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  • Valencia, lunes 2 de abril de 2007F uera de Casa29

    yyMaría Alejandra Reyes

    Martha Matheus, es propietariade un centro estético en la ciudad deCaracas, para ella una mujer debeser ante todo bella y si la naturalezano se lo concedió, el bisturí es lamejor arma. Martha, acaba de cum-plir 58 años, pero luce como de 40,tiene más de 15 intervenciones es-téticas en todo su cuerpo, se ha ope-rado tres veces los senos, se inyec-tó los glúteos, se implantó colágenoen los labios, lleva dos liposuccio-nes, cuatro botox, una rinoplastia,también se ha alisado el rostro va-rias veces, se eliminó las bolsas de-bajo de los ojos…y así pare usted decontar…ahora desea retocarse lasorejas que las considera muy gran-des y realizarse una extracción decostillas, para adquirir según ella“definitivamente”, un envidiablecuerpo.

    En un inicio, la medicina plásti-ca desempeñaba una función repa-radora frente a las fatalidades de lavida. Las nuevas técnicas de la ciru-gía estética, más seguras y menosagresivas que antaño, y sus secue-las cada vez menos visibles, hancontribuido a que se fuera deste-rrando el miedo que suscitaban a lasintervenciones de este tipo. Pero,de todos modos, someterse a unaoperación de cirugía estética es unasunto muy serio. Alos riesgos in-herentes a cualquier operación, hayque sumar el proceso de prepara-ción y, en ocasiones, un post-opera-torio plagado de inconvenientes.Aún así, el número de estas inter-venciones no para de crecer.

    Misses operadasVenezuela siempre se ha sido

    considerado uno de los principalespaíses poseedores de mujeres her-mosas, muestra de ello son variascoronas ganadas en los certámenesmás importantes de belleza, comolo son: el Miss Universo y el MissMundo…Donde participan dignasrepresentantes salidas del Miss Ve-nezuela, las cuales en su mayoríason intervenidas quirúrgicamenteo mejor dicho “retocadas”; como loafirma el doctor Eduardo Krulig,médico cirujano plástico de las par-ticipantes de este certamen local,para quien es indudable el benefi-cio que ha tenido la cirugía plásticaen el campo estético, “en el caso delas misses es muy usada ya queaproximadamente un 98% de ellasson sometidas a diferentes inter-venciones con la finalidad de per-feccionarlas, utilizando cirugíasque van desde una rinoplastia, co-rrección de orejas, pómulos, men-tones, hasta el aumento o reducciónde bustos…eso sí con previa eva-luación exhaustiva”.

    Operaciones que en ciertoscasos transforma en adictivas a al-gunas modelos o féminas en gene-ral, ya que el deseo por verse suma-mente lindas, les hace no medir lasconsecuencias.

    Por otra parte Krulig, tambiénseñala que últimamente este tipo decirugía ha sido muy mal utilizadaen nuestro país, por ciertos médicosque buscan fines meramente lucra-tivos, sin importar el daño físicoque puede ocasionar y que en mu-chos casos hasta ha conducido a lamuerte…“No se puede negar que laciencia es un arma de doble filo que,se puede utilizar a nuestro favorpero que si se usa indebidamente seconvierte sin lugar a dudas, en lapeor enemiga”.

    Preocupación exageradaSi hiciéramos un análisis, pudié-

    ramos decir que 8 de cada 10 muje-res venezolanas, no sale a la callesin por lo menos dedicar una hora asu apariencia, las jóvenes en edadescomprendidas entre los 15 a 25años son las más afanadas, “mi hijaLaura, va a cumplir 15 años y elúnico regalo que desea es una ope-ración de aumento de senos…Yo ledije que esperara, que es muy pre-maturo aún, pero me preocupa eseinterés que tiene por querer ser per-fecta”, afirma la señora María An-tonia, quien pertenece al gran nú-mero de madres que en este paísdeben frenar a sus hijos, por esairreverencia absoluta que tienenpor sentirse hermosos, sin importarlos riesgos.

    Yel ejemplo de Laura es uno demillones en Venezuela, y el pro-blema se extiende también a loschicos que igualmente se preocu-pan exageradamente por versebien, y recurren talvez no tanto albisturí como las féminas, pero sícon el uso de ciertos medicamen-tos que constantemente ingierenpara aumentar sus músculos y quea veces no están aprobados por laFederación Médica.

    No a los menoresEnciendo el televisor y lo prime-

    ro que escucho es: “tiene proble-mas o características físicas que al-teran su imagen…Con la cirugíaplástica usted tiene la posibilidadde cambiar estos aspectos que noson de su agrado”…Comercialescomo éstos hay decenas en las pan-tallas venezolanas, y en muchoscasos son los jovencitos quienes di-gieren esos mensajes, sin la oportu-na supervisión de sus padres, por loque se crean una imagen a priori delo que mejor les conviene o no.

    Según el doctor Nebrada, ciruja-no plástico, el recibe en sus consul-tas gran número de jovencitas entre

    16 y 17 años con el interés de agran-darse los senos, “a estos pacienteshay que saber frenarlos y explicar-les que tienen que esperar, comomínimo cumplir los 18 años”.

