indiscriminado de obliga-ciones legales”. [24] El motivo que lleva ala desobediencia civil es político: primor-dialmente y de cualquier forma se busca elcambio de la ley, no la protección de lapropia conciencia. “Para conseguirlo, [elsujeto] está dispuesto a transgredir esa leyy todas las que haga falta, hasta conseguirque la presión política sobre el legisladorsea tal que ceda ante sus exigencias”. [25]Aunque habitualmente no se usa la violen-cia, no se descarta alguna forma menor ycontrolada de ella; en la objeción de con-ciencia está totalmente rechazada.También vemos que en la desobedienciacivil se exteriorizan públicamente los obje-tivos y medios empleados, [26] mientrasque en la objeción de conciencia, solo indirectamente.

Además, diremos con Cámara que “ladesobediencia civil no es, ni puede serlo,un derecho, sino una actuación de hecho.

Como realidad fáctica de desobediencia alDerecho puede estar más o menos justifi-cada, ser o no tolerada por el sistemapolítico en cuestión en un caso concreto,producir tales o cuales efectos. Pero elordenamiento jurídico no puede recono-cer un derecho a la desobediencia civilporque eso equivaldría a negarse a símismo como tal ordenamiento”. [27]

Aun así, algunos autores opinan que laobjeción de conciencia es un tipo de des-obediencia civil que se diferencia de éstaen el momento en que es reconocida porel Estado. Mientras no hallara reconoci-miento, no sería más que una especiedentro del género desobediencia civil.[28] Considero que las diferencias entreuna y otra las alejan demasiado comopara establecer un acercamiento de matiztan sutil: parece justo pensar que se tratade dos géneros distintos, jurídica y ética-mente considerados.

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[29] DURANY PICH, I., La objeción…, op. cit., pp. 30-31.[30] Cfr. LÓPEZ GUZMÁN, J., Objeción de conciencia…, op. cit., p. 33.[31] Cfr. ONIDA, F., “Contributo a un inquadramento giuridico del fenomeno delle obiezioni di coscienza (alla luce dellagiurisprudenza statunitense)”, Il Diritto Ecclesiastico, 93, (1982), p. 229; TURCHI, V., “Obiezione di coscienza e Stato demo-cratico”, Iustitia, 45, (1992), pp. 78-79.

Pero con Durany queremos ir más allá,afirmando que la gran diferencia entreuna y otra es que la desobediencia civil nose refiere a un conflicto de normas -ley yconciencia-, sino a un choque de tipopolítico. “En ambos fenómenos encontra-mos una norma que se considera injusta,pero en la objeción de conciencia esa ley-además de injusta- se considera inmoral.Es más, se califica injusta porque se esti-ma inmoral”. [29]

Por cuanto se refiere a las característi-cas comunes entre la desobediencia civil yla objeción de conciencia, por lo tanto, sepueden reducir a tres: ambas parten delrespeto a la libertad ajena, utilizan proce-dimientos no violentos -aunque no siem-pre en la desobediencia civil-, y persiguenel incumplimiento de la norma. [30]

3. La objeción de conciencia hacereferencia no a una ley permisiva, sino auna ley obligante, cuya desobedienciasería presuntamente constitutiva dereato. [31] La ley permisiva es facultati-va, opcional: no tiene sentido oponerobjeción para dejar de realizar lo que

establece. Esto es muy importante, ya quela falta de conocimiento lleva a un malejercicio de la objeción de conciencia ydesprestigia este instituto. Por ejemplo, elfarmacéutico que trabaja en una oficinade farmacia debe saber que no está obli-gado por ley a disponer de caramelos deeucalipto para la tos; si, por lo tanto, selos solicitan y rehúsa a dispensarlos ale-gando objeción de conciencia, no hacemás que crear problemas, y una opiniónpública desfavorable, que se volverá en sucontra cuando sea realmente necesarioacudir a ella. Salvando la banalidad delejemplo, esto se aplica a casos más serios,como son los preservativos: en algunospaíses y/o regiones su tenencia y dispen-sación en farmacias no es obligatoria, conlo que no tendría sentido, por un lado,exigirlos -por parte de un usuario- ni, porel otro, acudir a la objeción de concienciapara no dispensarlos. Una conducta jurí-dicamente libre no puede considerarseobjetable en conciencia. En la eventuali-dad de que en un ordenamiento estatal elservicio militar sea voluntario, no tienesentido hablar de objeción de concienciaal servicio militar.

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[32] LÓPEZ GUZMÁN, J., Objeción de conciencia…, op. cit., p. 84.[33] Cfr. NAVARRO-VALLS, R., “La objeción de conciencia al aborto: Derecho comparado y Derecho español”, Anuario deDerecho Eclesiástico del Estado, 2, (1986), p. 261.[34] DURANY PICH, I., La objeción…, op. cit., p. 27.[35] Cfr. ALONSO-VEGA ÁLVAREZ, J. M., “La objeción de conciencia…”, op. cit., pp. 7857-7859; MARTÍNEZ-TORRÓN, J., “Elderecho de libertad religiosa en la jurisprudencia en torno al Convenio Europeo de Derechos Humanos”, Anuario de DerechoEclesiástico del Estado, 2, (1986), p. 447.[36] Cfr. ROJO SANZ, J. M., “Objeción de conciencia y guerra justa (notas para una aproximación a la objeción de con-ciencia)”, Persona y Derecho, 11, (1984), p. 122.

En este sentido, el profesional “deberáasegurarse de que tiene una obligaciónlegal de realizar el acto que considerainmoral. Únicamente deberá acogerse a laobjeción de conciencia si no existe laposibilidad de otra vía alternativa”. [32]La desobediencia basada en razonesmorales debe ser el último resorte cuandoqueden agotados el argumento legal y elcientífico, que -como se verá enseguida-a menudo están en armonía con el juiciode conciencia y, de hecho, lo refuerzan.

La obligación debe ser entendidadesde el punto de vista del facere (obje-ción de conciencia a la colaboración enun aborto), del dare (objeción de concien-cia al pago de una cuota de la SeguridadSocial), o del pati (objeción de concienciaa sufrir tratamientos médicos obligato-rios). [33] Pues “lo importante no es eltipo de obligación a que la persona se vesometida, sino que efectivamente seencuentra ante una norma que le obliga aalgo”. [34] En el mismo sentido, pareceinteresante la necesidad de que el deberjurídico que se rechaza posea una natura-leza de prestación personal de tal manera

que la relación entre el objetor y la normaobjetada sea directa: el objetor rechaza larealización de una norma o prestaciónque se le exige personalmente, que éldebe realizar en persona. [35] Es unaacción individual, que corresponde, poranalogía de contraposición, a la plenaresponsabilidad e imputabilidad moral delacto humano que rechaza por motivos deconciencia.

4. La objeción de conciencia se funda-menta en razones religiosas, éticas,morales o axiológicas. Este es el puntocentral de la cuestión, ante el cual cobraun carácter secundario el hecho de que secontradiga una norma. [36] Entendemospor conciencia el juicio subjetivo sobre lamoralidad de un acto concreto, que sitúaal individuo personalmente ante un deberde coherencia consigo mismo y con susconvicciones. Así, lo que en la sociedad esvisto como un acto de desobediencia auna ley, para el individuo se percibe comoun acto soberano de obediencia a otra ley.El valor que prevalece es la afirmación dela unidad inmanente de la persona.

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Podemos detenernos brevemente enesta cuestión. A veces se tiende a pensaren la objeción de conciencia como unadecisión arbitraria, precipitada y basadaen criterios estrictamente subjetivos que,desde el momento en que colisiona conlos intereses de otras personas, se trans-forma en una elección egoísta e incómo-da para la sociedad. Contra esto caberecordar qué es aquello tan extraño quellamamos conciencia moral. No se tratade una instancia irracional en la que lapersona tiene que vérselas con prejuiciosy precomprensiones morales que extraede no se sabe dónde, y que después tema-tiza en forma de normas categóricas. Laconciencia moral es un acto de la razónpráctica que consiste en un juicio acercade la bondad o maldad moral de unaacción concreta que vamos a realizar oque hemos realizado. Este acto del inte-lecto representa la norma última o próxi-ma de la moralidad personal y se expresaen forma de juicio: “debes hacer esto /debes evitar esto otro”. Pero hay que tenerpresente que este juicio de concienciaconstituye un saber que se relacionareflexivamente con otras formas de cono-cimiento, lógicamente previas a él, en lasque encuentra profundo fundamento.Estas son, por ejemplo: la sindéresis ohábito, natural en el hombre, en virtud delcual se conocen los primeros principioséticos -como la regla de oro-, la ley natu-ral -que nos permite, por ejemplo, juzgarunánimemente como siempre inicuo elhomicidio voluntario y directo de un ser

humano inocente-, la dimensión intelec-tual de la virtud moral, por la que la per-sona justa logra identificar los modos dedistribuir los bienes equitativamente.

Además, y esto es importante, el juiciode conciencia se basa también en elconocimiento de fe -ejemplo típico sonlas reivindicaciones de los testigos deJehová en materia de transfusiones-, asícomo en el bagaje científico y profesio-nal: si, porque soy químico, sé que eseextraño olor en la habitación es de gasinflamable, no encenderé una cerilla,aunque me lo mande una ley, porque noquiero saltar por los aires. Un buen ejem-plo para ilustrar esta idea podría ser el delpaciente que llega a la oficina de farma-cia y pide un antiinflamatorio no esferoi-dal: si el farmacéutico llega a conoci-miento de que su cliente tiene una úlceragástrica (clásica contraindicación), debe-rá negarle el fármaco, y actuará así pormotivos estrictamente científicos, en unanálisis frío y no-moral del caso, aunquede hecho también habrá oído la voz de suconciencia que le decía: “No le dispensesel antiinflamatorio si quieres ser buenfarmacéutico, y también buena persona”.Y lo mismo ocurre con otros medicamen-tos, como la llamada píldora del díasiguiente: si tengo motivos científicospara considerar que puede actuar elimi-nando el fruto de la fecundación por unmecanismo de acción antiimplantatorio, yademás tengo motivos científicos para

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[37] DURANY PICH, I., La objeción…, op. cit., p. 34.[38] GÜNTHÖR, A., Chiamata..., op. cit., vol. 3, n. 509. [La traducción es del autor].[39] BERTOLINO, R., “L’obiezione di coscienza”, Il Diritto Ecclesiastico e Rassegna di Diritto Matrimoniale, 84, (1983), p. 335.[La traducción es del autor].

creer que esto constituye un verdaderoaborto precoz -motivos que de hechosubsisten-, mi conciencia simplementeno puede actuar independientemente deeste conocimiento profesional y me incli-nará a no vender estos preparados. Y estoserá así aunque jurídicamente estén con-siderados como anticonceptivos deemergencia (anticonceptivos después detodo, y no abortivos) y aunque la elimina-ción del fruto de la concepción antes dela implantación, legalmente, esté consi-derada anticoncepción y no aborto. Demodo que la objeción de conciencia,sobre todo en materia sanitaria, muchasveces es una verdadera objeción de cien-cia; y esto justifica la obligación de aten-der a los motivos que empujan a la obje-ción a tantos profesionales de este ámbi-to. Muchos autores, de hecho, sostienenque la objeción por motivos estrictamen-te de conciencia es una extrema ratio,que se pone en marcha solo cuando nohan sido atendidos los motivos de índolecientífica y legal que empujan al profe-sional a no ofrecer un servicio al queestaría obligado por ley.

En otro orden de ideas, esta caracte-rística de la objeción de conciencia saca arelucir diversas cuestiones: el problemade la “‘conciencialidad de la objeción’, es

decir, de la efectiva sinceridad del obje-tor”, [37] y la ya comentada característi-ca “individualidad” de la objeción de con-ciencia, derivada de que se trata de unadecisión de conciencia. De esta segundacaracterística se desprende que el objetorno debe imponer a los demás, ni genera-lizar, su juicio. La objeción de conciencia,como ya hemos dicho, es una acción indi-vidual, de naturaleza subjetiva, cuyoobjetivo es la protección de la concienciadel individuo. Esto no significa que sea ilí-cita su trascendencia al ámbito de lacomunidad, como habitualmente pasará.

5. La objeción de conciencia deriva delprincipio fundamental de la libertad deconciencia, según el cual “nadie puedeser constreñido a llevar a cabo unaacción, que en su conciencia considerailícita”. [38] De aquí que parezca inexac-to apreciar la objeción de concienciacomo un fenómeno excepcional, y teneruna disciplina normativa siempre sujeta ainterpretación restrictiva. “Esta valora-ción jurídica corresponde a las fundadasexpectativas de los objetores, que hoy endía reclaman una lectura de ésta entendi-da no ya como un hecho excepcional,como un caso límite”, [39] y por lo tantono debe ser percibida como un gesto deindividualismo exasperante.

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[40] Sobre el concepto de derecho subjetivo, se puede cfr. DE LUCAS, J. (Ed.), Introducción a la Teoría del Derecho, Valencia,Tirant lo Blanch, 1994, donde se desarrolla este concepto.[41] Cfr. ESCOBAR ROCA, G., La objeción de conciencia…, op. cit., p. 484. Efectivamente, no escapa a nuestra considera-ción el amplio alcance de lo que se acaba de decir. Actualmente, hay un gran debate acerca de cuál es el tratamiento jurí-dico más adecuado a la objeción de conciencia en el ámbito democrático. Algunos autores propugnan que éste debería serobjeto de una ley positiva que reconociera cada caso concreto. Pero otros, ante las limitaciones a las que tal ley se ten-dría que enfrentar (como que una ley positiva contempla solo un caso, mientras que el abanico de posibilidades que ofre-ce la objeción de conciencia exige algo más general), abogan por un reconocimiento directamente constitucional y gené-rico, que después bien tendrá que ser sometido al juicio de la autoridad competente.[42] MARTÍN DE AGAR, J. T., “Problemas jurídicos…”, op. cit., p. 528.[43] Ibíd., pp. 526-527.[44] Cfr. LÓPEZ GUZMÁN, J., Objeción de…, op. cit., pp. 26-27.

En virtud de tal origen, la objeción deconciencia se considera un derecho fun-damental subjetivo, [40] por lo que, anivel jurídico, solo puede ser limitadaconstitucionalmente por razones deorden público, seguridad jurídica e igual-dad. [41] La objeción de conciencia es underecho con fundamento anterior al pro-pio Estado, intrínseco a la dignidadhumana, y por lo tanto, condición de legi-timidad del ejercicio del poder. De hecho,para Martín de Agar, [42] el que objetaen un Estado democrático está ejerciendoya un derecho, con lo cual puede exigirdel Estado que se lo reconozca como tal,como de hecho ocurre en la mayoría delos casos.

