versiones de caperucita

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Versiones de Caperucita Prof. Luciana Rubio Caperucita Roja , de Ch. Perrault Había una vez una niñita en un pueblo, la más bonita que jamás se hubiera visto; su madre estaba enloquecida con ella y su abuela mucho más todavía. Esta buena mujer le había mandado hacer una caperucita roja y le sentaba tan bien que todos la llamaban Caperucita Roja. Un día su madre, habiendo cocinado unas tortas, le dijo. -Anda a ver cómo está tu abuela, pues me dicen que ha estado enferma; llévale una torta y este tarrito de mantequilla. Caperucita Roja partió enseguida a ver a su abuela que vivía en otro pueblo. Al pasar por un bosque, se encontró con el compadre lobo, que tuvo muchas ganas de comérsela, pero no se atrevió porque unos leñadores andaban por ahí cerca. Él le preguntó a dónde iba. La pobre niña, que no sabía que era peligroso detenerse a hablar con un lobo, le dijo: -Voy a ver a mi abuela, y le llevo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía. -¿Vive muy lejos? -le dijo el lobo. -¡Oh, sí! -dijo Caperucita Roja-, más allá del molino que se ve allá lejos, en la primera casita del pueblo. -Pues bien -dijo el lobo-, yo también quiero ir a verla; yo iré por este camino, y tú por aquél, y veremos quién llega primero. El lobo partió corriendo a toda velocidad por el camino que era más corto y la niña se fue por el más largo entreteniéndose en coger avellanas, en correr tras las mariposas y en hacer ramos con las florecillas que encontraba. Poco tardó el lobo en llegar a casa de la abuela; golpea: Toc, toc. -¿Quién es? -Es su nieta, Caperucita Roja -dijo el lobo, disfrazando la voz-, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía. La cándida abuela, que estaba en cama porque no se sentía bien, le gritó: -Tira de la aldaba y el cerrojo caerá. El lobo tiró de la aldaba, y la puerta se abrió. Se abalanzó sobre la buena mujer y la devoró en un santiamén, pues hacía más de tres días que no comía. En seguida cerró la puerta y fue a acostarse en el lecho de la abuela, esperando a Caperucita Roja quien, un rato después, llegó a golpear la puerta: Toc, toc. -¿Quién es? Caperucita Roja, al oír la ronca voz del lobo, primero se asustó, pero creyendo que su abuela estaba resfriada, contestó: -Es su nieta, Caperucita Roja, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía. El lobo le gritó, suavizando un poco la voz: -Tira de la aldaba y el cerrojo caerá. Caperucita Roja tiró de la aldaba y la puerta se abrió. Viéndola entrar, el lobo le dijo, mientras se escondía en la cama bajo la frazada: -Deja la torta y el tarrito de mantequilla en la repisa y ven a acostarte conmigo. Caperucita Roja se desviste y se mete a la cama y quedó muy asombrada al ver la forma de su abuela en camisa de dormir. Ella le dijo: -Abuela, ¡qué brazos tan grandes tienes! -Es para abrazarte mejor, hija mía. -Abuela, ¡qué piernas tan grandes tiene! -Es para correr mejor, hija mía. Abuela, ¡qué orejas tan grandes tiene! -Es para oírte mejor, hija mía. -Abuela, ¡qué ojos tan grandes tiene! -Es para verte mejor, hija mía. -Abuela, ¡qué dientes tan grandes tiene! -¡Para comerte mejor! Y diciendo estas palabras, este lobo malo se abalanzó sobre Caperucita Roja y se la comió. Moraleja Aquí vemos que la adolescencia, en especial las señoritas, bien hechas, amables y bonitas no deben a cualquiera oír con complacencia, y no resulta causa de extrañeza ver que muchas del lobo son la presa. Y digo el lobo, pues bajo su envoltura no todos son de igual calaña: Los hay con no poca maña, silenciosos, sin odio ni amargura, que en secreto, pacientes, con dulzura van a la siga de las damiselas hasta las casas y en las callejuelas; más, bien sabemos que los zalameros entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros.

