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1 Vice Parroquia Santa Rita. Posadas Misiones. Adviento 2012 Introducción El Año de la fe es una invitación a una auténti- ca y renovada conversión al Señor. La fe que ac- túa por el amor se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre. Hoy es necesario un compromi- so eclesial más convencido a favor de una nueva evangelización para redescubrir la ale- gría de creer y vol- ver a encontrar el entusiasmo de comu- nicar la fe. La fe cre- ce cuando se vive como experiencia de un amor que se reci- be y se comunica co- mo experiencia de gracia y gozo. Como afirma san Agustín, los creyentes “se fortalecen creyendo”. Queremos celebrar este Año de ma- nera digna y fecunda. Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los cre- yentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la hu- manidad está viviendo. Que este Año suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. Benedito XVI– Porta Fidei La imagen de una puerta abierta ha sido siempre el símbolo de luz, amistad, alegría, libertad, confianza. ¡Cuánto necesitamos recuperarlas! La puerta cerrada nos daña, nos estanca, nos separa. Iniciamos el Año de la fe y la imagen que propone el Papa es la de la puer- ta, una puerta que hay que cruzar para poder encontrar lo que tanto nos falta. La Iglesia, a través de la voz y el corazón de nuestro Papa, nos invita a cruzar el umbral, a dar un paso de decisión interna y libre: animarnos a entrar a una nueva vida. La espera es una de las caracterís- ticas del cris- tiano. El Advien- to la renueva. La Iglesia es la co- munidad de la es- peranza que, en este tiempo, revitaliza su conciencia de ser reserva de esperanza para toda la humanidad. No olvidar: Preparar el lugar con anticipación. Ubicar los asientos en ronda y en el centro, colocar una manta en el suelo. Sobre ella iremos colocando los signos que acompa- ñan nuestra reflexión y la Corona de Adviento. Preparar una " Corona de Adviento" , con un círculo de follaje verde (pino, abeto o hiedra), envuelto con una cinta roja y en el centro colocar 4 velas, para que la familia encienda una cada domingo de Ad- viento mientras hace oración.

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Vice Parroquia Santa Rita. Posadas Misiones. Adviento 2012

Introducción El Año de la fe es una invitación a una auténti-

ca y renovada conversión al Señor. La fe que ac-

túa por el amor se convierte en un nuevo criterio

de pensamiento y de acción que cambia toda la

vida del hombre. Hoy es necesario un compromi-

so eclesial más convencido a favor de una nueva

evangelización para

redescubrir la ale-

gría de creer y vol-

ver a encontrar el

entusiasmo de comu-

nicar la fe. La fe cre-

ce cuando se vive

como experiencia de

un amor que se reci-

be y se comunica co-

mo experiencia de

gracia y gozo. Como

afirma san Agustín, los creyentes “se fortalecen

creyendo”. Queremos celebrar este Año de ma-

nera digna y fecunda. Habrá que intensificar la

reflexión sobre la fe para ayudar a todos los cre-

yentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio

sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un

momento de profundo cambio como el que la hu-

manidad está viviendo. Que este Año suscite en

todo creyente la aspiración a confesar la fe con

plenitud y renovada convicción, con confianza y

esperanza. Benedito XVI– Porta Fidei

La imagen de una puerta abierta ha sido siempre el

símbolo de luz, amistad, alegría, libertad, confianza.

¡Cuánto necesitamos recuperarlas! La puerta cerrada

nos daña, nos estanca, nos separa. Iniciamos el Año de

la fe y la imagen que propone el Papa es la de la puer-

ta, una puerta que hay que cruzar para poder encontrar

lo que tanto nos falta. La Iglesia, a través de la voz y el

corazón de nuestro Papa, nos invita a cruzar el umbral,

a dar un paso de

decisión interna y

libre: animarnos

a entrar a una

nueva vida.

La espera es una

de las caracterís-

ticas del cris-

tiano. El Advien-

to la renueva. La

Iglesia es la co-

munidad de la es-

peranza que, en este tiempo, revitaliza su conciencia

de ser reserva de esperanza para toda la humanidad.

No olvidar:

�Preparar el lugar con anticipación.

