usos y costumbres y ciudadanía femenina

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Usos y costumbres y ciudadanía femenina Hablan las presidentas municipales de Oaxaca. 1996-2010 Verónica Vázquez García En nuestro país, el estado de Oaxaca es pionero en el reconocimiento del sistema de nombramiento de autoridades municipales por Usos y Costum- bres, presentando un cierto acceso femenino a los cargos en el cabildo. Sin embargo, persisten aún una serie de cuestionamientos como ¿qué relación existe entre los derechos colectivos de los pueblos indígenas y los derechos individuales de las mujeres? ¿Cómo compaginar el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres con el respeto a la auto- nomía indígena? Este libro pretende dar respuesta a estas preguntas a par- tir de las vivencias de las propias protagonistas. Por primera vez se reúnen los testimonios de todas las mujeres que han pasado por una presidencia municipal oaxaqueña desde que los Usos y Costumbres fueron legalmente reconocidos como forma de gobierno (1995). Se analizan los perfiles de las presidentas; los distintos mecanismos mediante los cuales accedieron al cargo; sus estilos de gobierno; sus relaciones familiares durante la gestión y el legado que dejaron a otras mujeres de su municipio. La experiencia de las presidentas oaxaqueñas representa un caso interesante en la documen- tación de la situación que enfrentan las mujeres indígenas y no indígenas en su lucha para ejercer su derecho a la participación política en México. DALIA BARRERA BASSOLS Usos y costumbres POLÍTICA Y GOBIERNO Usos y costumbres y ciudadanía femenina con la colaboración de Naima Jazíbi Cárcamo Toalá Neftalí Hernández Martínez CONOCER PARA DECIDIR EN APOYO A LA INVESTIGACIÓN ACADÉMICA EN APOYO A LA INVESTIGACIÓN ACADÉMICA CONSEJO EDITORIAL CONOCER PARA DECIDIR EN APOYO A LA INVESTIGACIÓN ACADÉMICA CONSEJO EDITORIAL CONOCER PARA DECIDIR

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  • Usos y costumbresy ciudadana femenina

    Hablan las presidentas municipalesde Oaxaca. 1996-2010

    Vernica Vzquez Garca

    En nuestro pas, el estado de Oaxaca es pionero en el reconocimiento del sistema de nombramiento de autoridades municipales por Usos y Costum-bres, presentando un cierto acceso femenino a los cargos en el cabildo. Sin embargo, persisten an una serie de cuestionamientos como qu relacin existe entre los derechos colectivos de los pueblos

    indgenas y los derechos individuales de las mujeres? Cmo compaginar el ejercicio de los derechos polticos de las mujeres con el respeto a la auto-noma indgena? Este libro pretende dar respuesta a estas preguntas a par-tir de las vivencias de las propias protagonistas. Por primera vez se renen los testimonios de todas las mujeres que han pasado por una presidencia municipal oaxaquea desde que los Usos y Costumbres fueron legalmente reconocidos como forma de gobierno (1995). Se analizan los perfiles de las presidentas; los distintos mecanismos mediante los cuales accedieron al cargo; sus estilos de gobierno; sus relaciones familiares durante la gestin y el legado que dejaron a otras mujeres de su municipio. La experiencia de las presidentas oaxaqueas representa un caso interesante en la documen-tacin de la situacin que enfrentan las mujeres indgenas y no indgenas en su lucha para ejercer su derecho a la participacin poltica en Mxico.

    Dalia Barrera Bassols

    Usos y costumbres

    poltica y gobierno

    Usos

    y co

    stum

    bres

    y ciu

    dada

    na f

    emen

    ina

    con la colaboracin deNaima Jazbi Crcamo ToalNeftal Hernndez Martnez

    CONOCERPARA DECIDIREN APOYO A LA INVESTIGACIN A C A D M I C A

    EN APOYO A LA INVESTIGACIN A C A D M I C A

    CONSEJO EDITORIAL

    CONOCERPARA DECIDIR

    EN APOYO A LA INVESTIGACIN A C A D M I C A

    CONSEJO EDITORIAL

    CONOCERPARA DECIDIR

  • Usos y costumbresy ciudadana femenina

    Hablan las presidentas municipalesde Oaxaca. 1996-2010

  • MXICO 2011

    Usos y costumbresy ciudadana femenina

    Hablan las presidentas municipalesde Oaxaca. 1996-2010

    Vernica Vzquez Garca

    con la colaboracin deNaima Jazbi Crcamo ToalNeftal Hernndez Martnez

    EN APOYO A LA INVESTIGACIN A C A D M I C A

    CONSEJO EDITORIAL

    CONOCERPARA DECIDIR

  • ConoCer para DeCiDir

    CoeditoresdelapresenteedicinH. Cmara De DiputaDos, LXi LegisLatura CoLegio De postgraDuaDosmigueL ngeL porra,librero-editor

    LaparticipacindelColegiodePostgraduadosenlacoedicinparalapu-blicacindeestaobrafueposiblegraciasalapoyofinancierodeinmujeres-ConaCyt,proyecto94777.

    Primeraedicin,mayodelao2011

    2011VerniCa Vzquez garCa

    2011PorcaractersticastipogrficasydediseoeditorialmigueL ngeL porra,librero-editor

    DerechosreservadosconformealaleyISBN978-607-401-417-4

    Quedaprohibidalareproduccinparcialototal,directaoindirectadelcontenidodelapresenteobra,sincontarpreviamenteconlaautoriza-cinexpresayporescritodeloseditores,entrminosdeloasprevistopor laLey Federal del Derecho de Autory, ensucaso,por los tratadosinternacionalesaplicables.

    IMPRESO EN MXICO PRINTED IN MEXICO

    www.maporrua.com.mxAmargura 4, San ngel, lvaro Obregn, 01000 Mxico, D.F.

    Estainvestigacin,arbitradaporparesacadmicos,seprivilegiaconelavaldelainstitucincoeditora.

  • Este libro es para aquellas que lo hicieron:

    Adela Isabel Sandoval PrezBalbina Hernndez DazCarmela Barrera Fermn

    Cecilia Lucrecia Snchez CastroElsa Lara MendozaEstela Reyes Ortiz

    Eufrosina Cruz MendozaFabiola Gmez GarcaFrancisca Cruz Garca

    Genma Abigail Morn MoralesGloria Rojas Solano

    Herminia Celia Lpez JurezIrene Hernndez de Jess

    Isabel Mari H. Herrera RamrezMartha Sara Pereda Hernndez

    Rafaela Hernndez ChvezRosa Hernndez Luis

    Sofa Castro RosTomasa Len Tapia

    Entraables socias de la vidacon respeto y cario

  • Este libro no hubiera sido posible sin el apoyo financiero de inmujErEs/conacyt, proyecto usos y costumbres y derechos humanos de las mujeres. Hablan las presidentas municipales de oaxaca, 1996-2010, clave 94777. agradezco a juan jos aceves, de inmujErEs, y a mara del rosario rodrguez mn-dez, de conacyt, por la administracin externa del proyecto.

    La administracin interna estuvo a cargo de rigoberto sandoval y su muy gentil equipo de colaboradoras/es: juana segura reyes, ricardo mendoza meneses, jos Luis corts aguilar, mnica Domnguez cornejo, Dulce Karina Hernn-dez Daz, mara de los ngeles Franco Prez y margarita Patri-cia Lpez de la torre. mencin especial merece la eficiente y siempre dispuesta juana Palacios Vargas, sin la cual las cuen-tas nunca hubieran salido a tiempo y bien.

    naima jazbi crcamo toal y neftal Hernndez mart-nez fueron mis estudiantes en la maestra. ya titulados, tom la atinada decisin de invitarlos a participar en el proyecto. conformamos un equipo de investigacin interdisciplinario y con alto nivel de compromiso. sin la facilidad de trato de nai-ma, el respeto que siente por la gente, la manera siempre

    AgradecimientosVernica Vzquez Garca*

    *Profesora-investigadora titular, responsable tcnica del proyecto, cole-gio de Postgraduados, campus montecillo.

  • VernicaVzquezGarca

    amable con la que se dirige, su visin para organizar y realizar eventos, nuestras actividades no hubieran tenido xito. Ella fue la principal responsable de la propuesta de capacitacin en derechos humanos de las mujeres, que replicamos cuatro veces, y que tantas enseanzas nos dej a todos y todas. nef-tal aport su habilidad al volante en las accidentadas carrete-ras de oaxaca, as como su conocimiento de los muchos mu-nicipios que conforman al estado. nos fue develando poco a poco los misterios de su tierra, de la cual se siente compren-siblemente orgulloso. Fue l quien nos condujo a cada presi-denta y funcion como vnculo permanente con ellas, y con diversas instituciones de oaxaca. tanto naima como neftal fueron particularmente eficientes para obtener informacin oficial (legal, estadstica) de utilidad para el proyecto.

    Zaira alhel Hiplito Lpez realiz la tarea de ubicar, en-trevistar y transcribir las entrevistas de ocho presidentas para su tesis de maestra en la Pontificia universidad catlica de chile. Hice mi primer recorrido por oaxaca en su compaa, cuando mi institucin estaba en huelga (dur tres meses), yo estaba sin cobrar y sin acceso a los recursos del proyecto. Zaira me hosped en su casa, me cedi su recmara y comparti su cocina, televisin, computadora y telfono conmigo. Fue mi primer acercamiento al arte de compartir, que tan famosos hace a los y las oaxaqueas.

    naima, neftal y Zaira sufrieron mi obstinacin con los textos cuidados y las bibliografas ordenadas y completas. si en algn momento el sufrimiento lleg a su lmite, nunca lo supe. Los tres tienen slidos principios de crianza, de los cua-les sal enormemente beneficiada.

    originalmente el libro estaba pensado en captulos de au-tora individual. naima tena dos, neftal uno, otro ms llevaba la coautora de ambos, yo me ocup del resto. Pero al hacer el dictamen del libro, Dalia Barrera Bassols claramente detect

  • Agradecimientos

    mi obstinacin ya mencionada. me coment que las autoras individuales no estaban funcionando porque todos los captu-los parecan escritos por una misma mano (es cierto que los revis y correg muchas veces). me recomend que me hicie-ra totalmente responsable del libro y nombrara a naima y neftal como mis colaboradores.