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Versiones del cuento tradicional Caperucita Roja

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  • Versiones de Caperucita Prof. Luciana Rubio

    Caperucita Roja, de Ch. Perrault

    Haba una vez una niita en un pueblo, la ms bonita que jams se hubiera visto; su madre estaba enloquecida con ella y suabuela mucho ms todava. Esta buena mujer le haba mandado hacer una caperucita roja y le sentaba tan bien que todos lallamaban Caperucita Roja. Un da su madre, habiendo cocinado unas tortas, le dijo.-Anda a ver cmo est tu abuela, pues me dicen que ha estado enferma; llvale una torta y este tarrito de mantequilla. Caperucita Roja parti enseguida a ver a su abuela que viva en otro pueblo. Al pasar por un bosque, se encontr con elcompadre lobo, que tuvo muchas ganas de comrsela, pero no se atrevi porque unos leadores andaban por ah cerca. l lepregunt a dnde iba. La pobre nia, que no saba que era peligroso detenerse a hablar con un lobo, le dijo: -Voy a ver a mi abuela, y le llevo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le enva. -Vive muy lejos? -le dijo el lobo. -Oh, s! -dijo Caperucita Roja-, ms all del molino que se ve all lejos, en la primera casita del pueblo. -Pues bien -dijo el lobo-, yo tambin quiero ir a verla; yo ir por este camino, y t por aqul, y veremos quin llega primero. El lobo parti corriendo a toda velocidad por el camino que era ms corto y la nia se fue por el ms largo entretenindose encoger avellanas, en correr tras las mariposas y en hacer ramos con las florecillas que encontraba. Poco tard el lobo en llegar acasa de la abuela; golpea: Toc, toc. -Quin es? -Es su nieta, Caperucita Roja -dijo el lobo, disfrazando la voz-, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre leenva. La cndida abuela, que estaba en cama porque no se senta bien, le grit:-Tira de la aldaba y el cerrojo caer. El lobo tir de la aldaba, y la puerta se abri. Se abalanz sobre la buena mujer y la devoren un santiamn, pues haca ms de tres das que no coma. En seguida cerr la puerta y fue a acostarse en el lecho de la abuela,esperando a Caperucita Roja quien, un rato despus, lleg a golpear la puerta: Toc, toc. -Quin es? Caperucita Roja, al or la ronca voz del lobo, primero se asust, pero creyendo que su abuela estaba resfriada, contest: -Es su nieta, Caperucita Roja, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le enva. El lobo le grit, suavizando un poco la voz: -Tira de la aldaba y el cerrojo caer. Caperucita Roja tir de la aldaba y la puerta se abri. Vindola entrar, el lobo le dijo, mientras se esconda en la cama bajo lafrazada: -Deja la torta y el tarrito de mantequilla en la repisa y ven a acostarte conmigo. Caperucita Roja se desviste y se mete a la cama y qued muy asombrada al ver la forma de su abuela en camisa de dormir. Ellale dijo: -Abuela, qu brazos tan grandes tienes! -Es para abrazarte mejor, hija ma. -Abuela, qu piernas tan grandes tiene! -Es para correr mejor, hija ma. Abuela, qu orejas tan grandes tiene! -Es para orte mejor, hija ma. -Abuela, qu ojos tan grandes tiene! -Es para verte mejor, hija ma. -Abuela, qu dientes tan grandes tiene! -Para comerte mejor! Y diciendo estas palabras, este lobo malo se abalanz sobre Caperucita Roja y se la comi.

    Moraleja Aqu vemos que la adolescencia,

    en especial las seoritas,bien hechas, amables y bonitas

    no deben a cualquiera or con complacencia,y no resulta causa de extraeza

    ver que muchas del lobo son la presa.Y digo el lobo, pues bajo su envoltura

    no todos son de igual calaa:Los hay con no poca maa,

    silenciosos, sin odio ni amargura,que en secreto, pacientes, con dulzura

    van a la siga de las damiselashasta las casas y en las callejuelas;

    ms, bien sabemos que los zalamerosentre todos los lobos ay! son los ms fieros.

  • Versiones de Caperucita Prof. Luciana Rubio

    El cuento popular francs de Caperucita.