�Ubicar los asientos en ronda y en el centro, colocar una manta en el suelo.

�Sobre ella iremos colocando los signos que acompa-ñan nuestra reflexión y la Corona de Adviento.

�Preparar una "Corona de Adviento", con un círculo de follaje verde (pino, abeto o hiedra), envuelto con una cinta roja y en el centro colocar 4 velas, para que la familia encienda una cada domingo de Ad-viento mientras hace oración.

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Primer Encuentro La alegría de encontrarnos

�Se atraviesa la puerta de la fe, se cruza ese umbral, cuando la Palabra de Dios es anunciada y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Una gracia que lleva un nom-bre concreto: Jesús. El es la puerta. Ingresamos al lugar del encuentro con velas encendidas y cantando: Esta es la luz de Cristo.

�Palabras clave del tiempo de Adviento son espera y espe-ranza, atención y vigilancia, acoger y compartir. Hay que velar. Y qué bueno poder hacerlo en familia y en comuni-dad. Comenzamos el encuentro invocando a Dios Familia, Dios Trinidad, Dios amor cantando: En el nombre del Pa-dre…

�Dios siempre toma la iniciativa y no quiere que nadie que-de excluido. Dios llama a la puerta de nuestros corazo-nes: Mira, estoy a la puerta y llamo, si alguno escucha mi voz y abre la puerta entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo (Ap. 3, 20). La fe es una gracia, un regalo de Dios. “La fe sólo crece y se fortalece creyendo; en un aban-

dono continuo en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios” �Presentamos la manta. Compartimos: ¿Qué representa es-

ta manta? (Signo de nuestra realidad, de comunidad, de familia, de abrigo, de celebración, de contención….)

� Presentamos la Palabra Adviento y preguntamos: ¿Qué significa esta palabra? ¿Con qué la relacionamos?

� Estamos recorriendo el tiempo de Advien-to: tiempo de cambio, de esperanza, y promesa.

�Presentamos la corona de adviento y mirándola vamos compartiendo qué significado tienen los diferentes elementos que la forman. Preguntamos:

�¿Qué significa el círculo?

�¿Qué simboliza el follaje verde?

�¿Qué simboliza la cinta roja?

�¿Qué representan las velas? ¿Porqué son cuatro?

�(El círculo simboliza la eternidad, el color verde simboliza la vida y la esperanza. La cinta roja significa el amor de Dios que nos envuelve y tam-bién nuestro amor que espera con ansiedad el na-cimiento del Hijo de Dios. La luz de las velas sim-boliza nuestra fe.)

� Mientras cantamos “Esta es la luz de Cristo” encendemos la primer vela.

�Y en este tiempo de preparación a la Navidad no

podemos olvidarnos del árbol. Presentamos el árbol comunitario.

Conversamos:

�¿Qué representa este árbol?

�En el año de la fe nos preguntamos: ¿Cuáles son los mejores adornos con los que podemos decorar nuestro árbol?

Miramos y nos damos cuenta

�Cuando el Mesías llegó, pocos le esperaban real-mente. "Vino a su propia casa, y los suyos no le recibieron" (Jn 1,11). Muchos de aquellos judíos, ocupados en sus quehaceres diarios, se habían dormido para lo más esencial de sus vidas y de la vida del mundo. La palabra Adviento es de origen latino y quiere decir: VENIDA. Para los católicos, el Adviento es un tiempo de espera, un tiempo es-pecial para preparar el espíritu para el nacimiento de Jesús en la Navidad.

�Presentamos la casita del Pesebre mientras can-tamos “Irá a llegar”.

Conversamos: �¿Qué palabras vienen a nuestra mente cuando

pensamos en una casa? �¿De qué le sirvió al Niño Jesús tener un lugar

donde nacer? �Si El quiere nacer en nuestros corazones, qué

cambios habrá que hacer en la casa de nuestro co-razón para que haya lugar para El?

Ocuparemos cada una de estas semanas, en las 4

tareas para preparar la casa de nuestro corazón: ordenar, limpiar, adornar, celebrar.

�¿Qué gestos, actitudes, talentos, etc. quedan

Tiempo de ordenar

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perdidos en el desorden de nuestro corazón?