    El libro fue dictaminado no slo por Dalia, sino tambin por jorge Hernndez Daz. ambos me ayudaron a transfor-mar su contenido, lo acomodaron para que naciera de cabeza, sin el cordn enredado, sin dificultades para respirar. La pri-mera es una connotada especialista en el tema de presidentas municipales; el segundo es uno de los acadmicos que mejor conoce la madeja municipal oaxaquea. Fui muy afortunada al haber tenido a dos investigadores de primer nivel como dictaminadores. agradezco infinitamente su trabajo profesio-nal, desinteresado y voluntario.

    agradezco a martha Patricia jerez salas, profesora-inves-tigadora del instituto tecnolgico del Valle de oaxaca, y a sus estudiantes roco aparicio snchez, Katy Guadalupe Gutirrez Lpez y sandra Esmeralda rivera Vargas, por su apoyo en el Primer Encuentro de Presidentas municipales de oaxaca, rea-lizado en la ciudad de oaxaca el 28 de noviembre de 2009. La presidenta de tlalixtac de cabrera, rafaela Hernndez chvez; el presidente de san Pedro y san Pablo ayutla, ambrosio an-tonio Basilio; y el de santa catarina Lachatao, juan santiago Hernndez, as como sus concejales, nos dieron el aval para realizar en sus respectivos municipios el taller de capacitacin Diagnstico municipal con Enfoque de Gnero. Vernica Her-nndez cruz, roberto Hernndez cruz y Hctor aparicio Hernndez, de Ecotur Lachatao, hicieron del segundo En-cuentro de Presidentas municipales de oaxaca, realizado el 28 y 29 de mayo de 2010 en santa catarina Lachatao, una expe-riencia inolvidable. coral rojas serrano, jazmn carrasco

  • Hernndez, mary Loreley melndez servn y alejandrina Gar-ca Dvila, estudiantes del colegio de Postgraduados, colabo-raron con la relatora de dicho encuentro. carolina muoz rodrguez continu con el trabajo de diagnstico en ayutla, el municipio donde la propuesta de capacitacin fue mejor reci-bida. En conjunto, todos/as contribuyeron a que el proyecto de investigacin saliera del cubculo universitario y tuviera resonancia en un grupo ms amplio, que la informacin se devolviera y socializara, que las presidentas se conocieran y organizaran. Gracias a ellos y ellas fue posible el difcil trnsi-to de la investigacin a la investigacin-accin.

    Finalmente, debo agradecer a las 19 oaxaqueas que par-ticiparon en este proyecto. son como las mujeres que inspira-ron a silvio rodrguez para escribir: me estremecieron muje-res que la historia anot entre laureles. y otras, desconocidas, gigantes, que no hay libro que las aguante. Es mi intencin que el esfuerzo que ahora pongo en sus manos, s las aguan-te. ojal.

    [Agosto de 2010]

  • 11

    Los xitos de las mujeres, a menudo, se presentan como ha-zaas insospechadas. Lo son porque, comparados con los de los hombres, se conocen en menor cuanta. Pero no se trata de un mero accidente; esta percepcin manifiesta la asimetra de las relaciones entre mujeres y hombres, en las que aqullas compiten en desventaja, aunque tal circunstancia pocas veces se reconoce en un mundo patriarcal. a pesar de que existen trabajos sobre la presencia femenina en el mbito municipal (Barrera y massolo, 1998), todava es un tema en el que es necesario profundizar. Por tanto, estudiar lo que sucede con las presidentas municipales en oaxaca resulta una empresa vanguardista, especialmente cuando se trata de analizar una experiencia en la que la competencia se inserta en un ambien-te poco propicio para las mujeres (Zafra, 2009). as lo revela de manera acuciosa el conjunto de 12 captulos que compo-nen Usos y costumbres y ciudadana femenina. Hablan las presi-dentas municipales de Oaxaca, 1996-2010, libro de escrupulosa elaboracin, de Vernica Vzquez Garca y colaboradores, que proporciona un panorama detallado de lo que han vivido las mujeres que, en oaxaca, han sido designadas para ocupar el

    *Profesorinvestigador del instituto de investigaciones sociolgicas de la universidad autnoma Benito jurez de oaxaca (iisuaBjo).

    PrefacioJorge Hernndez Daz*

  • 12JorgeHernndezDaz

    puesto poltico de mayor jerarqua en los ayuntamientos, es-pecialmente desde un rgimen electoral alternativo al de los partidos polticos.

    Los testimonios contenidos en este volumen ofrecen, en voz de las protagonistas, las condiciones en las que asumie-ron sus cargos y los avatares de sus respectivas administra-ciones, lo cual da constancia de la situacin de las mujeres en el mbito pblico oaxaqueo. El texto es abundante en datos recolectados en el campo, con los cuales la autora documenta el origen social y tnico de las ediles. La trayectoria poltica, los niveles educativos y la historia familiar de cada una, se encuentran aqu expuestos mediante un cuidadoso tejido dis-cursivo que combina el testimonio de quienes gobernaron o gobiernan los municipios.

    Paso a paso nos enteramos de lo que ha sucedido con las mujeres que han asumido las presidencias municipales designa-das por el sistema electoral de normas consuetudinarias en los ltimos cuatro periodos administrativos, es decir, desde 1999 a 2010. En 12 aos, 18 mujeres han asumido la responsabilidad de encabezar los cabildos de municipios, cargo que se obtiene por la va de las normas consuetudinarias. a estas historias se suma el publicitado caso de Eufrosina cruz, a quien se impidi acceder a dicha responsabilidad por el hecho de ser mujer.

    Vernica Vzquez Garca despliega los argumentos de las presidentas mediante un dilogo simultneo: no se trata de un ejercicio retrico, sino que es el resultado de una propuesta metodolgica definida, la interaccin con las ediles va ms all de las entrevistas, con ellas contrast la informacin recabada con la finalidad de obtener precisin y retroalimentacin para el anlisis, lo que le permiti escudriar cada uno de los datos y su posicionamiento como personajes polticos, presentando esta investigacin como una espiral que da cuenta de los di-lemas del rgimen electoral de normas consuetudinarias.

  • Prefacio13

    Las experiencias de las que hablan las presidentas muni-cipales estn insertas en una coyuntura en la que el ejercicio de una nueva ley electoral contribuye, sin haber sido su inten-cin, a visibilizar la situacin de las mujeres en el mbito po-ltico. con el nombre de Eleccin por usos y costumbres de las comunidades indgenas, en 1995, el congreso local aprob un libro, el iV, que se adiciona al cdigo electoral oaxaqueo. La iniciativa de ley propuso la legitimacin de la eleccin de los integrantes del cabildo segn la tradicin local imperante; de esta forma daba reconocimiento a una prctica comn por la va de los hechos en los municipios oaxaqueos. as queda-ron establecidos legalmente dos sistemas electorales: por un lado, el sistema de normas consuetudinarias y, por el otro, el de competencia partidista.

    En cuanto a las localidades se refiere, el efecto del recono-cimiento al sistema de normas consuetudinarias es restringi-do; aunque sus implicaciones pudieran abarcar otras dimen-siones de la realidad social de las poblaciones de oaxaca, y aunque para algunos es la forma ms democrtica de realizar la eleccin de autoridades municipales, el resultado ha sido contradictorio. uno de los reproches ms generalizados hacia el ejercicio de estas normas, es que inhiben el ejercicio del derecho de las mujeres a la participacin y al voto en la eleccin de autoridades municipales y, por lo tanto, su reco-nocimiento jurdico legitima formas de exclusin social (Vels-quez, 2000). Entre estas posiciones se observa una mirada de situaciones en que las mujeres participan o son excluidas, dependiendo de la manera en que se concepte, en cada uno de los municipios, a los ciudadanos de la localidad; de esta circunstancia, algunos casos han sido documentados (Her-nndez-Daz y Zrate, 2007).

    confirmar una cifra exacta de aquellos casos en los que las mujeres son excluidas es siempre controvertible; aunque

  • 14JorgeHernndezDaz

    existen aproximaciones, una estudiosa de este asunto estima que en el 18 por ciento de los municipios registrados por nor-mas consuetudinarias, a las mujeres les est vedado sufragar (Velsquez, 2000). Esta prohibicin, justamente, se explora a lo largo de las pginas de este libro, donde se exploran las condiciones contextuales que han favorecido la designacin de las mujeres como ediles, relevante especialmente porque se trata de en un espacio tradicionalmente monopolizado por los hombres. como dice Vernica Vzquez Garca, son histo-rias de 19 mujeres transgresoras que, al constituirse como candidatas (una) y/o presidentas municipales (las otras 18), hacen historia en cada uno de sus municipios, considerando que las mujeres no han sido beneficiarias de las reformas que en poco o nada han modificado su condicin de exclusin.

    Desafortunadamente, sta no es una situacin privativa de los municipios oaxaqueos. La informacin de la Encuesta sobre Desarrollo Municipal 2000, levantada por el instituto na-cional de Desarrollo social (inDEsoL) y el instituto nacional de Estadstica, Geografa e informtica (inEGi) en el ao 2000, da un panorama muy preciso de la situacin que priva en el pas. En aquel ao, del total de los 2,421 municipios para los que exista informacin, en 1,009 las mujeres no participaban en los ayuntamientos. Es decir, en el 58 por ciento de los muni-cipios del pas estaba ausente la participacin femenina, pero al considerar aquellos municipios que tienen una poblacin indgena de ms de 80 por ciento, el porcentaje de los muni-cipios en los que se mantiene en esta condicin a las mujeres aumenta a 85 por ciento. tales datos son prueba fehaciente de la escasa presencia de las mujeres en la administracin muni-cipal en general. Pero la diferencia se ampla considerable-mente, si se toma en cuenta slo a quienes encabezan los cabildos; en ese entonces, nicamente 98 municipios estaban gobernados por presidentas, de ellas, slo siete lo eran en

  • Prefacio15

    municipios que tenan entre 60 y 80 por ciento de poblacin indgena, y ocho en aquellos municipios que tenan entre 80 y 100 por ciento de poblacin indgena.

    En 1999 fueron seis municipios por el rgimen de partidos y cuatro por el de usos y costumbres gobernados por muje-res. Las presidentas electas por competencia partidista eran todas del Partido revolucionario institucional (Pri), cuatro en el distrito de juchitn. Es evidente que la participacin de las mujeres es nfima, slo el 0.87 por ciento del total de los mu-nicipios estaba gobernado por mujeres. La distincin entre los municipios de normas consuetudinarias y el de competencia partidista, es reveladora. mientras por partidos polticos las mujeres lograron gobernar en el 3.28 por ciento de los muni-cipios en disputa, por usos y costumbres slo lo hicieron en el 1.2 por ciento (Zafra, 2009).