6. Pero una vez que se ha reconocidonominalmente de modo cierto, a la horade asegurar la tutela efectiva de la liber-tad de conciencia, el punto crucial consis-te en delimitar cuál es el preciso conteni-do y alcance de este derecho. Es decir, qué

conductas de la persona resultan dignasde ser protegidas en virtud de tal derecho.“Las Constituciones y documentos políti-cos de derechos suelen limitarse a garan-tizar las libertades y algunas de sus mani-festaciones concretas; pero raramentecontienen una explícita y general inmuni-dad de coacción, en el sentido de que [nogarantizan que] nadie está forzado a obrarcontra conciencia y mucho menos, quepodrá actuar conforme a ella. Más bienalgunos incluyen la advertencia general yde principio que la libertad religiosa [y lasdemás nombradas] no exime del acata-miento de las leyes”. [43] La objeción deconciencia cuenta, por lo tanto, con límitesjurídicos que, de hecho, corresponden auna limitación natural. [44]

a) El orden público: condiciona elejercicio del derecho -y el ejercicio delpoder- a aquellas exigencias de la vidasocial que en cada momento se conside-ran irrenunciables, al no ser posible esta-

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[45] Cfr. ídem.[46] Cfr. GARCÍA HERRERA, M. A., La objeción de conciencia en materia de aborto, Vitoria, Servicio de Publicaciones delGobierno Vasco, 1991, p. 45.[47] CAÑAL GARCÍA, F. J., “Perspectiva jurídica de la objeción de conciencia del personal sanitario”, Cuadernos de Bioética,19, (1994), p. 224.[48] Cfr. ESCOBAR ROCA, G., La objeción de conciencia…, op. cit., pp. 48-49. Apuntaría, aun así, que a la objeción de con-ciencia que no está reconocida por el ordenamiento se la debería considerar como no legal, más que como ilegal, ya queilegalidad tiene una connotación de actitud contra la ley que en este caso no tiene por qué darse.

blecer su alcance a priori y con precisión.[45] Entra en juego, pues, la importanciade la jurisprudencia, que hará prevalecersiempre el valor de la persona, teniendotambién en cuenta los criterios que seexplican a continuación.

b) El conflicto de la objeción de con-ciencia con otros bienes y derechos fun-damentales, que resultarían irremedia-blemente dañados si persistiera la actituddel objetor,[46] hace también desapare-cer la legitimidad de tal objeción. ParaCañal, el objetor puede “ampararse en suautonomía moral siempre que no trans-forme a otras personas en objetos omeros instrumentos de la satisfacción desu deber de conciencia, pues la dignidadde la persona impide que pueda conside-rarse de modo distinto que un fin en símisma. El objetor está legitimado paraincumplir un deber jurídico, pero no paralesionar los derechos ajenos, obligarles acompartir su criterio o utilizar a losdemás como instrumentos”. [47]

Ante la colisión de derechos entra enjuego la ponderación de los distintos

valores en juego. Ésta algunas veces ten-drá un desenlace sencillo, como por ejem-plo cuando una mujer exige su “derecho”a abortar, por motivos económicos: elderecho que se opone a éste es el de lavida de un ser humano inocente e inde-fenso, que requiere protección total porparte del Estado, y justifica con creces laobjeción de conciencia del personal sani-tario a ejecutar el aborto. En cambio,otras veces la resolución del problema noes tan fácil, como cuando, por ejemplo,los padres testigos de Jehová objetan enconciencia a la transfusión de sangre desu hijo menor de edad, que está a puntode morir: ¿Qué derecho debe prevalecer?,¿el de la libertad de conciencia de lospadres, o el de la vida del hijo?

7. La objeción de conciencia puede serlegal o ilegal, según el ordenamientojurídico en el que se enmarca la reconoz-ca o no como un derecho. [48] Queda, apesar de todo, el problema de la determi-nación de quién, y en base a qué paráme-tros, establece tal reconocimiento, en unjusto balance de la fuerza moral de laobjeción de conciencia con sus límites,antes comentados. En el caso de que sea

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[49] Cfr. OLIVER ARAUJO, J., La objeción de conciencia al servicio militar, Madrid, Civitas, 1993, p. 44.[50] GARCÍA HERRERA, M. A., La objeción de conciencia…, op. cit., pp. 34-35.[51] Cfr. CICCONE, L., La vita umana, Milano, Ares, 2000, p. 147.

ilegal, no se puede simplemente denegar,dando el caso por resuelto: debe ser eljuez quien mediante la oportuna ponde-ración de los bienes en conflicto, hagaprevalecer uno de los derechos. Si la obje-ción de conciencia es legal (está recono-cida), la regulación que disciplina su ejer-cicio determinará las condiciones y lími-tes del mismo derecho a objetar. Se puedeseñalar que, de tratarse de una objeciónde conciencia legal, desde el momento desu reconocimiento deja automáticamentede suponer una desobediencia al Derecho,para convertirse en el legítimo ejerciciode un verdadero derecho. [49]

8. La objeción de conciencia puede serreconocida por el Estado de dos modos:condicional o incondicionalmente. Elreconocimiento incondicional se da“cuando la ley atribuye eficacia jurídica ala simple declaración objetora, con inde-pendencia de las razones en que se fundey en base exclusivamente a la convicciónindividual expresada en la manifestaciónexterna de la objeción”; sería el caso de laobjeción de conciencia a la realizacióndirecta de un aborto, por parte del médi-co. El reconocimiento condicional, encambio, supone un sometimiento al juiciode la autoridad, que “comprueba la admi-

sibilidad y sinceridad de las razones ale-gadas por el objetor” [50] ; por ejemplo, laclásica objeción de conciencia al serviciomilitar.

Téngase en cuenta que el objetor debeconceder a la autoridad competente elderecho de examinar su decisión de con-ciencia, en la medida en que ello sea posi-ble. Debe mostrarse abierto a las argu-mentaciones y dispuesto a re-examinarsu conducta, pues tan falible como lalegislación podría ser el juicio de su con-ciencia. Cuando están en juego derechosfundamentales, como el de la vida delinocente e indefenso, no habrá argumen-tación que pueda hacer cambiar de pare-cer al objetor, pero esto no quita que estéabierto al diálogo.

El Estado tiene el derecho y el deberde regular y tutelar la objeción de con-ciencia. Esta tutela la puede ejercer esta-bleciendo un principio general, o median-te una norma particular, ejecutada cadavez que hace falta. En cualquier caso,toda discriminación o limitación en elejercicio del derecho a la objeción de con-ciencia –en materia grave de libertadesfundamentales– es un injusto e inadmisi-ble acto de arbitrio. [51] Insisto en remar-

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[52] SINGER, P., Democracia y desobediencia, Barcelona, Ariel, 1985, p. 107.

car que efectivamente toda discrimina-ción o limitación es injusta; se podríapensar que hay excepciones, constituidasprecisamente por los ya señalados límitesde la objeción de conciencia. Pero sicuenta con límites es precisamente por-que cuando se sale de ellos deja de serpropiamente objeción de conciencia, yaque no cumple todos los requisitos quehemos señalado en la definición prece-dente: carecería de maduración y/o moti-vación en las propias convicciones mora-les, y así es percibida por la autoridad quela regula.

9. El comportamiento pasivo de quehablábamos anteriormente nos hacecomprender que con la objeción de con-ciencia no se pretende modificar ningunanorma: “no se trata ni de un intento deobligar a la mayoría a modificar su deci-sión, ni de un intento de obtener publici-dad o de pedir a la mayoría que reconsi-dere su decisión” [52] . Se da en ella unaausencia de cualquier fin político, pues loque busca un objetor no es la trascenden-cia social, si bien en ocasiones es el de-senlace lógico de la actitud objetora.

10. Podemos añadir una última carac-terística de la objeción de conciencia, que

es la elusión de sanción, la prohibición dediscriminar al objetor. La ilegalidad de lasmedidas discriminatorias por parte deentes públicos o privados es una conse-cuencia directa del derecho a la objeciónde conciencia. La medida discriminatoriapor parte de la autoridad –inmediata o enestancias superiores–, una vez reconocidala objeción de conciencia de un trabaja-dor, supondría un menoscabo de la perso-na y su dignidad, por el reconocimientocondicionado de un derecho que lo cons-tituye incondicionadamente como tal, yque de hecho avalora la existencia de laautoridad. En la ley de la mayoría de losEstados que reconocen la objeción deconciencia (al aborto, por ejemplo), quedaestablecido que un jefe debe adaptarse alas creencias religiosas e ideológicas desus empleados, a no ser que demuestreque eso le causa graves perjuicios.

En esta línea, señalamos con Prodi -antiguo premier italiano- que la cuestiónde la objeción de conciencia, “maduradaen la civilización occidental, precisamenteante las experiencias del totalitarismo” noslleva a pensar que “la misma democraciaes difícilmente explicable sin la objeciónde conciencia, a saber, sin el anclaje de lapropia responsabilidad social, jurídica y

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¿Cabe la objeción de conciencia en una sociedad moderna? / OPINIÓN Y COMENTARIOS

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[53] PRODI, R., “Il pluralismo e la coscienza” (entrevista a cargo de G. Brunelli), Il Regno. Attualità, 1995, p. 196, citado enTURCHI, V., “L’obiezione di coscienza”, en LÓPEZ TRUJILLO, A.; HERRANZ, J.; SGRECCIA, E. (cur.); “Evangelium Vitae…”, op.cit., p. 181. [La traducción es del autor].[54] JUAN PABLO II, Encíclica Evangelium vitae, n. 74, Roma, 25/3/95; cfr. TURCHI, V., “L’obiezione...”, op. cit., p. 190.

política en un sistema de valores éticosreconocidos como obligatorios”. [53]Ante tal dependencia del sistema consti-tucional democrático de un institutocomo el que estamos estudiando es lógi-co esperar de la autoridad una defensa,ante la injusticia que quiere poner límitesa esta forma de enriquecimiento de lademocracia, mediante sanciones del tipocomentado.

CONCLUSIÓN

Como epílogo, puede ser interesanteseñalar que el derecho-deber de la obje-ción de conciencia, por sí mismo, no repre-senta la solución a los extraordinarios pro-blemas que están emergiendo en el campode la Bioética. La objeción de concienciarepresenta más bien un “no”, que se impo-ne como imperativo categórico a la con-ciencia, el límite moralmente insuperablemás allá del cual la persona no puedeacceder. Pero indica a la vez “el mínimoque debe respetar y del cual debe partirpara pronunciar innumerables ‘sí’”. [54] Elciudadano no debe limitarse a la ejecu-ción de la objeción de conciencia, sinocontribuir positivamente a la creación deestructuras jurídicas que promuevan el

respeto de la dignidad de la persona.Aunque la actuación positiva en este sen-tido no forma parte esencial del acto de laobjeción de conciencia, consideramosincluso como un deber que el profesionalsanitario aproveche todas las posibilida-des ofrecidas por la ley, dirigidas a salvary promover la vida, y a prevenir y disuadirdel aborto o cualquier otro crimen “sani-tario” contra la vida humana.

En este sentido, se puede resaltar quela palabra objeción no se usa solo segúnun significado jurídico, de contraposiciónentre conciencia y norma jurídica, sinosegún un significado más general, paraindicar la contraposición frente al aspec-to de contenido regulativo que cualquierpoder condicionante, también diverso deljurídico, lleva consigo: cultural, social,laboral, económico, psicológico, espiri-tual. Y diré con ello, valorando también laactitud del objetor, que hay una doblevalencia en el significado de su objeción:el rechazo de una norma concreta, mani-festación de una ideología (cultura, socie-dad, economía, psicología...) que subyacedetrás de ella -valencia negativa-; y lapropuesta de valores diversos, acordescon la conciencia del sujeto -valencia

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[55] Cfr. MIGLIETTA, G., “Evangelium vitae...”, op. cit., p. 409.[56] Cfr. TURCHI, V., “L’obiezione...”, op. cit., pp. 174-175.[57] Ibíd, p. 175; cfr. también JUAN PABLO II, Encíclica Evangelium vitae, op.cit., nn. 73 y 74.

positiva-, [55] en lo que supone una ver-dadera contribución positiva a un mejorordenamiento social.

Siguiendo a Turchi, [56] sabemos quehay que tener en cuenta la limitación delsistema constitucional democráticoactual. Pero la conciencia de este hecho -y como consecuencia lógica de la respon-sabilidad leal de todos los ciudadanosfrente a tal ordenamiento-, lleva a losdiversos sujetos sociales -las familias, loseducadores, los intelectuales, los investi-gadores...- a empeñarse en términos posi-tivos a la contribución activa para que sedesarrollen y se afirmen valores como la“cultura de la vida”, dirigida a animar,como fermento, la sociedad civil, a per-mear sus estructuras y las sedes institu-cionales, a revisar las leyes que atentancontra la vida y a promover, en fin, nue-vas leyes que la favorezcan y protejan.

Junto con lo anterior, vemos asimismola importancia vital que tiene este primerpaso “mínimo”, ya que supone la defensade la propia conciencia ante la agresiónexterna a ella. Sin tal reivindicación de los

valores, que es en el fondo la defensa dela misma verdad -dimensión tanto éticacomo ontológica-, se hace imposible laconstrucción de un ordenamiento respe-tuoso para con la persona y su vida. Hastaque el objetivo final no se alcance, “fren-te a la legislación que de algún modocolisiona con el valor primario de la vida(aborto, eutanasia, manipulaciones gené-ticas en los embriones), se exige, paracualquiera que se encuentre involucradoen tales prácticas, por un lado el deber,suyo propio, de oponer objeción de con-ciencia; por el otro, el correspondientederecho, calificado como ‘derecho huma-no básico’, que el Estado debe reconocer ygarantizar positivamente”. [57] De estaafirmación se desprenden dos principiosbásicos del fenómeno de la objeción deconciencia. El primero, en materia“grave”, como es la legitimación de losatentados contra la vida, existe una obli-gación de oponer tal objeción: no es underecho facultativo, sino que es un deberderivado de la oposición, que se debe lle-var a cabo, a la cooperación en accionesgravemente inmorales. El segundo, eldeber por parte del legislador de recono-cer tal objeción.

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DOCUMENTOS NACIONALES

El ser humano se caracteriza por lavida social. A tal punto este elemento esun constitutivo fundamental de nuestroser, que somos la forma de vida quenecesita más tiempo de convivencia consus iguales para poder alcanzar la auto-nomía, ya que muchas de las conductasque nos permiten seguir vivos deben sertrasmitidas y aprendidas en un entornosocial.

Esta naturaleza propia del ser huma-no nos ha llevado a descubrir normasbásicas, comunes a toda la Humanidad,que se han ido plasmando en leyes yconductas que pautan el modo en el quelos humanos convivimos en sociedad.

Entre esas pautas esenciales quegarantizan la convivencia humana, laprimera es el respeto por la vida del otro.Y es fácil entender por qué: si estamosnaturalmente inclinados a vivir un vín-culo tan estrecho, garantizar la vida detodo otro ser humano se vuelve crucialal momento de la convivencia y preser-va la existencia ante cualquier discre-pancia. Esto constituye lo que llamamosla intangibilidad de la vida humana.

Gracias a esa condición, la vida detodo hombre merece respeto y cuidado departe del resto de la humanidad; la razónse establece como criterio y se supera lafuerza como parámetro de la relación.Podemos decir que el Hombre encontró

Publicado en

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

INTANGIBILIDADDE LOS DERECHOS DEL HOMBRE

Declaración pública del Instituto deBioética de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica Argentina

Ciudad de Buenos Aires, miércoles 14 de marzo de 2012

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en este principio de intangibilidad unmodo concreto de garantizar su propiaexistencia y el futuro de la humanidad.

Se encolumna, detrás de este princi-pio, toda una larga tradición legislativa(ya presente en documentos tan lejanoscomo el Código de Hammurabi y elDecálogo de Israel) y médica -primusnon nocere- que atraviesa miles de añosy culturas.

Sin embargo, este principio básico essumamente frágil, tan frágil como la vidaque custodia, de modo que si algunaautoridad se arroga el derecho de decidirquién puede ejercerlo y quién no, todo elsistema que pretende custodiar la vidahumana cede. Para garantizar la vida dela humanidad de modo coherente, todavida debe ser protegida, por la ley y porel sistema jurídico que la debe aplicar.Cuando un tribunal o un juez se arroga elderecho de decidir quién vive y quién no;cuando se da prioridad a la vida de unosen detrimento de la existencia de otros,la justicia deja de cumplir su misión detratar a todos los hombres por igual.

El reciente fallo de la Suprema Cortede Justicia de la Nación (institución quedebe ser el garante fundamental de losderechos humanos) asume una jurisdic-ción que ningún tribunal humano enrealidad posee: decidir que, en algunoscasos, el derecho a la existencia puedeser ignorado o anulado.

Así propone esa magistratura dar res-puesta al doloroso caso de una mujerviolada, maltratada y degradada, como sila muerte de otro inocente pudiese solu-cionar el drama ya sufrido, o como sipudiese evitar con esto futuros actos deviolación.

Lamentablemente, una vez más lassoluciones ofrecidas por quienes debencustodiar el derecho, parecen no estar ala altura de la complejidad del tema encuestión, de manera que la víctima vuel-ve a ser la vida en su aspecto más frágil.