    Haba una vez una niita a la que su madre le dijo que llevara pan y leche a su abuela. Mientras la nia caminaba por el bosque, un lobo se le acerc y le pregunt adonde se diriga. A la casa de mi abuela, le contest. Qu camino vas a tomar, el camino de las agujas o el de los alfileres? El camino de las agujas. El lobo tom el camino de los alfileres y lleg primero a la casa. Mat a la abuela, puso su sangre en una botella y parti su carne en rebanadas sobre un platn. Despus se visti con el camisn de la abuela y esper acostado en la cama. La nia toc a la puerta. Entra, hijita. Cmo ests, abuelita? Te traje pan y leche. Come t tambin, hijita. Hay carne y vino en la alacena. La pequea nia comi as lo que se le ofreca; mientras lo haca, un gatito dijo: Cochina! Has comido la carne y has bebido la sangre de tu abuela! Despus el lobo le dijo: Desvstete y mtete en la cama conmigo. Dnde pongo mi delantal? Tralo al fuego; nunca ms lo necesitars. Cada vez que se quitaba una prenda (el corpio, la falda, las enaguas y las medias), la nia haca la misma pregunta; y cada vez el lobo le contestaba: Trala al fuego; nunca ms la necesitars. Cuando la nia se meti en la cama, pregunt: Abuela, por qu ests tan peluda? Para calentarme mejor, hijita. Abuela, por qu tienes esos hombros tan grandes? Para poder cargar mejor la lea, hijita. Abuela, por qu tienes esas uas tan grandes? Para rascarme mejor, hijita. Abuela, por qu tienes esos dientes tan grandes? - Para comerte mejor, hijita. Y el lobo se la comi.

    Robert Darnton. La gran matanza de gatos y otros episodios de la historia de la cultura francesa. Ed. Fondode Cultura Econmica, Mxico, 1987.

  • Versiones de Caperucita Prof. Luciana Rubio

    Caperucita roja, de Jakob y Wilhelm Grimm

    rase una vez una pequea y dulce coquetuela, a la que todo el mundo quera, con slo verla una vez;pero quien ms la quera era su abuela, que ya no saba ni qu regalarle. En cierta ocasin le regal una caperuza deterciopelo rojo, y como le sentaba tan bien y la nia no quera ponerse otra cosa, todos la llamaron de ah en adelanteCaperucita Roja.

    Un buen da la madre le dijo :- Mira Caperucita Roja, aqu tienes un trozo de torta y una botella de vino para llevar a la abuela,

    pues est enferma y dbil, y esto la reanimar. Arrglate antes de que empiece el calor, y cuando te marches, anda concuidado y no te apartes del camino: no vaya a ser que te caigas, se rompa la botella y la abuela se quede sin nada. Ycuando llegues a su casa, no te olvides de darle los buenos das, y no te pongas a hurguetear por cada rincn.

    - Lo har todo muy bien, seguro - asinti Caperucita Roja, besando a su madre.La abuela viva lejos, en el bosque, a media hora de la aldea. Cuando Caperucita Roja lleg al

    bosque, sali a su encuentro el lobo, pero la nia no saba qu clase de fiera maligna era y no se asust.- Buenos das, Caperucita Roja! - la salud el lobo.- Buenos das, lobo!- A dnde vas tan temprano, Caperucita Roja? -dijo el lobo.- A ver a la abuela.- Qu llevas en tu canastillo?- Torta y vino; ayer estuvimos haciendo pasteles en el horno; la abuela est enferma y dbil y necesita

    algo bueno para fortalecerse.- Dime, Caperucita Roja, dnde vive tu abuela?- Hay que caminar todava un buen cuarto de hora por el bosque; su casa se encuentra bajo las tres

    grandes encinas; estn tambin los avellanos; pero eso, ya lo sabrs -dijo Caperucita Roja.El lobo pens: "Esta joven y delicada cosita ser un suculento bocado, y mucho ms apetitoso que la

    vieja. Has de comportarte con astucia si quieres atrapar y tragar a las dos". Entonces acompa un rato a la nia yluego le dijo :

    - Caperucita Roja, mira esas hermosas flores que te rodean; s, pues, por qu no miras a tualrededor?; me parece que no ests escuchando el melodioso canto de los pajarillos, no es verdad? Andasensimismada como si fueras a la escuela, y es tan divertido corretear por el bosque!