    En las elecciones de 2001 nuevamente fueron electas 10 presidentas municipales, esta vez cuatro por el sistema de competencia partidista: san Blas atempa, santiago jamilte-pec, Valerio trujano y santo Domingo Petapa. En Huajuapan de Len una mujer gobern al municipio despus de que se declar inelegible al candidato panista, quien haba ganado las elecciones. En esa ocasin los partidos polticos haban inscri-to a 22 mujeres para la competencia. seis fueron las mujeres que accedieron al poder municipal por va de las normas con-suetudinarias. Por el sistema de partidos polticos, 22 mujeres compitieron para presidentas municipales, el 1.8 por ciento de las 407 planillas registradas por los principales partidos pol-ticos existentes en oaxaca; de ellas, cuatro ganaron las elec-ciones. como resultado del proceso electoral de 2001, 10 mu-nicipios seran gobernados por mujeres: seis de usos y costumbres el 1.4 por ciento y cuatro de partidos polticos, el 2.6 por ciento. Por diversos conflictos polticos, varias deja-ron el cargo. En los comicios de 2004 resultaron electas como

  • 16JorgeHernndezDaz

    presidentas municipales ocho mujeres. Esta vez slo una fue nombrada por el sistema de normas consuetudinarias, en la regin mixteca, en la comunidad de san Pedro yucunama. Por el rgimen de competencia partidista ganaron siete.

    En 2007, 32 mujeres fueron registradas para competir por la primera concejala en sus municipios, de un total de 545 candidatos registrados por nueve partidos polticos ante el instituto Estatal Electoral de oaxaca (iEEo); esto significaba que slo el 5.8 por ciento de las planillas incluan a una mujer como primer concejal. al final, 12 mujeres gobernaron en los municipios de la entidad; tres por el sistema de normas con-suetudinarias. Por el rgimen de competencia partidista fue-ron electas nueve mujeres (Zafra, 2009).

    Las condiciones no eran diferentes antes de que se apro-bara el Libro iV del ciPPEo y se incluyera la proscripcin de los partidos polticos en las elecciones municipales de aquellos municipios incluidos en el catlogo de normas consuetudina-rias: en 1997, nueve mujeres se encontraban gobernando los municipios oaxaqueos. sin embargo, tampoco se pueden ignorar estas cifras, ya que tales hechos eran escasos, no en vano se presentan como casos ejemplares.

    El estudio de la participacin poltica de las mujeres en zonas rurales y especialmente en el rgimen de normas con-suetudinarias ha sido limitado; se han estudiado los dilemas1 que supone este sistema electoral (Hernndez-Daz y toledo, 2007; Zafra, 2009), pero hasta ahora no se haba contado con un texto exhaustivo dedicado a las alcaldesas electas bajo estas circunstancias. Por lo anterior, es un mrito de Vernica

    1En varios municipios las mujeres tienen limitados sus derechos polti-cos; en otros se encuentran en las mismas circunstancias los avecindados, los habitantes de las agencias o los practicantes de una religin distinta a la mayoritaria (la catlica, en el comn de los casos). Por regla general, en el gobierno municipal designado por la va de las normas consuetudinarias, no estn representadas las minoras.

  • Prefacio1

    Vzquez Garca y sus colaboradores, situar en su contexto a todos y cada uno de los casos de mujeres electas bajo esta distincin. se observa la manera en que las mujeres estn construyendo y/o reconstruyendo los contenidos que dan sustento a su pertenencia en las comunidades, su ciudadana y los derechos a ella asociados, que en la norma les han otor-gado pero que en la prctica les son negados.

    resalta el inters por conocer las razones que han hecho posible que las mujeres ocupen cargos de representacin popular. En otros mbitos, por ejemplo, la va de acceso de las mujeres al poder han sido, y siguen siendo, las redes familia-res; aunque en la medida en que ascienden los estratos del aparato burocrtico, aparecen menos mujeres a pesar de los apoyos. Este patrn se repite, con sus particularidades, en los municipios estudiados por Vernica Vzquez Garca, y es de tal manera explcito, que puede ser representado en un esquema piramidal en el libro, donde encontramos claramen-te las aspiraciones de las ediles al llegar a las alcaldas y lo que sucede con esos anhelos. De las 18 presidentas, slo una, sofa castro, consigui escalar en dicha pirmide para llegar a ocupar en dos ocasiones una curul en la legislatura estatal y otra en la legislatura federal. otras aceptaron los ofrecimien-tos, pero no concretaron sus aspiraciones. En aquellos casos donde las mujeres han sido electas por el sistema de compe-tencia electoral, es ms frecuente su ascenso, aunque igual-mente se quedan a medio camino o se ubican en posiciones burocrticas. En ambos casos se involucran figuras masculi-nas: las mujeres que escalan en la jerarqua pblica han con-tado con el apoyo de polticos encumbrados, situacin que se ilustra muy bien con el caso de sofa castro, quien ascendi gracias a sus vnculos polticos con el entonces gobernador jos murat. Ejemplos como ste, ya se haban presentado anteriormente; uno es el de la maestra cirila snchez, quien

  • 1JorgeHernndezDaz

    tambin fue diputada federal, y en ese entonces tuvieron un peso importante sus relaciones con el gobernador Heladio ramrez Lpez y, ms tarde, con el presidente carlos salinas de Gortari. En otros casos, las mujeres ascienden polticamen-te por las relaciones familiares y de poder que mantienen con los personajes importantes de las comunidades. aunque exis-ten patrones generales, en este estudio se observa cmo, en cada caso, las circunstancias son diferentes y es el contexto el que determina y enriquece la valoracin que se haga al respecto del tema.

    Por qu llegan las mujeres a ocupar la posicin ms im-portante entre los concejales, en los municipios donde se de-signa a las autoridades municipales a travs de las normas locales? una hiptesis para explicar este hecho en mbitos urbanos, es que estas mujeres ya contaban con un capital poltico previo. En el sistema de normas consuetudinarias, este juicio es vlido en algunas ocasiones, pero en otras, las mujeres acceden a estas posiciones en circunstancias sui ge-neris, en las cuales no se presenta alguna de las condiciones antes citadas, lo que obliga a suponer que existen otros ele-mentos para completar la explicacin. Entre ellos se incluyen las mujeres en mbitos rurales que han conseguido mayor escolaridad, adems de otros fenmenos como la migracin, que ha abierto posibilidades de participacin a las mujeres en la esfera pblica; de hecho, no se trata de un cambio en las condiciones de las mujeres en las localidades donde esto ha sucedido: han sido obligadas ante la falta de varones.

    Esta circunstancia social es una tendencia en la regin de la sierra norte. En yatzachi El Bajo, las mujeres solteras pres-tan servicio; inician como topiles, al igual que los varones, y continan en otros comits, pero su participacin en el siste-ma de cargos se interrumpe al momento de contraer matrimo-nio, porque a partir de ah la representacin, segn las nor-

  • Prefacio1

    mas locales, es familiar. un ejemplo de otra regin es el de san mateo Xindihui, en la mixteca, donde las mujeres, a causa de la migracin, han podido participar en las elecciones. actual-mente, despus de que se tomaron varias medidas para detener el flujo migratorio y regresaron muchos de los varones, para la eleccin de sus autoridades se hacen dos asambleas: una exclusiva para los hombres pues las mujeres deben quedar-se en casa cuidando a los hijos y otra exclusiva para las mujeres pues corresponde a los hombres quedarse en casa y cuidar a los hijos (juan martnez, 2003).

    La informacin que proporciona Usos y costumbres y ciu-dadana femenina. Hablan las presidentas municipales de Oaxa-ca, 1996-2010, contribuye a valorar adecuadamente las formas y los mecanismos del ejercicio del poder, en aquellos lugares donde rigen las normas locales. El anlisis y documentacin de los casos, permite evaluar las perspectivas que consideran estos gobiernos como democracias perfectas. La ausencia de una militancia y competencia partidista al interior de estos municipios, ha sido un slogan de polticos y acadmicos; en este libro se muestra, en cambio, que algunas mujeres llegan a ocupar cargos pblicos por el trabajo que han realizado dentro de las organizaciones sociales, o promovidas por par-tidos polticos, sin descartar, por supuesto, las condiciones asimtricas que por su condicin de gnero, las mujeres tie-nen que afrontar para ser electas en contextos patriarcales, por lo cual para ellas representa mayor esfuerzo el trabajo organizativo o la militancia partidista.

    al estudiar los costos sociales que deben pagar las muje-res en comunidades regidas por sistemas de normas consue-tudinarias para desempear sus cargos, encontramos una amplia descripcin de la manera en que las presidentas han resuelto tales problemas y enfrentado las dificultades; a pesar de que la participacin de las mujeres impacta en lo que hacen

  • 20JorgeHernndezDaz

    o piensan otras mujeres, que se sienten orgullosas de que una mujer acceda al poder comunitario y que ven la oportunidad para aumentar la presencia femenina en el mbito pblico, tal situacin no ha implicado una modificacin en los esquemas de subordinacin patriarcal. Las mujeres, en estos casos, ad-quieren responsabilidades y obligaciones adicionales a las que tradicionalmente les han sido asignadas. Esta carga adi-cional es discutida y documentada en el libro. La doble o triple jornada es descrita en todas su dimensiones. En estas condi-ciones, la pregunta obligada es cmo construyen y ejercen las mujeres su ciudadana en estos contextos?

    La respuesta no es sencilla, pero en los testimonios verti-dos a lo largo de esta obra, se hallan senderos para plantear un modelo de reflexin al respecto. Las 18 mujeres que se han desempeado como ediles en los municipios respetando sus reglas locales, tienen una experiencia de participacin previa en la formacin de organizaciones sociales, en los comits comunitarios, como integrantes de otras organizaciones de carcter comunitario, como son las organizaciones religiosas, y aun en los grupos productivos, impulsados por la iniciativa de los partidos polticos, lo que les ha permitido fortalecer o formar liderazgo.

    una clara diferencia entre las presidentas de los municipios que eligen a sus autoridades por competencia partidista y las que lo hacen por normas consuetudinarias, es que las primeras si-guen una carrera poltica, mientras que las segundas lo consiguen en menor proporcin, como bien lo muestra este libro. En casi todos los casos, los testimonios certifican que las mujeres que han conseguido estas posiciones tienen, o tenan, inters para convertirse en actores polticos activos al interior de su comuni-dad. sta es la caracterstica principal que las distingue del resto de mujeres de la misma poblacin, pues aun cuando pudiera existir un nmero considerable de mujeres con la capacidad

  • Prefacio21

    para ocupar el puesto, tambin se hacen presentes factores de naturaleza personal, como la seguridad y, de acuerdo con la ver-sin de las mismas mujeres, carcter para salir adelante.

    En este mismo sentido y refirindonos a los casos presen-tados en el libro, las mujeres exitosas en el mbito pblico tienen caractersticas diversas en lo que se refiere a su estado civil: ocho de las mujeres entrevistadas son solteras, dos son viudas, otra es divorciada y el resto estn casadas. a diferen-cia de los hombres, las presidentas saben que se enfrentan a la estructura familiar al momento de tomar la decisin de ha-cer poltica. Estos casos se pueden ejemplificar tanto con las mujeres que fueron electas por el sistema de competencia partidista, como con el de normas consuetudinarias.

