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La pluralidad de los jardines Valentín Chacartegui Sullivan P POESÍA

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La pluralidad de los jardinesValentín Chacartegui Sullivan

PPOESÍA

La pluralidad de los jardines

Valentín Chacartegui Sullivan nació en Palma en el 83, lugar donde reside y escribe el dictado de la vida. Ha escrito múltiples libros inéditos, este es su primer poemario publicado.

PPOESÍA

La pluralidad de los jardinesValentín Chacartegui Sullivan

Asociación Cultural Insomnushttp://[email protected]

Primera edición: mayo 2011

ISBN: 978-84-614-7465-3 Depósito legal:

Impreso en Gráficas Salas. Palma. Illes Balears.

Esta obra está sujeta a una licencia de Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 No adaptada de Creative Commons

Para ver una copia, visitadhttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/ o enviad una carta a Creative Commons, 171 Second Street, Suite 300, San Francisco, California 94105, USA.

PRÓLOGO

Escribo este prólogo desde el conocimiento, escribo desde la honestidad y desde el amor. Escribo pues desde la tierra que habito y desde la luna que me completa. Valentín está sentado a mi lado, tenemos la ventana abierta y la tarde de febrero cae dulce como una seda sobre el asfalto. El niño Valentín sabe ya que el aire viene cargado de palomas y cristales, entonces grita. Y su grito primero arranca una lágrima del már-mol, agrieta la carne de los olivos.

En la Pluralidad de los Jardines la desnudez de Valentín es pura. En esos jardines plurales la desnudez de Valentín es impúdica. Y la desnu-dez de Valentín es tan pura e impúdica como solo puede serlo la desnudez del poeta verdade-ro.Valentín ve alas en las olas, adivina el humo que asciende de los acantilados, habita el verde, apoya su oído a la pradera, danza con el niño Rimbaud hacia la torre más alta.

La música de Valentín -todo poema que se

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precie tiene música- viene como el amor, de un suceso, de un parpadeo, de una mirada. Oye Valentín la voz de Machado, escucha la luz de Juan Ramón y la guitarra azul e imposible de García Lorca. A partir de ese instante las venas de Valentín se desbocan, el océano de Valentín se alborota, la cabeza de Valentín se abre al pan y a la flor. Abandona entonces Valentín la casa de la niñez, anda ya descalzo por la Pluralidad de los Jardines, camina hacia la madurez. El muchacho Valentín anida en la ciudad como un pájaro, observa y anota desde la lucidez que guarda en sus costillas, bebe agua en las fuentes donde los sucesos cotidianos son convertidos en poesía.

Valentín en esta Pluralidad de los Jardines nos habla de un amor brutal tan necesario como doloroso y vida. Ha aprendido Valentín que el poeta verdadero debe permanecer constante-mente enamorado. La luna creciente, ebria de amor, entró en el cuerpo del poeta para germi-narlo. Yo no sé si el cuarto menguante abando-nará el cuerpo del poeta después de dejarlo exhausto.

Valentín continúa sentado a mi lado, juntos caminamos un día hacia la casa del último

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Druida, tocamos allí las piedras, pusimos nuestras manos blancas y temblorosas sobre la piel de su tumba. Valentín continúa sentado a mi lado, febrero ya no es un mes sino una Musa que camina a nuestro lado. Oigo música, sé que no todos pueden oírla. Me giro hacia Valentín y apoyo mi brazo sobre su espalda. Este primer libro está tan vivo como mi corazón que ahora brinca tres veces.

Antonio RigoFebrero 2011

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A mis educadores, mis liberadores.

Y esa amargura seria, ¿de dónde nace?Amarga mucho, señor, el agua de los mares.

Federico García Lorca

Tiempo es el paso de nuestra conciencia por la eternidad

Juan Ramón Jiménez

Te améPerdida conciencia De mí mismo.Amé la desesperaciónCon la que combinaba Tiempo y relámpago.Te amé, Logro virtual De mi memoria.Ahora ya no amoComo antes,Amo como nunca,Es decir,Para siempre.

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Me acostumbréA la luz,Al destelloFlamígeroDe tus ojosSinceros.Me acostumbréAl amorSolitariamente,A esa bestia AtemporalQue finge Dialogar En los espaciosDonde yo soloMe interrogo En el arte del mutismo.