�Este es un tiempo para ordenar nuestras ideas, nuestras creencias, nuestras prioridades. ¿Cuáles ten-drían que ser nuestras prioridades en la vida?

�¿En qué cosas tendríamos que invertir más tiempo, más energía, más cuidado?

La palabra de Dios nos ilumina

�Mc 13,33-37: Velen, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa

�¿Qué mensaje nos deja este texto?

�Adviento = Advenimiento = Esperanza: ¿Se puede decir que mi vida espera algún Advenimien-to (con mayúscula)?

� Creer en el Dios de la Vida significa vivir una vi-da de esperanza, de tensión, de búsqueda, de utopía, de proyecto histórico. ¿Cuál es nuestro proyecto de vida?

�¿De qué manera alimentamos nuestra esperanza, nuestra fe y nuestro amor para concretar ese proyecto de vida?

Compromiso hecho acción

�Entregar a cada vecino 5 recortes con forma de adorno navideño. Sobre ellos escribiremos cuáles son las 5 cosas más importantes en nuestra vida y que ac-ción haremos para cuidarlas.

�Cantando pasamos a colgar estos adornos en nuestro árbol comunitario.

�Nos despedimos rezando juntos la oración de la her-mandad: el PADRE NUESTRO. Y nos alentamos en nuestra esperanza dándonos fraternalmente el saludo de la PAZ.

Segundo Encuentro La alegría de encontrarnos

�El año de la fe es una nueva llamada a ahondar en nuestra vida esa fe recibida. Profesar la fe con la boca implica vivirla en el corazón y mostrarla con las obras: un testimonio y un compromiso público.

�Ingresamos al lugar del encuentro con velas encen-didas y cantando: Esta es la luz de Cristo.

�Comenzamos el encuentro invocando a Dios Fami-lia, Dios Trinidad, Dios amor cantando: En el nom-bre del Padre…

�Cruzar el umbral de la fe es actuar, confiar en la fuerza del Espíritu Santo presente en la Iglesia y que también se manifiesta en los signos de los tiempos, es acompañar el constante movimiento de la vida y de la historia …; es urgencia por pensar de nuevo, aportar

de nuevo, crear de nuevo, amasando la vida con “la nueva levadura de la justicia y la santidad”. (1 Cor 5:8) �Miramos nuestra manta sobre la que se encuentran los símbolos que nos acompañaron en el encuentro anterior y contamos a los que no participaron del pri-mer encuentro sobre el significado de la manta, del árbol, de la palabra Adviento, de la casa, y de la co-rona de Adviento. Animador: Estamos recorriendo la segunda semana del tiempo de Adviento. Mientras cantamos “Esta es la luz de Cristo” encendemos la segunda vela de la corona.

Miramos y nos damos cuenta

�Presentamos a María y a José �Los recibimos cantando y los saludamos con un beso. �En nuestros días Dios sigue soñando que su Reino se haga realidad entre nosotros. �¿Cómo es el Reino que Dios quiere que construya-mos día a día? �Sí, Dios sigue soñando un Reino donde se viva el amor, donde se procure la Vida digna para todos… Y nos pide, como a María y a José que demos lo mejor de nosotros para realizar su Proyecto.

�La semana anterior nos dispusimos a ordenar la ca-sa de nuestro corazón preparándolo para el Naci-miento de Dios en nosotros. En esta semana nos pro-ponemos la tarea de la limpieza.

Tiempo de limpiar

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�Qué nos enseñan María y José con su presencia entre

nosotros? �Antes de nacer en su hogar el Dios de la Vida ya se ha-

bía encarnado en sus corazones. �Su fe, su esperanza y su amor inquebrantables, su dis-

ponibilidad, su docilidad, su respuesta al Plan de Dios nos contagian y animan a ser mejores.

�Con la mirada puesta en ellos preguntémonos: ¿Qué cosas: sentimientos, gestos, etc. están ensuciando nues-tro corazón y no están permitiendo a Dios nacer en el?

�¿Qué elementos nos ayudan a limpiar de nuestro cora-zón aquellas cosas que no dejan lugar para el Dios de la vida y del amor?