Pbro. Lic. Rubén RevelloDirector

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DOCUMENTOS NACIONALES

REFLEXIONES YAPORTES SOBREALGUNOS TEMASVINCULADOS A LA REFORMA DELCÓDIGO CIVIL

Declaración pública de la Conferencia Episcopal Argentina en la 103ª Asamblea Plenaria

Ciudad de Buenos Aires, viernes 27 de abril de 2012

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

PRESENTACIÓN

1. Nuestro país vive momentos departicular relevancia política que hacena su vida y cultura como nación. Sonmomentos de trascendencia históricaque debemos asumir con responsabili-dad por su significado actual y futuro.En este contexto debemos ubicar lareforma del Código Civil, como marcojurídico básico que regula la vida delhombre y sus relaciones en la sociedaddesde el inicio de su vida. Su reformanos compromete, no podemos, por ello,permanecer indiferentes ni ser especta-dores de decisiones que nos involucran yque requieren de una madura reflexión yde una amplia participación federal. Nocaben urgencias en temas de tanta tras-cendencia.

2. El Código Civil por su carácterestable y modélico, al definir obligacio-nes y derechos de las personas e institu-ciones no es algo neutro, sino que a tra-vés de él se expresan doctrinas ocorrientes de pensamiento que van aincidir en la vida de los argentinos. Juntoa las necesarias actualizaciones que lareforma busca realizar, creemos que elnuevo Código debe tener en cuenta lariqueza de nuestras tradiciones jurídicasy constitucionales, como los principios yvalores que hacen a nuestra vida e iden-tidad. Necesariamente en un CódigoCivil se presentan opciones que definen

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materias e institutos que rigen y orientanla vida de una comunidad. Entre ellasqueremos señalar, en primer lugar, lanecesidad del reconocimiento delcomienzo de la vida humana desde laconcepción y su necesaria protecciónjurídica. Debilitar este principio liminares disminuir la base jurídica de un siste-ma y orientar, por su misma autoridad, elalcance de futuras leyes sobre la entidadde los embriones congelados.

3. En segundo lugar, la valoración dela familia fundada sobre el matrimonio,como relación estable del varón y lamujer y ámbito primero en la educaciónde los niños. La familia es una realidadcon profundas raíces en el pueblo argen-tino y a lo largo de todo el país. Ella esuna institución que por su riqueza e his-toria es un bien que es garantía para lasociedad. Finalmente, adquieren un lugardestacado y de grave responsabilidadjurídica los derechos del niño, sea respec-to de su vida e identidad, como el justoconocimiento de sus derechos de filia-ción, paternidad y maternidad. Cuandose privilegian en estos temas los deseos ovoluntad de los adultos, se descuidan losderechos esenciales del niño. Cuando separte, en cambio, del valor único e irre-petible de la vida concebida, el adultotiene más obligaciones que derechos. Notodo lo que es técnicamente posible ydeseado en el manejo de la vida es nece-sariamente ético y respeta su dignidad. Ellímite, en estos casos, es tanto un acto de

sabiduría política como de ejemplaridadjurídica.

1. NUESTRA RESPONSABILIDAD SOCIAL

4. Las autoridades nacionales hanpuesto en marcha el proceso legislativopara la sustitución de los actuales códi-gos Civil y de Comercio, por un nuevoCódigo Civil unificado. Se trata sin dudade una de las reformas legislativas demayor trascendencia, por tratarse denormas que afectarán en forma directala vida cotidiana de todos los argentinos.

5. La Iglesia, que es parte integrantede la sociedad, siente la obligación moralde hacer oír su voz. Somos portadores deuna herencia y responsables de hacernoseco de las voces de millones de hermanosque a diario nos confían sus preocupa-ciones, alegrías, dificultades y esperan-zas. La Iglesia Católica siente que tiene elderecho y el deber de hacer conocer atoda la sociedad su pensamiento en estasdelicadas materias, proponiéndolo a tra-vés de una argumentación razonada yfundada.

2. EL VALOR DE LA LEY

6. Las leyes son necesarias para labuena vida social. Su contenido no esindiferente, porque las leyes son indicati-

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Reflexiones y aportes sobre la reforma del Código Civil / DOCUMENTOS NACIONALES

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[1] BENEDICTO XVI, Encíclica Caritas in veritate, 7, Roma, 29/06/2009.

vas de las conductas que la sociedadconsidera valiosas, para alentarlas y pro-tegerlas, o disvaliosas, para prohibirlas ocastigarlas. En ese sentido, la ley, sinidentificarse con la moral, tiene un indu-dable contenido moral.

No hay leyes moralmente neutras.

7. El Código Civil en particular regulalas relaciones jurídicas de las personas encuanto tales, desde el comienzo de suexistencia hasta después de que ella hafinalizado, las relaciones de familia, ytambién las relaciones de orden patrimo-nial, tales como las obligaciones y loscontratos, las relaciones de las personasentre sí y con las cosas de las que se sir-ven. Lo que diga y cómo lo diga no esindiferente. La ley no es una mera foto-grafía de lo que ocurre, sino una orienta-ción de lo que se espera y desea que ocu-rra en esas relaciones interpersonales:tiene una función docente y modélica.

8. Por lo tanto, el legislador no puedelimitarse a constatar que algo existe en larealidad, o puede existir, para darle valorlegal -es decir, de norma, o regla de con-ducta-, sin un previo juicio de valor. En lavida cotidiana se verifican conductas per-judiciales al bien común, que deben serreprobadas y no convalidadas por el solo

hecho de que algunas personas las llevena cabo. En este sentido, si bien es ciertoque toda persona es digna del mayor res-peto, no toda opinión o proposición lo esen el mismo grado. Es necesario tamizarlas distintas opiniones y propuestas, enorden a ese bien común, que es “el biende ese ‘todos nosotros’, formado porindividuos, familias y grupos intermediosque se unen en comunidad social. No esun bien que se busca por sí mismo, sinopara las personas que forman parte de lacomunidad social, y que solo en ella pue-den conseguir su bien realmente y demodo más eficaz”. [1]

9. Como ha dicho Benedicto XVI:“¿Dónde se encuentra la fundamenta-ción ética de las deliberaciones políti-cas? La tradición católica mantiene quelas normas objetivas para una acciónjusta de gobierno son accesibles a larazón, prescindiendo del contenido de larevelación. En este sentido, el papel de lareligión en el debate político no es tantoproporcionar dichas normas, como si nopudieran conocerlas los no creyentes.Menos aun proporcionar solucionespolíticas concretas, algo que está total-mente fuera de la competencia de lareligión. Su papel consiste más bien enayudar a purificar e iluminar la aplica-ción de la razón al descubrimiento de

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[2] BENEDICTO XVI, Discurso en Westminster Hall, Londres, 14/09/2010.[3] Como ejemplifica el Papa en el discurso al Parlamento Alemán, del 22/09/2011: “La importancia de la ecología es hoyindiscutible. Debemos escuchar el lenguaje de la naturaleza y responder a él coherentemente. Sin embargo, […] hay tam-bién una ecología del hombre. También el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipu-lar a su antojo. El hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Esespíritu y voluntad, pero también naturaleza, y su voluntad es justa cuando él respeta la naturaleza, la escucha, y cuan-do se acepta como lo que es, y admite que no se ha creado a sí mismo. Así, y solo de esta manera, se realiza la verda-dera libertad humana”.

principios morales objetivos”. [2] Lo quequeremos proponer a nuestros conciuda-danos en general, y a quienes tienen res-ponsabilidad en el proceso legislativo enparticular, no es una imposición religiosa,sino que en la Argentina la ley respetesimplemente la verdad de la persona, dela familia y de la sociedad. [3]

3. EL CÓDIGO CIVIL PROYECTADO

10. El Anteproyecto de Código Civilque se ha conocido, es sin duda el frutodel encomiable esfuerzo de muchas per-sonas, que han aportado su sabiduría yexperiencia en distintos temas. Ha sidopresentado, como el fruto de muchosaños de debates y trabajos jurídicos, y dela reflexión de los juristas y las decisionesde los jueces en el marco de la legislaciónhoy vigente. Eso es cierto en buena medi-da, pero no en algunos temas vinculadosa la vida humana y a la familia. Por otraparte, el Código es un delicado entrama-do de soluciones técnicas para situacio-nes y problemas muy diversos, sobre lasque no nos pronunciamos.

11. Vemos en la obra codificadora unesfuerzo de actualización y de atención alas nuevas posibilidades que abre el de-sarrollo científico y tecnológico. Con lacautela que implica reconocer que notodo lo que es técnica o científicamenteposible es moralmente aceptable -y por lotanto, digno de ser aprobado por la ley-,hay en esto un hecho positivo. Valoramosespecialmente la atención puesta al de-sarrollo creciente de los derechos huma-nos y su protección jurídica, expresada porejemplo en el reconocimiento de algunosde los derechos personalísimos, o la preo-cupación por proteger la vivienda familiar.

12. Valoramos que se hayan tenido encuenta distintas situaciones que hacen alos derechos de las comunidades indíge-nas. En otro orden de cosas, nos preocu-pa cierto reglamentarismo que proponeel Anteproyecto en relación a las asocia-ciones civiles, e incluso a las simples aso-ciaciones. Esas formas asociativas sonparte esencial de la sociedad civil y, porello, debería evitarse sobrecargarlas deexigencias e interferencias del Estado ensu vida interna.

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13. Hay, sin embargo, algunas cues-tiones que tanto a nuestro juicio de pas-tores, como en la opinión de muchosjuristas y expertos, merecen una mayorreflexión. Es necesaria en el Código unaformulación de ciertos principios, másrespetuosa de la dignidad propia de todavida humana desde su comienzo en elmomento de la concepción y hasta su finnatural, de los derechos de la familiafundada en el matrimonio, y de los dere-chos de los más débiles, en particular losniños ya nacidos, y todavía por nacer. Esen estas materias, el estatuto de la per-sona humana y de la familia, en las quequisiéramos detenernos particularmente.Notamos que en las soluciones propues-tas en este campo, ha influido una ideo-logía individualista y una concepción defamilia ajena a las tradiciones nacionalesy al sentir y vivir de la gran mayoría denuestro pueblo.

4. LA PERSONA EXISTE DESDE LA CONCEPCIÓN

14. Afirmamos sin lugar a dudas, quetodo ser humano merece el reconoci-miento de su personalidad jurídica entodas partes y sin distinción de condiciónalguna (en consonancia con el art. 6 dela Declaración Universal de DerechosHumanos). Y sabemos, porque la cienciaasí lo demuestra, que la vida humana

comienza desde el momento de la con-cepción, en la que se configura un serhumano nuevo, único e irrepetible. Hoydía, por la técnica, algunos seres huma-nos son concebidos fuera del senomaterno, en laboratorios. Pero no existeninguna diferencia ontológica entre unser humano concebido dentro o fuera delseno materno. El hecho de que por deci-siones de los padres o de los laboratorios,el desarrollo del embrión en algunoscasos se detenga artificialmente, no alte-ra en nada su condición de ser humano.

15. La tradición jurídica nacional y elcontexto constitucional a partir de 1994obligan al reconocimiento pleno de la dig-nidad humana y la personalidad jurídicade todo ser humano sin distinción. Cuandocon proverbial sabiduría, el Código Civilargentino proclamó que la persona existe“desde la concepción en el seno materno”,no excluyó la concepción extrauterina -enesa época imposible de imaginar-, sinoque afirmó el principio esencial de quetoda vida humana, desde el momento ini-cial, y sin distinción de cualidades o acci-dentes (art. 51 CC) es digna del respetodebido a una persona humana. Normasposteriores y de elevada jerarquía, como laley aprobatoria de la Convención de losDerechos del Niño, confirmaron, sin duda,que la persona es tal desde la concepción,sin distinguir según ella ocurra dentro ofuera del seno materno.

Reflexiones y aportes sobre la reforma del Código Civil / DOCUMENTOS NACIONALES

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16. No reconocer esta igual dignidad,tal como ocurre en el Anteproyecto, sig-nifica introducir una discriminacióninjusta pues algunos seres humanos enestado embrionario son consideradospersonas -los concebidos en el senomaterno, o los implantados en él-, mien-tras que a otros se les niega ese statusbásico -los concebidos fuera del senomaterno, antes de su implantación-. Eneste último caso no queda claro cuál es elstatus o situación jurídica de estosembriones que, por tanto, quedan en unestado de absoluta desprotección,abriendo la posibilidad de atentadoscontra la vida de seres humanos inocen-tes e indefensos.

17. Comprendemos la dificultad jurí-dica que implica, por ejemplo, reconocerderechos patrimoniales y sucesorios a losembriones no implantados, pero la solu-ción no es desconocer la dignidad y losderechos personalísimos que se derivande su condición humana, sino en todocaso impedir -y no promover- su produc-ción mediante una moratoria en la utili-zación de estas técnicas. Remitir la pro-tección del embrión no implantado a unaley especial aún no existente, si bien abrealguna esperanza, resulta insuficientepara evitar atentados presentes o futuroscontra la vida o dignidad de esos sereshumanos, expuestos a la comercializa-ción, industrialización o destrucción. Esinadmisible también la posibilidad de

experimentación con los embriones noimplantados.

5. LA FAMILIA Y EL MATRIMONIO

18. La familia fundada en el matrimo-nio entre un varón y una mujer, perdura-ble y estable, es el modo óptimo decrianza de los niños y de organizaciónfamiliar y social.

Recordando que la familia es anterior alEstado, éste debe apoyar y acompañar losmodelos exigentes de vida en los que losesposos se comprometen a la fidelidad, lacohabitación, la asistencia recíproca y elbien de los hijos. Si el Código Civil dejase deprever tales deberes del matrimonio, la ins-titución se vaciaría de contenido en desme-dro de los propios esposos y del bien supe-rior de los niños y su derecho a crecer y sereducados en el ámbito de una familia esta-ble. Consideramos que toda reforma tieneque recoger y valorar la tradición jurídica ycultural de nuestro país que valora y respe-ta esos rasgos en el matrimonio.

19. Se afirma que actualmente haymuchas formas de organización familiar yque todas ellas deben ser igualmenteadmitidas y protegidas por la ley. Pero nocualquier forma de convivencia es igual-mente valiosa, respetuosa de la verdad dela naturaleza humana, y de los derechosde la mujer y de los hijos. La ley debe pro-

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poner -como hizo siempre y en la pers-pectiva del bien común- un modelo defamilia, y apoyarlo, más allá de que hayapersonas que en ejercicio de su libertadopten por otras formas de vida. Deberíafomentar y no desalentar los proyectos devida más estables y comprometidos.

20. En ese sentido, la equiparacióncasi absoluta entre el matrimonio y lallamada “unión convivencial”, no contri-buye a dignificar a aquél. Es cierto queen ocasiones la ruptura de uniones pro-longadas perjudica a la parte más débil,generalmente la mujer, y también queeventualmente a ella pudo haberle falta-do algún grado de libertad para vincular-se de ese modo en lugar de celebrar unmatrimonio. Pero la solución a esto esuna educación adecuada de la responsa-bilidad, que prepare para asumir el com-promiso público que el matrimonio sig-nifica. La falta de formalización del vín-culo, que puede obedecer a distintasrazones, no justifica que se desvalorice larealidad del matrimonio.

21. La falacia del argumento según elcual se procura dar reconocimiento legala las “diversas formas de familia”, quedade manifiesto cuando se advierte que elAnteproyecto no reconoce en absoluto almatrimonio indisoluble caracterizadopor el compromiso de fidelidad y deapertura al bien de los hijos, tal como laIglesia propone a sus fieles, lo mismo que

otras confesiones religiosas, y la leynatural lo expresa. Solo formas débiles einestables de familia son propuestas yreguladas por el Anteproyecto.

6. LA PROTECCIÓN DE LOS NIÑOS

22. El régimen de la paternidad, lamaternidad y la filiación, así como otrasinstituciones proyectadas, generan incer-tidumbre en torno a la protección de losderechos de los niños. Una sociedad queno privilegie los derechos e intereses delos niños por sobre los de los adultos, seempobrece socialmente.