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Di con el ángel.No lo buscaba nadie.Era un ángel desnudo.Curé sus heridas,Forjé mi esperanzaCon la lanza de su diestra.Y luego el mar, su abrazo de sal,Mi contaminación más severaCuando quise, desde la raíz humanaAbrazar su esplendor.

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He desempeñadoEl papel definitivo.Mi contrato con el tiempoIlimitadoAl saltar al vacío,Desnudo por completo.

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Viajarán los ángeles del mar,En grupos de a tres en el silencio.La ciudad vive su infarto continuo Y quietos, en pie, aquellos deseosFaros discontinuos en la oscuridad.

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…único faro en la noche

M.Proust

Humanidad.Palabra solaVagandoEn lo maleableComo pioneraDe todo lo descubierto.

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SilencioPura objeciónDe la distancia.A lo lejosUn arma escupeLa unificación de los conceptos.

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*el ángel negro

Hablan de su vozQuieta y estancada.De una resurrecciónEn el tejido musicalDe un vasto reinoDerruido.No perdió sus alasSin embargo,Lo retienen en la tierraLas cadenas humanas,Antiguos lastres de la fascinación.

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Hemos recibidoLa tristezaComo don de masas.Nos han educadoEn el mundoDe las lenguas con alfileres,De los corazonesDetenidos,De la fe en la moneda.Nos faltaría el gritoLa rabia vital,La protesta.En fin,El absoluto y su negrura.

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Dime,Qué juegoEs ese temible huracánDe tu sonrisa.Qué afán de solidaridadEncrespa las olasDe tu cuerpoCuando oye mi voz De enamorado.Difiero de la mentira,La soledad desilusionadaEs menos severaMenos casta.Tiene su cruz, sí,No crucifica sin embargo.

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Es duro el exilioQue me aleja de tu vozY tu mirada.Me dicen que es vanaLa ilusoriedad Que es más justaLa soledad.Y ahora, desde la soledadMe pregunto:A qué tanta heridaDe sueños,Tanta mordeduraDe vendavalesCuando lo único que cabe yaEs la migración, el éxodo,La decapitaciónDe todos los sentidos.

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La creaciónEs el resultadoDe un amorQue destruye Toda lógica.

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La verdad esQue andamosA todas vistasComo ciegos.La verdad esUna irrealidad Que sólo se consigueAmando,Amar esConceder tu soledadAl prójimoSin esperarNada más que el ecoDe una ínfima parteDe cuanto dasA modo de absoluto.

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Luz,De dónde vienes,¡Oh! Luz fingidaY tú,Dónde anidasEn qué silencios,En qué bocasAún sin besarReflejas tu codiciaInsatisfecha.Luz,Eterna Evolución sin cadenasQué forma tu apetito,Qué fragancias desprendeLa profunda vozDe tu secreto.

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Estaba muerto.Ángel pétreoSobre la azul cuestaMarina de los cielosEspumosos.Estaba muerto.Espada de trágica figura,Alas sin luz como aburridasDescendían disueltasEn el cálido fuegoDel verano.Sí, estaba muertoPero en pie, sorteandoGritos, en silencio,Como arrancandoNudos de gargantaA las fauces del verano

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Y así me lo dijeron,Tu corazón es inmensoY a tu menteLa pueblan fantasmasDel pasado.Y cuando quise morirMe llegaron los labios,Esos que nunca besóNinguna fe ni ningunaNada,Los labios aprendieronEl tacto de mi mano,Por eso quise cortarla,Para no olvidarQue seguía soloEn un mundo de besosY esperanzas.

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Conocemos La tarde,La nocheCon su fría igniciónLunar,El día,El día no,Es para los arcángelesDe la construcción

Se quedaron mudosY ya nadie habló su amor,

Ahora el día es nuestroY la nocheEs rumor, suspiro,Ruina.

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Hay domingos de lluvia.Cuesta creer que aún lluevaY que no quede nadieQue se cobije bajo los alerosDe los paraguas,O en un barO en una casa muda.Hay domingos y hay verdadesPero no quedan yaOídos afinadosPara tanta esperanza.Hay y no hayHombres.Son ecos mudosDe un principio.Basta de luz,El hombreSólo es en cuerpo De noche.

