vida de mendigo:entre la pobreza, el abondono y la explotación

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10. AREQUIPA / EL COMERCIO SÁBADO 20 DE ABRIL DEL 2013 ESPECIAL P edir limosna en la calle puede darte para comer. En la hora que llevo pa- rado en la puerta de ingreso del mercado de San Ca- milo ya he recolectado S/.4,20, lo suficiente para pagar un me- nú relativamente nutritivo. Vis- to ropas viejas y me he colocado un parche de gasa para simular una herida en el ojo. Aunque la mayoría de personas que entra al centro de abastos me ignora y se pasa de largo, algunos re- buscan en sus bolsillos y depo- sitan una moneda en la latita que llevo en la mano, conmovi- dos por la trágica historia de mi personaje y la mirada dolorosa del Señor del Perdón, cuyo al- tar está en medio del pasadizo donde mendigo. –¿Qué tienes hijito? –pregunta una vendedora ambulante de gelatinas–. –Estoy mal del ojo, me acciden- té y necesito plata para que me operen –respondo–. –Pobrecito, ten esto –dice, mientras me entrega 50 centa- vos–. Quédate aquí un rato y ya vas a ver cómo te van apoyar – agrega–. Mendigar, según el “Dic- cionario de la Real Academia Española”, es pedir limosna o solicitar el favor (normal- mente económico) de alguien inoportunamente y hasta con humillación. En Arequipa, una región donde el 11% de la po- blación es pobre, la mendici- dad se ha convertido en una op- ción para obtener un sustento rápido que permite la sobrevi- vencia, aunque no con digni- dad. Sin embargo, debido a que expone al peligro a poblaciones vulnerables (adultos mayores, niños y personas con enferme- dades mentales o deficiencias físicas y psicológicas) se ha con- vertido en un problema social para las autoridades. Silvia Flores Ampuero, sub- gerente de Promoción Social y Participación de la Munici- palidad Provincial de Arequi- pa (MPA), informa que tienen identificadas a 24 personas que ejercen regularmente la men- dicidad en las calles del Cerca- do y que estarían en abando- no físico y moral. No obstante, informes de la Sociedad de Be- neficencia Pública de Arequi- pa hablan de 180 mendigos en este distrito. Pululan por los alrededores de las iglesias, la Plaza de Armas y en calles con gran afluencia de público co- mo Mercaderes, San Francisco, Piérola, Deán Valdivia, Pizarro, Alto de la Luna y San Camilo. “La mayoría son personas que pueden acceder a progra- mas sociales como Pensión 65, el SIS o el Vaso de Leche. Aun así, ya sea por desconocimien- to, desconfianza o porque pre- fieren ganar dinero fácil en la calle, rechazan la ayuda y con- tinúan mendigando”, indica preocupada Silvia Flores. Adultos mayores abandonados Frente de la iglesia de la Com- pañía de Jesús, a unos pasos de la Plaza de Armas, encuentro a Manuel Poma Quispe. Tiene 82 años, es natural del distrito puneño de Moho, perdió la au- dición por completo y dice no CRÓNICA Vida de mendigo: entre la pobreza, el abandono y la explotación La MPA de Arequipa ha identificado a 24 personas que piden dinero en las calles del Cercado. La mayoría son adultos mayores sin acceso a programas sociales debido al desconocimiento y la desconfianza. Algunos son víctimas de familiares que los obligan a pedir dinero. FOTOS: JULIO ANGULO POBREZA. Algunos mendigos son víctimas de explotación y trata de personas. Para denunciar un caso de abuso puede contactar a la beneficencia en el teléfono 213-371. Soy un hombre solitario. No tengo plata para ropa ni comida. Vivo gracias a la caridad, dice Manuel Poma, de 82 años”. El 80% de los mendigos del Cercado son adultos mayores de 65 años, según datos de la MPA”. los en medio de la ciudad. “En las calles hay mendigos que tienen casa propia, hijos profesionales y hasta terrenos agrícolas. Cuando los aborda- mos aducen que así se distraen de su soledad y del olvido de sus familias”, señala Calderón. Explotación solapada En el cruce de las calles Piéro- la con Deán Valdivia, cada vez que el semáforo se pone en ro- jo, Fabiola, una mujer con sín- drome de Down, baila al ritmo de Néctar en medio de la pista y hace malabares con un aro, a la espera de que los conductores y transeúntes recompensen su acto con una propina. Me dice que su familia le da de comer pero que trabaja para comprar- se sus zapatos y comprar un re- galo del Día de