    Caperucita Roja abri mucho los ojos, y al ver cmo los rayos del sol danzaban, por aqu y por all, atravs de los rboles, y cuntas preciosas flores haba, pens: "Si llevo a la abuela un ramo de flores frescas sealegrar; y como es tan temprano llegar a tiempo". Y apartndose del camino se adentr en el bosque en busca deflores. Y en cuanto haba cortado una, pensaba que ms all habra otra ms bonita y, buscndola, se internaba cadavez ms en el bosque. Pero el lobo se march directamente a casa de la abuela y golpe a la puerta.

    - Quin es?- Soy Caperucita Roja, que te trae torta y vino; breme.- No tienes ms que girar el picaporte - grit la abuela-; yo estoy muy dbil y no puedo levantarme.El lobo gir el picaporte, la puerta se abri de par en par, y sin pronunciar una sola palabra, fue

    derecho a la cama donde yaca la abuela y se la trag. Entonces, se puso las ropas de la abuela, se coloc la gorra dedormir de la abuela, cerr las cortinas, y se meti en la cama de la abuela.

    Caperucita Roja se haba dedicado entretanto a buscar flores, y cogi tantas que ya no poda llevar ni

  • Versiones de Caperucita Prof. Luciana Rubio

    una ms; entonces se acord de nuevo de la abuela y se encamin a su casa. Se asombr al encontrar la puerta abiertay, al entrar en el cuarto, todo le pareci tan extrao que pens: Oh, Dios mo, qu miedo siento hoy y cunto mealegraba siempre que vea a la abuela!". Y dijo :

    - Buenos das, abuela.Pero no obtuvo respuesta. Entonces se acerc a la cama, y volvi a abrir las cortinas; all yaca la

    abuela, con la gorra de dormir bien calada en la cabeza, y un aspecto extrao.- Oh, abuela, qu orejas tan grandes tienes!- Para as, poder orte mejor.- Oh, abuela, qu ojos tan grandes tienes!- Para as, poder verte mejor.- Oh, abuela, qu manos tan grandes tienes!- Para as, poder cogerte mejor.- Oh, abuela, qu boca tan grandes y tan horrible tienes!- Para comerte mejor.No haba terminado de decir esto el lobo, cuando salt fuera de la cama y devor a la pobre

    Caperucita Roja.Cuando el lobo hubo saciado su voraz apetito, se meti de nuevo en la cama y comenz a dar sonoros

    ronquidos. Acert a pasar el cazador por delante de la casa, y pens: "Cmo ronca la anciana!; debo entrar a mirar, novaya a ser que le pase algo". Entonces, entr a la alcoba, y al acercarse a la cama, vio tumbado en ella al lobo.

    - Mira dnde vengo a encontrarte, viejo pecador! dijo -; hace tiempo que te busco.Entonces le apunt con su escopeta, pero de pronto se le ocurri que el lobo poda haberse comido a

    la anciana y que tal vez podra salvarla todava. As es que no dispar sino que cogi unas tijeras y comenz a abrir labarriga del lobo. Al dar un par de cortes, vio relucir la roja caperuza; dio otros cortes ms y salt la nia diciendo :

    - Ay, qu susto he pasado, qu oscuro estaba en el vientre del lobo!Y despus sali la vieja abuela, tambin viva aunque casi sin respiracin. Caperucita Roja

    trajo inmediatamente grandes piedras y llen la barriga del lobo con ellas. Y cuando el lobo despert, quisodar un salto y salir corriendo, pero el peso de las piedras le hizo caer, se estrell contra el suelo y se mat.Los tres estaban contentos. El cazador le arranc la piel al lobo y se la llev a casa. La abuela se comi latorta y se bebi el vino que Caperucita Roja haba trado y Caperucita Roja pens: "Nunca ms me apartardel camino y adentrar en el bosque cuando mi madre me lo haya pedido."