    Para Nebreda, es fundamentalimplicar a más gente en la decisiónde pasar por el quirófano, “no sola-mente bastan el cirujano plástico,por supuesto la paciente y el con-sentimiento paterno, sino que debehaber otro médico, otro profesio-nal independiente, un psicólogo,un psiquiatra, incluso el mismomédico de cabecera que apoye estadecisión”.

    Debemos tener en cuenta quepara realizar una de estas cirugíases muy importante que el cuerpohaya alcanzado su madurez, tantofísica como sicológica, ya quepuede acarrear consecuencias ne-gativas a nivel emocional, pues re-sulta difícil asumir el cambio deuna forma ideal.

    Por su parte la sicóloga SilviaJuliana Beltrán dice “a veces unaniña de 16 años puede verse comode 20 o, al contrario, una de 17puede parecer de 14, esto dependedel crecimiento fisiológico de lamujer, lo que generalmente nocambia mucho es el nivel de madu-rez sicológica y emocional, esdecir, la de 16 difícilmente tendrá lamadurez de alguien mayor, aunquesu apariencia sugiera lo contrario”.

    Añade que los adolescentes sonpersonas con muchas insegurida-des, principalmente centradas en sufísico, que quieren verse bien y,sobre todo, que los demás los veanbien, pero no es lo mismo cambiar-

    se el color del pelo o hacerse unpiercing, que someterse a una ciru-gía que cambiará para siempre elrostro o el cuerpo.

    Culto al cuerpoLa palabra plástico proviene del

    griego “plastikos”, que significamodelar, es una especialidad qui-rúrgica que se encarga precisamen-te de eso: dar forma al cuerpo hu-mano. Desde hace varios años, mu-chos países de Suramérica, inclui-do el nuestro son reconocidos anivel internacional por su excelen-te realización de cirugías plásticas,pues éstas les permiten disfrutarpara algunos de costos menoresque, a veces llegan a ser inaccesi-bles en sus países de origen ade-más, vienen motivados por la granexperiencia de los cirujanos plásti-cos debido al gran volumen de pa-cientes intervenidos a diario.

    Los cinco procedimientos qui-rúrgicos más realizados, según lasestadísticas de la Sociedad Venezo-lana de Cirujanos Plásticos, en el2005, fueron: “lipoescultura, ciru-gía de la nariz, aumento mamario,cirugía de los parpados y rejuvene-cimiento facial quirúrgico, mante-niendo unas cifras similares a lasdel pasado período”.

    Del mismo modo que se acude aun dentista para un arreglo, hoycualquier persona puede aumentar-se el pecho, quitarse arrugas, cam-biar de nariz, eliminar la flacidez yla grasa, tensar el abdomen, reto-carse las orejas o conferir volumena sus pómulos o labios. Los preciosde la mayoría de estas intervencio-

    nes parten en Venezuela desde 8millones de bolívares, unos 4.000dólares aproximadamente por unaumento de senos. Las formas depago dejaron de ser un problemahace tiempo, ya que se pueden abo-nar hasta en plazos.

    Sin senos no hay paraísoLa idea de obtener el anhelado

    cuerpo perfecto, está llevando amucha gente a ponerse en manosde médicos que no reúnen ni la for-mación, ni las condiciones ade-cuadas para realizar una opera-ción. Sin duda, los riesgos aumen-tan cuando se interviene al pacien-te en consultorios médicos noaptos, en lugar de hospitales o clí-nicas especializadas.

    Un ejemplo lo vemos reflejadoen el caso de Catalina, papel inter-pretado por María Adelaida Puertaen el gran éxito dramático, “SinTetas no hay paraíso”, basado enlibro escrito por Gustavo Bolívar,que cuenta una historia de la vidareal…Catalina, en su afán por con-seguir un busto más grande no sóloentrega su virginidad infructuosa-mente a cambio de dinero para ope-rarse, sino que logra la tan deseadacirugía a punta de “favores sexua-les” con un médico, quien le im-planta unas prótesis de dudosa pro-cedencia, generándole futuros pro-blemas que ponen en peligro suvida.

    “Y es que Catalina es sólo unpequeño ejemplo de las cientos deniñas de “Pereira” un pueblo de lahermana República de Colombia,donde las chicas de 15 años ya noquieren el viaje o la fiesta con sufamilia sino, que dicen:-“No quie-ro nada, sólo regálenme la cirugíadel busto”-Y eso está mal”, co-mentó María Adelaida, en su visi-ta a Venezuela.

    Esta novela busca, además, lla-mar la atención de la sociedad sobrela proliferación de implantes ma-marios sin las observaciones médi-cas requeridas, donde la falta deeducación, ignorancia y la necesi-dad de conseguir dinero hacen quelas jóvenes caigan en un mediodonde su cuerpo es la única opciónpara alcanzar sus metas”, comentóMaría Adelaida.

    Finalmente sólo puedo decirque no está mal que deseen mejorarun poco su apariencia sino se sien-ten bien como son, además es nece-sario en una sociedad como ésta, enla que muchas veces no se miden alas personas por las capacidadessino por la primera impresión quese logre generar, lo que sí hay quecuidar son todas las consecuenciasque una intervención pueda ocasio-nar y siempre buscar ponerse enmanos de reconocidos expertos.

    Adictas al bisturí

    uuuuCada día son más las féminas que recurren al bisturí