    El captulo que cierra el libro, previo a las conclusiones, es el que se refiere a Eufrosina cruz, una mujer indgena que quiso ser presidenta municipal de santa mara Quiegolani, su tierra natal, y fue vetada por los varones, quienes esgrimieron como argumento para sustentar tal exclusin, que en esa loca-lidad las normas tradicionales indican que las mujeres no par-ticipan en el proceso de designacin de los integrantes del ayuntamiento. El hecho tuvo un impacto significativo en el acontecer poltico de la entidad. La historia de cruz ha sido repetida una y otra vez en distintos medios nacionales e inter-nacionales. Este pequeo municipio, integrado por tres comu-nidades (la cabecera y dos agencias municipales), apenas supe-ra el millar y medio de habitantes, y para llegar ah se requieren nueve horas de viaje desde la capital estatal. ahora es referen-cia nacional para ejemplificar la discriminacin de las mujeres. El gobernador en turno, ulises ruiz, visit por vez primera Quiegolani y desde ah instruy (exhorta, dice l, pero se sabe que es mero eufemismo) al congreso local para que a la breve-dad realice una reforma electoral al sistema de usos y costum-bres. Finalmente, el congreso local aprob una reforma al

  • 22JorgeHernndezDaz

    ciPPEo, que establece: son electores en los municipios de usos y costumbres, todos los hombres y las mujeres mayores de dieciocho aos, que residan habitualmente en los mismos, en pleno uso y goce de sus derechos y obligaciones constituciona-les. El efecto poltico ha sido de tal magnitud que a pesar de que Eufrosina cruz mencion, en varias ocasiones, que le ha-ban ofrecido ser candidata para la diputacin y que no acepta-ra porque lo primero que le interesaba era la situacin de Quiegolani, al final acept encabezar la lista de los candidatos plurinominales por el Partido accin nacional (Pan) y desde 2010 ocupa una de las curules en el congreso estatal.

    En suma, la complejidad y diversidad de aristas que con-tiene el tema, llaman a la reflexin por parte de los diversos actores sociales directa o indirectamente involucrados. La presentacin y el desarrollo que Vernica Vzquez Garca lo-gra, a lo largo de los 12 captulos, de los testimonios recabados y el anlisis del contexto en que stos se sitan, demostrar lo indispensable que resulta un proyecto de esta naturaleza y la contribucin que, desde ahora, significar para la compren-sin y el seguimiento de un hecho social ineludible.

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  • 25

    En 1990, la constitucin de oaxaca, en su artculo 16, recono-ci la composicin tnica plural del estado. El cdigo de instituciones Polticas y Procedimientos Electorales del Estado de oaxaca (ciPPEo) fue reformado en 1995 para incorporar a los usos y costumbres (uyc) como forma de elegir autoridades municipales y, por segunda vez en 1997, para prohibir la in-tervencin de partidos polticos en los procesos electorales de los 418 municipios regidos por uyc. Este estado tiene aproxi-madamente una cuarta parte de los municipios de todo el pas (570, la mayora de los cuales no supera los 5,000 habitantes), porque desde tiempos coloniales, constituirse como munici-pio permiti a las comunidades indgenas preservar su terri-torio y asegurar la reproduccin social. Las reformas al cdigo electoral fueron acompaadas de la Ley de Derechos de los Pueblos y comunidades indgenas, aprobada en 1998 por el congreso local.

    La cronologa en sentido estricto es la siguiente: el 30 de agosto de 1995 el congreso del estado aprob la reforma al ciPPEo en lo relativo a la renovacin de autoridades municipa-les por sistemas electorales tradicionales. En marzo de 1997 se reformaron los artculos 25, 29 y 98 de la constitucin Po-ltica de oaxaca, para hacer ms explcito el reconocimiento a

    Captulo1

    Objetivos y alcances del presente trabajo

  • 26VernicaVzquezGarca

    los derechos electorales de los pueblos indgenas del estado. En septiembre de este mismo ao, se hicieron ms adecuacio-nes al ciPPEo en lo referente al Libro iV: De la renovacin de ayuntamientos en municipios que Electoralmente se rigen por normas de Derecho consuetudinario, con el argumento jurdico de dar mayor funcionalidad y claridad al ordenamien-to del proceso electoral por usos y costumbres. Finalmente en 1998 se promulg la Ley de Derechos de los Pueblos y comu-nidades indgenas de oaxaca (EDuca, 2010).

    Estas reformas constituyen el primer reconocimiento formal al sistema de uyc como forma de gobierno (ver castro, 2005), el cual se dio en el estado con el mayor nmero de in-dgenas en el pas.2 aproximadamente la mitad de los habitantes de oaxaca pertenecen a una de las 16 etnias3 que lo confor-man, con un total de 1,091,502 indgenas, segn el conteo de 2005 (Valladares, 2004; anaya, 2003; Hernndez y Lpez, 2006; Barrera, 2006; canedo, 2008).

    El reconocimiento a los uyc obedeci a la intencin del gobierno estatal del Pri de neutralizar a la oposicin (Partido de la revolucin Democrtica, PrD), que haba obtenido resul-tados sin precedentes en las elecciones para diputados locales en 1995 y, sobre todo, para salvaguardar la estabilidad poltica de oaxaca a raz del levantamiento del Ejrcito Zapatista de Liberacin nacional (EZLn). La defensa del territorio y de la autonoma ha sido una de las causas ms aejas del movi-miento indgena oaxaqueo, especialmente desde principios de los aos ochenta (recondo, 2001, 2004; anaya, 2003). El

    2otros estados con presencia indgena han hecho lo propio, pero aos ms tarde. Por ejemplo, en diciembre de 2009 el congreso de chiapas aprob una Ley de Derechos indgenas que reconoce a instituciones sociales indge-nas y brinda respeto pleno a los derechos de las comunidades.

    3Zapotecos, mixtecos, mazatecos, mixes, chinantecos, chatinos, chonta-les, cuicatecos, triquis, chocholtecas, huaves, zoques, nahuas, amuzgos, ta-cuates e ixcatecas (Barrera, 2006).

  • Objetivosyalcancesdelpresentetrabajo2

    reconocimiento legal de los uyc constituye una importante apertura al pluralismo jurdico, pero tambin puede inter-pretarse como una nueva expresin de control estatal sobre procesos locales de autonoma (martnez, 2005).

    Pacheco (2003) define a los uyc como una forma de au-togobierno procedente de tiempos coloniales. se trata de un sistema normativo compuesto por cuatro principios recto-res: obligatoriedad, servicio, reciprocidad y prestigio (canedo, 2008). Para recondo (citado en Hernndez y Lpez, 2007:268): los usos y costumbres son unas instituciones y prcticas hbridas, como cualquier tipo de manifestacin cultural e ins-titucional; son elementos compuestos de diferentes rasgos, elementos que se han ido firmando, formulando y cambiando en el transcurso de la historia, en la interaccin entre lo local y lo nacional.

    martnez Luna (2003) considera que el trmino de uyc es peyorativo y propone el de comunalicracia, para referirse a la voluntad individual de ser colectividad al hacerse partcipe de actividades de poder, trabajo, fiesta y relacin con el terri-torio. La comunidad disea sus normas a travs de sistemas propios, con la asamblea general como la mxima instancia donde se deciden los cargos (de carcter temporal y obligato-rio, lo cual impide la permanencia en el poder), las actividades de gobierno y el tequio, que stas requieren. En la misma l-nea, Vicente (2005) propone el trmino de sistema normativo comunitario y Dalton (2005:52) contrasta al derecho (llamado positivo) occidental de leyes escritas con las leyes que se ejercen por tradicin oral, y que defino como derecho autc-tono.

    Hemos decidido conservar el trmino de uyc por ser el ms reconocido en el mbito acadmico y legal. nos apega-mos a la definicin de recondo por su nfasis en el proceso de hibridizacin, que permite concebir a los sistemas norma-

  • 2VernicaVzquezGarca

    tivos comunitarios como producto de transformaciones hist-ricas donde las polticas estatales y nacionales tienen un papel que jugar. La definicin de recondo trasciende el mbito local, nos ayuda a ubicar a las comunidades dentro de contextos especficos ms amplios. En un estado donde el Pri ha gober-nado prcticamente a lo largo de todo el siglo XX y lo que va del XXi, la hibridizacin de distintas tradiciones polticas y el estilo corporativo y clientelar del partido en el poder, son sin duda elementos importantes al analizar procesos comunita-rios de toma de decisiones.

    Para que un municipio sea considerado de uyc de acuerdo con la ley, debe cumplir dos premisas establecidas en el artculo 132 del captulo primero, Libro iV del ciPPEo:

    manifestar formas de instituciones polticas propias, con reglas internas o procedimientos especficos para la re-novacin de sus ayuntamientos, de acuerdo con la cons-titucin en lo referente a los derechos de los pueblos indgenas.

    reconocer a la asamblea general comunitaria como el prin-cipal rgano de consulta y designacin de cargos para inte-grar el ayuntamiento.

    cada ao, el consejo General del instituto Estatal Electo-ral (iEE, 2010) publica el catlogo de municipios que deben renovar autoridades. cada municipio se organiza internamen-te con respecto al procedimiento, fecha, hora y lugar, y al final de la eleccin se elabora un acta que es turnada al consejo General del iEE para declarar la validez de la eleccin y expedir las constancias de mayora. stas son enviadas a la cmara de Diputados, que a su vez las expide para su publicacin en el peridico oficial. Las autoridades toman posesin de sus cargos el primero de enero y no pueden estar ms de tres aos. En 59 municipios las autoridades duran un ao, en 27

  • Objetivosyalcancesdelpresentetrabajo2

    se quedan ao y medio, en dos, dos aos, y en el resto (330) los tres aos completos.

    Existe una enorme diversidad entre los 418 municipios usocostumbristas de oaxaca. Para empezar, no en todos es mayoritaria la poblacin indgena. si entendemos a lo indge-na nicamente como el manejo de la lengua, en 40 por ciento de los 418 municipios slo 20 por ciento o menos de la pobla-cin, habla una lengua indgena; en 33 por ciento lo hace 81 por ciento de la poblacin o ms (Durand, 2007). Los uyc tambin varan en funcin de la creciente influencia de religio-nes distintas a la catlica, niveles ms altos de escolaridad, profesiones con mayor prestigio (por ejemplo la docencia), la migracin, entre otros factores (Durand, 2007; aguirre, 2004; Zenno, 2007).

    uno de los temas ms actuales y controvertidos en torno a los uyc es la participacin poltica femenina. a finales de 2007 nos enteramos, a travs de los medios de comunicacin, que las elecciones para la presidencia municipal de santa mara Quiegolani, oaxaca, haban sido interrumpidas porque Eufrosina cruz estaba obteniendo votos a su favor en un mu-nicipio regido por uyc, donde tradicionalmente las mujeres no compiten por la presidencia. El caso de Eufrosina cruz trajo al debate nacional el tema de los derechos polticos de las mujeres en municipios usocostumbristas oaxaqueos y ms ampliamente en comunidades indgenas del pas. En este de-bate las sociedades indgenas fueron representadas como bastiones del patriarcado que rige la vida de las otras, aque-llas mujeres sometidas a los hombres indgenas antimoder-nos del mxico profundo.