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Domingo negro,Se alzan los párpados Del creador.¡Luz!Amanece el díaPrimero de la historia.¿Somos pues el impacto?Nacemos un día,Morimos con la extrañaSensación de haber cerradoUn párpado de más.

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El mar impulsa susÁngeles de nieblaHacia las alturas,Esas gaviotas,Ávidas de cielo,Agua y peces.Así libresSon las curtidas navesDe su esperanza.

¡Gritad!, ¡Aves de la libertad!¡Gritad!Sois el único eventoDe la normalidad.

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Vi tus ojosSeguías ahíParpadeando en la niebla.Tus ojos de sombraEntre la maleza,Como acechando,Como escuchandoEn pos de unos pasosQue nunca daría.

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¡Devolvedme los sueños!Criaturas sin espantos.Sedme fielesMares de luz y romeroEngalanado.No, no preguntéisPor mi,A mí me esconden Los pozos llenosDe los ecos infantilesY las piedras del deseo.

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No,No me habléisDe la muerte.Bien sabéis Que ya estoy muerto,Que soy sombraTras la luna,Que busco deliriosEn las flores,Que sólo aspiroAl jazmín,Que no quiero nada másQue la bondadDe la tierraQue me consume.

No, Dejad la muerte A los Poetas.

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Inmensa mar,Dónde tus límites,Dónde terminan Tus olasVirtudes solitariasDe esmeralda y espuma.

Mar inmensa,Cómo sin tiTan en tiQue me derramo.

Mar solitariaMar en calma

Domingo entre arenas,Que tú trajiste entre besosAjenos en una sola espuma.

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Asesinado,Dulcemente asesinado.Así muero la vidaQue me vive.La cruel, acerba,Única entre todasLas que me viven.Porque tuveQue buscarla,A ella, la huidiza,La únicaY así entregarmeA la maldiciónDe su mirada.Asesinado,Dulcemente asesinadoPor su tentación,No, la mía,La de los dos.Cansada la unaQuerida la otra.

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Café en gris,Lluvia tras el ventanal,Gabardinas y cenizaSabor a humo,Son todos los neologismosDel amor.

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Todos los silenciosDe los bares,El hollín de las carcajadasVolcadas sobre los cenicerosLa pobreza de alegríaEl instante retenido en la pupilaLa fotografía de la soledad.Y todas las miradas que se pierdenSobre escasos centímetros cuadrados.Sí, los escasos lugares en que habitoComo una bestia,Como un volcánEsperando que el mar invada mis pulmonesY gritar tu nombre de aguaY ser ya registro fósilDe la indecencia.

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Entre el alientoY la montañaSiete abismosY mi alma

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TrajisteBajo tu sien de sedaArma de doble filoO amor voluntario.Trajiste el terremotoTenías conciencia de epicentro.Plantaste las escuelas del almaY florecieron pensamientos,Lirios y azucenas,Dejaste correr el ríoY mi boca fue tu bocaCuando abriste el arcaDel deseo.

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Encuentros de orden trémulo,Domingo privadoEn el cénit del Verano.Sombras y manos de aceiteSobre el gris pólvoraDel cemento que une y desuneNuestras articulaciones trenzadas.Encuentros de pálido semblante,Mano afónicaY corazón abierto.

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He visitado los pozosDe la desesperación,Ocultado mi nombreMi rostro mi oraciónY mi costumbre.No hay luna que desliceSu agua tras mi puerta.He llamado a muchas puertas,Las del subsidio y el amor,Y el torrente de sangre de mis venasLleva consigo la canciónDel marinero.En cada puerto un deseo,En los mares soledad,Soledad en tierra.

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Tensión, pérdida de control,Distensión, sudoraciónDolor, gozo, silenciosY aullidos.Sueños, domingosY soledad.¡Oh! Amor.Qué soledad contigoEn la distancia,Qué domingos habitadosDe sueños, gozo, sudoraciónY perplejidadQué luz de crisálidaCuando aúllas, tensionas Y distensionas,Qué pérdida de control nunca adquirido¡Oh! Amor hasta que estásComplemente liberadoY puedes por finManifestarte.