23. La regulación de los efectos de lastécnicas de fecundación artificial,lamentablemente legitimadas ignorandolas objeciones ético-jurídicas de fondoque merecen, y sin un marco de controlprevio, privilegia un supuesto “derecho alhijo”, por sobre los derechos del hijo a lavida y al respeto de su intrínseca digni-dad y el principio de originalidad en latransmisión de la vida humana. Las téc-nicas de fecundación artificial suponencon frecuencia mecanismos de selecciónde los embriones más aptos, con descar-te de los demás. Los embriones sobrantespodrían ser objeto de compra y ventapara experimentación o utilización enproductos industriales. No hay mecanis-mos que eviten estas derivaciones injus-tas en el anteproyecto de Código Civil.

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24. El Anteproyecto, además, niega alos niños concebidos mediante las técni-cas de fecundación artificial el acceso alestablecimiento del vínculo filiatorio bio-lógico, mientras que sí se lo permite enotras filiaciones. Se discrimina así entrecategorías de hijos con más o menosderechos según el modo en que fueronconcebidos y se conculca el derecho a laidentidad de los niños, que no puede que-dar sujeta a la voluntad de los adultos.Todos los niños tienen derecho a conocera sus padres y en la medida de lo posibleser criados por ellos (art. 7, inciso 1,Convención sobre los Derechos del Niño).

25. En materia de adopción, no se pri-vilegia el interés superior de los niños, queconsiste en tener un padre y una madreunidos en matrimonio. La adopción debetener en mira ese interés integral de losniños, y no el deseo de los adultos.

7. LOS PROBLEMAS DE LAPROCREACIÓN ARTIFICIAL

26. La Iglesia considera que la fecun-dación artificial debería ser prohibidapor las objeciones éticas y jurídicas quemerece. Sin perjuicio de ello, en caso deque se lleve adelante la fecundaciónextracorpórea, el ser humano concebidode esta manera tiene, como ya hemosdicho, el mismo estatuto, dignidad y

derechos que cualquier otro. En el dere-cho comparado podemos ver que existenpaíses que han limitado los daños provo-cados por el uso de estas técnicas, res-tringiendo el acceso a ellas a los matri-monios formados por varón y mujer, yprohibiendo la crioconservación deembriones, entre otras restricciones.

27. El Anteproyecto ha optado porregular solo algunas consecuencias de lareproducción artificial, lo que deja abiertasmúltiples cuestiones. Pareciera que cual-quier cosa es lícita en esta materia, libradaal novedoso concepto de la “voluntad pro-creacional” de pretensos progenitores, porla que no es padre o madre quien realmen-te lo es, sino quien quiere serlo para satis-facer un deseo propio.

28. En ese marco, es particularmentegrave la posibilidad de fecundación postmortem -admitida en el Anteproyecto-,que no respeta el derecho de los niños aser criados por sus padres en la medidade lo posible. A diferencia del caso enque una madre esté encinta y enviudeantes de dar a luz, en el que la orfandadsurge de un imponderable de la natura-leza, la Iglesia considera que no es acep-table crear deliberadamente orfandadesamparadas por la ley. Como tampoco loes atribuir la filiación de un niño a dospersonas del mismo sexo, privándolo delbien de un padre y una madre.

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29. En cambio, resulta loable la dispo-sición que prohíbe la manipulacióngenética en los embriones.

8. PROTEGER Y DIGNIFICAR A LA MUJER

30. Reconocemos con satisfacciónque hay un esfuerzo en el Anteproyectopor atender con delicadeza a la protec-ción de los derechos de la mujer. Pero almismo tiempo, resulta agraviante a ladignidad de las mujeres y de los niños laposibilidad de la existencia del alquilerde vientres, denominado eufemística-mente maternidad subrogada o gesta-ción por sustitución.

31. La regulación de la maternidadsubrogada no ha surgido de un reclamosocial ni es consistente con las tradicio-nes jurídicas, principios, valores y cos-tumbres del pueblo argentino, que hastahoy considera nulo a este tipo de contra-to por la inmoralidad de su objeto. El“alquiler de vientres” degrada a la mujergestante, arriesga crear más desigualdadpor la explotación para estos fines demujeres pobres, y desconoce el profundovínculo psicológico que se estableceentre ella y el niño al que da a luz.

9. LOS DERECHOS PERSONALÍSIMOS

32. Más allá de las particularidades desu regulación, que pueden ser en algunoscasos opinables, resulta encomiable queel Anteproyecto se ocupe de la protec-ción de los derechos personalísimos.

33. Es imprescindible que al prever enese marco la posibilidad de dar directivasanticipadas respecto de la propia salud,la prohibición de la eutanasia quedesuficientemente clara en la ley.

34. Es positiva la previsión contenidaen el Anteproyecto acerca de las exe-quias de las personas, que da cuenta delrespeto debido al cuerpo humano aundespués de la muerte. Sin embargo, seríaoportuno que se prevea en forma expre-sa la necesidad de respetar las creenciasy principios religiosos del fallecido, talcomo se hacía en proyectos anterioresque sin duda han sido fuente del actualen ésta y otras materias.

10. NECESIDAD DE UN AMPLIO DEBATE

35. Como ciudadanos y pastores, noscongratulamos del anuncio realizado porla Señora Presidenta de la Nación de

Reflexiones y aportes sobre la reforma del Código Civil / DOCUMENTOS NACIONALES

147Instituto de Bioética / UCA

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que el proyecto de Código Civil serásometido a un amplio debate antes de suaprobación.

36. Sabemos bien que una obra legis-lativa de esta magnitud tiene una arqui-tectura compleja y delicada, que no admi-te recortes, adiciones o cambios inopina-dos. Esa dificultad, más que desalentar eldebate, debería ser motivo de estudiosprofundos y de propuestas meditadas yserias, que cuenten con el tiempo necesa-rio para su formulación y estudio.

37. En ese sentido, exhortamos a losjuristas, los colegios profesionales y lasfacultades de Derecho -en primer lugar,por nuestra directa responsabilidad, aaquellas pertenecientes a las universida-des católicas- a comprometerse en esta

tarea noble y ardua, que hace a la vida ycultura de la Nación.

38. En el marco de la 103ª AsambleaPlenaria de la Conferencia EpiscopalArgentina, hemos querido proponercomo Iglesia, comprometidos con la vidade nuestra Patria y el bien de nuestroshermanos, estas reflexiones que estánorientadas a contribuir a la mejor refor-ma del Código Civil, en temas que consi-deramos de mayor importancia en ordena garantizar la dignidad de la vida con-cebida, el valor del matrimonio y la fami-lia, y la protección de todos los derechosdel niño. En este momento que conside-ramos de trascendencia histórica para lavida de nuestra Patria, invocamos la pro-tección de la Virgen María, NuestraMadre de Luján, Patrona de la Argentina.

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VIDA Y ÉTICA

Año 13 / No 1 / Junio de 2012

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DOCUMENTOS NACIONALES

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DIGNIDAD DE LA VIDA, DIGNIDAD DE LA MUERTE

Declaración pública del Instituto de Bioética de la Facultad de Ciencias Médicasde la Pontificia Universidad Católica Argentina

Ciudad de Buenos Aires, domingo 13 de mayo de 2012

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

Las posibilidades técnicas de la medi-cina actual, sobre todo aquello que per-mite sostener la vida artificialmente, sehan transformado en un instrumentocuya aplicación requiere de una gransabiduría y prudencia por parte del equi-po médico tratante.

El difícil momento del final de la vidade una persona hoy puede prolongarseartificialmente a la espera de una solu-ción que permita una intervenciónmédica que rescate a la persona de esasituación de acuerdo a las expectativaspropias de cada caso. La pregunta que seplantea es: ¿qué ocurre en los casos enlos que dicha expectativa es nula?,¿sigue siendo éticamente válido el recur-so a esos medios artificiales, ¿cuándoexiste certeza científica de que elpaciente no se recuperará jamás?

Durante muchos años la formaciónde los médicos se guió por un principiocuasi sagrado en ese ambiente: primumnon noccere -lo primero es no dañar-, locual interpretaba naturalmente el profe-sional de la medicina como utilizar todorecurso posible a fin de sostener la vidadel paciente que le era confiado. Perohoy, cuando los medios de los que dispo-ne la medicina permiten una prolonga-ción penosa y precaria de un pacienteterminal en quien se han descartado lasposibilidades de recuperación y cuandoel proceso de la muerte se ha desenca-

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VIDA Y ÉTICA

Año 13 / No 1 / Junio de 2012

[1] SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración Iura et Bona, IV, Ciudad del Vaticano,5/5/1980.[2] Ídem.

denado de modo irreversible ¿en quéconsiste ese mandato de “no dañar”?

“Es muy importante hoy día proteger,en el momento de la muerte, la dignidadde la persona humana y la concepcióncristiana de la vida contra un tecnicismoque corre el riesgo de hacerse abusivo.De hecho, algunos hablan de “derecho amorir”, expresión que no designa el dere-cho de procurarse o hacerse procurar lamuerte como se quiere, sino el derechode morir con toda serenidad, con digni-dad humana y cristiana. Desde estepunto de vista, el uso de los medios tera-péuticos puede plantear a veces algunosproblemas”. [1]

La Iglesia ha expresado su opinión enel documento Iura et Bona de 1980,donde claramente afirma respecto deestos casos: “Tomar decisiones corres-ponderá en último análisis a la concien-cia del enfermo o de las personas cualifi-cadas para hablar en su nombre, o inclu-so de los médicos, a la luz de las obliga-ciones morales y de los distintos aspectosdel caso. Cada uno tiene el deber decurarse y de hacerse curar. Los que tienena su cuidado los enfermos deben prestar-les su servicio con toda diligencia y sumi-

nistrarles los remedios que considerennecesarios y útiles”.

¿En qué casos es lícito interrumpiresos medios porque han dejado de cum-plir con las condiciones de necesidad yutilidad que exigen su aplicación?:“Cuando los resultados defraudan lasesperanzas puestas en ellos. Pero, altomar una tal decisión, deberá tenerse encuenta el justo deseo del enfermo y desus familiares, así como el parecer demédicos verdaderamente competentes;éstos podrán sin duda juzgar mejor queotra persona si el empleo de instrumen-tos y personal es desproporcionado a losresultados previsibles, y si las técnicasempleadas imponen al paciente sufri-mientos y molestias mayores que losbeneficios que se pueden obtener de losmismos”. [2]

Ante la inminencia de una muerteinevitable, a pesar de los medios emplea-dos, es lícito, en conciencia, tomar ladecisión de renunciar a unos tratamien-tos que procurarían únicamente unaprolongación precaria y penosa de laexistencia sin interrumpir, sin embargo,las curas normales debidas al enfermoen casos similares. Aquí debemos desta-

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car que se entienden como curas nor-males la hidratación, la alimentación y lahigiene del paciente. Al respecto, lareciente Ley de Muerte Digna acepta laposibilidad de rechazar esas curas nor-males, de fácil aplicación y bajo costooperativo, lo que abre a la posibilidad decaer en una eutanasia pasiva, puespodría dejar de darse al paciente cuida-dos que le son debidos y hacer de esafalta la causa misma del deceso.Debemos recordar que éticamente es dis-tinto permitir que el proceso natural de

la muerte continúe su recorrido, a causarla muerte.

El centro de la atención, hoy comoayer, debe ser el bien de las personas,sobre todo de la vida en su condiciónmás frágil. Esta nota particular de unasociedad es lo que demuestra su condi-ción humana.

Pbro. Lic. Rubén RevelloDirector

Dignidad de la vida, dignidad de la muerte / DOCUMENTOS NACIONALES

151Instituto de Bioética / UCA

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DOCUMENTOS NACIONALES

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“MUERTE DIGNA”E “IDENTIDAD DE GÉNERO”

Declaración de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina

Ciudad de Buenos Aires, miércoles 16 de mayo de 2012

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

Ante la reciente aprobación por elCongreso de la Nación de las leyes deMuerte Digna e Identidad de Género,hemos creído oportuno expresar, espe-cialmente a nuestros fieles pero tambiéna la opinión pública, el pensamiento dela Comisión Ejecutiva del EpiscopadoArgentino sobre estos temas.

1. En la llamada ley de Muerte Dignacreemos que se ha avanzado en aspectosreferidos a la proporcionalidad de losmedios a utilizar en enfermos termina-les, que eviten un encarnizamiento tera-péutico. Mantener una vida con mediosartificiales no siempre es moralmenteobligatorio. Es destacable, también, laimportancia dada a la voluntad delpaciente y de sus familiares, como partede los derechos personalísimos del enfer-mo. El rechazo de estos medios artificia-les no solo es válido, puede ser recomen-dable.

Valoramos, por otra parte, la prohibi-ción de la eutanasia.

Lamentamos, sin embargo, que entreestos medios se haya incluido el posiblerechazo de la “hidratación y alimenta-ción”, como si fueran medios despropor-cionados, siendo, por el contrario, unacto humanitario que hace a una muer-te digna. Su privación, en cambio, seríauna eutanasia pasiva.

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2. Respecto a la ley de Identidad deGénero, si bien se ha buscado respondera una realidad que presenta sus reclamos,no se ha tenido en cuenta el significadoobjetivo del dato biológico como ele-mento primario en una legislación sobreel tema de identidad sexual. La diversi-dad sexual no depende solo de una deci-sión o construcción cultural, sino quetiene su raíz en un dato de la naturalezahumana que presenta su propio lenguajey significado.

Desconocer el valor y el alcance deeste hecho debilita el sentido de lasexualidad que, en su diversidad y com-plementariedad, debe orientar tanto lavida de las personas como la tarea edu-cativa y legislativa.

La necesaria educación sexual debeestar orientada, desde la infancia, a valo-rar el sentido y la riqueza de la sexuali-dad. Consideramos muy grave que la leypermita manipular la identidad sexual delos niños y dañarla de modo, tal vez irre-versible e incluso en contra de la volun-tad de sus padres.

Estas afirmaciones no significan des-conocer la realidad de personas quesufren por estos motivos. La ley, en cuan-to ordenamiento de la comunidad, debetratar todo reclamo en el marco jurídico

adecuado y con las garantías que elloimplica. Pero, dejar el tema de la identi-dad sexual a un libre sentir o decisión dela persona, no corresponde a la certezajurídica que debe ofrecer una legislacióna la sociedad. La naturaleza no limita, eneste caso, los derechos de la persona, sinoque muestra con su lenguaje el sentido dela sexualidad como un principio que debeorientar tanto la educación como el con-tenido de las leyes de una comunidad.

3. En ambos casos es importante quese respete el derecho a la objeción deconciencia, de quienes vean afectadassus sinceras y profundas conviccioneséticas por la obligación de aplicar estasleyes.

4. Hemos creído conveniente expresarnuestro juicio y reflexión con el debidorespeto y como un servicio, en orden acolaborar “e iluminar la aplicación de larazón al descubrimiento de principiosmorales objetivos” (Benedicto XVI, dis-curso en Westminster Hall, 17/9/2010),que actúan como fuente de toda norma-tiva justa.

Mons. José María ArancedoMons. Virginio BresanelliMons. Mario CargnelloMons. Enrique Eguía

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VIDA Y ÉTICA

Año 13 / No 1 / Junio de 2012

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DOCUMENTOS NACIONALES

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LA LEY DE “IDENTIDAD DE GÉNERO” SOCAVA ELDERECHOPERSONALÍSIMOA LA IDENTIDADEN SUS DIMENSIONESINDIVIDUAL Y SOCIAL

Declaración de la Facultad deDerecho de la Pontificia UniversidadCatólica Argentina

Ciudad de Buenos Aires, jueves 17 de mayo de 2012

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

El 9 de mayo de 2012 el Senado de laNación sancionó la Ley 26.743 denomi-nada “de identidad de género” que esta-blece que toda persona pueda solicitarla rectificación registral del sexo, y elcambio de nombre de pila e imagen aúnsin alterar sus caracteres exteriores. Alrespecto, la Facultad de Derecho de laPontificia Universidad CatólicaArgentina entiende que:

1) La sexualidad es un atributo inhe-rente a la personalidad humana que nopuede ser considerado de manera diso-ciada de la identidad del ser humanoque incluye la dimensión sexuada. Lapretensión del legislador de alterar porvía legal una sexualidad que viene daday expresada en forma compleja en laidentidad humana es arbitraria y contra-ria a la realidad.