  • Versiones de Caperucita Prof. Luciana Rubio

    Pobre lobo de Ema Wolf

    Seran las cinco cuando Caperucita lleg a la casa de su abuela. Por supuesto, adentro estaba el lobo. Pas, nena, est abierto- le dijo cuando escuch los golpes en la puerta-. Y cerr enseguida, que hace

    un fresquete...Caperucita puso la canasta sobre la mesa y se derrumb en una silla. Qu voz ronca tens, abuela!. Ni que comieras tuercas.Al lobo le molest un poco el comentario. Es por mi catarro de pecho, querida. Te traje caramelos de miel, yogurt casero y no s cuntas cosas ms que meti la

    vieja en la canasta.Pesaba mil esta canasta. Ladrillos habr puesto. Algo pegajoso se volc adentro. Ahora que te miro bien:

    qu boca enorme tens Y qu dientes amarillos! Siempre tuviste los dientes as de amarillos?El lobo se incorpor en la cama para mirarse en el espejo. Tuvo que reconocer que no era una

    hermosura. Son los aos, tesoro. Sern. Adems es la primera vez que te veo los ojos as de colorados. Grandes, querrs decir. S, grandes tambin, pero yo digo colorados, colorados como los de los conejos.

    Eso fue muy fuerte para el lobo. Nunca lo haban comparado con un conejo. Son para mirarte mejor, querida. Te parece?Los comentarios de Caperucita siguieron. Qu orejas inmensas tens, abuela! Son para escucharte mejor. No me parece que hagan falta orejas as para escuchar bien. La gente tiene orejas normales y

    escucha lo ms bien. Y por qu tens las uas tan torcidas?El lobo escondi las manos debajo de la frazada.

    Y decme, cunto calzs? Nunca v unos pies tan grandes. Ni el tio Cosme tiene los pies de esetamao.

    El lobo escondi las patas.Caperucita segua.

    Ese camisn te queda chico. Engordaste? Tens el cuello como, como lanudo..., como estropajoso...Y bigotes! De las orejas te salen pelos negros. De la nariz tambin te salen pelos. Y te cuelgan unos m.... Basta! - aull el lobo.

    Lloraba.Salt de la cama, tir la cofia al suelo y se fue sin cerrar la puerta, de lo ms deprimido.

    En Wolf, E., Filotea , Buenos Aires, Alfaguara, 2005.

  • Versiones de Caperucita Prof. Luciana Rubio

    HOW TO LOVE A GIRL. De Kana Yamada.

    Esta es la historia del lobo Jack, pariente lejano del ms famoso lobo de los bosques.Hoy en da apenas quedan bosques, las aldeas se han convertido en pueblos, y stos en ciudades, y la vida ha ido hacindose cada vez ms complicada.Todo el mundo ama su independencia y su libertad.Sin embargo Jack estaba solito. Un lobo debe amar la soledad, le haban enseado.-Ya no! No puedo seguir amando la perversa soledad. Quiero amar a alguien que no sea yo mismo!Pero Jack no saba cmo amar.Entonces encontr un libro: HOW TO LOVE A GIRL.Por primera vez se le ofreca la oportunidad de aprender algo sobre las chicas.-Qu complicado! Aunque lo intente con todas mis fuerzas me va a resultar imposible!Su cabeza estaba a punto de estallar.Andaba ensimismado, cuando de pronto -Perdname, es que tengo prisa porque voy a ver a mi abuela enferma-No, no, yo tambin iba distrado.Jack recogi del suelo las manzanas cadas.-Muchas gracias! Puedes quedarte una si quieres.-GraciasJack no era consciente de que este encuentro iba a cambiar su destino. El libro no deca nada de eso.-Qu enormes son tus manos, Jack!Qu enormes son tus orejas, Jack!Qu enormes son tus ojos, Jack!Qu enorme, qu increiblemente enorme, es tu boca, Jack!Esta chica es muy habladora, pens Jack. Es lo nico que coincide con lo que dice el libro.-Te resulto extrao?-NO! Enormemente atractivo!

    rase veintiuna veces Caperucita Roja, Media Vaca, 2000.