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Traigo un rumorDe cadenas y de besos,De aire y soledades.Discierno entre la luzY el fogonazo,Entre noche, oscuridadY abismo.Abrazo la fatal consecuenciaDe mi pérdida,Mi pérdida de mí, de tiY de los otros.Soy uno tras la nada,Te amo a ti,Consecuencia inequívoca De mi osada juventudY sueño.

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Tengo frío.Las alas del ensueñoBrillan su encanto De ignición.Pero sigo teniendo frío.Auguro un InviernoDe luz flotante,De empinadas cuestasY sabotajesY el frío de ayerSerá el frío de mañana.No alcanzo a comprenderEl por qué de tanto temorA la distancia, al dolorO a la pérdida.Si con ellaVuelvo a percibir el calorQue rezuman las entrañasDel globoComo una densa, arcaica, tribal Emoción con destino directoA la pulsación.

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Tengo sed de tiSobre mi cuerpo encendido.Me oculto tras Los rostros de la inocencia,Podría rogar eternamente,Pero no soy dueño de míNi de mi cuerpo,Todo te lo cedo a ti,Disimulando el arteDe dañar cuanto significas.Quién podría sostenerteEn la cima de tu nombre,En los espejismos del calorEn epicentro de augurioY silencio.Podría morir de tiPero nunca de silencio,Soledad o misterio.Saludo al infierno,Recinto cerrado, paternalY diurno.Mi voz se tumba contigoPara conmigo en las nochesY callo.

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Querría gritar alegría,Perecer en la nocheDe tu vientre de mariposaY volar con el álgebraDe tu conciencia.Querría decir lo que calloY mantener la estructuraDe tu escalada,Rozar el infinito de tus labios,Agarrarme a tus manosDe princesaDe cuento de hadasY nostalgias.Decirte adiós con bocaMenuda y llorar a solasMisteriosamente.

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Mujer,Te sueño en la caverna,En el disco lunar,En la ante historia,Te busco salvajeY promiscua,Amante toda túDe ignicionesY pasiones,Hiriente entre bosquejosDe emociones,Anclada en el epicentroMismo de la olaQue arrasa los misteriosCon su osado disimulo.Mujer,Eres la vastedad del sueño,La voz con que digoMi nombre entre el ruborAmargo de la manzana,De la manzana primeraQue me entregara tu desnudoDe luz y de violetas.

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Tienes voz de lunaMisterio de crisálidaY albura,Principio de comprensiónY entrenador personalEn la llaga del Me ama y no me ama.Tienes la mirada en la voladura De tu carcajada infinita,¡Ah! Si todo fuese soñar

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Amanece,Duran tus besos lo queEl reflejo de una negación.Los grados suben en efervescencia De los diablillos de la esperanza,La tarde llega,Brutal y traviesa.No existe Dios en esta remesaDe suspiros robados,En esta batalla entre El quiero y no puedo,En esta guerra de vivirSin esperanza verdadera.Así va llegando la noche,Justa en su travesíaDe loores inadvertidosPor los amantes embebidos Que no juzgan,Que no lloran,Que no hieren,Porque poseen en su miradaEl asentimiento de absoluto.

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El silencioEs sólo el Pretexto de los muertosPara no manifestarSus pasiones.

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Tiempo,¿No amargaTu sentidoEl latido?Con su irrefrenableFinal, final De ti mismoEn cuanto a conciencia.¿Qué seráDel torrente,Del potente influjoDe tu sangrePor las venasCuando sin nosotrosEn el espejo del mundoTe observes, vulgarY atónito,Sin sentido yaDeflagradas todasLas pasiones verdaderas?

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Tiene el marUna pulsaciónEscanciada De siglos y de espacio.Tiene el hombreUn sino sobre el planeta,Sobre sí mismo,Corazón que late Al unísono entre canciónY baile,Sobre sí mismo,Sobre la mujer ySu destino milagroso.

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Mira allá,Más allá aún,Ves al epicentroY espera.Goza mi carcajada De miel,Ahora, desde aquí,Mira más allá todavíaHasta el extremoÚltimo del mundo,Agárrate y estira,Si caes,Tranquila,Es sólo el primer vistazoTe aseguro que allá lejosHabitó el hombre un día.

