verónica zárate toscano

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RESEÑAS RELACIONES 94, PRIMAVERA 2003, VOL. XXIV

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Reseña

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  • RESEAS

    R E L A C I O N E S 9 4 , P R I M A V E R A 2 0 0 3 , V O L . X X I V

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    GEERTZ, Clifford, La interpretacin de lasculturas, Barcelona, Gedisa, 1990,131-151.

    ROSALDO, Renato, Cultura y verdad. Nue-va propuesta de anlisis social, Mxi-co, Consejo Nacional para la Cultu-ra y las Artes/Grijalbo, 1991, 229.

    Jorge UzetaUniversidad de Guanajuato

    [email protected]

    VERNICA ZRATE TOSCANO, LOS NOBLES

    ANTE LA MUERTE EN MXICO. ACTITUDES, CE-

    REMONIAS Y MEMORIA (1750-1850), MXI-

    CO, EL COLEGIO DE MXICO E INSTITUTO

    MORA, 2002, 484 P.

    L a muerte, tema que trata VernicaZrate en 298 pginas y otras tantasde apndices y bibliografa en su libroLos Nobles ante la muerte en Mxico. Ac-titudes, ceremonias y memoria (1750-1850), nos toca a todos por igual. Apesar de ser la muerte inherente a no-sotros, la mayora no la asumimos; laevitamos de mil formas. Vivimos aje-nos a esta realidad, como si furamoseternos. No obstante el da que nostopamos de frente con ella, nos hace-mos uno con todos los seres vivos,asomndonos a nuestra desnudez.Por ello nuestra forma de enfrentarlarequiere de todo un ropaje cultural;la cultura de la muerte, le llam la au-tora. Quiz, esta impotencia, fue lo

    que nos quiso mostrar, al desentraarlos sentimientos de aquellos hombresy mujeres que vivieron en grandes ca-sonas, acompaados de un squito decriados y que embelesados con el lujode sus vidas y la adulacin de pro-pios y extraos, creyeron, que jamsiban a sentir, un da, el fro inviernoen sus entraas.

    Vernica Zrate desde las prime-ras lneas nos introduce al objetivo desu libro: darnos a conocer las acti-tudes de los miembros de la noblezamexicana ante la muerte durante lasegunda mitad del siglo XVIII y la pri-mera del XIX como parte del estilo devida y, sobre todo, como una dimen-sin que revela la manera de pensar yvivir en esa poca, es decir, su cosmo-visin (15).

    En primer lugar, le interesa averi-guar si existe una continuidad o unquiebre o cambio radical de estas acti-tudes y cosmovisin, entre el viejo r-gimen y la transicin a la vida delMxico independiente. Sorprenden-temente descubre que hay pocos cam-bios en cuanto a las formas de socia-lizacin de la muerte, como ella lellama a la relacin entre vivos ymuertos que se da a travs de la de-vocin religiosa, de las prcticas so-ciales y de los lazos familiares. Esto sedebi a que a pesar de los grandescambios polticos, la antigua noblezasigui desempeando un papel im-

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    mito e historia mediante las cuales lamuerte se hace comprensible o cohe-rente: lo irreversible de un quiebre enuna pieza de alfarera en ciertas zonasde frica; las metforas de la semi-lla, de la luz, de la flor, del viaje, delcrculo, de la putrefaccin, del coito,del sueo, o de la mquina. Medianteun apunte etnogrfico, adems, mues-tra cmo estas metforas pueden lle-gar a incluir a ciertos animales falleci-dos a manera de seres humanoshonorarios (226). Pero la muerte in-fantil, con su carga de absurdo alromper la lgica de que son los hijosquienes deben enterrar a sus padres,parece desafiar la efectividad de esasmetforas. Algunas culturas, se nosmuestra, se las han arreglado para ha-cer que el pequeo difunto atravieselas etapas de la vida hasta llegar a lamadurez. O bien, que quien ha abor-tado facilite simblicamente el pasodel feto, cuyo espritu es potencial-mente peligroso, a la condicin de ni-ez. De ah Barley desprende variasreflexiones sobre la mala muerte ysobre las prcticas rituales que desac-tivan la venganza de espritus despe-chados.

    Retomando la relacin entremuerte y masculinidad y vida y femi-nidad, enunciada en varios ejemplosprevios, Barley se ocupa una vez msde los restos humanos, desde los pro-ducidos por la guillotina y el caniba-

    lismo, hasta los que reposan en un cu-rioso museo policiaco de la muerte,pasando tambin por el regreso de re-liquias museogrficas a sus legti-mos propietarios como parte de unaredistribucin de las identidades(268). Por ltimo, la muerte comoparte de un juego que de nuevo con-duce a la vida, es la metfora selec-cionada para proveer una reflexinen busca de completar varias de lasobservaciones presentadas.

    En sntesis, el texto de Barley pre-senta un abanico de casos y situacio-nes vinculadas a la muerte desde unenfoque de anlisis cultural, dete-nindose en algunas temticas de tra-dicional importancia para la antro-pologa: el cuerpo, el parentesco, elpoder, etc. Muchos de sus seala-mientos y sugerencias, bastante atrac-tivos de por s, estn en posicin deser enriquecidos, matizados o impug-nados a partir no nicamente decuestionamientos puntuales (porejemplo, la relacin entre muerte ycambio social), sino tambin a partirde una mayor profundidad etnogrfi-ca del entorno sociocultural en dondelos decesos ocurren.

    REFERENCIAS

    COHEN, Abner, Political Symbolism,Annual Review of Anthropology, vol.8, 1979, 87-113.