  • Versiones de Caperucita Prof. Luciana Rubio

    Caperucita Roja polticamente correcta de James Finn Garner

    rase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que viva con su madre en la linde de un bosque. Unda, su madre le pidi que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque loconsiderara una labor propia de mujeres, atencin, sino porque ello representa un acto generoso que contribua aafianzar la sensacin de comunidad. Adems, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud fsicay mental y era perfectamente capaz de cuidar de s misma como persona adulta y madura que era.

    As, Caperucita Roja cogi su cesta y emprendi el camino a travs del bosque. Muchas personas crean que el bosqueera un lugar siniestro y peligroso, por lo que jams se aventuraban en l. Caperucita Roja, por el contrario, posea lasuficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginera tan obviamentefreudiana. De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada por un lobo que le pregunt qu llevaba enla cesta.

    - Un saludable tentempi para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de s misma comopersona adulta y madura que es -respondi.

    - No s si sabes, querida -dijo el lobo-, que es peligroso para una nia pequea recorrer sola estos bosques. RespondiCaperucita:

    - Encuentro esa observacin sexista y en extremo insultante, pero har caso omiso de ella debido a tu tradicionalcondicin de proscrito social y a la perspectiva existencial (en tu caso propia y globalmente vlida) que la angustia quetal condicin te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino.

    Caperucita Roja enfil nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condicin de segregado social de esaesclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de Occidente, conoca una ruta ms rpida para llegar a casa dela abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devor a la anciana, adoptando con ello una lnea de conductacompletamente vlida para cualquier carnvoro. A continuacin, inmune a las rgidas nociones tradicionales de lomasculino y lo femenino, se puso el camisn de la abuela y se acurruc en el lecho. Caperucita Roja entr en la cabaay dijo:

    - Abuela, te he trado algunas chucheras bajas en caloras y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosamatriarca.

    - Acrcate ms, criatura, para que pueda verte -dijo suavemente el lobo desde el lecho.

    - Oh! -repuso Caperucita. Haba olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo.

    - Pero, abuela, qu ojos tan grandes tienes!

    - Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.

    - Y, abuela, qu nariz tan grande tienes! (relativamente hablando, claro est, y, a su modo, indudablemente atractiva).

    - Y abuela, qu dientes tan grandes tienes!

    Respondi el lobo:

    - Soy feliz de ser quien soy y lo que soyY, saltando de la cama, aferr a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto adevorarla. Caperucita grit; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por ladeliberada invasin que haba realizado de su espacio personal. Sus gritos llegaron a odos de un operario de la industriamaderera (o tcnicos en combustibles vegetales, como l mismo prefera considerarse) que pasaba por all. Al entrar enla cabaa, advirti el revuelo y trat de intervenir. Pero apenas haba alzado su hacha cuando tanto el lobo comoCaperucita Roja se detuvieron simultneamente

    - Puede saberse con exactitud qu cree usted que est haciendo? -inquiri Caperucita. El operario maderero parpadee intent responder, pero las palabras no acudan a sus labios.

    - Se cree acaso que puede irrumpir aqu como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexin en elarma que lleva consigo! -prosigui Caperucita. Sexista! Racista! Cmo se atreve a dar por hecho que las mujeres ylos lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre.Al or el apasionado discurso deCaperucita, la abuela salt de la panza del lobo, arrebat el hacha al operario maderero y le cort la cabeza. Concluidala odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar unaforma alternativa de comunidad basada en la cooperacin y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosquespara siempre.

    James Finn Garner: Cuentos infantiles polticamente correctos. CIRCE Ediciones, S.A. Barcelona.