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No valgo para seguirEn la senda del aire,Ni en el latido,Ni en el sueño,Soy la palabraNo dada al inmensoSilencio de mi boca.No valgo para encubrirLa belleza áurea De mis apellidos,Ni el débil resplandorQue atina a darLa farola sobre el mar.Ni tampoco valgoLa incertidumbre,Ni la veracidadApenas conocida.Sólo valgo un besoY ese besoEs el talle de tu cuerpoArdiendo pálidoFrente a mi semblante.

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¿Cuál es el misterioQue amenaza la esbeltez De la diademaDe tus flores silvestresCuando, débil,Acaricias mi pelo?¿Hasta dónde arraiganNuestras manos,Vena a vena,Cuando cruzamosLa primaveraEn la esgrima del silencio?¿Hasta cuándo tanta bellezaDe signos, tanta armoníaDe recuerdos, tantas verdadesInconclusas?Me guardo una florDe tu manoDruídicaY la llama secretaDe tus ojos mientrasLanzan el humo de su imposibleRetorno.

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Heme aquí,Ángel desnudo,Traspiés en el silencio,Espuma de mar,Salvaje corzo y bravura.Conferidme la fuerzaDel color,Que vivo entre cenizas.Soy un superviviente,Uno más en el infinito,Una herida abierta hacia la nada.Si fueras tú mi cura,Dónde podría expandirseLa luz violeta de mi últimoEstertor.Buscaré tu espalda,Vasta compañía, explanadaQue ningún hombre ha vistoQue brilla en la cavernaDonde doy rienda sueltaA la sangre que mana de mi herida.

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Tengo conciencia de árbol,Cuerpo de canela en rama,Tibieza de té o culpabilidadDescubierta.Me duelen las pisadas,Pero másMe duelen tus huellas.Que me pierdo,Que no lloro porque no pido auxilio,Que me valgo para el dolorPues desconozco la dichaPor el travieso mecanismo Del olvido.Quisiera desvelar a todas las almasPara reunirme con ellasEn la penumbra.

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Voy a hablarteDe luces y sombras,De mi dicotomíaImposible de divisar.Voy a hablarte De un deseoEscindido,De una pasiónQue desconoces,De un monasterio Derruido,De un príncipeAbsorto en susLatifundiosQue bajo el resplandorDe la llama parece bailar.Es el principio de todaRegla.Voy a hablarte de la luna, Del solY de los espacios intermediosDonde parece habitarMi destino.Aunque sean ellos, quizás,Los que me habiten a míEn mi silencio.

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Recordemos el mar.Naveguemos entre El espejismo y la lanza.Que sea la advertenciaLa manifestaciónDe un grito humanoCansado del dominioDe la lágrima y el verbo.Amor, amor,¿Hasta cuándo el destierro de la mar?¿Hasta cuándo esa lágrimaQue ni florece ni se acaba?

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¿Dónde fuiste soledadAl acabar la madrugada?

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Estrellas derramándosePor la niebla tardía,Cómicos ratonesZigzagueando entre la maleza,Un surco de luz y de esperanzaDelimitando la tierra del amor,Del paraíso, de lo nunca dicho.

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¡Niña! Abre el cajón de la tardePlanta el jazmín y los geranios De la noche.

Niña tonta, niña brava¡¿Qué sueños de luz te rondanEse cuerpo de dolor y trenzas?!

¡Niña! ¡Oh! Adolescente,Arranca los lirios y las rosas,Sin maldecirme, sin pincharte.

Joven tonta, joven brava¿A quién sedujeron tus pechosErguidos en el balcón de tu vientre?

¡Niña! ¡Oh! Madurez cándidaPlanta mis margaritas fucsias Junto al nogal de mi destierro

Mujer tonta, mujer brava¡Ay! Que te fuiste sin verLa plata gris de mis cabellosLa calavera blanca de misÚltimos delirios.

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Nos rozamos los pétalosDe la carne.Aún besamos nuestrasInquietudesBajo el mantoDe lágrimas blancas.Buscábamos nuestra tardeY se nos hizo la noche.Cardíacos sollozosEntre la humedadDel verano marino.¡Mira cómo chillanLas gaviotas en la costa!Han perdido sus plumasBlancas y vistenDoseles de sangre.Quisimos abrazar el tiempoY el tiempo,Gigante albatros De árida mirada,Nos acogió entre sus alas.Carne con carneNos rozamos los pétalos,Éramos intencionesInocentes,Descubridores de máscaras,Anfitriones de teatros.