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    nebres, en las que participaban todoslos sectores de la sociedad, cuando s-tas no eran secretas, servan paratransmitir y reafirmar ciertas pautassociales, as como para reforzar unaamplia red de relaciones a lo largo yancho de la sociedad. Durante el sigloXIX se observan ciertos cambios en es-tas manifestaciones pblicas relativasa la muerte. stas se iban haciendomenos pblicas y ms privadas. Sinembargo la voluntad de seguir trans-mitiendo y reproduciendo, valores oconductas fundamentales, sobrevivia los avatares polticos, lo que permi-ti la sobrevivencia de algunos aosms de las prcticas nobiliarias. Estofue posible porque los nobles, a pesarde lo que uno hubiera imaginado, fueun grupo dinmico que se pudoadaptar a las nuevas realidades.

    Vernica Zrate estructura su li-bro a partir de dos ejes principales quesealan como dos tipos de actitudesante la muerte. La primera se refiereal conjunto de prcticas individualesde aquellos que sentan la cercanamuerte y a raz de ello, decidan elreparto de sus bienes materiales paraque su familia no perdiera su posi-cin privilegiada. Y as mismo, com-prometa a los herederos a propor-cionar los medios suficientes parasostener obras piadosas para ayudara salvar su alma, ya que la conquistadel reino de los cielos dependa de los

    mritos terrenales. En este sentido, laherencia adquira una carga simbli-ca y espiritual que en un futuro iban anormar las acciones de los descen-dientes. La segunda actitud que va li-gada a uno de los predicados de lapoca y es que la conciencia indivi-dual estaba ntimamente ligada conlo colectivo. Por lo que esta segundaactitud abarca diferentes prcticas yceremonias en las que participaba lasociedad en distintos niveles. En losprimeros momentos, en la intimidadde la agona y primeras horas de lamuerte los ms cercanos eran los fa-miliares, funcionarios pblicos, m-dicos, sacerdotes, hermanos de la co-frada, sirvientes, etctera. Cuandoel cuerpo sala a su ltima morada elpueblo en general se haca presente enla calles, misas, rosarios, etctera. Portanto, los ritos fnebres, al vincular aldifunto con los vivos se convertan,como se viene apuntando, en un fac-tor de integracin social.

    La autora desarrolla estos dos as-pectos y algunos otros a lo largo de 6captulos. Enriquece sus argumenta-ciones con dos amplios anexos: Re-lacin de testamentos de nobles porttulos y Genealogas de las familiasnobles; as como de grficas, cua-dros, mapas, planos y figuras.

    El primer captulo se aboca a laexplicacin de las fuentes; la princi-pal: el testamento.

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    portante dentro de la naciente socie-dad mexicana. Lo hicieron a travsdel poder econmico, las relaciones yvnculos sociales y sobre todo hicie-ron nfasis en las actitudes y com-portamientos que los distinguan ydiferenciaban.

    Por lo tanto, nos muestra, cmouna etapa de turbulencias no pudodestruir el modus vivendi de este sec-tor social, sino al contrario, reforzciertos aspectos muy suyos, cambian-do no obstante otros, para adaptarse alas nuevas circunstancias.

    Esto, dicho tan rpidamente, nose evidencia en periodos de poca du-racin, al contrario. As lo manifestaronpara la historia de las mentalidadesen Francia: Pierre Chaunu, MichelVovelle y Pierre Aries entre otros. To-mando esta propuesta metodolgica,la autora revisa cien aos; cuatro ge-neraciones de familias nobles.

    Por qu la nobleza? La historia-dora encontr en este grupo algo muyconcreto que lo una a pesar de su he-terogeneidad: un ttulo nobiliario; laposesin de un reconocimiento jurdi-co que le otorgaba privilegios perotambin el reconocimiento de hono-res en la sociedad.

    A travs del anlisis minuciosode las ltimas voluntades que dejanlos nobles, nos referimos a los testa-mentos que escribieron ante su emi-nente deceso; la autora revisa las acti-

    tudes que tuvieron todos ellos antetan inevitable hecho. De estos instru-mentos jurdicos, a pesar de su es-tructura y frmulas de cajn, la auto-ra no slo rescata las preocupacionesdel legado material sino que, y heaqu su gran aportacin logr entre-sacar las herencias culturales, emo-ciones y sentimientos de aquellos quelos suscriban. Desmenuza la manerade pensar, actuar, sentir e imaginar,tanto en el plano material como en elespiritual. A travs del anlisis dia-crnico logra definir los cambios cul-turales a lo largo de un siglo. Esto lepermiti observar no solamente los ras-gos comunes que unificaron a los no-bles, sino sealar la coexistencia destos con los valores y rasgos espec-ficos, distintivos, dentro de las dife-rentes familias.

    Los nobles, no solamente com-partan al interior de su grupo sus va-lores y modos de vida sino que los ha-can pblicos. Uno de esos escenariosera el de su propia muerte. Era sta,una ocasin por medio de la cual semanifestaba su forma de ver el mun-do; su Weltanschaung. Con esta puestaen escena, los rasgos culturales delestrato social ms alto se refuerzan.Los nobles no solo compartan entreellos rasgos culturales comunes sinosu estilo se convirti en un modelo aseguir por el resto de la colectividad.La teatralidad de las ceremonias f-

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    nebres, en las que participaban todoslos sectores de la sociedad, cuando s-tas no eran secretas, servan paratransmitir y reafirmar ciertas pautassociales, as como para reforzar unaamplia red de relaciones a lo largo yancho de la sociedad. Durante el sigloXIX se observan ciertos cambios en es-tas manifestaciones pblicas relativasa la muerte. stas se iban haciendomenos pblicas y ms privadas. Sinembargo la voluntad de seguir trans-mitiendo y reproduciendo, valores oconductas fundamentales, sobrevivia los avatares polticos, lo que permi-ti la sobrevivencia de algunos aosms de las prcticas nobiliarias. Estofue posible porque los nobles, a pesarde lo que uno hubiera imaginado, fueun grupo dinmico que se pudoadaptar a las nuevas realidades.

