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“Párrafos Geográficos” Volumen 6 N° 1
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VALORIZACIÓN TURÍSTICA DE UN ÁREA PROTEGIDA. EL CASO DEL
DESTINO LOS GLACIARES EN EL EXTREMO SUR PATAGÓNICO1
ALMIRÓN, Analía 2 2CONICET (becaria doctoral) - Instituto de Geografía. Docente Departamento de Geografía - Universidad de Buenos Aires. [email protected]
Resumen En la actualidad las áreas protegidas son destinos turísticos privilegiados. En la Argentina los
Parques Nacionales han cobrado gran importancia en los últimos años que se expresa en el crecimiento permanente del número de turistas que reciben.
Este trabajo aborda uno de los Parques Nacionales que hoy es un destino turístico de relevancia nacional e internacional: el Parque y Reserva Nacional Los Glaciares, y las localidades de El Calafate y El Chaltén a él vinculadas.
Tiene como objetivo abordar los procesos sociales concretos que construyeron la condición de destino turístico y de atractividad turística del área. Lo hace a partir de considerar que la condición de destino y atractividad turística de un lugar es una construcción social. No son meramente las cualidades inherentes de los lugares sino las acciones concretas de distintos actores sociales las que definen esa condición, aunque en relación con dichas cualidades.
Específicamente, interesa conocer qué rasgos del área y cómo se convierten en atractivos turísticos a través de las acciones concretas de distintos actores sociales, desde el proyecto de creación de Parque hasta la actualidad. Así, analizar el accionar de la Administración de Parques Nacionales, del gobierno provincial y luego el municipal y de diferentes agentes económicos. El análisis está basado en información primaria recogida en campo mediante entrevistas a informantes calificados e información secundaria de diversas fuentes.
El análisis precedente muestra que lo que hoy constituyen los atractivos principales de este destino turístico, y la condición misma de destino, son en gran medida resultado de diferentes acciones que ha implicado un largo proceso de valorización selectiva e intencionada de atributos del área. Palabras clave: lugar turístico; atractivos turísticos naturales; actores sociales; Parque y Reserva Nacional Los Glaciares.
TOURIST VALUATION OF A PROTECTED AREA. THE CASE OF LOS GLACIARES IN EXTREME SOUTHERN PATAGONIA
Abstract
At present, protected areas are privileged tourism destinations. The growing importance of National Parks in Argentina is expressed in the ever-increasing number of tourist visitors.
This research is about the National Park that is currently a tourist destination of domestic and international relevance: Los Glaciares National Park and Reserve, and neighbouring locations El
1 Este trabajo presenta resultados parciales de un proyecto de investigación de tesis doctoral que se lleva adelante en el marco de dos proyectos de investigación (UBACYT F150 y ANPCYT PICT 25353) sobre valorización turística del territorio en Argentina, dirigidos por Rodolfo Bertoncello en el Instituto de Geografía de la Universidad de Buenos Aires. Para la elaboración cartográfica se contó con la colaboración de Lucas Ramírez.
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Calafate and El Chaltén. It aims at analyzing the specific social processes that constructed its status as tourist destination and attraction in the area, considering that this condition is the result of a social construction. It is not only the inherent attributes of the places, but the specific actions of different social agents connected with them, that define that condition.
Specifically, the objective is to gain in-depth knowledge of the area and how it becomes a tourist attraction thanks to the actions carried out by different social agents, from the Park´s creation in itself onwards. Thus, this study focuses on the performance of the National Park Administration, the provincial and municipal governments and different economic agents. This analysis is based on primary information gathered in fieldwork via interviews to qualified informers, and different secondary sources as well.
The preceding analysis reveals that current main attractions of tourist destination and the status of tourist destination in itself are, to a great extent, the outcome of different actions that entailed a long process of selective and intentional valuation of the area.
Key words: Tourist place; Natural tourist attractions; Social agents; Los Glaciares; National Park and Reserve.
Introducción En la actualidad las áreas protegidas son destinos turísticos privilegiados. En la
Argentina los Parques Nacionales vienen teniendo una importancia creciente que se expresa
en el aumento permanente del número de turistas que reciben. Son valorizados como lugares
portadores de atributos naturales dignos de ser conocidos mediante el turismo y, también,
como lugares ideales para el desarrollo de prácticas en contacto con la naturaleza.
El presente trabajo analiza la valorización turística de un área receptora de turistas
ubicada en el extremo sur patagónico. El estudio aborda uno de los Parques Nacionales que
hoy es un destino turístico de relevancia nacional e internacional: el Parque y Reserva
Nacional Los Glaciares, y las localidades de El Calafate y El Chaltén a él vinculadas. Es un
destino que ha cobrado en los últimos años gran importancia a partir de la valorización
turística de los glaciares.
Junto con Nahuel Huapi, es uno de los Parques Nacionales patagónicos más visitados,
y con Iguazú, Nahuel Huapi y Tierra del Fuego, es uno de los Parques Nacionales del país que
concentra la mayor cantidad de visitas (Manzur, 2006). Para el turismo internacional forma
parte de una de las cuatro principales visitas a la Argentina, junto con la Ciudad de Buenos
Aires, Bariloche- Villa La Angostura-San Martín de Los Andes, la Costa Atlántica e Iguazú
(Oliva y Oliver, 2004). Frecuentemente se combina en un viaje o circuito turístico con
Madryn-Península Valdés y Ushuaia; también con otros destinos turísticos patagónicos a lo
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largo de la ruta nacional N° 40, como Bariloche, y con el Parque Nacional Torres del Paine en
Chile.
El trabajo tiene como objetivo general abordar los procesos sociales concretos que
definieron la condición de atractividad turística del área. Se propone específicamente conocer
cómo ciertos rasgos naturales (glaciares, lagos, cerros, etc.) y su configuración espacial en el
área se convierten en atractivos turísticos a través de las acciones concretas de distintos
actores sociales. Basa su análisis en información primaria recogida en campo mediante
entrevistas a informantes calificados e información secundaria de diversas fuentes.
De acuerdo con este propósito, el trabajo se organiza en tres apartados. En el primero
de ellos se presentan algunas consideraciones conceptuales sobre turismo, lugares de destino y
atractivos turísticos. Luego, el segundo apartado se divide en dos partes. En la primera parte,
se presenta el proceso de origen de las áreas protegidas en la Argentina en el que se enmarca
la creación del Parque Nacional Los Glaciares, destacando los objetivos que guiaron dicho
proceso y fundamentaron esa creación; en la segunda, se realiza una descripción de las
acciones de distintos actores sociales que permite caracterizar el papel que los mismos han
tenido en el proceso de construcción del destino y de sus atractivos turísticos. Por último, en
el tercer apartado, se realiza un análisis del proceso de valorización turística del área a partir
de interpretar las acciones concretas de distintos actores sociales involucrados en el marco de
contextos sociales más amplios en las que tuvieron lugar.
Turismo, lugares de destino y atractivos: algunas consideraciones conceptuales En términos generales, el turismo ha sido conceptualizado como una práctica de
desplazamiento espacial de personas de los lugares de residencia habitual hacia otros lugares
con fines de ocio, motivado por la existencia en estos últimos de atractivos turísticos. Los
atractivos turísticos son vistos como atributos o rasgos inmanentes de los lugares que son
puestos en valor para y por el turismo (Almirón, Bertoncello y Troncoso, 2006).
Esta perspectiva es la que predomina en el tratamiento del turismo en la literatura
especializada2. El abordaje del tema consiste, en términos generales, en el estudio de la
2 Cabe citar, por su amplia difusión, los textos de: Lozato-Giotart (1987) denominado Geographie du turisme. Del l’espace regardé a l’espace consommé; Callizo Soneiro (1991) Aproximación a la geografía del turismo;
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diversidad geográfica de los flujos turísticos, de la localización de los focos emisores y
receptores, y del contenido específico de cada uno de estos componentes, de los factores de
localización de la actividad turística, de la diversidad de tipos de espacios turísticos (como por
ejemplo, litorales, de montaña, rurales, etc.), de los atractivos y modalidades de turismo
asociadas, o de los efectos que el desarrollo del turismo provoca en los lugares de destino
turístico (Almirón, 2004; Bertoncello, 2002). Estos estudios presentan un fuerte sesgo
descriptivo y empírico en sus análisis. También, utilizan clasificaciones y tipologías -ya sea
de los flujos y focos turísticos, de los tipos y formas de espacios turísticos, etc.- como
importantes herramientas en el análisis. El énfasis en los análisis está puesto en los datos
estadísticos que vinculan oferta y demanda (salidas, llegadas, gastos, ingresos, etc.) y en la
descripción de las características de los flujos que vinculan las áreas emisoras y receptoras, de
las características generales de las regiones emisoras y receptoras, y de las singularidades de
las regiones o lugares de destino turístico -particularmente en lo que hace a la enumeración y
descripción de sus atributos atractivos que definen la vocación turística de los mismos-.
Respecto a esto último, se realiza una exposición sistemática y descripción de los distintos
atractivos reconocidos en los lugares, y clasificados según atributos dominantes (por ejemplo,
atractivos naturales -sol y playa, montañas, etc.-, culturales o históricos -museos,
monumentos, etc.-, entre otros) (Almirón, 2004; Bertoncello, 2002).
