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Declaración de Impacto Ambiental Preliminar 2-36 Proyecto Embalse Valenciano
En el estudio de ERTEC (1999), se realizó un balance de masa para describir la entrada y
salida de agua a los acuíferos aluviales de la región Este-Central. Para el acuífero Gurabo-
Juncos se estimó que la recarga por infiltración es aproximadamente 6.2 mgd, lo que
representa un 62 % de la recarga. Por otro lado, la recarga proveniente del lecho rocoso se
estimó en 2.8 mgd (alrededor de 28 % de la recarga). Menos de un 1 mgd de recarga se aduce
que es por escapes de tuberías. El flujo total estimado a través de este acuífero es de 10 mgd.
Con relación a las pérdidas, del acuífero Gurabo–Juncos se extraen aproximadamente 2.8
mgd de agua potable y 7.2 mgd descarga al Río Gurabo.
El acuífero aluvial de Caguas consiste de aluvión sin consolidar de composición similar al de
Gurabo-Juncos, pero con concentraciones menores de grava y arena. Además, este acuífero
es menos profundo que el de Gurabo-Juncos por lo que es menos productivo. Sin embargo,
estas dos formaciones actúan como una sola unidad, la cual compone el acuífero no
confinado.
La recarga de los acuíferos proviene de diferentes fuentes a través de distintas avenidas:
• Mediante infiltración directa de precipitación en el aluvión,
• Producto del influjo profundo proveniente de fracturas e infiltración en la roca
meteorizada del lecho rocoso. Se estima que este es un componente significativo de
recarga del acuífero aluvial (Puig & Rodríguez, 1993). Pruebas de barra demostraron
que en áreas donde la roca está altamente fracturada, la conductividad hidráulica
puede ser mayor de 5 pies/día (USGS, 1993).
• La interacción de los cuerpos de agua pueden ser fuente importante de recarga de los
acuíferos aluviales. Típicamente, este mecanismo de recarga solamente ocurre en
tributarios no-perennes o intermitentes que llevan el exceso de las escorrentías
durante períodos de intensa lluvia y cuyos lechos se encuentran a elevaciones
mayores que nivel freático.
De acuerdo al inventario de pozos activos e inactivos del banco de datos del USGS, en los
valles aluviales de Caguas y Gurabo-Juncos se encuentran 158 pozos activos a lo largo del
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valle. De estos pozos, 37 ubican en Juncos, 27 en Las Piedras y 17 en San Lorenzo. En el
Municipio de Juncos existen aproximadamente 2 pozos domésticos, 1 pozo industrial, 8
pozos públicos, 9 pozos de reserva y 20 pozos fuera de uso. En el Municipio de Las Piedras
existen aproximadamente 4 pozos domésticos, 2 pozos industriales, 7 pozos de reserva y 15
pozos fuera de uso. En el Municipio de San Lorenzo existen aproximadamente 2 pozos
industriales, 1 pozo doméstico, 1 pozo de reserva y 12 pozos fuera de uso.
La mayoría de los pozos se encuentran en depósitos aluviales. Dichos pozos varían entre 37
a 229 pies de profundidad, con un promedio de 134 pies. En la formación rocosa aguas
arriba del embalse se encuentran alrededor de 11 pozos con una capacidad de producción
menor de 20 galones por minuto (USGS, 1993). La distribución de los pozos en un área de
460 metros a partir del eje central de la alineación propuesta de los límites del embalse y
predios propuestos al igual que en relación a los acuíferos del área se encuentra en la Figura
2-11.
2.7.2 Contexto Hidrogeológico en torno al Proyecto Propuesto
De acuerdo al Ground Water Atlas of United States del USGS, los componentes propuestos
del Proyecto se encuentran principalmente en acuíferos volcanoclásticos e ígneos, y roca
sedimentaria fracturadas y meteorizadas y en menor proporción en el valle aluvial Gurabo-
Juncos. Este último, que pertenece al acuífero regional Aguas Buenas Juncos, según definido
por el USGS, y discutido en la sección previa, provee una fuente importante de agua para uso
público.
Sólo una porción del sistema de distribución, al norte, se encuentra en un área en la que
subyace el acuífero aluvial Gurabo-Juncos. Este acuífero posee un espesor máximo de
aproximadamente 150 pies y el agua en el acuífero no está confinada y el valle asociado a
éste se encuentra ubicado directamente sobre zonas meteorizadas discontinuas de rocas
volcánicas y plutónicas. El agua subterránea en este acuífero fluye desde las zonas de
recarga en las áreas altas a lo largo del eje de los valles de las quebradas hacia los principales
cuerpos de agua presentando un flujo principalmente de este a oeste.
Declaración de Impacto Ambiental Preliminar 2-38 Proyecto Embalse Valenciano
La represa y el embalse ubican en un área en la que subyace el acuífero volcaniclástico y se
encuentra a aproximadamente 1.5 km del límite del acuífero aluvial Gurabo-Juncos. Los
acuíferos Volcanoclásticos, Ígneos y de Roca Sedimentaria comprende la mayor área de los
predios del Proyecto. Estos acuíferos se caracterizan por tener gran cantidad de fallas
geológicas y dobleces de masas rocosas que consisten principalmente de rocas
volcanoclásticas, ígneas y sedimentarias. Este tipo de acuífero se extiende sobre 2,000 millas
cuadradas, constituyendo el mayor acuífero en Puerto Rico. Este tipo de acuífero posee una
profundidad variable de 50 a 150 pies y el agua no está confinada.