2) La diversidad sexual y su registra-ción, en el ámbito jurídico, expresan elaspecto inescindiblemente individual ysocial de la identidad humana. El hechode que el sexo registral sea discordantede la sexualidad integral de una personasupone una alteración profunda de lavida social, que no se refiere exclusiva-mente a una esfera de privacidad, sinoque impacta en los derechos de tercerosy de la sociedad como un todo.

3) Por eso, en el derecho comparado,aún en los casos en que se ha legislado en

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esta materia, se lo ha hecho en forma másrestrictiva, poniendo especial énfasis enasuntos tales como la irreversibilidad oestabilidad del cambio de aparienciasexual previa a la rectificación; la inexis-tencia de un matrimonio previo; la esteri-lidad de quienes optan por la modificacióno una experiencia real de vida previa alcambio. En cambio, en la ley recientemen-te sancionada se ha privilegiado una acti-tud individualista basada en la autoper-cepción por encima de la realidad sexualdel ser humano, los derechos de terceros,la seguridad jurídica y el bien común.

4) Tratándose de menores de edad, lasituación se agrava, toda vez que la irre-versibilidad de los posibles cambios enlos caracteres sexuales secundarios (dis-puesta por sus representantes legales conla conformidad del menor de acuerdo alo que dispone la ley), no contempla laposibilidad de que los menores no hayanpodido tener plena comprensión de lasconsecuencias de sus acciones. Estasituación pone en riesgo la responsabili-dad internacional de la Argentina res-pecto al posible incumplimiento de loscompromisos internacionales en materiade derechos de la niñez, interés superiordel niño y principio de precaución. Ladoctrina y jurisprudencia comparada exi-gen máxima prudencia al tomar decisio-nes en torno a intervenciones a menoresque tengan carácter irreversible.

5) Al incorporar en el Plan MédicoObligatorio las intervenciones de reasig-nación de sexo, se encarece el serviciomédico coaccionando a personas quepodrían no coincidir con dichas interven-ciones a financiarlas conjuntamente conel sostenimiento del servicio de salud.

6) Teniendo en cuenta lo dispuesto enel artículo 11: “Los efectores del sistemapúblico de salud, ya sean estatales, priva-dos o del subsistema de obras sociales,deberán garantizar en forma permanen-te los derechos que esta ley reconoce”,no se ha previsto la objeción de concien-cia de los profesionales y también -enforma análoga- de las instituciones.

En suma, la ley sancionada ha gene-ralizado un modelo de pensamiento queprivilegia supuestos proyectos de vidaindividuales y personales (de cambio oreasignación de sexo), en desmedro delos valores y principios del resto de lasociedad. Es un paso más en una pro-gresiva mutilación de las normas fun-damentales de la vida y la familia yempobrece la convivencia social a par-tir de una concepción individualista dela persona que es definida como unamera creación cultural y desgajada desus constitutivos elementos de ordennatural, en especial de la rica comple-mentariedad entre varón y mujer.

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VIDA Y ÉTICA

Año 13 / No 1 / Junio de 2012

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DOCUMENTOS INTERNACIONALES

Señores cardenales, venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio, queridos hermanos y hermanas:

Me alegra encontrarme con vosotroscon ocasión de los trabajos de la XVIIIasamblea general de la Academia ponti-ficia para la vida. Os saludo y os doy lasgracias a todos por vuestro generoso ser-vicio en defensa y en favor de la vida, enparticular al presidente, monseñorIgnacio Carrasco de Paula, por las pala-bras que me ha dirigido también envuestro nombre. El enfoque que habéisdado a vuestros trabajos manifiesta laconfianza que la Iglesia ha depositadosiempre en las posibilidades de la razónhumana y en un trabajo científico reali-zado rigurosamente, que siempre tenganpresente el aspecto moral. El tema quehabéis elegido este año, “Diagnóstico yterapia de la infertilidad”, además detener relevancia humana y social, poseeun peculiar valor científico y expresa laposibilidad concreta de un diálogofecundo entre la dimensión ética y lainvestigación biomédica. En efecto, anteel problema de la infertilidad de la pare-ja, habéis elegido recordar y consideraratentamente la dimensión moral, bus-cando los caminos para una correctaevaluación diagnóstica y una terapia quecorrija las causas de la infertilidad. Esteenfoque no solo nace del deseo de darun hijo a la pareja, sino también dedevolver a los esposos su fertilidad y

157INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

DISCURSO DELSANTO PADREBENEDICTO XVI A LOS PARTICIPANTESEN LA ASAMBLEADE LA PONTIFICIAACADEMIA PARA LA VIDA

Ciudad del Vaticano, sábado 25 de febrero de 2012

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toda la dignidad de ser responsables desus decisiones de procreación, para sercolaboradores de Dios en la generaciónde un nuevo ser humano. La búsqueda deun diagnóstico y de una terapia repre-senta el enfoque científicamente máscorrecto de la cuestión de la infertilidad,pero también el más respetuoso de lahumanidad integral de los sujetos impli-cados. De hecho, la unión del hombre yde la mujer en la comunidad de amor yde vida que es el matrimonio, constituyeel único “lugar” digno para la llamada ala existencia de un nuevo ser humano,que siempre es un don.

Por tanto, deseo alentar la honradezintelectual de vuestro trabajo, expresiónde una ciencia que mantiene vivo suespíritu de búsqueda de la verdad, al ser-vicio del bien auténtico del hombre, yque evita el riesgo de ser una prácticameramente funcional. De hecho, la dig-nidad humana y cristiana de la procrea-ción no consiste en un “producto”, sinoen su vínculo con el acto conyugal,expresión del amor de los esposos, de suunión no solo biológica sino tambiénespiritual. A este respecto, la instrucciónDonum vitae nos recuerda que “el actoconyugal, por su íntima estructura, alasociar al esposo y a la esposa con unvínculo estrechísimo, los hace tambiénidóneos para engendrar una nueva vidade acuerdo con las leyes inscritas en lanaturaleza misma del varón y de la

mujer” (n. 4 a). Por eso, las legítimasaspiraciones de paternidad de la parejaque sufre una condición de infertilidaddeben encontrar, con la ayuda de la cien-cia, una respuesta que respete plena-mente su dignidad de personas y deesposos. La humildad y la precisión conque profundizáis en estas problemáticas,consideradas inusuales por algunos devuestros colegas ante la fascinación de latecnología de la fecundación artificial,merecen aliento y apoyo. Con ocasión deldécimo aniversario de la encíclica Fideset ratio, recordé cómo “la ganancia fácil,o peor aún, la arrogancia de sustituir alCreador desempeñan, a veces, un papeldeterminante. Esta es una forma dehybris de la razón, que puede asumircaracterísticas peligrosas para la propiahumanidad” (Discurso a los participan-tes en el congreso internacional organi-zado por la Pontificia UniversidadLateranense, 18 de octubre de 2008:L’Osservatore Romano, edición en lenguaespañola, 7 de noviembre de 2008, p. 6).Efectivamente, el cientificismo y la lógi-ca del beneficio parecen dominar hoy elcampo de la infertilidad y de la procrea-ción humana, llegando a limitar tambiénmuchas otras áreas de investigación.

La Iglesia presta mucha atención alsufrimiento de las parejas con infertili-dad, se preocupa por ellas y, precisamen-te por eso, alienta la investigación médi-ca. Sin embargo, la ciencia no siempre es

VIDA Y ÉTICA

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capaz de responder a los deseos denumerosas parejas. Por eso quiero recor-dar a los esposos que viven la condiciónde infertilidad, que su vocación matri-monial no se frustra por esta causa. Losesposos, por su misma vocación bautis-mal y matrimonial, siempre están llama-dos a colaborar con Dios en la creaciónde una humanidad nueva. En efecto, lavocación al amor es vocación a la entre-ga de sí, y esta es una posibilidad queninguna condición orgánica puede impe-dir. Por consiguiente, donde la ciencia noencuentra una respuesta, la respuestaque ilumina viene de Cristo.

Deseo animaros a todos vosotros, aquíreunidos para estas jornadas de estudio yque a veces trabajáis en un contextomédico-científico donde la dimensión dela verdad resulta ofuscada: proseguid elcamino emprendido de una ciencia inte-lectualmente honrada y fascinada por labúsqueda continua del bien del hombre.En vuestro itinerario intelectual no des-deñéis el diálogo con la fe. Os dirijo avosotros la apremiante exhortación quehice en la encíclica Deus caritas est:“Para llevar a cabo rectamente su fun-ción, la razón ha de purificarse constan-temente, porque su ceguera ética, quederiva de la preponderancia del interés ydel poder que la deslumbran, es un peli-gro que nunca se puede descartar total-mente. (...) La fe permite a la razón de-sempeñar del mejor modo su cometido y

ver más claramente lo que le es propio”(n. 28). Por otra parte, precisamente lamatriz cultural creada por el cristianismo-basada en la afirmación de la existenciade la Verdad y de la inteligibilidad de loreal a la luz de la Suma Verdad-, repito,la matriz cultural hizo posible en laEuropa medieval el desarrollo del sabercientífico moderno, saber que en las cul-turas anteriores estaba solo en germen.

Ilustres científicos y todos vosotros,miembros de la Academia, comprometi-dos a promover la vida y la dignidad dela persona humana, tened siempre pre-sente también el papel cultural funda-mental que desempeñáis en la sociedad yla influencia que tenéis en la formaciónde la opinión pública. Mi predecesor, elbeato Juan Pablo II, recordaba que loscientíficos, “precisamente porque ‘sabenmás’, están llamados a ‘servir más’”(Discurso a la Academia pontificia deciencias, 11 de noviembre de 2002:L’Osservatore Romano, edición en lenguaespañola, 15 de noviembre de 2002, p. 7).La gente tiene confianza en vosotros,que servís a la vida; tiene confianza envuestro compromiso en favor de quienesnecesitan consuelo y esperanza. Jamáscedáis a la tentación de tratar el bien delas personas reduciéndolo a un mero pro-blema técnico. La indiferencia de la con-ciencia ante la verdad y el bien represen-ta una peligrosa amenaza para un autén-tico progreso científico.

Discurso del Santo Padre Benedicto XVI / DOCUMENTOS INTERNACIONALES

159Instituto de Bioética / UCA

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Quiero concluir renovando el deseoque el concilio Vaticano II dirigió a loshombres del pensamiento y de la ciencia:“Felices los que, poseyendo la verdad, labuscan más todavía a fin de renovarla,profundizar en ella y ofrecerla a los

demás” (Mensaje a los intelectuales y alos hombres de ciencia, 8 de diciembrede 1965: AAS 58 [1966], 12). Con estosdeseos os imparto a todos vosotros aquípresentes, y a vuestros seres queridos, labendición apostólica. Gracias.

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VIDA Y ÉTICA

Año 13 / No 1 / Junio de 2012

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DOCUMENTOS INTERNACIONALES

En los tiempos en que vivimos, existeuna creciente sensibilidad para los dere-chos, que deben ser promovidos y respe-tados por todos y en todos los sereshumanos, independientemente de lascondiciones o circunstancias que rodeensu vida. “Así como tú, yo también tengoderecho a vivir”. Hoy estas palabras laspronuncia el más indefenso de los sereshumanos, el concebido, el niño pornacer. Y las dirige al Estado, que bajociertas circunstancias cree que debe des-penalizar el aborto; a los movimientosantivida, que bajo supuestos derechossexuales y reproductivos creen que debereconocerse a las mujeres el “derecho aabortar”; a todas aquellas personas quepor indiferencia o negligencia apruebanla despenalización o la legalización delaborto. Finalmente, las dirige a su propiamadre, aquella que es la última deposi-taria de su esperanza de no ser elimina-do y así poder nacer y vivir.

Como una expresión de que somos unpueblo culturalmente abierto a la vida, el25 de marzo de cada año se celebra ennuestro país el Día del Niño por Nacer, encumplimiento de la Ley n. 27.654, dadapor el Congreso de la República en el año2002, con base en la Constitución Políticadel Perú, que señala que toda personatiene derecho a la vida, a su identidad, asu integridad moral, psíquica y física y asu libre desarrollo y bienestar, y que elconcebido es sujeto de derecho en todocuanto le favorece (art. 2,1).

ASÍ COMO TÚ,YO TAMBIÉNTENGO DERECHO A VIVIR

Comunicado de la Comisión episcopal de Familia y Vida de laConferencia episcopal peruana enocasión del Día del Niño por nacer

Perú, domingo 25 de marzo de 2012

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012

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Por otra parte, como creyentes enCristo debemos “de modo particular,defender y promover este derecho (a lavida), conscientes de la maravillosa ver-dad recordada por el Concilio Vaticano II:‘El Hijo de Dios, con su encarnación, se haunido, en cierto modo, con todo hombre’.En efecto, en este acontecimiento salví-fico se revela a la humanidad no solo elamor infinito de Dios que ‘tanto amó almundo que dio a su Hijo único’ (Jn 3,16),sino también el valor incomparable decada persona humana”. (EvangeliumVitae 2)

La Iglesia y el Estado de Derecho coin-ciden plenamente en el respeto irrestric-to a la vida de toda persona humana.

Pero no solo eso, sino también en su pro-moción.

Como peruanos y como católicosroguemos a Dios junto con el SantoPadre Benedicto XVI: “Despierta en no -sotros el respeto por toda vida humananaciente, haciéndonos capaces de apre-ciar en el fruto del vientre materno laadmirable obra del Creador, dispón nues-tros corazones a la generosa acogida detodo niño ante la vida. […] Acompañacon la luz de tu Espíritu las decisiones delas asambleas legislativas, para que lospueblos y las naciones reconozcan y res-peten la sacralidad de la vida, de todavida humana”. (Vísperas del I Domingo deAdvientos 2010).

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VIDA Y ÉTICA

Año 13 / No 1 / Junio de 2012

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PUBLICACIONES

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012 163

PUBLICACIONESDEL INSTITUTODE BIOÉTICA

PRIN CI PIOS DE BIOÉ TI CA EN EL CA TE CIS MO DE LA IGLE SIA CA TÓ LI CA Au to resDo min go M. Bas soHu go O. M. Obi glio

Dos son los ca pí tu los en que se de sa rro lla es ta obra.El pri me ro de ellos re co ge la en se ñan za del Ca te cis -mo so bre los prin ci pios fun da men ta les del or denmo ral; el se gun do, pre sen ta una re co pi la ción de to -dos los tex tos que sin te ti zan los cri te rios ex plí ci tosso bre cues tio nes pun tua les de Bioé ti ca for mu la dosen nu me ro sos do cu men tos, más o me nos re cien tes,del Ma gis te rio de la Igle sia.

Edi ta do por el Cen tro de In ves ti ga cio nes en Éti caBio mé di ca, Bue nos Ai res, 1993.Págs. 134.

Para adquirir cualquierade las publicaciones contactarsecon el Instituto de Bioética

PRIN CI PIOS DE BIOÉ TI CA

Ac tas del Sim po sio rea li za do del 17 al 19 de abrilde 1998 en "La Ar mo nía", Co bo, prov. de Bue nosAi res. Or ga ni za do por el Ins ti tu to de Éti ca Bio mé -di ca de la Pon ti fi cia Uni ver si dad Ca tó li ca Ar gen ti -na - Coor di na dor: Hu go O. M. Obi glio.

Con te ni do: As pec tos his tó ri cos de los prin ci piosque so por tan la Bioé ti ca; De los prin ci pios éti cosa los bioé ti cos: al gu nas pre ci sio nes pre li mi na res;Ha cia un exa men de la cues tión de los Prin ci piosde la Bioé ti ca; Exa men de las ac ti tu des y de losPrin ci pios de la Bioé ti ca con tem po rá nea pre do mi -nan te; Con clu sio nes y es bo zos pa ra una pos te riorre dac ción de Prin ci pios.