En este sentido, el espacio es conceptualizado como soporte de las prácticas sociales,
como un espacio donde ocurren los traslados de un lugar a otro, donde se localizan las
sociedades emisoras y receptoras, y donde se encuentran los atributos convocantes que
generan la demanda turística (Almirón, 2004). Es posible afirmar entonces que el lugar
turístico es visto como un fragmento, una extensión del espacio geográfico, que se define por
sus potencialidades ‘turísticas’ o por sus cualidades inherentes que han sido descubiertas y
puestas en valor. En otras palabras, es sólo y simplemente la existencia de esas cualidades lo
que define la condición de destino turístico de un lugar. En definitiva, una perspectiva sobre
lugar preocupada por las singularidades más que por los procesos sociales que construyen la
condición de destino turístico de un lugar (y sus atractivos) (Almirón, 2005). Así, desde estas
perspectivas, los atractivos turísticos son vistos como rasgos o atributos propios de los lugares
y, como tales, preexistentes a su valorización turística (Bertoncello, Castro y Zusman, 2003). Fernández Fuster (1991) Geografía general del turismo de masas; Vera Rebollo –coord.-(1997) Análisis territorial del turismo; y Barrado y Calabuig –edits-(2001) Geografía mundial del turismo.
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Desde otras perspectivas, en cambio, el turismo es visto como una práctica social que
supone, para constituirse como tal, “la valorización de la diferenciación de lugares”: lugares
de origen, lugares de destino y de traslado. Si bien se trata de lugares diferentes, éstos están
articulados entre sí de formas específicas: “esta articulación es social, implicando por
supuesto las dimensiones materiales y subjetivas de cada uno de ellos” (Bertoncello 2002:
10). La diferenciación de lugares es una dimensión constitutiva del turismo; no sólo y
simplemente en el sentido de que, en general, los lugares de destino turístico son diferentes de
aquellos lugares de origen de los turistas, sino también “en relación con los intentos por
construir lugares turísticos –en términos de atractivos y modalidades de la práctica– que se
adapten a la cambiante y diversificada demanda turística, lo que da lugar a la multiplicación y
diferenciación de destinos, al tiempo que habilita la competencia entre ellos” (Almirón,
Bertoncello y Troncoso, 2006:114). En torno a esta diferenciación de lugares, Urry (1996)
señala que la organización del turismo no se basa en la búsqueda de la autenticidad sino en la
diferenciación existente entre las prácticas sociales cotidianas (no turísticas) del lugar normal
de residencia y trabajo y la práctica del lugar objeto de la “mirada” del turista (Almirón,
2004).
En este sentido, los lugares turísticos son elegidos porque existe la expectativa de lo
“diferente”, construida por una variedad de prácticas no turísticas tales como el cine, la literatura,
las revistas, etc. Los lugares objetos de la “mirada turística” precisan ser diferentes de algún
modo, tener condiciones que los distingan de aquello que es encontrado en los lugares de origen
de los turistas. Tales miradas turísticas son construidas por medio de la diferencia, a través de
una colección de signos que se incorporan a paisajes del campo y de la ciudad como diferentes
de aquellos que encontramos en la experiencia cotidiana de los turistas (Urry, 1996). Desde esta
perspectiva, la valorización turística de un lugar de destino parte de una lógica que es ajena a la
sociedad del lugar de destino, parte de la sociedad de origen de los turistas; es en la sociedad de
origen de los turistas donde se define como tal la práctica turística y las condiciones en que ésta
puede llevarse a cabo (Knafou, 1992; Urry, 1996).
Una perspectiva de este tipo no debe llevarnos a considerar a la sociedad de destino
turístico como un lugar subordinado del territorio turístico. El lugar de destino de los turistas, no
es un mero lugar receptor de las decisiones que se toman en otros lugares; los lugares de destino
“van a interactuar, facilitando u obstaculizando, integrándose de diversas maneras al turismo”
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(Bertoncello 2002: 9). De esta forma, es posible pensar en “un territorio turístico” que incluye a
ambas sociedades (Bertoncello, 2002). Las áreas receptoras no son áreas que participan en
forma subordinada en el turismo, áreas meramente expectantes de las demandas de otros
lugares o incluso meras víctimas de sus deseos y expectativas (Santana Talavera, 2002).
Desde estas perspectivas, es posible (re) pensar la condición de atractivos turísticos de
los lugares de destino. Retomando el planteo de Urry (1996), los atractivos turísticos de un
lugar se definirían a partir de la “mirada turística”. En otras palabras, no importaría cuán
únicas o destacadas sean las cualidades de un determinado lugar de destino, dado que sólo se
valorizarán como atractivos si logran responder a las demandas presentes en las sociedades de
origen de los turistas. Sin embargo, debe decirse también que, lo anterior no significa
desconocer la existencia de rasgos (sociales, culturales, históricos, naturales) inherentes a los
lugares y que los diferencian entre sí, sino sólo advertir que ellos no son “per se” atractivos
turísticos. En consecuencia, la valorización de un lugar como destino turístico no se procesa
sólo por las cualidades que le son propias ni exclusivamente por la lógica de la sociedad que
habita ese lugar (Bertoncello, Castro y Zusman, 2003; Almirón, Bertoncello y Troncoso,
2006). Así, se coloca el énfasis en los procesos sociales específicos que llevan a que los
rasgos propios de los lugares se conviertan en atractivos turísticos. Puede afirmarse entonces
que la práctica turística se organiza en torno a atractivos que son “el resultado de un proceso
social de construcción de atractividad, en el que se articulan intereses, ideas y
representaciones sociales de sujetos -situados en distintos ámbitos geográficos y a distintas
escalas- con los atributos materiales locales” (Bertoncello, Castro y Zusman 2003: 285). El
turismo puede ser visto, así, como una práctica que resignifica los rasgos de los lugares a
partir de procesos sociales de construcción de atractividad turística. Es, precisamente, a través
del estudio de esos procesos sociales que se podría comprender qué rasgos de determinados
lugares, cómo y porqué, son valorizados como atractivos turísticos.
La construcción del destino Los Glaciares y sus atractivos Con el propósito de caracterizar y analizar las acciones de diversos actores sociales
que definieron la atractividad para el turismo y la condición de lugar de destino de Los
Glaciares, desde la gestación del Parque Nacional hasta la actualidad, se distinguen dos
etapas con base en los siguientes títulos:
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-La creación del Parque Nacional Los Glaciares: la ‘invención’ de los atractivos
turísticos (primeras décadas del siglo XX);
-La ‘materialización’ de los atractivos turísticos del área (de fines de la década de
1930 hasta inicios de la década de 2000); esta etapa, a su vez, se subdivide en tres períodos
que se presentan bajo los siguientes subtítulos:
-Las primeras iniciativas. De fines de la década de 1930 hasta fines de la
década de 1950;
-Nuevos impulsos y actores sociales en la valorización del área para el turismo.
De fines de la década de 1950 hasta fines de la década de 1970;
-La redefinición y consolidación del perfil turístico del destino. De fines de la
década de 1970 hasta inicios de la década de 2000.
Figura 1. El destino turístico Los Glaciares
Fuente: Elaboración propia en base a relevamiento de campo. Bases
cartográficas: Imagen satelital MRSID año 2000 (Landsat 7) http://zulu.ssc.nasa.gov/mrsid/mrsid.pl; Automóvil Club Argentino, 2003. Cartografía vial y turística. Hoja de zona 9 Santa Cruz (Sur)- Tierra del Fuego.
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La creación del Parque Nacional Los Glaciares: la ‘invención’ de los atractivos turísticos (primeras décadas del siglo XX)
El nacimiento de las áreas protegidas en la Argentina3 tiene su origen en 1903 en el
acto de donación de Francisco P. Moreno a la nación de tres leguas cuadradas de su propiedad
en su mayoría ubicadas en el noroeste de la actual provincia de Río Negro, para su
preservación y uso por la comunidad. Preservación de un área, para que sus condiciones
naturales no sean alteradas, y su disposición para el acceso y disfrute de los visitantes
constituyen los propósitos de su donación (Bergallo y Encabo, 2000; Bertoncello, 2000;
Scarzanella, 2002). Finalmente, en 1922 se crea por decreto nacional el Parque Nacional del
Sur. En el año 1924, se constituyó la Comisión Pro Parque Nacional del Sur que inició el
camino de preparación y sanción de un proyecto de ley y de creación efectiva de los Parques
Nacionales. En 1934, se sanciona el proyecto de ley (Ley N° 12.103) y se crea la Dirección de
Parques Nacionales (DPN) –organismo dependiente del gobierno central, actualmente
Administración de Parques Nacionales (APN)- y los Parques Nacionales Iguazú y Nahuel
Huapi, este último sobre la base del Parque Nacional del Sur (Costantino, 1977; APN, s.f.).
El propósito fundamental que sostiene la creación de primeros Parques Nacionales
argentinos es el de preservar sitios con características naturales destinado a la investigación, la
educación y la recreación (Costantino, 1977). Al mismo tiempo, la presencia del estado en
esas regiones lejanas para asegurar la defensa y seguridad del territorio nacional constituía
otra de las finalidades que sustentaban la creación y gestión de los parques por parte del
Estado nacional, a partir de fines del siglo XIX donde se asistió a un proceso de apropiación
territorial y definición de límites estatal- nacionales (Bertoncello, 2000); una finalidad que
tiende a vincular la nación con los ‘confines lejanos’, a partir de la presencia efectiva del
Estado nacional, de propiciar la colonización de esos territorios y de proveer infraestructura y
equipamiento para permitir el acceso de los visitantes. En este sentido, la política inicial de la
DPN no sólo se orientó a la protección y conservación de la naturaleza para el disfrute de las
presentes y futuras generaciones sino también a la consolidación de la soberanía territorial
mediante el desarrollo de áreas de frontera por medio del impulso del turismo. En efecto, este
organismo inicia una gestión de significativo impulso al turismo nacional e internacional en
los Parques Nacionales creados mediante fuertes inversiones en infraestructura vial, de 3 La República Argentina ha sido el primer país en América latina y el tercero del continente americano en crear Parques Nacionales, siguiendo principalmente el ejemplo de los Estados Unidos de América (Costantino, 1977).