  • Versiones de Caperucita Prof. Luciana Rubio

    Caperucita roja de Roald Dahl

    Estando una maana haciendo el bobole entr un hambre espantosa al Seor Lobo,as que, para echarse algo a la muela,se fue corriendo a casa de la Abuela."Puedo pasar, Seora?", pregunt.La pobre anciana, al verlo, se asustpensando "Este me come de un bocado!".Y, claro, no se haba equivocado,se convirti la Abuela en alimentoen menos tiempo del que aqu te cuento.Lo malo es que era flaca y tan huesudaque al Lobo no le fue de gran ayuda:"Sigo teniendo un hambre aterradora"Tendr que merendarme otra seora!"Y, al no encontrar ninguna en la nevera,gru con impaciencia aquella fiera:"Esperar sentado hasta que vuelvaCaperucita Roja de la Selva!"-Que as llamaba al bosque la alimaa,creyndose en Brasil y no en Espaa-.Y porque no se viera su fiereza,se disfraz de abuela con presteza,se dio laca en las uas y en el pelo,se puso la gran falda gris de vuelo,zapatos, sombrerito, una chaquetay se sent en espera de la nieta.Lleg por fin Caperu a medioday dijo: "Cmo ests abuela ma?Por cierto,me impresionan tus orejas!""Para mejor orte, que las viejassomos un poco sordas". "Abuelita,qu ojos tan grandes tienes!". "Claro, hijita, son las lentillas nuevas que me ha puesto,para que pueda verte, Don Ernestoel oculista", dijo el animalmirando con gesto angelicalmientras se le ocurra que la chicaiba a saberle mil veces ms ricaque el rancho precedente. De repenteCaperucita dijo: "Que imponenteabrigo de piel llevas este invierno!"El Lobo, estupefacto, dijo: "Un cuerno!O no sabes el cuento o t me mientes:Ahora te toca hablarme de mis dientes! Me ests tomando el pelo...? Oye, mocosa,te comer ahora mismo y a otra cosa".Pero ella se sent en un canapy se sac un revolver del cors,con calma apunt bien a la cabezay -pam!- all cay la buena piezaAl poco tiempo vi a Caperucitacruzando por el Bosque...Pobrecita!Sabis lo que llevaba la infeliz?Pues nada menos que un sobrepellizque a m me pareci de piel de un loboque estuvo una maana haciendo el bobo.

    Roald Dahl en Cuentos en versos para nios perversos. Editado por Altea

  • Versiones de Caperucita Prof. Luciana Rubio

    Caperucita Roja de Gianni Rodari

    - rase una vez una nia que se llamaba Caperucita Amarilla.

    - No Roja!

    - AH!, s, Caperucita Roja. Su mam la llam y le dijo: "Escucha Caperucita Verde..."

    - Que no, Roja!

    - AH!, s, Roja. "Ve a casa de ta Diomira a llevarle esta piel de patata."

    - No: "Ve a casa de la abuelita a llevarle este pastel".

    - Bien. La nia se fue al bosque y se encontr a una jirafa.

    - Qu lo! Se encontr al lobo, no a una jirafa.

    - Y el lobo le pregunt: "Cuntas son seis por ocho?"

    - Qu va! El lobo le pregunt: "Adnde vas?".

    - Tienes razn. Y Caperucita Negra respondi...

    - Era Caperucita Roja, Roja, Roja!

    - S y respondi: "Voy al mercado a comprar salsa de tomate".

    - Qu va!: "Voy a casa de la abuelita, que est enferma, pero no recuerdo el camino".

    - Exacto. Y el caballo dijo...

    - Qu caballo? Era un lobo

    - Seguro. Y dijo: "Toma el tranva nmero setenta y cinco, baja en la plaza de la Catedral, tuerce a la derecha,y encontrars tres peldaos y una moneda en el suelo; deja los tres peldaos, recoge la moneda ycmprate un chicle".

    - T no sabes explicar cuentos en absoluto, abuelo. Los enredas todos. Pero no importa, me compras unchicle?

    - Bueno: toma la moneda.

    Y el abuelo sigui leyendo el peridico.

    Gianni Rodari, Cuentos por telfono.

  • Versiones de Caperucita Prof. Luciana Rubio

    CARTA A CAPERUCITA ROJA, de Elsa Bornemann

    Nia del cuento, te pido ayudano me abandones en esta dudaAndabas tan encaperuzada,que a causa de eso no veas nada?

    Como es posible Caperucitaque confundieras a tu abuelita,tal vez tena cara de loba,es tan rara? (o t eras boba)

    De: Disparatario, Buenos Aires, Alfaguara, 2000.