la Madre. Fabiola comparte la esquina con un hombre encorvado, a quien los vendedores de la zo- na han bautizado como ‘Chavi- to’. No puede mover los brazos y, debido a un daño cerebral, tampoco habla. Sin embargo, todos los días, de 10 a.m. a 5 p.m. pide limosna en medio de la congestionada vía. Los veci- nos y guardias de seguridad de la zona indican que este hom- bre es transportado por un taxi antes y después de su jornada de trabajo. Para la titular de la Tercera Fiscalía Provincial de Preven- ción del Delito, Cecilia Ampue- ro Riega, estos dos casos son solo una muestra de cómo, bajo la excusa de la mendicidad, se ocultan posibles delitos de ex- plotación y trata de personas que se sancionan hasta con 15 años de cárcel. “La mendici- dad no es un delito pero sí lo es aprovecharse de una persona indefensa para beneficiarse económicamente. Hay personas que promue- ven esta práctica valiéndose de la pena que genera ver a un enfermo o un anciano”, aclara la fiscal. Arrojar una moneda dentro de la lata de un mendigo como un acto de caridad puede ser el inicio de una cadena de abusos que mantendrá al desposeído viviendo en la pobreza. DELITOS La explotación y la trata de personas puede sancionarse hasta con 15 años de pena privativa de la libertad. JORGE MALPARTIDA TABUCHI PELIGRO. Fabiola pide dinero en medio de la pista en la calle Deán Valdivia. A diario, se expone a ser atropellada y a los rayos solares para conseguir unas cuantas monedas. OLVIDO. La mayoría de mendigos son adultos mayores abandonados por sus familiares. PERSONAJE. El redactor de esta nota se disfrazó de mendigo y obtuvo S/.4,20 en una hora. El dinero fue donado a una persona necesitada. REGISTRO La comuna informa que tiene identificadas a 24 personas que ejercen regularmente la mendicidad. PROGRAMA VIDA DIGNA En mayo debe comenzar a imple- mentarse en la ciudad el progra- ma piloto Vida Digna, una iniciati- va del Ministerio de la Mujer y Po- blaciones Vulnerables y las benefi- cencias públicas para rescatar de la pobreza a los adultos mayores que viven en las calles, informó el pre- sidente de la Sociedad de Benefi- cencia Pública de Arequipa, Edgar- do Calderón Paredes. Este programa piloto también se ejecutará en las ciudades de Lima, Pisco e Ica. En el caso de Are- quipa, el programa social funciona- rá entre el 2013 y el 2015 y espera beneficiar a 130 personas al termi- nar dicho período. Se prevé que los adultos mayores reciban alimen- tación, alojamiento, vestido y ser- vicios de salud. Hasta ahora ya se han identifi- cado 48 posibles beneficiarios. “Antes de ingresar al programa se hará una evaluación multidis- ciplinaria del potencial beneficia- rio para determinar que no tenga familiares o enfermedades con- tagiosas que pongan en peligro la vida del resto de participantes”, explica Calderón. De encontrársele enfermedades, se le dará un trata- miento mínimo de 15 días antes de que opte por un cupo en el progra- ma de ayuda. Se ha contemplado dos moda- lidades de apoyo: la hostería–que estará ubicada en el albergue Chá- vez de la Rosa–en donde se le brin- dará alimentación a la persona ne- cesitada a cambio de que duerma todas las noches en el lugar; y el al- bergue–que se instalará en el bal- neario de Jesús–en donde se le dará alimentación además de tra- tamiento médico. Beneficiarán a 70 adultos mayores tener hijos ni esposa, aunque sus palabras dejan entrever que ha sido abandonado. “Ha- ce dos años que pido limosna. Soy un hombre solitario. No tengo plata para ropa ni comi- da. Vivo gracias a la caridad de unas monjas. Mi vida es muy triste. Pido la muerte”, son las respuestas de este hombre a las preguntas que le escribo en una libreta. Su rutina diaria consis- te en visitar restaurantes y cafés con la esperanza de que le rega- len una porción de comida. El 80% de los mendigos del Cercado lo integran adultos mayores de 65 años, según da- tos de la MPA. El presidente de la Sociedad de Beneficencia Pública de Arequipa, Edgardo Calderón Paredes, considera que hay una falta de concien- cia y responsabilidad de la po- blación, ya que no se ocupan de sus familiares y optan por mal- tratarlos e incluso abandonar- La mendicidad no es un delito pero sí aprovecharse de una persona indefensa para beneficiarse, aclara la fiscal Ampuero”.