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No soplaba el vientoDe la tarde.Tarde quieta de hojasInmóviles.Crujir de huesosY susurro de raíces.El choque de la piedraCon la otra,Chasquido de tiempoEl momento mismoDel entierro del calor.Mi mano busca Tu mano amigaEn voluntad de liquen,En formulario De deseo,En golpeteo de hermosuraRadiante sin fin Que no se explica.Se levanta el vientoEn el patio-jardínTrasero de mi casa.Los muertos hablanEl idioma de la cera.Mosquitos, cigarras Y luciérnagasAlumbran con su luz

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Y su chácharaMi jardín, sí, mi jardín,Donde te escriboPara olvidarteSin quererlo.

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Nacimos un día de luz,De nieve, de hielo o de ceguera.Vinimos palpando el mundoEn silencio.Prendimos los meteorosQue habrían de incendiarLos almendros y algarrobosDe mi tierra,Tierra que llora y se desangra,Que llora lágrimas de fuegoBlanco,Que sangra un semen de vidaQue se diluye,Que se diluye en torrentesY acantilados,Que se siembra por doquierO por defecto.Y la Luna,Eterna dibujante del asombro,Nos traduce este cataclismoCon el lenguaje de la nieveY los jazmines.

Detrás, tramoyista, el hombreRíe sus peripecias.Mientras el paisaje, lento,Se difumina entre estertores.

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Corazón,Corazón, no atiendasA razones,¡Vive! No te paresQue detienes mi constancia,Que no he reparadoAún en el morir.

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La niebla puebla los tobillosDesnudos de las muchachas.Suenan tambores y trompetas;El delirio puro de la imagen.

Una mano amiga, una mano solaAferrando el corazón.

Abrid las almendras jóvenesY probad su amargura.Es la certeza que pruebaQue la sombra es sombra;La sangre, sangre almidonada.

Una mano o temblor equivocado,Un surco en la tierra, en la silenciosa.

He perdido el pozo de los secretosY los ecos, se repite la historia,Desnudos tobillos entre la malezaDel agua hipnotizada.

Una mano temblorosa, una solaAferrando el corazón en la tierra.Silenciosa.

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Agua,Por el agua fluyeEl ánima sola.Temblor de objetivos.Agua,Riegas las macetas Sobrias de mi balcónAjardinado Pero caes en la horaEn que la noche desciende,Están fríasTus manos,Desnudas tus manos.Y lloro,Agua saladaQue riegaMis manos,Desnudas mis manosContra las tuyas,Heridas,Desconcertadas manosQue tiemblan,Intrusas en el amor.

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Mírate, hombre,Desde aquí, la insólitaEsmeralda,Te digo, ¡Vuelve!No me reclamesPsicoanálisis ni terapias.Solo vuelve,Que aún quedan rinconesOxigenados, que aún haySoliloquios muy concurridos,Diálogos que nadie entiende,Soledades y bulliciosEn valles,En valles esperanza,En valles de volcanes insólitos,Que aún quedanDimensiones por explorarMundos por descubrir;Introspección y alunizaje.Mírate, hombre,Devuelve tus ropasAl armario,Tus zapatos al altillo,¡Sumérgete en el mar!Descubre la mano que aferraA la mano amiga,Besa el último labio.

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Pero hazlo rápido,Han venido a mi jardín los duendesDel sueño,Esos que vaticinanY no, no nos queda tiempo.

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¿Por qué la muerteAcecha detrás de los jazmines?O la jacaranda,¿Por qué intrusaEn los paisajesDel hogar?Qué no habrá rezadoSu potente resistencia?¿A qué a acudirCuando vieneToda olorosa, embriagadora,A juzgar los pasos dadosO los que están aún por dar?Muerte que acechasTras los silbidos del caféAl mediodía,Tras la manada de cochesEn las negras autopistas,Muerte, que buscas en la desesperaciónImplantar tu raízPara que crezca voluntaria,¿Con qué fin ajeno al dolorTe viniste al mundo?Hoy no puedo llorar sus muertes,No puedo llorar mi vida amortecida ¡Huye!¡Huye del más letal de los sentidos!¡Huye, pues, muerte, de mi rabia!

