vi domingo de pascua• aÑo / b • jn 15, 9-17€¦ · vi domingo de pascua• aÑo / b • jn...

4
VI DOMINGO DE PASCUA• AÑO / B • Jn 15, 9-17 ● Primera lectura ● Hch 10, 25-26.34-35.44-48 “El don del Espíritu Santo se ha derramado también sobre los gentiles”. ● Salmo ● Sal 97 ● “El Señor revela a las naciones su salvación. ● Segunda lectura ● 1 Jn 4, 7-10 ● “Dios es amor”. ● Evangelio ● Jn 15, 9-17 ● “El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante”. Jn 15, 9-17 9 Como el Padre me ama a mí, así os he amado yo; permaneced en mi amor. 10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los man- damientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté dentro de vosotros y vuestra ale- gría sea completa». 12 «Éste es mi manda- miento: amaos unos a otros como yo os he amado. 13 Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. 15 Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre. 16 No me elegisteis vosotros a mí, sino yo a vosotros; y os designé para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. 17 Esto os mando: amaos unos a otros». Invoquemos al Espíritu Santo para que nos ayude a comprender lo que Dios quiere decirnos con esta lectura. ¿Qué es lo que Dios Padre nos trasmite por medio de estas palabras? Muchas veces la Palabra insiste en “permanecer”, como una realidad que se da entre nosotros y Jesús. Pidamos al Señor que nos ayu- de a comprender ¿qué es lo que ello quiere decir y supone para nuestros equipos, comunidades… y para nues- tras personas… permanecer? Por lo que dice Jesús ahí está una de las fuentes de nuestra alegría. ¿Es así? Un camino seguro para permanecer con Jesús lo tenemos en la práctica del mandamiento del amor, en amarnos como Él nos amó. ¿Qué gestos de amor descubro en mi entorno? ¿Qué gestos de amor se dan en nuestra vida? La semana pasada S. Juan nos decía que no amemos de palabras sino con hechos, con obras. ¿Trato de que mi amor sea así? De todo ello hablo con Dios.

Upload: duongduong

Post on 18-Sep-2018

215 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

VI DOMINGO DE PASCUA• AÑO / B • Jn 15, 9-17

● Primera lectura ● Hch 10, 25-26.34-35.44-48 ● “El don del Espíritu Santo se ha derramado también sobre los gentiles”.

● Salmo ● Sal 97 ● “El Señor revela a las naciones su salvación.

● Segunda lectura ● 1 Jn 4, 7-10 ● “Dios es amor”.

● Evangelio ● Jn 15, 9-17 ● “El que permanece en mí y

yo en él, ése da fruto abundante”.

Jn 15, 9-17 9 Como el Padre me ama a mí, así os he amado yo; permaneced en mi amor. 10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los man-damientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté dentro de vosotros y vuestra ale-gría sea completa». 12 «Éste es mi manda-miento: amaos unos a otros como yo os he amado. 13 Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. 15 Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre. 16 No me elegisteis vosotros a mí, sino yo a vosotros; y os designé para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. 17 Esto os mando: amaos unos a otros».

● Invoquemos al Espíritu Santo para que nos ayude a comprender lo que Dios quiere decirnos con esta lectura. ¿Qué es lo que Dios Padre nos trasmite por medio de estas palabras?

● Muchas veces la Palabra insiste en “permanecer”, como una realidad que se da entre nosotros y Jesús. Pidamos al Señor que nos ayu-de a comprender ¿qué es lo que ello quiere decir y supone para nuestros equipos, comunidades… y para nues-tras personas… permanecer?

● Por lo que dice Jesús ahí está una de las fuentes de nuestra alegría. ¿Es así?

● Un camino seguro para permanecer con Jesús lo tenemos en la práctica del mandamiento del amor, en amarnos como Él nos amó. ¿Qué gestos de amor descubro en mi entorno? ¿Qué gestos de amor se dan en nuestra vida?

● La semana pasada S. Juan nos decía que no amemos de palabras sino con hechos, con obras. ¿Trato de que mi amor sea así?

● De todo ello hablo con Dios.

Notas para fijarnos en el Evangelio

● La Palabra de Dios nos recordaba el do-mingo pasado la invitación de Jesús a per-

manecer con Él para poder frutos abundan-

tes y nos lo mostraba con una imagen muy

sugestiva: “Yo soy la vid y vosotros los sar-

mientos”.

● No podíamos desear nada más apasio-nante y bonito que permanecer con Jesús.

● Hoy Jesús repite este deseo suyo de que

permanezcamos con Él: “permaneced en

mi amor”…Y nos muestra la manera de

permanecer con Él, de estar con Jesús, que

como Él mismo nos dice no se trata de un

sentimiento, ni de algo exclusivamente in-

telectual, sino que se traduce en unas

obras y más en concreto en cumplir sus

mandamientos. Es este el camino para per-

manecer con Él.