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transportes y hotelera (APN, 1994; Bergallo y Encabo, 2000; Bustillo, 1988). Al mismo
tiempo que Parques Nacionales fomentaba el turismo y creaba villas turísticas, fundaba
escuelas, iglesias, hospitales y otros servicios públicos básicos como parte de un conjunto de
acciones que respondían a una política de colonización de esos territorios (APN, 1994).
Por aquellos años, la Dirección también impulsó la creación de nuevos Parques
Nacionales. Así, con el objeto de dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 16 inciso e)
de la Ley 12.103/34, que dice: “determinar por dos tercios de sus miembros los sitios que
merezcan ser propuestos al Honorable Congreso para ser declarados parques o reservas
nacionales” (DPN 1936: 104), la DPN nombró comisiones de exploración para que pudiesen
determinar las reservas adecuadas para la creación de nuevas áreas protegidas, que quedarían
bajo la administración y control de esa repartición (DPN, 1937).
Durante el año 1936 parten de Buenos Aires comisiones exploradoras con el propósito
de definir nuevas reservas para la creación de Parques Nacionales en la Patagonia (DPN,
1937; Schlüter, 1985). La elección de tierras patagónicas de frontera continuaba en función de
una estrategia de afirmación de la soberanía nacional de esas áreas. Como consecuencia, la
Ley 13.895 del 11 de mayo de 1937 amplió considerablemente la lista de los Parques
Nacionales argentinos con la creación del Parque Nacional Lanín en el Territorio Nacional del
Neuquén, el Parque Nacional Los Alerces en el Territorio Nacional del Chubut y de los
Parques Nacionales Perito Moreno y Los Glaciares4 en el Territorio Nacional de Santa Cruz.
En la creación de estas áreas protegidas se tuvieron en cuenta las bellezas escénicas, previsto
en el artículo 10 de la ley vigente para hacerlas más ‘atractivas’ para el disfrute de los
visitantes (Schlüter, 1985). Precisamente los nombres asignados a cada Parque Nacional
responden a sus rasgos naturales más ‘destacados’.
El Parque Nacional Los Glaciares se crea así para preservar las ‘extraordinarias’
condiciones y bellezas naturales de esa parte de los Andes Patagónicos Australes. En el
informe5 de la comisión exploradora a cargo del Pbro. Alberto M. De Agostini, para
determinar el área de reserva del Parque Nacional, puede verse que los objetivos de
4 Ocupa una superficie de aproximadamente 724.000 ha. En el año 1971, mediante la Ley N° 19.292, se establecen los límites actuales, incluyendo la división del área en Parque Nacional y Reserva Nacional. El Parque Nacional se ubica en la porción más occidental del área protegida, mientras que la Reserva se divide en tres zonas: Viedma, Centro y Roca, dispuestas al este de dicha área (Delegación Regional Patagonia, s.f.; APN. http://www.parquesnacionales.gov.ar). 5 Este informe forma parte de un documento que realizó la DPN (denominado Nuevos Parques Nacionales), en 1937, para publicar los informes de las comisiones exploradoras sobre las reservas de los nuevos parques nacionales.
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conservación de las características naturales del área están fuertemente articulados con
objetivos estéticos y de belleza. Al respecto merecen citarse algunos párrafos de este
documento:
“se destacan sin duda por su grandiosidad y belleza el Argentino y el Viedma (…) los
que difieren notablemente de los demás, situados más al norte, por el extraordinario desarrollo
de los glaciares (…).
Es este uno de los espectáculos más impresionantes y majestuosos, al que da mayor
realce y grandiosidad el verdor del bosque que envuelve como un soberbio marco el candor
azulado de los hielos, formando uno de los contrastes más sublimes” (DPN, 1937: 121- 122).
Al referirse a las bellezas naturales del lago Argentino, se expresa por ejemplo lo
siguiente:
“El Ventisquero Moreno, por su magnitud, imponencia, por la exuberancia y lozanía
de los bosques, (…) es el más lindo que baja de la cordillera, en su vertiente oriental. (…)
El brazo norte del lago Argentino se interna por espacio de 50 kilómetros en los
contrafuertes orientales de la cordillera y termina al pie del gran ventisquero Upsala.
Este brazo, limitado al sur-oeste por la península Avellaneda, se presenta en su
primera parte algo escuálido y triste (…) pero, hacia su término, adquiere mucha belleza y
grandiosidad, especialmente cuando se descubre la inmensa sábana de hielo del ventisquero
Upsala y la gran cordillera nevada de altísimos picos, que se levanta en su lado occidental”
(DPN, 1937: 133-134).
Cuando se refiere al lago Viedma, se expresa por ejemplo lo siguiente:
“Al occidente del lago se levanta la elevada cordillera de los Andes cubierta de nieves
eternas, de donde baja el majestuoso glaciar Viedma, que baña sus extremidades en las aguas
del lago” (DPN, 1937: 137).
“El trecho de la cordillera que corre al norte del ventisquero Viedma es sin duda el
más pintoresco del lago Viedma y aun de toda esta zona austral cordillerana, por la belleza e
imponencia de algunos picos, entre los cuales sobresalen el Fitz Roy y el Torre” (DPN, 1937:
138).
Por otra parte, en estrecha vinculación con objetivos estéticos que guiaron la selección
de los rasgos naturales del área, el informe contiene una serie de ‘recomendaciones’
vinculadas al acceso y disfrute de las mismas por los visitantes:
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“Desde Punta Bandera será fácil, en día de calma, recorrer el brazo norte del lago y
llegar hasta los ventisqueros Upsala, Spegazzini y Onelli, más cerca quedará todavía el canal
de los témpanos y el ventisquero Perito Moreno (…)
El ventisquero Moreno es sin duda una de las maravillas de este lago, y merece ser
visitado por los turistas con preferencia. Convendría por lo tanto, prolongar el camino que
actualmente llega al río Mitre, hasta la extremidad occidental de la península Mitre, donde se
puede contemplar en toda su belleza (…)
Este camino ofrecería también grandes atractivos por la belleza y variedad del paisaje
que se desarrolla en su curso, siempre orillando la costa del lago” (DPN, 1937: 135).
“La zona más interesante y pintoresca del parque es sin duda la que se extiende en el
extremo Noroeste, entre el ventisquero Viedma y el Monte Fitz Roy. (…) Es por lo tanto de
extrema necesidad, para fomentar el turismo, construir un primer puente sobre el río de la
Vuelta, donde existe el actual, y otros dos para cruzar los ríos Túnel y Fitz Roy, afluentes del
río de la Vuelta” (DPN, 1937: 142).
“El valle que rodea su vertiente oriental (se refiere a la del río Fitz Roy) (…) un buen
hotel tendría lugar apropiado y desde él los turistas podrían contemplar el soberbio
espectáculo que ofrece el Fitz Roy y emprender amenas excursiones por los alrededores”
(DPN, 1937: 142).
Selección de ciertos rasgos naturales del área, justificada por sus ‘cualidades’
consideradas bellas, majestuosas, imponentes, etc., y la definición de formas ‘apropiadas’ de
volverlos accesibles al disfrute de los visitantes constituye el contenido del Informe. Con el
tiempo, será precisamente ese conjunto de rasgos naturales del área, cuya “descripción
técnica” se justificaba desde una preocupación de tipo preservacionista que permitiese
salvaguardar las bellezas naturales para el disfrute de los visitantes, el que fue transformado
en el conjunto de atractivos principales valorizados para y por el turismo y las actividades
económicas a él asociadas.
La ‘materialización’ de los atractivos turísticos del área (de fines de la década de 1930 hasta inicios de la década de 2000)
Las primeras iniciativas. De fines de la década de 1930 hasta fines de la década de 1950
En los años posteriores a la creación del Parque hubo algunos intentos de proveerlo de
infraestructura y equipamiento para la atención del visitante y de esta manera cumplir con la
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finalidad turística. Por entonces, la infraestructura de caminos resultaba una cuestión
fundamental para la repartición a cargo de su administración. Al respecto, visto el glaciar
Perito Moreno como el principal atractivo y belleza del área, la apertura de un camino hacia él
aparecía como una de las necesidades más importante (ya considerada así en la gestación del
Parque, como pudo observarse en el Informe de la Comisión Exploradora) (DPN, 1940). A su
vez, el entonces gobernador del Territorio Nacional, Teniente de Fragata Gregores, solicitó a
la Dirección de Parques Nacionales la construcción de un hotel frente a ese glaciar (DPN,
1942); a pesar de las acciones que se llevaron adelante, la construcción del hotel no se realizó.
Después de casi diez años de su creación, el Parque recibe un primer gran impulso
cuando se encontraba al frente de la Administración General de Parques Nacionales y
Turismo (AGPNyT), dependiente del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, el Teniente
Coronel Napoleón A. Irusta (Cousido, 2003). En efecto, recién a principios del año 1946, en
la localidad de El Calafate6, la Administración inicia las obras de construcción del edificio de
la Intendencia, la casa del intendente y la de los empleados (AGPNyT, 1947). Con estas
construcciones se inicia una nueva etapa del Parque; instalaciones que permitieron brindar y
mejorar sustancialmente los servicios administrativos y técnicos casi inexistentes hasta
entonces. También se inicia una nueva etapa para El Calafate como centro administrativo del
Parque. Cabe destacar, que el asentamiento definitivo de la Intendencia del Parque en El
Calafate sentó el precedente de establecer en ese pueblo toda actividad que no fuera
estrictamente necesaria para la atención del visitante “in situ” (Parque). Como se verá más
adelante, eso conllevará importantes implicancias en la organización turística del área: por un
lado, condicionará la conformación de El Calafate como centro de apoyo y servicios turísticos
y, por el otro, servirá para construir y reforzar al Parque como “fuente” de los principales
atractivos naturales.