La palabra de Dios nos ilumina

�Recibimos la Biblia cantando: Palabra Querendona

�Marcos 1,1-8 Allanad los senderos del Señor

�¿Qué mensaje nos deja este texto?

�Cambien el corazón, corrijan el rumbo, tomen otro ca-mino que llega el Señor. El grito de esperanza de Juan el Bautista resuena en nuestros oídos y nos invita, una vez más, a la conversión de vida. Pero para escucharlo tene-mos que hacer silencio.

�¿Cuáles son las cosas que hacen ruido, nos distraen y no nos permiten escuchar la Voz del Profeta que anuncia la venida del Señor?

�¿A través de qué gestos o acciones podemos allanar el camino del Señor?

�Que como Juan nos animemos a contagiar esperanza, anunciando con nuestra vida la llegada de nuestro Dios.

Compromiso hecho acción

�Cruzar el umbral de la fe entraña la permanente conver-sión de nuestras actitudes, los modos y los tonos con los que vivimos; reformular y no emparchar o barnizar, dar la

nueva forma que imprime Jesucristo a aquello que es to-cado por su mano y su evangelio de vida, animarnos a ha-cer algo inédito por la sociedad y por la Iglesia; porque

“El que está en Cristo es una nueva criatura”. (2 Cor 5,17-21)

�Entregar a cada vecino 5 recortes con forma de adorno navideño. Sobre ellos escribiremos cuáles son los elemen-tos a los que recurriremos para limpiar nuestros corazones para convertirlo en un lugar cálido y acogedor donde pue-da nacer y crecer el Dios de la Vida y del amor.

�Cantando pasamos a colgar estos adornos en nuestro árbol comunitario.

�Nos despedimos rezando juntos la oración de la her-mandad: el PADRE NUESTRO. Y nos alentamos en nuestra esperanza dándonos fraternalmente el saludo de la PAZ.

Tercer Encuentro

La alegría de encontrarnos

�Cruzar el umbral de la fe nos lleva a perdonar y saber arrancar una sonrisa, es acercarse a todo aquel que vive en la periferia existencial y llamarlo por su nombre, es cuidar las fragilidades de los más débiles y sostener sus rodillas vacilantes con la certeza de que lo que hacemos por el más peque-ño de nuestros hermanos al mismo Jesús lo esta-mos haciendo. (Mt. 25, 40)

�Ingresamos al lugar del encuentro con velas encen-didas y cantando: Esta es la luz de Cristo.

�Cruzar el umbral de la fe es vivir en el espíritu del Concilio y de Aparecida, Iglesia de puertas abiertas no sólo para recibir sino fundamentalmente para sa-lir y llenar de evangelio la calle y la vida de los hombres de nuestros tiempo. �Comenzamos el encuentro invocando a Dios Fa-milia, Dios Trinidad, Dios amor cantando: En el nombre del Padre…

�Presentamos la manta. Compartimos: ¿Qué repre-senta esta manta? (Signo de nuestra realidad, de comunidad, de familia, de abrigo, de celebración, de contención….)

�Miramos nuestra manta sobre la que se encuen-tran los símbolos que nos acompañaron en el en-cuentro anterior y contamos a los que no participa-ron de los encuentro anteriores sobre el significado de la manta, del árbol, de la palabra Adviento, de la casa, de la corona de Adviento, de María y José.

Animador: Estamos recorriendo la tercer semana del tiempo de Adviento. Mientras cantamos “Esta es la luz de Cristo” encendemos la tercer vela de la coro-na.

Tiempo de adornar

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Miramos y nos damos

cuenta

�Presentamos plantas, animalitos, estrellas, etc. para adornar nuestro pesebre.

�Los recibimos cantando “Dios Ñamandú” o “Nuestro Dios”.

�Compartimos las frases de la canción que más nos ha-yan gustado y contamos porqué.

�El Dios de la Vida nos invita, permanentemente, a la utopía de un mundo nuevo. Es el Dios que todos los días, está vivo y actuante en las cosas que pasan. Dios cercano y compañero, Dios sencillo, Dios hermano. Dios, senci-llamente Dios, se revela en la vida, la creación y la histo-ria que vivimos, cotidianamente.

