vias de conocimiento de dios

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Página 1 de 5 INTRODUCCIÓN AL CRISTIANISMO I Alexandre José Rocha de Hollanda Cavalcanti Tema 03: Las vías de conocimiento de Dios En la Suma Teológica, parte I, cuestión 2, artículo 3, Santo Tomás de Aquino desarrolló, hace más de 700 años, cinco vías para probar la existencia de Dios, desde un conocimiento a posteriori, es decir una manera de aproximarse a la realidad divina desde la experiencia sensible, que va de lo conocido a lo desconocido, de lo sensible a lo espiritual, de los efectos a la causa suprema. 1. Primera vía: El movimiento En el Universo existen múltiples movimientos y cambios. Ahora, el cambio es un venir a ser o un tornarse; es la adquisición de una realidad o determinación que el ser no tenía antes, pero podía tener. Mover requiere estar en acto, puesto que mover es hacer pasar algo de potencia al acto. En consecuencia, para que alguna cosa se mueva o cambie, debe recibir alguna cosa que ella no tiene. El movimiento o el cambio debe venir de otro ser (al que podemos llamar motor) porque nadie puede dar a sí mismo lo que no posee. Para recibir es necesario no tener; para dar es necesario tener. En la serie de móviles-motores, es imposible proceder al infinito, por lo tanto, debe haber un primer motor que no sea movido por otro, sino que tenga en sí mismo la razón de ser de su movimiento; es el motor absoluto, o sea, Dios. DIOS móvil MOTOR NO MOVIDO móvil motor móvil motor móvil motor 2. Segunda vía: Causa eficiente La segunda vía parte del hecho de que existen múltiples causas en este mundo, concatenadas entre sí en una línea de dependencia y subordinación, los efectos suponen sus causas y no pueden ser causas de sí mismos ya que para ello tendrían que haber existido antes incluso de existir. La fruta, por ejemplo, supone el árbol, la fecundidad de la tierra, la acción del sol y de la lluvia; estos a la vez suponen una infinidad de otros factores. Si seguimos el camino regresivo, encontramos que es necesario admitir una causa primera, la causa incausada, que no es causada por otra y esta causa Absoluta es Dios. CAUSANTE NO CAUSADO causante EL ABSOLUTO: DIOS causante causada causa causada causada 3. Tercera vía: De la contingencia Hay seres que comienzan a existir y perecen, o sea, no son necesarios. Todo lo que vemos no era y vino a ser. Si todos los seres fuesen contingentes no habría ninguno. Puesto que existen, deben tener su causa en un primer Ser necesario, ya que una serie infinita de seres contingentes es imposible. La conclusión es que o Dios, el Ser Absoluto, Necesario, no contingente, existe y es la razón suficiente de todos los demás seres contingentes, o nada existe. Dios no recibió el ser, la existencia, Él es el ser, o sea su Ser es existir. Todos los demás recibieron la existencia.

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Vías de conocimiento de Dios según Santo Tomás de Aquino y presentación sobre la demostración de la existencia de Dios por los datos de la ciencia.

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Page 1: Vias de Conocimiento de Dios

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INTRODUCCIÓN AL CRISTIANISMO I Alexandre José Rocha de Hollanda Cavalcanti

Tema 03: Las vías de conocimiento de Dios

En la Suma Teológica, parte I, cuestión 2, artículo 3, Santo Tomás de Aquino desarrolló, hace más de 700 años, cinco vías para probar la existencia de Dios, desde un conocimiento a posteriori, es decir una manera de aproximarse a la realidad divina desde la experiencia sensible, que va de lo conocido a lo desconocido, de lo sensible a lo espiritual, de los efectos a la causa suprema.

1. Primera vía: El movimiento En el Universo existen múltiples movimientos y cambios. Ahora, el cambio es un venir a ser o

un tornarse; es la adquisición de una realidad o determinación que el ser no tenía antes, pero podía tener. Mover requiere estar en acto, puesto que mover es hacer pasar algo de potencia al acto.