    Vernica Zrate estructura su li-bro a partir de dos ejes principales quesealan como dos tipos de actitudesante la muerte. La primera se refiereal conjunto de prcticas individualesde aquellos que sentan la cercanamuerte y a raz de ello, decidan elreparto de sus bienes materiales paraque su familia no perdiera su posi-cin privilegiada. Y as mismo, com-prometa a los herederos a propor-cionar los medios suficientes parasostener obras piadosas para ayudara salvar su alma, ya que la conquistadel reino de los cielos dependa de los

    mritos terrenales. En este sentido, laherencia adquira una carga simbli-ca y espiritual que en un futuro iban anormar las acciones de los descen-dientes. La segunda actitud que va li-gada a uno de los predicados de lapoca y es que la conciencia indivi-dual estaba ntimamente ligada conlo colectivo. Por lo que esta segundaactitud abarca diferentes prcticas yceremonias en las que participaba lasociedad en distintos niveles. En losprimeros momentos, en la intimidadde la agona y primeras horas de lamuerte los ms cercanos eran los fa-miliares, funcionarios pblicos, m-dicos, sacerdotes, hermanos de la co-frada, sirvientes, etctera. Cuandoel cuerpo sala a su ltima morada elpueblo en general se haca presente enla calles, misas, rosarios, etctera. Portanto, los ritos fnebres, al vincular aldifunto con los vivos se convertan,como se viene apuntando, en un fac-tor de integracin social.

    La autora desarrolla estos dos as-pectos y algunos otros a lo largo de 6captulos. Enriquece sus argumenta-ciones con dos amplios anexos: Re-lacin de testamentos de nobles porttulos y Genealogas de las familiasnobles; as como de grficas, cua-dros, mapas, planos y figuras.

    El primer captulo se aboca a laexplicacin de las fuentes; la princi-pal: el testamento.

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    portante dentro de la naciente socie-dad mexicana. Lo hicieron a travsdel poder econmico, las relaciones yvnculos sociales y sobre todo hicie-ron nfasis en las actitudes y com-portamientos que los distinguan ydiferenciaban.

    Por lo tanto, nos muestra, cmouna etapa de turbulencias no pudodestruir el modus vivendi de este sec-tor social, sino al contrario, reforzciertos aspectos muy suyos, cambian-do no obstante otros, para adaptarse alas nuevas circunstancias.

    Esto, dicho tan rpidamente, nose evidencia en periodos de poca du-racin, al contrario. As lo manifestaronpara la historia de las mentalidadesen Francia: Pierre Chaunu, MichelVovelle y Pierre Aries entre otros. To-mando esta propuesta metodolgica,la autora revisa cien aos; cuatro ge-neraciones de familias nobles.

    Por qu la nobleza? La historia-dora encontr en este grupo algo muyconcreto que lo una a pesar de su he-terogeneidad: un ttulo nobiliario; laposesin de un reconocimiento jurdi-co que le otorgaba privilegios perotambin el reconocimiento de hono-res en la sociedad.

    A travs del anlisis minuciosode las ltimas voluntades que dejanlos nobles, nos referimos a los testa-mentos que escribieron ante su emi-nente deceso; la autora revisa las acti-

    tudes que tuvieron todos ellos antetan inevitable hecho. De estos instru-mentos jurdicos, a pesar de su es-tructura y frmulas de cajn, la auto-ra no slo rescata las preocupacionesdel legado material sino que, y heaqu su gran aportacin logr entre-sacar las herencias culturales, emo-ciones y sentimientos de aquellos quelos suscriban. Desmenuza la manerade pensar, actuar, sentir e imaginar,tanto en el plano material como en elespiritual. A travs del anlisis dia-crnico logra definir los cambios cul-turales a lo largo de un siglo. Esto lepermiti observar no solamente los ras-gos comunes que unificaron a los no-bles, sino sealar la coexistencia destos con los valores y rasgos espec-ficos, distintivos, dentro de las dife-rentes familias.

    Los nobles, no solamente com-partan al interior de su grupo sus va-lores y modos de vida sino que los ha-can pblicos. Uno de esos escenariosera el de su propia muerte. Era sta,una ocasin por medio de la cual semanifestaba su forma de ver el mun-do; su Weltanschaung. Con esta puestaen escena, los rasgos culturales delestrato social ms alto se refuerzan.Los nobles no solo compartan entreellos rasgos culturales comunes sinosu estilo se convirti en un modelo aseguir por el resto de la colectividad.La teatralidad de las ceremonias f-

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    nes sobre prcticas religiosas, con elfin de documentar y explicar el proce-so de descristianizacin de la Franciadel antiguo rgimen. Vernica Zratese pregunta tambin si existe una des-cristianizacin en los nobles que vi-ven la transicin poltica de la NuevaEspaa al Mxico independiente. Esmuy interesante ver, que en este caso,el anlisis de los testamentos la llevana concluir que los nobles siguen sien-do fieles cristianos catlicos a pesarde los aires liberales.

    Adems de los testamentos revisauna amplsima documentacin. En elArchivo General de la Nacin revisvarios fondos, entre ellos, los archivosparroquiales microfilmados por laAcademia Mexicana de Genealoga yHerldica. Consulto el Archivo Gene-ral de Notarias de la Ciudad de Mxi-co, as como archivos en algunos esta-dos de la repblica. En Espaa losacervos de Sevilla, Madrid y Cdiz.Archivos familiares de gran impor-tancia a los que tuvo acceso fueron:el de Manuel Romero de Terreros y elarchivo Moctezuma-Miravalle.

    Se mencionan a lo largo del libroy complementaron la visin de lamuerte durante el periodo estudiadovarios textos de la poca que influye-ron en la mentalidad de los nobles ysu forma de testar. Se trata de los li-bros del bien morir. Entre ellos semencionan Agona del trnsito de la

    muerte de Alejo Venegas, La por-tentosa vida de la muerte de JoaqunBolaos, Manual para administrarlos Santos Sacramentos de Diego Os-sorio, etctera.