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Teníamos verde el jardínEl portal arrancabaDelirios de oro blancoAl jazmín intruso de la celosía.Teníamos una hamacaDonde pensar y ver pasarLos días entre gritos de gaviotasY desnudos de sirenasQue espejeaban desde las rocasLejanas de la costa cercana.Habitábamos el silencioDe la noche con algún mosquitoCelestial y divino mordiendoY danzando alrededor de nuestrosOídos desnudos.Yo compré el halo de la LunaPara mi pequeña InésY el destello diamantino De las estrellas para ella,Carola, Carolina, que siemprePobló de ternuras los jardinesDe mi infancia.Para mí busqué el arco y la flechaCon la que ensartar algún corazónDesbocado entre el miedo oscuroY la blanca sinceridad de mis palabras.

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¡La mar mediterránea!¡La mar escandinava!

Qué delirios verdesQué delirios oscuros

Oveja blanca de espumaClaros cachalotes inmensos

Qué sueños cálidosQué sueños fríos

Clavel de sangreClavel de simiente

Qué silencio en la marSólo el viento brama

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Juncos callados, no los sopla nadie.Tierras que braman bajo los nidos,Ranas croando en la noche, sonidosQue permanecen unidos, ¡Que palie

Su dolor la misma fuerza que irradie!Lunas de verbena entre los silbosDe los vientos, entre los pinosque a su salida las nubes silencie.

Rocas ígneas frotan su hieloEn la panza amplia y azulinaDel cielo, estrellado y rumoroso.

Cuerpos dormidos gozan de un sueloY de un agua cristalinaDonde reúnen su canto silencioso.

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Mi mar, mi cruz de espuma,Raíces de luz donde el hombreHabita. Habita y se recrea.Mi mar, la mar mediterránea,La espontánea, la que habla del meroPlacer de asentarse entre Los pinos. ¡Y como silbanLas agujas, las extremidadesDe las hojas de pinares y encinares!Mi mar, mi cruz, ¡Sí!, mi cruz de espuma,Pero no vengáis a desclavarme.Que son alas los pechos de la aurora,Que son ígneos los besos de la mar,Que todos me llevan al cielo a caminar.No, no he de morir para hallarmeEntre oropeles y silencios.Basta el mar. Mi mar Mediterráneo.

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En honor a aquel golpe fecundoEn que te me pusiste imaginaria.Cuando los astros se hallan lejosEs cuando tú, invisible, me renaces.En honor a aquel golpe de espumaEn que nos dijimos palabras bellasAl oído. En honor a aquel dulce milagroEn que resaltaste los obstáculosE invadiste las copas de los pinosComo un meteoro gris de soberbiaDuradera.En honor a aquel estallido de gritosEn que percibiste el más leve silencio,En el que suspirarte sin ansias ni deseo,En el que te viniste a mi costa comoUn cachalote al mar.Cuando te me abriste desnuda, sensualY posesa, como una bahía al ancho mundo,Recordé aquello a lo que en honorRepusimos nuestras hojas.

82

A veces me encuentro con gentesQue no quisieran ser gentes,Quisieran ser aves del paraíso:Delfines, cachalotes, elefantes,Y algún humilde roedor.Nadie trata de ser personaY eso es muy triste.Ver que van naciendo con desganaDe ser todo cuanto están destinados A ser.

83

La campana aúlla por las calles.Hay un vacío lechoso y usurpadorQue crece por las calles.Ya nadie pasea por las calles,Se han perdido calles en estampidaDe calles aterradas.Se acabaron las pisadas huecasEn las calles.Se perdieron litros y litros de calles.Deflagración de callesEn agonía de calles sin descanso.De modo que cuando una calle solaFloreció,La campana se hundió en el silencioDe las callesQue recobraron todas su fervor.

84

La Luna tiene migas de sauce,Caléndulas de plata en vigilia,Mares inimaginables de videsY conchas.Luna, vienes corriendo y gritandoEntre maizales blancos y ojerasDe viento.Luna, te descubres cada díaInmigrando hacia adentro,Emigrando a mi hemisferio.La Luna tiene dos oscuridades:La cara esbelta de la luna,Que gime viejos toros plateados,Y la cara innoble de la lunaQue esconde a nuestros ojosSus milagros oceánicos.