En consecuencia, para que alguna cosa se mueva o cambie, debe recibir alguna cosa que ella no tiene. El movimiento o el cambio debe venir de otro ser (al que podemos llamar motor) porque nadie puede dar a sí mismo lo que no posee. Para recibir es necesario no tener; para dar es necesario tener.

En la serie de móviles-motores, es imposible proceder al infinito, por lo tanto, debe haber un primer motor que no sea movido por otro, sino que tenga en sí mismo la razón de ser de su movimiento; es el motor absoluto, o sea, Dios.

DIOS móvil MOTOR NO MOVIDO móvil motor móvil motor móvil motor

2. Segunda vía: Causa eficiente La segunda vía parte del hecho de que existen múltiples causas en este mundo, concatenadas

entre sí en una línea de dependencia y subordinación, los efectos suponen sus causas y no pueden ser causas de sí mismos ya que para ello tendrían que haber existido antes incluso de existir. La fruta, por ejemplo, supone el árbol, la fecundidad de la tierra, la acción del sol y de la lluvia; estos a la vez suponen una infinidad de otros factores. Si seguimos el camino regresivo, encontramos que es necesario admitir una causa primera, la causa incausada, que no es causada por otra y esta causa Absoluta es Dios.

CAUSANTE NO CAUSADO causante EL ABSOLUTO: DIOS causante causada

causa causada causada 3. Tercera vía: De la contingencia Hay seres que comienzan a existir y perecen, o sea, no son necesarios. Todo lo que vemos no

era y vino a ser. Si todos los seres fuesen contingentes no habría ninguno. Puesto que existen, deben tener su causa en un primer Ser necesario, ya que una serie infinita de seres contingentes es imposible. La conclusión es que o Dios, el Ser Absoluto, Necesario, no contingente, existe y es la razón suficiente de todos los demás seres contingentes, o nada existe.

Dios no recibió el ser, la existencia, Él es el ser, o sea su Ser es existir. Todos los demás recibieron la existencia.

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4. Cuarta vía: De los grados de perfección En los seres existentes se confirma que existen grados diversos de perfección que son

trascendentes a ellos mismos (la verdad, la bondad, el amor, la justicia...). Lo mismo sucede con las cualidades. Estas perfecciones son limitadas por los sujetos que las contienen y por eso suponen la existencia de un ser en el cual tales perfecciones existen sin límites. En consecuencia, debe existir un Ser que sea la Verdad misma, la Bondad misma, el Amor mismo, la Justicia misma... y este Ser es Dios.

En otras palabras, verificamos que en torno de nosotros hay seres más buenos y menos buenos, más veraces y menos veraces. Pero el más y el menos se atribuye a las cosas según su diversa proximidad a lo máximo, y por esto se dice lo más caliente de lo que más se aproxima al máximo calor. Ahora bien, sólo se puede hablar de “más” o “menos” si existe el Absoluto en comparación con el cual algo es más o menos bueno, verdadero o bello.

5. Quinta vía: De la finalidad En los seres desprovistos de inteligencia encontramos que sólo pueden tender a un fin si son

dirigidos por un ser inteligente. Existe todo un orden en el Cosmos, que exige un ser sumamente inteligente, una inteligencia suprema que ordene todas las cosas naturales dirigiéndolas a su fin, combinándolas entre si y esta inteligencia suprema es Dios.

Este es uno de los argumentos más interesantes para probar filosóficamente la existencia de Dios, pues las ciencias naturales reconocen la armonía del universo (macrocosmos y microcosmos) y parecen descubrir cada vez más los vestigios de Dios Creador y Conservador de todos los seres naturales.

6. La vida y su proyecto Muchos se preguntan si delante de los argumentos de la necesaria eternidad de Dios, no sería

más bien correcto imaginar la eternidad de la materia, ordenada por el azar, o sea, desprovista de un ser único e inteligente que la ordenara. El azar no puede ser el sujeto responsable por alguna realidad.