Edi ta do por la Fun da ción Al ber to J. Roem mers,Bue nos Ai res, 1998.Págs. 261.

005- Publicaciones:Publicaciones 02/07/12 00:09 Página 163

VIDA Y ÉTICA

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JORNADA POR LA VIDA

Ac tas del Sim po sio In ter na cio nal ce le bra do en Bue -nos Ai res el 2 y 3 de sep tiem bre de 1998 en la se dede la Pon ti fi cia Uni ver si dad Ca tó li ca Ar gen ti na -Coor di na dor: Hu go O. M. Obi glio.

Con te ni do: Fun da men tos an tro po ló gi cos de la cul tu -ra por la vi da; Pro ble má ti ca de la pro crea ción: re fle -xio nes so bre el ini cio de la vi da; ¿Cuál es el ries go delas téc ni cas de fe cun da ción ar ti fi cial?; Los efec tospsi co ló gi cos del abor to en la fa mi lia; El de re cho an tein te re ses im pli ca dos en la pro crea ción ar ti fi cial; Lapro tec ción cons ti tu cio nal del de re cho a la vi da; Lasdis tin tas con cep cio nes fi lo só fi cas y la le gis la ción eu -ro pea so bre el no na ci do; El de re cho a la vi da co mofun da men to de los de re chos hu ma nos; Los de re chosdel nas ci tu ro y la ma ni pu la ción ge né ti ca; De re cho ala vi da y Po lí ti ca Na cio nal.

Edi ta do por EDU CA -Edi cio nes de la Uni ver si dad Ca -tó li ca Ar gen ti na-, Bue nos Ai res, 1999. Págs. 217.

¿QUÉ ES LA VIDA? Au to res va rios Coor di na dor: An ge lo Sco la

To dos los fe nó me nos que se de sa rro llan con ex ce si -va ve lo ci dad ne ce si tan de fi nir me jor su na tu ra le za ysu mé to do. Es te es el ca so de la Bioé ti ca, don de laur gen cia por re gu lar una ma te ria tan de li ca da halle va do a de jar en se gun do pla no el es tu dio del ob -je to que se quie re re gu lar: ¿qué es la vi da? La Bioé -ti ca se gui rá cues tio na da mien tras no se dé res pues -ta a es ta pre gun ta, que es pre via a to do de ba te. Es -te li bro pre ten de ayu dar al lec tor a pro fun di zar en elfe nó me no de la vi da hu ma na.

Edi ta do por EDU CA -Edi cio nes de la Uni ver si dad Ca -tó li ca Ar gen ti na- pa ra el Ins ti tu to de Éti ca Bio mé di -

ca, jun to a la Uni ver si dad Ca tó li ca de Chi le y la Uni -ver si dad de San Pa blo, Bue nos Ai res, 1999.Págs. 311.

LA BIOÉTICA COMO PRAXIS Au torElio Sgrec cia

Las pá gi nas de es te li bro pre sen tan el va lio so apor -te al sa ber bioé ti co brin da do por S.E.R. Mons. ElioSgrec cia en las con fe ren cias "De re chos Hu ma nos yBioé ti ca. De la Bioé ti ca al Bio de re cho", "El Si glo XXco mo si glo de la Bioé ti ca" y "La asis ten cia mé di caa los en fer mos y a los mo ri bun dos: la pro por cio na -li dad te ra péu ti ca", ofre ci das du ran te su vi si ta alIns ti tu to de Éti ca Bio mé di ca con mo ti vo de la de -sig na ción, por par te de la Pon ti fi cia Uni ver si dadCa tó li ca Ar gen ti na, co mo Pro fe sor Ho no ris Cau sa.

Edi ta do por EDU CA -Edi cio nes de la Uni ver si dadCa tó li ca Ar gen ti na-, Bue nos Ai res, 2000. Reimpresión, 2004.Págs. 101.

LA VIDA FRÁGILAu torJo sé Luis Del Bar co

"Se gu ra men te, el ol vi do más gra ve de nues tro si glo,un ol vi do la men ta ble oca sio na dor de rui nas, ha ya si -do dar la es pal da a la sa bia ra zón prác ti ca, cu ya la -men ta ble au sen cia de pa tria ne ce si ta da ha de ja do anues tro tiem po en un es ta do pe no so de os cu ri daddu pli ca da, co mo una ti nie bla ne gra fa tal men te en -som bre ci da, y ha cau sa do una or fan dad de de sam -pa ro com ple to a la mo ral, a la éti ca, al de re cho, a lapo lí ti ca: a to das las cien cias prác ti cas. Otros ol vi dospo drían con tem plar se con des ape go o con frial dadde es ta tua, co mo el ami go fin gi do al ami go que semar cha, pe ro el de la ra zón prác ti ca no, pues sin ella

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nos hun di mos en un fo so de ig no ran cias y nos que -da mos sin me dios, sin re cur sos, sin ideas pa ra en ca -rar con pru den cia las du das exis ten cia les de la cul -tu ra de enig mas que anun cia el nue vo mi le nio, en -tre ellas, las in quie tan tes de la cien cia bioé ti ca".

Edi ta do por EDU CA -Edi cio nes de la Uni ver si dad Ca -tó li ca Ar gen ti na-, Bue nos Ai res, 2000.Págs. 203.

SEXUALIDAD Y PROCREACIÓNHUMANAAu toraMaría Luisa Di Pietro

“El punto de vista frente a la procreación aparecehoy ambivalente: al ‘miedo’ al hijo, que lleva a ladifusión de una mentalidad contraceptiva y aborti-va, se contrapone el deseo del hijo a satisfacer inclu-so con el recurso a las técnicas de fecundación arti-ficial. Y si, a primera vista, la contracepción y elaborto parecen negar la vida y la fecundación arti-ficial rendirle un servicio, la mentalidad que subya-ce a ambas opciones es, en realidad, única. A través de la descripción de los eventos, el análisisde las ideologías, el desenmascaramiento de la ‘neo-lengua’, el libro se propone como una investigaciónde las razones que han llevado a este estado dehecho y encuentra la raíz última en aquella ‘banali-zación de la sexualidad’ que Juan Pablo II ha indica-do -en el n. 97 de la Carta Encíclica Evangeliumvitae- justamente como uno de los ‘principales fac-tores que se encuentran en el origen del desprecio ala vida naciente’, porque ‘sólo un amor verdaderosabe custodiar la vida’”.

Editado por EDUCA para el Instituto de Bioética,Buenos Aires, 2005. Págs. 351.

CURARSE Y HACERSE CURARAu torMaurizio Calipari

Mons. Dr. Maurizio Calipari, Oficial de Estudio de laPontificia Academia para la Vida, aborda la comple-ja realidad de ofrecer en la actualidad terapias apacientes enfermos graves y moribundos, encon-trando un punto de equilibrio ético y moral quevalore la vida sin convertir sus prácticas en eutana-sia ni en encarnizamiento terapéutico. Elabora uncriterio que denomina principio de lo éticamenteadecuado que contribuye a superar el dilema plan-teado y evita sucumbir en la tentación del abando-no del paciente en lo que Mons. Elio Sgreccia deno-mina en el prólogo del libro como "el momento másalto y decisivo de su existencia".

Editado por EDUCA para el Instituto de Bioética,Buenos Aires, 2007. Págs. 232

PERSONA Y SEXOAu torCarlos Abel Ray

Persona y sexo resume con lenguaje sencillo ochen-ta y seis audiencias de los miércoles de Juan Pablo IIreferidas a un tema que él mismo denominóTeología del cuerpo, en las que abordó lo que signi-fica el cuerpo humano en su triple dimensión bioló-gica, antropológica y teológica. El libro analiza ensus tres capítulos las temáticas: el cuerpo humanoayer, relacionado con la creación del hombre; elcuerpo humano hoy, referido a la pureza y la teolo-gía del cuerpo; y el cuerpo humano mañana, vincu-lado al momento de la resurrección.Esta obra, escrita por un médico pediatra, es de uti-lidad para jóvenes, padres y docentes, tanto para la

PUBLICACIONES DEL INSTITUTO DE BIOÉTICA

165Instituto de Bioética / UCA

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propia formación como para transmitir en formadocente y académica la Verdad, el Bien y la Bellezadel cuerpo humano.

Editado por EDUCA para el Instituto de Bioética,Buenos Aires, 2007.Págs. 336.

BIOÉTICA Y PERSONACompiladorAlberto Bochatey

La obra trata sobre el pensamiento, la preocupaciónpor la persona y por la Bioética personalista deMons. Elio Sgreccia. Un adelantado a su tiempo, quesupo descubrir su vocación y misión poniéndola enpráctica en su máxima expresión. Un hombre quecreció en sabiduría y conocimientos y, con la gene-rosidad exclusiva de los sabios, supo compartirla consus alumnos, sus discípulos y todas aquellas personasde buena voluntad que se han acercado a él. Comoel compilador expresa, Mons. Elio Sgreccia no sóloenseña y promueve un tipo de Bioética, sino que halogrado encender una luz que ilumina una escuelade pensamiento bioético cuya base es la persona,creada a imagen y semejanza de Dios y cuya digni-dad personal se presenta siempre, con la mismafuerza e intensidad, en cada ser humano.

Editado por EDUCA para el Instituto de Bioética,Buenos Aires, 2008.Págs. 447.

BIOÉTICA DE PÍO XI A BENEDICTO XVIAutoresHugo O. M. Obiglio y Carlos Ray

La vivencia de situaciones médicas que conllevan uncontenido ético cuestionable ha sido el motor quellevó a la publicación de este trabajo, en el cual seseñalan los párrafos más destacados acerca de la

Bioética que han escrito los últimos siete pontíficesy lo declarado al respecto por el Concilio Vaticano II.Se enfatiza también la continuidad absoluta delMagisterio en aquellos temas que hacen a la vida, lafamilia y la dignidad de la persona. Desde Pío XIhasta Benedicto XVI han profundizado en estascuestiones, en razón de los nuevos avances de laciencia y la técnica.Su contenido sigue la Bioética personalista, impulsa-da por S.E.R. Mons. Elio Sgreccia y sus seguidores,entre los que se cuentan los autores de esta obra.

Editado por EDUCA para el Instituto de Bioética,Buenos Aires, 2010.Págs. 530.

BIOÉTICA: LA VERDAD QUE BUSCAEL BIENAutorRubén Revello

En los últimos cincuenta años de historia, el de -sarrollo alcanzado por la ciencia y la tecnologíapuso a disposición de la humanidad una cantidadde avances y logros que no dejan de maravillar. Sinembargo, toda esta búsqueda sobre la verdad delser de las cosas, muchas veces corre el riesgo deolvidar el bien del hombre y del cosmos. La pre-sente obra, tratará de hallar en la estructura delconocimiento científico, un elemento que justifi-que la pregunta ética de si es correcto hacer o nohacer algo determinado, aunque sea técnicamen-te posible. Con tal fin se presenta también el pen-samiento de santo Tomás de Aquino.La Bioética es un ámbito excelente para recuperarel hábito propiamente humano de la palabra pro-ferida y acogida, la consideración de los matices yde los tonos diversos que requieren de la inteli-gencia su máximo esfuerzo.

Editado por EDUCA para el Instituto de Bioética,Buenos Aires, 2010.Págs. 192.

VIDA Y ÉTICA

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REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 1 / Nro. 0 / Diciembre 2000

. Humanizar la medicina

. Fecundación y concepción: ¿hasta dónde coinciden?

. Consecuencias psicológicas del aborto en la mujer amuy corto plazo. Uso compasivo de medicación de enfermedad neuro-pediátrica de evolución fatal: consideraciones éticas

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 2 / Nro. 1 / Julio 2001

. Biodiversidad y biotecnología

. La naturaleza como recurso moral

. Constitución, derechos humanos y fecundación asistida. Límites constitucionales y éticos jurídicos a su regula-ción con motivo de un caso judicial

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 2 / Nro. 2 / Diciembre 2001

. La bioética personalista

. Vida humana y sexualidad. San Agustín y la persona

. Bioética. Los diez primeros años de un comité de éticahospitalario latinoamericano. Tratamiento de una mujer con conductas homosexuales. Unreto a la bioética y un desafío terapéutico. La píldora del día después. Consideraciones antropoló-gicas y éticas. Clonación. Una mirada desde la ética y el derecho. Células estaminales y clonación terapéutica. Importancia de la familia para el potencial demográfico delas naciones en un mundo globalizado. Evangelium vitae: cinco años de confrontación con lasociedad. VI Asamblea General de la Academia Pontificia para laVida. Comunicado final Vaticano, 11-14 de febrero de2000. Discurso de Juan Pablo II a los participantes en la VIIAsamblea General de la Academia Pontificia para la Vida

. Para que tengan vida y la tengan en abundancia.Mensaje de Juan Pablo II para la IX Jornada Mundialdel Enfermo. Ley de salud reproductiva: diálogo con diputados ysenadores

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 3 / Nro. 1 / Junio 2002

. El embrión humano: ¿cúmulo de células o individuohumano?. Los orígenes de la Bioética. Importancia de la noción de persona como fundamen-to de la Bioética. El Proyecto genoma humano. Historia y resultados. La naturaleza del Amor Conyugal y su relación con ladignidad de la vida humana en el pensamiento de JuanPablo II. Anencefálicos y autorización a inducir un parto. A pro-pósito de un fallo de la Corte Suprema de Justicia de laNación Argentina. Anencefalia: un problema actual· El síndrome de inmuno deficiencia adquirida (SIDA) y secretomédico. Discurso de Juan Pablo II a la Asamblea General de laAcademia Pontificia para la Vida. Naturaleza y dignidad de la Persona Humana comofundamento del derecho a la vida: desafíos del contex-to cultural contemporáneo. Haced que la voz de la Santa Sede llegue a los “aerópagos”de la cultura moderna. Mensaje de Su Santidad Juan PabloII al Cardenal Paul Poupard. Intervención de S.E.R. Mons. Javier Lozano Barragán en la55o Asamblea de la Organización Mundial de la Salud. Identidad y estatuto del embrión humano. La salud reproductiva de los refugiados. Mensaje de losPontificios Consejos para la Pastoral de la Salud, para laPastoral de los Migrantes e Itinerantes y para la Familia,dirigido a las Conferencias Episcopales. Día nacional de la santidad de la vida humana 2002.Proclamación. La píldora del día después es abortiva. Dictamen delInstituto de Bioética de la Pontificia UniversidadCatólica Argentina

PUBLICACIONES DEL INSTITUTO DE BIOÉTICA

167Instituto de Bioética / UCA

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REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 3 / Nro. 2 / Diciembre 2002

. Bioética de las virtudes. Experiencia clínica

. UCA - Georgetown: Diálogos de Bioética

. Ciencia y respeto por la persona

. Una herramienta para valorar la calidad de la comu-nicación en la atención sanitaria. Razones para no abortar. Bioética: el camino de la Ética Médica en el nuevomilenio. Proyecto genoma humano y Bioética (II). Muerte y eutanasia. Eutanasia. El comienzo de la persona humana en Vélez Sarsfield. Discurso del Santo Padre Juan Pablo II a laConferencia Internacional sobre Globalización yEducación Católica Superior. Discurso del Santo Padre Juan Pablo II a la XVIIConferencia Internacional sobre la Pastoral de laSalud. Discurso del Santo Padre Juan Pablo II a los partici-pantes de la Asamblea Plenaria de la Academia deCiencias. Intervención de la delegación de la Santa Sede en laComisión Especial de la 57° Asamblea General de lasNaciones Unidas sobre clonación de embriones humanos. Intervención de S.E.R. Mons. Renato R. Martino en eltercer Comité de la Asamblea General de las NacionesUnidas sobre envejecimiento. Sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y laconducta de los católicos en la vida política. Nota doctrinal de la Congregación para la Doctrina dela Fe. Ley de Uniones Civiles de la Legislatura de la CiudadAutónoma de Buenos Aires

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 4 / Nro. 1 / Junio 2003

. Bioética: autobiografía intelectual

. Asesoramiento ético a parejas estériles

. Aspectos científicos y éticos de la Epidemia de VIH ySIDA. Hacia una propuesta auténticamente humana. Educación de la sexualidad

. El Personalismo en las diversas áreas culturales deAmérica Latina y el Caribe. Algunos aspectos éticos de la sexualidad humana. Filiación por dación o abandono del concebido crio-conservado. Técnicas de Procreación Humana Asistida.Reglamentación legal en la República Argentina.. Clonación: panorama legal mundial. Límites jurídicosvs. Libertad de investigación. Efectos en el Derecho deFamilia.. Embarazos incompatibles con la vida. Declaración delInstituto de Bioética, UCA. ¿Ovulaciones múltiples en la mujer? Aclaración delInstituto de Bioética. Pontificia Universidad CatólicaArgentina. Ética de la investigación biomédica: para una visióncristiana. Consideraciones acerca de los proyectos de reconoci-miento legal de las uniones entre personas homosexuales.