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Crónica publicada en El Comercio

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Page 1: Vida de Mendigo:Entre La Pobreza, El Abondono y La Explotación

10. AREQUIPA / EL COMERCIO SÁBADO 20 DE ABRIL DEL 2013

ESPECIAL

P edir limosna en la calle puede darte para comer. En la hora que llevo pa-rado en la puerta de

ingreso del mercado de San Ca-milo ya he recolectado S/.4,20, lo suficiente para pagar un me-nú relativamente nutritivo. Vis-to ropas viejas y me he colocado un parche de gasa para simular una herida en el ojo. Aunque la mayoría de personas que entra al centro de abastos me ignora y se pasa de largo, algunos re-buscan en sus bolsillos y depo-sitan una moneda en la latita que llevo en la mano, conmovi-dos por la trágica historia de mi personaje y la mirada dolorosa del Señor del Perdón, cuyo al-tar está en medio del pasadizo donde mendigo. –¿Qué tienes hijito? –pregunta una vendedora ambulante de gelatinas–. –Estoy mal del ojo, me acciden-té y necesito plata para que me operen –respondo–.–Pobrecito, ten esto –dice, mientras me entrega 50 centa-vos–. Quédate aquí un rato y ya vas a ver cómo te van apoyar –agrega–.

Mendigar, según el “Dic-cionario de la Real Academia Española”, es pedir limosna o solicitar el favor (normal-mente económico) de alguien inoportunamente y hasta con humillación. En Arequipa, una región donde el 11% de la po-blación es pobre, la mendici-dad se ha convertido en una op-ción para obtener un sustento rápido que permite la sobrevi-vencia, aunque no con digni-dad. Sin embargo, debido a que expone al peligro a poblaciones vulnerables (adultos mayores, niños y personas con enferme-dades mentales o deficiencias físicas y psicológicas) se ha con-vertido en un problema social para las autoridades.

Silvia Flores Ampuero, sub-gerente de Promoción Social y Participación de la Munici-palidad Provincial de Arequi-pa (MPA), informa que tienen identificadas a 24 personas que ejercen regularmente la men-dicidad en las calles del Cerca-do y que estarían en abando-no físico y moral. No obstante, informes de la Sociedad de Be-neficencia Pública de Arequi-pa hablan de 180 mendigos en este distrito. Pululan por los alrededores de las iglesias, la Plaza de Armas y en calles con gran afluencia de público co-mo Mercaderes, San Francisco, Piérola, Deán Valdivia, Pizarro, Alto de la Luna y San Camilo.

“La mayoría son personas que pueden acceder a progra-mas sociales como Pensión 65, el SIS o el Vaso de Leche. Aun así, ya sea por desconocimien-to, desconfianza o porque pre-fieren ganar dinero fácil en la calle, rechazan la ayuda y con-tinúan mendigando”, indica preocupada Silvia Flores.

Adultos mayores abandonadosFrente de la iglesia de la Com-pañía de Jesús, a unos pasos de la Plaza de Armas, encuentro a Manuel Poma Quispe. Tiene 82 años, es natural del distrito puneño de Moho, perdió la au-dición por completo y dice no

CRÓNICA

Vida de mendigo: entre la pobreza, el abandono y la explotación

La MPA de Arequipa ha identificado a 24 personas que piden dinero en las calles del Cercado. La mayoría son adultos mayores sin acceso a programas sociales debido al desconocimiento y la desconfianza. Algunos son víctimas de familiares que los obligan a pedir dinero.

FOTOS: JULIO ANGULO

POBREZA. Algunos mendigos son víctimas de explotación y trata de personas. Para denunciar un caso de abuso puede contactar a la beneficencia en el teléfono 213-371.

“ Soy un hombre solitario. No tengo plata para ropa ni comida. Vivo gracias a la caridad, dice Manuel Poma, de 82 años”.

“ El 80% de los mendigos del Cercado son adultos mayores de 65 años, según datos de la MPA”.

los en medio de la ciudad.“En las calles hay mendigos

que tienen casa propia, hijos profesionales y hasta terrenos agrícolas. Cuando los aborda-mos aducen que así se distraen de su soledad y del olvido de sus familias”, señala Calderón.

Explotación solapadaEn el cruce de las calles Piéro-la con Deán Valdivia, cada vez que el semáforo se pone en ro-jo, Fabiola, una mujer con sín-drome de Down, baila al ritmo de Néctar en medio de la pista y hace malabares con un aro, a la espera de que los conductores y transeúntes recompensen su acto con una propina. Me dice que su familia le da de comer pero que trabaja para comprar-se sus zapatos y comprar un re-galo del Día de la Madre.