El azar (o acaso) es el cruce no necesario ni previsto de dos causas mutuamente independientes, cada una de las cuales actúa en vista de una finalidad propia.

Todos los seres vivos, así como nuestro cuerpo, es programado antes incluso de existir, en un código molecular conocido como ADN, o ácido desoxirribonucleico, presente en sus cromosomas, como un proyecto previo que ordena toda la construcción y existencia del ser vivo. Esto significa que, sin un proyecto inicial concebido antes de la aparición del hombre en la tierra, sería imposible que existiéramos. Un dato interesante es que el modo como se escribe el ADN es el mismo para todos los seres vivos, así como es el mismo alfabeto para escribir millones de palabras en diversos idiomas.

Esta cadena de ADN donde se escriben las características de cualquier ser vivo, alcanza sólo dos millonésimos de milímetro, o sea, el ancho de 10 átomos, pero es extremadamente larga. La cadena de ADN de un microbio es en promedio mil veces más larga que el propio microbio. ¿De quien derivaría esta programación grabada en una como que “cinta” biogenética? Evidentemente de alguien que está por encima de la materia, o sea de Dios Creador.

Los seres vivos son formados por células. En el hombre adulto, hay cerca de 60 trillones de células, cada una de las cuales lleva en su interior la misma programación contenida en las cintas ADN, divididas en 23 pares del genoma humano, casi 20.000 veces la población de la tierra. Pero cada una de estas células “conoce” precisamente su función, puesto que todo el trabajo y desarrollo a ser realizado está dispuesto anteriormente, programado en sus cromosomas, de manera que nuestro cuerpo, cuando vino a luz, seguía un itinerario rigurosamente establecido previamente y auto-controlado.

Este proyecto, entre tanto, de nada serviría si no hubiera toda una ordenación para ponérselo

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en práctica, sería como paquetes de proyectos técnicos tirados en la arena del desierto. Las células funcionan como fábricas automatizadas para ejecutar rigurosamente estos proyectos, construyendo y haciendo funcionar nuestro cuerpo, ordenando las moléculas de aminoácidos en proteínas y con ellas formando nuevas células. Esto es ejecutado por los ribosomas (ARN), utilizando las energías almacenadas en un continente adecuado, las moléculas de ATP (adenosin trifosfato), presentes en las mitocondrias. La energía de la luz, a través de la fotosíntesis, se hace presente en las células vegetales y a nosotros llega por la ingestión de los farináceos y azúcares. Los mitocondrias abren la molécula de glucosa, utilizando el oxígeno del aire que respiramos.

La cinta ADN que contiene todo el proyecto anterior a la vida, está dividida, en el caso del ser humano, en 46 segmentos. Su largo total es de un metro y setenta centímetros para cada célula. Si multiplicamos 1,70m por 60 trillones de células, encontramos el resultado: 102.000.000.000.000 de metros o 102 mil millones de kilómetros. Sin embargo, es extremamente fina, con tan solo 2 millonésimos de milímetro.

Si considerarnos la órbita de la Luna alrededor de la Tierra, queda muy pequeña comparada con los 102 mil millones de kilómetros del ADN de un solo hombre: 2 millones y 400 mil kilómetros.

Entre el Sol y la Tierra habría lugar para extender una corta parte de nuestro ADN: 150 millones de kilómetros.

El planeta Plutón es el último del Sistema Solar. Está a poco menos de 6 millones de quilómetros. Para circunscribir su órbita alrededor del sol bastaría una parte del ADN de uno de nosotros. En verdad la distancia de 102 mil millones de quilómetros daría para circunscribir el Sistema Solar en un círculo cuyo radio sería de 16,2 mil millones de quilómetros, casi tres veces la distancia de Plutón. Sin embargo, si fuera enrollada pesaría 180 gramos. Ella puede circunscribir 2,7 veces el Sistema solar y caber en la palma de una mano.