    En un intento por desarticular la visin etnocntrica que ha dominado el debate sobre los uyc, pero seguir viendo crtica-mente la construccin de relaciones e identidades de gnero, etnia y clase al interior de los municipios que se rigen por ellos,

  • 30VernicaVzquezGarca

    esta obra tiene por objetivo analizar las experiencias con el poder municipal de mujeres que fueron electas (18) o candidatas (una), a la presidencia municipal en 19 municipios usocostumbristas oaxaqueos desde 1996, primera eleccin municipal que tiene lugar despus de la modificacin al ciPPEo realizada en 1995.

    La muestra de 18 presidentas se conform gracias a un intenso trabajo de gabinete, donde se consultaron diversas fuentes (Dalton, 2003a; Barrera, 2006; sistema nacional de informacin municipal, 2008; Enciclopedia de municipios de mxico, 2008; instituto Electoral del Estado de oaxaca, 2008). cuatro presidentas fueron nombradas en el trienio 1999-2001, seis en el trienio 2002-2004, cuatro en el 2005-2007, y cuatro en el 2008-2010. todas tienen en comn ser las primeras presidentas en cada uno de sus municipios. La decima-novena mujer entrevistada fue precisamente Eufrosina cruz.

    Las cifras indican la escasa representacin femenina en el cargo de presidente/a en municipios regidos por uyc, incluso ms baja que en el sistema partidista (Zafra, 2005, 2009). En el periodo 2002-2004, 3.3 por ciento de los municipios partidistas oaxaqueos tenan por presidenta a una mujer, contra 1.43 por ciento de los municipios usocostumbristas. En el periodo 2005-2007 la diferencia entre ambos regmenes era ms amplia: 5.2 por ciento (municipios partidistas) versus 0.9 por ciento. Las pro-porciones son parecidas cuando se toma en cuenta a todo el ayuntamiento. En 2006, 22 por ciento de los municipios de oaxa-ca (125 de 570) tenan a una o ms mujeres en algn cargo del ayuntamiento, pero haba ms en los municipios partidistas (en 50.7 por ciento de stos haba alguna mujer) que en los usocos-tumbristas (11.5 por ciento tenan a alguna mujer). De 183 regi-doras, 54 (29.5 por ciento) haban sido nombradas por el sistema de uyc; 60 (32.8 por ciento) ganaron por el Partido revoluciona-rio institucional (Pri), 42 (22.9 por ciento) por el Partido de la revolucin Democrtica (PrD), 15 (8.2 por ciento) por el Partido

  • Objetivosyalcancesdelpresentetrabajo31

    accin nacional (Pan), y el resto por el Partido Verde Ecologis-ta de mxico (PVEm), convergencia u otros partidos. oaxaca destaca desde hace aos como el estado en que se elige un nmero de presidentas municipales que, considerando el ele-vado nmero de municipios de dicha entidad, es bajo frente al porcentaje promedio nacional, como ocurre tambin en el caso de las sndicas y de las regidoras (Barrera, 2006:27).

    La muestra del presente libro refleja la diversidad del siste-ma de uyc. Dieciocho de las 19 mujeres entrevistadas tienen orgenes indgenas, pero slo cinco hablan la lengua. sin embar-go, una mayora (14) se autodefinen como indgenas a partir de rasgos culturales que sern explorados ms adelante. Partimos del hecho de que, aunque la lengua se haya perdido y las muje-res hayan recibido educacin formal, la reivindicacin de los uyc forma parte de un proyecto ms amplio, que define a las perso-nas como indgenas ms all de su habilidad de hablar la lengua. Entendemos la identidad tnica desde una postura antiesencia-lista, como un proyecto dinmico a travs del cual determinados grupos sociales se distinguen a s mismos de otros. La resignifi-cacin de la identidad indgena ha sido til para organizarse po-lticamente en torno a ciertas demandas, por ejemplo la autono-ma. Este proceso de resignificacin interacta con otras dimensiones sociales, como la clase y el gnero, dando lugar a configuraciones especficas (stephen, 1991). analizarlas en el contexto de los municipios usocostumbristas, a partir de las ex-periencias de 19 mujeres con el poder municipal, es el principal objetivo de este trabajo.

    Metodologa y estrategia de anlisis

    La base de datos empleada cubre slo dcada y media, desde que los uyc fueron reconocidos en el estado (1995) hasta

  • 32VernicaVzquezGarca

    2010. Esto no quiere decir que antes no haya habido presiden-tas en el estado, sino simplemente que nosotros decidimos acompaar a todas las que oficialmente han gobernado este tipo de municipios.

    El proyecto fue realizado a lo largo de dos aos. a media-dos de 2008, hicimos una base de datos con informacin so-bre las mujeres que han gobernado municipios usocostum-bristas desde el trienio 1996-1998. originalmente se encontraron 24, pero el nmero se redujo a 18 (ms Eufrosina cruz que no lleg a ser presidenta) porque las otras, de nombres Gua-dalupe, asuncin, concepcin y otros similares, resultaron ser hombres. El cuadro 1 presenta todos los datos pertinentes de cada una de las mujeres entrevistadas: periodo de gobier-no, nombre completo, municipio de origen, as como distrito y regin donde ste se encuentra.

    cuadro 1mujeres entrevistadas

    Periodo de gobierno

    Nombre de la presidenta Municipio Distrito Regin

    1999-2001 sofa castro ros

    san carlos yautepec

    yautepec sierra sur

    1999-2000 Elsa Lara mendoza

    san martn de los cansecos

    Ejutla Valles centrales

    1999-2000 Fabiola Gmez Garca

    santa cruz mixtepec

    Zimatln Valles centrales

    1999-2001 Estela reyes ortiz

    santa catarina tayata

    tlaxiaco mixteca

    2002-2003 rosa Hernndez Luis

    santa catarina Lachatao

    ixtln sierra norte

    2002-2003 Herminia celia Lpez jurez

    san Pedro molinos

    tlaxiaco mixteca

  • Objetivosyalcancesdelpresentetrabajo33

    Periodo de gobierno

    Nombre de la presidenta Municipio Distrito Regin

    2002-2003 Genma abigail morn morales

    san Pedro y san Pablo tequixtepec

    Huajuapan mixteca

    2002-2003 tomasa Len tapia

    santiago yolomcatl

    teposcolu-la

    mixteca

    2002 cecilia Lucrecia snchez castro

    san agustn tlacotepec

    tlaxiaco mixteca

    2002-2004 adela isabel sandoval Prez

    san idelfonso Villa alta

    Villa alta sierra norte

    2005-2007 Francisca cruz Garca

    san Pedro yucunama

    teposcolu-la

    mixteca

    2005-2007 isabel mari H. Herrera ramrez

    santa mara camotln

    Huajuapan mixteca

    2005-2007 carmela Barrera Fermn

    santiago astata

    tehuantepec istmo

    2007 irene Hernndez de jess

    san Pedro y san Pablo ayutla

    mixe sierra norte

    2008-2009 Gloria rojas solano

    Guelatao de jurez

    ixtln sierra norte

    2008-2010 martha sara Pereda Hernndez

    santa cruz acatepec

    teotitln caada

    2008-2010 rafaela Hernndez chvez

    tlalixtac de cabrera

    centro Valles centrales

    2009-2010 Balbina Hernndez Daz

    La trinidad Vista Hermosa

    teposcolula mixteca

    (proceso inconcluso)

    Eufrosina cruz mendoza

    santa mara Quiegolani

    yautepec sierra sur

    Fuentes: Dalton, 2003a; Barrera, 2006; sistema nacional de informacin municipal, 2008; Enciclopedia de municipios de mxico, 2008; instituto Elec-toral del Estado de oaxaca, 2008.

  • 34VernicaVzquezGarca

    se realizaron cinco actividades de campo. Primero, las 19 mujeres fueron entrevistadas con la ayuda de una gua que in-clua los siguientes temas: datos personales, caractersticas del municipio, trayectoria educativa y laboral, historia poltica perso-nal, forma de llegar al cargo presidencial, desempeo en ste, principales obras realizadas, uyc y derechos humanos, identidad tnica y de gnero. todas las entrevistas fueron transcritas, codi-ficadas y sistematizadas con ayuda del programa atLas ti. segun-do, en noviembre de 2009 se realiz un ejercicio de devolucin de resultados en la ciudad de oaxaca, donde se discutieron datos preliminares con las mujeres. tercero, se visit a algunas de ellas (particularmente las que no haban ido al ejercicio de devolucin) para hacer una devolucin personal de resultados y conversar sobre las obras realizadas durante su gestin. cuarto, realizamos talleres de capacitacin en cuatro de los municipios. se trabaj con personas de ambos sexos, pero en particular mujeres que ocupan algn cargo, el tema de diagnstico municipal con enfo-que de gnero. La intencin fue capacitar a mujeres con poten-cial de liderazgo en el ejercicio de sus derechos polticos y la identificacin de las necesidades de desarrollo de las mujeres. Quinto y ltimo, el mismo taller fue replicado con las mujeres entrevistadas en Lachatao, uno de los municipios representados en el estudio. El cuadro 2 resume todas estas actividades.

    Este trabajo se enmarca en dos importantes tradiciones de investigacin social: la investigacin-accin participativa, en-tendida como una herramienta que permite crear vnculos virtuosos de reflexin-dilogo-accin-aprendizaje, entre per-sonas y agentes externos interesados en promover acciones para el desarrollo y el empoderamiento (contreras, 2002:9); y la investigacin cualitativa, cuya finalidad es doble, por un lado, comprender la realidad social como fruto de un proceso histrico de construccin visto a partir de la lgica y el sentir de sus protagonistas (sandoval, 2002:11). Por el otro, trascen-

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  • 36VernicaVzquezGarca

    der el dato aislado para identificar las regularidades del pro-ceso social que est siendo estudiado (Glaser y straus, 1967). Las protagonistas cuya voz quisimos recuperar, y cuyo empo-deramiento quisimos acompaar, fueron las mujeres que in-cursionan en la poltica local oaxaquea, en particular los municipios gobernados por uyc, cuya esencia consiste en elegir autoridades y decidir el rumbo del municipio en el seno de la asamblea general de ciudadanos/as. nos interesa saber qu tanto esta forma de gobierno facilita u obstaculiza el pleno ejercicio de los derechos polticos de las mujeres.

    a travs de las distintas actividades realizadas comparti-mos con las mujeres nuestras interpretaciones de su accionar poltico. En el ejercicio de devolucin les entregamos lo que denominamos un portafolio personal, que contena una des-cripcin de su trayectoria. casi todas nos corrigieron fechas, periodos, grados, nmero de hijos e hijas, aos laborados, mientras que otras refutaron nuestra interpretacin de los datos, por ejemplo ser catalogadas como fuereas al muni-cipio. Esto nos result sorprendente, porque en la primera entrevista nos haban dicho que haban vivido fuera de su comunidad buena parte de su vida, no slo adulta sino desde la niez. Lo que haba que entender con ellas era qu haba pasado con los uyc, para que mujeres de estas caractersticas llegaran al poder presidencial; y por qu fuerea era un adjetivo indeseable.