● Todos sabemos que el mandamiento por excelencia de Jesús es amarnos como Él

nos amó. Y hoy nos lo ha recordado: “Éste

es mí mandamiento que os améis unos a

otros como yo os he amado”.

● Por tanto cuando amamos estamos con

Jesús, cualquier acto de amor es un camino

para permanecer unidos a Jesús, “Si guar-

dáis mis mandamientos, permaneceréis en

mi amor”.

● El amor es el vínculo de unión con Jesús.

● Por otra parte se nos dice que así ha ac-

tuado Jesús; Él ha guardado los manda-

mientos del Padre, por eso ha permanecido

unido a Él. El permanecer del que nos ha-

bla Jesús es similar a la unión que se da

entre Jesús y el Padre: “lo mismo que yo

he guardado los mandamientos de mi Pa-

dre y permanezco en su amor”.

● Jesús siempre buscó y procuró cumplir la voluntad de Dios Padre por eso permanece

con Dios Padre.

● Es algo que siempre podemos descubrir en Jesús: su coherencia. Lo que Él dice lo

hace, lo que dice es fruto de su vida. No es

un teórico. Jesús buscó permanentemente

cumplir la voluntad de Dios, esa era su ob-

sesión. En el Templo les dice a José y Ma-

ría: “¿No sabíais que tenía que ocuparme

de las cosas de mi Pare”. Y muere afirman-

do que en su vida no ha cesado de cumplir

la voluntad de Dios, “Todo lo he cumplido”.

● Añade Jesús que es así, cumpliendo la

voluntad de Dios Padre, cuando encontra-

remos el camino de nuestra alegría, de

nuestra felicidad: “Os he hablado de esto

para que mi alegría esté en vosotros, y

vuestra alegría llegue a plenitud”. Ahí está

la verdadera felicidad tan ansiada por to-

das las personas.

● Nada llena tanto el corazón del ser hu-mano como amar y sentirse amado. Ahí

está el verdadero camino de la felicidad,

no en las cosas, ni el los honores, ni el los

títulos, ni en el lugar que uno ocupa en la

sociedad… sino en amar y en sentirse

amado y eso está en manos de todo el

mundo, por lo menos la primera parte:

amar.

● Termina el texto de este domingo recor-

dándonos el mandamiento de Jesús: “Esto

os mando: que os améis unos a otros”.

● Dentro del contexto de la Última Cena,

donde estas palabras han sido situadas por

San Juan, son muchas las cosas que San

Juan pone en boca de Jesús. Esta insisten-

cia por parte de Jesús en amarnos cuadra

muy bien con lo que Jesús vivió a lo largo

de toda su vida pero de una forma especial

aquellos últimos días. Al fin y al cabo esta

es una de las razones para comprender el

misterio de muerte de Jesús en la cruz.

Como mi Padre me amó

así os he amado yo

Señor Jesús, tu evangelista Juan nos introduce, seguramente, con la lectura de hoy en su gran experiencia religiosa y en lo que dio sentido a toda tu vida.

Dos palabras repite a menudo: permanecer y amar. Permaneced en mi amor… permanecer en el amor a Dios Padre … que os améis unos a otros… no hay amor más grande que aquel que da su vida por sus amigos..

¿No es todo esto lo que Tú, Señor Jesús, viviste a lo largo de toda tu vida? ¿No permaneciste siempre unido a Dios Padre? ¿No trataste en todo momento de hacer de tu vida un reguero de amor a Dios y a cuantos te rodeaban? Ahí está seguramente la llave que nos hace descubrir el misterio de tu vida.

Tú, Jesús, viviste permanentemente unido a Dios Padre y Tú nos propones, como ideal para nuestras vidas, permanecer unidos a Ti.

¡Qué misterio! ¿Qué es esto que nos estás diciendo, Señor Jesús?: permanecer, estar unido a Ti y a Dios Padre, hacer una misma realidad contigo. No creo que se trate de comprenderlo sino de vivirlo.

¡Señor ayúdame a que permanezca, a que viva unido a Ti, aunque seguramente no lo comprenderé!

¿Será esto lo que dicen cuando hablan de la unión mística?

Además Tú repites insistentemente que nos amemos, como Tú nos has amado. Ese es tu mandamiento, eso es lo que Tú esperas de nosotros. Al amarnos, al amar, por lo que nos dices, es cuando estamos unidos a Ti, cuando permanecemos unidos a Ti. El amor, por tanto, es el camino que nos vincula a Ti. O sea, cuando amamos es cuando estamos unidos a Ti, cuando dejamos de amar es cuando nos distanciamos de Ti, cuando nos separamos de Ti.

Gracias, Señor Jesús, por todos los actos de amor que con tu ayuda se dan en nuestras vidas: gestos de amor a familiares y amigos, a vecinos y conocidos, a nativos e inmigrantes, a compañeros de trabajo y a desconocidos.