�¿De qué manera adorna Dios la Creación? �¿Qué nos regala a cada uno de nosotros para adornar

nuestro corazón?

�La semana anterior nos dispusimos a limpiar la casa de nuestro corazón preparándolo para el Nacimiento de Dios en nosotros. En esta semana nos proponemos la tarea de adornarlo .

�Dios nos regala a cada uno de nosotros talentos y do-

nes. Pensemos en nuestros familiares y nombremos los talentos y dones que los adornan.

�Pensemos en los dones que cada uno de nosotros tene-mos. ¿De qué manera los cuidamos, los alimentamos, los ponemos al servicio del Reino del Dios de la Vida y del Amor.?

La palabra de Dios nos ilumina

�Recibimos la Biblia cantando: Palabra Querendona

�1Tesalonicenses 5,12-24 Que vuestro espíritu, al-ma y cuerpo, sea custodiado hasta la venida del Se-ñor

�¿Qué mensaje nos deja este texto?

�¿Cuáles son los principales causantes de una alegría duradera?

�¿Cuáles son los que causan la paz verdadera?

�Que cotidianamente podamos descubrir la gratuidad del amor inmenso de nuestro buen Dios. En-trega generosa, don de vida que se regala. Dios haciéndose un niño nos muestra el camino. Preparemos en nuestro corazón un lugar para El.

Compromiso hecho acción

�Entregar a cada vecino 5 recortes con forma de adorno navideño. Sobre ellos escribiremos cuáles son los gestos, actitudes, acciones, valores, que queremos que reinan y adornen nuestro corazón para convertirlo en un lugar cáli-do y acogedor donde pueda nacer y crecer el Dios de la

Vida y del amor.

�Cantando pasamos a colgar estos adornos en nuestro árbol comunitario.

�Nos despedimos rezando juntos la oración de la hermandad: el PADRE NUESTRO. Y nos alentamos en nuestra esperanza dándonos frater-nalmente el saludo de la PAZ.

Cuarto Encuentro La alegría de encontrarnos

�Jesús es la puerta y llama a nuestra puerta para que lo dejemos atravesar el umbral de nuestra vida. No tengamos miedo… abramos de par en par las puertas a nuestro Salvador. Como María y José, como los pastores y los magos…. Deje-mos que El encuentro en el corazón de nuestra familia, de nuestra comunidad un lugar donde nacer y crecer. La fe supone decidirse a estar con el Señor para vivir con él y compartirlo con los hermanos.

�Ingresamos al lugar del encuentro con velas en-cendidas y cantando: Esta es la luz de Cristo.

�Queremos vivir este encuentro como una ale-gría navideña anticipada

�Comenzamos el encuentro invocando a Dios Familia, Dios Trinidad, Dios amor cantando: En el nombre del Padre…

�Cruzar el umbral de la fe es el trabajo vivido

con dignidad y vocación de servicio, con la ab-negación del que vuelve una y otra vez a empe-zar sin aflojarle a la vida, como si todo lo ya he-cho fuera sólo un paso en el camino hacia el

Tiempo de celebrar

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reino, plenitud de vida. Es la silenciosa espera después de la siembra cotidiana, contemplar el fruto recogido dando gracias al Señor porque es bueno y pidiendo que no abandone la obra de sus manos. (Sal 137)

�Miramos nuestra manta sobre la que se encuentran los símbolos que nos acompañaron en el encuentro anterior y contamos a los que no participaron de los encuentro anteriores sobre el significado de la manta, del árbol, de la palabra Adviento, de la casa, de la corona de Ad-viento, de María y José, los animales, plantas, estrellas, etc.

Animador: Estamos recorriendo la cuarta semana del tiempo de Adviento. Mientras cantamos “Esta es la luz de Cristo” encendemos la cuarta vela de la corona.

Miramos y nos damos cuenta

�Presentamos a los pastores y los recibimos cantando: “Vamos pastorcillos”.

�Presentamos a los Magos y los saludamos cantando “Llegaron ya”.

Conversamos sobre ellos: �¿Quiénes eran los pastores? �¿Quiénes eran estos magos? �¿Qué esperaban y buscaban? �¿Qué tenían en común? �¿Cómo se habrán sentido al encontrar al Dios de Vida

en ese humilde establo?