    El contacto permanente con las mujeres, su cuestiona-miento de los datos, su posicionamiento como personajes polticos, nos hizo ver la investigacin como un proceso de ida y vuelta, que quisiramos no hubiera terminado nunca, pero al que, por cuestiones de finanzas y tiempo, hubo que poner-le fin. Los relatos que conforman el material del presente libro no constituyen la verdad, sino la construccin verbal de una experiencia tal y como fue relatada por sus protagonistas y

  • Objetivosyalcancesdelpresentetrabajo3

    escuchada por nosotras/os. Es una sonata a (por lo menos) dos voces.

    como seres polticos, cada mujer se autorrepresent a travs de sus propias palabras y, consciente o inconsciente-mente, eligi mencionar algunas cosas y omitir otras. algunas se centraron en sus obras, nos mostraron su informe finan-ciero para ilustrar su impecable ejercicio presupuestal, argu-mentaron haber hecho ms acciones en pro del municipio que otros presidentes (varones). como investigadora/es, tuvimos relativa facilidad para presentar el lado pblico de la presiden-ta: su estilo de gestin, sus obras. sin embargo toda la infor-macin fue obtenida de un nico testimonio (el de ellas), lo cual sin duda constituye una visin parcial.

    El lado privado de las mujeres es otra historia completa-mente distinta. La informacin obtenida es mucho menor y est ms fragmentada. Es ms fcil describir crticamente a un enemigo poltico que a la propia pareja, y no fue sino has-ta la ltima actividad de campo (el taller en Lachatao), que al-gunas mujeres hablaron de sus conflictos familiares durante su gestin. Vivimos verdaderas crisis de conciencia al anali-zarlos desde una ptica feminista, que la gran mayora de las presidentas no comparten. al hacer explcita nuestra perspec-tiva, esperamos la comprensin de las presidentas, que para las fechas del ltimo taller ya eran nuestras queridas amigas.

    Dadas estas caractersticas, nuestro trabajo se inscribe dentro de lo que clifford (citado en artia, 2001) denomina etnografa multilocal. Las experiencias de las mujeres fue-ron construidas a partir de la convivencia en mltiples espa-cios: entrevistas, visitas al municipio, talleres, ejercicios de devolucin. Los relatos que aqu presentamos son producto de un dilogo permanente con las mujeres. juntas construi-mos nuevos espacios de enunciacin, entendidos no como

  • la participacin cada vez mayor de las mujeres en las organi-zaciones y movimientos sociales, sino como la elaboracin de sus palabras en relacin con todos los rdenes de la exis-tencia, a partir de su propia y particular experiencia (milln en artia, 2001:23). tanto del lado de las mujeres como del equipo de investigacin, partimos de una localizacin espec-fica, un horizonte que gui nuestra mirada. nuestras pregun-tas siempre estuvieron hechas desde una lente feminista, no por ello irrespetuosa de la diferencia cultural y los procesos de las mujeres; las respuestas que obtuvimos algunas veces fueron en esta misma direccin. En otras ocasiones nos lleva-ron hacia caminos ya transitados, que no queramos volver a pisar. Pero las ms de las veces nos abrieron nuevos horizon-tes que seguimos intentando descifrar, y que con esta obra hemos comenzado a compartir en busca de ayuda.

  • 3

    la norMativa de los Municipios usocostuMBristas

    El artculo 14 de la Ley municipal para el Estado de oaxaca define a los ciudadanos del municipio como hombres y mu-jeres, que sean originarios, quienes sean hijos de padre o madre originarios del municipio, o vecinos con residencia de ms de un ao en el mismo, mayores de 18 aos y que tengan modo honesto de vivir. Los ciudadanos (sic) pueden votar y ser votados para los cargos de eleccin popular de carcter municipal (Gobierno constitucional del Estado de oaxaca, 2009a:4,5). Hasta aqu, ignorando el problema del lenguaje sexista, pareciera que la equidad de gnero ha sido tomada en cuenta. sin embargo, en los requisitos establecidos para ser miembro de un ayuntamiento existen algunas dificultades para las mujeres, en particular el primero, el segundo y el noveno, porque los derechos polticos se ejercen a ttulo fami-liar, en el entendido de que el responsable de hacerlo es el varn,4 y muchas mujeres no saben leer y escribir:5

    4La mujer indgena estara cediendo su estatus ciudadano al hombre mediante el matrimonio, escribe Velsquez (2003:155).

    5El monolingismo femenino es alto en zonas rurales indgenas (30.1 por ciento entre mujeres versus 17.1 por ciento entre hombres), 16.1 por ciento

    Captulo2

    Deshilando la madeja: los municipios usocostumbristas y las mujeres de Oaxaca

  • 40VernicaVzquezGarca

    1. ser ciudadano en ejercicio de sus derechos polticos.2. saber leer y escribir.3. Estar avecindado en el municipio por un periodo no me-

    nor de un ao inmediato anterior al da de la eleccin.4. no pertenecer a las fuerzas armadas permanentes federa-

    les, a las fuerzas de seguridad pblica estatales o de la seguridad pblica municipal.

    5. no ser servidor pblico municipal, del estado o de la fede-racin.6

    6. no pertenecer al estado eclesistico ni ser ministro de al-gn culto.

    7. no haber sido sentenciado por delitos intencionales.8. tener un modo honesto de vivir.9. con base en el artculo 133 del ciPPEo, estar en el ejerci-

    cio de sus derechos y obligaciones como miembro activo de la comunidad (Gobierno constitucional del Estado de oaxaca, 2009a:79).

    segn el artculo 25 de la Ley municipal para el Estado de oaxaca, el ayuntamiento est integrado por el/la presi-denta, los/as sndicos y los/as regidoras, cuyo nmero va-riar de acuerdo con la cantidad de habitantes del munici-pio. cada miembro propietario del ayuntamiento tendr su respectivo suplente. La remuneracin de los concejales se fijar en el presupuesto de egresos del municipio por el ayuntamiento, atendiendo a los principios de racionalidad, austeridad y disciplina del gasto pblico municipal, la que no podr variarse durante la gestin (Gobierno constitu-cional del Estado de oaxaca, 2009a:7). no pueden aceptar otro empleo o cargo pblico por el que perciban remunera-

    de las nias no acude a la escuela. De las mujeres indgenas mayores de 15 aos, 51.3 por ciento no sabe leer y escribir, frente a 28.9 por ciento de varo-nes (Barrera, 2006).

    6numeral 4 y 5: necesario separarse del servicio activo o de sus cargos, con 120 das de anticipacin a la fecha de la eleccin.

  • Deshilandolamadeja41

    cin alguna, con excepcin de los y las docentes. Este asun-to ha sido motivo de conflicto: anteriormente las autorida-des no slo no estaban acostumbradas a recibir remune- racin, sino que incluso se costeaban sus gastos de traslado a la capital estatal o a la cabecera distrital para realizar tr-mites referentes al municipio.

    un factor de gran importancia en la vida de los munici-pios usocostumbristas es el proceso de descentralizacin, que tiene como antecedente las reformas constitucionales al artculo 115 realizadas en 1983 para incrementar la libertad y mbito de accin de los gobiernos municipales. En 1998 se crean los ramos 28 (gasto corriente del ayuntamiento) y 33 (infraestructura social y fortalecimiento municipal), cuyos recursos deben destinarse a infraestructura bsica, educa-cin y salud. Para la asignacin de los recursos se toma en cuenta la marginacin, capacidad para recaudar recursos propios y tamao de la poblacin de cada municipio. Los municipios reciben sumas de dinero que nunca antes haban tenido, pero no siempre cuentan con los instrumentos tcni-cos u organizativos necesarios para administrar estos nue-vos recursos (Fox y aranda, 1996). Esto ha ocasionado con-flictos entre cabeceras y agencias municipales,7 porque el recurso llega a la cabecera y se tiene que distribuir a las agencias, cosa que no siempre sucede con facilidad (Hernn-dez y Lpez, 2006; Hernndez y juan, en prensa). asimismo,

    7Dentro del nivel municipal hay dos categoras: agencia municipal y agencia de polica. La primera debe tener al menos 10,000 habitantes, mien-tras que la segunda al menos 5,000 (Ley municipal para el Estado de oaxaca, 2009). Este aspecto de la ley normalmente no se cumple, pues la mayora de los municipios del estado tiene menos de 10,000 habitantes, e incluso, hay municipios con aproximadamente 200 habitantes, por ejemplo La trinidad Vista Hermosa (incluido en la muestra). La existencia de municipios tan pe-queos, generalmente obedece a conflictos etnoterritoriales, como el que existe entre teotongo y Vista Hermosa.

  • 42VernicaVzquezGarca

    la llegada de ms recursos deja menos espacio para la parti-cipacin poltica femenina, situacin que ya se present en Bolivia (ranaboldo et al., 2006).