85

Debo definiros el aire,El aire es cosa no sencilla,Arquitecta de ciudades,Cordilleras y de valles.Mano que amamanta todos Los mares, acaudillados Ojos impares. Por el cielo arrasa,Por a ras de tierra se moldea.Pero el aire es sobretodoInstante, frenesí ¡Oh! locuraQue ora chilla, ora callaY puede verse en su límiteLa mirada más clara.

86

Ese instante de ti que no se agota,Esa fosa común donde parenCon frenesí tus besos enlutados.Esa memoria que reiteraEn la necesidad de ahogarnos,Para no repetirnos, para amarnosSin descanso. Y es que todo es así,Voluntad de ti sobre las charcas,Esa voluntad que hace chocar Los cantos rodados en la líneaDe la sangre. Justo donde golpeaEl canto de las ranas a medianoche,Justo donde iniciamos los pasosDe la madrugada.En el agua, a pesar de todo,Ese instante de ti que no se agota.

87

¿Qué anuncian los jardinesDe tu casa?Tres caballos blancosSon las rosas blancas de tus balcones.Tres musas blancas, los jazminesEncaramados de la tarde.Tres bailarinas de blanco,Los geranios de tus altas terrazas.Lejos,Lejos, las espumas de la marBesan el silencio de la campana.Sueños de algas y olas con caracolasAlbergan tu corazón, mujer mallorquina,Mientras en el jardín te besa la auroraY tú hilas almohadas de oro blanco y sedaDonde puedan dormir las altas palomas.Hay un recinto donde te escondes desnudaY la luna hila noche con la irradiaciónDe tu blancura.

88

Domingo.Niños solícitos visten galasDe marrón y mocasines. Domingo.Suenan las campanas,El aire trina delirios verdesPor los caminos.Domingo.Familias, ancianos perdidos,Confusos, apiñados,Como tratando de amarrarAlgo que ya ha pasado.Domingo,Los curas imparten misa,Duele en el pecho una corona.Tristes, abatidos, enjutosY melancólicosLos ancianos vuelven al silencioDe sus casas.Nadie espera su llegada.Es la soledad solo rota por elDomingoY el delirio verde de sus campanadas.

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Un fantasma recorre El silencio de la violencia.

Hay jazmines que sangraríanSu olor si no fuera por el silencio.

Hemos comprendido, tarde,Que el amor no se equivoca.

Que el odio solo contamina.Que el mundo está viciado.

Pero tengo fe en los jardines.En sus tapias, muros blancos

Que trepan por el aire.Y a los que andan por el humo,

Viejos rosales de carne rojaY húmeda piel.

Porque hay escondites asíY gentes que se esconden.

Podemos pensar que vale la penaPero que siempre habrá perseguidos.

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El mar baila con la oscuridadEs un movimiento mecánicoY perfecto. Una cadencia,Una melodía de labiosDe espuma y sal que se agigantan.La noche es inmensa, Pero el mar es infinito.Juntos gobiernanLa tridimensionalidad .Todos somos hijos del mar,Arrastrados por las lenguasA la tierra como boca seca.Todos nuestros jardinesA medianoche brindanUn oasis de rumorosoCaimán. Porque a veces el marEs un caimán que nutreSu naturaleza de la melazaQue escupe el centro de la tierra.Y por eso canto,Y por eso bailo.Ahora sé que el abrazo es inmensoY que la soledad, un espejismo blancoOculto entre la maleza oscura.

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Haría el amor todas las noches.Compartiría mi simienteCon la soledad y su ansiosaNecesidad de ser amada.Haría el amor todas las noches.Besaría su cuerpo ajardinado,Me lamentaría en la leveSinuosidad de su vientre.Me lamentaría de no poderDarle más amor.Haría el amor todas las noches.Compartiría mi respiración,El latido del corazón y su música.Me alimentaría de la bandejaDe su sexo.Haría el amor todas las noches.Todas las noches haría de mi amorSu amor en un acto de heroico egoísmo.Así pues, dejándola volar, mariposa celeste,Haría el amor todas las noches.

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PPOESÍA

La vida es un camino en el que uno tropieza de tanto en tanto con los jardines de su infancia, con los ayeres de su adolescencia, con el camposanto de su inevitable futuro. Este libro es una expresión de dicho camino, una más, sin más importancia que la relevancia de un suspiro, de una niebla.