Durante el año siguiente, en 1947, las obras y acciones destinadas a promover el
progreso del Parque continuaron. Entre ellas, la construcción de la portada de ingreso al
Parque, la instalación en cercanías del lago Roca de una casilla para personal del Parque, la
inversión en trabajos de reparación y conservación de los distintos edificios de propiedad de 6 Localizada sobre la margen sur del lago Argentino y al pie del cerro Calafate y a 80 km. del Parque. Este núcleo de población había iniciado su formación a principios de la década de 1910, en el período de auge del ciclo lanero, como parador destinado a prestar servicios en el camino de la lana y cueros entre la cordillera de los Andes y el puerto de Río Gallegos y otros puertos del Atlántico. El 7 de diciembre de 1927, mediante decreto nacional, se crea el pueblo que finalmente se denomina El Calafate (puesto que durante varios años se lo llamaba indistintamente Lago Argentino, Calafate o El Calafate).
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la Repartición, el estudio del trazado de un camino que uniera El Calafate con el brazo Rico
del lago Argentino y el glaciar Moreno, la mejora del camino de acceso al Parque y la
construcción de un puente sobre el río Mitre (AGPNyT, 1948; Cousido, 2003). Se trata de
instalaciones necesarias que sirven para cumplir las funciones de administración y
preservación de la naturaleza, pero, al mismo tiempo, para permitir y mejorar el acceso de
turistas al área. También, la Repartición cumplió un papel muy importante en el apoyo al
crecimiento del pueblo. Al respecto, construyó un puente sobre el arroyo El Calafate
liberando el acceso al área del lago Argentino ya que en épocas de deshielo los
desbordamientos del arroyo dejaban incomunicada a la población del lugar y mejoró el
camino de acceso al puente; también construyó un puente sobre el río Rico en la por entonces
colonia agrícola- pastoril Perito Moreno, beneficiando a la población que residía allí
(AGPNyT, 1948). Puede decirse que esas obras tendientes a beneficiar a la población local
servirán a su vez para cumplir la finalidad turística de acceso al área. En la concreción de esas
obras viales debe reconocerse el importante papel que cumplió la oficina de vialidad
dependiente del Estado nacional. Esta institución, creada en 1932, fue la encargada en los
Territorios Nacionales de la construcción y conservación de la red troncal y de las redes
complementarias7 (Schlüter, 1996).
Por aquellos años, el área era poco visitada por turistas. En el año 1946 el Parque
recibió 15 turistas, alcanzando el total acumulado desde 1941 a 399 turistas. Los insuficientes
equipamientos y servicios en general producían una práctica turística limitada e incipiente; los
turistas viajaban por cuenta propia, principalmente en automóvil particular (AGPNyT, 1947).
Ya por entonces, la “visita obligada” era la visita al glaciar Perito Moreno. El
conocimiento de las características peculiares de su dinámica y del relativo fácil acceso, con
relación a otros glaciares de la zona y el mundo, son los aspectos que justificaban su
reconocimiento y valorización como atractivo principal del área (como continúa hasta
nuestros días). Para acceder al glaciar, los turistas tenían que llegar en vehículo hasta el río
Mitre, y si éste no estaba muy crecido, cruzarlo y continuar a caballo (que se conseguían en
préstamo en una estancia llamada Los Ventisqueros, próxima a la portada de ingreso del
Parque) (Cousido, 2003; Godoy, 2000). Esta visita no fue únicamente una actividad realizada 7 Un camino que construyó esta institución, que será clave en los comienzos del turismo en el área, fue la ruta nacional complementaria N° 0 de la ruta nacional troncal N° 40 que en dirección hacia el oeste pasa por El Calafate y se dirige hasta la estancia La Jerónima (en el suroeste) y Punta Bandera (en el noroeste) (Comisión de Fomento de Calafate, 1970).
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de forma independiente por los turistas. Hasta la construcción del camino al glaciar y la
aparición de los primeros servicios de traslado, en la década de 1960, la Intendencia del
Parque cumplió un papel importante en su desarrollo como en la definición de sus
características. Otra zona visitada por turistas era la del lago Roca, también en el sector sur
del Parque. El tramo de la ruta nacional complementaria N° 0 (actual ruta provincial Nº 15)
entre El Calafate y la estancia La Jerónima (actual Nibepo Aike) permitía el acceso a la zona.
Allí los turistas contaban con un área de acampe libre, la primera del Parque (conocida
entonces como camping La Jerónima).
Con la adquisición de la primera lancha, en la década de 1950, para el servicio de
navegación en el lago Argentino, la Intendencia del Parque empieza a ofrecer excursiones
lacustres para la observación y contemplación de los glaciares (AGPNyT, 1950; Cousido,
2003). Las excursiones tenían como lugar de embarque a Punta Bandera y consistían en
navegar el canal de Los Témpanos, para la vista de los glaciares Perito Moreno y Ameghino,
y el brazo Norte de dicho lago para la vista de los glaciares Upsala y Spegazzini. También la
Intendencia brindaba a los turistas, con ómnibus de su propiedad, el servicio de traslado hasta
el embarcadero.
Nuevos impulsos y actores sociales en la valorización del área para el turismo. De fines de
la década de 1950 hasta fines de la década de 1970 Hacia fines de la década de 1950 comienzan los trabajos de construcción de un camino
de montaña (de aproximadamente 30 km. de extensión), entre la portada de ingreso al Parque
y el glaciar Perito Moreno, los que finalizaron en 1962 (Cousido, 2003; Godoy, 2000). Casi
tres décadas pasaron para que se concretara una de las obras de infraestructura más buscada y
solicitada. La construcción de este camino puede considerarse un hecho clave que inicia una
nueva etapa en el proceso de valorización turística del área. Con el camino, el acceso al
Parque adquiere nuevas características. La visita al glaciar Perito Moreno, que hasta entonces
se realizaba a caballo, podía hacerse ahora con transporte automotor particular o con el
servicio de traslado en ómnibus que empieza a ofrecer la Administración del Parque
(Cousido, 2003). Al tiempo que este acceso terrestre al glaciar viabilizaba el ingreso de mayor
número de personas y en menor tiempo, sirvió para reforzar aún más el interés turístico del
área.
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También, a partir 1962, la Administración central comienza a ofrecer excursiones
organizadas para visitar el área del Parque. Estas excursiones, que se denominaban
“excursiones culturales”, se promocionaban y vendían en Buenos Aires, y tenían un máximo
de 22 pasajeros. Estas excursiones incluían el traslado aéreo con Aerolíneas Argentinas hasta
el aeródromo de Lago Argentino, en El Calafate, y un conjunto de servicios ofrecidos por la
Intendencia del Parque (Godoy, 2000). La temporada turística duraba aproximadamente 60
días, prolongándose desde la primera semana de enero hasta fines de febrero (Cousido, 2003).
Permitir a los turistas el acceso lacustre a los glaciares desde Puerto Bandera y el
acceso terrestre al glaciar Perito Moreno y al lago Roca, a través de infraestructura y servicios
de excursiones, contribuirá a definir a la zona norte y sur de la península Magallanes y a la
zona del lago Roca (todas del sector sur del Parque) como “las” áreas de uso turístico, en
torno a las cuales se concentrarán gran parte de las sucesivas acciones vinculadas a la
organización de dicho uso. Estas acciones también participarán en la definición de los
atractivos localizados fuera del área del Parque, en las proximidades de la localidad de El
Calafate, como Cuevas del Gualicho (con pinturas rupestres) y Cerro Calafate.
Simultáneamente a la explícita intención de las acciones del Estado nacional de
promover el turismo en el área, no puede dejar de destacarse las primeras iniciativas de
algunos particulares, pobladores de la localidad de El Calafate. La llegada de turistas a El
Calafate, que viajaban por cuenta propia, fue generando de forma espontánea, por quienes
disponían de vehículo, tiempo e interés de hacerlo, la prestación de servicios de traslado al
glaciar Perito Moreno. Interlagos Turismo fue la primer empresa privada de transporte de
pasajeros destinada a ofrecer excursiones por la zona (creada oficialmente en 1967) (Godoy,
2000). Fue esta empresa, también, la que comenzó a dar servicios a las primeras empresas de
viajes- turismo que se crearon en la localidad, como la del Sr. Fco. Cárdenas- C.C.3 y la de
Berberena. Estas empresas ofrecían diversas excursiones (Parisi y Carrasco, 1968).
Por aquellos años, el interés por promover el turismo ya no era sólo del Estado a nivel
nacional. El Estado a nivel provincial también empieza a participar activamente en el
desarrollo turístico del área llevando a cabo un conjunto de acciones con el objetivo principal
de desarrollar la función de centro turístico de El Calafate. El turismo empieza a ser visto
como el principal instrumento que desencadenaría una nueva etapa de desarrollo de El
Calafate.
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Las insuficientes capacidad de alojamiento turístico y de infraestructura de accesos
constituyen dos preocupaciones fundamentales en torno a las cuales se van a orientar las
acciones del gobierno. La localidad de El Calafate continuaba siendo un centro de atención y
servicios del Parque muy limitado, que contaba con siete hoteles muy simples destinados a la
población rural de la zona (Alonso, 1997; Schlüter, 2001; Comisión de Fomento de Calafate,
1970). El alojamiento turístico en carpa en forma libre, en un área próxima al arroyo Calafate,
era una modalidad de alojamiento difundida ante la escasa oferta hotelera (Comisión de
Fomento de Calafate, 1970). Por otra parte, el área de mayor interés turístico, la del glaciar
Perito Moreno, carecía de infraestructura y equipamientos que permitiesen la permanencia de
los turistas en la misma.