    Otro tipo de fuentes que coadyu-varon a la investigacin fueron lossermones fnebres. En esta literaturalaudatoria se encontr muchas veceslas circunstancias de la muerte, des-cripciones del sepelio y las exequiasde los personajes. En trminos grfi-cos, algunas de estas publicacionesincluyen grabados o al menos des-cripciones de las piras funerarias. Ensuma, nos dejan imaginar la puestaen escena de la todava presente cul-tura barroca.

    Los captulos dos y tres son unadescripcin detallada de la noblezamexicana como grupo social.

    El segundo captulo: La noblezatitulada en Mxico: del siglo XVIII alsiglo XIX, se ocupa de las reglas esta-blecidas para el ascenso social con elfin de obtener un ttulo. Explica de for-ma minuciosa, la manera en que seobtenan stos; su origen, adems delas bases jurdicas y materiales. Se ana-liza la importancia de los atributosejes: el honor, el prestigio y los privi-legios. Una de las conclusiones quellam mi atencin es aquella que se-ala que a fin de cuentas, los nobleseran presa de la sociedad que legiti-maba sus ttulos y modo de vida.

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    Reuni de la poca estudiada 303testamentos elaborados por 181 per-sonajes. Setenta y tres familias disfru-taban un ttulo de nobleza pero slode sesenta y dos, o sea 85%, logr reu-nir informacin.

    Destaca las principales caracters-ticas, componentes y actores del do-cumento. Como ya sealamos, el an-lisis riguroso y minucioso de estadocumentacin le permiti entreverlas actitudes ante la muerte pero sola-mente perceptibles en periodos delarga duracin. La disposiciones allexpresadas se encaminaban, en lapoca estudiada, a asegurar no sola-mente la salvacin del alma y del pa-trimonio pecuniario, sino en el casode los nobles, aparece un rasgo pecu-liar que es, la supervivencia del lina-je, revelando con ello la bsqueda dela eternidad.

    La autora es consciente de los l-mites de este instrumento por aportaruna visin fragmentaria de la verda-dera voluntad de los sujetos histri-cos. El que suscribe un testamento lohace sabiendo que se convertir endocumentos oficiales y que estar a lavista de todos. Pero tambin apuntaque por el hecho de ser dictados decara a la muerte, son testimonios in-valuables para entender cmo vivaeste sector de la sociedad su religiosi-dad, su visin del ms all, sus valoressobre el bien y el mal, las relaciones fa-

    miliares y cmo los nobles tendanpuentes entre una generacin y otra.En fin, le permitieron asomarse a lamentalidad de estos personajes y so-bre todo a sus fibras ms sensibles.

    Es importante subrayar que unade las funciones del testamento eracumplir con la obligacin cristianaante la hora de la muerte, dejando enorden todos los asuntos terrenalespara evitar futuras ambigedades ydisputas. Este instrumento adquirauna validez legal al suscribirlo un es-cribano. Una vez realizado este trmi-te, el testador poda dedicarse a pre-parar su alma para bien morir. En lapoca estudiada, los testamentos, portanto, se consideraban un instrumen-to que si bien era una combinacin deelementos de carcter religioso y ci-vil, lo religioso ms que lo civil tenaimportancia pues como retoma la au-tora de Philippe Aries, de su elabo-racin dependa tambin la salvacineterna.1 A lo largo del siglo XIX, elaspecto material, no obstante, fue ad-quiriendo cada vez ms presencia.

    Autores como Vovelle y Chaunuutilizaron estos instrumentos en Fran-cia. Aprovecharon algunas partes delos documentos como las frmulasde profesin de fe y las especificacio-

    1 Philippe Aries, El hombre ante lamuerte, Madrid, Taurus, 1984, en VernicaZrate Toscano, op. cit., p. 27.

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    nes sobre prcticas religiosas, con elfin de documentar y explicar el proce-so de descristianizacin de la Franciadel antiguo rgimen. Vernica Zratese pregunta tambin si existe una des-cristianizacin en los nobles que vi-ven la transicin poltica de la NuevaEspaa al Mxico independiente. Esmuy interesante ver, que en este caso,el anlisis de los testamentos la llevana concluir que los nobles siguen sien-do fieles cristianos catlicos a pesarde los aires liberales.

    Adems de los testamentos revisauna amplsima documentacin. En elArchivo General de la Nacin revisvarios fondos, entre ellos, los archivosparroquiales microfilmados por laAcademia Mexicana de Genealoga yHerldica. Consulto el Archivo Gene-ral de Notarias de la Ciudad de Mxi-co, as como archivos en algunos esta-dos de la repblica. En Espaa losacervos de Sevilla, Madrid y Cdiz.Archivos familiares de gran impor-tancia a los que tuvo acceso fueron:el de Manuel Romero de Terreros y elarchivo Moctezuma-Miravalle.

    Se mencionan a lo largo del libroy complementaron la visin de lamuerte durante el periodo estudiadovarios textos de la poca que influye-ron en la mentalidad de los nobles ysu forma de testar. Se trata de los li-bros del bien morir. Entre ellos semencionan Agona del trnsito de la

    muerte de Alejo Venegas, La por-tentosa vida de la muerte de JoaqunBolaos, Manual para administrarlos Santos Sacramentos de Diego Os-sorio, etctera.

    Otro tipo de fuentes que coadyu-varon a la investigacin fueron lossermones fnebres. En esta literaturalaudatoria se encontr muchas veceslas circunstancias de la muerte, des-cripciones del sepelio y las exequiasde los personajes. En trminos grfi-cos, algunas de estas publicacionesincluyen grabados o al menos des-cripciones de las piras funerarias. Ensuma, nos dejan imaginar la puestaen escena de la todava presente cul-tura barroca.

    Los captulos dos y tres son unadescripcin detallada de la noblezamexicana como grupo social.