2.7.3 Calidad de Agua Subterránea
El agua subterránea de la mayoría de los pozos de la Región Este–Central posee un alto
contenido de calcio-bicarbonato. La calidad del agua subterránea es generalmente buena,
pero la misma está moderadamente mineralizada debido a las características geológicas del
área. Más aún, el agua típicamente contiene concentraciones relativamente altas de hierro y
manganeso. La fuente de hierro y manganeso puede ser localizada en los depósitos
lateríticos de rocas de orígenes volcánicas y metamórficas (USGS, 1993). Las
concentraciones de las trazas de metales se encuentran bajo los niveles establecidos por los
parámetros conocidos como Estándares de Calidad de Agua del Departamento de Salud
(ERTEC, 1999).
Aún cuando localmente las concentraciones de nitratos son relativamente altas, las mismas se
encuentran dentro de los límites permitidos por los Estándares de Calidad de Agua del
Departamento de Salud (ERTEC, 1999). Concentraciones relativamente altas de los
parámetros de amonia, nitratos y fósforo, se pueden asociar a las prácticas agrícolas de la
región.
2.8 ZONAS SUSCEPTIBLES A INUNDACIÓN
Las inundaciones ocurren frecuentemente entre los meses de mayo a diciembre, pero pueden
ocurrir en cualquier momento del año como resultado de disturbios atmosféricos. Los
huracanes e intensas tormentas tropicales son los causantes principales de las inundaciones
Declaración de Impacto Ambiental Preliminar 2-39 Proyecto Embalse Valenciano
más severas. La precipitación severa junto con el terreno montañoso inclinado produce
inundaciones repentinas.
Conforme con la Agencia para el Manejo de Emergencias Federal (FEMA, por sus siglas en
inglés), el área donde se ubicará el proyecto del Embalse Valenciano, incluyendo los tanques
de distribución de agua potable, no tiene clasificación de zona susceptible a inundaciones,
como se demuestra en la Figura 2-12: Mapa de Zonas Susceptibles a Inundación.
Declaración de Impacto Ambiental Preliminar 2-41 Proyecto Embalse Valenciano
2.9 CHARCAS DE OXIDACIÓN
En el área delimitada para el Embalse Valenciano, existen tres (3) charcas de oxidación, las
cuales fueron utilizadas en el pasado con fines agrícolas. Anteriormente se dispusieron
desperdicios industriales, provenientes de industrias donde se manufacturaban refrescos y
comestibles, en dos (2) de estas charcas. Por esta razón estuvieron en la pre-lista de la EPA
Comprehensive Environmental Response, Compensation and Liability Information System
(CERCLIS). Esta pre-lista contiene información sobre sitios que contienen desperdicios
peligrosos, sitios que contienen desperdicios potencialmente peligrosos y actividades de
remediación a través de la nación. La base de datos incluye sitios que se encuentran en la
Lista Nacional de Prioridades (NPL, por sus siglas en inglés) o que está siendo considerado
para la NPL. La Figura 2-13, presenta la ubicación de estas dos (2) charcas, las cuales
ocupan un área aproximada de 2.8 cuerdas.
En el 1999 se realizó un estudio de caracterización del área de las dos (2) charcas y sus
alrededores, por la compañía ERTEC (2000). Como resultado de este estudio se encontraron
varios contaminantes presentes en estas áreas. La JCA, a petición de la EPA, realizó otro
estudio de caracterización del área, para verificar los resultados anteriores. Según la
información más reciente contenida en el banco de datos de CERCLIS
(http://oaspub.epa.gov/enviro/cerclis_web.report?pgm_sys_id=PR0000980722, 14 de marzo
de 2007) (Apéndice I), al momento de la preparación de esta DIA-P se indica que el pasado
25 de septiembre de 2006 la EPA removió el área de la lista y expuso, basado en los
resultados de las últimas investigaciones de la JCA, que no es necesario planificar ninguna
acción remediativa adicional (Non Further Remedial Action Planned, NFRAP).
En el 2006, a solicitud de la JCA, la AAA realizó un estudio de caracterización del agua
(superficial y subterráneas) y sedimentos del área de las charcas de oxidación y sus
alrededores para determinar si era necesario establecer un plan de acción para la limpieza del
lugar previo al desarrollo del embalse propuesto. Los resultados de este estudio demostraron
que la calidad del agua y los sedimentos del área de las charcas de oxidación no son
detrimentales para el proyecto del embalse propuesto. Las características de estas aguas son
similares al las demás aguas superficiales del área y compara con la calidad de agua de los
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embalses de aguas crudas de la Isla. Por otro lado, la presencia de metales y compuestos
inorgánicos tanto en las muestras de suelos como de aguas subterráneas sugieren que los
mismos son de origen natural, debido a la geología del área. Esto es una condición que no
solamente es propia de esta área, sino que es una condición natural de la Isla de Puerto Rico.
Los detalles de este estudio se incluyen en el Apéndice I: Estudio de Caracterización
Charcas de Oxidación Juncos. La JCA evaluó dicho estudio concluyendo que las
condiciones ambientales en la propiedad no representan una amenaza potencial, ni contienen
contaminantes peligrosos que puedan poner en peligro la salud o el ambiente (JCA, 2007).
Copia de la carta de la JCA señalando lo anterior se incluye en el Apéndice I.