Vinculado al interés por mejorar la capacidad de alojamiento, el gobierno provincial
realizó inversiones para crear una dependencia en El Calafate denominada “Complejo
Turístico Lago Argentino” encargada de contralor del funcionamiento de moteles y confitería-
grill en la localidad de El Calafate y confitería y cabañas en un área frente al glaciar Perito
Moreno (Comisión de Fomento de Calafate, 1970; Entrevista a funcionario de la Intendencia
del Parque Nacional, febrero de 2006); la institución que se hace cargo de la explotación de
las instalaciones de ese complejo es el Automóvil Club Argentino. El Complejo aumenta de
forma significativa la capacidad de alojamiento turístico en el área (Schlüter, 2001).
Esa entidad, también firma un convenio con la Dirección Provincial de Vialidad, a
pedido de la Comisión de Fomento de El Calafate, para desarrollar en El Calafate un camping
para sus asociados “como apoyo de la ruta nacional complementaria “0” y la provincial 1505
(actual ruta provincial N° 11) que dicha Dirección Vial está construyendo con cooperación de
Parques Nacionales” (Comisión de Fomento de Calafate 1970: 199). De esta manera, el
Automóvil Club Argentino también tendrá un papel importante en el desarrollo turístico del
área. No sólo colaborará en ese desarrollo con sus grupos organizados sino también con la
promoción del turismo en automóvil (Godoy, 2000).
Por otra parte, vinculado al interés por mejorar el acceso terrestre al área, el gobierno
de la Provincia realiza inversiones en infraestructura vial, como las mejoras del tramo río
Mitre- glaciar Perito Moreno y la (ya mencionada) construcción de la ruta provincial 1505
desde El Calafate a cerro Buenos Aires (Parisi y Carrasco, 1968), y la pavimentación de la
calle principal de la localidad (Av. Del Libertador) (Gobierno de la provincia de Santa Cruz,
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1969). En la década de 1970 comienza la construcción de la ruta asfáltica entre El Calafate y
Río Gallegos (Cousido, 2003).
La infraestructura de accesos al área y a la localidad (como la ruta nacional N° 40 y
los caminos complementarios que van de ésta a la cordillera) y la red de caminos
complementarios que parten desde esa localidad hacia los puntos de mayor atracción (como el
área del glaciar Perito Moreno, Punta Bandera y lago Roca) serán contempladas en forma
creciente por la política pública, tanto en los planes de Vialidad provincial como en los de
Vialidad nacional. Desarrollar y acentuar la incipiente función de centro turístico de El
Calafate y fomentar la atracción de una corriente mayor de turistas constituye los propósitos
de esa política (Comisión de Fomento de Calafate, 1970).
En este contexto El Calafate se irá transformando de centro de abastecimiento para la
población rural dedicada a la actividad ganadera, en centro turístico, a partir de la
organización de los servicios necesarios para la visita a los atractivos que la rodean, gran parte
de ellos ubicados en el área del Parque. Esa transformación fue posible también por el
creciente interés que el turismo generaba en los inversores privados, principalmente de la
provincia de Santa Cruz (Artesi, 2003). Puede decirse, entonces, que desde fines de la década
de 1960 el turismo fue apareciendo en el área, y promocionándose por el gobierno provincial
y local, como una alternativa y un complemento de desarrollo -en un contexto de fuerte
estancamiento y crisis de la actividad ganadera ovina y, simultáneamente, de crecimiento de
la llegada de turistas- y una fuente de ingresos y ocupaciones directas e indirectas.
La década de 1970 se inicia con el lanzamiento, por el gobierno provincial, de la
primera temporada turística de El Calafate (en 1972) con fuegos artificiales, espectáculos y
una regata a vela de Punta Bandera al glaciar Perito Moreno (Artesi, 2003; Godoy, 2000).
También se inauguró un camping municipal y un centro de informes a la entrada de la
localidad (Godoy, 2000). Por su parte, el gobierno nacional asignó partidas económicas para
el mejoramiento de la infraestructura y del equipamiento existente: hoteles, muelle de Punta
Bandera, aeropuerto, caminos, etc. (Alonso, 1997; Artesi, 2003). Asimismo, empresas de
turismo empezaron a ofrecer el producto “glaciares” en el mercado (Godoy, 2000).
El interés creciente por el desarrollo del turismo en el área también puede advertirse en
los informes técnico- profesionales vinculados a la planificación pública del desarrollo en
general y del desarrollo turístico en particular. A modo de ejemplo, puede citarse el
“Párrafos Geográficos” Volumen 6 N° 1
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documento: “Bases para un programa de desarrollo provincial” (Gobierno de Santa Cruz,
1974). En éste se propone al área “Lago Argentino-Lago Viedma” como área prioritaria de
desarrollo turístico provincial donde centralizar el esfuerzo vinculado al desarrollo de
infraestructuras turísticas y de transportes; al tiempo que se propone el área a desarrollar,
también se define el mercado hacia el cual se tendría que orientar: el extraprovincial y,
principalmente, el internacional. La importancia asignada al área como área prioritaria de
desarrollo turístico también aparece en los primeros documentos elaborados sobre el
desarrollo turístico de la Patagonia (Consejo Federal de Inversiones, 1986).
Por otra parte, la sanción de la Ley Provincial de Turismo Nº 1045, en 1976, permitió
contar con el instrumento legal necesario para acentuar el desarrollo del turismo en el área. La
Subsecretaría de Turismo tendrá aquí un papel destacado en ese sentido, especialmente a
partir de la década de 1980 (Cousido, 2003). También, el Organismo Nacional de Turismo
tuvo un papel importante en la promoción turística: “en 1979 se puso en marcha en la
Patagonia, el Operativo Turístico Frontera Austral. Su propósito fue impulsar el uso turístico
del lago Argentino (Provincia de Santa Cruz) y de la ciudad de Ushuaia (Provincia de Tierra
del Fuego). Esto dio origen a la creación del Corredor Turístico Austral” (Schlüter 1996:
281).
La redefinición y consolidación del perfil turístico del destino. De fines de la década de
1970 hasta inicios de la década de 2000 La década del ochenta muestra un importante crecimiento en El Calafate de las
inversiones privadas en materia de turismo, en correlación con el crecimiento observado en la
demanda8. En efecto, el incremento significativo de la llegada de turistas a la localidad de El
Calafate motivó a inversores privados de la provincia y externos a la misma a ofrecer
servicios de alojamiento de diverso tipo (hoteles, hosterías, cabañas, albergues, etc.), de
transporte, de agencias de viajes, etc., conllevando un crecimiento significativo en la oferta.
Al mismo tiempo, la apuesta al turismo por el Estado se torna más fuerte y activa con el
incremento de los proyectos de obras y las inversiones en infraestructura básica, de servicios y
8 La información estadística recopilada por la Subsecretaría de Turismo de la provincia de Santa Cruz permite constatar esta afirmación: durante la temporada 1972/1973 El Calafate recibió a 9.567 visitantes. Esta última cifra se incrementó significativamente, durante la temporada 1987/1988, a 22.600 llegadas; y a 31.091 llegadas, durante la temporada 1988/1989.
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turística en general realizados por el gobierno provincial9 directamente o a través de la
Municipalidad de El Calafate.
Esta transformación de El Calafate como centro turístico de la zona no puede
comprenderse sin las transformaciones que se producen en el área del Parque, valorizada
como principal “fuente” de atractivos de la zona. Así, la conformación de El Calafate como
centro turístico será acompañada por una profundización del proceso de valorización turística
del área del Parque, con el aumento sustancial de la oferta de infraestructuras, equipamientos
y servicios turísticos; a su vez, las actuaciones oficiales en materia de promoción aumentan y
se intensifican.
Este proceso, en parte, se vincula con la organización por parte de la APN de la
prestación de servicios turísticos a través de la emisión de autorizaciones de instalaciones y
actividades y de la entrega en concesión la explotación de áreas y servicios. Una de las
iniciativas es el otorgamiento a un particular (René Fernández Campbell) de un permiso para
la prestación del servicio de excursiones lacustres, que partían desde Punta Bandera, para la
navegación del brazo norte del lago Argentino (Entrevista a funcionario de la Intendencia del
Parque Nacional, febrero de 2006). Otra iniciativa se produce en 1978 con la entrega en
concesión de la explotación de un edificio (de propiedad de la Administración) como hostería
(denominada Cerro Fitz Roy) en la zona norte del Parque, el que inauguró sus servicios en
1980 (Godoy, 2000). Este tipo de acciones, como se vera más adelante, tomarán mayor
impulso a principios de la década de 1990.
Por otra parte, también hacia fines de la década de 1970, el Servicio Nacional de
Parques Nacionales (SNPN) lleva adelante el pedido de incorporación del Parque Nacional en
la lista oficial de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Como consecuencia de estas
gestiones, en 1981 la UNESCO designa al Parque Nacional como Patrimonio Natural de la
Humanidad. Esta designación permitió aumentar de forma significativa la visibilidad turística
del destino, dadas las acciones de promoción desde la Convención sobre Patrimonio Mundial,
el Estado y el sector privado, y en todos los casos, la “descripción técnica” de los atributos
9 En el documento “Regiones plan y sectores punta” se presenta a la actividad turística como el sector que “llevará a consolidar a El Calafate (Lago Argentino y zona de influencia) como punto gravitatorio del turismo no sólo nacional (patagonia austral) sino internacional y, de esta manera, a transformarse en dinamizadora del desarrollo provincial y cordillerano en especial” (Subsecretaría de Estado de Planeamiento 1983: 68). Otra institución que también participará en la promoción del desarrollo turístico del área es el Consejo Federal de Inversiones; en 1982 elabora el “Plan integral de desarrollo turístico para la zona internacional “Los Glaciares”- Calafate” (Consejo Federal de Inversiones, 1986).