    El segundo captulo: La noblezatitulada en Mxico: del siglo XVIII alsiglo XIX, se ocupa de las reglas esta-blecidas para el ascenso social con elfin de obtener un ttulo. Explica de for-ma minuciosa, la manera en que seobtenan stos; su origen, adems delas bases jurdicas y materiales. Se ana-liza la importancia de los atributosejes: el honor, el prestigio y los privi-legios. Una de las conclusiones quellam mi atencin es aquella que se-ala que a fin de cuentas, los nobleseran presa de la sociedad que legiti-maba sus ttulos y modo de vida.

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    Reuni de la poca estudiada 303testamentos elaborados por 181 per-sonajes. Setenta y tres familias disfru-taban un ttulo de nobleza pero slode sesenta y dos, o sea 85%, logr reu-nir informacin.

    Destaca las principales caracters-ticas, componentes y actores del do-cumento. Como ya sealamos, el an-lisis riguroso y minucioso de estadocumentacin le permiti entreverlas actitudes ante la muerte pero sola-mente perceptibles en periodos delarga duracin. La disposiciones allexpresadas se encaminaban, en lapoca estudiada, a asegurar no sola-mente la salvacin del alma y del pa-trimonio pecuniario, sino en el casode los nobles, aparece un rasgo pecu-liar que es, la supervivencia del lina-je, revelando con ello la bsqueda dela eternidad.

    La autora es consciente de los l-mites de este instrumento por aportaruna visin fragmentaria de la verda-dera voluntad de los sujetos histri-cos. El que suscribe un testamento lohace sabiendo que se convertir endocumentos oficiales y que estar a lavista de todos. Pero tambin apuntaque por el hecho de ser dictados decara a la muerte, son testimonios in-valuables para entender cmo vivaeste sector de la sociedad su religiosi-dad, su visin del ms all, sus valoressobre el bien y el mal, las relaciones fa-

    miliares y cmo los nobles tendanpuentes entre una generacin y otra.En fin, le permitieron asomarse a lamentalidad de estos personajes y so-bre todo a sus fibras ms sensibles.

    Es importante subrayar que unade las funciones del testamento eracumplir con la obligacin cristianaante la hora de la muerte, dejando enorden todos los asuntos terrenalespara evitar futuras ambigedades ydisputas. Este instrumento adquirauna validez legal al suscribirlo un es-cribano. Una vez realizado este trmi-te, el testador poda dedicarse a pre-parar su alma para bien morir. En lapoca estudiada, los testamentos, portanto, se consideraban un instrumen-to que si bien era una combinacin deelementos de carcter religioso y ci-vil, lo religioso ms que lo civil tenaimportancia pues como retoma la au-tora de Philippe Aries, de su elabo-racin dependa tambin la salvacineterna.1 A lo largo del siglo XIX, elaspecto material, no obstante, fue ad-quiriendo cada vez ms presencia.

    Autores como Vovelle y Chaunuutilizaron estos instrumentos en Fran-cia. Aprovecharon algunas partes delos documentos como las frmulasde profesin de fe y las especificacio-

    1 Philippe Aries, El hombre ante lamuerte, Madrid, Taurus, 1984, en VernicaZrate Toscano, op. cit., p. 27.

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    va que se apoya en una Iglesia;3 enuna iglesia universal. En un mundocristiano-catlico como fue el de laNueva Espaa tanto nobles comoburgueses y pueblo llano en general,buscaron la salvacin de sus almas,valindose de todos los medios a sualcance. La autora en este captulo nosmostrar aquellos que usaron los no-bles. Nosotros aadiramos que estosmedios no son exclusivos de este sec-tor social. Son los medios que la Igle-sia pona, en general, al servicio de sugrey. As, tenemos que, entre las ma-nifestaciones piadosas que la Iglesiacatlica promova para ir acumulan-do acciones positivas cuya compensa-cin era, no pasar por el fuego eterno,se destacan: las construcciones deobras materiales como conventos, re-tablos, capillas, iglesias, etctera. In-sisto, los nobles no fueron los nicosque invertan sus bienes en ello, porejemplo los pueblos indios tambingastaban los dineros de las cajas decomunidad en costosas iglesias y re-tablos. Quiz, la diferencia consistaen que, las obras de los nobles eranrecordadas junto con ellos, mediantemisas y oraciones, mientras que anteel retablo de cualquier iglesia india sealzaban las plegarias de los miembrosde una comunidad, sin particularizar.

    Para este captulo la autora hechamano de los libros del bien morir

    de la poca. stos hacan hincapi enla humildad, la bondad, la misericor-dia y la caridad que deban de profe-sar los buenos cristianos sobre todo ala hora de la muerte. Para ello las in-vocaciones a un Dios que tena estosatributos de forma pura, eran de sumaimportancia. stas aparecen en mu-chos escritos incluyendo tambin lostestamentos. Pero Dios a veces que-daba muy lejos de la miseria humana.Por ello, se peda ayuda para interce-der ante la divinidad a las devocionespersonales. Entre stas se encontra-ban las diferentes advocaciones de laMadre de Dios, Jess, Jos y los San-tos en boga. La autora hace una inte-resante lista de los santos y advoca-ciones marianas ms socorridos porlos nobles, durante la poca de estu-dio. Ejemplifica las devociones de al-gunos de ellos, a la vez que nos sealalas tendencias generales.

    No solamente acudan a los inter-cesores divinos, tambin comprome-tieron a los vivos. Buscaron la formade que hubiera alguien que siempreestuviera rogando por su alma. Ya

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    Todas las cualidades de presti-gio, solvencia, propiedades territoria-les, labor militar y estima respondana la categora y las conductas que lasociedad misma y las autoridadesreales imponan a los que cre merece-dores de un ttulo, otorgndoles asun poder simblico y reconociendosus privilegios.2

    Este captulo finaliza con un apar-tado sobre la nobleza en el Mxico in-dependiente. El 2 de mayo de 1826 sesuprimieron las dignidades nobilia-rias. A pesar de ello, los nobles dismi-nuidos, sobrevivieron. Ocuparon pues-tos administrativos, se dedicaron alas profesiones liberales y organiza-ron nuevas empresas. Socialmente, sugrupo familiar continu creciendo ypractic patrones de matrimonio si-milares a los coloniales, incorporandoahora a miembros de los grupos en elpoder. Otros, buscaron nuevos espa-cios que les brindara prestigio forman-do parte de asociaciones cientficas.