    La Ley municipal menciona que el ayuntamiento debe sesionar al menos una vez a la semana. Los acuerdos se to-marn por mayora simple o calificada, en algunos rubros (adquisicin de bienes, establecimiento de gravmenes, con-tratos, concesiones) se requiere el voto favorable de dos ter-ceras partes de los y las concejales. La tesorera debe presen-tar informes financieros al ayuntamiento los primeros cinco das del mes y enviarlos los primeros 15 das de cada mes a la contadura mayor de Hacienda del congreso del estado para su revisin y fiscalizacin. Dentro de los primeros das de diciembre de cada ao, se debe informar ante asamblea sobre el estado financiero de la hacienda pblica municipal, el avance de los programas, las obras en proceso y concluidas. La legislatura del estado est facultada para practicar audito-ras a la hacienda municipal. todos los miembros del ayunta-miento, as como el/la tesorera, son considerados responsa-bles de las irregularidades cometidas en el manejo de los fondos municipales, por lo que estn obligados a vigilar la administracin de dichos fondos (Gobierno constitucional del Estado de oaxaca, 2009a).

    se han establecido procedimientos especficos ante la imposibilidad de hacer elecciones o gobernar. En 2001, 91 de las 126 controversias que se presentaron ante el iEE, tuvie-ron que ver con el procedimiento previo o posterior a las elecciones y fueron promovidas por sectores que se consi-deraron excluidos (recondo, 2007). El artculo 34 de la Ley municipal establece que cuando por cualquier circunstancia especial no se verificare la eleccin de algn ayuntamiento, o se hubieren declarado nulas las elecciones, el gobernador del estado har la designacin de un representante que se

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    encargar del gobierno municipal en forma provisional, dan-do cuenta de ello a la legislatura del estado, quien autorizar al instituto Estatal Electoral para que convoque a elecciones extraordinarias (Gobierno constitucional del Estado de oaxaca, 2009a:8). si dichas elecciones pusieren en peligro la paz pblica o la estabilidad de las instituciones, a juicio del congreso del estado, ste proceder a designar un con-sejo municipal en los trminos establecidos por la constitu-cin del estado. El artculo 86 describe el procedimiento para la desaparicin de un ayuntamiento, situacin que otor-ga al Poder Legislativo la facultad de nombrar a un concejo municipal o facultar al Ejecutivo para designar a un adminis-trador del municipio. La desaparicin de poderes es un es-cenario til para el manejo de municipios por parte del go-bierno del estado, grupos no simpatizantes al gobierno en turno, partidos polticos y otros actores de relevancia en la vida de los municipios.

    el escalafn

    La palabra tequio proviene del nhuatl tequitl, tributo, traba-jo; tequi, cortar, cazar, labrar; tequita, trabajo, faena, ser-vicio social que se realiza para pagar un tributo en una co-munidad indgena (Diccionario Breve de Mexicanismos en Hiplito, 2010). El tequio consiste en una serie de actividades no remunerables que son decididas por la asamblea comu-nitaria o las autoridades. Los cargos se consideran un servi-cio gratuito para desarrollar obras en beneficio de la comu-nidad: limpieza de calles y terrenos comunales, construccin de brechas, caminos o puentes, entre otros. Las actividades del tequio se realizan con cierta temporalidad o con motivo de alguna necesidad, son decididas por la comunidad o por sus

  • 44VernicaVzquezGarca

    autoridades y el no realizarlas tiene como consecuencia la imposicin de sanciones sociales (Hernndez y Lpez, 2004; saldaa, 2007). La importancia del tequio se ve plasmada en la constitucin y la Ley orgnica municipal del Estado de oaxaca. En la primera se dice que las autoridades munici-pales preservarn el tequio como expresin de solidaridad comunitaria, segn los usos de cada regin tnica. La se-gunda expresa que es obligacin de los vecinos de los muni-cipios, colaborar con su tequio en los trabajos colectivos en beneficio de la comunidad a que pertenecen (Hernndez y Lpez, 2004).

    asumir un cargo comunitario es otra forma ms de ha-cer tequio. Los cargos se van asumiendo de acuerdo con un sistema escalafonario que consiste en lo siguiente: la asamblea comunitaria, mecanismo privilegiado de la toma de decisiones en municipios indgenas (recondo, 2007:75), se rene para elegir autoridades, en general hacia finales de ao puesto que las autoridades reciben el cargo a prin-cipios de ao. El cargo ms bajo del escalafn es el de topil, seguido de mayor, regidor/a, sndico/a y presidente/a. Pue-de haber varios regidores/as dependiendo del tamao del municipio, pero el de hacienda es esencial porque es el encar-gado de supervisar el manejo del presupuesto. tambin los hay de salud, educacin y ecologa. todos constituyen lo que denominamos cargos polticos del ayuntamiento (figura 1).

    Las asambleas eligen ciudadanos/as para cargos civiles y religiosos, destinados a asegurar el buen funcionamiento de instituciones tales como la escuela, la clnica de salud, el sis-tema de distribucin de agua y la iglesia, muchos de los cuales llevan el nombre de comits.8 Los cargos de secretario y te-

    8no existe una clara divisin entre la iglesia y el Estado en los municipios usocostumbristas. Las cooperaciones patronales son obligatorias indepen-dientemente del credo, y el presupuesto municipal se suele asignar (por acuerdo de asamblea) a la remodelacin de santuarios y la realizacin de

  • Deshilandolamadeja45

    sorero pueden ser de confianza (designados por el presidente) o nombrados en asamblea. En algunos municipios hay un alcalde nico constitucional, una persona que ya fungi como presidente municipal y tiene como funcin apoyar las tareas del sndico en la imparticin de justicia y el arreglo de asuntos delicados. adems, se desempea como notario que registra y da fe de los actos de compra-venta de bienes diversos. tam-bin hay cargos agrarios y posiciones de honor como el con-sejo de ancianos.

    tradicionalmente, lo/as candidato/as que son nombrado/as deben tener prestigio (buenos antecedentes de cumplimiento y responsabilidad), capacidad de servicio y haber transitado por el escalafn de forma ascendente, desde topil hasta presi-

    fiestas catlicas. ste es un asunto que genera controversia, ya que el sistema normativo comunitario puede violentar las creencias religiosas de cada per-sona (ver Vicente, 2005).

    asamblea comunitaria

    cargosreligiosos

    (mayordomas)cargosciviles

    (comitescuela,

    salud, fiestascvicas)

    cargos deconfianza

    (secretara,tesorera,alcalda)

    topiles

    mayores

    regiduras

    sindicatura

    Presidencia

    Figura 1El escalafn en municipios de usos y costumbres

    Fuente: trabajo de campo, 2009.

  • 46VernicaVzquezGarca

    dente. se trata de una forma de organizacin sociopoltica consuetudinaria, que se rige por una lgica diferente a la po-ltico-partidista, puesto que esta ltima implica la eleccin a travs del voto secreto y se constituye en una decisin de carcter individual (canedo, 2008:403). sta es una visin ideal, porque en buena parte de los municipios la eleccin de autoridades sucede de otra manera. ms adelante veremos que la trayectoria escalafonaria es minoritaria, slo funcion de manera estricta en tres de los 19 municipios estudiados.

    usos y costuMBres y partidos polticos

    antes de las reformas de 1995 y 1997, la asignacin de repre-sentantes se haca mediante acuerdos comunitarios; las per-sonas seleccionadas eran inscritas en la planilla del Pri y re-gistradas oficialmente ante las instituciones del gobierno del estado. De esta manera, el Pri se ha fundido, en el transcurso de la historia, dentro de las instituciones comunitarias, for-mando parte de la costumbre en gran parte de las regiones del estado (recondo, 2001:94).

    a partir de 1997 la acreditacin independiente de cada candidato/a es la nica opcin posible. Los conflictos locales que antes resolva el Pri promoviendo la candidatura de uni-dad, ahora son resueltos por el iEE de oaxaca. La aparente emergencia de conflictos intercomunitarios, a raz de la legali-zacin de los uyc es engaosa: se trata de conflictos que ya existan pero salieron a la luz, se ventilaron en el momento en el que el Pri-rbitro abandon por ley sus viejas formas de regulacin poltica (recondo, 2007).

    En algunos municipios los partidos polticos siguen inter-viniendo en poltica local, aunque de manera encubierta. Los grupos locales establecen alianzas tcticas con partidos, sin

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    que necesariamente exista una identificacin ideolgica con stos. El Pri suele representar a los grupos dominantes vincu-lados al poder a travs del clientelismo, mientras que los disi-dentes acuden al PrD o antes de su presencia en la escena nacional, a otros partidos como el Partido Popular socialista (PPs) (Hernndez y Lpez, 2007). El Pri sigue gozando de la autoridad que le da su relacin simbitica con el gobierno y tiene los medios para ganarse la confianza de una clientela, que rebasan con mucho los de los otros partidos, pese a los efectos de la crisis econmica y de las transformaciones pol-ticas en el plano federal. tan es as, que en algunos lugares las elecciones son proyecciones locales de la competencia entre el Pri y el PrD, donde se oponen dos planillas de dife-rente color (recondo, 2007:324).

    En algunos municipios existen conflictos de varios aos, incluso dcadas, y la eleccin de autoridades en asamblea, resulta complicada. a sugerencia del iEE se ha decidido hacer las elecciones por planilla, bajo al menos dos modalidades. En la primera, las autoridades envan hojas blancas a los que socialmente estn habilitados para participar, stos se juntan para decidir a quin quieren en cada cargo, envan las hojas llenas a la presidencia y ah se hace el conteo. La persona que es nombrada el mayor nmero de veces, recibe el cargo corres-pondiente. En la segunda modalidad, la votacin se hace tam-bin por planilla pero con urna, boletas y voto secreto (Her-nndez y Lpez, 2007). como se ver ms adelante, estas modalidades aparecieron en los municipios trabajados.

    Los partidos polticos no son los nicos que intervienen en los municipios usocostumbristas oaxaqueos. si bien el Pri est presente en todos ellos, el PrD no alcanza a cubrir todo el territorio estatal por lo que en algunos lugares se ha dado lo que recondo (2007) denomina antipartidismo. sus orgenes estn en la nueva lite formada por la iglesia catlica y los

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    movimientos universitarios de los aos sesenta. La iglesia promueve la solidaridad y unidad cristiana, y concibe a los partidos polticos como una fuente de confrontacin que hay que evitar. Esta forma de pensar se conjunta con la ideologa marxista antielectoral presente en movimientos estudiantiles, dando lugar a una ideologa comunalista y autonomista de gran arraigo. organizaciones como servicios del Pueblo mixe, proporcionan a los actores locales un marco de interpreta-cin de la realidad social y poltica, que hace que den ms valor a determinados aspectos de la organizacin comunitaria y que movilicen ciertos recursos institucionales en vez de otros (recondo, 2007:334).

    usos y costuMBres y ciudadana feMenina

    La ciudadana poltica incluye el derecho a participar en el ejercicio del poder poltico, como miembro de cuerpo investi-do de autoridad poltica o como elector de sus miembros. La ciudadana civil se compone de los derechos para la libertad individual: libertad de la persona, de expresin, de pensa-miento y religin, derecho a la propiedad, a establecer contra-tos vlidos y derechos a la justicia. Finalmente, la ciudadana social se refiere al mnimo de bienestar, conforme a los estn-dares predominantes en la sociedad (marshall en ranaboldo et al., 2006).

    Hay una relacin estrecha entre ciudadana, gnero y de-rechos de propiedad. no se puede disfrutar de una ciudadana plena sin el acceso a la tierra o el ejercicio de derechos econ-micos (Deere y Len, 2000). Las mujeres indgenas no tienen un acceso equitativo a la propiedad de la tierra, por lo tanto ejercen una ciudadana incompleta (altamirano, 2004). Las normas de matrimonio, residencia y herencia propias de

  • Deshilandolamadeja4

    mesoamrica, son virilocales y patrilineales. al casarse las mujeres viven en casa de sus suegros, perdiendo privilegios en su hogar de origen y subordinndose a la jerarqua interna en su familia de adopcin. asimismo, la tierra se hereda del pa-dre a los hijos varones (robicheaux, 2005). Los hombres son considerados responsables de la unidad familiar y pueden asistir, participar y votar en asambleas, as como asumir car-gos en el escalafn (Bonfil, 2002).