�La semana anterior nos dispusimos a adornar la casa de nuestro corazón preparándolo para el Nacimiento de Dios en nosotros. En esta semana nos proponemos dis-ponerlo para Celebrar .

�¿Cuáles son los motivos de nuestras alegrías? �Dicen que el amor es como la tos: no se puede ocul-

tar. ¿Pasa lo mismo con la alegría? �¿Cómo nos gusta celebrar los acontecimientos felices

de nuestra vida? �¿De qué manera contagiamos alegría a la gente que

está triste y sin esperanza?

La palabra de Dios nos ilumina

�¡Alégrense todos! Llegó la Buena Noticia, que empie-ce la Fiesta, en medio del pueblo. La liberación esperada ha dejado de ser sueño. Empezó a ser realidad la semilla del mundo nuevo. Recibimos con aplausos al Niñito Je-sús, la Palabra de Dios hecha Carne, el Emmanuel, el Dios con nosotros.

�Mientras cantamos lo vamos saludando con un beso.

�Recibimos la Biblia cantando: Palabra Querendona

�Lucas 2, 6-18 ; Mateo 2, 9-12

�¿Qué mensaje nos dejan estos textos?

�Desde el pesebre de Navidad nace una esperanza nue-va. En la sonrisa de un Dios que es niño se asoma, frágil,

la luz del Reino. ¿Qué espera de nosotros ese Niño que es el mismo Dios entre nosotros?

Compromiso hecho acción

�Cantemos con alegría, unamos voces y manos. Va-mos a ver al Dios vivo, festejemos su nacimiento. Des-de el pesebre de navidad, un grito surge, un grito de aliento. Dios está con nosotros, marchemos hacia su encuentro.

�Cantamos “Si cada día es Navidad”.

�Entregar a cada vecino 5 recortes con forma de adorno navideño. Sobre ellos escribiremos cuáles son los gestos, actitudes, acciones, valores, que queremos realizar para empapar de alegría nuestro corazón y el de los demás.

�Mientras cantamos: “Noche anunciada” o “Noche de Paz”, pasamos a colgar estos adornos en nuestro ár-bol comunitario.

�Nos despedimos rezando juntos la oración de la her-mandad: el PADRE NUESTRO. Y nos alentamos en nuestra esperanza dándonos fraternalmente el saludo de la PAZ.

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Oración para recibir al Niño Dios en nuestra casa

Bienvenido Niño Dios a nuestra casa. Las puertas de nuestro hogar se abren de par en par para recibir las bendiciones que desde nuestro buen Padre Dios, nos traés. Esta es, la alegría más grande que podemos reci-bir: Dios que nos visita en un niño pequeño, pobre y frágil.

Dios, que en el Año de la FE y a través de sus ojitos brillantes nos anima a Creer hasta las últimas consecuencias, a vivir nuestra fe impregnando toda nuestra vida.

Dios que a través de sus manitos nos invita y bendice para que nos ani-memos a construir un mundo mejor.

Dios que a través de sus piecitos nos impulsa a ponernos de pie y seguir luchando por los sueños y proyectos que generan vida a nuestro alrede-dor.

Te pedimos perdón por la veces que no vivimos como hijos tuyos (se puede hacer un momento de silencio pensando en las veces que fallamos a Dios a través de nuestras actitudes y gestos), te damos gracias por los logros que pudimos conseguir a lo largo de este año con tu ayuda y pro-tección (podemos nombrarlos), y ponemos en tus manos, Dios en paña-les, los sueños y proyectos que queremos concretar en el año que se vie-ne (podemos nombrarlos).

De la mano de María y José queremos atravesar el umbral de la fe que nos lleva a la alegría de encontrarnos con vos y tu misericordioso amor. Nacé en el pesebre de nuestras vidas y llenanos de tu paz.

Como familia, como comunidad, como Iglesia, te pedimos que nos ayu-des para que los más alejados y tristes, encuentren en nuestra cercanía, una presencia que les hable de vos que nos amás sin medida y venís a nosotros, para darnos vida y vida en abundancia. Amén