    Un tercer capitulo trata precisa-mente de Las relaciones familiaresde la nobleza novohispana. Se des-criben las caractersticas familiares delgrupo nobiliario. A travs de grficasse ejemplifican detalles que podra-mos comparar con otros grupos so-ciales como: las edades al momentode casarse, la cantidad de dineroaportado al matrimonio, el total de

    hijos en la familia, la de edad de lamadre cuando pari por primera vez,las fechas en que fueron concebidoslos hijos, etctera. Se sealan las rela-ciones dentro y fuera de las familias,la distribucin de la herencia etctera.Pero la autora va ms all de legadosmateriales, matrimonios, partos, hijoslegtimos, ilegtimos, concubinas, etc-tera. ejemplo de su minuciosidad es uncuadro que llam mi atencin y esaqul que describe las manifestacio-nes de afecto; recoge las palabras decario de aquellos que hacen los tes-tamentos y a quines van dirigidas.

    El cuarto captulo titulado Lasupervivencia del alma: la piedadnoble como llave del ms all exam-ina las relaciones de este privilegiadosector social con el mundo suprater-renal. Podemos sealar a manera dehiptesis, que los contenidos de estarelacin no distan mucho de los deotros sectores de la poblacin. A re-serva de futuras investigaciones com-parativas, podemos partir de un prin-cipio fundamental que una a todoslos catlicos. La misma autora lo reco-ge de Francois Lebrun al sealar quees una religin eminentemente per-sonal que llama a cada cual, con indi-vidualidad, a la fe y a la salvacin,[pero tambin es] una religin colecti-

    3 Francois Lebrun, Las reformas: de-vociones comunitarias y piedad perso-nal, en Aries y Duby, en Historia de la vidaprivada, Buenos Aries, Altea/Taurus/Al-faguara, T. 5, 1990, pp. 71. Citado por Ve-rnica Zrate, op. cit., p. 145.2 Op. cit. p. 76.

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    va que se apoya en una Iglesia;3 enuna iglesia universal. En un mundocristiano-catlico como fue el de laNueva Espaa tanto nobles comoburgueses y pueblo llano en general,buscaron la salvacin de sus almas,valindose de todos los medios a sualcance. La autora en este captulo nosmostrar aquellos que usaron los no-bles. Nosotros aadiramos que estosmedios no son exclusivos de este sec-tor social. Son los medios que la Igle-sia pona, en general, al servicio de sugrey. As, tenemos que, entre las ma-nifestaciones piadosas que la Iglesiacatlica promova para ir acumulan-do acciones positivas cuya compensa-cin era, no pasar por el fuego eterno,se destacan: las construcciones deobras materiales como conventos, re-tablos, capillas, iglesias, etctera. In-sisto, los nobles no fueron los nicosque invertan sus bienes en ello, porejemplo los pueblos indios tambingastaban los dineros de las cajas decomunidad en costosas iglesias y re-tablos. Quiz, la diferencia consistaen que, las obras de los nobles eranrecordadas junto con ellos, mediantemisas y oraciones, mientras que anteel retablo de cualquier iglesia india sealzaban las plegarias de los miembrosde una comunidad, sin particularizar.

    Para este captulo la autora hechamano de los libros del bien morir

    de la poca. stos hacan hincapi enla humildad, la bondad, la misericor-dia y la caridad que deban de profe-sar los buenos cristianos sobre todo ala hora de la muerte. Para ello las in-vocaciones a un Dios que tena estosatributos de forma pura, eran de sumaimportancia. stas aparecen en mu-chos escritos incluyendo tambin lostestamentos. Pero Dios a veces que-daba muy lejos de la miseria humana.Por ello, se peda ayuda para interce-der ante la divinidad a las devocionespersonales. Entre stas se encontra-ban las diferentes advocaciones de laMadre de Dios, Jess, Jos y los San-tos en boga. La autora hace una inte-resante lista de los santos y advoca-ciones marianas ms socorridos porlos nobles, durante la poca de estu-dio. Ejemplifica las devociones de al-gunos de ellos, a la vez que nos sealalas tendencias generales.

    No solamente acudan a los inter-cesores divinos, tambin comprome-tieron a los vivos. Buscaron la formade que hubiera alguien que siempreestuviera rogando por su alma. Ya

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    Todas las cualidades de presti-gio, solvencia, propiedades territoria-les, labor militar y estima respondana la categora y las conductas que lasociedad misma y las autoridadesreales imponan a los que cre merece-dores de un ttulo, otorgndoles asun poder simblico y reconociendosus privilegios.2

    Este captulo finaliza con un apar-tado sobre la nobleza en el Mxico in-dependiente. El 2 de mayo de 1826 sesuprimieron las dignidades nobilia-rias. A pesar de ello, los nobles dismi-nuidos, sobrevivieron. Ocuparon pues-tos administrativos, se dedicaron alas profesiones liberales y organiza-ron nuevas empresas. Socialmente, sugrupo familiar continu creciendo ypractic patrones de matrimonio si-milares a los coloniales, incorporandoahora a miembros de los grupos en elpoder. Otros, buscaron nuevos espa-cios que les brindara prestigio forman-do parte de asociaciones cientficas.

    Un tercer capitulo trata precisa-mente de Las relaciones familiaresde la nobleza novohispana. Se des-criben las caractersticas familiares delgrupo nobiliario. A travs de grficasse ejemplifican detalles que podra-mos comparar con otros grupos so-ciales como: las edades al momentode casarse, la cantidad de dineroaportado al matrimonio, el total de

    hijos en la familia, la de edad de lamadre cuando pari por primera vez,las fechas en que fueron concebidoslos hijos, etctera. Se sealan las rela-ciones dentro y fuera de las familias,la distribucin de la herencia etctera.Pero la autora va ms all de legadosmateriales, matrimonios, partos, hijoslegtimos, ilegtimos, concubinas, etc-tera. ejemplo de su minuciosidad es uncuadro que llam mi atencin y esaqul que describe las manifestacio-nes de afecto; recoge las palabras decario de aquellos que hacen los tes-tamentos y a quines van dirigidas.