Ayúdanos para que nuestras vidas estén repletas de gestos de amor y perdónanos porque a veces no somos capaces de amar porque nos han hecho una mala pasada, porque nos resultan antipáticos, porque piensan de diferente manera, porque son sospechosos…

Dame, Señor, un corazón grande para amar. Gracias, Señor Jesús, porque con todo ello me estás mostrando el verdadero camino de mi felicidad.

VER

M ás allá de imágenes cursis o propias de no-velas o películas “rosa”, lo cierto es que a

las personas se nos nota cuando estamos ena-morados, no lo podemos ocultar. Si nuestro amor no es correspondido, porque sufrimos “como almas en pena”; y si nuestro amor es correspondido, porque sentimos felicidad, ale-gría, paz… Tanto en un caso como en otro, esos sentimientos brotan de nosotros y son percibi-dos por los demás, porque los transmitimos con nuestras palabras, hablamos de la persona amada constantemente… Y también, aunque no lo sepamos expresar verbalmente, transmitimos nuestros sentimientos con nuestro tono de voz, nuestra mirada, nuestros gestos, nuestra postu-ra corporal, con nuestra actitud ante la vida, con nuestra relación con los demás… Aunque lo pretendamos, no podemos ocultar que estamos de verdad enamorados.

JUZGAR

P or eso, tras escuchar la 2ª lectura y el Evan-gelio de este domingo, se nota que el evan-

gelista san Juan estaba profundamente enamo-rado: enamorado de Dios, y por eso su Evange-lio se diferencia de los otros tres, no porque los otros evangelistas no amaran a Jesús, sino por-que Juan nos transmite su experiencia de fe marcada, impregnada por el amor: no puede ni quiere ocultarlo.

Él parte de las palabras de amor que Jesús diri-gió a sus discípulos durante la Última Cena: Co-mo el Padre me ha amado, así os he amado yo… Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus ami-gos… a vosotros os llamo amigos…

Juan sabe que estas palabras de Jesús no sur-gen en un momento de sentimentalismo, sino que son el fruto y la síntesis de todo lo que Je-sús ha estado compartiendo con ellos. Y su res-puesta de amor a esa amistad y amor de Jesús la expresa transmitiéndonos su experiencia en el fragmento que hemos escuchado en la 2ª lec-tura: Amémonos unos a otros… todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios… Dios es amor… En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios mandó al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de Él. Juan nos transmite su experiencia de amor ha-cia Dios porque él ha vivido lo que Benedicto XVI expresó en Dios es amor : No se comien-za a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva (1). Y quiere que no-sotros tengamos esa experiencia de amor. Y po-demos tenerla porque Juan como nos sigue di-ciendo: En esto consiste el amor: no en que no-sotros hayamos amado a Dios, sino en que Él

nos amó y nos envió a su Hijo. Podemos ena-morarnos de Dios porque Él previamente nos ha amado en Jesús.

Si creemos que Dios es amor, si nosotros tam-bién le amamos, nuestro amor se nos tiene que notar, porque como dice el Papa Francisco en Evangelii gaudium: si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comuni-carlo a otros? (8) Y si descubrimos que ese amor no se nos nota, el Papa nos invita a refle-xionar: ¿qué amor es ese que no siente la necesidad de hablar del ser amado, de mostrarlo, de hacerlo conocer? Si no senti-mos el intenso deseo de comunicarlo, ne-cesitamos detenernos en oración para pe-dirle a Él que vuelva a cautivarnos. (…) La mejor motivación para decidirse a comuni-car el Evangelio es contemplarlo con amor, es detenerse en sus páginas y leerlo con el corazón (264). Los Evangelios son “cartas de amor” de Jesús para nosotros. Eso es lo que ne-cesitamos hacer, leer con el corazón esta Pala-bra de amor que el evangelista san Juan nos ha transmitido.

ACTUAR

¿E stoy o he estado enamorado? ¿En qué lo notaba, y en qué me lo notaban? ¿Estoy

enamorado de Dios? ¿En qué lo noto y en qué me lo notan? ¿Siento necesidad de hablar del Amado, o me da reparo? ¿Leo el Evangelio con el corazón, o de forma superficial?

La celebración de la Pascua, del triunfo del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nos ha de motivar a responder con nuestro amor, transmi-tiendo ese amor que hemos recibido. Se nos tiene que notar, y podemos hacerlo, porque co-mo dice el Papa Francisco: todos hemos sido creados para lo que el Evangelio nos pro-pone: la amistad con Jesús y el amor fra-terno. Tenemos un tesoro de vida y de amor que es lo que no puede engañar, el mensaje que no puede manipular ni desilu-sionar. Es una respuesta que cae en lo más hondo del ser humano y que puede soste-nerlo y elevarlo. Es la verdad que no pasa de moda porque es capaz de penetrar allí donde nada más puede llegar. Nuestra tris-teza infinita sólo se cura con un infinito amor (266).

Acción Católica General Alfonso XI, 4 - 5º 28014 Madrid

www.accioncatolicageneral.es [email protected]

Ver ● Juzgar ● Actuar “Se nos tiene que notar”

“Se nos tiene que notar”