Fabiola comparte la esquina con un hombre encorvado, a quien los vendedores de la zo-na han bautizado como ‘Chavi-to’. No puede mover los brazos y, debido a un daño cerebral, tampoco habla. Sin embargo, todos los días, de 10 a.m. a 5 p.m. pide limosna en medio de la congestionada vía. Los veci-nos y guardias de seguridad de la zona indican que este hom-bre es transportado por un taxi antes y después de su jornada de trabajo.

Para la titular de la Tercera Fiscalía Provincial de Preven-ción del Delito, Cecilia Ampue-ro Riega, estos dos casos son solo una muestra de cómo, bajo la excusa de la mendicidad, se ocultan posibles delitos de ex-plotación y trata de personas que se sancionan hasta con 15 años de cárcel. “La mendici-dad no es un delito pero sí lo es aprovecharse de una persona indefensa para beneficiarse económicamente.

Hay personas que promue-ven esta práctica valiéndose de la pena que genera ver a un enfermo o un anciano”, aclara la fiscal.

Arrojar una moneda dentro de la lata de un mendigo como un acto de caridad puede ser el inicio de una cadena de abusos que mantendrá al desposeído viviendo en la pobreza.

DELITOSLa explotación y la trata

de personas puede sancionarse hasta con 15 años de pena privativa de

la libertad.

JORGE MALPARTIDA TABUCHI

PELIGRO. Fabiola pide dinero en medio de la pista en la calle Deán Valdivia. A diario, se

expone a ser atropellada y a los rayos solares para conseguir unas cuantas monedas.

OLVIDO. La mayoría de mendigos son adultos

mayores abandonados por sus familiares.

PERSONAJE. El redactor de esta nota se disfrazó de mendigo y obtuvo S/.4,20 en una hora. El dinero fue donado a una persona necesitada.

REGISTROLa comuna informa

que tiene identificadas a 24 personas que

ejercen regularmente la mendicidad.

PROGRAMA VIDA DIGNA

En mayo debe comenzar a imple-mentarse en la ciudad el progra-ma piloto Vida Digna, una iniciati-va del Ministerio de la Mujer y Po-blaciones Vulnerables y las benefi-cencias públicas para rescatar de la pobreza a los adultos mayores que viven en las calles, informó el pre-sidente de la Sociedad de Benefi-cencia Pública de Arequipa, Edgar-do Calderón Paredes.

Este programa piloto también se ejecutará en las ciudades de Lima, Pisco e Ica. En el caso de Are-quipa, el programa social funciona-rá entre el 2013 y el 2015 y espera beneficiar a 130 personas al termi-nar dicho período. Se prevé que los adultos mayores reciban alimen-tación, alojamiento, vestido y ser-vicios de salud.

Hasta ahora ya se han identifi-cado 48 posibles beneficiarios.

“Antes de ingresar al programa se hará una evaluación multidis-ciplinaria del potencial beneficia-rio para determinar que no tenga familiares o enfermedades con-tagiosas que pongan en peligro la vida del resto de participantes”, explica Calderón. De encontrársele enfermedades, se le dará un trata-miento mínimo de 15 días antes de que opte por un cupo en el progra-ma de ayuda.

Se ha contemplado dos moda-lidades de apoyo: la hostería–que estará ubicada en el albergue Chá-vez de la Rosa–en donde se le brin-dará alimentación a la persona ne-cesitada a cambio de que duerma todas las noches en el lugar; y el al-bergue–que se instalará en el bal-neario de Jesús–en donde se le dará alimentación además de tra-tamiento médico.

Beneficiarán a 70 adultos mayorestener hijos ni esposa, aunque sus palabras dejan entrever que ha sido abandonado. “Ha-ce dos años que pido limosna. Soy un hombre solitario. No tengo plata para ropa ni comi-da. Vivo gracias a la caridad de unas monjas. Mi vida es muy triste. Pido la muerte”, son las respuestas de este hombre a las preguntas que le escribo en una libreta. Su rutina diaria consis-te en visitar restaurantes y cafés con la esperanza de que le rega-len una porción de comida.

El 80% de los mendigos del Cercado lo integran adultos mayores de 65 años, según da-tos de la MPA. El presidente de la Sociedad de Beneficencia Pública de Arequipa, Edgardo Calderón Paredes, considera que hay una falta de concien-cia y responsabilidad de la po-blación, ya que no se ocupan de sus familiares y optan por mal-tratarlos e incluso abandonar-

“ La mendicidad no es un delito pero sí aprovecharse de una persona indefensa para beneficiarse, aclara la fiscal Ampuero”.