    El cuarto captulo titulado Lasupervivencia del alma: la piedadnoble como llave del ms all exam-ina las relaciones de este privilegiadosector social con el mundo suprater-renal. Podemos sealar a manera dehiptesis, que los contenidos de estarelacin no distan mucho de los deotros sectores de la poblacin. A re-serva de futuras investigaciones com-parativas, podemos partir de un prin-cipio fundamental que una a todoslos catlicos. La misma autora lo reco-ge de Francois Lebrun al sealar quees una religin eminentemente per-sonal que llama a cada cual, con indi-vidualidad, a la fe y a la salvacin,[pero tambin es] una religin colecti-

    3 Francois Lebrun, Las reformas: de-vociones comunitarias y piedad perso-nal, en Aries y Duby, en Historia de la vidaprivada, Buenos Aries, Altea/Taurus/Al-faguara, T. 5, 1990, pp. 71. Citado por Ve-rnica Zrate, op. cit., p. 145.2 Op. cit. p. 76.

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    oriente y la cabeza al occidente. Losornamentos, el vestuario, el luto ymuchas otras disposiciones ms, de-ban seguir rigurosas normas. Comoya se seal la muerte de los noblesse converta en un modelo a seguirpor los estratos que se encontrabanms abajo en la escala social, aunquetampoco cabe descartar la posibilidadde que los nobles incorporaran algu-nas costumbres populares. Nos lla-m la atencin cmo muchos de ellos,despus de vivir envueltos en gran-des lujos, solicitaban ser enterradoscon algn hbito religioso. Otros pre-tendan mucho ms austeridad; soli-citaban un funeral en secreto. Estatendencia a la intimidad aumenta enel siglo XIX.

    El ltimo captulo titulado ...Ysu noble ceremonia trata como sedice, de todas las ceremonias queacompaaban al ltimo adis y el re-corrido del cuerpo hasta su ltimamorada. La doctora Zrate describe yadems nos presenta planos de lostrayectos seguidos por las caravanasmortuorias en la ciudad de Mxico. Ellugar favorito, escogido como sepul-tura de muchos de ellos, fue: el con-vento grande de San Francisco. Elcortejo fnebre da la oportunidad alpueblo de mostrar su dolor, admira-cin, perplejidad. Se ponen en escenalos valores de toda una sociedad. Elsilencio, respeto, incienso, velas, ora-

    ciones, campanas; el simbolismo de lacultura de la muerte lo comprendentodos, porque a todos toca. En estosmomentos se palpa que la muerte esun punto de interseccin entre lo te-rrenal y lo espiritual, lo individual ylo colectivo, lo pblico y lo privado.

    Despus del entierro: las misas,los sermones, las rogativas al pie deimponentes piras funerarias. El noblequera quedar grabado en la memoriacolectiva: se rehusaba a morir.

    Hasta aqu, tan solo, algunas pin-celadas de esta magnfica obra, la cualpor ser pionera para Mxico, mereceuna doble felicitacin. La minuciosi-dad, el detalle son la clave del xitode cualquier anlisis historiogrfico yVernica Zrate en su obra, hace galade estos atributos femeninos, ademsde apoyarse en un pesado cuerpo do-cumental. Este libro abre el caminopara otros estudios sobre este apasio-nante tema que lejos de morir estcomenzando a vivir. Ha nacido unanueva forma de analizar testamentosy un bagaje cultural que se encuentraah para ser estudiado. Futuros traba-jos sobre otros sectores de la sociedad,y/o comparativos darn grandes lu-ces sobre la cultura de la muerte.

    Luise Enkerlin PauwellsINAH-MICHOACN

    [email protected]

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    mencionamos las construcciones deconventos, iglesias, retablos, etctera acambio de oraciones. Otras formasque comprometan a los fieles para querogaran por su eterno descanso eran:otorgando limosnas para obras pas,pertenecer a alguna cofrada, crear ca-pellanas, etctera.

    El quinto captulo titulado sinms: La muerte..., representa la cul-minacin de los cuatro que le pre-cedieron. Consideramos al igual queElas Trabulse4 se trata del texto cen-tral. La autora pretende analizar lasactitudes de estos seorones ante suinminente fin como de aquellos quelos acompaaban. Ni en estos mo-mentos el protagonismo del nobledisminuye. Creemos que ms que ha-cer nfasis el personaje en s mismo;el qu hacer, el cmo actuar durantela agona y muerte recaa en los fami-liares y personas que lo rodeaban. Laautora cita al respecto a Norbert Eliasel cual dice que no haba muerte msdeshonrosa que la solitaria, y por ellose requera la compaa solidaria deotras personas.5

    Los familiares y compaa debande poner en prctica las disposicionesde el agonizante as como las costum-bres, enseanzas y preceptos esta-blecidos por la Iglesia catlica paranormar las conductas de actores y es-pectadores. As, era importante, des-

    pus de la asistencia del mdico, darpaso a la asistencia espiritual. Se lla-maba a uno o varios sacerdotes secu-lares, algunos pedan la asistencia delos regulares como franciscanos, be-tlemitas, dieguinos, agustinos, fer-nandinos, dominicos, etctera. Tam-bin era obligacin de los miembrosde las cofradas acudir al llamado delos hermanos enfermos agonizantes,y auxiliarlos a bien morir. Lo mismosuceda con aquellos que eran miem-bros de las maestranzas.

    El enfermo todava lcido debaconfesarse, comulgar y finalmenteadministrrsele la extremauncin. Alno encontrar la autora a lo largo delos aos una variacin importante enla administracin de los sacramentos,le permite afirmar que no existe unadisminucin del sentimiento reli-gioso.