Mil grandes volúmenes de mil páginas cada uno no serían suficientes para contener las informaciones contenidas en este 1,7 metros de cinta ADN. Un libro de mil páginas tiene en media 5 millones y 800 mil letras. Nuestro ADN, contiene 13 millones de genes, cada uno con un promedio de 450 señales en código formados por tan solo cuatro elementos: guanina, citosina, adenina y timina. 13 millones multiplicados por 450 daría exactamente 5 mil millones y 850 millones de caracteres, o sea, lo equivalente a mil volúmenes de mil páginas cada uno. Pero recordemos que nuestros cromosomas son constituidos en pares, por lo tanto, debemos duplicar este número… Experimentemos, si es posible, sustituir la obra de Dios Creador por el trabajo del azar ciego…

¿Es posible afirmar que todo ha derivado de la simple aproximación ocasional de moléculas de cuatro o cinco átomos cada una, bajo la acción de los rayos solares? ¿Es posible demostrar que esa obra de inteligencia sobrehumana es debida a la no inteligencia del azar ciego?

Intentemos probarlo… Imaginar el azar creando la primera célula viva sería pedir demasiado a un pobre ciego…

vamos a observarlo intentando crear la primera proteína. Las proteínas son muy numerosas en los seres vivos, sin embargo, las partes que las forman

no son muchas, unas veinte solamente, unidas de acuerdo con cierto orden. Estas moléculas son conocidas como aminoácidos. El número de combinaciones posibles de los 20 aminoácidos corresponde a 2.400.000.000.000.000.000, por eso cada ser vivo puede tener sus propias proteínas, diferentes de los otros. En la digestión nuestro organismo destruye las proteínas y las vuelve a organizar de acuerdo con nuestro propio proyecto, anterior a nuestra existencia.

Volvamos a imaginar el azar ciego intentando crear por ejemplo la proteína llamada hemoglobina, que contiene 539 aminoácidos. Al azar, sin una inteligencia que coordine, el número de posibilidades sería de 4 x 10619.

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Vamos a suponer, para facilitar el trabajo del azar, un océano lleno de aminoácidos de todos los veinte tipos existentes y que las cadenas se formasen siempre con el mismo tamaño de 539 aminoácidos, ninguna más larga, ninguna más corta. Así ya le facilitamos mucho la vida…

Regalemos sin cobrar nada, una cantidad exorbitante de agua para trabajar en el océano: 10150 cm3 de agua.

Supongamos, por fin, que consiga conectar un millón de proteínas por segundo, en cada centímetro cúbico del océano primitivo. El resultado es lo siguiente: después de 300 mil millones de años, se habrían formado sólo 10179 proteínas, un número completamente insignificante comparado con el total de posibilidades que es de 4 x 10619. Es necesario recordar que cada número añadido a la potencia equivale a la multiplicación por 10… Ora, la evolución del Universo es calculada en torno de 12 mil millones de años y la evolución química no puede superar mil millones de años. ¿Qué hacer?

¿Aumentar la masa de agua regalada al azar ciego? No es posible. A la cantidad que le concedemos no le sería posible contener el propio Universo. El volumen del Universo es calculado en 1027 x 1027 x 1027 = 1081. Aquella agua llenaría un número incontable de universos. Si limitamos las posibilidades de error a la mitad, encontramos que la mitad de 4 x 10619 es 2 x 10619. ¿Adelanta de algo? Además la Tierra es formada por un número limitado de átomos, cerca de 1050. A pesar de muchos, son casi nada comparados con los necesarios para preparar la espantosa masa de proteínas que, siendo formadas por 539 aminoácidos, cada una de ellas exige, a grosso modo, 10.000 átomos. Los átomos de todo el Sistema Solar serían muy pocos para esto.

Pero recordemos además que una sola proteína sería absolutamente insuficiente, sabemos cuantas proteínas son necesarias para formar una célula.