    En la construccin de ciudadana bajo el sistema de uyc interviene el gnero como factor limitante. La identidad comu-nitaria est dada por la posesin comunal de la tierra, por lo que la filiacin comunitaria de las mujeres no es directa, como s lo es para los hombres, considerados de facto jefes de fa-milia. La participacin en el trabajo comunitario (tequio), la contribucin para las festividades, la disponibilidad para el desempeo de cargos y el financiamiento de las mayordo-mas, son requerimientos obligatorios para poder elegir o ser electo autoridad local. al decir que las mujeres no estn obli-gadas a desempear cargos, se justifica su estatus incomple-to de ciudadana (Hernndez y Lpez, 2006).

    algunas autoras sealan que los uyc conducen a la re-produccin del poder masculino, porque las mujeres ceden su estatus ciudadano al hombre mediante el matrimonio. Los hombres pueden asumir cargos altos en la jerarqua y acce-der a otros beneficios de orden econmico, como la posesin de tierra, simblicos, como pasar a ser miembro pleno de la comunidad, y potenciales, como poder participar en la toma de decisiones (rasgado, 2004:231). crticas de esta postura argumentan que la preponderancia de los hombres en cargos del ayuntamiento, no necesariamente significa la exclusin de las mujeres del espacio pblico, ya que stas ejercen influen-cia sobre sus parejas y son las guardianas de la buena imagen masculina, de forma tal que no necesitan participar personal-

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    mente en lo pblico, porque su pareja representa los intereses familiares. una tercera postura apunta que, aunque es impor-tante reconocer que la vida pblica de las mujeres se entre-mezcla con redes de parentesco y es ms amplia que lo que generalmente se acepta, esto no significa que haya armona entre los sexos y que la toma de decisiones al interior de la familia sea equitativa (Velsquez, 2003). El trabajo femenino se define en funcin de la relacin de las mujeres con los hom-bres (Gonzlez y Vizcarra, 2006).

    Los derechos polticos de las mujeres en el marco del sistema de uyc siguen siendo una asignatura pendiente. Por un lado, no hay que minimizar la importancia de la autode-terminacin de los pueblos indios para el avance democr-tico del pas. El reconocimiento legal de los uyc es un paso hacia una autonoma que garantiza el respeto a la diversi-dad cultural. Por el otro, es necesario reconocer el reto que implica garantizar la defensa de los derechos humanos de todas las personas y construir al mismo tiempo respeto a la multiculturalidad (Bunch, 2000). En palabras de sierra (2004:134), as como no se pueden imponer los lentes de las garantas individuales para comprender el sentido de prc-ticas colectivas que implican obligaciones y compromisos, tampoco se justifica que determinadas costumbres daen la dignidad de las personas, en este caso de las mujeres. Las indgenas enfrentan el dilema de la resignificacin de los derechos humanos, desde contextos culturales especficos para construir visiones emancipatorias que no descarten la diferencia cultural al tiempo que permitan discutir abierta-mente las tradiciones. La clave est en que puedan promo-ver la renovacin de tradiciones sin negar su participacin en la lucha de sus pueblos, y sin dejar de ser culturalmente distintas a otras mujeres (artia, 2001; young, 2004; arboleda, 2005; altamirano, 2004; Hernndez, 2008; sierra, 2009).

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    Las organizaciones de mujeres indgenas han reivindica-do el reconocimiento de su rol en la familia, la comunidad, la economa y la transmisin del patrimonio cultural de sus pue-blos. Estn exigiendo la igualdad de oportunidades desde sus propias cosmovisiones. sin embargo, sus demandas de parti-cipacin en gobiernos municipales y otros no tradicionales son mucho menos frecuentes, o por lo menos bastante menos visibles (ranaboldo et al., 2006). son las zapatistas quienes mayores avances han hecho en este sentido. Parten del reco-nocimiento de su triple opresin, por lo cual piden una mejo-ra en sus condiciones de vida; la defensa de su ciudadana por el Estado mexicano, y el respeto a su dignidad como mujeres al interior de sus comunidades. En los Dilogos de san an-drs (1996), la marcha por la Dignidad (2001) y la convencin nacional Democrtica (2006), las zapatistas insistieron en que los hombres no hablen por nosotras, que los usos y cos-tumbres slo sern respetados en la medida en que respete la dignidad de la mujer y que los usos y costumbres no [deben ser] un pretexto para violar los derechos humanos de las mu-jeres, especialmente en aquello que atae a nuestra participa-cin poltica (citadas en nadal, 2008:112). se trata de cons-truir una ciudadana diferenciada e identitaria, donde las mujeres puedan participar en la eleccin de autoridades as como ser electas en igualdad de circunstancias. arboleda (2005:42-43) no lo podra decir mejor:

    En efecto, se trata de cuestionar el monopolio masculino de la palabra (el sentido), la representacin (la autoridad) y las opciones de conduccin de sus comunidades (construccin de gobierno) sin destruir la unidad del colectivo indgena. teniendo, adems, que disputar a lo interno por la participa-cin en la arena externa. as, la emergencia de las mujeres indgenas conlleva este proceso delicado de resignificacin de las relaciones hombre-mujer en cuatro campos. tres de

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    ellos, campos internos: la familia, la comunidad y la organi-zacin-movimiento; el cuarto es el campo multicultural y multiclasista de la arena social y la poltica externa.

    En los municipios usocostumbristas oaxaqueos la varie-dad es grande, no slo de forma sino tambin de fondo, con relacin a la participacin de la mujer (Dalton, 2003b:81). Hay factores de cambio que estn abriendo las posibilidades de participacin femenina, por ejemplo la migracin masculi-na (Perry et al., 2009). Zafra (2009) menciona, adems, el in-cremento en el nmero de cargos comunitarios (demandados por nuevas escuelas, clnicas, programas gubernamentales) y la reforma municipal de 1983, que condujo a la profesionali-zacin de algunas actividades en la gestin municipal. Dalton (2005:61) coincide al enfatizar algunas caractersticas para desempearse en el cargo: la importancia de conocer el mun-do externo para poder responder a las condiciones dispues-tas por el gobierno central, la creciente valoracin del cono-cimiento administrativo y contable, y el enorme peso socialmente otorgado al nivel educativo de los que aspiran al poder. Esto hace que las mujeres que han migrado y/o estudiado, tengan mayores posibilidades de ser aceptadas en el medio poltico local.

    La creciente presencia femenina en el poder local no debe ser magnificada, porque sera como decir que porque se ha llevado a varios seres humanos a la Luna, ya podemos vivir en la Luna (Dalton, 2003b:90). Puede darse el caso de que las mujeres slo conserven la ciudadana de sus esposos, al tiem-po que acumulan responsabilidades para ellas mismas (Vels-quez, 1998; 2002). Es difcil saber si estas nuevas formas de participacin contribuirn a la plena adquisicin de derechos polticos femeninos. segn artia (2001:5), el que las mujeres hayan comenzado a asumir roles tradicionalmente ejercidos

  • por hombres, las ha llevado a reflexionar acerca de su condi-cin de gnero y a cuestionar el estereotipo de la mujer pasiva y sumisa. con estas nuevas formas de participacin, se de-muestra que la tradicin y los uyc son flexibles (altamirano, 2004:301). En lo que resta del trabajo analizaremos estos pro-cesos de reflexin y cambio en los 19 municipios estudiados.

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    En este captulo describimos las principales caractersticas (ubicacin, superficie, poblacin, niveles de alfabetismo y gra-do de marginacin) de los municipios gobernados por muje-res, con base en distintas fuentes: consejo nacional de Pobla-cin (conaPo, 1995, 2005); sistema nacional de informacin municipal (snim, 2009), que es parte del instituto nacional para el Federalismo y el Desarrollo municipal (inaFED) y ocupa informacin del ii conteo de Poblacin y Vivienda 2005 y la Encuesta nacional de ocupacin y Empleo 2005 (iV trimes-tre) del instituto nacional de Estadstica, Geografa e inform-tica (inEGi, 2000); y publicaciones del Portal de transparencia del Gobierno del Estado de oaxaca (2009) correspondientes a los presupuestos asignados a los municipios en 2009.9 se uti-liza esta informacin con reserva, ya que los datos a nivel de localidad o municipio no siempre son precisos, por ejemplo en lo que se refiere a la cantidad de poblacin indgena en muni-cipios como san carlos yautepec o san ildefonso Villa alta.

    En oaxaca existe un sentido de pertenencia comunitaria que segn Bartolom (1992), tiene su origen en procesos colo-

    9Los datos proporcionados sobre el presupuesto de cada municipio son actuales, independientemente de que las presidentas hayan goberna-do en otros aos.

    Captulo3

    Los municipios estudiados

  • 56VernicaVzquezGarca

    niales y neocoloniales de organizacin que generan una identi-dad residencial. se identifica a los habitantes en barrios, sec-ciones o cuadrillas, y a nivel regional por sectores como El Bajo mixe, El mixe medio y El alto mixe, dependiendo del nivel de altitud, perfil orogrfico y ubicacin dentro del territorio mixe; a nivel de microcuenca resalta el ejemplo de subdivisin en los pueblos zapotecos en la sierra norte, teniendo el sector rincn, sector Zoogocho, sector Villa alta, sector ixtln, sec-tor mancomunados, sector marcos Prez. La delimitacin de grupos etnolingsticos responde entonces no slo a criterios lingsticos, sino tambin de autoidentificacin y formas de organizacin comunitaria. Diversos especialistas (Barabas y Bartolom, 1999; aquino y Velsquez 1997; siPaZ, 2010) clasifi-can los distintos grupos del estado en las macroetnias, mesoet-nias y microetnias que se presentan en el cuadro 3.

    cuadro 3clasificacin de etnias en relacin con el nmero de hablantes

    Macroetnias (ms de 100,000 hablantes)

    Mesoetnias (10,000 a 100,000 hablantes)

    Microetnias (menos de 10,000 hablantes)

    377,936 zapotecos 40,004 chatinos 5,282 zoques 245,755 mixtecos 15,203 triquis 4,819 amuzgos 174,352 mazatecos 13,678 huaves 4,617 chontales 107,002 chinantecos 12,128 cuicatecos 524 chochos 105,443 mixes 10,979 nahuas -100 ixcatecos

    Fuente: Las cifras corresponden a inEGi (2000) y se refieren a la poblacin mayor de cinco aos.

    Los municipios incluidos en el presente estudio se en-cuentran en diversas partes de oaxaca (figura 2), la mayora en la mixteca (ocho), seguida por la sierra norte (cuatro), Va-lles centrales (tres), sierra sur (dos), caada (uno) e istmo (uno) (cuadro 4).

  • Losmunicipiosestudiados5