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 4 / Nro. 2 / Diciembre 2003

. Fundamentos filosóficos y teológicos de la Bioética

. Dilemas en el tratamiento al inicio de la vida

. Contextualizando la discusión sobre clonación: premi-sas ideológicas y asuntos olvidados. La peligrosa pendiente que convierte los delitos enderechos.La protección jurídica del embrión a 30 años de Roevs. Wade. La importancia de la sociedad civil ante el proceso dedesarrollo de la investigación científica. La Bioética: de la ética clínica a una Bioética Social. Las llamadas “uniones civiles”. Ataque al matrimonio. Clonación: pérdida de la paternidad y negación de lafamilia. Conclusiones del Congreso Teológico - Pastoral sobrela Familia. Discurso de Juan Pablo IIIV Encuentro Mundial de las Familias. PontificioConsejo para la Familia. Homilía del Cardenal Alfonso López Trujillo IV Encuentro Mundial de las Familias. PontificioConsejo para la Familia

VIDA Y ÉTICA

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REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 5 / Nro. 1 / Junio 2004

. Los valores de la familia contra el sexo seguro

. Desafíos de la Bioética en el siglo XXI: nueva genética,manipulación y progreso. Conocimientos básicos sobre fertilidad humana.Conocimientos sobre métodos de planificación familiar. Jornada por la Vida.Celebración del Día del Niño por Nacer. El estudio del ADN. La belleza del amor, la sexualidad y la vida. La familia: imagen del amor de DiosReflexión sobre situaciones difíciles y ambigüedades enreferencia a la vida, la familia y algunas cuestiones éticas. Aborto. Presencia del Instituto de Bioética en el debatepúblico. Comentarios a propósito del III Congreso Mundial deFamilias. La dignidad de la procreación humana y las tecnologíasreproductivas. Aspectos antropológicos y éticos.Comunicado Final de la X Asamblea General de laAcademia Pontificia para la Vida, Vaticano, 21 de febrerode 2004. Reflexiones sobre los problemas científicos y éticos relati-vos al estado vegetativo.Declaración común de la Academia Pontificia para laVida y la Federación Mundial de Asociaciones deMédicos CatólicosVaticano, 17 - 20 de marzo de 2004

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 5 / Nro. 2 / Diciembre 2004Número Aniversario - 10 años delInstituto de Bioética

. Apertura – Palabras de bienvenida

. Necesidad de una Bioética personalista

. Teología, Filosofía y ciencias al servicio de la Verdad y dela Vida. Pontificia Academia para la Vida: bastión en la defensa dela vida. La Bioética personalista en Estados Unidos

. Personalismo: comparando y contrastando dos enfoques

. La normativa italiana sobre reproducción médicamenteasistida en el contexto europeo. Metodología de la Ética clínica y enfoque personalistaen las decisiones médicas. Bioética personalista y consideraciones respecto del final dela vida. Ética al final de la vida. Aplicación a personas en estadovegetativo. Responsabilidad: concepto eje en el tema de la salud. La responsabilidad como eje de la relación clínica. Bioética integral. Persona como objeto y persona comosujeto. Situación de la Bioética personalista en España. El Instituto de Bioética hoy: Bioética y Teología. El Instituto de Bioética hoy: Bioética y Biotecnologías. El Instituto de Bioética hoy: Bioética y Filosofía. El Instituto de Bioética hoy: Bioética y Familia. El Instituto de Bioética hoy: Bioderecho. Bioética personalista: caminos de diálogo a favor de unaCultura de la Vida. Teología de la Vida. Contracepción y aborto como frutos de una mismaplanta: la continuidad de la enseñanza entre Humanaevitae y Evangelium vitae. Estatuto jurídico del embrión en la Argentina. Proporcionalidad terapéutica. Decisiones en medicina crítica: entre el encarnizamientoterapéutico y la eutanasia. Aplicaciones pastorales de la Bioética personalista

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 6 / Nro. 1 / Junio 2005

. ¿Fundamentos religiosos de la Bioética?

. La contribución de la religión a la Bioética

. El Don de la felicidad

. La Bioética y la corporeidad

. Ontología de la corporeidad. La dimensión exterior de la persona humana. Jurisprudencia y Bioética: balance de 20 años de democracia. ¿Qué legislación en Bioética?. La Bioética en la perspectiva de la ciencia moral. Responsabilidad y Ética. Sugerencias de EmmanuelLévinas

PUBLICACIONES DEL INSTITUTO DE BIOÉTICA

169Instituto de Bioética / UCA

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. Debate: ¿se debe despenalizar el aborto?

. Necesidad de proteger al más débil

. El derecho a tomar decisiones

. El conflicto de la futilidad terapéutica

. Aborto terapéutico. Declaración del Instituto de Bioética

. Aborto: análisis del fallo de la Suprema Corte bonaeren-se que autoriza aborto. Ningún derecho asiste a matar a una persona . Educación para vivir . Discurso de S.S. JP II "Tratamientos de mantenimientovital y estado vegetativo". Reflexiones sobre los problemas científicos y éticos rela-tivos al estado vegetativo. Reflexiones acerca de la nutrición artificial e hidratación. La eutanasia en Holanda incluso para niños menores dedoce años. Nuevo presidente de la Pontificia Academia para la Vida:S.E.R. Mons. Elio Sgreccia. Mensaje de S.S. Juan Pablo II a los participantes de la XIAsamblea General de la PAV. Homilía de S.S. Benedicto XVI

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 6 / Nro. 2 / Diciembre 2005

. Apertura

. La encíclica Evangelium vitae: origen y motivación

. Teología de la vida en Evangelium vitae

. Síntesis de la mañana

. La educación para la vida en la carta encíclicaEvangelium vitae. Evangelium vitae y Bioética. Evangelium vitae: su eco en Norteamérica. El cuidado de la salud a diez años de la Evangelium

vitae. Evangelium vitae , leyes y legisladores. Evangelium vitae: su valor y vigencia ante los desafíoslegislativos sobre la vida. Pena de muerte. Enseñanza de Evangelium vitae. Algunas consideraciones en torno al cuerpo humano ala luz del magisterio de Juan Pablo II. Evangelium vitae y tercera edad. Evangelium vitae y familia. Evangelium vitae y aborto. El derecho de los padres ante una posible ley de “edu-cación sexual”. Solicitada publicada en el diario La

Nación por la Facultad de Derecho, el Instituto para elMatrimonio y la Familia y el Instituto de Bioética de laPontificia Universidad Católica Argentina. Declaración episcopal sobre el proyecto de educaciónsexual – CEA. Comunicado emitido por la AgenciaInformativa Católica Argentina (AICA). Las personas homosexuales dentro de la Iglesia. Salud: firme oposición a la ley de donante presunto.Para la Iglesia viola la libertad de la persona. El acto debe ser voluntario. Mensaje del Cardenal Javier Lozano Barragán con oca-sión de la Jornada Mundial contra el Sida. Instrucción sobre los criterios de discernimiento voca-cional en relación con las personas de tendenciashomosexuales antes de su admisión al seminario y a lasórdenes sagradas. Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos. Algunas consideraciones respecto de la DeclaraciónUniversal sobre Bioética y Derechos Humanos adoptadapor la Conferencia General de la Unesco

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 7 / Nro. 1 / Junio 2006

. Los alimentos transgénicos: un desafío científico, bioéti-co y jurídico. Bioética y microprematuros. Pasos hacia una Bioética universal: la Declaración deBioética y Derechos Humanos de la UNESCO. Jornada en conmemoración del Día del Niño por Nacer. En servicio de la vida humana. Reflexiones filosóficas apartir de la Carta de los agentes sanitarios. Declaración con motivo de la ley que propone la legali-zación de la ligadura de trompas y la vasectomía. Relaciones lábiles. La Iglesia pide una educación sexual “positiva y prudente”. Hay que educar en los afectos y tomar algunos recaudos. La Iglesia insiste en que se debe defender la vida.Rechazo de católicos al proyecto de juristas. Cambios al Código Penal: el aborto siempre es un cri-men. Comunicado de la Agencia Informativa CatólicaArgentina (AICA). La Iglesia ante el proyecto de ligadura de trompas yvasectomía. Comunicado de prensa de la ConferenciaEpiscopal Argentina. Comunicado del Secretariado Nacional para la Familia

VIDA Y ÉTICA

170 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

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. Discurso del Santo Padre Benedicto XVI a los miembrosde la XII Asamblea General de la Academia Pontificiapara la Vida. Congreso Internacional: El embrión humano en la fasede la preimplantación. Declaración Final de la XIIAsamblea General de la Academia Pontificia para la Vida. Intervención del Card. Javier Lozano Barragán, jefe de ladelegación de la Santa Sede, en la reunión de alto nivelde las Naciones Unidas sobre el tema VIH/SIDA

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 7 / Nro. 2 / Diciembre 2006

. Apertura

. Legislación, políticas públicas y proyectos sobre la vida yla familia en la Argentina. Sociedad civil y la agenda Bioética. La agenda bioética en Chile. Formación y enseñanza en Bioética. Educación sexual en las escuelas. Inicio de la vida humana y debate sobre el aborto. Donante presunto. Cuidados paliativos y una experiencia desde el Hospice. Consideraciones bioéticas sobre células madre y clonación. La clonación. Elementos científicos y reflexiones éticas. La medicina, la vida y la muerte: una mirada antropológica. La muerte y su significación. Defensa de la vida y dignidad humana. Proporcionalidad en los medios terapéuticos y de sustenta-ción vital. La ética del morir desde la medicina. La muerte biológica. Dimensión antropológica de la muerte. Madurez humana. Vida y responsabilidad. Quo vadis homo? La poshumanidad. Ligadura de trompas y vasectomía. Esterilización: el Congreso argentino legaliza ligadura detrompas y vasectomía. Declaración en defensa de la vida inocente. En defensa de la vida humana inocente. Una cuestión de vida o muerte. Objeciones a la ley de educación sexual obligatoria. La píldora del día después. Sigue la polémica: “el Estado no puede promover leyesque permitan el aborto con píldoras”

. Píldora del día después. Consideraciones legislativas,científicas y antropológicas. Mujer: Declaración de la Universidad Católica Argentinasobre el Protocolo Facultativo. Intervención de Mons. Elio Sgreccia. Las células madre.¿Qué futuro para la terapia?

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 8 / Nro. 1 / Junio 2007

. La educación en el amor. Un proyecto que integra a lafamilia, la escuela y los alumnos

. Limitación del esfuerzo terapéutico en neonatología

. La homosexualidad en la cultura occidental. Evoluciónhistórica y perspectivas en el siglo XXI

. Crisis en la enseñanza de la medicina.

. La llamada "objeción de conciencia institucional"

. Así entró el aborto en España

. Objeción de conciencia

. No existe un derecho al aborto.

. Sorpresa entre los especialistas

. Nueva cultura de la vida

. El valor de la vida se mide por dignidad

. Se acelera el debate sobre la eutanasia

. Polémica por la píldora del día después

. Repercusiones del proyecto de ley de muerte digna

. Discurso del Santo Padre Benedicto XVI

. Discurso del Santo Padre Benedicto XVI. XIII AsambleaGeneral de la Academia Pontificia para la Vida

. Congreso Internacional: la conciencia cristiana en apoyodel derecho a la vida

. Familia, personas y vida

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 8 / Nro. 2 / Diciembre 2007

. Conciencia y discernimiento moral

. La objeción de conciencia en los documentos internacionales. Conciencia moral y virtudes. Objeción de conciencia en el Derecho. Historia de la objeción de conciencia e interpretacionesactuales del concepto de tolerancia. Objeción de conciencia y Antropología. Bioética y objeción de conciencia: perspectiva pastoral

PUBLICACIONES DEL INSTITUTO DE BIOÉTICA

171Instituto de Bioética / UCA

005- Publicaciones:Publicaciones 02/07/12 00:09 Página 171

. Los desafíos jurídicos frente a la objeción de conciencia

. El derecho a la objeción de conciencia de las instituciones

. Objeción de conciencia y administración hospitalaria

. Bioética y farmacología

. Ciudadanía y municipios saludables

. Objeción de conciencia y ciudadanía

. Palabras de cierre

. Aborto y sus consecuencias

. Regulación de la natalidad. Dificultades según la personalidad. La preocupación por la vida en "Aparecida". Casos de desviación de la identidad sexual. No hay que matar un niño para solucionar un problemasocial. Procreación artificial: sistemática eliminación de embrio-nes humanos en Gran Bretaña. Aborto: hospital público ejecuta sentencia contra niño pornacer. La legalización de la muerte digna en Río Negro levantópolémica. Críticas de la Iglesia a la ley que autoriza la muertedigna. Alimentación e hidratación artificiales. Respuestas aalgunas preguntas de la Conferencia EpiscopalEstadounidense. Discurso del Santo Padre Benedicto XVI

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 9 / Nro. 1 / Junio 2008

. La sedación paliativa ante síntomas refractarios

. De la justicia a la solidaridad. Hacia un nuevo paradigma

. Deontología médica y “reproducción médicamente asistida”

. Investigación biomédica, bioética y bioderecho

. Eutanasia: entre la autonomía y la responsabilidad

. Advierten sobre la despenalización

. Aborto: debates sobre la protección de los bebés prema-turos. “Europa debe revisar sus políticas abortistas”. Ante la aprobación de los lineamientos curriculares parala Educación sexual integral. Comunicado de la ComisiónEpiscopal de Educación Católica de la ConferenciaEpiscopal Argentina. Discurso del Santo Padre Benedicto XVI. Sesión plenariade la Congregación para la Doctrina de la Fe. Discurso de S. S. Benedicto XVI en la XIV Asamblea

General de la Academia Pontificia para la Vida. Comunicado final de la PAV. Declaración final de la XIVAsamblea General de la Pontificia Academia para la Vida. Discurso de S. S. Benedicto XVI a la Asamblea Plenariadel Consejo Pontificio para la Familia. Discurso de S. S. Benedicto XVI. Congreso del InstitutoJuan Pablo II para estudios sobre el Matrimonio y laFamilia

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 9 / Nro. 2 / Diciembre 2008

. Laudatio

. La reflexión sobre la ontogénesis humana

. Presentación del libro “Bioética y persona. Escuela deElio Sgreccia”. Ética de la vida y derechos del hombre. El respeto por la persona y su dignidad como funda-mento de la Bioética

. Mons. Elio Sgreccia, don Elio, una personalidad inolvidable

. Apertura

. Información para el enfermo incurable

. El acompañamiento a los padres con un recién nacidograve cercano a la muerte

. Vivir la verdad

. La comunicación de la verdad global a la persona conuna enfermedad incurable: qué, cómo y por qué decirlo

. El principio de lo éticamente adecuado en el uso demedios de preservación de la vida: entre el encarniza-miento terapéutico y el abandono del paciente