    Una vez que el alma abandonabael cuerpo se llevaba a cabo el rito deamortajarlo y velarlo. Era importanteque el cuerpo estuviera viendo a Jeru-saln, por ello los pies deban estar al

    4 Elas Trabulse, Resea sobre Ver-nica Zrate Toscano, op. cit. en Historia me-xicana, vol. LI, julio-septiembre, nm. 1(201), Mxico, El Colegio de Mxico, 2001.

    5 Norbert Elias, La soledad de los mori-bundos, Mxico, FCE, cuadernos de la Gace-ta, 53, 1989.

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    oriente y la cabeza al occidente. Losornamentos, el vestuario, el luto ymuchas otras disposiciones ms, de-ban seguir rigurosas normas. Comoya se seal la muerte de los noblesse converta en un modelo a seguirpor los estratos que se encontrabanms abajo en la escala social, aunquetampoco cabe descartar la posibilidadde que los nobles incorporaran algu-nas costumbres populares. Nos lla-m la atencin cmo muchos de ellos,despus de vivir envueltos en gran-des lujos, solicitaban ser enterradoscon algn hbito religioso. Otros pre-tendan mucho ms austeridad; soli-citaban un funeral en secreto. Estatendencia a la intimidad aumenta enel siglo XIX.

    El ltimo captulo titulado ...Ysu noble ceremonia trata como sedice, de todas las ceremonias queacompaaban al ltimo adis y el re-corrido del cuerpo hasta su ltimamorada. La doctora Zrate describe yadems nos presenta planos de lostrayectos seguidos por las caravanasmortuorias en la ciudad de Mxico. Ellugar favorito, escogido como sepul-tura de muchos de ellos, fue: el con-vento grande de San Francisco. Elcortejo fnebre da la oportunidad alpueblo de mostrar su dolor, admira-cin, perplejidad. Se ponen en escenalos valores de toda una sociedad. Elsilencio, respeto, incienso, velas, ora-

    ciones, campanas; el simbolismo de lacultura de la muerte lo comprendentodos, porque a todos toca. En estosmomentos se palpa que la muerte esun punto de interseccin entre lo te-rrenal y lo espiritual, lo individual ylo colectivo, lo pblico y lo privado.

    Despus del entierro: las misas,los sermones, las rogativas al pie deimponentes piras funerarias. El noblequera quedar grabado en la memoriacolectiva: se rehusaba a morir.

    Hasta aqu, tan solo, algunas pin-celadas de esta magnfica obra, la cualpor ser pionera para Mxico, mereceuna doble felicitacin. La minuciosi-dad, el detalle son la clave del xitode cualquier anlisis historiogrfico yVernica Zrate en su obra, hace galade estos atributos femeninos, ademsde apoyarse en un pesado cuerpo do-cumental. Este libro abre el caminopara otros estudios sobre este apasio-nante tema que lejos de morir estcomenzando a vivir. Ha nacido unanueva forma de analizar testamentosy un bagaje cultural que se encuentraah para ser estudiado. Futuros traba-jos sobre otros sectores de la sociedad,y/o comparativos darn grandes lu-ces sobre la cultura de la muerte.

    Luise Enkerlin PauwellsINAH-MICHOACN

    [email protected]

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    mencionamos las construcciones deconventos, iglesias, retablos, etctera acambio de oraciones. Otras formasque comprometan a los fieles para querogaran por su eterno descanso eran:otorgando limosnas para obras pas,pertenecer a alguna cofrada, crear ca-pellanas, etctera.

    El quinto captulo titulado sinms: La muerte..., representa la cul-minacin de los cuatro que le pre-cedieron. Consideramos al igual queElas Trabulse4 se trata del texto cen-tral. La autora pretende analizar lasactitudes de estos seorones ante suinminente fin como de aquellos quelos acompaaban. Ni en estos mo-mentos el protagonismo del nobledisminuye. Creemos que ms que ha-cer nfasis el personaje en s mismo;el qu hacer, el cmo actuar durantela agona y muerte recaa en los fami-liares y personas que lo rodeaban. Laautora cita al respecto a Norbert Eliasel cual dice que no haba muerte msdeshonrosa que la solitaria, y por ellose requera la compaa solidaria deotras personas.5

    Los familiares y compaa debande poner en prctica las disposicionesde el agonizante as como las costum-bres, enseanzas y preceptos esta-blecidos por la Iglesia catlica paranormar las conductas de actores y es-pectadores. As, era importante, des-

    pus de la asistencia del mdico, darpaso a la asistencia espiritual. Se lla-maba a uno o varios sacerdotes secu-lares, algunos pedan la asistencia delos regulares como franciscanos, be-tlemitas, dieguinos, agustinos, fer-nandinos, dominicos, etctera. Tam-bin era obligacin de los miembrosde las cofradas acudir al llamado delos hermanos enfermos agonizantes,y auxiliarlos a bien morir. Lo mismosuceda con aquellos que eran miem-bros de las maestranzas.

    El enfermo todava lcido debaconfesarse, comulgar y finalmenteadministrrsele la extremauncin. Alno encontrar la autora a lo largo delos aos una variacin importante enla administracin de los sacramentos,le permite afirmar que no existe unadisminucin del sentimiento reli-gioso.

    Una vez que el alma abandonabael cuerpo se llevaba a cabo el rito deamortajarlo y velarlo. Era importanteque el cuerpo estuviera viendo a Jeru-saln, por ello los pies deban estar al

    4 Elas Trabulse, Resea sobre Ver-nica Zrate Toscano, op. cit. en Historia me-xicana, vol. LI, julio-septiembre, nm. 1(201), Mxico, El Colegio de Mxico, 2001.

    5 Norbert Elias, La soledad de los mori-bundos, Mxico, FCE, cuadernos de la Gace-ta, 53, 1989.