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naturales del Parque (características de los glaciares, de la vegetación, de los suelos y de la
historia natural del área) (SNPN, 1979), que se realizó para pedir la inclusión del Parque en la
lista de Patrimonios Naturales de la Humanidad, oficializada en la instancia de
patrimonialización, ha brindado los argumentos necesarios para la consolidación de su
atractividad turística (Almirón, Bertoncello y Troncoso, 2006).
A estas acciones de la Administración central deben sumarse las llevadas adelante por
la Secretaría de Turismo de la Nación10. Esta institución destina fondos para mejorar la
infraestructura para la atención y permanencia del visitante en el área, a partir de las
siguientes obras: la portada y oficina de cobro de ingreso (frente a la seccional Río Mitre, en
el corredor de acceso al glaciar Perito Moreno), dos áreas de acampe con servicios: el
campamento Río Mitre, a 3 km. de la portada de ingreso y unos 27 km. del glaciar y el
camping Bahía Escondida, a unos 7 km. del glaciar (ambos en el corredor de acceso al glaciar
Perito Moreno), el sistema de pasarelas- miradores, sanitarios públicos y sala de primeros
auxilios frente al glaciar Perito Moreno (APN, 1997).
En 1988, mientras se estaban realizando las obras del sistema de pasarelas y
miradores, el glaciar Perito Moreno comienza la fractura y posterior desmoronamiento de las
masas de hielo; la ocurrencia de este fenómeno natural, denominado comúnmente ruptura, no
era una novedad ya que había sido registrado y observado por especialistas en varias
ocasiones (Laboratorio de Glaciología. http://glaciologia.cl/moreno.html). Siendo considerado
el principal atractivo del área, la Secretaría de Turismo de la Nación realiza un conjunto de
gestiones para que la ruptura del glaciar fuese, por primera vez, “captada” por las cámaras de
medios de comunicación gráficos y televisivos, tanto nacionales como internacionales (La
opinión austral, 18 de febrero de 1988; Clarín, 18 de febrero de 1988; Entrevista a funcionario
de la Secretaría de Turismo de la Nación, 2005). Así, fotografías y filmaciones del
rompimiento del glaciar dieron la vuelta al mundo. Estas acciones de promoción son
consideradas claves para consolidar al glaciar Perito Moreno como el atractivo emblemático
del área; al tiempo que son vistas como uno de los puntos de inflexión más importantes en el
despegue del turismo en el destino (Entrevistas a funcionarios de la Intendencia del Parque
Nacional y de la Secretaría de Turismo de El Calafate, febrero de 2006). 10 Vinculado al interés por desarrollar el turismo en el área, esta institución elabora en 1982 el primer programa de desarrollo turístico para el área: “Programa de desarrollo turístico de los tres grandes lagos”. En este programa, una de las acciones que se propone es el desarrollo turístico de la zona del Fitz Roy (Consejo Federal de Inversiones, 1986); zona hasta entonces no organizada para el uso turístico.
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Figura 2. Ruptura del glaciar Perito Moreno, marzo de 2004
Fuente: http://www.enjoy-patagonia.org
Por entonces, también, el accionar de la APN vinculado a las concesiones para la
explotación de áreas y servicios adquiere un mayor impulso con la entrega de tres nuevas
concesiones: la del Camping Lago Roca, la de René Fernández Campbell, y la de Hielo y
Aventura S.A. (APN, 1997). La primera de ellas, consistió en la entrega en concesión de un
área sobre la margen sur del lago Roca (en la Reserva Nacional Zona Roca) para su
explotación como área de acampe denominado Camping Lago Roca. Con esta concesión, la
“zona del Lago Roca” fue nuevamente objeto de organización para el uso turístico. Si bien en
la zona ya existía un campamento educativo manejado por la Provincia11 y un camping libre,
la nueva oferta vino a reforzar la modalidad de apropiación turística de la zona, que giraba
(desde los inicios del turismo en el área) en torno principalmente a las actividades de
campamentismo y de pesca. Así, la afluencia de turistas al área seguirá estando
fundamentalmente constituida por campamentistas y pescadores (APN, 1997). En los últimos
años, los recorridos por el bosque o por la costa del lago, las visitas a pinturas rupestres, los
ascensos a cerro de los Cristales, las caminatas a la laguna 3 de Abril, los paseos en bicicleta o
a caballo, son prácticas que se vienen desarrollando en forma creciente.
Por su parte, la empresa René Fernández Campbell obtiene la concesión del servicio
de navegación del brazo norte del lago Argentino hasta el frente del glaciar Upsala y
11 La Subsecretaría de Deportes y Recreación provincial posee un permiso de uso otorgado por la Administración de Parques Nacionales. Dicho permiso está destinado a grupos infanto-juveniles y de tercera edad con fines sociales (Delegación Regional Patagonia- Intendencia del Parque Nacional, 2002).
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desembarco en bahía Onelli para visitar el lago del mismo nombre y almorzar en un
restaurante perteneciente al mismo concesionario. A partir de mediados de la década de 1990,
el desprendimiento de grandes masas de hielo del glaciar Upsala, que determinó -por períodos
de extensión variable- la imposibilidad de navegación del brazo Upsala del lago Argentino,
dio lugar a la organización de una excursión alternativa de importancia similar a la anterior.
Se autorizó al concesionario un servicio de excursión lacustre hacia el sur que consistía en la
navegación del canal de los Témpanos para la vista de la pared norte del glaciar Perito
Moreno (APN, 1997; Delegación Regional Patagonia- Intendencia del Parque Nacional,
2002).
Este servicio de transporte lacustre se fue transformando cada vez más en un servicio
de excursiones lacustres con desembarcos en distintos puntos de interés turístico. En 1999 la
APN autorizó a la empresa a ofrecer siete circuitos con desembarco y actividades en tierra,
ampliando así la oferta inicial autorizada por pliego que comprendía tres circuitos. Los
circuitos autorizados son los siguientes: a) Punta Bandera- Upsala- Onelli; b) Punta Bandera-
Onelli- Spegazzini- Puerto Las Vacas; c) Punta Bandera- Canal Cristina- Bahía del Instituto
del Hielo Continental- Puerto Moreno; d) Punta Bandera- Punta Avellaneda- Bahía del Toro-
Puerto Moreno- Cerro Negro; e) Punta Bandera- Puerto Moreno; f) Puerto Moreno- Seno
Mayo- Bahía Cerro Negro; y g) Puerto Moreno- Canal de los Témpanos (Delegación
Regional Patagonia- Intendencia del Parque Nacional, 2002). Actualmente, la empresa
también ofrece otro circuito que, partiendo del Puerto de la Cruz situado en Punta Bandera,
navega el brazo Upsala para llegar al frente del glaciar Upsala y arriba a la estancia La
Cristina que ofrece varios servicios de excursión (travesías en vehículos 4x4, cabalgatas,
caminatas, etc.) y servicio de almuerzo (Entrevista a funcionario de la Intendencia del Parque
Nacional, febrero de 2006).
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Figura 3. Navegación en el canal de Los Témpanos del lago Argentino
Fuente: http://www.turismo.elcalafate.gov.ar
Por último, la empresa Hielo y Aventura S.A. obtiene la concesión del servicio de
navegación del brazo Rico del lago Argentino. Desde los inicios de la concesión, la empresa
ofrece dos excursiones: “Safari Náutico” que consiste en la navegación del brazo Rico para la
vista de la pared sur del glaciar Perito Moreno; y la excursión “Minitrekking” que consiste en
la navegación del brazo Rico para la vista de la pared sur del glaciar Moreno con el
desembarco en la costa sudoeste del brazo para iniciar una caminata hasta el glaciar Perito
Moreno y finalmente una caminata guiada sobre el mismo. A fines de 2005, en el contexto de
un marcado crecimiento de la demanda, la empresa sumó a la oferta existente dos nuevas
excursiones: a) “Big Ice, viaje al centro del glaciar” que consiste en una caminata guiada de
siete horas, cuatro de ellas sobre el glaciar Perito Moreno para apreciar una variedad de
formaciones de la masa de hielo como cuevas, grietas, sumideros y pequeñas lagunas; y b)
“Brazo Sur, glaciares colgantes” que consiste en la navegación del brazo sur del lago
Argentino y el desembarco para acceder a un mirador cercado al puesto de la estancia Nibepo
Aike y divisar los cerros Stockes, Cubo, Dedo del César, Adriana, Castillo, entre otros, y los
glaciares Grande, Frías y varios glaciares colgantes.
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Figura 4. Caminata sobre el glaciar Perito Moreno
Fuente: http://www.enjoy-patagonia.org
Hacia fines de la década del noventa, la APN autoriza a la empresa de viajes y turismo
Helsingfors la organización y prestación de un servicio de excursión lacustre sobre el lago
Viedma para la vista del frente de este glaciar que incluye la posibilidad de desembarco en la
estancia Helsingfors. En pocos años ese permiso es entregado a la empresa Patagonia
Aventura, también para la prestación de un servicio de excursión lacustre sobre el lago
Viedma. Además de la vista del frente del glaciar Viedma, esta excursión también incluía una
caminata sobre este último. Con el desarrollo de estos servicios de excursión una nueva área
del Parque, hasta entonces no valorizada para el turismo, es incorporada al uso turístico. Esta
incorporación se consolida más aún en el año 2003 con la entrega en concesión para la
explotación del área y servicio a la empresa que contó con el segundo permiso (Patagonia
Aventura) (Entrevista a funcionario de la Intendencia del Parque Nacional, febrero de 2006).