. La experiencia del hospice

. El caso del cáncer avanzado del cuello uterino

. El principio de lo éticamente adecuado

. Enfrentando el sufrimiento y la muerte para aprender avivir

. Síntesis de la jornada

. Consideraciones sobre la agonía y el morir humano

. La filosofía y la muerte del anciano enfermo consciente

. Amor, muerte y esperanza. Reflexiones desde GabrielMarcel

. Sentido y límite de la visión filosófica sobre el dolor y lamuerte

. Reflexión final

. Aborto: proyectos de reglamentación de abortos nopunibles en la Ciudad de Buenos Aires

VIDA Y ÉTICA

172 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

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. La pensión por viudez a las parejas gay generó adhesionesy polémicas

. Ante la solicitud de practicar un aborto en la ciudad deMendoza

. Un bebé diseñado para salvar a su hermano

. No a la condena a muerte de Eluana Englaro

. Discurso del Santo Padre Benedicto XVI a los obispos deEcuador

. Curar a los enfermos, pero sin eliminar a nadie

. Discurso de S.S. Benedicto XVI en el Congreso organiza-do por la PAV

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 10 / Nro. 1 / Junio 2009

. Informe Warnock: revisión y reflexión bioética a los 25años de su publicación. Sobre la filosofía del Informe Warnock. Impacto social y legislativo del Informe WarnockConsecuencias de una visión utilitarista del embrión. El embrión humano. Aspectos éticos y biológicos del

Informe Warnock ante las nuevas evidencias científicas . Técnicas de tratamiento de la esterilidad. Aspectos tec-nológicos y éticos abordados en el Informe Warnock. Técnicas e investigaciones con embriones humanos o suscélulas contempladas en el Informe Warnock. Bioética y Biopolítica en Latinoamérica desde elPersonalismo. Bioética y trascendencia. La perspectiva cristiana en elmundo secular. Benedicto XVI y la recepción mediática de sus declaraciones. La eutanasia es síntoma de la cultura de la muerte. Células estaminales embrionarias y el verdadero progreso. Investigación con células madre: cuándo comienza unavida humana. Persona por nacer: la encarnación y la dignidad de lapersona en el día del niño por nacer. Bioética en los medios. Palabras del Santo Padre Benedicto XVI durante elencuentro con los enfermos. Desafíos de la Genética y riesgos de la Eugenética. Discurso de S.S. Benedicto XVI en la XV Asamblea de laAcademia Pontificia para la Vida. Texto íntegro del “Manifiesto de Madrid”

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 10 / Nro. 2 / Diciembre 2009

. Una presencia que conoce. Mensajes de Juan Pablo IIpara la Jornada Mundial del enfermo. Tutela de la vida y trasplantes. Fundamentos filosóficosde la Bioética contemporánea. Propuesta educativa para la promoción de una cultura de donación de órganos. Sistema nacional de procuración de órganos y tejidos para trasplante. Soporte vital y terapia intensiva. Muerte intervenida. Trasplantes: un servicio a la libertad y a la caridad. Donación de órganos y religiones. El proceso de donación trasplante. Una mirada interdis-ciplinaria. Extracción de órganos de cadáveres con fines de tras-plante. Voluntariedad y consentimiento presunto. Por qué el concepto de muerte cerebral es válido como definición de muerte . Hacia el Bicentenario patrio. Reflexiones sobre la cienciay la técnica aplicadas a la vida humana. Genética, desafíos y posibilidades. Bioética, salud y sus relaciones con la industria. Ante la despenalización del consumo de drogas. Procreación artificial: la fecundación heteróloga y elderecho a la identidad. Cuestionar el manual no pone en tela de juicio la ley. Para el Instituto de Bioética de la UCA, el aborto “essiempre un fracaso”. El matrimonio sólo existe entre varón y mujer. La heterosexualidad como requisito para el matrimoniono es discriminación. El aborto químico promovido desde el Congreso de laNación. Pero, ¿hacía falta ser un genio para llamarlo niño?. Discurso del Santo Padre Benedicto XVI en el ingreso dela “Casa Alivio del Sufrimiento”. A propósito de que la píldora mata el doble, nadie podrálavarse las manos. Aclaración de la Congregación para la Doctrina de la Fesobre el aborto procurado

PUBLICACIONES DEL INSTITUTO DE BIOÉTICA

173Instituto de Bioética / UCA

005- Publicaciones:Publicaciones 02/07/12 00:09 Página 173

VIDA Y ÉTICA

174 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 11 / Nro. 1 / Junio 2010

. Bioética personalista y familia

. Educación integral de la sexualidad de mujeres y de varones

. Desafío de nuestra época

. Moralidad, ética y ciencias

. Un padre que ama la vida. El contexto adecuado denuestra preocupación por la Bioética

. Farmacogenómica: aspectos éticos de la medicina personalizada

. La Bioética y la libertad humana

. “Bebés a la carta”. Frente a una nueva eugenesia

. Las técnicas de procreación artificial heterólogas: análisisbioético y jurídico

. Problemas y tendencias culturales contemporáneas: elrechazo de la maternidad y la familia

. Respuesta virtuosa del personalismo ontológico a laBioética principista

. El concepto del Bioderecho y los derechos humanos

. Voluntades anticipadas y su estatus bioético

. De Donum vitae a Dignitas personae. El arduo caminode la Iglesia en defensa del ser humano

. La enseñanza de la Bioética personalista promueve cam-bios en las actitudes de los alumnos adolescentes de laescuela pública

. Tratamientos proporcionados y desproporcionados en elestado vegetativo persistente

. Ya son más de 200 las parejas de gays que quieren adoptar

. Sobre el bien inalterable del matrimonio y la familia

. Declaración ciudadana por la vida y la familia

. Derecho a decidir

. Jornada Interuniversitaria UCA-AUSTRAL y presentacióndel libro de S.E.R. Mons. Fernando Chomali

. Mensaje de Benedicto XVI para la XVIII Jornada Mundialdel Enfermo

. Discurso del Santo Padre Benedicto XVI a los participan-tes en la Asamblea General de la PAV

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 11 / Nro. 2 / Diciembre 2010

. La moral por acuerdo. Sus fuentes modernas

. El respeto por la vida, un valor inclaudicable

. La opinión pública en tiempos de medios complejos

. Pluralismo mediático: ¿lobby informativo o diálogo parael consenso?

. Cuestiones en juego en los proyectos de legalización delaborto

. Por qué es necesario un método en la decisión bioética

. Trasplante pulmonar pediátrico con donantes vivos relacionados

. Estado del trasplante pulmonar y sus problemáticasactuales

. Recomendación del Comité de Bioética del INCUCAI en elcaso de las gemelas con fibrosis quística

. Aspectos bioéticos del trasplante con donantes vivos

. Dolor físico, muerte y sociedad

. Voluntades anticipadas, su valor legal

. Eutanasia: proyectos vinculados al final de la vida

. ¿Tienen un lugar la espiritualidad y los estudios religiososen las humanidades médicas?

. La defensa de los que tienen menos poder

. ¿Se debe legalizar el aborto?

. La ética y el juramento médico defienden al niño pornacer y toda vida

. ¿Está bien usar células madre?

. Simposio catarinense de Bioética en Brasil

. Límites de la fertilización in vitro

. El aborto no promueve la salud de los niños

. La familia es la base de la sociedad e incluso de la natu-raleza humana

. Por qué ética y ciencia deben dialogar siempre

. Estima y gratitud de la Iglesia por la investigación científica

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REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 12 / Nro. 1 / Junio 2011

. Aborto: dolor prohibido

. Cuidados paliativos y Magisterio de la Iglesia

. Salud sexual, salud reproductiva y aborto, ¿qué derechos?

. Ecología: el nuevo dios verde

. Humildad, respeto y servicio ante la dignidad personal delembrión humano

. Jaque a la identidad

. Texto íntegro del Manifiesto por la vida

. Defender los derechos humanos implica atender la vidaen el vientre materno

. Discurso de S. S. Benedicto XVI a los participantes en laasamblea general de la Academia Pontificia para la Vida

. Comunicado con ocasión de la futura ley de cuidadospaliativos (Asociación Española de Bioética y ÉticaMédica, AEBI)

. Proyecto de ley reguladora de los derechos de la personaante el proceso final de la vida

REVISTA VIDA Y ÉTICAAño 12 / Nro. 2 / Diciembre 2011

. Bioética: 40 años de recorrido y un nuevo futuro

. Aportes históricos al crecimiento de la Bioética clínica

. En las distintas corrientes de la Bioética clínica actual¿podemos encontrar puntos en común?

. Aportes de la Pontificia Academia para la Vida (PAV) aldesarrollo de la Bioética

. Bioética clínica personalista: el aporte del padre JoséKentenich

. El estatuto de la persona humana como centro del actualdebate justificatorio de los derechos fundamentales y susconsecuencias

. Del sueño cartesiano a la muerte encefálica

. Consideraciones bioéticas acerca del diagnóstico de muer-te y la importancia del concepto de persona humana

. Camila Sánchez Herbón, la persona expuesta

. ¿Existe un “derecho” al aborto en el sistema internacio-nal? ¿debe la Argentina legalizar el aborto para cumplircon sus compromisos internacionales?

. No una vida, sino dos. “Elige la vida y vivirás” (Dt 30,19)

. Muerte digna

. Grave proyecto sobre fecundación artificial en el Senado

. Respetar la dignidad del moribundo. Consideraciones éti-cas sobre la eutanasia

. Comunicado ecuménico “No matarás” (Ex 20,13)

. El maravilloso don de la vida humana

PUBLICACIONES DEL INSTITUTO DE BIOÉTICA

175Instituto de Bioética / UCA

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CRITERIOS EDITORIALES

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012 177

CRITERIOS PARAPUBLICAR ENVIDA Y ÉTICA

1. La Revista Vida y Ética es una publica-ción especializada en el campo de laBioética que realiza el Instituto deBioética de la Facultad de CienciasMédicas de la Pontificia UniversidadCatólica Argentina. Se focaliza en ladifusión académica entre los profesio-nales afines a la Bioética y a todas laspersonas interesadas en las temáticasy discusiones actuales en este campo.

2. Las opiniones y posiciones son deresponsabilidad exclusiva del autor, yno reflejan necesariamente la posi-ción del Instituto de Bioética ni deesta Revista.

3. El material deberá ser inédito. Lasponencias, comunicaciones y decla-raciones serán aceptadas siempreque consignen con claridad el lugar yfecha de su primera exposición.

4. Todo material que quiera ser publica-do en Vida y Ética deberá contar conla autorización expresa del Directorde la Revista y de aquellas personasque él considere apropiadas.

Junto con esta aprobación se tendráen cuenta el tiempo disponible parasu publicación, desde la entrega delmaterial, y el espacio disponible en laRevista.

006- Novedades biblio:Novedades bibliograficas 02/07/12 00:08 Página 177

5. Se consideran cuatro tipos de publi-caciones: artículos, opinión y comen-tarios, documentos nacionales ydocumentos internacionales.

Los artículos son trabajos de tesis, deinvestigación científica, etc. Debentener una extensión máxima de 50páginas de Word.

La sección de opinión y comentariosincluye trabajos cortos, abocados enun tema específico, por tanto sumáxima extensión es de 15 páginasde Word.

Finalmente, los documentos nacio-nales y los internacionales soncomunicados de prensa, declaracio-nes de instituciones y/o sus directi-vos, artículos periodísticos, etc.

6. Los autores que hayan publicado enVida y Ética recibirán tres ejemplaresde cortesía de dicho número.

7. El material deberá estar escrito enespañol. El texto debe ir en letra TimesNew Roman (12 pts.), interlineadosencillo, sangría en primera línea (1,25cm.), y un espacio entre párrafos.

El artículo debe ir acompañado de unresumen (reseñado en tercera persona,de no más de 10 ó 12 líneas) que des-

taque las ideas principales que se abor-dan en el texto y una selección depalabras clave (entre tres y cuatro) queguíen al lector acerca de los temas atratar, las cuales también deben estartraducidas al inglés.

Debe ser acompañado por un currí-culum vitae abreviado de su/sautor/es. Estas consideraciones seaplican tanto a la sección de artículoscomo a la sección de opinión ycomentarios. Es importante reseñarque el material deberá estar escrito,preferentemente, en tercera persona.El cuerpo del texto puede contar consubtítulos. Se puede incluir biblio-grafía o notas al pie si se considerannecesarias.

8. Las referencias de libros deberán reali-zarse de la siguiente forma: APELLIDODEL AUTOR, Nombre, Título del libro.Subtítulo, Traductor (si es que hubie-ra), nº de edición (salvo que sea la 1ºedición), volumen, Lugar de edición,Editorial, año de publicación, página/s.

9. En el caso de citar revistas el modo seráel siguiente: APELLIDO DEL AUTOR,Nombre, “Título del artículo”, Título dela revista, volumen, número, lugar deedición (mes, año), página/s.

VIDA Y ÉTICA

178 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

006- Novedades biblio:Novedades bibliograficas 02/07/12 00:08 Página 178

10. La Pontificia Universidad CatólicaArgentina se reserva los derechos deautor y el derecho de digitalizar y divul-gar en línea todos los artículos comple-tos presentados en esta publicación.

11. El material deberá ser enviado a lasiguiente dirección:Instituto de BioéticaFacultad de Ciencias MédicasPontificia Universidad CatólicaArgentinaAlicia Moreau de Justo 1600, 3º(C1107AFF) – Cdad. Autónomade Buenos Aires - ArgentinaE-mail: [email protected]

12. El Instituto de Bioética no se haceresponsable del material entregado oenviado a otra dirección de correoelectrónico que no sea la señalada enel punto anterior. Para considerarlorecibido, quien envía deberá contarcon un recibo físico con sello, o biencon la respuesta electrónica desde ladirección de e-mail institucional.

CRITERIOS EDITORIALES

179Instituto de Bioética / UCA

006- Novedades biblio:Novedades bibliograficas 02/07/12 00:08 Página 179

006- Novedades biblio:Novedades bibliograficas 02/07/12 00:08 Página 180

NOVEDADES BIBLIOGRÁFICAS

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 13 Nº 1 JUNIO 2012 181

NOVEDADESBIBLIOGRÁFICAS

A DIGNIDADE HUMANA COMOFUNDAMENTO JURÍDICO DAS“ORDENS DE NÃO-RESSUCITAÇÃO” HOSPITALARES(Versión en portugués)

Autor: Lívia Haygert PithanPorto Alegre, Edipucrs, 2004

FILOSOFIA E MEDICINA. PER UNAFILOSOFIA PRACTICA DELLA MEDICINA(Versión en italiano)

Autor: Maurizio SoldiniRoma, Armando Editore, 2006

DEBER Y DELIBERACIÓN. UNAINVITACIÓN A LA BIOÉTICA

Autor: Jorge José FerrerPuerto Rico, Centro de PublicacionesAcadémicas-Universidad de Puerto Rico,2007

El Instituto de Bioética de laUniversidad Católica Argentinacuenta con una biblioteca especializada de alrededor de 2000 volúmenes y recibe más de20 publicaciones periódicas de Bioética.

Durante el año, se han sumado anuestro fondo bibliográfico laspublicaciones que citamos en esta sección.

006- Novedades biblio:Novedades bibliograficas 02/07/12 00:08 Página 181

VIDA Y ÉTICA

182 Año 13 / No 1 / Junio de 2012

MEDICAL GOVERNANCE. VALUES, EXPERTISE AND INTERESTS IN ORGAN TRANSPLANTATION(Versión en inglés)

Autor: David L. WeimerWashington D.C., Georgetown University Press, 2010

EN DEFENSA DE LA VIDA HUMANA

Autor: José Ramón RecueroMadrid, Biblioteca Nueva, 2011

DISCAPACIDAD E INVESTIGACIÓN: APORTES DESDE LA PRÁCTICA

Compiladora: Liliana PantanoBuenos Aires, EDUCA, 2012

006- Novedades biblio:Novedades bibliograficas 02/07/12 00:08 Página 182

VIDA Y ÉTICA

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