La evolución química de la vida, confiada al azar es una quimera. Aunque imaginásemos que para la primera vida fueran necesarias solo mini proteínas con 30 aminoácidos cada una (no existen tan pequeñas en la naturaleza), después de mil millones de años, todas las proteínas estarían listas, restaría encontrarlas, colocarlas en orden, bajo un proyecto previo a la existencia de este primer organismo vegetal. Pero, ya no existen mares ni océanos, los átomos de toda el agua y todas las sustancias en ella contenidas habrían sido utilizadas para formar la inmensa masa de todas las mini proteínas que corresponden a las más variadas combinaciones de aquellos 30 aminoácidos. Esa masa cubriría literalmente toda la superficie del globo y formaría una capa de 10 metros de altura. ¿Dónde encontrar las proteínas ciertas dispersas en la masa de las erradas? ¿Cómo reunirlas en un único punto, para que el azar ciego pudiera construir con ellas el primer vegetal? Además, ¿para qué serviría? La Tierra ya no estaría en condiciones de hospedar la primera tentativa de ser vivo.

Supongamos que todo el trabajo esté concluido, pero ¿qué sucede? Las cadenas de aminoácidos se disuelven en el agua puesto que es necesario que estén unidos por la energía contenida en la molécula de ATP, que son producidas sólo por células vivas. Pero si no existen todavía células vivas, ¿cómo el azar prepararía aquellas primeras proteínas? En 300 mil millones de años no se habrían formado siquiera una de las 10179 proteínas calculadas. Los aminoácidos se habrían unido y desunido, sin resultado alguno.

Nuestro cuerpo, sin embargo, fabrica trillones de proteínas en cada hora de nuestra existencia, utilizando una programación previa a su propia existencia. Por lo tanto, pensar que en la base de la vida no exista una organización productiva previamente programada y grabada en ADN sería desear un absurdo e ignorar toda la ciencia moderna.

7. Dios y el mal

Delante del tema de la prueba de la existencia de Dios por la perfección de las cosas creadas, surge naturalmente la pregunta sobre las fallas y desórdenes que existen en la naturaleza, sobre todo de la cuestión de la maldad humana.

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7.1. Se debe notar que el mal no es una realidad positiva, sino una carencia de un bien debido. Hay dos clases de ausencia: la de un bien que no es debido (la falta de ojos en una piedra) y la de un bien debido (la falta de ojos en un hombre); la primera no es un mal, mientras la segunda lo es.

De la misma manera, las tinieblas no son algo positivo, sino la ausencia de luz y el frío, la ausencia de calor.

En consecuencia, el puro mal no existe positivamente; el mal supone siempre un bien como soporte; es una carencia que sobreviene de este bien.

7.2. Existen dos tipos de mal: 7.2.1. El mal físico: carencia en la línea material (enfermedades, miseria, etc.) 7.2.2. El mal moral: carencia del recto orden en la línea del comportamiento libre del hombre

(pecado, vicio, etc.). 7.3. El mal no tiene causa directa. Él es indirectamente causado por un agente imperfecto,

que sea capaz de fallar en su actividad. Tal agente sólo puede ser la criatura; nunca podrá ser Dios; éste, por definición, es perfecto.

En el plan físico, las criaturas son responsables por las deficiencias genéticas, por los terremotos, por las tempestades, etc. Estos son consecuencia del ejercicio de las leyes naturales; encuentran su explicación en la propia naturaleza de las criaturas.

En el plan moral, los males (pecados, guerras, crímenes...) devienen del abuso de la libertad humana.

7.4. Dios no quiere impedir el mal que ocurre en consecuencia de las limitaciones de las criaturas; para esto, Él tendría que intervenir artificialmente y a todo momento, para cohibir el ejercicio de las leyes naturales o de la libertad humana; nos encontraríamos en un mundo de marionetas. Por consiguiente, Dios permite el mal. Él no lo desea, pero deja que las criaturas lo cometan. San Agustín afirma: “Dios juzgó mejor sacar del mal el bien que no permitir la existencia de mal alguno” (Enchiridion XXVIII).

Así, el primer pecado se convirtió en ocasión para que nos fuese dado el Salvador Jesucristo, con una riqueza de gracias nunca antes poseída, como dice la liturgia: “Oh feliz culpa que nos ha alcanzado tener tan gran Redentor”.