A su vez, otros proyectos relacionados con la prestación de servicios turísticos en el
área del Parque se desarrollan. En términos generales, estos proyectos consisten en inducir la
prestación de servicios a los visitantes en los establecimientos rurales ubicados en las
Reservas Nacionales del área protegida. La APN lleva adelante esta política de reconversión
de los establecimientos rurales a la actividad turística como una forma de generar un
complemento o alternativa económica para sus titulares que permita reducir o eliminar la
presencia de ganado en el área una vez que las ganancias por turismo lo permitan (APN,
1997; Delegación Regional Patagonia- Intendencia del Parque Nacional, 2002). Si bien en la
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segunda mitad de la década de 1980 se encuentra los inicios de esa política de reconversión, el
desarrollo de proyectos turísticos en las estancias toma mayor impulso a partir de la década de
199012.
Interesa señalar aquí que la entrega en concesión de áreas y servicios y la emisión de
permisos para la explotación turística por la APN conlleva una importante ampliación y
diversificación de la oferta de equipamientos y servicios turísticos en el área del Parque,
reforzando aún más su carácter de “fuente” de atractivos principales. Más excursiones se
agregaban a la oferta existente. Servicios de alojamiento y restauración, inexistentes en las
áreas de Reserva Nacional, se desarrollan. Nuevas infraestructuras y equipamientos se
construyen. Así, nuevas áreas del Parque son valorizadas para (y por) el turismo. Al tiempo
que arreglos espaciales o constructos existentes (como senderos originados a partir de la
actividad ganadera o los establecimientos vinculados a esa actividad desde principios del siglo
XX) se funcionalizan para el uso turístico, nuevos circuitos, recorridos, caminos, miradores y
equipamientos, se construyen. Todos ellos proporcionan los “soportes” materiales que definen
aquellos rasgos naturales del área que son valorizados para un uso turístico. A su vez, además
de la actividades de contemplación y observación (claves en la práctica turística en sus inicios
como en la actualidad), nuevas actividades se organizan, promocionan y practican cada vez
más: principalmente las caminatas y cabalgatas. Todas ellas, que en más de un caso se
complementan, participan en la definición de los atractivos del área y, al mismo tiempo,
concretan las modalidades en que se lleva a cabo su consumo turístico.
Por otra parte, no se puede dejar de mencionar la participación de la Provincia en este
proceso de consolidación del turismo en el destino. Una de las acciones en este sentido, es la
construcción de un nuevo restaurante, en el área del glaciar Perito Moreno, que entrega en
concesión la explotación del servicio a un particular. En pocos años, este concesionario
incluyó un pequeño servicio de snack bar en un área próxima a las pasarelas- miradores. Este
servicio surgió para satisfacer la demanda de los visitantes que pasan varias horas en el
sistema de pasarelas- miradores para observar el glaciar Perito Moreno (Delegación Regional
Patagonia- Intendencia del Parque Nacional, 1997). Otra de las acciones del gobierno de la
Provincia, aunque no vinculadas directamente con el turismo, pero que tendrán implicancias
en ese proceso de consolidación, es la creación del pueblo de El Chaltén, en 1985 por Ley 12 Por limitaciones de espacio el tema de las estancias turísticas del Parque no se desarrolla en profundidad en este texto.
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provincial Nº 1.771, (en la confluencia de los ríos Fitz Roy y De las Vueltas) en el límite Este
de la Reserva Nacional Zona Viedma13, debido al conflicto de límites con Chile iniciado a
fines de la década de 1980 (Delegación Regional Patagonia, 2004). A partir de la creación del
pueblo, la zona norte del Parque recibe una importante afluencia de visitantes, la que se ha
incrementado notablemente en los últimos años.
Figura 5. Vista de los cerros Fitz Roy y Torre desde ruta provincial Nº 23
Fuente: http://www.todocalafate.com/elchalten_fotos.php
Senderos y campamentos constituyen la principal oferta que brinda esta zona del
Parque a los visitantes, complementaria a la oferta comunal. Son precisamente esos arreglos
espaciales, que orientan y posibilitan ciertas prácticas y no otras, los que imprimen una
especificidad turística al área vinculada a las actividades que “comprometen” el cuerpo físico,
como las caminatas y las escaladas. Al mismo tiempo, son esos arreglos los que materializan
qué rasgos se convierten en atractivos y definen (a partir de su ubicación) qué aspectos de los
mismos son pasibles de ser “mirados”. Casi todos los senderos que parten desde El Chaltén
hacia la cordillera, atraviesan mayormente bosques, se acercan hacia las montañas y acaban
en puntos panorámicos14.
13 Por Ley Nº 23.766/89 se desafectaron 135 h. de dicha Reserva para el ejido municipal del pueblo. 14 Por limitaciones de espacio la situación de El Chaltén y su área de influencia no se aborda en profundidad en este texto.
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Cabe mencionar, por último, dos actuaciones más recientes del gobierno provincial
vinculadas al turismo en la margen norte del lago Viedma15 . Una de ellas es la mejora del
camino de acceso que une la ruta provincial N° 23 con la Bahía Túnel (Entrevista a
funcionario de la Intendencia del Parque Nacional, marzo de 2006); la otra, es la construcción
de un puerto lacustre y una sala de pre-embarque con servicio de restaurante- confitería
(Delegación Regional Patagonia, s.f.). De esta forma, el gobierno provincial construye
infraestructura y equipamiento que sirven de apoyo a las excursiones lacustres ofrecidas por la
empresa Patagonia Aventura; así, con estos servicios y equipamientos, una nueva área del
Parque es incorporada al uso turístico.
Finalmente, cabe considerar la situación de la localidad de El Calafate. Es en la década
del noventa que se produce el despegue del turismo en El Calafate16. Este significativo
crecimiento del turismo que ha experimentado la localidad la ha convertido en un centro
turístico de creciente importancia nacional y con buenas perspectivas de posicionamiento a
nivel internacional.
En su consolidación como centro turístico del destino las acciones del Estado han sido
importantes. En este sentido, cabe señalar la construcción por parte del gobierno provincial de
tres obras de infraestructura: la terminal de ómnibus y el aeropuerto (sobre la pista existente),
a principios de la década; y la pavimentación del tramo de la ruta provincial N° 11 que une la
localidad con la entrada al Parque Nacional hacia fines de esa década (Cousido, 2003).
Cabe destacar también el trabajo de promoción llevado adelante por la primera entidad
municipal creada en la localidad: la EMCATUR (Ente Municipal Calafate Turística), que
nucleaba al sector hotelero, transportes, agentes de viajes, a la Cámara de Comercio local y a
la Subsecretaría de Turismo de la provincia; luego continuado por la Secretaría de Turismo de
la Municipalidad de El Calafate (Entrevista a funcionario de la Secretaría de Turismo de El
15 El gobierno contó para ello con la desafectación de un área de 30 ha. de la Reserva Nacional Zona Viedma, mediante la Ley 23.766/89, destinada a crear Villa Bahía Túnel (a 10 km. al sur de El Chaltén) (Delegación Regional Patagonia, s.f.). 16 La información estadística recopilada por la Secretaría de Turismo de la Municipalidad de El Calafate permite corroborar dicha afirmación. En efecto, en la temporada 1991/1992 se registró una cifra de 40.171 visitantes; este ingreso supone un incremento nada despreciable si se tiene en cuenta las cifras registradas durante la década del ochenta. En las siguientes temporadas, el arribo de turistas no ha dejado de crecer, registrándose la cifra máxima en la temporada 1995/1996 con 56.288 llegadas, manteniéndose muy cercana hasta la temporada 2001/2002 con 52.004 llegadas. Otra información puede, asimismo, mostrar la creciente importancia de la actividad turística en la localidad. Las mismas fuentes informan que en El Calafate el total de plazas en la temporada 2001/2002 alcanza las 2.567, mientras que en la temporada 1993/1994 contaba con un total de 1.321 plazas, es decir que casi se duplicó la oferta en ocho años.
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Calafate, febrero de 2006). Diversos eslóganes se han creado a tal efecto: El Calafate,
Patagonia; El Calafate, Capital Nacional de los Glaciares; El Calafate, La Antesala al Paraíso;
El Calafate, Patagonia y Glaciares, etc.; estos han sido parte de diversos materiales de
promoción elaborados por los organismos de turismo municipal y provincial. Gran parte de
ellos apuntaban a crear una imagen más potente y global del destino que fuese más allá de su
principal atractivo: el glaciar Perito Moreno.
Acciones vinculadas a extender la temporada y la estadía turística, a promocionar
atractivos de la localidad o próximos a ella, a crear nuevos atractivos y orientar la provisión
de equipamientos y servicios a ellos vinculados, a promocionar la temporada invernal para
aumentar la rentabilidad de los servicios turísticos, etc. han sido importantes en este proceso
de consolidación de la localidad como centro turístico principal del destino. Estas acciones no
han sido exclusivas de las instituciones de gobierno provincial y local. La Cámara de
Comercio, Turismo, Industria y Afines local también ha tenido una participación importante
en la dinamización de la actividad turística. Una de las acciones en ese sentido ha consistido
en promover acuerdos con los prestadores de servicios, logrando el alargamiento de la
temporada turística de tres a nueve meses (Artesi, 2003). La ampliación de materiales de
promoción oficiales, la presencia constante del destino en ferias y encuentros promocionales,
en las que intervienen directamente las agencias de viajes y los organismos oficiales de
turismo (nacional, provincial y municipal), como la Expo Patagonia, la Feria Internacional de
Turismo y Buy Argentina, y en medios de comunicación, también han contribuido en su
consolidación.
Rasgos naturales y prácticas sociales en la construcción del destino y sus atractivos
El apartado anterior permite conocer las características de la valorización turística de
un área receptora de turistas: el Parque y Reserva Nacional Los Glaciares, y las localidades de
El Calafate y El Chaltén a él vinculadas, en términos de los procesos sociales concretos que
llevan a esta condición. La descripción realizada muestra que lo que hoy constituye los
atractivos turísticos principales del destino fue, en gran medida, definido (producción de
discursos mediante) en el proyecto de creación del Parque Nacional. La selección de ciertos
rasgos naturales (como los lagos Argentino y Viedma, los glaciares Perito Moreno y Upsala,
los cerros Fitz Roy y Torre), justificada por sus atributos considerados bellos, imponentes,
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excepcionales, etc., tuvo un papel importante en la gestación del área protegida. Precisamente
son esos rasgos naturales los que, con el tiempo, se transformarán en los atractivos principales
valorizados para y por el turismo. Esta ‘invención’ de los atractivos turísticos ha estado
estrechamente vinculada a los objetivos de preservación de la Dirección de Parques
Nacionales: preservar las bellezas naturales y volverlas accesibles a los visitantes eran dos
objetivos fuertemente articulados de la política de conservación de la naturaleza de dicho
organismo por entonces. La elección de ciertas cualidades consideradas bellezas naturales es
resultado de decisiones de determinados actores de la sociedad, ligada a determinadas pautas
y valores culturales que le otorgan sentido. Así, sólo algunos atributos naturales se
consideraron bellos y atractivos para el turismo, aquellos que respondían a un modelo de
paisaje magnífico, imponente y espectacular; al tiempo que otros atributos se dejaron de lado.
El objetivo de volver accesible las bellezas naturales del área al visitante dará lugar al
desarrollo de infraestructuras, equipamientos y servicios. La finalidad turística del área
protegida, al mismo tiempo, permitía cumplir con el objetivo de presencia efectiva del Estado
en esa área de frontera. Puede decirse, entonces, que ‘consagrados’ los atractivos fue
necesario el desarrollo de infraestructuras, equipamientos y servicios para posibilitar la
práctica turística. Se pudo observar que casi una década pasó desde la creación del Parque
para que las mismas comenzaran a concretarse.
Durante las primeras décadas, la organización del uso turístico del Parque fue llevada
adelante directamente por la Administración central y por su dependencia: la Intendencia del
Parque. Vialidad Nacional acompañará ese proceso con las acciones en materia de
infraestructura de acceso. Ambas instituciones del Estado nacional han sido claves en la
puesta en valor del área para el turismo a través de materializar las posibilidades y formas de
uso turístico. Los hechos que, tal vez, representan las formas más acabadas de esa
valorización, son la construcción del camino al área del glaciar Perito Moreno y la prestación
de servicios de excursiones.
Precisamente, el concepto ‘turístico’ de la política de conservación del organismo
encargado de la administración del área protegida será un elemento clave para la valorización
económica de la misma, puesto que la valorización turística plantea contradicciones a los
objetivos de conservación. Así, el ‘objetivo de disfrute’ del visitante abrirá paso, a partir de la
segunda mitad de la década de 1960, a la valorización económica del área protegida, y a la
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transformación de El Calafate como centro turístico de la misma, en un contexto social más
amplio de creciente desarrollo de la práctica turística y de las actividades económicas a ella
vinculadas y en un contexto provincial y local de crisis de la ganadería ovina. Y es, por
entonces, que el desarrollo del turismo en el área toma un nuevo impulso y adquiere nuevas
características a través de la participación de nuevos actores sociales. Iniciativas de
particulares que comienzan a prestar servicios a la práctica turística, así como las actuaciones
del gobierno provincial y local y las del Automóvil Club Argentino tendrán un papel
importante en ese proceso. Las actuaciones de esta última asociación han acompañado los
intereses del Estado provincial y local de promover el turismo en automóvil y ampliar la
prestación de servicios a los turistas.
Para el gobierno provincial y local el interés por el desarrollo del turismo en el área
radica en las posibilidades que él viabilizaba para el desarrollo socioeconómico. El turismo es
visto como una estrategia que permitiría dinamizar el desarrollo provincial, y cordillerano y
local en especial. En este sentido, ciertos elementos y rasgos naturales del lugar ‘consagrados’
como atractivos para el turismo comienzan a ser vistos como recursos valorizables por las
actividades económicas turísticas.
Ampliar la capacidad de alojamiento turístico y mejorar el acceso al área a través de
obras de infraestructura vial son las principales acciones que el gobierno provincial ha llevado
adelante para desarrollar la función de centro turístico de El Calafate y fomentar la atracción
de una corriente mayor de turistas. Mejorar la infraestructura básica y de servicios de la
localidad, directamente o a través del gobierno local, también se orientaba en ese sentido. En
el desarrollo de esa función los agentes económicos también tuvieron un papel destacado,
puesto que vieron en el turismo una actividad generadora de ingresos complementarios o
alternativos.
En el área del Parque, la valorización económica se procesó a través de la
desafectación de áreas a favor del gobierno provincial y de la prestación de servicios turísticos
a través de la emisión de autorizaciones de instalaciones y actividades y de la entrega en
concesión la explotación de áreas y servicios por parte de la APN. Primero, con la
desafectación de un área en el sector occidental de la Península Magallanes frente al glaciar
Perito Moreno para el desarrollo de infraestructura de atención al visitante. Más tarde, con la
entrega de permisos para la prestación de servicios (de excursión, de alojamiento y
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restauración) y la entrega en concesión de la explotación turística de áreas y servicios, y
nuevas desafectaciones (una de ellas para el ejido municipal del pueblo de El Chaltén y la otra
para la creación de Villa Bahía Túnel que dio lugar al desarrollo de infraestructura de atención
al visitante que sirven de apoyo para la prestación del servicio de excursiones lacustres en el
lago Viedma). Así, a través del turismo ciertas áreas del Parque son incorporadas al circuito
económico convirtiéndose en recursos valorizados por una actividad que viene teniendo cada
vez mayor importancia en nuestras economías.
Interesa señalar aquí que desde fines de la década de 1970 (aunque con mayor fuerza
desde fines de la década de 1980) la provisión de nuevos equipamientos, infraestructuras y
servicios al tiempo que materializó nuevas y más posibilidades de acceso y modalidades de
uso turístico también amplió y diversificó el conjunto de atractivos turísticos; son esos
constructos, y su configuración espacial en el área, los que contribuyeron a materializar la
condición de atractivos turísticos de más y nuevos rasgos de la misma; a la vez que (re)
definieron el perfil del destino y su condición de atractividad para el turismo. Es en este
contexto que el turismo en el destino toma un gran impulso, empieza a consolidarse y mostrar
las características actuales.
Esta multiplicación de atractivos se produce en un contexto social más amplio de
difusión de nuevas modalidades turísticas que se estructuran en torno al uso de atractivos
diferenciados y orientados a grupos de demanda específicos. La búsqueda de diferenciación
conlleva la valorización como atractivos turísticos de los más diversos rasgos y la
multiplicación de productos y agentes económicos que participan en su construcción. La
valorización turística de la “zona del Chaltén” y de las lenguas glaciarias para el desarrollo de
prácticas de ‘trekking’ o la prestación de servicios turísticos por los establecimientos rurales
son algunos ejemplos de esas nuevas tendencias.
Los agentes vinculados a las actividades económicas turísticas tuvieron un papel
destacado en dicho proceso. Puede afirmarse, así, que desde entonces, la lógica económica
participará activamente en la definición de nuevos y más atractivos. No obstante, los poderes
públicos, a distintos niveles e instancias de actuación, también participaron de ese proceso de
multiplicación de atractivos creando condiciones ‘favorables’ para que las actividades
económicas turísticas puedan llevarse a cabo. La provisión de infraestructura para el acceso y
permanencia de los turistas, las acciones de promoción (por ejemplo, de la ruptura del glaciar
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Perito Moreno en 1988), la emisión de permisos y la entrega en concesión de la explotación
de áreas y servicios, las gestiones para la patrimonialización del Parque como Patrimonio
Natural de la Humanidad ante la UNESCO, son algunos ejemplos del papel que cumplió el
Estado en dicho proceso. Al respecto de la declaración como Patrimonio de la Humanidad
cabe señalar que la búsqueda de la ‘etiqueta’ de la UNESCO contribuyó a aumentar la
visibilidad turística del destino, sobre todo a nivel internacional, vehiculizando, al mismo
tiempo, un conjunto de imágenes (naturaleza conservada, cuidada, no contaminada,
excepcional) que constituyen uno de los núcleos principales de los atractivos turísticos
valorizados como productos por las actividades turísticas.
A modo de cierre, lo expuesto en este trabajo muestra que la condición de destino y
atractividad turística del lugar es una construcción social, resultante de un proceso de
valorización que selecciona y jerarquiza ciertos atributos naturales del mismo. La definición
de mirados, senderos, campamentos, caminos, etc., son prácticas que concretan la elección de
aquellos rasgos naturales que van a ser valorizados como atractivos. La selección y el
acondicionamiento de ciertos fragmentos de la naturaleza son las formas a través de la cuales
esos fragmentos se irán instalando en el imaginario como los rasgos distintivos del área. Las
acciones de selección y de acondicionamiento son producto de decisiones y objetivos sociales
específicos de distintos actores sociales –situados en distintos ámbitos geográficos y a
distintas escalas-, y que tienen lugar en el marco de lógicas sociales más amplias, y no
meramente reflejo de atributos naturales. Afirmar esto no significa que los rasgos del Parque
Nacional son neutros. Su condición de destino y atractividad es socialmente construida
recurriendo en parte a los atributos inherentes al lugar pero en parte también a objetivos e
intereses sociales específicos. Puede concluirse así que lo que hoy constituyen los atractivos
principales de este destino turístico, y la condición misma de destino, son en gran medida
resultado de diferentes acciones que ha implicado un largo y complejo proceso de
valorización selectiva e intencionada de los atributos del área.
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